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..... 23 -. e?tregando una realidad fragmentaria; SI él Y ella se vieron o no se vieron en Marienbad, si se quieren o no ... ave- rígüelo Vargas. Aquí no hay asunto; aquí hay retazos del existir, dados en formas plásticas de innegable belleza: el espectador debe componer el resto. La experiencia es interesante y está realizada en verdadero alarde de maes- tría cinematográfica. Pero el sentido de la "operación intelectual" en que se ins- cribe este film lo dan esos críticos que gritan con frenesí voluptuoso: "es la muerte de Descartes", "es un puntapié al realismo psicológico habitual en que reinan la causalidad y la sucesión" (fi- gúrense ustedes qué crímenes). Georges Sadoul ha revelado que Alain Resnais ha realizado esta cinta a defecto de otras cuyos asuntos, de hiriente ac- tualidad, hubieran sido vetados por la censura. Es lógico en el que fue realiza- dor de Noche y niebla, la más rotunda condenación cinematográfica de los cam- pos de exterminio nazis. Alain Resnais realiza un film sin asunto cuando no puede realizar el asunto que lleva en el alma. Pero El mio pasado en Marien- bad, bajo la forma de invitar al espec- tador a que piense, a que cree él mismo Pa"¡s: "manifestaciones que son de cTeación cultural" UNIVERSIDAD DE MEXICO Por Manuel TUÑóN DE LARA Carta de París En esta semana no nos podía faltar un"Nouveau Roman" ha escrito el guión libro, llamémosle audazmente novela, en de El alío pasado en A1aTienbad, reali- el que Se:J>retende hacer todo menos la za<;lo P?r Alai.n Resnais, el creador de novela clásica: se trata de la obra de un Hlros!7.1ma, Tm amor. Han vuelto de Ve- escritor joven e inteligente, Philippe So- necia con el primer galardón y han re- llers, llamada El parque. El relato es volucionado de arriba a abajo el mundo jugoso, y la capacidad descriptiva del cinematográfico de Francia y, probable- autor nos lleva de imagen a imagen, con mente, de toda la Europa Occidental. ritmo de embrujo, para contarnos... Parafraseando una frase algo sobada en ¿para contarnos qué? El relato en pri- Francia, ha"proclamado la mera persona nos hunde en el Yo. Y este muerte del de papa '. Ya sa1;>en Yo, en el transcurso de una noche y un uSoledes: Chaphn y Strohem1, Emsems- día, irá desatando el tejido de sus vi- tein y Carné son "el cine de papá". El vencias por medio de al!o 1J{lsado en. Marienbad: seductor la evocación trabamos conOCimIento -111- dIce a la candIdata a seduCida que se cierto, es verdad- con Ella y con un habían visto, y tal vez amado, "el año aÍnigo, Él, muerto en la guerra. Sollers pasado en Marienbad"; la mujer ¿se deja es sincero y dice que su obra es un "poe- seducir o es fiel a su marido, tercer e ma novelado". Es verdad, pero su esté- inevitable personaje del film? Pero todo tica es no ya barroca sino esto resulta más claro así, dicho, que atraerá sobre todo la de qUle- visto. En un decorado hermético (inte- nes I;'laza de De riores sin ventanas y con espejos, jardín este ha dIcho, no. 5111 de formas geométricas), los seres huma- SImon, suce.so,I 1I1?lvldable nos, las estatuas, los objetos nos van Hennot en el cromcon hterano de Le Monde: "Espero otro parque que se pa- rezca menos a un laberinto, en el que decorad?,s y personajes sean m¡ís natu- rales ... Ya en. muchas ocasiones se ha dicho que un buen escritor no es a fortiori un buen novelista. ¿No será ése el caso de Sollers? Pero el asalto a la razón continúa, con la novela de Paul Guimard, La ironía de la suerte: el procedimiento ya fue empleado en una novela de Henri Tho- mas, pero aquí es llevado al extremo. Se parte de un hecho: Antaine, pertene- ciente a la Resistencia francesa, mata a un oficial nazi y cae a su vez bajo las ba- las alemanas; Marie-Anne, amante de Antaine, terminará por casarse con un amigo de éste, .J uan. Pero, de repente, Guimard raya de un plumazo el relato y la intriga. ¿Y si las cosas no hubieran sucedido así? ¿Y si por dos hechos de azar Antaine no hubiera matado al nazi? En- tonces se hubiera casado con Marie-Anne, de la que se habría divorciado más tarde; la existencia de una multitud de persona- jes secundarios hubiera transcurrido por caminos enteramente diferentes. Gui- mard propone mil soluciones diferentes sobre la muerte, sobre el amor ... Todo puede ser de otra manera y parece como si los seres humanos estuviesen inermes ante el destino. No hay lugar a dudas. La moda de hoyes acabar con Descartes o, dicho de otro modo, acabar con lo razonable, con las "ideas claras y distintas". Es, por lo menos, la moda en la patria de Descar- tes. No es moda nueva, sin embargo. El asalto a la razón tuvo espléndida flora- ción con los "ismos" de 1920 a 1930; en uno y otro caso la "vanguardia" lite- raria y artística parte lanza en ristre contra 100s: molinos de viento, mientras los Duques y los Juan Haldudo ríen a man- díbula batiente. Porque -para ellos- mientras menos se piense, mientras me- nos autoridad se conceda a la razón, pues ... ¡tanto mejor! Pero el asalto se ha dado en toda re- gla, y utilizando armas de primera cali- dad, en el frente cinematográfico. Nada menos que Robbe-Grillet, el padre del

