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Cuadernos del Mundo Actual. Historia 16, nº 030, 1994 - El Japón de MacArthur

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- La historia más reciente patroc¡nada

-.---\ ';;:'ri#f::;:Jooo'¡'/aa Ii $/Telefónica

CUADER]\OS DEL

Coordinación;

Angel Bahamonde Magro, Julio Gil Pecharromán,Elena Hernández Sandoicá y Rosar¡o de la Torre del Río

Universidad Complutense

1. La historia de hoy. o 2. Las frágiles fronteras de Europa, o 3. La sociedad española de los años 40. o 4. Las revolu.ciones cientíIicas..5.0rígenes-de la guena fría.oi. La España aislada.oT. México: deLázaro Cárdenas ahoy. o 8. La guerra de Colea, o 9. Las-ciudades. o tO. fa OUU, o 11. La España del exilio. o 12. El Apartheid. . 13. Keynes y las bases del pensamiento económico contemporáneo. o 14. EI ieparto del Asia otomana. o 15. A-lemania 1949-i989. . 16. USA, É caza de brujas. o 17. los padies de Europa, o l8.'Africa: tuibus y Estados, el mitode las naciones africanas. o 19. España: nMr. Marshall,.'o 20. Indochiira: de Dien Bien Fu á los jmeres ro-jos.o21. Hollywood: el mundo del'cine. o22. La descolonización de Asia.o23. Italia L944-L992.á24. Nas.ier.o25. Bélgíca.o26. Bandung.o27, Militaresypolítica.o28, Elperonismo..29. Tito.o30. ElJapóndeMcArt.hur. o 31. El desorden monetario. o 32. La descolonización de Alrica. o 33, De Gaulle. o 34. Canadá. o 35. Muier ykabajo. o 36. Las guenas de Israel. o 37. Hungría 1956. o 38. Ghandi, o 39. El deporte de masas. o 40. ta Cuba dáCasho. o 41. El Ulster. o 42. LaAldea Global. Mass media, las nuevas comunicaciones. o 43. China, de Mao a la Re-volución cultural. o 44. España: la emigración a Europa. o +i. fl acomodo vaticano. o 46. Kennedy. i 47. El fem¡nis.mo. .48, El tratado de'Roma. r 4§. Argelia, dá la ¡nrlependencia a la ilusión frustrada. í 50. Bad Godes.berg. o !1. Nehru. o 52. lftuschev. r 53. Esipaña la revolución del 600. o 54. El año 1968. o 55. USA, el síndromedel Vietnam. o 56. Grecia, 2.c57. El fenómeno Beatles. o 58. kaga 1968. ¡ 59. El fin del mito del Che. o 60. W.Brandt. r 61. Hindúesymusulmanes. o 62. Portugal 1975.o 63. ElehiledeAllende. o 64. LaviolenciapolíticaenEu.ropa. o 65. El desanofo d¿l subdesarollo. o 66. F¡fipiour. o 67. España, la muerte de Franco. . 68. La ÜRSS de&rez-nev. o 69. La crisis del petréleo. o 70. La Gran Bretáña de MargarefThatcher. o 71, El Japón actual. o 72. La hansi-ción española. o 73. U§A en la ópoca Reagan. o 74. Olof Palme, la socialdemocracia sueca. o 75. Alternativos y ver-des. ¡ 76. Amórica, la crisis del iaudillismo , o 77 , Los países de nueva industrialización. o 78. China, el postniaoís.mo. o 79. La crisis de los países del Este, el desanolio de Solidarnosc en Potonia. o 80. Perú, Seíderb Lumino-so. .81. [a lglesia de Woytila. ¡ 82. El lrán de Jomeini. o 83. La hpaña del 23 F. o 84. Berlinguer, el eurocomunis.mo. .85. Afganistán. o 86. España 1982-1993, el P§OE en el poder. o 87. Progresismo e integriimo. o 88. El peligronuclear/la mancha de ozono. o 89. Gorbachov, la perestoika y la ruptura de lá UR§S. .90. La sociedad posiindus.hial. o 91. La guena del Golfo. ¡ 92. Los cambios^en la Europá del Eite: 1989. o 93. La 0TAN hoy. o !{. ia unifica.cién alemana. j95.

El SIDA. ¡ 96. Yugoslavia. o 97, Hambre y revolución en el cuerno de Africa. r i8. Las últimas mi-graciones. o 99. Clinton. r 100. La Es[aña plural.

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INDICE

5Salvar al Emperador

6Japón se rinde

10Todo terminó a bordo

del Missouri

t2Una difícil puesta en marcha

t4Termina una concepción

de la vida

15La Constitución de L947

16Las mujeres consiguen el voto

20Las primeras elecciones

24Sin acuerdo entre Washington

y Moscú

30EI tratado en síntesis

3IBibliografía

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Foto ofícial del encuenbo del general lúacA¡thur con el emperador Hirohito, tr:as la rcndición japonesa

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El Japón de MacArthurPor Pablo J. de lr'azazábal

Periodista

L" rendición de Japón en Ia SegundaGuena Mundial aparece, frecuentemente,como un reflejo condicionado por ellanza-miento de las bombas atómicas sobre Hi-roshima y Nagasaki. Ohos apuntan que, alhorror producido por la devastación nu-clear, habría que añadir la amenaza de laintervención de Ia Unión Soviética, que ha-bía declarado la guerra a Japón precisa-mente en el intervalo del doble holocaustoatómico.

Sin embargo, las modernas investigacio-nes históricas llegan a Ia conclusión de queestas dos causas aceleraron el proceso, perono lo motivaron exclusivamente. La causafundamentalfue el reconocimiento de la as-fixia económica que sufría el país, eso sí, aconsecuencia de la guena.

Las dos fechas decisivas deben situarse enel verano y el otoño de 79M. El 9 de juliocaía Saipán -la estratégica isla de las Ma-rianas, que había sido española desde 1565a 1899, alemana hasta 1920 y japonesa apartir de entonces- en manos de los nor-teamericanos. Desde Saipán se abría el ca-mino al radio de acción de los poderososaviones B-29 hasta Tokio.

En octubre de7944 quedaba deshozadaen la bahía de f-eyte la marina nipona. Demodo que el corazón del Imperio estaba a

merced de las superfortalezas volantes, queiniciaron su acción devastadora en mazo de1945.

En menos de seis meses cayeron en To-kio dos Gobiernos: el del arrogante HidekiTojo -verdadero motor de la guena - y eldel almirante Kuniaki Koiso. El 5 de abril,mienhas ardía el noroeste de la capital, sereunía el Consejo Generallmperial, presidi-do por Kido, para preparar el final de laguena.

Fl sector pacífico logró imponer la figuradel moderado almirante Kantaro Suzukicomo jef.e de Gobiemo, pero no pudo im-pedir que los fanáticos incluyeran, en la pri-mera declaración del nuevo gabinete, unaarenga patriótica sobre la confianza en eltriunfo final. Afirmación que, por un mo-mento, desconcertó a los aliados.

§alvar al Emperador

Era una tarea difícil la del almirante Su-zuki. Salvar la cara ante un enemigo victo-rioso que había tenido que soportar lacrueldad de los japoneses, resultaba casiimposible. La Declaración de El Cairo, fir-mada el26 de noviembre de 1943 por hes

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de los Grandes -en esta ocasión FranklinD. Roosevelt, Chiang-Kai-shek y WinstonChurchill, ya que la URSS, a efectos de Ja-pón, declaraba su neutralidad- dejaba cla-ro que ...se proponían anebatar al Japóntodas las islas del Pacífico que hubierá to-mado u ocupado desde el comienzo de laPrimera Guerra Mundial de 1974, y resti-tuir a la República China todos los tenito-rios tales como Manchuria, Formosa y losPescadores, que el Japón ha usurpado a loschinos. El Japón será expulsado, igualmen-te, de todos los otros territorios dé los cua-les, empujado por su codicia, se ha apode-rado por la violencia.

Pero no quedaba ninguna oha salida. Se-senta ciudades estaban destruidas. No seproducía acero y los combustibles se agota-ban a marchas fozadas. El hambre dbmi-naba por doquier. Se temía que, en cual-quier momento, podía producirse una ver-dadera rebelión popular contra el gobierno.

Aun así, losmilitaristas ale-gaban una suti-leza: era ciertoque la Aviacióny la Marina ha-bían sido desho-zadas por elenemigo, perolos grandes ejér-citos de Tierraestaban casi in-tactos y los es-trategas delConsejo Supe-rior de Guerra

una lucha sobre el terreno, ?lmt"T"tl,:,:produciría tal cantidad de bajas a los alia-dos que ástos reconsiderarían la cuestión,negociarían y, en todo caso, se podría sal-var el trono.

Este fue siempre el objetivo supremo: lasalvación de la institución imperial. Y semanfuvo en todo momento. La autoridaddel Emperador -724 descendiente de Jim-mu Tenno- era tan incontestada que,cuando Hirohito, el22 dejunio, convocó alConsejo Superior de Guerra y propuso ne-gociar con los aliados antes de la catástrofefinal, nadie se opuso.

Aprovechando la reunión de la Conferen-cia cumbre de Potsdam (Truman-Stalin-Churchill -y luego Attlee- de 77 de julioa 2 de agosto), un representante japonés se

personó en el palacio de Sans Souci, en elque se celebraban las sesiones, para sondearlas intenciones de los Grandes.

