De La Garza Trabajo No Clasico

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TRABAJO NO CLSICO, ORGANIZACIN Y ACCIN COLECTIVA TOMO I

Trabajo no clsico, organizacin y accin colectiva Tomo I

Enrique de la Garza Toledo(coordinador)

Casa abierta al tiempo

I

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UNIVERSIDAD AUTONOMA METROPOLITANA

Primera edicin: mayo de 2011

Fotografa de portada: Amanda de la Garza Mata Enrique de la Garza Toledo Universidad Autnoma Metropolitana-Iztapalapa San Rafael Atlixco 186 Del. Iztapalapa, Col. Vicentina CP. 09340 Mxico, D.F. Plaza y Valds, S.A. de C.V. Manuel Mara Contreras 73. Colonia San Rafael Mxico, D.F. 06470. Telfono: 5097 20 70 [email protected] www.plazayvaldes.com Plaza y Valds Editores Calle Murcia, 2. Colonia de los ngeles Pozuelo de Alarcn 28223, Madrid, Espaa Telfono: 91 862 52 89 [email protected] www.plazayvaldes.es ISBN: 978-607-402-374-9 Impreso en Mxico / Printed in Mxico

ContenidoPresentacin ........................................................................................................ Introduccin: construccin de la identidady accin colectiva entre trabajadores no clsicos como problema. ............................................. Enrique de la Garza Toledo Crtica de la razn para-posmoderna (Sennet, Bauman, Beck) .......................... Enrique de la Garza Toledo, Juan Carlos Celis Ospina, Miguel ngel Olivo Prez, Martn Retamozo Bentez La identidad y la accin colectiva en los vagoneros del metro........................... Sandra Rosala Ruiz de los Santos 9 11 23

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Persistir en el Centro Histrico: el ambulantaje como trabajo no clsico .......... 109 Miguel ngel Olivo Prez El problema de la identidad y la accin colectiva en los microbuseros .............. 163 Carlos Len Salazar Trabajo cognitivo y control sobre el proceso de trabajo: la produccin de software ...................................................................................................... 209 J. Guadalupe Rodrguez Gutirrez, Enrique de la Garza Toledo Trabajo e identidad entre los trabajadores de Walmart ...................................... 227 Juan Jos Hernndez Castro Trabajo, identidad y accin colectiva en McDonalds ........................................ 289 Gustavo Garabito Ballesteros

Presentacina investigacin colectiva Trabajo no clsico, organizacin y accin colectiva, realizada desde el posgrado en estudios laborales de la UAM-Iztapalapa fue realizada analizando las siguientes ocupaciones y con los responsables que se agregan para cada una de stas: Vendedores ambulantes del Centro Histrico de la ciudad de Mxico (Miguel ngel Olivo) Tianguistas (Jos Luis Gayosso) Taxistas (Leticia Pogliaghi) Microbuseros (Carlos Len) Operadores de Metrobs (Carlos Clemente Martnez) Vagoneros (Sandra Ruiz) Call Centers (Ins Montarc) Walmart (Juan Hernndez) McDonalds (Gustavo Garabito) Software (Jos Rodrguez) Extras de televisin (Azucena Feregrino) En el presente tomo presentaremos los casos de vendedores ambulantes, microbuseros, vagoneros, Walmart, McDonalds y diseadores de Software; en el tomo II se tratarn los casos restantes. ENRIQUE DE LA GARZA TOLEDO

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Introduccin: construccin de la identidad y accin colectiva entre trabajadores no clsicos como problema.Enrique de la Garza Toledo

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urante casi todo el siglo XXI, los estudios del Trabajo privilegiaron la lnea que iba de los mercados de trabajo a los procesos de trabajo, a la regulacin de la relacin laboral y a los actores colectivos vinculados con el trabajo asalariado. Sin embargo la permanencia, o bien, la extensin de las actividades no asalariadas as como la extensin de trabajos informales, precarios, inseguros, exibles, no estructurados, atpicos, llevaron a una parte de los estudiosos a pensar que estas categoras antiguas y nuevas de trabajadores eran incapaces de constituir identidades colectivas amplias, proyectos o sujetos colectivos, que el futuro era de la fragmentacin y la reduccin a lo individual o a los pequeos sujetos. Sin embargo, al mismo tiempo que las organizaciones tradicionales de los trabajadores asalariados decaan en casi todo el mundo, nuevos movimientos sociales aparecan a partir de la dcada de los ochenta (nuevo indigenismo, cocaleros, caceroleros, los sin tierra, entre otros). Una parte de estos sujetos no tenan aparente relacin con el mundo del trabajo, pero otros s se relacionaban con ste, aunque no en la forma clsica de la relacin entre el capital y el trabajo, como son los movimientos de vendedores ambulantes por defender su lugar de trabajo, o de los taxistas piratas por su fuente de empleo o de los microbuseros por las rutas. Es decir, hay la necesidad de explicar las fuentes de la identidad y la accin colectiva entre trabajadores situados en relaciones no claras de asalaramiento, o bien con la intromisin de clientes y usuarios y llegar a un concepto ampliado de Trabajo que no se restrinja al trabajo asalariado. Dos concepciones tericas relacionadas con el avance del Trabajo asalariado en las sociedades modernas llevaron a la visin restringida del concepto de Trabajo;11

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una fue la neoclsica para la cual no hay otro trabajo a considerar sino el asalariado: el que se compra y se vende por un salario. La otra fue la marxista clsica, para la cual el concepto de Trabajo no quedaba restringido al asalariado y se reconoca como trabajo a toda actividad relacionada con la riqueza material de la sociedad, no slo con la generacin de valores de cambio. El fenmeno socioeconmico de avance del trabajo asalariado capitalista en el siglo XIX que sirvi de terreno emprico a los neoclsicos para pensar el concepto restringido de Trabajo implic para el marxismo no la exclusividad pero s el privilegio del Trabajo asalariado capitalista, que es una de las formas del trabajo asalariado, el que implica, adems de la compra venta de fuerza de trabajo, el que el Trabajo genere valores de uso dedicados al intercambio en el mercado. Por otra parte, la produccin capitalista en el siglo XIX se poda realizar sin implicar el maquinismo o en forma maquinstica, este tipo de trabajo que se realiza maquinsticamente con grandes concentraciones de obreros fue privilegiado en los anlisis y teorizaciones porque se supona que habra una lnea evolutiva moderna hacia estas formas de produccin y de empleo. Lo anterior no implicaba que se ignorase que coexistan con el obrero industrial de la gran empresa otros trabajadores en empresa capitalistas de servicios y agricultura, e incluso ubicados en formas productivas no capitalistas al mismo tiempo, pero stas seran marginales en la lnea evolutiva del capitalismo industrial. La Sociologa del Trabajo en sus orgenes tambin privilegi como objeto de estudio al obrero industrial de la gran empresa, se preocup por sus reestructuraciones, pero poco dirigi la mirada hacia otros sectores de trabajadores; de tal manera que la mayora de los conceptos acuados por esta disciplina siguen arrastrando sus orgenes industriales y modernos. En estas preferencias tambin exista un evolucionismo explcito o implcito, la gran empresa barrera con formas precapitalistas de produccin y el proceso de proletarizacin casi se universalizara con el desarrollo del capitalismo. Desde hace varios decenios el empleo en la industria en el mundo ha disminuido en favor de los servicios, las micro y pequeas empresas en el tercer mundo no han tendido a disminuir, los trabajos precarios se han incrementado junto a la aparicin de nuevas calicaciones; es decir, la importancia de los Trabajos no clsicos se ha incrementado. La importancia clsica del Trabajo asalariado en la gran industria derivaba tambin de la constatacin de su relevancia en la creacin del producto nacional, al menos en los pases desarrollados, pero tambin de la identicacin entre estructura productiva y sujeto. Esto frente a la decadencia en el primer mundo del empleo agrcola y la aparicin todava incipiente de servicios modernos. Y, en efecto, pases desarrollados como los del norte de Europa se convirtieron en la primera mitad del siglo XX en sociedades de asalariados industriales.12

INTRODUCCIN

En Amrica latina los conceptos de marginalidad y de informalidad se pretendi dar cuenta de anomalas en el desarrollo mencionado, con coexistencia de sectores tradicionales y modernos sin clara substitucin de unos por los otros. Posteriormente en los pases desarrollados se han desarrollado los trabajos atpicos, o bien, no estructurados. As han interesado las nuevas formas de precariedad, de exclusin, de inseguridad en el trabajo o de exibilidad. En la actualidad, existe una gran diversidad conceptual para captar nuevos y antiguos trabajos distinguibles de los trabajos clsicos en Latinoamrica. Por trabajos clsicos no habra que entender necesariamente los que fueron o son mayoritarios en la poblacin ocupada situacin que nunca fue cierta para los pases subdesarrollados, sino aquellos que fueron considerados en la teorizacin e investigacin emprica como la lnea principal de evolucin del trabajo (industrial, fordista, estable, regulado). En pases como Mxico, los trabajos no clsicos siempre han sido mayoritarios y sin embargo su estudio ha sido despreciado al menos en dos de las tres lneas en que se han desarrollado los Estudios Laborales: 1) La perspectiva de estudio del Trabajo como ocupacin y como actividad, es decir el trabajo en el proceso mismo de trabajo, que signica salario, nmero de empleados, pero especcamente como se trabaja para producir y las relaciones que entablan los actores productivos (los tpicos, obreros, supervisores y jefes, gerencia). En esta perspectiva el concepto ordenador clsico ha sido el del Control sobre el proceso de trabajo. Control de tiempos de trabajo, de mtodos, de movimientos, de tiempos de intervencin, de herramientas o equipo, de ritmos, de calidad, de productividad. Para los trabajos que hemos llamado no clsicos, las categoras de anlisis de complican en varios sentidos: a) Para procesos de generacin de servicios en los que el cliente, derechohabiente, usuario est implicado en el propio proceso de produccin y por tanto el control sobre el proceso introduce a un tercero que no es obrero ni empleador en el propio proceso de cmo se produce. b) Los trabajos desterritorializados, como la venta a domicilio, que subvierten los conceptos de jornada de trabajo y de espacio productivo. c) La produccin meramente de smbolos, como la generacin de espectculos pblicos o de software. Lo anterior se puede volver ms complejo al considerar los trabajos no asalariados, por cuenta propia, en la familia, etctera.13

