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Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

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Reflexión de poeta sobre la oración del Padrenuestro, en donde se resalta las diferencias entre cielos y tierra, cielo y tierra, implícitos en la oración del Padrenuestro.

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ASÍ EN LA TIERRA

COMO EN EL CIELO

(Reflexiones de Poeta sobre el Padre nuestro)

P. Daniel Albarrán

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Autor: Daniel Albarrán

Título: Así en la Tierra como en el Cielo

(Reflexiones de Poeta)

Depósito legal lf : 081 2000 200 2220ISBN 9803321471

Editor: D. A.Impresión: D. A.

Escrita en Roma en el año 1990Primera edición en noviembre del 2.000

Segunda edición: 2005.

Edición y Reproducción: El mismo autor.

Editado y reproducción por el mismo autorBarcelona, Venezuela

e-mail: [email protected]

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DEDICATORIA:

A todo aquel que está en actitud de búsqueda y que vibra con la suavidad

del corazón. Es decir, a todos.

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PRÓLOGO

TIPO DE REFLEXION: "DE POETA"

Desde hace algunos días cuando rezo el Padre nuestro tengo la

idea de relacionar al cielo con el corazón y a la tierra con la cabeza.

No sé precisar el por qué, pero el hecho de pensar en esa relación me

hace saborear pequeñas satisfacciones místicas, que tampoco sé si

serán verdaderas o simplicidades de la imaginación. En ese sentido,

me satisface pensar en el "todo y la nada" que propone San Juan de la

Cruz: "Si quieres poseerlo todo, no quieras poseer algo en nada; si

quieres venir a saberlo todo, no quieras saber algo en nada...". O

conocer ignorando (ignoto conoscere) para llegar a la "docta

ignorantia"1

En el caso de que sean verdaderas manifestaciones del espíritu

no significa que yo sea un hombre cultivado en trances espirituales ni

mucho menos una persona de estrecha intimidad con Dios. Por lo

menos no en méritos propios al intentar cultivarlo conscientemente,

como tampoco el olvidar que al fin y al cabo la "sensibilidad" del

corazón es un don de Dios. De manera que se puede ser un hombre

pecador, más con dones especiales a la hora de experimentar las

1 Cfr. RATZINGER, "El misterio pascual, raíz y objeto más hondo de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús"; conferencia en el Congreso de Tolouse sobre el Corazón de Jesús, del 24 al 28 de julio de 1981, con motivo del XXV aniversario de la encíclica Haurietis aqua.

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Prólogo: Reflexión de poeta

bondades de Dios en el espíritu. Pues ya lo dice el mismo Apóstol San

Pablo:

"Pues bien sé yo que nada bueno habita en mí, es decir, en mi carne; en efecto, querer el bien lo tengo a mi alcance, mas no el realizarlo, puesto que no hago el bien que quiero, sino que obro el mal que no quiero. Y, si hago lo que no quiero, no soy yo quien lo obra, sino el pecado que habita en mí. Descubro, pues, esta ley: aun queriendo hacer el bien, es el mal el que se me presenta. Pues me complazco en la ley de Dios según el hombre interior, pero advierto otra ley en mis miembros que lucha contra la ley de mi razón y me esclaviza a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo que me lleva a la muerte”?, (Romanos 7:18-24).

Vamos a dar como base esa realidad: tener alma y fibras de

poeta es un don. Así que, sabiéndome pecador como soy, y no se trata

de humildad2, ni mucho menos, tengo que reconocer que me descubro

con alma sensible para las cosas del espíritu. Pues, pienso que quien es

sensible a las bellezas, ya es un ser de fibras de poeta, ya que el poeta

sin hacer demasiado trabajo intelectivo, ni menos intuitivo, vibra de

manera especial ante los simples acontecimientos de la vida diaria. Y

eso mismo que lo hace vibrar lo hace sufrir, porque se le convierte en

su propia pasión de la vida. Y "pasión" significa "padecer", "sufrir".

Pero es un sufrimiento que da satisfacciones. Es como si se tratara de

una estrecha e inseparable relación y trabazón de un "vivir muriendo"

y de un "morir viviendo" Al respecto se puede ver lo que dice

2 Me gusta mucho la parte de la humildad tratada por Federico Nietzsche en su libro Así habló Zaratustra. Creo que es un tratado que vale la pena tener en cuenta. Pero sólo el tratado sobre la humildad, en este caso.

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Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

Hermann HESS en su pequeño libro El Balneario de Badén, sobre la

desdicha de ser poeta: que en aún en lo más mínimo se encuentra la

inspiración y se sufre porque cada cosa se le impone y lo marca al

personificarse. Se puede ver también el libro de Leonardo Boff, Los

Sacramentos de la vida, en donde el autor dice que el más mínimo

detalle de la vida es un sacramento porque tienen un valor y un

significado para cada uno de nosotros. Se me ocurre pensar que un

mismo sentimiento interior de búsqueda mueven al poeta y al místico.

Tal vez para ser místico se necesita alma de poeta. En este sentido el

Padre Elmar Salmann, osb., profesor de la Cátedra "Mística e

Iluminismo" de la Pontificia Universidad Gregoriana, decía el 24 de

octubre de 1990, al inicio de su curso que "mucha gente piensa que

Mística e Iluminismo son dos términos antagónicos". Por el contrario,

tienen muchos elementos comunes como: la crisis de la tradición, es

decir, van contra las mismas costumbres diarias; la crítica objetiva de

lo sensorial; la emancipación del sujeto; ascetismo fenomenológico; el

descubrimiento de la posibilidad de la conciencia; el descubrimiento

de una libertad invertida e indiferente; el descubrimiento del absoluto

transensorial; el absoluto se da en una historia larga, aventurera del

sujeto; el absoluto está unido a la persona. Por otra parte, nos consuela

Jacques Maritan cuando habla del arte y la poesía y dice que se trata

de una intuición que lleva a plasmar lo que se siente. Y se trata de una

emoción intuitiva que no volverá jamás3. Lo que significa que hay que

seguir esa intuición, por fuerza.3 Cfr. Jean Daujat, Jacques Maritain, “Maritain, el arte y la poesía”, Dimensiones, Caracas, 1981.

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Prólogo: Reflexión de poeta

Ni yo mismo me entiendo, pero siento la necesidad de decirlo,

porque al decirlo me intuyo y me satisfago, porque vivo al decirlo y

muero a la vez. Es como si diciéndolo, me realizara. Y realizándome,

sintiera que se desgarra algo allá dentro. Y es como sentir una doble

fuerza: una que me hace vivir de la misma emoción y otra, quizás la

misma emoción, que me hace morir, porque como que sintiera que al

expresarlo se me escapara lo que quisiera que saliera pero que no

quisiera que se me escapara. Y entonces, vivo. Porque al vibrar, vivo.

Y muero, porque al querer expresarlo, en cierta forma, mato lo mismo

que siento y me hace vibrar. Podría decirse que es como un

movimiento dialéctico: de menos a más, que lleva a considerar lo

conseguido como algo ya superado desde el mismo momento de

sentirlo.

Porque descubro que se trata de un "vivir y morir" al mismo

tiempo. Pero que no me hace daño, ni me perjudica, sino que me

enriquece. Y aquí es donde está la cruel enfermedad de ser poeta: que

su propia naturaleza interior lo lleva a "padecer", a "morir" y a "vivir"

al mismo tiempo. Porque "muriendo" "vive" y "viviendo", "muere".

Pero, no se puede eludir la realidad de tener un alma sensible. Se tiene

que seguir las propias intuiciones. Y esto es lo que yo quiero intentar.

No tanto porque yo mismo pretenda ser poeta, sino porque no puedo

dejar de sentir ni mucho menos resistir a la fuerza y a la atracción que

me llevan a las llamas que me calientan y que me consumirán

igualmente sin compasión, como a la mariposa que por el calor del

fuego se acerca a él para vivir sin saber al mismo tiempo que ese

mismo calor la aniquilará. Porque lo que menos piensa es que va a

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Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

morir, sino que vive por la energía del calor que la atrae. Pero, no

repara, sino que vuela agitada acercándose a la fuerza que la atrae...

Que quede claro: no se trata por mi virtud, ni méritos. Sino de

una realidad que se lleva dentro y a la que quiero dar riendas sueltas.

Tampoco es que me ufane de ello, pues por el contrario, bien sé que

me exige correspondencia y consonancia existencial con las bondades

que descubro, y, amo, más bien, mis seguridades vitales. Así queda

claro, que no sólo debo tener fe, sino corresponder a ella, para evitar la

contradicción del protestantismo, en especial la teología de Lutero.

Dejado por supuesta esta realidad pasemos inmediatamente a

lo que quiero dedicarme.

A la hora de clasificar mi intento de reflexión de poeta se

podría ubicar como un aporte de Teología Fundamental, pues es un

intento de descubrir la íntima relación de fe y razón, desde una

reflexión de poeta, precisamente.

Es importante anotar que esta reflexión es tratada, con su

respectiva profundidad teológica, al hablar del corazón, por Ratzinger

en "El misterio pascual, raíz y objeto más hondo de la devoción al

Sagrado Corazón de Jesús", en Tolouse, con motivo del XXV

aniversario de la encíclica Haurietis aqua, del 24 al 28 de julio de

1984.

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PUNTO DE PARTIDA

EL PADRE NUESTRO: PUNTO DE PARTIDA Y DE LA

RELACIÓN

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EL PADRE NUESTRO

Lo primero que tenemos que decir es que el "así en la tierra

como en el cielo" está incluido en la oración del Padrenuestro, oración

que el evangelista refiere como oración de Jesús de Nazareth. No es

mi tarea ni mi propósito un estudio exegético-histórico del texto.

Aunque por caminos diversos, de poeta, se podría decir que se está

haciendo antropología teológica y teología del corazón. No estoy

inventado nada, al respecto. Véase, por ejemplo el estudio que hace

Ratzinger al tratar de Antropología del corazón en su intervención en

el Congreso de Tolouse, sobre el Corazón de Jesús.

En la oración del Padre nuestro la palabra "cielo" aparece dos

veces y "tierra" una. Según el evangelista Mateo, aunque también la

oración del Padre nuestro la refiere el evangelista Lucas, pero no hace

referencia ni a "los cielos" ni a "la tierra", que es parte de nuestro

interés. Por eso preferimos la versión de Mateo. Dice en el evangelio

de Mateo:

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Punto de partida: el padrenuestro

"Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.

Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nues-tras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal", (Mateo 6:9-13).

En mi imaginación esta misma oración resuena así: "Padre

nuestro que estás en los "corazones"; santificado sea tu nombre; venga

a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad así en "la cabeza" como en "el

corazón".

INQUIETUDES INICIALES:

La primera vez que aparece "cielo" es refiriéndose al Padre, es

decir, a Dios, como su lugar o trono: "Padrenuestro, que estás en los

cielos". Y la segunda es para pedir que "hágase tu voluntad así en la

tierra como en el cielo".

Surge automáticamente la pregunta: ¿Qué se entiende por

"cielo”? ¿Es el mismo cielo del "Padrenuestro que estás" del "hágase...

como en el cielo”? Porque se supone inmediatamente que si el Padre

nuestro está en el cielo y éste es su lugar o trono, allí se hace

precisamente su voluntad, porque no hay otro que mande junto con él,

o sobre él o que comparta su mando o autoridad.

¿Qué significa "hágase tu voluntad así en la tierra como en el

cielo”? ¿O es que hay otro cielo del cielo donde habita el Padre

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Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

nuestro? ¿Ese "cielo" del "hágase tu voluntad" es sólo el cielo de los

humanos, diferente del "cielo" del "Padre nuestro que estás”? ¿Y en

qué se diferencian si es que se diferencian? ¿El "hágase tu voluntad"

está referido al cielo donde habita el Padre nuestro, porque es lógico

que allí se hace su voluntad, o sólo al cielo de la tierra? Porque

pareciera que se hiciera la diferencia del cielo donde está el Padre del

cielo donde estamos nosotros, pues dice: "venga a nosotros tu Reino.

Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo". ¿De cuál tierra y

cielo? ¿Del de "nosotros”? Porque se puede pensar que sería absurdo

que en el suyo no se hace su voluntad.

Ahora bien, si el suyo es más poderoso, porque es el objetivo,

¿Por qué no reina definitivamente sobre el nuestro que es relativo y

por consiguiente de menos poder y fuerza?

Y lo primero que se me ocurre como primera respuesta es que

el "cielo" del "Padre nuestro que estás" es el cielo objetivo. Y el de

nosotros es el relativo. De donde se puede deducir, muy pronto y sin

fundamentos aún, es que al pedir que se haga su voluntad estamos

pidiendo que el objetivo se posesione del relativo: venga a nosotros tu

Reino. Hablo del "relativo" no tanto en el sentido de que sea

indiferente o de ninguna importancia, sino como de una "prolonga-

ción" o de un reflejo del Otro cielo, el "verdaderamente absoluto".

Estas primeras inquietudes parecen vanales. No lo discuto. Sin

embargo, en la oración del Padrenuestro se hace la diferencia. Y sobre

esta diferencia se trata en este libro. Invito a que sigan con mucha

atención lo que se va a descubrir.

