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Diqcroníq y Gromótico Histórico de lo lenguq Espoñolo 3s edición, revisodo y octuolizodq l+i l¿,i (J rq ra ìn I vi o æ_ Fl

Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

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Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

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Diqcroníq y GromóticoHistórico de lo lenguq

Espoñolo3s edición, revisodo y octuolizodq

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Page 2: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE ( r ii

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DIACRONIAY

GRAMÁTTCN HISTÓNTCNDE LA LEI\IGUA ESPAÑOTN

3u edición, revisada y actualizada

MlnÍn Tsnssn Ecnnureup ErrzoxnoMnnÍr JosÉ MnnrÍuBz ArcRrnn

U niv ersit at de València

t¡ront lo blllonch

Valencia,2005

Page 3: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Copyright @ 2005

Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libropuede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electró-nico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética, o cual-quier almacenamiento de información y sistema de recuperación sinpermiso escrito de las autoras y del editor.

"Según todos admitimos, no hay lenguas puras,sino que todas las lenguas que existen o han existidoson impuras en mayor o menor grado, ya quecontienen elementos alógenos de todo orden: uni-dades distintivas y significativas, categorías grama-ticales, constrlrcciones, orden de palabras, etc.))

En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant lo Blanchpublicará la pertinente corrección en la página web www.tirant.com(http://www.tirant.com).

Director de la colección:MANUEL ASENSI PÉREZ

oAfirmar que todas las lenguas del mundo estánemparentadas, afirmación que acaso sea cierta, espoco más o menos lo mismo que afirmarqueno hayningún parentesco entre las lenguaso

Luis Michelena, l,enguas y protolenguas

O MARÍA TERESA ECHENIQUE ELIZONDOMARÍA JoSÉ MARTÍNEZ ALCALDF,

O TIRANTLOBLANCHEDITA: TIRANT LO BLANCHC/Artes Gráficas, 14 - 46010 - ValenciaTELFS.: 961361 00 48 - 50FAX:961369 41 51Email:[email protected] ://www.tirant. comLibrería virtual: http://www.tirant.esDEPOSITO LEGAL: V - 2468 - 2005LS.B.N.: 84 - 8456 - 379 - 0IMPRIME: GUADA IMPRESORES, S.L. - pMc Media, S.L.

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Page 4: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

lruotce

Nota a la tercera ediciónNota a la segunda ediciónPrólogo a la primera edición ......... ...

l3t5I9

O. ET cen¡ETO LINGÜÍSTICO Y LA HISTORIA DEL ESPAÑOL

0.10.20.30.4

Diacronía lingüística e Historia de Ia lengua t9202425

Fundamentos teóricos ...

Transmisión del cambio lingùístico. Consideraciones finalesBibliografía básica

Penroorz.qcró¡r E HrsroRIA EXTERNA EN LA HISToRIA DE LA LENGUA ESPAñoLA

1.1. Criterios para la periodización de la lengua española..........l. 1. 1. Criterios ointernos> y <externos) ..................1. 1.2. Propuestas de periodización ..................

1.2. Hispania prerromana y romana..1.2.1. Consideraciones sobre la protohistoria lingüística de

2727293t

la Península Ibérica 31JJJJ

35

1.2.2. Hispania en la protohistoria europea1.2.3. El factor sustrato en Ia Hispania antigua1.2.4. Consideraciones sobre la reconstrucción general de las

áreas lingüísticas de la Hispania antigua1.2.5. Consideraciones generales sobre los efectos del sustrato

en los sistemas románicos peninsulares ....................1.2.ó. Hispania romana

1.3. La Romania. Latín',.ulgar, protorromance y prerromance..1.4. Historia externa de la emergencia castellana ........................

1.4.1. Lengua hablada/lengua escrita1.4.2. Centros de irradiación lingùística ..................

36

1.4.3. Lingua et nalio .....

40434650525456- 1.5. El castellano prealfonsí.

1.5.1. Los orígenes del español: el castellano desde su apari-ción hasta el siglo XI 5ó

57586t6t6364

I.5.2. Siglo XII y primera mitad del XIII .............1.6. La lengua castellana en el tiempo de Alfonso X (c. 126O-1290)1.7. E,lespañol preclásico y el español clásico de los Siglos de Oro

1.7.1. Español preclásico1.7.2. Espai'ol clásico de los Siglos de Oro

1.8. El español moderno: siglos XVIII al XX...........

Page 5: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

10 I ndtce Índice l1

1.9, Bibliografía básica 66 3.3.

3.4.

3.5.

3.6.3.7.3.8.

Fonética y fonología evolutivas del castellano medieval ......3.3.1. Cambios generales. Vocalisino. Consonantismo .......3,3.2. Cambios esporádicosFonoìogía del castellano alfonsí. Contienda de normas en elcastellano medievalLas normas del español clásico3.5. 1 . La norma castellana de Castilla la Vieja3.5.2. La norma toledan¿r3.5.3. La norma meridional: el español nteridional-atlánticoFonética y fonología del español moderno......Ejercicios prácticos de evolución de palabrasBibliografía básica

127

127

1332. Gnrr¡íns y crd{FÉMtcA EN t-A HtsroRrA DE LA LENcuA2.1. Conceptos básicos2.2. Las grahas cn los orígenes del español y en castellano prealfonsí

(hasta c. 1260):la scripta castellana2.2.1. Vocalismo ............2.2.2. Consonantismo2.2.3. Comentario gráfico de lrna Glosa Emilianense, rü-l

ftagrner.rto del Auto de los Reyes Mttgos y otro de E/FtLero de Madrid

2.3. La lcngr-ra en tiempo de Alfonso X (1260-1290) ....................2 . 3 . 1 . La cuestión de la regularización gráfica en el sc riptoriunt

alfonsí: Ia scriptn castellana2.3.2. Comentario gráf ico de un fiagmento dela Estoria de

España (Primera Crónica General)2.4. Las grafías en el español preclásico y clásico......

2.4.1. E\príncipio de la teorización sobre orlografía castella-na .....,..........

2.4.2. Los principales lratados ortográficos de los siglos XVIy XVII

2.4.3. Principales cuestiones ortográficas planteadas en lostratados

2.4.4. Resumen de la relación entre grafías y fonemas en lossiglos XVIyXVII antes de la transformación fonológica

2.4.5. Resumende iarelaciónentre grafíasyfonemasunavezcumpìida la transformación fonológica ..,...............,..

2.4.6. Conentario gráfico cle un fragmento dela OrtografícLCastellana de Mateo Alemán

2.5. Las grafías en el español moderno (siglos XVIII-XX) ..........2 .5. I . Los tratados ortográficos de la Real Academia Españo-

la. ................2.5.2. Evolución de la orlografía académica2.5.3. Ortografías no académicas.2.5.4. Las propuestas de reforma ortográfica en los dos

últimos siglos ...........2.5.5. Las últimas ediciones de la Ortografía académica ....2.5.6. Comentario gráfico de un fragmento del .Discurso

proemial sobre la orthographia, del Diccionario deAutoridades

2.6. Bibliografia básica

69

717273

134135136138139140l4l147

7783

84 4. Mon¡osrNuxrs HrsróRrcA

4. 1. El cambio morfosintáctico ...............4.2, Conceptos básicos4.3. Morfosintaxis del castellano medieval

4.3. 1. Sr-rstantivo ...........4.3.2. Ãdjetivo.................4.3.3. Pronombres y artíclllo4.3.4. Verbo4. 3. 5. Adverbios, preposiciones y conjunciones ...............,...4.3.6. Comentario morfosintáctico de un fragmento del.Can-

tar de Mio Çid .,.,.....,..,..4.3.7. EÌaboración sintáctica en el período alfonsí..............4.3.8. Comentario morfosintáctico de un fragmento de la

Estoria de España (Primera Crónica General)4.4. Morfosintaxis del español preclásico y clásico

4.4.1. Morfosintaxis del español preclásico o de transición alespañol cÌásico

4.4.2. Morfosintaxis del español clásico4.4.3. Comentario morfosintáctico de un fragmento de la

Grantática de la lengua castellana de Nebrija4.5 Morfosintaxis deÌ español en la época moderna

4.5.1. Algunos fenómenos y tendencias gramaticales .........4.5.2. Comentario morfosintáctico de un fragmento de El sí

de las niñas de Leandro Fernández de Moratín .........4.ó, Bibliografía básica

8688

149153156156160161168172

B9

92

97

174175

99 178184

r00106 184

187

10ó107109

19t197197

r10114 200

204

115122

5. LÉxrco y Lexrcocr.e¡ÍA HrsróRrcAS5.1, El cambio léxicr-r...........

5.1.1. Conceptos básicos5. 1.2. Cambios esporádicos ......................

5.2. Léxico casteilano medieval prealfonsí .....

207207210213

3. FoxÉrrca y FoNoLoGÍA BVOLUTTvAS

3,1. El cambio fonético y el cambio fonológico3.2. Conceptos básicos

125t26

Page 6: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

12 Índice

5.2.1. Comentario Ìéxico cle un fragmento de El Fuero deMadrid

Creación y ampliación léxicas del castellano en tiempo deAlfonso X .................5.3.1. Comentario léxico de un lragmento de 7a Estoria de

Espatla (Primera Crónica Genernl)Léxico y lexicografía del español preclásico y clásico ..........5.4.1. Comentario léxico de un fragmento del Diálogo de la

lengua de Juan de ValdésLéxico y lexicografía del español moderno5.5.1. Comentario de un ar1ículo clel Diccionario Críticr¡

Etimológico Castelktnc¡ e Hispãttico de Joan Corominasy José Antonio Pascual

Bibliografía básica

214-).-J.

5.4.

5.5.

.5.6.

216 Norn A LA 3a EDtctóN

217222

223225

La buena acogida que este manual ha tenido entre losuniversitarios nos ha movido a preparar esta 3" edición, revisa-da y aumentada, con el fin de corregir erratas de edicionesanteriores e incorporar, al mismo tiernpo, las principales nove-dades surgidas en el ámbito de la Diacronía y GrcLntcíticahistórica delalengua española, campo de estudio en crecimien-to constante.

En esta 3" edición se ha reducido el capítulo relativo a lasituación prerromana de Hispania, integrándolo en el apartadocorrespond iente a Periodización e historia externa en la Historiade la lengua espaäola. El resto de los capítr-rlos ha sido actuali-zado, así como enriquecido con la incorporación de las últimasaportaciones filológicas publicadas en libros y revistas especia-lizadas. Agradecemos las sugerencias recibidas de nuestroscolegas y de los estudiantes que han hecho uso de este libro, asícomo las observaciones recogidas en la reseña de Joan AntoniRabella en Estudis Romànics XXV, 2003, 3ó8-370.

El presente libro nació como texto básico de apoyo a la tareadocente en el aula y continúa manteniendo la misma finalidad,por lo que debe seguir siendo entendido como resumen esen-cial de ias materias en él tratadas. La síntesis elaborada entodos los capítulos recoge al final de cada Llno de ellos laBibliografíab(isica, pertinente y actualizada, en forma sustan-cial, completada con la BßuocRepÍR c¡,Nen¡r que hay al final dellibro.

228231

ó. FusporocÍ¡ y ppts¡ocn cpÍ¡ nrsrónrc¡s6.1, Conceptos básicos6.2. Fraseología y diacronía ..............6.3. Apunte historiográfico de fraseología y fraseografía españo-

las ................6.3.1. Las recopilaciones paremiológicas desde el siglo XV6.3.2. La fraseología en las obras destinadas a la enseñanza

del español6.3.3. La fraseología en los diccionarios6.3.4. Comentario de un foagmento del "Prólogo" aI Diccio-

nario Castellano cotL las yoces de ciencitts y artes y sttscorrespondientes en las tres lenguas fr.ancesa, latina e

italiana de Esteban de Terreros v Pando

233235

239239

241243

ó,4. Bibliografía básica246248

7. BreuocRAFÍA cÈNERAL 253

257B. Grosrnio

M" Teresa Echenique ElizondoM" José Martínez Alcalde

Universitat de València

Page 7: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Nora t, ta2" ¡otctór.t

La acogida dispensada a la publicación del presente libronos ha permitido actualizar el texto, incorporar los trabajosimportantes (numerosos) aparecidos en los dos últimos añossobre Diacronía y Gramática histórica de la lengua española, asícomo corregir erratas e integrar cuanto se ha consideradonecesario para presetvar, a la par que enriquecer, el carácter demanual universitario con el que esta obra nació en su primeraedición.

Con este objetivo se ha procedido a la mejora tipográfica delos Êragmentos seleccionados para el comentario de textos enlos diferentes apartados.

Porlo que al contenido del libro se refiere, se ha desarrolladocon algún detalle el capítulo relativo a Hispania prerromanacon el fin de establecer con mayor nitidez las consecuencias delcontacto de lenguas en época antigua y poder entender mejor,de este modo, las apelaciones que a lo largo del texto seencuentran sobre la incidencia del factor sustrato en la forma-ción de la lengua castellana. Por otra parte, se han ampliado yactualizado los capítulos dedicados a la Grafemática histórica,a la Fonología evolutiva, alaMorfosintaxis histórica, así comoal Léxico y Lexicografía históricos. Además, se ha incluido uncapítulo nuevo sobre Fraseología histórica española por consi-derar que esta parcela del estudio filológico cuenta ya con elcultivo suficiente para formar parte esencial del estudio histó-rico de la lengua.

Queremos agradecer las observaciones y sugerencias recibi-das de colegas y alumnos, que nos han animado a tratar demejorar la estructura y contenido de los diferentes apar^tados.

Page 8: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

16 M" Teresa Echenique y M" José Martínez

La finalidad de este libro sigue siendo la de serwir como textobásico para la labor docente en el aula, razórr en la que sesustenta el carácter de síntesis que ha presidido la elaboraciónde la obra también en su 2" edición. Pnóloco A LA 1u ¡olclÓ¡¡

M" Teresa Echenique ElizondoMu José lllartínez Alcalde

Univ ers itat de València

El presente libro está concebido como un manual de base

paralas asignaturas Diacronía de la lengua española y Gramd-

tica histórica española, materias ambas troncales en los nuevosplanes de estudios de Filología hispánica.

La intención de las autoras es presentar en él los contenidosnucleares de manera tal que permita al estudiante disponer de

la ayuda adecuada para superar con éxito las correspondientespruebas de examen, así como servir de guía a la actividaddocente del profesor. Con tal motivo se ha procurado ofrecer el

resultado meditado y crítico de las principales cuestiones queafectan a la evolución de la lengua española en sus líneas másrelevantes, si bien la presentación tiene un carácter necesaria-mente sencillo en su densidad.

Por razones propedéuticas se prescinde, salvo en casosrelevantes, de la discusión académica que afecta a prâctica-mente todas las parcelas de conocimiento; tampoco se dedicaatención a los desacuerdos existentes entre autores. Todo elloconstituye la parte más dinámica de Iatarea docente universi-taria que necesita de la interacción profesor-alumno en elmarco académico propio. De hecho, en ocasiones el texto estápensado para dar pie al profesor a enriquecerlo con sus apor-taciones particulares y al alumno a ejercitar su capacidadcrítíca sobre la materia.

Esta es la razón por la que el texto está escrito en formaapretada y concisa, dado que su fin primordial es ser-vir decomplemento y guía a las clases impartidas en el aula. No se

detalla todo lo que está tratado en forma completa y ac[taliza-da en la bibliografía general o particular de cada capítulo, puesel objetivo de este libro es recoger de manera orientadora las

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18 M" Teresa EcheniqtLe y M" José Martíne1

aportaciones que la disciplina ha ido recibiendo en sus distin-tas parcelas en los últimos años. De hecho, debe ser entendidocomo un resumen esencial, cuyo contenido habrá de ser conve-

materia tratada. Aì final del libro hay un Glosario que reúne losconceptos necesarios para la correcta comprensión del texto; laprimera vez que uno de ellos aparece, se là da relieve con letranegrita con el fin de facilitar su consulta.

O. Er cAMBro LrNcüíslco Y LA HtsroRtA DEL ESPAñoL

M" Teresa Echenique ElizondoM" José Martínez Alcalde

Uniy er s it at de V alènc ia

0.1. Diacronía lingüística e Historia de la lengua

El estudio histórico de la lengua castellana y española, aligual que la de cualquier otra lengua, sólo se justifica comodisciplina científica si la situamos en el marco de una metodo-Iogía diacrónica, válida y suficiente, que nos permita empren-der su estudio de forma sistemática.

Todo cambio lingüístico tiene su origen en el diálogo, en elque surge la innovación que, más tarde, los hablantes adoptansi realmente tiene Ia capacidad de responder a sus necesidades.Es cierto que la intención expresiva del hablante se mantiene,en gran medida, dentro de lo permitido por la tradición, perono es menos cierlo que la variedad misma del saber lingüísticoofrece amplios márgenes de selección y que toda selecciónsupone una modificación del equilibrio de la lengua, que, desdeluego, opera siempre dentro de sus posibilidades. Es ésta larazón de que todo cambio, por cuanto implica de constituciónde un modo sistemático nuevo, debe encontrar su justificacióny sus límites en la funcionalidad del sistema en que se inserta.

Por otra parte, una norma cultural fuefte puede hacerperdurar un sistema udesequilibrado, mediante un constantejuego dialéctico entre lo funcionalmente necesario y loculturalmente consentido, de donde puede llegar a derivarseuna situación de cambio, por una parte, y de resistencia alcambio, por otra, sin solución de continuidad. Puede suceder,asimismo, que las necesidades expresivas de los hablantesmovilicen tendencias contradictorias de la lengua cuando noestán orientadas en un único sentido. Generalmente, la inesta-bilidad que se advierte en un determinado cuadro fonológico,morfológico o sintáctico de una lengua, suele ser indicio de

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:

:

II

t

María Teresa Echenique y María José MartínezDiacronía y grantática histórica de la lengua española20

reajuste, de una fase de transición entre dos sistemas, y talestado de cosas suele presentarse de una manera compleja,que, en lugar de por su claridad y coherencia, puede llegar acaracterizarse por el encabalgamiento de unos factores sobreotros que, en ocasiones, se prolonga dtirante largo tiempo.

Pues bien, el estudio de todos estos factores y procesoslingüísticos, entendidos como constante fluir, pero insertos porotra parle en una tradición lingüística, la de la lengua española,con sus vicisitudes y circunstancias peculiares, constituyen, anuestro entender, el objeto de estudio de la disciplina quedenominarnos Historia de la lengua española y que, por defini-ción, se engloba y entiende como estudio histórico-diacrónico,esto es, como estudio de Diacronía lingùística. Ademâs, dadoque la aparición de variedades románicas es la conSecuencia deun proceso de la fragmentación de la lengua latina y de laconversión de los dialectos latinos en dialectos románicos, seráconveniente no perder de vista los principios reguladores de laDialectología histórica en toda su complejidad, esto es, diatópica,diastrática y diafásica, en el surgimiento de las tradicionesdiscursivas.

0.2. Fundamentos teóricos

El ámbito teórico-metodológico en el que debe desenvolver-se la lingùística diacrónica fue denominado por MalkielGlotodiná"mica. Ésta proporciona aIa Gramática histórica unfondo de referencia teórico totalmente necesario para que losdatos que maneja no queden reducidos a puras constatacionesempíricas, sino que encuentren un marco apropiado y sistemá-tico dentro de esquemas conceptuales que permitan su trata-miento teórico-lingüístico; de ahí que tenga como objeto pre-sentar las diferentes tesis teóricas que afectan al cambio lin-güístico, así como el estado actual de la cuestión.

El desarrollo de una lingüística diacrónica estructural enEuropa está estrechamente ligado a la acuñación de las nocio-

21

estar ausente en Saussure), aunque bien es cierto que, en Ia

Glosemática, el concepto de función, entendido en el sentido

matemâtico de relación formal entre una clase y su elemento,

así como entre los elementos recíprocamente, parece escapar a

consideraciones teleológicas; pero ello no ha sido óbice para laintroducción de las nociones de función y de sisterna en el

análisis diacrónico; por el contrario, se ha llegado a situar lanoción de función en la clase de conceptos teleológicos, y eneste sentido ha sido desarrollado porJakobson o Martinet en el

modelo de la economía de los cambios fonéticos, al mismotiempo que ha sido aplicado a la evolución del español porAlarcos. De acuerdo con esta concepción, la función del cambiolingüístico es la de restablecer el equilibrio del sistema median-te sr autorregulación.

El estmcturalismo americano, en cambio, ha concebido lafunción de modo muy distinto a como lo hace la lingüísticapraguense; sus análisis han sido rigurosamente sincrónicos ytaxonómicos, de forma tal que no se han tenido en cuenta lasvariaciones habidas en el sistema ala hora de describirlo, conlo cual se produce una renuncia implícita a la descripción(mucho más a la explicación) de los procesos evolutivos. Eneste sentido han dirigido sus críticas a Bloomfield autorescomo Weinreich, Labov y Herzog, al sostener la necesidad dellevar a cabo una aproximación sistemática y estructural alproblema del cambio lingüístico. Así, la Sociolingüística afir-ma que el origen de un cambio es casual y externo al sistema(como pensaba Saussure) y reside, en último término, en unavariación que puede provenir de diferentes procesos que, endefinitiva, son producto de Ia interacción del sistema ìingüísti-co, de una parte, y las características fisiológicas o psicológicasdei individuo, de otra. El propio Labov ha sugerido distinguiren el problema del cambio lingüístico tres aparlados: el origen,

Page 11: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

22 María Teresa Echenique y María José Martínez

la difusión y la regularidad del cambio, con lo cual su estudiopermite ampliar la perspectiva a aspectos diferentes de unmismo proceso.

En trabajos posteriores se ha subrayado la dificultad queentraña una concepción funcionalista a la hora de extraer leyesgenerales del funcionamiento o de la evolución del sistema;Lloyd es autor de un minucioso examen de todos los aspectosque afectan al cambio lingüístico desde la perspectiva históricay, más concretamente, de la historia de la lengua española, queconstituye la base más adecuada deaproximación a su estudio.

Lightfoot, por su parte, propuso un principio detransparen-cia destinado a explicar, primero ,y predecir después, el cambiosintáctico, y ello en el marco de la Teoría Estándar Extendida,según el cual, cuando una gramática acumula un grado deopacidad excesivo, se opera en ella un proceso de reandlisisterapéutico. Las críticas a este principio de transparencia\hansido numerosas yvienen a incidir en el hecho de que, partiendode este fundamento teórico, se puede llegar a predecir que vayaa haber un cambio, pero no así cuáles son los mecanismoscapaces de llegar a producirlo. En cualquier caso, la noción dereestructuración terapéutic a contiene,una referencia explícita aexplicaciones funcionales, según las cuales los cambios tienenlugar para mejorarla grarnéttica o una parte de la misma. En elcaso de la Diacronía del español, estamos aún en una fase de suinvestigación y conocimiento en la que, antes de atender aconsideraciones teóricas de más alto'u.uelo, tratamos de expli-car algo mejor determinados cambios, tal como se producen.Unaveztengamos la explicación de la totalidad de procesos degramaticalización registrados a lo largo de los diferentesperíodos, será más factible abordar el problemq teórico generaldel cambio en la historia de la lengua española.

Dressler, por su parte, ha desarrollado un marco teóricosegún el cual las operaciones fonológicas y morfológicasnatu-rales deben ser también funcionales; se postula, de este modo,que las principales funciones de las lenguas humanas estánbasadas enlanaturalidad, considerada ésta en estrecha rela-

y gramática histórica de la lengua española 23

fistologíahumana sean universales. En realidad, una teoría de

esta índole no se encuentra aislada, sino que entronca con otros

sectores de la Lingüística y de la Psicología interesados en

analizar aspectos relacionados con la percepción y compren-

sión del lenguaje, así como en el estudio de las estructuras

cognitivas de los seres humanos. Con ello se ha elaborado, a

oarrír del marco teórico propuesto por Chomsky, una nueva

äimensión en la que la importancia va dirigida al proceso de

adquisición del lenguaje por parte del niño, a las exigencias

cognitivas y comunicativas de los hablantes; en definitiva, a losprocesos que actúan en la regulación de la mente en los seres

humanos. Esta aproximación psicolingüística a los hechos delsistema de comunicación parte de unos principios que lepermiten funcionar plenamente como lengua hum arra, a saber,los principios de orden , coherencia y organilación racional , que,en la medida en que permiten su consideración autónomarespecto del lenguaje mismo, pueden ser invocados comoprincipios expiicativos del cambio. Dentro de este marco,Harris ha desarrollado la explicación cognitiva de la coheren-cia en la evolución de las palabras.

La noción de teleología de raíz humboldtiana ha sido, de estemodo, superada, para ser sustituida por aquella otra de teleología

funcional, en la que los acontecimientos lingüísticos tienen lamisión de mantener operante el sistema mismo. A diferencia delo que se defendía con anterioridad, ahora la teleología setransfiere de la lengua ala mente del hablante y se traduce enprincipios perceptivos y cognitivos de carácter general y no enreglas específicas. Tales principios, çlue son universales, tien-den a observar los mismos efectos de una generación a otra, loque explica por qué una generación da continuidad a uncambio iniciado en otra.

Page 12: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

24 María Teresa Echenique y María José. Martínez

0.3. Transmisión del cambio lingüístico. consideracionesfinales

En definitiva, al obserwar el cambio de una lengua a travésdel tiempo, podemos observar también las propiedades univer-sales que permanecen constantes-a través de los cambiossucesivos. Desde esta perspectiva, Slobin ha apuntado la ideade que el estudio de la lengua durante las fases inestables o decambio es un excelente instr-umento para descubrirlas propie-dades esenciales del lenguaje. Por estarazón, la evolución dellenguaje en el niño, la adquisición de una segunda lengua(tanto por parte del niño como del adulto), la aparición depidgins y lenguas criollas, constituyen una área que, ofueciendoun interés primario para la Lingüística general, está íntima-mente ligada a la de la Historia de las lenguas. Dentro de estemarco se inscribe la afirmación hecha por Alarcos en el sentidode ag9, en el origen del castellano, ha habido un proceso deacriollamiento, o, en la misma línea, \ateoría proþuesta porschlieben-Lange, según la cual el proceso de criolrizaciónestaría en el origen de todas las lenguas románicas.

Todas estas consideraciones constituyen el fondo de ros

la diacronía castellana, que no es ajena a la incorporación dehechos extrasistemáticos, fundamentalmente de oiden históri-

y gramática histórica de la lengua espanola 25

co y social, en tanto en cuanto inciden de forma relevante en la

ãváluci¿n del sistema'

De la conjunción de las diversas perspectivas puede llegar a

ser superada a lingüística diacrónica,

en el sentido debe convertirse en una

bibliotecolog d, la clasificación y ladescripción lingüísticas, siendo indispensables, no constituyen

un fin en sí mismas, sino que pertenecen a fases preteóricas de

la investigación en sentido estricto, que solo se alcanzarâ

nlenamente cuando proporcione la explicación perlinente de

ios problemas vinculados al cambio lingüístico.

0.4. Bibliografía básica

Arancos, Emilio (I976) t.

Ar¡ncos, Emilio, Gramática funcionø|, Madrid, Gredos, !977, 2'ed.

Arnncos, Emilio (1982).Broorunrerr, Leonard, Language, New York, Holt, Rinehardt &

Winston, 1933.CoupnNv CoMpANy, Concepción,, "Gramatic alización, debilitamien-

to sintáctico y reanálisis. El posesivo como artículo en laevolución sintáctica del español", RFE, LXXXI, 200I,49-87.

Cosenru, 8., Sincroníø, diacronía e historia. El problema del cambiolingüístico, Madrid, Gredos, 1973,2" ed.

Hocr, Hans Henrich, Principles of Historical Lingui.s/lcs, Berlin/New York, Mouton/De Gruyter, 1991, 2" ed.

DnessLeR, Wolfgang U., "On Word Formation in NaturalMorphology,, Wiener Linguistische Gazette, 26, I98 l, 3 -I 3.

DwonxrN, Steve, Historical Romance Linguistics. The death of adiscipline?, 'en La corónica. A Jount&l of medieval SpanishLanguage and Literqture, 2003, 37.2.

En la Bibliografía básica çlue aparece al final de cada capítulo, lasreferencias que sólo presentan el nombre del autor y Ia fecha de la obraremiten ala Bibliografía General.

Page 13: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

26 María Teresa Echenique y María José Martínez

Ec ingüísticala lenguaI Spanish

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W uEmpirical,enW.P.linguistics,

f . PrnlootzActóN E HtsroRtA EXTERNA EN LA HtsroRtA DE LA

LENGUA ESPAÑOLA

1.1. Criterios para la periodizaciónde la lengua espa-ñola

1.1.1. Criterios <internos>, y <externos>

El estudio de la lengua desde un punto de vista históricosupone la demarcación de una serie de períodos o etapas en lasque se encuadran las transformaciones del sistema lingüístico.Estos períodos aparecen de forma más evidente en aquellasobras que se ocupan de la historia de la lengua desde unaperspectiva ( externa) (lo que se denomin a historia lingùística),es decir, en las llamadas Historias de la lengua, en las que loscambios lingüísticos se ordenan en una serie de épocas desdesu origen hasta el momento presente. En el caso de las Gramá.-ticas históricas, es decir, de las obras que abordan los cambiosdesde un punto de vista <interno> (lo que se llama lingùísticahistórica), esta periodizaciónno aparece de forma tan evidente,ya que los cambios se suelen ordenar por niveles lingüísticos deanálisis (fonología, morfosintaxis, etc.); pero incluso en estoscasos se alude a conceptos como lengua medieval, lenguaantigua, lengua moderna, lo que supone un criterio implícitode periodización.

Tradicionalmente, en las propuestas de periodización queaparecen en las historias de la lengua se utilizan criterios quepueden considerarse <extralingüísticos), ya que se basan, engran medida, en acontecimientos históricos y en las etapasreferidas a la historia de la literatura. Frente a esto, se planteala necesidad de establecer una periodización para el españolbasada en criterios internos, es decir, en los datos proporciona-

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28 María Tereso Echenique y María José Martínez

dos por los cambios del propio sistema. En la posibilidad dellevar a cabo una propuesta de este tipo subyacen cuestionesdebatidas en los estudios sobre historia de la lengua: la valora-ción de los elementos históricos (externos> dentro de la lingüís-tica histórica, el papel concedido en esta disciplina a la lengualiteraria y a la evolución de los modelos retóricos, frente a lostestimonios de textos caracterizados como (no literarios>, etc.Por otra parte, una periodización basada en criterios internossupondría el establecimiento de una cronología absoluta delos cambios en los distintos niveles, es decir, la posibilidad deIocalizar determinadas transformaciones en un eje temporalconcreto. Sin embargo, en muchos casos sólo es posible fijaruna cronología relativa de los fenómenos, en la que la falta detestimonios procedentes de los textos conocidos en un momen-to determinado hace que algunos cambios sólo puedan sersituados de manera relativa como anteriores o posteriores aotros que sí han podido ser documentados. No obstante, laaparición de nuevos testimonios documentados permitiría ircompletando etapas que, hasta ese momento, eran el resultadode una propuesta metodológica de carâcter reconstructivo.Desde el punto de vista diacrónico, una lengua es un sistemaque retiene cierta cantidad de información sobre su pasado,sobre sus fases anteriores; de ahí procede la capacidadreconstructora desde un punto de vista interno y comparativo.Si a ello unimos la existencia de textos, que en gran medidaestán correctamente fechados, la Historia de la lengua se revelacomo una disciplina a salvo de falsedades en el sentido filosó-fico (a excepción de las falsificaciones en sentido estricto).

El estudio del cambio presenta, por otra parte, peculiarida-des en los distintos niveles. Por ejemplo, la transformación delsistema fonológico del español puede aparecer de forma másevidente en un determinado momento y conver[irse en criteriopara fijar una determinada etapa; sin embargo, es más difícilestudiar si, en la misma etapa, se ha producido ya un cambioequiparable en las estructuras sintácticas o léxicas. En estesentido, Ias posibilidades ofrecidas por la informática para el

y gramática histórica de la lengua española 29

,¡aneio de amplias bases de datos permiten establecer nexos'enïreunaserie de cambios sintácticos, Io que puede contribuir

I d"lr-itur etapas desde criterios internos con una mayor

precisión'

Toda periodización es una propuesta que se establece a

.tartir de la obserwación de los datos; pero, a lavez, introduce

un cierto punto de vista sobre los testimonios al disponerlos

siguiendo una ordenación en la que, de hecho, se tienen en

cuenta factores de distinto tipo, desde los que pueden conside-

rarse propiamente lingüísticos hasta los puramente pedagógi-

cos o de vinculación con otras disciplinas dentro de lo que se

denominan Ciencias humanas o sociales.

1. 1.2. Propuestas de periodización

En historias de la lengua como la de Rafael Lapesa o,

posteriormente, la de Rafael Cano, encuadradas dentro de lalínea marcada por la Escuela Española de Lingùística, se

establecen una serie de capítulos en los que se abordan tantocuestiones de gramática histórica, es decir, de evolución inter-na del sistema, como aspectos relativos al contexto histórico ya la historia de la producción literaria o de los tratados sobre lalengua (gramáticas, orlografías, diccionarios, etc.). Desde estaperspectiva se establecen, en general, los siguientes períodos:

a) Situación lingüística de la Península antes de la invasiónârabe: lenguas prerromanab y romanización.

b) Formación de los primitivos romances peninsulares: laslenguas peninsulares tras la invasión ârabe; respecto al caste-llano, es lo que suele denominarse época de orígenes.

c) Castellano medieval: los límites de esta etapa estaríansituados entre el siglo XII y el XIV, pero con matices en cuantoa su división interna, en la que se distingue una etapa prealfonsídiferenciada de la época alfonsí y del siglo XIV.

I

I

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Page 15: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

30 María Teresa Echenique y María José Martínez

d) Transición del español medieval al clásico: entre el sigloXN-XV y la primera mitad del XVL

e) Español clásico: hace referencia, fundamentalmente, alespañol de los siglos XVI y XVII, es decir, los Siglos de Oro,según una denominación habitual en la historia de la literatura.

f) Español moderno: del siglo XVIII hasta la actualidad.

Este tipo de periodización ha sido puesta en cuestión porestimarse que atiende, fundamentalmente, a criterios históri-cos y culturales que pueden considerarse externos a la propialengua. Frente a esto, surgen propuestas basadas en criterios deevolución interna. Desde este punto de vista, Eberenz conside-ra menos relevante la división entre español antiguo y españolmoderno, que aparece en algunas gramáticas históricas, porceñirse demasiado al binomio histórico que distingue entreEdad Media y Edad Moderna en torno a 1500 como eje.Basándose en los cambios propiamente lingüísticos, proponeeste autor tres períodos:

a) Fase antigua, entre 1200 y 1450, caracterizada por unarelativa estabilidad de las estructuras esenciales dentro de losmoldes creados por la reforma de la etapa alfonsí.

b) Fase media, entre 1450 y 1650, en la que se percibe unatransformación más rápida de los parámetros fonológicos ymorfosintácticos.

c) Fase moderna, desde 1650 hasta la actualidad, que mos-traría un sistema esencialmente estable.

En esta periodización en tres grandes etapas, Eberenz con-sidera la existencia de fases formativas y fases de estabiliza-ción, lo que hace que se deban tener en cuenta los procesos dereforma y planificación lingüística que periódicamente hanafectado a la historia de la lengua, como ya había señaladoMarcos Marín. Las propuestas de periodización que atiendena criterios internos, en la línea marcada por Eberenz, hanencontrado eco entrabajos que se han centrado enlos cambiosy reajustes morfosintácticos que pueden observarse a fines del

y gramática histórica de la lengua espatlola 31

XV y principios del XVI, en la etapa denominada español

nreclásico y en la Êrontera que, en muchos trabajos tradiciona-ies, sirve para delimitar el llamado "español antiguo".

En todo caso, cualquier propuesta de periodización concriterios exclusiva o predominantemente internos parle de laposibilidad de establecer una cronología absoluta de los cam-bios lo más ajustada posible. Esto se hace especialmente difícilen el caso de los testimonios más antiguos, en los que se

establece, además, un problema de límites entre latín y roman-ce qûe afecta a la interpretación de los textos y al uso denociones como nlatín vulgarn, (prerromance>, etc., a las quenos referiremos más adelante.

1.2. Hispania prerromana y romana

1.2.1. Consideraciones sobre la protohistoria lingaiística dela Península lbérica

En el umbral del siglo XXI hemos asistido entre los hispanis-tas a una devaluación generalizada del factor sustrato,a la horade juzgar su papel como elemento de cambio en la emergenciarománica. Pero, al mismo tiempo, la propia consideraciónrenovada del contacto de lenguas como impulsor del cambiolingüístico ha obligado a infundir otra mirada ala convivenciade lenguas en el pasado y ello ha traído como consecuencia lavaloración más sistemática de su reflejo en la formación de laslenguas romances hispánicas en general y del castellano enparticular. La investigación sobre el pasado peninsular ante-rior a la romanización ha conocido cambios importantes en losúltimos quince años, lo que nos permite sopesar con mayorrigor la posible influencia que en el surgimiento romance pudotener la existencia de lenguas paleohispánicas mejor determi-nadas hoy, así como su contacto con rasgos dialectales del latínllegado a la Península.

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I

32 María Teresa Echenique y María José Martínez

El mapa lingüístico peninsular de época prerromana no hasido materia habitual de cultivo entre los hispanistas, sino másbien entre filólogos clásicos e historiadores del mundo antiguo,por lo que los avances experimentados en el conocimiento delos sustratos peninsulares no quedan debidamente reflejadosen el ámbito de los estudios dedicados a la historia del español;por el contrario, las referencias a las lenguas y culturasprerromanas, así como a su incidencia en la formación poste-rior de los diferentes espacios románicos peninsulares, se

caracterizapor la falta de acïtalización clara en la mayoría delos trabajos que insisten en la evolución de la lengua española,si bien en los últimos años se advierten signos de cambio. Ya laHistoria de la lengua espaíiola de Rafael Lapesa atendía ejem-plarmente a las lenguas prerromanas como marco de obligadareferencia en el pasado para aludir después a la posible acciónde los sustratos sobre el español, perspectiva asimismo presen-te en el libro de Rafael Cano El español a través de los tiempos.Recientemente, la Historia de la lengua española dirigida porRafael Cano incluye una parte sobre la Hispania prerromana.

En un libro dedicado a la Diacronía de la lengua española nopuede dejarse de lado la revisión general y actualizada de lasituación, con el fin de perfilar debidamente los hechospaleohispánicos y su repercusión en la emergencia románicacastellana posterior. La reconstmcción de la Historia de lalengua española ha comenzado tradicionalmente en el períodoprerromano, buscando el efecto que el contacto de lenguas enel pasado ha podido imprimir a la lengua futura. Pese a que elconocimiento sobre las lenguas prerromanas es todavía preca-rio en la actualidad, no parece imposible ensayar teorías decontinuidad lingüística hispánica, sobre todo si tenemos encuenta en su justa medida el progreso

-grande- que el campo

de las lenguas paleohispánicas ha experimentado en los últi-mos veinte años, y siempre que no perdamos de vista, eso sí, laslimitaciones que existen para reconstmir los hechos a partir dedatos fragmentarios

\' gran'Lática históñca de la lengua española 33

1.2.2. Hispania en la protohistoria europea

nreindoeuropea de la Europa occidental, a saber, el euskera o

i.r.g.tu vasca. Hay que unir a ello los resultados de la fecunda

investigación que la filología vasca ha conocido en la segunda

mitad del presente siglo, que ha permitido abordar el esbozo, en

unos casos, y la profundízación, en otros, de la reconstrucciónhistórica y hasta prehistóricadel vascuence en épocas pasadas;

si a ello se suma el impulso que en los últimos años ha recibidoel estudio de las lenguas hispánicas prerromanas, tanto porparte de quienes se dedican al estudio de la filología clásicacomo de otras disciplinas afines como la arqueología o lanumismática, que ha cristalizado en la nueva publicación delcorpus de textos de las lenguas hispánicas prerromanas, revi-sada a la luz de los nuevos hallazgos e interpretaciones, losMonumenta Linguarum Hispanicarum de J. Untermann, se

comprenderá el salto cualitativo experimentado durante lasegunda mitad de este siglo en el conocimientos de los diferen-tes estratos lingüísticos peninsulares anteriores a la latinizaciónde Hispania.

1.2.3. El factor sustrato en la Hispania antigua

El establecimiento del marco histórico-lingüístico es la víade acceso al conocimiento del contacto de lenguas en épocaprerromana, que, a excepción del caso vasco, se saldó en la

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34 María Teresa Echenique y McLría José Martínez

Península Ibérica con el balance de la desaparición de todas laslenguas peninsulares anteriores al latín y su sustitución poresta última mediante un proceso general de cambio de código.No debe extrañar, por 1o tanto, el recurso frecuente en lafilología hispánica al sustrato como factor de cambio lingtiís-tico. Ahora bien, desde el punto de vista de aplicaciónmetodológica de tal noción, sólo tiene sentido hablar de unalengua concreta de sustrato cuando conocemos, no sólo suexistencia y su área geográfica de asentamiento en el pasado enun contexto histórico anterior determinado, sino, sobre todo,cuando sabemos con algo más de precisión cómo era su sistemafonológico o su gramática, sin olvidar las cuestiones de léxico,que suelen ser las más aducidas en estos casos aunque obedez-can a pautas de otro orden.

Es preciso tener presente que en época prerromana había enla Península Ibérica varias lenguas, y no sólo una como se

defendía hasta mediados de siglo, entre las que cabe establecerla delimitación de lenguas de carácter indoeuropeo al lado delas que no pertenecen a dicho tronco, a todas las cuales no hayque olvidar sumar los códigos lingüísticos presentes en laHispania prerromana por circunstancias transitorias de colo-nizacíón. Al utilizar la denominación genérica de lenguasprerromanas suele hacerse referencia a las lenguas que habíaen la Península lbérica antes de la llegada del latín, incluyendode este modo también las lenguas de colonización, como elfenicio o el griego; se utiliza, en cambio, preferentemente ladenominación de lenguas paleohispánicas cuando se quiereponer de relieve el carácter de lenguas más o menos autóctonasque habitaban Hispania en época remota, cuya dimensiónpaieolingüística nos es permitido reconstruir hoy o podemospresumir posible en un futuro no lejano. La denominaciónlenguas hispd.nicas prerromanAs es, por tanto, más neutra,aunque está por ello mismo más vacía de contenido: designatodo 1o que es anterior a la lengua latina sin más especificación.De todas formas, el marco geográfico al que todas ellas hacenreferencia es e1 constituido por la Península Ibérica (después

y grnmática histórica de lct lengua española 35

verbal)'

En realidad, no es gratuito hacer una distinción inicial en la

F{ispania prerromana entre lenguas indoeuropeas y lenguas no

indoeuropeas. Una división tal ha sido reclamada en repetidas

ocasiones y tiene una importancia metodológica fundamental:el.latín que se asienta sobre lenguas no indoeuropeas lo hace

sobre sistemas lingüísticos tipológicamente muy diferentes alsllyo, en tanto que la lengua latina que se superpone a lenguas

indoeuropeas encuentra ya una estructura genéticamente rela-cionacla con ella, lo que hace más fácil su recepción y, conposterioridad, su desaparición al ser diluidas por la superposi-ción latina. En este sentido, la latinización de la PenínsulaIbérica constituyó la última fase en el proceso lingüístico deindoeuropeización del continente europeo.

1.2.4. Consideraciones sobre la reconstrucción general delas áreas lingùísticcLs de la Hispania antigua

En general, hoy tenemos un conocimiento mucho máspreciso y concreto sobre las lenguas paleohispánicas que elexistente hace ahora veinte años; los avances en el terrenolingüístico de época prerromana han sido notables, si bien notodas las áreas peninsulares se han visto beneficiadas por talesprogresos de la misma manera, hasta el punto de que siguehabiendo incluso hoy día zonas cuyo pasado lingüístico estáensombrecido y aveces hasta oscuro; así sucede con áreas delCentro peninsular y del Sur, al igual que la actual Cataluña ozonas aledañas al País Vasco. Todo ello constituye un sabermuy especializado, que está muy alejado de los conocimientos

Page 18: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

36 María Teresa Echenique y María José Martínez

generales de los hispanistas. Mayores logros han conocido, porotra parte, los sistemas de escritura de época prerromana, queno siempre se circunscriben a un dominio lingüístico concreto;muy al contrario, un sistema de escritura como el signarioibérico, propio de las inscripciones en lengua ibérica, sir-viópara recoger testimonios de lengua celtibérica (adscribible a lafamilia celta), como es el caso del primer y tercer bronces de

Botorrita por poner un ejemplo significativo, de la mismamanera que el alfabeto latino fue empleado también pararepresentar lenguas prerromanas que desaparecerían pocodespués, y es el caso del bronce latino de Contrebia (nombreIatino de Botorrita), cuyos caracleres latinos recogen testimo-nio de la misma lengua celtibérica apuntada. Es, pues, de granimportancia metodológica separar lengua de escritura en épo-ca prerromana, pues Ia no consideración de tales hechos puedeinducir a confusión en el panorama lingùístico peninsularanterior a la llegada del latín e incluso de los primeros momen-tos de romanización-latinización peninsulares.

1 . 2. 5 . C onsideraciones generales s obre lo s efec to s del s u s tratoen los sistemas románicos peninsulares

Es preciso tener muy presente el cambio operado en el

conocimiento de la Hispania prerromana en los últimos veinteaños a la hora de atribuir determinados hechos a sustratosconcretos: antes estaba generalizada la idea de que habíaexistido una sola lengua prerromana en Hispania, que hoycontinuaría viviendo en la lengua vasca actual, razón por lacual trabajos importantes de García Bellido o de MenéndezPidal (por poner dos ejemplo señeros en ambos campos, asaber, el de las lengua clásicas y el de las lenguas neolatinas) sonportadores de una visión hoy superada y no pueden ser aduci-dos como apoyo en la actualidad. En el caso de que se quieraseguir defendiendo la filiación vasco-ibérica (cuestión no total-mente resuelta todavía hoy, si bien hay una cierto consenso enaceptar que no hay parentesco genético sino mera relación

y gramíLtica histórica de la lengua espnñola 37

La reconstmcción del protovasco permitirá llegar a estable-

v la sintaxis en general, si bien es verdad que la comparación.on el ibérico ha permitido alguna reconstrucción de detalle(como el genitivo -en, Ibérico y vasco), que pueden marcar el

camino hacia una reconstrucción sistemática. Parece claro que

el vocalismo castellano, tan marcadamente diverso de lasvariedades románicas de su entorno, tiene su explicación en el

contacto originario del latín con la lengua vasca, cuya exten-sión en zona pirenaica era entonces mayor que la actual y ellopermitiría explicar también la propia naturalezadel vocalismodel catalán occidental.

Es cierto que una lengua sin parientes es una lengua sinhistoria (según afirmación de Meillet aducida en numerosasocasiones), pero no es menos cierto que es perfectamentelegítimo avanzar en la reconstrucción prehistórica de la lenguamediante un estudio más preciso de las estructuras gramatica-les y del léxico patrimonial (o, al menos, el que no puede seridentificado como latino-románico). Esta tarea, válida paratodas las lenguas hispánicas prerromanas no indoeuropeas,sólo podrá llevarse a cabo mediante la reconstrucción internaademás de la comparativa, aplicando la metodología y losprincipios teóricos que Luis Michelena dejó magistralmentedelineados a lo largo y ancho de su dilatada obra. A su vez,trabajos que en la actualidad se están llevando a cabo sobreantiguos estratos europeos permitirán av aÍrzar considerable-

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38 María Teresa Echenique y Matía José Martínez

mente, como contrapartida, en la propia reconstrucción de la

lengua vasca.

