25
Fecha de recepción: 16 de septiembre de 2013 Fecha de aceptación: 21 de octubre de 2013 Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario (Argentina) 1900-1940 DIEGO P. ROLDÁN Universidad Nacional de Rosario/conicet [email protected] Resumen El artículo se focaliza en los procesos de apropiación, desplazamiento y conflicto en la trayectoria del futbol desde su introducción como una práctica selecta y británica hasta su masificación e inte- gración al imaginario nacional. A través de las repercusiones de partidos internacionales, se recons- truyen las ligaduras que el futbol rosarino estableció con las narraciones del deporte nacional y el estilo criollo. Asimismo, se exploran las condiciones para la profesionalización del futbol a comien- zos de la década de 1930 y las sensibilidades activadas durante ese proceso. La última parte del trabajo está dedicada a indagar en torno a las modalidades que adquirió el futbol como espectáculo masivo, donde resulta central la formación de la figura del aficionado, las relaciones sociales man- tenidas en los estadios y el vínculo del futbol con el mercado del entretenimiento y el tiempo libre. Palabras clave: futbol; Argentina; cultura; prácticas; difusión social; sociedad de masas Circulation, Dissemination and Massification. Football in Rosario (Argentina) 1900-1940 Abstract This article focuses on the processes of appropriation, displacement and conflict in the history of the football from its introduction as a select, British practice until its massification and integra- tion into the national imaginary. Through the repercussions of international matches, the article reconstructs the links that football in Rosario established with the narratives of national sport and the Creole style. It also explores the conditions for the professionalization of football in the early 1930s and the sensibilities activated during this process. The last section of the article is devoted to examining the modalities acquired by football as a mass spectacle, in which the formation of the figure of the amateur, the social relations maintained in stadiums and the link between foot- ball and the entertainment market and leisure are crucial. Key words: football; Argentina; culture; practices; social media; mass society.

Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

  • Upload
    others

  • View
    0

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

Fecha de recepción:16 de septiembre de 2013

Fecha de aceptación:21 de octubre de 2013

Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario (Argentina) 1900-1940

DIEGO P. ROLDÁN

Universidad Nacional de Rosario/[email protected]

ResumenEl artículo se focaliza en los procesos de apropiación, desplazamiento y conflicto en la trayectoriadel futbol desde su introducción como una práctica selecta y británica hasta su masificación e inte-gración al imaginario nacional. A través de las repercusiones de partidos internacionales, se recons-truyen las ligaduras que el futbol rosarino estableció con las narraciones del deporte nacional y el estilo criollo. Asimismo, se exploran las condiciones para la profesionalización del futbol a comien-zos de la década de 1930 y las sensibilidades activadas durante ese proceso. La última parte del trabajo está dedicada a indagar en torno a las modalidades que adquirió el futbol como espectáculomasivo, donde resulta central la formación de la figura del aficionado, las relaciones sociales man-tenidas en los estadios y el vínculo del futbol con el mercado del entretenimiento y el tiempolibre.

Palabras clave: futbol; Argentina; cultura; prácticas; difusión social; sociedad de masas

Circulation, Dissemination and Massification. Football in Rosario (Argentina) 1900-1940

Abstract This article focuses on the processes of appropriation, displacement and conflict in the history ofthe football from its introduction as a select, British practice until its massification and integra-tion into the national imaginary. Through the repercussions of international matches, the articlereconstructs the links that football in Rosario established with the narratives of national sport andthe Creole style. It also explores the conditions for the professionalization of football in the early1930s and the sensibilities activated during this process. The last section of the article is devotedto examining the modalities acquired by football as a mass spectacle, in which the formation ofthe figure of the amateur, the social relations maintained in stadiums and the link between foot-ball and the entertainment market and leisure are crucial.

Key words: football; Argentina; culture; practices; social media; mass society.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 137

Page 2: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

[138] Secuencia, ISSN 0186-0348 █ núm. 93, septiembre-diciembre de 2015 █ pp. 137-161

Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario (Argentina) 1900-1940*

Diego P. Roldán

INTRODUCCIÓN

Las primeras páginas de la historiadel futbol argentino están ocupadaspor el relato de un deporte trasplan-

tado (Olivera, 1932) que llegó desdeInglaterra junto con el ferrocarril y otrosadelantos técnicos y civilizatorios. Como loafirma Stephan Rinke (2007):

la historia temprana del futbol en Lati-noamérica es una historia de transferenciacultural, que fue parte de la primera ola deglobalización y de la integración de La-tinoamérica en el mercado mundial capi-talista (p. 87).

En la llamada cuna de los deportes, tem-pranamente la aristocracia se mostró invo-lucrada en su práctica (Elias y Dunning,1992, pp. 231-246). Durante la segundamitad del siglo XIX, el futbol británicoatravesó un proceso de difusión social quefue atestiguado por la multiplicación de

clubes, el robustecimiento del padrón desocios, la construcción de estadios conmayor infraestructura, la federación deequipos obreros, la estabilización de lasreglas de juego y los ensayos en pos de laprofesionalización (Curry, 2001; Fishwick,1989; Holt, 1992; Mason, 1980). Parale-lamente, la expansión colonial e imperia-lista inglesa propagó las prácticas depor-tivas en áreas distantes del globo. Fueentonces cuando los ingleses exportaronel futbol y otros deportes a las pampas.

En el campo de las ciencias sociales, laantropología, la sociología y la historio-grafía han prestado atención al pasado delfutbol. En Latinoamérica las mayores ymás tempranas contribuciones provinie-ron del campo de la antropología y de losestudios culturales. Estas perspectivasconstruyeron velozmente al futbol comoun objeto para sus investigaciones. Dosinteresantes balances al respecto puedenleerse en los trabajos de Alabarces (2000)y Rinke (2007), el primero especialmenteatento al campo de las ciencias sociales ylos estudios culturales y el segundo másfocalizado en la historiografía. Tres autoreshan escrito las obras más influyentes sobreesta temática en el ámbito rioplatense.Pionero en la delimitación del objeto, elantropólogo Eduardo Archetti (1995, pp.419-442; 2001; 2003; Dyck y Archetti,

* El presente trabajo no hubiese sido posible sinla utilización de los fondos bibliográficos de la extra-ordinaria colección de la Benson Library de laUniversity of Texas (UT) at Austin, sin la hospitali-dad de Javier Auyero y sin el apoyo financiero delCONICET de una beca de estancia post-doctoral en el Department of Sociology de la UT.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 138

Page 3: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139

2003) estudió la construcción del deno-minado estilo criollo y las relaciones queexisten entre el futbol, los imaginarios so-ciales, la nación, el tango y la masculini-dad. Desde una sociología que mantieneestrechos vínculos con los estudios cultu-rales y críticos, Futbol y Patria, de PabloAlabarces (2002), se interna en una pro-blemática que había permanecido extrañaa la agenda de las ciencias sociales argen-tinas: cómo las narraciones deportivas yfutbolísticas inciden en la construcción dela identidad nacional y cómo las identida-des nacionales se inscriben en las prácticasfutbolísticas. Finalmente, la historiografíade Julio Frydenberg (2011) explora conminuciosidad la formación de este deportey su derrotero del amateurismo a la pro-fesionalización alrededor de los barriosporteños. Estos estudios han mantenidola atención sobre la ciudad de BuenosAires y ocasionalmente han ampliado suescala espacial. Cabe destacar la excepciónde Cuando éramos footballers, libro en el queFranco Reyna (2011) reconstruye la intro-ducción y los primeros pasos del futbolen la ciudad de Córdoba hasta 1920, en losumbrales de la masificación del deporte.

El presente artículo expresa un cambiode foco y una combinación de las perspec-tivas anteriormente reseñadas. El obser-vatorio escogido es la ciudad de Rosario.Se trata del segundo centro urbano por-tuario de la República Argentina, que ex-presó un temprano y eficaz desarrollo delas prácticas futbolísticas en el país. For-mada en la conjunción de varias líneasferroviarias que conectaban las coloniasagrícolas de la provincia de Santa Fe conel puerto más importante del río Paraná,Rosario fue marcada por la inmigracióny el comercio. Desde fines del siglo XIXun perfil cosmopolita se extendió por sus

calles. El futbol formó parte de esa cone-xión transoceánica con Europa de la queparticiparon muchas ciudades portuariasde Latinoamérica (Rinke, 2007, p. 87).

Fundado en 1867, “por caballeros bri-tánicos, mayormente dedicados a la cons-trucción del ferrocarril Rosario-Córdoba”(Centenario, 1967, p. 104), el RosarioCricket Club fue una de las más antiguasasociaciones deportivas de Argentina. Ensu campo de deportes ubicado en el cora-zón de la ciudad se jugaron los primerosmatches de futbol. En 1899 esos terrenosfueron adquiridos por la congregaciónsalesiana, que a mediados de la década de1920 levantó en ellos un templo y uncolegio.1 El club se trasladó a unos terre-nos alejados del centro de la ciudad ydonados por dos socios caracterizados: loshermanos Carlos y Eduardo Jewell. Elsolar fue conocido como Plaza Jewell.

Décadas después, cuando el futbol sehabía difundido a través del espacio socialy urbano de Rosario y a raíz del ajuste dela tasa de pavimentos en 1927, el por en-tonces Club Atlético Rosario (antiguo Ro-sario Cricket Club) intentó atenuar susobligaciones vecinales amparándose en elmérito de haber sido el pionner del deportelocal. Sin especificar acerca de los depor-tes que habría introducido, el Atlético seabstuvo de mencionar su papel cardinalen la implantación del futbol. ¿Cuál fue lamotivación de esa modestia, de esa omi-sión o ese borramiento? A comienzos delos años 1930, los estadios atrajeron mul-titudes que anualmente rozaban el medio

1 Del Colegio San José al Municipio de Rosario.22 de octubre de 1919. Expedientes Terminados delHonorable Concejo Deliberante. Mayo 1920, t. 1, f.337. Archivo del Consejo Municipal de Rosario(ACMR), Argentina.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 139

Page 4: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

140 DIEGO P. ROLDÁN

millón de espectadores (Anuario, 1941, p. 194). Hacía tiempo que el Club AtléticoRosario (en adelante CAR), pretérito fun-dador de la Liga Rosarina de Futbol, habíadeclinado su participación de esa actividady trataba de vincularse con otros depor-tes. La expansión sociocultural del futbolfue acompañada por el alejamiento delclub que lo había introducido en el tejidourbano. Esta paradoja impone otro inte-rrogante: ¿por qué los introductores deldeporte se retiraron de los campos dejuego y de la competencia futbolística?

