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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=82030207 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Hugo Tórtora Aravena El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional: Aproximación al análisis de su delimitación, limitación y configuración Estudios Constitucionales, vol. 3, núm. 2, 2005, pp. 199-247, Centro de Estudios Constitucionales de Chile Chile ¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista Estudios Constitucionales, ISSN (Versión impresa): 0718-0195 [email protected] Centro de Estudios Constitucionales de Chile Chile www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Derecho a La Vida Tortora

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    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Sistema de Informacin Cientfica

    Hugo Trtora Aravena

    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional: Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y

    configuracin

    Estudios Constitucionales, vol. 3, nm. 2, 2005, pp. 199-247,

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    EL DERECHO A LA VIDA EN LA JURISPRUDENCIACONSTITUCIONAL: APROXIMACIN AL

    ANLISIS DE SU DELIMITACIN, LIMITACINY CONFIGURACIN

    Hugo Trtora Aravena *

    RESUMEN

    Este trabajo analiza en una primera parte, la Jurisprudencia emanada delTribunal Constitucional sobre el Derecho a la Vida, distinguiendo tres tipos defallos: las Sentencias Fundadoras de Lnea Jurisprudencial, las Sentencias Hitosy las Confirmatorias de Principios, intentando descubrir entre ellas, los hilosconductores en el razonamiento aplicado por el referido Tribunal. A continua-cin, se analiza la delimitacin del Derecho a la Vida, vale decir se especifica sucontenido, a travs de la fijacin de su frontera conceptual y temporal. Luego,se descubren las limitaciones de este Derecho, tanto las que emanan del pro-pio texto constitucional, como aquellas de origen fctico. Por ltimo, se esta-blece la configuracin del mismo, concluyndose que se trata de un derechode configuracin constitucional, pero que la ley debe garantizar, proteger ypromover.

    * Abogado, Licenciado en Ciencias Jurdicas de la Universidad de Valparaso, Candidato a Magster enDerecho Constitucional Universidad de Talca, sede Santiago. Chile. Correo electrnico:[email protected] (Recibido el 17 de octubre y aprobado el 14 de noviembre de 2005).

    Estudios Constitucionales, Ao 3 N 2, ISSN 0718-0195, Universidad de Talca, 2005El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:

    Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracinHugo Trtora Aravena; pginas 199 a 247

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    Hugo Trtora Aravena

    PALABRAS CLAVE

    Derecho Constitucional. Derecho a la vida. Tribunal Constitucional. Natura-leza y Lmites del Derecho a la vida.

    ABSTRACT

    This work analizes the Jurisprudence coming from the Constitutional Courtrelated with the right to life, trying to discover the main lines of reasoningapplied by the Court and analyzing the nature and boundaries of the Right toLife, that is, we specify its contents through fixing the conceptual and temporalboundaries.

    KEY WORDS

    Constitutional Law. Right to life. Nature and boundaries of the right to life.

    INTRODUCCIN

    El presente trabajo consta de dos partes. La primera de ellas tiene por objetodar a conocer y analizar la Jurisprudencia existente, hasta la fecha, emanada denuestro Excelentsimo Tribunal Constitucional, en relacin con el Derecho a laVida, y sus derivados, consagrados en el artculo 19 N 1 de la ConstitucinPoltica de la Repblica.

    En la segunda, intentaremos, a partir de la Jurisprudencia antes sealada, ycon apoyo adicional de la doctrina emanada de los Tribunales Ordinarios, deli-mitar el Derecho a la vida, estudiando las distintas clases de limitaciones queste acepta, as como su configuracin en nuestro ordenamiento jurdico.

    Recordemos que la citada disposicin constitucional dispone que:

    Artculo 19. La Constitucin asegura a todas las personas:

    N 1. El derecho a la vida y a la integridad fsica y squica de la persona.

    La ley protege la vida del que est por nacer.

    La pena de muerte slo podr establecerse por delito contemplado en leyaprobada con qurum calificado.Se prohbe la aplicacin de todo apremio ilegtimo.

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    Por lo tanto, para una acertada aproximacin al tema, debemos sealar queel numeral primero del artculo 19 de la Carta Fundamental consagra esencial-mente tres derechos bsicos, a saber:

    1. El derecho a la vida, con la consecuente limitacin al legislador relativa a laexigencia de qurum calificado para el establecimiento de la pena de muerte.

    2. El derecho a la integridad fsica y squica, aparejado con la prohibicin dela aplicacin de todo apremio ilegtimo.

    3. La proteccin de la vida del que est por nacer.

    La finalidad inicial de este trabajo est dada por la necesidad de determinarla lnea jurisprudencial del Tribunal Constitucional en el tratamiento a estos de-rechos, advirtiendo de tal modo la existencia de tres tipos de sentencias.

    La primera categora de fallos est representada por los Fallos Fundadoresde Lnea Jurisprudencial, que son aquellos que fijan ciertos criterios bsicos enrelacin con el derecho en estudio.

    A partir de stos, surgirn, en teora, determinadas Sentencias Hitos, valedecir, sentencias que fijan subreglas que vienen en representar giros, distincio-nes, o precisiones de relevancia de las argumentaciones expuestas en los FallosFundadores.

    Por ltimo, habr que hacer mencin de aquellas sentencias que son merasaplicaciones de principios de fallos anteriores, las que reciben el nombre deSentencias confirmatorias de principios.

    Una vez descubierta la lnea jurisprudencial del Tribunal Constitucional, pro-cederemos a delimitar el derecho en cuestin. Vale decir, se fijar el contenidodel mismo con el objeto de vislumbrar su ncleo esencial en los trminos delartculo 19 N 26 de nuestra Carta Fundamental.

    Luego, revisaremos la posibilidad de determinar eventuales lmites a estederecho, distinguiendo si fuese posible, los que emanan de la propia Constitu-cin, de los que se circunscriben a simples realidades fcticas que igualmenteimplican una restriccin a esta garanta constitucional.

    Terminaremos este trabajo adentrndonos en el tema de la configuracindel Derecho a la Vida, con expresin de si se trata de un derecho de configura-cin constitucional o legal.

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    Hugo Trtora Aravena

    PRIMERA PARTE:ANLISIS DE LA JURISPRUDENCIADEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL ENRELACIN CON EL DERECHO A LA VIDA

    I. Consideraciones previas

    Habiendo explicado en la introduccin, el mtodo de trabajo que empleare-mos en esta primera parte, queremos indicar que luego del anlisis de los fallosdel Tribunal Constitucional, intentaremos responder algunas interrogantes que,desde ya, quedan planteadas y que se resolvern al finalizar el estudio:

    Es posible establecer que el Tribunal Constitucional ha desarrollado juris-prudencialmente en forma completa, el anlisis de todos y cada uno de losderechos consagrados en el Art. 19 N 1 de la Constitucin, esto es, el derechoa la vida, el derecho a la integridad fsica y squica, y la proteccin de la vida delser que est por nacer?

    En caso de omisin de algn derecho, ella ha sido voluntaria o involunta-ria?, y efectos de aquello.

    Es posible establecer la existencia de principios relevantes descubiertos oaportados por el Tribunal Constitucional en relacin con los derechos que hayatratado?

    Es posible establecer una determinada evolucin histrica en la lnea argu-mentativa del Tribunal respecto de los principios antes sealados? De ser as,esta lnea argumentativa ha sido explcita o implcita?

    Es necesario advertir al lector que, paradjicamente, y no obstante la indu-dable relevancia del derecho en anlisis, es relativamente escasa la Jurispru-dencia del Tribunal Constitucional sobre la materia. Ello ha dificultado bastantela determinacin de coordenadas de argumentacin al respecto, toda vez queel bajo nmero de sentencias ha hecho virtualmente imposible que el supremojuez constitucional logre elaborar una doctrina demasiado exquisita referente aeste tema.

    Por ello, he considerado imprescindible, previo a desarrollar el tema queexpondr en las prximas pginas, explicar el problema inicial que se me haplanteado al momento de configurar el presente trabajo.

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    Si bien el mtodo sugerido es impecable desde un punto de vista lgico,debemos sealar que en el caso concreto del Derecho que me convoca, ello esinmensamente difcil.

    En efecto, la determinacin de las tres categoras de sentencias antes sea-ladas, parte del supuesto que existe en la argumentacin del Tribunal Constitu-cional una determinada lnea, un desarrollo lgico y una remisin constante defundamentos aportados por fallos anteriores, lo que respecto del derecho a lavida, ello no ha existido.

    Tal como apreciaremos a continuacin, es posible encontrar algunos fallosrelevantes cuyo nmero no supera el par, y fallos de menor relevancia, peroque a juicio del autor de este trabajo, no alcanzan a configurar una efectiva lneade razonamiento como la que se esperaba encontrar.

    En primer lugar, porque las sentencias ms importantes se refieren a aspec-tos especficos de los derechos tratados, y por lo tanto, no aportan un trata-miento acabado de estas prerrogativas. En efecto, no se hace mencin en di-chas resoluciones ni del ncleo esencial del derecho, ni de sus limitaciones, nilo complementan con especial dedicacin, por lo que son insuficientes en loque a tratamiento ntegro del tema se refiere.

    Y en segundo lugar, porque tampoco es posible inferir su trascendencia enel resto de la jurisprudencia constitucional, ya que ella no slo es escasa enrelacin con este derecho, sino que adems, la poca jurisprudencia que existees aislada, y no se remite una de otra ni explcita ni implcitamente.

    De esta forma, resulta tremendamente complejo descubrir hilos conducto-res en el razonamiento del Tribunal, siendo tentador, incluso, aventurarse enalgn mtodo diferente al propuesto, lo que finalmente podra producir, sinembargo, una desnaturalizacin del trabajo.

    Hago presente estas consideraciones, y me adentro en definitiva en el an-lisis de los fallos relevantes.

    II. Sentencias fundadoras

    Si entendemos por Sentencia Fundadora de Principios Jurisprudencialesaquella que dicta el Excelentsimo Tribunal Constitucional y que constituye unaprimera aproximacin mediante el establecimiento de los criterios bsicos delderecho analizado, debemos destacar bsicamente dos fallos esenciales:

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    Hugo Trtora Aravena

    Rol N 220, del 13 de agosto de 1995, sobre Ley de Trasplantes.

