26
de la concesión del título de Ciudad a Lucena Dirección y Textos: Francisco López Salamanca, Cronista Oficial de la Ciudad de Lucena 1618-2018 EXPOSICIÓN Protocolo

de la concesión del título de Ciudad a Lucena...de la concesión del título de ciudad a Lucena 400 ANIVERSARIO 1618-2018 Protocolo D el pago de las alcaba-las, impuesto que gra-vaba

  • Upload
    others

  • View
    2

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

de la concesión del títulode Ciudad a Lucena

Dirección y Textos:Francisco López Salamanca, Cronista Oficial de la Ciudad de Lucena

1618-2018

E X P O S I C I Ó N

Protocolo

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

El siglo XVII marcó el declive de una socie-dad, la lucentina, que había conocido ante-riormente altas cotas

de prosperidad, mantenida con pro-blemas en las primeras décadas del siglo aunque rumbo a cierta deca-dencia. Su población, que había ro-zado los 14.000 habitantes, descen-dió, llegando en los momentos de mayor recesión a algo más de 11.000.

La peste de 1601 y 1602 marcó el comienzo de una serie de enfermedades infecciosas, como la epidemia de difteria de 1627 y 1628, la de peste de 1650 y 1651 o la de cólera de 1674, que salpicaron el siglo y que conocieron su culminación en la gran epidemia de peste bubónica de 1679 y 1680, con la ciudad ce-rrada por un cordón sanitario a toda comunicación con el ex-terior. El colofón desastroso de la epidemia lo puso una gran riada del arroyo Maquedano, con destrucción y varios muertos y un fuerte temblor de tierra.

La centuria estuvo recorrida por repetidas hambrunas, causa-das por frecuentes sequías, por plagas o por lluvias pertinaces, Cosechas escasas equivalían a desabastecimiento de pan, ali-mento primordial del pueblo llano, junto al aceite, el vino y al-gunas frutas y verduras. El trienio previo al otorgamiento del título de ciudad fue especialmente seco y en 1626, tras otra se-quía, fuertes tormentas provocaron daños con graves pérdidas en la ganadería y la agricultura, marcando la transición de una etapa muy fría conocida como la Pequeña Glaciación, con va-riaciones imprevisibles del clima.

Buenas cosechas precedieron a las crisis de los años 1636 y 1637, en que la población sufrió nuevas y gravísimas hambru-nas. Una nueva gran crisis se repitió en el trienio 1664-1667 y otra diez años después

Aunque el reinado de Felipe III (1598-1621) puede considerarse un periodo casi libre de guerra, esta fue, junto al hambre, otro azote de la población en el siglo en que Lucena pasó de villa a ciudad bajo el señorío de Enrique Folch de Cardona, marqués de Comares. En el ámbito militar, Lucena debió mantener una fuerza armada, cuyo número de efectivos

se jaba a tenor de la población y que consistió en dos compañías de milicias de unos 150 hombres cada una, siempre preparados para acudir a los frentes de batalla, al mando de sendos capitanes, e inicialmente para defender las costas andaluzas de los ataques ingleses y holandeses. Entre 1625 y 1650, durante el reinado de Felipe IV y bajo el señorío de Luis

Folch de Cardona las levas de hombres para la guerra fueron continuas y agobiantes para el pueblo, añadidas a continuas las reclamaciones de repetidas aportaciones económicas extraordinarias con el mismo destino, así como el alojamiento de tropas en tránsito; primeramente, por la intervención de España en la Guerra de los Treinta Años, y luego por los intentos secesionistas de Cataluña y la guerra de secesión de Portugal,

nalizada en 1665. En los con ictos nacionales, las dos milicias lucentinas —unos 350 hombres, muchos de ellos con familia— fueron acuarteladas en Molina de Aragón y otros enviados a Cádiz o a Lisboa.

La dureza de la situación, a la que en 1647 se unió una nueva crisis de subsistencias en la que se puso de mani esto la avaricia del marqués de Comares dio lugar en Lucena a la primera de las sublevaciones sociales andaluzas. Según carta del marqués a la Chancillería de Granada, en enero de dicho año más de quinien-tos hombres, todos gente trabajadora, y algunos con las caras tiznadas para no ser conocidos recorrieron las calles lucentinas reclamando con violencia el cese del cobro de impuestos y las levas militares. Apaciguada la rebelión con promesas, su incum-plimiento provocó que en marzo el pueblo llano se amotinase nuevamente. El alzamiento fue reprimido y el verdugo de Má-laga acabó en la horca con los cabecillas del mismo.

Agotada la línea varonil y ahora bajo el señorío de Catalina Antonia de Cardona y Aragón, casada en la parroquia de San Mateo con Juan Francisco de la Cerda, heredero del ducado de Medinaceli, el siglo concluyó con una ligera recuperación eco-nómica y poblacional, con la que Lucena abocó el n del siglo y el de la dinastía de los Habsburgo —una vez muerto sin su-cesión Carlos II— y la llegada de la casa de Borbón en la per-sona de Felipe V.

Introducción al siglo XVII

en Lucena

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

Del pago de las alcaba-las, impuesto que gra-vaba con el diez por

ciento el valor de las mercan-cías, Lucena logró eximirse en 1616 mediante la composi-ción —compensación— con la Corona de la ingente suma de 170.000 ducados, cifra con-seguida en gran parte mediante la venta de propiedades comuna-les, el arrendamiento de las tierras de los ejidos, la imposición de tributos extraordinarios o la consecución de censos o préstamos hipotecarios cuya cancelación perduró hasta casi mediado el siglo XIX. Poco después el ayuntamiento adquirió el título de ciudad, por 16.000 ducados en plata. Como el anterior, su importe debió hacerse efectivo de manera inmediata en Madrid a favor de ciertos banqueros genoveses acreedores de la Corona.

La equivalencia del ducado con la moneda actual permite valo-rar el costo de la compra de la libertad de alcabalas en 2.720.000 euros, a los que se añadieron las costas del traslado custodiado a Madrid de los 6.266 kilogramos de plata, sin olvidar los intereses de las seculares hi-potecas. La adquisición del título de ciudad supuso un coste de en torno a 255.000 euros.

La concesión del título de ciudad a Lucena se debió a una gestión personal del duque on Enrique Ramón Folch de Cardona. El acta capitular municipal de 23 de junio de 1617 indica: La billa dixo que su excelencia el du-que mi señor por fazerle merced ha tratado

con su majestad le haga merced a esta billa del título de çiudad y pareçe que por algunos respectos se ha dilatado la pretensión, y la billa aquerda se suplique a su excelencia no alçe la mano dello hasta que se consiga la pretensión. Las gestiones en la Corte, en-tonces en Valladolid, del secretario ducal, Andrés de la Maza, die-ron sus frutos: el monarca accedió a que se faga la merçed con que esta villa sirva a su magestad con alguna cantidad de maravedís.

El acta capitular de 31 de diciembre de 1617 recoge el cambio de titularidad de villa a ciudad —en vigor el día siguiente, prime-ro del año 1618—: La billa dijo que con yntercesión del Excelen-

tísimo duque de Cardona mi señor, su majestad, atendiendo a los munchos serbicios que esta billa la ha fecho y a su gran calidad y población ha sido serbido de hacerle la merced de dalle título de ciudad con las preeminencias y prebilegios que las demás ciudades destos reynos tienen y goçan, y porque la dicha merced es de gran consideración y aumento suyo, es justo que se celebre y publique con grandes demostra-ciones de alegría, la ciudad acordó que se publique cómo su magestad ha fecho merced a esta billa (tachado) ciudad del dicho títu-lo No obstante, fue el día 20 de febrero de 1618 cuando se tuvo noticia o cial de que Felipe III —con efectos desde el primer día del año— había despachado el título de ciu-dad con la preeminencias y previlegios que tiene la ciudad de Valladolid, y porque avello conseguido ha sido de muncho adelantamiento y onrra para esta república.

Por n, en cabildo municipal de 27 de agosto el corregidor exhi-bió el deseado título, que había llegado en una caxa de hoxa de Mi-lán […] que parece está rmada de una rma que dize o el rrey, y averse despachado en San Lorenço a veynte días de Julio de 1618 años por ante Tomás de Angulo, escribano del rey nuestro señor. Y se acordó conservarlo en el archivo y mostrar agradecimiento al duque por las gestiones realizadas.

Escudo de la ciudad elaborado en plata para los maceros

del concejo por el platero cordobés Martín Sánchez de

la Cruz en 1628.

Retrato de Don Enrique Ramón

Folch de Cardona de Aragón y de

Córdova y su esposa.

Primera y última página del título de ciudad. Título de ciudad de Lucena. Reproducción facsímil. Ed.

Delegación de Publicaciones del Excmo. Ayuntamiento de Lucena. s.f.

Felipe III en 1617, por Pedro

Antonio Vidal. Museo del Prado,

Madrid

El título de ciudad

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

La demolición en 1618 de la casa de Hernan-do Delgadillo, situada

frente a la puerta principal de la parroquia, tras ser adquiri-da a sus herederos, permitió la conclusión del antiguo proyec-to —iniciado unos cincuenta años antes por el marqués Die-go Ferández de Córdova— de apertura de la plaza, nombrada entonces y ahora Nueva, pese a que con el tiempo no le faltaron otras denominaciones: Real, de la Cons-titución, de Alfonso XII, de la República o del Generalísimo.

CABILDO DEL 28 DE AGOSTO DE 1618.Trancripción de este texto: La ciudad dixo que su excelencia el señor duque de Cardona don Diego Fernández de Córdova que esté en el Zielo, tubo voluntad de facer en esta ciudad junto a la iglesia mayor della una plaça grande y espaciosa para adorno y autoridad della y lo puso por la obra comprando munchas casas pequeñas que en el dicho sitio abía y mandó fabricar dos lienços de muralla y piedra labrada que la cercaban formando sus puertas y faciendo otros munchos gastos, y queriendo proseguir y acabar y facer dicha obra cessó de facerla respecto a que en medio del dicho sitio avía unas casas principales de Fernando Delgadillo de Herrera, difunto, que convenía derribar el qual, con grandes yntancias defendió el consentir que se derribasen pidiéndolo encarecidamente a su excelencia del dicho duque, de cuya causa se suspendió el fenecer la dicha plaça y obra fasta agora y respecto que a esta ciudad le importa y conviene assí para su autoridad como para su aprovechamiento que se acabe la obra de la dicha plaça y comprando las dichas cassas del dicho Fernando Delgadillo y otra accesoria a ella que es de otros vecinos desta ciudad...

En el siglo XVI, Las casas consistoriales, la audiencia y

la cárcel lucentinas se hallaban en el mismo edi cio, ubicado en la plaza de La Villa, exactamente en el ensanche de la calle del mismo nombre, junto a la muralla y la puerta oriental -denominada con el propio nombre de la vía y más tarde como de San Jorge.

Conformada la plaza, con objeto de separar la cárcel de las casas de cabildo y la audiencia, a partir de 1621 el ayuntamiento acordó la edi cación de su sede en el extremo occidental de la misma, en el solar adosado al tramo de la muralla que corría entre las puertas del Peso de la Harina y la del Arco Bajo (actual Cuesta del Reloj).

