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Crisis, financiarización de la economía y modelo productivo 1 Crisis, financiarización de la economía y modelo productivo Manuel Garí 1.- Una crisis singular La actual crisis europea de las deudas se encuentra en un callejón sin salida. El actual modelo económico está gangrenado por la financiarización. Las políticas neoliberales están produciendo un perverso bucle: las políticas de ajuste del déficit no logran disminuir la deuda e impiden que la actividad económica recupere el pulso, lo que conlleva un nuevo incremento de déficit y deuda. La salida de esta crisis lleva camino de tener una solución lenta, convulsa y sumamente traumática para las clases trabajadoras que llevan ya varios años soportando las políticas de austeridad y cargando con el peso del endeudamiento de bancos, constructoras y grandes empresas a través de la socialización de las deudas privadas reconvertidas en públicas. Echemos la vista atrás para comprender lo que pasa hoy. Actualmente vivimos la incapacidad del capitalismo para superar la metástasis financiera en la que desembocaron las políticas de dinero barato, endeudamiento popular, desregulación financiera y apoyo sin complejos a la patronal que impulsaron inicialmente Reagan y Tatcher tras el final de los “gloriosos treinta”. La crisis del petróleo significó el final de las políticas keynesianas de la postguerra y también el pistoletazo de salida para los neoliberales que ya no veían necesario para defender los intereses del capital mantener el pacto social. Comenzó la era de los ataques sociales, de la agresividad contra las organizaciones populares y en concreto contra los sindicatos. Para suplir la debilidad de la demanda se recurrió a facilitar el endeudamiento masivo; el de los ricos para que pudieran atesorar más dinero, el de los trabajadores para que pudieran seguir comprando hasta convertirse en el caso español en propietarios hipotecados. Con ello comenzó, también, la era de la ingeniería financiera, de los muy opacos “vehículos de inversión estructurados” y de un sinfín de mentiras y dislates bursátiles. Pero el anabolizante financiero desde 2008 ya no funciona, de ahí los actuales nervios de las primas de riesgo y los parqués. La burbuja de los activos misteriosos explotó y dejó al descubierto su toxicidad, en forma de ascenso y caída del negocio inmobiliario en el caso español. El capitalismo nos abocó, una vez más al borde del abismo. La lógica de la ganancia privada supone la desgracia para la mayoría social. El PP plantea que la situación obliga a adoptar esas medidas y que no hay soluciones alternativas a las mismas ni orientación diferente posible. Ello es falso. El camino emprendido por Zapatero en mayo de 2010 que ha desembocado en la orgía antipopular del gobierno de Rajoy, no es, pese a que se reitere desde la Moncloa o Bruselas, el único camino. Ni el mejor. Tal como planteó en una conferencia Christy Romer citado por Krugman (2012) y al que difícilmente se le podrían atribuir veleidades sindicalistas o izquierdistas- el estímulo fiscal ayuda a la economía a crear empleo, mientras que reducir el déficit presupuestario reduce el crecimiento. Es posible emprender otro rumbo político que resuelva la situación de forma favorable para las y los asalariados y en detrimento de las posiciones de los

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Crisis, financiarización de la economía y modelo productivo

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Crisis, financiarización de la economía y modelo productivo

Manuel Garí

1.- Una crisis singular La actual crisis europea de las deudas se encuentra en un callejón sin salida. El actual modelo económico está gangrenado por la financiarización. Las políticas neoliberales están produciendo un perverso bucle: las políticas de ajuste del déficit no logran disminuir la deuda e impiden que la actividad económica recupere el pulso, lo que conlleva un nuevo incremento de déficit y deuda. La salida de esta crisis lleva camino de tener una solución lenta, convulsa y sumamente traumática para las clases trabajadoras que llevan ya varios años soportando las políticas de austeridad y cargando con el peso del endeudamiento de bancos, constructoras y grandes empresas a través de la socialización de las deudas privadas reconvertidas en públicas.

Echemos la vista atrás para comprender lo que pasa hoy. Actualmente vivimos la incapacidad del capitalismo para superar la metástasis financiera en la que desembocaron las políticas de dinero barato, endeudamiento popular, desregulación financiera y apoyo sin complejos a la patronal que impulsaron inicialmente Reagan y Tatcher tras el final de los “gloriosos treinta”. La crisis del petróleo significó el final de las políticas keynesianas de la postguerra y también el pistoletazo de salida para los neoliberales que ya no veían necesario para defender los intereses del capital mantener el pacto social. Comenzó la era de los ataques sociales, de la agresividad contra las organizaciones populares y en concreto contra los sindicatos. Para suplir la debilidad de la demanda se recurrió a facilitar el endeudamiento masivo; el de los ricos para que pudieran atesorar más dinero, el de los trabajadores para que pudieran seguir comprando hasta convertirse en el caso español en propietarios hipotecados. Con ello comenzó, también, la era de la ingeniería financiera, de los muy opacos “vehículos de inversión estructurados” y de un sinfín de mentiras y dislates bursátiles. Pero el anabolizante financiero desde 2008 ya no funciona, de ahí los actuales nervios de las primas de riesgo y los parqués. La burbuja de los activos misteriosos explotó y dejó al descubierto su toxicidad, en forma de ascenso y caída del negocio inmobiliario en el caso español.

El capitalismo nos abocó, una vez más al borde del abismo. La lógica de la ganancia privada supone la desgracia para la mayoría social. El PP plantea que la situación obliga a adoptar esas medidas y que no hay soluciones alternativas a las mismas ni orientación diferente posible. Ello es falso. El camino emprendido por Zapatero en mayo de 2010 que ha desembocado en la orgía antipopular del gobierno de Rajoy, no es, pese a que se reitere desde la Moncloa o Bruselas, el único camino. Ni el mejor. Tal como planteó en una conferencia Christy Romer –citado por Krugman (2012) y al que difícilmente se le podrían atribuir veleidades sindicalistas o izquierdistas- el “estímulo fiscal ayuda a la economía a crear empleo, mientras que reducir el déficit presupuestario reduce el crecimiento”.

Es posible emprender otro rumbo político que resuelva la situación de forma favorable para las y los asalariados y en detrimento de las posiciones de los

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“señores” de la globalización. El economista y miembro del Comité científico de ATTAC, François Chesnais apunta como medidas alternativas a escala europea a las políticas neoliberales de la troika FMI, BCE y Comisión Europea implementadas bajo la atenta mirada de la canciller Ángela Merkel, la realización de una auditoría ciudadana de las deudas, la anulación y el impago de las ilegítimas, el incremento de los salarios y las pensiones para estimular la demanda, un cambio radical en la fiscalidad para dotar a las administraciones de los ingresos necesarios para hacer frente al gasto social y a la inversión pública con criterios ecológicos y sociales, y por supuesto, desarmar a las finanzas para evitar su antidemocrático intrusismo político, lo que implica la socialización y control democrático de todos los bancos con la finalidad de crear una banca pública cuyo objetivo no sea la ganancia sino el interés de las personas, de la mayoría social en definitiva. Pero ello no basta, en opinión de Chesnais (2011) “resulta indispensable emprender profundas transformaciones de los modelos técnicos de producción en la industria, la agricultura y las cadenas comerciales”, transformaciones que deben acompañarse de una nueva “sobriedad energética”. 1 Y no le falta razón.

2.- Una crisis poliédrica La crisis financiera2 forma parte de una crisis global, compleja y de dimensiones civilizatorias. Y sería ilusorio intentar solventarla de una vez y para siempre sin atender el resto de aspectos implicados con los que interactúa. El modo de producción vigente, el capitalista, basado en unas relaciones sociales entre el capital y el trabajo caracterizadas por la explotación y la inequidad, no logra resolver sus cíclicas y agudas convulsiones de sobreproducción que minan a la baja la tasa de ganancia del capital. El mismo concepto de crisis cíclica está en el ADN del capitalismo.

A su vez está poniéndose en evidencia lo que el movimiento feminista viene denominando la crisis de los cuidados. La sociedad de los países industrializados en los que el patriarcado sigue vigente no ha resuelto los problemas de sostenimiento de la vida humana. Y mucho menos lo están resolviendo esa inmensa mayoría de países en los que las mujeres siguen siendo ciudadanas sin equiparación de derechos. Ello implica que al abordar las cuestiones de la producción debamos incluir los de la reproducción social para tener una visión integral de la cuestión social.

Por último, no podemos obviar que las crisis descritas –que son de naturaleza socio-económica- se producen en un contexto material (físico, químico y biológico) en el que existen evidencias científicas de un rápido deterioro que venimos denominando crisis ecológica.

Este trabajo centra exclusivamente la atención en uno de los aspectos más relevantes de los efectos de la lógica del mercado constituido en decisor-dictador económico determinante: analizamos los impactos del modelo productivo sobre la biosfera, las posibles alternativas y su impacto en el empleo.

1 Cabe destacar que la afirmación es particularmente significativa en palabras de un veterano autor de larga trayectoria en la economía crítica marxista que no ha tenido especiales lazos anteriores ni con el movimiento ambientalista ni con la nueva corriente de la economía ecológica. 2 Las finanzas son una de las dimensiones a abordar en relación con el modelo productivo, aspecto en el que no me detengo pues es objeto de otro taller y documentos.

