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1 DE LA SALVAJINA A PARIS La historia de un niño del campo que viajo descalzo durante su vida. GONZALO CONCHA.

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DE LA SALVAJINA A PARIS La historia de un niño del campo que viajo descalzo durante su vida.

GONZALO CONCHA.

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Autobiografía dedicada a la memoria de Luís Eduardo -MI HERMANO MENOR –

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DE LA SALVAJINA A PARIS

Si como dice el cantor uno vuelve siempre a los viejos lugares donde amó la vida, esta historia será todo un volver que tiene como propósito el no dejar la historia de mi infancia mi familia y mi pueblo, al solo testimonio oral de los mayores, puesto que las palabras se las lleva siempre el viento y el tiempo se encarga de borrar los hechos que nunca se escribieron. Trataré de rescatar mis huellas de entre la espesa bruma que va cubriendo el inexorable paso de la vida, bruma ésta, que a veces nos dificulta rumiar el pasado como quisiéramos, especialmente en esos días cuando estamos con nosotros mismos o cuando se nos va marchando la familia y le queremos contar a los menores la historia del abuelo.

UNA INFANCIA LEJANA Pretendo escribir de memoria, mis memorias; y como lo prometido es deuda, aquí estoy cumpliéndole al mil veces aplazado proyecto de plasmar en el papel, los a veces lejanos recuerdos de mi Infancia y juventud difusos algunos, claros otros, pero inolvidables la mayoría. El propósito de éste recuento es compartir con todos los interesados en recrearse con la historia de un niño del campo que con esfuerzo, superación personal y una buena dosis de imaginación, hizo realidad sus sueños al “caminar descalzo” durante su vida, de la Salvajina a París. Esta recopilación está dedicada a la memoria de Luís Eduardo, mi hermano menor, quien partiendo a destiempo y en contra de su voluntad, hoy vive en los corazones de todos los que lo conocimos y amamos.

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A pesar de la llegada del nuevo milenio, aún llevo fresco en mi corazón el recuerdo de la familia cercana que se marchó primero los abuelos Gonzalo y Teresa: Carlos y Virginia, de los tíos Hernando y Ernesto, el primo Harold, Gonzalito (mi papá) y Luís Eduardo, ahora reunidos en el sueño eterno, sueño que ya no logramos conciliar los que aún sobrevivimos al conflicto interno mas degradado de nuestra historia patria. Los invito a que me acompañen por un recorrido lo más apegado a la realidad posible, en el que las personas conservarán sus nombres y los lugares su geografía, por este valle de lágrimas como diría Teresa, (mi abuela paterna) durante sus inaplazables y obligatorios rosarios vespertinos, o como diría la Tía Belmira Por este valle de poesía en prosa unas veces y en verso otras... TAMBORAL Con la ayuda de una partera nací en Tamboral, un martes a las 4 de la tarde del 17 de Agosto de 1948 (Quebrada localizada en la Vereda de la Salvajina. Corregimiento-en esas épocas- de Suárez, Municipio de Buenos Aires, Departamento del Cauca) en un campamento minero de mis bisabuelos maternos, (paisas venidos de Río Negro Antioquia) campamento este que tomó su nombre de la quebrada que a pocos metros desemboca en la hoy represa de la Salvajina. Montañera cuna, preocupación de Doña Elvia (mi mamá), que siempre me recordaba que yo había nacido en Buenos Aires, la cabecera municipal, trasteo de origen que al final se fonnali7ó gradas a los buenos oficios del señor Alcalde, que por esas épocas era nada más y nada menos que Gonzalito, quien influyó seguramente de alguna manera para borrar de un plumazo su “resbaloso” paso por Tamboral. Mi origen en la Salvajina, ponía a pensar a mi mamá, por el gentilicio que me colocaría el profesor Gamboa en la clase de gramática, por esto ella se inclinaba más por Buenos Aires, porque además cualquier confusión con el — austral podría beneficiar al prometedor niño. De ese lejano comienzo aún conservo en mi olfato, el olor penetrante de hierros oxidados y la visual de un gran molino movido por el agua de la quebrada, donde un nutrido grupo de negros buscaban oro. Siempre que escuchaba las historias de tanto oro me preguntaba: ¿dónde guardaron mi parte? Este sueño me lo aterrizó Virginia, la indiscreta bisabuela materna, quien me adivinaba hasta el pensamiento y que sobre el particular un día me dijo: “olvídese de eso

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mijo, pues todo se lo bebieron Carlos, (mi bisabuelo) y Gonzalito”. No me dejaron oro, pero me pusieron su mismo nombre como herencia de primogénito para conservar la tradición de los Gonzalos, tradición que al parecer no continuará y no precisamente porque tenga la pólvora mojada. Para los que conocían la Salvajina y en particular el camino de Suárez a la mina. (combinación entre abismo y despeñadero que terminaba en el río Cauca), nunca se pudieron explicar cómo los personajes de Carlos y Gonzalito que casi había que montarlos en el caballo los Domingos (de la reverenda juma), al pasar por estos precipicios a media noche, ni siquiera se movían. Según la bisabuela Virginia todo salía bien gracias al control de las mulas y los caballos que conocían muy bien el camino y que mas parecían cabras con herraduras.. EMILIOFOBIA Para evitar confusión con tres Gonzalos en casa, me llamaban simplemente Emilio, que tal?.... Emilio así de fácil pero esto no es nada, mi mamá un buen día me confesó: “No se preocupe mijo que yo antes lo ayudé, pues su papá le iba a poner Edmundo” qué tal? !!!!!Edmundo. (Creo que por aquello de lo cabezón) y uno sin poder defenderse. A veces pienso que se inspiraban en el almanaque Brístol para escogerle a uno el nombre. Esto del Emilio no fue cómodo para mí, puesto que me gustaba mucho más Gonzalo Concha, así como mi abuelo. Claro que cuando mi tía Teresa, (a quien también le decían Teresita, para no confundirla con mi abuela), me decía Gonzalo Emilio, me hacía sentir mucho mejor. (Cómo se lo agradezco tía..!).

Pero aquí no terminó mi Emliofobia ya sin mi abuelo entre nosotros y Yo con el Gonzalo Concha en propiedad, entré a trabajar donde un pariente llamado también Gonzalo, entonces claro, vuelve y juega, me tocó retomar el Anillo y dejar el Gonzalo al Jefe para evitar confusiones. Después de todas estas pesadillas, y cuando ha pasado suficiente agua por debajo del puente Ortiz, hoy me llaman como me gusta, simplemente: Gonzalo Concha, así como mi abuelo.!!

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ÁRBOL MALGENIALOGICO Para no confundir a los pocos curiosos y desprogramados que leerán esta obra clásica de la literatura familiar, permítanme hacer un paréntesis puesto que creo les debo una explicación sobre mi árbol genealógico, muchas veces malgenialógico.. Gonzalo Concha Torijano se casó con Teresa Narváez y tuvieron siete hijos: Ernesto Arturo (a quien no llegué a conocer), Gonzalito, Ernesto, Hernando, Belmira, Teresita, y Álvaro. Carlos Ramírez se casó con Virginia García y tuvieron cuatro hijos: Carmelina, Gabriel, Tulio (a quien tampoco llegué a conocer) y Aura. Aura la hija menor se casó con Ludo Tovar, y tuvieron solo una hija Elvia -Mi mamá-. Aura mi abuela muere joven, dejando a Elvia muy niña y es así como Carlos y Virginia se hacen cargo de su nieta. Por razones entendibles Ludo desaparece del panorama familiar y nosotros crecimos considerando a Carlos y a Virginia como nuestros abuelos maternos, hasta cuando logramos entender el asunto y ya en Buenos Aires nos reencontramos con la familia Tovar. Elvia y Gonzalito se casaron y tuvieron “solamente” nueve preciosos niñitos: Edgar Eugenio, Adalgiza, Carlos Adolfo, José Rodrigo, Aura Milena, Luís Eduardo, María del Rosario, Carmen Elisa y Yo. (Aunque soy el mayor no olvidemos que el burro adelante pata)

Elvia y Aura -su mamá meses antes de su muerte Virginia y Elvia de luto por la muerte de Aura.

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AGÁNCHE AYER. SUÁREZ HOY

A menos de una hora a caballo de la Salvajina, (a dos tabacos más o menos) quedaba localizada la población de Suárez, ayer corregimiento, hoy municipio. Crecí recorriendo de arriba a abajo los caminos y atajos de este asentamiento de población mayoritariamente negra con quienes compartíamos la escuela, el mercado de los domingos, el aire puro, la tranquilidad campesina, la llegada del tren con su larga fila de coches, unas veces con pasajeros y otras con carga, movidos por su gigante locomotora con calderas a vapor de agua utilizando carbón, que con su rítmico paso iba dejando decoradas las lomas con su negra cola de humo, y el paso del río Cauca que sereno e inmenso, cruzaba silencioso al pie de las montañas. Aganche como se llamaba el pueblo antes de la visita del Presidente de la República Marco Fidel Suárez, era por esas épocas un pueblo relativamente grande de calles destapadas e irregulares, con una plaza central enmarcada por un centenario samán que con su sinfónica de chicharras siempre ofreció música, sombra y frescura Ideal para escapar del muchas veces inclemente sol, que con sus grandes bancas de cemento hadan de este lugar el sitio ideal para una cita clandestina.

Como en casi todos estos pueblos la estación del ferrocarril era la construcción mas destacada (pintorescas y majestuosas para su época y lugar.) Estaciones estas, que hoy en muchos lugares se conservan como un patrimonio histórico y otras como las localizadas en la vía Cali-Popayán, se mueren de pié, entre el abandono y la desidia. Las demás construcciones eran irregulares y caprichosas en su arquitectura, salvo unas muy pocas de dos pisos.

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La escuela Francisco de Paula Santander, siempre pintada de amarillo con sus tejas desteñidas, dominaba la panorámica del pueblo al que se unía por una larga fila de gradas en cemento; tenía tres salones y un zaguán; el salón más grande lo ocupaba el siempre numeroso curso primero, los dos salones pequeños para tercero y cuarto; el zaguán lo compartían segundo y quinto. Al final de mi tránsito por ese inolvidable claustro, se estaban construyendo en su lado lateral izquierdo nuevas aulas, las que en sus materiales y arquitectura contrastaban significativamente con mi vieja y amada escuela. La manera como estaba organizado el funcionamiento de la escuela, facilitó a Edgar Eugenio, el que un buen día se declaran automáticamente trasladado y ascendido de segundo a tercer grado. Cuando el profesor Quiñones le preguntó sobre la razón de su presencia en el curso donde estábamos los brillantes niños de tercero, el tímido y muy morrongo niño, con su libreto fríamente calculado y preparado por alguien detrás del telón, respondió muy tieso y muy majo: me pasó mi papá; ¿Cómo les parece esta joyita familiar? Me pasó mi papá!! y se quedó sentado tan fresco como una lechuga, que tal U! Y así con esa fraudulenta y habilidosa maniobra, mi hermano menor con la complicidad del Rector, me alcanzó académicamente. (Claro que el hombrecito con el tiempo presentó los exámenes y le fue mejor que a muchos de nosotros, hay que reconocerlo..!!pá que!!! a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del pueblo). Estando en la escuela y sin saberse a ciencia cierta si por monaguillo o por aplicado, me seleccionaron para recibir una donación de la Alianza para el Progreso (CARE) enviada por los Místeres desde los Estados Unidos. Que vivan los Yankees pero que vivan lejos...!!!!!!!!!!!

Cada mes muy orgulloso me presentaba en la estación del ferrocarril, firmaba una planilla donde aparecía mi nombre y me entregaban una gran caja de cartón con letras en inglés y con el dibujo de dos manos estrechándose. Fue la primera experiencia de mi vida que me pellizcó la autoestima, al soñar como niño que yo existía para personas muy lejanas y que era tenido en cuenta, (esta caja contenía una lata de queso, harina de maíz y leche en polvo.) Además me estimuló a seguir soñando que era importante en mi país, el recibir en una navidad del Señor Dictador de la

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República, General Gustavo Rojas Pinilla, el regalo ‘SENDAS”, que consistía en un serrucho, un martillo y una tenaza. A pesar de lo elemental que pudiera haber sido el juguete en cuestión, y de lo romántico del sueño infantil, sentía que el Dictador sabía que yo existía en algún rincón de Colombia, creo que este acontecimiento me despertó el patriotismo; de ese entonces a la fecha no recuerdo gesto Igual.... Que viva Gurropín y su dictadura!!!!!!. El pueblo como todo pueblo que se respetara tenía su calle caliente con sus niñas recalentadas, calle por la que los niños normalmente no debíamos transitar, y el cura tampoco, salvo en Semana Santa cuando pasaba echando agua bendita e incienso para que el diablo no entrara, pero el diablo ya estaba adentro. El matadero estaba localizado al pie del río Cauca, y permanecía decorado siempre por los demos de gallinazos, responsables en gran medida de la limpieza del área. Era la década de los años 50 y el Cabo Ramiro (un policía mas loco que una cabra y sobre quien recaían muchas sospechas), en traje de campaña alertaba en las noches al pueblo ante el supuesto asedio de los “chusmeros” (bandoleros, o pájaros) llenando de pánico la oscuridad. Por esas épocas y por las otras también, mi papá vivía muy ocupado en vaquerías, jugando gallos, en su carnicería, ejerciendo como Alcalde, montando a caballo, hablando de política y arreglando los problema del pueblo a todo volumen (gradas al volumen fácilmente lo localizaba) y como acompañante para estas semanales tareas, nunca le faltaba el aguardiente y su pielroja con tanta

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actividad no tuvo tiempo para enseñarme a vivir, pero vivió y me permitió que lo observara. Por las laderas de El Amparo, (caserío a un tabaco de Suárez) se veían bajar las andas - improvisadas camillas- cubiertas con sábanas blancas, llevando los muertos y heridos de la violencia partidista, -al parecer no hemos cambiado mucho- épocas cuando se puso de moda el corte de franela, -que no era precisamente una moda en peluquería- y los bandoleros Cendales y Sangre Negra, se destacaban entre los más temidos. Con cada velación -que eran casi diarias- durante todo el día por el altoparlante del teatro Olegario Girón, no dejaba sonar “penas del alma”, creo que por esas épocas fue la música mas escuchada en el pueblo, a tal punto que se nos quedó grabada en nuestros corazones como melodía triste, sinónimo de muerte. El Síndico Tomás Perdomo hacía redoblar las campanas de la vieja iglesia que en ese entonces estaba localizada detrás de la botica de Bernardito Monsalve. El octogenario Mister Bonn, un alemán trabajador de la draga que buscaba oro en Asnazú, (caserío vecino) con su lengua trabada preguntaba entre cantina y cantina por su mujer la negra Mereja que siempre se le perdía el día de mercado. Milo Sarria, coloreaba los caminos con ganado, el que se arriaba desde el coso del ferrocarril hasta su finca La Alsacia, con el sonar de perreros y el coro de decenas de vaqueros a caballo. La familia de Delio Ortiz era asesinada en las montañas de Hinguitó, (asentamiento campesino a tres horas a caballo), fue aquí la primera vez que escuché que las víctimas habían sido violadas y posteriormente incineradas. A Benigno Vergara no lo dejaron vivir para seguir comprando madera, fuente de desarrollo importante en la región. El Sastre Serafín Lucumí, le compra la primera bicicleta del pueblo a su hijo Aris, aparato en el que aprendimos a guardar el equilibrio casi todos los muchachos del pueblo y que en su primer día de estreno ya tenía todos los radios rotos y los de nosotros también. Dídimo Churí (uno de mis condiscípulos) se ufanaba de su buena memoria y declamaba permanentemente Anárcos, (Poesía mas larga que una semana sin carne, autoría del maestro Valencia). Los Maestros: Gamboa, Juri Perlaza, Zape, y Quiñones nos arrodillaban con los brazos en cruz y mirando a la pared por llegar tarde a la fila y cuando éramos puntuales nos hadan cantar el himno a las Américas. Ramón Tobar negociaba el último novillo. La “ojicontenta” de Carmelina, entre bolero y bolero, (Cataclismo de Olimpo Cárdenas, flor Sin Retoño de los Hermanos Martínez Gil y Amor Perdido de Daniel Santos, entre otros) nunca perdió su alegría ni sus ganas de vivir. La pequeña Crucita con su vida alegre, enamoraba al cuerpecito de policía. Paco Girón, queda ser torero. Salvador,

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Jesús Fajardo y Maclovio surtían sus graneros donde el olor a petróleo y jabón los distinguía. El señor Villamarin siempre distante, serlo y misterioso compraba oro. El Maestro Anuar Betancur perfumaba el pueblo con su pan caliente. Piamba y Güetio quedaban cada tarde de domingo después de tanto aguardiente de recoger con montacargas, a las pocas horas de desmontar su carga. Caramelo, el caballo y lazarillo de Gerardo-un pariente Torijano- siempre lo acompañó y lo esperó en su parsimonia, sin prisa y con pausa Teresa mi abuela, se tomaba su tintero de aguardiente antes de cada almuerzo sazonado con ají. Sergio Aponzá no dejaba de cepillar su billar ni de hablar de la Acción Comunal. La bisabuela Virginia, cuando llegábamos a deshoras a las comidas, siempre tuvo para nosotros “aguasalita” -Improvisada comida paisa que se componía de: arroz, fríjoles, chicharrón, plátano, carne ahumada, mazamorra y panela— (nada más). Jesús Velasco vendía tuercas y tornillos, desterrando el silencio de los lunes con el rugir de su volqueta. En mis furtivas e Infantiles voladas Luz Pino me enloquecía con el sabor de su pintalabios rojo, sus perfumes fuertes y su aliento a cigarrillo. Jesús Alzate nos hacía destemplar los dientes con el sonido de su taladro a pedal patinando en las cajas de dientes encargadas por carta. La tornamesa para voltear la máquina del tren, era enloquecida por los vagos del pueblo que a veces éramos casi todos, pues bañándose en Cauquita y Caucaseco se mantenían los demás. Peñita el carnicero de menudos de res a quien nunca lo vi. sin sombrero, no dejaba de afilar sus cuchillos; Belarmino Torres el tinterillo del pueblo, muy orgulloso se ufanaba en voz alta de ser colega de mi tío Álvaro; Miguel Menudo y Come Cebo, no faltaban un domingo en la plaza; Luís Mechudo, asustaba a los niños; la inolvidable negra Natalia Juanillo dejaba sus huellas digitales en los buñuelos, los que siempre nos regalaba cuando pasábamos frente a su tienda y en sus descansos garroteaba al mono y casi mister de Pablo su marido; Higinio compraba una pelea: Ramiro Garzón (Cosiaca) no perdía su jovialidad ni sus cuentos verdes. La vecina Belarmina Torres vivía feliz puesto que el vehículo imaginario de su nieto Alonso, era el más veloz en la loma, aunque no el más ruidoso, pues en esta modalidad el de Carlos Adolfo era un campeón; Guillermo González compraba café y escandalizaba al pueblo con sus tormentosos amores con miss Tunía por su parte Jairo “‘pelusa” su hijo, nos daba cátedra sobre lo divino y lo humano.

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El blanco de las toldas del mercado y el espeso murmullo en domingo, contrastaban con la soledad, las basuras y los olores del Lunes; la tienda de Don Gonzalo (mi abuelo), oscurecida por sus dientes de Gelima y la Toma, (poblaciones vecinas) olía a aguardiente con sonido de herraduras Edgar Eugenio, le daba un ejemplo al pueblo haciendo trabajos de carnicería propios de mayores; Triviño el telegrafista, descuidaba a Inés su hija, por atender los correos, y ella la muy lanzada que transmitía Morse con las pestañas, procuraba mi compañía. Adalgiza (a quien llamábamos Adda, no precisamente porque su nombre se confundiera con el de otro pariente), con la complicidad del abuelo, vendía por las calles del pueblo aguacates, naranjas, ajíes, café, limones y guayabas, furtivamente sacados de la finca, avergonzándome como monaguillo y futuro sacerdote. De esta precoz actividad comercial de mi hermanita, quedó prohibido hacer cualquier referencia durante su reinado como señora Cali. Mi mamá a pesar de sus Interminables y agotadores quehaceres domésticos, en las noches con su máquina de coser a pedal Singer y bajo la luz de las titilantes velas, cosía vestidos por encargo y sobre medida. La llegada del tren congregaba a decenas de negras que con sus bateas en la cabeza ofrecían piña, mangos, pescado, patacones, empanadas y rellenas. Además traía el Tiempo, periódico que mi abuelo siempre leía al caer la tarde sentado en su mecedora y acompañado de su inseparable café, en este momento me encantaba arrimarme al abuelo, no solo para mirar los muñecos, sino porque me atraía el olor al periódico, (eran rasgos de que podría llegar a ser periodistas el tren partía lentamente dejando negros del humo a unos pocos, pues los bastantes ya estaban así y yo vestido de monaguillo más veces de negro que de rojo, permanecía siempre listo para no perderme ni un solo funeral. Cada funeral en el fondo -que pena, pero muy en el fondo- me alegraba, puesto que junto con la semana santa eran las únicas oportunidades de ponerme la sotana negra y parecerme más al cura. Todo este panorama sombrío unas veces, maravilloso otras, cruzaba frente a mi niñez marcando una profunda huella en mi memoria, a tal punto que hoy rescato esta historia de hace cincuenta años como si hubiera pasado ayer. Y así termino esta breve semblanza de un pueblo localizado en la mitad de nada y lejos de ninguna parte, donde se me quedó atrapada la mejor parte de mi alma.

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JUANBLANCO Fue muy fácil presumir la razón del nombre de estas lomas llenas de negros, lo difícil fue tener noticia alguna de Don Juan. Juanblanco para unos, Cachipay para otros, era una finca del abuelo, localizada a un tabaco (media hora a pié) de Suárez. Al llegar a vivir en la finca nos relacionamos con Licenla (chenga), su nieto Gerardo y el ermitaño y malgeniado de Gustavito, parientes del abuelo Gonzalo, con quienes compartimos toda la elementalidad de esa maravillosa e Inolvidable vida campesina.