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2) El enfoque Econmico y el Sociodemogrco del Mercado de Trabajo. Dicho enfoque es el que ms se ha desarrollado en el estudio de antiguos trabajos no clsicos y algunos de los nuevos. Sin embargo, el nivel de anlisis por gnero, estratos de edad, de escolaridad, de regin, de ingreso, estados civiles muchas veces no permite distinguir las antiguas ocupaciones y las nuevas al subsumirlas en variables genricas como los mencionadas. En este enfoque han prosperado los conceptos de informalidad, de precariedad, de exclusin, de riesgo, de trabajo no decente y, nuevamente, el nivel de anlisis no siempre permite captar lo que nos interesa como trabajos no clsicos. Una complicacin sera que en sentido restringido una parte de los trabajos otros trabajos o no clsicos no forman parte de un mercado de trabajo, en el sentido de compra-venta de fuerza de trabajo por un salario, sin embargo, visto en su globalidad en la compra-venta de fuerza de trabajo inuyen las trayectorias laborales y stas pueden implicar trabajo asalariado o no. Asimismo, el encuentro entre oferta y demanda de trabajo puede ser enfocado como una construccin social de vendedores y compradores de trabajo con intervencin de otros actores como la familia o el Estado. Es decir, el enfoque de mercado de trabajo tambin puede analizarse como de actores que se mueven en ciertas estructuras que dan sentido a su situacin de vender o comprador y que ejercen acciones. 3) El enfoque de la regulacin del trabajo que tradicionalmente ha interesado a especialista en derecho laboral, en relaciones industriales, administracin, sociologa, ciencia poltica. Aqu se hace nfasis en la construccin de las reglas de cmo trabajar al nivel de toda una sociedad, de una rama, una empresa o de un lugar de trabajo. Los actores clsicos son los sindicatos, empresarios y Estado. Sin embargo, cuando pasamos al trabajo no clsico aparecen problemas importantes: los derechos de los derechohabientes, usuarios, clientes frente a trabajadores y empresa; las reglas escritas o no para los trabajos no asalariados, por ejemplo, los venderos ambulantes; los problemas de la regulacin del trabajo para las actividades sin un territorio o un tiempo de trabajo determinadas. De cualquier forma, la regulacin del trabajo sea explcita o implcita, puede ser analizada tambin como construccin entre actores que se mueven en estructuras que los constrien, pero que dan sentido a su situacin, negocian o no e interaccionan. En el presente texto se trata se exponen los resultados de la investigacin de trabajos no clsicos en Mxico, unos tradicionales y otros modernos, desde el punto de vista de construccin de los actores del control sobre su trabajo, de sus ocupaciones y de las regulaciones de stas

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INTRODUCCIN

El enfoque tericoEl concepto de Trabajo ha cambiado histricamente, en esta medida, conviene recapitular acerca de la construccin de su signicado. En su aspecto ms bsico, el trabajo puede entenderse como la transformacin de un objeto de trabajo como resultado de la actividad humana utilizado determinados medios de produccin. Esta actividad no es aislada sino que implica cierta interaccin con otros hombres, como resultado de la misma, el hombre mismo se transforma. Adems, el trabajo implica cierto nivel de conciencia, de los objetivos, en cuanto a los resultados y la manera de lograrlos. Esta denicin tan general tiene que ser contextualizada histricamente: 1. En cuanto al objeto de trabajo, antes de que adquiriera importancia la produccin inmaterial, provena de la naturaleza de manera inmediata o mediata como resultado de trabajos anteriores; sin embargo, s algo caracteriza y modica los anteriores conceptos de trabajo y de procesos de trabajo a nales del siglo XX, es la extensin de la produccin inmaterial y la transformacin y generacin de objetos puramente simblicos. La produccin inmaterial es aquella en la que el producto que no existe separado de la propia actividad de producir y que de manera ideal comprime las fases econmicas tradicionales de produccin, circulacin y consumo en un solo acto. Esta compresin del proceso econmico se relaciona directamente con el acto mismo de la produccin al productor con el consumidor-cliente, complejizando las relaciones sociales de produccin al hacer intervenir a un tercer sujeto de manera inmediata en el proceso de produccin junto al trabajador y su patrn. Son los casos de los servicios de salud, los educativos, los de esparcimiento, los de viajes, entre otros. En una parte de la produccin inmaterial el objeto material sigue siendo importante, sin embargo, el proceso completo implica la participacin directa del consumidor en al menos una parte de la produccin del servicio. Por otra parte, cada vez ms objetos no provienen de la naturaleza sino que son productos puramente simblicos y aunque se plasmen en forma material, este sustrato es poco relevante frente al aspecto simblico: la creacin de conocimiento que puede encarnar en programas de computadora o frmulas en un papel, su valor e importancia estriba en el campo simblico hasta cierto punto independiente del soporte material que sirve para la transmisin. Estos objetos inmateriales con cada vez ms tiles para satisfacer determinadas necesidades humanas, y la naturaleza es menos importante para su generacin.15

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2. En cuanto a la actividad de trabajar, sta implica el desgaste de energa de trabajo, sin embargo la gran transformacin viene por la mayor importancia del aspecto intelectual del trabajo con respecto del fsico, sin suponer que el trabajo fsico pueda realizarse sin la intervencin de lo intelectual. Sin embargo, el concepto de trabajo intelectual resulta extremadamente abstracto frente a las complejidades del aspecto subjetivo del trabajo; de tal manera que cabra hablar de trabajo en sus caras objetiva y subjetiva con un producto objetivado, pero que muchas veces, como en la produccin inmaterial, no es posible separar el producto ni siquiera en dimensiones objetiva y subjetiva ni del acto mismo de creacin. La objetivacin se da de manera automtica en otro sujeto, el cliente o usuario y no en un objeto separado de los dos. El aspecto subjetivo del trabajo implica conocimiento pero tambin valores, sentimientos, esttica, formas de razonamiento y discursos. La actividad laboral es a la vez interaccin inmediata o mediata entre sujetos el cara a cara en la actividad productiva sigue existiendo, pero no es una condicin necesaria de los procesos productivos actuales. Cabra mejor hablar de una comunidad simblica del trabajo que puede todava tener lazos materiales mas o menos fuertes. De esta forma el sentirse parte de esta comunidad del trabajo no depende ya del cara a cara sino de la intensidad subjetiva y material de los lazos. Esta manera de ver la interaccin laboral podra llevarnos ms adelante a transformar conceptos superciales de identidad que parecieran venir de una antropologa de las comunidades preindustriales. Es decir, la diferencia histrica entre Trabajo y no Trabajo no puede ser determinada por el tipo de actividad o de objeto, sino por su articulacin en ciertas relaciones sociales de subordinacin, cooperacin, explotacin o autonoma. Esta ubicacin permite, junto a otros niveles de la cultura y el poder, conferir adems signicacin social al Trabajo, denir qu es frente a lo que no lo es, valorarlos en trminos morales y tambin en trminos econmicos. 3. Trabajo y reproduccin social de la fuera de trabajo. La produccin es tambin reproduccin social, pero hay una parte de la reproduccin que se considera fuera de la produccin capitalista. Se trata en parte del Trabajo de reproduccin en la familia para satisfacer necesidades de alojamiento, alimentacin, esparcimiento, cuidado de los nios que no adquieran un carcter mercantil. Por otro lado, en muchos lugares del planeta se expanden o mantienen los trabajos mercantiles y de subsistencia no capitalistas: el campesino, el por cuenta propia, el trabajo familiar para la venta. Algunos trabajos no salariados para la venta nalmente han llegado a ser reconocidos por organismo internacionales como trabajo, las teoras feministas reivindican el reconocimiento16

INTRODUCCIN

del trabajo domstico no mercantil como Trabajo, relacionado por ejemplo, con el concepto de doble jornada. Hay actividades en las que no es posible separar tajantemente produccin de reproduccin externa, por ejemplo en el trabajo a domicilio, en muchos trabajos familiares para la venta, en el autoempleo, en el trabajo domstico, en la venta callejera y a domicilio. La emergencia de los servicios modernos y precarios y de muchas otras actividades precarias, asalariadas o no, abren una brecha en las teorizaciones y conceptos clsicos sobre el Trabajo. Por un lado, la necesidad de incorporar a los servicios al anlisis de las ocupaciones y los procesos productivos introduce especicidades, que hacen dudar de algunas de las caractersticas clsicas del Trabajo como algo universal: si una parte de los servicios implican que el producto no es separable de quien lo produce o quien lo consume, es decir, que el proceso productivo implica la compactaciones entre la actividad del trabajador que lo produce en el momento de su generacin, con la distribucin a los consumidores y el acto mismo del consumo, esto implica una reformulacin de quines son los actores en el proceso productivo, si el servicio es capitalista seguirn presentes trabajadores asalariados y empresarios, con los respectivos mandos medios; pero entrar de manera directa en el proceso de produccin un tercer actor que no se presenta en el mismo como asalariado ni como patrn que es el consumidor, usuario, derechohabiente. Entra de manera directa porque el producto (salud, educacin, servicios bancarios, de restaurante, de transporte) no se puede generar sin su presencia al menos en momentos clave del proceso de produccin, porque estos servicios no se pueden almacenar, tienen que consumirse nalmente en un momento de la produccin. De tal forma que la manera de consumir es al mismo tiempo una forma de produccin y, especialmente, complica el problema de las relaciones sociales y de poder dentro del proceso de produccin. Por otra parte, el surgimiento de muchos servicios productivos para las empresas (de reparacin, diseo, ingeniera, entre otros) abre la posibilidad de una extensin de la manufactura hacia los servicios que incorporan valor al producto material o inmaterial nal y que, vistos en forma aislada, habran que separarlos de la manufactura cuando en realidad forman parte integral de la valorizacin en la misma. Es decir, dentro de la propia manufactura se complica la nocin de proceso productivo y de cules son sus lmites, y ello sin considerar las labores ahora frecuentes de subcontratacin. Otro tanto sucede con el campo de la reproduccin de la mano de obra diferenciada de la produccin material fabril o de los servicios fabriles. Concepto que puede ser discutible pero que remite al originario de fbrica, acuada para la industria, el concepto de dependencia de la mquina puede mover a ampliar el concepto de17