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Durante años el movimiento obrero y la izquierda, incluida la izquierda marxista, no tuvo en cuenta todas las dimensiones de la crisis capitalista. Logró avances importantes en la comprensión de las relaciones de producción que se dan en el modo de producción capitalista. Por tanto dio batalla y un abanico muy heterogéneo de alternativas en el campo de las relaciones sociales y en el de las formas de propiedad de los medios de producción. Atendió a las preguntas relacionadas con “quien” y “para quien” en el proceso productivo.

Hoy empieza a abrirse paso la evidencia de que la actividad humana, particularmente la productiva y el transporte de personas y mercancías, está en la raíz de los principales problemas ambientales planetarios. Existe una estrecha relación entre la sociedad y la naturaleza (metabolismo le llamó Marx). Por ello, junto al modo, hay que analizar el modelo de producción –como más arriba se ha señalado-, lo que equivale a plantearse las cuestiones relacionadas con el “qué” y “cómo” producir. Al diseñar una sociedad de mujeres y hombres libres y emancipados habrá que tener en cuenta los límites que impone la naturaleza, porque tal como formuló Carlos Marx en El Capital “la libertad sólo puede consistir en que “el hombre socializado, los productores asociados, regulen racionalmente ese metabolismo suyo con la naturaleza”.

Férnandez Buey y Riechmann (1998), dos intelectuales comprometidos con el movimiento obrero, plantearon de forma anticipada una idea que hoy es central para el movimiento social: “De lo que en los próximos años suceda en la relación a tres bandas entre naturaleza, trabajo y capital –los tres “factores de producción” de los economistas clásicos- depende, en buena medida, la habitabilidad del planeta, el destino de la especie humana y las posibilidades de materialización del sueño milenario de la sociedad justa”

Las opciones que hoy se adopten ante la crisis (económica y ecológica) por parte de gobiernos y movimientos sociales influirán de forma determinante en la duración temporal de la misma, en los costes sociales que comportará para los diversos sectores, en la correlación futura de fuerzas entre las clases y en el modelo económico y social resultante tras el actual desorden neoliberal.

Uno de los debates más relevantes en este momento es si es pertinente en plena crisis seguir planteando el objetivo de un cambio de modelo productivo. El dilema podemos formularlo en torno a dos ideas opuestas: el cambio es hoy un lujo imposible y un problema por lo que hay que esperar a la recuperación económica tras el ajuste o, por el contrario, las medidas a favor del cambio de modelo juegan un papel anticíclico y, por tanto, forman parte de la solución.3

3 Las derivadas de esas afirmaciones son múltiples y exceden los límites del presente trabajo. El cambio de modelo productivo afecta a aspectos muy diversos: papel de la política y de lo público en la economía, rol de la planificación frente al dictado de los mercados, formas de propiedad de los medios de producción, sistema fiscal, organización y condiciones de trabajo, política de rentas, tipo y papel de los organismos financieros, política monetaria y un largo etcétera de cuestiones que condicionan la posibilidad de existencia de un modelo social, económico y político democrático presidido por los valores de la justicia y la sostenibilidad.

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3.- Dimensión económica de un modelo productivo insostenible La que se ha denominado “era del antropoceno” está determinada por el proceso de globalización en curso que, bajo los parámetros neoliberales, ha provocado la agudización y combinación de una triple crisis internacional de naturaleza ambiental, económica y social. Nunca bajo el tardocapitalismo se había puesto de forma tan manifiesta la relación entre la crisis ecológica y la sistémica como en este convulso inicio del siglo XXI.

La crisis económica mundial –que tiene diferentes plasmaciones según países y áreas económicas- se expresa de forma aguda en los principales países industrializados. Tiene dos dimensiones, por un lado es una crisis de sobreproducción que sobrepasa los límites de una demanda que conoce ciclos de debilitamiento y, por otro el capitalismo vive una crisis de naturaleza financiera inédita. Por su parte, la crisis de naturaleza ecológica tiene como piezas claves: la pérdida acelerada de la biodiversidad, el agotamiento de recursos estratégicos –incluida el agua dulce- y la evidencia de la limitada capacidad del planeta como sumidero.

Existe una íntima correlación entre las esferas financiera, productiva y medioambiental. A escala global podemos afirmar que la financiarización ha supuesto que el excedente del ejercicio no se reincorpore ni siquiera parcial y proporcionalmente a las empresas como forma de mantenimiento de su fortaleza, modernización productiva e innovación tecnológica. El objetivo de la empresa, cualquiera que sea su actividad, pasó a ser el obtener liquidez rápidamente para incrementar el valor de los derechos del accionista o del obligacionista y de los sueldos, primas, “bonus” y blindajes de sus gestores. De forma que las grandes corporaciones iniciaron una práctica de retirada masiva de beneficios –con resultado de debilitamiento de las empresas productivas- para atender la voracidad de sus administradores, “cortacupones” y prestamistas, a la par que desatendieron la reinversión en bienes de equipo y procesos en las empresas, día a día más frágiles.

Según hemos visto avanzar el proceso por el las finanzas adquirían una centralidad creciente en el modelo económico, también hemos podido comprobar que “don dinero”, ejercía una presión insoportable sobre la estructura productiva. Esta evolución ha comportado la hegemonía de una nueva lógica perversa en el pensamiento económico burgués; las políticas económicas, la economía política y en suma la economía misma han sido sustituidas por los trucos de las escuelas de negocio dominadas por neoliberales. De pronto no hay sitio en el pensamiento dominante y en la prensa económica para consideración alguna sobre la estructura productiva solo para “primas de riesgo”, “derivados” y “déficits”. Es la muerte de política, solo queda el dogma. Pero hay más consecuencias.

Al explotar las diversas burbujas, los capitales ociosos empezaron a buscar nuevos nichos de negocio en sectores –hasta entonces públicos en muchos países- como la salud o la educación, en bienes naturales básicos de uso y propiedad públicos –como el agua- cuya demanda es inelástica o en la apropiación de grandes extensiones de tierra para controlar recursos minerales, la alimentación y el cultivo de plantas con fines energéticos. Nos encontramos en los albores de una nueva fuente de ganancia capitalista basada en la estrategia de la geopolítica de la escasez.

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El resultado final, fruto de todo lo anteriormente expuesto, es que la presión sobre la biosfera –base de la vida, suministradora de nuestros recursos y de la que formamos parte como especie- se ha intensificado de forma muy acelerada. La extracción hasta el agotamiento de los recursos no renovables, de la ausencia de gestión racional y sostenible de los renovables y de el uso irresponsable del planeta como vertedero son las reglas de un peligroso juego al que nos abocó el productivismo capitalista –copiado acríticamente por regímenes que decían pretender superarlo- cuya última razón es la maximización de la ganancia privada. Esa es la lógica irracional cortoplacista de las leyes que rigen el modo de producción capitalista. Sin embargo, ese juego no solo aboca a la sociedad a nuevas crisis ambientales de consecuencias desconocidas para la vida, sino que conlleva a muy próximo plazo –de no parar la partida- a nuevas y más severas crisis económicas de consecuencias sociales dramáticas.

4. La cuestión del cambio climático, un reto para el movimiento obrero y para la sociedad Tomemos como referencia uno de los problemas ambientales más graves de raíz antropogénica como es el actual proceso de calentamiento atmosférico. En mi opinión, el que requiere nuestra atención prioritaria y exige de soluciones urgentes. Las fuentes de emisión de gases de efecto invernadero (GEI) son múltiples. Además del vapor de agua originado por diversas fuentes naturales como producto directo o indirecto de la acción humana cabe señalar como principales gases de efecto invernadero (GEI) los siguientes compuestos asociados a diferentes actividades productivas (o de otra naturaleza).

Cuadro 1 Principales GEI y fuentes de emisión CO2 Dióxido de carbono

CH4 Metano

N2O Óxido nitroso

- Combustibles fósiles - Deforestación - Quema biomasa - Producción cemento

- Arrozales - Humedales - Rumiantes - Quema biomasa - Combustibles

fósiles - Termitas - Vertederos

- Fuentes biológicas - Fertilización - Quema de biomasa - Fuentes

industriales

HCH Hidrofluorocarbonados

PFC Perfluorocarbonados

SF6 Hexafluoruro de azufre

- Equipos refrigeración

- Aire acondicionado - Extintores - Aerosoles

- Producción de aluminio

- Equipos eléctricos

Por tanto el cambio climático está íntimamente vinculado a actividades laborales industriales y agrícolas así como al modelo de construcción de edificios e infraestructuras y al de transporte de personas y mercancías en vehículos a motor. La clase obrera, por tanto, no es ajena a la solución que se le dé a los problemas ambientales asociados al calentamiento por emisión de GEI. Debe tener voz en el

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diagnóstico y en las alternativas. No cabe cerrar los ojos ante el problema originado por el modelo productivista del capitalismo. Pero, a su vez, la imbricación de los GEI en tan variadas y estratégicas actividades supone que las dificultades para revertir la situación cambiando el modelo van a ser muy importantes.

