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Complicaciones odontologicas de la insuficiencia renal cronica

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08 ABR 09 | Revisión

Complicaciones odontológicas de la insuficiencia renal crónica Revisa en detalle el manejo odontológico, en sus diferentes estadios, en referencia al tratamiento médico específico.

Dr. Oscar Adolfo Fernández *

Introducción

La insuficiencia renal crónica (IRC) es el estadio que se presenta cuando la destrucción de

nefrones o partes específicas de éstos, como glomérulo, túbulos renales y vasculatura renal,

supera el 80% de la masa orgánica disponible.(l) Es un síndrome irreversible y progresivo que

reduce la filtración glomerular.(2)

Su origen puede estar dado por múltiples entidades, como las glomerulopatías primarias o

secundarias, enfermedades metabólicas, como diabetes mellitus, inmunológicas como lupus

eritematoso sistémico, neoplásicas, e hipertensión.

Inicialmente el paciente puede no manifestar síntomas, siendo sólo posible detectar

anormalidades en los exámenes de laboratorio, con una disminución en la tasa de filtración

glomerular.(4) Los signos y síntomas de uremia aparecen cuando la tasa de filtración glomerular

alcanza 5-10 ml/minuto.(3) Los primeros síntomas se relacionan con aumento en la cantidad de

productos nitrogenados en la sangre, disminución en la concentración de orina y comienzos de

anemia.(3,4). Una vez producida la falla renal, se manifiesta con acidosis metabólica,

disminución de los valores plasmáticos de K y P, que conducen al estado final de la

enfermedad renal, -síndrome urémico-.(3-5), como consecuencia de la retención y acumulación

de productos tóxicos del metabolismo y de la disminución de las funciones metabólicas y

endocrinas del riñón.

La IRC afecta la mayoría de los sistemas y los signos clínicos dependen del estadio de la falla

renal y de los sistemas involucrados. Se revelan importantes alteraciones a nivel cardiovascular,

hematológico, óseo, muscular, neurológico, pulmonar, génito-urinario, dermatológico e

inmunológico.

A nivel cardiovascular es posible observar falla cardíaca congestiva, hipertensión pulmonar,

pericarditis, arritmias y edema periférico. Sin embargo, la hipertensión arterial es la complicación

más habitual, Es posible encontrar también, aunque en menor frecuencia, ateroesclerosis

con importantes manifestaciones a nivel coronario, cerebral y en la circulación vascular

periférica. A nivel hematológico pueden detectarse adhesión y agregación anormal de las

plaquetas, defectos cualitativos en el factor de Von Willebrand y anormalidad del tromboxano y

prostaciclina. Con el consiguiente riesgo hemorragíparo y de formación de hematomas.

Es frecuente hallar anemia del tipo normocrómica y normocítica, provocada por la disminución de

la eritropoyesis en la médula ósea, debido a la baja en la producción de eritropoyetina.

Son frecuentes derrames líquidos en las cavidades serosas: pleura, pericardio y peritoneo.(2)

A nivel óseo pueden detectarse osteopatías dolorosas y con riesgo de fracturas por la alteración

del metabolismo fosfocálcico, por la falta de activación de la vitamina D y el paratiroidismo

secundario.

En lo que respecta a los factores inmunológicos, la elevación de la uremia suprime la respuesta

linfocitaria, produce disfunción de los granulocitos y disminución de la inmunidad celular. Los

calambres musculares, especialmente en las piernas, son comunes. Así como también la

aparición de prurito generalizado, cuya etiología corresponde a una secuela de la

microcristalización del Ca, especialmente en el estado final de la enfermedad. Otras

manifestaciones son la palidez de piel y mucosas, debido a la anemia y la presencia de

hiperpigmentación, como consecuencia de la retención de pigmentos del tipo caroteno y

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urocromos, que normalmente son excretados por el riñón.

En el sistema nervioso se puede observar, en etapas tardías de la enfermedad, una neuropatía

periférica con prolongación del tiempo de conducción nerviosa. En general el paciente padece

insomnio, dificultad para concentrarse y pérdida de memoria.

La encefalopatía urémica, complicación frecuente de la uremia crónica, tiene como fase final, el

coma urémico.

