Derecho y Orden Social

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Derecho y sociedad.

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  • EL DERECHO EN EL ORDEN DEL SER Y COMO SECTOR DEL ORDEN SOCIAL '

    Por Eduardo GARC~A MYNEZ Profesor de la Facultad de Dcrcclio de la UNAM

    El dereclro en e1 orden del ser

    1. PARA CONOCER los fundamentos del derecho hay que buscar, ante todo, "el punto de partida correcto". Henkel lo encuentra en el problema del orden dcl ser, que domina "todos los objetos y formas de manifestacin del mundo en que vivimos" (Heiiirich Henkel, pgina 8). Cuando hablarnos de Cste como de un "cosmos", queremos expresar que es "un inundo ordenado". Los objetos que encierra, sea cual fuere su especie, iio slo tienen su propia estructura; exhiben tambien, en sus relaciones, un orden que, gracias a una serie de legalidaclcs, escapa al imperio de la arbitrariedad y del acaso. Ello no significa que los mltiples rdenes que la realidad presenta "armonicen" entre s de modo perfecto. Su di- versiciad, cuando no su discrepancia, a menudo provocan sitz~aciones de conflicto, "qiie slo la intervencin regulador^ del hombre puede resol- ver". Y aqu se vislumbra, por vez primera, "1:i funcin del derecho".

    Si partimos del pensamiento de un mundo determinado por una serie de orclenaciones, parece obvio que antes cle investigar la estructura inter- na de lo jurdico, tengamos que concebir al derecho como parte de un todo, o "sector del mundo de la experiencia humana" y preguntarnos "de que modo se inserta en la totalidad de las ordenaciones csmicas" (pgina 8).

    11. Para esclai.ecer cstos puntos nada mejor que traer a colacin la doctrina sobre los cuatro estratos del mundo real, que Nicolai Hnrtmann expone en su libro Das Problern des geistigcn Seins. 1 Henkel resume as la doctrina hartmanniana:

    E1 niundo aparece ante nosotros, para Iiablar en sentido figurado, como una ordenacin estratificada, en la que podenios distinguir cuatro capas:

    *El autor gentilmente permiti que en este volumeri inclu>-Crarnos algunos sectores de sus conferencias sobre la Fiiosofia jriridira de H . Hewkei.

    1EI froblerna del ser espiritual, edicin alemana dc Walter dc Gruyter, Berlin, 1933.

    www.derecho.unam.mx

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    1. La inferior est constituida por el reino de la natu~tzleza inorgnico. Constituye el vasto fundamento fsico del mundo real, asiento de todos los estratos superiores. En ella se apoyan las capas ms altas, lo que slo es posible en cuanto no es algo catico, sino que esti ordenada.

    2. Sobre el primer estrato se eleva el reino de lo orgnico, o mundo de lo viviente. Su existencia es posibilitada por y descansa en el estrato fsico-material. La vida se despliega sobre ste y en gran medida depende de su legalidad. Pero se halla determinada, adems, por leyes propias de lo orgnico, que no aparecen en la capa inferior. "Como ejemplo de una de estas legalidades puede citarse la tendencia a un fin (Zielstrebig- keit) en el desarrollo de los vivientes, que durante el proceso de creci- miento los conduce a una forma que, como disposicin interna, orienta tal proceso. La planta surge de la semilla hasta adoptar mltiples y predeterminadas formas de manifestacin. Algo semejante vale para el animal. "Sus miembros van formndose de acuerdo con leyes eternas, y aun la forma ms extraa mantiene en secreto la imagen primigenia." 2

    Las leyes de lo orgnico no s610 se advierten en el desarrollo de los seres vivos, sino en su convivencia con otros de igual especie. Podemos ejemplificar con las simbiosis de las plantas de utia pradera, o con las que existen entre plantas y animales.

