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Chapita: Enredos en Red Volanta: Internet, comunidades virtuales y democratización global Título: Recórcholis, se me piantó otra utopía Bajada: Incluso desde su etapa prehistórica, Internet fue para muchos una nueva apuesta utópica, hasta de tintes ácratas. La horizontalidad de la Red, la posibilidad de “acceder a toda la información”, la de publicar cualquier fruta, la de generar comunidades virtuales, haría de la aldea global un sitio mucho más democrático, dialogante, participativo y confortable. Pues bien: poco de eso se ha verificado hasta el día de hoy. Aquí se analiza por qué y por qué resulta un poco pavo confundir la magia de lo virtual con el peso bruto de lo real. Laura Siri* El debate sobre el impacto presunto de Internet en la difusión y consolidación de una democracia global empezó hace muchos años, incluso antes de que la Red de Redes se hiciera comercial y casi masiva. Pero hasta hace cerca de un año había decaído, como si de pronto a nadie más le interesara. En el último año, sin embargo, dos hechos concomitantes resucitaron la cuestión: por un lado, la multiplicación de los periódicos regulares independientes denominados “weblogs”, o “blogs” y, en segundo lugar, las elecciones presidenciales de Estados Unidos en las que, aunque la mayoría de los humanos no votamos, mal que nos pese estuvimos / estamos involucrados. Desde el punto de vista de los usuarios que fueron pioneros en el uso de Internet como medio de comunicación horizontal, pareció que una nueva y brillante etapa estaba comenzando. Uno de los más conspicuos adalides de esta causa fue y es el californiano Howard Rheingold quien, en su ya clásico libro de 1994 Virtual Communities, escribió: “Admito que creo que esta tecnología, si se la entiende apropiadamente y es defendida por una suficiente cantidad de ciudadanos, tiene potencial democratizador del mismo modo que lo han tenido las imprentas y los alfabetos”. Antes de discutir si Internet favorece la democracia o la obstaculiza, cabría preguntarse: ¿de qué democracia se está hablando? ¿Quiénes están interesados en ese debate? ¿Por qué una y otra vez en la discusión sobre fenómenos sociales aparecen afirmaciones de que determinada tecnología será salvadora o destructora por sí misma? ¿Tiene realmente algo en común la democracia “real” con la “virtual”? ¿Tienen las actividades en el mundo “virtual” un correlato concreto en el “real”? Y, lo que es quizá perturbador cuestionar, pero no por eso menos pertinente: ¿por qué en estos debates se parte de la base de que la supuesta democratización de la sociedad global es algo necesariamente deseable, cuando la “democracia for export” -denunciada en el 93 por la investigadora australiana Marjorie Ferguson entre los “mitos de la globalización”- se parece cada vez más a la legitimación de la apropiación de petróleo y otros recursos naturales ajenos por parte de Estados Unidos? ¿Ha dicho usted “democracia”?

Democracia e Internet: Recórcholis, se me escapó otra utopía

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Democracia e Internet: Recórcholis, se me escapó otra utopía

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  • Chapita: Enredos en Red Volanta: Internet, comunidades virtuales y democratizacin global Ttulo: Recrcholis, se me piant otra utopa Bajada: Incluso desde su etapa prehistrica, Internet fue para muchos una nueva apuesta utpica, hasta de tintes cratas. La horizontalidad de la Red, la posibilidad de acceder a toda la informacin, la de publicar cualquier fruta, la de generar comunidades virtuales, hara de la aldea global un sitio mucho ms democrtico, dialogante, participativo y confortable. Pues bien: poco de eso se ha verificado hasta el da de hoy. Aqu se analiza por qu y por qu resulta un poco pavo confundir la magia de lo virtual con el peso bruto de lo real. Laura Siri* El debate sobre el impacto presunto de Internet en la difusin y consolidacin de una democracia global empez hace muchos aos, incluso antes de que la Red de Redes se hiciera comercial y casi masiva. Pero hasta hace cerca de un ao haba decado, como si de pronto a nadie ms le interesara. En el ltimo ao, sin embargo, dos hechos concomitantes resucitaron la cuestin: por un lado, la multiplicacin de los peridicos regulares independientes denominados weblogs, o blogs y, en segundo lugar, las elecciones presidenciales de Estados Unidos en las que, aunque la mayora de los humanos no votamos, mal que nos pese estuvimos / estamos involucrados. Desde el punto de vista de los usuarios que fueron pioneros en el uso de Internet como medio de comunicacin horizontal, pareci que una nueva y brillante etapa estaba comenzando. Uno de los ms conspicuos adalides de esta causa fue y es el californiano Howard Rheingold quien, en su ya clsico libro de 1994 Virtual Communities, escribi: Admito que creo que esta tecnologa, si se la entiende apropiadamente y es defendida por una suficiente cantidad de ciudadanos, tiene potencial democratizador del mismo modo que lo han tenido las imprentas y los alfabetos. Antes de discutir si Internet favorece la democracia o la obstaculiza, cabra preguntarse: de qu democracia se est hablando? Quines estn interesados en ese debate? Por qu una y otra vez en la discusin sobre fenmenos sociales aparecen afirmaciones de que determinada tecnologa ser salvadora o destructora por s misma? Tiene realmente algo en comn la democracia real con la virtual? Tienen las actividades en el mundo virtual un correlato concreto en el real? Y, lo que es quiz perturbador cuestionar, pero no por eso menos pertinente: por qu en estos debates se parte de la base de que la supuesta democratizacin de la sociedad global es algo necesariamente deseable, cuando la democracia for export -denunciada en el 93 por la investigadora australiana Marjorie Ferguson entre los mitos de la globalizacin- se parece cada vez ms a la legitimacin de la apropiacin de petrleo y otros recursos naturales ajenos por parte de Estados Unidos? Ha dicho usted democracia?

