74

Click here to load reader

Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada
Page 2: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

La Tempestad calmada

P. Daniel Albarrán

Page 3: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada
Page 4: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

Título Original:

La Tempestad calmada

Autor: P. Daniel Albarrán

Escrito en Barcelona, en agosto de 2006.

I.S.B.N. 980-12-2383-9

Depósito legal: lf: 0812007200230

Configuración, edición y publicación: P. Daniel AlbarránBarcelona, Venezuela, agosto 2006.

Page 5: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

LA TEMPESTAD CALMADA

Lucas, 8, 22-25:

Sucedió que cierto día subió a una barca con sus discípulos, y les dijo: «Pasemos a la otra orilla del lago.» Y se hicieron a la mar.

Mientras ellos navegaban, se durmió. Se abatió sobre el lago una borrasca; se inundaba la barca y estaban en peligro.

Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo: «¡Maestro, Maestro, que perecemos!» El, habiéndose despertado, increpó al viento y al oleaje, que amainaron, y sobrevino la bonanza.

Entonces les dijo: «¿Dónde está vuestra fe?» Ellos, llenos de temor, se decían entre sí maravillados: «Pues ¿quién es éste, que impera a los vientos y al agua, y le obedecen?»

Existen ciertos textos de los evangelios fascinantes, desde

todo punto de vista. Algunos, asombran por las cosas maravillosas

que nos cuentan por sí mismos. Otros, pueden resultar enigmáticos.

Sin duda, que este relato entresacado para nuestro estudio

contiene todos los elementos posibles, tanto de maravilla como de

enigma, aun, cuando aparentemente están claros y precisos.

Page 6: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

- La tempestad calmada –

De hecho, a primera vista, está claro que se trata de algo

sencillo, por lo menos para el personaje principal del relato: calma

la tempestad, por una parte; y, por la otra, da una lección de que

hay que tener fe. Está demasiado claro.

Pero, en esa aparente claridad, hay elementos que son

interesantes y que requieren un tiempo de estudio y dedicación.

Cosa que nos obliga a asumir una posición no de duda, sino de

búsqueda, y de inquietud. Sobre todo, si tenemos en cuenta que los

evangelios están escritos para nuestro propio bien.

Y si los evangelios están escritos para nuestro

enriquecimiento personal, estamos obligados por necesidad de

crecimiento, a buscarle todas las implicaciones posibles

subyacentes para en verdad crecer, como ha de ser toda posible

lectura de los mismos.

Esta postura nos lleva a cuestionarnos muchas cosas. Y,

también, a cuestionar al texto, como tal. No en posición de duda,

sino de búsqueda para que sea más fructífera su lectura y

aplicación.

Así, algunas de las cuestiones para preguntarnos y preguntar

al texto, son:

1. Planteamientos de búsqueda y de inquietud al

texto de la tempestad calmada:

P. Daniel Albarrán8

Page 7: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

-Algunos elementos de búsqueda y de inquietud -

a.) ¿En qué nos beneficia, como lectores inquietos, el texto de

la tempestad calmada de los evangelios?1

b.) ¿Tiene alguna aplicación para nuestras vidas concretas e

históricas el hecho de que Jesús, de manera maravillosa,

haya calmado la tempestad?

c.) ¿El desesperarse de los apóstoles es motivo de

recriminación por parte de Jesús, como nos lo señalan los

relatos de la tempestad?

d.) ¿El desesperarse de los apóstoles, no era, acaso una manera

típica de un grupo que se halle en situación similar?

e.) ¿Por qué el reclamo y la recriminación de Jesús?

f.) ¿Tiene justificación esa recriminación, justo en ese

momento? Esta pregunta tiene algunas aplicaciones

1 Como lo dice San Pablo a la carta a los Hebreos: “Por tanto, así como los = hijos = participan de la sangre y de la carne, así también participó él de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al Diablo,y libertar a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud. Porque, ciertamente, no se ocupa de los ángeles, sino de la = descendencia de Abraham. =Por eso tuvo que asemejarse en todo a sus = hermanos, = para ser misericordioso y Sumo Sacerdote fiel en lo que toca a Dios, en orden a expiar los pecados del pueblo.

Pues, habiendo sido probado en el sufrimiento, puede ayudar a los que se ven probados” (Hebreos, 2, 14-18).

9

Page 8: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

- La tempestad calmada –

moralistas de las que con harta frecuencia se utilizan para

sacarnos en cara el que no se tenga fe, o cosas parecidas.

Evitemos, a toda costa, cualquier aplicación moralista,

respetando, por supuesto, a quienes, lamentablemente, la

usan como recurso. Pero, no, en este caso. Nos libre Dios,

de semejante reduccionismo, carente de todo respeto y

seriedad.

g.) ¿Tiene ese relato alguna otra aplicación en la misma Biblia

para nuestro enriquecimiento? Y si las hay, ¿cuáles serían?

h.) Más, aún, ¿ese relato tiene alguna otra fundamentación en

las mismas Escrituras, o, sólo es una aparición solitaria, sin

ninguna otra relación escriturística?

i.) ¿Dónde está lo maravilloso de ese relato: en la tempestad

calmada?

j.) ¿En que nos beneficia ese relato: en que se descubre lo

maravilloso de la acción de Jesús? ¿Ese es el sentido del

milagro? ¿Cuál es el beneficio de ese milagro, en caso de

serlo? ¿Dónde está lo milagroso, en caso de que lo sea?

P. Daniel Albarrán10

Page 9: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

-Algunos elementos de búsqueda y de inquietud -

Muchos más podrían ser los planteamientos con los que nos

veríamos, y nos vemos, enfrentados en el texto del relato de la

tempestad calmada.

