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A partir de una mirada crítica, con base en las teorías “organicista” y “mecanicista” se plantea el problema de definir cuál de ellas es la adecuada en el modelo educativo orientado hacia la educación básica primaria. De igual forma, es necesario realizar un análisis a las falencias que presenta nuestro sistema educativo, las causas y sus posibles consecuencias, siendo estas devastadoras para nuestro país. De igual manera, pretendo dar a conocer algunas falencias con respecto al aprendizaje de una lengua extranjera en Colombia, y la importancia de cambiar la perspectiva sobre la adquisición de una segunda lengua. Finalmente, la importancia del autoaprendizaje para un proceso educativo exitoso, como muestra de voluntad, aceptación y autonomía hacia la práctica de la educación
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Del autoaprendizaje y algunos aspectos del modelo educativo en Colombia; Falencias
en el aprendizaje de una lengua extranjera.
Aura Lizeth Núñez
Fundamentos de la educación.
Juan Camilo Zambrano de la Hoz
Docente
Universidad Nacional de Colombia
Facultad de Ciencias Humanas
Departamento de Lenguas Extranjeras
Bogotá D.C. 5 de Noviembre de 2013
ÍNDICE.
Introducción………………………………………………………………3
Desarrollo…………………………………………………………………4
Conclusiones……………………………………………………………...5
Bibliografía……………………………………………………………….6
INTRODUCCIÓN.
A partir de una mirada crítica, con base en las teorías “organicista” y “mecanicista” se
plantea el problema de definir cuál de ellas es la adecuada en el modelo educativo orientado
hacia la educación básica primaria. De igual forma, es necesario realizar un análisis a las
falencias que presenta nuestro sistema educativo, las causas y sus posibles consecuencias,
siendo estas devastadoras para nuestro país.
De igual manera, pretendo dar a conocer algunas falencias con respecto al aprendizaje de
una lengua extranjera en Colombia, y la importancia de cambiar la perspectiva sobre la
adquisición de una segunda lengua. Finalmente, la importancia del autoaprendizaje para un
proceso educativo exitoso, como muestra de voluntad, aceptación y autonomía hacia la
práctica de la educación
DESARROLLO.
La educación del siglo XXI es un gran tema de estudio. Merece una mirada crítica, un
análisis detallado de sus falencias y una propuesta para mejorarla. Para esto, considero
necesario definir el sistema educativo colombiano, en palabras de nuestro órgano regulador,
el ministerio de educación nacional: “En Colombia la educación se define como un proceso
de formación permanente, personal cultural y social que se fundamenta en una concepción
integral de la persona humana, de su dignidad, de sus derechos y de sus deberes.
En nuestra Constitución Política se dan las notas fundamentales de la naturaleza del
servicio educativo. Allí se indica, por ejemplo, que se trata de un derecho de la persona, de
un servicio público que tiene una función social y que corresponde al Estado regular y
ejercer la suprema inspección y vigilancia respecto del servicio educativo con el fin de
velar por su calidad, por el cumplimiento de sus fines y por la mejor formación moral,
intelectual y física de los educandos. También se establece que se debe garantizar el
adecuado cubrimiento del servicio y asegurar a los menores las condiciones necesarias para
su acceso y permanencia en el sistema educativo.” (Ministerio de Educación Nacional.)
Ésta es la definición que tiene nuestro gobierno. Ignoro las razones por las que se concluyó
ésta visión en el momento de definir el sistema educativo que regiría en Colombia. De igual
manera, ignoro la razón por la cual ésta definición, ésta intención se alejó tanto de la
realidad, y hasta el día de hoy el panorama es el mismo. De ninguna manera la educación
que recibimos hoy en día se ajusta a ésa hermosa leyenda, cabe analizar en detalle el
modelo educativo por cada etapa de nuestra formación.
En primera instancia, tenemos a la escuela primaria, donde suponemos que los niños
reciben la formación necesaria y básica para poder realizar su paso hacia la escuela
secundaria. Pues bien, si considerábamos que aprender las operaciones matemáticas
básicas, obtener dominio sobre el vocabulario y las reglas gramaticales sugiere un proceso
de educación básica exitoso, entonces no hay crítica al respecto. Sin embargo pondré éste y
todos los demás puntos a tratar en éste ensayo bajo el lente de mi experiencia personal.