    Rol N 325, del 26 de junio de 2001, sobre Restriccin de Vehculos Cata-lticos

    1. Rol N 220, del 13 de agosto de 1995, sobre Ley de Trasplantes.

    Esta sentencia tiene por objeto fallar el requerimiento interpuesto por treceHonorables Senadores en relacin con el Proyecto de Ley de Trasplantes poruna presunta inconstitucionalidad del mismo, al atentar directamente contratres preceptos constitucionales, a saber:

    a) Artculo 7, por cuanto estimaban que el Congreso Nacional estaba ac-tuando fuera de su competencia al facultar a determinados profesionales paradeclarar en estado de muerte a ciertas personas, inconstitucionalidad que fuedesechada sin mayores dilaciones por parte del Tribunal Constitucional.

    b) Artculo 19 N 1, por cuanto el proyecto impugnado autorizaba a decla-rar muerta a una persona que poseyere signos vitales o que no hubieren cesa-do permanente e irreversiblemente, violando derechamente el derecho a lavida y a la integridad fsica de quien se le consideraba cadver sin serlo an.

    c) Artculo 19 N 2, esto es, porque generaba desigualdad ante la ley, todavez que una determinada persona poda ser considerada muerta para los finesde esta ley, pero viva para todos los dems casos contemplados en el ordena-miento jurdico. En estricto rigor, sin embargo, la presunta desigualdad se produ-cira, creemos, del momento en que una o dos personas con muerte enceflicatienen distinto tratamiento jurdico, segn se trate de trasplantes, o de otro fin.

    Lamentablemente, en este fallo, aun siendo el ms importante de todos losdictados por el Tribunal Constitucional en materia de Derecho a la Vida, no sedesarrolla completamente dicha garanta, pero de todos modos nos da a cono-cer algunos principios que merecen nuestra especial atencin.

    Tal como ha sido propuesto oportunamente en la Introduccin, se destaca-rn los principios descubiertos en esta sentencia, distinguiendo los obiter dictade la ratio decidendi de la misma.

    Obiter Dicta

    En lo relativo a la interpretacin del Derecho a la Vida. El ConsiderandoCuarto de la sentencia analizada, para entrar a definir los conceptos de perso-na y muerte utiliza como base de anlisis las normas contenidas en los Ttu-

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    los I y II del Libro I del Cdigo Civil, por lo que desde ya, es digno de atencinel hecho que se remita a la ley, y a normas de derecho esencialmente privadopara delimitar el tema. De esta forma, el juez constitucional hace aplicablespara el mbito constitucional, la definicin de persona que entrega el artculo55 del Cdigo Civil (son personas todos los individuos de la especie humana,cualquiera sea su edad, sexo, estirpe o condicin), y la delimitacin temporaldel concepto, por lo expuesto en el artculo 78 del mismo cuerpo legal (lapersona humana termina en la muerte natural).

    Pero no slo se remite al Cdigo Civil en lo que se refiere a la conceptualiza-cin de persona, sino que adems procede a interpretar el trmino muerte ydebiramos entender, por tanto, el trmino vida, tambin de acuerdo a losmtodos de interpretacin contemplados en dicho Cdigo.

    En efecto, el Tribunal opta indirectamente por el mtodo gramatical, cuandoinvoca el artculo 21 del Cdigo Civil para indicar que la palabra muerte debetomarse en el sentido de los que profesan una determinada ciencia o arte. Y eneste caso, estima que la ciencia llamada a entregar el real concepto de muertees, precisamente, la Medicina, y por lo tanto, debemos estar a lo que dichaciencia determine para definir cundo una persona ha dejado de serlo.

    Ello estara acorde a lo que establecen las normas contenidas en el CdigoSanitario.

    Este principio de hermenutica constitucional no slo es relevante en lo queal derecho a la vida se refiere, sino que adems significa un importante aunquediscutible aporte acerca del problema de cmo deben ser interpretados lospreceptos constitucionales.

    Ratio Decidendi

    En lo relativo a la determinacin de la muerte de una persona. Conforme a losealado anteriormente, en atencin a que la vida y la muerte deben ser defini-das exclusivamente segn lo que determinen los que se desempeen en el m-bito de la Medicina, slo un Mdico y no otro profesional es quien puede certifi-car la muerte de una persona. As lo establece el considerando quinto de la sen-tencia, y agrega que dicha certificacin deber extenderse de acuerdo a la ley.

    En lo relativo a la extensin del trmino Vida y al mbito de su proteccin.La Vida estara protegida constitucionalmente desde antes del nacimiento, ymientras dure la existencia de una persona, vale decir, hasta su muerte natural.Lo ltimo es entendible, pero lo primero, esto es, que la proteccin se inicia

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    Hugo Trtora Aravena

    antes del nacimiento no est claramente explicado por el sentenciador, perosuponemos que su fundamento lo ubica en el inciso segundo del nmero pri-mero del art. 19 de la Carta Fundamental que establece que La ley protege lavida del que est por nacer (considerando sexto).

    En lo relativo a las competencias legislativas del Congreso Nacional. Losrequirentes pretendan que el Legislador no tena facultades suficientes comopara legislar acerca de la vida y la muerte de las personas. Sin embargo, a la luzde lo sealado en el noveno considerando de la sentencia que se analiza, elTribunal estim que los rganos legislativos tienen plena capacidad para nor-mar situaciones vinculadas a la vida y la muerte de las personas, como tradi-cionalmente lo ha hecho (noveno considerando). Y cita a continuacin diversasdisposiciones que as lo confirman, como las leyes que regulan el rgimen jurdi-co de la vida, sus efectos familiares y patrimoniales, el establecimiento de la penade muerte y la consagracin de la legtima defensa. Por este motivo, el Proyectono vulnera formalmente la Constitucin, toda vez que precede a una futura leydictada por quien tiene potestades suficientes para legislar acerca del tema.

    En lo relativo a la disponibilidad de los rganos. El Tribunal Constitucionalconsidera pertinente sealar claramente que la extraccin de rganos es acep-table slo en aquellos casos en que se hubiese dado consentimiento directa-mente por el donante, en vida, o por quienes lo representen si no estuviese encondiciones de hacerlo (considerando dcimo), y lo confirma con lo que dispo-nen el Nuevo Catecismo de la Iglesia Catlica y el Colegio Mdico de Chile atravs de su Consejo General. Podra pensarse quizs que este principio no serelaciona directamente con el derecho analizado, pero no es as, ya que estrascendental definir las condiciones en las que se puede disponer de todo oparte del cuerpo humano, toda vez que, cuando se trata de donante vivo, sevincula en forma inmediata con el derecho a la integridad fsica.

    El fin de la vida se identifica con la muerte enceflica. Los H. Senadorespatrocinantes del requerimiento estimaron que el proyecto de ley de trasplan-tes violaba la Constitucin Poltica porque fijaba en la muerte enceflica, la muertereal de una persona, en circunstancias que, argumentaban los parlamentarios,producida la muerte enceflica es posible que una persona siga viva, a pesarque, para ser veraces, tampoco seal el libelo el momento exacto en que susautores estimaban que se produca el deceso de una persona.

    En razn de aquello, el Tribunal Constitucional se vio en la necesidad dedeterminar si el Proyecto era o no constitucional, lo que implicaba, por lo tanto,entrar a definir el momento mismo de la muerte de un ser humano. Ello conlle-va, como es de suponerse, la extensin del derecho a la vida propiamente tal,porque para definir vida, en cierto modo, se requiere tambin definir muerte.

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    Fiel a lo sealado precedentemente, el Tribunal se apoya en opiniones m-dicas para entrar a determinar el momento exacto en el que se debe entenderque se ha producido la muerte.

    De esta forma, en concordancia con lo informado por los Directorios de lasSociedades Chilenas de Urologa, Nefrologa y Trasplante, el Tribunal Constitu-cional termina por concluir que la abolicin total e irreversible de todas lasfunciones enceflicas constituye la muerte real, definitiva, unvoca e inequvocadel ser humano (considerando dcimo quinto).

    Vale destacar que, a su vez, las sociedades mdicas antes indicadas explicanque ellas son de esa opinin por los siguientes motivos:

    porque es el principio que recoge el Cdigo Sanitario, modificado por laLey N 18.173 del ao 1982;

    porque, dentro de las tres categoras de muerte que reconoce Pablo Agui-lera, mdico y sacerdote del Opus Dei (muerte clnica, biolgica y ontolgica),slo la muerte clnica corresponde a la muerte real, y que aqulla implica lacesacin permanente del funcionamiento del organismo, a diferencia de lamuerte biolgica, que corresponde a la cesacin total de la actividad de todaslas clulas de los tejidos, hecho que se va dando gradualmente y es seguida delproceso de descomposicin. Respecto de la muerte ontolgica, los mdicos nisiquiera se pronuncian, ya que corresponde a un concepto ms bien metafsico,como es la separacin del alma y el cuerpo;

    porque no es correcto concebir como muerte, la cesacin de absoluta-mente todos los rganos, ya que es propio de la naturaleza que despus de lacesacin del funcionamiento de todo el organismo, algunos rganos sigan fun-cionando, al punto que por ejemplo, pueden seguir creciendo el pelo y lasuas de una persona fallecida, o pueden seguir funcionando algunos rganosde una persona que ha sido decapitada;

    porque la muerte enceflica conlleva el cese del flujo sanguneo al cerebrolo que produce irreversiblemente la destruccin de dicho rgano, por lo queproducida la muerte enceflica, no hay forma de revertirla.

    No existe jurdicamente distintos tipos de muerte. Frente a la cuestin deinconstitucionalidad suscitada por los requirentes en relacin con una supuestavulneracin a la igualdad ante la ley, el Tribunal Constitucional estableci, con-forme a las razones reseadas anteriormente, que la muerte enceflica consti-tuye el nico concepto vlido que, para el trmino muerte puede predicarseen el resto del ordenamiento jurdico. Es ms, aun cuando el proyecto requeri-do utilice la expresin para los efectos previstos en la ley, en verdad elmtodo que se utiliza debe ser aplicado para todas las dems leyes, ya que

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    Hugo Trtora Aravena

    adems incorpora exigencias ms estrictas que las antiguas normas (conside-randos 16 y 17). Por lo tanto, el proyecto no atentara en contra de la igualdadante la ley segn lo estimaban los requirentes.

    Cabe hacer notar que existe un voto de minora de los ministros, seora LuzBulnes, y seores Osvaldo Fandez y Ricardo Garca en el sentido que no lecorresponde al Tribunal entrar a darle un sentido general a una definicin que ellegislador ha estimado aplicable a una sola situacin, en este caso, a la que sesuscita en relacin con los trasplantes de rganos. No es propio a esta magis-tratura invadir las atribuciones del legislador. Pretender este Tribunal, que lasdisposiciones de la presente ley se extiendan a casos en ella no previstos, seraatribuirse ms facultades que la Constitucin le entrega. De esta manera, si elproyecto requerido se interpretara estrictamente, sus normas slo podran apli-carse para los efectos previstos en la ley, y por lo tanto, en ese caso, elproyecto atentara contra la igualdad ante la ley lo que ameritara la declaracinde inconstitucionalidad.