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Punto de partida: el padrenuestro

Insisto, antes de comenzar, en que las citas se buscaron

comenzando desde el Génesis. Y se siguieron en los libros siguientes,

tal como aparecen en el orden de los libros de la Biblia. La sorpresa

que quiero comunicar está en que hay un orden sorprendente en la

continuidad de la idea según la misma aparición de las citas. Y aquí

sufro al pensar que no se capte la sorpresa del descubrimiento pues

existe un orden en las ideas, cita tras cita. Es decir, la cita posterior da

un paso en la idea de la anterior. Y las citas son sobre “cielos-tierra” y

“cielo-tierra”, no otras. Aquí está la sorpresa que quiero comunicar.

Pero sorpresa de poeta. Atención a esa insistencia, por favor.

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PRIMERA PARTE:

PRIMERA RELACIÓN:

CIELOS-TIERRA

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Primer dato: la cantidad de veces

Lo primero que entresacamos de una primera ojeada es que en

plural, "cielos", aparece 324, de los cuales 239 en el Antiguo y 85 del

Nuevo. Aún cuando este dato no es muy importante, como tal, no

podemos obviarlo ya que tendremos que acudir a sus referencias y

partir desde allí. No tanto en cuanto a la cantidad sino a la referencia

como cita obligada y buscar lo que se quiere decir en el texto.

ACLARATORIA INICIAL Y FUNDAMENTAL:

En mi búsqueda y hallazgo, al mismo tiempo, para sorpresa y

admiración, es importante aclarar que los textos con sus respectivas

citas, están escalonadas, en el orden que las voy dando. Tal cual

aparecen en la Biblia, desde el Génesis. Hago esta aclaratoria porque

se podría pensar que estoy forzando las citas a mi antojo. No. La

sorpresa está, precisamente, en que ellas mismas siguen un orden

sorprendente para admirarnos más todavía. De manera que se puede

pensar, con sorpresa de poeta, es que, simplemente, las doy en el

orden aparecido. Y con ello, aumenta la sorpresa y el descubrimiento.

Sorpresa de sorpresa en la sorpresa de la maravilla de ser poeta. Y en

esto insistiré a cada instante para recordarlo. Y perdónenme la

insistencia cuando la haga, y que será muy a menudo, por cierto. Pero

es la clave de este trabajo.

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Cielos-Tierra (cielos en plural)

1) ANTIGUO TESTAMENTO

EN LAS SIETE PRIMERAS APARICIONES EN EL LIBRO

DEL GÉNESIS:

La primera referencia al cielo es en el libro del Génesis y

aparece en plural "cielos", donde dice: "En el principio creó Dios los

cielos y la tierra", (Génesis 1:1). Y aparece en relación con la tierra.

Así las siete primera veces está referido a los cielos y a la tierra, con la

constante insistencia de que fueron realidades creadas por Dios:

"En el principio creó Dios los cielos y la tierra" (Gén. 1,1). "Esos fueron los orígenes de los cielos y la tierra, cuando fueron creados. El día en que hizo Yahveh Dios la tierra y los cielos"(2,4). "Y llamó Dios al firmamento "cielos". Y atardeció y amaneció: día segundo" (1,8). "Y dijo Dios: "Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra"(1,26). "Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: "Sed fecundos y "multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra." (1,28). "Y a todo animal terrestre, y a toda ave de los cielos y a toda sierpe de sobre la tierra, animada de vida, toda la hierba verde les doy de alimento. Y así fue"(1,30). "Concluyéronse, pues, los cielos y la tierra y todo su aparato"(2,1). "Esos fueron los orígenes de los cielos y la tierra, cuando fueron creados. El día en que hizo Yahveh Dios la tierra y los cie-los"(2,4).

Es necesario resaltar que las veces que cuando cielo aparece en

plural está siempre relacionado con la tierra, mientras que tierra 24

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Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

siempre aparece en singular. Nunca dice "cielos y tierras", sino "cielos

y tierra". ¿Por qué esta distinción e insistencia? ¿Es que no hay tantas

tierras como cielos?

Pero no queramos deducir nada todavía porque es muy

temprano, sino que más bien dejemos que las insinuaciones interiores

nos lleven a poner cuantos obstáculos sean posibles para que ellas

mismas nos lleven a indagar los mistéricos caminos de las corazona-

das, que dejándose llevar por las intuiciones comprenden y no

comprenden, pero saborean igualmente los manjares de ser poeta.

Otra inquietud, en actitud curiosa, es que en las primeras siete

veces que aparece en el libro del Génesis, la referencia que nos ocupa,

insiste en que se trata de la obra de Dios. ¿Por qué? Curiosidad, nada

más. Es importante aclarar que no estamos forzando las referencias.

Solamente las estamos dando en el orden que aparecen en orden de la

posición numérica del texto sagrado. Una después de la que le sigue.

Encadenadas según el mismo texto. Y esto nos llama la atención

porque pareciera que las citas dadas en ese orden del mismo texto

estuvieran a nuestro favor en las inquietudes iniciales. ¿Curioso,

verdad?. Sobre todo, porque el número siete es emblemático en la

mentalidad judía y en las Sagradas Escrituras.

LAS CITAS SIGUIENTES, SEGÚN EL ORDEN DEL LIBRO

DEL GÉNESIS:

LA CITA NÚMERO OCHO, SEGÚN NUESTRO HALLAZGO:

LA TORRE DE BABEL: LA SEPARACIÓN.25

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Cielos-Tierra (cielos en plural)

Así la cita del Génesis que continúa hablando de los cielos en

plural, y en relación con la tierra resalta la intención del hombre de

crear la división. Vamos a precisar los dos sujetos interlocutores: Dios

y el hombre. Dios como el Creador y el hombre como criatura. En ese

sentido, no quiero insistir que sea Adam o Moisés o Jacob. Me es

indiferente. Simplemente el hombre, como la misma realidad creada

que se relaciona en lo profundo de su ser con el Creador. Dice:

"Después dijeron: "Ea, vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en los cielos, y hagámonos famosos, por si nos desperdigamos por toda la haz de la tierra. "" (Génesis 11:4).

Lo curioso es que en las primeras siete referencias del Génesis

se habla de la creación de parte de Dios de los cielos y la tierra. De

manera que la misma cita número siete dice que: "Esos fueron los

orígenes de los cielos y la tierra, cuando fueron creados. El día en

que hizo Yahveh Dios la tierra y los cielos". (Génesis 2:4).

Como si ella insistiera que ya la obra estaba totalmente

terminada.

Mientras que en la cita que continúa inmediatamente, que es la

número ocho, hace referencia al inicio de las diferencias al hombre

hacer "una ciudad con la cúspide en los cielos" y pone de una vez la

intención que los motiva: "y hagámonos famosos". Y cuenta el mismo

libro en el mismo relato la intervención de Dios:

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Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

"Bajó Yahveh a ver la ciudad y la torre que habían edificado los humanos, y dijo Yahveh: "He aquí que todos son un solo pueblo con un mismo lenguaje, y este es el comienzo de su obra. Ahora nada de cuanto se propongan les será imposible. Ea, pues, bajemos, y una vez allí confundamos su lenguaje, de modo que no entienda cada cual el de su prójimo." (Génesis 11:5-7).

Llama la atención de la misma cita anterior donde dice:

"Ahora nada de cuanto se propongan les será imposible". Como si

desde ese momento el mismo autor de los "cielos y la tierra" dejara su

acción creadora y dejara que el hombre continuara la suya. Y como

que se encontrara relación entre el "Ahora nada de cuanto se

propongan les será imposible" y el "hagámonos famosos" del Génesis

11, 4. Tal vez, esto último será lo que más le va a preocupar al

hombre.

Pero, con todo y eso, se descubre que el hombre no está

retando al creador de los cielos y la tierra, sino que está reconociendo

su poder y pretende su protección, pues en el mismo texto se dice que:

construyamos "una ciudad con la cúspide en los cielos". Y al decir así

como que se entendiera que bajo los cielos y no en rivalidad al cielo.

Esto descubrimos en la primera ojeada sin pretender concluir

todavía nada. Lo que nos lleva a seguir mirando los siguientes textos

en donde aparecen "los cielos" y "la tierra". Y así se descubre

igualmente que en los textos, del mismo Génesis, que continúan es

para reconocer y agradecer al Creador su obra. Así se puede ver en los

textos inmediatos, con referencia a los "cielos" y "la tierra":

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Cielos-Tierra (cielos en plural)

"y le bendijo diciendo: "¡Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de cielos y tierra, "(14,19). "Pero Abram dijo al rey de Sodoma: "Alzo mi mano ante el Dios Altísimo, creador de cielos y tierra"(14,22). "Que voy a juramentarte por Yahveh, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos con los que vivo"(24,3). "Yahveh, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que me tomó de mi casa paterna y de mi patria"(24,7).

Surge, inmediatamente, una otra pregunta a las muchas que se

han presentado: ¿Cuando el hombre reconoce la obra de Dios lo

relaciona con los "cielos" y "la tierra" y cuando se opone a ese

reconocimiento se opone al cielo y reafirma la tierra, como en el caso

de la Torre de Babel? Otro detalle que llama la atención en los textos

inmediatamente anteriores es que en los dos últimos se dice "Dios de

los cielos y Dios de la tierra" (Génesis 24:3; 24:7), ¿Significa,

entonces, que son dos reinos diferentes: el del cielo y el de la tierra?

De ser así, ¿en cuál manda Dios y en cuál el hombre, o es esta la clave

del problema entre cielos y tierra en el que el hombre hace su propia

historia distinta a la de Dios?

Me pareciera que ya habíamos adelantado la posible respuesta

en aquella parte de:

"Bajó Yahveh a ver la ciudad y la torre que habían edificado los humanos, y dijo Yahveh: "He aquí que todos son un solo pueblo con un mismo lenguaje, y este es el comienzo de su obra. Ahora nada de cuanto se propongan les será impo-sible. Ea, pues, bajemos, y una vez allí confundamos su len-guaje, de modo que no entienda cada cual el de su prójimo." (Génesis 11:5-7).

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Page 27: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

Y en la que anteriormente se afianza la intención del hombre:

"Ea, vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en los

cielos, y hagámonos famosos, por si nos desperdigamos por toda la

haz de la tierra" (Génesis 11:4).

En donde el "hagámonos famosos" pudiera ser la clave de la

distinción y la separación.

Quedémonos con el supuesto que sea cierto todo lo que vengo

pensando, ya que no es mi tarea demostrar nada ni mucho menos

defender lo demostrado sino de seguir las intuiciones de poeta. En el

caso de que sea cierto lo de la separación, según lo que vengo

siguiendo, y en el caso de que sea igualmente lógico, resulta

sorprendente, según mis propias ojeadas, ojalá no sean caprichosas, el

hecho de que la cita que continúa inmediatamente a la última que he

dado, la del Génesis 24:7, aunque tiene más relación con el orden que

yo voy siguiendo, que sería la del Génesis 11:4; 5-7, es que la cita que

sigue es la del sueño de Jacob, precisamente el personaje con el que se

renueva y se constituye el nuevo pueblo, el pueblo de Israel en donde

se realiza todo el plan preparatorio de la comunicación de Dios con la

humanidad. Dice el texto: "Y tuvo un sueño; soñó con una escalera

apoyada en tierra, y cuya cima tocaba los cielos, y he aquí que los

ángeles de Dios subían y bajaban por ella"(28,12).

LA CITA QUE CONTINÚA: EL SUEÑO DE JACOB: EL

INTENTO DE LA UNIDAD.

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Cielos-Tierra (cielos en plural)

De donde se me ocurre pensar que la "escalera" del sueño

representa el puente mismo de la comunicación entre Dios y los

hombres, pues dice que: "soñó con una escalera apoyada en tierra, y

cuya cima tocaba los cielos, y he aquí que los ángeles de Dios subían

y bajaban por ella".

Porque si nos detenemos en el hilo conductor de lo que vengo

pensando, ya que no es mi intención demostrar absolutamente nada, se

repite la misma idea de "la cúspide en el cielo" del momento de la

separación del relato del Génesis 11:4. Allá para iniciar el momento

de la separación. Aquí para comunicar. Pues dice en el primer caso:

"Ea, vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en los

cielos" y en el segundo: "soñó con una escalera apoyada en tierra, y

cuya cima tocaba los cielos". Generando en ambos casos dos

acciones: separando en el primero y uniendo en el segundo, como se

puede ver en los mismos relatos: "por si nos desperdigamos por toda

la haz de la tierra", como de hecho sucedió pues dice inmediatamente:

"Ea, pues, bajemos, y una vez allí confundamos su lenguaje, de modo

que no entienda cada cual el de su prójimo. " (Génesis 11:5-7:). Y

uniendo en el segundo, como dice el texto del sueño: "y he aquí que

los ángeles de Dios subían y bajaban por ella.", (Génesis 28:12).

De lo que se puede decir, sin hacer de ello una verdad de fe, ni

mucho menos, sino una reflexión de poeta que la ciudad del primer

caso es la separación y la escalera del sueño es la unión.

