Cuestiones Complementarias de Sagrada Escritura 50001

8/18/2019 Cuestiones Complementarias de Sagrada Escritura 50001

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CUESTIONES

COMPLEMENTARIAS

DESAGRADA

ESCRITURA

UNIDAD DIDACTICA 5

LA SAGRADA ESCRITURA

EN LA VIDA DE LA IGLESIA

instituto internacional de teología a distancia

plaza de ramales, 2 madrid



CONTENIDO DE LA UNIDAD DIDACTICA 5

INTRODUCCION

Tema 1. RELACION ESENCIAL ENTRE IGLESIA Y SAGRADAS ESCRITURAS

1.1. Panorámica del capítulo VI de la Dei Verbum .

1.1.1. Significado de la Escritura para la Iglesia.

- La Iglesia ha venerado siempre la Sagrada Escritura.

- La Escritura, norma suprema de la fe.

- La Escritura, sostén

y

fuerza de la Iglesia.

1.1.2. Consecuencias e indicaciones pastorales.

1.2. La Sagrada Escritura

y

la vida de la Iglesia.

1.2.1. La Iglesia nace en contacto vital con la Escritura.

1.2.2. La Escritura nace de la Iglesia.

1.2.3. La Escritura existe en y para la Iglesia.

- La Escritura es norma para la Iglesia.

- La Escritura se actualiza en la Iglesia.

Tema 2. NIVELES CONCRETOS DE RELACION ENTRE IGLESIA Y S. ESCRITURAS

2.1. La Escritura en la liturgia.

2.1.1. La liturgia, marco auténtico de actualizacion de la Palabra.

2.1.2. Condiciones para la actualización auténtica.

- Autenticidad de la Palabra.

- Actualización en la Iglesia.

- Actualización vinculada al hecho central: la Pascua.

2.2. La Escritura en la reflexión teológica.

2.2.1. Del kerigma a la elaboración teológica.

2.2.2. La reflexión teológica es traducción

y

actualización.

2.2.3. La Escritura, correctivo crítico y fuerza renovadora.

2.3. La Escritura en el ministerio de la predicación.

2.3.1. La vuelta a las fuentes bfblicas.

2.3.2. Actualización

y

fidelidad a la Palabra revelada.

CONCLUSION



La unidad didáctica 5 se desarrolla desde un doble plano: el histórico y el

teológico. De ahí su temática.

- Un problema documental: génesis y perspectivas teológicas de los núme-

ros 21-26 de la Dei Verbum .

- Un desarrollo temático que responde a tres preguntas:

• ¿Qué tipo de relación une las realidades Iglesia-Sagradas Escrituras,

a nivel estructural ya nivel vital?

• ¿Cuál es la función real de la Escritura en la Liturgia?

• ¿Cuál es el papel de la Escritura en la reflexión teológica y en su pro-

yección pastoral a través de la predicación.

169 3

La relación Iglesia-Sagrada Escritura tuvo, desde la época de la Reforma, reso-

nancias apologéticas. El que los protestantes se parapetaran tras el valor de la Sagrada

Escritura para rechazar la función orientadora y reguladora de la Iglesia, forzó una

actitud extrema en los círculos católicos. La Escritura no podía bastar. Desde unos

criterios excesivamente objetivantes, los teólogos cedieron fácilmente a explicaciones

de tipo cuantitativo: la verdad revelada se contiene sólo en un tanto por ciento en la

Sagrada Escritura; el resto ha de buscarse en la tradición, en la Iglesia. En el plano

funcional de la santificación, los sacramentos eran los que realmente, ex opere ope-

rato , otorgaban la gracia. Tal papel no se le reconocía a la Sagrada Escritura, que

solamente acompañaba al sacramento o, en todo caso, no pasaba de ser más que

ocasión para que el sacramento ejerciera su eficacia.

Desde el punto de vista práctico esto traería consigo un sacramentalismo frente

a una minusvaloración de la función de la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia.

Los fieles eran frecuentemente prevenidos del peligro del contacto con la Sagrada

Escritura. De ahí que se procurara evitar las traducciones de la Biblia a las lenguas

modernas. En España es fácil recordar los riesgos que supuso para algunos de nues-

tros literatos y teólogos el proponerse poner al alcance de la gente buenas traducciones

del texto sagrado.

La historia borrascosa de la Dei Verbum es un testimonio de lo difícil que resulta

superar dicotomías y exclusivismos teológicos. Con menos tono apologético y con

mayor sentido ecuménico, y, en definitiva, con una mayor fidelidad a la palabra

revelada, hoy podemos plantear estos mismos problemas con una serena objetividad.

Nos basta para ello seguir de cerca las líneas fundamentales de la Dei Verbum .

Trataremos ante todo de descubrir la esencial relación que une a la Iglesia con

las Sagradas Escrituras. La Iglesia se autodescribe entregándonos ( tradere ) la Sa-

grada Escritura. Y esta misma Iglesia, contemplando vitalmente esta su autodescrip-

ción original, avanza hacia la medida de su plenitud definitiva autodescribiéndose

sin cesar en una total fidelidad a sí misma.

Este proceso de autodefinición e identificación lo realiia la Iglesia a diversos

niveles:

a) A nivel litúrgico: Es el nivel más denso y fecundo y el mejor marco de reso-

nancia de la palabra revelada, al convertirse en expresión inmediata del gesto salví-

fico, como sucediera con el Logos Encarnado.

b) A nivel de reflexión teológica: La verdad revelada se hace búsqueda inagotable

del misterio, sea que se haga poniendo en juego todos los recursos de la razón y de la

técnica, sea que acontezca en el marco sencillo de la meditación personal.



e)

A

nivel de predicación, donde la palabra revelada, tanto en el contexto litúrgico

(homilia), como en el marco general de la instrucción, trata de iluminar y conformar

la vida del hombre desde el misterio salvador de Cristo.

Esta unidad constituye la meta de las anteriores. Este es el significado que, sin

duda, ha querido darle la Dei Verbum al colocar este tema como colofón de todo

el documento.

La Unidad tiene dos temas: el primero trata de resaltar, en general, la relación

existente entre Iglesia y Escritura:

Tema 1: Relacion esencial entre Iglesia y S. Escrituras.

El segundo comenta esa relación esencial en aspectos más concretos:

Tema 2: Niveles concretos de relación entre Iglesia y Sagradas Escrituras.

4 170)



tema

RELACION

SAGRADAS

ESENCIAL ENTRE IGLESIA

ESCRITURAS

En el contexto de

la Dei Verbum

La Escritura en la

vida de la Iglesia

Significado de la Escritura para la Iglesia. La Iglesia ha colocado en paridad de estima la presencia

de Cristo en la Eucaristía

y

su presencia en la Palabra revelada. De ahí que:

- venere la Sagrada Escritura

- la considere norma suprema de fe

- la acepte como sostén

y

fuerza

La Iglesia nace en contacto vital con las Sagradas. Escrituras. La comunidad primitiva protundíza

y

expresa su fe en el misterio de Cristo resucitado desde' la reflexión viva sobre las Sagradas Escri-

turas.

La Escritura nace de, en y para la Iglesia.

- La Escritura brota como autodescripción de la Iglesia.

- La Iglesia determina el canon.

- La Iglesia es el espacio en el que la Escritura se actualiza y ejerce su dinamismo normativo y creador.

171) 5



El eje de todas nuestras reflexiones va a ser el capítulo VI de la Constitución

dogmática sobre la revelación divina, cuyo título es precisamente La Sagrada Escri-

tura en la vida de la Iglesia. Es la primera vez que, al menos con tratamiento tan am-

plio, un Concilio trata este tema. Comparando este capítulo con otros de la misma

Constitución, es interesante subrayar que, durante el diálogo conciliar, fue el menos

controvertido; al mismo tiempo, es notable su sentido pastoral. Nada de esto dismi-

nuye la importancia de este capítulo. A nuestro modo de ver, estos números finales

representan la conclusión de todas las afirmaciones precedentes, son el fruto que las

comunidades cristianas deben recoger y vivir.