La finca estaba localizada al pie de una pequeña quebrada de agua cristalina, con una pintoresca y muy modesta casita de bareque, rodeada de frondosos árboles de mango, aguacate, guayaba, naranja, limones y muchas flores. Se cultivaba plátano y yuca. En potreros sembrados con pasto pangola permanecían caballos de trabajo, vacas de leche y engorde, y en reducidos y pantanosos corrales los cerdos. El enmallado Gallinero y las altas palomeras cerraban esta típica y colorida decoración en medio del espeso verde. Como en la mayoría de las casas campesinas de la época, entre las labores diarias no faltaba el traer agua, leña, atizar el fogón, apartar el ganado en las tardes y en las mañanas ayudar al ordeño, dar de comer a cerdos, gallinas, palomos y perros, entre los que se destacaba Laika, una perra loba color miel, fiel y magnífica guardiana, que se apegó a la vida tantos años como caramelo, Gustavito, Chenga y Gerardo. La casa tenía el techo de paja, el piso en tierra, (piso al que había que echarle primero agua y luego con escoba de verbena barreno) tres cuartos y una ventana; posteriormente se construyó la “casa nueva” con techo de zinc, piso de madera, dos cuartos y una ventana que daba al gallinero. De Juanblanco a la escuela y de la escuela a Juanblanco, era la rutina diaria apartar el ganado otra, corretear, peluquear y soplarles aguardiente a los gafos finos para ponerlos en forma, era tarea de gran cuidado, pues si llegaban a perder su día, al lunes siguiente nos “premiaban” con sancocho de gallo fino, y

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no se imaginan como lamentaba durante este almuerzo el haber fortalecido tanto sus muslos. (La soplada del aguardiente Gonzalito no se la delegaba sino a Edgar Eugenio!!!) En las noches, hacer las tareas bajo la luz de las velas era lo corriente; no disponíamos de radio y mucho menos de música; el correr de la quebrada, el coloquio de los animales y el abrazo de los árboles al pasar el visto, cumplían a cabalidad y sin contaminación estos arrulladores y sonoros propósitos. De cuando en vez nos bajaban al teatro Girón para ver la película del Gordo y el Flaco ola de Cantinflas, en blanco y negro. Por todo esto, el tiempo siempre alcanzaba para todo y para todos, hasta para espiar a la gallina sospechosa de poner en el monte para lo cual se le amarraba una cuerda vistosa en una de sus patas y nos dedicábamos a seguirla con la seguridad que nos llevaría directo al nido, el que a veces encontrábamos lleno de huevos o de pollitos; también alcanzaba el tiempo para tantear las gallinas, tanteo que si daba positivo esta ponedora no tenía recreo. Mientas esto ocurría en el gallinero, en los corrales Gonzalito castraba cerdos, caballos y toros, le ponía argollas a los cerdos en la trompa, afilaba las espuelas las de los gallos- ,valonaba los caballos, le recortaba los cachos al ganado, marcaba los novillos y potros, acortaba los estribos de las monturas y con cebo ablandaba los rejos para enlazar y Doña Elvia consecuentemente se especializaba en la culinaria del tolay, las criadillas y sus afines. La rutina cambiaba una que otra vez con las visitas de los abuelos o de los tíos que llegaban siempre llenos de regalos, como las del tío Ernesto, quien con su Inseparable escopeta de la “U” dejaba las torcazas nagüiblancas en el piso, mis bolsillos llenos de vainillas y el olor a pólvora en nuestras narices. Esta recordada y siempre esperada visita estaba acompañada de sancocho de nagûiblanca. Qué tal la dietica !!! (Ahora entiendo porque terminé en la Asociación Defensora de los Animales).

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BUENOS AIRES

En razón de las funciones de Gonzalito como Alcalde, debimos trasladarnos a vivir en la cabecera Municipal Este pintoresco pueblo localizado a unas das horas (cuatro tabacos) de Suárez, se caracterizaba por muchas cosas maravillosas y desconcertantes todas ellas, si bien mi único mundo conocido hasta ese entonces era Tamboral, Suárez y Juanblanco. Para empezar viajamos en tren desde Suárez hasta la estación de San Francisco, bordeando el Río Cauca; el sonido rítmico de los coches sobre los rieles nunca se me podrá olvidar, íbamos dejando atrás preñado de olor a carbón caliente el paisaje conocido, quise mirar por la ventanilla hacia mi nuevo futuro y un pequeño carbón me dejó llorando durante el resto del viaje, llanto que rimaba con mi nostalgia, luego trasbordamos a la chiva - línea o bus escalera-, de don Ramón Manrique, pintoresco vehículo que cargado hasta mas no poder, cruzó el río Cauca e inició el ascenso por coloradas lomas llenas de cunas, que sorteaban lo empinado del recorrido, hasta llegar a la tierra prometida. Este recorrido realmente no era tan largo como lo sentíamos, pero la chiva pujaba tanto en la subida e Iba tan despacio que el tiempo parecía eterno. Durante este mi primer viaje en chiva, el olor a gasolina me encantaba, al fin y al cabo mis pulmones hasta ese día solo conocían el aire puro, pero ahora este penetrante olor era sinónimo de progreso y creo que fue algo así como mi primera traba con monóxido de carbono, puesto que todo me parecía, olía y sentía como un sueña (como diría el nadaista de Jotamario: chévere, legal, y bacano.) Ya a la entrada del pueblo nos encontramos con su calle principal y única, -la otra no tan importante se le llamaba la calle de abajo-. Estaba delicadamente empedrada, empezaba con un cruce de tres esquinas; La tienda de la tía Mercedes Tovar - primer pariente de mi nueva familia-, la virgen, en la casa de Arosemena y el billar de Luís Ángel, formando un cruce de caminos, con una vía para Río Teta y la otra que desembocaba en la plaza principal, donde un frondoso samán servía de atrio a la majestuosa iglesia de San Miguel Arcángel patrono del pueblo, con torres altas pintadas con vistosos colores plata y oro destacándose e Infundiendo respeto y veneración.

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Me impactaron sus casas homogéneas y bien alineadas, con piso de baldosas, muebles finos —o por lo menos muy vistosos— delicadas cortinas, sus paredes pintadas de sobrios colores y sus calles sin basuras. Los habitantes de este pueblo, no me concordaban en sus fisonomías con la mayoría de las personas conocidas, estos eran muy blancos, muchos con ojos azules, de facciones finas, cultos, de hablar pasito y pausado, con organización comunitaria, gran civismo y mucho aguardiente. Si antes consideraba que el brístol habla sido la fuente de Inspiración para colocamos el nombre, ahora en Buenos Aires casi podía asegurar que en este pueblo se habían inspirado en la Biblia y en la historia de la antigua Greda para los bautizos. Moisés, serio y disciplinado oficiaba como sacristán del padre Larrahando; Solón hablaba solo; Juan Bonilla, policía vitalicio, con gana y bolillo pero sin titulo, (como la mayoría de los profesionales del pueblo), tocaba el tambor y leía el Bando Municipal, lectura que solo atendían los muchachos para quienes este acto de Gobierno era todo un jolgorio Diógenes, Aristóbulo, Arístides, Leovigildo y Alirio, se tomaban todo el aguardiente; (Bueno, ellos solos no se lo tomaban todo, pero fueron los únicos nombres que me rimaban con la Greda antigua.) Lásides, quien nunca usó zapatos -parece que no conseguía su talla, no tanto por lo largo como por lo ancho- en la iglesia tocaba el órgano como un arcángel, y en la banda municipal tocaba la trompeta como el mismo diablo, claro que para ser justo en sus afectos y tendencias con un ojo miraba a los terrenales y con el otro a los querubines; Las familias Collazos, López y Paya, creían tener el cielo asegurado, pues sus hijos eran monaguillos permanentes que no salían de la iglesia sino para dormir - con ellos tuve mi primer problema municipal-; don Tarquino hacia trompos de madera, los que poníamos a bailar en el empedrado y que saltaran para seguir bailando en la mano; la familia López tenía cura propio Rómulo; Remo su hermano, perdón Alfonso su hermano vendía carne de cerdo a domicilio. La señorita Pobreza hacía el mejor pan o por lo menos el más oloroso. El tío Leopoldo era el hombre de las leyes, con su magnánima y contagiosa sonrisa fue de los personajes mas queridos por el Pueblo, pero como su tanta queridura lo alejaba de los olidos jurídicos, entonces el orden y la disciplina estaban a cargo de Elcirita su mujer, que como recaudadora de impuestos era símbolo de autoridad y por si algo se le olvidaba, la Inmensa Dorilita, (miembro de la familia y estricta educadora) hacia el resto; Con Guillermo y Carlos Navia perseguíamos las sotanas Don Gonzalo Narváez (primo hermano de mi abuela) era el símbolo de la honestidad y el respeto- se me parecía como al rey de sotas, los otros parientes hadan el papel de reyes de copas-.

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Las familias: Vernaza, Manrique, López, Narváez, Tovar, y Nieto controlaban la edad, la dignidad y el gobierno. (No me explico como hizo el abuelo Gonzalo para romper esta confabulación de linajes). Como hijo del alcalde y con el cura pariente, era de esperarse que me correspondiera fácilmente el puesto de monaguillo o acólito. Pero los monaguillos Paya, López y Collazos, tenían mucha tradición en el cargo, -las intrigas y el poder se impusieron- y fue así como el primer día de mi acolitada, todo me salió al revés, pues los muy osados compañeros” me explicaron los toques de campana a destiempo, la jalada de la casulla cuando no correspondía, no llevé las vinajeras en su momento y dejé al Cura con el cáliz esperando, En fin, todo un desastre, al final de la misa yo quería que el mundo se paran para bajarme. Cuando le expliqué al Cura, que había sido asaltado en mi buena fe y éste, entendiendo además los argumentos de los monaguillos que se sentían desplazados, decidió salomónicamente celebrar la misa a partir de la fecha con cuatro monaguillos, lujo que no se daba en ese tiempo ni el Señor Obispo. (Cuando cogí confianza le pegué una patada a cada monaguillo en la sacristía, mientras nos comíamos los recortes de las ostias y nos tomábamos el vino sobrante de las vinajeras). El conocer a la familia de mi abuelo materno, figura casi desvanecida por el paso del tiempo fue todo un acontecimiento. Para empezar no pude encontrar al famoso abuelo puesto que ya no vivía en Buenos Aires, pero sí conocí a sus hermanos: Manuel casado con Graciela Narváez. Luperdo casado con Leonor Narváez. (vivían en Cali) Cilia casada con Ernesto Nieta Mercedes casada con Gregorio Herrera. (fallecido) Rafael casado con Lía López. De estos tíos de mi mamá, tíos de los que uno se apropiaba fácilmente, tengo el peor recuerdo de la estirada tía Cilia que nunca me invitó a entrar a su casa; un día le pedí un vaso con agua y me lo sacó a la puerta. Pero los mejores recuerdos borraron de un tajo todo lo aburridor de esta tía, por ejemplo el tío Rafael, era zapatero y músico, tocaba la bandola acompañado de su hijo Raúl, lo hacían con tanta alegría y sonaba tan sabroso que el tiempo se iba volando. Manuel (Manuco) del mismo corte de su hermano Rafael, era un hombre muy cariñoso, pero particularmente recuerdo su gran afecto por mi mamá. A Manuco lo recuerdo como un hombre jovial que siempre vivía de prisa, de hablar florido pero a toda velocidad, mejor dicho, hablaba como caminaba que se especializó en tener solo hijas, eso si muy bellas todas ellas, especialmente Carmen Lucía con quien tenía mas contacto por ser mi contemporánea, recuerdo que el día de mi primera comunión aunque la de ella ya había pasado hacia algunos días, desempolvé su vestido blanco y se unió a la nuestra y digo a la nuestra porque

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a este evento también se me pegó Edgar Eugenio. Qué ladilla no joda!! (Hoy hay que verlo ufanándose de ateo) Como yo no conocía primas hasta ese entonces de mi vida pues me empezaron a encantar mis primas que en Buenos Aires las encontré por docenas. Eran primas segundas terceras, cuartas, pero todas de primera. Pero mi reencuentro y maravilloso descubrir familiar no fue solo con la familia Tovar también descubrí a la familia de mi abuela paterna los Narváez. Aún viva conocí a mi bisabuela Teresa Figueroa, quien vivía con su hijo Leopoldo. Miremos un poco esta rama familiar: Leopoldo Narváez se casó con Teresa Figueroa y tuvieron ocho hijos: Elisa, Ermela, Rosa, Teresa (mi abuela), Leopoldo, Marcos, Arístides, y Joaquín. Las hermanas se parecían tanto, que no podía creer que cuatro hermanas fueran casi iguales físicamente, por lo que no dejaba de mirarlas y admirarlas, además nunca olvidaré su particular ternura y dulzura.. En Buenos Aires además de Leopoldo vivía el tío Arístides,( Aristidetas y Leopoldetas) unos ya estaban en Cali como Marcos( Marquetas). Joaquín a quien ya había conocido tiempo atrás, como un personaje misterioso salido de los cuentos infantiles, Maestro de profesión que había decidido vivir como ermitaño enseñando a los indios en las montañas. Lo conocí un buen día lluvioso por cierto, cuando llegó a Juanblanco, era un señor muy delgado de cabello cano, facciones muy finas, montando un gran caballo Manco. Mi papá nos lo presentó como su tío y claro uno en el campo ante la ausencia de tíos pues al minuto, tío por aquí tío por acá. Era muy culto jovial y cariñoso, pero así como llegó desapareció entre las montañas para nunca mas volver como dice el disco. Al llegar a Buenos Aires y mientras el señor Alcalde conseguía casa, vivimos con el tío Leopoldo en la tradicional y amplia casona localizada frente al parque, donde siempre había espacio y cariño para toda la familia, rodeada de frondosos árboles de mango y cacao (fruta que no conocía hasta ese entonces), decorada en sus esquinas con grandes cántaros de barro para filtrar el agua, con cielorrasos muy altos, un amplio y fresco corredor interior adornado

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con columnas de madera llenas de materas colgando, la inmensa y siempre olorosa cocina de leña y el viejo y redondo horno de barro al final del corredor. A este encanto por mi ahora numerosa primamenta no se escapaban Gilma y Esperanza, hijas del tío Leopoldo, quienes con sus heredadas sonrisas llenaban de alegría todo su rítmico andar y su encantador bailar. Aquí descubrí que para el arte de bailar yo tenía dos pies izquierdos, puesto que permanentemente se me enredaban entonces decidí quedarme con mi pasito universal, pasito que hoy en el nuevo milenio me lo ha copiado Pedro el Escamoso. Al poco tiempo murió la bisabuela Teresa, razón por lo cual conocí el cementerio, descubriendo que el patio de la casona donde vivíamos colindaba con este campo santa Desde ese día nunca volví a salir al patio durante las noches -creo que fue mi primera terapia intensiva para educar los riñones- solo iba en las mañanas a coger el cacao (entiéndase bien a coger y no a cogerme el cacao) y a pedirle a Dios que me mandara un viento para que se cayera un mango. Esta frase de “Dios mándame un viento” fue siempre la expresión cariñosa con que me saludaba el tío Leopoldo. De mi corta estancia en la escuela en Buenos Aires, -creo que no pasó de dos años- me quedó el recuerdo de que para escribir se debía utilizar la pluma y las Untas de colores, (roja, verde negra y azul) las que siempre terminaban dejando mis dedos y pantalones sin nada que envidiar a los cuadros de Picasso y Miró. Aún en mi olfato guardo el olor a cuero fresco de mi maletín de cargar en la espalda que tenía bolsillos y divisiones para todo.

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Luís Ángel Herrera, hijo de la tía Mercedes era el maestro, o sea que mi integración se hizo fácil. Recién llegado lo normal en la escuela era escuchar en los corrillos: ese es el hijo del alcalde, decía uno, no, ese es el primo del maestro decía otro, a mí no me quedaba otro camino que hacerme el distraído- y cito que así me lo pasé casi todo el tiempo-. La gestión administrativa más destacada del señor alcalde fue la de llevar a trabajar como empleadas del servido a las presas de la cárcel, él sostenía que era para resocializarlas, pero el pueblo comentaba que era por tacaño para no pagar cocineras. Estas tiernas y dulces niñitas un buen día anochecieron pero no amanecieron y se llevaron casi todas nuestras pertenencias. A partir de esta enriquecedora experiencia social el señor Alcalde muy versado en jurisprudencia determinó por medio del Bando Municipal, leído por Juan Bonilla que a partir de la fecha y apoyando la incipiente liberación femenina, las mujeres no serían nunca más encarceladas. Buen Alcalde o no!!!!.Creo que también decretó sacrificar solo media vaca, pues el pueblo no consumía la vaca entera.!!! Con este indeleble recuerdo pasó parte de mi Infancia por un pueblo maravilloso del que poco a poco fueron partiendo estas legendarias familias dejando sus recuerdos, llevándose sus hijos y sus viejos baúles llenos de esperanzas, para irse perdiendo entre el espeso bosque de cemento de las ciudades de Cali y Popayán. Fue tal la pérdida que se pegaron que aún hoy muchas de ellas no las volví a encontrar. (Mejor dicho no se fueron sino que se perdieron). Por estas épocas y con el propósito de celebrarme un cumpleaños, mi abuelo Gonzalo me invitó a conocer Cali, que maravilla!!!!, La víspera del viaje no pude dormir, del solo pensar en la gran ciudad, esa noche sentía murciélagos en el estómago. Era Agosto del año de 1956 visitaríamos la casa del tío Ernesto. El tren ahora cruzaba por nuevos parajes bordeando siempre el Río Cauca, el que pocas veces se perdía de nuestra vista, los campos se volvían más planos y más verdes, verde que contrastaba un carro blanco de Mejoral, que esperaba paciente el paso del tren para cruzar la carrilera, las ventas y el olor de mandarinas y pan de yuca en la estación de Guachinte indicaban que pronto llegaríamos, el abuelo se veía sereno y contento de llevar a su primer nieto a la civilización, no dejaba de explicármelo todo, a veces me hada repetir lo ya explicado para estar seguro que le estaba poniendo atención, era este el viaje mas largo y maravilloso de mi vida, puesto que además de tanta novedad el abuelo era para mí solo. Este gesto inusual del abuelo quien se caracterizó por gruñón y poco amigo de manifestaciones públicas de afecto, me hacía sentir un ser privilegiado.

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Antes de llegar a la estación final, cruzamos por muchas viviendas circundadas por berlinas (automóvil de la época) y zorras o carretillas tiradas por caballos, “es Navarro”, me dijo el abuelo, pensaba para mis adentros que si esto tan grande era solo el pueblo vecino, cómo sería la gran ciudad.

Llegamos a la estación y mi sorpresa mayor fue encontrar tantos trenes juntos, luego las berlinas en fila y muchos buses multicolores ese día sin sospecharlo, ni siquiera presentirlo éramos de las últimas personas que transitaríamos por tan congestionada estación. El Tío vivía en la avenida los mangos, una calle que empezaba entre el coliseo, el estadio y el control de los buses verde San Fernando y terminaba en el hipódromo, decorada por frondosos mangos que ofrecían sus frutos a los

transeúntes sin la dificultad de los altos árboles del tío Leopoldo. En la casa del tío Ernesto todo era sobrio y distinguido, trabajaba en la Ferretería Trulla y era el empleado de confianza de los Trujillo y Llano. Esa noche siete de Agosto, una gran explosión hizo estremecer la casa, todos salimos a la calle y el cielo estaba teñido de rojo y la tierra también, nadie se atrevía a hablar, la dudad no salía de su asombro, a los pocos minutos las sirenas y las luces intermitentes de las ambulancias rompieron el silencio, luego se supo que camiones cargados con dinamita localizados cerca de la estación del ferrocarril habían hecho explosión, borrando del mapa todo lo que habíamos conocido el día anterior. Los heridos y damnificados eran llevados en camiones del ejército al coliseo, muy cerca de donde estábamos. Por todo esto, esa fatídica noche la recuerdo con solo cerrar mis ojos, pues el destino me había hecho testigo de una de las mayores tragedias que la dudad aún no termina de lamentar y que dejó muchas cicatrices en cientos de familias. Esta visita me recuerda además mi encuentro con la leche Crema, en sugestivas botellas y tapas de papel aluminio, la coca cola fija y los perros calientes, el paseo a nadar al caudaloso y cristalino Río Pance (en el carro de Chucho Trujillo cuñado del tío) con flotador en la barriga y que tal!!!Que pena con mis alumnos de buceo!!.

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Así como el inolvidable paseo a Calimio, con picada de zancudos, bandeja de queso frito y papitas, y aunque usted no lo crea, con baño en el charco del río Aguacatal que cristalino y correntoso pasaba por ese lugar, vecino del Club de la Ribera.. Mi segundo recuerdo de una visita a Cali, por estas épocas fue con la señorita Belmira, quien contribuyendo a sacarle el indio a su sobrino, (indio que nunca me salió) me llevó un día a conocer el almacén Tía, por esas fechas era el comercio de moda, al llegar a tan Inmensa tienda los multicolores y multicolores de jabones, pelotas, juguetes, perfumes, comidas, ropas, etc., etc., me empezaron a dar vueltas en la cabeza cada vez mas rápidas y se me revolvió el estómago, a tal punto, que se volteó el vianda, en la mitad de todo el respetable público. Mi tía muy avergonzada le pedía excusas a todo el mundo hasta al chofer de la berlina que nos llevó de regreso y que ni siquiera había visto nada; ese día la tía me juró por las almas del purgatorio que nunca más volveríamos al Tía..Que tal las de mi tía!!!

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LA DECADA DEL SESENTA: MI CITA CON DIOS.

