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Alejandra Fuentes González R.E.A.H. Vol.1, N°1, 2012
Página | 26
De la libertad otorgada a esclavos negros y a sus
descendientes en Valparaíso, 1750-1825. Una práctica femenina, condicionada y afectiva.
About freedom granted to black slaves and their descendants in Valparaíso,
1750 -1825. A female practice, conditioned and affective.
Alejandra Fuentes González♦ Universidad de los Andes.
Resumen
El artículo aborda la libertad otorgada por la sociedad de Valparaíso a esclavos negros
y a sus descendientes - mulatos, zambos y pardos- entre 1750 y 1825. El análisis de
testamentos y cartas de manumisión de la época deja en evidencia que aquella práctica adquirió
un carácter femenino, protagonizada por las esclavas y sus amas. Característica que tuvo como
consecuencias, por una parte, que las condiciones establecidas para conceder libertad se
relacionaran con aspectos correspondientes a las múltiples labores de las esclavas domésticas
y, por otra parte, que se desarrollaran espacios de cotidianeidad constituidos como nidos de
afecto y estima entre ambos sujetos.
Palabras claves:
esclavitud doméstica; libertad otorgada; amas y esclavas; condiciones; afecto.
Abstract
The article deals with freedom granted by Valparaiso‟s society to black slaves and their
corresponding descendants –mulatos, zambos and pardos- between 1750 and 1825. The analysis
of wills and manumission letters from that time sets as evidence that this practice took on a
female character, starring for female slaves and their female owners. Feature that had its
consequences, on one hand, that the established conditions to grant freedom were related to
the multiple tasks of the domestic female slaves and, on the other hand, in the developing of
daily spaces constituted as nests of affection and esteem between both subjects.
Key words:
domestic slavery; freedom granted; female slaves and owners; terms; affect.
Revista Alma Histórica De la Libertad Otorgada… ISSN: 0719-1537
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Introducción
Una de las temáticas que cruza el devenir de la Historia hispanoamericana durante la
conquista y posterior colonización de sus territorios, es la migración forzada de negros
africanos. Estos individuos arribaron cargando sobre sus hombros un doble estigma: el de
ser extranjeros en una sociedad desconocida y el de la esclavitud, debido a la condición
socio jurídica que traían consigo y que con el paso del tiempo, se reprodujo en la sociedad
colonial configurada en los distintos lugares del Imperio Español y Portugués. Los centros
mineros, la servidumbre doméstica, la economía de plantación y las estancias ganaderas
constituyeron diversos contextos en los cuales los negros y sus descendientes- mulatos,
zambos, pardos y demás mixturas- trabajaron desde su carácter de esclavos y establecieron
relaciones particulares con sus amos1.
En el caso de Chile colonial, no se desarrolló una economía de plantación como
sucedió en el Caribe, en el sur de Estados Unidos y en Brasil, lugares que albergaron
sociedades esclavistas, al ser aquella actividad la primera fuente de desarrollo y la mano de
obra negra, la principal utilizada en la misma2. La presencia africana en nuestro territorio en
cambio, no articuló una sociedad esclavista, ya que se integró mayoritariamente a partir del
espacio doméstico, razón por la cual la esclavitud en Chile debe ser denominada “esclavitud
doméstica”. Este espacio social debe ser entendido como el ámbito de la vida familiar que
tiene como materialización insigne la casa, la que se configura como un “lugar de
residencia, ámbito de existencia, centro de la economía familiar básica, espacio que genera
redes de afecto, y también, lugar de conflictos y tensiones”3.
Si bien, como se ha señalado, el elemento afro llegó a Chile junto al español en los
primeros años de la conquista, fue durante el siglo XVIII que su presencia se hizo más
notoria y necesaria, ya que el poseer esclavos negros como sirvientes domésticos
reafirmaba el poderío político, la riqueza económica y el prestigio social4 de quienes
detentaban el poder5.
1Para estudiar en profundidad cada uno de estos casos de trabajo esclavo: Luz María Martínez, “El trabajo
en la América Hispánica: el recurso a los negros” en Tres Grandes Cuestiones de la Historia de
Iberoamérica, ensayos y monografías, ed. Andrés Gallego (Madrid: Fundación Mapfre Tayera, 2005), 30-
75. 2Magnus Morner, La mezcla de razas en la historia de América Latina, (Buenos Aires: Paidos, 1969)
,110. 3René Meza, “Espacio doméstico, solidaridades y redes se sociabilidad aldeana en el Chile tradicional,
1750-1880”, En Contribuciones Científicas y tecnológicas, no.118 (1998): 6 4 Tal prestigio social hunde sus raíces según Jaime Valenzuela, en los inicios de la Conquista de América,
cuando ésta se presentó como un trampolín para una variedad de grupos menospreciados por una
sociedad castellana donde el nacimiento determinaba su futuro. Jaime Valenzuela, “Afán de prestigio y
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Sin embargo, aquel siglo es también el periodo durante el cual en Hispanoamérica y por
consiguiente en Chile, la institución de la esclavitud evidencia rasgos de desintegración
desde dentro. Esto quiere decir, que el proceso estuvo dirigido a partir de sus protagonistas
(amo y esclavo), no desde las autoridades políticas- como será posteriormente su abolición
formal en 1823 por parte del Estado Chileno en formación-. Específicamente, dicho
proceso se manifiesta en la intensificación de la libertad, es decir, de las diversas formas a
través de las cuales los esclavos lograron ser manumitidos. En este sentido es preciso
diferenciar dos tipos de mecanismos: libertad otorgada y libertad exigida6. La primera de
ellas se refiere a la libertad concedida por amos a esclavos a través de cartas de manumisión
o cláusulas testamentarias, mientras que la segunda se constituye a partir de la herramienta
judicial utilizada por los esclavos para obtener su libertad (casos presentados a la Real
Audiencia).
El aspecto particular de la temática antes señalada que me interesa abordar se
sintetiza en la siguiente pregunta ¿cómo puede caracterizarse la libertad otorgada en la
sociedad de Valparaíso entre 1750 y 1825? Para tal efecto, primeramente se hará un repaso
de las características del espacio en el cual se va a desenvolver dicha práctica, es decir,
Valparaíso a fines de siglo. Posteriormente y a partir de este contexto, se tratará la libertad
otorgada intentando establecer su perfil y dando luces explicativas para éste. Se plantea
como hipótesis la existencia de una práctica femenina donde los principales protagonistas
fueron las mujeres- amas y esclavas-. Esta característica tuvo dos tipos de consecuencias:
por una parte, que las amas al momento de conceder libertad por carta o testamento, la
restringieran estableciendo ciertas cláusulas relativas a las diversas labores que las esclavas
realizaban al interior del espacio doméstico y, por otra parte, que dentro del mismo espacio
se desarrollaran relaciones de cotidianeidad, constituidos como nichos de estima y afecto
entre ambos sujetos.
movilidad social: los espejos de la apariencia”, En Historia de la Vida Privada, eds. Rafael Sagredo y
Cristian Gazmuri ( Santiago: Aguilar Chilena, 2005), 70-93 5 El concepto “Detentadores de poder” se define como grupos minoritarios que ejercían cargos públicos,
manejaban el comercio interregional e intercontinental, eran dueños de la tierra u hombres urbanos y
poseedores de la cultura de la letra; todos ellos relacionados por intereses comunes, parentesco o
relaciones clientelares. Alejandra Araya “Sirvientes contra amos: las heridas en lo intimo propio” En
Historia de la Vida Privada, eds. Rafael Sagredo y Cristian Gazmuri (Santiago: Aguilar Chilena, 2005),
161. 6 Ambos son conceptos creados por la autora.
