De Mestizajes_ Lienhard

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  • 7/30/2019 De Mestizajes_ Lienhard

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    ASEDIOSA LA HETEROGENEIDAD

    CULTURAL'Libro de homenajea Antonio Cornejo Polar

    Jos Antonio Mazzottiy U. Juan Zevallos Aguilar IcoordinadoresASOCIACIN INTERNACIONAL DE PERUANISTAS

    ~~ \7.

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    DE MESTIZAJES, HETEROGENEIDADES,HlBRIDISMOS y OTRAS QUlMERAS*Martn LienhardUniversitiit Zrich

    y as podemos decir, que de lenguas y costumbres y personas de diversasnaciones, se ha hecho en esta tierra una mixtura o quimera, que no ha sidopequeo impedimento para la buena cristiandad de esta nueva gente.(Fray Gernimo de Mendieta, 1596).

    1. Las quimeras de Eisenstein.Visiones de pesadilla, las quimeras que dominan las catedrales

    gticas europeas, deca S. M. Eisenstein (1976, vol. 1: 305), no son nadaal lado de los "monstruos ornamentales" del Mxico antiguo. Sinembargo, explica el cineasta, el efecto inslito y asustador queproyocan las esculturas de piedra de los aztecas o los mayas noresulta -como en el caso de las quimeras gticas- de la composicin dedetalles terrorficos pertenecientes a varios animales, sino de la"descomposicin ornamental de los objetos visibles de la naturaleza"(ibid.):

    [oo.]qu autntico vrtigo nos sobrecoge cuando el gancho de piedra quesale en diagonal en el ngulo del edificio resulta una nariz; cuando hayque buscar los ojos deformados en el sistema de piedras esculpidas que seextienden de cada lado del ngulo; y cuando las almenas de la parteinferior de la decoracin del edificio revelan ser, de repente, un sistema demandbulas monstruosamente deformadas (ibid.:3061).El vrtigo evocado por Eisenstein es el resultado de una observacinque va y viene constantemente entre la imagen -codificada en nuestraconciencia visual- de una "cara-prototipo" y ese sistema de detalles* Un antecedente remoto de este trabajo se present en el "11 Seminario de CrticaLiteraria Latinoamericana. La literatura colonial: discursos alternativos y lecturasdisidentes" (Lima, 13 de marzo de 1992, coord. Antonio Cornejo Polar).1 Todas las citas de Eisenstein han sido traducidas por el autor de estas lneas a partir delas ediciones en francs que figuran en la bibliografa final.

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    58 M, Lienhard I De mestizajes. heterogeneidades. hibridismos y otras quimerasque carecen de cualquier aspecto humano. Ese vrtigo corresponde a

    una tentativa dolorosa de reconstruir el procesoque hace que lo uno setransform en lo otro, que el punto de partida se volvi monstruosoresultado, y que este resultado monstruoso, por una "vuelta atrs", vuelvea ser punto de partida (ibd,).Contrariamente a la quimera europea clsica -"monstruo, queecha llamas de fuego por la boca y tiene cabe~a y cuello de len, elvientre de cabra y la cola de dragn" (Covarrubias 1611)-, la"quimera" mexicana -o eisensteiniana- es ante tod'o el producto de unamirada o, ms exactamente, de la cooperacin de dos miradas: la delartista que descompuso "los objetos visibles de l~leza", y ladel observador que los va recomponiendo. Miradas que corresponden auna percepcin especial, como la que propicia el sueo o la absorcinde algn estupefaciente. Evocada por quien la evoc, esa "quimera"corresponde, punto por punto, al cine de montaje -cine eminentementecubista- de S.M. Eisenstein.Uno de los ejemplos de este cine es la pelcula famosa, aunque"inexistente", que Eisenstein rod en Mxico al comienzo de los aostreinta: Que viva Mxico!,esa histor ia de la transformacin de una cul tura, ofrecida no vert icalmente-en aos y siglos, sino horizontalmente- segn una coexistencia geogrficade los estadios ms variados de la cultura -unos alIado de otros, cosa quevuelve Mxico tan sorprendente- (Eisenstein 1978: 300).Como el "monstruo" de piedra, sin duda una de lasrepresentaciones de Quetzalcatl en Teotihuacn, la "quimera" de lahistoda mexicana est a la espera de la mirada que recomponga suspedazos diseminados -sincrnicamente- en el espacio. Que vivaMxico! hubiera sido -y lo es en sus fragmentos conocidos- un "tratado"interesantsimo sobre los procesos culturales que se dieron en un pascomo Mxico. Pfl;)se~os!lgue se aluc!~,en M.'.ndlsmo";"'sncretismo"y otros ms.""""""",.."..,", ~, ,..-" " ~ , . . ' "'.. ,'0-..Todavla en los comienzos de la colonizac1n espaola de Mxico,algunos misioneros trataron de definir los resultados observables delos nuevos procesos de interaccin cultural que ellos mismos haban

    - II..l.