Después de numerosas vicisitudes, sin haber concluido totalmente las obras, a nales de mayo de 1628 el marques Enrique de Córdova y Aragón autorizó el traslado del ayuntamiento al nuevo edi cio. Posteriormente, para proporcionarle mayor capacidad, el citado lienzo de muralla fue derribado.

CABILDO DEL 30 DE NOVIEMBRE DE 1621 SOBRE CASAS DE CABILDO: 253 VTO. 254Transcripción de este texto: En este Cabildo el señor don Manuel de Góngora dio quenta de cómo en cumplimiento de la comisión que tiene de la ciudad para hacer las casas que se están obrando en la Plaza Nueva tiene acabada la cantería que se dio a destado a Juan Ortiz, maestro que hace la dicha obra, y lo que ahora se ha de hacer es por jornal por parecer así conveniente para mayor seguridad y provecho de la dicha obra que esta ciudad lo vea si es servida se haga ansí o por destajo para que se vea lo que se a de hacer para que se acierte en todo con la voluntad de la ciudad, y visto por esta ciudad acordó que se haga a jornal para que la obra sea perpetua como obra pública, y asista el mayordomo de la ciudad a ella y cuide de los materiales y gasto dellos y de coger la jente que fuere necesaria.

La plaza Nueva desde la torre de la parroquia de San

Mateo. A la derecha de las casas consistoriales, en la

clausura del convento de Santa Clara, la torre de la vela,

parte de la muralla en el tramo de la calle Las Torres.

(Foto archivo Tenllado)

Plaza Nueva y parroquia de San Mateo al fondo con salida

de una procesión con la imagen de Nuestra Señora de

Araceli. (Foto archivo Tenllado)

Construcción de la torre del ayuntamiento. Año 1928.

(Foto archivo Tenllado)

Plaza Nueva. Al fondo parroquia de San Mateo e iglesia

conventual de San José, de monjas carmelitas descal-

zas. (Foto archivo Tenllado)

La plaza Nueva y las casas de ayuntamiento

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

El establecimiento de las órdenes religiosas en Lucena comenzó en la segunda mitad del siglo XVI. En 1558 se inició con el es-tablecimiento de los franciscanos seguidos sucesivamente por

los los hospitalarios (1565), dominicos (1575), dominicas (1585) y, nalizando la centuria, los car-

melitas descalzos. En el XVII se incorporaron a este conjunto las carmelitas descalzas (1612), las agustinas (1635) y, en las postrimerías del siglo, los frai-les mínimos, que fundaron en 1696.

En el primer tercio del siglo XVII algunas órdenes acometieron la construcción de sus templos, inicialmente pequeñas ermitas, de los cuales subsisten todos excepto el de Santa Ana.

LIBRO CAPITULAR DE 1619 A 1622. CABILDO DE 24 DE SEPTIEMBRE DE 1621.Transcripción: En esta ciudad se bio una real provisión de su magestad, dada en Madrid por el Consejo Real de Castilla en 20 de agosto deste presente año refrendada por Juan Martín de Segura, escribano de Cámara, por la qual su magestad da licencia a esta ciudad pueda dar lo que balieren tres meses de los arbitrios a el convento de señor San Francisco desta ciudad para acabar la yglesia de dicho convento por la necesidad que tiene la ciudad de que se acabe la dicha iglesia

AHML, CABILDO DE 12 DE NOVIEMBRE DE 1627.Transcripción: En este Cabildo entró el padre prior del Señor San Pedro Mártir desta ciudad y entregó una carta de su excelencia el duque mi señor por la qual manda su excelencia que esta ciudad arbitre de dónde se a de dar limosna para ayuda de a fábrica de la yglesia de Nuestra Señora del Rosario que es en el mismo convento de San

Pedro Mártir, y vista por esta ciudad y aviéndose conferido en razón de ella se acordó que se cite para Cabildo general el lunes que se contarán quinze deste presente mes, para que en él se determine lo que se debiere de fazer en razón de lo que su excelencia manda…

CABILDO DE 13 DE NOVIEMBRE DE 1628. Transcripción: En este Cabildo se vio una carta de su excelencia el duque de Cardona, mi señor, su fecha en Castellón de Ampurias a 28 de septiembre deste año por la qual manda su excelencia a esta ciudad acomode a los padres carmelitas de alguna limosna considerable para ayuda a la iglesia que van edi cando en el monasterio que tiene en esta ciudad en la forma que se dio a los padres de San Francisco y de Santo Domingo, respecto de ser muy pobres y de estar indecentemente el Santísimo Sacramento en la parte que de presente está por ser una pieça estrecha y debajo del dormitorio del convento. visto y considerada la gran necesidad que el barrio donde está el dicho convento tiene de iglesia en que acudir a los divinos o cios y para que Dios sea servido y esta ciudad más lustrada, se acordó que sacando los padres carmelitas desta ciudad facultad de su magestad para que esta ciudad les pueda dar 2.000 ducados de lo que cayere de los arbitrios que corren para su desempeño.

Construcción de las grandes iglesias conventuales: La Madre de Dios (franciscanos), San Pedro Mártir (dominicos), San José (carmelitas descalzos) y Santa Ana (dominicas)

Exterior e interior de la iglesia de Santa Ana de la Orden Dominicana (femenina) . (Foto archivo Tenllado)

Iglesia de la Madre de Dios, de la Orden Franciscana. Iglesia de San José. Orden Carmelita Descalza

Iglesia de San Pedro Mártir, de la Orden Dominicana

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

El siglo XVII trajo para Lucena esporádi-camente, aunque de una manera especial-mente cruel, el hambre, la guerra y la peste.

Una generalizada hambruna originada por sucesi-vas malas cosechas, unido al aumento excesivo de los impuestos, la recluta de hombres para la guerra y a la reconocida voracidad del duque empujaron a numerosos jornaleros lucentinos a la rebelión en enero y marzo de 1634. Refugiado en su residencia del castillo de El Moral, una carta del duque Luis Folch de Cardona y Aragón a la Chancillería de Granada re ere lo siguiente en relación con los tumultos: Desde mi apo-sento oigo el ruido y griterío que anda por las calles, y a juicio de los que me han asistido, que son los vecinos de más obligaciones, será el número de la gente acuadrillada más de quinientos hombres, todos gente trabaja-dora, y algunos con las caras tiznadas para no ser conocidos.

ImpuestosCAPITULAR DE 23 DE NOVIEMBRE DE 1632En este Cabildo se trató que por quanto Jusepe de Cañiçares, executor de la sal, tiene presos a los señores don Jacinto de Valmaseda y don Francisco Valdestovel, regidores, y Alonso Sánchez Domínguez, alcalde ordinario, y los quiere llevar presos a la ciudad de Córdoba y va haciendo otras muchas vejaciones y molestias y tiene embargadas 320 esportillas de a cien reales cada una, por evitar los salarios y costas que se van causando por no llevar a la ciudad de Sevilla las dichas 230 esportillas como estaba acordado y porque el hacer esta paga no impedirá la cobranza de lo que la ciudad...

GuerraACTA CAPITULAR DE 3 DE MARZO DE 1633Se vido una carta de S.E. el duque de Segorbe y Cardona, mi señor en que su excelencia da quenta de la leva de las dos compañías de 250 hombres cada una que se han de levantar en esta ciudad y marquesado de comares, ciudades de Jaén y Andújar y del nombramiento que su

excelencia hizo en don Gabriel Cobo de la Cueva en la conduta de arriba presentada por el dicho capitán y su excelencia manda que le hagan toda asistencia para hacer la dicha levapor ser tan importante al servicio de su magestad, y la ciudad, habiendo visto la dicha carta dixo que está presto a hacer y cumplir lo que su excelencia manda.

Crisis de alimentosACTA CAPITULAR DE 13 DE MARZO DE 1636.En este Cabildo el dotor Pedro de Toro dijo que por petición tiene representado al señor corregidor la necesidad grande que los pobres y vezinos desta ciudad están padeziendo por la grande falta y carestía del trigo, y que no se halla un pan por diez cuartos y atendiendo a esta necesidad su señoría ha mandado sacar de los vezinos particulares desta ciudad hasta cantidad de 400 fanegas poco más o menos de lo qual ha mandado amasar a los panaderos cantidad dello y oy se ha repartida por la reja de la audiencia a 32 mrs. la libra y siendo como es esta ciudad tan grande y ocurrido mucha gente a pedir el pan se ha repartido con grande confusión, de manera que a los muchos pobres ni mujeres no les pudo alcanzar y otros con la mucha bulla llevaban cuatro, seis y ocho panes y ubo persona que lo revendía de que ofreze información si es necesario, y otros se quedaron sin ningún pan y los trabajadores por falta dél sin poder ir al campo.

Revueltas sociales de 1634

Escudo del duque Luis Folch

de Cardona y Aragón, señor de

Lucena. Capilla del Cristo del

Amor. Parroquia de San Mateo.

El símbolo del poder señorial, el castillo del Moral (palacio

de Medinaceli) en torno a 1930. (Foto archivo Tenllado)

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

Aunque la peste bubónica había hecho acto de presencia en Lucena en varias ocasiones a lo largo del siglo XVII, la que afectó a la ciudad en dos oleadas, en 1679 y 1680, fue

sin duda la más mortífera. El aislamiento comercial, el cierre de la población con barreras y cercas, el riguroso control de las mismas, la creación de un hospital para acoger a los afectados y la apertu-ra de fosas —carneros— donde inhumar las numerosas víctimas, fueron entre otras muchas, las determinaciones adoptadas por el concejo para, inicialmente, tratar de impedir la extensión de la enfermedad y, luego, enfrentar la crisis.El ruego a la divinidad a través de la Virgen o de los santos fue un método frecuente de suplicar la salud, la paz, la mejora de las condiciones meteorológicas u otras necesidades.En la epidemia de peste de 1679 y 1680, aunque se recurrió a la patrona, la Virgen de Araceli, a san Roque o san Sebastián, fue especialmente invocado san Francisco de Paula. La construcción y dedicación de una ermita y otros cultos en su honor responden al voto formulado por el ayuntamiento lucentino en los más graves momentos de la epidemia y fueron el origen de una nueva fundación religiosa, la de los frailes mínimos.

CABILDO DE 11 DE SEPTIEMBRE DE 1679…culpas tan justamente es serbido de castigarnos, y deseando aplacar su Dibina Justizia y que su Magestad se dé por servido restituiendo a esta ciudad su Antigua Salud y librándola de tan penosa enfermedad y que para este n son los medios al parezer más e cazes las buenas obras y ruegos de los Santos y ien Aventurados, y atendiendo al lugar que en este caso tiene con la Magestad Dibina

la intercesión de las enditas Ánimas del Purgatorio y deseando por este camino su alivio en el sufragio que reciben por el sacrosanto sacri cio de la Misa, esta ciudad desde ahora hace

oto y promete en nombre de todos su vezinos de que todos los Miércoles del año se diga por las enditas Ánimas del Purgatorio una Misa Cantada con sus ministros en

la yglesia Mayor del Señor San Matheo desta Ciudad en el Altar Previlegiado y al n de dicha Misa se haga su Procesión de Defunctos alrededor de dicha yglesia cantando los responsos que se acostumbra en la forma que se haze los lunes y viernes de cada semana y si algún miércoles, por algún accidente de festividad u otro alguno no se pudiese decir la dicha Misa se diga el día siguiente en la misma forma, y se dé principio a esta buena obra desde el Miércoles que viene, 13 del corriente...