Ahora bien, en ambos casos se puede deducir que Dios no

abandona al hombre, pues si en el primero se dice "bajo la cúspide del

cielo" se puede entender que bajo la mirada de Dios, implícitamente,

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Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

ya que en el segundo la guía de Dios es explícita, pues se puede leer

en continuación del mismo apartado del sueño lo siguiente:

"Y vio que Yahveh estaba sobre ella, y que le dijo: "Yo soy Yahveh, el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac. La tierra en que estás acostado te la doy para ti y tu descendencia. "Mira que yo estoy contigo; te guardaré por doquiera que vayas y te devolveré a este solar. No, no te abandonaré hasta haber cumplido lo que te he dicho" (Génesis 28:13; 15).

Pero en ambos casos las consecuencias vienen de parte de

Dios. Allá provoca la confusión de lenguas. Aquí promete la

compañía. Y se inicia otra vez el deseo de estar en contacto con Dios

pues dice el relato que Jacob erigió la piedra que tenía de cabecera

como signo.

Y con ese relato es la última referencia del libro de Génesis en

donde aparece las palabras "los cielos" y "la tierra" juntos.

De lo que podemos decir con la primera cita del Génesis 1, 1:

"En el principio creó Dios los cielos y la tierra", como el punto

mismo de partida, para después quedarnos con el punto central del

problema del: "Ea, vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la

cúspide en los cielos, y hagámonos famosos, por si nos desperdi-

gamos por toda la haz de la tierra. " (Génesis 11:4); y, concluir

nuestra primera reflexión con: "soñó con una escalera apoyada en

tierra, y cuya cima tocaba los cielos, y he aquí que los ángeles de

Dios subían y bajaban por ella", (Génesis 28:12). De manera que las

ideas serían: 1) Dios que crea "los cielos y la tierra"; 2) el hombre que

crea "la ciudad" para hacerse famoso, y, se empieza la disgregación 31

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Cielos-Tierra (cielos en plural)

por la tierra; y, 3) la "escalera" del sueño por el que Dios se manifiesta

que busca unir a Dios y al hombre: "Levantóse Jacob de madrugada,

y tomando la piedra que se había puesto por cabezal, la erigió como

estela y derramó aceite sobre ella. Jacob hizo un voto, diciendo: "Si

Dios me asiste y me guarda en este camino que recorro, y me da pan

que comer y ropa con que vestirme, y vuelvo sano y salvo a casa de

mi padre, entonces Yahveh será mi Dios; y esta piedra que he erigido

como estela será Casa de Dios; y de todo lo que me dieres, te pagaré

el diezmo" (Génesis 28:18, 20-22).

Pero con la sutileza de un sueño. Y en esa sutileza, tal vez, va a

estar la relación, en la que el símbolo es la piedra erigida como estela

y ungida con aceite por parte de Jacob.

EN LOS LIBROS QUE CONTINUAN:

Todo lo que hemos indagado anteriormente lo encontramos en

el libro del Génesis. Y habíamos concluido que "la escalera", con la

sutileza del sueño, tal vez, siendo a su vez la clave misma, era la

representación de la nueva relación entre Dios y el hombre. Y

habíamos descubierto, según nuestros propios hallazgos, que era la

última referencia del Génesis en donde aparecían juntos las palabras

"los cielos" y "la tierra". En plural el primero y en singular lo

segundo, como en plural aparece en la primera parte del Padrenuestro

("que estás en los cielos") y en singular en la segunda vez del mismo

texto evangélico ("así en la tierra como en el cielo"), tanto la tierra

que se dice sólo una vez, como el cielo en relación con tierra.

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Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

Ahora bien, si nos detenemos con atención, veremos que

nuestro análisis resulta escalonado y ordenado, pues se cierra con el

relato del sueño de la escalera del Génesis. De donde habíamos dicho

que tal vez esta escalera, con la delicadeza de un sueño, que es y no a

la vez, real porque existe como sueño pero que no es ya que no se

palpa materialmente, era la clave del nuevo contacto divino-humano,

que se había hecho dificultoso desde la torre de Babel. Pero que se

reanudaba.

Suponiendo que lo que venimos descubriendo sea lógico nos

sorprende que el siguiente texto, que es del Exodo, en donde aparecen

"los cielos" y "la tierra" juntos se dé una continuación inmediata con

lo que venimos anotando. Pues, como hemos dicho, el contacto se

inicia otra vez, según el último apartado del Génesis, con el sueño de

Jacob, en donde Dios le ofrece su compañía y Jacob su fidelidad.

Dando por supuesto que este contacto ya es real y un hecho entre el

hombre y Dios, éste pone inmediatamente las reglas de esa relación

que se restablece. Pues dice el texto que continúa: "No te harás

escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de

lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de

la tierra" (Exodo 20:4).

Nos llama la atención ese hecho de los dos primeros libros de

las Sagradas Escrituras. En la última referencia del Génesis donde

aparecen "los cielos" y "la tierra" se restablece la relación. Y en la

primera del libro que continúa aparece inmediatamente las

condiciones por parte de Dios, como hemos señalado inmediatamente

anterior. 33

Page 32: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Cielos-Tierra (cielos en plural)

Así nos sorprende, con sorpresa de poeta, no con lógica ni de

exegeta ni de crítico, el hecho de que el texto que continúa a la

próxima aparición de "los cielos" y la "tierra" sea así mismo para

referirnos el hecho de la tabla de la ley o el decálogo, como si los

textos se nos prestaran a servirnos de ayuda en nuestro escalonamiento

y hasta parecieran, más bien, como caprichosos. Así leemos:

"Habló Yahveh a Moisés diciendo: "Habla tú a los israelitas y diles: No dejéis de guardar mis sábados; porque el sábado es una señal entre yo y vosotros, de generación en generación, para que sepáis que yo, Yahveh, soy el que os san-tifico. Guardad el sábado, porque es sagrado para vosotros. El que lo profane morirá. Todo el que haga algún trabajo en él será exterminado de en medio de su pueblo. Seis días se trabajará; pero el día séptimo será día de descanso completo, consagrado a Yahveh. Todo aquel que trabaje en sábado, morirá. Los israelitas guardarán el sábado celebrándolo de generación en generación como alianza perpetua. Será entre yo y los israelitas una señal perpetua; pues en seis días hizo Yahveh los cielos y la tierra, y el día séptimo descansó y tomó respiro. Después de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas del Testimonio, tablas de piedra, escritas por el dedo de Dios" (Exodo 31:12-18). Habíamos dicho desde el comienzo, al intentar justificar mis

reflexiones de poeta, que la santidad se trata de un don de Dios. Ahora

al dar Dios los preceptos le recuerda al hombre: "para que sepáis que

yo, Yahveh, soy el que os santifico".

En ese mismo sentido todos los textos que continúan, y que

son del libro del Deuteronomio es para insistir en la misma idea de los

preceptos por parte de Dios, y en la conveniencia por parte del hombre

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Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

en cumplirlos, pues atenderlos es para su propio beneficio, como se

puede ver a continuación:

"Yahveh, Señor mío, tú has comenzado a manifestar a tu siervo tu grandeza y tu mano fuerte; pues ¿qué Dios hay, en los cielos ni en la tierra, que pueda hacer obras y proezas como las tuyas”? (Deuteronomio 3:24). "No te harás escultura ni imagen alguna, ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra" (Deuteronomio 5:8). "Mira: De Yahveh tu Dios son los cielos y los cielos de los cielos, la tierra y cuanto hay en ella"(Deuteronomio 10:14). "Pues la ira de Yahveh se encendería contra vosotros y cerraría los cielos, no habría más lluvia, el suelo no daría su fruto y vosotros pereceríais bien pronto en esa tierra buena que Yahveh os da"(Deuteronomio 11:17 ). "Por eso, cuando Yahveh tu Dios te haya asentado al abrigo de todos tus enemigos de alrededor, en la tierra que Yahveh tu Dios te da en herencia para que la poseas, borrarás el recuerdo de Amalec de debajo de los cielos. ¡No lo olvides!" (Deuteronomio 25:19). "Desde la morada de tu santidad, desde lo alto de los cielos, contempla y bendice a tu pueblo Israel, así como al suelo que nos has dado como habías jurado a nuestros padres, tierra que mana leche y miel" (Deuteronomio 26:15). "Yahveh abrirá para ti los cielos, su rico tesoro, para dar a su tiempo la lluvia necesaria a tu tierra y para bendecir todas tus obras. Prestarás a naciones numerosas, y tú no tendrás que tomar prestado" (Deuteronomio 28:12). "Los cielos de encima de tu cabeza serán de bronce, y la tierra de debajo de ti será de hierro". (Deuteronomio 28:23). "Prestad oído, cielos, que hablo yo, escuche la tierra las palabras de mi boca" (Deuteronomio 32:1). "Para José dijo: Su tierra es bendita de Yahveh; para él lo mejor de los cielos: el rocío, y del abismo que reposa abajo" (Deuteronomio 33:13).

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Cielos-Tierra (cielos en plural)

APLICACIÓN DE POETA: LA RELACIÓN DEL “CIELO” CON

EL CORAZÓN Y DE LA “TIERRA” CON LA CABEZA:

Y, ya, desde este momento se encuentran en los textos que

siguen un sentimiento de culpa por parte del hombre, por no haber

sido fiel a los mandatos de Dios, quien por su parte, si se ha

mantenido fiel a la promesa hecha. Y este sentimiento de culpa,

descubierto en mi búsqueda, viene a hacer más rica mi reflexión de

poeta pues como que se prestara a mi inquietud, o mejor dicho, a mis

intuiciones e insinuaciones, y por consiguiente no verdades absolutas,

sobre la identificación de los cielos o "el cielo" con el corazón y "la

tierra" con la cabeza.

De manera que cuando el hombre, que es cielo y tierra, es

decir, corazón y cabeza, comienza a hacer la distinción entre los dos y,

sobre todo, quiere hacer prevalecer la cabeza sobre el corazón (la

tierra sobre el cielo), invirtiendo el orden, en ese preciso momento

comienza a sentir la necesidad de hacer callar las voces del mismo

cielo que lleva dentro, y que es tan sutil y delicado como el sueño de

Jacob, que con un simple parpadear se esfuma.

Tal vez, sea parte de ese mismo sueño las promesas de ser

consecuente con las insinuaciones de bondad y que podrían ser las

mismas propuestas, imperativos divinos, de la ley de Dios. Pero son

tan sutiles que con el trajinar de la historia se olvidan o parecieran

olvidarse, y esa misma "escalera" por donde suben y bajan los ángeles

del sueño de Jacob se ignora, quizás, porque se busca vivir de

realidades y no precisamente de sueños. Y es entonces, cuando ante

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Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

las insinuaciones frágiles el hombre quiere imponerse realidades. En

otras palabras, según lo que venimos diciendo en nuestro intento

poético, se crea la división de los dos reinos: el del corazón (cielo) y

el de la tierra (cabeza).

Pero como no se pueden separar el corazón de la cabeza del

mismo cuerpo y seguir viviendo igual, esa misma escalera del sueño,

que comunica las dos realidades, cielo y tierra, se vuelve a sentir

igualmente la comunicación de los mismos sentimientos de unión1.

Tal vez en esa división consistió la distinción entre alma y cuerpo

como dos realidades diferentes durante tantos siglos de la historia de

la humanidad. Una sometida a la otra (ideas platónicas, maniqueas,

etc...). Y es, entonces, cuando aparecen los sentimientos de

remordimiento y el deseo ardiente de volver a experimentar las

antiguas bondades de ese maravilloso encuentro. En el que se

reconoce, por una parte, que los preceptos de Dios, el creador son

justos y buenos y es un beneficio aceptarlos y cumplirlos, pero por

otra, se reconoce igualmente que se ha estado lejos de esa unión y por

consiguiente del creador mismo. De lo que se genera un sentimiento

religioso, quizás sean las mismas insinuaciones del corazón a las que

la cabeza da profundo y agradecido asentimiento.

Tal vez, ese mismo sentimiento religioso, y que se podría

llamar en el buen sentido "fe", es lo que genera el intento del hombre

1 Ya lo dice San Agustín en el libro Las Confesiones :"¿Y cómo he de invocar a mi Dios y Señor? Llamándole para que venga a mí, está dentro de mí mismo. Pues ¿qué lugar hay en mí, adonde pueda venir y estar mi Dios”?, (San Agustín, Las Confesiones, traducción del R.P. Eugenio CEBALLOS, Editorial Difusión, S.A. Buenos Aires, 1946, capítulo II, p. 14).

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Cielos-Tierra (cielos en plural)

de correspondencia, o sea, el propósito sincero de que la tierra, la

cabeza, vibre ante las delicadas insinuaciones y mensajes sutiles del

corazón, el cielo.