    Asediosa la heterogeneidadcultural 59contdbuido a desencadenar. La imagen ms fuerte es, sin duda, la queofreci el franciscano Mendieta en un texto de 1596:

    y as podemos dec ir, que de lenguas y costumbres y personas de diversasnaciones, se ha hecho en esta tierra una mixtura o quimera, que no ha sidopequeo impedimento para la buena cristiandad de esta nueva gente(Mendieta [1596] 1980: Libro IV, Cap. XLV, 552-553).Los apuntes de Eisenstein en La no indiferente naturaleza (1945-1947) Y sus Memorias (1946-1948) contienen vadas observacionesinteresantes sobre los procesos culturales que se dieron en Mxico antesy despus de la conquista europea. De vadas de ellas se desprendeuna imagen 9.':!!!I\~~s:;"A~~'.S?que no desmiente del todo la delrenacentlstil-Mendietao Euna secuencia argumentativa dedicada alas "cajas chinas" y otros juguetes semejantes, Eisenstein recuerda laspirmides mexicanas:As, en capas superpuestas , "cubrindose" [al modo de un sombrero] una ala otra, se yergue~!a~. pirmides de Mxico, sea en el lejano Chichen~HzdeYuaH1'i1ade este 'fenmeno se da en los pa lacios), o en el Mxicocentral -caso de las pirmides del Sol y de la Luna en San Juan deTeotihuacn-. Sea dicho de paso, esta manera de "sepultar" las pirmidesantiguas debajo de las estratificaciones de las ms recientes, asegur latota l inviolabilidad de los monumentos que pertenecen a las etapas msantiguas de la cultura, disimulados como e~t':':!Ja!l.~?!_EC~!r~tos,no debajode otro [. .. ]. La conquis ta espaola continuo ese proceso al edificar, encimade las pirmides, unas [...]catedrales catlicas (Eisenstein 1976, vol. 1:414).Aqu, el cineasta sovitico subraya una "continuidad" histricamexicana que va desde el pedodo prehispnico hasta ms all de laconquista europea. "Continuidad" que se expresa a travs de laim

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    sestratos antedores\Cada nueva etapa es nueva slo hasta CiertoPUl1t(). 'porque aprovecha ciertos elementos -ubicacin en eespiogeogrfico, forma arquitectnica, funcin- de la anterior. Cmo sepuede visualizar la existencia de las capas "sepultadas"? A travsde 1~.arq1!~~!.?g!a,que procede por cortes verticales y que descubre, depaso, el estado de conservacin perfecto de los estratos normalmenteinvisibles. DE!Jle~l1o,el monumento "descubierto" por los arquelogosresulta otrl "quimera": El arquelog6 fa:descompone y recompone en

    ..

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    60 M. Lienhard / De mestizajes, helerogeneidades,' hibridismos yo/ras quimeras Asedios a la heter ogeneidad cul tu ra l 61un movimiento incesante de su mirada entre el conjunto y sus partessuperpuestas. Contrariamente a la anterior, esta "quimera" se vedispuesta no en un espacio horizontal, sino vertical. Revelada por lamirada de los arquelogos, ella constituye sin duda una "tesis" sobrela historia de Mxico. Materializada en la pirmide mltiple, lahistoria mexicana aparece como un proceso acumulativo, un sucedersede etapas que se sobreponen a las anteriores sin anularlas del todo. Enrigor, la parte inmediatamente visible de esta historia no es sino unamscara que recubre otras mscaras -o caras- todava intactas.

    La lectura que estoy imponiendo a la lectura eisensteiniana de laspi rmides mexicanas se confirma en un apunte del cineasta soviticosobre las peregrinaciones populares que convergen en las pirmidesrematadas por una iglesia catlica. Aqu, el actor humano ocupa elescenario de las piedras acumuladas por la "historia":

    Con su mirada de cineasta cubista, Eisenstein descompone yrecompone la "quimera" animada que constituye la ascensin de lapirmide por los indios en un da de peregrinacin.

    Las peregrinac iones del tiempo presente aparecen como una rara mezcla depocas. En ellas participan unas extraas rdenes de bailarines, losdanzan tes, que rep iten de un alba a la o tra, sin retomar aliento, su nico einvariable movimiento rtmico de los pies -en honor de la Virgen- . Quinsabe si es en honor de la Virgen? Y no en honor de una divinidad msantigua, una madre de los dioses que slo finge haberle cedido su lugar a surival extranjera - la madre de dios del cr is ti anismo-, 'pero que no cambi alo largo de las generaciones cambiantes de los herederos de quienesfundaron su culto? (Eisenstein 1978: 180).

