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CUATEO m L B i 16 septiembre 1970 LA ISLA Y LOS BARCOS "SEGOVIA BIENHEIM", 64 MOS nuevo '^Bleniheim", tercero de su nombre en la flota de la Fred Olsen que, por vez primera, llega hoy a nuestro puerto El puerto se adorna hoy, por vez primera, con la silueta nueva, la línea marinera y modernísima del flamante "Blenheim" ée la Fred Olsen Line. Su estancia—esta sw primer escala—marea un nuevo jalón, un verdadero y ejemplar hito, no sólo entre las tradicionales relaciones entre un puerto y una empresa naviera, sino también en el concepto técnico y económico dtel transporte marítimo en esta etapa que, para Tenerife, está signada por eJ turismo alentador y con amplias visiones de futu- ro. La Fred Olsen Line hoy— cuando su contraseña ondea a tope de rápidas motonaves que cruzan todos los mares del mundo—nos lleva, con la presencia del "B-Lenheim" en Santa Cruz ,puerto y puerta de la Isla toda, a considerar aquellos sus primeros años de ligazón al Archipiélago. Los pequeños vapores de la Otto Thorensen traían, todos, reminiscencias de los "tim- bers carriers" del Báltico con aquellas sus chimíe¡neas de mucha guinda y palos en can- delero; branque recto y popa de espejo embarcaban el cas- co que se remataba con es- cuálido puente,—abierto según la tradición de los viejos vele- ros—y superestructuras sobre las qoi>e descansaban los botes salvavidas servidos por los en- tonces tan en boga pescantes de pico de ganso. Iban y venían por el Atlán- tico—fruteros humildes con sus chimeneas adornadas con "mambrús"—mientras rasga- ban nieblas del Norte con el branque y, dando tumbos vio- lentos de mar en mar, dejaban sobre la blanca, efímera este- la, el negro palio del espeso penacho de aquel "b»est Car- diff". Los guardianes del ti- món daban carreras estrepito- sas por la cajera y, al brami- do opaco de las rompientes, respondía siempre la pulsa- ción acompasada de las palas de la hélice. Así eran y así recordamos, todos, aquellos primeros fru- teros que La entonces Otto Thorensen envió a Canarias. Enfilaban en el "avante poca" de las entradas la bocana del puerto santacpuoero y, con el repiqueteo del telégrafo de la máquina, se abría el trueno del freno del ancla y l¡a cadena ¡escapaba, escandalosa, gtrille- tes abajo, por el escobén en busca del fondo de la bahía. La campana del castillo re- picaba y, luego, la máquina se estremecía en un atrás to- ypre estrechamente a i una naviera, -la Fred desarrollo frutero y turí: Line -Ufada Calarías en 1921 pasé a ia que actualmente la El 6 de febrero de 1906 llegó a nuestro puerto el "Santa Cruz", así bautizado en honor a la ciudad capital de la provincia Terminadas las faenas ée carga, el barco, con sus plu- mas bajas y trincadas a son de mar, se preparaba para zar- par con rumbo a Londres y Liverpool. El frutero comenzaba a "caldiar" y el humo, espeso, se escapaba por la chimenea mientras, desde las planchas llegaban a la ciudiadela, en la adicional, las voces y el trajín de los paleros que comenzaban a virar las cenizas. Luego, con práctico ya a su bordo, el barco iniciaba la sa- lida mientras se picaban los grilletes en la campana del castillo y la cadena, en los barbotenes del molinete, can- taba su letanía, metálica y monótona, entre resolidos de vapor y 'socollados sobre ed es-cobén. El repique final anunciaba que el ancla estaba ya a la pendura y, asomado sobre la gatera, el piloto le- vantaba su brazo izquierdo. Entonces cantaba en el puente el telégrafo la primera palada avante y, bajo la bovedilla, surgía la espuma, blanca, de las aguas rotas 'por la hélice en su desperezo. Imperceptible al principio más claramente después, ei frutero comenzaba a moverse mientras lavaba las uñas del ancla al pie del branque y el negro penacho quedaba, poco a poco, tendido por la popa y sobre la estela. El palpitar solemne de las Por Juan Antonio Padrón Albornoz "lif El vapor í4 Santa Cruz iJ , así bautizado en honor a nuestra ciudad en 1905 frutero y, -de esta ejemplar manera» se logra estar siem- pre en posesión de una flota totalmente al día. Muchas han sido las espe- cialmente estudiadas y eons- diad&s con capacidad y condi- ciones para atender debida- mente su particular tráfico y, can el noruego "Fix", vinieron a Santa Cruz los ingleses "Na- ranja" y "Frutera" que, con una •. larga temporada hicie<ron" \ la línea desde nuestro puerto a ~=~5===íl 1 i_ j^ T U^w«. rt ^1 ,* T^«^~Qe. heim" hoy en las mismas aguas que, por vez primera,, cruzó un barco de la Thoresen, la naviera cuya flota pasó a la actual Fred Olsen Line. Terminadas sus operaciones, el "Segovia" se hizo de nuevo a la mar y, el 30 de abril, su a m rxa m 3¡r i n o de pocos barcos, mucho riesgo y excesiva demanda de tonela- je disponible. Cuando en 1921 la Otto Tho- resen se fusionó con la Fred Olsen—se transfirieron los quince barcos que tenían a &u cargo las líneas de Canarias y el Mediterráneo—, el "Santa Cruz" fue registrado como propiedad de la A. S. Bonheur, empresa que, con las A. S. Ganger Rolf, A. S. Jelolinjen y Den Norske Middelhavslinje A. S., estaban bajo la adminis- tración de la naviera que, a mediados del pasado siglo, formaron los hermanos Fredrik Christian, Petter y Andreas Olsen, de Hvidsteaa. Pero después día la fusión, "to rases" fueron, y aún lo son, todos los barcos que daban al aire isleño la contraseña de la vieja naviera tan conocida en nuestras aguas, Las primeras motonaves da la Fred Olsen Line significa- ron que el "Santa Cruz", así como otros veteranos vapo- res, quedasen relegados a un segundo término y, por tanto, pasó a navegar en el tráfico de cabotaje y en las líneas re- gulares que la naviera mante- nía—y aún mantiene—entre puertoV escandinavos y d¿| Mar.', "del . Norte/ 'tanto , contri neníales como británicos. Pero no por ello perdió el .nombre de nuestra ciudad y bajo él navegó hasta que, en 1934, fue adquirido por la Kongshavn Somier. Rebauti- zado- : "Lagland", el viejo Santa