Y se despierta, por consiguiente, el deseo de permanecer,

como se puede deducir de los textos que continúan en el orden que

estamos siguiendo, y que es tal como los encontramos en los libros

bíblicos:

"Al oírlo, ha desfallecido nuestro corazón y no se encuentra ya nadie con aliento en vuestra presencia, porque Yahveh vuestro Dios, es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra"(Josué 2:11). "Cuando saliste de Seír, Yahveh, cuando avanzaste por los campos de Edom, tembló la tierra, gotearon los cielos, las nubes en agua se fundieron" (Jueces 5:4). "La tierra fue sacudida y vaciló, las bases de los cielos retemblaron. Vacilaron bajo su furor" (II Samuel 22:8). "Y dijo: "Yahveh, Dios de Israel, no hay Dios como tú en lo alto de los cielos ni abajo sobre la tierra, tú que guardas la alianza y el amor a tus siervos que andan en tu presencia con todo su corazón"(I Reyes 8:23). "¿Es que verdaderamente habitará Dios con los hombres sobre la tierra? Si los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte, ¡cuánto menos esta Casa que yo te he construido!" (I Reyes 8:27). "Escucha tú desde los cielos y perdona el pecado de tu pueblo Israel y vuélvelos a la tierra que diste a sus padres" (I Reyes 8:34). "Escucha tú desde los cielos y perdona el pecado de tu siervo y de tu pueblo Israel, pues les enseñarás el camino bueno por el que deberán andar, y envía lluvia sobre tu tierra, la que diste a tu pueblo en herencia" (I Reyes 8:36). "Escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada, y haz según cuanto te pida el extranjero, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu Nombre y te teman como tu pueblo Israel, y sepan que tu Nombre es invocado en esta Casa que yo he construido" (I Reyes 8:43). "Hizo Ezequías esta plegaria ante Yahveh: "Yahveh, Dios de Israel, que estás sobre los Querubines, tú sólo eres Dios en todos los

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Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

reinos de la tierra, tú el que has hecho los cielos y la tierra" (II Reyes 19:15). "Alégrense los cielos y la tierra jubile. Decid entre las gentes: "¡Yahveh es rey!" (I Crónicas 16:31). "Pero, ¿es que verdaderamente habitará Dios con los hombres sobre la tierra? Si los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte, ¡cuánto menos esta Casa que yo te he construido!" (II Crónicas 6:18). "Escucha tú desde los cielos, perdona el pecado de tu pueblo Israel, y vuélvelos a la tierra que les diste a ellos y a sus padres" (II Crónicas 6:25). "Escucha tú desde los cielos y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, pues les enseñarás el camino bueno por el que deben andar, y envía lluvia sobre tu tierra, la que diste a tu pueblo por herencia" (II Crónicas 6:27). "Escucha tú desde los cielos, lugar de tu morada, y haz cuanto te pida el extranjero, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu Nombre y te teman, como tu pueblo Israel, y sepan que tu Nombre es invocado sobre esta Casa que yo he construido" (II Crónicas 6:33). "Y mi pueblo, sobre el cual es invocado mi Nombre, se humilla, orando y buscando mi rostro, y se vuelven de sus malos caminos, yo les oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra" (II Crónicas 7:14).

En los textos inmediatos se habla ya de la intención de

construir un templo y de organizar un pueblo propiamente, ya que se

podría decir que ante la inconstancia de la permanencia del hombre en

esa estrecha relación del cielo con la tierra, del corazón con la

cabeza, pretende crear una casa material, que sea sagrada, que

represente ese mismo deseo de unión. Son los textos del libro2 II 2 Aquí se pueden citar igualmente los textos siguientes: I Reyes 8:27: "¿Es que verdaderamente habitará Dios con los hombres sobre la tierra? Si los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte, ¡cuánto menos esta Casa que yo te he construido!" II Crónicas 6:18 "Pero ¿es que verdaderamente habitará Dios con los hombres sobre la tierra? Si los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte, ¡cuánto menos esta Casa que yo te he construido!". Tal vez porque se reconoce la obra de Dios y su grandeza:"¡Tú, Yahveh, tú el único! Tú hiciste los cielos, el cielo de los cielos y toda su mesnada, la tierra y todo cuanto abarca, los mares y todo cuanto encierran. Todo esto tú lo animas, y la mesnada de los cielos ante ti se prosterna.", (Nehemías 9:6). 39

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Cielos-Tierra (cielos en plural)

Crónicas 36:23 y el de Esdras 1:2. Pero deseo que nace de un

sentimiento religioso de agradecimiento y que busca estar siempre en

contacto, como se ven en las 18 veces que aparece en los salmos "los

cielos" y "la tierra" juntos3.

Y ya este hecho de la construcción del templo, y que se podría

considerar como la misma idea de la piedra del sueño de Jacob, pero

en mayores dimensiones, ante el mismo acontecimiento del lugar del

recuerdo de la comunicación, me sugiere muchas ideas en mi

reflexión de poeta. Tal vez, en esto consista el grito de Jesús de

destruir el templo material y de restaurar, ni siquiera instituir, el

verdadero culto agradable a Dios. Tal vez, no lo sé. Pero estas ideas

serán parte del segundo capítulo de mis reflexiones.

De manera que podemos concluir igualmente como en la

primera parte con las mismas ideas, prácticamente, pero con un

desarrollo gradual: 1) Dios que crea la relación; 2) El hombre que

quiere permanecer fiel (en la primera conclusión era la piedra) y

construye el templo para recordar el compromiso, de lo que se genera

un sentimiento religioso.

LA INSISTENCIA DE LOS LIBROS SAPIENCIALES:

3 Cfr. Salmos 8:2; 50:4; 57:6; 57:12; 68:9; 69:35; 76:9; 85:12; 96:11; 102:20; 102:26; 103:11; 108:6; 113:6; 115:15; 115:16; 134:3; 146:6; 147:8.

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Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

Así, pues, podríamos decir que se vuelve a establecer el

contacto directo del cielo con la tierra, o en las mismas palabras que

venimos utilizando, en nuestra reflexión de poeta, el corazón y la

cabeza. Y en donde las citas que continúan, del libro de los Proverbios

y la Sabiduría buscan catequizar y recordar esas verdades, como se

puede ver:

"Con la Sabiduría fundó Yahveh la tierra, consolidó los cielos con inteligencia" (Proverbios 3:19:). "Los cielos por su altura, la tierra por su profundidad, y el corazón de los reyes: son inescrutables" (Proverbios 25:3). "¿Quién subió a los cielos y volvió a bajar? ¿quién ha recogido viento en sus palmas? ¿quién retuvo las aguas en su manto? ¿quién estableció los linderos de la tierra? ¿Cuál es su nombre y el nombre de su hijo, si es que lo sabes”? (Proverbios 30:4). "Trabajosamente conjeturamos lo que hay sobre la tierra y con fatiga hallamos lo que está a nuestro alcance; ¿quién, entonces, ha rastreado lo que está en los cielos”? (Sabiduría 9:16).

Pero en las que se descubre que comienzan a considerar como

"misterios" tanto los cielos como la misma tierra. Y este mismo nuevo

hallazgo torna más interesante, y más que justificado nuestro intento

de relacionar al cielo con el corazón y la tierra con la cabeza. Y en vez

de decir con los autores sagrados: "Los cielos por su altura, la tierra

por su profundidad, y el corazón de los reyes: son inescrutables",

(Proverbios 25:3:); y, "Trabajosamente conjeturamos lo que hay

sobre la tierra y con fatiga hallamos lo que está a nuestro alcance;

¿quién, entonces, ha rastreado lo que está en los cielos”?, (Sabiduría

9:16:); podríamos muy bien decir: "trabajosamente conjeturamos lo

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Cielos-Tierra (cielos en plural)

que hay en la cabeza del hombre... ¿quién, entonces, ha rastreado lo

que está en el corazón”?, o "el corazón por su altura, la tierra por su

profundidad... son inescrutables". Y cobra sentido todo lo que

venimos reflexionando, sin duda.

Ahora bien, todos los textos del Antiguo Testamento que

continúan hacen referencia explícita a la invitación de volver a Dios,

tarea propia de los profetas. Pero por no hacer muy extensa esta

reflexión de poeta los omitimos4.

2) EN EL NUEVO TESTAMENTO:

Como habíamos anotado al comienzo son 13 veces que

aparecen juntos las palabras "los cielos" y "la tierra" en el Nuevo

Testamento.

Y nos sorprende igualmente la consecuencia del tema que

venimos siguiendo. Fijémonos bien en la parte que recién hemos

terminado de reflexionar: Dios que restablece las relaciones con el

hombre y el hombre que busca materializar como representación esa

relación. En la primera reflexión era la piedra y en la segunda era el

templo.

4 Sin embargo damos las citas, por si el lector quiere consultarlas. Son ellas 46: Isaías 1:2; 13:5; 44:23; 44:24; 45:8; 45:12; 45:18; 48:13; 49:13; 51:6; 51:13; 51:16; 55:9; 13:5; 13:13; 14:12; 37:16; 40:12; 42:5; 55:10; 65:17; 66:1; 66:22; Jeremías 4:23; 4:28; 10:12; 10:13; 23:24; 31:37; 32:17; 33:25; 51:9; 51:15; 51:16; 51:48; Daniel 6:28; Oseas 2:23; Joel 2:10; Amós 9:6 Habacuc 3:3; 1:10; 2:6; 2:21; Zacarías 8:12; 12:1. La primera es del poder del reino y la segunda del poder de la voluntad, pues pedir es querer algo y proponérselo.

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Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

Ahora, en esta tercera que iniciamos, la representación es el

mismo Cristo, como se verán en los textos que daremos como

resultado de nuestra búsqueda. Y no se puede negar el íntimo

desarrollo de la misma idea, prácticamente.

No olvidemos la relación que venimos haciendo con el corazón

y la cabeza, como las partes correlativas al cielo y la tierra. Así doy a

continuación las citas del Nuevo Testamento. Omito

premeditadamente, la primera vez que lo hago en estas reflexiones, las

citas del Evangelio de Mateo y de los Hechos1, pues están referidos a

otros temas, que por ahora no obedecen a mis inquietudes de poeta en

mi relación "cielo-tierra" con "corazón-cabeza", aunque viéndolo

bien hacen referencia al poder sobre los cielos y la tierra2. Así, pues,

tenemos:

Efesios 1:10:"para realizarlo en la plenitud de los tiempos: hacer que todo

tenga a Cristo por Cabeza, lo que está en los cielos y lo que está en la tierra".

Filipenses 2:10:"Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los

cielos, en la tierra y en los abismos", Colosenses 1:16:"porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en

la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él",

1 Cfr. Mateo 16:19; 18:19; Hechos 10:11.

2 Las dos citas de Mateo están referidas al poder: Mateo 16:19: "A ti te daré las llaves del Reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos." Mateo 18:19: "Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los cielos."

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Cielos-Tierra (cielos en plural)

Colosenses 1:20:"y reconciliar por él y para él todas las cosas, pacificando,

mediante la sangre de su cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos".

Y así podemos decir, concluyendo, prácticamente nuestras

primeras reflexiones, fructíferas para mí, que existe una estrecha, pero

sutil relación entre el cielo y la tierra. Habíamos dicho así que era la

escalera en el sueño de Jacob como los preceptos en el decálogo y la

intención del hombre de permanecer fiel. Pero ahora, ya no será ni una

simple piedra, ni menos una suma de muchas piedras como en el caso

del templo material, sino la misma persona de Cristo lo que va a

establecer definitivamente y de una vez por todas las relaciones.

De todo esto podemos decir muchas cosas positivas: Por una

parte, Dios no abandona al hombre3, a pesar de que le deja hacer su

propia historia. ¿Cómo podrían los cielos renegar de sí mismos?

¿Cómo podría el corazón abandonar la cabeza, a pesar de que la

cabeza se imponga aparentemente?4. Y cuando esto sucede, es decir,

cuando la cabeza pareciera que dominara plenamente, con sus

imperios de seguridades y de realidades concretas, descubre

automáticamente por las insinuaciones casi imperceptibles del corazón

3 San Agustín lo expresa bellamente al decir: "Luego, es verdad, Dios mío, que yo no existiría ni tendría ser alguno, si Vos no estuvieras en mí. ¿O será mejor decir que no existiría ni tendría ser, si yo mismo no estuviera en Vos, de quien, por quien y en quien tienen ser todas las cosas? [... ]. Pues si yo estoy en Vos, ¿para dónde os llamo? [... ]" Las Confesiones.

4 Tal vez se podría hablar del reino de las dos ciudades, la de Caín y la de Abel, como ciudades opuestas de las que habla San Agustín en La ciudad de Dios. Aunque yo añadiría, que a pesar de que parecieran opuestas y como que lucharan entre sí (tal vez aquí se pudiera hablar en dimensión paulina de la gracia y el pecado como pertenecientes a la misma realidad humana) no es más que una sutil separación como sutil es también la unión entre el corazón y la cabeza.

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Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

que las razones últimas y trascendentales de su existencia están más

allá de lo que posee en las manos.

En ese mismo sentido el hombre tampoco se aparta de Dios, ya

que siempre puede escuchar su voz. Porque ¿cómo se podría apartar el

corazón de la cabeza del mismo cuerpo? Sería realmente un

fenómeno. Además, el hecho de que la cabeza se imponga aparente-

mente no significa que se está independizando totalmente del corazón

o en palabras de nuestra relación, el hecho de que se imponga el reino

de la tierra, aparentemente, no significa que el del cielo no esté

yaciendo en el fondo. Lo que sería lo mismo de la ciudad que se crea

el hombre para hacerse famoso pero con la cúspide en los cielos. De lo

que se podría decir que en relación.

