2
CONDUCTISMO Y REDUCCIONISMO ANALITICO La discusión académica más frecuente en la actualidad, dentro de la psicología, se ha dado en torno a la tradición conductista y el cognoscitivismo funcionalista. El análisis se ha dado fundamentalmente en un contexto lingüístico. En el ámbito del lenguaje natural encontramos un grupo de expresiones o modismos del tipo X cree que Y, X desea que Y, X piensa que Y. Estos enunciados se conocen como de "actitud proposicional" y se dice que capturan un tipo de entidades que pueden describirse como poseyendo dos atributos propios de lo mental: la intencionalidad y la racionalidad; y el análisis de estos enunciados ayudaría a revelar la naturaleza de la mente. Esta aserción es, por supuesto, discutible ya que estos enunciados, por su cualidad de ser referencialmente opacos, son refractarios a describir nomológicamente las entidades que caen bajo su rango. La ciencia necesita hacer explicaciones nomológico-causales y la mente debe ser descrita como un agente causal. Esta necesidad de describir la mente causalmente, con todos los problemas que ello genera, se debe a lo que Ryle denomina el error categorial cartesiano. Un ejemplo de esto es lo siguiente: "Un extranjero ve por primera vez un partido de fútbol. Aprende cuál es la función de los arqueros, los defensores, los delanteros y del árbitro y pregunta: "¿No hay nadie en el campo de juego que tenga como función contribuir a la conciencia de equipo? Veo quien ataja, quien defiende y quien ataca, pero no veo a nadie a quien corresponda ejercitar el "sprit de corps" ...habría que explicar que está buscando lo que no corresponde. La conciencia de equipo no es una parte del fútbol complementaria de las otras; es, en términos generales, el empeño con que se lleva a cabo cada una de esas funciones.." (G.Ryle, 1967 p.20) y, por lo tanto, "se diluye la consagrada oposición entre mente y materia..." (op.cit. p.24). Para Ryle el mal entendido de confundir el lenguaje mental y el físico como pertenecientes a la misma categoría lógica ha producido confusiones y problemas ontológicos, como suponer la existencia de una relación causal entre lo mental y lo físico, cuando lo único que hay es una mala utilización del lenguaje. La solución a este problema estriba en encontrar un definiens físico adecuado para el definiendum mental o, como dice Fodor, "Por cada prodicado mental que pueda ser empleado en una explicación psicológica, debe haber al menos una descripción de la conducta con respecto a la cual ese predicado guarda una conexión lógica" (J.Fodor, 1980 p.83). El problema se nos traslada, así, del ámbito ontológico al semántico y al lógico. Al semántico, porque, para que un enunciado tenga significado, debemos estipular las condiciones operacionales que determinen la conducta observada y al lógico, porque, para que la sinonimia sea adecuada el enunciado de la derecha y el de la izquierda deben ser equivalentes, es decir, deben poseer los mismos valores de verdad. Si el programa de Ryle tuviera éxito solucionaría varios problemas. Primero, diluye el problema ontológico de las entidades mentales, segundo, evita el problema semántico de la opacidad referencial al reemplazarlos por enunciadossignificativos, contrastables y verficables operacionalmente y, tercero, permite presentar los enunciados de la teoría psicológica en un esqueleto lógico y determinar su carácter y cierre deductivo. Según el verificacionismo el problema de la definición queda resuelto por el uso de definiciones parafrasísticas que, en el caso de la psicología deben ser conductuales, empíricas. El programa, sin embargo, ha sido cuestionada, porque, en primer lugar, el criterio de empiricidad atenta contra el mismo criterio de significado al no poseer éste carácter empírico y, en consecuencia, se autorrefuta. En segundo lugar, el análisis de los términos de creencia no mantienen la equivalencia lógica entre el lado izquierdo (definiendum) y el derecho (definiens) de la definición, v.gr: "Pérez cree que hay un incendio en la cercanía = def. Bajo circunstancias especiales, al existir un incendio en la cercanía, Pérez se comportará de modo adecuado a la existencia de un incendio en su espacio próximo, podría ser falso en una de sus partes y verdadero en otra. Podemos concebir a Pérez en un ejercicio bomberil y comportarse como si hubiera un incendio cercano. Casualmente podría producirse un incendio y Pérez no saberlo, sin embargo Pérez no cree que existe un incendio y se comporta como si lo hubiera. Así, el definiendum es falso y, sin embargo, el definiens es verdadero" (J.Cornman,1987, p.182). El conductismo, en su acepción fuerte, ha visto declinar su influencia en la psicología académica desde fines de la década del cincuenta. El supuesto de una "caja negra" carente de organización y de la cual no se puede decir nada se ha visto seriamente dañado por los aportes de la etología, la experimentación en psicología (v.gr: García y Kölling y el principio de la adecuadión del estímulo) y la teoría de la información que hace suponer, como mínimo, que la "caja negra" es un poderoso procesador de tipo booleano. Todos estos aportes hacen difícil aceptar los supuestos duros del programa conductista como son la correspondencia entre aprendizaje y realidad externa y la equipotencialidad de estímulos, especies e individuos. El legado conductista se mantiene, sin embargo, en dos ámbitos: el de la clínica y el de la metodología. Tanto el éxito empírico de las estrategias de cambio conductual, así como la exigencia de un diseño experimental riguroso y la necesidad de la autoridad de la comunidad científica en los enunciados de la psicología científica, mantienen su vigencia como un aporte específico de esta tradición psicológica. Pero la incapacidad de la teoría para hacer predicciones osadas y producir una nueva tecnología han orientado a la psicología por otros rumbos. El reduccionismo biológico y el funcionalismo son las alternativas teóricas privilegiadas de las postrimerías de este siglo. NEUROCIENCIAS Y REDUCCIONISMO FISIOLOGICO Mencionamos que el tipo de enunciados que se dice captura los atributos mentales toma la forma "X cree (piensa, desea etc..) que Y", y que el esfuerzo contemporáneo por dilucidar el estatus de la psicología como ciencia estaba ligado al análisis de éstos. El rasgo definitorio de los lenguajes y de los símbolos en general es la referencialidad. En esta última podemos distinguir dos dimensiones: el sentido o significado y la denotación. Entendemos por la primera "el modo de darse de un objeto" y por la segunda "la designación del objeto". Existen, por lo tanto, dos estrategias para eliminar los enunciados de actitud proposicional. Uno atendiendo a la reducción de los significados y, por lo tanto, a una crítica en el ámbito de lo