    El voto de minora realiza otro par de reflexiones no menores, bastanteinteresantes que sern analizadas ms adelante, en especial respecto de la si-guiente sentencia.

    No es procedente la regulacin autnoma a travs de reglamentos. El Tribu-nal consider constitucional la remisin que se hace de un reglamento queestablecer las condiciones que debern tenerse en cuenta para determinar lamuerte enceflica de una persona, siempre que la persona presente tres condi-ciones copulativas que la misma ley fija: 1. ningn movimiento voluntario ob-servado durante una hora; 2. apnea luego de tres minutos de desconexin deventilador; y 3. ausencia de reflejos troncoenceflicos; condiciones que vienenen constituir, por lo dems, los estndares mnimos para una correcta califica-cin del fallecimiento de una persona. Como es la ley la que establece loselementos que permiten calificar correctamente el hecho de la muerte, no ha-bra inconstitucionalidad en la remisin hecha al reglamento, toda vez que lascondiciones mnimas estaran prefijadas por la norma de carcter legal (consi-derando 22).

    Sin embargo, el Tribunal no consider ajustada a la norma fundamental laremisin que haca la ley a un reglamento para acreditar las pruebas o exme-nes calificados que permitirn certificar la muerte del individuo, ya que impor-taba violacin al artculo 61 de la Constitucin, por tratarse de materias com-prendidas en las garantas constitucionales (considerando 23).

    Resulta curiosa la argumentacin del Tribunal, ya que hace aplicable analgi-camente a la especie, la norma del artculo 61, que se refiere exclusivamente a

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    los decretos con fuerza de ley, en circunstancias que el actual tema es absolu-tamente diverso, y se vincula con la dictacin de otras normas, como son losreglamentos. Por lo dems, parece aceptar que en determinados casos, efecti-vamente exista una remisin a reglamentos en materia de garantas constitu-cionales, si es que existen determinadas condiciones que por el momento nose explicitan, sino que se hace en un fallo posterior (rol 325, fallo Catalticos),lo que tambin merece un serio cuestionamiento ya que entendemos que laley y slo ella puede entrar a regular, complementar o limitar las garantas cons-titucionales, por interpretacin de lo dispuesto en el artculo 19 N 26 de laCarta Fundamental, y que en caso alguno podr delegar estas funciones en unanorma de inferior jerarqua. Si ya resulta discutible, por ejemplo, la convenien-cia de la norma del artculo 19 N 13 de la Constitucin, inciso segundo, cuan-do se remite a las disposiciones generales de polica a propsito del derechoa reunin, cuanto ms lo es cuando no es el constituyente, sino que el legisla-dor quien acepta la aplicacin de reglamentos en materias vinculadas a dere-chos fundamentales, y no a cualquier derecho, sino que ni ms ni menos que alDerecho a la Vida.

    2. Rol N 325, del 26 de junio de 2001, sobre Restriccin de VehculosCatalticos.

    Tal como en el caso anterior, la presente sentencia tiene por objeto resolverun requerimiento presentado, esta vez por veinte Honorables Senadores de laRepblica, en contra del Decreto Supremo N 20 del Ministerio Secretara Ge-neral de la Presidencia de 22 de enero de 2001 y publicado el 12 de abril delmismo ao en el Diario Oficial.

    El citado Decreto fue objeto de requerimiento por supuestas inconstitucio-nalidades mixtas de forma y fondo y por inconstitucionalidades exclusivas defondo. Si bien no es el objeto de entrar a analizar los motivos ni los fundamen-tos del requerimiento, cabe sealar de todos modos en qu consistan, a gran-des rasgos ambos cuestionamientos, para poder comprender correctamenteen qu sentido este fallo debe ser considerado Fundador de Jurisprudencia Cons-titucional.

    Respecto de las inconstitucionalidades mixtas de forma y fondo, ellas sereferan, segn los actores, a que el Decreto censurado violaba la libertad am-bulatoria y el derecho de propiedad, garantas consagradas en nuestra Consti-tucin en los Nos 7 y 24 del artculo 19 del citado cuerpo normativo, toda vezque se imponen restricciones de movimiento para ciertos vehculos (aquelloscon sello verde o con convertidor cataltico) en casos de Pre-Emergencia yEmergencia ambiental en la ciudad de Santiago. Sealan los requirentes que

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    Hugo Trtora Aravena

    dichas limitaciones slo pueden ser establecidas por ley, y que el Decreto hainvadido, adems, reservas legales especficas, toda vez que no le incumbe alEjecutivo normar aspectos relacionados con garantas fundamentales, y queello slo le corresponde al Legislador.

    En lo relativo a las inconstitucionalidades exclusivas de fondo, ellas serefieren a que el Decreto Supremo N 20 ha cado en la arbitrariedad e irracio-nalidad tcnica al establecer una norma que no es idnea para los fines quesupuestamente persigue, atentando en tal caso en contra de los artculos 1 y19 Nos 2 y 22 de la Constitucin Poltica del Estado. Frente a este segundorequerimiento, se adelanta desde ya que el supremo juzgador resolvi que noestaba en su competencia apreciar el mrito de las normas y que, por lo tanto,no le corresponda pronunciarse a este respecto.

    Respecto de los argumentos que se utilizaron para rechazar el requerimien-to fundado en los primeros vicios sealados, esto es, por inconstitucionalida-des mixtas de forma y fondo, cabe indicar que el fallo incluye dos principiosrelevantes.

    El primero de ellos le confiere, en estricto rigor a esta sentencia, la calidadde Sentencia Hito en el sentido expuesto en la Introduccin, ya que marcauna especificacin de un principio indicado por una sentencia fundadora.

    Sin embargo, la inclusin del segundo principio que expone la sentencia rol325 constituye, hasta cierto punto, una primera aproximacin hacia un princi-pio fundamental, por lo que al respecto, cabe categorizarla como SentenciaFundadora de Principios Jurisprudenciales.

    Por ltimo, antes de exponer los principios descubiertos en este fallo, deboindicar que ambos forman parte de la ratio decidendi de la sentencia, ya queconstituyen fundamentos directos de la parte resolutiva del fallo.

    Los principios consagrados en este fallo, respecto del Derecho a la Vida y ala Integridad Fsica, son los siguientes:

    No es procedente la regulacin autnoma a travs de reglamentos. El prin-cipio que se seala no est exactamente tratado en la sentencia analizada apropsito del Derecho a la Vida.

    Vale decir, el fallo no prohbe directamente que el Derecho a la Vida seaobjeto de regulacin autnoma a travs de reglamentos.

    En estricto rigor lo hace con relacin a las supuestas violaciones a la libertadambulatoria y al derecho de propiedad, pero sienta un precedente respecto del

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    tema, que es aplicable a todas las garantas constitucionales, incluida la delN 1 del artculo 19.

    En virtud de que este principio ya haba sido recogido por el Tribunal en elcaso Trasplantes, pero como se introducen caractersticas especiales al mis-mo, en este punto transforman a este fallo, en Sentencia Hito, segn lo ex-puesto precedentemente.

    A pesar de no referirse al derecho a la vida como tal, el tratamiento de esteasunto y sus efectos, hace necesario que nos refiramos escuetamente al punto.

    En verdad, lo que el juzgador constitucional realiza es aceptar la dictacinde reglamentos de ejecucin en materia de derechos fundamentales, y prohi-bir la regulacin de stos a travs de reglamentos autnomos.

    Este principio ya haba sido incluido en la Sentencia antes analizada, perocon ciertos matices que vienen en convertirse en sub-reglas que expondr acontinuacin.

    El Tribunal seala en el considerando 40 que las disposiciones legales (porlo que debiramos entender, leyes en sentido estricto) que regulen el ejerci-cio de las garantas constitucionales deben reunir los requisitos de determina-cin y especificidad. La determinacin exige que los derechos que puedan serafectados se sealen, en forma concreta, en la norma legal, mientras que laespecificidad requiere que la misma [norma legal] indique, de manera preci-sa, las medidas especiales que se pueden adoptar con tal finalidad.

    Por lo tanto, debemos entender que, en armona con el ya citado numeral26 del artculo 19 de la Constitucin, se establecen una serie de condicionesbsicas que le permitira al legislador regular el ejercicio de los derechos.

    Sin embargo, la argumentacin del Tribunal toma un curioso y novedosogiro cuando expone que si se cumplen las exigencias indicadas (determinaciny especificidad) en la norma legal, es posible y lcito que el Poder Ejecutivohaga uso de su potestad reglamentaria de ejecucin, pormenorizando, en losaspectos instrumentales, la norma para hacer as posible el mandato legal, delo que se extrae que si la ley no es determinada o especfica, no ser posibledictar reglamentos de ejecucin en materia de garantas constitucionales.

    As, lo que siempre queda vedado absolutamente para el rgano ejecutivoes la dictacin de reglamentos autnomos en dichas materias. Y, segn lo esta-blecido en la sentencia, no slo habr reglamento autnomo respecto de aqulque norme materias no reguladas en la ley, sino que lo habr tambin cuando

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    Hugo Trtora Aravena

    proceda a ejecutar una norma legal que ha regulado el ejercicio de un derechosin contar con las caractersticas de determinacin o especificidad.

    Por este motivo, es que los considerandos 45 y 46 estimaron que las nor-mas legales, a saber, la Ley de Bases del Medio Ambiente y la Ley de Trnsitoen las que se funda el Decreto Supremo N 20, no cumplen con los requisitosde determinacin, toda vez que si bien autorizan al Ejecutivo a dictar ciertasmedidas en materia ambiental con lo que cumpliran el principio de especifici-dad, no sealan a ciencia cierta cules derechos constitucionalmente protegi-dos puedan verse afectados para cumplir con la finalidad sealada.

    De esta forma, segn la lnea de razonamiento seguida por el tribunal, quecomo se dijo, viene en complementar la hiptesis ya trazada por el fallo sobreTrasplantes, el decreto en cuestin debera ser considerado inconstitucional, enatencin a que estara regulando autnomamente el ejercicio de una garantaconstitucional, ya que se funda directamente en una ley que no cumple con elrequisito de determinacin ya reseado.

    En otras palabras, la medida restrictiva tendra como nico fundamento unreglamento y no una ley que le anteceda, lo que convierte a la norma regla-mentaria en autnoma y no de ejecucin.

    A pesar de ello, igualmente se rechazara el requerimiento deducido por laaplicacin del principio que se indicar en el punto siguiente.

    Pero antes de analizar dicho principio, no puedo dejar de mencionar la cu-riosidad de lo anotado. En especial, porque el Tribunal Constitucional ha sus-tentado la constitucionalidad o inconstitucionalidad de un reglamento, en estepunto, en ciertas caractersticas de la ley en la que ste se funda. O sea, si la leyque regula un derecho fundamental no es determinada y especfica, entonces,el reglamento es autnomo y por lo tanto inconstitucional.