de París - revistadelauniversidad.unam.mx · Natalia Saurrate, Margueritte Duras, de la "nueva ola") hayan creído necesaria una enérgica y pública toma de posición frente al

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e?tregando una realidad fragmentaria;SI él Y ella se vieron o no se vieron enMarienbad, si se quieren o no ... ave­rígüelo Vargas. Aquí no hay asunto;aquí hay retazos del existir, dados enformas plásticas de innegable belleza:el espectador debe componer el resto.

La experiencia es interesante y estárealizada en verdadero alarde de maes­tría cinematográfica. Pero el sentido dela "operación intelectual" en que se ins­cribe este film lo dan esos críticos quegritan con frenesí voluptuoso: "es lamuerte de Descartes", "es un puntapiéal realismo psicológico habitual en quereinan la causalidad y la sucesión" (fi­gúrense ustedes qué crímenes).

Georges Sadoul ha revelado que AlainResnais ha realizado esta cinta a defectode otras cuyos asuntos, de hiriente ac­tualidad, hubieran sido vetados por lacensura. Es lógico en el que fue realiza­dor de Noche y niebla, la más rotundacondenación cinematográfica de los cam­pos de exterminio nazis. Alain Resnaisrealiza un film sin asunto cuando nopuede realizar el asunto que lleva enel alma. Pero El mio pasado en Marien­bad, bajo la forma de invitar al espec­tador a que piense, a que cree él mismo

Pa"¡s: "manifestaciones que son de cTeación cultural"

UNIVERSIDAD DE MEXICO

Por Manuel TUÑóN DE LARA

Carta de París

En esta semana no nos podía faltar un"Nouveau Roman" ha escrito el guiónlibro, llamémosle audazmente novela, en de El alío pasado en A1aTienbad, reali­el que Se:J>retende hacer todo menos la za<;lo P?r Alai.n Resnais, el creador denovela clásica: se trata de la obra de un Hlros!7.1ma, Tm amor. Han vuelto de Ve­escritor joven e inteligente, Philippe So- necia con el primer galardón y han re­llers, llamada El parque. El relato es volucionado de arriba a abajo el mundojugoso, y la capacidad descriptiva del cinematográfico de Francia y, probable­autor nos lleva de imagen a imagen, con mente, de toda la Europa Occidental.ritmo de embrujo, para contarnos... Parafraseando una frase algo sobada en¿para contarnos qué? El relato en pri- Francia, Ro~b.e-Grilletha"proclamado lamera persona nos hunde en el Yo. Y este muerte del clI~e de papa '. Ya l~ sa1;>enYo, en el transcurso de una noche y un uSoledes: Chaphn y Strohem1, Emsems­día, irá desatando el tejido de sus vi- tein y Carné son "el cine de papá". Elvencias por medio de evoc~ci?nes; l~or al!o 1J{lsado en. Marienbad: ~l seductorla evocación trabamos conOCimIento -111- dIce a la candIdata a seduCida que secierto, es verdad- con Ella y con un habían visto, y tal vez amado, "el añoaÍnigo, Él, muerto en la guerra. Sollers pasado en Marienbad"; la mujer ¿se dejaes sincero y dice que su obra es un "poe- seducir o es fiel a su marido, tercer ema novelado". Es verdad, pero su esté- inevitable personaje del film? Pero todotica es no ya barroca sino re~)Uscada, q~e esto resulta más claro así, dicho, queatraerá sobre todo la at~nCi~n de qUle- visto. En un decorado hermético (inte­nes s~ntaron I;'laza de ~nteh~entes: De riores sin ventanas y con espejos, jardíneste I~br~ ha dIcho, no. 5111 ra~on, ~Ierre- de formas geométricas), los seres huma­Henr~ SImon, suce.so,I d~1 1I1?lvldable nos, las estatuas, los objetos nos vanHennot en el cromcon hterano de LeMonde: "Espero otro parque que se pa­rezca menos a un laberinto, en el quedecorad?,s y personajes sean m¡ís natu­rales ...