    3. Sobre el polifacetico mundo de lo orgnico se yergue, aunque limi- tado al radio vital de los hombres y de los animales superiores, el estrato del ser animico, o mundo de la psiquis. sta se halla ligada siempre a un organismo, as como el organismo tiene su base en lo corporal. Pero lo animico representa, en las exteriorizaciones, sentimientos, im- pulsos y manifestaciones conscientes de los seres vivos, un nuevo sector del orden de lo real. En la medida en que ste se apoya en los inferiores a 61, las legalidades de la materia y de lo orgnico influyen en la psiquis, produciendo efectos que en parte la fomentan, en parte la oprimen o limitan; pero el modo de ser de aquella, en cuanto supraordinado al de lo orgnico, exhibe un orden propio, "constituido por legalidades com- plicadisimas y difcilmente investigables" (pgina 10) .

    4. Como estrato ms alto, en el orden de lo real, surge el del espritu, que a su vez se apoya en el de lo anmico y, por ende, en los ms bajos de lo orgnico y lo inorgnico. Es una esfera de especie peculiar, exclu- sivamente reservada al hombre.

    La rliferencia de principio entre el estrato psquico y los dos inferiores -citamos ahora al propio Hartmann- consiste en la inespacialidad e interioridad de los contenidos psquicos. Lo espiritual sedestaca a

    2 Goetlie. Mctnmorfilioie der Pflonen (Afelamorfosis de las planlas). Artemis Verlag, I, p. 516. Cita de Henkel.

  • I I . DERECHO EN EL O R D E N DEI. SER 527

    su ver de lo psquico principalmente por sil siiptairi~lividualil>onde al dereclio en el orden clcl ser?. . .

    1. Sera ignorar tovalmente su esencia pretencler insertarlo en el niundo de la materia, aduciendo, por ejeniplo, qite las expresiones jziridicns se Iiallan ligadas, desde la aparicin de la escritura, a objetos corpreos.

    3 Harrinann, Nicolai. Iiifrodticcidn a lo fiioiofia, trirl. Jod Caos, Ccxirro de Estudias Filosficos de la Universidad de Mfuico, 1961, p. 123.

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    Estos ltimos son, por su intrnseca naturaleza, sensorialmente percep tibles, y aun cuando la interpretacin de los signos que contienen nos permita llegar al conocimiento de las significaciones expresadas, la ma- terialidad de esos signos no trasciende a lo que significan, y el estrato a que pertenecen slo es "portador" de un ser de superior rango.

    2. {Si el derecho no est inserto en el mundo de lo material, habr por ello que buscarlo en el de la psiquis? La pregunta encierra un grave peligro, el de que la consideracin juridica caiga en el despeadero del l>sicologismo. Este riesgo se realiza cuando el derecho es concebido como "un conjunto de contenidos sentimentales y de conciencia dentro de una colectividad bumana". Lo que puede llevar a semejante inter- pretacin es la posibilidad de asumir frente a l una actitud de ndole psquica, la cual, "como excitacin espontnea, se llama sentimiento juridico (Rechtsgefhl), y como manifestacin consciente y racional- mente fundada, conciencia juridica (Rechtsbewusstsein) . 4

    El error fundamental de la actitud psicologista consiste en no distin- guir entre conciencia personal y ser espiritual. Aquella tiene a este por objeto:

    . . . y puede dirigirse a 61, reconocerlo, entenderlo y juzgarlo. Ocurre lo mismo con la conciencia juridica del hombre en relacin con el ser del derecho. Tal conciencia se da en el individuo humano o, cuando concuerda en muchos, aparece en todos ellos, se vuelve hacia un derecho ya existente, lo reconoce y, aprobndolo o desaprobndolo, toma posicin ante l. Pero aun cuando es objeto de esa conciencia, el derecho posee, sin embargo, su propio ser (idem).

    No surge en Ia representacin de cada individuo o en la coincidente de varios, sino que tiene, independientemente de dichas representaciones. "un ser en si supraindiuidual, al que la conciencia humana puede abrirse o cerrarse". Expresado en otras palabras: la ejecucin de actos de toma de conciencia en un individuo o en utia pluralidad de sujetos no constituye, sino comprueba o conoce los objetos jurdicos. No hay duda de que el ser de estos se halla en conexin con el mbito de la psiquis, de la conciencia y del sentimiento individuales, pero no depende de dicha conexin, ni es limitado por ella. El mundo psquico consti- tuye, ms bien, un portador o sustentculo y si no existiera en la comuni- dad, la vigencia del derecho seria inconcebible. Este ltimo depende, en tal sentido, del sector de lo psquico. En dicho mbito se origina, frente a lo juridico, una serie de "impulsos constantes", pero en ellos slo se manifiesta el influjo que sobre un ser de orden superior ejerce el estrato que le sirve de fundamento.