    La pregunta que surge, por lo tanto, es podra, sin embargo, existir una leyque regule el ejercicio de un derecho sin que sea determinada y especfica? Larespuesta no debiera ser otra que no. Vale decir, ninguna ley podra regular unagaranta constitucional si no cuenta con las caractersticas sealadas, y si asocurre, entonces estamos en presencia de una ley inconstitucional en aplica-cin del artculo 19 N 26 de la Norma Fundamental, por lo que no slo elReglamento sera contrario a la Constitucin, sino que, ms que eso, la leymisma lo sera.

    Por ltimo, insisto en la duda si es correcta o no la distincin que hace elTribunal en el sentido de aceptar la regulacin de un derecho fundamental por

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    parte de un reglamento de ejecucin, lo que aparece como atentatorio al prin-cipio de Reserva Legal. Es posible, segn la opinin del profesor Francisco Zi-ga,1 que el Tribunal est evolucionando de un criterio de reserva legal absolutaal de reserva legal relativa, por lo que se permitira el reenvo por parte dellegislador a la autoridad administrativa de determinadas materias, cuando laley cumpla con los requisitos antes indicados.

    Preeminencia del Derecho a la Vida e Integridad Fsica respecto de los de-ms derechos. Es en este punto donde la sentencia que se analiza debe serconsiderada Sentencia Fundadora, ya que establece un principio nuevo, im-portante, y que sienta un precedente fundamental.

    El considerando 46, a propsito de los vicios antes indicados, establececlaramente que si bien las normas legales en las que se funda el Decreto cues-tionado no cumplen con los criterios de determinacin y especificidad, en elcaso sub-lite, esta Magistratura ha llegado a la conviccin que tales requisitosresultan aceptables en este caso y slo para la aplicacin a l. Ello, en conside-racin de que la medida de restriccin vehicular, establecida con el carcter deexcepcional y en situaciones de emergencia y pre-emergencia ambiental obe-dece al cumplimiento de un deber del Estado consagrado en el inciso primerodel nmero 8 del artculo 19 de la Constitucin y est destinada a proteger elderecho ms preciado de los asegurados por nuestro Cdigo Poltico, cual es lavida humana y la integridad fsica y squica de las personas.

    Vale decir, el sentenciador, consciente de que el Decreto que analizaba in-fringa las normas sobre Reserva Legal y con ello, los derechos a la Libertad deCirculacin y el Derecho de Propiedad, acepta dicha vulneracin en pro de ladefensa del derecho a la vida y a la integridad fsica de las personas, al cual sele da el carcter de el derecho ms preciado de los asegurados en nuestroCdigo Poltico.

    Este principio es recogido, por primera vez, por la sentencia que se estudiay, por lo mismo, debiera ser considerada como Sentencia Fundadora de Princi-pios Jurisprudenciales, ms all que en otros aspectos no lo sea.

    El Tribunal opta, entonces, de un modo evidente por la jerarquizacin de losderechos fundamentales, dentro de la cual ubica en posicin privilegiada alDerecho a la Vida y a la Integridad Fsica y squica de las personas.

    1 Ziga, Francisco. 2001. Apostillas: Ley y Reglamento en la Jurisprudencia del Tribunal Constitucio-nal (de la germanizacin al practicismo) en Revista Ius et Praxis, Ao 7 No 2, pp. 209-257, Univer-sidad de Talca. Chile.

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    Hugo Trtora Aravena

    De todos modos, es conveniente destacar que el citado voto de minora dela sentencia rol N 220 (Trasplantes) ya se refera de alguna forma a estepunto cuando sealaban los disidentes que el derecho a la vida y a la integridadfsica de las personas no slo es un nuevo derecho constitucional en relacincon las anteriores Constituciones, sino que adems es la consecuencia naturaldel principio consagrado en el artculo 1 de la Ley Fundamental, el que dispo-na que los hombres nacen libres e iguales en dignidad y derechos, por loque se le otorgaba desde ya esta posicin de preeminencia de esta garanta. Locurioso es que ese voto establece que no puede hablarse de dignidad del hom-bre si la determinacin de la muerte de una persona es regulada por la aplica-cin de normas de carcter reglamentario. Vale decir, utilizando la misma base,se llega a una conclusin diferente, por mucho que el derecho protegido seadiverso: en un caso, se acepta la aplicacin de un decreto, y por la otra, serechaza la aplicacin de un reglamento. La divergencia se entiende, eso s,porque en primer lugar, respecto del primer fallo, el derecho supuestamenteprotegido es la vida, mientras que en el segundo, el derecho supuestamentevulnerado es tambin la vida; y, adems, porque la opinin ltima citada co-rresponde, como se dijo, a un voto de minora y no representa, por lo tanto,una incoherencia en lo que a razonamiento del Tribunal se refiere.

    III. Sentencias hitos

    Debemos entender por Sentencias hitos, aquellas que fijan sub-reglas dederecho constitucional a travs de las cuales hay giros o cambios dentro de lalnea jurisprudencial, distincin de casos o precisiones sobre ratio decidendi yobiter dicta.

    Respecto del Derecho a la Vida, se identifica como nica Sentencia hito, laya mencionada Sentencia Rol N 325, del 26 de junio de 2001, sobre Restric-cin de Vehculos Catalticos.

    En ella, tal como se seal oportunamente, se recoge y especifica el princi-pio de que las Garantas Constitucionales no pueden ser objeto de regulacinpor parte de un Reglamento Autnomo, criterio que ya haba sido incorporadojurisprudencialmente por el Tribunal Constitucional en el fallo sobre Trasplan-tes, rol 220 del ao 1995.

    En razn que el Fallo catalticos fue analizado en el captulo anterior, meremito a lo expuesto precedentemente.

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    IV. Sentencias confirmatorias de principios

    Las Sentencias confirmatorias de principios son aquellas que constituyen me-ras aplicaciones a casos nuevos de un principio ya establecido anteriormente.

    En verdad, al respecto debo sealar que ninguna de las sentencias dictadaspor el Tribunal Constitucional a propsito del Derecho a la Vida y a la Integridadfsica y squica se remite en forma expresa a una anterior.

    Por lo mismo, en estricto rigor, no es posible descubrir, al menos explcita-mente, una lnea de argumentacin definida por parte de este Tribunal.

    Sin embargo, teniendo en cuenta la prevencin anterior, encontramos unnico fallo que puede ser considerado como confirmatorio del principio dePreeminencia del Derecho a la Vida y a la Integridad Fsica y Squica, recogidoen forma primera por la Sentencia Rol 325 del ao 2001, sobre Restriccin deVehculos Catalticos.

    Este fallo corresponde a la Sentencia Rol N 343, del 30 de abril de 2002,sobre la Ley que establece Normas Adecuatorias del Sistema Legal Chileno a laReforma Procesal Penal, especficamente referido a las modificaciones que di-cha ley introduce en la Ley de Menores.

    La sentencia indicada se dicta a propsito de un procedimiento de ControlObligatorio de Constitucionalidad, en virtud del artculo 82 N 1 de la Constitu-cin Poltica,2 ya que en diversas disposiciones se regulan materias propias deLey Orgnica Constitucional.

    El caso es que el proyecto de ley sealado, que ms tarde se materializaraen la Ley N 19.806, entre otras modificaciones, reforma tambin la norma delartculo 30 de la Ley de Menores N 16.618.

    La citada disposicin establece como medida de proteccin en beneficio delos menores de edad gravemente vulnerados o amenazados en sus derechos, lainternacin en un establecimiento de proteccin hasta por un plazo de un ao.

    2 La disposicin citada corresponde a la Constitucin Poltica, en su texto anterior a la modificacinintroducida por la Ley de Reforma Constitucional N 20.050 e incorporadas al Texto Refundido,promulgado el 17 de septiembre de 2005 y publicado el da 22 de septiembre del mismo ao. En laactualidad, el control de constitucionalidad de las Leyes Orgnicas Constitucionales se encuentraradicado en el Tribunal Constitucional en virtud del artculo 93 N 1 de la Carta Fundamental.

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    Hugo Trtora Aravena

    Esta medida en primer lugar podra significar una limitacin a diversos prin-cipios constitucionales, como el de los artculos 1 inciso 2 y 19 N 4 de laNorma Fundamental, ya que implica alterar el orden familiar al disponer la sali-da de un hijo de su hogar; o el del artculo 19 N 7, por limitar seriamente lalibertad personal del menor cuya internacin se decreta; por nombrar slo lasms evidentes.

    Sin embargo, a pesar de ello, se acepta su constitucionalidad, al punto queni siquiera se cuestiona dicha calificacin, por cuanto el proyecto de ley dis-pone claramente que esta medida slo proceder en aquellos casos en que,para cautelar la integridad fsica o squica del menor de edad, resulte indis-pensable separarlo de su medio familiar o de las personas que lo tienen bajosu cuidado (...).

    En otras palabras, nuevamente, el Tribunal Constitucional confirma el princi-pio, aunque no en forma expresa, que el derecho a la vida y a la integridadfsica y squica de las personas ocupa una posicin preferente respecto de losdems derechos, demostrado por el hecho que se acepta la limitacin a otrasprerrogativas, en su beneficio.

    V. Otros fallos a ser considerados

    Con el objeto de analizar de la forma ms completa que se pueda, la escasajurisprudencia del Tribunal Constitucional acerca del Derecho que nos convoca,he estimado necesario citar dos ltimas sentencias que no pueden ser incluidasen ninguna de las tres categoras anteriores, pero que de todos modos mere-cen cierta atencin.

    En ambos casos, el Tribunal Constitucional pudo haberse referido al Derechoobjeto de este trabajo, pero no lo hizo, silencio que podemos interpretar dedistintas maneras:

    1. Rol N 124, del 18 de junio de 1991, sobre disolucin decretada porDecreto Supremo N 143 del Ministerio de Justicia, de la Sociedad Benefacto-ra y Educacional Dignidad.

    El Decreto Supremo fue objeto de requerimiento constitucional por parte de17 H. Senadores de la Repblica, quienes sealan que el Decreto vulnera laCarta Fundamental por cuanto la resolucin adoptada por el Ejecutivo excedeclaramente sus atribuciones, sealando expresamente que, aplicar la disolu-cin de la persona jurdica, haciendo un paralelo con la persona natural, equi-valdra aplicarle a aquella la pena de muerte.

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    Los requirentes pretenden hacer un parangn entre la existencia de la per-sona natural y la existencia de la persona jurdica, al punto de argumentar quehabra cierta equivalencia entre el trmino de la existencia de una persona na-tural con la disolucin de una persona jurdica.