Por otra parte, la gran atención que hoy se presta entrenosotros a las lenguas prerromanas hace pensar que en lospróximos años se harân progresos notables en este carnpo, si

bi"n ", cierto que por lo que se refiere al ibérico haría falta el

descubrimiento de una piedra de Rosetta para su desciÊramien-

to. El celtibérico ha conocido nuevos e importantes hallazgos,y en general siguen descubriéndose nuevos testimonios' Porotra parte, en el Oeste peninsular está aún por hacer una laborsistemática de comparación del gallego y portugués con otros

romances hispánicos con el fin de determinar qué es lo que se

debe al sustrato y qué al latín peculiar de cada zorra, productode la cual sea el establecimiento de las diferentes capas

prerromanas. Y en el área catalanta,la situación lingüísticapr"..o-^na necesita mayor clarificación para poder decidir en

furro. de la teoría del sustrato o rechazar definitivamente laasignación de hechos iingüísticos a tal factor.

Es de esperar çlue, en los próximos años, el impulso recibidoen los últimos tiempos para un mayor y mejor conocimiento de

las lenguas hispánicas prerromanas permita dibujar con más

precisión las diferentes áreas lingüísticas y su atribución a

dominios lingüísticos a los que podamos aplicar con ciertafiabilidadrasgos tipológicos conocidos o reconstrrribles, con el

fin de seguir su rastro en las lenguas supelpuestas y asentadas

en sus territorios a lo largo de los siglos posteriores. En este

sentido, si bien el avance registrado en el conocimiento de losdiferentes estratos lingüísticos peninsulares prer-romanos ha

sido notable, hay que lamentar una ausencia de atención a esta

etapa prelatina por parte de romanistas e hispanistas en gene-

ral. De hecho, falta un estudio sistemático, en todos los niveles,

de los efectos de los diferentes estratos sobre los romanceshispánicos alal:uzde las corrientes linguísticas más actuales;

en el léxico, de una parte, y en la fonética (con sus correspon-dientes repercusiones en el sistema fonológico) es donde se hanconcentrado hasta el momento presente los trabajos de sustrato.

y gramática histórica de la lengua espcLñola 39

Desde un punto de vista metodológico es, pues, de gran

castellano (concretamente, la aspiración de Ia lf-l inicial), yaque la lengua ibérica no tuvo vitalidad en tal área; tampoco es

atribuible un sustrato vasco allí, a menos que se piense enlengua vasca de repoblación en época medieval, lo que sería unsustrato importado, o algo parecido.

A su vez, la investigación del español primitivo, así como elvalor que debemos asignar a la presencia latina o aparentemen-te latina en la documentación de época ya romance, que haestado y está en el punto de mira de buena parte de la investi-gación hispánica de los últimos quince años (en concreto,desde Ia aparición de los trabajos de Wright) contribuirá sinduda a una valoración de conjunto más adecuada en todo loreferente a la etapa de formación de las lenguas románicaspeninsulares. Sería muy deseable asistir en un futuro próximoa una investigación interdisciplinar en el estudio de los diferen-tes estratos linguísticos prerromanos y su incidencia en laemergencia de las lenguas hispánicas neolatinas, que, por suparte, condujera a establecer mejor el conocimiento delcontinuum histórico que llevó al latín de Hispania a convertirsecon posterioridad en el complejo dialectal románico peninsu-lar. En definitiva, estamos en una fase de recomposición delpanorama paleohispánico, necesaria en muy alto grado para elestudio de los hechos románicos acaecidos en la PenínsulaIbérica.

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Y40 María Teresa Echenique y María José Martínez Diacronía y gramática histórica de la lengua española 41

estructura política y social tal que conllevaba necesariamenteel uso del latín en todas las manifestaciones de relación pormínimas que éstas fuesen. Ello condujo a la casi total desapa-rición de las lenguas habladas con anterioridad en tales territo-rios, si bien este hecho tiene un carâcter totalmente diversosegún sea la situación geográfica de las mismas dentro delImperio: mientras que al Oriente nunca estuvo en peligro lasupervivencia de una lengua como el griego, al Occidente loscasos de superwivencia tienen un carácter claramente atípico:en Britania, la perduración de lenguas autóctonas fue posiblegracias a que el proceso romanizador se interrumpió y, por loque se refiere al vasco, su conservación no deja de sorprendera cuantos reparan en ella. Por otra parte, con la llegada delcristianismo fue posible en Oriente una liturgia en lenguavernácula, cosa totalmente impensable en Occidente. El latínfue aquí la única lengua litúrgica del cristianismo, de maneraque la cristianización fue, así, un nuevo factor de latinización.

Por 1o que a Hispania se refiere, se ha señalado que laromanización no se limitó a una simple imitación de las formasmás exteriores de la cultura, sino que produjo un cambioprofundo en las estructuras económicas y sociales básicas delpaís. Dicho proceso condujo a la fusión real, aunque condiferentes matices de intensidad, de los pueblos de la HispaniaprimitiVa.

Hace tiempo se señaló ya, y hoy constituye un tópico, ladiferencia existente entre la profunda rornartización de laBética, parte de Lusitania y Levante, y el estado de atrasosocioeconómico y cultural en que se encontraban el valle delDuero y todo el Norte de la Península, sobre todo este último.En efecto, mientras que en el Noroeste, Levante y Sur, princi-palmente, el proceso de romanización fue implantándose deforma bastante rápida y adquiriendo, en líneas generales, granintensidad, en toda la Meseta Central y en el Norte no hubo, enrealidad, un cambio sustancial en la organizaciónsocial, eco-nómica y política. Esto ha dado lugar a que haya llegado ahablarse, incluso, de una Hispania no romanizada en los

1.2.6. HisPania romana

La romanización de Hispania constituyó un proceso de

simbiosis y asimilación progresivas de las estructuras

socioeconómicas, culturalei y jurídico-po1íticas del mundo

romano por los elementos hispánicos autóctonos'

el factor geográfico y el factor social'

durante más tiempo en unas regiones que en otras'

Romanoejerciójamáscoercióndirectasobrelosterritoriosconquistado, "n

lo que a la lengua se refiere' pero erigió una

Page 21: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Y42 María Teresa Echenique y María José Martínez

territorios situados al Norte del Tajo, ya que allí perduraronorganizaciones sociales gentilicias anteriores a la romanización.Ahora bien, estos pueblos, de los que ha podido llegar a decirse que

no fueron romanizados, al menos totalmente,sífueronlatinizado s

(a excepción de los vascos, Qüe tan sólo fueron latinizadosparcialmente) y no debemos olvidar que Ialatinización es un tipoãe romanización (la lingüística). Curiosa y precisamente, laperduración de tales organizaciones sociales gentilicias la cono-cemos a través de textos redactados en latín.

Por lo que se refiere a la escritura, el alfabeto latino fue

empleado no s inos, sino que sirviótambién para como el celtibérico(en Peñalba d Lamas de Moledo,Cabeço das Fraguas) y otras, antes de que se borrara la lengualocal. Gracias a ello podemos conocer algo mejor lenguas

prerromanas de la Península.

Está aún en vías de ser reconstruida la historia lingüísticadel solar castellano desde los siglos en los que el mundo romanosentó las bases de la romanización cultural y lingüística que

desembocarÍa en esta Hispania indoeuropea ahora latina (so-

brepuesta en ocasiones a otros espacios indoeuropeizados con

anterioridad, en los que la latinización debió resultar más

intentos para afirmar que el castellano procede del latín habla-

do por labios vascos; enla raíz de estas afirmaciones está el

hecho de haber sido el euskera el fondo lingüístico común aunagran parte de su solar originario (con sus variedades internas,

desde luego, erarlo en forma unitariasegún señaló lena), razónporla cual se

atribuye la a trato vasco a todos estos

territorios.

piacronía y gramdtica histórica de la lengua española 43

1.3. La Romania. Latín vulgar, protorromance yprerTomance

El territorio denominado hoy Romania por los filólogoscomprende todos los ámbitos geográficos en los que se hablauna lengua derivada directamente del latín como consecuenciade los procesos de romanización y latinización; el castellano,como continuación del latín de Hispania (que se fragmentó endialectos románicos varios) constituye la continuación de unârea que ocupaba una posición lateral en el conjunto delImperio Romano, con vinculaciones con el leonés y gallego-por-tugués al Oeste, así como con el navarro, aragonés y catalánhaciaelEste. Allí donde el latín no dejó descendencia románicase sitúa conceptualmente la Romania perdida o submersa, ylos territorios en los que hoy se habla una lengua neolatina noderivada directamente del Latín, sino como producto de lacolonización a partir de una lengua romance, constituyen laRomania nueva (es el caso del español, el francés o el portu-gués enAmérica). Para el estudio de cualquierhecho relaciona-do con la transformación del latín en castellano conviene tenersiempre presente una perspectiva románica más amplia, ya quealgunos problemas básicos de la fragmentación neolatina soncomunes, en diferente grado, a todos los territorios en los queel latín ha dejado descendencia romance; comprenderemosmejor los hechos castellanos si los situamos en una perspectivahispánica, y éstos a su vez en otra neolatina, ya que diversifica-ción hispánica y diversificación románica están estrechamenteunidas.

Las lenguas románicas no proceden del denominado latínclásico, sino del latín más cercano a la lengua hablada, alejadode los cánones de corrección gramatical de los textos latinosclásicos, que, existente como registro latino desde los tiemposantiguos, acentúa sus características en época tardíainmedia-tamente antes de la aparición de las lenguas románicas: es loque se denomina latín vulgar (y conoce sinónimos como latínfamiliar, latín coloquial o latín tardío, que no debe confun-

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ItF44 María Teresa Echenique y María losé Martínez

dirse con el latín medieval), cuyas variantes sociolectalespreludian rasgos de las futuras variedades neolatinas. Todos

lo, .urgor conocidos del latín vulgar que pasaron a las diferen-tes lenguas romances quedan englobados en el términoprerromance (que significa'previo al romance'), en tanto que

ie da el nombre de protorromance a los hechos de lengua

reconstruidos comparativa e inter-namente sin apoyo docu-

mental, porlo que se representan con el asterisco (") propio de

las formas abstractas inferidas desde la perspectiva románicaposterior.

Tras la caída del Imperio de occidente y la consiguiente

desaparición de las escuelas públicas romanas, fue la Iglesia

quien se hizo cargo de la formación de sus clérigos, convirtién-áor" ".,

el poder organizador de una enseñanza clerical y

monástica sistematizada y generalizada por Carlomagno, ba-

sada enlas Siete artes liberales concebidas como ancillae delateología. La mayor parte (con excepciones) de los laicos no tuvoacceso a esta enseñanza, convirtiéndose así enilliterati durantesiglos, Io que reforzó el carácter sagrado del latín y el papel

preeminente de la elite clerical'

Como la Iglesia había evangelizado territorios que nuncaper[enecieron a la denominada Romania, a los que llevó el latín;bautizado'como lengua de cultura y del culto cristianos (Irlan-

da en el siglo V, Inglaterra h. 600, luego Bélgica, Países Bajos -frisones- y Alemania -sajones-

en los siglos VII, VIII y IX;

en los ss. X y XI se aiadirân aello Escandinavia y algunos países

eslavos), ciistianización fue sinónimo de latinización. No hay

que perder de vista que, si bien es verdad que el cristianismoprovocó un impacto democratizador del latín durante la Anti-

g.i"d.a tardía, creó después una barrera entre la clerecía y el

fueblo, y fue entonces cuando surgió el latín medieval culto(escrito, en muy gran medida), distinto al latín vulgar y tardío

que había dado lugar a las lenþuas romances: el latín r,'ulgar era

lãngua materna (vital, aprendida en el seno de una comuni-

dad=), en tanto el latín medieval se adquiría como segunda

lengua. Tampoco hay que olvidar, por otra parte, que la religión

Diacronía y gramática histórica de la lengua española 45

cristiana se había expandido abase de inmigrados helenófonos,que han dejado rasgos en el culto católico hasta hoy mismo.

El bilingüismo en el seno de comunidades cristianas deOccidente, a su vez, había enriquecido al latín con un elevadonúmero de helenismos: AposroLUS, ECCLESTA, EVANGELTuM,rRESBvTER, syNoDUS..., que pasarân al latín medieval y a laslenguas europeas (así como a las lenguas germánicas en formade calcos), distinto al bilingtiismo greco-latino de época impe-rial, que había cumplido en la sociedad romana una funciónsocial imporlante. Algunas voces terminaron incluso por salirdel campo semántico estrictamente religioso; por poner unejemplo sencillo desde el punto de vista hispánico, recuérdeseque pARABo r n dar â p aro le, p alab ra y p ar aula en fo ancés, castella-no y catalân, respectivamente.

A parlir del siglo XI la fragmentación de las lenguas,urrlgaresdio lugar al desarrollo de lenguas vernáculas escritas, más omenos uniformes, en toda Europa occidental. El sistema feu-dal, propiciador de una parcelación extrema del Estado, lodividía en gran número de entidades territoriales, cuya confi-guración cambiaba continuamente según los avatares familia-res: en la incesante fluctuación de fragmentaciones, los seño-ríos constituían la parcela más pequeña. Las autoridades ecle-siásticas comprendieron la importanc ia delas yillae y extendie-ron a ellas su sistema de parroquiae, cort la consiguienteasimilación de estructuras jerárquicas de la sociedad feudal.En estas comunidades cristianas, rurales, el cura (sacerdote)seguía muy de cerca las actividades de sus feligreses, desempe-ñando un papel a la vez de norma y de intermediario, enparticular en materia de comportamiento lingüístico. parco-quiapasó pronto a designar'una comunidad cristiana dirigidapor un obispo', conviviendo con el término diócesis, que termi-nó por sustituirlo. El obispo, en su tarea formadora de sacerdo-tes, impulsaba la creación de catedrales o escuelas episcopalespartiendo de un programa de estudios análogo al de las escue-las privadas (las SEPTEM ARTES LIBERALES). En las reunio-nes dominicales el sacerdote:urilizaba no sólo el latín (lengua

Page 23: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Y46 María Teresa Echenique )' María José Martínez

sagrada del culto), sino también la lengua vernácula, y es en

este contexto en ei que hay que entenderla fecha del año 813,

en que el concilio de Tours recomendaba a los obispos elaborarcolécciones de homilías y traducirlas al vulgar, esto es, a laiengua utilizada cotidianamente para explicar la fe y la moralcristianas.

La sociedad medieval se caracterizaba, pues, por una parce-

lación (fragmentación) extrema en comunidades rurales aisla-

das y replegadas sobre sí mismas, que formaban, con las

aglomeraciones urbanas, las células básicas de la organizaciónsãcio-económica, política y religiosa de la época. Desde el

punto de vista lingüístico, esa parcelación se tradujo en una

fragmentación interna de las lenguas, que terminaron por

oÊrãcer tantas hablas locales como comunidades rurales'

En términos estrictos, la primera forma del latín medieval

fue este latín que no era ya 'lengua materna': los filólogosalemanes lo han llamado Vatersprache (lengta paterna), por

oposición a la noción actual de Muttersprache (lengua mater-na), pues el latín clásico se designaba en su época como

SERMO PATRIUS. El latín se convirtió así, entonces, en lengua

paterna, distinta de la vernácula, aunque nunca llegó a perder

la afinidad genética con él dentro del espacio geográfico cono-

cido con el nombre de Romania, donde las lenguas neolatinas

han conocido a lo largo del tiempo momentos más o menos

acentuados de relatinización, así como tampoco la afinidadcultural en el mundo germánico, céltico o, en la Península

Ibérica, vasco.

piacronía y gramática histórica de la lengua española 47

desaparecer, con la excepción del euskera (lengua de sustratoen las zonas en que se ha perdido y de adstrato allí donde haconvivido largo tiempo con el castellano), y fue lengua generalde la población hispanorromana. Adoptada siglos más tardepor los visigodos, que abandonaron el uso de su lengua germá-nica (superestrato) sin que ésta dejara en el español huella tanconsiderable como la que los Êrancos imprimieron sobre elfrancés, tuvo una vida floreciente al cornpás de los vaivenesculturales de la Hispania visigótica. Tras la invasión ârabemuchos hispano-godos mantuvieron en el Sur su lengua ro-mance, eI tnozârabe, que vivió y se desarrolló en un entornoislamizado que, a su vez, se romanceó y llegó a originar unalengua hablada peculiar: el hispanoárabe o romandalusí. Elârabe(lengua de superestrato) continuó siendo, no obstante,lalengua culta, al igual que lo fue el latín para la poblacióncristiana o el hebreo para la judía (buena conocedora delârabe, por su parte).

Si nos centramos en el proceso de conversión del latín enromance en el primitivo solar castellano tomando en conside-ración las aportaciones que se han ido produciendo en camposdiversos, tanto estrictamente filológicos como históricos, cons-tataremos que tal proceso es una parle de aquel otro másamplio en virtud del cual surgieron las demás realidadesrománicas peninsulares y aledañas como consecuencia de latransformación directa del latín traído a Hispania con laconquista romana. Todo ello sucede en el espacio europeomedieval que conocemos como Romania propiamente dicha,sin olvidar que había también un espacio germánico en el Nortede Europa abarcador de variantes escandinavas, alemanas,neerlandesas y anglosajonas, así como un espacio céltico enparte de las Islas Británicas, donde la lengua celta se manteníano sin dificultad.

El nacimiento de la variedad románica que conocemoscomo castellano, nombre que ha recibido la variedad o varieda-des románicas primitivas por haberse consolidado y crecido alritmo vigoroso y pujante de la propia Castilla, es inseparable de

1.4. Historia externa de la emergencia castellana

España forjó su peculiar modo de ser en el contacto de

lenguãs y culturas muy diversas. El latín traído a la Península

Ibéiica se superpuso alas diferentes lenguas prerromanas (que

han sido l.s Èngrus de sustrato para el español) hastahacerias

Page 24: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

48 María Teresa Echenique Y María José Martínez Diacronía y gramótica histórica de la lerLgua española 49

que el castellano se fue separando decididamente desde épocatemprana, al tiempo que se superponía a los demás dialectosromances e iniciaba un camino propio que le llevaría a erigirseen lengua nacional. En efecto, el primitivo dialecto castellano,nacido en zona de estrecho contacto con la lengua vasca,

influido después por la acción que sobre él ejercieron elemen-tos occitanos y franceses, mostró una resolución mayor que lade sus dialectos vecinos a la hora de decidirse por el empleo degrafías que se adaptaran a la nueva realidad, así como por lafijación de formas y usos sintácticos romances.

El proceso de formación de la lengua general castellana nofue ajeno a la contienda de normas que ha caracterizado su

historia posterior. En época de Alfonso X luchaban por impo-nerse dos normas bien diferenciadas: una, el castellano koiné,se caracterizabapor agrrrparlos rasgos que lo hermanaban conotras lenguas venidas de Ultrapuertos, al tiempo que aglutinabala influencia semítica; otra, el castellano derecho, continuabasus tendencias autóctonas a la par que recibía el apoyo personaldel rey, por cuyo impulso llegó a convertirse en lengua general,superponiéndose a variedades propias y a dialectos colindan-tes. Es esta última koiné castellana la que dio lugar básica-mente al español clásico y llegó a convertirse colt el tiempo enel español estandarizado actual.

Puede decirse que en los estudios filológicos hispánicos se

han tenido siempre presentes los hechos extralingüísticos a lahora de estudiar el nacimiento y la evolución del romancehablado. La integración de factores literarios, jurídicos, políti-cos y sociales, así como su repercusión en el sistema de lalengua, ha sido característica de la Escuela Española de Lin-guística . Así se explica que la Historia lingüística haya presidi-do buena parte de este quehacer filológico como disciplinaintegradora de los factores que inciden sobre el cambio lingüís-tico, que puede ser estudiado en forma distinta por enfoquesdiversos. Al positivismo que caracterizaen gran medida la obrade Menénd ezPidalha venido a sumarse la "concepción idealis-ta-estructuralistao aportada por Rafael Lapesa. Si se acepta

la estrecha vecindad y contacto con la realidad milenaria de la

lengua vasca, así como con ot

mai más o menos Perfiladas Yd.ad en algunos casos' Con eltransct

no llegaríã u "on

,".,i,se en españ:l3rï?Ïri:rÎ:;:iff:ff;:1

n fuera de éi; Pero el caste-

ña, en mayor medida el de

de acontecimientos históri-evenidos con Posterioridad'latín allí asentado'

geografra, hacia fines de la

Ibériêa: un esPacio catalán) de excePcional imPor-to desde el origen con el

gascón; el gallego-Portugugua poética; el castellano, çlu

ã" ".tlt

t.u en sentido Plenoasturiano, mejor astur'leonés' c

escritos; el aragonés; el navarrote, tal como nu 'iã" dibujado por González OIIé'' más el

rnozâr ab e(¿"no-iåtiã ó" p"å d" servir p ar a la mo dalidad

toledana y 'u

¿".ittãu de elia)' ål romandalusí' eI íttabe' el latín

y el hebreo. Hay -tI;t; -""Á;ras de la lengua vasca en forma

residual (dos de las Glosas

vascuence), Pues, de las lengu

r omartización lingüística, esto es

su cultura, el ibérico, el celtibériNoroeste, más otras lenguas de

había desaParecido todo me

iiteratura oral desde anLiguo'

tendremos proa,,ttiO" tàîtn"u¿a a parlir siglo XVI en adelan-

te.

Paralelamentealprocesohistóricodej'econquistafueronsurgiendo "., "f

Ñottå los Estados cristianos continuadores dei

reino visigodo, ;;;ñ"gu^ '"'ultuba una clara unidad de la

.\(l

I

t

Page 25: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Y50 María Teresa Echenique y María José Martínez

nuamente, sino y sobre todo, en relación con los sistemas

inmediatamente anteriores y contemporáneos, así como con

los que por evolución interna han derivado de elia'

1.4.1. Lengua hablada/lengua escrita (

Hasta la época de Fernando III, y ya en forma más general

hasta Alfonso X, la lengua escrita tradicional en territoriocastellano era el latín. En ocasiones es fácil distinguir qué

correspondía en un texto dado a la realidad de la lengua

hablada y qué al barnizlatino superpuesto (tal como sucede en

las Glosàsf, pero otras veces la distinción no es tan sencilla'

Parece razonable afirmar que la scripta hispánica se caracte-

rizaporel conservadurismo latinizante, lo que, desde u-n punto

de vista metodológico, se presta a interpretaciones diversas.

Frente a la tesis pidalina de la existencia de dos normas

habiadas (latín y romance), Alarcos opinaba, refiriéndose a los

(cultos o cuasi cultos de los siglos remotos> que, en su mente'

ola oposición entre lengua escrita y lengua hablada que se da en

las sociedades alfabetizadas, se confundía con ]a oposición

entre latín y romance, ' Por su parte, Roger Wright ha propues-

to en la miåma lÍnea la tesis según Ia cual los textos medievales

hasta el año a forma e-scrita del antiguo

romance hab otalmente distinta (latfn) en

la Península. la afirmación de Alarcos en

el sentido de que, en los siglos la

lengua romance hablada, sino la ta

entonces habría estado sujeta a

piacronía y gramática histórica de la lengua española 51

En cualquier caso, es importante tener muy presente que laç¡onología de los textos no se establece por el mayor o menorjesapego que puedan presentar en relación con el latín, sinoporla aparición de formas (aunque estén muy aisladas en el

texto) parcial o plenamente romances; la mayor o menor¡¡odernidad del texto viene determinada por ellas y no por el

latín o la apariencia de latín, que puede ser engañosa.

No hay que perder de vista, además, que los documentos delsiglo X al XIII no ofrecen el proceso de constitución de losromances, sino el de su normalización escrita. Conviene tenerencuenta que la fijaciónrománica enlalengua escritano es unaconsecuencia "natural" de su Êragmentación lingtiística, sino elresultado de un proceso sociocultural dependiente de la¡rolun-tad de los agentes históricos de utilizar los idiomas romancescomo medios de comunicación escrita una primera vez y deseguir utilizándolos en forma continuada a partir de ese mo-mento. Como sucede con toda innovación cultural, es unproceso discontinuo, que debió representar una innovaciónconsciente en un principio, una ruptura consciente de la lenguade escritura habitual hasta entorlces, el latín, pasando a tenerun papel cadavez más destacado hasta llegar a tener un relievey presencia ya continuada, en fases posteriores, en las que se

constituyen tradiciones discursivas escritas estables en lengua'urrlgar, paralelamente a la aparición de un público laico.

La separación entre lo que enfendemos por texto como tal,por una parte (que puede ser tanto oral como escrito) del textoescrito (manuscrito), es importante, pues este procesosociocultural que se manifiesta directamente en los documen-tos románicos transmitidos a través de la lenta y paulatinapenetración de los idiomas vulgares en el medio gráfico, tienedimensiones y caracteres propios mediante los cuales el ro-mance escrito dejó de ser el monopolio que secularmente habíapertenecido a una pequeña elite clerical.

Por otra parte, no hay que olvidar que la transmisión textualprimitiva en lengua vulgar se desarrolló en convivencia conotras lenguas, tal como muestran los primeros testimonios. El

Page 26: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

52 María Teresa Echenique Y María José Martínez Diacronía y gramótica histórica de la lengua española 53

Por lo que se refiere a la lengua literaria, la corte de Portugalfue centro cultural de la Península, con una lengua poética (elgallego-portugués) única y homogénea. La Corona de .{.ragón,por su parte, ser-vía de puente, hacia Castilla, de Ia poesíaprovenzal. La prosa castellana tenía su Çentro en Toledo, dondehabíaun núcleo rnozârabe compacto, lugar de'actividad de laescuela de traductores que tuvo después su punto culminanteen la actividad de las escuelas alfonsíes. Es muy importantetener en cuenta la participación activa que tuvieron en laformación de la prosa castellana gentes procedentes de loslugares más diversos de la Península, entre los que cabe desta-car a los vascos, y de fuera de ella (no hay que olvidar a losultramontanos que en la época medieval quedaban englobadosen el rótulo más general de ofrancosn). Bien entrada la segundamitad dei s. XIV, Fernândez de Heredia, gran maestre deRodas, aglutina rasgos catalanes y castellanos en su aragonés.

Castilla cultivó las diferencias con los demás reinos paraafirmar su autonomía. El origen cántabro de su lengua, lassucesivas repoblaciones a base de gentes vascas y el haber sidoterritorio fronterizo en lucha constante favorecía su mododiferente de hablar. Pero también es verdad que, a partir delsiglo X, se producen en el Valle del Duero fenómenos denivelación lingüística, çlue son los que suelen acompañar a losprocesos migratorios a los que afluyen gentes de diferentesdialectos que se incorporan a sociedades sin suficienteestructuración y con escasa densidad demográfica. Se explicaasí por qué el castellano, junto a rasgos comunes con losromances vecinos, presenta soluciones que son originales, peroque, por otro lado, no son totalmente ajenas a la evolución deotros romances, sino más bien el resultado final de procesossimplificadores.

En lo literario, el castellano en formación aceptó elementosregionales y así se explica que en textos de la primera êpoca,como Ia Razón de Amor (en que el aragonesismo es dominanteen formas como fillo'hijo' , dreyta 'derecha', ueyer 'ver'), laVidade Santa María Egipciaca, Berceo con abundantes riojanismos

hecho de citar fórmuias de juramento en lengua vulgar' por

fr;;;,rr' "P-pr" ." rugaz a

í;tþ"., uio dirr",,o autono-

;ã;;;.lengua de autono-

;; ,"r,;ãe íislble en muv sr safol o

gtorur, donde las partes en I an slqule-

ra el estatuto de texto, sino al ámbito

de lo que Podríamos denomina cos '

Sabemos fehacientemente que el latín era lengua de cultura t

común "t "l parudããtt'ãp"o riredieval' y no sólo en el mundo

,orrlat.o (también en el mundo céltico o germánico)' pero este

scritas) se ve afectado en su

oiémica entre oralidad Y escri-

strucción de otras variedadeseríodo medieval' HoY sePara-

ance, PeÍo las barreras entre

ambos sistemas no eran en absoluto nítidas en el Medievo' La

emergencia de las lenguas

escriá tiene lugar en estrechpor lo que gran Parte de la dis

ãécadas en Io que se refiere a c

en torno a las imPlicacionestestimonios escritoi, çIue, no lo oividemos' son los únicos que

poseemos.

1.4.2. Centros de irradiación linguística

Las lenguas vernáculas fue

nacionales Por Procesos vinculricos, que favorecían el Paso a ro fenómeno lingùístico determmente se fue constatando a

importancia de Poseer, en cad

políticamente, una norma corn

iela al deseo de expresarse en Ia lengua materna'

Page 27: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

María Teresa Echenique y María José Martínez Diacronía y gramática histórica de la lengua española 5554

(torci'torre' ,nadi, otri, esti,además de algúnvasOui¡m9 integra-

ä; .;*; t on n¡ldur,ion Miedo,) sea siempre conflictivo saber

,i "t-

àlut".to es fruto del autor o de la copia' extrayéndose

ntas según se adopte una u otra-pers-

elAuto"delos Reyes Magos o elLibro de

o hay incluso en textos no literarios'

como es el caso de los aragonesismos presentes en eI F'uero de

n"-ila A" Henares (tur mayár domo, lur s ay ón, etc.), y no hay que

olvidar la incidenciu q"" a mozírabetuvo sobre el castellano'

grande en el léxico ."gä" f u opinión de Corominas y perceptible

aún en un texto "orão

eI Fierc d'e Valfermoso de las Monias'lírica castellana tuvoersonalidades, Princi-Hita.

1.4.3.Lingua et natio

En la camino'elegido en la

elaboraci se debe a Isidoro de

Sevilla la ional entendida como

historia de ia nación goda' Esta concepción' que identifica la

historia de España .oã lu "Historia Gothican' aparece luego en

Rodrigo Ximénez de Rada,

camente a Castilla al frenteneogótica de EsPaña, co

castellanización de elementosaencontra.tut"rirtradicionaldefensoradelacontinuidaddeIa monarquía gótico-astur-lese lleva a cabo mediante el

Dios quiso guardar "assi com

buaniasse desPues lumbre enlconvertido en el eslabónexpansionismo castellano PoluîtuclOn goda a la par quå continuador de la fe cristiana' Fue

así como tu u^ui"iån hËgemónica de castilla se orientó hacia

la meta común de esa reitauración de la lejana len el pasado]

España unida. LaPrimera Crónica General es bien explícita en

este Punto:este clon Pelayo fuxiera ante vitiza quandol quisiera cegar, assi como

dixiemos ya ante desto, pero que era su escudero y traye Ia espada: et

acogierase a Cantabria et amparosse y. E quando oyo que los cristianos

eran uençudos et toda la caualleria perduda, tomo una hermana que

auie, et fuesse con ella pora las Asturias que siquier alguna lumbrera

pora la cristiandad a que se acogiesse, ca los moros auien ya conquerida

todo lo mas de Espanna, assi como auemos dicho, e crebantaron el

poder de los godos, de guisa que non auie y ninguno que se les'

deffendiesse, sinon unos pocos que fincaran et se alçaran otrossi en las

Asturias et en vizcaya et en Alaua et en Guipuzcua por que son mui

grandes montannas, et en los montes Rucones et en Aragon. E a estos

quiso tos Dios guardar por que la lumbre de la cristiandat et de los sus

sieruos non se amatasse de tod en Espanna

Pero, frente a sus predecesores, hay en Alfonso X una

concepción historiográfica nueva, çlue asume en toda su ampli-

tud la herencia histórica del solar hispánico, considerando

como parte integrante de la nEstoria de las Espannas General,

tanto a griegos y romanos como a árabes'

No es fortuito que la Estoria de España de Alfonso X aban-

donara el latín puiu purur a emplear el lenguaie de Castiella,

como preferentemente denornina a su lengua, cosa que ya

venía haciéndose desde época de Fernando III por ser el

romance lengua neutral común a las gentes de las tres religio-

nes (no lo erá el latín para los judíos)' Sucede, además, que el

papel hegemónico de Ia historia corresponde a castilla, sobre

q"ì"" r""u" el honor de haber dado nombre a la futura lengua.

Esta concepción alfonsí de la historia de España seguirá man-

teniéndose de forma básica a través de las diferentes muestras, historiográficas del siglo XIV. En el XV, con la incorporación

de Espala al ámbito europeo, se impondrá una remodelaciónde su historia y ello se hará dotándole de una misión concreta

y ajustada a su nuevo marco; la nueva historiografía onaciona-

iiriu" volverá entonces al empleo de Ia lengua latina'

La expansión castellana está estrechamente ligada a Iaabsorción de los dialectos y lenguas vecinos. Es cier[o que

Page 28: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

56 María Teresa Echenique y María José Martínez Diacronía y gramática histórica de la lengua española 57

En los movimientos de repoblación jugó un qqpet relevanteel elemento vasco, bien perceptible en la toponirnia (Vizcaíno,Bás cones, Villabdscones, Bas cuñana, Bas c oncillo s .. . ), hasta elpunto de que ciertos hechos fonológicos y sintácticos delcastellano medieval se han atribuido a influjo vasco, sin olvidarla posible concurrencia de la sintaxis ârabe. Después, Sgncþoel Mayor anexionó a Navarça comarcas castellanas como laCastilla Vieja con Trasmiera, Bureba y los Montes de Oca,además de Álava yYizcaya, con lo que se fue haciendo percep-tible la influencia navarra. Su hijo Fernando Ee conde deCãltilla en 1032, heredó el reino de Leórren 1038 y reivindicópara Castilla parle del Norte del Burgos, Alfgnsg VI suprimió elrito vis_igótico o mozârabe (1070-1080) y durante su reinadocornenzó el predominio del elemento franco como resultado dela influencia que la clerecía ultrapirenaica ejerció sobre laespañola tras las reformas cluniacense y cisterciense.

Se puede decir, en todo caso, que no siendo esencialmentemonolingùes las comunidades de lengua castellana (que, ade-más, poseían sus variedades internas bien marcadas), loshablantes podían interpretar las diferencias entre las varieda-des románicas comã pértenecientes a un sistema o troircocomúi'r, en contraposición a la otra u otras lenguas habladas norglnances (vascuence, árabe), cuya diferencia tipológica debíaresultar evidente, siquiera fuese por la dificultad de su com-prensión. Pues bien, conviene no perder de vista que la convi-vencia de todas estas lenguas y variedades estaba ya, latente enunos casos, con gran realidad en otros, en los orígenes remotospeninsulares.

1.5.2. Siglo XII y primera mitad del XIilLa influencia ftan_ca se revela imporiante en estos siglos

tanto en textos jurídicos (principalmente en los Fueros) comoen los textos literarios, siendo particularm'enÏe intensa en elAuto de los Reyes Magos. El elemento franco, a su vez, se fuehispanizando tras un proceso que fue anterior en los dominios

existió alguna zona (disputada políticamente entre castilla y

Aragón, q:rr" .o.to.ió en época medieval ciertas coincidencias

con el dialecto navarro y el ut^gonés, algunas de-las cuales

iegan arln hoy hasta la Andalucía oriental) cuya castellanizaciôn

no:implicó seguramente supresión de un dialecto anterior

sólidamente asentad.o; es también posible que la castellanización

no fuera suplantación idiomática en Navarra' sino concausa o

apoyo a la coincidente evolución de romance navarro y caste-

ilur.t po, caminos propios, pero lo general es que la expansión

casteliana se hiciera a costa de los dialectos vecinos'

1.5. El castellano Prealfonsí

1.5.1. Los orígenes del español (el castellano desde su apa-

rición hasta el siglo XI)

Menéndez Pidal, en sus Orígenes del español' no precisó el

momento a Partir del cual Podríromance(s) Peninsular(es), sinoèncerrada en Ia cronologíarománicos hisPánicos, distinglengua (época que sigue estando aún hoy sumida en-la penum-

b.u) y los orígei., pìtó"i*os, que se sitúan hacia el siglo IX y

siguientes. -

El castellano más primitivo tiene su origen en Cantabria'

cunadeCastillayconþntodecondadosdependientesdeLeónen un principio, sin ålrridar I al ér.ea de

lengua vasca, que debieron co orrgrnarlo

J" iá l"ng.tu .ult"[u.ta; la.l-eng ntación en

documentos procedentes de Oñu, Valp"esta' Aguilarde Campó

y Santoña, urí .o-o en las primitivaç glosas' A fines delsiglq !XLòrn ntó ia expansión caìtelana por la meseta de Burgos'

Haciag50FernánGonzâIezerigió"lgtuttcondadodeCastilla'con su centro político y social en Burgos, de donde emanan

documentos procedentäs de Burgos, Cardeña y Covarrubias'

I

Page 29: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

58 María Teresa Echenique y María José Martínez Diacronía y gramdtica histórica de la lengua espnñola 59

do la creación inicial de una koiné burgalesa (desde fines delsiglo IX hasta el XI), que pasaría a ser una koiné toledana (finesdel siglo XI) para conver-tirse, tras Ia conqrlista de Sevilla cnL248, enuna koiné sevillana representativa del Sur peninsular.Coñanterióridad, Fernández Ordónez había señalado que lareconquista del Sur peninsular tuvo un ritmo mucho más lento,por lo que las características de su nivelación fueron muydistintas a las de la reconquista del Norte, mucho más rápida.

Esta koiné castellana, que se ha convertido después en lalengua de tôda la comunidad hispánica, no ha recibido de iureel estatuto de oficialidad hasta el siglo XX, si bien ha sido de

fa.cto lengua_oficial desde el siglo XIII.Para que una lengua se considere estandarizada necesita: a)

una ortegrafía unificada, b) una morfología y una sintaxis(compiladas en una gramática) establecidas como modeloe¡emplar superpuesto a todas sus variedades, y c) un léxico

"âti¿ò para iodos sus hablantes (recogido en un diccionario).

Es evidente que hinguna de estas tres herramientas existían encuanto tales en ninguna de las modalidades peninsulares deri-vadas del latín (quizâ para el catalân, en tanto lengua pertene-ciente al grupo occitano) hasta Nebrija, pero sí se puede decirque después de Alfonso X (1252-1284) el castellano tenía unsistema gráfico regularizado, una sintaxis válida para todas lasnecesidades de la lengua y un léxico habilitado en todos losniveles. De forrna general puede afirmarse que a partir de lareforma alfonsí la grafi,a quedó sólidamente establecida (hastael punto de que la transcripción grâhca se atuvo a las normasfijadas por la cancillería y el scriptorium alfonsí hasta el sigloXV), la sintaxis se hizo más elaborada, ordenada y compleja, yel léxico se vio enriquecido por vocabulario técnico de basecastellana, ârabe y latina.

En el prólogo que Yehudá ben Mosé ernpezó a redactar parala traducción del ârabe al castellan o de El Libro conplido en losiudizios de las estrellas el jueves 12 de rnarzo de 1254 dice queé1, como sabio, quiso tornar los saberes "en lengtta castellana a

laudor e a gloria del nombre de Dios e a ondra e en prez del

astur-leonés y castellano que en Aragón y Navarra: en estos

."lnor la inmigraciónvenidã de Ultrapuertos fue más intensay

p"iri*",". Aiberto Vàr-varo ha retratado muy bien 'a

comple-

jidad del contacto lingüístico que caracler\zaba a los núcleos

urbanos de la zona cãntro-sepientrional durante el siglo XII'

donde convivía "f fuuf"ti" loËal hablado por la mayoría de la

población con el castellano est '

ãl latin como lengua del cultoI

ancos' el hebreo como lengua

e coránico Y el árabe hablado

n írabe, el rnozârabe de los

s rePobladores Procedentes de

zofravasca.

1.6. Lalengua castellana en tiempo de Alfonso X (c'

t26O-1290)

A la complejidad lingüística delineada en área castellana hay

q";;;;;ãr tt""n" aã-qtte Alfonso X contase con colaborado-

res de diversa p.o."ã"*ia, hasta el punto de llegar a ser el

plurilingüismo una característica de su corle' No debe extra-

ñarnos, pues, qt" "iÀo"u'"u impulsara la denominada "refor-

ma alfonsi', ¿"rirruãu ã" fu necesidad de crear una l-eqgua

¿å¡rãrlu". general normalizada que pudiera liegar a superpo-

nerse a tan notaUie het"tog"""foud' Lup"tu ha señalado la

existencia de dos ,tãr-u' bià diferenciadas en el castellano de

;p*;if"nsí: el castellano koiné, en el que habríanconfluido

la influencia semítica y franca, representado por el lenguaje

zpi¿ã ãa cantar ¡;Mí, Çid y del-Roncesvalles, el clerical de

Berceo, eI Apotoni"ã y l '+i"'oidre' gljuglaresco delaRazón de

Ãäár,-'t" prort d"'iu Fazienda de-Ultrantar y mttl'itud de

documentor rto,u.iul"s, y el castellano derecho o koiné castella-

;;, ;"; respondía ",t gét"'^l al gusto de Burgos' con ciertas

concesione, u l. i"ngtã a" f"t"a" y de León' Tuten ha defendi-

Page 30: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Yhistórica de la lengua qsPañola 6I

María Teresa Echenique y María José Martínez Diacronía Y gramótica60

griego.

mo, esto es, la cohabitaciónferentes' Al lado de esta visiónI Período alfonsí habría que

o Por las lenguas vernáculas, a

saber, que la ausencia de una norma común hace aún más

äìil.iílu'.ompr".tsión entre sus hablantes' comprensión que ve

Iuro.".i¿u por lu estandardi zación.y esto es justamente lo que

debemos al tiempoã" aHo.rro X, a saber, que la elaboración de

una lengua estándar, cllyo modelo básico llega hasta hoy'

iu.ror""ió la comprensión entre todos sus hablantes'

I .7. Español preclásico y español clásico de los Siglos

de Oro

1.7.1 . EsPañol Preclásico

Lapesde 1474,incluidaãáãi"".f y eI clásico en el que distingue también una etapa

anterior, de 1400 u-t+i+, tJ""tpo"diente a nlos albores del

humanismo>. Este períoâo de transición se refiere aquí' por

tanto, fundamentalirente, al siglo XV y al primer cuarto del

XVI. Sin "-bu.go'

It "tupude

tiansición comenzaría ya en el

siglo referido' Por otra

par[e Descubrimiento''

' àn algunos de losen lacambios iniciados en la Opoca medieval' En los tratados de

Gramática histórica, en los qu

suele hacerse una división exPl

ocasionales al esPañol nanti

frontera entre ambos Parece s

el siglo XV. Eberenz, Por s

sepaiación entre la ufase

p"ìiodiru.ión; en esta línea

Page 31: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

62 MarícL Teresa Eclænique y María losé Martínez

criterios internos con sucesivas fases de estabilización, laaplicación de métodos informáticos ha permitido a Sânc]rlez

Lãncis observar la coincidencia en el cumplimiento de ciertos

cambios sintácticos (anteposición del artículo ante el posesivo

e interpolación de complementos entre el verbo y el clítico) en

la segunda mitad del siglo XV, dentro de lo que se denominatradicionalmente español preclásico.

Se trata, por tanto, de un en el que

apuntan las transformacione nfluencia

del humanismo, marcarán bserva la

influencia italiana en la producción literaria, la imitación de usos

latinos tanto en la sintaxis como en el léxico, junto a la perwivencia,

en la leng inseguridades

propias de éPoca en la que

se asienta Y comienza la

expansión exterrra que culminarâ en el período siguiente'

Desde el punto de vista de la norma lingüística, es la etapa en

la que empiezan a publicarse tratados gramaticales y ortográ-ficós sobre la lengua española, así como vocabularios en los que

en 1433sobre lasEn cuan

tarde con el Vocabulario español-latino. Son los primeros pasos

en el establecimiento de unos criterios normativos teóricos

parael castellano, tanto patafac es

extranjeros, como Para intentar r:a

libre de los procesos de ocorruP la

lengua modelo, el latín.

Diacronía y gramá-tica histórica de la lengua española 63

1.7.2. Español òl,itico de los Siglos de Oro

La etapa que se reconoce como (español clásicou, (españolde los Siglos de Oro,, etc., hace referencia a la lengua åe lossiglos XVI y XVII. En este caso, los factores (externos> onculturales>, en sentido amplio, apuntan a una cierta etapa dela historia literaria: el Siglo de Oro, concepto acuñado para laliteratura española en el siglo XVIII que señalaba, en unprincipio, hacia los autores del siglo XVI considerados modélicosdentro,de una recuperación de los ideales renacentistastrespec-to a la lengua (claridad, naturalidad, etc.). El concepto seamplió a otros autores del XVII dentro ya del período que seconoce como Barroco, con todos los matices que, también eneste caso, pueden establecerse respecto al período cronológicoque suele recibir esta denominación.

Desde el punto de vista lingüístico, es la etapa en la que sesitúa, tradicionalmente, la última gran transformación delsistema fonológico del español. Es la época en la que seconsolida la noción de español como idioma común en unmomento en que, como consecuencia de la expansión políticahacia Europa y América, aumenta el interés por el aprendizajede la lengua y, con é1, la publicación de tratados gramaticales,lexicográficos y ortográficos destinados a la enseñanza a ex-tranjeros. El desarrollo literario y normativo

-sin que se puedahablar todavía de una norma establecida y generalmente respe-tada desde el punto de vjsta gramatical y ortográfico- se hacecorresponder con un proceso de estandarización creciente enel que se seleccionan algunos de los usos que convivían enetapas anteriores. Por esta razón, se caracteriza esta épocacomo una etapa de fijación de usos en la lengua escrita, en laque desarrollarán su obra los autores que, en buena medida, sevan a convertir en modelos para el establecimiento de la normaacadémica en el siglo XVm.

Eberenz señaia una (fase median en lugar del más tradicio-nal nssp¿flol clásicou, ya que considera que los cambios queafectan a lo que denomina (parámetros esenciales, tienen

I

Page 32: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

64 María Teresa Echenique y Matía José Martínez Diacronía y gramó-tica histórica de la lengua española ó5

otra parte, una muestra de la complejidad de criterios utilizadosen la periodización, ya que se trata de un acontecimiento enprincipio externo, la fundación de una institución ligada alestablecimiento de una nueva monarquía, pero que supondrá unareforma normativa y afectarâ, en mayor o menor medida, a laevolución de la propia lengua. Es el caso de la pronunciación decierlos grupos consonánticos, favorecida porlas decisiones orto-gráficas y ortológicas de la Academia, por poner sólo un ejemplo.

El carácter oficial de la institución y las circunstanciaspolíticas y sociales favorecieron el éxito progresivo de laspropuestas académicas. A lo largo del XVIII y el XIX cambiarála consideración del español en la enseñanza, en la que pasaráa ocupar el lugar privilegiado que durante siglos había corres-pondido al latín: el español se introduce como materia deestudio en la enseñanza media a finales del XVIII y sólo mástarde en la enseñanza universitaria. La aceptación de la normaacadémica será paralela a la extensión de la alfabetización y, eneste sentido, hay que destacar la función de la lengua escritacomo sustentadora de una conciencia de lengua común. Estotendrá una especial importancia cuando, en el siglo XIX, seproduzca la independencia de los países americanos, en losque, a pesar del temor de escisión lingüística manifestadodesde algunos ámbitos, acabó acatándose la norma académica.Fue fundamental, en este sentido, la actitud de personalidadescomo Andrés Bello, autor de una de las gramáticas del españolmás importantes del XIX, frente a aquellos que ponían encuestión un modelo de prestigio basado, en gran medida, enuna norma fonológica minoritaria, la septentrional, y en losusos literarios de los autores españoles. Como respuesta, laAcademia incrementó su relación con los países americanoscreando Academias correspondientes en todos los países dehabla hispana - incluidos los Estados Unidos, la última acade-mia en cuanto a su fecha de constitución, en I973-y aumentóla nómina de autores de referencia, ampliando la norma paradar cabida a las variantes lingüísticas generalmente aceptadasen todos estos territorios.

