¿Cómo comportarse frente a un perro desconocido?

“la muerte es como un ladrón que viene a buscarnos cuando menos nos lo esperamos”.

Era otro de esos días de invierno, en el que difícilmente la niebla levantaba unos metros dejando un paisaje gris y una llovizna persistente. Esa llovizna persistente que dura días y días durante el largo invierno.

Me había despertado temprano, ya llevaba demasiados días en el hotel, del hotel al trabajo y del trabajo al hotel; El día no invitaba mucho, pero me alejé del hotel paseando por la carretera que llevaba a las chacras.

Allí solo hay “prados y vacas”…..así mismo….

Ya llevaba un buen rato andando cuando de una de las chacras salió cruzando la valla un perro pequeño…

Con los años he aprendido cuando un perro no viene con buenas intenciones….

Al ver la correría del pequeño perro, los otros perros de la chacra salieron a la carrera hacia mi….pero cuando vi el cuarto perro me vi muerto. Era un dogo argentino de gran tamaño. Y era evidente que los perros no le hacían el mínimo caso al campesino que había en la chacra.

Pronto el primer perro me dio alcance y noté como me “marcaba los dientes” un poco más arriba del tobillo.

…los otros venían aun a la carrera como refuerzo….

………

Por aquellos años yo era un niño, y en una charla al lado del fuego un anciano me lo dijo….

“si alguna vez te encuentras a un perro desconocido debes darle tu mano a oler, pero siempre le has de poner frente al hocico la parte superior de la mano y los dedos hacia el suelo.

Si le pones la palma de la mano, el perro entenderá que le quieres pegar y te morderá, una vez te ha olido (y para los perros los olores son importantes). Puedes intentar acariciarlo….nunca antes”.

…..

Después de que el perro pequeño me marcara los dientes, le di a oler mi mano, con desconfianza….me olisqueó y acto seguido lo acaricié.

Cuando los otros perros que venían a la carrera con no buenas intenciones vieron que acariciaba al pequeño….pronto se apuntaron a las caricias.

Creo que nunca me he sentido tan bien acompañado, pues los cuatro perros se apuntaron a mi paseo.

Lo triste de aquella mañana fue que el perro pequeño, el primero me acompañó hasta la habitación del hotel….le costó darse cuenta que su “nuevo amigo” debía despedirse allí, y el debía regresarse a su chacra.

“no lo olvides nunca, detente en tu camino, movimientos suaves, y haz que te huela la parte superior de tu mano y que se tome su tiempo; puede que se deje acariciar, puede que se vaya”.