    Respecto de este argumento, el Tribunal Constitucional no se pronunci,quizs porque estim demasiado aventurada la teora de los parlamentarios.

    Creemos que, por mucho que podamos encontrar poco razonable la ideapropuesta por los requirentes, habra sido interesante escuchar de boca delmximo tribunal su visin acerca del tema.

    De todos modos, al declarar la constitucionalidad del Decreto en cuestindebe suponerse inequvocamente que el Tribunal desech el argumento plan-teado, eliminando de tal modo cualquier comparacin entre la persona naturaly la ficta, en lo que a existencia, nacimiento y muerte se refiere.

    2. Rol N 322, del 9 de mayo de 2001, sobre Derogacin de la Pena deMuerte.

    Esta sentencia se enmarca dentro de un control obligatorio del proyectosealado, por cuanto ste entraba a regular materias propias de ley orgnicaconstitucional.

    La sentencia se pronuncia exclusivamente a las materias relacionadas conaspectos orgnicos y funcionales de los Tribunales de Justicia, y de su vincula-cin con el artculo 74 de la Constitucin Poltica.

    La sentencia no se refiere, sin embargo, de modo alguno a la eliminacin,propiamente tal, de la pena de muerte, a pesar que de alguna forma se relacio-na con el tema del Derecho a la Vida, y a la limitacin del legislador del incisotercero del N 1 del artculo 19 de la Constitucin, en orden a que la pena demuerte slo puede establecerse por delito contemplado en ley aprobada conqurum calificado.

    Hemos dicho que se relaciona con este derecho, pero no que lo limita,regula ni complementa, por lo que es de nuestra opinin que el Tribunal efec-tivamente no tena facultades como para pronunciarse acerca de la derogacinde la pena de muerte, y, por lo tanto, actu correctamente y dentro de sucompetencia.

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    Hugo Trtora Aravena

    SEGUNDA PARTE:LA DELIMITACIN, LIMITACIN YCONFIGURACIN DEL DERECHO A LAVIDA A LA LUZ DE LA JURISPRUDENCIACONSTITUCIONAL

    VI. Delimitacin del derecho a la vida

    Como sealamos en su oportunidad, cuando nos referimos al trmino de-limitacin de un derecho, estamos haciendo alusin a la fijacin del contenidodel derecho.

    O sea, la fijacin de las fronteras dentro de las cuales se puede operar yejercer legtimamente el mismo, existiendo en consecuencia posibilidades rea-les de defensa y proteccin por medio de los mecanismos jurisdiccionales quenos otorga el ordenamiento jurdico.

    Desde ya, debemos adelantar que respecto a la vida, ella debe ser aceptadapor el sistema de fuentes desde una doble perspectiva: como un presupuestopara todos los dems derechos, y como un derecho en s mismo.

    Efectivamente, la vida es el sustrato conceptual bsico a partir del cual secomienza a construir toda la Dogmtica de la Dignidad del Ser Humano y desus Derechos Fundamentales. Sin Vida, no hay persona, y sin persona, no exis-ten Derechos de la Persona.

    Pero a su vez, la vida es en s misma un Derecho, consagrado y protegidopor los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos y por nuestra Cons-titucin Poltica.

    De esta manera, la correcta delimitacin del derecho a la vida incluye, porsupuesto, una determinacin del concepto vida, para lo cual vamos a analizarla jurisprudencia atingente del Tribunal Constitucional si la hubiera, y de losTribunales Ordinarios.

    Respecto del Derecho a la Vida, estimamos que para establecer la correctadelimitacin del mismo, debemos referirnos principalmente a cinco grandesmaterias:

    A la determinacin del concepto mismo de Vida.

    A la determinacin del inicio de la Vida.

    A la determinacin del fin de la Vida.

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    A la determinacin del Derecho a la Vida propiamente tal.

    A la determinacin del contenido esencial del Derecho a la Vida.

    1. Conceptualizacin del trmino Vida.

    Al respecto, la Sentencia del Tribunal Constitucional chileno, Rol 220 del 13de agosto de 1995 (Trasplantes) entrega, como se dijo, algunos parmetrosque son tiles al momento de definir Vida.

    Indirectamente, nos sugiere que esta palabra debe ser definida por la cien-cia mdica, utilizando el mtodo gramatical especfico establecido en el artculo22 del Cdigo Civil. Decimos indirectamente porque el sentenciador no sepreocupa de definir vida, sino que de definir muerte y creemos que de estaforma entra a delimitar el concepto de vida, tal como se analizar ms adelante.

    No existe en la Jurisprudencia del Tribunal Constitucional ni en la de losTribunales Ordinarios una conceptualizacin clara y precisa de este trmino, sinembargo, aparece claro que la decisin ha sido utilizar el sistema gramatical,especialmente aplicando los criterios de quienes manejan determinada cienciao arte, en este caso, de los profesionales de la medicina.

    Esto, sin embrago, no nos parece del todo concordante con el verdaderoespritu de la Constitucin que tiende a entender a la Vida no slo en su aspectosomtico sino tambin en su vertiente espiritual y squica.

    Como hasta el momento los Tribunales no han entregado un concepto devida, no tendremos una definicin unvoca de la misma, por lo que no serposible entregarla en este trabajo.

    2. Determinacin del inicio de la vida.

    A continuacin, para la delimitacin del derecho, se hace necesario entrar adeterminar dnde empieza la Vida, bien jurdicamente protegido por el dere-cho consagrado en el Numeral 1 del artculo 19 de la Constitucin.

    En este punto, tampoco encontramos referencia exacta del Tribunal Consti-tucional. Es que este rgano no ha tenido jams la oportunidad de pronunciar-se sobre este punto especfico.

    Creemos que la gran oportunidad histrica se plante cuando, en el ao2001, el Instituto de Salud Pblica autoriz el registro y comercializacin delproducto Postinal del Laboratorio Silesia, por Resolucin N 2.141.

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    Hugo Trtora Aravena

    El medicamento sealado, que se enmarca dentro de la figura de la contra-cepcin de emergencia, y denominado popularmente como pldora del dadespus contiene la droga Levonorgestrel, cuyo efecto, en definitiva, si seadministra dentro de las siguientes setenta y dos horas posteriores al coito,consiste en impedir un embarazo, ya sea porque hace imposible la anidacinde un vulo fecundado en el tero de la madre, o bien, porque impide laovulacin, o ambas posibilidades, segn distintas opiniones cientficas, sin queexista a ciencia cierta, una versin definitiva acerca del punto.

    En esta ocasin, dicha resolucin no fue objeto de requerimiento alguno,por lo que, al no constituir tampoco fuente de control obligatorio, fue imposi-ble obtener pronunciamiento formal del Tribunal Constitucional.

    No obstante ello, se inicia en Tribunales Ordinarios una lucha importante deciertas Organizaciones no Gubernamentales Pro-Vida contra las autoridades delramo, con el objeto de impedir la comercializacin de este producto.

    Esta verdadera batalla judicial parte con la interposicin de un recurso deproteccin ante la Corte de Apelaciones de Santiago, el que es rechazado enprimera instancia por razones de titularidad de la accin constitucional. Losrecurrentes apelan de dicha resolucin ante la Corte Suprema.

    En el intertanto, estando pendiente el recurso de apelacin ante el SupremoTribunal, el Instituto de Salud Pblica, por resolucin N 7.224, vuelve a autorizarel expendio del Levonorgestrel, esta vez bajo el nombre de fantasa de Posti-nor-2 del Laboratorio Grnenthal, el que se empieza a vender en el mercado. LaContralora General de la Repblica resuelve que no puede pronunciarse acercade la ilegalidad de esta segunda resolucin del ISP, toda vez que se trata de unasunto cientfico que escapa de su competencia (Dictamen 36.758).

    La Corte Suprema falla la apelacin presentada del recurso de proteccin,acogindolo, y revocando, por lo tanto, la sentencia de primera instancia, de-jando sin efecto la resolucin 2141 del 21 de marzo de 2001, del ISP.

    La Corte de Apelaciones de Santiago recogera la tesis del efecto relativo delas sentencias y, rechazara la solicitud incoada por los recurrentes originales enel sentido de extender el fallo a la nueva resolucin del ISP que autorizaba elexpendio del medicamento Postinor-2, por lo que los actores deciden tomarotra va procesal.

    Esta consiste en una demanda de Nulidad de Derecho Pblico en contra deesta ltima resolucin del ISP, por ilegal e inconstitucional, la que recay en el20 Juzgado Civil de Santiago, y que fue acogida en primera instancia por doa

  • Estudios Constitucionales 221

    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    Sylvia Papa, jueza suplente de dicho Tribunal, decisin que sera revocada mstarde por la Corte de Apelaciones respectiva. En la actualidad, en la Corte Su-prema, se encuentra en tramitacin sendos recursos de casacin en la forma yen el fondo interpuestos por los demandantes en contra del fallo de segundainstancia, por lo que, a la fecha, no se encuentra ejecutoriado.

    Respecto del tema que nos ocupa, vale decir de la determinacin del dere-cho a la vida, debemos sealar que las sentencias recadas en los procedimien-tos antes sealados, entregan, algunas ms claramente que otras, la conclusinde que la Vida Humana comienza con la concepcin.

    As, por ejemplo, la Sentencia de primera instancia dictada el 30 de junio de2004, por el 20 Juzgado Civil de Santiago, en autos sobre Nulidad de Dere-cho Pblico, caratulada Centro Juvenil Ages con Instituto de Salud Pblica,rol 5.839-2002, seala que en definitiva no cabe duda de que el sujeto biol-gico hombre empieza con la fecundacin o concepcin; el que se encuentraprotegido por las diversas normas legales y constitucionales tantas veces cita-das. As las cosas, unificados los gametos masculino y femenino, se constituyeel cdigo gentico, responsable de la individualidad y del desarrollo del nuevoser, su crecimiento y formacin de sus rganos definitivos; por lo que en esteproceso hay coordinacin, continuidad y gradualidad, lo que supone un ordenintrnseco, un sujeto nico; cuya proteccin se encuentra garantizada por nues-tro orden legal y constitucional; derecho, que al igual al derecho a la salud fsicade la madre ha sido infringido por la institucin demandada; debiendo estesentenciador restablecer el derecho quebrantado, de acuerdo a como se resol-ver en lo resolutivo de este fallo (considerando 52).

    En este mismo sentido, aunque menos explcitamente se haba pronuncia-do la Excma. Corte Suprema el 30 de agosto de 2001, en Apelacin de Recursode Proteccin, Rol N 2186-2001, en su considerando 17, cuyo texto se anali-zar en las prximas lneas.