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El escenario de la Libertad: Valparaíso a fines de siglo
Benjamín Vicuña Mackenna describe el Valparaíso del periodo colonial como una
aldea de frailes y cañones, es decir, más que como un foco comercial- como sucederá
durante el siglo XIX-, como un núcleo inactivo, monótono y con bajos niveles de
población, predominando esencialmente el individuo vinculado a la Iglesia y el individuo
relacionado con la defensa del territorio:
“aldea sucia, pajiza, desigual, esparcida a lo largo del declive, y un grupo de tétricas bodegas, separadas entre si por estrechos pasadizos, en el plano de la playa: he aquí el panorama del antiguo Valparaíso contemplado sin los prismas de la óptica. No había calles, ni veredas, ni empedrados. Menos había policía, aseo en los causes, faroles en las lóbregas noches, nada, en fin de lo que hoy constituye una villa de mediano porte”7.
Aquel pensamiento, es reflejo de una concepción que trasciende la esfera de análisis
de la región aludida- Valparaíso-, la cual tiene que ver con una consideración oscurantista
del periodo de dominación española, entendiéndolo como una larga siesta colonial.
Perspectiva desde la cual aparece la República, como la coyuntura que viene a provocar
cambios de real alcance, es decir, a sacar a esta sociedad de la siesta y del poco dinamismo.
No es posible descartar algunos planteamientos de la perspectiva de análisis antes
mencionada, especialmente, ciertos factores que explican el dinamismo que otorgaron los
inicios del país como República independiente. Como por ejemplo, la estabilidad política,
las acertadas políticas arancelarias, el decreto de libertad de comercio de 1811, la ley de
comercio de 1813 o la formación de una elite comercial porteña constituida principalmente
por extranjeros8. Sin embargo, es necesario matizar la importancia de dicha coyuntura y
retrotraer la categoría de ciudad al desarrollo de Valparaíso durante la segunda mitad del
siglo XVIII. Uno de los criterios de análisis casi ausente en las investigaciones que abordan
el desarrollo urbano de la sociedad de Valparaíso durante dicha época, lo constituye el
problema de la esclavitud doméstica de negros, mulatos y zambos. Temática que abordada
en sus diferentes aspectos y dimensiones, contribuye a la constatación de un núcleo urbano
en creciente asentamiento, estabilidad, urbanidad y complejidad.
7 Benjamin Vicuña Mackenna, Historia de Valparaíso (Santiago: Dirección General de Prisiones, 1936)
534. 8 Santiago Lorenzo, “La transformación de Valparaíso de „una aldea de frailes y cañones‟ en el centro del
comercio del Pacífico”, En Actas del II Simposio de Historia Marítima y Naval Iberoamericana., ed.
Santiago Lorenzo (Valparaíso: Universidad Marítima de Chile, 1999). 32-46
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a. Comercio y redes familiares
La movilidad de esclavos, es decir, el traslado espacial de éstos, se desarrolló
durante la segunda mitad del siglo XVIII a partir de dos situaciones específicas: por un
lado, a través del comercio de éstos, es decir, en base a una negociación en la cual existía un
comprador y un vendedor determinado, y por otro lado, a través de donaciones entre redes
familiares.
El comercio de esclavos, se desarrolló en la Capitanía General de Chile tanto en una
dimensión interna como en una dimensión externa9, lo cual significa que la compra-venta
se efectuaba tanto dentro del territorio, como entre éste y otras zonas económicas
importantes del imperio español en América. En el primer caso, Valparaíso se conectaba
comercialmente a partir del tráfico de esclavos con zonas como Coquimbo10, La Serena11, y
fundamentalmente con la capital santiaguina12, acercamiento económico que explica la
construcción del camino entre ambas sociedades durante este periodo, y consolidado con el
correr de los años a través del ferrocarril, inaugurado en 186313.
Aquel rol que asume Valparaíso como núcleo vinculante entre distintas zonas del
reino, tiene su proyección en la conexión comercial que efectuó entre éste y otras zonas del
Imperio: aledañas, como Mendoza o Buenos Aires14, o más lejanas, como la ciudad de los
Reyes, es decir, Perú (Lima esencialmente a través del Puerto del Callao), e incluso
México15. En el caso específico de Lima, el comercio de esclavos da cuenta de que los
intercambios entre Chile y el Perú no sólo tuvieron en el periodo dieciochesco como base
la producción cerealera (trigo), sino que también el tráfico de personas, en este caso, de
castas africanas. Todas aquellas son dimensiones de un mismo problema, esto es, la calidad
de “asiento comercial de esclavos” que le atribuye Macarena Ponce de León a Valparaíso16,
9 En la presente tesis, dichos conceptos se utilizan como sinónimo de lo nacional y lo internacional. Estos
últimos, no son usados con el objetivo de cuidar la precisión conceptual aplicada al periodo, en la medida
en que políticamente aún no se configuraban los límites del Estado-Nación. 10
“Mi apreciado compadre, como contestación a la de usted debo decirle que la mulatilla Rita me costó
en Coquimbo 335 pesos (…)” Archivo notarial de Valparaíso (en adelante, ANV) Vol.27, 122. Carta de
Pedro Nolasco Valdés a José Donoso y Alcaya, 1789. 11
ANV, Vol. 13 [n º de foja en mal estado], Venta de Gabriel.…… a Catalina Bulley, una negra esclava
comprada anteriormente en la Serena por 360 pesos, 1757. 12
ANV, Vol. 22, [nº de foja en mal estado], Teniente Coronel Díaz, le vende a Pedro Laredo Salinas un
negro comprado en Santiago unos años antes, 1743. 13
En este caso, se entiende la relación entre ambas ciudades en una dimensión de complementariedad.
Vs. Armando de Ramón, Santiago de Chile 1541-1991: historia de una sociedad urbana, ( Santiago:
Sudamericana, 2000) 14
ANV, Vol. 21, 220. Testamento de Thadeo Cárcamo, 1792. Declara tener dos esclavas, una negra
comprada en Mendoza y una zamba comprada en Córdoba. 15
ANV, Vol. 19, 173. Testamento de María Nicolasa Fajardo, 1785. En éste, la testadora remite a su
negro Manuel a Perú, para que desde allí sea enviado a su hijo en México, y vendido en aquel lugar por
este mismo. 16
Ponce de León, Vida de los, 19.
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siendo así que se constituye como un foco importante de tráfico comercial donde se
realiza transacción económica internacional y nacional, lo cual se evidencia en la
abundancia en la documentación de la época de papeles de venta.
Existió por otro lado, la movilidad de esclavos basada en la constatación de redes
familiares que se los traspasan, tanto para trabajo, como para eventuales ventas. Este es el
caso de Josefa Vásquez, quien remite a algunos de sus esclavos a su hermana en Puno17, o
de María Nicolasa Fajardo, quien remite a un esclavo a México, donde se encuentra su
hijo18.