1.8. El español moderno: siglos XVIII al XX

abar-

ca ' Esta

es aceP-

tada; sin embargo, unavez-rrrâ ' en el

caso de la propuesta de Eberenz, Ia tercera y última eLapa'

denominadã *fãse modernao, llegaría también hasta hoy' pero

cornenzaria en 1650.

que contó con reconocimientoe 1714,se convierte en símbolo

¿, Progresivamente, en el referen-

te normatir o de la lengua. La importancia de este hecho es' por

\

"$F

Page 33: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

66 Marío Teresa Echenique y María José Martínez

1.9. Bibliografía básica

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Cuesta, 1999, 25-42'2. Gnarías y cRAFÉMtcA EN t-A HtsroRtA DE t-A LENGUA

2.1. Conceptos básicos

El sistema fónico de una lengua y su sistem a grâhco consti-tuyen dos sistemas coexistentes; al igual que sucede en lahistoria lingüística de cualquier lengua y en la historia de laescritura como logro humano de la cultura en general, en queel habla es anterior a la lengua escrita, también el castellanohablado es anterior a su emergencia siÀfêmatica en textosescritos. De hecho, la implicaòión cón la lengua latina en la lenguaescrita es una constante castellana hasta época tardomedieval,que después queda sólo como residuo culto en diferentes niveles,entre los cuales el gráfico ha gozado de especial relieve y prestigio;de esta consideración se deriva la acuñación de los conceptosconocidos como latinismo y cultismo.

La representación alfabética de una lengua recoge analítica-mente, en el significante,,la relaciórì entre las grafías y los sonidos,que tiene diferente reflejo en la fonología según el momentocronológico de la etapa histórica en que se encuentra la lengua,por una pafte, y la reconstmcción que nos es dado establecer desus fonemas, por otra. En la historia'de la lengua española,

iendesde sus orígenes las marcas ortográ-ras) configuradoras de |a relación letra-que suponen el empleo de los signos latinos

para la nueva realidad romance castellana; en cambio, las marcasorlográficas suprasegmentales (acento gráfico y diéresis), asícomo adsegmentales (coma, punto y coma, punto, puntossuspensivos, signos de interrogación y de admiración, paréntesis,comillas, guión, etc.) no se utilizan hasta pasada la etapa medie-val, hasta el punto de que el comienzo de su aparición en lahistoria lingüística está aún por hacer.

Page 35: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

70 María Teresa Echenique y Møría José lulartínez Diacronía y gramóticø histórica de la lengua española 7t

rigurosa entre sonidos y grafías tomando como referencia el

sistema de la lengua, de forma tal que a cada fonema (unidad

rnínima de significante en el sistema) se ha ido adscribiendo unsrafema (unidad mínima de sentido en la lengua escrita)ãeterminado. Es cier,lo que no se ha llegado a establecer en

español una correspondencia ideal entre fonema y grafema, alrnenÕs por el momento, por lo que el castelláno no ha llegadoa conocer en tiempos históricos una ortografia fonémica en

su totalidad (sí ha habido propuestas en tal sentido en momen-tos diversos y alejados entre sí en el tiempo, sobre todo en épocamoderna, como se expone más adelante), pero en términosgenerales es lícito afirmar que la historia de las grafías delespañol se caracteriza por una adecuación progresiva de larealidad fonética de la lengua a su valor fonológico.

2.2. Las grafías en los orígenes del español y encastellano prealfonsí (hasta c. 1260)z la scrþtacastellana

Las grafías latinas resultaron inadecuadas e insuficientesparalarealidad románica general vîa vezque quedó consuma-do el proceso de fragmentación latina de la llamada Romania.En todos los espacios neolatinos se ensayaron fórmulas gráfi-cas para representar los nuevos sonidos románicos, que dieronlugar a las=diversas scriptae, caracterizadas cada una de ellaspor un conjunto de rasgos propios dentro de la generalidad máso menos global; existió de este modo una etapa común paraaquellas lenguas y variedades románicas que comenzaron aescribirse desde el medievo, aunque con diferencias diatópicasdentro de las posibilidades combinatorias de unas mismasgrafías; de hecho, cadapaís románico halló soluciones diferen-tes, que cuajaron con el tiempo en resultados independientesde lo que en un principio habían sido en gran parte variantesgráficas comllnes.

En lo relativo a la representación de todo aquello en lo quemás notoriamente difería del latín, a saber, en los diptongos

ElLstudio del sistema gráfico de las lenguas escritas recibe'

a veces indistintairente,-la del ominación de Grafémica o

C.atematica (además de otros nombres como Grafognosia'

Crufotogiu, Filografía, Grafonomía, Grafética' etc'); conviene'

reservar el nombre de Grafémicaparael estudio de las grafías

en su relación letra-sonido, y limitar ia denominación de

Grafemáti caparael estudio delos grafemas (entendidos como

las unidades mínimas de la len ¡ua escrita que pueden diferën-

;l; "i ;ie"ificado o, lo que viene a ser 1o mismo' los signos

gráficos que corresponden a los fonemas)' esto es' a la relación

i*-fortË..ra. De Ia misma manera, continuando con el parale-

lismo fonológico y fonográfico, se llaman alógrafos lasvarian-

i", grafi"us d--e un g.uf"ãtu, del mismo modo que son alófonos

las variantes fónicas de un fonema'

Los sonidos de un sistema lingüístico se representan me-

di.";; grafías (o, dicho con otras palabras' una grafía es la

forma de representación de un sonido o fono), que pueden ser

"iår"""ar .ì-p1", o estar dotados de mayor compiejidad' Se

puede decir que, en laseguido un camino de si

etapas de Ia lengua, las

valores latinos Para Pasar a re

castellana en lã qnã hubíun surgido sonidos nuevos como

"ánr""rr"ttcia de la evolución fonética del latín y su consiguien-

te reordenación en el sistema románico castellano. A paftir de

lo que se conoce como (refor

segunda mitad del siglo XIIIel castellano solo tendrá gra

de un solo grafo, como es el c

bien dígraIo., ", decir, grallascompuestas de dos grafos (como

sucedeãn el caso d.e.qi, en la palab raque); no habrá ya restos

de las grafías múltiples o complejas (grafías compuestas por

-a, ¿J¿o. grafos) p^ropius de lá etãpa de orígenes de Ia lengua

castellana eicrita, salvo casos aislados'

El proceso histórico de simplificación grâhca de.la lengua

castellana es revelador de una tendencia a la adecuación

Page 36: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

72 María Teresa Echenique Y María José Martínez Diacronía y gramática histórica de k lengua española 73

Por otra parte, las grafías <u> y <v> eran alógrafos en elperíodo medieval, así comõ-tãmbién-después en el clásico,usándose indistintamente para valor vocálico o consonántico.La decisión de destinar el signo angular <v> para la consonantey el signo <u> para la vocal es obra de la Real AcademiaEspañola en el prólo go al Diccionario de Autoridades publicadoen 1726.

2.2.2. Consonantismo

La principal divergencia románica respecto del sistemaconsonántico latino fue el surgimiento de una serie de conso-nantes palatales derivadas deprocesos proComo consecuencia de la evolución estrde tales segmentos consonánticos, las características más rele-vantes de su scripta vienen dadas por la representación desonidos castellanos palatales, que, al no existir en latín, origi-naban vacilaciones en su forma escrita. Veamos cuáles son:

- [!] La articulación palatal lateral se recoge _hasta el sigloXIII'con una variada gama _de grafías, algunas de las cuales sonñás constantes que otras (que sólo aparecen ocasionalmente):

< li > < relias > nrejaso, < filio > ohijo"< il > <pareilatas> nparejaso

< lg > <amilgoramiento> <amejoramientor, <malguelo>umajueloo

< gl > <megloranza>,,mejoraÍrza>>, <maglolo> nmajuelo,.lig t <meligor> nmejor,< ll > <Kastella> nCastilla>, <balle> "valleo< I > <kabalo> oç¿þ¿llo>, <melor> ,,mejor,,< ill > <taillatu> utejadou

< lli > <mellior> (mejor>

. llg t <obellgas> (ovejas>

procedentes de vocales latinas únicas escindidas' por 1o que se

refiere ul ,ro"di,ãã, Y etr los sonidos palatales en el

iortrortutt ismo, Ia scrþta castzllana tuvo sus propias caracte-

rísticas en elpreciso teneralguna, por Ivariantes Por

2.2.1. Vocalismo

La princiPal evolución vocálicfonológicas habida en castellano fue

'uo"d"Jlutinas breves lY' I y 7[ ¡' Sus

ron algúntiempo "n qrr"d^ifi¡ados como [é] y lwé]respectiva-

mente, de forma que convivierotes uél-[já] (ttjéral, ltiá¡a])[pwárta], [Pwór1a]), vivas aún.

escrita puede encontrarse ocaslonarr

."r..ttå a la de Ia lengua hablada' en cuyo caso aparecen

muestras de tales variantes (uamne < ff OnnfNB en las Glosas

Emilianens¿s, más.uro qrr"'uemne) o, aI igual que sucede en

otros dominios románicos, Purefleje la existencia de diPtoniioõal escrita Puede ser exacta

(terra, dat. TÉ,RRA) con la d

había ya o no diPtongación rea

i;à; ã" tu poritnaãd inmediata de considerar que no hav

¿ip,ong..lóì, la grafía podría ser interpretada como uno de los

-'r"noî casos d" latioitmo gráfico), o bien puede registrarse

por escrito una vocal que no se coffesponde con la latina' y

ãntorr.e, tendremos 1á evidencia de encontrarnos ante un

a¡pì"og" encubierto, esto es' ante un caso de pronunciación

¿Ëtonãu¿a encubierta, ta| c( mo sucede en los numerosos

ejemplos cogidos por Menéndez Pidal

en los Or tros más ocasionales' como

tirra por ReYes Magos'

Page 37: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

74 María Teresa Echenique y María José Martíhez

Ia gralíaetimológica <ll> (que el latín había utilizado para

."p."ã".ttur la gemiãada de STELLA, pongamos por caso) fue

lu -as característica de la scripta castellana desde los tiempos

más tempranos, y así se utiliza profusamente para el topónimo

Castilla.

- [U] Otro tanto sucede con Ia articulación de la consonante

puluå1 ,tural sonora, para la que se registra una gran variedad

ä" g.ufíu. simples, dígrafos y g afías complejas:

< ni > <uinia> <viña>, <senior> (señor>, <kastarrio> <casta-

ñon

< in > <uergoina> (vergüenza>

< ng > <uinga> uviñao, <kastango> (castaño)

< gn > <uigna>rviña>, <cugnato> ncuñadoo

< nn > <sennor> ,.señor>, <pennora> nprendao: de su

abreviació n grâfrca (la segunda < n > escrita sobre la primera

enforma¿etit¿e)procedelasingulargrahacastellana<ñ>,que en los primeràs siglos de la lengua aìternó- en la forma

Åcrita con la variante gráthcz < nn > incluso hasta mucho

después de que su valor fonético fuera ya palatal [g] '

<n><Eneco>(Eneco)< nig > <senigor> (señor>

. ingn > <seingnale> oseñal"

< mgn > <domgna> udoñao

< nni > <Riannio> uRiaño"

< inn > <Ocainna> nOcañan

-[õ]raarticulaciónprepalatalfricativasordaconocelassiguientes grafías:

< x > <Xymyno>, <Ximsn6¡ "Gimeno>' oJimenoo' <dixo>

ndijo"

< sc > <Scemena> uJimenatt, ttGimena>

< isc > <laisces> "dejes,

Diacronía y gramática histórica de la lengua española 75

< s > <Semgno> ncimeno), Jimenoo,

< ss > <Requessolo> "Requejuelo"< sç > <Sçimeno> oGimenon, ,,Jimeno,

< sz > <Szauierrelatre> "Javierrelatre,

- [Zl tas grafías para el sonido prepalatal foicativo sonoro,procedente de [é] (mientras existió esta articulación prepalatalafricadasonora rehilante, que para el siglo XIII derivaría en laanterior [Zl, se representó como: <g> <Nagara> nNájerau,

<conçego> <concejor, <agos> "ajoso; <i> <coneios> (conejos))'

<gg> <Naggara> ,.Nájera,,, <uieggo> oviejoo, <ggi><conceggio>, e incluso <ch> <conechos> (coneiosr) fueron:

<g><muger>umujero. j >.mujer> (mujer>

< gi > <mugier> omujero

<i><meior>(mejor)

- tsl El sonido predorsodentoalveolar afoicado sordo se

representó como <ç> o <z> (variantes de una misma grafía que,

con el tiempo, dio paso a dos grafías bien diferenciadas yempleadas luego en Ia cancillería alfonsí para distinguir en lalengua escrita los dos sonidos, sordo y sonoro, que tenían valorfonológico perlinente)

< ç > <Gon çaIbiz> "Gonzâlbez"< z > <Gonzalbiz> "Gonzâlbez"< c > <infancones> uinfanzoneso

< CC > <maCCanO> (manzano>

- l2l faconsonante predorsodentoalveolar africada sonorarecibió las mismas grafías < ç > y < z > que en el caso anterior,por la misma razón'.

< z > <cabeza> <<cabeza>>

<ç><cabeça>,.cabezao

Page 38: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

76 María Teresa Echenique y María José Martínez

- têl El sonido palatal africado tuvo también una variada

representación gráfica en la elapa prealfonsí:

< g > <Sango> <Sancþ6o, <Sanga> <Sancha>

< gg > <Egga> "Aita"< ih > <peihe> nPeche, Pague)

< x > <Sanxo> osancho', <Echa> oAitao

< ch > <Sanchet>

< cc > <Peccet> oPeche, Pague'>

< cx > <Sancxo> nsanchon

< cxi > <Sancxio> nsancho,

- [y] o [j]: esta (semi)consonante palatal existente ya en el

p"riåao tirdolatino podía represental'se con las siguientes

grafías:

< g > <get> <<eS>, ($tlSo> (<yuso)), <sega> (sea)

< ig > <arigento> (argento)

< gi > <segiant> <sean>

< j > <Tamajo> nTamaYo"

< ih > <Lozoiha> nl-ozoya,

No son las anteriores las únicas novedades gráficas en

Diacronía y gramó"tica histórica de la lengua española 77

general, bien la forma latinizante <et>, bien el signo tironiano< x > , que no siempre suele serrespetado por el editor de textos.Un texto temprano como el Auto de los Reyes Magos presenta<i>, lo que no deja de ser una raleza hasta el siglo XV, épocahasta la que a veces se encuentra <i> ante una ¿ (i ellos) . Durantelos siglos XIII y XIV lo más frecuente es encontrar I a grafia <e>,que paulatinamente va siendo sustituida por <i> hasta quedardefinitivamente regularizada como <y> en fecha tan tardíacomo el siglo XVIII por decisión académica.

Por otra par1e, la separación de palabras no obedece a uncriterio como el actual, que comienza a aparecer después delsiglo XV, si bien faltan aún trabajos detallados sobre este punto,al tiempo que la puntuación y uso de letras mayúsculas ominúsculas carece de guías coherentes por lo que hasta hoysabemos.

2.2.3. Comentario de una Glosa Emilianense, de un frag-mento del Auto de los Reyes Magos y otro delFuerode Madrid

GlosaEmilianense: Non se cicumueniat qui talis est 68fnon

se cuempetet elo uamne ensiuif... adjubante domino nostroJhesu Christo cui est honor et jmperium cum patre et SpirituSancto jn secula seculorum sTfconoajutorio de nuestro dueno,dueno Christo, dueno Salbatore; qual dueno get ena honore,equal duenno tienet ela mandatjone cono Patre, cono SpirituSancto, enos sieculos delossieculos. Facanos Deus omnipotenstal seruitio fere que denante ela sua face gaudioso segamus.Ameml.

Fuero de Madrid: XCIV. De cedrero. Todo cedrero quoduenerit a Madrid caualero x in conleio cantare, r eI conryio foreameni do p er dare illi dado, no n donent illi mai s de I I I mor ab etino s"c medio; 'c si per mais apretaren los fiadores, cadat illis in

p eriurio. Et s i alguno ho mine de c onzeio dixerit : o mais le demo s,,pectet II morabetinos a los fiadores.

Page 39: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Teresa Echenique y McLría José Martûrc2 DictcronícL y gramtitica histórica de La lengua espaííola 7978 María

CII De perros. Los qui haben uineas in las aldeas' r dixerint

al s enior del Perro : < eia garauat

LLineas,>, x no lo quisiere eiar,

uineas, 1 Prouatum fuerit cur

meios al qui el Per[r]o tomare

fiadores, et per esto l'Ion faciat manquadra'

Auto de los Reyes Magos: IBALTASAR' solo]

Esta estrela non se dond uinet,

Quin la trae o quin la tine'

¿Por qué es achesta serLnal?

En mos dias [no] ui atal'

Certas nacido es en tirca

Aquel qui en Pace i en gueffa

Senior a a seer da oriente

De todos hata in occidente

Por tres noches me lo uere

I mas de uero lo scLbre' [Pausa]

¿En todo, en todo es nacido?

Non se si algo e ueido'

Ire, lo aorare,

I pregare i rogare.

Page 40: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA
Page 41: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Y82 María Teresa Echenique y Matía José Martínez

Comentario

románica (non se cuempetet elo uamne ensiui, Glosas

Emilianenses), pero otras veces hay un solo grafema para lo que

un diptongo (en el Auto de los ReYes

Lten'a, de donde se infiere que la <i> de

n realidad un diptongo encubierto, esto

es, tierra). En ocasiones las vocales intertónicas aparecen

representadas gráficamente en textos de orígenes (homine,

solidos enelFuero de Madrid), perg su pérdida es ya un proceso

consumado en otras (uam'ne< HOUI NE en las Glosas, om'ne

enelFuero de Madrid), con algún ejemplo intermedio (cuerupetet

< COMPÚTET en las Glosas Emilianenses)'

La sonorización de l-P-l, l-T-l y l-KJ latinas o similares

aparece desde muy pront o (cedrero <CITARARITJ en el Fuero de

lv\adrid),la lF-llatina se mantiene como norma en la lengua

escrita (f"r".FACÉRE en las Glosas), no así la H- latina(uamne<HOMINE enlas Glosas) que había dejado de represen-

tar sonido alguno en el propio latín clásico, aunque en ocasio-

nes un contexto latinizante puede propiciar su aparición (honore

en las Glosas, homine en El Fuero de Madrid)'

pectet (Fuero de Mdrid), conzeio (Fuero de Madrid), dixerint, eia-(Fuero

de Madrid), noches (Auto); no así, en cambio, achesta

(Auto).

Como rasgo propio del castellano prealfonsí alternan, porotra parte, medi.os-meios (El Fuero de Madrid), dueno-duenno(Glosas), uinet-tine.

Diacronía y gramdtica históricrt de la lengua española 83

2.3. Lalengua en tiemp"_49,Uf"nso X (1260'12-90)

La figura de Alfonso X ha pasado a la historia como la del reypreocupado y dedicado a empresas culturales, además de las

estrictamente políticas. Durante dos etapas (1260-70 y l28l-91) separadas por otra en la que el monarca estuvo más atentoa otras cuestiones de Estado, dirigió personalmente las tareasde traducción de textos árabes y hebreos al latín, según tradi-ción toledana procedente de años anteriores a su reinado, que

él afranzô e institucionalizó. Sus equipos, formados por espe-

cialistas de las lenguas orientales (por lo general judíos, que

eran quienes mejor las conocían, como fue el caso de Judá BenMosé), así como de la latina (que solían ser sus colaboradoresmás norleños, procedentes incluso en ocasiones de Ultrapuertos,como sucedía con Guillem Arremon de Aspa, o de más lejosincluso como Herman el Alemán), se caracterizaron por laconvivencia y colaboración entre las culturas peninsulares. Su

trascendencia para la lengua castellana arranca del hechohasta entonces inusual de recoger por escrito la versión roman-ce que servía de puente entre laarâbigay hebrea, de un lado, yla latina, de otro. Tal versión, que solía recitarse en voz alta,como traducción del texto original, para que un amanuense lavertiera finalmente al latín escrito, fue objeto de atenciónespecial por parte de Alfonso X, hasta el punto de llegar asupervisarla personalmente. No hay ninguna duda respecto alhecho de que Alfonso X interviniese directamente en el procesode elaboración de la koiné castellana: (e quanto en el lenguaje,endreçólo él por siseo, dice el manuscrito alfonsí de La ochavaesphera; consta también que El libro de las estrellas fixas fiecorregido de su propia mano, así como otros.

De esta forma, la versión latina traducida del árabe de De

iudicäs astrologiae, se recogió al mismo tiempo en su versiónromance.Ellibro conplido enlos iudicios delas estrellas. Duranteun tiempo se hicieron versiones en latín y en castellano de losoriginales traducidos, ayuntados, compilados y enmendadossegún el criterio de la escuela alfonsí, como es el caso mencio-nado del Libro conplido en los iudizios de las estrellas; pero

Page 42: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

84 María Tereqa Echenique y MaúcL José Martíne7

paulatinamente la versión castellana fue convirtiéndose en el

centro capitai deì interés de forma tal que, al propio tiempo, lalengua misrqla se constltuía en el objetivo principal delscriptorium alfonsí. Con ello se daba paso al nacimiento de lalengua castellana en toda su madurez, pues, aunque hacía ya

algunos siglos que el castellano como lengua se había separado

decididamente del latín, es en el siglo XIII cuando alcanza su

verdadera identidad y estructura.

2.3.1. La cuestión de la regularización gráfica en el

scriptorium alþnsí: la scripta castellana

, La oitograha no fue razón de estudio en sí misma, pero,

lógicamente, al verter a la lengua escrita la magnitud de

registros y niveles que todo sistema lingùístico comporla, se

hizo necesario regularizar eluso de grafías, que hasta entoncesseguía su curso fuera de todo orden, y así se llegó en el períodoalfonsí a una cierta simplificación del sistema gráfico, que

recoge lo que hoy sabemos sobre la adecuación entre gralíasyfonemas de la época en forma tan intuitivamente certera qne

llega a resultar asombrosa a nuestros ojos.

De la diversidad grâhcacastellana de época anterior, Alfon-so X y sus colaboradores en el escritorio fueron seleccionandola grafía <nn> y su abreviatura <ñ> para la articulaciónconsonántica palatal nasal sonora; la <ll> parala palatal lateral;<b> para la bilabial oclusiva; (ü, v) para la fricativa (que servía

también para representar el sonido vocálico y llegarán comoalógrafos hasta el siglo XVI[, en que la Real Academia Españo-la destinará el signo angular <v> para la representación gráficade la arliculación consonántica y <u> para la vocálica; <x> parael sonido prepalatal fricativo sordo y <i> o <g"'i> para el sonorocorrespondiente; <s-, -ss-, -s> para el alveolar fricativo sordo y<-s-> para el sonoro; <ç> para la consonante medieval predor-sodentoalveolar africada sorda y <z> paralasonora respectiva;la palatal [ô] recibirâla grafra <ch> que hoy conserwa con el

mismo valor. Se fijarán, asimismo, las variantes <ue> y <ie>

Diacronía y gramótica histórica de la lengua española 85

para los resultados respectivos de la diptongación de las vocaleslatinas lO I y lE I y los casos que quedan asimilados a estosresultados (como cuero < CORIU, etc.).

'Bien es verdad que no existió una normativa reguladoracomo tal, por lo que el sentido de la denominada reformaalfonsí resulta algo forzado, pero sí es cierto que hubo unainquietud formal, además de la estilística (bien estudiada) enAlfonso X y sus colaboradores, que desembocó en una mayorhomogeneización gráfica de la escritura. Pero, precisamentepor no haber existido una normativa tal, la regularidad es unproceso creciente que no afecta en el mismo grado a todas lasobras alfonsíes (en las que aún se observan, cômo es lógico porotra parte, restos de la etapa precedente), al tiempo,que hoyvamos sabiendo que la tarea de Alfonso X fue culminación deuna labor que había comêrizado ya en tieinpo de su padreFernando III. Por otra parte, las características lingüísticas deque eran portadores sus diferentes colaboradores influj'ó en lamayor o menor diferenciación de grafías para sonidos sordoso sonoros (quienes habían perdido la sonoridad en las sibilantesde su propia habla difícilmente podían reflejarla con fidelidaden sus escritos), o en la distinción entre una articulación labialoclusiva y otra fricativa, diferencias qge tenían su pertinenciafonológica en época alfonsí, pero que comenzaban a socavaryael castellano primigenio. La evolución fonética, que aún notenía repercusiones fonológicas (no las tendrá hasta el sigloXVI), inducía en su caso a la aplicación inexacta de las grafíasclaramente distinguidoras para quienes conocían a fondo ypracticaban el modelo lingüístico de Alfonso X koiné castella-na aglutinadora de las diversas variedades diatópicas ydiastráticas.

Se puede decir qle, en el camino de simplificación de grafíasque ha caracterizado al español a lo largo de su historia, en elque se ha ido buscando la correspondencia ideal entre fonemay grafema (sin que se haya llegado a lograr nunca del todo), lostextos alfonsíes son muestra del primer escalón. De la diversi-dad gráfica castellana anterior, Alfonso X y sus colaboradores

I'

v

Page 43: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Bó María Teresa Echenique y María José Martínez

en el escritorio fueron seleccionando determinadas grafías,

tanto en lo referente a las vocales como en los diptongos y en la

serie consonántica.

Diacronía y gramótica histórica de la lengua espatlola 87

auie). Son, asimismo, intercambiables las grafías <i>, <j> y <y>(reyna, y, junto a bìen, cíbdat) cuando representan valoresvocálicos. Los diptongos castellano encuentran representaciónestandarizada <ie> Qtrimeramìentre <PRIMARIA MENTE, blen )y <ue> (fuera).

Por lo que se refiere al vocalismo general conviene tenersierppre presente la procedencia precisa de cada una de lasvocales reflejadas en el texto, pues, en ocasiones, los usos

medievales ylos actuales no son coincidentes, siendo así que lasvocales documentadas en los textos antiguos pueden ser másregulares, esto es, más esperables por la evolución que presen-tan a partir de su étimo correspondiente: tal es el caso de la <e>

de estoria, así como de la <o> inicial de ouo (procedente de

HABUIT contnetdte.sis de lul) o de sopo (procedente, a su vez,de SAPUIT, con igual metátesis del elemento velar). En todosestos casos, los resultados vocálicos son regulares: las altera-ciones posteriores han sido debidas en su mayor parte aprocesos evolutivos de reestructuración sistemática produci-das en castellano con posterioridad (se ha adoptado la vocal /rl para las formas de pasado: hubo, supo) o bien a otro tipo deajustes esporádicos, como es el caso de la latinización que hatenido lugar en historia <HISTORIA (que en el texto aparececon la forma medieval estoria), caso en que se ha recuperado eltimbre de la vocal etimológica latina, quedando fijada de estamanera en la lengua (para todo ello, véase más adelante elcapítulo dedicado a fonética y fonología evolutivas del castella-no medieval).

Encontramos regularidad gráfica en la representación desibilantes: faler, acaecieran, sesLtda, ot)iessen, muger, dixo', enotras palatales como aquella, sennaladamientre, muchas, o ertlas labiales auie, ueles, sabor, poblara.

Seguramente había en el sistema consonántico del castella-no medieval una aspiración (h) procedente de /FJ inicial latinay alófono del fonema |il, atya representación gráfica es

mayoritariamente <f> hasta el siglo XY (dechos,fazer). Por suparte, la <H> latina no suele recibir representación gráfica

2.3.2. Comentario gráfico de unfragmento de laEstoria de

España (Primera Crónica Generaf ed' de Ramón

Mànéndez Pidal, Madrid, 1978, 3" reimpresión)

Como fruto de tal tarea reguladora podemos encontrar

escrito de la siguien obra alfonsí'

que no está exento a la luz de Ia

Ëtiti"t textual de Prescindimosconscientemente:

Texto

Much era bien andant Eneas en Affrica con la reyna Dido:

primeramientre que auie a ella por muger' que era muy fermosa'e

mLry sesuda; dimas que auie el sennorio de Carthago e de tod

aquella tierya, e fazien todos quantgrandes riqueTas ademas quel dieraCarthago auie un grand temPlo que

onra d'Escolapio quando Poblara laouiessen mayor sabor de uenir fazer y oration, fiziera y pintar

muchas estárias de los grandes fechos que acaescieran por el

mundo, e s ennaladamientre la de Tr oy a q ue fuer a aun p o c (1 s azon

auie.

Comentario

Vocalismo. Encontramos en el texto una alternancia propia

Page 44: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

88 María Teresa Echenique y María José MartínezDiacronía y gramótica histórica de la lengua española 89

caos ortográfico o de período anárquico previo a la ordenaciónacadémica que le sucederá a partir del siglo XVI[.

2.4.2. Los principales tratados ortográficos delos siglos XVIY XVII

La ortografía es el tema más polémico y el que da lugar a unmayor número de publicaciones entre las dedicadas al estudiode la lengua española en los siglos XVI y XVII. La prioridad enla enseñanza de la lengua latina hacía que las gramáticasespañolas interesaran sobre todo parala enseñanza de española extranjeros o como preparación para facilitar el posterioraprendizaje del latín, tal como señalaban sus propios autores a

la hora de justificar su trabajo. Sin embargo, la ortografía, entanto que conjunto de normas convencionales ligadas a unalécnica artificial como Ia escritura, aparecía como un problemamás evidente y acuciante que las cuestiones gramaticales paraaquellos que, de una u otra forma, tenían algún contacto con lalengua escrita.

Antes de Nebrija conservamos algunos textos que tratansobre cuestiones relacionadas con la or-t ografi.a. De este tema se

ocupa Enrique de Villena en eI Arte de trobar de 1433, unapoética que sigue los modelos provenzales aplicándolos alcastellano. También trata de cuestiones ortográficas el frag-mento conservado de la que se conoce como Gramática Caste-

llana de Palacio (por hallarse en la Biblioteca de Palacio deMadrid); pero es Nebrija el primero que estudia sistemá-ticamente la ortografía del español como una de las partes de

su Gramática de la Lengua castellana, de 1492. Posteriormentepublicaría las Reglas de Orthographía en lalengua castellana en1517. Nebrija cita como criterio ordenador de la ortografía unprincipio que remite a Quintiliano, según el cual (assi tenemosde escrivir como pronunciamos i pronunciar como escrivimos o .

Este principio se convierte casi en un lugar común entre losortógrafos del XVI, quienes, al menos en sus planteamientosteóricos, pretenden, en general, continuar la línea fonetista

alguna en la lengua medievat (de ahí que encontremos en el

teito onra, auie), excepción hecha de los casos de latinismográfico (que, en el texto que nos ocupa, son inexistentes)' Hay

ótros latinismos gráficos que pervivirán en la lengua castellana

escrita hasta época moderna y no serán regulados hasta las

reformas académicas (como sucede con la <q> de quant ola de

quando).

2,4.Las grafías en el español preclásico y clásico

2.4. 1 . Et princþio de la teorización sobre ortografía castellana

,duevadel

érdida de ciertos fonemas y la apariciónla llamada ortografía alfonsí establecede las grafías que perdurarâ, de hecho,

o menos general que estaría representada por las letras, sino a

esa tradición grâhca recibida que tendía a perpetuarse, pero

que no constituía un uso uniformemente regulado'

A falta de testimonios directos del habla, las grafías que

aparecen en los textos son Ia puerta de acceso inevitable para

"ãno."r la historia de la fonética y la fonología; pero, además, a

partir del siglo XV comienzanaaparecer obras sobre la ortografía

ãel castellano en las cuales se dan normas sobre el uso de las

grafías y se describen las las que pretenden

i"r ."flê;o. Durante los se van a publicar

,rt-".oio, tratados orto pañol' Además, laación de una cierta normas ProPuestas consiguió unaa hablado de una éPoca de

Page 45: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

90 María Teresa Echenique y María losé Martínez Diacronía y gramdtica histórica de la lengua española 9T

En el siglo XVII, la aplicación rigurosa de los presupuestos

fonetistas por parte de algunos ortógrafos, frente al respeto a

las grafías tradicionales habitual entre los autores del XVI a

pesar de los matices personales, hace que la polémica ortográ-h"u t" radicalice. Los representantes más conocidos de los

presupuestos fonetistas en la ortografía en el siglo XVII son

Mateo Alemán (Ortografía castellana, México, 1609) y, sobre

todo, Gonzalo Correas, quien expone sus opiniones en sus

obras gramaticales y en un tratado ortográfico independiente(Ortografía kastellana nuev(t i perfeta, Salamanca, 1630).

Mateo Alemán se muestra partidario de seguir la pronuncia-ción y propone Ia supresión de algunas grafías y la creación de

otras; pero no se trata de una propuesta radical y aunqueseñala, por ejemplo, las confusiones que se dan en el uso de

ciertas grafías, como sucede con <c>, 1Ç>, <z> y también, en el

caso de los andaluces, con la <s>, aconseja mantenerlas'

El radicalismo en Ia necesidad de utilizar una sola notaciónparacadasonido aparece más claramente en la obra de Gonza-lo Correas, quien propone, entre otras novedades frente al uso

más tradicional, utllizar sólo <z> (nazer, Vølenzia)donde antesse escribía (c), (Ç), 12) Y, por otra parte, escribir únicamente<x> (inxenio, trabaxo) donde se utilizaba <g>, <j> Y (X>, dandocuenta de las transformaciones que habían hecho desaparecercierlas oposiciones del sistema fonológico del español. Prescri-be también el uso de una grafía poco habitual e incluso rechazadapor otros ortógrafos, la <k>, para representar en todas las combi-naciones el fonema velar oclusivo sordo lk/ (komenzar, zinko).

Las propuesta de Correas alteraba notablemente la tradicióngráfica del castellano y provocó el rechazo de otros autores que

defendían Ia escritura tradicional y la conveniencia de mantenerciertas grafías etimológicas, aunque no tuvieran una correspon-dencia con la fonética del castellano de su época. Este fue el casode Juan de Robles ( Censura de la ortografía que el maestro Gonzalode Coreas. . . pretende introducir, Sevilla, | 629 y El Culto Sevillano,Sevilla, 1 63 1) y de Gonzalo Bravo Graxera (Breve discurso en que

se modera la nueva orthographía de España, Madrid, 1634).

abierta por Nebrija. Conviene recordar ahora que la

".*¿urùación d" ia lengua castellana en época medieval

había sido precoz; como se ha visto antes' se puede discutir el

momento en que tuvo lugar su ejecución' esto es' si Alfonso X

intervino más o menos en la fi;ación de un modelo de lengua

casteltana escrita (que era ya unå realidad a fines del siglo XIII) o

si tal tarea estaba Ë.,mpliáu con anterioridad; pero lo sucedido

más tarde tiene otros riatices, no siempre fáciles de recon-struir

históricamente' Lo que parece fuera de toda duda' en cualquier

.uro, ",

q.," Nebrij a quirå fi;.""tu norÏna para el español en todos

los nivelãs de la lengua, y también en Ia fonética'

Tanto en los siglos XVI y XVII como en los siguientes las

,o*u. ortográficás pueden encontrarse en los tratados gra-

-.ii.uf"., VJqrr" la ortografía es una de las cuatro par-tes de la

división trådiclonal de lai gramáticas, junto con la prosodia' la

etimologia y la sintaxis; pero de ortografía escriben también

calígrafoi, impresores, pedagogos, literatos' etc'

En el siglo XVI, después de las obras de Nebrija' se publican

tratados dãdicados específi camente a la ort ogr afía' como I os de

AËj; Venegas (Trøciado de ortographía y accentos' Toledo'

f S jf

) y Juan Lópezde Velasco (Orthographíay Pronunciación

C a s t eliana, Burgos, I 5 82 ) . Otras orto grafías castellana-s -ap

are-

cen dentro de gramáticas como la de Cristóbal de Villalón

(Gram,itica caslellana, Amberes, 1553,) y las dos gramáticas

u.rá.rl-u, publicadas en Lovaina en 1 5 5 5 (Vtil y breue institvtión

;;;; ;p;"nd", lo, principios y fundamentos de la lengva'Hespañolal y 1559 (Cro*àt¡ro de la lengua vulgar de España),

así como en gramáticas españolas escritas en otras lenguas'

como la de Giovanni de Miranda (Osservationi della Lingva

Castigliana, Venecia, 15ó6)' Por otra parte' como se ha apunta-

dà, timbi¿n los tratados sobre caligrafiay los manuales desti-

,ruâo, a los escribientes proponen normas ortográficas; este es

el caso de las obras deinionio de Torquemada (Manual de

Escribiente.s, escrito hacia 1552) y Pedro de Madariaga (Libro

subtilíssimo intitulado Honra de escribanos, valencia, 1565).

Page 46: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Y92 María Teresa Echenique y María losé Martíne7

2. 4. 3. Princip ales c ues t ione s ort o gráfic as plant eada s en lo s

tratados

Los tratados orlográficos a los que nos estamos refiriendosuponen un elemento auxiliar importante a la hora de estudiartanto el uso de las grafías como de los elementos fónicos corres-pondientes. Las observaciones que condenan ciertas pronuncia-ciones y usos orlográficos proporcionan información sobre pro-cesos evolutivos que pueden quedar ocultos en los textos escritosde forrna (cor-recta). Los testimonios de los ortógrafos deben

considerarse, sin embargo, con prudencia, ya que la orlografía (y,

más aún, la teoría prosódica y ortográfica) es, habitualmente,conservadora y tiende a mantener usos y descripciones que

pueden no corresponder a la realidad de la pronunciación más

general. Por otra parte, las descripciones de los or1ógrafos de esta

época son intuitivas y hacen uso de términos de difícil interpreta-ción desde la perspectiva de las modernas descripciones' Estosucede, por ejemplo, cuando se intenta explicar la razón por lacual una <letra> (identificada con el sonido que representa) se

caracterizacomo (espesa> o násperar, o a qué se hace referenciacuando se habla de mayor o menor ,rfúerza, en la pronunciación.Hay que tener en cuenta, además, que en ocasiones las descripcio-nes se adaptan más a la tradición de las lenguas clásicas que a ladescripción fónica del castellano.

Los ortógrafos de los siglos XVI y XVII proponen proyectosreformistas más o menos amplios, partiendo, en la mayorparlede los casos, del uso que consideran tradicional, aunque nohubiese una regularidad ortográfica. Estas propuestas suponenunareflexión sobre el fonetismo del sistema, al que, en general, almenos en teoría, parece tenderse. En la práctica, sin embargo, se

observan grafías etimológicas y usos "tradicionales" que alteranla ideal relación biunívoca entre fonemas y grafías'

Cuando Nebrija se refiere a las grafías del castellano distin-gue entre o hcios propios (o, como se escribía entonces,p roprios )y los que llamaba prestados o aienos, refiriéndose con estas

últimas denominaciones a los nuevos valores romances de

Diacronía y gramó.tica histórica de la lengua española 93

grafras que ya existían en latín. Por ejemplo, la <c> tiene unoficio propio en castellano que coincide con la representacióndel valor latino velar oclusivo sordo /l</ (cabra, cuero)y un oficioprestado o ajeno que sería el de la representación del fonemapredorsodentoalveolar africado sordo lâ I (dicion, oficio), re-sultado de los procesos de palatalización en la evolución dellatín al romance. Esta diferencia en la denominación muestrael prestigio del latín, que hace que se mantengan grafíasetimológicas que no reflejan la pronunciación castellana, comoen el caso de <th> y <ph> en la palabra orthographia.

Nebrija describe para el castellano, básicamente, las grafíasque venían siendo tradicionales. Este sistema gráfico presenta-ba, sin embargo, algunas inadecuaciones si se pretendía que acada sonido diferenciado le correspondiese una sola letra,según lo que parecen considerar deseable el propio Nebrija ymuchos de los autores de los siglos XVI y XVII. Este problema,además, se complicará cuando se complete la transformaciónfonológica y las antiguas grafías se mantengan; pero inclusoantes de que estos cambios se cumplan, las vacilaciones orto-gráficas reflejadas de manera más abundante en los tratados y,en general, en los textos escritos, se relacionan por una parte,con las confusiones que ya se venían produciendo en la pronun-ciación y, por otra, con la conser-vación de letras latinas que notenían ya una relación directa con la fonética romance.

Desde los primeros tratados se encuentran testimonios de laconfusión entre las pronunciaciones correspondientes a <br y<v>. De ello se hace eco Nebrija en sus Reglas orlográficas de

los maestros la enseñanza de una distinción que, en la mayorparte de los casos, señala para la (v), o <u> cuando representala consonante, una articulación labiodental o bilabial fricativa.

Las confusiones aparecen también al referirse à 1c), <ç> y<z>. Se suele diferenciar la pronunciación representada por<z> como más "blandar,, namorosa), <suave), ofloja, o odul-

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94 María Teresa Echenique y María José Martínez Diacronía y gramática histórica de la lengua española 95

ûna graha que se mantenía por razones fundamentalmenteetimológicas. La <h> cumple, además, según la mayor parte delos ortógrafos, otras dos funciones. Una de ellas es de tipodiacrítico y sirwe para marcar el carâcter vocálico de <u>cuando le sigue una vocal, sobre todo en posición inicial (hueso,<OSSUM ). En tercer lugar, se reconoce el valor puramenteetimológico de la <h> que se mantiene en las palabras que latenían en latín y que no representaban ningún sonido encastellano (hombre, humilde).

Como ha podido observarse, la escritura romance se basa,fundamentalmente, en el alfabeto latino. Hay ciertos grafemasque no suelen plantear problemas (por ejemplo, los usos de1ã), {l), <p>), salvo en casos de neutralización(nasales antelabial, neutralización de dentales finales, etc.); pero laplasmación de los nuevos sonidos romances supuso, en laépoca de orígenes, un proceso de ocreación gráfica, que, enmucha menor medida, puede observarse en los siglos XVI yXVII cuando algunos autores proponen la creación de nuevossignos, aunque ninguno de ellos llega a triunfar.

Algunos ortógrafos intentan evitar los dígrafos por la preten-sión de que a cada sonido le corresponda una sola grafía, enten-diendo por tal un grafo o graflasimple. En otros casos, se trata dedistinguir por medio de ciertos rasgos la pronunciación de lasgrafías que se correspondían con más de unareaTización fónica.

Nebrija propone escribir la <ch>, cuando representa elfonema romance < ô > con un rasgo sobre la h, y la <x>,también en su valor romance, con un rasgo superyuesto similaral de la <ñ>. Obsérvese que en todos los casos se trata de dar ala pronunciación castellana una representación gráfica dife-renciada, de manera que reservabaparalagrafía latina el oficiopropio de la letra, frente al prestado resultado de la evoluciónromance, que era el sustituido.

Pedro de Madariaga propone para la <ch> que representabala palatal africada una <c> invertida y para la <ll>, lateralpalatal, una <l> con un Irazo que la cn)za.

çg n , lo que se ha relacionado con una descripción impresionista

d" íu -Ltor tensión articulatoria del fonema sonoro; pero ya

Antonio de Torquemada en 1552 señala que la <ç> y la <z> se

parecen casi tanto en Los

testimonios sobre la sin

d"t"rmittarclaramenteenqué i .r -t"t;i;;" il estas grafít' '" '"piten

a lo largo de los siglo.s XVI v

;Vo Èn 1609 !" ttu"" "to à" ella el sevillano Mateo Alemán'

;;; t"n.f. r.."bién la confusión con <s> que se producía en

Andalucía, pero recomienda una distinción que 9l mismo

confiesa no poder mantener en su pronunciación habitual' Es

decómo,aP que

en esta êPoca, una

ara el esPañol enta

configurarán

No faltan tampoco las referencias a la confusión entre <j> y

lx), àla que haôe alusión Villalón (1558) cuando indica que

:ñ; ãìm"r"rrçu haze d'ezir iarro o xarro' iornada o xornada:

pãtã"" i"¿o ," rtJtu escripto en el castellano' Verdad es que

algo mas aspera r" p.o""ttç-i?-I:'' que 11i' consonante>' Los

teiimoniosìontinúãn en el XVI y, ya en el XVII, autores como

Mateo Alemán o Correas señalan una total confusión y propo-

,r"îrrtu sola grafía en lugar de <g>' 'jt y'*t' Mientras Mateo

Alemán propone la 'it, 3as se decanta' como ya se ha

indicado, Porla <x>. Sin e

grafías no fue 1o habitual en

ortógrafos, que Prefieren mant

la confusi¿n en la Pronunciación'

ver reflej ada en la Pronunciación

Page 48: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

96 María Teresa Echenique y María José Martíne7 Diocronía y gramaitica histórica de la lengua española 97

dedicados a la ortografía española, como sucede con los de

Nebrija, no hay ninguna referencia a esta cuestión. En otroscasos, se dedica mayor atención los signos de puntuación o

distittcione.s, según una terminología clásica que remitía a los

signos que marcaban los lugares de las pausas en la lectura envoz alta enlas Artes punctandi medievales. Sin embargo, comohan mostrado los trabajos recientes de Santiago y Sebastián, enlos siglos XVI y XVII, los tratadistas no siguen una doctrinaunitaria y las reflexiones sobre el uso de los signos de puntua-ción se relaciona con procesos de oralización de 1o escrito; perotambién, y, en muchos casos de forma preferente, como sucedehasta la actualidad, con la articulación del discurso segúncriterios sintáctico-semánticos que pueden verse sujetos a

modelos retóricos diversos. Por otra parte, tanto en la puntua-ción como en otros aspectos relacionados con el uso de lasgralías, habría que contar con la labor de los impresores, que

llevarían a la práctica las doctrinas teóricas sin que los autores,en muchos casos, tuviesen oporlunidad de intervenir.

2.4.4. Resumen de la relación entre grafías y fonemas en loss iglo s W I -W I I, ant e s de la tran sfo mtac ión fo noló gic a

- Grafos y dígrafos que, habitualmente, mantienen unarelación biunívoca con el fonema al que representan (una solagralía para un solo fonema):

< a > lal sacar, cosa

< e > lel entendimiento, tener

< o > lol mano, flor< p > lpl puerta, cuerpo

< d > ldl dezir, perder

< I > lll luna, color< ll > lU aquella, caballero

< m > lrnl mucho, amigo< n > lnl encantamiento, niebla

< ñ > lAl daño, seña

Mateo Alemán propone la misma figura que Madariaga para

la <ch > con valor palatal aÊricado lê' Lla <r> para la vibrante

ãírl,ipt" y una forma der gótica <2> parala vibrante simple'

Gonzalo correas también deseaba deshacer los signos com-

puestos, dígrafos y grafos con tilde, ligando en el dibujo los rasgos

ä" ..ht (que queda, así, unificada en una figura)' <llt y <rr>'

Los ortógrafos se ocupan en mucha menor medida de la

representaJlót d" rasgos suprasegmentales' El uso en los

textos del acento gráficã ofrece t na irregularidad mayor que la

q;; t" da en el cáso de las grafías y Io mismo sucede con las

,"glu, ortográficas que tratan sobre su uso' Los ortógrafos que

más se interesan poiesta cuestión son los que escriben tratados

para lectores extranjeros yles preocupa, sobre todo' la colocación

ãel acento en la palåbra. Tratãn también de los distintos tipos de

acento gráfico á tilde recibidos de 1a tradición clásica (agudo,

grave ylircunflejo), pero su djferenciación teórica no supone

necesariamente que se prescriba su reflejo en la escritura'

De la actitud de los tratadistas ante este asunto, pueden servir

como ejemplo las palabras de Valdés, en el Diólogo de la lengua'

cuando dicã qrr" pån" una <ra)¡uela' en los vocablos que tienen el

acento en la última sílaba, aunque aventura que muchos pensarán

que es odemasiada y superflua curiosidado' P

Alemán recomendaba utilizar la tilde sólo para

en el significado y, en la línea del comentario

carâctJrsuperflu"o de estos usos, se muestra contrario a multipli-

car Io q.r" ã"rro-ina ocapirotes>' En general, sólo se-señala la

necesidãd de colocar u.".tto gráfico cuando pueda haber algún

tipo de confusión en la lectura, especialmente en eI caso de los

,rå.bo, y, preferentemente, cuando el acento recaía en la úitima

sílaba, á"-" señalaba Valdés; pero no hay reglas claras y unáni-

mes para su uso ortográfico.

