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De brujas sedientas de margaritas. De brujas sedientas de margaritas. por Rom. y Carlos se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported . Basada en una obra en http://thehollowintime.blogspot.com/2011/11/de-brujas.html y http://piensoennopensar.blogspot.com/2011/11/de-brujas-sedientas-de-margaritas.html

de brujas sedientas de margaritas

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  • De brujas sedientas de margaritas.

    De brujas sedientas de margaritas. por Rom. y Carlos se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0

    Unported. Basada en una obra en http://thehollowintime.blogspot.com/2011/11/de-brujas.html y

    http://piensoennopensar.blogspot.com/2011/11/de-brujas-sedientas-de-margaritas.html

  • Relato conjunto: 1 parte, thehollowintime.blogspot.com

    Carlos. Rom.

    Est sentada en esa barra desde hace mucho rato. Ese vestido negro tan elegante deja al descubierto una espalda plida que ha

    escandalizado a ms de uno. No obstante, esa mujer fra fuma su cigarrillo lentamente como si las miradas reprobatorias no pudiesen alcanzarla.

    Sus imperturbables ojos castaos, enmarcados por unas pestaas de vrtigo, miran ms all de la barra de ese bar mientras la ceniza se acumula en su cigarro.

    Detrs de la barra un joven camarero la observa disimuladamente. La mira con deseo, como hipnotizado por sus labios, o por su espalda al descubierto, o quiz por los oscuros ojos que en apariencia carecen de sentimientos. Esos ojos que esconden odio y rencor, pero tambin mucha tristeza.

    La misteriosa mujer ahora sostiene la mirada en su copa vaca mientras su dedo recorre el borde de ste por pura inercia. Algo le despierta de su trance, levanta la mirada y se encuentra con el flacucho camarero ofrecindole un Margarita.

    Tiene una sonrisa tan inocente. Influenciable. Ella sonre; se aparta la melena rizada con un gesto deliberadamente

    premeditado. Acepta la copa cogindola con sus manos de dedos finos y delicados.

    Quin la trae? dice, deslizando sus ojos por todas las mesas. Yo, seora. replica el camarero. Incmodo. Seorita. le corrige amablemente. Agita un poco la copa y la prueba: est

    bueno. Condenadamente bueno. Y deja gustosamente que su mirada lo refleje. Ella le mira con inters hasta que finalmente le pregunta: Y qu hace un muchacho tan guapo y educado en un lugar como este? Servir a hermosas damas como usted, seora. Y a todas las tratas igual de bien? No seora, a usted mejor. Y este trato especial, a qu se debe. A que es usted, si me lo permite decir, la mujer ms bella que conozco. Y

    digo sin vergenza que hara cualquier cosa por besar sus labios. Cualquier cosa? pregunta mientras sus labios describen una sonrisa que a

    cualquiera que no estuviese loco por ella le hubiera producido un escalofro. Pero l estaba completamente loco por rozar un milmetro de su piel de

    porcelana. Eso he dicho. Se afana por sonrer bien, sin que el calor que siente se haga visible, pero

    ella es una maestra en esas artes. Ah... Te importa si te cuento... mis penas? Estoy a su servicio. dice enseguida. Ella calcula magistralmente el aire triste que da a su mirada. Es mi marido. l... Su voz se quiebra; el corazn del camarero late con rabia. Le gustara

    encargarse de ese tal marido, que hace llorar a una mujer as.

  • Relato conjunto: 2 parte, piensoennopensar.blogspot.com

    Carlos. Rom.

    El inocente camarero se mira las manos ensangrentadas. Instintivamente

    deja caer el cuchillo y permite que la lluvia le empape y borre hasta la ltima gota de sangre. A sus pies, inerte, el cuerpo de un hombre cincuentn. Lo mira con desprecio, l ha ganado y se quedar con el trofeo. Rpidamente abandona la escena del crimen para recibir su recompensa sin darse cuenta de que sus huellas todava seguan en un cuchillo en una oscura calle de New York. Sin darse cuenta de que su destino se tuerce poco a poco para acabar cayendo como la sangre se su vctima cae por una alcantarilla.

    Es ah atrapado donde le encuentran los coches de polica, alertados por la tipiqusima vecina cotilla. No escuchan sus splicas, no atienden a sus razones: es evidente que es culpable, y habla con fervor del crimen que ha cometido cuando intenta justificarse.

    Ningn abogado en todo el mundo sera capaz de negar su culpabilidad evidente. Por eso es llevado enseguida a prisin mientras espera el juicio. Va a pasar mucho tiempo en esa mohosa jaula, pero no le importa. Slo tiene que esperarla a ella. Han pasado ya unas pocas horas, s, pero seguro que va a venir. Eso le haba prometido. Y una mujer con ese cuerpo, esos labios y esa promesa no puede mentirle.

    Un aburrido guardia pasea por delante de l, lacnico. Y el inocente camarero ve, con la sangre de sus venas helada, el titular del peridico que lleva entre las manos mientras lo lee.

    Perdn, podra prestarme el peridico titubea el demacrado joven. El guardia, levanta los ojos un segundo observndole con desprecio, y

    finalmente le tira el dominical con exagerada fuerza. Este lo coge inmediatamente y empieza a leer:

    Mujer se suicida tras el asesinato de su marido anuncia el titular en negrita. Hallada muerta una mujer en el fondo del East River tras haberse tirado a sus fras y oscuras aguas. Pocas horas despus del asesinato se sacaba al cuerpo sin vida de la mujer del agua gracias a una nocturna paseante que alert a la polica tras haber encontrado un bolso de mano y unos tacones en la acera del famoso puente de Brooklyn. Adems dentro del bolso, adems de diversas pertenencias se encontr una nota que segn fuentes cercanas a la polica deca: "Nunca te ense tu mam a no hacer tratos con brujas?"

    La noticia no acaba ah, pero ya no le importa8ba lo que pusiese el resto. Haba jugado con sus sentimientos y ahora haba acabado en la crcel por su culpa. Se senta como un imbcil. Entonces se cay al suelo de la mugrienta celda y all tendido mientras intentaba buscar un resquicio de luz en la oscuridad solo pudo or la voz fra e inhumana de una mujer dicindole: "Nunca te ense tu mam a no hacer tratos con brujas?"

    De brujas sedientas de margaritas.