DEL SEGOVIA AL BLENHEIM 64 AÑOS DE HISTORIA Y RECUERDOS

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Artículo de Juan Antonio Padrón Albornoz, periódico El Día, sección "La isla y los barcos", 1970/09/16

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CUATEO m L B i 16 septiembre 1970

LA ISLA Y LOS BARCOS

"SEGOVIA BIENHEIM", 64 MOS

nuevo '̂ Bleniheim", tercero de su nombre en la flota de la Fred Olsen que, por vez primera,llega hoy a nuestro puerto

El puerto se adorna hoy,por vez primera, con la siluetanueva, la línea marinera ymodernísima del flamante"Blenheim" ée la Fred OlsenLine.

Su estancia—esta sw primerescala—marea un nuevo jalón,un verdadero y ejemplar hito,no sólo entre las tradicionalesrelaciones entre un puerto yuna empresa naviera, sinotambién en el concepto técnicoy económico dtel transportemarítimo en esta etapa que,para Tenerife, está signadapor eJ turismo alentador ycon amplias visiones de futu-ro.

La Fred Olsen Line hoy—

cuando su contraseña ondea atope de rápidas motonavesque cruzan todos los maresdel mundo—nos lleva, con lapresencia del "B-Lenheim" enSanta Cruz ,puerto y puertade la Isla toda, a consideraraquellos sus primeros años deligazón al Archipiélago.

Los pequeños vapores de laOtto Thorensen traían, todos,reminiscencias de los "tim-bers carriers" del Báltico conaquellas sus chimíe¡neas demucha guinda y palos en can-delero; branque recto y popade espejo embarcaban el cas-co que se remataba con es-cuálido puente,—abierto segúnla tradición de los viejos vele-

ros—y superestructuras sobrelas qoi>e descansaban los botessalvavidas servidos por los en-tonces tan en boga pescantesde pico de ganso.

Iban y venían por el Atlán-tico—fruteros humildes consus chimeneas adornadas con"mambrús"—mientras rasga-ban nieblas del Norte con elbranque y, dando tumbos vio-lentos de mar en mar, dejabansobre la blanca, efímera este-la, el negro palio del espesopenacho de aquel "b»est Car-diff". Los guardianes del ti-món daban carreras estrepito-sas por la cajera y, al brami-do opaco de las rompientes,respondía siempre la pulsa-ción acompasada de las palasde la hélice.