Debían de tener estos muy bien pensadala respuesta, porque el26 dejulio -un díadespués de que desapareciera de la Confe-rencia Churchill como consecuencia de laselecciones que ganaron los laboristas- ofre-cieron un ultimátum a Japón, firmado porelpresidente de los Estados Unidos de Amé-rica, el premier británico y el presidente dela República China, quien tampoco estabaen Potsdam.

El ultimátum no ofrecía dudas:

- Japón debería rendirse inmediata-mente, porque su resistencia, terminada laguena en Europa y concentradas las fuerzasde los aliados, sería inútil.

Las condiciones para la rendición eranmuy firmes:

- Eliminación del sistema militarista quehabía llevado al país a la guena.

- Ocupación de varios puntos del teni-torio japonés.

- Resticción de la soberanía japonesa alas cuatro islas principales -Hondo, Hok-kaido, Ku Siu y Sikoku- y a otras peque-ñas que serían fijadas más adelante.

- Desarme de todas las fuerzas y casti-go de los criminales de guerra.

Pero, para cumplir el adagio clásico desuaviter in modo, fortiter in re, los aliadosprecisaban que no era su intención el exler-minio de los japoneses como raza o comonación y por eso:

- Podrían conservar las industrias nece-sarias para e! sostenimiento de su economía,con acceso a las materias primas y al comer-cio internacional.

- Las fuenas de ocupación serían reti-radas de Japón en cuanto se hubieran lo-grado los objetivos previstos y quedara ins-tituido -por voluntad libremente expresa-da del pueblo japonés- un Gobierno res-ponsable de carácter pacífico.

Japón se rinde

Tokio no contestó alultimátum y, por unmomento, pareció prevalecer la idea de losque confiaban en la sangrienta lucha cuer-po a cuerpo sobre suelo japonés como ele-mento disuasorio para los aliados. Pero és-tos manfuvieron su plan de fuerza y lanza-ron las bombas atómicas sobre Hiroshima y

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Dos imágenes del Japón de las vísperas de la rendición. Aniba, habitantes de Tokio refugiados en el me-úo. escápando de los bombardeos. Abajo, un general japonés enbega su sable a un oficial británico

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Nagasaki. los dias 6 y 9 de agosto, respecti-vamente.

Y entonces, sí hubc¡ respuesta. El día 10,el encargado de negocios ad interirn de laLegación de Suiza en lVashington enhegóai secretario de Esiado la peticién de rendi-ción, de aeuerdo con el ultimátum de Pots-dam. Interpretaban que esta rendición nocontenía exigencia alguna contra las prerro-gativas del Emperador.

Ese mismo eiía se descubrieron dos rroti-cias de srrrna irnportancla:

- La primera, que ios aiiados nü teníanintención alguna de atentar conka el Ernpe-rador" Y así se manifestaba en la respuestadelGobierno de los Estados lJnidos, que uti-lizó la rnisma vía ciiplomática de la l..egaeiónsuiza" Porqu€, a pesar cle afirlrar quc a par-tir del mamentrs de ia rendición" la auk;ri-dad del [,mperutlar y clel Gobento ¡aponéssobre cl f.sfado sería sub»rdina¿f¿ a la delcamandante süprefi"tú r{¿ Jas ¡:*t*nr:ias alia-das, se rece-¡nocía Ia ner:esi¿lad ci¿ niantener

en el trono a Hirohito, lo cual sería un granacierto, porque salvaba la máxima aspira-ción de los japoneses y proporcionaba unacierta estabilidad.

-* La segunda, gravísima, porque poníade manifiesto el doble juego de la Unión So-viética y acababa por dejar en claro que sepodía haber evitado el lanzamiento de lasbombas atómicas, ya que la voluntad japo-nesa de rendirse había sido manifestada aIos soviéticos, pero no a los norteamerica-nos.

En efecto, el 14 de febrero de 7945 el Em-perador autorizó a su minisko de AsuntosExteriores a entablar negociacion es de pazcon el embajador soviético en Tokio, Malik,altiempo que elembajador japonés en Mos-cú realizaba conversaciones paralelas con elKremlin.

Para completar los trabajos, el príncipeFuminaro Konoye se desplazaría a Moscú*antes de la Conferencia de Potsdam-con objeto de presentar al embajador nor-

Ceremonia oÍicial de la rendición japonesa en el aco¡azado Mis-souri, bugue insignia de Ia Marina n-o¡teameficana en et pacíiico

Uno de los cuatra acoraza-dos de la claselowa. termina-do durante la Segunda GuerraMundial. Con 58.0ACI bnela-

das de desplazamiento, erauno de los mayores buques dela Armada. Dispanía de 9 ca-ñones de 16 pulgadas y era

capaz de desanollar una velo-cidad de 35 nudos. Una vezfletado pasó a ser el buque in-signia de la Marina norteame-ricana en el Pacífico y entró encombate en los últimos com-pases de la guena. Como bu-que insignia fue designadopara que, en é1, se firmase larendición incondicional de Ja-pón y entró en la bahía de To-kio enarbolando la mismabandera que ondeaba en laCasa Blanca el domingo 7 dediciembre de 1941, fecha delataque de los japoneses aPearl Harbour. Cuando la de-legación japonesa de nuevehombres -presidida por elministro de Exteriores, Shige-mitsu Mamoru, y el generalYoshijiro Umezu- subió abordo, los marinos de la Poli-cía Militar impidieron al gene-ral que llevara su sable, lo queél consideraba como un distin-tivo de su rango. Fue elsignomás evidente de que la rendi-ción habría de ser, efectiva-mente, incondicional.

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Imagen del primerhongo at:ímico, originado por la bomba Little Boy que fue lanzada sobre lliroshima porIa forlaleza volante Enola Gay, mandada y pilotada por el mayor Paui T¡bbets (S h 15' trT' det 6-B-194i)

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teamericano en la capital soviética, AverellHarriman, la rendición incondicional. Peroel Kremlin ocultó estas maniobras y pudoimpedir el viaje del príncipe, con la inten-ción de ganar tiempo y declarar formalmen-te la guena al Japón para beneficiarse de lascondiciones de la rendición.

El 29 de julio -todavía reunidos losGrandes en Potsdam- Vyacheslav Molotovcomunicó que elEjército de la URSS estabaen condiciones de entrar inmediatamente enguerra, y el presidente Truman, demostran-do una vezmás no sólo su bisoñez en elcar-go, sino su ignorancia en los asuntos inter-nacionales, no se atrevió a negar a Moscúesta posibilidad. La URSS declaró la guenaa Japón el9 de agosto, veinticuaho horasantes de la rendición, y por ese exiguo tiem-po -en elque, evidentemente, no tuvo quecombatir, nisiquiera el cuerpo expediciona-rio mandado con urgencia a Manchuria-obtuvo todas las ventajas que ya había de-

pueblo oyese la voz del descendiente delTenno.

- Se expresaba al modo solemne de losEdictos Imperiales. De otra forma se hubie-ra desatado el pánico y el desconcierto en-he las masas.

- Hábilmente, cargaba todas las tintassobre las arrnas mortíferas -las bombas deHiroshima y Nagasaki-, evitando recordartodos los males de un sistema que había lle-vado al caos.

Sobre lo que, posiblemente, no reflexio-naban los japoneses es que, el hecho mis-mo de situarse el Emperador ante un micró-fono y dejar oír su voz, significaba el princi-pio de su desmitificación, la pérdida de sudivinidad.

Todavía los fanáticos quisieron impedir latransmisión radiofónica del mensaje y llegóa abortarse un pequeño intento de golpe deBtado. Pero, el 15 de agosto, millones depersonas famélicas, cabizbajas y sollozantes,pegadas alreceptor de radio pudieron escu-char: E/ enemigo ha empezado a utilizar unabomba extremadamente cruel, cuyos efec-tos destructivos son incalculables y que hacostado la muerte a millares de vidas ino-centes. La prosecución de nuestra lucha fi-nalizaría no sólo con el hundimiento defini-tivo y la destrucción total de la nación japo-nesa, sino que podría también conducir a ladesaparición de toda civilización humana.

La noticia se recibió con una silenciosa yresignada consternación, y con algunos in-cidentes aislados a cargo de los radicales fa-náticos. Varias personas se suicidaron anteel palacio imperial, pidiendo perdón por laparte de culpa que les conespondiera en laderrota, y un grupo de oficiales lanzó octa-villas sobre Tokio, en las que se leía: La avia-ción imperial no se rinde. Uno de los másdestacados suicidas fue el príncipe Konoye.

La Segunda Guerra Mundial terminabadefinitivamente -a falta delacto protocola-rio de la rendición- con un saldo de7.854.7 93 muertos japoneses.

El 17 de agosto el almirante Suzuki pre-sentó su dimisión y quedó encargado de for-mar Gobierno elpríncipe Naruhito Higashi-kuni, tío del Emperador y avezado general.Su primera decisión fue enviar príncipes im-periales a las fuerzas desperdigadas porAsia, para kansmitir la orden de rendición.

E12 de septiembre -justamente a los seisaños de la declaración oficial de la guenapor parte de Francia y el Reino Unido-, abordo del acorazado norteamericano Mls-

clarado apeteceren la Conferen-cia de Yalta (4 a11 de febrero de1945).

La queja deJapón, manifes-tada en su peti-ción de rendi-ción del 10 deagosto -El Go-bierno japonésha hecho, hacealgunas sema-nas, llamamien-to a los buenosoficios del Go-

bierno soviético, con el cual mantenía en-tonces relaciones de neutralidad, para resta-blecer la paz entre Japón y las potenciasenemigas- sólo tuvo carácter testimonialpara poner en evidencia la mala fe de IaURSS.

