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De Andres, Rafael - Oraciones Siglo Xx

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OBRAS DEL MISMO AUTOR

NUESTRA MISA, Editorial Regina, Barcelona, 1960, TÉCNICA ORATORIA, Edición privada, Lérida, 1961. LA PREDICACIÓN E N LA ÉPOCA DE LA IMA

GEN (traducción), Editorial Desclée, Bilbao, 1962. RADIO-TELEVISION PASTORAL, Edición privada,

Madrid, 1963. INICIACIÓN CINEMATOGRÁFICA, Edición priva

da, Madrid, 1964. INSTRUMENTOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL

(dirección y colaboración). Razón y Fe, Madrid, 1965.

EVANGELIO AL FLASH, Hechos y Dichos, Zaragoza, 1966.

ESTA VOZ L E BUSCA A USTED, Editorial Mensajero, Bilbao, 1966.

DÍA T R A S DÍA CRISTIANAMENTE, Mensajero, Bilbao, 1967.

ESTA VOZ TE BUSCA A TI, Editorial Mensajero, Bilbao, 1967.

INTERLOCUTOR: CRISTO, Editorial «ATENAS», Madrid, 1968.

EN ÓRBITA DE DIOS (El Monte Carmelo).

En prensa B U E N A S NOCHES (STVDIVM, ediciones).

RAFAEL DE ANDRÉS, S. I.

ORACIONES SIGLO XX

SEGUNDA EDICIÓN

STVDIVM, ediciones

Bailen, 19 MADRID, 13

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© JULIO GUERRERO CARRASCO

STVDIVM, ediciones

IMPRESO EN ESPAÑA

SEGUNDA EDICIÓN

P r i m e r a e d i c i ó n : e n e r o 1969

Segunda edición: marzo 1970

1970

IMPRIMATUR: LUIS GONZÁLEZ HER-NÍNDEZ, S. I., Provincial.—NIHIL OBSTAT: DON VICENTE SERRANO.— IMPRIMATUR: DR. RICARJDO BLANCO,

Vicario General.

D e p ó s i t o l ega l : M. 2415.—1970

Orificas Halar. S. L.-Andrés de la Cuerda, 4-Madr¡d-15.-1970

EN ÓRBITA DE DIOS

Cuando la dirección del Programa Nacional de Radio Nacional de España me pidió un pequeño espacio diario para abrir sus antenas a las cinco de la madrugada, se me ocurrió la idea de una breve plegaria, que pusiera el nuevo día "bajo el nombre de Jesús" o "en órbita de Dios". Y así se tituló y subtituló durante un año ese minuto mañanero, que quiso elevar a los oyentes seminocturnos los primeros instantes de la jornada al calor de Dios.

Pasado algún tiempo, alguien sugirió la idea de„ repetir ese minuto oracional a mediodía, cuando se parte en dos mitades esa unidad diaria de veinticuatro horas, que nos regala amablemente Dios. Fue entonces cuando nació la Oración del siglo xx, transmitida cada día detrás del "Ángelus" rezado por el Papa, y antes del "Diario hablado", transmitido por la Red de Emisoras de Radio Nacional.

Y entonces vino una lluvia de cartas, que no ha cesado desde que comenzó el miniprograma. Lo que en su primera versión sólo tenía el eco de algunos escritos de los oyentes, más bien escasos, que agradecían ese minuto "para poner el día en órbita de Dios", cuando empezó en su forma de "oración del siglo XX", las llamadas telefónicas y las cartas de los numerosos radioescuchas se han ido sucediendo sin parar, pidiendo copias de dichas plegarias y agrá-

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deciendo una íorma tan breve y moderna de estar blecer contacto con el cielo.

Este plebiscito me sugirió la idea de editar esas plegarias, para que también otros, y los mismos oyentes que las pedían o las copiaban en magnetófono para volverlas a escuchar, pudieran leerlas en la paz de la letra impresa. Pero es que, además, muchas personas de los diversos puntos de nuestra geografía y de los distintos estamentos sociales me han ve-dido esta publicación.

Para complacer las peticiones de los unos y l deseos de los otros, para que las palabras que un día volaron permanezcan en la "cárcel de papel" de un libro impreso, aquí están esas plegarias, nacidas al socaire del momento mundial, litúrgico, financiero, social, religioso, político, moral, deportivo, espectacular y noticiero de los trescientos sesenta y cinco días de un año, que me sirvieron para entablar un diálogo con el Señor de la eternidad y del tiempo, al que se puede acudir con palabras de todos los días y las preocupaciones cotidianas en los labios y en el corazón.

A la hora de elegir el título de este nuevo libro, después de la publicación de volúmenes con la palabra "oración" en la portada, sin que haya sido obstáculo para su venta, ya no había que temer colocar en el frontispicio de éste Oraciones siglo xx. Sería un continuador de libros tan aceptados como La oración de todas las horas, La oración de todas las cosas, Oraciones para rezar por la calle, La oración de todas las noticias, Oraciones para los días inaguantables, que corren de mano en mano.

Y, hablando de títulos, para rotular cada una de mis plegarias, he acudido a la cartelera de los cines en busca de esos nombres sugerentes, escritos en grandes caracteres o iluminados con luces de colores. ¿Dónde mejor que en el séptimo arte, el de

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nuestra época, para inspirarse en la titulación de unas oraciones pensadas para este tiempo?

Si a los lectores estas plegarias les ayuda su texto para elevarse al cielo, entre los vaivenes de la vida sobre la tierra, como dicen haberles ayudado sus incontables oyentes, está justificada la edición.

Es lo único que pretende el autor, al poner entre sus manos esta múltiple "Oraciones del siglo XX", en el último tercio de su rápido galopar hacia la eternidad.

Madrid, fiesta de todos los santos, de 1968.

RAFAEL DE ANDRÉS S. I.

— VII —

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Enero, 1.

«HOY COMO AYER»

Señor: Hoy estrenamos año. Y lo estrenamos "bajo el nombre de Jesús", ya Que en esta octava de tu Nacimiento se conmemora el misterio de la circuncisión, ese rito judío donde te impusieron el nombre de Salvador.

El recuerdo litúrgico de la ceremonia sangrienta que te valió el título de Jesús nos lleva de la mano a esa otra fecha, perdida entre las brumas de nuestra infancia, en que el rito del bautismo nos ligó para siempre a un nombre.

Pero más que ese nombre concreto, recibido en las ^ aguas bautismales, la memoria de tu circuncisión nos hace recordar nuestro título de salvadores. Porque, bautizados en tu nombre, salimos del agua de tu sangre purificados de nuestros pecados y conven tidos en otros Cristos.

Nuestro bautismo, Señor, está enlazado, pues, también con esa hoja primera del calendario que nos habla de "vida nueva". Pero esa vida nueva que nos ofrece el año nuevo debe referirse para un bautizado a la existencia marcada con el nombre sagrado de cristiano y católico, es decir, apóstol y salvador.

Nos dice el evangelio de hoy que a Ti, Señor, se te impuso el nombre de Jesús porque habías de salvar al pueblo de sus pecados. Haznos ver la relación íntima entre nuestro nombre de bautizados y nuestro papel de salvadores. El luchar por librar a los hombres de la esclavitud del pecado no puede ser un hdbby para ratos perdidos, sino el ejercicio concienzudo de una profesión amada.

Este año y siempre, Señor, haznos portadores de vida nueva.

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2, Enero.

«JESÚS DE NAZAEET»

Señor: Hoy celebra la Iglesia la festividad de tu nombre "Jesús". Es curioso que los espíritus fuertes no gustan de llamarte así. Prefieren el apelativo de Cristo, de Señor, de Dios, o todo lo más el compuesto de Jesucristo, dejando el de Jesús para las mujeres y los niños.

Nada más desacertado, Jesús, pues si hay algún nombre propio tuyo es precisamente éste, que te impuso María por orden expresa del Padre, ya que es el que te trata como Salvador y Redentor, tu oficio de Hombre-Dios. El de Cristo, con toda su grandeza, sólo significa Mesías, y el de Señor y Dios vale también para el Padre y el Espíritu Santo.

Por eso, Señor, en esta fecha dedicada a tu nombre de Jesús, te pido, que todos los hombres, lejos de avergonzarnos de llamarte así, gocemos de dirigirnos a Ti, como lo hizo aquel capellán castrense jesuíta, muerto en aras del servicio a los soldados en primera línea, el P. Doyle:

"Jesús, Tú eres el más amante entre los más amables amigos. Nunca jamás hubo amigo como Tú, ni podrá haber jamás quien te iguale, porque no hay más que un solo Jesús en toda la amplitud del mundo y en la gran extensión del cielo, y ese dulce y amoroso amigo eres Tú, mi Jesús, mío sólo y todo mío. ¡Oh Jesús, Jesús, Jesús! : ¿Quien no te amará, quién no dará toda su sangre por Ti? ¿Por qué no hacer de cada corazón un horno ardiente de amor a Ti, de suerte que el pecado sea algo imposible, el sacrificio un placer, y la virtud el anhelo de todos los corazones?"

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uñero, 3.

«EL MILLÓN DE DOLARES»

Señor: Hay un libro titulado La oración de todas las noticias, y es que realmente todos los acontecimientos humanos, recogidos por la prensa pueden servir de torre de lanzamiento para ponernos en órbita de oración. Por eso, hoy quiero hablar contigo de una noticia leída en el periódico sobre las pasadas fiestas navideñas.

La nota de la agencia dice así: En Nueva York se han vendido árboles de Navidad de medio metro de altura adornados con perlas, diamantes, rubíes, zafiros, jade y ópalos. Su precio era de millón y medio de pesetas ejemplar.

¿Qué pensaste Tú, Señor, al enterarte de la noticia? Es cierto que si alguien se merece todo el oro del mundo y los adornos más exquisitos eres Tú. Pero a mí me parece que la mejor manera de conmemorar el nacimiento de un Dios, que se despoja de toda su riqueza para vestirse de la pobreza más absoluta, no es precisamente gastarse un millón y medio de pesetas por un árbol de Navidad.

¿O es que Tú, Señor, no viniste a predicar con el ejemplo y la palabra el amor a la pobreza? ¿No fuiste Tú quien dijiste: "Felices los pobres en el espíritu"? ¿No te lamentaste de los ricos apegados a su dinero, porque serán incapaces de gozar una dicha espiritual superior?

Y sobre todo, Señor, ¡cómo puede ser una celebración digna de tu Navidad gastarse millón y medio de pesetas sólo en el árbol que presidirá las fiestas, cuando millones de hermanos mueren de frío por carecer de hogar y de vestido, y de hambre por n o tener un bocado de pan?

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t, enero.

«MOMENTO A MOMENTO»

Señor: Los primeros días de un nuevo año se prestan para hacer propósitos de renovación, sobre la base de los fallos y aciertos del año anterior. Algo así como la posición tensa de los atletas antes de emprender la carrera, que condiciona en gran parte el desarrollo de la misma.

Sin embargo, Señor, hay_ peligro de que la visión del nuevo año, así en bloq'ue, nos asuste, temiendo que no lograremos mantenernos en forma cristiana durante tanto tiempo, nosotros hijos de la inconstancia y del desaliento. Por eso, te pido que nos enseñes a conjugar estos dos pensamientos, distantes en el tiempo pero susceptibles de homologación.

El primer slogan lo acaba de inventar un joven español, que se ha atrevido a mejorar el tradicional "Año nuevo, vida nueva" con este otro: "Año nuevo, vida mejor". Sí, no se trata de procurar vivir una vida sólo nueva, distinta del año anterior por ser materialmente diversa. Se trata de mejorar el récord del año pasado.

Pero, Señor, Tú sabes que este pensamiento generoso se ve atacado en su mismo corazón por gusano del pesimismo: "no puede ser verdad tanta belleza." Por eso, recuérdanos al mismo tiempo máxima de aquel pensador religioso llamado Confu-cio, y que dice así: "La más larga caminata comienza por un paso."

Sí, Señor, que no nos asuste la tarea de mejorar todo el año así en bloque. Sólo se trata de dar el primer paso, el de hoy. Y mañana, el de mañana. Y cada día igual. De este modo lograremos "año nuevo, vida mejor".

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«EL DESCONOCIDO»

Enero, 5.

Señor: Un viejo filósofo sentenció como slogan para llevar una vida digna de hombre: "Conócete a ti mismo." Es verdad que el propio conocimiento ayuda para conocer las propias limitaciones y los propios defectos. Pero, ¿no se corre también el peligro de ahondar tanto en el propio conocimiento, que lleguemos a la parálisis ante el bien, al vernos tan malos? Por eso, Señor, me gusta más la oración de San Agustín, que bascula la tara del propio conocimiento con el peso de conocerte a Ti.

"Señor Jesús: conózcame a mí, y conózcate a Ti; que.no desee nada, sino a Ti; que todo lo haga por Ti; que me humille a mí, y te exalte a Ti; que no piense en nada, sino en Ti; que me mortifique, para vivir en Ti; que todo lo que ocurra, lo reciba de Ti; que me persiga a mí, y que te siga a Ti; que siempre anhele ir detrás de Ti; que huya de mí, y me refugie en Ti; que yo merezca ser defendido por Ti; que tema por mí, y que te tema a Ti; que me encuentre entre los elegidos por Ti; que desconfíe de mí, y confíe en Ti; que guste de obedecer por Ti; que no me aficione a nada sino a Ti; que sea pobre por Ti; mírame, para que te ame a Ti; llámame, para que te vea a Ti; y goce eternamente de Ti. Amén."

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6, Enero.

«LUZ DE ORIENTE»

Señor: En este día de tu Epifanía, de tu manifestación a los pueblos paganos, representados en los tres Magos del Oriente, permíteme rezarte la oración del Cardenal Newman, para ser epifanía tuya, irradiación de Ti para todos aquellos que se sitúen en el radio de acción de mi vida.

"Jesús mío, ayúdame a esparcir tu fragancia dondequiera que vaya. Inunda mi alma con tu espíritu y tu vida. Penetra todo mi ser y toma posesión de él de tal manera, que mi vida no sea en adelante sino una irradiación de la tuya.

Quédate en mi corazón con una unión tan íntima, que las almas que tengan contacto conmigo puedan sentir en mí tu presencia, y que al mirarme olviden que yo existo y no piensen sino en Ti.

Quédate conmigo. Así podré convertirme en luz para los otros. Esa luz, oh Jesús, vendrá toda de Ti. Ni uno solo de sus rayos será mío. Yo te serviré apenas de instrumento, para que Tú ilumines a las almas a través de mí.

Déjame alabarte en la forma que te sea más agradable, llevando mi lámpara encendida, para disipar las sombras en el camino de otras almas. Déjame predicar tu nombre con palabras o sin ellas, con mi ejemplo, con la fuerza de tu atracción, con la sobrenatural influencia de mis obras, con la energía evidente del amor que mi corazón siente por Ti."

Señor, como regalo de Reyes en el día de tu Epifanía, te pido ser luz y camino para que cuantos se acerquen a mí sean conducidos a Ti, como los Magos de Oriente a Belén.

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«EL SOÑADOR REBELDE»

Enero, 7.

Señor: No hay duda que la única posición antagónica para oponer a la sociología comunista es la cristiana, tan opuesta al capitalismo opresor como al socialismo revolucionario.

Sin embargo, mucho me temo que convirtamos tu doctrina en algo burocrático o estructural, y que se nos escape el espíritu vivificador de tu Evangelio. Porque lo esencial de tu mensaje no es la consecución, material de un salario más o menos holgado, o un reparto más amplio de los beneficios de la empresa, hasta los círculos extremos de la mano de obra.

Sí, Señor, todo eso está muy bien, pero sólo como consecuencia de una postura interior en los de arriba y en los de abajo; en todas las clases sociales. Porque, como muy certeramente ha escrito H. C. Link, "Cristo no fue un reformador social, sino un reformador del hombre."

Es el individuo, la persona lo que Tú nos enseñas a reformar. Cuando comenzaste a predicar, el Evangelio resume tu mensaje en esta palabra: metanoia, cambiad de mentalidad. La reforma propugnada por Ti es la del yo egoísta en un nosotros altruista, la del yo egocéntrico en un nosotros cordial.

Sólo sobre esa base de reforma interior, personal e intransferible, podrá edificarse un mundo mejor, < de la sociología cristiana de reparto de dividendos, cogestión empresarial y demás puntos de un sano socialismo.

Señor, refórmanos, para que sepamos reformar la sociedad.

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8, Enero.

«LAS JOYAS DE LA FAMILIA»

Señor: Permíteme que en este día consagrado por la Iglesia al recuerdo de tu Sagrada Familia de Na-zaret, me olvide un poco del resto de los hogares, para pedirte especialmente por la gran familia laboral. Al fin y al cabo, lo mismo Tú, que la Virgen y San José fuisteis una familia de trabajadores. Y además, me da mucha pena que precisamente los miembros de la familia trabajadora estén tan alejados de Ti. Por eso, vengo a rezarte por ella, la oración de los militantes obreros:

"Señor Jesús: Te ofrezco todo el día, mis trabajos mis luchas, mis alegrías y mis penas. Concédeme, como a todos mis hermanos de trabajo, pensar como Tú, trabajar contigo, vivir en Ti.

Dame la gracia de amarte con todo mi corazón y servirte con todas mis fuerzas. Que tu Reino sea un hecho en las fábricas, en los talleres, en los campos, en las oficinas y en nuestras casas.

Que las almas de los obreros que en el día de hoy se hallan en peligro, permanezcan en tu gracia, y que por la misericordia de Dios, los obreros muertos en el campo de honor del trabajo descansen en paz.

¡Jesús de Nazaret, bendice a ios obreros!

¡Jesús de Nazaret, santifica a ios obreros!

¡ Jesús de Nazaret, haz que venga tu Reino al mundo obrero poi medio de los obreros cristianos!"

Señor, este es el regalo que te pido para la gran familia trabajadora.

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Enero, 9.

«ESCÁNDALO EN LAS AULAS»

Señor: Los hombres dedicados a la enseñanza hemos multiplicado los nombres propios de nuestra labor docente: doctor, licenciado, catedrático, profesor, maestro... Se nos llena la boca con tales títulos, ya que enseñar significa poseer y repartir la mercancía más noble: la sabiduría.

Sin embargo, Señor, acabo de leer una frase digna de imprimirse en el libro de preces de todos los consagrados al magisterio. Dice así Gabriel Mistral: "Señor, Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe y tome el nombre de maestro."

Me ha hecho pensar, Señor, esta corta plegaria, porque, si bien se mira, nadie es digno de tener discípulos. Fuiste Tú, Sabiduría infalible, quien nos exhortaste a rechazar el título de maestros, ya que "uno solo es vuestro Maestro: el Cristo."'

Por otra parte, Señor, Tú mismo consagras la enseñanza como una obra de misericordia espiritual, y en tus parábolas condenas la inoperancia de los talentos recibidos, entre los cuales destaca la ciencia y la sabiduría sagrada y profana, artística y técnica.

Por eso, Señor, enséñanos a conjugar el deber de dar a otros nuestra ciencia de Ti y de las cosas, con la humildad de sentirnos indignos de adoctrinar a los demás desde la cátedra laica o religiosa.

"Señor, Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe y tome el nombre de maestro." Amén.

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10, Enero.

«YO Y LOS HOMBRES DE CUARENTA AÑOS»

Señor: Los que hemos cruzado ya la frontera de la madurez nos encontramos con frecuencia en los labios la expresión de que "cualquier tiempo pasado fue mejor", frente a la canonización del presente por parte de los más jóvenes.

Sin embargo, Señor, tu Vicario en la tierra ha programado recientemente a los universitarios italianos esta máxima: "No caigáis en la tentación de ser enemigos de vuestro tiempo."

Tiene razón Pablo VI, Señor. Es una auténtica tentación el quedarse en la contemplación nostálgica de las viejas glorias, condenando lo actual y cruzándose perezosamente de brazos ante el futuro. Tentación, que hay que rechazar recordando que la historia es un arsenal de bien y mal en amalgama inseparable, de luz y sombra, de cielo y tierra.

Pero es que, según Háring, es más que tentación ese ponerse las gafas negras para mirar el presente, pues llega a decir: "Quien habitualmente habla mal de su tiempo debe preguntarse si está en gracia." En otras palabras, Señor, debe durar si no estará en pecado. Y esto, por la sencilla razón de que olvida tu providencia sobre el mundo presente, como la tuviste sobre el pasado y la tendrás sobre el futuro.

Señor, que la mirada hacia atrás me sirva no para anatematizar lo que tengo ante los ojos, sino para bendecirte en todo tiempo, y para poner al servicio de tu causa los talentos que Tú me has confiado en pro de un mundo mejor.

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Enero, 11.

«OBJETIVO: LAS ESTRELLAS»

Señor: También allá, en el cielo de los cielos, habréis oído que los habitantes de la Tierra hemos bautizado este tiempo con el pomposo título de "era espacial". Y esto, porque hemos conseguido colocar en órbita cuatro ingenios astronáuticos.

Sin embargo, Señor, acabo de leer en la prensa la noticia de que un estudioso del telescopio ha llegado a numerar hasta treinta millones de estrellas en el núcleo de la vía láctea. Y en seguida surge la pregunta: ¿Cuántas estrellas formarán la corte móvil de tu palacio celeste?

Señor, en un siglo de ateísmo público y hasta militante como el nuestro, hay que volverse a la consideración ingenua y de sentido común del hombre que indaga el porqué de las cosas, con el principio de causalidad en las manos. Si la construcción de una nave espacial de unos pocos kilos ha costado miles de horas de estudio, apoyo en leyes físicas ya existentes, millones de pesetas de gastos, colaboración de un equipo de técnicos especializados, tentativas y ensayos previos... ¿cómo es posible atribuir al azar o a la evolución ciega la existencia de millones de estrellas gigantes, en tráfico orbital durante miles de siglos?

Señor del universo, no permitas que el orgullo de nuestra ciencia espacial de juguete nos impida reconocer tus huellas en el cielo, sino que el progreso técnico sea la palanca que nos descubra cada vez más tu omnipresencia.

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12, Enero.

«LUZ EN LA SOMBRA»

Señor: Los que creemos en Ti, no podemos soslayar el fenómeno del ateísmo circundante. Hoy el ateo ya no es el aislado libertino del pueblo, señalado por todos los dedos como blasfemo y condenado en vida. Hoy el ateo se halla instalado lo mismo tras el parapeto de la ignorancia como en la cátedra universitaria y el progreso técnico.

Sin embargo, Señor, a pesar del número asombroso de gente que afirma no creer en Ti, tiene razón Eve-ly al afirmar que "el verdadero ateo no es el que dice que Dios no existe, sino quien dice que Dios no es capaz de cambiarlo, que no le cambiará jamás, que ya es demasiado tarde".

En otras palabras, Señor, el auténtico ateo no es quien no se ha tomado la molestia de pasar de las causas superficiales de las cosas a la Causa profunda, que eres Tú, sino el creyente, que no cree en tu omnipotencia y en tu bondad para sacarle de su pecado.

Al fin y al cabo, Señor, el ateo oficial confunde la verdadera divinidad con la técnica, la superestruc-ra, la evolución, la naturaleza, el progreso, la ciencia... Pero un día podrá preguntarse por la causa de todo eso y tropezar contigo. Sin embargo, Señor, quien dice conocerte, y piensa que su maldad es tan grande que Tú no puedes superarla, ¿cree de verdad en el Dios todopoderoso y todopaternal, que eres Tú? Por eso te pido por los ateos que no te reconocen y por los creyentes que no te conocen.

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«SOLO SE VIVE DOS VECES»

Enero, 13.

Señor: Muchas veces he agradecido a tu predilección esa vida que me regalaste hace años, escogiéndome entre los millones de seres posibles, que Tú podías haber sacado del pozo inmenso de la nada. Pero nunca te he dado gracias por esa segunda vida, que me habrás regalado sin darme yo cuenta, al librarme tu providencia paternal de una muerte acechante.

Pero hoy, Señor, vengo a darte las gracias por ese plus de vida, que he comenzado a vivir, después del accidente de tráfico donde me tenía citado la muerte. No ha sido nada, pero podía haber sido todo. En un segundo concreto de mi reloj ha pasado tangencial-mente el meridiano que separa milimétricamente la muerte de la vida. Y yo me he quedado milagrosamente a este lado.

Gracias, Señor, en mi nombre y en el de todos aquellos que han recibido varias veces el don de la vida, al desbaratar tu mano providente los planes siniestros de la muerte. Y no es que tema la cita suprema contigo tras la aduana del último instante, sino que pienso no estar preparado o no merecer todavía el encuentro de la felicidad eterna, y por eso considero un favor el dejarme un tiempo más sobre la tierra antes de llevarme al cielo.

Y gracias, Señor, también por las otras veces en •que me libraste de la muerte, toreando por mí su embiste, cuando yo no me daba cuenta de su cercanía. Enséñame a emplear esta segunda—o tercera o «nésima vida—en un servicio mayor y mejor a Ti y a los hombres. Será la forma ideal de acudir a la cita definitiva.

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14, Enero.

«DÍAS DE VINO TINTO»

Señor: Tú sabes muy bien que hay palabras equívocas. Detrás del concepto "progreso", "civilización", "avance", "modernización" y otros similares pueden alinearse realidades positivas al servicio de la humanidad. Pero también es verdad que bajo todos esos nombres pueden agazaparse hechos y cosas de signo negativo.

Tú conoces, Señor, que estoy pensando concretamente en el índice de bebidas, al hablarte hoy así. Cierto que el aumento en la producción y distribución de licores indica un desarrollo económico y un nivel de vida en creciente. Pero cuando esa curva ascendente en la bebida significa aumento de alcoholismo, entonces, el progreso material se convierte en regresión moral.

Y me da pena, Señor, saber que en España, donde podemos presumir de un pequeño milagro económico en estos últimos años, con la perspectiva de entrar pronto en la rueda de las naciones europeas, sintamos en este punto de la bebida el claroscuro del desarrollo.

Porque en sólo quince años hemos pasado de un cuarto de millón de alcohólicos en 1950, a millón y medio en 1966. Y eso, Señor, es un índice de degeneración.

Porque nunca beber en demasía hasta perder la razón es signo de auténtico progreso. Refugiarse en el alcohol para huir de la prosa o de la tragedia de la vida, o para evadirse de sí mismo, o para engolfarse en el placer será siempre una debilidad moral y humana. Por eso te pido, Señor, que no haya entre mis compatriotas ningún borracho a no ser de esos Que canoniza el autor del libro titulado "Hombres ebrios de Dios", es decir, cristianos que pierdan la cabeza por Ti.

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Enero, 15.

«EL INFIERNO DE MEKONG»

Señor: Uno de los temas tabú en el panorama religioso contemporáneo es el del infierno. Resulta anacrónico, además de chocar con el "buen gusto" de nuestra época.

La generación de la bomba atómica, las cámaras de gas, los campos de concentración y la trata de niños, la civilización del sadismo más refinado chirría ante el pensamiento del infierno.

El mismo enfoque del cristianismo posconciliar, más positivo, es reacio a incluir entre sus temas la predicación de las penas del más allá.

Sin embargo, Señor, el infierno es un dato revelado por Ti, que no puede omitirse, sin mutilar el Evangelio. Otra cosa muy distinta es la descripción apocalíptica, que durante siglos se ha hecho de él. Los predicadores medievales y renacentistas se han complacido morbosamente en pintar con paleta macabra y oratoria amplificatoria la realidad incuestionable del infierno.

Pero una mirada objetiva hacia ese mal, Señor, resulta conveniente. Lo primero, para quitarte ese sambenito de una crueldad vengadora hacia los hombres pecadores. Porque Tú no has creado el infierno, negación de todo bien, ya que tu bondad sólo puede crear cosas buenas. El infierno es sólo el resultado de la libertad humana, empeñada en volverte las espaldas para siempre. El infierno es decir consciente y definitivamente no a las constantes solicitaciones con que tu amor asedia nuestra libertad.

Tú, Señor, no condenas a nadie. Sólo el hombre pue-ded elegir su destino eterno separado de Ti. No permitas que huyamos de tu amor ni el tiempo ni en la eternidad.

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16, Enero.

«LOS DERECHOS DE LOS HIJOS»

Señor: Hoy vengo a hablarte de padres e hijos. Tú ya sabes cómo se están poniendo las cosas de tirantes entre las dos generaciones de generadores y generados. Es verdad que los hoy padres se sentían algo distantes de los suyos, cuando sólo eran hijos. Pero, con la historia en la mano, parece ser que hoy las cosas han llegado a límites inéditos hasta ahora.

Ni basta decir ya simplemente, Señor, que los jóvenes deben callar y obedecer, sobre todo cuando sus mayores son indignos de ostentar el cetro de la superioridad y del mando. Ni basta darles siempre la razón a los padres, por el solo hecho de serlo. Hoy las bambalinas de la pura apariencia no resisten el empuje de la sinceridad juvenil.

Hasta hay quienes dicen, Señor, que "los países subdesarrollados son aquellos en que los hijos todavía respetan a sus padres", como afirmó cierto político francés. Lo cual, si quiere significar que respeto a los mayores es sinónimo de subdesarrollo cultural y cíVico, me parece un disparate sin defensa posible. Si sólo quiere enunciar el hecho histórico de que la emancipación civilizadora va unida a la independencia de los hijos, es algo innegable.

Pero, Señor, bajo el punto de vista ético y religioso, no puede admitirse que la falta de respeto a los padres sea un valor en ninguna hipótesis, ya que sigue en pie el mandamiento de "honrar padre y madre". Lo que tampoco puede admitirse es un dogmatismo tiránico por parte de los mayores, sino un diálogo hecho de comprensión y confianza.

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«ESTE PERRO MUNDO»

Eiiieru, xi.

Señor: Hoy, día de San Antonio Abad, el de las barbas largas y los muchos años, el protector de los animales, como su homónimo de Padua lo es de los novios, me viene a la memoria el caso de esa señora norteamericana residente en Alicante, que tiene un perro llamado Hillary, al que lleva mensualmente en avión a Madrid para que le hagan el pelo.

Desde luego, Señor, no creo que Tú ni San Antonio Abad tengáis nada contra la elegancia de los animales. Tampoco a mí me parece mal que sus dueños se preocupen de cuidarlos. Lo que no me parece que sea de tu agrado, ni del gusto de viejo ermitaño ni de mi aprobación es la dedicación a los animales de un dinero y un tiempo y un cariño, que negamos a los hombres.

Lo que no comprendo, Señor, es que podamos enviar por avión a un perro para que le peinen, mientras millones de hombres no pueden coger el tren o el autobús de línea por falta de dinero. Ni me cabe en la cabeza que la televisión inglesa anuncie diversas marcas de comida para perros y gatos, mientras millones de niños mueren literalmente de hambre.

Lo que me extraña, Señor, es que haya lugar en grandes ciudades extranjeras para enterrar a los animales, mientras millones de seres humanos no encuentran un piso para poder vivir. Lo que causa estupor es que los perros de ciertas casas se den la vida padre, y los hombres de muchas casas tengan que llevar una vida perra.

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ORACIONES SIGLO XX. 2

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15, enero.

«UNION STATION»

Señor: Hoy comienza el ya famoso Octavario por la unión de los Cristianos, que nos marca su última lista de intenciones conforme al espíritu del Concilio Vaticano II. Para este primer día de cruzada oracional se nos ha señalado como tierra de conquista "la unión de todos los cristianos."

Es verdad que estos últimos años, Señor, los medios informativos han llenado sus primeras o postreras páginas con noticias sobre el acercamiento entre las diversas confesiones cristianas: congresos, asambleas, reuniones a diverso nivel, conversaciones, visitas, asistencia de observadores de otras iglesias a los consejos celebrados por alguna de ellas.

Señor, todo eso es magnífico. Como lo es el que hayamos bautizado a los antiguos "enemigos de nuestra fe" con el dulce nombre de "hermanos". Sin embargo, no podemos olvidar el adjetivo de "separados", necesario para ser fieles a un hecho innegable. Y es que, a pesar de todos los acercamientos de la última época, sólo hemos conseguido acortar distancias, pero sin llegar al abrazo unitivo.

El hecho es, Señor, que "la túnica inconsútil" sigue rasgada. Y el peligro de nuestro afán sensacio-nalista, que se nutre de novedades, es que nos cansemos de escuchar el disco de la unión de los cristianos antes de lograr esa unidad. Por eso te pido hoy que no dejemos de rogar, hasta que todos cuantos creemos en Ti lleguemos a ser "hermanos unidos".

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Enero, 19.

«EL DOLOR DE LOS HIJOS»

Señor: En nuestro mundo de refinado sibaritismo, un slogan en favor del dolor estaría abocado al fracaso más seguro. Combatir el dolor, evitarlo, sí; procurarlo, no. Y sin embargo, el lema de la Iglesia en este segundo día del Octavario por la unión de los cristianos es precisamente "pedir por el dolor de las separaciones".

Enséñanos, Señor, que hay dolores que valen la pena. Por ejemplo, el de la esposa por la ausencia llena de incertidumbres del marido en busca de un pan, que debería poder ganar junto a ella y sus hijos. Por ejemplo, el dolor del pecador por la separación que el mal ha introducido entre su alma y Dios.

Por ejemplo, Señor, el dolor por las separaciones que se han ido abriendo a lo largo de los siglos entre los hermanos de tu familia cristiana, entre los hijos de tu Padre celestial. Si creemos que de verdad nuestra fe vale la pena, hemos de sentir dolor al comprobar que no todos los creyentes la compartimos con la misma intensidad.

Señor, durante varios siglos, los católicos hemos adoptado una postura rígida ante los miembros de las demás confesiones cristianas. Nuestra adhesión inquebrantable a la verdad nos ha llevado erróneamente a olvidar la parte de culpa que también nosotros tenemos en la ruptura familiar cristiana. Hoy la Iglesia nos dice que debemos dolemos humildemente y cordialmente de esta separación. Haz que esta postura nos haga tender la mano y abrir el corazón a los hermanos.

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20, Enero.

«VIDAS HEROICAS»

Señor: Estamos en el tercer día del Octavario por la unión de todos los cristianos, que en este nuevo programa de cariz más positivo que el primitivo, nos pone como meta de nuestras plegarias "la santificación de los católicos".

Esta intención es un consejo de tu Iglesia al examen de conciencia sobre la frase de San Pablo: «Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación." Porque no basta pertenecer a la Iglesia poseedora de la verdad, sino que es necesario además vivir su vida sobrenatural, si de veras queremos Ser auténticos fieles.

Señor, enséñanos a pensar que más importante para la unión de todos los creyentes en Ti resulta nuestra vida santa que la mera suma aritmética de las confesiones protestantes a la católica. Porque lo que cuenta en la verdadera Iglesia no son las estadísticas, sino la santidad; no el número de bautizados, sino la calidad de los que viven su bautismo.

Señor, convéncenos de que más que la apologética de libros o discusiones, la unión fraguará en el seno de la comunión de los santos, es decir, en esos misteriosos vasos comunicantes de la gracia, que se reparte a todos desde la plenitud dé los que viven en tu amistad.

Y sobre tedo, Señor, regálanos Tú esa gracia, que como dice la misma palabra es un don gratuito, más que el resultado de unos esfuerzos humanos. Entonces, cuando todos tus católicos sean santos, santificarán por osmosis a los "demás.

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«LA MIES ES MUCHA»

Enero, 21.

Señor: Hoy nos presenta la liturgia esa figura siempre conmovedora de Santa Inés, la muchacha de trece años que consagró su virginidad con el martirio. Y el Octavario por la unión de los cristianos nos manda pedir por "la santificación de las Iglesias de misión".

A primera vista, Señor, ¿qué relación puede haber entre una mártir de los primeros siglos y las misiones? Y sin embargo, existe. Porque Inés se santificó en plena juventud, y las iglesias misionales se apellidan "jóvenes". Por eso, nadie mejor que una santa joven para recibir hoy nuestras oraciones en favor de las iglesias jóvenes.

Además, Señor, Inés fue virgen, y las iglesias misionales están todavía vírgenes de rutina y cansancio, esas lacras que afectan con frecuencia a las iglesias viejas. Por eso, nadie mejor que la joven virgen para proteger a las iglesias vírgenes.

También hay, Señor, otra relación entre Inés y las Iglesias en país de misión. Y es que Inés fue mártir, y siempre se ha dicho que "la sangre de los mártires es.semilla de nuevos cristianos". Poco importa que Inés no muriera en tierras paganas actualmente, porque para Ti la geografía tiene menos importancia que el sacrificio. Por eso, puedes aplicar la sangre de Inés como riego fructífero de los campos recién sembrados por el Evangelio.

Señor, santifica las iglesias misionales, para que su ejemplo de juventud estimule nuestras viejas cristiandades. Te lo pedimos por tu joven virgen y mártir santa Inés.

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22, Enero.

«LA BARRERA»

Señor: Los hombres trazamos divisiones sobre el mapa, y las llamamos, por ejemplo, Oriente y Occidente. Luego, la Historia se encarga de acentuar esas separaciones geográficas, por medio de guerras e incomprensión. Pero lo peor del caso es que esas divisiones raciales, históricas y geográficas llegan hasta la zona religiosa.

Señor, "el cisma oriental" es una cuña demasiado profunda en el tiempo para que nadie que conozca la historia de la Iglesia pueda ignorarla. Son nueve siglos de separación, entre las iglesias de Oriente y Occidente, que sólo el océano del amor podrá enlazar un día fraternalmente.

Por eso, Señor, el Octavario por la unión de los cristianos nos pone como intención de este día "la santificación del Oriente cristiano", porque quiere conseguir el abrazo doctrinal simbolizado por ese otro abrazo sincero de los dos jerarcas supremos, Pablo VI y Atenágoras.

Hasta ahora, Señor, nos hemos pasado los siglos mirando con la lupa de la ortodoxia los puntos del dogma que nos diferencian a las dos iglesias. Ahora queremos fijarnos más en las grandes zonas doctrinales que nos son comunes, y pedirte a Ti en plegaria común la unidad de lo poco que nos separa.

Señor, que los miembros de la Iglesia occidental recordemos que Tú fuiste oriental, para saber apreciar ese Oriente cristiano al que perteneciste según la carne y que nos legó el amor a la Virgen tu Madre y los primeros concilios de tu Iglesia.

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Enero, 23.

«UNIDOS POR LA FORTUNA»

Señor: ¿Hay algo peor que el anquilosamiento mental? Porque si es malo el artritismo físico o la esclerosis de las articulaciones, mucho más lamentable es la rigidez en la inteligencia del hombre, hecha para nuevas síntesis.

Te digo esto, Señor, porque muchos católicos se extrañarán de que hoy la Iglesia, en su Octavario por la unión de los cristianos, nos haga pedir no ya por la desaparición de los protestantes o por su conversión, sino por su santificación.

Sí, Señor, existe todavía un gran sector entre los católicos, que no se han enterado del Concilio, que no saben o no pueden o no quieren hacer elástico su raquítico esquema doctrinal con la anchura de corazón de una Iglesia renovada en el Vaticano II.

Y no es que la verdad haya cambiado, Señor, pero sí nuestra actitud hacia los que no comparten íntegramente nuestro credo religioso. Ahora se nos marcan directrices de lupa comprensiva hacia los protestantes, más que de microscopio amplificatorio de sus errores.

Hoy se nos hace pensar en su bautismo, que les hermana a los católicos y les hace hijos tuyos. Hoy se nos pide admitir su buena voluntad y su posible salvación dentro de una Iglesia espiritual de horizontes más amplios que los materiales de la Iglesia católica.

Señor, ensancha nuestra mente y, sobre todo, nuestro corazón para que pidamos hoy y siempre por la santificación de los protestantes, tus hijos y hermanos nuestros.

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24, Enero.

«NIEBLA Y SOL»

Señor: Te confieso que no soy forofo de Inglaterra. No me acaba de gustar su historia, tal vez porque al rozar tangencialmente con España ha dejado en nosotros huellas tan profundas como los pillajes de Drake y la colonización de Gibraltar. No soy devoto de la rubia Albión envuelta en su neblina, ni del Londres de casas patinadas de color negruzco. Pero me disgusta positivamente su nueva ley que considera legal la homosexualidad.

Sin embargo, Señor, hoy la Iglesia me manda pedir en su Octavario por la unión de los cristianos, por la santificación de los anglicanos, esa porción tan numerosa de fieles ingleses, los más cercanos al Catolicismo.

No quisiera, Señor, que mi poca simpatía hacia la flema británica, hacia su colonialismo trasnochado o su perezosa pronunciación lingüística afectaran mi obligación de rogar por sus intereses espirituales, especialmente hoy por la santificación del an-glicanismo.

Recuérdame, Señor, que los fieles de la Iglesia an-glicana rivalizan con nosotros en la devoción a tu Madre y nuestra, la Virgen María. Dime que también ellos quieren adorar en sus templos tu presencia eucarística, ese milagro de tu omnipotencia y tu amor a los hombres. Repíteme que es muy probable la_ realidad de su sacerdocio transmisor de la gracia' a los fieles. Y hazme sentir la dificultad de admitir una autoridad papal, presentada durante siglos como enemiga de los poderes de su patria.

Señor, que mi oración santifique a los hermanos anglicanos.

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«CAMINO DE SANTA FE»

Enero, 25.

Señor: Hoy, día de la conversión de Saulo de Tarso en Pablo de Cristo, la Iglesia nos manda pedir en su Octavario por la unión "por la unidad de todos los hombres en la caridad y la verdad de Cristo". Nada más lógico que, en la fecha que cierra la plegaria por el ensamblaje de todos los cristianos, rompamos los moldes del cristianismo y queramos abarcar a todos los hombres, ya que celebramos la conversión de Saulo el judío en Pablo el ciudadano del mundo, el apóstol de las naciones.

Señor, las estadísticas nos ponen ante los ojos el agridulce de un aumento absoluto constante de católicos y cristianos junto a un descenso relativo continuo de bautizados en relación con la población mundial cada vez mayor. A nuestro celo misional le falta generosidad y entusiasmo para compensar ese desfase entre conversiones y crecimiento demográfico. Tal vez tu mandato de predicar el Evangelio a todo el mundo tropezará siempre con la inercia de nuestro egoísmo remolón.

Sin embargo, Señor, Tú tienes caminos invisibles para hacer llegar a todos los hombres tu caridad y tu verdad, Tú puedes hacer cristianos aun de aquellos que nunca oipán hablar de Ti. Y la Iglesia hoy nos manda pedirte ese milagro de unificar a todos los hombres en el amor y en la verdad. Por eso te pido de todo corazón por la unidad de todas las razas en la verdad esencial de tu Evangelio: la de que todos somos hermanos, hijos de Dios, y que todos debemos amar a nuestro Padre celestial y a todos los hombres.

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26, Enero.

«OPERACIÓN PLUS ULTRA»

Señor: Hoy quisiera hablarte de Fabio, porque su caso me ha emocionado de verdad. Ni que decir tiene lo que te habrá gustado a Ti, porque en eso de tener corazón, nadie puede competir contigo. Me refiero a ese niño italiano de siete años, que te envió una carta al cielo, atada al extremo de un globo, para que llegara mejor. Ya ves que también los niños juegan a lanzar satélites espaciales...

Fabio te pedía en la carta que curases a su her-manito de la enfermedad que le impide hablar correctamente. Sin duda, el chico ha oído hablar de tus curaciones evangélicas, dictadas por tu buen corazón, y ha pensado que también podrías y querrías sanar a su hermano.

Pero, Señor, lo que no pensó Fabio al lanzar su globo es que no iba a llegar al cielo. Algún tiempo después de inútil forcejeo con la atmósfera, el globo fue a caer en otra población del mismo territorio italiano de donde partió cargado de ilusión.

Sin embargo, Señor, Tú guiabas el globo y la carta de Fabio, al hacerla llegar a manos de personas que la pusieran en la órbita del amor, ya que varios especialistas en foniatría curarán gratis al hermanito de Fabio.

Es un caso ejemplar, Señor, de lo que debe ser nuestra vida de cristianos, otros cristos. Desde que Tú acelizaste el día de la Ascensión, nos toca a tus seguidores repetir en la Historia eso que fue el resumen de tu vida: pasar por la Tierra haciendo el bien. Por eso te pido que todos los cristianos sepamos convertir en categoría la anécdota de Fabio y su globo.

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Enero, 27.

«LUZ EN EL ALMA»

Señor: Quisiera agradecerte esas palabras que inspiraste recientemente a Pablo VI, tu Vicario en la tierra, cuando dirigiéndose al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede, dijo: "El Cristianismo aporta una revolución en el sentido de un cambio en la escala de valores, no en el de una subversión violenta."

Es verdad que Tú dijiste que no viniste a traer la paz, sino la espada, la discordia hasta en el seno de la familia. Pero tu revolución no es contra los otros, sino contra lo malo que hay en nuestro interior. Tu violencia no tiende a la subversión de lo ajeno, sino a conmocionar nuestro egocentrismo. Tu espada no es para esgrimirla contra los demás, sino para sajar nuestro desorden.

Cuando comenzaste a predicar, Señor, tomaste como slogan la palabra metanoia, conversión, cambio de mentalidad. Y no hay revolución mayor que la dirigida contra la jerarquía establecida en el alma. Por eso se puede hablar de lo revolucionario de tu doctrina, porque vino a cambiar la escala de valores de un falso humanismo por la de un humanitarismo divino.

Sin Ti, Señor, el yo se hace el centro raquítico alrededor del cual gira todo lo demás. Desde que Tú hablaste, "el primer mandamiento es amar a Dios de todo corazón", y "el segundo, amar al prójimo como a sí mismo". Y no hay mayor revolución que colocar a Dios arriba y al otro en nuestro lugar. Ahora sólo falta que revolucionemos la historia con esa revolucionaria jerarquía de valores cristiana.

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28, Enero.

«DIEZ DOLARES DE AUMENTO»

Señor: Es curioso el fenómeno de las subastas. Uno comienza a pujar cada vez más alto, y el prurito de superar al contrincante llega a marear hasta el punto de pagar a veces sumas que jamás se pagarían en el examen frío de la mercancía, sin competidores en papel de tentación.

Pero otras veces, Señor, las subastas no son sino la forma deportiva de canalizar una aportación económica a empresas caritativas o sociales. Y en esos casos, vale la pena dejarse caer en el vértigo de la competencia hasta sobrepasar el valor real del objeto subastado.

Tal es el caso reciente de ese católico, que ha pagado 250.000 pesetas por el bastón de gala del nuevo Arzobispo de Barcelona, cantidad destinada a la "Ciudad de la Ilusión", ese centro benéfico, con destino a la capacitación de niños subnormales.

Recuerdo, Señor, que la famosa riada de Valencia, desbordó el entusiasmo y el dinero para lograr el anillo episcopal del Arzobispo valentino, puesto a subasta en favor de los damnificados por el desbordamiento del Turia.

En ambos casos, Señor, creo que la comprensible curiosidad de poseer un objeto psicológicamente valioso queda superada con creces por la generosidad de quienes pujan cada vez más alto movidos por la intención de ayudar a una buena obra.

Enséñanos, Señor, a competir en generosidad no sólo en casos extraordinarios de subasta pública, sino en el rosario cotidiano de necesidades que piden nuestra colaboración.

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uñero, »».

«JÓVENES AL SOL»

Señor: Muchos se meten con la juventud de nuestros días. Y en cierto sentido, no les falta razón. Son demasiados nombres unidos a la edad juvenil, que suenan a rebeldía y náusea: gamberros, beatniks, trogs, provs, rocks, mods, beats, blouson noir, tep-pisti y demás familia. Pero no podemos generalizar. La mayoría de los jóvenes no son así.

Por eso, Señor, me he alegrado al recibir un "Credo de la juventud", que voy a leerte, como oración de esperanza:

"Creo en un joven, cuyos afanes se forjan en el esfuerzo de comprar un piso a su madre.

Creo en un joven portero que, en virtud de un alto sentido de responsabilidad, llora en Irlanda porque ha metido un gol en su propia meta.

Creo en un joven montañero que, solo, durante la noche y en la cumbre nevada de un monte, vela el cadáver de su acompañante.

Creo en un joven que se arrodilla en una plaza de toros y pide perdón por un antiguo gesto de desprecio.

Creo en un joven que, en White City, vierte unas lágrimas—no de ira, sino de pena—sobre su raqueta vencida.

Creo en un joven que afirma, con palabras de su alma, que no cambia por la fortuna más fabulosa la paz que ha hallado en la soledad de la ermita.

Creo en un joven gobernante que labora por la paz, a sabiendas de que su vida peligra.

Creo en un joven que oculta en la mano de un pobre las monedas equivalentes a las que malgasta para quebrar la hermosura de su alma."

Señor, multiplica esos jóvenes, para que este "Credo de la juventud" tenga cada vez fundamentos más universales.

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30, Enero.

«TIEMPOS PASADOS»

Señor: No sé por qué acaba de venirme a la memoria esa pieza teatral de Priestley, El tiempo y los Conway, realizada no hace mucho en la tele, bajo el título de La herida del tiempo. Y es precisamente el acierto de la versión española, del título lo que ronda mi recuerdo y de lo que quiero hablarte.

La herida del tiempo, Señor, es lo que intuye de repente la protagonista de la obra inglesa de Priestley, y lo que nos asalta en algún momento de nuestra vida a todos los hombres. La herida del tiempo es el sentimiento, a veces fugaz, pero siempre profundo, de que la vida se nos escapa por las manecillas del reloj, insensible, pero inexorablemente.

Y entonces, Señor, una sombra de nostalgia por lo que ya se fue, y un tinte de tristeza por lo que ya no será nos invade. Porque nos parece que "cualquier tiempo pasado fue mejor" y que caminamos a la nada. Y nosotros sentimos que hay una contradicción entre las ansias de vivir, que anidan en el corazón, y la seguridad de la muerte, que se presenta como la estación término del tiempo.

La herida del tiempo, Señor, no es del todo triste, porque el hermano mayor de la protagonista le recita unos versos en IOP que se dice que el tiempo es un tejido de alegrías y tristezas, que nos conduce hacia un mundo mejor. Pero yo sé que no es nada triste, porque en la frontera del tiempo con la eternidad, nos espera la juventud inmarchitable, de la que participará también un día nuestro cuerpo.

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Enero, 31.

«LUZ DE LAS TINIEBLAS»

Señor: Hoy vengo a hablarte del cine, ya que celebramos la fiesta de San Juan Bosco, el simpático fundador de los Salesianos, que mereció, con sus sanas veladas recreativas de los domingos, el patronazgo de las salas oscuras.

Tu Iglesia, Señor, ha ido evolucionando en su aprecio del cine, desde una postura inicial de reserva hasta la exhortación del concilio Vaticano II a los católicos, para que manejen el más poderoso instrumento de comunicación social en la difusión del bien.

Pero todavía quedan muchos fieles, Señor, que sólo ven en el cine sus sombras, sin fijarse en lo que tiene de luz. Es verdad que resulta innegable la definición de un autor italiano, según el cual "el cine linda por el Norte con el arte y por el Sur con la pornografía". Sin embargo, ello se debe no a la malicia inherente al cine, apellidado por Pío XII "invento digno de la mayor admiración", sino de que, como asiempre, "los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz".

Por eso, Señor, hoy quiero pedirte un cine mejor, que sea el resultado del trabajo en equipo de todos cuantos están relacionados con él. Que haya guionistas de buena voluntad creadores de historias constructivas. Que haya directores honestos, plasmadores de la belleza en el celuloide. Que haya artistas al servicio del arte y no de la inmoralidad. Que haya productores y distribuidores al servicio del público y no de sucios intereses. Que haya espectadores responsables a la hora de sacar su entrada para el cine.

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1, Febrero.

«CARTAS MARCADAS»

Señor: Ahora se habla mucho de "volver a las fuentes". El afán de sinceridad, que anima nuestra generación, nos dicta el empalme directo con el pasado que fue principio, a fin de barrer la hojarasca que el tiempo haya podido añadirle. En el terreno religioso, gustamos de volver a la escritura y a la primera tradición de la Iglesia.

Y hoy, Señor, nos sale al paso, de mano de la liturgia, la figura maravillosa del mártir del siglo i, San Ignacio de Antioquía, el que junta Oriente y Occidente, ya que nace en Siria y va a morir a Roma; el obispo que entronca directamente con los apóstoles, ya que ocupa la cátedra de San Pedro en Antioquía, inmediatamente después de él.

Quisiera, Señor, que esas cartas de Ignacio, camino de su martirio en el circo romano, sólo comparables a las epístolas de San Pablo, inflamaran mi corazón de amor por Ti, como ayer lo hicieron con los primeros fieles a quienes iban dirigidas.

Señor, haz que yo diga con verdad como Ignacio: "Jesucristo es nuestra vida, del que nada ha de separarnos." "Mi amor está crucificado, y ya no queda en mí fuego que busque alimentarse con materia; pero sí un agua viva, que murmura dentro de mí y desde lo íntimo me está diciendo: Ven al Padre."

Señor, haz que yo sienta de la muerte, como sentía Ignacio, al escribir: "Bello es que el sol de mi vida, saliendo del mundo, transponga en Dios, a fin de amanecer en El." O, como Pablo: "Para mí vivir es Cristo, y morir, ganancia."

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«LA FRONTERA DE DIOS»

Febrero, 2.

Señor: De los tres aspectos que presenta la fiesta litúrgica de hoy—Purificación de María, Presentación tuya en el templo y Encuentro de Ana y Simeón contigo—, vas a permitirme que tome el último para balbucir mi oración de este día.

Encontrarte, Señor, ésta es la cuestión. Los hombres nos afanamos siempre por hallar algo: vamos detrás del dinero, de la fama, de la amistad, del amor, de la sonrisa, de la diversión, de la belleza, de la comprensión, de la novedad, del descanso... Pero, en el fondo de todo ese caleidoscopio de figuras cambiantes, que se mueven allá en el último plano de nuestros deseos, yo sé que te hallas Tú, Señor.

Tenía razón San Agustín, al esculpir la frase que han respetado los siglos: "Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti."

Pero muchos se intranquilizan porque no logran ver tu rostro. Son almas que suspiran como el salmista: "Como el ciervo tiene sed de las corrientes de agua, así mi alma está sedienta de Ti." Pero, a su alrededor, sólo escuchan "el silencio de Dios".

Señor, te pido por unos y otros. Para cuantos te buscan sin saber que lo hacen, te suplico que a través de las cosas lleguen a ver tu rostro, logren encontrarte. Para todos los que se quejan de no hallarte, a pesai de buscarte, te ruego hagas que te encuentren, al menos al final de su vida, como hiciste con los dos viejos de la fiesta de hoy.

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3, Febrero.

«PACTO DE SILENCIO»

Señor: Hoy recordamos en la tierra la memoria de aquel cristiano llamado Blas, a quien la Iglesia ha encomendado la protección de nuestra boca y garganta. Por eso quiero darte las gracias por este don maravilloso de la lengua, que me permite hablar y comer, comunicarme con los demás y alimentarme a mí mismo.

Pero, al mismo tiempo, Señor, yo quisiera saber siempre usar rectamente mi lengua, "la mejor y la peor de las cosas", en definición del fabulista Esopo. Y es que recuerdo la frase de tu apóstol Santiago: "Si alguno piensa que es religioso y no refrena su lengua, engaña su corazón, vana es su piedad."

Por eso te pido seguir el consejo del mismo apóstol en su carta: "Todos sean prontos para escuchar, lentos para hablar", ya que "quien no falte en la palabra, ése es hombre perfecto, capaz de refrenar el cuerpo entero"; pues "si a los caballos les ponemos el freno en la boca para que nos obedezcan, dirigimos todo su cuerpo", y si "los barcos, siendo tan grandes y empujados por tan fuertes vientos, con un timón pequeñísimo se conducen adonde quiere la voüintad del piloto, así también, la lengua es un miembro pequeño y se gloría de grandes cosas".

Señor, que no me ocurra con mi boca lo que sigue diciendo Santiago apóstol: "Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, hechos a semejanza de Dios." Quiero que mi lengua te alabe siempre a Ti, y hable siempre para bien de mis hermanos los hombres.

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Febrero, 4.

«LA MUJER X»

Señor: Hay un autor literario español, que define así a la mujer, en una de sus obras: "La mujer es el paraíso de los ojos, el infierno de las almas, el purgatorio de los bolsillos y el limbo del pensamiento." Y yo quisiera hoy hablar contigo con es^a definición como base.

Señor, Tú sabes que no siempre "la mujer es el paraíso de los ojos". Y no sólo porque lo de "sexo bello" no se realiza en todos los ejemplares del sexo débil, sino porque la belleza femenina actual está pasando una crisis de sofistería tan aguda, que es difícil reconocer tras la operación tocador y vestuario el encanto natural de la mujer.

Señor, Tú sabes también que no siempre "la mujer es el infierno de las almas". Muchas veces, gracias a Ti, es precisamente la madre, la esposa, la hermana, la novia, la... mujer la torre de lanzamiento desde donde el hombre, el novio, el hermano, el marido, el hijo han alcanzado el cielo.

Señor, y Tú conoces igualmente que no toda mujer "es el purgatorio de los bolsillos". ¡Cuántas amas de casa hacen pequeños y grandes milagros económicos con el sueldo del marido! ¡Cómo se multiplican en sus manos los pocos panes y peces de unas pesetas!

Señor, y Tú conoces que no siempre la mujer "es el limbo del pensamiento", donde se sumerge pasivamente el hombre, sino que muchas veces su imagen y recuerdo es un estímulo para el trabajo, el porvenir y el bien.

Señor, danos mujeres oasis de los ojos, cielo de las almas, ahorro de los bolsillos y estímulo del pensamiento.

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5, Febrero.

«MUJER SIN RUMBO»

Señor: No hace mucho tiempo, un arqueólogo español encontró en Grecia, junto al Mar Egeo, unas sandalias de mujer con la siguiente inscripción claveteada en las suelas: "Sigúeme." Y a mí me parece todo un símbolo del papel de atracción ejercido siempre por la mujer.

LiO malo, Señor, no está en que "el hombre se siente atraído por la mujer, como la luna alrededor del sol", según reza el refrán. Es una vocación de la feminidad, querida por Ti. Sin embargo, cabe preguntarse con cierto temor si la mujer emplea el imán de su fascinación para el bien o para el mal.

Desgraciadamente, Señor, el primer caso del imperativo de la mujer "Sigúeme" fue para conducir al hombre hacia el abismo del pecado, para alejarle de Ti. Y es que Eva cayó en la tentación de confundir su papel de camino para Adán hacia.Ti, con el de senda hacia el mal.

Y a lo largo de la historia protagonizada por la mujer, Señor, la caravana de las que han ejercido su influjo sobre el hombre para hundirle en las playas del pecado o en las aguas del mal moral, es inmensa. Y no hace falta para ello acudir a las mujeres tristemente famosas por su poder, su belleza o su talento. También mucha mujer anónima ha sido anzuelo envenenado para el hombre atrapado por ella.

Sin embargo, Señor, desde que María irrumpió en la historia, millones de mujeres han llevado tras sus pisadas bienhechoras hacia Ti a sus maridos, hijos, hermanos y a todos los hombres que quisieron seguirlas. Danos muchas mujeres así, hoy que el feminismo conquista el mundo.

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Febrero, 6.

«VACACIONES EN MALLORCA»

Señor: Hoy quisiera hablar contigo de turismo. Y no es que pretenda decirte que "España es diferente", que si la Costa del Sol o que si la Costa Brava, porque Tú te lo sabes de memoria, ya que salieron • de tus manos, y conoces nuestra geografía mejor que nosotros. Más bien quisiera hablarte de los turistas que nos visitan.

Las últimas cifras, Señor, concretan en diecisiete millones los extranjeros que pasaron sus vacaciones en territorio español. Y me impresiona pensar que su número supera la mitad de los habitantes de nuestra patria. En otras palabras, que el año pasado salimos a un turista por cada dos españoles.

Estoy seguro, Señor, de que les dimos su buena ración de sol, de yodo marino, de brisa, de luz, de cielo azul, de folklore, de typical spanish. Incluso estoy convencido de que les demostramos que "España es diferente" en la calidad humana de sus habitantes, llenos de generosidad, sinceridad, alegría vital, espíritu de convivencia.

Sin embargo, Señor, me pregunto si al emprender el regreso a sus brumas norteñas, a sus geografías diversas llevaron grabada en su memoria la impresión honda de nuestra religiosidad teórica y práctica, el recuerdo de nuestro cristianismo vivo y encarnado. Vale la pena pensarlo para cuando este año los turistas superen los diecisiete millones, ¿verdad. Señor?

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7, Febrero.

«EL PREMIO»

Señor: Tú sabes que hay un programa en Televisión Española titulado Gran Premio. Y todos conocen que cada semana unos pocos afortunados se reparten el dinero de ese premio espectacular. Lo que seguramente no sabe la mayoría es que aparte de esos esporádicos ganadores del gran premio, existen otros fijos.

Me refiero, Señor, a los artistas que cierran ese largo espacio de los lunes por la noche en la pequeña pantalla. Porque también ellos cobran cifras de... gran premio. Por ejemplo, el otro día, un cantante español percibió 150.000 pesetas por quince minutos de actuación. Total, 10.000 pesetas por minuto. Aunque todavía le ganó una cantante francesa, que recibió 250.000 pesetas por una actuación paralela.

Señor, ya sé que el arte no tiene precio. Pero no acabo de comprender por qué una estrella de la pantalla o un cantante de festival pueden cosechar millones, mientras un ingeniero o un técnico empresarial o un empleado y un peón, que cumplen con su deber profesional, deben contentarse con sueldos a veces insuficientes.

Lo mismo pienso, Señor, de los personajes pertenecientes al mundo del espectáculo: toreros, futbolistas...

Pienso que se trata de una de esas anomalías sociales, que deben tener su arreglo, a la hora de poner a su hora el reloj de la justicia. Creo que la competencia debería tener marcados sus límites, para que el dinero sobrante pudiera repartirse mejor entre todos los miembros de la sociedad.

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«MIÉRCOLES DE CENIZA»

Febrero, 8.

Señor: En este nuevo comienzo de la cuaresma, la ceniza litúrgica ha caido sobre mi cabeza para recordarme una vez más que soy polvo y que al polvo he de volver.

No está mal, Señor, que de cuando en cuando el hombre—y quizá más la mujer—piense en la próxima desintegración de su cuerpo, del que se envanece con tanta facilidad y del que procura exprimir el jugo del placer con frecuencia contca ia moral.

Recordar que somos polvo, Señor, puede ser un buen correctivo para el orgullo, la vanidad y la soberbia por unos miembros robustos, ágiles o bien conformados. Pensar en que hemos de volver a la tierra puede resultar un aviso oportuno para evitar el engreimiento por un cuerpo destinado a pulverizarse.

Sin embargo, Señor, creo que esta visión ni es completa ni es cristiana. Porque lo definitivo de nuestra carne no es el sepulcro, sino la resurrección, no es el polvo, sino el cuerpo glorificado. Como en tu vida, el viernes santo de tu cuerpo destrozado sólo fue la semilla del domingo pascual de tu cuerpo glorioso.

Por eso, Señor, al recuerdo de que soy polvo y de que he de volver al polvo, debo añadir la esperanza cierta de qué mi cuerpo es "portador de valores eternos" y resucitará gloriosamente en eterna juventud, para no marchitarse jamás. "Creo en la resurec-ción de los muertos y en la vida del mundo futuro". Amén.

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9, Febrero.

«DIVORCIO A LA ITALIANA»

Señor: Tu Vicario en la tierra, el Papa, está preocupado estos días por la propuesta de Ley en favor del divorcio en Italia. Y no hay para menos, pues si triunfa en la nación italiana la tesis de la ruptura matrimonial, existe el peligro de que se extienda a todos los meridianos occidentales.

Pero es que el divorcio, Señor, no es sólo algo que va contra la legislación de tu Iglesia, fiel intérprete del Evangelio, sino que es un auténtico fracaso del amor verdadero.

Y es que, cuando dos personas se aman de veras, no se pueden decir: "Te amaré hasta la semana que viene", "Te querré durante cuatro meses", "Mi amor durará por tres años"... El amor auténtico exige perennidad, constancia, duración ilimitada.

Es más, Señor, el amor de verdad no decrece, no disminuye con el tiempo, sino que se incrementa; realiza el slogan "hoy más que ayer y menos que mañana".

Porque la convivencia de dos seres que se aman profundamente, lejos de saturar, imprime el sello de la necesidad del ser querido, la exigencia de su permanencia.

Lo que pasa, Señor, es que falta amor y sobra egoismo, y el divorcio es una espita para el desahogo de la pasión, cuando ya el objeto que la alimentaba no funciona o resulta menos grato que algún otro que aparece en el camino. Por eso, Señor, apaga el egoismo, y desaparecerán las leyes en favor del divorcio. Aumenta el auténtico amor, y perdurará la fidelidad conyugal.

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Febrero, 10.

«EL ROSTRO IMPENETRABLE»

Señor: Hoy quiero hablarte de ese artículo aparecido hace poco tiempo en cierto periódico vespertino español, bajo el título "En busca del verdadero rostro de Dios" y subtitulado "El Dios en el que yo no creo". Vengo a decirte que, a pesar de las fisuras propias de un artículo periodístico, las afirmaciones del sacerdote que firma son correctas y las hago mías.

Sí, Señor, tampoco yo quiero creer en:

"El dios que condene la materia", "el dios que ponga luz roja a las alegría humanas", "el dios que esterilice la razón del hombre", "el dios arbitro, que juzga siempre con el reglamento en la mano", "el dios que exige siempre 10 en los exámenes", "el dios que adoren los que son capaces de condenar a un hombre", "el dios capaz de ser aceptado y comprendido por los egoístas".

No, Señor, tampoco yo creo en:

"El dios a quien agrade la beneficencia de quien no practica la justicia", "el dios del 'ya me las pagarás' ", "el dios que prefiera la injusticia al desorden", "el dios a quien interesen las almas y no los hombres", "el dios morfina para la reforma de la tierra y sólo esperanza para la vida futura", "el dios a quien le falta el perdón para algún p«cado".

Y no creo en este dios, Señor, porque Tú, único Dios verdadero, no eres esa caricatura, sino la Bondad, la Belleza y la Felicidad, encarnadas en Cristo, "el más hermoso entre los hombres", "que pasó por la tierra haciendo el bien".

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11, Febrero.

«EL ENIGMA DE MANDERSON»

Señor: No sé por qué, al leer hoy en la liturgia en que se conmemora la fiesta de la Virgen de Lourdes, se me ha venido a la memoria, por asociación de ideas, el nombre de Alexis Carrel, el famoso médico convertido en la gruta milagrosa de Massa-bielle.

Por eso, Señor, en lugar de comentar contigo el significado de las apariciones de María junto al río Gave, quiero pensar en el título de ese libro escrito por el doctor converso: La incógnita del nombre.

Realmente, Señor, los hombres somos un interrogante mayúsculo. ¿Quién se entiende en ese "túnel del amor", que es nuestro corazón? ¿Cómo diagnosticar certeramente las simpatías y antipatías del alma humana? ¿Qué medio hay de predecir con certeza el futuro de un hombre? ¿Cómo pronosticar si le va a sonreír la suerte, o va a ser víctima de la desgracia?

Tuvo, pues, razón Alexis Carrel al titular su famoso libro La incógnita del hombre. Sin embargo, Señor, en medio de ese laberinto del corazón y el alma humanos, no todo es oscuridad y duda. Poseemos la certeza absoluta de nuestro origen y nuestro destino maravillosos. La fe nos dice que no estamos aquí por casualidad, sino que venimos de esa playa infinita de tu amor creador; y nos afirma que no estamos destinados a la nada, como seres hechos para la muerte, sino que vamos al puerto eterno de tu amor premiador.

Gracias, Señor, por haber despejado "la incógnita del hombre" con tu revelación.

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Febrero, 12.

«SANGRE EN LAS MANOS»

Señor: No todas las noticias sangrientas son negativas, como las de guerras, asesinatos y crímenes pasionales.

Por ejemplo, el ofrecimiento que todos los taxistas valencianos han hecho recientemente en número de ochocientos para dar su sangre en favor de los bancos de la Cruz Roja.

Es hermoso, Señor, este rasgo de contribuir con la propia sangre al riego sanguíneo de hombres, mujeres y niños, necesitados de glóbulos rojos para vivir. Es un ejemplo de bondad laudable ése de quitarse voluntariamente la propia sangre, para dársela a quien no tiene suficiente.

En este domingo primero de cuaresma, Señor, que va a desembocar en el Viernes Santo, fecha conmemorativa de tu muerte sangrienta en la cruz, resulta tonificante constatar que hay hombres que gozan imitando tu gesto redentor. Es verdad que Tú diste literalmente hasta la última gota de tu sangre en la cruz, y que los donantes de sangre sólo dan parte en el quirófano. Pero lo que interesa es el amor, el corazón que se pone al darla. Y ellos, como Tú, la. entregan gratis por amor al prójimo.

Señor, mientras haya hombres que sepan darse —en su sangre, en su dinero, en su tiempo, en su profesión, como sea—, el eco de tu redención sigue vivo sobre la tierra, y el sol de la esperanza brilla entre los escombros amontonados por la guerra y el odio fratricida.

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13, Febrero.

«UN HOMBRE FENÓMENO»

Señor: Mi reciente- viaje a Mallorca coincidió con uno de esos festivales tan gratos a nuestra época moderna. Pero,ésta vez no se trataba de un concurso para seleccionar la mejor canción. Ni siquiera se realizaba el ya tradicional escrutinio para.elegir Miss Mundo, pues para ello se reserva un clima más benigno que el ya suave del invierno mallorquín.

Pásmate, Señor. El festival de que te hablo trataba de nombrar a "Mister Mallorca 1967". Tal vez el título te pueda sonar a "Señor Mallorca", es decir, el hombre que por sus cualidades humanas se haya merecido Un reconocimiento público, un homenaje a su labor social, un premio a sus méritos en pro de un mundo mejor...

Pero, no, Señor, la elección recaía sobre el tipo de biceps más poderosos, de musculatura más tarzáni-ca. Desde luego, no tengo nada contra el cuerpo del hombre, ni contra el femenino, ni contra el masculino. Son obra tuya, tanto como el alma, destinados a la glorificación eterna.

Sin embargo, Señor, no puedo menos que exhalar un suspiro de descontento ante el endiosamiento de de la carne, sin ninguna relación con valores espirituales. Eso de que la expresión preferida de los chicos a la hora de calibrar al hombre sea la de machote y eso de que el premio "Señor Mallorca" se reduzca a la anchura de pecho y potencia de unas pantorrillas, la verdad, no me convence. ¿Te agrada a Ti, Señor?

AA .

Febrero, 14.

«AMOR ATORMENTADO»

Señor: Uno de los diarios españoles recogía estos días la noticia de que cierto empleado de una sociedad anónima se había gastado la cifra de diez millones de pesetas en seis meses, para satisfacer los gustos de la mujer amada y sus deseos de agradarla. A estas horas, los tribunales habrán fallado su sentencia seguramente.

Hoy quisiera, Señor, comentar contigo "esa clase de amor", ya que estamos celebrando la fiesta de San Valentín, patrono de los enamorados.

Siempre se ha dicho que "el amor es ciego". Pero eso de perder la cabeza hasta el punto de desfalcar diez millones en medio año por una pasión, parece que pasa todos los límites previsibles. Y no es que la persona amada no se merezca todo nuestro amor y servicio, pero siempre que sea verdadero y sin daño de los mandamientos.

Es verdad, Señor, que un ciego no sabe por dónde camina, pero si la ceguera es voluntarla, es responsable de sus malos pasos. Y en el enamoramiento, hay muchos momentos de lucidez para ver que esa cadena de regalos, vestidos, diversiones, compras, va a terminar ahogando la libertad y la dignidad del ciego enamorado.