La atención a la puntuación es, como se ha indicado' mucho

menor, y esto se ha reflejado en los escasos estudios dedicados

a esta cuestión, si se compara con los referidos a Ia relación

entre las grafías y sonidoi. En algunos de los textos clásicos

I

Page 49: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

98 María Teresct Echenique y María José MartínezDiacronía y gramdtica históricø de la lengua española 99

Además, es Êrecuente también, por ejemplo' la abreviatura

p"i.ág.áfi.a de la nasal /n/ en posición implosiva por medio de

iu -iJ-u señal que está en el origen histórico de la <ñ>;

pronilci&r, Poniedo'

- Grafos y dígrafos que representan más de un fonema:

l\l <u>Esteuan <v>Estevanlul <u.>una <v>ynaItl <t>tres <th>theologíalTI <rr>tierua <r>alrededor

< rh > rhetóricalgl <g>ciego <gu>guelTa

También aquí hay que considerar, de manera más general,además del caso de lsl, el uso de grafías dobles que no suponenuna diferencia en cuanto a la pronunciación respecto alagrahasimple, tal como se ha indicado más arriba: officio, abbreviar,attención, accomodar.

<g><x><c><ch><u><v><y>. j t<r><s><qu><gu>

lgl grande

lgsl o lksl máximolkl corerlè I ancho

I:ul comtinlyl mayo

lZ I semejança

lrlfuertelsl sala, costa

lH querer

lgl guedeia

17.I coger

li I dexar

lâ I ceniza

lW christiano

I 6l auer

/i/ rnysterio

lil mio

lr I honra

lzl cosa

lkul quando o qual

/gu/ (ante < e>, <i>) aguero

2.4.5 Resumen de la relación entre grafías y fonemas quese ven afectados una vez cumplida la transformaciónfonológica

- Grafías que representan más de un fonema:

Normaseptentrional

Normameridional

<g><J> lel lX I

lgsl o lksl lX I

tw tot

lgl faspiración) gato,gente,jamás

faspiración) examen, relox

lW tq] cøsa, bronce

<x><c>

- Fonemas representados por más de un grafo o dígrafo'

Æl < 1> fuerça < Ph > PhilosoPhia

lî'l <c>cera <ç>cclçar

lzl <g>muger <i>rejalsl <s>sala,mes <ss> assentar'toviesse

lW <c>comer <qu>aquel<k > kalendttrio < ch > christiano

- Fonemas que son representados por más de una grafía:

lbl <b><u><v> doblar división diuisión

Norma septentrional

l0t

tçllxl

Norma meridional

tçl

ttlIaspiración]

<c><ç><z>

<s><-ss-><J><g>

Page 50: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Y100 María Teresa Echenique y María José Martínez Diacronía y gramdtica histórica de la lengua española 101

2. 4. 6. C oment ario gr áfic o de un fragment o de la Ortogr aha

Castellana ñ mot"o Alemán ( 1609), edición de Jesús

Roias Garcidueñas, México' El Colegio de México'

1950qté

l¡ lengu¡ætnþ nendcr¡tdl¡no,id

5 PloDuncis¿ I tû on el a¡l¡l¡8 4 Ptb quá t¡n¡o do

do dudrimo t el oldo, nr ffi

to natural (rl cn él

rd¡nit¡d.¡'tl€o Dui ot¡¡¡ iva luPctll o furþ,¡û¡ccû; d. dondo diæo"

15 eerla por dô¡iot3bo,{ùPlutinoa:t a"¡dncrr;ttþrúúlrú,úo¡,ò ùo que dctinaga

20 ro¡yozt¡rtdl dc ac¡Uiz

nr m¡l¡¡o¡ cade ulotoblb¡¡ l lc ot¡æqucnión cc2a écnPac, quc'rnlquioe vocrblo,

25 Á¡rbê, ô dc otn q¡t¡qpt nr nr¡È'

dc tgrr dã-' æ3ú" i ¿Ä U D¡¡rdl¡ qrn lo ¡dniiió enla suya'

h.d¡td"l"'Ñd.' lc ft"æ do dood¡ æ hiæ Ycdno' At-

g,t*. ¿d- ei, qræ tÉ m¡c¡vaoc C mido dc ar pæ'lo thæ at oatull, I quloo

30 e¡drto, scgún la! P¡onu¡ci¡¡mü ooû b vo+ q,,¡t"dolÉ t¡ oltog¡ftE l¡t'inq ¡ dlodolcs

b nr¡d¡¡,- "tói f;Lfulo, flo!dc\ ltù'-o&i',.' f[tiotuti fdÞc,-.¡¡Dqoc tn" tr"-b'¡vr¡o' quirn dies ffitr'U i lsãø, GoEo d quc pþn,o'oi¡Ë ll,,or,,

3s wt Mz i úlrdr/.' m ot¡m dsd¡ n¡nn¡¡

*-irEõ ¿ì.eÍ./lp¡;f fin dudrrno acoresia,

o, Latino, Arabc, ò dccion preciza¡dmirio en

os dc dondcdiciones cír{ ol conßr-.

oDunciAcion cDrctrnlen

mos da¡ las lcuas cn csc¿

ncs i Fcli¡re, aun{lðriec¡rrcfto[lcn.l¡s àlas c¡aonunciaG thcfb¡orpdcon otlos dcfta rnane.

o lc diæ accmice, i liclalbacca, iàclal-,po¡¡e, digr.g;lgq dg

C¡nGa-

Page 51: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Y102 María Teresa Echenique y MarírL José Martínez Diacronía y gramd.tica histórica de la lengua española 103

Rechaza también la doble grafia <ss> en el caso de lossuperlativos que proceden del latín -rsslvrus; con la terminolo-gía habitual en los tratados ortográficos y gramaticales de laépoca, piensa Mateo Alemán que (la voz" sólo nhieren a una s(5-ó) y, por tanto, la duplicación es (arrogante y no apropiadar.Más adelante, considera también innecesario conservar otrasconsonantes dobles que no responderían a la pronunciación,como sucede con < ff > en affeminado o en offrescimiento, asícomo los dígrafos que servían para representar en latín lasaspiradas griegas <th> (Matheo, thesoro

-en la línea 34), <ph>(philosopho), pero que en nada diferían de los representados,respectivamente, por <t> y <f>, por lo que prefiere escribirMateo, filósofo, sétimo, etc. (32).

Además de rechazar las grafías basadas en criteriosetimológicos o de respeto a las pronunciaciones que existían enlas lenguas de origen (24-25), el principio fonetista ileva aMateo Alemán a hacer otras propuestas que afectan al alfabetodel español y esto puede observarse en algunas peculiaridadesde su propio uso ortogrâfico. Quizás la más evidente es elempleo de una grafía innovadora <2> para representar elfonema vibrante simple I r I : imp o 2 t a (línea 1), 92 an (3), e s t 2 anj er o(4), pone2 (6), impe2tinente (8), cie2to (15), etc. Esto haceinnecesario el uso del dígrafo <rr>, ya que, en la norma quepropone, reselva el uso de <r> para representar, en cualquierposición, el fonema vibrante múltiple, aunque en el textoaparece arrogantes (7) junto a razon (12). El rechazo de losdígrafos, frecuente entre los ortógrafos que defienden el uso deuna sola grafiaparacadasonido (o fonema, en la terminologíamoderna) hace que Mateo Alemán proponga sustituir la <qu>por <q>, aunque no siga su propia regla en el texto, donde se leequien (29, 33), quisie2e (21), etc.. Del mismo modo, rechaza eluso de <ch> para el fonema palatal africado sordo y propone eluso de una grafíasimple que se alejaba del uso tradicional, peroque ya había sido utilizada anteriormente por algún otroortógrafo, como Pedro de Madariaga en el siglo XVI. No afecta,sin embargo, este rechazo, siempre en el caso de Mateo Alemán,

Comentario

correspond a a la Pronunciación'

Page 52: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Y104 Matía TerescL Echeniclue y MarícL José Martínez.

a la <11> que aparec e eî llegan (l1') , hallo (14) , castellano (23) ,

etc.

Por otra parte, el autor varía el uso tradicional de <g>, <j> y<x> y utiliza sistemáticamente en el texto la <j>, aunque, en las

reglas teóricas defiende una diferencia de pronunciación entre.jt y <x>, señalando que esta últim¿ s5 omás tenue i se

pionuncia casi como el silvoo por lo que, según señala, debe

ãvitarse la confusión frecuente de pronunciar dixe por diie.Lareferencia a la confusión es, en este caso, ilustrativa del cambiofónico. En cuanto a la <g>, propone utilizarla sólo para repre-

sentar el fonema velar oclusivo sonoro /g/.

Mantiene Mateo Alemán las grafías 12), 1c) y <ç> y escribe

dezi2 (6) , razón (12) , necesa2iamente (ll) , cie2to (15) , gaçafatón(I9),p2ecetos (22),recibie2e (23),vezino (27), elc. Sin embargo,a la hora de hablar sobre estas letras señala que (andan

confundidas) no sólo entre sí, sino con la <s> y se queja de que

esta confusión se achaque sólo a los andaluces. Ante estas

confusiones, recomienda mantener diferenciadas las pronun-ciaciones y las grafías; pero reconoce que él mismo, sevillano,no es capaz de mantener siempre estas distinciones. Efectiva-mente, en el texto delaOrtografíapueden encontrarse testimo-nios de una pronunciación seseante y así, en este fuagmento,

escribe aspe2esa (3), iusgo (14) y p2eciza (25).

Como muchos ortógrafos fonetistas, Mateo Alemán prefiereel uso de <i> para la conjunción copulativa en castellano, según

el principio de que esta grafía siempre debe corresponder a lavoÈal /i/, como aparece en mui (19), foente a <y> :urilizadasiempre para la consonante lyl, corno enayalo Qa)V suya (26)'

Del mismo modo utiliza la <v> con valor consonántico y la <u>

sólo como vocal, como ensupe2lativo (5). Mantiene, por tanto,la diferencia entre <b> y <v> basándose en una supuesta

diferencia de pronunciación que recomienda mantener. Para

evitar la confusión, al hablar de la <b> explica el sonido que

conviene a cada una de estas grafías y marca para la <v> unaarticulación labiodental (nhi2iendo el labio de abajo, acompa-

Diacronía y gramdtica histórica de la lengua española 10s

ñado de la lengua, en los dientes altos"). Sin embargo, tanto alreferirse a una grafia como a otra, reconoce que ,,muchosu lasconfunden en la pronunciación

-confusión de la que ya dancuenta los ortógrafos del siglo XVI- y no ofrece criteriosortográficos claros que permitan distinguirlas. Como sucedecon otras grafías en las que no hay una relación clara consonidos diferenciados, por ejemplo con < z >, < Ç > y, para elsevillano Mateo Alemán, con < s >, que se confundía con lasanteriores, el autor acaba reconociendo que es la lectura detextos con orlografía correcta lo que enseñará a distinguir suescritura y pronunciación. Se trata,por tanto, de enseñar a leerlo que se escribe y no de representar lo que se pronuncia.

Alemán da cuenta en este texto de la falta en su época de unaortograha unitaria para el castellano y refleja, al rechazarlos,los criterios que, de manera contradictoria, regían su uso.Mateo Alemán y sobre todo, posteriormente, Gonzalo Correas,se presentan como los representantes de la radicalización delprincipio fonetista en el XV[, lo que dio lugar, a su vez, a laradicalización de las propuestas etimologistas que aparecen enlos tratados de autores como Juan de Robles o Gonzalo BravoGraxera. El principio fonetista que proponía reflejar la pronun-ciación de la lengua venía siendo enunciado desde la primerapropuesta ortográfica nebrisense; pero su aplicación presenta-ba dificultades que ya resultaban evidentes a fines del XVI, demanera que el propio Nebrija utilizaba grafías de tipoetimológico y escribía, por ejemplo, orthographia con.tht y<ph>, dos de los dígrafos rechazados por Alemán en estefragmento. El rechazo de las grafías etimológicas muestra, dehecho, que este tipo de notaciones estaban en la tradicióngrâhca española junto con una tendencia fonetista que seconsidera predominante y que, habitualmente, se hace parlirde la adecuación de la orlografía alfónsí al sistema fónico de suépoca.

Mateo Alemán forma parte de los "neógrafos, que propusie-ron la utilización de grafías más o menos novedosas en cuantoa su trazo, pero que se alejaban de la tradición gráfica del

Page 53: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

106 María Teresa Echenique y María José Martíne1 Diacronía y gramática histórica de la lengua espanola 107

de Villena, quien se convertiría en su primer director. El primerproyecto de la institución era elaborar un diccionario para elespañol como el que ya habíanrealizado las Academias italianay francesa para sus respectivas lenguas. La elaboración de estaobra, basada en una ordenación alfabética de los vocablos,enfrentó a sus autores con el problema de la ausencia de unanorma ortográfica unitaria para el castellano. En el Discursoproemial sobre Ia orthographía del castellano que apareció en elprimer volumen del Dic cionario de Autoridades (17 26- 17 39), laAcademia hace su primera propuesta ortográfica, en la queindica explícitamente que no pretende dictar una norma gene-ral, sino establecer unos criterios para su propio uso. A pesar deesta inicial falta de pretensiones, la Academia decide solicitaral rey en 1738 que (mande observar) en todo el reino laortogralía académica y solicita privilegios de impresión de lostratados en los que se recogerían sus indicaciones.

En 17 41, se publica la primera ortografía de la Academia enun volumen independiente que ya presenta novedades respectoa las propuestas iniciales. En sus primeras obser-vaciones sobreesta cuestión, los académicos intentaban conjugar la pronun-ciación, los usos recibidos y la etimología. En sucesivas edicio-nes, se producirá una aproximación al principio fonetista,aunque manteniendo grafías tradicionales que no tienen unacorrespondencia biunívoca con los fonemas del español actual.Entre 1726y 1B 15, la Academia Española establecerá el sistemaortográfico que, en lo fundamental, ha llegado hasta la actua-lidad.

2.5.2. Evolución de la ortografía académica

Ya en 1726,IaAcademia toma aigunas decisiones or-tográfi-cas que se siguen manteniendo:

- Supresión de la <ç>.

- Fijación de <v> para la consonante y <u> para la vocal.

cas ambiénenesto Nebrija

fue el enlace gráfico Porme como <ch> o <ll>' Sin

ciación (líneas 30-31). En todo caso, es imporlante destacar

que, como adelantó Nebrija, ni las propuestas de Mateo Ale-

man ni las de otros ortógrafos consiguieron ser generalmente

aceptadas yla fijación de la ortografía española no se prodrrcirá

hasta qûe apaÍ:ezca una institución oficial como la Academia

Española.

2.5. Las grafías en el español moderno (siglos XVIII-xx)

2.5.1. Los tratados ortográficos de la Real Academia

Española

A principios del siglo XVIII la última graî revolución

fonolågica áel español se había cumplido. El sistema fonológi-

"o, "ori sus dos ,torrnu., eraya el que ha perdurado ha-sta la

actualidad y qìlle se conoce como sistema del español moderno.

Sin embarg", tu orlografía castellana continuará utilizando en

buena *"ãidu, para representar los nuevos fonemas, grafras

tradicionales que correspon dían a distinciones fonológicas ya

desaparecidas.

En 1714 se constituye oficialmente la Real Academia Espa-

ñola a partir de una tertulia que se reunía en casa del Marqués

Page 54: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

108 María Teresa Echenique y María José Martûtez Diacronía y gramótica histórica de la lengua española 109

como hoy se utilizan en español, suprimiendo la utilización de<y> en todos los diptongos situados en interior de palabra(reino).

La Academia no sólo ha establecido el uso ortográfico de lasgrafias, sino de otros signos gráficos. En 1770 se sustituye el

llamado acento grave < '> por el agudo . 't, que es el de la normaactual. Por otra parte, se establece también la consideración de

los dígrafos <ch> y <ll> como letras del alfabeto español en lasegunda edición de la Ort o grafía, en t7 5 4 y, de forma más clara,en la ordenación de la cuarla edición delDiccionario, en 1803.La dificultad que esto suponía, entre otras cosas, para laordenación alfabética de tipo informático en el ámbito interna-cional, hizo que, en 1993, ei X Congreso de la Asociación de laAcademias de la Lengua Española decidiera volver, no sinpolémica, a la ordenación clásica e incluir las palabras ernpeza-das por estos dígrafos dentro del apaftado dedicado a la < c > y ala < I >, respectivamente.

Fue fundamental la decisión de la Academia en la fijación de

cierlos grupos consonánticos en 1o que se refiere al manteni-miento de las consonantes implosivas. En las descripcionessobre la pronunciación de estos grupos, los ortógrafos anterio-res se muestran vacilantes, pero la tendencia general parece serla simplificación. La Academia suprime ciertas consonantesimplosivas o acepta su supresión, como en el caso desustanciao trasladar, pero mantiene otras y este mantenimiento hainfluido en la conservación actual en la pronunciación cultageneral, frente a la tendencia a la sílaba abierta que se haseñalado como característica en la evolución histórica delcastellano.

2.5.3. Ortografías no clcadémicas

La aparición de la ortografía académica no supuso el fin dela publicación de otros tratados ortográficos. Algunos autoresacusaron a la Academia, sobre todo en un principio, de excesivorespeto a la etimología y propugnaron un mayor adecuación

- Mantenimiento de la <b> y ia <v> con criterios' al menos

en teoría, etimológicos, aun reconociendo que no hay diferen-

cia en Ia pronunciación.

tuida por la gtalía simple en 1763)'

- Mantenimiento de grupos consonánticos como <bs>' <ct>'

etc.

Page 55: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

110 María Teresa Echenique y Maúa José Martínez

del sistem a grâLhco a la realidad fónica. Es el caso de autores

como Antonio Bordazar (1728 y 1730) o Benito de San Pedro

(17 69),ya más conciliador con las normas académicas, aunçIue

sin sujetarse a ellas. No faltaron, tampoco,las or[ografías conpropuestas fonetistas radicaìes como la de José Ipólito Baliente(td

"o-o él escribía su propio nombre), en 1731, a Ia que

respondieron ortógrafos etimologistas como Gabriel de Artabe(Hypolito contra Ipolito, El Español vindicado, Madrid, 1732).

Desde el momento en que aparece, la ortografía académicase convierle en inevitable punto de referencia para toda pro-puesta ortográfica. De forma efectiva, sin embargo, tardaría en

imponerse, en gran medida por la falta de leyes generales

relàtinas a la educación, de manera que a principios del siglo

XIX continuaba sin haber, realmente, una ortografía general

del español. Incluso cuando, en 1'844,Ia ortografía académicase declara oficial en la enseñ a¡y,apo¡ parte de la reina Isabel II,se acepta la utilización de otras ortografías en las publicacionesde particulares. Finalmente, sin embargo, el peso de la institu-ciói,la generalización del control estatal de la enseñanzaylaluerzade la industria editorial hizo que la norma académica se

fuera imponiendo para todos los usuarios del español.

2.5.4. Las propuestas de reþrma ortogrófica en los dos

últimos siglos

La progresiva implantación de la ortografía de la Academiavino ácompañada, prácticamente desde un principio, de laaparición de propuestas reformistas que, en general, preten-

dían simplificar las reglas académicas. Estas propuestas' aun-que no faltan en España, tuvieron especial interés en América,

sobre todo en el momento de la independencia de los países de

habla española.

Antes de que el proceso independentista se completara, dos

americanos, Andrés Bello y Juan Garciadei Río, publicaron en

Londres, en 1823, s:us Indicaciones sobre la conveniencia de

Diacronía y gramd.tica histórica de la lengua española 111

simplificary uniformar la Ortografía en América. Los autores delas Indicaciones rentiten a la tradición española de reformaortogrâhca desde Nebrija hasta las sucesivas propuestas de laAcademia y, a pesar de la referencia a América, proponen unareforma de la ortografía del español en general, sin pretenderreflejar las peculiaridades fonéticas del español en América. Loque deseaban, con una voluntad pedagógica que propugnaba laextensión de la alfabetización, era avarrzaÍ: en la línea delfonetismo que busca la relación biunívoca de las grafías con losfonemas. Su proyecto presenta una implantación en dos eta-pas. En un primer momento proponían Ìas siguientes refor-mas:

- El fonema velar fricativo sordo ly l se representa única-mente por <j>.

- El fonema vocálico /i/ se representa siempre con <i>.

- Supresión de la <h> por no cotresponderse con ningunarealidad fónica.

- El fonema vibrante múltiple se representa siempre como<IT>.

- El fonema interdental fricativo sordo /0 / se representasiempre poî <z>.

- Se suprime la <u> del dígrafo <qu>.

En una segunda etapa,la reforma se completaría con lassiguientes normas:

- Representación del fonema velar oclusivo sordo sólo conla grafía <q>.

- Eliminación de la <u> del dígrafo <gu), ya que, al represen-tarse siempre el fonem ¿ I y I por medio de <j >, la representacióndel fonema velar oclusivo sonoro puede corresponder a lgl.

El venezolano Andrés Bello llevó a adelante sus proyectosreformistas, unos años después, en Chile. En 1843, Bello esnombrado rector de la recién creada Universidad de Chile y su

Page 56: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Yt12 María Teresa Echenique y María losé Martínez,

Facultad de Filosofía y Humanidades encarga al argentino

Domingo Faustino Sarmiento la elaboración de ]una Memoria

sobre oltografía americana. Frente a la moderación de la pro-

puesta inicial de Bello y García del Río, Sarmiento se muestra

partidario de una reforma radical en la que, a las normas de

estos autores, se une la sustitución de <x> ante consonante por<s> y ia plasmación gráfica del seseo americano por medio de

la <s> en lugar de la <z> o <c>. Esta última propuesta, çlue

diferenciaría claramente Ia escritura del español de América,

es, sin embargo, excepcional entre los reformistas americanos'

Tras discutirãl proyecto de Sarmiento, la propia Universidadchilena aprobóhnalmente en 1844 una reforma que excluía

estas propuestas radicales respecto a las peculiaridades del

hablaãmericana yvenía a coincidir con las propuestas de Belloy García del Río (con algunarnatización, como el manteni-miento de < h > en las interjecciones). Este sistema ortográficoes el que se conoce como ortografía chilena t ortografía de Bello

y fue declarado oficial y empleado como tal en la enseñanza en"Cfrl"

desde 1844, el mismo año en que Isabel II declaraba

oficial en España la ortografía de la Academia, como se ha

señalado más arriba. La oficialidad de la ortografía chilena no

supuso, sin embargo, una garantía para su éxito' Muchas

publicaciones, particulares e incluso organismos públicos y

àentros educativos siguieron manteniendo la ortografía de la

Academia Española junto a la reformada. se llegó así a una

situación caótica que llevó al propio Bello a recomendar, en

1851, la supresión del nuevo sistema en las escuelas; pero Ia

ortografía chilena só|o se suprimió oficialmente en 1927. Des-

pués ha habido otros proyectos de reforma en América, pero sin

-uyo1. trascendencia real, aunque algunos de los principios de

la ortografía chilena tuvieron un relativo éxito en otros países

americanos, especialmente el uso único de .i> para el fonema

velar fricativo sordo y Ia <s> en lugar de <x> ante consonante.

En este ambiente reformista se desarrolló, en la últimad.écadadel xIX y las dos primeras del XX, la máxima actividadde los neógrafos americanos, partidarios de la llamada ortogra-

Diacronía y gramática histórica de la lengua española 113

fía rrazional. Autores como Carlos Cabezón, Carlos Newman,Arturo E. Salazar y Manuel A. Délano proponen una simplifi-cación de la ortografía española en nombre de la razón, elcientifismo, la facilidad en el aprendizaje y la oeconomíaintelectual", en palabras de A. E. Salazar. Las normas orlográ-ficas varían de uno a otro y vienen a coincidir con las yaindicadas, añadiendo alguna otra, como la supresión de <v>.No defendían, en general, sin embargo, la plasmación gráficadel seseo americano, como había propuesto Sarmiento. Tam-poco aparece, salvo en algún caso aislado, la propuesta derepresentar la pronunciación yeísta, sustituyendo <ll> por <y>.

Las ideas de los neógrafos dieronlugar apolémicas periodís-ticas en las que los partidarios de las reformas citaron en sudefensa las propuestas de gramáticos como Rodolfo Lertz,partidario de la simplifi cación o rIo gr âfr.ca,y de autores españo-les que se habían pronunciado también en este sentido. Efecti-vamente, tampoco en España faltaron este tipo de proyectos apartir de principios del siglo XIX. Mariano de Basomba yMoreno ( 1837), Mariano Cubí y Soler ( I 852), Juan de Becerril(1881), Tomás Escriche y Mieg (1890), J. Jimeno Agius (1892)y Fernando Arauj o ( 1 8 94), entre otros, se pronunciaron por unasimplificación ortográfica en nombre de la racionalidad. Recu-peraron con este fin algunas de las propuestas de siglos anterio-res, como la elección de <k> para representar siempre elfonema lH ola utilización de <z> siempre que se representaseel fonema interdental fricativo sordo, lo que recuerda la orto-grafía de Correas en el siglo XVII, junto con otras ideas comola supresión de <h> o de <v> en favor de <b>.

Los proyectos reformistas y las reflexiones críticas en tornoa la ortografía española han llegado hasta la actualidad de lamano de autores como José Polo, Carlos Peregrín Otero y JoséMartínez de Sousa en España, y Lidia Contreras, desde laperspectiva de la Grafemática, en América. En general, laspropuestas reformistas coinciden en la supresión de <v> y de<h>, enlaulilización:únicade <g> para el fonema/gl,y enelusode una sola grafía para representar el fonema lkl.Por poner un

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Y114 María Teresa Echenique y María José Martínez

ejemplo, Jesús Mosterín defiende una ortografía fonémica enlacual se cumpla la relación biunívoca entre grafiay fonema. Ensu sistema se suprime, por ejemplo, la <v> (en favor de la <b>)

la propone como grafíaúnica, que será leída de forma distintapor hispanohablantes seseantes, como [s], y no seseantes,

como [0].Como puede observarse, las reformas intentan resolver los

casos de poligrafía y poiifonía del sistema académico, en el que

sólo 14 letras mantienen, en principio, una relación biunívocacon el fonema correspondiente: (â), (e), <o>, <ch>, adt, .ft,<l>, <ll>, <m>, <n>, <ñ>, (P>, (S), (t). Se intenta eliminartambién, en menor medida, los dígrafos, como se ha observado

en el caso de la <rr>.

2.5.5. Las últimas ediciones de la Ortografía académica

Conias excepciones indicadas en el caso chileno, la ortogra-fía académica es la habitual en todo el dominio hispánico en

este siglo. En 1951, se produjo una reforma bajo el impulso del

académico Julio Casares y, tras la consulta a las Academiasamericanas correspondientes, el resultado se publicó en el

Boletín de la Real Academia Española en 1959, pero no se

modificó la redacción de la ortografía incluida en la Gramáticaacadémica. Finalmente, en 1969, se publicaron en un folletoindependiente las reglas ortográficas de la Academia con las

modificaciones correspondientes. Esta ortografía fue la oficialhasta que, en lggg,se publicó la última edición dela Orto grafía

de la lengua española en una edición revisada por las veintidósacademias de los países de habla hispana' En esta edición nohay grandes novedades desde el punto de vista doctrinal, perose ha continuado la tendencia por la que se intenta dar cabidaen la norma ortográfica a las variantes de pronunciación

Diacronía y gramática históûca de la lengua española 115

generalizadas en el ámbito hispanohablante. La voluntad aca-démica es conseguir una norma opanhispánican que consolidela unidad de la lengua y que continúe la labor de simplificaciónortográfica del español. Este criterio ha hecho que se amplíen,en cierlos casos, las posibilidades de escritura consideradascorrectas desde el punto de vista normativo. Por poner sóloalgunos ejemplos, se admite la presencia o ausencia de acentogrâfico según se perciba o no el hiato en palabras como guionlguión, fielfié, riaislriá.is, etc. o se basa la escritura de palabrascorno hi s p ano ár ab e o lu s o -j ap oné s en el s entimiento del hablan-te respecto a su carácter compuesto. En general, por tanto, ydentro de las normas tradicionalmente respetadas, el criterioacadémico tiende a ser respetuoso con ciertas variantes paralograr una aceptación general del sistema.

2.5.6. Comentario gráfico de un fragmento del "Discursoproemial sobre la orthographía" del Diccionario deAutoridades (1726)

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María Teresa EcheniqtLe y María José Martínez, Diacronía y gramática histórica de la lengua espctäola 117II6

20opta por mantener para el nuevo fonema las tres grafías que sehabían utilizado tradicionalmente para representar los dosfonemas prepalatales que eran el antecedente del fonemavelaractual: recuérdese que, mientras se mantuvo la diferencia desonoridad y según el modelo alfonsí para la lengua medieval,<g> y <j> representaban el fonema prepalatal fricativo sonoroll I y <x> el prepalatal fricativo sordo /5 /. Además, como seindica en las líneas 17 a 19,la grafía <x> servía también pararepresentar oel rigor de la pronunciación latinan, es decir, lapronunciación ks o gs en ciertas palabras (examen, exigir , etc.) .

Por otra parte, lu .gt en combinación con tres de las vocales (a,

o , u) no sirve para representar la realización del fonema velarfricativo sordo, es decir, en palabras de la Acadernia, la pronun-ciación (aspirada o gutural, (7), sino el fonema velar oclusivosonoro lgl (corno engato o gota). Por tanto, la situación descritapara el uso de las tres letras es la siguiente:

< j > representa siempre /1/

< g > (+ <e,i>) representa lyl; (+ <a,o,u>) representa /g/

< x > puede representar lyul, pero también [ks] o [gs]

La Academia prefirió, en un principio, mantener las repre-sentaciones tradicionales y, para ello, intentó dar algún tipo deregla ortogrâfica para organizar su uso. Evidentemente, elcriterio no podía ser la pronunciación compartida, por lo quese recurre a otras posibilidades para resolver las ndudas,ortográficas. Concretamente, en el caso de la <j> o la <g>, laAcademiapropone seguirlas (raíces> de las palabras (8-10), sinque se dé ninguna regla que permita saber cómo se escribenestas <raíces> que sirven de modelo ortográfico. Es decir, parasaber cómo se escribe aflige hay que saber qué grafía hay queutilizar enafligir, y no hay ninguna regla que señale qué grafíase debe elegir entre las tres posibles. Sin embargo,la principaldificultad para la Academia se encuentra en la distinción entrelos usos de .jt y <x> (10-12) y el criterio vuelve a ser ,,atendera las raíces de las palabras" que otienen>> (X), sin que seexplique cómo puede conocerse la escritura de estas (raíces).

25

30

35

cnofèob,rl¡luPe'

Comentario

tuye la primera publicación y, en realidad, el proyecto

fundacional de la Academia y su elaboración enfrentó a los

académicos con el problema de la falta de un criterio ortogrâ-

fico comúnmente aceptado. Por esta tazón propusieron unas

normas que, en principio, consideraban sólo para uso propio

de la Acádemia, pero que, a la larga, y después de sucesivas

ediciones y reformas, se convertiría en la ortografía general del

español.

el que a este sonido le correspondan tres grafias. La Academia

Page 59: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

118 María Teresa Echenique y María José Martínez Diacronía y gran'Ló-tica histórica de la lengua espatloln rt9

El criterio que rige la propuesta académica de 1726 aparece

de forma más clara cua;do ie intenta justificar 1a persistencia

<x> (14).

En el caso de estas tres grafías, la Academia se muestra

conservadora, dentro de la tãndencia que' de forma general'

sirve para caracLer:izar esta primera propuesta orlográfica

como predominantemente etimologista. Es también conserva-dora en el caso de cierlos grupos consonánticos en los que latendencia patrimonial parecía ser la supresión de las conso-nantes implosivas (en el caso de palabras como doctor,lección,etc., o, en la línea 15, dicciones) y que, por esta iniciativa, se

mantuvieron enla pronunciación. Sin embargo, ya en1726,losacadémicos decidieron mantener solo dos de las grafías quehabían representado los fonemas predorsodentoalveolaresaÊricados sordo y sonoro, respectivamente, es decir, la <c> y la<z>, suprimiendo lu .çt, que era olra grafia tradicional desdeel castellano medieval. No hay, por tanto, un criterio uniforme.

En cuanto a las grafías a las que se refiere el texto, laAcademiavarió su criterio en sucesivas ediciones de su ortogra-fía. En 7741, fecha de la aparición el primer tratado de lainstitución dedicado específicamente a la ortografía, mantuvolas tres grafías, pero intentó diferenciar grâhcamente los dosvalores de <x>. Con este fin, propuso la utilización de un acentocircunflejo en la vocal siguiente cuando se usaba con el valorlatino originario (velar oclusiva + s), como en exâ.men Es en1 8 1 5, en la octava edición dela Ortografía , cuando la Academiasuprime definitivamente el uso de <x> para representar elfonema velar fricativo sordo en palabra s corno xabón , perplexo ,

etc., que pasan a escribirse con.jt, d" manera que sólo hoy se

permite en el caso de ciertas palabras como México, Oaxaca,etc. y sus derivados. Mantuvo, sin embargo, para representareste fonema las otras dos grafías. Entre ellas, la única queresultaría inequívoca en su combinación con ias cinco vocaleses <j>, lo que hizo que autores reformistas como Bello y Garcíadel Río, entre otros, siguiendo una reflexión que en algúnmomento había planteado la propia academia, propusieran enel XIX su uso como únicaletrapara representarel fonemavelarfricativo sordo, en la norma septentrional, o su equivalente enlas realizaciones del español atlántico. En España, JuanRamón Jiménez fue uno de los más conocidos par-tidarios deeste criterio.

Page 60: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Yt20 María Teresa EcheniqtLe y María Iosé Martíttez

Además de la doctrina expuesta, las propias característicasde la escritura del texto muestran otras reglas orlográficas

era obra. En general, el

, salvo en algunos casos.se decide ya, y hasta el

presente, por el uso de lu .yt para representar la conjuncióncopulativa, Êrente al criterio de otros orlógrafos de siglos

anteriores, fundamentalmente los que intentan respetar crite-rios ufonetistaso, que prefieren la <i>. Sin embargo, en la línea

3 se lee hai,lrenle al uso actual que prescribe la <y> en estos

diptongos situados en posición final. En este caso, también fue

variando el criterio académico, que incluso puede parecer, en

alguno Ya que, en el mismo texto

de 172 d" .Yt en los diPtongosfinales o reY (que tienen Pluralesreyes y leyes), p hoi o mui. En 181-5 se

suprimió lu .yt riores (es decir, de casos

como ayre) y se ual. También difiere del

actual uso académico el que afecta al dígrafo <qu>. Se encuen-

tra en el texto palabras como quando (líneas 20 y 3l) yqualesquiera (25 y 30). Larazónde n-

te, etimológiqa, ya que reproducen u-

ción actual de los usos de <c> (+ < se

produce en la octava edición de la ortografia académica, en

1815.

En la línea 7 aparece assl, con una grafía doble <ss> ç[ue, en

la tradición alfonsí, había ser-vido para representar el fonemaalveolar fricativo sordo en posición intervocálica. También en

este caso larazónalegada es de tipo etimológico o de respeto al

uso tradicional. En esta primera propuesta la Academia supri-me muchos usos de geminadas com <bb>, <ddt, <ff>, etc', pero

mantiene la <ss> en el caso de ciertas palabras que concibe como

compuesta s (assaltar, assentar, assutttpto, etc.). Este uso se supri-mió en la tercera edición de la ortografia acadêmica, en 1763'

Por lo demás, la Academia hace un peculiar uso de los

acentos gráficos. En el pârralo 14 del ,,Discurso proemial' de

Diacronía y gramática histórica de la lengua española 12r

1726, señala la inutilidad en castellano del acento circunflejo(que, sin embargo, como se ha apuntado, recupera en otrasediciones con usos peculiares) y mantiene los acentos grave yagudo. Su función, segúrn explica, no es nexplicar el tonoo, sinoseñalar que la sílaba que se acentúa ues largar. Unas líneasdespués, sin embargo, señala que el agudo uhace aguda y fuertela pronunciaciónr, mientras que el grave ola deprime y mode-rar. Recomienda marcar con acento grave las vocales a, e, o, ttcuando ,.cada una es como voz separada de otras, y hace cabálsentido por sí sola, (pág. LXIV) -es decir, como marcadiacrítica- y así aparece en el texto, donde se acentúa la àcuando es preposición (líneas 10, 12 y 17) y la ò cuando es

conjunción (7 y 17). En otros casos,la regla seguida no se haceexplícita. Como puede observarse se acentúan gráficamente laspalabras agudas que acaban en consonante: por ejemplo enarticulación (I. l) , combinación (1. 4) , guturál (7 y 24) , verdád (1.

16; pero dificultad en la l. 3), rigór (1. 17), naturál (1.2a y 33), etc.También deben acentuarse con acento agudo, según se señalaen las páginas correspondientes del "Discurso), las palabrasesdrújulas. Quizás con este criterio, y considerando la inexis-tencia de diptongo en -ia, se acentrlan sistemáticamente pala-bras como controvérsia (3), pronúncia (5), contrário (I9)juntoa términos (25); pero no se acentúan unicamente (7) oescribiendolas (I4). Quizás siguiendo una regla enunciada unaspáginas antes, según la cual se debía :utTlizar el acento agudopara indicar que la penúltima sílaba es larga en las palabras detres o más vocales, se acentúan palabras como raíces (I2),orígen (20), sonído (22) y Españóle.s (23). En todo caso, y comosucedía en siglos anteriores, no hay un criterio claro sobre eluso de las tildes gráficas, salvo en los casos en que sirven paraindicar la sílaba acentuada en el caso de las formas verbales, talcomo sucede en la línea 34 del texto con Aconsége, Aparége,Moté.ge (la Academia no da ninguna norma por las que losejemplos deban escribirse con mayúscula, pero así lo hacesistemáticamente). La Academia suprimió la tilde grave en latercera edición de su Ortografía, en 1763.

Page 61: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Y122 María Teresa Echeniqtte y María José Martínez. Diacronía y gramática histórica de la lengua española 123

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3. ForuÉlcA y FoNol-ocía EVoLUTtvAS

3.1. El cambio fonético y el cambio fonológico

El comienzo de un proceso de cambio fonético tiene causas(que se catalogan bien como externas, bien como internas oestrrrcturales) que pueden ser reconstrrridas históricamentecon mayor o rrtenor fortuna en su atribución, así como unsegmento de duración temporal observable en los textos, estoes, una cronología textual (cuando se trata de fenómenoscerrrados en épocas pasadas) más o menos prolongada en eltiempo; todo ello exige una labor de detección y seguimientomuy rigurosos mediante la aplicación del método filológico alestudio de los textos que se nos han transmitido a través de lossiglos históricos. Porlo tanto, el cambio fonético puede tener suorigen en un solo punto geográfico (o en varios) del ámbitohablado de la lengua, asi como en un único registro o estratosocial (o en varios alavez), y todo ello durante un espaciovariable, sin llegar a incidir de forma relevante en la estrrrcturade la lengua.

Por el contrario, el cambio fonológico es instantáneo y seproduce en el momento en que la relevancia adquirida por uncambio fonético incide en la reorganización de su sistemafonológico, con el consiguiente reajuste de los fonemas yalófonos que lo integran, que se estabiliza durante un ciertoperíodo de tiempo caracterizador de una etapa histórica de lalengua. El establecimiento de la repercusión del cambio fono-lógico en el sistema de la lengua es producto de la labor teóricade recònstrucción a la que se llega tras aplicar principios delingüística diacrónica que pueden tener paralãlos en otrossistemas lingüísticos, lo que permite su tratamiento compara-tivo. En cualquier caso, el cambio fonético es siempre anterior

Page 63: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Y126 María Teresa Echenique y María losé Martíne7

Diacronía y granttitica ltistórica de la lengua e.spañola 127

fonema latino lk/, que se daba cuando se articulaba seguido delas vocales lel e lil , se fonologizó y terminó dando el fonema /S/del castellano medieval, que a su vez se desdobló en dosfonemas: un fonema sonoro l2l en un contexto intervocálico,y un fonema sordo /S/ en los demás contextos. Con la denomi-nación desfonologización se hace referencia al proceso con-trario, esto es, a la pérdida del valor distintivo de dos fonemas,con su consiguiente paso a un único fonema y dos alófonos (losfonemas labiales sonoros medievales, oclusivo lbl y fricativo lvlse desfonologizaron y pasaron a convertirse en español clásicoen un único fonema lbl con alófono oclusivo [b] o Êricativo [õ]según el contexto fónico. Por último, la transfonologizaciónconsiste en un proceso mediante el cual no se crea ni se destruyeuna oposición fonológica, sino que se traslada a un planodiferente (el fonema prepalatal fricativo sordo /5/ del castella-no antiguo, opuesto al fonema prepalatal foicativo sonoro lily correlato del fonema dentoalveolar africado sordo lâ1, aItransformarse fonéticamente en lyl , pasó a no tener correla-ción de sonoridad y a oponerse al fonema velar fricativo sordotkt).

3.3. Fonética y fonología evolutivas del castellanomedieval

3. 3. 1. Cambios generales. Vocalismo. Consonantismo

Es importante tener en cuenta que, bien fuera el acentolatino un acento tonal o bien un acento de intensidad, todas laslenguas románicas han heredado un acento de intensidad, por1o que podemos reconstruir en el latín vulgar una etapa comúngeneral de acento de intensidad previa a la constitución poste-rior de las lenguas romances. Tal acento, que en latín eradependiente de la cantidad vocálica, se indep endizó comoconsecuencia de la pérdida de la cantidad vocálica, pasando aser fonológicamente relevante. Por otro lado, de ser un acentocuasi-fijo en latín, se convirtió en un acento de aparición libre

fonético que lo ha ProPiciado).

3.2. Conceptos básicos

A excepción de ciertos fenómenos que quedan enmarcados

bajo el nombre de fonética sintáctica, el ámbito en el que han

sião estudiados los procesos evolutivos de la lengua son la

sílaba y la palabra; d al étimo de una

uor, qu" es Ia for Procede (así,

es también suPARABÕLA es el

también cognados). Ésta eslarazónde que se enmarquen los

estudios d,e fonética histórica en el nivel de la palabra, unidad

en la que los cambios resultan más perceptibles, sin olvidar que

en algurtos casos pueden pasar a tener consecuencias de orden

sintáctico.

como se ha apuntado, los procesos fonéticos pueden tener

su repercusión en el sistema de la lengua, dando lugar al

cambio fonológicoHablamos de fonolmediante el cual el

general suele tenerde un fonema, ques (el alófono [k'] del

Page 64: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

r28 María Teresa Echenique y Maña José Martûae1 Diacronía y gramtiticn histórica de la lertgtLcL espcnlola 129

o no previsible, excepción hecha de alguna lengua como eì

ftun.år, donde la apãrición del acento es fija y por 1o tanto

previsible.

En cualquier caso, hay que decir como principio general que

las palabras castellanas de origen latino, que constituyen la

moyorí., llevan el acento en la misma sílaba que 1o tenía en

latín;lo que sucede es que, debido a transformaciones fonéti-

.ur, lu esiructura de la palabra ha podido variar considerabìe-

mente en relación "oni, étimo latino. Así, castella\o cuelgo,

recobro o espeio mantienen el acento en la misma sílaþa que los

correspondìentes étimos latinos COI-I- OCO, RECUPERO o

SPECÚLU.

Los resultados castellanos generales dei vocalismo latino se

pueden resumir en los siguientes esquemas:

La incidencia del elemento palatal yod, muy activo en laslenguas románicas, sobre el vocalismo castellano se resiste auna explicación sistemática, pero resulta evidente en casoscomo lat. SPECULU >cast. espejo (y no "'kesp ieio; confróntesecon VETÙLU>cast. viejo),lat. CÚNE,A> cast. cuña (la úbreve latina debería haber dado cast. lol),Lat. PLùVIA >cast.lluv i a y no )' i' llov ia),Iat. X O Cf B > cast. noche (y no rnteche), Iat.¡14ÚffU >cast. mucho (y no'r'rmocho) y un largo etcétera. Enlos casos en que la yod actúra sobre la vocal, el resultado seconcreta en cierre de la vocal en un grado; cuando las vocalessobre las que actúa son la lpl V l€l tónicas abiertas del latínvulgar, la consecuencia es que impide su diptongación encastellano.

Consonantismo.

Desde Alarcos contamos con la reconstrucción del sistemaconsonántico alfonsí, que se resume en el siguiente cuadro:

oclrr.s ivas aliic:rdes fricatives

sord¡s sord¡ s

nas:rles lí<¡ridrslon0 f;t5 50 nlr lil ! sorrhs sollfJrits

la bialcs

rlcnt;rlc.s

P lr f rì1

s 7. -tr

tr s 7. n

(lr)

k h

De forma resumida, los principales cambios se reduce a: a)lenición concretada en tlegeminación de consonantes latinasdobles (latín BÙCCA r .urt. boca) , sonorización de oclusivaslatinas sordas intervocálicas (latín f úpU > cast. lobo) yfticatfzación de consonantes oclusivas sonoras intervocálicas(latín HABERE> cast. ant. auer, ayer), con la consiguiente

()

()

I

I

I tt!ín tlútictt

ll

It

Intítr vul¡4ar

('u¡lt IIuttt¡

()e

itc

re

() tl

íe

Vt ralr t tittnw s lirnrltt;

Vr¡tt¡lt.t ltitûtuttt

II

tt

I

u

i

i

!

i

l,irr rtl¡'s til¡ntar

ciuilörrú[,atin tlú¡i¡:t¡

I ilítt t'ul,lltrv (usl¿llutttt

I¡tlí¡t rlúsitt

Itttírt rulg¡trt'Ctt.rtclltttut

i.ì iltc

ictiiä

Page 65: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

130 María Teresa Echenique y María José Martíne7Diacronía y gramó"tica históricç de la lengua española 131

r:eorgarización fonológica en cadena; b) por otro lado, determi-nadas consonantes iniciales sufrieron alteraciones por aspira-ción (es el caso de la /F-/ inicial latina: FILIU> hiio), porpalatalización (como sucedió con la /S-/ inicial latina en

SAPONE > cast. arú. x,abón [5abón], cast. moderno jabón) u,

ocasionalmente, algunas consonantes iniciales sufrieron el

debilitamiento por efecto de la lenición (como lat. CATTU>casL. gato); c) las consonantes latinas labiovelares perdieronirregularmente el apéndice labial (latín QUASI>cast. casl); d)

ciertos grupos consonánticos iniciales llegaron a solucionespalatales (PLENU>rleno, CLAMARE > llamar, FLAMMA >

ilama), y e) hubo procesos de asibilación por contacto de laconsonante con una vocal palatal (lat. VICINU > cast. ant. v ez.ino

[be 2íno], lat. CARC ERE > cast. c drcel I cárêel ], GINGfVA> cast.

ant. enzía len2íal, cast. mod. encía [en0ía]'

No hay que olvidar los efectos palatalizadores de la yod

sobre el ðo.tlo.tantismo (latín LANCEA> cast. lança Ilánôa],latín FILIU> cast. antiguo fiio lfi'zo); latín ANNU>cast' año,

lat. MATAXA> cast. ant.madex¿ [madéõa], cast' actual made-

ja;lat. XOCfg > cast. noche).