    La danza embriaga con su melopea montona. Gritos de los nios de losperegrinos. Las madres les meten el pecho por laboca . Sonidos de rganos.Humos de cirios. Fiebre y frenes. .Y una corr iente ininterrumpida de figuras humanas mojadas de sudor,arrastrndose arrodilladas desde el pie de la pirmide hasta su cimasagrada. ., Las rodillas estn recubiertas de trapos. A veces, una almojadarasgada se les halla atada.A menudo, en la cabeza, una fants ti ca corona de plumas (cofrada delos danzantes).La cabeza envuel ta en una toalla.El sudor corre.Unos viejos envueltos en unos chales baratos de colo r azul claro -elrebozo- sujetan una disciplina debajo del brazo.Jadeando se alcanza el ltimo peldao (Eisenstein 1978: 180).

    En este lugar [Tepecac] tenan un templo dedicado a la madre de losdioses que llamaban Tonantzin, que quiere decir Nuestra Seora [oo .],yvienen ahora a visitar a esta Tonantzin de muy lejos, tan lejos como deantes , l a cual devocin tambin es sospechosa, porque en todas partes haymuchas iglesias de Nuestra Seora, y no van a ellas, y vienen de lejostierras a esta Tonantzin, como antiguamente (Sahagn: Libro XI, apnd. 7).

    Aqu, las "tomas" sucesivas, metonmicas, van descomponiendo yrecomponiendo una "quimera" compuesta por elementos tomados deuna realidad eminentemente heterognea: peldaos prehispnicos dela pirmide; coronas de pluma de ascendencia prehispnica;melopeas indgenas; cirios, rganos, rebozos y disciplinas catlicas;pechos y sudores sencillamente humanos. Es, en una palabra, laquimera evocada, en el sentido de Covarrubias, por Mendieta: ~o~mpesto por elementos de procedencia varia. Pero, productode la mTiaaa"cubisfadefCineasfiFescritor;" ella no deja de ser, almismo tiempo, profundamente eisensteiniana.Las "quimeras" de Eisenstein se insertan en el contexto del"montaje cubista" que caracter iza la obra de este cineasta sovitico.En las obras de corte cubista, la representacin de la realidad pasapor la superposicin (pintura) o la sucesin rpida (cine, poesa) de"tomas" realizadas a partir de distancias o ngulos diversos. Como sesabe, este tipo de representacin artstica de la realidad no hace sinoiI9-H~I-19Sprincipios que caracterizal1 J~ p~rcepcin visuailUnruina.Para captar n: elemento' complejo de la realidad' visual ~uIi.cuadro,una persona, un paisaje-, nuestra mirada lodescompone velozmente ennumerosas percepciones particulares, que nuestra conciencia seencarga de recomponer a partir de los 'coargos"'quele -frece la

    Aplicando su argumentacin no ya a los estratos materiales deuna pirmide, sino a las prcticas culturales, Eisenstei~_insina, pues,que los "estratos" culturales antiguo~bien pi.ieaeii"haberse~!!Lc!9intat!Q!i-4~!?ajo de las mscaras stesivas que' los fuer

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    62 M. Lienh ard / De mestizajes, heterogeneidades, hibridismos y otras quimeras Asedios a la het er ogeneidad cul tura l 63experiencia visual acumulada. Al fijar en el lienzo, la pelcula o lapgina escrita el momento que corresponde al "desmontaje"perceptivo de la realidad, ~!ar!~.CJ.tbista.nos_.()E!~g~-~cO~E!_~Eer.!aperc~p

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    64 M. Li enhard / De mestizajes. heterogeneidades. hibridismos y otras quimerasen tanto prctica, se articula con otras prcticas religiosas presentes enJ -ter fOrio, "alro-cubanoas"'o'IICiistiarls ":' 0_ "00"0" '_'_-.,-