Nuestras reflexiones se centrarán en el texto de la Dei Verbum , si bien no

seguiremos el capítulo paso a paso. Existen buenos comentarios fácilmente accesi-

bles (1). Nosotros nos limitaremos a algunos aspectos que nos parecen particularmente

importantes y actuales.

Trataremos de entender hasta qué punto y en qué medida la Escritura y la vida

de la Iglesia están ligadas indisolublemente. La Dei Verbum se limita a afirmar la

íntima conexión existente, deduciendo inmediatamente algunas consecuencias. Nos-

otros trataremos de buscar los motivos profundos de la relación Escritura-Iglesia.

Esta nos parece la intención de la Dei Verbum , que precisamente coloca nuestro

capítulo como remate y consecuencia de todas sus reflexiones anteriores.

Nuestro desarrollo de la presente lección estará presidido por dos criterios, que

son, al mismo tiempo, preocupaciones fundamentales: un esfuerzo por iluminar nues-

tra problemática con la misma Escritura y una atención constante a las consecuencias

o incidencias pastorales de todo cuanto afirmemos. Somos conscientes de que este

par de criterios constituyen, al mismo tiempo, el valor y las limitaciones de estas

páginas.

-

-

1.1. PANORAMICA DEL CAPITULO VI DE LA DEI VERBUM ,

Antes de subrayar los puntos que nos parecen más importantes y significativos,

procedamos a una lectura de todo el capítulo VI. Las ideas-madre, base de los desa-

rrollos subsiguientes, se encuentran en el número 21. Por ello, nos parece conveniente,

en la lectura de este párrafo, no limitamos a subrayar el movimiento de las ideas, sino

hacer algunos comentarios exegéticos. En los demás números, la lectura será mucho

más rápida. -

1.1.1. Significado de la Escritura para la Iglesia: número 21.

En este número, son tres las afirmaciones fundamentales que conviene subrayar:

la veneración de la Escritura; la Escritura, norma suprema de la fe; la Escritura, apoyo

y vigor de la Iglesia.

1.1 .1.1. La Iglesia venera las Sagradas Escrituras.

La primera afirmación es la siguiente:

Divinas Scripturas sicut et ipsum Corpus dominicum semper venerata est Ecclesia.

(La Iglesia ha venerado siempre las Sagradas Escrituras, al igual que el mismo Cuerpo del

Señor.)

• Ante todo, hay que subrayar el paralelo que establece el texto conciliar entre

la Palabra (divinas Scripturas) y el Cuerpo del Señor (Corpus Dominicum). La Pala-

(1) Los hemos recomendado en lecturas recomendadas de la primera unidad didáctica.

6 172)



bra y el Sacramento van unidos en la misma veneracion de la Iglesia, con lo que se

indica que se quiere mantenerlos indisolublemente unidos. Más adelante, cuando

nos refiramos a la lectura de la Escritura en la celebración litúrgica, volveremos a

recoger esta afirmación. Aquí nos limitaremos a indicar que la unión entre Palabra

y Sacramento forma parte del patrimonio más genuino de la fe de la Iglesia. Pode-

mos afirmar que esta unión se remonta al mismo Nuevo Testamento.

Por ejemplo, en el capítulo VI del Evangelio de San Juan, particularmente escla-

recedor para este tema, Cristo se llama a sí mismo Pan de vida (2), Pan vivo (3),

Pan de Dios (4), Pan del cielo (5). El pan de vida es el mismo Jesús que se nos

ofrece en la Palabra y en el Sacramento. El movimiento del hombre hacia el Señor

se realiza concretamente escuchando su Palabra y comiendo su Cuerpo:

Hace algunos decenios se discutía sobre este capítulo para saber si se refería a l a Palabra

o al Sacramento; algunos resolvían el dilema distinguiendo: una parte a la Palabra y otra parte

al Sacramento. Hoy día se considera más bien la unidad de ambos temas en todo el capítulo

con algunas frases en relación más estrecha a uno o a otro de los aspectos ... Cristo se da en

su Palabra y en su Carne: en ambos casos él es el pan de vida que da la vida eterna, porque

nos hace participar en la vida que Cristo recibe y tiene con el Padre. Es legítimo, por tanto,

hablar de una sola mesa (6).

• El texto conciliar afirma, asentándolo como un hecho, que la Iglesia veneró

siempre la Sagrada Escritura. Es esta una afirmación fundamentalmente justa. Siem-

pre fue venerada en el terreno litúrgico y, al menos en línea de principio, en el terreno

de la teología. Pero no se puede decir lo mismo en la predicación y en la piedad de los

fieles. Además debemos reconocer con honestidad que incluso en la liturgia y en la

teología no siempre recibió la Sagrada Escritura el tratamiento acorde a la veneración

debida.

1.1.1.2.

Escritura, norma suprema de

l

fe.

Veamos la segunda afirmación importante:

Eas (divin as Scripturas) una cum Sacra Traditione semper ut supremam fidei suae regu-

lam habuit et habet. (Siempre las ha considerado y considera, juntamente con la Tradición,

como la regla suprema de la fe.)

La Escritura puede reivindicar el derecho de ser la norma a la que la Iglesia debe

referirse continuamente. Tres son los motivos fundamentales:

• Porque es escritura inspirada. Palabra del Señor que revela su plan de' salvación

al que la Iglesia debe acoplarse fielmente.

• Porque es Palabra de Dios escrita. En cuanto escrita, la Biblia es apta para ser

punto perenne de referencia y garantía de estabilidad, lugar mediante el que la Iglesia

puede medir continuamente su fidelidad a sus orígenes y al Señor. La palabra oral es

viva, la palabra escrita permanece.

Desde otro punto de vista podemos decir que la Sagrada Escritura, antes de ser

garantía de nuestra fidelidad al Señor, es un signo de la fidelidad del Señor para con

nosotros. Dios ha aceptado que su Palabra fuese puesta por escrito de acuerdo con las

leyes expresivas usadas por los hombres y por las diversas culturas. Más aún, Dios

se ha empeñado positivamente en que su Palabra permaneciera de generación a través

de la Escritura; lo que nosotros denominamos inspiración no es otra cosa sino el em-

peño del Señor en hacer llegar su Palabra a los hombres de todos los tiempos. Todo

2 In 6, 35.48.

3 In

6, 41.

4 In 6, 33.

5 In 6, 32.

(6) Alonso Schokel, Il dinamismo della tradizione (Brescia 1970), pág. 232.

173) 7



esto no es sino un signo de la fidelidad del Señor al hombre y a sus leyes, fidelidad

a la lógica de la encarnación.

• Porque es Palabra de Dios eficaz. A la Sagrada Escritura compete la dignidad

de Palabra de Dios eficaz. La Escritura es palabra salvífica y no mero instrumento

de conocimiento. Podemos afirmar: que al ser reducida a forma escrita, la fuerza de

la Palabra fue, en cierto sentido, capturada y hecha eficaz para todos los tiempos

y lugares (7).

Precisemos un poco el alcance y el sentido del valor salvífico de la palabra escrita.

La Escritura es salvadora en la medida en que vuelve a ser palabra, palabra leída y

escuchada, predicación, anuncio. Todo escrito es estable, pero exige convertirse en

palabra viva, diálogo, para que se difunda toda su fuerza de comunicación. La Sagrada

Escritura, Palabra estable del Señor, comunica su fuerza de salvación al convertirse

en palabra que coloca en situación de reciprocidad. La Sagrada Escritura es como

una palabra congelada que necesita ser devuelta a su ambiente original (tradición

y comunidad) para reconquistar toda su fuerza y sabor.

