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1 2010 Año del Bicentenario de la Revolución de Mayo y del Mundial de Fútbol LA BIBLIOTECA ES MUNDIAL En el MuNDiAL… también se hacen goles con LiBroS ¡¡¡ VAMOS ARGENTINA!!! Documento elaborado en la Dirección de Bibliotecas Escolares Ushuaia por : Ester Liva, Gabriela Vicentín y Marina Fernández.- Ushuaia, 2010.-

Cuentos de Futbol

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  • 12010

    Ao del Bicentenario de la Revolucin de Mayo y del Mundial de Ftbol

    LA BIBLIOTECA ES MUNDIAL

    En el MuNDiAL tambin se hacen goles con LiBroS

    VAMOS ARGENTINA!!!

    Documento elaborado en la Direccin de Bibliotecas Escolares Ushuaia por : Ester Liva, Gabriela Vicentn y Marina Fernndez.- Ushuaia, 2010.-

  • 2 AUTORES, Ttulos, Pginas Web.

    Sacheri, Eduardo

    (Editados por Galerna)

    Sacheri expresa en los relatos su gran pasin por el ftbol de una manera atrapante, entretenida, y amable, demostrando un perfecto entendimiento de la cultura futbolera popular argentina.

    Fuente: www.galernalibros.com

    En nuestras bibliotecas tenemos una seleccin: Eduardo Sacheri, ltimo hombre, Mito y realidad del 2 a 0, Oracin con proyecto de paraso,entregado por Plan Lectura Provincial en el ao 2009, cuando nos visit el autor.

    Wernicke, Luciano Historias inslitas de los mundiales de ftbol.- Buenos Aires, Planeta, 2010

    Fontanarrosa, Roberto, Cuentos de ftbol argentino, Buenos Aires, Alfaguara, ?

    Sinopsis Seleccin y prlogo de Roberto Fontanarrosa

    Adolfo Bioy CasaresJorge Lus BorgesMarcelo CohenHumberto CostantiniAlejandro DolinaJos Pablo Feinmann

    Ins Fernndez MorenoRoberto FontanarrosaRodrigo FresnElvio E. GandolfoLiliana HekerHctor Libertella

  • 3Diego LuceroMarcos MayerPacho O'DonnellGuillermo Saccomanno

    Juan SasturainOsvaldo SorianoLuisa Valenzuela

    Si acaso es cierto, como afirma Alejandro Dolina, que "en un partido de ftbol caben infinidad de novelescos episodios", el inevitable resultado del encuentro entre ftbol y ficcin tena que ser este cctel poderoso y tpicamente argentino. Y nadie mejor que Fontanarrosa para elegir a los integrantes de esta seleccin. Aficionado al gol de lujo, consagr un equipo mixto de eficacia ms que probada.El escenario est dispuesto: el lector mueve la pelota.

    Final de escritores. Borges y Bioy Casares sostienen que el ftbol ha dejado de existir. Sin embargo, Cohen imagina un delantero que se disculpa telefnicamente por un penal mal pateado. Costantini narra la historia de un gol errado a propsito, mientras Feinmann y Saccomanno examinan con ojos de nio el mito Maradona. Ins Fernndez Moreno propone un milagro deportivo en Parque Chas. Dos aguafuertes memorables: el ftbol en Flores, segn Dolina, y la barra brava en el vestuario, versin Fontanarrosa. Fresn identifica sus crisis de pareja con el gol de Maradona a los ingleses. Gandolfo nos inicia en el folclore "leproso". Heker reivindica los ritos dominicales de la gran pasin argentina. Libertella hermana zen y ftbol uruguayo. Lucero rescata del olvido la voz del hincha arquetpico y Mayer habla de un goleador que prohbe a la hinchada festejar sus goles. Para O'Donnell, en cambio, el ftbol es el teln de fondo de un drama social. Sasturain postula una topografa para identificar dnde nacen los habilidosos, al tiempo que Soriano evoca los excesos del ftbol pueblerino. Por ltimo, Valenzuela relata su inslita experiencia junto a la hinchada boquense.Seoras y seores, la ovacin baja de las plateas pero el gol, esta vez, se cuela entre las pginas de un libro.

    Pagani, Horacio, El verdadero ftbol que le gusta a la gente, Buenos Aires, Urano, 2008

    Una pasin que se lleva en la sangre y el corazn Un amor que nunca te abandona. Un sentimiento nacional. As se vive el ftbol, el deporte que despierta los ms variados sentimientos de todos los argentinos. Los argentinos nacemos con la camiseta puesta. Incluso antes de elegir un nombre al hijo, los padres ya discuten de que cuadro de ftbol ser. El verdadero ftbol que le gusta a la gente ese ftbol que te gusta a vos, ese que te hace gritar o llorar, que te llena de felicidad, o te hunde en una mala tarde. Pero El verdadero ftbol que le gusta a la gente es algo ms. Son las experiencias de aos del reconocido y polmico Periodista Horacio Pagani, con jugadores como diego Armando Maradona y Juan Romn Riquelme, con directores tcnicos como Daniel Passarella y Cesar Lus Menotti o con amigos como Roberto Fontanarrosa. Pagani es tan apasionado

  • 4como el ftbol y ofrece un relato claro y franco, rico en ancdotas impagables, de un profesionalismo honesto y de un estilo inconfundible.

    Panno, Juan Jos.- Corazn y pases cortos.- Buenos Aires: Colihue, 2008.- 96 p. .- (Los fileteados)

    CUENTOS de ftbol: para chicos y chicas/ compilado por Guillermo Rnnow.- 1 ed. .- Buenos Aires: Estrada, 2008.- 88 p.

    Ms Libros relacionados con el ftbol

    *Arroyo, Daniel.- Mundial de ftbol 2010: cuadernillo de actividades .- 1 ed.- Boulogne: Macmillan Publishers, 2010.- 16 p. (Estrada-Puerto de Palos)

    *CUENTOS de ftbol argentino/seleccin y prlogo de Roberto Fontanarrosa.- Buenos Aires: Alfaguara, 2008.- 272 p.

    *Eiffle, Marcos Paulo. Atajala, Pedro!. Buenos Aires, SM (Barco de Vapor)

    *Gesualdi, Carlos. Golazo. Buenos Aires, SM (Barco de Vapor)

    *Maine, Margarita. Gol! Buenos Aires, Comunicarte.

    *Ministerio de Educacin de la Nacin (futuro libro) Los medios y el mundial de ftbol: Sudfrica 2010 ( Imprimir bajando de Internet)

  • 5VISITAR, adems

    http://www.elortiba.org/pasion.html

    http://www.literaturas.com/literaturayfutbol.htm

    Alejandro Apohttp://www.alejandroapo.com/

    http://conafecto.blogspot.com/

    http://dar-intercambiar.vivavisos.com.ar/gratis-donar+rn-general-roca/alejandro-apo--grabaciones-de-cuentos-/10680310

    Eduardo Galeanohttp://patriagrande.net/uruguay/eduardo.galeano/el.futbol.a.sol.y.sombra/index.html

    Osvaldo Soriano http://www.elortiba.org/pasorian.html

    Roberto Fontanarrosahttp://www.negrofontanarrosa.com/main.htm

    Fuentes: Los documentos se extrajeron de una seleccin en distintas pginas Web que se mencionan al pie de cada uno de los mismos.

  • 6FONTANARROSA CON F DE FTBOL

    HOMANEJE DE NIK

    HOMANEJE DE NANDO

  • 7HOMANEJE DE SERGIO CHAIT

    HOMANEJE DE CRISTIAN TOPAN (RUMANIA)

    HOMANEJE DE ADRIN POSPOLITAK

  • 8-------------------------------------------------------------------------FTBoL

    FONTANARROSA DE PENAL

    EL FTBOL ES SAGRADO

  • 9Alguno de sus libros.

    Fontanarrosa, Roberto, Puro ftbol, Buenos Aires, Ediciones de la Flor, 2004

    Fontanarrosa, Roberto, Fontanarrosa y el ftbol, Buenos Aires, Ediciones de la Flor

    Y hay mucho, mucho ms. Visiten la pgina web del Negro Fontanarrosa:

    http://www.negrofontanarrosa.com/main.htm

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    Eduardo Sacheri y el ftbol

    (Sinopsis de algunos libros)

    Te conozco, Mendizbal y otros cuentos

    En Te conozco, Mendizbal y otros cuentos, Eduardo Sacheri vuelve a entregarnos la plasticidad de su pluma para preproducir voces, presentar una galera de personajes notables en sus fracasos, dolores y alegras puestos todos al servicio de relatos de impecable factura.

    Los cuentos de ftbol que supieron emocionarnos en lo que fue su primer libro y anterior libro, Esperndolo a Tito, anticiparon lo que ya poda entreverse: que ms all del tema propuesto, Sacheri domina el gnero con maestra y sabe generar climas, mbitos y situaciones por los que deambulen sus criaturas, genuinamente argentinas.

    As, las historias de amores, traiciones, amistades y venganzas protagonizadas por mujeres que asisten puntuales a la cita, por hombres perseguidos y desesperados, por personajes suburbanos y marginales, van con absoluta soltura de lo fantstico al naturalismo y se entretejen con tres memorables relatos futbolsticos consiguiendo en su conjunto inscribir el nombre de su autor junto al de los ms destacados cuentistas argentinos.

    Esperndolo a Tito

    La lectura de este libro, una magnfica idealizacin de la amistad, gener las mismas reacciones entusiastas que el anterior. En mrito a sus virtudes, ascend a Sacheri a la primera. Esto es, a la apertura del programa, un espacio que considero de privilegio y en el cual sus relatos se alternan con los de un equipo de notables integrado por Osvaldo Soriano, Julio Cortzar, Mario Benedetti, Jorge Lus Borges y Roberto Fontanarrosa, entre otros elegidos.

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    La decisin fue resultado de una teora que como lector empedernido de cuentos de ftbol elabor al respecto. Considero que Benedetti es de alguna manera el fundador del gnero; que Fontanarrosa es el que interpreta exactamente la locura y pasin que puede generar este deporte; que Soriano retrata como nadie los partidos de los pueblos del interior y sus ritos; mientras que el sentimiento de barrio, el desafo de calzarse los botines y enfrentarse a otra barra o de jugar con una Tango, el registro de las voces del conurbano y sus personajes, se es territorio de Sacheri. Y si hoy todava este talentoso escritor no es el dueo absoluto del rea, estoy seguro de que muy pronto lo ser.

    Lo Raro Empez Despus

    En ste, su tercer libro de cuentos, se renen esa dos vertientes insinuadas en sus obras anteriores y el resultado es impecable. En los cuentos de ftbol incluidos, Sacheri interpreta al milmetro aquello que afirma Alejandro Dolina con respecto a que en el rectngulo de juego caben infinidad de novelescos episodios, algunos evidentes, relacionados con la destreza, la habilidad, la fuerza del deportista, y otros ms profundos y esenciales, con temticas como la amistad o el coraje, la solidaridad o la avaricia, la grandeza y la cloaca del hombre. Y de ese caldo de pasiones el autor extrae combinaciones nuevas. En cuanto a los otros relatos que no tienen que ver con el ftbol, tambin en ellos las emociones giran, se combinan, se aproximan y se transforman de un modo nico.

    Por todo ello, sumergirse en la lectura de esta libro, captar su cuerda y su tono, acercarse a la mezcla de actitudes grandiosas y cobardes, aleccionadoras o diminutas que sus personajes encarnan, puede constituir uno de los caminos posibles que nos quedan abiertos en la vida: si no la felicidad para siempre, por lo menos mejorar el rato.