Conductismo y Reduccionismo Analitico, y Neurociencias

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Conductismo y Reduccionismo Analitico, y Neurociencias

CONDUCTISMO Y REDUCCIONISMO ANALITICO La discusión académica más frecuente en la actualidad, dentro de la psicología, se ha dado en torno a la tradición conductista

y el cognoscitivismo funcionalista. El análisis se ha dado fundamentalmente en un contexto lingüístico. En el ámbito del lenguaje natural encontramos un grupo de expresiones o modismos del tipo X cree que Y, X desea que Y, X

piensa que Y. Estos enunciados se conocen como de "actitud proposicional" y se dice que capturan un tipo de entidades que

pueden describirse como poseyendo dos atributos propios de lo mental: la intencionalidad y la racionalidad; y el análisis de

estos enunciados ayudaría a revelar la naturaleza de la mente. Esta aserción es, por supuesto, discutible ya que estos

enunciados, por su cualidad de ser referencialmente opacos, son refractarios a describir nomológicamente las entidades que

caen bajo su rango. La ciencia necesita hacer explicaciones nomológico-causales y la mente debe ser descrita como un agente

causal. Esta necesidad de describir la mente causalmente, con todos los problemas que ello genera, se debe a lo que Ryle

denomina el error categorial cartesiano. Un ejemplo de esto es lo siguiente: "Un extranjero ve por primera vez un partido de