Todo terminó a bordo delIÚissouri

Fue el mismo emperador Hirohito quientransmitió a su pueblo la noticia de la ren-dición. Esta decisión tuvo tres efectos:

- Resultaba indudable, puesto que lacomunicaba el Emperador y esto ya era algoexkaordinario: sería la primera vez que el10

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1945: Declaración de losaliados en Potsdam (26-7).Bombardeo de Hiroshima(6-8) v Nasasaki (9-8), LaURSS declara la guerra al Ja-pón (8-B). Tokio pide la capi-tulación (14-8) y el Empera-dar habla a su pueblo {15-8).Comienza la ocupación alía-da (28-8). Lord Mountbattenrecibe en Singapur Ia rendi-ción del Ejército japonés delSudeste {29-8). MacArthur,generalísimo de las fuerzasaliadas (30-8), preside sobree/Missouri (2-9) la firma de larendición japonesa. Implan-tación de las libertades deopinión y prensa (10-9),mientras que el sintoísmodeja de ser religión oficial(7-1 0). Los norteamericanosimponen la reforma agraria(11-10) y el Gobierno inter-viene los grandes latifundiosfeudales (7-12). Decreto so-bre el fin de ia divinizacióndel Emperador (15-12).

1946: Hirohito renuncia asu carácter divino (1-1). Cele-bración de las primeras elec-ciones democráticas {10-4)con biunfo del liberal Yoshiba.Inicia sus tareas el Consejo In-temacional de Guerra del Le-jano Oriente o Tibunal Inter-naciona] de Tokio (3-5). For-mación de un Gobierno libe-ral (22-5). Promulgación de lanueva Constitucíón demolibe-ral (3-11).

1947: Triunfo saciali§a enlas elecciones generales(25-4). Entrada en vigor legalde la nueva Constitución(3-5).

1948: Proclamación de laRepública Popular de Coreadel Norte (16-2). Sentenciascontra los veinticinco mayoresinculpados en los procesos deguerra (12-11).

1949: Chiang Kai-shek ysus iuenas son empujados alaisla de Taiwan (18-7). Con eltriunfo de Mao Zedong nace la

CronologíaBepública Popular Chína(1-10). Ejecucién del almiran-te Tajo {23-12).

1950: Con el cruce del pa-,ralelo 38 por las {uerzas delNorte se inieia la guerra deCarea. MacArthur recomiendamedidas para el rearme delJapón (8-7). Entrevista Dulles-Malik en lake Succes (sept.),Moscú pide aclaraciones a tasposiciones de Washington(20-11).

1951: Ausbalia y Nuevaklanda se unen a las posicio-nes de EE.UU. en Corea(13-2). EI presidente Trumandestihrye fulminantemente aMacArthur (11-4 V su suce-sor, el general Ridgway, auto-riza la revisión de sus orde-

MacAtthut, con sufamosa plpa de maíz enIa boca, en elaetopuerto de Tokís el30 de agosto de 1945

nanzal Japón acepta la pra-tección militar norteamericana(1-5), Apertura de la Confe-rencia de San Francisco (5-9)y votacién sobre el tratado depaz con Japón (8-9).

1952: Entrada en vigor deltratado de paz y seguridad(28-4). Prosigue con diversasalternativas la guena de Co-Íea.

1953: El armisticio firmadoen Pammunjon (27-7) ponefin a la guerra de Corea.

1956: Firma del tratado depaz entre la URSS y Japón(19-10), que establecen rela-ciones diplomáticas. Japón in-gresa como miembro en la Or-ganizacién de Naciones Uni-das (20-12).

tI

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t2

souri, el general Douglas MacArthur, nom-brado ya comandante supremo de las Fuer-zas Aliadas en el Pacífico (SCAP), recibía elActa de Capitulación de Japón, en nombredel Emperador, del Gobierno y del CuartelGeneral Imperial japonés.

La rendición incondicional se ajustaba alultimátum de Potsdam, ante la protesta dela URSS que deseaba eliminar las conside-raciones de buena voluntad y exterminar alEmperador y al pueblo del Japón.

Las palabras de MacArthur, antes de la fir-ma, tenían tanto de aliento como de profe-cía: En el Pacífico se abre la perspectiva deun mundo emancipado. Libres de sus cade-nas, los pueblos de Asia, igual que los pue-blos de Europa, respiran el aire sabroso dela independencia. Hoy toma la ofensiva la li-bertad; la demouacia está en marcha...

Una difícil puesta en marcha

No era fácil, sin embargo, la tarea de re-construir un país que había perdido no sólosu poderío material -toda la industria ana-sada y 2.100.000 edificios reducidos a es-combros-, sino también, y Io que es másimportante, hasta la propia identidad, lapropia concepción de su vida y su sociedad.

El SCAP se impuso elreto -y cuantas ve-ces se hable del SCAP, es decir, el MandoSupremo de las Fuerzas Aliadas en el Pací-fico, es absolutamente legítimo personalizar-lo en la figura del general Douglas MacArt-hur- de realizar en Japón una transforma-ción religiosa, institucional, militar, social,económica e intelectualpara incorporarlo alconjunto de las democracias occidentales.

Cinco días antes de la firma de Ia rendi-ción, los Departamentos de Estado, Guerray Marina de los Estados Unidos habían ela-borado un Documenfo que constituyó unaauténtica declaración de principios para latarea futura:

- Que Japón deje de ser una amenazapara los Estados Unidos y para la paz y laseguridad del mundo.'

- Deberá ser regido por un Gobiernoresponsable que respete los derechos de losdemás ktados y defienda y apoye los obje-tivos de las Naciones Unidas, tal como se re-flejan en la Carta de San Francisco.

- Que busque un autogobierno demo-crático, en cuyo caso los Estados Unidos seabstendrán de imponerle cualquier forma de

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La ruinas de Hiroshima, fotogafiadas pocos díasdespués de la explosión atómica (aniba). La llama-da cúpula atómica, edificio en ruinas a causa de labomba, que se ha consentado tal como quedó enmemoria de la catásbofe que destruyó la ciudad.

gobierno que no esté decidida y apoyadapor el pueblo del Japón.

- Su extensión territorial se limitará, ini-cialmente, a las cuatro grandes islas. Másadelante se especificará qué otras islas pe-queñas deberán agregársele, siempre ycuando estas islas sean desarmadas y desmi-litarizadas.

- Los militaristas y el poder militaristaserán erradicados de la vida política, socialy económica de la sociedad japonesa.

- Se reconoce al pueblo japonés el res-peto a las libertades individuales y los dere-chos humanos y se le dará la oportunidadpara desarrollar una Economía adecuada alas necesidades de la posguerra.

Se reiteraba, además, el nombramientodel general MacArthur como comandante

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en jefe del SCAP, y se determinaba que re-cibiría las direchices para su mandato a ha-vés de los canales norteamericanos.

Se establecieron dos organismos oficiales:a) La Comisión del Lejano Oriente, for-

mada por Estados Unidos, el Reino Unidoy la Unión Soviética, con representantes detodos los aliados del Pacífico. Se encargaríade formular las políticas convenientes y re-visar el trabajo del SCAP y su comandante.

b) El Consejo Niado, integrado por Es-tados Unidos, el Reino Unido y la URSS,con presencia delcomandante en)efe, quienconsultaría a este Consejo cuantas veces 1o

creyera conveniente. Pero quedaba siempregarantizado que la decisión final conespon-día a dicho comandante.

En la Conferencia de Moscú -16 a 26 dediciembre de 7945- los ministros de Asun-tos exteriores de Estados Unidos, el ReinoUnido y la URSS acordaron transformar laComisión, que inicialmente se denominóconsultiva, en Comisión de Extremo Orien-fe. Además de los representanies de losGrandes,la integraban los de China, Fran-cia, Holanda, Canadá, Aushalia, Nueva Ze-landa, India y Filipinas. Posteriormente seincorporarían Birmania, Indonesia y Pakis-tán.

Su misión sería: Formular la política, losprincipios y las normas mediante las que Ja-pón podrá cumplir las obligaciones contraidas según los términos de su rendición yexaminar, a petición de cualquiera de losmiembros, todas las directrices señaladas alSCAP, toda iniciativa tomada por éste ennombre de las potencias aliadas o toda ini-ciativa del SCAP que provoque decisionesde.orden político dependientes de la Comi-SrcN.

Se concedía el derecho de veto a laURSS, Reino Unido, China V, por supuesto,a Estados Unidos a los que, además, se lesatribuyeron unas ventajas especiales. Lasede habitual de la Comisión sería Washing-ton, pero podría reunirse en otro punto, siasí le convenía, incluida la capital nipona.

En relación con el Consejo, se añadió larepresentación de China y la conferencia deMoscú precisó que el representante del Rei-no Unido lo era también de Australia, Nue-va Zelanda y la India.

La realidad es que Ia puesta en marchadelnuevo Japón fue un asunto exclusivo delos norteamericanos y, mejor, del generalMacArthur. Elhizo y deshizo a su antojo per-sonal, lidió con habilidad a los dos cuerpos t3

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oficiales y se dejó guiar, cuando lo hizo, porel consejo y las necesidades de los propiosjaponeses.

A los buenos deseos de los norteamerica-nos respondieron los japoneses con unaobediencia casi ciega al consejo del Empe-rador en su mensaje de rendición: Evitemoslo más cuidadosamente posible todos lossíntomas de emoción que pueden originarcomplicaci on e s inn e cesarias.