Es la complementariedad de dichas dimensiones, a saber, el aspecto comercial y la
existencia de redes familiares poseedoras de esclavos, lo que permite comprender la
expresión material de la movilidad de aquellos, por ejemplo, en la cantidad de buques que
entraban y salían constantemente en y por el puerto, y la dinámica producida por sus
arreglos técnicos o proceso de cargar productos o personas. Considerando esto, la imagen
de George Vancouver no parece desacertada: “Las lanchas que van i vienen de tierra a los
navios i de los buques a tierra forman una escena llena de vida, de hombres y animales en
movimiento y presentan esta actividad comercial, que las artes y la civilización sólo pueden
establecer entre las naciones separadas por gran distancia”19.
b. La sociedad que poseía esclavos
Matizar la tesis del poco dinamismo de la sociedad del Valparaíso dieciochesco en
función del problema de la esclavitud, enmarca, además, un segundo elemento, que es
consecuencia del comercio activo señalado anteriormente. Esto es, el tener la capacidad
de gozar de la posesión plena de un esclavo, lo cual significa plantearse como tópico de
análisis, el poder adquisitivo de los que poseían esclavos (a partir de la consideración de
otros bienes, como casas o centros comerciales), todo lo cual permite configurar un perfil
de la sociedad avecindada en el Valparaíso de la época.
Josefa Vásquez, natural y vecina residente de Valparaíso, era hija legítima de Don
José Vásquez y de Doña Juana de Ojeda, ambos naturales de la ciudad de Santiago y
difuntos en aquel momento; y viuda de Juan Clemente Morales (con quien no había tenido
hijos). La cual, al encontrarse gravemente enferma (enfermedad que no se especifica, como
17
ANV, Vol. 23, 99, Testamento de Josefa Vásquez, 1798. 18
ANV, Vol. 19, 173. Testamento de María Nicolasa Fajardo, 1785. 19
George Vancouver, Viaje a Valparaíso i Santiago, tomado de los viajes alrededor del mundo de Jorge
Vancouver, ordenados por el Rey de Inglaterra en 1790,1791, 1792, 1793, 1794 i 1795 ( Santiago: Mejia,
1902) 19
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en la generalidad de las fuentes revisadas) decide escribir su testamento. Para dejar
constancia de cuáles son sus deseos en materia de diversos temas, como el qué hacer con
su cuerpo una vez fallecida o sobre quiénes debían asistir al funeral, y por su puesto, dejar
constancia del destino de sus bienes, dentro de los cuales nos interesa abordar como se
puede suponer, los esclavos.
En primer lugar, señala el traslado de tres esclavos, dos varones y una “hembra”
hacia Puno, donde vive su hermana Ana Josefa Vásquez, “para que ella y sus hijos usen de
dichos esclavos como suyos propios, vendiéndolos si necesario fuese para socorro de sus
necesidades (…)”, lo cual da cuenta de dos situaciones. Por un lado, la red comercial que
existía en el período entre el actual sur del Perú y el puerto de Valparaíso. Por otro lado, la
dimensión material de la relación amo- esclavo, es decir, en tanto el esclavo, ya fuera con su
venta o con su trabajo fuera del ámbito doméstico, podía contribuir a superar problemas
económicos a la familia del amo.
En segundo lugar, Josefa señala el destino de otros dos esclavos, los cuales debían
ser entregados a su otra hermana, llamada Catalina: Mercedes, mulata de seis a siete años de
edad, y el negrito Cayetano.
En tercer lugar, la testadora deja en libertad a su esclava mulata nombrada Mariana,
señalando que “es mi voluntad dejarla libre de toda esclavitud para que goce de ella como
mejor le convenga como lo hacen las personas libres”, dejándole además, en gratitud de sus
buenos servicios, “un pedazo de sitio del que tengo en este Almendral”20. Dicha situación,
evidencia que no sólo poseía esclavos, los cuales la hacían acreedora de un status social de
prestigio, sino que también, propiedades. Manifestación de este ostentoso patrimonio, es
también la “finca plantada” que señala sea su voluntad dejársela a su sobrina Doña María
del Carmen.
Aquellas propiedades además del poder adquisitivo, dan cuenta de la existencia de
un elemento de asentamiento, es decir, de habitar y por ende, constituir efectivamente con
población estable, Valparaíso. Es esta sociedad asentada la que recibe a George Vancouver,
la que según señala lo recibe con grata hospitalidad21.
Por consiguiente, y aún cuando la misma Josefa señala que sus bienes se
encontraban “menoscabados”, desde nuestra perspectiva de análisis y considerando el alto
precio y el prestigio social que los esclavos significaban, el que haya tenido no uno, sino
seis, y de distintas edades, da cuenta de que tenía un poder adquisitivo considerablemente
20
ANV, Vol. 23, 99. Testamento de Josefa Vásquez, 1798. 21
“Todos nos invitaron a ir a visitarlos a sus casas en el seno de sus familias; ofrecimiento que
aceptamos, dándoles las gracias por su cordialidad”, Vancouver, Viaje a Valparaiso, 23
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alto. Ejemplo a través de lo cual, es posible matizar la hipótesis del poco dinamismo de la
sociedad colonial de Valparaíso de la segunda mitad del siglo XVIII. He aquí donde
subyace la pregunta por quiénes poseían esclavos.
En cuanto a la pregunta por quiénes o que características tenían los individuos que
poseían esclavos, nos encontramos con los siguientes casos. En primer lugar, con
individuos vinculados a la administración o a la defensa del puerto, como es el caso, por
ejemplo, de Antonio Díaz Pérez, alcalde de primer voto del puerto de Valparaíso, quien
realiza dos transacciones de compra-venta de esclavos, donde éste se sitúa como
vendedor22, o el caso de Diego Godoy, teniente coronel de artillería, quien le compra a Juan
Manuel de Soto un mulato llamado Felipe en 100 pesos23.
En segundo lugar, constatamos como un rasgo recurrente la posesión de esclavos
en individuos que tenían alguna especie de conexión con Santiago o con otras localidades-
ya sea dentro del mismo territorio (en San Martín de la Concha) como fuera (Lima por
ejemplo)-, a partir de diversos tipos de vínculos, es decir, por familiares o por bienes
materiales, como casas, haciendas u otros terrenos. Este es el caso de Francisco Borja de
Araoz, quien declara avecindarse en Valparaíso pero a su vez, estar casado con Damiana de
la Carrera, quien vive en Santiago, siendo allá donde posee esclavos24. El caso de Agustín
de Castro y Pío también es ilustrativo, quien por testamento de 1785 expresa poseer una
“hacendilla” en San Martín de la Concha, siendo éste a su vez, hijo del maestre de campo,
Juan de Castro y Pío, por lo cual convergen en él los dos criterios señalados, a saber, el
vinculado a la administración o a la defensa del territorio, y por otro lado, el que alude a la
relación con otros lugares además del puerto de Valparaíso25.
En tercer lugar, evidenciamos la recurrencia en la posesión de esclavos en
individuos que poseían pulperías o estaban relacionados con la actividad comercial, como
lo es el caso de Juan José Ahumada, catalogado en transacción de compra venta del año
1798, como “vecino y del comercio de este puerto”26, o el caso de Thadeo Cárcamo, quien
en testamento de 1792 señala poseer además de esclavos, otros bienes, como casas en
Valparaíso, en Santiago, dos caballos y una pulpería27.
22
ANV, Vol. 23, 85. Papel de Venta, Antonio Díaz Pérez a Fausto Astolasa, 1789; ANV, Vol. 23, 105.
Papel de Venta, Antonio Díaz Pérez a Anselmo Oyaque, 1789. 23
ANV, Vol. 23, 270. Papel de Venta, José Manuel de Soto a Diego Godoy, 1789. 24
ANV, Vol. 21, 207. Carta de Libertad de Francisco Borja de Araoz a su esclava Micaela, de 60 años,
1792. 25
ANV, Vol. 20, 131. Testamento de Agustín de Castro y Pío, 1785. 26
ANV, Vol. 23, 220. Venta de esclavo de Nicolás Villalobos, vecino del partido de Aconcagua, a Juan
José Ahumada, 1789. 27
ANV, Vol. 21, 220. Testamento de Thadeo Cárcamo, 1792.