Nos encontramos ante el abismo del cambio climático si no se logra detener las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Abismo que, en declaraciones del magnate y especulador financiero George Soros, tiene también una dimensión económica de gran alcance, quien afirma que “el calentamiento global, que es la verdadera crisis que se le viene encima a la economía mundial”.4 Crisis que Nicholas Stern, Economista Jefe del Banco Mundial (2000-2003) y responsable del informe que lleva su nombre sobre las consecuencias del calentamiento, se atreve a cuantificar al valorar la pérdida de riqueza medida en términos de PIB, cuando afirma “… estos cambios de clima redibujan el mundo y provocan movimientos enormes de población y eso implica conflicto y crisis. La economía caería entre el 5% y el 20”.5 Ideas ambas que contrastan con las recientes palabras de Rajoy desde Brasil donde afirmó que las medidas contra el calentamiento y a favor del medio ambiente debían estar supeditadas al dictado de su viabilidad y rentabilidad económica. O sea la supeditación de la ecología (bien para la mayoría) a la ganancia (privada), supeditación que además de irresponsable es un error económico de primer orden. Tras el fracaso de las cumbres del clima y en concreto de Río + 20, la urgencia por encontrar soluciones y nuevas vías de presión sobre los gobiernos del mundo se convierte en una prioridad política para los movimientos sociales y en primer lugar el movimiento obrero.

5. Necesidad de un nuevo modelo, producción limpia y transición justa Si hubiera que hacer un ranking de los problemas ambientales ligados al productivismo económico, podríamos convenir mayoritariamente en señalar que las cuestiones más preocupantes son:

1. El calentamiento global del planeta derivado de las emisiones de gases de efecto invernadero.

2. El deterioro de la capa de ozono que nos protege de las radicaciones solares causado por emisiones de gases halogenados.

3. La contaminación multicausal de costas, mares y océanos del planeta.

4. El envenenamiento tóxico químico de los ríos y acuíferos.

5. El deterioro de bosques y lagos por la lluvia ácida derivada de emisiones de óxidos de azufre y de nitrógeno.

6. La sobreexplotación de los cursos de agua dulce y los acuíferos para usos agrícolas, industriales o de consumo humano.

7. La contaminación creciente de los suelos agrícolas por la agroquímica.

4 El País Semanal, 21-9-2008 http://elpais.com/diario/2008/09/21/eps/1221978413_850215.html

5 El País, 2-10-2008 http://elpais.com/diario/2008/10/02/sociedad/1222898409_850215.html

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8. La pérdida de biodiversidad por desaparición de ecosistemas y la extinción de especies, producto de los factores anteriores y de la explotación insostenible de tierras y aguas.

9. Los problemas de calidad de aire de las ciudades y áreas metropolitanas e industriales por efecto combinado de la producción y el transporte motorizado.

10. La externalización internacional de la producción sucia hacia los países empobrecidos desde las los industrializados creando una nueva dimensión de la inequidad mundial, la ambiental.

Este panorama manifiesta la insostenibilidad del actual modus operandi que podemos caracterizar como un “contra modelo” de producción de ciclo abierto que depreda, esquilma y agota el patrimonio de los recursos naturales, con un comportamiento altamente contaminante y sumamente ineficiente6 en la conversión de las materias en bienes y servicios útiles. Autores de diversas disciplinas relacionan de forma creciente el funcionamiento y efectos del actual modelo productivo con la salud pública (Lash, 1996), la salud laboral y la justicia en el acceso a los recursos. Aspectos, que al traducirse en términos de políticas públicas, exigen regulación normativa y planificación de actuaciones y recursos incluidos los financieros y fiscales a los que Nobuo Tanaka (2010)7 califica de paquetes “verdes” de estímulo económico.8

Existen alternativas tecnológicas financieramente viables, económicamente posibles y ambientalmente necesarias para defender los intereses de la mayoría de la sociedad frente al hoy conocido como el 1%. Hace falta un solo requisito para ponerlas en marcha: decisión política. En el camino serán múltiples y muy poderosas las resistencias de la minoría que se lucra con el actual modelo productivo.

El desarrollo científico, técnico y social permite avanzar hacia lo que se vienen denominando un modelo de producción limpia, cuyos fundamentos son:

a) La sostenibilidad en el uso de los recursos naturales (agua, materias primas, suelo, etc.) mediante la minimización de su empleo y la aplicación del criterio de priorizar su renovación. Lo que exige una gestión racional mundial de los recursos basada en los principios de la biomímesis.

b) La implementación de procesos productivos energéticamente eficientes, de tecnologías limpias y de métodos de organización del trabajo que permitan la optimización de los recursos empleados.

c) El criterio de lograr la eficiencia productiva. Lo que se plasmará en la maximización de los bienes y servicios a obtener por unidad de recurso empleada y la no generación de residuos, emisiones y vertidos, lo que supone su eliminación en la cadena de valor y, si no es posible, la minimización de los mismos.

6 La ineficiencia se muestra de forma tragicómica en la ingente cantidad de basura generada (Del Val 1993 y Pardo, 1999).

7 Director Ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía. 8 Actualmente esas medidas entran en colisión con lo dispuesto por la mera lógica del mercado. La ganancia privada (de la minoría especuladora) entra en abierta oposición con la ganancia social (de la mayoría de las personas).

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En el caso de la lucha contra el calentamiento y evitar el cambio climático el objetivo fundamental es desconectar la generación energética y la actividad productiva de su dependencia de los combustibles fósiles, lo que supone es una excelente oportunidad para modernizar el aparato productivo hacia un modelo sostenible de producción, transporte y consumo. El primer paso y la clave para iniciar una transformación en clave ambiental de todas las actividades productivas y de transporte, es cambiar de modelo energético. Ello implica en primer lugar diseñar una reducción de la dieta energética mediante el ahorro, un esfuerzo por incrementar la eficiencia –no solo de cada artefacto o proceso sino del conjunto de la actividad productiva-, el abandono organizado de las fuentes de energía contaminante (carbón, gas, petróleo y nuclear) y su sustitución por fuentes de energía renovables. Esto significará desplazamiento de inversiones y empleos de sectores. El movimiento sindical –y con él toda la izquierda- debe diseñar su estrategia para asegurar que el saldo neto de empleo sea positivo. Para ello es necesario prever estos cambios entre sectores. Es necesario anticiparse a los acontecimientos y disponer de voz y alternativas propias frente a patronales y gobiernos. El sindicalismo debería tener como objetivo identificar de forma precisa para poder anticiparse y tener criterio propio:

a) Las consecuencias adversas en cada sector y en cada país que pudieran derivarse sobre todo en relación con el empleo y la justicia social y territorial.

b) Las opciones más eficientes y menos costosas en términos sociales. c) Las oportunidades que se puedan derivar para el desarrollo de una nueva

economía. El objeto de los pasos anteriores es poder realizar una transición justa entre un modelo de economía altamente carbonizada y un modelo de producción descarbonizado. Lo que supone que no sea precisamente la clase obrera de los sectores afectados por la sustitución quien “pague los platos rotos” y, bien al contrario, sea el conjunto de la sociedad, a través de los mecanismos políticos, administrativos y económicos necesarios quien posibilite su reubicación digna, adecuada, rápida y sin merma de derechos en nuevas actividades productivas a establecer en los mismos lugares donde desaparezcan las empresas contaminantes. Los criterios que podrían inspirar las medidas concretas de una transición justa pueden sintetizarse en los siguientes:

1) Protección calidad de vida de trabajadores y de los sectores más vulnerables, lo que implica mantenimiento de las percepciones salariales y protección social ilimitados mientras dure el proceso de cambio, nuevos empleos en la zona de residencia y formación adecuada a los nuevos puestos de trabajo.

2) Protección de la economía de las comunidades afectadas mediante la diversificación económica y la inversión de recursos públicos.

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6. El caso español de Aznar a Rajoy pasando por Zapatero

“Mientras tanto, un montón de compañías de acciones surgieron por todas partes. Pronto recibieron el nombre de burbujas, el más apropiado que podía imaginarse. El populacho acierta con frecuencia en sus motes: ninguno podía ser más adecuado que el de burbujas. (…) Empleando palabras del Political State, esas empresas estaban ´levantadas por hábiles granujas, después seguidas por multitud de tontos anhelantes y al final resultaba ser, en efcto, lo que la denominación vulgar dice de ellas: burbujas y cháchara vacua´” Charles Mackay (1841)

El “milagro” español de mediados de los noventa que llegó hasta el año 2007 en el que hubo superávit presupuestario y una bajísima deuda pública se basó en el boom de la construcción inmobiliaria residencial y turística y en la sobresaturación de infraestructuras viarias. Detrás de los oropeles se escondía una desbocada deuda privada de constructoras, promotores e inmobiliarias con la banca española y de esta con la extranjera, particularmente la alemana y francesa. El resultado del “milagro” es una creciente degradación ambiental, desequilibrio territorial e inviabilidad económica causados por lo que en otro trabajo denominé la insostenible pesadez del modelo productivo (Garí, 2011).