    4Henke l . Op . cit., p. 12.

  • E L DERECIfO EN EL ORDEN D h L SER 529

    3. El ser del dereclio aparece en el espii-ilzr comn de las colectividades humanas. Para caplar ese ser "hay que partir de la distiriciiin entre espiritth peisonal y cspirilu comn o de grupo. Portador del primero es el individuo. L i vidti y la obra de ese espiritu tienen como soporte la conciencia inclividual y son activados por la voluntad de cada sujeto. El espritu comn representa, en cambio, una conexin espiritual supra- personal, una "esfera de comunidacl espiritual". El elemento que vincula a los mienibros cle cada grupo se manifiesta a travs de una serie de concepcioi~rs y toidencias coincidentes. Del mismo modo qiie todo ser espiritual "clescaiisa" sobre el estrato del scr [isiquico, el espiritu comn se apoya en la conciencia, mas "no en tina inexistente conciencia colec- tiva" (fxigina 14), sino en la de muchos individuos, que la activan por mec!io de sus manifestaciones voluntarias. A 1)esar los, una aso- ciacin profesional, etctera, el espritii comn tiene independencia frente al puramente personal de los incliviiluos, y se presenta como magnitud espiritual sui gerlevis. Ese espritu no se halla contenido por entero en el de ningn miembro del grupo: no hay espiritu singular capaz de capt;irlo en sil ingente multiforniidacl y riquez;~. No es, empero, simple agregado o suma de los espritus personales, porque de 1 adicin de lo que eii stos hay de mltiple y diverso no puede resultar lo que constituye al espiritu colectivo: lo propio y comn de su vida espiritual ( idcn~). El contenido del espiritii comn no es el de los espritus singu- lares, sino aquello que, independientemente de las discrepancias de &tos, "se" piensa, juzga y anhela en el grupo.

    Pese a su iiidole suprapersoual, el espiritu comii posee indiuidualidad propia. Se la clan "las notas coiiicidentes dentro

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    "lo que caracteriza a todos ellos es el hallarse sujetos a un orden de la indicada especie" (pgina 18). Dado que tienen su propio derecho, conviene esclarecer qu vnculos existen entre ste y el orden vital de cada uno.

    Si a los que acabamos de definir les damos la denominacin de socie- dades, podremos percatarnos, ante todo, de que no se confunden con la suma de sus miembros, sino que poseen una existencia independiente. Pese al cambio de los individuos que las forman conservan su identidad, y al carcter unitario de su existir viene a afiadirse el igualmente uni- tario de su obrar (Handlungsetnhett). Para el mantenimiento y des- arrollo de cada una son indispensables una serie de esfuerzos y obras comunes, ya que la comunidad, como tal, no tiene capacidad de accin. Mas como el sentido y las metas de esos esfuerzos y obras son de natu- raleza social, no se imputan a los integrantes del grupo, sino a ste como un todo.

    II.(Cul es la motivacin y cul la estructura fundamental determi- nantes del surgimiento de las sociedades? Henkel las explica a la luz de la llamada doble naturaleza humana, es decir, de la que el hombre tiene como persona individual y como persona social. Tanto las lega- lidades ontolgicas como los propsitos ordenadores de esos grupos se hallan orientados al dominio y superacin de dicha dualidad y del anta- gonismo que supone.

    1. El hombre aparece, en primer trmino, como individuo, es decir, como ente indivisible y cerrado, con infinidad de caractersticas, propie- dades y tendencias que lo distinguen de todos sus congneres. En cuanto persona individual es, para si mismo, un "yo". El "yo" conserva su estructura fundamental a lo largo de toda la vida, pese a los cambios y mutaciones de la ltima. Cada sujeto ha de conlraerse y resignarse a esta individualidad "precleterminada", que slo dentro de limites muy estre- chos -a travs de la educacin y de los influjos que sobre si mismo ejerce- le es dable modificar. La existencia de la persona individual, encerrada siempre dentro de un yo, es, segn expresin de Maihofer. "un ser si mismo" (Selbst-sein) .

