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Constitución de identidad, constitución de humanidad desde Nuestra América (Texto revisado correspondiente a la conferencia de cierre ofrecida en el IV° Congreso de ULAPSI “Construyendo la identidad latinoamericana de la Psicología, 26-28 de abril de 2012, Montevideo, Uruguay. ) Yamandú Acosta Universidad de la República, Montevideo, Uruguay www.anii.cvuy E-mail: [email protected] Introducción La Unión Latinoamericana de Psicología (ULAPSI) ha convocado a debatir en torno a “La identidad latinoamericana de la Psicología” y su Presidente, el Prof. Psicólogo Carlos Lesino, con quien me une una larga amistad que el tiempo no ha hecho sino fortalecer, en conocimiento de mi también larga dedicación a la filosofía latinoamericana, me ha distinguido invitándome a exponer en la jornada de cierre de la actividad convocada –lo que agradezco tanto en su carácter de señal de amistad como de reconocimiento a mi trayectoria de investigación y reflexión- poniéndome frente al desafío de aportar una exposición que pueda ser pertinente al eje problemático de referencia de las exposiciones y debates de los tres días transcurridos. La ubicación en la instancia de clausura del evento de un expositor que tiene en la filosofía su matriz disciplinaria de origen –aunque desde ella se haya abierto cada vez más a la multidisciplina, la interdisciplina, la transdisciplina y en definitiva, la indisciplina-, podría tal vez responder a la lectura hegeliana del lugar de la filosofía que se ofrece en el Prefacio a la Filosofía del Derecho fechado en Berlín el 25 de junio de 1820, en el que se enuncia “Cuando la filosofía pinta el claroscuro, ya un aspecto de las vida ha envejecido y en la penumbra no se la puede rejuvenecer, sino sólo reconocer: el búho de Minerva inicia su vuelo al caer el crepúsculo” 1 . No obstante, se trata en este caso de la filosofía latinoamericana, que en relación a Hegel, más allá de él y contra él, se constituye como un “filosofar matutino o auroral, (que) confiere al sujeto una participación creadora y transformadora, en cuanto que la 1 Guillermo Federico Hegel, Filosofía del Derecho, Editorial Claridad, Quinta dedición, Buenos Aires, 1968, pág. 37.

Constitución de identidad

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Dr Yamandú Acosta

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  • Constitucin de identidad, constitucin de humanidad desde Nuestra Amrica(Texto revisado correspondiente a la conferencia de cierre ofrecida en el IV Congreso de ULAPSI Construyendo la identidad

    latinoamericana de la Psicologa, 26-28 de abril de 2012, Montevideo, Uruguay. )

    Yamand AcostaUniversidad de la Repblica, Montevideo, Uruguay

    www.anii.cvuy E-mail: [email protected]

    Introduccin

    La Unin Latinoamericana de Psicologa (ULAPSI) ha convocado a debatir en

    torno a La identidad latinoamericana de la Psicologa y su Presidente, el Prof.

    Psiclogo Carlos Lesino, con quien me une una larga amistad que el tiempo no ha hecho

    sino fortalecer, en conocimiento de mi tambin larga dedicacin a la filosofa

    latinoamericana, me ha distinguido invitndome a exponer en la jornada de cierre de la

    actividad convocada lo que agradezco tanto en su carcter de seal de amistad como de

    reconocimiento a mi trayectoria de investigacin y reflexin- ponindome frente al

    desafo de aportar una exposicin que pueda ser pertinente al eje problemtico de

    referencia de las exposiciones y debates de los tres das transcurridos.

    La ubicacin en la instancia de clausura del evento de un expositor que tiene en

    la filosofa su matriz disciplinaria de origen aunque desde ella se haya abierto cada vez ms a la multidisciplina, la interdisciplina, la transdisciplina y en definitiva, la

    indisciplina-, podra tal vez responder a la lectura hegeliana del lugar de la filosofa que

    se ofrece en el Prefacio a la Filosofa del Derecho fechado en Berln el 25 de junio de

    1820, en el que se enuncia Cuando la filosofa pinta el claroscuro, ya un aspecto de las

    vida ha envejecido y en la penumbra no se la puede rejuvenecer, sino slo reconocer: el

    bho de Minerva inicia su vuelo al caer el crepsculo1.

    No obstante, se trata en este caso de la filosofa latinoamericana, que en relacin

    a Hegel, ms all de l y contra l, se constituye como un filosofar matutino o auroral,

    (que) confiere al sujeto una participacin creadora y transformadora, en cuanto que la

    1 Guillermo Federico Hegel, Filosofa del Derecho, Editorial Claridad, Quinta dedicin, Buenos Aires, 1968, pg. 37.

  • filosofa no es ejercida como una funcin justificatoria de un pasado, sino de denuncia de

    un presente y anuncio de un futuro, abiertos a la alteridad como factor de real presencia

    dentro del proceso histrico de las relaciones humanas2.

    A travs de la exposicin en que comenzamos a introducirnos, se procura acompaar la

    iniciativa de la construccin de la identidad latinoamericana de la psicologa. Esta,

    pienso, supone de modo propio desde Amrica Latina, denuncia de este presente y

    anuncio de un futuro abiertos a la alteridad como factor de real presencia dentro del

    proceso histrico de las relaciones humanas , orientacin de sentido terico-prctico-

    estratgico-tctico sobre la que se ha venido muy probablemente debatiendo, que

    resignifica a esta clausura en apertura hacia el horizonte de lo que debe ser porque puede

    ser y es valioso que sea en lo que a la identidad de la psicologa en Amrica Latina se

    refiere.

    Ese pretendido acompaamiento consistir en reflexionar sobre la constitucin de la identidad en sus relaciones con la constitucin de la humanidad desde Nuestra Amrica.

    Se supone conflictivos y nunca acabados los procesos de constitucin de identidad y por

    cierto los de constitucin de humanidad, cuya relacin se estima igualmente conflictiva

    as como inevitable. Parafraseando a Kant nos permitimos postular: constitucin de

    humanidad sin constitucin de identidad es ciega y constitucin de identidad sin

    constitucin de humanidad es vaca3.

    La constitucin de identidad es una mediacin histrica tambin psicolgica- para la

    constitucin de humanidad desde que la posibilidad de constitucin de la humanidad no

    est dada directamente sino a travs de diversas mediaciones. Ms an, lejos de haber

    ingresado propiamente en la historia humana en el marco de la sociedad hoy globalmente

    2 Arturo Andrs Roig, Teora y crtica del pensamiento latinoamericano, FCE, Mxico, 1981, pg. 15. La palabra introducida entre parntesis es nuestra.3 Expresa Kant en la Lgica Trascendental, bajo el ttulo De la lgica en general: Pensamientos sin contenido son vacos; intuiciones sin conceptos son ciegas (I. Kant, Crtica de la razn pura, Losada, 5. Edicin, Buenos Aires, 1967, Tomo I, pg. 202.

  • existente, se ha argumentado que nos encontraramos tal vez apenas en la prehistoria de

    la sociedad humana4.

    Nuestra Amrica, como locus de constitucin de identidad y humanidad tiene una doble

    dimensin tpica y utpica que en Nuestra Amrica de Jos Mart de 1891 encuentra

    un fundamental referente discursivo en relacin al cual potenciar la funcin utpica del

    discurso que al hacer a la constitucin de sujetividad5, lo hace a la de la identidad y a la

    de la humanidad.

    Nuestra Amrica como locus de constitucin de identidad y de humanidad

    Usar la expresin nuestra Amrica para referirnos a la regin geo-histrico-

    cultural que habitualmente llamamos Amrica Latina o Latinoamrica, no obstante

    presentar algunos inconvenientes, presenta comparativamente algunas ventajas.