La presencia del Espíritu -razón última de la eficacia- se encuentra en todo

este dinamismo salvador. El Espíritu del Señor estuvo presente en el origen del con-

tenido de la Escritura como autor de la revelación y de la comprensión de la Escritura

como autor de la revelación y de la comprensión de la Palabra por parte del Pueblo

de Dios. El Espíritu del Señor estuvo presente en el esfuerzo y trabajo del escritor

mediante el carisma de la inspiración. El Espíritu del Señor se encuentra hoy presente

en la lectura y en la proclamación de la Escritua.

1.1.1.3. La Escritura, sostén y fuerza de la Iglesia.

Pasemos ahora a la tercera afirmación de este número inicial del capítulo VI,

afirmación que coincide con 10 que acabamos de decir:

( . ..) tanta autem verbo Dei vis ac virtus ines, ut Ecclesiae sustentaculum ac vigor, et

Ecclesiae filiis fidei robur, animae cibus, vitae spiritualis fons purus et perennis exstet. ( ... es

tanta la eficacia que radica en la Palabra de Dios, que es, en verdad, apoyo y vigor de la Iglesia,

fortaleza de la fe para sus hijos, alimento del alma, frente pura y perenne de la vida espiritual.)

Dos observaciones se presentan espontáneamente y que nos parecen dignas de

atención:

1.

a

En los esquemas previos sometidos a las discusiones conciliares y que prece-

dieron a la redacción definitiva del texto, la Escritura era considerada como uno de

los bienes más preciosos de la Iglesia; pero era un bien pasivo, un bien que había,

que custodiar, defender o explicar. En nuestro texto, por el contrario, la Escritura

aparece en su dimensión activa. La Escritura edifica la Iglesia. La Palabra desempeña

en la Iglesia un papel activo. En relación con la antigua mentalidad, nos parece un

desplazamiento de perspectiva y de enfoque de gran importancia.

2.

a

La afirmación conciliar se remite a todas las reflexiones bíblicas sobre el tema

de la Palabra. Toda la Biblia está persuadida de que el Señor realiza la salvación me-

diante su Palabra; es ésta una de las convicciones primordiales, radicales, que forma

parte del núcleo más original y constante de la fe judío-cristiana. Ante todo, el dabar

hebreo, término que comúnmente traducimos con palabra, es un concepto mucho

más amplio y rico que la noción griega de logos, más próximo a nuestro concepto

occidental de palabra. La palabra hebrea no nos remite primariamente a la dimensión

intelectual o al orden del conocimiento. Su alcance verdadero aparece muy bien en

los textos bfblicos, algunos de los cuales cita la misma constitución conciliar (8). La

palabra es reveladora, sobre todo de la acción del Señor en la Historia y no sólo ni

(7)

Cf. H. Haag, La Palabra de Dios se hace libro en la SagradaEscritura , en

Mysteríum

Salutis 1/1 (Ma-

drid 1969), págs. 338-483.

(8) Cf. Hebr 4,12; Act 20, 32; 1 Tes 2, 13.

8 174)



en primer lugar, de ideas o conceptos, es realizadora de historia, eficacia, es juicio.

La Biblia está convencida, además, de que cuando el Señor habla a los hombres, su

palabra se encarna, es decir, asume las formas propias de la palabra humana. Por

último, la Biblia sabe que la Palabra del Señor debe ser recordada, transmitida, porque

su alcance desborda completamente el momento en que fue pronunciada

y

escrita.

Con estas tres brevísimas indicaciones (eficacia, encarnación, perennidad) com-

prendemos la riqueza del concepto bíblico

y,

por ende, del concepto conciliar, de

Palabra de Dios. Indicaciones que nos permiten comprender, además, que el paso

de la fe en la presencia del Señor en la palabra a la fe en la presencia de Dios en la

escritura era un paso, dentro de la mentalidad hebrea, completamente lógico y nor-

mal. La múltiple eficacia atribuida a la Palabra oral de Dios fue traslada íntegramente

a la Palabra divina escrita.

1.1.2. Consecuencias e indicaciones pastorales: números 22-26.

La Palabra del Señor no puede estar abierta a todos los tiempos ni ser accesible

a todos los hombres si no es traducida a las diversas lenguas (n. 22). Es este un pro-

blema que preocupa mucho a la Iglesia. En este número se descubre la apertura ecu-

ménica del Concilio al hablar de traducciones de la Biblia hechas en colaboración con

los hermanos de otras confesiones. Naturalmente, no se piensa en una colaboración

reducida a los estrictos límites de lo científico. Tal colaboración debe ser el principio

de una verdadera comunidad eclesial.

Los tres números subsiguientes (23, 24

y

25) tratan de tres aspectos referentes

al estudio de la Sagrada Escritura: el trabajo exegético, la importancia de la Escritura

para la reflexión teológica

y

la lectura religiosa de la Biblia. No nos parece necesario

detenemos en estos puntos. Alguno de los tres temas, como el del papel de la Escri-

tura en el trabajo teológico, serán tratados más adelante. ;

La Iglesia tiene el deber de profundizar continuamente en la Palabra de Dios. En

esta tarea los exegetas tienen una misión específica. Es notable cómo el ',Concilio

siente la necesidad de llamar la atención de los exegetas sobre la necesidad de que

colaboren con los expertos de otras disciplinas teológicas, quienes, a su vez, son igual-

mente invitados a colaborar con los escrituristas.

La Sagrada Escritura tiene un papel importante en el trabajo teológico, .no limi-

tándose a ser exclusivamente objeto o contenido de la reflexión teológica. Con tres

frases se afirma el papel activo de la Escriturá en Teología: la Teología se basa en

la Palabra de Dios como en su fundamento perenne; la Sagrada Escritura es la fuerza

con la que se rejuvenece la Teología; la Sagrada Escritura debe ser el alma de la Teo-

logía. Tres expresiones, a nuestro modo de ver, sumamente significativas

y

que tendre-

mos ocasión de profundizar más adelante cuando analicemos, dentro del contexto

neotestamentario, el nacimiento de las relaciones entre Escritura y Teología.

En el número 25 se afirma que la Sagrada Escritura debe alimentar el pensamiento

y

la fe de todo el Pueblo de Dios. Esta afirmación es una expresión más de la inten-

ción pastoral de todo este capítulo VI y trata de quitar cualquier duda sobre la utili-

dad de la Escritura.

Por último (número 26), el capítulo se cierra volviendo a tomar la comparación

del principio. Con esta inclusión, parece lógico concluir que la relación Palabra-Sacra-

mento sea uno de los aspectos más caros al Concilio.

1.2. LA SAGRADA ESCRITURA Y LA VIDA DE LA IGLESIA

La Escritura es esencial a la Iglesia; forma parte de sus elementos constitutivos.

La Iglesia histórica, tal como existió, tal como existe, es inconcebible sin la Escri-

175) 9



tura. Tratemos de profundizar en esta relación Escritura-Iglesia, que indudablemente

puede ser analizada desde ángulos diversos, deteniéndonos en los orígenes.

1.2.1. La Iglesia nace en contacto vital con la Escritura.

Lucas, al describir la comunidad primitiva, nos dice que los primeros cristianos

eran asiduos a la catequesis de los apóstoles (9). La expresión utilizada no se refiere

a la primera escucha del mensaje, sino que, más bien, indica una escucha sistemática

y profundizada. Nos parece que las actividades en tomo a la Palabra eran sobre todo

tres. Antes que nada, la comunidad recuerda los dichos y hechos de Jesús a la luz de

la nueva capacidad de comprensión nacida del testimonio pascual de la resurrección.

Es una profundización que constituye una verdadera relectura de todos los aconte-

cimientos de Cristo.