    2. Esa vida se despliega en mltiples formas de actividad; el hombre rebasa, merced a su obrar, los umbrales de su propio yo, los linderos de su ser intimo, y penetra en un mundo comn (A'itwelt) que lo pone en contacto con sus seniejantes. Cae as en una complicada red de relaciones interhumanas, a travs de las cuales se perfila como persona social, coordinado a una infinidad de otras personas de igual especie. La raz primigenia (Urg~und) de esta tendencia a la sociedad. contradictoria del ser para s de cada individuo, reside en las necesi-

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    dades recprocas

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    res, comerciantes, empleados, etcbtera, y frente a la ciudad o Estado como ciudadanos o contribuyentes (pgina 20). La figura social que asume en las relaciones interhumanas es a veces

    para el individuo algo que se diria "predeterminado por su nacimiento". Es hijo de tales o cuales padres; miembro de tal o cual familia; pertenece a cierta clase social y es nacional de tal o cual pais. La mayoria de las tareas, papeles y funciones sociales pueden. sin embargo -dentro de ciertos limites-, ser objeto de libre eleccin. Algunas relaciones se pro- longan durante muchos aos -la matrimonial, por ejemplo-, en tanto que otras quedan reducidas "a un brevisimo y pasajero contacto".

    En cuanto "individuo", el hombre se halla ligado a la unicidad, iden- tidad y exclusividad de su ser personal; pero esta "ley de identidad y exclusividad" no se aplica a la eleccin de los papeles o figuras sociales. Cada uno puede reunir en su persona, simultnea o sucesivamente, muchas de esas figuras, y ser al mismo tiempo, verbigracia, ciudadano, hijo, esposo, maestro, arquitecto, propietario, comprador, vecino, etck- tera, u ocupar, en diferentes &pocas de su vida, distintos cargos pblicos.

    9. El paso de la esfera individual a la interhumana tiene para el hombre consecuencias importantisimas. Al consumarse este u-nsito, eo ipso queda sometido a las legalidades de cada relacin social y, por ende, a los patrones de comportamiento a que esa relacin se halla sujeta. La conducta no puede ya desenvolverse de manera arbitraria, sino de acuerdo con esos modelos o pautas, para corresponder asi a las expectativas de los dems miembros del grupo. Al ponerse en relacin con otros asume el individuo determinados "papeles" y queda obligado a desempearlos certera y fielmente, segn la ndole de cada uno. Tal desempeo lo inserta en las ordenaciones de la vida colectiva (pgi- na 21).

    111. El intercambio social no se produce sin regla, de acuerdo con "eniaces y constelaciones de casos", n i por "el mero arbitrio de los parti- cipantes", sino que se ajusta a determinadas regularidades de ordena- cin. El plural obedece a que el "orden social" deriva del ensamble e interaccidn de otros rdenes de especie muy diversas.

    1. Si observamos lo que en la sociedad ocurre, descubriremos una serie de manifestaciones tipicas (Typenerscheinungen) dentro de cuyos mol- des 1os"encuentros sociales" se producen como regulados "por si mismos" (idem). No pocos aspectos del orden social se fundan en el de la vida,

    y su fuerza creadora reside en la naturaleza. Aqukllos no son obra del hombre, pues este se halla inserto en conexiones que obedecen a legal?. dades predeterminadas, de acuerdo con las cuales, "consciente o incons cientemente", su existencia se desenvuelve. Dichos aspectos constituyen

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    lo que Henkel denomina "orden vivido" (gelehte Ordnung) . El "orden vivido" aparece en incontables situaciones iriterhumanas como integra- cin de la sociedad "desde abajo", es decir, desde los fundamentos nti- cos de la existencia.

    Hay que advertir que los encuentros hiim:inos en los procesos sociali- zadores no slo derivan su regulaci0n de las condiciones externas e internas de estos contactos concretos, y que en ellos son reconocibles ciei-tas legalidailes de carcter origiiiario que reiteradamente se refle- jan en manitestaciooes tpicas de las relaciones interliumanas, cuyo funilamento reside en el fondo del ser ( idem) .