Desde mi punto de vista, la educación primaria presenta muchas falencias. Desde el grado
primero hasta el grado tercero, fuimos educados en el arte de jugar con figuras y disfrutar
de los beneficios del sueño y de un buen refrigerio. De clase en clase escribíamos dictados
de palabras; que papá era con “P”, hermana era con “H” y así, dictados de 500 y 600
palabras. La clase de “Ética y valores” era otro espacio para comer refrigerio, matemáticas
clase tras clase era una repetición de las lecciones ya aprendidas; que 2 + 2 son 4, y que la
tabla del 7 era la más difícil. Porque eso sí, los profesores eran especialistas en terrorismos
infantil; antes de una lección nueva nos advertían con aires de suficiencia, el amplio grado
de dificultad que tenían las divisiones por tres cifras. En resumidas cuentas, nos dejaban
hacer lo que quisiéramos, estábamos solos en esa etapa de nuestra formación, que para mí,
es una de las más importantes, sino, la más importante. Como resultado, muchos niños
desarrollaron déficit de atención, indisciplina, comportamiento grosero, y total desinterés
hacia el estudio. En términos generales, al pasar a cuarto de primaria, habían muchos
“niños problemas”, claro, éramos niños y probablemente ésta sea una excusa para su
comportamiento, pero pongo en consideración si un método de enseñanza basado en “dejar
hacer, son sólo niños” sea el adecuado. Con esto no estoy diciendo que la pedagogía en
esos años no deba ser flexible y recreativa, claro que estoy de acuerdo con la incursión de
técnicas de diversión y el desarrollo de la creatividad, más considero que en ésa etapa dejar
de lado la formación moral y desarrollar aversión, o miedo hacia la educación, no es un
proceso de transición exitoso.
En grado cuarto, la pedagogía fue diferente. Ahora ya no nos dejaban dormir, y comer
refrigerio era un premio que sólo los “mejores” obteníamos. La educación consistía en un
régimen inflexible y violento; “aprendíamos” lecciones, las copiábamos en el cuaderno y el
día del examen debíamos “transcribir” las lecciones para poder obtener una “E”.
Naturalmente, los que reprobaban debían pararse en la mitad de la cancha, a pleno rayo de
sol, con un ladrillo en cada mano. Así, hasta que al profesor se le antojada quitarle el
castigo. Es curiosa, la aceptación de los padres de familia hacia el castigo, ellos no
preguntaban el porqué del mismo, ni cuestionaban el sistema de enseñanza y evaluación de
la institución. Nadie lo hacía. Recuerdo una vez que tuve una discusión con una profesora
en grado quinto (el pertenecer al grupo de los “mayores” de la escuela, me llenaba de
valentía y suficiencia) porque en clase de sociales, estábamos viendo la independencia de
Colombia, y el cómo se inició la pelotera por un florero. Entonces yo levanté la mano y dije
que no estaba de acuerdo con lo que ella decía, consideraba que el problema no fue el
florero, que la revolución venía desde antes, y que el florero fue más bien una excusa para
iniciar la pelotera. Pues, naturalmente la profesora empezó a echar babasa diciendo que si
acaso yo no prestaba atención, que si me las venía a dar de historiadora, y que como la
refutaba a ella, si para eso ella había estudiado cuatro años para ser licenciada en educación
básica primaria.
No vale la pena seguir escribiendo toda la verborrea que nos dijimos ése día. Porque así era
yo, rebelde y con una predisposición a sentir indignación en la sangre. El hecho fue que me
sancionaron tres días por ser “grosera” con la profesora, y a partir de ése día la clase de
sociales nunca fue igual, pues nunca obtuve una “E” nuevamente, y nunca pude ver la
educación con los mismos ojos de antes. A partir de ése día, deseé irme de aquella
institución con todas mis fuerzas, y al ingresar a sexto bachillerato, formé parte de todo
grupo de representación estudiantil que existiese y lo que fuera que estuviese ligado a
criticar y proponer nuevas estrategias para el sistema de educación.