    Fuente: http//:www.galernalibros.com

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    Cuentos de Ftbol

    De chilena Eduardo Sacheri

    Ayer a Anita se la llevaron un rato largo a firmar un montn de papeles. Al volver, ella dijo que no haba entendido muy bien, porque eran muchos formularios distintos, con letra chica y apretada. Supongo que me habr mirado varias veces, buscando un gesto que le calmara las angustias. Pero yo estaba de un nimo tan sombro, tan espantado por el olor a catstrofe en ciernes, que evit con cierto xito el cruce inquisitivo de sus ojos.

    Los doctores dicen que, prcticamente, no hay manera casi de que salgas de sta. Y lo dicen muy serios, muy calmos, muy convencidos. Con la parsimonia y la lejana de quienes estn habituados a transmitir psimas noticias. El ms claro, el ms sincero, como siempre, fue Rivas, cuando sali a la tarde tempranito de revisarte. Cerr la puerta despacio para no hacer ruido, y le dijo a Anita que lo acompaara a la sala del fondo y la tom del brazo con ese aire grave, casi de psame anticipado. Yo me levant de un brinco y me fui con ellos, pobre Anita, para que no estuviera sola al escuchar lo que el otro iba a decirle.

    Rivas estuvo bien, justo es decirlo. Nos hizo sentar, nos sirvi t, nos explic sin prisa, y hasta nos hizo un dibujito en un recetario. Anita lo toler como si estuviera forjada en hierro. Y te digo la verdad, si yo no me quebr fue por ella. Yo pensaba cmo me voy a poner a llorar si esta piba se lo est bancando a pie firme? Cuando Rivas termin, supongo que algo intimidado ante la propia desolacin que haba desnudado, Anita, muy seria y casi tranquila (aunque me tena aferrado el brazo con una mano que pareca una garra, de tan apretada), le pidi que le especificara bien cules eran las posibilidades. El mdico, que garabateaba el dibujo que haba estado haciendo, y que haba hablado mirando el escritorio, levant la cabeza y la mir bien fijo, a travs de sus lentes chiquitos. Es casi imposible. As noms se lo dijo. Sin atenuantes y sin prembulos. Anita le dio las gracias, le estrech la mano y sali casi corriendo. Ahora quera estar sola, encerrarse en el bao de mujeres a llorar un rato a gritos, pobrecita. Yo estaba como si me hubiera atropellado un tren de carga. Me dola todo el cuerpo, y tena un nudo bestial en la garganta. Pero como Anita se haba portado tan bien, me sent obligado a guardar compostura. Le di las gracias por las explicaciones, y tambin por no habernos mentido intilmente. Ah l se afloj un poco. Hizo una mueca parecida a una sonrisa y me dijo que lo senta mucho, que iba a hacer todo lo posible, que l mismo iba a conducir la operacin, pero que para ser sincero la vea muy fulera.

    A la tarde. la familia en pleno gan tu habitacin v despleg un aquelarre lastimoso. Todos daban vueltas por la pieza, casi negndose a irse, como si que dndose pudieran torcer al destino y enderezarte la suerte. Vos seguas en tu sopor distante, en esa modorra quieta que te haba ido ganando con el transcurso de los das. Ni siquiera comer queras. Dormas casi todo el da. Con Anita apenas cruzabas dos palabras. Y a m te me quedabas mirando fijo, como sabiendo, como esperando que yo me aflojara y terminara por desembuchar todo lo que me dijo Rivas y que a vos te cont noms por arriba para que no te asustases. Cuando me clavabas los ojos yo miraba para otro lado, o sala disparado con la excusa de irme a fumar al bao del corredor. Y encima ese cnclave familiar que armamos sin proponrnoslo, pero que tampoco fuimos capaces de ahorrarte. Ayer estaban todos: pap, Mirta, Jos, el Cholo, y hasta la madre de Anita que no tuvo mejor idea que traer a los chicos para que te saludaran. Menos mal que a Diego y a su mujer los ataj a tiempo saliendo del ascensor y los despach de vuelta. Venan con

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    cara de pnico, como queriendo rajar en seguida. As que les di las gracias por pasar y les evit el mal trago.

    Despus lleg la hora macabra del atardecer. No hay peor hora en un hospital que sa. La luz mortecina estallando en el vidrio esmerilado. El olor a comida de hospicio colndose bajo las puertas. Los tacos de las mujeres alejndose por el corredor. La ciudad calmndose de a poco, ladrando ms bajo, con menos estridencia, dejando a los enfermos sin siquiera la estpida compaa de su bullicio. Para entonces, la pieza era un velorio. Faltaba slo la luz de un par de cirios, y el olor marchito de las flores tristes. Pero sobraban caras largas, susurros culposos, miradas compasivas hacia tu lecho. Justo ah fue cuando abriste los ojos. Yo pens que era una desgracia. Anita trataba de convencerlo a pap de que se volviera a Quilmes, y l porfiaba que de ninguna manera. Mirta hojeaba una revista con cara de boba. Jos te miraba con expresin de que en paz descanses. Era cosa de que si hasta ese momento no te habas dado cuenta, de ahora en adelante no te quedase la menor duda de lo que estaba pasando. Y vos miraste para todos lados, levantando la cabeza y tensando para eso los msculos del cuello. Se ve que te costaba, pero te demoraste un buen rato en vernos a todos, y al final me miraste a m y yo no saba qu hacer con todo eso. Yo tema que me dijeras ven para ac y contmelo todo, pero en cambio me dijiste dame una mano para levantar un poco el respaldo. Y mientras yo le daba a la manija a los pies de la cama de hierro, vos le ordenaste a Mirta que encendiera la luz, que no se vea un pepino. Con la luz prendida todos se quedaron quietos, como descubiertos en medio de un acto vergonzoso y hasta imperdonable, como incmodos en la ruptura de ese ensayo general de velorio inminente. Y para colmo, como para ponerlos an ms en evidencia, como para que nadie se confundiera antes de tiempo, empezaste a dar rdenes casi gritando, estirando el brazo con el suero que bailaba con cada uno de tus ademanes, que vos pap te vas a casa, que vos Jos te la llevs a Mirta que para leer revistas bastante tiene en su propio living, que ya mismo alguien se ocupa de darle de cenar a Anita o se va a caer redonda en cualquier momento, y que se dejan de joder y me vacan la pieza. Tu voz tron con tal autoridad que, en una fila sumisa y monocorde, fueron saliendo todos. Y cuando yo me dispona a seguirlos sin mirar atrs, me frenaste en seco con un vos te queds ac y cerrs la puerta. Como un chico que trata de pensar rpido una disculpa verosmil, gan el tiempo que pude moviendo el picaporte con cuidado, corriendo las cortinas para acabar de una vez por todas con la luz moribunda de las siete, pateando y volviendo a su lugar la chata guarecida bajo la cama. Pero al final no tuve ms remedio que sentarme al lado tuyo, y encontrarme con tus ojos preguntndome.

    Te lo cont todo. Primero trat de ser suave. Pero despus supongo que me fui aflojando, como si necesitara hablar con alguien sin eufemismos tontos, sin buscar y rebuscar atenuantes tranquilizadores, sin inventar al voleo ejemplos crebles de sanaciones milagrosas. Te relat cada uno de los diagnsticos sucesivos, el intil anecdotario del periplo de locos de los ltimos dos meses, el puntilloso psame velado de los especialistas. Vos te tomaste tu tiempo. Llorabas mientras yo segua el montono detalle de nuestra pesadilla. Llorabas con lgrimas gruesas, escasas, de esas que a veces sueltan los hombres. Despus, cuando por fin me call, cerraste los ojos y estuviste un largo rato respirando muy hondo. Yo empec a levantarme de a Poquito, casi sin ruido, como para dejarte descnsar, queriendo convencerme de que te habas dormido.

    Y ah pas. Te incorporaste en la cama con tal violencia que casi me tumbs de nuevo la silla del susto. Me agarraste casi por el cuello. Haciendo un guiapo con mi camisa y mi corbata, y miraste al fondo de mis ojos, corno buscando que lo que

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    ibas decirme me quedara absolutamente claro. Tu cara se haba transformado. Era una mscara iracunda, orgullosa, llena de broncas y rencores. Y tan viva que daba miedo. Ya no quedaban en tu piel rastros de las lgrimas. Slo tenas lugar para la furia. En ese momento me acord. Te juro que haca veinte aos por lo menos que aquello ni se me pasaba por la cabeza. Parece mentir cmo uno, veces, no se olvida de las cosas que se olvida. Porque cundo me miraste as, y me agarraste la ropa y me la estrujaste y me sacudiste, el dique del tiempo se me hizo trizas, y el recuerdo de esa tarde de leyenda me ahog de repente. Ahora, en el hospital, no dijiste nada. Como si fuesen suficientes las chispas que salan de tus ojos, y el rojo furioso de tu expresin crispada. Aquella vez, la primera, cuando me agarraste, tambin era casi de noche. Y tambin yo estaba cagado de miedo. Me habas mirado fijo y me habas gritado: Todava no perdimos, entends. Vos atajlo y dejme m.Jugbamos de visitantes, contra el Estudiantil, en cancha de ellos. La pica con el Estudiantil era uno de esos nudos de la historia que, para cundo uno nace, ya estn anudados. Lo nico que le cabe al recin venido al mundo, si naci en el barrio, es tomar partido. Con el Estudiantil o con el Belgrano. Sin medias tintas. Sin chance alguna de escapar la disyuntiva. De ah para adelante, el destino est sellado. La lnea divisoria no puede ser traspuesta. Ambos clubes jugaban en la misma Liga, y los dos cruces que se producan cada ao solan tener derivaciones tumultuosas. Para colmo, ese ao era ms especial que nunca. Nosotros, en un derrotero inusitado para nuestras campaas ordinarias, estbamos un punto del campeonato. Quiso el destino que nos tocara el Estudiantil en la ltima fecha. Con cualquier otro equipo la cosa hubiese sido sencilla. Nos bastaba un simple empate, y ningn osado delantero contrario iba estar dispuesto amargarnos la fiesta a cambio de una fractura inopinada, y menos con el verano por delante y el calor que dan los yesos desde el tobillo hasta la ingle. Pero con el Estudiantil la cosa era distinta.

    Entre argentinos hay una sola cosa ms dulce que el placer propio: la desgracia ajena. Dispuestos cumplir con ese anhelo folklrico, ellos se haban preparado para el partido con un fervor sorprendente, que nada tena que ver con el magro dcimo puesto en la tabla con el que despedan la temporada. Lo malo era que lo nuestro, en el Belgrano, era por cierto limitado: dos wines rpidos, un mediocampo ponedor, y dos backs instintivamente sanguinarios, capaces de partir por la mitad hasta su propia madre, en el caso de que ella tuviera la mala idea de encarar para el rea con pelota dominada. Para colmo, de rbitro lo mandaron al negro Prez, un cabo de la Federal que parta de la base de que todos ramos delincuentes salvo demostracin irrefutable de lo contrario. Un rbitro tan mal predispuesto dejar pasar una pierna fuerte era lo peor que poda sucedernos. Igual nos juramentamos vencer o vencer. Tambin nosotros ramos argentinos: y darles la vuelta olmpica en las narices, y en cancha de ellos, iba a ser por completo inolvidable.

    El partido sali caldeado. Nos quedamos sin uno de los backs a los quince del primer tiempo, y si tengo que ser sincero, Prez estuvo blando. A los diez minutos el tipo ya haba hecho mritos suficientes como para ir preso. Pero su sacrificio no fue en vano: a los delanteros de ellos les habrn dolido esos quince minutos, porque despus entraron poco, y prefirieron probar desde lejos. Las gradas eran un polvorn, y haba como doscientos voluntarios listos para encender la mecha. La cancha tena una sola tribuna, en uno de los laterales, que estaba copada por la gente de ellos. Los nuestros se apiaban en el resto del permetro, bien pegados al alambrado. Encima el gordo Npoli, que tena al pibe jugando de ocho en nuestro cuadro, les sacaba fotos a los del Estudiantil y, aprovechando los pozos de silencio, para que lo oyeran con claridad, les gritaba las gracias porque las fotos le servan para el insectario que estaba armando.