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fbrica a los servicios, para no subsumir a los servicios modernos simplemente en el de empresa que es sin duda menos analtico que el de fbrica. De antao el trabajo del campesino o del artesano, pero en general en las unidades micro, en el trabajo a domicilio, en el del autoempleado, en el del trabajo familiar, los espacios reproductivos con creacin de valor y los de reproduccin genrica de la fuerza de trabajo como alimentarse, dormir, esparcimiento, cuidado de los hijos, se traslapan. Y este antiguo fenmeno, opacado ante la fbrica capitalista que segment los tiempos y espacios de produccin de los de reproduccin genrica, no recibi la debida atencin desde el punto de vista productivo, del reproductivo y para la constitucin de subjetividades y acciones colectivas. La sociologa y la antropologa, sobre todo aquellas corrientes crticas de la alienacin del trabajo tuvieron en mente la dorada poca de la comunidad pequea con relaciones cara a cara, y vieron en stas las fuentes de la constitucin de la sociedad y de la propia subjetividad. Los conceptos de mundo de vida, contrapuesto al del Trabajo en Habermas, interaccin simblica e intersubjetividad de Shutz, remiten a estos microniveles en las relaciones sociales que son vistos como constitutivos del todo social. Pero la constitucin de subjetividad y de identidad, incluso la conformacin de formas de accin colectiva, pueden no requerir del cara a cara entre los sujetos individuales, esta identidad puede surgir a travs de los medios de comunicacin masiva, de las telecomunicaciones, del internet y no necesariamente tener que cristalizar en la manifestacin o el motn callejeros (Castells, 1999). As sucede con una parte de los trabajos actuales todava minoritarios, en los que los canales de constitucin del colectivo de trabajadores se da por medio de una red virtual sin el cara a cara de antiguos trabajos, que por otra parte siempre fue exagerado sobre todo en empresas muy grandes tradicionales cuya distribucin funcional de tareas limitaban el cara a cara a los trabajadores de la misma seccin. Es decir, en los teletrabajos se transita del cara a cara a la pantalla-pantalla, aunque detrs estn hombres y no simplemente sistemas informticos. Las interfases entre Trabajo y no Trabajo y la nueva importancia de los trabajos no industriales lleva sin duda al concepto ampliado de Trabajo: implica un objeto de trabajo, que puede ser material o inmaterial, en particular la revalorizacin de objetos simblicos de trabajo; una actividad laboral que no slo implica lo fsico y lo intelectual sino ms analticamente las caras objetiva y subjetiva de dicha actividad, sta es nalista, supone que el producto existe dos veces: una en la subjetividad y otra objetivada; aunque las objetivaciones pueden serlo tambin de los signicados y en signicados. La conexin entre medios y nes en el Trabajo pone en juego a todos los campos de la subjetividad y no slo los de carcter cognitivo o cientcos, en particular porque Trabajar es relacin con objetos que pueden provenir de la18

INTRODUCCIN

naturaleza o no, pero en especco es nteraccin social de manera inmediata o mediata con sus componentes fsicos y subjetivos. Pero la especicidad de cada Trabajo no proviene de las caractersticas del objeto, ni de las actividades mismas, ni del tipo de producto sino de la articulacin de este proceso de producir con determinadas relaciones sociales amplias con relaciones de poder, de inters, de inuencia, culturales. Finalmente, los lmites entre Trabajo y no Trabajo no son naturales o universales sino dependen de las propias concepciones sociales dominantes en este respecto. En teoras estructuralistas en desuso se pens que la situacin estructural, en particular en determinadas estructuras productivas, era lo ms determinante en la constitucin de sujetos sociales, de sujetos por esto laborales. Es decir, las condiciones de explotacin, de alienacin y de control sobre el proceso productivo determinaran la conformacin de uno o ms sujetos laborales. Hay gran consenso en que no bastan las situaciones estructurales para explicar la identidad y la accin colectiva. Que al menos falta al estructuralismo la mediacin cultural y subjetiva, aunque la posmodernidad tampoco prueba en forma suciente que el mundo del trabajo ha dejado de ser importante para muchos habitantes de este planeta. El problema de fondo siempre ha sido que en la constitucin de identidades y movimientos sociales no slo inuye el mundo del trabajo sino otros mundos de vida y otros niveles de realidad de segundo o tercer orden diferentes del cara a cara que de estos niveles pueden importar sus presiones estructurales, pero la conformacin de sujetos colectivos no dependen slo de aquellas, porque entre estructura y accin social media la subjetividad entendida como proceso de dar sentido que hecha mano de cdigos culturales mediante la formacin de conguraciones de sentido para las situaciones concretas, en un espacio viable de signicaciones ms que de determinacin cultural. En esta medida, la eciencia de las estructuras y vivencias del mundo del trabajo pueden ser variables en la conformacin de identidades y acciones colectivas, porque un trabajador no slo comparte con otros el espacio laboral sino tiene interacciones y experiencias en otros mundos, articulados de manera inmediata o no con el del trabajo. Adems, la identidad no se da en abstracto sino que es con respecto a determinado problema, espacio de relaciones sociales o enemigo. De esta forma un mismo individuo puede compartir identidades colectivas con diferentes sujetos y en esta medida accionar colectivamente en diversos espacios. De tal forma que la ecacia de la vida laboral tendr que probarse en concreto ms que suponerse en todos los casos. Punto de vista que no coincide con el opuesto a la determinacin laboral, el de nuevas determinaciones identitarias en el consumo, en el ocio o en la familia: para estos mundos de vida tambin estamos obligados a probar su pertinencia en los movimientos sociales concretos. Las19

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identidades y acciones colectivas pueden tener relacin intensa o dbil con la vida del trabajo (De la Garza, 1999), adems los mundos del consumo, del esparcimiento, en la familia pueden reconocer traslapes con las actividades productivas (De la Garza, 1997). Es decir, a un concepto de trabajo ampliado debe seguir otro de sujetos laborales ampliados. Los sujetos laborales ampliados no son aquellos cuya accin colectiva depende fundamentalmente de la experiencia, organizacin, demandas laborales, especcamente en torno a la relacin capital-trabajo, sta es la concepcin estrecha de trabajo y de sujeto laboral. Lo ampliado implica que puede haber eciencia identitaria tambin en los trabajos no capitalistas, con sus demandas y formas de lucha y organizacin, pero tambin que los sujetos se pueden constituir en territorios y tiempos no laborales, aunque teniendo un pie, o una ua de vinculacin con lo laboral ampliado. Puede ser el caso de movimientos de desempleados que no lucha por su reinstalacin sino por la apertura de nuevas fuentes de empleo, su actividad e identidad no se conforman en torno a una relacin laboral especca; su espacio y tiempo de protesta no es la empresa ni el tiempo de trabajo sino la calle, el barrio, la plaza pblica. Detrs, aunque no de manera inmediata, estn sus experiencias laborales pero tambin en la familia, el barrio, el consumo; a veces, los sindicatos pueden ampliar su organizacin para incluirlos pero ello no es necesario para que lleguen a realizar acciones colectivas; sus demandas no van en contra de un patrn en particular sino en contra de la sociedad de los ganadores. Vivir del trabajo supone que se participa en un mundo de vida que es importante aunque solo sea por el ingreso recibido a travs de esta actividad. Se pueden tener sentimientos diversos con respecto al mundo del trabajo: amor, odio, indiferencia; pero su eciencia en el individualismo, la solidaridad, lo comunitario, la accin colectiva tendr que investigarse en situaciones concretas ms que pretender generalizarse en abstracto. Asimismo, no basta analizar las presiones y experiencias en un solo mundo de vida para explicar la emergencia de la accin colectiva. En otras palabras, las diversas experiencias de trabajo y de no trabajo no obstante compartidas en determinados niveles de abstraccin pueden contribuir junto a las formas de dar sentido de los participantes en estos espacios de relaciones sociales a la conformacin de sujetos sociales diversos. Estos sujetos no por principio posmoderno tienen que permanecer desarticulados, la desarticulacin de su cara a cara puede llegar a articularse a travs de sus prcticas, en formas virtuales o simplemente imaginarias (De la Garza, 2002). Segunda recapitulacin: en el presente texto se trata de exponer resultados de investigacin de las determinantes, productivas, de mercado de trabajo, de regulacin laboral y reproductivas de trabajadores no clsicos que han originado acciones colectivas reconocidas pblicamente relacionadas con el trabajo.20

INTRODUCCIN

Es decir, los objetivos fueron: 1. Analizar las condiciones productivas, de mercado de trabajo, de regulacin de ocupaciones no clsicas de servicios con un producto nal material sin relacin cara a cara entre productor y consumidor (Call Center); de servicios con producto nal material con interaccin cara a cara entre productor y consumidor en el proceso de produccin (MacDonalds, vendedores ambulantes, vagoneros); de servicios de productos simblicos con interaccin cara a cara (extras de televisin); y ocupaciones de produccin simblica sin interaccin cara a cara entre productor y consumidor (software y Wal Mart)); as como servicios tradicionales (taxistas, microsbuseros y metrobuseros). Descubrir en cada uno de los tipos de trabajo seleccionados la ecacia de otros espacios de la reproduccin como el de la familia en la conformacin de identidades colectivas. 2. Analizar el efecto de la presencia de organizaciones de productores en las ocupaciones seleccionadas cuando existan en la conformacin de identidades colectivas. Explicar la emergencia de accin colectiva a partir de cmo las interacciones en determinadas estructuras como las mencionadas pasan por un proceso de dar sentido que puede en ciertas condiciones convertirse en accin colectiva. Esta investigacin se realiz en el rea metropolitana de la ciudad de Mxico a travs de cuestionarios, entrevistas, grupos de discusin, observacin directa y participante, anlisis de estadsticas y de documentos, recibi un generoso nanciamiento del Conacyt, que permiti reunir a un grupo de 15 investigadores y estudiantes del posgrado en Estudios Laborales de la UAM-Iztapalapa durante dos aos bajo la direccin del Dr. Enrique de la Garza Toledo.