fútbol. Aprende cuál es la función de los arqueros, los defensores, los delanteros y del árbitro y pregunta: "¿No hay nadie en

el campo de juego que tenga como función contribuir a la conciencia de equipo? Veo quien ataja, quien defiende y quien

ataca, pero no veo a nadie a quien corresponda ejercitar el "sprit de corps" ...habría que explicar que está buscando lo que no

corresponde. La conciencia de equipo no es una parte del fútbol complementaria de las otras; es, en términos generales, el

empeño con que se lleva a cabo cada una de esas funciones.." (G.Ryle, 1967 p.20) y, por lo tanto, "se diluye la consagrada

oposición entre mente y materia..." (op.cit. p.24). Para Ryle el mal entendido de confundir el lenguaje mental y el físico como

pertenecientes a la misma categoría lógica ha producido confusiones y problemas ontológicos, como suponer la existencia de

una relación causal entre lo mental y lo físico, cuando lo único que hay es una mala utilización del lenguaje. La solución a

este problema estriba en encontrar un definiens físico adecuado para el definiendum mental o, como dice Fodor, "Por cada

prodicado mental que pueda ser empleado en una explicación psicológica, debe haber al menos una descripción de la

conducta con respecto a la cual ese predicado guarda una conexión lógica" (J.Fodor, 1980 p.83). El problema se nos traslada,

así, del ámbito ontológico al semántico y al lógico. Al semántico, porque, para que un enunciado tenga significado, debemos

estipular las condiciones operacionales que determinen la conducta observada y al lógico, porque, para que la sinonimia sea

adecuada el enunciado de la derecha y el de la izquierda deben ser equivalentes, es decir, deben poseer los mismos valores de

verdad. Si el programa de Ryle tuviera éxito solucionaría varios problemas. Primero, diluye el problema ontológico de las

entidades mentales, segundo, evita el problema semántico de la opacidad referencial al reemplazarlos por

enunciadossignificativos, contrastables y verficables operacionalmente y, tercero, permite presentar los enunciados de la

teoría psicológica en un esqueleto lógico y determinar su carácter y cierre deductivo. Según el verificacionismo el problema

de la definición queda resuelto por el uso de definiciones parafrasísticas que, en el caso de la psicología deben ser

conductuales, empíricas. El programa, sin embargo, ha sido cuestionada, porque, en primer lugar, el criterio de empiricidad

atenta contra el mismo criterio de significado al no poseer éste carácter empírico y, en consecuencia, se autorrefuta. En

segundo lugar, el análisis de los términos de creencia no mantienen la equivalencia lógica entre el lado izquierdo

(definiendum) y el derecho (definiens) de la definición, v.gr: "Pérez cree que hay un incendio en la cercanía =def. Bajo circunstancias especiales, al existir un incendio en la cercanía,

Pérez se comportará de modo adecuado a la existencia de un incendio en su espacio próximo, podría ser falso en una de sus

partes y verdadero en otra. Podemos concebir a Pérez en un ejercicio bomberil y comportarse como si hubiera un incendio

cercano. Casualmente podría producirse un incendio y Pérez no saberlo, sin embargo Pérez no cree que existe un incendio y

se comporta como si lo hubiera. Así, el definiendum es falso y, sin embargo, el definiens es verdadero" (J.Cornman,1987,

p.182). El conductismo, en su acepción fuerte, ha visto declinar su influencia en la psicología académica desde fines de la década del

cincuenta. El supuesto de una "caja negra" carente de organización y de la cual no se puede decir nada se ha visto seriamente

dañado por los aportes de la etología, la experimentación en psicología (v.gr: García y Kölling y el principio de la

adecuadión del estímulo) y la teoría de la información que hace suponer, como mínimo, que la "caja negra" es un poderoso

procesador de tipo booleano. Todos estos aportes hacen difícil aceptar los supuestos duros del programa conductista como

son la correspondencia entre aprendizaje y realidad externa y la equipotencialidad de estímulos, especies e individuos. El