    Cabe, distinguir, P9r.lo tanto, la "etimologa" -o historia- de unoP~toYJij.pr!~!is~~ cUal eSte IniSmo.-c)~Ie~i~iry~:f!~I~~m~~o.Un ejemplo ms simpl"permitif ilustrar grficamente miargumentacin. En La Habana se dice que la Virgen de Regla "sesincretiza con Yemay", una divinidad de origen yoruba. Sesobreentiende que esta Virgen representa simultneamente a dos"divinidades", la Madre de Dios y la divinidad yoruba del mar. Ensu representacin matriz, en la iglesia de Regla (La Habana), laVirgen ostenta una "piel" negra -como la de muchos de susadoradores- y un vestido azul, el color emblemtico de Yemay. Es,pues, segn una expresin con:H!!!~lln~ JpifiYIrgen"americana" o"~stia". \'Es 'uriii'dfvidad "sincrtica", ni Virgn i1i Yemay, opredomina 1m ella sea la madre de Jesucris to o la africana:: -:Yemay\EnD~!1!..i.\(:I,lo el anlisis de las prcticas que h~cen inter'y~nir aesta Virgen podrn arrojar alguna luz sobre este misterio. AnlisisciitamE1te'difcil, 'qe'J1os' oioca nuevamente ante la disyuntiva queseal al comentar el anlisis eisensteiniano del rito dedicado a"Nuestra Seora" ... o a Tonantzin. Anticipar que, a mi modo 4e v~r,el "obj!:to~'Virgen de Regla no propicia un culto' "Sincrtico';, 'si~~..:.almnos- dosCt.tlt6s'separados: elque los cristianos le rinden a la V!r.g~ny efCue el "pueblo santero" le rinde a Yemay. No ocultar, sinembargo, que qienes part icipan en uno u tro de estos cul tos puedenresultar, en parte, las mismas personas. ..

    Quedando claro, ahora, que 1~5l!!~J.!l.~!'~~~.~quno sonJ()s obj~tosC~!:~um.s"sinoJ~.._p~cticas 9...~~~I!.z-~~~pi~~~~ in~,deseo tocar otro punto crucfuI-pa-ra entender' cabalmente lo que sigue.El "mestizaje", el "sincretismo", el "hibridismo" y la"heterogeneidad" son meros paradigmas. Ahora, cualquierparadigma empleado para describir e interpretar los mecanismos querigen una sociedad en el orden econmico, poltico, social o cultural, nopasa de ser un in!~~!~,m.i!!o menos vano para.!~poner un orden ~'E1c~~~~~~~a realidad siempre evanescEmte lo va negando:En primer lugar, la sociedad se capta como un orden aproximativo ysiempre en movimiento; ella es, en un grado variable segn sus tipos, elproducto de las inte racciones del orden y del desorden, del determinismo yde lo aleatorio. Adems, ella manifiesta unas configuraciones cuya

    'T

    Asediosa la heterogeneidadcul/ural 65 .reproduccin no queda nunca plenamente asegurada; estemismo trminoresulta engaoso y nefasto, porque oculta la realidad de lo social,resul tado de una producci6ncontinuay nunca acabada. Finalmente, ella sedeja ver como un conjunto unif icado, una forma cuya coherencia inte rna seimpone; pero esto sucede sobre todo a raz del juego del~s..l.Ip~riencias queocultan los cortes-y-los- .d-e-si ij li stEfs: --Lo'"que' se"l lama sociedad nocorresponde a un orden ya presente, ya hecho, sino a una ilusin(Balandier: 8; trad. M. L.).Ilusoria o no, la!:onstr.uccin de paradigma s es, pese a todo, uno delos"mtodos indispensables para cQP,9cer la realidad. El problemaeSt-ri comprender correctamente la relac6' i :iHe "paradigma" y"realidad". El paradigma no es el sistema o un conjunto de reglas querige la real idad, sino ~.~odo, siempre provisiROal, p~nt P~~!.i~~9-opara pensar alguno de sus aspectos-. Es as como habr que entenderlas propuestas que contiene este ensayo.

    3. La interaccin cultural en las sociedades coloniales yposcoloniales.La~~c!.?!:,. forz.ad~-4~J~s.._~

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    66 M, Lienhard / De mesliZJJjes, heterogeneidades, hibridismos y otras quimeras Asedios a la het er ogeneidad cul tura l 67"cultura" formaban un todo indisociable2. Al explicar el proceso degestacin (racial) de las poblaciones nacionales, el mestizaje definatambin la naturaleza de los correspondientes procesos culturales.Las consecuencias del mestizaje no suscitaban, s in embargo, ningnentusiasmo: a travs de l, como se lee por ejemplo en Euclides daCunha, llegaron a fusionar ante todo los rasgos ms "primitivos" -losinstintos- de las tres razas-culturas implicadas (la amerindia, laportuguesa, la africana).La teora de la "formacin de la familia brasilea" que GilbertoFreyre public en 1933 retorna, pero imprimindole un sesgo posit ivo,el discurso de Euclides da Cunha. Si para los positivistas, el

    "mestizaje" fue, al lado de la permanencia de las poblaciones"primitivas", el mayor factor del atraso poltico, econmico, social ycultural de las nuevas repblicas independientes, Freyre lo convirtien el eje de la identidad nacional brasilea.Qu valor atribuir al paradigma del "mestizaje" en tanto ncleode una teora d los procesos de interaccin cultural? Si la "cultura"remite a las prcticas semiticas que realizan, en el marco dedeterminadas situaciones econmicas, sociales y polticas, lasdiferentes colectividades humanas y sus miembros, u~ paradigm,!!..Qeil)!?~~.Q~olgica -au!!gue se lo emplee t~Il~_locomOietlora- nop~~it_~ definir el _~l de nigu~5>~_Q5J~~Jpj~~' bSico~~j{ in~!~n~Cf"@,~~2-.P!2.ce~~1 ma~~~~i~=p_