En Rosario, el lanzamiento del futbolfue inicialmente exclusivo y estuvo res-tringido a pocos y pequeños círculos ca-ballerescos que celebraban un ritual deencuentro regulado por el fair play. Noobstante, el conjunto de las barreras cul-turales y sociales que mantenía aislada esapráctica fue desmontada. Las competenciasperiódicas erosionaron la exclusividad, yla ritualidad primigenia fue trastocada porel avance de la masificación. Este artículointenta componer un enlace explicativoentre dos imágenes divergentes: la pri-mera donde las canchas y las tribunas esta-ban ocupadas por pequeños grupos de unaelite tendencialmente británica, y la segun-da en la que esos espacios se multiplicarony fueron conquistados por multitudes yjugadores mayoritariamente no británi-cos. Para ello se propone responder algu-nos interrogantes en el marco de los es-tudios culturales acerca de los procesos deconstrucción, circulación, apropiación ytransformación de las prácticas sociales ylos bienes simbólicos (Appadurai, 1991)¿Cuáles fueron las estrategias y las rela-ciones socioculturales que permitieron eseproceso de diseminación y transforma-ción?, ¿cómo y por qué un deporte inglésy exclusivo devino una práctica de iden-

tificación masiva, popular y paulatina-mente vinculada al imaginario nacional?Capturar algunas instantáneas de ese movi-miento complejo, excavar entre las ruinasde las energías que lo promovieron e inten-tar desentrañar sus lógicas y paradojas sonalgunos de los objetivos de este estudio.

El artículo se inicia con una recapitu-lación acerca del proceso de introduccióny diseminación de la práctica futbolísticaa comienzos del siglo XX. Se consideranlos procesos de formación de clubes, laperiodicidad de los partidos y la produc-ción de conflictos sociales y culturalesacerca del significado y el sentido del fut-bol. A través de algunos indicadores, comoel impacto de los partidos con equipos dela capital federal, el fallecimiento de unjugador muy destacado, la diseminaciónde las prácticas futbolísticas en los espaciospúblicos y las calles de la ciudad, el textoexplora algunas aristas del proceso de difu-sión del futbol en torno a las décadas de1910 y 1920. El derrotero de la selecciónargentina en los torneos internacionales ylos choques del combinado rosarino conalgunos equipos extranjeros como Chelseay Barcelona en la segunda mitad de losaños 1920 conforman un fecundo yaci-miento para la exploración de las relacio-nes entre la identidad local y la identidadnacional asociada al deporte y las produc-ciones de sentido que comienzan a des-plegarse en vísperas y tras la finalizaciónde los cotejos. Además, se estudia el proce-so de profesionalización del futbol cruzan-do un conjunto de argumentos originadosen las posiciones sociales, las perspectivaspolíticas y el ideario de la cultura física. Laconcurrencia a los estadios, las reformasde sus infraestructuras –que implicaronconstrucciones más firmes, multiplicaciónde acondicionamientos, de entradas y sali-

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 140

Page 5: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 141

das, etc.–, la necesidad de multiplicar losmedios de transporte encaminados a losestadios, las ritualidades de la hinchada,las pasiones expresadas en el resultadismoy los excesos de la incultura, son algunos delos indicios recogidos por este estudio paraexplorar el proceso de producción espec-tacular y masiva del futbol en Rosario alo largo de la década de 1930.

DE LA INTIMIDAD A LAS TRIBUNAS: COMPETENCIAS Y CONFLICTOS

El entorno sociocultural del futbol de finesdel siglo XIX difería radicalmente del ac-tual. Los directivos se encargaron de apun-talar el carácter británico y excluyente delos primeros clubes.2 Hasta 1888, el CARcontinuó llamándose Rosario CricketClub.3 El nomenclador de socios y laarquitectura dejaron que esa exclusividadse inscribiera en las relaciones y las mate-rialidades. Una tribuna pequeña peroornamentada se colocó a un lado del cam-po. Muchos espectadores contra el terrenode juego era una postal inimaginable paralos patrocinadores del CAR. En cambio,un pequeño espacio para albergar a unaconcurrencia minoritaria y selecta resul-taba adecuado. No hubo alambradas nibarreras que separaran al público de losdeportistas. Un solo cerco rodeó las ins-talaciones como un murallón infranquea-

ble, numerosas recomendaciones y requi-sitos fueron solicitados para asociarse. Entributo a la lógica del mutuo (re)cono-cimiento se organizó el círculo íntimo delCAR. Un grupo de parientes, allegados yamigos disfrutó del ocio y la sociabilidadde sus instalaciones. Las prácticas depor-tivas dominaron esos momentos ajenos alestruendo de las multitudes.

El CAR mantuvo esa morfología socialexclusiva y británica hasta 1930 (Dellaca-sa, 1939, p. 13). Al iniciarse el siglo XX,disputó matches de foot-ball con algunosequipos rioplatenses. Lomas, Flores, Quil-mes, Belgrano, Retiro, English HighSchool (luego conocido como Alumni) yPeñarol de Montevideo desfilaron por sufield. Los matches jugados en el field dePlaza Jewell fueron matizados con reunio-nes sociales y fiestas. El contacto con losgrupos británicos y las elites porteñas fue muy apreciado por los socios del CAR. Estas afinidades se plasmaron en suafiliación a la Argentine Football Asocia-tion, pero posteriormente lo impulsaron apromover la Liga Rosarina de Futbol (enadelante LRF), de tono local.

Con patrones de agregación laborales,inmigratorios y educativos, clubes menosexclusivos crecieron a fines del siglo XIX.Al expandirse la ciudad, los barrios contri-buyeron a la formación de nuevos clubese identidades urbanas. Esas asociacionesfueron sumariamente clasificadas comopopulares, sobre todo cuando eran objetode comparación con el exclusivo pionnerdel deporte rosarino.

El Central Argentine Railway Clubfue fundado en 1889 y reconocía al Ferro-carril Central Argentino (en adelante FCCA),compuesto por capitales británicos, comoparámetro comunitario. Ciertas exclusio-nes aparecieron en las regulaciones de su

2 La asamblea de constitución se celebró bajorigurosa intimidad. Estuvieron presentes A. Wilcox,G. Middleton; W. Penman; V. Parr, A. Le Bas; H.Robinson; Miguel Green; J. Prer; Alberto Le Bas; E.Jewell; G. Topping; Warner y Boardman (Dellacasa,1939, p. 16).

3 El cricket fue uno de los deportes ingleses degran difusión en la India y Australia (Bailey, 1979).

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 141

Page 6: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

142 DIEGO P. ROLDÁN

actividad: las primeras reuniones fue-ron protagonizadas por británicos. Hasta1903 no se aceptaban socios que no fue-ran directivos, empleados y, en menormedida, trabajadores calificados del FCCA.4Posteriormente, el club se concentró enla popularización y desarrollo del futbol, lapatronal ensayó integrar a directivos, per-sonal y obreros en las canchas. Avanzarsobre el tiempo libre de los asalariados erauno de los objetivos de la firma. Los repre-sentantes del FCCA supusieron que lostriunfos del equipo promoverían la uni-dad de la empresa. Esa búsqueda de laadhesión obrera fue la clave para popula-rizar la asociación. El nombre del club fuecastellanizado y los requisitos de asocia-ción se flexibilizaron a partir de 1903. Porentonces, el Central Argentine RailwayClub pasó a ser conocido como Club Atlé-tico Rosario Central (en adelante CARC).

En noviembre de ese mismo año se creóel Club Atlético Newell’s Old Boys (enadelante CANOB). La iniciativa perteneció alos ex alumnos del Anglo ArgentineComercial Scholl dirigida por Isaac Newell.El CANOB disputó el campeonato localdesde 1905, convirtiéndose en el ganadorsistemático de sus primeras ediciones y elclásico rival del CARC. La peculiar desig-nación del CANOB resistió al paso deltiempo (Alabarces, 2002, p. 49), casi tanlenta como la nacionalización de su nom-bre fue la popularización del club. Por todala primera fase organizativa, las relacionesfundacionales de la asociación permanecie-ron prácticamente inalteradas, ligadas a latradición de las escuelas británicas.

El CARC fue creado por una empresaferrocarrilera e incluyó una parte conside-rable del personal, tratando de vincular alos trabajadores de los talleres. El CANOBderivó de un colegio inglés, formado bajola célebre máxima latina mens sana in cor-pore sano. Sin alcanzar los extremos delCAR, el CANOB sostuvo ciertos niveles dediferenciación social. Esa tendencia fueacreditada por la composición de las comi-siones directivas y los primeros equipos.5En cambio, el CARC contó con el primerplayer criollo de Rosario: Zenón Díaz. Lafigura de este futbolista ha sido mistifi-cada, sin embargo su trayectoria ilustrauna importante fracción del proceso depopularización del futbol y la afición delCARC. De orígenes humildes, Zenón tra-bajó en los talleres del FCCA y desde muyjoven jugó en la primera división del club.Las comisiones directivas del CARC, máslentamente que los equipos, abrieron pasoa nacionales o extranjeros naturalizados(Dellacasa, 1939, pp. 33 y 155). Estemovimiento evidenció la flexibilidad ins-titucional de un club originalmente em-presarial y la integración de nuevos afi-cionados al futbol. Si bien los equipos delCANOB se diversificaron socialmente, losdirectivos sostuvieron un perfil caracteri-zado. En las décadas de 1910 y 1920 losjugadores argentinos de orígenes popula-res fueron sus mayores reservas de talentofutbolístico.

No todos los clubes contaron con elrespaldo de empresas o adherentes pode-rosos. A veces la creación de estos círculosdependió del voluntarismo y las ansias decompetencia. La calle y los descampados

4 E. B. Salder, C. Chamberlain, Whitbet, Mu-thon, H. Cooper, W Malhoil y T. Muton. Se tratabade un club que en principio reunió a superiores yempleados (Dellacasa, 1939, p. 20).

5 Apellidos ingleses en mayoría; españoles, italianosy suizos-italianos en franca minoría compusieron la for-mación del CANOB en 1908 (Dellacasa, 1939, p. 39).

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 142

Page 7: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 143

se convirtieron en improvisados camposfutbolísticos.6 En una ciudad inmigrato-ria, la sociabilidad masculina se concertósobre las esquinas, calles y bares. Tan efí-mera como poco documentada, una miría-da de círculos surgió de esos encuentrosparcialmente fortuitos (Gayol, 2000). Esasasociaciones apenas poseían camisetas ypelota. No había sede social ni lugar defuncionamiento, las reuniones se efectuabanen un bar o almacén. (Dellacasa, 1939, p. 119). Las instalaciones consistían en uncampito usurpado, con algunos postescolocados a modo de arcos. Esos escena-rios fueron esquivos a la regularidad. Losjuegos empleaban horas y días libres detrabajo, cuando varios partidos se concer-taban en una tarde (Roldán, 1959, p. 25).En las primeras décadas del siglo XX, for-mar una asociación deportiva no requeríatrámites ni recursos abundantes.7

Entre 1905 y 1915 la casi permanentefundación de clubes atestiguó la difusióndel futbol y la diversificación de asocia-ciones; sus nombres a veces articularon elinglés y se vincularon a los ferrocarriles,las instituciones educativas y las comuni-dades barriales.8 Los círculos británicoscon inclinaciones aristocráticas se volvie-

ron escasos. Nuevas voces comenzaron aarticular el lenguaje futbolístico y otrascorporalidades se involucraron en las prác-ticas de la pelota.