Una cosa ha de quedar en claro: no se trata de colocarnos en

actitud de duda, sino en la de la búsqueda para nuestro propio

beneficio en crecimiento. Y este texto tiene muchas cosas y

elementos que nos van a ayudar y que nos serán descubiertas,

justo desde las inquietudes.

Ahora bien: ¿dónde vamos a hallar los elementos para las

respuestas posibles, en caso, de que también las haya? No en

otra parte, que en el mismo relato, y a todas las referencias que

se encuentran en el mismo, y a las que hay que ir para nuestra

maravillosa sorpresa.

Así, tenemos que en el mismo relato del evangelio, hay

algunos elementos que nos van ayudar, y que, ahora, tenemos

que resaltar, para empezar a adentrarnos en la búsqueda y en el

enriquecimiento, sorpresivo y realmente fascinante y

maravilloso. Veamos el mismo relato de la tempestad.

2. Elementos del mismo relato de la tempestad

calmada y que son la clave de lo maravilloso del

relato:

a.) Pasemos a la otra orilla.11

Page 10: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

- La tempestad calmada –

b.) Se hicieron a la mar.

c.) Se abatió sobre el lago una borrasca; se inundaba la barca y

estaban en peligro.

d.) Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo: «¡Maestro,

Maestro, que perecemos!»

e.) El, habiéndose despertado, increpó al viento y al oleaje, que

amainaron, y sobrevino la bonanza.

Aquí están todos los elementos para nuestra búsqueda. Para

nuestras respuestas. Para nuestro enriquecimiento. ¿O, entonces,

para que fueron escritos los evangelios, si no? Pues, para eso.

Y no está mal que intentemos adentrarnos. Todo lo

contrario.

Cada una de las preguntas-inquietudes van a encontrar sus

respuestas en los elementos anteriores, y a los que les dedicaremos,

a cada uno, un capítulo entero

P. Daniel Albarrán12

Page 11: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

PASEMOS A LA OTRA ORILLA

Page 12: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada
Page 13: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

PASEMOS A LA OTRA ORILLA

Aquí comienza nuestra aventura.

Según los relatos de los evangelios es Jesús quien propone

pasar a la otra orilla.

¿Qué podría significar pasar a la otra orilla? ¿A la orilla de

qué? ¿Y, por qué, necesariamente, a la otra orilla?

A la otra orilla del lago, nos dicen los evangelistas (cfr. Lc.

8, 22; Mt. 8, 18; Mc. 4,35).

¿Por qué no quedarse en la orilla donde estaban? ¿Era que

no era más cómodo quedarse donde estaban? ¿Qué estaban

haciendo en la orilla de acá, donde estaban, y, qué tenían que hacer

en la otra? ¿El mudarse de orilla era necesario, y, por qué?

Los evangelistas Mateo y Marcos nos dicen que estaban

rodeados de gente. En Mateo, estaban rodeados de la

muchedumbre. ¿Sería que en la otra orilla ya no estarían rodeados

de la muchedumbre? Un detalle importante en Mateo 8,18 es que

Jesús “viéndose rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la

Page 14: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

- La tempestad calmada –

otra orilla”. La iniciativa de pasar a la otra orilla es de Jesús. Pero,

“viéndose rodeado de la muchedumbre”.

¿El dato de la muchedumbre que lo rodeaba tendrá alguna

significación?

Este dato parece interesante, y, en cierta manera

contradictorio, ya que a Jesús le convenía que la gente (o la

muchedumbre) le escuchara. Al fin y al cabo, le interesaba que

escuchara su mensaje y su doctrina. ¿Entonces, por qué pasar a la

otra orilla, si justo en donde estaba, había gente que podía

escucharlo? ¿O, el problema, no era, sino que era muchedumbre; es

decir, que no estaban en condición de escuchar ni entender nada,

precisamente, por ser “muchedumbre”?

¿Tendrá la clasificación “muchedumbre” alguna

connotación despectiva por parte del evangelista? ¿O, no será

despectiva, sino clasificatoria y detallista para precisar que en esas

condiciones no se puede entender ni captar nada del mensaje de

Jesús? Mas, cuando el evangelista Mateo resalta la expresión

muchedumbre en los apartados anteriores, por ejemplo, en la

curación de un leproso (cfr. Mt. 8, 1) y en las numerosas curaciones

(cfr. Mt. 8, 16), e, incluso, en la curación del criado del centurión

(cfr. Mt. 8, 5-13).

Es interesante el dato que nos da el evangelista San Mateo

en esa invitación y propuesta de Jesús de pasar a la otra orilla. Nos

P. Daniel Albarrán16

Page 15: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

-Pasemos a la otra orilla -

coloca una conversación y un ofrecimiento de un escriba y de un

otro discípulo de seguir a Jesús a cualquier parte. Jesús le contesta

al primero que “las zorras tienen guaridas y las aves del cielo

nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”;

y, al segundo, que lo siga “y deja que los muertos entierren a sus

muertos” (cfr. Mt. 8, 19-22). Después, “subió a la barca y sus

discípulos le siguieron” (cfr. Mt. 8, 23).

¿Habrá alguna relación implícita en ese detalle de la

conversación de Jesús con esos dos personajes con el hecho de

pasar a la otra orilla?

¿Qué quiere decir pasar a la otra orilla?

¿Pasar a la otra orilla, a qué?

¿Qué hizo en la otra orilla, a donde propuso que pasaran?