En segundo lugar, la comunidad relee el Antiguo Testamento (las Escrituras)

a la luz de los nuevos acontecimientos, siguiendo el ejemplo de Jesús, que había ini-

ciado esta interpretación del Antiguo Testamento. Es una relectura para tratar de

comprender todo el alcance y sentido de la personalidad de Jesús, sobre todo para

demostrar que su cruz no fue una novedad, sino una realidad inscrita en el plano

de la salvación.

Por último, la comunidad se remite a las Escrituras y a los acontecimientos de

la vida, muerte y resurrección de Jesús, para entenderse a sí misma, para encontrar

un sentido y una correspondencia en las nuevas situaciones históricas.

Podemos concluir, por tanto, que la comunidad cristiana nace de la escucha de

la Palabra. Recurriendo a las Escrituras, la comunidad profundiza su propia fe, com-

prende el misterio de Jesús, penetra en el desarrollo del plan de la salvación y en el

sentido de ser Iglesia.

1.2.2. La Escritura nace de la Iglesia.

Demos un paso hacia adelante y contemplemos la relación Escritura-Iglesia desde

otro ángulo: la Escritura nace de la Iglesia, en la Iglesia y por la Iglesia. Estas afirma-

ciones se contienen con toda claridad en el capítulo V de la Dei Verbum .

Todos sabemos que la primitiva comunidad cristiana siempre fue cobrando mayor

conciencia del acontecimiento de Cristo y de su propia misión en contacto con sus

propias experiencias históricas. Podemos decir, con otras palabras, que el crecimiento

de la comunidad ocurrió gracias a una doble fidelidad: fidelidad al acontecimiento de

Cristo -en el punto anterior nos hemos referido a las Escrituras - y fidelidad a la

historia. Los primeros cristianos profundizaron el significado de Jesús recogiendo

siempre con mayor intensidad la fuerza innovadora de su vida y de su mensaje, par-

tiendo de los problemas del momento histórico y de los interrogafltes que planteaban

las situaciones en que se encontraban envueltos.

El Nuevo Testamento es la puesta por escrito de todas estas experiencias

y

refle-

siones de la comunidad. Es esto tan verdadero que cuando la comunidad narró la

vida de Jesús (los Evangelios) lo hizo teniendo en cuenta los problemas y experien-

cias propios. En otras palabras, cada evangelista respeta la predicación y la tradición

de la Iglesia que le ha precedido. Ningún evangelista se remite a sus propias expe-

riencias o recuerdos de Jesús saltándose la predicación de la Iglesia. Diríamos que,

más bien, es el fenómeno contrario el que se produce: el evangelista escribe en nom-

bre de la Igfesia recogiendo la reflexión que la misma Iglesia había hecho sobre Jesús.

(9) cr . Act 2,42.

10 176



La Iglesia determina el canon de las Escrituras ..

Por tanto, la Biblia ha nacido de la Iglesia -es decir, puso por escrito las tradi-

ciones de la fe de la comunidad- y para la Iglesia: la Escritura responde a las necesi-

dades de la iglesia. Pero esto no es todo. Una vez más, es la Iglesia la que, en definitiva,

reconoce el canon de las Escrituras. La delimitación del canon afloró en la conciencia

del Pueblo de Dios a través de acontecimientos complejos y bajo el impulso de diver-

sas motivaciones que ya hemos expuesto

i

O). Con pocas palabras: El.Pueblo de Dios,

bajo la guía del Espíritu Santo, reconoció algunos libros como conformes a su autén-

tica fe (libros que pertenecen al canon), mientras que a otros les negó esta prerrogativa

(libros apócrifos).

1.2.3. La Escritura existe en la Iglesia y para la Iglesia.

1.2.3.1. La Escritura es norma para la Iglesia.

Todo cuanto de manera tan sumaria hemos afirmado lleva a diversas consecuen-

cias. Subrayaremos dos. La primera es la siguiente: ¿La Iglesia, en relación con la

Escritura, se encuentra por encima o por debajo de ella? La pregunta es impor-

tante, sobre todo para el diálogo ecuménico. Pero nos parece que la formulación de

la pregunta no es correcta. Acabamos de decir que entre la Iglesia y la Escritura existe

una relación original, viva, compleja. Los adverbios encima o debajo no son

válidos para describir las verdaderas e históricas relaciones entre Escritura e Iglesia.

Quizás es preferible una expresión mucho más vaga, pero, precisamente por ello,

más rica y sugerente: La Escritura existe en la Iglesia. En otros términos: La Escri-

tura ha nacido de la Iglesia, pero, al mismo tiempo, es norma de la Iglesia, precisando

-cosa que ya hemos hecho- que la Escritura se hace norma y salvación, generadora

de Iglesia, cuando revive en la Iglesia, cuando se convierte en palabra eficaz y no

permanece como escrito inerte.

1.2.3.2. La Escritura se actualiza en la Iglesia.

Pasemos ahora a la segunda consecuencia de todas las afirmaciones anteriores:

Dado que la Biblia nació como libro de la Iglesia, es claro que sólo puede alcanzar plena-

mente su objetivo dentro de la Iglesia (11).

Naturalmente.. tenemos que precisar esta afirmación. Y

10

primero que hay que

subrayar es que la Biblia debe ser leída en la Iglesia de hoy. Por tanto, los criterios

para leer la Escritura no deben limitarse en manera alguna a una fidelidad a la Pala-

bra, es decir, a la economía de la revelación. Los criterios se forma, además, a base

de una segunda fidelidad, fidelidad a nuestra Iglesia, entendiendo por tal, por ejem-

plo, el conocimiento que hoy tenemos de la Biblia y de su formación. No podemos

aproximamos a la Palabra como si fuésemos hombres de la mitad del siglo pasado,

desconociendo todo 10 que la Dei Verbum ha afirmado sobre la revelación divina.

Cada tiempo histórico tiene su propia madurez. Y la madurez es un deber, es una

responsabilidad, no un privilegio.

En segund-o Jugar, afirmamos que la Biblia ha de ser leída en una Iglesia que acepta

su propia continuidad con los orígenes, es decir, acepta la tradición. Permítasenos

insistir sobre esta reflexión.

(10) Cf. Unidad Didáctica 3.

(11) B. Van Iersel, El l ibro del pueblo de Dios , en Concilium , 10 (1965), págs. 4546.

177) 11



Propongámos la siguiente pregunta: ¿Nuestra lectura de la Biblia debe esforzarse

en acercarse al texto y a su sentido tal como salió de la mano de su autor? A primera

vista parecería que la respuesta evidente es la afirmativa. Pero se dan aquí dos va-

riantes que hay que tener en cuenta. La primera es que nosotros vivimos hoy, somos

distintos histórica y culturalmente del hombre que escribió el texto en cuestión. No

podemos despojamos de nuestra propia identidad, de nuestro contexto cultural ni

de los problemas que nos afectan. La Palabra de Dios será eficaz en la medida en que

responda a nuestros problemas. La segunda es que el mismo texto, al que debemos

aproximamos, ha desarrollado toda una tradición que ha explicitado y desarrollado

todo lo que el texto puso en movimiento. Nosotros no podemos prescindir sin más

de toda esa tradición.

Para confirmar cuanto acabamos de decir nos remitimos al evangelio de Juan. No

queremos decir que Juan trate expresamente de nuestro tema. Pongámonos en otro

punto de vista. Tratemos de ver de qué manera en una época determinada de la Iglesia

que debía afrontar problemas concretos, Juan ha releído la vida y el mensaje de Jesús.

