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80 La deuda de la ciudad con la Costa Verde (y viceversa) TEXTO E IMÁGENES: A UGUSTO ORTIZ  DE Z EVALLOS *

Costa Verde 179

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    La deuda de la ciudad con la Costa Verde (y viceversa)TexTo e imgenes: AugusTo orTiz de zevAllos*

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    La costa marrn

    La Costa Verde hoy es un espacio residual y negado, sin entidad propia ni verdadero aprovechamiento, tanto que algunos la confunden con una simple pista a la que los buses panormicos no van, porque Lima, la nica capital sudamericana frente al mar, no tiene nada que ensear all.

    Es una coleccin descosida de episo-dios irrelevantes y negocios dudosos junto a los restos de algunas playas que fueron mejores y donde las aguas eran limpias (y parece que lo sern de nuevo). Un Zanjn nmero dos donde antes se circulaba rpido y ahora ya no. Y donde ahora el Poder Ejecutivo, en acuerdos con alcaldes distritales de su preferencia, ha metido carros que ya no saben por dnde salir.1

    Para que sea verde

    Hay dos verdes posibles para colorearla, pero son muy diferentes y uno de ellos debe prevalecer si la Costa Verde deja de ser marrn. Lo deseable es recuperar el verdor natural. Lo temible es que preva-lezca el verde del billete, como hasta hoy.

    Tanto el nombre Costa Verde como la ley original y el reglamento priorizan cla-ramente el primer verdor. All se nos deca prometedoramente: Se denomina Costa Verde a la franja del litoral metropolita-no, que constituye un mbito geogrfico

    destinado al cumplimiento de un rol social en la ciudad de Lima. Estableciendo sin duda para el litoral urbano una finalidad y un objetivo. Queda claro entonces que se trata de un espacio pblico, y no solo en la propiedad de su suelo sino adems en su destino. Al cabo de quince aos, se evidencia que el encargo que hacan la ley y su reglamento es muy diferente a lo que se ha hecho. Hoy es un zafarrancho sin verdadero valor para la ciudad. Guetos exclusivos y caros donde el producto ofre-cido es la exclusin, llamada exclusividad.

    se debe corregir La Ley

    Un error clarsimo de la ley, despus del floro con el que declara que el litoral es un recurso metropolitano destinado a un fin social, fue entregar la propiedad del suelo pblico a los distritos, porque entonces estos confunden el sentido integrador de un litoral destinado a la recreacin y al bienestar de todos con sus afanes locales, tanto de protagonismo como de tener la llave para inversiones rentables que cada alcalde distrital pacta por su lado y a su aire.

    Eso convierte a la Autoridad de la Costa Verde en una autoridad sin auto-ridad, en un rbitro sin pito. No le hacen caso. No tiene plata. No maneja suelo. Y sus aprobaciones o desaprobaciones son tambin papel mojado. Peor an, reciente-mente, como la Costa Verde es un paisaje fotognico y televisivo por excelencia, el gobierno central le mete mano y hace lo que quiere, porque all s hay plata y

    * Arquitecto y urbanista.1 Hacia el final de la campaa electoral se ha

    ofrecido invertir en una pista norte-sur, quiz para quitar una bandera a la candidata Susana Villarn.

    LIMA, HORA CERO

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    poderes reales que reemplazan a los que son verdaderamente competentes. Y as se insiste, desde el gobierno central, en distritalizar decisiones y gastos en un espacio que es metropolitano por ley, por elementales principios ambientales y por sentido comn.

    La Costa Verde es patrimonial para los que viven en los 43 distritos de Lima y los del Callao, y no para que 6 distritos apadrinados por el gobierno central ha-gan lo que quieran. Y habra sido mucho peor con lo que se quiso hacer hace poco, agravando an ms el escenario, para hacer negocios redondos y aprovechar la burbuja de altos valores inmobiliarios que hoy permite precios de tres mil dlares el metro cuadrado, siempre que haya esa exclusividad y que los derechos de la ciudad no sean reconocidos. Hay as dos diferentes Costas Verdes: una en la que manda la ley y otra en la que manda el dinero y donde la ley es letra muerta.

    dime cuando se jodi

    Me temo que esa pregunta de Zavalita se encamin mal desde el comienzo. El primer plan para la Costa Verde, aunque con algunas virtudes, fue ante todo una lotizacin. Es verdad que eran pocas en que el Estado estaba quebrado y se supona y argumentaba que solo la in-versin privada poda generar obras. Y entre ellas las hubo altamente positivas, como ha sido Larco Mar (que ojal no devenga un emporio de tiendas almacn ahora que ha sido vendido, y no pierda su carcter de centro de animacin cultural, turstica y gastronmica). Pero tambin hubo espantos incomprensibles, como un bnker llamado con sarcasmo invo-luntario Costa Linda.