Por estas épocas el tío Álvaro quien se desempeñaba en Popayán como Secretario Departamental de Educación, apoyando mi hasta ese entonces firme vocación sacerdotal, me consiguió una beca en el Centro Vacacional de Coconuco, población cercana a Popayán. teniendo en cuenta que aún no tenía la edad reglamentada para ingresar al Seminario como era mi obsesión. Mi viaje en tren de Suárez a Popayán, a pesar de lo largo demorado y cansón -Iba en tercera clase donde las bancas eran de madera-, fue todo un descubrir de bellos paisajes. Después que el tren dio su última curva a la altura de la finca de don Alfonso Sarriá y perdí de vista al pueblo para siempre, lloré, lloré mucho, con todo el sentir de lo que dejaba atrás y que presentía que no volvería jamás a ver... A partir de esta época abandoné para siempre mi pueblo natal, la familia, mis amigos y mis infantiles costumbres incluyendo a Luz Pino y a Inés Triviño, dando a temprana edad un paso sin retomo que marcada mi vida para siempre. Cuando de Popayán salí para Coconuco, población a dos horas en carro (ya en estos civilizados caminos a uno le da pena medir las distancias con tabacos) la primera sensación fue descubrir que mis labios se resecaban, los brazos se me ponían rucios y la piel de gallina. Ya el olor a gasolina del viejo vehículo lejos de gustarme, me puso la saliva más delgada y simple, lo que sumado con el ascenso a las montañas, me marearon, (soroche) y devolví atenciones cual indio Güetio en domingo delante de todos los pasajeros. -Que pena, pero que descanso-. A la altura donde está localizada la enmarañada y vieja casona del General Mosquera (mascachochas) se divisaba el Internado que por su impecable color blanco resaltaba y se distinguía a lo lejos. Su entrada se destacaba por una gran gruta con la virgen en su cúspide y un grupo de numerosas monjas (de la

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comunidad de las Hermanas Misioneras de la Madre Laura) vestidas con hábito gris, quienes nos daban la bienvenida. Para mi sorpresa todos los compañeritos eran niños en edades de entre siete y ocho años. (yo ya tenía doce) lo que me auguraba ser el Girafales del internado. Además cuando leí bien, descubrí que el letrero decía Centro Vacacional y no Vocacional como había entendido y empecé a frustrarme, pues yo lo que quería era entrar rápido al Seminario, encontrarme con Dios y quedarme allí para siempre y lo de Vacacionar no era de mi interés, menos vacacionar con tanto frío y con tanta monja. Nos guiaron en un primer recorrido que empezó por los dormitorios con camas tendidas uniformemente y de grandes ventanales empañados por el frío. La capilla era pequeña y distinguida, el impecable comedor tan amplio como el dormitorio lleno de mesas grandes y asientos individuales. De la cocina salía un olor a sopa de maíz y arracacha sancochada. El cuarto del ropero lleno de coloridos uniformes rigurosamente doblados donde una monja remendaba. Dos grandes salones para las clases de los cursos primero y segundo. En este punto del recorrido solo pensaba ¿qué sería de mi estudio?......pues al parecer lo que me correspondería en este lugar sería solo cumplir años. Pero el primer día de clases me sacaron aparte y me llevaron a una pequeña oficina llena de libros donde estaba colocado un pupitre y me asignaron a la Hermana Mariela como mi tutora era una monja morena, pecosa con acento paisa, hiperactiva, de facciones muy finas y hablar florido que ese día y los otros también llevaba puesto un perfume de dioses. Ella se encargaría, además de sus labores diarias como coadjutora, de prepararme para el ingreso al Seminario. Mi muy dotada tutora cuando se me acercaba a explicarme las bases de la teología, el diablo de calle caliente que al parecer se había metido en la maleta me perturbaba la mente. Al llegar la noche del día de llegada, entramos al dormitorio ahora con los ventanales desempañados y gradas a la luna llena, pude ver claramente que estábamos vecinos del cementerio del pueblo. Esta segunda dosis de tratamiento intensivo para fortalecer los riñones me ha mantenido muy saludable con el correr de los tiempos. Recuerdo que todas las mañanas a las seis, éramos despertados con el sonar del Ave María de Schubert que siempre se colocaba por los altoparlantes de la iglesia del pueblo localizada muy cerca del Internado. Así empezaba la rutina diaria con un corre corre, por aquí y muchas: Sí Reverenda Madre, no Reverenda Hermana, por allá. Los baños en el gélido río San Andrés (agua entre verde y morada de lo fría) eran semanales, nunca supe si el llevarnos a esta nevera era un premio o un

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castigo, pues ahora ya no me ponía nido, sino morado (o cianótico cono dicen hoy en día). A los sitios denominados “Agua tibia y Agua hirviendo” eran los paseos que más disfrutaba no tanto por lo terapéuticas que pudieran ser estas aguas con olor a hervidero de huevos podridos, sino por que espiaba a las monjas que aunque se bañaban con batola, les podía ver a lo lejos las cabezas que eran mas peladas que una bola de billar. Mi ahora nuevo cargo como único monaguillo, fue muy atractivo e importante, pues además de tener contacto directo con el cura, con la misa y con Dios, podía hablar sobre mi eclesiástico futuro con este Capellán que era también maestro en el seminaria. Es decir “el niño de las monjas” fue una película que no le daba ni a los tobillos a mi maravillosa realidad. Un buen día nos visitó el Presidente de la República doctor Guillermo León Valencia de paso para su finca en Paletará, (Paletará palabra que viene de la raíz griega, paleta) acompañado del Dr. Alberto Lleras Camargo, seguramente para una de esas “ecológicas invitaciones” que este caucano e ilustre presidente hacía para controlar a punta de escopeta y perro cazador, la fauna silvestre del lugar. No sé si por grande en estatura, o por sobrino del señor Secretario de Educación Departamental, pero al final por rosca, me correspondió leer, o mejor dicho recitar el discurso que me habían escrito la Hermana Mariela y la Madre Felicitas, la Directora. Muy elegantemente disfrazado con traje de marinero, (mi primer contacto con el mar) me subí en un asiento del comedor y ante tan nutrida comitiva, (ya en ese tiempo el turismo parlamentario era muy concurrido y no se perdían al igual que hoy ni la corrida de un catre), me robé los aplausos. Seguidamente dando mis primeros pasos de lagarto le pedí a los distinguidos Presidentes una beca para estudiar en el Seminario, beca que me prometieron pública y solemnemente, conmovidos seguramente ante mi angelical elocuencia, pero que hoy por faltones y mentirosos se deben de estar quemando en el Infierno. Abajo la Democracia!!!!!Que viva la Dictadura!!!!! El periódico el Liberal de Popayán (estoy seguro que es godo) publicó días después el discurso, el que yo guardaba celosamente y releía tanto que al final se me fueron quedando las letras pegadas en mis congelados dedos. Supongo que este histórico discurso aún lo conserva la única persona que en este mundo cree en mi elocuencia: la señorita Belmira.

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Un buen día la Madre Felícitas sospechando de las preferencias por mi tutora, trasladó a la Hermana Mariela, quien sabe para donde diablos y como en telenovela venezolana que se respete, yo me enfermé con altas fiebres, las que con el tiempo, agua tibia con sal y otra monja se me fueron bajando poco a poco. Un buen día nevado por mi afecto a los animales y violando las normas del internado, visité al perro guardián que permanecía encadenado, este buen amigo del hombre pero malo con los niños, me propinó una mordida en el brazo izquierdo que si no hubiera sido por el café (que pena por lo del café, con mi hoy manual de primeros auxilios) que me colocó al escondido una empleada de servido como emplasto, mi problema disciplinario hubiera sido tan grande como mi ahora primera cicatriz. En esas épocas las monjas por orden del Sumo Pontífice recobraron su nombre de pila y fue así como entre la neblina permanente de los Coconucos y sus encumbradas montañas, se me perdió la hermana Mariela y este amor reverencial que a veces recordaba con un vinito de consagrar, se fue desvaneciendo con el tiempo y un palito, para retomar los caminos de Dios y entrar al Seminario. EL SEMINARIO MI REVERENDO SUEÑO

La tía Belmira se encargó de todos los trámites y gastos Ella se hizo muy amiga del rector del Seminario el Padre Gómez y como consumados pedagogos me llenaron la maleta de ropa y la cabeza de consejos. Ya para esta vivencia les llevaba ventaja a mis nuevos compañeros puesto que conocía muy bien lo que era vivir en un internado, así que no me dio otitis ni nada que se le parezca, solo me dio menos frío. Que alivio.!!! (Gradas a este curso intensivo de frío, creo que hoy me encanta bucear en alta montaña.) Tristemente ya no pude ser mas monaguillo, aquí estas tareas eran actividades

propias de los Seminaristas mayores, entonces no me quedaba otro camino que estudiar y rezar como un condenado. Del Latín las cinco declinaciones entre esas la de Rosa— Rose, y Hommus- Ilomini, sumado a tener que cantar La Marsellesa antes de cada clase de Francés, rezar el Ave María en inglés, y el Padre Nuestro en Latín, casi me enloquecen. Prefería rezar diez rosarios con todas las letanías y jaculatorias, a tener que enfrentarme cada

día, a estos curas tan sabiondos y tan estrictos. Cuando rezaba le pedía a Dios que estos curas tan tiranos se murieran,(santos deseos) en especial un español que nos enseñaba o nos torturaba con el latín. Por esas épocas y por estas

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también, Dios no me oía o se hacía el pendejo, seguramente para probar mi verdadera vocación y capacidad de aguante. Hoy gracias a esta estricta y profunda formación académica y moral he podido pasar por Paris y por el Central Park of New York y no dejarme podrir. Recuerdo como si fuera hoy que estos curas no daban su brazo a torcer y cuando la señorita Belmira le preguntaba muy entusiasmada al Director ¿Cómo va mi sobrino reverendo Padre? Este le contestaba con voz sepulcral: creciendo señorita Belmira, creciendo. Que taL...creciendo nada más ¡!!! y yo a punto de reventarme de tanto estudiar y con las rodillas peladas de tanta rezadera. Los retiros espirituales eran fechas en las que no podíamos hablar con nadie, ocupábamos el tiempo rezando y elaborando camándulas y cilicios para castigar el cuerpo; cómo les parece!! y claro uno convencido que la carne lo llevaría al infierno, (lo que no me aclararon fue si la carne en cuestión era la de res, pescado, polio o la de cerdo). Últimos coletazos de la santa inquisición. Recuerdo que el Padre Cárdenas un cura sabiondo pero bacano, un buen día dejó mal cerrada la puerta de su cuarto y observé que tenía colgado al pie de su cama, un látigo con bolas en las puntas, me imagino que para autoflagelarse; que tal lo bacano del curita ¡!!!!. Mejor dicho esto era a Dios rogando y con el mazo dando. Ya el Padre Arteaga Yépez a quien yo acolitaba en Suárez en épocas pasadas, era ahora Arzobispo y se senda muy orgulloso de mis progresos eclesiásticos y claro yo no desaprovechaba la oportunidad para cepillarlo, por toque no le rebajaba el: Si su Reverenda, como diga su Excelencia a pesar de tanto esmero nunca logré en el Seminario privilegio alguno, salvo alguna consideración con el cura del coro, pues según él, yo cantaba como un arcángel y era fundamental en el grupo de teatro, (ahora del Seminario seguramente pasaría en calidad de préstamo a Hollywood o a Broadway). Mi capitulo final en el Seminario donde sufrí santamente el bachillerato, salvo algún esfuerzo académico emana1 para tener derecho a participar en la misa dominical celebrada para la comunidad (oportunidad de mirar las vecinas) ya poco o nada me interesaba; recuerdo que en las clases de matemáticas pegaba estampillas en el cuaderno de latín y en las clases de Inglés escribía poesías románticas en el cuaderno de francés, cuadernos que al final con estampillas y todo, terminamos un buen día en la Rectoría. En la piscina hacíamos apneas agarrados de la rejilla del sifón, sin saber de lo que se trataba, simplemente nos gustaba aguantar el resuello. Recuerdo que un buen día sacamos a un seminarista pastuso, morado como una berenjena y casi sin aliento, pensamos que eran cosas del diablo y decidimos mejor dejar esas bobadas de seguir aguantando resuello y mejor continuar nadando cauquita que era el estilo de moda en el seminario.

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Confundido con el cholado, que pasaba por mi cabeza dejé el seminario en el momento decisorio de mi carrera sacerdotal convencido de que Dios me tenía reservado otros escenarios. Que lástima por que de haber seguido le hubiera hecho mucha competencia a mi amigo el Padre Gonzalo Gallo, -que abandonó el sacerdocio por gallina- a quien yo no le auguraba mucho futuro pues con ese apellido nunca hubiera podido llegar a manejar la Santa Sede...

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LOS AÑOS SETENTA Y LA BOTA ANCHA

Al cruzar la puerta del seminario decidí no volver a mirar para atrás, aunque mi cabeza y mi corazón se debatían en un gran conflicto. Con estos sentimientos confundidos me encontré ahora s enfrentando al mundo al demonio y la carne, cómo les parece esta tremenda responsabilidad!!!. Eran épocas de un gran cambio generacional, los Beatles no dejaban de sonar, la marihuana se quemaba a toda hora y en todo lugar, el pelo largo y la bota ancha era lo usual, el color de las medias debía combinar con la camisa, Gonzalo Mango y sus escritos de onda existencialista eran buenos tema para comunistas, y mamertos y yo mas perdido que el hijo de Lindberg trataba de coger sintonía con el nuevo ritmo gogó. Como no sabía sino rezar y hacer camándulas, el pariente que me dio inicialmente trabajo por solidaridad familiar me puso a trazar márgenes en los libros de contabilidad y como me quedaron bien hechas, aprendí contabilidad en el SENA, después me especialicé en la revolución de las masas. (Entiéndase revolver masas de panadería)

Pero me empezó a picar el gusanito de la solidaridad ciudadana y sin darme cuentan estaba involucrado en rescates de personas en los Farallones de Cali con la Defensa Civil. En el Cuerpo de Bomberos, era muy feliz apagando incendios, creo haber vivido los mejores años de esa institución, épocas cuando la crema y la nata hacían del cuartel un lugar muy amañador. Durante mi curso de

aspirante, hacía fuerza para que se presentara un incendio y tener la oportunidad de apagarlo. Que tal lo piromaniaco?,!!!!)

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Recuerdo en particular el episodio que se presentó un primero de Enero a las dos de la madrugada cuando atendimos una llamada y la casa consumida por el Incendio era la de Harold, una persona humilde que había trabajado toda su vida para tener vivienda propia y que ese año nuevo un globo encendido aterrizó en su patio trasero, cuando todos celebraban en la calle, dejándolo en la inopia, solo con lo que tenía puesto. Este suceso marcó significativamente mi vocación de servicio. Ahora en mi nueva vida de laico como ya no podía salvar almas me dedicaba salvar vidas ya rescatar cuerpos de cuanto charco nauseabundo o río sudo y oscuro me solicitaban, ahí estaba presto, sin nunca medir los riesgos, pero metido en el barro feliz como una lombriz. Estos años de mi naciente filantropía fueron forjando mi compromiso ciudadano y así poco a poco fui integrándome a las fuerzas vivas de la solidaridad en contra del querer de muchas de mis queridas.

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CALI Y WINNIPEG CIUDADES UNIDAS POR LOS PANAMERICANOS Y SEPARADAS POR LA DISTANCIA,

A esta altura del recuento de mi vida, algunas personas no conservarán sus nombres, pues la mayoría aún sobreviven. Muchas siguiendo mis rastros — demandarme por falsos testiciertos, pero los lugares si conservarán su geografía. Poporopo, quien trabajaba conmigo en la revolución de las masas viajé a Winnipeg Canadá a los Juegos Panamericanos como Integrante del equipo de Polo Acuático, regresando con las maletas repletas de goles, pero lavándome el cerebro con las bellezas del lugar. Desde ese día me propuse viajar a tan maravilloso país el que por esas épocas quedaba en la quinta porra, - mejor dicho quedaba muy cerca de donde el diablo boté la moto-. Vivíamos en la calle del muerto, del barrio Libertadores de Cali: ya con mi plan en la cabeza solo me faltaba el dinero para lo cual logré con el palancazo de un maravilloso suegro, un trabajo en una multinacional que por esas épocas era de las que mejor pagaban el trabajo de los obreros. Yo pensaba que mi suegro para asegurar el noviazgo de su hija me colocada en alguna gerencia o en el peor de los casos en una subgerencia, pero para mi sorpresa el primer día de labores me inauguraron barriendo, yo quería que la tierra me tragara, cada que pasaba alguna persona cerca de mi empolvada labor. Como Dios aprieta pero no ahorca, a las pocas horas llegaron unos Misteres llenos de cajas, máquinas y cámaras fumadoras y como el acomedido se lleva lo que esta escondido, en pocos minutos no solo me convertí en el Viernes de los Misteres, sino que también era modelo para algunas filmaciones, si bien mi disfraz de obrero me sentaba bien.(overol caqui, botas “Jojoy” y casco de seguridad). Fue un año donde aprendí a manejar y a trabajar con máquinas como guadaña, tractor, grúa, montacargas, y cargadores. A pesar de lo sano sanote permanecía en la enfermería en busca de cura para el mal de amores y para el bicho seco. Mientras las piernonas encuadernaban los archivos y paraban el tráfico, el Mocho, me entregaba en los inodoros con ceremonia especial, el trofeo de campeón en atletismo, pues el ingeniero jefe y coordinador de los deportes por celos con su propia sombra, me había condenado al ostracismo y no organizó la premiación como retaliación amorosa. Ya con el dinero en la mano ahorrado durante un año de trabajar como mecánico todero, un buen día me acosté vestido y siendo fiel al postulado de Confucio cuando dijo: “Si un hombre no piensa en lo que está lejos, encontrará dolor cerca de su casa” entonces a las cuatro de la mañana abordé un taxi, rumbo al antiguo Calipuerto, para tomar a las diez de la mañana un bimotor de

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Ecuatoriana rumbo a Panamá, desde donde le puse una postal a mi mamá tratando de tranquilizarla y contándole de la realización de mis sueños, para luego continuar mi periplo: Miami, Nueva York, Toronto y finalmente Winnipeg. El trámite de inmigración en Toronto para ingresar al Canadá fue un camello, pues para empezar el tránsito de Colombianos para Winnipeg hasta esas épocas era ninguno, además era Enero mes de pleno Invierno y como que tampoco les cuadraba de a mucho; mis buenas intenciones de estudiar de nada valieron y menos cuando miraron mi maleta y encontraron solo ropa de clima tropical. Al final verificaron mis datos y cuando vieron mi cara de melancolía y que llevaba dinero como para sobrevivir (tal vez comiendo copitos de nieve, durmiendo en un Iglú, vestido con piel de mona, etc.)- me permitieron el ingreso. Antes de que el avión de Air Canadá, aterrizan en Winnipeg y ya con mi corazón a mil por minuto de tanta ansiedad y angustia de no saber para donde Iba, mi compañero de asiento resultó ser el Gerente de la Esso para Canadá y cuando le conté de mi odisea (no lo dejé dormir ni comer) al llegar hizo una llamada y me tranquilizó al contarme que un amigo suyo vinculado a la Universidad me contactaría y me entregó su tarjeta de presentación y un número telefónico. (Esta tarjeta era en ese momento mi única tabla de salvación). El pequeño aeropuerto estaba rodeado de nieve por todas partes, yo nunca había visto tanta nieve ni en las películas soviéticas, el frío me hacia doler hasta los huesos. Todo el mundo recibió a todo el mundo y me quedé solo acompañado por un policía, la niña que alquilaba automóviles y la señora del aseo. Abrí mi maleta Imitación escocesa y me coloqué un bluejean encima del otro, igual cosa hice con la camisa, pero nada fue suficiente a pesar de la supuesta calefacción central. Metido en ese frío edificio de cristal rodeado de nieve por todas partes, solo me arrepentía de haber pegado tantas estampillas y no haberle parado mas bolas al cura de Inglés pero con el precario conocimiento que tenía del idioma, fui a una gran tornamesa donde estaban Instalados muchos auriculares telefónicos todos Igualitos en color y tamaño, solo con el nombre de hoteles, pero sin posibilidad de marcación.. Tin...Marín...de dos....., y levanté uno donde me contestaron con una retaila que no entendí ni pío y colgué. Al minuto llegó un mister como de diez metros de alto que botaba humo por las orejas, la nariz y la boca, no le costó dificultad alguna el identificar a su pasajero, tomó mi lujosa escocesa, que resultó tener alma de cartón (que tal tan falsos los escoceses?) la que al no resistir la humedad dejó mis calzoncillos en la vía pública, el mister recogió todo como pudo, ¡mes yo estaba petrificado del frío y de la pena, luego me levantó cual maniquí y me trepó en su microbús. Ya aquí había calorcito y el mister muy atento me fue contando desde el descubrimiento de Canadá hasta

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el día de su circuncisión, yo no entendía ni miércoles, pero cada que el dejaba de hablar para tragar saliva o para esperar mi opinión yo siempre le decía: oh yea, yea, yea....(Que tal mi yea, yea?). El sonido de las llantas sobre la nieve lo senda muy particular el panorama era como si las nubes se hubieran caído y las luces de los vehículos entrecruzadas con las de los postes del alumbrado público le daban un tono sombrío a la gran dudad. El hotel era el Saint Regis, había escogido uno de los más costosos,-que tal la puntería?— la sola noche en esa época me costó la pendejadita de 50 dólares, que tal el varlllazo!..pues este golpe financiero me quito el sueño, el hambre y todo, sumado a que la rama estaba conectada al sistema de energía, el asunto me puso aún mas nervioso de solo pensar en una electrocución y de sobremesa el que nunca había dormido en un piso veinte. Sin sueño, sin hambre y con bolsillo adolorido, me coloqué para el frío una ruana campesina que había comprado como regalo para el ángel de las nieves que seguramente me ayudaría en este viaje sin cuartel, sin nimbo y sin conocido alguno y así me baje al bar. Descubrí el bar por la música, por el olor a tabaco y a whisky, estaba lleno de gente y de humo, el ambiente me encanté. No dejaba de sonar My Sweet Lord, ni yo de mal preguntar pendejadas a todo el que se sentaba en la bahía. Al final amaneció!!!! Eso me dijeron, pues yo no notaba diferencia alguna, a mí me parecía todo Igual y había pagado 50 dólares para no usar el lujoso cuarto mas que para guardar mi desvencijada maleta escocesa. Como esta costosa y particular noche me había quitado el apetito, no fui a desayunar, pero me puse en la tarea de localizar al ángel de las nieves del que tenía un fantasmagórico número telefónico, así que manejé con mucho cuidado la tarjeta del Mister puesto que era el hilo conductor con la llave de mis sueños. Mas me demoré en colgar que en llegar todo un regimiento de viejitos, era el comité Olímpico en pleno. Yo no se que fue lo que le conté al Mister de la Esso, o que fue lo que él me entendió, pero todos estos personajes insistieron en llevarme a otro lugar y claro yo ni corto ni perezoso subí a mi habitación y bajé la escocesa que ni siquiera había abierto y de paso me guardé la crema y el cepillo de dientes, la cauta de fósforos, la máquina de afeitar y una toallita perfumada que estaban adornando el baño. Con tan mala suerte que cuando salía del ascensor pisé en falso y me fui de bruces y la escocesa ahora si había quedado totalmente descuadernada y claro, lo que primero salió a relucir en medio de los calzoncillos fueron los regalitos que empaqué al salir. Rojo como una remolacha solo acaté en decir souvenirs, souvenirs, y todos los testigos que eran casi todos, entre rizas y carcajadas repetían en coro conmigo souvenirs, souvenirs. Que tal la vergüenza? Yo todo un exreverendo robándome las muestras gratis?

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Ya en el vehículo en el que todos estos hombres de las nieves (-lo de nieves, no solo por lo desconocidos y misteriosos, sino que eran tan blancos como la leche y ya no les cabía una cana más-) hablaban al mismo tiempo, pero de todo este enredo yo entendí que ellos querían ubicarme en un lugar acorde con mis expectativas. Que tal y yo sin saber que expectativas tener. Al final estaba instalado en la casa de Mr. Jean Daly, Ex director de los Juegos Panamericanos y Decano de la Facultad de Educación Física de la Universidad de Manitoba.- Que tal la arepa?-.A mi no me cabía ni un tinto de la emoción. Ahora estaba seguro que al Mister de la Esso, yo si le había contados o por lo menos me había entendido todos mis planes. O sea que mi Inglés no era tan malo.....que dicha!!!!!! Que viva la filatelia!!!: Pero la dicha no me duró mucho, pues cuando reaccioné aún tenía aferrada entre mis congeladas manos las llaves del Saint Regia.. que oso tan peludo Le conté a mi nuevo anfitrión y este respetado Mistes entre risa y sospecha me dijo souvenirs .. souvenirs..... que tal .. ya me había convertido en todo un ladrón internacional. Entre conocer a mi nueva familia, organizar mi cuarto y echarles el cuento de mis mil y una noches, llegó ahora si una verdadera noche y pude dormir como un lirón, después de tanta pesadilla Marco Polo era un pobre principiante. Al día siguiente estábamos en un almacén del ejército comprando todo el ajuar de nieve: botas, medias, camisas, pantalones, chaquetas, pasamontañas, guantes, una gran tula y me disfracé en minutos de militar por tan solo 30 dólares. (con esta ropa sobreviví todo el año) Que tal la diferencia con la costosa noche del Saint Regis? Que santico sería este tan costoso?.. En la Universidad de Manitoba recibí matrícula provisional en la facultad de Educación Física, primero por que el semestre ya había empezado y segundo requería un permiso consular. La experiencia fue inolvidable, recibí todo el afecto posible y me dedique a estudiar y a entrenar atletismo para así justificar mis prebendas universitarias. Por ejemplo, mi almuerzo me costaba 20 centavos que incluía todo lo que colocara en la bandeja, lo que se traduce que no me costó mucho dinero recuperar mis hambres atrasadas. A pesar de mis militares protecciones cada que pasaba de un edificio a otro dentro de la universidad, el cabello se me congelaba, las orejas y la nariz se me cuarteaban y dolían, los labios se me tostaban y de sobremesa me dio caspa...que pena...descubrí que me había dado caspa, que mas pandan crispetas, no sé, si por el frío o por la angustia y ansiedad. Inmediatamente me fui a la droguería y como ningún frasco me pareció conocido y no sabía como se decía caspa, ni crispeta en inglés, no tuve mas remedio que colocar la caspa sobre el mostrador, lo que casi enloquece a la vendedora quien llamó en fracción de segundos a la policía (dentro de la universidad se disponía de un grupo de policía) lo que me comprometió en una amplia explicación para que

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todo volviera a la normalidad y yo poder ingresar rápidamente a los baños con mi tarro de Head and Shoulders y adiós a la caspa.... Al final del año universitario mi inglés sin ser del todo malo no fue suficiente en su gramática para aprobar los exámenes escritos, lo que me obligaba a validar el idioma. Programita que no me pareció interesante y fue así como armé viaje para trabajar en las minas de Saskatoon y Saskatchewan con un compañero, mas loco que una cabra. Cuando Mr. Daly descubrió mi osadía me recomendó mejor regresar, por lo que no me quedó mas remedio que de inmediato organizar mi tula, (para este tiempo mi escocesa ya debería estar en la planta de reciclaje) y viajé a Toronto y a Nueva York, donde me instalaría.