legado conductista se mantiene, sin embargo, en dos ámbitos: el de la clínica y el de la metodología. Tanto el éxito empírico

de las estrategias de cambio conductual, así como la exigencia de un diseño experimental riguroso y la necesidad de la

autoridad de la comunidad científica en los enunciados de la psicología científica, mantienen su vigencia como un aporte

específico de esta tradición psicológica. Pero la incapacidad de la teoría para hacer predicciones osadas y producir una nueva

tecnología han orientado a la psicología por otros rumbos. El reduccionismo biológico y el funcionalismo son las alternativas

teóricas privilegiadas de las postrimerías de este siglo. NEUROCIENCIAS Y REDUCCIONISMO FISIOLOGICO Mencionamos que el tipo de enunciados que se dice captura los atributos mentales toma la forma "X cree (piensa, desea etc..)

que Y", y que el esfuerzo contemporáneo por dilucidar el estatus de la psicología como ciencia estaba ligado al análisis de

éstos. El rasgo definitorio de los lenguajes y de los símbolos en general es la referencialidad. En esta última podemos

distinguir dos dimensiones: el sentido o significado y la denotación. Entendemos por la primera "el modo de darse de un

objeto" y por la segunda "la designación del objeto". Existen, por lo tanto, dos estrategias para eliminar los enunciados de

actitud proposicional. Uno atendiendo a la reducción de los significados y, por lo tanto, a una crítica en el ámbito de lo

Page 2: Conductismo y Reduccionismo Analitico, y Neurociencias

analitico, camino seguido por Ryle y el conductismo lógico; y otro, en el nivel contingente, reduciendo el "objeto mental" a

su "objeto físico". Este segundo camino lo ha seguido la teoría de la identidad tipo-tipo" o materialismo reduccionista que

"afirma que existe una especie de ¢ identidad¢ entre los procesos mentales y determinados procesos cerebrales: no una

identidad en sentido lógico, pero aun así existe una identidad del tipo de la que existe entre ¢ la estrella verpertina¢ y ¢ la

estrella matutina¢ , que constituyen nombres alternativos de uno y el mismo planeta, Venus, por más que también denoten

diferentes apariencias del planeta Venus". (K.Popper, 1980 p.62). En consecuencia, la reducción es posible, porque la clase

de objetos descritos por los enunciados de actitud proposicional es coextensiva con la clase de objetos descrita por los

enunciados de la teoría física. La teoría de la identidad o teoría tipo-tipo propone que podemos hacer una taxonomía de los estados mentales y los estados

cerebrales que sean numéricamente iguales, podemos, entonces, establecer una relación de identidad biunívoca entre unos y

otros a través de una reducción interteórica. Esto significa que para todo x que sea idéntico a todo y debe darse que si y sólo

si predicamos F de x entonces también predicamos F de y (Ley de Leibniz -ver nota6-). En síntesis, lo que pretende la teoría

de la identidad es reducir el vocabulario de la psicología popular al lenguaje de las neurociencias (y, en última instancia, al de

la física por ser ésta la ciencia "dura" por antonomasia). Este proyecto se basa en el éxito de las neurociencias al lograr

identificar ciertas áreas funcionales del cerebro y los notables avances de la química cerebral y su relación con el

comportamiento afectivo, cognoscitivo y motor. Fenómenos como el lenguaje, la percepción, la adicción a las drogas y las

esquizofrenias han demostrado la estrecha relación entre cerebro y conducta. La teoría de la identidad no niega que las

descripciones propuestas por la teoría de la psicología popular sean correctas, lo que niega es que la teoría de la psicología

popular sea una teoría adecuada para explicar y predecir los fenómenos psíquicos, ya que ésta carece de un marco conceptual

bien definido y su lenguaje, más que falso, es vago e insuficiente para describir lo mismo que, de modo más riguroso y

exacto, realiza la teoría neuropsicológica. Utilizando el ejemplo del reconocimiento de caras de la nota10