La peste de 1679 y 1680 y la ermita de San Francisco de Paula

Escudo de la ciudad en la una de las

pechinas de la cúpula de la iglesia

de San Francisco de Paula. (Fotos

gentileza J.F.L.A.)

Vista de Lucena en 1670 por Pier María Baldi.

Fachada principal de la igle-

sia de San Francisco de Paula

(Parroquia de Santo Domin-

go), edificada por voto de la

ciudad en las epidemias de

peste de 1679 y 1680.

Imagen de San Francisco de Paula y escudos unificados de

la ciudad y de la Orden Mínima. (Fotos gentileza R.B.)

ACTAS CON LOS TEXTOS ORIGINALES.

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

La cúspide del poder municipal estaba ocupada por el alcalde mayor —o el corregidor—, generalmente un licenciado en le-yes designado por un tiempo variable de acuerdo con la volun-

tad del señor. El alcalde ejercía el poder juntamente con los regidores y jurados, aunque sus decisiones debían someterse al último dictamen señorial o, en su ausencia, del goberna-dor del Estado. Asimismo radicaba en el señor, y a través de este en el alcalde, el poder judicial en primera instancia, tanto en el aspecto civil como en el criminal, si bien los vasallos podían apelar a los al-caldes de corte o a los magistrados de la Chancillería de Granada. En caso de que el alcalde no fuera un hombre de leyes, se solía nombrar un letrado como teniente de alcalde que se ocupaba de la administra-ción judicial. Relacionado con esta, otro cargo importante era el de juez de campo que entendía de denuncias y pleitos relacionados con temas rústicos.

En ocasiones, los cargos, en número variable, de regidores y jurados, siempre eran de designación señorial y de obligada aceptación. Podían ser vitalicios, rati cando el señor la transmisión hereditaria como premio o reconocimiento a determinacos servicios. El cargo de jurado mantuvo la función que en la Edad Media había ejercido en los concejos castellanos; en teoría eran un a modo de defensor del pueblo.

El alguacil mayor ocupaba un puesto preferente en los cabildos, sentándose a la izquierda del alcalde. Sus funciones eran ejecutivas, teniendo a sus órdenes a varios alguaciles mayores y menores, tanto de a pie como de a caballo, que prodrían asimilarse a los actuales guardias municipales.

En cuanto al funcionariado, la cima estaba ocupada por el mayordomo del Concejo o de Propios cuyas obligaciones consistían en controlar y administrar los bienes comunales y las rentas del municipio, así como realizar los pagos y presentar cuentas anuales de su gestión. Otro cargo fundamental era el de escribano mayor, que asistía a las sesiones municipales y levantaba actas de los acuerdos.

Buena parte de los funcionarios menores eran designados anualmente en torno al día de san Juan de junio. Entre ellos se hallaban los alcaldes ordinarios, así como los alcaldes de la Hermandad, que tenían jurisdicción sobre los delitos y excesos cometidos en el campo: los

eles de la romana, del peso de la harina, de las medidas —llamado

también contraste—, cargo que llevaba aparejado el de almotacén, responsable de la limpieza pública y de la recogida de perros y cerdos sueltos; también los porteros del cabildo, los alarifes públicos, el sellador de paños, los apreciadores del campo, los alcaldes de o cios, el depositario del pósito y el procurador de pleitos. Otros, sin embargo, como los alcaides de la cárcel, del matadero, la alcaidesa del lavadero, los guardas del campo (normalmente seis de a pie y dos de a caballo) que custodiaban las dehesas y alamedas comunales, el procurador de pobres o el verdugo no tenían plazo jo para su renovación, tampoco el sacristán responsable de tañer diariamente la queda y del control y mantenimiento del reloj público, colocado en la fachada de la iglesia de San Mateo.

Políticos y funcionarios

1600-1603Andrés Guillén

1603-1607Andrés Ruiz Puente

1607-1610 y 1626-1630Pedro de Carranza

1610-1611Jerónimo de Frías

1611-1613Tomás López Portichuelo

1615-1616Fernando de Castroverde

1617-1620García Álvarez de Rojas

1622-1624Gonzalo de Acuña

1623-1625Marcos de Checa

1630-1631Jerónimo de Carvajal

1631-1637Pedro de Piédrola

1637-1639Juan Pérez Serrano

1640-1643Pedro de Pamo y Laínez

1643-1646Melchor Álvarez de S.

1646-1647Francisco Rebollo

1647-1651Esteban Vela Valcárcel

1652-1656Cristóbal Calvo de León

1660-1661Alonso Jiménez de Guevara

1660-1661Leonardo de la Cueva

1662Esteban Messía

1674-1679Diego Flores Rallón

1685-1686Luis de Soto Montes

1693-1696Melchor de Ayala

1698-1703L Ji é C t ll

1696-1698L i d S t M t

FIRMAS DE ALGUNOS ALCALDES DE LUCENA

EN EL SIGLO XVII

Escudo de Lucena procedente del

antiguo edificio de las Carnicerías.

Palacio de los condes de Santa Ana

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

El siglo XVIII mantuvo un crecimiento sosteni-do de la población lu-centina a pesar de la in-cidencia de la Guerra de

Sucesión (1701-1713) y las hambrunas y epidemias. El padrón de 1718 arroja 11.293 almas, lo que, añadido a los ve-cindarios de Encinas Ralas, Jauja y Va-dofresno con 1.019, 221 y 25 pobladores respectivamente, arroja un total de 12.558 habitantes. No obstante, según el Catastro de Ensena-da, a mediados del siglo, la población superaba los 15.000 vecinos, lo que sin duda certi ca la mejora de las condiciones de vida.

La Guerra de Sucesión a la corona española marcó el inicio del siglo. A este con icto de carácter internacional se unió la contienda civil es-pañola entre los partidarios de los aspirantes al trono. En Lucena este enfrentamiento, cuyas acciones bélicas más próximas tuvieron lugar en Cádiz y Gibraltar, se tradujo en continuas levas de hombres y en pe-ticiones de dinero o caballos. La ciudad también se vio forzada a alojar y sostener contingentes militares, para los que destinó como cuarteles algunos de los mesones locales a n de evitar el albergue de militares en las casas de los vecinos. En cuanto a la adhesión al nuevo monar-ca, Lucena se mantuvo el al Borbón, que le otorgó el cali cativo de Muy Leal añadido al de Muy Noble. No obstante, fue grande la opo-sición popular a las levas de hombres para la guerra, en la que algunas autoridades actuaron con excesivo rigor. Soldados lucentinos, en mu-chas ocasiones forzados, participaron en la defensa de las costas y en la frustrada recuperación de la plaza de Gibraltar. En 1708, con objeto de alentar a los pueblos, reacios soportar la enorme carga de las levas, la Corona ideó adjudicar diversos a regimientos el nombre de diferen-tes ciudades, titulando uno de ellos Regimiento Provincial de Lucena.

Antes de la conclusión de la guerra y la rma de la Paz de Utrech, en 1711 falleció el duque de Medinaceli, señor de Lucena, preso en Pam-plona, acusado de conspirar contra Felipe V. Su muerte sin descen-dencia fue crucial para el fallo en el pleito de reversión de Lucena a la Corona, asunto que trasladó el poder jurisdiccional de los Medinaceli a la Monarquía y que constituyó un hito en la España del Antiguo Ré-gimen. El proceso, que abarcó casi dos décadas, demostró la ilegítima

posesión del señorío y culminó con la sentencia a favor de la Corona y del ve-cindario lucentino en enero de 1770.

Como el anterior, durante el siglo los lucentinos estuvieron a merced de cir-cunstancias meteorológicas extremas, especialmente sequías, que trajeron con-sigo, con el paro de los jornaleros —casi el 90 % de la población— las consabidas

hambrunas: 1708, 1709, 1721 a 1723, 1734 y 35, 1745, 1748, 1750 y 51, fueron años en los escasearon las cosechas e incluso perecieron los ganados. La escasez de trigo y otros alimentos llevaron en repetidas ocasiones la desesperación a numerosos hogares lucentinos, produ-ciéndose a menudo disturbios a causa de la miseria y de una necesidad, que el ayuntamiento trató de atajar requisando el grano para sacar al mercado el pan —elaborado con harinas mezcladas de trigo y cebada, incluso de garbanzos.

En el último cuarto del siglo, los aires de la Ilustración, impulsados por monarcas y ministros, repercutieron en la vida lucentina, especial-mente a través de la Sociedad Económica de Amigos del País, so-brenombrada Sociedad Laboriosa y constituida o cialmente en 1779. Bajo sus auspicios se alentaron la Agricultura, la Industria y las Artes, instituyéndose premios a los mejores métodos de cultivo de viñedos y olivares así como de las industrias alfarera y textil, También fomentó la educación, protegiendo el colegio de niñas que había establecido en la calle Lázaro Martín Josefa Pelagia de Castro. En cuanto a la forma-ción de los niños, la Sociedad estimuló a los maestros y proporcionó becas y bolsas de libros para los pequeños estudiantes lucentinos.

Sus lantrópicas iniciativas tuvieron eco en la política local, si bien en ocasiones se vieron frustradas por la incomprensión, tales la funda-ción de un museo arqueológico y una biblioteca pública, para los que fueron habilitados unos locales en la calle Navas, inmediatos a la er-mita de Dios Padre, la construcción de un cementerio fuera de la po-blación, o el establecimiento de los baños medicinales de El Horcajo, entre Lucena y Las Navas del Selpillar.

La vida de la Sociedad Laboriosa traspasó la mitad del siglo XIX, y a sus e caces gestiones se debe que la carretera nacional Cuesta del Espino-Málaga incluyera Lucena en su trazado.

Introducción al siglo XVIII

en Lucena

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

En el inicio del siglo XVIII, España debió enfrentarse con una contienda de carácter internacional que derivó en gue-rra civil entre los partidarios de distintos pretendientes al

trono. El 1 de noviembre de 1700 había fallecido el último rey de España, de la casa de Habsburgo, sin dejar descendencia. El do-mingo día 7 inmediato el concejo lucentino recibió la noticia y or-denó pregonar el suceso para general conocimiento, señalándose los lutos que habían de vestir los vecinos. El 15 del mismo mes se supo que, según el documen-to de últimas voluntades del infortunado Carlos II, el he-redero de la Corona española era el duque de Anjou, que, en Lucena, por acuerdo mu-nicipal fue aclamado como rey con el título de Felipe V, el lunes 6 de diciembre.Lucena siempre se mantuvo alejada de los lugares de con icto, si bien sus aportaciones de dinero, caballos y hombres fueron constantes. De hecho, sus milicias populares debieron acudir básicamente a las costas gaditanas para defenderlas de posibles ataques de la ota angloholandesa. Asistiendo a los primeros y frustrados intentos de recuperación de Gibraltar.