BibliografaCastells, M. (1999), La Era de la Informacin, Mxico, Siglo XXI. De la Garza, E. (1997), Trabajo y Mundos de Vida en H. Zemelman (coord.), Subjetividad: umbrales del pensamiento social, Madrid, Anthropos. (1999), Fin del trabajo o Trabajo sin Fin? en J.J. Castillo (ed.), El Trabajo del Futuro, Madrid, Complutense. (2002), Problemas Clsicos y Actuales de la Crisis del Trabajo en S. C. Netta (coords.), El Trabajo del Futuro, Buenos Aires, CLACSO.21

Crtica de la razn para-posmoderna (Sennet, Bauman, Beck)Enrique de la Garza Toledo Juan Carlos Celis Ospina Miguel ngel Olivo Prez Martn Retamozo Bentez1

Introduccin

H

asta los aos setenta del siglo anterior muchas de las teoras acerca de la sociedad marxismo, accionalismo, fenomenologa (Garnkel, 1986) consideraban al Trabajo como eje articulador del conjunto de las relaciones sociales y de la constitucin de la identidad social o bien de clase (Berger, 1958). Sin embargo, en dicha dcada, la emergencia de nuevos movimientos sociales, empezando por el movimiento estudiantil, no claramente vinculados con el Trabajo, agregado a la extensin de la tercerizacin, a las muestras de conservadurismo del trabajador industrial tpico en los pases desarrollados y las decepciones del socialismo real, sirvieron de base a los primeros planteamientos acerca del n del Trabajo como venero de sujetos y proyectos de sociedad alternativos. La sociedad posindustrial era la de los servicios y del conocimiento en la que el eje de la conictividad no sera por la explotacin sino por apoderarse del modelo cultural (Touraine, 1973); las nuevas luchas seran por el no trabajo y las encarnaran la no-clase (Gortz, 1982), porque toda forma de trabajo sera por principio alienante, la posibilidad de una sociedad sin trabajo la

1 Miembros del grupo de investigacin sobre trabajo a-tpico del posgrado en Estudios Laborales de la Universidad Autnoma Metropolitana-Iztapalapa en Mxico, D.F.; correo electrnico: egt@ xanum.uam.mx

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dara la tercera revolucin tecnolgica; el capitalismo habra subsumido reproduccin a produccin y la mayor parte de la humanidad sera generadora directa o indirecta de plusvala, por tanto, no habra privilegio para la clase obrera industrial tpica (Negri, 1980). Los planteamientos acerca del n de la centralizacin del trabajo industrial se traducan en el n de la centralizacin de todo tipo de trabajo y sin embargo las visiones de futuro no dejaban de ser en esos aos optimistas. Al revisar la dcada de los ochenta con el establecimiento del neoliberalismo que cuestion los pactos socialdemocrticos a sus organizaciones de la posguerra y las garantas de la cpula del proletariado, que debilit o excluy de las decisiones estatales, las deslegitim ante la poblacin y cambi instituciones protectoras de los trabajadores junto a las primeras formas de la reestructuracin productiva, las tesis del n mundo del trabajo se volvieron pesimistas, o bien, desligadas de toda idea de proyecto alternativo. El pesimismo acerca del futuro y el papel del trabajo, anid inicialmente en dos concepciones tericas: la posmodernidad y las tesis propiamente del Fin del Trabajo (De la Garza, 2000). Las concepciones posmodernas, por supuesto, no se reeren slo al futuro del Trabajo sino que hunden sus crticas en el concepto de modernidad, entendida como aquella sociedad en la que la razn apareca como nica e invariable; razn vinculada a las ciencias naturales que permitira acuar un sistema de conocimiento universal, deductivo y vericable; razn que llevara al dominio del mundo, natural y social; dominio que se traducira en progreso a travs del cambio social racional (Cassierer, 1970). Esta concepcin moderna tuvo su clmax en el positivismo, como proyecto de alcanzar la ciencia universal, como sistema deductivo que permitira la calculabilidad del universo. Esta ciencia universal implicara el conocimiento de las leyes que rigen el comportamiento humano, que abrira el camino hacia el predominio del estructuralismo en la mayora de las ciencias sociales en casi la totalidad del siglo XX. Sin embargo en los aos setenta, adems de la emergencia de sujetos sociales no previstos en las grandes teoras sobre la sociedad, esta turbulencia coincidi con la crisis prctica en cuanto a la incapacidad de prediccin de las grandes teoras sociales regionales como el keynesianismo, el funcionalismo y el conductismo, que se daba casi de manera sincrnica con la crisis epistemolgica del positivismo. Lo anterior llev a la desconanza, como estado de nimo, acerca de la idea de razn, de sujeto transformador y de progreso. Detrs estaba tambin el inicio de la crisis ecolgica vinculada con la industrializacin, la extensin de la pobreza, la crisis del Estado interventor en la economa y benefactor. El clima social, econmico, cultural e intelectual de los aos setenta tambin afect al marxismo: lo disgreg en innidad de corrientes que en su mayora no apoyaban al socialismo real existente, para la dcada de los ochenta, la cada de ese socialismo coloc la puntilla a las esperanzas de reforma de los regmenes socialistas (Bell, 1988).24

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La posmodernidad nace de un cambio de estado de nimo de la intelectualidad progresista, socialdemcrata o comunista, que se tradujo en prdida de imaginario, de idea de futuro, de proyecto, de organizacin y en especial de reivindicar a la clase obrera como sujeto privilegiado para la transformacin del capitalismo. Este pesimismo, producto de la gran decepcin, se trat de atemperar con la reivindicacin de un nuevo individualismo, visto como sinnimo de libertad frente a estructuras o concepciones totalizantes que aprisionaban a los individuos, lo mismo en el socialismo real que en el capitalismo organizado. Por ello coincidimos con Callinicos (1998) cuando dice: La Postmodernidad no es un conjunto de hiptesis vericables, sino una declaracin autobiogrca, el estado actual del espritu de un sector de la intelectualidad occidental traumatizada por las decepciones del socialismo real y que fue crtica del estado benefactor. El concepto clave posmoderno es el de fragmentacin, del Yo, de la cultura, del Sujeto, de las relaciones sociales, de la historicidad, la vivencia en lo sincrnico, su substitucin por el simulacro (Braudillar, 1988). La sociedad de masas sera la de la desaparicin del Sujeto, la masa no tiene estructura, no sigue leyes, rechaza la historia y a lo Universal, se refugia en el consumo. La sociedad posmoderna inaugurara un nuevo individualismo, con imprecisin en la vida privada, en las creencias y en los roles, con la fractura de la personalidad disciplinaria fordista, es la sociedad de la mxima eleccin y del mximo deseo (Vattimo, 1986). La otra clave de la posmodernidad es la crisis de la razn cientca que fundament la idea de progreso en el pasado, que encarn en grandes discursos y en diversas concepciones de totalidad. La verdad es sustituida por el simulacro, con una reivindicacin de la teoras de los juegos lingsticos del ltimo Wittgenstein, la verdad se impone en juegos de poder y no tiene que ver con el reejo del mundo real (Lyotard, 1982). El discurso posmoderno, como dice Callinicos (1998), no se preocupa por vericar sus proposiciones, posiblemente porque la creencia en las capacidades de la ciencia tambin fue cuestionada, y juega con el impresionismo y la exageracin. Por ejemplo, del todo articulado de las concepciones modernas al todo desarticulado, ambas son igualmente ontolgicas y se pueden esgrimir muchos contraejemplos en contra de la desarticulacin universal, tales como la articulacin entre cadenas de subcontratacin o de clientes y proveedores. Acerca del n de los grandes discursos, sin duda que entre los setenta y los ochenta hay una gran transformacin de los paradigmas dominantes en casi todo el siglo XX el marxismo y el estructuralismo pero, a la vez, la emergencia de antiguos y nuevos grandes discursos, las teoras de eleccin racional, de la Agencia, las hermenuticas y la misma posmodernidad. Las ideas de progreso socialista o de capitalismo interventor sin duda que entraron en25

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crisis, pero fueron substituidas por una nueva idea de progreso la neoliberal. El positivismo estaba en crisis desde los sesenta, con mayor razn en los aos setenta, pero la epistemologa de la ciencia reconoce al menos tres corrientes po-derosas actuales, la postestructuralista, la analtica y la hermenutica no radical; adems, los investigadores sociales contemporneos no pueden ser posmodernos extremistas, implicara su extincin como cientcos, de tal forma que siguen investigando a la manera positivista o han adoptado una posmodernidad lite mediante la reivindicacin de mtodos comprensivos para interpretar. El programa posmoderno extremista es inviable y como dice Alexander a la euforia posmoderna de los aos ochenta, lo que le sigui fue la cruda del neoliberalismo que polariza mas no elimina la pobreza, en esta medida las tesis de hombre posmoderno hedonista han tendido a desaparecer. Offe (1996) fue uno de los primeros que intent articular proposiciones posmodernas con las del n del trabajo en la dcada de 1980. Para Offe, el Trabajo dej de ser eje articulador de relaciones sociales y fuente de identidad, en consecuencia, en fragmentacin de identidades, sujetos y proyectos. En este caso, los argumentos pretenden ser de un nivel ms sociolgico: a) la tercerizacin, la revolucin tecnolgica y la precarizacin implican mayor heterogeneidad de las ocupaciones y, por tanto, la imposibilidad de crear identidades amplias; b) adems, habra una fragmentacin de los mundos de vida con respecto al trabajo y prdida de importancia de este ltimo, as como de lo laboral en la identidad; c) habra un nuevo individualismo resultado de la fragmentacin de las ocupaciones. Todava no apareca con claridad la importancia de la exibilidad como inestabilidad y fragmentacin de trayectorias laborales; pero, aunque las hiptesis de Offe son operacionalizables y sometibles a vericacin o falsacin, el autor se conforma con postularlas lgicamente. No es convincente que la heterogeneidad de las ocupaciones sea igual a no identidad; cuando se han generado grandes movimientos obreros siempre han sido entre heterogneos, e incluso en grandes empresas siempre hay gran diversidad y heterogeneidad de ocupaciones. Pareciera que Offe tuviera en mente a los trabajadores de ocio del siglo XIX y no a los obreros de grandes empresas con diversidad de ocupaciones del XX. Por un lado, lo que a primera vista aparece en el capitalismo actual como aumento en la diversidad de ocupaciones; por el otro es la articulacin de stas en cadenas globales de produccin o comercializacin. Adems al interior de empresas modernas, las gerencias toyotistas proclaman la construccin de una nueva identidad colectiva con la compaa, con la productividad y la calidad, as como la articulacin como diseo gerencial entre produccin y mundo de la reproduccin de los trabajadores y sus familias. Las tesis de Offe resultan muy estructuralistas, la estructura de ocupaciones (status-roles de26

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Parsons) determinan la identidad, pero sobre la identidad inuyen otras estructuras dentro y fuera del trabajo, las interacciones entre sujetos y las formas de construccin subjetiva, dentro de las que se encuentra la de la identidad. Una tesis alternativa de explicacin de la decadencia de la clase obrera como movimiento sera ver al neoliberalismo como resultado de una derrota histrica que la excluy y deslegitim. En todo caso, en los aos ochenta, las tesis del n del trabajo inuyeron poco entre los cientcos sociales que investigaban los efectos de los cambios tecnolgicos, organizacionales o la exibilidad interna en los procesos de trabajo. En el inicio de la dcada de los noventa, las tesis del n del trabajo en la forma de Rifkin (1996) y Forrester (1998) popularizaron estas ideas y, a su vez, las simplicaron y vulgarizaron al reducirlas al desempleo tecnolgico, pero han perdido actualidad.