La multiplicación de asociaciones fut-bolísticas alertó sobre las posibilidades deestablecer un circuito de competencialocal. En 1905 se formó la LRF, que pro-movió la institucionalización de nuevosclubes y fortaleció a los existentes. Pocasasociaciones acordaron la LRF. En la pri-mera reunión estuvieron presentes losrepresentantes del CAR, el CARC, el CANOBy el Argentino (desde 1914, designadocomo Gimnasia y Esgrima de Rosario).El proceso fue dirigido por el CAR, quediseñó el certamen local para poder lucirseante rivales débiles y sin experiencia.Además, esperaba ampliar sus bases dereclutamiento futbolístico para enfrentara los equipos porteños o internacionales.Pero los hechos se distanciaron de lassuposiciones y el CAR sólo conquistó elcampeonato de segunda división en 1909.Los sucesivos triunfos del CANOB y delCARC lo marginaron de las primeras posi-ciones por más de una década. Otros clu-bes también participaron de la LRF, perocon el objetivo de elevar el número de aso-ciados, robustecerse institucionalmente ypromocionar al futbol.

Clubes, socios, directivos, aficionadosy jugadores de distintos rangos sociales,cooperaron en la difusión del deporte.Rápidamente, la competencia estimuló elinterés social que se tradujo en el apoyode algunos hombres públicos al deporte.A lo largo de tres décadas, los nombresde Santiago Pinasco, Nicasio Vila, MiguelCulaciati, Lisandro de la Torre, Claudio

6 La cuestión de los baldíos. 18 agosto de 1915.Expedientes Terminados del Honorable ConcejoDeliberante. Octubre 1915, f. 371. ACMR, Argentina.

7 “El profesor de geometría a un alumno: –A ver,Sr. Morrete ¿Cómo se forma un círculo?–

–Pues… reuniendo varios socios y pidiendo per-miso a la autoridad.” Extraído de “Humor”, Monos yMonadas, 25 de diciembre de 1911, Rosario, p. 20.

8 Estudiantes (1902) (llamado Argentino en 1904y desde 1914 Gimnasia y Esgrima); Club AtléticoProvincial (CAP, 1903); Sparta Athletic Club (1904;popular como Sparta); The Cordoba and RosarioRailway Athletic Club (1905; popular como CentralCórdoba); el nacionalista Tiro Federal Argentino

(1905); Embarcadero (1906; desde 1915 Nacional),y Belgrano (1911).

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 143

Page 8: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

144 DIEGO P. ROLDÁN

Newell, Manuel Pignetto y Luciano Mo-linas, todos políticos de proyección local,provincial y hasta nacional, instituyeronlos premios de varios torneos rosarinos.9

A poco de fundarse, la LRF se unió a laAsociación Argentina de Football (en ade-lante AAF). Según sus estatutos, la copa“Intendente Santiago Pinasco” se disputa-ría a perpetuidad, pero en los hechos sólose jugó por dos años. En numerososencuentros y campeonatos se establecie-ron antagonismos irreductibles que fue-ron conocidos como partidos clásicos. ElCANOB y el CARC, durante la primera dé-cada de competencia, obtuvieron el mayornúmero de títulos, la rivalidad de estosdos equipos se profundizó con cada cam-peonato. Ambos compusieron el clásicolocal y ganaron la atención de los aficiona-dos. Resuelto en espacios sujetos al pagode una entrada poco costosa, ese duelocaptó buena parte de la energía popular.

Con el crecimiento de la expectativasocial, aparecieron los reparos del CAR, queabandonó las competencias futbolísticasen 1917 y no volvió a las canchas de nin-guna liga. Tan sólo mantuvo un mínimotorneo interno, eligiendo concentrarse enel rugby o el tenis. Dos hipótesis hanintentado explicar esta deserción. La pri-mera sostuvo que el CAR fue afectado por

la partida de sus mejores players a la gue-rra de 1914. Debido a esta mengua en losplanteles, la dirección afrontó la decisiónde retirarse para no arriesgar su presti-gio deportivo (Bossio, 1990). La segundahipótesis afirma que la primera oleada depopularización futbolística (ca. 1905-1915) contaminó a ojos de los miembrosdel CAR el deporte. Nuevos aficionadosdesafiaron la distinción social y las pau-tas caballerescas que regían un juego deorígenes británicos. El club se creyó obli-gado a refugiarse en deportes más selectos(Farias y Gauna, 1994).

La recluta de los jugadores del Atléticofue contundente, algunos de esos futbo-listas murieron en el frente.10 Para 1917el CAR contabilizaba 326 socios, de los quese enrolaron 104 voluntarios, diez de ellosmurieron y uno cayó prisionero (Centena-rio, 1967, pp. 49-50). Sin embargo, estefenómeno no fue privativo del club. J.Johnson, “discretísimo elemento de ladefensa de Rosario Central, murió en laguerra europea en 1917” (Dellacasa, 1939,p. 157). El amateurismo hizo de los juga-dores hombres dedicados a otras activida-des y muchas veces a varios deportes ensimultáneo,11 para ellos el futbol fue unpasatiempo entre otros. Las ausencias pro-vocadas por la guerra aumentaron la par-ticipación de los elementos criollos en loselencos futbolísticos. Una encrucijada seabrió en la trayectoria del club británico:o emprendían ese camino de integración

9 La copa Pinasco fue organizada por la LRF y sedisputó entre 1905 y 1907. Luego pasó a ser la copade la segunda división jugada entre 1908 y 1930,inaugurada a raíz de la gran cantidad de jugadoresque cada club había logrado reclutar. La copa NicasioVila fue instituida entre 1908-1930. Entre los afilia-dos de la LRF fue la copa de mayor perdurabilidad.La copa Miguel J. Culaciati se jugó entre combinadosrosarinos y porteños entre 1912 y 1939. Entre 1913y 1924, la copa Lisandro de la Torre enfrentó a losequipos de la segunda división para establecer la eli-minatoria que promovería el ascenso.

10 Este fue el caso de Duck, guardavalla delAtlético (Dellacasa, 1939, p. 16).

11 Debido a la menor diferenciación entre los depor-tes y un tono común a ellos, por ejemplo Ernesto Jewellintegró desde muy joven los equipos de rugby (1899)pero también fue, entre 1902 y 1904, centre-half del pri-mer equipo de futbol (Centenario, 1967, p. 28).

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 144

Page 9: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 145

con la sociedad local o bien abdicaban dela práctica futbolística.

El resto de los deportes también cediójugadores al enrolamiento, sin embargoel rugby recibió mayor impulso justocuando el futbol declinaba. Por lo visto, laguerra y la desintegración de los plantelesno fue el determinante exclusivo del éxo-do. El futbol amplió la composición socialde los aficionados durante la década de1910, aún sin alcanzar el rango de es-pectáculo masivo; ese proceso trastrocó lainicial intimidad de los matches. Alre-dedor de 1915 el balompié dejó de seruna práctica distintiva, transformándoseen una más profana. Manteniéndose encontacto con los campos de futbol, losmiembros del CAR arriesgaban su capitalsocial. Al retirarse, preservaron el estilodeportivo caballeresco a salvo de la irreve-rencia popular. El rugby amateur, deportede contacto y productor de masculinida-des, mantuvo a salvo la distinción de sussocios (Nauright y Chandler, 1996). Fren-te a un futbol popularizado, los sportsmenhallaron al rugby más elegante y sublime,pese (o justamente debido) a sus regla-mentados rigores y rudezas.

Observemos algunas de las incidenciasdel proceso de difusión social del futbolen la ciudad. Un domingo de septiembrede 1914, el CAR enfrentaba a Tiro Federal(en adelante TF). La pequeña tribuna dePlaza Jewell estaba repleta, los aficionadosvisitantes se apostaron rodeando el campo.El match comenzó parejo, pero pronto lasacciones se desnivelaron. Cuando el juegofue adverso al TF, el clima civilizado sedesvaneció. Primero, los jugadores de Tirocometieron faltas innecesarias y alevosas,jugadas que atentaban contra la conten-ción, la caballerosidad y el ideal británi-co del fair play. La incapacidad del árbitro

para controlar las incidencias del juegodesató la violencia. Naranjas mordisquea-das fueron arrojadas al terreno por los sim-patizantes del TF, escandalizando a lasdamas del CAR que presenciaban el cotejo.Poco después, al no revertirse el trámite delpartido, los fanáticos invadieron la cancha,adoptando actitudes pugilísticas frente alárbitro y los adversarios. Los directivos delCAR fueron empujados por intentar “salvarla integridad y el buen tono del encuen-tro”. Cuando todo parecía ingobernable, lapolicía desalojó la cancha, precipitando la conclusión del partido.12

Al año siguiente, el CAR enfrentaba aSportsman Alberdi, ese cotejo también fuesuspendido por invasión de campo y gol-pes al referee. Estos incidentes muestranconductas “indecorosas” o “incultas”, nega-tivamente percibidas por los miembros delCAR, quienes las achacaron a la “excesivapopularización” del deporte. A su criterio,había muchos espectadores que

por su desmedido apasionamiento cometíanactos reñidos con el orden […] aficionados alfutbol, que pagan entrada, los seguidoressin afiliarse a ningún club, aun cuando sonfanáticos partidarios de los colores de algunacasaca, lo que se ha dado en llamar hinchas(“Centenario”, 1967, p. 98).

Este grupo convirtió a los distingui-dos fields en escenarios semejantes a lostablados carnavalescos.

La comercialización del deporte sehacía cada vez más evidente, no sólo en elcorte de entradas sino también en los cam-pos de juego. El CANOB denunció el pro-fesionalismo encubierto; durante el cam-

12 Excesos futbolísticos. La Capital, 21 de sep-tiembre de 1914, p. 4.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 145

Page 10: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

146 DIEGO P. ROLDÁN

peonato de 1917, los mejores jugadoresde Gimnasia y Esgrima Rosario (en ade-lante GER) revistaban como empleados delclub. Julio Libonatti y Ernesto Celli cobra-ron un sueldo a cambio de sus serviciosfutbolísticos. No cumplían otra funciónque la presunta limpieza de las instalacio-nes, aunque nadie pudo hallarlos en suspuestos de trabajo. Esas remuneracionesdiferidas eran antirreglamentarias e ilega-les, y recibieron la designación popularde “marronismo”.13 Malquistada con elGER, la dirigencia del CANOB impulsó lasacusaciones para obtener puntos suple-mentarios en el torneo. Los defensores deldeporte amateur se manifestaron contra-rios a estas acciones corruptoras del deberser del sport. Al año siguiente, las impu-taciones se aquietaron. Entonces, los juga-dores en litigio pasaron a las filas delCANOB, mostrando los objetivos pragmá-ticos de aquella condena moral.