El hecho más evidente es que Juan aceptó con toda honestidad su propio tiempo con

todos sus problemas. Juan está convencido que acercarse a Jesucristo partiendo del

propio presente no es un defecto, sino más bien una ocasión de fidelidad al mismo

mensaje de Jesús. Naturalmente, bajo algunas condiciones. Juan lee el mensaje de

Jesús hoy, pero situándose dentro dé la tradición de la fe. Juan no lee a Cristo a par-

tir de una precomprensión solitaria y extemporánea. La precomprensión es el fruto

de un desarrollo lógico que se remonta hasta el Cristo histórico. Con otras palabras:

Juan lee la vida de Jesús partiendo del presente, pero con toda una tradición a sus

espaldas. Una tradición -y ésta es otra de las condiciones importantes- desarrollada

en una comunidad de fe que recuerda, ama y es consciente de la presencia del Espíritu

Santo.

12 178)



tema 2

NIVELES CONCRETOS DE RELACION

ENTRE IGLESIA Y SAGRADAS ESCRITURAS

La Escritur

en la Liturgia

(La liturgia es el marco auténtico de actualización de la Palabra. En una unidad vital con

~el Sacramento se hace la Palabra expresión viva de la eficacia actual del misterio pascua .

La Escritura en la

Reflexión Teológica

La reflexión teológica brota como elaboración del kerigma. El kerigma anuncia el gran

hecho salvador. La legitimidad y validez de la reflexión teológica habrá de medirse por:

- su capacidad de traducción y actualización del kerigma

- su transparencia a la Palabra revelada, evitando toda fuga al racionalismo y al abstrae-

cionismo estéril.

La Escritura en el

ministerio de la

predicación

La predicación se coloca en la l ínea de la reflexión teológica en la elaboración del kerigma,

De ahí:

- su necesario contacto con las fuentes

- su esencial proyección al hoy histórico.

En este segundo tema, aunque sólo sea de un modo breve, tratamos de comentar

esa relación esencial entre Iglesia

y

Sagradas Escrituras a través de aspectos más con-

cretos: La Escritura en la liturgia, la Escritura en la reflexión teológica, la Escritura

en la predicación.

179) 13

•••



2.1. LA ESCRITURA EN LA LITURGIA

La Palabra es muy importante en la liturgia; es uno de sus elementos específicos,

y de esto vamos tomando conciencia cada día mayor. Hoy podemos decir que, gra-,

cias al impulso conciliar, cada uno de los sacramentos tiene su leccionario propio.'

¿Por qué esta presencia de la Escritura en la expresión litúrgica de la Iglesia? La res-

puesta es clara: La Palabra explica el acontecimiento y ella misma es acontecimiento.

Una vez más nos encontramos ante un campo fecundo en reflexiones y orientaciones.

Escogeremos sólo algunos aspectos.

2.1.1. La liturgia, marco auténtico de actualización de la Palabra.

Gracias a las nuevas corrientes del pensamiento conciliar hoy día todos estamos

convencidos, afortunadamente, de que las lecturas en la liturgia no son simplemente

un mero recuerdo del acontecimiento salvador. Esto se hace presente, se actualiza,

a través de la Palabra. La Palabra es liturgia y no un mero preámbulo de la misma.

Hagamos dos reflexiones:

• La Escritura en cuanto tal (en cuanto escrito) no es lugar de la eficacia salví-

fica, sino la palabra que se hace mensaje. El anuncio al que nos referimos no es la

simple lectura, sino la comprensión de la lectura, predicación que actualiza (y actua-

liza con un doble alcance: pasado y presente en tensión escatológica), comunidad

que escucha y responde, relación

=

comunión) con el misterio pascual que se actua-

liza en la eucaristía. Todo esto lo hemos repetido ya varias veces. Discúlpesenos la

insistencia, pero es que nos parece lo verdaderamente fundamental.

• El anuncio se hace presencia salvadora si se hace auténticamente, es decir, si

cumple determinadas condiciones. Este punto merece un desarrollo algo más amplio.

2.1.2. Condiciones para la actualización auténtica.

2.1.2.1. Autenticidad en la Palabra.

La primera condición de autenticidad es que se trate efectivamente de Palabra

de Dios. He aquí que, .por tanto, el esfuerzo del leccionario por ser fiel a las leyes

bfblicas (cosa que descubrimos estudiando con cariño y cuidado los textos) no es

sólo fidelidad a la Biblia (algo así como una fidelidad arqueológica, a fin de recons-

truir un pasado histórico); es fidelidad al acontecimiento litúrgico. Cristo se hace

salvación cuando renueva su Palabra, no la nuestra. Acabamos de afirmar que la Pala-

bra de Dios no es lo escrito, sino lo anunciado. Precisemos que no se trata de un anun-

cio de entonces, sino un anuncio que resuena hoy, al hombre de nuestros días.

De todo lo anterior se deduce, lógicamente, la necesidad de una predicación que

actualice; de nuevo en el doble alcance del verbo actualizar. En la Iglesia tiéne que

haber lugar para el carisma de la Palabra en cuanto contemporaneidad que debe em-

papar no sólo la predicación, sino toda la celebración litúrgica y toda la comunidad.

He aquí tres ejes de actualización: comunidad, predicación, celebración litúrgica,

Tanto más cuando la liturgia es, en verdad, el lugar privilegiado de actualización de

la Palabra y, con mayor exactitud, de todo el acontecimiento cristiano. Lugar donde

se encuentran la memoria (tradición) y la contemporaneidad, ambas en actitud de

escucha y de diálogo.

Es fácil ver que por actualización no entendemos únicamente el hacerse Cristo

presente en el sacramento, sino su hacerse historia aquf y ahora.

14 180



2.1.2.2. Actualización en la Iglesia.

La segunda condición es que todo esto acontezca en la Iglesia. Es entonces cuando

una lectura logra todo su valor. Una lectura obediente a las indicaciones del leccio-

nario, a pesar de que éste pueda ser discutible bajo diversos aspectos, es una renuncia

a sí mismo para dar paso al Espíritu que obra en la Iglesia.

Tanto más cuando el leccionario ha aceptado obedecer, por su parte, a la tradi-

ción bfblico-litúrgica. Digamos, además, que ante una Palabra única acogida por una

comunidad de creyentes a la escucha se realiza la verdadera dimensión comunitaria.

Hecho importante que hay que tener presente incluso pastoralmente.

2.1.2.3. Actualización vinculada al hecho central: la Pascua.

Por último, debe tratarse de una lectura en relación constante y creadora con el

acontecimiento central de la Iglesia y del mundo: la Pascua. Esto significa al menos

dos cosas.

Primero, que la Biblia no es uniforme. Cada uno de sus pasajes debe ser relacio-

nado con su centro, su semilla, que es precisamente Jesucristo muerto y resucitado.

Esto es

10

que nos recuerda constantemente la celebración litúrgica que gira en tomo

al misterio pascual.

y

segundo, que la Palabra no es, ante todo, mensaje, sino anuncio de un aconte-

cimiento y de una presencia que precisamente encuentra su eficacia a partir de esa

presencia. Es otro de los aspectos que encuentra su realización privilegiada en la lec-

tura hecha en el contexto de la celebración sacramental.

2.2. LA ESCRITURA EN LA REFLEXlON TEOLOGICA

El número 24 de la Dei Verbum se refiere a la importancia de la Sagrada Escri-

tura para la teología. Nos limitaremos a la primera parte de este número, ya que la

segunda pone en relación la Escritura con el ministerio de la Palabra, que veremos

en el siguiente apartado. Seguiremos con nuestro método: en la primitiva comunidad

cristiana, ¿cuál fue el papel de la Sagrada Escritura en la reflexión teológica?

2.2.1. Del kerigma a la elaboración teológica.

En el Nuevo Testamento observamos el paso del kerigma = anuncio del aconte-

cimiento de Jesús como salvador nuestro) a la elaboración teológica. Entendemos

por elaboración teológica el esfuerzo por comprender, actualizar y expresar en los

más diversos ambientes el acontecimiento anunciado kerigmáticamente, entendemos,

además, el esfuerzo por deducir del kerigma sus múltiples consecuencias y por armo-

nizar en una comprensión unitaria todos los diversos elementos que lo componen.