    Sin intencionalidad de hacerlo, Latinoamrica o Amrica Latina que

    continan teniendo valor de convocatoria en trminos de unidad e integracin hacia el

    interior de esta Amrica y de correspondiente separacin de la otra Amrica, la del norte,

    la Amrica sajona; implican en trminos de construccin de identidad y por tanto de

    humanidad la invisibilizacin de lo indoamericano y lo afroamericano, componentes

    centrales de la identidad y la humanidad en esta Amrica.

    Por su parte, nuestra Amrica implica la referencia a un nosotros. Un

    nosotros tpico en proceso de constitucin que es heterogneo, diverso, conflictivo y

    profundamente inequitativo que encuentra en un nosotros utpico heterogneo,

    diverso, conflictivo pero profundamente igualitario y fraterno el referente trascendental o

    idea crtico-reguladora para transformar el nosotros vigente y superar sus inequidades

    en la perspectiva de una constitucin de identidad, la de nosotros los

    4 Carlos Marx, Prlogo de la Contribucin a la Crtica de la economa Poltica, en C. Marx y F. Engels Obras Escogidas en dos tomos, Editorial Progreso, Mosc, 1955, Tomo I: Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solucin de este antagonismo. Con esta formacin social se cierra, por tanto, la prehistoria de la sociedad humana (pgs. 241-242). 5 Por sujetividad se entiende aqu con Arturo Andrs Roig, la afirmacin del sujeto a travs de la exigencia fundante de ponernos para nosotros y valer sencillamente para nosotros en que el ejercicio del a priori antropolgico que funda la constitucin del sujeto que es constitucin de identidad- consiste.

  • nuestroamericanos que sea un aporte en la constitucin de humanidad desde y para

    nosotros y tambin para los otros, los de la otra Amrica y dems identidades geo-

    histrico-culturales del mundo, inclusin de la diversidad que es condicin para la

    constitucin de la universalidad de lo humano.

    Como adelantamos en nuestra introduccin a esta exposicin, Nuestra Amrica

    de Jos Mart, de cuya primera publicacin en La Revista Ilustrada de Nueva York el 1 de

    enero de 1891 simblica y paradjicamente en la otra Amrica- se cumplieron en 2011,

    ciento veinte aos, aporta de un modo sustantivo, vlido y vigente desde el punto de vista

    analtico-crtico-normativo a esta conflictiva y nunca acabada constitucin de identidad

    y de humanidad, por lo que las orientaciones que en ella aparecen estarn presentes en

    nuestro actual desarrollo, aunque declinaremos de la tentacin de reflexionar una vez ms

    centralmente6 sobre ese texto-manifiesto filosfico, cultural y poltico que como clsico

    es relevante interlocutor del presente.

    La identidad latinoamericana de la psicologa: entre el Nuevo Mundo y Nuestra

    Amrica

    Sin temor a equivocarme puedo decir que el de la identidad, asunto sobre el que

    la convocatoria que hoy nos rene, no es un simple tema aleatoriamente seleccionado

    entre otros muchos posibles para un congreso de psicologa, sino que tiene el rango de

    problema, y ms estrictamente, de problema filosfico autntico. Abonando esta tesis,

    sealaba Mario Sambarino en Morelia, Michoacn, Mxico, en 1975 al reflexionar sobre

    la funcin socio-cultural de la filosofa en Amrica Latina: un problema filosfico es

    autntico cuando se encuentra situado en relacin con la problemtica radical de una

    configuracin socio-cultural7.

    6 Entre 2001 en que se cumplan los ciento diez aos de publicacin del ensayo de Mart y 2011 en que se cumplieron los ciento veinte aos de ese hecho, hemos escrito, presentado en distintos foros y eventualmente publicado una serie de textos que hemos reunido en el libro Reflexiones desde Nuestra Amrica. Estudios latinoamericanos de filosofa de la prctica e historia de las ideas, de prxima publicacin,7 Mario Sambarino, La funcin socio-cultural de la filosofa en Amrica Latina, en id. et. al. La filosofa actual en Amrica Latina, Editorial Grijalbo, Mxico, 1976, pgs. 171-172.

  • El de la identidad es un problema filosfico autntico en tanto se encuentra

    situado en relacin con la problemtica radical de nuestra configuracin socio-cultural

    nuestroamericana, as como por inclusin lo es el de la identidad de la psicologa por lo

    que implica epistemolgicamente en los fundamentos de la propia disciplina y en sus

    proyecciones prcticas a la constitucin de la conflictiva y nunca acabada constitucin de

    aquella identidad de la que forma parte, al aportar, sea a la constitucin de identidades,

    sea a la constitucin de identificaciones inerciales que usurpan el lugar de las identidades

    autnticas.

    Para la elucidacin del problema de la identidad latinoamericana de la

    psicologa entiendo como vlida y vigente la hiptesis con la que el filsofo chileno

    Jos Santos-Herceg en su magnfico libro Conflicto de representaciones. Amrica

    Latina como lugar para la filosofa8, organiza su estudio crtico de la filosofa en

    Amrica Latina, discerniendo entre Filosofa en el Nuevo Mundo9 y Filosofar en

    Nuestra Amrica10 para concluir en la perspectiva de la Filosofa en La Tempestad11.

    La pregunta a la que el libro de Jos Santos responde es a la de la identidad

    latinoamericana de la filosofa. Para ello procedi desde la elucidacin del lugar de la

    filosofa al sujeto de la misma para retornar del sujeto al lugar. En cuanto al lugar,

    Amrica Latina, encontr que compiten una multitud de representaciones, entre ellas,

    las del Nuevo Mundo y de Nuestra Amrica le parecieron las ms extremas y

    antagnicas, entendiendo que al comenzar con la exacerbacin de las diferencias se

    pondra ms en evidencia la hiptesis: una cosa es la filosofa en el Nuevo Mundo y otra

    muy diferente la filosofa de Nuestra Amrica12.

    En efecto:

    Amrica Latina en tanto que Nuevo Mundo es un lugar que fue soado, luego

    inventado, invadido, conquistado, dominado y colonizado, por los espaoles primero,

    pero por otros despus de ellos. Amrica Latina en tanto que Nuestra Amrica es, por su

    parte una tierra desconocida, llagada por el sufrimiento y la muerte; es el sueo de la

    8 Jos Santos-Herceg, Conflicto de representaciones. Amrica Latina como lugar parta la filosofa, FCE, Santiago, Chile, 2010. 9 Ibid. pgs. 31-147.10 Ibid. pgs. 149-262.11 Ibid.pgs. 263-277.12 Ibid. pg. 264.

  • unidad pero sobre todo es reaccin al dolor, resistencia a la dominacin, lucha por la

    autonoma y la independencia. Diferentes representaciones de Amrica Latina: dos

    lugares en uno13.

    Estas diferentes representaciones desde las cuales se desarrolla el pensamiento

    filosfico motivan identidades contrapuestas de la filosofa en Amrica Latina:

    La que surge en el Nuevo Mundo, en tanto que se trata de un lugar conquistado,

    dominado y colonizado, es una reflexin colonizadora, por una parte, y colonizada por

    otra. Aquella que nace en Nuestra Amrica, por el contrario en tanto que aparece en el

    lugar de la amenaza y el dolor, pero tambin de la resistencia y sueo de liberacin, es

    una reflexin que busca reaccionar, resistir en vistas de la emancipacin: es una filosofa

    liberadora y que persigue liberarse14.

    No ser el caso de que la psicologa en Amrica Latina se ha desarrollado

    fundamentalmente en la lgica de la representacin del Nuevo Mundo en la cual estara

    implicada una identidad colonizada y colonizadora de su ejercicio que la haran funcional

    a la reproduccin de la identidad colonizada y colonizadora de la porcin de humanidad

    a cuya salud procura contribuir?