Señor, no permitas que se confunda el amor con la pasión desordenada que crece anárquica como un cáncer devorador. Enséñanos a todos que el amor humano debe ser una mezcla proporcionada de espíritu y corazón; y recuérdanos que el amor cristiano debe añadir una buena dosis de caridad.

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15, Febrero.

«LA MUJER DE MIS SUEÑOS»

Señor: Hace pocos días,. 550.000 alemanes confiaron a un cerebro electrónico de Munich la tarea de sacar el común denominador de lo que debe ser la mujer ideal. Quisiera leerte y comentar contigo los lado, coronado por una cabellera de pelo castaño os-bre la mujer de sus sueños.

Los datos, Señor, arrojados por el cerebro electrónico son los siguientes: La mujer ideal debe tener 1,75 metros de altura; su rostro tiene que ser ovalado, coronado por una cabellera de pelo castaño oscuro; sus ojos convendrá que sean azules de color y rasgados de forma. Siempre según los 550.000 alemanes, el cuerpo de la mujer soñada deberá reunir las cualidades de tipo a la vez deportivo y elegante, sostenido por unas piernas largas y finas.'

¿Qué te parece, Señor? La ficha parece un mero recetario corporal, más o menos discutible. Pero, aún faltan los componentes sicológicos de la mujer ideal. Aparte de una voz más bien grave, los alemanes quieren que su tipo femenino sea temperamental, con cierto sentido del humor; desean igualmente que sea generosa a la hora de manejar el dinero, y amorosa al tiempo de tratar a los niños.

Hasta aquí, Señor, la fórmula de la mujer ideada por más de medio millón de germanos contemporáneos. Una buena lista de elementos. Sin embargo, mucho me temo que incluso con ese ejemplar de mujer, los fracasos familiares se producirían como hasta ahora, si ese tipo femenino no tuviera cualidades esenciales de religiosidad y moral, con un amor auténtico dispuesto al gozo y al sacrificio.

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Febrero, 16.

«EL HOMBRE QUE SE QUISO MATAR»

Señor: Este año, el festival de San Remo no tuvo sólo notas alegres de canciones modernas, ya que el sordo ruido de un disparo en la sien sirvió de sordina a las melodías demasiado chillonas del popular concurso italiano. Sabes que estoy evocando el triste suicidio de Luigi Tenco, la madrugada de su fracaso profesional.

Me causó pena, Señor, esta efemérides recogida por todos los cronistas del Festival, y no me la puedo quitar de la memoria. Y es que la muerte del cantor italiano de la'protesta no puede quedar sin una reflexión serena con la perspectiva de los días. Por eso quiero comentarla contigo, si me lo permites.

¿Por qué se quito la vida, Señor, el muchacho que esperaba triunfar con su canción Ciao, amore, ciao? Según su propia confesión, como protesta a la arbitrariedad de los jurados en la selección de las obras presentadas a los festivales. Según el parecer de algunos comentaristas, como respuesta a la humillación de haber sido excluido del certamen italiano.

En cualquier hipótesis, Señor, ¿justifica el suicidio la actitud de un joven de veinte años? Me pregunto la reacción de Luigi Tenco, caso de haber salido vencedora su canción por la puerta de San Remo, camino de la venta millonaria en discos y la difusión repetida en cadena por las ondas de todas las radios del mundo.

Enséñanos, Señor, a no hacer depender nuestra dicha y nuestra vida de un aplauso o de una repulsa de la gente, sino de tu amor y de nuestra buena voluntad.

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17, Febrero. «UN BESO EN EL PUERTO»

Señor: Es poética la salida de un barco del puerto de Mallorca por la noche, camino de la Península. Las luces multicolores y multiformes de la bahía van perdiéndose en la pequenez de la distancia, hasta el eclipse del último guiño luminoso.

Pero confieso, Señor, que lo más impresionante es la despedida de centenares de manos en ademán de abanico y de los pañuelos como diminutas banderas ondeando al viento. He pensado que esas manos y pañuelos mezclados en confuso tropel no tenían nada de masa anónima. Porque cada pañuelo tenía su destinatario individual, y cada mirada desde cubierta se fijaba en un movimiento de mano personal.

Y me ha venido a la mente, Señor, tu trato con los hombres. Muchos se ven respecto a Ti, como gotas de agua en medio del Océano de la humanidad, como fichas anónimas en la masa de la población mundial. Y creen que tu atención se difunde impersonal y globalmente hacia esa muchedumbre sin rostro ni nombre. Por eso no vibran de amor por un Dios, que sólo tiene para ellos la mirada vaga hacia la multitud.

Sin embargo. Señor, nada más falso. Porque Tú eres como el pañuelo y la mano en el puerto, que no se dirige en bloque a la tripulación, sino a una persona en particular. Tú no amas ni cuidas a la humanidad en general, sino a cada hombre en concreto. San Pablo supo entenderlo cuando escribió: "Me amó y se entregó por mí". Por eso también nuestro amor a Ti debe ser íntimo y personal.

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«LA JAURÍA HUMANA»

Febrero, 18.

Señor: He visto esa película titulada en español La jauría humana. Es impresionante hasta dónde puede llegar el hombre, cuando se olvida de que es racional y se acuerda demasiado de que es animal. Parece imposible que se pueda realizar en la vida diaria el aforismo latino de que "el hombre es un lobo para el hombre".

Porque lo tremendo de la película, Señor, es que con el corazón en la mano, no podemos decir que "es cosa de cine". No, pues el guión de La jauría humana no hace más que quintaesenciar en un esquema, tal vez algo simple de buenos y malos, la verdad cotidiana de las relaciones sociales. ¿Quién no se ve retratado en esa caza del hombre en menor o mayor escala?

Sin embargo, Señor, no debería ser. Cuánto mejor sería el mundo, si en lugar de realizar cada uno en su esfera el título de La jauría humana, lucháramos por procurar la realidad de "la familia humana" Al fin y al cabo, incluso mirando la propia conveniencia, saldríamos ganando si cada uno procurase el bien ajeno, .pues entonces serían todos los demás mirando por mi bien, lo cual resultaría más fecundo que la búsqueda del propio bien contra todos los demás.

Y sobre todo, Señor, está gravitando sobre nuestros corazones tu ejemplo y tu mandato de amar al prójimo como a nosotros mismos, de amarlo incluso como Tú nos amaste, de sentirnos todos hermanos, hijos del Padre celestial.

Enséñanos a convertir la jauría humana en la familia divina.

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19, Febrero.

«RÁFAGAS DE VIOLENCIA»

Señor: Otra vez sobre el tapete de la actualidad el tema de la violencia. Y no es preciso cruzar las fronteras de la geografía patria para darse de bruces con él, ya que no sólo es violencia las bombas de Vietnam y los puños cerrados de los guardias rojos. También la represión de la protesta con la mordaza que practicamos a todo nivel es violencia.

Te digo esto, Señor, porque me ha gustado esa canción titulada Guitarras contra la guerra, en que un grupo de jóvenes empuñan sus instrumentos para cantar: "Todos juntos con las guitarras contra la guerra". Sí, ya sé que no siempre es tan fácil. Pero también sé que la postura pacifista es más fecunda que la bélica, a cualquier nivel. La violencia engendra violencia, y la paz produce paz.

Recuerdo, Señor, la frase de Rabindranath Tagore: "Creo que una flor esconde en su belleza una fuerza más viva, más poderosa que un cañón. Creo que en el canto de un pájaro la naturaleza se expresa con energía mayor que en el estrépito ensordecedor de un bombardeo". ¿No te gusta el pensamiento del poeta indio?

Los hombres, Señor, medimos la fuerza por la violencia, pero olvidamos que la fuerza centrípeta de dominio del propio egoísmo tiene la misma energía o más que la fuerza centrífuga de lucha contra el prójimo. Enséñanos Tú a poner todo el vigor de nuestra personalidad al servicio de la pacificación, represando nuestra "sed de mal" con el dique del propio vencimiento. Sólo así se hará innecesaria la irrupción de la fuerza bruta en la escena social.

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Febrero, 20.

«PROA AL CIELO»

Señor: Una tradición multisecular ha querido acuñar las oraciones para llegar a Ti en el diccionario de las palabras bellas. Pero yo sé que también se te puede rezar con el vocabulario de las realidades más humildes. Por eso, hoy quiero dirigirme a Ti con el nombre de cosas vulgares en los labios.

Señor del frío insoportable, da calor de cobijo a los unos y calor de amor a los otros.

Señor del hambre elemental, convierte el lujo chirriante en comida y trabajo para todos.

Señor del suburbio alejado y sucio, convierte los pisos vacíos en casa para los sin techo.

Señor de la migración interior y exterior, haz que sólo dejen su tierra los que quieran.

Señor del fin de mes, que para todos sean los últimos días igual que los primeros.

Señor del pluriempleo, que el trabajo de un sitio baste para toda la familia.

Señor de la justicia social, que todos nos tomemos en serio las encíclicas sociales de los últimos Papas.

Señor del dolor, que todos los enfermos tengan compañía.

Señor del asfalto, que la ciudad no sea una jungla, sino el hogar de la gran familia social.

Señor del tocadiscos, que nuestra música sea más humana o divina y menos animal.

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21, Febrero.

«¡HIJO MIÓ, HIJO MIÓ!»

Señor: Déjame rezarte hoy la oración del padre tomando prestadas mis palabras al poeta argentino, autor de El hijo: "Ya soy feliz, ya tengo un hijo, ya no esto solo por completo en este mundo. /Ya existe un ser que me acompaña, ya tengo un sitio asegurado en el futuro (...). / Vivo en la tierra como el árbol, tengo cimientos en la tierra como el muro. /Y estoy fundado en esta vida con todo el peso de la frente y de los puños. /Mi corazón estaba seco, mi corazón en este yermo estaba mustio. /Pero por fin ha retoñado, y en este yermo ha dado flor y ha dado fruto (...). / Siento que todas mis rafees están hundidas como garras en el suelo. / Y que del centro de la tierra sube a mis labios un temblor de sangre y*fuego (...). / Siento algo así como si el alma y el corazón hubieran dado un hondo grito. / Y en ese grito me arrancaran lo más perfecto y lo más puro de mí mismo. / Un sol que no es el sol de este mundo llena mi ser con su calor desconocido. / Y con su luz maravillosa me alumbra el alma, el corazón y los sentidos. / Ya estoy seguro contra las sombra silenciosa del olvido. / Porque ya tengo un eco eterno, porque ya tengo para siempre un eco vivo. / Ya ni la muerte poderosa tendrá poder sobre mi nombre y mi apellido. / Porque este río que hoy empieza los llevará con emoción de siglo en siglo. / Eco de carne de mi carne, que ha de rodar como una peña en el abismo. /• Río de sangre de mi sangre, que ha de correr por este mundo como un río". (...)

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Febrero, 22.

«CARTAS ENVENENADAS»

Señor: He recibido un anónimo, y estoy dolido. Porque Tú sabes que sus frases forman una sola palabra: calumnia, y su filo penetra en el alma hasta hacerla sangrar. Tú conoces que soy infantilmente inocente del barro que se me echa en cara.

Señor, Tú lees en mi corazón lacerado que le perdono cristianamente. Pero no puedo dejar de preguntarme por qué. ¿Por qué los hombres se esconden tras el muro vergonzoso del "anónimo" para disparar sus ráfagas de fuego, como los "vopos" tras la muralla de Berlín? ¿Por qué se amparan con su máscara de papel escrito a máquina, como los malos comediantes de todas las épocas?

Señor, ¿por qué los hermanos se camuflan en la cortina de humo del "anónimo", para lanzar esas palabras semejantes a gases lacrimógenos, que nos hacen llorar? ¿Por qué se prefiere la postura cobarde del insulto sin firma, a la corrección fraterna, cara a cara, alabada por Ti en el evangelio?

Señor, ¿no será porque el acusador anónimo siente vergüenza de mirar el rostro de su hermano, pues de hacerlo se le rompería la calumnia entre ios dientes, antes de salir por la puerta de los labios?

Señor, ¿por qué el remitente anónimo de insultos no se mira en el espejo para ver sus arrugas? ¿Por qué no cumple tu consejo de mirar la viga en el propio ojo, antes de fijarse en la paja del ojo ajeno?

Señor, perdón para todos los autores de injustos anónimos.

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23, Febrero.

«OPERACIÓN WHISKY»

Señor: Hoy vengo a quejarme por un slogan publicitario, repetido hasta la saciedad en todos ios medios modernos de difusión. Me refiero a ése que dice que... "es cosa de hombres, ¡y qué hombres!".

Francamente, Señor, no hay derecho. Pero, ¿qué tiene que ver con la hombría el beber un tipo de alcohol? Bien está que los acuñadores de frases publicitarias ayuden al público en la elección de los mejores artículos. Pero, que no intente engañarnos haciéndonos tragar que todo el problema humano se resuelve bebiendo tal bebida. Y no es que tenga nada, Señor, contra este whisky o aquel coñac. Porque siento la misma sensación de molestia ante cualquier slogan que pretenda darnos gato por liebre.

Por ejemplo, los que afirman muy seriamente que la felicidad conyugal se consigue comprando tal lavadora o cual estufa. O los que aseguran que el epicentro de la familia debe colocarse en un receptor o un televisor.

Realmente, Señor, ¿no te parece que se pasan de la raya los que quieren arreglar al hombre, el hogar y él mundo a base de electrodomésticos, prendas de ropa o cigarrillos especiales?

Creo, Señor, que el hombre, el matrimonio, la familia y la sociedad son algo mucho más serio que todo eso, y que su felicidad depende de algo más íntimo e importante que todo cuanto anuncian los slogans publicitarios. Y creo también que Tú sabes mucho más de eso que todos nosotros.

Febrero, 24.

«LA SUERTE LLAMA TRES VECES»

Señor: Hoy quiero rezarte con la palabra "suerte" en los labios. A primera vista, "la suerte", como la casualidad, el hado, el destino o el azar suena a lenguaje pagano. Sin embargo, la Iglesia nos dice en la liturgia de hoy que Matías se convirtió en el apóstol número doce "por suerte", sencillamente porque "le tocó". Luego la suerte no es necesariamente pagana.

Señor, enséñanos a bautizar todos esos momentos que el reloj de nuestra existencia señala como marcados con la suerte: desde el acierto de la lotería o en las quinielas, hasta la admisión en la convocatoria, el sí de la novia o el aumento de categoría en el escalafón.

Señor, ilumina nuestros ojos de carne con la luz de la fe, para que sepamos traspasar la superficie de los acontecimientos, hasta dar con el fondo último de tu providencia paternal. La suerte, como todas las otras criaturas que nos rodean, está movida por tus manos de Padre, que dirige desde la tramoya la escena de nuestra vida.

Señor, no permitas que nos contentemos con aceptar la suerte cada vez que se nos entra por las puertas, ni siquiera que nos quedemos en la acción de gracias a Ti, al saber que la suerte se llama Providencia. Haznos propagadores de suerte a nuestro alrededor. Que sepamos repartir entre los demás esa suerte llegada a nosotros en forma de buena noticia, aumento de sueldo o acierto en las quinielas. Que sintonicemos con la idea de que la mejor suerte que puede tocarnos' es dar la suerte a los demás.

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25, Febrero.

«LA MUJER DE TODOS»

Señor: Estoy cansado y es sábado. Por eso, deja que mi oración de hoy consista en decirle a la Virgen con versos de Claudel:

"Madre de Jesucristo, yo no vengo a rezar. No tengo qué ofrecer, ni nada que pedir. Mirarte, llorar de dicha, saber sencillamente que soy yo tu hijo y que Tú estás ahí. Nada más que un momento, mientras todo se para. Estar contigo, María, donde Tú estás. Sin decir nada, nada, contemplando tu rostro, dejando al corazón cantar su propia lengua, cantar no más, porque se tiene el corazón muy lleno, como el mirlo que sigue su idea en coplas repentinas. Porque Tú eres hermosa, porque eres inmaculada, la mujer en la Gracia al fin restituida. La criatura en su bien primero y en su plenitud final, tal como salió de Dios la mañana de su esplendor ori-

[ginal. Intacta infaliblemente porque eres la Madre de Jesús, que es la verdad en tus brazos, y la esperanza y el

[fruto. Porque eres la mujer, el Edén de la ternura olvidada, cuya mirada halla al punto el corazón y hace saltar las lágrimas acumuladas, (...) Porque es mediodía, porque estamos en el día de hoy, porque Tú estás ahí para siempre, simplemente porque Tú eres María, simplemente porque existes Tú, i Madre de Jesucristo, muchas gracias!"

— ñfi —

«MÚSICA CELESTIAL»

Febrero, 26.

Señor: El hombre moderno no gusta de las largas letanías, que servían a nuestros antepasados en la fe, como no gusta de las procesiones, que canalizaban la devoción de los fieles de ayer. Pero estoy convencido de que no es por incapacidad de esas breves invocaciones, sino porque las letanías de nuestros mayores se nos han quedado viejas.

Hoy quiero rezarte, Señor, la letanía del hombre moderno, que dice así:

Dios de la Técnica, humaniza nuestro progreso industrial.

Dios dé la Economía, acaba con el subdesarrollo. Dios del Universo, dinos que la tierra es más ur

gente que el resto del cosmos. Dios de la Geografía, derriba nuestras fronteras

egoístas. Dios de la Ciencia, enséñanos también Sabiduría. Dios de los Inventos, haz que los pongamos al ser

vicio del bien común. Dios de la Humanidad, fraterniza nuestras dife

rencias de raza, de color y de suelo. Dios del Turismo, muéstranos tu rostro en las pla

yas, los montes, las brisas y el sol. Dios de la ONU, concédenos que todos seamos

UNO. Dios de la Paz, neutraliza las guerras frías y ca

lientes. Dios de la Salud, que el mal corporal no nos haga

malos espiritualmente. Dios del Hombre, destierra el hambre de pan con

el hambre de amor. Dios del siglo xx, dinos cómo rezarte con palabras

de hoy. Amén.

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27, Febrero.

«PAN, AMOR Y...»

Señor: Hoy quiero hacerme eco de la Campaña contra el hambre, rezándote con el corazón en los labios ese poema, que acaba de dedicarme un galardonado poeta español. Se titula "Los parias", y dice así:

"Parias los hay también entre cristianos, y pésame, Señor, pésame mucho, como le pesa al joven sacerdote de límpida mirada y de pródiga mano irreflexiva. Y son tantos, que abruma el contemplarlos, siniestra la figura, diamantes por pupilas, cansino el paso, abotargado el rostro, uniformes e idénticos, porque son multillizos de la madre Miseria. No es suficiente, no, cerrar los ojos: la imagen impregnó nuestra retina, taladró nuestra mente y estrujó el corazón acongojado. ¿Qué hacemos, padrecito, si nos está vedado de por vida el ser espectadores inmutables? ¿Qué podemos hacer, nosotros tan pequeños, un joven sacerdote y un desesperanzado poeta casi viejo? Tú orar, y yo escribir, traduciendo en palabras este áspero dolor que nos inunda, que con ser tan intenso, es un reflejo pálido del turbión de dolor que son los parias, reproche omnipresente, al pasar por los yermos del Señor, del Señor nuestro Dios."

(FEDERICO GARCÍA IZQUIERDO.)

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Febrero, 28.

«MANOS LIBERADAS»

Señor: Entre el torrente de aguas más o menos turbias de la canción moderna, que inunda el mercado con su crecida constante, he hallado una pepita de oro. Cantada por un nuevo conjunto español, dice así su letra: "Hermanos, juntemos nuestras manos; lo pasado, ya pasó; olvidemos el rencor... Vivamos todos juntos, siempre en paz."

Me gusta, Señor, este tipo de letras, que no repiten en eco monótono y ramplón la eterna cantinela de un amor a flor de sentidos. Me agrada esa clase de letras, que no se reduce a protestar de lo mal que está el mundo. Me convence más esa canción, que pone en el pentagrama su granito de arena para construir una sociedad mejor.

Y yo sé, Señor, que también a Ti te complace ese grito de "Hermanos, juntemos nuestras manos", en ademán de sardana universal, todos danzando fraternalmente al compás del amor. Porque ése es el estribillo único de tu Evangelio, la mejor letra para el himno de la creación: "Amaos los unos a los otros."

Y yo pienso, Señor, que también a Ti te deleita esa llamada de "Vivamos todos juntos siempre en paz", al calor de la lumbre emanada del hogar común. Porque Tú viniste al mundo, para que los ángeles proclamaran tu gloria en el cielo, y la paz en la tierra para los hombres amados por Ti.

Ahora, Señor, sólo me resta pedirte que nos ayudes a juntar nuestras manos, olvidar el rencor, y vivir todos unidos siempre en paz.

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29, Febrero.

«UN DOMINGO EN LA TARDE»

Señor: Hay días, que tienen una sicología especial; al menos, los hombres vinculamos a ciertas fechas del calendario un estado anímico particular. Así, los sábados vivimos la sicología de la espera y la esperanza; los lunes sentimos el agridulce de la fiesta pasada y la semana por delante. Hoy quiero hablarte de "la tarde del domingo".

Señor, bendice a las parejas, que salen juntas, camino de la ilusión, con la ingenua creencia de que van a decirse palabras inéditas de amor, estereotipadas por millones de enamorados desde que existe el binomio hombre-mujer.

Señor, acompaña a los jóvenes, que van tras el espejismo de una satisfacción mayor de lo que puede dar una película de estreno, un espectáculo de variedades, una corrida de toros, galgos o caballos, un partido de fútbol.

Señor, hazte presente a los hombres maduros, que ocuparán su sitio habitual en el interior o la terraza de cualquier café, para llenar la tarde hablando de política, de lo mal que va el mundo, de lo caro que está todo, de los defectos ajenos; o jugarán al dominó, entre copa y copa, hasta aburrirse.

Señor, no dejes solos a los chicos y chicas yeyés, que matarán la tarde en una sala de fiestas o en un piso particular, descoyuntándose al ritmo del último bailable, demostrando por todos los poros de su cuerpo su vitalidad sensible.

Señor, consuela a los matrimonios, que pasean lánguidamente su nostalgia por las calles; a los chiquillos, que juegan aburridos en las aceras; a los viejos, que se asoman al patio o al balcón; a los enfermos para quienes "la tarde del domingo" es igual a la del lunes, miércoles o viernes.

_ RO _

«CARGAMENTO BLANCO»

Marzo, 1.

Señor: Cuando en esta Cuaresma, que estamos navegando, recuerdo tus exhortaciones a cargar con la cruz, mis hombros comodones, debilitados por tanto slogan publicitario de confort, rehusan la carga. Pero, cuando recuerdo tu frase de que tu carga es ligera y tu yugo es suave, me siento impelido a rezar como el poeta chileno:

"Amo, Señor, tus sendas y me es suave la carga (la llevaron tus hombros), que en mis hombros pu-

[siste; pero a veces encuentro- que la jornada es larga, que el cielo ante mis ojos de tinieblas se viste, que el agua del camino es amarga, es amarga, que se enfría este ardiente corazón que me diste; y una sombría y honda desolación me embarga, y siento el alma triste, hasta la muerte triste. El espíritu débil y la carne cobarde, lo mismo que el cansado labriego, por la tarde, de la dura fatiga quisiera reposar. Mas entonces me miras..., y se llena de estrellas, Señor, la oscura noche... Y detrás de tus huellas, con la cruz que llevaste, me es dulce caminar".

Yo sé esto, Señor, y te doy gracias. Pero quisiera pedirte por todos cuantos chirrían ante la idea de la cruz, porque no saben distinguir el sufrimiento morboso, de la mortificación cristiana, que nos asemeja a Ti y no mutila nuestra personalidad, sino que la perfecciona, dominando sus excesos.

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2, Marzo.

«HISTORIA DE UN GRAN AMOR»

Señor: Tu Vicario en la tierra, en una de esas audiencias generales donde habla a sus hijos concentrados en Roma desde la circunferencia de toda la Tierra, nos ha exhortado a conocer mejor tu Evangelio, para conocerte a Ti mejor. "El primer conocimiento que debemos tener de Cristo es el documentado por los Evangelios. Si no hemos tenido la dicha de conocer directa y sensiblemente al Señor, debemos tratar de tener un conocimiento histórico, un recuerdo de El, dando la debida importancia a la forma humana mediante la cual el Verbo de Dios se ha revelado."

Sin embargo, Señor, mucho me temo que esa lectura de las fuentes de la revelación defraude a más de un cristiano, acostumbrado a libros técnicos y científicos, y a novelas de suspense apasionante. Tu Evangelio, con ser la obra literaria más profunda y trascendente de la Historia, puede resultar insípida por su sencillez a más de un paladar demasiado cerebral o sensacionalista.

Por eso, Señor, te pido que todos cuantos se acerquen a leer el Libro de los Evangelios, tengan en cuenta la frase del Pope Fotis, en esa novela titulada "Cristo de nuevo crucificado": "El Evangelio no se lee con la cabeza. Nuestro pobre entendimiento comprende bien poca cosa. Se lee con el corazón. Este sí que lo comprende todo."

Enséñanos, Señor, a tomar en nuestras manos los Evangelios con amor, para que sus palabras no se queden a la interperie, sino que penetren en nuestras almas.

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Marzo, 3.

«CORAZÓN EN LLAMAS»

Señor: Hoy, primer viernes de mes, día especialmente dedicado al recuerdo de tu Corazón, demasiado olvidado en ciertos ambientes, vengo a rezarte estas "Letanías de los hombres fuertes":

"Corazón de Cristo: de nuestra soberbia y respeto humano para entregarnos a tu amor, líbranos, Señor.

De nuestro orgullo y de nuestro snobismo, líbranos Señor.

Corazón de Cristo: que te reparemos por nuestros pecados, como lo hacen muchos de los que rezan ante tus antiestéticas imágenes, te rogamos, óyenos.

Que les des a ellos un poco más de gusto artístico, y a nosotros muchísima más humildad, te rogamos, óyenos.

Corazón de Cristo, cuya cruz fue escándalo y necedad para judíos y gentiles: que tu amor no sea escándalo y necedad para nosotros, los enterados y fuertes.

Corazón de Cristo, que dijiste "Venid a Mí todos", y lo dijiste también a nosotros, los fanfarrones, pedantes y engreídos, ten misericordia de nosotros.

Corazón de Cristo, que dijiste "Si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los cielos", ten piedad de nosotros.

Corazón de Cristo, que elegiste a los tontos y pobres del mundo para confundir a los fuertes y sabios del mundo, ten compasión de nosotros.

Jesús manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón—el de los fuertes—semejante al tuyo."

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4, Marzo. «LA MUJER INVISIBLE»

Señor: Hoy que está en quiebra el tradicional concepto de madre, confiado por Ti a la mujer, quiero dirigirme a la Virgen bajo este título:

"María... ¡Madre!, grito con que los labios rompen a hablar y estrenan la pureza y la súplica. Y por Ti, mi ilusión prefiere ahora caminos altos, inefables, blancos. Madre, partícula perenne de ternura, trémula sobre todas las cabezas enmarañadas de tinieblas y odios. Habrá que hacer un corazón de niño para invocarte cada día. Madre, primera canción de cuna, primer sueño unánime y único sueño unánime tal vez de los nacidos. ¡Si supieran los hombres una misma canción y un mismo sueño y una misma imagen! Madre, rastro de corazón que nuestra huida deja en las calles... Y aves de rapiña juegan con las piltrafas del amor... Y el corazón susurra lacrimoso: Y tú ¿qué hiciste de tu madre? Madre, sombra amorosa de cabellos sobre los ojos que equivocan rutas. Cómo sacudo, a veces, como un estorbo el velo que me salva. Madre, primera imagen aprendida; último grito en la garganta rota, y beso universal y universal nostalgia. ¡Oh, si Tú fueses la única silueta sobre mis ojos, cuando Dios me llame..."

(P. CASTELLTORT.)

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«LA ALEGRÍA DE VIVIR»

Marzo, 5.

Señor: En medio de tanta falsa alegría, estruendosa y efímera como espuma de champaña, vengo a pedirte ese gozo interior, sólido y profundo de que habla Guido Gezelle:

"Sí, aún hay días alegres en la vida. Por pocos que sean, es cierto que los hay.. Y todo, todo lo entregaría con gusto por uno de ellos, Dios mío, por un solo, en que te siento, te llevo, te tengo, en que, inconscientemente, soy Tú mismo, no yo, en que te nombro, Dios mío, y sin lamentos repito: "¡Dios, Dios mío y buen Señor!" ¡Oh, quédate conmigo, abrásame del todo, quédate conmigo; una cosa, una sola es verdad; todo el resto es mentira, sino Tú! (...) Tú, Dios de cuanto es y de cuanto será hasta el fin, ¡que Tú te acerques a mi pobre nada! ¡ Que yo haya subido tan alto, tan alto como el cielo, yo que estoy 'hundido tan bajo en la miseria! ¡ Qué me pasa en la maravilla de estos momentos, en que me arde el corazón y el ojo se me quiebra, ebrio de lágrimas e impotente, tiemblo por tierra y me ahogo en una tempestad de amor y de alegría! Oh, momentos de alegría aún quedan en la vida, y si tu cielo, Dios, no fuera nada más que uno de ellos, yo lo daría todo por uno de ellos, parecido..., a este que gusto ahora."

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6, Marzo.

«SOR INTRÉPIDA»

Señor: Hoy vengo a rezarte con una noticia de muerte entre las manos, y, sin embargo, vengo alegre. Ya habrás adivinado que quiero hablarte de esa monjita yanqui, recién inmolada en acto de servicio a la Eucaristía. Un cortocircuito en el altar amenazaba con destruir por el fuego tu presencia eucarística en el sagrario. Pero Sor Liliam María pensó que su vida bien valía para ese momento de impedir una involuntaria profanación de tus hostias consagradas.

Señor, una brisa de consuelo ha invadido mi alma, al leer la crónica de este relato, que tiene como complemento la heroica actuación de un sacerdote, que pagó con fuertes quemaduras su valentía por salvar el sagrario. Y es que oxigena un acto de fe en tu presencia eucarística tan real como el de esa monja y ese sacerdote. Quienes son capaces de dar su vida por evitar tu desaparición del altar por el fuego, están gritando que creen en la Eucaristía.

Señor, esta noticia ha venido también a neutralizar esa otra de que en cierta ciudad española sólo cumple el precepto de asistir a la santa misa el 37 por 100, según reciente encuesta. Aunque, desgraciadamente, hay otras de porcentaje inferior, como ésa que sólo tiene un 29 por 100, y otra el 10 por 100.

Pero hoy, Señor, se me ha quitado el mal sabor de boca de esta ignorancia o desamor de tantos católicos españoles, hacia la Eucaristía, con el ejemplo del sacerdote y la monja yanquis, que han expuesto sus cuerpos para salvar el tuyo.

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«CREO EN DIOS»

Marzo, 7

Señor: En esta fecha litúrgica de Tomás de Aqui no, el santo sabio que supo hermanar razón y fe, quiero rezarte el "Gozo de mi Credo", con palabras del libro Entre silencio y vuelo:

"(...) Señor, ¡qué arquitectura la del "Credo", y qué mazo de dogmas, el que sigue a esta primera profesión divina! No achica mi razón; les da a sus flechas más finura de punta y más audacia para hitos más altos, sin sondeo. Bajo tu amparo, palio luminoso, me siento más valiente. Cuando tanto navio desnortado da en los bloques de duda y de silencio, mis bajeles encienden de esperanza su proa interrogante. Aves inquietas y con hambre, en Ti hallan mis preguntas la paz de saciedades, y embellecen su vuelo en este oriente. ¡Mis ternuras de hombre no son vanas! Cauces de eternidad en la armonía de esa red de creencias encontraron. ¡Certeza de mi fe, llave del día, llave del sol, arpón de luz, velamen de ala amplísima y alta y toda abierta al infalible viento, al norte auténtico! En ese tronco intacto, de milenios, ¡qué juventud de ramas y de nidos! A Ti, Señor, todo agradecimiento por la belleza augusta de mi "Credo", polifónico y grande, cual sonata!"

(J. B. BERTRÁN.)

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8, Marzo.

«ENFERMERO A LA FUERZA»

Señor: Cambiarse el nombre ha sido.siempre una meta para comenzar una nueva vida. Así, los artistas eligen cuidadosamente el apodo que va a abrirles las puertas de la fama; los deportistas acuñan con esmero su nombre de lucha. También miles de religiosos buscan un nuevo apellido para bautizar su vida consagrada.

Pero tal vez nadie, Señor, acertó tanto en su elección de nombre para significar una entrega total a Ti, como ese hombre, que quiso llamarse desde su conversión Juan de Dios, y cuyo recuerdo celebra hoy la liturgia católica. Ahí, en ese genitivo posesivo está encerrada la esencia misma de lo que debe ser una auténtica vida cristiana: de Dios, ser por los cuatro costados posesión de Dios; en alma y cuerpo, en vida y muerte, en tiempo y eternidad.

Pero lo que más me llama la atención de Juan, Señor, es que supo traducir en la práctica ese genitivo "de Dios" en este otro "de los hombres". Porque Juan de Dios no se dedicó a no sé qué exquisiteces místicas para realizar su nombre de consagrado, sino que se entrega en cuerpo y alma a la caridad con los hombres.

Señor, ayúdanos a comprender el significado de nuestro bautismo, que quiere decir consagración a Ti; pero ayúdanos también a vivir nuestro bautismo con una dedicación amorosa a los demás. Así reproduciremos de. alguna manera esa igualdad vivida por Juan de Dios, que supo ser Juan de los hombres, y de los hombres más necesitados, según tu frase: "lo que hicisteis con los más pequeños, conmigo lo hicisteis."

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«LA MUERTE SILBA UN BLUE»

Marzo, 9.

Señor: No siempre se acierta con los títulos más propios para designar una canción, una película, una novela o una pieza de teatro. Pero hay ocasiones en que el acierto de la titulación va más allá de las intenciones del autor. Por ejemplo, en el título de ese espacio radiofónico "Sorpresa de madrugada" de cierta emisora madrileña, en el cual acaba de morir electrucutado un técnico de sonido, mientras disponía los micrófonos.

Más que la sorpresa por lo inesperado del nuevo programa, Señor, los espectadores de "Sorpresa de madrugada" hecho cara al público han recibido el doloroso impacto de ver morir ante sus ojos un joven radiofonista, sin que la respiración artificial ni el balón de oxígeno hayan podido devolver la vida al cuerpo inerte.

Pero pienso, Señor, que más sorpresa todavía habrá sido para el mismo técnico, cuando en lugar de los rostros expectantes del público asistente al espacio, se haya encontrado de repente con tu divino rostro. Grata sorpresa, supongo, ya que todos hablan de su entrega profesional y de su bondad.

Sigues teniendo razón, Señor, al decirnos en tu Evangelio que la muerte viene como ladrón. A pesar de nuestros adelantos técnicos, de nuestro jaque a la enfermedad y vejez, el cortocircuito de nuestra existencia se produce cuando menos se espera. La solución continúa siendo la de siempre: estar en paz contigo, para que la "sorpresa de madrugada" o de ocaso sea el grato encuentro con el Padre.

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10, Marzo.

«YO, YO, YO... Y LOS OTROS»

Señor: Deja que hoy me olvide de mí, para rezarte la "oración por los ajenos" en molde de un poeta uruguayo:

"¡No te pido por mí, Señor, que todo lo poseo, al no desear por Ti ya nada! ¡Te pido por los otros, que desfallecen en la noche y tienen la boca rebelde a la miel de la plegaria y jamás doblegaron la rodilla en tu presencia santa! ¡No te pido por mí, Señor! ¿Qué puedo ya desear, si has rebasado mi esperanza? ¡ Te pido por los otros, cubiertos de tinieblas, que desde el polvo no ven la final estrella y miran, sin ver que florece tu sonrisa en el borde de ¡No te pido por mí, Señor, [sus tristezas! que has poblado mi pobreza de astros y azucenas! ¡ Te pido por los otros, que gozando múltiples riquezas y que dueños de muchas fuentes, desfallecen de sed, porque les falta tu agua! ¡No te pido por mí, Señor! ¡ Si me has enseñado hasta a bendecir la lágrima! ¡ Te pido por los otros, que lloran sin remedio! Y se afligen por el jardín, estando secas las flores, cuando Tú eres fuente, huerto y rosal que les falta. ¡No te pido por mí, Señor! ¡Te pido por los otros, mis hermanos! ¡ No saben que el sendero está escondido; hazles mirar dentro del alma! ¡ Ignoran que tu casa no está arriba, sino en lo íntimo del corazón, que bien te ama!. ¡No te pido por mí! ¡ Te pido por los otros, para que te amen y los ames, Señor del dulce fuego y de la fuerte agua!"

(ERNESTO PINTO.)

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«DESTINO: LAS ESTRELLAS»

Marzo, 11.

Señor: Nuestro tiempo ha recibido calificativos como los de siglo de la bomba atómica, civilización de la imagen, época del feminismo, edad del sexo, período social. Todos estos nombres son aptos para bautizar el tiempo que nos está tocando vivir. Pero, tal vez ninguno tan propio como el de era espacial.

Por eso, Señor, mientras los pioneros del espacio rompen la cascara terrena de la atmósfera, para lanzarse a la aventura de nuevas órbitas, voy a rezarte la "oración del astronauta", recitada por vez primera por el capellán de la primera tripulación de cosmonautas yanquis, a bordo del Lake Champlain:

"Buen Dios, que nos escuchas, ahora que una vida preciosa está a punto de ser lanzada a los cielos, el terror se apodera de nosotros, tenemos miedo al peligro inminente. Buen Dios, que nos escuchas, te damos las gracias porque nos has proporcionado hombres dispuestos a sacrificar su existencia para abrirnos las puertas del espacio. Que puedan conseguirlo, sin perder la vida. Que puedan coronar con éxito los esfuerzos para explorar los senderos de la sabiduría: no sólo para extendernos por el universo, sino por un universo pacífico, donde vivamos con nosotros mismos y contigo. Amén."

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12, Marzo.

«LA ROSA DESHOJADA»

Señor: Para romper la rutina de tu oración dominical, déjame rezarte este domingo el Padrenuestro de la rosa:

"Padre nuestro que estás en la tierra; en la fuerte y hermosa tierra; en la tierra buena: Santificado sea tu nombre, que nadie sabe; que en ninguna forma se atrevió a pronunciar este pequeño y delicado..., este silencio [silencio que en el mundo somos nosotras las rosas... Venga también a nosotras, las pequeñas y dulces flores de la tierra, tu Reino prometido... Hágase en nosotras tu voluntad, aunque ella sea que nuestra vida sólo dure lo que dura una tarde... El sol nuestro de cada día, dánoslo para el único día nuestro... Perdona nuestras deudas—la de la espina, la del perfume cada vez más débil, la de la miel que no alcanzó para la sed de dos así como nosotras perdonamos [abejas—, a nuestros deudores los hombres, que nos cortan, nos venden y nos llevan a sus mentiras fúnebres, a sus torpes o insulsas

[fiestas... No nos dejes caer nunca en la tentación de desear la palabra vacía—¡el cascabel de las palabras!—, ni el moverse de pies apresurados, ni el corazón oscuro de los animales que se pudre... Mas líbranos de todo mal. Amén."

(D. M.a LOYNAZ.)

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Marzo, 13.

«EL HONOR DEL CAPITÁN LEX»

Señor: Te confieso que me gusta el lema de la famosa Academia militar de West Point, en Estados Unidos, porque "DEBER, HONOR, PATRIA" forman un trío de palabras dignas de encabezar cualquier código humano y moral. Por eso hoy vengo a rezarte con este slogan en los labios.

Señor, Tú que colocaste como divisa de tu vida terrena la frase "Yo hago siempre lo que le agrada" y "Mi manjar es hacer la voluntad del Padre"; Tú que cerraste tu periplo vital con la exclamación "¡Todo está cumplido!", enséñanos a cumplir ese DEBER, que implica obligaciones con Dios, con nosotros mismos y con el prójimo. Que no cedamos a la fácil tentación de "hacer nuestra real gana", cuando la verdadera libertad sólo significa hacer nuestro real deber no por miedo o coacción, sino libremente.

Señor, Tú que proclamaste que no buscabas tu honra, sino la gloria del Padre, líbranos de esa búsqueda morbosa de honores meramente decorativos o lucrativos, para lanzarnos tras el auténtico HONOR, el que Tú consagraste con la frase "No he venido a ser servido, sino a servir". Haznos comprender que el verdadero honor no consiste en títulos o cargos, sino en el servicio de Dios y del hombre.

Señor, Tú que lloraste sobre Jerusalén, lamentando por anticipado su destrucción, decláranos que el auténtico amor a la PATRIA no consiste en vivir cara al pasado, encerrados en recuerdos de viejas glorias, sino proa al porvenir, abiertos a la comunidad de naciones, al abrazo universal de "ciudadanos del mundo".

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14, Marzo.

«PRIMAVERA»

Señor: Todos los poetas han sucumbido a la insinuación de su sirena interior, cuando ésta les ha impulsado a cantar la primavera. Y es que, si todas las estaciones del año tienen su peculiar belleza, tal vez ninguna como ésa que se viste de rosas, verdor y tibieza.

Sin embargo, Señor, al comienzo de esta etapa que sigue al invierno, no vengo a rezarte con una poesía meliflua sobre la brisa y el azahar, sino con una definición inesperada de Jean Rimaud: "La primavera es la estación del riesgo."

Te confieso, Señor, que me gusta esta frase, porque nos abre los ojos ante una realidad poco meditada : la belleza de la primavera encierra entre sus pliegues el germen del peligro, sin que por eso deje de ser hermosa. Una helada imprevista, una tormenta intempestiva, una plaga indeseada pueden mutilar los frutos prometidos, pero nunca matar la hermosura de la primavera.

Y hoy quiero pensar ante Ti, Señor, que también es verdad esta definición de primavera en el plano moral y social. "Juventud, primavera de la vida": cierto que encierra un riesgo; hay que prevenirlo, sin podar totalmente la exuberancia de sus ramas. Época posconciliar, nueva primavera de la Iglesia: peligro de innovaciones irresponsables, bajo el nombre de "puesta al día". Hay que evitar posibles ramificaciones espúreas; pero sin rechazar la savia juvenil que brota pujante del tronco añoso pero remozado del Cristianismo.

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«SUBLIME DECISIÓN»

Marzo, 15.

Señor: Entre los slogans de vida que presiden la existencia de nuestros contemporáneos, campean cada vez más los que tienen por denominador común "la ley del menor esfuerzo". Esto nos predica una publicidad multiforme, al servicio de la técnica aplicada, que en lugar de ayudarnos a superar progresivamente la naturaleza y a superarnos a nosotros mismos, corre el peligro de materializarnos.

Por eso, Señor, me ha chocado la divisa que tomó para regir su tarea el rey Gustavo Adolfo de Suecia: "El deber, ante todo." Y pienso que no nos vendría mal a todos una buena dosis de este slogan vital a la hora de concretar nuestra jerarquía de valores.

"El deber, ante todo." Señor, recuérdanos que fuiste Tú primero que el soberano sueco quien colocaste en el frontispicio de tu vida la frase de la Escritura: "Aquí estoy para hacer tu voluntad, oh Dios"; y que registe toda tu existencia con la máxima: "Yo hago siempre lo que le gusta"; y que la última frase que se escapa de tus labios moribundos es que: "Todo está ya cumplido."

"El deber, ante todo." Señor, acláranos que este deber del hombre no es un impersonal y duro deber por el deber, sino un grato oficio de amar, ya que todo el deber del hombre se cifra en amarte a Ti y amar a los demás.

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16, Marzo.

«LA HISTORIA MAS GRANDE JAMAS CONTADA»

Señor: También entre el fango de autores inmorales o heterodoxos se encuentran frases brillantes, como se hallan pepitas de oro entre el barrizal sucio de un río. Hoy vengo a rezarte con una máxima de Nietzsche en los labios, porque esta vez el filósofo germano tiene razón.

Señor, dice el autor del superhombre germánico: "De todo lo que se escribe, sólo me gusta lo que escribe un hombre con su sangre. El que escribe máximas con su sangre no quiere ser .leído, sino aprendido de memoria."

Lo que no pensaba Nietzsche Aal decir esto, Señor, es que Tú has escrito el Evangelio y lo has rubricado con la sangre de tus venas divinas. Por eso debemos aprender tu buena nueva de memoria, para que no se nos olvide ni una sola de sus partículas.

Me gusta tu Evangelio, Señor, porque está escrito con el rojo de tu sangre, con ese color cruento con que subrayamos las frases que queremos destacar en una página. No, Señor, Tú no escribiste tu vida para ser leída solamente, sino para empapar nuestra memoria con la tinta roja de tus venas.

Enséñanos a aprender y grabar en nuestro recuerdo, Señor, todas y cada una de las palabras de tu Evangelio. Pero, sobre todo, clavetea indeleblemente en nuestra memoria esa página cruenta de tu Pasión, con la rúbrica final de esa pluma en forma de lanza, con que el soldado romano firmó en tu nombre, mojando en tu Corazón. Si aprendemos la suprema palabra "Amor", será tener tu suprema lección.

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Marzo, 17.

«LA ESPADA DESNUDA»

Señor: Déjame rezar hoy, fiesta de los Dolores de María, el himno de un poeta nicaragüense a los ojos de la Virgen:

"Los ojos de Nuestra Señora eran negros en la [Pasión;

negros como incendiados por vastas noches en llamas, negros como el amor soplando inenarrables gemidos, solitarios ojos, víctimas en ceniza de la encendida

pena. (...) Yo no sé si la azucena herida en la penumbra, o la fatigada paloma que el viento arroja al páramo tienen ese temblor de gemido ya deshecho, o ese puñal impalpable en el doloroso cáliz de su

[aliento. Pero hay un hijo que muere dentro de su propia

[sangre, y una frente que se inclina en el dolor de su frente. ¡Tantos besos guardados para caer heridos, para anidar en llagas y teñirse de martirio! ¡Tanto canto de cuna para mecer su muerte en el pavor de un ritmo helado y detenido! ¡ Decidle, los que pasan, aquellos que han perdido la dulzura de un nombre donde posar los labios, decidle si hay dolor más triste que sus ojos o color más amargo que su oscura mirada! ¡ Oh fondo de tus ojos, Señora de la muerte, como nocturnas aves las tinieblas acechan el pálido cadáver que yace en tus pupilas! (...) ¡Madre de la aflicción!, ¡crucificada entraña!, ¡ has dado a sombras el fruto de tu vientre con el dolor de sangre de todas las mujeres! (...) ¡Oh Eva dolorosa! ¡Corta el fruto del Árbol —la manzana encendida que brota del costado—; tengo el pecho con hambre!, ¡tengo el pecho contigo, abierto por la espada!"

(PABLO ANTONIO CUADRA.)

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18, Marzo.

«FUERTE, AUDAZ Y VALIENTE»

Señor: No comprendo cómo algunos se avergüenzan de ser cristianos, cual si tu religión pudiera crear complejos de inferioridad. Para que nunca nos ocurra ruborizarnos de pertenecer al cristianismo, ilumina en nuestra alma esa frase maravillosa que ha escrito tu Vicario en la tierra: "Ser cristiano lleva consigo una concepción superior de la vida y una capacidad secreta de ponerla en práctica."

Magnífico, Señor. Precisamente los dos elementos indispensables para estimular una existencia: primero, una idea-fuerza como un chorro de luz para el entendimiento: "Ser cristiano comporta una concepción elevada de la vida."

Ninguna doctrina filosófica puede presentar un credo tan superior como el cristiano.

Porque eso de llamar al Dios omnipotente, Padre bondadoso, no entra en los esquemas de ninguna doctrina humana; eso de esperar un destino eterno, conquistable con el trabajo terreno por un mundo mejor; eso de encerrar todo el programa de una vida en el único mandamiento de amar a Dios y al prójimo, todo eso es una exclusiva maravillosa del cristianismo.

Pero es que además, Señor, tu religión no se olvida de la segunda parte de todo estímulo eficaz: la fuerza para realizar el ideal propuesto; porque "Ser cristiano supone una capacidad secreta de poner en práctica" esa concepción superior de la vida. A nuestra disposición está siempre la energía de tu gracia, po-tenciadora de nuestra voluntad.

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Marzo, 19.

«PASIÓN SOBRE HIELO»

Señor: En este segundo domingo de Pasión, trenzado de palmas, déjame rezarte por la múltiple pasión de la Humanidad en el viacrucis de nuestro tiempo.

Señor de las separaciones dolorosas, restaña las heridas producidas en el cuerpo vivo de millones de hogares por el divorcio, cada vez más frecuente.

Señor de las separaciones dolientes, cose las suturas de tantos credos cristianos en la túnica desgarrada de tu Cuerpo místico.

Señor de las separaciones doloridas, remedia el problema de la migración, que descoyunta miles de familias, uniendo al amor de un solo fuego a todos sus miembros.

Señor de los miedos, quita el fundamento de nuestro temor a la guerra atómica, con una paz fraternal.

Señor del miedo humano, amortigua la angustia de "la muchedumbre solitaria", que se hunde en "el asfalto" inhóspito de las grandes concentraciones, con el calor de la convivencia familiar y social.

Señor de los miedos modernos, neutraliza la sensación de ser incomprendidos que atenaza a padres e hijos, generaciones nuevas y viejas, con el diálogo y la comprensión.

Señor del cuerpo humano, borra de nuestro diccionario palabras como chabolismo, intemperie, hambre y desnudez.

Señor de la carne, limpia la basura llamada trata de blancas y de niños, homosexualidad y erotismo, que manchan la sociedad moderna.

Señor del siglo xx, sé Tú el cireneo compasivo, que nos ayude a sufrir la múltiple pasión de nuestra época. Amén.

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20, Marzo.

«LA MUJER PERDIDA»

Señor: En este Lunes Santo, cuando la liturgia nos pone en primera plana de su Evangelio la figura de María, la hermana de Lázaro, derramando su perfume sobre tus pies, déjame rezarte con nostalgia esa poesía de autor mejicano, titulada "El vaso de alabastro", y que dice así:

"Sí, lo recuerdo. Un vaso de alabastro. Me lo diste Tú. Era un milagro de blancura, transparencia y luz. ¿Cuándo fue? ...Tuve un vaso de alabastro. ¡ Lo perdí! (Y un perfume de nardos cautivaba, preclaro y sutil...) ¿Dónde está mi vaso de alabastro? ¿Dónde está? ¿En qué pavura de la selva? ¿En qué vuelvo del mar? ¿En cuál brusco recodo del camino cayó? ¿O qué breñal me lo arrebataría, como a la oveja el vellón?... Suspiro por mi vaso de alabastro, cifra y nostalgia del intacto ayer. Suspiro, y busco, y desespero. ¡Ya no lo encontraré! ¡Quiero, Señor, mi vaso de alabastro! Sólo Tú me lo puedes dar. Mira que para Ti no más lo quiero: mi loco amor te-lo devolverá. Dame, Señor, el vaso de alabastro. De bruces ante T Í lo quebraré... ¡Y todo yo me rompa y anonade en evasión de aromas a tus pies!"

(ALFONSO JUNCO.)

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Marzo, 21.

«CUANDO TU NO ESTAS»

Señor: El Evangelio de hoy recoge una petición hecha a la medida para embocar mi plegaria de este día. Es la súplica que un grupo de griegos hicieron a tus Apóstoles al oírte predicar en el templo de Jerusalén: "Queremos ver a Jesús." También yo deseo contemplarte, Señor, en la múltiple presencia con que permaneces en la tierra.

Porque Tú, Señor, sigues presente en la Historia, aun después de cerrarse el último capítulo de tu Evangelio.

Quiero verte siempre en la persona y enseñanza de tu Vicario el Papa, escuchar tu doctrina como un eco no por lejano menos fiel y autorizado de tu mensaje evangélico, como la aplicación para este tiempo de lo que Tú dijiste "en aquel tiempo".

Deseo mirarte, Señor, en esa Iglesia posconciliar, que es tan tuya como aquélla que salió de tus manos hace dos mil años. Que su navegación actual en aguas del mundo contemporáneo no me impida ver en ella la barca que se hizo a la vela en Israel a impulsos de tu palabra.

Quiero verte, Señor, en cada uno de los acontecimientos de la historia moderna, como una etapa más de esa "historia de la salvación" iniciada por Dios en el antiguo , Testamento y culminada por Ti en el Evangelio, ya que Tú prometiste estar con nosotros "hasta el final de los siglos".

Deseo contemplarte, Señor, en cada uno de los hombres, encarnación multiforme de tu amor en la tierra, pues Tú nos dijiste que hacerles bien o mal a ellos es como hacértelo a Ti.

Queremos verte, Señor. Danos ojos de fe.

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22, Marzo.

«EL JUDAS»

Señor: Hoy vengo a rezarte con el sabor amargo de la traición de los labios. Porque en el Evangelio de este día resalta como un manchón de sangre la frase de Judas a tus mortales enemigos: "¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré?" Es algo que, aun a dos mil años de distancia conmueve las fibras más sensibles de mi alma.

Sin embargo, Señor, no es sólo el recuerdo amoroso de esa traición que te tuvo a Ti por protagonista lo que me preocupa hoy; sino también esa cadena sin fin de imitadores de Judas, que siguen vendiéndote en pleno siglo xx en los miembros de tu Cuerpo místico.

Porque en esta época de libertades legalizadas, sigue resonando la compra-venta a precio de esclavo: "¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré?" Se tratará de poner precio a la propia dignidad o al propio cuerpo, patrimonio inapreciable.

También me preocupa, Señor, esa escuela de seguidores de Judas, que ponen fronteras en su traición: que dan la espalda a los propios familiares y amigos, cuando se lo dicta la conveniencia del momento o el propio egoísmo.

Señor, como regalo de esta conmemoración del primer Miércoles Santo de la Historia, que se rompa esa cadena de traiciones entre los hombres, que más bien aprendamos tu suprema lección de solidaridad universal colaborando con el prójimo como eslabones unidos por el amor.

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Marzo, 23.

«COMO TE AMO»

Señor: Desde siempre el amor ha pedido la presencia del ser querido. Y cuando esa cercanía física se hace imposible, entonces se recurre al recuerdo íntimo: la foto, el autógrafo, el mechón de cabellos, la carta...

Tú, Señor, también fuiste sensible a esta ley universal del amor; y como nos quieres tanto, antes de despegar de la tierra, nos regalaste la presencia más verdadera que jamás pueda darse—la Eucaristía— juntando el milagro de estar en el cielo con el Padre y en el mundo con los hermanos.

Pero el amor más profundo, Señor, no se contenta con la mera presencia del otro yo, sino que ansia llegar al estadio unitivo, que alcanza su máxima expresión en ser "dos en una sola carne". Sin embargo, Tú supiste hallar una fórmula mejor para unirte a nosotros: la del alimento, por la cual llegan a ser una misma cosa el manjar y el que lo come. Sólo, Señor, que en tu caso, por ser más poderoso que nosotros, Tú nos asimilas, hasta poder exclamar con San Pablo : "Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí."

Pero tu amor, Señor, no contento con quedarse con los hombres hasta la caída del telón al final de la Historia y con ser el alimento de sus almas, quiso dejarnos el regalo de poder asistir al acto cumbre de la redención, con la institución de la misa. Gracias, Señor, ya que a distancia de siglos podemos estar en el Calvario en el momento de tu muerte redentora, y recibir en el alma esa sangre divina, que lava los pecados del mundo.

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24, Marzo.

«EL QUE DEBE MORIR»

Señor: ¿Adonde volver los ojos en esta fecha consagrada con el nombre de Viernes Santo, sino a tu divina figura desfigurada hasta en lo humano, pendiente de la cruz? Y, ¿qué decirte nuevo, mejor que ese soneto anónimo del siglo xvi, tan lleno de amor, que durante mucho tiempo fue atribuido al corazón de Javier, "el divino impaciente"?

Por eso, Señor, déjame repetir, una vez más, como oración de este Viernes Santo, la plegaria "A Cristo crucificado", eco de nuestros momentos más fervorosos :

"No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido. Ni me mueve el infierno tan temido, para dejar por eso de ofenderte. Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en una cruz y escarnecido. Muéveme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte. Muéveme, al fin, tu amor, de tal manera, que aunque no hubiera cielo yo te amara, y aunque no hubiera infierno te temiera. No me tienes que dar porque te quiera, pues aunque lo que espero no esperara, lo- mismo que te quiero te quisiera."

Sólo quiero añadirL Señor, que estas palabras no se disuelvan en espuma, sino que respondan a la más honda realidad de mi espíritu cristiano.

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Marzo, 25.

«CANCIÓN DE CUNA PARA UN CADÁVER»

Señor: En este Sábado Santo redivivo en la liturgia, mientras tu cuerpo yace bajo la piedra del sepulcro en espera de ese minuto llamado resurección, déjame dirigir mi plegaria de hoy al alma dolorida de tu Madre, leyendo a Pemán:

"Madre mía, Tú que estabas al pie de la cruz, con un dolor tan decoroso: yo me acerco a Ti con el más lúcido amor y la más serena piedad, y te doy gracias, dulce Señora del dolor sin llanto, porque nos has dejado el mejor aliento y consuelo para las horas de la sequedad y la aridez del espíritu.

Yo me llego a Ti, Madre, con mi razón no turbada, seguro de que tú posarás sobre mí los tranquilos luceros de tus ojos.

No te pido, Madre, el don de las lágrimas, que es angustia disuelta ya en consuelo. Yo sé que hay también un dolor del pensamiento, que tiene una más clara austeridad.

Yo te pido esas claras ideas de mi indignidad, que son como las lentas lágrimas interiores del alma.

Mi corazón, Madre, es un vaso frágil y pequeño, y no caben en él las cosas infinitas. Mi corazón está sucio y cansado de tanto amar las cosas. No me sirve mi corazón para sentir tu angustia callada. Para tu angustia, Señora, quiero reservar la intacta y serena amplitud de mi pensamiento."

Sólo quiero añadir, Madre dolorosa, que en tu dolor y en el mío sepa ver siempre la cristiana luz de la esperanza, que te mantuvo de píe hasta el Domingo de Resurrección, y que me alentará a mí durante la noche del alma.

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26, Marzo.

«ALGUNAS LECCIONES DE AMOR»

Señor: El Evangelio nos habla de tus apariciones a los privilegiados cristianos de la primera ola, que contemplaron la gloria de tu resurrección. Pero, ¿qué pasaría si Te aparecieras de nuevo en pleno siglo xx? Ante esta pregunta, quiero leerte lo que contestaron no hace mucho un grupo de muchachas madrileñas. ¿Qué mejor oración, en esta fecha de tu vida gloriosa recién estrenada?

"Me gustaría mirarle, pero seguramente no lo haría." "Me gustaría abrazarle, seguramente me arrodillaría." "Creo que me arrojaría a El, pero, ¿quién sabe?" "Me quedaría mirándole muy fijamente a los ojos, de pie." "Le miraría muchísimo, para que no se me fuese nunca." "Me gustaría abrazarle." "Me gustaría apoyarme en El." "Seguro que me pondría de rodillas, pero con la cabeza muy alta." "Me tiraría a El." "Me agarraría a El." "Yo creo que me echaría a sus brazos." "Echarme a sus pies, besárselos, y quedarme en esa postura pensando que El me miraba, aunque yo no viera sus ojos." "Me moriría de alegría." "Yo creo que me pasaría algo." "Subirme a una silla y darle un abrazo tan fuerte que me tuviese que decir, como a Magdalena, que me apartase." "Le daría un abrazo, después me moriría de vergüenza."

Ahí tienes, Señor, ese racimo de deseos juveniles ante tu posible reaparición resucitado. Sólo quiero añadir mi petición personal: dame una fe tan robusta, que no necesite verte para creer, esperar en Ti y amarte de todo corazón.

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Marzo, 27.

«CLARINES Y CAMPANAS»

Señor: Ante el volteo de campanas, que llenaban el aire de la Pascua de Resurrección, Nietzsche exclamaba consternado: "Y todo eso, por un judío ajusticiado hace diecinueve siglos." Y es que el filósofo alemán del superhombre se olvidaba de que Tú resucitaste victoriosamente después de tu muerte. Porque, si hay algo claro en el Evangelio y en la tradición cristiana y en las cartas de San Pablo, es la verdad luminosa de tu resurrección.

Pero lo peor del caso, Señor, no es que Nietzsche tuviera esa visión negativa del cristianismo, sino que entre los mismos cristianos los haya tan encapotados y tristes, que ignoran prácticamente la alegría de la resurrección.

Y, sin embargo, Señor, el cristianismo no es la religión de un muerto, sino la de un resucitado. Viernes Santo no es la estación final de tu viaje por la tierra, sino sólo el túnel transitorio, antes de la llegada a la luz de la mañana de Pascua.

Por eso, Señor, descubre a los fieles equivocados sobre el sentido profundo del cristianismo, que tu religión es optimista porque en tu diccionario no existe la palabra fracaso. Hazles sentir que el grano de trigo sólo se pudre en el calvario, para renacer como espiga refulgente.

Pero, Señor, no solamente a los cristianos desr consolados, sino también a los que se alejaron por\ creer el cristianismo una religión lúgubre, redescúbreles la alegría inmarchitable del dogma central cristiano, que es la resurrección.

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28, Marzo

«CERCA DE LAS ESTRELLAS»

Señor: En este ambiente pascual de resurrección, cuando tu cuerpo ingrávido ha volado del sepulcro, quiero rezarte el soliloquio del cosmonauta:

"Ya estoy solo, Señor, mucho más cerca. Solamente Tú y yo... y el universo. Tu universo, Señor. En tu infinito. Casi puedo tocarte con los dedos. Más cerca que jamás estuvo nadie, más allá de las águilas y el viento, del globo que se escapa de la mano. Es' la hora, Señor, que puedo hablarte, porque abajo suponen que yo duermo (...)

Sé que seré parcial, que el equilibrio no me va a iluminar el pensamiento, pero a pesar de todo, a pesar mío, voy, Señor, a contarte lo que pienso. Porque verás, el hombre, en mi planeta, tiene hambre. Señor, y tiene miedo. Está todo difícil y confuso y el asombro, Señor, se está perdiendo. Todo hay que hacerlo ahora muy a prisa, sin reposo, sin pausa y sin sosiego. Las virtudes que Tú nos enseñaste, hoy son sólo motivo de desprecio. No es olvido, Señor, es que te ignoran. Que no te necesitan, que ser bueno ya no cuenta, Señor, no es necesario, y empieza a avergonzar este concepto porque no vale nada, ya no sirve, como no sirven ya tus mandamientos. Amor es decadencia y se retira y la honradez, Señor, tiene su precio. No te amamos, Señor, porque quererte cuesta mucho trabajo y cuesta tiempo (...)."

(JOSÉ LUIS OZORES.)

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«CANDILEJAS»

Marzo, 29.

Señor: Tú sabes que hasta la reciente teoría interpretativa, según la cual el actor sólo debe "denunciar" o "señalar" a su personaje, toda la tradición teatral defiende como ideal de actor la encarnación de su papel. El artista debe meterse en sus personajes, vestirse de ellos, como pez en el agua, entrar en su piel. Un buen intérprete ha sido siempre quien ha sabido identificarse con los distintos papeles de su repertorio, haciendo de cada uno de ellos una creación.

Pero nadie como Tú, Señor, ha querido aceptar el encargo de encarnar el papel de todos los hombres, hasta de los más humildes y anodinos. Sólo Tú has sabido adoptar la figura más variada a lo largo de la historiaren el escenario del gran teatro del mundo.

Desde tu encarnación magistral, Señor, del papel de Hijo del Hombre, siendo Hijo de Dios, has querido tomar sobre tus hombros la tarea de encarnar todos los personajes de hijos de los hombres.

Hoy nos recuerda la liturgia ese pasaje en que dos de tus discípulos te confundieron con un caminante, poco después de la resurrección. El peligro de los cristianos de hoy, Señor, es que no sepamos reconocerte en cada uno de los caminantes que recorren con nosotros él itinerario de la Historia. Y, sin embargo, Tú dijiste claramente que ellos no son sino personajes interpretados por Ti: "Lo que hicisteis con uno de ellos, conmigo lo hicisteis."

Por eso, Señor, te pido, que te sejamos ver disfrazado de prójimo, aunque nos cueste reconocerte algunas veces.

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30, Marzo.

«AL FINAL DE LA ESCAPADA»

Señor: Es hermosa la expresión que emplea San Lucas en el Evangelio de hoy, al explicarnos el final de tu aventura con los dos discípulos de Emaús: "se abrieron sus ojos" y le reconocieron, al partir el pan. Pero más maravillosa aún es la realidad escondida bajo esa frase: ya que significa que se les cayeron las escamas que les impedían verte, y sólo te reconocieron al partir el pan.

Sí, Señor, ya sé que muchos no quieren admitir que en ese gesto Tú les regalaste la Eucaristía. Pero me gusta más la teoría de los que ven en ese acto la entrega de tu Cuerpo.

Señor, también a tus cristianos de hoy les hace falta esa fe capaz de reconocerte en la Eucaristía. Aunque la vida del espíritu no puede reducirse a estadísticas, es significativo que haya bajado el número de comuniones en los últimos años, y que, a pesar de todos los esfuerzos litúrgicos, el porcentaje de asistencia a la santa misa vaya en descenso.

Por eso, Señor, yo te pido que abras nuestros ojos para que te reconozcamos en la Eucaristía: que creamos que Tú estás ahí, tras la puerta de purpurina o de oro fino de los sagrarios de nuestras iglesias pobres y ricas; que te veamos bajo el blanco manto sacramental, aunque la vista, el tacto y el gusto pongan su veto.

Ábrenos los ojos para que te reconozcamos en el altar, aunque nuestra reforma litúrgica esté todavía tan lejos de reproducir el drama del Calvario y la última cena de acuerdo con la mentalidad moderna.

— nn —

Marzo, 31.

«PLAYAS DE FORMENTOR»

Señor: Me gusta este fragmento evangélico de hoy, que relata tu aparición resucitada a los Apóstoles en la playa de Genesaret: "al amanecer, se presentó Jesús junto al mar". Y me agrada, porque recoge ese amor tuyo a la naturaleza marina, donde tantas horas de tu vida quedaron enmarcadas.

En la geografía marinera tomaste, Señor, la barca de Pedro para predicar; elegiste a los primeros discípulos, que remendaban sus redes; obraste milagros asombrosos; buscaste inspiración para tus parábolas, llenas de peces y de pesca de hombres.

Señor, Tú sabes que también a los hombres de hoy les gusta el mar. El turismo explota, sobre todo, esa belleza azul llamada mar y las blancas y cálidas arenas de sus playas. Concursos frecuentes han premiado slogans para seleccionar los mejores nombres destinados a los distintos fragmentos de nuestro contorno marino: "Costa Azul", "Costa Brava", "Costas de Levante", "Costa Verde", "Costa del Azahar", "Costa Blanca", "Playas del Cantábrico o de las Islas".

Señor, Tú que amaste las playas escenario de tu vida apostólica, enséñanos a amar rectamente nuestras vacaciones marineras. Que aprendamos a pensar cuál es tu ideal de jornadas cristianas a la brisa del mar, al calor del sol, al juego de las olas. Que sepamos ver en ese dibujo de calas, costas y playas, no un pretexto para olvidarnos de tu moral, sino un regalo del Padre para nuestra felicidad temporal y nuestra dicha eterna.

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1, Abrtt.

«CUATRO CONFESIONES»

Señor: Es curioso que la confesión tenga tan mala literatura en ciertos ambientes cristianos. ¿Será aventurado decirte que muchas de las defecciones prácticas del cristianismo se fraguan en el confesonario, en el miedo y la dificultad de confiar nuestras taras morales a un sacerdote?

Y, sin embargo, Señor, nada tan lejos de tu deseo como hacer de la confesión un instrumento de tortura o una catapulta para alejar de Ti a los fieles. Porque si algo en tu vida tiene la impronta de un regalo de Pascua, es precisamente el sacramento del perdón.

Parece que ya no te quedaba nada más que darnos. Después de regalarnos tu ejemplo nazaretano, tu Evangelio, tu presencia eucarística, tu sangre redentora, tu Madre, tu Corazón..., ¿qué más nos podías dar? Sin embargo, Tú sabías que nos hacía falta otra cosa todavía, y echaste mano de tu misericordia para hacernos su regalo.

Y es que los hombres, Señor, a pesar de tu amor manirroto, íbamos a seguir pecando, y por eso íbamos a seguir necesitando tu perdón constante. Tú lo sabías, y por eso quisiste dejarnos, antes de tu despedida final, el sacramento de la alegría de la reconciliación entre el Padre y el hijo pródigo. Y lo quisiste instituir en Pascua, para darnos su significado de medio para recuperar la alegría pascual, perdida por el pecado.

Señor, enséñanos a ver siempre en la confesión ese instrumento fácil y grato de recuperar la gracia, de volver a ser hijos y amigos tuyos.

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«MARÍA MAGDALENA».

Abril, Z.

Señor: Auténticamente eres maravilloso. Y no sólo porque supiste crear un ejemplar único de mujer ideal, que se llamó María, inmaculada y Madre tuya, sin dejar de ser virgen. También porque quisiste sacar del barro de una mujer enmarañada en la carne un modelo de amor y de entrega en tus manos. Me refiero a la otra María, la Magdalena, de la que nos dice tu palabra que estaba seriamente comprometida con las fuerzas del mal.

Señor, nos hace bien pensar en esta conversión ruidosa de María, la pecadora de Magdala, para no desesperar nunca de Ti. Porque Tú puedes repetir infinitamente la hazaña de transformar a una mujer vulgar en una santa, a un hombre inactivo para la causa del bien en un apóstol que derrocha su tiempo en favor de un mundo mejor.

Señor, acostúmbranos a pensar que del militante comunista, Tú puedes sacar una célula activa del Reino, por unos cursillos o unos ejercicios. Que nunca dejemos en la cuneta a los que hoy se hallan derribados moralmente, como ayer se hallaba María Magdalena. Que nuestra oración suba hasta Ti sin desmayo por aquéllos que nos parecen militar en las filas contrarias, pero que un día más o menos lejano pueden combatir el mal desde nuestras fronteras.

Y si alguna vez, Señor, nos hallamos nosotros sumergidos en el. mal, que el recuerdo de tu mano poderosa y misericordiosa, que quiso elevar a Magdalena, nos anime a pedirte que repitas en nosotros tu gesto de amor.

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3, Abril.

«EN ANDALUCÍA NACIÓ EL AMOR»

Señor: Hace ya una semana que se han apagado las úl t imas horas de las festividades populares en honor de tu Pasión y Resurrección. A esa distancia de tiempo, conviene recordar una frase del Cardenal Arzobispo de Sevilla, en su reciente Carta Pastoral, sobre nuestro catolicismo:

"En España tenemos un porcentaje muy elevado de alejados de la Iglesia y de indiferentes. No deben engañarnos las manifestaciones masivas de fe. Ni tampoco el que la inmensa mayoría de los alejados reciban algunos de los últimos sacramentos. Eso sólo demuestra que en nuestros alejados hay un rescoldo de fe, que se aviva en algunos momentos religiosos extraordinarios, o por la proximidad de la muerte. Pero ese rescoldo no es suficiente para calentar una vida, ni para resistir el menor ataque."

Señor, ante estas graves palabras de un purpurado español, te pido que no sigamos ya la política del avestruz. No es bueno esconder la cabeza delante de los hechos incuestionables. Hay que mirarlos de frente, medir su importancia, y buscar el remedio adecuado.

Señor, enséñanos a aceptar la realidad de esa descristianización progresiva en las zonas obreras y universi tarias. Pero aliéntanos a no cruzarnos de brazos, sino a trabajar para conseguir que el cristianismo auténtico fermente la vida toda de todos los estratos de la sociedad española. Recuérdanos que tu verdadera religión es la proclamada por la voz de dos mil quinientos obispos en el Concilio Vaticano II.