Siempre en el Nuevo Testamento, podemos ir descubriendo los diversos estímulos

que han determinado la aparición de la reflexión teológica en cuanto tal. Creemos

que se puede señalar los siguientes: la fe que conlleva una exigencia de desarrollo

personal e integral; los acontecimientos y situaciones ec1esiales; los signos de los tiem-

pos manifiestos en una cultura griega y romana. Aparte de todos estos estímulos

y aparte también de la presencia del Espíritu que l1~lmina a la comunidad, la reflexión

-teológica nació por la necesidad de profundizar el misterio de Cristo, misterio reve-

lado en la Escritura. Para el trabajo de los primeros teólogos, la Escritura representaba

un insustituible principio de inteligibilidad para penetrar en el misterio de la salva-

ción, descubriendo su propia lógica interna. Veamos un ejemplo.

El recurso a las Escrituras, a propósito del tema tan frecuente en el Nuevo Tes-

181) 15



tamento de la pasión, no sirvió sólo para demostrar que la pasión estaba prevista en

los planes salvíficos, sino que sirvió sobre todo para captar el valor salvífico que encie-

rra la pasión. Las Escrituras hicieron inteligible el escándalo de la pasión.

2.2.2. La reflexión teológica es traducción y actualización.

En el Nuevo Testamento encontramos diversas maneras de expresar el aconteci-

miento de la salvación. El esfuerzo continuado por traducir y actualizar fue el origen

de todas estas diversas expresiones. Este trabajo es ineludible e indispensable. Pero

se debe hacer teniendo en cuenta algunas condiciones. Por ejemplo, se debe confron-

tar continuamente con el kerigma fundamental. En el Nuevo Testamento, el kerigma

fundamental constituye siempre el horizonte de cualquier elaboración teológica y el

correctivo crítico adecuado y perenne. Hablando en términos válidos para nuestros

días, esto significa -una vez más- la necesidad de continua confrontación con las

Escrituras, con la experiencia de fe de los orígenes.

2.2.3. La Escritura, correctivo crítico

y

fuerza renovadora.

La confrontación con las Escrituras es necesario, por último, para impedir que

la teología se racionalice. Jamás en el Nuevo Testamento aparece la teología como

un intento de racionalizar el misterio. Toda racionalización teológica desarraiga al

misterio de su lógica interna de fe encarcelándolo en nuestra lógica humana. El tra-

bajo teológico neotestamentatario es un esfuerzo por explicitar el misterio revelando

su coherencia salvadora y sin salirse en ningún momento de su lógica misteriosa.

Siempre podremos verificar una y mil veces en el Nuevo Testamento que la reflexión

teológica, precisamente porque permanece en los límites propios de la lógica de la

fe, vuelve continuamente sobre la vida, los acontecimientos y el mensaje de Jesús.

Jesús como punto de partida es el hecho fundamental de la reflexión teológica

neotestamentaria. La vida de Jesús es el continuo correctivo crítico, al mismo tiempo

que la fuerza de perenne renovación. El progreso en la fe y en su comprensión no

ocurre como el progreso científico. Este, en la mayor parte de los casos, puede partir

de la situación actual sin preocuparse de un pasado completamente superado. El

progreso teológico sólo es posible, por el contrario, mediante la continua confron-

tación con la experiencia fundamental, con la vivencia original. Y, una vez más, esta

posibilidad de confrontación la ofrece la Escritura.

2.3. LA ESCRITURA EN EL MINISTERIO DE LA PREDICACION

Veamos, ante todo, el texto conciliar:

Eodem autem Scripturae verbo etiam ministerium verbi, pastoralis nempe praedicatio,

catechesis omnisque instructio christiana, in qua homilía liturgica eximium locum habeat

oportet, salubriter nutritur sancteque virescit.

A lo largo de toda la unidad hemos hecho muchas alusiones a la predicación.

Reflexionando detenidamente, el alumno puede deducir muchas consecuencias pas-

torales. Nosotros nos limitaremos a algunas breves observaciones.

2.3.1. La vuelta a las fuentes bíblicas.

La reforma litúrgica ha devuelto a la Palabra de Dios el lugar que merece. Es

éste un hecho aceptado. Apenas existe un predicador de hoy día que se atreva a dar

16 182)



de lado a la tarea de fundamentar su predicación y su catequesis en las fuentes bfbli-

caso En esta tendencia, básicamente positiva y fecunda, existe una posibilidad de tenta-

ción cuyos síntomas ya empiezan a aparecer. Es el peligro de una aproximación super-

ficial, meramente exterior, abstracta, a las Escrituras. Algunos predicadores dan la

impresión de que recurren a la Escritura porque está de moda.

Existe sobre todo el peligro del abstractismo, es decir, de escisión entre la Palabra

del Señor modelada en la Escritura (y en una vida) y la historia contemporánea. Son

posibles diversas actitudes. Algunos asumen una actitud de rechazo de los trabajos

exegéticos que les parecen trabajos histórico-críticos, pero no verdaderamente reli-

giosos. Otros rehúsan el esfuerzo necesario para descubrir el sentido de los textos

en su contexto histórico. Prefieren hablar de lectura pastoral, religiosa, espiritual

o eclesial de la Biblia. Es claro que todas estas expresiones o lecturas remiten a una

profunda realidad y a una evidente necesidad, pero a veces pueden enmascarar una

pereza radical y una traición a la Palabra de Dios.

Otros, por el contrario, asumen una actitud opuesta. Hacen de la predicación

de la Palabra de Dios un trabajo de historia y de erudición. Reconstruyen hasta en

sus mínimos detalles el dato de entonces, mas son incapaces de hacer evidente la

provocación que el dato contiene para los hombres de hoy. En esta predicación, la

Palabra de Dios aparece como superada, anquilosada, pura erudición.

Otros, tratando de encontrar una actitud intermedia y equilibrada entre las dos

anteriores, se esfuerzan por lograr una síntesis entre objetividad y actualidad, y creen

resolver el problema haciendo brotar simplemente de la Escritura algunas indicaciones

sobre nuestro comportamiento moral.

2.3.2. Actualización y fidelidad a

la

Palabra revelada.

Propongamos el verdadero problema de la predicación. La exégesis demuestra

con toda claridad que el texto escriturístico es obra de un determinado autor, desti-

nado a lectores determinados con sus propios problemas. En este sentido, todo texto

bíblico es un mensaje circunscrito en el tiempo y en el espacio. Y, sin embargo, la

predicación de la Iglesia continúa afirmando que tales textos siguen siendo válidos

para hoy día, que comprometen en el presente. ¿Cómo y en qué medida compro-

meten? He aquí el nudo de la cuestión de la predicación, el problema de fondo que

tiene que resolver el mismo predicador en diálogo con la comunidad a la que per-

tenece.

Concluyamos: la predicación debe fundamentarse en la Sagrada Escritura y funda-

mentarse de manera adecuada. Precisamente porque son dos las fidelidades a cumplir,

el problema no puede ser resuelto mediante una fácil receta. Fidelidad a la actualiza-

ción implica una doble vertiente. La fidelidad a la Sagrada Escritura nos proporcio-

nará la verdad y la audacia, características fundamentales de toda predicación cristiana.

La fidelidad a los hombres de nuestro tiempo nos dará la sensibilidad y realismo,

condiciones que la Escritura muestra continuamente cuando es leída en su contexto

histórico.

