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Contenido - Auto-ayuda, y Desarrollo personal para ... · como estrés agudo al que ocurre dentro de un período menor a 6 meses, y crónico, de 6 meses o más. 4. ESTRÉS ... en

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Contenido

1.- ¿Que es el Estrés? 2.- Tipos de Estrés. 3.- Psicología del Estrés. 4.- Fases del Estrés 5.- Signos y síntomas del Estrés 6.- Causas del Estrés 7.- Como vivir libre de estrés para siempre!

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¿Qué es el Estrés?

El estrés es la respuesta automática y natural de nuestro cuerpo ante las

situaciones que nos resultan amenazadoras o desafiantes. Nuestra vida y

nuestro entorno, en constante cambio, nos exigen continuas adaptaciones;

por tanto, cierta cantidad de estrés (activación) es necesaria. En general

tendemos a creer que el estrés es consecuencia de circunstancias externas a

nosotros, cuando en realdad entendemos que es un proceso de interacción

entre los eventos del entorno y nuestras respuestas cognitivas, emocionales

y físicas. Cuando la respuesta de estrés se prolonga o intensifica en el

tiempo, nuestra salud, nuestro desempeño académico o profesional, e

incluso nuestras relaciones personales o de pareja se pueden ver afectadas.

La mejor manera de prevenir y hacer frente al estrés es reconocer cuando

aumentan nuestros niveles de tensión y ante que estímulos o situaciones.

Tipos de Estrés

1. ESTRÉS AGUDO: El estrés agudo es el producto de una agresión

intensa (aún violenta) ya sea física o emocional, limitada en el tiempo

pero que supere el umbral del sujeto, da lugar a una respuesta también

intensa, rápida y muchas veces violenta. Cuando el estrés agudo se

presenta se llega a una respuesta en la que se pueden producir úlceras

hemorrágicas de estómago como así también trastornos

cardiovasculares. En personas con factores de riesgo altos, pueden

tener un infarto ante situaciones de este tipo.

2. ESTRÉS AGUDO EPISODICO: El estrés agudo episódico es más grave,

en el sentido de que se refiere a episodios repetidos de estrés agudo,

como un trabajo de fin de semana que produce estrés o tener que

cumplir con un plazo cada mes. El estrés agudo episódico puede

conducir a migrañas, hipertensión, apoplejía, ansiedad, depresión,

malestar gastrointestinal grave.

3. ESTRÉS CRONICO: Cuando el estrés se presenta en forma crónica,

prolongado en el tiempo, continuo, no necesariamente intenso, pero

exigiendo adaptación permanente, se llega a sobrepasar el umbral de

resistencia del sujeto para provocar las llamadas enfermedades de

adaptación. Es decir que cuando el organismo se encuentra sobre

estimulado, agotando las normas fisiológicas del individuo, el estrés se

convierte en diestrés. El estrés crónico puede darse ya sea por una

exposición prolongada y continua a factores estresantes externos

(como en profesiones como periodistas, ejecutivos, pilotos o médicos)

o por condiciones crónicas o prolongadas de la respuesta al estrés

(como en sujetos deprimidos y en el estrés postraumático). Aquí el

sujeto se ve expuesto prolongadamente a las llamadas hormonas del

estrés (catecolaminas, adrenalina y noradrenalina liberadas por el

sistema

nervioso simpático; y los glucocorticoides). Algunos autores catalogan

como estrés agudo al que ocurre dentro de un período menor a 6

meses, y crónico, de 6 meses o más.

4. ESTRÉS FISICO Y MENTAL: se refiere a la reacción física del cuerpo a

diversas situaciones de la vida, como por ejemplo el dolor que se siente

después de una cirugía. El estrés físico a menudo se produce porque

antes ha habido un estrés emocional y este último a menudo se

presenta como una molestia física, por ejemplo, cólicos estomacales.

