Cruzar es un tránsito entre dos puntos.docx

8/18/2019 Cruzar es un tránsito entre dos puntos.docx

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Universidad de Chile

Facultad de Filosofía y HumanidadesSeminario de Grado

Prof. David Wallace

Claudio Chávez

Cruzar es un tránsito entre dos puntos; un cruce es la intersección que se da en las

direcciones; y la cruz estabiliza esta relación entre el verbo y el sustantivo; entre la

inmanencia del cambio y la trascendencia de un estado. Cruzar es el nudo reflexivo que

padece y tensiona hilos distintos entre sí, para hacerse iguales y alcanzar la recursividad de

símismo. !a transitividad del verbo cruzar estipula parado"almente una mezcla en

direcciones opuestas. !a relación entre dos formas de darse, que no de"an de encontrarse en

la acción, para que suceda el nudo del mundo.

!a encruci"ada anuda el error de la decisión y el enigma del pasado sobrepasa el futuro en

el presente de la incógnita, la pregunta sobre el cruce de la especie es un crucial

experimento que expone la poesía cuidada y corregida; se trama el devaneo. !a salida del

desvío contiene la llegada del camino como tambi#n el error del perdido. $l desvío del vía

crucis demarca el poder del errabundo; desviado que se desvía, no para acertar en el camino

recto sino que para probar el lengua"e en sí mismo. %esolver el problema, probar un lema

en una visión política que estabiliza el proceso en el resultado de un orden sistemático. !a

& se hace cruz '(); positividad de una sola escisión, una suma indiferente que congrega la

certeza de una igualdad. *i"a una visión del mundo cardinal tal como el plano cartesianocrucifica el equívoco, descartando la tensión presente en la voluntad de cara a la libertad. $l

crucifi"o petrifica la división que invoca la cruz. $n cambio, la tachadura de la equis anota,

corrige y apunta el +mal hecho en el cuaderno de los menores, borda el te"ido de un texto,

como tambi#n advierte la importancia de un hito.

!a cruz fi"a una polaridad estacionaria y cuaternaria entre el norte, sur, este y oeste. *i"eza

de las direcciones que sostienen la dicotomía adentro-afuera y no toca esa interioridad en la

superficie de la exterioridad sensible, exceso que toca de nuevo el cuerpo de Cristo. !a

dicotomía acostumbra la prueba en una episteme, suelda la repetición en el centro de la

claridad, orden que limpia el paradó"ico pasado en un cosmos válido por y para la belleza.

$l sol, imagen de la ley crística, ordena el caos oscuro en una verdad absoluta y

monumental, absolviendo la experiencia errática y azarosa del evento de

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Bechada alrededor 2; dada a la apuesta, arro"ada y diseminada; toma vuelo el refle"o que

hace del símil, un misil bombardero que destruye casi lo mismo que crea con la forma de su

proyección. @oomerang que retorna acercándose lo mismo que se ale"a. $l gesto de la

escritura al vuelo, "ugada con desenfreno, atrevida mano alzada que pinta a ta"adas el rostro

de la portada como el de la solapa. :erece y padece el moribundo crucificado, como

aparece y comparece el vagabundo


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aut%rquico, compacto, siempre igual a s# mismo.6 %#plica, en ning=n caso, homog#nea e

id#ntica sino saturada y vaciada por la temporalidad que la hace discurrir; acercarse y

distanciarse en la trayectoria arro"ada de la parábola. !a alegoría es expresión emblemática,

en tanto B pone dentro o encierra como 0erogl#)ico7, la imagen y enigma de su emergencia

distintiva. $l cuerpo de la parábolaalegoría expresa la vida no desde un interior o sentido

profundo que habría que extraer o desentra6ar, sino como la profundidad extendida en la

superficie de la figura. $l relieve que la escritura paradó"icamente encierra en la

exterioridad, cual claroscuro que ausentando muestra, oscurece para ilustrar el rostro

crucificado en la carátula, que sólo da a ver por el fondo oscuro donde se fi"a. *orma de

aparecer que contrasta con la línea perfilada en la contratapa; especie8 de retrato que pone a