    Indudablemente, lo bueno de ese pri-mer plan fue que indujo la inversin y los primeros modelos pblico-privados de inversin urbana. Lo malo fue que hubo de todo en los resultados y que la visin de una costa lotizada y atomizada a pedacitos gener codicias en los distritos, sin reglas claras. Pero en esa primera norma era importante que lo edificable no iba ms all del 20 a 25% del frente del litoral, y el resto eran acantilados verdeados.

    As que no es verdad que el primer plan fuese acertado o pertinente, pero, pese al contestable criterio y esttica de sus perspectivas poco atentas a la fisonoma del paisaje, cuando menos estableca un lmite a lo edificable. Y algunos principios, luego olvidados y contradichos.

    Ese plan fue aprobado y pas a los planos oficiales de Lima, pero no hizo lo primero que deba: territorializar el suelo con coordenadas geogrficas. Su zonificacin qued flotante y ambigua. No era pues, propiamente, un plan, y dejaba esos huecos y coladeras que son tan frecuentes en nuestras normas que invitan a trampas y negociaciones bajo la mesa. Y de eso se han valido los distritos para hacer este cajn de sastre y este desastre. Faltaba acotar con claridad la vialidad y esos lotes posibles. Y con ello faltaba y falta todava rayar la cancha. Son mu-chas las concesiones que se han movido de donde estaban asignadas, invadiendo el derecho de va.

    Y no queda claro cundo y cmo se hace la habilitacin urbana: dnde pasa el malecn que no hay, cunto mide, y dnde especficamente van los espigones que, le-yendo bien la norma, son obligatorios para que, una vez creados cincuenta metros de playa, pueda haber edificaciones y servi-cios en las reas designadas, y procedan

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    una habilitacin urbana y un trazado vial. Aunque los espigones s estn dibujados (sin coordenadas geogrficas) en los planos normativos, sobreentendindose entonces que sin ellos el inicio de cualquier inversin no procede al no haber los cincuenta metros de playa declarados necesarios. Pero se ha hecho lo que vemos, concesionando sin espigones, cuya construccin es di-ferida al ao veintinueve de los treinta de las concesiones. A la sombra de esas imprecisiones, con leguleyadas criollas tan variopintas como rentables, hace muy poco los cincuenta metros en Barranco podan medir cinco.

    Y ese afn de negocio llev a propo-ner un reajuste del plan, una llamada visin, donde la costa ya no era ni para los baistas ni para los carros, sino para las rentas inmobiliarias, negando flagrantemente los mandatos de la ley y el sentido de ciudadana. Y demoliendo el acantilado, carcomido a todo lo largo. Esa visin se lleg a publicar en El Peruano. Y felizmente, con nuestro proyecto, ahora ha sido sustituida.

    iba a ser Peor

    Hace ms de un ao, el alcalde Luis Cas-taeda me pidi cambiar esa visin que haba sido aprobada por el concejo y que yo haba criticado reiteradamente (en el Per.21 de entonces, en TV y en diversas reseas y polmicas). En esa visin o pe-sadilla se empeoraba el escenario y, con el pretexto de que no haba que tapar vistas al mar, se propona (sin que entre Miraflores y Chorrillos haya suelo que lo haga posible hoy) reubicar la va y convertir todos los acantilados en edificios. La Costa Verde se iba a transformar en una avenida ms de Lima, y su estrecha va, ya saturada de

    trfico, iba a servir para que, adems de todo lo que ahora pasa por all, por ella entren y salgan de sus departamentos y negocios los dueos nuevos de bienes privados construidos en suelo pblico. Y se eluda el tema de los espigones.

    Era creer que el litoral puede ser una feria inmobiliaria y condenar las playas de arena frente al mar a ser playas de es-tacionamiento. Y con esas nuevas normas donde casi todo era edificable, se propona en los reglamentos permitir frente al mar toda clase de servicios, los que obviamente generan residuos y basuras. No era as que se argumentaba la propuesta, claro, sino pretendiendo que siempre hay que alentar toda inversin privada (aunque se haga sin pagar el costo del suelo) y que las alternativas eran o eso o nada, porque el Municipio no puede hacer la inversin.

    s se Puede

    Luego se ver cmo nuestro proyecto, que empieza de nuevo y cambia categ-ricamente lo anterior, refuta estas tesis fatalistas, pues:

    (i) La vialidad completa (con malecn, ciclovas y pista de trote), puentes peatonales y escaleras en cada distrito, de extremo a extremo (de San Miguel al Morro Solar y La Herradura), cuesta la quinta parte del presupuesto anual del Municipio Metropolitano (200 a 250 millones, de un total de 1000).

