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Cuentos con olor a Frutas

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Cuentos con olor a frutas

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  • C FC/LIA BEUCHAT

    Cuentos con olor a fruta f A dv7\] urrrHFM

  • CECILIA BEUCHT

    Cuentos con olor a fruta

    Ilustraciones

    >l EDITORIAL UNIVERSITARIA

    7

  • DONDE QUEDARON LAS PASAS?

    Qu le vamos a regalar este ao a mam? pregunt esa tarde Marcela a su hermano, cuando volvan de la escuela. No s replic el nio balanceando su bolsn de un lado para otro. No te muevas tanto, y escchame... insisti Marcela. Faltan dos das, y si no lo pensamos ahora no vamos a tener ningn regalo. Yo le voy a hacer un dibujo dijo entonces Jos recogiendo una flor diente de len que haba junto a la vereda, y luego de soplarla, agreg: A mam siempre le gustan mis dibujos... Caminaron otra cuadra sin hablar. Jos sopl otra flor ms. No saques ms flores! Deja de soplar dijo entonces Marcela impaciente. A m me gustara regalarle algo que hace tiempo quiere tener... Y qu es? pregunt Jos ahora con ms inters. Un molde fpara hacer queques contest la nia entusiasmada Qu fome! murmur Jos chuteando una pie- drecita que hallo en el camino. No piensa ser fome. Son unos moldes especiales,

    en forma de corazn. Los recibieron en la tienda de don Alfonso. El otro da, cuando fuimos a comprar la cola

  • de pegar, la mam le dijo que a lo mejor, a fin de mes, se comprara uno.

    Marcela sigui pensando en silencio sobre el regalo para mam. De dnde conseguir un poco ms de di-nero para comprar el hermoso corazn de aluminio que deseaba tener ella?

    Oye dijo por fin, por qu no se lo regalamos entre los dos? T tienes plata guardada, y si la junta-mos con la ma, nos alcanza de ms y hasta nos va a sobrar para... ya s! Le hacemos un queque de esos que le gustan a ella, y se lo entregamos en el molde. T ha-ces una linda tarjeta dibujada.

    Mmmm... fue toda la respuesta que se escuch de Jos.

    Ya? le pregunt Marcela tomndolo de la mano para atravesar otra calle.

    No me tinca dijo Jos indiferente. Para qu quiere la mam un molde si no tiene tiempo para coci-nar?

    Pero, tonto, por eso mismo. Se va a entusiasmar con el molde en forma de corazn, siempre dice que los queques comprados no son nunca iguales a los que se preparan en casa.

    Estaban casi por llegar, cuando Marcela le pidi una vez ms a su hermano:

    Hagmoslo! Quieres? Dime que no es una buena idea. .

    Bueeee no... contest por fin Jos algo cansado.

  • Y entonces/antes de entrar a la casa, se pusieron de acuerdo en cmo lo iban a hacer. El sbado, el pap tendra que salir con la mam, y as ellos podran pre-parar todo sin que se diera cuenta. Marcela comprara los ingredientes para preparar el queque y, natural-mente, el molde en forma de corazn. Eso lo tendra que hacer el viernes por la tarde al volver de la clase de gimnasia rtmica. 1

    Jos, por su parte, prometi sacar los ahorros, que guardaba

    en secreto detrs del

    primer .cajn del vela? dor,

    y dibujara,

    en la noche, la

    tarjeta,d sludo.

    Voy a buscar la receta en

    ese cuaderno

    que, era de la abuela. A mam le encantan pasas agreg Marcela muy .

  • Y as qued todo pensado. Nada poda fallar. En la noche hablaron con el pap, y l acept colaborar en el plan. Prometi llevar a pasear a la mam el sbado por la tarde, advirtindole a Marcela que tuviera cuidado con el horno.

    Pap! Ya estoy bastante grande dijo suspirando Marcela. No es la primera vez que preparo algo en la cocina.

    Por fin lleg el sbado, y en cuanto escucharon salir al pap con la mam, Marcela sac la bolsa con el molde en forma de corazn escondido debajo de la cama, y se dirigi con Jos a la cocina.

    El viejo cuaderno de recetas de la abuela fue abierto, y en sus amarillas y gastadas pginas, Marcela ley la receta del queque con pasas que tanto gustaba a mam.