CABILDO DE 20 DE NOVIEMBRE DE 1704 (SOBRE GIBRALTAR)Carta del corregidor de Córdoba haciendo saber haber recibido dos avisos, uno del conde Montellano, presidente del Consejo de Castilla y otro del marqués de Rivas, secretario del despacho universaldel rey, en que re ere cuánto conviene el tomar la Plaza de Gibraltar sin dar lugar a que los enemigos de nuestra santa fe (que la poseen) y los que han entrado de socorro hagan pie en ella y quán de su agrado será

que todos los caballeros hijosdalgo y demás vecinos de la ciudad de Córdoba y las demás villas de su reinado se presenten el Campo de Gibraltar a la disposición del Excm. Sr. Marqués de Villadarias, como el que las Milicias se hagan también […] que así las Milicias como los caballeros hijosdalgo y demás que quisieran señalarse en materia tan de servicio de Dios y del Rey acudan a la Puente de don Gonzalo donde se hallará dicho corregidor de Córdoba para dar las providencias y órdenes necesarias respecto de mandarle S.M. Sea el primero que pase con dicha gente...

CABILDO DE 28 DE ABRIL DE 1710. PRISIÓN DEL DUQUE Y ROGATIVASAviéndose tenido notizia de haber llevado preso a Segovia al duque mi señor, la ciudad acordó se escriba a mi señora la duquesa manifestado a su excelencia el sentimiento con que se halla esta ciudad y que se haga rogativa a Nuestra Señora de Arazeli mani esto el Santísimo sacramento en la yglesia mayor por el buen éxito y consuelo de su excelencia, y que se notizie a los prelados y preladas de los conventos para que en ellos se sirvan de ejecutar lo mismo y se comete la solicitud y disposición de lo susodicho a los señores don Ambrosio de Valenzuela Alarcón, rexidor desta ciudad y don Pedro Jurado Vélez, jurado.

La guerra de Sucesión

Retrato de Felipe V por Jacinto Meléndez. Museo

Cerralbo. Madrid.

Vista de un asedio de Gibraltar. Grabado. Siglo

XVIII.

Retrato de Luis Francisco de la Cerda y Aragón,

duque de Medinaceli y señor de Lucena, fallecido

en la cárcel del Pamplona acusado de traición a

la Corona.

ACTAS CON LOS TEXTOS ORIGINALES.

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

El 13 de septiembre de 1718 el corregidor de Córdoba Juan de Vera Fajardo remitió al concejo de Lucena una instruc-ción real en la que se ordenaba que en todas las poblaciones

de los antiguos reinos de Córdoba y Jaén se elaborasen censos con expresión de las familias de que se compone ese pueblo, y número de personas de que conste cada una su edad, sexo y estado, indi-viduando los eclesiásticos, personas nobles, labradores, artistas, o ciales mecánicos y jor-naleros [...], los conventos, obras y edi cios públicos que hay en ella...El indicado censo propor-ciona una exacta visión de la población de Lucena, y de su situación social y la-boral en un momento con-creto de su historia.

El padrón está dividido en seis partes, coincidentes con los respectivos cuarteles de la ciudad, El primero albergaba 2.098 vecinos. El segundo cuartel contabacon un total de 1.176.Al tercero correspondían 1.702 almas.En el cuarto cuartel moraban 2.128 habitantes.El quinto tenía 2.144 moradores y el sexto cuartel albergaba 2.115 habitantes.Contaba pues en aquel momento la ciudad con 11.293 almas en su casco urbano, cifra a la que se añadían los vecindarios de Encinas Ralas, Jauja y Vadofresno con 1.019, 221 y 25 pobladores respectivamente.

El primer estado o nobleza estaba constituido en Lucena por 103 hogares de hidalgos —como tales exentos del pago de impuestos— que, con todas las posibles variables familiares y económicas, ascendía a un total de 378 miembros. Vinculadosa este grupo,

como élite política local, estaban los miembros de la corporación municipal, designados por el titular del señorío, el duque de Medinaceli.

Los frailes y monjas de los diversos monasterios de la ciudad quedan fuera del padrón. No así el clero secular del que constan 59 presbíteros y 139 clérigos capellanes.La población trabajadora, para la que no existían límites de edad, tanto por defecto como por exceso, estaba constituida mayoritariamente por jornaleros y trabaxadores, de los cuales el padrón señala 1.182 individuos, prácticamente todos vinculados al mundo rural y todos pecheros, es decir sujetos a tributación, al municipio, al señorío y al rey.En el momento de la elaboración del padrón se registran en el mismo los mesones siguientes: Mesón de la Espada en la calle El Peso, el Grande, en la calle Mesón, el Mesoncillo de la Plaza en Condesa Carmen Pizarro y el de la calle San Francisco.

La población. El padrón de vecindario de 1718

El mercado de abastos de la ciudad estuvo emplazado

durante siglos a lo largo de las plazas Alta y Baja. (Imagen

Archivo Tenllado).

El escudo con la tiara papal, procedente de una casa demolida

en la calle El Peso puede denotar la posesión del inmueble por

la cofradía clerical de San Pedro. Museo Casa de los condes

de Santa Ana.

Blasón de la familia Rico, emplazado en una

casa solariega de la calle Las Torres.

La de Vistahermosa, construida a comienzos del siglo

XIX, fue la última antigua posada con la que contó la

ciudad. (foto Archivo Tenllado)

ENCABEZAMIENTO Y PRIMERA PÁGINA DEL PADRÓN DE 1718

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

El XVIII es sin duda, en el aspecto artístico, el siglo de oro de Lucena. Convertida en uno de los más importantes focos secundarios del barroco andaluz, Lucena produjo -o acogió-

varias generaciones de artistas y artesanos que no sólo con guraron su patrimonio -rico a pesar de lastimosas desapariciones-, sino el de las poblaciones comarcanas, la propia Córdoba o ciudades y capitales de fuera de la provincia, principalmente Granada y Málaga, hecho que pone de mani esto la pujanza del núcleo artístico local.

La gura crucial del arte local en esta época es el sacerdote, pintor y ar-quitecto Leonardo Antonio de Castro Hurtado, maestro de los grandes arqui-tectos andaluces, naturales de Lucena, Francisco Hurtado Izquierdo y José de Bada Navajas, y cuya obra cumbre, y última, fue la capilla sacramental de San Mateo.

Retablistas como Francisco José Guerrero, Pedro de Mena o Diego de Burgos Ramírez, y marmolistas como la saga de los Pino Ascanio, Andrés, Lorenzo y Juan Antonio, dejaron mues-tras de su arte en la mayor parte de los templos lucentinos.

La traza de la iglesia de Santa Ana, edi cada en 1694, se debe a Leonar-do Antonio de Castro. Una gran cú-pula, cercana en el diseño a la de San Martín, incorporaba tres cortas naves separadas por columnas.

Su desaparición en torno a 1940 pri-vó a Lucena de una de las joyas de su patrimonio.

El grandioso edi cio de la iglesia de San Martín (San Agustín) fue trazado por el importante, aunque aún bastan-te desconocido, arquitecto local Juan Trujillo Moreno. Sin embargo, el dise-

ño de las dos portadas se debe a Fran-cisco Hurtado Izquierdo.

La iglesia de San Juan Bautista es obra arquitectónica de José de Bada Navajas, que la diseñó siguiendo en tono menor, el modelo de la basílica de San Juan de Dios de Granada.

En su portada dejó la impronta de su destreza Lorenzo del Pino Ascanio, en tanto que para su interior Francis-co José Guerrero elaboró sus dorados retablos y el pintor y escultor granadi-no Diego Sánchez Saravia, la mayor parte de sus imágenes y sus lienzos pictóricos.

En 1740 dieron comienzo las obras de construcción de la capilla sacra-mental de la parroquia con Leonardo de Castro como arquitecto y obras a cargo de Jerónimo Ramírez de Quero. Las tallas de las yeserías y de la to-talidad del baldaquino central, arqui-tectura y escultura, estuvo a cargo de Pedro de Mena Gutiérrez y sus o cia-les, en tanto que la fastuosa portada de

mármoles po-lícromos, di-señada por Mena, fue elaborada por Juan Antonio del Pino As-canio.

Una importante aportación foránea a esta obra la constituyen las tallas de la cornisa y de los evangelistas que ocupan los lados menores de la ochava que for-ma la planta de la capilla, realizadas por el escultor José de Medina Monzón, na-tural de Alhaurín el Grande.

Portada de la iglesia de Santa Ana, según

probable diseño de Leonardo Antonio de

Castro (actualmente puerta accesoria

del Museo Arqueológico de Córdoba).

Sagrario de San Mateo, cuyas trazas

arquitectónicas corresponden a

Leonardo Antonio de Castro.

Interior de la iglesia de San Juan Bautista

con retablos de Francisco José Guerrero

e imaginería de Diego Sánchez Saravia.

Portada de la iglesia de San Juan Bautista,

diseñada por José de Bada y elaborada

por Lorenzo del Pino Ascanio

Portada de la iglesia de San Martín, de

monjas agustinas recoletas, realizada

sobre diseños de Francisco Hurtado

Izquierdo

Arte y artistas lucentinos del siglo XVIII

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

Ordenado por Fernando VI a propuesta de su ministro Zenón de Somodevilla, marqués de la Ensenada, el Ca-tastro fue realizado entre 1750 y 1756 con el objetivo

de evaluar la riqueza total del reino como acto previo a la modi-cación del sistema impositivo para la implantación general de

un tributo único.En Lucena, el proceso dio comienzo ante Juan Beltrán, regidor de

Alcalá la Real, subdelegado de Juan Antonio Pacheco comisionado por la Corona. Se hallaban presentes el vicario Antonio Julián de Montoya, Juan Fernández de Villalta, teniente de corregidor por indisposición de Francisco Javier de Herrero, Juan Álvarez de Sotomayor regidor y alguacil mayor, Francisco de Angulo Valenzuela, José Álvarez de Sotomayor y Flores regidores; Martín Eusebio Fernández escribano municipal y Juan de Algar, José Nieto, Martín de Algar, Miguel Sánchez Cabeza, Diego de Algar y Juan Algar de Espino, designados por inteligentes y,

nalmente, Cristóbal González, agrimensor público. Se trataba de contestar a una larga serie de preguntas, básicamente acerca de propiedades, producciones agrícolas e industriales y rentas.

Según el Catastro el número de vecinos cabezas de familia de la ciudad ascendía a 3.650, a los que se añadían los de Encinas Ralas, con 330, Jauja, 120, y los moradores en el campo, con

290, lo que suponía un total de 4.300 vecinos. Existían unas 2.700 casas, 20 de

Aspectos de Lucena en el Catastro de Ensenada

Zenón de Somodevilla,

marqués de la

Ensenada, promotor de

la elaboración de un

Catastro General, con la

finalidad de unificar el

sistema impositivo.

Para la elaboración del Catastro fue remitido

a los ayuntamientos un ‘interrogatorio’ con

cuarenta preguntas, cuyas respuestas debían

satisfacer bajo juramento las autoridades y los

peritos designados por estas.