En el evangelio de San Mateo, realiza una expulsión de unos

endemoniados (dos). Por cierto, que los gadarenos (la ciudad de

Gadara) le piden que, más bien, se vaya del pueblo, después que

fueron testigos de la expulsión de los endemoniados y después de

que los puercos se lanzaran al mar (cfr. Mt. 8, 28-34). Después, se

regresó. No hizo más.

En el evangelio de San Marcos, el mismo endemoniado,

porque en este evangelio es uno (también en San Lucas), le pide a

Jesús para acompañarlo, pero Jesús le recomienda que vaya a su

casa y cuente todo lo que pasó. Y se repite la aplicación del

17

Page 16: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

- La tempestad calmada –

evangelista San Mateo del ofrecimiento para seguir a Jesús, pero,

no, antes del viaje, sino después.

¿Pasar a la otra orilla? Esa es la constante en este apartado.

¿Qué querrá decir?

¿Tendrá alguna relación el pasar a la otra orilla con el hecho

del ofrecimiento para seguir a Jesús, y seguirlo, después de la

aceptación por parte de Jesús? ¿Será esa la constante de los

evangelista y será esa la idea implícita en el pretexto de la

tempestad calmada?

En todo caso, hay allí un movimiento, y una invitación al

movimiento: pasar a la otra orilla. Como también hay un

movimiento, al menos en la voluntad, de los que se ofrecen para

seguir a Jesús.

El caso se pone más interesante porque Jesús vuelve otra

vez a la orilla de donde partió y donde estaba. ¿A qué fue: a buscar

pleito con los de la ciudad de Gadara? ¿O, ese detalle no es

importante? ¿O, qué es lo importante: la tempestad calmada?

¿En qué nos beneficia el relato de la tempestad calmada para

nuestras vidas en concreto?

¿Dónde está, entonces, el poder de Jesús, que fue capaz de

calmar una tempestad y no fue capaz de enamorar con su mensaje a

los de la ciudad a donde fue, y, que, más bien, fue expulsado, según

nos detallan los evangelistas? ¿Dónde está lo milagroso y

P. Daniel Albarrán18

Page 17: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

-Pasemos a la otra orilla -

portentoso de ese relato, en caso de que los evangelistas estén

pretendiendo eso?

Tiene que haber algo más de fondo en ese relato de la

tempestad calmada. Tiene que haberlo, porque, no es suficiente, lo

que a primera vista vemos. Tiene que haberlo.

Quedémonos con estos elementos, por los momentos. El

caso es que hay que pasar a la otra orilla. Y algo tiene que

significarnos esa invitación y propuesta de Jesús.

Pasemos a la otra orilla. Por ahora, pasemos al siguiente

elemento, quedándonos, todavía inquietos en esa propuesta, que

con toda seguridad se resolverá en nuestro intento y aventura de

crecimiento. Algo hay que hacer en la otra orilla. Por algo lo

propone Jesús.

19

Page 18: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada
Page 19: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

SE HICIERON A LA MAR

Page 20: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada
Page 21: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

SE HICIERON A LA MAR

Los discípulos hicieron lo que Jesús proponía: se hicieron a

la mar, y con Jesús a bordo.

¿Qué hora sería? El evangelista Marcos es el único que nos

da el dato: “al atardecer” (cfr. Mc. 4,35).

En ese detalle es importante comparar con otra propuesta de

Jesús de hacerse al mar, en la multiplicación de los panes. Así, en la

multiplicación de los panes, según San Mateo, al atardecer se le

acercaron los discípulos diciendo: «El lugar está deshabitado...”

(Mateo 14,15); según San Marcos, era ya una hora muy avanzada

cuando se le acercaron sus discípulos y le dijeron: «El lugar está

deshabitado...” (Marcos 6,35); según San Lucas 9,12: “Pero el día

había comenzado a declinar, y acercándose los Doce, le dijeron:

«Despide a la gente...”

Este detalle es importante resaltarlo, porque, en la

multiplicación, quienes toman la iniciativa son los discípulos.

Mientras, que en el caso del relato de la tempestad calmada, es de

Jesús la propuesta de hacerse a la mar. Aunque, también la

Page 22: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

- La tempestad calmada –

diferencia está en que en el caso de la multiplicación, se trata de

una sugerencia de despedir a la gente, y se supone que también

tendrían que regresar por el mar, porque Jesús y sus discípulos

habían ido al sitio en barca, igualmente.

Pero, en este caso, los discípulos no hacen ninguna objeción,

como, sí la hicieron en el caso de la multiplicación. Aunque se

entiende, porque, tendrían que volver otra vez al sitio, y se supone

que sería, entonces, más tarde, la hora del regreso.

En el caso de la multiplicación en la propuesta de Jesús de ir

a comprar, se supone que Jesús, no iría, sino los discípulos, al

menos, algunos. Tampoco, se supone que todos. En el caso de la

tempestad, Jesús, si va a ir, porque es el que propone que se pase a

la otra orilla. ¿Sería, por eso, que no hay ninguna objeción por parte

de los discípulos? ¿O, será que el elemento “muchedumbre” juega

un rol importante en la redacción de ese relato? Porque, si nos

percatamos bien, el ir a comprar comida para darle a los que

estaban con ellos, sería lo contrario, que el no volver a la

muchedumbre del caso de pasar a la otra orilla, en la propuesta de

Jesús. En la multiplicación, era volver a la muchedumbre; mientras,

que en el relato que nos ocupa era retirarse de la muchedumbre.

¿Habrá un dato revelador en ese detalle? El caso es que se repite y

adquiere características distintas en los dos: en una, se busca estar

con ella; en el otro, se busca retirarse de ella.

P. Daniel Albarrán24

Page 23: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

-Pasemos a la otra orilla -

¿O, sería, que no era tan tarde, aquel atardecer de aquel día,

como nos lo dice San Marcos?