correr la poeiesis mirando hacia atrás. Cual C#sar que emprende la guerra sobre el

intercambio económico de la figura elegida, perfil que pasa a trav#s del hilum vanum quereclama locura sobre el pasado y el error de la cruz. +9 como la cru! yaciera entre los pies

de la turba, di0o :es;s+ Al polo uele, del que no debi salir 0am%s. Porque, ciertamente,

un d#a estue loco, y ascend# a la cru!, y arme la mano de Longino. 9 enié a mis

4 /en0amin, alter. p. Cit. Pp. 156

57El jeroglífco como signo expresivo de una realidad vivida - y penetrada

hasta la uente de su energía- no tiene nada que ver con la estilización: es

nuevo para cada cosa y la cosa es cada vez algo nuevo aunque tuviera quereaparecer en diversos cuadros! ess, alter& 7+ocumentos para la

comprensi'n e la pintura moerna, :ue;a


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&ermanos al irco, y )ueron deorados. 9 los arro0é a la muerte, como ésar o Atila( sus

cad%eres apestaron los caminos de Roma.- $anto por otro es el dios triste,

destronado y ultra0ado>( por un lado engendra $y deora' innumerables

&i0os, y por otro est% condenado a eterna esterilidad( por un lado es> un

monstruo al que se puede enga=ar con grosera astucia, y por otro es el

ie0o dios sabio que> es enerado como inteligencia suprema>-?

!a parábola entonces toma la forma de una gruta@ donde Cristo sabe cabizba"o los extremos

contradictorios de su poder y desgracia, de su capacidad de trascender asimismo como de

decaer. Comporta el fuego creador de la divinidad y los ángeles la mano milagrosa, mas

= #,ajo el concepto de melancolía un pasaje canónico de ristóteles vincula la

genialidad a la locura' .a teoría de la sintomatología melancólica tal como

aparece desarrollada en el capítulo /// de los 0ro$lemata ha estado vigente

durante m&s de dos mil a%os' )1* .a idea de que la melancolía estimula laacultad pro"tica proviene de la ntig2edad y ue tomada de 3e divinatione

somnium un tratado aristot"lico' 4 este residuo no descartado de antiguos

teoremas sale a la luz en la tradición medieval de los sue%os pro"ticos don

concedido precisamente a los melancólicos' /en0amin, alter. p. Cit. Pp. 139

8 /en0amin, alter. p. Cit. Pp. 142

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sabe que es ángel caído25; cual !ucifer, y hombre tambi#n; cual Fdán. ?ensión que no

puede sino manifestarse de modo violento; en mágica venganza, en b=squeda de "usticia

entre tal discordia constitutiva, pero tambi#n en duelo, luto y silencio. n sol negro,

obertura de la gruta, proyecta la densidad de los agu"eros negros en el universo; vorágines

espaciales con tanta gravedad, que retienen la luz, cual amor por la verdad, y sólo de"an ver

oscuridad. Fmarga atracción que, por exceso luminoso, deshace y enluta todo lo que se

acerca. $scatología que orbita la figura del ano cósmico, seme"ante al eclipse del sol y la

luna, permite ver mal, pero conocer el corte sobre el cono-foco de la parábola. $ntra6a la

rabia de la incomprensible existencia, sollozos del edema muerto ensombrecido en la tierra,

9#0ues ya entonces el eecto enigm&tico y misterioso de lo oculto de su origen

en ruinas y catacum$as enterradas' .a pala$ra no se deriva de #grotta! ensentido literal sino de #lo escondido! #lo críptico! sentido implícitos en las

pala$ras #caverna! y #gruta!1 5odavía en el siglo /6777 existía para ello1 la

expresión #lo oculto en un agujero!' sí pues el elemento enigm&tico tuvo que

ver con lo grotesco desde un principio8'! /en0amin, alter. p. Cit. Pp. 163

-164

1 #Estas improvisaciones religiosas sin duda prepararon el terreno de la

ntig2edad para la recepción de la alegoría pero la alegoría misma ue

sem$rada por el 9ristianismo' 0ues resultó a$solutamente decisivo para el

desarrollo de esta modalidad de pensamiento el hecho de que no sólo la

caducidad sino tam$i"n la culpa tuviera que aparecer manifestamente

asentada en la esera tanto de los ídolos como de los cuerpos' l signifcante

alegórico la culpa le impide alcanzar en sí mismo la realización de su sentido'