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    M. Lie nhard / De mestiZJljes. heterogeneidades. hibridismos y otras quimeras

    Tanto las teoras basadas en la fusin-mestizaje como las quepostulan la asimilacin son expresiones -aunque de signo diferente- deun discurso teleolgico. Ambas, tambin, apuntan a una inevitablehomogeneizacin cultural. Para los representantes de las teoras"fusionistas", las diferencias culturales internas se irn borrando pocoa poco para dar paso a una cultura "nacional", distinta de otrasculturas "nacionales". Para los "asimilacionistas", en cambio, lasculturas locales no podrn -ni debern- resistir al avance mundial delos buldceres de la civilizacin urbana moderna. Se oponen aqu, porlo tanto, un discurso de tipo nacionalista y otro que se hubieracalif icado, hasta hace poco, de "imperialis ta".Ideolgicos y teleolgicos" , Jq ,di~cursos "fusionistas" y"asiullIitciOistas;;"cuaJ'i1'-mar de hech~J.QnJIg1ipFGelasr~IT.i~des' cult\1rales-"O!>servables: la evidente diferenciacin scio-cultural interna de 'las sociedades latinoamericanas y la autonoma(relativa), resistencia y creatividad de los sectores subalternos,populares o marginados.Bajo el impacto de las teoras posmodernas o de sus ecos difusos,varios estudiosos de los procesos culturales latinoamericanos vienenproponiendo, actualmente, un paradigma nuevo, plural y abierto,cuyo ~je conceptual. .~.$. ,_,!!l "plural~dad"l.J~L::hibridismo" '1, la"heterogeneidad" culfural. El paradigma de la pluralidaacurtural-onhre que le imponaremos aqu- no es, c iertamente, una novedadabsoluta6. El denominador comn de sus diferentes formulaciones es elreconocimieitfode la heterogeneidad -o erhibridismo- de'l.~ ~lturas

    nacionales, sectoriales o individ.~-,~!~",e! abandono de lasconc3:>donesl!monoltiaS"-de-lli-ti'ltura y l~_,p'!:!~ridad otorgi,da alnivel ,de,.~~.~'-p.!.~~t!~a,s-!=~~t.!:a.~,~S:~~~~1::'I:Eitas:-Nsor -Gircci'Canclini,hoy sin duda el ms influyente entre los tericos latinoamericanos delos procesos tnico-sociales, postul una desvinculacin por lo menosrelativa entre posicin social -pertenencia a los sectores hegemnicoso subalternos- y prctica cultural: "ya no es posible vincularrgidamente las clases sociales con los estratos culturales" (GardaCanclini: 82). Simplificando al extremo su tesis bsica sobre las"culturas hbridas", cada miembro de una sociedad' latinoamericanaactual participa, combinndolas a su modo;"de'-muchas de lasprcticas ~ulturales que fi'ece'ls repertorios"n \IS0: Vale la penasbrayar que en el discurso d 'este investigador; t~U~~~,_c?.~~i.~teconla .r~afir~ac~n cie la pE!rm,mencia de diferencias socia~es marcadas:"No queremos'decir que esta circulacin ms fluida y compleja [de lasobras de arte) haya evaporado las diferencias entre clases sociales"(ibid.: 83).Mis propias investigaciones en el campo de las prcticasliterarias, "oficiales" y "subalternas", me llevan a matizar lasargumentaciones de Garda Canclini sobre la "copresencia tumultuosade todos los estilos" (ibid.: 87). En las soC1ediiaes-moomas, "sistemasde desigua'1aacCy de dominacin" (Balandier: 147), la c()I1. \binatoriade.pr~.s.ti.Sa.~,?,i.'.'~!~a,~s.~lta todo menos libre. No lo desmiente unejemplo, en rigor bastante ingenuo, que cita Garda Canclini parailustrar su t{!sis:Las tecno log as de reproduccin permiten a cada uno armar en su casa unrepertorio de discos y casetes que combina lo culto con lo popular,incluyendo a quienes ya lo hacen e~la estructura de las obras , por ejemploel rock nacional que mezcla las msicas folc lricas regionales con el jazz yla msica clsica (ibid.: 81).