Los gobiernos socialistas anteriores al ascenso del PP llevaron a cabo una “modernización” productiva que se tradujo en la reconversión que desindustrializó el país, la privatización de importantes parcelas productivas y financieras -hasta ese momento públicas y rentables- y la terciarización de la economía. El “despegue” de los Aznar y Rato se basó en convertir en edificable todo el territorio español, desregular el funcionamiento financiero y rematar la labor privatizadora. El PP pasó una envenenada herencia al gobierno Zapatero que debía haber tenido una política firme frente a la metástasis inmobiliaria y la creciente financiarización de la economía. No fue así.

Quienes hoy nos gobiernan teorizaron -cuando su partido gobernaba en los añorados años aznaristas- la bondad del modelo imperante a principios del siglo XXI. Baste dos muestras aportadas por Ekaizer (2012). Cristóbal Montoro el 2 de octubre de 2003 dejó varias perlas para posteridad en las siguientes declaraciones “… el concepto de burbuja inmobiliaria es una especulación de la oposición que habla incesantemente de la economía del ladrillo (…) (la) previsible y deseable estabilización del precio de la vivienda (…) la construcción es un sector fundamental de la economía”. Tal y como años más tarde hemos comprobado al caerse el andamio (añado yo). Por su parte, Luis de Guindos un mes más tarde, el 2 de noviembre, realizó el “certero” pronostico: “… sí, es cierto que las familias están más endeudadas pero está aumentando la riqueza patrimonial y financiera y hay unos activos que se trasmitirán a las generaciones futuras”. Cada cual saque sus cuentas del precio de compra de su vivienda, del monto de su hipoteca viva y del hipotético precio de venta del mercado de su casa (apostillo yo).

Poco antes del triunfo electoral de Zapatero en 2004, Miguel Sebastián que más tarde sería uno de los consejeros económicos más escuchados por el nuevo presidente y ministro en el gabinete socialista, en conversación mantenida con Mariano Guindal y Mar Díaz-Varela, afirmaba “Menos mal que no vamos a ganar porque la que viene sobre Estado español es gorda. (…) Tenemos una burbuja inmobiliaria y es inevitable que estalle, y cuando esto ocurra se lo va a llevar todo por delante incluyendo los bancos. (…) El gobierno del PP ha sido un

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irresponsable. En lugar de frenar la concesión de créditos hipotecarios a través del Banco de Estado español, ha echado más gasolina al fuego con las desgravaciones fiscales.” (Guindal, 2011). Parece que el pesimista diagnóstico de la situación económica (“peor que mal” la calificaba) y de la inminencia del estallido de la burbuja no fueron motivos suficientes para Sebastián, Zapatero y el resto de ministros para emprender otro camino en casi ocho años de gobierno del PSOE. La fiesta siguió. La palabrería sobre el cambio de modelo productivo y la economía verde solo dio un efímero fruto en el breve, timorato e incoherente proyecto contenido en la Ley de Economía Sostenible que sin dotación económica se olvidó en medio del vendaval de mayo de 2010 en el que se redujo la inversión pública en 6.045 millones de euros, antesala de la reforma del artículo 135 de la Carta Magna que consagra con el rango de mandato constitucional las políticas presupuestarios neoliberales. Y luego vino Rajoy.

El resultado de los desmanes y la cobardía de unos y otros gobernantes no solo es la burbuja inmobiliaria, sino la especialización en producciones de bajo valor añadido, un escaso esfuerzo en I+D+i y en TICs, el aumento del empleo de baja calidad, la bajada generalizada de los salarios reales, la aparición de un abanico salarial que acumula en un 4% de los asalariados el 17% de la masa salarial y la disminución del peso de las rentas del trabajo frente a las del capital que experimentan un rápido crecimiento. El desequilibrio económico del modelo se ha medido con diversos índices (participación inmobiliaria en el PIB, número de casas construidas/año en Estado español en comparación con otros países, etc.), pero hay uno que directamente nos conduce a comprender magnitud del núcleo central del desempleo y su impacto en otros empleos indirectos: en 2007 la construcción española empleaba a 2,7 millones de trabajadores, la alemana –con el doble de población, en plena expansión económica y reconstrucción de Berlín como capital y del parque residencial del este- a 2,5 millones.

Los problemas ambientales derivados de la forma de cultivar, fabricar y edificar en el Estado español, no vienen de ayer. De la gravedad de los mismos da buena cuenta la economía ecológica que viene denunciando que al centrar la reflexión y el esfuerzo en el crecimiento del PIB no ha tenido en cuenta los desmanes ambientales ligados a un modelo de desarrollo insostenible (Carpintero, 2005).

En mi opinión, en el caso Estado español adquiere especial importancia la cuestión energética dado el grado de dependencia del exterior que obligó en 2008 a la importación del 89,2% de la energía primaria y en 2009 el 87,6%. La intensidad energética primaria ha mejorado desde 2004, pero sigue por encima de la media de la UE, lo que sigue siendo un factor de negativo para la productividad y un hándicap ambiental ya que el sistema energético es el causante del 80% de GEI.

El modelo de movilidad es insostenible por las emisiones que produce, las infraestructuras que requiere y el suelo que ocupa.9 Está basado en el uso del vehículo a motor privado frente a los medios colectivos y en el transporte por carretera frente al ferrocarril. La red de carreteras es 10 veces mayor que la ferroviaria. Estado español cuenta en 2008, según el Ministerio de Fomento, con 13.507 Km. de autovías y autopistas, o sea el 22% de las existentes en la UE-27, lo que significa que cuenta con mayor número absoluto de Km. de alta ocupación viaria en Europa (y el tercero en el mundo), pero también con el mayor ratio por habitante y por vehículo. La opción por el AVE respecto al resto de modalidades

9 El PEIT vigente, al servicio del modelo, de cumplirse, incrementará esta insostenibilidad.

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ferroviarias más eficientes económicamente y socialmente útiles, situará en 2010 a Estado español, con 2.230 Km., como el país con más Km. de alta velocidad de la UE y el segundo del mundo. Este despropósito ambiental, sin embargo, se traduce en una ocupación de viajeros un 20% inferior que en Francia.

En 2007, según el INE, el 96,1% del transporte de mercancías se efectuó por carretera frente al 78,8% de la UE-15; el ferrocarril español transportó el 3,9% frente al 14,6% de UE-15. El parque de vehículos a motor en 2007 era de 16,5 millones, lo que supone un aumento respecto a 1990 del 71,65%. En el mismo periodo el consumo energético del transporte se incrementó en un 77,18%. En 2008 el consumo de energía se distribuyó en un 79% en carretera, 14,5% aéreo, 3,5% marítimo y un 3% ferrocarril. El sistema de transporte está escasamente electrificado y el petróleo representa el 97% de sus fuentes. 10

7. ¿Por dónde empezar en nuestro país? Tress son los retos más urgentes: a) parar el calentamiento y evitar el cambio climático, lo que implica salir de la “burbuja fósil” y abandonar la era del petróleo para entrar en la solar; b) restablecer la calidad de las condiciones del medio aéreo, terrestre y acuático; y c) proceder a una profunda reorganización de la actual irracional ordenación territorial. Ello implica descarbonizar la economía, impulsar la química verde empezando por una política de sustitución inmediata de sustancias y productos, el control de residuos y acabar con la especulación urbanística. 11

De todos los problemas ambientales señalados en un apartado el que requiere nuestra más urgente y decidida actuación, pues carecemos de crédito temporal para solventarlo, es el del cambio climático, cuestión que está íntimamente relacionada con la descarbonización de la economía y, por tanto, con el modelo energético.

A su vez, la cuestión de la energía es el talón de Aquiles de la viabilidad económica del actual modelo productivo.12 La necesidad de cambiar el patrón de desarrollo no es una consecuencia de la crisis financiera sino del riesgo de que a la crisis económica se le superponga una crisis energética con un impacto ambiental, social y económico mucho más grave.13 El cambio de modelo energético es el vector de primer orden en el cambio de modelo productivo, es el más acuciante y en el caso español se revela también como uno de los elementos básicos de solución y salida frente a la crisis económica.

10 Según datos del MITYC, La energía en Estado español”, 2009 y REE, “El sistema eléctrico español”, 2009, 11 El proceso de reconversión ambiental de la economía será intensivo en mano de obra, pero repercutirá en lugares y tiempos de forma diferente. Por ello es necesario proteger a quienes sean temporalmente perjudicados mediante medidas que aseguren lo que la Confederación Internacional de Sindicatos (CSI) denomina una transición justa. 12 El papel de la energía en el desarrollo social es clave (Cottrell, 1955), por lo que cualquier cambio en el campo energético tiene efectos multiplicados en la economía y en la organización de la sociedad. 13 La crisis de suministro anunciada por la Agencia Internacional de la Energía que, después de haber estudiado los 800 mayores yacimientos petrolíferos del mundo, ha comprobado que el ritmo de descenso de las reservas se ha duplicado de 2007 a 2008 y constatado que las carencias de suministro previstas para 2020 se adelantará a partir de 2010, viene a sumarse a la crisis climática debida al consumo masivo de hidrocarburos.