Q i .

Abril, 4.

«ENEMIGO EN LA SOMBRA»

Señor: Me preocupa el problema de la esclerosis, pero no la del cuerpo, sino la de las almas. Porque Tú sabes que, además de ese anquilosamiento paulatino de los miembros por los años y los achaques de la vejez, existe también la ar t r i t is del espíritu, por la cual el hombre tiende a cuajar sus ideas y criterios, al llegar a cierta edad.

Pero si en cualquier zona del alma es mala esa línea divisoria entre el progreso y el estancamiento, peor es en ese nivel superior que se llama religión.

Y estoy preocupado, Señor, porque nuestra época de rapidez vertiginosa en todos los órdenes está provocando una diferenciación cada vez más pronunciada entre católicos "chapados a la antigua" y católicos "nueva ola". Los pr imeros se aferran al catecismo de su infancia, a las prácticas piadosas de su niñez y juventud, a las normas morales aprendidas de labios de sus padres naturales o espirituales. Y no quieren encajar lo que ellos creen novedades conciliares.

Por otra parte, Señor, "los nuevos católicos" aceptan complacidos todo lo que sea postconciliar, sin caer en la cuenta de que a veces esa etiqueta encier ra cierta ambigüedad. Por eso te pido para éstos la serenidad de armonizar lo nuevo bueno con lo viejo bueno; y para los tentados de esclerosis mental, la gimnasia esforzada de aceptar la renovación religiosa que el Espíri tu Santo está produciendo en la Iglesia de hoy.

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5, Abril.

«EL PRECIO DE UNA DUDA»

Señor: Cada miércoles, la palabra del Papa Pablo VI, tu Vicario en la tierra, brota luminosa y cálida como el cielo mediterráneo, cargado de luz y calor. En una de sus recientes alocuciones a las audiencias internacionales que se congregan en Roma para escucharle, el Papa recordó el inolvidable constitutivo de la fe cristiana: su oscuridad. Y dijo: "Este aspecto oscuro de la fe está relacionado con algunas consecuencias sumamente importantes de nuestra vida religiosa. La primera es que estamos obligados a buscar."

Tal vez nunca como ahora, Señor, nos es necesaria esta frase de Pablo VI, porque la fe está atravesando una crisis a todos los niveles, desde el personal hasta el nacional y mundial. Nos hacía falta este clarinazo del Papa, para no confundir la posesión de la fe como la tranquilidad de un descanso o la modorra de una siesta.

Ayúdanos, Señor, a aceptar ese carácter penumbroso de la fe, necesario por ser Tú infinito y nosotros pobres pigmeos llenos de limitaciones, incapaces de abarcar tu inmensidad. Necesario también para que su ejercicio sea meritorio por parte de quienes aceptan la luz que se filtra a través de su vidriera de misterios.

Ayúdanos, Señor, a poner en juego nuestra actividad para seguir ese rastro luminoso de la fe, buscando humildemente en la oración y en la Escritura una clarificación cada vez mayor de tus misterios, hasta que un día sin noche te contemplemos cara a cara en la plenitud de tu cénit.

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Abril, 6.

«EL TERROR DE LA FRONTERA»

Señor: Hoy vengo a rezarte la oración del "ciudadano del mundo". Y es que, si siempre ha estado mal ese tipo de espiritualidad concentrada en el propio yo, declinando el pronombre de primera persona singular en todos sus casos—yo, de mí, para mí, a mí, oh yo, con de en por sin sobre tras mí—, cada vez está peor.

Porque Tú sabes, Señor, que la historia va derribando las fronteras, y resulta anacrónico pensar hoy con categorías de pequeños reinos de Taifas. Queramos o no, la tierra se ha convertido en la patria de la humanidad.

A pesar de los esfuerzos por levantar alambradas divisorias, los modernos medios de transporte, el creciente trasiego humano del turismo y el intercambio de trabajadores y estudiantes, hacen a los hombres de hoy ciudadanos del mundo entero.

Esto no quiere decir, Señor, que debamos despreciar la propia personalidad individual, la autonomía familiar y el amor a la patria, sino que debemos armonizar esa visión particular con el horizonte amplio de lo mundial. Sin embargo, siempre requiere esfuerzo salir de las fronteras del egoísmo personal, familiar o nacional, para entrar en la zona internacional del otro, del prójimo.

Por eso, Señor, ayúdanos a romper el círculo vicioso de nuestro yo individual y colectivo, para dar cabida en nuestro corazón a todos los hombres, hermanos de raza desde que Tú te hiciste Hijo del Hombre.

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7, Abril.

«CITA EN LOS CIELOS»

Señor: No todo es indiferencia religiosa en el mundo de hoy. No todo es ateísmo negador de tu existencia por caminos de técnica y ciencia. No tc-rto es lucha abierta contra Ti y la religión. También existen almas que confiesan tener las fauces secas y deseosas de beberte para saciar su sed. Como ese poeta moderno que dice así :

"Yo tengo sed de Ti, oh Alegría sin nombre. Sed de Cuando me muera, cerradme bien los ojos, [Dios, para que al interior, al fin vea abrirse los cielos. Ausencia de todo mal... Oh día de un Día de oro. E n que sin noche en el alma, se verán desplegarse las alas de metal del azur sobre los trigos. Quiero ver, porque estoy hundido en la mentira de la vida que no es la Vida. Que Dios me hunda en El Que Es. (...). Amiga mía, cuya voz hería el corazón del bosque: tan dulce como fue tu voz, me hace falta una voz más dulce y un Amor más dulce que el tuyo.. . Cosas, yo no os he visto aún.. . Rosas, ¿cómo seréis vosotras en el cielo, en que se abre la Rosa de mi Dios en que mi Dios reposa? (...) Oh Tú, que ves desde el cielo cómo son estas cosas: que más ta rde y al unísono de tu bello corazón pueda yo verla en el verano de la Resurrección..."

(FRANCIS JAMMES).

Déjame, Señor, añadirte solamente mi deseo de que todos los hombres tengan sed de Ti y la sacien un día en el cielo.

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Abril, 8.

«EL MUNDO EN SUS MANOS»

"Santa María del Tráfico, Santa María de la Existencia, Santa María de la Intemperie, Santa. María de la Luna de Miel, Santa María de las Minas, ruega por nosotros. Santa María de las Clínicas, Santa María de la Muerte, Santa María del Amor Hermoso, Santa María de la Emigración, ruega por nosotros Santa María de la Calle, [a Dios. Santa María de la Casa, Santa María sin Vivienda, Santa María del Silencio, Santa María del Hambre, , Santa María del Sueldo Escaso, ruega por nosotros Santa María de la Alegría, [a Dios. Santa María de la Mujer enferma, Santa María del Hijo con Parálisis, Santa María del Fin de Mes, Santa María de la Esperanza, Santa María del Pr imer Hijo, Santa María de la Primera Arruga, ruega por nos-Santa María de la Amistad, [otros a Dios. Santa María del Verano, Santa María del Invierno sin Carbón, Santa María del Novio que no llegará, Santa María del Cáliz y la Pr imera Absolución, Santa María del Cáncer, ruega por nosotros a Dios. Santa María del Viejo sin Hijos, Santa María del Jubilado sin recuerdos, Santa María Bajo las Bombas, Santa María de la Tarde de Domingo. Santa María de la Noche, Santa María de lo que ya no será, ruega por nosotros Santa María de Dios. [a Dios. (...) Santa María del Hombre. Amén."

(J. M. DE ROMANA.)

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9, Abril. «EL SOBERANO "Bendecid al Señor, todos los seres, bendecid al Se-

Bendecidlo, pastores de las anchas llanuras, [ñor. y vosotros, los tigres del África ignorada, águilas que miráis de frente al sol, borrascas de los Alpes, tibias lluvias cayendo en las palmeras inclinadas de calor; barcos perdidos, solos, en las calmas remotas, espejos tranquilos de los flords; pinos de Roma, olivos de Córdoba, abetos en las colmas frías y transidas de olor, arenas del Sahara, selvas impenetrables, bendecid al Señor. Te bendigan Señor, las catedrales solas con vidrieras que nadie ha podido alcanzar; bendígante las islas sin playas ni bahías y los delgados arrecifes de coral. Bendígante la voz del vendedor de frutas y este vaso de vino que me voy a tomar, y el pez ciego de extraños colores que se desliza en la sima abismal. Alábente, Señor, las estrellas, las nubes, diga tus alabanzas el tibio olor a pan de los hornos al alba, y las campesinas que suenan solas en la tempestad. Digan tu gloria los acordeones en los puertos, el humo quieto sobre el volcán, los cometas que pasan asustando luceros; alábente los faros, de pie en el litoral, y los trigales y las rosaledas y los leños en el hogar. Te bendigan el que ara en los campos, y el que cava en las minas, el que pesca en el mar. Bendígate la noche y el día te bendiga, que te dé gloria el gozo y te alabe el dolor; te bendiga la niebla, el cielo limpio, el que contigo está y el pecador; el sediento que anda buscando el manantial, que te bendiga el odio, sin querer, y el amor. Espacios infinitos, horas innumerables: bendecid al Señor". (J. M. SOUVIRÓN).

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Abril, 10.

«PROPIEDAD PRIVADA»

Señor: Hoy vengo a rezarte con una frase de esa encíclica de tu "Vicario Pablo VI, sobre "el desarrollo de los pueblos". Es aquélla, en la que el Papa afirma tajantemente: "La propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto".

Es verdad que ya hace tiempo, Señor, la voz de loo Pontífices de tu Iglesia vienen hablando de las restricciones a que debe someterse el llamado "derecho de propiedad". Pero tal vez nunca con una frase tan valiente como la de la última encíclica papal.

Ha llegado la hora, Señor, en que los hombres caigamos en la cuenta de que no resulta actual hablar de."lo mío" sin tener en cuenta "lo nuestro", es decir, las múltiples relaciones que la propiedad privada tiene con la actividad pública.

En un mundo en que la riqueza de los particulares está amasada por el trabajo de la sociedad, no se puede prescindir de los miembros de esa sociedad, a la hora de disfrutar los beneficios personales labrados por ellos.

En una época, Señor, en que los medios de transporte y de intercomunicación están derribando todas las fronteras de tiempos caducos, no podemos mantener intacta la geografía de la propiedad privada como algo intangible, sino que debemos hacernos a la idea de que todo es para todos, especialmente cuando muchos no tienen lo necesario y pocos nadan en la abundacia.

Por eso, Señor, ayúdanos a encajar el "lavado de cerebro" que la frase del Papa supone para nuestra mentalidad capitalista.

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11, Abril.

«AMOR INMORTAL»

Señor: Tres palabras sintetizan la tónica del amor que yo debo sentir por Ti: Padre, hermano y amigo. Por eso, permíteme hacer míos los sonetos de un poeta malagueño, que rezan así:

"Aquí estoy, vengo a conversar contigo de algunas cosas tristes y dolientes y acerca de unas ansias inclementes, que sólo Tú comprenderás, Amigo. Padre: aquí llego, y mi alegría es testigos estoy contento; siento unas ardientes ganas de tus diálogos fluyentes; habíame, y ya verás cómo te sigo. Hermano: aquí me tienes, ¡tan cansado! déjame que recline en tu costado esta cabeza de tribulaciones. Señor, cubre mis ojos con tu mano, y ya que eres amigo, padre, hermano, adorméceme al son de tus canciones. Aquella voz que otrora me llamaba y a la que nunca yo le respondía. Aquella luz que antaño me cegaba y que en los ojos se me guarecía. Aquella mano que me saludaba, aquella voluntad que me quería, aquel amor que siempre me esperaba, aquella sangre que por mí corría. Aquella plenitud que me buscaba, aquel Rey que del trono descendía a tenderme la mano, y se inclinaba. Necesitó vencer en la porfía. Y me ganó cuanto yo más negaba, y me alcanzo cuando yo más huía".

(J. M. SOUVIRÓN).

Señor, déjame sólo añadirte mi deseo de acudir a Ti siempre como al mejor de los padres, al más solícito hermano, al mayor de los amigos.

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Abril, 12.

«LOS ECONÓMICAMENTE DÉBILES»

Señor: Una tradición que se remonta a los primeros años de la era cristiana, ha inculcado en el ánimp de tus fieles la idea de que existe una oposición entre tiempo y eternidad, entre cielo y tierra, entre mundo y alma, entre construcción de la ciudad terrena y salvación.

Sin embargo, Señor, otra línea de pensamiento y de acción de tu Iglesia ha querido conjugar el presente con el futuro intemporal, la creación con la redención, el desarrollo y el progreso humanos con la santidad. Y esta orientación es la que campea hoy en las altas esferas del catolicismo.

En la reciente encíclica de Pablo VI sobre "el progreso de los pueblos", hay una frase que sintetiza bien la importancia de buscar un mundo materialmente mejor para conseguir una historia más cristiana: "El desarrollo es el nuevo nombre de la paz".

Ya antes, Señor, tu gran Vicario Pío XII había tomado como lema de su pontificado "La paz, obra de la justicia". Ahora Pablo VI nos concreta ese deber de la justicia como causa de la paz en el desarrollo progresivo de los pueblos.

Señor, para quienes no vean la relación entre cristianismo y cuestiones técnicas y económicas, hazles pensar en el programa que los ángeles de Belén describieron con notas musicaks en el cielo: "Paz a los hombres". Y hazles ver también que es muy difícil esa paz en un ambiente sórdido de sub-desarrollo, de infraalimentación, de miseria económica y cultural, mientras otros pueblos despilfarran dinero, ciencia, técnica y confort.

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13, Abril.

«NUNCA PASA NADA»

Señor: Al contemplar cada día el espectáculo de la gente leyendo su periódico ya de buena mañana, en el Metro, el tranvía o el autobús, he pensado en la verdad que encierra la frase de Hegel: "La lectura de la prensa diaria es la oración matinal del hombre moderno".

Ciertamente, Señor, nada mejor para dirigirse a Ti cada jornada que, esas hojas grandes de papel con olor tierno a letra impresa, con los acontecimientos que han tejido las últimas veinticuatro horas de la historia humana. Allí destaca la nube explosiva de la oscura guerra vietnamita, la suerte millonaria de las quinelas deportivas, el intento de suicidio de la famosa de turno, el discurso político de un jefe de gobierno, la publicidad clamorosa de los espectáculos... la vida en fin a jirones.

Señor, enséñanos a transformar esa lectura laica de la prensa en una oración religiosa por todas esas intenciones que se nos ofrecen diariamente en el escaparate del periódico. Que sepamos realizar el título de cierto libro reciente: La oración de todas las noticias. Que procuremos encontrar en las páginas impresas del diario materia para "la oración de todas las horas".

Señor, que intentemos cambiar la ojeada rápida a los hechos importantes de los grandes titulares, por la meditación reflexiva sobre la marcha del mundo. Que consintamos en recortar el tiempo dedicado a la gaceta deportiva para rezar "la oración de todas las cosas" repartidas en las otras páginas del periódico.

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«MIL CARAS TIENE EL AMOR»

Abril, 14.

Señor: Todavía existe una raza de fieles, que reducen su espiritualidad a la geografía raquítica de su yo, con sus pequeños problemas personales, y que se extrañan de esos aires modernos de catolicidad que soplan en la Iglesia de hoy.

Aunque siempre ha sido propio del Evangelio suscitar una postura abierta ante los demás, sin ceñir lo religioso al terreno de lo personal, Señor, tu Vicario en la tierra acaba de escribir en su encíclica "Populorum progressio" que "una renovada toma de conciencia de las exigencias del mensaje evangélico obliga a la Iglesia a ponerse al servicio de los hombres".

Haz llegar, Señor, el eco de esta frase papal al oído y al corazón de los católicos que quieren encerrar su vida espiritual en la visita semanal al templo, sin que intervenga en la zona económica, social y profesional. Hazles sentir que resulta insoportable la existencia de cristianos fieles al cumplimiento del precepto dominical e infieles a tu mandato de amar al prójimo como a sí mismo.

Señor, que la reducción y aun supresión de las distancias en un mundo empequeñecido por los jets y la televisión, amplíe en tus cristianos el concepto de prójimo hasta el último hombre del más remoto rincón del planeta; y alargue su amor práctico hasta la necesidad del hermano desnudo o hambriento o a la intemperie en cualquier parte del mundo.

En otras palabras: haznos tomar conciencia de las exigencias del mensaje evangélico de servir a los demás.

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15, Abril.

«EL DOBLE DEL REY»

Señor: Hoy vengo a pedirte que nos hagas ver, sentir y practicar la totalidad del mensaje evangélico en su doble aspecto, para desmentir en adelante la cita de Evely: "Un sabio hindú decía que los cristianos no habíamos sabido comprender más que la mitad del mensaje de Cristo. Habíamos caído en la cuenta de que Dios y Cristo eran la misma cosa. Pero no habíamos acabado de entender que Cristo y el hombre son la misma cosa. Que Cristo sigue siendo todavía hombre y que El está en todo hombre. De aquí que con toda verdad haya que decir que nuestro rechazo de un hombre es rechazo de Cristo, que nuestro cariño a un hombre es amor a Cristo". '

Señor, y sin embargo si está clara en el evangelio tu divinidad, tu identificación con el Padre, igualmente meridiana es tu presencia en el hombre, tu humanidad; "Lo que hagáis con uno de mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis". "Cuando haya dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos".

Señor, haznos descubrir la herejía que supone admitir tu identidad con el Padre y repudiar tu identificación con los hermanos. Recuérdanos que el carnet para declararnos cristianos en la práctica es precisamente el amor a los demás: "En esto conocerán todos que sois mis discípulos: si os queréis unos a otros".

Señor, ayúdanos a cumplir la lección completa de tu evangelio: amarte a Ti, Cristo total: Dios y hombre verdadero, Dios de Dios y hombre en el hombre.

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«PROCESO DE CONCIENCIA»

Abril, 16

Señor: En esa encíclica de Pablo VI titulada "El progreso de los pueblos", agudo clarinazo sobre los deberes de la Iglesia y la Humanidad en la presente coyuntura histórica, hay un párrafo que quisiera meditar en tu presencia. Es aquél que dice: "A cada uno toca examinar su conciencia, que tiene una nueva voz para nuestra época.

¿Está dispuesto a sostener con su dinero las obras y las empresas organizadas en favor de los más pobres? ¿A pagar más impuestos para que los poderes públicos intensifiquen su esfuerzo para el desarrollo? ¿A comprar más caros los productos importados, a fin de remunerar más justamente al productor? ¿A expatriarse a sí mismo, si es joven, ante la necesidad de ayudar al crecimiento de las naciones jóvenes?"

Hasta aquí el Papa, y desde aquí mi petición, Señor. No permitas que los católicos estereotipemos el esquema de nuestras obligaciones religiosas a cuatro puntos rutinarios de examen, como nuestros malos pensamientos en materia de pureza y nuestras distracciones en la oración, por ejemplo.

Enséñanos a flexibilizar nuestros deberes al ritmo de los tiempos, al compás de las exigencias históricas. Urgenos la necesidad de romper la visión estática del cristianismo, para introducir en su práctica el dinamismo vital de los acontecimientos nacionales y mundiales. Exígenos preguntarnos frecuentemente qué debemos hacer hoy por los demás.

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17 Abril.

«UN TÍMIDO EN PELIGRO»

Señor: Hoy vengo a pedirte perdón por todos los miedosos de tu Iglesia, que sienten vocación de re-trógados y de anacoretas, por temor a que la ciencia o el contacto con el mundo les sumerja en un mar de dudas o en un abismo de maldad.

Señor, quisiera que inspiraras a todos estos cristianos temerosos del progreso, de la técnica, de la civilización, del apostolado en medios difíciles, con ateos, masas descristianizadas... la ortodoxia de esta frase de Jean Levie: "La audacia intelectual del creyente es señal de la confianza que tiene en la verdad de la fe; como el coraje del apóstol es señal de la firme confianza que tiene en el apoyo de la gracia".

Enséñanos, Señor, de una vez para siempre que el Dios de la creación no es distinto del Dios de la redención, que el Dios de la verdad de la ciencia es el mismo que el Dios de la verdad de la fe, que el Dios de la revelación divina no tiene nada que temer del Dios de la investigación humana, por la sencilla razón de que son un único Dios, Tú.

Enséñanos también, Señor, que la pusilanimidad ante las tareas del apostolado moderno no tiene nada que ver con la auténtica prudencia cristiana, que la audacia del celo no es temeridad suicida sino confianza en Ti y humildad propia, que el riesgo apostólico por amor a Ti y a los hombres no puede ser causa de condenación sino de cielo para cuantos se lanzan al mundo desde el trampolín de la seguridad en tu protección.

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Abril, 18.

«LOS HOMBRES NO SON DIOSES»

Señor: Ante los laudables esfuerzos del actual secretario de la ONU por acabar la oscura guerra del Vietnam, me ha venido a la memoria esa oración que compuso Hammarskjold, su inmediato antecesor en la Secretaría General de las Naciones Unidas:

"Apiádate de nosotros. Apiádate de nuestros esfuerzos, para que nosotros, ante Ti, con amor y fe, justicia y humildad, podamos seguirte disciplinados, fieles y valerosos, y encontrarte en el silencio. Danos un corazón puro, para poder verte; un corazón humilde, para poder oirte; un corazón creyente, para vivirte. Tú, a quien no conozco, pero a quien pertenezco. Tú, a quien no comprendo, pero que me has consagrado a mi destino, Tú".

Señor, después de hacer mía esta bella oración de Mr. H., quisiera pedirte que todos los hombres públicos comiencen sus tareas políticas elevando sus ojos al cielo para suplicarte a Ti, Padre de las luces, la claridad que necesitan para dirigir los destinos de sus pueblos.

Señor, cuando sobre los despachos de los estadistas yacen en forma de papeles mecanografiados la vida y la muerte de pueblos enteros, la paz y la guerra, el hambre y la abundancia, el progreso y el subdes-arrollo, los hijos y la esterilidad, el techo y la intemperie... y toda esa teoría de binomios antitéticos tan trascendentes, te pido que no falte nunca la oración confiada y humilde a Ti.

Señor, que los gobernantes nos den, además de su tiempo y consagración al bien común, el ejemplo de su plegaria.

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19, Abril.

«UNA CARTA DE AMOR»

Señor: Tu Vicario, el Papa Pablo VI nos pide oraciones para que su reciente encíclica sobre el desarrollo de los pueblos sea entendida según el espíritu con que salió de su pluma y, sobre todo, de su corazón. Y es que, hasta las palabras más claras pueden ser leídas mal, cuando la miopía del egoísmo o las cataratas del prejuicio se interponen.

Señor, hoy vengo a pedirte que los hombres todos, grandes y chicos, leamos la última carta de Pablo VI con la única postura apta para entenderla, es decir, con la mano en el pecho. Y con los ojos bien abier-, tos a la realidad dolorosa de un mundo cada vez más injusto, cada vez más necesitado de caridad.

Señor, que sepamos traducir las frases del Papa sobre el subdesarroUo, la miseria, el hambre y el analfabetismo con cifras concretas, como éstas que nos presentan estadísticas recientes: la mortalidad infantil alcanza en algunos países hasta el 20 por 100 de los niños nacidos; mientras 1/3 de la población mundial se reparte el 85 por 100 de la renta, 2/3 sólo tienen el restante 15 por 100; 250 millones de niños entre cinco y catorce años vagan sin escuelas; en varios países el número de analfabetos alcanza el 70 por 100 de la población; 2/3 de la humanidad pasan hambre.

Señor, ante estos datos no podemos "interpretar", miniminizar el angustioso mensaje del Papa; sólo cabe ponerse en lugar de esos hermanos menores o, mejor aún, ponerte a Ti ya que Tú dijiste: "Lo que hicisteis con ellos, conmigo lo hicisteis".

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Abril, 20.

«AMOR SUBLIME»

Señor: Ninguna palabra tan manoseada como "amor", ninguna palabra tan ambigua como "amor", ya que bajo los pliegues de su definición se esconden las realidades más antagónicas: desde la dedicación purísima del contemplativo hasta la pasión de una hora comprada por dinero.

Pero hoy, Señor, vengo a leerte una descripción del amor, obra de una novelista española, que creo te gustará. Dice así: "El amor es algo más allá de una pequeña pasión o de una grande, es más. Es lo que traspasa esta pasión, lo que queda en el alma de bueno, si algo queda, cuando el deseo, el dolor, el ansia han pasado.

El amor se parece a la armonía del mundo, tan serena. A su.inmensa belleza, que se nutre incluso con las muertes y las separaciones y la pena. El amor es más que esta armonía; es lo que la sostiene. El amor es Dios. Dios, esa inmensa hoguera de felicidad y bien en la que nos encontramos colmados, a la que tendemos, a la que tenemos libertad de ir y vamos, si no nos atamos nosotros mismos piedras al cuello" (CARMEN LAFORET).

Señor, enséñanos la definición auténtica del amor, que si es verdadero no puede nunca liberarse de ser una salida del propio yo para adentrarse en la órbita de los demás. Repítenos sin cesar que en la madeja más o menos complicada de todo eso que llamamos amor, siempre debe hallarse algún núcleo de entrega, generosidad, altruismo, caridad, donación..., si queremos llamar-a las cosas por su nombre.

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21, Abril.

«AMERICA, AMERICA»

. Señor: A la luz de la última encíclica papal sobre, "el desarrollo de los pueblos", en que Pablo VI nos impulsa al mejor reparto de los bienes terrenos, al mismo tiempo que nos alerta sobre los peligros de un excesivo bienestar material, cobra triste realismo la opinión de John Steinbeck acerca de Norteamérica :

"Porque tiene demasiadas cosas, la gente pasa su tiempo en el sofá de un sicoanalista, en busca de su alma. Podemos afrontar todo lo que pueda enviarnos Dios y la naturaleza, excepto la abundancia. Si yo quisiera destruir una nación, yo le daría demasiada riqueza, y la tendría a mis pies, de rodillas, despreciable y glotona. Me inquieta, sobre todo, la cínica inmoralidad de mi país. No creo que pueda sobrevivir sobre esta base, y, a menos que cualquier catástrofe nos sacuda, estaremos perdidos".

Señor, enséñanos ese difícil equilibrio entre el exceso y la insuficiencia, entre nadar en la abundancia y ahogarse en la indigencia, entre vivir para el dinero y morir en la miseria, entre matar el tiempo por sobra de bienes y aburrirse por falta de trabajo, entre adorar la técnica y despreciar el progreso.

Señor, descúbrenos la filosofía y la teología escondida en esa petición de la Biblia: "No me des abundancia ni miseria, sino dame sólo lo necesario para la vida". Porque el exceso de riquezas embota el alma y engríe el corazón y endiosa al hombre; y el exceso de pobreza invita a la blasfemia contra Ti y al odio contra los hombres.

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«DINERO EN LLAMAS»

Abril, 22.

Señor: Los hombres sentimos una insaciable curiosidad por las vidas ajenas. De ahí los chismorreos interminables de las reuniones de sociedad, el fácil sensacionalismo de la prensa, el éxito de los consultorios de todo tipo, la moda editorial de los diarios y autobiografías, la vena inagotable de las entrevistas.

Señor, hoy vengo a leerte la definición que da de sí mismo el dinero, publicada en cierta revista de actualidad. Dice así: "Compro, vendo las conciencias, los silencios. Compro, vendo el poder, las mujeres, la gloria, el placer. Pago la guerra y el crimen. Hago y deshago ídolos, ministros, relaciones, fama, tronos, dominios, poderes. Como el mar, soy inodoro. Me comen. No doy la felicidad, contribuyo a ella. Puedo todo. Abro todo. Doy todo. Soy la sangre del pobre. El dinero".

Señor, me ha impresionado esta confesión sincera de ese "poderoso caballero que es D. Dinero". Porque, sin llegar a defender la omnipresencia del factor económico en el juego dialéctico de la historia, que proclama el marxismo, no tengo más remedio que confesar su labor de quinta columna a lo largo y ancha de la geografía mundial.

Señor, enséñanos la ambivalencia del dinero, para que no caigamos nunca en el abismo inmundo de su vertiente mala, para que estemos siempre en el lado luminoso de su flanco bueno. Ayúdanos a usar del dinero, sin abusar de él, a servirnos de su poder, sin servirlo ni adorarlo jamás.

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23, Abril.

«LA FE»

Señor: En este tiempo pascual, tan estrechamente ligado a la idea de nuestro bautismo, quisiera hacer mía una frase de Karl Rahner, que dice así: "He nacido católico porque nací y fui bautizado en un medio creyente. Espero en Dios que esta fe recibida por tradición se haya transformado en una elección propia mía y en una fe auténtica".

Sí, Señor, me gusta este, párrafo del famoso teólogo alemán, porque soluciona esa dificultad que tiene mucha gente sobre el bautismo de los niños. No podemos negarles algo que los adultos tenemos como al mejor regalo—el de la vida sobrenatural—, que viene a sumarse al otro regalo—el de la vida natural recién estrenada.

Es verdad, Señor, que los niños no dan su consentimiento a ese bautismo que les embarca en la aventura cristiana de la fe. Pero tampoco les pedimos permiso para hacerles al mar de la vida, sencillamente porque son incapaces de opinar antes de existir. Sin embargo, eso no quita nada a la licitud y bondad de nuestro doble regalo.

Pero también es verdad, Señor, que ese bautismo recibido en la insconsciencia infantil debe dejar de ser algo pasivo al llegar a la edad adulta. Así como la vida entregada sin previo consentimiento debe convertirse en aceptación consciente, lo mismo tiene que ocurrir con la vida divina endosada en el bautismo.

Señor, por eso te pido que mi lejano bautismo inconsciente sea la luz lúcida de mi alma, que me oriente y rija a través de toda mi vida, hasta llegar a Ti.

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«FUENTEOVEJUNA»

Abril, 24.

Señor: Me ha impresionado "El pozo de la fraternidad", de Boris Simón, que dice así: "En el cruce de las grandes carreteras, sobre el brocal del pozo antiguo, triste un viejo se sentó. / El joven fogoso de mirada ansiosa, se sentó junto al viejo y le dijo: "He buscado la fraternidad por todo el mundo, sin hallarla en parte alguna". / Contestóle el viejo, torcida la boca de amargura y desesperación: "¿La fraternidad? Está escondida en el fondo de este pozo". / Y bromeando se levantó y, con pasos de vencido, siguió los caminos de la vida. / El joven, se inclinó sobre el brocal del pozo profundo, sobre el abismo húmedo y negro, y gritó: " ¡ Fraternidad, fraternidad!". Pero el pozo no devolvió el eco. / Entonces coje la cuerda, que se pierde en el abismo sin fondo, y empieza a tirar... / Pasa por allí un limpiabotas, y deja su caja a la vera del camino. "Eh, compañero, ¿quieres ayudar?" / Pasa por allí un labrador que se pone a tirar con ellos de la cuerda. / Pasa por allí un presidente; los contempla un rato; después se quita los guantes. / Pasa por allí un turista de un país lejano: "¿Fraternidad? Oh, sí, ya sé, no hace falta que me expliquen" (...) / ¡Es preciso unir nuestros esfuerzos! En un mismo calor, yo como tú, tú como yo. / (...) La vida es trabajo. Tira, tira, tira, tira... / El sudor cae de nuestras frentes, nuestras manos sudan sangre. Pero trabajamos. Nadie se lamenta. / (...) ¡Trabajemos, trabajemos! Un último esfuerzo... En el extremo de la cuerda hemos sacado del pozo un valde viejo oxidado, lleno de piedras y fango. No sacamos del pozo la fraternidad. ¡Sin embargo estaba enganchada en la cuerda... sólo que en el otro extremo!".

Señor, déjame añadir que hagas realidad este poema de fraternidad humana.

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25, Abril.

«HISTORIA DE AMOR»

Señor: En esta fecha de San Marcos, evangelista, quiero pedirte un aumento de amor práctico hacia ese único Evangelio tuyo, cuya redacción confiaste a Mateo, Lucas y Juan junto al santo que conmemora la liturgia católica de hoy.

Señor, déjame pedirte primero de todo, que siga como best seller de librería el libro de tu vida y doctrina, escrito por los cuatro evangelistas, hasta que no haya un solo discípulo tuyo que no tenga en su biblioteca los Evangelios.

En segundo lugar, Señor, enséñanos a leer esas páginas únicas, inspiradas, con su espíritu limpio y sencillo, sin pretensiones literarias ni corazón maleado; para que así podamos entender tu mensaje a los pobres de espíritu.

Señor, mientras bebemos en la fuente más pura de la revelación cristiana, descúbrenos prácticamente que tu Evangelio significa "la buena noticia" del Reino de Dios; que sintamos flotar a lo largo y ancho de sus páginas esa verdad omnipresente y consoladora de que tenemos en el cielo un Padre providente.

Señor, que la lectura diaria de los Evangelios nos comunique el sentido cristiano de la vida, y que sepamos iluminar con sus palabras "de vida eterna" todas y cada una de las vicisitudes de nuestra historia contemporánea: desde la lejana guerra asiática, hasta el cercano problema familiar.

Señor, concédenos asimilarnos tanto tu Evangelio, que sin pensarlo, nuestras vidas sean ediciones actualizadas de tu doctrina, ejemplares vivientes de tu divino Mensaje.

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«ME SIENTO REJUVENECER»

Abril, 26.

Señor: Siempre los espíritus privilegiados han acuñado frases luminosas. Tu Vicario actual, Pablo Vr, es famoso por esas fórmulas diáfanas, en que sintetiza soluciones a problemas religiosos de actualidad, con lucidez maravillosa. En medio de las aguas todavía turbias sobre el significado y alcance del Vaticano II, el Papa acaba de hallar el slogan del equilibrio: "El Concilio no ha sido una revolución, sino una renovación".

Señor, a cuantos quieren tomar la última asamblea conciliar como bandera de ortodoxia para luchar contra todo lo antiguo y tradicional de la Iglesia, para arrasar la obra del Concilio de Trento hasta nuestros días, imprímiles en la memoria la primera parte de la frase de Pablo VI: "El Concilio no ha sido una revolución", un programa incendiario, para justificar la ruptura con la tradición de varios siglos, el triunfo de la anarquía religiosa sobre la obediencia jerárquica en fe, confianza y amor.

Pero también, Señor, a todos los que califican la obra del Vaticano II como una lluvia de verano, que hay que dejar pasar sin pena ni gloria, hasta que aparezca de nuevo el sol de la rutina, del "siempre se ha hecho así", de las devociones tradicionales, del catolicismo personal sin repercusiones sociales..., enséñales a meditar la segunda parte de la frase de Pablo VI: El- Concilio ha sido "una renovación", un rejuvenecerse de la Iglesia, un despojarse de todo lo caduco, anticuado, envejecido, que se le ha ido pegando a lo largo de los años. Y recuérdales que ellos son esa Iglesia que debe renovarse.

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27, Abril.

«MORENITA CLARA»

Señor: Hoy celebra la fiesta de su patrona, la Virgen de Montserrat, una de las regiones más ricas de España: Cataluña. Por eso vengo a pedirte que nos enseñes el verdadero sentido de estas conmemoraciones religiosas en una parcela de la patria o de la catolicidad.

Señor, que la visión particular de "nuestra" Virgen, no nos haga perder de vista nunca que María fue una sola, que su ejemplaridad hav que buscarla más en las páginas del Evangelio y de la tradición católica, que en fuentes demasiado locales o en devociones excesivamente exclusivistas.

Señor, que nunca el culto particular o regional a María sea una pantalla para impedirnos proyectar nuestro cristianismo hacia los cuatro caminos de la rosa de los vientos; sino, todo lo más. un sano estímulo fraternal para los otros hijos de la Virgen para que rivalicen con nosotros en un concurso sincero de amor a Nuestra Señora.

Señor, que jamás mezclemos la devoción a la Virgen de un templo, una región o una ciudad con elementos sociales o políticos, que separen a los hermanos de la familia común nacional o católica, qué invoca a la misma María, aunque bajo otros títulos y advocaciones.

Señor, en esta fecha litúrgica de la Virgen morena de Montserrat, te pido para todos los hijos de la noble región catalana una alteza de miras tan elevada como los picos de la santa montaña, una firmeza de fe tan imbatible como las rocas que rodean el santuario.

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Abril, 28.

«HERMANO MAYOR»

Señor: Temo quedarme a mitad del camino en mi aceptación del misterio del Cristo total. Porque Tú no eres solamente el Jesús que paseó su luminosa sombra sobre la tierra durante treinta años; ni siquiera el Señor que está asentado en el cielo por toda la eternidad; ni sólo el Cristo maternal siempre escondido en la Eucaristía para darnos la leche blanca de tu cuerpo. Tú eres también el Cristo místico camuflado en el prójimo. Pero aquí ya me cuesta más reconocerte. Por eso me ha impresionado la cita del Abbé Pierre, que acabo de leer:

"¡Lástima de nuestras comuniones, si después de haber comulgado con el Señor presente en la eucaristía, dejamos esta comunión mutilada, ya que al salir de la iglesia no somos capaces de ir a completarla con cada uno de nuestros hermanos que sufren en nuestra ciudad, en nuestra patria, en esta gran patria del mundo entero, la familia de todos los hijos del Padre!".

Señor, no permitas que fragmentemos tu Cuerpo total, aceptando la fe y el contacto de tu eucaristía, y rechazando tu presencia en el prójimo. Destierra de tus cristianos la herejía de menospreciar tu encarnación en los hombres aunque nos parezca más extraña que tu permanencia eucarística. Arranca de tus católicos de comunión frecuente el cisma de no amar todos los miembros de tu cuerpo, aunque adoren sin dificultad el milagro de tu Eucaristía. Dinos que el mismo día que nos dijiste "Tomad y comed, porque esto es mi cuerpo", nos mandaste "Amaos mutuamente".

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29, Abril.

«DESAYUNO CON DIAMANTES»

Señor: Ante el panorama que nos presenta el mapa del hambre en el mundo, y delante de la geografía del ateísmo en la tierra, vengo a rezarte esa breve pero acertada "bendición de la mesa", que rezan algunas familias: "Señor, da pan a los que tienen hambre, y da hambre de Ti a los que tienen pan'\

Yo temía, Señor, que mi visión del problema fuera demasiado simplista: ¿Por qué no emplear pane de lo que se gasta con los armamentos modernos en saciar el hambre primaria de los que mueren sin esperar a esa guerra en la que intervendrán aquellas armas? Hoy sé que mi razonamiento es válido, porque ha sido refrendado por la firma emocionada de tu Vicario el Papa, en la encíclica sobre el desarrollo de los pueblos.

Señor, ahora sé que puedo rezarte sin sordina, en voz alta, que hagas llegar a las bocas hambrientas de millones de hombres, los millones de pesetas que derrochan en lujo escandaloso unos pocos miles de privilegiados del dinero. Pablo VI me autoriza a ello en un pasaje de su carta "Populorum Progressio",

Señor, pero si me duele el hambre de pan que Sufren tantos hombres en la actualidad, más me <;n-tristece la náusea de Dios que sienten muchos contemporáneos, saturados de materialismo, riqueza y técnica. Por eso, a mi plegaria para que des pan a los que tienen hambre, añado: "y da hambre de Ti a los que tienen pan".

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Abril, 30.

«EL HOMBRE DE MIS AMORES»

Señor: En este domingo último de Pascua, antes de tu ascensión litúrgica a los cielos, quiero decirte cuánto agradezco tu presencia corporal entre nosotros, el que te hayas querido hacer como uno de nosotros. Pero, déjamelo decir con poema de un autor mejicano, que reza así:

"Así: te necesito de carne y hueso. Te atisba el alma en el ciclón de estrellas, tumulto y sinfonía de los cielos; y, a zaga del arcano de la vida, perfora el caos y sojuzga el tiempo, y da contigo, Padre de las causas, Motor primero. Mas el frío conturba en los abismos, ya en los días de Dios amaga el vértigo. ¡Y un fuego vivo necesita el alma y un asidero! Hombre quisiste hacerme, no desnuda inmaterialidad de pensamiento. Soy una encarnación diminutiva; el arte, resplandor que toma cuerpo: la palabra es la carne de la idea: ¡encarnación es todo el universo! ¡Y el que puso esta ley en nuestra nada, hizo carne a su Verbo! Así: tangible, humano, fraterno. Ungir tus pies, que buscan mi camino, sentir tus manos en mis ojos ciegos, hundirme, como Juan, en tu regazo y—Judas sin traición—darte ni beso. Carne soy, y de carne te quiero. ¡Caridad que viniste a mi indigencia, qué bien sabes hablar en mi dialecto! Así, sufriente, corporal, amigo, ¡Cómo te entiendo! ¡Dulce locura de misericordia: los dos de carne y hueso!" (ALFONso JUNCO.)

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1, Mayo.

«ROJO ATARDECER»

Señor: En esta fecha roja consagrada al trabajo y bautizada por la Iglesia bajo el patrocinio de San José Obrero, déjame pedirte de todo corazón por esa gran familia del mundo laboral, con la máxima benedictina en los labios: "Ora et labora", reza y trabaja.

Sí, Señor enséñanos a trabajar a todos los hombres, para que este reparto equitativo de la gran tarea de edificar un mundo mejor alivie a quienes tienen el trabajo más duro: los obreros. Haznos comprender el imperativo universal de esta máxima de San Benito a sus monjes, porque no hay dos clases de hombres: los ociosos y los trabajadores, sino sólo dos especies de trabajo: intelectual y manual.

Señor, en este día del Artesano de Nazaret, recuérdanos la dignidad sublime de nuestros hermanos los obreros, que trabajan con sus manos, al frente de las máquinas, las minas, la construcción, las fábricas, los comercios... Que veamos en ellos una estampa moderna de San José y, lo que es más, de Jesucristo Obrero.

Y para ese ejército inmenso de la paz, que son los trabajadores del mundo entero, te pido, Señor, el amor a sus ocupaciones diarias, aunque resulten monótonas y grises. Que una ordenación social más justa lime las duras aristas de su labor, para que puedan sonreír mientras trabajan.

Pero además te pido, Señor que los obreros no se olviden de la otra palabra del binomio benedictino "Ora et labora". Que sepan elevarse a Dios en medio de su trabajo para bendecirte, que aprendan a hacer oración de su misma labor.

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Mayo, 2.

«CADENAS ROTAS»

Señor: Hay fechas a las que asociamos invariablemente una efemérides; por ejemplo, hoy, dos de mayo, que titulamos "Día de la Independencia", en recuerdo de una página gloriosa de nuestra Historia patria. Por eso, mi oración de esta jornada sólo puede tener como meta pedirte que nos enseñes a ser sanamente independientes.

Señor, en este mundo sujeto a la esclavitud masiva de la moda, en que todos visten igual y compran los mismos objetos, y cometen idénticos fallos, y se divierten de forma similar, concédenos una personalidad robusta, que nos ayude a hacer, no «lo que todos hacen", "porque todos lo hacen", sino lo qué debemos hacer, aunque nadie lo haga.

Señor, regálanos una independencia de juicio, libre de las presiones publicitarias de quienes pretenden dirigir nuestro cerebro como un robot, con sus propagandas persuasivas de tipo social, político, artístico, religioso o moral; para que sólo nos sujetemos a los cánones de la verdad.

Señor, robustece nuestro carácter, para que no seamos meros repetidores de frases slogan, aprendidas maquinalmente de la prensa, la radio, la televisión o los cabecillas de nuestro medio ambiente laboral o ciudadano; sino que digamos lo que debemos decir y callemos cuando debemos callar, según nuestra conciencia bien formada.

Señor, haz que nuestra necesaria dependencia de Ti no sea un tributo malhumorado, sino la libre y amorosa aceptación de tu suprema y paternal supremacía.

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3, Mayo.

«EL ARTE DE AMAR»

Señor: Muchas veces me pregunto por qué gentes que dicen amarte resultan poco amables a los ojos de los demás, cuando parece que nadie debería ser tan simpático como quienes se profesan amantes del Amor, que eres Tú. La respuesta me la dio una frase de García Escudero, en su discurso de clausura de la XII Semana Internacional de Cine de Valladolid: "Amar a Dios es amar con Dios todo lo que El ama."

Ahí está, Señor, la solución a mi interrogante: muchas veces, los que pregonan amarte de todo corazón, divorcian de ese amor hacia Ti el amor a todo lo que Tú amas, especialmente los hombres. Algo así como si creyeran, falsamente, que, al ser limitada su capacidad de amar, todo cuanto derramen de su corazón para querer a los otros, es en merma de su amor a Ti.

Señor, descúbreles a esas gentes de buena voluntad, pero de mala teología, que "amar a Dios es amar con Dios todo lo que El ama", como querer a los hijos de una buena madre es para ella igual que quererla a ella, porque ellos son fruto y meta de su amor.

Señor, a cuantos disocian el binomio inseparable del amor a Ti y al hombre, recuérdales que desde tu encarnación, no puede separarse el amor a la divinidad del amor a la humanidad; repíteles que desde la conjunción de Dios y Hombre en tu persona, es lo mismo querer a los hombres que a Dios; aclárales que desde siempre "quien no ama a su hermano a quien ve, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ve?"

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«VIAJE ALUCINANTE» Mayo, 4.

Señor: Con los pies bien fijos en este mundo que debemos hacer mejor, déjanos hoy, día de tu Ascensión, pensar en la gloria, con versos de un poeta:

"Cuando la muerte sea vencida/y estemos libres [en el Reino,

cuando la nueva Tierra nazca en la gloria del nue-[vo cielo,

cuando tengamos la alegría / con un seguro entendimiento

y el aire sea como una luz / para las almas y los cuer-entonces, sólo entonces estaremos contentos. [pos, Cuando veamos cara a cara / lo que hemos visto en

[un espejo-y sepamos que la bondad / y la belleza están de

[acuerdo; cuando sintamos la unidad / de lo que aquí vivimos

[disperso; cuando las rosas no se mueran, / cuando el amor sea

[verdadero, cuando al mirar lo que quisimos / lo veamos claro y

[perfecto y sepamos que ha de durar, / sin pasión, sin aburri-entonces, sólo entonces estaremos contentos, [miento, Cuando vivamos en la plena / satisfacción de los

[deseos y comprendamos que aquí abajo / sólo apetecimos lo

[incierto; cuando el Rey nos ame y nos mire / para que nos-y podamos hablar con El [otros le amemos, sin palabras; cuando gocemos de la compañía feliz / de los que aquí tuvimos lejos, entonces, sólo entonces estaremos contentos. Cuando aprendamos a reír / sin hacer muecas ni as

pavientos, cuando aprendamos a llorar / sin que el rostro se

[ponga feo, y cuando lo tengamos todo / y de nada necesitemos, y si no hay mar—que sí lo habrá / nos dé lo mismo

[por superfluo, entonces, sólo entonces estaremos contentos. Cuando un suspiro de alegría / nos llene sin cesar el

[pecho, entonces—siempre, siempre—, entonces / seremos

[bien lo que seremos". (J. M. SOUVIRÓN.)

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5, Mayo.

«EN BUSCA DEL AMOR»

Señor: Nunca te pediremos suficientemente un amor generoso hacia los demás, porque siempre gravitará sobre nuestras almas tu mandato de querer al prójimo como Tú nos quieres, es decir, con entrega infinita.

También es verdad, Señor, que Tú sancionaste con tu palabra infalible el hecho sociológico irrefutable de que "es más dichoso dar que recibir". Sin embargo, existe el peligro de que olvidemos que "el amor es humildad: no es sólo dar, sino también recibir, compartir", como ha recordado hace poco García Escudero.

SI, Señor, a cuantos corremos el riesgo de convertir nuestro amor al prójimo en íuente de soberbia, ponderando nuestra generosidad altruista, nuestra caridad químicamente pura, sin contaminaciones egoístas, tráenos a la memoria ese ingrediente necesario del amor, que se llama humildad.

Señor, que no confundamos nunca la entrega a los demás con la creencia de bastarnos a nosotros mismos, con la conciencia de considerarnos autosu-ficientes, con la arrogancia de despreciar el amor y la ayuda que los otros quieren, pueden y deben prestarnos.

Señor, haz que sepamos conjugar el verbo amar no sólo en activo, dándonos cada vez más y mejor a los otros, sino también en pasiva, recibiendo humildemente el amor que los demás vienen a depositar en nosotros. Que aprendamos a compartir nuestras cosas con el prójimo, pero también a encajar con humildad todo lo que el prójimo desea repartir con nosotros, en simbiosis de amor.

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«LO QUE DESEA TODA MUJER»

Mayo, 6.

Señor: En esta víspera del "Día de la madre", déjame acudir a Ti, que quisiste parecerte a nosotros viniendo al mundo por el camino de la maternidad, para pedirte por todas las mujeres fieles a la llamada de los hijos.

Haznos comprender a todos, Señor, el papel trascendental de las madres, que no se deben contentar con ser aduana fronteriza de nuevas vidas, sino protectoras de los hijos a lo largo de su niñez, según la frase de Unamuno: "El pobre Adán cayó porque no tuvo madre, no fue niño..."

Señor, en esta época de feminismo, en que el abanico de posibilidades abierto a la mujer es casi tan amplio como el admitido para el hombre, recuerda a las mujeres, que olvidan con frecuencia su vocación maternal, los versos de otro autor español: "Ya que toda mujer, porque Dios lo ha querido, dentro del corazón lleva un hijo dormido."

Y a las mujeres que no sólo olvidan, sino que rechazan por mero egoísmo la llamada de la maternidad, inspírales, Señor, el pensamiento final de otro drama español, que concluye así: "El alma de la mujer ¿qué vale, si dentro de ella no hay un alma de madre?"

Señor, a todos los nacidos haznos pensar en esta fiesta dedicada a la que nos abrió las puertas de la vida, con gratitud en el corazón. Tal vez no tengamos medios económicos para manifestar ese agradecimiento con un regalo; pero todos podemos y debemos depositar en el recuerdo de nuestra madre el beso de una oración agradecida por ella.

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7, Mayo.

«EL PODER INVISIBLE»

Señor: En este nuevo "Día Mundial de los Instrumentos de Comunicación Social", recientemente instituido por el Papa, vengo a pedirte con la mayor intensidad e interés por esta intención de que los medios modernos de comunicación de ideas contribuyan no al mal, sino al bien de nuestra sociedad.

Señor, haz que todos los hombres que hacen posible esas tres mil películas anuales de cine, piensen en su deber de aumentar la luz y disminuir las sombras de la pantalla, iluminando a los millones de espectadores de las salas oscuras con los rayos luminosos del bien.

Señor, que el inmenso ejército de radiofonistas mediten su noble responsabilidad ante el poder sin fronteras de la Radio, que penetra en todos los hogares y en lo más secreto de nuestra mente, que se hace compañera inseparable de la excursión >y el viaje con esa siembra de autorradios y transistores, que nos siguen siempre.

Señor, ayuda al equipo de creadores de ese mundo inmenso de la pequeña pantalla televisiva, que aglutina con su poder mágico a los miembros de la familia, para que sepan cumplir siempre el programa marcado por Pío XII, de informar y formar, pero nunca de deformar a los telespectadores.

Señor, que los periodistas no caigan en la fácil tentación del sensacionalismo inmoral o banal, sino que se pongan al servicio del bien común, sirviendo al público el pan de la verdad objetiva y caritativa de los hechos.

Señor, a los autores de los discos, cuyas canciones van sembrando de ideas nuestra vida, inspírales letras que nos hagan mejores y no cada vez más mediocres y ramplones.

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Mayo, 8.

«AHÍ ESTA EL DETALLE»

Señor: Sin duda que la complejidad creciente de la sociedad moderna nos impone un cristianismo cada vez más complicado, si queremos vivir la encarnación humana que nos ha legado el Concilio Vaticano II en su documento sobre la Iglesia en el mundo moderno.

Pero temo, Señor, que esta implicación responsable en los engranajes sociales de nuestro mundo mecanizado y burócrata nos haga olvidar el dogma supremo de la simplicidad espiritual, perdidos en la maraña asfixiante del pluralismo que nos rodea y enreda por todas partes y en todo tiempo.

Por eso, Señor, vengo a rezarte con una breve plegaria, antítesis del robot de mil tentáculos, que nos exige ser la civilización maquinista de hoy. Es una oración de Rabindranath Tagore, que dice así: "Sólo esto: que yo haga de mi vida una cosa sencilla y recta, como una flauta de caña, que Tú puedas llenar de música."

Sí, Señor, sólo esto. Porque todo lo demás—la prisa, el ademán grandilocuente, la acción nerviosa, el grito destemplado, la fuerza argumental, el slogan publicitario, la conmoción de las masas..., y todo cuanto hacemos y decimos para instaurar tu Reino en el mundo moderno—todo se perderá en el vacío de la esterilidad, si nos olvidamos de lo único necesario: la disponibilidad simple de nuestra vida en tus manos.

Sin embargo, Señor, si conservamos al menos esa rectitud y sencillez de la flauta de bambú, tu Espíritu sacará de nuestra existencia la melodía de la eficacia cristiana.

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9, Mayo.

«LA ESTRELLA»

Señor: En estos días del mes de mayo, una nube de nostalgia me ha devuelto a los años felices de la niñez, cuando era fácil acudir a la Virgen con las flores sin espinas de un corazón limpio y una vida sonriente. Pero la realidad se impone, al palpar que el reloj no ha pasado en vano y que el calendario no puede hacer marcha atrás.

Sin embargo, Señor, me consuela la idea de que en todo tiempo se puede acudir a la Virgen en su mes de mayo, con la letanía de las edades humanas:

Santa María de los niños, robustece la voz de quienes te prometen serte fieles hasta la muerte, para que sus palabras no resulten espuma que se evapora con los años.

Santa María de los adolescentes, tranquiliza las conciencias de los que comienzan a sentir en el fondo de su lago interior el limo de las primeras pasiones, para que no confundan el sentimiento con el consentimiento

Santa María de los jóvenes, acompaña a nuestra juventud de hoy, que se llama ye-yé, que se deja melenas y discute de todo, pero que sigue necesitando el regazo comprensivo de una Madre siempre a punto para sus horas bajas de desaliento y de pecado.

Santa María de la madurez, permanece atenta tras las bambalinas de esta edad adulta, que quiere protagonizar la Historia, pero que necesita el aliento de la Madre celestial, cuando los hijos según la carne no comprenden sus problemas.

Santa María de los viejos, atiende a quienes cruzan la última etapa de la existencia, pues también ellos añoran el abrazo de la Madre que les abra las puertas del cielo.

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«UNA GRAN SEÑORA»

Mayo, 10.

Señor: Como Tú eres el primero en eso de amar a la Virgen, me dejarás con mucho gusto que hoy dirija mi oración a María, tu Madre y la nuestra. Por algo estamos en el mes de mayo, consagrado especialmente a Ella.

Señora, hoy ha caído en mis manos un elenco de títulos inventados por un grupo de colegiales, como sus predilectos para dirigirse a Ti, y vengo a rezarte con ellos en los labios y en el corazón:

"Virgen Buena Compañera, Santa María del Amor al Prójimo, Virgen de la Entrega, Virgen del Deber cumplido en cada momento, Virgen sacrificada, Virgen del Sufrimiento, Santa María de los Quince años, Virgen del Silencio, Santa María del Amor, Virgen de la Constancia, Virgen de nuestros desalientos, Virgen Constructora de almas, Virgen Amable y Servicial, Virgen de la Fortaleza, Virgen de la Piedad, Virgen de nuestros fracasos, Virgen de nuestras alegrías y optimismos, María unión de los hermanos, Virgen exigente de sí misma, Santa María del Vencimiento, Virgen del Buen Deseo, Virgen Valiente, Virgen Responsable, Madre Perfecta, Madre de la Consolación, Virgen de la Resignación, Virgen del Sí a todas horas, Virgen del Dominio de sí mismo, María Ilusionadora, Madre que anima, Virgen Luchadora infatigable, Virgen austera, sencilla, resignada, Virgen de nuestros enemigos, Virgen del Buen Camino, Madre de todos los Cristianos, Santa María de las diversiones, Santa María de los de raza de color."

Señora, al final de esta letanía escrita por plumas jóvenes, déjame sólo añadir: - ruega por nosotros. Amén.

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11, Mayo.

«AVENTURA INCREÍBLE»

Señor: En esta fecha litúrgica donde se dan cita tus dos apóstoles Felipe y Santiago, siento la necesidad de pedirte que nos concedas el don del auténtico apostolado.

Hace poco escuché la definición que un cineasta comunista hacía del fundador de los Hermanitos de Jesús, el P. Charles de Foucauld: "Un santo, que nunca habla de Dios, pero que siempre le piensa obsesivamente." Y me recordó aquella otra definición del contemplativo: "Un hombre que habla de los hombres a Dios."

Señor, vengo a pedirte esa espiritualidad obsesionada por Ti del santo H. Carlos de Foucauld, para todos tus apóstoles modernos: que se empapen hasta la médula de tu realidad maravillosa, que se sumerjan en el océano de tus misterios, que se eleven a la órbita de tus atributos, que te respiren incansablemente.

Señor, vengo también a pedirte para tus apóstoles de hoy esa espiritualidad del contemplativo: que te hablen constantemente de sus hermanos los hombres, de los que no hallan tiempo para hablarte, de los que te niegan y combaten, de los que te olvidan como un juguete roto, de los que te posponen al negocio, la diversión o el placer.

Pero, Señor, deseo pedirte un tercer elemento para los apóstoles actuales: que realicen la definición del sacerdote: "Un hombre que habla de Dios a los hombres." Que traduzca tu mensaje eterno al lenguaje de la actualidad, que pinte con estilo moderno "el verdadero rostro de Dios", para que también los hombres del siglo xx se enamoren de Ti.

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Mayo, 12.

«LOS MEJORES AÑOS DE NUESTRA VIDA»

Señor: Tendrás que echarme una mano especial, porque hoy quisiera rezarte la oración de la persona mayor, de todos aquellos hombres y mujeres que pasaron la frontera del siglo xix al xx; y Tú ya sabes que hay poca literatura espiritual y pocos libros ascéticos escritos para viejos, que puedan inspirarme en mi plegaria de este día.

Señor, a todos cuantos añoramos los buenos tiempos de la zarzuela y renegamos de los conjuntos modernos, que nos suenan a batería de cocina y sinfonía de gatos, haznos comprender que Tú eres la verdadera armonía, que nos deleitará durante toda la eternidad.

Señor, a quienes echamos de menos el vals, la mazurca y los otros bailes de nuestra juventud, sin que podamos entender los ritmos modernos, que nos parecen violentos ejercicios gimnásticos desgarbados y violentos, recuérdanos que Tú eres el ritmo perfecto, que nos hará oscultar de placer por los siglos de los siglos.

Señor, a los que soñamos con nuestra juventud, pensando que "cualquier tiempo pasado fue mejor", sin que seamos capaces de comprender los gustos actuales de los jóvenes ye-yés y de las muchachas feministas, alégranos con la certeza de que Tú eres la eterna Juventud, que compartirá con nosotros "los mejores años de nuestra vida", los de la felicidad eterna.

Señor, a cuantos sentimos nostalgia del bigote, el bastón, el miriñaque y los paseos, sin que veamos belleza en las minifaldas, las melenas y la velocidad de la juventud actual, diiios que en el cielo todo será... como debe ser.

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13, Muyo.

«OPERACIÓN TRUENO»

Señor: En esta víspera esperanzada de Pentecostés, repetición litúrgica de tu descenso histórico so--bre la naciente Iglesia, vengo a pedir tu brisa de suavidad, tu viento de celo, tu fuego de amor, tu lenguaje universal, para esta Iglesia del Vaticano II, renovado Pentecostés del siglo xx.

Ven, Espíritu creador, y visita de nuevo las almas de los fieles, para llenarlos de tu gracia divina. Que tu presencia pentecostal invada nuestros corazones y que nada ni nadie sea capaz de alejarte de nosotros. Tú que te llamas Consolador, ejercita tu papel en este mundo de lágrimas, ruinas, humo y sangre. Tú que te apellidas Abogado, sal por la causa de cuantos se hallan sentados injustamente en el banquillo de los acusados.

Tú que recibes el nombre de Puente viva, lava las manchas morales, que han ido borrando de nuestras vidas la blanca vestidura del agua bautismal. Tú que eres invocado como Fuego divino, inflama nuestras almas en deseos de los bienes eternos. Tú que eres Unción espiritual, renueva en nosotros el vigcr perdido del óleo de la confirmación.

Espíritu Santo, enciende la luz de la f en las mentes entenebrecidas por la incredulidad, obcecadas por el pecado, eclipsadas por una ciencia en penumbra. Infunde en los corazones el amor a Dios y al hombre, la sangre limpia de la caridad universal.

Señor, aleja de nuestras fronteras interiores al enemigo, concédenos la paz del alma y ayúdanos a evitar el mal.

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Mayo, 14.

«LOS DESAMPARADOS»

Señor: Los católicos de todas las épocas y lugares han rivalizado a lo largo de la Historia y a lo ancho de la geografía en dirigir piropos a la Virgen. Desde aquel día bendito en que Tú nos regalaste a tu Madre, los cristianos hemos ido multiplicando los nombres y advocaciones marianas, queriendo agradecer el don imponderable de tu Corazón.

Señor, ¡y qué letanía tan larga y hermosa han ido entretegiendo los labios católicos en honor de María! Paloma, Reina, Alegría, Virgen, Abogada, Puerta del cielo, Estrella de la mañana, Salud, Refugio, Consoladora, Auxilio... Pero, sin quitar nada a la belleza y teología de todos esos epítetos creados para nuestra Señora, ninguno tan conmovedor como el que los cristianos de Valencia han acuñado en honor de su Patrona.

Gracias, Señor, por haber inspirado a tus fieles ese título de Madre de los Desamparados, que retrata a María como la mujer que abrió sus brazos y su corazón para recoger tu supremo desamparo de la cruz, y como el paño de lágrimas universal que mitiga todos los desamparos del Cristo místico.

Gracias, Señor, por habernos regalado a la Virgen de los Desamparados, porque todos los hombres sentimos por lo menos alguna vez en la singladura de nuestra vida la soledad y el desamparo. Desde la intemperie del corazón adolescente, necesitado de un regazo maternal, hasta el abandono del moribundo, que ruega a Santa María en la hora de la muerte.

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15, Mayo.

«ISIDRO LABRADOR»

Señor: Hoy destaca en el calendario católico el nombre de un santo que fue labriego y sin embargo ostenta el patronazgo de la capital de una nación: San Isidro Labrador, patrón de Madrid. Pero, si bien se mira, no tiene nada de extraño, ya que la mayoría de los campesinos modernos están siguiendo su ejemplo de afincamiento en las ciudades.

Señor, es verdad que no podemos ir contra la corriente irreversible de la Historia. Y una de las características de nuestro tiempo es precisamente el éxodo creciente del agricultor a la zona industrial, para cambiar su azadón por una lima o una llave inglesa.

Pero, Señor, lo que no podemos es dejar que esa migración continua de campesinos a la ciudad sea una fuente de materialismo, como si las máquinas tuvieran que destruir el alma entre sus engranajes, sin posible remedio. No debemos permitir que el hombre de campo, acostumbrado a verte en la naturaleza única y múltiple, encuentre en el progreso industrial un muro para negarte.

Señor, inspira a los autores de la técnica dominante en las grandes concentraciones industriales un sentido más humano del trabajador, para que no se embrutezca al contacto con las máquinas inanimadas. Recuérdales que un desarrollo completo de la civilización debe contar como pieza clave con el valor hombre de los obreros.

Señor, concédenos que quienes no se avergonzaban en el campo de imitar a San Isidro Labrador en su fe y devoción, conserven en la ciudad los valores supremos del espíritu.

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Mayo, 16.

«LA BLANCA PALOMA»

Señor: En estas fechas litúrgicas de Pentecostés, déjame acudir a tu Espíritu Paráclito, con las ardientes palabras de un poeta brasileño:

"¡Quémame, Lengua de Fuego! / ¡Sopla después sobre las hachas incendiadas / espárcelas por .el mundo / para que tu llama se propague! / ¡Transfórmame en tus brasas / para que yo queme también como Tú quemas, / para que yo marque también como Tú marcas! / Deshazme con tu tempestad, / Espíritu violento y dulcísimo, / y rehazme cuando quieras, / y ciégame para que los prodigios de Dios se realicen, / ilumíname para que tu gloria se irradie! / ¡Espíritu, Tú que eres la boca de todas las sentencias, / tócame para que mis hermanos desconocidos, lejanos y extraños / comprendan mi habla según todos los oídos que crees! (...) ¡Desátame, Espíritu Paráclito! ¡Corta mis lazos, / sopla la tierra que hay en mi sepultura!

¡Lléname de tu verdad y conságrame tu apóstol moderno! ¡Dame tu fecundidad sobrenatural, / tu heroicidad y tu luz! / ¡Úngeme tu sacerdote, / tu soldado, tu vino, tu pan, / tu semilla y tus perspectivas !

¡Espíritu Paráclito, te amo con mis cinco sentidos, / con mi imaginación, / con mi memoria y con los otros dones / que ultrapasan mi espesa materia y mi espíritu traslúcido! Soy tu ramo de olivo que traes de los diluvios constantes de la humanidad (...) /

¡Espíritu Paráclito, Tú eres el único pájaro que desciende en mi noche untuosa, / perfora mis ojos para que vea más, / para que penetre la unidad que Tú eres, / para que suba de mi pequenez y me abata en Ti."

(JORGE DE LIMA.)

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17, Mayo.

«ESPAÑA INSÓLITA»

Señor: Una frase sobre todas se me ha quedado grabada, entre las muchas que se pronunciaron en el reciente Congreso Nacional de Apostolado Seglar: "No debemos aplicar el Concilio a España, sino España al Concilio."

Es verdad, Señor, que también debemos acomodar las enseñanzas doctrinales del Vaticano II a las necesidades y circunstancias concretas de nuestra coyuntura histórica y de nuestro meridiano geográfico; como los alemanes o los ingleses habrán de adecuarlas a su problemática particular.

Pero, ¿no te parece, Señor, que, sobre todo, debemos aplicar España al Concilio? Lo pienso así, porque en estos mismos días en nuestras Cortes se están emitiendo conceptos anticonciliares, a propósito de la nueva Ley de Libertad Religiosa.

Tú sabrás, Señor, si esa postura de muchos españoles fuera de juego en el terreno del Vaticano II sobre el respeto debido a la conciencia para adorarte como crea sinceramente que debe hacerlo, se debe a ignorancia de la doctrina de la Iglesia, o a miedo de que se venga abajo el bimilenario catolicismo español.

En cualquier caso, Señor, quiero pedirte para mis compatriotas mayor fe en Ti y en la Iglesia. Porque si Tú quieres correr el riesgo de respetar nuestra libertad para aceptarte o rechazarte, ¿por qué hemos de querer coaccionar a los otros para que te admitan como robots? Y si el Concilio nos pide vía libre para la conciencia de todos, ¿por qué tener la pretensión de proteger el catolicismo con vallas?

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Mayo, 18.

«EL PADBECITO»

Señor: Cada día son más numerosos los seglares que opinan sobre los sacerdotes, no ya con la sordina de las antiguas murmuraciones soto voce, o la risotada del chiste anticlerical de café. Hoy se trata de artículos, libros, conferencias y encuestas.

Tampoco es raro, Señor, que los pareceres de los laicos sobre el sacerdote o su papel en el mundo tenga como denominador común cierto aire negativo. Tú sabrás si es por la ley del péndulo, como una compensación a pasadas y largas sujeciones al clericalismo multisecular, o a sinceras creencias doctrinales, o a revancha por las molestias que un sacerdocio encarnado supone para nuestro egoísmo social.

Señor, no vengo a pedirte "fuego del cielo que abrase" a quienes atentan contra "la dignidad sacerdotal", como se decía hasta hace poco; ni siquiera a suplicarte mayor respeto de los seglares hacia sus pastores; ni mucho menos la vuelta a un clericalismo omnipresente.

Señor, sólo quiero decirte que inspires a esos seglares que hablan de los curas para criticarlos, minimizar su misión o enjuiciar sus actuaciones, la serenidad de esa frase de Schillebeeckx: "El pueblo de Dios, al que pertenecen el clero y los laicos, no es en sí mismo ni clerical ni laico; es la humanidad viviente unificada alrededor de un centro: Cristo."

Señor, haz que esa dualidad de clero y pueblo que Tú quisiste y la Iglesia confirma, no nos separe, sino que nos una en la única unidad envidiable: la de ser cristianos.

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19, MAYO.

«LO QUE EL VIENTO SE LLEVO»

Señor: Hoy centra la atención de la liturgia un extraño personaje: el Papa Celestino. Un hombre, que renunció a la tiara pontificia, para ceñir el cordón del ermitaño. Su ejemplo inédito me inspira una plegaria también original.

Señor, enséñanos a retirarnos a tiempo de nuestro cargo profesional, de nuestro papel activo en la sociedad. No te pido que nos sepamos retirar simplemente, sino sólo a su debido tiempo. Ni antes, por egoísmo, cansancio o miras personales; ni después, por soberbia de creernos insustituibles.

Señor, es verdad que no siempre se puede medir en años la edad útil de los hombres, ya que una serie de nombres ilustres va unida a la de su larga existencia en activo, así en la política, como en la religión y las finanzas. Pero, en general, nuestra máquina se gasta con el paso del tiempo, y hemos de contar con ese desgaste.

Señor, empuja a los eclesiásticos que ocupan car: gos responsables a que sean fieles a la invitación de la Iglesia para que renuncien a sus puestos. Que no se aferren a posiciones adquiridas o a razones privadas, a la hora de la jubilación, sino al bien de la comunidad.

Señor, haz que nuestra retirada de la primera línea de trabajo a la retaguardia, cuando suene la hora no sea con amargura ni tristeza; sino con la alegría de haber prestado un servicio a la sociedad y con el gozo de ser relevados por nuevas olas que extiendan el progreso para un mundo mejor.

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Mayo, 20

«LA TERCERA PALABRA»

Señor: Tú nos enseñaste a honrar padre y madre. Y si esto es válido para el orden natural, también lo es en el plano sobrenatural. Tú nos diste la fórmula ideal para dirigirnos filialmente al Padre del cielo. Hoy me permito inspirar en tu oración dominical mi plegaria a la Madre del alma.

Madre nuestra, que estás en los cielos, vuelve a nosotros esos tus ojos tan misericordiosos.

Santificado sea tu nombre, en los miles de santuarios, capillas, ermitas y altares erigidos en tu honor por toda la tierra, bajo mil advocaciones a cual más bella.

Venga a nosotros tu reino, que es el mismo de tu Hijo, reino de verdad y vida, de santidad y gracia, de justicia, amor y paz.

Hágase tu voluntad, que es la de Dios, ya que Tú nos enseñaste a decir: "Hágase en Mí según tu palabra."

El pan nuestro de cada día, dánosle hoy; pero, como buena Madre, haz que llegue a todos los hijos, repártelo por medio de los mayores, a todos los hermanos, para que en este mundo del desarrollo no muera nadie de hambre.

Perdónanos nuestras deudas, las de nuestra vida tan poco consecuente con nuestra devoción a Ti de labios hacia fuera.

Y no nos dejes caer en la tentación de considerarte nunca pasada de moda, o sólo apta para la piedad infantil.

Mas líbranos del único mal verdadero, que es olvidar a nuestro Padre del cielo y a Ti, Madre nuestra celestial.

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21, Mayo.

«EL CUARTO MANDAMIENTO»

Señor: Vas a permitirme que en este domingo—"el día del Señor", tu día—te rece tu oración—el Padrenuestro, la oración dominical—, pero rebozada de marianismo, ya que estamos en el mes de mayo—el mes de María.