Así eran y así recordamos,todos, aquellos primeros fru-teros que La entonces OttoThorensen envió a Canarias.Enfilaban en el "avante poca"de las entradas la bocana delpuerto santacpuoero y, con elrepiqueteo del telégrafo de lamáquina, se abría el truenodel freno del ancla y l¡a cadena¡escapaba, escandalosa, gtrille-tes abajo, por el escobén enbusca del fondo de la bahía.

La campana del castillo re-picaba y, luego, la máquinase estremecía en un atrás to-

ypreestrechamente a

i una naviera, -la Freddesarrollo frutero y turí:

Line -UfadaCalarías

en 1921 pasé a ia que actualmente laEl 6 de febrero de 1906 llegó a nuestro puerto el "Santa Cruz",así bautizado en honor a la ciudad capital de la provincia

Terminadas las faenas éecarga, el barco, con sus plu-mas bajas y trincadas a sonde mar, se preparaba para zar-par con rumbo a Londres yLiverpool.

El frutero comenzaba a"caldiar" y el humo, espeso,se escapaba por la chimeneamientras, desde las planchasllegaban a la ciudiadela, en laadicional, las voces y el trajínde los paleros que comenzabana virar las cenizas.

Luego, con práctico ya a subordo, el barco iniciaba la sa-lida mientras se picaban losgrilletes en la campana delcastillo y la cadena, en losbarbotenes del molinete, can-taba su letanía, metálica ymonótona, entre resolidos devapor y 'socollados sobre edes-cobén. El repique finalanunciaba que el ancla estabaya a la pendura y, asomadosobre la gatera, el piloto le-vantaba su brazo izquierdo.Entonces cantaba en el puenteel telégrafo la primera paladaavante y, bajo la bovedilla,surgía la espuma, blanca, delas aguas rotas 'por la héliceen su desperezo.

Imperceptible al principiomás claramente después, eifrutero comenzaba a moversemientras lavaba las uñas delancla al pie del branque y elnegro penacho quedaba, pocoa poco, tendido por la popay sobre la estela.

El palpitar solemne de las

Por Juan Antonio Padrón Albornoz

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El vapor í4Santa CruziJ, así bautizado en honor a nuestra ciudad en 1905

frutero y, -de esta ejemplarmanera» se logra estar siem-pre en posesión de una flotatotalmente al día.

Muchas han sido las espe-cialmente estudiadas y eons-

diad&s con capacidad y condi-ciones para atender debida-mente su particular tráfico y,can el noruego "Fix", vinierona Santa Cruz los ingleses "Na-ranja" y "Frutera" que, conuna •. larga temporada hicie<ron"

\ la línea desde nuestro puerto a~=~5===íl 1 i_ j^ T U^w«.rt̂ 1 ,* T^«^~Qe.

heim" hoy en las mismasaguas que, por vez primera,,cruzó un barco de la Thoresen,la naviera cuya flota pasó a laactual Fred Olsen Line.

Terminadas sus operaciones,el "Segovia" se hizo de nuevoa la mar y, el 30 de abril, su

a m rxa m 3¡r i n o

de pocos barcos, mucho riesgoy excesiva demanda de tonela-je disponible.

Cuando en 1921 la Otto Tho-resen se fusionó con la FredOlsen—se transfirieron losquince barcos que tenían a &ucargo las líneas de Canarias yel Mediterráneo—, el "SantaCruz" fue registrado comopropiedad de la A. S. Bonheur,empresa que, con las A. S.Ganger Rolf, A. S. Jelolinjeny Den Norske MiddelhavslinjeA. S., estaban bajo la adminis-tración de la naviera que, amediados del pasado siglo,formaron los hermanos FredrikChristian, Petter y AndreasOlsen, de Hvidsteaa.

Pero después día la fusión,"to rases" fueron, y aún lo son,todos los barcos que daban alaire isleño la contraseña de lavieja naviera tan conocida ennuestras aguas,

Las primeras motonaves dala Fred Olsen Line significa-ron que el "Santa Cruz", asícomo otros veteranos vapo-res, quedasen relegados a unsegundo término y, por tanto,pasó a navegar en el tráficode cabotaje y en las líneas re-gulares que la naviera mante-nía—y aún mantiene—entrepuertoV escandinavos y d¿|Mar.', "del . Norte/ 'tanto , contrineníales como británicos.