5. DIESTRES: Es un estrés que ocasiona un exceso de esfuerzo en

relación con la carga. Va acompañado siempre de un desorden

fisiológico, las catecolaminas producen una aceleración de las funciones

y éstas actúan alejadas del punto de equilibrio, hiperactividad,

acortamiento muscular, somatizaciones, en suma: envejecimiento

prematuro, son los efectos secundarios del estrés negativo. Pueden ser

estresores: el trabajo, la familia, las enfermedades, el clima, el alcohol,

el tabaco, las frustraciones, en suma centenares de estímulos internos o

externos de carácter físico, químico o social. Incluso un exceso de estrés

positivo puede ser causa de diestrés, desde cuando gana el propio

equipo a la suerte en los juegos de azar, en ambos casos se producen

infartos por exceso de júbilo. Podemos contemplar como en pocas

ocasiones tenemos a nuestro alcance elegir las impresiones que inciden

sobre nosotros, sin embargo es posible aprender a responder de una

forma equilibrada, la relajación ayuda en este sentido de forma muy

eficaz.

Psicología del Estrés

El estrés se inicia como una actitud mental ante situaciones demandantes, y

repercuten en la fisiología del individuo. El estrés psicológico es mediado por

el hipotálamo, estructura encargada de coordinar las respuestas

emocionales, las secreciones hormonales y funciones vitales y de adaptación,

como el sueño, el hambre, la sed, y la respuesta sexual y mantener estrechas

conexiones con el lóbulo frontal y con la amígdala del hipocampo, estructura

encargada de almacenar nuestra memoria sensorial.

El lóbulo frontal percibe el peligro, la amígdala coteja la información con su

archivo emocional y el hipotálamo estimula secreciones hormonales, que en

milésimas de segundo, originan una respuesta de adaptación integral, que

será coordinada por el lóbulo frontal. A diferencia de la respuesta originada

frente al estresor físico que es universal y autónoma, la respuesta frente al

estrés psicológico es variable en duración y puede ser modificada e

intensificada por nosotros mismos.

El hombre ha aprendido a amar y a temer al cambio. Cada nuevo cambio

pone en juego su capacidad de adaptación y sus magníficos controles

biológicos para mantener la homeostasis, para mantenerse en equilibrio

consigo mismo y con su universo.

El hombre teme al cambio, cuando las experiencias han sido negativas;

cuando teme naufragar, cuando teme perder el amor de sus seres queridos.

El fracasar frente al cambio, el sucumbir en la empresa, da paso a una etapa

de desadaptación, que produce incertidumbre, disminución de la autoestima

y se manifiesta en dolor, en ira y desesperanza, que sirven de alimento para

incrementar el miedo y percibir el mundo como amenazador y carente de

afecto y de comprensión.

Las actividades del ser humano y su proceso diario de adaptación se mueven

entre dos polos dispares: de un lado, el control interno, la búsqueda de su

autorrealización y del otro, el mundo de los otros, el control externo. De un

lado mis necesidades, del otro tus exigencias, tus necesidades. El mundo

interno permite alcanzar el autodesarrollo y madurar para lograr la

autonomía, sentirnos suficientes y poner en juego nuestras propias

motivaciones y suplir nuestras necesidades. El mundo externo tiende a

limitar esta experiencia de autorrealización, etiquetando sin piedad, algunas

veces nuestras actividades de maduración y desarrollo; se nos llama

ególatras, introvertidos, narcisistas, reservados, en un afán por mantener el

equilibrio de ellos mismos. Aún si percibimos el mundo exterior como

injusto, tenemos miedo a no ser amados

Es por ello que la psicología del estrés resulta muy compleja, por lo que es

necesario definir que es un psicotrauma. El alemán Eulemburg lo defina

como un “shock Psíquico”, que se expresaba por intensas emociones de

terror, ira o tristeza y provocaba una verdadera “conmoción de las

moléculas” del cerebro semejante a la que ocurre en los traumatismos

mecánicos. Posteriormente, Freud y Breuer, lo asociaron a la noción de

inconsciente.

El psicotrauma es equivalente a la noción de estresor negativo, nocivo, no

saludable o distrés. Son diversas las circunstancias que provocan las

situaciones psicotraumáticas. El estrés puede ser causado por falta de amor,

por la frustración de necesidades como el deseo sexual o el hambre; duelos,

pérdidas o daños a personas o a objetos queridos. Los psicotrauma también

pueden consistir en daño a la autoestima y pérdida de la estima social, en

opresión, violencia y abusos físicos o psicológicos; en riesgo de fracaso en

algún desempeño importante o frente a una tarea difícil, novedosa y poco

comprensible, entre otras.