Se hicieron a la mar.

No hay más datos respecto a las circunstancias del hecho, ni

geográficas, ni climatológicas, sino hasta el momento que se

presenta la tempestad.

El dato es que van hacia la otra orilla y para ello había que

hacerse a la mar. Ahí están.

25

Page 24: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

SE ABATIÓ SOBRE EL LAGO

UNA BORRASCA;

SE INUNDABA LA BARCA

Y ESTABAN EN PELIGRO

Page 25: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

Se abatió sobre el lago una borrasca;

se inundaba la barca y estaban en peligro

Llegamos a donde íbamos. Justo en medio de la tempestad.

Por lo menos, en nuestro recorrido porque Jesús y sus discípulos

todavía no han llegado a la otra orilla, que era lo que se habían

propuesto. Tampoco nosotros porque esta tempestad va a traernos

cosas muy interesantes para nuestra vida.

No sólo eso. Sino, que queremos encontrar lo que en verdad

puede significar para nuestro crecimiento lo que los evangelistas

nos cuentan; y queremos fortalecernos, a pesar de la tempestad que

pueda ser el dirigirse a la otra orilla, que ha sido la clave y el

motivo del desplazamiento de Jesús (tal vez el de todo ser humano

en perspectiva de crecimiento consciente) y que se haya implícito

en este relato, que a todas-todas es fascinante. No tanto, por lo

maravilloso de lo que se cuenta en él, sino por lo que tenga de

revelador. Y ha de tener mucho.

Page 26: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

Elementos de resaltar del relato:

a.) La barca casi se anegaba:

En el Evangelio de San Marcos (4, 37) dice que “se levantó

una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que

ya se anegaba la barca.”

En este punto las cosas comienzan a complicarse, aunque ya

lo estaban para los viajeros que iban a la otra orilla. Pero, en el caso

nuestro, comienzan a complicarse más porque hay datos que no van

con la lógica de una situación tal, en caso de que se haya dado.

Porque, ¿cómo se entiende que una persona pueda dormir en una

barca con la caracterización que nos está dando el evangelista San

Marcos?

Según San Marcos “las olas irrumpían en la barca”.

Además, insiste en el dato y lo repite: “de suerte que ya se anegaba

la barca”. Lucas, por su parte, dice que “se inundaba la barca y

estaban en peligro” (cfr. Lc. 8, 23). Y, según San Mateo, la cosa es

más alarmante, todavía, ya que “se levantó en el mar una tempestad

tan grande que la barca quedaba tapada por las olas” (Mt. 8, 24).

Eso lleva a pensar de inmediato que el agua tendría que

haber entrado en la barca, sin contar todo el movimiento brusco que

esto supondría. Igual lleva a pensar que todos sus pasajeros y

Page 27: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

-Se inundaba la barca y estaban en peligro -

tripulantes tendrían que mojarse en todas las embestidas del agua.

¿Y no despierta a cualquiera que duerma un envión de agua por

muy poca que sea, más en esas circunstancias? ¿Y, no era, pues,

una tempestad? ¿O, apenas, era una cosa pasajera?

No parece que hubiese sido pasajera, porque, según le

reclaman, en cierta manera a Jesús, es que si no les importa que

perezcan (“¿no te importa que perezcamos?”, dice el evangelista

San Marcos). Además, no podía ser tan pasajera la situación, ya que

la barca casi se anegaba, según Marcos; se inundaba la barca,

según Lucas; y, la barca quedaba tapada por las olas, según San

Mateo. La cosa era seria; y, mucho.

b.) Jesús dormía:

¿Puede una persona en situaciones semejantes poder

dormir?

Por lo menos, en una embestida del agua se le entrecorta la

respiración a cualquiera. ¿O, era que la barca era muy moderna y

tenía algún compartimento, como las lanchas actuales, donde se

podía dormir, y en él se hallaba Jesús? Aún, así: ¿Y el movimiento

y sacudidas de la barca que en esas circunstancias no debieron ser

muy suaves y delicadas?

31

Page 28: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

- La tempestad calmada –

A todas claras, no. Ya que el mismo evangelista San Marcos

nos dice que, Jesús, “estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal”

(Mc. 4, 38).

¿O, era muy profundo el sueño de Jesús?

¿O, no será, más bien, que es otra la motivación que inspira

a los evangelistas al escribir ese relato?

¿Cuál será la teología del hecho de ese relato en mentalidad

de revelación según el proyecto de Dios en los evangelistas?

¿Dónde está lo maravilloso de ese relato: en que Jesús no se

haya despertado con semejante ambiente y situación? ¿Será esa la

clave?

A este punto, las cosas están muy complicadas, ya que no es

tan simple el relato de la tempestad calmada.

c.) La importancia de la relación de los elementos

de la tempestad:

Desde esta manera de ver, sin duda, que no es tan fácil su

interpretación. Exige respeto, aun cuando parezca que se le esté

faltando al personaje principal del relato que estamos analizando.

Todo lo contrario. Se trata de enriquecernos, así, parezca que lo

empobrecemos.

P. Daniel Albarrán32

Page 29: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

-Se inundaba la barca y estaban en peligro -

Se insiste en que este relato tiene su carga profunda de

grandeza al resaltar lo que está resaltando y que no es tan simple

como parece. Como, tampoco, de olvidar que los evangelios fueron

escritos mucho tiempo después de la muerte y resurrección de

Jesús, y, que son el fruto de la experiencia del resucitado, sin

obviar, por supuesto, que tienen su base en la historicidad de los

acontecimientos narrados. Pero, en clave de fe en el resucitado. Eso

lleva a comprender la ilogicidad de algunos acontecimientos, como

en el caso presente del relato de la tempestad calmada, que a todas

se ve que no concuerda con una situación semejante de amenazas

de zozobra en el mar, en donde, tiene que ser imposible poder

dormir, menos en la popa, aun, cuando haya sido el mismo Jesús.