Las primeras medidas delSCAP se orien-taron a desmontar el militarismo y sus apo-yos. Las fuezas armadas fueron desmovili-zadas y desarmadas, sin encontrar resisten-cia alguna. Fueron repahiados de ultramar

-fundamentalmente de Manchuria y Co-rea- más de tres millones de personas, en-tre soldados y civiles. En esta tarea se tro-pezó, una vez más, con el obstruccionismode la Unión Soviética: los últimos prisione-ros de los campos siberianos no volverían asu patria hasta 1955 y jamás se supo del pa-

radero y suertede 20.000 pri-sioneros deguerTa, que que-daron perdidosen el olvido dela historia.

Se procedió ala abolición delas organizacio-nes nacionalis-tasyalapurgade los elementosde este signoque ocupabanaltos cargos. Engeneral, fueron

apartados todos aquellos que habían de-sempeñado un papel de responsabilidad

-especialmente industrial- en la organiza-ción y desanollo de la guerra. Quedó abo-lido elMinisterio del Interior y privado de sufunción el de Educación.

El 3 de mayo de 7946 se iniciaron en lacapital japonesa las tareas del Consejo In-ternacional de Guerra del Lejano Oriente oTribunal Internacional de Tokio. como tam-bién se le llamó, presidido por el juez aus-haliano sir William Webb, asistido por cien-to cuatro abogados.

Doscientas mil personas quedaron some-tidas a la investigación del Tribunal, pero,de ellas, sólo interesaban a la opinión públi-ca veinticinco, los grandes responsables, conalguna ausencia notable, como la del prín-l4

cipe Konoye, suicidado -como se apunta-ba alfinal de la contienda. En la gran lis-ta de culpables figuraba el nombre del Em-perador, pero MacArthur se opuso a las pre-tensiones de los soviéticos, del generalísimoChiang lGi-shek y aun de los británicos

-todos ellos deseosos de ejecutar a Hirohi-to- y consiguió que elpresidente Harry S.Truman, personalmente, eliminara dichonombre.

El proceso tuvo notables altibajos:

- No interesó demasiado al pueblo ja-ponés.

- Durante su desarrollo, y gracias a lasinvestigaciones de los instructores, salierona relucir algunos proyectos de golpes deEstado, abortados, que acabaron porarruinar la ya escasa credibilidad de los mi-litaristas.

- Los jueces pretendieron presentar unaimagen repulsiva de Tojo, pero fallaron ensu propósito. Los japoneses reconocieron suresponsabilidad como máximo impulsor dela guerra, pero agradecieron la gallardía conla que, durante el proceso, echó sobre sí to-das las culpas, para dejar totalmente limpiala imagen del Emperador.

El t2 de noviembre de 7948 se conocie-ron las sentencias de los veinticinco grandesinculpados:

- Hideki Tojo, Koki Hirato y cinco ge-nerales fueron condenados a muerte.

- Otros 16 dirigentes, a cadena perpe-tua, y

- Los dos últimos a cortas penas de pri-sión.

Termina una concepciónde la vida

El comportamiento del pueblo japonéssorprendió al mundo. Siguieron alpie de laletra la consigna del Emperador -evitarcomplicaciones innecesarias- y su conduc-ta parece reflejada en las palabras que el pri-mer ministro, Shigeru Yoshida, pronunciaraen los funerales del almirante Suzuki, en1948: Si es importante ser un buen vence-dor en una gueffa, es igualmente importan-te ser un buen perdedor.

La desmitificación delEmperador fue unabuena prueba. Es éste quuá el único puntoen que pueden hacerse algunos reproches aMacArthur. Porque resulta excesivamenteviolento que paseara por Tokio montando

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Los dirigentes japoneses, juzgados fu:as las Segunda Guena Mundial en Tokio, escuchan la sentencia enpie, EI primero por la derccha es el almirante Tojo, fue condenado a muerte y ejecutado el 23-12-48

ei caballo blanco en el que sólo podía ca-balgar el descendiente del Tenno, o que sepresentara en elPalacio Imperialcon calzóncorto de campaña.

Recuérdese que el Emperador tenía laconsideración de Kami -que no es exacta-mente Dios, pero sí alguien sobrehumano,que está por encima de todos los hombres-y que, como tal, se consideraba una ofensamirarle al rostro, por supuesto dirigirle la pa-labra e, incluso, oír su voz. Un campesinoque, por error, dio a su hijo recién nacido elnombre de Hirohito, reconoció enseguida suenorne blasfemia y se suicidó después dehaber dado muerte alpequeño.

El 15 de diciembre de 7945 se promulgóun decreto por el que se alejaba la idea dedivinización del Emperador y se disponía laseparación del sintoísmo del Estado. En elprimer día del año siguiente elpropio Hiro-hito promulgaba, bajo la forma de edicto,este mensaje: Los vínculos que nos unen anuestro pueblo se han basado siempre enuna confianza mutua y una lealtad recípro-ca; éstas no pueden apoyarse en la concep-ción errónea de que el emperador posee na-turaleza divina y de que los japoneses sonsuperiores a otras razas y están predetermi-

nados por el destino a dominar el planeta.Era elfin de una concepción de la vida y,

sin embargo y contra toda opinión, no seprodujo un cataclismo nacional.

La Constitución de 1947

Las ideas madres de la reforma que elSCAP buscaba para Japón eran: Desmilita-rización-Democratización-Descentralización.O, 1o que es lo mismo, una reforma militar,una política y una tercera, administrativa.

La primera se llevó a cabo, con carácterprioritario, por orden delSCAP, no sin quelos maliciosos esbozasen una sonrisa de iro-nía: un gobierno militar imponía la comple-ta desmilitarlzacíón. Pero esa es la razón delvencedor.

La reforma política debería ser la espinadorsal de la transformación generaly, comose había invocado Ia palabra democracia,tendría que pasar por la elaboración de unaConstitución radicalmente distinta de la quehabía promulgado -en 1889- el ImperioMeiji, basada en la del Imperio alemán.

A propuesta de MacArthur, se constituyó t5

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el 11 de octubre de 1945 -apenas pasadoun mes de la rendición- una comisión detrabajo, presidida por Joji Matsumoto, repu-tado jurista.

El tabajo de la comisión no satisfizo alSCAP. Se parecía demasiado, con peque-ños retoques, a la que el alemán HermannRóssler había diseñado para los Meiji. Deforma que encargó a expertos del Alto Man-do la redacción de un nuevo proyecto. Esosí, con premura, porque no deseaba que laComisión de Exhemo Oriente intervinieraen el asunto y dilatara o complicara el pro-ceso democratizador.

La tarea del nuevo equipo estaba termi-nada en febrero de 7946, fue presentada alpueblo japonés -que le dio su visto bue-no- y elEmperador procedió a su aproba-ción, de modo que la Constitución pudopromulgarse, y entrar en vigor, el3 de mayode 7947.

Desde elPreámbulo se advertían ya las di-ferencias de lanueva Constitu-ción con la de laEra Meiji. Si enésta se ponía elénfasis en la ins-titución imperialhablando delhono como su-cesión dinásticaininterrumpidadesde tiemposeternos, en laque pudiéramoscalificar deConstituciónMacArthur se re-

saltaba la intención de asegurar la coopera-ción pacífica con todos los pueblos y recal-caba, por encima de todo, la importancia dela libertad.

Las mqieres consiguen el voto

El artículo 1 dejaba claro que la sobera-nía reside en el pueblo. A los derechos hu-manos se les concedía nada menos que 31artículos de la ley Fundamental. Y en el 11se remachaba: E1 pueblo tiene todos los de-rechos fundamentales. En un recuerdo a laConstitución de Btados Unidos -a la que,indudablemente, se asemejaba en varios as-pectos- se mencionaban enhe tales dere-

chos los de la vida, la libertad y el logro dela felicidad, en tanto que no se oponga albienestar público, objeüvo supremo de la le-gblación y de los demás actos del gobiemo.

La sinopsis de la Constifución Mac,Arthures ésta:

División de poderes. De acuerdo con losmodelos franceses y anglosajones, se consa-gra la tradicional división de poderes: Eje-cutivo, Legislativo y Judicial.

El Emperacior. Es el símbolo del Estado yde la unidad del pueblo, su posición derivadel deseo delpueblo en el que reside la so-beranía. Btá, además, limitado por algunasdisposiciones muy concretas:

- La Ley de la Casa Imperialfijará la su-cesión al Trono.

- Se requerirá el consejo y la aproba-ción de la Dieta para todos los actos delEm-perador que estén vinculados con elBtado,y el Gabinele será responsable de los mis-mos.

- El Emperador sólo puede efectuar losactos de Estado suscritos por la Constitu-ción.

- ElEmperador nombrará alPrimer Mi-nisho que la Dieta le presente y el Gabinetedesignará al presidente del Tribunal Supre-mo, a quien el Emperador aprueba.

Legislativo. Es el órgano supremo del po-der delEstado. Se organiza en una Dieta bi-cameral. Sus dos cámaras son:

- Cámara de los consejeros (o delCon-sejo), sustituye a la Cámara Alta. Se renue-va por mitad cada tres años y sus miembrosson elegidos para un periodo de seis.

- Cámara de Representantes (CámaraBaja). Se eligen sus miembros para un man-dato de cuatro años.

La Dieta se reúne, en sesión ordinaria,una vez al año.