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NEW YORK NEW YORK

Llegué al aeropuerto Kennedy y en un taxi, me dirigí a New Jersey, he pues tenía entre mis arrugados apuntes la dirección de Jairo González “pelusa”. Pasamos por un largo túnel bajo el agua y después de l2dólaresy otro gran dolor en el bolsillo, toqué en el número anotado, abriéndome la puerta una cubana que sin dejarme saludar con solo nombrarle a mi amigo a grito herido me dijo hasta de que me Iba a morir, sin respetar mi vestidura militar, al parecer la joya del pelusa le había hecho ochas

y panochas, y le di papaya para que se sacara el clavo a todo pulmón y ante todo público.. Ahora estaba más desubicado que Mister Bonn en Suárez y fue cuando recordé la existencia de los YMCA (Young Men Christian Association). Un testigo presencial de la vaciada cubana, me recomendó tomar una guagua hasta la calle Hoboken, donde había un YMCA. Lo de guagua me dejó boquiabierto, puesto que para mí, guagua era solo el animal que se come las gallinas cuando nuevamente pregunté, ya se me aclaró que se trataba del autobús y que debía tomar el numero ocho. Mas encartado que gallina criando patos, con mi pesada e incómoda tula me subí al confortable y lujoso autobús que efectivamente me dejó en la puerta. Aquí me sentí profundamente cristiano al enterarme que la semana de alojamiento me costada solamente quince dólares, semejante diferencia entre unos servidos y otros me tenían grogui, pero no a mis bolsillos que ya estaban en saldo rojo. Estos hoteles para cristianos son de lo más barato que existe por esta razón mis compañeros de alojamiento más que cristianos tenían cara de estar más varados que corcho en remolino. Descubrí la coca cola litro y el paquete gigante de papilas fritas, dieta obligada a seguir pues según mi último arqueo de caja era lo único posible. A la mañana siguiente y así durante cuatro días, me dediqué a recorrer las calles de arriba para abajo y a mirarle la cara a las personas por si alguien me resultaba conocido.

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En un correo cercano coloqué una postal a la familia contándoles lo maravilloso de mi estadía en la Gran Manzana. Cada noche me encomendaba a todos los santos, pero en particular al santo que se encarga de hacer aparecer personas, me imaginaba que debería existir alguno encargado de estos menesteres entre la larga lista de los que les rezaba en el Seminario. Esto no lo cree ni Mandrake, pero un día cuando las papilas ya me sabían a ostias y la coca cola a purgante, alcancé a ver que en un autobús pasaba una cara conocida, corrí casi que batiendo el record de los cuatrocientos metros planos y me encaramé cual gamín: y dicho y hecho, era Álvaro Guzmán, un condiscípulo de la escuela; yo lo abrace, lloré y luego reí sin parar, no lo podía creer!!! !Uf, de pronto reaccioné pues me sentí perdido cuando el autobús cruzó por otra calle y yo solo conocía en línea recta. De inmediato le pedí a Álvaro que nos bajáramos para contarle de mi realidad gitana. Era un viernes y yo tenía cancelado hasta el sábado mi alojamiento, por esto quedamos en encontrarnos al día siguiente a las cinco de la tarde. Ese esperanzador día desde las tres de la tarde ya estaba listo y sentado en el paradero esperando a mi condiscípulo; llegaron las cinco, las seis, las siete y ya empecé a pensar que había soñado despierto y que no existía el tal Álvaro. Cuando estaba a punto de gritar y de meterme a dormir en la tula, lo único que me quedaba, llegó mi amigo como un espanto de carne y hueso... Y hablando de carne y hueso esa noche en su casa de Manhattan, Nueva York, guisó muslos de pollo que por mis hambres atrasadas me parecían muslos de avestruz, este penetrante y ya casi olvidado olor me puso a sudar frío, al punto que sentí que me estada dando soroche; pero en un acto de pendejada y pena, le dije que yo ya había comido, como les parece? .... y claro, cuando escuché su primer ronquido salté a la cocina y acabé de pelar los muslos que había dejado casi enteros. Así empezó mi nueva experiencia en la capital del mundo, donde pude trabajar armando partes para los aires acondicionados de los aviones; practicar todas las tardes y fines de semana mi deporte favorito en ese entonces el atletismo; enviar muchas canas con poco dinero a mi Mamá subir por las venas y arterias de la estatua de la libertad hasta su corona y gritar que era prisionero de mis propios sueños; vivir en el lugar mas maravilloso como lo fue Manhattan en la calle 75 con River Side; comer ropa vieja; volverme experto en el subway o tren subterráneo; pasar por la calle 42 y no dejarme corromper aprender a comer en latas calentadas en la ducha albóndigas, frijoles y espaguetis Goya; a ver por televisión a Tres Patines y no entender sus chistes; a comprar nuevos uniformes pasando del Ejército a la Marina por tan solo 35 dólares; recorrer la quinta avenida y no conocer a nadie y peor aún sin que nadie me conociera; almorzar en la casa de un pariente cercano que vivía un poco lejano; enrolarme en cuanto desfile de protesta o de celebración pasaba sin importar para donde

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iba, ni de donde venía; entrar a cine doble y no ir al baño para evitar la persecución del coco; enamorarme de lejos y desenamorarme de cerca; compartir el trabajo y el descanso con Dominicanos y Puertorriqueños; asistir gratis a los mejores conciertos del Central Park pasando de agache con la marihuana; aprender a usar las lavadoras automáticas después de que toda mi ropa había quedado como el asco iris; a no decir mono sino rubio y a que no me diera pena protestar por tantos penis en las vueltas. Cuando había transcurrido un inolvidable año, Frank Shorter, recorre toda la dudad de Cali, ganándose de cabo a rabo la maratón de los juegos Panamericanos y Avianca pasa por la Televisión Hlspana todo su recorrido mostrando mis añoradas calles y sus gentes que eran mis gentes y así como mi primer día en ese país no dejaba de buscar en mi televisor una cara amiga; aquí si fue cierto que me invadió la nostalgia y sentí que mi verdadera razón de vivir estaba en mi tierra entre los míos y sin Importar todas las cosas buenas que me estaban pasando ni el que se me hubiera permitido vivir en ese país cómodamente y sin sobresaltos, me subí en el primer avión que pasó por la Seventy Five con River Side y en un santiamén regresé, encontrándome tonta nuevo aeropuerto aún en obra negra con una familia maravillosa y encantadora y con una dudad que me recibía con los brazos abiertos y me invitaba a unirme a todos los compatriotas que día a día trabajaban en procura de hacer de este país el mejor vividero del mundo. Para terminar esta primera parte del recuento de mi vida recordando el comienzo, que mejor reflexión que el pensamiento de Baba Dioum, que dice:

- Al final vamos a conservar solamente lo que amamos;

amar solamente lo que comprendemos, y a comprender solo lo que nos enseñaron”

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LIGERO DE EQUIPAJE

Si para triunfar en la vida como ser humano es preciso dar algo de nuestra propia vida al mayor número posible de personas, puedo asegurarles hoy 17 de Agosto del año 2002, con 54 años vividos que he triunfado, además que he triunfado siendo absolutamente feliz puesto que la vida me ha permitido estar en el lugar preciso a la hora indicada para trabajar con entusiasmo sin descanso y sin reservas en actividades que me van llenado de absoluto placer e invaluables satisfacciones al punto de poder asegurarles que he tenido el privilegio de ser gerente de mis propios sueños. Convencido de que el futuro no se hereda que tampoco es una condena, sino que se sueña y se construye con constancia, eficiencia y transparencia, hace 34 años lo abandoné todo para perseguir nuevos sueños e ir dándole a cada uno de ellos un soplo de vida, cuidándolo en sus épocas de infancia y juventud, para luego entregarlo en adopción a los que me acompañaron y caminaron conmigo, sin volverme esclavo de mis propios logros, para lo cual debí aprender el difícil arte de: saber retirarse a tiempo. El buceo recreativo, el trabajo social, el medio ambiente y mis esporádicas participaciones en los medios de comunicación, a través de los cuales he podido expresarme libremente y compartir mis sueños, planes, proyectos, realizaciones y frustraciones, resumen el gran reto que me ha llevado por caminos difíciles, muchas veces ingratos, capoteando temporales, pero definitivamente Llenos de contenido, satisfacción y calidad humana que es lo que al final prevalecerá a través del tiempo y que nada, ni nadie, podría arrebatarme. Por esto hoy puedo asegurar que la cosecha recogida de todo lo sembrando durante mi caminar, cabe completamente en mi corazón, lo que me permite pensar como Tony de Mello, que estoy “ligero de equipaje” permitiendo que las energías de este nuestro cosmos sigan sensibilizándome hasta el fin del fin sin pretender quedármelas. Gracias a esta actitud de vida he podido tenerlo todo sin ser dueño de nada. EL QUE PEGA PRIMERO… Sin querer queriendo resulte envuelto en la gran responsabilidad histórica de liderar el ordenamiento, desarrollo y divulgación de una nueva actividad deportiva recreativa en Colombia: EL BUCEO.

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Todo comienza con el naufragio de una lancha en la que paseaba una familia en el lago Calina Por esas épocas permanecía listo en paz y emergencia apoyando a la Defensa Civil en Búsqueda y Rescate, sin nada que ver con el buceo. Al llegar al lugar con bombos y platillos (ambulancias, lanchas, sirenas, periodistas, curiosos y chismosos) me sentí impotente e Inútil y hasta cierto punto ridículo frente a tan cruel realidad, aparentemente lo teníamos todo, pero no sabíamos lo más importante: bucear. Ese día por todos los medios a nuestro alcance nos comunicamos con el país entero en la búsqueda de buzos, encontrando primero muy pocos y de estos pocos los que no tenían tiempo, o no tenían el equipo adecuado consideraban la búsqueda muy peligrosa y al final solo quien cobré un dinero difícil de pagar por un huérfano que lo había perdido todo fue quien se enfundé un viejo equipo y buceó, o por lo menos se desapareció de nuestra vista por un largo periodo para luego salir, cobrar, sin haber encontrado nada. Con tridentes de hierro arrastrados por lanchas peinamos el área durante una semana al cabo de la cual enganchamos y movimos la lancha y una gran burbuja dejó flotando los cuerpos inflados y descompuestos por acción del tiempo Este inolvidable día juré no solo aprender a bucear como Dios manda, sino compartir lo aprendido con todos mis compatriotas. Donde encontré más sintonía con el proyecto en cuestión fue en el Cuerpo de Bomberos de Cali, quienes por esos tiempos habían comprado unos equipos de buceo de segunda mano; pero que para llegar hasta su utilización se debería primero ser Bombero Voluntario. Carnet de los bomberos....

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Con un grupo de amigos Interesados en colocamos estos equipos más que en querer apagar incendios, entramos al curso, entre mis compañeros se encontraba Daniel Perea, quien al final se marchó mamado de tanto enrollar y desenrollar mangueras, cargar y descargar escaleras y nada de buceo. Entre los Bomberos buzos de ese entonces se encontraban Jairo Cabal con el grado de Cabo, y Jairo Páez Los Jairos eran las personas conocedoras del tema y responsables de los rescates de la época, pero que no disponían de la metodología ni de las estrategias para consolidar alrededor de los Bomberos un grupo de buceo. Convocamos a todos los que en la ciudad conocían o practicaban el buceo en procura de ordenar las ideas, los conocimientos y maximizar los recursos disponibles que nos permitieran una formación mas integral, si bien en lo que sí coincidíamos era en que el alto riesgo que la actividad tenía implícito. Aquí se habló mucho y todos nos sentíamos dueños de la razón pero al final reinaba un denominador común El Empirismo.

Cesar Augusto Duque quien tenía el rango de Cabo, se desempeñó como Director de nuestro curso de formación bomberil oportunidad para conocer su personalidad, autodisciplina y estudio lo que un buen día coincidiendo filosóficamente decidimos unir esfuerzos y montar un negocio sin que tuviéramos la más remota idea de lo que significaba ser empresarios, negocio que terminó llamándose ASETEC (Asesorías Técnicas), y para su funcionamiento

nos ubicamos en una pequeña oficina a la entrada del entonces aún sin terminar Edificio el Castillo. Como era de esperarse por aquellas épocas si el tema de contratar asesorías en seguridad Industrial era incipiente, mi tema del buceo no atraía sino a los curiosos. Irónicamente la diminuta oficina permanecía llena de personas mirando el viejo equipo de buceo que exhibíamos y ojeando las revistas Skin Diver así como de gallinazos que le revoloteaban a la secretaria que no solo era muy linda sino karateca y simpática al punto que al final le aplicó una llave universal que mas parecía una llave peston y se convirtió en la dueña y señora de mi primer y único socio.

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Como el negocio no producía ni para pagar la oficina, nos repartimos equitativamente los gastos; mi socio enamoraría la secretaria y yo a la dueña del local, así solo teníamos que pagar el teléfono, aparato que casi nunca sonaba, salvo cuando la dueña quien no creía en mis promesas de amor ilusamente llamaba cada mes preguntando por los arriendos atrasados, llantada esta para Lo que ya nos habíamos entrenado sincronizadamente para responder alo!!! alo!!!!que los llamo por lo del arriendo.......alo!!! alo..., no se oye!!!! A.loooooo.así pasaron los meses hasta que mi socio se casó con la secretaría ya mi todavía me anda buscando la dueña del local. Muy apenado mi socio por la parte que me correspondió en el estado de Pérdidas y Ganancias y gracias a sus influencias bomberiles me hizo nombrar edecán de reinas en las Ferias de la Caña de Azúcar. Participé en dos ferias como edecán una con la señorita Argentina Patricia Fraccione, y otra con la USA, basta que los bomberos no fuimos mas edecanes de estas festividades, creo que por las intrigas del entonces Teniente de la Fuerza Aérea Harold Certuche, que siempre nos jodía para que le prestáramos la escalera mas larga me imagino que era para bajarle de los árboles el gato a la esposa de su comandante y que terminó lagarteándose este cargo para los cadetes de la FAC, argumentando que los Bomberos éramos muy feos y estábamos muy tiznados. De estos reinados recuerdo que cuando las carrozas pasaban en ese tiempo por la calle quince donde permanecían ofreciendo sus encantos las fufurufas y los maricas, nos echaban los piropos mas horribles que yo hubiera escuchado, tanto a la reina como al edecán al ponto que aprendí de Miss Argentina a arriar la madre mientras sonreía.

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CLUB DEPORTIVO BARRACUDAS DEL VALLE

Un 23 de Octubre de 1975 con los recientemente conformados Guardas Bachilleres nos reunimos en las Piscinas Panamericanas de Cali para fundar barracudas Scuba Divers Club (Que tal la elegancia y lo internacional del nombrecito) teniendo en cuenta que les venía dirigiendo un programa natación y que su entusiasmo, disciplina y ganas de echar para adelante, me motivaron a tomar la novedosa y atrevida determinación de Incursionar en el tema del buceo.. Participaron además de los veintitrés Guardas. Maria Esther Navia, monitora del equipo de natación de Univalle, y Gilberto Arenas un empleado de Emcali. La tarea inicial fue la de nadar basta que nos poníamos morados, prepararnos en primeros auxilios y practicar las técnicas del salvamento y rescate por si las moscas. El segundo reto fue el de luchar en el manejo de las aletas Phanton, compradas en el Ley, que pesaban mas que un mal matrimonio así como la difícil desaguada de las inmensas caretas Nenrod.

Lo del nombre Barracudas salió de una experiencia en abril de 1974 cuando por ignorancia en un buceo en Gorgona, desatoraba la varilla de un arpón mal colocada en un inmenso bravo, pez que de bravo no tiene si no el nombre. Al retirar la varilla salió mucha sangre de color verde,(fenómeno físico de la refracción de la luz) atrayendo a cientos de peces que me rodearon y que por entre las piernas, brazos y cabeza se comieron en minutos al bravo

dejándome como al viejo y al mar solo con el esqueleto. Mis compañeros no salían de su asombro pues ellos me suponían también devorado por esta nutrida escuela de peces que haciendo rechinar sus dientes sobre mis oídos, resultaron ser Inmensas y hambrientas Los Ríos Sabaletas y Agua Clara, así como el lago Calima y la Isla Prisión Gorgona se volvieron nuestra obsesión al punto que hacíamos todos los esfuerzos que fueran necesarios para — llegar a estos lejanos pero ensoñadores lugares y realizar nuestras modestas prácticas de apnea o pulmón libre y en el mejor de los casos compartir por pocos minutos el viejo y único tanque entre los mas avanzados.

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Jairo Usma un destacado pintor y diseñador de Carvajal & Cía, que había ingresado al Club y que nos apoyaba desde la Junta Directiva con Sonia Esther su esposa, diseñé el logotipo que son su snorkel al lado derecho le dio rápidamente la vuelta al mundo en las calcomanías colocadas en una buena parte de los vehículos, camisetas y afiches. Por estas fechas sobre el tema del buceo en el diario el Tiempo aparecían propagandas de la US Divers, ofreciendo cursos y equipos en Medellín con Alberto Yarce y Javier Gómez; así mismo en los corrillos se escuchaban las historias mal contadas y asustadoras del trágico fin de un tal Zibetta realiniwln pesca submarina solo en Cartagena; de las odiseas de un tal Capitán Ospina Navia en Santa Marta; de las proezas de un tal Paco Bahamón en Buenaventura y1bjnaco de las profundas apneas Llegamos y encontramos al buque aún agonizante; ya se había hundido parte de la popa, pero la proa todavía se resistía a sumergirse, estaba muy escorado hada babor (indinado sobre su lado izquierdo). Por una salida de las bodegas se observaban sobreaguando grandes tablones de roble los que empezamos a sacar, luego Micky cual pirata del Pacífico le echó el ojo a la campana y en un santiamén la majestuosa y tradicional campana de bronce ya estaba roncamente sonando en su canoa. Por una de las estrechas escotillas de la cabina de mando donde estaba rompiendo la ola con fuerza realice un ingreso en apnea (en ese tiempo yo cabía por cualquier agujero) cuando pude entrar encontré el agua tranquila y con buena visibilidad lo que permitió ver en una de las esquinas de la cabina del capitán su máquina de escribir que no alcanzó a imprimir el último Informe de bitácora. Consideré que las leyes de naufragios verían con buenas ojos el que en Barracudas guardáramos esta reliquia, reliquia que a pesar de haberse

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lavado muy bien con agua dulce, aceitado y encerrada en una urna de cristal, poco a poco se ha ido muriendo de pie en las aulas del Club donde muchas veces le correspondió escuchar en silencio la clase de navegación dictada por Juan Carlos Galindo y Diego Kuratomi.