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El objetivo central del cambio de modelo energético es generar más bienes y servicios con menos energía y que esta sea limpia, o sea desacoplar el binomio PIB / generación eléctrica y/o consumo de energía. El objetivo central del cambio de modelo productivo es generar más bienestar con menos recursos, o sea desacoplar el binomio satisfacción de necesidades humanas y PIB.14

El nuevo modelo energético significa su descarbonización y desnuclearización, y la reducción de una demanda que no puede crecer ad-infinitum. Ello comporta el incremento del ahorro y la eficiencia e importantes modificaciones en procesos, bienes y consumos e impulsar la movilidad sostenible mediante la electrificación del transporte y el apoyo al colectivo, pasando por fórmulas transitorias de impulso del auto eléctrico privado. El ahorro y la eficiencia energética adquieren así una nueva dimensión, ya que se trata de que el conjunto de las actividades productivas y de servicios –de transporte, administrativas, comerciales y residenciales– reduzcan drásticamente su intensidad energética y en algunos casos –como el de los edificios– pasen a ser de consumidores de energía a generadores, y en otros –como el de los vehículos– de fuentes directas de contaminación por combustión de energías fósiles a almacenes de energía producida por fuentes renovables.

Por tanto, el cambio energético abarca tres grandes campos. En primer lugar, el impulso público decidido a las energías renovables solar, termosolar, eólica, biomasa, etc., y a la generación distribuida, lo que significa acabar con la errática trayectoria del gobierno actual. Las energías renovables han sido capaces de contribuir en el 33% a la generación eléctrica en nuestro país el pasado año y constituyen un sector industrial cuyo peso en el PIB es creciente. Acompañado de la potenciación del transporte colectivo electrificado, particularmente las soluciones ferroviarias para personas y mercancías frente al actual modelo totalmente escorado hacia el transporte motorizado por carretera. Y finalmente la apuesta por la construcción energéticamente eficiente de inmuebles, comenzando por la promoción de la rehabilitación del obsoleto parque inmobiliario residencial, terciario e industrial existente.

El rubicón del cambio energético, por tanto, radica en impulsar la disponibilidad de las renovables convirtiéndolas en potencia más firme mediante la hibridación de la energía solar de concentración y la eólica con las centrales de biomasa y con centrales hidráulicas reversibles, a la par que se mejora y confiere mayor estabilidad a la red interna y a las conexiones internacionales. Pero ello implica que exista un marco regulatorio seguro y serio que impulse las energías limpias y aleje a su vez los movimientos especulativos que pudieran conducir a una burbuja de las tecnologías de las renovables.

El cambio de modelo energético asociado a un cambio de modelo productivo, introduce también una nueva perspectiva sobre el empleo: permitiría mantener empleos hoy muy vulnerables en sectores como la construcción o el automóvil además crear nuevos empleos sostenibles en el propio sector energético, que en

14 Los procesos hacia la edificación sostenible –modernizando el parque existente para hacer los edificios más eficientes energéticamente e instalar renovables– y hacia la movilidad sostenible –desarrollando el transporte público y la electrificación del transporte– cambiarán profundamente el modelo productivo, a su vez los cambios de modelo productivo hacia una economía sostenible, desarrollarán sistemas y procesos eficientes, redes inteligentes e implantación de renovables.

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definitiva pueden jugar un positivo efecto de arrastre para el conjunto de la economía.

8. Por dónde continuar La producción limpia, pieza clave del cambio de modelo productivo, como afirma Estrada (2009) es mucho más que un cambio sectorial de actividades.15 Acorde con el citado autor, un cambio en el modelo productivo no solo debe suponer una sustancial modificación de los productos y servicios que ofrecen las empresas, sino una forma diferente de producir, en términos de ahorro de materiales, de eficiencia energética, de organización del trabajo, y también en la propia relación de los trabajadores con la empresa en la planificación de la actividad productiva.

El objetivo final del cambio de modelo productivo debe ser lograr que el incremento del valor añadido de las empresas españolas se traduzca en un reparto equitativo de la riqueza generada favorable para las remuneraciones salariales, para lo cual lograr una mayor estabilidad en el empleo es una condición necesaria. Para Estrada, este incremento del valor añadido debe hacerse, dentro de una visión a medio plazo, considerando que la sostenibilidad medioambiental es una ventaja para la sociedad.

El nuevo modelo productivo podría basar el aumento del valor añadido de las empresas en la reducción de costes no laborales, principalmente a través del ahorro de materias primas y de la eficiencia energética; la drástica disminución de los costes financieros, el aumento de la escala producción, lo que reduce los costes unitarios; y el incremento de la productividad del capital, fundamentalmente a través de la innovación de procesos.

El objetivo no es crear islas verdes en la producción. El objetivo es la transformación en clave ambiental del conjunto de la actividad productiva, de todos los inputs y outputs, y de todos los materiales, productos y procesos. Para ello es necesario bajar, cuando eliminar, ciertas actividades productivas y por el contrario crecer en otras para satisfacer las necesidades humanas de bienes y servicios con criterios sociales y ambientales. Entre tanto se produce ese cambio copernicano de la actividad productiva es importante priorizar el desarrollo de las actividades de naturaleza sostenible que de por si suponen ya una contribución neta sostenible y prefiguran el modelo productivo del futuro.

Resulta útil la clasificación sectorial que realiza Estrada a efectos económicos y ambientales con la vista puesta en el cambio de paradigma productivo en Estado español. Denomina sectores básicos a aquellos que resultan imprescindibles para mantener el volumen de empleo y deberán afrontar importantes procesos de modernización en clave de sostenibilidad que, en muchos casos, deberán contar con un importante apoyo público para que se reduzcan al mínimo los posibles costes sociales transitorios. Si esta modernización sectorial se afronta con prontitud pueden salir fortalecidos, ya que desarrollarán nuevas tecnologías y productos. En este grupo se incluyen los sectores de: construcción, automoción, turismo y química.

15 Cabría añadir que es mucho más que el cambio en los nichos de negocio donde los capitales ociosos procedentes de las diversas burbujas buscan la realización de nuevas ganancias con altas rentabilidades.

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Los sectores emergentes son para el autor los que están resultando beneficiados por las macrotendencias de cambio con importantes posibilidades de implantación y desarrollo en nuestro país. Estos sectores son los que más impulso público deben tener, ya que serán los que aportarán un mayor volumen de riqueza y empleo en las próximas décadas. Se incluyen dentro de este grupo las energías renovables, los alimentos procesados -especialmente los relacionados con los productos de la agricultura ecológica-, la construcción y reparación naval, la construcción de material ferroviario, los servicios sanitarios y los servicios sociales.

Califica de sectores apuesta de futuro los que se benefician de las tendencias de cambio, pero que están escasamente implantados en nuestro país. Entre los mismos se incluyen: mecatrónica; biotecnología médica (investigación en células-madre), aparatos médicos, biocombustibles que no entren en competencia con la producción de alimentos por el uso de la tierra y la producción de servicios medioambientales.

Finalmente considera como sectores transversales aquellos cuyo desarrollo es imprescindible para la obtención de ventajas competitivas de los anteriores sectores y que a su vez se verán beneficiados por su desarrollo; entre ellos: educación e I+D+i, transporte, tecnologías de la información y las comunicaciones.

9. La cuestión del empleo y el cambio de modelo productivo El principal objetivo de las actividades productivas limpias no es ni debe ser crear empleo, tal como afirma Linares (2010) refiriéndose a las energías renovables, sino contribuir a la sostenibilidad ambiental general. Pero crearlo, lo crean. Poschen (2008)16 afirma que no solo existen ya millones de empleos sostenibles en el mundo, sino que el potencial de los mismos en el futuro es enorme, pues los análisis y proyecciones disponibles sobre la dinámica del mercado de trabajo muestran que en conjunto habrá más empleos en las economías limpias que en las sucias.17

Numerosos estudios demuestran que el proceso de “ecologización” de la actividad productiva es intensivo en mano de obra, lo que significa que el saldo neto de empleos ligados al cambio de modelo productivo sostenible es positivo. La avanzadilla de estos puestos de trabajo son los empleos en actividades de por sí mismas sostenibles, hoy objeto de debate social y académico en torno a su ubicación sectorial y cuantificación.

El problema es que la destrucción y creación de empleo repercute de forma asincrónica y desigual, lo que plantea un reto para el conjunto de la sociedad que sindicatos y gobiernos deberán abordar desde sus diferentes planos de responsabilidad. El primer objetivo es lograr que el proceso no sea lesivo para las regiones y los sectores de las clases trabajadoras afectadas por el declive de las actividades nocivas. El segundo objetivo es asegurar el éxito en el cambio de modelo.

16 Director del Departamento de Integración de Políticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) 17 Hace 15 años varios trabajos señalaron las posibilidades de creación de empleo ambiental. Entre otros García (1996) y Garí (1996) en el caso español. Posteriormente se han multiplicado.