Ejecutivo. Se confía a un Gabinete. Todossus miembros -la mayoría de los cuales, in-cluido el primer ministro, han de ser diputa-dos de la Dieta- serán civiles. La Dieta de-signa al primer ministo y éste elige su Go-biemo, con las condiciones antedichas.

Judicial. Se garantiza la independenciadel Poder Judicialy se crea un TribunalSu-premo, como última instancia para la inter-pretación de las normas legales.

Además del nuevo perfil de la figura delEmperador, la Constitución presentabaotros dos aspectos destacables:

a) La modificación delsfatusde la mujer.b) La renuncia al derecho de la guena y

a todo tipo de guena.l6

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En Ia Constitución de MacArthur la mujer japonesa conseguía la igualdad y los mismos derechos queel hombrc. Aniba, mujeres japonesas en una fáb¡ica; abajo, calle de Tokio en los años sesenta

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Así, la mujer se equiparaba en derechoscon elhombre, lo que suponía la posibilidadde acceder a la propiedad, a la herencia, aldivorcio y, por supuesto, al voto.

En cuanto a la renuncia al derecho de lagueffa, elartículo 9 -muy discutido: a unosles pareció muy útil; para otros significabauna contradicción con el uso de la palabrasoberanía- decía:

Aspirando sinceramente a una paz inter-nacional basada en la justicia y el orden, elpueblo japonés renuncia para siempre á laguena como derecho soberano de la nacióny al uso de la fuerza como medio de dirimircue stio ne s i nternaci on al es.

Para cumplir el fin anteriormente pro-puesto, no se mantendrán, de ahora en ade-lante, fuerzas de Tiena, Mar y Aire u otropoder de guerra cualquiera. El derecho debeligerancia no será reconocido.

Como nada es eterno en esta vida y todanorma admite una interpretación -general-mente flexibili-

zadora - losacontecimientosinternacionalesabrieron 1apuerta a las ex-cepciones. Lavictoria de losEjércitos de MaoZedong sobrelos del generalí-simo ChiangKai-shek, con laconsiguienteproclamaciónde la RepúblicaPopular China

-1 de octubre de 1949- y el estallido dela guena de Corea -25 de junio de 1950-,modificaron los criterios del ocupante nor-teamericano.

El 8 de julio de 1950, dos semanas des-puás de que los coreanos del Norte hubie-ran franqueado elsimbólico límite delpara-lelo 38, el comandante en jefe delSCAP, ge-neral Óouglas MacArthur," enviaba una'c'ar-ta al primer ministro japonés, Shigeru Yos-hida, recomendándole tomar medidas deseguridad. Estas medidas suponían la crea-ción de una reserva nacional de Policía do-tada con 75.000 hombres, y una Marina queintegraba a 8.000.

Esta reserva se incluyó, después de la fir-ma deltratado depaz (1951) en la denomi-nada Agencia de Seguridad Nacional, quel8

dependía directamente del primer minisho.Poco después se crearían también un armaaéreay un servicio de inteligencia. La Cons-titución -para cuya reforma se necesitaríauna mayoría de dos tercios en la Dieta- im-pedía que esa organización se llamase ejér-cito, pero lo era realmente y, mucho más,cuando, al cambiar de nombre y llamarseAgencia de Defensa, agrupaba en la prima-vera de 1958 a 200.000 hombres y a300.000 pasado el verano de 7959.

La interpretación flexibilizada de la Cons-titución mantenía la prohibición de un dere-cho alataque, a la a§resión, pero no se atre-vía a negar el derecho a la defensa. De ahí,incluso, la denominación del organismo encuestión.

El artículo 9 fue, como queda dicho, ca-ballo de batalla de la política interior japo-nesa de posgueffa. La mayor parte de la so-ciedad nipona 1o recibió con agrado, por undoble motivo: alejaba los fantasmas de unreciente pasado que había terminado en ha-gedia y, además, suponía un alivio impor-tante en los gastos de la reconstrucción na-cional, ya que no había que disponer parii-da alguna en elpresupuesto para este capí-tulo. Incluso después de la creación de lassucesivas Agencias -Seguridad o Defen-sa- la cantidad asignada no llegaba al 2por 100 del producto nacional.

Pero hubo otros sectores, fundamental-mente los de jóvenes e intelectuales inclina-dos a la izquierda que discreparon de éstasy otras medidas y las convirtieron en leit mo-ffv de una campaña de oposición.

Otras reformas

A las norrnas constifucionales siguieronotras reformas de contenido administrativoy social o económico:

- Los grandes trusts -Mitsubishi, Mit-sui- fueron abolidos.

- Se promulgó -octubre de 1946-una ley de reforma agraria que limitó la po-sesión de tienas a 34 hectáreas y terminócon el odiado sistema preexistente de arren-damientos rústicos. Se concedieron tierras amás de tres millones de campesinos; ahora,sólo el 5 por 100 de la población rural ca-recía de propiedades.

- Se autorizó la creación y formación desindicatos, hasta elpunto que, en 1946, exis-tían ya 36.000 agrupaciones con siete millo-

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Propaganda electoral en Tokio; en la fotografía, un candidato a la Dieta, órgano supremo del Estado

nes de afiliados. Pero la agresividad del po-der sindical f.onó a intervenir a MacArthur,quien, a pesar de toda su retórica de liberta-des, prohibió ell de febrero de1947la huel-ga general que proyectaban los funcionariosdel Estado y el 22 de julio de 79481a que te-nían preparada los fenoviarios.

- La opresiva y centraluada autoridadde la policía fue cuidadosamente cercenada.

- Se dio toda clase de facilidades parael fomento de la vida intelectual, la educa-ción y la enseñanza. Pronto Japón contócon setenta y cinco universidades, más dedoscientos periódicos diarios -una tiradaglobalde cuarenta millones de ejemplares-y siete cadenas de televisión. Tan sólo huboun parón: la enseñanza de la historia de Ja-pón en las escuelas se frenó hasta que se pu-dieron poner a Ia venta manuales de textode los que se eliminaban todas las megalo-manías etnocéntricas preexistentes.

Estas medidas tuvieron, en general, bue-na acogida, pese a reconocer que se debíana una influencia no sólo extranjera sino deocupación. Era una oportunidad para elcambio de ideas, porque coincidía con el

cambio de personas después de las purgasque había realizado el SCAP.

Con éstas y otras reformas -ha escritoRichard StomT- Japón se convirtió en unasociedad libre, casi de la noche a la maña-na. El individualismo empezó a desplazar ala comunidad y a los lazos familiares. El pa-cifismo desbancó a la beligerancia. Los idea-les Samurai de autosacrificio cedieron pasoal hedonismo. Una estructura completa deideas tradicionales acerca del Emperador, elJapón y la raza japonesa, acerca de las obli-gaciones del individuo para con la sociedad,se denumbó. En su lugar se asentaron dosmodestos, pero satisfactorios, ideales: el tra-bajo duro y la búsqueda de la felicidad per-sonal.

La actividad política

Los programas delSCAP tenían que rea-lizarse apoyándose en personas -japone-sas, claro- que colaborasen activamente.MacArthur buscó un primer ministro para el l9

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Gabinete de urgencia que recibiese las ceni-zas de la denota. Lo encontrí en el barónKijuro Shidehara, quien, a sus 73 años, te-r1ía gna amplísima hoja de servicios a su paísdesde 1899.

Diplomático de carrera, había habajadoen Corea, Reino Unido, Estados Unidos yHolanda. Había presidido la delegación dáJapón en la Conferencia de Wáshinqton(1927-7922) sobre la seguridad en el PicÉfico y fue minisho de Exteriores en dos oca-siones: t924 a 7927 y 7929 a 1931. En estafecha los militaristas le expulsaron de su car-go pero, incluso desde su fozada inactivi-dad, sus opiniones sobre la política internay externa eran apreciadísimas. En ciertomodo se podrían buscar semejanzas entre sucarrera y la del democristiano alemán Kon-rad Adenauer.

El barón Shidehara, calificado de el paci-fista de la política exterior de Japón durantelos años veinte, contaba, además con unas

elecciones le sustituyó ., "fl:"I"ñ:itffitll:Shigeru Yoshida. Shidehara -conserva-dor- fue elegido presidente de la Cámarade Representantes -la Cámara Baja de laDieta- y se mantuvo como tal hasta sumuerte en marzo de 1951. Falleció antes deque se firmara el tratado de paz de SanFrancisco, que fue la carta de acceso de Ja-pón a la nueva soberanía.

Las primeras elecciones

El 10 de abril de 7946 se celebraron lasprimeras elecciones del Japón democrático,con la presencia -también por vez prime-ra- de las mujeres ante las urnas.

A estas elecciones pueden ponérseles dosreparos:

1. Se organizaron de acuerdo con unaConstifución que era perfectamente conoci-da por todos, pero que no se había promul-gado.

2. Los resultados fueron, en cierto modo,vetados por el general MacArthur.

En efecto, las urnas dieron la victoria alPartido Liberal, dirigido por Ichiro Hatoya-ma, político con treinta años de experienciaparlamentaria y que, como Shidehara, ha-bía sido expulsado de su actividad políticapor los militaristas.