    Luego juntaron todos los ingredientes que haban escondido en el refrigerador, detrs de las lechugas; y los pusieron sobre la mesa: harina, huevos, azcar, polvos de hornear, un limn, leche, y, claro!, por su-puesto... las pasas.

    Eso es lo ms importante... no se nos vayan a olvi-dar las pasas dijo Marcela mientras encenda el horno con cuidado y lo dejaba con una llama bajita.

    Jos mir con apetito las pasas, y cuando Marcela se agach para sacar una fuente, tono unas pocas y se las comi, pero ella no se dio cuenta.

    Luego la nia comenz a batii entusiasmada la mantequilla, mientras Jos agregaba azcar, huevos, harina, polvos y ralladura de limn. Un rico olor in-vadi la cocina.

  • En eso son el telfono. Sigue t dijo Marcela a su hermano. Debe

    ser Ximena la que llama. chale un poco de leche y las pasas, y luego lo pones al horno. No te vayas a quemar...

    Jos estaba feliz de que por fin Marcela lo dejara hacer cosas importantes, y no slo lo tuviese para ayudar.

    Cuando despus de un largo rato regres Marcela a la cocina, Jos ya haba lavado y ordenado todo para que la mam no se diera cuenta de nada.

    Eres un hermano maravilloso le dijo la nia dndole un beso en el cabello.

  • Puf dijo Jos. Si hubiese sabido que me iba a tocar lavar y ordenar todo a m, no te habra ayudado.

    No te enojes, hermanito... Es que Ximena tena que contarme algo muy importante. Lo metiste al horno?

    Y qu queras que hiciera? Qu lo colgara de la lmpara?

    Ay, tonto. Marcela esper pacientemente el tiempo indicado para que

    el queque estuviese listo, y luego apag el horno. All quedara hasta la maana siguiente.

    Despus abri la ventana, y colg su delantal. Josr se haba ido a jugar ftbol con su vecino Andrs.

    Y lleg el domingo. Marcela y su hermano despertaron con besos y risas a la

    mam y le cantaron con el pap la cancin del Feliz Cumpleaos. La mam estaba contenta y abraz a los tres.

    Entonces Marcela dijo: Mam, vamos a tomar el desayuno. Te tenemos una

    sorpresa... S! dijo Jos. Jams te lo podrs imaginar. Bueno! dijo la mam, y todos corrieron escalera abajo

    al comedor.

  • S, seorita repuso Too con estusiasmo. Estoy listo...

    Too se mejor y cuando lleg de nuevo al colegio, se puso muy contento, porque ahora no slo tena un gato, sino dos. Y ambos eran amigos.

    T

  • Marcela se haba levantado temprano, para poner la mesa y preparar el desayuno con mucho esmero.

    El ramo de flores, regalo del pap, luca hermoso en medio de la mesa.

    Y ahora a sentarse y cerrar los ojos... dijo alborotada Marcela.

    Sin abrirlos! insisti Jos contento de ver a la mam que ya estaba mirando el sobrecito con su tarjeta.

    Aqu viene! dijo entonces Marcela trayendo el molde en forma de corazn con el queque.

    La mam estaba sorprendida y no saba qu decir. Se notaba que estaba feliz. El pap agreg:

    Fue idea de ellos. Yo slo particip un poquito. Aj! En realidad me pareca muy extrao que tuvieses

    tantos deseos de salir ayer conmigo. Cuando Marcela le iba a pasar el cuchillo a la mam para

    que sacara el queque, se qued como petrificada y dijo: Un momento su cara se haba puesto roja de rabia.

    Me podra decir alguien: dnde quedaron las pasas? Qu pasas? pregunt la mam. Las pasas que t te comiste, no es cierto? le grit

    entonces furiosa a Jos. Jos la mir sin entender. En realidad, en el queque no se

    vea ni la muestra de una sola pasa. Te las comiste! Pesado! ret Marcela a su hermano y lo

    agarr del cabello. Nios, por favor! pidi la mam afligida. Por favor,

    no peleen. Mam, Jos se pas. Mientras yo hablaba por telfono se

    comi las pasas. Ya no es tu queque favorito...

  • Silencio! dijo el pap, molesto. Con o sin pasas es el cumpleaos de mam, y ahora tomarrr desayuno.

    Jos miraba el queque sorprendido. Qu habra ] sado con las famosas pasas?

    La mam tom el cuchillo, y con mucho cuidad0 sac el queque del molde. Luca amarillito, dorado pero sin pasas...