¿Qué tiene de fondo, entonces, el relato de la tempestad

calmada? ¿Será la lógica de los acontecimientos o será la lógica de

la fe, desde donde fueron escritos esos detalles de la tempestad

calmada?

Esa realidad lleva a preguntarse sobre la veracidad de la

tempestad calmada, por lo menos, desde las maneras que aparecen

contadas en estos tres evangelios. No se puede negar que haya

sucedido. Pero, hay en ese relato una experiencia de fe y de

globalidad teológica en concatenación con todas las Sagradas

Escrituras. Sin duda.

33

Page 30: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

- La tempestad calmada –

Sólo desde esa ilogicidad-lógica, desde la inspiración, es

que hay que releerse el texto de la tempestad calmada. Y, desde esta

perspectiva las cosas se simplifican sorprendentemente y se

complican al mismo tiempo, porque hay que hacer la relación con

todos los elementos que aparecen de manera directa en el mismo

relato. Estos elementos son los propios de una tempestad: el mar y

los vientos. Y, hay que hacer, necesariamente, la relación porque

justo ahí está la clave de la inspiración, y de la motivación de que

los evangelistas nos hayan contado esos detalles.

Esto nos lleva a buscar la relación con el mar antes de ese

relato evangélico. También con los vientos. Eso intentaremos para

ser honestos con nuestra experiencia de fe y de búsqueda. Además,

porque en clave de la relación es que fueron escritos estos detalles.

Lo que nos lleva a intentar re-leerlos bajo esa tónica para que sea y

siga siendo una experiencia de fe, como lo es desde su redacción.

Escritos desde la perspectiva de la fe. Y leídos bajo esa misma

perspectiva.

Así, que, nos dedicaremos a los elementos relacionados y de

la relación del relato de la tempestad calmada: el mar, y, los

vientos, que son lo que originan cualquier tempestad. Con toda su

carga teológica y de inspiración, que han sido las motivaciones de

los evangelistas. Pero, desde la fe.

P. Daniel Albarrán34

Page 31: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

EL MAR. LOS VIENTOS

Page 32: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

EL MAR. LOS VIENTOS

Estamos en todo el centro de la tempestad. Tanto en el

relato, como en nuestro intento. Estamos en todo el centro. En

medio del mar y a expensas y antojos de los vientos. Por eso es la

tempestad. Porque, si los vientos no se encuentran no habrá

remolinos, y, tampoco, habrá alteraciones en el mar. Un elemento

lleva al otro. Y los dos se juntan para provocar lo que están

provocando.

Intentaremos dominar y ser conocedores de esos dos

elementos para poder dominar la tempestad. Para ello nos

adentraremos en el conocimiento de esos mismos dos elementos en

la mentalidad de las Escrituras.

Sin olvidar, por supuesto, que la meta es “la otra

orilla”(cfr. Mc. 4, 35; Lc. 8, 22; Mt. 8, 18), como había sido la

propuesta de Jesús a los apóstoles. Pero, la otra orilla como meta,

porque, la clave es pasemos (cfr. Ibidem), según petición del mismo

Jesús, en movimiento y en ejecución. Si no se da y se realiza la

acción de pasar, y, a la otra orilla, no se da el hecho de la

tempestad. Esto parece interesante y clave en la realidad de la

Page 33: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

tempestad. ¿Cómo iba a sucederse, entonces, si se quedaban en la

orilla donde estaban? Tal vez, hubiese sucedido la tempestad en el

mar, pero no les hubiera afectado en nada si se quedan en la orilla

donde estaban. Era en la ejecución y acción de la propuesta y

petición.

Esta anotación parece importante, ya que en el mientras van

a la otra orilla, es cuando se sucede la tempestad. Tal vez en el

mientras se va esté lo interesante. En el mientras se va, o en el entre

el ir de una orilla a la otra, en acción y movimiento, se sucede la

tempestad. No antes. No después. En el entre de ese antes y ese

después. Y en medio de la acción. Es decir, en pleno mar. El entre,

en movimiento y acción, puede resultar interesante.

Porque, de hecho, la tempestad es realmente peligrosa si se

está en medio de ella.

En todo caso, busquemos la relación del mar en las Sagradas

Escrituras, para ver qué nos repara y en que nos podemos

beneficiar.

El mar:

¿Aparece alguna referencia al mar en las Sagradas

Escrituras? ¿Cuál será su significado, sólo referencia geográfica, o

tendrá alguna otra connotación?

Page 34: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

-El mar. Los vientos -

1.) En el libro del Génesis, por ejemplo, en su mismo comienzo,

hay una referencia al mar. Dice el texto (Génesis 1, 1-10):

En el principio creó Dios los cielos y la tierra.La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz.Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad; y llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad la llamó «noche». Y atardeció y amaneció: día primero.Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras.»E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento, de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue.Y llamó Dios al firmamento «cielos». Y atardeció y amaneció: día segundo.Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y déjese ver lo seco»; y así fue.Y llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mares»; y vio Dios que estaba bien.

Ya en ese texto inicial aparece la referencia a agua y viento:

“y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas”(Gn. 1, 2).

¿Habrá alguna referencia implícita a este dato del Génesis

en el relato de la tempestad calmada? Se dan los mismos elementos:

agua y viento.