La para-posmodernidadNinguno de los autores que mencionaremos en el resto del artculo reconoce que es posmoderno, sin embargo, la preposicin en espaol de para signica dirigirse hacia, aproximarse. En esta medida mostraremos que la denominacin es justa. Una particularidad de los para-posmodernos es que enfocan sus bateras en contra del Trabajo, cuando el planteamiento posmoderno es ms general, es decir, contra las concepciones modernas. Estos autores parten de algo ya observado en las teoras del n del trabajo: la heterogeneidad en las ocupaciones, despejan incgnitas que no quedaban claras hasta la dcada de los noventa, que el eje de estas transformaciones no es simplemente la heterogeneidad sino la exibilidad del trabajo. Acerca de la exibilidad del trabajo mucho se ha escrito, puede ser la exibilidad dentro del proceso de trabajo y asociarse a los conceptos de movilidad interna entre puestos y de polivalencia principalmente, esta exibilidad no necesariamente supone la expulsin de trabajadores y no es la que interesa a los para-posmodernos. Puede ser tambin la exibilidad en el encuentro entre oferta y demanda de trabajo, que implica eliminar restricciones al libre ujo de trabajadores y a la libre decisin del empleador, esta exibilidad tiene que ver con los para-posmodernos pero tampoco es el foco principal de atencin. Tambin, la exibilidad se relaciona con el sistema de relaciones industriales, las leyes laborales, la contratacin colectiva y los acuerdos marco entre Estado, sindicatos y empleadores. Los para-posmodernos entienden por exibilidad a la fragmentacin de carreras ocupacionales y biografas, la duracin corta en una ocupacin y la alternancia entre desempleo y otras ocupaciones diversicadas. Esta manera de ver la exibilidad tiene que ver con las limitaciones actuales27

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al pleno empleo tpico: de tiempo completo, por tiempo indeterminado, protegido por la contratacin colectiva y los sindicatos. En cambio, la ocupacin exible sera insegura. Esta exibilidad en la trayectoria ocupacional provocara una desestructuracin en las relaciones de trabajo, al ser cambiantes no habra claridad en los grupos de pertenencia; tambin de tipo geogrco, puesto que la exibilidad as entendida puede implicar el traslado territorial del trabajador en busca de empleo; y en las relaciones personales y familiares. El trabajo aparecera como un colage de fragmentos de experiencias, sin arraigo a un grupo social determinado, la desestructuracin del sentido del tiempo y el espacio, la supercialidad en las relaciones sociales.2 Habra que aadir que: 1) Las tesis para-posmodernas pueden sintetizarse en las proposiciones anteriores, utilizando metforas como trabajo, amor e identidad lquidos, categoras zombi, comunidades de guarda ropa, corrosin de carcter (Sennet, 1994; Bauman, 2005a y 2005b). Ninguno de estos conceptos metforas se desarrolla realmente en el sentido de precisarse su denicin y la relacin con otros conceptos, sino que permanecen en su funcin de impresionar emotiva y a travs de imgenes del lenguaje cotidiano. El uso de la metfora no debe de alarmarnos, es parte de las nociones que muchas veces anteceden a los conceptos tericos; en el caso de los para-posmodernos parecieran ms destinados a alimentar, impresionar e impactar un estado de nimo propio de la derrota y prdida de esperanza iniciado desde nes de los aos setenta y permanecer en este estado. La categora zombi es para deslegitimar a quienes planteen lo contrario al n de los grandes proyectos y sujetos, tachndoles de muertos vivientes; la licuefaccin del todo, de la identidad, la personalidad, el amor, es el debilitamiento de los vnculos sociales por la fragmentacin; las comunidades de guardarropa se cambian segn la ocasin de la trayectoria laboral y de vida fragmentarias. 2) El estilo impresionista se complementa con la insercin de frases impactantes para apoyar las proposiciones anteriores entresacadas y fuera de contexto de clsicos de la losofa, la ciencia social, las naturales, la literatura, de dirigentesSin embargo, en ninguno de los textos para-posmodernos se demuestra, primero, que la mayora de la poblacin se encuentre en esas condiciones de exibilidad; segundo, que las tendencias sean en ese sentido; tercero, no hay prueba alguna que predominarn estos trabajadores exibles sobre los estables. Las pruebas se reducen a argumentos simplistas, que no constituyen ninguna teora econmica, de la globalizacin, del Estado o de la Sociedad seria, y datos discutibles, no sistemticos, de fuentes heterogneas, as como relatos escogidos para que apoyen lo que se quiere mostrar.2

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polticos, publicaciones de noticias o de la farndula, con informacin no sistemtica de fuentes secundarias, observaciones tampoco organizadas, relatos de otras investigaciones o cotidianas. Es decir, lo equivalente a la prueba emprica se reduce a la argumentacin sin diseo de investigacin, ni cuantitativo ni cualitativo, a partir de un colage de fuentes acomodadas para que muestren lo que se quiere armar (Bauman, 2004, 2004a, 2005a y 2005b). Otro tanto se puede decir del manejo de los datos empricos, que est lejos de una sistematizacin rigurosa o de la constatacin de la validez de las fuentes, lo mismo pueden ser datos sacados de un peridico, que declaraciones de empresarios, las cifras se asumen con extrema liberalidad sin aparato crtico con tal de que muestren las tesis que se desea difundir. Es decir, ninguno de los textos para-posmodernos puede presumir de ser una sistemtica y rigurosa investigacin cuantitativa o cualitativa, su estilo se acerca al periodismo de investigacin y la funcin del dato no es demostrar sino impactar, utilizando tambin un leguaje seductor y fcilmente asimilable por el amplio pblico, de tal forma que con facilidad el lector queda seducido en lo que pareciera una denuncia acerca de los males de la exibilidad, encubriendo los supuestos ms profundos (Bauman, 1998). 3) Estos supuestos implican una tesis central, que durante el periodo del socialismo real o del Estado benefactor, el hombre estaba dominado por estructuras burocrticas y concepciones estructuralistas que le asignaban una posicin en la sociedad o una tarea histrica a desarrollar, ambas coartaban su libertad. Por ende, lo que hara infeliz al hombre sera seguir atenido a los grandes proyectos ligados a grandes utopas, estructuras, burocracias u organizaciones. Cada texto para-posmoderno dedica 90% a desgarrarse las vestiduras acerca de la infelicidad de los nuevos hombres exibles de la nueva economa, por eso lecturas poco cuidadosas asimilan a los para-posmodernos a los crticos del neoliberalismo. 4) Pero no es as, si bien no se desconocen las penalidades de la transicin de la sociedad anterior burocratizada a la exible, se arma sin ambigedades que es mejor la situacin actual que la jaula de hierro burocrtica anterior. La nueva economa exible tiene la potencialidad de la libertad a condicin de que se opere un cambio cultural en el sentido de aceptar la exibilidad, desprenderse de la idea de trabajo seguro de antes y adquirir rpidamente habilidades para ocupaciones uctuantes. 5) Reconocen que el mercado no puede hacerlo todo con la exibilidad laboral. En esta medida se erigen en reformadores del neoliberalismo, es decir, no se trata de cambiar su esencia sino disear instituciones parche, que mitiguen29

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los choques de exibilidad entre los menos aptos en calicaciones y psicolgicamente para esta gran transformacin. Las instituciones parche que proponen, unas parecen inofensivas y de escasa efectividad, como que los sindicatos cambien de funcin a una suerte de agencias de colocacin de sus agremiados que queden desempleados, o fomentar el espritu de que no todo trabajo debe ser mercantil. Otras son contradictorias con sus propios supuestos, los para-posmodernos suelen proponer categoras zombi propias del Estado benefactor, como asegurar a toda la poblacin un salario bsico mnimo o bien la exiseguridad fondos estatales para los que temporalmente queden desempleados por la exibilizacin (Bauman, 2001 y 2005). Las doctrinas sera exagerado llamarles teoras para-posmodernas retoman de la posmodernidad el concepto de fragmentacin, lo vuelven proposicin sociolgica, retoman fragmentos de tesis de otras teoras sobre la tercerizacin, las nuevas calicaciones, los trabajos informales, inseguros, excluyentes, atpicos, sin originalidad. Muestran impresionistamente los males acarreados por esta exibilidad, pero en su fobia contra el Estado benefactor capitalista, o socialista, se vuelven sostenedores de las reformas neoliberales del capitalismo que llegaron para quedarse dice Bauman, las cuales se pueden suavizar mediante instituciones parche (Bauman, 1998 y 1999) como mencionamos. En esta lgica el papel del capital transnacional queda oscurecido en aras de un sistema impersonal que se impone. Es decir, la para-postmodernidad es una versin neoliberal de la postmodernidad, que no asume, al menos explcitamente la negacin de la razn cientca. En esta medida, sus proposiciones toman la forma de pseudohiptesis cientcas que se ilustran a travs de argumentos y datos escogidos a modo de armar las proposiciones que se quiere.

SennetRichard Sennet es probablemente el tipo ideal de para-posmoderno, militante estudiantil de la nueva izquierda estadounidense, su abundante obra culmina en esta repeticin de las mismas tesis ya enunciadas en La Cultura del Nuevo Capitalismo (2006). La sociedad actual sera resultado no de la gran crisis econmica capitalista de la dcada de los setenta, que ha recibido explicaciones nas por parte de otros autores (crisis scal del Estado, crisis de acumulacin, crisis del Fordismo) sino simplemente de la burocratizacin del Estado benefactor, del socialismo de Estado y de la gran corporacin burocrtica, de tal manera que la situacin actual no instaura el neoliberalismo trmino que evita sino la desburocratizacin. El anlisis es30