    No importa lo que haya sucedido dijo ella con la voz algo triste. Igual me alegro mucho con el regalo Parti el queque, y, oh! sorpresa!... all, bien metiditas, estaban ellas. Se haban ido al fondo de la masa que haba quedado demasiado lquida y, por eso, no se vean.

    A Marcela, a la mam y al pap les baj ataque de risa, de puros nervios, pero Jos permaneci callado.

    Perdname, Jos le pidi entonces Marcela avergonzada.

    No te enojes, Jos dijo la mam inquieta. Por qu no hacen las paces?

    Las paces por las pasas agreg el pap rindose de su chiste. Jos no se aguant, y, por fin, sonri. Y la mam, para que se le quitara la pena, le dio un doble beso y doble porcin de queque. Pero con pasas!

  • UN REGALO PARA TOO

    Me carg! dijo Too, sin pensarlo mucho, | aquella tarde al regresar del colegio. Y por qu? quiso saber la mam sorprendida. Tiene voz ronca y demasiado fuerte explic Too tirando el bolsn sobre uno de los sillones. Y a cada rato me mira, y me llama "Antonio". Todos los dems profesores me dicen "Too"; y ella, dale cor "Antonio". Mis amigos se rieron cuando me llam al pizarrn. Ay, Too! No exageres! exclam la mam di rigindose a la cocina para preparar el t. No exagero se dijo Too en voz baja, y hoy e slo el primer da de clases. S, en realidad, a Too no le haba gustado nada 1 seora Amelia, la nueva profesora del cuarto ao. esa noche, cuando el pap regres a casa y quiso sabe cmo le haba ido, Too dijo desahogndose:

    No s por qu tiene que hablar tan fuerte, y justo me tena que tocar a m. Me tinca que es enojona y "retona". Adems usa unos tremendos anteojos, y me observa a cada

  • rato. Parece bho. No me puedo ni mover y ya est mirndome. Tiene cara de pesada...

    Algo bueno debe tener coment el pap, moviendo la cabeza y haciendo sonar la lengua contra los dientes. Todava no la conoces. A veces, los profesores se ponen serios, y eso est bien, pues de lo contrario... ustedes...

    El pap se ri y sigui comiendo...A la maana siguiente, Too lleg con algunos minutos de

    atraso a la sala, justo cuando la seora Amelia haba terminado de pasar la lista. Entr muy rpido y se sent. Menos mal que su puesto era el primero de la fila junto a la puerta.

    Buenos das, Antonio le dijo ella y lo mir fijamente. Buenos das, seorita contest Too casi murmurando

    y sin atreverse a mirarla. "Apuesto a que me va a retar", pens, "con esa cara de

    bho..." Pero no, la seora Amelia comenz la clase, y no le dijo

    nada. Tocaba matemtica y reparti los nuevos cuadernos. Escriban su nombre con la mejor letra que tengan les

    orden, con letra de da domingo... Qu gracioso! susurr Too a Alberto, su compaero

    de banco. Cllate! le dijo ste pasndole un lpiz, pues con el

    apuro Too haba dejado su estuche en casa. Necesitas algo, Antonio? quiso saber la seora

    Amelia y se acerc hasta l. No, seorita le contest mientras se le haca un nudo

    en el estmago.

  • Toma mi lpiz; tiene ms punta, y devuelve el otro a Alberto insisti la profesora.

    Tena las manos grandes y toscas, y en uno de los dedos luca un anillo con una gran piedra.

    Antonio tom el lpiz y se puso a escribir, pero la mano le tiritaba un poco; as es que la letra no le sali muy bien.

  • "Es letra de da lunes", pens al observar a si compaero, y sigui trabajando, porque la seor Amelia no se iba de su lado. Desde all miraba mejor todos los nios, pero a Too le pareci que sus ojo slo se fijaban en l.

    i

    Pasaron los das. Las clases avanzaron en form normal. Estar en cuarto ao era muy entretenido par los nios, pero Too opinaba distinto.

    No saba qu era; algo le pasaba con la nueva prof< sora. Echaba de menos a la seorita Rosala, la del a pasado. Ella haba sido tan amorosa y siempre sonre; Era suavecita y le haba ayudado mucho, pues a Tof le haba costado bastante aprender a leer y escribir, se equivocaba fcilmente cuando sumaba o restaba.

