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COWORKING: DE UN LOVER A UN HATER Hola Jose, He leído tus dos artículos sobre coworking, me refiero a este y este otro. La verdad es que me sorprende que se opine de algo sin conocerlo, porque excepto en el último post donde ha respondido una persona que abrió un espacio, desmontando cualquier posibilidad de una cadena de comentarios de las características del primer artículo, nadie ha pisado un espacio de coworking. Antes de continuar permíteme que presente, soy Marc Navarro Community Builder del CREC en Barcelona. Trabajo para una empresa que decidió crear un espacio de coworking con la intención de ofrecer un servicio de calidad. Un Community Builder, un constructor de comunidad, no es ni más ni menos que la persona que conecta, cataliza y promueve sinergías o relaciones. ¿Y sabes lo mejor? Me pagan por ello. No soy médico ni enfermera y difícilmente le salvaré la vida a nadie, pero me gusta pensar que me gano la vida haciendo más fácil la existencia a las 80 personas con las que comparto espacio a diario. ¿Soy una tapadera para una operación encubierta de una inmobiliaria? Detrás de nuestro proyecto no hay una mano negra inmobiliaria, ni la hay en ningún otro proyecto que conozca. Lo que sí que sé es que la mayoría de los casos que conozco son proyectos construidos con el esfuerzo que conlleva tener una deuda de la inversión a recuperar, unos gastos fijos y variables que cubrir y unas “nóminas” que pagar: cómo en tantos otros negocios, ni más ni menos. Para tu tranquilidad te diré que, de momento, nadie del sector va en Ferrari, al menos en España o en el resto de Europa. Lo cierto es que pese a que no me guste que se opine a lo loco puedo llegar a estar de acuerdo con algunas de las cosas que se dicen, pero discrepo de las formas. Y por supuesto no me gusta ver algunas de las que creo malas costumbres de este país. En primer lugar, la crítica gratuita basándose en suposiciones y prejuicios, porque, al menos en mi opinión, leer una estadística no convierte a nadie en un experto legitimado para hablar de algo en los términos que tú lo haces. Y en segundo la idea que ganar dinero es malo per se por otro. Yo siempre he creído que ganar dinero sin robar, engañar o aprovecharse de los demás no sólo es lícito sino que es como funciona el sistema que tenemos y por tanto es bueno. Lo siento: soy un fan de la realidad. Si en el futuro el sistema cambia me podré dedicar a la vida contemplativa, pero al menos hasta ese momento tengo que ganar dinero. ¿Pero que te quiero decir con todo esto? Pues que en el coworking, como en todas las demás cosas de esta vida, hay iniciativas buenas y malas, pero que al menos en el coworking creo que se descubren rápidamente. En Barcelona la última vez que lo miré había más de 208 espacios de coworking y en Madrid 165… ¿Es esto cierto?: por supuesto que no. Para que un espacio de coworking lo sea tienes que trabajar mucho más que colocar la etiqueta y llenar un espacio con mesas y sillas, de hecho eso no es ni tan siquiera el principio. Hay espacios que aprovechan el tirón del movimiento y sólo usan la etiqueta a nivel de marketing, y aunque me molesta porqué puede llevar a una cierta confusión a las personas que se acercan buscando coworking, la ilusión no suele durar mucho: la gente se da cuenta de que aquello no es lo que ellos buscan. Pero hay algo que tengo ZONA COWORKING , 27 MAR 2015 DE 1 2 Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional

Coworking | De un lover a un hater

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COWORKING: DE UN LOVER A UN HATER

Hola Jose,

He leído tus dos artículos sobre coworking, me refiero a este y este otro. La verdad es que me sorprende que se opine de algo sin conocerlo, porque excepto en el último post donde ha respondido una persona que abrió un espacio, desmontando cualquier posibilidad de una cadena de comentarios de las características del primer artículo, nadie ha pisado un espacio de coworking.

Antes de continuar permíteme que presente, soy Marc Navarro Community Builder del CREC en Barcelona. Trabajo para una empresa que decidió crear un espacio de coworking con la intención de ofrecer un servicio de calidad. Un Community Builder, un constructor de comunidad, no es ni más ni menos que la persona que conecta, cataliza y promueve sinergías o relaciones. ¿Y sabes lo mejor? Me pagan por ello. No soy médico ni enfermera y difícilmente le salvaré la vida a nadie, pero me gusta pensar que me gano la vida haciendo más fácil la existencia a las 80 personas con las que comparto espacio a diario. ¿Soy una tapadera para una operación encubierta de una inmobiliaria?