Plano del término de Lucena conservado en uno de los

tomos del Catastro de Ensenada.

EL CLERO REGULAR EN LUCENA EN 1750, SEGÚN EL CATASTRO DE ENSENADA

Advocación del convento Orden Sacerdotes Coristas Legos

San Pedro Mártir Dominicos 27 -- 9

Madre de Dios Franciscanos observantes 22 7 6

Nra. Sra. de la Victoria Mínimos 15 2 2

San José Carmelitas descalzos 20 10 7

San Bernardino de Sena Alcantarinos 12 1 3

San Juan de Dios Hospitalarios 16 -- --

Totales 112 20 27

Religiosas Legas Novicias

Santa Clara Clarisas franciscanas 31 5 8

Santa Ana Dominicas 43 14 --

San José Carmelitas descalzas 20 -- --

San Martín Agustinas recoletas 16 5 --

Totales 110 24 8

MONASTERIOS MASCULINOS

MONASTERIOS FEMENINOS

ellas inhabitables y más 80 solares o casas arruinadas del todo. Respecto a la aldea de Jauja, señalaba unas 80 viviendas, de las cuales 20 tenían cubierta de teja y las restantes de paja o retama, que llaman retamizas. La población de Encinas Ralas contaba con unas 250 casas, un centenar de ellas también con cubierta vegetal y 150 con tejas.

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

El pleito de reversión de Lucena a la Corona, culminado con unos resultados decepcionantes para los más fervien-tes antiseñoriales lucentinos, constituyó dada la tempra-

na fecha en que se llevó a cabo, un ejemplo en la España del Antiguo Régimen y una victoria de la nobleza de mérito frente a la de sangre, cuyo representante más conspicuo era el todopode-roso duque de Medinaceli, señor de Lucena.

El inicio del proceso puede situarse en el pleito contra el duque seguido por distintos obispos de la diócesis en el que reclamaban para la Iglesia el derecho al nombramiento de los párrocos de las iglesias de la ciudad, sobre las que los señores ejercían el derecho de patronato.

El impulso hacia el nal del litigio se produjo cuando en 1759 Fernando Flores de Negrón diputado del común hizo llegar al monarca Fernando VI y publicó una manifestación histórica legalen la que exponía los argumentos legales por los que la jurisdicción de Lucena debía ser devuelta a la Monarquía por la casa ducal, detentadora del señorío.

El proceso duró casi dos déca-das y se inició con el secuestro preventivo de la jurisdicción por la Corona así como el nombra-miento por esta como alcalde de Francisco Toral, culminando con

El pleito de reversión de Lucena a la Corona

Manifiesto jurídico elaborado por el fiscal

eclesiástico de la diócesis de Córdoba, contra

el derecho de nombramiento de párrocos

ejercido por el duque de Medinaceli. 1727.

Escudo real de Carlos III que, junto a otro idéntico,

fijados ambos en la fachada de las casas consistoriales

de Lucena, proclamaba su carácter de ciudad de

realengo y libre del yugo jurisdiccional de la Casa de

Medinaceli. Museo Palacio condes de Santa Ana

Grabado con una ‘Vista de Lucena’ publicada en El Atlante Español, o Descripción general geográfica, cro-

nológica e histórica de España, por reinos y provincias… obra de Bernardo Espinalt García, editada en el

último cuarto del siglo XVIII.

Página con las firmas del cabildo de 24 de mayo

de 1757. f. 190

la sentencia a favor de la Monarquía y del vecindario lucentino en enero de 1770.

No obstante, el señor mantuvo el derecho al nombramiento del resto de la corporación y de la mayor parte del funcionariado municipal, así como la posesión de sus inmensas propiedades y rentas en la ciudad.

En las aldeas lucentinas de En-cinas Reales y Jaujas, el triunfo de la Corona sobre los derechos señoriales dio lugar a la rotu-lación de sendas vías públicas, que aún mantienen su denomi-nación: calle Real y Calle Plei-to, respectivamente.

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

El ambiente social derivado del fallo fa-vorable en el pleito de reversión de la jurisdicción señorial a la Corona pudo

ser el germen de la constitución de la Socie-dad Económica lucentina de Amigos del País, conocida también como Sociedad Laboriosa en la que un grupo de ilustrados lucentinos se sumaron con entusiasmo y absoluto desinte-rés a la tarea de mejorar la sociedad local en todos los órdenes.

El punto de partida fundacional de la Socie-dad se sitúa en el cabildo municipal celebra-do el 4 de noviembre de 1779, siendo una de las primeras y, sin duda, la más activa de las sociedades económicas andaluzas.

CABILDO 23 DE SEPTIEMBRE DE 1780En el libro de actasmunicipales de 1780, se recoge el acto de cele-bración de la junta de dicha Sociedad en el convento de San Juan de Dios (F.119-119v), en la que quedan nombrados los cargos bajo la presidencia del Intendente de la ciudad y provincia de Córdoba.“En la Ciudad de Luzena en veinte y tres de septiembre de mil se-tecientos y ochenta años el Señor Don Miguel Jiménez Navarro In-tendente de la Ciudad y provincia de Cordova residente al presen-te en esta de Luzena, estando en el convento Religioso del Señor San Juan de Dios, con los demás señores concurrentes a este acto,

que constarán de sus rmas al nal de esta Junta, y de mandaro de dicho Señor Inten-dente se hizo notorio por mí el Escribano el acuerdo de veintiséis de junio de este año, en el que se practicaron los nombramien-tos de Director en el Señor Marqués de To-rreblanca; de Vicedirector en el Señor Don Antonio Rafael de Mora, de comisarios los señores Don Francisco de Paula Ramírez, y Don Antonio Curado, de censos Don Fer-nando Ramírez de Luque….La lantrópica labor de sus socios se dirigió a la formación, a la educación yal destie-rro de la ociosidad, a la que consideraban

La Sociedad Económica de Amigos del País de Lucenael peor mal de los pueblos, organizando activi-dades dirigidas al fomento de la Agricultura, la Industria y las Artes de la localidad. Creación de talleres y escuelas, conferencias, trabajos y concursos fueron los métodos empleados. Con-secuentemente resultaron premiados varios tra-bajos para la mejora del cultivo de los viñedos y del olivar mediante métodosracionales así como la eliminación de las plagas. También se alentó a los alfareros a la obtención de variedades de loza na, capaces de competir con la de Sevi-lla y, a los veloneros, para el descubrimiento de nuevas aleaciones metálicas para mejorar sus productos.

El fomento de la educación infantil fue prioritario. La Socieda-dprotegió el colegio fundado por Pelagia de Castro Hurtado en la

calle Lázaro Martín, para la for-mación de las niñas lucentinas y facilitó la adquisición de libros y de métodos de escritura para los niños, incentivando económica-mente a los maestros.

Entre otras muchas iniciativas, la Sociedad, que combinó épo-cas de esplendor con otras de de-cadencia,alentó la mejora de los

baños medicinales de El Horcajo, la construcción de un cementerio extramuros de la ciudady, ya en el siglo XIX, la apertura del pri-mer instituto y el paso por Lucena de la carretera nacional Cuesta del Espino-Málaga.

Portada de los estatutos de

la Sociedad y emblema de

la misma, elaborado sobre

diseño de Antonio Rafael de

Mora.

Retrato de Antonio Rafael de

Mora, uno de los más destacados

miembros de la Sociedad

Económica lucentina. Óleo sobre

lienzo. Propiedad particular.

Granada.

El uso de las propiedades curativas de las aguas

del balneario de El Horcajo, entre Lucena y Las

Navas del Selpillar, fue fomentado por la Sociedad

Económica lucentina. (Foto Archivo Tenllado)

Pelagia Josefa de Castro,

fundadora del primer cole-

gio de niñas de Lucena, que

fue amparado en su funda-

ción por la Sociedad Eco-

nómica. Óleo sobre lienzo.

Parroquia del Carmen.

TEXTOS ORIGINALES

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

La Guerra de la Indepen-dencia es el acontecimien-to crucial en los inicios del siglo XIX en Espa-ña... y en Lucena. La per-

manente tensión del vecindario ante la presencia de los invasores conoció di-ferentes etapas. En los primeros mo-mentos, el sentimiento patriótico se tradujo en el aluvión de voluntarios alistados en el contingente del conde de Valdecañas para tratar de detener en Alcolea, con resultado de derrota, el avance francés hacia Córdoba.

En 1810, formalizada la ocupación de la ciudad, designada subprefectura del Sur de Córdoba, con la colaboración de los afrancesados locales, la ciudad fue sometida a un sistemático saqueo, interrumpido momentáneamente en septiembre de dicho año por la sublevación popular contra los invasores y la posterior represión.

La corta etapa constitucional posterior a la guerra, el periodo absolutista, el Trienio Liberal y la Ominosa Década, prolongada hasta la muerte de Fernando VII, dieron lugar en Lucena a radicales diferencias sociales que llegaron a violencias y efrentamientos, con la comarca recorrida a menudo por fuerzas de uno y otro bando, cuando no por partidas de bandoleros y fascinerosos.

La llegada al trono de Isabel II y el triunfo de los liberales trajo consigo la reacción carlista y las consiguientes guerras civiles que, con los repetidos pronunciamientos militares, ensangrentaron el siglo. Otros hechos destacados del reinado que también afectaron a Lucena fueron la exclaustración de las órdenes religiosas y la inmediata desamortización de sus bienes, proceso que favoreció a una naciente burguesía y desposeyó de casas y tierras a multitud de pequeños arrendatarios.

No faltaron sequías ni epidemias a lo largo de la centuria. Especialmente graves fueron las de cólera morbo de 1832, 1834 y 1835 y, ya en la segunda mitad del siglo, la de 1885, precedida

Introducción al siglo XIX en Lucena

de otra grave epidemia de viruela.Logros que mejoraron la industria y el

comercio de Lucena, fueron la apertura de la carretera Cuesta del Espino-Málaga que, aunque iniciada en 1834, solo se vio culminada traspasada la mitad del siglo; así como el tendido de la vía férrea Espeluy-Puente Genil,

abierto por fín en las postrimerías de la centuria, en 1896. En 1851, tras un largo proceso repleto de di cultades de carácter

básicamente político, el pontí ce Pío IX rati có en su patronazgo sobre Lucena, con carácter único, a Nuestra Señora de Araceli, a cuya protección recurrió repetidamente, como había hecho siempre, el pueblo en repetidas rogativas. La devoción aracelitana popular, extraordinariamente difundida por Andalucía, alcanzó en este siglo sus máximas cotas. El derrocamiento de Isabel II y con ella de la monarquía borbónica contó en Lucena con un buen número de partidarios del principal valedor, el general Prim, constituidos en compañías de carácter paramilitar. En la creación de un estado de opinión a favor de una nueva dinastía había acudido el primer periódico local titulado El Mensajero. No obstante, tras unos agitados años en los que se multiplicaron los cambios de gobierno municipal a tenor de los producidos a nivel nacional que culminaron con la proclamación de la Primera República y el pronunciamiento del general Martínez Campos, la monarquía borbónica fue restaurada en la

gura de Alfonso XII, sucediéndose ahora en el ámbito municipal un continuado turno de partidos entre liberales y conservadores que alcanzó hasta la dictadura de Primo de Rivera en 1923.