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c. Los esclavos
Hasta el momento hemos analizado el dinamismo urbano de la sociedad de
Valparaíso de 1750 hasta 1825, en función de la élite, esencialmente abordándola desde su
vinculación con la esclavitud doméstica. Aquella élite, situada a la cabeza de la estructura
social del Valparaíso del periodo, posee su contraparte en la masa heterogénea de sujetos
que comprendían los estratos bajos de la misma estructura. En el caso de Valparaíso, por
ser un territorio situado cercano a la costa y, por ende, en pleno contacto con el comercio
colonial, los esclavos negros, mulatos, zambos y otras mezclas, fueron un componente
fundamental en el grupo de baja condición social antes mencionado.
Los esclavos que habitaron Valparaíso entre 1750 y 1825, lo hicieron esencialmente
desde el ámbito de la casa de sus amos. En aquellas, las ocupaciones en las cuales se
desempeñaron fueron variadas. Se conocen fundamentalmente los diversos trabajos
realizados por las mujeres, como grupo mayoritario en cuanto a número. Las esclavas
realizaron labores como lavar la ropa; criar, cuidar y amamantar a los hijos de los amos;
cocinar; reproducirse; limpiar. En definitiva, servir. Sin embargo, al parecer también los
hombres realizaron labores de servicio, como lo demuestra el caso de Antonio, a quien su
amo José Medina le otorga la libertad por haberlo acompañado durante siete años28.
La casa patronal no fue el único espacio en el cual aquellos esclavos se
desenvolvieron. Algunos de ellos colmaron las calles que comenzaban a mejorarse en
calidad durante este periodo, y los pequeños espacios agrícolas que se situaban cercanos a
las casas de los amos. En el tránsito de unos a otros espacios (la casa, la calle y las
granjerías) los esclavos conversaban, se relacionaban entre sí e incluso, podían
experimentar cierta libertad. Ejemplo de ello es el caso de la esclava Ignacia, quien realizaba
labores domésticas al interior de la casa de sus amos, José de Parracia y María González, al
mismo tiempo que se desempeñaba en labores de granjería29. Este caso evidencia que los
esclavos de Valparaíso entre 1750 y 1825, tenían la posibilidad de desarrollar y mantener un
patrimonio propio, que por disminuido que este haya sido- en tanto una parte de éste
estaba destinado al amo-, es reconocido por el amo como un “trabajo personal” del
esclavo.
En cuanto al rango de edad de tales esclavos, las fuentes arrojan situaciones
diversas. Esto quiere decir que habitaron Valparaíso esclavos de diversas edades. En primer
lugar recién nacidos, los cuales por lo general eran frutos de la labor reproductora, con la
28
ANV, Vol. 25, 341. Carta de Libertad de José Medina a su esclavo Antonio, 1808. 29
ANV, Vol. 24, 198. Carta de Libertad de José de Parracia y María González a su esclava Ignacia, 1799.
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cual los esclavos debían cumplir para ser considerados como trabajadores eficientes. Este
es el caso de Pedro José, patrimonio personal de Rosalía Morales, hijo de su esclava
Rosaria30. En segundo lugar, niños, por ejemplo de 5 o 6 años, como Pedro, esclavo de
Francisco Muñoz31. No constamos con fuentes que indiquen la forma en que estos niños
servían a sus correspondientes amos. En tercer lugar, se encuentran esclavos de edad
media, de 20 años por ejemplo, como Juan de Dios, esclavo liberado por Pedro José Juste
en 180932.
Consideramos como un grupo especial los esclavos de edad adulta- de más de 50
años- debido a la dualidad con la cual se puede interpretar la relación entre éstos y sus
amos, y el importante lapsus de tiempo a través del cual tales esclavos habían estado en
contacto con sus amos, las esposas y los hijos de éstos. Por una parte, aquel tiempo
significó en algunos casos, que los esclavos fueran estimados como individuos centrales en
la vida cotidiana de las familias de la élite de Valparaíso. Este es el caso de María, esclava
considerada por la familia a la cual pertenecía como una verdadera madre para los
pequeños y como una consejera fiel de los adultos33. Por otra parte, aquel tiempo podía
significar un real martirio para los esclavos, en razón de que la misma cercanía establecida
con los amos, podía constituirse como una causa para que aquellos nunca les otorgaran la
manumisión.
Un último aspecto importante en relación a los esclavos que formaron parte de la
estructura social de Valparaíso entre 1750 y 1825, es la Casta que se les atribuye en las
fuentes trabajadas. En general esta categoría de análisis es relativa, ya que no existía ningún
mecanismo a todas luces objetivo para calificar a algún individuo como negro, mulato o
zambo. Quizá el color de piel, quizá la hispanización de cada uno de ellos. Talvez
solamente aquellas eran un reflejo de los prejuicios con los cuales se representaba la élite a
los sujetos de baja condición social.
En las fuentes trabajadas para el periodo y espacio señalado, predominan los
esclavos mulatos. Teniendo presente las relatividades antes mencionadas, no podemos
afirmar que la presencia africana en Valparaíso entre 1750 y 1825 se haya desarrollado
efectivamente desde una perspectiva indirecta, es decir, con sujetos frutos de la conquista
30
ANV, Vol. 22, 44. Carta de Libertad de Rosalía Morales a su esclavo Pedro José, 1797. 31
ANV, Vol. 22, 82. Carta de Libertad de Francisco Muñoz a su esclavo Pedro, 1797. 32
ANV, Vol. 25, 491. Carta de Libertad de Pedro José Juste a su esclavo Juan de Dios, 1809. 33
ANV, Vol. 21, 176. Testamento de José Ignacio Novoa, natural de la Villa de Cajamarca, avecindado
en Valparaíso, 1791.
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erótica de las Indias34 y no con individuos recién llegados de África. Sin embargo, si
podemos afirmar que la élite del espacio y tiempo estudiado así lo consideró.
Libertad Otorgada: características principales
La serie de cuadros que se presenta a continuación, está basada en la catalogación
de 34 libertades otorgadas, calculadas por cada uno de los esclavos liberados a través de
cartas de manumisión y testamentos. El total de amos que la conceden asciende al total de
30. 4 amos liberan a dos esclavos dentro del mismo documento. Los matrimonios son
tomados como un amo.
a. Una práctica femenina.
Desde la perspectiva del género, la libertad en Valparaíso fue una práctica
eminentemente femenina, tanto desde el punto de vista patronal como desde el punto de
vista del esclavo. Como muestra el cuadro Nº 1, del total de libertades otorgadas el 50%
corresponden a prácticas ejercidas por amas- mujeres viudas, casadas o solteras.