    No estaremos justamente posicionndonos crticamente frente a esa orientacin

    hasta hoy dominante, procurando para la psicologa y sus efectos de realidad sobre la

    salud de la poblacin a la que el ejercicio de aquella apunta a contribuir una identidad

    liberadora y que persigue liberarse?

    No estar en juego en este discernimiento el del concepto mismo de salud en su

    dimensin psicolgica tanto individual como social?

    Parafraseando a Jos Santos, pero atendiendo a la identidad latinoamericana de la

    psicologa como problema, nos permitimos sospechar que tal vez no existe el modo de

    ser de la psicologa en Amrica Latina, sino que se pueden distinguir diferentes

    modalidades de acuerdo con el lugar en que15 la psicologa o mejor an- su sujeto se

    site, esto es de acuerdo con su lugar de enunciacin16.

    Asumiendo los riesgos de una simplificacin burda como los que asume Jos

    Santos para discernir la efectiva identidad de la filosofa en Amrica Latina, nos

    13 Ibid. pg. 264. 14 Ibid. pg. 264.15 Ibid. pg. 264.16 Ibid. pg. 264.

  • permitimos trascendentalizar para el problema de la identidad de la psicologa tres

    arquetipos de filsofos que a su juicio se pueden rastrear con nitidez y que para

    nuestra pregunta referira a tres arquetipos de psiclogos en Latinoamrica17.

    Esos tres arquetipos de la filosofa, trascendentalizados como arquetipos de la

    psicologa en Amrica Latina, aparecen simblicamente representados en la figuras de

    Prspero, Ariel y Calibn a partir de una nueva revisita de La tempestad de William

    Shakespeare, que ha sido ya objeto de diversas revisitas desde Amrica Latina, entre ellas

    las de Jos Enrique Rod en su Ariel de 1900, la de Anbal Ponce en su Humanismo

    burgus y humanismo proletario de 1935 y la de Roberto Fernndez Retamar en su

    Calibn de 1971.

    En atencin a la misma obra de Shakespeare, Prspero de acuerdo a la lectura de

    Jos Santos sirve como arquetipo del filsofo del poder, de la dominacin18,

    acompaando a la cual servira para nosotros hoy como arquetipo del psiclogo y por lo

    tanto de la psicologa- del poder, de la dominacin. El filsofo / Prspero interpreta

    Santos- utiliza su saber y sus conocimientos para conseguir el control, para dominar a

    otros, transformando su conocimiento en magia negra, en un saber que encadena, que

    limita y coarta. Sera, en clave de la identidad de la psicologa en Amrica Latina el

    arquetipo del psiclogo y la psicologa- del poder, de la dominacin.

    No obstante, la lectura que de Prspero hace Rod en su Ariel en la que lo coloca

    desde la percepcin de sus discpulos en la condicin de viejo y venerado maestro,

    recupera el sentido del Prspero del final de la obra de Shakespeare, que como enfatiza

    Santos destruye maleficios, arregla los entuertos, libera a Ariel, es una buena metfora

    de este otro filsofo occidental para nosotros ahora psiclogo occidental- cuyo objetivo

    no es la esclavitud sino la emancipacin19. Dominacin y emancipacin estaran

    entonces en la lgica de constitucin y proyeccin de la accin del psiclogo occidental

    simbolizado en la figura de Prspero.

    El segundo arquetipo est simbolizado en la figura de Ariel. Repasa Santos la

    elaboracin que del mismo hace Jos Enrique Rod en la obra que lleva ese nombre y en

    donde lo caracteriza diciendo Ariel es el imperio de la razn y el sentimiento sobre los

    17 Ibid. pg. 264.18 Ibid .pg. 266.19 Ibid. pg. 270. El texto entre guiones es nuestro.

  • bajos estmulos de la irracionalidad: es el entusiasmo generoso, el mvil alto y

    desinteresado en la accin, la espiritualidad de la cultura, la vivacidad de la gracia y la

    inteligencia, el trmino ideal a que asciende la seleccin humana, rectificando en el

    hombre superior los tenaces vestigios de Calibn20.

    Luego comenta: No es ningn secreto que Ariel ha servido de arquetipo del

    pensador latinoamericano. Mezcla de esclavo y mercenario, como habra dicho Anbal

    Ponce. El filsofo en el Nuevo Mundo, en aqul lugar que ha sido conquistado y

    dominado, es un pensador colonizado. Aqul pensador que queda atrapado en/por una

    filosofa colonizada, que lo nico que logra hacer es actuar con los designios del

    maestro21.

    Poniendo al psiclogo en el lugar del pensador, Ariel sera el arquetipo del

    psiclogo latinoamericano, mezcla de esclavo y mercenario de acuerdo a la

    caracterizacin de Ponce, el psiclogo en el Nuevo Mundo, en aqul lugar que ha sido

    conquistado y dominado, es un psiclogo colonizado. Aqul psiclogo que queda

    atrapado en/por una psicologa colonizada, que lo nico que logra es actuar con los

    designios del maestro. De esta manera Ariel acta con los designios de Prspero, el

    psiclogo latinoamericano en el Nuevo Mundo, cumple con los designios del psiclogo

    occidental en un ejercicio de la psicologa en el que cohabitan el sentido de la

    dominacin y el de la liberacin.

    El lugar del pensador latinoamericano en el preciso registro de los pensadores de

    lmparas22 a que se refera Mart en Nuestra Amrica es el despacho. All el

    pensador latinoamericano se abstrae del mundo y de s mismo. A medida que profundiza

    en sus lecturas, se despersonaliza e ingresa en el logos de filosofas ya dichas23. La

    universalidad de la filosofa nace all. El despacho se vuelve una suerte de pasadizo al no-

    lugar de la filosofa24.

    20 Fragmento de Ariel de Rod, citado en Ibid. pg. 270.21 Ibid. pg. 272.22 Jos Mart, Nuestra Amrica, Edicin Crtica, Alba Bicentenario, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2010, pg. 15.23 Cecilia Snchez, Escenas del cuerpo escindido. Ensayos cruzados de filosofa, literatura y arte. I Chile: escenas de la filosofa, el cuerpo mrbido, gnero y perfomance, Arcis/Cuerpo Propio, Santiago, 2005, pg. 29, citado en Ibid. pg. 273.24 Ibid., pg. 273.

  • Cabra la comparacin entre el despacho del pensador latinoamericano en el registro de

    los pensadores de lmparas y el consultorio del psiclogo latinoamericano? Podr ser

    el consultorio un lugar en que el psiclogo latinoamericano se abstrae del mundo y de s

    mismo y a medida en que profundiza en sus lecturas que son de seres humanos25 pero

    por la mediacin de lecturas de libros26- se despersonaliza e ingresa en el logos de

    psicologas ya dichas? Ser el consultorio el lugar en el que nace la universalidad de la

    psicologa? As como el despacho del filsofo latinoamericano, podr ser el consultorio

    del psiclogo del Nuevo Mundo el pasadizo al no lugar de la psicologa? Todas estas preguntas se tornan razonables en la verosmil trascendentalizacin al campo de la

    psicologa de Ariel como arquetipo del psiclogo latinoamericano cuyo lugar de

    enunciacin parece no abandonar del todo el Nuevo Mundo, ni aspirar a situarse del todo

    desde Nuestra Amrica.

    El tercer arquetipo, Calibn, es el que al simbolizar al pensador latinoamericano que

    definitivamente hace de Nuestra Amrica su lugar de enunciacin, podra de acuerdo a

    nuestra pretensin de analoga hacerlo con el psiclogo latinoamericano como sujeto de

    una identidad latinoamericana de la psicologa en el sentido de psicologa liberadora y

    que persigue liberarse como propia de esta, Nuestra Amrica.