Las últimas décadas del siglo, conocieron además de la desaparición de los numerosos viñedos del término a causa de la plaga de la loxera, frecuentes crisis de subsistencias y de trabajo que dieron lugar a huelgas, tumultos y al comienzo de una sangría migratoria que, lamentablemente, continuaría el siglo siguiente.

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

El 10 de septiembre de 1810, la corporación municipal tuvo noticia de hallarse en las cercanías de Lucena la partida guerrillera de Francisco Lozano el olsero. La ciudad se

hallaba en aquellos momentos casi desguarnecida, pues la com-pañía imperial de Cazadores de Montaña, acuartelada en la mis-ma, estaba ausente. El día siguiente, por el Cascajar, entró una avanzadilla guerrillera llamada por los vecinos del barrio de Santa Lucía y dirigiéndose a la plaza Nueva, rompieron las puertas del quarto donde se custodiaban en las casas capitulares algunas armas y las recogieron. Informado de la situación, El olsero levantó su partida y, al anochecer, entró en Lucena.

El día 13, desconociendo la situación de Lucena, entró con adamente en la ciudad, un contingente francés que, advertido de la presencia de El Bolsero, huyó por la calle San Pedro abajo para escapar por el portillo que la cerraba. En aquella estrechez, acosados por paisanos y miembros de la partida guerrillera, fueron abatidos trece franceses.

El 14, en un cabildo municipal extraordinario la ciudad se declaró en rebeldía contra Napoleón, constituyéndose una junta de defensa de la población comandada por Antonio Ortiz Repiso y Francisco Polo. Inmediatamente comenzaron los alistamientos y la organización de la defensa.En la tarde del 15, se divisaron varias avanzadillas francesas en el cerro Hacho y otras alturas que rodean la ciudad,

aunque la alarma sonó al amanecer del día 16. Sendos contingentes franceses se habían situado en dicho cerro, en la zona de Las Peñuelas y en la ermita del Valle y su convento anejo. Se trataban de los regimientos número 27 de cazadores a caballo, número 43 de infantería de línea y número 14 de dragones. Según Ramírez de Luque salió inmediatamente al campo la partida de los paisanos armados, cada cual con lo que pudo y comenzó el tiroteo. Los desiguales encuentros se mantuvieron durante ocho o diez horas hasta que la partida de El olsero se retiró, iniciándose entonces por las autoridades

Lucena sublevada contra los franceseslucentinas gestiones para capitular, procurando eludir la venganza de los invasores. A este efecto, una comisión municipal subió a la cumbre del cerro Hacho, desde donde había dirigido las acciones el comandante Bourbon-Busset, el cual, aceptando la

rendición, concedió indulto general. No obstante, en la tarde del domingo día 16, el barón de Saint-

Pol hizo su entrada en Lucena al frente de 1.200 hombres y dos cañones, acompañado del verdugo de Córdoba. El lunes 17 fueron detenidos el regidor Francisco de Asís de la Carrera, rmante de las cartas de demanda de auxilio remitidas a los pueblos comarcanos, el párroco Fernando Ramírez de Luque, Antonio Ortiz Repiso y Francisco Polo Valenzuela responsables máximos de la sublevación. En la calle San Pedro, un incidente dio lugar a la masacre del regidor José Hidalgo Villalba, su familia y otros allegados, de la que solo se salvó milagrosamente un niño. La represión había comenzado.

Servicios de Lucena a

la Religión, Rey y Patria

en la actual invasión de

la inicua Francia, obra

de Fernando Ramírez de

Luque.

Cruz levantada en la

cima del cerro Hacho,

conmemorativa de la

capitulación de los

lucentinos ante las

tropas francesas en

septiembre de 1810.

Placa votiva de cerámica a Nuestra Señora

de Araceli con motivo de la Guerra de la

Independencia, aunque emplazada en 1844.

Santuario aracelitano.

Lápida emplazada en 1896 en la fachada de una casa

de la calle Maquedano en memoria de la rendición de

los lucentinos a las fuerzas francesas.

ACTA CAPITULAR DE 10 DE SEPTIEMBRE DE 1810

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

El doctor Francisco Antonio Tenllado Mangas retrató en unos minuciosos Anales buena parte del siglo XIX lucentino, legando al futuro una vívida visión de la realidad local de

su época, parte de la cual, sin su concurso, permanecería en el ol-vido. Dada su profesión, trabajó en la primera línea de defensa de las grandes epidemias de cólera, entre ellas la de 1832, que causó numerosas víctimas en la ciudad.

Basado en su amplia experiencia médica Tenllado redactó el si-guiente informe sobre el estado sanitario de la ciudad: Lucena es población sumamente saludable y en ella se ven pocas personas enfermi-zas o de constitución caquética. Los temperamento reinantes son el san-guíneo, que es casi general, el bilio-so que lo sigue o la mezcla de los dos, pues el nervioso y linfático son muy contados en toda la población.

Las causas de enfermedades por debilidad no son numerosas, no hay aguas encharcadas, hay aseo y policía urbana y doméstica como en pocas poblaciones. No se notan los olores mefíticos. La vida sedentaria no se

La salud en Lucena en 1835, según el doctorFrancisco Antonio Tenllado Mangas

conoce en ninguna clase ni sexo.

El viento más general es el Norte; el agua en bastante pura y viene de los cerros que dominan la ciudad al mediodía y las fuentes de la Plata y de Aras que se ltran de la Sierra de este nombre son ricas y saludables.

Los alimentos son sanos y las carnes buenas porque los pastos son muy substanciosos.

Las legumbres, los granos, las frutas y todo género de alimentos vegetales son muy nutritivos. Los vinos muy buenos y aromáticos, y su abuso en estos últimos tiempos junto en las demás causas

que van dichas, son causa de la generalidad de las afecciones in amatorias cuyo carácter llevan todas las que se padecen en Lucena que son en Primavera algunos ujos de sangre, anginas, ronqueras, toses, pesadeces de cabeza... Estío: Fiebres biliosas, in amatorias, ardientes y algunas intermitentes de todos tipos, oftalmias, a lo que contribuye la excesiva blancura de las casas en su exterior o interior, otitis, gastroenteritis cerebrales... Otoño: Cistitis, cólicos benignos, y lo que es mucho de extrañar: que jamás se ve en esta Ciudad un cólico metálico habiendo tanta fábrica de cobre, bronce, vidriado y pintores; epilepsias intermitentes de todos tipos, etc. Invierno: Pleuritis, peripneumonías, ronqueras, toses, pleuro-peripnemonias, reúmas... Con mucha frecuencia hay en 15 días un entierro o ninguno. Ha habido meses de 6 u 8 entierros.

Del cólera morirían más de 300 personas y más 200 de todas enfermedades y esto en tres o cuatro meses que duró la epidemia. Todas las epidemias son aquí más benignas. Hay tantos pozos como casas y muchos de agua dulce.

Retrato del doctor Francisco Antonio

Tenllado Mangas. Óleo sobre lienzo.

(Archivo Tenllado).

Recetas médicas. Epidemia de cólera de 1834.

Pasaporte o carta de sanidad que permitía circular

en periodos de epidemia.

Fuente Nueva, en la plaza de Aguilar. Hacia 1910 (Archivo Tenllado).

Fuente del Corregidor o de la Cruz, en el inicio de la

carretera de Cabra. Hacia 1910 (Archivo Tenllado).

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

La apertura de una ca-rretera que uniese Córdoba y Málaga,

en atención a las ventajas que resultarán a la Provin-cia de Córdoba, partió de una real orden de 30 de di-ciembre de 1834. Sin em-bargo, en su desarrollo, el proyecto fue obstaculiza-do por graves problemas económicos, sin olvidar la inseguridad en que se ha-llaba sumida la Campiña cordobesa por las partidas de bandidos que por ella campaban. Por otra parte, la utilización de presidia-rios en los trabajos de des-monte y nivelado del te-rreno también ralentizó el avance de las obras. El interés que la carretera suscitó entre las poblaciones a las que su trazado podía bene ciar de manera directa fue extraordinario y dio lugar a varias propuestas. Unas a favor de un camino más directo, aunque alejado de la mayoría de las grandes poblaciones del sur de la provincia, y otras partidarias de que el arrecife uniera dichas poblaciones, favoreciendo su derrarrollo. Lucena intervino

La carretera Cuesta del Espino-Málagaactivamente en el debate a través de su Sociedad Económica de Amigos del País junto a la de Montilla, y constituyó en 1835 una comisión formada por sus socios fray Juan Clavellina y Gabriel Carrillo, a n de analizar los diferentes trazados y elaborar un informe propicio a Lucena que fue favorablemente acogido por el Gobierno.Las obras, parte de cuyo costo fue sufragado con impuestos sobre el vino y el aguardiente en los pueblos a los que en primer, segundo o tercer término be-ne ciaba, tardaron en dar comienzo. A

nales de 1846 la carretera alcanzó Fernán Nuñez. Ya en las inmediacio-nes de Montilla, en octubre de 1847, se sublevaron los casi trescientos trabajadores forzados, que atacaron a la escolta que les vigilaba, desarmándola, matando a cuatro soldados e hirien-do a otro y dándose a la fuga.

El enlace con Aguilar concluyó en junio de 1849 y para Navidad del mismo año, según Tenllado Mangas, llegó a Lucena la caja del arrecife en la embocada de la calle Cabrillana, acelerándose las obras de modo que Lucena disfrutó de la carretera hacia Córdoba en 1850, concluyendo poco después el enlace con la carretera abierta desde Antequera hasta el límite de las provincias.

Pronto comenzaron a operar los primeros servicios de diligencias —vehículos conocidos como góndolas— entre las poblaciones ya bene ciadas con la nueva vía y ambas capitales de provincia.

Billete de diligencia.

Anuncio de la empresa de transportes La

Cordobesa, con servicio entre Córdoba y

Cabra pasando por Lucena.Carretera Cuesta del Espino-Córdoba a su paso por el Paseo de Rojas.

Informe elaborado por la Sociedad Económica de Amigos

del País lucentina ponderando los beneficios que

significaría para Lucena el paso por ella de la carretera

Cuesta del Espino-Málaga.

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

La rati cación como patrona única de Lucena de María San-tísima de Araceli fue un logro que satis zo a sus fervientes devotos, prácticamente la totalidad de los lucentinos de me-

diados del siglo XIX. Aunque las gestiones se habían iniciado en la última década del XVIII cumpliéndose satisfactoriamente los ri-

gurosos trámites del proceso, inclui-do el reconocimiento del patronaz-go por la Corona, las complicadas circunstancias políticas de Europa y España impidieron el avance de la gestión hasta 1850 en que, a instan-cias de Antonio Rafael Domínguez Valdecañas —años después obispo de Guadix-Baza—, pueblo y autori-dades lo solicitaron al pontí ce Pío IX.

Las instancias ante la Santa Sede resultaron positivas y el 14 de marzo de 1851, el papa rmó en Roma el breve apostólico de con rmación del patronato.