    Ahora era distinto. Cada vez que la seora Amelia lo haca leer, le comenzaba el dolor de estmago y i equivocaba ms que de costumbre. La profesora no deca nada , y con mucha paciencia, le correga; pero Too volva a equivocarse y terminaba muy malhum rado.

  • Una maana estaban en clases de castellano. La seora Amelia haba ledo un hermoso cuento y a todos les haba gustado mucho. Pero cuando ella empez a conversar con los alumnos, Too se distrajo y se puso a mirar por la ventana, apoyando su cabeza en el brazo derecho. As fue como no escuch cuando la seora lo nombr, y pasaron varios segundos, sin que l se diera cuenta. Menos mal que Alberto le dio una patadita por debajo de la mesa, y Too sobresaltado, centr su atencin de nuevo en la clase.

    Ah? dijo como si volviera de otro planeta, y todo el curso se puso a rer.

    Entonces la seora Amelia se enoj mucho, y le llam la atencin con voz severa:

    Antonio, por favor! Concntrate ac. Realmente ya no s qu hacer contigo y estoy perdiendo la paciencia. Los nios que no quieren estar en clases se pueden ir para afuera.

    Too se puso colorado y apret los puos. Bajando la cabeza, fij la vista sobre su mesa, mientras la profesora segua diciendo:

    Creo que ya est bueno. Siempre mirando hacia afuera. Qu miras tanto por la ventana?

  • Too no alcanz a escuchar ms: se concentr en los numerosos dibujitos y letras grabados por los nios que haban ocupado su mesa en aos anteriores.

    La clase continu, y todos los dems participaron activamente. Too intent "meterse" en lo que estaban haciendo, pero no tena ganas de seguir. No se senta muy bien, y tena rabia y pena. Por qu siempre le tocaba a l?

  • Algunos das despus, Too amaneci enfermo. S senta psimo. Estaba mareado y tena malestar. L mam llam al mdico, y ste, luego de examinarle dijo:

    Un caso ms de hepatitis. Esta semana ya me ha: tocado varios.

    Con razn est tan amarillo observ la mam. algo preocupada.

    Bueno, aqu no hay nada ms que hacer: que darse en cama tres o cuatro semanas, alimentacin es pecial, y esta receta que le voy a dejar. Tenemos qu hacer adems un examen de sangre.

    El doctor se despidi, y la mam lo acompa hasl la puerta.

    Too sinti un poco de pena. Justo ahora que est, ban practicando ftbol por las tardes e iban a visil. una fbrica. Pero haba algo bueno: no veri,) .1 l.i seoi Amelia durante tres o cuatro semanas, y eso er segn l, muy agradable.

    Los tres primeros das lo pas muy mal y dorm gran parte del tiempo. La mam tuvo que pedir pe miso en el trabajo y se qued con l. Tambin Rosa, seora que vena todos los das a ayudar en la casa, s preocup por Too y le prepar comida "muy liviani ta", tal como haba dicho el mdico; pero l no querer comer nada, y slo tomaba lquido para darle gusto la mam.

    Al quinto da, pudo sentarse en la cama a leer y ji gar con sus autitos. La mam se fue a trabajar, y tu que quedarse solo. Rosa lo acompaaba a ratos, pues tena que hacer sus cosas.

    Una noche estaba Too casi dormido, cuando son el telfono. El pap contest y el nio supo de inmediato que

  • era la seora Amelia quien llamaba. La profesora quera saber cmo estaba su alumno, y el pap le explic todo con detalles. Fue entonces cuando Too salt de la cama al escuchar que deca:

    Bueno, seora Amelia, por favor no se preocupe... s... Mmmm... Claro que s. No se moleste... s, sobre todo en matemtica... s... s... Claro, perfecto.. . s, a las cuatro. Bien, se lo voy a contar a mi esposa. S..., muchas gracias. Buenas noches!

    En cuanto el pap colg, Too sali corriendo y I grit:

    Pap! No me digas que va a venir. Too querido... En primer lugar, nos vamos a ir la

    cama de inmediato. El doctor insisti en que no t movieras mucho; y en segundo lugar, la seora Ame lia te manda muchos saludos. Los nios no han venid a verte, pero te van a enviar una carta.

    Mientras el pap lo arropaba, le explic: La seora Amelia se ofreci gentilmente pai traer

    las tareas y explicarte algo si no entiendes. La mam haba escuchado todo, y se acerc a ]

    puerta. Viene maana a las cuatro. Qu amable, as r vas a

    perder tantas clases. Too, con cara de desesperado, dijo: Mam, es que yo no quiero que venga. Por favo

    dile que no, que estoy enfermo. Too! dijo el pap apagando la luz no se, as.