183) 17



UNIDAD DIDACTICA

ejercicios

autocomprobaci n

C = cuestionable

v = verdadero

F = falso

1. La comunidad primitiva procuró desde el principio aislarse de la sina-

goga y dejar de lado los escritos veterotestamentarios. C V F

2. Escritura y Tradición son dos fuentes distintas, en cuanto cada una

nos ofrece una parte determinada de la suma de las verdades del dogma

cristiano. C V F

3. La Sagrada Escritura no puede tomarse como un sistema de formula-

ciones conceptuales, sino como la descripción de una historia de sal-

vación. C V F

4. La Escritura y la vida de la Iglesia están ligadas indisolublemente, por

lo que la Dei Verbum explica ampliamente esta conexión. C V F

5. Se puede afirmar con toda seguridad que la unión entre Palabra y Sa-

cramento forma parte del patrimonio más genuino de la fe de la Iglesia. C V F

6. La Escritura es salvadora en la medida en que es predicación y anuncio. C V F

7. El dabar hebreo nos remite primordialmente a la dimensión intelectual

o al orden del conocimiento. C V F

8. La Escritura ha nacido de la Iglesia, pero al mismo tiempo es norma de

la Iglesia. C V F

9. La Palabra de Dios es lo escrito, no lo anunciado. C V F

10. La reflexión teológica nació por la necesidad de profundizar el misterio

de Cristo, revelado en la Escritura. C V F

11. El kerigma fundamental constituye siempre el horizonte para cualquier

elaboración teológica y su correctivo crítico. C V F

12. La predicación debe fundamentarse en la fidelidad a la S. Escritura,

no en la fidelidad a los hombres de nuestro tiempo. C V F

13. La Constitución Dei Verbum fue aprobada en la primera sesion

conciliar y empleada como documento de base en la redacción de las

siguientes constituciones. C V F

14. En el marco de la liturgia, la Palabra revelada no produce inmediata-

mente la gracia, sino que es ocasión para que el sacramento la produzca

ex opere operato . C V F

18 184

----



15. La revelación de Dios al hombre actual debe entenderse como simple

acomodación o actualización de la Palabra dirigida por Dios en la primera

y segunda etapa, ya que en la etapa que vivimos no se pueden producir

más palabras de revelación.

e v

F

16. La Sagrada Escritura es inmediatamente normativa desde la formulación

lógica de sus imperativos concretos.

e v

F

185 19



UNIDAD DIDACTICA

lecturas recomendadas

L.' ALONSO SCHOKEL: La palabra inspirada. Editorial Herder (Barcelona 1969).

390 págs.; 14,5 X 22; 350 ptas.

En el capítulo V de esta obra titulado: En el contexto del Espíritu: la fuerza

(págs. 223-259), el autor desarrolla ampliamente las diversas esferas de actuali-

zación de la Palabra .

.

H. SCHLIER: Rasgos fundamentales de una teología de la Palabra de Dios en

el Nuevo Testamento (en Concilium ) 33 (1968),363-373.

En este artículo de teología bfblica esclarece su autor el concepto de Palabra

de Dios y muestra cómo toda predicación debe remontarse a Jesucristo mismo, a

su palabra y su Iglesia; se destacan, al mismo tiempo, las cualidades que debe po-

seer un buen predicador.

G. AUZOU: La Palabra de Dios. Acercamiento al misterio de las Sagradas Escri-

turas. Ediciones Fax (Madrid, 1968); 486 págs. 13

X

9,5; 280 ptas.

Los títulos de los siete capítulos de la presente obra son los siguientes: La

Palabra de Dios; Respuesta a la Palabra de Dios; El encuentro con la Biblia;

El lenguaje bíblico; La revelación bíblica; La Biblia en la Iglesia en marcha; El

misterio de las Sagradas Escrituras.

20 186

•••



UNIDAD DIDACTICA

prueba

ensayo

1.° Analizar la manera y finalidad del recurso a la Sagrada Escritura en las cons-

tituciones conciliares Lumen gentium y Gaudium et Spes .

2.° Comparar los resultados de este análisis y deducir algunas orientaciones gene-

rales de carácter teológico sobre el uso de la Sagrada Escritura en la pre-

dicación.

187) 21



UNIDAD DIDACTICA

para la meditaci n personal

Toda la Biblia es oración; en ella encontramos los cristerios cristianos para una

oración conforme al Espíritu de Jesús. Si volvemos a estudiar estas tres unidades

didácticas con este nuevo enfoque de la oración, sin duda alguna descubriremos cuáles

son sus características bfblicas que constituyen la base indispensable de una teología

y de una práctica de la oración cristiana. Nosotros sólo vamos a destacar dos de estas

características:

- fidelidad al Dios que nos habla;

- fidelidad al hombre que nos circunda.

Estos dos criterios bfblicos fundamentales pueden ayudamos a responder, desde

la perspectiva de la Sagrada Escritura, a las siguientes preguntas:

• ¿Cómo es nuestra oración?

• ¿Es una oración concreta enraizada en el hoy de la historia de la salvación,

atenta a la vida y a los acontecimientos?

• ¿Es una oración abierta a los nuevos signos de los tiempos y a los interrogantes

y problemas que plantean?

• ¿Es una oración que dialoga con el Señor el encuentro con los hombres de

nuestro tiempo, particularmente con los oprimidos y con los más pobres?

• ¿Es una oración permanente que descubre el rostro de Cristo en cada rostro

humano?

• ¿Es una oración progresiva que va mejorando, día a día, eficazmente, nuestras

relaciones humanas y nuestro compromiso de fe?

22 188



UNIDAD DIDACTICA

reflexi n pastoral

Lo primero que se impone a nuestra reflexión pastoral es la necesidad de reac-

tualizar en nosotros aquella especial sensibilidad que tenía la comunidad de los pri-

meros cristianos para percibir la fuerza transformadora de la Palabra revelada. Acep-

tad dócilmente la Palabra, que ha sido plantada y es capaz de salvaros (Sant 1, 21).

Para llegar a esto será imprescindible el contacto inmediato con la misma Palabra:

las realidades vitaies no pueden probarse adecuadamente desde fuera de las mismas.

El excesivo sacramentalismo llevó en el tiempo pasado a la Sagrada Escritura a

una situación de penumbra. La Palabra tenía poca importancia o, en todo caso, resul-

taba muy difícil su autoidentificación con la Palabra de la Biblia. La actitud sacra-

mentalista es cómoda para el sacerdote y para el laico. Ahorra el gran esfuerzo de

penetrar científicamente en el a veces difícilmente asequible mensaje revelado y,

sobre todo, dispensa del esfuerzo de dejarse juzgar por la Palabra. La Palabra reve-

lada es una alternativa por Cristo frente al pecado, aunque éste se presente escoltado

con el argumento de la legalidad, del orden establecido o simplemente del bien parecer.

La Palabra de Dios lleva la fuerza del Espíritu, es fermento que transforma; lleva

consigo la violencia, que permite conquistar el Reino. Los auténticos portadores de

la Palabra son errenopoioi (creadores de la paz, no pacifistas ). El pacifismo

sólo estará permitido al cristiano cuando haya sido definitivamente superada la lucha

entre la luz y las tinieblas; cuando sea realidad la paz escatológica.

• ¿No nos contentamos frecuentemente con reducir nuestra visión de la Palabra

revelada a un abstraccionismo de pura estética?

• ¿Hasta dónde somos responsables de un biblismo ineficaz y estéril?

• ¿Hasta dónde tenemos la valentía de dejarnosjuzgar por la Palabra?

Desarrolle a continuación unos planes concretos a nivel personal y de grupo para

que la Palabra revelada, anunciada por nosotros, desarrolle todo su dinamismo salví-

fico en medio de la sociedad actual.