La llegada del documento a Lucena el 27 de abril, fue celebrada con grandes estas y solemnes funciones religiosas. Una comisión de autoridades salió a las afueras de la ciudad a recibir al señor

Ratificación del patronato de Nuestra Señora de Araceli sobre Lucena

Domínguez, portador de la bula, haciendo su entrada en la ciudad en medio de un repique general de campanas, músicas, salvas de cohetes y vivas y aclamaciones generalizadas. Muchas colgaduras adornaban las ventanas y balcones del itinerario.

Una vez en la plaza Nueva, ante las casas consistoriales, con clarines y timbales, el cortejo fue recibido por una diputación municipal, acompañándolo hasta la sala capitular, donde el consistorio y otras representaciones locales se encontraban reunidos bajo la presidencia del alcalde Pascual Aznar. Una vez allí, Antonio Rafael Domínguez dirigió al ayuntamiento y al clero una expresiva alocución alusiva a su cometido, poniendo en manos del alcalde la deseada bula.

Efectuada la solemne publicación, corporaciones e invitados pre-cedidos por la música, clarines y timbales, en medio de los vítores y aclamaciones de la multitud, se dirigieron a la iglesia de San Ma-teo, donde subió al púlpito el citado don Antonio Rafael, que dirigió una breve exhortación al pueblo, mostró el breve ponti cio y lo tradujo al castellano. Acto seguido, quedó expuesto el Santísimo y fue manifestada al pueblo la imagen de María Santísima de Araceli, hasta enton-ces oculta en un dosel colocado en el pres-biterio. Con una espléndida iluminación e intervención de la capilla de música, se cantó un solemnísimo tedeum, así como las preces y oraciones de Nuestra Seño-ra, con lo que concluyó el acto.

El papa Pío IX, mediante bula expedida en 1851,

ratificó a María Santísima de Araceli como pa-

trona única de la ciudad de Lucena.

Cartel anunciador de los solemnes

cultos organizados en la parroquia

de San Mateo con motivo de la

proclamación del patronazgo de la

Virgen sobre Lucena.

Bula de reconocimiento del patronato de Nuestra

Señora de Araceli sobre la ciudad. Museo Casa de la Virgen.

Grabado con la imagen de Nuestra Señora de

Araceli editado con motivo de la ratificación de

patronazgo.

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

Del derrocamiento de Isabel II a la Primera República

En septiembre de 1868, el almirante Topete se alzó en Cádiz contra la mo-narquía de Isabel II. El movimiento

triunfó culminando en la batalla de Alcolea con la derrota de las tropas leales a la reina poniendo n a su reinado. El día , uce-na se sumó a la revolución -La Gloriosa-, dando paso a una època de efervescencia política que, de modo paralelo a la política nacional, pasó por gobiernos municipales de distinto corte.

Muchos lucentinos apoyaron la revolu-ción en la que estaban involucrados los partidos Progresista, De-mócrata y nión iberal, este comandado por el general Prim que en ucena contraba con nume-rosos partidarios, entre ellos los Álvarez de Sotomayor. De esta corriente nació el primer perió-dico local, titulado El Mensaje-ro, cuyo número inicial había visto la luz pública en abril de 1866.

El primer ayuntamiento lucentino del Sexenio Democrático es-tuvo formado básicamente por unionistas, aunque el alcalde, Pe-dro Antonio Sánchez, era progresista. Al panorama político lo-cal no tardó en sumarse el Partido Republicano, constituido a principios de 1869 bajo la presidencia de Pedro Muñoz Valle. En aquellos momentos inquietaban al vecindario repetidos tumul-tos callejeros promovidos por elementos reaccionarios así como diversas partidas de insurrectos por el término.

A comienzos de 1870, disuelto el ayuntamiento tras las elec-ciones e impuesta otra corporación, se produjeron graves disturbios entre los unionistas y los republicanos y progre-sistas coaligados, resultando un muer-to y dos heridos.

Según la prensa, en pleno proceso para proporcionar un rey a España, en

ucena menudearon los enfrentamien-tos entre republicanos y unionistas. A la propuesta a las Cortes de Amadeo I de

Saboya como rey de España —proclamado el 16 de noviembre— ucena aplaudió ma-yoritariamente con el mayor entusiasmo la candidatura manifestando su adhesión. Sin embargo, el 30 de diciembre, Prim, el gran valedor del nuevo monarca, murió de resultas de un atentado. El ayuntamiento acordó celebrar exequias en la parroquia el 5 de enero de 1871 y, para respaldar la in-cipiente dinastía, se constituyó una fuerza ciudadana, denominada Guías de Prim, Voluntarios de la Libertad.

En mayo de 187 coincidiendo con el levantamiento de los car-listas en las provincias Vascongadas, se temía una sublevación en la provincia de Córdoba, con principal foco en ucena, a im-pulso de Francisco de Paula Cortés. Por otra parte, en la ciudad abundaron los enfrentamientos entre monárquicos y republica-nos. Estos, a mediados de agosto, en el transcurso de un mitin en la plaza ueva, fueron acosados por los Voluntarios de la ibertad dirigidos por José Burgos Sánchez: Hubo el domingo una mani-festación republicana que parece fue disuelta por la fuerza de la milicia ciudadana, que a los gritos de ¡viva Amadeo! y llevando al candidato radical de comandante, avanzó fusil en mano, y al redoble de los tambores, y puso n a las peroratas de los tran-quilos republicanos.

as postrimerías del reinado de Amadeo I registraron en la co-marca continuos movimientos de partidas carlistas, perseguidas por el Ejército y la Guardia Civil, acompañados de unos gra-vísimos y cruentos disturbios en Montilla y Aguilar.

Tras la renuncia del rey al trono, el 11 de febrero de 1873 las Cortes proclamaron la República. El día siguiente, se reunió la corporación, presidida por Rafael Flores Rodríguez acordando, tras varias conside-raciones, proclamar el nuevo régimen en la población y que con-currieran al acto la corporación, el comité Radical, los Voluntarios de la ibertad, banda de música y cuantas personas quieran acer-carse a él para darle mayor solemnidad. Días después se consti-tuyó el nuevo ayuntamiento con Pedro Muñoz Valle al frente.

Proclama de la sublevación con-

tra Isabel II

Propaganda política del Sexenio

Democrático en Lucena.

Moneda de plata de cinco pesetas

de Amadeo I.

Cabecera de El Mensajero, primer periódico editado

en Lucena

Moneda de plata de cinco pesetas, 1870.

Gobierno provisional

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

Lucena y el ferrocarrilCon la facilidad que

otorgaba al transpor-te de personas y mer-

cancías, a nales del siglo XIX el ferrocarril proporcio-nó a Lucena la oportunidad de incorporarse al progreso. De 1850 es la primera noti-cia que la relaciona con el fe-rrocarril. Ya se entendía que el futuro tendido ferroviario peninsular sería radial, y que uniéndose en Córdoba al ra-mal que necesariamente de-bería construirse desde este punto por Lucena a Málaga, acercaría a Madrid las ricas producciones de todo el Me-diodía.

En 1852, el proyecto tomó forma gracias al impulso de los capitalistas malagueños Loring, Larios y Heredia, que obtuvieron la concesión de esta vía, prescrito su paso por Montilla, Lucena y Anteque-ra. Lamentablemente deteni-do, la ley de Ferrocarriles en 1855 permitió reemprender el plan, aunque con un trazado que, puesto en servicio en la década de los setenta, margi-nó Lucena y la zona oriental de la provincia en bene cio de Puente Genil. No obstante, fue establecido un servicio de diligencias con el n de acer-car y traer los viajeros desde la estación de Aguilar.

El paso del ferrocarril por Lucena se debió a la necesi-

dad de dar salida al plomo de Linares y La Carolina. Las obras comenzaron en 1879 a cargo de la Compañía de Fe-rrocarriles Andaluces bajo la dirección del ingeniero Carlos Alexandre, entrando en ser-vicio su primer tramo, Espe-luy-Jaén, en agosto de 1881. La terminación del resto del tendido se dilató por proble-mas de nanciación. Una dé-cada después, se concluían los 32 kilómetros entre Puente Genil y Cabra y por n, el tramo cen-tral, entre Cabra y Jaén, fue inaugurado el 22 de enero de 1893.

En 1936, víctima de una grave crisis nanciera, la línea fue intervenida por el Estado. Sin embargo, la Guerra Civil la rescató como alternativa a la línea Espeluy-Sevilla, frecuentemente bombardeada.

Terminada la contienda, regresó a su lánguida utilización anterior. La contención del peso y la velocidad (30 km/h de media) a causa de la limitada resistencia de sus puentes, provocó la eliminación del transporte de mercancías a partir de 1970, quedando reducido el de viajeros a un ferrobús que discurría diariamente en ambos sentidos. La línea se mantuvo en activo hasta 1985, siendo eliminada menos de un siglo después de su completa puesta en servicio.

Paso de un convoy arrastrado por dos locomotoras por

el puente del Alamedal (puente de Hierro).

El edificio de la estación de ferrocarril de Lucena a

comienzos del siglo XX. (Foto gentileza de J.F.L.A.)

El edificio principal de la estación de ferrocarril de Lu-

cena y sus hangares anejos. Hacia 1970. (Foto gentileza

de J.F.L.A.)

Estado de la estación de Lucena antes de su recuperación

Programa anunciador del comienzo de los trabajos del

tendido de la vía férrea en el término de Lucena y de los

festejos populares a celebrar con este motivo.

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

La pérdida de las últimas provincias españolas de ul-tramar: Cuba Puerto Rico y Filipinas, tras las derrotas navales de Cavite y San-

tiago de Cuba, sumieron al país en una profunda depresión que tardó varias dé-cadas en superarse pese a los esfuerzos regeneracionistas de las fuerzas políticas.

En el plano social, el punto álgido de la con ictividad en el primer tercio del siglo se centra en el periodo revolucionario de 1917. No obstante, cíclicamente, en Lucena, hasta el levantamiento de parte del Ejército en 1936, coincidiendo con malas cosechas olivareras se sucedieron frecuentes crisis que dieron lugar a repetidos tumultos y huelgas, provocados por falta endémica de trabajo, escasez de alimentos, salarios de miseria y abusivas condiciones laborales que forzaron a emigrar a numerosas familias. Esta sangría humana jalonó la centuria hasta alcanzar la década de los años sesenta, en que el éxodo alcanzó su punto culminante. Entonces la población se redujo al menos en un 25 por ciento.

Hasta 1917, la política, general y local, se basó en el turnismo entre los partidos liberal y conservador. El ámbito municipal lucentino y el sistema electoral estuvieron controlados por los caciques locales. Repetidos litigios, destituciones y reposiciones de ayuntamientos así como enfrentamientos entre facciones se repitieron en las primeras décadas del siglo, hasta que al ruedo político se incorporaron con fuerza socialistas, republicanos y sindicatos obreros. La permanente crisis política y el desorden institucional, enturbiados por una interminable Guerra de Marruecos, que culminó en Annual y Monte Arruit con una terrible masacre de soldados españoles, impulsó a los militares a exigir a la Corona la dimisión del gobierno para tomar el poder en septiembre de 1923, bajo la presidencia del general Miguel Primo de Ribera.