    Ella te quiere ayudar.

  • Pero yo no quierodijo Too, taimado, dndo vuelta hacia la pared.

    Cuando ya pudieron conversar solos de nuevo, la seora Amelia dijo:

    Sabes? Yo creo que a ti te pasa algo conmigo. No s lo que es, pero me gustara saberlo. Te pones nervioso, y creo que hasta podra decir que me tienes un poquito de miedo. Por qu?

    No, seorita dijo Too nervioso.Mira, quizs es bueno que estemos los dos aqi lo

    podamos hablar en secreto... Too mir a la profesora. En realidad, le haba cambiado la

    voz y no se vea tan gruona. Me gustara que me dijeras qu te sucede. As cosas

    seran ms fciles para los dos, verdad? quieres contarme? Hubo un momento de silencio. A lo lejos se sent ruido de

    la calle, y en la cocina sonaban las tazas ( estaba sacando Rosa de un mueble.

    Y entonces, Too solt lo que tena dentro. Con palabras entrecortadas le explic qu sucedia el susto

    que le daba cuando lo llamaba al pizarrn difcil que era, a veces, para l concentrarse. En fin cont todo, y era rico poder hacerlo. Lo nico que s olvid fue decirle que echaba de menos a la seo Rosala, la del ao pasado. Pero no importaba, por igual ella se haba ido a otro colegio.

  • La seora Amelia escuch con atencin, y cuando Too termin, esper un rato y luego dijo:

    Qu bueno, Too, que me hayas contado t esto. Es cierto, muchos encuentran que hablo i fuerte. Vieras cmo me retan en la casa. Mi maride dice: "baja el volumen, no ests en el colegio..."

    A Too le dio risa y no pudo aguantarse. S! No te ras, es verdad continu la profesora. Creo

    que voy a tener que bajar un poquito la y as va a ser ms fcil para ti. Cuntame, Too, ( miras tanto por la ventana cuando ests en clases'

    El nio se sonri, y ladeando un poco la cabeza, respondi: Sabe, seorita? Estoy viendo si acaso aparece alguna

    vez un gato por la pared. Mmmm... dijo ella pensativa. Y cmo es ese gato?Bueno, yo siempre me lo he imaginado de c morado con

    rayitas blancas, y tiene una cola muy ; y enroscada hacia arriba explic Too, dibujando el aire el animalito imaginado.

    La seora Amelia se qued callada un rato. Cuando volvi a hablar, su voz era diferente.

    Bien, Too. Creo que ha sido muy positivo ha ber venido a verte. Pasado maana te visitar otra si t quieres.

    S, seorita, y hacemos las tareas juntos. De acuerdo dijo ella levantndose.

    Pasaron dos das. Too se senta muy bien. Inc]uso ahora ya estaba un poco aburrido de permanecer la en cama.

  • Estaba jugando con sus autos, cuando sinti que vena la seora Amelia. Ahora ya no le dio susto n puso tan nervioso; pero cuando la vio entrar a su pi qued muy sorprendido.

    La seora Amelia vena con algunos cuadernos una mano y en la otra, traa un gran canasto tapado; con un pao blanco.

    Hola, Too! Qu cuenta mi alumno enferme

    Hola, seorita... dijo Too sin poder quite vista del canasto.

    Te traje un regalo... dijo la profesora, y se sento sobre el borde de la cama, apoyando cuadernos

    Espero que te guste dijo, por fin, levantando All, al fondo, bien acurrucadito, haba un pequeo gato. Se

    notaba que haba nacido unos das antes. Toma, es tuyo... dijo la profesora con decisin. Cogi el

    animalito y se lo puso en las manos. Too, con mucho cuidado, en una mezcla de alegra y

    nervios, comenz a agarrarlo mientras el gatito maullaba desvalido.

    Mi gata tuvo seis hijos. ste es el mayor, gusta? Es el ms lindo de todos.

    El animalito era muy tierno, y a medida que Tof acariciaba, se puso a ronronear. Luego se qued < mido.

    Gracias, seorita dijo entonces Too, no s... Yo te lo traje de regalo porque l est solito adems

    quiere tener un amigo... lo interrump profesora. T conoces un gato muy hermoso que si no me equivoco es color morado con rayas blancas Bueno, ste es blanco con manchitas de color c Crees t que podran llegar a entenderse y ser bue compaeros?