La Constitución -recordemos, no pro-mulgada- decía que el Emperador acepta-ría al primer ministro que le propusiera laDieta. Pero parece que le faltaba una brevecláusula adicional: siempre que no le parez-ca mal al comandante en jefe del SCAP.MacArthur dijo, con la franqueza que le ca-racterizaba, que Hatoyama no sería primerminisho porque tenía ideas fascistas. Natu-ralmente, no lo fue, pero habría que añadirun adverbio'. entonces. Porque los japone-ses del Partido Liberal le llevaron a la Pre-sidencia del Gobierno en 1955. El de 7946lo presidió, desde el22 de mayo, eltambiénliberal Shigeru Yoshida, quien sería el hom-bre de mayor permanencia en el cargo du-rante aquellos años de reconstrucción. Y enél se encontraba cuando se firmó el impor-tante tratado de paz de 1951,

Los más significativos partidos políticos enel nuevo Japón fueron:

- Partido Liberal o Liberal Demoqático.Ganadores de las primeras elecciones, tam-bién se les calificaba como conservadores,pues esa era su tendencia. Ha sido el parti-do que ha dominado, prácticamente de ma-nera absoluta, la vida política del Japóncontemporáneo. Heredero, sobre todo algu-nos de sus miembros como Hatoyama, delviejo partido Seiyukai. Hatoyama fue quien,en 1955, fusionó las dos tendencias conser-vadoras -Liberales y Demócratas- paraque naciera el Partido Liberal-Democrático.Es el partido de los hombres de negocios yde los tecnócratas.

- Partido Socialista. Su política, casi demanera exclusiva, es la de oposición a losconservadores y proamericanos. Rechazalas llamadas injerencias de Washington enla vida económica y social de Japón y espartidario de una política de aproximacióna Ia China de Beijing. Apoyó -si no pro-movió- los graves disturbios antiamerica-

muy buenas re-laciones en elcampo econó-mico, ya que es-taba casado conla hija del jefedel complejo in-dustrial de Mit-subishi. PresidióelGabinete has-ta mayo de7946 cuando-terminada lafase aguda de Iadesmilitariza-ción- en virtud

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nos delaño 1960, aunque no consiguió im-pedir la ratificación del tratado de paz. Perosí impidió elviaje delpresidente Eisenhowery provocó la caída del primer ministro No-boshuke Kisi. El Partido Socialista gobernó,enl947 y 7948, con Tetsu Katayama y apo-yó eltambiénbreve gobierno izquierdista deHitoshi Ashida, en 1948.

- Partido Comunista. En la inmediataposgueffa los comunistas japoneses apoya-ron su propaganda en la miseria y la confu-sión ambiental. A medida que el país fuecreciendo -y este crecimiento ha sido siem-pre calificado de espectacular- perdieroncredibilidad y, sobre todo, votos, lo que, sis-temáticamente, les sitúa como extraparla-mentarios. Tuvieron algún avance en laselecciones de 1949 y en las de 1967; en estaocasión consiguieron un millón de votos.Con frecuencia, para erosionar al sistema,se apoyan en sindicatos o agrupaciones deextrema izquierda, tales como elSohyo o lafamosa Zengakuren (Asociación Nacionalde Estudiantes Autónomos). Incluso, conocasión de disfurbios, hacen causa comúncon agrupaciones de extrema derecha, ul-tranacionalistas, que practican abiertamenteel tenorismo.

- Komeito. En los años sesenta se fun-dó el Komeito o Partido Komeito, tambiénllamado Partido delGobierno Limpio. Es elbrazo político de la Soka-gakkai (Sociedadde la creación de valores), secta de los bu-distas fanáticos que siguen la doctrina de Ni-chiren Daishonin, un monje delsiglo Xm. LaSoka-gakkai, que aglutinaba en los setenta

a una quinta parte de la población de Ja-pón, es decir, veinte millones de afiliados,regía seiscientos templos y realizaba una la-bor filanhópica apreciable. Su filosofía enpolítica es la neuhalidad, la f.ortaleza nacio-nal y el rechazo de las grandes fortunas. In-tentó -y consiguió- captar a amplios sec-tores de la juventud, convirtiéndose a finalde los sesenta en el tercer partido del país,después del Liberal-Democrático y elSocia-lista, y creando gran inquietud tanto en laderecha como en la izquierda. Posterior-mente ha sido cuestionado y se Ie acusa deinclinación a prácticas fascistas y de intentar

la doctrina de Nichiren como reli-Estado.

Hacia el hatado de paz

Enhe las singularidades de la SegundaGuena Mundial figuran las distintas mane-ras con que los aliados vencedores pusieronfin a la gueffa con los vencidos. La más ex-traordinaria de todas, naturalmente, fue lade Alemania, puesto que jamás existió untratado de paz con quien había sido el agre-sor más importante. Destacan -por el con-trario- la celeridad en concertar tratadoscon ohos países europeos y la dureza im-puesta a los italianos.

Con Japón, segundo agresor en impor-tancia, parecía que iba a ocurrir como conlos alemanes. A los cinco años de termina-da la guena, verano de 1950, no existía tra-

lmponergión de

§higeru YoshidaNacido en Tokio en 1878 y muerto en Oishi en 1967, fue el político ja-ponés que, como primer ministro, llenó la mayor parte de los difícilesaños de la puesta en marcha del país hacia la democracia. §e había gra-duado en Leyes, en la Universidad Imperial de Tokio, en 1906. Ocupépuestos menores de la carrera diplomática en Europa y Estados Unidos.Alcanzó el grado de ministro plenipotenciario en 1928 y desempeñó estecargo en Suecia, Noruega y Dinamarca. De allí pas6 a viceminisbo deAsuntos Exteriores (1928-30). Los militaristas vetaron su nombramien-to como ministro -1936- y fue enviado como embajador a tondres, endonde se mantuvo hasta 1i39. Por sus recomendaciones de rendicióndurante la guerra fue enviado a prisión, de la que no saldría hasta la lle-gada de los aliados. Al ser vetado Hatoyama, fue Yoshida quien se hizocon la jefatura de Gobierno en mayo de 1946, También ocuparía estepuesto, con cinco gabinetes distintos, de 1948 a 1954. No quiso inte.grarse en el Partido Liberal Democrático de Hatoyama y se retiré de lapolítica en 1955.

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Uno de los mayores esfuetzos del Japón de la posguena fue Ia educación, base de su prosperidad económica

tado alguno. Era como si bastase con la ren-dición incondicionaly, por supuesto, con Iabuena voluntad -demostrada- de los ja-poneses en reconstruir su país enpaz. Y hayque decir, en honor de la verdad, que granparte de la responsabilidad de que no exis-tiese eltratado conespondía a la postura dela Unión Soviética que, para compensar elrekaso con que entró en guena con los ni-pones, se negaría en igual medida a concer-tar la paz.

Pero, muy en los principios de ese vera-no, se produjo la agresión de Corea delNorte contra Corea delSur y, enseguida, Ia

puesta en marcha de una guerra declaradaque alarmó a todo el mundo y, más que anadie, a los norteamericanos. Al fin y alcabo, tal como se habían planteado las co-sas, toda la defensa del Pacífico recaía so-bre la política de la Casa Blanca g la fuerzadel Pentágono. Por muchas bases que tu-vieran en elgran Océano, la empresa se es-taba complicando. Por eso, se puso en mar-cha la maquinaria diplomática con elfin decontar, oficialmente, con un apoyo en Ja-pón.

Puesto que los soviéticos no colaboraban,y con la experiencia de los resultados con-

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seguidos en solitario, Washington decidióactuar por su cuenta y riesgo, y puso enmarcha a un peso pesado: John Foster Du-lles, consejero especial de la Secretaría deEstado para asuntos del Lejano Oriente. Elpresidente Eisenhower, quien hizo de Dullessu secretario de Estado, diría del diplomáti-co que era uno de los hombres verdadera-mente importantes del siglo xx. Tan antico-munista como inhansigente y tan inhansi-gente como tenaz fue -con sus defectos yvirtudes- el protagonista de las relacionesinternacionales durante muchos años y se-ría absolutamente imposible escribir la his-toria de la guena fría sin mencionar su nom-bre repetidamente.

Dulles quiso agotar el último cartuchopara lograr la colaboración de la URSS y seenhevistó en Lake Success, en septiembrede 1950, con el delegado soviético Malik.Moscú hizo saber que elencuenho tenía ca-rácter informativo y no negociador, que la

negociacióncorrespondía ala Comisiónpara el ExtremoOriente.

Pese a todo,Foster Dulles en-hegó a Malik, el26 de octubre,un memorán-dum de sietepuntos para quelo remitiera aMoscú. Estoseran los sietepuntos:

l. El tratadode paz debería ser concluido ente todos losEstados que se encontrasen todavía enguena con Japón y estuviesen dispuestos afirmar en la forma que se acuerde.

2. Japón debe ser admitido en la ONU.Reconocerá la independencia de Corea y laadministración fiduciaria norteamericana de1as is/as Ryu-kiu y Bonin.

3. Aceptará, también, las decisiones delos Cuatro Grandes sobre Formosa, Pesca-dores, Kuriles y la parte meridional de Saja-lin.

4. Se acordará una responnbilidad con-junta de futados Unidos y Japón para la se-guridad de este último.

5. Japón aceptará los tratados multilate-rales sobre narcóticos y pesca y la cláusulade nación más favorecida.

6. Renuncia de los aliados a pedir repa-raciones a Japón.

7. Un Tribunal neutral se encargará defallar las controversias sobre reparación dedaños sufridos por la propiedad aliada enJapón.