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Entre los argumentos económicos y sociales favorables las actividades económicas sostenible podemos destacar tres: las inversiones son intensivas en trabajo porque privilegian la inversión en capital humano con lo cual tienden a generar más empleo por unidad de capital, los empleos no son deslocalizables o lo son en mucho menor medida que otros sectores industriales o de servicios por lo que estas actividades productivas favorecen la reactivación de las economías locales. 18

Para que este potencial se haga realidad es necesario poner en marcha medidas que promuevan el cambio hacia una economía sostenible, lo que significa introducir una perspectiva ecológica en la actividad productiva. Ello provocará cambios en las tareas de muchos puestos de trabajo actuales. Tendrán que incluir la variable ambiental en sus desempeños laborales diarios tanto los cuadros técnicos como el conjunto de las plantillas de todos los sectores, desde los responsables de instalaciones y logística hasta trabajadores de la construcción o directores de oficinas financieras. Y también supondrá la creación de nuevos puestos de trabajo vinculados a nuevos desempeños. Todo ello implica la necesidad de determinar los perfiles profesionales adecuados para realizar esa reconversión ecológica global de la actividad productiva y los requerimientos formativos que comporta. 19

En opinión de la Confederación Sindical Internacional (CIS) y de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), luchar contra el calentamiento, descarbonizar la energía y la actividad productiva y aún más ecologizar el conjunto de la actividad productiva y económica suponen una excelente oportunidad para modernizar el aparato productivo en la senda hacia un modelo sostenible de producción y consumo. Esto significará desplazamiento de inversiones y empleos de unos sectores a otros. La sociedad en su conjunto -de forma particular el movimiento sindical y las administraciones- debe diseñar su estrategia para asegurar que el saldo neto de empleo sea positivo. Para ello es necesario prever estos cambios sectoriales y actuar con los anteriormente citados criterios de la transición justa.

Para la Organización Internacional del Trabajo (OIT), empleos verdes son aquellos que reducen el impacto ambiental de las empresas y los sectores económicos hasta alcanzar niveles sostenibles. Esta definición es compartida por sus socios en la Iniciativa Empleos Verdes, junto con el Programa de las Naciones Unidad para el Medio Ambiente (PNUMA), la Confederación Sindical Internacional (CSI) y la Organización Internacional de Empleadores (OIE). Como primer resultado de esta iniciativa se ha publicado el informe Empleos verdes: Hacia el trabajo decente en un mundo sostenible y con bajas emisiones en carbono (PNUMA, OIT, OIE y CSI, 2008).20 El informe, que marca un antes y un después en la definición de las actividades productivas calificables de sostenibles, trata de dar respuestas a diversas cuestiones relacionadas con el empleo verde y plantear las políticas y medidas necesarias para superar los obstáculos y lograr una economía sostenible y

18 El Banco Europeo de Inversiones prevé que esta economía limpia atraerá hasta un billón de euros en inversiones hasta 2020, sobre todo en las ciudades. Las políticas de reactivación económica deben también modificarse para ser coherentes con el cambio. Ese es no sólo el mejor camino para salir de la crisis, creando empleo, sino también para que el modelo resultante sea económica, social y ambientalmente viable en el nuevo escenario internacional.

19 El debate sobre los empleos verdes tiene su imagen invertida en el debate sobre los efectos negativos en el empleo si no se actúa contra el deterioro ambiental. Pero este asunto no es objeto del presente documento.

20 Elaborado por el Worldwatch Institute y el Global Labor Institute de la Universidad de Cornell.

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baja en carbono. El documento establece que los sectores en los que existe un mayor potencial de creación de empleo verde son los vinculados al suministro energético mediante renovables, la eficiencia energética, el transporte colectivo, el reciclado y la agricultura ecológica.

En lo referente al suministro energético mediante el despliegue de las energías renovables, el informe constata que en los últimos años se han creado más de 2,3 millones de empleos, a pesar de que las fuentes alternativas aportan únicamente el 2% de la energía mundial. La OIT calcula en 20 millones de empleos el potencial de las renovables en todo el mundo.

Cabe señalar que esta opinión se ve reforzada con los estudios realizados por Ragwitz y Schade (2006) que tras aplicar los modelos NEMESIS y ASTRA al caso de la Unión Europa concluyen que ya en 2005 las fuentes de energías renovables emplearon a 1,4 millones de personas y generaron 58.000 millones de euros de valor añadido. Según la American Solar Energy Society, la eficiencia y las renovables daban empleo a 9 millones de trabajadores en 2007 y en un escenario de fuerte apoyo a estas actividades se estima que emplearán a 37 millones en 2030. Greenpeace (2010) en el escenario de “[R]evolución Energética” estima que se pueden crear unos 8,5 millones de empleos en las energías renovables para 2030. El Gobierno alemán ha elevado de 300.000 a 400.000 trabajadores sus previsiones de creación de empleo de las renovables para 2020, dado que se está creando mucho más de lo previsto. El sector eólico europeo ha emitido un estudio en el que informa que alcanzó 154.000 empleos (directos e indirectos) en 2007 y que prevé 330.000 en 2020. El sector fotovoltaico europeo prevé que en 2030 generará electricidad para más de 3.000 millones de personas y creará 10 millones de empleos.

En el caso de la eficiencia energética, en particular en edificios y construcción, los autores del informe atribuyen la cifra de 4 millones de empleos mundiales a estas actividades. Los edificios son responsables del 30-40% de todo el uso de la energía. De hecho, utilizando la tecnología disponible actualmente podría ahorrarse al menos un 80% de la energía utilizada en la construcción de inmuebles. El transporte colectivo en el que los autores estiman que en Estados Unidos y Europa oriental trabajan 1,3 millones de personas. Optan especialmente por el ferrocarril así como por los sistemas de transporte público, ya que ofrecen un nivel mas bajo de emisiones y un mayor número de puestos de trabajo que la movilidad basada en el auto privado. La implementación del reciclado en las industrias básicas (acero, aluminio y papel) que actualmente supone un volumen de empleo de 12 millones de personas.

No obstante, señala el documento que muchos de los empleos actuales en el sector del reciclado no pueden considerarse verdes ni decentes por provocar contaminación y peligros para la salud de los trabajadores, por lo que la actividad deberá ser regulada y organizada bajo el prisma de la salud laboral y ambiental. La agricultura sostenible de las explotaciones familiares y la producción orgánica puede ser fuente de ocupación, riqueza y seguridad para millones de seres humanos. Pero ello exige profundos cambios en las prácticas agrícolas y ganaderas, ya que la producción agraria es extremadamente vulnerable al cambio climático, pero al mismo tiempo contribuye a él en forma notable.

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10. Estimaciones realizadas en el Estado español Ha habido mucha y mala retórica desde el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero sobre la cantidad de empleos “verdes” que se podían crear. Pocas veces se han contado los existentes en el Estado español y se han diseñado proyecciones basadas en hipótesis y escenarios verificables. Casi nunca se ha discutido qué son y qué no son actividades y trabajos sostenibles. En múltiples foros y ocasiones se utilizan sin mayor definición ni concreción términos talismán como green jobs o “economía verde”. Su sucesor, Mariano Rajoy simplemente ha eliminado de su agenda la cuestión de la sostenibilidad ambiental y por tanto se ha convertido en el mejor aliado de las viejas soluciones obsoletas y contaminantes y de los grupos económicos que hacen ganancias con las mismas.

Una de las cuestiones en debate actualmente es qué tipo de actividades pueden considerarse o no “nichos” de empleos verdes. La clasificación de las ocupaciones ambientales realizada por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (2006) debe ser revisada pues sitúa y confunde en la misma categoría empleos vinculados a actividades de “final de tubería” -que intentan a posteriori reparar el daño y controlar los impactos negativos de la actividad productiva o consuntiva- con actividades “verdes” –que suponen mejoras pro-activas para el medio ambiente-. Por otro lado todavía no se contempla de manera suficiente en dicho estudio el papel del I+D+i en la ambientalización de la economía.21

El tratamiento y depuración de aguas residuales es una necesidad sanitaria de primer orden pero difícilmente puede calificarse de actividad que genera empleos verdes, si bien contribuye a evitar los impactos ambientales negativos que originaría su inexistencia; lo mismo podemos decir de la gestión de los residuos urbanos. En el caso de la gestión de los residuos peligrosos solo cabe decir que es una necesidad transitoria en tanto no se adopten medidas de sustitución que, por ejemplo en el caso de la industria química podrían ser fuente de nuevos empleos vinculados a la “química verde”. Podemos calificar de ocupaciones ambientales: una parte de las tareas de recuperación y reciclaje de los residuos (papel, cartón, vidrio, plástico, metales, aceites, vehículos, pilas y material metálico y electrónico) si su finalidad es evitar el uso de recursos mediante la reintroducción de dichos residuos en el proceso productivo y algunas de las tareas de gestión de construcción, pero no así buena parte de las demolición. Sin embargo sí que constituyen sin duda ocupaciones ambientales, las agrupadas por el informe en producción de energías renovables, la gestión de espacios naturales protegidos, la de zonas forestales, los servicios ambientales a empresas y entidades, la agricultura y ganadería ecológica y la educación e información ambiental.