Desde la perspectiva del amo, esta situación puede explicarse por una parte, a partir
de las características demográficas de la población urbana chilena durante el siglo XVIII: el
desequilibrio de los sexos a favor del género femenino, consecuencia de las corrientes
migratorias internas de los hombres y en contrapartida, por el rol de la mujer al interior del
espacio doméstico35. Por otra parte, puede explicarse por la cantidad de mujeres solteras
presentes al interior del espacio y tiempo estudiado- que alcanzaba el 26 %- y por la
cantidad de mujeres viudas, que por lo general, a diferencia de los hombres no se volvían a
casar36. En ambas circunstancias, a menudo eran las responsables de sus hogares, y a veces
también, propietarias de un patrimonio no desdeñable, ya fuera como herencia de los
maridos o de los padres, dependiendo de cada caso particular. Todos estos factores
34
Concepto utilizado por Ricardo Herren para explicar la Conquista española en América, a través de las
relaciones sexuales concebidas entre españoles, indígenas y negros. Ricardo Herren, La conquista erótica
de las Indias, (Buenos Aires: Planeta, 1991) 35
Según René Salinas Meza, mientras que en Valparaíso las mujeres eran en 1779 1.156, los hombres
bordeaban los 995, proporción similar a la de 1813, donde las mujeres eran 3.071 y los hombres 2.246,
evidenciándose una tasa de 72 hombres por cada 100 mujeres. René Salinas, “Población, habitación e
intimidad en el Chile Tradicional” En Historia de la Vida Privada, eds. Rafael Sagredo y Cristian
Gazmuri (Santiago: Aguilar Chilena, 2005) 12. 36
Según Salinas, los factores que incidían en dicho fenómeno son: un tema cultural (se creía que la mujer
pertenecía al marido no sólo en vida sino que también después de muerto), un tema eclesiástico (la Iglesia
veía con malos ojos el recasamiento de la mujer), y la aceptación más espontánea de la independencia por
parte de la mujer, por parte de la sociedad colonial.
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causaron que en definitiva, fuera la mujer quien establecía en el seno de la esclavitud
doméstica relaciones cotidianas con sus esclavos.
Desde la perspectiva de quiénes son liberados en relación al género, la mayor parte
de los aforrados también son mujeres. Como lo demuestra el cuadro Nº 2, de un total de
34 libertades otorgadas, el 79.4 % se conceden a esclavas, mientras que sólo un 20.5 % a
esclavos. Esta situación se explica por el tipo de trabajo que predomina en el devenir de la
esclavitud negra en Chile en general: la servidumbre al interior de la casa patronal.
Ahora bien, ¿de qué manera influyó este hecho en el desarrollo de la libertad? En
los documentos de la época estudiada se dilucida como temática relevante la relación
madre-hijo/a, que se desarrolla al interior de la familia esclava, la cual va a incidir tanto en
las características de la libertad otorgada como en sus resultados. En cuanto al primer
aspecto (características), se observan los siguientes tipos de libertades: A) Que la
manumisión se conceda al hijo y no a la madre, fundamentalmente a través de una suma de
dinero que ésta entrega al amo. Este es el caso del bebé Pedro José, esclavo mulato liberado
por la suma de 100 pesos entregados por la madre a su ama, Rosalía Morales-vecina de
Valparaíso37. B) Que la manumisión se conceda a la madre y no al hijo. Este es el caso de
Isabel, mulata de 30 años liberada por su ama Juana Ortiz, la cual establece como condición
para otorgarle la manumisión “que el póstumo que dicha mulata Isabel tiene su vientre ha
de ser esclavo sujeto a servidumbre, como los demás hijos que ha tenido, e igual deberá
criarlo y alimentarlo a su costa y tenerlo a disposición de la otorgante para remitírselo
cuando mandase por él”38.
Ambos casos implican una separación entre la madre y su hijo, situación que
permite cuestionar la efectividad de aquella libertad otorgada a cualquiera de ellos, teniendo
presente la poca edad de los hijos y el desamparo al cual se verían expuestos en el segundo
caso ejemplificado, donde son estos mismos los libertos. Considerando la falta de redes
familiares con las cuales hubiera podido contar el esclavo dentro de la ciudad, ¿quién iba a
hacerse cargo del pequeño manumitido?, ¿dónde iba a vivir?, ¿quién iba a amamantarlo? Si
bien no poseemos fuentes específicas que avalen esta hipótesis, es posible argüir que estos
problemas pusieron en jaque la libertad efectiva de esclavos en Valparaíso, ya que en la
práctica es posible que las madres no quisieran alejarse de sus hijos y por ende, se hayan
37
ANV, Vol. 22, 44. Carta de Libertad de Rosalía Morales a su esclavo Pedro José, 1797.
38
ANV, Vol. 23, 259. Carta de Libertad de Juana Ortiz a su esclava Isabel, 1800.
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mantenido esclavizadas aún siendo manumitidas o hayan mantenido esclavizados a sus
hijos libertos.
b. Una práctica condicionada.
La libertad de esclavos en Valparaíso durante el período estudiado fue una práctica
condicionada (ver cuadro Nº 3).En más de la mitad de los casos (67.6 %), nos encontramos
con una libertad concedida pero restringida a partir de cláusulas vinculadas al testamento o
a la carta de manumisión, las cuales ordenaban determinadas situaciones que debían ser
cumplidas por el esclavo para que pudiera efectivamente ser libre. En este sentido, es
preciso destacar que estamos frente a la presencia de una “promesa de libertad” y por
consecuencia, frente a la posibilidad de que aquella una vez concedida podía ser revocada.
Este fue el caso de la libertad concedida por Francisco Muñoz a su esclavo Pedro,
mulatillo de edad de cinco años hijo de Isabel, esclava mulata también en posesión del
declarante, la cual se encuentra revocada en el testamento del mismísimo amo39. En
definitiva, el sujeto asumía una condición intermediaria entre la esclavitud y la libertad, que
el derecho romano denominada statuliber, sujeto que se diferenciada así, tanto del aforrado
(esclavo manumitido) y del individuo libre de nacimiento40.
En cuanto al porcentaje de libertades otorgadas sin condición-que alcanza el 32.3%-
no contamos con los documentos necesarios para afirmar que los esclavos fueron libres
efectivamente a partir de aquellas. Aún sin estar escritas, los amos pueden haber estipulado
algún tipo de condición para poner en jaque la posibilidad de manumitir a sus esclavos.
Al ser la libertad acaecida en Valparaíso un fenómeno que posee como
protagonistas a las mujeres, las condiciones impuestas por las amas a las esclavas se
relacionan con las labores que debían cumplir por una doble causa: su género y su
condición de esclavitud. El cuadro Nº 4 señala los tipos de condiciones evidenciadas en la
documentación revisada. En términos cuantitativos destaca en primer lugar la condición
referente al dinero, esto es, que se otorgó la libertad porque se pagó por ella una cantidad
de dinero. En Valparaíso, como da cuenta el cuadro mencionado corresponde al 52.1 % de
las libertades otorgadas por condición, y más de un tercio (36 %) del total general de
libertades otorgadas (ver gráfica Nº 1).
39
ANV, Vol. 22, 82. Carta de Libertad de Francisco Muñoz a su esclavo Pedro, 1797. 40
Loredana Giolitto, “Esclavitud y libertad en Cartagena de Indias. Reflexiones en torno a un caso de
manumisión a finales de periodo colonial”, En Fronteras de la Historia, nº 8 (2003): 44-45
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No sólo las madres pagaron la libertad de sus hijos, sino que también, algunos
esclavos adultos compraron la propia. Este es el caso de la esclava María del Rosario,
propiedad de María Candelaria Astorga, a quien le entrega 100 pesos a cambio de obtener
carta de manumisión41. Ahora bien, cabe preguntarse el mecanismo que utilizaron estos
esclavos para conseguir el dinero necesario para tal empresa, interrogante que se despeja al
considerar que aquellos tenían la opción de trabajar en otro tipo de actividades fuera de la
casa de sus amos, al interior de la ciudad. Así fue como Ignacia, esclava adulta propiedad de
Don José de Parracia, obtiene su libertad. Su trabajo en granjería “sin faltar a las
obligaciones y servicios de casa anexos a una sierva”42 fue su principal fuente de ahorro,
con la cual no sólo financió su manumisión, sino que también logró criar a sus hijos
esclavos, mantenerlos, vestirlos y alimentarlos. Inclusive, existieron casos como el del
esclavo Francisco- propiedad de María Nicolasa Fajardo- a quien se le otorgó libertad
provisoria por un año para que trabajara fuera de la casa patronal y de este modo, pudiera
ahorrar los 300 pesos que su ama exigía por su libertad definitiva43.