    As, la Jurisprudencia de los Tribunales ha demostrado uniformidad, sin no-tas discordantes, en el sentido de reconocer que existe vida humana desde laconcepcin o fecundacin, esto es desde la unin de las clulas sexuales, fe-menina y masculina, y que dan origen al embrin humano.

    Naturalmente, ello no significa necesariamente que el Ser que se encuentraen el vientre materno sea persona, ya que, al respecto la disputa contina yde ello depender, bsicamente, si a ese ser se le reconoce la calidad de sujetode derecho o no, vale decir si puede o no ser titular de derechos, asunto quetrataremos ms tarde.

  • 222 Estudios Constitucionales

    Hugo Trtora Aravena

    Por ltimo, quisiera mencionar que el Tribunal Constitucional espaol hasealado que la Vida es un concepto indeterminado, y que es un devenir oun proceso que comienza con la gestacin, en el cual se da curso a una realidadbiolgica y que va tomando corprea y sensitivamente configuracin humana.A su vez, la gestacin ha generado un tertium existencialmente distinto de lamadre. Por lo tanto, se puede llegar a concluir que el nasciturus tiene vidahumana (Sentencia del Pleno, N 53-1985, del 11 de abril de 1985 sobre des-penalizacin del aborto en determinados casos).

    Tambin ha sido bastante explcita la Corte Suprema de la Nacin Argentinacuando, en Sentencia recada en la Causa Portal de Beln con Ministerio deSalud y Accin Social de la Nacin (5 de marzo de 2002) a propsito de lacomercializacin del frmaco de contracepcin de emergencia Imediat, esta-bleci con seguridad que el comienzo de la vida humana tiene lugar con launin de los gametos, es decir con la fecundacin. Agrega el Tribunal que elindividuo queda determinado con la unin de los cromosomas masculinos yfemeninos, y que el ser humano existe desde la fecundacin del vulo, apo-yndose para ello en una serie de opiniones de versados cientficos de la mate-ria, adems de la Comisin Nacional de tica Biomdica.

    3. Determinacin del trmino de la vida.

    Tambin es un elemento importante la fijacin exacta del momento en quese encuentra finalizada la Vida para comprender el verdadero alcance del dere-cho estudiado.

    Frente a este punto, como se vio, la Sentencia del Tribunal Constitucionalchileno Rol 220 (Trasplantes) aborda este punto con absoluta claridad cuandodispone que la muerte de una persona corresponde a la abolicin total e irre-versible de todas las funciones enceflicas, esto es, la muerte enceflica, dondemuerte y muerte enceflica seran trminos jurdicamente sinnimos.

    En lo pertinente, me remito a lo expuesto precedentemente.

    4. Determinacin y delimitacin propiamente tal del derecho a la vida.

    Los Tribunales Constitucional y Ordinarios no han definido con exactitud eltrmino Vida, por lo tanto, no han colaborado demasiado con la exacta deli-mitacin de este derecho.

    Slo sabemos cundo termina este derecho, existen algunas nociones acer-ca de cundo empieza este derecho, pero en s, la Jurisprudencia no ha con-ceptualizado a ciencia cierta el vocablo vida.

  • Estudios Constitucionales 223

    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    En esas condiciones, la delimitacin o la fijacin del contenido del derechoen la Jurisprudencia es absolutamente insatisfactoria.

    Por otra parte, si bien los Tribunales han demostrado con meridiana claridadque, a juicio de ellos, la Vida comenzara con la Concepcin o Fecundacin, ello nosignifica necesariamente que el Derecho a la Vida comience con aquel momento.

    En efecto, es atingente indicar que, en una interpretacin literal, nuestraConstitucin distinguira claramente el derecho a la vida como tal, de la protec-cin del ser que est por nacer.

    As, mientras el art. 19 N 1 de la Ley Fundamental establece en su incisoprimero que La Constitucin asegura a todas las personas el derecho a la viday a la integridad fsica y squica de la persona, el inciso segundo establece queLa ley protege la vida del que est por nacer.

    De esta forma, mientras el Derecho a la Vida en s, est reconocido slo paralas personas, respecto de la vida del ser que est por nacer no est reconoci-da como derecho, sino que simplemente se le obliga a la ley a respetarle.

    Vale decir, segn la simple lectura de nuestras normas, al menos de carcterinterno, se ha establecido que mientras la vida del ser ya nacido es un derecho,la vida del ser que est por nacer slo sera un bien jurdico protegido, ya quedicho ser no sera, en estricto sentido, una persona.

    En esta perspectiva, sera el legislador quien tendra el deber jurdico deproteger debidamente este bien, evitando sus amenazas y violaciones.

    Sin embargo, al momento de interpretar la Norma del artculo 19 N 1, inci-so 2 de la Constitucin, debiramos tener tambin en consideracin, el articu-lado pertinente de la Convencin Americana sobre Derechos Humanos, en es-pecial el artculo 4.1 el que dispone que Toda persona tiene derecho a que serespete su vida. Este derecho estar protegido por la ley y, en general, a partirdel momento de la concepcin. Nadie puede ser privado de la vida arbitraria-mente. En consideracin de esta norma, podra concluirse, utilizando el crite-rio de interpretacin pro-homine y de respeto por los tratados internacionales,que el derecho a la vida existe y est protegido a partir del momento de laconcepcin y no slo desde el nacimiento.

    As, a la luz de los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos, lmitede la soberana nacional segn lo dispuesto en el artculo 5 inciso segundo de laConstitucin Poltica, la vida del ser que est por nacer es un derecho en s mismoy no un mero bien jurdicamente protegido, concepto este ltimo que encierra

  • 224 Estudios Constitucionales

    Hugo Trtora Aravena

    una idea de cosificacin y que no se vincula, creemos, con su verdadero espritu,relacionado directa e inmediatamente con la dignidad del Ser Humano.

    Esta tesis ha sido recogida por nuestra Excma. Corte Suprema la que, enSentencia de segunda instancia dictada el 30 de agosto de 2001, en Apelacinde Recurso de Proteccin, Rol N 2186-2001 (Caso Postinal), seal que sehace evidente que el que est por nacer, cualquiera que sea la etapa de sudesarrollo pre natal pues la norma constitucional no distingue, tiene derechoa la vida, es decir, tiene derecho a nacer y a constituirse en persona con todoslos atributos que el ordenamiento jurdico le reconoce, sin que a su respectoopere ninguna discriminacin (considerando 17).

    Esta mencin se constituye de esta forma como la primera consagracinjurisprudencial de la extensin del derecho a la vida, ms all del momento delnacimiento, marcando su inicio, derechamente en la concepcin.

    Sin embargo, ello an es insuficiente, y no existen ms expresiones jurispru-denciales en el sentido de estimar que el derecho a la vida empieza, cronolgi-camente, en forma conjunta con la fecundacin. A pesar de este antecedente,mientras no constatemos ms pronunciamientos a este respecto, el debate deseguro persistir.

    5. Ncleo esencial del derecho a la vida.

    Como sealamos al inicio de este captulo, la Vida es mucho ms que unsimple derecho.

    Es, adems de ello, el sustrato bsico, el presupuesto inicial sobre el cual sesustentan todos los dems derechos fundamentales, ya que es imposible supo-ner la existencia de garantas y libertades sin que exista un sujeto vivo del cualpredicarlas.

    De esta manera, segn lo observado y estudiado tanto en la Jurisprudenciade los Tribunales como en las disposiciones constitucionales e internacionalesindicadas, el ncleo de este derecho est constituido por la mantencin o con-tinuacin de la misma, lo que incluye, adems, el derecho a nacer, en especialatencin a que, como indicamos ms arriba, la vida y el derecho a la vida seinicia con la concepcin.

    En este sentido, el considerando Tercero de la Sentencia dictada por la Cortede Apelaciones de Coyhaique el 12 de septiembre de 2002, en Recurso deProteccin, rol 39-2002 (Nmero Identificador de LexisNexis, versin digital:

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    26047), seala que: el derecho a la vida encuentra su centro primordial en elhecho de preservar la vida en todas sus etapas y dimensiones, constituyendodicho derecho, adems, el fundamento de fondo u objetivo de nuestro ordena-miento jurdico el cual impone como deber, a todos los poderes u rganospblicos, de proteger dicho bien jurdico frente a cualquier ataque o amenazade que pueda ser objeto, considerando que toda la vida en sociedad se realizaen el entendido de que el fin de la actividad humana es la sobrevivencia ydesarrollo integral de la persona humana.

    Al referirnos a la mantencin, preservacin o continuacin de la vida, es-tamos refirindonos por lo tanto a un sujeto que ya tiene vida, al menos, pre-natal. Decimos esto porque no nos parece adecuado invocar este derecho paraalegar alguna supuesta inconstitucionalidad de los mtodos anticonceptivosque actan en forma previa a la concepcin, ya que en tal caso no estamos enpresencia de un organismo vivo sino que solamente de clulas sexuales inde-pendientes que no han dado origen a una nueva vida.

    En este sentido, de acuerdo al artculo 5 de la Constitucin Poltica, el Dere-cho a la Vida as considerado debe ser lmite a la Soberana a la Nacin, sin quepueda el Estado ni los particulares atacarlo ni amenazarlo de modo alguno.

    Pero adems, constituye la obligacin para los rganos del Estado, segn lamisma norma, respetar y promover este derecho, por lo que no slo tienenprohibido atentar en contra de l, sino que adems deben realizar todas lasconductas positivas dirigidas a una cabal proteccin del mismo, con accionesconcretas que debern extenderse, entendemos, a entregar las condiciones sufi-cientes para el debido cuidado del embarazo, la adecuada prestacin de salud detodas las personas, la facilitacin de actividades deportivas, la preservacin delmedio ambiente, etc., por mucho que podamos entender que estas otras medi-das forman parte adems de la proteccin de otros derechos diferentes.

    VII. Limitaciones al derecho a la vida

    La Jurisprudencia de los Tribunales, que ha tendido regularmente a inclinar-se, ante una aparente colisin de derechos, por un criterio de jerarquizacin delos mismos, le ha dado al Derecho a la Vida una posicin de superioridad res-pecto de los dems.

    Por lo mismo, en principio, no se concibe limitacin alguna a esta garanta,por las razones indicadas, toda vez que no es posible concebir un principio ovalor ms importante que la Vida Humana.

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    Hugo Trtora Aravena

    Es en este sentido que, por ejemplo, ante un aparente choque, siempre seha privilegiado el Derecho a la Vida por sobre otros derechos, tales como elDerecho de Propiedad y Libertad de Movimiento (Caso Catalticos, TribunalConstitucional), o como la Libertad Religiosa (Casos Testigos de Jehov, Justi-cia Ordinaria), o como la Libertad de disposicin del propio cuerpo o Casos deautoagravio (Casos Huelguistas, Justicia Ordinaria).