Y si están en relación están en comunicación, aunque sea muy

mínima, si no ya no sería relación. Por eso mismo Dios se da a

conocer como el trascendente. Y por eso el hombre está en capacidad

de reconocerlo como tal, precisamente, porque está en un mínimo de

contacto con él y sabe el tipo de comunicación. Por eso el hombre,

que es inmanente-trascendente percibe lo puramente trascendente,

porque ¿cómo podría captarlo o percibirlo si no posee en sí mismo el

instrumento preciso y propio de esa comunicación que es la

trascendencia misma?

Precisamente porque estas dos realidades están unidas en una

misma y son la misma realidad indivisible, porque el cuerpo no sólo

es cabeza, ni sólo corazón, ni sólo miembros separados. Pues así,

biológicamente hablando, como la cabeza, como el centro motor,

posee todas las facultades de movimiento y de coordinación, sin la 45

Page 44: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Cielos-Tierra (cielos en plural)

sangre que fluye de las pulsaciones rítmicas del corazón no podría

procesar los estímulos recibidos del exterior y el cuerpo igualmente no

podría ejecutar ninguna acción. Igualmente, sucedería a nivel de ideas

intelectivas o espirituales, sin la iluminación especialísima del

corazón. O lo que es igual, del cielo.

Ahora bien, como el inmanente-transcendente, es decir el

hombre, experimentaba en esa relación una constante lucha entre el

permanecer atento y olvidarse algunas veces, el puramente transcen-

dente decide completar definitivamente la historia con su definitiva

manifestación en la persona de su Hijo. Y entonces el mismo Dios,

creador de los cielos y la tierra, en la persona de su Hijo, se convierte

en el puente mismo de la plena comunicación y se da desde entonces

el cambio maravilloso del TRANSCENDENTE-INMANENTE5, que

no es otra cosa que la perfección misma del inmanente-transcendente.

Es decir, Creador-criatura y criatura-Creador.

De manera, que el hombre en su afán de permanecer en íntimo

contacto con su creador, ya no necesita ni de una piedra, como señal,

como en el caso de Jacob, ni de un templo, como el pueblo de Israel,

que eran al mismo tiempo el obstáculo mismo de la comunicación,

pues no era un hecho externo sino la comunicación como tal.

Y si nos detenemos con atención en lo que vengo reflexionan-

do descubriremos fácilmente el desarrollo de ese proceso. Pues ya no

es la relación que la inicia el Transcendente y la debe mantener el

inmanente, en una constante lucha agotadora, sino que la relación la 5 Tal vez podría ser la misma idea de la patrística de que Dios se humaniza y el hombre se diviniza al mismo tiempo.

46

Page 45: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

inicia el transcendente y la continúa el transcendente mismo. Es decir,

es la plenitud de la relación del inmanente-transcendente en el

transcendente-inmanente.

Sólo desde esa relación se comprende la oración del

Padrenuestro, que es lo que nos ha inspirado en esta reflexión de

poeta. Pues si volvemos al relato de los evangelistas leeremos

inmediatamente que Jesús, el Hijo, la relación misma, enseña a orar de

esa forma a los discípulos quienes le han pedido que les enseñe a orar.

De lo que se pueden tomar los siguientes datos: No es la

oración de Jesús, sino es la manera como Jesús recomienda orar. Pues

dice el relato de Lucas: 11:1: "Y sucedió que, estando él orando en

cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos:

"Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos." Y Mateo, de donde tomamos el texto por referirse a los cielos y a la tierra, dice: "Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal", (Mateo 6:9-13).

De esa relación se descubren dos cosas importantes que van a

hacer la clave de la relación Dios-hombre, cielos-tierra o corazón-

cabeza: una es el Reino de los cielos y la otra la voluntad de que se

haga ese Reino en la tierra como en el cielo, en donde el Hijo se va a

convertir en la relación misma de ese Reino. Pero es tema de una

posterior reflexión.

47

Page 46: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Cielos-Tierra (cielos en plural)

Así, pues, tenemos que el corazón y la cabeza están en estrecha

relación y que esa íntima comunicación se va a llamar Reino de los

cielos, o en otras palabras Reino del corazón, porque según hemos

venido reflexionando el cielo es el corazón mismo y la tierra la

cabeza, y que son inseparables en la realidad hombre.

De manera que cuando decimos: "hágase tu voluntad en la

tierra como en el cielo" estamos diciendo en otras palabras: "hágase

tu voluntad así en la cabeza como en el corazón". O mejor todavía,

"hágase en la cabeza como ya está fijado y determinado en el

corazón", pues es en el corazón mismo del hombre donde está Dios. O

aún, "ayúdanos, Creador de Cielos y Tierra, a poder estar en íntima

sintonía con corazón y cabeza". Es decir, a vivir el Reino del corazón

o del cielo que es lo mismo, según nuestra reflexión.

Y que serán "los cielos nuevos y la tierra nueva" de la

esperanza escatológica6.

6 2 Pedro 3, 7; 3, 10; 3,13: “ y que los cielos y la tierra presentes, por esa misma Palabra, están reservados para el fuego y guardados hasta el día del Juicio y de la destrucción de los impíos”. El Día del Señor llegará como un ladrón; en aquel día, los cielos, con ruido ensordecedor, se desharán; los elementos, abrasados, se disolverán, y la tierra y cuanto ella encierra se consumirá. 13 Pero esperamos, según nos lo tiene prometido, nuevos cielos y nueva tierra, en lo que habite la justicia. Apocalipsis 12, 12: “Por eso, regocijaos, cielos y los que en ellos habitáis. ¡Ay de la tierra y del mar! porque el Diablo ha bajado donde vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo.”

48

Page 47: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

SEGUNDA PARTE:

LA RELACIÓN “CIELO-TIERRA”

Page 48: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)
Page 49: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

En la primera parte anotábamos que el sentido general de

“cielos-tierra” es con relación al reconocimiento de la obra de Dios.

Por lo menos, ese es el sentido que descubrimos en esa primera

relación. Ahora, en esta segunda, veremos y descubriremos que es otro

el sentido que la Biblia le da a la relación “cielo-tierra”. Allá en plural.

Aquí en singular. ¿Por qué? Nuestro aporte consiste, precisamente, en

descubrir la diferencia y percatarnos de ella.

DATOS ESTADÍSTICOS GENERALES:

Siguiendo la misma metodología de la primera parte tenemos

que decir para empezar esta segunda que son 141 veces que aparecen

"el cielo" y "la tierra" juntos, de las cuales 93 en el Antiguo

Testamento y 48 en el Nuevo. Esos son los datos encontrados en

nuestra búsqueda.

Después, hacer ver que hay una notable diferencia en el

sentido con las veces que aparecen "los cielos" y "la tierra" que

hemos visto anteriormente.

PRIMERAS IMPRESIONES:

Page 50: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Cielo-Tierra (cielo en singular)

En la primera relación, aparece con una cierta referencia de

majestad reconocida a Dios, por parte del hombre que quiere

reconocer la obra de Dios, y el deseo de relación entre Dios y el

hombre. Mientras que la primera impresión que percibimos en nuestra

ojeada al buscar las veces que aparecen "el cielo" y "la tierra" es la de

crear y declarar las hostilidades entre Dios y el hombre, pero sobre

todo como iniciativa de Dios ante la actitud de obstinación del

hombre. Y esta primera impresión puede ser ya la primera diferencia

entre "los cielos-la tierra" y "el cielo-la tierra".

EN EL LIBRO DEL GÉNESIS:

Génesis 6:17: "Por mi parte, voy a traer el diluvio, las aguas sobre la tierra, para exterminar toda carne que tiene hálito de vida bajo el cielo: todo cuanto existe en la tierra perecerá. Génesis 7:3: (Asimismo de las aves del cielo, siete parejas, machos y hembras) para que sobreviva la casta sobre la haz de toda la tierra. Génesis 7:19: Subió el nivel de las aguas mucho, muchísimo sobre la tierra, y quedaron cubiertos los montes más altos que hay debajo del cielo. Génesis 7:23: Yahveh exterminó todo ser que había sobre la haz del suelo, desde el hombre hasta los ganados, hasta las sierpes y hasta las aves del cielo: todos fueron exterminados de la tierra, quedando sólo Noé y los que con él estaban en el arca.

¿Por qué esa notable diferencia? ¿Será que al decir "cielo", en

singular, es para indicar que se trata de un cielo propio creado por el

hombre y no de "los cielos", en reconocimiento de la obra de Dios y

sin referencia a Él, sino opuesto?. Y por eso mismo, ¿el Dios de los

52

Page 51: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

cielos quiere reivindicar su verdadero puesto? Porque es evidente que

hay diferencias en el sentido de un uso y de otro.

Aunque no se puede negar tampoco que, en parte, Dios le da

un cierto reconocimiento al hombre al pretender éste usar su propio

poderío, pues en las citas que continúan inmediatamente del libro del

Génesis dice:

Génesis 9:2: “Infundiréis temor y miedo a todos los animales de la tierra, y a todas las aves del cielo, y a todo lo que repta por el suelo, y a todos los peces del mar; quedan a vuestra disposición". Génesis 26:4: “Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras. Y por tu descendencia se bendecirán todas las naciones de la tierra”. Génesis 27:28: “¡Pues que Dios te dé el rocío del cielo y la grosura de la tierra, mucho trigo y mosto!” Génesis 27:39: “Su padre Isaac le dijo por respuesta: "He aquí que lejos de la grosura de la tierra será tu morada, y lejos del rocío que baja del cielo”.

De manera, que se puede notar como una especie de

participación en el poder sobre lo creado, de Dios y del hombre.

Y este hallazgo pareciera iluminar nuestra reflexión de poeta.

Ya que se puede notar, desde él, que toda la historia del hombre,

según los datos bíblicos, y según nuestra relación va a estar en ese

doble trabajo sobre lo creado, con una sutil diferencia. Es decir, esa

corresponsabilidad sobre lo creado no resulta ningún problema cuando

el hombre se sabe instrumento de quien le da el poder y actúa en

consecuencia relacional. Pero se convierte en problema cuando

provoca la división, precisamente. Y entonces, es cuando se crea "el

53

Page 52: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Cielo-Tierra (cielo en singular)

cielo" sin referencia a "los cielos". Pues es lo que se puede deducir de

los textos que siguen:

“Quebrantaré vuestra orgullosa fuerza y haré vuestro cielo como hierro y vuestra tierra como bronce” (Levítico 26:19). “Figura de alguna de las bestias de la tierra, figura de alguna de las aves que vuelan por el cielo”, (Deuteronomio 4:17). “Pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra que desapareceréis rápidamente de esa tierra que vais a tomar en posesión al pasar el Jordán”. “No prolongaréis en ella vuestros días, porque seréis completamente destruidos”, (Deuteronomio 4:26). “Pregunta, pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra: ¿Hubo jamás desde un extremo a otro del cielo palabra tan grande como ésta? ¿Se oyó semejante”? (Deuteronomio 4:32). “Desde el cielo te ha hecho oír su voz para instruirte, y en la tierra te ha mostrado su gran fuego, y de en medio del fuego has oído sus palabras”, (Deuteronomio 4:36). “Reconoce, pues, hoy y medita en tu corazón que Yahveh es el único Dios allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro”, (Deuteronomio 4:39). “Sino que la tierra a la que vais a pasar para tomarla en posesión es una tierra de montes y valles, que bebe el agua de la lluvia del cielo”, (Deuteronomio 11:11). “Para que vuestros días y los días de vuestros hijos en la tierra que Yahveh juró dar a vuestros padres sean tan numerosos como los días del cielo sobre la tierra”. (Deuteronomio 11:21). “Yahveh dará como lluvia a tu tierra polvo y arena, que caerán del cielo sobre ti hasta tu destrucción, (Deuteronomio 28:24). “Tu cadáver será pasto de todas las aves del cielo y de todas las bestias de la tierra sin que nadie las espante” (Deuteronomio 28:26). “Pongo hoy por testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te pongo delante vida o muerte, bendición o maldición. Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia”, (Deuteronomio 30:19). “Congregad junto a mí a todos los ancianos de vuestras tribus y a vuestros escribas, que voy a pronunciar a sus oídos

54

Page 53: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

estas palabras, poniendo por testigos contra ellos al cielo y a la tierra”, (Deuteronomio 31:28).

Así, la historia del hombre va a estar entre el aceptar y

reconocer, por una parte, "los cielos" sobre "el cielo" y el hacer, por

otra, su propio poder. Cuando está en consonancia reconoce la obra de

Dios y Dios aparece, prácticamente, haciendo una misma historia con

el hombre, pero cuando la olvida, crea la división.

Es prácticamente la idea general de todos los textos que

continúan y que omitimos por razones obvias1. Sin embargo, no

podemos dejar de reconocer que "el cielo" es, en todo caso, también,

un misterio para el hombre mismo, como lo dice el libro del

Eclesiástico: “La altura del cielo, la anchura de la tierra, la profun-

didad del abismo, ¿quién los alcanzará”?, (Eclesiástico 1:3).