.a culpa no sólo acompa%a al sujeto de la o$servación alegórica quien

traiciona al mundo por amor al sa$er sino tam$i"n al o$jeto de su

contemplación' Esta visión undada en la doctrina de la caída de la criatura

que arrastró consigo a la naturaleza constituye el ermento de la prounda

alegoresis occidental que es distinta de la retórica oriental de esta orma de

expresión' l estar muda la naturaleza caída se entristece' unque si se la

invierte esta afrmación puede llegar todavía m&s al ondo de la esencia de la

naturaleza: es su tristeza la que la hace enmudecer' ay en todo sentimientoluctuoso una tendencia a prescindir del lenguaje tendencia que va

infnitamente m&s all& de la simple incapacidad o de la aversión a comunicar'

sí lo que est& triste tiene la sensación de ser exhaustivamente conocido por

lo incognoci$le' er nom$rado )aun cuando el que nom$ra sea igual a los

dioses y un $ienaventurado* quiz& siga siempre entra%ando un presentimiento

de luto'! /en0amin, alter. p. Cit. Pp. 221

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en la letra y en la ley del Aios "udeocristiano. /Por qué &a de llorar por su sombra 9

qué puedo deolerle al &ombre sino su sombra- $anto CC


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soporta y se humilla, por la obscenidad de la grandiosa reacción. $l portento de la sorpresa

exhibe una totalidad hiperbólica que llama al beodo a "ustificarse por haber matado a su

hi"o en los delirios de la borrachera.


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en el presente-pasado. Cual fe de erratas en la repartición de escenas diferidas, ile. itorial Kni;ersitaria1=2 Pp. 63 L 64 MDa ne#rita es m$aN

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profecía) y temporal. $n un primer momento el g#nero se caracteriza por su relación oral

adosada a un hecho contemporáneo. 0ientras un poco más aba"o se remite la leyenda a un

hecho muy le"ano en el tiempo y de dudosa documentación; del cual la cultura popular ha

transformado en virtud de su fuerza creativa. $n este sentido, las + Leyendas del risto

Eegro permiten la crítica po#tica a un tiempo del presente y el pasado, que funciona para

su contexto de producción y recepción como para la po#tica desarrollada. $l a6o de su

publicación aconteció la +guerra de los seis días, en que la unión panarábiga fue

masacrada por el estado constituido de 1srael. /ación proclamada por la 8/ en 23LM que

escinde a :alestina y provoca la guerra árabeisraelí; herencia ancestral y presente de

0assís. $stado de lucha y derrota marcado por el luto sobre el canto de la emancipación y

la "usticia. !eyendas que, en tanto insignias, despliegan el reclamo crítico de un activista y

el lamento prof#tico, a un tiempo del a6o de su publicación 'conflicto sirioegipcioiraquí "ordanoisraelí), del presente actual '+eterno conflicto en Eaza) y del pasado 'Crucifixión

de Cristo, +%ey de los "udíos sacrificado por la ley "udía). /9 el canto que inicia el ino en

uestros cora!ones, no es sino el llanto de lo que agan &ambrientos sobre la tierra. 9 la

tierra est% yerma como pec&o de iuda. $anto Cere' al#o, al#o "ue se constitu' entre los

primero pares, entre los ms anti#uos antepasaos "ue se o!0eti;', "ue

mantu;o su poer e #eneraci'n en #eneraci'n tal como la malici'n paterna

entro e una estirpe, "ue se e!ilit' por el >ec>o e "ue la i;inia mismase e!ilit', tal como en la leena, en pare e >i0o. (O) tanto al pecao

ori#inal mismo como al >i0o reentor, se le#aron al#unos e los aemanes

lin#E$sticos con "ue se >a!$a conensao mantenio la orma. (O) Da

>erencia lle#' a constituir la !ase e un sistema natural "ue se acostum!ra

enominar arQinismo, se#Gn su eHcelente representante. Con esto, la

naturaleza se convirtió en leyenda. Roo lo ;i;iente ue reunio en r!oles

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relee la ley. $l símil de la leyenda despliega la insurrección y resistencia contingente de

una nueva ley, como tambi#n la pol#mica violencia de su poder constituyente en los

castigados y expulsados por ella.