Ya en. muchas ocasiones se ha dichoque un buen escritor no es a fortiori unbuen novelista. ¿No será ése el caso deSollers?

Pero el asalto a la razón continúa, conla novela de Paul Guimard, La ironíade la suerte: el procedimiento ya fueempleado en una novela de Henri Tho­mas, pero aquí es llevado al extremo.Se parte de un hecho: Antaine, pertene­ciente a la Resistencia francesa, mata aun oficial nazi y cae a su vez bajo las ba­las alemanas; Marie-Anne, amante deAntaine, terminará por casarse con unamigo de éste, .J uan. Pero, de repente,Guimard raya de un plumazo el relatoy la intriga. ¿Y si las cosas no hubieransucedido así? ¿Y si por dos hechos de azarAntaine no hubiera matado al nazi? En­tonces se hubiera casado con Marie-Anne,de la que se habría divorciado más tarde;la existencia de una multitud de persona­jes secundarios hubiera transcurrido porcaminos enteramente diferentes. Gui­mard propone mil soluciones diferentessobre la muerte, sobre el amor ... Todopuede ser de otra manera y parece comosi los seres humanos estuviesen inermesante el destino.

No hay lugar a dudas. La moda dehoyes acabar con Descartes o, dicho deotro modo, acabar con lo razonable, conlas "ideas claras y distintas". Es, por lomenos, la moda en la patria de Descar­tes. No es moda nueva, sin embargo. Elasalto a la razón tuvo espléndida flora­ción con los "ismos" de 1920 a 1930;en uno y otro caso la "vanguardia" lite­raria y artística parte lanza en ristrecontra 100s: molinos de viento, mientras losDuques y los Juan Haldudo ríen a man-díbula batiente. Porque -para ellos­mientras menos se piense, mientras me­nos autoridad se conceda a la razón,pues ... ¡tanto mejor!

Pero el asalto se ha dado en toda re­gla, y utilizando armas de primera cali­dad, en el frente cinematográfico. Nadamenos que Robbe-Grillet, el padre del

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el. asunto con los fragmentos que se ledan es, ni más ni menos -digámoslode una vez-, un gesto más de escapismo.Como en las novelas, como en las plás­ticas, se trata de liquidar la razón -conla cual, sin embargo, ha-podido avanzarla humanidad durante un puñado desiglos-, de minar las convicciones, desembrar la ·duda negativa, de sonreírdisplicentemente ante los "buenos sen­timientos". ¿Para qué sirven los buenossentimientos?, parecen decir los repre­sentantes de esta nueva "vanguardia".Cuando se sabe que d<?s educadores -l~sseñores Teindas y Thueau- han pubh­cado los resultados de una encuesta en­tre millares de adolescentes -estudian­tes y aprendices- cuya inmensa mayoríasólo aspira a tener dinero, mujeres, uncochecito y una jubilación sustanciosa,sin participar de ningún ideal c.onstr~c­

tivo, se da uno cuenta de las dImensIO­nes aterradoras del problema.