Manifestaciones bucales:

Más del 90% de los pacientes con afección renal presentan signos y síntomas bucales de la

enfermedad (5), los cuales no son patognomónicos ni determinantes en el diagnóstico(3).

Las complicaciones bucales pueden ocurrir como resultado de la IRC o de su tratamiento.

En el paciente urémico es factible observar en la mucosa bucal la palidez típica de la anemia,

y pérdida del límite de la unión mucogingival.(4-8-9).

Uno de los primeros síntomas que suele presentarse es el aliento amoniacal, halitosis debida a

una mayor concentración de urea en la saliva, y su posterior metabolismo a amonio.(4-5-7) Por

la misma razón los pacientes perciben un gusto salado o metálico y pueden desarrollar

estomatitis urémica, lesión ahora infrecuente, debido al inicio más temprano de tratamiento

dialítico al paciente con IRC. Consiste en eritema localizado o generalizado, ardoroso, de la

mucosa bucal, cubierto por una capa de exudado grisáceo de aspecto pseudomembranoso, que

al eliminarse deja una mucosa intacta (tipo I) o ulcerada (tipo II). También se le ha descrito en la

forma de placas blancas sobre la mucosa vestibular y el dorso o vientre de la lengua,

denominadas estomatitis urémica hiperparaqueratósica, que suele coexistir con Candidiasis. Las

lesiones mucosas desaparecen cuando el nivel de urea en saliva recupera sus niveles normales

(valores inferiores a 180 mg/dl (4-5-7)

Los pacientes presentan xerostomía, como consecuencia de alteraciones a nivel de las glándulas

salivales, deshidratación y respiración bucal originada generalmente por alteraciones a nivel de la

perfusión pulmonar.(4-8)

Las particulares condiciones de la mucosa bucal la hacen muy susceptible a los procesos

infecciosos, particularmente a la asociación fusoespiroquetal.(1-2)

Los cambios hematológicos pueden manifestarse con atrofia anémica de la mucosa lingual

(glositis), petequias y/o equimosis por trombocitopenia y tromboastenia o ambas, y como

sangrado gingival.(l)

Algunos autores indican que la IRC cursa con tumefacción parotídea y submaxilar.(2)

A nivel óseo se presentan otras manifestaciones importantes; estas son: desmineralización con

pérdida del trabeculado óseo, con apariencia de vidrio esmerilado, pérdida total o parcial de la

lámina dura, lesiones de células gigantes, calcificaciones o lesiones fibroquísticas radiolúcidas

caracterizadas por depósitos de hemosiderina, movilidad dentaria y aumento de la sensibilidad

pulpar. (3-5-7-9). La etiología de estas manifestaciones es la osteodistrofia renal, resultado de los

desórdenes en el metabolismo del Ca y el P, el metabolismo anormal de la vitamina D y el

aumento en la actividad paratiroidea (4-5).

Tratamiento Médico:

Básicamente se orienta hacia:

A-.Tratamiento conservador de la IRC: con medidas destinadas a prevenir y corregir las

alteraciones metabólicas y preservar la función remanente.

a. Modificación de la dieta, para controlar las anomalías metabólicas e intentar retrasar la

progresión de la insuficiencia renal.

b. Tratamiento farmacológico de la hipertensión secundaria.

c. Tratamiento de la acidosis y de la anemia: en general este último suele iniciarse cuando

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el hematocrito es inferior al 30%.

Se recomienda medir el hematocrito por lo menos una vez al mes, en los pacientes con IRC

tratados con eritropoyetina. (6)

B-. Tratamiento de sustitución renal: indicado cuando por el progreso de la enfermedad ya no es

posible el control de las anomalías metabólicas con las medidas conservadoras.

Constituyen esta etapa del tratamiento: la diálisis o el trasplante renal.

Diálisis: que permite de manera artificial la remoción de nitrógeno y otros productos tóxicos del

metabolismo desde la sangre.

-Hemodiálisis (4-6): remoción de solutos de bajo peso molecular, como productos tóxicos y

nitrogenados del metabolismo, a través de una membrana semipermeable. El paso extracorporal

de la sangre por conductos del aparato dializador obliga al uso de heparina para evitar la

coagulación durante el proceso. En general se efectúan tres sesiones por semana, cuya duración

se ajusta para lograr una reducción mínima del 65% de la urea durante el tratamiento.