%ecolección de +lo que se lee24

en el mito de la herencia testada y detestada. Aecapitandola testa heredada; conserva y colecciona la cabeza moral en la prosa versicular. !a

repetitiva aseveración de certeza, +es erdad, de erdad>-, marca una retórica persuasiva y

de otro lado prof#tica. /G#a endr% en que la Ley ser% quemada y quemados sus 0ueces. Ge

cierto, de cierto os digo, que una nuea Ley adiene, en la que el c&acal er% reducida su

cabe!a. $anto


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los derroteros campales. 9ingular estrategia de la palabra reelevada; echando a correr,

rebotar y volar la esfera Bballein del planeta. @alacera de la parábola e hip#rbole para

encubrir-encumbrar emblemáticamente la sublime guerra de levantar la leyenda. /Porque

la mano que se e3tendi para bendecir, reaparecer% armada( y no de0ar% &ueso sobre

&ueso, ni tendn sin ser desgarrado, porque se acerca el d#a de la 0usticia. 9 diciendo esto,

:es;s oli la espalda a la ciudad de los &ombres, y transpuso el Jonte del lado en que el

sol ascend#a.-

$nfocando un Cristo oscuro, decadente y envenenado, opaca la homología equidistante del

foco con respecto a la directriz legendaria "udía. !a equidistancia de los puntos

"udeocristianos y la directriz de la leyenda proyectan la predicación sobre la "usticia b#lica,

tanto como el foco apolog#tico del alegorista blanquea y oscurece deliberadamente la

seme"anza de la parábola. !a equidistancia se vuelve hiperbólicamente in"usticia,

sublimando la verdad errante; la p#rdida de la tierra como equívoca selección de la

escritura, del lengua"e en el silencio, cruza el fracaso del rebelde que revela la palabra "usta.

$l sublime matemático de Oant expresa el desfase descrito por la proyectiva retórica de la

parábola y la hip#rbole aplicado en lo absolutamente grande*?. 0ateria de lo incomparable,

que slo a s# misma es igual, despliega la elipsis del símil po#tico, de la equidistancia de la

palabra renegada y redentora sobre el mito. /43clam uno de los Ancianos, se=alando a

:es;s+ Al!%ndose &a contra la Ley, y su lengua es como la de uno de ellos( blas)emo contra

nuestros cdigos, e3ecr nuestro estatutos. 9 los :ueces y los Ancianos ped#an que :es;s

)uera prendido y arro0ado en el calabo!o, 0unto a los mal&ec&ores. A lo que replic :es;s+

18 #0ero cuando llamamos una cosa no solamente grande sino grande de

todos modos a$solutamente en todo respeto )so$re toda comparación* es

decir su$lime se ve en seguida que no consentimos en $uscar para ella uera

de ella una medida que le convenga sino sólo consentimos en $uscarla dentro

de ella' En una magnitud que sólo a sí misma es igual' 3e aquí se colige que se

ha de $uscar lo su$lime no en las cosas de la naturaleza sino solamente ennuestras ideas; determinar empero en cu&l de ellas se encuentra de$emos

dejarlo para la deducción' .a defnición anterior puede expresarse tam$i"n así:

u$lime es aquello en comparación con lo cual toda otra cosa es peque%a' )1*

u$lime es lo que sólo porque se puede pensar demuestra una acultad del

espíritu que supera toda medida de los sentidos'! ?ant, mmanuel. 7Cr$tica el

Juicio Pp. 182 - 183

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Ki encerr%is al &ombre y de0%is a)uera la erdad. uién prealecer% De a que la

erdad es otra magnitud del &ombre+ ella no puede ser enterrada ni enmudecida. A;lla

como lobo en la tormenta. $anto CI


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/Porque, ciertamente, un d#a el &ombre estallar% como ino )ermentado en bota ie0a( su

o! llenar% el espacio como el canto de la espigadora.- $anto I'