Padre nuestro, que estás en los cielos, con la Virgen, Madre nuestra, que vuelve continuamente sus ojos misericordiosos hacia nosotros.

Santificado sea tu nombre y alabado el de la Virgen, llamada con las palabras más bellas del diccionario escrito por el corazón humano.

Venga a nosotros tu Reino y el de María, que es reino de comprensión, cariño y misericordia, ya que en el corazón de una buena Madre sólo reina el amor.

Hágase tu voluntad en la tierra, como se hace en el cielo de los cielos, que es la Virgen, cuya regla de vida fue siempre decir "sí" a tu palabra.

El pan nuestro de cada día dánosle hoy, pero danos también nuestra Madre de cada día, ya que Tú mismo dijiste que "no sólo de pan vive el hombre", y para vivir necesitamos el calor maternal.

Perdónanos nuestras deudas, especialmente el enfriamiento paulatino de la devoción a la Virgen, creyéndola menos apta para los años adultos y para la época posconciliar.

Así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, los hermanos separados, con el deseo de que compartan nuestro amor a María.

Y no nos dejes caer en la tentación de arrinconar a Nuestra Señora en los altares de las iglesias.

Mas líbranos del mal, que es dejar de amarte a Ti, Padre nuestro y a María, nuestra Madre. Amén.

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«HUELLAS FEMENINAS»

Mayo, 22.

Señor: Una exhortación apostólica, con motivo del cincuentenario de las apariciones de la Virgen en Fátima, confirma a tu Vicario Pablo VI como un ferviente devoto de María.

En este nuevo documento, el Papa llama a tu Madre y nuestra "Abogada, Auxiliadora y Medianera", siguiendo la tradición mariana de sus predecesores, compaginando la vanguardia teológica con el culto a la Virgen.

Pero, Señor, después de proclamar con lenguaje del siglo xx las permanentes glorias de María, Pablo VI pasa a estimularnos a la imitación, con palabras dignas de meditarse: "Ni la gracia del Redentor divino, ni la poderosa intercesión de su Madre y Madre nuestra espiritual, ni su excelsa santidad podrían conducir a la salvación, si a ellas no se asociase nuestra constante voluntad de reflejar en nosotros mismos sus sublimes ejemplos de virtud."

Señor, son las enseñanzas tradicionales, que en labios del Papa actual adquieren una fuerza especial, ya que muchos podrían haber caído en el engaño de creer que la evolución religiosa del Vaticano II poco menos que nos exime de luchar por la salvación.

Señor, ayúdanos a cumplii esta apremiante exhortación de Pablo V-I a tomarnos en serio el problema de nuestra necesaria cooperación a tu voluntad sal-vífica y a la mediación poderosa de la Virgen. Que nos anime a colaborar el salier que nuestra labor se concreta en la imitación de las virtudes que practicó para nuestro ejemplo María,

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23, Mayo.

«LAS CAMPANAS DE SANTA MARÍA»

Señor: Tú sabes que hay estilos en todo: en el arte, en la literatura, en el vestido, en la música, en las formas sociales. También hay estilos en la plegaria. Ayer gustaban los fieles dirigirse al cielo con oraciones barrocas, preciosistas o alambicadas. Hoy necesitamos autenticidad para colocar nuestras preces en órbita celestial. Por eso, déjame cambiar en esta fecha las viejas letanías marianas por estas otras, espigadas aquí y allá en libros modernos de espiritualidad.

"Santa María (...), Madera olorosa, Cielo con pájaros, Vacaciones (...), Plaza con niños y bicicletas, Carta de casa, Ventana con sol, Mano para guiar, Mano para apoyar la frente (...), Silla baja (...), Huerta de recreo (...), Volver a casa, Casa con las luces encendidas, Campana en el valle (...), Aceite claro, Fruta, Zafiro, Seda (...), Buenas noches con sueño, Pan, Agua, Vino (...), Esposa, Hermana, Madre: Dígnate concedernos una templada alegría, amor a los hombres y conocimiento de las cosas."

(JOSÉ M.a CABODEVILLA.)

"Santa a pesar de todo, Santa aun a fin de mes, Madre de los niños sin juguetes, Madre de los no tan listos, Madre de los ancianos sin cariño, Virgen simpatiquísima, Torre para los matrimonios sin piso, Arca para que hagas la alianza entre pobres y ricos, Puerta para que entren los que no tienen recomendaciones, Refugio para los que tienen miedo (...)."

(PEDRO M.a IRAOLAGOITIA.)

Enséñanos a rezarte con palabras y problemas de cada día. Amén.

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Mayo, 24.

«LA STRADA»

Señor: Dos títulos marianos coinciden en esta fecha del calendario católico: María Auxiliadora y la Virgen de la Strada o del Camino. Una bina de nom;

bres dedicados a Nuestra Señora, que me invitan a darte gracias por este doble papel designado por Ti a nuestra común Madre.

Gracias, Señor, por haber constituido a la Virgen nuestra Auxiliadora. Tú, que conoces el barro de nuestra flaqueza humana, siempre a punto de manchar o de quebrarse, has querido poner a nuestro alcance las manos alfareras de María, siempre dispuestas a reparar los destrozos y a limpiar el fango moral.

Gracias, Señor, por habernos regalado a tu Madre como Auxilio de los cristianos. Refugio de los pecadores, Consoladora de los afligidos. Tú, que sabes la múltiple necesidad de los hombres, has determinado que podamos llamar a la Virgen con el consolador título de "Abogada nuestra", para que vuelva sus ojos misericordiosos hacia nosotros, cada vez que estamos sentados en el banquillo de las mil acusaciones que merecen nuestras faltas.

Gracias, Señor, también por inspirarnos llamar a María Virgen del Camino. Tú, que te definiste como el Camino para ir al Padre, has querido facilitarnos el acceso a Ti por la ruta azul y blanda de nuestra Señora, según la feliz fcrmula: "A Jesús por María.''

Gracias Señor, por este atajo sin trabajo para llegar al cielo, por este camino mariano, que siempre desemboca en tu Corazón y termina en la gloria.

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25, Mayo.

«AMOR SIN REFUGIO»

Señor: Déjame paladear esa palabra que ocupa el corazón de la liturgia católica de esta fecha: "Corpus", la fiesta del Cuerpo de Cristo, el mismo que se instaló inframilimétrico en el seno de María la tarde de Nazaret, el que vio la luz parpadeante de las estrellas la noche.de Belén, el que se robusteció bajo la mirada cálida de la Virgen nazaretana, el que recorrió incansable y cansado la tierra árida de Palestina, el que aceptó los clavos crucificantes en la plenitud de los treinta años, el que recuperó la vida por la resurrección, el que participa eternamente del poder de Dios en el cielo.

Señor, déjame adorar ese Cuerpo tuyo, pero especialmente en el misterio incomprensible e incom-prendido de la Eucaristía, donde escondes tu grandeza infinita bajo la insignificancia leve de una hostia, para acercar distancias; donde adoptas la posición estática de la materia inanimada, para provocar nuestra visita a cualquier hora del día o de la noche; donde te presentas en forma de alimento universal, para invitarnos a la comunión frecuente, sin protocolos ni envaramientos; donde renuevas minuto a minuto La muerte misteriosa de la cruz, para ofrecernos la vida sobrenatural.

Señor, déjame pedirte que tu Cuerpo eucarístico vivifique todos los miembros de tu Cuerpo místico, los cristianos; que tu vigor combata su anemia espiritual ; que tu blancura purifique su negrura moral; que tu dinamismo estimule su apatía apostólica.

— 14fí —

Mayo, 26.

«UNA CIERTA SONRISA»

Señor: Hoy cruza por el calendario litúrgico una de esas figuras de sonrisa iluminada, que supo catalizar cristianamente a todos cuantos caían bajo la acción de su simpática presencia. Me refiero, como Tú sabes, a San Felipe Nerí, el atractivo y loco por Ti santo italiano del Renacimiento.

Por eso, Señor, hoy vengo a suplicarte con una extraña y poco frecuente petición; la de aquella niña, que rezaba así: "Haz que los malos sean buenos, y los buenos simpáticos." Sin duda que pocos se dirigen a la caja fuerte de tus virtudes para pedirte simpatía apostólica, pero creo que deberíamos hacerlo todos constantemente.

Señor, los jóvenes te piden pureza; los viejos te piden resignación; los padres se te quejan de cómo están los hijos; los hijos te suplioan que sus padres les comprendan; los estudiantes quieren que les consigas el aprobado; los enfermos te piden la supresión del dolor... Pero, ¿cuántos te piden para sí y para los otros la virtud de la simpatía?

Ha tenido que ser la vida social la promotora del slogan "Sonría, por favor", y me parece muy bien. Pero también los católicos activos deberían tomar como divisa el "sea simpático, por Dios". Es verdad que la vida resulta cada día más complicada y a propósito para poner los nervios de punta y el humor malo. Pero, ¿no tenemos la oración?

Por eso, Señor, hoy vengo a pedirte: "Haz que los malos sean buenos y los buenos simpáticos."

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27, Mayo.

«UNA CANCIÓN A LA VIRGEN»

Señor: Perdona que en este mes de mayo, popularmente dedicado a María, la pequeña flor de mi plegaria de cada día busque el calor del regazo materno de la Virgen. Yo sé que Ella me perdona por dirigirme a su Corazón no con las letanías que le dirigieron nuestros antepasados, sino con las inventadas por la devoción contemporánea.

"Santa María, la Patrona (...), Nuestra Señora del Frío, Santa María del retorno a Roma (...), Nuestra Señora de la Primera Comunión (...), Nuestra Señora de los convertidos (...)", ruega por nosotros los cristianos del siglo xx.

"Nuestra Señora del telón de acero (...), Nuestra Señora del volante (...), Nuestra Señora de los turistas, Santa María de la moda (...), Nuestra Señora de los no nacidos (...), Nuestra Señora de los sin albergue, Santa María de los negros, Santa María de los que se cansan, Nuestra Señora -de los emigrantes (...), Nuestra Señora del siglo xx", ruega por nosotros los católicos de hoy.

"Nuestra Señora del corazón, Nuestra Señora de la vida interior, Nuestra Señora de los días inaguantables, Santa María de la comprensión, Nuestra Señora de la expectación, Nuestra Señora del miedo, Nuestra Señora de todos los dolores, Santa María de las alegrías (...), Santa María del fuego", ruega por nosotros los fieles del Vaticano II.

"Madre de la Luz (...), Puerta de la Vida, Camino del Camino (...), Camino de la alegría (...), Santa María de la Buena Nueva (...), Santa María del Perdón (...), Virgen de colores", ruega por todos.

(P. M.a CASALDÁLIGA.)

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Mayo, 28.

«VIDA DE MI VIDA»

Señor: En este domingo infraoctavo del Corpus, vengo a rezarte en los miembros divinizados de tu Cuerpo, ya que nuestra época de adoración y desprecio de la carne humana ha perdido el verdadero sentido cristiano de lo corporal.

Rostro de Cristo, Tú que reflejaste todas las vicisitudes humanas de las cuales la cara suele ser el espejo, enséñanos a manifestar todos aquellos sentimientos interiores dignos del hombre y a controlar los que deberían sonrojarnos.

Ojos de Cristo, Tú que tuviste todas las miradas propias del Hombre-Dios, enséñanos a compaginar la contemplación del cielo con la de la tierra, para que sepamos mirar las cosas "de tejas abajo" en relación con su prolongación en la eternidad de allá arriba.

Labios de Cristo, que supiste encontrar en cada momento de tu vida la palabra más adecuada, enséñanos a utilizar nuestra boca para hablar, sonreír, comer y beber conforme siempre a tu gusto y a tu ejemplo.

Manos de Cristo, que conocieron el cansancio del trabajo, la riqueza expresiva de los ademanes humanos, enséñanos a usar nuestros brazos en la construcción de una sociedad mejor.

Pies de Cristo, que caminaron buscando siempre el bien de los hombres, enséñanos a dirigir nuestros pasos por el camino de la verdad y la justicia

Corazón de Cristo, que sólo latiste de amor a Dios y a los hombres, enséñanos la diástole cristiana de la caridad.

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29, Mayo.

«RECETA DE AMOR»

Señor: Hoy vengo a rezarte con una reciente esquela en la mano. Las iniciales de este doctor español fallecido son C. J. D., correspondientes a Carlos Jiménez Díaz. Pero en esas mismas letras, su secretario particular ha querido ver cifrada la vida de ese médico cristiano: Caridad, Justicia y Devoción.

Señor, es hermoso que puedan sintetizar la vida y obra de uno con estas palabras: "Virtud de la Caridad; la Justicia de dar a cada uno lo suyo; Devoción por Dios y por el género humano."

Señor, enséñanos como divisa de nuestra existencia sobre la tierra esta triple virtud, que caracterizó al doctor Jiménez Díaz: una caridad siempre dispuesta a poner a contribución del prójimo nuestros pensamientos, palabras y acciones; un amor afectivo y efectivo hacia Dios, definido por San Juan como Caridad.

Señor, concédenos una justicia a prueba de realidades. No permitas que nos escandalice la última encíclica del Papa sobre el desarrollo de los pueblos, sino haz que nos estimule a dar a cada uno lo suyo desde nuestro puesto elevado o bajo del edificio social.

Señor, regálanos una devoción auténtica hacia Ti, que se nutra de entrega a tu voluntad, no de ñoñeces y sensiblerías baratas; y una devoción verdadera hacia los hombres, que traduzca la etimología de esa palabra; dedicación, consagración a los demás.

Señor, haz posible nuestro epitafio: "Aquí yace un cristiano que vivió en caridad, justicia y devoción."

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Mayo, 30.

«LA MANO IZQUIERDA DE DIOS»

Señor: Hoy me acerco a Ti con una cita del recientemente desaparecido doctor Jiménez Díaz, sobre el sufrimiento.

Sus palabras son un bálsamo para cuantos sufren en carne viva la llaga del dolor, que son todos los hombres, por lo menos alguna vez.

Señor, te leo su opinión: "El dolor es una cosa muy buena. Conviene sufrir. Aunque yo me he pasado toda la vida entre los sufrimientos de los demás, intentando aliviarlos y curarlos, el sufrimiento de la carne propia enseña mucho. Hay que vencer el dolor y utilizarlo. El dolor es muy positivo para el espíritu. Aprendemos más que nunca, cuando sufrimos."

Señor, ante la rebeldía casi universal del hombre ante la visita del dolor, es impresionante la postura optimista de los espíritus elevados frente al sufrimiento. Es verdad que resulta penosa a la carne la llegada de ese huésped siempre inesperado y nunca pretendido. Pero en tiempo de salud hemos de fomentar ideas acertadas sobre el dolor físico.

Señor, enséñanos a pensar con George Meredith que "no hay ningún sufrimiento del cuerpo, que no pueda aprovechar al alma". Ayúdanos a comprender con Niccoló Tommaseo que "el hombre no educado por el dolor, permanece siempre un niño". Pero, sobre todo, concédenos la gracia de exclamar con Alfonso de Lamartine: "Me herís, Señor, y por eso espero."

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31, Mayo.

«CORAZÓN DE REINA»

Señor: Tu Iglesia nos ha enseñado a pasar el mes de mayo, que hoy concluye, bajo la protección ejemplar de la Virgen. Pero como si fuera poco un mes para grabar en nuestras almas su figura, quiere consagrar esta fecha a la festividad de María, Reina; como un deseo de que Ella siga con nosotros el resto del año y toda la vida.

Señor, Tú que elegiste a la Virgen como Reina de la belleza suprema, en ese concurso mundial de la eternidad, por el que desfilaron todas las mujeres reales y posibles, y la llamaste "llena de gracia", ayúdanos a tenerla en el podio de nuestro corazón como la mujer ideal, por encima de todas las otras.

Señor, Tú que coronaste a María como Reina de cielos y tierra, después de su asunción a la gloria, enséñanos a proclamarla soberana de nuestra vida diaria, no sólo "reina por un día", el de su fiesta litúrgica, sino siempre, a lo largo y ancho de nuestro calendario y de nuestras variadas ocupaciones.

Señor, Tú que apruebas el moderno movimiento feminista, ya que para Ti "no hay hombre ni mujer", sino que todos somos iguales, muéstranos a María como Reina de las mujeres que desean acertar en su nuevo papel social en este último tercio del siglo xx.

Señor, Tú que contemplas el vaivén contradictorio de la sociedad actual, que zarandea a la mujer entre la adoración y el desprecio, inspíranos el ejemplo de María, para que sepamos entronizar en su debido puesto a las mujeres.

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Junio, 1.

«LUZ DE LAS TINIEBLAS»

Señor: Hoy se habla mucho del envés positivo de las cosas humanas, de la consagración del mundo a Ti, de la teología del trabajo y de las realidades terrenas, de la construcción de un mundo mejor... Todo eso está muy bien, pero no debemos olvidar que el dolor seguirá proyectando su sombra sobre la vida del hombre.

Tú sabes que es verdad la afirmación de que "el sufrimiento físico es rebajable, pero invencible; el sufrimiento moral ni siquiera es rebajable, sino sometido a tratamiento de amor, perdón y comprensión" (A. TORRES). Por eso, Señor, hoy vengo a pedirte que nos enseñes a jugar la baza del dolor, carta omnipresente en la baraja de nuestra existencia.

Haznos reconocer con Jacques Leclercq que: "Si Dios no cortase algunos lazos con el sufrimiento, nunca llegaríamos a desasirnos. El dolor rompe la ganga, despeja el espíritu, libera. La justa estimación de los valores, el sentido de la realidad no se adquieren más que por el dolor."

Señor, no te pido que nos enseñes a cruzarnos de brazos estoicamente ante el dolor propio o ajeno, sino que nos estimules a mitigar los sufrimientos humanos, que nacen de Ja injusticia, el odio y la maldad del hombre. Pero, te suplico también que nos inspires la resignación cristiana, a la hora de sufrir, según la acertada definición de Mme. Swetchine: "Resignarse es colocar a Dios entre el dolor y el hombre."

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2, Junio.

«CORAZÓN. EN LLAMAS»

Señor: ¿Quién ha hecho tan antipática a nuestra mentalidad moderna la devoción a tu Corazón de Hombre-Dios, cuya fiesta litúrgica celebra hoy la Iglesia? ¿Por qué los fieles hemos sido infieles en traducir al lenguaje existencial la realidad de tu amor?

Señor, perdona nuestra indiferencia hacia la imagen más perfecta de tu personalidad, que es tu Corazón, ya que Tú te defines por la caridad hacia el Padre del cielo y hacia los hermanos de la tierra, vida de tu vida, causa de tu muerte.

Señor, perdona la hostilidad de muchos hacia tu Corazón, teniendo su culto como una devocioncilla cualquiera, propia, todo lo más, de "beatas" mayores de cincuenta años y vestidas de negro de pies a cabeza; pero indigna de católicos cultos, que beben en las fuentes de la espiritualidad.

Señor, recuérdanos que la principal fuente de nuestra religión, que es la Buena Nueva, el Evangelio, mana a borbotones por todas sus páginas la sangre cálida de tu Corazón, en diástole constante de amor a la Humanidad. Convéncenos de que es imposible quedarse con el Nuevo Testamento, si se quita de él tu caridad.

Señor, recuérdanos que la segunda fuente de nuestra espiritualidad, que es la Tradición, chorrea por los veinte siglos de su existencia la devoción ininterrumpida de la Iglesia hacia tu figura de Dios encarnado, sin cuyo Corazón de carne no se explican ni tus milagros, ni tus enseñanzas, ni el regalo de la Eucaristía y de la Virgen.

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«LA SEÑORA DE FÁTIMA»

Junio, 3.

Señor: En este primer sábado de mes, reclamado por la Virgen en Fátima para los fines de su mensaje salvador, me ha venido a la memoria una frase de Pablo VI en su homilía del pasado 13 de mayo en Cova de Iría: "Hemos acudido aquí para pedir a la Virgen por la unidad interior y la paz' de la Iglesia."

Señor, fue inesperada esa cuña intencional del Papa en su predicación durante la misa sobre la gran explanada de Fátima, ya que la finalidad anunciada de su viaje fue la de pedir por la paz del mundo, como una continuación de su obsesionante línea de peregrino comenzada en la ONU.

Pero Tú sabes que Pablo VI tenía sus motivos para pedir también por la paz interna de la Iglesia, Señor. La piedra de toque del Vaticano II, al chocar con la historia religiosa del siglo xx, ha despertado las energías dormidas de muchos, anclados en el lago de la inercia; pero, al mismo tiempo, ha turbado la falsa tranquilidad de quienes gustan de la rutina.

Señor, con buena o con mala voluntad, con deseo de tu mayor gloria o de mantener sus intereses creados, distintos grupos de católicos han ido cristalizando en estos últimos años en torno a ideas de inmovilismo, progresismo, izquierdas y derechas, enfrentándose unos a otros.

Por eso, Señor, escucha la plegaria del Papa en favor de la unidad y la paz internas de tu Iglesia. Danos fe, confianza y amor para convertir eri historia las directrices del Concilio rectamente interpretadas por todos.

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4, Junio.

cA TODO RIESGO»

Señor: Vengo a rezarte con una revista cuyo título suena a victoria y en cuyas páginas semanalmente un seglar de vanguardia expone su pensamiento sobre el presente del catolicismo. La frase que me ha invitado a la oración de hoy reza así: "No queremos ni una 'Iglesia de las Catacumbas', ni una 'Iglesia triunfalista', porque ambas se separan del

hombre de su tiempo." (E. MIRET MAGDALENA.)

Señor, en esta crisis de inestabilidad, por la que atraviesa el cristianismo contemporáneo, entre el temor y la esperanza—temor a soltarse de manos del pasado, esperanza en los brazos del futuro—, quiero suplicarte que nos ayudes a tomar la auténtica postura posconciliar.

Señor, líbranos de una Iglesia excesivamente pagada de sí misma en lo que tiene de "humano, demasiado humano". Es verdad que debemos alegrarnos ufanamente de lo que Tú has depositado de divino en su seno, pero sin tomar ese timbre de gloria como divisa para invadir gloriosamente todas las esferas de la vida social.

Señor, pero líbranos también de una Iglesia demasiado tímida, que se encierre en la sacristía para enseñar a los niños el catecismo de Astete. Cierto que debemos catequizar a las nuevas generaciones en el recinto del templo, pero sin temor a salir al aire libre para oxigenar cristianamente todos los estratos de la existencia humana.

Señor, concédenos una Iglesia viva y vivificante, humilde y activa, espiritual y encarnada, sobrenatural e histórica, servicial e independiente.

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Junio, 5.

«AL VOLANTE Y A LO LOCO»

Señor: Siempre es lamentable la sangre derramada sin motivo en el campo de guerra; pero, ¿acaso no lo es más todavía el que se vierta sobre el asfalto de pueblos y ciudades en paz? Te lo digo, porque la mano en el volante de un coche está resultando demasiadas veces un arma homicida, que no respeta ni siquiera el "Día Mundial sin Accidentes".

Señor, a todos cuantos ponemos en marcha el motor de un vehículo, inspíranos el lema que ha creado la asociación de "Caballeros del Volante" en Alemania Occidental, cuya "K" bien visible en su coche delata su promesa de portarse cortésmente en la carretera.

Señor, que nuestra religiosidad incluya en el ámbito del quinto mandamiento de tu ley el sagrado deber de respetar la vida del prójimo y la nuestra, concretado en un cumplimiento fiel de las normas del tráfico rodado.

Pero, eso es poco, Señor. Enséñanos a llevar hasta la calzada y la autopista el supremo mandamiento de hacer con los otros lo que nos gustaría que hiciesen con nosotros, en caso de colisión de derechos y en cualquier situación de emergencia.

Señor, recuérdanos que la caridad en pensamiento, palabras y obras también se extiende al tiempo en que, caballeros de dos o más caballos, nos deslizamos por la carretera o por las calles de la ciudad.

Señor, haznos a todos los usuarios del automóvil "caballeros del volante", cristianos también sobre cuatro ruedas.

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6, Junio.

«DESDE RUSIA, CON AMOR»

Señor: Hay mucha gente alarmada ante la creciente • ola de ateísmo que invade cada vez más las playas de una sociedad occidental de tradición religiosa. Sin embargo, en medio de ese fenómeno innegable, no podemos olvidar la certeza consoladora de que la verdad de tu existencia, aun maniatada, se impone a los espíritus.

Estoy pensando, Señor, en esa confesión reciente de una mujer famosa por su apellido, por ser hija del que fue durante muchos años Pontífice Máximo del Ateísmo ruso : "Crecí en una familia donde jamás se hablaba de Dios; pero cuando llegué a la mayoría de edad me di cuenta de que es imposible la existencia sin Dios en^el corazón (SVETLANA STALIK).

Tú sabes, Señor, que los meandros del alma humana son complicados como la construcción de un laberinto ; pero también es verdad que cualquier hombre que busca con sinceridad, tarde o temprano, te hallará a Ti como la salida única y luminosa de su búsqueda.

Por eso, Señor, t e pido para todos los ateos esa buena voluntad indispensable para hal lar te; que caminen por la vida con la conciencia recta, con el deseo cordial de tropezarse con la verdad.

Y para cuantos creemos en Ti, Señor, te suplico la gracia de t ransparentar en nuestras vidas divinizadas la imagen de tu bondad, para que al vernos, puedan verte a Ti. Al menos, que no seamos los creyentes "el muro de la vergüenza" donde se estrellen los esfuerzos de los ateos, que te buscan sin saberlo.

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Junio, 7.

«AMOR SIN BARRERAS»

Señor: Hoy vengo a rezarte con las pr imeras palabras de una canción, que rueda por el mundo entero a la velocidad de cuarenta y cinco revoluciones por minuto. Como son muchas las letras que giran en microsurcos sobre millones de tocadiscos, te diré que me refiero a ésa que dice así : "Hablemos del amor una vez más, hablemos del amor, que es toda la verdad de nuestra vida."

Sí, Señor, quisiera hablarte del amor una vez más. Tú sabes que te hablo continuamente de esta realidad incrustada en el corazón de la vida humana, ya que el hombre no puede prescindir de amar, como no puede dejar de respirar.

Pero Tú sabes, Señor, mejor que nadie, que muchas veces nuestro corazón no funciona bien, por insuficiencia de amor o por lesiones más o menos graves, hasta la últ ima del odio, que es un amor al revés. También nuestros pulmones, hechos para el oxígeno, se vician a veces de anhídrido carbónico.

Señor, hablemos del amor, que es toda la verdad de nuestra vida humana. Te ruego que enseñes a amar a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestros novios, a nuest ros esposos, a nuestros profesionales, a nuestros subalternos, a nuestros superiores, a nuestros gobernantes, a los prójimos cercanos y lejanos.

Señor, hablemos del amor, que es toda la verdad de nuestra vida divina. Recuérdanos que la caridad es el corazón del cristianismo, el alma de tu verdadera religión.

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8, Junio.

«TABÚ»

Señor: Hoy me trae a Ti una frase de A. von Logan sobre el pecado, esa palabra tabú para el diccionario moderno, esa realidad presente en la historia contemporánea. "Humano es caer en el pecado; diabólico permanecer en él; cristiano odiarlo; divino perdonarlo."

Señor, Tú lo sabes bien; aunque te hiciste "semejante a nosotros en todo, menos en el pecado", como asegura San Pablo, conoces lo endeble de nuestra voluntad, inclinada al mal desde la caída del primer pecado. Tú sabes que es humano resbalar; que nosotros lo comprendamos también, para no extrañarnos de caer ni de ver caer a los demás.

Señor, enséñanos a juntar esta realidad dolorosa de nuestras faltas morales con el esfuerzo por levantarnos del fango; recuérdanos que sólo es propio del demonio empecinarse en el mal, perseverar en la cuneta del pecado, obstinarse en el círculo vicioso de la culpa.

Señor, haz que aprendamos a conjugar la comprensión de nuestra naturaleza pecadora con la postura cristiana de aborrecer esas faltas que te costaron tan caras a Ti, y que nos privan de nuestra dignidad suprema: la gracia del bautismo, que nos hizo hijos de Dios.

Pero, sobre todo, Señor, en las horas bajas del mal, no permitas que la desesperación borre de nuestro horizonte la verdad luminosa de que si "perdonar es placer de dioses", la Iglesia dice de Ti que eres un "Dios cuya propiedad es compadecerse siempre y absolver". Así, nuestra fragilidad humana no será jamás obstinación diabólica.

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«LA VIDA VALE MAS»

Junio, 9.

Señor: Frente a quienes se quejan de haber recibido la existencia sin previo consentimiento, hoy vengo a darte gracias por haber permitido ese juego complicado de la historia humana, que dio como fruto de innúmeras combinaciones mi aparición sobre la Tierra.

Señor, pero no quiero solamente agradecer el don inmerecido de haber visto la luz; vengo a pedirte que me descubras el sentido recto de mi existencia, encerrado en una frase de Rabindranath Tagore, que dice así: "La vida se nos da, y la merecemos dándola."

Sí, Señor, y porque se nos da, debemos agradecerla siempre como un regalo, sin absurdas posturas existencialistas de náusea por un don inde-seado. En los momentos en que la vida nos parezca una carga insoportable, recuérdanos que Tú la quisiste compartir con nosotros, y se nos hará más llevadera.

Pero, sobre todo, Señor, haznos comprender que la existencia "la merecemos dándola"; que sólo podremos compensar la deuda contraída contigo por habernos hecho viable el camino a la Historia, entregando a tu servicio todos los minutos de nuestro reloj vital.

Señor, ilumina nuestra alma, para que vea que ese anticipo de la vida sólo cabe pagarse distribuyéndola entre todos aquellos que comparten con nosotros el mismo regalo. Fuiste Tú mismo quien nos enseñaste de palabra y ejemplo a preguntarnos: "¿Para qué vale la 7ida, sino para darla?"

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10, Junio.

«TU Y YO»

Señor: Temo que la rutina me haga resbalar por la superficie de esas invocaciones popularizadas por San Ignacio y que rezo siempre, después de comulgar. Por eso hoy quisiera amplificarlas, saboreándolas despacio en tu presencia, como si las recitara por primera vez.

"Alma de Cristo", de inteligencia divina, de voluntad infinitamente amable, de sentimientos bondadosos, santifícame, conserva en mi alma la gracia de Dios.

"Cuerpo de Cristo", de carne en todo semejante a nosotros, menos en el pecado, sálvame, líbrame de la tiranía de mis miembros, que lucha para sojuzgar el espíritu.

"Sangre de Cristo", que comenzaste a irrigar su Corazón en el seno de la Virgen y te entregaste hasta la última gota en la cruz por amor a los hombres, embriágame, emborráchame de caridad por Ti y por los demás.

"Agua del costado de Cristo", brotada por vez primera el Viernes Santo, siempre dispuesta a limpiar las manchas de nuestros pecados, lávame, purifícame más para que esté siempre blanco, blanquísimo.

"Pasión de Cristo", que sigues actualizada en tu cuerpo místico hasta el fin de los tiempos, confórtame en mi participación dolorosa, y enséñame a confortar a los miembros más doloridos del Cristo total.

"Oh buen Jesús", que te llamaste el Pastor bueno, óyeme, escucha mi petición de que tus cristianos llevemos siempre como insignia la bondad que Tú mismo pusiste como distintivo de tus seguidores. Amén.

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Junio, 11.

«VIVIR UN GRAN AMOR»

Señor: La presencia en el escenario de la liturgia de ese apóstol de la primera hornada llamado Bernabé, me invita a pedirte por todos aquéllos que ocupan hoy el relevo del apostolado, transmitido sin interrupción desde que un día Tú mismo te dignaste llamar a los hombres a seguir la obra de salvación encomendada por el Padre.

Señor, a cuantos cristianos se sienten incapaces de andar a tierras lejanas para consagrarse a la evangelización de pueblos enteros, consuélales con la definición del Padre Lacordaire: "El apóstol es el Cristo particular de un alma." Que piensen cuál es esa alma—esposo, hijo, vecino o amigo—, que espera su acción salvadora.

Señor, a quienes piensan en los cambios de estructura para ser eficaces en nuestra época socializada, recuérdales la definición del Padre Lochet: "El apostolado es primordialmente una gracia que hay que obtener para un ambiente." Que su oración alcance de Ti esa mentalidad colectiva cristiana, donde florezca espontánea la vida en gracia.

Señor, a todos los que se dedican a propagar el Evangelio entre fieles e infieles, enséñales la verdad encerrada en la dura frase del Padre Peyri-guére: "Cristo está harto de apóstoles que hablen de El, y tiene sed de apóstoles que lo vivan."

Señor, y a los cristianos que todavía piensen que ser apóstoles es algo potestativo, diles que no, que es algo obligatorio, esencial a la entraña misma de tu religión.

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12, Junio.

«HORIZONTES LEJANOS»

Señor: Ante la curva descendente en el cuadro de las vocaciones misioneras en el orbe católico, el Papa acaba de lanzar un llamamiento a los fieles del mundo entero para espolear su sentido de responsabilidad sobre la tarea esencial de la Iglesia: evangelizar toda la Tierra, hasta tu segunda venida.

Señor, graba con fuego en nuestras almas esas palabras de Pablo VI a los directores nacionales de las Obras Misionales Pontificias: "Si cada uno tuviera esta preocupación lacerante de la salvación ajena, y la tradujera en oraciones, esfuerzos, sacrificios y en un testimonio de vida cristiana, ¿cómo no ver que esa transformación de los ambientes cristianos suscitaría vocaciones misioneras generosas, decididas a consagrar su vida entera a anunciar a Cristo Salvador?"

Señor, nuestra conciencia católica de que todos somos la Iglesia no nos permite desentendernos de esta vibrante arenga de tu Vicario sobre las misiones. Ya no podemos pensar que es un negocio para sacerdotes y religiosos, émulos lejanos de San Francisco Javier. Las misiones son de todos los fieles, porque la obra misional es de toda la Iglesia, y todos formamos en sus filas.

Señor, pero como un paso previo para ser católicos, para tener un corazón grande como el mundo y deseoso de incendiarlo en tu fuego de amor, enséñanos a ser auténticamente cristianos, enamorados de tu mensaje vitalmente; ya que sólo así querremos y podremos extenderlo a los demás.

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Junio, 13.

«LOS NOVIOS DE MIS HIJAS»

Señor; Traicionaría la presencia del Santo que ocupa la liturgia de hoy, si no centrara mi oración de esta fecha en el tema del noviazgo, ya que San Antonio de Padua es la meta secular de millones de jóvenes en busca de la pareja que comparta su vida.

Tú sabes, Señor, que muchos adolescentes, aun confesando no tener edad para amar, sienten la primera llamada del otro, a veces con una fuerza tal, que parece imposible zafarse de su influjo cautivador. Preserva a nuestros muchachos de la catástrofe del primer amor incontrolado, y enséñales a guardar su corazón para cuando tengan edad.

Señor, y cuando llegue esa hora siempre vieja y siempre nueva de la juventud, inspírales un amor hecho de respeto, delicadeza y ayudas mutuas, que no tiene nada que ver con la loca aventura, el fin de semana con desliz, la experiencia prematura.

Señor, Tú conoces perfectamente que se han quemado etapas en la evolución del noviazgo, a una velocidad excesiva, como fruto de la internaciona-lización de la juventud, obra del turismo, el cine y la televisión. Pero no apruebas que costumbres malsanas conviertan la primavera del noviazgo en un verano precoz y en agraz.

Señor, Tú sabes que los padres y educadores de la nueva ola, andan desconcertados ante la postura innovadora de las generaciones jóvenes ante el amor. Échales una mano para que sepan comprender, para que no empleen la táctica equivocada del anatema; pero ayúdales para mantener con firmeza el único sentido auténtico del noviazgo: preparar un hogar.

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14, Junio.

«TIEMPOS MODERNOS»

Señor: Hoy vengo a pedirte por todos esos tipos de hombre, nacidos al ritmo de nuestra civilización moderna.

Ayuda al "intermediario", ese eslabón entre el productor y el consumidor, para que no sea una remora costosa y retardataria de la sociedad, sino un servidor leal de todos cuantos caen bajo su influencia.

Señor, apiádate del "pluriempleado", ese pulpo humano de varios tentáculos, para que su trabajo responsable en una sola ocupación le proporcione suficiente dinero para poder llevar una vida familiar y social digna.

Señor, dale tu gracia divina al "fan", ese adorador de ídolos y estrellas del arte y del espectáculo, para que su espíritu innato de alabanza y admiración sepa remontarse a Ti, que eres la Belleza y la Armonía sin límites.

Señor, ten compasión del "apresurado", ese producto de la sociedad veloz y taquicárdica, para que la prisa no le haga maleducado y antisocial, sino que sepa usar del tiempo como de las otras cosas, siempre al servicio de los valores superiores del espíritu.

Señor, échale una mano al "ruidoso", ese ciudadano contemporáneo empapado de sonidos numerosos y discordantes, para que sepa encontrar una isla de silencio, al menos interior, donde hable contigo y fragüe las altas decisiones de su vida.

Señor, abre los ojos del "materialista", embutido en el confort más refinado, para que vea la necesidad de cuidar el alma.

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Junio, 15.

«CORAZÓN DE PIEDRA»

Señor: Tú prometes a tus fieles en la Biblia que cambiarás su corazón de piedra por otro de carne, y yo vengo a pedirte que sigas cumpliendo tu promesa también para nosotros, los insensibles hombres del siglo xx.

Señor, no permitas que durmamos tranquilos, mientras millones de hombres, iguales esencialmente a nosotros, carecen de cama para descansar.

Señor, no consientas que comamos indiferentes, cuando dos de cada tres personas, con más apetito que la otra, mueren literalmente de hambre por carecer del alimento esencial.

Señor, no permitas que especulemos alegremente con el suelo, edificando pisos inhabitables, mientras millones de habitantes no tienen ni siquiera un mal techo donde guarecerse de las inclemencias del tiempo.

Señor,' no consientas que contemplemos impasibles el mapa del mundo, cuando en diversos puntos de la geografía se lucha en guerras frías o calientes entre hermanos de diversas razas, religiones o'intereses creados.

Señor, llena de rubor nuestras mejillas, cada vez que nos distanciamos de los más débiles, paseando nuestro lujo y confort, montados en un tren de vida chirriante para su miseria.

Señor, quítancs ese corazón de piedra, blindado a todas las necesidades y sufrimientos ajenos, y danos un corazón de carne abierto a las encrucijadas de todos los dolores y angustias de los prójimos cercanos o lejanos.

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16, Junio.

«JUVENTUD QUE PROMETE»

Señor: Tu Vicario el Papa ha colocado como meta común la plegaria de millones de cristianos —los miembros del Apostolado de la Oración—para este mes de junio "que la juventud cristiana sienta cada vez más la atracción de la belleza interior de la Iglesia".

Señor, hoy vengo a sumarme a ese coro de oraciones del pacífico ejército diseminado por todo el mundo, para pedirte ,por el enamoramiento de los jóvenes hacia la madre Iglesia, rejuvenecida en el Concilio Vaticano II. Y es que necesitamos la inyección de savia nueva, para que la renovación conciliar no se pierda en la esterilidad.

Señor, convierte en meditación ilusionada de la juventud ese mensaje del Concilio dirigido a ellos, al acabar sus sesiones, en el que se dice: "La Iglesia ha trabajado durante cuatro años por rejuvenecer su rostro, por responder mejor al designio de su Fundador, el gran Viviente, Cristo, eternamente joven. Y, al término de esta imponente revisión de vida, se vuelve hacia vosotros. Para vosotros, sobre todo, acaba ella de encender una luz: luz que ilumina el porvenir, vuestro porvenir."

Señor, haz que los jóvenes al menos encajen esa primavera conciliar, que a muchos mayores les cuesta admitir por su anquilosamiento; ayúdales a aceptar que la Iglesia "es la verdadera juventud del mundo", que "posee lo que constituye la fuerza y el encanto de los jóvenes: la facultad de alegrarse con lo que comienza, de darse sin pedir nada a cambio, de renovarse y de partir a nuevas conquistas".

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«LOS HOMBRES SON ASI»

Junio, 17.

Señor: Hoy vengo a rezarte por el hombre de nuestra época, en lo que tiene de característico respecto de sus antepasados en la historia de la humanidad. Ese hombre, que encaja como propios los adjetivos de "técnico", "social", "fílmico" y "deportivo".

Señor, ayuda al "hombre científico", hijo de una civilización fundada sobre los cimientos de mil inventos técnicos, desde la bomba atómica hasta los más funcionales electrodomésticos. Que sepa servirse de la materia, sin quedarse sometido a su tiranía.

Señor, apiádate del "hombre masa", fruto de una cultura robot, donde la ficha y el número monopolizan la libertad humana. Que aprenda a crear lazos sociales para no realizar el título del libro La muchedumbre solitaria.

Señor, atiende al "hombre deportivo", acostumbrado a la adoración de los ídolos del césped, el ring y la carretera. Que no caiga en la idolatría del cuerpo, sino que haga suya la máxima del "alma sana en cuerpo sano".

Señor, ten compasión del "hombre fílmico", conformado por la época de la imagen cinematográfica y televisiva. Que aprenda a armonizar la belleza de lo sensible con la superioridad del espíritu.

Señor, enséñale al hombre contemporáneo que todo es bueno, si él es bueno; que todo será malo, si su corazón se olvida de Ti y de los otros hombres, con quienes tiene que compartir la aventura de la vida.

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18, Junio.

«NEGOCIOS DEL CORAZÓN»

Señor: Tienes que reconocerlo; la devoción a tu Corazón, que la Iglesia se dedica a proponer durante este mes de junio, no es popular; y entiendo por popular la aceptación de todas las capas de la sociedad, de todas las edades, de los dos sexos, de todo el mundo.

Pero, si me permites opinar, te diré que eres Tú el responsable de que la devoción a tu amor no invada el mercado, como lo hace la admiración por cualquier famoso de turno. Porque, ¿qué hiciste Tú para conquistar el corazón de los hombres? Vivir y morir por ellos; entregar todo lo tuyo y a Ti mismo a perpetuidad.

Perdona que te diga, Señor, que no era éste el camino para hacer diana en el amor de la Humanidad. Cualquier técnico de publicidad te hubiera dado la fácil receta del éxito, que está en los antípodas de esa generosidad manirrota de tu Corazón.

Compréndelo, Señor. Tú huías de las muchedumbres, que se empeñaban en hacerte rey, cuando más bien deberías haberlas estimulado con slogans de garra. Tú regalabas milagros, cuando lo procedente hubiera sido montar una explotación de la salud en toda regla.

Tú exigiste y practicaste el amor a los hombres, cuando lo rentable es el poder y la influencia sobre los demás. Tú te empeñaste en quedarte en la cruz hasta que no te quedó una sola gota de sangre en el Corazón, y lo que te hubiera reclutado millones de fans hubiese sido bajar y destrozar a tus enemigos. ¡Qué quieres, Señor, los hombres somos así!

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«OPERACIÓN MATRIMONIO»

Junio, 19.

Señor: Frente a la espiritualidad un tanto trasno-, chada del individualismo, están surgiendo poderosas otras formas de santificación colectiva, que adquieren el rostro de "movimientos matrimoniales" y "familiares", "cursillos", "trabajo en equipo", "apostolado horizontal".

Hoy quisiera pedirte por ese núcleo primordial del nosotros, que es el matrimonio, para que la euforia de su exaltación no olvide la gran verdad enunciada por Jean Marie Tillard, en El matrimonio es una comunión.

Señor, recuérdales a los casados que "hablando con propiedad, el hombre y la mujer no alcanzan ya la salvación en el "matrimonio, sino por el matrimonio, a través de la vida inaugurada con el sí junto al altar, a través de ese tejido ordinario de alegrías y decepciones, de sufrimientos y caídas, a través de ese don de sí diariamente renovado, con sus alternativas de dejadez y exaltación. Todo esto es lo que queda santificado y, a la vez, es santificante, gracia y fuente de gracia".

Señor, a quienes llegan al matrimonio con el leve bagaje de una juventud a base de flirt, de ligar, de slogans tan efímeros como el de "todo va mejor con Coca-Cola" o el de "todo empezó con Crilenka", enséñales que no es ésa la manera más adecuada para, entrar en un estadio de santificación, que exige la convivencia "así en lo bueno como en lo malo".

Señor, y a quienes viven ya la vida matrimonial, ayúdales a realizar ese ideal de ser compañeros no sólo para el tiempo, sino también para la eternidad.

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20, Junio.

«LA CORRUPCIÓN»

. Señor: Otra vez me tienes aquí con el tema de las diferencias entre generaciones, no por tópico menos importante.

Hoy vengo a participarte la confesión publicada en una reciente revista de espiritualidad sobre la actitud negativa de los mayores: "Los adultos hemos dejado patente ante la juventud el divorcio entre nuestros hechos y nuestras palabras: hablamos de espíritu y somos materialistas; hablamos de justicia social y no la vivimos; hablamos de moral y no la practicamos."

Ahí está, Señor, esa autoacusación, que tal vez no todos los mayores querrán compartir, y que quizá muchos tilden de exagerada, aunque seguramente nadie podrá tachar de infundada. Pero como nada vale la confesión, que no lleva en sus pliegues el sincero propósito de la enmienda, por eso te pido que nos ayudes a rectificar nuestra insinceridad ante las nuevas generaciones.

Señor, no te ruego que nos enseñes a hablar del materialismo, para estar en consonancia con nuestra vida materializada; sino que nos ayudes a vivir es-piritualmente, a fin de que nuestra exaltación de lo espiritual esté refrendada por la realidad de la propia existencia.

Señor, no permitas que cohonestemos nuestras injusticias sociales con el silencio, sino más bien anímanos a predicar la doctrina social católica con palabras y con obras.

Señor, danos tu gracia para que nuestra defensa de la sana moral sea una copia así de tu Evangelio, como de nuestros sinceros esfuerzos por vivir conforme a sus dictámenes.

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Junio, 21.

«BROLLANTE PORVENIR»

Señor: ¿Qué mejor conmemoración de la fecha en que el Cardenal Montini comenzó a ser Pablo VI que hacer nuestras sus palabras por una Iglesia mejor, de la que él es desde entonces tu "Vicario en la tierra? En este feliz aniversario de su elección, entre sus muchas frases sobre la Iglesia, permítenos elegir aquella que dice así:

"Queremos pedir una Iglesia más viva, más verdadera, más unida, más santa."

Sí, Señor, venimos a hacer coro a la petición del Papa de que nos concedas una Iglesia más viva. Que su esfuerzo de rejuvenecimiento en el reciente Concilio llegue a todos sus miembros, sin que uno solo quede atrofiado en la rutina, envejecido en el pasado, ni enconado en lo caduco.

Sí, Señor, necesitamos una Iglesia más verdadera. Que jamás su apologética esté montada en la mentira ni en la ocultación de sus defectos pasados o presentes. Que sea cada día más genuina, que es decir más conforme a las directrices que Tú mismo le marcaste en el Evangelio. Que sea cada vez más sincera ante Ti y ante el mundo.

Sí, Señor, deseamos una Iglesia más unida. Ahora que hemos aprendido el amplio ademán de brazos abiertos hacia los hermanos separados y de la mano tendida a todos los hombres de buena voluntad, no permitas que haya cismas y divisiones entre grupos diversos de católicos. Que todos seamos uno en lo esencial, aunque haya diferencias accidentales.

Sí, Señor, queremos una Iglesia más santa, en la cual la savia de tu gracia recorra todos sus miembros y los vivifique en su tarea de encamarse en el mundo.

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22, Junio.

«AL BORDE DEL PELIGRO»

Señor: En algunas ciudades importantes de la geografía occidental hay una voz anónima que contesta frases de esperanza a las, llamadas telefónicas de almas sin brújula, que se agarran con un dedo al dial de su teléfono, como último salvavidas antes del naufragio total. Realmente, es un apostolado laudable, hecho a la medida de la gran metrópoli donde pulula "la muchedumbre solitaria".

Sin embargo, Señor, es lástima que, codeándose físicamente con miles de hombres, el desesperado tenga que acudir a la respuesta mecánica de un disco o una cinta magnetofónica transmitida por teléfono, cuando sería tan bello encontrar unos labios y un corazón amigo con una palabra personal cálida, hecha a la medida de cada dolor.

Y sobre todo, Señor, causa pena que, brillando en la gran urbe toda una teoría de lámparas de aceite, centinelas de cien sagrarios, haya gente al borde de la desesperación y el suicidio sin saber siquiera que Tú estás allí en la Eucaristía, dispuesto siempre al coloquio fraternal, a la terapéutica adecuada, a la respuesta profunda.

Señor, bendice la tarea de ese teléfono consolador de los afligidos, para que su mensaje mecanizado lleve auras de alegría al corazón sumido en la tristeza. Pero, también haz que los hombres estemos siempre dispuestos al abordaje de nuestros prójimos desconsolados, para que sepamos destilar una gota de elixir vital en sus almas. Y, además, descubre a todos los atribulados el valor de tu presencia euca-rística, máxima prueba de que "la vida merece vivirse".

- 174 —

«EL CIELO Y LA TIERRA»

Junio, 23.

Señor: Tú sabes que nos resulta más fácil adoptar la actitud de la disyuntiva, del sí y el no, del aceptar esto y rechazar aquello, de etiquetar las cosas como buenas o malas, de catalogar a los hombres como blancos o rojos, de estar en pro de algo y en contra de algo. Pero Tú quieres que tomemos la postura de la copulativa, del sí, porque es la más cristiana.

Señor, cuando sintamos la tentación de apreciar el alma y despreciar el cuerpo, recuérdanos que es el hombre completo, el espíritu encarnado, la carne animada, quien salió de tus manos y está destinado a la eternidad feliz.

Señor, cuando tengamos la pretensión de contraponer la Iglesia y el mundo como antitéticos y antagonistas, inspíranos la síntesis programada por la Constitución Gaudium et spes sobre la compenetración de la Iglesia eterna con el mundo contemporáneo.

Señor, cuando creamos ser fieles a tu Evangelio buscando las cosas del cielo, a base de pisotear la tierra, dinos que sólo conquistaremos la gloria a través de la tarea terrena, que "los nuevos cielos y la nueva tierra" serán la continuación de nuestra tierra amada con ojos de cielo.

Señor, cuando planeemos un apostolado espiritualista, olvidado de las estructuras sociales, haznos ver que los hombres no son seres descarnados, impasibles ante el hambre, el frío, la incultura y las condiciones de vida infrahumanas; haznos sentir la necesidad de comprometerse en lo temporal para predicar lo eterno.

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24, Junio.

«LLEGAR A MAS»

Señor: Ante la figura austera de Juan Bautista, que llena la liturgia de hoy, vengo a pedirte que cambies nuestra sed insaciable de bienestar por el hambre creciente de bienser.

Tú sabes que nuestra innata tendencia al confort está siendo explotada actualmente por una propaganda que tiene como lema la ley del mínimo esfuerzo, el pasarlo lo mejor posible, la dolce vita y el dolce jar niente. Pero, ¿quién se preocupa de hacer publicidad para el bienser?

Señor, sin quitar importancia al bienestar material, que es fruto de una sociedad desarrollada y es causa de una convivencia más humana, enséñanos a preferir el bienestar espiritual, el bienser, que nos librará de la esclavitud del confort y nos hará dueños de la materia.

Señor, recuérdanos que el progreso de los individuos y de los pueblos no puede circunscribirse al círculo de la técnica, de la economía y de la comodidad, so pena de irse embruteciendo cada vez más, o aniñando entre sus brazos poderosos.

Haznos ver, Señor, la necesidad de procurar un crecimiento en bienser o en bienestar espiritual proporcional al aumento del desarrollo material y del nivel de vida en las personas y las sociedades.

Señor, persuádenos que es preferible ser mejor que estar mejor, ser más que tener más, ser bueno que estar bien, lucha por un mundo moralmente mejor que vivir en un mundo solo materialmente bueno. 1 ayúdanos a ser consecuentes.

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Junio, 25.

«EL DIABLO Y LOS DIEZ MANDAMIENTOS»

Señor: En eco sincero y cordial a recientes palabras del Papa, hoy "queremos orar para que el culto a Dios, ahora y siempre, ocupe en el mundo el primer lugar, y su ley informe la conciencia y la vida del hombre moderno".

Sí, Señor, queremos hacer nuestra esta frase de Pablo VI, que está en los antípodas de la indiferencia, el ataque o la cobardía de muchos sectores ante la adoración a Ti, que debería ser la meta suprema en la jerarquía de los valores humanos.

Sí, Señor, queremos compartir ese deseo del Papa de que la luz de tus mandamientos ilumine el alma del hombre y oriente todos los pasos de su existencia, no sólo en la esfera de lo personal, sino también en el círculo más amplio de lo profesional y social.

Señor, haz comprender al zarandeado hombre moderno la verdad afirmada por Pablo VI de que "la fe en Dios es la luz suprema de la Humanidad, y no debe apagarse en el corazón de los hombres, sino más bien reanimarse por el estímulo, que le viene de la ciencia y del progreso".

No permitas, Señor, que los adelantos científicos resulten el muro de la vergüenza donde tropieza la religiosidad humana, sino más bien el telescopio que nos acerca a Ti, fuente de toda ley natural e inventor de todos los descubrimientos.

Señor, ayúdanos para que el progreso económico y social, lejos de inducirnos a la emancipación de tu dominio supremo, nos estimule a venerar tu providencia paternal.

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26, Junio.

«COMO ROBAR UN MILLÓN Y...»

Señor: También en el mundo del espíritu se dan "reacciones en cadena", como ocurre en el orden físico. Hace poco, la encíclica social sobre "el desarrollo de los pueblos" dictada por Pablo VI ha suscitado en la Asamblea Plenaria del Episcopado brasileño la determinación de socializar todas las propiedades agrarias de la Iglesia en Brasil.

Señor, ayúdanos a todos a encajar esta renovación cristiana, que quiere llegar hasta el reducto intangible de los bienes terrenos. Recuérdanos que "ha llegado la hora de revisar la falsa dicotomía capitalismo-comunismo", de no "considerar comunismo toda restricción de los abusos del capitalismo", como dicen los obispos brasileños.

Señor, Tú sabes que "hay gentes que, aterradas por el comunismo, no perciben ¿o que hay de materialista, de inhumano y de cruel en el capitalismo liberal". Por eso, ábrenos bien los ojos, para que, "sin ser ingenuos ante el comunismo, tengamos bien claro en nuestro espíritu que el anticomunismo unilateral termina siempre por ser estéril".

Señor, enséñanos a vencer al comunismo con sus mismas armas, tomando en un sentido cristiane la frase de Stalin: "El hombre es el capital más precioso." Que coloquemos como meta precisa de las relaciones económicas el bien total del hombre, pieza clave de la máquina social. Sólo así desterraremos de las clases inferiores "la triste idea de íue la Iglesia está en connivencia con el capitalismo injusto y opresor".

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«BUSCA TU REFUGIO»

Junio, 27.

Señor: Entre los incontables títulos con que los católicos podemos llamar a la Virgen, se cuenta el que la Iglesia coloca en el frontispicio de la liturgia de hoy: Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Permíteme que mi oración de esta fecha sea una acción de gracias por este papel confiado por Ti a María.

Gracias, Señor, porque Tú saliste al encuentro de nuestra necesidad, colocando en su encrucijada la figura de la Madre dispuesta a prestar el socorro necesario, la ayuda precisa, el eco maternal y seguro al S. O. S. surgido de los labios o del corazón.

Pero gracias, sobre todo, Señor, porque este auxilio de la Virgen a nuestra indigencia es constante; gracias porque la hiciste Señora del Socorro Perpetuo, siempre ci punto a la cita de nuestra llamada, eco infalible a nuestro grito de alarma material' o moral.

Gracias, Señor, por lo bien que cumple la Virgen su papel de socorrer todas las peticiones de sus hijos. La historia es testigo de que "jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a su protección, implorado su presencia y reclamado su socorro, haya sido abandonado" de María.

Ayúdanos, Señor, a seguir el ejemplo de nuestros mayores en la devoción a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Que siempre, "animados por esta confianza", acudamos con nuestras súplicas a la que sabe, puede y quiere siempre "escucharlas y acogerlas benignamente".

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28, Junio.

«PERSECUCIÓN IMPLACABLE»

Señor: En esta hora baja de la Humanidad, que ya no suena a campana de iglesia, sino a olvido de Dios, es reconfortante releer esa frase de Guy de Larigaudie, que dice así: "Mi vida entera no ha sido más que una larga búsqueda de Dios. Por todas partes, siempre, a todas horas, he buscado su huella O su presencia."

Señor, y el francés que escribió en sus apuntes estas palabras no fue un viejo anacoreta de los primeros siglos cristianos, sino un joven moderno en el pleno sentido del término, acostumbrado a fraternizar la hermosura de la vida espiritual con la belleza de la vida terrena.

Señor, que el veraneo cercano o distante no sólo nos ayude a descansar del curso nervioso por el trabajo intenso o el estudio agotador o la profesión responsable; sino que nos descubra la Naturaleza como un espejo borroso de tu rostro sin rival.

Señor, que la penetración de la Naturaleza por los inventos del hombre, no nos impida descubrir en el fondo la mano providente que escondió en el seno de las cosas esas leyes sabias, pálido reflejo de tu sabiduría infinita, la complicación maravillosa de tu simplicidad.

Señor, que la transformación del mundo por la mano del hombre, potenciada por la técnica, no nos oculte la impronta primitiva de t u creación y el influjo omnipresente de tu conservación.

Entonces, Señor, si aprendemos a buscarte y hallarte en la tierra, "la muerte no sera mas que un maravilloso encuentro".

- 180 —

«HOLA, PEDRO»

Junio, 29.

Señor: Mientras suenan en San Pedro, de Roma, las campanas triunfales, en la conmemoración del Príncipe de los Apóstoles, vengo a pedirte para todos los católicos de España una auténtica devoción al sucesor legítimo del primer Vicario tuyo en la tierra.

Señor, Tú conoces la fama que tenemos los españoles de "ser más papistas que el Papa", frase que tiene un sentido positivo, cuando significa nuestro afán de ortodoxia cristiana; pero de sentido negativo, cuando quiere decir que seremos fieles a tu religión, a pesar del Papa, si es preciso.

Señor, Tú sabes que corremos unos tiempos en que "ser más papistas que el Papa" es la bandera enar-bolada por quienes luchan abierta o solapadamente contra el espíritu del Concilio Vaticano II, aunque procuren respetar en apariencia la letra de los documentos conciliares.

Señor, ten compasión de todos esos ultraderechis-tas que creen estar en posesión de la pureza ortodoxa, con más ingenuidad que soberbia, con más buena voluntad que buen sentido, y que tuercen el gesto cuando el Papa hace o dice cosas que no coinciden con su criterio personal.

Señor, a nuestros católicos anticonciliares y poco amigos de la nueva frontera de los últimos sucesores de Pedro, descúbreles el disparate teológico de "ser más papistas que el Papa", ya que no hay más representante autorizado de la religión cristiana que tu Vicario en la tierra, se llame Pío, Juan o Pablo. Amén.

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30, Junio.

cEL GRAN COMBATE»

Señor: Ante la electrizante presencia de San Pablo en la primera plana de la liturgia de hoy, no cabe otra plegaria que la de pedirte ser apóstoles tuyos en nuestra coyuntura histórica, como él lo fue en aquella encrucijada del mundo que partió en dos el tiempo como "antes de Cristo" y "después de Cristo". Y ¿con qué palabras mejor que con las del mismo Apóstol definiendo el apostolado a los cristinos de Corinto?

Señor, "que no demos escándalo alguno, que no se critique nuestro ministerio; que nos afirmemos en todo como ministros tuyos con mucha constancia en tribulaciones, en necesidades, en angustias, en castigos, en prisiones, en motines, en fatigas, en vigilias, en ayunos, en pureza de alma, en ciencia, en generosidad, en indulgencia, en Espíritu Santo, en amor sin fingimiento, en palabra de verdad, en poder de Dios".

Señor, que sepamos ser apóstoles "en la gloria y en la humillación, en la infamia y en la buena reputación, peleando con las armas ofensivas y defensivas de la justicia; siendo tenidos como impostores, aunque seamos veraces; desconocidos, aunque célebres; como quienes -van a morir, aunque estemos vivos; como castigados, aunque no muramos; como entristecidos, aunque siempre nos alegremos; como pobres, aunque enriqueciendo a muchos; como Quienes nada tienen, aunque lo poseamos todo".

Señor, sólo quiero añadir que ese "todo" que deben poseer tus apóstoles d« hoy seas Tú mismo, como lo fuiste para Pablo, el Apóstol de los gentiles.

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Julio, 1.

«CITA DE SANGRE»

Señor: Perdona si la festividad litúrgica de hoy, consagrada a la adoración de tu Sangre preciosa, no levanta las olas de entusiasmo popular propio de la fiesta del Corpus, tu sagrado Cuerpo. Y, sin embargo, se merecería una gratitud igualmente entusiasta, que yo quisiera representar en esta breve oración.

Gracias, Señor, por esa Sangre divina, que comenzó un día a latir en el seno de la Virgen, desde el instante maravilloso de tu encarnación.

Gracias por esos millones de pulsaciones, que a lo largo de tus treinta años de vida mortal recogieron el flujo misterioso de tu Sangre, siempre ganosa de redención.

Gracias por ese momento único en el reloj de la Historia, cuando las cinco fuentes excavadas en la blanca roca de tu Cuerpo, manaron literalmente hasta la última gota de tu Sangre salvadora.

Gracias por ese "Banco de Sar¿gre" divina almacenado en la Iglesia y repartido a través de los sacramentos, como una transfusión vital para nuestra sangre anémica e impura.

Gracias por-tu Sangre, "necesaria para el perdón, manantial de misericordia, bebida eucarística, valor de los mártires, pureza de los vírgenes, fuerza de los conf«sores de la fe, auxilio de los que peligran, alivio de los afligidos, consuelo de los dolientes, esperanza délos arrepentidos, prenda de la vida eterna".

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2, Julio.

«DONDE TU ESTESÍ

Señor: Otra vez, al doblar la esquina del año, nos aparece la figura fatigada de la Virgen, en su visita a Isabel. Quienes se niegan a admitir la visita de María a Lourdes, Fátima y demás sitios donde la tradición popular coloca una presencia especial de Nuestra Señora, no pueden dejar de aceptar la visitación narrada en el Evangelio.

Señor, pero yo sé que la Virgen no puede estar tan quieta en el cielo, que se prive de visitar a sus hijos de la tierra. Poco importa que estas bajadas de María no sean tan corporales como la que hoy conmemora la liturgia; pero sí que son tan eficaces como aquélla. Pues, si la Virgen santificó con su visita a Ain-Karin, también lo hace en sus continuas venidas a todos los lugares de nuestra geografía.

Gracias, Señor, por enviar a María a la cita de todas nuestras necesidades humanas, que no conocen hora ni fecha de descanso: desde la visita a la niña, que reclama de la Virgen protección para su pureza en peligro, hasta la "risita al anciano, que suplica a Nuestra Señora su presencia al final de la vida.

No te enfades, Señor, si los hombres modernos creemos de buen tone minimizar las milagrosas visitas de la Virgen a puntos concretos de la tierra; si pensamos que -eso era sólo propio de épocas menos científicas. Tú sigue permitiendo a María que visite nuestras casas y fábricas, nuestras diversiones y oficinas, nuestros estudios y descansos, para que todo quede santificado poi su presencia azul.

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«EL TRAJE DE LUCES»

Julio, 3.

Señor: Tú sabes que no tengo nada contra el deporte, ni contra esos hombres cuya profesión es cualquiera de los campos de la noble competición deportiva. Ni siquiera me opongo a los homenajes que los ases deportistas reciben de sus devotos hinchas. Pero, todo tiene sus límites.

Hoy, Señor, vengo a quejarme de que se haya ofrecido la cifra de 30.000 pesetas por la camiseta de un futbolista famoso, que vistió los colores de un club no menos popular. ¿No te parece que es mucho dinero por una prenda de ropa para el archivo de objetos curiosos, cuando miles de personas que viven en el mismo meridiano español no pueden cambiarse literalmente de camisa por falta de unas cuantas pesetas?

Señor, ¿cuándo aprenderemos que la obra de m i sericordia que manda "vestir al desnudo" es mucho más importante que tener una camiseta de fútbol tras la vitrina de un despacho? ¿Por qué no caeremos en la cuenta de que la frase "yo hago lo que quiero de mi dinero" no se justifica ni social ni cristianamente?

Señor, pero es que no es sólo el aspecto económico lo que me molesta de este caso desorbitante de pagar 30.000 pesetas poi el jersey de un ídolo del césped. También me disgusta ese fanatismo exagerado de los forofos, que llevan a extremos condenables su admiración.

Señor, no permitas que los hombres desorienten su innato espíritu de alabanza a lo bueno y a lo bello, haciendo por un ídolo de barro lo que no haeen por Ti, bondad y belleza infinitas.

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4, Julio.

«FIN DE CURSO»

Señor: En estos días de fin de curso, agridulce de aprobados que significan vía libre para las vacaciones, y suspensos que llevan consigo repetir examen en septiembre, vengo a rezarte la "oración de un estudiante suspendido", que dice así:

"Señor, el golpe ha sido duro. Estoy rabiando desde ayer, cuando he visto las listas de los aprobados. Esto es absurdo: desde ayer, ni te he rezado siquiera. No; estaba demasiado enojado. Necesitaba un responsable. He hecho desfilar a todos delante de mí. Los profesores, que no me han comprendido y han sido injustos... Los compañeros, que han pasado y han tenido suerte. Las materias, que yo las encontraba fáciles, y de golpe las he encontrado estúpidas. Mis padres, que hubieran debido comprenderme y no insistir. Tú también, Señor, que sin duda hubieras debido...

Ahora, pues, vengo a pedirte perdón, porque he sido odioso, como un niño consentido. Además, tengo que pedirte muchas cosas. Yo quisiera, ante todo, conocerme un poco mejor. Medir mis fuerzas en todos los planos. Antes del examen, me creía tan fuerte... Después del resultado, me veía acabado, un pobre hombre, incapaz de seguir los estudios. No era más que orgullo. Ahoia lo veo mejor.

No tengo todavía ánimo para darte las gracias, Señor, por el bien que acompaña a este mal momento. Está demasiado reciente. Pero, ayúdame a sacar fruto de este dura golpe. Para conocerme tal como soy, sin despecho ni confianza ciega. Sin actitudes trágicas, sin tomar aire desengañado.

Oh, Señor, enséñame poco a poco la sencillez," (JERPHAGNON.)

- I8fi —

«LA SEÑAL»

Julio, 5.

Señor: Ya el Apóstol Santiago había salido al paso de quienes creían compatible una fe sin obras, escribiendo claramente que una fe sin resonancias prácticas "está muerta". Ahora, Pablo VI nos dice que "la fe ha de ser apostólica, si quiere ser viva. No se conserva el fuego, si no se comunica; si no arde a su alrededor, se apaga".

Señor, en este "año de la fe" recién estrenado, ayúdanos a difundir nuestra creencia viva en círculos concéntricos cada vez más extensos; que estemos tan impregnados de religiosidad, que emane de nosotros su perfume penetrante hasta los más alejados.

Señor, alimenta nuestra fe por el ejercicio del apostolado, ya que es imposible hablar de Ti con sinceridad, sin sentir el deseo y la necesidad imperiosos de poseerte cada vez más. Y, al mismo tiempo, fundamenta nuestro apostolado sobre una intensa vida de fe, ya que "nuestra mayor eficacia está en lo que somos; más que en loque hacemos o decimos". (AB-BÉ HÜVELIN.)

Señor, que la apatía religiosa que se apodera de la sociedad moderna, lejos de anquilosarnos, sirva de resorte estimulante de nuestra acción apostólica; y los avances internacionales del ateísmo militante, nos impulsen a una pacífica contraofensiva de fe.

Señor, que la alegría interior, procedente de una fe auténtica, busque la expansión natural del apostolado, la válvula de escape del proselitismo, para llevar a los otros el gozo de creer.

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6, Julio.

«ENTRE AYER Y MAÑANA»

Señor: Déjame componer mi oración de hoy, trenzando las diez palabras, que constituyen el vocabulario cristiano de moda en nuestros días: testimonio, diálogo, compromiso, encarnación, eclesial, equipo, sinceridad, apertura, responsabilidad y conciliar.

Señor, hazme un testigo intrépido de tu Evangelio, en medio de un medio ambiente refractario a cualquier predicación, que no sea la elocuencia de la propia vida.

Señor, enséñame a practicar un diálogo inteligente, que no consista en ceder lo fundamental de mi credo, sino en llegar a esa zona común de comprensión con los demás.

Señor, ayúdame a comprometerme cristianamente en todo lo temporal, sin inhibiciones cobardes del terreno donde se juega el presente y el porvenir de la historia.

Señor, acompáñame en mi encarnación auténtica en lo humano, a cualquier nivel, para que mi levadura cristiana penetre la masa que me rodea y la fermente.

Señor, ábreme a la medida de lo eclesial, de lo católico y ecuménico, para que mis pulmones no se contenten con el aire enrarecido de lo personal, sino que busquen el aire puro de lo universal.

Señor, lima mis aristas egoístas, para que aprenda a trabajar en equipo por un mundo mejor.

Señor, concédeme la sinceridad objetiva ante Ti, ante los otros y ante mí mismo, sin tramoyas mentirosas.

Señor, quítame el miedo a la apertura a lo nuevo sólo por serlo, y dame un corazón joven abierto a todo lo bueno.

Señor, enséñame a responsabilizarme como un adulto, sin el refugio infantil a la inconsciencia ante el bien común.

- 188 —

Julio, 7.

«LA FRONTERA DE DIOS»

Señor: Haciéndose eco de la voz del Papa, que ha proclamado recientemente "el año de la fe", los obispos españoles han abierto también esa efemérides para nuestra patria. Tú sabes que no sólo el mundo en general, sino también "la católica España" necesita esa inyección de fe reclamada urgentemente por la suprema jerarquía religiosa, y por eso vengo a pedírtela.

Señor, en este contexto histórico de un ateísmo confesado sin rubor, queremos ser fieles a la consigna de un programa americano de televisión: "Haga circular el rumor de que Dios existe."

Señor, ante el ataque abierto o solapado de quienes dedican todas sus fuerzas físicas y sicológicas a la lucha contra Ti, queremos tener la valentía de combatir pacíficamente por mantener enhiesta la bandera de tu mayor gloria.

Señor, en estos momentos cruciales en que una exégesis bíblica sin fronteras habla de "desmitificar" no sólo el Antiguo Testamento, sino incluso el Evangelio, conserva intacto nuestro credo cristiano, afincado en la tradición histórica de dos milenios.

Señor, ante la parcial opinión de quienes piensan que la fe se reduce simplemente a "creer" una serie de artículos dogmáticos sin conexión con la vida, enséñanos que la verdadera fe exige también "creerte a Ti"—tu mensaje—y "creer en Ti", confiar en tu persona, adherirse vitalmente a ese Cristo histórico, que sigue viviendo hoy.

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8, Julio.

«STELLA»

Señor: Déjame asociarme a la magia que despierta siempre la palabra "vacaciones", dirigiéndole a la Virgen mis letanías veraniegas, que dicen así:

Santa María del calor, enciende nuestros corazones en el amor a Dios y al prójimo.

Nuestra Señora de la brisa, haz que sople siempre en nuestras almas el suave viento del Espíritu Santo.

Virgen del amanecer, sé cada día la aurora que nos asegure la presencia luminosa de Dios en nuestra vida.

Santa María del agua, purifícanos cada vez más de todo egoísmo y limpíanos de toda mancha moral.

Nuestra Señora del firmamento, enséñanos a elevar nuestros ojos al cielo, desde la cumbre de las montañas.