En este punto, cabe una reflexión sobre la educación básica primaria en nuestro país. Es
claro que el sistema en el cuál me eduqué consistía básicamente, en dañarnos, formarnos en
mañas y holgazanería en un comienzo, para luego en grado superior exigirnos algo que no
recibimos, además de cambiar drásticamente la didáctica; de juegos y comprensión a
imposición e intolerancia.
Imagino que muchos docentes de primaría consideran que un modelo organicista es el
adecuado para niños pequeños y en crecimiento. Aquí está el primer error. Considero que
en la primaria es donde debe existir una mayor responsabilidad con la educación, pues es
cuando más susceptible es el ser humano, la educación que recibamos en nuestra niñez
marcará una gran parte de nuestra personalidad y formación en un futuro. Por éste motivo,
los profesores de primaria deberían tener una excelente formación académica, pero en
Colombia el panorama es inverso; entre más años tenemos, la educación se supone exige
docentes mejor formados, para que a su vez nos exijan más a nosotros, y nosotros
respondamos casi que con las uñas, pues venimos de un lugar en el que no recibimos la
formación pertinente para éste tipo de exigencias.
Pero ¿Por qué el modelo organicista no es el más adecuado para la formación básica
primaria? Primero, quiero destacar los beneficios de éste modelo, pues no se puede negar
que el organicismo contiene muy buenas ideas sobre el proceso de educación. Estoy de
acuerdo con la idea de crear un ambiente adecuado para incentivar el desarrollo autónomo
del niño, dejar que su ser crezca libre y naturalmente. Más ¿Dónde está el papel del
docente? Existe una analogía con respecto a éste modelo, y es la de comparar el rol del
docente con el de un jardinero, o con el de un guía. Para mí, la analogía del jardinero debe
ser eliminada de nuestro pensamiento, pues la responsabilidad del docente va más allá de
regar plantitas y protegerlas del sol y la intemperie. Un niño no se puede ver como una
planta, porque no existe la posibilidad de que la personalidad del niño se cree a partir de la
nada, se forme y crezca sabia y naturalmente, con solo agüita y sol, como las plantas. Un
niño recibe influencias de muchas partes para su desarrollo, o mejor, planteemos éste
ejemplo: Pongamos a un niño de tres años en un ambiente aislado por completo de la
sociedad, a parte de la razonable falencia de no adquirir un código lingüístico, luego de
unos años, sería interesante ver la personalidad que desarrollaría éste niño, ya como
adolescente. Lo más probable es que su actitud sea apática, violenta, y completamente
inadaptable para la sociedad. Ahora, pongamos al mismo niño de tres años en el mismo
ambiente asilado de la sociedad, con la diferencia de ponerle un docente de español, para
que le enseñe únicamente a hablar, leer y escribir. Luego, durante su crecimiento ponerle a
su disposición textos académicos, tales como filosofía, matemáticas y las demás ciencias,
sin alguien que esté allí para ilustrarlo mejor, simplemente los dejamos allí para que él los
lea por su propia cuenta. Por supuesto, no podemos predecir el comportamiento de un ser
humano de ésta manera, pues además de ser impredecible y cruel este experimento, no
podríamos hallar una verdad absoluta sobre el desarrollo humano. Sin embargo podríamos
imaginar que éste individuo después de unos años, no sería una persona íntegra y educada,
cual es el propósito de la educación, lo más probable es que no le halle importancia a todo
ese enjambre de conocimiento, y a pesar de leerlo no le forme como se espera, o sí le
enseña algo no sea lo suficiente. Por este motivo el modelo organicista es infructuoso, pues
a diferencia de las plantas, que si crecen y se desarrollan con estímulos pequeños por si
solas, una persona no puede valerse de semejante independencia para ser “educado”.
Sostengo que todos desarrollamos nuestras personalidades con base a otras personalidades,
y a nuestras experiencias de vida. En teoría nosotros absorbemos un poco de todas las
personas con las que tenemos contacto a lo largo de nuestra existencia. De esta manera, yo
soy un poco de mi mama, de mi papa, de mis profesores, de mis amigos, de mis enemigos,
de mi novio, y así sucesivamente.