    Gonzalo Agui rre Belt rn afi rma, pese a laap li cacin de la teor a de la "acul turac in" , l astesis del nacionalismo "mestizo" mexicano. Elcubano Fernando Ortiz (1940), por su lado,le opone y sustituye, en COlltrapl tnteo clballO del tabaco y el azcar, el de"transculturacin" -especie de "~!1stizaje per,!\anente" o "en cascada"-. El mismo Ortiz,sin embargo, al enfocarlilhlstori,,'- y'la cultura "afr o-cubana", coloca el acento en laautonoma cultural relat iva de los descendientes de africanos. Discpulo muy indirecto\de los "acul turadores" Redf ie ld-Herskovi ts-Lin ton y del " transcul turador" Orti z, e lperuano Jos Mara Arguedas (FormaciII de ulla cultura 11aciollalilldoamericalla, 1975)insiste, a su vez, en la persistencia de la polariznciII socio-cultural del Per, pero llamatambin la atencin sobre los comportamientos culturales complejsimos de losdescendientes de indios, los meslizos y los propios indios comunitarios.6 Los misioneros mencionados al comienzo de estc trabajo sc dejan guiar -isin poderadml ti rlol - por unas conccpciones bastante cercanas a las quc sus tentan c l paradigmamoderno de la "pluralidad cultur al". Lo mismo se podra decir, sin duda, del cronistaindgena Guamn Poma de Ayala. Ms cerca de nosotros, unos antroplogos prestigiososcomo Fernando Ortiz, Lydia Cabrera o Jos Mara Arguedas anticipan, sin reivindicarlaexplcitamente, una antropologa "plural".

    Quin es "cada uno" en est~ eje~p!l:I? Creo no equivocarme al decirq~ ia primera prcH'ca'l1Jrida sealda es caracterstica, aunque noexclusivamente, q,~Jos, ~nt,~lech~ales hegem6nicos: En cuanto a laprctica de los compositores que mzclan msicas de todo t ipo, habraque preguntarse quines son, cmo mezclan sus ingredientes, a quoyentes se destina su msica y en qu contexto social se realizan susperformances (Zumthor 1983) . Ms que una prctica "hbrida", yo veo

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    70 M. Lienhard / De mesfiwjes, helerogeneidades,hibridismosy otrasquimerasen este doble ejemplo todo un abanico de prcticas posibles, peroinsuficientemente enmarcadas, o

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    72 M.Lienhard/ De mestizajes,heteroge"eidades,hibridismos y otras quimeras Asediosa la heterogeneidadcu/hlral73

    una problemtica como la que nos ocupa aqu. Frente a unosparadigmas de tipo biolgico-gen tico ("mestizaje", "hibridismo",

    ~ "heterogeneidad") un concepto sociolingstico como el de la, "diglosia" ofrece, para la observacin de los mecanismos de..interaccin cultural, la enorme ventaja de hallarse "en su lugar".La diglosia9 remite a la coexistencia, en el seno de una formacinsocial, de dos normas lingsticas de prestigio social desigual. (Mereferir, a cotiUCin, a las frffis'de diglosci'qiie"se-e'entran enlos contextos de tipo colonial: contextos que pueden subsistir,reproducirse o recrearse despus del colapso oficial de la Colonia),La norma A (alta) corresponde al lenguaje ms prestigiado: el de lossectores dominantes o hegemnicos, del aparato estatal y susdependencias, de la "alta cultura". Se trata, en el espacio-tiempo quenos interesa, de un idioma de tradicin escrita. La norma B (baja), encambio, remite a los vehculos de comunicacin verbal de los sectoressubalternos, populares o marginados. En las situaciones de diglosiacreadas por una conquista violenta, el antagonismo entre las dosnormas resulta particularmente contundente.La diglosia suponeu.na prctica especfica, asimtrica, delbi!~ng~!~.I!'' En sus contactos con los representantes derpoder;loshablantes nativos de la norma subalterna se suelen ver obligados aservirse, aunque la desconozcan, de la norma alta, El no respeto deesta regla puede ser considerado, por sus interlocutores, como unaactitud de insubordinacin. Los sectores hegemnicos, en cambio,

    [eligen libremente

    .

    , en sus contactos con los sectores subalternos, lanorma que ms se adeca a sus propsitos. Un campesino quechuatendr que hablarle a su gobierno en espaol para hacerse escuchar,mientras que el gobierno tiene la opcin de dirigirse a l,