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    El partido fue pasando como si los segundos fueran de plomo. Yo me daba vuelta cada medio minuto y preguntaba cunto faltaba. Don Alberto estaba pe gado al alambre, y me gritaba que me dejara de joder y mirara el partido o me iba a comer un gol pavote. Pero yo no preguntaba por idiota. Preguntaba porque senta algo raro en el aire, como si algo malo estuviese por pasar y yo no supiera cmo cuernos evitarlo. Cuando terminaba el primer tiempo, mis dudas se disiparon abruptamente: el nueve de ellos me la colg en un ngulo desde afuera del rea. Sacamos del medio y Prez nos mand al vestuario. La hinchada del Estudiantil era una fiesta, y yo tena unas ganas de llorar que me mora

    Ahora me acuerdo como si fuera hoy. Vos jugabas de cinco, y eras de lo mejorcito que tenamos. Pero en todo el primer tiempo la habas visto pasar como si fueras imbcil. Las pocas pelotas que habas conseguido, o te haban rebotado o se las habas dado a los contrarios. Chiche no lo poda creer, y te gritaba como loco para hacerte reaccionar. Trataba de que te calentaras con l, aunque fuera, como cuando jugbamos en la calle. Pero vos seguas ah, mirando para todos lados con cara de estpido. Siempre parado en el lugar equivocado, tirando pases espantosos, cortando el juego con fules innecesarios.

    En el entretiempo el gordo Npoli guard la cmara y nos improvis una charla tcnica de emergencia. La verdad es que habl bastante bien. Con su tradicional estilo ampuloso, y sin demorarse en falsas ternuras, nos record lo que ya sabamos: si perdamos el partido, y Estudiantil nos sonaba el campeonato, que ni aportramos por el barrio porque seramos repudiados con justa razn por las fuerzas vivas de nuestra comunidad belgraniana. Vos seguas ah, sentado en un banco de listones grises, con las piernas estiradas y la cabeza baja. Cuando nos llamaron para el segundo tiempo, tuve que ir a buscarte porque ni an entonces te incorporaste. No s si fue el miedo o una inspiracin mstica y repentina, pero de pronto me vi casi llorndote y pidindote que me dieras una mano, que no arrugaras, que te necesitaba porque si no bamos al muere. Se ve que te impresion con tanta charla y tanto brote emotivo (yo que siempre fui tan tmido), porque despus te levantaste y me dijiste solamente vamos, pero tu tono ya era el tuyo.

    El segundo tiempo fue otra historia. Ese se me pas volando. Parece mentira como corre la vida cuando vas perdiendo. Yo ya no preguntaba la hora. Don Alberto nos gritaba que le metiramos pata, que faltaba poco. Y a vos se te haba acomodado la croqueta. Todas las que te rebotaban en el primer tiempo, ahora las amansabas y las distribuas con criterio. En lugar de regalar pelotas ponas pases profundos, bien medidos. Pero no alcanzaba. Pegamos dos tiros en los palos, y el pibe de Npoli se comi dos mano a mano con el arquero (que encima andaba inspirado). Y para colmo, a los treinta minutos a m me empez de nuevo la sensacin de catstrofe inminente.

    No andaba mal encaminado. Jugados al empate como estbamos, nos agarraron mal parados de contraataque: se vinieron tres de ellos contra el back sobreviviente (Montanaro se llamaba) y yo. La trajo el nueve y cerca del rea la abri a la izquierda para el once. Montanaro se fue con l y lo ator unos segundos, pero el otro logr sacar el centro que le cay a los pies de nuevo al nueve, y yo no tuve ms remedio que salir a achicarle. Parece mentira cmo a veces el hombre sucumbe a su propia pequeez: si el tipo la toca a la derecha para el siete, es gol seguro. Pero la carne es dbil: los gritos de la hinchada, el arco enorme de grande, el sueo de ser l quien nos enterrase definitivamente en el oprobio. Mejor amagar, quebrar la cintura, eludir al arquero, estar a punto de pasar a la inmortalidad con un gol definitivo, y recibir una patada asesina en el tobillo izquierdo que lo tumb como un hachazo.

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    Prez cobr de inmediato. El petiso segua aullando de dolor en el piso, pobre. Pero no me echaron. Tal vez fuese el propio ambiente el que me puso a salvo. En efecto, se respiraba una ominosa atmsfera de asunto concluido. Ellos se abrazaban por adelantado. Su hinchada enfervorizada se regodeaba en el sueo hecho realidad. El gordo Npoli lloraba aferrado a los alambres. Don Alberto insultaba entre dientes. La verdad es que en ese momento, si me hubiesen ofrecido irme, hubiese agarrado viaje. Intua ya el grito feroz que iban a proferir cuando convirtieran el penal. Ya me vea tirado en el piso, con esos mugrientos saltando y abrazndose alrededor mo, pateando una vez y otra la pelota contra la red. Me volv a buscar la cara de Don Alberto en medio de los rostros entristecidos. ,Faltan tres, me dijo cuando nuestros ojos por fin se encontraron. Y era como una sentencia inquebrantable. Ah baj definitivamente los brazos. Un dos a cero es definitivo cuando faltan tres minutos y uno es visitante. De local vaya y pase, aunque tampoco. Cmo dar vuelta semejante cosa? Me fui a parar a la lnea como quien se dirige al cadalso. Lo nico que quera ahora era que pasara pronto. Sacarme de una vez por todas a esos energmenos borrachos en la arrogancia de la victoria. Y entonces caste vos. Nunca supe qu habas estado haciendo todo ese tiempo. O tal vez fueron slo segundos, que a m me parecieron siglos. Pero lo cier to es que cuando levant la cabeza te tena adelante.

    Me agarraste el cuello del buzo y me lo retorciste. Me zarandeaste de lo lindo, mientras me gritabas: Reaccion, carajo, reaccion!. Tu cara meta miedo. Era una mezcla explosiva de bronca y de rencor y de determinacin y de certeza. La misma que pusiste ayer en la cama, y que me hizo acordar de todo esto. Me miraste al fondo de los ojos, como para que no me distrajera en el batifondo de los gritos y los cohetes y los consejos de tirte para ac, arquero, tirte para el otro lado, pibe. Cuando te aseguraste de que te estaba mirando y escuchando, y tenindome bien agarrado del cuello me dijiste: Atajlo, Manuel. Atajlo por lo que ms quieras. Si vos lo atajs yo te juro que lo empato. Prometme que lo atajs, hermanito. Yo te juro que lo empato.

    Me encontr dicindote que s, que te quedaras tranquilo. Y no por llevarte la corriente, nada de eso. Era como si tu voz hubiese llevado algo adherido, como un perfume a cosa verdadera que apaciguaba al destino y era capaz de enderezarlo. De ah en ms ya fui yo mismo. Cumpl todos los ritos que debe cumplir un arquero en esos casos lmite. Iba a patearlo Genaro, el dos de ellos, un tano bruto y macizo que sacaba unos chumbazos impresionantes. Me acerqu a acomodarle la pelota, arguyendo que estaba adelantada. La gir un par de veces y la deposit con gesto casi delicado, enel mismo lugar de donde la haba levantado. Pero a Genaro le dej la inquietante sensacin de habrsela engualichado o algo por el estilo. Volvi a adelantarse y aacomodarla a su antojo. De nuevo dej mi lugar en la lnea del arco y repet el procedimiento. Pero esta vez, y asegurndome de estar de espaldas al rbitro, lo enriquec con un escupitajo bien cargado, que deposit veloz sobre uno de los gajos negros del baln. Genaro, francamente ofuscado, volvi hasta la pelota, la restreg contra el pasto, y me denunci reiteradas veces al juez Prez. Sabindome al lmite de la tolerancia, e intuyendo que el tipo ya iba incubando ganas de asesinarme, volv a acercarme con ademanes grandilocuentes. Invoqu a viva voz mis derechos cercenados, y mientras le tocaba de nuevo la pelota le dije a Genaro, lo suficientemente bajo como para que slo l me escuchara, que despus de errar el penal mi hermano iba a empatarle el partido, que se iba a tener que mudar a La Quiaca de la vergenza, pero que en agradecimiento yo le prometa que iba a dejar de afilar con su novia. Genaro opt por putearme a los alaridos, como era esperable de cualquier varn honesto y bien nacido. Prez lo reprendi severamente, y a m me mand a la lnea del arco con un gesto que va no admita dilaciones.

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    En ese momento empez a rodar el milagro. Me jugu apenas a la izquierda, pero me qued bien erguido:Genaro le pegaba muy fuerte pero sin inclinar se, y la pelota sola salir ms bien alta. Le dio con furia, con ganas de aplastarme, de humillarme hasta el fondo de mi alma irredenta. Tuve un instante de pnico cuando sent la pelota en la punta de mis guantes: era tal la violencia que traa que no iba a poder evitar que me venciera las manos. De hecho as fue, pero haba conseguido cambiarle la trayectoria: despus de torcerme las muecas la pelota se estrell en el travesao y pic hacia afuera, a unos veinte centmetros de la lnea. Me incorpor justo a tiempo para atraparla, y para que los noventa y cinco kilos de Genaro me aplastaran los huesos, la cabeza, las articulaciones. Prez cobr el tiro libre y me grit: Juegue.

    No me detuve a escuchar los gritos de alegra de los nuestros. Me incorpor como pude y te busqu desesperado. Estabas en el medio campo, totalmente libre de marca: ellos volvan desconcertados, como no pudiendo creer que tuvieran todava que aplazar el grito del triunfo. Te la tir bastante mal por cierto; pero como andabas inspirado la dominaste con dos movimientos. Levantaste la cabeza y se la tiraste al pibe de Npoli que corri como una flecha por la izquierda. Sac un centro hermoso, bien llovido al rea, pero alguno de ellos consigui revolearla al crner.Era la ltima. Prez ya miraba de reojo su mueca, con ganas de terminarlo. Fuimos todos a buscar el centro. Lo mo era un acto simblico. Si me hubiese cado a m hubiera sido incapaz de cabecear con puntera. Al arco me defenda, pero afuera era una tabla con patas. El centro lo tir de nuevo Npoli, pero esta vez le sali ms pasado y ms abierto, y baj casi en el vrtice del rea. Vos estabas de espaldas al arco. El sol ya se haba ido, y no se vea bien ni la cancha ni la pelota. Mientras estuvo alta, donde el aire todava era ms claro, la vi pasar encima mo sin esperanza. Cuando te lleg a vos, supongo que deba ser poco ms que una sombra sibilante.

    Parece mentira cmo todos estos aos lo tuve olvidado, porque mientras avanzo en el recuerdo los detalles se me agolpan con una vigencia pasmosa. Por que fue justo ah, mientras yo pensaba sonamos, pas de largo, ahora la revienta alguno de ellos y Prez lo termina, fue ah que el milagro concluy su ciclo legendario. La camiseta con el cinco en la espalda, las piernas volando acompasadas, la izquierda en alto, despus la derecha, la chilena lanzada en el vaco, y la sombra blanquecina cambiando el rumbo, torciendo la historia para siempre, viajando y silbando en una parbola misteriosa, sobrevolando cabezas incrdulas, sorteando con lo justo el manotazo de un arquero horrorizado en la certidumbre de que la bola lo sobraba, de que caa para siempre contra una red vencida por el resto de la eternidad, de que era uno a uno y a cobrar. Y nada ms en el recuerdo, porque ya con eso era demasiado, apenas un vestigio de energa para salir corriendo, para treparse al alambrado, para tirarse al piso a llorar de la alegra, para encontrarme con vos en un abrazo mudo y sollozante, para que el gordo Npoli resucitara la cmara y las fotos para el insectario, y los gestos obscenos, y el grito multiplicado en cien gargantas, y el tumulto feliz en el mediocampo, y la vuelta olmpica lejos del lateral para librarnos de los gargajos.