Por ende, que un docente adopte el modelo organicista es abrirle paso a que el niño
desarrolle mañas, y estropee el proceso de formación que en un futuro se desee iniciar con
él. En la enseñanza es necesaria la autoridad, la influencia, el adoctrinamiento, y el
reconocimiento mutuo de que alguien me va a enseñar algo, y estoy dispuesta a aprenderlo.
Por este motivo, al niño de la primaria se le debe formar en valores y desde ya se le debe
orientar hacia técnicas de aprendizaje y análisis. No se trata de “traspasar” conocimiento,
sino generar, crear autonomía a partir de conocimiento pre-existente, pues hay saberes que
se deben aprender de memoria, y son básicos, para este modelo de sociedad, como las
matemáticas básicas. Nada que hacer, debe aprenderse a partir de práctica y memoria.
En la primaria se nos enseña mucho conocimiento, que si bien puede ser importante, no es
indispensable para la vida. No veo como saber sacar la raíz cúbica de un número sea útil en
la vida práctica, o como el saber que el azufre es un elemento químico de la tabla periódica
nos forme como ciudadanos, o nos de discernimiento para enfrentar correctamente un
conflicto y no llegar al extremo de asesinar a alguien. Por esta razón, cada vez es más
frecuente encontrar niños “terribles” en las escuelas, niños que si bien en mi tiempo de
primaria no éramos santos, al menos éramos respetuosos y en cierta manera inspirábamos
ternura. Actualmente, causa horror saber que un niño de siete años sabe y tiene más
experiencia en sexualidad que generaciones anteriores.
El mismo principio aplico para la secundaria, allí el panorama no es distinto, de ninguna
manera aprendemos a “pensar” y crear conocimiento, seguimos siendo tabulas rasas que
necesitan memorizar lecciones. Los profesores se encuentran en ambos extremos; están los
que son muy inflexibles e intolerantes, y consideran que el modelo “mecanicista” es el
apropiado para aquella manada de chimpancés que necesitan ser “ajustados” “moldeados” y
“reprogramados” y están los que adoptan el modelo “organicista” tan extremadamente, que
son los famosos profesores “chéveres” pues en su clase no se hace nada.
Esto por el lado de los modelos educativos y las falencias de los docentes que nos
“enseñan”, ahora bien, volviendo al tema del abismo existente entre la definición de
educación que tienen los gobernantes y la realidad que vivimos nosotros, a mi parecer, la
educación pública es tan incompleta, tan mediocre, que si hilamos un poco más fino,
podríamos definirla como una de las principales causas de la delincuencia y la pobreza en
este país, pues toda serie de eventos desafortunados tiende a repetirse, y una persona que no
recibe una educación apta, en condiciones aptas, difícilmente tendrá futuro en un trabajo
que le impida caer en la delincuencia. Éste personaje forma familia en ambiente de pobreza
y delincuencia, indudablemente la criatura, crecerá en un ambiente inadecuado de
violencia, estudiará en un colegio público, con falencias educativas, y existe la gran
posibilidad de que el niño caiga en el mismo destino de sus padres, y así atrapados en un
círculo vicioso.
La malla curricular de la educación pública, sea básica o secundaria, es incompleta y nada
exigente. Y la triste situación es que la educación privada tiene mayor autonomía y mejores
condiciones, creando una gran brecha social entre los que tienen un nivel de formación y
pueden ingresar a mejores universidades (además de poseer las condiciones económicas) y
los que deben estudiar en “institutos de garaje”, en carreras tecnológicas y prácticamente
estudiando con las uñas.
Debido a la ya nombrada falencia en el sistema educativo de este país, el aprendizaje de
una lengua extranjera es probablemente, la mayor mediocridad existente en la malla
curricular académica Colombiana. Pues, disgregando el tema anterior, hacia las falencias
en la adquisición de una lengua extranjera, en la educación primaria debería integrarse la
enseñanza de una segunda lengua, para como mínimo, lograr que todo colombiano hable
dos lenguas. Es sorprendente como en pleno proceso de “globalización” las autoridades
educativas de éste país no tengan consciencia de la importancia de adquirir una segunda
lengua, como mínimo el inglés, que es la lengua más fácil por aprender, pues es una lengua
franca o lengua de transición en todo el mundo. Y como dije anteriormente, en la educación
primaria es cuando más satisfactorio puede ser un proceso de aprendizaje, y más aún de una
segunda lengua, pues el código lingüístico tiene un límite de edad para ser adquirido,
cualesquiera, sea nativo o extranjero, por éste motivo las personas de mayor edad
presentan gran dificultad en la adquisición de una lengua extranjera. Y empeora con los
años.