39

Page 35: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

- La tempestad calmada –

En el caso del Génesis, la afirmación está precedida de una

confirmación de una situación: “La tierra era caos y confusión”. En

el relato de la tempestad se repite, de manera implícita, la

confirmación de una situación: la tempestad, propiamente dicha, y,

experimentada.

Estas comparaciones resultan fascinantes, ya que en la

tempestad calmada, llaman a Jesús, para que intervenga. También

interviene la mano de Dios en el Génesis: creó Dios y dijo Dios

(Gn. 1, 1, y en las subsiguientes creaciones y separaciones, para

generar orden, sobre el caos y la confusión que era lo reinante).

¿Se estará repitiendo la experiencia de fe con la que

comienza el libro del Génesis en el relato de la tempestad calmada?

De hecho, después de la intervención de Jesús sobre la

situación de confusión y angustia, insisten los evangelistas, que

sobrevino una gran bonanza (cfr. Mc. 4, 39; Lc. 8, 24; Mt. 8, 26),

como también se afirma al final del Génesis de la cita que tenemos

apuntada: “y vio Dios que estaba bien” (Gn. 1, 10).

¿La gran bonanza experimentada sobre el mar y los vientos

en el caso de la tempestad calmada, será la misma experiencia de

fe, de que vio Dios que estaba bien? Y con ello, en ambos casos,

¿no será la misma confirmación de fe sobre el caos y la confusión?

P. Daniel Albarrán40

Page 36: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

-El mar. Los vientos -

¿No será la misma experiencia de fe afirmada en ambos

casos? ¿No se estará repitiendo la misma afirmación de creación en

el caso de la tempestad calmada?

¿No será, más bien, en el caso de la tempestad, una

experiencia originaria de fe relacionada con toda la experiencia de

fe de las Escrituras?

2.) Otras referencias las encontramos en Noé, en el caso del

diluvio, donde, también, se hace referencia directa a las aguas.

El Arca representa la intervención directa de Dios y la

salvación. Igualmente, el Mar Rojo, y la salida del pueblo de

Israel de la esclavitud de los egipcios. Pero, en estas dos no hay

tempestad.

3.) En el caso de caso de Jonás y su negativa de ir a Nínive, se

presenta un parecido a la tempestad calmada por parte de Jesús

de Nazareth. Veamos la historia de Jonás 1, 1-15:

La palabra de Yahveh fue dirigida a Jonás, hijo de Amittay, en estos términos:

«Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad, y proclama contra ella que su maldad ha subido hasta mí.»

Jonás se levantó para huir a Tarsis, lejos de Yahveh, y bajó a Joppe, donde encontró un barco que salía para Tarsis: pagó su pasaje y se embarcó para ir con ellos a Tarsis, lejos de Yahveh.

41

Page 37: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

- La tempestad calmada –

Pero Yahveh desencadenó un gran viento sobre el mar, y hubo en el mar una borrasca tan violenta que el barco amenazaba romperse.

Los marineros tuvieron miedo y se pusieron a invocar cada uno a su dios; luego echaron al mar la carga del barco para aligerarlo. Jonás, mientras tanto, había bajado al fondo del barco, se había acostado y dormía profundamente.

El jefe de la tripulación se acercó a él y le dijo: «¿Qué haces aquí dormido? ¡Levántate e invoca a tu Dios! Quizás Dios se preocupe de nosotros y no perezcamos.»

Luego se dijeron unos a otros: «Ea, echemos a suertes para saber por culpa de quién nos ha venido este mal.» Echaron a suertes, y la suerte cayó en Jonás.

Entonces le dijeron: «Anda, indícanos tú, por quien nos ha venido este mal, cuál es tu oficio y de dónde vienes, cuál es tu país y de qué pueblo eres.»

Les respondió: «Soy hebreo y temo a Yahveh, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra.»

Aquellos hombres temieron mucho y le dijeron: «¿Por qué has hecho esto?» Pues supieron los hombres que iba huyendo lejos de Yahveh por lo que él había manifestado.

Y le preguntaron: «¿Qué hemos de hacer contigo para que el mar se nos calme?» Pues el mar seguía encrespándose.

Les respondió: «Agarradme y tiradme al mar, y el mar se os calmará, pues sé que es por mi culpa por lo que os ha sobrevenido esta gran borrasca.»

Los hombres se pusieron a remar con ánimo de alcanzar la costa, pero no pudieron, porque el mar seguía encrespándose en torno a ellos.

Entonces clamaron a Yahveh, diciendo: «¡Ah, Yahveh, no nos hagas perecer a causa de este hombre, ni pongas sobre nosotros sangre inocente, ya que tú, Yahveh, has obrado conforme a tu beneplácito!»

P. Daniel Albarrán42

Page 38: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

-El mar. Los vientos -

Y, agarrando a Jonás, le tiraron al mar; y el mar calmó su furia.

En esta historia de Jonás existen algunos parecidos y

diferencias a la del relato de la tempestad calmada por Jesús. Jonás

recibe el mandato de Yaheveh de ir a Nínive. Jonás prefiere huir a

otra ciudad y no acatar el mandato: una diferencia. Aunque, un

parecido, con el ofrecimiento que hicieron los dos personajes que

nos presenta el evangelista San Mateo (cfr. Mt. 8, 20-22), de los

cuales, uno, recibe la negativa de Jesús, y, el otro, la invitación de

que lo siga. ¿Parecido y/o diferencia?

Otro parecido y/o diferencia: “Jonás, mientras tanto, había

bajado al fondo del barco, se había acostado y dormía

profundamente”(Jonás, 1, 5b). Jesús dormía (cfr. Mc. 4, 38; Lc.

8,23; Mt. 8, 24). Jonás, en rebeldía.