    Too pens un rato.

  • Usted cree, seorita, que a este gato le va mi gato? Estoy segura de ello dijo la seora Amelu

    Adems, ste es tambin tu gato. Lo que yo hice fui regalrtelo...

    Too mir hacia abajo. El animalito dorma plcidamente sobre la colcha. Entonces l nio record< gato que quera ver pasar, alguna vez, por la vent de la

    sala de clases. Se sonri al imaginar cmo veran ahora los dos animalitos jugando, y se pus pensar tantas cosas, que no escuch cuando la pn sora dijo:

    Ahora vamos a estudiar un poco. Too sinti que el gatito se mova en sus manos. Empecemos? dijo la profesora ponindose anteojos.

  • UNA NAVIDAD DIFERENTE

    altaban tres das para Navidad, cuando decidi abrir la alcanca y sacar sus ahorros de los ltimos meses. Quera hacer un regale mam, a su pap, a su hermana Soledad y a la que siempre le planchaba la ropa tan bien. adems, estaba la ta Adriana, el to Lucho, los pi y su amigo Rubn, y... ah! s, el abuelo Toms.

    Guillermo pens un momento en l. Cmo pasar la Navidad el abuelo? En realidad, nadie muy bien qu iba a suceder, pues ahora era diferente a otros aos. La abuela haba muerto haca al meses, y el abuelo estaba ahora solo.

    Ta Adriana, conversando con la mam,: Lo mejor es que vaya un rato con ustedes, y lo traen

    donde nosotros. As podr ver a los nios

    F

  • Y por qu no nos juntamos todos en una propuso la mam.

    No, este ao queremos estar en nuestro haba respondido la ta Adriana. No queremos ir. Por lo dems,

  • pap no tiene ganas de hacer Dice que la Navidad le trae muchos recuerdos...

    Guillermo cont los billetes y las monedas que en su caja de latn. En verdad, no era mucho pero repartindolo bien podra comprar alguna pequea para cada uno. Por qu se hacan regalos Navidad? La hermana Elisa lo haba explicado en clase de religin: lo que uno regala debe s mensaje de paz y alegra.

    Sac otra vez las cuentas. Qu ganas de ser c] fabricar l mismo sus propios regalos! Sonri al ] dar que cuando tena siete aos le haba regalado dos un anillo hecho con rollos de cartn y lana, poner la servilleta. Ahora ya estaba grande pan cosas y lo ms probable es que se reiran de l.

    Mientras pensaba qu hacer, se acord nuevamente del abuelo. Cmo se sentira l en esta Navidad? la primera vez que iba a estar sin la abuela, y no estara toda la familia. Ahora l ira un rato a cada u las casas, y luego tendra que volver solo a su de] ment. Las cosas haban cambiado. El abuelo ; viva en la vieja casona con parrn, ni tampoco e el gran pino navideo que ao a ao haba sido nado para los nietos. Todos decan que vivir en un departamento era mejor, ms seguro y cmodo.

    Guillermo tom su caja, sac el dinero, y se fue caminando al supermercado. Al llegar, vio que en una esquina estaban descargando varios maceteros con pinos de distintos tipos y tamaos. Entonces, se le ocurri una idea maravillosa... Se acerc rpidamente y pregunt por el precio de los ms grandes. Una seora lo atendi, y Guillermo, al escucharla respuesta, quiso alejarse; pero ella le dijo:

  • Por qu no llevas uno de stos? No estn nada de caros, te hago un precio. Y apart uno de los ms pequeos para ponerlo delante de Guillermo. Es muy lindo dijo la vendedora con orgullo.

    Lo llevo respondi Guillermo con tanto entusiasmo, que el corazn le palpit fuertemente.

    Pag y recibi el vuelto, pero faltaba lo ms importante. Cmo lo iba a llevar hasta el tercer piso del edificio del abuelo? Con cara preocupada mir el arbolito. El tena fuerzas, pero de ah a transportarlo, era imposible.

    La seora lo mir sorprendida: Cmo te lo vas a llevar'' No lo s respondi Guillermo sonriendo algo

    nervioso. Parece que me equivoqu. Quera darle una sorpresa a mi abuelo. El se va a sentir muy solo esta Navidad.