Son muchas las enfermedades psicosomáticas producidas por el estrés o

desencadenadas o agravadas por el mismo. Es indudable que analizando la

acción de las hormonas y estructuras involucradas podemos inferir su acción

sobre enfermedades digestivas, como úlceras, diarreas y estreñimiento;

nutricionales y metabólicas; trastornos articulares y musculares; sexuales y

ginecológicos; etc. y por supuesto, como agente provocador y

desencadenante de trastornos psíquicos, pudiendo llevar hasta la depresión.

El componente actitudinal ha instado a estudiosos de la personalidad a

desarrollar perfiles psicológicos de personalidad que indiquen la

predisposición al estrés.

Fases del Estrés

Según las investigaciones realizadas por Hans Selye en 1975, estas reacciones

se manifiestan en 3 fases: la fase de alarma, la fase de resistencia y la fase de

agotamiento.

La fase de alarma

Las reacciones de alarma conforman la primera fase del proceso de estrés

frente a la agresión. Durante esta etapa aparecen los síntomas: respiración

entrecortada y acelerada, aumento del ritmo cardiaco, aumento de la

presión arterial, sensación de tener un nudo en la garganta o en el estómago,

ansiedad, angustia.

Estas reacciones son provocadas por la secreción de hormonas como la

adrenalina que surte efecto después de unos minutos y cuya función es la de

preparar al cuerpo para una acción rápida.

La fase de resistencia: la adaptación

La resistencia es la segunda fase del proceso de adaptación al estrés. Cuando

el estado de agresión se prolonga, las reacciones de adaptación provocan

que se inicie un proceso de resistencia a dicho estado

Esta etapa, que es una continuación de la primera fase, permite compensar

los gastos de energía ocasionados por el estado de estrés y, de este modo,

impedir el agotamiento del organismo.

Durante esta etapa, el organismo secreta otras hormonas (los glucorticoides)

que elevan la glucosa al nivel que el organismo necesita para el buen

funcionamiento del corazón, del cerebro y de los músculos.

A lo largo de esta etapa, las personas afectadas adoptan conductas

diferentes: algunos se preparan para afrontar el estrés, otros siguen viviendo

sin preocuparse por solucionar su estado o tratando de evitar situaciones

que puedan activarlo.

La fase de agotamiento

Cuando se presenta un cuadro constante y severo de estrés, el organismo

pierde su capacidad de respuesta y se agota. El estado de estrés es tan

intenso que la persona afectada ya no puede afrontar las agresiones.

El organismo se colapsa y ya no puede defenderse de las situaciones de

agresión. Las reservas psíquicas y biológicas se agotan. Durante esta fase, es

probable que la persona afectada desarrolle algunas patologías que

provoquen que el organismo pierda su capacidad de activación.

Signos y síntomas del Estrés

El estrés afecta a varios órganos y funciones de todo el organismo, y presenta

síntomas y signos físicos y psicológicos entre los que están:

- Los dolores de cabeza.

- Los problemas digestivos.

- La aparición de manchas, ronchas en la piel o el aumento de acné.

- Las disfunciones sexuales como la impotencia y la anorgasmia.

- La sudoración. - Las palpitaciones cardíacas rápidas.

- El malhumor y el enojo.

- Tics nerviosos.

- La diarrea o estreñimiento.

- Los dolores musculares.

- Los mareos, zumbidos de oídos, náuseas o vómito.

- La fatiga y disminución de la energía.

También son síntomas:

- El insomnio o cambios en el sueño.

- La depresión.

- La ansiedad.

- El nerviosismo.

- El miedo.

- La falta de concentración, coordinación y memoria.

- La falta o aumento de apetito.

- Cambios en el estado de ánimo.

- El incremento o el inicio del consumo de drogas, sobre todo tabaco y

alcohol

Causas del Estrés

Es el cambio en sí mismo lo que produce el estrés, mudarse de casa, casarse, ser despedido, etc., a pesar de que los cambios puedan verse como favorables o no. Relaciones personales Tradicionalmente la calidad de las relaciones personales es considerada como una de las principales fuentes de estrés.