Virgen del atardecer, no permitas que nunca se haga la noche total en nuestras almas.

Causa de nuestra alegría, que la tristeza moral no marchite jamás la sonrisa de nuestros labios.

Estrella del mar, pilota las vacaciones de quienes toman la playa como meta de su veraneo.

Espejo de justicia, gue todos los que disfrutan de un descanso estival lo hayan merecido, y todos los que se lo hayan ganado puedan tenerlo.

Reina del turismo, que el trasiego millonario de visitantes y extranjeros aumente la fraternidad universal.

Madre de los que no tendrán vacaciones, acompáñales en su enfermedad, su estudio veraniego, su frente de batalla, su cárcel, su trabajo, su apostolado... Sé Tú su vacación.

- 190 —

Julio, 9.

«QUE VERDE ERA MI VALLE»

Señor: El verano abrió las puertas verdes de mil valles y bosques para albergar entre sus pliegues de calor y frescura la algarabía dé cien campamentos. Déjame evocar el acto crucial de la "Misa en la montaña", con palabras de un poeta ecuatoriano.

"Me acercaré al altar de Dios... más que nunca, Señor, sobrecogido en este templo verde de cien naves con la cúpula azul del infinito. Donde es mínima vela—para un viaje fugaz y ardiente hacia lo eterno—el lino, y la humilde blancura de la hostia y la blancura herida de los cirios. Todo, en el monte, se ha quedado en éxtasis: la música lejana de los grillos, la voz extraña y honda de la selva, de la cascada el grito suspendido. Saben que estás ahí, te han descubierto sobre el desnudo altar sus ojos limpios. En torno, la montaña arrodillada, y está sonando el órgano del río. El viento está arrullando dos silencios: mi mudo asombro y tu callar divino. Y mientras te alza, trémula, mi mano al infinito, suena el extraño canto de los árboles, que el viento ha estremecido, y levanta la selva su murmullo de adoración feliz, porque has venido... y lleva al mar este temblor de gloria el órgano del río».

(CARLOS SUÁREZ VEINTIMILLA.)

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10, Julio.

«SIETE CONTRA LA MUERTE»

Señor: Durante mis lecturas infantiles de la Biblia, me impresionó siempre el ejemplo de aquella madre macabea que animó a sus hijos al martirio por conservarse fiel a Ti, dando luego su propia vida en aras de la fe. Hoy la liturgia nos presenta el caso de aquellos otros siete hermanos mártires, hijos de aquella otra madre, Santa Felicidad.

Y al enlazar mentalmente los dos casos, tan distantes en el tiempo, tan juntos en la esencia y significado, pienso si sería posible en nuestra época de disgregación familiar el caso de una madre fiel a su vocación de dar y fomentar la vida espiritual en sus hijos.

Señor, en nuestros hogares cristianos, que sufren el zarpazo de la frivolidad, conserva intacta la preocupación de la santificación familiar, del trabajo en equipo de todos los miembros por alcanzar la perfección.

Señor, necesitamos liermanos, que se tomen en serio la simpática tarea de ayudarse mutuamente en la santidad, bajo el techo de ese primer templo que es la casa. Haz que la diaria convivencia de los hijos de una misma familia vaya fraguando poco a poco ese clima de espiritualidad, donde brote espontánea la vida sobrenatural colectiva y personal.

Pero, sobre todo, Señor, necesitamos madres auténticamente cristianas, que sepan compaginar la máxima actualidad con el sagrado deber eterno de preocuparse por el bien espiritual de sus hijos. Danos mujeres así, como la madre de los macabeos, como Santa Felicidad.

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Julio, 11.

«VIENTO EN LAS VELAS»

Señor: Fiel a "los signos de los tiempos", Pablo VI nos va trazando los rasgos característicos de la. Iglesia, a lo largo de sus constantes alocuciones públicas. Hoy vengo a pedirte de todo corazón que se conviertan en realidad sus recientes palabras: "Queremos una Iglesia humilde y sencilla, valiente y arrolladura, en la que todos reconozcan la propia Madre."

Sí, Señor, ya han pasado los tiempos del triunfa-lismo estéril y altisonante, cuando pertenecer a la Iglesia significaba un privilegio social y no un servicio a los demás. Enamóranos de una Iglesia sin ostentación ni orgullo, con sencillez y humildad.

Pero también, Señor, que esta postura llana y servicial de la Iglesia, no derive en un servilismo a los grupos de presión constituidos: el poder político, la oligarquía económica, las clases sociales superiores y los estamentos de la ciencia, la técnica y la cultura.

Danos, Señor, una Iglesia "valiente", como desea tu Vicario, que sepa oponerse, no con cañones, sino con energía moral a todos los poderes empeñados en luchar contra los ideales superiores de humanismo y espiritualidad por los que debe combatir la Iglesia.

Queremos, Señor, una Iglesia "arrolladora", no por sus intrigas, sino por su juventud perennemente renovada, por sus esfuerzos misioneros de evangelizaron y su presencia operante en todos los terrenos donde se juega el presente y el futuro. Sólo así será reconocida por todos como Madre.

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12, Julio.

«VIVIENDO EL PASADO»

Señor: No puedo olvidarme de la frase que hace poco escuché de una persona ya mayor, incapaz de ponerse al día en este avance gigantesco llevado a cabo por la Iglesia conciliar. Este hombre bueno de verdad decía que suele rezarte así: "A mí, Señor, júzgame según el plan antiguo."

Me ha hecho pensar la sinceridad profunda que encierra esta expresión y el problema que descubre. Porque, no es fácil despojarse en unos meses de lo que hemos ido asimilando durante muchos años; ni resulta hacedero incorporar en poco tiempo un cúmulo de ideas que parecen nuevas.

Cierto, Señor, que todos—jóvenes y viejos—debemos hacer un esfuerzo cordial por tomar eí trote juvenil de la Iglesia postconciliar, si queremos ir al paso de la sociedad moderna, cada vez más veloz en su progreso. Pero quisiera pedirte que tranquilices a todos aquellos que, cargados de buena voluntad, no pueden cambiar su cristianismo tradicional.

Señor, a todas esas buenas personas de edad, inspírales la oración de ese viejo militar: "A mí, júzgame por el plan antiguo." Hazles comprender que no tienen obligación de cambiar, sino sólo poner de su parte lo humanamente posible por conseguirlo.

Señor, a todos cuantos temen que ya no son buenos cristianos porque no logran ponerse en vanguardia posconciliar, hazles sentir la seguridad de que Tú eres muy comprensivo, que sabes acomodarte a cada caso, y les juzgarás por el plan antiguo.

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«DE ILUSIÓN TAMBIÉN SE VIVE»

Julio, 13.

Señor: Tú sabes que la mayoría de los hombres de nuestra sociedad viven la máxima parte de su día en el lugar de su profesión: en la oficina, la fábrica, el taller, la tienda, el mercado, la clase... Pasan más tiempo en sus ocupaciones profesionales, que en sus hogares. Y, sin embargo, muchos no parecen encajados en su ocupación.

Señor, es doloroso constatar el número enorme de gente, que trabaja con desgana, sin ilusión, a regañadientes, como una carga insoportable, soñando siempre con otra cosa. Es verdad que una cierta insatisfacción por llegar a más, por progresar y perfeccionarse es buena y laudable; pero precisamente lo que falta en muchos es esa entrega gozosa al propio trabajo lo que. preocupa.

Señor, es lamentable advertir el escaso rendimiento en el trabajo, que cunde entre los profesionales: oficinistas, que se pasan las horas criticando a los jefes; jefes, que llegan tarde a su despacho y amontonan los asuntos sin despachar; obreros, que sólo rinden cuando trabajan a destajo o les controlan.

Señor, es penoso darse cuenta de la imperfección con que muchos profesionales dan cima a sus trabajos : con la frialdad de un robot pero sin su corrección mecánica; y peor todavía acusar el mal trato con que muchos que ocupan ventanillas públicas despachan a sus clientes.

Señor, loy vengo a pedirte para todos acierto en la elección de su trabajo, ilusión en su tarea, esmero en su ejecución, responsabilidad en su desarrollo, rendimiento en su eficacia. Y, sobre todo, amor a los demás

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14, Julio. \ • • • • •

«AUSENCIA INJUSTIFICADA»

Señor: El magisterio incansable de Pablo VI tiene siempre la frase oportuna para cada situación de nuestro tiempo complejo. Hace poco nos ha regalado este slogan hecho a la medida de una época plagada de desgracias: "Que los males del mundo no sean para vosotros motivo de fuga, sino de mayor interés por el prójimo."

Señor, Tú sabes que la necesidad y el dolor ajenos provocan el escapismo. No queremos vernos mezclados en el sufrimiento de los demás, y para que no se nos quiebre el corazón, procuramos evitar que nuestros ojos vean los males, que nos rodean como un cerco de espinos o una alambrada.

Señor, no nos dejes caer en la tentación de la huida; no permitas que nuestra conducta absentista dé la razón a los que tachan a los cristianos de poco humanos, ya que en lugar de sanar las llagas del mundo, sólo saben recurrir a la felicidad eterna como remedio a la humanidad doliente.

S¿ñor, Tú que pasaste por la Tierra "haciendo bien", curando todo sufrimiento, sanando cualquier doler, cargando sobre tus hombros la cruz más pesad, i para descargarnos a nosotros, enséñanos a mirar bara a cara las penas de los hombres, para echar una mano compasiva y generosa.

Señor, Tú que permites el mal, no permitas la cobardía de tus cristianos ante la tarea común de sofocarlo; danos la valentía de cumplir la consigna del Papa: "Que los nales del mundo no sean para nosotros motivo de ausencia, sino de más interés por el prójimo."

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Julio, 15.

«ME SIENTO REJUVENECER»

Señor: Un nuevo vocabulario ascético ha venido a sustituir en nuestros días las viejas palabras de ayer, que se nos han vuelto anticuadas. Hoy vengo a rezarte para que hagas realidad esos, conceptos, que no cesamos de barajar en los círculos de estudio, cursillos intensivos, conferencias y reuniones a todo nivel.

Una de las locuciones de moda en nuestro diccionario religioso moderno es "renovar estructuras". Tú sabes, Señor, lo importante que es no sólo la renovación personal, sino también la estructuración cristiana de la sociedad. Por eso, ayúdanos a influir en los cuadros influyentes, para que su cristianismo facilite el nuestro.

Pero, Señor, para conseguir ese influjo bienhechor sobre los grupos de presión social, acostúmbranos a "percibir los signos de los tiempos", esa otra realidad importante escondida en una frase felizmente acuñada por Juan XXIII. Enséñanos a tener siempre enarbolada la antena de nuestra fe, para captar el viento de tu Espíritu y las ondas del mundo.

Sólo así, Señor, lograremos actualizarnos certeramente, según la palabra consagrada por el Vaticano I I : el «aggiornamento», la puesta al día de los valores eternos proclamados por Ti de una vez para siempre en el Evangelio, pero necesitados de conjugación con los cambios históricos.

Y para evitar un modernismo desprovisto de raíces profundas, Señor, ayúdanos a "volver a las fuentes", a bucear en la tradición primitiva, para enlazar con la vida de los primeros cristianos,., que recogieron de tus manos la antorcha de la fe.

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16, Julio.

«MARÍA DEL CARMEN»

Señor: Es verdad que María es única; que las mil imágenes con cien títulos diferentes, y los millares de santuarios con centenares de advocaciones distintas son sólo la cristalización de un aspecto singular de la exuberancia infinita de Nuestra Señora, imposible de abarcar de un solo golpe por nuestra pequenez.

Hoy, Señor, vengo a darte las gracias por haber colocado en el corazón del mes de julio la presencia marinera de la Virgen del Carmen. Y es que nuestra vida, semejante a un crucero, desde la botadura en los astilleros del nacimiento hasta el atracaje en el puerto de la muerte, necesita las manos seguras de una buena Capitana al timón.

Señor, danos a María en los períodos de calma de la travesía humana rumbo a la eternidad. Que el aparente sosiego de nuestra vida no se convierta en dejadez ni apatía espiritual, que nos paralice en el avance constante hacia la perfección cristiana.

Señor, danos a María en las rachas de tormenta, que se cruzarán con nuestra nave vital, para que jamás la echen a pique, ni perdamos el control de la confianza en medio de la tempestad, teniéndola a Ella a bordo.

Señor, danos a María en las fases peligrosas de los obstáculos que se oponen a nuestro viaje feliz: el izeberg de la frialdad religiosa; la sirena insinuante de la tentación; el viento impercetible de la deriva moral. A lo largo y ancho de nuestra singladura existencial danos siempre como Estrella del Mar a la Virgen del Carmen.

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«BRILLANTE PORVENIR»

Julio, 17.

Señor: Al finalizar su quinquenio como Nuncio del Papa en España, Monseñor Riberi nos ha dirigido una frase, en el discurso pronunciado en su reciente imposición del birrete cardenalicio, que quiero comentarte en mi oración de hoy.

El nuevo Cardenal nos ha dicho a los españoles: "Si acertáis a interpretar el Concilio Vaticano II con la misma altura, la misma fidelidad y el mismo tesón con que España secundó las normas y el espíritu de Trento, os espera, os lo aseguro, un luminoso porvenir espiritual."

Señor, haznos fieles a este último consejo del representante papal en nuestra geografía. Tú sabes que necesitamos su exhortación, ya que algunos sectores de nuestro catolicismo siguen anclados en el Concilio de Trento y son reacios a soltar amarras para hacere a la mar del Vaticano II.

Señor, enséñanos que la suprema obediencia a las directrices del Concilio tridentino consiste en reverenciar todas las normas de la Iglesia, y recuérdanos que esa Iglesia perenne, hoy se llama la Iglesia del Vaticano II, con sus documentos escritos y su espíritu vivificante.

Señor, haz que nuestros pensadores se dediquen ccrdialmente a interpretar con gran altura, sin reticencias, la letra y el alma del último Concilio; y haz que todos los españoles cumplamos con gran fidelidad y tesón las nuevas normas de la vieja Iglesia. Sólo así podremos esperar ese "luminoso porvenir espiritual", que nos asegura el Nuncio del Papa.

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18, Julio.

«ALEGRÍA PARA EL TRABAJO»

Señor: En esta fiesta nacional de la Exaltación del Trabajo, no te extrañará que venga a hablarte de "la España que trabaja", del "trabajo y los españoles", como rezan el título y subtítulo de un programa de Radio Nacional.

Tú sabes, Señor, que nuestros humoristas se meten con frecuencia con la poca productividad de sus compatriotas, y lo malo es que muchas veces tienen fundamento en la realidad de quienes toman como lema de su vida laboral "la ley del menor esfuerzo".

Sin embargo, Señor, otros muchos españoles parecen trabajar demasiado. El pluriempleo está a la orden del día para un buen porcentaje de obreros, que enlazan dos o tres jornadas laborales cada día. Pero ese mismo exceso de trabajo es poco propicio para rendir convenientemente en uno solo de los puestos.

Es verdad, Señor, que nuestros obreros emigrados suelen estar bien considerados en su rendimiento laboral por las empresas extranjeras. Pero uno se pregunta por qué quienes aquí no producían lo suficiente, se entregan en cuerpo y alma a su tarea fuera de la patria.

Señor, en esta jomada festiva de exaltación laboral vengo a pedirte sinceramente que nos ayudes a elevar el nivel de rendimiento en todos los estratos de la gran familia que formamos los españoles. Que los empresarios paguen tan bien, que los obreros sientan el gozo de rendir al máximo, sin necesidad de recurrir al pluriempleo para cubrir las necesidades y conveniencias de la vida.

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Julio, 19.

«SOLTERO EN APUROS»

Señor: Nos hacía falta la reciente Encíclica de Pablo VI sobre el celibato sacerdotal, pues la sinceridad típica de nuestro tiempo había planteado a voces y en letra impresa sus serios interrogantes acerca de la virginidad obligatoria del sacerdote.

Gracias, Señor, por decirnos en la pluma del Papa las razones positivas en que se apoya la exigencia del celibato en los ministros del sacerdocio, a pesar de las dificultades inherentes a su cumplimiento, agravadas por la erotización creciente de la vida moderna.

Gracias, Señor, por recordarnos que el sacerdote es célibe, no por desprecio a la naturaleza humana, llamada al matrimonio, sino por un mayor aprecio de Cristo, "que permaneció toda su vida en estado de virginidad".

Gracias por decirnos que "la virginidad presta unidad y armonía a la vida sacerdotal", ya que crea en el alma del sacerdote el clima más apto para la oración, la meditación de la Palabra de Dios y la vida eucarística.

Gracias por recordarnos que el celibato sacerdotal, no es una evasión a los deberes sociales propios de la familia, sino la fórmula más adecuada para servir mejor a todos, "señal y estímulo de caridad, de amor sin reservas, abierto a todos".

Gracias por enseñarnos que la virginidad sacerdotal es "signo de los bienes del cielo, donde los hombres serán como los ángeles", ejemplo especialmente necesario hoy, "en el mundo de los hombres dominados con gran frecuencia por los deseos de la carne".

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20, Julio.

«EL FAVOR»

Señor: Me ha impresionado una frase que la prensa ha hecho pública estos días, con ocasión del sexto aniversario de la muerte de Ernest Hemingway. Se trata del mensaje que le dirigió el no menos famoso Gary Cooper, poco antes de morir ambos: "Por favor, dile que convertirme al catolicismo es lo mejor que hice en mi vida."

Señor, me ha hecho pensar esta frase, pronunciada con la veracidad de un testamento por el popular actor mimado por la crítica y el público de varias generaciones. El hombre del éxito siempre a flor de actuación, triunfador en el plato del cine y en la pequeña pantalla de la televisión americana, confiesa que su entrada en la Iglesia Católica fue el paso más importante de su vida.

Señor, a los que hemos tenido el privilegio de nacer en el catolicismo, perdónanos la falta de entusiasmo por ese singular favor de tu Providencia. No permitas que la posesión inmerecida de la fe católica desde la niñez nos haga menos agradecidos por tu regalo, sino mucho más que los convertidos en su mayoría de edad.

Señor, que sepamos paladear conscientemente la maravillosa verdad de que pertenecer al catolicismo es el hecho mejor de nuestra vida. Que la aparición de otras confesiones cristianas y de ateos prácticos en nuestra geografía, lejos de avergonzarnos de pertenecer a la Iglesia Católica, nos estimule a proclamar bien alto nuestra fe, invitando vitalmente a los demás a que también se sientan orgullosos de ser católicos.

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«DOS MUJERES EN LA NIEBLA»

Julio, 21.

Señor: Cuando todavía no nos habíamos rehecho de la impresión producida por la muerte violenta de una joven actriz de cine francesa, las agencias informativas nos sorprendieron, con el fallecimiento más violento aún de otra estrella americana de la pantalla, también joven todavía. La primera perdió su belleza entre llamas; la segunda, segó su hermosura decapitada.

Señor, seguramente la publicidad explotará esas muertes prematuras para lanzar al mercado comercial las últimas películas de esas dos actrices trágicamente desaparecidas. Tal vez sus fans lamentarán la desaparición del plato de la vida de sus ídolos preferidos. Pero, ¿quién se acordará de rezar por esas dos mujeres?

Señor, hoy vengo a pedirte por el alma de las dos estrellas de cine, cuyo paso por el firmamento de la pantalla ha resultado más fugaz de lo que cabría esperar. Una de ellas sólo había pasado la línea divisoria de los veinte años; y la otra, que se prometía un estrellato de un siglo, sólo había cruzado la frontera de los treinta.

Señor, no les tengas en cuenta lo menos bueno que haya habido en sus exhibiciones fílmicas; Tú sabes que es difícil sustraerse a las exigencias de la máquina industrial cinematográfica, montada en gran parte sobre el sexo y la violencia. Pero ten presente el bien que hayan hechc en su papel de artistas, servidoras de la sociedad en su necesidad de sano esparcimiento.

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22, Julio.

«LAS HIJAS DE LA NOCHE»

Señor: Aunque los exegetas no se pongan de acuerdo sobre esas tres mujeres del Evangelio, a' las que una tradición secular idenfican con María Magdalena, la verdad es que el pueblo seguirá asociando a este nombre la idea de una pobre mujer, que supo sublimar su amor al conocerte.

Déjame hoy, Señor, pedirte por todas las hermanas de la pecadora de Magdala, desde la pobre chica engañada en su ingenuidad, hasta la fría calculadora, que*, trabaja para el mejor postor: desde la que busca el pan de cada día por su cuenta, hasta la que está enrolada en alguna organización.

Señor, Tú sabes los paminos que han conducido a la misma plaza pública a todas" esas modernas iMag-dalenas, muchas veces empujadas por la necesidad, la coacción o las circunstancias históricas concretas que rodeaban sus vidas. Tú conoces el grado de ignorancia o culpabilidad que les empujó hasta «el desierto de Pigalle».

Pero Tú intuyes la misteriosa manera de cambiar su corazón y su carne, como lo hiciste con María Magdalena; Tú posees el secreto de transformar esas vidas encadenadas y devolverles la libertad sicológica y moral.

Por eso, Señor, tengo a pedirte que hagas cesar esa plaga extendida por toda la Tierra, en tráfico complejo de redes internacionales. Te suplico por ellas, y también por "el comprador de horas", que hace posible su existencia. Pero, sobre todo, te pido compasión por los desaprensivos especuladores de tanta dignidad humana femenina.

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«CASTA INDOMABLE»

Julio, 23.

Señor: Es notable el esfuerzo llevado a cabo en nuestros días por presentar el cristianismo a la luz de sus flancos más atrayentes, y evitando las aristas que pudieran chocar con la refinada mentalidad moderna. Creo sinceramente que es de alabar esta postura positiva, a la hora de colocar tu religión en el escaparate de la vida.

Sin embargo, Señor, no debemos cometer el fraude de ocultar las dificultades inherentes al cumplimiento fiel del cristianismo, por temor a que su presentación objetiva retraiga a los hombres de su seguimiento. Esquivar la manifestación del aspecto duro de tu doctrina sería tan malo como predicar sólo eso.

• Señor, enséñanos a meditar la -frase de los obispos franceses en su reciente Instrucción: "La moral cristiana será siempre difícil de observar. La vida cristiana es la esforzada peregrinación de un pueblo de pecadores hacia la-santidad de Cristo, a pesar de las resistencias que el hombre encuentra en sí mismo y en los influjos que gravitan sobre él."

Pero, Señor, que la aceptación de esas páginas duras de tu mensaje moral no nos acobarde, sino que nos estimule a- la superación; que sepamos ver en esa dificultad de tu ética cristiana el atractivo del auténtico superhombre. Y, para ser fieles a las exigencias de nuestra vocación, coloca a nuestra disposición tu gracia abundante, que nos ayude a conseguir la victoria.

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24, Julio.

«HAGAN JUEGO, SEÑORES»

Señor: Muchos se extrañan y hasta se escandalizan de que la Iglesia se salga de los confines de la sacristía para invadir el área de la calle, los negocios, la política y la sociedad en general. Son los mismos que quieren reducir la religión a la media hora semanal del servicio religioso.

Señor, a todos estos minimizadores del credo, hasta confinarlo a estrechas coordenadas de tiempo y espacio, hazles ver que tienen razón los Obispos españoles en su reciente documento sobre el año de la fe, al decir que "la necesidad de unir nuestra profesión de fe con una vida conforme a la misma tiene un valor universal".

Señor, a cuantos llegan a extender el dominio de la religiosidad hasta todos los sectores de la vida, excepto el social, ábreles los ojos para que vean la razón que tiene el Episcopado español al "llamar la atención sobre un aspecto concreto de este dinamismo de nuestra fe, que nos parece especialmente urgente entre nosotros: su proyección social".

Señor, ayúdanos a admitir humildemente que "algunas virtudes sociales de nuestro pueblo están muy por debajo de la altura a que debiera colocarlas la firmeza de nuestra fe y de la alcanzada en otras virtudes de nuestra vida moral, distintas de la justicia y la caridad".

Señor, haznos sentir que "nos urge un grave quehacer para avivar la conciencia de nuestros deberes sociales y para llevar a la ordenación de las realidades temporales las exigencias sociales de nuestra fe cristiana".

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Julio, 25.

«GUERRA CON CUARTEL»

Señor: Sé que mi oración de hoy va a ser difícil. Porque en esta fecha de Santiago Apóstol, nuestro Patrono, hay que hablar del catolicismo español, lo cual no es nada sencillo en la actual coyuntura histórica. Porque si tomo como lema de mi plegaria el "Santiago y cierra España" se alegrarán los conservadores y se quejarán los progresistas; pero si enar-bolo el "Santiago y abre España", viceversa.

Por eso, Señor, voy a pedirte con el corazón en la mano lo que sinceramente creo que debo pedirte para mi patria en la fiesta de su santo patrono. Ayúdanos a olvidar que "somos el país más cristiano del mundo", y a pensar en los fallos de nuestro catolicismo, para poner pronto remedio.

Es verdad, Señor, que nuestra moral del sexto mandamiento se ha mantenido a cierta altura hasta hace poco; pero hoy hemos de confesar que nos estamos poniendo "a nivel europeo" y americano, en modas, costumbres, diversiones, relaciones sexuales, libertades, espectáculos.

Pero donde nos hace falta un profundo examen de conciencia colectivo, y un sincero golpe de pecho es en la moral del séptimo mandamiento. Nos lo han dicho nuestros obispos en su reciente pastoral sobre el Año de la fe, y lo advierte cualquiera que no sea un miope ingenuo o voluntario. Nuestra justicia y caridad social están en subdesarrollo.

Señor, como Santiago, te pedimos que baje fuego del cielo para acabar con este catolicismo antisocial. Pero que.sea el fuego del amor, aquél del que Tú dijiste: "Fuego he venido a traer a la Tierra, y ¿qué quiero sino que prenda?"

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26, Julio.

«ANA»

Señor: La presencia amable de Santa Ana, madre de tu Madre, en la liturgia de hoy, me inspira la oración de la vejez, que dice así:

Gracias, en primer lugar, por haberme hecho llegar hasta mis años. No todos pasan de la niñez, de la juventud o de la edad adulta. Tú has querido prolongar mis días hasta este momento y quién sabe hasta cuándo más.

En segundo lugar, Señor, perdóname por tener siempre en la boca como el estribillo de una vieja canción eso de que "cualquier tiempo pasado fue mejor", olvidando lo que me hacía reír cuando se lo oía decir a mis abuelos.

En tercer lugar, apártame la idea derrotista de que ya no hago más que estorbar, de que mi presencia en la tierra no sirve para nada; consuélame con el pensamiento de que sirvo al menos para que otros practiquen conmigo la gran obra de misericordia de cuidar al anciano.

Señor, enséñame también la ciencia de la paz, que es la paciencia, para sobrellevar el que en casa se hagan las cosas de manera distinta a como las hacía y las haría yo, si tuviera en mis manos las riendas del hogar.

Ayúdame a tener la humildad de no sentirme imprescindible, ya qu« la sociedad sigue su marcha, sin necesidad de mis ideas avanzadas de ayer ni mis consejos prudentes de hoy.

Pero, sobre todo, Señor, dame la alegría de saber que, después de los misterios de gozo y dolor de mi vida mortal, me esperan los misterios gloriosos de la vida eterna, donde mi bella juventud recuperada al infinito, no se eclipsará.

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Julio, 27..

«SIEMPRE TE QUEBRÉ»

Señor: Una de las pruebas palpables de que la devoción a María sigue viva entre nosotros es la aparición constante de nuevas invocaciones, con que sus hijos aumentan la lista interminable de títulos ma-rianos, confeccionada a lo largo de los siglos por los labios y el corazón de los católicos.

Señor, hoy vengo a decirte que me gusta la advocación de "Virgen de los Buenos Días", recién estrenada por los alumnos de un famoso colegio. Enséñanos a saludar diariamente a María con esta invocación, como buenos hijos, que desean a sus padres una jornada feliz. La Virgen nos alcanzará un buen día, como sólo Ella sabe hacerlo.

Señor, hoy vengo a pedirte que admitas añadir un nuevo título mariano al que esos colegiales han acuñado para dar los buenos días a la Virgen cada mañana: "Santa María de las Buenas Tardes". ¿A quién mejor que a Ella podríamos consagrar el estudio, el trabajo y las diversiones vespertinas, el paseo y el descanso del atardecer, las horas soñadoras del crepúsculo?

Señor, y para completar el ciclo, déjame invocar también a la Virgen con el título de "Nuestra Señora de las Buenas Noches". Cuando, al acabar una nueva fecha de nuestro diario personal, nos dispongamos a examinar el mal que hemos hecho y el bien que hemos dejado de practicar, nadie como María para recibir nuestro arrepentimiento y nuestro propósito de enmienda, y concedernos una noche tranquila.

Virgen de los Buenos Días, Santa María de las Buenas Tardes, Nuestra Señora de las Buenas Noeles, ruega por nosotros.

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28, Julio.

«LA CONQUISTA DE UN REINO»

Señor: Convéncenos de una vez para siempre de que la fe no es un "calmante vitaminado", sino un estímulo punzante. Haznos ver que tiene razón el Cardenal de Sevilla, al decirnos que "un cristiano no puede sentirse satisfecho de su fe, mientras existen a su lado personas o grupos sociales alejados de la Iglesia".

Señor, se acabó ya la época en que la fe era un refugio donde retirarse plácidamente, mientras "los malos" hacían de las suyas, empecatándose cada vez más, y conquistando los puestos clave, que nuestra incuria dejaba desiertos en nombre de una fe mal entendida como ausencia del mundo.

Señor, pasó ya de moda la consideración de la fe como un capital que conviene guardar de todo riesgo en el Banco de la inoperancia, mientras la gente necesita la limosna y exige la justicia de una participación en los beneficios de la verdadera religión.

Señor, no permitas que tomemos la fe como un salvavidas, que nos ponga a salvo de los vaivenes del mundo ateo, a la deriva histórica por no llevar en su nave la brújula de Dios; sino cual una barca de salvamento, destinada a la ayuda de quienes peligran naufragar.

Señor, inspíranos desechar la cobardía de recibir la fe como un tranquilizante, mientras el parto doloroso del nuevo mundo que está gestando la crisis contemporánea nos pide la participación lúcida de sus ansias y angustias. Dinos que la fe tiene el agridulce de la maternidad, y que muchos esperan nuestro amor para nacei a Dios.

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Julio, 29.

«ADELANTE, MARTA»

Señor: Rompiendo la monotonía de los títulos ya consagrados de "virgen", "viuda" o "mártir" con que la liturgia suele encasillar a las santas, la mujer que preside el santoral de hoy lleva, tras su nombre de Marta, el título original de "hospedadora de Jesús".

Déjame pedirte, Señor, por todo ese mundo de los huéspedes, cada vez más numeroso en nuestra época de trasiego humano por toda la geografía.

Que toda esa gran familia dedicada al hospedaje tome como tema el afán por servirte, que empujó a Marta a prepararte lo mejor, siempre que acudías a su casa, para que te sintieras como en la tuya propia.

Señor, que los hoteles, las fondas, las casas de huéspedes, las hospederías, las hosterías, los moteles no sean lugares de cita para la frivolidad, el desenfreno o el lujo excesivo, sino el cálido sustituti-vo del hogar, "en tierra extraña".

Que los encuentros esporádicos que tienen lugar en ese terreno de nadie y de todos, que son las casas destinadas al hospedaje, no sean jamás motivo de remordimiento, sino principio de una sana amistad y grato recuerdo.

Señor, que los explotadores del ramo hotelero no se aprovechen de la ingenuidad o buena fe de los extranjeros, con menoscabo de la fama nacional y de sus conciencias profesionales.

Y, finalmente, que todos pensemos alguna vez que nuestra estancia en la tierra es "una noche toledana, pasada en una mala posada", prólogo del día luminoso en el hogar feliz.

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30, Julio.

«LA MONTAÑA MISTERIOSA»

Señor: Hoy quiero unirme a los millones de compatriotas y turistas que gozan sus vacaciones en la montaña o en el mar de nuestra geografía, trenzando mi plegaria con dos páginas de un reciente libro de oración, que dicen así:

"¡Mi Dios de las montañas, Señor de las cumbres! Frente al cielo inmenso, escabel de tus pies, yo digo mi oración encendida: Hazme un joven ávido de altura y plenitud, recio como esos picachos altivos, amigo del silencio, contemplador de estrellas. Hazme generoso; que no me quede en la cumbre; que baje iluminado, lleno de tu verdad, y ayude en el valle a mis hermanos. Dame un corazón grande como el horizonte, indómito para la injusticia y la mentira, sediento de infinito, que sólo en Ti se sacie."

"Tú como el mar, Señor, inmenso, poderoso, solemne en tu grandeza, terrible en la tempestad, apacible en la bonanza, y siempre en lo profundo paz. Señor, mi corazón, como el mar: amplio, sin corrupción posible; que no turbe mi paz interior ni la tempestad ni la calma. , Dame un carácter armónico, con esa sintonía del mar que a todos canta. Dame la constancia contra el acantilado, y un morir suave de espuma en arenas eternas."

(GARCÍA-SALVE, "El Pez".)

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«EL CAPITÁN DE LOYOLA»

Julio, 31.

Señor: Sé que unos se oponen a la espiritualidad ignaciana, mientras otros siguen confiadamente las directrices del fundador de la Compañía de Jesús y autor de los Ejercicios Espirituales, que tan fuerte impronta han marcado en el alma católica de los últimos cuatro siglos. Hoy, día de su fiesta, vengo a Ti con un deseo entrañable a San Ignacio de Loyola, escrito para el Concilio Tridentino y necesario en el Vaticano II.

Señor, quiero pedirte que nos enseñes a "sentir con la Iglesia", como inspiraba el Capitán de Loyola en sus máximas de los Ejercicios. Tú sabes que nos hace mucha falta este consejo, en la encrucijada eclesial de la hora presente, cuando la obediencia debe concebirse y ejecutarse más que como sujeción fría a unos principios indiscutibles, como adhesión cálida a un espíritu vivo.

Señor, enséñanos a "sentir con la Iglesia", en su nuevo estilo de penetrar en el mundo, sin confundirse con él ni invadirlo, sino como levadura en la masa, para elevarla de su materialismo, como fermento espiritual, para santificarlo.

Señor, acostúmbranos a "sentir con la Iglesia", en su reciente actitud de buscar la unión con los hermanos separados, más que fomentar la escisión del abismo secular con su aislamiento y su ignorancia de las otras confesiones cristianas.

Señor, concédenos el don de "sentir Con la Iglesia" siempre y en todo, cordialmente, como hijos buenos y fieles.

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1, Agosto.

«QUEMA EL SUELO»

Señor: Tú sabes que el tabaco es uno de los artículos más explotados por la publicidad moderna; pero que yo sepa, nadie ha tomado todavía el cigarrillo como materia para elevar al cielo su oración. Por eso, hoy vengo a rezarte la plegaria del fumador, que dice así:

Señor, varias veces al día veo consumirse entre los dedos índice y medio de mi mano izquierda, o aprisionado en el embudo de mi pipa, ese tabaco que me distrae. Déjame ser como un cigarro que se consume lentamente en tu honor, sin preocuparme de la utilidad o inutilidad de mi holocausto.

Señor, quiero portarme como los emboquillados de mi cajetilla, destinados a convertirse en humo, que se eleva suavemente hacia el cielo, sin protestar, sin hacer aspavientos, purificando el ambiente con su olor recio o leve, como el viejo incienso de nuestras iglesias.

Señor, ahora me explico el sentido de unas vidas consagradas a Ti en la clausura rigurosa de sus conventos. Yo cotizaba sólo el trabajo mensurable de las religiosas que dedican su existencia al bien del prójimo en sus hospitales y colegios y en las misiones; pero no he comprendido hasta ahora esa forma de quemar la vida silenciosamente en tu gloria, como lo hacen las 20.000 monjas contemplativas que viven en los mil conventos de España.

Señor, concédeme también a mí la gracia de consumir mi vida poco a poco, repartiéndome entre los demás y quemándome en tu servicio, como una cajetilla de tabaco.

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«FANGO EN LA CUMBRE»

Agosto, 2.

Señor: Quiero aprovechar la presencia de San Alfonso María de Ligorio en la liturgia de hoy, para hablarte de moralidad, ya que él es el patrono de los confesores y moralistas, y nuestro tiempo está en crisis teórica y práctica en cuestiones morales y éticas.

Señor, ante la avalancha de fango que invade todos los estratos de la vida individual y social, familiar e internacional, recuérdanos que los hechos —por muy extendidos que sean en tiempo y espacio— no invalidan los derechos—por muy despreciados que resulten—. Y la moral objetiva tiene sus leyes, que todos deben respetar.

Señor, recuérdanos que las cuestiones clasificadas entre los límites del sexto mandamiento del decálogo, siguen teniendo sus exigencias, en un tiempo en que la erotización y la libertad sexual van eliminando fronteras en franco \plan de desarrollo.

Pero no permitas el error tradicional de limitar la moral al plano de la sensualidad desorbitada; sino más bien, estimula a quienes ponen el acento de las mayores necesidades actuales en el séptimo mandamiento de tu ley. Acostúmbranos a meter en sus casillas no sólo el simple robo, sino todas las infracciones que tienen como punto flaco los derechos y deberes de la economía, el trabajo y lo social.

Señor, sobre todo, por encima de pormenorizacio-nes agobiantes, impropias de la libertad evangélica, imprime en nuestras almas que la esencia de la moral cristiana radica en un solo verbo: amar, en su doble vertiente de quererte a Ti de todo corazón, y al prójimo como a nosotros mismos.

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3, Agosto.

«CARRETERA 301»

Señor: Es un tópico ya el considerar la vida como camino, cuyo kilómetro cero lo marca para cada uno la fecha de su nacimiento, y la meta viene señalada por el día de la muerte, Sin embargo, cabe modernizar la imagen, pensando que la existencia humana se parece a la trayectoria de un coche por la carretera.

Por eso, Señor, hoy quiero pedirte que nos enseñes a ejecutar nuestro recorrido vital con la limpieza de un buen conductor, fiel a las reglas del tráfico rodado.

No nos dejes sucumbir a la tentación del vértigo, de pasar por la vida a toda velocidad, sin caer en la cuenta de lo que ocurre a nuestro lado.

Ayúdanos a tomar como lema de nuestra carrera existencial el de "circular por la derecha", y no el de "tener mano izquierda" para alcanzar objetivos desaprensivamente.

Y cuando la conveniencia o la necesidad nos obligue a pasar delante de los demás, que sea sin molestarles ni creyéndonos superiores; y sabiendo dejar que los otros nos adelanten en la vida, con elegancia cristiana.

Señor, si alguna vez erramos el itinerario vital, que debería conducirnos siempre a Ti, danos la humildad de cambiar de sentido, lo oual no es un retraso, sino adelanto.

Haz que presida la carrocería de nuestro coche personal la leyenda que ostenta la Policía de Tráfico : "Auxilio en la carretera"; que estemos siempre dispuestos a echar una mano a quienes comparten con nosotros las vicisitudes de la existencia humana.

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«LA VIDA VALE MAS»

Agosto, 4.

Señor: Desde el pórtico de la fecha litúrgica de hoy, que coloca en su frontispicio la imagen blanquinegra de Santo Domingo de Guzmán, quiero rezarte la oración de los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos de la vida humana, ya que el monje castellano fue el propagador del rosario.

Gracias, Señor, por esos momentos de gozo, que son la concepción de cada uno de nosotros, así como la llegada al brocal de la vida, después de haber pasado nueve meses en el pozo oscuro de la gestación materna; gracias por tantas veces como la Virgen nos halló, cuando en la juventud y madurez nos hemos perdido.

Señor, yo sé que muchos se rebelan ante la presencia en su vida de ese misterio llamado sufrimiento, pero es porque no se les ha revelado el sentido del dolor. Enséñanos a darte gracias también por esa cuña clavada en nuestra carne o en nuestra alma; ayúdanos a exclamar con Francois Coppée: "Bendito cien veces el sufrimiento, que me ha llevado a Ti." Y ante el momento supremo del dolor humano, inspíranos la frase de Nancy Byrd Turner: "La muerte es la vieja puerta colocada en la tapia del jardín."

Pero, gracias, sobre todo, Señor, por esa serie de misterios gloriosos, que coronarán nuestra vida con la fase de la eternidad. Porque nosotros "creemos en la resurrección de los cuerpos", en ese nacimiento segundo y definitivo tras el túnel de la muerte, en el más allá; y también "creemos en la vida eterna",, que esperamos feliz por tu amor hecho misericordia.

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5, Agosto.

«DÍAS MARAVILLOSOS»

Señor: Uno de los diarios de mayor tirada nacional, publicó no hace mucho la idea de consagrar "un año para los demás", doce meses de servicio social en favor de las necesidades y exigencias más perentorias de la sociedad, del mismo modo que se dedica un tiempo al servicio militar, en pro de la emergencia de una guerra.

Debo decirte, Señor, que me sumo a quienes han respondido positivamente, haciéndose eco de la idea y ofreciendo sus personas y sus bienes a la puesta en marcha del plan. Porque eso de consagrar un año de la propia juventud al bien social de los compatriotas, para elevar su nivel cultural, económico o técnico y mejorar sus condiciones de vida, es algo tan humano como cristiano.

" Me gusta, Señor, esa versión moderna de las antiguas obras de misericordia espiritual y material. Pero, hoy quisiera pedirte que no sólo cuaje la idea de emplear "un año para los demás" en todos aquellos que puedan darlo, sino que nos enseñes a ampliar ese lema de acción a toda nuestra existencia: "Una vida para los demás."

Señor, ayúdanos a mirar con categorías sociales-de servicio al bien común la realización de nuestro puesto en' la vida: nuestro dinero, la profesión, las cualidades, los cargos... Que sepamos conjugar el propio interés con las necesidades y conveniencias de la comunidad.

Señor, haz que taladre la epidermis de nuestro egoísmo el slogan, nacional creado para otro fin: "Contamos contigo" y sepamos aplicarlo a la idea de consagrar un año y toda la vida a los demás.

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«DIFERENTE»

Agosto, 6.

Señor: una palabra sintetiza la festividad litúrgica dé hoy: Transfiguración, en recuerdo de esa fecha histórica de tu vida, en que quisiste quitar el velo de tu sencillez humana, para dejar paso a la gloria luminosa de tu divinidad, ante la mirada boquiabierta de tus Apóstoles.

También nuestra época, Señor, acaba de acuñar una palabra cristalización de un profundo anhelo del hombre moderno: Realizarse, es decir, potenciar al máximo los valores de la propia personalidad, en un desarrollo armónico, sin trabas ni mutilaciones.

En el fondo, Señor, Tú ves -que el hombre contemporáneo quiere transfigurarse, llegar a ser un superhombre; y sabes que esta secreta y manifiesta ambición no es mala, si tiene en cuenta toda la jerarquía de valores que integra la dignidad de la persona humana.

Por eso, Señor, encuentro tan moderna la fiesta de tu Transfiguración, ya que puede y debe ser la auténtica meta para las ansias de realizarse, que anidan en el- corazón del hombre actual. Y la veo también muy necesaria, pues corremos peligro de quedarnos cortos, a la hora de marcar el nivel de nuestra propia realización.

Independencia y libertad, Señor, son palabras clave para los defensores de esa dignidad personal, en medio de un mundo masificado, donde el individuo corre el peligro de perderse en el número y equipararse a la máquina. Capacidad de elegir el propio-camino, la profesión, el destino. Y todo eso está bien, pero recuérdanos que el máximo grado de realización humana es divinizarse, transfigurarse en Ti.

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7, Agosto.

«JACK EL NEGRO»

Señor: Un panorama oscuro presenta esta última temporada ese mundo negro, apellidado el tercero, no sólo por sus luchas intestinas en la geografía africana, sino también por los disturbios raciales en diversas poblaciones norteamericanas.

Señor, comprendo que los problemas políticos y sociológicos son complejos y difíciles; que no resulta sencillo diagnosticar con ojo clínico certero la raíz profunda de ese mal de color, que está saliendo a la superficie de la rebelión por todos los poros de los grupos negros.

Pero, no es demasiado arriesgado pensar que el leit motiv de esa cacofonía entonada por las comunidades de color con acompañamiento disonante de fuego y destrucción, es el derecho de su dignidad personal diversamente pisoteada.

Señor, son muchos años ya desde que los inmigrantes negros se repartieron por diversas geografías extranjeras, sin que hayan logrado todavía la igualdad de derechos civiles y sociales, la integración en una comunidad humana y fraternal.

Se ha dicho, Señor, que los negros sólo ostentan a pleno pulmón la ciudadanía de sus países adoptivos, cuando se trata de defender récords mundiales de atletismo, ganando medallas y de luchar en el frente lejano, dando su sangre; pero en otros niveles sociales quedan relegados al rango de ciudadanos de segunda clase.

Señor, derrama sobre los blancos una lluvia de amor, para que veamos en los hombres de color personas humanas con plenos derechos, y la tristeza de sus "negros spirituals" se convierta en la alegría de un himno a la fraternidad universal.

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«EL CABALLERO NEGRO»

Agosto, 8.

Señor: Quisiera aprovechar la presencia del Santo Cura de Ars, patrono de los párrocos, para hablarte de un tema candente en la pastoral de nuestros días: las relaciones entre el laicado católico y sus sacerdotes.

Señor, haz que aumente cada vez más el número de seglares que se tomen la Iglesia universal y la particular—su parroquia—como algo propio, familiar, comunitario; que se responsabilicen en sus progresos, planes y realidades.

Señor, enseña a lossacerdotes con cura de almas la difícil lección de sentirse más hermanos que padres de sus fieles, es decir, que aprendan a cambiar su actitud paternalista por la fraternal, aceptando y provocando la mayoría de edad de los seglares.

Señor, impide que la mayor autonomía y adultez de los laicos en materias religiosas degenere en suficiencia o soberbia, confundiendo el derecho y deber de colaborar en la edificación de la Iglesia, con la libertad de obrar a su antojo.

Señor, concédenos la gracia de crear un clima auténtico de diálogo sincero, donde sacerdotes y seglares expongan con interés y sencillez lo que crean lo mejor para el bien común y la mayor gloria de Dios, y no lo que conduzca al triunfo personal y partidista.

Señor, regálanos párrocos como el Santo Cura de Ars, celosos por la santificación de las almas, ricos en vida interior; y que sepan ir en vanguardia de sus fieles en la reforma litúrgica y en una pastoral eficaz y realista.

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9, Agosto.

«VICTIMA DE LA LEY»

Señor: Desde que la noticia se hizo del dominio público, tengo mal sabor de boca. El solo hecho de llevar a las cámaras una cuestión tan morbosa como la homosexualidad, ya caliif ca a un país; pero el que esas Supremas Cortes hayan fallado lícito ese comercio, descalifica por sí mismo el nivel moral de una nación.

Es verdad que la nueva ley viene a sancionar un hecho lamentablemente extendido en la isla, que siempre se ha llamado de la ecuanimidad. Pero, al menos cabía el consuelo de saber que las leyes no amparaban "esa clase de amor". Hoy, los representantes del pueblo equilibrado han perdido la cabeza.

Uno se explica, Señor, que el atractivo interséxual lleve a veces al hombre hacia excesos y desviaciones, en sus relaciones con la mujer; sobre todo, cuando las reservas espirituales son escasas, y la inclinación natural queda potenciada por actividades provocativas.

Pero, en nombre de la dignidad humana, uno tiene que protestar por esas aberraciones, que van contra la naturaleza del hombre, sancionada por la legislación positiva del decálogo dictado por Ti y sublimado por el Evangelio.

No sé por qué, Señor, me viene a la memoria y a los labios la primera palabra de la cruz: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen." Se han desprestigiado ante el mundo, queriendo justificar lo inconfesable, y se han atrevido a preferir su ley ilícita a tu santa Ley.

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«EL LARGO T CALIDO VERANO»

Agosto, 10.

Señor: Buen santo nos ha colocado la liturgia para santificar los calores del verano: San Lorenzo, el valiente diácono español, que supo hacer uso del humorismo hispano aun en medio de las parrillas de fuego.

Señor, perdona todas nuestras quejas, cada vez que el termómetro sube un poco más de lo que quisiera nuestro gusto; no nos tomes en cuenta los actos de pereza y de indolencia que intentamos justificar, echándole la culpa al bochorno reinante.

Señor, mitiga el ardor de nuestras pasiones, alentadas por el calor del verano; extingue el fuego de la sensualidad, que se extiende como un incendio por las playas y sitios de vacaciones, excitado por la provocación de la mujer y el egoísmo del hombre.

Señor, gracias por esa estación del año natural llamada verano, ya que viene cargada de frutos en sazón, y llena de virtudes para el descanso humano: la brisa marinera, la tibieza del mar, el yodo y la sal de las costas, la pureza del aire en las montañas, la frescura del agua en los manantiales.

Señor, enséñanos a utilizar el verano según la versión cristiana del famoso dicho latino: "Un alma sana en un cuerpo sano." Que el descanso estival del cuerpo no sea en detrimento del espíritu, sino un tiempo de distensión sicológica, en que sepamos dar también sus vacaciones al alma, con un mayor contacto contigo. Que el nuestro sea un verano con Dios, cálido de amor.

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11, Agosto.

«REBELDE CON CAUSA»

Señor: Muchos confunden erróneamente humildad cristiana con pusilanimidad, y paciencia con aceptación impasible de la maldad. Por eso me ha gustado la plegaria de la rebeldía y del coraje, que voy a rezarte, en nombre de todos los que necesitan esa inyección de audacia.

"Llego a Ti, Señor, con humildad, a pedirte rebeldía. Quiero vivir comprometido con la verdad. No venderme por nada ni ante nadie. Resistir la tentación de buscar felicidad externa, y de admitir la paz, aunque sea en la injusticia. Hazme un inconforme con el error, la injusticia y el odio. Un insatisfecho con la farsa del mundo, pero con deseo de trabajar con amor por mejorarlo. Hazme un indómito de tu Reino, digno de oír tu palabra: "En el mundo tendréis apreturas; mas tened buen ánimo, Yo he vencido al mundo." "Dame, Señor, coraje, para no cansarme de mí. Coraje para defender la verdad siempre, sin temor a la cruz. Coraje para luchar por restablecer en el mundo la justicia.

' -Coraje para cambiar el mundo, aunque sólo consiga que no me cambie el mundo a mí. Amén." (GARCÍA-SALVE.)

Sólo quiero añadirte, Señor la súplica de que nos ayudes a no confundir la sana rebeldía con la soberbia, ni el coraje cristiano con la rebelión del odio y la fuerza bruta.

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Agosto, 12.

«TELEVISIÓN»

Señor: En la gran pantalla de la liturgia de hoy se nos presenta la blanca figura de Santa Clara de Asís, a quien los hombres de la pequeña pantalla han tomado como su Patrona ante Ti. ¿Tal vez porque su nombre les inspira la claridad lumínica ideal de las imágenes televisivas?

No estaría mal, Señor, que también suscitara este deseo entre los técnicos de la televisión, el nombre de Clara. Pero no deben contentarse con esa analogía meramente material, sino pensar en la claridad de los contenidos, que diariamente emiten a través de millones de televisores.

Señor, que ese ejército numeroso de responsables de la «tele» tenga siempre como divisa de acción la primera norma de la claridad objetiva, que es la verdad en la información, sin mutilaciones voluntarias, sin sombras de interpretación sujetiva o partidista.

Pero, que no se contenten con la transmisión fiel de la realidad, Señor. Que la clara figura de su Patrona inspire a los teleautores y teleactores el sano afán de llevar la luz de la educación y la formación a todos los millones de espectadores, que cada día les sintoniza.

Señor, que sin ser ñoña, la televisión sea limpia y elevadora cultural y moralmente; pero que no se confunda esa claridad con la supresión de temas negros, rojos o verdes, si son necesarios o convenientes para la sociedad, sino en el tratamiento humano y cristiano de los mismos.

Señor, y que Santa Clara presida también la elección de los programas en cada hogar, según las exigencias familiares.

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13, Agosto.

«EL CORTO VERANO»

Señor: Tú sabes que los hombres somos unos descontentadizos. Cuando estamos en invierno, soñamos con el verano;. y en otoño echamos de menos la primavera; ésta nos hace suspirar por los frutos del verano, y éste nos quiere demostrar que el frío es mejor que el calor. Ante la versátil actitud del hombre, voluble ante los cambios de las cuatro estaciones, vengo a rezarte la oración de los tres jóvenes, felices en el horno de Babilonia:

"Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor, ensalzadlo con himnos por los siglos (...) Aguas del espacio, bendecid al Señor, ejércitos del Señor, bendecid al Señor; Sol y Luna, bendecid al Señor, astros del cielo, bendecid al Señor; lluvia y rocío, bendecid al Señor, vientos todos, bendecid al Señor; fuego y calor, bendecid al Señor, fríos y heladas, bendecid al Señor. Rocíos y nevadas, bendecid al Señor, escarchas y nieves, bendecid al Señor, noche y día, bendecid al Señor. Luz y tinieblas, bendecid al Señor, rayos y nubes, bendecid al Señor. Bendiga la Tierra al Señor, ensálcelo con himnos por los siglos. Montes y cumbres, bendecid al Señor; cuanto germina en la Tierra, bendiga al Señor. Manantiales, bendecid al Señor; mares y ríos, bendecid al Señor. Cetáceos y peces, bendecid al Señor; aves del cielo, bendecid al Señor. Fieras y ganados,bendecid al Señor; ensalzadlo con himnos por los siglos (...)»

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«JUVENTUD PERDIDA»

Agosto, 14.

Señor: Se habla del paro laboral como de uno de los problemas sociales más lamentables para la riqueza de una nación y para la sicología de esos grupos humanos condenados a la inacción del brazo sobre brazo, cuando ellos quisieran ponerlos a contribución. Pero, se habla mucho menos de lo que un autor acaba de calificar como "el paro más vergonzoso de nuestras estructuras sociales" (P. LLANOS).

Me refiero, Señor, a esos tres meses largos de vacaciones con que los estudiantes interrumpen sus cursos escolares, durante el verano, aparte del otro mes, que se acumula entre las fiestas de Navidad y Semana Santa.

Comprendo, Señor, que no es conveniente estudiar en plenos calores veraniegos; pero, de eso a pasarse más de un trimestre sin echar mano de los libros o de algún otro tipo de ocupación habitual, hay un abismo difícilmente salvable.

¡Cuántos problemas morales, que preocupan a padres y educadores durante el verano, se verían tachados de un plumazo, sacando a los jóvenes del caldo de cultivo de la ociosidad, propio de las playas y salas de fiesta, donde vegetan mañana, tarde y noche!

Señor, si la sociedad no puede o no quiere tomar sobre sus hombros la obligación de proteger a la juventud de la carcoma del paro intelectual veraniego, inspira a las familias, a las instituciones cívicas y religiosas, fórmulas de ocupación altruista, para que nuestros jóvenes no estéii en "el paro más vergonzoso", cuando hay tanto que hacer.

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15, Agosto. «LA FLECHA DE ORO»

Señor: Cuando la primera cosmonauta logró la hazaña de pasearse por el espacio, las agencias de información lanzaron al vuelo las campanas de tan original noticia, con aires de triunfo insólito. Se olvidaban de aue hace ya veinte siglos, había tenido en tu Madre María una antecesora, en su Asunción corporal al cielo.

Todavía hoy, Señor, se nos va la mirada hacia esa nave azul, el cuerpo virgen de nuestra Señora, con nostalgia de ausencia maternal y anhelos de presencia filial y atractivo de ascensión imitativa y gravedad de apego a la Tierra.

Pensando en tu Ascensión, el poeta ha visto así la Asunción de María:

«Esta vez como aquélla, aunque distinto, el Hijo ascendió al Padre en pura flecha. Hoy va la Madre al Hijo, va derecha al Uno y Trino, al trono en su recinto. Ella va a ser la flor del laberinto, engaste en hueco desde aquella flecha, cuando fue concebida sin sospecha de huella original, de oscuro instinto. Por eso sube altísima, raptada en garra de los ángeles de presa. Por eso, el aire, el cielo, rasga, horada, profundiza en columna que no sea, se nos va, senos pierde, pincelada de espuma azul en el azul sorpresa. No se nos pierde, no. Se va y se queda. Coronada de cielos, tierra añora y baja en descensión de Mediadora, rampa de amor, dulcísima vereda. Pecados del íavor nos desenreda la mensajera, la reveladora, la paloma de paz. Heridla ahora. Ya se acabó el suplicio de la veda.»

(GERARDO DIEGO.)

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Agosto, 16.

«CUANDO ELLAS ENREDAN»

Señor: El nombre de Joaquín, que la tradición atribuye al padre de María y que la liturgia coloca en primera página de su santoral de hoy, me pone en los labios la oración del hombre moderno, preocupado por la formación y la suerte de sus hijas.

Tú sabes, Señor, que el problema es serio. Apenas nos damos cuenta, el estirón de nuestras hijas viene a decirnos que la vida sigue su curso, y que nuestra juventud está dejando paso a la suya. Nos sentimos preocupados por nuestra madurez, pero sobre todo por su juventud.

Es verdad que muchos padres orillan el asunto, viviendo su vida, y dejando vía libre a sus hijas para que vivan la suya a su gusto. Otros, pasan al extremo contrario de preocuparse en exceso de ellas, hasta perder la tranquilidad y hacer perder la paciencia a sus hijas.

Yo vengo a pedirte, Señor, el acierto de ocuparme de mis hijas, sin desocuparme cobardemente, ni preocuparme angustiosamente. Enséñame la difícil lección del término medio, de dosificar la libertad con la vigilancia, y el control con la confianza.

Señor, enséñame el arte de procurar buenas causas, más que lamentar malos efectos en la formación de mis hijas. Inspírame ceder en lo accidental, en lo indiferente, en lo opinable; pero ser inflexible en lo esencial, en los criterios, la dignidad femenina, la moral cristiana.

Señor, que mis hijas no se enrolen en la moda del "cuarto sexo", sino que sean auténticas mujeres, para bien de la sociedad; y, como María, llenas de gracia.

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1?, Agosto.

«DESAFIO AL DESTINO»

Señor: Aún me ronda el recuerdo ese nombre escrito en la proa de un pesquero portugués varado en la playa lusitana de Narazé: "Dios conoce tu destino." Lema que a muchos parecerá fatalista, pero que a mí me suena a optimista.

Porque tu conocimiento del final que aguarda a esa barca de pesca, no condiciona su trayectoria, sino que la supone, respetando la libertad de sus tripulantes y la acción de las olas y el viento, que la llevarán donde sólo Tú sabes que irá a parar.

También nuestra vida, Señor, podría llevar como título el "Dios sabe tu destino", que se me clavó en la memoria cuando lo vi escrito en el flanco del pesquero luso. Pero este pensamiento, lejos de turbarme, me invita a confiar en tu providencia paternal.

Porque el que Tú conozcas el acto postrero de mi nave vital, sólo quiere decir que en tu omnisciencia divina coexisten sin confundirse el pasado, el presente y el futuro, y por lo tanto intuyes lo que para mí está todavía por realizar.

Pero Tú, Señor, me dejas llevar libremente el timón de mi vida, desde el momento en que tuve uso de razón, hasta el instante en que lo pierda, navegando por el mar de la existencia. Tú conoces mi destino, pero yo me lo fabrico.

Bueno, yo solo no, porque mi libertad se conjuga con tu predestinación; y aquí radica el optimismo sobre mi futuro; pues, ¿en qué manos estaría más seguro que en las tuyas de Padre bueno y de generoso Redentor?

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Agosto, 18.

«EL DIARIO DE ANA FRANK»

Señor: Al abrir por azar el famoso Diario de Ana Frank, me sale al paso una frase suya, digna de atención: "Cuando se piensa en el prójimo, habría para llorar todo el día."

Tú sabes, Señor, que nuestra tierra sigue siendo un "valle de lágrimas", no por culpa de la Naturaleza, que Tú hiciste pródiga en bienes para satisfacer todas las necesidades humanas, sino por causa de los hombres, que nos empeñamos en manchar cuanto tocamos.

"Cuando se piensa en el prójimo", que sufre las consecuencias dolorosas de la malicia ajena, en su carne desnutrida, en su techo con goteras, en su vestido raído, en su sueldo escaso, en sus hijos anémicos, en su analfabetismo..., entonces "habría para llorar todo el día".

Señor, y "cuando se piensa en el prójimo", que es el culpable de tanta miseria ajena, por su egoísmo a flor de piel, por su avaricia a nivel económico, por su odio racial o clasista, por su indiferencia inhumana, por su lujo insultante..., entonces «habría para llorar todo el día".

Por eso, Señor, vengo a rezarte esta "Oración por todos".

"Por los egoístas, para que aprendar a darse, por los cobardes, para que sean hombres, por los soberbios, para que conozcan su miseria, por los vulgares, para que les hagas generosos, por los impuros, para que sean limpios, por los necios, para que reflexionen un poco, por los vividores, para que no se embrutezcan, por los envidiosos, para que les des un alma grande, por los que manchan el amor, para que no sean des

graciados, por los ricos, para que sean pobres de espíritu y se

salven. Te pido por todos y también por mí."

("EL PEZ".)

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19, Agosto.

«UN SABIO EN LAS NUBES»

Señor: Siempre me ha preocupado la existencia de sabios, que se proclaman ateos, agnósticos o indiferentes en materia religiosa. ¿No parece su actitud confirmar la teoría de que la ciencia es enemiga de la fe? Sin embargo, la Iglesia nos dice que el Dios de la sabiduría es el Dios de la revelación.

Sí, Señor, en muchos casos creo que la explicación de ese agnosticismo científico radica en la frase de Pasteur: "Un poco de ciencia aleja de Dios; mucha ciencia acerca a El." Es la ignorancia o la soberbia de estos minicientíficos la que les impide verte en la Naturaleza.

Pero, no siempre son pequeños sabios los que se declaran faltos de fe; sino hombres prestigiosos, de renombre internacional. ¿Por qué a ellos la ciencia no les acerca a Ti, Señor? Sinceramente pienso que el caudal de su inteligencia, canalizado hacia las causas naturales de las cosas, no se orienta nunca en dirección de la Causa primera de todo, que eres Tú.

Pero, entonces, me pregunto: ¿No tiene razón Jacques Loew, al afirmar que "saberlo todo y no saben quién es Dios, es no saber nada"? ¿Pueden llamarse verdaderamente sabios, los que ignoran la razón honda de la Naturaleza, que es tu existencia y tu amor?

Para esos sabios ignorantes escribió Ramakrishna: "Si usted conoce al Único, puede conocerlo todo. Los ceros que se colocan después del número uno, se convierten en cientos de miles; pero si usted borra ese uno, no queda nada. La multiplicidad sólo tiene valor por ese Único", que eres Tú, Señor.

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«HOMBRES INTRÉPIDOS»

Agosto, 20.

Señor: La llegada de San Bernardo a la cita anual de la liturgia, con sus poderosas cualidades de hombre activo y su prodigiosa vocación contemplativa, me trae a la memoria la frase de Henri Bergson, el filósofo francés: "Debemos obrar como hombres de pensamiento; debemos pensar como hombres de acción."

Hoy, Señor, al recordar al director espiritual de miles de monjes y promotor de las Cruzadas e incansable legado pontificio, el Santo Abad de Claraval, vengo a pedirte esa difícil armonía entre pensamiento y acción, en crisis durante nuestra época activista.

Líbranos, Señor, de la tentación del vértigo, de la prisa loca, de la actividad sin freno. Que no pongamos nuestro ideal en ser robots, máquinas de acción, giradiscos a cuarenta y cinco revoluciones por minuto, cerebros electrónicos.

Enséñanos a pasar por el tamiz del pensamiento previo la actividad humana y social, profana y religiosa, que llevamos entre manos. Recuérdanos que "debemos obrar como hombres de pensamiento", como seres racionales.

Pero, Señor, ayúdanos a esquivar también el escollo de un pensamiento vacío de consecuencias, una contemplación árida de frutos, una investigación nar-cisista contenta con mirarse en el espejo de la inactividad práctica. Dinos que "debemos pensar como hombres de acción", como servidores activos del bien común.

— 93.3

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21, Agosto.

«EL PRECIO DE UNA DUDA»

Señor: En esta bajamar de fe, en que miles de hombres se debaten entre la duda, la ignorancia o la indiferencia religiosa, déjame rezarte en su nombre la oración del hombre que interroga a Dios:

"Dios mío, sí Tú existes (y el universo a mi alrededor me grita tu existencia), Dios mío, si Tú existes ; Dios mío, si tengo un alma (y mi propio cuerpo me dice que hay en él algo más que él, que no es más que una parte preciosa de mí mismo, que me relaciona con el resto de la creación; pero que hay en mí otra cosa (...), que me permite franquear los límites del espacio, escapar al minuto presente, remontar el tiempo o preparar el futuro), Dios mío, si Tú existes ; Dios mío, si tengo un alma, ¿la dejarás abandonada y lejana, Dios mío?

'Nos hiciste para Ti', decía el gran convertido Agustín, 'y nuestro corazón no está tranquilo hasta descansar en Ti.'

Dios mío, si tengo un alma, que pide ser compensada, un alma a la cual ni la carne, ni el vino, ni el lujo le bastan; si tengo un alma, que exige tanto, ¿no le darás la inmortalidad?, ¿no la posee ella por sí misma, ya que en ella nada puede morir?, ¿no le harás el don de que te mire con los ojos del amor, que son los suyos?

Te veré, Dios mío, y veré tu amor infinito por mí.

Dios mío, si Tú existes; Dios mío, si tengo un alma, creo entonces que, a pesar de la distancia, estamos hechos el uno para el otro."

(FÉTES ET SAISONS.)

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«CORAZÓN DE NIÑA»

Agosto, 22.

Señor: La reciente fiesta de María, la de su Corazón inmaculado, que hoy conmemora la liturgia, me trae a la memoria una de tus olvidadas bienaventuranzas : "Felices los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios."

Una tradición exegética secular, apoyada en la materialidad de las palabras, ha visto en esta frase tuya la exaltación de la pureza y el premio de la castidad: sólo los puros y castos tienen la mirada suficientemente limpia para poder contemplar a Dios.

Sin embargo, Señor, Tú sabes que la interpretación más moderna de exegetas fidedignos nos dice que "limpieza de corazón, en lenguaje bíblico, quiere decir: sencillez, sinceridad" (ZERWICK).

En cualquiera de los dos sentidos, el tradicional o el reciente, necesitamos "limpieza de corazón" y la Virgen nos estimula con su ejemplo y mediación a luchar por conseguirla.

Señor, a los que ponen la sinceridad solamente en decir lo que piensan, en criticar, en manifestarse tal como son, sin trabas sociales, recuérdales que el primer acto de la virtud bandera de nuestra época consiste en ser sinceros contigo, que es lo mismo que reconocerse pequeños y pecadores ante Ti. Sólo así lograrán verte, con los ojos de la sencillez humilde.

Señor, a cuantos creen que "la castidad es imposible", que está pasada de moda, diles que es sólo difícil y hermosa, digna de luchar por ella, pues es luz para contemplarte en esta vida y en el día sin noche del cielo.

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23, Agosto.

«TUYO ES MI DESTINO»

Señor: Hoy me siento con ánimos para rezarte la oración de la espera en Ti y de la entrega a Ti:

"Yo te espero, Señor, ¿por qué te espero tanto? No me importa que tardes; no necesito que ven

gas pronto. Yo esperaré, te seguiré esperando. Siempre en la noche latirán tus pasos, cada hora más cerca de mi corazón. Yo sé que vienes, pero encuentras algunos cansados ya de espera, y llamas a su puerta, te entretienes.

No tengas prisa por mí, casi es mejor que tardes. Me consuela en la espera, saber que hay muchas

almas, que reciben ahora tu visita. No te apures por mí, yo seguiré en la noche, sin miedo a los ladridos, sin temor a la escarcha, esperando que llegues. Llegarás, ya estás cerca, te oye mi corazón. Estás ya de camino, y mí luz sigue encendida" (El Pez).

Mientras tanto y siempre, "En tus manos, Dios providente, dejo mi vida. Iré

sin angustia, confiando en Ti. Hoy y mañana y al otro... será siempre lo que Tú dispongas. Yo lo acepto todo venido de tu mano. Todo: la alegría y la tristeza. Esa buena noticia y ese disgusto... Señor, todo_ vendrá por tus manos de Padre hasta mí. Todo aceptado... hasta esa hora, última de mi vida, que llegará como ladrón. Un aceptar activo, que colabora y trabaja. Frente a los acontecimientos, Tú esperas de mí la energía y el trabajo personal. En tus manos debo actuar y afanarme sin angustia. Estar para Ti siempre en vela, la lámpara encendida y el repuesto de aceite para montar mi guardia. Tener mi luz sobre el monte, para que todos vean mis buenas obras y te alaben a Ti."

(GARCÍA-SALVE.)

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Agosto, 24.

«HÉROES EN BLANCO»

Señor: Una de las características de nuestra época es la planificación industrial, científica, laboral y técnica a todos los niveles, los planes de desarrollo agrícola a mayor o menor plazo. Y se me ha ocurrido que no estaría fuera del espíritu de nuestro tiempo, lanzar la idea de un "plan de desarrollo" espiritual.

Desde luego, Señor, las líneas directrices de esta empresa a escala local o nacional, deberían estar impregnadas de un sano "socialismo", ya que la ascética individual de otros tiempos, no parece tan adecuada al momento socializante propio de nuestros días.

Señor, inspíranos la dimensión horizontal y amplia de un plan de desarrollo adecuado al signo de los tiempos modernos: la estructura de una espiritualidad volcada hacia las virtudes sociales, preocupadas más del bien común que de la propia perfección personal.

Señor, enséñanos a colocar bien altas en la escala de valores de un cristianismo moderno, la virtud de la justicia que sabe dar a cada uno lo suyo, pensando que es propio de todos los hombres alimento, vivienda, vestido, trabajo y descanso en plano familiar.

Ábrenos también los ojos, Señor, para que edifiquemos nuestro plan de desarrollo espiritual sobre la base de la generosidad, la entrega, la dedicación, la ayuda, la colaboración, el trabajo en equipo; pero, sobre todo, la caridad activa. Así, nuestra empresa no fracasará, sino que será un plan de desarrollo modelo.

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25, Agosto.

«EL BEBE DE LA DISCORDIA»

Señor: Por contraste con la actualidad del problema sobre el control de la natalidad, que ocupa la mesa de médicos, sicólogos, sociólogos y moralistas, y atormenta el alma de millares de matrimonios, hoy me ha venido al pensamiento la situación, de los hogares sin hijos.

No me refiero, Señor, a los esposos que cierran sin razón alguna las puertas de la vida a su descendencia; te estoy hablando de esos matrimonios que quisieran llenar de sonrisas y voces las paredes de su casa, sin conseguirlo más que en su deseo y en su imaginación.

Señor, se habla mucho de los que no quieren entregar a nuevas generaciones el relevo de la propia sangre; pero no se piensa en quienes no podrán poner en manos infantiles la antorcha del amor, que arde en sus corazones.

Señor, sé que es difícil consolar a los esposos probados por el silencio de la esterilidad. Por eso acudo a Ti, que eres el único capaz de iluminar el valor de su carne infecunda.

Recuérdales, Señor, que "mientras hay vida, hay esperanza", que no sólo en la Biblia, sino en la actualidad se abre la fuente de la fecundidad, después de varios años sellada. Diles que la oración y da ciencia no han dicho todavía su última palabra.

Y en los casos en que esa palabra haya sido negativa, Señor, enséñales a depositar el "plus" de amor reservado para los hijos, que no llegarán, en el otro; e invítales a repartirlo entre los niños, que otros tuvieron sin querer, y esperan el cariño de unos padres adoptivos.

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Agosto, 26.