    Calibn es, como recuerda Roberto Fernndez Retamar quien lo propone como

    metfora-smbolo de la cultura latinoamericana27, el que aprende la lengua de

    Prspero y la utiliza para maldecirlo28: Me habis enseado a hablar, y el provecho que

    se ha reportado es saber como maldecir! Que caiga sobre vos la roja peste por haberme

    inculcado vuestro lenguaje! () Que todas las mismas que absorbe el sol de los

    pantanos, barrancas y aguas estancadas caigan sobre prspero y lo hagan morir a

    pedazos!29.

    25 Escribe Hobbes en su obra Leviatn de 1651: la sabidura se adquiere, no leyendo libros, sino leyendo hombres. Thomas Hobbes, Leviatn, Tomo I, Altaya, Barcelona, 1994, pg. 14.26 Sentencia Mart en Nuestra Amrica: Ni el libro europeo ni el libro yankee daban con la clave del enigma hispanoamericano, Edicin Crtica, Alba Bicentenario, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2010, pg. 13.27 Jos Santos-Herceg, Ibid., pg. 273.28 Ibid.pg. 274.29 William Shakespeare, La tempestad. Obras Completas, Aguilar, Madrid, 1969, pgs. 237-238, en Ibid. pg. 274.

  • El filsofo/Calibn comenta Santos- es el que -en trminos de Fernndez

    Retamar- logra romper sus nexos de dependencia con la cultura metropolitana que le

    ense el lenguaje, el aparato conceptual y tcnico. Ese lenguaje, en la terminologa

    shakespereana, le servir para maldecir a Prspero30.

    En nuestra propuesta al arquetipo del filsofo/Calibn corresponde la del

    psiclogo/Calibn quien logra romper sus nexos de dependencia con la psicologa

    metropolitana que le ense el lenguaje, el aparato conceptual y tcnico. Ese lenguaje

    que, ahora en el plano de la psicologa, le servir para maldecir a Prspero.

    Tambin Calibn, -seala Santos- con intencin de fecundar a Miranda, la hija de

    Prspero para multiplicarse en el mestizaje31, intenta violarla. Comenta Santos el

    sentido profundo de este intento: el filsofo/Calibn es el violador de las hijas de

    Occidente, de sus ideas, de su filosofa: se apropia de ellas, las toma quizs a la fuerza

    pues no han sido destinadas para l y busca prearlas, busca engendrar pensamientos

    hbridos, nuevos. Ideas algo monstruosas para Occidente, por ser hijas de Calibn, el

    monstruo de los monstruos. Un engendro que no tiene salvacin posible, condicin que

    sus hijos, sean o no de Miranda, compartan32. No podr ser el psiclogo/Calibn de

    Nuestra Amrica el violador de las hijas de Occidente, de sus ideas, de su psicologa,

    quien se apropia de ellas tomndolas quizs a la fuerza pues no han sido destinadas para

    l y procura prearlas para engendrar conceptos y categoras de anlisis hbridos, nuevos

    en el campo de la psicologa? Aceptar Occidente esos engendros o aplicar el

    argumentum ad hominem y por ser hijos de Calibn, monstruo de los monstruos, los

    descalificar como maldecir en cuanto balbuceo sin pertinencia terca, en particular

    si adems son hijos de la violacin? Qu pasar con el psiclogo/Ariel? Har suya la condena a la condena del psiclogo/Calibn y su psicologa emergente por parte del

    psiclogo/Prspero para permanecer al amparo de su universalidad, o tomar riesgo y se

    aventurar a dialogar las alternativas emergentes desde Nuestra Amrica y a incluirlas

    con el criterio de pertinencia en su teora y en su prctica?

    Finalmente, nos recuerda Jos Santos atendiendo con detenimiento y rigor

    analtico e interpretativo a La tempestad, El filsofo/Calibn es tambin, en algn

    30 Roberto Fernndez Retamar citado por Jos Santos-Herceg en ibid. pg. 274.31 Ibid. pg. 275.32 Ibid. pg. 275.

  • sentido, el traidor que niega el legado europeo que se le ha ofrecido junto con el dolor de

    la conquista33. Agrega Santos sobre este sentido del Calibn de Shakespeare

    trascendentalizado a la filosofa desde Nuestra Amrica: Ese es el reproche de Calibn:

    maldice a Prspero por haberle enseado a hablar. Lo maldice por su legado cultural y lo

    odia por ello, cerrndose a asumirlo como irreversible. Este filsofo/Calibn piensa que

    negando la tradicin europeo-occidental, matndola, lograr recuperar su lugar original y

    para ello tiende a recurrir a nuevos aliados, cayendo en nuevas dependencias. La

    experiencia es frustrante: lo nico que consigue es una esclavitud an ms pattica34.

    No se describe aqu el riesgo que podra correr el psiclogo/Calibn si se

    orientara a cometer parricidio en nombre de su liberacin como psiclogo y de la

    liberacin de, con y desde la psicologa en Nuestra Amrica, recurriendo para ello a

    nuevos aliados que podran llevarlo a nuevas dependencias y a una esclavitud an ms

    pattica? No se vera arrastrado el psiclogo/Ariel a los efectos negativos no

    intencionales mencionados si acompaara sin discernimiento al psiclogo/Calibn en el

    crimen de parricidio en nombre de su liberacin como psiclogo y de, con y desde la

    psicologa en Nuestra Amrica? Deber abandonar su consultorio en cuanto pasadizo al

    no lugar de la psicologa o deber transformarlo en lugar para la misma llenndolo con

    los significados y sentidos de la realidad circundante en condicin de criterios de

    mediacin validantes para las frmulas de la psicologa occidental?

    Repasando los tres arquetipos analizados en lo que a la identidad de la filosofa en

    Amrica Latina se refiere, Santos-Herceg escribe:

    El filsofo/Prspero es, en cuanto filsofo europeo, tanto el pensador del poder, del

    dominio, como el de la liberacin. El filsofo/Ariel, por su parte, es tanto el pensador

    libre como esclavo o, dicho ms correctamente, es esclavo en tanto que libre, etreo,

    desvinculado de su mundo, de su contexto. El filsofo/Calibn, finalmente, por un lado

    es el pensador consciente de su dependencia, arraigado en su tierra y comprometido con

    su liberacin, pero que, por otro, tiende a la negacin del legado occidental35.

    33 Ibid. pg. 275.34 Ibid. pg. 276.35 Ibid. pg. 276.

  • Esta sntesis vale para el psiclogo latinoamericano, su psicologa y el problema

    de su identidad, alcanzando con poner psiclogo all en donde se habla del filsofo o

    el pensador,

    En conclusin, pero aplicando a la psicologa lo que se enuncia respecto de la

    filosofa: La filosofa del Nuevo Mundo sera la de los Prsperos y Arieles, la filosofa

    de Nuestra Amrica sera la de los Calibanes. Habra entonces, al menos dos modos de

    ser filsofo latinoamericano: habra que moverse entre Ariel y Calibn36.

    Esto quiere decir que, ms all de la aparente incompatibilidad que parecera

    surgir de la lectura propuesta entre la psicologa en el Nuevo Mundo y la psicologa en

    Nuestra Amrica como lugares de enunciacin y entre Ariel y Calibn como los

    arquetpicos psiclogos que las sustentan y la dominacin y la liberacin como sus

    orientaciones ltimas de sentido, se da en Amrica Latina una situacin ms compleja por

    la que los lugares de enunciacin, los arquetipos y sus orientaciones de sentido conviven de forma conflictiva a ratos, armnicamente en otros momentos37.

    Parafraseando finalmente a Jos Santos-Herceg de cuyo excelente anlisis

    respecto de la identidad de la filosofa en Latinoamrica hemos hecho uso y abuso para

    nuestro propsito de efectuar un planteo pertinente, vlido y vigente sobre la identidad

    latinoamericana de la psicologa, nos permitimos concluir esta parte de nuestra

    exposicin , sealando: la psicologa en el continente no es la de Prspero, ni la de Ariel

    o la de Calibn, sino que es la de todos ellos: es una psicologa en la tempestad38.