Como consecuencias de factores contextuales, el castellanoantiguo contaba con tres fonemas sonoros en la serie sibilante,que se oponían fonológicamente a sus respectivos fonemassordos:

lzl: fonema alveolar fricativo sonoro:

lat. AUSO>cast. ant. oso "[yo] osou [z] <-s->

/s/: fonema alveolar fricativo sordo:

lat.ÚBSU>cast. ant. osso (oso> [s] <-ss->

I 2 I fonerna predorsodentoalveolar africado sonoro:lat. FACIS>cast. ant.fazes u[tú] haces" l2l .z>/ô/ fonema predorsodentoalveolar africado sordo:

lat. FALCES>cast. ant. façes .[as] haces, [ô] .c, çt

- Consonantes palatales y sibilantes: orígenes latinos y repre-sentación gráfica en la ortografía alþnsí

/n/ <nn> <ñ> NE>NyNN-NGe,i-GN

CUNEA > cuñaCANNA > cañaCINGERE > ceñirSfCNA > seña

tu <ll> -LL-PL-, KL-, FL-

púffU > polloPLORARE > llorarCLAMARE > llamarFLAMA > llama

-FFL--B'L- (raro)

AFFLARE > fallarfnlgÙru > trillo(pero : FABULARE > fablarSTAB ÚlU t establo)

tê. <ch> -ULT--KT-Cons. + K'LCons. + PL, FL

UÙLTU > muchoNÕcrn > nochefntI}rICUI-IJ > tronchoAMPLU > anchoINFLARE > hincharCOCHLEARE > cucharalll fonema prepalatal fricativo sonoro:

lat. FILIU>cast. ant. fiio "hiio, llf <9, i>

/õ/ fonema prepalatal fricativo sordo:

lat. FIXU>cast. ant. fixo "Êlio" [5] <x>

Cons. sorda + Ly

lsl <-ss-> -PS-, -RS-, -SS- IPSE > esse

únSU > os.ço

GROSSU > Wesso

Page 66: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Yr32 María Teresa Echenique y María José Martínez Diacronía y gramá-tica histórica de la lengua española 133

lzl <-s-> NSS

ANSA > asa

CASA > casaa) Posición intervocálica:-I-, -Dy-, -Gy- > lyl MAIORE > mayor

RADIARE > rayarFUGIO , huyo

-f-, -Dy-, -Gy- + e,i > lØl PEIORE > peor- Ge,i.- > lØl COGITARE > cuidarb) Posición inicial y postconsonántica:I-, Dy-, Gy-, Ge,i + a, e âtonas > lØl

IANUARIU > eTrero

GERMANU > ermanoI-, Dy-, Gy-, Ge,i + a, e tónicas > /y/

GEMMA > yemaIACERE > yazer

I-, ante O,U > lZl IUSTU > justoIOVIS > jueves

I- ante A IAM MAGIS > jamds

l3l <c> <ç> Cons.+ Dy, Ty, Ky HORDEOTU > orçuelo

MARTIU > marçoCBnCfU > cierço

Cons. + Ke,i- DULCE > dulce

Ke,i CBRPU >cirio-SKe,i-, PISCES > Peces

ASCIATA > açada

12l <z> -Ke,i--Ty-, -Ky-

VICINU > veztnopÚrr,Ú > pozo

CORTICE A > corteza

ARGILLA >arzillaEX _ MULGERE >

esmuzir

sÍxcErrlJ > senzilloPLACÍTU > plazoPORTATICU > portazgo

IUDICARE > iuzgarnÚOopcrl.tt > dozef

-RGe,i,-. -LGe,i--NGe,i-

[ -Ke,i'T--T'K-, -D,K- 3. 3. 2. Cambios esporá"dicos

Por lo general, los cambios esporádicos tienen como unidadde actuación la palabra. Las vocales átonas pueden sufrirciertos cambios especiales como consecuencia de su situaciónde dependencia respecto de la vocal tónica de la palabra.Asimilación: consiste en un proceso mediante el cual una vocalâtona termina asemejando su timbre al de lavocal tónica de lapalabra (el resultado castellano de latín JANUARIU debería dehaber sido 'k'kanero, pero la vocal âtona inicial sufrió unaasimilación al timbre de la vocal tónica y el resultado lue enero) .

Disimilación: es elproceso contrario, esto es, cuando el timbrede una vocal âtona sufre un alejamiento fonético respecto altimbre de lavocal tónica (el latín ROTONDU tendría que haberdado 'k"rodondo en castellano, pero la primera vocal âtonaexperimentó un proceso de disimilación en relación al timbre

D'Ke,i

lZ I <j> .it .gt -LY-

-T'L-, -G'L-, -KL-f'OI- ta > hoiaverÚru > vieio

rr,cÚra > tuia

ócÚt u , oio

/S / <x> -KS- TAXONE > texón

lyl <y> -By- (en algunos casos) RUBEU > royo(pero: PI-ÚVia lluvia)

-G",i, I, Dy, Gy:

Page 67: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

134 María Teresa Echenique y Maúa José Martíne1

de Ia vocal tónica y disimiló en lel, dado como resultado

redondo).Hay ocasiones en que se desarrolla un sonido secun-

dario no etimológico; así sucede en la epéntesis, que, consiste

en la inserción de una vocal o consonante no etimológica en

elemento fónico en una palabra (latín INTEGRARE>cast. en-

tregar),que puede ser recíproca cuando se trata del intercam-

bio mutuo de dos elementos delapalabra (latín MIRACULU>cast.

milagro, que en castellano antiguo conoció la variante más

cercana a su etimologíamiraglo).

Diacronía y gramá"tica histórica de la lengua española 135

apenas reflejo en el habla, mientras para otros caracterizaríamuy especialmente a la lengua hablada), se vio sin dudafavorecida por el fuerte influjo demográfico y culturalultrapirenaico. Al mismo tiempo, la evolución experimentadapor el castellano en su propia estr^uctura silábica, con un fuerteincremento de sílabas cerradas como consecuencia de su evo-lución fonética, permitía con mayor facilidad consonantes ygrupos consonánticos en final de palabra, con lo que se creabancondiciones contextuales favorables a la apócope. En el mo-mento en que la influencia franca se convirtió en excesiva, elcastellano volvió a la situación originaria, fijando la apócopepropia (amar, mies, pan, sol, diez) y restituyendo la vocal finalen los casos de apócope extrema (noche, nave, grande , andante) ,

si bien se eliminó la vocal en algún caso, incluso, de l-ol final(apóstol).

3.5. Fonética y fonología del español clásico

La "reforma) ortogr'fica alfonsí sirvió para adaptar elsistema gráfico de la lengua castellana a su realidad fonética yfonológica. Fue útil, por tanto, mientras pervivió el sistemafonológico medieval. Pero, como se ha apuntado, la evoluciónfonética arrastraba cambios originados en el Norte peninsular,muy probablemente como consecuencia de la influencia vascasobre el sistema castellano, que fueron propagándose de Nortea Sur con hablantes de tal procedencia que se asentabansólidamente en la corte, al tiempo que iban generalizândose yafectando al sistema de la lengua. El siglo XVI marca uncambio brusco en la fonología del español, así como de sudivisión interna en normas (a partir de entonces la andaluza, ycon ella la canaria y la americana, quedarán fuertementediferenciadas de la castellana originaria y geogrâhca), y laortografía sin rumbo de nuestros autores más eximios no serásino la consecuencia en la superficie de la transformaciónfonológica. Por lo que al castellano se refiere, donde resultatriunfante la norma cästellanovieja frente a la toledana, se

3.4. Fonología del castellano alfonsí' Contienda de

nonnas en castellano medieval

La contienda de normas de la época alfonsí, perceptible en

el entramado lingüístico de las obras regias, ha sido brillante-mente estudiad,a por Lapesa a través de la historia de la

apócope en más imPor-

tante y punt la Polémicaentre norma nte a norma

pensar que se tralaría de un hecho de la lengua escrita sin

Page 68: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

136 MarícL Teresa Echenique y MarícL José Marlíne7' Diocronía y granttitica histórica de la lengua española 137

Abr), al tiempo que la aspiración [h] medieval resultante nollegó a constituir nuevo fonema en la norrna castellana (y, en lameridional, continúa siendo un alófono, si bien correspondien-te al fonema lyl como se explicará más adelante) y terminódesapareciendo.

El ensordecimiento de sibilantes tuvo consecuencias máscomplejas, ya que se vio acompañado de otros procesos evolu-tivos que ayudaron a dar mayor claridad a esta parcela delsistema fonológico de la lengua española. Se produjodesfonologización, con pérdida de los fonemas sonoros, en lassibilantes: lsl y lzlconvergieron en /s/ (mientras, en la lenguaescrita, se mantenían las grafías antiguas <-s-> y <-ss-> despro-vistas ya de adecuación a la realidad fonológica). La correla-ción medieval /S I y tzl perdió el fonema sonoro y la articula-ción resultante fue sufriendo un adelantamiento en su punto dearticulación hasta darlugar al sonido más tardío (surgió a finesdel siglo XVII) en su aparición de la lengua castellana: iOl, hoyfonema interdental fricativo sordo le L opuesto fono-lógicamente al resultado de la desfonologización anterior /s/ enla norma del español (de base castellana)., casa [kása] frente acaza lkâïa] (a su vez, se mantenían para el único sonido [0] lasgrafías alfonsíes <z> y <Ç>, que dejaron de cumplir la funciónque tenían asignada en época medieval). La pareja de sibilantesprepalatales fricativas sorda y sonora perdió, asimismo, lacorrelación de sonoridad y la sorda procedente de [5] y [Z]antiguas retrotrajo su punto de articulación, dando lugar alfonema velar fricativo sordo ly I , que se integró como tal en elsistema en el siglo XVII. También siguieron vigentes, sin valordistintivo, las grafías que antes representaban la sorda y lasonora, esto es, <g> y <j>, con lo que se llegó a duplicar elinventario de grafías en relación con los sonidos del nuevocastellano; de ahí la falta de coherencia grâhca en nuestroescritores clásicos.

Se consuma también en época clásica la desfonologizaciónde oclusiva y Êricativa sonora en la serie bilabial. euizá porinflujo de la ausencia de tal pertinencia en la lengua vasca

consuma una serie de hechos que venían incidiendo sobre la

lengua desde siglos atrás,

colindantes al País Vasco (

influjo vasco a través de unallario, siglos) y propagados finalmente de Norte a Sur hasta

llegar u .on.titnir la base del castellano general' Se trata'

fuidu*"rrtalmente, de la aspiración dela lF-linicial latina, el

ãrrrord".l.''iento de consonantes sibilantes lzl, lll y 12l, asi

como la confusión de las bilabiales oclusiva /b/ y fricativa /v/ en

un único fonema oclusivo con clos alófonos' Los dos últimos

constituyen procesos de desfonologización' que desemboca-

,or "n

tt pOtàiau de fonemas, además de su transformación en

otros inexistentes antes. Al terminar el período clásico' el

castellano no tendrá ya consonantes sibilantes sonoras' al

,i"-po qrr" habrá transiormado la(s) prepalatal(es) en el fonema

velar fricativo sordo /1/ y la(s) dentoalveolar(es) en el fonema

dental fricativo sordo /0 /.

3.5.1. La norma castellana de Castilla la Vieia

ElprocesodeaspiraciónypérdidadelalF-liniciallatinavi.rcula al castellano .or-r el gáscón (donde la aspiración llega a

consecuencias mayor"., .o"to es el caso de la aspiración de /FJ

iniciai agrupada: gasc. hresc, esp' fresco)' creando con ello un

"rfu.io "q""

¿iU":^ como fondo la extensión ocupada por la

lengua vasca, cuya vecindad y convivencia suele ser apelada

.orio motor dei pro.eso evolutivo' No puede afirmarse a

ciencia cierla si fue el euskera quien influyó sobre el castellano

o más bien el romance quien influyO sobre el euskera' pero Ia

vinculación de ambos en este proceso parece fuera de duda'

Como resultado de todo ello, el castellano ha suÊrido la aspira-

.i¿r't V pérdida de la lElinicial no agrupada o en interior de

palabra reinterpretada como inicial' No hubo cambio fonoló-

gi"o ulgnno como consecuencia de tal evolución: el fonema

labiodental /f/ continuó existiendo en otros contextos (infante)

y en un gran número de latinismos (familia'favor) y':ultismos

Page 69: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

138 María Teresa Eclænique y María José Martíne7.

conviviente con el castellano en sr'rs años de formación (que nosería la única causa, pues el fenómeno se da también en otrasvariedades románicas de Ia Península, pero sí pudo ser unaconcausa), la distinción fonológica que la grafía alfonsí repre-

sentó mediante los alógrafos <u> y <v> pô..t.t lado, y <b> porotro, se perdió dando como resultado un único fonema /b/ con

dos alófonos, uno oclusivo y otro fricativo, tal como se distribu-yen aún hoy en el sistema fonológico del español. E ste betacisrnono tuvo ajuste gráfico hasta el siglo XVIII, por lo que el fonema/b/ conoció hasta entonces la triple grafía sin regulación <b>,

<u> y <v>.

3.5.2. La norma toledana

Fray Juan de Córdoba, que había salido de España h. 1540,

afirma en sr-r Arte de la lengua zapoteca (México, 1578) que allídonde los toledanos pronuncian hazer, iugar 5' halagar,loscastellanoviejos dicen acer, xugar, alagar. De tiempo atrás

arranca una idea bien consolidada en las fuentes literarias que

ha considerado el habla de Toledo como modélica, sin que

probablementehaya sido otra cosaque el efecto delaautoestimaconvertida en tradición. Por otro lado, es bien sabido que lanorma toledana fue invocada repetidamente como modelolingüístico para el español en América a 1o largo de toda laépoca colonial, pero en la Península fue quedando relegado auna modalidad prestigiosa con pocos continuadores' Todavíael toledano Sebastián de Covarrubias, en stTesoro delalenguacastellana o española (Madrid, 16II), tacha de upusilánimes yde pecho flaco, a quienes ,,suelen no pronllnciar la /¿ en las

dicciones aspiradas, como el1o por heno y umo por: l'LLLmo",

pero, en generaì., la norma toledana terminó cediendo terrenoante el castellano viejo, que se constituyó en la norma triunfa-dora y en la base del español actual.

Diacronía y gramtitica histririca de la lengtLtt espcLñola 139

3.5.3. Itt nonna meridional: el espaíiol meridional-atlántico

No hay que olvidar en este punto l¿r evolución peculiar queeste reajuste fonológico tuvo en la norma meridional del espa-ñol clásico, llegando a rrìarcar una diferencia profuncla en lafonética española, que, desde entonces, opone una normameridional (abarcadora de Andalucía y Extremadura en buenamedida, Canarias y la mayor parte de Hispanoamérica) a lancrma centroseptentrional de la Península asumida por la RealAcademia Española desde su fundación en el siglo XVIII. Talpeculiaridad tiene que ver con los dos prirneros fenómenosmencionados antes, a saber, la aspiración de la /F-/ inicial latinay la reestructuración de las sibilantes. En el Sur peninsular, adiferencia de lo sucedido en el Centro y Norte, sólo hubo unfonema resultante de las cuatro sibilantes antiguas lsl, lzl, lâ Iy l2l: fue el mayoritario /s/, fonema cuya realizaciónmeridio-nal es distinta de la castellana [S] ; a saber, [s] y una variadagama de posibilidades articulatorias. Este hecho perfila elespañol seseante, que es el mayoritario en la norma meridio-nal de España y de fuera de la Península. Un resultado minori-tario fue el que caracterizaal español ceceante, que confundeel resultado de las cuatro consonantes antiguas mencionadasen una ar-ticulación ciceante registrada principalmente (aun-qr-re no sólo) en áreas mayoritariamente peninsulares; tal arti-culación ha conocido desde antiguo una caracterizaciónsocialmarcada, que continúa aúrn hoy. Caso distinto es el seseovalenciano, indistinción de los fonemas castellanos en unaarticulación seseante que es igual a la castellana, por una pafie,y a la catalana, por otro. Dice Bartolomé Ximénez Patón en suEpítome de la ortografía latina y co,stellana (16II ó 1614) ( . . . enSevilla ordinariamente convierten la S en Ç y pienso que devicio, diciendo Cevillano, ceñor, ci. EnValencia al contrario, yaquí no es vicio, sino natural pronunciación de aquel Reyno,por c ponen s, como diciendo Mersed, Sapato, Sedaso, Alcusa;y assí a lo sevillano llamamos 4ezear y a 1o valenciano seseärr.

A su vez, se mantuvo en buena parte del Sur peninsular (aligual que en Canarias y en otras áreas periféricas de la Penínsu-

Page 70: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Y140 María Teresa Echenique y María José Martíne7 Diacronía y gramiítica histórica de La lengtta española t41

punto de mira se centra en las variedades que todo sistemalingüístico encierra y que, en el caso del español, tienen unarazón de ser explicable en muy gran medida por la propiahistoria de Ia lengua.

En cualquier caso, de la misma manera que la Historia de lalengua es una disciplina que mira al pasado y lo reconstruyemediante la aplicación inversa de las reglas de predicción(pues, en el fondo, la reconstrucción del pasado es una predic-ción hacia atrás), también la teoría lingüística mira hoy haciaei futuro y cabe predecirlos hechos de lengua en esa actuaciónfutura mediante la aplicación correcta de la metodología lin-güística. En este sentido, si se acepta en general que en elpasado parecen haber sido cambios fonéticos de origen penin-sular norteño los que han ido modificando el sistema fonológi-co del español, no es menos general sostener que, a par-tir delespañol clásico, y muy especialmente a partir del siglo XVIII,sonlos cambios observables en el español meridional-atlánticolos que con mayor probabilidad se perfilan como factores deincidencia per-tinente sobre el sistema moderno del castellano.

3.7. Ejercicios prácticos de evolución de palabras

1) SEX > sÉks > sgls> séis (sels)

La È, es tónica y, por tanto, en un principio debería sufrir,siguiendo la evolución patrimonial del castellano, un procesode diptongación que daría lugar al diptongo ie.Por otra parte,sin embargo, en el grupo consonántico final [ks], representadográficamente en latín por medio de <x>, se produce unavocalización de la consonante velar oclusiva lW en posiciónimplosiva que da lugar a una vocal palatal cerrada. Esta vocalpalatal queda en contacto con la vocal anterior formando elsegundo elemento de un diptongo en el que queda comosemivocal. Esta semivocal palatal es, por tanto, una yod (deltipo cuarto según la clasificación de Menéndez Pidal).

las grafías medievales.

3.6. Fonética y fonología del español moderno

incrementos en su sistema.

y de la prâct\catotalidad de América, son portadores de una

io.Inu Àeridional continuadora del español meridional-atlán-

Page 71: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

-Yr42 Maríct Teresct Eclænique y L4flría José Mtrtíne7

La yod actúa sobre la vocal tónica (É . P) inflexionándola,de manera que, al cerrarla un grado, no se produce diptongación.Esta yod está también en contacto con la consonante siguiente.Sin embargo, no se produce la palatalización porque la -s queda

en posición implosiva.

2) LÚCTA > lúita > lÇita > lúôa (lucha)

En una palabra de dos sílabas, el acento recae en la primera,independientemente de su cantidad.

La consonante velar en posición implosivavocaliza dandolugar a una vocal palatal. Esta vocal forma diptongo con laprimera vocal, con la que queda en contacto como un elementosemivocálico: es una yod, y concretamente una yod del cuartotipo según la clasificación de Menéndez Pidal.

Esta yod tiene efectos tanto sobre la vocal precedente comosobre la consonante siguiente. La U tónica da lugar a urra uabier-ta en latín tardío, que debería evolucionar hacia una ocerrada. Sin embargo, la yod inflexiona esta vocal cerrándolaun grado, porlo que el resultado es unavocal /u/. Por otro lado,la yod palataliza la consonante dental oclusiva ltl y da lugar a

una consonante lè I palatal africada y sorda -porque

la ltl es

sorda- representada habitualmente con el dígrafo <ch> apartir de Ia ortografía alfonsí.

3) NÕCTE > nþkte > nÇite > nóôe (noche)

Al tratarse de una palabra de dos sílabas, el acento recae

sobre la primera de ellas. En este caso, la vocal tónica es una Õque, en un principio, en castellano, debería evolucionardiptongando. Sin embargo, en la primera sílaba hay unaconsonante velar oclusiva sorda lW en posición implosiva que

se debilita hasta dar lugar a una vocalización en [i]'Lavocal palatal que resulta de lavocalización de [k] implosiva

queda en contacto con la vocal tónica anterior y, como semivocal,forma con ella un diptongo [ól]. Esta [i] semivocálica es unayod del tipo cuarto, según la clasificación de Menéndez Pidal,

DicLcronía y gramática histórica de la lengtLa española 143

que actúa sobre la vocal tónica ó cerrándola un grado eimpidiendo, por tanto, su diptongación. Además, esta yodpalataliza la consonante dental oclusiva sorda ltl, dando lugara una consonante palatal africada sorda /i /, como en lapalabra anterior (lucha).

+) ÕCÚLU > ókulu > þh'h-r t éilo t óJo t óÈo tóZo >ó5o2 ôyo (ojo)

Como la penúltima vocal del étimo es breve, el acento recaeen la sílaba anterior, sobre la Õ. Esto da h-rgar a Llna palabraesdrújula en la que la segunda vocal queda en posición átonapostónica interna.

Como consecuencia del proceso de síncopa por el quedesaparece la vocal postónica interna se produce un gruporomance o secundario [k'l] en el que la consonante velar quedaen posición implosiva. Esta consonante implosiva v ocalizay dalugar a una vocal palatal cerrada que forma diptongo con la oabierta precedente: este elemento palatal semivocálico es unayod. Dentro de la clasificación de Menéndez Pidal, se trata deuna yod segunda del primer tipo (Ly).

Esta yod segunda semivocal inflexiona la o abierta, demanera que, al cerrarse un grado, se comporta como una ocerrada y no diptonga, como en principio cabría esperar queevolucionase una O tónica (Êrente a soluciones aragonesas yleonesas en las que sí hay diptongo: uello, ueyo).

La yod, por otra parte, palataliza la consonante lateral, lacual evoluciona hacia una consonante africada sonora (lasconsonantes laterales son sonoras) de tipo rehilante [É], queposteriormente pierde ese carácter rehilante y debilita su matizoclusivo (africado). El resultado es una consonante prepalatalfricativa sonora lZ I que, en la ortografía alfonsí, se representacomo <j> ante vocal no palatal. En el proceso de reestructura-ción fonológica del español clásico, este fonema sufre unproceso de ensordecimiento y retrasa su punto de articulación

Page 72: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Yr44 Mctría TerescL Eclrcnique y María José A4arlíne7

dando lugar a un fonema velar Êricativo sordo ly I que, según

la ortografía académica se representa como <j > ante <a, o' u>'

5) CALICE > kálike > kâll2e > lcál'âe > kápße > káçoe

(cauce)

>kâli2e > l<áli3 > kálie (cáliz)

El acento recae sobre la primera sílaba porque la vocal de la

penúltima es breve.

En la última sílaba, la vocal palatal palatalizala consonante

velar sorda y da lugar a una consonante predorsodentoalveolar

africada y sonora I 2 I por estar situada en posición interwocálica.

sodentoalveolar africada y sonora.

La consonante lateral lll enposición implosiva vocaliza en

una vocal /u/ cuando ya no hay monoptongación del diptongo

au.

La consonante predorsodentoalveolar africada sonora su-

Êre, en la reestrrrcturació ásica, unproceso de ensordecimie articula-

.iOtt.Btresultadoesunfo ordo /0/,que se representa, tras la fijación ortográfica de la ortografía

académica como <c>: can'Lce.

Hay, lizquya que ero s

conson de laapócope usual.

6) VARÍOLA > baríola > barjóla > bajróla > õer-wéla >

birwéla (viruela)

La vocal que recibe el acento es la i, ya que la penúltima

vocal es breve. se trata de unavocal palatal que, en contacto con

DicLcronía y gramtitica histórica de la lengtLa española 145

la vocal siguiente, pasa a formar un diptongo en el que el acentose desplaza a la vocal más abierta õ que se convierte así en lavocal tónica. En este diptongo aparece una yod semiconsonántica[] del tipo cuarlo, según la clasificación Menéndez pidal.

La yod de [rjo] netatizay se sitúa tras ra vocal de la sílabaanterior con la que forma el diptongo ar. Este diptongo evolu-ciona hasta [e] por un proceso de asimilación mùtuaãn

"l qu"

la vocal más abierta se cierra y la más cerrada se abre hastaconfluir en la vocal palatal media lel . Elresultado es, por tanto,veruela, que está documentado en la lengua antigua.

La vocal Õ, tónica como resultado del desplazamientoacentual en el diptongo, tal como se ha indicado, evolucionacon la diptongación habitual en castellano [wé]. En este diprongohay un elemento semiconsonántico de cierre máximo, lo qr_,e ,edenomina en fonética histórica wau, queprocruce el cierre dela [e] resultante del diptongo [aj] en la silabã inicial dando lugara la forma actual viruela.

En cuanto al consonantismo, la palabra presenta un elemen-to labial inicial V- seguido de vocal. se trata, originariamente,de una semiconsonante labiovelar que cierra su ãrticulación yda lugar a una consonante labial fricativa sonora lbl que, en laetapa medieval, se oponía a la correspondiente labial oclusivasonora /b/ procedente, por ejemplo, de la sonortzaciónde _p_(LÙPU > lobo), La ortografíâ dfonsí distinguía ambas conso-nantes (la <b> representaba la oclusiva, mientras que para lafricativa se utilizaban la <v> y la <u>). En el espaRoi clásico seprodujo un proceso de desfonologización en este par de fonemas,de manera que desde entonces existe un soìo fonema /b/ bilabialoclusivo sonoro (o tenso, si se prefiere) con dos realizaciones, unarealización oclusiva y otra fiicativa. La escritura con <r> fijadapor oÍografia acadéntica responde a razones etimológicas.

7) VÚLTÚRE >búlture >õÇir,re>õwítre (buitre)

Puesto que la vocal de la penúltima es breve, el acento recaeen la antepenúltima sílaba: es una ú tó.rica, que, en principio,

Page 73: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

146 MarícL Teresct Echenique y Mttría José Martíne<'

debería confluir corrìo u abiertacon la o cerrada dando lugar a

[o]. En la estructura acentual resultante la segunda r¿ queda en

posición átona postónica interna. Esta es una posición

lonéticamente débil que da lugar a la desaparición de esta vocaÌ

átona interna, es decir, a un proceso de síncopa'

Como consecuencia de la síncopa, se produce un grupo

consonántico (ú)lti. en el que la consonante lateral /l/, seguida

de trna oclusiva sorda y precedid a de u, vocaliza dando lugar a

una vocal palatal /i/. Esta vocal palatal cerrada queda en

contacto con la vocal anterior formando un diptongo: el resul-

tado es una yod semivocálica. Esta yod inflexiona la yocal velar

anterior ltl, que era abierta en latín tardío por proceder de Útónica, cerrándola un grado, de manera que el resultado es una

vocal velar luly no una /o/. Sin embargo, esta yod no palataliza

la consonante, ya que ésta se agrupa con la vibrante para

formar el margen siiábico prenuclear de la sílaba siguiente (-

tre).

En cuanto a la labial inicial V,- -seguida

de vocal, véase lo

indicado en la evolución de VARIOLA.

8) piCruÕna> péinra > péindra > péndra > prénda(prenda)

Dado que la penúltima vocal es breve, el acento recae

termina evolucionando hasta te]. En el grupo [nr] surge una

consonante epentética de apoyo d que es dental, ya que lan es

dental, y, finalmente,lar melatizapasando a la sílaba anterior.

Diacronía \t grantátictL histórica de lct lengua españolct 147

3.8. Bibliografía básica

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Page 74: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

4. MonrostNTAxts HtsróRlcR

4,1. El cambio morfosintáctico

Al estudiar los cambios lingüísticos en estructurasmorfológicas y sintácticas se hace referencia a elementos enlosque puede verse afectado tanto el significante como el signifi-cado y que, por otra parte, pueden estar incluidos en series

gramaticales o paradigmas entre cuyos miembros se producenrelaciones de implicación formal, semántica y funcional. Estas

relaciones y las transformaciones que en ellas se producen danlugar a una serie de procesos que la lingüística, desde distintasperspectivas, ha intentado explicar y sistematizar. Entre estos

intentos de explicación, la analogía se convierte en un elemen-

to recurrente, siempre dentro de un marco común caracteriza-do por las relaciones de semejanza y asociación.

Aunque la analogía es un concepto conocido desde la anti-gùedad, cobra especial importancia en el siglo XIX, cuando losneogramáticos Ia utilizan como principio complementario de

la ley fonética, que se podía ver alterada en su actuación regularpor otro tipo de regularidad: la imitación de formas de la propialengua ya conocidas por el hablante.

De manera general, la analogía tendería a mantener unaexpresión similar entre elementos relacionados semántica ofuncionalmente, aunque la noción de analogía se convierte, en

ocasiones, en un concepto borroso que agrupa procesos de

distinto tipo, tanto sincrónicos como diacrónicos. En gramáti-ca histórica, el término analogía se emplea casi exclusivamentepara designar ciertas alteraciones que sufren determinadaspalabras con el fin de acomodarse a un modelo morfológicoque les atribuye el hablante, pasando así a hacerse semejantesa otra forma más normal o abundante en la lengua. Ya para

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1.50 María Teresa Echenique y Maña José Mctrtíne7.

Saussure (una forma analógica es una forma hecha a imagende otra o de otras muchas, según una regla determinadao. Loque se produce, finalmente, es una mayor integración formaldel elemento lingüístico correspondiente en un grupo másamplio de unidades con el que puedetenerrelaciones semánticaso funcionales.

La analogía puede ser morfológica, con adhesión a unparadigma en el que introduce una homogeneizaciôn formalÊrente a la irregularidad que puede producir la sistemáticaaplicación de la ley fonética. Por ejemplo, formas del españolvulgar contovistes, dijistes, se ajustan al modelo con -s final delpresente ves, dices. Puede haber también analogía léxica' Es el

caso, entre otros, de inviento < HIBERNUM, con ln- inicialanalógica con las numerosas palabras que empiezan eL caste-

llano por el prefijo in-; ola-s final delunes [< DIES LUNAE] ymiércoles [< DIES ], que no es etimológica, sino analógica conla -s final heredada como resto de genitivo latino enmartes l<DIES MARTISI, jueves [< DIES JOVIS] y viernes [< DIESvËNÉ2s l.

En su concepción más amplia, la analogía representa la base

de la productividad de las clases morfológicas cuando estas se

constituyen en modelos de flexión a que se adhieren las nove-dades léxicas que aparecen en el idioma. La diferencia con laextensión analógica estriba en que esta última puede llegar a

promocionar y extender ciertas irregularidades, de manera que

permite detectar la tendencia de la lengua a potenciar determi-nados modelos de flexión originariamente irregulares pertene-cientes a verbos de intensa frecuencia de uso. Así, si de latínHABUI se llegó al castellano medievalove (rnâs tarde converti-do en hube), ello explica que de latín TENERE se llegue alcastellano medieval rove (despuéstuve), que no se justifica porsu procedencia latina, pues el latín TENUI nunca hubierallegado a esa solución formal por el proceso fonético más o

menos regular. De la misma manera, si la primera persona de

nacer es nazco y Ia de crecer es crezco, encontramos en la lenguaantigua una forma luego desaparecida como venzco, que inter-

Diacronía y gramd"tica histórica de la lengua española 151

fiere en soluciones aceptadas como correctas y origina otrascomo hoy incorrectas como contradizco, al tiempo que haoriginado gran desorientación en los hablantes sobre la 1"persona del singular del Presente de Indicativo del verbo yacer(yogo, yazlo, yazco).

La característica del castellano medieval, al menos en susprimeras etapas, es la convivencia de variantes dentro de losparadigmas, es decir, de formas diversas que suponen solucio-nes alternativas a partir de la evolución y reestructuración delas formas y paradigmas latinos de los que proceden. Esto esespecialmente evidente en el caso del verbo, pero afecta tam-bién al resto de las categorías. La estabilización de losparadigmas es un proceso largo que avanza notablemente en elsiglo XIII, de manera que pueden obserwarse ya a principios delsiglo XIV fenómenos de regularizacióncomo el que afecta a lamorfología de los posesivos; pero el proceso de estandarización,con lo que conlleva de fijación de ciertas variantes, tardótodavÍa siglos en completarse.

En sirrtaxis, el primitivismo de tnatiz arcaizante ha ser-vidopara caracterizarlalengua medieval, que vendría marcada porun tipo de discurso de menor trabazón, de mayor pobreza denexos sintácticos; o, quizás , como ha destacado Javier Elvira,con un modo de organización en el que las relaciones dejerarquía establecidas, sobre todo, por la subordinaciónoracional estaban marcadas de forma diferente. En todo caso,en lo relativo al cambio sintáctico y a la consolidación progre-siva de estructuras subordinantes, hay que rnatizar ciertasideas tradicionales como la que podría suponer la existencia deuna evolución unilineal desde el predominio de las estructurasparatácticas

-que reflejarían las características de la lenguaoral, identificada con la con la expresión espontánea- a unaposterior evolución hacia estructuras hipotácticas que deriva-rían de aquella primitiva parataxis. Frente a este punto de vista,el análisis de la sintaxis de textos de diferentes épocas, inclu-yendo los "no literarios", muestra no tanto la existencia de unasola lengua escrita castellana medieval, sino la utilización de

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152 María Teresa Eclænique y María José Martíne7DicLcronía y gromcitica histórica de la lerLgtLa espatlokt 153

gramática histórica, sería, pues, necesaria, tal como ha desta-cado Inés Fernández -Ordóñrez, una teoría de crítica textual queestableciese la influencia de los intermediarios en el materiallingüístico del texto y, junto a ella, el desarrollo de unadialectologíahistórica que abordase laposiblevariedad dialectalde los cambios gramaticales. Esto permitiría, por una parte,una delimitación más adecuada de la distribución espacial,ternporal y estilística de las variantes lingüísticas que aparecenen distintos tipos de textos, no todos ellos literarios. Por otrolado, haría posible una consideración adecuada de los princi-pios de la teoría del cambio morfosintáctico y de los datosproporcionados por la historia externa y la situación dialectalactual.

Hay que unir a lo anterior las propuestas para el desarrollode una pragmática histórica del español que plantean la aplica-ción diacrónica de unos estudios hasta ahora limitados a lasincronía, en gran medida por la atención preferente de lapragmática a la lengua oral. Esta pragmática histórica, a la quese han referido autores como Cano y Ridmejo, no puedebasarse, por razones obvias, en el análisis del discurso oral; sinembargo, los textos escritos en los que, necesariamente, se basala lingüística histórica proporcionan interesantes informacio-nes de tipo pragmâttco, como sucede, por ejemplo, con losrepertorios epistolares, con las gramáticas que, a lo largo de lossiglos, han descrito la lengua española o con ciertas descripcio-nes lexicográficas. Desde esta perspectiva, la interpretación delas fuentes históricas tiene en cuenta las relaciones obser-vablesen los textos más allá de su contenido explícito, intentandoestablecer las circunstancias comunicativas de su realización y laforma en que sus rasgos son deterrninados por las condicioneshistóricas del entorno socio-cultural en el que se produjeron.

4.2. Conceptos generales

a) Nivelación morfológica. Está entre los procesosenglobados dentro de la noción general de analogía, en los que

múltiples posibilidades expresivas más relacionadas con el tipo

de discurso que con las características ligadas a la pertenencia

a una determìnada época. Cano Aguilar ha estudiado cómo dos

tipos de textos alejados en el tiempo, pero con intenciones

discursivas similares, pueden tener más coincidencias en su

estructura sintáctica que textos de la misrna etapa ql-re presen-

tan distinta actitud enunciativa; así sucede, por ejemplo, con

los documentos notariales medievales, çlue difieren en sus

formas de relación interoracional de textos coetáneos de Berceo,

resulta indispensable considerar el papel de la formación

retórica, ya que algunos cambios en los textos podrían estar

relacionados con transformaciones en los preceptos retóricos,

grado de coherencia que en fonología'

La reconstrucción de ia historia de un fenómeno lingüístico

debe atender, por tanto, a factores diversos que no siempre se

han tenido en cuenta. Además de los ya citados, cabe conside-

rar otros, como las variaciones dialectales, frente a ia uniformi-dad atribuida al castellano desde el siglo XIII en estudios

tradicionales, así como los problemas relativos a las caracterís-

ticas lingüísticas de las distintas copias manuscritas o impresas

por las que puede haber llegado hasta nosotros un "texto", qt'le

ãcaba cånsid.erándose de manera unitaria. En los estudios de

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t54 Maríct Teresa EcherLicltLe y Marín. José Martíne¿

se ve afectada la semej arrzafot:firal que tendería a establecerseentre las unidades asociadas en un paradigma. En la nivelaciónse tiene en clrenta la rentabilidad semántica y funcional de las

formas, de manera que, entre las que se ofrecen como alterna-tivas, tienden a desaparecer aqr-rellas menos rentables o trans-parentes por el carácter no unívoco de la relación entresignificante y significado, es decir, las más irregulares' Un caso

de nivelación morfológica aducido por Mall<iel es el paso delsufijo diminutivo medieval -iello a-illo, avuclado por el modelomorfológico de -ito, -ico e -irLo. Fs lo que habría sucedido,también, con los perfectos ftiertes -esto

es, acentuados en laraíz- del tipo hube o pude, que perdierotl terreno en favor de

los débiles del tipo canté, como muestra en la actualidad el usode la forma andé por anduve.

Hay que tener en cuenta, en todo caso, qlre se trata de

tendencias que, de forma jerarquizada, favorecen Ia permanen-cia de las formas más generales, es decir, aquellas que se

integran con mayor claridad en el paradigma, pero que noimplican necesariamente la eliminación de las que cumplen enmenor medida estas condiciones.

b) Reanálisis. La adecuación entre significante y significa-do, a saber, la trasparencia u opacidad de las marcas está

también presente en los procesos de reanálisis, en los que el

hablante interpreta de forma inadecuada una forma o estruc-tura, si bien aplicando en esta reinterpretación sus conoci-mientos lingüísticos. Es decir, se busca la adecuación a partirde una forma o estructura más reconocible o transparente. Es

lo que sttcede, por ejemplo con la -s final de algunos sustantivosen singular qt-te, al ser interpretada como marca de plural, dalugar a la creación de una nlleva forma de singular sin -s.'

metróp olis /metróp oli.

El reanálisis se puede considerar un proceso analógico encuanto que la interpretación se basa en una semejanza estable-cida por un mecanismo de tipo asociativo. Dentro de este

marco general, el reanálisis, como tal proceso de rein-terpretación, no implica necesariamentt: un cambio en las

Diacronía y grantri.tica históricct de Ia ler.LgtLa españokL 155

unidades, pero lo propicia al integrar en el sisterna formas oenunciados en principio opacos a partir de saberes lingüísticospreviarnente adquiridos dentro de ese mismo sistema.

c) Gramaticalización. Junto a la noción de analogía y losconceptos a eÌla asociados, es frecuente constatar en el estudiodel cambio morfosintáctico que Llna forma ha sufoido unproceso de gramaticalización. Se habla de gramaticalizacióncuando un elemento de la lengua

-léxico o morfológico- conunas determinadas características formales, funcionales ysemánticas pasa a utilizarse con una función gramatical nueva.Según esto, la gramaticalización puede entenderse en dossentidos:

- como el proceso mediante el cual se crean oposicionesgramaticales o una r-rnidad nueva de significado gramatical(amara);

- granaticalización de un elemento léxico, proceso median-te el cuai una palabra se vacía de contenido significativo paraconvertirse en mero instrumento gramatical; así, por la espe-cialización del verbo auer (aver) (< HABERE) como morfemaque sir-ve para la formación de los tiempos compuestos, haypérdida del contenido semántico de posesión que mantienetodavía en el castellano medieval, o el uso de susiantivo latinoen ablativo MENTE como sufijo para la formación de adver-bios.

Lo que se produce en estos casos es la asociación delsignificante de la forma ya existente con un significado grama-tical que obtiene así una expresión lingüística. En el proceso degramaticalización de un elemento léxico, éste sufre una pérdi-da o desvinculación de sus relaciones semánticas de maneraque, finalmente, su significante queda asociado al nuevo valorgramatical. De esta forma, el elemento gramaticalizado modi-fica sus relaciones paradigmáticas como consecuencia de unproceso que comierrzapoî las relaciones sintagmáticas, esta-blecidas en la cadena hablada. En este sentido, hay que consi-derar en la gramaticalización la sistematización paradigmática

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r56 Maríct Teresa EcheniqtLe y María José Martíne7

de mecanismos expresivos, de sentidos de tipo pragmático quesurgen en ciertos contextos o, de otra forma, la relación deciertos elernentos con determinados valores significativos detipo subjetivo.

d) Otros conceptos. Superadas nociones habituales ensiglos pasados, como las que se referían a la corrupción odecadencia de las lenguas como consecuencia de sucesos oprocesos ajenos al propio sistema, se buscó una sistematiza-ción de los cambios a partir tendencias generales como latransforma ción de estructuras sintéticas en favor de estructurasanalíticas (por ejemplo, la pérdida del sistema de declinacionesen favor de construcciones con preposición o la expresión delfuturo por medio de una perífi'asis como AMARE HABEOfrente a las terminaciones específicas del latín), o la tendenciaa la simplificación de los paradigmas. Pueden encontrarsetambién nociones corno la de forma interior de la lengua, quemarcaría la dirección de algunos cambios (sería el caso de latendencia a favorecer la distinción entre persona y cosa pormedio de marcas gramaticales diferenciadas). Insistimos enque se trata de tendencias generales que hay que considerar conprudencia y que no permiten prever futuras transformacionesni explicar todos los cambios, aunque sí dar cuenta de muchasde sus características cclmunes.

4.3. Morfosintaxis del castellano medieval

4.3.1. Sustantivo

Frente al sistema latino de declinaciones, el castellano pre-senta desde los primeros textos conser-vados Lrna pérdida totaldel modelo de casos. Los nombres y adjetivos aparecen bajouna forma única que, tradicionalmente, se relacionaba con lapervivencia del acusativo. Actualmente, se tiende a pensar enun sincretismo de las marcas casuales, según un proceso quecomienza ya en latín y que dio lugar a una reducción de lasdeciinaciones qlre se reconocen en el latín clásico.

Diacronía y gramática histórictt de lct lengua espoñola 157

La separación entre morfología y sintaxis presenta proble_mas desde el punto de vista teórico y práctico. Esto se haceespecialmente patente en la pérdida de la declinación, procesoen el que se Lrnen consideraciones morfológicas y sintácticas.Los casos latinos señalaban la función sintáctica por medio dedesinencias, es decir, de marcas que pertenecerían a lo que seconsideraría omorfología de la palabra, y que se utilizabantambién para distinguir el género y núrmero; por otra parte, elsistenalatino utilizabalas preposiciones junto alas desinencias.En el romance, la función sintáctica vendrá indicada por laspreposiciones, el orden de palabras, el artículo, etc.

En algunas lenguas romances (francés antiguo, provenzal)se conservó algún tiempo un sistema bicasual que distinguíapor medio de marcas diferenciadas un caso recto, que señalaríaen los sustantivos la función de sujeto, y un caso oblicuo que seopondría a él para las demás funciones (complemento nomi-nal, verbal, etc.). En castellano hubo desde el principio una solaforma para el singular y otra para el plural. Sólo se ha apuntadoun posible origen bicasual para el artículo masculino, quehabría contado con las forrnasele, el (casorecto, procedente delnominativo tttp )y elo (caso oblicuo, procedente de acusativoy ablativo II-I-UNI, ILLO ). La apócope y la no perwivencia deesta distinción en el sustantivo llevaría en época ternpranísimaa la fijación de la forma sicrética únicael.

Han llegado hasta la actualidad, por otra parte, algunaspalabras que son el resultado fosilizado desde el punto de vistaformal de la evolución de casos latinos distintos del acusativoo forma sincrética habitual: martes (procedente, como se haapuntado más arriba, del genitivo que aparecía en DIESMARTIS), lucgo (< abl. LOCO ), essora (< abl.lpSÃ HORÃ),etc. En ocasiones encontramos restos sintácticos de los casoslatinos, esto es, usos del sustantivo que, sin llevar preposición,corresponden a un acusativo adverbial, un ablativo o (muyraramente) un genitivo latinos: Dona, filia Gabdelgeliz, docu-mento de Toledo año 1179, Privigna: filia sua muliere, GlosasSilenses.

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1s8 María Teresct EclrcniqtLe y Moría José lvlartíne7.

El castellano medieval conoció construcciones partitivasque después fueron desechadas por la lengua: Atantos tnata de?rroros, Cantar de Mio Çid 1723, Pocas de gentes, ibídent 462,

Conbrds de las arveias, nlas notl salmón nin truclta, Libro de

Buen Atnor l l64.E rafoecuente también la aposición allí dondeel castellano actual prefiere la determinación con de'. Valenciala ccrsa, Cantar de Mio Çid 1607 ,Tiro la ciudad, Libro de Apolonio14, Silos la mongíct, Sctnto Domingo 407.

En la sustitución del acusativo, lo habitual, considerando elconjunto del dominio románico, parece ser la ausencia depreposición a la hora de marcar la función de objeto directo.Sin embargo, como sucede en otras lenguas romances, lapreposición a se utlliza en castellano para marcar esta funciónen ciertas ocasiones y, aun en muchos de estos casos, sin unaregularidad absoluta. En castellano medieval está aúrn lejos de

consolidarse el empleo de preposición a ante objeto directopersonal individuad o (Todos los moros e las moras de fuera losntanda echar, Cantar de Mio Çid ó79), aunque se encuentran ya

ejemplos que indican que el proceso está en marcha (A todos los

sos estar los mandó, ibídem 2017)', al igual que en el caso de lospronombres átonos personales (leísmo, laísmo y loísmo), este

hecho se ha explicado apelando a la forma lingüística interiordel castellano, tendente a distinguir gramaticalmente las cate-gorías de persona y cosa. En castellano medieval, el contextomás habitual de uso de la preposición es aquel en el que apareceun pronombre personal o un nombre propio referido a perso-na. La presencia de este rasgo personal se convierte en el

elemento probablemente más constante de estos usos, ya quecuando la preposición aparece acompañando a nombres co-munes, estos hacen referencia a enles personales o con algúnrasgo de (personalizacióno. Sin embargo, aun en este últimocaso, y quizás con la excepción de los pronombres personales,el uso de a no es absolutamente general y se relaciona concuestiones de énfasis o relevancia, pero también con la indivi-dualización o determinación del sustantivo, como continuarásucediendo en español moderno.

Diacronía y granttti.ca históriccL de la len gtLct españolcL 159

La principal transformación en c'anto al género es la pérdi-da del neutro y la reorganización de la clasificación tripzrrtita delos sustantivos en una oposición doble masculino / fèmenino,lo que supone Lln proceso de reasignación de los sustantivosnentros y la atribución de marcas etimológicas cleterminadas alos dos géneros. Esto se obser-va ya en latín en la concordanciade los adjetivos de tres terminaciones (-zs, -a, -um) y en laidentificación de la termina ción -a con el femenino y -zzi cor,

"lmasculino. sustantivos femeninos terminados en -¿ls comoSOCRUS tomaron la forma SOCna, con Llna marca que seinterpretaba como propia del femenino, tal como muestra lacrítica delAppendix Probi, donde la forma en -A se tacha comoincorrecta respecto al modelo norrnativo del latín clásico. setrata de una adaptación de la forma al género en casos en queéste se corresponde con una diferencia semántica en seressexuados.