Un segundo grupo de libertadas otorgadas por condición, lo constituye aquellas en las
cuales se estableció otra cláusula diferente a la de dinero, las que corresponden como lo
demuestra la gráfica Nº 2, a un 48 % del total. Los tipos de condiciones son las siguientes:
En primer lugar, la muerte del amo (26.08 %), condición que dejaba la libertad del esclavo
en estado de incertidumbre, ya que podía que aquel muriera dos, diez o 20 años después.
De esta manera, el amo se aseguraba poseer los servicios del esclavo hasta el final de sus
días, lo que significaba a su vez que el esclavo podía morir durante aquel lapsus o bien,
estar en edad avanzada al obtener su libertad. Cabe preguntarse por ejemplo si Micaela
pudo hacer efectiva su libertad a la edad de 60 años o si prefirió esperar la muerte en casa
de los amos, situación que la llevaría finalmente a extender su esclavitud hasta su deceso
final44.
En segundo lugar, observamos que se exigió como condición que luego de la
muerte del amo el esclavo continuara en contacto con los familiares de éste (8.69 %), ya
fuera velando por los hijos o cuidando familiares enfermos. Este es el caso de las esclavas
María y Bárbara- propiedades de Josef Ignacio Novoa- a quienes se les adjudica como
condición para obtener su libertad, tanto la muerte del amo como la muerte del hijo
41
ANV, Vol. 27, 419. Carta de Libertad de María Candelaria Astorga a su esclava María del Rosario,
fecha borrosa. 42
ANV, Vol. 24, 198. Carta de Libertad de José de Parracia y María González a su esclava Ignacia, 1799. 43
ANV, Vol. 19, 173. Testamento de María Nicolasa Fajardo, 1785. 44
ANV, Vol. 21, 207. Carta de Libertad de Francisco Borja de Araoz a su esclava Micaela, 1792.
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enfermo de éste. “(…) con el cargo y condición de que a mi hijo demente nombrado
Francisco Gerardo lo asistan, cuiden y mantengan entre ambas hasta el fallecimiento del
susodicho”45.
En tercer lugar, se establece como condición que se mantenga la esclavitud de los
hijos de la esclava liberada (4.34 %), lo que significó en la práctica que ésta misma
continuara subordinada al amo, ya que debía mantener, alimentar y vestir al hijo hasta que
éste estuviera en edad para trabajar en las labores domésticas al interior del hogar. Este es el
caso de la ya mencionada esclava Isabel, a quien se le otorga libertad por carta pero se le
exige que críe y mantenga a su hijo hasta que su ex/ama- Juana Ortiz- lo reclame para sí.46
Por último, la documentación da cuenta de una condición referente a la ubicación
espacial de la esclava liberada, esto es, que se mantenga avecindada dentro del mismo
Valparaíso. Este es el caso de la esclava Catalina, a quien se le exige que alquile en dicha
ciudad, “para que de este modo no ande vaga”, situación que responde a la representación
que se tenía del esclavo, fuente de delincuencia, vagabundaje y prostitución en el caso de las
mujeres47.
Aquel sentido restringido del concepto de libertad por parte de la sociedad aludida-
proyectado en la tendencia a otorgar la manumisión a los esclavos con cláusulas
condicionantes-, es preciso matizarlo a partir de la constatación de un discurso de
autoafirmación libertaria, construido por la sociedad porteña y evidenciado en las fuentes.
Esto quiere decir que se advierte en ellas, una especie de necesidad por parte de los
individuos, de mostrarse frente a la sociedad como personas que privilegiaban o valoraban
más la libertad que la esclavitud.
Este es el caso de Ignacio Visar, quien en 1819 se ve envuelto en un conflicto con
su esclava-la mulatilla Rita-, al solicitar ésta su libertad a partir de un tercero, amigo de
Visar, José Donoso y Arcaya. Si bien no poseemos el documento de la Real Audiencia, por
lo tanto no podemos señalar si el conflicto llegó a instancias judiciales o no, contamos con
la carta de manumisión que finalmente se le otorgó y con una correspondencia enviada por
Visar a Donoso y Arcaya, donde señala que aquel estaba conforme con el dinero entregado
por su esclava. “(…)Como soy muy adicto a la libertad soy conforme en admitir los 200
45
ANV, Vol. 21, 176. Testamento de José Ignacio Novoa, 1791. 46
ANV, Vol. 23, 259. Carta de Libertad de Juana Ortiz a su esclava Isabel, 1800. 47
ANV, Vol. XX, 31. Testamento de Petronila de los Reyes, 1790.
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pesos que dice tiene para su libertad los mismos que mandará U poner a disposición de mi
cuñado Don Pedro Valdés”48.
Un segundo aspecto que permite matizar el carácter restringido de la
libertad otorgada, del cual da cuenta su carácter condicionante, es el reconocimiento que
tanto en las cartas como en los testamentos, realiza el amo del trabajo de su esclavo, lo que
se sitúa dentro del discurso libertario, como una razón para concederle la libertad. Es así
como la gráfica Nº 3, evidencia que en el 50 % del total de libertades otorgadas por la
sociedad porteña de la época, los amos señalan como motivo para dicha práctica, los
“buenos y leales servicios” recibidos por parte de sus esclavos. “Que un negro esclavo que
tenemos y hemos criado, por los buenos servicios que le debemos, es nuestra voluntad
quede libre”49.Si bien aquella frase, en la práctica podía comprender una variedad de
elementos, tanto reflejos de una representación cosificada del esclavo como de una
representación humana de éste, es posible argüir que la importancia que adquiere radica en
que es una expresión de un espacio construido en la mentalidad del amo, de una
consideración positiva del concepto de libertad.
Finalmente, el carácter condicionante de la libertad otorgada en Valparaíso a fines
de siglo fundamentalmente a esclavas -negras, mulatas y zambas- se matiza indagando en
elementos afectivos que se reflejan en algunas características de la práctica estudiada,
temática que será tratada a continuación.
c. Libertad como práctica afectiva
Además del tipo de condiciones circunscritas a la práctica libertaria, el que ésta haya
adquirido un carácter femenino posee una segunda implicancia, esto es, que se gestara la
posibilidad de que se desarrollaran espacios de cotidianeidad entre las mujeres- amas y
esclavas- los cuales constituyeron un nido desde el cual nacieron no sólo relaciones de
poder y dominación, sino que también relaciones afectivas; situación que puede explicar en
algunos casos la forma en que se otorgó aquella libertad.
Si bien se torna complejo hablar de afecto, en un contexto donde son las relaciones
jerárquicas y de subordinación las que predominan, se entenderá este concepto a partir de
las expresiones de estima, consideración y preocupación que demostraron amos hacia sus
esclavos negros y descendientes en el interior de la esclavitud doméstica en Valparaíso; ya
48
ANV, Vol. 27, 120. Carta de Ignacio Visar a Don José Donoso y Alcaya, 1819. 49
ANV, Vol. 28, 208. Testamento de José Antonio Pérez e Isabel Castro y Jagardo, 1822.