Habitualmente las sesiones duran entre 3 y 4 horas.

- Diálisis peritoneal (4-6): Con la ubicación de un catéter a través del abdomen dentro de la

cavidad peritoneal, (utiliza el peritoneo como membrana), se eliminan los solutos por difusión en

el dializado.

Trasplante renal (4-6-10): alternativa que hoy ofrece una excelente calidad de vida y mejora la

supervivencia en aquellos pacientes con falla renal irreversible, donde la diálisis ya no es

efectiva. Las tasas de sobrevivencia alcanzan el 80% al año del trasplante en el caso de un

donante no consanguíneo y de un 90% cuando el donante es consanguíneo.

Tratamiento odontológico

Los pacientes con IRC requieren de consideraciones específicas previas al tratamiento

odontológico, en especial en relación con el sangrado, riesgo de infección y medicación. (5)

Es de fundamental importancia conocer los diferentes estadios de la enfermedad renal y el

tratamiento específico que recibe el paciente, y por tanto la permanente interconsulta con el

médico, ante cualquier procedimiento odontológico.

Debido a la alteración de la función renal existen cambios a nivel de la absorción, excreción y

metabolismo de los diferentes fármacos. La insuficiencia renal afecta el metabolismo de los

medicamentos no sólo a través de la disminución de las tasas de excreción en la orina sino

también por mecanismos no renales, como son las alteraciones en la unión y concentración de

las proteínas plasmáticas.(4) Por lo tanto, al indicar una terapia farmacológica deberán

considerarse: la función renal, ajustes de dosis del fármaco, niveles circulantes del mismo y

emplear aquellos conocidos en cuanto a farmacocinética, interacciones, sobrecargas

metabólicas, interferencias con exámenes de laboratorio y capacidad de eliminarse por la diálisis.

Amoxicilina, clindamicina y cefalosporinas, pueden ser usadas en dosis habituales y son los

antibióticos de preferencia. Al ser eliminados en gran porcentaje por vía renal, la vida media

plasmática de estos se prolonga; con estos fármacos se debe alargar el intervalo posológico,

teniendo en cuenta que una de las dosis debe coincidir con la postdiálisis,

(la mayoría de ellos se eliminan con ese tratamiento).(4-5-7-9) No se aconseja la indicación de

eritromicina dado que aumenta la concentración plasmática de ciclosporina y tacrolimus

Los antiinflamatorios no esteroideos, como indometacina, fenilbutazona, ibuprofeno, naproxeno y

diclofenaco sódico, presentan un alto grado de unión a las proteínas plasmáticas y se eliminan

prioritariamente por vía hepática. Sus dosis se deben reducir en las fases más avanzadas de la

insuficiencia renal o evitar su uso, debido a su inhibición de las prostaglandinas, que causa un

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efecto hipertensor. (4-7-9)

Según los diferentes estadios de la enfermedad renal y el tratamiento específico que recibe el

paciente podemos referir la atención odontológica:

I. En pacientes bajo tratamiento médico conservador

El tratamiento odontológico está destinado a restaurar la salud bucal y eliminar los potenciales

focos de infección, así como familiarizar al paciente con la importancia de las técnicas de higiene

oral, y prevenir los síntomas bucales que se relacionan con estados más avanzados de la

enfermedad.(4)

El manejo del enfermo previo a la diálisis y al trasplante depende del estado y control de su

enfermedad. Cuando el paciente se encuentra controlado puede realizarse una atención

odontológica convencional. En aquellos sin un control conveniente, además de la interconsulta

con el médico tratante, se indica previo al inicio del tratamiento odontológico un hemograma

completo y pruebas de coagulación.

Es imprescindible la monitorización de la presión arterial al inicio y al final de la sesión, por la

labilidad del equilibrio homeostático que presentan estos pacientes.

Algunos autores preconizan el uso de terapia antibiótica profiláctica en esta etapa del

tratamiento. (11-13) Existen condiciones cardiacas asociadas con alto riesgo para endocarditis

infecciosa con indicación de profilaxis antibiótica, para procedimientos odontológicos que

comprometan la manipulación del tejido gingival, de la región periapical o perforación de la

mucosa bucal a saber: presencia de válvula cardiaca protésica, endocarditis infecciosa previa,

trasplantados cardiacos con valvulopatia y enfermedad cardiaca congénita cianótica no reparada,

o reparada con defecto residual; en los casos de reparación completa se recomienda esperar 6

meses desde el procedimiento.