Las manifestaciones de (in)cultura delos hinchas y las sospechas de “profesio-nalización encubierta” justificaron el éxodode los sportsmen ingleses. El CAR se sintióacorralado por la popularización de las tri-bunas y la protoprofesionalización deldeporte. Al rescindir el vínculo con la LRF,el club no se inscribió en otros certámenesy abandonó de manera indeclinable lapráctica futbolística.

Esta desafectación no fue excepcional,también en 1920 el GER renunció a la LRF.Diversos episodios marcaron esa decisión.Desde 1917, la LRF estableció que los

encuentros interprovinciales, internacio-nales y excepcionales se jugarían alterna-tivamente en las canchas del GER y delCANOB. Eran los partidos que concentra-ban el máximo número de espectadores yque arrojaban recaudaciones abultadas.No obstante lo convenido, todos losencuentros se desarrollaron en el estadiodel CANOB. Según el GER, ese favoritismoobedecía a la familiaridad del CANOB conla LRF, cuya presidencia era ocupada porgente de su núcleo: Claudio Newell ySebastián García (Dellacasa, 1939, p. 8).

Otros episodios de incultura impulsa-ron la salida del GER de la LRF. El 22 dejunio de 1919 falleció José Schiavini, de la quinta división del GER; el funeral serealizó en el horario previsto para un par-tido de esa divisional con la análoga delCARC. Naturalmente, los clubes convinie-ron la suspensión, pero la LRF otorgó lospuntos al CARC.14 Esa resolución enfrentódos maneras de entender el deporte. LaLRF sostuvo que de no presentarse uno delos contendientes, los puntos serían capi-talizados por el rival. Nada significaba la muerte de un jugador, las causas de laausencia eran irrelevantes. La maquinariatendencialmente profesionalizada y anó-nima del futbol se estaba forjando y desau-torizaba el honor y el fair play de los sports-men. Al reclamar un fallo más justo, el GERsubrayó “la cultura y nobleza ingénita denuestros sportsmen”, la misma que habíasido mancillada por la decisión de la LRFy su “fanatismo resultadista”.15

Pero las querellas entre el GER y elCANOB no se detuvieron. En el partidoentre el GER y el CANOB de 1919, una

13 Nombre con el que se conoce la etapa amateurdel futbol argentino, en la que muchos jugadores erancompensados por su participación en los equipos conpagas ilegales. Esos dineros, según se dicen, eran depo-sitados por los dirigentes en el interior de los botinesmarrones de la década de 1920 (Roldán, 1959, p. 26).

14 Documentación. 1920, p. 15. Club Gimnasiay Esgrima de Rosario (CGER), Argentina.

15 Documentación, p. 16. CGER, Argentina.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 146

Page 11: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 147

mala actuación del árbitro produjo juga-das bruscas. Un futbolista fastidiado sequitó la camiseta, ruborizando al “públicode señoras y señoritas que presenciaban elespectáculo.” El subsecretario del CANOB“estuvo provocando durante el partido conexpresiones gruesas, hasta llegar al insultoy el pugilato”.16 Un año después, la finalde la Copa Vila enfrentó al CARC y alCANOB en un campo neutral y acondicio-nado: la cancha del GER. Al invadir loshinchas el campo de juego la victoria delCARC fue rubricada por numerosos destro-zos. Los alambrados y la casilla de jugado-res visitantes fueron literalmente arrasa-dos a puntapiés. Ante la “pérdida” (léaserobo) de pelotas e infladores, el GER soli-citó un resarcimiento a la LRF. El CARCcubrió los daños, pero el perdedor (CANOB)objetó el monto. La LRF, dirigida pormiembros del CANOB, hizo lugar a esereclamo. El GER jamás pudo cobrar lasreparaciones y, en consecuencia, presentó,en nombre de la “cultura deportiva hono-rable” y en contra del “inculto hinchismoresultadista, su renuncia a la LRF.”17

Estos episodios muestran las posicionesacerca de la diseminación social y proto-mercantilización deportiva. Eliminadosclubes como el CAR y el GER, se activaronlas gramáticas de la popularización fut-bolística. También, las actitudes de loscultores y espectadores del deporte des-brozaron un camino de transformación.

DESPLAZAMIENTO Y APROPIACIÓN

La expectativa depositada en el futbol crecióa lo largo de la década de 1920. Los parti-

dos de los combinados rosarinos con equiposextranjeros fascinaron a la afición. Esa rele-vancia produjo las condiciones que la pro-fesionalización subordinó a su lógica. Luegode una consagratoria gira europea en 1925,el equipo de Boca Juniors visitó Rosariopara medirse con el combinado de la LRF.El público que acudió al estadio del CANOBfue tan nutrido como variado. La prensanarró la masificación de un espectáculo capazde atraer a un espectro social que abarcabadesde peatones hasta automovilistas.

Si se tiene en cuenta el interés extraordina-rio que había tenido la virtud de provocaren todos los círculos sin distinción, el anun-cio del match concertado para hoy entre eljustamente célebre eleven porteño de BocaJuniors y un conjunto seleccionado entre losmejores jugadores pertenecientes a la LigaRosarina de Football, no es de extrañar que,no obstante la temperatura destemplada,comenzara al promediar el día, a afluir enuna columna interminable de peatones,automóviles y carruajes, la enorme concu-rrencia que más tarde habría de llenar total-mente las amplias y cómodas instalacionesdel conocido estadio de Newell’s Old Boys.La distribución de las puertas de acceso endiversos costados del campo, el servicio devigilancia policial y la numeración de losasientos reservados alrededor del field, fueronalgunos de los detalles que evidenciaron unaorganización esmerada y contribuyeronindiscutiblemente al mayor realce de laextraordinaria fiesta deportiva.18

El municipio donó la copa “Sol y Tie-rra” y el intendente Pignetto, caracterizado

16 Documentación, p. 16. CGER, Argentina.17 Documentación, p. 9. CGER, Argentina.

18 Partido amistoso entre el Club Atlético BocaJuniors y el combinado de la Liga Rosarina de Foot-ball. La Capital, 26 de agosto de 1925, p. 5.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 147

Page 12: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

148 DIEGO P. ROLDÁN

higienista y promotor de la cultura físicanacional, dio el puntapié inicial, atandosimbólicamente la política municipal conel deporte. Muy tempranamente el futbolrebeló sus virtudes como un poderoso ve-hículo, a veces mediado e indirecto, para laconstrucción de una propaganda política.

Antes de comenzar, los jugadoreshomenajearon con un minuto de silencioal recientemente desaparecido ErnestoCelli, quien pasó por Colón de Santa Fe, el GER, el CANOB y el seleccionadoargentino. El jugador internacional fuesorprendido por una muerte prematuraen la cúspide de su carrera. Días antes,una verdadera multitud se congregó ensu sepelio, hombres enlutados patentiza-ron la atracción ejercida por el deporte.

Pocas veces habrase tributado un ho-menaje tan general y hondamente sentidoa un cultor del sport, en cualquier de susmanifestaciones. Horas antes de la señalada,la ceremonia y ya se preveía habría de alcan-zar insultados contornos, continuaba el des-file de amigos y compañeros del renombradofootballer, iniciada el día anterior. Centenaresde socios de los clubes locales se estaciona-ban ya en las inmediaciones del domicilio[…] El féretro cubierto por los colores delClub Newell’s Old Boys que defendió entantas oportunidades fue sacado de la casade su familia […] durante media hora fue inte-rrumpido el tráfico al paso de la larga columnaque habría alcanzado el aspecto de una manifes-tación popular […] irreparable pérdida quesignifica para el deporte y la sociedad, ladesaparición de tan magnífico atleta y per-fecto caballero.19

Celli murió en Rosario, después de unamistoso con Nacional de Montevideo, laprensa se reservó las circunstancias deldeceso. Con sus exequias, dos cuestionesquedaron remarcadas. Por una parte, sehizo visible la cantidad de aficionados yla devoción que tributaban a un jugadordestacado. Por otra, se pusieron de relievelas condiciones de construcción social ycultural del héroe futbolístico de masas,nacidas en el tráfico suspendido de lascalles de Rosario, en medio del recorridode ese largo cortejo.

Luego de una exhibición futbolística,Celli “bebió una cerveza helada y al díasiguiente moría víctima de su última tra-vesura infantil” (Borocotó, 1951, p. 160).La disciplina estaba lejos de regular la vidade los futbolistas, y los exámenes de saludno existían. Celli murió por una tubercu-losis no diagnosticada, hecho que tomóestado público años después, cuando esaenfermedad ya no era un tabú sociocultu-ral.20 En tiempos de Celli, la interioriza-ción del entrenamiento era sensiblementemenor que el capital técnico de los juga-dores. Como es visible, los excesos no fue-ron privativos de los hinchas, tanto lascanchas como las tribunas se habían diver-sificado socialmente.

La falta de rigor y el desborde de apa-sionamiento abonaron la imagen del ju-gador nacido y forjado en el potrero. Lejosde la disciplina y el entrenamiento, en laespontaneidad del baldío floreció el talentodel futbolista argentino. Antes de la pro-fesionalización, el sacrificio del jugadorfue socioeconómico, determinado por lafalta de recursos y las condiciones del ama-

19 El sepelio de Celli dio margen ayer a impor-tante demostración de pesar. La Capital, 5 de marzode 1925, p. 6.

20 Sobre la tuberculosis en Argentina véaseArmus (2007).

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 148

Page 13: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 149

teurismo. Entretanto, su cuerpo estabanaturalmente dotado o tonificado por “lavoluntad” y “el corazón”. Así, la destrezadeportiva permaneció inexplicable y esen-cializada, resguardada por los esquemasculturales por narraciones mitológicas(Archetti, 2003). Los efectos de esos rela-tos contribuyeron a la formación de losestereotipos deportivos, y de formas depercepción que devotas de la idea de un“talento sin trabajo” renunciaron a las“fatigas del entrenamiento”.

El futbol también fue practicado en la“libertad” de las calles, partidos improvi-sados comprometieron el tráfico y la urba-nidad. La reglamentación que prohibía elacceso a las zonas sembradas de las plazasoriginó juegos nómadas.21 En las imáge-nes de la prensa de los años veinte, susjóvenes protagonistas sustituyeron a losniños mendicantes. Pero las autoridadessubrayaron la incultura propia de esas prác-ticas.22 El celo del municipio se movía enun terreno inestable. No era bueno quelos niños jugaran al futbol en la calle, aun-que los partidos eran preferibles al vaga-bundeo y la mendicidad.