El Informe “Empleo verde en una economía sostenible” realizado por la Fundación Biodiversidad y el Observatorio de la Sostenibilidad de Estado español (OSE) con el apoyo técnico de IMEDES cifra en 530.947 los empleos verdes existentes en Estado español en 2009. El trabajo que constituye una sólida base de partida aborda numerosas cuestiones y si bien también introduce reflexiones como las arriba expuestas, efectúa sus cálculos de forma desagregada para las siguientes

21 Asunto este preocupante y revelador de las insuficiencias tanto de las políticas públicas como del tejido industrial autóctono. En la actualidad nuestro país está a la cola de los principales países de la OCDE en el volumen de fondos aportados a los Planes de Estimulo en los que el I+D+i ambiental tiene un importante peso, apenas un 0,13% del PIB, mientras que en Corea alcanza el 1,47% del PIB.

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actividades: aguas residuales, tratamiento de residuos, energías renovables, gestión forestal, servicios a empresas, educación e información ambiental, agricultura y ganadería, gestión de espacios naturales, empleo en industria y servicios y finalmente introduce dos ítems de interés el sector público con 53.072 empleos y el I+D+i ambiental con volumen de 21.929 puestos de trabajo.

Respecto al empleo asociado a las energías renovables ISTAS ha realizado varios estudios tanto de ámbito estatal (en 2007 y 2010) como de comunidades autónomas (en 2008, 2009 y 2010 en Navarra, Cataluña, Madrid y País Valenciano). Puede consultarse el análisis que ofrecen de algunos de estos trabajos Nieto (2010), Sáenz de Miera (2010), y González, E. y Castellanos, C. (2009).

El más reciente de los trabajos precedentes al estudio de ISTAS de 2010 sobre el empleo en las renovables que abajo se presenta es Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en Estado español, elaborado por Deloitte para la Asociación de Productores de Energías Renovables–APPA. Las renovables ocuparon directamente, según sus estimaciones a 75.466 personas en 2008 e indirectamente, por efecto arrastre (proveedores de equipos y servicios), a 45.257; lo que supone un impacto total en el empleo de 120.722 personas.

Delgado, Hernández Pezzi, Jiménez Beltrán y Nieto (2010) han contribuido con varios papeles de trabajo al conocimimiento del empleo asociado a la rehabilitación de edificios para la mejora de la accesibilidad y la eficiencia energética e instalación de energías renovables. Para dichos autores rehabilitar anualmente el 2% del parque construido, 500.000 viviendas y 30.000 edificios, para hacerlos más habitables, con mejoras en el comportamiento térmico de su envolvente e instalación de energías renovables, mejoras en la accesibilidad, reducción de la dependencia y factura energéticas así como las emisiones de CO2, supone crear 360.000 empleos año en la construcción absorberían el desempleo como consecuencia de la caída de la vivienda de nueva construcción. Los autores destacan que hay que tener en cuenta que la rehabilitación propuesta, con actuaciones principalmente en aislamiento térmico e instalación de renovables, es generadora de empleo no sólo en el sector de la construcción, sino que tiene un arrastre de actividades y empleo en otros sectores económicos, principalmente en vidrio y materiales de aislamiento, energías renovables y componentes de las redes inteligente, actividades todas ellas basadas en tecnologías con futuro orientadas hacia el desarrollo sostenible.22

CC OO, a través del Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) viene realizando el seguimiento de la evolución del empleo asociado a algunas de las actividades sostenibles. Los correspondientes al año 2010 llegaron en el momento oportuno, precisamente es un momento con altos índices de desempleo (20% de la población activa en 2010, tasa que desgraciadamente no ha dejado de aumentar en 2012) cuando la cuestión del enfoque económico-medioambiental amenaza con quedar sepultada bajo las propuestas de la economía tradicional que pretenden replicar el paradigma del siglo anterior. 22 Del potencial de empleo (y ahorro energético) que encierra la edificación en Estado español, sin contar con las exigencias de la aplicación del Código Técnico de la Edificación o los resultados que pueda dar el Plan Nacional de Rehabilitación 2009-2012, cabe resaltar un dato revelador de la situación: según el Instituto Nacional de Estadística (INE) la integración de energías renovables en el tejido inmobiliario solo alcanza al 0,9% de las viviendas. A eso hay que añadir que las administraciones locales, autonómicas y general del estado no han jugado el papel dinamizador de la implementación de las nuevas tecnologías de energías renovables en los inmuebles y espacios propios, lo que significa una asignatura pendiente que induciría la creación de muchos puestos de trabajo.

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El objetivo de los estudios es el cálculo cuantitativo del empleo directo e indirecto que se podría generar en un horizonte temporal cercano a través de la puesta en marcha de un conjunto de acciones de fomento de las renovables, de rehabilitación y modernización con criterios de ahorro y eficiencia energética de una parte (aproximadamente la mitad) del parque de viviendas existente y de cambios modales en la movilidad de pasajeros. Por tanto no se ha analizado el empleo asociado a otras actividades como la rehabilitación del parque industrial o del terciario, ni el transporte de mercancías, ni otras actividades favorecedoras de un modelo sostenible. El potencial de generación de empleo futuro se estima a partir del impacto previsto de las políticas de apoyo a estos sectores. Políticas que se basan en medidas concretas y cuantificables que apuestan por una economía baja en carbono, sostenible y generadora de empleo de calidad frente al “laissez faire” neoliberal que nos aboca a escenarios tendenciales continuistas que resultan laboral y ambientalmente antisociales.

10. 1 El empleo actual a) Energías renovables Puede estimarse que el volumen de trabajadores directamente empleados en el sector de las energías renovables en 2010 ascendió a 68.737 a lo que hay que sumar 44.758 empleos indirectos. El empleo total en el sector de las energías renovables (directo e indirecto) asciende a 113.227 empleos. Un alto porcentaje de personal contratado se sitúa en tareas de producción. Entre la producción industrial como tal y la instalación suponen más de la mitad de las plantillas de las empresas, concretamente el 51,7%. Ciñéndonos a la situación de los/as trabajadores/as de las empresas que configuran el sector de las energías renovables, el 83,7% del personal dispone de un contrato indefinido, el resto tienen contratos eventuales (14,1%), en Formación/Prácticas (0,9%) o son Autónomos/as (1,2%). Pese a esto, no podemos dejar de señalar que muy probablemente, al igual que en otros sectores de la economía española, la situación contractual en las empresas subcontratadas sea notablemente peor. La mayor parte de los/as trabajadores/as de este sector son Técnicos/as o Titulados/as superiores, seguido de Técnicos/as Medios y de Oficiales/as. Es muy probable que la subcontratación invisibilice empleos de menor cualificación. Por lo general, las cualificaciones requeridas para las distintas ocupaciones parten de los perfiles y las formaciones ya existentes: ingenieros, electricistas, formación profesional, facultades universitarias..., adaptadas a las especificidades de las energías renovables en cada uno de sus ámbitos, particularmente en lo que se refiere a las tareas de operación y mantenimiento de instalaciones. Existe una oportunidad de reconversión profesional de las industrias existentes, que es importante en el contexto de crisis actual, en concreto, en el sector de la construcción mediante el reciclaje profesional en las ramas de fontanería y

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electricidad, hacia la especialización en las habilidades necesarias para el desarrollo de las energías renovables. La distribución del empleo según las diferentes tecnologías es la siguiente: Tabla 2 Empleo generado por subsectores de actividad

Empleo directo %

Empleo indirecto

Eólico 30.651 44,6% 24.521

Solar Fotovoltaico 19.552 28,4% 8.798

Solar Térmico 6.757 9,8% 3.041

Actividades comunes 4.263 6,2% 2.714 Biomasa 3.191 4,6% 2.808

Hidráulica & Mini Hidráulica

1.078 1,6% 485

Biocarburantes 964 1,4% 988

Biogás 664 1,0% 681

Solar Termoeléctrico 511 0,7% 307

Geotermia 415 0,6% 162 Aerotermia (Bomba de calor)

184 0,3% 83

Mini Eólico 165 0,2% 132

Mareomotriz 74 0,1% 38

TOTAL 68.469 100% 44.758 Fuente: ISTAS

b) Movilidad sostenible de pasajeros Para realizar el cálculo de empleo, los modos de transporte se han clasificado como: a) transporte sostenible: incluye todo el transporte público, los modos no motorizados (a pie y en bici), taxi y el Car - Sharing y b) transporte no sostenible: coche y moto, avión y barco. Los datos de empleo que se presentan, en todo el estudio, se corresponden exclusivamente con el transporte sostenible y de viajeros (es decir, se excluye de este estudio el empleo asociado a modalidades de transporte sostenible de mercancías). A partir de las estadísticas disponibles se estimó el conjunto de empleos directos en el sector de transporte sostenible, que en un primer análisis ha comprendido todos los modos públicos, incluyendo el taxi y el vehículo de alquiler, arrojando un resultado para 2008 de 261.465 empleos, superando en un 5% la cifra de 2003, que era de 248.782 empleos. Tras actualizar la información y la metodología, incorporando el empleo generado en la fabricación de autobuses, el car - sharing, el sector de la bicicleta (producción y venta de servicios, públicos y privados) y el empleo público que se precisa para la regulación del sector de la movilidad. Así mismo, se ha incorporado en el recuento de los empleos indirectos, que son muy importantes en el sector del transporte público, puesto que cubren las áreas de seguridad, limpieza, venta de billetes, restauración, etc., que en numerosas ocasiones son actividades subcontratadas. Con esta revisión de la contabilidad, el número de empleos en el sector del transporte sostenible en

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Estado español alcanzaría en 2008 la cifra de 297.109 empleos, un valor un 14% superior al que se obtiene con la metodología tradicional.