De resultar necesaria la indicación terapéutica de antibióticos, se recomienda tratar las

infecciones bucodentales en forma agresiva, tras la identificación con cultivos y

antibiogramas.(2)

Deben evitarse fármacos nefrotóxicos o de elevado metabolismo renal.

Los anestésicos locales son bien tolerados, el uso de vasoconstrictores en ellos está indicado en

la medida que no sobrepasen 0,2 mg. de epinefrina o 1 mg. de levonorepinefrina.

Un margen de seguridad adecuado es de 0,054 mg. de epinefrina, lo que es equivalente a 3

cartuchos de anestésico a una concentración de 1:100.000.

El estado hipertensivo asociado a la disfunción renal es otro parámetro de selección

farmacológica, no se recomienda el uso de anestésico con vasoconstrictor adrenérgico cuando

las cifras sean mayores a 160 mmHg en la presión sistólica y 100 mmHg en la diastólica. En

tales casos lo indicado será el control de la tensión arterial más que el cambio de vasoconstrictor.

II. En pacientes dializados

Se sugiere un prolijo interrogatorio dirigido a indagar sobre la frecuencia y características de la

diálisis, así como expectativas biológicas, intelectuales y sociales, que el paciente tiene respecto

a su calidad de vida. Es necesario conocer y documentar la actitud mental del paciente y su

deseo de recibir tratamiento odontológico.(l)

Respetando los lineamientos expresados para los pacientes en tratamiento conservador, para la

atención odontológica deberá tenerse presente que estos enfermos pueden presentar una

disminución de la hemostasia por disfunción plaquetaria debido a un defecto de la glucoproteína

de membrana IIb-IIIa, que juega un papel importante en la adhesión y agregación plaquetarias.

Resulta básico determinar si la anticoagulación es sólo relativa al proceso interno del tratamiento

de diálisis o si el paciente se halla con anticoagulación permanente por alguna patología

asociada.

Además, los pacientes que reciben diálisis, presentan un hematocrito promedio de 25% y el

conteo plaquetario disminuye aproximadamente en un 17 a 20%.(5)

Se considera que un recuento plaquetario superior a 100x10e9/L proporciona una hemostasia

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adecuada para cualquier procedimiento. Cuando la cifra se sitúa entre 50-100x10e 9/L el

aumento de la incidencia de sangrados orales tras un procedimiento dental es posible, pero

infrecuente. Por debajo de este rango los procedimientos invasivos deberían ser diferidos o

realizados bajo transfusión de plaquetas y en un centro especializado.

Como se ha expresado, en general se efectúan tres sesiones por semana; el tratamiento

odontológico debe realizarse entre diálisis, ya que en ese momento el paciente se encuentra en

mejores condiciones en cuanto a hidratación, balance electrolítico y niveles de urea.(4) Ello

sumado a la necesidad de metabolización del anticoagulante empleado,

habitualmente heparina, cuya vida media en el plasma depende de la dosis: cuando se inyectan

por vía IV 100, 400 y 800 U/kg la actividad anticoagulante es de alrededor de 1, 2.5 y 5 horas

respectivamente, por ello se recomienda realizar los procedimientos quirúrgicos por lo menos 8

horas después de finalizada la diálisis; la mejor opción es planear el tratamiento al día siguiente.

Una técnica quirúrgica concienzuda, buen cierre primario y el empleo de agentes hemostáticos

locales, tales como colágeno microfibrilar, celulosa regenerada oxidada, ácido tranexámico,

subgalato de Bi colaborarán en la reducción del sangrado asociado con la cirugía oral y

tratamiento periodontal.(3-5-9)

Los pacientes que se encuentran en tratamiento de diálisis son más susceptibles a desarrollar

procesos infecciosos debido a su estado de debilidad general, depresión del sistema inmune y el

enmascaramiento de signos y síntomas de infección por parte de las drogas que utilizan.(9)

La buena salud oral disminuye los riesgos de infección oral y por lo tanto el riesgo de septicemia,

endocarditis o endoarteritis en el lugar de acceso a la diálisis vascular.