    (ii) Si se hace esta inversin, se generarn quince kilmetros de recuperacin y puesta en valor en el litoral y sus cercanas y la inversin privada ten-dr mucho ms espacio para ocurrir: arriba en vivienda y servicios y abajo en recreacin y usos adecuados a un espacio pblico como deportes,

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    cultura, gastronoma, comunica-ciones, turismo y algunos etcteras pertinentes.

    A raz del pedido del alcalde Castae-da de Lima Metropolitana de cambiar el concepto y proponer un espacio pblico, desarrollamos un trabajo que fue concerta-do sucesivamente con los seis municipios distritales e informado luego al concejo en pleno, recibiendo su respaldo. Se llam Plan Estructurador de la Costa Verde y su encargo central fue que sea realizable y materializable ya.

    una nueva costa verde

    El nuevo plan para la Costa Verde en-tiende a la costa como el gran espacio de encuentro de toda la ciudad, dando cumplimiento a su vocacin natural y a las definiciones que la propia ley sobre ella estableci.

    Durante dcadas el litoral de Lima, cuya vocacin central deba ser de playas valiosas y espacios recreativos para toda la ciudad, perdi calidades como espacio pblico. Se volvi casi nicamente una

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    va rpida que la metrpoli aprovecha para toda clase de flujos sobre un suelo escaso y con una vialidad insuficiente. La sobrecarga e ineficiencia resultantes suman inseguridad y maltrato ambiental.

    El 94% de los vehculos que la usan lo hacen a diario como rutas de trabajo y rutina. Solo el 6% de los viajes son para disfrutar del litoral (baistas, paseantes, tablistas, ciclistas). Esto debe modificar-se para privilegiar los usos asociados al disfrute del litoral y corregir el indeseable carcter de va expresa adquirido.

    En ese escenario de deterioro, la gran mayora de inversiones inmobiliarias ms que buscar aportar piezas para un conjunto armonizado tendieron a fabri-car islas rentables, aprovechando el alto valor econmico del suelo en el litoral de la ciudad, a veces violando el paisaje. La costa se volvi una coleccin de lotes de gestin atomizada, donde adems cada distrito llev a cabo polticas separadas y sin visin de conjunto.

    La nueva visin

    La Costa Verde debe ser el lugar de encuentro de toda la metrpoli. Son muchas las avenidas que llegan al mar, y eso es lo que permite una Costa Verde articulada a la metrpoli. Toda la ciudad debe disfrutar del litoral como espacio pblico. Interconectar litoral y ciudad es posible.

    Nuevos modelos. La edificabilidad intensiva y concentrada que antes se pro-puso se sustituye ahora para privilegiar desarrollos en armona con la identidad de Lima y sus vnculos histricos con el litoral, para favorecer las conexiones constantes entre la ciudad y su costa, es decir entre el malecn alto, que debe ser

    continuo y no episdico, y el malecn bajo, tambin continuo, desde San Miguel hasta el Morro Solar y hasta La Herradura recuperada.

    Recuperar la playa emblemtica. La Herradura es una playa histrica. Fue la principal y ms valiosa playa de la cos-ta. De arenas finas y abundantes, era el espacio de mayor calidad del litoral. Esta condicin se perdi debido a las obras viales improvisadas hacia La Chira, que empedraron la playa. El proyecto de re-cuperacin de La Herradura es axial para dar calidad al conjunto. Prev rescatar su malecn, sus escaleras, su vegetacin, sus colores y su pintoresquismo. Ms an, arenarla y devolverla a lo que fue. Hay que devolverle a Lima su mejor playa, a modo de remate de toda la recuperacin que ya quedar sembrada.

    Vialidad corregida. Hoy la Costa Verde es una confusa trama improvisada de vialidad acumulativa, donde a veces hay que ir de a uno. Con congestiones diarias, subidas y bajadas inseguras, choques frecuentes, poca iluminacin y ninguna invitacin al disfrute del pai-saje. Y hasta hay restaurantes donde los autos se estacionan en el derecho de va, para lo que se estrecha la va de todos, habiendo espacios cercanos que pueden absorber esas demandas. La vialidad la corregiremos con baja inversin, creando un conjunto sensato y estructurado y no este desorden que afecta la calidad de ciudadana.

    Hay que recuperar la vocacin del litoral, sus playas, la plataforma en que se asienta esta ciudad hoy de ocho millones de personas casi sin espacios pblicos. Esta apuesta fundamental es por todos, porque nuestra ciudadana se encuentre y no se fracture ms. n