A ambos personajes los despiertan, y en los dos casos hay

un reclamo: “El jefe de la tripulación se acercó a él y le dijo:

«¿Qué haces aquí dormido? ¡Levántate e invoca a tu Dios! Quizás

Dios se preocupe de nosotros y no perezcamos.» (Jonás, 1, 6). En el

relato de los evangelios: “Maestro, ¿no te importa que

perezcamos?” (Mc. 4, 38).

Una diferencia: en el caso de Jonás, fue el resultado de

echar la suerte, que cayó justo sobre él como el culpable de la

situación (cfr. Jonás 1, 7). Y, entonces, viene la identificación de su

43

Page 39: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

- La tempestad calmada –

origen, su oficio, y la posible causa de los males que se estaban

padeciendo. En el caso de los evangelios, no hacía falta la

identificación, ni el oficio, ni buscaban las causas de la situación: se

trataba de su propio maestro, a quien conocían. Pero, sí permanece,

en cierta manera, la especie de reclamo.

En el caso de Jonás, los marineros eran de diversas

nacionalidades, y, por supuesto, diversas creencia y religiones. En

el caso de la tempestad calmada, de los evangelios, todos eran

judíos y discípulos de Jesús.

Otra diferencia: a Jonás lo arrojan al mar y se calma la

tempestad. Mientras que en los evangelios, no arrojan a Jesús, sino

que, Jesús mismo, con autoridad increpa al viento y manda al mar

que se calme.

Estos datos en relación son muy interesantes.

¿Estarán en el fondo del relato que nos cuentan los

evangelistas?

Más, aún, ¿tendrá alguna relación con la ballena y los tres

días en su interior en el caso de Jonás, con los tres días de Jesús en

el sepulcro?

¿Existirá alguna fundamentación y superación procesada en

la mentalidad de los evangelistas con lo de la tempestad calmada?

Sea como sea, ahí, están los datos, para nuestra sorpresa.

¿Diferencias y/o parecidos?

P. Daniel Albarrán44

Page 40: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

-El mar. Los vientos -

¿Existen otros relatos de historia semejantes?

Por lo menos, en nuestra búsqueda no se encontraron.

Lo que puede quedar claro es, que, en mentalidad de una

misma confesión de fe, tanto con la del Génesis, como con la de

Jonás, en los evangelios, se está repitiendo la misma experiencia.

Lo que puede llevar a pensarse que en el relato de la tempestad

calmada, por parte de Jesús, existe en los evangelistas una

confesión de fe en el poder de Dios, reconocido en Jesús, desde la

experiencia del resucitado, que es la clave y la dimensión esencial

de los evangelios.

45

Page 41: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

ENTONCES, ACERCÁNDOSE, LE DESPERTARON,

DICIENDO:

«¡MAESTRO, MAESTRO, QUE PERECEMOS!»

Page 42: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo:

«¡Maestro, Maestro, que perecemos!»

En este apartado no hay mucho que decir porque ya lo

hemos dicho en el anterior. Encontrábamos algunas diferencias y

algunos parecidos. Y hacíamos nuestros hallazgos.

Sin embargo, debemos precisar, que la meta es la otra orilla,

que es lo que ha motivado el viaje.

Tal vez, en esta parte del relato y del viaje esté toda la carga

emotiva de la motivación del relato de la tempestad calmada.

Tal vez, sea, el momento justo para el recordatorio de que

confiados en el amor de Dios, no hay motivos para la

desesperación, aún, cuando las circunstancias sean a las de una

tempestad: se revuelven los vientos y provocan las aguas, al punto

de casi anegar las barcas de nuestras vidas.

Tal vez, sea, la ocasión para no olvidar que se trata del

viaje: de una orilla a la otra. Y, que ese viaje es necesario en

nuestras vidas.

Tal vez, estemos deseando no habernos movido de orilla. O,

quizás, sintamos que el viaje es inútil y una gran torpeza, ya que en

Page 43: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

la otra orilla estábamos seguros, y estábamos bien. ¿A hacer qué a

la otra orilla?

Tal vez, el viaje, y la aplicación del relato de la tempestad

calmada, sea un recordatorio de que todo viaje implica un paso de

seguridades habidas por inseguridades no necesarias,

aparentemente.

Pero, el viaje y la propuesta es de Jesús. ¿Habrá que hacerlo,

necesariamente?

Tal vez, el paso a la otra orilla sea una constante invitación

de nuestras seguridades, que, quizás empobrezcan e inutilizan. De

allí, la invitación y propuesta de pasar al otro lado.

¿Será que en ese relato existe alguna relación con toda

nuestra existencia, en el plano auténtico de la fe?

¿No será, más bien, que se trata de un movimiento

dialéctico, en donde lo ya conseguido es ya conseguido, y no

podemos estancarnos, en relación de movimiento, de más para más,

en el plano de la fe, por supuesto?

Evitemos todos los planteamientos moralistas, como por

ejemplo, el recriminarnos el no tener la suficiente fe, o cosas

parecidas que suenan, más bien a reclamos. Lo dejamos para

predicadores de oficio, más no para inquietos en la búsqueda. De

hecho, todo planteamiento moralista basado en el texto de la

tempestad calmada es insistir más en el “hombres de poca fe” que

en el “pasemos a la otra orilla”.

Page 44: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

-Maestro, Maestro, que perecemos -

¿No será ese relato un constante recordatorio que el

movimiento es querido por Dios, y recordado por Jesús, a través de

los evangelistas, justo para conseguir el orden sobre el caos?