1magen de un momento arcaico de la elaboración de la bebida, retrotraídas al

presente-ausente de sangrientas explosiones del mapa :alestino, cual bota ie0a, en eldesgastado paso de generaciones desahuciadas por la guerra. 1nvoca la totalidad

imposibilitada del alzamiento de la voz; recuperación de una voz indecible que sólo se

puede presentar ausentándola en el silencio, desperdigamiento del extraviado en la finalidad

del tiempo y la p#rdida de la identidad ancestral en la guerra. /o hacen sino llamar a la

rebelión frente a la revelación, con la esperanza de que el canto espigado sublime el grito,

el espanto y el horror de la in"usticia. !lenando todo con la grama de su escritura; espina

cruzada de la mano a la voz, entona la trama del drama sacro y remeda la herida que

mancha con amargo veneno el fatum. $ncumbrado y ensombrecido por el espacio muerto

donde vagan las almas en vela, vuelve sobre la noche del mundo donde los fantasmas

dormitan el acontecer. #6agasteis como espectros; ueron arrancados los dientes

de vuestras encías para que no comieras el pan de sus $odegas; 6uestra

lengua ue cercenada a fn de que no ha$laseis ni modulaseis ante los

hom$res; vuestros ojos cegados para que no reconocierais sus rostros

endurecidos como piedra de cantero;1 )9anto /777*!

:or otra parte, la escatología etimológicamente no sólo remite al ;ltimo $és0atos', sino que

tambi#n al excremento 's>atós). $vacuación del cuerpo fisiológico que arro"a el te"ido en

sus desechos; el des'h)echo del cuerpo 'te"idotextumtexto) escritura. $l exceso atardece

decantando en deformación de lo hecho; decadencia del testamento que se deshace

arruinando la herencia; gesto de la testa que desciende sobre la lectura y escritura del texto;

huella del malhechor. +Ki iniere el Di0o del Dombre, sacri)icado ser%, y arrastrado como

bestia de acemilero. 4scrito est% que el &ombre sea un deorador del esp#ritu del &ombre. H

Porque uestro destino est% tallado sobre la piedra, como &uella del animal primitio en el

muro del tiempo.- $anto I' *atalismo alegórico del "eroglífico que captura la ruina de

Cristo, cruzando sublime y pat#ticamente el absurdo espíritu de volver sobre lo mismo,

devora cada tramo trazado. 9ombras de la efigie que vaga por palabras incomprensibles, a

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)e de agabundo, con el baga"e herm#tico de imágenes que la turba sólo murmura en el

devenir de la locura. !as palabras sagradas se pudren en la turba "udía, deformando el

destino de la revelación en la ba"eza y exceso del cuerpo, que se burla de lo obsceno de la

ley en los e3tramuros. /9 aquél que di0iere+ Koy puro, ser% impuro por su misma pure!a,

porque &umilla a la especie.- $anto I


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estidos de brocato 9 los sacerdotes mir%ronse los unos a los otros, porque no &ab#a

entendido sus palabras.- 9ardónica lengua que escapa la comprensión del sacerdocio para

condenar el abuso y olvido "udío sobre la masacre del holocausto. /Pecador es( él lo dice.

Jas, uién de osotros no &a blas)emado en el templo y de)ecado en sus altares M9 nada

dec#s, reto=os de rameraN-


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la boca. $l camino de la palabra hacia la ciudad está en descomposición hecha poesía

extraída de lo grotesco y ba"o del fin de los tiempos. !a huella de la multitud que transita la

letra no es limpia ni bella, sino desgarrada, sucia y desangrada, marca el impresentable

extravío de un pueblo, empobrecido y forzado a la mendicidad. 0elancólica y miserable

tarea del pordiosero que ba"a por las noches buscando que comer a las monta6as de la

basura. /Kobre un asno entré en :erusalem anta=o( &ubo quienes entraron en carro de oro,

mas polo son en el polo del tiempo. 4ntonces :es;s entristeciose de pronto, y no di0o

palabra. 9 entrando por la calle de los mendigos, se encamin &acia los cerros.-'Canto

1&)

na cita del libro de


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un pecado inherente al castigo de haber nacido el pecado original.