«CENIZAS Y DIAMANTES»

Señor: La revisión de esa película titulada Cenizas y diamantes, me ha traído a la memoria, por asociación de palabras, la frase de Ezra Pound: "Lo que hayas amado quedará. Sólo cenizas el resto." Y vengo a pedirte que me convenzas de la verdad de esa máxima.

Señor, recuérdame que el dinero, al que me agarro con la tenacidad de una lapa, tarde o temprano se convertirá en cenizas; que sólo brillará el diamante de la limosna, del salario familiar justo, de los bienes puesttos al servicio del bien común.

Señor, enséñame que el placer, que persigo con egoísmo maníaco, sólo dejará el poso amargo y triste de la ceniza; a no ser que esa búsqueda vaya unida al altruismo generoso, al verdadero amor, que significa querer el bien de la persona amada.

Señor, dime que la fama, el nombre, la popularidad de mi medio ambiente más o menos amplio, sólo dejará un rastro de cenizas volubles al viento; siempre que no vaya engarzada en ellas el diamante de la auténtica caridad con el prójimo.

Señor, repíteme que es palabra inspirada la de San Pablo, al escribir, en su carta primera a los Corintios, que "si hablo las lenguas de los ángeles y de los hombres, pero no tengo amor, me he vuelto bronce sonante o timbal ruidoso; y si tengo profecía y sé todos los misterios y toda la ciencia, y tengo toda la fe, como para trasladar montañas, pero no tengo amor, no soy nada".

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27, Agosto.

«LOS SIETE PECADOS CAPITALES»

Señor: Hoy vengo a comentarte la lista de los siete pecados capitales de la sociedad contemporánea, publicados por la revista Social Welfare.

"El primero es política sin principios morales." Señor, quita de los gobernantes del mundo la venda de la soberbia que tapa sus ojos, a la hora de dictar leyes y cumplir los compromisos y pactos con otras naciones.

"El segundo es placer sin conciencia." Señor, enseña a los hombres que no es conveniente separar el gozo del cuerpo de la dicha del alma; que el placer material debe ser sólo el lubricante para suavizar el cumplimiento del deber, no el alimento masivo del ser racional.

"El tercero es conocimiento sin trabajo.'' Señor, espoléanos a no contentarnos con los conocimientos superficiales provenientes de los medios de comunicación social, sino que trabajemos seriamente por profundizar en las cosas.

"El cuarto es riqueza acumulada sin esfuerzo." Señor, haz que el principio "El dinero llama al dinero" se convierta en "El trabajo debe ser bien retribuido".

"El quinto es negocio sin moralidad." Señor, ilumina a los hombres de negocios, para que comprendan que las ganancias también caen bajo el control de la ética.

"El sexto es ciencia sin humanismo." Señor, ayúdanos a encontrar el equilibrio entre la técnica y el progreso humano.

"El séptimo es religión sin sacrificio." Señor, repítenos que es preciso morir al mal para vivir a lo divino. Amén.

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Agosto, 28.

«SAFARI»

Señor: Un tropel de temas acuden a mi corazón, a la hora de rezarte, en esta fiesta de San Agustín, pero ninguno resuena con profundidad tan angustiosa como el grito del África negra, en la que Ta-gaste fue la cuna del futuro Doctor de la Iglesia, e Hipona su sede episcopal.

Señor, Tú contemplas desde el cielo ese mosaico de nuevas naciones, que forman un corazón llamado África; y Tú ves sangrar ese conglomerado negro en diástole de libertad exterior, y en sístole de luchas intestinas.

Señor, perdona que el occidente cristiano, colonizador de esas tierras del sol caliente, no haya sabido ser más hermano y padre, que explotador, dejando en minoría de edad a los habitantes de África, a la hora improrrogable de la independencia.

Señor, perdona que la incuria de los pueblos más vinculados por la historia y la geografía al tercer mundo africano, haya hecho posible la invasión del comunismo, como la solución al problema del sub-desarrollo y del nacionalismo.

Ayuda la crisis adolescente de los países africanos, para que no cristalice en infantilismo, ni en delincuencia juvenil, sino que llegue pronto a la madurez política y social necesaria para su bien y la paz internacional.

Pero, sobre todo, Señor, asiste al crecimiento del tercer mundo negro, para que no derive en un racismo belicoso, sino que sepa integrarse en la comunidad mundial, pues, a pesar de las diferencias de color y geografía, a todos nos une la fraternidad de ser hombres e hijos tuyos.

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29, Agosto.

«SALOME»

Señor: Si hay una página impresionante en los Evangelios es precisamente la que recorta la liturgia de hoy, para leerla en la fiesta de la Degollación de tu precursor, Juan el Bautista, por haber proclamado sin pelos en la lengua: "No es lícito tener la mujer de tu hermano."

Y sin embargo, Señor, hoy nos haría falta esa cabeza bien puesta sobre sus hombros, con unos labios enérgicos, que gritaran por el mundo un mensaje de castidad, olvidado por muchos entre noticias de famosos, que se unen en cadena, y revistas erotizantes.

Señor, Tú puedes hacer que resuene en las conciencias de los adúlteros el eco lejano pero enérgico de Juan Bautista: "No puedes tener la mujer de tu hermano."

Tú sabes hacer llegar al alma de los modernos He-rodes, podridos en sus pasiones vergonzosas, la frase que le valió a San Juan la decapitación: "No te está permitido poseer la mujer de tu hermano."

Señor, Tú conoces el modo de repetir en el corazón de los hombres "compradores de horas" el mensaje del Bautista: «No tienes derecho a mantener la mujer de tu hermano", ya que toda mujer, que no sea la propia, está destinada a otro.

Señor, haz que la frase de Juan sobre la indisolubilidad del matrimonio eclipse los perniciosos efectos que está causando en nuestra sociedad la publicación de divorcios y enlaces de famosos, como lo más natural del mundo.

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Agosto, 30.

«JUGANDO A MORIR»

Señor: Aunque uno de nuestros grandes creadores de autos sacramentales calificó que "la vida es sueño", lo más normal es sentenciar que sueño es la muerte. Pero, conviene insistir en que no se trata de una dormición de la que uno jamás despierta, sino que tiene un "despertar eterno.

Es válida la sentencia del poeta portugués Hercu-lano, al inscribirse en su tumba del Monasterio de Belén en Lisboa: "¿Dormir? Sólo duerme el frío cadáver. El alma vuela a refugiarse a los pies del Omnipotente." Pero es incompleta. Porque un día también despertará el cuerpo para no volver a dormir jamás.

Señor, enséñanos a pensar con frecuencia en el prodigio de nuestro destino final, cuando el polvo de nuestros restos mortales realice la resurrección del ave fénix, no en poética leyenda, sino en maravillosa verdad.

Señor, en esta época en que se amalgama el sibaritismo más refinado del cuerpo humano, con la ignorancia más lamentable de su meta trascendente, enséñanos que nuestra carne es portadora de valores eternos, más allá de las estrechas fronteras de la materia.

Recuérdanos, Señor, que no debemos quedarnos a mitad de camino en nuestro aprecio cristiano del cuerpo, cuidándolo con amor como parte integrante de nuestra personalidad, sino que también debemos pensar en ese misterio glorioso que será su despertar eterno.

Señor, ante la concepción pagana de la muerte, enséñanos a exclamar con Teresa de Lisieux: "No muero; entro en la Vida."

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31, Agosto.

«EL DERECHO DE NACER»

Señor: Tú también lo habrás leído en la Prensa de estos días: "Después de tres horas de debate, el Parlamento británico ha aprobado por 167 votos contra 83 la legalidad del aborto, con ciertas condiciones."

Hoy, fiesta de San Ramón Nonato, así llamado por haber llegado a la vida con dificultades, vengo a quejarme, Señor, de ese atentado contra la inocencia de unos seres en germen, con derecho a cruzar la frontera del nacimiento.

Tu reciente Concilio Vaticano II apellidó con claridad meridiana el aborto como un "crimen abominable", y ningún poder humano será capaz de quitar esa afrenta de lesa humanidad, que pesa sobre los legisladores en pro de una práctica antinatural.

Tampoco atenúa, Señor, la torpeza de esa nueva ley las cifras tan elevadas del llamado "aborto terapéutico" que se registran en diversos países del mundo, pues la costumbre sólo puede llegar a los honores de ley, cuando no atenta contra la Naturaleza.

Señor, a cuantos practican esa nueva "matanza de inocentes", inspírales la idea de que esas personas humanas en gestación tienen derecho a la existencia, y nadie sino Tú puede privarles experimentar el agridulce de la vida.

Señor, a quienes el temor o el egoísmo les dicte la solución cobarde del infanticidio, recuérdales qué sería de ellos, si sus padres hubieran empleado tan expeditivo método en su caso. El restó lo hará su corazón.

— 244 —

Septiembre, 1.

«SALTO A LA GLORIA»

Señor: Mi imaginación se traslada en esta fecha hasta el camarín de la Virgen del Puig, en el antiguo Reino de Valencia, para rezarle a María las letanías de la altura, que es lo que indica su nombre.

Nuestra Señora del Puig, coloca la meta de nuestro ideal en una constante ascensión, pese a todo y a todos.

Santa María de la elevación, recuérdanos que es posible mirar hacia lo alto, aunque todo empuje hacia abajo.

Virgen de la montaña, enséñanos que la estación término más elevada para nuestros sueños debe ser el servicio a los demás, como Tú nos demostraste en la Visitación.

Nuestra Señora del.monte, haz resonar en nuestros oídos la recomendación del primer piloto atómico : "Volar a gran altura y evitar todo contacto peligroso."

Santa María del cielo, que nuestra mirada hacia arriba, no nos impida tener los pies bien fijos en el suelo.

Virgen del azul, que nuestra nostalgia de tu belleza inmaculada, no nos haga sordos a las miserias del mundo.

Nuestra Señora del Antiguo Reino de Valencia, anímanos a luchar por el Reino de los Cielos, que siempre permanece.

Santa María del Puig, que tu nombre cimero no nos haga olvidar el de Virgen de los Desamparados, hecho para pensar en los más humildes y necesitados.

Virgen de las cumbres, hamos ilusionados alpinistas de los caminos del espíritu.

Nuestra Señora de la cúspide, recuérdanos la divisa: "Si puedes volar como un águila, no te contentes con volar como un ave de corral."

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2, Septiembre.

«SIEMPRE EN MI CORAZÓN»

"Señor: Si estoy contigo en la primera trinchera y recibo la refriega brutal del enemigo, si estoy con-

[tigo, aguantaré la metralla en el rostro sin perder la

[calma. Si estoy contigo en la galerna, y mi barquilla se rompe en la borrasca, y me quedo en alta mar náufrago de las olas, si estoy contigo, Jesús, resistiré la marejada sin desaliento. Si estoy contigo en el mundo, y siento el vértigo del pecado, la incitación materialista, y resuena en mí el acoso del placer, si estoy contigo, me morderé los labios y lucharé contra corriente, sin rajarme. Si estoy contigo firme en la verdad y la justicia; y la mentira, la adulación, el soborno, el triunfo... me incitan a una cobarde retirada, si estoy contigo,

[Jesús, seguiré firme, sin dar un paso atrás. Si estoy contigo y me acorrala la vida, me rechaza la sociedad, me aislan hasta mis her-

[manos, si estoy contigo, Jesús, aceptaré el vacío y crecerá en mi soledad una paloma blanca sin la hiél del resentido. Si estoy contigo, y me hunde la persecución de falsos hermanos, la prudencia de los buenos, el celo de los legalistas, si estoy contigo, Jesús, no me desanimaré y seguiré trabajando por el Reino. Si estoy contigo, y siento el cansancio de mí mismo, el abandono de

[Dios, que agosta la esperanza, si estoy contigo, Jesús, andaré a ciegas el camino. Si estoy contigo, Jesús... ¡qué me puede faltar, si estoy contigo!"

(GARCÍA-SALVE.)

• — 246 —

Septiembre, 3.

«ALTAR MAYOR»

Señor: Para cuantos tienen de Ti la pálida imagen de un Dios mortecino, o la triste de un Dios muerto, quiero leerte la oración al Dios viviente, que eres Tú.

"(...) Dios mío, cuando te digo que eres el Inmenso, el Todopoderoso, estas palabras, aplicadas a Ti, son pobres cascaras de nueces vacías. Pero me ayudan a ponerme de rodillas en silencio, y adorarte.

Y cuando te digo que eres el Muy Cercano, más presente a mí mismo que mi propio nombre, entonces, Dios mío, sé que la realidad también traspasa hasta el infinito la ficción de mis palabras.

Dios mío, si te llamo Fuego, ven hacia mí, quema, envuelve, ama. Y también eres Viento; que él me lleve, me penetre y me sitie, sin que jamás yo diga: "Basta".

Tú eres la Montaña santa, separada, inaccesible, y eres el Pastor, que busca la oveja extraviada.

Eres, Dios mío, el Ser más seguro que hay en el mundo, sobre el cual millares de hombres y todas las generaciones pueden apoyarse, Aquel que nunca faltará ni se faltará.

(...) Dios mío, eres el Inmutable: Aquel que no puede cambiar para ser mejor. Dios mío, te presento mi inconstancia. Tú eres el Eterno, y yo soy el disperso: las junturas de mi tiempo crujen por todoS lados. Reúneme en tu Presencia, que no posee hendiduras.

Tú eres Aquel que es Todo, y yo no soy gran cosa ; pero lo que tengo de verdadero, claro y leal, ereS Tú quien cada instante lo creas en mí (...) No depen' des de nadie, y eres el más inmediatamente accesi' ble. Tu Puerta está siempre abierta. Dios mío, Ternura infinita y viva, no una idea, sino Alguien (...)"

(PETES ET SA1S0NS.)

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4, Septiembre.

«CUATRO AMIGOS»

Señor: Una de las flores que surge más fácil en el clima de las vacaciones es la amistad. Los numerosos contactos, las frecuentes conversaciones suelen cuajar en un ligar espontáneo. Pero como hay malas y buenas amistades, hoy vengo a rezarte la plegaria de la amistad verdadera, que dice así:

"Jesucristo Amigo: Vamos en ruta por un mundo de odios y recelos. Nos da miedo la soledad estéril. Queremos ir en compañía, juntos en el amor. Protege nuestra amistad. Hazla cordial en el trato, sincera y fiel en la entrega. Haya siempre entre nosotros confianza total, intimidad plena. Jamás el temor y la duda. Un sólo corazón, que comprende y ayuda. Amigos de verdad y de todas las horas". (G. SALVE.)

Señor, contra lo que creen algunos sobre el oportunismo de la amistad, recuérdanos que "amor significa siempre", sin eclipses de traición u olvido, sin claros en la continuidad, aunque esté compuesta de minutos gratos y difíciles, horas alegres y dolorosas.

Señor, que al pensar que "los amigos son para las ocasiones", sepamos traducir que somos nosotros también los obligados a acudir a la cita de la necesidad en que se encuentran los otros.

Y, para que nuestra amistad humana, marchite los resabios de egoísmo que tienden a adherírsele, forma Tú parte de nuestro círculo de amigos, sé Tú quien encabeces siempre la lista y presida nuestro amor.

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Septiembre, 5.

«AL FINAL DE LA ESCAFADA»

Señor: La sucesión de corridas ciclistas en esta temporada veraniega, bajo los nombres de "giro", "tour", "vuelta" y demás por el estilo, me ha traído a los labios nombres célebres, para dirigirte mi oración de hoy: "doping" y "rodar en solitario".

Señor, también la vida semeja una carrera ciclista, con sus vueltas y revueltas, sus cuestas empinadas y sus bajadas a tumba abierta, sus kilómetros monótonos de llanuras al sol y el oasis refrigerante de un remojón amigo al amor de un recodo.

Señor, enséñanos a correr en noble competición de amor con todos los demás hombres que participan en esta vuelta irrenunciable de la vida humana; que la envidia de los más fuertes o privilegiados no nos haga caer en la tentación del "doping" ilícito, del acudir a la ayuda exterior para jugar con ventaja.

Que el orgullo o la vanidad de aparentar más de lo que somos, no nos induzca al drogaje estimulante, para ganar a los demás, cueste lo que cueste, aunque sea con menoscabo de nuestra dignidad humana o profesional, aunque sea pasando por encima de los méritos ajenos, ganados a esfuerzo de pedal.

Señor, líbranos también de "rodar en solitario" la carrera de la existencia. Enséñanos a correr en equipo hacia la meta de un mundo mejor y de un cielo comunitario. Que nuestra gloria no sea el despegarnos de los otros, sino ayudarles prefiriendo al "mai-llot" amarillo el premio a la deportividad.

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6, Septiembre.

«EL ABUELO AUTOMÓVIL»

Señor: Entre los muchos títulos con que se ha bautizado a nuestro tiempo, habría que incluir el de época motorizada, aunque sólo fuera por ese desfile interminable de coches, que salen diariamente de las fábricas de automóviles con destino al asfalto de la calle y la carretera.

Hoy vengo a rezarte la oración del motor. Quiero pedirte que nos enseñe a cumplir nuestra función de "revolucionar" positivamente todo aquello que se ponga en contacto con nosotros.

Ya sé que-no todos los motores están obligados a rendir lo mismo, pues cada uno tiene su potencia; pero así ellos como los hombres deben trabajar conforme a la fuerza que llevan en su interior.

Señor, enséñanos a ponernos al servicio de la vida humana, para que avance más, historia adelante, gracias a nuestro esfuerzo generoso de motores en pleno rendimiento.

Ayúdanos a preguntarnos con frecuencia: Si la mejor carrocería nada sirve, sin un buen motor, ¿para qué sirve un hombre inerte, parado voluntario, por muy buen chasis que presente en el escaparate de la vida?

Señor, enamóranos de nuestro papel de motores cristianos de la sociedad; que sepamos latir cordial-mente con nuestro tiempo, hasta fatigarnos por conducirlo hacia la meta de un mundo mejor; hasta cansarnos en el empeño de llevarlo por la autopista de la salvación eterna.

¿Será mucho pedirte que te encargues de lubrificarnos, para evitar averías irreparables?

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Septiembre, 7.

«CARTAS BOCA ARRIBA»

Señor: Una reciente colección editorial titulada «Testigos del siglo xx», intenta poner en manos de sus lectores la vida y obra de esos hombres artífices del mundo que vivimos. Pero, ¿no te parece que ese título «Testigos del siglo xx» también podría servir como slogan de vida para tus fieles de hoy?

¡Qué estímulo encerrado en esas palabras! Dar testimonio de cristianismo, en medio de un mundo indiferente u hostil al Evangelio; ser luz en la noche opaca del materialismo reinante; ser sal, para la insipidez de una vida cada vez más superficial y epidérmica.

Señor, enséñanos a ser "testigos" de tu Reino, con nuestro silencio discreto y nuestra palabra animosa; en nuestra existencia individual y a lo ancho de los círculos concéntricos de la familia, el ambiente, la sociedad y el mundo; testigos a través de la profesión y el descanso, las diversiones y las obligaciones.

Pero, queremos ser testigos no trasnochados, de un cristianismo medieval o renacentista, con formas anacoretas o barrocas; sino testigos del siglo xx, conforme a los cánones renovados del Concilio Vaticano II, sin reticencias ni temores a ser demasiado modernos.

Señor, haz que aprendamos la lección de encarnarnos en el hoy y aquí de nuestra circunstancia histórica y geográfica, no para diluirnos en la masa amorfa y descristianizada, sino para ser levadura y fermento activo de la inercia circundante; ser simplemente «testigos del siglo xx».

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8, Septiembre.

«LA DAMA DEL ALBA»

Señor: Con tu permiso, y siguiendo el consejo de la liturgia, que nos invita a dirigirnos a la Virgen en la fiesta de su Natividad, voy a trenzar mi letanía de hoy a María, la mujer nacida para llevar en su humildad la infinitud de Dios.

Virgen pequeña por tu nacimiento y por tu sencillez, enséñanos a llevar al Omnipotente entre los pliegues de nuestra alma, humilde como la tuya.

María, venida al mundo como el alba tímida del día mejor de la historia humana, el nacimiento de Cristo, filtra los rayos de tu presencia en las almas sumergidas aún en la noche de la ignorancia, para-que nazca en ellas Jesús.

Santa María, aurora azul, cuya existencia sólo sirve como pórtico al sol rutilante del Hombre Dios, ilumina a los hermanos separados, para que vean y acepten tu papel no de antagonista sino de servidora de Jesucristo.

Virgen María, hija nacida para ser Madre de Dios, no permitas que un falso ecumenismo eclipse de los católicos la verdad perenne de tu papel de camino, según la máxima "A Jesús por María".

Señora, "túnel del tiempo" que hizo posible a Dios sumergirse en la historia humana desde la eternidad, gracias por haber cumplido desde tu nacimiento tu misión de mediadora entre el cielo y la tierra, Dios y los hombres.

Santa María, que la conmemoración de tu Natividad sea un renacimiento de sano marianismo entre los fieles, es decir, la vida creciente de Jesús en sus almas.

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Septiembre, 9.

«DE COLOR MORENO»

Señor: Al ir a rezarte hoy, ha cruzado por mi memoria la máxima, que hizo vida ese jesuíta catalán llamado Pedro Claver, cuya figura ocupa el santoral de esta fecha: "Esclavo de los esclavos"; ya que su existencia fue una consagración en cuerpo y alma al bien espiritual y material de esos negros que siguen de actualidad.

Los medios de difusión tienen materia abundante para llenar sus pantallas y rotativos con tanto disturbio racial, con ese hervidero humano del África, con las noticias interminables del tercer mundo.

Señor, no nos hagas sordos al lenguaje humano, a veces violento, de los hombres de color, que buscan sus derechos, que quieren afianzar su personalidad racial adolescente, que intentan hacerse oir en medio de un mundo ruidoso, demasiado acostumbrado a tener como música de fondo sus tristes lamentos de los "negros spirituals".

No soy tan iluso que venga a pedirte para los blancos del siglo xx la realización de la máxima que llevó a los altares a Pedro Claver; nuestra sensibilidad se rebela ante la idea de ser "esclavos de los esclavos". Pero, ¿será demasiado desear ser hermano blanco de los hermanos negros, conciudadano de los hombres de color?

Señor, libra a los descendientes de los antiguos esclavos negros de sus nuevas humillaciones sociales; que la palabra "libertad" tenga un sentido también para ellos; que la "igualdad" sea posible igualmente para los negros; que la "fraternidad" abarque en su seno a los hermanos de color.

— 253 —

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10, Septiembre.

«TARJETA DE VISITA»

Señor: Tú sabes con qué orgullo defienden su árbol genealógico las familias linajudas, que sintetizan en una divisa la gloria de su apellido. Hoy he tropezado con el lema del escudo que ampara las gestas familiares de Teilhard de Chardin: "Su energía es de fuego y celeste su origen".

Quisiera pedirte, Señor, que me permitieras tomar como slogan cristiano esta máxima, ya que también y en un sentido mucho más elevado, mi origen es celestial y mi poder es ardiente.

Recuérdame, ya que "nobleza obliga", mi segundo nacimiento del agua y el Espíritu, cuando la semilla de tu divinidad fecundó mi alma por el bautismo, constituyéndome hijo del cielo, igual que la sangre me había hecho hijo de la tierra.

Señor, hazme consciente de la dignidad que encierra mi tarjeta de visita cristiana, presidida por el escudo de mi origen celestial. Enséñame a portarme siempre como hijo biennacido, miembro de la familia divina, como dice San Pedro a los cristianos.

Y que no me olvide de la otra parte de la divisa teilhardiana, porque también mi energía vital debe ser de fuego. Esa caridad de la que habla la Biblia, incapaz de apagarse con los torrentes de muchas aguas.

Señor, haz que aliente mi existencia la energía de un amor ardiente, hijo de aquel que Tú viniste a traer a la tierra con la intención de que prendiera en nuestros corazones; hazme tibio como un regazo materno, cálido como un hogar.

— 254 —

Septiembre, 11.

«EL PODER Y LA GLORIA»

Señor: en la mezcla insoluble de frases, irónicas y cínicas unas, moralizantes y humanas otras, sobrenada en mi memoria una definición de Osear Wilde, en su obra recientemente televisada: "Si es bello el poder es sólo porque tiene la posibilidad de practicar el bien".

Señor, a cuantos detentan los elevados poderes de las naciones inspírales este programa de gobierno, cifrado en la búsqueda del bien común, no en el propio provecho personal y mezquino.

A quienes gozan del poder jerárquico en el estrato religioso de los pueblos, recuérdales que no poseen esas riquezas espirituales para su lucro particular, sino solamente para ponerlas al servicio de la comunidad de fieles y aun de todos los hombres.

Señor, a los que tienen en sus manos el poder de la economía, ayúdales a comprender que "si poderoso caballero es el dinero", no debe serlo sóio en el propio interés, sino también en su función social.

A cuantos guardan en su inteligencia la llave de la cultura, avísales que esa potencia intelectual no pueden ponerla jamás al servicio de una revolución ideológica o armada, sino siempre en provecho de una evolución pacífica de la educación y promoción populares.

Señor, a todos aquellos que gozan de alguna partícula de poder físico o moral, profesional o familiar, nacional o mundial, ayúdales a desarrollar esa energía en aras del bien de quienes están bajo su poder.

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12, Septiembre.

«MARY MARY»

Señor: Al abrir hoy las páginas del Santoral católico, he hallado la respuesta al fenómeno de que un nombre tan popularizado como el de María no resulte nunca vulgar, sino siempre bello. Es que, como nos dice el Evangelio en la fiesta litúrgica del Dulce Nombre de Tu Madre, "el nombre de la Virgen era María".

Fue Nuestra Señora quien lo sublimó, al llevarlo. Fue la mujer de Nazaret, Belén, Cana, Jerusalén y Efeso, la que consiguió que, a fuerza de invocarla durante veinte siglos, el nombre de María tenga un halo de belleza espiritual innigualable.

Señor, en los momentos de alegría religiosa o humana, inspíranos dirigirnos a María, para consagrarle el cuarto creciente de nuestra existencia.

• En los momentos de pesimismo espiritual o de tristeza sicológica, enséñanos a llamar a María, para que vuelva a nosotros sus ojos misericordiosos y enjugue nuestras lágrimas.

En las horas bajas del pecado y la cobardía ante la tentación, aliéntanos para que invoquemos a María, refugio de los pecadores y auxilio de los cristianos, a fin de que su nombre resucite en nosotros la obligación de nuestro nombre de cristiano recibido por el bautismo.

Señor, en el rosario de nuestra vida, compuesto de cuentas variadas y múltiples—trabajo y descanso, dolor y placer, ocio y negocio, derecho y deber—, recuérdanos que podemos repetir el dulce nombre de María, que es bálsamo y luz, brisa y calor, sonrisa y regazo, caricia y dulzura.

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Septiembre, 13.

«RETRATO EN NEGRO»

Señor: Muchos se lamentan de que en los tiempos de tu paso histórico por la tierra no existiera la fotografía, para poder tener una copia de tu figura humana. Sin embargo, es posible que su deseo se convierta en realidad, cuando el sabio profesor Fe-rri publique los resultados de sus treinta y ocho años de labor paciente, para reconstruir tu aspecto físico, partiendo de la Santa Sábana de Turín.

Señor, permíteme leer a todos esos cristianos interesados en la posesión de tu semblante las declaraciones del creyente científico italiano: "Cristo poseyó un rostro ligeramente ovalado. Su frente era despejada, alta y ancha, un poco abombada. La nariz, muy larga y recta. Sus labios, delgadoá. La boca perfecta, grande. Las cejas y pestañas, muy regulares. Sus orejas, finas y bien proporcionadas. Los cabellos, largos. La barba, corta y de dos puntas. Su mentón revelaba firmeza de carácter. El conjunto del rostro era muy armonioso y sus rasgos denotaban energía, generosidad, dulzura, valor, inteligencia y elocuencia".

En cuanto a tu sagrado cuerpo, Señor, las deducciones del doctor Ferri son las siguientes: "Cristo era alto: medía 1,87 metros. No muy atlético, sino delgado y esbelto. Su peso sería de unos 70 kilos. La longitud de sus bellas manos era de 23 centímetros: manos de artista, finas, nerviosas y delicadas".

Señor, ante el admirable estudio del sabio italiano sobre tu retrato, te pido que todos los cristianos dediquemos nuestra vida al conocimiento de tu Evangelio, la mejor fotografía de Tu personalidad.

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14, Septiembre.

«EN CARNE VIVA»

Señor:La fiesta litúrgica de hoy, "la Exaltación de la Santa Cruz", nos proporciona la clave para interpretar el enigma cifrado del dolor, escrito de mil formas en el libro de la historia- humana y en el diario personal de cada hombre.

Señor, repítenos que el sufrimiento no entraba en el primer esquema de tu creación, cuando abocetabas en el taller de la eternidad la figura de la humanidad. A cuantos te niegan o reniegan de Ti, porque no comprenden el dolor, recuérdales que Tú no eres un Dios sádico, que se complace en hacer sufrir.

Señor, a todos los que critican el mundo precisamente por la presencia del sufrimiento humano, tráeles a la memoria La fórmula del Ofertorio de la Misa, que dice: "Oh Dios, que creaste maravillosamente la naturaleza humana y más maravillosamente aún la reformaste" por la pasión.

Señor, a los cristianos que ven en el calvario la meta de su religión, hazles ver que la cruz fue sólo el túnel antes de llegar a la estación término de la resurrección gloriosa, prolongada eternamente en el cielo, por medio de la ascensión.

Señor, a quienes pretenden llegar al descanso eterno sin pasar por la tribulación temporal, enséñales a meditar tu exhortación a tomar la cruz, y la de San Pablo a llevar en nuestro cuerpo tu muerte, y la máxima "por la cruz a la luz".

Señor, a los inconsolables, diles que tiene razón Simeón Benbemí, al decir: "Como los ríos van a parar a la mar, todas nuestras lágrimas van a parar al corazón de Dios".

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«LA DOLOROSA»

Septiembre, 15.

Señor: En el marco litúrgico de los Dolores de María, déjame llevar hasta su corazón traspasado los sufrimientos que se ceban en el cuerpo sangrante de la humanidad, para que Ella coloque sus manos de bálsamo sobre las llagas de nuestro mundo dolorido.

Dolorosa, contempla ese dolor inútil del hambre mortal, espada clavada en las dos terceras partes de la población mundial, y haz que el tercio restante emplee esa espada para partir el pan que a ellos les sobra.

Virgen de los Dolores, mira el sufrimiento de la guerra, que hace sangrar al cuerpo siempre herido de la humanidad en diversas partes de su geografía, y recuerda a los artífices de las modernas armas aquel texto de la Escritura: "Convertirán sus espadas en rejas de arado".

Madre dolorosa, vuelve tus ojos de misericordia hacia ese dolor humano llamado intemperie, y anima a quienes han ahorrado tanto dinero con sus ligeros vestidos veraniegos, para que lo empleen en cubrir los miembros desnudos por necesidad. Y estimula a cuantos pueden trasladarse de una casa a otra para veranear e invernar, para que ayuden a que todos tengan por lo menos un techo donde cobijarse por la noche.

Virgen de los Dolores, dirige tu mirada compasiva hacia esa espada llamada discriminación racial y social, religiosa y económica, que separa a tus hijos, y ayúdanos a restañar las heridas de tanta división con el abrazo fraterno de todas las razas, clases sociales y grupos humanos.

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16, Septiembre.

«LOS DERECHOS DE LOS HIJOS»

Señor: Tú sabes que los padres responsables quisieran dar con la fórmula ideal en la difícil tarea de una paternidad a tono con las exigencias de la juventud moderna. Para ellos ha publicado el Consejo Nacional de Menores del Perú su "Decálogo de los padres" que quiero leerte:

"1.° Amarás a tu hijo con todo tu corazón, alma y fuerzas, pero sabiamente, con tu cerebro.

2.° Verás en tu hijo una persona y no un objeto de tu pertenencia.

3.° No habrás de exigirle amor y respeto, sino que esto tratarás de ganarlo.

4o. Cada vez que sus actos te hagan perder la paciencia, tratarás de traer a tu memoria los tuyos propios, cuando tenías su edad.

5.° Recuerda que tu ejemplo será más elocuente que el mejor de tus proverbios moralizadores.

6.° Recuerda que tu hijo ve en ti un ser superior. No lo desilusiones.

7.° Serás en el camino de su vida una señal, que le impedirá tomar rumbos equivocados, de los cuales difícilmente se retorna.

8.° Le enseñarás a admirar las cosas bellas, a practicar la bondad y la amistad y a amar la verdad.

9.° Brindarás atención a sus problemas, cuando él considere que puedes ayudar a solucionarlos.

10.° Harás de tu casa un verdadero hogar, un cielo de felicidad para ti, tus hijos, tus amigos y los amigos de tus hijos".

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Septiembre, 17.

«UNA HORA EN SU VEDA»

Señor: Una asidua oyente del programa religioso dominical "La hora de Dios", comentaba hace poco que "propiamente de Dios son todas las horas". Y tiene razón. Por eso, hoy vengo a pedirte que nos enseñes a vivir la gran verdad de que tu presencia invade la esfera de nuestro reloj vital.

Señor, tuya es la hora matinal, cuando los trabajadores nocturnos de la vigilancia, el sufrimiento y el placer, regresan a sus hogares, mientras los otros ciudadanos se disponer^ a despertar ^1 nuevo día. Que todos quieran consagrarte cada uno de esos amaneceres.

Señor, tuya es la hora larga de la mañana, que se extiende desde el desayuno familiar hasta la interrupción de mediodía, a lo largo de una jornada laboral, de negocios o de estudio, de trabajo doméstico o de ociosidad forzada. Que nadie pierda ese tiempo precioso destinado a servirte, sirviendo a los demás desde el puesto propio.

Señor, tuya es la hora familiar de la comida, cuando padres, hijos, esposos y hermanos se sienten atraídos por el imán del hogar, desde los cuatro puntos cardinales de sus ocupaciones mañaneras. Que tanto ellos, como los miembros de familias que no pueden reunirse junto a la mesa, puedan bendecirte por el pan nuestro de cada día.

Señor, tuya es la tarde, destinada al trabajo y coronada por el descanso. Que nuestros atardeceres no conozcan el crepúsculo del pecado, que aleja el sol de tu presencia.

Señor, tuya es la noche, cuando los cuerpos de tus hijos se entregan al sueño reparador. Bendice a los que no pueden dormir. Gracias por todos cuantos pueden descansar.

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18, Septiembre.

«CAMINO DE LA FELICIDAD]»

Señor: Desde principio de mes, Suecia ha cambiado el sentido de la dirección en el tráfico rodado de su geografía. Después de una preparación concienzuda y prolongada, los automovilistas suecos, como un solo hombre, dirigen sus volantes bajo la norma de "Circule por la derecha". Y se me ha ocurrido la idea de extender esa campaña al orden moral. ¿Qué pasaría si todos nos levantásemos mañana con el propósito de "circular derechamente"?

Señor, no creo que haya nadie capaz de patrocinar una propaganda a nivel nacional, para conseguir que todos los habitantes circulen por la vida rectamente ; pero estoy convencido de que sería la publicidad más eficaz y positiva y de alcance social mayor.

Pero si los organismos y empresas competentes no se animan a patrocinar un lavado de cerebro nacional para que todos circulemos derechamente según tus mandamientos, Tú puedes dictarnos internamente y con frecuencia tu voz legisladora de rodar por la derecha.

Señor, seguramente habrá accidentes en Suecia, antes de acostumbrarse a seguir las normas de la nueva circulación; pero, el tiempo y la buena voluntad de todos ganarán la partida. Recuérdanos que también en el orden moral "una costumbre vence a otra" y que por eso no debemos dudar en cambiar nuestros hábitos zurdos por otros rectos.

Señor, en compañía de tus santos, que circularon derechamente por la vida, repítenos animosamente a todas horas: "Contamos contigo", "Circula por la derecha".

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Septiembre, 19.

«HAY ALGUIEN DETRÁS DE LA PUERTA»

Señor: Siempre me ha impresionado la frase de San Agustín referente a tu paso junto a nosotros, por la posibilidad de que alguna vez sea la última: "Temo que Jesús pase de largo y que no vuelva".

Pero, la lectura de otra frase de Julien Green, en su novela Cada hombre en su noche, me ha devuelto la esperanza de que Tú nunca nos abandonas del todo: "Dios nos sigue a cada paso. A veces, para que se vaya, tenemos que decirle que se marche, como a un mendigo. Pero, siempre vuelve".

No, Señor, el peligro no está en que Tú te canses un día de nuestros desplantes, de la mala educación con que acogemos tu presencia solícita de nuestro bien, los desaires amorosos ante tu delicada insistencia en cortejarnos. Porque Tú eres el eterno mendigo de amor humano.

Pero, ¿quién me asegura que yo no voy a cansarme de tu asedio sin tregua? Señor, no tengo miedo de que Tú no vuelvas, sino de que yo repita indefinidamente los versos de Lope: "Mañana te abriremos, le decía, para lo mismo repetir mañana".

Temo que mi constante repulsa a tus solicitaciones, que respetan mi libertad, formen un callo en mi corazón, que lo vaya insensibilizando paulatinamente, hasta llegar a no sentir el tic-tac familiar de tu Corazón en acecho.

Por eso, Señor, no permitas que me acostumbre pasivamente a tu presencia; haz que tu voz levante siempre en mí el eco responsable del rico que escucha la cantilena de un pobre que le dice: "Una limosna, por amor de Dios".

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20, Septiembre.

«GRAND PRIX»

Señor: "Sobre cuatro ruedas" es el título de un programa radiofónico dedicado a todos los automovilistas españoles, que me ha suscitado la oración de hoy. Por eso, vengo a pedirte para todos cuantos conducimos el volante personal e intransferible de nuestra propia existencia, que nos enseñes a colocar la carrocería de nuestro cristianismo "sobre las cuatro ruedas" de la oración, los sacramentos, la Biblia y la Iglesia.

Señor, haz que nuestra vida se apoye siempre sobre la rueda bien hinchada de la plegaria, que nos mantiene en rodaje hacia la meta de toda la vida: el cielo. Una oración, que no sufra jamás el pinchazo fatal del abandono ni siquiera la pérdida de aire de la constancia.

Señor, manten siempre á punto nuestra vida sacramental, especialmente la Eucaristía; que sobre ella descanse con seguridad la práctica del cristianismo, que consiste en el amor. Pues, ¿dónde vamos a cimentar la caridad hacia el Cuerpo místico, sino en el amor de tu Cuerpo Eucarístico?

Señor, ayúdanos a depositar cada vez más el peso de nuestra existencia sobre tu Palabra bíblica, en especial sobre el Nuevo Testamento, fuente de la espiritualidad cristiana, quintaesencia del Mensaje definitivo.

Señor, haz que nuestra confianza en la Iglesia no vacile jamás; que amemos descansar sobre la infalibilidad de sus enseñanzas, tan válidas en el Concilio Vaticano, como en el Tridentino. Así nuestra vida no derrapará.

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Septiembre, 21.

«UNA LLAMADA A LAS DOCE»

Señor: La figura de Leví, el recaudador de impuestos que Tú transformaste en San Mateo, ocupa el centro litúrgico de esta fecha, y va a ser la materia de mi plegaria de hoy.

Porque Leví me enseña la necesaria lección de la esperanza a toda costa, ya que si Tú fuiste capaz de orientar su vida desde la caza de impuestos hasta la pesca de hombres, también podrás convertir mi apego desordenado al dinero en el celo por la salvación de las almas. ¡

Señor, si tu mirada subyugadora elevó a Mateo, el despreciado publicano, a las alturas de la santidad canonizada, ¿acaso te será difícil modelar un cristiano auténtico con el barro sórdido de mi pobre vida?

Si el simple imperativo de tu voz "Sigúeme" arrancó de Leví un eco de fidelidad hasta la muerte, ¿por qué no esperar que tu continuo acoso consiga de mi pereza un seguimiento cada vez más cercano de tu ejemplo?

Señor, si Mateo llevó tan adentro de su corazón tu mensaje, que pudo transcribirlo fielmente en su Evangelio, yo también puedo esperar que la lectura diaria de tu Buena Nueva me dicte la escritura de una vida conforme a las directrices de tu palabra.

Si Leví llevó tus enseñanzas hasta la geografía de remotos países ¿no me será a mí concedido esparcir tu Evangelio al menos entre el círculo de quienes me rodean?

Señor, si Mateo coronó su vida con una muerte martirial, tengo la ilusión de entregar por lo menos gota a gota mi existencia en tu servicio.

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22, Septiembre.

«HERENCIA CONTRA RELOJ»

Señor: Mientras daba cuerda a mi reloj esta mañana, se me ha ocurrido que también nuestra vida necesita ponerse a la hora de cada momento histórico, si no quiere quedarse retrasada o pararse en el pasado, haciéndose inservible para el presente y el futuro.

Señor, por eso hoy vengo a pedirte que me pongas a la hora del mundo actual, que es la hora del Concilio Vaticano II. Hazme comprender que si el reloj que marca las horas de la espiritualidad cristiana es siempre el mismo, no marca igual en las Catacumbas primitivas, que en el Renacimiento o en la era atómica.

Señor, que no me empeñe en vivir al tiempo del Medioevo o del Barroco religioso; ni siquiera a la hora de la primera mitad del siglo xx. Quiero poner mi vida al filo de la hora posconciliar, que es la única válida para nuestro tiempo.

Señor, ya basta de reticencias en la puesta a la hora de nuestro catolicismo; que no caigamos en la tentación de retrasar el proceso irreversible del Vaticano II, interpretado magistralmente por el Papa. Que no hagamos el ridículo llevando nuestro reloj vital con un retraso de días o de siglos.

Señor, enséñanos la gimnasia diaria de dar cuerda a nuestro cristianismo, poniéndolo a la hora de Roma, a la última palabra autorizada de Pablo VI, al espíritu y a la letra de los documentos conciliares leídos sin prejuicios y con la voluntad de ir según su meridiano.

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Septiembre, 23.

«RÁFAGAS DE VIOLENCIA»

Señor: Al sacar el denominador común de la mayoría de los telefilmes, que ocupan las pequeñas pantallas de casi todo el mundo, tropezamos con dos factores indiscutibles: la violencia y el erotismo. Toda esa serie de seriales, que recorren el mundo, son una amalgama de tiros, golpes, puñetazos y sexo.

Señor, y es que la vida, desgraciadamente también se apoya para muchos hombres sobre esos dos pivotes de la fuerza bruta y del amor meramente sensible. Por eso, vengo a pedirte que nos repitas tu lenguaje de la Montaña, que está en los antípodas del nuevo credo humano.

Señor, ante la avalancha de hombres duros, que, fuera y dentro de la pantalla familiar, sólo saben manejar los puños y las pistolas para hacer valer sus derechos o para imponer sus deseos, recuérdanos que sólo son "felices los pacíficos, porque suyo es el Reino de los cielos".

Pero, no sólo la felicidad de la otra vida, sino también la de este tiempo depende más de una postura pacifista, basada en el diálogo y los derechos humanos, que en la ley del más fuerte, siempre en peligro de que haya otro más poderoso.

Señor, ante el desenfreno de hombres y mujeres, que, dentro y fuera de la pantalla luminosa, sólo parecen ir detrás de la exhibición corporal y del placer prohibido, repítenos que son "felices los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios". Pero, no sólo dichosos en el cara a cara de la vida eterna, sino también en la alegría sana de esta vida:

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24, Septiembre.

«LA CAUTIVADORA»

Señor: Hoy la Virgen se nos hace encontradiza bajo un título tan sugestivo, que no sólo ha conseguido el patronazgo de la segunda capital de España, Barcelona, sino que cautiva a todos los fieles, que se acogen bajo su advocación de la Merced.

Señor, gracias por darnos a María como dispensadora de la gran merced de la fe, fuente primordial de nuestra vida cristiana; gracias por todas las otras gracias, que pasan por sus manos, antes de llegar a nosotros, pues nosotros sabemos que Ella es la Medianera de todos tus favores, y por eso los fieles la llaman Nuestra Señora de las Mercedes, en plural.

Señor, también esperamos de tu generosidad en constituir a la Virgen distribuidora de 4odas tus gracias espirituales, que le concederás regalarnos a todos la merced última y definitiva de la gloria.

Pero, no podemos olvidar que María, bajo este título barcelonés y universal de Virgen de la Merced, está íntimamente vinculada a la Redención de Cautivos. Es verdad que la primitiva forma de cautiverio de los cristianos, que hizo nacer la Orden Trinitaria, ha desaparecido; pero ha dado el relevo a muchas otras cautividades no menos dolorosas y necesitadas de una mano maternal.

Señor, libra por intercesión de la Virgen de la Merced a cuantos sufren cautividad en cárceles, campos de concentración, destierro, telones y muros de separación. Pero libra sobre todo a los cautivos del pecado, la más triste esclavitud del hombre en este valle de lágrimas.

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«LA MENTIROSA»

Septiembre, 25.

Señor: Hay un libro muy reciente titulado "La publicidad es' una violación", ya que siembra en nuestra sicología, sin su consentimiento, una semilla destinada a fructificar oportunamente. Pero hoy vengo a hablarte de ,un anuncio publicitario concreto, que acabo de leer. Afirma de un tabaco: "Es tan bueno, que es casi un pecado".

Señor, ¿no te parece que ya pasa de la raya? Mal está que se intente engañar a la gente, vendiendo gato por liebre, como vulgarmente se dice, prometiendo el oro y el moro, como también se dice corrientemente. Pero llevar la publicidad al extremo de llamar bueno al pecado, es algo de tan mal gusto, que ni siquiera escrito en francés se salva.

Señor, seguramente el inventor de dicho slogan publicitario habrá basado su hallazgo en ese placer que promete siempre la fruta prohibida, aunque en realidad lleva en su pulpa el gusano del malestar. Pero entonces, todo lo más, debería haber escrito "tan grato como un pecado", pero nunca "tan bueno".

Señor, ¿cuándo nos conveceremos los hombres de que Tú no eres un Dios que se deleita en poner luz roja a las cosas más apetecibles? ¿Cuándo creeremos prácticamente que tenía razón Benjamín Fran-klin, al decir: "No es perjudicial el pecado porque está prohibido, sino que está prohibido porque es perjudicial"?

Señor, danos un paladar tan fino, que sepa gustar la bondad y belleza de tus mandamientos; quítanos el gusto estragado de tomar como bueno y hermoso el mal moral.

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26, Septiembre.

«EL HOMBRE VESTIDO DE BLANCO»

Señor: Hoy se cumplen setenta años, desde que se le abrieron las puertas de la vida al niño que Tú destinabas para tomar el relevo papal, después de Juan XXIII, el Pontífice que corrió la primera etapa del Concilio Vaticano II. Por eso, mi oración de esta fecha tiene como meta la persona de Pablo VI.

Señor, bendice la postura de brazos abiertos hacia los cuatro vientos, adoptada por el Papa actual, desde su atalaya vaticana. Que sus viajes fuera, de las fronteras pontificias, con las palabras "paz" y "unión" en sus labios, cuajen en el cese de hostilidades en todo el mundo y en la unificación de todos los cristianos.

Señor, inspira la pluma infatigable de Pablo VI, para que sus encíclicas universales y sus escritos de toda índole hallen un hueco de tiempo en la agenda llena de los fieles, para leer y meditar las directrices papales sobre las exigencias cristianas del momento.

Señor, ilumina la palabra del Papa Montini, para que su certero magisterio en las constartes audiencias y discursos encuentren eco silencioso en el corazón de los católicos, en esta época de ruidosa publicidad y chachara insustancial y vocinglera.

Señor, enséñanos que nuestro mejor homenaje a Pablo VI en su setenta aniversario, aparte de una oración fervorosa por su elevada gestión, debe ser la fidelidad sin reticencias a sus magistrales directrices posconciliares, poniendo nuestro reloj vital a la hora del Papa.

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«DOCTOR ZHIVAGO»

Septiembre, 27.

Señor: Desde el siglo iv, la simpatía de los fieles hacia San Cosme y San Damián, los médicos y mártires árabes, ha cuajado en ese patronazgo de los dos santos milagreros sobre los hombres consagrados a la medicina. Otros oficios y profesiones se contenta con la protección y ejemplo de un santo. Los médicos parece que necesitaban más.

Señor, es tan difícil su misión, está tan metida en el misterio del dolor y la muerte. Resulta tan tentadora, al tiempo de pasar la cuenta de sus honorarios. Necesitan tanta virtud para atender a todos, sin distinción de personas. Requiere tanta firmeza, pal-a rechazar propuestas inmorales de ciertos clientes sin escrúpulos. Supone tanto valor para no usar medios ilícitos de curación.

Por eso, Señor, hoy vengo a rezarte por nuestros doctores, especialistas y médicos de cabecera. Tú que quisiste llamarte "Médico de los enfermos" y viniste a "sanar" y a "salvar lo que había perecido", equipa a nuestros médicos con una integridad moral y profesional a toda prueba.

Señor, haz que sepan resistir la fácil tentación del dinero y la frecuente de la carne; que quieran poner su ciencia y su tiempo al servicio de la comunidad, día y noche, entre ricos y pobres.

Señor, que crean en la existencia del alma, aunque su bisturí no se tropiece nunca con ella; que sepan dar el relevo al médico del espíritu, cuando haya acabado la etapa de la medicina corporal. Y que sean humildes ante la presencia del dolor incurable, aunque se cebe en un cuerpo joven.

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28, Septiembre.

«CRISTO»

Señor: Me ha impresionado la lectura de esa inscripción que campea en el muro de la catedral de Nuestra Señora, en Lübeck (Alemania):

"Me llamáis Luz, y no me creéis. Me llamáis Camino, y no me recorréis. Me llamáis Vida, y no me deseáis. Me llamáis Maestro, y no me seguís. Me llamáis Señor, y no me servís. Decís que soy rico, y no me pedís. Decís que soy piadoso, y no confiáis en Mí. Decís que soy Justo, y no me teméis."

Tienes razón, Señor, al hablarnos así desde este nuevo "muro de las lamentaciones". Los cristianos somos unos inconsecuentes, al proclamar nuestro Credo luminoso y optimista, sin aprovecharnos de su riqueza. Que sean derrotistas quienes no creen, es natural, pero nosotros...

Enséñanos, Señor, a ser consecuentes con nuestra fe. Que te llamemos Luz, a pleno pulmón, y creamos prácticamente que sólo Tú puedes barrer las tinieblas y sombras que quieren ennegrecer nuestra vida. Que te proclamemos Camino, y te recorramos hasta llegar al Padre.

Señor, que te apellidemos Vida, y nos muramos por vivirte en todo momento. Que te aceptemos como el único Maestro indiscutible, y sigamos las enseñanzas de tu Evangelio. Que te nombremos Señor, y te sirvamos libre y alegremente.

Señor, millonario en bienes, danos todo lo necesario ; misericordioso, cubre nuestras miserias; justo sin solomo, enséñanos a respetar tu santa ley.

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Septiembre, 29.

«CONTRA EL IMPERIO DEL CRIMEN»

Señor: El escaparate litúrgico de hoy, resalta la figura fulgurante de San Miguel, el alado protector de la Iglesia. Para cuantos creen que ha pasado ya la hora de los ángeles, recuérdales que, mientras sigamos en la fase de "Iglesia militante", siempre estará de moda la presencia y ejemplo del arcángel llamado "¿Quién-como-Dios?"

Señor, no permitas que la nueva tendencia de la mano tendida hacia todo lo salvable, hacia todos los hombres de la acera de enfrente, nos haga olvidar la postura cristiana de jaque mate perpetuo hacia el mal. Que más bien, la presencia creciente del ateísmo estimule nuestro celo de guerrilleros tuyos.

Señor, una invasión de nuevos ídolos, llamados materialismo y placer sibarita, dinero, ciencia y técnica intentan retirarte del trono de la Historia contemporánea, en lugar de someterse a tu soberanía absoluta. Ni podemos olvidar la vieja trilogía de enemigos: mundo, demonio y carne, siempre renovados en metamorfosis incansables.

Señor, no consientas que olvidemos nuestro slogan de combate cristiano, pues hasta que aparezca la palabra "Victoria" en la pantalla del juicio final, seguirá habiendo lucha en el plato de la Historia. Las "dos banderas" de San Ignacio, y las "dos ciudades" de San Agustín seguirán en abierta oposición.a lo largo de la Historia.

Señor, que jamás arranquemos del Evangelio el motivo bélico: "Quien no está conmigo, está contra Mí", "No he venido a traer la paz, sino la espada", "El Reino de los cielos sufre violencia, y sólo los esforzados lo arrebatan."

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30, Septiembre.

«LA BIBLIA»

Señor: Tú sabes que si ha habido algún hombre que se haya tomado en serio el conocimiento de la Sagrada Escritura, fue sin duda San Jerónimo, que vivió en Belén consagrado al estudio y traducción de la Biblia. Por eso, en esta fecha de su fiesta litúrgica, vengo a pedirte que nos enseñes a tomarnos en serio tu Palabra.

Es verdad, Señor, que las ediciones del Antiguo y Nuevo Testamento están siendo de los libros más vendidos en la última temporada, llegando a constituir verdaderos best setter en las listas de éxitos editoriales. Pero, me temo que para muchos sea un snob como otro cualquiera, y sólo sirva para un regalo o para ocupar un puesto en la estantería.

Señor, convéncenos que, sobre todas las novelas de moda, por encima de los libros de ciencia-ficción, mucho más que las historias, las novedades de espiritualidad, está ese texto único, que es la Biblia, esa carta escrita por manos humanas, pero redactada por Ti para todos tus hijos.

Señor, enséñanos a ponernos en contacto con la Sagrada Escritura. Que no adoptemos la postura bostezante como ante un libro aburrido, que no hay más remedio que leer. Que ni siquiera nos contentemos con leerlo como una interesante historia de tiempos remotos.

Señor, recuérdanos que tu Palabra hay que escucharla con atención, como un testamento sagrado de padre, que debemos conocer a fondo, amar filialmente y cumplir con fidelidad. "Dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la guardan."

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Octubre, 1.

«EL ESTUDIANTE NOVATO»

Señor: Hoy comienza ese mes que, en nuestras latitudes, abre las puertas a un nuevo curso escolar y pone en movimiento el complicado engranaje de la máquina educativa para un nuevo ejercicio. Por eso, vas a permitirme que me dirija a "Nuestra Señora de los Buenos Libros", propuesta como Patro-na especial de los estudiantes católicos.

Trono de la Sabiduría, enseña a nuestros jóvenes escolares la suprema lección de que el Dios de la ciencia es también el Dios de la fe, para que aprendan a no oponer los conocimientos profanos a las creencias religiosas.

Santa María del Trabajo, quita la venda burguesa de los ojos de muchos estudiantes, que creen equivocadamente que su situación económica privilegiada es un pasaporte para la vagancia y la "dolce vita".

"Virgen de la Visitación, alienta a nuestros escolares para que emprendan el arduo camino de sus estudios con la ilusión de llegar a la meta de servir al prójimo en su futura profesión.

Madre de todos los jóvenes, inspira a los responsables de la enseñanza la fórmula para que también los pobres, obreros y subdesarrollados puedan ejercitar su derecho humano a la instrucción y cultura que les debe la sociedad.

Nuestra Señora de los Buenos Libros, descubre a nuestros estudiantes la bondad escondida en sus textos del curso; anímales a escoger otras lecturas complementarias de sus asignaturas básicas; y sobre todo, ábreles el sentido del Libro de los libros, la Biblia, Palabra del Maestro infalible.

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2, Octubre.

«ÁNGEL»

Señor: Una ola de nostalgia acude a mi garganta, y una nube de lágrimas nubla mis ojos, al recordar en este día litúrgico de los Angeles Custodios, mis sueños tranquilos bajo el cuadro del ángel de la guarda, que presidía mi cama cobijando con sus manos el paso de dos pequeños sobre un puente peligroso.

Señor, a pesar de mis alardes de adulto, necesito un ángel protector de mi niñez espiritual. Por eso, déjame acudir al que Tú me regalaste, con esta oración: "(...) Yo no sé cómo eres, pero yo sé que tienes que ser algo que está más allá de mi fantasía y de mi entusiasmo. Yo sé que eres profundo y majestuoso como un océano; sobrecogedor como el sonido del oleaje en las peñas. Yo sé que eres" más bello que el mar, que los hombres, que las flores y que las montañas. Yo sé que eres más imponente que la noche, más fuerte que los astros.

Pero lo mejor es que siempre estás conmigo, siempre cerca. (...) Yo sé que tú piensas en mí desde el minuto cero de mi vida. Estoy seguro que hay más de un automóvil que no me atropello, más de una escalera o de una ventana de la que no me caí, porque tú estabas allí.

Cuando sentía ganas de ser bueno, yo sé que eras tú. (...) Tú eres el que pones ese vacío en el fondo de cada egoísmo mío. Tú el que me estropeas mis pecados. Tú el que más de una vez me has quitado las ganas de hacer una barbaridad.

Cuando siento esa nostalgia de algo más grande que las cosas de esta vida; cuando me viene esa necesidad imperiosa de Dios, yo sé que eres tú. Gracias, ángel" (...) (P. IRAOLAGOITIA.) -

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Octubre, 3.

«TERESITA DEL NIÑO JESÚS»

Señor: Si todos los santos son un bofetón espiritual contra nuestra "cara dura" cristiana, la santa que ocupa hoy la página litúrgica, Teresa del Niño Jesús, resulta apta como pocas para hacernos salir los colores al rostro, si somos capaces de ruborizarnos por algo.

Porque la Carmelita de Lisieux, Señor, nos ha demostrado con su vida, que alcanzar la santidad no es como una proeza sólo capaz de superhombres, ni como una escalada difícil destinada solamente a forzudos sobrehumanos, ni como un complicado teorema únicamente despejable por superdotados.

Teresa del Niño Jesús nos pone en evidencia, Señor, que la santidad cristiana está al alcance de todas las fortunas, hasta la de una chiquilla consentida y tísica, que puede atrapar la meta de la canonización con solos veinticuatro años de edad.

Porque lar Santa de Lisieux nos recuerda la suprema lección de la espiritualidad, Señor, que no consiste en ser grandes, sino en hacerse pequeños; rio en procurar ser los primeros, sino los últimos; no en subir a lo más elevado, sino en bajar hasta el más bajo lugar.

Santa Teresa del Niño Jesús nos enseña la regla de oro de la santidad: esa infancia espiritual, que tiene grabada en el frontispicio tu frase: "Si no os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los cielos."

Lo que ocurre, Señor, es que nos da vergüenza tener la humildad, la pureza, la sencillez, la sinceridad, la pobreza de un niño; por eso no somos santos y nos avergüenza la santidad de la joven Carmelita de Lisieux.

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4, Octubre.

«SAN FRANCISCO STORY»

Señor: Hoy cruza la escena de la liturgia católica la figura de un santo, que ha recibido el nombre de "Poverello", "Juglar de Dios" y Francisco de Asís. A pesar de los siete siglos que nos separan de su vida, aún perdura el eco de su ejemplo en plena era atómica.

No permitas, Señor, que se borre jamás de los caminos del mundo la huella descalza de San Francisco. Que, a la hora de construir un mundo mejor, donde la riqueza sea repartida más fraternalmente, no olvidemos la actitud desprendida del Pobre de Asís, raíz de la auténtica alegría.

Danos también hoy, Señor, nuestra ración de humanismo franciscano, para que sepamos armonizar el amor al hombre y a la naturaleza con el desarrollo irreversible de la ciencia y la técnica, de la industria y la socialización en gran escala.

Recuérdenos, Señor, que todavía en nuestro tiempo es más importante saber llamar "hermanos" al sol, al agua, a la luna, y a los pájaros, que tratar despóticamente a los hombres, o manejarlos como fichas insensibles, o someterlos al proceso inhumano de la masificación.

Enséñanos a rezar sinceramente esta oración atribuida a San Francisco: "Señor, hazme instrumento de tu paz. Donde haya odio, siembre yo amor; donde haya injuria, perdón; donde haya duda, fe; donde haya desaliento, esperanza; donde haya sombras, luz; donde haya tristeza, alegría. Divino Maestro, concédeme que no busque ser consolado, sino consolar; comprendido, sino comprender; amado, sino amar. Porque dando es cono recibimos; perdonando es como Tú nos perdonas; y muriendo en Ti es como nacemos a la vida eterna."

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Octubre, 5.

«ESCÁNDALO EN LAS AULAS»

Señor: La prensa de estos días ha recogido la noticia de que el Tribunal de los Estados Unidos prohibió a los escolares de Chicago recitar una breve plegaria, como anticonstitucional. En su nombre, pues, ya que ellos no te la pueden rezar, déjame decirte la oración que ya no se oye en las aulas de Chicago:

"Gracias por las flores tan bonitas, gracias por los alimentos que comemos, gracias por los pájaros que cantan, gracias por todas las cosas, Dios mío."

Tal vez a muchos adultos, Señor, les parezca demasiado ingenua esta plegaria infantil, pero a mí me recuerda el estilo de tus frases sobre la providencia del Padre, al hablarnos de las aves del cielo y de las flores del campo y del pan nuestro de cada día.

Quizá, Señor, porque hemos olvidado nuestra sencillez de niños al dirigirnos a Ti, entre la gravedad de nuestros importantes negocios y la sofisticada vida social moderna, nos resulta ridículo agradecerte el trinar de los pájaros, la paleta polícroma de un prado y el agua corriente.

Señor, ¿cuándo nos convenceremos que ante Ti seremos siempre pequeños, que no caen bien en tu presencia los pinitos intelectuales, las frases grandilocuentes, el lenguaje enrevesado de nuestra problemática de juguete? Enséñanos a rezar como niños, a darte gracias por los pájaros, las flores y el pan.

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6, Octubre.

«EL MUNDO DEL SILENCIO»

Señor: Tú sabes que nuestro tiempo recibe la etiqueta de "siglo espacial", "era atómica", "época de la imagen", "civilización técnica", "etapa de la socialización"..., y otros nombres que retratan algún aspecto más o menos sobresaliente de esta segunda mitad del siglo xx. Pero yo creo que también se le podría llamar "la era del ruido".

Vivimos, Señor, inmersos en un mar de excitaciones acústicas: las olas ruidosas invaden en pleamar nuestra existencia ciudadana, con sus claxon, máquinas, motores, metros y tranvías, altavoces, radios, televisores, motos y coches.

Pero es que, por si esto no bastara, Señor, no contentos con soportar los ruidos que nos cercan con su urdimbre necesaria, buscamos y pretendemos continuarlo, cuando podríamos prescindir de él. Para descansar, nos metemos en una sala de fiestas, atronadora de bailables y conjuntos ruidosos, o rompemos la paz campestre con mil transistores, repletos de música gritada.

Sin embargo, Señor, nos hace falta el silencio. Físicamente, porque una intoxicación de ruidos está provocando la ruptura o la avería de nuestro sistema nervioso. Espiritualmente, porque el hombre necesita períodos de vacío exterior para sumergirse como un espeleólogo en la zona profunda del pensamiento, el examen y el alma.

Señor, haz que San Bruno, el silencioso fundador de los cartujos, cuya fiesta recuerda hoy la Iglesia, nos eche una rnano en-el silencio fecundó entre el estéril estrépito que nos rodea.

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«MARÍA ROSA»

Octubre, 7.

Señor: Entre los innumerables títulos con que la Iglesia y los fieles de todos los tiempos han invocado a María, la liturgia de hoy nos invita a llamarla "Reina del Rosario". Por eso, vas a permitirme que me dirija a la Virgen con esta plegaria en los labios:

Madre de los misterios gozosos, Tú que supiste lo que es la alegría de esperar un niño, de visitar a una prima necesitada, de dar a luz al Salvador, de ofrecer tu Hijo a Dios y de hallarlo sano después de tres días, devuelve a la mujer la dicha de la maternidad, descúbrenos a todos la felicidad de ayudar al prójimo, inspíranos el gozo de consagrarnos al Señor, concédenos la alegría de recuperar la presencia de Dios en nuestras almas.

Madre de los misterios dolorosos, Tú que sufriste en corazón vivo la oración desolada de Jesús en Getsemaní, la injusta flagelación, la sangrienta coronación del espinas, el desgarrador encuentro en el camino del Calvario y la soledad de la muerte de Cristo, ayúdanos a dirigirnos a Dios como Padre incluso en la tribulación, suaviza el rigor de tantas heridas sangrientas en el cuerpo de la humanidad con tus manos maternales, despunta las espinas de tantas coronas de alambradas clavadas en el corazón de la geografía contemporánea, sal al encuentro de todos los viacrucis humanos, acompaña la soledad de quienes lloran la ausencia de los seres queridos.

Madre de los misterios gloriosos, Tú que viste a Jesús subir al cielo, donde le seguiste con tu asunción, después del descenso del Espíritu Santo, alégranos con la certeza de nuestra resurrección y con la esperanza de nuestra subida al cielo, donde Tú nos esperas con los brazos abiertos.

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8, Octubre.

«ONCE PARES DE BOTAS»

Señor: Otra vez se ha puesto en marcha el complicado engranaje de una nueva Liga de fútbol, que pone en juego millones de pesetas en fichajes y en entradas, así como millones de aficionados, que van a estar pendientes de la radio y la prensa durante todo el curso.

Señor, no tengo nada contra el fútbol como deporte, ya que posee una serie de virtudes indiscutibles para el desarrollo del cuerpo y de la personalidad, con la sujeción a un reglamento, los entrenamientos y el control y trabajo en equipo en el terreno de juego.

Tampoco vengo a quejarme de las inmensas olas de entusiasmo levantadas entre los hinchas por sus "once pares de botas", ya que el hombre necesita la expansión del espectáculo semanal, después de unas jorradas intensas de trabajo en la fábrica, el taller, la oficina, el comercio.

Pero, Señor, no permitas que se repitan acontecimientos como el que recoge la prensa de estos días; me refiero a esos 40 muertos y 600 heridos en un campo de fútbol de Turquía, mientras se celebraba un partido entre dos equipos rivales.

Haznos comprender, Señor, que la afición y el entusiasmo por los colores de un once futbolístico, también debe tener sus límites; que perder la vida por no saber encajar deportivamente un gol enemigo, no dice bien con la dignidad humana. Ni siquiera perder el sueño, o la paciencia, o... la misa, se compagina bien con una personalidad equilibrada ni cristiana.

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Octubre, 9.

«ESPEJISMO»

Señor: Hace poco, leí como frase de arranque para un artículo periodístico, unas palabras que restallaron en mi corazón como un latigazo y que hoy, cicatrizada la herida del trallazo, vengo a considerar en tu presencia. La frase es: "En la triste ecuación de lo ignorado, despejamos la incógnita de Dios."

Señor, al contemplar el contenido de esta afirmación, veo la posibilidad de una doble vertiente: negativa la primera, como una confesión de ateísmo; positiva la segunda, como una llamada a la fe y a la esperanza.

Porque, despejar la incógnita de Dios, en la triste ecuación de lo ignorado, puede sonar a vacío; algo así como decir que Tú eres un resultado inútil al final de un teorema matemático planteado con factores desconocidos, irreales, carentes de sentido y objetividad.

Pero también, Señor, despejar la incógnita de Dios, en la triste ecuación de lo ignorado, puede significar el hallazgo feliz del Ser supremo, después de una búsqueda más o menos penosa y larga entre los miembros de esa teoría interminable de factores, que son todas las cosas de la Tierra en su entraña más recóndita.

Y en este sentido, Señor, ¡qué verdad tan luminosa resulta esa frase! Porque Tú, suma Belleza, emerges infinito del análisis de las hermosuras volubles del mundo; Tú, suprema Bondad, te revelas necesario al contemplar el corazón humano; Tú, Verdad inmensa, apareces lógico al contacto con la penumbra de las verdades racionales; Tú, Dicha sin eclipse, eres la respuesta única al ansia de felicidad del hombre ante el agridulce de los goces terrenos.

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10, Octubre.

«EL SEÑOR DE LA GUERRA»

Señor: Una tradición secular coloca en labios de don Francisco de Borja, Duque de Gandía, Virrey de Cataluña, Caballerizo del Emperador Carlos V y futuro General de la Compañía de Jesús y Santo, la frase que le arrancó la muerte prematura de la bella emperatriz Isabel: "No más servir a señor que se me pueda morir."

Es verdad, Señor, que la crítica histórica, tan aguda en nuestros días como el bisturí de un operador, pone en tela de juicio el que Francisco de Borja pronunciara esas palabras como cambio de rumbo entre el servicio al César español y al Señor inmortal que eres Tú. Pero, en cualquier caso, ahí está la frase como concreción de un hecho indiscutible y como invitación a reflexionar.

Porque eso de "no más servir a señor que se me pueda morir" presenta dos vertientes distintas, una de las cuales merece raya roja, mientras la otra sigue válida también para la espiritualidad moderna.

Señor, no nos dejes caer en la tentación de confundir el servicio total y absoluto que te debemos, por ser nuestro Creador, Padre, Conservador y Destino final, con la desatención a las obligaciones de servir al prójimo, que también gravan sobre nuestra conciencia, en virtud del ejemplo de Cristo que dijo: "No he venido a ser servido, sino a servir." Pero que tampoco olvidemos que "nadie puede servir a dos señores", a Ti y a las cosas, aunque, éstas se llamen dinero, fama o placer. Aquí sigue en pie la fra-. se de Borja: "No más servir a señor que se me pueda morir."

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«LA EDAD DE LA INOCENCIA»

Octubre, 11.

Señor: Nada mejor, para conmemorar la Maternidad divina de María, que pensar en tu niñez y la nuestra, con palabras de un poeta nicaragüense a la Virgen:

"Dios te salve, María, congregación de los trigales; y en tu mirada pasta sonrisas el Cordero. Bendita es tu pupila teñida de esperanza, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Belén es el nombre de mi infancia; lo adornaban lejanos elefantes, musgo de montañas y estrellas al alcance de la mano. Cuando éramos inocentes, íbamos con las ovejas y mirábamos en la mirada de tus ojos campiñas en miniatura. Cantaban los pinares. Saludábamos al Infante. Saludábamos al Chiquito-Dios, al Príncipe de los Presagios, al Preferido. Verdes caminos llevaban a Belén. (...) Entonces Tú cantabas cantos de cuna para nosotros, y mirabas lejanamente hacia los días futuros, con los ojos humedecidos como los campos con rocío. ¡Esta es la mirada por donde el hombre regresa a su esperanza! Por aquí partimos, ventura andando, a fugitivos sueños. Mirábamos desde Belén otras ciudades, otras estrellas, • . y noches distraídas de intacta plenitud. ¡Oh la nostalgia otoñal por tus verdes miradores! ¡Tantas ventanas inútiles para asomar al canto, para-mirar el musical deseo! ¡Abre tus ojos, oh Madre del recuerdo, mírame con Belén, quiero mi infancia!" (PABLO A. CUADRA:)

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12, Octubre.

«PIEDRA DE TOQUE»

Señor: La fiesta de la Virgen del Pilar evoca en nosotros un panorama complejo de sentimientos, desde la renovación del amor tradicional de nuestra patria a la Señora, hasta el ideal de expansión misionera más allá del océano. Pero hoy me sugiere sobre todo la firmeza pétrea del credo, como eco a la proclamación por el Papa del "año de la fe".

Señor, ante la invasión del ateísmo en grandes zonas de la geografía y sociología actuales,, convéncenos de que tiene razón Schillebeeckx, al afirmar: "Los gritos de alarma sobre la fe que se pierde no son una solución, ni lo es tampoco la simple repetición de las fórmulas del pasado. Es necesario rein-terpretar los dogmas, pero fielmente, en el sentido católico de la tradición y del magisterio de la Iglesia."