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simplista al no aclarar que en el mundo actual hay fuerzas polticas, econmicas o sociales claras que impulsan el cambio. Buscando ser original, asevera que este proceso de burocratizacin se origin en la estructura militar de la empresa alemana del siglo xIX preocupada por el orden social, pero se olvida de la constitucin del Estado social como producto de un gran pacto entre el trabajo y el capital, y minimiza el papel de las propuestas de Taylor en cuanto a organizacin cientca y burocrtica del trabajo. Lo anterior pretende apuntalarse con base en armaciones extradas de una lectura elemental de Weber sobre el tema. Relata posteriormente, la consabida teora organizacional de la revolucin de los managers, en cuanto a la independencia entre propiedad y mando gerencial en las empresas, exagerando la autonoma de la gran corporacin con el Estado y los organismos internacionales. La emergencia de las nuevas tecnologas de informacin y comunicacin son tambin exageradas en cuanto a implicar ujo directo de informacin, olvidando que no se eliminan los problemas culturales de traduccin. Para l, este proceso constituye una nueva elite conectada por la red y una mayora excluida, mostrando que su conocimiento de las implicaciones de la globalizacin es muy precario, pues pasa por inadvertido fenmenos elementales, como el de que los marginados tambin son articulados por medio de la subcontratacin y del consumo. Finaliza con la consabida tesis de la tendencia hacia la no linealidad en las ocupaciones, reconociendo que se trata todava de una pequea minora y, sin embargo, se aventura a analizar sus efectos y proyectarlos al futuro. La inseguridad producira tres efectos: no lealtad del trabajador, no conanza, obsolescencia rpida de los conocimientos. Adems, por ahora, el riesgo, producira stress, angustia, frustracin (corrosin del carcter) y sentimientos de inutilidad (Sennet, 1994). Hasta este punto pareciera un furibundo globalifbico pero no es as, porque dice que en el pasado la izquierda pens que el enemigo estaba en el capitalismo y la ganancia, y ste era en realidad la burocratizacin. Y aunque por ahora el resultado no ha sido positivo para la mayora, los cambios tienen una potencialidad que los individuos pueden desarrollar, como rechazo a la dependencia y trascender la propiedad.3 Es decir, el remedio no es poner un freno a esta exibilizacin sino un cambio cultural de los afectados para que acepten la nueva situacin e instituciones parche. Porque la inestabilidad no viene del ciclo econmico sino del nuevo modelo institucional. No hay que volver a las rigideces de la anticuada organizacin capitalista, sino contrarrestar algunos de sus efectos negativos por medio de reformas. La ms importante es el cambio cultural, que debera implicar que los individuos aprendieranLos aspectos positivos que invoca el nuevo orden prometen llevar a la prctica el proyecto de meritocracia y proporcionar el modelo de reforma progresista (Sennet, 1994).3

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a manejar las relaciones a corto plazo, porque tendrn que vivir uctuando entre trabajos y relaciones sociales; en adquirir rpidamente nuevas competencias para el trabajo y para las relaciones sociales y, sobre todo, en olvidar la cultura del pasado de la seguridad que no volver.

Zygmunt BaumanLa uidez, el cambio, la fragilidad y en suma la incertidumbre son, segn Zygmunt Bauman, los signos de nuestro tiempo. Pero qu signica la frase tiempo incierto, sino una declaracin de derrota de un pensamiento dbil ante una supuesta incertidumbre bsica del mundo? Lo opaco, lo aleatorio, lo catico, predominan sobre el orden, lo claro, lo cognoscible y en su concepcin, no hay nada que hacer. En la visin de mundo de Bauman, el inmediatismo de la accin individual en la vida cotidiana es la principal brjula para poder sobrevivir en un mundo sometido a fuerzas inciertas, sin nombres ni apellidos, sin responsables identicables, ni mucho menos grandes fuerzas sociales capaces de marcar las nuevas tendencias. Ni siquiera el Estado, otrora entidad poderosa en el siglo pasado, es capaz de inuir de manera signicativa en el curso de los acontecimientos, y mucho menos de estructurar las acciones de sus gobernados. Los proyectos de las naciones, los de las organizaciones tanto pequeas como grandes y los de los movimientos sociales no son ya posibles de realizar. Sin embargo, en este punto existe una diferencia signicativa con los posmodernos de hace veinte aos, y sta es que en lugar de sugerir un placer esteticista frente al supuesto derrumbe de las grandes organizaciones, incluido el Estado, la sociologa de Bauman promueve una tica individual responsable y analizable a travs de un curioso situacionismo sociolgico mezclado con especulaciones loscas recuperadas a priori como bases centrales para la construccin de su discurso, tan en boga en los ltimos aos. Bauman seala abiertamente que en la actualidad, la identidad se construye de manera tan uida que no se le puede conocer o, inclusive, no se puede creer en las identidades que la gente dice tener (o adjudicada por otros), porque segn sostiene su articialidad se fundamenta en el espectculo de sinceridad (Bauman, 1999), donde la retrica y la articialidad tienen prioridad por sobre la necesidad de expresin y autenticidad de la gente. En cambio Goffman, Garnkel y Gadamer plantearon desde hace ms de treinta aos, la necesidad de estudiar la dimensin codicadora y descodicadora (o creativa) del sujeto. Desde entonces hasta la actualidad, la sociologa no ha dejado de tener importantes desarrollos a partir de32

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mltiples valiosas recuperaciones de stos y otros muchos autores igual o menos conocidos, mismas que son ignoradas por Bauman. Al declarar sin fundamento cientco, que la dimensin constructiva de los individuos es incognoscible, dadas la innitud y extrema uidez que le caracterizan. Bauman se declara, ms que humilde, como incompetente para abordar desde las teoras sociolgicas de avanzada, esta relativamente nueva, compleja y fascinante dimensin del ser humano, que es la capacidad de devenir sujeto. Vista desde de las teorizaciones del sujeto, la pretendida licuefaccin de la modernidad equivale al show emocional y sentimental, y de paso ticamente irresponsable de la impotencia de conocer el mundo. Bauman confunde aqu el nivel ontolgico-losco del ser en especco, el ser que por su condicin humana y antropolgica necesariamente oscila entre el controlar su propio destino y el dejarse llevar cuando no puede controlarlo o no desea hacerlo, con el nivel sociolgico. Es decir, recurre de manera gratuita a un pretexto ontolgico y especulativo para cancelar la posibilidad de estudiar, desde la ciencia sociolgica, la forma de cmo los individuos se insertan en un contexto histrico en sus propias continuidades y descontinuidades, con un proyecto quizs bien o mal dilucidado, con mayor o menor organizacin social; pero que en todo caso nace de la capacidad humana de representacin de las tareas siempre pendientes de lo que hagamos tanto en el presente cotidiano como en los momentos inesperados. Con la supuesta autoridad que le da su descubrimiento ontolgico, Bauman se atreve a llamar a un olvido de todas las ambiciones relacionadas con las ideas de proyecto, organizacin o movimiento social, as como de la intersubjetividad, conminndonos por el contrario, a hacer uso de la libertad volteando al innito y a los derechos del yo interior, que sera lo nico y principal que importa. As, la dialctica sobre el objeto y el sujeto (Bloch, 1983) que se convierte despus en la dialctica entre el yo social y el yo individual (Luria, Leontiev y Vigotsky, 2004; Giddens, 1995; Archer, 1997; y Sewell, 1992), entre el todo y las partes (Gadamer, 1993; Geertz, 1992; Thompson, 1998; y Aarn, 2001) son borradas, o mejor dicho, proscritas de toda reexin. Sin embargo, cualquier persona informada sabe que stas son tradiciones que siguen vivas, y con las que Bauman dialoga y discute desde un punto de vista terico, si es que de verdad desea sobrevivir intelectualmente.

Ulrich BeckA partir de su obra, Beck (1998) no ha dejado de abundar en la idea, de cierto cariz luhmanniano, que la sociedad se ha vuelto ms compleja. El riesgo, arma, nace de33

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las multiplicacin de los efectos perversos de la tecnologa y de las opciones de accin frente a los mismos. Otro posible indicador de la herencia agazapada de las ideas luhmannianas en Beck, es el radicalismo contra la sociologa de la intersubjetividad (Beck, 2003). Tales armaciones pueden leerse como un rechazo radical ms no tan frontal, contra la sociologa colectivista tradicional: las categoras que subyacen a los puntos de vista individualistas y ms dctiles en cuanto a su temporalidad por ejemplo, todo cambia son puestas sin alguna discusin terica previa, muy por encima de las que guan los enfoques colectivistas y de mayor alcance temporal. La injusticada declaratoria de inutilidad de estas ltimas formas de anlisis sociolgico, alcanza todo el rango de posibles unidades colectivas de signicado y accin; desde las que parten de la existencia de un todo relacionado de manera universal, sean sistmicas o conguracionistas, hasta las que conceptan a la conciencia de la intersubjetividad presente en los individuos, como un espacio analizable por derecho propio. Pero con la negacin de una de las mitades tericas con las que los socilogos clsicos (Marx, Durkheim y Weber) alcanzaban una visin relativamente equilibrada de la sociedad de sus respectivos tiempos. Ulrich Beck no puede evitar contradecirse al diagnosticar el nuestro. La dimensin de la intersubjetividad, una vez erradicada de manera puramente especulativa y enunciativa, termina entrando por la puerta trasera en su visin, cuando uno advierte que las lgicas de accin individual son en realidad formas de socializacin especcas que se pueden analizar sin separarlo tajantemente del sujeto social. En este sentido las acciones que nacen de la capacidad de creatividad de la conciencia individual, no tienen siempre un componente social? Inclusive las mismas formas de hacer la propia vida que exalta Beck cuando se extienden a muchos individuos en cuanto al estilo de vida, la racionalidad, las interacciones. No son todas formas de socializacin? Tan simple es de verlo que puede aludirse al simple ejemplo de la imitacin como un proceso de conexin intersubjetiva en la que uno o varios individuos aprenden algo de otros. En tales mensajes, aparte de haber un agnosticismo para muchos procesos sociales intersubjetivos que siguen aconteciendo quiranlo o no los para-posmodernos, hay un proceso de despolitizacin desde el momento en que se invita a la gente a renunciar a la deliberacin pblica, esencia sta del gora (Tenzer, 1992). Pero en la visin de Beck, la descomposicin de las coordenadas maestras de la sociedad industrial y ms en general de la sociedad moderna (Beck, 2000), alcanzara las diversos reas de lo social que perman la totalidad de la vida cotidiana que abrira la posibilidad de la libertad (Beck, 1999). El argumento de la libertad, como acrecentamiento de las opciones, forma parte del viejo pero formidablemente persistente discurso liberal, abstracto, ahistrico y34