Existe potencial riego de desarrollar episodios de endocarditis infecciosa, la cual no corresponde

a una complicación aislada, ya que ocurre entre un 2,7 y 9% de pacientes. (5)

Manton and Midda, (5) plantean que los cambios en el volumen de los fluidos y la hemodiálisis

por sí misma afecta el comportamiento cardiaco, creando un mecanismo de estrés que podría

tener un papel en el desarrollo de la endocarditis.

En individuos bajo hemodiálisis se ha reportado endocarditis infecciosa que afecta tejido cardiaco

previamente sano.

En USA y Nueva Zelanda la profilaxis antibiótica antes de procedimientos odontológicos está

recomendada para individuos en diálisis renal y pacientes con trasplante halogénico.

Las Guías de la Sociedad Británica de Terapia Antimicrobiana (BSAC) no recomiendan

profilaxis antibiótica para individuos con enfermedad renal que requieren atención odontológica.

La falta de consenso generalizado y de evidencia científica concluyente no permiten una

respuesta simple para la uso de profilaxis antibiótica en pacientes con IRC, deberá prevalecer el

criterio profesional en la decisión, considerando además de los factores ya mencionados, la

frecuencia, naturaleza, magnitud y duración de la bacteriemia asociada a los procedimientos

odontológicos a desarrollarse.

Así en caso de indicarse, puede instaurarse el tratamiento profiláctico antibiótico recomendado

para endocarditis infecciosa siguiendo el esquema propuesto por la American Heart Association.

Se considera que una dosis única de amoxicilina es segura y de elección para pacientes sin

antecedentes de alergia a penicilina, se considera que reduce la incidencia, naturaleza y

duración de la bacteriemia, aunque no hay datos de que esta reducción disminuya el riesgo de

endocarditis.

Los pacientes a menudo son tratados con medicamentos antihipertensivos, por lo cual es

importante el manejo del estrés durante la asistencia odontológica, que podría elevar la presión

sistólica. Controlar la presión arterial antes y durante la atención es de importancia, como así

también considerar el uso de sedación para evitar variaciones de la presión arterial causadas por

estrés. (5) Durante el tratamiento se debe evitar presionar los aditamentos arteriovenosos,

necesarios para efectuar la diálisis, ya sea con el brazalete para toma de presión o por la

posición en el sillón dental.

En procedimientos prolongados, además de procurar una posición cómoda en el sillón dental, es

recomendable que el enfermo se pare y camine, ya que es frecuente que como secuela del

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tratamiento de hemodiálisis presente algún grado de hipertensión pulmonar y disfunción cardíaca

congestiva.

Dado que estos pacientes son expuestos a un gran número de transfusiones e intercambios

sanguíneos, así como la inmunosupresión en relación con su falla renal, existe un mayor riesgo a

contraer infecciones como hepatitis B y C, tuberculosis y VIH. Por lo tanto, es importante un

monitoreo periódico de estas. (4-5-9)

Muchas de las manifestaciones bucales mencionadas en la descripción general de la IRC

disminuirán o desaparecerán al establecerse el tratamiento de diálisis, otras permanecerán o se

acentuarán. Los cambios hematológicos son los más difíciles de controlar, persistirá una anemia

resistente por falta de influencia metabólica de la eritropoyetina, lo que continuará exponiendo a

los pacientes a atrofia anémica de la mucosa, a la posible aparición de úlceras e irritaciones por

falta de densidad epitelial. La trombocitopenia y trombastenia, así como una aumentada

fragilidad capilar, expondrán a los pacientes a eventos de extravasación (equimosis, hematomas)

y sangrado.(l) Existe el riesgo de formación de grandes hematomas en los procedimientos

quirúrgicos.

Se habrá de evaluar con el médico la atención en centros interdisciplinarios especializados en la

atención de pacientes en riesgo médico ante infecciones severas o requerimientos odontológicos

mayores

III. En pacientes trasplantados

Para comprender mejor el manejo clínico del paciente con transplante renal resulta conveniente

analizarlo a partir de de dos estadios: pretrasplante y postrasplante.