  • El anlisis acerca del eventual poder democratizador de Internet hoy difiere del que comenz con Rheingold en dos cuestiones clave. Por un lado, el producto que con el nombre de democracia Estados Unidos quiere imponer, por la persuasin o por las armas, en el mundo, est mostrando demasiados defectos de fbrica. Los consumidores ya se empiezan a dar cuenta. En segundo lugar, as como la campaa presidencial del 2000 fue la campaa de Internet, la de este ao fue ms concretamente la de los blogs, sobre todo los que se oponan a la reeleccin de George Bush. Sin embargo, el contundente fracaso de este intento permite cuestionar ms all de cualquier teora la suposicin de que desde el mundo virtual se pueda modificar el poder poltico real. Antes de decir nada sobre tecnologas, para discutir el tema de democracia e Internet es bueno recordar que la democracia poltica naci y ha continuado existiendo en el marco del estado-nacin. Es por eso que hablar del supuesto poder democratizador de un medio de uso global es, por lo menos, conflictivo. Sobre todo teniendo en cuenta que, en todas partes, la historia de la democracia es la historia de la renuente aceptacin de la apuesta inclusiva. Es decir, del reconocimiento del derecho de todos los adultos que comparten la pertenencia a una nacin a elegir y ser elegidos para posiciones gubernamentales. Sorprende entonces que alguna vez a alguien se le haya podido ocurrir que Internet tuviese siquiera una relacin remota con la democracia. Porque, por un lado, la Red excede las fronteras de un solo estado-nacin. Por otro lado, obviamente Internet no tiene nada que ver con elegir a nadie para ninguna posicin gubernamental de ningn estado-nacin. Finalmente, porque Internet est an muy lejos de proponer una apuesta inclusiva, y no slo debido a que una abrumadora parte de la humanidad est muy lejos de su acceso. Los hechos recientes de la poltica mundial permiten postular una conjetura sombra: si se puede confundir hoy a la Internet con la democracia, es porque la democracia del mundo real se parece cada vez ms a Internet, no al revs. En efecto, Estados Unidos, el paradigma histrico de la democracia, ese pas que siempre ha despreciado a las naciones que no tienen su freedom, acaba de celebrar elecciones en el marco de un ejercicio inmaculado de los principios democrticos de su estado-nacin. Pero, en realidad, estas elecciones deciden sobre la vida y la muerte de personas de todo el globo, como las anteriores lo hicieron sobre los cien mil civiles que ya murieron en Iraq desde la invasin que pretenda exportarles la democracia. Adems, para la mayora de los pases no centrales, su ejercicio democrtico no tiene hoy mucho que ver con la eleccin de autnticas posiciones gubernamentales: tanto si eligen A como si eligen B, ambos van a seguir las mismas polticas, dictadas por los grupos de presin internacionales. Obviamente, esta democracia global no tiene mucho de inclusiva: slo los 59.017.382 votantes registrados que apoyaron a Bush en Estados Unidos son quienes realmente deciden si en el resto del mundo seguir muriendo gente en los prximos cuatro aos de lucha contra el eje del mal. Informarse... para qu Un vnculo que tradicionalmente se hace entre la Internet y la democracia es ms indirecto y similar al rol atribuido a los distintos medios de comunicacin. Dado que la disponibilidad de informacin libre, pluralista y no monopolizada o censurada por el