[París, octubre 9 de 1961]

Un año más la vieja Sorbona ha abiertosus aulas a millares de estudiantes (mu­chos de ellos de otros países) , que llegana ella atraídos por el renombre, ganadoen buena lid, de conjugar los valores delhumanismo con el más rigoroso conoci­miento científico. Llenáronse tambifnaulas y laboratorios de la nueva Facul­tad de Medicina, en la rue des Saints­Peres (casi frente al viejo hotel dondeAntonio Machado vivió con Leonor, es­quina a la rue de Perronet), y ya co­mienzan a habilitarse los nuevos localesde la Facultad de Ciencias, ganados enáspera lucha de años a los intereses pri­vados de los mercaderes de vinos.

Verdad es que autoridades académicas,organizaciones de estudiantes y profeso­res se lamentan de ciertas insuficienciasmateriales; para ser sinceros, diremosque su indiscutible existencia no restabrillo ni alegría a este recomenzar de lastareas universitarias.

Tampoco por ello deja de ser la Uni­versidad uno de los "hauts lieux" -paraemplear la expresión de aquí- de laconciencia francesa, santuario de con­ciencia me atrevería yo a decir. Nadieignora que el tema del neo-racismo in­quieta seriamente a los espíritus euro­peos. Las extravagancias peligrosas de los"Teddy-Boys" británicos, el relente deun antisemitismo vergonzante aquí yallá, la existencia de la discriminaciónracial en África del Sur, y otros fenó­menos que por conocidos me huelgo decitar, hieren las mejores sensibilidadeseuropeas. La concesión del premio No­bel de la Paz (ex-equo con el difuntoHammarskjoeld) a un negro, AlbertJohn Luthuli, figura señera del libera­lismo sud-africano, particularmente mal­tratado por el racismo en el poder, haimpresionado favorablemente a todo elmundo del espíritu. Este mundo, que hasido siempre el principal motor de lairradiación cultural francesa, es particu­larmente sensible a esta cuestión. No es,pues, extraño que una veintena de pro­fesores universitarios (entre ellos sabiosde renombre mundial como Kastler,Gurvitch, Hauriou, Schwartz, Meyer­son) y unos cincuenta escritores (recuer­do los nombres de Sartre, Jean Cassou,André Breton, Simone de'--Bt'Jauvoir,Aragon, entre los veteranos, y Butor,Natalia Saurrate, Margueritte Duras, dela "nueva ola") hayan creído necesariauna enérgica y pública toma de posición

frente al racismo. Hilaire Cuny, conoci­do escritor científico, que triunfó hacepoco con su libro sobre Joliot-Curie, haemprendido también la lab~r de des­montar -partiendo de las tnstes expe­riencias del III Reich- la base pseudo­científica del racismo.

Pero si esas afirmaciones, que 'tantohonran a la cultura francesa, constitu­yen algo así como la superficie, algo en­crespada, de la vida espiritual de estassemanas, otras manifestaciones que sonde creación cultural forman como lasramas sólidas de este vigoroso árbol,que siguen dando sus frutos y acreditan­do así su razón de ser.

Pero hay que hablar también de loque siempre constituye un acontecimien­to teatral: una obra de Bertold Brecht.En este caso se trata de Schweyk en laSegunda Guerm Mundial, puesto en es­cena por Roger Planchan e interpretadapor Jean Bouise. Este personaje, ya cé­lebre en la Europa central entre las dosguerras, fue reencarnado por Brccht,situándolo en la Checoeslovaquia ocu­pada por los nazis. Schweyk es, sencilla­mente, un pillo de siete suelas, un tru­hán redomado, que se defiende del na­zismo a su manera -asocial. insolidaria­mediante tretas astutas, con la sonrisa decuco en los labios. Alguien ha dicho queSchweyk no es un héroe sino un anti­héroe; es verdad, y la obra nos deja estaimpresión de desazón, incluso en susfragmentos de ópera granguiñolesca,

