¿¿¿¿QuQuQuQuéééé hacer?hacer?hacer?hacer?

� No emitir luz por encima de la horizontal, ¿para qué queremos iluminar los edificios o las nubes?

� Usar lámparas de espectro poco contaminante y de alto rendimiento energético, p. ej. de vapor de sodio.

� Horario inteligente. No encender farolas de día, y disminuir la iluminación en horas de menor actividad.

� Regular el apagado de luces ornamentales, monumentales y publicitarias.

� Prohibir los cañones de luz o láser utilizados como reclamo.

� Dar a conocer el problema, los perjuicios asociados y las solucionessolucionessolucionessoluciones.International Observe the Moon Night Facultad de Ciencias

1. Cielo oscuro excelente

2. Cielo oscuro verdadero

3. Cielo rural oscuro

4. Cielo rural

4,5 Transición rural / suburbano

5. Cielo suburbano

6-7 Cielo suburbano brillante

8-9 Cielo urbano

The World Atlas of the Artificial Night Sky Brightness www.inquinamentoluminoso.it

Cielo degradado Inseguridad vial Gasto energético Intrusión lumínica

El exceso de luz oculta

los objetos celestes

salvo los más

brillantes, como la luna

y algunos planetas. En

la foto se observa el

hongo de luz de Gijón

desde Candás, a más

de 5 km de distancia.

Un diseño incorrecto de

las farolas produce el

efecto contrario al

deseado. La luz

enviada directamente a

los ojos deslumbra en

lugar de iluminar la

calle. Incluso puede

ocultar los semáforos.

La luz desperdiciada

implica un consumo

energético mayor del

necesario, y por lo

tanto mayor gasto

económico y mayor

contaminación

producida.

El exceso de luz altera

el ciclo diario de

personas, animales y

plantas..

Estos perjuicios no se

limitan a las zonas

próximas, sino que

también afectan a

ecosistemas lejanos.En España durante el año

2010 había 4.800.000

farolas que, con una

potencia media de 180 W y

4.200 horas de utilización

anual, consumieron 3.630

GWh/año.

La iluminación pública representa el 8 % del consumo

energético mundial. Un uso eficiente permitiría ahorrar más de

la mitad de ese consumo.

Por ejemplo, una ciudad

como Oviedo tiene más de 41.000 farolas, la mayoría de ellas

de vapor de sodio y 150 W de potencia.

La contaminación lumínica se define como la emisión de luz

artificial nocturna innecesaria o incorrecta.

Esto puede deberse a una emisión de luz excesiva, en la

dirección equivocada, o en horario innecesario.