Tabla 3 Datos de empleo en la ecomovilidad en 2008, por categorías

2008 Ferrocarril 46.600 Metro 13.584 Tranvía 967 Autobuses* 115.575 Taxis 72.428 Coche sostenible** 14.509 Bicicletas 11.478 Estacionamiento regulado 6.053 Gestión de la movilidad 693 Total 281.877 Autobuses*: Se incluye el empleo asociado a los servicios de autobuses urbanos e interurbanos, y el de las plantillas dedicadas a la fabricación de autobuses. Coche sostenible**: incluimos Car - Sharing además del alquiler.

Fuente: ISTAS

10.2 Proyecciones de futuro a) Energías renovables Para el cálculo del empleo generado en los años 2015 y 2020, se han estudiado tres posibles escenarios sobre la potencia total instalada en energías renovables en los años 2015 y 2020. En el primer caso, Escenario A, se tienen en cuenta el supuesto energético planteado en el nuevo Plan de Acción Nacional de Energías Renovables de Estado español (PANER) 2010–2020 para alcanzar el 20% de la producción de energía primaria mediante energías renovables, en el año 2020. En el Escenario B, se considera un caso más optimista con una mayor instalación de potencia de las tecnologías de energías renovables, 30% de la producción de energía primaria, y mayor ahorro y eficiencia energética. En el Escenario C, se estudia el caso más pesimista en el que no se alcancen los objetivos previstos el Gobierno y la Directiva Europea, sobre la instalación de potencia proveniente de energías renovables. En este escenario se parte de la hipótesis de que se cumplan los objetivos en el área eléctrica y de biocarburantes en un 80%, y en las áreas térmicas en un 70%.23

23

La Directiva 2009/28/CE establece el objetivo obligatorio para Estado español del 20% de consumo final de renovables para 2020, lo que supone un estímulo para la creación de empleo.

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Tabla 4 Previsiones de empleo total (directo e indirecto) 2020

Escenario A Escenario B Escenario C Eólico 54.556 83.378 35.158 Hidráulica 8.675 6.115 6.970 Solar Térmico 40.861 36.595 31.562 Solar Termoeléctrico 3.349 6.418 2.427 Solar Fotovoltaico 68.914 179.410 71.481 Biomasa 8.092 15.269 6.972 Biocarburante 3.062 3.062 2.452 Biogás 7.952 8.725 4.367 Geotermia

598 4.540 458 TOTAL 196.059 343.512 161.847

Fuente ISTAS

Para hacer el seguimiento de la evolución del empleo en cada subsector y en el conjunto se han construido índices de los que se ofrece unos primeros resultados y que permiten tener una imagen de conjunto de las previsiones.

Gráfico 1. Evolución del índice de empleo por energías renovables, periodo 2007-2020. Año base: 2007

0

20

40

60

80

100

120

140

160

180

200

2007 2010 2015 2020

Eólico Solar Térmico Solar Fotovoltáico Biomasa Biocarburante

b) Rehabilitación energética de edificios y viviendas El cálculo de potencial de empleo se centra en las viviendas construidas antes de 1979 (fecha que marca un cambio normativo) y el potencial que se calcula supone que anteriormente se adecue el contexto normativo, financiero, económico y que se conciencien a los usuarios y administración. 24Si no se superan estos obstáculos, es

24 Del potencial de empleo (y ahorro energético) que encierra la edificación en Estado español, sin contar con las exigencias de la aplicación del Código Técnico de la Edificación o los resultados que pueda dar el Plan Nacional de Rehabilitación 2009-2012, cabe resaltar un dato revelador de la

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probable que la rehabilitación de edificios se quede en una actividad marginal. En el marco de este estudio se ha calculado ese potencial para un plan concreto y definido en el informe. Este plan, una vez alcance su ritmo de crucero, prevé la rehabilitación de 565.000 viviendas al año, alcanzado en 2040 un porcentaje acumulado de rehabilitación del 58% del parque existente actual. Se basa en la implementación de 8 medidas prioritarias de aislamiento e incorporación de energías renovables. La inversión para la puesta en marcha de tal plan es elevada, alcanzando los 12.500 millones de euros anuales a partir de 2020, cuando se alcance el ritmo de crucero. Con datos conservadores, lo que quiere decir que hay que considerar estas cifras como mínimas, se podría contar, una vez llegado a un ritmo de crucero, con un potencial de 105.000 puestos de trabajos estables. El plan genera numerosos puestos indirectos en el sector de la industria de materiales, en puestos de dirección, secretariado, contabilidad y numerosos puestos asociados al sector de la energía. Además del potencial cuantitativo, es importante resaltar que la rehabilitación puede ser una oportunidad para mejorar de forma importante el empleo del sector desde el punto de vista cualitativo. Gráfico 2: Generación de empleo 2010-2040

Fuente: ISTAS

situación: según el Instituto Nacional de Estadística (INE) la integración de energías renovables en el tejido inmobiliario solo alcanza al 0,9% de las viviendas. A eso hay que añadir que las administraciones locales, autonómicas y general del estado no han jugado el papel dinamizador de la implementación de las nuevas tecnologías de energías renovables en los inmuebles y espacios propios, lo que significa una asignatura pendiente que induciría la creación de muchos puestos de trabajo.

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c) Movilidad sostenible de personas El estudio ha evaluado cuál podrá ser la movilidad total generada en Estado español en viajes internos en el año 2020 según dos escenarios diferentes. El primero es el tendencial, en el que se supone que no se modifican las condiciones base, ni de contorno ni partida, de la movilidad, y por tanto ésta se desarrolla con las mismas pautas y bajo similares circunstancias que las que ha habido en los últimos dos años (2008-2010). El segundo escenario es el de eficiencia energética, en el que se ha supuesto que las Administraciones públicas apliquen políticas públicas favorables a la movilidad sostenible a través de un conjunto de nuevos instrumentos de gestión y planificación de la movilidad que incluyen medidas fiscales, de financiación de la ecomovilidad, de información, de gestión del territorio, etc. Partiendo de los datos de empleo extendido y de movilidad en 2008, se ha obtenido un parámetro unitario de empleo por millón de viajeros-km. Con estos parámetro de 2008 se ha calculado el empleo en 2020, añadiendo el indirecto al directo. Tabla 5. Empleos según escenario por modalidad de transporte

Nº de empleos

2008 2020

Escenario Tendencial

2020 Escenario Eficiente

Ferrocarril 46.600 58.151 91.948 Metro 13.584 15.565 15.565 Tranvía 967 2.759 4.302 Autobús (urbanos + interurbanos) 115.575 116.937 139.259 Taxi 72.428 67.997 67.997 Coche multiusuario 9 112 521 Bicicleta 11.478 20.562 78.180 Aparcamiento regulado 6.053 6.116 5.045 Gestión de la Movilidad 693 779 1.057 Total (empleos directos) 281.877 288.978 403.874 Total (empleos directos + indirectos)

297.109 307.114 429.370

Fuente ISTAS. Elaboración propia

En total, el número de empleados en el escenario tendencial en 2020 resultaría ser de 307.114 empleos, lo cual supone un leve aumento del 3% sobre los valores base de 2008. En cambio, el empleo generado en el escenario de eficiencia energética arroja un valor de 429.370 empleos, lo cual supondría un extraordinario aumento del 45% sobre la situación en 2008. Por tanto, el escenario dibujado de eficiencia energética no solo consigue mantener en 2020 los valores de la movilidad global en Estado español en los valores que había en 2008, sino que consigue reducir el consumo energético en un 13% en el sector del transporte y aumentar el empleo en un 45% en el sub-sector de la movilidad sostenible. d) En síntesis Agregando lo anteriormente expuesto, las cifras de incremento del empleo en estos subsectores en el corto plazo de 12 años sería notable.

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Tabla 6. Variación del empleo directo 2008-2020 Sectores Año 2008 Año 2020 Incremento Energías renovables 68.469 343.512 275.043 Movilidad sostenible pasajeros 281.877 403.874 121.997 Modernización energética viviendas 1.230 115.123 113.893 Total 351.576 862.509 510.933

Fuente ISTAS. Elaboración propia

Los estudios muestran, por tanto, que el cambio de modelo productivo en plena crisis no solo es posible sino que podría suponer una inyección de medidas anticíclicas que ayudarían, junto a otras, a la superación la crisis económica actual y también a crear puestos de trabajo.

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