Por Manuel DURÁN

La gran novedad literaria de estos últi­mos días ha sido la publicación de unanueva novela de Salinger, titulada Zooeyand Franny (algo extrañamente, pero eltítulo está compuesto por los nombresde dos personajes principales, y los hé­roes de Salinger suelen llevar nombresextravagantes). Salinger es quizá el es­critor predilecto de la juventud norte­americana. Sus personajes adolescentes,retratados con precisión, ofrecen unamezcla de inocencia y egoísmo, de indi­vidualismo rebelde y aceptación incons­ciente de ideales sociales, que permitena los jóvenes lectores identificarse ple­namente con ellos. Muchos de sus cuen­tos han aparecido en la revista NewYorker, y representan bastante bien elespíritu de esta publicación: elegancia,cosmopolitismo, pero siempre con reser­vas, sin subrayar excesivamente ningunaopinión demasiado personal. El neolo­gismo que expresa la actitud de la revis­ta, y el estilo de Salinger, ha sido yaaceptado por el uso corriente en lospaíses de lengua española: es "la sofisti­cación". Pero a ello Salinger añade ladescripción de la torpeza propia de laadolescencia. Sus cuentos no tienen unfinal bien definido, son como conversa­ciones interesantes y reveladoras que seacaban de pronto sin saber por qué, co­mo si los personajes se hubieran dadocuenta de que habían ido demasiadolejos y de que sus esfuerzos por definirsea sí mismos eran absurdamente preten­ciosos. La novela que acaba de publicarno llega, en el fondo, al nivel artísticode sus mejor.es cuentos, y ello se debe,quizá, a que una novela exige a su autor

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cuando Schweyk se enfrenta con Hitleren la estepa rusa o cuando aparece esteúltimo con sus dignatarios. Gisselbrecht,traductor con Joel Lefevbre de la obra,recuerda la frase en que Brecht decíaque don Quijote, Candine o El Revisorson espejos cóncavos, pero al fin y alcabo espejos. Schweyk no deJa de serloy en ello puede que resida el mayorvalor de esta obra que no se presentójamás en vida de su autor. Hay queañadir dos palabras sobre la escena gi­ratoria montada por Planchan, que su­prime el ángulo estático del espectador.Esta visión dinámica está reforzada porel decorado inteligente de René Allió,cuya gama cromática negro-gris-blancocontribuye a la visión de ese mundosórdido del nazismo, cuyas salpicadurasllegaban a todos los Schewyk vivientes.Porque con la sola arma del chiste no seha derribado jamás ninguna tiranía.

No quiero terminar esta carta sin de­cirles que Pablo Picasso ha cumplidoayer ochenta años. Artistas y escritoreshan comenzado ya en París los homena­jes al gran Pablo; durante la semana en­U-ante Niza y Vallauris ofrecerán su me­jor aire de verbena meridional en honoral malagueño, que allí ha echado raÍCes.De todo esto espero que hablemos, ymucho, pronto. Porque Picasso es unjalón, no sólo de la historia plástica,sino también de la dignidad del hom­bre.

[París, octubre 25 de 1961]

unas convicciones artísticas mucho másdefinidas que las que Salinger posee.

Otro escritor norteamericano de pri­mera fila, y del que se hablará muchoen un futuro próximo, es Edwanl Albee.En Nueva York han empezado a ensayaruna nueva obra teatral de Albee, quepor ahora no tiene título. Es, según pa­rece, la respuesta norteamericana a losproblemas que plailtea el Rinocerontede Ionesco; y las afinidades que unen aAlbee con Ionesco y los otros dramatur­gos europeos de vanguardia son muchas.Baste decir que la mayor parte de losempresarios se niegan todavía a repre­sentar sus obras, porque las juzgan de­masiado complicadas y misteriosas, ycreen que el público no reaccionaríafavorablemente; en lo cual se equivocanprobablemente, puesto que en un paístan vasto como éste hay público paratodo, y si bien el teatro de Nueva Yorksuele estar dominado por el género hí­brido, mitad comedia y mitad opereta,que se llama "comedia musical", es evi­dente que actualmente existe en EstadosUnidos un público selecto que no sola­mente acepta obras más difíciles sino quelas reclama. Ocurre con el teatro lo mis­mo que con el cine: el éxito del teatroeuropeo de vanguardia, y del mejor ci­ne europeo, ha educado a todo un sectordel público, al que las producciones co­merciales corrientes le parecen senti­mentales, absurdamente anticuadas, eincapaces de revelarle nada nuevo, y eseste público el que ayudará a renovar elteatro y el cine norteamericanos.

Y sin embargo, es preciso señalar quela publicación que más se ha leído y