La relación entre cónyuges es el factor clave, seguido por la relación de padres e hijos. Los factores que contribuyen a las relaciones exitosas y relativamente libres de estrés incluyen: • Comunicación. • Honestidad con uno mismo y con el cónyuge. • saber escuchar. • respeto por uno mismo y por el cónyuge. • Expectativas realistas. • Calidad del tiempo junto. • Calidad del tiempo separados. Hogar y familia Muchas fuentes de estrés como la aflicción, preocupaciones financieras y rompimientos de relaciones, las cuales aparecen claramente visibles en la escala de Holmes y Rahe, se originan dentro de la familia. El incremento en el estrés a lo largo de los últimos 30 años puede explicarse parcialmente mediante factores sociales de cambio. En el contexto de una familia grande, y un entorno social y de trabajo amigables, un individuo se beneficia del contacto y comunicación con otras personas, recibe retroalimentación para establecer metas y un sentido realista en su vida, así como información útil y ayuda práctica para resolver los problemas. La desintegración de estas redes sociales de apoyo amigables hace al individuo más vulnerable a varias enfermedades crónicas relacionadas con el estrés. En este mismo período, también se ha vuelto claro que, además de ser una fuente de apoyo, afecto y amor, el hogar puede ser también el lugar más probable en donde los individuos, en especial las mujeres y los niños, sufran diversos grados de abuso físico y emocional. Paternidad La paternidad impone pesadas cargas físicas, emocionales y financieras, que pueden aplastar a los menos flexibles, El combinar el cuidado de los niños con un empleo de tiempo completo es lo más estresante de todo,

especialmente para la madre que trabaja, quien probablemente sea responsable de una mayor porción de las labores del hogar y cuidado de los niños que el padre. En esta situación, es más probable que salgan a la superficie discusiones, desacuerdos, malentendidos, resentimientos y depresiones. Los siguientes consejos pueden ayudar a reducir los niveles de estrés de los cónyuges: • Cuidar de uno mismo además de los niños. • Mantener el sentido de uno mismo separado del papel de padre. • Planear, preparar y asignar prioridades a la utilización del tiempo libre. Utilizar el tiempo libre de una forma creativa y estimulante. • Los cónyuges deberían reconocer y definir las responsabilidades compartidas. • Mantener una comunicación saludable. • Evitar la recriminación personal, nadie es perfecto. • Estar preparado para usar a la familia, amigos y grupos para ayuda. El estrés en el trabajo El trabajo proporciona un ingreso y también satisface una diversidad de otras necesidades humanas, como ejercicio físico, experiencia mental, contacto social, y un sentimiento de autoestima y habilidad. Sin embargo, el trabajo también es una fuente importante de estrés, que surge de la naturaleza de las relaciones entre la dirección y los empleados, y de la establecida entre colegas y compañeros en el sitio de trabajo en general. El impulso hacia el éxito La sociedad occidental se maneja de acuerdo a la ética de trabajo. Se nos enseña desde una edad muy temprana a considerar de igual forma la capacidad personal con el éxito profesional, haciendo que ansiemos un buen nivel social y que aborrezcamos el fracaso. Nuestra cultura exige éxito monetario así como una identidad profesional, y se requiere una personalidad fuerte para salirse de la carrera.

Cambiando nuestras conductas de trabajo En el ambiente de nuestra sociedad postindustrial de desempleo en aumento y de un mayor tiempo de ocio, muchas personas se sienten afortunadas de tener por lo menos un trabajo. El desempleo, los despidos, una semana de trabajo más corta y el impacto de nuevas tecnologías, están afectando nuestra seguridad física y emocional. Ya no existen garantías para los trabajos permanentes, y cada día más empleadores ofrecen contratos a corto plazo, que excluyen pagar los días festivos y los períodos de enfermedad. Por lo tanto, es muy común que el agotamiento emocional y financiero se incremente en todos los niveles de la fuerza laboral. Condiciones de trabajo No cabe la menor duda de que la salud física y mental de un individuo se afecta de manera adversa a causa de las condiciones de trabajo desagradables, como altos niveles de ruido, mucha o poca iluminación, temperaturas extremas, y horarios de trabajo excesivos y antisociales. Exceso de trabajo Un individuo puede experimentar estrés a causa de una inhabilidad para hacerse cargo de las exigencias técnicas o intelectuales de un trabajo en particular. Por otro lado, no importa qué tan competente seas en tu trabajo, las circunstancias, como demasiadas horas de trabajo, metas de producción irreales, e interrupciones frecuentes, producirán estrés. Falta de trabajo Un empleado puede experimentar aburrimiento debido a que no hay suficiente por hacer, o debido a que un trabajo en particular es aburrido y repetitivo. Incertidumbre La incertidumbre acerca de la función en el trabajo de un individuo, como son los objetivos, las responsabilidades, las expectativas de los compañeros,