    A pesar de ello, debemos reconocer que, al menos en texto expreso, lagran limitacin del Derecho a la Vida est representada por la facultad quetiene el Estado de imponer a ciertas personas, la Pena de Muerte como sancina determinados delitos, los que debern estar contemplados en ley de qurumcalificado. Esta figura, por lo tanto, se convierte en la nica excepcin frente alprincipio de Preeminencia del Derecho a la Vida.

    Adems de ello, de acuerdo a la Jurisprudencia de Tribunales, ha llegado aconstituirse en una virtual limitacin fctica la situacin presupuestaria delEstado, ya que, a pesar de reconocerse este derecho, en muchas ocasiones, lasCortes han rechazado algunas Acciones de Proteccin por considerar que, sibien el reclamante tiene derecho a la vida, no es posible protegerla siempre, enatencin a los problemas econmicos del Fisco (Casos Dializados, JusticiaOrdinaria).

    A continuacin, analizaremos estos tpicos que se vinculan directamentecon las distintas limitaciones de este primordial derecho.

    1. Preeminencia del derecho a la vida en la jurisprudencia del Tribunal Cons-titucional.

    Tal como se seal en su oportunidad, el Derecho a la Vida ha sido conside-rado por el Tribunal Constitucional como el derecho ms preciado de los ase-gurados por nuestro Cdigo Poltico (Considerando 46, Fallo 325, caso Cata-lticos del 26 de junio de 2001).

    En este sentido, no habra posibilidad de limitacin alguna, ni aun en coli-sin con otros Derechos constitucionalmente protegidos, como era, en esecaso, la Libertad Ambulatoria y el Derecho a Propiedad (artculo 19, Nmeros 7y 24 de la Constitucin Poltica), segn el requerimiento que dio origen a dichoprocedimiento.

    Tampoco sera posible limitarlo, ni aun en proteccin al principio de ReservaLegal, ya que, segn el mismo Considerando, el Decreto impugnado se funda ennormas legales que no cumplen a cabalidad con los requisitos de determina-

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    cin de los derechos que podrn ser afectados y especificidad de las medidasque se autorizan para llevar a cabo tal objetivo que la Carta Fundamental exige afin de restringir o limitar los derechos comprometidos en el caso sub-lite.

    A pesar de ello, el Tribunal resuelve, en proteccin al Derecho en comento,rechazar el requerimiento y aceptar la aplicacin de este Decreto, sealandoque: esta Magistratura ha llegado a la conviccin que tales requisitos [deter-minacin y especificidad] resultan aceptables en este caso y slo para aplica-cin a l. Ello, en consideracin de que la medida de restriccin vehicular, esta-blecida con el carcter de excepcional y en situaciones de emergencia y pre-emergencia ambiental obedece al cumplimiento de un deber del Estado consa-grado en el inciso primero del nmero 8 del artculo 19 de la Constitucin yest destinada a proteger el derecho ms preciado de los asegurados por nues-tro Cdigo Poltico, cual es la vida humana y la integridad fsica y psquica de laspersona.

    En segundo lugar, este principio de preeminencia del Derecho a la Vidavuelve a repetirse en la Sentencia recada en la causa Rol 349 del 30 de abril de2002, sobre Control Obligatorio de la Ley sobre Normas adecuatorias del siste-ma legal a la Reforma Procesal Penal.

    En este fallo, el Tribunal Constitucional acepta la Modificacin del artculo 30de la Ley de Menores que, como medida de proteccin en beneficio de meno-res de edad gravemente vulnerados o amenazados en sus derechos, se lesinterne en un establecimiento calificado hasta por un plazo de un ao, lo queen principio resulta una limitacin a la libertad personal y, hasta cierto punto,de la proteccin de la familia, toda vez que se retira al nio de su hogar.

    Si bien no hay pronunciamiento expreso, se entiende que el Tribunal nocuestiona la norma porque, tal como se indic en su oportunidad, la medidaindicada slo proceder en aquellos casos en que, para cautelar la integridadfsica o squica del menor de edad, resulte indispensable separarlo de su mediofamiliar o de las personas que lo tienen bajo su cuidado (...), lo que viene enconfirmar la situacin de preeminencia del derecho a la vida y, de su derivadodirecto, como es el derecho a la integridad fsica y squica del sujeto.

    2. Preeminencia del derecho a la vida en la jurisprudencia de los TribunalesOrdinarios.

    Respecto de los Tribunales Ordinarios, ellos tambin se han pronunciado enreiteradas ocasiones acerca de la situacin preferente en la que se encontraraeste derecho.

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    Hugo Trtora Aravena

    Trataremos en este punto, dos situaciones emblemticas, como son la situa-cin de los Testigos de Jehov y su negativa a recibir transfusiones de sangre, yla de los Huelguistas de Hambre, adems de otras situaciones de caractersticassimilares.

    a) Negativa a transfusiones de sangre.

    El caso concreto se suscita, especialmente, respecto de los Testigos de Je-hov, quienes, por sus creencias, amparadas en algunos pasajes bblicos, nopueden recibir transfusiones de sangre, ni aun en casos extremos.

    Esto ha llevado a que en numerosas ocasiones, los Directores de Hospitalesy Centros Asistenciales que estn tratando a estos pacientes interpongan Re-cursos de Proteccin, basndose en la vulneracin del Derecho a la Vida porparte de quienes se niegan a recibir este tratamiento mdico.

    Se plantea, por lo tanto, una aparente colisin de derechos entre, por unaparte, la libertad de conciencia de quien ha optado por una determinada creen-cia (art. 19 N 6 de la Constitucin Poltica), y por la otra, el derecho a la vida deese mismo sujeto (art. 19 N 1).

    En estos casos, las Cortes de Apelaciones, y tambin la Corte Suprema hanmarcado una tendencia bastante explcita en el sentido de privilegiar el Dere-cho a la Vida sobre las creencias religiosas.

    As, por ejemplo, la Corte de Apelaciones de Copiap en fallo de recurso deProteccin Rol 18.640-2002, de fecha 24 de marzo de 1992 (Gaceta N 143 de1992) seal en su considerando sexto: Que si bien es cierto, nuestra Consti-tucin, en el artculo 19 N 6 asegura a todos los habitantes la libertad de con-ciencia, la manifestacin de todas las creencias y el ejercicio libre de todos loscultos que no se opongan a la moral, a las buenas costumbres o al orden pbli-co, en este caso, habiendo conducido doa Luzmenia Bravo Bravo a su hijo alHospital Regional para ser atendido por el grave estado en que se encontraba,lo que se puede deducir de los antecedentes, el cotejo de los intereses enconflicto, el derecho a la vida y la libertad de conciencia, debe prevalecer elprimero de los nombrados, porque la recurrida solicit la atencin mdica parasu hijo, a fin de preservar su salud y conservar su vida, disponiendo el hospitalde los elementos humanos y materiales para que el paciente recuperara la sa-lud y mantuviera la vida, proporcionndosele al enfermo los auxilios mdicosnecesarios, entre ellos la transfusin de sangre, que lo han llevado a su recupe-racin. La sentencia fue confirmada por la Corte Suprema el 5 de mayo delmismo ao, en causa Rol N 3.569-2002.

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    El mismo predicamento, aunque en forma ms explcita reproduce la Cortede Apelaciones de Rancagua en un caso similar, en fallo de Recurso de Protec-cin, Rol 1.030-1995, del 2 de octubre de 1995, cuando establece en su consi-derando sptimo que debe primar la preservacin de la salud y la vida de laspersonas sobre cualquiera otra consideracin, aunque sea de ndole religiosa,que ponga en riesgo innecesariamente la vida del enfermo (Nmero Identifi-cador de LexisNexis, versin digital: 29.364).

    El considerando trascrito es prcticamente copiado en el quinto consideran-do del fallo de Recurso de Proteccin, Rol 334-2000, del 11 de enero de 2001,confirmado por la Corte Suprema el 29 de enero de 2001 (Causa Rol 297-2001): debe primar la preservacin de la vida y salud del paciente por sobrecualquier otra clase de consideraciones, aun de orden religiosa, que la ponenen riesgo (Nmero Identificador de LexisNexis, versin digital: 17.929).

    El mismo principio se aprecia, por ltimo, en lo resuelto por la Corte deApelaciones de Coyhaique el 12 de septiembre de 2002, en el Recurso deProteccin, rol 39-2002 (Nmero Identificador de LexisNexis, versin digital:26047), cuyo considerando cuarto dispone que en el caso que se conoce sepuede constatar que se produce una colisin de derechos y de deberes entre elderecho a la vida y el derecho a la libertad religiosa y, por otro lado, la colisinde deberes del mdico que se traduce en el deber de respetar la voluntad de supaciente y el deber de velar y resguardar la vida y salud de ste, que lo obligaa hacer todo aquello que est a su alcance para salvarle la vida por estar a sucuidado. Que, en este orden de cosas y si bien puede sealarse que no existeordenamiento jurdico que otorgue una proteccin de un derecho de maneraabsoluta, puesto que siempre pueden existir derechos que entran en tensin ocontradiccin y considerando el fundamento indicado en el motivo anterior,estos sentenciadores entienden que el derecho a la vida debe primar o preva-lecer sobre el derecho a la libertad religiosa, considerando que el derecho a lavida constituye un derecho natural y fundamental que el hombre posee encuanto individuo y persona y por ello debe ser protegido y salvaguardado conpreeminencia de cualquier otro.

    Como se aprecia, las Cortes han estado reacias a aceptar la aplicacin de losprincipios religiosos que puedan producir una amenaza real al Derecho a laVida, por lo que podemos establecer que la Libertad de Conciencia consagra-da en el Texto Constitucional en su artculo 19 N 6 no constituye lmite, a juiciode nuestros Tribunales al Derecho a la Vida.

    Pensamos, sin embargo, que en muchas ocasiones, los Tribunales actanquizs, precipitadamente, aplicando una especie de prejuicio, sin entrar condetencin al fondo del asunto.

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    Hugo Trtora Aravena

    Es as como, por ejemplo, en ciertos casos, el efecto favorable que podracausar la transfusin, podra haber sido reemplazado por medicamentos, ex-pandidores no sanguneos del volumen (tales como el Dextrn, la SolucinSalina o Hetastarch), evitando de esta forma las posibles colisiones de dere-chos, intentando armonizar ambas garantas de modo de no producir una vir-tual eliminacin de uno de ellos. De hecho, esta solucin es propuesta por elrecurrido en el Recurso de Proteccin Rol 1.030-1995 de la Corte de Apelacio-nes de Rancagua ya mencionado, pero la Corte no la toma en consideracin.