Los jóvenes aficionados experimenta-ron el deporte desde el cuerpo; inventaronconexiones carnales con la pelota, losadversarios, las reglas y las estrategias. Lacultura física, impulsada por el pedagogodel ejercicio Romero Brest en el sentido deuna disciplina razonada (Scharagrodsky,2011) y por el profesor de esgrima Arros-pidegaray en el de una obediencia ciega,23

finalmente enraizó y floreció entre los sec-tores populares, pero su eje estuvo en losdeportes estandarizados y no en los ejer-cicios higiénicos o marciales. El juegoobtuvo gran influencia popular, su hechizotambién se apoderó de agentes con posi-ciones sociales más aventajadas. Era unapráctica cuya circulación social describíaun avance transversal. El futbol configuróel triunfo paradojal de la cultura física,capaz de arraigar entre los hábitos de lajuventud, aunque bajo formas quizá algomenos rigurosas.

El “mayor peligro” del futbol callejerofue la ausencia de organización. Si eldeporte federado solía producir conflic-tos en los estadios, en los partidos calleje-ros esas disputas eran frecuentes. Las reglasformaron el componente disciplinario deldeporte, un entramado que debía respe-tarse para alcanzar la victoria legítima.Con la subversión de estos supuestos, losefectos benéficos de la emulación depor-tiva quedaban anulados. El dispositivonormativo fue torcido por los usos popu-lares del deporte, los agentes disciplina-rios creyeron ver allí una ausencia de con-trol y de sistema. Incapaz de producirdisposiciones que mejoraran la utilidadsocial de sus participantes, la práctica para-normativa del deporte se ganó la censurade las autoridades.24

Sin embargo, el “apasionamiento des-controlado” no se restringió al futbol calle-jero, algunos partidos de la LRF también loactualizaron.25 A esta presunta “falta decultura” se imputó la carencia de un “espí-

21 Niños y plazas. Guardianes de paseos públicos.La Capital, 24 de abril de 1929, p. 5.

22 Football callejero. Plaga que urge reprimir. LaCapital, 5 de octubre de 1927, p. 6.

23 Sobre las perspectivas de Arrospidegaray yPignetto véase Roldán (2013, pp. 46-62).

24 La Vagancia de los menores. La Capital, 7 denoviembre de 1927, p. 5; Vagabundaje y analfabe-tismo. La Capital, 20 de octubre de 1928, p. 5.

25 La incultura deportiva. La Capital, 10 de no-viembre de 1928, p. 6.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 149

Page 14: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

150 DIEGO P. ROLDÁN

ritu deportivo sólido”, los espectadores seconcentraban en el resultado y no deco-dificaban adecuadamente la relación entrelas reglas y las estrategias. Ese compo-nente “irracional” fue achacado al procesode difusión social del deporte. Habíanaprendido a valorar al futbol en las calles,los potreros, los huecos y baldíos, amabanun futbol con reglas maleables, libre deataduras, sin estilo colectivo y entregadoal triunfo. Ni los futbolistas ni los aficio-nados asignaron a su práctica dilecta elsentido de la cultura física o las justascaballerescas. Por obra de una mímesis oproyección descontroladas, los estadiostambién se transformaban en territoriosde confrontación más o menos violenta,como lo veremos más adelante.

LOS OTROS

El centenario difundió la devoción patrió-tica; esa sensibilidad se ligó temprana-mente al futbol. Este fenómeno recono-ció una escala latinoamericana (Reyes delVillar, 2004, p. 306). En 1910, Argentinainvitó a los combinados uruguayo y chi-leno a Buenos Aires, el brasileño fue con-vidado a los festejos del centenario de ladeclaración de la independencia en 1916.Un año después se instituyó el campeo-nato sudamericano de selecciones, elequipo argentino triunfó en sus edicionesde 1919, 1925 y 1929, siempre comolocal. En las olimpiadas de París de 1924,el triunfo de la selección uruguaya cap-turó la atención de muchos aficionados.El conjunto uruguayo, en los juegos olím-picos de Ámsterdam de 1928, derrotó aArgentina por dos tantos contra uno.Argentina obtuvo el segundo puesto; elarquero del seleccionado nacional fue

Octavio Díaz, que jugaba para el CARC.Esa destacada participación fortaleció elinterés local por las competencias inter-nacionales. El golero rosarino manifestósu impresión sobre la coordinación deljuego europeo. De manera indirecta suscomentarios elogiaron al estilo rioplatense(criollo).

el juego que tuvo ocasión de presenciar enEuropa no es mejor que el que despliegannuestros cuadros de primera división, y estánmuy por debajo del juego desplegado por los últimos campeonatos sudamericanos[…] los belgas fueron lo mejor de Europa ynos hicieron frente en un gran partido. Igualque sus demás compañeros, considera quela mala suerte le hizo perder el campeonatoque ya habían ganado […] Los argentinosatacaron constantemente, sin dar tregua asus adversarios, y han debido ganar por unscore abultado.26

La copa mundial de 1930 se organizóde espaldas a la cuna británica del deportey a los juegos olímpicos franceses. Elgobierno de Uruguay obtuvo la organi-zación de la copa a través del pago de pasa-jes y alojamientos gratuitos a todos losequipos participantes y construyó un nue-vo estadio con capacidad para 80 000espectadores (Mason, 1995, pp. 31-42).Con ese torneo, que volvió a enfrentar aUruguay y a Argentina en la final, Suda-mérica declaró la autonomía del torneo ymostró el carácter multicéntrico del fut-bol, un deporte que rápidamente se rami-ficó en la periferia del globo. Europa tomórevancha organizando los certámenes sub-siguientes; uno en la Italia fascista en 1934

26 Octavio Díaz habla de la gira del seleccionadonacional. La Capital, 17 de junio de 1928, p. 5.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 150

Page 15: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 151

y otro en Francia en 1938; entre ambosse desarrollaron, bajo los auspicios delnazismo, las olimpiadas de Berlín de1936. Esos episodios dejaron soldadas, enel plano internacional, las relaciones entreel deporte y la política de masas (Tom-linson y Young, 2006; Vigarello, 1990,pp. 5-10).

La internacionalización impulsó a losaficionados a interrogarse sobre el niveldel futbol local. Para forjar una identidadno existe nada mejor que ponerla enjuego. En los últimos años de la décadade 1920, los combinados rosarinos enfren-taron a equipos extranjeros de la talla delBarcelona y el Chelsea. En ambos partidos,Octavio Díaz fue suplantado en la vallapor un joven del Club Atlético Belgrano,Carlos Guida. El equipo no fomentabapronósticos optimistas. Uno de sus mejo-res hombres estaba fuera de la cancha y elBarcelona había derrotado al poderosoequipo de Boca en Buenos Aires. Todoindicaba que los rosarinos perderían, perocontra las predicciones ganaron por cuatroa cero.

El arquero del Barcelona declaró: “nohay disparidad entre el juego que se prac-tica aquí con el de Buenos Aires. A mijuicio la misma técnica, la misma moda-lidad e igualdad de decisión.”27 Aseguróque el desempeño y la regularidad dejuego lo sorprendieron, destacó especial-mente la concentración de los defensoresy el arquero. Por la noche hubo una cenade camaradería, un jugador catalán pre-guntó a Indaco, el goleador del CARC,sobre la cabriola con patada llamada chi-lena. Forjado en los campeonatos suda-mericanos, el estilo rioplatense intrigaba

a los europeos, y en ese trayecto el futbolrosarino se integraba al mítico estilo crio-llo. La competencia, las identidades y losrivales internacionales lo ubicaron en pari-dad con el futbol rioplatense. El juegolocal se emparentó con el bonaerense y fuereconocido como parte del futbol argen-tino. En 1925, Julio Libonatti, del CANOB,fue transferido al CA Milan. Octavio Díaz,pocos años después, en 1927, alcanzó latitularidad en el arco de la selección, yGabino Sosa encarnó el estilo criollo en laciudad. A partir de esta cadena de aconte-cimientos lo local y lo nacional se interco-nectaron.

El combinado rosarino se midió conel Chelsea Football Club en 1929. En losdías previos se ponderó el estilo autóctonoa través de interpretaciones que enfatiza-ron la estandarización británica. La efecti-vidad, velocidad y serenidad anglosajonascontrastaron con el virtuosismo y apasio-namiento argentinos.28 Posteriormente,la crónica adjudicó la victoria del equipolocal al “amor propio”, el “orgullo” y el“tesón”. Todas formas de la “vergüenzadeportiva”.

La valoración del juego del combinadorosarino ante el Barcelona y el Chelseahizo gala de algunos estereotipos sobre elestilo criollo. Pero, como lo insinúa JulioFrydenberg (2011), esos valores no eranpuros. Las descripciones que tematizan elestilo de juego en dos partidos dispu-tados casi por el mismo equipo, con menosde un año de diferencia, uno frente a loscatalanes y otro ante los ingleses, poseenun carácter híbrido. En la primera seinsiste en la idea de talento, refinamientoy estética del juego local que arrancó a un

27 El seleccionado rosarino. La Capital, 18 deagosto de 1928, p. 6.

28 Chelsea vs. el combinado rosarino. La Capital,17 de junio de 1929, p. 5.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 151

Page 16: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

152 DIEGO P. ROLDÁN

equipo difícil un resultado extraordinarioe inesperado. Las maneras del futbol rosa-rino privilegiarían el despliegue vistoso yaudaz, por encima de la coordinación y lacautela. Por el contrario, en la segundacrónica se invocaba el empeño, la perti-nacia y la obstinación de los jugadoresrosarinos, un tesón que nunca se dejódoblegar y que resultó en una forma dejuego poco lucida pero eficaz. Como loexponen estas recapitulaciones, el futbolrosarino, pero quizá también el porteño ypor transitividad el argentino, recorrían unterreno incierto a la hora de fraguar su pro-pia identidad, los valores con los que seidentificaron fueron tan cambiantes y flexi-bles como las condiciones de cada partido.

POSICIONES FRENTE A LAPROFESIONALIZACIÓN

El tránsito del amateurismo al profesio-nalismo generó discusiones que permitenanalizar las relaciones entre el deporte yla moral; entre grupo social y mercado.Constituyen una oportunidad para com-prender el vínculo entre las posicionessociales y los esquemas culturales.

La Liga Argentina de Football (en ade-lante LAF) se formó en 1931. Luego de unahuelga de jugadores, convocó a profe-sionalizar los equipos de los principalesclubes porteños (Frydenberg, 2005, pp.73-94). Poco después y con propósitoidéntico, se fundó la Asociación Rosarinade Football (en adelante ARF), que susti-tuyó a la antigua LRF. Esa simultaneidadobedeció a conflictos análogos registradosentre clubes y equipos, la ARF intuyó lanecesidad de profesionalizar el futbol paraevitar la migración masiva de jugadores aBuenos Aires. El juego profesional era una

oportunidad seductora para los futbolis-tas, pero el dinero tan sólo era una partedel convite, el prestigio de los equiposporteños quizá resultara más atractivo.