Y que según nuestra relación con el corazón sería su misterio

mismo.

De lo que tenemos dicho podemos decir que el hombre separa

"el cielo" de "los cielos", para crear su propia historia en el caso de "el

cielo" y "la tierra". Y aquí hay ya otra diferencia con "los cielos" y

"la tierra": allá, cuando ocurre la separación y se dan los pasos por

parte de Dios para restablecerse las relaciones se ponen las reglas por

parte de Dios y las promesas del hombre en ser fiel. Mientras que

aquí, no hay ni reglas de Dios ni promesas del hombre. Son los

detalles que se descubren en una ojeada rápida de ambos casos. Y esto

1 Cfr. Eclesiástico; 16:18 Isaías 24:4; Jeremías 7:33; 10: 11; 16:4; 19:7; 34:20; Lamentaciones 2: 1; Baruc 1: 11; 6:53; Ezequiel 8:3; 29:5; 32:4; 38:20; Daniel 4:8; 4:12; 4:17; 4: 19; 4:20; 4:32; 8: 10; l 14:5; Oseas 2:20; 4:3; Joel 3:3; 4:16; Jonás 1:9; Sofonías 1:3; Zacarías 5:9; 6:5. 55

Page 54: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Cielo-Tierra (cielo en singular)

me parece interesante, y tal vez sea una clave importante para poder

interpretar mis reflexiones y mis inquietudes de poeta a raíz de los

textos bíblicos, pues es evidente que hay diferencias en los dos usos,

sobre los que vengo pensando.

EN EL NUEVO TESTAMENTO:

a) En los Evangelios:

Y lo primero que se nota de la primera cita del evangelio de

Mateo es la relativización del cielo y la tierra, como se ve: Mateo

5:18: “Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase

una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda”.

Lo curioso es que sin hacer ninguna reflexión forzada, con-

scientemente, pues vengo apuntando lo que me sugiere espontá-

neamente la intuición, pareciera haber una estrecha relación con las

anotaciones sobre el Antiguo Testamento. Pues si nos detenemos, para

seguir la línea que llevamos, encontraremos enseguida que, al hombre

crearse su propio "cielo" y "tierra", como en contraposición a "los

cielos", después de las amenazas de Dios del Antiguo Testamento,

viene la sentencia del evangelista Mateo, del Nuevo Testamento, al

poner en boca de Jesús de Nazareth la relativización, precisamente, de

ese "cielo" y esa "tierra" del hombre. Y pide a continuación que se

realice el verdadero reino, no del hombre sino el del "Padre nuestro",

para que se haga así su voluntad "en la tierra como en el cielo": Mateo

6:10: “venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el

cielo”. 56

Page 55: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

Y, así, la cita que continúa inmediatamente, también de Mateo,

coloca enseguida el justo valor de lo creado. De manera que primero

relativiza la realidad del hombre y después valora la verdadera

realidad. Dice el texto: Mateo 11:25: “En aquel tiempo, tomando

Jesús la palabra, dijo: "Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la

tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se

las has revelado a pequeños".

CIELO-TIERRA EN RELACIÓN CON LA CABEZA-CORAZÓN:

Como si ya después de haber relativizado todo el reino del

hombre, al crear la división en la corresponsabilidad sobre lo creado y

apropiárselo todo para sí como el único, se diera gracias a Dios por el

don de la comprensión de las verdaderas realidades. Y como si se

dijera: "todas estas pequeñas cosas, tan sublimes y profundas a la vez

están vetadas a quienes utilizan mucho la cabeza y menos el corazón,

pues son tan sutiles que sólo el corazón las puede captar". Es lo que

se podría interpretar de la cita de Mateo 11:25: "has ocultado estas

cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños". Y a

quienes les recomienda, en esa misma línea, no confundir la justa

escala de los valores, al decir: Mateo 23:9: “Ni llaméis a nadie

"Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del

cielo”.

Como si se pretendiera decir: "no te edifiques ningún Dios en

la cabeza, de propia creación, ni lo llames Padre, porque uno solo es 57

Page 56: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Cielo-Tierra (cielo en singular)

vuestro Padre: el del corazón". Todos los demás son apariencias o

escapes ya que el verdadero Dios lo llevamos en nosotros mismos.

En ese mismo sentido saltamos las citas que continúan de los

evangelios de Mateo y Marcos2 y pasamos inmediatamente a la

primera cita de Lucas porque nos complementa prácticamente lo que

venimos reflexionando. Lucas 12:56: “¡Hipócritas! Sabéis explorar el

aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este

tiempo”?

Como si con ello se insistiera en que el hombre es capaz de

escudriñar demasiado y se olvidara de lo esencial.

Ahora bien, siguiendo la misma línea de reflexión hacemos un

salto cuantitativo a las únicas dos citas del evangelio de San Juan

porque continúan en el mismo orden de ideas, en donde el evangelista

nos refiere que Jesús se pone en el nivel del hombre pero éste no le

capta y entonces Jesús replica: Juan 3:12: “Si al deciros cosas de la

tierra, no creéis, ¿cómo vais a creer si os digo cosas del cielo”?. Juan

3:31-32: “El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de

la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da

testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta”.

2 Las citas que continúan son las siguientes. pero que omitimos en el texto porque nos distraen: Mateo 24:30: Entonces aparecerá en el cielo la seftal del Hijo del hombre; y entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria. Mateo 24:35: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mateo 28:18: Jesús se acer-có a eUos y les habló así: "Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Marcos 13:27: entonces enviará a los ángeles y reunirá de lo!: cuatro vientos a sus. elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. Marcos 13:31: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Lucas 16:17: "Más fácil es que el cielo y la tierra pasen, que no que caiga un ápice de la Ley. Lucas 21:33: El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.

58

Page 57: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

De lo que podría decirse que a pesar de que el hombre está

habituado a vivir según el mundo de la cabeza ha perdido todo

mínimo contacto con el corazón. De allí que no puede captar lo que el

mismo corazón le inspira. Tal vez porque la cabeza está demasiado

llena de su propio mundo que no tiene espacio para otros pequeños

mundos. Y se me ocurre pensar que tal vez en esto consista la pobreza

de las bienaventuranzas, pero es tema de otra reflexión, aunque no se

puede negar que es al fin y al cabo la profundización o la

consecuencia de la misma idea.

De manera que se identifica la línea divisoria entre "el cielo" y

"la tierra", o entre "el corazón" y "la cabeza", como si las dos

realidades fueran dos mundos diferentes. Tal vez por eso el mismo

Jesús daba gracias al Padre de haber ocultado el misterio de la relación

cielo-tierra a la gente inteligente y revelado a la gente sencilla. Tal vez

porque no hay relación en el plano tierra-tierra, pues son dos iguales,

sino cielo-tierra, y por eso, precisamente, se llama relación. Tal vez

porque le falta al plano tierra-tierra la especificidad del diferente que

es el cielo. O lo que es lo mismo, cabeza-cabeza, cielo-cabeza.

Y tal vez, precisamente, por eso mismo, Jesús, que es la

relación misma cielo-tierra, transcendente-inmanente, le recrimina al

hombre su falta de complementariedad en la realidad inmanente-

transcendente, convertida sólo en inmanencia. Tal vez.

Pero, para completar mis inquietudes de poeta pasemos ahora a

las experiencias apostólicas.

59

Page 58: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Cielo-Tierra (cielo en singular)

b) Los otros libros del Nuevo Testamento:

Las primeras seis citas de los Hechos de los Apóstoles hacen

referencia al reconocimiento de la obra de Dios3 y es prácticamente

una repetición de algunos textos del Antiguo Testamento. Las

omitimos y pasamos a la que damos a continuación, y que en cierta

manera nos pone en contacto con las ideas anteriores. Así dice en:

Hechos 14:15: “Amigos, ¿por qué hacéis esto? Nosotros somos

también hombres, de igual condición que vosotros, que os predicamos

que abandonéis estas cosas vanas y os volváis al Dios vivo que hizo el

cielo, la tierra, el mar y cuanto en ellos hay”.

En donde encontramos relación pues al relativizar la realidad

del hombre, como habíamos dicho en la parte inmediatamente

anterior, se quiere poner el verdadero valor en Dios, mas los

Apóstoles al predicar esa nueva verdad y hacer grandes signos se ven

confundidos como los nuevos dioses. Y entonces recuerdan que son

también hombres, de igual condición.

Y es importante esa nueva aclaratoria pues no se trata de

repetir la misma historia antigua, sino de reconocer la obra de Dios

que ya está totalmente perfeccionada y de valorar igualmente que ya

no es una sustitución de lugares o de dioses como del templo sino de

un lugar en el hombre mismo, como señala la cita inmediata: Hechos

3 Hechos 2:19: Haré prodigios arriba en el cielo y señales abajo en la tierra. Hechos 4 :24: Al oírlo, todos a una elevaron su V07. a Dios y dijeron: "Señor, tú que hiciste el cielo y la tierra., el mar y todo lo que hay en ellos. Hechos 7:49 : El cielo es mi trono y la tierra el escabel de mis pies. Dice el Señor: ¿Qué Casa me edificaréis? O ¿cuál será el lugar de mi descanso? Hechos 10: 12: Dentro de él habia toda suertc de cuadrúpedos, reptiles de la tierra y aves del cielo. Hechos 1 J:6 Lo miré atentamente y vi en él los cuadrúpedos de la tierra, las bestias, los reptiles, y las aves del cielo.

60

Page 59: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

17:24: “El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, que es

Señor del cielo y de la tierra, no habita en santuarios fabricados por

manos humanas”.

Ya que se trata de un nuevo hombre, como apunta el texto

posterior: I Corintios 15:47: “El primer hombre, salido de la tierra, es

terreno; el segundo, viene del cielo”.

Del cual el modelo es el mismo Cristo: Efesios 3:15: “de quien

toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra”. Y del que no se

puede prescindir, pues, se añade en la cita que continúa: Hebreos

12:25: “Guardáos de rechazar al que os habla; pues si los que

rechazaron al que promulgaba los oráculos desde la tierra no

escaparon al castigo, mucho menos nosotros, si volvemos la espalda

al que nos habla desde el cielo”.

De manera, que encontramos como un desarrollo lógico en las

mismas citas y como que una viene a continuar la anterior en nuestro

intento de reflexionar sobre el cielo y la tierra en los textos bíblicos en

nuestra relación corazón-cabeza.

Ahora bien, la perfección de ese reconocimiento absoluto, sin

separación por parte del hombre es prácticamente la escatología

misma, pues es evidente que la historia del hombre va a estar entre el

sí y el no, pues como apunta el libro de Santiago: Santiago 5:12:

“Ante todo, hermanos, no juréis ni por el cielo ni por la tierra, ni por

ningún otra cosa. Que vuestro sí sea sí, y el no, no; para no incurrir

en juicio”.

Realidad en eterno movimiento que no se puede negar. De allí

que los textos que continúan a Santiago sean precisamente los del 61

Page 60: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Cielo-Tierra (cielo en singular)

Apocalipsis como la meta misma de la historia del hombre nuevo4, en

la figura del ángel, en eterno reconocimiento.

Y para terminar esta parte cito el último texto del Apocalipsis

donde aparecen "cielo" y "tierra" juntos, precisamente como nuevos,

como la meta misma de la historia: Apocalipsis 21:1: “Luego vi un

cielo nuevo y una tierra nueva - porque el primer cielo y la primera

tierra desaparecieron, y el mar no existe ya”.

Y de lo que se puede decir que ese nuevo cielo y esa nueva

tierra es obra de Dios mismo, mas escatológicamente, sin negar por

supuesto que es también un quehacer histórico en la tierra por parte

del hombre. De allí que en la oración del Padrenuestro se diga: "venga

a nosotros tu Reino", pues ya el hecho de que "se haga tu voluntad en

la tierra como en el cielo" es el deseo del hombre de querer vivir en

sintonía de corazón y cabeza, o de cielo y tierra, haciendo así su

propia historia lejana y cercana, a la vez, del Reino de Dios, que es

precisa y obligadamente la tercera parte de estas reflexiones de poeta,

pues es parte constitutiva de la oración del Padrenuestro y que en mis

insinuaciones de poeta suena a "Reino del corazón" como la

manifestación o expresión de los cielos o el Corazón del Padre.

Pero antes de pasar a la tercera parte es necesario primero

precisar las ideas de lo que hemos venido diciendo en estas dos

primeras. Así tenemos que cuando aparecen "cielos" y "tierra" juntos,

es para hacer referencia a la creación por parte de Dios y del

reconocimiento por parte del hombre. Se descubre también un intento

4 Apocalipsis: 5:3; 5: 13; 6: 13; 9:1; 10:5; 10:6; 10:8; 11 :6; 11: 19; 12:4; 13: 13; 14:6;

14:7; 18: 1;20:9; 20: 11.62

Page 61: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

del hombre de crear su propio mundo, pero sin oponerse totalmente al

de Dios. Dios y el hombre están en continuo contacto de manera que

se dan unos mandamientos por parte de Dios que el hombre debe

cumplir para mantener la relación. Mientras que cuando aparecen

"cielo" y "tierra" juntos es para hacer referencia explícita a lo material

con más precisión. Y es en esta parte en donde se descubre como una

especie de oposición hacia Dios por parte del hombre, más que en la

primera en donde sí se nota una mínima comunicación.