    Constitucin de identidad, constitucin de humanidad desde Nuestra Amrica

    El desarrollo hasta aqu efectuado proporciona un cuadro de discernimiento

    suficiente para cobrar conciencia que el de la identidad latinoamericana de la psicologa

    como el de la identidad latinoamericana de la filosofa son problemas complejos que

    hacen al conflictivo y nunca acabado proceso de constitucin de dichas identidades.

    36 Ibid. pg. 276.37 Ibid. pg. 277.38 Jos Santos-Herceg cierra sus conclusiones y su libro, escribiendo: La filosofa en el continente no es la de Prspero, ni la de Ariel o la de Calibn, sino es la de todos ellos: es una filosofa en la tempestad , Ibid.pg. 277.

  • A partir de aqu la identidad de las disciplinas pasar a un segundo plano para

    poner el primero a la de los sujetos que en Amrica Latina el ejercicio de dichas

    disciplinas ha venido contribuyendo intencional o no intencionalmente- a constituir.

    Otro filsofo chileno vale la aclaracin, ya que de identidades se trata-, Helio

    Gallardo, en un planteo que hago mo a los efectos de abordar la problemtica que me he

    fijado en el desarrollo que sigue, aporta un discernimiento a mi juicio muy pertinente,

    entre identificaciones que son aquellas que tienen lugar desde la lgica del poder con

    efectos de radical heteronoma en los procesos de constitucin de identidades

    populares, y stas ltimas, las que como propiamente tales, solamente pueden hacerse

    efectivas en procesos de auto-reconocimiento y autoposicin de los sujetos populares en

    sus procesos de articulacin, organizacin y activacin desde abajo, habilitando una

    superacin crtica de aquellas identificaciones. Escribe Gallardo en este sentido:

    Moverse contra el carcter del poder autoritario y la sujecin a identificaciones

    inerciales contiene la autoconstitucin de sujetos (autonoma). El concepto contiene un

    plano abstracto y uno situacional, testimonial y especfico: el de la produccin y auto

    produccin de identidades populares efectivas39.

    Sin pretenderlo, las consideraciones de Gallardo expresan categorialmente el

    sentido ltimo de las luchas por la independencia de hace doscientos aos en la regin y

    por cierto tambin las luchas a lo largo de los doscientos aos transcurridos desde aquella

    primera independencia con motivacin y horizonte de emancipacin humana que muy

    limitadamente se anunciaba en la idea de una nunca alcanzada segunda independencia40.

    Pueden sealarse las identificaciones inerciales instituidas por el poder colonial

    en el marco de su proyecto colonizador, salvajes en el caso de los habitantes

    originarios, esclavos en el de los negros cazados en frica y esclavizados para aportar

    en el Nuevo Mundo la fuerza de trabajo que aquellos salvajes no tenan capacidad para

    aportar, vagos y mal entretenidos en el caso de los gauchos que resultaban de la

    mezcla de aquellos otros con espaoles, portugueses y sus descendientes y que se

    encontraban en los territorios que hoy ocupan Argentina, el sur de Brasil y Uruguay, por lo que adoptamos a modo de ejemplo una perspectiva regional Estas identificaciones

    39 Helio Gallardo, Siglo XXI. Producir un mundo, Editorial Arlekn, San Jos, Costa Rica, 2006, pg. 115.40 Arturo Andrs Roig, Necesidad de una segunda independencia, Universidad Nacional de Ro Cuarto, Ro Cuarto, Crdoba, Argentina, 2003.

  • procuraban legitimar la dominacin colonial sobre estos territorios y sus poblaciones, e

    internalizadas por stas ltimas, reproducirla y consolidarla.

    Confrontando con el poder colonial y su proyecto colonizador de dominacin y

    desde abajo en la relacin con el mismo, en el marco de una coyuntura especfica del

    poder real espaol, que potenci y articul intereses, tendencias e intenciones que venan

    cobrando cuerpo entre aquellos diferentes sojuzgados por ese poder colonial, nace el

    proceso libertador-independentista que en su marcha se va configurando como proyecto

    alimentado por las emergentes identidades productos de la autoestima y el auto-

    reconocimiento de quienes se sienten ahora americanos y no ya europeos de segunda

    clase, al punto tal de distanciarse crticamente de los malos europeos y el nfasis no es

    inocente- de los peores americanos, esto es aquellos nacidos en el Nuevo Mundo pero

    que se ponen del lado del poder colonial europeo.

    Desde esta nueva identidad efectiva y autntica de americanos que se define por

    la oposicin a quienes desde el poder colonial la niegan, los malos europeos y los

    perores americanos, tal como surge de la letra y el espritu del Reglamento Provisorio

    de 1815 de Jos Artigas para el fomento de la campaa y seguridad de sus

    hacerndados, se ejerce con los lmites inevitables de lugar y tiempo- una poltica

    universalista en los trminos de una discriminacin positiva al poner en obra la tesis de que los ms infelices sean los ms privilegiados, que implica el reconocimiento en

    trminos de dignidad humana de sectores subalternos negros, mulatos, zambos y

    criollos pobres. Tienen lugar as nuevas identificaciones, ahora desde el poder

    revolucionario naciente y su identidad americana, que derivarn en la dialctica de las

    identificaciones inerciales y las identidades efectivas o autnticas hasta el presente.

    El proceso y proyecto libertador-independentista, una vez triunfantes las luchas

    por la independencia se consagran los nuevos estados por la mediacin de las primeras

    constituciones republicanas del siglo XIX. Estas implican la consagracin de nuevas

    identidades polticas que promueven nuevas identidades nacionales en territorios en los

    que, o no haba ninguna nacin constituida, o en los que la o las existentes eran negadas,

    arrasadas y tambin fragmentadas por las fronteras de estas nuevas identidades polticas

    y sometidas a una cohabitacin en la que no obstante ser invisibilizadas y marginalizadas

    persistieron en su identidad hasta el presente, cuando no fueron objeto de exterminio en

    la lgica del asesinato fundante de los nacientes estados nacionales americanos. En ese

  • contexto post-independencia se asiste a la emergencia de proyectos y procesos

    contrapuestos que se disputan la dominacin y la hegemona: el proyecto conservador

    y el proyecto modernizador o civilizador.

    El proyecto conservador tiene como horizonte reproducir y mantener el orden

    colonial, pero sin Europa. Ese proyecto, no obstante el proyecto modernizador o

    civilizador pueda haber calado hondo al punto tal de poder pensarse como acontece en

    Uruguay que es el que ha constituido al estado y a la nacin, se mantiene vigente hasta el

    presente a ciento ochenta y dos aos de repblica, si nos remitimos a nuestra primera

    Constitucin uruguaya de 1830. Como lcidamente observ Mart en 1891 la colonia

    continu viviendo en la repblica41 y podemos decir hoy que contina viviendo entre

    nosotros.

    El proyecto modernizador o civilizador se articula sobre la dicotoma

    civilizacin o barbarie que Domingo Faustino Sarmiento expresara paradigmticamente en su Facundo de 1845.

    Los procesos de modernizacin en el horizonte de ese proyecto suponen dejar

    atrs y superar por su negacin o su exterminio- la barbarie propia de lo indgena, lo

    afro, lo mestizo, lo gaucho y tambin lo ibrico, en la imposicin de la modernizacin

    que remite inicialmente a otros modelos europeos Francia primero e Inglaterra despus-

    y que ya en el ltimo tercio del siglo XIX comienza a tener a los Estados Unidos de

    Amrica como su fundamental horizonte de sentido.