En general, en casteìlano se mantiene el género etimológicode los sustantivos masculinos y femeninos. Los cambios supo-nen, en algunos casos, una adaptación del género a la termina_ción: sustantivos acabados en -a que estabrecen la concordan-cia en femenino en castellano medieval (Ia profeta), pero quefinalmente mantendrán el género masculino, qu; era eletimológico. Los nombres de árboles que eran etimológicamentefemeninos terminados en -¿.¿-ç (FRAXINUS, pINUS / ie adapta_ron como masculinos. La tendencia a mantener diferenciadomasculino y femenino en el caso de seres en los que haydiferencia de sexo se muestra en 1a creación, en el caitellanomedieval, de femeninos analógicos en los sustantivos que nocuentan con diferencia morfológica de género (cisni, tigrehacen cisna y tigra). La adaptación del gén".o a la formatambién se percibe en la adscripción de neutros en -um almasculino y en -a al femenino.

En cuanto al nrimero, en castellano se opone el singular, sinmarca, al plural, marcado por medio de -s, que tradiciõnalmen_te se relaciona con la desinencia de acusativo prural. No se

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160 María Teresa Eclænique y María José Martû'te7

puede considerar, sin embargo, de manera simple como unaper-vivencia del acusativo plural, ya que esta era también lamarca de ciertos nominativos arcaicos o dialectales y pudoverse favorecida por la presión escolar en algunas zonas cle laRomania. EI alomorfo -es surge como consecllellcia de losprocesos de apócop e de -e átona final. En castellano meclieval,

este alomorfo aparece de forma vacilante cuando el sustantivoacababa en sernivocal (reyes y reis)' Por otra parte, el factormorfológico jugó un papel importante en la restitución de las

formas que habían sufrido apócope, ya qr-le sus plurales no se

apocopaban Qmf I naves) y pudieron de este modo ser reclrpe-rados con facilidad los singulares con- e.

4.3.2. Adjetivo

La morfología del adjetivo coincide básicamente con la del

sustantivo en la conservación de una forma única a partir de los

casos latinos y en los morfemas utilizados para diferenciar elgénero y el número. Esta es una de las razones por las que hastauna época muy tardía ambas categorías se englobaron en latradición gramatical bajo la denominación de nombre' Lapervivencia del neutro se logra sólo por la concordancia del

artículo y, como sucede con el sustantivo, se crearon femeninospara los adjetivos de una sola terminación (como burguésl

burguesa),aunquelamoción de género se dio enmenormedidaque en otros romances peninsulares, como el aragonés.

La caraclerística más peculiar del adjetivo desde el punto de

vista morfosintáctico es la posibilidad de expresar el grado. Enla evolución al castellano predominará la expresión analíticaÊrente a la sintética por medio de las terminaciones -IOR, -IUSque era habitual, aunque no única, en latín. En castellano se

utilizan desde un principio las constr-ucciones con formasderivadas de MAGIS (> más), para el comparativo de superio-ridad (frente a los derivados de PLUS, preferidos por otraslenguas romances), y de nnÍNUS para el de inferioridad,seguidas dt: que o, en castellano medieval, de la preposición de

Diacronía y grcuttótica histórica de la lengtra espcu1ola 16r

pzrra introducir el segundo término de la comparación. En la deigualdad se usa la construcción TAM, como en latín, pero enlugar de QUAM se utiliza coftIo [. OUOnnÕDO . En el superla-tivo, se prefiere también en español medieval la construcciónsintáctica con formas como rnuy, ntucho (ambas procedentesde ¡tÙffU¡¡), bien, etc. Aparece muy escasamente en caste-llano medieval la terminación derivada de - ISS IMIJS > -ísimo,con una falta de síncopa que apunta a un carácter culto y deincorporación tardía; esta sincopa sí aparecerâ en formasvulgares como -isnto.

El adjetivo es un complemento del sustantivo, con el queconcuerda en género y número y al que puede referirse direc-tamente o a través de un verbo. En romance, en la referenciadirecta, el orden no marcado parece aquel en que el adjetivo sesitúa tras el nombre (es decir, se antepone el núcleo al comple-rnento), mientras que la anteposición aporta sentidos de tiporetórico, expresivo o de valoración subjetiva. Hay que tener encr-renta, sin embargo, otros factores, desde el significado deladjetivo a la moda literaria de cada época o estilo. En la etapamedieval, dentro de la poesía juglaresca, es frecuente, porejemplo, que dos adjetivos coordinados complementen al sus-tantir¡o, y que uno de ellos preceda y otro siga al sustantivo.

4.3.3. Pronombres y artículo

El sistema pronominal latino, ya complejo, suÊrirá unareestructuración en su paso al castellano. El polimorfismo ojuego de variantes formales que caracterizala morfología y lalengua medieval en general, aparece de forma especialmenteevidente en el caso de los diferentes tipos de pronombres en Ltnaetapa en que los paradigmas todavía no se han fijado. Ad,emás,la reestructuración de este sistema, en un proceso complejo queafecta a los pronombres demostrativos, pero también, entreotros, a los personales, dará origen a Llna categoría, el artículo,que no existía como tal en latín.

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162 María Teresa EclæniqtLe t, María José Mat'tíne1

4.3.3.1. Pronombres personales

En latín, el pronombre personal tiene formas para la prirne-ra y segunda persona que perduran en castellano, donde,además, se crean pronombres correspondientes a la tercerapersona o la uno persona) a partir de forrnas qLle eran, enprincipio, demostrativos. El castellano distinguirá entre for-nlas tónicas y átonas, y mantendrá las diferencias formalespara diferentes funciones, aunque reestructurando el sistemade manera que las formas de un determinado caso latinopueden no corresponderse conla función sintáctica que desem-peñan en castellano.

En la serie tónica singular, yo y tti proceden de los nomina-tivos latinos PCO y TU. No está clara la evolución de EGO enlo que se refiere a la posible diptongación, no documentada, dela E tónica, y al desplazamiento del acento a la O final. Losdativos mÍHt y f IgI danlugaralasformasromancesntíyti,que sirwen como término de preposición; estas formas apare-cen en castellano medieval como tive, tibe, mive, tlitâs próximasa los étimos correspondientes. También se encuentramiy ti enconmigo y contigo, que proceden de formaciones con la prepo-sición CÚm (m¡,CÚwt y TECÚM). En estos casos, lasonorización de la velar sorda inter-vocálica ndisfraza, la pre-posición baj o la forma -go , que vuelve a recuperarse en posiciónantepuesta, siguiendo el orden que es habitual en romance.

En el plural, nos y vos (< N OS , VOS ) aparecen en castella-no medieval tanto en función de sujeto como de objeto o detérmino de preposición. Sólo a partir del siglo XIV alternan conlos anteriores los compuestos con ALTÈ,ROS, que en principioson formas marcadas de tipo enfático.

En las serie átona, me y te, a partir de las formas latinascorrespondientes ME y TE, coincidentes para acusativo yablativo, cumplen las funciones de objeto directo e indirecto.Nos yvos cumplen estas mismas funciones a lo largo de toda laetapa medieval, además de las ya indicadas.

Diacronía y grantática histórica de la lengtLa española 163

La tercera persona procede del demostrativo latino de ieja-nla IltE, ILLA , ILLUI y presenta peculiaridades frente a laprimera y la segunda. Por ejemplo, tiene distinciones de género(el, ella lrente ayo y tú) ylas mismas formas tónicas aparecenen el suj eto y en el término de preposi ción Qtara é1, para ella) . E ncuanto a las formas átonas, se distinguen formalmente lasfunciones de objeto directo e indirecto. En principio, la evolu-ción etimológica da lugar a Lrna diferencia de género en lasformas de objeto directo (lo,la, lo), nientras que no sucede lomismo en el indirecto, con una forna le < iffl, sin variaciónde género. Sin embargo, esta serie átona de los pronorlbrespersonales presenta interferencia de las categorías de personay cosa desde época temprana, documentándose el leísmo depersona singular rnasculina abundantemente en los comien-zos del siglo XIII ("Por esto prisiet.on cL Daniel los de Babiloniae ntetieronle en el pozo de los leones

" , Fazienda de Ultramar f . 7 0r ,

"Andat e matetnosle [a José], echemosle en aquel polo, , ibídem,f. 5v), en menos grado elleísmo de cosa ("Yo puedo destruir estetemplo e refaTer le en tres días, , Evangelio San Mateo 224a, 61)y el loísmo ("e dieronlo tres plazos aque troxiesse sLL mr¿ger>,,Documentos Lingùísticos de España, Murcia, airo 1272,369) ysólo muy raramente el laísmo ("luego la començó a delir: porDios, seíiora míar, Historia Troyana 17). Todos estos usosintroducen una distinción de género, habitual en este y otrotipo de pronombres, donde, etimológicamente, sólo existía unadiferencia de caso.

En castellano medieval, la apócope afectó a las formasátonas de los pronombres personales acabadas tanto en -ecomo en -o y perduró más allá de la época de apócope extrema,sobre todo en la tercera persona ("nol pudo fallarr, PrimeraCrónica General, fol. 31v). Se producen también asimilacionescon las consonantes líquidas finales de los verbos ("llego uCarthago pora acorrella" , Printera Crónica General, fol. 31v).

Los pronombres átonos no podían comenzar frase ni apare-cer tras pausa o conjunción copulativa ("e acomendólo mucho

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r64 Ma.ría Teresa Eclænique y María José Marlíne7

al Cauallero del Çisne e rrogóle nlucllo pol' Dios que puñase el1lo

guardar bien,, Caballero del Cisne, fol 63v). Pueden aparecertambién en posiciones que, posteriormente, fueron descarta-

das en español, entre ellas la de ir colocado entre el infinitivo yel morferna de futuro '. ndelir uos he que fale, , CcLntar de Mio Çid1423, ufer lo he de voluntad", ibídem 1447 '

4.3 .3.2. Posesivos

Los posesivos del castellano medieval fijan su paradigmamorfológico a principios del siglo XIV. Hasta ese momento,aparecen en los textos medievales una serie de formas entre las

cuales se producirá un proceso de nivelación que hará que sólo

prevalezcan algunas de ellas. Como sucede en los pronombrespersonales, con los que están relacionados tanto en su origen(tradicionalmente se describían por parle de los gramáticoscomo genitivos de estas formas), como en su ordenacióntriparlita, se llegará en castellano a una doble serie de posesi-

vos-salvo nuestro/a(s) y uuestro/a(s) (<NOSTRUM,VOSTRUM en lugar del antiguo VESTRUM)- cuyas formasy frrnciones se irán definiendo en la época medieval.

En español moderno, la serie átona tiene una forma únicapara masculino y femenino: mi(s), tu(s), su(s). Esto no era así,

en un principio- en castellano medieval. A partir de los posesi-

vos latinos MEUS, TUUS, SUUS, e encuentran en textos

medievales formas diferenciadas para masculino y femeninoque, además, no son siempre átonas: mio, to, so (masc.) lmia,tLta, sua, n1ie, tue, sue (fem). Los posesivos acabad os en-e (mie,

tue, sue), femeninos procedentes de MEA, TUA, SUA, aparecen

antepuestos al nombre y son el resultado de la relajación de la-a, rnarcade femenino. También aparecen junto a los anterio-res los posesivos mi, tu, y su, cLryo origen se sitúa, tradicional-mente, en los femeninos n'Lie, tLLe, sue, tras un proceso de

apócope. Esto supondría que, finalmente, habrían prevalecidoen castellano las formas de femenino; desde esta perspectiva,

Diacronía y grantálica históticcL de la lengua espatlola 165

los usos, documentados desde fecha muy temprana, en los quelas formas apocopadas mi, ttt, su se usan con sustantivosmasculinos, son interpretados como confusiones de género(sus tientpos en lugar de sos tiempos o su amigo en lugar de soamigo, donde podría justificarse el uso de su por fonéticasintáctica al confluir la vocal final del posesivo y la primera delsustantivo). Sin embargo, cabe otra posibilidad : en nti , ttt , sLL ,

que son formas sin rnarcas claras de género (-i, -u no son lasmarcas habituales de ninguno de los dos géneros) podríanhabrían confluido tanto los resultados de los étimos masculi-nos como de los femeninos por procesos de apócope en posi-ción proclítica que no sólo afectaban a -e, sino también a -o. Esdecir, mi, ttt, su, podrían ser alomorfos en los que confluíanmasculino y femenino.

Los posesivos tónicos tuyo/a(s), suyo/a(s ) estánrelacionadosformalmente con el posesivo interrogativo-relativo cuyo/a(s).La fijación de estas formas en los textos, a fines del siglo XIII,supone también la de la distribución sintagmática y las funcio-nes desempeñadas por los demás posesivos tónicos y átonos.Hasta entonces, podemos encontrar, por ejemplo, to y soutilizados como posesivos tónicos pospuestos al sustantivo confunciones pronominales (setaenta de los sos, Primera CrónicaGeneral, 43, p.28) o formas plenas antepuestas (un suyo hom-bre, Libro de Alexandre, P , 399a).

Durante toda la etapa medieval, los posesivos pueden estarprecedidos de artículo determinado o indeterminado y dedemostrativos (en la sua meetad delos frares nomnados, Docu-mentos Lingùísticos de España Toledo 1215,273; unas miasproprias casas, Documentos Lingtiísticos de España Arnedo,Rioja Baja, 116); akella mia cLldea ke dizen tlilla Algariua,Documentos Lingùísticos de España Toledo lI9I,26l). Apare-cen también en castellano medieval expresiones denominadashabitualmente pleonásticas en las cuales, junto al posesivo,aparece un complemento preposicional que insiste en la iden-tidad del poseedor (szs heredades del monesterio, DocumentosLingùísticos de Españ¿ Toledo 1206, 358; mal majaron sus fiias

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166 Mrtríct Teresa Echeniqt'te y María José Martûæ7.

del Çid Cantpendor, Cantar de Mio Çid 2943). Este tipo deconstrlrcciones se mantendrán hasta 1a actualidad y adquiriránespecial importancia en la estructuración paradigmática de losposesivos del español atlántico.

4.3.3.3. Demostrativos y artículo

La distribución tripartita en la mostración representada enlatín por HIC, ISTE, ILLE se mantiene en castellano con lasformas este, ese, aquel. Esta estructura de tipo trigradual es el

resultado de un proceso de reestructuración en el que se venimplicados elementos de distinto tipo.

La desaparición del anafórico IS, su sustitución por HIC ya

en latín, y la posterior desaparición de este último elemento,dejaba un sisjema de dos grados de mostración repartidosentre ISTE e ILLE . Este sistema doble se mantuvo en algunaslenguas romances, pero el castellano presenta desde un princi-pio un sistema de triple gradación en el cual isfp pasa alámbito de la mayor proximidad. La deixis de segundo grado se

marcaporunderivado delpronombre de identidad ÍPSE (ese),

de manera que los valores de identidad pasan a una formareforzada por medio de la partícula ME\ con Lln incrementosuperlativo ( mnf - IPSISS ÍwtUm ), que da lugar en castellanolnedieval a variantes como meismo, misnte, ntcsmo, tnismo(que no triunfará hasta el siglo XVII). Este recurso a formasreforzadas afectó a todos los demostrativos (aqueste, aqLLese,

aquel), con la adición de partículas del tipo ECCE, "ACCU (porinterferencias con elementos como AC, ATQUE). En el demos-trativo derivado de illn,, con el que se completa el tercergrado, predominan las formas reforzadas. Hay que considerarque de ÌI-I-B proceden no sólo el demostrativo, sino lospronombres personales de tercera persona y el artículo, de

manera que el demostrativo reforzado permitía una diferencia-ción que no era igualmente necesaria para este y ese. Por otra

Diacronía I gramática histórica de lcL lengua españokt 167

parle, y dentro del juego de variantes, aparecen regionalismoscomo e,s1¿, essr, elli, aquesti.

El artículo castellano procede, como se ha indicado, deÍI-I-E, ÍlLA, IILUD . En los textos de latín tarclío los demos-trativos aparecen con mayor Êrecuencia ante sustantivo, demanera que se puede advertir una transformación funcionalcon pérdida de su valor originario propiamente mostrativo. Elartículo pasa así a señalar lo conocido, lo real determinadocuando aparece con e1 sustantivo, oponiéndose a la ausencia deeste elemento cuando el sustantivo se toma en su sentido virtualo no determinado.

A partir de las formas citadas del demostrativo átono comodeterminante antepuesto al sustantivo, se producirá una evolu-ción hasta las formas actuales del artículo determin ado el, la,lo. En el masculino y en el neutro el resultado final serán dosformas claramente diferenciadas, sobre cuya etimología, en lorelativo al caso de origen, no hay un acuerdo. La tesis mástradicional y repetida, la que defendió Menéndez Pidal, estable-ce Lrna evolución a partir del nominativo Illp, para el mascu-lino el, lo que mantendría la citada diferencia de género;además, mientras que otros romances peninsulares (navarro-aragonés, leonés) presentan formas de artículo masculino /o, elcastellano muestra claras sus formas como ell o el desde losprimeros textos. Algunos autores, sin embargo, no ven clara lanecesidad de recurrir al nominativo, ya que el acusativo tt-lUmpudo dar lugar a la forma de masculino castellana por apócopea partir de el(o),lo que facilitaría, por un lado, la explicaciónmás general a partir del acusativo y, por otro, un origen máshomogéneo con el de los otros romances peninsulares citados.Por su parte, como ya se indicó, Lapesa ha postulado un posibleorigen bicasual por el cual ILLE, como caso recto, daríalugzrra el, rnientras qLle /o procedería de un caso oblicuo I|-|-Um( irro).

En el artículo ferrenino, a partir del acusativo ÍLLAll/r > elase producen dos variantes: la y el, que coincide formalmente

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I

168 lVlaría Teresa EclæniqtLe y María José Mat'tíne7

con el masculino y que, en castellano medieval puede aparecer,en principio, ante sustantivo comenzado por cllalquiervocal (el

espada), aunqLre posteriormente es general sólo ante a- y queda

finalmente fijado en la etapa clásica anT,e íL- tónica.

4.3.4. Verbo

Las conjugaciones latinas quedaron reducidas en castellanoa tres, ya que se perdieron los verbos del tipo -n,np, que se

reagrupan con los del tipo - BBB o -IRE..F.sto quiere decir que

verbos como FACERE evolucionarán a partir de un acento en

la penúltima sílaba, 1o que explica el castellano hacer frente aformas medievales como fer, rnâs complejas en su evolución yrelacionadas con las galorrománicas (como fer en catalán o

faire en francés y occitano). Hay, también, otros restos de

formas con acentuación etimológica en la raízverbal:far, fere(procedentes las tres del latín FACERE), femos (<lat.FAC iMUS ), feches (<lat. FAC Ins L

Las desinencias de persona y número del castellano proce-den del latín, con algunas peculiaridades en la evoluciónfonética. En el singular, se pierden la -M final de primerapersona y la -T de tercera (aunque puede aparecer como -t o -d en

algunos textos tempranos del castellano medieval); pero se

mantiene la -s como marca de segunda persona. En el plural,destaca la marca de segunda persona -TIS que evoluciona en

castellano medieval hasta -des, con sonorización de la -T-inter-vocálica, que después desaparecerá.

La actuación de 1a apócope usual es perceptible en el verboen el castellano medieval, donde pueden encontrarse formascomo ftz, quis, diz, tien, etc. Diz sobrevive hoy en español de

América y en deterrninadas zonas peninsulares.

La evolución fonética introduce la irregularidad enconjugaciones que eran regulares en latín. Los procesos de

sonorización y palatalizaciôn afeclarân, por ejemplo, a aque-llos verbos que tienen una consonante velar sorda e:tla raizy

DicLcronía y grantática histórica de kt lengtLa españokL 169

que evolucionarán de forma diferente en las distintas personasgramaticales, según siga o no una vocal palatal: DICO > digo,DICIT > dize. En unos casos, la irregularidad se mantiene; enotros, se producen procesos analógicos de nivelación en favorde alguna de las formas, como sucede con la palatalización dePLANGO > plaäo (en lugar de plango) sobre el modelo dePLANGIT > plañe, donde sí se encuentra la vocal palatal tras engrupo -NG- con la consiguiente palatalización de la consonantenasal. Estos procesos afectan también a la vocal que aparece enlaraízver!:al cuando se trata de una È o una Õ, que sufren unadiptongación en sílaba acentuada. Se producen así alternanciascomo TENES > tienes frente a tPtrtBlVtlJS > tenemos, concasos de nivelación como el que se da en INTEGRO > entrego,donde se produce la atracción de las formas sin diptongo.

La evolución fonética de la yod tiene también peculiaridadescuando aparece, no en la raíz verbal, sino en los elernentosmorfológicos flexivos de verbos de la segunda y la terceraconjugación: DEgpO, VÉ,STIO. Lo habitual es que esta yod,llamada verbal, desinencial o flexional, desaparezca sin in-fluir en la consonante con la que está en contacto (visto, hago,debo). En algunos casos, sin embargo, sí se da esta influencia:sucede en HABEAM > haya (donde se da una evolución habi-tual en el caso de B en contacto con la yod que resulta de laruptura del hiato) y VÍDEAM >ve.ya >vea (donde la consonan-te palatal, que resulta del contacto de D con la yod, tambiénprocedente del la ruptura del hiato latino, se pierde al estarprecedida de vocal palatal). En los verbos de la tercera conju-gación castellana, la yod inflexiona la vocal precedente inclusocon un cierre máximo procedente de E ( SERVIO > sirlto,VPSUO > visto)y se generahza a todas las personas, salvocasos de disimilación en la primera y segunda persona delplural (METIO > mido, METIS > mides, pero METIMUS >medimos).

El imperfecto de indicativo de los verbos de la segunda y latercera conjugación (-EBA-, -IBA-> -la-) presenta en castellano

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Y170 María Teresa EcheniqtLe 1' Marín José Marlíne7

medieval de los siglos XIII y XIV formas características concierre de la vocal más abierta (tenie, avie, tenié, avié convariantes apocopadas más raras, como tení, rrlenos en la prime-ra persona del singular que, en general, se mantenía (avía).

El pretérito indefinido en castellano procede, en la mayorparte de los verbos, de los perfectos débiles latinos, que son el

modelo general, por ejemplo, de la desinencia de tercera perso-

na del singular como sucede en AMAU(IT) > amó. Pero en

castellano medieval se conservan algunos perfectos y partici-pios fuertes latinos (acentuados en la raíz: RUPTU > roto,

NATU> ncLdo). Es el caso de los llamados perfectos en -UI-,donde este elemento (tambiénpresente enlos perfectos débiles,pero en este caso unido directamente a la raíz) produce evolu-ciones peculiares y procesos analógicos que dieron lugar a las

formas actuales (HABUI > ove > hube, POTUI > pude, pero convariantes medievale s como podiste, rtviste). Hay también otrosperfectos fuertes medievales que se ven sustituidos por perfec-tos débiles: RISIT > riso (sustituido por rió), SCRIPSIT >

escriso (sustituido por escribió). Algunos de los perfectos fuer-tes generalizaron la vocal cerrada que aparecía, por metafonía,en la vocal tónica de la primera persona ( VpNT > vine), peroen castellano medieval se pueden encontrar también formassin inflexión(veniste, feziste, etc.) dentro del polimorfismo que

caracteriza la conjugación medieval.

Las formas castellanas de futuro (para las que el latín utilizamarcas morfológicas especiales, que se pierden) y condicional(creado en latín tardío) proceden de perífrasis en las que

inter-viene haber como verbo auxiliar. El futuro se expresa pormedio del infinitivo del verbo correspondiente seguido de las

formas auxiliares contractas dehaber en presente de indicativo(amar + he), mientras que en el condicional el auxiliar se

conjuga en imperfecto de indicativo, también contracto: amar+ (hab,)ía. El acento recae en el auxiliar, porlo que la sílaba finaldel infinitivo quedaba en posición protónica y se producíanprocesos de síncopa: quer(e)ré, hab(e)ré. Sólo algunos de estos

futuros y condicionales perduraron en la época clásica y han

Diacronía y gramíitica histórica de la lengua esparlola 171

llegado hasta la actualidad; pero en castellano medieval eranmucho más abundantes y daban lugar a soluciones fonéticascomo la aparición de una consonante epentética del mismopunto de articulación que la que la precedía (sal-d-ré, cont-b-ré,ven-d-ría) o la metátesis que hacía que quedara en posiciónimplosiva la vibrante (verné, ponté, vernía, pornía). En el con-dicional, podía haber, además, transformaciones en la vocalfinal como las señaladas para el imperfecl-o Qtorníe, vendríe).Por otra parte, en castellano medieval la construcciónperifrástica todavía no ha dado lugar a Llna fusión total de susdos componentes, de rlanera que pueden aparecer elementosinterpuestos (nenseñar las hemo5,, Cantar de Mio Çid 2545).

El verbo haber, que, como acaba de indicarse, inter-viene enla formación del futuro y del condicional, mantenía en castella-no medieval su carácter transitivo y se utilizaba para expresarla posesión junto atener. En la construcciónhaber + participiopasado, que se convertirá en propia de los tiempos compuestosdel verbo, se da en esta época la concordancia del participio conlo que sería el objeto del verbo transitivo ("8 luego que estascartas ouieron enviadas", Primera Crónica General, f. 31r).Además, en castellano medievalhaber no es el único verbo quepuede aparecer en estas constr-urcciones, en las que también setttiliza ser cort verbos intransitivos y reflexivos (unacido es entirra,, Auto de los Reyes Magos).

En el mandato, junto al imperativo podíanusarse el presenteo imperfecto de subjuntivo ("por Raquel e Vidas vøyddesmepriuado", Cantar de Mio Çid 89) o el futuro (nQuando esto ouofecho, oclredes lo que fàblava", ibídem 188). Hay que tener encuenta, también, que las formas procedentes de plus-cuamperfecto de indicativo latino (AMAVERAM > amara)mantienen en castellano medieval su valor etimológico e indi-can valores de indicativo pasado.

Factores como la inseguridad fonética (morirds-morrós,dizía -dizíe -dizié), duplicidades procedentes de dobletes latino-vulgares (lat. FUISTI > cast. fueste,lat. FÚSTE > cast. foste)o anomalías debidas a la analogía (obedir-obedecer, perdido-

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Y172 Mcu'ía Teresa Eclænique y María José Martíne7

p erdudo, andide-anduv e- andove) contribuían al estado caótico

en que se encontraba la flexión arcaica. De hecho, la segunda

persona del pretérito poseía en algunos casos nada menos que

ocho form as:feliste, fiziste, fizieste, fezist, fizist, fiziest, feziestev

f'eziest. El polimorfismo era, en conclusión, la nota dominantede la lengua medieval, en la que no son aún perceptibles los

efectos de la reestructuración sistemática.

4. 3. 5. Adv erbio s, prep o siciones y c oni unciones

En el caso de los adverbios puede también constatarse el

polimorfismo çIue se ha obser-vado en otras categorías. Porã¡emplo, a partir del ablativo tt¡tBNtB se constituyen adver-

bios procedentes de adjetivos, dando lugar a variantes comov eramerrt, sennaladarnient junto a v erannente, p aladinarnìente,o fu ert ement e, fuer t ernìent e junto a fu er t ernìentr e (influido p or

ldolmientre < DUM INTERIM),fuert rnìentre (donde se perci-be con claridad la falta de lexicalización total cle los dos

componentes). En general, la morfologíadelos sufijos era más

flexible y vacilante que la actual: para nvejez) puede leerse en

un mismo lexto veiel, vegez&y vegedat.

Algunos adverbios no llegaron a superar la etapa medieval,

como sucedió con í, y (<IBI), suso (<SURSUM), yuso(.1¡, ORSUM ), empués (< IN POST). Porunproceso analógico,algunos adverbios presentan una -s no etimológica (según el

modelo de IAM MAGIS > iamás, MINUS>r'¿enos, FORAS >

fueras, etc): antes (<ANTE), mientras (< DUM INTERIM, con -a también analógica) , nunca(s) (<NUMQUAM).

Las preposiciones castellanas, proceden, en general, de las

latinas: a (<AD), con (< CUM), contra (<CONTRA), según, convariantes seg un d y s egunl ( < SE CUNDTJ M), entre ( < INTER), sobre

(< SUPER), so (. SUB), por (< PER y PRO), ante (< ANTE) yalgunas forrnas después perdidas como (d)enante (< [DE] INANTE), Algunas tienen otro origen, como hasta, que procede del

ârabe.

Diacronía y gramá.tica histórica de la lengua e.spatlolcL 173

En las conjunciones de los textos medievales destaca uncarâcter plurivalente, con valores entre los que se encuentranlos que se fijarán posteriormente. Se trata de procesos degramaticalización en los que habría que considerar, entreotros, factores de tipo pragmático que ligaron determinadasfunciones y formas (que, en principio, pueden ser, pongamospor caso, preposicior'es'. pot , pora, para que). La plurivalenciaafectó de forma evidente, por ejemplo, a conjunciones comoque, con valores diversos que después pudieron ser asumidospor otras locuciones o locuciones conjunt ivas (porque , aut.Lque ,

etc.). Sucede también, de otra forma, con la copulativa et, e,y(< ET), que adquiere también diversos valores que van más alláde la simple coordinación. Algunas conjunciones medievalesdesaparecieron, como maguer, procedente del griego, sustitui-da por aunque o puesto que, o ca (<QUIA), habitualmenteutilizada con valor causal: alto fue el casamiento, calo quisiestesvos, Cantar de Mio Çid 2940.

Por lo que se refiere a la sintaxis oracional se pueden espigaralgunas notas. En oraciones subordinadas que hoy exigensubjuntivo aparece a veces el futuro de indicativo (oeuandomenbrqrá al Criador de uos, levat los mios huesos conbltscor,Fazienda de Ultramar 1. 32v, "Tod aquel que dird a mí useñor,señor, no entrard. en el regno de los cielos, , Evangelio San Mateo1 13b, 41), aunque su empleo nuncallegó a ser mayoritario. Lasoraciones condicionales ofrecen ya ejemplos de lo que serándespués sus esquemas estrlrcturados ("e quisieronlo prender allio matar muy de grado sy podieran", Historia TroyancL 296, 15-16,uet comio una partida del et escondio lo al por que non gelofallassen si sobreuiuiessen algunosr, Primera Crónica General f .

135r). Las oraciones consecutivas de intensidad están presen-tes en numerosos ejemplos, quizâ como representación de unfactor más, también característico de la forma interior delcastellano: "Enfermó a sos oras de tan fiera manera, que se fizotan dura commo una maderar, Santo Domingo 291c, uE de talguisa sembró por toda Affica la heregía de los anrianos, que dauat o das las e gle s ias p or mo r ada s a lo s s uy o s, e mat aua t o do s lo s s ant o sque no querien creer lo que el creye, , Primera Crónica General2l 4v .

Page 87: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

174 María Teresa Echenique y María José Martíne7

4.3.6. Comentario de unfragmento del Cantar de Mio Çid,edición de Ramón Menéndez Pidal, McLdrid, 1956

Texto

A cabo de tres sedmanas, la quarta queríe entrar,Mio Çid con los sos tornós a acordar:nel agua nos an vedada, exir nos a el pan,que nos queramos ir de noch no nos lo consintrón;grandes son los poderes por con ellos lidiar:dezidme, cavalleros, cóntmo uos plaze de farr.Printero fabló Minaya, un cavallero de prestar:

"de Castiella la gentil exidos somos cLcá,

si con moros non lididremos, no nos darán del pan.

Bien somos nos seysçientos, algunos ay de más;En el nombre del Criador, que no passe por al:Vaytimoslos ferir en aquel día de cras>.Dixo el Campeadol'. <a mi guisa fablastes;Ondrástesvos, Minaya, ca aver vos lo iedes de far".Todos los moros e las moras de fuera los manda echar'

Que non sopiesse ninguno esta su poridat.El día e la noche piénsansse de adobar'Otro día mañana, el sol querie apuntar,Annado es mio Çid con quantos que él ha:Fablava mio Çid commo odredes contar:utodos iscamos fuera, que nadi non raster.

Comentario

Los posesivos mantienen aún la distinción de las formasetimológicas masculinas'. mio,los sos, si bien aún no se hanfijado las dos series, tónica y âtona, con las correspondientesformas de cada una de ellas.

Las formas verbales de futuro presentan variantes que se

ajustan alos cambios fonéticos del momento (consintrán <con-

sentirán, ofrece la pérdida de la vocal interlónica y vacilaciónel timbre de la átona', odredes "oiréis" muestra aún vestigios

Diacronía y gramó-tica histórica de la lengua española 175

formales de su procedencia etimológica a partir de lat. AUDIREHABETIS), o bien nos hablan del proceso de fusión de dos queaún permiten la intercalación de otros ("exir nos a el panr, ucaaver vos lo iedes de lar"), si bien hay alguna forma que seconsolidará como tal en el español futuro (darán).

El verbo auer rnantiene su valor etimológico de posesión("armado es mio Çid con quantos que élhau), si bien ya apuntasus funciones como auxiliar ("el agua nos &tt vedadar), en lasque alterna con el verbo ser (nde Castiellala gentil exidos somosacã," ); en tales casos, hay concordancia variable en el participio("el agua nos anyedadar, nexidos somos ctcó.r).

Hay algún resto sintáctico de ablativo latino ("Otro díamañana" nal día siguiente por la mañanar), así como sustitu-ción del genitivo partitivo por la preposiciónde (nno nos darándel pan, ) que no se consolidará en castellano, si bien hay ya engeneral sustitución de los casos latinos por las preposicionescorrespondientes (ode noch", nsi colt moros non lidió.remos)),

"en el nontbre del Criador").

Aún no está fijada formalmente la negación (uque nadi nonraste> (que nadie (no) permanezcarr).

Es clara la presencia del contacto con el vasco en el apelativoMinaya del personaje más cercano al Çid, que corresponde alcompuesto vasco-románico uMi anaiar, es decir, nmi herma-noo (vasco anai ,rherrnano de varónr, más el actualizador t).

4.3.7. Elaboración sintó.ctica en el período alþnsí.

Además del aspecto gráfico, qt;jzâ sean la constmcciónoracional y el desarrollo del vocabulario los aspectos principa-les en la configuración del castellano culto realizado bãjoAlfonso X. Para que una lengua pueda considerarseestandarizada es necesaria la existencia de una ortografíaunificada, una morfología y sintaxis (compiladas en una gra-mática) establecidas como modelo ejemplar superpuesto a

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176 Maña Teresa Eclænique y María José Martíne1

todas sus variedades, y un léxico general válido para todos sus

hablantes (recogido en un diccionario). Es obvio que ningunade estas tres herramientas (ortografía, gramática y diccionario)existía como tal en el siglo XIII para ninguna de las modalidadesderivadas del latín, pero puede decirse que, después de Alfonso X,el castellano llegó a poseer un sistema gráfico más regularizado,una sintaxis apta para todas las necesidades de la lengua y unléxico capacitado para los diferentes niveles y registros.

Por lo que a la sintaxis se refiere, hay en su tarea un proceso

dialéctico de traducción y creación, a lo que hay sumar el hechode que la creación de la prosa narrativa tiene lugar en medio de

una tensión sobre el sistema lingüístico poco ejercitado fueradel contexto oral, tal como ha sido puesto de manifiesto porJavier Elvira, hecho que estuvo en el origen de los fenómenosy de las estructuras lingüística adaptadas a los nuevos trabajos.Es 1o que sucede con una cuestión particularmente bien estu-diada, a saber, las construcciones anacolúticas (en las que el

elemento inicial se retoma en el interior de la oración principalconunpronombre anafórico que nos indicalafunción sintácticade este elemento en el caso de que no se haya producido Iaanticipación) y, de otra parte, con la preocupación más generalpor la subordinación (cohesión textual, periferia del discurso).Cano Aguilar ha señalado que, en los texos medievales, losorganizadores del discurso o elementos mantenedores de lacohesión del discurso son especialmente interesantes: el nexo(i), (e),lejos de serconsiderado como indicio deprimitivismoo escasa elaboración sintáctica, debe ser considerado como unelemento primario de inferencia y de cohesión textual.

La prosa alfonsí, aunque tiene rasgos inconfundibles, noposee estilo personal: lo impedíanla diversidad de las materias,eI carâc\er de vasta compilación y el esfuerzo por amoldarse alestilo de sus distintas fuentes. Su propia retórica llevó a lalengua castellana alfonsí a luchar por la necesidad de aclararcuanto a sus lectores pudiera resultar oscuro, así como a

enfrentarse con las dificultades de una lengua literariamenteincipiente para reproducir el arle de lenguas muy elaboradas.

Diacronía y gramáticcL histótica de la lengua española 177

La prosa castellana quedaba definitivamente creada, y crea-da como lengua oficial en los documentos reales. La enormegimnasia que supone la obra alfonsí la había convertido envehículo de cultura, cumpliendo así el generoso afán de divul-gación expuesto en el prólogo del Lapidario: ulo mandó trasla-das del arábigo en lenguaje castellano porque los omnes loentendiessen meior et se sopiessen dél más aprouecharr.

No hay que olvidar que la Península conocía en el siglo XIIIuna situación de plurilingtiismo: a las variedades derivadas dellatín (que, a las delineadas por Menéndez Pidal, a saber,mozârabe, gallego-portugués, astur-leonés, castellano, arago-nés y catalán, hay que sumar el romance navarro, tal como hasido sólidamente establecido por GonzâIez OIIé), hay queañadir el vasco sobreviviente a la romanización y latinizaciínde la Península ibérica (con límites progresivamente másmenguados y cada vez más cercanos a los que ocupa en laactualidad), y el árabe, pues poco o nada sabemos aún sobre elhebreo. Para la familia románica, el latín representaba unapiedra de toque con implicaciones que han sido objeto decontroversia reciente respecto a su presencia en la lenguaescrita y su repercusión en lo que nos es dado reconstruir parala lengua hablada, que eran en todo caso muy distintas a las quesu presencia representa en relación con la lengua vasca o elârabe. En otras palabras, se puede decir que, al no ser esencial-mente monolingües las comunidades de habla romance (ya se

estableciera el contacto lingüístico entre variantes propiamen-te románicas fsin olvidar el occitano con su variante gasconabien marcada], o bien con otra u otras lenguas no romances),los hablantes podían interpretar las diferencias entre varieda-des románicas como pertenecientes a un sistema o troncocomún, en contraposición a nla otra u otras lenguas, habladasno románicas (euskera, ârabe), cuya diferencia tipológica de-bía resultar clara aunque no fuera más que para su comprensión.

Al lado de esta visión multilingüística y multicultural delperíodo alfonsí habría que subrayar, por otra parte, un hechobien conocido por las lenguas vernáculas, a saber, que la

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178 Mn.rícL Teresa EclæniqtLe y María José Martíne7

ausencia de una norma común hacía más difícil la compren-sión, que se verá favorecida una vez se consolide laestandarización.

Incluso si fuera cierto que tal vez no pueda decirse lo mismode la rnorfología (poco estudiada aún en los textos alfonsíes), loque no puede negarse como rasgo característico de la tarea deAlfonso el Sabio es la creación de una sintaxis comúrn para lalengua castellana, que hasta ese momento no habría sido másque un complejo dialectal, tal como fue definida por García deDiego. Puede afirmarse con Cano Aguilar que Alfonso X y suscolaboradores son en cierto modo los responsables de la estruc-tura que adquirirá el castellano culto de su época y, lo que es

aún más importante, de las épocas siguientes (hasta el españolpreclásico, para ser más exactos).

4.3.8. Comentario mofiòsintáctico de unfragmento de laEstoria de España (Primera Crónica General, ed.

de Ramón Menéndez Pidal, Madrid, 1978, 3"reimpresión)

Texto

De cuento fuxo Eneas d'Affrica e dexo la reyna Dido.

Much era bien andant Eneas en Affrica con la reyncL Dido:primeramientre que auie a ella por ftLuger, que era muy fermosae muy sesuda ; demas que auie el sennorio de Carthago e de todaquella tierra, e fazien todos quant el mandaua, e otrossi muygrandes riquezas ademas quel diera ella; y estas cosas lefazien seeruicioso e rico e poderoso. E duro assi bien tres annos en esta bienandança. Mas uentura, que pocas yezes dexa a omne ficar en unestado, guiso por que lo perdiesse todo Eneas assi cuemo conta-remos. En aquella cibdat de Carthago auie un grand templo que

fiziera fazer la reyna Dido a onra d'escolapio quando poblara la

çibdat; e por que los omnes ouiessen mayor sabor de uenir fazery oration, fìziera y pintar muchas estorias de los grandes fechosque acaecieran por el mundo, e sennaladamientre la de Troya que

Diacronía y gramíttico histórica de la lengtLct españolo 179

fuera aurL poca sazon cLuie,' y estas debuxaduras eran tan biettfigtu'adas e tan ricamientre que meior norL podrie seer, y era ccLda

una estoria fecha por si apartadamientre. E por que la de Troyafizieran apostremas que todas las otras, pùúaron la fìj¿yo en unportal que era cuenlo logar apartado; y Eneas, maguer qLLe

muchas vezes uiniera a acluel templo e uiera las otras estorias, noauie uisto la de Troya. Ond acaecio assi, que la reyna su mugerleuol olla. e nrostro tod el templo e las rique?.as que y auie, e

aquellas estorias todas e apostrenLas leuol a aquel logar o erctpintada ell estoria de Troyc4 e mostrogela. Y el, quando la uio, ottoende muy grand pesar. Lo uno por que tan noble çibdat comaquella fuera destroyda e murieran y tantos omnes buenos, lo alpor que entendio que los omnes daquella tierra sabien poraquellas pinturas ntas de su faz,ienda que el non quisiera; e porend partios dalli con mtty grand pesar; pero sopos enconbrir tattbien que non gelo sopo ttinguno, e puso en so coraçon dirsedaquella tierra e nun Lqua torncLr y mas. E busco carrera cuemo losdixiesse a su n Lugier de ntanera que nol pesasse; e las raTones quelntostro quel dexasse yr fueron estas: dixo que quarLdo so padremuriera en Cezilia quel prometiera de fazer grandes onras en susepultura e de dar mucho por su alma quando conseio ouiesseque lo pudiesse f a7er, ca estonce no lo uuiara complir nin tenie deque ; mas pues que era rico e abondado, que en todas las guisastenie que lo deuie complir, e por end querie yr alla; e quel rogauaquel ploguiesse, ca no lo podia escusar.

Comentario

La morfología de sustantivos y adjetivos en el texto es yzr

plenamente romance, en el sentido de que no hay en é1 restoalguno de variación casual. Tampoco se obser-van vacilacioneso cambios de género, de la misma manera que el plural y susformas reflejan ya la lengua castellana plenamente estableciday consolidada como tal.

Hay un caso de interés en la morfología del artículo. Encon-tramos, en efecto, la variante ell deI artículo ante nombre feme-

Page 90: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Y180 MarícL Teresa Echeniqtre y McLría José Martíne7

nino ene\lestoria.Debemos recordar qlle, así como para Ia formamasculina ¿ to < \ful (M), la lengua antigua tenía dos alomorfos,uno de los cuales erael, con elisión dela l-olante vocal, siendo el

obrolo, alomorfo empleado en la secuencia sintagmática cuandola siguiente palabra comenzaba por consonante; de la mismamanera, la antigua forrna femenina ela iba especializando el

alorlrcrfola, con aféresisvocálica, paralos casos en quelapalabrasiguiente comenzaba por consonante, y el alomorfo e/ (siempre

femenino) correspondiente a aquellos casos en que la secuencia

sintagmática lo situaba ante palabra que comenzase por vocal; laapócope era la causa de concurrencia de el en tal contexto, en

tanto que era la vocal inicial la que se perdía en los casos en que

la palabra siguiente comenzaba por consonante; así surgió el

alomorfo la, generalizado después a todos los contextos (en

ningún caso, pues, debe ser considerado como forma corres-pondiente al masculino; la forma sincrética el (ell) es unavariante combinatoria del femenino, que no se ha reanalizadoaún como masculina, cosa que sucederâ en el futuro).

Por lo que se refiere a los posesivos vemos que, antepuestosal sustantivo, mantienen separadas las formas correspondien-tes a la serie masculina de las de la femenina, con moción de

género : s o c oraç on, s o p adre, frente a su mu ger, su s ep ult ura, sirtque se haya originado aún la fusión de ambas a favor de lasfemeninas o de lo que podría considerarse como una forma sinmarca clara de género en la confluyen los posesivos femeninosy masculinos, como sucederá a partir del siglo XIV.

Hay, por otro lado, apócope de vocal l-el , que es propia y porlo tanto perdurable, en muger<MULIERE(M), sazón<SATIONE(M), mientras que es perecedera en quel .,quele,,,mostrol umostróle,', habiendo incluso apócope de lol ertmuch,todi este hecho, consecuencia de la propia estructura silábicadel castellano antiguo y reforzada por influjo ultrapirenaico,ilustra la contienda de normas presente en el castellano alfonsí.

La morfología de los sufijos muestraunas posibilidades parala derivación después cerradas en la lengua estándar: encontra-

Diacronía y gramática histórica de la lengua española 181

mos así debuxaduras, según el modelo tan productivo depintura y sepultura, que aparecen también en el texto; ouicioso, poderoso, de acuerdo con el modelo latino que seregistra para el femenino enfermosa.

Los adverbios ofrecen la forma normalizada con diptongo,en los casos de composición con -nnnNfB; asÍ encontramossennaladamientre, primeratnielltre, en los que se muestra laepéntesis de lrl, frecuente en la lengua antigua, si bien nollegarâ a ser la variante que la lengua elija en el futuro de entrelas varias que tenía la lengua medieval. El texto muestra, encualquier caso, un deseo de regularizaciónal emplear sólo unade las formas posibles, si bien la lexicalización con fusión totalde los dos elementos continuarâIargo tiempo sin resolverse deltodo en la lengua.

Hay formas etimológicas en el verbo: ouo (que, procedentede HABUIT, tiene la vocal primera /o/ como resultado de lametátesis de lullatina y consiguiente formación de diptongo /aul; sopo (procedente de SAPUIT, con igual evolución), asícomo alguna forma de perfecto fuefte hoy desaparecida: de'kFUXIT, por FUGIT, tenemos en el texto el caso defuxo. Por suparte, el imperfecto y el condicional prefieren sistemáticamentela terminación liel(pronunciado indistintamente [íe] o üél) encasos como auie, tenie, deuie, fazien, podrien, tal como espropio del siglo XIII.

EI nexo conjuntivo ofrece la forrna e , más antigua y habitualen esta época, junto ai, y, que terminará imponiéndose siglosmás tarde.

Por lo que se refiere a la sintaxis, hay usos de sustantivo que,sin llevar preposición, corresponden a un ablativo latino, por loque se consideran restos sintácticos de casos latinos; tal sucedeen el ejemplo ,rE duro assi bien tres annos >' . Por otro lado, es yapatente la plurivalencia románica de los elementos de relación:por end, por muger, por el mundo, por si apartadamientre, poraquellas pinturas, por su alma, resultado de la sustituciónformal de los casos por el uso preposicional.