En nuestro sistema educativo poseemos dizque la enseñanza del inglés, que sí,
efectivamente va desde primaria hasta undécimo grado de bachillerato, pero mi discusión
aquí no es porque no exista tal “enseñanza” sino por la calidad de la misma. Francamente,
es ridículo pensar que se llega a undécimo grado, a punto de graduarse y ser bachiller, y
aún no poseemos el dominio del inglés, pues de grado sexto hasta undécimo vemos el verbo
to be, el pasado continuo, pasado participio, y futuro inmediato.
Los que sienten deseos de adquirir correctamente éste dominio del inglés, deben acudir a
cursos externos, tutorías, y/o al autoaprendizaje, ya sea por medio de viajes hacia países de
habla inglesa o con amigos online pertenecientes a dichos países. Y es aquí donde
contemplamos nuevamente la brecha social existente. Pues los que tienen recursos para
realizar dichos viajes, y/o dichos cursos de inglés (excelentes y garantizados, no cursitos
baratos) son los que gozan de un amplio mundo de posibilidades en un futuro campo
laboral. Y bien, paradójicamente las empresas de éste país, o cualquier vacante para un
empleo medianamente digno, exigen el dominio del inglés. ¿No sería entonces, razonable
no escatimar en gastos y recursos para que el aprendizaje del inglés sea exitoso en las
etapas de formación académica? Sí, y más aún cuando las autoridades académicas son
conscientes de la sociedad y el mundo laboral que se ha creado para nosotros, los de clase
media y baja, ellos saben que nos golpearemos con la triste realidad de ser rechazados por
no poseer un nivel C1 en inglés, lo saben, y estoy segura que no les importa. Es más, afirmo
que es parte del plan que tienen los grandes gobernantes para que la clase alta siga siendo
alta, la clase baja siga siendo baja, y nosotros, bueno, nosotros sigamos siendo el limbo que
mantiene funcionando esta locomotora de sociedad. Es macabro, crear ésta clase de
disposiciones, así como es macabra ésa diferencia educativa entre las instituciones privadas
y las instituciones públicas. Yo, como estudiante en formación de lenguas extranjeras, soy
consciente de la importancia que tiene el aprendizaje de lenguas para una sociedad, y por
esta razón defiendo con fervor la idea de que si a nosotros, los de clase baja y media se nos
brindara las condiciones aptas para aprender exitosamente una segunda lengua, todos
tendríamos mejores opciones de trabajo, y la pobreza extrema reduciría sus cifras aunque
sea un poco.
Ahora bien, siguiendo con la crítica y los absurdos de éste modelo educativo, me parece
interesante poner en consideración la función del famoso examen para ingreso a la
educación superior (ICFES) que a mi parecer, no es más sino otra forma de discriminación
y desigualdad de clases. Pues es otro coladero, otro obstáculo que nosotros, los de bajas
clases debemos pasar para luchar por ése ideal de mejorar nuestras condiciones sociales y
económicas. Ya que, no es posible que de sexto a undécimo grado sigamos con el verbo to
be, y en dicho examen nos pongan un amplio conocimiento del inglés, textos de
complejidad y preguntas con requisito mínimo de un nivel B1 en la lengua. Bastante
ilógico, como apunté anteriormente, nos exigen un conocimiento que no hemos recibido. Y
eso hablando únicamente del inglés, sin entrar en detalle en las otras asignaturas. De esta
manera tenemos un peldaño más hacia la conclusión definitiva de que éste sistema
educativo no tiene mucho de educación, y la enseñanza para los de clase baja es casi que
predestinada a rellenar los bajos cargos de las empresas y desempeñarse en trabajos varios e
independientes.