Pero no por ello perdió el.nombre de nuestra ciudad ybajo él navegó hasta que, en1934, fue adquirido por laKongshavn Somier. Rebauti-zado-:"Lagland", el viejo Santa

Enfilaban en el "avante poca"de las entradas la bocana delpuerto santacr-ucero y, con elrepiqueteo del telégrafo de lamáquina, se abría ©1 truenodel freno del ancla y la cadenaescapaba, escandalosa, grille-tes abajo, por el escobén enbusca del fondo de la bahía.

La campana del castillo re-picaba y, Mego, la máquinase estremecía en un atrás to-

avanue y, D«jo la u'uvcuiiía,surgía la espuma, blanca, delas aguas rotas 'por la héliceen su desperezo.

Imperceptible al principiomás ektramente después, &1frutero comenzaba a moversemientras lava-ba las uñas delancla al pie del branque y elnegro penacho quedaba, pocoa poco, tendido por la popay sobre la estela.

El palpitar solemne de las

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frutero y, ide esta ejemplarmanera, se logra estar siem-pre en posesión de una flotatotalmente al día.

Muchas han sido las espe-cialmente estudiadas y cons-

El "Salamanca", uno de los veteranos que tuvieron a su cargo el servicio frutero inicial conCanarias

d¡ades con capacidad y condi-ciones para atender debida-mente su particular tráfico y,can el noruego "Fix", vinierona Santa Cruz los ingleses "Na-ranja" y "Frutera" que, conuna > larga temporada hicieronla línea desde nuestro puerto alos de Liverpool y Londres.

El 12 de marzo de 1904 se-ñala la llegada del primer fru-tero de la Otto Thoresen aSanta Cruz; venía consignadoa la Agencia Frutera y en lasamuras y espejo de popa lucíael nombre de "Segovia", Almando del capitán Bache, aquírealizó operaciones y, mental-mente, comparamos aquellassus 803 toneladas con la es-pléndida realidad del "Blen-

heirn"aguas

hoy enque, por

lasvez

mismasprimera,,

cruzó un barco de la Thoresen,la naviera cuya flota pasó a laactual Fred Olsen Line.

Terminadas sus operaciones,el "Segovia" se hizo de nuevoa la mar y, el 30 de abril, supeculiar estampa marinera es-taba de nuevo a la vista, sibien en esta ocasión veníafletado por la Yepward ingle-sa para su servicio a Liver-pool. Y con los "Avetoro","Ardeola", "Alca" y "Avoce-ta", se mantiene la línea fru-tera regular a la que, en di-ciembre, se une el "San Tel-mo", un nuevo "torise" reciénbotado -en los astilleros de laFredrikstad.

La historia marinera del "Santa Cruz"

da mientras la hélice apenasasomaba del aguaje espu-

y furioso de su des-meanteperezo.

Terminado el borneo, sonabae nuevo el telégrafo—¡Listo)n la máquina!—y el frutero

iniciaba, poco después, susoperaciones en elSanta Cruz.

puerto de

cincuenta revoluciones estre-mecía las planchas mientras,por babor, desfilaba el recioen franquía, metía la caña y lafranquía, metía la caña y laproa apuntaba a la punia quecierra el horizonte de la ciu-dad marinera por el Nortepara, desde allí, arrumbar asu puerto de destino .

"Torises" y "Gampiones"Cuatro

Yeoward,nombres—Forwood,

Otto Thorensen yFred Olsen Line-—han quedadograbados, de la manera indele-ble, en la historia del puertocomo las empresas navierasiniciadoor-as del tráfico fruteroregular entre Canarias y elcontinente europeo.

Desaparecidas las Forwoody Yeoward, ambas británicas,y transferida la flota e intere-de la Otto Thonensen a la en-tonces pujante Fred Olsen Li-ne años ha, ésta continúa en lamar y sus numerosas unidadeshoy en servicio la prestigian,en todos los mares y tráficosdel mundo, con las rúbricasde blancas estelas.

Largo sería enumerar todosy cada uno de los "cam piones"y "torises" que, en largas de-caídas, han visitado tanto elPuerto de la Omz como este

nuestro Santa Cruz. Tanto enuno como en otro, los fruteroscargaban aquellos "huacales"que,—en espectaculares cu-bertadas—llevarían a lospuertos terminales de líneadesde donde, luego, serían re-expedidos a los mercados deconsumo.