¿El caos, será la falta de acción y de movimiento, como nos

lo recuerda el libro del Génesis, y del que podría ser una referencia

teológica, en la mentalidad de los evangelistas, a través de la

experiencia de Jesús, el resucitado?

En caso de serlo, entonces, se entiende el recriminar que

ponen los evangelistas en Jesús para insistirnos, si es que todo eso

es ya querido por Dios, desde la creación misma.

¿Será ese el sentido de la reacción de Jesús: “¿Por qué

tenéis miedo, hombres de poca fe?” (Mt. 8, 26)?

¿Será que todo movimiento en acción genera un mientras se

va? ¿Las tempestades vendrán en ese mientras se va?

La meta es la otra orilla.

51

Page 45: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

EL, HABIÉNDOSE DESPERTADO,

INCREPÓ AL VIENTO Y AL OLEAJE,

QUE AMAINARON,

Y SOBREVINO LA BONANZA.

Page 46: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

EL, HABIÉNDOSE DESPERTADO,

INCREPÓ AL VIENTO Y AL OLEAJE,

QUE AMAINARON, Y SOBREVINO LA BONANZA.

Es reconfortante llegar a donde íbamos. Aunque, en el viaje

emprendido por Jesús, al llegar a la ciudad a donde iban, a la otra

orilla, le trajo problemas. De hecho, los habitantes de la ciudad de

Gadara le pidieron que se fuera de la ciudad, porque no lo querían.

Habían sido testigos de la expulsión del espíritu inmundo y lo de la

piara de puercos que se habían lanzado al mar. Era mejor que se

fuera.

Pero, no era ese el tema, sino la tempestad calmada. Y todo

lo que ella implicaba e implica para nuestras existencias en

crecimiento y en movimiento.

Tal vez, nuestros vientos estén controlados al comprender

que las tempestades vendrán y que el mar se embravecerá. Pero,

que, es necesario pasar a la otra orilla.

Tal vez, el mientras se va, no nos debe hacer perder la idea

de que se trata de llegar a la otra orilla, a pesar de los pesares.

Quizás, en ese mientras se va, hay que poner orden al caos y

a la confusión. Y, eso no sea otra cosa que un buen síntoma, porque

Page 47: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

significa que estamos en la travesía, y en medio de ella. Lo que

significa que es necesario, aunque parezca contradictorio.

Ciertamente, es muy reconfortante ese descubrimiento.

Sólo nos queda decir, como los apóstoles, nos dejes sentir

solos porque perecemos. Y nos responderá Jesús, no en tono de

recriminación, sino de apoyo: “hombre de poca fe” sigue porque ha

sido y es necesario que así sea, porque la meta es la otra orilla.

Y sobrevendrá la bonanza, como en la experiencia de los

apóstoles, porque no nos abandona. Imposible.

¡Qué bonito, entonces!

Page 48: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada
Page 49: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada
Page 50: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

INDICE GENERAL

LA TEMPESTAD CALMADA.........................................51. Planteamientos de búsqueda y de inquietud al texto de la tempestad calmada:........................................................62. Elementos del mismo relato de la tempestad calmada y que son la clave de lo maravilloso del relato:.......................9

PASEMOS A LA OTRA ORILLA..................................11PASEMOS A LA OTRA ORILLA..................................13SE HICIERON A LA MAR.............................................19SE HICIERON A LA MAR.............................................21SE ABATIÓ SOBRE EL LAGO.....................................25UNA BORRASCA;........................................................25SE INUNDABA LA BARCA..........................................25Y ESTABAN EN PELIGRO...........................................25

Se abatió sobre el lago una borrasca;...........................27se inundaba la barca y estaban en peligro....................27

Elementos de resaltar del relato:..............................28a.) La barca casi se anegaba:.............................28b.) Jesús dormía:................................................29c.) La importancia de la relación de los elementos de la tempestad:................................................................30

EL MAR. LOS VIENTOS...........................................33EL MAR. LOS VIENTOS...........................................35

El mar:......................................................................36ENTONCES, ACERCÁNDOSE, LE DESPERTARON, DICIENDO:.................................................................45«¡MAESTRO, MAESTRO, QUE PERECEMOS!»....45Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo: «¡Maestro, Maestro, que perecemos!»...........................................47EL, HABIÉNDOSE DESPERTADO,.........................51INCREPÓ AL VIENTO Y AL OLEAJE,....................51

Page 51: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

- La tempestad calmada –

QUE AMAINARON,...................................................51Y SOBREVINO LA BONANZA................................51EL, HABIÉNDOSE DESPERTADO,.........................53INCREPÓ AL VIENTO Y AL OLEAJE,....................53QUE AMAINARON, Y SOBREVINO LA BONANZA.......................................................................................53

INDICE GENERAL.........................................................57

P. Daniel Albarrán60

Page 52: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada

Otros libros publicados del mismo autor:

1 Judas Iscariote, uno de los doce (en defensa de

Judas Iscariote).

2 Así en la Tierra como en el cielo (reflexiones de

poeta).

3 Oficios, funciones y Ministerios Extraordinarios.

(Texto oficial de la Diócesis de Barcelona para los

Ministerios Extraordinarios. Primera y segunda

edición).

4 Los Dos (filosofía de la historia) (Novela).

5 El piar de un gorrión.

6 Y comieron del árbol.

7 La crisis del Rey David.

8 Lo que aparece en los Evangelios (pero que no se

dice) – Tomo I, Tomo II.

9 En los sueños se dan respuestas de la vida diaria

(el caso de San José).

10 Preguntas y respuestas de todo cristiano inquieto.

11 Preguntas y respuestas de toda persona inquieta

sobre la oración.

Page 53: Daniel Albarrán, La Tempestad Calmada