En Lucena, hasta su caída en 1929, la labor de los distintos consistorios de la Dictadura, apoyados por amplios sectores obreros y por una pequeña burguesía industrial, comercial y

agrícola permitió la recuperación de la hacienda local y logró notables mejoras sociales, urbanísticas y culturales, auspiciadas por el lider político local y alcalde Antonio Víbora Blancas. Caída la Dictadura, tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931,

una gran manifestación en la plaza Nueva celebró la caída de la Monarquía, siendo proclamada o cialmente la Segunda República en el salón municipal de plenos el día 15 y designado alcalde Javier Tubío Aranda.

Tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones del 1936, el asesinato del jefe de la oposición José Calvo Sotelo aceleró el levantamiento de una parte del Ejército contra la República que, tras triunfar en Sevilla y Córdoba, arrastró inmediatamente a su causa a Lucena y otras poblaciones del Sur cordobés. La represión comenzó el mismo 18 de julio, siendo numerosas las detenciones y luego, en muchos casos los fusilamientos, de los que se estima un número en torno a 130.

La posguerra sumió a Lucena en un estado de miseria casi general, que alcanzó su culminación en el conocido como “el año del hambre”, en 1945, tras el cual se inició la lenta recuperación económica de una población carente de libertades que, además, debió buscar la vía de la emigración para sobrevivir en regiones españolas más prósperas o en distintos países europeos.

Los últimos años de la dictadura franquista marcaron el comienzo del despegue industrial y económico de Lucena, basado principalmente en las industrias metalúrgicas, frigoríricas y del mueble y sus complementarias, estas apoyadas en sus inicios por el desarrollo turístico de la Costa del Sol.

Muerto el dictador, la vuelta a la democracia trajo consigo la Constitución de 1978 y con ella los nuevos ayuntamientos democráticos cuya lista encabezó como alcalde José Gutiérrez Luque, seguida sucesivamente por las de Miguel Sánchez González, Miguel Ángel Sánchez Sicilia, Antonio Ruiz-Canela Evangelista y, cerrando el siglo, José Luis Bergillos López.

Introducción al siglo XX en Lucena

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

Del comienzo del siglo a la RepúblicaA comienzos de la centuria, la población de Lucena ascendía

a 18.532 habitantes de hecho y 207 de derecho y ocupaba la alcaldía José de Mora Madroñero, del partido conserva-

dor.Las décadas iniciales del siglo XX, estuvieron salpicadas por cri-

sis de trabajo y de subsistencias, con las consiguientes tensiones sociales, que el ayuntamiento trató de paliar mediante la ejecución de obras públicas, el reparto forzoso de jornaleros entre los hacen-dados o la apertura de un economato o “Tienda-Asilo”, pero que forzó a la emigración —incluso a las islas Hawai— a multitud de familias.

Si la Guerra de Marruecos constituyó un motivo de descontento popular, la neutralidad de España en la I Guerra Mundial favoreció la economía nacional, dando lugar a una etapa de cierta prosperidad. No obstante, la quiebra de turnismo político entre conservadores y liberales, el desastre de Annual y Monte Arruit en Marruecos, aña-didos a las tensiones sociales alentadas por el éxito de la Revolu-ción Rusa dieron lugar al golpe militar de septiembre de 1923 que, con la complicidad de Alfonso XIII, llevó al general Miguel Primo de Rivera a ocupar el poder como presidente del gobierno.

Para Lucena, ocupado ahora el ayuntamiento por pequeños in-drustriales y comerciantes, que conformaron la Unión Patriótica, en franca lucha contra el caciquismo anterior, el periodo, pese a la pérdida de libertades, fue de notable progreso en los planos urba-nístico, social y cultural.

El nal de la Dictadura abrió paso a un nuevo periodo democráti-co que, mediante las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 y la renuncia del rey al trono desembocó en la proclamación de la

II República, hecho que en Lucena tuvo lugar de manera o cial el inmediato día 17. Hasta el inicio de la guerra se sucedieron al fren-te de los distintos consistorios lucentinos los alcaldes Javier Tubío

Aranda, Vicente Manjón-Cabeza Fuerte, Bernardo Fernández Moreno, Antonio Cabrera Valdelomar y Anselmo Jiménez Alba. Pese al nuevo régimen, se mantenían la secular falta de trabajo, salarios insu-

cientes y otras injusticias sociales. Las tensiones se acentuaron, produciéndose un cada vez mayor distanciamiento y radicalización entre los diversos sectores ciudadanos. Logro de este periodo fue la creación en 1933 del instituto elemental Barahona de Soto, en la calle Condesa Carmen Pizarro, eleva-do al rango de nacional en 1935. Aunque en 1937 el centro fue clausurado, se consiguió una breve rea-pertura, frustrada por la oposición de diversas insti-

tuciones y la política educativa del nuevo Gobierno.Las elecciones de febrero de 1936 dieron el triunfo a la coalición

electoral de izquierdas del Frente Popular. El enfrentamiento entre españoles de distintas tendencias políticas se acentuó, empujando al país a una situación insostenible: “media España se resiste a morir a manos de la otra media”. El asesinato del jefe de la oposición parece que fue el detonante de una sublevación que venía gestándose desde tiempo atrás. El 18 de julio de 1936 comenzaba la Guerra Civil.

Portada del períódico Caridad y

Patriotismo de 22 de julio de 1928

Página del periódico Caridad y Pa-

triotismo de 10 de diciembre de 1929

Acta de la Comisión Permanente del Ayuntamiento de 17 de abril de 1931 de toma de posesión de la nueva

corporación tras la proclamación de la República

Publicidad del Heraldo sobre la empresa de muebles José

María García año 1929

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

En la tarde del 18 de julio de 1936 se tuvo conocimiento en Lu-

cena del pronunciamiento de las guarniciones militares de Melilla, del Protectorado es-pañol en Marruecos y de otras zonas de España. Sumadas Sevilla y Córdoba a la rebe-lión, buena parte de las lo-calidades de la provincia se adhirieron inmediatamente a la misma, entre ellas Lucena, cuyas fuerzas militares, de la Guardia Civil, falangistas y miembros de la oligarquía más reaccionaria promulgaron el bando de guerra y controla-ron cualquier movimiento contrario tomando el ayunta-miento y la Casa del Pueblo y deteniendo a políticos, sin-dicalistas y destacados acti-vistas de izquierdas. Consti-tuida una Comisión Gestora presidida como alcalde pro-visional por Antonio García Doblas, fue activada la repre-sión sucediéndose entre los detenidos vejaciones, tortu-ras, juicios sumarios y fusi-lamientos que alcanzaron en torno a 130 personas.

La vida de Lucena, rela-tivamente lejos de los frentes de combate, estuvo no obstante impregnada durante los tres años de la contienda del espíritu castrense y del nacional-catolicismo del nuevo régimen, siendo frecuentes los actos de a rmación patriótica en las que eran uti-lizadas las imágenes religiosas de mayor devoción popular.

La posguerra, con las potencias mundiales enzarzadas en la II

Guerra Mundial y el bloqueo inter-nacional al que fue sometida España a causa de su régi-men político, acre-centó la miseria de la población. En Lucena fue la èpo-ca de las cartillas de racionamiento, el estraperlo y del “año del hambre”, ambiente en cuyas postrimerías tuvo lugar la coronación canónica de la imagen de la patrona, acontecimiento proyectado casi con cuatro décadas de anterioridad.

Para la ciudad, el logro más importante de la década de los años cincuenta fue el del suministro del agua potable, traída desde el nacimiento del río Anzur en Zambra hasta los depósitos situados en La Calzada. La gestión del proyecto y la culminación de las obras fueron realizadas por una corporación municipal presidida por José Mora Escudero.

El tardofranquismo mantuvo a Lucena con una importante se-rie de carencias elementales, en-tre otras: insu -ciente suministro de aguas potables, nula evacuación de aguas residuales en algunas zonas de la población, de ciente pavi-mento en numero-sas calles, limita-dísimos servicios sanitarios, enorme falta de puestos escolares —para contrarres-tarla se edi có la “ciudad escolar” Nuestra Señora de Araceli, a base de microescuelas—. En contraste, a comienzos de los años setenta, fue construido el campo de fútbol y el Polideportivo Mu-nicipal.

Guerra Civil y dictadura

Acta de la constitución de la Comisión Gestora del 23

de julio de 1936

Periódico Ideales.

Anuncio de procesión con Jesús y la Virgen.

Periódicos Producción y Luceria.

de la concesión del título de ciudad a Lucena400 ANIVERSARIO

1618-2018

Protocolo

Tras el fallecimiento de Franco en noviembre de 1975 poco a poco se sucedieron los cambios políticos —pro-ceso conocido como Transición– hasta llegar al esta-

blecimiento pleno de la democracia con la aprobación de la Constitución de 1978. El primer gran paso en este cambio se dio con la aprobación de la Ley de Reforma Política de 1977, impulsada por Adolfo Suárez, que había sido nombrado presi-dente del Gobierno por el rey don Juan Carlos I el año 1976. Esa ley abrió las puertas a la participación de los partidos polí-ticos en las primeras elecciones democráticas que tuvieron lu-gar el 15 de junio de 1977. Posteriormente, tras la aprobación de la Constitución, fueron convocadas elecciones municipales el 3 de abril de 1979.

El día 19 inmediato, de abril de 1979 tuvo lugar la sesión constitutiva de la nueva corporación municipal. En el acta que-dó reflejada la extraordinaria expectación que despertó el acto. Tal fue la afluencia de público que se acordó trasladar la sesión constitutiva del salón de sesiones al patio del ayuntamiento para poder acoger a todo el público asistente. El primer alcalde del actual periodo democrático fue José Gutiérrez Luque, cuyo consistorio acometió de inmediato la mejora del pavimento de

numerosas calles de la ciudad.Aunque el despertar del desarrollo industrial de Lucena se

había ido gestando desde una década atrás —el Complejo In-dustrial fue el pionero y la base de las hoy poderosas factorías dedicadas al frío—, alentada por el crecimiento turístico de la Costa del Sol, la industria del mueble lucentino, basada en un principio en el “estilo castellano”, a la que se añadió, en par-te reconvertida, la industria metalistera del bronce y el latón —con Angulo y Carrillo como ‘buques insignia’— impulsa-ron a Lucena a un crecimiento constante que la convirtieron en el motor económico del Sur de Córdoba, reduciendo a nive-les insignificantes el paro laboral, lacra secular de la ciudad, y absorbiendo numerosos trabajadores de los pueblos circun-vecinos. Surgieron industrias complementarias y se erigieron importantes polígonos industriales.

A ello se añadió un notable incremento de la población, acre-centada con la llegada de inmigrantes, hecho que provocó una drástica renovación del caserío —con importantes pérdidas en el patrimonio arquitectónico— así como una considerable am-pliación urbana, configurando una ciudad que en los años fini-seculares prácticamente duplicó su superficie.

La Democracia

Acta de la sesión constitutiva de la Corporación resultante de las eleccio-nes municipales del 3 de abril de 1979