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con ello, la incerteza de la experiencia equívoca pierde el "uicio y desquicia toda causa. 9i

embargo, la verdad no se muestra limpia y clara, tampoco está alienada 'a pesar de

sumergirse y ponerse en "uego), sino que manchada por el desamparo, el dolor, la sed de

venganza e irónico humor negro.


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9eg=n


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Conflicto representado de modo seme"ante en +!os "ustos de Flbert Camus. $l argumento

deliberativo se sit=a en el meollo de la revolución. QFsesinar a un par de ni6osinocentes

"ustifica la salvación de otrosR Cuál es el balance entre los medios de e"ecución y el fin de

la libertad. :ol#mica contemporánea que arrastra la historia de guerras-guerrillas entre

1srael y :alestina; que ponen en cuestión la supuesta estrategia de guerrilleros palestinos

escondidos en colegios de ni6os para dificultar moralmente el bombardeo. $l foco dificulta

la libertad de acción vengar la in"usticia de muchos inocentes haciendo in"usticia a otro

inocente.J5 !a "usticia es, en =ltima instancia, antropoc#ntrica. /o hay medida externa, ni

divinidad que pueda restituir o retribuir la ve"ación. $l conflicto yace en que la rebeldía

necesaria para liberarse del yugo, desbocada conduce a la tiranía de la que reniega. !a

apolog#tica defiende una postura hiperbolizando los beneficios de una ideología, borrando

los da6os colaterales y contradicciones. 1ronías del humor melancólico que negro suspendeel nudo, burlándose macabramente lo mismo de la denuncia como del reclamo el

advenimiento de la ley "usta.

!a maldición de /ietzsche sobre el cristianismo dilucida la ligazón de la ironía y la fuerza

prof#tica. 9eg=n la imprecación, la tradición "udeocristiana propugna los valores del

3 BRPA:. - X:iUosY s la Gnica pala!ra "ue tenVis en la !oca. ZPero no comprenVisnaa[ ane no mat' a esos os por eso miles e niUos rusos se#uirn murieno

urante aUos. Za!Vis ;isto morir e >am!re a los niUos[ o s$. la muerte por una!om!a es un placer comparaa con a"uella muerte. Pero ane no los >a ;isto. B'lo ;ioa los os perros sa!ios el #ran u"ue. Z:o sois >om!res[ Zace 0usticia aun por meio easesinos. RG o no somos naa.?ADA


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vencido, esclavo, d#bil y ba"o, que el astuto sacerdote hiló en la creencia de +la igualdad de

los hombres en la Numanidad y en valores trascendentales. /ietzsche desprecia a ambas

religiones, en tanto niegan la voluntad de poder, vida y valor aristocrático que son

socavados por entidades metafísicas o idealidades fundadas en la compasión a Aios, la

verdad y el bien. $statutos "ustificados en la nada 'nihil) material ni en el instinto natural;

por ende niegan la vida, son absurdos y antinaturales. Fl reivindicar la alienación de la

vida instintiva y natural, en el cultivo de valores hechos a la medida pusilánime de los

"udíos sirvientes, la vida se corrompió y decayó un más alláJ2 metafísico, prof#tico y

esperado; que se resiste a llegar. Ae modo seme"ante, el profeta negro impreca contra

sacerdotes, mercaderes, "ueces y propietarios de la ley, de la letra, de la verdad y belleza.