    Ayer a la nochecita, con esa cara de loco y ese puo arrugndome la ropa, me hiciste retroceder veinte aos, a cuando vos tenas quince y yo diecisis, a tu fe ciega y al exacto punto de tu chilena legendaria, heroica, repentina, capaz de torcer los rumbos sellados del destino. Ni vos ni yo tuvimos, ayer, ganas de hablar de aquello. Pero yo saba que vos sabas que arribos estbamos pensando en lo mismo, recordandolo mismo, confiando en lo mismo. Y nos pusimos a llorar abrazados como dos minas. Y moqueamos un buen rato, hasta que me empujaste y te dejaste caer en la cama, y me dijiste dejme solo, and con los dems que van a preocuparse. Y yo

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    te hice caso, porque en la penumbra de la pieza te vi los ojos, llenos de bronca y de rencor, llenos de una furia ciega. Y me qued tranquilo.

    La noche me la pas en la capilla de la clnica, rezando y cabeceando de sueo pero sin darme por vencido. Recin cuando te llevaron al quirfano me fui hasta la cafetera a tomar un caf con leche con medialunas. Me la llev a Anita, que estaba hecha un trapo, pobrecita. Lgicamente no le dije nada de lo de anoche, porque pens que con el batuque que deba tener ahora en el balero me iba a sacar rajando si empezaba a desempolvar historias antiguas. A los dems tampoco les dije nada. Los dej que volvieran con su velorio porttil, esta vez improvisado en la sala de espera del quirfano, a dejar pasar las horas, a consolarla a Anita y a los chicos, a murmurar ensayos de resignacin y de entereza.

    Ni siquiera dije nada cuando sali Rivas hecho una tromba, cuando la agarr a Anita del brazo y ella lo escuch llorando pero maravillada, agradecida, in crdula, ni cuando l habl y gesticul y dej que se le desordenara el pelo engominado, ni cuando la voz entr a correr entre los presentes, ni cuando empezaron a orse exclamaciones contenidas y risitas tmidas buscando otras risas cmplices para animarse a tronar en carcajadas y gritos de jbilo, ni cuando Anita me lo trajo a Rivas para que lo oyera de sus labios.

    Ah tampoco dije nada, aunque llor de lo lindo. Yo lloraba de emocin, es claro. Pero no de sorpresa. No con la sorpresa todava descreda, todava tensa y desconfiada de Jos, de Mirta, de los chicos, de la propia Anita. Yo tambin, en su lugar, hubiese estado sorprendido. Para ellos este milagro es el primero. Al fin y al cabo, ellos no vivieron aquel partido de epopeya. Y no le dieron la vuelta olmpica al Estudiantil en cancha de ellos, con el gol tuyo de chilena. FIN

    Fuente:http://www.taringa.net/posts/arte/1772116/Cuentos-de-Futbol---De-chilena--Eduardo-Sacheri.html

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    Mario Benedetti

    A 50 aos de "Puntero izquierdo" | Plumas de cuero, por Guillermo Marn | Puntero izquierdo, por Mario Benedetti

    Con ese texto la literatura del ftbol empez a ganarse un lugar entre las letras.

    Por Nacho [email protected]

    Mario Benedetti empua la pluma, afila la mirada, escribe: "Vos sabs las que se arman en cualquier cancha ms all de Propios. Y si no acordate del campito del Astral, donde mataron a la vieja Ulpiana". Es 1954 y el escritor

    uruguayo le dicta al papel las lneas fundacionales, el espermatozoide literario de un gnero sin presente. El cuento se llamar Puntero izquierdo y

    lo publicar un ao ms tarde, en el 55, en la revista Nmero, ya desaparecida. La gente hojear la publicacin, leer el relato. El semblante, al comienzo, espejar ansiedad, curiosidad, al continuar con la lectura se ir

    distorsionando, contrariado. El cuento es de ftbol, y es novedad. La literatura jams haba guardado una pelota bajo el sobaco, hay extraeza al

    encontrarse con botines y camisetas embarrando el blanco de un libro.

    "La movida que hay ahora con los cuentos de ftbol tuvo su punto inicial en esa genial obra de Benedetti", le confirma a Ol, pero 50 aos despus, ya en el Siglo XXI, Alejandro Apo, conductor de Todo con Afecto (sbados, de 15 a 18, por radio Continental), reconociendo el fenmeno. Cada tarde de cada sbado, como l mismo dice, el comentarista lee un cuento y lo funde

    con otros recuerdos, miscelneas, el escucha se amiga con la cultura. "Muchas veces le reconoce el escritor Roberto Fontanarrosa a Ol la

    gente se me acerca y me dice que escuch un cuento mo en el programa de Apo. Lo que hizo ese hombre por la literatura futbolera es admirable. Y

    tambin noto que hay muchas personas que no son lectores habituales pero se acercan a los libros por el ftbol. Me parece un puente vlido. Es un auge

    interesante".

    En los ltimos diez aos, la literatura acus los timbrazos del ftbol y finalmente le abri las puertas de su living. Pero los timbrazos, histricos,

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    tozudos, fueron muchos: Puro ftbol (Fontanarrosa), Hambre de gol (Walter Saavedra y Claudio Cherep), Corazn y pases cortos (Juan Jos Panno), Esperndolo a Tito, Te conozco, Mendizbal y Lo raro empez despus (Eduardo Sacheri, que gan fama y publicacin con Todo con Afecto)

    conforman la larga lista.

    "El ftbol ha sido objeto de desprecio por parte de los intelectuales desde siempre", afirma Eduardo Galeano, uno de los capitanes de este equipo que

    acomod las canilleras en los anaqueles. En 1995, hace diez aos, el uruguayo public El ftbol a sol y sombra. Ahora, va mail, escribe unas

    lneas para Ol y saluda a su musa: "Yo escrib El ftbol a sol y sombra para ayudar a la conversin de los paganos, a los que desprecian la pelota y a los que desconfan de los libros. Afortunadamente, desde hace ya algn

    tiempo somos unos cuantos los que andamos en eso. A la larga, esperamos, los intelectuales y los hinchas terminarn por aceptar que el ftbol es una

    expresin de identidad cultural, en casi todo el mundo y sobre todo en estos pases nuestros, donde el ftbol es la nica religin que no tiene ateos.

    Dime cmo juegas y te dir quin eres".

    Los orgenes. Antes de la obra de Benedetti, la literatura document algunos hechos verdicos y los recicl en poemas, relatos periodsticos,

    bordeando la ficcin. A principios de la dcada del 20, el peruano Juan Parra del Riego y el argentino Bernardo Canal Feijo escribieron Penltimo poema del ftbol. El mexicano Juan Villoro se inspir en el Maracanazo y escribi El hombre que muri dos veces. Horacio Quiroga, escritor uruguayo, public

    Suicidio en la cancha, un cuento basado en un hecho real, un back de Nacional pegndose un tiro en el anillo central. Acaso en 1918 naci el

    primer relato exclusivamente de ficcin, mas en la otra orilla: Los once ante la puerta dorada, una novela del francs Monthelant. Ya casi 85 aos despus, la Secretara de Cultura de la Nacin (a impulso del ministro

    Daniel Filmus) se hizo un festn con el material que hoy puebla el pas: en el 03 difundi ms de 500.000 ejemplares de ocho cuentos de ftbol

    (Alejandro Dolina, Osvaldo Soriano, Juan Sasturain, Mempo Giardinelli, etc.) en Baha Blanca, Rosario, Crdoba, Santa Fe y Buenos Aires. "Cuando les,

    gans siempre", decan los folletos.

    El Gordo Soriano se nos habr ido en 1997, pero antes arroj unos cuantos escritos sobre la mesa. Al conocido El penal ms largo del mundo le sum

    Mster Peregrino Fernndez, una novela de un director tcnico que no encontr su final porque Soriano encontr la muerte. "Los intelectuales

    detestan el ftbol se quejaba el Gordo. Pareciera que el que piensa est peleado con el cuerpo, as como el que usa el cuerpo desdea el

    pensamiento. Nadie va a encontrar a un intelectual en un baile, por ejemplo. Qu s yo! La cosa se complica para un intelectual en cualquier

    lugar donde se junten ms de cinco personas".

    Alejandro Apo se toma una lgrima y coincide con Soriano: "Los intelectuales nunca aceptaron lo masivo, porque dicen que lo masivo es

    mersa. Y yo creo que en esa discriminacin cometieron muchos errores. El cuento de ftbol no es un hecho de hoy, sino que tiene una gran historia", asegura, meloso, Apo, el aceite verde ya ensuciando las pginas, las letras. "El ftbol y los libros, histricamente, se trataron de usted. Lo que nosotros

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    pretendemos es que empiecen a tutearse", dice el relator Walter Saavedra, que canta algo ms que un gol, y canta con razn. El ftbol les embarr la alfombra a las letras, pero las letras ya no desenfundan la escoba como

    antes.

    Editorial Al Arco Uno de los hijos de este boom literario y futbolero.

    A fines de 2003, la firma lanz su primer libro, De Puntn, una antologa de once cuentos de ftbol. Y en el 04 explot con todo: Disquisiciones sobre la

    habilidad, de Gustavo Grabia, y Del diario ntimo de un chico rubio, de Walter Vargas, dos hombres Ol, entre otros ttulos. Y los proyectos

    continan.

    Fuente: www.diario-ole.com.ar

    Plumas de cuero

    Son cada vez ms los escritores que viran su barco literario hacia las costas vrgenes de los cuentos de ftbol, donde existe una temtica aun sin explotar que roza muchas veces lo mtico. A partir de un libro de cuentos de Eduardo Sacheri, un notable narrador argentino, el periodista Guillermo Marn, traza los parmetros de un incipiente gnero literario: la literatura futbolera.

    Por Guillermo Marn*

    Cuando un colega periodista, all por el ao noventa, me obsequi un libro de cuentos de Mario Benedetti donde el autor en uno de sus cuentos contaba con maestra las vicisitudes del ftbol, comprend que este deporte seguido por millones de fanticos en todos los rincones del mundo ya estaba presente en la literatura. Y no es para menos, entendiendo que el autor de La Tregua, tal vez sin querer haba fundado el gnero. El cuento llamado Puntero izquierdo, de 1954, comenz a abrir tmidamente un camino que lentamente seguiran escritores de la talla de Roberto Arlt (con su magnfica "Aguafuerte" en el ensayo Ayer vi ganar a los argentinos, de, aproximadamente, 1930), Jorge Luis Borges; Julio Cortzar que, de la mano de Osvaldo Soriano retratando los partidos del interior y sus ritos, consiguieron fraguar en nuestro "inconsciente" dos disciplinas que desatan en los hombres la pasin en el ms estricto sentido de la palabra.

    Es con Roberto Fontanarrosa que se logra, desde el punto de vista de la esttica, amalgamar impecablemente el dibujo con el discurso narrativo-descriptivo partiendo siempre de la temtica del deporte de los pies.

    Pero al menos por ahora, quien domina el gnero y el mercado del cuento de ftbol es Eduardo Sacheri. Nacido en Capital actualmente vive en Ituzaing, provincia de Buenos Aires-; este joven escritor de 33 aos entr por la puerta grande de la literatura con su Esperndolo a Tito recientemente reeditado por editorial Galerna.