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KUNTA QUINTE Para los viajes a la en ese entonces Isla Prisión Gorgona el transporte marítimo era la mayor dificultad salvo el buque Asturias, dedicado al turismo a Juanchaco, los demás buques eran de transporte de víveres, madera y combustible, por lo que nos dimos la tarea de encontrar una embarcación que nos facilitara nuestros propósitos, puesto que el Asturias en fines de semana y feriados, no debía abandonar su compromiso con los turistas. En estos ires y venires conocimos a Azael Reina, una persona oriunda de Mulatos, zona costera localizada frente a Gorgona donde según la leyenda se dice que había encallado liada muchos años un buque inglés y que sus tripulantes se quedaron a vivir en la zona mezclándose con los nativos, razón por la cual la mayoría de habitantes presentan rasgos físicos muy particulares que contrastan significativamente con sus vecinos, estos son rubios de ojos azules y maestros natos en la construcción de barcos de madera, por lo que se los conoce como los Culis o culimochos, pues los buques que construían tenían la papa mocha. Azures había construido con los Culis, su Barco El Mulatos, barco que aunque su diseño era para carga, nos gustó mucho, pero más le gustó a Azael el asunto de explorar el Pacífico y desde luego ganarse unos pesos sin joderse tanto. Como Gorgona pertenece política y geográficamente al Departamento del Cauca y Mulatos está frente a Gorgona, entonces nombramos como embajador ante Azael, para que le hablan el idioma, a Rafael Salarie, compañero trilingue que habla guambiano, pat y caucano, con pinta además de culimocho. Para nuestros propósitos el buque se reorganizaba temporalmente y en la bodega donde normalmente se trasportaba madera y combustible, ahora sería el cuarto de comando, es decir el dormitorio, sala de conferencias y reunión de la santa inquisición conformada por la jauría de hasta veinte instructores donde normalmente se cargaban los plátanos y el coco ahora se acomodarían los cincuenta y más alumnos. Solo las damas disfrutarían de camarotes o tablas

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con almohada, camarotes estos donde normalmente se trasportaban las negras de El Charco Nariño, enfermas por malaria Es decir que los negros esclavos traídos del África venían tan cómodos como los pasajeros del Titánic, frente a los Barracudas que sí representaban al verdadero Kunta Quinte. Vale la pena aclarar que en el buque la única taza sanitaria con balde y cuerda en la puerta, era unisex para apoyar así la naciente la liberación femenina. La cocina quedaba a estribor llegando a la popa y la taza en cuestión estaba separada de la cocina por una tabla, así que las revolturas de todo y de todos con todo eran el plato diario, plato que a diario se lavaba en la misma revoltura. Toda esta radiografía del buque escuela Mulatos que navegaba desplegando coloridas banderas en su mástil, es para resaltar que quines participamos de estas épocas de bárbaras pero seguras e inolvidables salidas de buceo, hicimos simultáneamente varios cursos Intensivos entre otros buceo, salvamento, natación, supervivencia, tolerancia, resistencia, primeros auxilios, aguante, dictadura, hacinamiento, hambruna, resistencia bacteriana, inclemencias tanto de la atmósfera como de los instructores etc., etc. Durante toda esta dura realidad formativa solo se presentó un motín a bordo, liderado por debajo de cuerda por Alonso Restrepo que era el Presidente de la Junta Directiva, quien casi siempre tiraba la piedra y escondía la mano y por encima de cuerda por los boquisabrosos de: Martha Irene López, Myrian Solarte y Gustavito Yanguas, motín que se controlé al permitir vino y manjares en la remesa. Recuerdo muy bien que durante la salida del motín todos se enfermaron del estómago y perdieron dos días de práctica haciéndole cola al baño y al lomotil. Al cabo de los años y ya con la Regada de buques más cómodos la M/N Mulatos, se convirtió en pesquero hasta el día que un temporal puso a prueba sus viejos maderos, y Azael como buen capitán y armador, no lo abandonó hasta que solo quedó a flote su última tabla y abrazado de esta con un agónico adiós acompañé a su amado barco a las profundidades del Pacifico. Una día decidimos explorar la costa desde Cabo Corrientes hasta Punta Ardita, para este proyecto requeríamos de una embarcación que calan menos, mies nos arrimaríamos bastante a la costa y no conocíamos la zona ni se contaba con ecosonda o sanar por lo tanto la embarcación ideal era el Cecilia Mery, bote pequeño recientemente puesto al servido, de propiedad de Quintiliano Belalcazar negro astuto para los negocios quien no dudó en facilitarnos su embarcación con el negro Ramón abordo como cocinero. El Cecilia Mery era un buque para unas 15 personas con relativa comodidad pero el sugestivo programa de exploración embarcó a 25 personas, por su puesto el hacinamiento llegó a su clímax al punto que la comida era siempre insuficiente, no tanto porque que faltaran víveres sino que la estufa a gas de

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una sola boquilla prendida desde al amanecer, nunca dio a basto, así como tampoco el espacio para dormir, razón por la cual a las seis de la tarde el que se descuidaba y no estaba ya acostado, no tenía espado para dormir correspondiéndole pernoctar y a veces pernoctar sentado en una banca en el techo, aquí si fue cuando hicimos un diplomado en tolerancia y faquirismo. Cuando el crucero estaba a la altura de Bahía Solano se nos informó que una avioneta había caído al mar cuando trataba de aterrizar en Cabo Marzo, inmediatamente como guardianes de la bahía, nos pusimos en marcha y a la mañana siguiente ya estábamos organizando tambores de 55 galones, manilas y con la avioneta localizada a 15 metros de profundidad nos dimos a la tarea de ponerla a flote en esta operación la gasolina del avión nos ocasioné quemaduras de segundo grado las que poco o nada importaban ante la emoción de lograr este salvamento; al caer el día ya un viejo tractor desde la playa tiraba con largas cuerdas la desbaratada avioneta Piper que más se demoró el llegar a la playa que los lugareños en desvalijarla. Claro que nosotros para no quedarnos atrás nos guardamos una de las puertas donde aparecía la matricula. Orgullosos del fantástico rescate llegamos de regreso a nuestra pequeña embarcación donde Ramón consternado convocó una asamblea extraordinaria para informarnos solemnemente que ese gordo, señalando a Jorge Buenaventura, se había comido casi todo por lo tanto no quedaba sino arroz. Con el paso del tiempo un inspector de policía nos estaba buscando para hacernos responsables de la pérdida total de la avioneta Al parecer el dueño quien no había autorizado su rescate buscaba algún responsable puesto que los habitantes del lugar se habían llevado hasta el olor. ...Durante mucho tiempo exhibimos como trofeo en las paredes del Club, la puerta de este aparato. Estas anécdotas resumen lo inolvidable de nuestros primeros viajes por un desconocido mar que de pacífico no tiene sino el nombre, en épocas donde las comunicaciones, la medicina hiperbárica y las ayudas de emergencia brillaban por su ausencia, pero que gradas al severo entrenamiento ya la disciplina prusiana que se manejó durante estas primeras épocas del buceo, hoy no tengo

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un lamentable accidente para registrar en este recuento, aunque sí muchas quejas y reclamos, pero la responsabilidad que tenía sobre mis hombros me obligaban a tomar decisiones impopulares pero que garantizaron la salud y vida de todos los participantes.

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PRIMER CAMPEONATO DE BUCEO A principios del año 1977 y con el propósito de promover la formación de nuevos Clubes deportivos y desempolvar a otros buceadores del país, resolvimos realizar el Primer Campeonato de Buceo, para lo cual lo único que se nos ocurrió fue un evento del que mas aguantan resuello o pulmón libre, como se decía en la época, pero el fantasma de la hipoxia, la hiperventilación y la anoxia ya nos empezaban a rondar y nosotros sanos e Inocentes en tan delicado tema. Para empezar en un entrenamiento con más de 30 personas en las piscinas Galindo con un oleaje que no dejaba ver el fondo, en un momento dado descubrimos que faltaba un compañero y que la sombra sumergida podría ser el personaje. Dicho y hecho Carlos Obonaga, fue sacado en paro cardio-respiratorio. Estaba rígido, cianótico y frío, parecía un maniquí de inmediato inicié la reanimación tema para lo que si estábamos preparados. Cuando ya nos alistábamos para su traslado al hospital, recobró el conocimiento realizando un ruido como de ultratumba trasbocó y su primera reacción fue preguntar que pasó? que pasó?. Después del susto me invadió una gran felicidad al ver que le habíamos devuelto la vida. Todos quedamos en silencio, reflexivos y así nos fuimos a nuestras casas mientras que Obonaga fue llevado a observación médica. Esa noche pasaron por mi cabeza todo tipo de cuestionamientos y el sentimiento de responsabilidad que no me dejaron conciliar el sueño. Superado el incidente y con las recomendaciones del médico Freddy Pretellt continuamos en nuestro empeño de sacar adelante el torneo, para esto nos ubicamos en el aeropuerto y a todo pasajero le pedíamos el favor de que

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procurara que esos afiches de invitación se pegaran en alguna vitrina o cartelera del país. Para ponerle mas emotividad al evento al compañero Pablo Montoya se le ocurrió la brillante idea de traer al corpulento negro Gregorio, un boga de Sabaletas que siempre se destacaba por su capacidad de aguante en los charcos, para que representara a su gremio y a su pueblo. El día de la llegada de Gregorio lo acompañamos a conocer las piscinas y a que realizará su primera práctica, esa tarde la piscina estaba desolada, solo Pablo, Gregorio y Yo, el negro realizó varios Intentos y en un momento dado se sentó en fondo a mirar para la superficie sin deseos de salir, ya con la inolvidable experiencia de Obonaga, vestido como estaba con zapatos y gafas de un salto llegué al fondo, saqué a Gregorio y en superficie empezó a respirar después de ayudarlo solo con la hiperextensión de su cabeza, igualmente manifestando que me pasó? luego con don Pablo sacamos a esta mole a la orilla, y volvimos a quedar reflexivos y muy tristes de solo pensar en la vaca loca en que nos estábamos metiendo. Las cartas no hicieron esperar y ya un equipo de San Andrés se había inscrito, así como el Cuerpo de Bomberos de Palmira y varios particulares, la temperatura del evento estaba muy alta, cuando una noche a las 11:30, me llamó Mosquera el vigilante de las Piscinas Galindo para decirme que fuera rápidamente puesto que el ayudante de la cafetería se había metido a la piscina onda cuando las luces se habían apagado y todo estaba cerrado para tratar de hacer lo mismo que nosotros y no quería salir del fondo. Cuando le pregunté cuánto tiempo hacía que este personaje estaba en el fondo, me manifestó que casi una hora. Me puse frío y pálido, el teléfono se me soltó de las manos y ya solo se escuchaba el alo, alo, de Mosquera que esperaba una respuesta. Llegué a la piscina y los periodistas ya estaban tomándole fotografías, todas las luces encendidas, la policía hacía preguntas y este mal imitador, rígido, morado, tendido boca abajo en la orilla, no tenía careta ni lastre, solo tenía puesto la pantaloneta y las aletas. Yo solo quería que el planeta se paran para bajarme oque la tierra se abriera y me tragara, lo que mas rápido pasara, pero claro, nada de esto pasó y me correspondió dar la pelea y defenderme y defender el torneo. Me sentí responsable por el mal ejemplo que pudimos haber dado a este modesto trabajador de la cafetería a quien ni siquiera conocíamos, nunca supe como se llamaba y mucho menos lo habíamos visto en el agua, simplemente había mirado los entrenamientos y seguramente se entusiasmó y cuando todo estaba solo, cerrado y oscuro decidió probar suerte, pagando con la vida su atrevimiento. Nunca nadie pudo saber de donde sacó las aletas pues jamás lo habían visto en esta actividad. Al día siguiente en los periódicos debajo de su gran foto se leía: “Murió con las aletas puestas”. “Quiso romper su record y le costo la vida” y Yo, ya estaba en el banquillo de la Junta de Deportes con el Director Nolasco Sierra al frente, y

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nuevamente el Médico Freddy Pretellt con argumentos de medicina y de deducción lógica, no solo nos salvó sino que logró el permiso para que el evento no se suspendiera como era la orden. Con estos antecedentes tan tristes y lamentables desde todo punto de vista llegó el día del torneo, evento que no pudimos suspender puesto que una vez se promovió se fue volviendo una bola de nieve. Llegaron los Sanandresanos, eran los grandulones y musculosos Richard 8aM, Guillermo Henao, Noel Ramírez y su entrenador.

A las 9:00 AM. se da inicio al controvertido torneo con la ayuda de mi gran amigo y entrenador de nado sincronizado Pascual Guerrero quien actuaba como Juez Arbitro en superficie y Yo con equipo autónomo en el fondo vigilaría de cerca a cada. Pero más se demoró en

arrancar este mal presagiado evento que en empezar el rosario de hipoxias, Richard Bard coloca el mejor registro: 3’.48”.8, y sale turureto y pierde el control de esfínteres al pretender bruscamente salirse de la piscina, pero de inmediato sin ayuda se reincorpora, el bombero Aldemar de Palmira pide descalificación y al final me amenaza “si no descalifica al de San Andrés a mi me tiene que sacar muerto, porque lo que es yo le gano”. Me puse verde y frío, pero no lo pudimos descalificar por el contra— argumento de que se había recuperado sin ayuda y como no existían reglamentos en este ni en ningún sentido, debimos aceptar el argumento y continuar. Al final el amenazador Aldemar, no sólo no se dejó morir, sino que hizo su peor registro (gradas a Dios) y así terminó la mayor pesadilla de mi vida Después de esta amarga experiencia archivamos para siempre la idea de volver a competir a pulmón libre o aguantando el resuello y mejor nos dedicamos a jugar tranquilamente Damas Chinas. Hoy en pleno siglo XXI cuando los deportes extremos congregan a muchos de nuestros jóvenes que buscan deleitarse con el sabor metálico de la adrenalina pura, en nuestro medio se ha desempolvado la modalidad de la apnea como competencia de moda en otras esferas donde se cuenta con toda la ayuda tecnológica y científica.

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En nuestro medio las premoniciones en este sentido no son nada prometedoras si miramos hacia atrás nos encontramos con Milton Bohórquez, Jorge Ramírez y llene Cardona, quienes un buen día con todo el conocimiento de causa, resolvieron desafiar a la fisiología. A pesar de tan dramáticos antecedentes esto parece no tener ninguna lectura para los promotores de esta modalidad, modalidad que cuando coja fuerza se comportará como una bola de nieve. Estas víctimas de la apnea extrema no solo conocían todas las reglas sino que eran profesionales e instructores de buceo, los dos últimos, simplemente que para concentrarse, relajarse, hacer yoga y no se cuantas razones más, decidieron violar la regla de oro Hacer su última apnea solos. Hasta aquí CERO Y VAN CUATRO!!!!!! (que yo tenga noticia) Cuántos más son necesarios para que la historia no se repita?

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PRIMER CURSO PARA INSTRUCTORES

A pesar de los esfuerzos hechos hasta la fecha, ahora estábamos organizados pero nos faltaba la formación profesional correspondiente abalada por algún organismo internacional de enseñanza del buceo recreativo, fue así como teniendo noticia de la recientemente fundad. Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas CMAS, por Jacques Ives Costeau, les escribimos y recibimos en francés un mamotreto de Información que procuramos ir traduciendo e ir implementando con la claridad de que a esta institución solo podían afiliarse las Federaciones de los diferentes países.. Por fortuna para el buceo Colombiano llegó a vivir en la dudad de Cali procedente de Inglaterra el Médico Hernán Henao Jaramillo, un cirujano cardiovascular que había cursado los niveles del buceo recreativo en el Club Británico, uno de los más reconocidos en el mundo por su alta exigencia. Con la responsabilidad y seriedad que siempre lo caracterizó, el Médico Henao con su aporte fue la clave para el despegue técnico de la época. Fuimos buenos compañeros y amigos, compartimos la fotografía submarina, que era su gran pasión, su respeto por la fauna, y en contraprestación por la ayudantía en los viajes terminaba heredando todos sus equipos viejos.

Aquí nacieron los famosos bloques de evaluación que se utilizaban en el Club Británico y se convirtieron en la pesadilla de muchos en Barracudas yen el recuerdo Inolvidable de todos.. Ya con toda esta información a bordo se convocaron a los Asistentes de Instrucción para formalizar un curso de Instructores en San Andrés. Asistieron Pablo Montoya, Augusto Pinzón, Jaime Londoño, Francisco Javier Galindo y Jhon Larsen, estas cinco personas con el paso del tiempo se convirtieron en los pilares fundamentales del buceo al punto que con ánimo de dar mayor oportunidad a otras personas puesto que ni en Barracudas, ni en la Piscina Panamericana cabía mas gente debieron salir a

regañadientes para fundar en las Piscinas Galindo los Clubes, Hipocampos con Pablo y Tiburones con Augusto. Para hacer una jocosa semblanza de su paso por Barracudas recordemos la Tesis de grado que presentaron para certificarse como instructores, Tesis que fueron laureadas y compradas por el museo de Mónaco y expuestas a sus alumnos en conferencias magistrales así:

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Pablo Montoya. Tesis: Nudos y Desamarres Tiempo: 1 hora y 15 minutos Presentó muchas manilas, cabos, chicotes y grandotes, como material de apoyo Nudos: Durante quince minutos mostró con gran solvencia los nudos que aprendió cuando prestó sus servidos en la Armada de los Estados Unidos, entre otros nudos: el del Zapato, el Gordiano y el de la Corbata, todos muy importantes ellos.. Amarres: Durante una hora los alumnos estuvieron tratando de desamarrarlo del enredo en que quedó envuelto, no fue fácil la desarmada de este miembro de la Armada. Fue tan importante esta tesis que Roberto Saad lo premió nombrándolo como capitán y comandante de la máxima demostración tecnológica: la Pachanga, en la Isla de San Andrés. Augusto Pinzón. Tesis: Equivalencias Cuánticas entre las Tablas de: Multiplicar, de Descompresión, las tablas Pizano y las de Pitágoras. Tiempo: 5 horas. Utilizó dos horas en llenar su propio tablero con fórmulas y jeroglíficos, cuando se dirigió por fin al auditorio solo estaba presente Rafael Solarte que se había quedado dormido, pero que había manifestado mucho Interés por las tablas Pizano. Fue tan importante esta tesis que le fue otorgada una beca para estudiar quiromancia y budú en Haití. Jaime Londoño.. Tesis: La reencarnación del cangrejo.. Tiempo: 15 minutos. Presentó como testimonio viviente al propietario del restaurante los Balcones de Buenaventura campeón nacional de las muelas de cangreja Después de quince minutos y cuando ya le había sacado plata a todos los presentes para montar una procesadora de mudas de cangrejo, su colega Edgar Esterling pidió la palabra y hasta la fecha no la ha soltado. Fue tan importante la tesis que presentó este mellizo que le sirvió como trampolín para abrir la primera tienda especializada en buceo con el nombre de octupus.

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Francisco Javier Galindo. Tesis: La importancia de las ensaladas en la fotografía submarina. Tiempo 5 horas Solo asistió don Pablo Manrique, al parecer este octogenario y ya cegatón maestro del Santa Librada, estaba ligeramente perdido y se confundió de día y de piscina, pues el iba para las piscinas del Pedregal a dictar una charla sobre baloncesto acuático, cuando Riverita el terrible portero lo encerró en la conferencia en cuestión. Fue tan importante esta tesis que le valió para ser Director del deporte en el Valle del Cauca. Jhon Larsen. Tesis: La importancia del agua en la navegación. Tiempo: 5 años A los primeros 15 minutos de este profundo tema, asistieron todos los Barracudas, el resto del tiempo que fue casi todo, resistió solamente la profe de nado sincronizado Diané Garrido quien fue la única que lo entendió y aguantó. Dicen los que saben de tan movido tema que sus padres Bruno y Rina siguen sin entenderlo. Fue tan importante esta tesis que al final Diané quien era candidata a un Oscar, fue condecorada en la Isla de San Andrés con la estatuilla del Jacques de oro..

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PRIMER CURSO PADI

En Julio de 1977 Roberto Saad y su esposa Susana desde su oficina de turismo en San Andrés organizaron el primer curso básico MDI, para buzos, Invitando al Instructor Anselmo Alliegro de Miami para dirigirla.

Entre otros asistimos: Jhon Larsen, Noel Ramírez, Richard Raid, Diané Garrido, Farid Zardibla, Guillermo Henao Victor Hugo DeIgado Nelsy Bard, Julio Morales Tocayo, el paisa Echeverri, y por su puesto Roberto quien se certificó sin asistir. Fue el evento mas importante en mi formación, puesto que pude confrontar por — vez los niveles de enseñanza que estábamos manejando frente a los Estándares Internacionales al punto que mis Intervenciones me permitieron Monitorear el final del curso yra1inrla evaluación. Durante este evento y gradas al apoyo de Guillermo Henao quien me alojó durante varias semanas en su casa y Richard Bard quien me acompañé y apoyó durante largas noches de trabajo, traduciendo e interpretando el manual de la NAVI de los EEUU, finalmente pude elaborar el borrador de lo que en adelante se convertiría en el primer Manual de Buceo.

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MI PASO POR EL NADO SINCRONIZADO

El incansable Pascual Guerrero pionero del Nado Sincronizado en nuestro país, que no puede a ver a nadie pando porque lo pone a trabajar, un buen día me cogió fuera de base y me puso a entrenar las niñas del Cali Sincro-Club.

Como mi ceño fruncido y tuno militar no combinaba con el cargo en cuestión me encaramó en el puesto de juez, cargo que me llevó al Centro de Entrenamiento Olímpico Mexicano CEDOM de la Ciudad de México, donde me capacité y gradué como Juez Internacional FINA, de manos del licenciado Vásquez Rafia En medio de mas de 30 mujeres que participaron en el curso, acompañado solo con el paisa Gustavo Álvarez, casi terminamos orinando sentados. Este histórico curso fue dictado por la enciclopedia y máxima autoridad del Nado Sincronizado en esos tiempos la canadiense Donalda Smith.

Al terminar mi formación como Juez FINA, participé en los torneos Internacionales de Santo Domingo, República Dominicana., y en Pereira, al cabo de los cuales salí corriendo ante las injustas criticas y falsa expectativas de algunos directivos colombianos a quienes al parecer no les convencían mis calificaciones pues esperaban contar con mis favores patrióticos y yo a este tipo de conductas amañadas y parcializadas que tanto daño hacen al deporte no le jalo ni le Jalaré, por esto mi mejor camino fue abandonar una actividad deportiva y artística donde tanto aprendí y a la que de alguna manera pude ayudar en la medida de mis posibilidades. Convencido de la importancia que esta modalidad deportiva tiene en la formación de las niñas me llevó a conformar en Barracudas el primer equipo de Nado con la dirección de Diané Garrido y Raquel Chapaval, con sorprendentes resultados.

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MIS SIETE VIDAS Y LAS MIL Y UNA CICATRICES

Aunque este recuento cobija varias etapas de mi caminar las reuniré aquí para evitar que algo se me escape... Una: A los tres años de edad y padeciendo de tosferina, quise probar suerte como cocinero o como bombero y me subí a la estufa prendiéndome de una de las ollas donde se estaba hirviendo agua, como era de esperarse presenté quemaduras de segundo grado solo en el pecho por fortuna, iniciado así lo que ha sido hasta ahora mi rosario y larga lista de incidentes y accidentes dentro y fuera de borda. Claro que para mi consuelo me gustó escuchar en alguna parte esa reflexión que dice: solo le pasan cosas a quines hacen cosas. Dos: Mi segunda cicatriz ya quedo registrada en el libro anterior con aquel feroz amigo del hombre. Tres: Influenciado por Cochise Rodríguez, quise repetir su hazaña en una vieja bicicleta alrededor de mi casa un 19 de marzo (Día de los esposos que tal la premonición) y en una de las curvas cuando estaba en lo mejor del embalaje se me atraves6 una volqueta azul, aparato que quedó con la persiana y el radiador roto y yo contra una pared en estado inconsciente, la cabeza diez veces mas grande de lo normal, los dedos de las manos colgando, una herida en la ingle causada por uno de Los frenos, la ceja derecha partida y lo que quedó de bicicleta con los zapatos aún pegados de las punteras debajo de las llantas traseras del viejo vehículo. Un conocido y cascarrabias doctor Acevedo fue el encargado de volver mi cabeza al tamaño normal aunque para mi mamá me la dejó con algunos tornillos flojos.. Cuatro: Ya en Barracudas decidimos asistir a una conferencia sobre fósiles marinos en la Universidad Tadeo Lozano de Bogotá, viaje que realizaríamos por tierra en compañía de Pablo Montoya y Jhon Larsen en el vehículo de este último. A las 10 de la noche después del entrenamiento salimos muy entusiasmados para tan importante invitación. A la altura de La Uribe tipo 12:30 AM, cenamos y reemplacé a Jhon en el volante, como no conocía la vía seguramente me descuidé y en un momento dado sentí que se me atravesé una curva y que estábamos volando sobre un gran abismo. Cuando recobramos el conocimiento, yo había salido por el parabrisas rompiéndolo con la cara, la que me bahía quedado muy destrozada, con los labios y la oreja derecha colgando, senda por esta razón que el viento zumbaba

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con furia sobre el lado derecho, irónicamente no me dolía nada, la sangre en la boca me hacía presentir que el asunto era grave. Dentro del vehículo Pablo y ilion atorados por las latas se quejaban pero por la oscuridad era muy poco lo que podíamos ver de nuestro estado como tampoco a donde habíamos caído. A lo lejos las luces de algún vehículo nos orientó y como pudimos nos arrastramos hacia ese punto, ya en carretera el poco tráfico a estas horas de la madrugada y por el lamentable estado en que nos encontrábamos, nadie nos quiso auxiliar pero al parecer si le avisaron a la policía que llegó un poco después, haciendo parar un bus intermunicipal que nos condujo hasta el hospital de Tuluá. Al amanecer el médico de turno aún no terminaba de suturarme, con hilos de todos los grosores puesto que al parecer se le fueron acabando, pero lo mas grave es que había dejado la sutura de la oreja para el final y esta no solo ya estaba fría sino hinchada, lo que confundió a los médicos que fueron llegando y quienes me hicieron gritar durante esta costura, a pesar de la anestesia, el dolor de este procedimiento fue simplemente insoportable. Mis compañeros habían sido ya trasladados al amanecer a Cali, su estado era no solo grave, sino preocupante: Jhon, no presentaba mayores heridas visibles pero orinaba sangre, Pablo, presentaba una fractura en la clavícula y una herida en la cabeza, es decir se había armado la de Troya. Al día siguiente traíamos cada uno un policía frente a nuestras respectivas puertas hospitalarias pues cuando la policía interrogó a Jhon, que como buen sueco hablaba muy mal el Español, este les dijo íbamos a Bogotá a ver unos fusiles en vez de fósiles pequeña confusión que fue superada después de las explicaciones de rigor. En el Hospital de Tulúa no había laboratorio de sangre, lo que dificultó una transfusión urgente pues mi hemoglobina estaba en los límites no superables, simultáneamente se presentó un paro de trasportes, pero también se presentó nuevamente mi ángel de la guarda el médico Feddy Prettelt quien como Bombero no dudó en llegar y firmar los documentos legales requeridos para poderme movilizar bajo su responsabilidad pues de seguir como estaba podría morir. Llegaron los Bomberos de todos los municipios del Valle, yo ya no me podía comunicar con los presentes, me sentía como metido en el círculo mas pequeño de un gran embudo donde cada vez me ponía mas y mas pequeño y que las personas se volvían más y más grandes y hablaban más y más duro, al punto que podía escuchar hasta la persona mas alejada que estando casi en la puerta decía: se está muriendo debemos sacarlo urgentemente de este lugar. Los Bomberos colocaron en fila sus viejas y antiguas máquinas amarrándoles escobas en sus partes delanteras para esquivar las posibles tachuelas del paro a mi me subieron en la única ambulancia que por ese entonces contaba con

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todas las ayudas de primeros auxilios a bordo de los Bomberos de Palmira, única en su estilo, me colocaron suero y ocupamos el último lugar en la larga fila de vehículos para seguridad en la vía llevándome rumbo a la Cínica San Fernando, la que resultó sin cupo, terminando en La Clínica Occidente donde sentí que recuperaba el calor del cuerpo y que ya mi alma me había alran7ando de nuevo y así poco a poco fui recuperando mis sentidos. Al reaccionar encontré a mi lado a Néstor Raúl un primo hermano, que me estaba dando directamente de su sangre. La solidaridad bomberil y la de todos los que por esos tiempos aprendían y practicaban el buceo en Barracudas me unió mucho más con todas estas personas, al punto que llegaron a ser mi segunda familia con la que a partir de ese renacer compartí todo mi tiempo y mi juventud. Cinco, Seis y Siete: Conduciendo una minimoto Honda SO, soy atropellado por otra motocicleta que venía sin frenos, (esto no le pasa a nadie) José Rodrigo mi hermano venía como parrillero, era un de 25 de Diciembre cuando estrenábamos la ropa del niño Dios, cosa parecida me sucedió con un bus cuando paseaba en la misma motocicleta a mi hermana Adda. Atravesándome del Deportivo Cali hacia la Avenidas Sexta conduciendo una camioneta Pargo, no hice el pare respectivo y fui embestido por una buseta Verde San Fernando con costosos daños materiales.. Llegando a la Laguna de La Cocha, perdí el control de mi Mitsubishi, en una resbalosa curva y atropellé un campero Nissan, con graves daños materiales. Es decir que me he ido de jeta contra el planeta..