En el paciente candidato a recibir transplante renal el tratamiento odontológico previo es

obligatorio e ineludible en los protocolos de la mayoría de los centros especializados. En esta

etapa el enfermo presenta una disfunción renal severa o estará bajo control de diálisis, por lo que

su atención se hará bajo los lineamientos descriptos para IRC y diálisis.

La condición bucal, periodontal, y dental no deben ser factores de manifestaciones inflamatorias

e infecciosas crónicas o agudas, que pudieran afectar la estabilidad y pronóstico del órgano a

injertar. La infección debe ser prevenida, de tal manera que dientes que en otro momento se

intentaría una reconstrucción sofisticada (terapia regeneradora, tratamiento de furcas,

endodoncia de difícil acceso) deberán ser condenados a extracción, para evitar complicaciones

futuras.(l) Cuando se indiquen tratamientos con aparatología protética fija, ésta deberá instalarse

con tiempo suficiente como para poder evaluar la respuesta endodóntica y periodontal de los

dientes pilares. Ante lesiones periapicales asintomáticas, que usualmente son sometidas a

observación, es recomendable su eliminación profiláctica, por el riesgo de reactivación en

individuos con deficiencia inmune.(l) Deberán establecerse procedimientos de higiene oral y un

programa de mantenimiento periódico consensuando con el paciente y sus familiares directos.

Desde los puntos de vista psicológico y funcional el paciente con transplante renal suele estar en

mejores condiciones que aquel bajo diálisis, aunque tiene características particulares. Como los

pacientes trasplantados, con excepción de quienes reciben el órgano de un gemelo idéntico,

requieren de terapia inmunosupresora de por vida para minimizar el rechazo, debe tenerse

presente que se suprimen respuestas inmunes.

Los agentes comúnmente usados son prednisolona, aziatropina, ciclosporina y tacrolimus.

Será importante entonces tener presente el amplio espectro de posibles efectos colaterales de

las drogas inmunosupresoras, como hipertensión, osteoporosis, daño hepático, daño

pancreático, psicosis, anemia, leucopenia, trombocitopenia, neuropatías, temblores, cefaleas,

parestesias, convulsiones, debilidad muscular, obnubilación, arritmias, taquicardia, hipofunción

corticosuprarenal, hiperglucemia, hipermagnecemia, hiperuricemia, aumento de colesterol y

triglicéridos, aumento de las enzimas de colestasis y de la bilirrubina, nefrotoxicicidad, náuseas,

vómitos, diarreas, esofagitis, gastritis, aumento de peso, rash cutáneo, neumonitis, trastornos del

periodo menstrual, alteraciones en los procesos cicatrizales, infección por supresión de la

respuesta inmune, cáncer asociado, etc.

Durante la fase temprana de postrasplante, primeros 3 meses siguientes al trasplante, el

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paciente estará severamente inmunodeprimido, cualquier manejo odontológico sólo debe incluir

situaciones de urgencia. En caso de ser requerido un proceso invasivo, debe realizarse en

centros interdisciplinarios especializados. (10)

Si una adecuada preparación inicial del paciente fue llevada a cabo, esta fase y la siguiente

(estadio estable postrasplante) se caracterizarán por acciones periódicas de prevención y

mantenimiento.

Sin embargo, de requerirse tratamiento odontológico, aunque el paciente se halle en vías de una

recuperación de su función renal deberán tenerse en cuenta ciertas condiciones:

♦ Susceptibilidad infecciosa.

En caso de presentarse un proceso infeccioso la terapia antimicrobiana debe ser intensiva,

preferentemente apoyándose en antibiogramas, para utilizar fármacos específicos.

Pueden presentarse infecciones bacterianas no usuales, como las de causa entérica. Las

afecciones por hongos más frecuentes corresponden a diferentes especies de candida. Ante

estados micóticos crónicos graves puede emplearse fluconazol 100 mg por día. Para infecciones

virales, la más común es la producida por citomegalovirus, puede tratarse con ganciclovir. Son

frecuentes también infecciones por herpes simple, zoster y Epsteim Barr. (l)

En lo referente al empleo de profilaxis antimicrobiana, con consenso del médico tratante, se

propone adoptar iguales consideraciones que las ya mencionadas con anterioridad.

♦ Uso de ciclosporina.