    El proyecto colonizador ibrico en el Nuevo Mundo es en cierto sentido

    moderno pues es plausible la hiptesis que hace del descubrimiento de Amrica en

    1492 el nacimiento de la modernidad. Aunque es fundamentalmente anti-moderno

    porque procura imponer al Nuevo Mundo estructuras econmicas, polticas, religiosas,

    culturales, mentales- premodernas. De esta manera la anti-modernidad que establece

    y procura reproducir y consolidar la pre-modernidad en el Nuevo Mundo, se constituye

    en la condicin de posibilidad de desarrollo de la modernidad en el Viejo Mundo ms

    all de las fronteras ibricas.

    El proyecto conservador post-independencia, conserva, reproduce y procura

    consolidar ese sentido anti-moderno en el Nuevo Mundo, preservando las virtudes de

    41 Jos Mart, Nuestra Amrica, Alba Bicentenario, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2010, pg. 12.

  • la pre-modernidad funcionales a los intereses de quienes lo sustentan y bloqueando de

    esa manera el libre despliegue de la lgica de la modernidad en estos territorios.

    En compulsa con el proyecto conservador en lo que este tiene de anti-

    moderno, pero tambin con las identidades pre-modernas (pueblos originarios,

    africanos esclavizados y sus descendientes, distintos tipos de mestizos) es que el

    proyecto modernizador procura imponer su hegemona. Ms an, la pre-modernidad

    es una construccin categorial de la modernidad en la que se expresa y constituye esa

    hegemona: modernidad y pre-modernidad no designan condiciones diferentes que

    tienen entre s una relacin simtrica, sino que en tanto ambos conceptos y su relacin se

    acuan desde la modernidad y con el sentido de la afirmacin de la misma,

    modernidad como sinnimo de civilizacin es lo superior que como sentido de futuro

    debe ser afirmado y la pre-modernidad como sinnimo de barbarie es lo inferior que

    como mero pasado sin sentido de futuro debe ser negado. En esta perspectiva, hablar de

    identidades pre-modernas es aportar en el marco de lgicas de dominacin a la

    constitucin de identificaciones inerciales. En cambio, hablar de identidades trans-

    modernas, habilita transformar identificaciones inerciales producidas desde lgicas de

    dominacin de las cuales se tornan reproductoras, en identidades autnomas que a

    travs de un auto-conocimiento y auto-reconocimiento despliegan resistencia y activacin que irrumpen como ejercicios de liberacin.

    A diferencia de las identidades pre-modernas, las identidades trans-modernas no

    sern ya identificaciones inerciales que producidas desde la modernidad, son

    funcionales a sus lgicas de dominacin.

    En el sentido en que lo ha sealado el filsofo argentino-mexicano Enrique Dussel desde

    Nuestra Amrica:

    Para la superacin de la Modernidad (no como Post-modernidad que ataca a la razn

    en cuanto tal, desde el irracionalismo de la inconmensurabilidad, sino como Trans-

    Modernidad, que ataca como irracional a la violencia de la Modernidad, en la afirmacin

    de la razn del Otro), ser necesario negar la negacin del mito de la Modernidad.

    () Al negar la inocencia de la Modernidad y al afirmar la Alteridad de el Otro,

    negado como vctima culpable, permite des-cubrir por primera vez la otra cara oculta

    y esencial a la Modernidad: el mundo perifrico colonial, el indio sacrificado, el negro

    esclavizado, la mujer oprimida, el nio y la cultura popular alienadas, etctera (las

  • vctimas de la Modernidad) como vctimas de un acto irracional (como contradiccin

    del ideal racional de la misma Modernidad42 .

    As como la Trans- Modernidad se descubre como condicin de posibilidad de la

    Modernidad misma, en lugar de quedar reducida como un pasado sin validez ni

    vigencia que la Modernidad ha consagrado en la categora de Pre-modernidad; las

    identidades transmodernas se descubren como condicin de posibilidad de las

    identidades modernas y se ponen en la perspectiva de emanciparse a partir de la

    superacin crtica de las identificaciones inerciales en trminos de pre-modernidad

    producidas por la Modernidad para legitimar y ejercer su dominacin.

    La Post-Modernidad, entendida como profundizacin de la Modernidad en sus ejes

    nihilista, anti-universalista y anti-emancipatorio43, fragmenta las identidades modernas

    promoviendo nuevas identificaciones inerciales desde el poder del Mercado totalizado

    amparado en su reproduccin por el poder del Estado, pero al igual que la Modernidad

    parece encontrar un lmite en su capacidad de fragmentacin en las identidades trans-

    modernas, especialmente en las capacidades de resistencia de las comunidades andino-

    amaznicas que emergen como antiguas-nuevas identidades a partir de las

    conmemoraciones de los 500 aos del descubrimiento de Amrica, emergencias que se

    proyectan a lo largo de la primera dcada del siglo XXI, consagrando nuevas

    Constituciones Ecuador, 2008 y Bolivia 2009- y definiendo con ellas nuevos estados

    plurinacionales como identidades polticas emergentes desde la autonoma que la lgica

    de la Trans-Modernidad hasta entonces tejiendo en las sombras, se constituye hoy en

    presente que interpela crtico-constructivamente a la Modernidad y la desafa como

    horizonte alternativo de futuro.

    Estas identidades Trans-modernas son evidencia emprica de resistencia y emergencia

    tanto frente al proyecto colonizador como al independentista en sus derivadas como

    proyectos conservador y modernizador. Ellas un aportan fundamento comunitario al que

    42 Enrique Dussel, 1492 El encubrimiento del otro. El origen del mito de la modernidad, Editorial Antropos, Santaf de Bogot, 1992, pgs. 246-247.43 As entiende la Post-modernidad Franz Hinkelammert en Frente a la cultura de la modernidad: proyecto poltico y utopa La fe de Abraham y el Edipo occidental, DEI, San Jos de Costa Rica, 2. Ed., 1991, pgs. 81-101. Hemos hecho nuestro este sentido de Post.Modernidad que entendemos pertinente- en cuanto a que pretendiendo ser una crtica de la modernidad, se configura como una hipercrtica que la profundiza en los sentidos sealados

  • ha sido conceptualizado por Leopoldo Zea como proyecto asuntivo44 y que tambin

    podemos caracterizar como proyecto identitario.

    En el universo del discurso letrado en Latinoamrica, expresiones con fuerte capacidad

    de proyeccin en el universo discursivo y eventualmente- por su mediacin y la de los

    letrados que lo asumen, en el universo social, Nuestra Amrica de Jos Mart de 1891 y

    Ariel de Jos Enrique Rod de 1900entre otros- no obstante sus diferencias, expresan y

    promueven el proyecto asuntivo con validez y vigencia instituyente45 hasta nuestros

    das ms all de sus limitaciones de poca. Tanto el primero ms prximo al sentido de Calibn como el segundo,

    declaradamente en el sentido de Ariel sentidos entre los que se define la identidad

    latinoamericana de la psicologa y su capacidad de aporte a la constitucin de identidades

    liberadoras- aportan discursivamente tanto a nivel de la enunciacin como de lo

    enunciado a la emergencia identitaria o asuntiva de lo que histrico-culturalmente somos

    a travs del discernimiento crtico de las representaciones alienadas y alienantes de lo que

    pretendemos ser.

    Expresan y orientan la constitucin de identidades autnticas a travs del

    discernimiento de las identificaciones inerciales, si nos atenemos a la

    conceptualizacin propuesta por Helio Gallardo.