9in embargo, ambas doctrinas son muy similares, e incluso continuidades con relación a la

predicación redentorista y apolog#tica que identifica a todos los hombres con la caída en el pecado original. $l humor negro de la ironía se vuelve sublime y pat#tico cuando un

hombre que no quiere representa a todos los hombres lo hace de manera excesiva, por

desfase, sobrearro"o de Numanidad. $l efecto netamente est#tico de la parábola delinea la

bóveda de una particular lección didáctica; el "uego po#tico, patético52 y sublime, proyecta

sobre el fatalismo decadentista la autonomía de la dignidad del ser humano en la naturaleza

emblemática de la lectura y escritura de las +!eyendas del Cristo /egro. Como se6ala

9chiller, la libertad es el proceso que pondera el hombre, cuando despu#s de experimentar

los impulsos sensitivos, los sustrae para cote"arlos con el impulso formal o racional. Ae

modo tal que, ambos a=n plenamente activos, mas anulados por su mismo compromiso,

31#se de$e llegar a ser $ienaventurados porque se cree1 pero que ocurra

eectivamente lo que el sacerdote le promete al creyente para el Am&s all&8 el

cual es inaccesi$le a todo control Gcon qu" se prue$a esoH ?En el ondo pues

la presunta Aprue$a de la uerza8 no es a su vez m&s que una e en que no

dejar& de darse el eecto que uno se promete de la e' Expresado en una

órmula: Ayo creo que la e hace $ienaventurados a los hom$res; -por

consiguiente es verdadera8' ?@as con esto hemos llegado ya al fnal' Ese Apor consiguiente8 sería a$surdum mismo como criterio de verdad' ?upongamos

sin em$argo con un poco de condescendencia que el hecho de que la e hace

$ienaventurados a los hom$res est& demostrado ?no sólo deseado no sólo

prometido por la $oca un poco sospechosa de un sacerdote; ! :ietsc>e,

rieric>. 7l Anticristo& malici'n so!re el cristianismo.*ari& Aliana

itorial. 19=4 Pp. 86

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provoquen un estado de mera determinabilidad est#tica; real y activa. /La libertad misma

es un e)ecto de la naturale!a-55 $stado que devuelve al alegorista, a la palabra, a la

creación, al hombre la libertad para ser lo que quiera y deba ser.

$l infante desboca esta hambre de "usticia moral en parábolas de iller, rieric>. 7+e la #racia la i#nia. /uenos Aires&:o;a. Pp. 183

33 Pp. 1=2

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$s preciso que el Cristo negro realice una naturalización de la violencia sobre la naturaleza

para emerger desde la ena"enación, que implica la negación del otro a trav#s de la violencia

y de sí mísmo a trav#s de la historia. $s el cruce que reniega 'doble negación) y recoge la

tensión entre la figura humana y divina de


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en la frontera de lo sublime. !a repetición de las escenas bíblicas como ense6anzas morales

chocan de cara a la diferencia autodeterminada de su voluntad po#tica, con lo cual fuerza

su retorno a la crucifixión que sublima la identidad con el acontecer sustraído al mito.

C8/C!91V/ :%8I1918/F!

!a contradicción se estipula en la doble forma de una ley compensatoria, cumplida en la

profecía del "uicio final directamente ligada al pecado de haber nacido, que a la vez

subvierte en la impugnación a la plebe a la rebelión, por medio de la voluntad libre en

estado naciente, que presenta la exigencia de una ley inabarcable. !a aparición de este

legendario antih#roe sólo puede ser percibida en la tachadura de su errancia lapidaria

leyenda de un vagabundo con poderes del tacto y saberes de lenguas desconocidas que

recuerda lecciones del pasado que nadie entiende porque ya pasaron, no de"an de pasar, sin

ser las mismas, tanto como #l, que se ha vuelto extra6o, irreconocible e independiente, solo

para perderse por el retorno.

@ibliografía

- Fgamben, Eiorgio. :rofanaciones. @uenos Fires Fdriana Nidalgo editora, P55W.- @en"amin, Dalter. $l origen del drama barroco alemán. 0adrid '234J *ran>furt)

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Iisin, Buenos Aires, *@7@. 4mil Eolde $*?8SF*@78' *.:a&re der TUmp)e, Berl#n,

*@56H 2. Brie)e aus den :a&ren *?@6F*@28, editado por J. Kauerlandt, Berl#n, *@2S

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*@26.- Nopenyan, 0artin. Aespu#s del nihilismo. Ae /ietzsche a *oucault. 4l pensar que

mira, el cuerpo que &abla. $ditorial Fndr#s @ello '2337)-

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Cruzar es un tránsito entre dos puntos.docx