Para frenar el impulso de la profesio-nalización se creó la Asociación de Foot-ball Amateur de Rosario (AFAR). Desde1929, en diez canchas del barrio Modernose jugó un torneo de clubes independien-tes. Según su impulsor, la iniciativa“tiende exclusivamente a fomentar el cul-tivo viril del deporte […] existe el firmepropósito de excluir de tales reunionestoda idea y espíritu de profesionalismo”.29

Ese torneo enfrentó a 50 clubes carentes decampo y afiliación a otras ligas. Deliot, elurbanizador del barrio, cedió los terrenos“a los aficionados del deporte, siempre quelo practiquen con cultura y desinterés”.30

Del encuentro de estos clubes con losexcluidos de la LRF surgió la AFAR, pero siel torneo no sirvió para cotizar jugadores,valorizó, en cambio, los terrenos aledañosa las canchas. Los mismos que Deliot ven-día por mensualidades. El empresariohabía solicitado personalmente la exten-sión de transportes para el público y losjugadores, pero que también colocabanen una posición ventajosa sus propieda-des en el mercado de tierras. La estrate-gia económica de Deliot mostró cómo el“desinterés deportivo” camuflaba un “inte-rés inmobiliario”.

Mientras el amateurismo exhibía ende-bles convicciones, los adversarios de la pro-

29 Campeonato de clubes independientes. LaCapital, 15 de junio de 1929, p. 5.

30 Carlos Deliot ofreciendo gratuitamente a lacomuna un terreno. 31 de abril de 1932. ExpedientesTerminados del Honorable Concejo Deliberante.Noviembre 1934, t. 1, f. 3702. ACMR, Argentina.Énfasis añadido.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 152

Page 17: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 153

fesionalización empleaban otros argumen-tos. Ellos indicaron que la monetizacióndel deporte lo envilecería, los clubes seconvertirían en los amos de los jugadoresque formarían legiones de esclavos. Eldeporte sería deshumanizado por el mer-cado y la competencia. Los defensores deestas posturas clamaron por un retorno “aldeporte por el deporte mismo. Su indus-trialización e internacionalización hadeterminado prejuicios físicos, morales yespirituales.”31

Con matices, esas ideas fueron impul-sadas por las elites, algunos segmentosque ascendían en el espacio social, los par-tidarios de la fisiología del ejercicio y laizquierda. Para ellos, la profesionalizaciónconstituía un hecho aberrante. Por unaposición conquistada, el afán de obtenerlao la aversión al mercado, estos gruposrepudiaron el salario deportivo. Los deposición asegurada valoraron al deportecomo signo de distinción: pocos debíanconsagrarse al sport en tanto lucha caba-lleresca y honorable. El resultado de lacompetencia no acaparaba todo el sentido.Para los miembros de los clubes de ori-gen inglés el deporte era un juego dehonor, masculinidad, refinamiento y sofis-ticación, regido por el fair play y del queconvenía excluir a las “multitudes intem-perantes”. Los menos encumbrados des-tacaron el esfuerzo deportivo y sus impli-cancias físicas y morales. A sus ojos, lasprácticas corporales acéticas y sistemáti-cas compartían elementos sacrificiales conlas virtudes laborales que conducían alascenso social. Asimismo, la “futboliza-ción” de la cultura física, reforzada por laprofesionalización, fue criticada por los

higienistas y los profesores de educaciónfísica, que observaron con preocupaciónsu introducción en las escuelas como elrelevo monodeportivo de la gimnasiaracional.

La izquierda percibió en la profesiona-lización del futbol un síntoma de la expan-sión del capitalismo. Simultáneamente,los espectáculos masivos se revelaron ca-paces de perpetuar el orden y, en estainterpretación, el futbol resultó un dispo-sitivo alienante. La devoción por las Igle-sias fue reemplazada por las atraccionesdel estadio y los partidos se ubicaron bajolas brumas del antiguo “opio de los pueblos”. No en vano, intuían los comu-nistas, los directores del ferrocarril utiliza-ron el futbol para armonizar las relacio-nes laborales.

Desde su banca de concejal, MuñozDiez atacó el proceso de mercantilizacióndel deporte y subrayó la complicidad delEstado capitalista a la hora de prestarleauspicios. Sin embargo, el concejal comu-nista no repudió la práctica en sí misma.En su concepto, el deporte era una herra-mienta de concientización y politización,pero también un cascarón vacío capaz decaptar los atributos de quienes lo organi-zaran. El futbol no era una relación socialsino un instrumento; al igual que alEstado, podía utilizárselo como garantíade la perpetuación del capitalismo y herra-mienta represiva, o como la llave de unarevolución proletaria.

nos oponemos a que se privilegie al deportecapitalista, al deporte que, con el pretextode un ejercicio popular, aparentemente neu-tral, fomenta los prejuicios burgueses y hacedeliberadamente la propaganda ideológicaa favor de la explotación existente. Todos loscuerpos colegiados y las diversas ramas

31 El deporte y su irracional utilización. La Ca-pital, 21 de octubre de 1933, p. 6.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 153

Page 18: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

154 DIEGO P. ROLDÁN

administrativas del Estado, se preocupan porfomentarlo. Es natural esto se hace porqueconviene a los intereses políticos de las cla-ses dominantes. Sin duda alguna no se tratade elevar la cultura física de masas. Hoy los principales jugadores de los clubs de foot-ball perciben sueldos [nótese que el pro-fesionalismo aún no se hallaba formaliza-do], obtienen favores que hacen de ellos profesionales del deporte. Mal se puede ele-var en esa forma la cultura física […] sebusca especular políticamente tratando dehacer ver que se ocupan de su salud física.Pero esta farsa se pone al descubierto antela actitud de los señores concejales […] aloponerse a sanciones inmediatas de mejoraspara las masas […] Además, los que hablande cultura física y pregonan la salud del pue-blo, solamente; con un régimen de salariosde hambre, con viviendas antihigiénicas,falta de luz y de aire y de elementales como-didades, debiendo habitar en piezas de cua-tro por cuatro ocho, nueve y más personas ¡ydespués se llenan la boca hablando de cul-tura física y salud del pueblo! Se trata debeneficiar y sostener el deporte burgués, eldeporte mercantilista.32

A ojos de Muñoz, las justas por elhonor elitista, el sacrificio burgués o lacultura física nacionalista-higienista eranpor completo irrelevantes. El deporte debíaser ante todo un apresto para la lucha declases. Los nacionalistas, como Juan Bau-tista Arrospidegaray y Manuel Pignetto,creyeron que el deporte era una prepara-ción para la guerra de trincheras, el tra-bajo fabril y el mejoramiento racial ymoral. En cambio, los comunistas, como

Muñoz Diez, consideraban que produciríamilitantes sanos, fuertes y convencidospara combatir por la revolución y trabajaren la construcción del socialismo. El mejo-ramiento racial y el hombre nuevo surgi-rían de la cultura física higienista o deldeporte socialista. En ambos casos estabaen juego una preparación para la guerray el trabajo, la divergencia radicaba en siestos procesos se llevarían a cabo en elcampo nacional o en el socialista.

Una fracción significativa de los sec-tores populares era ajena a las aprecia-ciones del ethos sacrificial, caballeresco ocontestatario del deporte. Ellos se deja-ron tentar por la profesionalización. Laexistencia de deportistas talentosos fue sucondición necesaria, la dedicación exclu-siva al deporte apuntaba a preservar a esosvirtuosos de otras labores. El horizonte detrabajo de muchos jóvenes fue plegadopor la crisis económica de 1929. Aunqueposiblemente las compensaciones econó-micas no fueran demasiado abultadas, elfutbol profesional forjó la esperanza de unpuesto de trabajo socialmente reconocidoy agradable. La vinculación del futbol conel mercado promovió analogías entre elclub y la empresa, entre los jugadores ylos asalariados. Esa compensación econó-mica organizó los intereses de los dirigen-tes, los jugadores y los entrenadores alre-dedor de la victoria. La profesionalizaciónformó las condiciones de absorción deljuego en el trabajo. Un contrapunto entrefuerza y habilidad informó los debatesalrededor del futbol. Los juegos de honorfueron subalternizados, exigiéndose el cul-tivo de nuevas aptitudes y la moderaciónde otras. La emotividad desordenada fue ten-dencialmente reprimida y la illusio del juegofue encausada hacia el resultado. El juga-dor se transformó en un empleado del club,

32 Campeonato de futbol. Felicitación y medallade oro. Diario de Sesiones del Honorable ConcejoDeliberantes. 15 de octubre de 1929. ACMR, Argentina.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 154

Page 19: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 155

no jugaría por placer, antes estaba obligadoa conquistar más puntos y prestigio.

El adiestramiento supuso un ajuste enla coordinación, una idea que fue bastanteresistida inicialmente por los jugadores,quienes preferían inspirarse en el toque, lagambeta y la improvisación. Muy lenta-mente y con dificultades, los entrenamien-tos se introdujeron en el futbol. La profe-sionalización impulsó ensayos para elacople de formaciones variables, procura-das por el mercado de pases. Esos simula-cros permitieron a los jugadores ejecutarvelozmente movimientos preparados. Losentrenamientos supusieron un atajo parala maduración y la eficacia del juego colec-tivo. Aquí existe un tema que permitiríaobservar desde un punto de vista acasoinverso los temores que los higienistas pro-yectaban en la futbolización de la culturafísica. El entrenamiento constituye unafisura de la cultura futbolística, el intersti-cio por el que la cultura física, lentamente,se infiltró hasta inocularse en el futbol pro-fesionalizado. El entrenamiento significóuna subordinación del juego a sus apres-tos, del estilo al sistema o a cierta condiciónfísica. Pero imponerlo como práctica regu-lar no fue sencillo, hubo resistencias inter-puestas por los jugadores al régimen ali-mentario y la ejercitación periódica.

En los años treinta, el futbolista fue(re)conocido como el dominador de unarte, de una técnica que podía ser ingé-nita, casi natural, o conquistada con elesfuerzo del entrenamiento.

LA CONFIGURACIÓN DEL ESPECTÁCULODEPORTIVO

La legalización del pago a jugadores y lamercantilización del futbol potenciaron

la expectativa social, las tribunas se po-blaron de espectadores. En la década de1920, un conglomerado de agencias habíaconstruido trabajosamente, pero no necesa-riamente de modo consciente y/o coopera-tivo, las condiciones de posibilidad de loque una década después se consagró comoun espectáculo masivo. El transporte sueleser un buen indicador de las derivas gene-radas por los nuevos rituales populares.Prestado desde 1928 por Farot y Baboni, elservicio de “Ómnibus de Excursión” con-taba con los atractivos de algunos rinconespintorescos de Rosario: Saladillo, Fisherton,Alberdi, y el Parque de la Independencia.Dos años después, los recorridos de esoscoches mostraban otros centros de inte-rés.33 Las denominaciones de esos itinera-rios eran “a Cancha de Rosario Central”,“a Cancha de Newell’s Old Boys”, “aCancha de Central Córdoba” y “a Canchade Tiro Federal”, cuatro clubes que, en1931, formaron parte de la ARF, la asocia-ción que impulsó la profesionalización delfutbol. Cuando el capitalismo avanza haciael consumo masivo, la red de transportesurbanos comienza a reconfigurarsesiguiendo las localizaciones de las nuevasatracciones capaces de movilizar a multitu-des e incrementar el corte de boletos ysatisfacer las demandas de los usuarios. Apartir de los años treinta, las excursionesdominicales no se dirigieron, como lohabían hecho pocos años atrás, hacia losbarrios pintorescos, sino que se encamina-ron a los campos de futbol de Rosario.34

33 Ómnibus de Excursión. Diario de SesionesHonorable Concejo Deliberante. 14 de septiembrede 1928, pp. 596-598. ACMR, Argentina.