Así, pues, se pueden descubrir diferencias.

63

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Page 63: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Tercera Parte

VENGA TU REINO:

LAS BIENAVENTURANZAS

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Page 65: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Como habíamos señalado, en el principio, hay una relación

entre los cielos y el cielo en la oración del Padrenuestro. Dice el texto:

“Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre;

venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el

cielo”, (Mateo 6:9-13).

Ya hemos hecho nuestras anotaciones sobre las dos partes de

la relación del primer trozo de la oración. Es decir, hemos relacionado

el "Padrenuestro que estás en los cielos" con el "hágase tu Voluntad

así en la tierra como en el cielo" y hemos descubierto el tipo de

relaciones en los dos casos.

Ahora bien, en esta parte nos dedicaremos, precisamente, a la

realidad que comunica los dos elementos de la relación que es el

Reino del Padrenuestro.

RELACIÓN OBLIGADA CON LOS DOS APARTADOS ANTERIORES CON MUCHA ATENCIÓN:

Para empezar, esta tercera parte, tenemos que volver por un

momento al primer apartado de nuestro intento en donde habíamos

Page 66: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Venga tu Reino (donde se unen cielo (s)-tierra: las bienaventuranzas

dicho entre otras cosas que: 1) Dios crea la relación; 2) El hombre que

quiere permanecer fiel (en la primera conclusión era la piedra) y

construye el templo para recordar el compromiso, de lo que se genera

un sentimiento religioso. De lo que se puede decir que existe una

estrecha, pero sutil relación entre el cielo y la tierra. Habíamos dicho

así que era la escalera en el sueño de Jacob como los preceptos en el

decálogo y la intención del hombre de permanecer fiel. Pero ahora, ya

no será ni una simple piedra, ni menos una suma de muchas piedras

como en el caso del templo material, sino la misma persona de Cristo

lo que va a establecer definitivamente y de una vez por todas las

relaciones.

Ahora bien, como el inmanente-transcendente, es decir el

hombre, experimentaba en esa relación una constante lucha entre el

permanecer atento y olvidarse algunas veces, el puramente transcen-

dente decide completar definitivamente la historia con su definitiva

manifestación en la persona de su Hijo. Y entonces el mismo Dios,

creador de los cielos y la tierra, en la persona de su Hijo, se convierte

en el puente mismo de la plena comunicación y se da desde entonces

el cambio maravilloso del TRANSCENDENTE-INMANENTE, que

no es otra cosa que la perfección misma del inmanente-transcendente.

Realidad que hace que el hombre se mantenga en una

constante búsqueda de la perfección, consiguiéndola y no al mismo

tiempo objetiva, pero subjetivamente queriendo estar en esa línea. De

allí, que en la oración del Padrenuestro Jesús enseña a decir:

"venga tu Reino".

68

Page 67: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

Reino, que se puede decir que es el nuevo cielo y la nueva

tierra como obra de Dios mismo, mas escatológicamente. Sin negar,

por supuesto, que es también un quehacer histórico en la tierra por

parte del hombre. De allí, que en la oración del Padrenuestro se diga:

"venga a nosotros tu Reino". Pues, ya, el hecho, de que "se haga tu

voluntad en la tierra como en el cielo" es el deseo del hombre de

querer vivir en sintonía de corazón y cabeza, o de cielo y tierra,

haciendo así su propia historia lejana y cercana, a la vez, del Reino de

Dios. Pues es parte constitutiva de la oración del Padrenuestro y que

en mis insinuaciones de poeta suena a "Reino del corazón" como la

manifestación o expresión de los cielos o el Corazón del Padre. Y esta

parte corresponde a la segunda de nuestras reflexiones.

MÁS INQUIETUDES POR RESOLVER:

Bien. Ahora, surgen automáticamente las preguntas: ¿Cuál

Reino? Es evidente que el del Padrenuestro. Sí, pero ¿cómo es ese

reino? ¿Cómo será la organización de ese reino? ¿Cuáles son los jefes

de ese reino? ¿Cuáles son las leyes de ese reino? ¿Cuáles son los

confines, los límites geográficos, los lineamientos políticos y el tipo

de vida de ese reino?

Y para intentar contestarnos a nosotros mismos debemos ojear

los textos bíblicos, como hemos hecho en los dos apartados

precedentes e intentar seguir nuestra relación.

Así, lo primero que tenemos que decir es que la realidad de ese

Reino en el Nuevo Testamento está expresada como Reino de los 69

Page 68: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Venga tu Reino (donde se unen cielo (s)-tierra: las bienaventuranzas

Cielos, en el caso del evangelista San Mateo, y como Reino de Dios

en los demás evangelistas. Como Reino de Dios aparece 72 veces y

como Reino de los cielos 33.

Quedémonos aquí con la expresión Reino de los cielos.

REINO DE LOS CIELOS:

Donde se unen “cielo (s)-tierra”:

a) EN EL EVANGELIO DE MATEO:

Y lo primero que tenemos que señalar es que de hecho se halla

inmediata ilación con lo que venimos diciendo, sin necesidad de

forzar los textos en que aparecen relacionados los cielos y la tierra con

Reino de los cielos. Así, encontramos que en Mateo la primera

referencia es el anuncio de la llegada del Reino, como si fuera una

continuación de lo que se había señalado sobre la plenitud de lo

inmanente-transcendente como la nueva realidad. Dice así el texto:

Mateo 3:2:"Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos."

Mateo 4:1: “Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: "Co-

nvertíos, porque el Reino de los Cielos ha llegado."

Se podría decir que ya el tiempo definitivo de la relación

estrecha cielo-tierra, o corazón-cielo, es una realidad. Y lo que surge

de esa estrecha relación es lo que se va a llamar "el Reino de los

70

Page 69: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

cielos" o de Dios, es decir, el fruto de la íntima y total comunicación

entre estas dos realidades, en la que ya no habrá divisiones, por lo

menos en el anuncio de Jesús.

Porque ya no se trata de la división entre los cielos y el cielo,

es decir, entre los cielos del Creador o del Padre y el cielo del hombre,

como habíamos visto en la segunda parte de estas reflexiones, sino del

deseo firme de hacer juntos un mismo reino. Pero que está vetado a

los que utilizan demasiado la cabeza, en expresiones del evangelista,

los inteligentes, y en cambio revelado a los pequeños.

Ahora bien, esos pequeños van a ser llamados los bienaventu-

rados por el mismo Jesús por quienes da gracias al Padre. Y así en la

cita que continúa en el evangelio de Mateo dice: Mateo 5:2-11:

“Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:

"Bienaventurados los pobres de espíritu,porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los mansos, porque ellosposeerán en herencia la tierra.

Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque

ellos serán saciados.Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán

misericordia.Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa".

71

Page 70: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Venga tu Reino (donde se unen cielo (s)-tierra: las bienaventuranzas

EN LA PRIMERA BIENAVENTURANZA SE UNEN EL CIELO

Y LA TIERRA:

POBRE DE ESPÍRITU:

De donde, la condición más importante para asimilar la nueva

realidad del Reino de los cielos es ser pobre de espíritu. Es decir,

como si se dijera, tener la cabeza libre para poder captar las

insinuaciones sutiles pero profundas del corazón. O como si se dijera

no tener nada o estar desposeído de reino, tal vez de ideas, para captar

el corazón.

Pero no sólo captarlo sino generar la actitud consecuente de

esa suave intuición. Precisamente, porque se trata de un reino. Pero,

un reino de actitudes y de posturas existenciales y que el mismo

evangelista señala: mansedumbre, misericordia, justicia, transpa-

rencia de corazón. Y de la que me llama la atención la parte que dice

“Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”. Tal

vez, porque los que lloran, son los que sufren místicamente por la

íntima comunicación del corazón y la cabeza, cielo y tierra, y

comprenden, al mismo tiempo, las maravillosas profundidades de ese

continuo padecer.

Reino que no sólo es comprenderlo sino captarlo. Es decir, no

sólo saberlo racionalmente, sino de vivirlo existencialmente. Pues, la

misma cita que continúa a la de las bienaventuranzas marca

automáticamente la diferencia. Dice Mateo 5:20: “Porque os digo

72

Page 71: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

que, si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos,

no entraréis en el Reino de los Cielos”.

Precisamente, porque no se trata de saberlo, pues de hecho

todos lo sabemos racionalmente, de una o de otra forma. Sino de

generar otro tipo de relación interpersonal que es la de la justicia. Y en

ese mismo sentido la cita siguiente señala igualmente: Mateo 7:21:

“No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los

Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial”.

Voluntad del Padre en la que no habrá diferencias ni preferen-

cias, pues no se trata de pertenecer al grupo que lo entienden sino que

lo viven, como se señala en: Mateo 8:11: “Y os digo que vendrán

muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham,

Isaac y Jacob en el reino de los Cielos”.

Y como se trata precisamente de un reino éste mismo se

anuncia: Mateo 10, 7: “Id proclamando que el Reino de los Cielos

está cerca”. Pero tan cerca que está en nosotros mismos. Pero no

hecho para todos, sino para quienes son capaces de dar el paso de la

cabeza al corazón, es decir quienes se violentan para poder captar sus

propios corazones en vez de la cabeza, pues dice el texto que

prosigue: Mateo 11:1: “Desde los días de Juan el Bautista hasta

ahora, el Reino de los Cielos sufre violencia, y los violentos lo

arrebatan”.

En ese mismo sentido está la respuesta del mismo Jesús al

justificar la comprensión y la diferencia, que no es discriminatoria

sino la recompensa al don de ser pobre de espíritu: Mateo 13:11: “Él

73

Page 72: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Venga tu Reino (donde se unen cielo (s)-tierra: las bienaventuranzas

les respondió: "Es que a vosotros se os ha dado el conocer los

misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no”.

Y, enseguida, el evangelista nos da las comparaciones del

Reino de los cielos en las que la idea general es lo sutil y pequeño,

como se puede ver en:

Mateo 13:24: “Otra parábola les propuso, diciendo: "El Reino de los Cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo”. Mateo 13:31: “Otra parábola les propuso: "El Reino de los Cielos es semejante a un grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo”. Mateo 13:33: “Les dijo otra parábola: "El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo”. Mateo 13:44: "El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel. " Mateo 13:45: “También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas”. Mateo 13:47: "También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases”.

Se reconoce inmediatamente el paso dado por quien quiere

entrar en la nueva dimensión de relación, pues dice el texto que

continúa: Mateo 13:52: “Y Él les dijo: "Así, todo escriba que se ha

hecho discípulo del Reino de los Cielos es semejante al dueño de una

casa que saca de sus arcas lo nuevo y lo viejo.”

Pero la única condición es, precisamente, ser pobre de espíritu

del que el modelo mismo es la capacidad de recibir y de percibir como

74

Page 73: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

la de un niño: Mateo 18: 1-4: “En aquel momento se acercaron a

Jesús los discípulos y le dijeron: "¿Quién es, pues, el mayor en el

Reino de los Cielos”? y dijo: "Yo os aseguro: si no cambiáis y os

hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos”. Así

pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el

Reino de los Cielos”.

Es decir, que lo para el hombre adulto es una etapa superada,

la de la niñez, y considerada como una inmadurez el tener

comportamiento de niños, a nivel de la búsqueda, en la línea del Reino

de los cielos es la condición principal para estar en capacidad de

pertenecer a ese nuevo reinado. Se podría decir que no son los

comportamientos que el hombre se ha forjado en su cabeza como los

ideales, sino todos los contrarios. Quizás en línea de asimilación y de

la sorpresa ante lo viejo y nuevo de cada cosa propia de la capacidad

sencilla del niño.

De lo que puede decirse que a pesar de que los tienen el

dominio de la cabeza sobre las insinuaciones del corazón pueden, de

hecho, acercarse, aunque ya lo están, y captar las nuevas y eternas

leyes del Reino que está en el hombre mismo, pues en eso consiste la

capacidad del niño, como se repite en la cita inmediata a las que

hemos señalado anteriormente: Mateo 19:14: “Mas Jesús les dijo:

"Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo impidáis porque de los

que son como éstos es el Reino de los Cielos. "

De lo que surge, automáticamente, la enseñanza sobre lo

mismo de Jesús, de que es difícil que un rico capte esta nueva

75

Page 74: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Venga tu Reino (donde se unen cielo (s)-tierra: las bienaventuranzas

dimensión, quizás porque tiene muchas seguridades y muchas ideas en

la cabeza, que está lleno de sí. Así dice así el texto que continúa:

Mateo 19:23: “Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "Yo os aseguro

que un rico difícilmente entrará en el Reino de los Cielos”.