El agrandamiento gingival es la manifestación oral mas reportada de la enfermedad renal, puede

ser inducida por ciclosporina y/ o bloqueadores de los canales de Ca. Se ha descripto también la

aparición de vesículas como efecto secundario del inmunosupresor.

La hiperplasia gingival se halla confinada a la encía libre o la papila interdental. No se manifiesta

en zonas desdentadas, el tejido se presenta de color rosa, denso, resiliente, con una superficie

rugosa, con pequeñas fisuras, extremadamente frágil, con sangrado al sondaje. Comienza por

las papilas, con mayor frecuencia en la zona anterior y en las superficies vestibulares y va

aumentando hasta unirse con la de los dientes vecinos interfiriendo la oclusión, masticación y

fonación. No existe unanimidad de criterios en cuanto a su relación con dosis, tiempo de

tratamiento, edad, sexo, sinergismo con otras drogas, en especial con los hipotensores

bloqueadores de los canales de Ca. La asociación de ciclosporina con nifedipina aumenta la

incidencia y severidad.

Aunque algunos pacientes no refieren mejorías con el control de placa bacteriana, en otros

pareciera que esta terapia mejora el tamaño de las lesiones o disminuye la severidad, pero no la

prevalencia. Se ha descrito que el metabolito OL-17 de la ciclosporina podría interactuar con

cierta subpoblación fenotípicamente distinta del fibroblasto gingival, desencadenando en el

aumento de la síntesis de proteínas y proliferación celular. Estudios in vitro en fibroblastos

humanos han ratificado una variedad de respuestas celulares individuales en su proliferación(16).

Esta heterogeneidad fibroblástica también afecta la actividad sobre los tejidos de las colagenasas

y metaloproteinasas. Otra posible causa de la variabilidad de respuestas ante los pacientes

expuestos a la ciclosporina sería la expresión de cierto antígeno linfocitario humano (HLA-DR1),

el cual presentaría un rol protector ante el desencadenamiento de agrandamientos gingivales, a

diferencia del HLA-DR2, el cual aumentaría el riesgo de desencadenar dicha entidad patológica.

En el tejido conectivo in vitro la ciclosporina provocaría un aumento de la matriz,

glicoaminoglicanos no sulfatados y en la síntesis colágena, pero no en la síntesis de ADN, con un

aumento en el nivel de procolágeno tipo I. Recientemente se ha asociado la proliferación

fibroblástica y de los constituyentes de la matriz conectiva a factores de crecimiento como el

factor de crecimiento B derivado de las plaquetas, sugiriendo además, que el macrófago

cambiaría el fenotipo y la regulación de este factor, contribuyendo al agrandamiento gingival

asociado a ciclosporina. La mayoría de los estudios sugiere una inhibición en el desarrollo y

recurrencia del agrandamiento asociado a ciclosporina al control del biofilm bacteriano y

reducción de la inflamación. Se sugiere que in vitro la ciclosporina inhibe el efecto del

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lipopolisacárido (LPS), por lo que la concentración de LPS que resulta normalmente citotóxica a

los fibroblastos causa una proliferación fibroblástica a causa de la ciclosporina.

La eliminación quirúrgica de la hiperplasia gingival puede ser indicada por razones estéticas,

funcionales y para poder aplicar mejores medidas de higiene. Es común la recurrencia,

especialmente cuando la higiene oral es inadecuada, resaltando la necesidad de un control de

placa efectivo a largo tiempo.

Otras medidas terapéuticas ensayadas son las referidas al uso de enjuagatorios con folatos

(Rossing y colaboradores), o el empleo de azitromicina, basándose en su capacidad de

concentrarse en los sitios de mayor inflamación.

El manejo ideal del agrandamiento gingival inducido por drogas es sustituir la droga, cuando ello

sea posible.

En lo referente al uso de otros inmunosupresores: los efectos secundarios generales con

tacrolimus son semejantes a los de la ciclosporina, aunque el agrandamiento gingival es menos

frecuente.(12) Los corticoides además de las frecuentes complicaciones metabólicas provocan

un marcado retardo de la cicatrización. Azatioprina es bien tolerada en general, pero puede

producir efectos secundarios importantes, como depresión medular que afecta primero la

leucopoyesis y posteriormente la trombopoyesis y la producción de hematomas.