34 Circulación de ómnibus de excursión. Diariode Sesiones Honorable Concejo Deliberante. 21 demayo de 1930, pp. 204-205. ACMR, Argentina.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 155

Page 20: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

156 DIEGO P. ROLDÁN

A los concejales Hernández y Dall’Or-so la dotación de ómnibus destinados aservir las canchas de los clubes más impor-tantes les pareció una medida adecuada yurgente. Ambos comprendían que el flujode espectadores no podía ser encauza-do por los transportes regulares, era nece-sario disponer de un servicio excepcional yde refuerzo. Cuando finalizaban los parti-dos, en las calles adyacentes a los estadiosse daba cita una asombrosa concentraciónde peatones, todos se agitaban nerviosos enpos de transporte. Después de las decepcio-nes de rigor, establecidas por tranvías yómnibus completos que esquivaban lasparadas, los peatones se resignaban aemprender una larga marcha. Había queacondicionar el transporte y subordinarloa las exigencias de los nuevos espectácu-los dominicales. Estadísticamente los par-tidos de futbol se coronaban como una delas atracciones más favorecidas por los rosa-rinos, las otras eran el cinematógrafo y lascarreras de caballos (Anuario, 1936, p. 81).

Distintas evidencias concurren a de-mostrar las características masivas queentornaron al espectáculo futbolístico enlos años treinta. La edilicia de los estadiosfue modificada, las tribunas tradicional-mente de madera pasaron a ser construi-das a base de cemento para asegurar a losnumerosos concurrentes. En 1932 seobligó a los clubes a levantar en sus esta-dios, especialmente en el área de las tri-bunas populares, numerosos baños.35

Asimismo se impulsó la colocación de sis-temas lumínicos de relativa potencia paralos encuentros nocturnos de verano. Estas

innovaciones respondieron a la interdic-ción, instaurada en 1926, respecto a lospartidos de futbol durante los meses esti-vales.36 La iluminación artificial cumplióuna función parcial, la mayor parte de losclubes era incapaz de asumir los costos deestas innovaciones.

No pasó inadvertida la masividad delfutbol para el municipio, que propusonuevos gravámenes, legitimados por laoficialización del profesionalismo.37 Elgobierno local intentó regular la ediliciade los estadios, sobre todo en lo concer-niente a su desalojo. Así, reglamentó unincremento en el ancho y la cantidad depuertas de ingreso y egreso a los estadios.Esta normativa obedecía a la manifestaciónintempestiva y a veces también violentade las pasiones vinculadas al futbol. Lasprecarias condiciones arquitectónicas queimperaban en los estadios impedían desa-lojar rápidamente las canchas en caso deque ocurrieran incidentes. Para evitar pos-teriores trastornos, que complicasen lasituación de los espectadores y su relacióncon la policía, se procurarían grandes puer-tas a modo de salidas de emergencia. Laampliación de las entradas y salidas no fueestablecida por posibles catástrofes, comolos incendios o los derrumbes frecuente-

35 Proyecto del concejal De Sanctis, mingitoriosen espectáculos al aire libre. 7 de abril de 1932.Expedientes Terminados del Honorable Concejo Deli-berante. Mayo 1932, t. II, f. 2897. ACMR, Argentina.

36 La prohibición se había ampliado en 1933; enla nueva ordenanza no se autorizaban partidos en elmunicipio entre las 8 y las 20 horas. De no ser que secontara con un sistema de iluminación artificial, que-daban pocas para continuar con el desarrollo del fut-bol en verano. Diario de Sesiones Honorable ConcejoDeliberante. 30 de noviembre de 1934, t. 2, p. 1895.ACMR, Argentina.

37 Proyecto de varios señores concejales sobreimpuestos a espectáculos de futbol. 29 de marzo de1932. Expedientes Terminados del Honorable Con-cejo Deliberante. Octubre 1932, ff. 6566-6568.ACMR, Argentina.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 156

Page 21: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 157

mente invocados en las reglamentacionesde salas teatrales y cinematógrafos, en cam-bio, su construcción obedeció a la irrup-ción de la violencia y la represión en lastribunas.38

La obsesión por el futbol creció juntocon la disponibilidad de nuevos mediosde comunicación consagrados a cubrir susalternativas. Por una parte, la prensa grá-fica, los diarios Reflejos y la sección depor-tiva de Tribuna destinaron una fracciónmuy importante de sus ediciones de loslunes a reseñar las alternativas del cam-peonato local y porteño. Incluso existíanpequeñas columnas que recogían las opi-niones de los aficionados, en las que apa-recían “simpáticas e ingeniosas” referenciasy semblanzas de las figuras más destacadasde los diversos equipos. Periódicos menospopulares como La Capital prestaron granatención a los cotejos, reservándoles dedos a tres páginas en su edición de loslunes varias fotografías, aunque para narrarel deporte emplearon un lenguaje queintegraba subordinadamente los apasio-namientos populares. El trabajo radiofó-nico, concentrado por La Voz del Deporte,programa trasmitido por LT3 y condu-cido por Cipriano Roldán, estimulaba elinterés de la afición por los partidos y con-tribuía a crear gran expectativa en torno alos encuentros internacionales y los clási-cos locales.

Las tribunas disputaron el protago-nismo con el campo de juego, el compor-

tamiento de los aficionados fue observadopor periodistas e intelectuales como unhecho “irracional”. Quienes desconocíanlos atractivos del juego creyeron que elfutbol apenas disimulaba un “combatecorporal bárbaro”. Las explosiones de vio-lencia dentro y fuera del terreno fueronadjudicadas a la incultura y a la excesivaatención que espectadores y jugadores tri-butaron al resultado. Ambas inclinacio-nes fueron entendidas como parte de lasconsecuencias de la popularización deldeporte.

Como se ha visto, fueron los árbitros eltemprano y privilegiado blanco de in-numerables agresiones.39 A menudo, losexabruptos y algunos episodios violentosproducidos dentro y fuera del campo pre-cipitaron la represión policial. Para laprensa tradicional, la masividad y la popu-larización del futbol resultaron inquietan-tes, se les achacó la “degeneración deldeporte”. La cultura popular habría tras-ladado a los estadios su “esencial intempe-rancia”, la estigmatización periodísticainstó a ese tipo de público a una pasividady una tranquilidad férreamente vigiladaspor la policía. Sin embargo, tanto las regu-laciones deportivas como las extradeporti-vas fueron insuficientes cuando se tratóde encauzar esos hábitos.

Pero la sensibilidad de los hinchas nosólo tendió a la violencia y la agresividad,acaso las crónicas hayan exagerado esafaceta. La mayor parte del tiempo los afi-cionados experimentaron una confrater-

38 Proyecto de los concejales Imbert y Perfumosobre la construcción de puertas anchas en las can-chas de futbol. 21 julio 1934. Expedientes Termi-nados del Honorable Concejo Deliberante. Junio1934, f. 1904; Diario de Sesiones Honorable ConcejoDeliberante. 17 de julio de 1934, p. 779. ACMR,Argentina.

39 Esto también es una realidad que afecta al fut-bol cordobés. Según Franco Reyna muchos de losárbitros eran ex jugadores o tenían algún vínculo conalguno de los clubes a los que arbitraban. De formaque su imparcialidad quedaba bajo sospecha (Reyna,2011, p. 101).

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 157

Page 22: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

158 DIEGO P. ROLDÁN

nidad simbólica. Los simpatizantes espa-cio-temporalmente compartieron algointangible, aunque acotado, eran losmiembros de una comunidad imaginadasostenida por el club de futbol.

Esa “comunidad de la hinchada” seformó en un sinfín de intercambios y en-cuentros replicados en el tiempo por loscampeonatos y los partidos, y en el espa-cio por la infraestructura del club, por lossitios de reunión y la comunidad barrial.La afición construyó una historia mitoló-gica, incierta y discutible, pero trasmisibley operativa. Esas narrativas fecundaronuna identidad cerrada y purificada, desti-nada a una glorificación tan amplia comoimprobable. En esos relatos, las mitologíasnacionales y futbolísticas no sólo se inter-secan, sino que responden a una analogíaestructural. Esa comparación proponesimetrías capaces de explicar parcialmentelas proximidades prácticas entre los signi-ficantes futbol y nación (Alabarces, 2002).

Los hinchas no sólo construyeron mitosy confraternizaciones, las comunidadessiempre fueron y son imaginadas, inclusolas futbolísticas. En el aglutinante del ri-tual, se diluyeron las diferencias, aunquealgunos de sus fragmentos pervivieron:“las tribunas oficial [de socios] y popular[de aficionados no socios] están separadaspor alambres y tabiques que impiden sucomunicación, evitando así que los de unacategoría pasen a otra”.40 Es posible for-mar parte de una comunidad, pero loscapitales amasados en otros campos rigenla distribución espacial de los agentes aundentro de ella. El alambrado de la tribuna

fractura, clasifica, reordena, lo masivo tam-bién reconoce diferenciaciones internas,las mismas con las que los aficionadosdeben reencontrarse al salir de la cancha.