De aquellos pequeños vapo-res—aquellos de altas chime-neas, "well decks" y palos demucha guinda entre las "ca-chimbas" de los ventiladores abodegas—se ha pasado a la es-pléndida"Blacks"que jhoy por vez primera visi-ta nuestro puerto. Y es que hacaracterizado siempre a la na-viera una preocupación cons-tante por, cada cierto númerode años, construir nuevas uni-dades especialmente diseñadaspiara tam particular tráfico

realidad de losy este "Blenheim"

truídas para el tráfico con Ca-narias pero, banda a bandacon ellas, otras muchas hansido enviadas a estas aguas en

El 6 de febrero de 1906, el"Santa Cruz",—gemelo del"Sari Telmo"—flamante y re-cién salido de los astilleros,llega por vez primera al puer-to de la ciudad que le prestósai nombre sonoro. Sus 1.800toneladas representaban unaumento notable y una mejorasobre el resto de las unidadesentonces en servicio—a lasque también aventajaba enadelantos técnicos y sistemade ventilación de bodegas—y,por lo tanto, no sólo era elorgullo de la naviera sino,también, del capitán Olsenque lo tenía a su mando.

El "Santa Cruz", con aque-llas clásicas "cachimbas" encubierta y nerca de las bpcasde esco'tilla» era barco de 70

épocas de granfletes. Y, tanto

demanda deunas como

otras, todas son aquí bien re-cordadas puesto que, no envano, han significado—signi-fican—toda una larga etapa enel desenvolvimiento económicoy marítimo de Canarias.

En el tiempo ido para siem-pre es posible señalar una fe-cha concreta y un nombre que,en apariencia intrascendente,encierran el preciso momentoen que Santa Cruz—la Isla to-da—quedó unida a la navieraque, desde la entonces Cristia-nía, regía Otto Thoresen, na-viero capaz y con amplia vi-sión de .futuro.

Aquellos primeros años queseñalaron el éxito de la frutaisleña en los mercados euro-peos quedaron para siempremarcados en el puerto de San-ta Cruz con nombres de barcosy navieras.

La Isla volcaba su produc-ción platanera y los geométri-cos "huacailes?—palabra yaolvidada—partían en los bar-cos que daban al viento fuertey libre de la mar todos lospabellones dé Europa.

La Agencia Frutera, allá{por 1903, comeíizó a fletar uni-

metros de eslora por 11 demanga. Estaba equipado conuna alternativa que, tomandovapor de calderas escocesas, ledaba sobre una hélice 11,5 nu-dos de media a régimen nor-mal.

Su estampa marinera era laclásica de la época y, con to-dos los que la siguieron—" Santiago", "Sicilia", " Sardi-nia",línea

etc.—se mantuvo en lafrutera con Canarias

hasta que, en 1916, cuando losalemanes implantaron la gue-rra submarina sin restriccio-nes, fue retirado de ella y sele dedicó a la entonces ren-table trasatlántica, línea en laque, pese a sus modestas di-mensiones y tonelaje, ganóbuenos fletes en aquella época

res, que-aasen rei-egaaos a unsegundo término y, por tanto,pasó a navegar en el tráficode cabotaje y en las líneas re-gulanes que la naviera mante-nía—y aún mantiene—entrepuerto^ escandinavos y delMar del Norte, tanto contilTiéntales como británicos.

Pero no por ello perdió elnombra de nuestra ciudad ybajo él navegó hasta que, en1934, fue adquirido por laKongshavn Somier. Rebauti-zado "Lagland", el viejo SantaCruz" .continuó en el mismotráfico^ que, per lo general,consistía en cargamentos demadera en ios viajes de idamientras que, en los de vuel-ta, regresaba a Noruega cone¿ "bást Cardiff" de las minasde Gafes. •

;E1 trueno de la guerra para-•li20-'el tráfico .por el Mar delNorte y, cuando los alemanesinvadieron' Noruega ,el "La-gland" ,ex.:w'Santa Cruz", fueuno de los numerosos cargue-ros apresados y que, comotransportes más o menos mi-litarizados, fueron utilizadosen las líneas costeras, líneasque no estaban libres de losataques que la RAF llevaba acabo sobre todo lo que signifi-case el ref!if<6r.zo de las fuerzasalemanas destacadas en No-ruega,

.En .1945, apenas, se apagó eltraeno de los cañones, el "Lá¿gland",-—que ya había sidorebautizado "Kongsihavn"—-volvió a sus actividades en lamar y, con su vieja hélice, asumar singladuras y trazar efí-meras estelas en el Mar del Ñorte que, tan bien conocido porsus viejas planchas, aún recla-maba víctimas, sobre todo esñlos campos de minas que, profu-

. (Pasa a la página 19)

El vapor «San Luear" que, botado 1906 fue desguazado en Colombo en 1951