    ~emaggicamente, en quechua, 1'-aprctica de.lJ.na..Ilorma u otra nodep~nde ~lo, pue;( de la "cultura" de lOs individuos 6 grupo-;-' :'sinotal!'bin de las can\ctersticas "polticj.S" de la situacinco~~~~~atva(jerarua respe~tiva. ~e 10;~,i~t~r~ocutores) y'o losobJet~9.~:qu,~ mueven a qUienes participan en el proceso .Aeomnicacin. Para conservar su funcin dciininante, la norma A nonecesifiCmahtener una presencia constante en todo un territoriodiglsico: aunque en Sao Paulo, por ejemplo, se hablara nicamente eltup hasta bien entrado el siglo XVIII, el portugus nunca dej de

    funcionar en todo el territorio brasileo como norma alta de unsistema eminentemente diglsico.La illt~!;99.n-prolongada.en~~.!.a~ dos normas no .r~Q~ji'\r derep,~rcutir!. ~a.~,qeo temp'r_an~'. .en 1.~~:'=~~.~!-!t;;n!i\'iCsupediciales oprofunq,as de ambas. Vincul'da'generalmente a 1

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    74 M. Lienhard I De mestiZiljes, heterogentidades, hibridismos y otras quimeras Asedi os a l a h et erog enei dad cul tu ra l 75analoga que hay entre prcticas verbales y otras prcticasculturales, r~ulta ~~ente tentado~ la e~~nsin de e~Jeparadigma a los lenguajes no verbales.'Armnosen'os comlenZ'os'oe'un proceso de colonizacin, pareceevidente que todas las prcticas cul turales pol ticamente relevantesse van articulando en un sistema que comprende una norma oficial (A),la metropolitana, y otra subalterna (B), la de los "vencidos" omarginados. La norma A corresponde al repertorio de las prcticasprestigiadas por los sectores dominantes, mientras que la norma Brene las prcticas -prohibidas, discriminadas o simplementedespreciadas- de "los de abajo".As, el paradigma diglsico se puede aplicar, sin mayoresmodificaciones, al sistema colonial de las prcticas religiosas. En laO'-- I ~ -.. " 0 ""0.0" '-'Colonia, el cristianismo oICil'sEdinpone en tanto norma A, mientrasque las religiones indgenas, las de los esclavos africanos y lasprcticas populares del cristianismo se ven relegadas a integrar lanorma B. A diferencia de lo que sucede en el campo de las prcticasidiomticas, la norma A funciona aqu -a raz del exclusivismocristiano- como nica norma aceptada. La norma B -conocida pero noreconocida- se practicar, pues, en una clandestinidad absoluta orelativa.

    La diglosia supone, como ya se dijo, que el empleo de una u otranorma depende no slo de la competencia cultural de los individuos ogmpos socio-culturales, sino tambin de las situaciones comunicativasy de los propsitos que mueven a sus actores. Siempre en el campo delas prcticas religiosas, la norma cristiana (A) es la que se impone enlos festejos pblicos que implican la presencia de los aparatos delpoder (el Estado, la Iglesia). En tales momentos, no slo los miembros.de los sectores hegemnicos, sino tambin los de los sectoressubalternos o marginados la van observando. Sin embargo, en losmomentos o espacios caracterizados por la ausencia de losrepresentantes del poder, la norma "prohibida" (B) reestablece supredominio (ceremonias del ciclo agrcola en las comunidadesindgenas.. .) . Ntese que elmismo individuo o grupo socio~cultura1 sepuede ver implicado' en prct icas "oficiales" y "clandest inas".En el terreno d las prcticas religiosas, el paradigma diglsicoresuelve no pocas situaciones contradictorias. Recordemos, porejemplo, las polmicas que vienen susci tando las acti tudes religiosas

    "indgenas", notoriamente "ambiguas". La aplicacin de unparadigma aculturativo suele provocar un debate estril entrequienes sostienen la resistencia religiosa de las colectividadesindgenas y quienes afirman, al contrario, su asimilacin alcristianismo. A los ojos de los adeptos de la vari~nt~ oy"~lgarde la"transculturacin", en cambio, las mismas acHhides evidendiira-lapre5ecTi--del sincretismo religioso. Un enfoque diglsico, en cambio,permite comprender que lo ms significativo de esas actitudesreli'giosas no es ni la "resistencia" o la "asimilacin", ni tampoco elempleo de formas rituales sincrticas, sino la eleccin, para cadasituacin o propsito concreto, de la prctica ms adecuada. La}lternancia de prcticas "oficiales" e "inoficiales" por parte de los v~sectores marginados, actitud de "resistencia relativa", denota suinteligencia estratgica. Ceder en un terreno permite, en efecto,salvar lo esencial en otro.En las situaciones de diglosia lingstica, como ya se afirm, lainteraccin entre las lenguas que integran la norma A y la norma Bsuele provocar, a mediano o largo plazo, modificaciones recprocasms o menos profundas en su estructura. Lo mismo se observa en elcampo de la "diglosia" religiosa. Apuntalada por el podermetropolitano, la norma A (el cristianismo oficial) se muestrabastante reacia al cambio. Las modificaciones tocarn ante todo el"lxico", mientras que la "gramtica" suele demostrar una gransqjl~ez. As, ei famoso "barroco andino" (Gisbert y Mesa) -laornamentacin- "mestiza" que caracteriza numerosas iglesiascoloniales en los Andes centrales-, no pasa de una modificacin"lxica" del lenguaje ornamental del cristianismo. Al carecer de uncentro guardin de sus principios, las prcticas de la norma B, encambio, se van transformando ms o menos profundamente a travsdel dilogo con otras prcticas de la ~isma norma y con las de lanorma A. As, la norma B puede llegar a 'manifestar la forma de unareligin "sincrtica" afroamericana o, incluso, de un cristianismo"mestizo" -pero la vigencia de este cristianismo popular no dejar decircunscribirse al mbito subal terno-. Por otro lado, si los miembros delos sectores hegemnicos recurren con frecuencia a cier tas prcticas-por ejemplo la "brujera"- del repertorio religioso popular, ellos noestn sino haciendo uso de la libertad de eleccin que les ofrece elsistema diglsico. Estas incursiones en las prcticas subalternas no