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recador: de que el ser humano individual es libre de decidir su propia forma de vida individual (Eagleton, 2006; Bloch, 1983); asimismo en Ulrich Beck, as como en Bauman, adquiere nuevos matices o resonancias hacia el mbito de la inseguridad o el miedo. Estas transiciones no son gratuitas y representan, en el fondo, peculiares intentos para insuar de nueva vida a las tesis liberales agotadas sobre la libertad del hombre con base en las cuales, desde hace ms de 150 aos, se le ha pretendido gobernar dentro de un Estado de derecho. Como puede verse, lo que est en juego es la lucha por la caracterizacin de nuestra sociedad actual y futura; es decir, de un aspecto importante del modo como los seres humanos nos representamos nuestras vidas, tema en el cual no puede armarse a rajatabla, que los contemporneos somos ms libres que nuestros abuelos de elegir nuestras propias representaciones sobre el ambiente que va ms all de nuestra vida cotidiana, llamado por los socilogos macrosociedad. Por otra parte, es curioso que Beck hable de un Estado gestor de hechos consumados como una entidad que va a la zaga ante el ejercicio intenso de una subpoltica por parte de los individuos que gobierna, cuando a quien ms conviene la retirada de dichos individuos desde la poltica hacia la subpoltica, es precisamente a las minoras beneciarias de las acciones del Estado tomadas discrecionalmente. En palabras ms breves, se hace un llamado a la gente a interesarse y ocuparse ms por la formacin de su propia vida que por la generacin de una vida pblica. As, detrs de la sugerencia de que el Estado debera de asistir a quienes desde una posicin de vulnerabilidad tienen una libertad precaria, dotndolos de recursos materiales y culturales para gozar ms de dicha libertad, el pequeo problema sera que dicha asistencia requerira de todas formas de algn tipo de organizacin y accin colectiva. Dar seguimiento emprico a este tipo de medidas estatales asistenciales, implicara abrirse a una serie de posibilidades que Beck pasa por alto, como el que de pronto, en el proceso hubieran quienes prerieran y exigieran asistencias de ndole colectivista, pero en la lgica de los paraposmodernos, ello sera rpidamente interpretado como una violacin a la tendencia dominante hacia la libertad. Detrs del argumento para-posmoderno de la libertad como acrecentamiento de las opciones y de la inseguridad, resuenan de manera un tanto matizada los mismos argumentos liberales clsicos del hombre libre de elegir a quin delega su accin poltica o qu artculo consume. Pareciera que el nuevo acto sagrado recomendado por los nuevos autores para-posmodernos, fuera elegir con cuidado arrojando al innito de la metarreexibidad individual, la responsabilidad principal de los resultados de dicha eleccin. Ya no existen grandes entidades sociales burocrticas, organizaciones, autoridades ni an procesos intersubjetivos a los cuales culpar o apelar, sino slo individuos remitidos al innito de su propia conciencia individual, pues en la35

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nueva ideologa de los para-posmodernos es a los individuos, y nicamente a ellos, a quienes les corresponde la responsabilidad de formar su propia vida. Tal supuesto no est exento de mltiples contradicciones. En una armacin tarda, Beck (2003: 58)4 reclama a la sociologa la negacin de los individuos pero evade sistemticamente todo intento de explicar el proceso por el que las acciones individuales toman forma. Esta negacin representa un modo ms de negar a los individuos vedando la posibilidad de que se les pueda conocer ya que como sus propias armaciones lo sostienen parte importante de la impredecibilidad y riesgo del mundo actual, nacen del hecho de que los procesos de individualizacin son arenas movedizas (Beck, 2003: 61). Es decir, no hay ninguna marca perdurable en las personas, ni an los complejos psicolgicos o los acontecimientos que marcan de por vida su sentido del Yo. Mucho menos espacio se le otorga a la posibilidad de que pueda existir un sentido de la identidad social, ya que esta dimensin del anlisis sociolgico cuando Beck (1998) habla de las posibilidades de integracin de nuestra sociedad actual, la reduce a un ejercicio del pensamiento, sugerencia en cierto modo afn a la nocin de comunidades imaginadas.

Negri, Holloway y la para-posmodernidadLa corriente de Negri-Holloway guarda similitudes y diferencias con los para-posmodernos hasta aqu tratados, en particular se diferencian porque no renuncian a la idea de cambio social y el papel de las luchas sociales. Negri cobr notoriedad en los aos setenta con sus estudios sobre el impacto de la reestructuracin productiva en la clase obrera y la concepcin de que el capital no slo extraa plusvala del declinante segmento de los obreros de la fbrica, sino tambin de los trabajadores exibles y precarios, a los cuales los ex obreristas haban condenado a la marginalidad y, en general, de casi todos los miembros de la sociedad de manera directa o indirecta. En otras palabras, Negri (1980: 22) se refera a un sujeto del que se extrae plusvala, mediata o inmediata, en la produccin y la reproduccin: el obrero social. En cuanto a la subjetividad de esta nueva gura obrera, la relacin sera vivida y actuada en el terreno de la sociabilidad, en el territorio ms que en la produccin (Negri, 1980: 18).

4 Armacin que es a destiempo, considerando que la microsociologa advirti desde hace ms de 30 aos sobre los excesos de la negacin de la individualidad por parte de la sociologa estructuralista dominante (Alexander, 1992).

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Tiempo despus, Negri (2001) en la bsqueda de un concepto de trabajo ms acorde con la tercera revolucin industrial, rescat la dimensin subjetiva de lo laboral y se dirigi a la recuperacin de la nocin de Marx de produccin inmaterial, de tal forma que el concepto de obrero social fue substituido por el de nuevo proletariado y el de multitud, aunque con componentes semejantes al primero. El concepto de multitud estara vinculada con la poca del imperio, donde la referencia a la produccin del sujeto estara mediada por la posmodernizacin (informatizacin) de la economa global, la hegemona del mercado global y la creciente movilidad de la fuerza de trabajo en el mercado mundial. En la posmodernizacin de la economa, o asenso de la produccin biopoltica, lo econmico, lo cultural y lo poltico se superpondran e inltraran crecientemente entre s, en concordancia con la hegemona del trabajo inmaterial (Negri y Hardt, 2001). Por el otro lado, la emigracin global incrementara el deseo de libertad. Negri toma en cuenta tambin procesos de fragmentacin y exibilidad del trabajo como lo hacen los para-posmodernos as como los conceptos de economa y sociedad del conocimiento, pero para ste la industria no desaparecera sino, se volvera cada vez ms un servicio (industria-servicio), al interior de la produccin intervendra el consumidor directamente, de esta manera se desdibujaran los lmites entre produccin y reproduccin de la fuerza de trabajo. En esta heterogeneidad, la conclusin no es la para-posmoderna de n de los sujetos sociales, de proyectos y de futuro, sino la abstraccin de todas las particularidades en funcin de un dominio sin sujeto (el imperio) y de luchas sin territorio especco. Por esa va se pierde distincin entre trabajo productivo, reproductivo e improductivo, y todo el que reproduce vida es objeto de explotacin (De la Garza, 2003: 28 y ss.). La conversin de trabajo concreto en abstracto y de trabajo en valorizacin quedan desdibujadas y en esta medida el sujeto se universaliza: lo abstracto se vuelve concreto, la idea de sujeto universal se materializa (De la Garza, 1996: 56). El proletariado se humaniza, el ser genrico se vuelve realidad concreta. Por esta abstraccin puede incluir en la misma lucha, que no es ya en contra de la explotacin, sino por nuevas formas de vida el biopoder a una multiplicidad de sujetos en resistencia (movimientos estudiantiles, ambientalistas, feministas, homosexuales, barriales, entre otros) como manifestaciones no ya del antiguo obrero social, sino nuevo proletariado o multitud, y, a la vez, eludir investigar las determinantes concretas de su accin (De la Garza, 2003: 26). La disolucin de los sujetos en la fragmentacin contempornea propia de la para-posmodernidad adquiere, en Negri, una nueva unidad en el concepto de multitud. El problema central de los sujetos sociales que aparece en su teora del poder constituyente y de la multitud, tiende a diluirse en un juego de indeterminaciones37

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conceptuales. La convergencia de las luchas sociales, de los sujetos fragmentados, se producira por obra de la inmanencia en un terreno indeterminado, descentrado y omnipresente que es el imperio. La bsqueda de Negri de un sujeto para su teora del poder constituyente, lo ha llevado a conceptos como los de pueblo y nacin que pretenda superar. Esto conjugado con su opcin por una vertiente de la posmodernidad le ha llevado dejar su punzante aguijonamiento al capitalismo contemporneo, al hacer indistinguible los sujetos y poderes contra los que se dirige la lucha. La crtica implcita a la paraposmodernidad se vuelve convergencia: en unos es la disolucin de los sujetos en la fragmentacin que trae la exibilidad, en Negri es el desdibujamiento de los sujetos en la multitud. Tambin la relacin de John Holloway con lo que hemos denominado para-posmodernidad reconoce algunos rasgos particulares. A diferencia de otros representantes ex radicales de izquierda cuyas posiciones desembocan en el hedonismo, la tica del consumo, el cinismo o la resignacin individualista, Holloway se mantiene explcitamente dentro de la tradicin marxista de crtica al capitalismo y mantiene posiciones ticas vinculadas al pensamiento emancipatorio (Born, 2001). El autor se reconoce en las coordenadas tericas del marxismo y en el proyecto poltico de una izquierda radical con aristas posmodernas. En consecuencia, en particular en sus ltimas obras (Bonnet, Holloway y Tischler, 2005),5 Holloway se posiciona en una marcada tensin entre la herencia crtica y las variaciones posmodernas inscritas, a su vez en un doble campo donde el autor se propone debatir: el terreno terico y el poltico.6 Holloway (2002 y 2005) parte de la negatividad de el grito humano, la metfora produce efectos retricos y llama a la indignacin frente a un mundo surcado por las desigualdades, las injusticias y la pobreza a partir de interpelar la subjetividad del lector. No es poco en los tiempos que corren puede decirse, pero lo importante de esta especie de retorno al existencialismo (Hirsch, 2004) radica menos en la apertura a discutir viejas categoras de la izquierda y ms en los equvocos tericos y extravos polticos que conlleva. Para Holloway, la identicacin de una situacin el capitalismo frente a la que hay que rebelarse como una especie de imperativo tico humanstico, produce la necesidad de pensar nuevamente en la transformacin social. En contraste al pesimismo poltico de muchos de sus compaeros de ruta,5 Toda la primera parte del desarrollo intelectual del autor se inscribi en lo que se denomin: Marxismo abierto. 6 A diferencia de los otros autores antes mencionados, los trabajos de Negri y Holloway han tenido resonancia entre sectores vinculados a los movimientos sociales latinoamericanos.