Page 91: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Yr82 María Teresa Echenique y MarícL José Martínez' Diacronía y grantáticn histórice de lcL lengua espnñola 183

La construcción sintáctica es, en general, de gran elabora-ción: hay abundancia de nexos de coordinación, así como desubordinación en la linealidad global de secuencias que carac-teriza al texto. Por su parte, la presencia frecuent e d,e e, y , nodebe ser interpretada como signo de cierta inmadurez más omenos primitiva, sino que, más que nexo de coordinación, esun conector cuya función estriba en mantener la cohesiónformal del texto, lo que viene a su vez reforzado por unaestructuración paralela enumerativa observable en: pri-meramientre... demas... e otrossi, lo uno... lo al. De hecho, elcomienzo de período coÍr e, y no impide que aparezca acontinuación el nexo coordinante o subordinante que rompecualquier posible monotonía: e otrossi, e por que, e por end, confrecuente interrupción de la oración debida a la intercalaciónde nexos subordinados: oy Eneas, maguer que ntuchas yezesuiniera a aquel templo e uiera las otras estorias, no auie uisto rade Troya; y eI, quando la uio, ouo ende muy grant pesar>).

No faltan las oraciones consecutivas de intensidad,caracterizadoras de la forma interior del castellano, conlo enlos casos de "sopos encobrir tan bien, que non gelo sopo ningu-no>; <tan bien e tan rica mientre, que nteior non podrien seer>.

Hay preferencia en el texto pot: cuemo (procedente de lat.QUOMODO), con gran variedad de usos, entre los que destaca-mos la neutralización entre <interrogativo indirecto> y nadver-bio reiativo) tras preposición que encontramos en el epígrafe:nDe cuemo fuxo Eneas d'Affrica e dexo Ia reyna Dido,.

Hay en el texto muestra de una construcción sintáctica muypeculiar y representativa del castellano antiguo en el caso de lasoraciones comparativas. Se trata de la oración: nlo al por queentendio que los omnes daquella tien a sabien por aquellaspinturas mas de su fazienda que él non quisiet a,. La apariciónde la partícula negativanon tras el que introductor del términobase de la comparación, seguida de verbo en forma personal,puede ser entendida como constrrrcción con marca enfática dela comparación, muy utilizada en la lengua medieval.

No hay consolidación en el texto del empleo de preposición

a anÍe oú¡"to directo (ue ilexo la reyna Dido"), si bien algúrn

ejemplo muestra con claridad que el proceso está ya en marcha

(iq"; auie a ella por muger'). Correlativamente' y por 1o que

hu." ,"f"."ncia a los clítiðos de tercera persona, Êrente a formas-qrr"

r"r,,,lton encubridoras por la apócope (com9 es el caso de

làuol,que puede encubrir tanto o llevólo ) como o llevóle n' lo que

;;;ár'p.;mite dilucidar si hay o no leísmo personal masculi-

no), hay ya restitución de la forma procedente del acusativo por

la del dativo en un ejemplo en que el pronombre es sujeto de

oración subordinada ("lefazien seer uicioso' ), que es justamen-

te uno de los casos en que cronológicamente se registra antes,

si bien es verdad que aquí el verbo subordinado no lleva objeto

directo ni es transitivo, 1o que habla a favor de una extensión de

la forma de dativo a olros contextos' Por 1o que se refiere a su

colocación, se obsewa la resistencia habitual del castellano anti-

guo a.o*átr., frase o ir después de pausa ("pintaronløfuera")'

Por lo que se refiere al verbo, no hay que olvidar la presencia

del valor tiansitivo eÍr aL'Ler, auie a ella p or mugier, ouo ende muy

grand pesar, que rebasa incluso el uso medieval y aparece con

îolo, á" por"iió.t claro al menos en una caso como êste: ndentás

que auie el sennorio de Carthago" '

por otro lado, el carâcler de relato que el texto tiene favorece

la gran abundancia de formas de pretérito como formas de la

narración, y mantiene el valor originario de pluscuamperfecto

en casos .o-o diera por uhabía dado', prometiera por "habíaprometido), así como numerosos ejemplos más'

El texto, como es general en castellano medieval, hace uso de

los adverbios pronominales anafóricos procedentes de IBI e

INDE, a saber, y (con el valor local etimológico) y end' ende (en

algún caso tarnbiénpor ende, por end,como expresión anafórica)

respectivamente. Ofrece también on4 convalor muy semejan-

te, äsí como el relativo adverbial o < ÚBI, en homonimia con el

nexo disyuntivo (homonimia que, curiosamente, se repite en el

caso dey, que es tanto fórico como nexo conjuntivo en el texto).

Page 92: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

184 María Teresa EcheniqtLe y Mnríct José Martínez

En relación con el orden de palabras hay que señalar que es

ya el castellano, si bien hay algún caso de divergencia de orden

propio de ia lengua medieval e inusual después. Resulta, en

äf".to, muy llamãtiva la dislocación por hipérbaton en "Mucherabien atidant Eneas, , en que la intercalación del verbo entre

el adverbio much y el adjetivobien andant (con restos, a su vez,

de composición no completamente lexicalizadaaún) se explica

seguramente por ei deseo de poner el énfasis en el carácter

su-perlativo de la situación vitalmente afortunada de Eneas. En

esie sentid o, much es, en la teoría y en la realidad, antecedente

tanto del actual n,Luy co.¡ílo de ntucho, el último de los cuales

tiene en la actualidad dialectalmente el valor que olrece en el

texto alfonsí (mucho bueno, mucho guapo)'

Diacronía y gramática histórica de la lengun española 18.5

desinencias verbales de segunda persona del plural del tipo -des(<-TIS), precedidas de ia vocal correspondiente, Ia -d- enpiezaa desaparecer en las formas llanas (amades, habedes). Loshiatos resultantes (-aes, -ees) se resolverán, posteriormente,con procesos de asimilación o con formación de un diptongo (-ó,s, -és, -áis, -éis). En el pretérito imperfecto y en el condicionalpredominan las formas en -ía (comía, comerían) frente a lasvariantes asimiladas e incluso apocopadas(-ie,-íe, -i) de la etapaanterior.

El siglo XV se suele caracterizar por la influencia I atinizante,que afecta a aspectos como el orden de palabras, con anteposi-ción del elemento subordinado (el objeto directo respecto alverbo, el adjetivo ante el sustantivo, etc.) o el uso de estructurassintácticas ampliadas por medio de la repetición de sinónimos,así como el paralelismo y simetría de las cláusulas. En lamorfosintaxis del adjetivo, aparece con mayor frecuencia laformación sintética con la terminación ISSIMO, muy escasaen la época medieval, ya que la evolución patrimonial habíapreferido la forma analítica con muy. Cano Aguilar destacacómo en el siglo XV se da una serie de rasgos que puedenachacarse a la influencia de los autores latinos, pero también ala Retórica escolar propia de la época. En estos procesos, se

simplifican, por una parte, ciertas estructuras procedentes dela lengua medieval y, por otra, las nuevas necesidades expresi-vas y comLrnicativas hacen que se produzcan nuevas distincio-nes. En los pronombres personales, las formas compuestas deprimera y segunda persona del plural nosotros y uosotros seoponen en el XIV anos y 1/os por su carácter marcado de tipoenfático y de contraste, como hoy perdura en francés (uousfrente a vous autres). Un siglo después, nosotros y vosotros yason prácticamente las formas únicas para estos pronombres.En el XV, confluyen los valores de ieer (< Spñ¡,nE) y ser("ESSERE <ESSE) y la expresión de la atribución correspon-derá, ftindamentalmente a los verbos sery estar (Êrente a otroscornoyazer). Haytambién una reestructuración en el ámbito de

4.4. Morfosintaxis del español preclásico y clásico

4.4. 1. Morfosintaxis del españolpreclá.sico o de transiciónal español cló'sico (siglos XIV-XV)

La vacilación formal observada en la etapa medieval quedó

resuelta en algunos casos ya a principios del siglo XIV' En la

morfología del nombre, se generalizan algunos de los procesos y

variantes de la etapa anterior: el diminuti v o illo (<iello < - E LLU M ),

la creación de femeninos analógicos en sustantivos y adjetivos,

etc. Todavía se encuentra en el siglo XIV el alomorfo ge proce'

dente de las formas de dativo ilLI en combinación con otro

pronombre personal de tercera persona (gelo, gela)' Perduran

también las formas apocopadas de los pronombres átonos de

tercera persona, y van cayendo en desuso las de primera y

segunda persona. Se generaliza el leísmo de persona y aparecen

-ã. ";"-plos de laísmo, más raro en un primer momento' El

pu.udigrnà formal de los posesivos estaba ya conformado a

principios del siglo XIV, con la distribución de funciones entre

ior-u. plenas y apocopadas que hoy perdura; pero, desde el

punto dã vista sintáctico, sigue vivo el uso de artículo y otros

determinantes antelas formas antepuestas al sustantivo. Enlas

Page 93: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

186 María Teresa EcheniqtLe y Moría José Mctrtûte7

Ias conjunciones, donde se amplían los valores de ciertos nexos

(como aunque, que pasa de señalar la concesión nirreal" con

subjuntivo a indicar la concesión real con indicativo e inclusoIa relación adversativa) a costa de la desaparición de otros que

quizás tenían una distribución excesivamente amplia: ca,

maguer (qu"), comoquier que. Desaparecen también otras es-

tructuras sintácticas, como sucede casi totalmente con ciertasconstrucciones partitivas dependientes de verbo (pierde el cuer-

po de sus fueryas, Corbacho). En otros casos, se imitan las

estructuras latinas, como sucede con el CUM histórico latino,que puede verse reflejado en las construcciones subordinadasen que como se acompaña de subjuntivo.

Sin embargo, a fines del siglo XV se ha señalado un cambioque marcaría el inicio de una nueva etapa' Así 1o apunta Cano

Aguilar para lo que denomina "época del Descubrimiento', en

la década de 1490. Se produciría, en esta época, durante el

reinado de los Reyes Católicos, un cambio de actitud hacia los

modelos clásicos, mejor conocidos, yLtn nuevo criterio estéticobasado en una moderación en los artificios retóricos precurso-

ra de la lengua clásica del XVI, criterio que aparecería, porejemplo, en los escritos castellanos de Nebrija. Por su parte,

Ridruejo propone la existencia de un reajuste sintáctico que se

produciría en los siglos XV-XVI, es decir, al principio de 1o que

Eberenz denomina (etapa media, del español (entre 1450 y

1650). En este reajuste algunas oposiciones funcionales se

verían modificadas poruna serie de cambios interrelacionadosy generalizados en un corto espacio de tiempo. Es lo que

iuòedería con la gramaticalizacióny especialización del verbo

haber como auxiliar en los tiempos compuestos, mientras que

hacia comotransitivopara I s deja de haber,ãescle ciPio con lo que

había sido el objeto directo de haber Y, Por otra parte, ya no

aparece Ia auxiliaridad con ser, ya que este verbo se va especia-

iizando para expresar la diátesis pasiva con el participio corres-pondiente (todavía Juan de Valdés escribe en 1535: los moços

Diacronía y grantática histórica de la lengua española 187

son idos a comer y nos an dexado solos). Por otra parte, lafijación de los tiempos compuestos con haber más participioafecta a la evolución de las formas eî-ra como amara, que vanquedando establecidas como imperfecto de subjuntivo desde elúltimo tercio del siglo XV; amplían así sus valores de nirreali-dad, no referida exclusivamente al pasado frente a su anteriorvalor etimológico de pluscuamperfecto de indicativo, queNebrija y Valdés ya consideran impropio de la lengua de suépoca. Hay también una serie de transformaciones en la expre-sión de la impersonalidad que afectan tanto a los girospronominales, que a fines del siglo XV se extienden a construc-ciones intransitivas, con la pérdida de concordancia entreverbo y objeto desde principios del XVI, como a la rápidaextensión de uno como sujeto indeterminado desde el primertercio del XVI. Otra serie de cambios están relacionados con lafijación de usos de los determinantes y afectan a la expresión desustantivo genérico sin artículo, que deja de ser posible, a ladesaparición del artículo ante posesivo en construcciones comola rni casa, que queda relegada a usos dialectales desde media-dos del XV, y a la combinación del artículo determinado sólocon el relativo cual, y con ningún otro, desde comienzos delXVI. A esto habría que añadir cambios que tienen un caráctermás pragmâItco, como el que afecta a los tratamientos, con lapérdida de prestigio de vos y la difusión de nuevas formas conposesivos seguiclos de sustantivos abstractos de cualidad odignidad (uuestra merced).

4.4.2. Morfosintaxis del español clásico (siglos XVI-XVII)

Con las salvedades señaladas respecto a las épocas de tran-sición que llegan hasta principios del XVI, se denomina españolclásico al que se corresponde cronológicamente con los llama-dos Siglos de Oro de la literatura española, con un períodopeculiar en su expansión externa, con su estudio en tratadosteóricos y con su consideración como lengua común, tal comose ha indicado al tratar el problema de la periodización. No es

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188 María Teresa Echenique y María José Martíne7

fácil obseruar en las estructuras morfosintácticas una transfor-mación sistemática equiparable a la que puede establecerse enel sistema fonológico en esta época. Sin embargo, desde elpunto de vista de la evolución interna puede caracterizarse esta

etapa como un período de fijación en el que se resolverán, almenos en la lengua que se considera (correcta) o ,,culta>,

muchos de los procesos iniciados en etapas anteriores. Esto noquiere decir que no persistan las vacilaciones, en casos como elempleo de lapreposicióna, usada de manera general con objetodirecto de persona y determinado, pero en ocasiones ausentesin un criterio fácilmente definible; o en la alternancia de

ciertas preposiciones con el mismo verbo (dudar de o en algo).

Los pronombres personales adoptan las formas que man-tendrán hasta la actualidad. Se hjannosotros y vosotros comoformas úrnicas y, aunque fueron frecuentes en la literatura delXVI, desaparecen a lo largo del XVII las formas con asimilacio-nes y metátesis (dezillo, dalde por decirlo y dadle). Hasta el XVII,los pronombres átonos no se sitúan al comienzo de frase ypueden aparecer antes del infinitivo, gerundio e imperativo. Encuanto a su función, se refuerza la distinción de géneros: elleísmo de persona o cosa se convierte en uso mayoritario, y ellaísmo es también Êrecuente, aunque más limitado en cuanto a

su extensión.

Dentro de estos procesos de fijación, desaparecen algunas de

las variantes forrnales que aparecían en el arlículo, como ell,y el

femenino restringe el uso de la for-rna el Q ÍffA' ante sustantivocomenzado porvocal), que acabautilizándose sólo ante sustantivoscomenzados por á-, prevaleciendo así la marca forrnal más

transparente para distinguir el género (-a). Funcionalmente, aparlir del XVI los usos de artículo con posesivo antepuesto sonya dialectales o arcaizantes (la mi madre).

Se siguen utilizando las formas reforzadas de los demostra-tivos (aqueste, aquesse); pero su uso se va haciendo más restrin-gido. Se desarrollan, además, las posibilidades de otras formas yaexistentes: en el siglo XVII se introduce la forma quienes, plural

Diacronía y gramó.tica histórica de la lengun española 189

analógico a partir del relativo quien (< OUÈM ) que, en principio,no distinguía variantes forrnales para singular y plural.

En el verbo, se resolverán también algunas alterancias que, sinembargo, siguen existiendo, en muchos casos, hasta el XVII. Enlos verbos que tienen p V O en la raíz se fijan algunas formasresultantes de procesos de nivelación, bien sobre las formasátonas, es decir, sin diptongación (ternplo, entrego), bien sobre lasformas diptongadas, sobre todo cuando se podía establecerrelación con un sustantivo en el que aparecía el diptongo (diez-fltan, amueblan) . También se fij an las formas con vocal cerrada enlos perfectos fuertes como hubo,pudo; se generaliza el cier.re enlos verbos en -lr con vocal velar salvo donnir y morir, y en los quetienen en el radicalvocalpalatal se fijantambiénlas forrnas ya seacon cierre o con diptongo (sientolsentimos, midolmedimos).

Continúa la evolución de la desinencia de segunda personade plural, que da lugar a diferentes resultados. A partir de ladesaparición, en las forrlas llanas, de la -d- procedente de lasonorización de la -T- de -TIS (como en amades > amaes), seproducen tanto forunas con diptongo (amdis), como con contrac-ción(amás). Las formas contractas fueron consideradas r,rrlgaresen la Península, donde triunfaron las variantes con diptongo,como sucedió también en gran parte del español hablado enAmérica. Sin embargo, las contractas pervivieron en cier[as zonasamericanas. Esta conservación está relacionada, en estas zonas,con la utilización del pronombre vos en lugar de tú para lasegunda persona, 1o que pudo facilitar la confusión entresingular y plural en el caso de las terminaciones -cís, -és. lt/râsTardía fue la evolución de las formas esdrújulas, en las que seprolongó la perwivencia de la terminación 4es (dixéredes), demanera que el diptongo no triunfó hasta mediados del XV[.

También en el XVII queda fijada una terminación que yaaparecía en el XVI y, en algunos casos, ya se documenta en laépoca medieval: -y, (-i) (.tgÍ) en la primera persona delpresente de indicativo de verbos que no la tenían etimo-lógicamente, como sol (< SÚM ), doy (<DO), esloy (<ST O), voy

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Y190 María Teresa Echenique y María José Martûæ7

(<VADO) y eL hay, impersonal del verbo haber- Este verbo

haber, por otra parte, alterna formas plenas y reducidas en laprimera y segunda peìrsona del plural: avetnosllæmos, aveis lheis.

En el futuro y el condicional no hay fusión formal hasta el

siglo XVII, por lo que pueden aparecer elementos interpuestosentre el infinitivo y el auxiliar: hallarla he'

Las construcciones con s¿, pasivas e impersonales, venían

fijándose desde principios del XVI, de manera que son habitua-Ies las construcciones en las que el verbo aparece en singular,

sin concordancia con lo que se considera ya objeto directo (uSl

no se tuviera muy dekLnte a Dios ...r, , SantaTeresa,Vida), aunquetodavía es posible que aparezca esta concordancia (la llamadapasiva refleja: ,.los vinos que en esta ciudad sevenden>,['azarillo).

Se produce en esta época la equiparación definitiva de las

formas de imperfecto de subjuntivo er1-ray -se, como consecuen-

cia de la evolución que se indicó en la etapa preclásica, cuando ya

alter-naban en ciertas constrrrcciones de tipo condicional. Por otrapar1e, en los autores de estos siglos se obser-va el uso de la formaen -rarantoen la prótasis como en la apódosis, en lugar de la formaen -ría (si tuviera, diera) . Se trata de un uso que decaería posterior-mente y que, según Lapesa, parece propio del lenguaje cortesa-

no y, especialmente, del verso.

Como ya se ha indicado, desde el siglo XVI se va produci endo

Ia fijación de las funciones diferenciadas de los verbos aver, ser

y estar. Esta fijación se produce frente a tener, que toma los

valores transitivos para expresar la posesión que anteriormen-te conserwabahaber, de manera que en el siglo XVII ya sólo

aparece con este valor en constrllcciones como haber lugar ohaber menester y en el uso impersonal (hubo problemas) . Haber

con esta fuinción, ya que ser más participio se especializarâ, asuvez, er la expresión de la diátesis pasiva. Cuando quedan

Diacronía y grantiticn históriccL de la lengua esytttñola 191

conformados los tiempos compuestos y, portanto, las oposicio-nes aspectuales y temporales correspondientes entre formassimples y compuestas, se fijarán, a su vez, los usos compuestosen voz pasiva (ha sido dicho). Se trata de cambiosinterrelacionados en los que se ve afectada también la alternan-cia, en ciertas construcciones, de los verbos ser y estar, en losque se dará una determinada distribución de funciones en laque estar tiende a expresar la situación espacial (estíL en la calle)y el resultado de la acción (estd" pintada); pero hasta el XVII, eincluso más tarde, allnque de forma aislada, puede aparecer elverbo ser en estos casos.

4.4.3. Comentario morfosintáctico de un fragmento de laGramática de la Lengua castellana de Antonio deNebrija (1492) (edición de Antonio euilis, Madrid,Editorial Centro de Estudios Ramón Areces, lg|g)

Texto

5

I por que mi pensamiento t gana siernpre fueengrandecer las cosas de nuest¡a nación, t dar a los ombres demi lengua obras en que meþr puedan emplear su ocio, queagora lo gastan leiendo nor¡elas o istorias embueltas en mllmentiras t errores, acordé ante todas las otras cosas retluzir enartlflclo este nue$ro lenguaþ casrellano, pa¡a que lo que agorat de aquí adelante en él se escriviere pueda quedar en un tenor,r esten&r se en toda la dr¡ración de los tiempos que esán porvenir, corno vemc que se ha heeño en la lengua griega r latlna,las ctnles por aver estado deba*o de arte, aun que sobre ellas anpasado muõllos siglos , toda vfa quedan en una uniformidad.

Por que si ot¡o tanto en nuestra lengtn no se haze como enaquéllas, eri vano \ruestros cronistas r estori¡dores [Árl. 3 r.Jescriven t encombnda¡l a immorølldad la memoria de n¡escrosloables heôhos, r nos otr6 tennmos de passar en casteltano lascûses peregrinas r e*nañas, pues que aqueste no puede ser sinonegocior de pocc aflos. I será necessaria una de dos cosas: oque la memoria de westras hazaîlas perezca con la lengua; oque ande peregrinando por las naciones es¡rangeras, pues que

10

1.5

Page 96: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

Yt92 María Teresa Echenique ¡' Marío José Martíne¿ Diacronía y gramã.tica históriccL de la lengua espatlola 193

cfcríçc n ? cncomísnDan r ímm ofiî lrÐaD I o rnc¡non¡Dc vf os looblco b ccb oe: ? no s oroe t€rrtô ¡nos te påff¡re n colte ll¿no I nos ? eflreti¿s:pn€gri aqftc nù pucoe Dc pocos f¡rîoe.! fcrsnccßff¿na r¡na la memonf¡ Dc giitsbriañas percícr¡ cô la lágu a:o E riDc pcreiinnr¡Do porlao rraooncfelh.iger,¿s:plte9{ no ncne ppn¿ cof¡ cn{ prreor morar. Ênla Ç¿ms oßl¡r cual io gfe e(lrÐr lrþm en prcDrr .z ba5cr eú t¡ucÊft¡ lá¡iua lo { 5erro ooroe n la gneg al Er'âtesen t¡ larino . t-oscualeeoun {fr¡ ero rencrooe Delos ri Defpues ocllos cfcnu leró :n I ome noo fue rr¡uella fu 6lona zlsrsn¡¡efh¿ : d fuemosloa pnmcros inu€torco De olrr¿ ten necef[ana.lo cualbcSrnoee rrcl nempo tnas opom¡no { núca file baft¡erlltr,pof €lt¿ri¡ nucflra le nSno tá¡o cn le cumbre que¡n¡e fc pue Ðe rcnter clDcccnorrntcnto De llû:que cfpe¡r¡r la fubrDa. ! reguirfc o otro no nsnor.{ppectrtr do{tte atoe ontt¡rce Dc nra le6ua:ri querron efiuor¿r lifiramanctoel tonlr.'lÞor.{ ocfpuesd f¡nnersn brú eloncoel collcll¡no:lo cugl no fe ra nlu¡ orflc le pot{ esfobre le lãgua que r¡ clloe f:enr¿:cuiDo paffarc ol l¿tinno 0\'n cof¿ t¡lr efcrrrrr:que no fc leg baga mur hgcra:m a ior ¡nðtc enneTenl€noo ¡qu ct e rte Þel¿ f¡ rs ll¡ a ncagu6iltc mf¡nDó br5er Ttlefha alreSo conrr¿poniencolincr por linc¡ cl ront¡ln(cr¡l lgnn. 'lþorla a¡olforfna !ß cnfcúor no fcna mqranllí¡ fsber lo ¡iramürcllcnna no otso io cn pocos mctes :-¡nr¡s oun cn pocùsDirg.z nlucbo ¡ncior { þoft¡ sr¡ur fc ocpre nol.r ot Ít¡ucbog eliog.

Comentario

El fragmento pertenece a la Dedicatoria a la Reina Isabel queencabeza la Gramcitica de la lengua castellana de Antonio de

20

25

30

35

el dempo miis oportuno que nunqr fue hasta aquí' por estar ia

nuestrâ lengua tãlto en la cumbre, que más se puede temer el

decendlmiento della que €'sp€rer la subida. I seguir s€ a oÚo no

menor proveeho que equeste a los on¡bres de nuestra lengua

que quetrán esrudiar la grarnática del latín; por que después que

sìnderen blen el ane del castellano, lo cual no ser"¿ mui di8cile,por que es sobre h lengr:a que ia ellos sienterL cuåndo Passaren

al latfn no arrá cosÍ¡ lan escura que no se les haga mui ligera,

maior mente entreveniendo aquel Arte de b Gramátlcaque me

mandó hazer vuestra Alteza, contraponiendo llnea por línea el

rofnance al latfn; por la cual forma de ensefler no serla m¿ravilla

saber la gramática latina, no digo io en pococ mes€s' más aún en

pocos dias, t mueho meþr que tra*a aquf se deprendfa en

muehos aflos.

Sporqr¡e miPettfotnicnto ¿ Sitn¡ ftcrnprc fuc enÍri¡nDeccr lûe cofis Dc

nr¡cftr¡¡ uÍ¡CIon:z o0r 0 106 onlbrcsoc mi lõ6iuo obroe

cn quc mciorpucol ernplecr fu ocio: { ogoru lo SoftiitcicÐo no$clre o Íftorioo cnlbuclt'¡s cnmil mülrûs\tcff ores : 0 cofoS c nrc toù¡ I I Js otn¡8 cofa I rcouiu c nsrüf¡oo cftc.nuefho lcngraic caftcllano 3 prrrû fpe loqttc350r¡q0cD¡r cnÞclo6ncms bccbo cnlrr lÉgu:r gricst z lcnh¡:las cu¡lcfpororcrcftaoo octr¡ro Dc ons: aru qnc fotrrc e llas 0n pofguo

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Y194 Marín Teresa Echeniclue y María José Martíne7

Nebrija, publicada en Salamanca en agosto de 1492. Estadedicatoria sirve, como el propio autor indica, a modo dePrólogo en el que se justificaba la necesidad de que una lenguavulgar tuviese una gramática según el modelo de las que yaexistían para las lenguas clásicas.

Aparecen en el texto algunos ejemplos de formas en las quese conservan cierlos restos formales morfológicos de casoslatinos. Concretamente, se trata de restos de ablativo agora (4

y 6) (< HAC HORA ), fijado después sobre el sustantivohora, sinla [g] resultante de la sonortzación de la -C- intervocálica porfonética sintáctica; toda vía (1 1) (< TOTÃ VIÃ ) y, en la línea34, maior mente (. À¡IENfg, resto de ablativo latino que se

gramaticalizapara formar adverbios a partir de adjetivo.

En cuanto a los adjetivos, el grado aparece expresado pormedio de las formas analíticas habituales en castellano yderivadas de las correspondientes latinas. Hay un comparativode superioridad: más oportuno que nunca (26) procedente delesquema latino MAGIS... QUAM, y formas de superlativoderivadas de MULTUM en posición proclít ica: mui dificile (2 4),mui ligera (33). Junto a estas construcciones analíticas se

encuentran las formas petrificadas a paftir de cierlos compara-tivos sintéticos latinos con la terminación -IOR(EM) (menor,mejor): no menor provecho (28-29), mucho mejor (38).

Nebrija utlliza a lo largo del texto distintas formas tónicas yátonas de los pronombres personales. La forma tónica deprimera persona del singular io (21y 27) (<ÉCO), en funciónde sujeto y con la forma habitual en castellano, salvo por lavariante grâfica con < i >, se encuentra en las líneas 21 y 27.Aparece también el pronombre tónico¿llos (32) (. ÍtlOS ) quepuede estar amalgamado con la preposición: dellos (23), della(28). Es especialmente interesante el uso de Ia forma de prime-ra persona del plural nos otros (15) frente a nos. Aparecetodavía el carácter marcado de nos otros , que contrasta en estecaso, no con otro pronombre personal, sino con la nociónpersonal que se recoge envuestros (cronistas); por otra pafle la

Diacronía y gramática histórica de la lengua espaíiola 195

noción de composición puede observarse en la separacióngráfica de los dos elementos (<NOS ALTEROS). Este carâctercompuesto aparece también en la separación grâhca de losadverbios ya comentados toda vía y n'Laior mente. En cuanto alas formas átonas, lo (4), en función de objeto directo, corres-ponde a la respectiva forma latina del demostrativo latino enacusativo (. IffUU ), mientras que /es (33), objeto indirecto,procede del dativo etimológico (< ILLIS ). El resto de las formasátonas corresponden a diferentes funciones de se (< SE): enverbos pronominales (estender se 8) o con valores pasivos oimpersonales: s¿ escriviere (7), se puede (27), se les haga (33), se

dependría (38).

Perduran en esta época los demostrativos reforzados de losdos primeros grados de la deixis que más tarde se perderán:aqueste (16, 29), junto a los habituales en el tercer grado, en elque la multitud de resultados a partir de las formas ltlE,II-I-A, ÍLLUD había fijado las formas reforzadas como pro-pias del valor demostrativo: aquellas (I3), aquel (34).

Los posesivos presentan las formas fijadas ya desde princi-pios del siglo XIV: mi (1,3) y su (3,24) corno únicas antepuestaspara masculino y femenino, nuestra (2, 27, 29), nuestro (6),vuestros (I3, 14), yuestras (18). En dos casos aparece ante elposesivo adnominal un demostrativo: este nuestro lenguaie (6),aquella su gloria (24), aunque en este último hay, en realidad, unaalteración del orden de palabras que afecta al verbo copulativo,del que el demostrativo es sujeto: aquella (fue) su gloña.

En los verbos aparecen formas de perfecto fuefte en las quetodavía no se han fijado ciertos procesos de nivelación quellevaron, finalmente, a situaciones generalizadas de cierre de lavocal: junto afue (1,24, 26) (< FUIT), con la característica delos perfectos fuertes en - I , aparecefuemos (24) (<FUIMUS), y,dentro del mismo tipo de perfectos, se lee hezimos (25)(<FECIMUS), en que tampoco se obser-va la generalización delcierre o inflexión a parlir de la forma F'BCI. En la Iínea34aparece entrey eniendo .

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Y196 María Teresa Echenique y María José Martíne7

En el futuro, se encuentran ya fijadas algunas de las formascontractas a partir de procesos de síncopa en la vocal del

infinitivo: queruán (30), avrd (33); pero todavía es posible que

los dos miembros de la períÊrasis con haber apaîezcar' separa-

dos por un elemento interpuesto: seguir se a (28). No se

encuentran ya, por otra parte, en el caso del condicional, Ias

terminaciones en -le propias de épocas anteriores: sería (36).

Aparece en varias ocasiones el futuro imperfecto de subjun-tivo, con valor de acción posible en el futuro, procedente de las

formas latinas de futuro perfecto de indicativo y de pretéritoperfecto de subjuntivo: escriviere (7), sintieren (31), passaren(32). Su uso quedará muy restringido en la época clásica, ya qLre

el valor de posibilidad o irreal del subjuntivo hace que otrasformas asuman los significados de futuro, de manera que

desaparece prácticamente en el español moderno.

Las formas compuestas constmidas con el verbo haber mâsparticipio no presentan ya concordancia, lo que da testimoniode la especialización funcional del auxiliar con pérdida de su

primitivo valor transitivo: se ha hecho (9), aver estado (10), anpasado tnuchos siglos (9- 10). De forma paralela, se encuentra laconstrrrcción pasiva con el auxiliar ser, todavía con agente

introducido por la preposición de, en lugar de por, como más

tarde se generalizaría'. fueron vencidos de los que después

dellos...(23).Puede obserwarse, además, en otros casos, laalternancia en los usos de las preposiciones' Puede tratarse de

verbos que rigen una preposición distinta a la que posterior-mente quedó fijada, reduzir en artifizio (5) en lugar de a, o bienla ausencia donde hoy se utllizaría: de aquí adelante (7), además

de los casos ya citados en los que la preposición se une al

pronombre: dellos (23), della (28)'

Por otra parte, continúa la fijación de valores de nexos olocuciones conjuntivas en cuya constrrrcción entran preposi-ciones y adverbio s: por que (I, 12,30,32), para que (6), pues que

(16, lg), después que (30). Hay una alternancia, fundamental-mente grâhca,en la conjunción copulativa (. ET ), que aparececomo I cuando introduce una oración tras punto, mientras que

Diacronía y grcLmtitica histórica de la leng,un españolcL 197

utilizala abreviatura o signo tironiano < T > correspondiente ala conjunción latina en el resto de los casos.

Cano Aguilar ha destacado la importancia de Nebrija en laconfiguráción de un nuevo estilo conformado en la época de losReyes Católicos o (época del Descubrimiento>. En estenuevo estilo, bajo el criterio estético del obuen gusto> semoderan los excesos latinizantes y se aproxima la lengua almodelo clásico del siglo XVL Se trataría, en gran medida, deun cambio de modelo retórico que, como otros anteriores yposteriores en el tiempo, afectaría a la construcción sintácticade los textos, ya que sus autores estarían habituados, por elsistema de enseñarrza, a manejar de forma efectiva losprincipios de la Retórica.

4.5. Morfosintaxis del español en la época moderna

En la historia de la lengua española, habitualmente seconsidera época moderna la que empieza en el XVIII y llegahasta la actualidad, aunque, como ya se indicó al tratar losproblemas de periodización, para algunos autores esta últimaépoca comenzaría a mediados del siglo XVII. En general, se

caracteriza, en cualquier caso, como un período de estableci-miento, para el español, de un modelo estandarizado en el queinfluye tanto la propia evolución de las estructuras lingüísticas,estabilizadas tras la expansión y el desarrollo literario de lossiglos anteriores, como la labor académica y la progresivacentralización de unas estructuras educativas que facilitaron elconocimiento de unos ciertos modelos normativos.

4.5.1. Algunos fenómenos y tendencias gramaticales

Se suele indicar que en la época moderna ya no existengrandes transformaciones estructurales, sobre todo si se hacereferencia a la lengua general o estándar, que encubre, como es

sabido, un conjunto de variantes de distinto tipo. Sí es posible

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Y198 MarícL Teresa Echenique y María José Martûæ7

obserwar, sin embargo, ciertos fenómenos de uso que alcanzan,en ocasiones, una notable extensión, independientemente desu aceptación normativa. Algunos de estos procesos no sonnuevos; pero es precisamente la existencia en la actualidad de

un marco teórico normativo la que hace que se destaquenaquellos usos que quedan fuera del modelo estándar recogidoen las gramáticas que describen la norma. Por otra parte, losmedios técnicos han hecho posible, ya en nuestro siglo, unestudio más detallado de la lengua hablada y de los elementosgramaticales que la caracterizan y que muchas veces no res-ponden a los modelos de lo que se podría denominar ugramá-

ticas de la lengua escritar.

En la morfosintaxis nominal, se ha destacado la ampliaciónde la norma castellana para la formación del plural, según lacual las palabras acabadas en consonante forman el pluralañadiendo -es, de manera que se hace habitual en estos casos laterminación en grupo consonántico al añadir el alomorfo -s.

Este uso afecta no sólo a anglicismos como clubs, complols o

boicots , a los que se achaca la extensión del procedimiento, sinotambién a latinismos como referéndums o déficits. En cuanto algénero, puede verse afectado por una confusión ç[ue, en princi-pio, no se refiere propiamente al sustantivo o al adjetivo, sinoa elementos adyacentes: porunproceso de reanálisis apartir de

la variante el del artículo indeterminado femenino, fijadofinalmente ante ó.-, se utilizan ante sustantivos femeninos las

formas un y este, ese, aquel en lugar de las correspondientesformas femeninas ante vocal (un aula, este aula). Por otraparte, se incrementa la distinción formal del femenino pormedio del morfo -a en los sustantivos referidos a profesiones en

las que anteriormente la presencia femenina era minoritaria(catedrática, médica , abogada, juela, arquitecta , etc. ). En gene-

ral, se trata de una adaptación de la forma al género cuando éste

tiene una motivación semántica, como sucedió, ya en latínvulgar, en casos como suegra (SOCRA < SÕCRUS fem.); poreste mismo procedimiento se ha generalizado, por ejemplo, el

sustantivo modisto, en el que el morfo masculino -o hace

Diacronía 1t gran'LítticcL histórica de la lengua española 199

referencia a un hombre que ejerce una profesión que antes se

consideraba predominantemente femenina (modista), frente a

otros trsos sin variación formal, como el artistalla artista.

El empleo de -ísinto para los adjetivos en grado superlativo,que conoce su Llso más generalizado en esta época, fue, enprincipio, un procedimiento culto, ya que la evolución patrimo-nial prefirió la construcción analítica corr rnuy; en la actuali-dad, además, conocen gran auge otros procedimientos, bienconocidos en la historia de la lengua, como las formas con elprefijo super- (superfó.cil, supergrande) o con otros elementosintensificadores del sentido superlativo (superpequeñísinrc,requetebuenaz,o).

El empleo no etimológico de los pronombres personales, es

decir, los fenómenos de leísmo, laísmo y loísmo, fue reguladopor la Academia en sucesivas ediciones. A partir, fundamental-mente, de su frecuencia en autores de la época clásica, lasprimeras ediciones de la Gramática académica, desde 1771,recomendaban los usos leístas y laístas. Posteriormente, apartir de la edición de 1796,la Academia volvió a las formasetimológicas, de manera que hoy sólo se considera aceptablenormativamente el leísmo de persona. Sin embargo, el leísmoreferido a cosas (Coge el libro y dé.jale sobre la mescL) y el laísmo(La dijo que no uiniera) son hoy habituales en algunas zonaspeninsulares (Castilla la Vieja, León, Madrid). El loísmo, sinembargo, es minoritario y se considera más marcado corrìovulgar. Otros usos pronominales van decayendo hasta casidesaparecer: se extiende, por ejemplo, el de que o el/la cualfrente a quierL relativo en la lengua hablada (Viajamos con tuamigo, que conocía mejor la carretera). Algo similar sucede concuyo -ya desaparecido de las estructuras interrogativas, don-de fue sustituido por ¿de quién... ?- que tiende a desaparecercomo relativo en la lengua hablada, sustituido por que (Lavecina que su casa está a la derecha). Sin embargo, a vecesaparece cuyo haciendo referencia a complementos con de queno tienen claramente un sentid o posesivo (Llamé a la casa cuyapuerta estaba abierta), por un procedimiento similar al que

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200 MarícL Teresct Eclrcnique y María José Martíne7,

produce casos como delant e mío en lugar de delant e de mí, muyfrecuentes en la lengua hablada.

Entre los procesos relacionados con el verbo, destaca elempleo del indicativo en lugar del subjuntivo en ciertas cons-trucciones que, en principio, parecen reclamarlo por su carác-ter hipotético, irreal (Sl lo sé, no te lo digo), o en lugar delimperativo (Vosotros no entrdis). En los tiempos, siguiendomodelos ya presentes desde la antigüedad, puede observarse elempleo del presente en lugar del futuro (Lo llevamos el lunesqueuiene oVolvetnos enseguida) y, también relacionado con elfuturo, la preferencia por la perífrasis lr a seguida de infinitivo(Mañana voy a ordenar estos papeles).

Algunos de estos usos, muy generales en la lengua habladae incluso en la escrita, han dado lugar a diversas opinionessobre su consideración normativa. Es el caso de construccionescoÍno voy a por, tradicionalmente considerado incorrecto fren-te avoy por, pero que ha sido defendido por algunos autores; ola concordancia del verbo haber en expresiones consideradasimpersonales y en las que, de esta manera, el objeto directo se

convierte en sujeto (habían coches).

4.5.2 C o ment ario mo rfo s int ó"c tic o d e un fr a gment o de Elsí de las niñas de Leandro FetníLndez de Moratín(1806) (edición de José Montero PadillcL, Madrid,Catedra, 1981)

Texto

La madre de doña Paquita dio en escribir cartas y más cartas,diciendo que tenía concertado su casamiento en Madrid con uncaballero rico, honrado, bienquisto, en sLlma, cabal y perfecto,que no había más que apetecer. Acosada la señorita con tales

propuestas, y angustiada, incesantemente, con los sermones de

aquella bendita monja, se vio en la necesidad de responder que

estaba pronta a todo lo que la mcLndasen... Pero no te puedoponderar cuánto lloró lapobrecita, qué afligida estuvo. Ni quería

Diacronía y gramática histórica de la lengtLa española 20r

comer, ni podía dormir. . . Y al mismo tiempo era preciso disinn-lar, para que su tía no sospechara la verdad del caso. . . Ello es quecuando, pasado el primer sLLSto, hubo lugar de discurrirescapatorias y arbitrios, no hallamos otro que el de avisar a tuamo, esperando que si era su cariño tan verdadero y de buena leycomo nos había ponderado, no consentiría que su pobre paquitapasara û manos de un desconocido, y se perdiesen para siempretantas caricias, tantas lágrimas y tantos suspiros estrellados enlas tapias del corraL þenas partió la carta a su destino, cata elcoche de colleras y el mayoral Gasparet con sus medias alules, yla madre y el nouio que vienen por ella; recogimos a toda prisanuestros meriñaques, se atan los cofres, nos despedimos deaquellas buenas mujeres, y en dos latigalos llegamos antes de ayera Alcalá. La detención ha sido para que la señorita visite a otra tíamonja que tiene aquí, tan arcugada y tan sorda como kt quedejamos alld,. Yalahavisto, y lahanbesado bastante unapor unatodas las religiosas, y creo que maäana temprano saldremos.

Comentario

El texto seleccionado pertenece a una obra teatral, El sí de lasniñas de Moratín, al momento en que uno de los personajesfemeninos, la criada Rita, narra una serie de acontecimientosa su interlocutor, Calamocha, en la octava escena del primeracto. Las características morfosintácticas del texto, de princi-pios del XIX, se corresponden prácticamente con las del espa-ñol actual. Comentaremos sólo algunos aspectos de interés.

En la morfología nominal, puede observarse lalexicalizaciónde una forma con diminutivo en el sustantivo seäorita, queadquiere valores semánticos nuevos respecto aseñorae inclusoal masculino correspondiente (señorito). por otra parte, seobser-va el uso apositivo del sustantivo en tíamonja. Meriñaque

-que hacía referencia tanto a un tipo de falda como a alhajasde poco valor- aparece con una variante en la vocal âtonainicial distinta a la que después se hizo más fre cuente (miriñaque) .

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Y202 María Teresa EcheniqtLe y María Josrl Martínez

En la colocación de los adjetivos calificativos respecto al

sustantivo, se encuentran usos antepuestos y pospuestos con el

valor que presentan en castellano desde la época medieval: laposposición como forma no marcada que aparece en las des-

cripciones, restringiendo y especificando las características del

sustantivo (un caballero rico, honrado, bienquisto, en srtma,

cabal y petfecto , cariño tan verdadero , medias azules), frente a laanteposición, que se relaciona con valores afectivos o enfáticos(bendita ntonja, buenas muieres). En cuanto al grado, hay unareiteración del adjetivo con valor superlativo: cart(ts y ntás

cartas, así como el valor ponderativo del adjetivo tan, tanto(s),tanta(s)(<TANTUS, -4, -UM) sin segundo término de compa-ración, segúrn un uso documentado desde el español medieval:tantas caricias, truttas lágrimas y tantos suspiros', sí aparece el

segundo elemento de la comparación (como < QU OMODO ) en

tan verdadero y de tøn buena ley como nos httbía ponderado ytan arcugada y tan sorda cornto la que deiamos allá; se sobreen-

tiende también una comparación de tipo ponderativo, sinaparición, en este caso, del primer elemento (tan) en un caba-

llero rico, honrcLdo... cabal y perJècto, que rlo había mds que

apetecer.Es interesante, dentro de los participios de pasado con

valor adjet ivo (acosada, angustiada, a-fligida, an'ugada) la formabienquisto. Quisto es el antiguo participio fuerte de querer

( < Q URE SITU M ), frente al débtl q uer i do . Enlalengua mo derna,

quisto sólo se conser-vó en construcciones con bien o ntal , peroanteriormente también se utilizó solo: no lu1 cosa tan quista/ contmo la humilldança en Sem Tob (citado por Corominas-Pascual). En aragonés se dio la forma con diptongo quiesto.

El carácter narrativo del texto hace que predomine el preté-rito indefinido alternando con el imperfecto de indicativo. Sinembargo, en algún caso, la viveza y la rapidez dela narraciónse logran con el uso del presente de indicativo $unto con laacumulación verbal) : Apenas partió la carta a su destino, cata el

coche de colleras y el ntayoral Gasparet con sus medias azules, y

la madre y el novio que vienen por ella; recogimos a toda prisanuestros tneriñaques, se at&rt los cofres, nos despedimos de

Diacronía y grarnritica históriccL de la lengua espcLñolct 203

aquellas buenas mujeres.... Cuando, hacia el final de la narra-ción, la referencia temporal pasa al presente inmediato, apare-ce el tiempo compllesto de perfecto y el presente de subjuntivoen la subordinada: La detención ha sido para que la señoritayisíte... . Puede observarse, además, el uso de la pasiva reflejasin agente, con un valor cercano al carácter impersonal: se atqnlos cofres. Por otra parte, se usa el verbo catar (<CApTARE) conel significado, hoy anticuado, de ,,verr.

Alternan en el texto, con el mismo valor, en Llna estructurasubordinada completiva, las dos formas de imperfecto destrbjuntivo fijadas en el español moderno:no consentiríaque supobre Paquita pasara a manos de un desconocido, y se perdie-seTLpara src|npre...

Los adverbios y preposiciones responden también al usomoderno, con algunas peculiaridades. Al comienzo del texto seutiliza la expresión dar en + infinitivo (La madre de doäaPaquita dio en escribir cartas y mós cartas) con el sentido de(ponerse a, o ,,darle (a alguien) por (algo),. La expres iónir por(algo) aparece en que yienen por ella, sin la preposición ¿¿ quehoy es habitual en la lengua hablada e incluso escrita, a pesarde no considerarse correcta. Por lo demás, enincesantemente seencuentra la habitual formación de un adverbio a partir deadjetivo por medio del sufijo 4nente que procede de la antiguaforma latina de ablativo.

La sintaxis del texto intenta reproducir la viveza de lanarración oral, incluso por medio de los puntos suspensivos,probablemente como remedo de lo que se ha denominado<sintaxis truncada, de la lengua oral, que, por otra parte, no seda realmente en el texto. Se observa que las oraciones aparecenencabezadas porelementos temporales o estrrrcturas de ablativoabsoluto, un procedimiento frecuente en la prosa narrativadesde la época medieval (se ha obser-vado, por ejemplo, en laprosa narrativa alfonsí) para lograr la trabazón o cohesióntextual: Acosada la señorita...., Y al mismo tiempo era preciso...,Ello es que cuando, pasado el primer susto..., þenas pasó lacarta a su destitto.. .. En la oración introducida por esta última

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204 María Teresa Echenique y McLría José Martíne1

subordinada, la acción se acelera por medio de estructurasyuxtapuestas y complementos dependientes del verbo en pre-

sente de indicativo cata -ya comentado más arriba- coordi-nados por medio de la conjunción copulativa (cata el coche. '. yel mayoral... y la madre y el novio; recogimos. '., se atan.. . , nos

despedimos... llegamos). Por 1o demás, y dentro de la explica-ción de las acciones y las razones de estas acciones, aparecen

subordinadas finales Qtara que su tía no sospechara'.., LcL

detención ha s ido p rtra que la s eñorit a.. . ) y completivas de obj eto

directo (responder que estaba prontcL...; creo que mañana tem-

prano saldremos), incluidas a veces en otras estrrrcturas subor-dinadas de tipo adverbial o condicional en las que se amplíanlos argumentos y motivos de la acción principal(esperando que

si era su cariño. . . no consentiría que su pobre Paquita . . .) .