Ya que ser pobre de espíritu y niño, a la vez, es asimilar la

sencillez del corazón que exige menos y más que las complejidades de

la cabeza. Vuelve Mateo sobre las mismas ideas: Mateo 19:24: “Os lo

repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que

el que un rico entre en el Reino de los Cielos”.

Pero como la sencillez del corazón puede, a pesar de los

razonamientos precisos y organizados de la cabeza, conquistar al

mismo tiempo, por sus suaves insinuaciones a través de la estrecha e

íntima comunicación entre ellos. Y comprender, al mismo tiempo, las

maravillas de las verdades insinuadas, que prefiere, entonces,

sacrificar sus precisiones y sus seguridades. Y dar apertura y cabida,

plenamente, a lo que siente y saborea como imperecedero y sin

comparación. Como lo expresa, de hecho, el evangelista: Mateo

19:12: “Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay

eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos.

Quien pueda entender, que entienda".

Pues, con todo lo que supone de extraordinario no deja de ser

más que una invitación casi susurrada e imperceptible, como bien lo

dicen los textos que continúan a la cita anterior de "quien pueda

entender, que entienda", pues dicen: Mateo 20,1: “En efecto, el Reino

de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora

76

Page 75: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

de la mañana a contratar obreros para su viña”. Mateo 22,2: “El

Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de

bodas de su hijo”.

Invitación que requiere la respuesta libre, pero que se puede

convertir en una espada de doble filo. Pues por no entenderse ni

captarse se puede pretender que los demás no respondan libremente a

lo que sin la línea íntima de cabeza-corazón no tiene ningún sentido.

Ya lo dice: Mateo 23:13: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos

hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Vosotros

ciertamente no entráis; y a los que están entrando no les dejáis

entrar”.

Mas no sólo respuesta como tal sino el estar dispuesto y

preparado. Así como se apunta, precisamente, en la última cita del

evangelio de San Mateo: Mateo 25,1: “Entonces el Reino de los

Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la

mano, salieron al encuentro del novio”.

b) EN LOS DEMAS LIBROS DEL NUEVO TESTAMENTO:

De lo que sigue la única cita, después de Mateo, en el Nuevo

Testamento donde aparece "Reino de los cielos" pues es frecuente, por

el contrario el uso de "Reino de Dios": I Corintios 15:50: “Os digo

esto, hermanos: La carne y la sangre no pueden heredar el Reino de

los cielos: ni la corrupción hereda la incorrupción”.

Mas de donde se origina la creación del hombre nuevo como

consecuencia inmediata de ese reino de los cielos, como se señala en: 77

Page 76: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Venga tu Reino (donde se unen cielo (s)-tierra: las bienaventuranzas

Efesios 2:15: “anulando en su carne la Ley de los mandamientos con

sus preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre

Nuevo, haciendo la paz”.

Y creando a su vez la nueva tarea por parte del hombre mismo

de: Efesios 4:24: “y a revestiros del Hombre Nuevo, creado según

Dios, en la justicia y santidad de la verdad”. Colosenses 3:10: “y

revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un

conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador”. Con la

certeza, precisamente, de que desde ahora todo está redimensionado,

como lo señala el Apóstol en Romanos 6:6: “sabiendo que nuestro

hombre viejo fue crucificado con él, a fin de que fuera destruido este

cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado”.

En donde no hay distinción, pues: Colosenses 3:10-11: “y

revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un

conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador, donde no hay

griego y judío; circuncisión e incircuncisión; bárbaro, escita,

esclavo, libre, sino que Cristo es todo y en todos”.

Y en la que la, igualmente, la justicia nueva, como fruto de la

misma pobreza de espíritu, sigue siendo la nueva ley externa de

comportamiento humano, ya que hay, según, Colosenses 3:12-13:

“Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de

entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre,

paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si

alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonáos

también vosotros”.

78

Page 77: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

Pero, no una justicia, meramente humana, sino en la nueva

dimensión del amor, que es, precisamente, la gran novedad y la

característica especial de la realización y manifestación del "Reino de

los cielos": Colosenses 3:14: “Y por encima de todo esto, revestíos

del amor, que es el vínculo de la perfección”.

79

Page 78: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)
Page 79: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

CONCLUSIÓN

De manera, pues, que la primera parte de la oración del

Padrenuestro resuena desde hace algún tiempo así: "Padre nuestro

que estás en los "corazones"; santificado sea tu nombre; venga a

nosotros tu Reino; hágase tu voluntad así en "la cabeza" como en "el

corazón".

En donde, por una parte, Dios no abandona al hombre, a pesar

de que le deja hacer su propia historia. ¿Cómo podrían los cielos

renegar de sí mismos? ¿Cómo podría el corazón abandonar la cabeza,

a pesar de que la cabeza se imponga aparentemente? Y, cuando esto

sucede, es decir, cuando la cabeza pareciera que dominara plenamen-

te, con sus imperios de seguridades y de realidades concretas,

descubre automáticamente por las insinuaciones casi imperceptibles

del corazón que las razones últimas y trascendentales de su existencia

están más allá de lo que posee en las manos.

En ese mismo sentido el hombre tampoco se aparta de Dios, ya

que siempre puede escuchar su voz. Porque ¿cómo se podría apartar el

corazón de la cabeza del mismo cuerpo? Sería realmente un

fenómeno. Además, el hecho de que la cabeza se imponga aparente-

mente no significa que se está independizando totalmente del corazón

o en palabras de nuestra relación, el hecho de que se imponga el reino

Page 80: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Conclusión

de la tierra, aparentemente, no significa que el del cielo no esté

yaciendo en el fondo. Lo que sería lo mismo de la ciudad que se crea

el hombre para hacerse famoso pero con la cúspide en los cielos. De lo

que se podría decir que en relación.

Y si están en relación están en comunicación, aunque sea muy

mínima, si no ya no sería relación. Por eso mismo Dios se da a

conocer como el trascendente. Y por eso el hombre está en capacidad

de reconocerlo como tal, precisamente, porque está en un mínimo de

contacto con él y sabe el tipo de comunicación. Por eso el hombre,

que es inmanente-trascendente percibe lo puramente trascendente,

porque ¿cómo podría captarlo o percibirlo si no posee en sí mismo el

instrumento preciso y propio de esa comunicación que es la

trascendencia misma?

Precisamente porque estas dos realidades están unidas en una

misma y son la misma realidad indivisible, porque el cuerpo no sólo

es cabeza, ni sólo corazón, ni sólo miembros separados. Pues así,

biológicamente hablando, como la cabeza, como el centro motor,

posee todas las facultades de movimiento y de coordinación, sin la

sangre que fluye de las pulsaciones rítmicas del corazón no podría

procesar los estímulos recibidos del exterior y el cuerpo igualmente no

podría ejecutar ninguna acción. Igualmente, sucedería a nivel de ideas

intelectivas o espirituales, sin la iluminación especialísima del

corazón. O lo que es igual, del cielo.

Así, el inmanente-transcendente, es decir el hombre, experi-

mentaba en esa relación una constante lucha entre el permanecer

atento y olvidarse algunas veces, el puramente transcendente decide

82

Page 81: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Así en la tierra como en el cielo (reflexiones de poeta)

completar definitivamente la historia con su definitiva manifestación

en la persona de su Hijo. Y entonces el mismo Dios, creador de los

cielos y la tierra, en la persona de su Hijo, se convierte en el puente

mismo de la plena comunicación y se da desde entonces el cambio

maravilloso del TRANSCENDENTE-INMANENTE, que no es otra

cosa que la perfección misma del inmanente-transcendente.

Para evitar así la línea divisoria entre "el cielo" y "la tierra", o

entre "el corazón" y "la cabeza", como si las dos realidades fueran dos

mundos diferentes. Tal vez por eso el mismo Jesús daba gracias al

Padre de haber ocultado el misterio de la relación cielo-tierra a la

gente inteligente y revelado a la gente sencilla. Tal vez porque no hay

relación en el plano tierra-tierra, pues son dos iguales, sino cielo-

tierra, y por eso, precisamente, se llama relación. Tal vez porque le

falta al plano tierra-tierra la especificidad del diferente que es el cielo.

O lo que es lo mismo, cabeza-cabeza, cielo-cabeza.

Y de lo que se puede decir que ese nuevo cielo y esa nueva

tierra es obra de Dios mismo, mas escatológicamente, sin negar por

supuesto que es también un quehacer histórico en la tierra por parte

del hombre. De allí que en la oración del Padrenuestro se diga: "venga

a nosotros tu Reino", pues ya el hecho de que "se haga tu voluntad en

la tierra como en el cielo" es el deseo del hombre de querer vivir en

sintonía de corazón y cabeza, o de cielo y tierra, haciendo así su

propia historia lejana y cercana a la vez del Reino de Dios.

Y lo que surge de esa estrecha relación es lo que se va a llamar

"el Reino de los cielos" o de Dios, es decir, el fruto de la íntima y total

83

Page 82: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

Conclusión

comunicación entre estas dos realidades, en la que ya no habrá

divisiones, por lo menos en el anuncio de Jesús.

Porque ya no se trata de la división entre los cielos y el cielo,

es decir, entre los cielos del Creador o del Padre y el cielo del hombre,

como habíamos visto en la segunda parte de estas reflexiones, sino del

deseo firme de hacer juntos un mismo reino. Pero que está vetado a

los que utilizan demasiado la cabeza, en expresiones del evangelista,

los inteligentes, y en cambio revelado a los pequeños.

Ahora bien, esos pequeños van a ser llamados los bienaventu-

rados por el mismo Jesús por quienes da gracias al Padre y en donde el

ser pobre de espíritu va a ser la condición necesaria para mantenerse

en esa nueva relación, es decir en el Reino de los cielos. Y en donde,

como consecuencia, la nueva justicia en la nueva dimensión del amor,

no meramente humano, es el fundamento precisamente de la

construcción de ese Reino.

Termino, pues, como empecé mi reflexión: En mi imaginación

la oración del Padrenuestro resuena así:

"Padre nuestro,que estás en los "corazones";

santificado sea tu nombre;venga a nosotros tu Reino;

hágase tu voluntad así en "la cabeza"como en "el corazón"...

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ÍNDICE GENERAL

PRÓLOGO ........................................................................................... 9 TIPO DE REFLEXION: "DE POETA" ............................................ 9 PUNTO DE PARTIDA ...................................................................... 15 EL PADRE NUESTRO: PUNTO DE PARTIDA Y DE LA RELACIÓN ........................................................................................ 15 EL PADRE NUESTRO ..................................................................... 17

INQUIETUDES INICIALES: ............................................................... 18

PRIMERA PARTE: ........................................................................... 21 PRIMERA RELACIÓN: .................................................................. 21 CIELOS-TIERRA .............................................................................. 21

Primer dato: la cantidad de veces .......................................................... 23 ACLARATORIA INICIAL Y FUNDAMENTAL: ......................................... 23

1) ANTIGUO TESTAMENTO .......................................................... 24 EN LAS SIETE PRIMERAS APARICIONES EN EL LIBRO DEL GÉNESIS: ................................................................................................ 24

EN LOS LIBROS QUE CONTINUAN: .......................................................... 32

APLICACIÓN DE POETA: LA RELACIÓN DEL “CIELO” CON EL CORAZÓN Y DE LA “TIERRA” CON LA CABEZA: .............. 36

LA INSISTENCIA DE LOS LIBROS SAPIENCIALES: ................... 40

2) EN EL NUEVO TESTAMENTO: ................................................ 42 SEGUNDA PARTE: .......................................................................... 49 LA RELACIÓN “CIELO-TIERRA” ................................................. 49

DATOS ESTADÍSTICOS GENERALES: ...................................................... 51 PRIMERAS IMPRESIONES: .......................................................................... 51

EN EL LIBRO DEL GÉNESIS: ............................................................ 52

Page 85: Daniel Albarrán, Así en la tierra como en el cielo (Reflexión de poeta sobre el Padrenuestro)

ÍNDICE GENERAL

EN EL NUEVO TESTAMENTO: ......................................................... 56

a) En los Evangelios: .............................................................................. 56 CIELO-TIERRA EN RELACIÓN CON LA CABEZA-CORAZÓN: ............ 57

b) Los otros libros del Nuevo Testamento: ........................................ 60

Tercera Parte ...................................................................................... 65 VENGA TU REINO: ......................................................................... 65 LAS BIENAVENTURANZAS .......................................................... 65

RELACIÓN OBLIGADA CON LOS DOS APARTADOS ANTERIORES CON MUCHA ATENCIÓN: ........................................................................... 67 MÁS INQUIETUDES POR RESOLVER: ...................................................... 69 REINO DE LOS CIELOS: ............................................................................... 70 Donde se unen “cielo (s)-tierra”: ...................................................................... 70

a) EN EL EVANGELIO DE MATEO: ................................................ 70

EN LA PRIMERA BIENAVENTURANZA SE UNEN EL CIELO Y LA TIERRA: ........................................................................................... 72

POBRE DE ESPÍRITU: ......................................................................... 72

b) EN LOS DEMAS LIBROS DEL NUEVO TESTAMENTO: ....... 77

CONCLUSIÓN .................................................................................. 81 ÍNDICE GENERAL .......................................................................... 86

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