así como una falta de comunicación y de información pueden resultar en confusión, frustración, desesperanza y estrés. Conflicto El estrés también puede surgir de un trabajo que el individuo no desea realizar o que está en conflicto con sus valores personales, sociales y familiares. Responsabilidad A mayor nivel de responsabilidad mayor nivel de estrés. Relaciones en el trabajo Las buenas relaciones en el trabajo con los superiores, los subordinados y los compañeros son algo crucial. En una organización, las discusiones abiertas de los problemas son algo esencial para impulsar las relaciones positivas. Cambios en el trabajo Los cambios que alteran las rutinas psicológicas, fisiológicas y conductuales, como la promoción, el retiro y el despido, son extremadamente estresantes. Influencias infantiles y educativas Una infancia traumática probablemente conduzca a altos niveles de estrés en un adulto. Una niñez difícil muy probablemente dé origen a una estima personal escasa, una seguridad personal insuficiente, una dificultad para expresar creencias, actitudes y sentimientos personales, y una tendencia a depender de otros para poder tener una sensación de bienestar emocional y estima personal. La co dependencia en otros quizás conduzca a la frustración, ya que las expectativas serán frustradas de manera inevitable, conduciendo a sentimientos de frustración, enojo, depresión y falta de esperanza en la edad adulta. Expectativas irreales

Las expectativas irreales son una fuente común de estrés. Las personas a menudo se molestan con algo, no debido a que en sí esto sea estresante, sino debido a que no concuerda con lo que ellos esperaban. Por ejemplo, veamos la experiencia de conducir en un tráfico lento. Si esto te ocurre en la hora de más premura, quizás no te guste, pero no te sorprenderá o te molestará. Sin embargo, si esto ocurre un domingo en la tarde, en especial si esto te retrasa para algo, es más probable que te cause estrés. Cuando las expectativas son reales, la vida se siente más predecible y, por consiguiente, más controlable. Existe una sensación mayor de control debido a que puedes planear y prepararte (física y psicológicamente). Por ejemplo, si conoces con anticipación cuándo tendrás que trabajar tiempo extra o quedarte a trabajar hasta muy tarde, será más factible que puedas aceptarlo sin alterarte que si esto se te presenta en el último minuto. Actitudes y creencias Una gran cantidad de estrés proviene de nuestras creencias. Literalmente, tenemos miles de afirmaciones y suposiciones acerca de toda clase de cosas, las cuales sostenemos como verdad. Entre éstas, "No puedes derrotar al sistema", "El cliente siempre tiene la razón", "Los hombres no deben mostrar sus emociones", y "Los niños deben limpiar sus habitaciones". Tenemos creencias sobre cómo deben ser las cosas, cómo deben de comportarse las personas, y acerca de uno mismo ("No puedo recordar los nombres de las personas"). La mayoría de nuestras creencias se sostienen de manera inconsciente, así que no estamos conscientes de ellas. Esto les da más poder sobre nosotros y les permite regir nuestras vidas. Las creencias causan estrés de dos formas. La primera es el comportamiento que resulta de ellas. Por ejemplo, si piensas que el trabajo debe venir primero que el placer, es más probable que trabajes más arduamente y tengas menos tiempo de descanso que si pensaras de otra manera. Si crees que las personas deberían satisfacer las necesidades de los demás antes que las suyas, es probable que te descuides a ti mismo en cierta medida.