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ALGUNOS MOMENTOS DE GRAN PELIGRO BUCEANDO Pesadilla en Malpelo: Realizando una de las primeras exploraciones submarinas en la Isla de Malpelo (Isla del mal abrigo) en Octubre de 1983 en un grupo conformado por los oficiales de la Armada Nacional Teniente de Navío Jorge Urbano comandante del buque AL Providencia, Teniente de Navío Carlos Gutiérrez segundo comandante a bordo y buzo, Teniente de Navío Edgardo Torres, los suboficiales Camargo Balbín y Preciado. Por la Fuerza Aérea el Capitán Jorge Castro quien nos acompañaría en el agua pero que tenía como tarea la construcción de un helipuerto para una visita del Señor Presidente de la República. Del gran grupo de Radioaficionados que se instalaría en la roca para realizar sus transmisiones nos acompañaría el Ex gobernador Nariñense Carlos Álvarez, y por Barracudas participé en compañía de: Guillermo Ayala, y Olga Lucía Garcés. Este registro histórico lo quiero hacer a propósito puesto que hoy con sorpresa me encuentro con muchos primeros exploradores de esta maravillosa y lejana Isla y me gustaría colocarlos en su propia historia. En esas épocas las rocas no estaban contaminadas de tantos y caprichosos nombres, así que en un bote inflable nos dirigimos a la última roca localizada en el sur para realizar una inmersión que tenía como propósito el sacar un bravo para obsequiarlo a los Radioaficionados, en esa Inmersión me encontraba acompañado por Olga Lucía, Teniente Gutiérrez, y el Sub- Oficial Camargo. Descendimos sin novedad, pero al llegar a los 60 pies de profundidad una corriente nos sorprendió arrastrándonos hacia el fondo y terminamos detrás de la roca de donde estaba el bote inflable que nos cuidaba y esperaba. La marca estaba bajando con mucha fuerza ese día, por lo cual cuando ascendimos, la corriente nos estaba llevando cada vez mas hacia las Islas Galápagos, los del bote de apoyo ya no nos podían ver y mucho menos escuchar, nos cogimos de la mano pues en el fondo se podía ver claramente un gran tapete de tiburones martillo que parecían esperarnos. En este momento supe que moriríamos seguramente ahogados pues ya la roca se veía muy lejana. No sé a ciencia cierta si por pena de morir abrazado a mis alumnos o procurando salvarlos me solté del grupo y nadé orientado por mi sentido común en busca de alguna ayuda. Llevaba en mis espaldas un pesado bitanque de 80 pies cúbicos casi lleno de aire pues el tiempo de buceo había sido de muy pocos minutos, pero mi angustia me hacía sentir insuficiente este aire y por eso prefería respirar directamente de la superficie, intentaba avanzar pero las piernas no me respondían había perdido el control

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Una espesa bruma empezó a ensombrecer la superficie sentía como si llevara varios años nadando, en este trance sentí que el oleaje aumentaba y al levantar la cabeza estaba como por obra de Dios al pie del bote. Encalambrado y sin poder hablar claramente fui subido por los suboficiales al bote y nos dimos a la tarea de buscar a los compañeros. Ya se estaba oscureciendo, entre la bruma que casi no permitía ver después de buscar con olfato de perro cazador, divisamos alo lejos lo que parecían cocos flotando y allí estaban ellos, abrazados como los había dejado al partir, el suboficial Camargo estaba casi inconsciente Olga Lucía floraba angustiosamente y el teniente Gutiérrez reía sin control. Ese día regresamos del más allá, mientras el flamante buque oceanográfico seguía anclado muy lejos y ajeno a nuestra amarga una vez más habíamos cometido varios errores por inexperiencia. Casi me ahoga el muerto: En le lago Calima por esas épocas realizábamos practicas de reclamar un testimonio a 10 metros en apnea y una experiencia tenebrosa con equipo autónomo de bajar a 30 metros tocar el fondo y subir guiados por una cuerda que estaba amarada a un muerto (bloque de hierro o cemento). Un buen día, al terminar esta última práctica, cuando todos ya estaban en la orilla, me dediqué a ayudarle a recoger la cuerda al marinero del bote inflable. Yo estaba en el agua con todo el equipo autónomo puesto pero ya sin el regulador en la boca, y con la careta en el cuello, con una mano me sostenía del bote y con la otra ayudaba a recoger la cuerda la que seguía amarada del famoso y pesado muerto, cuando estábamos a punto de terminar, por el peso y ya cansado de los brazos al marinero se le soltó la cuerda, esta formé en el aire un gran anillo que al entrar al agua me enlazó el tanque por la válvula y me arrastro hacia el fonda yo sentí que descendía a la velocidad de un ascensor y que me estaba ahogando, en este camino a 30 metros de profundidad sin ni

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siquiera haber podido respirar previamente, trataba infructuosamente de localizar la cuerda a mis espaldas para desenredarme, en un momento dado, la misma cuerda perdió tensión y quedé liberado sin explicación lógica. Cuando había descendido varios y angustiosos metros, desesperadamente logré inflar el chaleco y llegar a la superficie casi con el último aliento y así poder tomar aire regresando nuevamente del mas allá. Mi autosuficiencia me había puesto a punto de la muerta. Ahogándome en un vaso con agua: Después de un torrencial aguacero el Río Cali, se había crecido eran las ocho de la noche y al parecer un Indigente se había lanzado al río desde el puente que une las calles de la policía con la calle de los bomberos en el centro. Mis servidos fueron los únicos que esa noche se lograron, así que me tocó este chicharrón que al parecer se veía muy sencilla. Me coloque el equipo autónomo, me aseguré con una cuerda y me metí en este charco que se formaba debajo del puente. La profundidad no superaba los dos o tres metros, en un momento dado sentí que la fuerza del agua me empujó y quedé atrapado debajo de una gran lasa de concreto que formaba parte del fondo y que estaba levantada, quise retroceder pero la corriente no me dejaba, me estaba enredando con mi propia cuerda por lo tanto la solté, quise girar pero estaba completamente aprisionado, en estos intentos por retroceder la corriente me quitó una aleta, me asegure del techo de mi encierro y cuando pude girar la corriente me quitó la careta y el regulador, me sentí angustiado, desorientado y a punto de ahogarme, después de varias volteretas quedé de rodillas y me incorporé, ya estaba en la orilla a treinta centímetros de profundidad a punto de ahogarme. Nuevamente había cometido varios errores por Imprudencia. Por pescar como Tarzán: Mucho antes de fundar Barracudas serví como — a un grupo de buzos de Torino Italia que visitaban Gorgona, eran épocas de la prisión cuando se permitía la pesca. Rafael Martán, prestaba el servido como motorista. Una de mis responsabilidades aparte de guiar el buceo era la de procurar el pescado para la barbacoa de cada noche. Un buen día a las cinco de la tarde hora en que los bravos (mansos, grades y exquisitos peces) visitaban el planchón, me coloqué mi equipo autónomo y me senté en la proa a esperar que llegara mi visitante. (Solo y pescando con equipo autónomo indican mi ignorancia en todos estos temas), pescaba con un arpón hawaiano (consiste en un tubo de aluminio de aproximadamente dos metros de largo que en una de sus puntas tiene un ojo de caucho para colocar la mano y lanzado como una cauchera y en la otra un cilindro con una bala calibre 38, es decir que el animal debe acercarse una distancia prudencial al largo de la varilla para que el impacto le toque el cuerpo se accione el cilindro y la bala penetre quedando el animal suelto).

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Como cada tarde a eso de las cinco de la tarde llegaron los curiosos bravos me dieron la vuelta de inspección y escogí el más grande, tan grande como mi propio tamaño, este se acercó al punto que me quedaba muy fácil acertar y le coloqué el tiro detrás del ojo, luego se estremeció y se volteó quedando con su barriga para arriba, como el pez no queda agarrado de nada le metí la mano derecha basta el codo por la boca y la saque por sus agallas y así me dirigí por el fondo hasta la playa que se encuentra relativamente cerca con marea baja,( unos cincuenta metros aproximadamente), en un momento dado el animal reaccionó y con un fuerte coletazo me tumbó el regulador y la careta, ofendido por tal impertinencia, no lo solté sino que luché como tarzán con este gigante que me hacía agua la boca de solo pensar que lo tendría esa noche en las brazas, con aceite de cifra, sal, cebolla, ajo y ají. Después de que me había pegado una gran revolcada y me había hecho tragar agua sal con arena, yo seguía con él metido en el brazo, luego me incorporé y ya estaba con el agua en las rodillas, aquí como en el Río Cali, estuve a punto de ahogarme a pocos centímetros de la superficie, lo que hubiera sido tan vergonzoso como morirse de una enfermedad sin importancia. Nuevamente mi imprudencia e ignorancia me habían puesto en grave peligro. En 5.50 evaluando una equipada: En la Piscina Panamericana evaluaba el ejercido de equiparse en apnea a 5.50 metros, habían pasado varios alumnos y mi control en la apnea con cada bajada iba mejorando, en un momento dado decidí evaluar a dos alumnos sin salir a tomar aire, los alumnos realizaron sus ejercicios sin dificultad alguna, pero cuando quise regresar a la superficie, mi cerebro mandaba la orden de salir pero mis piernas no tenían energía para aletear y se me iba acabando el aliento, en esto con una reacción refleja, solté el cinturón de plomos y pude flotar y salir a respirar. Este estado de agonía momentánea por mi irrespeto al reloj biológico, en momentos de formación de buceadores en apnea, me hizo procurar un mayor respeto por la apnea y empezar a revaluar muchos ejercidos que en ese entonces podrían comprometer la salud y vida de los participantes. Conejillo de Indias

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Ya formando equipo con la Armada Nacional, para sacar adelante el buceo recreativo y después de varios años de peleas con un Oficial apodado terciopelo, quien no solo porque se creía la última cocacola del desierto sino que era querido, respetado y apreciado por la clase política y por el Almirantazgo y que dirigía el Departamento de Buceo y Salvamento, persona que no solo no creía en nosotros sino que se oponía a que el buceo fuera enseñado por civiles, cuando reconoció su error y acortamos las distancias llegamos a respetamos y cooperamos, al punto que un buen día le propuse una inmersión en la cámara de recompresión del Hospital Naval de Cartagena a su máxima presión 5 Atmósferas. La preparación y el entrenamiento en Cali estuvo a cargo del médico Diego Sarmiento, persona que me sometió a todo tipo de tolerancia de gases con el equipo de anestesiólogos de la Clínica de los Remedios. Recuerdo que en estas pruebas debía responder preguntas fundamentales para evaluar mi grado de contienda. Ya en Cartagena el Teniente Médico Eduardo Duran Pinilla coordiné la inmersión donde estaría acompañado por un suboficial miembro del grupo de buceo y salvamento. Pasamos los exámenes médicos de rigor y con todos los médicos Invitados observando se inició la inmersión experimental. El calor crecía dentro de la cámara en la medida que se Incrementaba la presión, así como la necesidad de equilibrar permanentemente se barría del interior de la cámara el bióxido de carbono y se ventilaba con aire y algunas tomas de oxigeno puro por máscaras especiales, al llegar a las 5 atmósferas de presión , todo lo reportamos como normal por los comunicadores e iniciamos el ascenso, ahora el frío era intenso al disminuir la presión, terminando sin haber presentado síntomas ni signos de narcosis o borrachera de las profundidades, solo como dato curioso fue el escucharnos con la voz de pato cuando estábamos en la máxima presión. Finalmente pasamos de nuevo los exámenes médicos y se realizó un foro médico donde se sacaron las conclusiones del caso y partimos esa noche a pernoctar en las Islas del Rosada Invitados por buceadores de Cartagena. Me correspondió el camarote superior, cuando era la media noche y ya dormidos profundamente por el ajetreo del día, sentí como si me hubieran metido una puñalada en el pecho, al punto me cogí el pecho para ver si sentía la sangre, como no podía hablar del dolor, hice un giro y me deje caer al piso para que mis compañeros se despertaran y me ayudaran. A media noche fui trasladado de regreso al Hospital Naval y rápidamente mi compañero de inmersión fue

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localizado con la sorpresa de que este se encontraba perfectamente bien y yo de nuevo en la cámara de recompresión en camino a los 50 metros. Al llegar a los 50 metros superé la dificultad respiratoria y comenzó el ascenso de nuevo, al salir de cámara fui hospitalizado en cuidados Intensivos y el dolor regresó con mayor intensidad, exámenes y mas exámenes hasta que se descubrió que presentaba un infarto de pleura y que el pulmón derecho se estaba llenado con sangre lo que causaba el dolor y la dificultad respiratoria aguda. Después de una semana fui trasladado de manera muy cuidadosa con oxígeno a bordo por vía aérea a Cali donde el Neumólogo Carlos Bonilla Salinas compañero de buceo se encargó de todo este proceso de recuperación. Recuerdo que para extraer esta agua-sangre del pulmón, el médico me introducía por la espalda entre las costillas un Inyector con una aguja Inmensa como para vacunar hipopótamos, sacando agua-sangre la que poco a poco terminó de salir. Suponiendo finalmente que durante el accidente automovilístico de años anteriores cuando salí expulsado por el parabrisas seguramente el pulmón se golpeó y la pleura quedó resentida, al punto de no resistir esta presión provocando el infarto de pleura. A volar patos: Vinculado a la Escuela Militar de Aviación por múltiples razones terminé participando de un curso de paracaidismo, curso que se adelantó en Cali hasta el día del primer salto desde el avión. En la medida de que el curso Iba trascurriendo a mi me fue dando proporcionalmente culillo, cuando hicimos el ejercido de doblar y empacar los paracaídas yo ya tenía decidido sacar la maleta, al punto que el día previsto para el salto yo me auto enfermé y me presenté al día siguiente con la seguridad de que me habían dejado por fuera. Cuando me excusaba con el en ese entonces teniente Álvaro…. Instructor del curso este me dejó hablar y al final me dijo: no se preocupe que ayer hizo mucho viento y aplacé los saltos lo vamos a hacer ahora y usted esta en el primer turno con uno de los cadetes de la Escuela. Se me formó en la garganta un nido con pájaro y toda cuando reaccioné ya esta trepado en un avióncito Mentor al que le habían quitado las puertas y donde solo cabíamos dos personas.

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Antes del despegue pensé que caer en la Escuela sería muy fácil pues estas instalaciones son muy grandes y tienen mucho verde es decir que no había pérdida, pero a tres mil pies de altura esa gran Escuela casi era un punto y el río Cauca, Palmira empezaban a ocupar mi espacio visual, es decir ahora si la cosa estaba de color de hormiga. El paracaídas estaba sujeto por un cinturón al avioncito para que al lanzarnos este cinturón hiciera abrir el paracaídas uno no tenía sino que hacer el simulacro de contar los pasos de abrirlo .Mi compañero saltaría por el lado Izquierdo del piloto y yo por el derecho, teníamos que colocamos a la altura de la salida, y agarrados del marco de la puerta saltar, cuando miré hacia atrás casi podía

asegurar que Iba a quedar enganchado de la cola del avión pero cuando el piloto dijo: Ya!!! mi alma prefirió quedarse acompañando al piloto y yo sin alma pero con mucho corazón ya estaba flotando en aire como en un maravilloso y delicioso sueño. Todo iba muy bien hasta cuando llegó la hora de aterrizar, yo pase por encima de un grupo de personas que parecían gritarme: muy bien supermán!!! al segundo casi me estrello contra un avión que estaba atravesado en mi camino y al medio segundo mas adelante estaba tirado en el pavimento como un costal de papas. Si hubiera escuchado bien a las barras, tal vez no me hubiera fracturado al cóccix el sacro y la cuarta y quinta vértebra lumbar, pues mis compañeros lo que me gritaban era: levantá las patas aquaman!!! Nuevamente mi gran amigo y compañero el entonces capitán Certuche me acompañó en todo mi periplo por las clínicas de la dudad hasta terminar en la de los Remedios donde permanecí hospitalizado por un largo tiempo para luego salir en silla de ruedas y con la ayuda de Dios y mis ganas de volver a caminar empecé gateando, nadando y terminé caminando, desde luego con limitaciones que aún hoy tengo cuando me excedo en esfuerzos pero puedo llevar una vida normal que es lo mas Importante. Mi compañero de salto cayó encima del techo del casino de los suboficiales fracturándose los tobillos.

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Este mi primer y último salto me reconfirmó como hombre de honduras y no de las alturas. Todos estos testimonios tanto en tierra, mar y aire, todos absolutamente todos han sido por mis propias fallas e imprudencias y ninguno causado directamente por los aparatos o vehículos que estuviera manejando y mucho menos porque la actividad del buceo como tal — ser peligrosa. Dejándome la moraleja de que siempre estamos madurando y que lo importante es aprender de estos errores tan graves que en un momento dado comprometen la salud y vida. Por todo esto hoy me he convertido en un fanático en la defensa de la salud y vida de las personas. Claro que la experiencia es como la que sabemos, que todo el mundo habla de ella pero nadie la coge.