Detrás de nuestro proyecto no hay una mano negra inmobiliaria, ni la hay en ningún otro proyecto que conozca. Lo que sí que sé es que la mayoría de los casos que conozco son proyectos construidos con el esfuerzo que conlleva tener una deuda de la inversión a recuperar, unos gastos fijos y variables que cubrir y unas “nóminas” que pagar: cómo en tantos otros negocios, ni más ni menos. Para tu tranquilidad te diré que, de momento, nadie del sector va en Ferrari, al menos en España o en el resto de Europa.

Lo cierto es que pese a que no me guste que se opine a lo loco puedo llegar a estar de acuerdo con algunas de las cosas que se dicen, pero discrepo de las formas. Y por supuesto no me gusta ver algunas de las que creo malas costumbres de este país. En primer lugar, la crítica gratuita basándose en suposiciones y prejuicios, porque, al menos en mi opinión, leer una estadística no convierte a nadie en un experto legitimado para hablar de algo en los términos que tú lo haces. Y en segundo la idea que ganar dinero es malo per se por otro. Yo siempre he creído que ganar dinero sin robar, engañar o aprovecharse de los demás no sólo es lícito sino que es como funciona el sistema que tenemos y por tanto es bueno. Lo siento: soy un fan de la realidad. Si en el futuro el sistema cambia me podré dedicar a la vida contemplativa, pero al menos hasta ese momento tengo que ganar dinero.

¿Pero que te quiero decir con todo esto? Pues que en el coworking, como en todas las demás cosas de esta vida, hay iniciativas buenas y malas, pero que al menos en el coworking creo que se descubren rápidamente. En Barcelona la última vez que lo miré había más de 208 espacios de coworking y en Madrid 165… ¿Es esto cierto?: por supuesto que no. Para que un espacio de coworking lo sea tienes que trabajar mucho más que colocar la etiqueta y llenar un espacio con mesas y sillas, de hecho eso no es ni tan siquiera el principio.

Hay espacios que aprovechan el tirón del movimiento y sólo usan la etiqueta a nivel de marketing, y aunque me molesta porqué puede llevar a una cierta confusión a las personas que se acercan buscando coworking, la ilusión no suele durar mucho: la gente se da cuenta de que aquello no es lo que ellos buscan. Pero hay algo que tengo

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muy claro e interiorizado: por mal que me parezca algo si el cliente “lo compra” no voy a ser yo el que lo critique. En Barcelona y Madrid tienes tanto donde elegir que el coworker que no esté contento con el servicio que se le ofrece puede elegir entre más de un centenar de otros espacios.

El coworking es una sola cosa, pero hay miles de aproximaciones, casi una por espacio. Cada coworking tiene lo que llamamos cultura de espacio única y es lo que hace que la comunidad se identifique con él. No voy a tratarte de vender el coworking porqué, ni es una solución para todos, ni pienso que a estas alturas debamos trabajar en convencer a nadie, pero en cualquier caso tienes a tu disposición muchísima literatura al respecto.

A día de hoy el coworking es mucho más que algo hipster, esa etapa ya la hemos dejado atrás. ¿Hay espacios hipsters? Por supuesto, pero es como el último portátil de Apple: si no te gusta no tienes porqué comprarlo. ¿Hay espacios serios? Los hay, y hasta encuentras espacios centrados en proyectos ecológicos, o dirigidos a ONG’s. Hay de todo, para todos los gustos y colores. Crear un coworking ha sido la alternativa de muchas personas que tenían un proyecto que no podía arrancar por si sólo y lo han compaginado con el coworking. ¿Es malo? En mi opinión no, son personas que han buscado una alternativa para hacer realidad su sueño, su proyecto. Algunos lo harán con más gracia, otros con menos pero no nos corresponde a nosotros juzgar, sus coworkers decidirán por ellos. La ley de la oferta y la demanda es implacable, para todos…

El mercado está cambiando y va a seguir haciéndolo en los próximos años, con nosotros o a pesar de nosotros pero mientras esto no llegue te invitaría a que pruebes un espacio. Algunos ofrecen días de prueba gratis, nosotros en concreto ofrecemos una semana de prueba porque queremos que las personas que se queden con nosotros estén seguras de lo que están comprando. Y te invitaría a que después de eso escribas otro artículo y nos cuentes que tal la experiencia, si ha estado bien, regular o mal. Si era sólo humo o si había algo más. Me aventuraré y te diré que en el proceso de elegir donde haces esa semana de prueba ya serás capaz de diferenciar quien hace coworking de verdad.

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