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sea utilizando un mensaje afectivo de forma explícita, o también acogiendo un discurso
implícito, en el que el sentimiento- como señala Teresa Pereira- “con ojos de historiador
curioso se puede intuir”50.
La primera expresión de estima y consideración está dada por un discurso explícito.
Por un lado, esto se manifiesta a través del lenguaje utilizado, como da cuenta el caso de
Concepción, quien señala que en “virtud del amor que le profesa a un esclavo mulatillo
esclavo nombrado José como de dos años y deseándole el mejor bienestar desde ahora y
para siempre otorga que lo manumite y libera de toda esclavitud”51.
Por otro lado, se evidencia un reconocimiento de la cercanía vivenciada entre amo y
esclavo. Así por ejemplo, tenemos el caso del ya mencionado Josef Ignacio Novoa, quien
se refiere a su esclava en los siguientes términos: “(…) no ha sido esclava sino solo en el
nombre, en atención a que ha sido madre en el auxilio y amparo de toda la familia”52. En
este ejemplo, son tres los elementos que están operando y que evidencian un discurso
afectivo. En primer lugar, el uso de la palabra amor. En segundo lugar, el utilizar el
apelativo de “madre”, y por consiguiente, el otorgarle un estatus aparentemente impensable
a un esclavo durante la época, es decir, de protección y liderazgo. De aquella manera, se
concibe simbólicamente a dicha esclava, como madre de todos los que constituían la
familia, quedando bajo su alero incluso el amo, jefe de ésta por excelencia. En tercer lugar,
y como consecuencia del punto anterior, la cercanía expresada con los hijos de los amos, es
decir, depositándole plena confianza.
La confianza que en el ejemplo anterior deposita Don Josef a su esclava María,
evidencia el segundo aspecto, que más bien implícitamente, configuró una representación
del esclavo a partir de un discurso afectivo. Esto es, el adjudicarles a los sirvientes negros
labores de confianza. Este es el caso de la misma esclava, a quien se le pide que cuide y
mantenga una vez muertos los testadores, a su “hijo demente”. Otro caso que ejemplifica la
misma situación, lo entrega la confianza depositaba por María Francisca Ojeda a sus
esclavas José María y Josefa, expresada en el hecho de que ésta les encarga a su marido, a
quien debían acompañar y servir con amor hasta su muerte53.
50
Teresa Pereira, Afectos e Intimidades ( Santiago: Universidad Católica de Chile, 2007) 20 51
ANV, Vol. 27, 61. Carta de Libertad de Concepción Rodríguez a su esclavo José, 1818. 52
ANV, Vol. 21, 176. Testamento de José Ignacio Novoa, natural de la Villa de Cajamarca, avecindado
en Valparaíso, 1791. 53
ANV, Vol. 28, 307. Testamento de María Francisca Ojeda, 1822.
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En segundo lugar, el uso de un discurso afectivo, lo encontramos de manera
implícita, en una práctica que los amos desarrollaron al momento de su muerte, esto es,
regalar parte de sus bienes a sus esclavos, fundamentalmente vestimenta y sitios o cuartos
dentro de Valparaíso54.
El caso recién citado de María Ojeda, también es representativo de esta situación,
ya que si bien ésta, al momento de condicionar la libertad de sus esclavas, les indica que
deben cuidar a su marido hasta su fallecimiento, les dona su ropa: “como también después
de mi fallecimiento se partan de mi ropa, lo que declaro para que conste”. En aquella
práctica, donde es el sujeto dominador quien regala una parte de sus bienes al sujeto
subordinado, el discurso afectivo está dado por dos aspectos. Por un lado, por el
reconocimiento simbólico que hace el amo de la humanización del esclavo, en tanto sujeto
que se viste, es decir, cubre y se apropia así de su cuerpo. Por otro lado, por el
reconocimiento simbólico por parte de la ama de una especie de igualdad con su esclava, en
la medida que es con su ropa que la viste, igualdad en tanto mujeres, y en concordancia con
el aspecto anterior, en tanto personas. Imaginemos por un momento a aquella esclava
vestida con las ropas de la ama, cuidando y acompañando al amo hasta los últimos días de
vida, ¿seguiría ésta siendo representada por los demás amos, es decir, hijos o parientes, o
por la misma sociedad en general, bajo las lógicas de la jerarquía y la subordinación a la cual
estaba ceñida?
La práctica de regalar sitios, requiere de una mayor reflexión, en tanto, aquella
puede ser interpretada, no sólo a partir del uso de un discurso afectivo, sino que a partir de
un discurso de dominación.
Mariana Barrenechea, por Testamento fechado en 26 de octubre de 1799, al
momento de liberar a su esclava “como de 50 años de edad” de nombre Tránsito, en razón
de “los muchos y buenos servicios y asistencia” que le había prestado a ésta y a sus hijas, le
dona un cuarto situado en Valparaíso: “y por la misma razón le dejo a la dicha Trancito
por solo los días de su vida el quarto en que actualmente esta la pulpería”55. Aquel suceso,
puede ser entendido desde un primer punto de vista, como un reflejo del uso por parte del
amo de un discurso de dominación, lo que se fundamenta esencialmente en que las
54
Una interpretación diferente de esta práctica la plantea Feliu Cruz, quien la considera no a partir del
afecto sino que a partir de la “piedad religiosa”. Guillermo Feliu Cruz, La abolición de la esclavitud en
Chile (Santiago: Universitaria, 1973)
55
ANV, Vol. 28, 189. Testamento de María Barrenechea, 1799.
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donaciones se efectuaron en el contexto de la liberación que el amo otorgaba al esclavo
por carta de libertad o testamento. Concebido desde esta perspectiva, la donación se
interpretaría como una forma para garantizar que el esclavo, si bien como libre, continuara
viviendo cerca del amo y por consiguiente, que le siguiera prestando servicios domésticos.
Por otro lado, dicha situación estaría demostrando nuevamente, el intento por controlar el
movimiento de los esclavos, y así, resguardándose los amos de eventuales peligros de los
cuales los esclavos podían ser los protagonistas, y los amos sus víctimas.
Entonces, ¿cómo evidenciar en la donación de sitio el uso de un discurso afectivo?
En primer lugar, el aspecto de protección, esto es, la preocupación del amo de no dejar
abandonado a su esclavo recién liberto, con quien había compartido un lapsus importante
de cercanía cotidiana. En este sentido, es que puede concebirse la continuación del vinculo
amo/esclavo post libertad, no sólo como un interés práctico del amo y del esclavo, si no
que a partir de un interés afectivo de ambos. Este puede haber sido el caso de la relación
entre el Cura Vicario José Donoso y Arcaya, el amo, y Manuela y María, sus esclavas, a
quienes al momento de liberarlas les dona un lugar para vivir dentro de Valparaíso. “(…) y
por los buenos servicios que les debo les lego y dono para su vivir y bienestar un cuarto de
mi particular dominio”56.
Desde otra perspectiva, el discurso afectivo en la donación de sitio, puede ser
entendido a partir de un reconocimiento implícito de la posibilidad de socializar al esclavo,
es decir, que pudiera sobre aquel sitio, constituir una familia en calidad de liberto,
construyendo lazos afectivos sólidos y estables.