El mofetil micofenolato puede provocar neutropenia y linfopenia graves, diarrea, esofagitis,

gastritis además de infecciones oportunistas.

Como efecto colateral del uso de inmunosupresores en general debemos mencionar la

hiperuricemia que conlleva la posible deposición de cristales de uratos en la articulación

temporomandibular. También son frecuentes las neuropatías, que podemos evidenciarlas como

adormecimiento o cosquilleo lingual, y/o con hiperestesia perioral aunque transitoria, así como la

aparición de úlceras en mucosa yugal, lingual y labial. Pueden observarse además:

hiperpigmentación melánica en la mucosa bucal en general, retraso en la erupción dentaria e

hipoplasias severas del esmalte dentario. Si el transplante fue realizado en niños, en el estudio

radiológico podemos hallar resorción subperióstica, perdida parcial de corticales, y alteraciones

en el trabeculado óseo.(l)

Otro factor de riesgo a tener en cuenta es la indicación de inmunosupresores en forma asociada,

en programas dobles, triples y hasta cuádruples; lo que sumado a tratamientos concomitantes

con otros fármacos, y al deterioro previo del paciente exigirán un monitoreo medico-

odontológico exhaustivo.

♦ Evaluar suplemento de corticoesteroides.

Deberá ser considerada especialmente ante infecciones agudas bucodentales y en

procedimientos odontológicos que por su duración o intensidad requieran manipulaciones

significativas. En el pasado se usaban grandes dosis (hasta 200 mg de hidrocortisona) pero

protocolos más recientes recomiendan dosis fisiológicas más bajas. Se sugiere duplicar la dosis

diaria habitual y repetirla el día siguiente en tratamientos simples, y para tratamientos quirúrgicos

la aplicación de 100 mg de hidrocortisona cada 6 horas, iniciando antes del procedimiento para ir

reduciendo la dosis en los siguientes 3 días. (12)

Un estadio no deseado pero probable es el rechazo del injerto; en este caso los síntomas de

disfunción renal reaparecerán en grado de severidad variable y en aumento. La terapia de

inmunosupresión será intensa, tanto por el tipo de fármacos, combinaciones y dosificaciones que

se adopten. Habitualmente se indican rapamicina, brequinar sódico o anticuerpos monoclonales

Los procedimientos invasivos deben ser evitados, sólo en casos de extrema urgencia se debe

intervenir y en ambiente adecuado. En este caso la profilaxis antibiótica deberá ser

implementada con fármacos específicos que se acuerden con el médico tratante.

Durante el periodo de rechazo se instaurara solamente tratamiento paliativo para las lesiones

de la mucosa bucal: enjuagatorios con peróxido de hidrogeno al 10 %, leche de magnesia,

sucralfato, bencidamina o aplicaciones tópicas locales de lidocaina.

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Conclusiones

La importancia de un tratamiento odontológico en los pacientes con insuficiencia renal crónica

radica en una evaluación oportuna de la cavidad oral como fuente de infección. La detección

oportuna de patologías orales y las medidas de prevención permitirían una rápida corrección con

un tratamiento odontológico convencional sin la necesidad de adoptar medidas terapéuticas más

complejas.

Es importante considerar la tendencia al sangrado, el riesgo de infección y el uso de

medicamentos antes de tratar a estos pacientes.

La profilaxis antibiótica es sólo uno de los ejes aconsejados para la prevención de la

endocarditis infecciosa en estos enfermos, comprende a un conjunto de medidas dentro de los

cuales se destaca el mantenimiento de una óptima salud bucal óptima

Esta enfermedad tiene consecuencias que afectan la cavidad bucal de variadas formas, que

llevan a una pérdida de la función, estética y confort, así como serias repercusiones sistémicas.

Por lo tanto, el odontólogo general debe resguardar de la mejor manera el cuidado de la salud en

los pacientes que desarrollan esta patología, con una estrategia cuidadosa que debe incluir la

concientización en la importancia del mantenimiento y control de la salud bucal, así como la

valoración de la derivación a un centro interdisciplinario especializado cuando resulte indicado.

* Odontólogo

Coordinador Odontológico

Centro para la atención odontológica de pacientes en riesgo médico CLAPAR II

Cátedra de Patología y Clinica Bucodental

Facultad de Odontología Universidad de Buenos Aires

[email protected]

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