    Las regiilariilades de cada una no derivan slo de su propia confor- mariim; en ellas ejercen tambin su influjo determinantes de natiiralera general a los que Henkel da el nomhre de "estructuras sociales". A estas se hallan coordinados ciertos modelos de comportamiento que corres- ponden a las peculiaridades de cada relacin. y esos modelos contienen una serie

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    ~ostumbres de la comunidad de las naciones. Se trata, sin embargo, de ordenaciones de carcter parcial, referidas a mbitos especiales de conducta y de vida. Lo que primordialmente nos interesa o, mejor dicho, lo que interesa primordialmente a Henkel, son las sociedades creadoras de rdenes juridicos omniabarcantes. Para captar la esencia de estas sociedades no basta una consideracin "general o abstracta". Las ms remotas races de la formacin de los grupos humanos Iiay que buscarlas en los nexos vitales que derivan de la comunidad de sangre. Juegan tambien papel importante los impulsos que determinan la unin para fines comunes de defensa, sea contra las inclemencias naturales o contra la amenaza de otros grupos. Puede decirse que, de acuerdo con la lega- lidad estructural del orden del ser, las colectividades humanas encuen- tran tambien apoyo y fundamento en la esfera vital y en las fuerzas inconscientes de conservacin y cohesin que en ella actan. Precisa- mente por ello resulta inadecuada, cuando se pretende explicar el naci- miento de las sociedades humanas, la famosa doctrina del contrato social. Esta doctrina encierra, sin embargo, un ncleo verdadero, porque en la medida en que cada grupo aparece como sociedad humana, en su seno existe "el espiritu, al lado de lo inconsciente y lo consciente, del pensamiento racional y de las manifestaciones volitivas" (pgina 23). Ese elemento espiritual, estructurante de las formas sociales de vida, asume un papel de gran trascendencia en el desarrollo y progreso de las comunidades humanas. Como espritu comn (Gemeingeist) determina, en la mayora de los componentes del grupo, un conjunto de saheres, tendencias y voliciones coincidentes; es una especie de "sobreconfor- macin" de las conexiones sociales, a las que superpone sus fines crea- dores, haciendo que la colectividad se eleve sobre la capa puramente vital de la existencia en comn. El espritu es, en tal sentido, un poder modificante o transformante de un "material" dado, es decir, de las conexiones y condiciones naturales, pero, al propio tiempo, revklase como formacin libre, oriunda del estrato espiritual. En este ltimo aspecto contribuye, de modo muy eficaz, al despliegue y enriquecimiento de la individualidad, lo que por otra parte explica que el orden de vida de los grupos humanos sea distinto siempre, "en tanto que las socie- dades de animales, incluyendo las que exhiben una formacin ms dife- renciada (las de los termes, por ejemplo) hllanse sujetas a un orden idntico" (pgina 24).

    2. Los mbitos en que el espiritu comn, como formador del orden social, se manifiesta esencialmente, son muy numerosos, y no es posible hacer aqu referencia a todos ellos. Como elemento espiritual funda- mental y portador de las sociedades, debe mencionarse, en primer ter- mino, el lenguaje. Ya sea que constituya una creacin de determinado grupo, o que haya sido trasmitido a ste por otro grupo, en todo caso

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    representa para los miembros de la colectividad, a travs de largos pro- cesos de formacin, asimilacin, conservacin y desarrollo en el suce- derse de las generaciones, "un producto eminente del espritu cotnii", en cliya ausencia no podran existir ni el entendimiento ni la comuni- cacin inter-humanos. En intimo enlace con el cultivo de la lengua, pero proyectndose mucho ms all de ste, aparecen los procesos de educa- cin y formaridn, las actividades cientficas y el ejercicio del arte; en una palabra, la "cultura" de la sociedad. Otros sectores del orden social, como el de la economa, el de la tecnica, el del comercio, determinan lo qiie llamamos "civilizacin".