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    Obra integral sostenida por catorce cuentos con un estilo sencillo pero abrasador, es la carta de presentacin de un autor hasta ahora desconocido en las huestes literarias de consumo masivo. Sacheri apela sin lugar a dudas a la funcin emotiva del lenguaje que se traduce en un discurso que toma los signos propios del barrio, ese lenguaje que todo el mundo decodifica instantneamente sin el menor esfuerzo auditivo.

    Cuentos como Me van a tener que disculpar, esa genial justificacin de Diego Maradona en la que habla del jugador sin nombrarlo o el mismo Esperndolo a Tito, una magnfica idealizacin de la amistad, son, o tal vez se transformen en dos piezas literarias difciles de superar. Le siguen a mi gusto por orden:Valla invicta y ngel cabeceador, dos relatos con simtrica temtica, Independiente, mi viejo y yo, De chilena, El sueo de Nicoletti y una genial plegaria a Dios llamada Oracin con proyecto de Paraso.

    Un medio masivo como la radio no ha quedado, ya en lo oral, ajena al relato cuentstico-futbolero. En el programa Todo con afecto de radio Continental conducido por Alejandro Apo, se leen cuentos de ftbol enviados por los oyentes desde 1996. Teniendo en cuenta este dato, no sera inoportuno afirmar que los juglares de la radio, conscientes o no, estn narrando verdaderas historias humanas que hablan de triunfos y de fracasos en el mbito del botn y la pelota, apelando muchas veces con profesionalismo a la funcin fctica del lenguaje: mi querido oyente.

    Un viejo adagio de Shopenhauer dice: nada de lo humano me es ajeno. Cabra decir lo mismo sobre literatura. Esta vieja pasin tal vez nacida en la soledad mental de Homero, se abraza y gime desde otra tribuna y que en este caso es la misma: el ftbol con toda sus variantes y simetras humanas, con todo lo fundamental que tiene el sentimiento hacia una disciplina deportiva. Es este el valor que posee la literatura cuya temtica es un deporte de masas y que muchas veces se ha encontrado de frente con las astas de la muerte, la misma suerte con la que han corrido innumerable escritores.

    Hay un camino trazado en el gnero cuento por el cual hoy transita parte de la buena narrativa argentina y que rpidamente est consiguiendo lectores y fanticos de la especie. Ya hay sitios en la Internet que publican cuentos redondos que mandan los cibernautas desde todas las ciudades de Argentina y buena parte de pases latinoamericanos.

    Este es el camino hasta ahora transitado. Habr que esperar que laliteratura futbolera consiga lo que consigui el ftbol en la sociedad moderna desde el momento que lo importamos y lo hicimos carne. Habr que esperar que a algn fabricante de lapiceras se le ocurra hacer una pluma de cuero, digo, por la pasin... Arriba

    *Guillermo Marn es periodista y escritorFuente: www.segundoenfoque.com.ar

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    Puntero izquierdo

    Mario Benedetti (Montevideanos, 1959)

    A Carlos Real de Aza

    Vos sabs las que se arman en cualquier cancha ms all de Propios. Y si no acordate del campito del Astral, donde mataron a la vieja Ulpiana. Los aos que estuvo hinchndola desde el alambrado y, la fatalidad, justo esa tarde no pudo disparar por la ua encarnada. Y si no acordate de aquella canchita de mala muerte, creo que la del Torricelli, donde le movieron el esqueleto al pobre Cabeza, un negro de mano armada, puro pamento, que ese da le dio la loca de escupir cuando ellos pasaban con la bandera. Y si no acordate de los menores de Cuchilla Grande, que mandaron al nosocomio al back derecho del Catamarca, y todo porque le haba hecho al capitn de ellos la mejor jugada recia de la tarde. No es que me arrepienta sabs? de estar aqu en el hospital, se lo pods decir con todas las letras a la barra del Wilson. Pero para jugar ms all de Propios hay que tenerlas bien puestas. O qu te parece haber ganado aquella final contra el Corrales, jugando nada menos que nueve contra once? Hace ya dos aos y me parece ver al Pampa, que todava no haba cometido el afane pero lo estaba germinando, correrse por la punta y escupir el centro, justo a los cuarenta y cuatro de la segunda etapa, y yo que la veo venir y la coloca tan al ngulo que el golerito no la pudo ni pellizcar y ah qued despatarrado, mandndose la parte porque los de Progreso le haban echado el ojo. O qu te parece haber aguantado hasta el final en la cancha del Deportivo Yi, donde ellos tenan el juez, los lnema, y una hinchada piojosa que te escupan hasta en los minutos adicionales por suspensiones de juego, y eso cuando no entraban al fiel y te gritaban: "Yi! Yi! Yi!" como si estuvieran llorando, pero refregndote de paso el puo por la trompa? Y uno hacindose el etctera porque si no te tapaban. Lo que yo digo es que as no podemos seguir. O somos amater o somos profesionales. Y si somos profesionales que vengan los fasules. Aqu no es el Estadio, con proteccin policial y con esos mamitas que se revuelcan en el rea sin que nadie los toque. Aqu si te hacen un penal no te desperts hasta el jueves a ms tardar. Lo que est bien. Pero no pods pretender que te maten y despus ni se acuerden de vos. Yo s que para todos estuve horrible y no precisa que me pongas esa cara de Rosigna y Moretti. Pero ni vos ni don Amlcar entienden ni entendern nunca lo que pasa. Claro, para ustedes es fcil ver la cosa desde el alambrado. Pero hay que estar sobre el pastito, all te olvids de todo, de las instrucciones del entrenador y de lo que te paga algn mafioso. Te viene una cosa de adentro y tens que llevar la redonda. Lo ves venir al jalva con su carita de rompehueso y sin embargo no pods dejrsela. Tens que pasarlo, tens que pasarlo siempre, como si te estuvieran dirigiendo por control remoto. Si te digo que yo saba que esto no iba a resultar, pero don Amlcar que empieza a inflar y todos los das a buscarme a la fbrica. Que yo era un puntero de condiciones, que era una lstima que ganara tan poco, y que aunque perdiramos la final l me iba a arreglar el pase para el Everton. Ahora vos calcul lo que representa un pase para el Everton, donde adems de don Amlcar, que despus de todo no es ms que un cafisho de putas pobres, est nada menos que el doctor Urrutia, que se s es Director de Ente Autnomo y ya coloc en Talleres al entreala de ellos. Especialmente por la vieja, sabs, otra seguridad, porque en la fbrica ya estoy viendo que en la prxima huelga me dejan con dos manos atrs y una adelante. Y era pensando en esto que fui al caf Industria a hablar con don Amlcar. Te aseguro que me habl como un padre, pensando, claro, que yo no iba a aceptar. A m me daba risa tanta delicadeza. Que si ganbamos nosotros iba a ascender un club

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    demasiado dscolo, te juro que dijo dscolo, y eso no convena a los sagrados intereses del deporte nacional. Que en cambio el Everton haca dos aos que ganaba el premio a la correccin deportiva y era justo que ascendiera otro escaln. En la duda, atenti, pens para mi entretela. Entonces le dije el asunto es grave y el coso supo con quin trataba. Me mir que pareca una lupa y yo le aguant a pie firme y le repet que el asunto es grave. Ah no tuvo ms remedio que rerse y me hizo una bruta guiada y que era una barbaridad que una inteligencia como yo trabajase a lo bestia en esa fbrica. Yo pens te clavaste la foja y le hice una entradita sobre Urrutia y el Ente Autnomo. Despus, para ponerlo nervioso, le dije que uno tambin tiene su condicin social. Pero el hombre se dio cuenta que yo estaba blando y desembuch las cifras. Graso error. All noms lesaqu sesenta. El reglamento era ste: todos saban que yo era el hombre-gol, as que los pases vendran a m como un solo hombre. Yo tena que eludir a dos o tres y tirar apenas desviado o pegar en la tierra y mandarme la parte de la bronca. El coso deca que nadie se iba a dar cuenta que yo corra pa los italianos. Dijo que tambin iban a tocar a Murias, porque era un tipo macanudo y no lo tomaba a mal. Le pregunt solapadamente si tambin Murias iba a entrar en Talleres y me contest que no, que ese puesto era diametralmente mo. Pero despus, en la cancha, lo de Murias fue una vergenza. El pardo no disimul ni medio; se tiraba como una mula y siempre lo dejaban en el suelo. A los veintiocho minutos ya lo haban expulsado porque en un escrimaye le dio al entreala de ellos un codazo en el hgado. Yo vea de lejos tirndose de palo a palo al meyado Valverde, que es de esos idiotas que rechazan muy pitucos cualquier oferta como la gente, y te juro por la vieja que es un amater de rdago, porque hasta la mujer, que es una milonguita, le mete cuernos en todo sector. Pero la cosa es que el meyado se rompa y se le tiraba a los pies nada menos que a Bademian, ese armenio con patada de burro que hace tres aos casi mata de un tiro libre al golero del Cardona. Y pasa que te contagis y sents algo adentro y empezs a eludir y segus haciendo dribles en la lnea del crner como cualquier mandrake y no puede ser que con dos hombres de menos (porque al Tito tambin lo echaron, pero por bruto) nos perdiramos el ascenso. Dos o tres veces me la dej quitar pero sabs? me daba un calor brbaro porque el jalva que me marcaba era ms malo que tomar agua sudando y los otros iban a pensar que yo haba disminuido mi estndar de juego. All el entrenador me orden que jugara atrasado para ayudar a la defensa y yo pens que eso me vena al trome porque jugando atrs ya no era el hombre-gol y no se notara tanto si tiraba como la mona. As y todo me mand dos boleos que pasaron araando el palo y estaba quedando bien con todos. Pero cuando me corr y se la pas al ato Silveira para que entrara l y ese tarado me la pas de nuevo, a m que estaba solo, no tuve ms remedio que pegar en la tierra porque si no iba a ser muy bravo no meter el gol. Entonces, mientras yo haca que me arreglaba los zapatos, el entrenador me grit a lo Tittaruffo: Qu tens en la cabeza? Moco? Eso, te juro, me toc aqu dentro, porque yo no tengo moco y si no preguntale a don Amlcar, l siempre dijo que soy un puntero inteligente porque juego con la cabeza levantada. Entonces ya no vi ms, se me subi la calabresa y le quise demostrar al coso se que cuando quiero s mover la guinda y me saqu de encima a cuatro o cinco y cuando estuve solo frente al golero le mand un zapatillazo que te lo boliodire y el tipo qued haciendo sapitos pero exclusivamente a cuatro patas. Mir hacia el entrenador y lo encontr sonriente como aviso de Rider y recin entonces me di cuenta que me haba enterrado hasta el ovario Los otros me abrazaban y gritaban: Pa los contras!, y yo no quera dirigir la visual hacia donde estaba don Amlcar con el doctor Urrutia o sea justo en la banderita de mi crner, pero en seguida empez a llegarme un kilo de putiadas, en la que reconoc el tono mezzosoprano del delegado y la ronquera con bitter de mi fuente de recursos. All el partido se volvi de trmite intenso porque entr la hinchada de