    En el contexto actual que se inicia en la dcada de los 70 del siglo pasado con los

    cambios en la lgica de acumulacin capitalista, la transicin de la matriz estadocntrica

    a la matriz mercadocntrica ser mediada desde el ejercicio del terrorismo de estado de

    las dictaduras militares con el que procurarn destruir las identidades revolucionarias que

    se venan gestando desde los tempranos 60 e imponer identificaciones inerciales sobre

    las que hacer asimilable la destruccin del estado de derecho social y su sustitucin por el

    44 No obstante las interpretaciones y desarrollos que son de la responsabilidad de quien escribe, los proyectos, sus denominaciones y sus relaciones han sido tomados desde el excelente libro del filsofo mexicano Leopoldo Zea Filosofa de la historia americana, FCE, Mxico, 1978.45 Con Mario Sambarino entendemos la distincin entre lo que en un universo cultural est vigente y lo que en l es vlido, como la que tiene lugar entre el orden de lo que es segn valores y el orden de lo que es valioso que sea. Mario Sambarino, Investigaciones sobre la estructura aportico-dialctica de la eticidad, Montevideo, Facultad de Humanidades y Ciencias, Universidad de la Repblica, 1959, pgs. 229 a 290. A partir de su discernimiento, aportamos la expresin y la perspectiva de la que llamamos vigencia instituyente.

  • estado de hecho dictatorial, como mediacin para el estado de derecho neoliberal en el

    que la doctrina de la seguridad nacional se convierte en la lgica de funcionamiento del

    Estado hegemnico planetario, la que declina en los estados perifricos a favor de la

    doctrina de la seguridad mercantil del nuevo estado de derecho posdictadura. Dcada

    de los 80 de transicin a la democracia y dcada perdida para el desarrollo en Amrica

    Latina; dcada de los 90, omnipresencia de la globalizacin cuya estrategia se profundiza

    en las primeras dcadas del siglo XXI por las que estamos transitando.

    Las identificaciones inerciales pasan por la figura del ciudadano-propietario-

    sbdito-consumidor-elector que expresa la hegemona que hace a la legitimacin y

    reproduccin del nuevo orden posautoritario y postransicional46.

    De acuerdo a los discursos dominantes, parecieran haberse abolido las clases

    sociales, y con ellas, las identidades de clase.

    En lugar de las clases, sujetos, actores y ciudadana pero en la lgica de un capitalismo globalizado, profundizado y totalizado, en que estas pretendidamente nuevas

    identidades sociales, culturales y polticas, parecieran resultar en ltima instancia

    funcionales a la lgica de la modernidad y a la del capitalismo como su lgica

    econmica, por lo que bajo la pretensin de ser identidades emergentes autnticas desde

    abajo- podran resultar resignificadas como identificaciones inerciales .-desde arriba-

    funcionales a la ontologa de la modernidad capitalista.

    Es por ello tal vez, que las identidades emergentes no logran superar su

    fragmentacin y no pasan de manera dominante del nivel ntico de la crtica. Viejos-

    nuevos sujetos emergentes como son los pueblos originarios andino-amaznicos a

    quienes ya nos hemos referido, parecen desplegar una lgica de movimientos

    comunitarios en un sentido ancestral de comunidad que implica tambin a los

    espritus y a la naturaleza-, tal vez con capacidad de trascender el nivel ntico de la

    46 Puede hablarse tambin con sentido de un orden postransaccional, si hacemos nuestra la observacin realizada en la conferencia de cierre del XII Corredor das Idias do Cone Sul en So Leopoldo el 14 de setiembre de 2011, respecto a que las llamadas transiciones democrticas en el Cono Sur de Amrica Latina (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay), fueron de hecho transacciones que seguramente muy poco tuvieron de democrticas. Ni siquiera en lo procedimental se trat del triunfo de los mejores argumentos, sino de la cuota de poder de ejercicio real y virtual de la violencia que logr imponer sus condiciones para, mediante la transaccin hacer la transicin y transferir el gobierno con un poder recortado o al menos fuertemente condicionado, a los actores del sistema poltico.

  • crtica hacia el nivel ontolgico y an al nivel transontolgico, por trascender desde su

    trans-modernidad la lgica de la modernidad la que tal vez no pueden trascender los, as

    llamados, nuevos movimientos sociales47.

    Las nuevas identidades autnticas emergentes en nuestra regin rioplatense no

    pueden responder a la lgica de constitucin de los viejos-nuevos sujetos andino

    amaznicos, ni recrear movimientos comunitarios trans-modernos donde en todo

    caso- mergen movimientos sociales modernos. No obstante, all donde la comunidad

    no es un mbito significativamente vigente de lo humano en trminos de lo instituido, es

    siempre posible la articulacin de las identidades sociales emergentes y sus luchas, como

    forma de superar la fragmentacin y procurar evitar la metabolizacin de las mismas

    como identificaciones inerciales funcionales a la reproduccin de la modernidad

    capitalista, en lugar de serlo a su afirmacin y emancipacin humana.

    De todas maneras, al modo de la colonia en la repblica si recordamos el pasaje de Mart- o del hombre viejo en el hombre nuevo si pensamos ahora en la

    perspectiva cristiana de revolucin antropolgica que como idea-fuerza impregn en su

    momento el campo tico-poltico latinoamericano desde la prdica y la prctica de

    Ernesto Che Guevara; las lgicas de identificacin con sus identidades inerciales

    persisten con recurrencia en los procesos de afirmacin de identidades autnticas, por

    lo que la constitucin de las mismas y, por su mediacin, la constitucin de humanidad,

    es un proceso conflictivo y nunca acabado48 .

    A priori antropolgico

    47 Estas consideraciones reconocen la impronta del excelente curso que el colega boliviano, Juan Jos Bautista dict para el Ncleo Pensamiento crtico en Amrica Latina y sujetos colectivos en Montevideo, junio de 2011,48 Por ensima vez en el conjunto de mis textos y exposiciones, dada su adecuacin a la idea que quiero transmitir, ahora para la problemtica constitucin de las que discernindolas de las identificaciones inerciales, he llamado identidades autnticas, proceso que obliga a que ese discernimiento sea permanente, dado el carcter recidivante de las identificaciones inerciales, me inspiro en el ttulo que el filsofo germano-chileno Norbert Lechner acu para referirse a la construccin del orden democrtico, La conflictiva y nunca acabada construccin del orden deseado, CIS, Siglo XXI, Madrid, 1986.

  • De acuerdo a Arturo Andrs Roig, la filosofa comienza all donde se ejerce el a

    priori antropolgico, ejercicio que implica la emergente constitucin de un sujeto. La

    tesis de Roig se formula en la perspectiva de fundamentar a la filosofa latinoamericana,

    sus comienzos y recomienzos que suponen esa emergente afirmacin de humanidad.

    La filosofa latinoamericana, de acuerdo a Roig, se ocupa de los modos de

    objetivacin de un sujeto, a travs de los cuales se autorreconoce y autoafirma como tal,

    agregando que tales modos de objetivacin son, por cierto, histricos y no siempre se

    logra a travs de ellos una afirmacin de sujetividad plena49.

    Propongo ahora trasladar esa tesis a nuestra cuestin de la identidad

    latinoamericana de la psicologa y enunciar que la Psicologa Latinoamericana se ocupa

    de los modos de subjetivacin de un sujeto, a travs de los cuales se autorreconoce y

    autoafirma como tal. Podemos agregar con Roig, pero ahora para la subjetividad a la que

    la Psicologa Latinoamericana procura contribuir en sus procesos de autorreconocimiento y autoafiormacin, que esos modos de subjetivacin son, por cierto histricos y no

    siempre se logra a travs de ellos una afirmacin de subjetividad plena.

    Ahora no nos interesar centralmente la cuestin de la constitucin de la Filosofa

    Latinoamericana a travs de sus comienzos y recomienzos, ni tampoco la de la Psicologa

    Latinoamericana en anlogas emergencias de las que la de estos tres ltimos das puede

    ser una muy significativa Nos centraremos en la constitucin del sujeto, su identidad y

    su humanidad, tanto en sus modos de objetivacin que hacen a su sujetividad a la que

    aportar la Filosofa Latinoamericana- como en los de su subjetivacin que configuran su

    subjetividad en los que la Psicologa Latinoamericana contribuir significativamente- en

    el ejercicio del a priori antropolgico.