Señor, frente a los grupos hasta ahora católicos, que se van disociando de la fe de sus padres, haznos mirar con sinceridad la frase del teólogo yanqui Murphy: "La crisis de fe actual se sitúa entre los intelectuales, los comprometidos en la batalla social o los oprimidos y explotados. Para aportar remedios a esta crisis, el año de la fe no puede limitarse a una proclamación de la presencia de Cristo entre nosotros; ha de cumplir lo que significa esa presencia."

Señor, ante la apatía de un sector enorme de contemporáneos hacia el fenómeno religioso, enséñanos a aceptar la afirmación del P. Tucci: "El verdadero gran problema de hoy es el de la comunicación de la fe a un mundo que no se interesa por ella, que no se plantea siquiera problemas religiosos, puesto que no tienen para él sentido alguno."

Pero no permitas que adoptemos la política de los brazos caídos, sino ayudarnos a cumplir la frase de Hans Kung: "Hoy lo que falta son hechos según el Evangelio de Jesucristo."

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Octubre, 13.

«OPIO»

Señor: La filosofía comunista puso en circulación hace tiempo la frase ya proverbial de que "la religión es el opio del pueblo", un soporífero de las legítimas aspiraciones y derechos de las clases explotadas con la ilusión de un despertar feliz en la otra vida. Y hoy se ha puesto de moda, entre las juventudes burguesas "la religión del opio", la búsqueda del misterio y la mística entre el doloroso placer de la marihuana y el LSD.

Señor, ¿cuándo nos convenceremos los hombres de que la verdadera religión no es un opio adormecedor de las conciencias, un refugio imaginativo ante el miedo de enfrentarse con las realidades ingratas que nos circundan, un sueño sólo apto para la evasión cómoda o placentera?

Señor, ¿cuándo caeremos en la cuenta de que no podemos administrar dosis de religión en el cuerpo depauperado del proletariado, predicarles la paciencia, la pobreza, la resignación, la humildad, la obediencia, la sujeción, taparles la boca con la promesa de un mundo ultraterreno?

Señor, enséñanos a tomar la religión no como una droga alucinante o inhibidora, sino como un estimulante para construir un mundo mejor aquí abajo, antesala de la felicidad eterna allá arriba.

Señor, repítenos que la religión es "luz", "sal" y "fermento", un factor activo, que da calor y color, sabor y gusto, elevación y eficacia; una semilla de amor, que fructifica en buenas obras entre los surcos de esta tierra.

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14, Octubre.

«EL HOMBRE QUE NO QUERÍA SER SANTO»

Señor: Con demasiada frecuencia intentamos justificarnos diciendo que somos "normales", que lo que hacemos es "normal", que todos obran así y, por lo tanto, es "normal" el que también nosotros podamos hacerlo. Sin embargo, bajo esta aparente justificación, late el más flagrante de los engaños. Porque confundimos lamentablemente "normal" con "vulgar", cuando "normal" significa "conforme a la norma".

Señor, hoy vengo a rezarte la oración de la normalidad, esa postura existencial, que está en los antípodas de la vulgaridad, de lo que piensa, dice y hace el vulgo; esa tesitura espiritual, que se encasilla en el pentagrama de las normas divinas y humanas.

Señor, enséñame a tener como normal, ante todo, tú santa ley, plasmada en mi corazón, esculpida en la historia de la salvación humana y confirmada por Cristo 'en el Evangelio: esos diez mandamientos, que se encierran en dos, que se sintetizan en uno, amar, norma única del hombre.

Señor, ayúdame a ser normal, es decir, un hombre reglado por las coordenadas morales del decálogo, inventado por Ti, no para coartar la libertad humana, sino para orientarla según sus más pairas y nobles tendencias.

Pero Tú sabes, Señor, que una norma de conducta nos atrae más cuando se ve encarnada en uri hombre, que puede servirnos de modelo y estímulo para cumplirla nosotros también. Por eso nos dist$ a Jesucristo como ejemplar amable del hombre, "nor-mrl", cumplidor fiel del amor a Dios y a lo^ hom-br s.

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Octubre, 15.

«TERESA DE JESÚS»

Señor: Con la hoja del calendario en la mano, en esta fecha, me pregunto qué pensaría Santa Teresa de Jesús sobre el movimiento feminista, ella que fue llamada por sus contemporáneos una mujer más varonil que muchos hombres, sin dejar por eso de ser profundamente femenina.

Señor, aviva en la mujer española, en esta hora crucial de la historia, su vocación específica de femineidad. Que no confunda su emancipación legítima con ese tipo del «cuarto sexo», híbrido inaceptable así en la categoría de hombre como en el de mujer.

Señor, recuérdales a las mujeres que la sociedad necesita su papel peculiar femenino, sinónimo de corazón, sin olvidar la cabeza; homónimo de sensibilidad y ternura, sin concesiones a la debilidad; símbolo de intuición concreta y personalista, sin prescindir de las ideas y los ideales.

Señor, enséñales a conjugar a las mujeres una mayoría de edad histórica con la conservación de las tres "K" con que los alemanes determinan los valores inamisibles de la empresa femenina: "Küche, Kir-che, Kinder", Hogar, Iglesia, Hijos.

Sin olvidar su obligación de salir a la calle y frecuentar todos los estratos de la moderna sociedad, que sepa la mujer conservar en su cabeza el cetro de "reina del hogar", que la tradición y la sicología le han deparado. Sin creerse usufructuaria única de la religión, ame guardar el halo de piedad que tan bien se le acomoda. Sin exageraciones irracionales e irresponsables, siga siendo madre y esposa, educadora y ángel custodio de los suyos.

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16, Octubre.

«LA BUSCA»

Señor: Es muy probable que esta hora baja de fe, que está viviendo el mundo moderno, se deba a una concepción raquítica de la virtud clave que nos coloca en contacto directo con el cielo. Por eso, la reciente definición de la fe, dirigida por Pablo VI al Sínodo Episcopal, está hecha a medida de quienes minimizan la primera virtud teologal al campo de una fría creencia.

Señor, tu Vicario el Papa nos dice que "la fe es la adhesión de todo nuestro ser espiritual al mensaje maravilloso y misericordioso de la salvación, comunicado por las vías luminosas y secretas de la Revelación". Enséñanos a vibrar con el entendimiento, la voluntad y el corazón ante la realidad del Evangelio: la buena nueva de tu amor a la Humanidad.

Señor, repítenos que tiene razón Pablo VI, al decir que la fe "no es sólo búsqueda, sino ante todo certeza y, más que fruto de nuestra investigación, es don misterioso" tuyo. Amalgama en nosotros el esfuerzo del alpinista por alcanzar lo sobrenatural, con la dejadez confiada del niño en brazos de su madre.

Señor, haz que no confundamos la fe con el estatismo de creer una serie de dogmas fijos e invariables, sino en esa virtud dinámica según Pablo VI, que "nos quiere dóciles y disponibles para el diálogo con Dios, que habla a nuestras almas atentas y confiadas". Danos una fe viva, activa, operante, siempre en hijo directo y actual contigo, Padre nuestro que estás en el cielo y en todas partes.

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Octubre, 17.

«HOMBRES QUE DEJAN HUELLA»

Señor: Hoy celebráis en el cielo el 65 aniversario de la muerte, mejor, de la nueva vida, de Contardo Perrini, el seglar que consagró los albores del siglo xx con su vida santa, que le ha merecido la subida a los altares. Por eso, mi oración tiene como meta la santidad de los laicos.

Señor, en esta hora histórica en que el Concilio ha dado el espaldarazo a los fieles seglares, confirmándolos en su mayoría de edad en la Iglesia, quiero pedirte que tomen por modelo a ese hombre, que supo santificarse vistiendo chaqueta y pantalón, como cualquiera de ellos.

Señor, haz que los laicos no escuden su pereza ante la santidad cristiana, diciendo que eso es cosa de tocas y sotanas, pues Contardo Ferrini les desmiente con su vida de seglar beatificado, y el Vaticano II les impide hablar así en sus documentos sobre el estado laical.

Señor, estimula a los fieles seglares para que'tomen en sus manos la porción de mundo que se les ha confiado para consagrarlo a Ti desde su puesto de trabajo, como el Beato Ferrini te dedicó su vida de catedrático desde su clase de la Universidad de Milán.

Señor, es verdad que Contardo Ferrini no puede servir de ejemplo completo a los seglares enrolados en la aventura del matrimonio y la paternidad, ya que se conservó célibe toda su vida. Pero eso mismo, ¿no es un estímulo para que los casados piensen que todavía está vacío el altar del santo moderno con familia?

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18, Octubre.

«LECCIONES DE BUEN AMOR»

Señor: Desde la armonía clásica de su Partenón, hasta la melodía popular de su sirtaki, la lección del hombre griego sigue activa en la cultura occidental. Pero hoy destaca en el paisaje de la liturgia la figura de un santo heleno, Lucas el Evangelista, con su triple lección para la civilización cristiana.

Señor, enséñanos el primer mensaje del escritor griego, que supo plasmar en un bello lenguaje tu Evangelio, porque lo llevaba profundamente escrito en su corazón. Que también nosotros grabemos bien hondo del alma ese mensaje de misericordia, que es tu buena noticia.

Señor, haz que encuentre eco en nosotros la segunda palabra de San Lucas, su inmenso amor a la Iglesia, que le inspiró la redacción de los Hechos de los Apóstoles, la primera historia del primitivo cristianismo, Que nosotros amemos también a la Iglesia del Concilio Vaticano II, que ha recogido la antorcha ae la fe, transmitida por la tradición de siglo en siglo hasta nuestros días.

Señor, haz que encajemos igualmente la tercera lección de Lucas el griego: su celo misional, que le empujó a subir con Pablo a la nave que iba a recorrer el primer periplo evangelizador de la era cristiana. Que también nosotros sintamos en carne viva la obligación de misionar el mundo, a bordo de la Iglesia.

Señor, y si no somos dignos de rubricar nuestra vida con la sangre del martirio, como Lucas, al menos la muerte halle nuestro corazón en la diástole del amor a Ti y a los demás.

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«DE HOY EN ADELANTE»

Octubre, 19.

Señor: Se habla contra el llamado "Lavado de cerebro", de moda en los modernos sistemas totalitarios, para inculcar doctrinas políticas o borrar ideas contrarias. Sin duda que el método de injerirse a presión en la conciencia ajena, sin previo consentimiento, merece raya roja.

Sin embargo, hoy vengo a pedirte que nos laves el cerebro. Tú, Señor, sabrás hacerlo delicadamente, respetando nuestra personalidad y libertad. Pero también, hazlo sin contemplaciones ante los errores anquilosados en nuestra alma, con categoría de dogmas religiosos inmutables.

Señor, lávanos el cerebro de la idea más o menos consentida de que todo estaba bien antes del Concilio, de que no hace falta cambiar nada esencial, de que "siempre se ha hecho así", es la suprema regla de espiritualidad, de que el único catolicismo auténtico es el del Concilio de Trento y la Contrarreforma.

Señor, lávanos el cerebro, inculcándonos la idea de que debemos cambiar la espiritualidad individualista por la comunitaria, las "devociones" privadas por la gran devoción del pueblo de Dios—la liturgia—, la convicción de que los hombres son buenos o malos por la verdad de que todos somos buenos y malos.

Señor, lávanos el cerebro, haciéndonos compartir la adhesión total y el celo por nuestra fe, con el respeto a las otras confesiones religiosas, haciéndonos buscar no sólo la salvación de las almas, sino también el bienestar del hombre completo en un mundo mejor.

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20, Octubre.

«VACACIONES EN MALLORCA»

Señor: Hoy se clausura en Mallorca la Semana Internacional del Turismo, y mi pensamiento vuela-a la isla de la calma para pedirte de todo corazón por esa realidad, inédita en el pasado, del trasiego millonario de gentes en busca de unos gramos de felicidad y descanso.

Señor, Tú sabes que el slogan del Año Internacional del Turismo, que estamos celebrando, es "El turismo, pasaporte de la paz". Frase acertada, poner como meta de ese paso ininterrumpido de fronteras, el ideal de la paz. Pero, quisiera pedirte que sea también un hecho tangible.

Señor, que el contacto humano de unos hombres con otros, de unas razas con otras, de unos pueblos con otros, de unos paisajes con otros, de unas lenguas cort otras, de unas mentalidades con otras, lejos de provocar el choque discordante, produzca el esperanto vital de la comprensión.

Señor, enséñanos la lección del diálogo internacional político, económico, social y religioso, a la hora de las graves decisiones, ya que sabemos convivir juntos en esa tierra de todos, que es el lugar donde practicamos el turismo, unidos por un mismo sol, idéntica brisa e igual alegría.

Pero Señor, concédenos también la gracia de que el turismo sea pasaporte de paz espiritual. Que el contacto directo con la Naturaleza, nos hable de ese Dios que escribió su nombre con plata de estrellas y blanco de nieves, y azul de playas, y verde de pinos, y rpjo de amapolas, y oro de sol.

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Octubre, 21.

«LA VOZ DEL CORAZÓN*

Señor: Hoy vengo a declinar en tu presencia una palabra clave en la encrucijada contemporánea del cristianismo: comprensión. Siguiendo el esquema gramatical de las declinaciones, quiero pedirte comprensión... en todos los casos.

Señor, danos comprensión en nominativo, pero no sólo alguna, cierta, esta, esa o aquella comprensión, sino sencillamente la comprensión, la actitud abierta del espíritu ante todas las cosas, sin apriorismos de cerrazón mental o cordial.

Señor, danos comprensión en genitivo, es decir, comprensión de los hechos, las personas, los cambios, los signos de los tiempos, sin rasgarnos las vestiduras ingenua o farisaicamente por nada, aunque no lo aprobemos todo.

Señor, danos comprensión en dativo, o sea, comprensión cordial para todos cuantos piensan de distinta manera que nosotros, incluso en el terreno sagrado de lo religioso; elasticidad mental para captar todo lo nuevo, sin que ello signifique compromiso en cualquier caso.

Señor, danos comprensión en acusativo, la capacidad de meter en nuestra alma el complemento directo de las nuevas doctrinas conciliares, las reformas de la Iglesia, los documentos directivos de los últimos Papas.

Señor, y, finalmente, por si me olvido de algo, danos comprensión con todos—buenos y malos—, en todo tiempo y lugar, sin miedos excesivos, sobre cualquier materia, tras un esfuerzo generoso de diálogo y brazos abiertos.

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22, Octubre.

«MISIÓN BLANCA»

Señor: Una sola palabra puede subir hoy a mis labios al dirigirte mi plegaria: DOMUND, esa palabra, que resume el Domingo Mundial de la Propagación de la Fe. Pero, debo añadir la palabra "pobreza", porque la Jornada Misional de este año se titula el "Domund de la pobreza".

Señor, Tú sabes cuántos millones de dinero se consumen en el mundo inútilmente, mientras millones de seres humanos carecen de lo más indispensable para vivir. Enséñanos que la fórmula "pan y catecismo" sigue siendo válida en este tiempo, ya que la fe exige y necesita un estómago suficientemente alimentado.

Señor, Tú conoces el hecho de que diariamente se queman en Nueva York treinta y cinco millones de dólares en papel moneda, para dar paso a otros billetes nuevos. Pero, ¿cuántos millones se "queman" en holocausto a los ídolos del placer, el lujo, la vanidad, el gusto, el ocio, en el altar del egoísmo, sin pensar en las necesidades más perentorias del prójimo?

Señor, sólo en un año, los españoles hemos quemado literalmente tres mil millones de pesetas en tabaco. ¿Cuánto dinero ofreceremos este año para consumirse en el incensario del "Domund de la pobreza", destinado a las necesidades del mundo sub-desarrollado?

Señor, anímanos a superar también este año esa cifra ascendente en favor de las misiones, que alcanzó el Domund último los 99 millones. Recuérdanos que es mucho más lo que gastamos en humo, que vale menos que la propagación del fuego misional.

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Octubre, 23.

«CUANDO CANTA EL CORAZÓN»

Señor: Hoy vengo a comentar contigo la sabia frase con que San Ignacio de Loyola abre su famoso libro de los Ejercicios Espirituales: "Todo hombre debe ser más pronto para salvar la proposición del prójimo, que para condenarla."

Señor, de corazón te suplico que nos enseñes esta lección práctica de cristianismo, ya que muchos disgustos y tropiezos en la vida social, familiar y profesional tienen su origen en el olvido de mirar con buenos ojos los dichos y hechos del prójimo.

Señor, haznos comprender la injusticia y la falta de caridad encerradas en esa frase "piensa mal y acertarás", con que muchos se enfrentan habitual-mente, como por sistema, con las palabras y obras de los demás.

Señor, descúbrenos el humanismo que rezuma la sentencia clásica de que "nadie es malo, mientras no se pruebe" positivamente, ya que, como dice otro refrán popular, muchas veces, "las apariencias engañan".

Señor, tampoco nos dejes caer en la tentación de creer que fiarse siempre del prójimo es cosa de ingenuos; que es preferible pasarse de listo por carta de más en la desconfianza, que ser víctima alguna vez por tener siempre un corazón sencillo y una mirada limpia.

Señor, haz que nos repugne llevar en el alma las gafas negras de una crítica negativa, de un espíritu inquisitorial, de una postura de anatema ante nuestros hermanos. Que también en esto hagamos con los demás lo que nos gusta que hagan con nosotros.

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24, Octubre.

«EL LARGO VIAJE»

Señor: La presencia de San Rafael invade con sus alas bíblicas todo el paisaje de la liturgia de hoy. Por eso, vengo a pedirte por todo ese mundo más o menos vinculado al arcángel de Tobías.

Señor, guarda a los caminantes solitarios, que todavía tienen que atravesar senderos intransitables en regiones donde la civilización no ha puesto todavía su calzada de cemento.

Señor, conduce a los que se lanzan a la difícil empresa de atravesar "el muro de la vergüenza", "la caña de bambú", "el telón de acero" y todas esas fronteras levantadas por el odio, la incomprensión y la política, para que puedan llegar sanos y salvos a su destino en alas de la libertad.

Señor, acompaña a los turistas, que buscan un oasis de felicidad para sus vacaciones y descanso, para que puedan volver siempre a sus hogares un poco mejor, no sólo física, sino también espiritual-mente.

Señor, bendice a cuantos tienen que partir en la caravana de una migración interior o exterior, para que sepan hallar las ventajas de ese fenómeno contemporáneo, sin caer en los inconvenientes humanos y religiosos del desarraigo natural.

Señor, protege a los nuevos caballeros del volante y a los peatones de las grandes ciudades, para que lleguen siempre a su destino, sin tener que lamentar accidentes penosos, conscientes de su responsabilidad ética j ciudadana.

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Octubre, 25.

«LA PUERTA DE LAS SIETE CERRADURAS»

Señor: Aunque la espiritualidad posconciliar ha supuesto para muchos un cambio de noventa grados en su concepción activa del apostolado y la santidad, todavía quedan bastantes cristianos que conciben la religión como un refugio o un invernadero.

Señor, a estos fieles con vocación anacorética trasnochada, a quienes se les antoja que Tú "recomiendas la política del Arca de Noé"—como ironiza Don-coeur—, mientras el mundo se hunde en las olas del materialismo, recuérdales que son responsables de querer huir, ya que "no nos salvamos solos, sino en racimos".

Señor, recuérdanos que "el alma de todo apostolado" será siempre la vida interior, el mano a mano contigo en la intimidad de la oración, el contacto directo con las fuentes sacramentales, la escucha de tu Palabra. Pero sólo eso, porque luego debe seguir el diálogo incontenible con el mundo, la fecundidad del apostolado.

Señor, no permitas que tenga razón Desqueyrat, al quejarse así: "Cuando el Cenáculo debiera ser un centro de avituallamiento espiritual, al que el creyente acudiera para alimentar su vida espiritual y apostólica, demasiado a menudo se convierte en un gusto; y el creyente, que debiera ser la sal de la tierra, se transforma en un inmigrante del interior."

Señor, danos un corazón que sepa armonizar el doble movimiento de sístole hacia dentro, para renovar y purificar su sangre divina, y de diástole hacia fuera, para comunicar esa gracia a los demás.

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26, Octubre.

«LA ALEGRÍA DE VIVIR»

Señor: Hay gente que confunde lamentablemente alegría con placer. Por eso, se extrañan de que cada vez haya más diversiones y mayor sibaritismo, pero menos felicidad en el mundo. Hoy vengo a pedirte que nos enseñes a analizar las discrepancias entre alegría y placer, para que aprendamos a ser felices de verdad.

Señor, dinos que "la alegría procede de un esfuerzo sobre sí mismo, mientras el placer proviene de un abandono, de un disfrute pasivo. Toda alegría se paga, y el placer se toma. La alegría procede de la certeza de haber obrado para la eternidad, que lo esencial se ha adquirido para siempre; mientras el obrar en el tiempo y para el tiempo no produce más que placer".

Señor, repítenos que "la alegría aspira a la eternidad, es espiritual, procede de dentro; y el placer es material, nos llega del exterior; que la alegría siempre eleva, pero el placer, a menudo, envilece".

Tú sabes que, en el fondo, "la Humanidad busca la alegría", pero queda defraudada al no encontrarla en medio del placer. Por eso, Señor, enséñanos que "no se experimenta la alegría, sino en la medida en que la vida cultural, espiritual y moral elevan al hombre por encima de la bestia".

Convéncenos de que "para hallar la alegría es necesario que las preocupaciones espirituales y desinteresadas superen la pasión, el utilitarismo y el lucro", como bien afirma el autor del libro La crisis religiosa de los tiempos nuevos (A. DESQUEYRAT).

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Octubre, 27.

«LIO EN LOS GRANDES ALMACENES»

Señor: Las tiendas de modas, siempre dispuestas a presentar la última palabra de telas, anuncian para el otoño sus trajes de chaqueta prét á porter, como lo más adecuado para la nueva estación. ¿Me permites que hoy te dirija mi plegaria con la etiqueta del prét a porter en los labios?

Sí, Señor, vengo a pedirte que nos enseñes a estar siempre, en el escaparate de la vida como esos trajes hechos, dispuestos a satisfacer los gustos, las conveniencias o las necesidades de cualquier cliente.

Prét á porter, slogan cristiano, porque es la traducción de esa voluntad de servicio incrustada por Ti en la entraña más honda del Evangelio: "No he venido a ser servido, sino a servir."

Prét á porter, lema de espiritualidad sólida, ya que nos mantiene en tensión de entrega a los demás, meta suprema de la verdadera religión.

Señor, enséñanos a practicar la gimnasia diaria del prét á porter, de un esfuerzo generoso por adaptarnos a las exigencias que solicite de nosotros el servicio al prójimo.

Ayúdanos a tomar la postura del maniquí, al que pueden quitar impunemente su vestido de tiempo, ciencia, consejo, dinero, profesión, sonrisa, amistad..., para cubrir la ignorancia, el frío, la necesidad económica, la tristeza, la soledad..., de cuantos pasan por la vida buscando un prét á porter humano, hecho a su medida.

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28, Octubre.

«TODOS A UNA»

Señor: Ante la presencia de la pareja apostólica formada por los santos Simón y Tadeo, en la liturgia de hoy, vengo a rezarte la oración que escribió Pablo VI para el reciente Congreso Mundial del Apostolado de los Laicos:

"Nosotros, hombres de este mundo, seglares del pueblo de Dios, católicos deseosos de ser fieles y diligentes hijos y hermanos en tu. Santa Iglesia, Te miramos, Jesucristo, Señor Nuestro, Maestro y Salvador de la Humanidad, como la luz del mundo, e, iluminados por Ti, te rogamos que nos hagas comprender tu resplandor sobre nosotros como una vocación.

Vocación a tu seguimiento, a tu palabra, a tu comunión, ya que Tú, Cristo, eres el Camino, la Verdad y la Vida.

Haz, Señor, que jamás dejemos de ser sensibles a la llamada reveladora, que es tu Evangelio, secreto, fuerza y gozo de nuestro verdadero destino.

Haz, Señor, que comprendamos la dignidad y el compromiso de nuestra vida cristiana, sencilla y misteriosa; que, como discípulos y seguidores tuyos, nos sometamos, libre y dócilmente, al misterio de la unidad, que es tu Iglesia, que vive en tu caridad y en tu verdad.

Haz, Señor, que tu Espíritu conforme y transforme nuestra vida y que nos dé la alegría de la sincera hermandad, la virtud del servicio generoso, el ansia de apostolado.

Haz, Señor, que nuestro amor hacia todos los hermanos en Cristo sea cada vez más ardiente y eficaz, para colaborar con ellos siempre más intensamente en la edificación del Reino de Dios.

Haz también, Señor, que sepamos unir nuestros esfuerzos con todos los hombres de buena voluntad, para lograr plenamente el bien de la Humanidad en la verdad, la libertad, la justicia y el amor. Amén."

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«NACIÓ PARA BEY»

Octubre, 29.

Señor: La liturgia me obliga a hablarte hoy como Rey, aunque Tú ya sabes lo peligroso que resulta para los hombres equivocarse en lo relacionado con tu reinado.

Señor, líbranos de concebirte como un "Rey de Oros", el defensor de un sistema económico basado en los beneficios cada vez mayores de los pudientes, y en el desarrollo cada vez menor de los indigentes; como el soberano de un capitalismo demasiado apoyado durante siglos en tu religión de Rey pobre.

Señor, líbranos de considerarte como un "Rey de Copas", el "buen Dios", que permite a sus subditos embriagarse en el vaso de todos los placeres terrenos, aunque recuerden demasiado el banquete pagano de la vida, y con tal que al final de su existencia se arrepientan de su sibaritismo imposible ya.

Señor, líbranos de imaginarte como un "Rey de Espadas", el "Dios de los ejércitos", que toma partido por un bando o por otro, que está al frente de las "derechas" o de las "izquierdas", de los "progresistas" o de los "conservadores".

Señor, líbranos de pensarte como un "Rey de Bastos' , el "Dios justiciero", que se regodea en castigar eternamente; duro en fustigar con su látigo a los pobres pecadores.

Porque, Tú, Señor, eres el Rey de un "reino de verdad y vida, de santidad y gracia, de justicia, amor y paz", y un "Rey de reyes", de quienes saben reinar sobre sí mismos.

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30, Octubre.

«LLOVIDOS DEL CIELO»

Señor: Hoy vengo a rezarte con una frase del famoso cosmonauta norteamericano MacDivitt, pronunciada en el reciente Congreso Mundial de Apostolado Seglar: "Desde arriba no se ven las fronteras; el mundo se divisa como una unidad. ¿Por qué no hacemos aquí abajo efectiva esa visión?"

Todos los que han subido al espacio hablan, Señor, de la belleza impresionante de nuestra tierra, contemplada "a vista de pájaro": la maravilla de los mares, las cordilleras, el mosaico de pueblos y ciudades, el claroscuro del día y la noche; en una palabra, la unidad del planeta en medio de su variedad.

Pues bien, Señor, hoy quiero pedirte que no sólo se trate de una visión para privilegiados cosmonautas esa tierra sin fronteras, diversa, pero única; sino que sea una realidad moral y social a nivel de todas las naciones. Que la necesaria parcelación de la geografía terrestre no divida los ánimos de sus habitantes.

Señor, enséñanos a ser distintos, sin ser oponentes; ayúdanos a conservar el folklore típico de cada región de la tierra, sin despreciar a los que tienen otras costumbres; anímanos a formar una inmensa "sardana" de manos entrelazadas entre blancos y negros, amarillos, cobrizos y aceitunados.

Señor, que la diversidad natural de tierras pobres y ricas no sea motivo de división entre países su-perdesarrollados y subdesarrollados, sino estímulo para procurar un término medio donde todos formemos una unidad fraternal.

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Octubre, 31.

«LOS MOTORIZADOS»

Señor: Hoy vengo a Ti con un interrogante a flor de labios para que nos ayudes a resolverlo. ¿Tienen razón los gloriosos, que alaban nuestra civilización superdesarrollada en la técnica, la mecanización y la economía, o los preocupados, que ponen sordina a nuestra cultura de robots fríos y metalizados?

Señor, para Desqueyrat, "este mundo de tecnó-cratas, maquinistas y financieros ha matado al hombre y a Dios, porque ni el hombre ni Dios son seres racionales, objetos o unidades monetarias; sino que el hombre y Dios son seres personales".

Sí, Señor, Tú sabes que existe el peligro y aun la tentación y el pecado de manejar a los hombres como fichas despersonalizadas, piezas inanimadas de un engranaje social complejo, en el que sólo prevalece el número, el rendimiento material, la utilidad cuantitativa.

Es más, Señor, Tú conoces la triste realidad de nuestro mundo práctico, que te desprecia como un factor inútil, ya que lo espiritual, lo sobrenatural, lo religioso, lo ético y moral no son cosas susceptibles de medición física, ni de valoración económica.

Sin embargo, Señor, no podemos ni debemos intentar el stop del progreso histórico, que por otra parte es irreversible. La cuestión está en inyectarle "un suplemento de alma" a ese cuerpo gigante de las superestructuras sociales del mundo moderno; creer que "la verdadera sabiduría consiste en aceptar el progreso, y bautizarlo" (DESQUEYRAT).

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1, Noviembre.

«LOS VENCEDORES»

Señor: Tú sabes que hoy es la festividad de todos los santos. Tus infinitas ocupaciones en la conservación del cosmos, no te impide conocer uno por uno a todos esos millones de hombres y mujeres, niños y ancianos, peones y rentistas, intelectuales y analfabetos, religiosos y laicos, que han alcalizado la meta de la gloria.

También nos conoces a nosotros, Señor: a los que luchamos cada día por recordar que nuestro destino en la tierra no es acumular billetes verdes o llenar hasta el tope la copa del placer; sino santificarnos, pues ése es tu plan sobre nosotros, como nos dice San Pablo: «Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación.»

Mas, para evitar despistes frecuentes, Señor, enséñanos dónde radica la verdadera santidad. Haznos ver que es acertada la definición de santo que se lee en esa novela galardonada con el "Premio Nacional de Literatura Católica" en Francia, titulada Como a través del fuego: "Merece el nombre de santo el que sabe amar con desprendimiento, aquel cuyo amor se hace tan puro, que no proyecta sombra."

"Amar con desprendimiento." Todo lo contrario del slogan habitual en las canciones y películas, que definen el amor como un egoísmo, como un imán físico, en lugar de llamarlo unas manos vacías de tanto dar.

Señor, Tú que definiste a los santos como los hombres del "amaos los unos a los otros, como Yo os he amado", concédenos la gracia de seguir sus huellas y las tuyas de amor desprendido. Así un día esta fecha será también la nuestra.

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Noviembre, 2.

«MUERTE, ¿DONDE ESTA TU VICTORIA?»

Señor: La fecha de hoy en el calendario de la liturgia nos resulta antipática, porque "los fieles difuntos" nos traen el recuerdo de la muerte, y nosotros estamos en los antípodas de la simpatía por morir, pues amamos la vida. Sí, aunque a veces reneguemos de la existencia, Tú sabes que es sólo de labios hacia fuera, pues nuestro corazón está pegado como una lapa a la vida. Por eso nos disgusta el pensamiento de la muerte.

Señor, danos la razón. Dinos que Tú quisiste nuestra existencia, sin eclipse; nuestro día vital, sin noche; nuestro amanecer y cénit, sin ocaso mortal. Recuérdanos que tu plan primitivo era pasarnos de la vida temporal a la vida eterna, sin pagar las aduanas de la muerte. Porque Tú eres un Dios de vivos y no de muertos.

Pero una nube de nostalgia turbia este pensamiento, ya que tu esquema primero sobre el hombre, tuvo que ser reemplazado por otro, al caer sobre él la mancha del primer pecado; y desde entonces la muerte es la estación término de toda vida humana.

Señor, quita de nosotros,, los cristianos, esta visión pagana de la muerte. Porque "para tus fieles, la vida cambia, pero no se destruye", como nos dice la Iglesia en la liturgia de este día. Enséñanos que tu resurrección no estará completa hasta que todos nosotros, miembros de tu Cuerpo, no hayamos despertado a la vida eterna, después de la breve anestesia de la muerte. Enséñanos que ella es sólo túnel, apeadero, frontera antes de la estación final llamada VIDA.

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3, Noviembre.

«UN CUERPO DE MUJER»

Señor: Nadie tan enamorado del cuerpo humano como Tú. Allá en tu eternidad espiritual, abocetaste las formas del futuro mundo material, con sus cielos, tierras y mares. Pero, sobre todo te complaciste, diseñando ese prodigio de armonía que es el cuerpo del humano, en su doble versión complementaria de hombre y mujer.

Te gustó tanto tu obra, Señor, que no paraste hasta meter tu divina personalidad infinita en el estuche de un cuerpo como el nuestro. La Biblia, la Iglesia y la Liturgia se complacen en recordar ese momento único, con profunda adoración: "Y se encarnó", "Y se hizo hombre", "Y el Verbo se hizo carne".

Pero de eso, a la idolatría del cuerpo, Señor, hay un abismo, que nuestra edad ha franqueado lastimosamente. Hemos perdido el equilibrio entre alma y cuerpo, al relegar al olvido, al desprecio o al último lugar el espíritu, que anima nuestra carne; para caer de rodillas ante el dios cuerpo.

Señor, ya sé que nada hay de reprensible en el deporte, donde el cuerpo humano lleva al límite sus posibilidades de elasticidad. Pero colocar a los deportistas por encima de los cultivadores del espíritu, resulta una supervaloración de lo corporal digna de raya roja.

Señor, reconozco que nada hay de herético en la admiración limpia y sincera del cuerpo femenino. Pero multiplicar los concursos de belleza meramente corporal de la mujer rebaja su personalidad humana al cisma de la carne sin alma.

Señor, enséñanos a amar nuestro cuerpo, sin adorarlo.

— 308 —

Noviembre, 4.

«MURIERON CON LAS BOTAS PUESTAS»

Señor: Tú también habrás leído la noticia en la prensa diaria. Con el laconismo de los títulos periodísticos, se nos dice: "Un millón de muertos del corazón al año, en Estados Unidos." Pero detrás de ese epígrafe está el drama de esos hombres, que han dicho su adiós a la vida con el relámpago de un colapso, el ramalazo de una angina de pecho o el fulminante ataque cardíaco.

Sin embargo, Señor, contra lo que muchos piensan y desean, también yo quisiera morir del corazón. Es verdad que no suele desearse una muerte repentina, para poder prepararse mejor al más allá. Pero es que yo no pido una muerte imprevista, al querer morir del corazón, sino todo lo contrario.

Morir del corazón significa para mí, Señor, llegar al momento de la verdad con el pecho destrozado por el amor: amor a Ti y amor a los hombres. Morir del corazón quiere decir morir por haber amado tanto, que el corazón no puede resistir esa distóle constante de caridad. Morir del corazón es imitar tu muerte de cruz, con esa rúbrica de la lanzada en el costado, la firma sangrienta del amor.

Señor, te pido morir del corazón, es decir, morir de amor, porque he leído en la novela Como a través del fuego que "el día en que vuestro corazón ya no arda de amor, a vuestro lado otros morirán de frío". Y es tan triste dejar morir a los demás de soledad y desamparo, teniendo para ofrecerles el rescoldo tibio de nuestro amor.

Por eso, Señor, déjame morir del corazón. Como Tú. Es la muerte mejor, ¿no te parece?

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5, Noviembre.

«MADRE QUERIDA»

Señor: Hoy es sábado, día de la Virgen, y por eso quisiera pedirte que "me pongas" con María, como acostumbraba suplicarte San Ignacio de Loyola, gran enamorado de tu Madre. Dicen que el cristiano de hoy deben aprender a centrar su amor en Ti. Y me parece muy bien ese cristocentrismo. Pero si con eso quieren decir que no debemos amar a la Virgen, o amarla menos, entonces, Señor, ¿verdad que están equivocados?

Yo sé que sí, porque hoy como ayer sigue siendo verdad el lema mariano "A Jesús por María". Porque la Virgen no es una bifurcación en el camino del amor, que obligue a repartir nuestro corazón entre Tú y Ella. La Virgen es, más bien, una lupa transparente, que concentra en Ti todos los rayos de amor que pasan por Ella.

Por eso, Señor, te pido que me enseñes a enamorarme de María, como aquella muchacha muerta a los veinte años en olor de santidad, que dejó en su Diario expresiones de marianismo ferviente, dictadas por su consagración de Congregante.

Señor, concédeme la gracia de repetir con verdad lo que Teresa González-Quevedo escribía con el corazón en la pluma: "Cada día quiero más a la Virgen." "La amo tantísimo, que a veces me parece que ya no puedo más, y tengo que dejar de pensar en Ella." "¡Cuánto quiero a la Santísima Virgen! Yo creo que más no la puedo querer." "Ayer me parecía imposible amar más a la Santísima Virgen; pero hoy la amo más que ayer, y mañana la amaré más todavía."

— 310 —

«EL SIGNO DE LA CRUZ»

Noviembre, 6.

Señor: Voy a comenzar mi jornada, como siempre, con la señal de la cruz. Bueno, como siempre no, porque hoy quisiera que me enseñaras el complejo sentido de este signo, sólo empobrecido por la rutina.

Porque la señal de la cruz significa bendición. Desde que Tú transformaste el valor de la crucifixión, los cristianos bendecimos con la .cruz. Por eso, Señor, señalar mi día con el signo de la cruz debe significar un propósito sincero de pasar por la vida en ademán de bendecir.

Recuérdame también que la cruz es un signo más. Eso me impone el deber de ser positivo en mi jornada de hoy, que comienza con la señal de la cruz. Tengo la obligación de sumar, de añadir mis esfuerzos a la tarea de los demás, evitando la resta y la división. Debo tomar como slogan la palabra "más", porque la cruz con que abro la página de este nuevo día no tiene otro sentido.

Señor, graba profundamente en mi memoria que la cruz es una espada. Por eso, señalarme con ella en la frente, en los labios y en el pecho es todo un programa de lucha contra los malos pensamientos, las palabras mentirosas y faltas de amor y las obras indignas de un cruzado de Cristo.

Señor, recuérdame que el trazo vertical de la cruz me exige buscar siempre la unión del cielo con la tierra, y que el trazo horizontal me pide abrazar el mundo entero de un extremo al otro, por el amor. Así sea.

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7, Noviembre.

«JUVENTUD QUE PROMETE»

Señor: Hoy quisiera rezarte con el himno, que los miembros de la Ciudad de los Muchachos cantan como meta de sus afanes juveniles. Te gustará, porque es un mensaje de paz, y Tú eres el Príncipe de la Paz.

"Somos los muchachos de la tierra, que vamos por el mundo con las manos unidas, porque no deseamos que otra guerra envenene las noches y ensangriente los días.

Y por eso, Señor de los Ejércitos, te pedimos que nos des la victoria sin guerra. , Victoria sobre el hambre, que aniquila países (...) victoria sobre el vicio, que mata la pintura y envilece la música. Y piedad para todas las mujeres, que podrían ser buenas, si no fuesen tan pobres. Victoria sobre el oro, constructor de ciudades de inmensos rascacielos, mientras campos estériles se erizan con los cardos.

Y por eso, Señor de los Ejércitos, te pedimos la paz que prometiste a los hombres de buena voluntad. Si los chicos del mundo se diesen bien la mano, ya, ninguno podría clavar un puñal a su hermano. Si los chicos del mundo mirasen bien al cielo, ya no habría en el mundo más miseria, ni más hambres ni duelo. Si los chicos del mundo orasen al Señor, todo el mundo sería un oasis de santa paz y amor."

Sólo me resta añadir un "Amén" fraternal y sincero, Sefior.

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Noviembre, 8.

«UN CORAZÓN Y UNA COPLA»

Señor: Me ha impresionado la letra de esa canción moderna titulada Me llora el corazón, por su contenido espiritual que habla de gratitud, esa virtud tan rara como necesaria. Por eso, hoy vengo a rezarte con esas palabras en los labios:

"Ha sido Dios quien me creó, y yo no tengo una oración para pagarle tanto bien... Me llora el corazón."

Sí, Señor, estoy confuso por no darte gracias más a menudo por ese don inmerecido de mi vida, por haberme sacado del pozo oscuro de la nada, por haberme escogido entre millones de seres posibles, por haber encendido en la noche de mi inexistencia la estrella de mi ser.

Señor, me llora el corazón por las veces que, en lugar de arrodillarme para agradecerte la gracia compleja de mi creación, me he atrevido a quejarme de haber sido llamado al ruedo de la vida sin previa consulta sobre mi imposible parecer.

Señor, me llora el corazón por los momentos en que, lejos de trenzar mi gratitud en una plegaria por haberme hecho gustar el agridulce de esas "sonrisas y lágrimas" que es la vida humana, he renegado de la aventura de ser hombre, por creerla demasiado amarga.

Señor, pero desde ahora, me alegra el corazón, porque ya sé que hay una fórmula breve y completa para compensar esa gracia, esa cadena de gracias, que es mi existencia: ¡Gracias, muchas gracias! Por esta vida temporal y por la eterna, que será toda sonrisas... sin lágrimas.

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9, Noviembre.

«HISTORIA DE UNA MENOR»

Señor: Hoy hace dos años que murió Juani, la universitaria madrileña arrollada por un tranvía. Por eso no podría rezarte en esta fecha sino con palabras suyas, las que se plasmaron un día en su Diario y que ahora corren de boca en boca, al salir editadas a la luz pública.

Señor, quiero que seas también para mí el Cristo "fenomenal y estupendo y el mejor amigo", "el que va delante y llega hasta arriba", "el que pide y exige más y más", "el que nos hace mejores".

Señor, Tú eres, como decía Juani, "el que valoriza todo lo nuestro", "el que nos adentra en nosotros mismos" pero "nos saca hacia los demás", "el que confía en nosotros y pide nuestra confianza", "el que escucha y guía nuestros pasos y corazones", "el que atrae nuestros corazones para ser como El".

Señor, Cristo de Juani, Tú eres "el que permite gustar lo humano con ilusión", "el que clava nuestras raíces en el deber", "el que ensancha nuestras ramas hasta las últimas fronteras", "el que cala en nosotros para que ahondemos en El", "el que nos enseña a conversar con El sencillísimamente", "el que se siente al lado y dentro de todos".

Señor, Cristo del Diario de Juani, «amor, humildad y generosidad sin fin", "el que está escondido y vive en todas partes", "tan asequible y tan excelso", "que nos mira contento y siempre luminoso", "que nos lleva a la dicha de ser alegres por El".

Señor, haz que, como Juani, viva y muera por Ti. Así sea.

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Noviembre, 10.

«FIEBRE EN LA SANGRE»

Señor: Hasta ahora se nos ha dicho que la existencia de la tierra se divide en períodos de tiempo más o menos largos, bautizados con. nombres tan sabios como neolótico y mioceno; y la historia humana se fragmenta en épocas llamadas Renacimiento, Barroco o Medioevo.

Pero hace poco, Señor, el profesor Sjovall, sexólogo nórdico, afirmó: «Hemos tenido la Edad de la Piedra y la del Hierro. Ahora acabamos de entrar en la del Sexo.» Esta nueva división puede traer consecuencias trágicas, ¿verdad, Señor?

No es que el sexo sea malo, sino todo lo contrario, porque fue invención tuya y le asignaste fines maravillosos. Cuando tu libro—la Biblia—nos cuenta que Tú creaste al hombre varón y mujer, viste que "estaba bien"; y eso supone la bendición de los sexos.

Pero, como todas las criaturas, nacidas puras de tus manos, Señor, también el sexo puede llenarse de barro, tal vez más que las otras. Y cuando se afirma que estamos entrando en la Edad del Sexo, mucho me temo que se trate de convertir en ídolo una carne que sólo debería ser un reclinatorio para adorarte.

Es verdad que ya la Biblia nos habla de que "toda carne había corrompido su camino" y de que Sodo-ma y Gomorra no se distinguieron precisamente por su pureza. Pero mucho me temo, Señor, que esta nueva edad del sexo sea más refinada y sofisticada con tanta mujer sexy, tanto sex apeal. Señor, que no adoremos el sexo, sino que te adoremos en él.

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11, Noviembre.

«DOMINGO, SIEMPRE DOMINGO»

Señor: Todos dicen que los números resultan fríos. Y sin embargo, a veces, a mí me resultan tremendamente cálidos. Hay estadísticas, porcentajes y cifras, que me encienden la sangre de indignación, o el alma de celo, o el corazón de amor.

Señor, hoy vengo a rezarte con unos números en los labios. Se trata de los resultados de una investigación sobre el cumplimiento del precepto dominical entre obreros de varios países. Según esos datos, los trabajadores alemanes cumplen hasta el 70 por 100; los belgas hasta el 50 por 100; los españoles hasta el 40 por 100; los ingleses e italianos hasta el 10 por 100; siendo el furgón de cola los obreros franceses con el 5 por 100 de cumplimiento.

Cómo me ha dolido leerte estos números, Señor. Por varias razones. La primera, porque Tú fuiste Obrero, y resulta lamentable que los tuyos hagan eco a la triste frase del evangelio de San Juan: "Y los suyos no le recibieron." Me duele también, Señor, porque la mayoría de la humanidad está clasificada socialmente en la categoría de los trabajadores, lo cual significa que son muy pocos los hombres que se acuerdan de Ti en tu día, "el día del Señor".

Siento también este índice de cumplimiento obrero en el precepto dominical, porque esa "apostasía de las masas" fue provocada y está conservada por una postura demasiado burguesa en gran parte de la Iglesia de los pobres, la Esposa del Artesano de Na-zaret.

Señor, haz que los tuyos te reciban, y que los otros no se lo impidan.

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Noviembre, 12.

«MI MADRECITA»

Señor: Desde que Tú inventaste el "Avemaria", la mejor oración a la Virgen, todos los cristianos han rivalizado contigo en su afán de rezarle. Hoy quiero darte gracias por haberme dado a conocer las oraciones con que se dirigió a María esa muchacha madrileña, que murió hace dos años, llamada Juani y cuyo Diario acaba de editarse.

No es muy extenso el catálogo de nombres con que llama a la Virgen, pero ha dado en la diana con los principales. Bate el record la palabra "Madre": 26 veces la invoca así, y otras 20 más la apellida "Madre mía", llegando en dos ocasiones a dedicarle el diminutivo de "Madrecita". Pero, sobre todo, Señor, emociona la adjetivación que acompaña a la invocación más bella de María, la de Madre. Unas veces le dice: "Eres estupenda"; otras: "Madre estupenda", "Madre genial", "Madre genial y estupenda". Y en alguna ocasión se le desborda el adjetivo superlativo, escribiendo "Madre estupendísima".

Señor, me gusta que Juani bata el record de invocaciones a la Virgen con el dulce nombre de "Madre». Pero también me agrada que siga con 20 veces el título de "Virgen? y que en alguna oración la llame "Virgen y Madre".

Señor, enséñame a llamar a María, como hacía Juani, bajo el nombre de "Auxiliadora", "Auxilio de los cristianos" y "María Auxiliadora". Recuérdame que puedo y debo invocarla también como "Reina" y "Modelo", "Meta" e "Ilusión". Que en los momentos de travesía inquieta, sepa llamarla "Estrella". Así mi barquilla, como la de Juani, no naufragará.

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13, Noviembre.

«UN SABIO EN APUROS»

Señor: Todos los hombres sentimos en mayor o menor dosis el estímulo de saber. Una sed insaciable de conocer más y más nos -hace caer de bruces ante los libros y los maestros, para beber algo de su ciencia. Y no es que venga a quejarme hoy ante Ti de esta hambre de conocer, que nos deja siempre bostezantes de más alimento.

Lo que sí que me preocupa, Señor, es el hecho de que nos gastemos tanto dinero y derrochemos tanto tiempo abrevando en las fuentes de cualquier sabiduría, y sintamos tal pereza ante la cátedra de la santidad.

Es verdad que la posesión de unos gramos de conocimiento en una ciencia, ar te u oficio, nos proporciona la llave para abrirnos paso en la vida. Cualquier especialidad es punto de partida para llegar a la riqueza, la manutención de la familia, la conquista de u n puesto en la sociedad. Y todo eso es muy apreciable.

Pero, en confianza, Señor, ¿qué nos proporciona la ciencia de la santidad? Te pregunta ré con palabras de cierta novela sacerdotal: "¿Qué saben los santos?" Y Tú me responderás con palabras de la misma obra : "No gran cosa, sino que la vida sólo se vive una vez y <jue su fecundidad real está en función de la sangre derramada."

Entonces , Señor, ¿vale la pena aprender la ciencia de la santidad, si sólo nos t rae quebraderos de cabeza? Tú nos dices que sí con tu doctrina y con tu vida de entrega a los demás. Enséñanos a repetir esa -extraña jaculator ia: "¿Para qué vale la vida, sino para darla?"

— 318 —

Noviembre, 14.

«MAÑANA COMO HOY»

Señor: Hoy vengo a darte, sencillamente, los "Buenos días". Es lo primero que se hace, al tropezarse con los seres queridos, cada jornada, después del paréntesis de la noche. Si T ú eres mi mejor Amigo, mi ser más amado, ¿por qué no decirte simplemente "Buenos días", al comienzo de esta nueva fecha?

"Buenos días", Señor. Te deseo que todo vaya bien en tu jornada de hoy. Que concedas millones de gracias a los hombres, que desde todos los puntos de la t ierra se dirigirán a Ti en demanda de ayuda, consuelo, auxilio, fuerza, estímulo, virtud. Como Tú dijiste que "es más dichoso dar que recibir", al pedirte que repar tas muchas gracias, te estoy deseando un día muy feliz.

"Buenos días, Señor." Quisiera que hoy tu obra —la Iglesia—se extendiera mucho en las misiones, tierras todavía por ro turar por el arado de tu evangelio fecundante de amor.; que tu s misioneros de vanguardia plantasen tu bandera en muchos puntos de la geografía pagana. Entonces estoy seguro que sería para Ti una bella jornada.

"Buenos días", Señor. Anhelo ardientemente que nadie te ofenda hoy. Que las bocas blasfemas permanezcan cerradas durante las veint icuatro horas de esta fecha. Que los corazones sucios se laven con el arrepentimiento. Que las manos avaras renuncien a ganancias ilícitas. Que los escandalosos den buen ejemplo en lugar de poner la zancadilla.

"Buenos días", Señor, muy buenos días.

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15, Noviembre.

«ENTREGA INMEDIATA»

Señor: Hoy quiero paladear esa oración de San Ignacio al final de sus Ejercicios Espirituales, para sacarle el brillo perdido por la constante repetición rutinaria.

"Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad." Te devuelvo lo único que propiamente me pertenece por graciosa donación tuya. La libertad, ese poder fabuloso de aceptarte o rechazarte a Ti, el Omnipotente. Si he de emplearla alguna vez para ofenderte, Señor, quítame la libertad, que desde ahora es tuya.

"Tomad, Señor, y recibid toda mi memoria." Te entrego ese archivo misterioso y fiel, donde permanecen almacenados los recuerdos de mi vida pasada. Al ofrecerte mi memoria, quiero que borres de ella todo lo que pudiera servir para ofenderte. Toma también, Señor, los olvidos ingratos por tus beneficios.

"Tomad, Señor, y recibid todo mi entendimiento." Te hago donación de esa chispa de tu infinita Sabiduría, que es mi inteligencia. Quiero, Señor, que los gramos de ciencia que haya podido acumular con mi entendimiento sirvan para reconocer y proclamar tu mayor gloria. Que jamás la soberbia se enrosque en el árbol de mis conocimientos.

"Tomad, Señor, y recibid toda mi voluntad." Esa fuerza de mi alma llamada amor. Que toda su energía sea para Ti y para tus representantes en la tierra," los hombres. ,

«Tomad, Señor, y recibid todo mi haber y mi poseer." Para Ti mi tiempo, mi dinero, mi influencia, mi poder, mi profesión, mi familia... "Dadme vuestro amor y gracia, que ésta me basta".

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Noviembre, 16.

«LOS TRES INVENCIBLES»

Señor: Para quitarte el mal sabor de boca que quiere producirte el creciente ateísmo contemporáneo, déjame glosar con todo cariño esa breve pero jugosa oración trinitaria llamada "Gloria".

"Gloria al Padre": Quisiera tener los labios de todos los hombres del mundo, pasados, presentes y futuros, para gritar con esa boca única: Alabado sea Dios, Creador del cielo y de la tierra, Conservador providente del universo.

"Gloria al Hijo": Deseo poseer los corazones de todos los seres humanos ¡anteriores y posteriores a la irrupción de Cristo en la historia, para no hacerlos latir sino al ritmo de tin solo amor: Gracias, Jesús, por haber aterrizado en nuestro planeta para enseñarnos la caridad.

"Gloria al Espíritu Sanio": Anhelo reparar el "olvido con que la mayoría de la humanidad deja en el altar de la ignorancia a la tercera persona de la Trinidad, el "Dios desconocido" de que habla San Pablo: Perdona, Espíritu Santo, que los hombres olvidemos al artífice de la encarnación de Cristo en el seno de la Virgen y al santificador de nuestras almas en el seno de la Iglesia.

"Como era en el principio": En ese pasado sin tiempo de la eternidad, guando la existencia única de tu Trinidad divina era Infinitamente gloriosa, aun sin el eco temporal de nuestras alabanzas.

"Ahora y siempre, por los siglos de los siglos": En el hoy de la historia humana y en el mañana sin eclipse del más allá, cuando baje el telón del tiempo. ¡Gloria a Ti, Señor!

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17, Noviembre.

«ONDAS MISTERIOSAS»

Señor: Tu Vicario en la tierra nos ha dado hace poco una definición original de la Iglesia. Pablo VI ha dicho así: "La Iglesia es una sociedad de hombres que oran. Su fin primordial es enseñar a orar".

Me parece, Señor, que muchos cristianos no darían esa definición de la Iglesia, porque no aprecian la oración, al menos no tanto como para convertirla en la meta del Catolicismo.

Sin embargo, Señor, cuando se piensa en la frase de Santa Teresa sobre la oración, se ve que rezar vale la pena, porque es algo maravilloso. Dice la Santa de Avila: "Orar es hablar con quien sabemos nos ama".

Uno de los placeres más gratos al corazón humano es poder charlar con los seres queridos. El reloj no corre cuando los novios preparan en paseos interminables su futuro hogar. La sobremesa de una familia bien avenida siempre resulta corta, por el gusto de conversar. La amistad debe su conservación y aumento a las horas de intercambio verbal entre los amigos.

Pues bien, Señor, ningún amigo mejor que Tú; ningún novio tan bueno como Tú; ningún familiar más deseoso de nuestro bien que Tú. Por eso orar es estupendo, ya que orar es hablar contigo. Por eso la definición de Iglesia como sociedad orante debe llenar de alegría a todos aquellos que podemos llamarla a ella Madre y a Ti nuestro Padre.

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Noviembre, 18.

«MARCELINO, PAN Y VINO»

Señor: Hoy vengo contento, porque me acaban de contar un caso la mar de simpático. Me han dicho que Javi, un pequeño de nueve años, se presentó el otro día en la Iglesia con una sábana bajo el brazo. Cuando el cura le descubrió, estaba subido en el pedestal donde se venera tu imagen de Crucificado, para cubrirte con el lienzo. Al preguntarle el párroco por qué lo hacía, contestó a lo "Marcelino, pan y vino" que te tapaba para que no tuvieras frío. Estoy seguro, Señor, de que sonreiste complacido, como lo acabo de hacer yo, al enterarme.

Cosas de chicos, dirán los espíritus fuertes. A nosotros no se nos ocurre vestir la desnudez de un crucificado de madera... Sin embargo, Señor, a los hombres nos queda la posibilidad de proporcionar ropas a los miembros ateridos por el frío del Cuerpo místico, el Cristo pobre, que se acurruca en la cruz de una chabola a la intemperie.

Señor, por la inocencia de Javierín, que madrugó para taparte amorosamente con su sábana, te pido que toques el corazón de los hombres, para que no lleguen demasiado tarde en su obra de misericordia de "vestir al desnudo". Recuérdales, Señor, que su imitación de San Martín que dio media capa para cubrir a un pobre, recibirá la recompensa de tu sonrisa a Javi y el calor de tu cielo, ya que Tú les dirás un día: "Los que hicisteis con ellos conmigo lo hicisteis".

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19, Noviembre.

«AVE MARÍA»

Señor: Hoy vengo a pedirte que me abras el sentido profundo del "Avemaria", para que su cotidiana repetición no me asemeje a un robot.

"Salve, María": Quiero saludarte con la emoción del estreno con que Gabriel te anunció por vez primera el misterio de la encarnación.

"Llena de gracia": Déjame repetir con calor y emoción el piropo más audaz inventado jamás para halagar a una mujer.

"El Señor está contigo": Permanece en tu alma por esa gracia que te invade desde el primer instante de tu concepción, y reposa en tu cuerpo por esa maternidad divina, regalo único de Dios para Ti.

«Bendita eres entre todas las mujeres»: Recuérdame tu superioridad infinita sobre todos los ejemplares del sexo bello, que intentan a veces hacerte sombra con su cuerpo de barro.

"Bendito el fruto de vientre": "Bendito el que viene en el nombre del Señor", bendito sea Jesucristo, Hijo dé Dios, Hermano mayor de todos los hombres.

"Santa María, Madre de Dios": Reina de todos los santos, porque ni un solo instante reinó en tu alma el pecado; Madre de Cristo, porque el Hijo del eterno Padre se hizo hijo tuyo, sin dejar de ser Dios.

"Ruega por nosotros, pecadores": Somos cieno, pero Tú nos puede lavar; somos sombra, pero Tú nos puede iluminar.

"Ahora y en la hora de nuestra muerte": Guarda el reloj de nuestra vida. Y cuando se pare, llévanos al cielo contigo.

"Amén", María.

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Noviembre, 20.

«PADRE NUESTRO»

Señor: Hoy quisiera saborear el prototipo de toda oración, la que nos enseñó tu Hijo y nuestro Hermano mayor, Jesús.

"Padre nuestro del cielo": Enséñame a pensar en ese adjetivo "nuestro", para que me sienta hermanado con todos los hombres del mundo, pues Tú eres el Padre común.

"Santificado sea tu nombre": Que los malos dejen de ofenderte con sus blasfemias y pecados; y que los buenos sean mejores y te glorifiquen cada vez más.

"Venga a nosotros tu Reino": Ese "reino de verdad y vida, de santidad y gracia, de justicia, amor y paz", que nos hace pedir la Iglesia y que tanto necesitamos.

"Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo": Que los hombres cumplamos tus mandamientos, con la misma exactitud con que los astros del firmamento y los ángeles de la gloria ejecutan tus órdenes. ¡

"El pan nuestro de cada día dánosle hoy": Haz, Señor, que esos alimentos sembrados por tu mano en la tierra sean mejor repartidos, para que todos reciban al menos lo necesario.

"Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores": Danos un corazón ancho como la playa, donde quepan todas las ofensas del prójimo, pequeñas gotas en comparación con las olas de pecados que Tú nos perdonas.

«Y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos « del mal": Cógenos siempre de la mano, para que no vayamos tras la sirena de la tentación ni caigamos en el abismo del pecado.

Así sea, Señor.

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21, Noviembre.

«LA NIÑA PRECOZ»

Señor: Hoy quisiera acercarme a Ti como lo hizo un día ya lejano, perdido entre las brumas del tiempo, la Virgen María, en esa fecha de su Presentación en el templo, que nos recuerda la liturgia de esta jornada.

Ella se presentó a Ti, Señor, para decirte lo que unos años más tarde habría de repetir a tu alado mensajero San Gabriel: "He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra". Y yo deseo llegarme a Ti con esa disponibilidad total y absoluta para tu servicio. Con el corazón abierto de par en par a tus exigencias, con la libertad a flor de ejecución de tus menores deseos sobre mí;

María se presentó a Ti, Señor, para cantarte lo que algún tiempo después habría de recordar en su visita a Santa Isabel: "Mi alma engrandece al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador." Y yo anhelo acercarme a Ti con un himno de alabanza y alegría en mis labios, porque no hay nada más maravilloso para un hombre que cantar la dicha de servirte y de ser hijo tuyo.

La Virgen se presentó a Ti, Señor, para ofrecerte su vifginidad, como un raro lirio blanco, en medio de la verde fecundidad de la mujer israelita, amante de los muchos hijos. Y yo quiero consagrarte la castidad y pureza propias de mi estado, en medio de este sáhara de esterilidad voluntaria de nuestro mundo sibarita y de este jardín de placeres sensuales de nuestra época refinada.

Señor: Acepta mi pobre oferta, como recibiste complacido la rica donación de María en la fecha de su Presentación.

19R

Noviembre, 22.

«CANTANDO BAJO LA LLUVIA»

Señor: Déjame hablarte hoy, día de Santa Cecilia, Patrona de la Música, lo que pienso sobre este arte maravilloso. Lo primero de todo, Señor, divina armonía de tres Personas en una sola Naturaleza, infinito acorde de Trinidad unitaria y de Unidad trinitaria, te doy las gracias por haber regalado a los hombres ese pobre eco de tu eterna melodía, que se llama música, para poder cantar las sonrisas y lágrimas de la historia humana.

Después, Señor, te ofrezco todas las páginas de buena música plasmadas en el pentagrama que millones de años han ido componiendo, desde la improvisación del hombre enamorado, que tararea una grácil canción, hasta las sinfonías más elaboradas en años de lenta gestación.

Perdón, Señor, por todos esos ritmos musicales, que a lo largo de la existencia del hombre sobre la tierra han servido de vehículo a letras indignas. Perdón por haber aprisionado tantas veces un arte elevador entre las rejas de la sensualidad más denigrante.

Y ahora, Señor, una petición. No permitas que nadie pueda decir con razón en adelante lo que escribió Nietzsche sobre la música religiosa: "Deberíais cantar mejores cantos para que yo creyera en vuestro Salvador". Inspira a nuestros compositores cristianos de hoy el fervor de sus predecedores en la creación de música sagrada y religiosa, junto a la juventud del pentagrama moderno. Haz que sepamos cantar tu eterna Armonía en la clave variante de la actualidad.

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23, Noviembre.

«LAS RAICES DEL CIELO»

Señor: Desde hace poco tiempo, se habla mucho entre los cristianos de la "teología de las realidades terrestres" y de la "mística del trabajo". Estas nuevas fronteras de la investigación teológica están llamadas a tener repercusiones prácticas en la vida espiritual de los fieles.

Tú sabes, Señor, que hasta ahora se nos decía que la espiritualidad, la oración, el ofrecimiento de obras debían transformar en buenas las cosas terrenas, como el trabajo, la profesión, el descanso, las diversiones... indiferentes en sí mismas. Pero ahora se nos empieza a predicar que la participación en la construcción de un mundo materialmente mejor es ya una empresa espiritual.

Es el cardenal francés Saliege quien ha escrito: "Es deber de los católicos entregarse a las tareas creadoras para el perfeccionamiento del mundo. Estas tareas tienen un valar cristiano por sí mismas. Las tareas temporales no son para los cristianos simples pretextos para ganar méritos; son una participación efectiva en el esfuerzo humanista contemporáneo. Completar la creación y completarse a sí mismo perfeccionándola: tal es la orden dada al hombre en el primer capítulo del Génesis".

Enséñanos, Señor, a encajar esta nueva ola de espiritualidad cristiana, que en realidad sólo es renovación de aquella que invadió en pleamar la edad media, cuando tus fieles te adoraban levantando catedrales. Que hoy sepamos alabarte, construyendo un mundo mejor.

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«A PUERTA CERRADA» Noviembre, 24.

Señor: En esta conmemoración de San Juan de la Cruz, me gustaría rezarte con el "Cántico Espiritual" escrito, más que por la mano, por el corazón del gran carmelita. Pero, al abrir las páginas de su obra, siento la necesidad de renunciar. Sus palabras inspiradas, en mis labios de cristiano vulgar, sonarían a comedia.

Señor: Sinceramente, yo no puedo decirte: «¿Adonde te escondiste, Amado, y me dejaste con

Como el ciervo huíste, dejándome herido [gemido? Salí tras Ti, clamando, y ya eras ido».

No puedo, Señor, porque mis oraciones bostezantes y distraídas no han merecido nunca sentir el aguijón de tu presencia.

Y, sin embargo, Señor, quisiera poder exclamar como el enamorado San Juan de la Cruz:

"Pastores los que fuereis, allá por las majadas, al [otero,

si por ventura viereis a Aquel que yo más quiero, decidle que adolezco, peno y muero.»

Porque, a pesar de todas mis búsquedas ansiosas de pequeños amores terrenos, Tú sabes, Señor, que tengo hambre de Ti, a quien debo amar sobre todas las cosas.

Enséñame, Señor, a mirar las cosas de la tierra no como rivales de tu belleza, sino como pálidos reflejos de tu hermosura infinita. Como hacía San Juan, al decir:

«Mil gracias derramando, pasó por estos sotos con [presura,

y, yéndolos mirando, vestidos los dejó de su her-[mosura.»

Así, Señor, podré decir el último día con palabras del Santo:

"Gocémonos, Amado, y vamonos a ver en tu her-[mosura,

al monte y al collado do mana el agua pura, entremos más adentro en la espesura.»

Sí, Señor, en la espesura eterna de tu divinidad.

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25, Noviembre.

«FURIA EN BAHÍA»

Señor: Hoy vengo a rezarte con un recorte de periódico en la mano y en el corazón. Es una noticia que viene de Brasil y que tiene como protagonista al obispo de San Salvador de Bahía. Dice que "al ver las pésimas condiciones y terrible miseria de los pobladores de Natal y los grandes lujos de la iglesia, el obispo recogió en el templo a los sin techo, trasladando el Santísimo a una capilla recogida, donde se celebra la misa".

El obispo, Señor, justifica su acción con estas palabras : "Dios no necesita lujos y no es cristiano tener a los pobres en la calle".

Yo sé que a muchos disgustará esta actitud del supremo pastor de San Salvador en Bahía de Brasil, sobre todo entre la gente devota. Pero también sé que a Ti, Señor, te ha gustado mucho. Al fin y al cabo, no hay cambio esencial. Antes ocupabas Tú la inmensa catedral, bajo la forma eucarística. Ahora llenas Tú mismo las anchas naves en los miembros de tu Cuerpo místico.

Porque, desde que Tú te encarnaste, Señor, los hombres forman parte de tu ser, como el cuerpo tuyo, nueva Cabeza de la Humanidad. Porque, desde que Tú dijiste. "Lo que hicisteis con cualquiera de ellos, conmigo lo hicisteis", es igual amarte en tu Eucaristía que amarte en tu Cuerpo místico. Y, si los miembros de tu Cuerpo están ateridos de frío o faltos de calorías, es mejor repartirles el oro destinado a tu culto, ¿verdad, Señor?

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Noviembre, 26.

«CONTIGO PARA SIEMPRE»

Señor: Hoy quiero decirte que estoy contento. Tú sabes por qué, pero voy a contártelo como si se tratara de un secreto, pues así me parece que lo sabes mejor. Estoy alegre porque una muchacha española acaba de escribir para esa misión radiofónica llamada "La hora joven": "Soy feliz porque siempre llevo a Dios conmigo» (LOLILLA).

¿No te parece genial, Señor? Que una chica se atreva a vocear a los cuatro vientos por medio de las ondas y a miles de oyentes que es dichosa porque te tiene a Ti por compañero inseparable.

Pero no quisiera que esa alegría sea sólo suya por llevarte siempre consigo en el sagrario de su corazón en gracia, ni sólo mía por conocer su dicha; sino que se extendiera a todos.

Te pido, Señor, que a todos esos jóvenes tristes de corazón, aunque lleven en sus rostros la máscara de una risa, les hagas experimentar esa alegría inmarchitable de llevarte siempre consigo.

Te suplico, Señor, que a todas esas muchachas que venden su frescura para comprar unos gramos de felicidad, les enseñes el valor infinito de esa dicha gratuita que se llama gracia de Dios.

Te pido, Señor, que a todos los moradores de este mundo sofisticado les descubras la felicidad de tenerte dentro, limpia como el agua de un surtidor, suave como la brisa montañera, fresca como el aroma de las flores naturales.

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27, Noviembre.

«VIENTO DEL SUR»

Señor: Hoy vengo a rezarte la oración de la veleta. Ya sé que la veleta tiene mala literatura sicológica y ascética. Se nos dice siempre que la veleta es el símbolo de la inconstancia, de la inestabilidad, de la falta de carácter y de convicciones. Un hombre-veleta es el prototipo de un hombre voluble, sin personalidad.

Y, sin embargo, Señor, yo quisiera ser como las veletas... en el buen sentido de la palabra. Porque eso de tener la punta sensible a cualquier viento, como las orejas de un perro policía, me parece cargado de un simbolismo muy humano y cristiano.

Señor, te pido que me hagas como las veletas. Que mi atención esté siejnpre enhiesta como una antena a todas las llamadas de auxilio, a todas las necesidades, ya se presenten con la furia de un vendaval, ya se acerquen con la timidez de una brisa imperceptible.

Señor, te pido que mi corazón tenga la agudeza de las veletas, siempre imantado hacia los demás, como una brújula marca siempre el Norte. Que el prójimo sea para mí ese viento que me atraiga como la llamada irresistible de un ser querido.

Señor, te suplico que me des unos brazos extendidos como la punta de las veletas, atentos a captar el susurro de las pequeñas necesidades que me rodean, fieles para vibrar ante el huracán de los grandes problemas que azotan a la humanidad contemporánea.

— a;*?

«FIEL HASTA MORIR»

Noviembre, 28.

Señor: Hoy quisiera hablarte de curas; bueno, dé un cura, de ese capellán de las tropas yanquis en Vietnam, que acaba de morir en acto de servicio. Cuando se lanzó por enésima vez a la primera línea para atender a los combatientes malheridos, alguien le dijo que no se arriesgara así.

El pater respondió, mientras corría hacia la muerte para dar la vida: "Yo me debo a los soldados". Entonces, una ráfaga de ametralladora rubricó de rojo sus palabras.

Señor, en esta época de antic'ericalismo de derechas, qué ha venido a sumarse al ya tradicional de las izquierdas, te agradezco el ejemplo heroico de este sacerdote yanqui, que ha preferido la muerte en vanguardia a una vida gris o cobarde en retaguardia.

Señor, danos curas así. Que no busquen el primer puesto por ostentación, pero lo ocupen por cumplimiento del deber. Que no vayan detrás de medallas y honores amparados en su condición sacerdotal, pero sepan merecer laureadas por su entrega al servicio de los demás.

Señor, en esta hora adulta de los laicos, danos sacerdotes, que no sucumban a la amargura de la crítica de los seglares, sino que aprendan a ocupar el segundo puesto permaneciendo en primera fila. Que su clerman sea el símbolo de un nuevo modo de hacer sacerdotal: el codo a codo con el seglar en las tareas comunes de la Iglesia, el pasar desapercibidos pero estando presentes en la zona apostólica, donde luchan tus soldados por un mundo mejor.

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29, Noviembre.

«ASCENSOR PARA EL CADALSO»

Señor: Anoche, al ir a tomar el ascensor, como de costumbre, me tropecé con el fatídico cartelito de "No funciona". Te confieso que no me gustó. La perspectiva de subir a un décimo piso escalón tras escalón, después de una jornada de trabajo, no apetece nada.

Pero, mientras iba subiendo lentamente, Señor, el cartel "No funciona" fue proyectando su significado desde la avería del ascensor hasta las disfunciones de mi vida espiritual. Porque muchas veces, demasiadas, yo merecería ostentar el humillante letrero de "No funciona".

Al ver la inutilidad de aquel artefacto destinado a conducirme hasta mi piso, me enfadé. Pero la prosa lenta de la escalera me hizo pensar cuántas veces merezco que Tú te enfades conmigo, porque no funciono como debería.