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    ellos y le llenaron la cara de dedos a ms de cuatro. A m no me tocaron porque me reservaban de postre. Despus quise recuperar puntos y pas a colaborar con la defensa, pero no marcaba a nadie y me pasaban la globa entre las piernas como a cualquier gilberto. Pero el meyado estaba en su da y sacaba al crner tiros imposibles. Una vuelta se la chingu con efecto y todo, y ese bestia la baj con una sola mano. Mir a don Amlcar y al delegado, a ver si se daban cuenta que contra el destino no se puede, pero don Amlcar ya no estaba y el doctor Urrutia segua moviendo los labios como un bagre. All noms termin uno a cero y los muchachos me llevaron en andas porque haba hecho el gol de la victoria y adems iba a la cabeza en la tabla de los escores. Los periodistas escribieron que mi gol, ese magnfico puntillazo, haba dado el ms rotundo ments a los infames rumores circulantes. Yo ni siquiera me di la ducha porque quera contarle a la vieja que ascendamos a Intermedia. As que sal todo sudado, con la camiseta que era un mar de lgrimas, en direccin al primer telfono. Pero all noms me agarraron del brazo y por el movado de oro le di la cana a la bruta manaza de don Amlcar. Te juro que crea que me iba a felicitar por el triunfo, pero est clavado que esos tipos no saben perderla. Todo el partido me la paso chingndola y tirando desviado o sea hipotecando mis prestigios, y eso no vale nada. Despus me viene el sarampin y hago un gol de apuro y eso est mal. Pero y lo otro? Para m haba cumplido con los sesenta que le haba sacado de anticipo, as que me hice el gallito y le pregunt con gran serenidad y altura si le haba hablado al delegado sobre mi puesto en Talleres. El coso ni mosqui y casi sin mover los labios, porque estbamos entre la gente, me fue diciendo podrido, mamarracho, tramposo, and a joder a Gardel, y otros apelativos que te omito por respeto a la enfermera que me cuida como una madre. Dimos vuelta una esquina y all estaba el delegado. Yo como un caballero le pregunt por la seora, y el tipo, como si nada, me dijo en otro orden la misma sarta de piropos, adicionando los de pata sucia, maricn y carajito. Yo pens la boca se te haga un lago, pero la primera torta me la dio el Piraa, aparecido de golpe y porrazo, como el ave fnix, y atrs de l reconoc al Gallego y al Chiche, todos manyaorejas de Urrutia, el cual en ningn momento se ensuci las manos y slo morda una boquilla muy pituca, de sas de contrabando. La segunda pia me la obsequi el Canilla, pero a partir de la tercera perd el orden cronolgico y me siguieron dando hasta las calandrias griegas. Cuando quise hacerme una composicin de lugar, ya estaba medio muerto. Ah me dejaron hecho una pulpa y con un solo ojo los vi alejarse por la sombra. Dios nos libre y se los guarde, pens con cierta amargura y flor de gusto a sangre. Mir a diestro y siniestro en busca de S.O.S. pero aquello era el desierto de Zrate. Tuve que arrastrarme ms o menos hasta el bar de Seoane, donde el rengo me acomod en el camin y me trajo como un solo hombre al hospital. Y aqu me tens. Te miro con este ojo, pero voy a ver si puedo abrir el otro. Difcil, dijo Caete. La enfermera, que me trata como al rey Far y que tiene, como ya lo habrs jalviado, su bruta plataforma electoral, dice que tengo para un semestre. Por ahora no est mal, porque ella me sube a upa para lavarme ciertas ocasiones y yo voy disfrutando con vistas al futuro. Pero la cosa va a ser despus: el perodo de pases ya se acaba. Sintetizando, que estoy colgado. En la fbrica ya le dijeron a la vieja que ni suee que me vayan a esperar. As que no tendr ms remedio que bajar el cogote y apersonarme con ese chitrulo de Urrutia, a ver si me da el puesto en Talleres como me haban prometido.(1954)

    http://www.elortiba.org/pasbene.html

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    Juan Sasturain

    Se escribe como se vive | Reportaje | El ltimo centrojs | La poesa, del chanfle al segundo palo

    Juan Sasturain - Manual de perdedores

    Juan Sasturain, "Se escribe como se vive"

    Naci en Gonzlez Chaves y vivi en Coronel Dorrego. De adolescente, jugando al ftbol para Independiente, pis las canchas tresarroyenses. Hoy, a los 58 aos, el destacado escritor y periodista Juan Sasturain es editor de deportes del diario Pgina 12 y un referente de la historieta argentina. En capital federal, donde reside, se brind a un dilogo exclusivo con "El Periodista"

    Por Lucas Martnez y Marcelo Rivas

    "Se hizo un silencio increble en toda la quinta, hasta los pjaros se callaron...", no era para menos, Jos Pirovano le acababa de atajar un penal al Presidente de la Nacin en la mismsima Quinta de Olivos, estadio complicado para jugar de visitante. Con este pequeo "accidente" comienza el ltimo libro de Juan Sasturain, "La lucha contina". Una vertiginosa novela de aventura con mezcla del relato policial con narrativa fantstica ambientada en la ciudad de Buenos Aires. Una historia atrapante que, segn sus propias palabras, "cumple con el primer requisito de cualquier obra narrativa que es, en el buen sentido de la palabra, entretener. El pecado capital de cualquier narrador es aburrir". Quiz esta sea la mejor manera de presentar al chavense Juan Sasturain, escritor, periodista, y uno de los mximos referentes de la historieta argentina, que comparti con "El Periodista" una agradable charla de caf, donde record sus reiteradas mudanzas por diferentes localidades de la provincia, su pasin por el ftbol, la historieta y la literatura.

    En Chaves, por accidente

    "Se puede decir que nac en Chaves por accidente. Mi padre fue empleado del Banco Provincia. Entr al banco en Lobera y despus labur por distintos pueblos de la provincia. Toda mi familia era de Lobera, incluso mi hermana mayor naci all. En el ao '45 mi viejo estaba trabajando de tesorero en Chaves, y como en esa poca se acostumbraba que los hijos nacieran en el lugar de donde eran sus padres, mi mam se iba a ir a Lobera... pero bueno, por esas cosas no fue. As que nac ocasionalmente en Chaves. Viv un ao y medio hasta que a mi viejo lo

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    trasladaron a Mdanos, cerca de Baha Blanca. De ah fuimos a Lobera, despus a Rauch. Y en Rauch, en el '55, se produce la Revolucin Libertadora con la cada de Pern. A mi viejo, que era peronista y haba sido secretario de Unidad Bsica alguna vez, lo rajaron del banco. Pero antes de echarlo lo trasladaron a Chvez. As que volv unos meses, en vsperas de entrar a cuarto grado. La siguiente vez volv para jugar al ftbol, tena cerca de 16 aos y viva en Coronel Dorrego, donde integraba el equipo de Independiente. En esa poca se jugaba en la liga de Tres Arroyos, ya que no haba liga en Dorrego. Jugbamos con los clubes de Tres Arroyos y tambin estaban "los chacareros", Quequn y Oriente, Copetonas e Independencia de Chaves. Jugaba en la reserva e bamos a todos los pueblos, ah volv a Chaves para enfrentar a Independencia".

    Las letras y la pelotala seriedad, no tena nada, no tena conceptos, no tena rodajes... Despus labur muy bien y muy feliz En esa misma poca, promediando sus estudios secundarios, Sasturain comenz a escribir y a forjar su futura carrera como escritor. Al terminar el colegio viaj a la capital federal para estudiar letras en la Universidad de Buenos Aires. Igualmente su pasin por el ftbol no decay, ya que lo sigui practicando tanto dentro de la facultad como fuera de ella. Integraba el equipo de Filosofa y Letras y dice haber sido campen de la Liga Universitaria al ganarle a Ingeniera, pese a que -como todos sabemos-, la facultad de Filosofa y Letras no es precisamente un semillero de grandes talentos futbolsticos. Pero ya por ese entonces tena en su haber otros logros deportivos de su vida en Coronel Dorrego."En 1962 se acab la guita en Independiente y se hizo la Liga de Dorrego, ya que no haba ms plata para traer a los cordobeses, los jugadores de afuera. Entonces los que estbamos en el pueblo jugbamos en primera y salimos campeones en el '63. Tengo el orgullo de haber sido campen en la primera liga de Dorrego (risas). Cuando llegu a Buenos Aires quera jugar, tena un to que era dirigente de San Lorenzo, entonces me fui a probar. Yo estaba jodido de la rodilla porque en Aparicio, jugando por la liga, me rompieron los ligamentos de la rodilla derecha, me hicieron mierda la rodilla y me curaron mal, en aquella poca all ni te operaban ni nada.Me prob de delantero en San Lorenzo, y era grande, cualquiera sabe que a los 18 aos si no la rompes no... y yo no la rompa. Despus entren con Independiente y entr a Lans, y aunque firm con ellos nunca jugu. Lo que pasa es que estudiaba Latn e Introduccin a la Historia por un lado, y despus iba a entrenar al sur. Largu y termin jugando en el equipo de la facultad. En el '69 egres en Letras y comenc a trabajar como profesor de Literatura en el secundario y al ao siguiente a escribir en los medios. Yo quera ser escritor, empec a escribir crticas de libros que es lo primero que uno habitualmente hace, lo que tendra que hacer al final. Uno opina sobre los dems y es incapaz de escribir un carajo...".

    Tendremos que opinar sobre su libro...Perfecto (risas), bueno las reglas son as, es ms fcil escribir sobre los dems que escribir uno. Pero adems son dos actividades muy diferentes, actividades distintas. No necesariamente los crticos tienen que ser buenos escritores. Para nada, son cualidades diferentes. Yo me acuerdo que lo primero que coment para Clarn fue una novela de Pasolini y no tena ni la ms reputsima idea de Pasolini, igualmente me mand una crtica re pedante, llena de citas de Ronald Barthes, y yo no entenda un carajo. Mas all de la buena intencin y en los aos de La Opinin. Estamos hablando de principios de los '70. La Opinin fue un medio muy importante, revolucionario para esa poca...

    Un diario de derecha con periodistas de izquierda...Claro, como termina siendo siempre. Un peridico "progre". En el rea de la Cultura el que me dio laburo fue (Juan) Gelman. Y ah s empec a escribir un poquitito

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    mejor, creo, y sabiendo de qu escriba.

    Cundo escribi su primera novela?Yo hice todo muy demorado. Escribo como cualquiera, desde los 16-18 aos, pero "Manual de perdedores" la termin cuando tena 30 aos, en el '75, y no se public hasta 10 aos despus. Yo me haba propuesto terminar mi primer novela antes de cumplir treinta aos, en esa poca ya estaba casado y tenia 2 hijos.

    De dnde surge la pasin por la historieta?La pasin por la historieta viene de la lectura. La lectura de historieta fue un poco formadora y deformadora para m desde la infancia. Como todas aquellas cosas que te marcan. Para bien o para mal, pero te marcan. Son como los padres que tens, el barrio donde te criaste, o las experiencias que tuviste. Todo sirve, depende de que haces vos con eso despus. Generacionalmente los pibes que empezbamos a leer en los '50 ya no leamos los clsicos de la literatura juvenil, lemos las historias de las historietas del mismo modo que los chicos hoy ms que leer miran la tele. Nosotros somos la primera generacin del medio audiovisual. Ya le jodia un poco a la maestra que uno no leyera libros sino mirara otras cosas. Lo cual es un problema, evidentemente, porque en mi caso comenc con la historieta y luego llegu a la literatura, pero de algn modo sent la correccin cultural, y con razn, en el sentido de por qu carajo leen esto y no leen lo que tienen que leer. Pero bueno, mal que mal es as. Qued como una especie de sustrato en el cual hay un concepto de aventura que -por ejemplo-, viene de ah.

    De ah viene entonces lo de la ficcin?Claro. Primero la le cuando era pibe y mi segunda aproximacin fue como docente, en los aos '70. Fui jefe de trabajos prcticos de Literatura Argentina en la Facultad de Filosofa y Letras y despus responsable de Teora Literaria en la Universidad de Rosario desde el '72 hasta el '75. Hasta la triple A, y despus los milicos, en esa poca de lucha ideolgica en la universidad. Los que dbamos literatura desde el campo progresista, uno de los gestos con los que atacbamos era ampliar el objeto de estudio de la literatura, ms all de la valoracin, de si era bueno o malo. Entonces incorporamos la literatura de masas, nos dedicamos a estudiar el policial, la historieta. Tenamos una concepcin de la literatura muchsimo ms amplia que la concepcin restringida y elitista. Entonces mi segunda aproximacin a la literatura fue como docente.