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POR FIN LA FEDERACIÓN

Ya con el Club Escuela de buceo de Antioquia ESCUBA. EL Club los DELFINES de la Isla de San Andrés, el Club Barracudas, Clubes debidamente constituidos, cumplíamos con el requisito legal para conformar una Federación y sin dudarlo un solo instante nos reunimos en Cali y con la asesoría de la Junta de Deportes, la activa participación de Pascual Guerreo fundamos el 17 de Diciembre de 1978 la Federación Colombiana de Buceo la que posteriormente se denominó Federación Colombiana de Actividades Subacuáticas FEDECAS. Participaron entre otros: José Manuel Hernández, Pedro Paramillo, Jaime Prado, Belisario Concha. Martha Irene López, Ana Milena Guerrero, Francisco Javier Galindo, Pablo Emilio Montoya. Hernán Mango, Ana Liada Varón, Jairo Cabal. Hernán Henao, Rubén Rodríguez, Alonso Restrepo, quienes aportaron su granito de arena en procura de que la naciente Institución fuera una real respuesta a todas las necesidades e inquietudes de la actividad. Al ocupar la Presidencia me correspondió la tarea de ir sembrando la semilla en todas las regiones e ir apoyando la formación de nuevos clubes entre los que más recuerdo:

Tiburones, Neptuno y Atlántida en Bogotá; Orcas Universidad de Antioquia y Universidad de Medellín; Pulpas y Tortugas en Popayán. Poseidón en Buga y Nautillus en Tulúa Hipocampos. Tiburones, Univalle en Cali, Arbuacos en Santa Marta, Uniatlántico en Barranquilla, Nautilus en Pereira, Bomberos de Palmira. Posteriormente se logró el reconocimiento de Coldeportes naciendo así una nueva

modalidad de la recreación y el deporte en Colombia. En Igual sentido la Confederación Mundial de Actividades Subacuáticas con Jacques Dumas a la cabeza, no dudó en reconocernos como una de sus federaciones afiliadas. Como anécdota de este recorrido fundando clubes de buceo por todo el país encontré que los costeños eran y hoy 25 años después, siguen siendo, los menos interesados en organizarse y los del interior como el caso de Manizales, Pereira, Popayán y que no decir de Cali, Bogotá y Medellín, ciudades en donde sus gentes desbordaba en entusiasmo y optimismo al punto de ser en estas ciudades y no en las de la costa donde el buceo recreativo se ha organizado y

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desarrollado significativamente Parece ser que cuando tenemos las facilidades para las cosas poco esfuerzo queremos hacer. Particularmente fundando el Club los Azhuacos de Santa Marta, donde participó un biólogo de apellido Garzón, se sucedieron dos capítulos Importantes. El Primero tuvo que ver con el contacto con un Instituto de Investigaciones marinas manejado por alemanes llamado INVEMAR, instituto este que se mostró muy interesado en capacitarse con las metodologías del buceo recreativo y no con las del buceo militar que se venía sucediendo con el apoyo de la Armada, esto prendería la media de una historia inolvidable y el segundo es que este biólogo mostraba con gran desilusión como su proyecto banden de instalar un arrecife artificial, se le había empapelado por causa de la tramitomanía oficial donde ningún ente del estado quería resolver y todos se pasaban la pelota, Garzón mostraba todo un cartapacio de documentos que deberían hoy reposar en el museo de la ineficiencia estatal. Los dos capítulos referidos fueron al final tema de grandes historias. El primero por una parte dio inicio a la fundación de un grupo de buceo recreativo científico que durante muchos años adelantó sus programas con nosotros, recuerdo que en uno de estos cursos me cause un baro trauma inverso de oído quedándome la secuela de un tinitus o laberintitis. Pero aquí no termina lo interesante de este primer cuento pues un oficial de la Armada quien de alguna manera se beneficiaba con la dictada de estos cursos cuando supo lo sucedido me dio en Cartagena para hablar sobre tan delicado asunto. Este Oficial a quien llamaban cariñosamente “terciopelo” por sus delicada maneras de decir y hacer sus cosas, el día de mi cita convocó además al teniente médico Eduardo Duran Pinilla, única persona por esas épocas que conocía del tema hiperbárico y que como director del Hospital Naval se encargaba de la cámara de recompresíon. La cita fue en el restaurante del Club Naval llamado Cámara de Oficiales, después de las presentaciones de rigor, las que fueron bastante rigurosas el oficial en cuestión empezó a hablar y en la medida en que se fue calentando fue subiendo en tono de la voz (en un lugar donde no se de debe oír ni el volar de una mosca), preguntas mas preguntas menos como: QUIÉN AUTORIZÓ A LOS CIVILES A DICTAR CURSOS DE BUCEO EN COLOMBIA? QUÉ SABE USTED DE LOS PELIGROS DÉ BUCEAR CON TANQUES? DIGALE DOCTOR LO QUE PASA CUANDO SE AGUANTE AIRE SUBIENDO. Más o menos así transcurrió este “cordial diálogo” donde yo quería llorar de la Ira al escuchar a este personaje que ignoraba todo un esfuerzo nacional e internacional por sacar adelante una actividad como lo hablan hecho la mayoría de países en el mundo. Pero como no estaba en mis terrenos el tema quedó para los asistentes de las mesas vecinas como una tremenda reprimenda. Luego supe que este personaje se sentía la vedette del buceo en Colombia con la venia de los oficiales superiores y apoyado y reverenciado por los políticos de turno. Era

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comandante de la Armada por esas épocas el señor Almirante Tito García Mona, y alguien me sopló que yo debería hablar con el dueño del balón y así fue, dicho y hecho este oficial no solo me escucho sino que entendiendo el respaldo de Coldeportes a una nueva Federación, nos dio todo el apoyo requerido, así que terciopelo como decía mi abuelita se quedó mamando. Con los años corregía en un hotel en San Andrés exámenes de un curso de Instructores cuando llamaron a la puerta y era nada mas y nada menos que el ahora Capitán terciopelo, (había cambiado de grado pero seguía siendo igual de terciopelo) eso sí, mas cordial, no solo reconociendo su falta de tacto de años atrás, sino el progreso del buceo recreativo en Colombia, nos reconciliamos, cenamos y hablamos en tono bajito y como compañeros que es mucho decir con este campeón. Después la Armada nacional fue el mejor aliado de nuestra actividad. Tristemente el tiempo corre y el final de este amigo quien se destacó como edecán de Belisario Betancur, y lo conoció todo el país por bucear siendo alto oficial, en los túneles de Chingaza para verificar una avería lo que ratificaba su conocimiento y gran arrojo, pero que terminó saliendo por la puerta trasera borrando con el pie lo que había hecho tan bien con sus manos. El segundo recuerdo de esta historia es que la frustración del biólogo, me motivo y con el tiempo emprendimos la construcción de un arrecife con llantas en Gorgona. Simultáneamente este proceso fue acompañado de capacitación de instructores como aparece en la foto donde asistieron un grupo muy representativo de la enseñanza del buceo nacional.

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UN ARRECIFE ARTIFICIAL

El tío Hernando, quien por esas épocas se desempeñaba como gerente de Good Year, me mostró un video donde esta compañía había realizado la instalación de un arrecife artificial en Boca Ratón EEUU con participación de toda la comunidad y un seguimiento al arrecife donde se observa todo el progreso en vida marina. Con esta motivación y convencidos de no cometer el error del biólogo Garzón que se puso a pedir permisos primero decidimos que lo mejor era instalar el arrecife artificial primero y después informar, es decir primero pecar y después pedir perdón. Empezamos a recoger llantas viejas y cuando ya no nos cabían en el depósito, organizamos ensayos en la piscina amarrándolas con caprichosas manera para escoger alguna figura en particular con la sorpresa de que este gran módulo no se hundía pues sus cámaras de aire lo impedían. Perforamos cada llanta con taladros y sacabocados al cabo de lo cual el experimento fue un éxito y en el primer viaje a Gorgona ya estas llantas ocupaban todo el barco quedando solo para dormir algún espado encima de las llantas. Al día siguiente sin previo aviso las llantas ya estaban sumergidas amarradas con manilas de polipropileno y andadas con pesados bloques de concreto... Para escoger en sitio de Playa Pizarro, se tuvieron en cuenta factores como: 1°. Que no quedara cerca de áreas coralinas. 2°. Que su altura no fuera interferir con la navegación. 3°. Que no quedara cerca de desembocaduras de quebradas. 4°. Que en el área no existiera de peces. 5°. Que la profundidad permitiera la penetración de la luz Con el paso del tiempo los peces empezaron a llegar y a quedarse hoy este arrecife cuenta con una gran variedad de peces, tortugas, gorgónias, erizos, etc. Hoy aunque las autoridades del Parque nunca hacen referencia a este lugar, tampoco lo han destruido.

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COUSTEAU, DUMAS Y TAILLEZ

Como un buzo históricamente privilegiado puedo calificarme al haber tenido la fortuna de interactuar con estos prohombres del desarrollo del buceo. Jacques Costeau, siempre distante e infalible, en las dos oportunidades que conversamos siempre fue un duro critico del primer manual por no encontrar que su participación en la historia del buceo en el mundo se ajustara a su gusto. Fhillipe Taillez, un encantador abuelo muy parecido a Pío XII una tarde en Paris no dejó de criticar a Costeau por aventajarlo en el tema comercial y por no reconocerle en la historia sus aportes al desarrollo del buceo. Jacques Dumas, siempre cordial reconociendo, sin egoísmo alguno, el trabajo adelantado en Colombia, y siempre dispuesto a participar con el acompañamiento a este proceso organizacional. Estos tres franceses definitivamente fueron a mi juicio pilares fundamentales en la construcción del buceo colombiana.

En menor escala el francés Ives Normand; los italianos: Luigy Fenara, Duillo Marcante, Franco Pavone; el español Roberto Diaz Prat miembro fundador del CRIS en Barcelona (Centro de Recuperación e

Investigación Subacuáticas; los mexicanos Baltasar Pazos de la Torre, Jorge Benavides, Ramón Bravo y Teresa Morfin, Alfonso

Arnold, Alfonso Pérez Munguía al Chileno Claudio Castro. al Brasileño Eduardo Pain Bracony, al los norteamericanos, Jean WlflIans Rose Mary Foster, Dick Rockosky, Mark Kayser y el colombiano Edgar Zúñiga estos dos últimos quienes aparecen en la fotografía en épocas cuando hadamos diligencias en los EEUU, para llevar una cámara de recompresión a Colombia.

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LA FOTOGRAFÍA SUBMARINA Definitivamente la influencia de Hernán Henao fue muy importante pero sobre todo en la fotografía submarina, pues tosa esa maravilla submarina queríamos compartirla con los no buceadores y solo con fotografías era posible, en igual sentido el dejar recuerdos y testimonio era una prioridad. Por estas épocas en nuestro medio las cámaras de filmación subacuatica no eran corrientes. Para mi esta especialidad fue todo un reto puesto que yo no era fotógrafo ni de tierra y pensar en tomar fotografías submarinas ni en sueños, así que con una cámara Calipso, primera versión de la hoy famosa Nikonos, empecé este

ramina el que después de tomar 10 rollos de 36 me empezaba a salir unas menos borrosas, el asunto fue mejorando gradas a la llegada al buceo de fotógrafos como Carlos Llera lo que marcó la diferencia, logramos realizar la primera exposición en la Cámara de Comercio con sorprendente resultado al punto que el mismo día de la exposición todos los cuadros se vendieron, no si por buenas fotografías, si por lo extrañas o por solidaridad, pero se vendieron todas. Posteriormente realice una segunda

exposición en el Club San Femando con igual resultado, pero con una tendencia a la macrofotografía, modalidad que me pareció apasionante. Con el robo de todo mi equipo fotográfico y de filmación este costoso hobby pasó al baúl de los recuerdos.

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EL CALI VIEJO QUE CONOCÍ

Los finales de la década del 50 y toda la del 60 fueron épocas para mí de un Cali maravilloso: En el sótano del Palacio Nacional ubicado en la esquina del Pamue Caycedo nos cruzábamos sin saludarnos, los mamertos seguidores del Ché Guevara, saliendo de los casilleros del correo nacional recogiendo las coloridas revistas de la comunista China de Mao; al pasar por el puente Ortiz no podía faltar la foto-yá, que en su reducida muestra gratis siempre estaba en toda billetera; Marino Renglfo, Ramiro Andrade y Carlos Holmes Trujillo, prometían el cambio; Amparo Arrebato, no dejaba títere con cabeza en Picapiedra; mientras el Grillo “patrón” de picapiedra se dejó bajar la cabeza del teniente Carvajal; el 10-15 asustaba a los lujuriosos; el hombre empezaba a contaminar a la luna con la huella de sus zapatos; en Aretania y el Séptimo Cielo las lunes no les cabía un alma perdida, mientras los martes las mamás hadan cola en las comisarías buscando los perdidos de sus hijos; la piscina de Estambul llena de libidinosos buscando un amor bien trasnochado y mal embolado al empezar la semana En el Infierno, el aguacate y escalinata la rumba dura era para los propios, que casi todos eran hinchas del América; Donde Victoria Lozano, los sones de Celina - Reutilio y Javier Solís, se dejaban oír por la rendijas de las puertas por donde además salía un seductor y pecaminoso olor a saumerio con bairrun y aluzema; Pacho con saco muy tieso y muy majo caminaba como el Marqués de Sade; el Loco Guerra, bendecía con la izquierda y maldecía con la derecha; a Jovita Feijo no había colorete que le alcanzara; el negro caravana encaramado en un chasis de bus con gafas de soldador, dulce-abrigo rojo en la cabeza y treinta aparatos iguales que disciplinadamente lo seguían, paraba el tráfico; el enmaletado se paseaba siempre torcido por los Turcos; El Padre Hurtado Gálviz con su voz de los que no tenían voz, le conseguía chamba a los guisos; Kokoriko empezaba a cantar, el teatro Calima era una bacanería; Jaime Apando y Carlos Avila (Mandrake), corrían por las lomas de Pance como alma en pena; Álvaro Mejía, Víctor Mora y Agustín Calle triunfaban en cuanta maratón aparecía; los suecos que Omar Escobar y su sueca vendían en OM, eran la moda en zapatos; Pardo Liada desde Todelar y el Occidente no dejaba de gritar su pachito el Ché y alabar a su amado deportivo Cali, mientras que mortalito le cargaba el micrófono; los hijos ilustres del santa pedrada como Miguel Yusty que estaba perdido, Daniel Quijano que no se encontraba y Humberto Valverde que ya estaba podrido, deseaban integrar la barra del triángulo, motivados por la ejemplar conducta de Franklin y Chubingo que asolaban San Femando usando manoplas, cadenas y soplado maracachafa; El Relator se encañengaba, mientras el Gato escaseaba; El pielrroja y el sol se prestaron para armar chicharras; Radio Eco se llenaba de niños los Domingos cuando ml tía Tiolinda me llevaba a cantar lamento borincano Pedro Luis Correa y Enrique Ortiga, en el teatro Jorge lsaacs, descubrían talentos Infantiles; las delicias del paladar estaban a cargo del Bochinche y su famosos frijoles y su instantánea chuleee.....ta!!!, las empanadas en la movida chueca, el almuerzo donde Maria cochina y el postre con helados Lys, los Domingos en la piscina del Pedregal en Yumbo, era una cita obligada; los paseos al río Pance con olla y grabadora era un programa

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chévere donde siempre marcaba tarjeta el mico Manzano y todo su combo ; Antonio Gutiérrez y Hermes Rodríguez enlazaban gringas; en el Club San fercho se celebraban los triunfos de Olga Lucia De Ángulo, al son de lucho Bermúdez; mientras que con un gran salto los de Diego Henao y Raúl Escobar al son de la Fania se celebraban en el Cabo Rojeño en el Café Bola Roja se tertuliaba sobre Ramón Hoyos, Pajarito Buitrago, y el ñato Javier Suárez; en Manolo con aroma de manzanilla se hablaba sobre Curro Girón y Paco Camino en Manolete con olor a pólvora la charla era sobre Maravilla Gamboa y el caimán Efraín Sánchez los domingos y los viernes sobre Harold y la banana de juanita, Vicky que vivía llorando, y Oscar Golden, con su boca de chicle y sus zapatos de pompón en fin eran épocas de cada oveja con su pareja, y cada pareja con su Cali pachanguero.

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EL CALIWOOD QUE VIVI

Pascual Guerrero, a quien se le salía el cine por lo poros, se enfundé una gorra de Director, le puso pilas a su megáfono y una mañana cualquiera contraté un camión y recogió a cuanto loco y desprogramado encontró y nos volvió actores del Caliwood.

“EL LADO OSCURO DEL NEVADO”, así se llamaría esta primera gran película, donde se representaría el secuestro del Cónsul Holandés Erick Leupin. Yo me sentía con capacidad para ser el protagonista, pero este despistado Director no descubrió mis talentos y me puso en el papel de guerrillero, me enfundó un uniforme camuflado, un fusil, un cuchillo, y un revólver, como les parece el papelito....Cuando menos lo pensé ya me llamaba Marcelo, y sería el guerrillero encargado de trabajar en la finca de Leupin y traicionando al patrón entregarlo una madrugada a mis compañeros.

Yo me tomé el papel en serio, pues mis parlamentos solo eran decir todas las malas palabras que hasta la fecha se habían inventado, es decir todo un jetabularlo, bañarme en peloto en el río, cuidar al prisionero, y seguir diciendo palabrota. En un momento dado le arranqué el pescuezo a una gallina, y le metí una puñalada a un marrano, cómo les parece el tan defensor de los animales… me creció la barba y se me encogieron los ingresos, cogí mal temperamento, claro que solo durante el rodaje, después me puse peor. Este jaleo duró casi un mes, al final yo estaba tan metido en mi papel que tenía ganas de quedarme en esa guerrilla, donde siempre Maria Clara Ochoa, la productora nos hacía suspirar, y cada noche dejábamos el rigor de la milicia y el pantanoso monte para dormir cómodamente en Cali. La noche de la premier mi mamá que era invitada de honor salió avergonzada con sus amistades y berraca conmigo, puesto que según su entender mi jetabulario y comportamiento en la película no se compadecía de la crianza recibida. Hoy después de tanto tiempo Ella sigue sin entender a Marcelo. Lo único que la hizo descansar un poco fue cuando me dijo ‘por lo menos usted tuvo la precaución de cambiarse el nombre, pues su actuación es una vergüenza familiar. Esta película que todos creíamos se ganaría un Oscar, la presentaron el primer día en el teatro Calima y al día siguiente ya estaba en la cartelera del teatro Maria Luisa, dando así un gran salto para atrás.

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Así empezó mi incomprendida carrera como actor de largos metrajes, carrera que continuó con la película “ TACONES”, donde se me asignaría en inolvidable papel de Edecán de la reina de la política, representado por Merceditas Baquero, la mamá de la Mencha, en este papel donde aparecía uniformado de militar, no podía decir ni pío, no solo para no contrariar a mi mamá, sino porque el muy despistado Director, ignorando nuevamente mis potencialidades me dijo, “si no le gusta este silencioso papel, lo pongo de árbol”, como les parece el descaro! de árbol, por ahí parado como una estatua decorando alguna esquina. Al final acepté el papel de Edecán mudo, y así inspirado en Charles Chaplin, hice mi mejor esfuerzo actoral. Esta película tuvo tanto éxito como la primera, parece que solo la presentaron en Vijes, Guachené y en el Hormiguero, teatros muy distinguidos todos ellos. Es una lástima que la Paramount Pictures, o la Warner Brothers, no la hayan visto, puesto seguramente hoy estuviéramos en Hollywood.

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MIL PERIPLOS

De Cuidad de México, a Veracruz: margaritas, zarapes, tequilas, mariachis, tacos, chiles jalapeños, y mis mejores amigos y amores. De Madrid, Paris, Roma, Bologna, Génova, Torino, y Barcelona: esperar dos días hasta que el alma que se me había quedado en América, me alcanzan para volver a sentir el cuerpo; el viaje en tren mas largo de mi vida: Paris - Barcelona; la chucha de los franceses y su pan bajo el brazo; los pelos en las axilas más las chuchas de las españolas; el jamón serrano de la Barceloneta mi buceo en el Mediterráneo con Roberto Díaz el pedir un tinto en Barcelona a las siete de la mañana y tener que tomarme toda la botella para no pasar por ignorante; el penetrante olor a tabaco en los ascensores; la torre infiel, el arco del triunfo, el río sena, y el mal trato de los taxistas franceses el comer y beber a toda hora; el calor humano de los italianos y el patriotismo de los españoles. De Donaire, Aruba y Curazao: los helados, el queso y los mariscos; su mar cristalino con mas buzos que peces su historia de esclavos africanos y patronos holandeses; sus plantas desalinizadoras, sus maravillosos puentes y sus multicolores fachadas, su alegría y sus rozados flamencos. De Cuba: Chanel, tabaco y ron; las huellas del Ché por todas parte, la bodeguita del medio sin Hemingway, el temor al Comandante que mandó a parar, el malecón con malicones, Juan Torena y su deporte, las langostas prohibidas, los museos con Castro hasta en la sopa, las guaguas llenas de macheteros y bicicletas y las jineteras buscando jinete.. De Puerto Rico, Santo Domingo y Bahamas: nada de que acordarse. De las Islas Galápagos, Quito, Guayaquil, Santiago de Chile, Puerto Mont y Chiloé: Muchos lobos marinos y pocos lobos de mar mucha ciencia y pocos científicos; mucho frío atmosférico y poco calor

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humano; pocos ricos que no gastan ni un peso y muchos pobres que no se meten la mano al bolsillo sino para calentarse; El Ventisquero de San Rafael con sus explosiones del hielo milenario augurando el sobrecalentamiento del planeta, la subida del nivel de las aguas y el futuro desierto, los iceberg silenciosos buscando otro Titanic; Comida exquisita y vino inolvidable.

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EL BUCEO EN ALTA MONTAÑA

Definitivamente la motivación para emprender la exploración de lagos, lagunas, presas y represas se la debo toda a Miguel Forero Castelblanco, este incansable hombre, amigo del mar, de las altas cumbres, de la vida de nuestros indígenas, de fotografía y amigo de sus amigos, sembró en nosotros la semilla que solo genuina en tierra abonada y así con su compañía en nuestra primera experiencia en la laguna de Tota a 3.015 metros sobre el nivel del mar empezamos a recorrer nuestra geografía, desde la Laguna de La Cocha, Laguna verde del Volcán Azufral, y el Cumbal en Nariño Nimbe, el Buey y San Rafael en el Cauca; a Páramo de la Hermosas y

Calima en el Valle del Cauca; el Otún y la Laguna verde del Nevado de Santa Isabel a 1.300 metros sobre el nivel del mar en el Parque de los Nevados entre Caldas Risaralda y el Tolima. El soroche o mal de las alturas causado por la disminución de la presión pardal de oxigeno, el frío extremo y las difíciles condiciones de las vías de penetración le dieron el ingrediente que nos Impedía desfallecer para finalmente lograr buceos de muy pocos minutos pero inolvidables y maravillosos todos ellos.

Podría rentar esta maravillosa e inolvidable experiencia así la hipotermia fue nuestro principal enemigo, especialmente en el buceo de la Laguna Verde del Nevado de Santa Isabel donde los hermanos Ramírez fueron los mas afectados; Mi soroche en la laguna de San Rafael fue una clase de fisiología de las alturas en vivo y en directo; el calvario de el equipo autónomo y un bote inflable por la empinada y enjabonada

pared hasta la laguna del Buey fue el mejor test de estado físico; el pretender dormir casi congelados al pie de la laguna del Páramo de las Hermosas y en las faldas del volcán del Ruiz una prueba de fe el participar con la comunidad de Túquerrez en un desfile desde el pueblo hasta la Laguna Verde del volcán

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Azufral un recuerdo para nunca olvidar, la imposibilidad de caminar enterrándonos hasta las rodillas por el cenagoso recorrido basta la laguna del Ñimbe mientras los Guambianos con las tanques en la espalda caminaban como sobre nubes, sin siquiera mojarse las botas, un milagro indígena el encontrar vida en la laguna del Otón un buceo ensoñada; el observar las mulas cargadas con los tanques cruzar sobre frailejones y el caer de la nieve sobre esta colorida caravana, un paisaje propio de películas del siglo DOC una agua de panela caliente al salir de un buceo en estas alturas el mejor regalo de Dios. EJ reunir a los pescadores y barqueros del Encano en la Cocha para concientizarlos de la importancia de no contaminar su laguna un contacto con nuestros orígenes, en fin el haber tenido el privilegio de ser los pioneros en este tipo de experiencias, una oportunidad invaluable e inolvidable que nos ofreció el destino. Hoy las condiciones del país no nos permiten ni siquiera soñar en estos idílicos lugares pues nos produce temor que al despertar nos hayan secuestrado nuestras pesadillas.