    V. Conbiderado en su totalidad, el orden social condiciona una sitila- cin en cuya ausencia las relaciones interhurnanas resultaran inconce- bibles. En la medida en que dirige y regula los encuentros y nexos de los miembros del grupo, los sustrae a la arbitrariedad y al acaso; en la medida, tambikn, en que somete a reglas las relaciones de los individuos con la sociedad a que pertenecen, "evita el de otro modo indefectible caos" (idem). Asegura, en otras palabras, la calculabilidad del curso de la interaccin social y crea, dentro del mbito en que sta se desen- vuelve, los cauces que liacen posible su desarrollo armnico. Con ello da, adems, a los componentes de cada grupo, seguridad para el desplie- gue y formacin de sus vidas, y garantiza a la socie

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    En la medida en que el sujeto sale de su mundo interior, es decir, del de sus pensamientos, sentimientos y deseos, y traspone la linde de su esfera individual, penetra como actuante en un mundo que en- cuentra ya ordenado y, para el despliegue de su existencia como persona, tiene que insertarse en las conexiones de ese mundo (p- gina 25). El orden de su circundancia se sustrae a la determinacin del indi-

    viduo; es un orden preexistente, que debe aceptar como es. Esto vale, en primer lugar, para las legalidades del espacio y del tiempo que imponen una serie de limites y cauces al desenvolvimiento de la acti- vidad humana. Pero vale, tambin, para las ordenaciones de la vida en comn, en las que, como figura social (Sozialgestalt), el individuo des- pliega su accin, como ciudadano, como contribuyente, como discipulo, como maestro, como vendedor, etctera (en estos diversos pa,4eles o figuras sociales el hombre no es, segn terminologa de Werner Maihofer, a quien Henkel sigue en este punto, un ser s i mismo (Selbstsein) sino un ser como (Als sein) , en cuanto es o acta como un padre, como un hijo, como un mdico, como un comerciante, etctera. No puede desce nocerse que el "ser" y el "como" de su conducta social dependen en buena parte de la voluntad de cada sujeto (la decisin, por ejemplo, de contraer matrimonio, la de aceptar un cargo pblico o la de adquirir un inmueble).

    Como los contactos sociales que de este modo se establecen ataen t ambih a "los dems" y, por ende, a la sociedad, las correspondientes sitiiaciones determinan el surgimiento de la pretensin, dirigida al indi- viduo, de que no se conduzca en forma caprichosa, segn su personal arbitrio, sino que lo haga de manera tipica, de acuerdo con las exigen- cias de un orden social preexistente. Ello condiciona la insercin de aquel en el mundo social, y lo somete a las conexiones y normas de ste.

    (Quiere decir lo anterior que el sujeto, en virtud de su nacimiento o de su pertenencia a cierto pueblo, clase o profesin, queda abandonado, como entidad puramente pasiva, al poder del grupo? No puede desco- nocerse que, en la medida en que entra en relacin con otros hombres, su conducta resulta sujeta a la heterono~nia del mundo social. Aqu se advierte claramente la falta de libertad frente a la pretensin de que las normas de conducta social o jurdicamente vlidas -incluyendo las de tipo coactivw sean fielmente acatadas, estn o no los destinatarios conformescon ellas. En este punto la sociedad se muestra inflexible, y nunca hace depender, de la anuencia o el consenso de los obligados, la fuerza vinculante de sus normas. Poco importa que aquellos a quienes tales normas se dirigen pongan en tela de juicio la obligatoriedad de las mismas; el grupo social las presenta como elementos de un orden que

  • en todo caso debe ser obedecido. Tal pretensin invoca en su apoyo una necesidad vital: la de mantenimiento de la voluntad del todo (Gesamtheitwille) . A la susodicha pretensin se le fijan, empero, ciertos lmites, en la medida en que las del orden son exigencias mnimas de sujecin de la conducta social, y en que se reconocen y se pretende resol- ver ciertas situaciones de conflicto entre los individuos y la sociedad. La pretensin de validez de las ordenaciones sociales resulta especial- mente fuerte en el caso del derecho y, como lo veremos ms adelante, se formula siempre en terminos absolutos.