1.° Plan concreto a nivel personal:

2.° Plan concreto a nivel de grupo:

189) 23





CONCLUSION A LA UNIDAD DIDACTICA 5

La relación Sagrada Escritura-Iglesia no puede, pues, reducirse a una relación de

mera yuxtaposición ni de continente-contenido. Se trata de una única realidad vital

que se va expresando en las diferentes épocas en términos nuevos. La Sagrada Escri-

tura representa el momento fundamental en que la Iglesia, desde la originalidad que

le da su proximidad con el Cristo histórico y con el Resucitado, se autoformula en

expresiones válidas para las etapas posteriores. El Espíritu Santo, que asiste indefec-

tiblemente a la Iglesia en todas sus etapas, lo hizo en ese momento inicial con aquel

tipo de asistencia que llamamos inspiración. No es posible, pues, establecer dicoto-

mías u oposiciones entre Iglesia y Escritura. Es el mismo Espíritu, que ayudó a auto-

formularse a la Iglesia al principio, el que la sigue ayudando a reconocerse a sí misma

en la Sagrada Escritura al determinar el canon y al descubrir en cada momento las

nuevas palabras que Dios dirige al hombre, tomando como criterio hermenéutico esa

inicial reflexión que hiciera la Iglesia.

Siendo diversas las esferas en las que la Iglesia expresa y vive su relación con la

Sagrada Escritura, tenemos que admitir que en todos estos niveles cuenta con la asis-

tencia del Espíritu para que la reactualización de la Palabra revelada sea productora

de gracia: en la liturgia, en la reflexión teológica, en la predicación, en la lectura y

meditación privada. El mejor y más sencillo método para participar de la eficacia

de la Palabra revelada es, sin duda, el contacto frecuente con el texto bíblico. Esta

familiaridad permite, aun sin disponer de grandes recursos de técnica literaria o his-

tórica, ir descubriendo las características de cada autor y de cada uno de los libros.

Pero este mis'mo contacto personal nos impulsará, por fidelidad a esa misma Palabra,

a no desperdiciar ninguno de los instrumentos que las ciencias actuales ponen a nues-

tra disposición (de orden arqueológico, histórico, literario, psicológico ... ) para llegar

a descubrir todos los senderos por los que ha ido cobrando forma histórica el diálogo

salvador de Dios. El celo, pues, de la Iglesia por las Sagradas Escrituras, lejos de supo-

ner cerrazón o falsos aislamientos tabuísticos, es invitación continua al estudio pro-

fundo y al contacto íntimo con las Sagradas Escrituras. Celo eficaz, cuando todos los

cristianos den con sus vidas testimonio de las Escrituras manifestando el vínculo entre

la Palabra y la Acción: el amor a los hombres como signo del amor con que el Padre

nos ama en Cristo-Jesús.

Las exigencias científicas de una presentación adecuada del mensaje bíblico para

el hombre de hoy pueden dar lugar a dificultades personales en la profundización de

esta iniciación b íblica. Es probable que nos hayamos encontrado con más de una difi-

cultad -que hemos debido ir anotando oportunamente en el espacio reservado en la

evaluación personal de cada unidad- y que incluso lleguemos a sentimos un tanto

desorientados y desanimados.

Sin embargo, tal estado de ánimo debemos situarlo en una visión más amplia; no

olvidemos en ningún momento que estamos comenzando nuestros estudios teológicos.

Estas cinco unidades de carácter general e introductorio las tendremos en cuenta a lo

largo de todo el estudio de la Sagrada Escritura durante los cuatro años de formación

teológica; de manera casi insensible iremos asimilando todas estas orientaciones her-

menéuticas al ir estudiando, paso a paso, cada uno de los libros de la Sagrada Escritura.

Con un sentido práctico y vital iremos incorporando todo lo que hemos dicho de

modo bastante escolar y con una terminología científica. En la medida en que nos

vayamos familiarizando con la Sagrada Escritura, que debemos leer todos los días,

iremos descubriendo el valor, el alcance y el sentido de esta introducción general.

Al concluir esta unidad y esta Introducción a la Sagrada Escritura, es conveniente

atender a formar en nosotros mismos dos convicciones -ya apuntadas páginas atrás-

que nos parecen fundamentales y que, indudablemente, fecundarán nuestros esfuer-

191) 25

.



zos por acercamos al misterio vivo de la Palabra de Dios testimoniada por la Biblia:

• . La Biblia es Palabra de Dios en el mundo e historia de los hombres.

• La Biblia es Palabra de Dios en la comunidad de los cristianos.

Dos convicciones que nos exigen una doble fidelidad:

• Fidelidad al Dios que se revela en el mundo a través de un pueblo.

• Fidelidad al hombre que nos rodea y al que nosotros, oyentes y realizadores

de la Palabra, tenemos que hacer llegar ese mismo don de la Palabra que, por gracia,

hemos recibido.

26 192)



22 61

IT.D

plan

de

formación

teológica

CUESTIONES COMPLEMENTARIAS

DE LA SAGRADA ESCRITURA

instituto internacional de teología a distancia

plaza de ramales, 2 madrid



Madr i d 15 de s ept i embr e de 1979

Es t a c ar pet a es una el abor ac i ón pr of unda t ant o en c ont eni do c omo en

met odol o gí a de l a que en pr i mer a edi c i ón s e l l amaba I nt r oducc i ón a l a

Sagr ada Es c r i t ur a. Ha cons er vado l a Uni d ad Di d ác t i c a de C. M. Mar t i ni

s obr e l a I ns pi r ac i ón y ver dad de l a Sagr ada Es c r i t ur a di v i d i éndol a

en dos par a r ecoger l a r ef l exi ón t eol ógi c a ant er i or al Conc i l i o Vat i

c ano 11; ha i nt r oduc i do una Uni dad Di dác t i c a nueva s obr e el Canon de

l a Es c r i t ur a t ant o j udí o c omo c r i s t i ano t omada del l i br o ¿ Qué es l a

Bi b l i a? de Angel Gonz ál e z Núñez ; ha ampl i ado y r eel a bor ado l a Uni d ad

Di dác t i c a de R. Cavedo s obr e l os Mét odos hi s t ór i co cr í t i cos y ha

r et ocado l i ger ament e l a Uni d ad Di dác t i c a de B. Maggi o ni s obr e l a Sa

gr ada Es c r i t ur a en l a vi da de l a I gl es i a.

Nues t r o agr adec i m ent o a D. F e r nando I b áñez y D. Fr anc i s co Tobal i n a

Pr of es or es del I ns t i t ut o que han l l evado a cabo es t e t r abaj o de r eel a

bor a ci ón ampl i ac i ón y adapt a ci ón a nues t r a met odol ogí a. Y a t odo el

equi po de Pr of es or es del I ns t i t ut o que ha c ol abor ado con s us i deas

c r í t i c a y es t í mul o a es t a t ar ea de adapt ac i ó n.

Todo es t e equi po de Pr of es or es ha he c ho pos i b l e que Vd. pueda c omen

z ar el es t udi o y r ef l exi ón s obr e es t as cue s t i ones c ompl ement ar i a s a l a

Sagr ada Es c r i t ur a. Per o quer emos r ecor dar l e que l a i mpor t anc i a de l a

c ar pet a no es t á s ol o en l os c ont eni dos ; l as ac t i vi dades o pr uebas de

aut oeval uac i ón y ens ayo as í c omo l as r ef l exi ones es pi r i t ual es ypas

t or al es es t i mul ar án s us c apac i dades c r eat i vas y l e obl i g ar án a una

t ens i ón per manent e que l e ayude en s u des ar r ol l o per sonal . Por ot r a

par t e Vd. s abe que c uent a c on el equi po de Pr of es or es del I ns t i t ut o

que l e acompañar án en s u es t udi o l e or i e nt ar án y t r at ar án de apoyar l e

en t odo moment o par a que pueda r eal i z ar es t e c ur s o de Teol ogi a

a Di s t anc i a.

Des eándol e el mayor éxi t o en s us es t udi os l e s al uda c or di al ment e

Agus t í n Gar c í a Gas co

Di r ec t o r

inst ituto internacional de teología a distancia

plaza de ramales madrid

Documents

Cuestiones Complementarias de Sagrada Escritura 50001