CONCLUSIONES

Este artículo se propuso reconstruir el pro-ceso de difusión del futbol en Rosario apartir de cinco entradas. La primera seocupa de estudiar la introducción del fut-bol por parte del Club Atlético Rosario, laposterior formación de clubes de orígenesdiversos (empresas, colegios, barrios, etc.),el lanzamiento de una Liga Rosarina deFutbol, la organización de las primerascompetencias locales, la aparición de losconflictos, frecuentemente insalvables,entre los ideales del fair play y un juego yuna atención tendencialmente focalizadossobre el resultado. El segundo apartado sepropone mostrar los primeros pasos de ladifusión social del deporte a través de dosacontecimientos: un partido amistoso conBoca Juniors tras la exitosa gira europeadel equipo porteño y la muerte y sepeliode uno de los emblemas del futbol local:Ernesto Celli, quien falleció luego de unamistoso entre Newell’s Old Boys y Na-cional de Montevideo (Uruguay). En esaspáginas se exploran las modalidades queadoptaron en una escala local la forja delestilo criollo, el nuevo arraigo de las figu-ras deportivas y la paulatina populariza-ción del futbol como práctica corporal,tanto en los estadios como en espaciospúblicos y calles de la ciudad. Posterior-mente, se propone enlazar futbol e iden-tidad a través de problemas vinculados ala nación y el estilo deportivo. En el planonacional, esa producción de identidadesse exhibe primariamente ligada a los par-

40 Proyecto del Concejal De Sanctis, mingitoriosen espectáculos al aire libre. 7 de abril de 1932. Expe-dientes Terminados del Honorable Concejo Delibe-rante. Mayo 1932, t. II, f. 2897. ACMR, Argentina.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 158

Page 23: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 159

tidos celebrados con motivos de los doscentenarios argentinos (1910-1916) y alas destacadas campañas de la selecciónargentina en las olimpiadas de Ámster-dam 1928, el campeonato sudamericanode 1927 y la copa del mundo de Uruguay1930. En Rosario, aparece con mucha pre-sencia en una relación de contigüidad condos partidos amistosos internacionales dis-putados por el combinado rosarino de futbol con el equipo catalán de Barcelona(1928) y el británico Chelsea (1929). Estoseventos junto a sus comentarios, produ-jeron sentido acerca del entroncamientorioplatense del estilo futbolístico practi-cado en Rosario y la sintonía del futbollocal con el nacional. El cuarto apartado seocupa de reconstruir las posiciones y con-flictos alrededor de la profesionalizacióndel futbol, acaecida a comienzos de la dé-cada de 1930. Clivajes sociales, políticosy culturales configuran las valoracionespositivas o negativas de los agentes socia-les y grupos políticos respecto al futbolcomo práctica vinculada al mercado y laexplotación económica. Allí desempeña-ron un papel relevante la posición ocupadadentro del espacio social, las políticas eideologías de izquierdas y la adscripciónal ideario y las prácticas de la cultura física.Finalmente, se explora el proceso de masi-ficación del deporte a través de la recons-trucción de la red de transporte públicourbano, los flujos humanos que llegabanhasta y salían desde las canchas, la ediliciade los estadios, la atención prestada pri-mero por los diarios y luego por la radio alas prácticas futbolísticas y la estabiliza-ción de la figura del hincha.

La incorporación del CARC y del CANOBal campeonato nacional de futbol, en1939, exacerbó el fanatismo y sumó nue-vos seguidores. Finalmente, el futbol rosa-

rino obtuvo la ansiada carta de ciudadaníaen el nivel nacional. A partir de entonces,la práctica se argentinizó ostensiblemente.La Asociación del Futbol Argentino (AFA),fundada en 1934, eliminó la designaciónanglosajona del deporte. La popularizacióny la nacionalización del futbol fueron unhecho para 1940. Los sectores popularesse apropiaron del deporte, cargándolo consus códigos de masculinidad y dignidad.El resultado del proceso de difusión socialfue un efecto no deseado para los amantesdel sport pour le sport y de la cultura física.Los intercambios entre las tribunas cons-truyeron multitudes, donde las identida-des sociales fueron debilitadas y circuns-tancialmente sustituidas por las deportivas.Los defensores de la cultura física, críticosde la profesionalización y de la populari-zación del futbol, debieron afrontar la irre-vocabilidad de ese proceso. Sus valores fueron conmovidos por la maquinaria delmercado que organizó el deporte. En no-viembre de 1938, Ricardo Martínez Car-bonell (1938) escribía en la revista socia-lista Cultura Sexual y Física:

La palabra deporte parece que siempre llevaalgo de competencia […] es un inconve-niente para que los adopte como mediada deeducación física, cuyo único objeto es el desa-rrollo armónico del cuerpo (p. 198).

Quince años después, Martínez Carbo-nell asumía la dirección técnica del CANOB.La cultura física había perdido la pulse-ada, el mercado, las masas y el deporteprofesional la acorralaron hasta absorberlaen el backstage del espectáculo futbolístico.

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 159

Page 24: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

160 DIEGO P. ROLDÁN

LISTA DE REFERENCIAS

-Alabarces, P. (2000). Introducción. Los estu-dios sobre deporte y sociedad: objetos, miradas,agendas. En Peligro de gol. Estudios sobre deporte ysociedad en América (pp. 11-25). Buenos Aires:CLACSO.

-Alabarces, P. (2002). Futbol y Patria. El fut-bol y las narrativas de la nación en la Argentina.Buenos Aires: Prometeo.

-Anuario Estadístico 1935 (1936). Rosario:Talleres Gráficos Emilio Fenner.

-Anuario Estadístico 1940 (1941). Rosario:Talleres Gráficos Emilio Fenner.

-Appadurai, A. (1991). La vida social de lascosas. Perspectiva de las mercancías. México: Gri-jalbo.

-Archetti, E. (1995). Estilo y virtudes mas-culinas en El Gráfico: la creación del imaginariodel futbol argentino. Desarrollo Económico, 35(139),octubre-diciembre, 419-442, Buenos Aires.

-Armus, D. (2007). La ciudad impura. Salud,tuberculosis y cultura en Buenos Aires 1870-1950.Buenos Aires: EDHASA.

-Bailey, T. (1979). A History of Cricket. Win-chester: Allen & Unwin.

-Borocotó, R. (1951). Lorenzo 30 años con eldeporte. Buenos Aires: Editorial Atlántida.

-Bossio, A. (1990). Los orígenes del futbol enRosario. Rosario: Ediciones de Aquí a la Vuelta.

-Centenario del Club Atlético del Rosario-PlazaJewell (1967). Historia de 100 años de deporte ama-teur 1867-1967. Rosario: Amalevi.

-Curry, G. (2001). Football: Study in diffu-sion (Tesis doctoral). University of Leicester.

-Dellacasa, J. (1939). Puntapié penal, s. e.-Dyck, N. y Archetti, E. (eds.) (2003). Sport,

dance and embodied identities. Nueva York: Berg.-Elias, N. y Dunning, E. (1992). El futbol

en Gran Bretaña durante la Edad Media ycomienzos de la Edad Moderna. En El deporte yel ocio en el proceso de civilización (pp. 231-246).México: FCE.

-Farias, D. y Gauna, J. (1994). Masas y eli-tes: en los orígenes del futbol rosarino (1870-1943).(Tesis de licenciatura), Universidad Nacional deRosario, Argentina.

-Fishwick, N. (1989). English football andsociety 1910-1950. Manchester: ManchesterUniversity Press.

-Frydenberg, J. (2005). La profesionaliza-ción del futbol argentino: entre la huelga dejugadores y la reestructuración del espectáculo.Entrepasados, 27, 73-94.

-Frydenberg, J. (2011). Historia social del fut-bol: del amateurismo a la profesionalización. BuenosAires: Siglo XXI Editores,

-Gayol, S. (2000). Sociabilidad en BuenosAires. Hombres, honor y cafés 1862-1910. BuenosAires: Ediciones del Signo.

-Holt, R. (1992). Sport and the British.Oxford: Oxford University Press.

-Martínez Carbonel (noviembre, 1938).Cultura física y deporte. Cultura Sexual y Física,año 2, II, 198, Buenos Aires: Claridad.

-Mason, T. (1980). Association Football andEnglish Society 1863-1915. Brighton: HarvesterPress.

-Mason, T. (1995). Passion of the people?Football in South America. Londres: Verso.

-Nauright, J. y Chandler, T. (eds.) (1996).Making men. Rugby and masculine identity. Lon-dres: Frank Cass.

-Olivera, E. A. (1932). Los orígenes de losdeportes británicos en el Río de La Plata. BuenosAires: Talleres Gráficos JL Rosso.

-Reyes del Villar, S. (2004). Chile en 1910:Una mirada cultural en su centenario. Santiagode Chile: Sudamericana.

-Reyna, F. D. (2011). Cuando éramos footba-llers. Una historia sociocultural del surgimiento y ladifusión del futbol en Córdoba (1900-1920).Córdoba: Centro de Estudios Históricos “Prof.Carlos S. A. Segreti”.

-Rinke, S. (2007). ¿La última pasión ver-dadera? Historia del futbol en América Latina

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 160

Page 25: Circulación, difusión y masificación. El futbol en Rosario ... · Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 139 2003) estudió la construcción del deno-minado

Secuencia, núm. 93, septiembre-diciembre de 2015, pp. 137-161 161

en el contexto global. Iberoamericana, VII(27), 58-100.

-Roldán, C. (1959). Anales del futbol rosarino.Rosario: Talleres San José.

-Roldán, D. P. (2013). Espacios urbanos,disciplinas y nación. Polígonos de tiro, colo-nias de vacaciones y estadios públicos. Rosario1900-1940. Revista Estudios del ISHiR, año 3(5), 46-62.

-Scharagrodsky, P. (2011). La constituciónde la educación física escolar en la argentinaTensiones, conflictos y disputas con la matrizmilitar en las primeras décadas del siglo XX. EnP. Scharagrodsky (ed.), La invención del homo gym-nasticus. Fragmentos históricos sobre la educación delos cuerpos en movimiento en Occidente. Buenos aires:Prometeo.

-Tomlinson, A. y Young, Ch. (eds.) (2006).National identity and global sport events. Culture,politics, and spectacle in the Olympics and the foot-ball world cup. Nueva York: State University ofNew York Press.

-Vigarello, G. (1990). Les premières coupesdu monde, ou l’instalation du sport moderne.Vingtième Siècle. Revue d’histoire, 26(1), 5-10.

OTRAS FUENTES

Archivo

ACMR Archivo del Concejo Municipal de Ro-sario, Argentina.

Hemerografía

Monos y Monadas, 1910-1911.La Capital, 1925; 1927; 1928; 1929; 1933 y1934.

Bibliografía

-Alabarces, P. (org.) (2005). Hinchadas. BuenosAires: Prometeo.

-Arbena, J. (1988). Sport and Society in LatinAmerica. Diffusion, dependency and the rise of massculture. Nueva York: Greenwood.

-Archetti, E. (2001). El portero, la pista y el ring.Las patrias del deporte argentino. Buenos Aires: FCE.

-Archetti, E. (2003). Masculinidades. Futbol,tango y polo en la Argentina. Buenos Aires:Antropofagia.

-Bourdieu, P. (1997). La ilusión biográfica.En Razones prácticas sobre la teoría de la acción (pp.74-83). Barcelona: Anagrama.

-Bromberger, Ch. (1995). Le match de foot-ball. Ethnologie d’une passion partisane à Marseille,Naples et Turin. París: Maison des sciences del’homme.

-Lowenthal, L. (1984). Literature and MassCulture. Nueva Brunswick-Londres: TransactionBooks.

-Holt, R. (1981). Anglaterre: le ‘foot’, l’ouv-rier et le bourgeois. L’Histoire, 38, octubre, París.

-Ongay, O. (1991). Rosario, futbol y recuer-dos. Rosario: Editorial Amalevi.

-Viale, C. (1922). El atleta. En Deporte argen-tino (contribución a su desarrollo y prosperidad).Buenos Aires: Librería de García Santos

7_Art_Secuencia93.QXP9_Secuencia 1 17/07/15 15:43 Page 161