    La insercin del individuo en la existenci:~ social presenta, empero, un segundo aspecto. Nos referimos a su participacin espontnea en esa fvrma de vida. Tal participacibn suele obedecer a impulsos y a legali- dades de la vida misma. No se trata slo de la insercin del espritu individual en el espritu comn del grupo; puede tratarse, tambin, de una imitacin irreflexiva o inconsciente de ciertos rnodeli>s

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    cin o. mejor dicho, de acuerdo con ella, la conducta de los destinatarios se encuentra sujeta a ciertos modelos o pautas, rectores de tal conducta. El funcionamiento y la persistencia de la susodicha ordenacin se fundan en la expectativa de que, al presentarse en el seno de la comunidad tales o cuales situaciones o circunstancias, tal o cual conducta ser observada. Esa expectativa o esperanza se condensa:

    . . .en un querer social entrelazante, y este se manifiesta, a su vez, en una serie de normas, de las cuales unas son impositivas de deberes y las otras correlativamente atributivas de permisiones. Nos encontra- mos, pues, en el mbito de las ordenaciones sociales normativas, y de este modo llegamos a los dominios del derecho (pigina 27).

    2. Este ltimo aparece ante nosotros como un orden del deber ser (Sollensordnung), regulador de la conducta en las relaciones interhu- manas y en las de los individuos frente a la sociedad. El derecho se halla, por tanto, necesariamente coordinado a esta y al orden social. De aqui que no exista para quien vive fuera de los ltimos (Robinson en su isla, por ejemplo) ; aparece slo en los grupos humanos, relativamente a las conexiones que dentro de los mismos se dan. En tal sentido, es parte o sector del orden social; parte esencialisima, por cierto, ya que ninguna sociedad con un orden de vida omuiabarcante carece de orden juridico.

    3. Debe tenerse presente, sin embargo, que no todas las relaciones interhumanas se hallan regidas por el derecho. Hay un amplio espacio en que este no interviene, un mbito "juridicamente vaco", como algu- nos dicen. La amistad, por ejemplo, "desenvu6lvese extramuros del de- recho, conforme a las legalidades de la simpata; despligase como con- sonancia o complementacin de los individuos o de sus intereses vitales, y a menudo se rompe bajo la presin de perturbaciones o conflictos, ex- ternos o internos" (idem) . Los hechos cuyo curso est fuera del mbito del derecho pueden, a veces, reclamar la intervencin de este. cuando los supuestos de su existencia o desarrollo llevan a situaciones de con- flicto: ocurre as, verbigracia, cuando una amistad termina con maniies- taciones ofensivas y surge una querella. Hay, pues, un momento en que, ciertas relaciones que por su intrinseca naturaleza la ley no regula, sufren una transformacin o un deterioro que exige someterlas al impe- rio de la misma.

    La existencia del llamado espacio jurdicamente vaco revela que en la rbita de lo social no es el derecho la nica regulacin ni el iinico poder ordenador. Al lado de l proyectan sus efectos otras ordenaciones del comportamiento (Verhaltensordnungen) que, de acuerdo con diver- sos criterios ordenadores, regulan, desde su propio punto de vista, y en respectos diferentes, la conducta del hombre. Cabe citar, en primer

  • El . DERECHO EA' EL ORDEA' DEL SER 539

    tirmino, las reglas convencionales (o del troto externo, segn la temii- nologa de Nicolai Hartmann) , entre las que figuran los preceptos de 121 cortesa y la buena crianza o, tambin, ciertos usos o coslumbres de ca- rcter profesional (los de los comerciantes, por ejemplo). Junto a ellos encontramos las reglas de moralidad (individual o social) y los preceptos de la religin, cuyo fundamento de validez existe con independen- cia del de las dems normas (pgina 28).

    La mayor dificiiltad que la coexistencia de estas ordenaciones plantea, consiste en que, si bien podemos distinguirlas cnnceptualrnente, no per- manecen separadas, pues entre ellas Iiay nil pocas relaciones, interfc- rencias y conflictos. El derecho, especialmente, no constituye un orden "ccrra(1o en s mismo" o "autrquico": entre 61 y los dems existen mltiples vnculos de accin recproca. El filsofo no slo debe (lefinir todas esas formas de regulacin, sino preguntarse, adems, cules son sus nexos, diferencias y posibles antagonismos. Debe igualmente estudiar, en relacin con el derecho, la importante cuestin de los vnculos entre orden juridico y Estado.

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