    No ocurre lo mismo, sin embargo con la sentencia dictada por la Corte deApelaciones de Coyhaique, ya citada, en Recurso de Proteccin Rol 3716-2002,la cual si bien acoge el Recurso, ordena, previo a ello, tomar todas las medidasque sean necesarias para respetar tambin las ideas religiosas del recurrido. Alrespecto, el considerando sptimo dispuso: Que atendidas las circunstanciasestablecidas en este recurso y la necesidad imperiosa de no poner en peligro lavida del enfermo en cuyo favor se ha recurrido, el recurso de proteccin dedu-cido en estos autos debe ser acogido, sin perjuicio, en todo caso, en aras de ladignidad y libertad religiosa del paciente Carrillo Sez, agotar los recursos ymedios existentes, como as tambin adoptar los procedimientos necesariospara suministrar a ste los medicamentos alternativos que sean precisos y pre-vios, de modo tal que la hemotransfusin que deba ser efectuada a ste slo sehaga efectiva en situacin de existir un riesgo vital para la vida del enfermoindicado.

    Esta doctrina nos parece la ms adecuada, dentro de una interpretacinarmnica de la Constitucin, amparada principalmente en la Indivisibilidad dela Dignidad del Hombre, la cual implica tratar por todos los medios de protegertodos los Derechos Fundamentales y no slo algunos de ellos, ya que elloproduce a la larga, casi una eliminacin de la garanta permanentemente pos-tergada, sin que ello sea efectivamente necesario.

    Cabe mencionar que en la actualidad, en ciertos casos, especialmente paralos casos de los bebs prematuros, es posible aplicar tratamientos de vanguar-dia y que hoy se encuentran disponibles en distintos Hospitales (Clnica LasCondes Hospital Stero del Ro, Gustavo Fricke, Hospital Regional de Talca,Herminda Martn de Chilln, Hospital Clnico de la Universidad de Chile, o Cl-nica Dvila), por lo que en muchos casos, la opcin de recurrir a Tribunales paraobligar las transfusiones slo constituye la va ms fcil. Esta es la defensa delrecurrido, padre del menor afectado, en el Recurso de Proteccin 2365-2004tramitado ante la Corte de Apelaciones de San Miguel (Gaceta N 289, pgina58, ao 2004).

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    b) Casos huelguistas.

    En estos casos, estamos en presencia de fenmenos de autoagravio, enlos trminos aludidos por Hugo Castelln V. y Laura Rebolledo C.3

    Se trata de situaciones donde son los propios titulares del Derecho a la Vidaquienes pretenden disponer de l, empleando la Huelga de Hambre comoelemento de presin en contra de ciertas autoridades, tratando adems decausar notoriedad y alarma pblica.

    En principio, esta situacin no implica una disyuntiva tan seria como en elcaso de las Transfusiones de sangre, ya que no existe colisin ni juego de dosderechos diferentes, por lo que la decisin de los Tribunales ha sido igualmentede categrica en el sentido de privilegiar el Derecho a la Vida, y protegerloincluso contra la voluntad de su titular.

    El primer Recurso de Proteccin presentado para este tipo de casos data delao 1984, en causa Rozas Vial, Fernando y Otros con Ponce y Prroco de SanRoque, ante la Corte de Apelaciones de Santiago, rol 167-P. En este caso, ungrupo compuesto por cinco estudiantes universitarios inician una huelga dehambre para exigir que unos compaeros que haban sido expulsados de laUniversidad Catlica de Chile, supuestamente por motivos polticos, fueran re-integrados a las aulas. En esta ocasin, por sentencia de fecha 9 de agosto dedicho ao, la Corte de Apelaciones respectiva acogi la accin por estimar queexistira un atentado en contra de la vida de los huelguistas, producido porellos mismos, y amparado por el Sacerdote Prroco de la Parroquia de SanRoque, Santiago, Gerald Wheelan Dunn, quien los ha acogido durante estaprotesta. La Corte ordena, por lo tanto, a los estudiantes, poner trmino deinmediato a la huelga as como tambin al permiso concedido por el mencio-nado sacerdote para que ellos sigan ocupando las dependencias de la Parro-quia, mientras que establece que la Asistencia Pblica deber seguir atendien-do a los ayunantes en todo lo que a atencin mdica se refiere.

    En dicho fallo, la Corte seala: el atentado contra la vida y la integridadfsica que estn realizando los ayunantes es un hecho ilegal e ilegtimo que sibien no est penado por la ley, infringe todo nuestro sistema social y jurdicoque impide y sanciona todo atentado contra la vida, ya sea bajo la forma delhomicidio o de la colaboracin al suicidio (considerando 9), agregando ade-

    3 Hugo Castelln V. y Laura Rebolledo C. 1992. Aspectos sobre la Constitucionalizacin del DerechoCivil, Editorial Jurdica Conosur, Santiago de Chile, p. 166.

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    Hugo Trtora Aravena

    ms que en todo caso, los huelguistas y el Padre Wheelan, quien estaba almomento de la interposicin del presente recurso, prestndoles albergue parala realizacin de su propsito, han procedido con arbitrariedad, esto es, contra-riando a la razn y a la justicia, pues es de derecho natural que el derecho a lavida, es el que tenemos a que nadie atente contra la nuestra, pero de ningnmodo consiste en que tengamos dominio sobre nuestra vida misma, en virtuddel cual pudiramos destruirla si quisiramos, sino en la facultad de exigir delos otros, la inviolabilidad de ella (). En efecto, el dominio importa necesaria-mente una relacin entre un sujeto y un objeto diferente, en tanto que el hom-bre y su vida, se identifican y son una misma cosa (considerando 10).

    De esta forma, la sentencia sealada sienta un precedente importante, en elsentido de establecer que todo atentado contra la vida es siempre arbitrario yque, adems, sobre la vida no se es propietario ni dueo, sino que constituye laesencia misma del ser humano y no una entidad diversa.

    La Corte de Apelaciones de Santiago repetira el mismo criterio en otroscasos, interpuestos por Gendarmera de Chile respecto de reclusos (como enlos roles 2.268-91, contra Casanellas Leiva y otros; y 846-94, contra cuarentainternos no identificados en la sentencia) y por otras autoridades (como en lacausa rol 2839-95, en la que el Alcalde de Pealoln recurre en contra de ungrupo de pobladores del Campamento Esperanza Andina, quienes iniciaronhuelga de hambre seca con motivo de no solucionrseles los problemashabitacionales que le aquejaban).

    Tambin operara el mismo criterio en el Recurso de Proteccin rol 2292-2002 de la Corte de Apelaciones de Rancagua interpuesto por el egresado dederecho Hermes Figueroa Rojas en contra del Centro de Cumplimiento Peni-tenciario de Rengo, y a favor del condenado Mauricio Espinoza Gonzlez, quientambin estaba en huelga de hambre, con el objeto de obtener su traslado a uncentro hospitalario, lo que finalmente acoge el Tribunal, en sentencia del 10 dediciembre de 2002.

    De los recursos de proteccin revisados, slo fue rechazado el rol 1525-96de la Corte de Apelaciones de Santiago, en el cual por dos votos contra uno, seindic que no exista amenaza inminente para la vida de los huelguistas (con-siderando 4), ya que los exmenes mdicos no evidenciaban deterioro impor-tante de los afectados.

    Con esta jurisprudencia, se comprueba una vez ms que segn los Tribuna-les de Justicia, ni aun por propia decisin del titular, puede limitarse el Derechoa la Vida, ocupando ste una situacin de preeminencia sobre cualquier otrovalor.

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    El derecho a la vida en la jurisprudencia constitucional:Aproximacin al anlisis de su delimitacin, limitacin y configuracin

    Cabe destacar por ltimo que las decisiones de las Cortes de Apelacionesque acogieron estos recursos siempre resolvieron imperativamente ordenan-do dejar la abstinencia e, incluso, autorizando en algunos casos, el auxilio a lafuerza pblica para hacer cumplir dicho mandato.

    Distinta es esa medida a la que adopt el Tribunal Constitucional espaol enel caso Graco de 1990, de similares caractersticas, por existir tambin huel-guistas de hambre al interior de un penal de Madrid. Lo relevante de este caso,para nuestro anlisis, es que si bien se confirm lo resuelto por la SeccinSegunda de la Audiencia Provincial de esa ciudad, en el sentido de suministrarasistencia mdica a los reclusos, se dispuso que en ningn caso podra suminis-trrseles alimentacin por va bucal en tanto persista su estado de determina-cin libre y consciente. Esta opcin se adopta porque se estim que el derechoa la vida, no es un derecho absoluto, que tambin es importante que ella sedesarrolle dignamente, y que la alimentacin forzosa por medios mecnicossupone un trato degradante (Recurso de Amparo, 120-1990, sentencia dictadael da 2 de junio de 1990).

    He querido sealar este ltimo caso porque, si bien no significa en casoalguno, una merma a la posicin preferente del derecho a la vida en el ordena-miento jurdico, se demuestra que es posible compatibilizar el respeto por l ypor la dignidad y libertad de la persona. Es que no es posible entender que lacontinuacin de la vida puede ser llevada a cabo a cualquier costo, sacrificandotambin la honra de su titular.

    c) Otros casos.

    En variados casos, las Cortes de Apelaciones y la Corte Suprema han optadopor dar proteccin al Derecho a la Vida, precisamente por su situacin de dere-cho preferente, siempre siguiendo una lnea de jerarqua de las garantas cons-titucionales.

    Entre ellos, destacamos las siguientes medidas adoptadas por los Tribunalesen Recursos de Proteccin:

    c.1. La prohibicin a un Hospital Siquitrico para declarar el alta anticipadade un interno con caractersticas agresivas, por existir serias presunciones deque pueda atacar a sus parientes (Corte de Apelaciones de Rancagua, Senten-cia del 6 de octubre de 1993, Rol 52-93, Nmero Identificador de LexisNexis,versin digital: 22245).

    c.2. La declaracin que la exigencia de cheque en garanta por parte de lasUnidades de Urgencia atenta contra el Derecho a la Vida (Corte de Apelacionesde Santiago, 25 de marzo de 1997, rol 4362-98, Gaceta N 201, ao 1997).

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    c.3. La orden a la Fuerza Pblica de vigilar continuamente o por rondas a unapersona que ha sido amenazada de muerte en forma annima (Corte de Apela-ciones de Santiago, 22 de abril de 1987, rol 101-87, Gaceta N 82 de 1987).

    c.4. La prohibicin de funcionamiento de una bomba de bencina con gra-ves deficiencias en su construccin, y que puede afectar la vida e integridadfsica de sus vecinos. (Corte Suprema, 7 de junio de 1993, rol 300-92, en ape-lacin de