En este aspecto quiero tocar otro tema a mi parecer, de suma importancia. Me parece
importante rescatar la figura del estudiante en la educación, y los procesos de aprendizaje,
pues su papel ha sido relegado por completo. Es claro que el estudiante es visto como una
forma de ignorancia, un ser que no tiene nada que aportarle al docente, o a los otros
estudiantes, como sus compañeros de clase.
A pesar de la carencia de conocimiento que implica el simple hecho de ser estudiante, no
significa que el aprendiz sea una persona sin ningún indicio de materia gris en el cerebro.
Un estudiante puede aprender tanto de su docente, como el docente de su alumno. No es
gratuito el hecho de que las instituciones educativas, incluso las privadas y más
prestigiosas, organicen sus cursos con cierta cantidad de estudiantes, que el número varíe es
una cosa, pero no se encontrará un curso que conste únicamente de un estudiante y el
docente. Excepto por las tutorías, o clases personalizadas y/o pre-pagadas.
Así que, por encima de otros factores que puedan corresponder al hecho de organizar un
curso con cierto número de personas (factores como por ejemplo, déficit de salones, déficit
de dinero, etc.) ésta organización debió basarse en que, quien sea el que tuvo la idea
original, estuvo convencido de que el proceso de aprendizaje sería más fructífero con otros
estudiantes, que pudiesen enriquecerse mutuamente.
Siguiendo ésta línea de ideas, incorporo otro concepto. El concepto de la autoeducación o
autoaprendizaje. Un concepto muy subestimado y no aceptado por el mundo académico,
difícilmente alguien puede reconocer el conocimiento de alguien que no posee un título y
no ha asistido a una institución educativa que verifique éste conocimiento. De nuevo,
definamos el concepto del autoaprendizaje: “El término autoaprendizaje, estrictamente hace
referencia a aprender uno mismo en un acto autoreflexivo, de la misma manera en que el
automóvil es el que se mueve a sí mismo, y autodidacta es quien se enseña a sí mismo. De
allí que para referirse al aprendizaje llevado a cabo por uno mismo, sea más adecuado
utilizar el término aprendizaje autónomo. (…) aprender mediante la búsqueda individual de
la información y la realización también individual de prácticas o experimentos.”
(Wikipedia)
Pero ¿Por qué no es aceptado el concepto de autoaprendizaje? Pues bien, depende de en qué
contexto hablemos de autoaprendizaje. Si decimos que en la cocina una persona aprendió a
no saltear la cebolla en la manteca, antes de saltear la carne, porque se quema la cebolla, y
que esto lo aprendió él solito, le hayamos sentido y reconocemos su aprendizaje, basado en
la experiencia. Pero si decimos que él aprendió solito a manejar la maquinaria industrial
para ensamblar zapatos, y esto lo dice en una entrevista de trabajo, nadie le reconoce el
conocimiento si no es validado por un título, al menos de técnico operario. Además de que
muchas personas consideran que no es posible ser autodidacta, y que el aprendizaje llevado
a cabo por uno mismo es de mentira.
Yo voy en contra de éstas personas. Pues afirmo y sostengo que el autoaprendizaje es igual
de válido que la enseñanza, sino, más eficaz. Y nuevamente, tomo una experiencia
personal para respaldar tan osada afirmación. A partir del panorama anterior sobre las
falencias en la adquisición de una segunda lengua, yo, a la corta edad de 7 años, cuando aún
me encontraba en la primaria y tuve las primeras nociones de la lengua con mi improvisada
profesora de inglés, me enamoré por completo de ésta lengua, y me propuse ése mismo día
que vimos el verbo to be (como dije antes, desde primaria estamos con ése tema) que
dominaría como fuese el inglés, como máximo, al terminar mi bachillerato. Fue una meta
eufórica, de ésas que se filtran en la sangre e infectan todo el sistema. Me obsesioné con el
inglés, y comencé a buscar información en el internet, y a digerir toda la información que
pudiera. Luego de entender que en el colegio no podía aprender cuanto yo deseaba (pues
pronto me adelanté de tema, y sabía más que la improvisada profesora) comprendí que la
única manera de alcanzar mi meta era por mi propia cuenta.