Señor, Tú me creaste para que subiera hacia Ti sin desfallecer por el hueco de una vida orientada para escalar el ático del cielo. Y, sin embargo, yo sufro averías con demasiada frecuencia en mi ascensión cristiana. Sólo puedo pedirte que me perdones, que me repares pronto, para seguir siempre camino de lo alto.

Bueno, siempre no, Señor, porque también un ascensor debe saber bajar. Lo que no debe es dejar de funcionar. Que mi vida sepa armonizar la subida constante a Ti con la bajada continua a los hombres; la ascensión al cielo con el descenso a la tierra. Siempre al servicio tuyo y del prójimo, sin poner nunca en mi existencia el inútil letrero de "No funciona".

334 —

Noviembre, 30.

«VALIENTE»

Señor: Mi oración de hoy, fiesta de San Andrés apóstol, que entregó su vida sobre una cruz en forma de aspa, no tiene escapatoria posible. Debo hablarte de esa crucifixión cristiana, a la que invitas a todos tus seguidores: "El que quiera ser mi discípulo, tome su cruz y sígame".

Te confieso, Señor, que cada vez resulta más exótico el amor a la cruz. Inmersos en una época, cuyo slogan vital es el confort a ultranza, cuyo ideal es el sibaritismo más refinado, nos suena a antigualla medieval todo eso de sufrir y mortificarse.

Sin embargo, Señor, al lado de esa publicidad dirigida a crear en la gente deseos siempre mayores de comodidad y satisfacción, tal vez nunca se haya dado como ahora el espectáculo de una sociedad dolorida, crucificada por la desigualdad, el hambre, el sub-desarrollo, la guerra y el problema racial.

Señor, si no podemos sentir la locura de amor de San Andrés por la cruz, que sepamos al menos frenar nuestras ansias locas de comodidad a todo tren; que aprendamos a compadecer con los que sufren el viacrucis de tu cuerpo místico en las catorce estaciones de la historia contemporánea; que queramos encajar cristianamente la cruz del deber social, profesional, familiar.

Señor, San Andrés exclamó entusiasmado, al contemplar el aspa de su martirio: " ¡ Oh buena cruz, largamente deseada, solícitamente amada, constantemente buscada y, finalmente preparada a mi espíritu anhelante!" Haz que nosotros, si no la deseamos para morir mártires, al menos la aceptemos para vivir cristianiamente.

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1, Diciembre.

«EL EXTRA»

Señor: Mi vanidad me ha susurrado algunas veces al oído que soy alguien importante. Sin embargo, hoy quiero confesarte que casi siempre me siento un hombre sin importancia, intrascendente. Por eso vengo a rezarte la oración que me corresponde: la oración del hombre gris.

¡Pobre color gris! No hemos encontrado otro mejor para designar esas realidades, hechos, cosas o personas, que forman la masa anónima, la gente innominada, la clase vulgar, sin relieve. Señor: yo soy de esos ciudadanos sin historia ni peana, sin tarima ni primeros planos en la vida.

Pero no vengo a quejarme, sino a darte las gracias por ello, Señor. A veces he pensado que sería mucho mejor hacer el papel de protagonista en el gran teatro del mundo, recibir en pleno rostro el guiño luminoso de las cámaras fotográficas, leer mi nombre en letras de molde o escuchar mi apellido precedido de un título como Señor Director, Excelencia, Señor Gerente...

Pero no me hagas caso, Señor. Porque prefiero pasar desapercibido a los ojos de los hombres, como pasaste Tú los treinta años de tu vida escondida en un pueblo del que se dudaba si podría salir algo bueno. Gracias, Señor, por hacerme uno de esos números, una de esas fichas, necesarios para la marcha de la sociedad.

Enséñame a compaginar el gris de mi situación social con el rojo intenso de mi amor, con el azul luminoso de mi generosidad, con el blanco inmaculado de mi rectitud.

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«ESTE PERRO MUNDO»

Diciembre, 2.

Señor: ¿Me permites empezar mi oración de hoy, traduciéndote una máxima recortada de un periódico de Estados Unidos? Dice así: "Basta un poco de dinero para comprar un perro; pero hace falta mucho amor para hacerle mover el rabo".

Ya sé que no es frecuente hablarte de estas cosas en la oración, Señor. Pero también sé que puede hacerse, siempre que nos sirvan para llegar a Ti. Y esta máxima es una invitación a la súplica por un mundo mejor, porque nos enseña a poner el amor y no el dinero como combustible para colocar al hombre en órbita de eficacia.

Señor, haz que quienes toman como norma de vida la máxima de que "poderoso caballero es don Dinero", se detengan ante el hombre, sin cometer la bajeza de quererlo comprar con fines religiosos, políticos, hedonistas o laborales.

Enséñales que, aun desde el punto de vista de la eficacia, la violencia, aunque vaya vestida de oro, es desaconsejable porque no puede coaccionar el corazón.

Señor, a todos aquellos que tienen en su poder el manejo de los hombres, enséñales a emplear el amor como lubricante de las relaciones sociales. Diles que sólo el cariño o la caridad son capaces de mover a pleno rendimiento las piezas humanas de la máquina social en cualquiera de sus estratos.

Señor, haz comprender a los gobernantes, directivos, padres y educadores que si "basta un poco de dinero para comprar un perro, pero hace falta mucho amor para hacerle mover el rabo".

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3, Diciembre.

«LA GRAN AVENTURA»

Señor: Hay nombres, que electrizan con sólo pronunciarlos. Así ocurre con el de Javier, "el divino impaciente", cuya gigante figura ocupa la liturgia de hoy.

Pero existe el peligro de que la nueva postura de la Iglesia ante las religiones no cristianas enfríen nuestro celo misional y relegue al Patrono de las Misiones al altar de los santos pasados de moda.

Por eso vengo a pedirte, Señor, que no confundamos el respeto hacia la parcela de verdad contenida en los credos no cristianos con la indiferencia hacia la obligación de llevar a todo el mundo la verdad total del Evangelio.

Porque esa misma Iglesia en Concilio, que ha tomado la actitud de admiración por el tesoro de espiritualidad amparado al abrigo de religiones milenarias, vuelve a golpear el gong misional, con una llamada apremiante a todos los católicos.

Graba, Señor, en nuestras almas la urgencia de estas palabras del Vaticano I I : "La Iglesia es toda ella misionera, y la obra de la evangelización es deber fundamental del Pueblo de Dios". "Todos los fieles, como miebros del Cristo vivo (...) tienen el deber de cooperar a la expansión y dilatación del Cuerpo de Cristo".

Imprime, Señor, en nuestros corazones la fuerza de estas consignas de Pablo VI: "La Iglesia antera es y debe mostrarse misionera". "Detrás de estos escuadrones desplazados en la vanguardia de la Iglesia, deben estrecharse en compacta milicia todos aquéllos que han recibido el don privilegiado de la fe".

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Diciembre, 4.

«SIEMPRE DINERO»

Señor: Hoy vengo a hablarte de dinero. Sí, ya sé. que no es tu fuerte. A lo largo de toda tu vida sobre la tierra, más bien te mostraste extraño a la riqueza; y a lo ancho de tu Evangelio, incluso tienes palabras duras sobre los ricos.

Sin embargo, Señor, tengo que hablarte de dinero. Porque acabo de enterarme que 1.630.000 de hogares españoles, es decir, la quinta parte de nuestra patria, ingresan menos de 2.500 pesetas al mes, es decir, unas 80 pesetas al día para toda la familia.

Señor, Tú sabes cómo está la vida por España.

Es verdad que no tan cara como en otros países más desarrollados. Pero tu misma Madre, la Virgen, que supo llevar la casa de Nazaret con los ingresos del taller de San José, se vería apurada para vivir en nuestras latitudes hoy con 80 pesetas diarias.

Señor, no voy a pedirte que multipliques las pesetas en esos hogares subdesarrollados, como un día ya lejano multiplicaste los panes y los peces. Aunque puedes hacerlo, sé que no te gustaría la idea. Hemos manchado tanto los billetes, que no te imagino dando curso milagroso a una nueva emisión, al margen del Banco de España.

Pero sí que quiero pedirte, Señor, que sugieras a esas cuatro quintas partes de españoles que ingresan más de 2.500 pesetas al mes lo que significaría tener que vivir ellos así. Y luego, recuérdales que la quinta parte infrarretribuida está compuesta por hermanos suyos e hijos tuyos.

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5, Diciembre.

«WHISKY ¥ VODKA»

Señor: ¡Cuánta verdad es que "ojos que no -ven, corazón que no quiebra"! Cierto que no me quedé indiferente el otro día al leer que los diez mil drogados oficiales de Nueva York, seguramente son cieh mil en la realidad. Pero Estados Unidos quedan tan lejos, que no perdí el sueño por esa triste noticia.

Sin embargo, Señor, al leer ayer que ya se han descubierto grupos de jóvenes afectos a las drogas en España, la cercanía de estos hermanos de nacionalidad y lengua ha roto mi tranquilidad, como una piedra turba la quietud de una superficie lacustre.

Hoy vengo a pedirte, Señor, por esos pobres esclavos de la morfina, la marihuana, el opio o el LSD. Me dan pena, no sólo por los dispendios económicos enormes que les exige su adhesión a las drogas, que muchas veces les obliga a robar y siempre a derrochar; sino también porque la costumbre les va privando de la libertad al atarles con las líneas irrompibles del vicio.

Señor, ten compasión de todos esos jóvenes, hombres y mujeres, que se entregan al placer prohibido de las drogas por escapar de un mundo feo y malo. Que la repugnancia hacia la sociedad les impulse más bien a la tarea de luchar por un mundo mejor.

Señor, no sólo a los drogados, sino también en su grado a los que buscan una evasión en la bebida o en la ensoñación, recuérdales que no tienen derecho a la huida cobarde del presente, que deben mirarlo con los ojos bien abiertos, para poner su granito de arena por un fuiuro mejor.

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Diciembre, 6.

«UNA CHICA AFORTUNADA»

Señor: Hoy vengo a rezarte la oración de la envidia. Sí, ya sé que está catalogada como un vicio. Y, sin embargo, después de leer lo que le pasó ayer a María Jesús en Segovia, no puedo menos de tenerle envidia.

¿Verdad que no te parece mal, Señor? Porque eso de morir a los siete años, inmediatamente después de recibirte en la primera comunión, con el vestido blanco y el alma más limpia todavía, es envidiable, de veras.

María Jesús, la niña segoviana, atropellada por un automóvil, al salir de la iglesia, habría escrito en sus estampas recordatorio esa frase, no por tópica menos real "el día más feliz de mi vida". Y la verdad, el solo hecho de recibirte por vez primera en la sagrada comunión es suficiente para catalogar esa fecha como la jornada más dichosa de la existencia.

Pero, Señor, eso de juntar en un solo día la comunión sacramental y la comunión celestial es batir todos los récords de felicidad humana. ¿Hay algo mejor que, después de creerte tras el velo de la fe eucarística, tropezarse contigo cara a cara a la luz de la gloria?

Señor, envidio a María Jesús, la niña segoviana, porque ella ya no tiene posibilidad de que, tras el día más feliz de su vida, por haberte recibido en la primera comunión, manche su calendario la tristeza del pecado.

Allí en el cielo, unida a Ti eternamente, está prolongando para siempre la efemérides más hermosa de su existencia. ¿Verdad que no es mala esa envidia, Señor?

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7, Diciembre.

«COARTADA PARA UN CRIMEN»

Señor: Muchas veces buscamos una coartada ante las acusaciones o quejas de los demás en la frase "Yo no hice nada".

Es verdad que estas palabras nos descargan de responsabilidad, cuando significan "yo no hice nada malo". Pero no cuando quieren decir simplemente que nuestra manera de entender el bien consiste en no obrar el mal.

Para todos cuántos se escudan tras el parapeto de la inactividad, te suplico, Señor, que les recuerdes la verdad de aquel proverbio árabe, que reza así: "Aquel que no hace nada, hace mal".

No podemos contentarnos con la norma negativa de no hacer daño a los demás. Tú nos mandas obrar positivamente el bien en favor de los otros. "Todo aquello que vosotros queréis que os hagan los demás, hacédselo vosotros a ellos".

Tú condenas, Señor, al criado perezoso, que esconde el dinero que le fue entregado para hacerlo rendir.- No le justificó devolverlo íntegramente, sin haberlo gastado en cosas malas. El solo hecho de no haber negociado con él fue suficiente para suspenderle en cristianismo.

Señor, enseña a tus fíeles a cambiar la voz pasiva del verbo no hacer mal, por la voz activa de hacer todo el bien posible. Anímanos a huir del pecado de omisión, lo mismo que de cualquier otro pecado. Recuérdanos el refrán de que "a quien trabajo no tiene, el demonio le da". Haznos ver la verdad de aquella frase "La bondad es una mercancía demasiado rara para aprovecharse de ella a solas".

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Diciembre, 8.

«PRIMERA VICTORIA»

Señor: Déjame que te felicite de todo corazón, en esta fecha entrañable para Ti y para los hombres, día de la Concepción Inmaculada de la Virgen.

Enhorabuena, Señor, por ese invento tuyo único, incomparable, que es María sin mancha, sin sombra de pecado desde el primer instante de su existencia. Enhorabuena por ese ejemplar especial de mujer, editado por Ti en tirada aparte.

Felicidades, Señor, porque supiste encontrar entre los pliegues infinitos de tu sabiduría una fórmula de eximir a María de la ley universal de pecado, que afecta a toda la humanidad. Felicidades porque quisiste aplicarle una redención especial, la vacuna preventiva de la sangre de Cristo, que para nosotros sería sólo medicina curativa.

Enhorabuena, Señor, felicidades por esa obra maestra de tu omnipotencia y de tu sabiduría puestas al servicio de tu amor que se llama concepción inmaculada de María.

Pero, permíteme que añada a mi felicitación más sincera unas peticiones, en esta fiesta de la Virgen. Haz, Señor, que los católicos amplíen su concepto de "Purísima" e "Inmaculada": que no lo ciñan al estrecho límite de la castidad, sino que lo extiendan hasta la pureza total del alma, a la gracia en su plenitud.

Haz, Señor, que los fieles no se contenten con admirar la gracia llena de María, sino que procuremos imitarla desde la lejanía inmaculada o recuperada dé nuestro bautismo, salida y meta de una vida cristiana en gracia.

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9, Diciembre.

«UNA VIDA MARCADA»

Señor: Tú sabes que la filosofía antigua sentenció que "la naturaleza aborrece el vacío". También te es conocido el horror del hombre a vaciarse de sí mismo y de sus cosas. Hasta se ha llegado a decir que morir con las manos vacías es símbolo de una vida inaceptable.

Sin embargo, Señor, hoy vengo a pedirte que nos hagas ver la vertiente positiva de vivir y morir vaciándose por Ti y por los demás. Haznos comprender que es mejor estar vacío de sí mismo, que Heno de egoísmo.

Señor, enséñanos a admitir el razonamiento de Evely, cuando afirma: "Todo lo que uno no ha distribuido a su alrededor, todo lo que a uno le queda al final de su vida (¡es terrible!), se ha perdido. Y es que estamos hechos a semejanza de Dios en nuestra capacidad de amar."

Sí, Señor, recuérdanos que "el bien tiende a difundirse", a expandirse como un abanico en todas direcciones, a expansionarse como la nube radiactiva de los átomos para la paz.

Sí, Señor, graba en nuestras almas la imagen más expresiva de tu entrega a los hombres: esa postura crucificada con los brazos extendidbs al máximo, esas manos fijadas por clavos evitando el cansancio de darse, ese costado abierto para dejar a la intemperie todo el amor de tu divino Corazón.

Sí, Señor, recuérdanos tu máxima de que "es más dichoso dar que recibir"; haz que gravite siempre sobre nuestras almas la pregunta: "¿Para qué vale la vida, sino para darla?"

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Diciembre, 10.

«LA FUENTE ENTERRADA»

Señor: Hoy vengo a rezarte con una frase de Alexis Carrel, el médico que convertiste junto a la gruta de la Virgen de Lourdes. Es aquélla que dice así: «La vida salta como un surtidor para aquéllos que horadan la roca de la inercia."

Muchos se quejan de que la existencia parece un Sahara inhóspito y árido, sin la frescura de un oasis refrigerante. Enséñales, Señor, a descubrir, si no el océano de la dicha, al menos el surtidor de la sonrisa, que siempre está a punto para todos cuantos procuran trabajar.

A los ociosos, que confunden lamentablemente inacción con descanso, diversión continua con felicidad, recuérdales que el hombre está en su propio elemento en medio de la acción, en pleno ejercicio de sus facultades físicas o mentales.

A cuantos han perdido el sol de la alegría de vivir, a fuerza de buscarlo en la ociosidad, descúbreles el secreto de que sólo se llega a la médula de la alegría, cuando se rompe la cascara de la inercia..

Diles, Señor, a cuantos equiparan bienestar con ocio, que no se puede esperar con los brazos cruzados la llegada de la dicha, pero que el sudor del trabajo se convertirá en un surtidor constante de felicidad.

Y a todos aquéllos que viven en la holganza, porque no necesitan trabajar para vivir, descúbreles, Señor, que también su vida saltará como un surtidor, el día que se decidan a horadar la roca de la inercia, en favor de los demás.

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11, Diciembre.

«DÉBIL ES LA CARNE»

Señor: Tú nos animaste un día a la oración, afirmando que "el espíritu está pronto, pero la carne es débil". Por eso debemos fortalecerla por el contacto contigo, que eres Omnipotente.

Sin embargo, ayer, viendo la película de los seis "Oscars", El doctor Jivago, el Pope que recibe la confesión de Lara le dice: "La carne no es débil, es fuerte. Sólo el sacramento del matrimonio la contendrá."

Me impresionó la frase, Señor, por lo novedosa y verdadera a la vez. Cierto que la "carne" es débil en el sentido hebreo de naturaleza humana corporal, es débil para el bien, después de recibir la herida del primer pecado. Pero, al mismo tiempo la "carne" es fuerte en el sentido vulgar de cuerpo, es fuerte para el mal, después de recibir la ayuda del pecado original.

Señor, en esta época de espiritualidad matrimonial en curva ascendente, mientras el divorcio y la licencia sexual están a la orden del día, te pido para todos los esposos un sentido realista de la debilidad de su carne, que les incite a recurrir a Ti, fuerza imbatible. Y al mismo tiempo te pido para todos los matrimonios el recurso constante a la gracia del sacramento para amortiguar la fuerza de su carne.

Señor, concede a tus hijos los hombres la aceptación gozosa de ser cuerpo y alma en difícil equilibrio dinámico, sin despreciar su carne, obra de tus manos, ni humillar su espíritu, hecho a tu imagen y semejanza.

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«CITA EN LOS CIELOS»

Diciembre, 12.

Señor: Acabo de escuchar por la radio esa canción titulada Espérame en el cielo, que dice así: "Espérame en el cielo, corazón, si es que te vas primero. Espérame, que pronto yo me iré allí donde tú estés, para empezar de nuevo. Nuestro amor es tan grande, que nunca termina, y esta vida es tan corta, que no basta para nuestro idilio. Por eso yo te pido, por favor, me esperes en el cielo, y allí, entre nubes de algodón, haremos nuestro nido."

Me alegra, Señor, que entre tanta canción moderna, ceñida al presente del amor pasional, o teñida de luto por la traición amorosa, se cante alguna vez la perennidad limpia del amor conyugal.

Me alegra, Señor, que entre tanto disco, sembrado sólo de círculos terrenos, se llegue alguna vez a la órbita celeste de un amor más allá del tiempo. "Espérame en el cielo." "Nuestro amor es tan grande, y esta vida es tan corta, que no basta para nuestro idilio."

Sin embargo, Señor, quisiera que inspiraras a quienes piensan continuar su amor como una versión parecida a la de su fase terrena—"allí, entre nubes de algodón, haremos nuestro nido"—que se van a llevar un chasco enorme, porque aquello será muy distinto de lo que aquí se puede soñar.

Bueno, chasco en el buen sentido de la palabra. Ya que el amor que Tú nos tienes preparado para la fase del cielo es el mejor que se pueda conseguir en la Tierra, pero elevado a la enésima potencia, purificado de toda la ganga que siempre tiene aquí.

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13, Diciembre.

«LOS OJOS DEJAN HUELLA»

Señor: El nombre de Santa Lucía está infaliblemente unido a la vista. Por eso, en este día de su fiesta litúrgica y popular, tengo que hablarte de ese don maravilloso de la visión, que nos has regalado.

Gracias, Señor, por ese par de ojos, faros de luz, que nos guían desde la cuna hasta la tumba por todos los caminos de la vida.

Gracias, Señor, por esa cámara automática de cine, que nos permite filmar millones de escenas naturales con el mayor lujo de colores, con la máxima riqueza de pormenores, con la más rica gama de luces, desde el pálido de la aurora hasta el deslumbrante del mediodía.

Gracias, Señor, por esas dos ventanas por donde puede asomarse nuestra alma y nuestro corazón para mirar y para ver el amor, la sonrisa, la gratitud, la necesidad, la súplica y todos los sentimientos de nuestros prójimos, asomados a sus ojos—"índices del alma"—, trasvasados a nuestros ojos.

Perdón, Señor, por las veces que nuestra vista se apartó cobardemente del espectáculo doliente, de la injusticia flagrante, de la necesidad urgente, que reclamaban nuestra mirada compasiva, comprensiva, fraternal.

Perdón, Señor, por todas las ocasiones en que hemos manchado nuestros ojos, mirando escenas o personas, que en lugar de acercarnos a Ti, nos separaban de tu amor, como una sucia pantalla de separación, como ídolos o fetiches que dejaban turbia nuestra vista, incapaz de mirarte limpiamente.

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Diciembre, 14.

«CORAZONES INDOMABLES»

Señor: Es curioso que en esta época de exaltación por lo juvenil y de repudio por lo arcaico, bastantes hombres de edad avanzada van en vanguardia de la renovación religiosa de nuestro tiempo. Tú estarás, pensando en el cardenal Bea, y yo pienso en ese otro artífice de la unidad cristiana, ya octogenario y de larga barba blanca, llamado Atenágoras.

Hace unos días, el Patriarca declaró al periódico "New York Times": "¿Qué es realmente lo que nos separa? Tenemos el mismo Evangelio. Tenemos el mismo bautismo. ¿Acaso es el Evangelio quien divide a los cristianos? ¿Es el Señor quien les separa? ¿Es el bautismo? No, lo que nos divide son las interpretaciones de la doctrina. Yo prefiero dejar esto a los teólogos. Nuestra tarea es el amor. El amor no divide, el amor cura las heridas. Será él quien haga la unidad."

Hasta aquí, Señor, las palabras de Atenágoras. Ahora, mi petición. Es verdad que no podemos unirnos totalmente los cristianos, mientras tengamos grietas de separación en el pensamiento. Pero también es cierto que "el corazón tiene razones, que la razón desconoce", como decía Pascal. Por eso, yo te pido que aumentes el amor de tus fieles, para que su corazón nos vaya proporcionando razones poderosas que iluminen la investigación de los teólogos hasta llegar a la unidad.

Señor: enséñanos a mirar más lo que nos une que lo que nos separa, para que esta visión amorosa del patrimonio común acelere la búsqueda de ese istmo ideológico, que nos una a todos cuantos creemos en Ti.

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15, Diciembre.

«PREDILECCIÓN»

Señor: Voy a leerte el parecer de Reinhold Nie-buhr sobre lo que debe ser la religión apta para convencer al hombre, a ver qué te parece. Dice así: "Sólo una religión, que adore a un Dios ante el cual los poderosos de este mundo no sean nada, y que sea capaz de imputarle la condición pecadora así al potente como al humilde, será capaz de enfrentarse a la dificultad propia de la espiritualidad del hombre."

Yo sé que te gusta esta definición, Señor, porque coincide con la tuya. Tú fundaste una religión en que los poderosos no pintan más que los sencillos, pues todos somos hermanos de una misma familia, hijos de un mismo Padre celestial.

Señor, yo sé que te agrada esta definición, porque tu cristianismo no quiere distinción de clases, a la hora de cantar las verdades, de repartir responsabilidades, de imputar culpas, de conceder premios. Para Ti, sólo existen hombres que cumplen o no la ley suprema, única de amar al Padre común y a los hermanos.

La dificultad no está en Ti ni en tu religión, Señor. La pega puede estar y está muchas veces en los representantes del cristianismo, demasiado habituados a inclinarse ante los poderosos, demasiado miedosos de disgustar a los potentados, demasiado cobardes para cantar las verdades a los potentes.

Por eso, Señor, te pido que los fieles de tu religión no practiquemos la distinción de trato ni la acepción de personas, a íin de no desvirtuar el cristianismo.

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«UN RETAZO DE AZUL»

Diciembre, 16.

Señor: Esta mañana, al buscar el coche para ir al trabajo, he sentido la importancia de llevar en el ángulo inferior derecho del cristal posterior ésa cruz blanca sobre el campo azul con el SOS del mismo color.

Ese emblema, Señor, es un grito silencioso constante de que quiero morir como católico, de que deseo junto a mi cuerpo lacerado, en caso de accidente, la presencia salvadora de un sacerdote. Las crecientes estadísticas de muertes en la carretera me hablan de una probabilidad cada vez mayor de que ingrese yo en ese número de víctimas del tráfico rodado. Y yo, con mi SOS azul, salgo dispuesto a que mi viaje llegue hasta el cielo. .

Pero esa cruz blanca sobre fondo azul, Señor, no sólo me delata como un católico, que quiere morir con el alma blanca para entrar en el cielo azul, conseguida por la llamada urgente de un sacerdote. Mi SOS azul en el blanco de esa cruz me obliga a vivir en católico, si no quiero ser un hipócrita o un inconsecuente.

Porque, una de dos, Señor: o mi "testamento mudo" con el deseo explícito de morir en católico significa que quiero morir como procuro vivir, o simboliza la inconsecuencia de que quiero morir negando lo que he procurado vivir.

Por eso, Señor, porque quiero que mi vida y mi muerte se enlacen fraternalmente, y con el SOS azul de mi coche me confieso devoto de morir en católico, concédeme la gracia de vivir siempre católicamente a lo largo de esa carretera prolongada que es mi vida humana.

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17, Diciembre.

«I N TÍMIDO EN PELIGRO»

Señor: Mi oración de hoy me la da hecha la Iglesia, con esa antífona solemne, que manda recitar en el breviario: "Sabiduría, salida de los labios del Altísimo, que abarcas todo de un extremo a otro, disponiéndolo todo con firmeza y suavidad: ven a enseñarnos el camino de la prudencia."

Esta es, Señor, la plegaria que te dirige oficialmente la Iglesia ocho días antes de conmemorar tu Natividad. Y esta es mi petición. A Ti, que eres la Sabiduría sin poros ni válvulas de escape, vengo a pedirte la virtud de la prudencia.

Ya sé que está desprestigiada esta virtud, que se llama cardinal, porque es como el gozne sobre el cual gira la puerta de la vida; pero que se desprecia por confundirla con la pusilanimidad, la timidez o la cobardía. Sobre todo, entre los jóvenes está catalogada como antagonista de la sinceridad, el arrojo y el vanguardismo.

Sin embargo, Señor, necesitamos prudencia. Tú que eres la Sabiduría no te contentaste con exhortarnos al pecho descubierto de la sencillez, sino que nos exigiste armonizar la -virtud de la paloma con la prudencia de la serpiente en binomio dinámico.

Enséñanos, Señor, la prudencia cristiana, compatible con la generosidad más sublime y el heroísmo más avanzado, ya que se trata de ver y seguir lo mejor, conforme a tu modelo, que comienzas a vivir por amor a los hombres y no paras hasta morir de amor por ellos.

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Diciembre, 18.

«MI VIDA ES UNA CANCIÓN»

Señor: Se me ha ocurrido pensar qué pasaría si se hiciera una encuesta, preguntando a la gente a quemarropa esta sola definición: ¿Qué es un cristiano? Seguramente, entre miles de caricaturas más o menos grotescas, entre retratos más o menos mutilados, habría bellas respuestas. Como ésta que acabo de leer en Evely: "El cristiano es el hombre de la acción de gracias."

Sí, ya sé que una educación—o deseducación—demasiado duradera nos ha presentado el cristianismo más bien en su vertiente negativa de no pecar, de huir del mundo, el demonio y la carne, de no faltar a los mandamientos. Y por eso a muchos les chocará la concentración del ideal cristiano en ser "el hombre de la acción de gracias".

Sin embargo, Señor, Tú sabes que es una definición ortodoxa. Porque ser cristiano es haber recibido, además de todos los bienes de los demás hombres, las gracias singulares de estar "en Cristo".

Acción de gracias constante, porque ha nacido en esa parte de la Historia humana llamada cristiana o después de Cristo, cuando la vida de los hombres ha cambiado radicalmente de signo.

Acción de gracias continua, porque su patria y su familia están situadas en esa zona geográfica bautizada, anclada en una tradición que tiene a Cristo como centro neurálgico.

El cristiano, Señor, debe ser el hombre de la acción de gracias, porque tiene a Dios por Padre, a Ti por Hermano, a la Virgen por Madre, la eucaristía por alimento, y el cielo por herencia.

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19, Diciembre.

«CON FALDAS Y A LO LOCO»

Señor: Te pregunto sinceramente: ¿qué hay debajo de todo ese mundo cambiante llamado "la moda" femenina? Hoy se acrecienta mi curiosidad y mi duda, al ver que la minifalda está saltando de los escaparates a las calles, en franco régimen de luz

. verde.

Tres pareceres sobre el hecho han llegado a mí, Señor, con pretensiones de explicar el fenómeno. El primero es el gesto real de su graciosa Majestad Isabel de Inglaterra, que acaba de conceder el ingreso en la Orden del Imperio Británico a Mary Quant, la creadora de la falda supercorta; lo cual parece una aprobación de la nueva moda.

Sin embargo, Señor, en otro periódico de las mismas fechas leo el parecer del decano de la alta costura española, que enjuicia así la minifalda: "Asistimos todos en el mundo de la moda a una brutal ofensiva de mal gusto. Al amparo de ciertos movimientos, de los que lo menos que se puede decir es que son infantilistas, se pretende jugar con la mujer como con una muñeca de trapo. La intención final es clara: degradar al sexo débil."

La tercera opinión viene firmada por Gar-Mar, en una sugerencia todavía inédita, que dice así: "Las arañas no utilizan su tela para vestirse, sino para cazar: ¡se parecen a millones de muchachas!..."

¿Qué te parece la síntesis, Señor? La última moda femenina merece condecoraciones, porque da dinero; merece palos, porque es antiestética, y merece alarma, porque puede ser escandalosa.

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Diciembre, 20.

«BUSCANDO FAMA»

Señor: Te voy a hacer una confidencia. Ha ocupado los titulares menores de la prensa de estos días la noticia de que "Los Beatles se aburren". ¿Te extraña, Señor? Los Beatles son esos cuatro jóvenes de Liverpool, que han amasado millones de libras recorriendo el mundo con sus guitarras eléctricas excitando muchedumbres de fans.

¿Por qué se aburren, Señor, si son millonarios? ¿Por qué se aburren, sin son jóvenes? ¿Por qué se aburren, si han podido elegir compañera entre miles de jovencitas, que hubieran puesto sus encantos a los pies de ese cuarteto famoso? ¿Por qué se aburren, si forman cola los forofos de todas las latitudes, a su llegada a los aeropuertos del mundo entero?

Dinos, Señor, que es posible armonizar dinero, juventud, fama y placer con el aburrimiento. Porque no son las cosas, sino nosotros mismos la fuente de la alegría o de la tristeza. A cuantos sueñan con una trayectoria estelar como la de los melenudos famosos, para divertirse en grande, hazles ver que en medio de los dólares y los aplausos es compatible el gusano de la soledad y el aburrimiento interior.

O más bien, Señor, haznos ver a todos que es posible la alegría viviendo en el gris de una vida normal, en la pobreza o medianía económica, en la vejez o la fealdad física, en la poca inteligencia o la mala suerte social. Porque siempre es posible tenerte a Ti, tener la ilusión de hacer bien a los otros y saber que la vida merece -vivirse.

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Page 183: De Andres, Rafael - Oraciones Siglo Xx

21, Diciembre.

«VIAJE ALUCINANTE»

Señor: Hoy, día de Santo Tomás, el apóstol tozudo que no quiso creer hasta haber visto, es una buena fecha para pensar en nuestra vida de fe.

Hay una película en pantalla de estreno titulada "Viaje alucinante". Hace unos pocos años, se hubieran reído de este film de ciencia-ficción, donde unos hombres reducidos a tamaño microscópico surcan el mar de las venas humanas. Pero hoy, con la conquista del mundo sideral por las naves espaciales, adoptamos la actitud de la espera confiada ante el problema de la conquista del espacio pequeño.

Pienso, Señor, que el avance de la ciencia debería facilitarnos la ascensión hacia Ti y la introducción en Ti, lejos de alejarnos soberbiamente de Ti. Porque esa conquista cada vez mayor del macrocrosmos y del microcosmos, aunque a infinita distancia de tus misterios, nos levanta un poco el velo de lo maravilloso y nos obliga a exclamar: ¡Qué grande y bello debe ser Dios, cuando este juguete del mundo es tan magnífico!

"Viaje alucinante", Señor, me ha hecho pensar en la Eucaristía, esa pieza maestra de la fe, en la que nos exiges creer en tu presencia Infinita reducida a las dimensiones de una hostia consagrada. Los hombres llegaremos a reducir nuestro tamaño, probablemente. ¿No ibas a poder hacerlo Tú, omnipotente y omnisciente? Señor, en nuestro mundo técnico y científico, "auméntanos la fe", para que sepamos exclamar como Tomás ante tus llagas: "¡Señor mío y Dios mío!"

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Diciembre, 22.

«PUERTA CEBRADA»

Señor: La Iglesia rusa en Ginebra acaba de denunciar el hecho de que en cinco años—de 1960 a 1964—han sido cerrados 10.000 templos en Rusia. Es verdad que el territorio de la Unión Soviética es muy grande, pero también es enorme el número de diez mil templos clausurados en un quinquenio.

Siempre me ha resultado extraña la actitud de lucha contra Ti, Señor. ¿De dónde nace esa rebeldía ante el máximo Bienhechor de la humanidad? ¿Por qué levantar los puños hacia el Creador bondadoso, el Conservador maternal, el Redentor amoroso de los hombres?

La única explicación posible es que tus enemigos no tienen una imagen correcta de Ti, porque si tuvieran tu genuino retrato, sería imposible la blasfemia, el ateísmo y la irreligiosidad. Pero, ¿de dónde habrá nacido esa caricatura de un Dios odiable, antihumano, adversario de la Tierra?

La respuesta me llena de tristeza y preocupación, Señor, porque somos nosotros, los poseedores de esa imagen tuya auténtica, arrebatadora, que es la Sagrada Escritura, quienes la hemos escondido, para presentar a los ojos de la humanidad no creyente un Dios negativo, justiciero, triste y combatible.

Señor, Dios del amor, de la bondad, de la dicha, de la belleza, del progreso, de la amistad, de la naturaleza, del perdón, de la alegría..., de todo lo bueno, bello y verdadero: enséñanos a presentar tu verdadero rostro ante el mundo, para que no se cierren templos para adorarte, sino que se abran cada día más.

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23, Diciembre.

«NEGOCIO EN APURO»

Señor: Me gusta rezar con la prensa diaria como libro de oración. Pero me disgusta tropezarme con noticias como la que acabo de leer: "Treinta mil personas viven en la miseria en Alicante." ¿Verdad que a Ti también te desagrada, Señor, conocer hechos como éste?

En una ciudad mediterránea relativamente pequeña, donde ¡legan en oleadas crecientes miles de turistas a comprar raciones de sol rojo y metros cúbicos de agua tibia, dejando millones de pesetas, ¿cómo es posible que sigan viviendo en la miseria un número tan alto de personas?

Sí, Señor, ya sé que "el dinero llama al dinero" y "el dinero acude donde hay dinero". Es natural que las divisas turísticas acrecienten las sumas de los que tienen en sus manos las llaves de los hoteles y sitios de recreo. Todo eso es muy natural. J>ero es muy poco sobrenatural. ¿O es que no vivimos en un mundo cristiano, donde se puede proponer abiertamente el ideal de la justicia social?

Hoy la noticia lamentable llega desde la costa alicantina, "la millor terreta del mon", como dicen ufanamente sus habitantes. Pero se podría localizar parecida en otras ciudades españolas. Mientras aumenta la riqueza nacional o regional, aumenta también la miseria y él subdesarrollo de los que no tienen posibilidad de multiplicar un dinero y una formación que no poseen inicialmente.

Señor, te pido de todo corazón que ese disgusto que hemos recibido Tú y yo al leer esa noticia, lo sientan aquéllos que hacen posible esa miseria. Te pido además que procuren remediarla, para sentir el gozo de hacer el bien.

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Diciembre, 24.

«¡QUE NOCHE LA DE AQUEL DÍA!»

Señor: "Esta noche es Nochebuena, y mañana Navidad." Nuestra noche buena, porque es tu Navidad. Enséñanos la gran lección de tu pequenez, vista así por un poeta limeño:

"Esta noche es tan frágil Dios, que tiene que estar entre paja como los espejos enviados a un largo viaje.

La imagen del Padre. El hombre es la imagen del Padre, mas no lo ve. Pero puede mirar esta otra imagen, la imagen primera de Dios, y ver si sus rasgos coinciden.

Ver si la vida no ha borrado de él a Dios, como esas efigies de las monedas viejas.

De nuevo aquí entre pajas, Dios. Montocillo de carne que late como un pájaro entre la lluvia, en el hueco de la

[mano Como un pequeño punto

entre la polvareda silenciosa de nebulosas. Sí, el punto central de la creación. La hora y la medida exacta con que Dios nos medirá.

La puerta del cielo tiene la medida de este Niño. Para poder cruzarla, hay que hacerse niños. Las llagas de las manos de Dios se llenan con el niño y con el pobre, con el limpio y el vacío, y los demás no caben cargados de exigencias y de garantías.

La puerta del cielo esta noche está aquí, y hay que que comerla para que ella nos asimile. En esta noche extraña. (...)

Esto es así. La puerta del cielo es pequeña, a medida de este Niño, y sólo los niños caben por ella."

Sólo me resta pedirte, Señor, que me hagas esta noche y siempre a tu medida. Amén.

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25, Diciembre.

«MI NIÑO Y YO»

Señor: Si la poesía es la nata de la prosa, ¿para cuándo guardarla, sino para cantar tu Navidad? Pero yo no soy poeta. Por eso me permito dirigirme hoy a Ti con unas líneas poéticas ajenas, para rezarte no tan mal como los otros días. Yo pongo mi voz y, sobre todo, mi corazón.

"Te adoro, Dios de los espacios blancos, eterno, eterno, eterno. Así te quiero, así tienes que ser. Ultima playa sola y absoluta, al fin de mis naufragios y mis noches. Pero, ¿sabes, mi Dios?, soy muy pequeño. Al levantar mi frente, sólo veo un infinito cero. En esa curva azul, mi alma adivina tu abrazo, en que estrechas con tus mundos. Pero es tan grande y tan distante... Dios, no te enojes conmigo. Tenía que decirte lo que siento, y aunque no lo dijera, Tú lo sabes (...) Para amarte, así, mejor así, perdido entre mis manos como yo entre las tuyas infinitas. Así, de carne y hueso. Materia, llanto y risa, tiempo y número, entre crujir de pajas, dócil vaho caliente y dos manos fragantes de mujer. Y poderte besar, y poderte dormir, y poderte matar, ¡oh Dios de carne! Y poderte decir —noche de maravilla y de locura—: «No llores, Dios pequeño, que aquí viene mamá... No llores, hay juguetes, oro de rey, una estrellita blanca y el corazón de todos estos hombres.» Así, mejor así, de carne y hueso. ¡ Oh, por algo será, si Tú lo has hecho!»

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«SECRETA INVASIÓN»

Diciembre, 26.

Señor: Hoy vengo a rezarte la oración del temor. Sí, ya sé que no es ésa la postura ideal para acercarse a Ti, que nos quieres más que todas las madres juntas. Pero es que no se trata de temor mío, sino de ciertos católicos. Me refiero, Señor, a todos esos compatriotas que tienen miedo ante el próximo "Estatuto para los españoles no católicos", a punto de salir a luz.

Comprendo sus temores, Señor, porque nacen del común deseo que sentimos todos de tener una patria realmente católica. Y alabo la buena voluntad que anima su miedo, pues creen sinceramente que el único camino para conservar una España católica es la clausura de las leyes a toda posible ingerencia extraña.

Sin embargo, Señor, no puedo compartir su error. Una vez que tu Concilio ha dicho su palabra sobre la libertad religiosa, ningún católico puede ser "más papista que el Papa". Por eso te pido que hagas ver a todos esos católicos miedosos por el futuro del catolicismo español la verdad de la frase escrita por un periodista hace unos días: "Las estrellas nunca brillaron más que el sol..., salvo en caso de eclipse".

Hazles ver, Señor, que la cuestión no está en impedir a la fuerza la convivencia del Catolicismo con otras confesiones religiosas, sino en portarnos tan bien como católicos, que la luz de las otras religiones quede deslumbrada por nuestra conducta. Dales miedo, Señor, de eclipsar en sus vidas mediocres el sol del catolicismo.

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27, Diciembre.

«LOS INOCENTES»

Señor: Hoy vengo a rezarte la oración por el corazón humano. No precisamente por su vitalidad física, impresionado por el creciente número de muertes por ataques cardíacos en nuestro mundo de prisas y agitación.

Vengo a rezarte por la salud del corazón espiritual de los hombres. Ya habrás adivinado la relación, Señor, ya que hoy celebra la liturgia la fiesta de San Juan evangelista, el apóstol que se atrevió a reclinar su cabeza sobre tu pecho en la última cena.

Un joven se atrevió a parodiar recientemente el conocido slogan "Mantenga limpia España", lanzando a las ondas de cierto programa radiofónico bien conocido, este otro de "Manten limpio el corazón".

Tú dijiste un día, Señor, que lo importante no es lo que entra, sino lo que sale del hombre. "Porque del corazón brotan los malos pensamientos, crímenes, adulterios, indecencias, robos, calumnias, blasfemias. Esto es lo que mancha al hombre."

Por eso, hoy dirijo mi plegaria hacia Ti, que tienes un Corazón inmaculado, para pedirte: "Manten limpio el corazón"... de los hombres. De los niños, que todavía no conocen "las flores del mal"; de los jóvenes, que sienten curiosidad ante el árbol de la ciencia del bien y del mal; de los hombres, demasiado proclives hacia el dinero tiznador; de las mujeres, demasiado" inclinadas a confundir el corazón con un lazo.

Señor: "Manten limpio el corazón" de los inocentes y purifica el corazón de los manchados.

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Diciembre, 28.

«TERROR EN EL ESP AGIO»

Señor: Vengo a rezarte la oración del cosmonauta. Me ha movido a ello la reciente noticia de que seguramente hay muertos en el espacio, que parece no murieron precisamente con una oración en sus labios.

Ya es conocida la frase atribuida al primer tripulante ruso del cosmos: "He subido al cielo y no he visto a Dios." Pero ahora parece haberse descubierto que no fue Yuri Gagarin el primer habitante de los espacios intersiderales. Los hermanos Judica-Cordiglia afirman tener registradas las voces de otros cosmonautas anteriores.

Pero, Señor, esos testamentos—ya que fueron sus últimas palabras—no se refieren a Ti. El último mensaje de una mujer, el 22 de mayo de 1961 fue: "¡Escuchen, por favor, escuchen! Esto es largo y demasiado fuerte. ¡No puedo! ¡Traten de cerrarlo! ¿Por qué no responden?" Un siniestro crujido fue el final.

El 12 de noviembre de 1962, Belokonev dijo: "Tengo un frío horrible, no pueden imaginarlo. Los instrumentos de a bordo no funcionan. ¡Maldición! ¡Compañeros, atendedme! ¡Es una soledad atroz, horrible ! ¡Esperen, no se vayan, no cierren, respóndanme!" Silencio letal.

El 10 de noviembre de este año, Dimitrov comunica: "Los cohetes no funcionan, y la atracción lunar. .. ¡ Haced que regrese a la órbita! ¡ Devolvedme a la Tierra! ¡Quiero volver con mi hijo!" Un estruendo seco, cortante.

Señor, Dios del universo, te pido por los tripulantes del espacio, te adoro y te bendigo por tu cosmos. ¡Gloria a Ti en las alturas!

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29, Diciembre.

«NAVIDADES EN JULIO»

Señor: Mi oración de este día, dentro de la octava de tu nacimiento, va a consistir en un pareado, escrito por un joven, y que dice así: "Si Navidad es paz y alegría, hagamos navidad todos los días."

Sí, tu venida queda enmarcada en estas dos coordenadas de tranquilidad y gozo, Señor. En el pentagrama de los ángeles de Belén suenan estas dos notas básicas: "Paz a los hombres del beneplácito" y "Os anuncio un gran gozo".

Esto está bien claro. Lo que debería quedar patente también, Señor, es que esa paz y alegría de tu nacimiento no deben quedar limitados a la conmemoración de la Navidad por una tregua en Vietnam y un exceso de bebida. "Si Navidad es paz y alegría, hagamos navidad todos los días."

Porque Tú no viniste para traernos una paz raquítica para unos días del calendario navideño. Tu principado de paz quisiste se extendiera a toda la historia de la Humanidad y a todos los estratos de la convivencia humana. Y para eso nos regalaste el talismán infalible de la tranquilidad: llamarnos hijos del Padre y hermanos.

Porque Tú, Señor, no naciste para que el champán alegrara por unas horas cada año la conmemoración del 25 de diciembre, sino que nos entregaste la buena noticia permanente de habernos nacido "un Salvador", capaz de librarnos de la tristeza del pecado y de regalarnos la felicidad eterna.

Por eso, Señor, cada día debe ser para nosotros navidad, jornada de paz contigo y los demás, y de gozo espiritual.

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«ELLAS Y LAS OTRAS»

Diciembre, 30.

Señor: Hoy vengo a hablarte de monjas. Sí, ya sé que "las monjas, esas mujeres" no gozan de muy buen cartel entre mucha gente, incluso entre católicos. Las critican de ñoñas, anticuadas, miedosas y fracasadas. Bien es verdad que otros sectores de opinión admiran su heroísmo, la eficacia de su apostolado oculto, la consagración de su virginidad.

Pero estoy seguro, Señor, que esa división de pareceres sobre las monjas en general, se habrá unificado al menos por una vez, ante la noticia sangrante de actualidad de esa campeona italiana del Marathón, Elsa Pasquali, que acaba de entrar en un convento.

No creo que nadie piense que la frustración, la ineptitud para la vida, al desengaño o la ñoñez han impulsado a una atleta de la categoría de Elsa a dejar los entrenamientos ante la próxima Olimpíada de Méjico por el hábito religioso.

Lo más que pueden pensar algunos, Señor, es que Pasquali ha equivocado su carrera, pues vale más ostentar una medalla de oro olímpica, que'una cruz de metal barato sobre el pecho consagrado. Pero eso es por miopía de los espectadores, no por error objetivo de Elsa, ya que desde San Pablo vale mucho más "correr detrás de Ti para ver de alcanzarte", que fatigarse tras una meta efímera.

¿Verdad, Señor, que Elsa Pasquali ha elegido la mejor carrera, ya qu« ningún abrazo como el tuyo al final del Marathón de la vida sobre todo de una vida dedicada a seguirte?

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31, Diciembre.

«ULTIMO DÍA»

Señor: Dice un proverbio chino: "Nunca tomes en serio la necedad humana." Pero, si toda regla admite una excepción, hoy pienso tomarme en serio la necedad humana que acabo de leer en la prensa, para hacerte con ella mi oración de fin de año.

La necedad es ésta: Un joven holandés ha estado durante cuatro años enseñando a 4.500 chicas la forma de besar. Como la necedad no suele ir sola, las adolescentes en cuestión pagaron al maestro 8.000 guilders por esas lecciones, que las convertían en diplomadas del beso.

Y ahora viene mi oración. Enséñame a besarte, Señor. Al hacer el balance de mi año, hay muchas cosas buenas, que merecen mi gratitud hacia tu bondad, que me las ha proporcionado en cadena perpetua. Por eso te pido que me enseñes a besar tu mano providente, en acción de gracias por ese rosario de beneficios.

Pero Tú sabes, Señor, que hay muchas clases de besos.

Junto al que significa gratitud, existe el beso del arrepentimiento. Y yo sé que necesito que me enseñes también esa forma de besarte, porque en mi Diario anual que se cierra hoy, hay páginas vergonzosas, que no puedo borrar sino con la fuerza de mi dolor y el carmín de mi sonrojo.

Señor, perdona mi necedad y la de ese desvergonzado joven holandés y la de esas 4.500 chicas, y la de todos. Pues, si somos sinceros, todos encontraremos algo de necedad en nuestro libro de cuentas anual, que termina hoy.

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ÍNDICES

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ÍNDICE TEMÁTICO

ABORTO, 224. ABUNDANCIA, 112. ABURRIMIENTO, 355. ACCIDENTES, 157. ACTRICES, 203. ADULTERIO, 242. ADULTOS, 172. ÁFRICA, 241. AGGIORNAMENTO, 194, 197. AGUSTÍN, 241. ALABANZA, 100, 321. ALCOHOLISMO, 14. ALEGRÍA, 65, 300, 364. ALFONSO (S.), 215. AMISTAD, 248. AMOR, 45, 111, 124, 126,

159, 239, 306, 309, 337, 347. .

AMOR DIOS, 48. ANA (Sta.), 208. ANDRÉS (S.), 335. ANGELES, 276. ANGLICANOS, 24. ANIMALES, 17. APOSTOLADO, 6, 132, 163,

182, 299, 302. ASCENSIÓN, 125. ASUNCIÓN, 228. ATEÍSMO, 12, 158, 232, 357. AUDACIA, 108. AYUDA, 196, 330.

BAUTISMO, 1, 114, 254. BAUTISTA, 242. BERNARDO (S.), 233. BIBLIA, 274. BLAS (S-), 34. BÚSQUEDA DIOS, 180.

CALUMNIA, 53. CARIDAD, 26. CARMEN (N. S.), 198. CARNE, 346. CECILIA (Sta.), 327. CELIBATO, 201. CINE, 31, 128. CISMA, 22. CIUDAD, 136. CLARA (Sta.), 225. CLERO, 139, 221, 333. COMPASIÓN, 167. COMPRENSIÓN, 259, 297. CONCILIO, 117, 138, 181,

199, 266, 293. CONFESIÓN, 92. CONSUELO, 174. CONTARDO (B.), 291. CONVERSIÓN, 27, 80, 93. CORAJE, 224. CORAZÓN, 362. CORAZÓN CRISTO, 63, 154, 170.

CORPUS, 146. COSMOS, 363.

— 369 —

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CREDO, 67. CRISTIANISMO, 78, 188, 202,

206, 207, 265, 266, 351, 353.

CRISTO (cfr. Jesús) . CRISTO REY, 303. CRUZ, 61, 258, 311, 335. CUERPO, 308. CUESTIÓN SOCIAL, 94, 178. CULTO, 177. CURA A R S , 221.

DEBER, 73, 75. DEPORTE, 185. DESARROLLO, 103, 237. DINERO, 38, 113, 185, 339. Dios, 41, 98, 102, 212, 247,

283. DIVORCIO, 40. DOLOR, 151, 153, 258, 259. DOLOROSA, 77, 85. DOMINGO, 60, 217. DROGAS, 340. DUDA, 234. DUREZA, 205.

ECUMENISMO, 18, 19, 349. ENSEÑANZA, 9. ENTREGA, 214, 236, 320,

326, 344. ENVIDIA, 341. ERA ESPACIAL, 71. EROTISMO, 267. ESCLEROSIS, 95. ESPERA, 236. ESPÍRITU SANTO, 134, 137. ESPIRITUALIDAD, 277. ESTERILIDAD, 238. ESTUDIO, 186. EUCARISTÍA, 66, 83, 90, 341. EVANGELIO, 62, 76, 116. EXAMEN, 5.

FAMILIA, 192. F E , 96, 114, 187, 189, 210,

286, 290, 356. FRANCISCO (S.), 278, 284.

FRATERNIDAD, 49, 59, 115. FÚTBOL, 282.

GRATITUD, 13, 313, 353.

HABLAR, 34. HAMBRE, 120. H I J O S , 16, 52, 229. HOMBRE, 42, 44, 166, 169. HOMOXESUALIDAD, 222. t HONOR, 73. HOSPEDAJE, 211.

IGLESIA, 155, 156, 168, 173, 193, 213, 273, 322.

IGNACIO (S.), 32, 213. INDEPENDENCIA, 123. INERCIA, 345. I N É S (Sta.), 21. INFIERNO, 15. INMACULADA, 343. INOCENCIA, 285. INUTILIDAD, 334. ISIDRO (S.), 136.

JAVIER (S.), 338. JERÓNIMO (S.), 274. JESÚS, 1, 2, 32, 84, 121,

149, 162, 246, 257, 263, 272, 303, 314.

JOAQUÍN (S.), 229. JUAN (S.), 31, 68, 329. JUBILACIÓN, 140. JUDAS, 82. JUVENTUD, 29, 74, 168, 312.

LIMPIEZA, 235. LORENZO (S.), 223. LUCAS (S.), 292. LUCÍA (Sta.), 348. Luz, 6.

MACABEOS, 192. MAGDALENA, 80, 93, 204. MARÍA, 33, 56, 64, 77, 85,

99, 118, 130, 131, 135, 141, 143, 144, 145, 148,

— 370 —

152, 179, 184, 190, 198, 209, 228, 245, 252, 256, 259, 268, 275, 281, 285, 310, 317, 324, 326, 343.

MARTA (Sta.), 211. MATRIMONIO, 171. MÉDICOS, 271. MEDIOS DIFUSIÓN, 128. MEJORAR, 176. MIEDO, 361. MIGUEL (S.), 273. MISA, 316. MISERIA, 358. MISIONES, 21, 164, 296, 338. MÍSTICA, 329. MODA, 354. MONJAS, 365. MORAL, 215. MUERTE, 39, 66, 69, 307,

309. MUJER, 35, 36, 46, 289. MUNDO, 305. MÚSICA, 327.

NATURALEZA, 226. NAVIDAD, 3, 359, 360. NECEDAD, 366. NORMALIDAD, 288, NOVIAZGO, 165.

OBREROS, 8. OMISIÓN, 342. ORACIÓN, 51, 57, 104, 109,

122, 279. ORTODOXOS, 22.

PABLO (S.), 182. PADRENUESTRO, 72, 142,

325. PADRES, 16, 260. PAPA, 270. PÁRROCOS, 221. PASIÓN, 79. PATRIA, 73. PAZ, 364. PECADO, 160, 240, 269. PEDRO (S.), 253.

PENTECOSTÉS, 134. PLACER, 300. PODER, 255. PREDESTINACIÓN, 230. PRENSA, 128. PRESENCIA DIOS, 81, 331. PRESENTE, 10, 11. POBREZA, 58, 339. PRIMAVERA, 74. PROFESIÓN, 195. PRÓJIMO, 70, 89, 97, 106,

119, 124, 126, 231. PROPIEDAD, 101. PROTESTANTES, 23. PRUDENCIA, 352. PUBLICIDAD, 54. PURIFICACIÓN, 33.

RACISMO, 220, 253. RADIO, 128. RAFAEL (S.), 298. REBELDÍA, 224. RECTITUD, 262. RELIGIÓN, 287, 350. REFORMA, 7. RESURRECCIÓN, 86, 87, 88,

243. REVOLUCIÓN, 27. ROSARIO, 217, 281.

SACERCOTE, 333. SALUDO, 319. SANGRE CRISTO, 183. SANTIFICACIÓN, 20, 318. SANTOS, 306. SEGLAR, 291, 302. SENCILLEZ, 129. SENSIBILIDAD, 332. SERVICIO, 43, 105, 107, 110,

218, 284, 301. SEXO, 315. SILENCIO, 280. SIMPATÍA, 147. SÍNTESIS, 175, 233. SUBASTA, 28. SUERTE, 55. SUICIDIO, 47.

371 —

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TABACO, 214. TELEVISIÓN, 128, 225. TERESA (Sta.), 277, 289. TESTIMONIO, 251. TIEMPO, 30, 261. TOMÁS (S.), 356. TRABAJO, 122, 200, 328. TRAICIÓN, 82. TRANSFIGURACIÓN, 219. TRINIDAD, 102. TURISMO, 37, 294.

UNIÓN, 18, 19, 25, 155, 304.

VACACIONES, 91, 227.

VALENTÍA, 45.

VEJEZ, 133, 208.

VERANO, 191, 223.

VESTIR, 323.

VIDA, 4, 161, 216, 217, 249, 250, 264, 281.

VIOLENCIA, 50, 267.

VIRTUDES, 150.

"•/VISITACIÓN, 184.

, VISTA, 348.

^ULGAR, 336.

— 379. —

ÍNDICE G E N E R A L

Págs.

" E n órbita de Dios" V

ENERO :

1. "Hoy como ayer" 1 2. "Jesús de Nazare t" 2 3. "El millón de dólares" 3 4. "Momento a momen to" 4 5. "El desconocido" 5 6. "Luz de o r ien te" 6 7. "El soñador rebelde" 7 S. "Las joyas dé la familia" 8 9. "Escándalo en las aulas" 9

10. "Yo y los hombres de cuarenta años" 10 11. "Objet ivo: las estrel las" 11 12. "Luz en la sombra" 12 13. "Sólo se vive dos veces" 13 14. "Dfas de vino t in to" 14 15. "El inf ierno de Mekong" 15 16. "Los derechos de los hijos" 1(1 17. "Es te pe r ro m u n d o " ... 17 18. "Union Stat ion" 1H 19. "El dolor de los h i jos" , III 20. "Vidas heroicas" 20 21. "La mies es mucha" 21 22. "La b a r r e r a " 22 23. "Unidos por la fo r tuna" ?A\ 24. "Niebla y sol" 24 25. "Camino de Santa F e " 25

— 373 -

Page 192: De Andres, Rafael - Oraciones Siglo Xx

Págs.

26. "Operación Plus Ul t ra" 26 27. "Luz en el a lma" 27 28. "Diez dólares de aumen to" 28 29. "Jóvenes al sol" 29 30. "Tiempos pasados" 30 31. "Luz de las t inieblas" 31

FEBRERO:

1. "Cartas marcadas" 32 2. "La f rontera de Dios" 33 3. "Pacto de silencio" 34 4. "La muje r X " 35 5. "Mujer sin r u m b o " 36 6. "Vacaciones en Mallorca" 37 7. "El p r emio" 38 8. "Miércoles de ceniza" 39 9. "Divorcio a la i ta l iana" 40

10. "El ros t ro impene t rab le" 41 11. "El enigma de Manderson" 42 12. "Sangre en las m a n o s " 43 13. "Un hombre fenómeno" 44 14. "Amor a to rmen tado" 45 15. "La mujer de mis sueños" 46 16. "El hombre que se quisó m a t a r " 47 17. "Un beso en el pue r to " 48 18. "La j aur ía h u m a n a " 48 19. "Ráfagas de violencia" 50 20. "Proa al cielo" 51 21. " ¡ H i j o mío, hijo m í o ! " 52 22. "Car tas envenenadas" 53 23. "Operación wh i sky" 54 24. "La suer te l lama t res veces" 55 25. "La mu je r de todos" 56 26. "Música celest ial" 57 27. "Pan , a m o r y . . . " 58 28. "Manos l iberadas" 59 29. "Un domingo en la t a r d e " 60

MARZO:

1. "Cargamento b lanco" 61 2. "Historia de un g r a n amor" 62 3. "Corazón en l l amas" 63

— 374 —

Págs.

4. "La mujer invisible" 64 5. "La alegría de v iv i r" 65 6. "Sor in t répida" 66 7. "Creo en Dios" 67 8. "Enfe rmero a la fuerza" 68 9. "La m u e r t e silba u n blue" ... 69

10. "Yo, yo, yo . . . y los o t ros" 70 11. "Des t ino : las estrel las" 71 12. "La rosa deshojada" 72 13. "El honor del capi tán Lex" 73 14. " P r i m a v e r a " 74 15. "Sublime decisión" 75 16. "La his tor ia más g rande j amás contada" ... 76 17. "La espada desnuda" 77 18. "Fue r t e , audaz y va l ien te" ;.. 78 19. "Pasión sobre hielo" 79 20. "La muje r perd ida" 80 21. "Cuando tú no es tás" 81 22. "E l J u d a s " 82 23. "Cómo te amo" 83 24. "El que debe m o r i r " 84 25. "Canción de cuna pa ra un cadáver" 85 26. "Algunas lecciones de amor" 86 27. "Clarines y campanas" '. 87 28. "Cerca de las es t re l las" 88 29. "Candilejas" 89 30. "Al final de la escapada" 90 31. "Playas de Fo rmen to r " 91

ABRIL :

1. "Cuatro confesiones" 92 2. "María Magdalena" 93 3. " E n Andalucía nació el amor" 94 4. "Enemigo en la sombra" 95 5. "El precio de una duda" 96 6. "E l t e r ro r de la f rontera" 97 7. "Cita en los cielos" 98 8. "E l m u n d o en sus m a n o s " !M1 9. "El soberano" 100

10. "Propiedad pr ivada" 101 11. "Amor inmor ta l" 102 12. "Los económicamente débi les" 103 13. "Nunca pasa nada" KM 14. "Mil ca ras t iene el amor" 10(5

— 375 — '

Page 193: De Andres, Rafael - Oraciones Siglo Xx

Págs.

15. "El doble del r ey" 106 16. "Proceso de conciencia" 107 17. "Un t ímido en pel igro" 108 18. "Los hombres no son dioses" 109 19. "Una ca r ta de amor" 110 20. "Amor subl ime" 111 21. "América, Amér ica" 112 22. "Dinero en l lamas" 113 23. "La fe" 114 24. "Fuen teove juna" 115 25. "Histor ia de a m o r " 116 26. "Me siento re juvenecer" 117 27. "Morenita c lara" 118 28. " H e r m a n o m e n o r " 119 29. "Desayuno con d i aman te" 120 30. "El hombre de mis amores " 121

MAYO :

1. "Rojo a ta rdecer" 122 2. "Cadenas ro t a s " 123 3. "El a r t e de a m a r " 124 4. "Viaje a luc inan te" 125

. 5. " E n busca del amor" 126 6. "Lo q u e desea toda mu je r " 127 7. "El poder invis ible" 128 8. "Ahí está el deta l le" 129 9. "La es t re l la" 130

10. "Una g r a n s eño ra" 131 11. "Aven tu ra incre íb le" 132 12. "Los mejores años de nues t ra v i d a " 133 13. "Operación t r u e n o " 134 14. "Los desamparados" 135 15. " I s idro l abrador" 136 16. "La blanca pa loma" 137 17. "España insóli ta" 138 18. "El padrec i to" 139 19. "Lo que el v ien to se l levó" 140 20. "La te rcera p a l a b r a " 141 21. "E l cuar to m a n d a m i e n t o " 142 22. "Huel las f emen inas" 143 23. "Las c a m p a n a s d e Santa María" 144 24. "La s t rada" 145 25. "Amor sin refugio" 146 26. "Una cierta sonr i sa" 147

— 376 —

Págs.

27. "Una canción a la Virgen" 148 28. "Vida de m i v ida" 149 29. "Receta de amor" 150 30. "La m a n o izquierda de Dios" ... 151 31. "Corazón de re ina" 152

JUNIO :

1. "Luz en las t inieblas" 153 2. "Corazón en l lamas" 154 3. "La Señora de Fá t ima" 155 4. "A todo r iesgo" 156 5. "Al volante y a lo loco" 157 6. "Desde Rusia , con amor" 158 7. "Amor sin b a r r e r a s " 159 8. "Tabú" 160 9. "La vida va le más" 161

10. "Tú y yo" 162 11. "Vivir u n g ran amor" 163 12. "Hor izontes le janos" 164 13. "Los novios de mis hi jas" 165 14. "Tiempos mode rnos" 166 15. "Corazón de p iedra" 167 16. " Juven tud que p rome te" 168 17. "Los hombres son as í" 169 18. "Negocios d e l c o r a z ó n " 170 19. "Operación ma t r imonio" 171 20. "La cor rupc ión" 172 21. "Bri l lante porven i r " 173 22. "Al borde del pel igro" 173 23. "El cielo y la t i e r r a " • 175 24. "Llegar a m á s " 176 25. "El diablo y los diez mandamien tos " 177 26. "Cómo roba r u n millón y . . . " 178 27. "Busca tu refugio" 179 28. "Persecución implacable" 180 29. "Hola, P e d r o " 181 30. "E l g r a n combate" 182

JULIO :

1. "Cita de sangre" ... 183 2. "Donde tú es tés" 184 3. "El t raje de luces" 185

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4. "Fin de curso" 186 5. "La señal" 187 6. "Entre ayer y mañana" 188 7. "La frontera de Dios" 189 8. "Stella" 190 9. "¡Qué verde era mi valle!" 191

10. "Siete contra la muerte" 192 11. "Viento en las velas" 193 12. "Viviendo el pasado" 194 13. "De ilusión también se vive" 195 14. "Ausencia injustificada" 196 15. "Me siento rejuvenecer" 197 16. "María del Carmen" 198 17. "Brillante porvenir" 199 18. "Alegría para el trabajo" 200 19. "Soltero en apuros" 201 20. "El favor" ... 202 21. "Dos mujeres en la niebla" 203 22. "Las hijas de la noche" 204 23. "Casta indomable" 205 24. "Hagan juego, señores" 206 25. "Guerra con cuartel" 207 26. "Ana" 208 27. "Siempre te querré" 209 28. "La conquista de un reino" 210 29. "Adelante, Marta" 211 30. "La montaña misteriosa" 212 31. "El capitán de Loyola" 213

AGOSTO :

1. "Quema el suelo" 214 2. "Fango en la cumbre" 215 3. "Carretera 301" 216 4. "La vida vale más" 217 5. "Días maravillosos" 218 6. "Diferente" 219 7. "Jack el negro" 220 8. "El caballero negro" 221 9. "Víctima de la ley" 222

10. "El largo y cálido verano" 223 11. "Rebelde con causa" 224 12. "Televisión" 225 13. "El corto verano" 226 14. "Juventud perdida" 227

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15. "La flecha de oro" 228 16. "Cuando ellas enredan" 229 17. "Desafío al destino" ... 230 18. "El diario de Ana Frank" ... 231 19. "Un sabio en las nubes" 232 20. "Hombres intrépidos" 233 21. "El precio de una duda" 234 22. "Corazón de niña" 235 23. "Tuyo es mi destino" 236 24. "Héroes en blanco" -.. ... 237 25. "El bebé de la discordia" 238 26. "Cenizas y diamantes" 239 27. "Los siete pecados capitales" '•'. 240 28. "Safari" 241 29. "Salomé" 242 30. "Jugando a morir" 243 31. "El derecho a nacer" 244

SEPTIEMBRE :

1. "Salto a la gloria" 245 2. "Siempre en mi corazón" 246 3. "Altar mayor" 247 4. "Cuatro amigos" 248 5. "Al final de la escapada" 249 6. "El abuelo automóvil" 250 7. "Cartas boca arriba" 251 8. "La dama del alba" 252 9. "De color moreno" 253

10. "Tarjeta de visita" 254 11. "El poder y la gloria" 255 12. "Mary Mary" 256 13. "Retrato en negro" 257 14. "En carne viva" 258 15. "La dolorosa" 259 16. "Los derechos de los hijos" 260 17. "Una hora en su vida" 261 18. "Camino de la felicidad" 262 19. "Hay alguien detrás de la puerta" 263 20. "Grand Prix" 264 21. "Una llamada a las doce" 265 22. "Herencia contra reloj" 266 23. "Ráfagas de violencia" 267 24. "La cautivadora" 268 25. "La mentirosa" -269

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26. "El h o m b r e vest ido de blanco" 270 27. "Doctor Zhivago" ... 271 28. "Cris to" 272 29. "Contra el imper io del c r imen" 273 30. "La Biblia" 274

OCTUBRE:

1. "El es tudiante nova to" 275 2. "Ángel" 276 3. "Teresi ta del Niño J e sús " 277 4. "San Francisco Story" 278 5. "Escándalo en las au las" 279 6. "El mundo del silencio" 280 7. "María Rosa" 281 8. "Once pares de bo tas" 282 9. "Espej ismo" ". 283

10. "El señor de la g u e r r a " 284 11. "La edad de la inocencia" 285 12. "Piedra de toque" 286 13. "Opio" : ... 287 14. "El hombre que n o quería se r santo" ... ... 288 15. "Teresa de J e s ú s " 289 16. "La busca" ... 290 17. "Hombres que dejan huella" 291 18. "Lecciones de buen amor" 292 19. "De hoy en ade lante" 293 20. "Vacaciones en Mallorca" 294 21. "La voz del corazón" 295 22. "Misión blanca" 296 23. "Cuando canta el corazón" 297 24. "El largo via je" 298 26. "La puer ta de las siete cer raduras" 299 26. "La alegría de v iv i r" ... 300 27. "Lío en los g randes a lmacenes" 301 28. "Todos a una" 302 29. "Nació para r ey" 303 30. "Llovidos del cielo" 304 31. "Los motor izados" 30o

NOVIEMBRE:

1. "Los vencedores" 306 2. "Muerte, ¿dónde está tu Tictoria?" 307

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3. "Un cuerpo de muje r" 308 4. "Murieron con las botas pues tas" 309 5. "Madre quer ida" 310 6. "El s igno de la c ruz" 311 7. " J u v e n t u d que p romete" 312 8. "Un corazón y una copla" 313 9. "Histor ia de u n a menor" 314

10. "F iebre en la sangre" 315 11. "Domingo, s iempre domingo" 3IQ 12. "Mi madrec i ta" 317 13. "Un sabio en apuros" ... 318 14. "Mañana como hoy" 319 15. "En t r ega inmedia ta" 320 16. "Los t res invencibles" 321 17. "Ondas mis ter iosas" 322 18. "Marcelino, p a n y v ino" 323 19. "Ave María" 324 20. "Padre nues t ro" 325 21. "La niña precoz" ... 326 22. "Cantando bajo la l luvia" 327 23. "Las raíces del cielo" 328 24. "A puer ta ce r rada" 329 25. "Fur i a en Bahía" 330 26. "Contigo p a r a s iempre" 331 27. "Viento del su r" 332 28. "Fiel has ta mor i r " 333 29. "Ascensor p a r a el cadalso" 334 30. "Val iente" 335

DICIEMBRE :

1. "El ex t ra" 336 2. "El pe r ro m u n d o " 337 3. "La g r a n aven tu ra" 338 4. "Siempre d inero" 339 5. "Whisky y vodka" 340 6. "Una chica a for tunada" 341 7. "Coartada pa ra un c r imen" 342 8. "P r imera victoria" 343 9. "Una vida marcada" 344

10. "La fuente en te r rada" 345 11. "Débil es la ca rne" 346 12. "Cita en los cielos" 347 13. "Los ojos dejan huel la" . 348 14. "Corazones indomables" 349

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15. "Predilección" 350 16. "Un retazo de azul" 351 17. "Un tímido en peligro" 352 18. "Mi vida es una canción" 353 19. "Con faldas y a lo loco" 354 20. "Buscando fama" 355 21. "Viaje alucinante" 356 22. "Puerta cerrada" 357 23. "Negocio en apuro" 358 24. "¡Qué noche la de aquel día!" ... 359 25. "Mi niño y yo" 360 26. "Secreta invasión" 361 27. "Los inocentes" 362 28. "Terror en el espacio" 363 29. "Navidades en julio" 364 30. "Ellas y las otras" 365 31. "Ultimo día" 366

índice temático 367

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