Por último, el real aprecio por el esclavo en la donación de un sitio, puede ser
entendido como un mecanismo para garantizar que el liberto o aforrado no anduviera
vagando por las calles y por consecuencia pudiera mantenerse como tal, ya que aquella
excusa era utilizada por las autoridades para volver a esclavizarlos o venderlos como tales a
familias acomodadas. A este respecto, Rosa Soto señala que muchas mujeres que andaban
en las calles “fueron vendidas como esclavas siendo hijas de padres libres”57.
Conclusiones
A partir de la presente investigación se ha establecido el siguiente perfil de la
libertad otorgada por amos a esclavos en la sociedad de Valparaíso entre 1750 y 1825:
56
ANV, Vol. 28, 195. Testamento de José Donoso y Arcaya, 1822. 57
SOTO, Rosa, Negras esclavas…op.cit, pág 21.
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a) Se desarrolló como una práctica protagoniza por las mujeres, b) se restringió a
través de condiciones vinculadas a los múltiples roles que debía cumplir la esclava al
interior del espacio doméstico y en determinadas ocasiones fuera de éste, y por último; c)
sirvió como contexto para el desarrollo de prácticas afectivas entre aquellas y sus
respectivas amas.
A modo de conclusión, la pregunta que surge a continuación de aquellas
características toma un carácter explicativo: ¿cómo se puede comprender que la libertad
otorgada en este caso, se haya desarrollado como una práctica condicionada y al mismo
tiempo haya evidenciado rasgos de tipo afectivo entre sus protagonistas? Aparente
contradicción, que se dilucida en una primera instancia al centrar nuestra mirada en el
sujeto que la concede, es decir, la ama. En este sentido lo que encontramos es la existencia
de un sujeto tensionado por dos tipos de mentalidades. Por una parte, una mentalidad que
pretendió mantener el orden colonial, lo cual se manifestó en que la ama restringió la
libertad otorgada a partir de determinadas cláusulas. Por otra parte, una mentalidad que se
sustentó en las relaciones cotidianas establecidas entre las mujeres al interior de la
esclavitud doméstica, la cual se proyectó en que al momento de conceder libertad, la ama
reconoció los buenos servicios realizados por su esclava, regalándole ropa, sitios o
expresándole palabras de estima y afecto. La vinculación entre estas situaciones y el
pensamiento liberal que se desenvuelve en una etapa previa a la formación del Estado
moderno en América, aún está por estudiarse.
Sin embargo, esta aparente incoherencia no sólo se explica desde la perspectiva de
la ama, sino que también, se comprende por la importancia de la figura de la esclava en el
contexto de la ya mencionada esclavitud doméstica. En aquella, dicha esclava debía cumplir
una multiplicidad de roles y labores: cuidado de hijos o familiares enfermos, atención del
jefe o jefa de hogar, fuente de producción de esclavos, aportar con dinero ahorrado a través
de un trabajo fuera de casa (en algunos casos), hacerse cargo de la cocina y de la limpieza,
lavar y planchar ropa, oficiar de recadera y en definitiva, someterse en cuerpo y alma ante
cualquier requerimiento de la ama. Como consecuencia de ello, son dos las opciones que
pudieron darse: por un lado, que por su importancia se le intentara retener dentro de la casa
patronal, lo que se manifestó en que la libertad que se le otorgó se le restringió y, por otro
lado, que se le premiara con una libertad sin condiciones agradeciendo sus buenos
servicios.
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En suma, tanto el carácter femenino como las condiciones y las expresiones de
afecto, se constituyen como diferentes elementos que permiten hablar de una compleja
libertad otorgada por amos a esclavos negros y descendientes en Valparaíso a fines de siglo
XVIII y principios de siglo XIX. Diversas relaciones, tensiones y conflictos que van
configurando el proceso de desintegración de la esclavitud doméstica desde su núcleo, con
anterioridad al proceso dirigido por el Estado chileno en la segunda década.
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Anexos58
Fuente: Elaborado a partir de 21 Cartas de Libertad y 16 Testamentos. Archivo Notarial de Valparaíso, desde el Volumen 11 al 28.
* El total en este cuadro, está calculado por amo. Los matrimonios han sido tomados como un amo.
Fuente: Elaborado a partir de 21 Cartas de Libertad y 16 Testamentos. Archivo Notarial de Valparaíso, desde el Volumen 11 al 28.
*El total está calculado por esclavo liberado.
58
Los cuadros y las gráficas son creación del autor.
CUADRO Nº 2
Sexo de esclavos y cantidad de libertades otorgadas _______________________________________
Sexo Nº %
_______________________________________
Mujeres 27 79. 4
Hombres 7 20.5
Total 34 100
_______________________________________
CUADRO Nº 1
Tipos de amos y cantidad de libertades otorgadas
_____________________________________________ Amos Nº %
______________________________________________
Mujeres 15 50
Hombres 12 40
Matrimonios 2 6.6
Herederos 1 3.3
Total 30 100 ____________________________________________
Alejandra Fuentes González R.E.A.H. Vol.1, N°1, 2012
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Fuente: Elaborado a partir de 21 Cartas de Libertad y 16 Testamentos. Archivo
Notarial de Valparaíso, desde el Volumen 11 al 28. * El total esta calculado por esclavo liberado.
Fuente: Elaborado a partir de 21 Cartas de Libertad y 16 Testamentos. Archivo Notarial de
Valparaíso, desde el Volumen 11 al 28. *El total está calculado por esclavo liberado a partir de algún tipo de condición
CUADRO Nº 3
Tipo y cantidad de libertades otorgadas
_______________________________________________
Tipo Nº %
_______________________________________________
Libertad con condición 23 67.6
Libertad sin condición 11 32.3
Total 34 100
_______________________________________________
CUADRO Nº 4
Tipo de condición y cantidad de libertades otorgadas
_______________________________________________
Tipo Nº %
_______________________________________________
Dinero 12 52.1
Muerte amo 6 26.08
Cuidar hijo de amo 2 8.69
Esclavitud de hijo 1 4.34
Vivir en Valparaíso 1 4.34
No se estipula 1 4.34
Total 23 100
_______________________________________________
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GRÁFICA Nº 1
Libertades Otorgadas
36%
32%
32%libertades
compradas
libertades con otras
condiciones
libertades sin
condición
Fuente: Elaborado a partir de 21 Cartas de Libertad y 16 Testamentos. Archivo
Notarial de Valparaíso, desde el Volumen 11 al 28.
GRÁFICA Nº 2
Libertadas Otorgadas con condición
52%48% dinero
otra condición
Fuente: Elaborado a partir de 21 Cartas de Libertad y 16 Testamentos. Archivo
Notarial de Valparaíso, desde el Volumen 11 al 28.
Alejandra Fuentes González R.E.A.H. Vol.1, N°1, 2012
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GRÁFICO Nº 3
razones y cantidad de libertades otorgadas
50%50%
buenos y leales
servicios
otras razones
Fuente: Elaborado a partir de 21 Cartas de Libertad y 16 Testamentos. Archivo
Notarial de Valparaíso, desde el Volumen 11 al 28.
Revista Alma Histórica De la Libertad Otorgada… ISSN: 0719-1537
Página | 51
Bibliografía
Fuentes primarias: Archivo Notarial de Valparaíso (ANV). Valparaíso-Chile.
Vol.11,12,13,14,15,16,17,18,19,20,21,22,23,24,25,26,27 y 28:
21 Cartas de Libertad.
16 Testamentos.
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Alejandra Fuentes González R.E.A.H. Vol.1, N°1, 2012
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