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Holloway piensa en el signicado de la revolucin hoy subttulo del polmico libro y desde all construye su particular visin de las posibilidades de un proyecto anticapitalista (para)posmoderno. El tratamiento que hace de dos conceptos basta por s misma para incluir a Holloway en esta categora por acercarlo al sentido comn posmoderno: su crtica del Estado y del poder. Ambas se vinculan de la pregunta inicial por el signicado de la revolucin (Holloway, 2002 y 2001), ambas surgen tambin de una crtica a la ortodoxia sovitica y a las estrategias tanto revolucionarias como reformistas que se planteaban la toma del poder del Estado para la transformacin de la sociedad. Los argumentos para esta armacin son bsicos: todo intento por cambiar la sociedad mediante la toma del poder ha fracasado y la prueba de ello es la cada de la Unin Sovitica. Por tanto, todo intento poltico que conciba al Estado como una instancia para el cambio social est condenado al fracaso. El rechazo al terreno estatal como parte del campo de luchas polticas se basa en el dbil sustento de unos ejemplos breves pero de gran impacto retrico, mientras que se soslaya la investigacin seria de otras experiencias histricas. Holloway parte de la concepcin del Estado como una expresin de la fetichizacin de las relaciones sociales del capitalismo, por tanto su utilizacin conlleva necesariamente la reproduccin de las relaciones sociales. De este modo critica la visin instrumental y neutra del Estado, algo que no es para nada novedoso, como tampoco su proyecto de extincin del Estado como forma de emancipacin. Holloway olvida que reconocer que el Estado es una relacin social implica tambin identicar que en su produccin histrica participaron las experiencias de luchas populares. El retiro del espacio estatal posibilita la recomposicin de la hegemona, la ampliacin del espacio del uso de la fuerza pblica, la sancin de leyes que impactan de lleno al estructurar el campo del conicto de determinada manera. Es evidente desde hace aos que el acceso al poder institucional no basta para una transformacin de las relaciones sociales, pero tambin que esta vertiente cuasi anarquista abandona un campo de batalla, el cual ha sido central en las experiencias subalternas latinoamericanas. Estrategias de este tipo acaban siendo funcionales al proyecto neoliberal en tanto comparten la ilusin de la desaparicin del Estado nacional (Born, 2001). No obstante, Holloway cuestiona que la inviabilidad del Estado como herramienta de transformacin social conlleve hacia la imposibilidad del sueo de una sociedad diferente. En efecto, su posicin implica repensar para considerar que la revolucin es posible siempre y cuando se la considere no como la toma del poder sino como su disolucin. Sucede que para la izquierda posmoderna el poder aparece tambin como un instrumento, slo que intil, improductivo y patolgico (Born, 2001:15),39

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y Holloway no es la excepcin. El extravo aqu tiene consecuencias tanto tericas como polticas. El sustento terico del proyecto de disolucin del poder no radica en un estudio de la historicidad de las relaciones sociales sino, como dice Atilio Born, en un romntico y conmovedor deseo que condena a los sujetos subalternos a la improductividad poltica a la espera que cierta astucia de la rebelda d lugar a las tan luchas por la disolucin del poder. La construccin del anti-poder a partir del grito inicial lleva directamente al problema del sujeto y la subjetividad, algo que el autor trabaja con insuciencia. En este aspecto se hace eco como punto de partida implcito de la pregonada fragmentacin pero cuya virtud se encuentra en hacer a la mayora de los hombres vctimas del capital, por tanto es de algn modo esa fragmentacin la que permite que cada individuo arme su subjetividad creadora y de esta manera niegue al capitalismo; aparentemente la conclusin es la opuesta a la de los para-posmodernos en los que fragmentacin en prdida de identidad, la posibilidad de cambiar el mundo sin tomar el poder, entonces, radica en sacar esa rebelda inmanente del ser humano (Holloway, 2000 y 2004c). No hay sujetos colectivos ni conformacin de subjetividades por el orden social, ni anlisis de la relacin entre subjetividad y accin, sino una esencial dignidad y rebelda humana la cual hay que esperar que se manieste en contra del capitalismo. Ms all de la fe que lo empecina, no se ofrecen argumentos convincentes ms que el optimismo teido de idealismo de querer que las cosas sean de otro modo, que se acabe el trabajo alienado, el sufrimiento y la negacin de la creatividad. Asimismo, la constante apelacin a la dignidad, al amor, a la deshumanizacin constituye una estrategia retrica que no es complementada con una discusin conceptual con la profundidad que este tipo de discusiones requiere. Estos trminos se vuelven vacos y sirven para enumerar ejemplos que pretenden respaldar la teora del autor. En efecto, la existencia del levantamiento zapatista en Mxico y la efmera experiencia del que se vayan todos! en Argentina representan para Holloway la materializacin de sus reexiones. Sin embargo, antes de una investigacin rigurosa de las relaciones sociales all cristalizadas, de las potencialidades y limitaciones de cada experiencia histrica, encontramos una exgesis elaborada para dar mayor impacto a los argumentos. La emotividad y la metfora elementos imprescindibles para pensar lo poltico terminan por funcionar como meros elementos retricos impresionistas para lograr efectos de adhesin en el lector. Tal vez uno de los momentos en que se expresa en mayor medida la tensin en el pensamiento de Holloway es a la hora de tratar el tema del trabajo y la clase. All el autor se aferra a la teora del trabajo alienado del joven Marx, pero entendiendo que toda lucha es una lucha de clases en tanto la lleva un sujeto contra los modos de40

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clasicacin del capital. Esto hace que las luchas sean en contra de ser clase trabajadora, en contra del trabajo alienado, en contra de esa clasicacin que atraviesa todo el orden social. As, la fragmentacin se recupera en una nueva homogeneidad que recuerda a Negri ya que la lucha zapatista, feminista, estudiantil son parte de ese antagonismo de clase porque buscan preservar el poder-hacer, la creatividad (2004c). La estructura del argumento es una simplicacin de lo dicho por Marx: el capital enajena al hombre separndolo de su humanidad y es necesaria la negacin de esa relacin para abrir un nuevo tiempo. Holloway va ms all al generalizar la relacin hasta considerar que se puede comprender a todos los aspectos de la sociedad como modos de existencia de lucha de clases (2005: 24). Holloway (2004, 2004a y 2005) reconoce la lucha de clases como omnipresente porque est all donde est el capital, y como ste subsume todo, entonces aqulla est en todos lados. El problema mas notable no es ver luchas de clase por doquier como un a priori histrico, sino sus consecuencias en trminos epistemolgicos porque si todo es lucha de clases, entonces ya el mismo concepto no nos ayuda demasiado, comprender todo es no comprender nada. En efecto el concepto abarca tanto que pierde especicidad, genera la imposibilidad de analizar empricamente las luchas y los sujetos concretos con sus similitudes pero tambin con sus notables diferencias. Holloway critica a Negri y a Hardt por disolver la dialctica. Y aunque es cierto que Holloway la introduce en su concepcin de las formas de a rmacin de la negacin de las subjetividades rebeldes, en su concepcin de realidad social, tambin es cierto que se olvida de su utilizacin metodolgica; es decir, si la dialctica opera en un esquema de concreto-abstracto-concreto, Holloway primero concibe lo abstracto y luego utiliza lo concreto para respaldar sus deseos e intuiciones. En este aspecto el autor imagina a partir de sus deseos una serie de axiomas, hiptesis y postulados para luego acomodar una base emprica que respalde su teora. El autor que tanto cuestiona la ciencia termina por adoptar intuitivamente una forma deciente del positivismo. Los equvocos a los que arriba son evidentes. Esta carencia de sustento epistemolgico impide la realizacin de investigaciones que sin perder la rigurosidad propongas formas tericas y metodolgicas creativas para fungir como alternativas a los vetustos cnones estndar de teora y comprobacin. El conjunto de impactantes armaciones pueden causar mayor o menor simpata pero difcilmente permitan traducirse en un programa de investigacin que construya conocimiento socialmente relevante. Pero el extravo epistemolgico tal vez no sea el ms lamentable, tampoco las armaciones de carcter terico, las cuales por provenir de corrientes crticas slidas pueden incitar al debate serio que41

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trascienda el estado anmico de los autores.7 El problema es la consecuencia histrico-poltica a la que nos conduce, en efecto, tras un retrica incendiaria se esconde una funcionalidad al pensamiento dominante, una incapacidad de pensar ms all de lo que las agendas neoliberales proponen y una estrategia de confrontacin que sugiere a los movimientos sociales abandonar el terreno del Estado con la consecuencia de su debilitamiento.

Crtica de la razn para-posmoderna1) Un punto de partida en el alegato para-posmoderno es la tendencia del mundo actual hacia la exibilidad del trabajo, reducida a la volatilidad de las ocupaciones, los trabajos son efmeros en tiempo, espacio y calicaciones necesarias. Es cierto que en el mundo neoliberal el concepto de exibilidad se ha convertido en clave para entender los cambios en mercados de trabajo, procesos productivos y regulaciones laborales. Pero no hay un slo concepto de exibilidad laboral y en la propia realidad coexisten varias exibilidades: a) La primera, que es la que se difundi a raz de la gran transformacin de inicios de los aos ochenta, la toyotista. Es decir, centrada en el uso de la fuerza de trabajo en el proceso productivo. En esta exibilidad lo principal no es la agilidad de la gerencia para incorporar o excluir trabajadores (exibilidad externa o numrica), sino el uso ms racional de la fuerza de trabajo dentro del proceso de trabajo. No se trata en principio de la exibilidad de la inseguridad en el empleo sino del desgaste ms intenso con movilidad interna, polivalencia, mayores calicaciones, identidad con la empresa. Es la exibilidad propagandizada en relacin con las nuevas formas de organizacin del trabajo, que no sera sinnimo de inestabilidad en el empleo porque resultara contradictoria con la bsqueda de delidad y apego a la empresa. Esta exibilidad existe, posiblemente, reducida a la capa protegida de trabajadores en empresas reestructuradas y no hay argumentos de peso para armar que desaparecer por la va de su conversin en trabajadores inseguros, porque el ncleo de los procesos de produccin de empresas de punta no puede funcionar con la mxima exibilidad, especialmente con mxima inestabilidad de su mano de obra ms calicada.Es indudable el mrito de Holloway en haber provocado uno de los mayores debates en las ciencias sociales latinoamericanas (Lpez, 2004; Born, 2001; y Dussel, 2004).7

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b) Por otro lado, est la exibilidad en el mercado de trabajo. En este campo se han impuesto propiamente las concepciones neoclsicas de eliminacin de rigideces para el encuentro entre oferta y demanda de trabajo. Estas rigideces, segn esta concepcin, provienen principalmente de las leyes laborales y de seguridad social, y por el carcter monopolista de los sindicatos en la contratacin de la mano de obra. La solucin es muy sencilla, eliminar rigideces tales como: salario mnimo, intervencin sindical en la contratacin de personal, indemnizaciones por despido, limitaciones a las jornadas de trabajo, etc. Otros aspectos secundarios pueden incluirse, como proporcionar informacin a vendedores y compradores de fuerza de trabajo acerca del mercado laboral para que sus decisiones se acerque