  • estado se considera una condicin necesaria para la existencia de un rgimen democrtico, Internet parece el mejor de los mundos a ese respecto. Sobre todo, porque a diferencia de medios como la televisin, la radio o los grandes peridicos, en la Red cualquiera puede publicar lo que se le d la gana, sin censura previa, y con alcance potencial hacia cualquier lugar del mundo. Y aunque es verdad que la cantidad de informacin accesible en Internet es impresionante, es necesario destacar ciertas falacias antes de caer en la euforia por las bondades de la hiperinformacin. En primer lugar, decir que el acceso a la informacin es condicin necesaria es muy diferente que decir condicin necesaria y suficiente para la democracia. En segundo lugar, donde sobreabunda la informacin, tambin sobreabunda la desinformacin, el rumor, o el ruido, y no siempre es fcil distinguirlos. Tercero, el hecho de acceder a una informacin no significa que se sepa qu decisiones conviene tomar en funcin de ella. Cuarto, que cualquiera pueda publicar cualquier cosa, no significa que alguien lo lea o le d importancia. En ste, que se puede considerar el ao de la Blogsfera o del Blogistn, por la impresionante proliferacin de weblogs, se encuentra una muestra concreta de por qu confundir informacin con ejercicio democrtico es falaz. Segn el NITL BlogCensus perteneciente al National Institute for Technology and Liberal Education, existen 2.023.243 weblogs de los que 1.335.340 se encuentran activos. El sitio Tehcnorati apunta la existencia de 3.098.467. No todos ellos se dedican a la poltica, ni todos los sitios dedicados a la poltica son blogs, pero como indicio cabe mencionar que el nmero mundial de sites dedicados a temas polticos ha aumentado desde el 2000 en un 466%, pasando de 3000 a 17.000, segn Websense. Los sitios dedicados al humor sobre los polticos tambin estn consiguiendo aumentar su audiencia. As, por ejemplo el sitio JibJab.com sum 65 millones de visitantes desde su lanzamiento en julio de este ao. Aunque no es un blog, no se puede dejar de mencionar entre las fuentes de ayuda para electores indecisos al sitio Presidential Guidester que, como si se tratara de un servicio de citas, emparejaba a cada votante con su candidato ideal, mediante un cuestionario sobre economa, costo de los medicamentos, inmigracin o Iraq. En su primera semana en la web, unas 200.000 personas hicieron uso de los servicios de este sitio diseado por una compaa de programas informticos de bsqueda y toma de decisiones de compra. La misma que habitualmente ayuda a los internautas a decidir qu lavarropas o auto le conviene adquirir. Cualquiera dira Guau: qu impresionante la cantidad de informacin online de que dispone el elector estadounidense. Seguramente el tipo vota con un conocimiento cabal de lo que est en juego, con un dominio total de la informacin relevante para decidir. Sin embargo, slo un 11 por ciento de los webloggers lee un blog aparte del propio. Con lo cual, se puede pensar que la Blogsfera en realidad es un gran Piccadilly Circus donde, como en la tradicional plaza londinense, cualquiera puede pararse sobre un cajoncito y vociferar lo que quiera, con toda libertad, pero con la nica consecuencia concreta de ser una atraccin para turistas, porque dichos disertantes ni se escuchan entre ellos ni son tenidos en cuenta por nadie a la hora de disear polticas. Por otra parte, estos supuestamente informadsimos electores americanos, que tienen total acceso a todos esos sitios y blogs, son los mismos que an piensan que en Irak hay armas de destruccin masiva y que Sadam Hussein estuvo personalmente involucrado en el ataque a las torres gemelas. Segn un sondeo realizado en octubre por el Programa