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LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN El haber sido testigo de excepción mas que por tener cualquier otro talento, fue lo que me permitió participar en los diferentes medios de comunicación, puesto que los periodistas faltos de noticias buenas encontraron una beta de oro en esta actividad y fue así como por la radio, prensa y televisión pudimos compartir con todos nuestros compatriotas los testimonios de la Colombia sumergida y lejana. El tener la posibilidad de tomar fotografías, filmar y alguna facilidad para escribir fueron elementos que facilitaron de buena manen estos propósitos. En este sentido el 20 de noviembre de 1983 y gradas al apoyo del subdirector del diario Occidente Señor Raúl Echavarría Barrientos, iniciamos con una publicación dominical acompañada de muy conmovedoras fotografías y así logramos un total de 71 dominicales hasta septiembre 21 de 1986 cuando publicamos el último articulo titulado “el Plan Padrinos”. Después del asesinato de Raúl Echavarría, alma y nervio de mi motivación, este esfuerzo hizo crisis y nunca más volví por la vieja rotativa. Entre los tenias mas polémicos podemos recordar el bazuco, Tumaco, San Andrés, Malpelo, Boroboro, la Cocha, la laguna el Buey, el Peñol, el Cañón del Río Claro, Suárez y su represa, la islas Galápagos etc. Villa Valencia, posteriormente me dio una oportunidad en su programadora Convisión y en su espada Momento Ecológico, para presentar temas del medio ambiente Inirianda el 9 de Agosto de 1991 hasta el 11 de septiembre de 1992 para un total de 54 programas donde fundamentalmente aprendí y pude compartir con imágenes y comentarlos todas mis Inquietudes sobre el tema. Vale la pena aclarar que tanto en el diario Occidente como en Telepacítico, así como yo financiaba mis gastos y no recibí remuneración alguna, tampoco se me impuso criterio ni restricción alguna es decir gocé de absoluta libertad en la elección y el manejo de los temas. Mas corriente y frecuentes fueron las intervenciones en radio, donde amigos como Samy Jalil Demetrio Arabia, Jaime López, Yudy Lizalda, Jairo Aristizabal Ossa y el padre Gonzalo Gallo, siempre fueron muy generosos con sus micrófonos. Finalizando el año 2001 y ya completando hoy un año de regresar a Telepacífico, gracias al apoyo de Ángela Cuevas y Arturo Corchuelo, he podido retomar el tema del medio ambiente y seguir aportando con mi granito de arena

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en un tema que me apasiona que creo tengo algo de conocimiento y que es muy importante para la comunidad, en especial para lo niños quines son los que heredaran este planeta. En este mismo tema de las comunicaciones y gracias al apoyo que siempre me ha brindado la abogada Carmen Elena Serra, durante 10 años publicamos mensualmente en Barracudas el boletín “Focas Locas”, posteriormente en la Patrulla Naval, “Catalejo”, en Adavalle “Mundo Animal” y en Apnea 2000 “Azul Profundo”. Él en ese entonces Gobernador del Valle señor Jorge Herrera Barona, y gracias a los buenos oficios de Miguel Yusty se publicó el libro “Descubriendo a Nuestra Colombia Sumergida”, como un compendio de las publicaciones mas

significativas aparecidas en el diario Occidente. Con el registro de las 11 ediciones del Manual de Buceo y las 2 del Manual de Salvamento Acuático, así como algunos artículos publicados en revistas como en la Armada Nacional, cierro este tema de las comunicaciones que definitivamente es lo que más me ha motivado a mejorar cada día. Podría resumir con el pensamiento que hace referencia a que “Sólo prevalece a través del tiempo lo que se escribe, puesto que las palabras se las lleva siempre el viento y termina borrándolas el inexorable paso del tiempo”.

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LA PATRULLA NAVAL DEL PACIFICO

Teniendo en cuenta que nuestra actividad de buceo se desarrolla en su mayor porcentaje en la Costa Pacífica y que éramos testigos mudos de los problemas de orden social por los que atraviesa la comunidad negra de esta lejana y abandonada zona del país, decidimos reunirnos un grupo de amigos y coincidiendo en algunas estrategias básicas como: no seguir generando mas paternalismo; estimular la autogestión; capacitar a miembros de la comunidad para que se responsabilizaran de hacer el seguimiento y soporte a los programas; establecer costos simbólicos para todos los programas, en fin un revolcón en la manera tradicional con la que se ha pretendido ayudar a las gentes mas pobres de nuestro país. Es así como el 22 de Junio de 1985, en la Escuela Militar de Aviación nos reunimos entre otros: Harold Certuche, José Vicente Irurita, Martha Irene López Diego y Clara Kuratomy, Alberto Baíz, Carmen Elena Sena, Diego Restrepo Y José Abt y después de los trámites de rigor nos comprometemos a Iniciar actividades en el Bajo Calima o la Colonia, para ir poco a poco ampliando el campo de acción hasta llegar aun total de 32 comunidades para una población total aproximada de 12.000 habitantes. El recurso humano, económico y técnico fue creciendo en la misma proporción de nuestro compromiso al punto de llegar a contar con 300 voluntarios de todas las profesiones. El apoyo de la Armada Nacional fue definitivo, particularmente el de la Fuerza Naval del Pacífico y su comandante el Capitán Miguel Antonio Caro, quien hombro a hombro con todos nosotros hizo posible que no dejáramos de negar a estas comunidades aún las tan apartadas como Juradó en el Chocó.

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Patrulleros como el Teniente de Patrulla José Abt, fueron fundamentales en el orden, la disciplina y el cumplimiento al punto que la Patrulla fue invitada muchas veces a navegar con la Armada y en particular en el Buque Escuela Gloria.

Este equipo humano no fue ajeno a la crisis del país y en la década del 90 poco a poco las personas de fueron apartando del trabajo social en la Patrulla, siendo la inseguridad y las dificultades de orden económico las mas planteadas. Hoy la Patrulla, sólo atiende una quinta parte de sus comunidades y sin el apoyo de la Armada Nacional, sigue luchando por no tirar la toalla, puesto que esto significaría reconocer que en Colombia los verdaderamente comprometidos con el cambio somos muy pocos. Dejo este tema de la ramilla evocando la última estrofa de nuestro himno, original de Juan de Jesús Cornelio que dice: SI ES CIERTO QUE ME AMAS ESTRÉCHAME LA MANO ENFRÉNTAME A LA VIDA Y ANIMAME A LUCHAR AYUDAME A SER LIBRE YO QUIERO SER TU HERMANO QUE AMAR NO ES SENTIR LÁSTIMA, AMAR ES ENSEÑAR.

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LA DEFENSORA DE LOS ANIMALES DEL VALLE “ADAVALLE” El primero de Julio de 1989 en las instalaciones del Zoológico, después de una convocatoria por todos los medias de comunicación y argumentando y a su vez denunciando el abandono en que el estado tenía el tema de la protección animal y acompañado por personas conocedoras del tema como los doctores: Femando Castro, Maria Clara Domínguez, Maria Sol Sinisterra, Jorge Gardeazabal, Oralia Ortega, Luz Marina Villafañe, entre otros planteamos la necesidad de hacerle frente común al tema, procurando erradicar el fanatismo que ha caracterizado una buena parte de estas iniciativas. Para este propósito iniciamos capacitación a todos los voluntarios Interesados y nos organizamos en Vacunos, Fauna Acuática, Caninos y Felinos, y Cada División se especializó y empezamos a traducir lo aprendido en acciones concretas. Las brigadas de vacunación, las jornadas de decomisos, liberaciones, adopciones y apoyo a las autoridades ambientales, ocupaban una buena parte de nuestro tiempo libre. Dinamizamos la organización a nivel nacional al punto de lograr unas asambleas donde siempre dejábamos la reflexión y la inquietud en la forma y el modo de enfrentar en el Valle esta problemática promoviendo la responsabilidad que la comunidad tiene con cuatro grandes Divisiones: Equinos y Vacunos, Fauna Acuática, Caninos y Felinos, y Fauna Silvestre. Cada División se especializó y empezamos a traducir lo aprendido en acciones concretas. Las brigadas de vacunación, las jornadas de decomisos, liberaciones, adopciones y apoyo a las autoridades ambientales, ocupaban una buena parte de nuestro tiempo libre. Dinamizamos la organización a nivel nacional al punto de lograr unas asambleas donde siempre dejábamos la reflexión y la inquietud en la forma y el modo de enfrentar en el Valle esta problemática promoviendo la responsabilidad que la comunidad tiene con sus animales antes que dedicarnos a facilitar con un alto costo y muy pocos resultados el establecimiento de albergues o cosa parecida. José Joaquín Vallejo, hijo de Joaquín Vallejo Arbeláez el ponente del Plan Vallejo, quien nos acompañaba en los programas de buceo, un buen día resolvió entregarnos en comodato su finca de las Flores, localizada en la cordillera central, sobre la vía que de Palmira va a Tenerife, desviándose a la altura del puente sobre el río Amaime por una empinada y única vía que bordeando la quebrada la Tigrera termina en este bello logar.

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En compañía de Alonso Restrepo amigo y compañero de buceo y su hijo Carlos, viajamos hasta el lugar para conocerlo y recibirlo ese día en la mitad del recorrido un árbol de pino de gran tamaño había taponado el camino y nos tocó una patoneada como de una hora que por razón a la altura, la lluvia y el frío se hacía difícil de caminar. Al llegar encontramos una finca maravillosa, celosamente ocultada por la neblina, con una casa en piedra como de película del Oeste Americano. La casa estaba equipada de pé a pa, no faltaba sino quien la habitan, rodeada de flores que le hacían honor y justicia al nombre, una le daban el toque ensoñador.

Carlos quien formaba parte de la División de Fauna Silvestre, filmé todo como registro de inventarla La emoción se nos quería salir del cuerpo y así cuando la neblina empezó a invadirlo todo, regresamos en la búsqueda del vehículo que habíamos dejado al pie del gigantesco pino, con el propósito de asumir este lugar como un Refugio de Paso para los animales.

Juan Carlos Molina, compañero de buceo fue el más comprometido en ayudarme en la adecuación del lugar y así poco a poco empezamos a darle nueva vida a esta fría cumbre llena de flores, caballos, vacas, perros y una gran variedad de aves entre otras las guacharacas encargadas cada mañana de tocar la diana. Era el 19 de Marzo de 1994 a eso de las 5 de la mañana cuando Otoniel el mayordueño de la finca me llamaba con voz angustiada y entrecortada: “patrón, patrón lo necesitan unos señores”. Yo abrí la ventana de mi cuarto y para mi sorpresa entre los albores del amanecer distinguí muchos hombres vestidos con uniformes camuflados y armados hasta los dientes con todo tipo de armas, quienes lo primero que me preguntaron era que si yo estaba armado.

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Les contesté que no, aunque si lo estaba, pero ante tanta arma la cosa se ponía color de hormiga, así que decidí salir y claro sucedió lo de esperarse: me intimidaron con sus discursos trasnochados y finalmente me pidieron prestado el vehículo. Yo tenía por esa época un campero Mitsubishi rojo modelo 1993, que estaba prácticamente nuevo y por fortuna asegurado. Eran unas quince personas entre las que entraron a la casa y las que estaban en los alrededores, olían a fogata y aguardiente, el grupo lo componían dos paisas y el resto con tipo de indios caucanos. Me pidieron los papeles del vehículo y que les escribiera una nota donde se decía que un fulano de tal, que supuestamente era trabajador en la finca iba para Palmira a traer abonos y alimentos. Cuando aún no acaba de amanecer partieron amenazándome con matarme si salía de la finca. Atónito y sintiéndome violado en mis derechos, me senté en el corredor y llorando al mirar las huellas del carro casi me tomé a pico de botella un litro de vodka Absolut, sin saber que pensar, que hacer, seguir llorando, reír o gritar. Como no tenía comunicación alguna a las dos de la tarde le pedí a Otoniel que ensillara los caballos para salir a la carretera principal en busca de ayuda. Sin mirar para a tras deje mi ensoñador lugar donde había sembrado ilusiones con el sudor de mi frente, con los ojos preñados en lágrimas y sin musitar palabra alguna fui dejando esas montaña y quebradas por las que transitaba hasta altas horas en la noche sin siquiera sospechar lo que me podía pasar y mucho menos sin saber que algún tiempo atrás J. J. Vallejo había sido victima de un secuestro extorsivo por este mismo grupo que se identificó con el Bateman Cañón. Al llegar a la policía de Tablones, conté lo sucedido y estos agentes sin siquiera inmutarse sin levantarse de sus sillas ni bajar las botas del escritorio, uno se limitó a decirme: “Que vaina, ese es el comandante Rommel otra vez jodiendo por acá, váyase a Palmira y ponga el denuncio”. Yo que esperaba una movilización masiva e inmediata de mis queridas fuerzas armadas, quedé de una sola pieza, sin otra alternativa que terminar mi Absolut que por mi angustia no me hacía ni cosquillas y así como pude en la parte trasera de un camión sentado en los bultos de cebolla, en el día de San José, llegué a Palmira donde funcionarios más indiferentes y faltos de solidaridad que los primeros, como lo fue el inspector de policía y todo su combo, casi no reciben el denuncio por ser día de fiesta. Con el tiempo le escribí una carta al Presidente de la República que fuera publicada por los diferentes medios que entre otras cosas decía (adjunto publicación de Azul Profundo):

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AZUL PROFUNDO DOLOR DE PATRIA

Es no solo triste sino desesperanzador revisar la progresiva pérdida de valores de nuestra sociedad, la falta de solidaridad ciudadana, la injusticia judicial, la inseguridad en el campo, la falta de justicia social, la corrupción en la administración de justicia, el amañado manejo de la gestión pública, el creciente imperio del narcotráfico, las atrocidades de una mal llamada “guerrilla” y la aterradora ola delincuencial sin que se vislumbre una luz de esperanza al final de este largo túnel que venimos cruzando. Lejos de pretender pontificar sobre tan sentidos temas, permítame compartir mi desahogo revisando simplemente el acontecer de los últimos cuatro años de una familia colombiana de esas tantas que hay en nuestro país: “LA MIA”. 1°. Una “angelical” secretaria del Centro de Tecnología y Seguridad Acuática APNEA 2000, deja en ceros nuestras finanzas cuando fraudulentamente arrasó con el fruto del duro trabajo de dos años. Se cursan las denuncias de ley, pero al final no pasa nada! 2°. En la Unidad Residencial Los Canelos, enmallada en su contorno, bien iluminada, con vigilancia privada de rondero y portero y con una sola pequeña puerta para entrar y salir, roban mi apartamento sin que nadie vea, ni escuche nada. Se cursan las denuncias de ley, pero al final no pasa nada! 3°. Un apurado “ciudadano” en campero polarizado arrolla con su vehículo fantasma a mi hermano menor en la Avenida Pasoancho causándole la muerte, ante la actitud no solidaria de transeúntes y vecinos sin que nadie viera y oyera nada. Al día siguiente este joven abogado de apenas 30 años casado y padre de una niña de tres años, aparece desvalijado y desnudo como un NN, en las frías losas de la morgue. Se cursan las denuncias de ley, pero al final no pasa nada! 4°. Por el tejado de nuestra sede de APNEA 2000 y CONCHA ASOCIADOS, en San Fernando, irrumpen los ladrones llevándose pesados y voluminosos equipos de buceo, filmación submarina, de sonido, de oficina, sin que nadie viera ni oyera nada, a pesar de haber tenido que cruzar varios techos vecinos para cometer su delito. Se cursan las denuncias de ley, pero al final no pasa nada! 5°. A los pocos minutos de haber parqueado su campero Toyota en el centro de la dudad, el segundo de mis hermanos, por cierto también abogado, descubre desconcertado que su vehículo ha sido robado sin que nadie viera nada. Se cursan las denuncias de ley, pero al final no pasa nada! 6°. El pasado Domingo 19 de Marzo (día de San José), fui sorprendido al amanecer en la Finca Las Flores localizada en el municipio de Palmira. por un

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grupo de personas fuertemente armadas quienes después de intimidarme se llevaron mi principal herramienta de trabajo: “mi campero”. A las pocas horas de tan terrible experiencia doy parte a las autoridades, quienes reaccionaron con la misma frescura como si les hubiera contado sobre el clima en Marte. Y para variar no ha pasado nada Pero mi Familia, así como muchas Familias Colombianas sigue resistiendo este cruel acontecer, continua trabajando para sobrevivir con dignidad, generando fuentes de empleo, contribuyendo con la economía de la región y creyendo que vivimos EL TIEMPO DE LA GENTE”. Los Concha Tovar a pesar del duro precio que venimos pagando estamos seguros que no todo está perdido, puesto que aún nos queda lo más importante: Fe en Dios y en un mañana mejor. Hoy más que dolernos todo lo perdido, nos duele nuestra PATRIA!.

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UNAS SON DE CAL Y OTRAS SON DE ARENA

Como Dios aprieta pero no ahoga, no puedo dejar de registrar esos momentos maravillosos, cuando mi tarea ha sido de alguna manera reconocida y es así como marcado indeleblemente guardo gratos recuerdos de:

El día que recibí de la Cámara de Comercio Colombo Americana la medalla al Mérito Cívico por las labores en la Patrulla. La medalla Mérito Sanitario José Fernández Madrid en la Categoría Oficial de la Armada Nacional por la labor social en la costa Pacífica. La medalla al mérito ecológico otorgada por la CVC, de manos de su Director Oscar Mazuera, por las labores desarrolladas en este sentido desde el Club Barracudas. La medalla al Mérito Deportivo otorgada por el Comité Olímpico Colombiana

El Decreto de la Presidencia de la República nombrándome Capitán Honorado de la Fuerza Aérea.

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Estos reconocimientos sumados a placas, medallas y diplomas de otras instituciones y personas siempre me han estimulado, reforzando el pensamiento que los reconocimientos se deben hacer en vida, puesto que uno los disfruta mucho y se convierten en estímulos, los que en mi caso particular no me han dejado perder la fe en mi país, al punto que después de recorrer una buena parte del mundo, cada vez mas quiero a mi tierra y entre más campesina y montañera mejor. Cada día a pesar de las dificultades propias de esta guerra fraticida en que estamos inmersos la quiero con más berraquera, por eso cada vez estoy mas dispuesto a darlo todo por su justicia y paz social.

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SEGUNDO CURSO DE OFICIALES DE LA RESERVA DE LA FUERZA AÉREA

Mi vinculación a la FAC, data desde los años 70, cuando los entonces tenientes Harold Certuche (hoy Coronel) y Jorge Castro (hoy General) me hicieron grata mis diferentes participaciones en eventos y cursos compartidos con la Escuela Militar de Aviación donde participé como profesor, entrenador de natación, así como el apoyo y afecto de mi paisano, el hoy Comandante de la Fuerza Aérea General Velasco, a quien observaba desde mis épocas del seminario cuando llegaba a Popayán como Cadete en su pequeño avión. Estos Oficiales me infundieron el amor a la Institución, lo que no me hizo dudar en formar parte del segundo curso de Oficiales de la Reserva. El Curso lo conformábamos 41 personas, llegando hasta el final 40, después de un año de un estricto entrenamiento y juicioso estudio, donde cada Sábado a aprendíamos algo nuevo e importante. Terminé ocupando el quinto puesto, pero por razones de orden administrativo particularmente con el Ejército, no pude ascender, faltándome solo un día para la ceremonia. Este dolor y esta herida hoy han cicatrizado gracias al reconocimiento de la Presidencia de la República y al respaldo Irrestricto del General Velasco, donde se hizo justicia y se me otorga además un gran honor acompañado de una nueva responsabilidad con mi comunidad y con mi país. De este curso lo inolvidable indiscutiblemente fue el curso de supervivencia en Tolemaida donde vivimos lo nunca imaginado y menos soñado y sorteamos con buenos resultados las dificultades propias de este entrenamiento. Hoy brillo mis tres estrellas con mucho entusiasmo con la esperanza de poder continuar este camino del servicio a la patria.

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APNEA 2000

El 16 de Octubre de 1990 en el Club de la Ribera con una ceremonia especial, Asamblea, cena y fiesta entregué mis responsabilidades después de servir en el Club Barracudas durante 15 años. Ese mismo día Alberto Duque presidente de la Junta Directiva de la Ribera y Fredy Castro su Gerente me ofrecieron las instalaciones del Club para que continuara con mis actividades. Fue así como a los pocos días, más exactamente el primero de Noviembre me reuní con un pequeño grupo de amigos y dimos nacimiento a una Institución privada que bautizamos: APNEA 2000, con el ánimo de conformar un grupo de amigos que sin los postulados de un Club Deportivo, ni escuela para vender cursos, fuera la respuesta a la necesidad sentida y tener un espacio lúdico para hacer mantenimiento, ver a los amigos, actualizarse, hacer viajes y desde luego para que nuestros amigos y familiares pudieran aprender a bucear.

Hoy 1° de Noviembre del 2002 cuando cumplimos 12 años y termino de escribir este recuento de mi vida, todo me parece como un sueño, a veces cuando escribía estas notas no podía creer que el destino me hubiera permitido hacer tantas cosas, seguramente unas bien hechas, otras no tan bien, pero en todas dando lo mejor de mí, generando desde luego pasiones encontradas en muchos de los que me han observado, especialmente cuando he tomado

la decisión de irme de las instituciones donde he realizado tareas.

Cuando uno a ejercido algún tipo de liderazgo y por alguna razón se debe marchar sin poder darle explicaciones a cada uno en panicular, se despierta entusiasmo y admiraci6n en unos, rivalidades, odios y antipatías en otros. La pasión en tales casos lo domina todo y se exageran las cualidades o los defectos, se aplauden las faltas o se les dan proporciones casi de criminalidad, se agrandan los méritos o se niegan las aptitudes y en medio de una lucha de encontradas ideas, la voz imparcial no se hace eco sino entre un reducido número

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de personas. Entonces uno siente que al dejar algún tipo de liderazgo que pudo haber representado, al final termina marchándose acompañado de aplausos de los amigos y de la mala voluntad de los adversarios.

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MIS CUARTELES DE INVIERNO

Finalmente y gradas al apoyo de personas como Diego Restrepo y Mercedes Castro, me he podido refugiar en mis cuarteles de invierno del Ensueño y la Porra, donde disfruto como en mi niñez de la llegada del amanecer y veo con nostalgia la partida de los coloridos atardeceres y he aprendido a sacarle gusto a la tierra rescatando mi ancestro campesino. Ahora tengo tiempo para cultivar lombrices y cosechar humus, para tomar whisky y compartir un café y un tabaco con mis amigos. Ahora tengo tiempo para combinar vallenatos con música de carrilera y de los grandes clásicos, ahora tengo tiempo para ver llover y dejar partir la neblina con la seguridad de que va a regresar, ahora tengo tiempo de meter mis manos en la tierra y arrancarle frijoles, ajíes, espinacas, naranjas, limones, papayas, uchuvas en pequeñas cosechas que comparto entre mi cacerola y la de mis cercanos, ahora puedo escribir, leer, y disfrutar la luz de las velas, ahora

he entendido que me he pasado toda la vida preocupado por las cosas de todos y de todo pero que se me estaba olvidando vivir como vivieron mis abuelos. Ahora puedo rumiar mi pasado y sonreír sin tener que dar explicaciones, ahora tengo tiempo mental para ver crecer las flores. Ahora tengo tiempo para el amor, amor que a veces esquivo se asoma a mi quinto piso, ahora soy feliz entre la soledad de las montañas y la sinfonía de las aves, sintiéndome cada vez mas ligero de equipaje y donde siempre y cada noche puedo darle gradas a Dios por todos los talentos que me ha

concedido y cada amanecer darle gradas por el nuevo día.

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Que pocos podemos hacer lo que nos gusta, que pocos podemos trabajar en lo que amamos, que pocos tenemos fincada nuestra riqueza en el afecto de la familia y los amigos, que pocos podemos hacer tanto con tan poco que pocos podemos gritar a los cuatro vientos: GRACIAS SEÑOR POR PERMITIRME EL PRIVILEGIO DE SER GERENTE DE MIS PROPIOS SUEÑOS. Adavalle, con el correr de los años se vuelve parte integral de la ciudad y es tenida en cuenta en casi toda iniciativa del bienestar animal. La WSPA, con sede en Bogotá apoya nuestras iniciativas y todo parecía salir bien, hasta que las personas empezaron a salirse de los parámetros filosóficos y reglamentados lo que generó un gran conflicto interno que con los años terminó al traste con una Institución muy necesaria para la ciudad, el departamento y el país.