    Ms all del gusto literario era una cuestin ideolgica?En este caso era una reivindicacin de tipo ideolgica, con los llamados gneros marginales y el papel que esos gneros marginales puedan tener en una sociedad neocolonial como la nuestra. As apareca la reivindicacin de Oesterheld, o la reivindicacin de los letristas de tango. Cmo en los mrgenes o costados de la cultura se producan fenmenos masivos, y por otro lado estticamente muy vlidos que tenan una forma de desarrollo absolutamente independiente, que no eran dependientes de los modelos externos que era lo propio de la literatura concebida como de vanguardia. De ah vena el debate ideolgico de la reivindicacin de los gneros marginales.

    Primero lector, luego docente y despus guionista?Si, esta es la tercera etapa, que es la prctica, cuando me pongo a escribir. Entonces lo primero que hago es una novela policial con un detective ambientada en Argentina y pienso como hacer verosmil la aventura. Una de las formas de la dependencia cultural era que la aventura no era posible ac. La idea era hacer la circunstancia de lectura en el mismo lugar donde pasan las cosas, donde vos las lees, es lo que haba hecho Oesterheld. (autor del Eternauta)

    Con la democracia, junto a Alberto Breccia, lleg la historieta "Perramus"...

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    Claro, a principios de los '80 andaba con Patricia, la hija del viejo Breccia, en la poca donde yo estaba laburando en Super Humor y tena una cercana con la historieta. Y de mi relacin con Patricia tenia una cercana con Alberto. Yo no haba escrito nunca un guin, ya tenia terminada mi novela, escriba cuentos, escriba sobre historietas. El viejo era un autentico artista, y como todos los artistas se cagaba de hambre en esa poca porque no publicaba ac. Haca cosas muy lindas, todo brbaro, premios y todo..., pero no haba medios donde publicar, entonces necesitaba algo para publicar afuera. Entonces me dice: "Juan porque no me hacs un guin, una cosa aventurera, mas o menos vendible, no una cosa hermtica, complicada. La idea era hacer algo de batalla digamos, como para... Yo le escrib el primer guin de "Perramus". Las primeras 8 pginas le gustaron y empezamos a laburar. Lo que pasa es que aquello que tendra que haber sido, en teora, una historieta simple, fcil para vender y que permitiera tener respiro con algo mas o menos comercial, result complicada, hermtica, presuntuosa, hiperintelectual, comprometida. Pero bueno, laburamos un montn de aos, hicimos mas de 400 pginas. Son cuatro historias largas. El hecho que un tipo como ese me diga "che porque no me escribs un guin" fue muy lindo.

    "Perramus" se difundi en buena parte del mundo...Se public en toda Europa. En Argentina la public la revista Fierro, despus en libro. Y la ltima parte, la cuarta, que se llama "diente por diente", que es la dispersin de los dientes de Gardel, nunca se public en castellano, es indita. En el nico lugar donde sali es en Francia, donde est todo junto publicado en tres volmenes. Y bueno, con esa ganamos el premio Anmisty Internacional.

    Se considera un referente de la historieta argentina?S, la verdad que s, yo he sido como "la viuda intelectual" de Oesterheld. Tengo el orgullo, y lo digo de corazn, de haber sido el primero que escribi en los medios sobre l en el '78, cuando estaba desaparecido. Mi vnculo fuerte con la historieta fue en la dcada del '80, despus no he vuelto a escribir historieta. Alberto muri en el '93, y yo nunca ms escrib historieta.

    Retomemos el ftbol, ya que tambin ha escrito mucho sobre el tema...Escribir sobre ftbol es algo que siempre me gusto, es la misma relacin que con la historieta. Un poco ser coherente con las cosas que nos dan placer y que nos gustan. Independientemente de que sean culturalmente aceptadas o no. Partimos del placer, de lo que nos gusta. El ftbol da para muchsimas cosas. Hay infinidad de gente que escribe cuentos sobre ftbol. La literatura nunca se define por los temas, se define por el uso de la palabra, no importa que vos hables de ftbol o de la guerra mundial, lo importante es el texto. Es ocasional que vos hables de una cosa u otra. Con cualquier tema se puede hacer buena literatura y se puede hacer basura. El tema es cmo y no de qu se habla.

    Est trabajando ahora en la seccin deportes del diario Pgina 12?Igual escribo para otras secciones, pero soy editor de deportes. Me siento muy bien trabajando en Pgina. Es uno de los pocos medios independientes que no tiene que quedar bien ni con la tele ni con la radio, donde no tens la presin de las grandes empresas y donde todava se puede escribir sin que te miren por arriba del hombro. Con todas sus limitaciones, sigue siendo saludablemente un boliche.

    Finalmente, a usted le pas lo mismo que a Fontanarrosa, que soaba con ser Onega antes que Cortazar?Totalmente, la vocacin futbolera es anterior a la literaria. Me parece muy saludable que un pibe de nueve aos quiera ser futbolista y no escritor. Igualmente puede salir un Borges maravilloso, que por suerte quera ser escritor y no jugador de ftbol. Desde un parmetro de salud un poco arbitrario, qu mejor que quiera ser futbolista a esa edad?. A m siempre me gust jugar al ftbol, ver ftbol y

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    escribir sobre ftbol. No sobre Macri, no sobre toda la basura que puede ser el mundo que lo rodea, no me interesa hacer ni reivindicacin ni crtica cultural, no. Escribir del juego, el juego es hermoso. En fin... se presta tanto al verso el tema del ftbol!. Hay una hipertrofia de la oferta de lo futbolero. Los hipercrticos de los fenmenos de masas creen que todo es parte de la manipulacin. Sebreli, por ejemplo, defiende una postura de alienacin, que el ftbol es nicamente alienacin. Obviamente tiene razn en muchsimas cosas, pero no todo es manipulacin. Y bueno, que se joda, l se lo pierde.

    Fuente: www.elperiodista3a.com.ar

    Reportaje

    TRAS DESCOLLAR EN LOS '80 COMO GUIONISTA, ENSAYISTA Y DIRECTOR DE LA MEJOR EPOCA DE FIERRO, EL CO-CREADOR DE PERRAMUS SE DEDICA HOY AL RESCATE DE GRANDES HISTORIETAS ARGENTINAS EN LAS COLECCIONES DE LIBROS QUE DIRIGE EN LA EDITORIAL COLIHUE. Y AUNQUE EL SE SIENTA CADA VEZ MAS LEJOS DE LA

    HISTORIETA, SIGUE SIENDO UN PLACER CHARLAR CON EL DE ESTOS TEMAS. CASI TAN PLACENTERO COMO LEER SUS OBRAS.

    Bueno, sabemos que naciste en Gonzlez Chvez, Provincia de Buenos Aires, hace...50 aos.JS: 49 y medio. Estoy por cumplir 50. Esto te va a gustar. O no, porque es una pelotudez: Nac en la noche de Hiroshima. En la madrugada del 6 de Agosto del '45. As que soy hijo de la era atmica y del peronismo. Tengo los aos del peronismo. Me acuerdo que cuando ramos pareja con Patricia (Breccia), yo le llevaba el peronismo entero: yo nac en el '45 y ella en el '55, incluso en das cercanos a la revolucin..Qu hiciste entre el '45 y el '75, que es cuando te empezaste a hacer conocido en el mbito de la historieta?JS: Yo viv en varios pueblos de la Provincia de Buenos Aires. Y me vine a vivir ac recin a los 18 aos, cuando vine a estudiar Letras, en el ao '64. Y bueno, me recib de Profe de Letras en el '69, estudiando muy duro y muy fuerte, porque en ese entonces era un joven consciente. En el '70 me cas y en la industria editorial empec a trabajar en el '68, por ah, haciendo produccin y todas esas cosas en Galerna. Desde siempre trabaj en la industria editorial. Y en el '70 o '71 empec a publicar crticas de libros y dems en Clarn... Tambin me dediqu a la docencia, que era lo que me daba de morfar. Fui profe en un secundario, despus en la universidad, en la poca de la Universidad Popular, hasta que, ante las amenazas, los tiros y la sangre, termin yndome de la universidad en el '75..En esta poca como docente, ya eras de darle bola a los "gneros menores"?JS: Y, en aquel tiempo s. Lo primero que hice con historieta fue cuando era jefe de trabajos prcticos en la ctedra de Romano y Rivera. Y una de las materias que dimos se llam Proyectos Culturales en Argentina. Una materia hermosa. Y ah introducimos como tema de investigacin, la historieta, el tango. Una de nuestras consignas era ampliar el objeto de estudio, as que a la literatura le sumamos un montn de cosas fuera de los libros habituales que pasan por la biblioteca. Y rompimos las bolas con el tango, la historieta, los gneros menores... De ah viene la enfermedad. Digo, en trminos acadmicos. Como lector no. Uno puede hablar de esas cosas porque alguna vez se dedic a leerlas y le gustaron en serio. Si no, termins diciendo ms boludeces de las que uno dice normalmente...Y despus, en Rosario, en la ctedra que tena de Teora Literaria, aprovech para aprovecharme de los alumnos y daba todas las formas literarias desde los gneros menores. La estructura del relato lo dimos con La Balada del Mar Salado del Tano Pratt. Eso fue en el '74, cuando ya lo haba publicado Skorpio, as que era una cosita que los chicos podan ver. Poesa daba con Homero Expsito, y as Como tema de

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    investigacin daba a Oesterheld, pero no haba nada, los pibes no entendan nada. .Lo conociste a Oesterheld?JS: No, yo no lo conoc jams. Adems, esto era en Rosario. Esta fue una primera aproximacin "acadmica" a los temas que me haban gustado de chico..Y cmo pasas de eso a tu relacin ms fuerte con la historieta, que empieza en la poca de SuperHumor?JS: Un poco antes, durante el Proceso, estuve laburando como corrector en Clarn, hasta el '79. Y en el '77 vuelvo a escribir. Y escrib un nota sobre los 20 aos de El Eternauta, que sali en el Clarn Cultural, donde en la puta vida haban sacado nada sobre este tema. Y cuando volv a escribir, volv a escribir sobre estas cosas. Entre el '77 y el '79 me empec a meter en todo esto. Empec a laburar en Medios y Comunicacin, despus en SuperHumor, hice muchsimos reportajes, muchsimas notas, me hice amigo de los dibujantes, a los cuales yo no conoca, y en el '79 u '80 el Tano Cascioli larga SuperHumor como revista de historietas bimestral. Trillo, Saccomanno y yo figurbamos como asesores, pero el responsable editorial era yo. Y ah estuve hasta el '81, que me pele con el Tano, renunci heroicamente por kilombos polticos, como siempre, y me fui a la mierda. Despus aprend que no hay que renunciar nunca, pero en ese momento me fui a la mierda. Y cuando volv, en el '84, fue con una oferta de l para hacer Fierro..Qu hiciste en el medio?JS: Fue una etapa rarsima. Labur en publicidad y despus, en la poca de Malvinas, fui a parar a Billiken, donde trabaj bastante, con muy buena gente. De ah me fu al Diario La Voz, en el '83, en tiempos polticamente complicados. Y en La Voz hicimos la ltima pgina del diario. Ah empec a publicar Manual de Perdedores, que era una novela que tena escrita hacia ms de 8 aos. Menos mal, porque si la hubiera publicado cuando la escrib, habra sido peor de lo que ya era. Y despus, en La Voz tambin surgieron diferencias polticas con la conduccin obviamente montonera del diario y nos fuimos con la pgina a otro lado. Ah enganchamos con el proyecto de Feriado Nacional que banc Martn Garca y ah tambin trabaj bastante. Eso dur hasta las elecciones que gan Alfonsn, porque se haban apostado todos los billetes a que ganaba el peronismo. Y mientras tanto escrib para Clarn, para Siete Das, para todos lados. Y despus vino la buena etapa de Fierro, del '84 al '88, cuando me despidieron en el N48, creo. Yo me haba ido a un encuentro de literatura policial en Espaa.. no era la primera vez que viajaba..y cuando volv, bueno, fue una cama, bah..Cont, cont...JS: Y bueno, con el Tano haba diferencias, siempre hay diferencias. En Fierro siempre trabajamos con muchsima libertad. A veces las cosas que escribamos le hinchaban las pelotas y se las bancaba como poda, qu s yo....Supongo que a Cascioli El Sueero no le debera gustar...JS: Claro. A m tampoco me gustaba del todo, imaginate cmo le caera al Tano. Y bueno, yo cada tanto me iba de viaje, a hacer una cosa u otra. Iba y vena, no abandonaba mi lugar de trabajo. La revista siempre sali bien y todo. Eran invitaciones que me caan, a festivales internacionales y bueno...por una consigna estrictamente gremial, se apoyaron en la formalidad de que yo no haba pedido permiso por escrito para irme. El lo saba, dos das antes habamos hablado de que me iba. Es decir que hubo mala leche. Y mientras yo estaba all, llamo por telfono y mi mujer me dice "Te lleg un telegrama que te presentes a laburar". Y cuando volv estaba despedido por abandono del trabajo. Hice juicio y lo perd. Debo ser el nico pelotudo que perdi un juicio contra Cascioli. Lo perd de forro, supongo, porque me qued en Europa, en Barcelona, y tampoco pude aportar bien los testigos ni nada de eso. Pero ya est, ya pas. No le doy tanta importancia..Ms all de la mala onda del final, contate algo copado de la Fierro...JS: Fue buensimo. Con la Fierro tvimos la gran ventaja de la coyuntura. Apareci despus de una dictadura, que es el momento en el que todo el mundo cree. Es un acto de f. Comprar una revista de historietas es un acto de f (risas).Esa frase es buensima (entre risas)