    El ejercicio del a priori antropolgico, ms que un acto puntual, es un proceso de

    carcter a posteriori respecto de procesos, prcticas o relaciones que impliquen,

    negacin, invisibilizacin o sojuzgamiento de ese sujeto.

    En el marco de un sistema, de relaciones sociales, de lgicas institucionales o de

    prcticas puntuales en Amrica Latina que con efectos de negacin, invisibilizacin y

    sojuzgamiento producen identidades inerciales que hacen a la heteronoma de los

    modos de objetivacin y de subjetivacin de los sujetos, se dan las condiciones para que

    49 Arturo Andrs Roig, Rostro y filosofa de Amrica Latina, EDIUNC, Mendoza, Argentina, 1993, pg. 105.

  • pueda acaecer la emergencia del a priori antropolgico y con ella la constitucin del

    sujeto en trminos de una identidad autntica que en sus sentidos de afirmacin,

    visibilizacin y liberacin, la Filosofa Latinoamericana y la Psicologa Latinoamericana

    pueden acompaar.

    El a priori antropolgico es caracterizado como ponernos a nosotros mismos

    como valiosos y tener como valioso conocernos por nosotros mismos50.

    Expresa Roig:

    Aquella afirmacin de sujetividad es condicionante, pero inevitablemente tambin

    condicionada. Hacemos nuestras las circunstancias, mas , tambin ellas nos hacen.

    Debido a esto la historia de aqul acto de afirmacin nos muestra un elevado grado de

    contingencia y el desarrollo del proceso de autorreconocimiento y autoposicin, muestra

    comienzos y recomienzos.

    Mas, el valorar un momento y proponer un comienzo implica una prospectividad, una posicin proyectiva desde la cual no solo se mira con una actitud constructiva hacia

    delante, sino que se mira hacia atrs con igual signo. Se trata de una objetividad que no

    renuncia al punto de vista inevitablemente subjetivo. Aqu subjetividad y sujetividad

    se identifican. Ponemos en juego un derecho respecto de nuestro pasado, el de medirlo

    respecto de un futuro vivido desde este presente. De ah la selectividad inevitable en la

    determinacin acerca de lo que sea hecho histrico o no para ese sujeto y tambin la

    necesidad de fijar el criterio desde el cual se pone en ejercicio.

    De este modo surge un tipo de narratividad que es proyectivo, es decir que no se queda

    en lo constatativo y que, todava ms, reviste pretensin de performatividad. Vale decir,

    que su enunciado describe una determinada accin del locutor y su enunciacin tiene la

    pretensin de ser el equivalente al cumplimiento de la misma51.

    Referidas por Arturo Andrs Roig las lneas que anteceden a la constitucin de la

    filosofa latinoamericana como aquella que se ocupa de los modos de objetivacin de un 50 Arturo Andrs Roig, Teora y crtica del pensamiento latinoamericano, FCE, Mxico, 1981, pgs. 9 a 17.51 Arturo Andrs Roig, Rostro y filosofa de Amrica Latina, EDIUNC, Mendoza, Argentina, 1993, pgs. 105-106. Arturo Andrs Roig, nacido en Mendoza en 1922, falleci el 30 de abril de 2012, dos das despus de brindada esta conferencia. La presencia de su pensamiento filosfico en nuestro pretendido aporte a la construccin de la identidad latinoamericana de la psicologa, atraviesa el conjunto del mismo. Esta larga cita testimonia el valiossimo aporte de su pensamiento para nuestro asunto sin mediaciones que lo opacaran.

  • sujeto y aplicables segn mi propuesta a la constitucin de la psicologa latinoamericana

    como aquella que se ocupa de los modos de subjetivacin del mismo sujeto, cuya

    narratividad ejerce un derecho de seleccin hacia el pasado no arbitrario sino con el

    criterio de su autorreconocimiento- y una pretensin de performatividad hacia el futuro

    que hace a la proyeccin histrica de esa afirmacin, ellas valen a mi modo de ver, para

    dar cuenta de las lgicas que intervienen en la constitucin de identidades autnticas,

    que implican historicidad e historizacin frente a la naturalizacin que impone las

    identificaciones inerciales y por lo tanto da cuenta tambin de la legitimidad de esas

    lgicas en trminos antropolgicos.

    Autoconocimiento y reconocimiento en Nuestra Amrica

    Del mismo modo que hemos afirmado que la construccin de la memoria,

    entendida como condicin de posibilidad para la constitucin de identidades autnticas,

    supone la interlocucin con una historia que en el horizonte de ese proceso conflictivo

    y nunca acabadode constitucin, sea capaz de discernir hechos y procesos histricos a

    travs de la desnaturalizacin de los mismos por su historizacin, afirmaremos ahora que

    en la perspectiva de constitucin de dichas identidades autnticas en Nuestra Amrica,

    es fundamental el autoconocimiento, esto es, el conocimiento de nosotros mismos por nosotros mismos. Afirmaremos tambin que este autoconocimiento en tanto que somos

    un nosotros en proceso de constitucin conflictivo y nunca acabado, implica el

    reconocimiento y el respeto en trminos de igual dignidad de las alteridades y

    diferencias que lo constituyen, aunque tambin el sealamiento crtico de aquellas cuya

    posicin poltica, social, econmica, cultural- implica ejercicio sea intencional o no

    intencional- de asimetras y por lo tanto, de dominacin.

    El horizonte de constitucin de un nosotros que pueda superar las lgicas de

    dominacin implcitas en las identificaciones inerciales, implica que la afirmacin de

    la buena vida o de la humanidad de unos, no implique la negacin de la de otros.

    Este criterio vale para nosotros los latinoamericanos pero tambin para

    cualquier otro nosotros que al interior del mismo o en relacin con l, pueda reconocerse.

    La prioridad para nosotros es conocernos para asumirnos y proyectarnos con

    discernimiento. Este conocimiento, que es autoconocimiento no ensimismado, implica

    discernir y elaborar el marco categorial que al desprenderse de nuestras formas

  • caractersticas de sentir, pensar y actuar, haga posible un reconocimiento de nuestras

    diferencias sin que ello implique convalidacin de las asimetras, que es condicin para

    relaciones horizontales de reconocimiento con otros nosotros.

    Pero el reconocimiento de nuestra humanidad, depende fundamentalmente de

    que al interior de nosotros mismos tengamos la capacidad de discernir los inerciales y

    recurrentes espacios de inhumanidad que nos acompaan para superarlos.

    Afirmar la humanidad supone a partir de nuestro autoconocimiento la

    transformacin de nuestra humanidad a los efectos de que nuestra afirmacin no implique

    la deshumanizacin de los otros.

    Para transformar la humanidad a los efectos de que el reconocimiento no sea

    solamente una retrica para convalidar la deshumanizacin y el sometimiento, -y esto

    vale para las relaciones al interior de cada nosotros como para las relaciones entre los

    diversos nosotros existentes o posibles, se trata de echar por tierra todas las

    relaciones en las cuales el hombre es un ser envilecido, humillado, abandonado,

    despreciado52.

    Sin el cumplimiento de este imperativo categrico en la produccin y

    reproduccin de la cotidianidad, las luchas por la identidad y el reconocimiento no

    podrn ir ms all de una retrica de la afirmacin de lo humano sin exclusiones, y

    corrern el riesgo de ser discursos funcionales a la reproduccin de diversas exclusiones

    del mbito de lo humano que se pretende legtimamente universal.

    52 Carlos Marx, Prologo a la Crtica de la Filosofa del Derecho de Hegel, en Guillermo Federico Hegel Filosofa del Derecho, Editorial Claridad, Buenos Aires, Quinta edicin, 1968, pg. 15.