De esa manera empecé a estudiar inglés sola, en la casa con mi computador y mi internet.
Pronto mi madre me apoyo y me compro libros de inglés, y así, escuchando canciones,
ingresando a páginas de chat internacional contacté personas nativas, y practiqué, practiqué
demasiado. Ahora, aquí viene el problema con el autoaprendizaje, me he postulado a
trabajos relacionados con el inglés, y no consigo ninguna oportunidad, pues todos exigen
un título de validación. A pesar de no haber hecho ningún curso de inglés, he propuesto la
idea de realizar una entrevista, para de esa manera demostrar que poseo los conocimientos
necesarios. Propuesta rechazada.
Con este argumento, me valgo en decir que el proceso del autoaprendizaje puede ser más
exitoso que los de enseñanza tradicional, pues la adquisición de una segunda lengua es
mejor cuando es práctica, que “traspasada” en un curso de gramática, sin desconocer la
importancia de un proceso de guía metodológico y teórico, por supuesto.
Éste concepto del autoaprendizaje lo incluyo, porque a pesar de todo lo que he criticado a
lo largo de éste ensayo, sobre el sistema educativo colombiano, soy consciente de que no
puedo descargar toda la responsabilidad de las falencias educativas en los entes
reguladores, pues ¿Dónde queda la autonomía? ¿La voluntad de aprender, de buscar más
allá de lo que nos enseñan? Así que, la responsabilidad de que un proceso de aprendizaje no
sea exitoso es tanto del educando, como del educador.
Sin embargo, el uso de éste concepto puede ser utilizado de manera negativa, pues puede
abrir paso a la evasión de responsabilidades académicas, y al estudio en sí. Hay que tener
cuidado cuando se habla de una persona autodidacta, pues aquí me permito otro inciso: No
existe una completa autodidáctica, pues nadie aprende por sí mismo, de su propia creación,
y sus propios esfuerzos, a partir de la nada. Todos necesitamos alguien o algo que nos guíe
de alguna manera, en mi caso fueron los amigos ingleses que tuve la suerte, me sirvieran de
tutores, y por supuesto, todas las herramientas usadas para mi aprendizaje. Más bien, defino
la autodidáctica como el ejercicio del conocimiento de manera autónoma, voluntaria y
consciente. Puedo estar errada en ésta definición.
Actualmente, con la World Wide Web y el uso en furor de las TIC, el ejercicio del
autoaprendizaje es sumamente práctico, y está al alcance de todos. Considero que se
debería ampliar más el concepto del autoaprendizaje, e implementarse como otro método
válido de educación. Pues en éste siglo XXI, de innovación y diversidad, cabe cuestionar y
proponer nuevos modelos educativos, y de ésa manera, crear nuevos horizontes, y crear
historia, que considero, nos hace falta.
CONCLUSIONES.
El autoaprendizaje debe estar ligado a los procesos de enseñanza y educación, para
garantizar de esta manera un proceso educativo exitoso. Debe buscarse un punto medio
entre los modelos “organicista” y “mecanicista” aplicables en el modelo educativo
colombiano, pero con énfasis en la educación básica primaria. No se puede hablar aún de
un apto modelo educativo colombiano, pues la idea que tienen nuestros gobernantes es muy
distinta a la realidad que los estudiantes de instituciones públicas debemos vivir. Y existen
relaciones intrínsecas entre la forma en que se encuentra estructurada toda la malla
curricular educativa, y las realidades de pobreza, delincuencia, y desigualdad social
presentes en este país, entre ellas, la falta de una implementación adecuada en el
aprendizaje de una segunda lengua extranjera.
BIBLIOGRAFIA.
Fuentes electrónicas:
Ministerio de Educación Nacional, (2010). Sistema educativo en Colombia. Recuperado el 1 de Noviembre de 2013, de:http://www.mineducacion.gov.co/1621/w3-article-233839.html
Wikipedia, la enciclopedia libre, (2012). Autoaprendizaje. Recuperado el 1 de Noviembre de 2013, de:http://es.wikipedia.org/wiki/Autoaprendizaje