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    76 M. Lie nha rd / De meslizajes, heterogeneidades, hibridismos yo/ras quimeras Asedi os a l a h et erog enei dad cul tu ra l 77desmiente, sin embargo, su identificacin genrica con la normaoficial. En este como en otros terrenos, la aplicacin de unaperspectiva diglsica permite revelar la falacia de la idea de un"mestizaje" o "sincretismo" generalizado e interc1asista.Pienso, sin poder demostrarlo ahora, que el paradigma de ladiglosia cultural permite evaluar el conjunto de las prcticasculturales polticamente relevantes que realizan, en un contexto detipo colonial , los diferentes grupos socio-culturales o los individuosque los integran,

    "oficial" y lo "marginal"? En su ensayo ya citado, Garca Canc1ini(81) afirm queest agonizando~~jficaci6n que distin~l~JQ..

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    78 M, Lienhard I De mesliznjes, helerogeneidades, hibridismos y otras quimeras Asedios a la het er ogeneidad cul fura l 79destinan a las masas- . E~.oClrc:t~!s~p',~~stamente "interelasista einteractivo de la televisin, medio fundamental de la popular culture,o~tilia:',I1)l:.,s.~',::~'~~~~~'~!.aOji~lY,t~J~iL~~o:.~~~p~i~!2.J~~o?)gico.~~estad~:':'.ge...una institucin -no neces

    culture eclesistica cubana, puede servir, en la santera cubana, comoinstrumento para el culto "afro-cubano" de Yemay. En un trabajoreciente (1994), Margarita Zires sugiri que la recepcin de unamisma emisin televisiva por parte de diferentes segmentos socio-culturales se suele realizar a partir de las pautas culturalesespecficas de cada uno de ellos. Al autorizar recepcionesdivergentes, la "misma" emisin deja, pues, de ser la misma o, paradecido de otro modo, 1,!.~!!!!~~9g.,g~lugar_en..tLlllo..instrul11m.ta adiversas prcticas (receptivas). Sin avanzar ms en este terreno,----

    deseo tan slo insinuar que estas prcticas, tal vez, tambin se dejarnacomodar en un sistema diglsico sui generis.Fr~J;1J~,aquienes ya las,enterrar.on, cabe sealart

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    80 M. Lienhard / De mes/izajes. heterogeneidades. hibridismos yo/ras quimerasBalandier, Georges. Anlhropo-logiques. Pars: Librairie Gnrale Fran~aise,[1974] 1985.Berruto, Gaetano. Fondamentidi socio/inguistica.Bari: Laterza, 1995.Covarrubias, Sebastin de. Tesorode la lenguacastellanao espaola.Segn laimpresin de 1611.Martn de Riquer, ed. Barcelona:Horta, 1943.Cunha, EucJides da. Os sertoes.Alfredo Bosi, ed. Sao Paulo: Cultrix, [1902]1982,3a.ed. .Durn, Fray Diego. Historia de las Indias de Nueva Espaa e Islas de la TierraFirme [siglo XVI). ngel M.. Garibay, ed. Mxico: Porra, 1967, 2 t.,Biblioteca Porra 36-37.Eisenstein, S. M. La non-indiffrente nature. Pars: Union Gnrale d'ditions,1976,2 vols., col. 10/18, nos. 1018 y 1276.. Mimoires/1. Pars: Union Gnrale d'ditions, 1978, col.10/18, no. 1189.Freyre, Gilberto. Casagrande e senzala.Ro de Janeiro: Jos Olympio, [1933], 1978, 19a. ed. "- .Garca CancJini, Nstor. "El debate posmoderno en lberoamrica". Cuadernoshispanoamericanos463 (1989): 79-92.Gisbert, Teresa, y Jos de Mesa. Arquitectura andi/Ia, 1530-1830. Historia y

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