, decir que Juan no

puede reconocer el rostro de Inés (prosopagnosia) equivale a decir que las fibras de la neuronax en las áreas de Brodman 20 y

21 del hemisferio derecho de Juan no han sido activadas (más correcto aún, toda incapacidad para reconocer rostros es

equivalente con toda inactivación de las fibras de la neuronax en las áreas de Brodman 20 y 21 del hemisferio derecho, de

ahí la identidad tipo-tipo). De la ley de Leibniz, se deriva un corolario denominado "ley de los epítetos transferibles" que estipula que los predicados de

una como de otra teoría son equivalentes y, por lo tanto, intercambiables. Se aduce, sin embargo, que sería absolutamente

incorrecto decir que, por ej., si la fibra de la neuronax que se encuentra a 2cms del tálamo está activada debido a un dolor

agudo en mi pierna derecha, yo pueda decir que tengo un dolor agudo a 2cms del tálamo. O, viceversa, hablar que "X cree

que Y" pueda parafrasearse como "la neuronax cree que Y". La teoría de la identidad se enfrenta, además, al problema, v.gr:,

de identificar el tipo de dolor (mental) con una enorme variedad de diversas instancias físicas de las cuales éste puede

predicarse. Podemos perfectamente imaginar un marciano hecho de silicio que presente todos los rasgos conductuales del

dolor y, sin embargo, el tipo físico es de una naturaleza distinta a las entidades carbónicas. La identidad, en este caso, es más

apropiado pensarla entre instancias (tokens) que entre tipos. Antes de revisar las teorías de la identidad como instancias

debemos mencionar un tipo de materialismo que no apela a la reducción interteórica, sino a la eliminación del lenguaje

mentalista. MATERIALISMO ELIMINACIONISTA El eliminacionismo postula que las teorías que usan un lenguaje psicológico-mentalista son falsas, tienen referencia vacía y,

por lo tanto, son puras ficciones. No es que sean incompletas y que su lenguaje sea deficiente, es que su lenguaje no designa

nada y, por ende, hablar de un estado mental como el dolor es como hablar de Don Quijote. El ejemplo paradigmático es la

teoría de los esquizofrénicos como posesos. En la medida que la psiquiatría ha progresado sabemos que la causa del delirio

esquizofrénico no está en una posesión demoníaca, sino en un trastorno que compromete al neurotransmisor dopamina. La

teoría de la posesión no es un lenguaje incompleto, sino falso. Nunca existieron los demonios, siempre se trató de un déficit

dopaminérgico. Lo mismo sucede con el lenguaje mentalista. Nunca ha existido la creencia que P, lo único que ha existido

siempre es la descarga de la fibra de la neuronax. En consecuencia, dice el eliminacionismo, el progreso del conocimiento y

de la ciencia reemplazará naturalmente los vocables falsos del lenguaje mental por el correcto de la neurociencia y la física.

El problema con la interpretación eliminacionista es que niega que los deseos, creencias, razones etc.. hayan tenido alguna

importancia causal en la economía e historia del comportamiento humano y, a su vez, se autorrefuta ya que podemos predicar

de ella lo mismo que dice J.B.Pratt del epifenomenismo "decir que un pensamiento es incluso en un grado mínimo causa del

pensamiento siguiente sería erróneo. En el proceso conocido como razonamiento, por lo tanto, es un error suponer que las

relaciones lógicas conscientes tengan algo que ver con el resultado... Puede ser que pensemos lógicamente; pero si lo

hacemos, ésto no se debe a que la lógica tenga algo que ver con nuestras conclusiones, sino porque las moléculas cerebrales,

para decirlo de alguna forma, han colisionado de una manera adecuada. Queda claro, entonces, que ninguna conclusión que

los seres humanos podamos alcanzar pueden basarse en la lógica. Es imposible, para siempre, demostrar que cualquier tesis

es lógicamente necesaria" (J.W.Cornman, 1987, p.168).