La URSS se tomó casi un mes para res-ponder y lo hizo el20 de noviembre pidien-do estas aclaraciones:

a) Posibilidad de concluir pactos separa-dos con el Japón.

b) Necesrdad de que se tuviesen en cuen-ta las declaraciones de El Cairo, Potsdam yYalta en relación con los territorios japone-se§.

c) Qué suerte correrían las islas Ryu-kiuy Bonin, no mencionadas en El Cairo yPotsdam.

d) Retirada de las topas de ocupación.e) Rearme japonés.f\ Derogación de las limitaciones impues-

tas a la economía de paz japonesa y su ac-ceso a las fuentes de materias primas.

g) Necesidad de que la Cftina de Maoparticipase en las negociaciones de paz.

§in acuerdo entre Washington yMoscú

Imitando a los soviéticos, los norteameri-canos se tomaron su tiempo para contestary lo hicieron el27 de diciembre con una du-reza qve combinaba el estilo de Foster Du-lles con la postura que había adoptado Dou-glas MacArthur en el tema japonás:

a) La oposición de un país no podíaaruinar la conclusión delTratado. Quien es-tuviera dispuesto a firmarlo, que lo hiciera;y quien no estuviera dispuesto, que se ane-glase por su cuenta.

b) to expuesto sobre los territorios no eranegociable.y Washington se mantendría rígido en esta afirmación.

c) Iá conclusión del tratado de paz conJapón era un asunto que se llevaba por lavía diplomática y mal podría entrar en ellala China de Mao cuando entre Pekín y Was-hingfon no existían relaciones.

De este modo no se alcanzó acuerdo en-tre el Kremlin y la Casa Blanca, y la Secre-taría de Btado -o quizá cabría decir queelpropio Foster Dulles- se orientó a la con-clusión de tratados de paz bilaterales enkeJapón y sus antiguos enemigos que acepta-sen el proyecto norteamericano.

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La reconstucción del Japón siguió los modelos occidentales, como se ve en esta calle de Tokio 25

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Foster Dulles, con el beneplácito de Mac-Arthur, se fuasladó a Tokio a finales de ene-ro de 1951 para hablar con el Gobiemo

-de Shigeru Yoshida- y los representan-tes de los Partidos y los sindicatos japone-ses. De regreso a casa se detuvo en Manilay Canbena para exponer a los ministros defuuntos Exteriores de Filipinas, Australia yNueva Zelanda las líneas fundamentales deltratado de paz y las que podrían trazarsepara un Acuerdo de Seguridad enhe Tokioy Washington, que ya se avizoraba.

El 13 de febrero se publicó un comunica-do en elque se manifestaba la adhesión deAustralia y Nueva Zelanda a estos hes pun-tos:

1. No evacuar las fuerzas de ocupaciónde Japón.

2. Descartar el militarismo japonés.3. El Japón democrático deberá basar su

política en la Carta de las Naciones Unidasy resolver sus problemas por medios pacífi-cos.

Aunque Filipinas acabó por adherirse, semostraba reticente dada la envergadura delas reparaciones que tenía pendientes conlos japoneses.

El 1 de mayo Foster Dulles pudo comu-nicar que Japón aceptaba con satisfacciónla protección militar de Estados Unidos quepudiera derivarse de la conclusión de unAcuerdo de Seguridad después de la firmadelfuatado depaz, y que se harían pactos bi-laterales con Filipinas, Australia y Nueva Ze-landa para prevenir las amenazas militaresen el Pacífico.

Una vez más pretendió el infatigable via-jerolnegociador obtener algo de los soviéti-cos, pero la URSS se opuso a todos los pla-nes norteamericanos y el diario Pravda, ensu edición del29 de mazo, acusó a Esta-dos Unidos de pretender transformar a Ja-pón en una base de agresión contra laUnión Soviética y la China comunista.

La Conferencia de §an Francisco

Volvió Dulles a Tokio para enhevistarsecon el primer ministro Yoshida y, a su re-greso a Washington, dio a conocer el pro-yecto de tratado de paz.

Las reacciones no se hicieron esperar.Una nota soviética de 10 de junio acusabaa Estados Unidos de ilegalidad: actuaban demanera unilateral, cuando la cuestión debe-ría ser llevada a una negociación con el Rei-no Unido, Francia y, por supuesto, China.

Antes de que apareciera esta nota -el 3de junio- Foster Dulles viajó a la capitalbritánica y llegó a un acuerdo completo yabsoluto con el gobierno laborista. El pro-blema más espinoso, elde la representaciónchina, lo zanjó Dulles de una manera salo-mónica: sería Japón quien decidiera cuáldelas dos Chinas debería estar presente. Fran-cia dio también su aprobación y la Secreta-ría de Estado norteamericana, contando coneste respaldo, el de Australia, Nueva Zelan-da, Filipinas y otros países menos interesa-dos, invitó a cincuenta Btados a asistir a

HirohitoMichinomiya Hirohito nació en el palacio Aoyama de Tokio el 29 de abrilde 1901, hiio del emperadorTaisho. En 1921 realizaun viaje por Euro-pa, el primero efectuado por un príncipe nipón. Hasta 1926 desempeñael cargo de regente, debido a una incapacidad mental de su padre. En1924 se había casado con la princesa Nagako Kuni. El 25 de diciembrede 1926 inicia su reinado, deeignado Showa -Paz ilumlaada-, que nole impedirá dedicarse a su actividad preferida: la biología marina, de laque se convierte en experto. Los años treinta levantan Ia controversia so-bre su figura, cuando acaba convirtiéndose en emblema del agreslvo mi-litarismo nipén que se lanza a Ia conquista del Extremo Oriente asiáti-co. Tras la derrota de 1945 los vencedores le fuerzan a abandonar su ca-rácter divino y le convierten en monarca eonctitucional. La instiiuciénimperial se aproxima así a la r¿alidad social de un Japón tanzado a lamás decidida expansión. Muere el 7 de enero de 1989 siendo el monar-ca qu€ ha permanecido más tiempo en el kono. Le sucedió en el konosu hiio Akihlto, que ha abierto una nueva etapa en la historia del Japón.

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Sede de la Dieta compuesta de dos cámaras y dominada durante casi medio siglo por los conservadores 27

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una conferencia -y la posterior firma delhatado- en la ciudad de San Francisco eldía20 de julio de 1951.

Parecía que la URSS -a la que, pese atodo, se envió también invitación- no asis-tiúa. Pero sí lo hizo, con una delegación en-cabezada por elviceministro de fuuntos Ex-teriores, Andrei Gromyko. Foster Dulles ad-virtió, de antemano, que no habría proble-mas por la asistencia de los soviéticos, puesno se inütaba a nadie a discutir, sino a fir-mar.

[a Conferencia se inauguró el 5 de sep-tiembre en el teatro de la Opera de la ciu-dad califomiana con un discurso del presi-dente Harry S. Truman, al que introdujo elsecretario de Btado norteamericano, DeanAcheson.

No asistieron representantes de China, laIndia y Birmania. A última hora se decidióno invitar a los chinos y el Gobierno delPandit Nehru alegó que, en su política de

Posiciones de las delegaciones

Veinticuaho horas más tarde se iniciaronlas exposiciones de los delegados, empezan-do por la de Foster Dulles, quien expuso latarea realizada hasta hacer posible la reu-nión de San Francisco. Dijo deltratado queera no punitivo, ni discriminatorio; qve res-taura a Japón en su dignidad, igualdad yoportunidad en la familia de las naciones.Terminó pidiendo rapidez en las respuestasafirmativas, por /a obligación moral de lasgraves circunstancias. Todas ellas unidasnos dicen: iHagamos la paz!

Las posiciones del resto de delegacionespueden resumirse así:

Unión Soviética. El Tratado no es un ins-trumento delapaz, sino un estímulo para laguerra. Significa el renacimiento del milita-rismo japonés y viola los principios del ulti-mátum de Potsdam. Expone ocho razonespara oponerse altexto norteamericano. Lasmás contundentes son éstas:

- Viola los intereses legítimos de China.

- Btá en contradicción con los acuer-dos de Yalta.

- Sitúa a la economía japonesa en unaesclavitud al servicio de los monopolios deBtados Unidos.

- No asegura las reparaciones legítimasa las víctimas de la agresión japonesa.

Reino Unido. Defiende las cláusulas deltratado; resalta que, con su aprobación, estála de los países de la Commonwealth; la-menta la ausencia de China e India y ase-gura que los intereses delpueblo chino que-dan salvaguardados.

Francia. Al dar su voto afirmativo lamen-ta que esta paz, concluida con Ia ausenciade ciertas grandes naciones, es una soluciónpoco satisfactoria. Pero añade: No pode-mos, sin embargo, seis años después delcese de las.hostilidades, dilerir por más tiem-po un acuerdo entre los países que a ello es-tán dispuestos.

Iatinoamérica. Favorable al hatado, conalgunas observaciones por parte de El Sal-vador -sobre los tenitorios cedidos- yCuba, en algunos temas generales.

Paíres arabes. Agrupados en tomo al dele-gado egipcio, exponen sus dudas sobre eldestino de los tenitorios cedidos y sobre la ca-lificación de soberanía mientas permanecie-sen en suelo japonés fuerzas de ocupación.

Naciones asiáticas. La intervención másdestacada es la del delegado de Ceilán,

n e utralism o,pref.ería firmarcon Japóncuando éste fue-se realmente unpaís soberano yno en una fasede la ocupaciónamericana.