  • de Investigacin sobre el Comportamiento Poltico Internacional, el 47% de los estadounidenses que luego votara al candidato republicano George W. Bush an cree que Irak tiene armas nucleares, frente al 8% de los defensores del demcrata John Kerry que piensa lo contrario. La misma encuesta muestra que el 20% de los defensores del actual presidente cree que el rgimen de Sadam Hussein estuvo implicado en forma directa en los ataques terroristas del 11-S, frente al 8% de los demcratas que piensa lo mismo. Son indicios que prueban que tener mucho acceso a mucha informacin online no es lo mismo que estar efectivamente informado y, mucho menos, que estar en condiciones de tomar decisiones a partir de la informacin. El 25 de octubre la agencia Associated Press public una colorida nota diciendo que en un cibercaf a 11.500 kilmetros de distancia en Adis Abeba, la capital de Etiopa, un tal Girma Hagos buscaba su dosis diaria de noticias sobre las elecciones estadounidenses. "Lo que sucede en Estados Unidos nos afecta a todos", explicaba este exportador de cueros, simpatizante de John Kerry, sentado frente a una computadora. Es cierto, nos afecta a todos. Incluso a algunos puede llegar a matarlos en un futuro prximo, si caen del lado equivocado del eje entre el bien y el mal. El problema es que en la democracia global real, la mayora no tenemos voto en esa cuestin que ciertamente nos concierne. Sin embargo, la democracia virtual s ha hablado al respecto: en pginas como http://worldpeace.org.au/virtualelection.asp, se organiz una "Eleccin estadounidense para el resto del mundo". Al 19 de octubre, entre los ms de 10.000 votos emitidos en esa pgina australiana, Kerry haba recibido el 44% de los votos, el candidato independiente Ralph Nader 39% y el presidente George W. Bush un msero 5%. Muchos otros sitios organizaron elecciones similares para no norteamericanos, y en todos Bush alcanz cifras pauprrimas. Qued claro que los que puedan votar online lamentablemente no tiene demasiada influencia en el mundo real. El mito de las tecnologas liberadoras Las utopas tecnolgicas se repiten una y otra vez en la historia. El esquema es siempre el mismo: ahora que tenemos la tecnologa X, vamos a ser todos solidarios, se incrementar el ejercicio de los derechos humanos y, como mejorar la comunicacin, habr ms paz y democracia. Es penoso, pero una y otra vez hay que asistir al desencanto. Internet no es la excepcin. Hay un mito muy extendido que alimenta esta repeticin del desencanto. Y es pensar que la tecnologa no es ni buena ni mala, es neutral, y sus consecuencias slo dependen de quin la use y en qu contexto. Lamentablemente, la generacin de desigualdades no es un efecto colateral desgraciado de alguna tecnologa. La realidad es que la mayora de las tecnologas naci precisamente para generar una diferencia a favor de alguien o algo. Si es una tecnologa militar, est claro que la idea es tener algo que el enemigo no tenga. Si es una tecnologa comercial, el objetivo de su desarrollo por parte de una empresa es generar ventajas competitivas con respecto a otras. Recin cuando cumplen su ciclo de producto y se commoditizan, es decir que se masifican, las tecnologas pueden llegar a ser neutrales. Pero en ese momento en algn lugar del mundo habr alguien desarrollando una nueva tecnologa que reavive la diferencia. El lamento conocido es que no todo el mundo accede a Internet, y que si hubiera ms acceso y mayor participacin, habra por ejemplo ms democracia. Pero desde que

  • Internet comenz, fue creciendo el acceso y la participacin, y la democracia global cada vez se parece ms a lo que Goya deca que produce la razn cuando duerme. Y mientras la Internet comn y corriente se va commoditizando, Estados Unidos ya planea armar una segunda Internet que vuelve a sus orgenes. Es decir, los fines militares. El Pentgono est construyendo una red global militar para las guerras del futuro, cuyo propsito es proporcionar a todos los comandantes y soldados estadounidenses un cuadro mvil de todos los enemigos y amenazas extranjeras, una suerte de "visin omnisciente" de la batalla. Costar unos 60.000 millones de dlares, pero eso no les importa, porque ellos los fabrican. Esto ayudar al gran pas del Norte a seguir exportando democracia a pases ms atrasados. Mientras tanto, las mismas empresas que fabrican esas mquinas de votacin utilizadas para la reeleccin de Bush y que han sido tan cuestionadas por su labilidad al fraude, hacen negocios proveyendo materiales y equipos para la guerra en Irak (por ejemplo, las firmas Election Systems & Software, Diebold y Sequoia). Si como siempre ha ocurrido, las utopas tecnolgicas se reinventan a s mismas en el futuro, alguien en el siglo XXII dir Las cosas que les pasaban a los incivilizados del siglo XXI... No tenan como nosotros una mquina que leyera los pensamientos de la gente para conocer sus opiniones e intenciones de voto! Con esta mquina, por supuesto, nosotros s tenemos asegurada la democracia.

    * Laura Siri es escritora especializada en tecnologa, autora del libro "Internet: bsquedas y buscadores", e integrante del equipo de investigacin de Anbal Ford.