    La seora lo mir con asombro, y le dijo:

    Mira, si esperas hasta maana le podemos *

    a Julio que te ayude. El pasa con el camin por te lo puede llevar. Es muy lejos?

    Guillermo le explic dnde viva el abuelo. Ei tante cerca si uno iba en vehculo.

    Djalo ah, no ms. Maana temprano espe lleguemos. Yo lo voy a arreglar. No te preocupe

    Y as fue. A la maana siguiente, Guillermo se encontr sentado en la cabina del camin del hijo de la vendedora, y el pinito atrs.

    Cuando lleg hasta el edificio donde viva su abuelo, subi con esfuerzo los tres pisos cargando el

  • rbol, una caja con velas y otra con pequeos adornos. Gracias a Dios el anciano haba ido al banco, y, como era jueves, la nia que haca el aseo no vendra. Guillermo baj luego donde el conserje para pedirle las llaves. Don Jos era conocido de la familia y tena un par de llaves "por cualquier emergencia", como deca la ta Adriana.

  • Ya solo en la salita del departamento, Guille sent un rato a descansar. La habitacin se encontro en silencio, y el viejo reloj, en la repisa del comedor daba su acompasado sonido. All estaba el del abuelo, sus libros, el chal que haba Ia abuela con restos de lanas de distintos colore cuadros y dems muebles que alguna vez habia estado en la vieja casona. En la habitacin haba delicioso olor a fruta.

    Guillermo abri rpidamente las cajas, y c< nerviosismo comenz a adornar el rbol. Ha terminar luego, pues el

    abuelo no se demoraba cuando iba al banco. En dos o tres minutos listo. El rbol se vea hermoso que algo vaco. El vuelto no no haba alcanzado para comprar ms a Qu poda hacer?

    Entonces Guillermo fuente con cerezas sobre la n comedor. Era la fruta favorita abuelo, y la abuela siempre comprado en el mes de diciembre

    Sin pensarlo dos veces, ti par de cerezas y las colg mente en el pinito. Se vean

    entre las ramas verde rpido, colg y colg cerezas do estuvo listo, dej todo o para que nadie se diera cu que l haba estado all.

  • En ese momento escuch los pasos fuertes y se ros del abuelo que suba la escalera. Guillermo pe que sera una lstima que lo descubriera, as es tom sus cosas y se meti en la trraza, pasando por ventanal entreabierto. All permaneci oculto tras la jardinera, sin moverse. El abuelo entr, y dejando el diario sobre una mesa, apoy su bastn en el sillon Fue entonces cuando vio el rbol de Navidad.

    Guillermo contuvo la respiracin. El anciano haba acercado hasta el arbolito y lo miraba sin i verse. Luego se sac los lentes y se pas la mano los ojos. Pareca muy cansado. Se sent en su silln dejar de mirarlo. A Guillermo le pareci que su abuelo se sonrea viendo las cerezas que colgaban de aquel extrao pino, y sinti unos deseos grandes de ir a al alcanzarlo, pero era mejor dejarlo solo. Con mucho cuidado, se introdujo por la puerta del dormitorio logr salir del departamento.

    Al da siguiente, la maana del da veinticuatro mam de Guillermo recibi una llamada de la Adriana.

    Te cuento? le dijo eufrica: Nuestro padre ha decidido hacer la fiesta de esta noche en su departamento. Dice que tiene un hermoso pino decorado especialmente para nosotros... Con cerezas! Imagnate

    A las ocho de la noche estaban todos reunidos en el departamento del abuelo. Este, vestido muy elegante, ofreca galletas y pan de Pascua a toda la familia que charlaba con entusiasmo. Estaba feliz y rea con muchas ganas. Haca tiempo que nadie lo vea tan con-tento. El rbol tena todas las velitas encendidas, y al pie del macetero estaba el antiguo pesebre de madera

  • que los bisabuelos haban trado desde muy lejos, haca muchos aos.

    Cuando lleg el momento de repartir los regalos Guillermo se dio cuenta de que no tena nada. D esesperado iba a explicarle a su mam lo que haba : sucedido, pero ella le dijo:

    No te preocupes, Guille, nos has hecho un hermoso regalo a todos.

    Guillermo, sorprendido, la mir: Y cmo lo supiste, mam? Me basta con ver tu mirada le dijo, y lo al con cario, junto al rbol que luca hermosamente decorado...

    con cerezas. Entre las verdes ramas brillaba el rojo intenso, a la luz de las velitas encendidas.