Birmania noacudió por con-siderar que noestaban resuel-tas las repara-ciones que se ledebían por losdaños de la ocu-

pación japonesa durante la guena.La Conferencia fuvo dos partes:a) Fijación del procedimiento.b) Examen del contenido delhatado.La primera se desanolló con gran rapidez

y quedó zanjada el mismo día 5. DeanAcheson fue nombrado presidente de laConferencia y contó, en todo momento, conelapoyo delpleno, a excepción de la UniónSoviética y sus satélites Polonia y Checoslo-vaquia. El Reglamento propuesto por losnorteamericanos fijaba el orden de la Con-ferencia y eltiempo para la intervención delos delegados: una hora para la declaracióngeneral y cinco minutos para respuestas. So-metido a votación, fue aprobado por 48 vo-tos contra 3 (la URSS, Polonia y Checoslo-vaquia).

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La familia impelial japongsa,en 1968. EI emperador Hirohito (fallecido en 1989) y la emperabiz Nagako,con sus hijos, el príncipe Akihito y la princesa lÚichíko, actuales emperadores del Japón, y los hijos deZstos

quien introduce un tema con caracteres deprofecía: no sólo había que preocuparse deJapón, sino de toda la zona del Sudesteasiático.

Oceanía. Postura afirmativa, pero con laexpresión de disconformidad de Filipinas eIndonesia por las cláusulas relacionadas conlas reparaciones, que no tenían en cuentalos gravísimos daños sufridos durante lagueffa por estos dos países.

En la sesión de clausura intervino el pri-mer ministro japonés Shigeru Yoshida paradecir:

- Japón acepta el tratado y lo califica deleal y generoso.

- Ngunas disposiciones, como la pérdi-da de las islas Ryu-kiu y Bonin, producendolor, pero espera que en elfuturo les seanreintegrados estos territorios.

- Iamenta la ausencia de China, Indiay Birmania.

- Espera que les sea permitido formarparte de la ONU.

- Japón, que ya no es una amenaza mi-litar para nadie, concluirá un pacto de segu-ridad y defensa con Estados Unidos.

- Está dispuesto a cumplir las obligacio-nes que se derivan del tema de las repara-ciones.

- Solicita que sean devueltos a su paíslos 350.000 prisioneros japoneses que se en-cuentran, todavía, en poder de la Unión So-viética.

Gromyko intentó, aún, forzar la situacióny pidió que se debatieran las enmiendas so-viéticas, pero Dean Acheson aclaró que di-chas enmiendas se habían formulado enuna declaración y no se habían presentadooficialmente. Zanjó el tema y pronunció eldiscurso de clausura. Inmediatamente eltra-tado de paz se puso a la firma y, el 8 de sep-tiembre de 1951, la otorgaron cuarenta y

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ocho países. La Unión Soviética, Polonia yChecoslovaquia se abstuvieron.

-

El hatado, en síntesis

El tratado de paz concertado con Japóncontiene 27 artículos, integrados en siete ca-pítulos. Sus cláusulas pueden resumirse deesta forma:

Cláusulas territoriales. Reconocimientode la independencia de Corea e islas adya-centes. Renuncia a todo derecho o reclama-ción sobre Formosa, Pescadores, sur de Sa-jalin e islas adyacentes, islas Spratly y Pa-racel, islas del Pacífico encomendadas porla Sociedad de Naciones y pretensiones so-bre la región antártica. Admite la adminis-tración norteamericana sobre las islas Nan-sei Shoto (incluidas Ryu-kiu y Daito), Nan-po Shoto (incluidas Bonin, Volcano e Isla

del Rosario) eislas de PareceVela y Marcus.

Cláusulas deseguridad. Ja-pón se obliga aconformar suactividad a laCarta de Nacio-nes Unidas, aayudar a éstasen sus accionesy a abstenersedel uso de lafuerza, arreglan-do sus diferen-cias con otras

naciones utilizando medios pacíficos.Se le reconoce elderecho a la legítima de-

fensa y, en este sentido, podrá concertaracuerdos de seguridad colectiva.

Lo más importante: simultáneamente alhatado de paz, se firmó también un tratadode Seguridad entre Estados Unidos y Japónque garantiza la protección de éste, mantie-ne fuezas norteamericanas de Tierra, Mar yAire en tenitorio japonés y autoriza la pre-sencia de otras fuerzas extranjeras que Ja-pón haya acordado con otros países de ma-nera bilateral.

Con las bases norteamericanas en Japón,la defensa del Pacífico se articulaba sobretres tratados:

- Defensa mufua entre Estados Unidosy Filipinas.

- ANZUS (Australia, Nueva Zelanda yEE.UU.).

- Tratado con Japón.Cláusulas políticas. Se reconoce la sobe-

ranía de Japón sobre las cuatro islas mayo-res y sus aguas jurisdiccionales. Se recuerdala obligación de atenerse a la Carta de IaONU y, en cierto modo, se recuerda elpasoque ha llevado Japón bajo la supervisión delSCAP, animando a que ese paso sea cadavez más firme.

Cláusulas económicas. No se imponenrestricciones comerciales, ni limitaciones a Iaactividad económica. Se compromete a losjaponeses a entablar negociaciones con losaliados sobre pesca y para situar sus relacio-nes comerciales sobre una base firme yamistosa. En tanto se acuerden los concier-tos, Japón deberá otorgar a los aliados eihato de nación más favorecida y equiparar-los -en los negocios mercantiles- con losnacionales.

Reparaciones y reclamaciones. BtadosUnidos hizo valer su criterio de realismo antela recuperación japonesa y se opuso a laspeticiones de varias naciones (Filipinas. Chi-na y Francia ala cabeza) que elevaban Ia ci-fra de reparaciones hasta los cien mil millo-nes de dólares. La determinación fue que laindushia japonesa se pusiera al servicio delos Estados reclamantes y compensarles conel envío de productos elaborados y hansfor-mados, cuyas materias primas Ie fueran fa-cilitadas. Los reclamantes podían incautar-se de las propiedades japonesas bajo su ju-risdicción, con algunas excepciones.

Cláusulas finales. El tratado de paz enha-ría en vigor cuando los instrumenios de ra-tificación hubiesen sido depositados ante elGobierno de Estados Unidos por elJapón ypor una mayoría de los más importantes fir-mantes. Si esto no se produjese en eltérmi-no de nueve meses después de Ia ratifica-ción por parte de los japoneses, cualquierade los Estados que lo hubiera ratificado po-dría ponerlo en vigor entre éI y Japón.

Serían consideradas potencias aliadas lasque, habiendo declarado la guerra al Go-bierno de Tokio, hubiesen firmado y ratifi-cado este tratado. Los que no 1o hicierenquedarían desposeídos de todo derecho(esto eliminaba a la URSS y su pretensiónde legitimidad en la reclamación del sur deSajalin y las Kuriles).

Se exceptúa el caso de China y Coreaporque son específicamente citadas en elar-tículo 21.

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Cualquier Btado que hubiese suscrito laDeclaración de las Naciones Unidas de 1 deenero de 7942 y declarado la guena a Ja-pón, aunque no firese firmante de este fuata-do podía concluir con los japoneses un ta-tado de paz bilateral en los mismos términoso similares. Pero las obligaciones por parte deJapón se extinguiían a los bes años de en-tada en vigor del tatado de San Francisco.

Aquí terminaba la ardua negociación ca-pitaneada por John Foster Dulles, quien ca-lificó así su obra: Contiene, indudablemen-te, imperfecciones. Nadie está totalmente sa-tisfecho. Pero es un buen tratado. No con-tiene semillas de otra guerra. Es, ciertamen-te, Lln tratado de paz.

Los hatados de paz (y el complementariode seguridad con Estados Unidos) entraronen vigor el28 de abril de 7952.

Y después...

A partir de este momento la recuperaciónde Japón, como la de Alemania, no puedetener otra calificación que la de milagrosa.La observación de Stomy sobre el trabajoduro y la felicidad personal es de una ex-traordinaria clarividencia.

En su política exterior Japón hizo buenala calificación de diplomacia económica.Cumplió otros objetivos, como elingreso enla ONU -20 de diciembre de 1956-, rati-ficación y profundización de los tratados depü y seguridad -7960-, pero avanzómuy poco en relación con la URSS con la

que, sin embargo, reanudó relaciones diplo-máticas en el mismo 1956.

En el interior se convirtió, efectivamente,en un país más que democratizado, demo-crático. Es cierto que, en muchos ambien-tes, se respiraba un fuerte antiamericanismo,que varios países asiáticos tardaron muchosaños en eliminar elmiedo a una nueva agre-sión de Tokio y que China es un vecino pe-ligroso. Pero hay apuntes de extraordinariasingularidad. Tras la guerra se produjo en lasociedad japonesa un vacío de liderazgo,como consecuencia de la abolición de Iaaristocracia, la casta militar y el sistema fa-miliar tradicional. Ese vacío fue llenado porlos hombres de negocios y todos aquellosque, antes de transformarse en ejecutivos,salieron al extranjero para aprenderlo todosobre procesos indushiales.

La economía japonesa fue su triunfo

-hasta convertirse en eltercer país más po-deroso del mundo- basando su batalla enestos pilares:

- Disponibilidad de mano de obra.

- Dualismo de la estructura económica:coexistencia de un sector moderno integra-do y capitalista y de un sector tradicional,muy importante en la agricultura y servicios.

- Alta concentración industrial.

- Muy elevado índice de ahorro.Tenía razón Douglas MacArthur cuando

hablaba de Japón á Congreso de EstadosUnidos, el 19 de abrilde 1951: No conozconación más serena, ordenada e industriosani en la que pueden ser puestas esperanzasmás altas para el futuro seruicio constructi-vo en el avance de la raza humana.

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