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    JS: Pero es en serio. Para m es un milagro que salga una revista como Comiqueando, tan linda, con tapa a color, una maravilla. Entonces hay ciertas coyunturas culturales en las que las cosas se dan. Y despus de la explosin viene la decepcin. Y otra cosa buensima fue que durante mucho tiempo la revista experiment bastante. Yo siempre deca que la revista no le poda gustar entera a nadie. A m mismo haba muchas cosas que no me gustaban y supongo que a Juan Manuel (Lima) menos todava.Cmo era la relacin con Lima?JS: Buena.Cmo se divida el poder de decisin sobre la revista?JS: El Tano, que era el director, haca las tapas. El decida las tapas. Despus, adentro nosotros realmente publicbamos lo que queramos, sacando algn kilombo que yo tuve con el Tano, que me levant la segunda parte de Perramus...en fin, fue algo personal. Pero la decisin en cuanto a los contenidos era ma. Y al poco tiempo de empezar el Oxido, como venan muchos chicos, Juan Manuel se hizo cargo de la conduccin del Oxido, adems de la parte grfica, el diseo y todo eso. Y todo lo que era tituleo, secciones, notas y todas esas boludeces, siempre lo manej yo. Esas fueron las reas que quedaron discriminadas. Yo no me meta en la parte de Juan Manuel porque yo para todo eso soy un animal, pero consultbamos muchsimas cosas.Perramus arranca para esta misma poca?JS: No, es un poquito anterior. Lo empezamos en el '81.Qu tuvo que pasar para que te decidieras a escribir guiones?JS: Y, que el Viejo Breccia me pidiera. Yo en aquella poca era novio de la hija y...fue una casualidad. Yo solo no me habra animado ni por puta. Y lo primero que hice fue el Captulo 1 de Perramus. Antes haba intentado hacer algunas cosas, preguntndole a Saccomanno, tratando de aprender, pero me salan desastres: cosas largas, presuntuosas. Y a Perramus lo invent yo de cero hasta el ttulo. Despus, por suerte, el Viejo hizo lo que quiso grficamente. Hice el primer captulo y al Viejo le gust. Lo curioso es que lo que quera l era una onda bien aventurera para vender en Europa, porque estaba podrido de no poder vender nada. Haca cosas tan difciles, tan raras y tan hermosas que, mucho premio, todo muy bien, pero nunca un peso. El a veces laburaba con Geno Daz, o con Guillermo (Saccomanno) o con Trillo y hacan cosas de batalla, para vender. No Buscavidas, que no se la vendan a nadie, cosas para vender. El haba visto unas cositas mas y un da me dijo "Vos pods escribir, por qu no me escribs algo?". "Bueno, Maestro". Y le escrib eso y al Viejo le gust, se zarp y result una historieta difcil, complicada, invendible como fue. Perramus tampoco se vendi mucho. La vendimos en 15 pases, pero nunca fue un xito. Los lectores no entendan un carajo; imaginate: si ac puteaban, all no sabs... Fue xito con la crtica, pero con los lectores no. Y la linda guita viene cuando la siguen los lectores. Esta fue siempre una historieta de una venta...media. Tanto que ac se public un slo tomo.. Y el de Ediciones B, que se distribuy bastante bien...JS: Si, pero igual falta uno ms, que B lo tiene comprado pero no lo va a sacar. Pero bueno, estuvo bien. Trabajamos desde el '81 hasta el '89, que termin el cuarto tomo en Barcelona. Laburamos casi toda una dcada para hacer 400 y pico de pginas.La historia termina al final del cuarto tomo?JS: Si, termina. Pero se podra seguir. La historia se llama "Diente por Diente" y es muy divertida, me encanta. Es el rescate de los dientes de Gardel dispersos por el mundo. Una hermosa historia. Al Viejo ya al final no le gustaba Perramus, le resultaba muy liviano. Porque haba cambiado el tono. Del tono dramtico que el haba creado en el '81, para el '88 u '89 la historia haba ido derivando y haba un desfasaje entre ese dibujo tan pesado y tan sombro y una historia que tena mucho de comedieta. La ltima tiene cosas ms o menos logradas, pero humorsticas.."La Isla del Guano" tambin...JS: Claro, es muy grotesco. Se tena que llamar "La Isla de Mierda", en realidad.

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    Pero qued "del Guano". En fin...Qu otras cosas hiciste como guionista?JS: Poquito. Poquitas cosas. Con Patricia hice una serie que se llamaba Museo, que era muy bonita; algunas cositas cortas con Alfredo Flores. Despus con el Viejo hice adaptaciones para la revista Crisis, que ms vale olvidarlas, porque fueron hechas con una restriccin doble: por un lado ellos elegan los cuentos y segundo, el espacio era exiguo. Ah he cometido crmenes de lesa literatura. Asesin a Onetti, a Garca Mrquez, a Borges a Rulfo y al que lo mat fue a Carpentier: hice Semejante a la Noche en ocho pginas. Lo asesin (risas). Esto habr sido...a mediados de los '80, paralelo a la Fierro. Todos estos laburos son anteriores al '88, porque en el '88 yo me fui.. Y a partir de ah, cmo sigue tu vnculo con la historieta?JS: En Espaa hice varias cosas. Para un lbum que se llama Los Derechos Humanos hicimos una cosita que me gusta mucho, con el Viejo, que le debe mucho a El Reino Azul, de Trillo y Enrique (Breccia). La de ellos es mucho mejor, pero era una linda historia. Despus hice dos historias que me gustan mucho para el lbum Norte-Sur. La del Viejo est medio confusa, pero la que hice con Enrique, Humo, es buena. El hizo lo que quiso, pero a m me gust mucho. Y despus hice todo un lbum dedicado a los vascos en Argentina, un lbum por encargo, medio marciano, con Enrique, con Peir, con Nine, con Mandrafina, con El Tomi, con todos. Le pusieron el ttulo que se les cant: Abrir Puertas. Se tendra que llamar "Puertas a la Tierra", que es la expresin que usa el gobernador de Paraguay cuando lo manda a Garay al Paran Bajo, con la decisin de "abrir puertas a la tierra", lo cual es una frase maravillosa. Y bueno, fue un libro de encargo pero hay lindas cosas. Lo iba a bancar el gobierno vasco, pero despus no se lo pudieron vender porque era muy crtico, joda con algunas cosas. Con Nine hicimos una de un vasco oligarca que se llamaba Oligarcochea (risas). Y bueno...eso. No hice muchas cosas en historieta. No me da el cuero. Yo tengo que hacer un esfuerzo para contar en imgenes. Siempre me ha costado un huevo contar en historieta, por eso he producido poco. Yo pienso en trminos literarios, pienso en palabras, trabajo mucho con las palabras.Y te ves mas como editor que como guionista?JS: Si, en historieta s. Me siento ms cmodo sacando libros de la gente que me gusta que ponindome yo a escribir historietas. Y como editor me doy un montn de gustos. Poder sacar un libro de Max Cachimba a m me vuelve loco. O haber sacado Sherlock Time.Penss en trminos comerciales, si esto se puede vender bien o no?JS: Si, qu s yo. Pero partiendo del hecho de que estas ediciones no son negocio. En ese sentido he hablado muy honestamente con esta gente. "Ac, con esto no vas a ganar guita. Con Sherlock Time no vas a ganar guita. Vas a tirar 3000 ejemplares y los vas a vender despacito". Pero lo bueno es encontrar, como en el caso de Colihue, un editor que comparte ese criterio, no el de ganar plata, sino el de no tener la fantasa de que se va a llenar de guita, que le va a romper el culo a cualquiera, que va a vender 20.000 ejemplares. No. Saben lo que se maneja y tienen un ritmo de venta paulatino y seguro. Tienen un buen catlogo y trabajan bien los libros, lo cual es brbaro. No tens el revolver en la cabeza, como cuando te dicen "Vamos a ver dos o tres ttulos y si anda bien seguimos, y si no la cortamos". Ac el planteo es "Vamos a hacer esta inversin. Vamos a trabajar". Hay margen para laburar. Vamos a sacar 12 ttulos por ao, no s si uno por mes porque es mucho kilombo, pero 12 por ao van a salir..Ests laburando de nuevo con Lima, no?JS: Si, por suerte, porque Juan Manuel es una garanta de que los libros sean bonitos. Est muy bien..Bueno, cont algunos ttulos que ests por sacar.JS: Pronto sale Cosecha Verde, de Carlitos Trillo y Mandrafina. Vamos a sacar La Guerra de los Antartes, de Oesterheld y Trigo, que es un testimonio de una historieta de la que todos hablan pero nadie sabe qu mierda era. Es una historieta inconclusa y la vamos a publicar inconclusa, como estaba. Incluso va a salir en el

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    formato original, la vamos a contextuar bien, porque era una historieta muy poltica, casi de coyuntura, que acompaaba lo que pasaba esa semana en la Plaza. Milagrosamente, el Negro Trigo salv casi el 90% de los originales. Lo dems, lo levantaremos de los diarios. En la coleccin Freakciones van a estar El Marinero Turco, Tati, Esteban Podetti...tambin tengo ganas de sacar Polenta con Pajaritos, de El Tomi. Sale Ana, de Solano Lpez, seguramente en la coleccin Sobrevivientes, la de los '80, por contenido y por el guin de Gabriel, que tiene mucho que ver con lo que pasaba en esa poca. De Nine vamos a sacar Keko el Mago, pero aquel hizo la de Herg. Es tan obsesivo que agarr las pginas de los '80 y las hizo todas de nuevo. Yo me quera morir.Y despus tengo a Copi, que es lo que yo ms esperanzas tena de sacar inmediatamente. Tengo Las Viejas Putas y dos o tres libros ms. Impresionante. Y ah si, realmente con Copi la Argentina tiene una deuda gigantesca. Hemos tenido tantos prejuicios contra l -y me animo a hablar en plural- p