Estas creencias son expresiones de una filosofía o un sistema de valores personales, que resultan en un esfuerzo creciente y un relajamiento decreciente, es decir, una fórmula para generar estrés. No hay una verdad objetiva con la cual iniciar. Realmente, éstas sólo son opiniones, pero conducen a un comportamiento estresante. Descubrir las suposiciones inconscientes detrás de las acciones puede ser de utilidad para cambiar nuestro estilo de vida. La segunda forma en que las creencias causan estrés es cuando están en conflicto con las de otras personas. Sin embargo, siempre se debería recordar que las suposiciones personales no son necesariamente verdaderas, sino más bien opiniones, y por consiguiente, pueden ser impugnadas. En situaciones de conflicto, siempre es de utilidad que los protagonistas traten de revisar sus creencias, o al menos, que admitan que las creencias sostenidas por la otra persona pueden ser tan válidas como las suyas. Este ejercicio de apertura mental por lo general ayuda a disminuir el estrés del antagonismo.

Como vivir libre de estrés para siempre!

El estrés consiste en un agotamiento físico y psíquico producido de forma

natural por el organismo al ponerse en una especie de “estado de defensa”

ante lo que considera una amenaza.

Es una reacción natural de nuestro cuerpo. Ante un estímulo que considera

peligroso, nuestro cuerpo genera de forma inconsciente una respuesta

innata. Por ejemplo, si hace frio temblamos para entrar en calor.

De la misma manera, cuando tenemos una situación que nos agobia, en el

trabajo por ejemplo, una tarea que requiere nuestra máxima atención, el

cuerpo va a generar señales para mantenernos en guardia y poder realizar

dicha actividad de forma óptima.

Por ahora todo bien, pero el problema se produce cuando esta situación es

sostenida a lo largo del tiempo, y se produce un agotamiento del organismo.

Entonces el cuerpo se bloquea y se produce lo que comúnmente se conoce

como agotamiento por estrés.

Para afrontar este tipo de situaciones, la estrategia ideal a seguir sería la

siguiente:

1) Identificar la causa o el problema. Parar un momento y pensar, ¿Por qué

estoy nervioso? ¿A qué se debe esta ansiedad?

2) Analizar si ha ocurrido algo fuera de lo común en los últimos días o meses.

¿Tienes que terminar un proyecto determinado? ¿Tienes alguna

responsabilidad nueva que no tenías antes? ¿Has cambiado tu estilo de vida?

¿Has dejado de hacer deporte o de comer sano?

3) Plantearse, ¿Qué consecuencias reales tendrá sobre mi vida el problema

que me inquieta en este momento? Normalmente nos preocupamos por

cosas que en realidad son totalmente intrascendentales.

4) Darse cuenta de que realmente se está estresado. Es importante ser

consciente del problema para solucionarlo.

5) Idear un plan para salir del estado de estrés. Mirar siempre hacia el

momento presente: ¿Cómo puedo relajarme en este momento? El AHORA es

lo que realmente importa.

6) El ejercicio físico y una dieta sana son fundamentales. Nuestro organismo

estará funcionando bien, y en un cuerpo sano reside una mente sana.

Intentar reír es fundamental porque liberamos mucha tensión.

7) Comentar nuestro problema a un amigo. No sólo tendremos una segunda

opinión sobre cómo afrontar el problema, sino que además tendremos una

visión mucho mejor del problema al intentar describirlo a una segunda

persona.

8) Evitar cualquier solución que no sea natural. Hemos llegado de forma

natural a esta situación de stress, la naturaleza es suficientemente sabia para

ayudarnos a salir de ella de la misma forma en la que hemos entrado.

9) Tener confianza en uno mismo. Claro que somos capaces de solucionar

nuestros propios problemas. El hombre es un ser maravilloso, un milagro de

la naturaleza, con una inteligencia sobrenatural y capaz de afrontar

exitosamente cualquier situación adversa.

10) Aprender de la situación para que no se repita. En la vida se aprende a

base de golpes, un golpe es el mejor regalo que uno puede tener de la vida si

eso te sirve para evitar problemas en el futuro.

Espero que estos consejos os sirvan de ayuda a todos y os faciliten afrontar

las situaciones estresantes del día a día. Paz y amor.

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