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Rrrur, Joel (1999). 5. LÉxrco y LEXtcocRAFíA HtsróRtcAS

5.1. El cambio léxico

5. 1. l. Conceptos básicos

El léxico castellano, como el de todas las lenguas, estácompuesto por dos grupos de voces bien diferenciados:

a) El léxico nuclear: representado por el léxico patrimo-nial, heredado del latín y documentado (o, en sll caso, recons-truido) en las primeras etapas del español, caracterizado porhaber sufrido todos los procesos evolutivos de la lengua en losdiferentes niveles, que se ha ido incrementando por el léxicoforjado mediante procedimientos de formación de palabras(esto es, derivación mediante prefijos y sufijos, y composi-ción mediante la unión de palabras existentes en la lengua conanterioridad). Además, forma tarnbién parte del léxico nuclearel contingente voces procedentes del latín y transmitidas poìlvía oral, que no se ajustan a las evoluciones regulares esperables(cultismos de origen latino y semicultismos), así como lospréstamos tomados del latín por vía escrita (los llamadoslatinismos en sentido estricto). Dentro de este grupo se integra-rían los americanismos patrimoniales, entendidos comoaquellas voces castellanas que han desarrollado una acepcióno uso diferente en América.

b) Léxico incorporado: está constituido por el acer-vo devoces que la lengua ha ido tomando en préstamo, ya sea por víaoral o escrita, de las restantes lenguas (esto es, excluyendo ellatín) con las que ha entrado en contacto a lo largo del tiempo:vasquismos, aralrismos, occitanismos, galicisrnos,italianismos, anglicismos, etc. Estarían incluidos en este gru-po los americanismos incorporados, que son aquellas pala-

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208 Mcu'íct Teresa Eclænique y MarícL José Martûte1

bras que el español ha ido tomanclo de las diferentes lenguasamericanas e integrando en su léxico en mayor o menormedida, que unas veces han pasado a la lengua general mien-tras en otras tienen un uso geográfica o socialmente másrestringido. El léxico incorporado del castellano constituye, enrealidad, un reflejo de los contactos lingüísticos estables o

esporádicos que el castellano ha mantenido con otras lenguasa Io largo de su historia, bien por contigüidad o bien a distancia,y tanto por vía oral como por vía escrita. En el léxico incorpo-rado se incluyen, asimismo, los neologismos o voces de nuevocuño que la lengua ha ido asimilando a través de los siglos pornecesidades técnicas o de otra índole.

Al estudio del origen de las palabras se dedica la Etimología,que hoy ya no se ocupa tan sólo de la procedencia física de lasvoces, sino que se preocupa por su trayectoria; esta es Iarazónde que la etimología se haya converlido en muchas ocasionesen Historia de las palabras.

Como se ha dicho al hablar de la fonética y la fonologíaevolutivas, se denomina étimo a la forma originaria de la queprocede una palabra, çIue es también su etimología, y se

denomina cognados a las formas relacionadas etimológicamentey que, porlo tanto, proceden del mismo étimo, ya sea dentro de

un mismo sistema lingüístico (como es el caso de las vocescastellanas cd.tedray cadera, que remiten al étimo único latinoCATH pln¿, , o del castellano cadera y portugués cadeira, quese remontan al mismo étimo). Elétimo próximo hace referen-cia a la forma originaria inmediata del préstamo léxico que se

ha tomado directamente de otra lengua, con independencia deque en esa lengua sea, a su vez, préstamo tomado de otratercera. El étimo remoto es, así, 1a forma originaria de unavozque ha pasado sucesivamente por otra u otras lenguas antes de

llegar al castellano. Si tomamos el ejemplo de la palabracastellana bodega, veremos que tiene su étimo próximo en lavoz latina APOTHECA, que a su vez procede del griegoonoOrjrc¡ nalmacén de provisioneso, el cual constituye su étimoremoto.

Diacronía y granttítictL histórica de la lengua. españolct 209

Cuando un étimo no está documentado, sino que es produc-to de reconstrucción, se acompaña del asterisco correspon-diente; así pues, el uso del asterisco en Filología responde aldeseo de precisar que determinados étimos no se han encontra-do atestiguados en un corpus, sino que se remontan a loselementos que se deducen en la convergencia retrospectivautilizando reglas lingüísticas. De hecho, la anteposición de unasterisco indica la reconstrucción de aquello cuya existencia se

postula como necesaria para una etapa previa o posible; condos asteriscos se reconstruye una protoforma que habría podi-do llegar a existir si se hubieran dado circunstancias que no se

dieron, es decir, algo que no llegó a existir o de cuya existenciano tenemos constancia: sería algo así como un Llso corrector dela historia lingüística. En cualquier caso, es necesario precisarque la reconstrucción léxica busca tanto la congruencia de laevolución formal como la compatibilidad semántica, o,lo quees Io mismo, el objetivo de la reconstrrrcción es establecer larelación formal y semántica entre dos extremos, de los cualesuno se da como precedente (y constituye el étimo) y el otrocomo derivado.

Un mismo étimo ha podido dar lugar a dos voces castellanasdistintas; se habla entonces de doblete léxico y, por lo general,una de las voces suele serpatrimonial, en tanto que la otra es uncultismo, como sucede con el doblete íntegro-entero (cuyoétimo común es INTÉ,GRU), aunque no siempre (como es el

caso de limpio y lindo que probablemente remontan al mismoétimo LIMPÍDU), cada una de las cuales puede originar sus

propios derivados. Nos encontramos entonces ante una fami-lia léxica, denominada así porque las palabras que la compo-nen están emparentadas por remitir originariamente al mismoétimo o a étimos a slr vez relacionados. Así, íntegro - integrar -integración - integridad -íntegramente - integrismo - integrista

- reintegrar - reintegro forma familia léxica con la serie formadapor entero - entereza- enteramente- enterar- entregar; o la serieformada p or símil- similar - similaridad- asimilar- asimilación

- disimilitud - semejar - asemejar - semeiante - semblar -

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210 Mct.ríct Teresa EclæniqtLe y Nlcu'ía José Martûre7

semblarlte - simular - simulaciótt - disimulo - disimular- cons-tituye una familia léxica, al igual que lo es la integrada por voces

corno noclte - anochecer - nocherniego - trasnochar - trasnocha-do - noclurno - nocturnal- noctuntidad- noctámbulo - pernoc-tar. F,s muy importante tener en cuenta la noción de familialéxica, pues constituye criterio primordial de ordenación de laspalabras en los diccionarios etimológicos, como es el caso delDiccionario Crítico Etimológico Castellano e HispíLnico de J.

Corominas y J. A. Pascual, pilar fundamental en el estudiohistórico del léxico castellano en su totalidad, tanto en suconsideración interna como en slls relaciones con el léxico de

las demás lenguas hispánicas (sean éstas o no romátlicas). Larazónde su aplicación metodológica reside en el hecho de que

el criterio de familia léxica permite rcscatar el nexo etimológicoentre series que han seguido cantinos er¡olutivos diferentes oentre r¡oces que se han ido incorporando a la lengua en momen-tos históricos diversos.

5. 1. 2. CcLntbios espord"dicos

A lo largo de su trayectoria histórica, las palabras puedensufrir modificaciones de diverso orden, la mayoría de las cualestiene en su base un proceso general de analogía. Existe ciertaconfusión en el empleo de la terminología que afecta a estacuestión, dadas las diversas manifestaciones qr-le en el léxicopueden tener un origen analógico, pero pueden quedar resumi-das y concretadas en otros conceptos rrás específicos como losque seleccionamos a continuación:

a) extensión analógica: es el proceso mediante el cualdeterminados modelos flexivos influyen sobre otros menosregulares en la lengua: si el castellano firme dio lugar en elpasado alavozfirnto, -a (luego desechada por la lengua), ellose debió a que firme sufrió la influencia de la serie regular deadjetivos españoles caracterizados por la variación flexiva deasignar al masculino Llna --o,y al femenino Lrna --¿¿. De hecho, es

Diacron ía y gramtiticn históricct de la lengtta españolu 2tt

1o que sucedió en el paso del latín al castellano cuando palabrasde la 5^ declinación latina pasaron en bloque a la primera (DIES> DIA, de donde castellano día,y un largo etcétera), o cuandolas voces de la 4'declinación latina pasaron ala2"',

b) regresión: consiste en la restitución de una palabra a unasuplresta base léxica que nunca existió. Así, las palabras caste-llanas buhón o tizón se interpretaron como aumentativos debítho y ti7o, respeclivamente, que pasaron a incrementar elpatrimonio léxico castellano, con más fortuna en el primer casoque en el segundo;

c) cruce de palabras: implica compromiso formal entre dosformas con igual o parecido significado y percibidas en compe-tencia recíproca; así, el castellano cotnençar (<latín CUMINITIARE) sufrió en época antigua el influjo delavozempeçcLr,lo que condujo a la creación de la voz documentada en castella-no medieval compeçar, luego desaparecida. Ei cruce de pala-bras puede ser también el resultado de múltiples variantes,como sucede en el caso de las variantes a las que dio lugar ellatín CICONIA (cegoña, ceguña, cegoina), que desembocaronfinalmente en la voz consolidada como cigùena;

d) contaminación: es un crLlce de palabras que resulta de lainteracción de formas relacionadas semánticamente, sin queello dé lugar a una solución híbrida. Sería el caso del castellanoestrella, que resulta de la contaminación del latín STELLA conel también latín ASTRUM, sin que tal resultado sea realmenteun híbrido de ambas voces;

e) hipercorrección: es el resultado de restituir un modelopretendidamente correcto, pero falso en realidad, a Ltna voz.Así, el castellano calma, procedente del griego rú,û¡rcr, suponela actuaciónsobrecauma deun influjo hipercorrecto: dado quemuchas voces convertían el segmento fónico [al] en [au], comoen SALTU > sauto > souto > soto, se piensa que también en ese

caso la voz poseía originariamente el mismo segmento y se

restituye erróneamente la forma calnta, que ha terminado porimponerse;

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Y212 Maríct Teresa Eclæniqtre y María José Martûte7

f) nivelación: hace referencia al cambio que provoca laeliminación de alternancias morfológicas: el latín femeninoSÕCRUS pasó a suegra y no a suegro', y, al mismo Liempo,produjo la nivelación del diptongo ennuera (<latín NURUS),que no tiene justificación etimológica. El castellano antiguotenía formas femeninas sin morfema final femenino en --ú¿, qlleterminaron por adquirirla (bien definitivamente: la serior > las eliora, la infant e > la infant a, bien transitoriamente : el femeni-no de cisne pasó a ser cisna, y el de tigre> tigra);

g) polarización léxica: ftie definida por Malkiel como lainfluencia formal ejercida por una palabra sobre su antónimoo correlato semántico y es una manifestación de la analogíaejercida entre elementos léxicos que están relacionados porrazones semánticas. Un ejemplo sería el ya comentado influjode suegra sobre nLlera, o la influencia de los derivados de latínDEXTER -SINISTER, que terminaron dando diestro y sinies-tro;

h) reanálisis: un parecido meramente casual en 1as palabraspuede provocar el reanálisis. Es lo que sucedió ert escuchar,procedente del antiguo ascuchctr y éste a su vez del latínA(U)SCULTÃRE; 1a conftisión procede seguramente por lainfluencia del prefijo es- (<latín EX) incorrectamente restilui-do, comienzo de gran frecuencia en el léxico español. Lo mismosucedió en la lengua antigua con la vozescuro (procedente dellatín OBSCURU), si bien en este caso la lengua general restitu-yó la forma más próxima a su etimología, esto es, oscLLro',

i) etimología popular: es el fenómeno que induce al hablan-te a enlazar consciente o inconscientemente una forma deter-minada con otra, basándose en alguna semejanza formal, sinque entre ambas medie relación etimológica alguna, de formatal que los términos sometidos a esta abstracción terminan poraproximarse en el plano semántico y no sólo en el formal. Elárbol denominado queiigo, que está en la base de la formacióndel topónimo originario Navalqueiigo fue sustituido en lamente de los hablantes por el rumor parecido al lamentoprocedente de sus hojas, lo que, unido a la escasez de dicho

DiacronícL y gramlitica histórica de la lengua espnñoln 213

árbol o al desconocimiento de su norrrbre, terminó transfor-mando el topónimo en Navalquejido;

j) homonimia: coincidencia formal a la que llegan dosvocablos procedentes de étimos distintos como consecuenciade su evolución fonética. El latín OLEU dio como resultado elcastellano antiguo [óJo], que confluyó históricamente con elresultado fonético de latín OCÚ¡U oojo,, razón que debió serdeterminante para su sustitución por el arabismo aceite.

5.2. Léxico castellano medieval prealfonsí

El léxico castellano prealfonsí que nos ha llegado por lostextos conser-vados ofrece una riqueza notable de léxico patri-monial, así como de léxico forjado por procedimientosderivativos, si bien las posibilidades de la lengua están en unafase de experimentación, en la que no hay aún selección establede los nuevos signos. Así, resulta llamativo que en un textocomo La Fazienda de Ultramar convivan tres formas diferentespara el derivado de uiejo, a saber, veiez, yegeza y vegedat,convivencia a la que no es ajena el contacto entre sistemaslingtiísticos diferentes.

Hay también documentadas voces de origen prerromano(artiga , barraca , banranco , manteca, páranto , pel'ro , galó"pago) ,

así como vasquismos (aquelarre, boina, iTquierdo, órdago, 7a-m arr a), germ anism o s (aga s aj ar, alb er gu e, e s p uel a, e s q uil ar, guar -ditin) y numerosos arabismos (adalid, alcalde, arrabal, almíbar,azafrán).

En general se puede afirmar que la lengua medieval habíaido ensayando los principales procedimientos de derivación yformación de palabras, y que, asLrvez, se fue enriqueciendo conla entrada abundante de occitanismos y galicismos (ambos seentremezclan en voces como baxel, saluaje, homenaje, doncel,linaje), primero, y de italianismos (bonanla, belleza, escaramLt-za, soneto), después.

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Y214 lVlaría Teresa EcheniqtLe y María José Martíne7,

No hay en la Edad Media obras de recopilación de léxicocastellano, ya que la lexicografía románica no surge sino afinales del siglo XV. El léxico castellano prirnitivo está siendopreparado para su publicación corìo obra elaborada por RafaelLapesa a lo largo de su extensa vida académica con el títuloGlosario de yoces íbero-rontánicas, lo que da idea de su conte-nido, al tiempo que constituye la muestra más completa delléxico originario del castellano, que ha sido utilizada comobase en la labor de preparación del Diccionario histórico de lct

lengucL española de la Real Academia, a lo que hay que surnar laexistencia de diccionarios del español antiguo, entre los quecabe desta car elDiccionario del español medievalpreparado porB. Muller.

Hay que subrayar que, en los primeros textos castellanos, seobserva la inserción de gran número de voces cultas pertene-cientes al ámbito religioso y al jurídico, fuentes ambas de granimportancia en la incorporación de nuevo léxico a la lenguacastellana.

5.2.1. Comentario léxico de un fragmento del Fuero deMadrid. Fines del siglo XII, manuscrito de 1202, ed.de A. Millares Carlo, Madrid, 1963 (con estudiolinguístico de Rafael Lapesa)

Texto

De cedrero. Todo cedrero quod uenerit a Madrid caualero zinconzeio cantare z el conzeio fore antenido per dare illi dadc, nondonent illi mas de III morabetinos z medio; z si per maisapretaren los fìadores , cadat illis in periurio. Et si alguno hominedel conzeio dixerit: "mais le dentosr, pectet II morabetinos a los

fiadores.

Diacronía y p,rantóLica hislórica de Lu lenguu españolct 215

Cornentario

Conzeio (concejo) es voz patrimonial vigente en el usohablado de la lengua en la Edad Media, sustituido después enla lengua general por(ayuntamiento>. Sin embargo, su análisisa través del derivado corLcejal, con el que forma familia léxica,permite rescatar sin gran dificultad elétino latino CONC ILÍUy el nexo etimológico entre ambas palabras.

Dado uretribución> es ur-r ejemplo de arnpliación léxicacastellana mediantc el empleo dc participios como sustanlivos.

Pectet [péôe] (pague), forma perteneciente al paradigmadel verbo pechar (pagar), procedente del latín PACTARE, noshabla del intento de latinización al que ha sometido a estaforma ya romance el amanllense, que no ha acertado en laatribución originaria correcta del étimo; el empleo de la prime-ra vocal en la formapecte, denuncia que ya había tenido lugaren la evolución fonética del vocablo la vocalización de la l-I<l

implosirza (PACTE > páile), seguida de Ia monoptongacióncompleta del diptongo resultante lá^il en [é] y la consiguientepalataliz.ación de la [-t] en contacto con la yod deì diptongo en

tô1.

La forma ntorabetinos, usual a lo largo de todo el texto, es

muestra de un derivado castellano a partir de la base léxica deorigen árabe ntorabito, que hace referencia a su acuñacióncomo moneda por la comunidad árabe.

Se puede obser-var muy claramente, por otro lado, la produc-tividad que en castellano medieval tiene el sufijo --¿ro en loscasos de los derivados c etrero y caucLlero ucaballero r. En el casode cetrero, se trata de una palabra que resulta opaca al hablantecastellano actual, por la sencilla razôn de que la base cedra noestá hoy disponible en el léxico de la lengua, lo que permiteanalizar formalmente la voz como uno de los abundantesderivados en -4ro del castellano, sin que suceda lo mismo consu significado; al igual qr-re ha ocurrido en otros muchos casos,el uso castellano decidió cambiar el significante cedra por el

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2r6 María Teresa EcheniqtLe y María José Martíne7,

cultismo cítara, base a la que ya no ha sido posible aplicar laderivación err 4ro, pues, a pesar de la gran productividad que

este sufijo tiene en el español de todas las épocas, conoce

límites aún no bien determinados. Por lo que se refiere a

caualero, cuya remisiónacabal/o resulta clara incluso hoy, es

voz que sin embargo ha llegado hasta nuestros días con reso-nancias muy lejanas de su vinculación semánticaacaballo porhaber adquirido a lo largo de los siglos otros significados(nvarón, especialmente adulto, .,señor,r, nmiembro de unaorden militar o civilr, etc.); en el texto vemos que la asociacióncon la palabra bâsicacaualo, cauallo es aún cercana, pues hacereferencia a la prestancia característica del juglar que llega a lavilla montado a caballo; de este modo, si bien caualero consti-tuye un lexema independiente de la base de la que procede, su

asociación a cauallo es muy clara como consecuencia delcarâcter próximo que tiene como derivado suyo.

5.3. Creación y ampliación léxicas del castellano entiempo de Alfonso X

El principal problema del vocabulario en época alfonsíconsistía en la necesidad de hallar expresión romance paraconceptos científicos o pertenecientes al pasado histórico, que

hasta entonces sólo habían aparecido en lenguas más elabora-das, como el latín o el árabe. En sus obras astronómicas yastrológicas, Alfonso X y sus colaboradores usan numerosostecnicismos árabes, muchos de los cuales han perdurado (cifra,

cero, álgebra, algoritmo, etc.), pero siempre que pueden utilizanlas disponibilidades del castellano y las incrementan forjandoderivados sobre la base de palabras ya existentes, como ladezauanchuran, longueza "longitudr, asmanza oopinión, creencia",eñader uañadirn. El ritmo binario que caracteriza a la prosa de

los textos literarios de Alfonso X se concreta, en lo referente al

vocabulario, en la suma de parejas léxicas $turas y pleitos,la mibuena fama y el mi buen prez, etc.), lo que representa unesfuerzo de búsqueda de sinónimos y de acuñación de vocabu-

Diacronía y gramíLticn histórica de la lengua española 217

lario castellano. Es frecuente la cita del vocablo griego o latinoacompañándolo al principio de su definición castellana, paradespués poder emplearlo como término ya conocido ("dizen enlatín tribus por linager>, <tirano tanto quiere dezir como señorcruel...r), cosa que ha sido señalada por Roudil al hablar deAlfonso X como redactor de definiciones lexicográficas. Lostecnicismos ineludibles, como septentrión, horizón ohorizon-Ierr, equinoctial, necesarios en los tratados de astronomía, seincorporan decididamente al castellano, ylo mismo sucede convoces latinas de fácil comprensi ón humido u húmedo, , diyersi-fìcar. Puede hablarse, en general, de un gran desarrollo de losprocedimientos de derivación y composición léxicas(debuxaduras , sepultura, etc.). La progresiva preferencia por elempleo de términos de origen latino, por otra parte, abre laspuertas al latinismo que será nota dominante en la lenguaescrita en siglos posteriores. Además, a diferencia de lo quesucede en la morfología, en el léxico es Êrecuente encontraroccitanismos, catalanismos, voces leonesas o aragonesas,orientalismos en general, sin que haya en el léxico preferenciatan marcada por lo occidental como en la morfología. Utilizan-do los términos de Bossong se puede decir que se trata delproceso de intelectualizaciónde una lengua aún poco desarro-llada, proceso paralelo al de la progresiva complejidad deldominio sintáctico.

5.3.1. Comentario léxico de unfragmento delaF,storia deEspaña (Primera Crónica General, ed. de RamónMenéndez Pidal, Madrid, I 978, 3" reimpresión)

Texto

De cuemo fuxo Eneas d'Affrica e dexo la reyna Dido.

Much era bien andant Eneas en Affrica con Ia reyna Dido:primeramientre que auie a ella por muger, que era muy fermosae muy sesuda ; demas que auie el sennorio de Carthago e de todaquella tierra, e fazien todos quant el mandaua, e otrossi muy

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218 Mctría Teresa EclrcniqtLe y MctrícL Josrl McLrtíne7, Diacronía y grantiíticct hi.stórica de la Lengua española 219

'fuesse; e otrossi que non podrie yr a ninguna parte o fallasse talcibdat conlo aquella ni lazella de nueuo, ni mugier que tantolamas cotl'Lo ellal amaua ni que tantas onras lefiziesse ni que tantoouiesse fecho por el. E dentas que bien sctbie las yuras e el pleytoque ouiera con ella quando ccrsaran que nunTqLra la dexcts. Maspor todas estas razones, ni por otras ntuchas quel dixo, ni pot'muchas lagrintas que echo antel, ni por grand duelo qtte fi7o, nolpudo desuiar ques non fuesse; pero prometiendol todauict que se

tornarie a ella. E ella, creyendo que serie assi, conot'los ya quanto,e guisol muy bien, y enuiol much onradamient, ca dotra guisnnon se pudiera yr de la tierra dAffrica sino con plazer della, ca ercL

sennora de Carthago e de toda la otra tierra en derredor. Eneas,despues que se espidio de su mugie6 non quiso luego entrar entrlar, mas andudo una pieça por la tierca por que los omnesbuenos e onrados se pudiessen espedir del antes que sefuesse, e

otrossi por que pudiesse catar puerto por o se fuesse mas ayna aItalia.

De la carta que enuio la reyna Dido a Eneas

La reyna Dido, quando sopo que Eneas tontaua aquellacarrera tan luenga, semeiol que no tenie en coraçon de nurnquatornar a ella; por endllorando efaziendo grand duelo e seyendo lamas cuytada que seer podrie, enuiol su carta fecha en estamatLera, e dizie assi depues de las saludes:

uEneas, mio marido: la razon quet yo enuio dezir es tal cuemoel canto del cigrLo, que se tiende sobre Iayerba rociada e comienzade cantar un canto cuemo dolorido ala sazón que a de morir. Perolas razones quet enuio dezir yo el,L esta carta no lo fago por queentiendo quet mouras niquetufaras mioruego ninlas cosas quetenuio dezir, ca non quiso Dios que yo en tal punto mayuntassecontigo. Mas pues que yo perdi en ti la mi buerLa fama y el mi buenprez que yo nærecia auer segund los mios fechos, e perdi otrossiel cuerpo e la mi castidat que yo auia tan a coraçon de guardar e

la guardaua quanto mas podia, por muj mas ligera cosa tengo deperder las mis palabras en ti. Eneas, yo se que as puesto dirte etttodas guisas e numqua tornar aca; ¿puemo pued esta cosa seer

auie uisto la de Troya. Ond cLcaecio ctssi, que la reyna sLL muger

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__-.alr

220 Mctríct Teresa Eclænique y María José Mnrtíne7

que tu te uayas e dexes a Dido mezquinay en duelo y en cuidadopor siempre? >

Comentario

El ritmo binario al que se ha aludido antes queda bienpatente en las parejas léxicas que encontramos en el texto:nmuy fermosa e muy sesudar, "Rico e abondador, ulas yuras etelpleytor, ulos otnnes buenos e orlrados>, nlantibuenafamay elmi buen prez>, oel cuerpo e la mi castidatr.

El léxico patrimonial está representado por voces comoreyna (<latín REGINA), cibdat (<latín CIVITÃTE ), poblar(<latín POPULÃRþ), can'era (<latín CARRARIA) (que en el

futuro ser-virá de modelo a otros derivados romar-Lces en -errt"),

conseio (<lat. CONSILIU), pleyto (lat. PLACItU), duelo (Iat.DOLU ), razon (<lat. RATIONE ), sazon (<lat. SATI ONE),

yerua (procedente del latín HÈ,RBA), fecho (<lat, FACTU);sustantivos posverbales (como onra) ; sustantivos procedentesde la ampliación de los márgenes del infinitivo (como pesar<latín PENSARE, pLacer <lat. PLACERP), o procedentes delparticipio (como cuytada, procedente del latín COGITATA oquizâdirectamente del participio románico de cuytar, cuidar).

El latinismo está en el fondo de la castellanización de

vocablos como saludes, que hoy no tendríamos inconvenienteen latinizar totalmente bajo la forma <salutacionesr, así comoeî y uras < juraments5 r, y formalmente en oration

" oración u . El

cultismo se muestra también en el nexo maguer, cuyo origen se

remonta al griego parcdp Le , que llegará hasta el español preclásicopara desaparecer después. También es culta Iavozcigno, que,

a través del latín CYCNU, latín vulgar CICINU, procede delgriego y será después sustituida por el occitanismo cisne.

La derivación oÊrece ya sus manifestaciones romances: allado de formas que seguramente tienen su origen en el propiolatín, como es el caso de comenzar (<lat. CUM INITIARE,protorromance'I-COMINITIARE) o que no se han consolidado

Diacronía y gramiitica histórica de la lengua espctñola 221

aúrn en su forma derivada ftitura, como espedir (<lat. EXPETERE ndespues que se espidio de su mugierr, ns¿ pudiessenespedir delr), encontramos ya otras romances como encobrirnencubrir,r, sesLrda (formada a partir de seso <lat. SENSU),s ennorio, andança, uicio s o, p o dero s o, debuxaduras, fazienda,derredor (compuesto por de + redor (<lat. RETRO; "e de todalaotra tierra en derredor" ) olaserie de adverbios ya lexicalizadosen -nlente representados en el texto por primeramientre,sennaladamientre,ricatnientre. Todo ello es muestra del esfuer-zo de Alfonso X por ampliar el léxico castellano a base de raícespatrimoniales. Por su parte, el adverbio apostremas, derivadode postrento, es vozusada ampliamente en castellano medievaly clásico, en el que se observa la lexicalización de la preposicióna, así como la l-slfinal tan característica de formas adverbialesen la lengua antigua (que ha llegado hasta nosotros en algúnvocablo como Quizás, donde su presencia es potestativa).

Hay algún arcaísmo como ayna ,,de prisa, fácilmente), quese remonta al latín vulgar AGINA nactividad), (prisa).

Otras veces el arcaísmo radica en que se mantiene el valorsemántico antiguo, como sucede con la voz de origen á.;tat:,e

mezeuina " desgraciada, , si bien el valor originario más antiguo

era el de npobrer, nindigente>, que pronto pasó a significaro desgraciado, , u infel iz, , y apartir del español clásico adquiriráel valor actual. También el vocablo uicioso (regalado, mimado,está empleado en su acepción traslaticia medieval; derivado devicio, aún no ha llegado a alcanzar el matiz de ,,lozanía,fecundidad, çlue tendrá después en diferente grado.

Hay germanismos corno guisa, muestra de cuya integraciónen la lengua antigua es el hecho de que esté en la base del verboguisar, de uso habitual y polivalente en castellano medieval.

Digamos, en fin, que el texto es ejemplo de la capacidad quela lengua ha adquirido en el léxico para recrear todos los nivelesy matices, desde lo más próximos y concretos hasta los abstrac-tos y especulativos.

Page 111: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

___-v

222 María Teresa EcheniqtLe y Maríct Jr:sé Martír'te7.

5.4. Léxico y lexicografía del español preclásico yclásico

Nebrija no es sólo el autor de la primera gramática de unalengua romance, sino, lo que es tan importante o incluso más

que lo anterior, es el autor del primer diccionario de una lenguaromance. Su Vo cab ulario esp aíiol-latitto (Salamanc a, I 49 5?),

diccionario de carácter humanístico dirigido al aprendizaje del

latín, en que cada entrada (palabra castellana) va acompañada de

su equivalencia latina, constituyó durante largo tiempo el modelopara los diccionarios de otras lenguas romances como el catalán

ò el fìancés, hasta que la lexicografia europea se independizó de

su fuente originaria y fue creando sus propias obras.

Nuestra lengua es también la primera de las europeas en darlugar a un diccionario rnonolingüe extenso, a saber, el Tesoro

de la lengua castellancL o española de Sebastián de Covarrubias(Madrid, 16Il), iniciado por su autor con Ia intención de

elaborar un diccionario etimológico y caracteri'zado por uncierto personalismo revestido de erudición. El resultado es una

obra que constituye una valiosa fuente de información enciclo-pédica, aunque desde una perspectiva técnica su diccionariosea menos riguroso que el de Nebrija.

La lengua continúa incrementando, en época clásica, su

léxico a base de los recursos propios, como sufijos y prefijos ya

existentes, al tiempo que la composición nominal tiene su

máximo exponente en la lengua barroca, principalmente a

partir de la aposición de sustantivos, pues también la creaciónliteraria se convierte en fuente de creación léxica. La influencialatina tiene su manifestación propia en la lengua literaria con

el cultismo semántico, que presta a las palabras ya incorpora-das al idioma acepciones que tenían en latín, pero no en

castellano. A la incorporación de nuevos galicismos e

italianismos hay que sumar aparlir de ahoralos americanismos,que constituirán el origen ininterrumpido de voces nuevas,

.ir-rur, y enriquecidas semánticamente, otras, del léxico español'

Diacronía y grarnlttica histórica de la lengtLa espcuiokt 223

En este somero repaso cabe destacar, por úrltimo, la apari-ción de estudios sobre la lengua, en los que, junto a problemasde orden gramatical o histórico, asoman los primeros intentosde asignación originaria o de diatopía de vocablos españoles.Sin lugar a dudas, el Dió,logo delalengua (1535) de Juan deValdés constituye una valiosa muestra de reflexión sobre lalengua castellana, así como un testimonio excepcional de lapreocupación lingüística emanada de un gran observador de lalengua y sll uso.

5.4.1. Comentario léxico de unfragmento delDiâIogo dela lengua de luan de Valdés (1535, ed. de Juan M.Lope Blanch, CcLstalia, Madrid, j969)

Texto

MARCIO. ¿Qual tenéis por me|or, dezir tírvol o árvor?VALDES. Aunque ó-rvor es mãs latino, tengo por mejor rlezir

rirvol.MARCIO. ¿Y qutil os contentcL más, llanto o planto?VALDÉ}. Por mejor tengo dez.ir planto.MARCIO. Y entre salir y sallir ¿hazéis alguna diferencia?

nto pero tengo por mejorde elo ue salle, que no kt quesa ié.n resollar que resolgar.Esta yariación de letras en los yocablos creo sea nacida mdspresto por inaduertencia de los que hablan y escriven, variandoquando una letra o quando otra, que no por industria.

MARCIO. Verdaderamente creo sea assí. pero vecLmos ¿quáltenéis por mejor, dezir levar o llevar?

VALDES. Yo por meior tengo dezir lleyar, aunque no fuessesino porque \evar también significa levantar.

Comentario

Si bien esta obra de Juan de Valdés es una muestra excepcio-nal del estado de la lengua castellana en el siglo XVI, no deja de

Page 112: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

224 María Teresa Echenique y María José Martíne7,

ser conocida cierta inconsecuencia que hay entre las propues-

tas de corrección que el personaje Valdés hace en la obra y larealidad recogida en el libro. En realidad, el valor de la obrareside en el hecho de constituir en sí misma una muestra de

reflexión sobre el uso lingüístico, género que representa el

comienzo de una larga serie de textos similares a lo largo de los

siglos siguientes.

Hay, así, muestra de la conciencia del influjo del latín como

modelo culto para la lengua castellana. A pesar de ello, Valdés

se decanta por el empleo de la forma ya románica árvol, que

ambos casos), Valdés se decanta por la forma más próxima al

Iatín, quizâ,si bien esto no se especifica en el texto, por un ciertotinte vulgar que reviste allanto en ese momento histórico'

La homonimia a la que ha dado lugar la evolución de los

verbos latinos SALIRE y SALLARE en determinadas formas de

su paradigma es motivo de que Valdés prefiera salle lsâJef,pronunciada con palatal, a la forma [sále], con el fin de atribuircorrectamente ambos significantes a sus correspondientesparadigmas. El mismo criterio defiende Valdés en el caso de

levaryllevar, si bien con mejor forluna que en el caso anterior,si contemplamos los hechos desde la perspectiva que hoy nos

ofrece Ia evolución histórica de la lengua.

La obserwación que por nuestra parte podemos añadir,desde la contemplación actual del estudioso de la historia de la

tenido continuidad en la lengua general.

Diacronía y gramó"tica histórica de la lengua espctñolct 225

5.5. Léxico y lexicografia del español moderno

El léxico del español se ha ido incrementando notablementeen época moderna con la entrada de voces cultas de origenlatino o griego, así como de neologismos y voces especializa-das; a todo ello hay que añadir que el español en América,prolongación de la lengua castellana en el continente america-no, que ha llegado a multiplicar el número de hablantes de laPenínsula y Canarias, ha ido suministrando a la lengua general,además de a las diferentes zonas americanas, voces que se hanido integrando en la obra lexicográfica de referencia para loshablantes de la lengua, esto es, el Diccionario de la RealAcademia Española. Por otra par1e, al galicismo dominante enlos siglos XVIII y XIX vino a sustituir el anglicismo omnipre-sente en todas lenguas. Todo ello ha tenido buen reflejo en lasobras lexicográficas que tienen como referencia al español,cuya tipología presenta hoy toda la variedad posible que esdado imaginar.

La lexicografía moderna conoce en el siglo XVIII una obraexcepcional entre los diccionarios de este momento. Se tratadel Diccionario de Autoridades, prirnera obra de la reciéninstituida Real Academia Española, al que después la propiaAcademia irá despojando de las citas de oautoridades" en lassucesivas ediciones, primando la facilidad de su uso con men-gua del valor documental del diccionario; constituye, por otraparle, en opinión de Manuel Seco, la base de la prácticatotalidad de los diccionarios dedicados al español, sea elloreconocido o no.

También en el XVIII proliferarán los diccionarios bilingùes,multilingües y políglotas, como muestras del espíritu ilustradodominante en este siglo, en los que el latín contaba como unalengua más en las equivalencias. Sir-va como muestra,el Diccio-nario Trilingùe del Castellano, Bascuencey Latín (San Sebastián,1745) de Manuel de Larramendi. No puede omitirse, tambiéndentro del siglo XVIII, la mención al Diccionario castellano conlas voÇes de ciencias y artes y sus corcespondientes en las tres

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226 María Teresa EclæniqtLe ), Mctría José Martûte7

lenguas Francesa, Latina e Italiana de E,steban de Terreros yPando, cuyos tres primeros tomos contienen equivalencias enlatín, lrancés e italiano, siendo cuatrilingüe español-italiano-francés-latín el cuarto (Madrid, 1786-93), que incrementa no-tablemente el caudal léxico respecto al diccionario académico.También hay que hacer mención delVocabulario de las Voces

Provinciales de América usadas en el Diccionario Geogrdfico-Histórico de ella; y de los nombres propios de plantas, aves yanimales de Antonio de Alcedo (Madrid, 1786-87), anticipo dela lexicografia dedicada al español americano.

En el siglo XIX cabe destacar elDiccionarlo de Vicente Salvá( 1846), El Diccionario nacional o gran diccionario cló.sico de lalengua española de Ramón Joaquín Domínguez, así como elmonumental, si bien inacabado en su mom ento, DiccioncLrir¡ de

construccióny régimen del español del colombiano Rufino José

Cuerwo, rara avis de diccionario histórico dedicado a la sintaxis,cuya trascendencia se ve incrementada por la numerosaejemplificación que ofrece del período clásico del español.

En el siglo XX tienen lugar propio el Diccionario de uso delespañol (Madrid, 1966-67) de María Moliner, así como el másreciente Diccionario del español actual (Madrid, 1999) coordi-nado por Manuel Seco.

Por lo que se refiere a la lexicografía histórica de este siglo,además del inconcluso Diccionario histórico de la Real Acade-mia Española ya mencionado, así como los también académi-cos C O RD E (C orp us diacr ónic o del e s p añol) y C RE A (C o rp u s delespañol actual), sin duda la obra personal más relevante delsiglo XX en la lexicografía histórica dedicada al español es elDiccionario Crítico Etimológico de la Lengua Castellana (1954)de Joan Corominas, reelaborado después con la colaboraciónde José Antonio Pascual y reeditado con el título más ajustadoa la realida d Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispd,-nico (Madrid, 1980-1981), instrumento de trabajo indispensa-ble para el estudioso de la historia de la lengua c¿.stellana. Paraei trabajo lexicográfico tiene capital impor-tancia la publica-

Diacronía y grantática histórico de la lengua españctla 227

ción por la Real Academia española del Nuevo Tesorolexicográl'ico de la Lengua Española.

Por otra parte, merece rnención especial 1a obra erlprendidapor Günther Haensch y Reinhold O. Werner en la planificacióny superwisión del Nuevo Diccionario de Americanisntos, que haconocido la publicació n del N uev o Diccionario de Argentinis nto s(1993), Nuevo Diccionario d.e Colontbianisntos (1993) y NuevoDiccionario de Uruguayismos (1993), seguidos del Diccionariodel español de Argentina (2000), el Diccionario del español deCuba (2000)y elDiccionario del espaíiol de Bolivia (2005), al queen breve se sumarán el Diccionario del esparíol de Ecuador y elDiccionario del espaíiol de Perú. Paralelamente a estos dicciona-rios, elaborados con un criterio contrastivo, vamos sabiendomás de Lrna magna obra que lleva ya tiempo en preparación, elDicciorLario del Español de México, de Luis Fernando Lara,diseñado mediante la aplicación del método integral al españolamericano. Junto a é1, los diferentes Atlas lingüísticos delespañol (tanto el Atlas Lingùístico de la Península lbérica,proyectado y emprendido en el Centro de Estudios Históricomadrileño, como los diferentes Atlas regionales de los que luepionero el Atlas Lirtgùístico y Etnográfico de Andalucía dirigidoy llevado a la práctica por Manuel Alvar), son muestra de otratécnica filológica destinada a conocer in situ la realidad léxicade la lengua, en un terreno en el que se hermananmetodológicamente la Dialectología y la Historia de la lengua.La técnica lexicográfica se ha visto beneficiacla de todo ello,buena prueba de lo cual es la obra emanada del nuevo estadometodológico y el consiguiente avance de conocimientos, pre-parada por Cristóbal Corrales y Dolores Corbella, el Dicciona-rio Histórico del español de Canarias (2001).

Page 114: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

228 María Teresa Echenique y María José McLrtíne7,

Comentario de un artículo delDiccionario CríticoEtimológico Castellano e Hispánico de JoanC oro minas y J o s é Ant onio P as cual ( Madrid, Gredo s,

1980-92, 1,91)

CISN$ del fr. ent. cisn, (hoy ¿yeÍ€) y éstedcl lat. vg. cIcltltts, l¡t. cvcNus, tornâdo del gr.xûxvoç fd. f .a doc..' S. XIII' Biblia Escuialense:glos. de Oroz, nf 194; comp. el nombre de lugarde¡ivado Císneþos (hoy Císncros) ya cr¡ doc. de1064, M. P,, Orlg.r 365,

Clch,n¡s se balla cn glosas latinas y en la LeySálica, es conforme a la tendenci¡ latina a inter-calar una Vocal qn tales gnrpos. consonánticos deorigen griego (comp. Alanmew < 'Ab.¡r{vl, sø-níphes ( ozvlreç), V dó el it. ant. cecíno, cecetoy formas dialectales italianas citadas en el REIV,2435. Aúnque une forma címe aparcce en un mâ-nuscritp cuat¡ocentist de Juan Manucl y en laGrya de Segovia (iunto a císne: p. 55), no cs pro-bablc 'que el cast. y port. cisæe scan formâs 8rl-tóctonas (comp. los cultiömos o semicultismos oc.ant. cínlu, cat. cígne, (cast. ant. cigtæ en la /.nCrón. Gral., p. 39b) sino variantes propiamentefrancesas, pues sólo en f¡ancés se explica normal-rnente la d tónica como representente popular der¡na I latina €n esta posición (comp. cíl cluuu,Cambraisis CrtunntcEttsuu, círe cEm). Del cas.tellano salió el campid. sítí¿i (M. L. Vagner,ARom. XIX, 7). La historia francesa del Caballerodel Císne (incorporada a la Gr. Conq. de Uht.)pudo tener decisiva influencía en el S. XIII parala adopción de esta forma transpirenaica.

Diacronía y gramá"tica histórico de la lengua españokt 229

Comentario

La estructura que observamos en este artículo delDicciona-rio Crítico Etimológico Castellano e Hispó"nico (DCECII) res-ponde a unas pautas constantes en toda la obra. En el ejemploque nos ocupa, la palabra-entrada o lema, escrita en capitales,va seguida inmediatamente del étimo próximo de la voz caste-llana (que, en este caso, proviene del francés antiguo cls ne , crryaforma actual en francés, cygne, se especifica a continuación),que a su vez procede del latínvulgar CICÍNUS, latín CYCNUS,tomado, por su parte, del griego (lengua en la que, por lo tanto,se sitúa el étimo remoto de la voz). Sigue a continuación laprimera documentación de la palabra, que corresponde a laBiblia escurialense I-j-B del siglo XIII, registrada en el n" 1 94 delglosario de la obra publicado por Rodolfo Oroz en Chile, segúnse puede encontrar en las INDICACIONES BIBLIOGRÁFICASque hay al comienzo del primer tomo deI DCECH, tras habercomprobado en las ABREVIATURAS la correspondencia deg/os. como glosario y haber buscado alfabéticamente Oroz enlas mencionadas indicaciones bibliográficas. Se completa Iaparle informativa homogeneizada a lo largo del diccionariocon la referencia al hecho de que el topónimo derivado de cisne ,

a saber, Cisneiros (cuya forma actual es Cisneros), se encuentraya documentada en un documento de 1064 publicado porMenéndez Pidal en su obra Orígenes del español; las referenciasa los derivados no se sitúan normalmente en el primer enuncia-do del artículo, sino tras su discusión crítica, pero aquí seprocede excepcionalmente de esta forma porque la existenciade esta documentación permite adelantar en unos dos siglos lapresencia en castellano de una voz relacionada con cisne. Laexcepcionalidad es doble, pues los topónimos y antropónimosno tienen entrada eneIDCECH, a no ser como apoyo alatareareconstmctora de la historia de la palabra en cuestión. Hay quetener presente que el carâcter de\DCECH es el de un dicciona-rio etimológico, y no histórico, si bien el autor nos proporcionala primera vez que tal palabra aparece documentada en el

5.5.1

Texto

Page 115: Diacronía y gramática histórica de la lengua española. LINGUISTICA

___

230 María Teresa Eclæniqtte y María José Martûæ7,

corplrs que utiliza, así como Llnas breves notas de su historia en

slrs apariciones en dicho corpus; ésta es la razón de que laprimera docunentación no tenga un valor absoluto en el

DCECH, sino meramente indicativo en relación con las obrasen las que está basada su elaboración.

Tras la primera parte informativa, consistente en la presen-

tación del lema, étimo o étimos y primera documentación, enpârrafo aparte cornienza la labor crítica del DCECH, en la que

se valoran l¿rs diferentes documentaciones de la voz y su étitno,así como la relación con st-rs cognados románicos, que puedenser útiles a la hora de aportar elementos de juicio sobre el

origen, historia fonética de Ia voz en su ámbito castellano-hispánico (y hasta románico e incluso más amplio en algunas

ocasiones), acompañado todo ello de las referencias pertinen-tes a los autores que han tratado de ellas y su localizaciónbibliográfica; parte de esta información suele venir condensa-da en las correspondientes abreviaturas de las que, al comienzodel primer volumen, se oÊrece el desarrollo necesario. Estaparte crítica es la más discutible de la obra, y precisamente porello el diccionario se denomina (crítico), pero constituye unavaliosa muestra de ejercicio de aplicación filológica a las voces

castellanas. Corominas suele decantarse por alguna de las

soluciones propuestas con anterioridad, o bien hace la suyapropia argumentando filológicamente en su favor, mediante laaplicación de los principios neogramáticos que sustentan congran solidez la labor etimológica moderna. En realidad, ade-

más de todo ello, el autor ofrece en gran parte de los artículosverdaderas biografías de las palabras sabiamente articuladasen el tiempo.

Es así como nos dice que del castellano salió la voz sardasísini, tal como fue estudiado por Wagner.

Por último, nos da su opinión sobre la causa posible de

integración de la voz transpirenaica en la lengua castellana; yes que la leyenda del Caballero del Cisne, historia de origenfrancés incorporada a la Gran Conquista de (fltrantar, que hoy

DicLcronía y grantitica histórica de la lengua espa.ñola 231

sabemos tuvo una amplia difusión y popularidad por toda laPenínsula, debió contribuir decisivamente a la adopción caste-llana de lavoz en el siglo XIIL

Debería aparecer a continuación, como parte final de laestrrrctura del artículo, la relación de derivados a los que lapalabra ha dado lugar en castellano, acompañada de su propioaparato crítico, pero se da la circunstancia de que clsne no losha producido, excepción hecha del ya mencionado Cisneros,que no se recoge como tal en el lugar reser-vado a los derivadospor tratarse de una voz perteneciente a la Onomástica, que,como ya se ha dicho, no tiene tratamiento en el DCECH.

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_Y

232 Ma.ríct Teresa EcheniqtLe y Mu'ín José McLrtíne1

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6. FnaseolocíA y FRASEocBAFíA HrsróRtcAS

6.1. Conceptos básicos

La disciplina que hoy recibe el nombre de fraseología tienecomo objeto de estudio las combinaciones fijas de palabras(esto es, combinaciones qt-le se enmarcan en la esfera de la"sintaxis fija" frente a la "sintaxis móvil") o estereotiposlingüísticos ("sintaxis recordada" frente a "sintaxis construi-da": blanco como la leche, Iargo como un dícL sin pcLrt) y consti-tuye un campo de estudio abarcador de los campos léxico ysintáctico. En un ámbito tal, se ha perfilado una tipologíavariada de unidades Êraseológicas.

A la precisa definición de unidad fraseológica ofrecida porGloria Corpas, según la cual las unidades fraseológicas sonconbinaciones estables formadas por al menos dos palabras ycuyo límite superior se sitúa en la oración compuesta, al tiempoque se caracterizan por la alta foecuencia de aparición en lalengua y de coaparición de sus elementos integrantes, así comopor la institucionalización, la estabilidad, la idiomaticidad y lavariación potencial que dichas unidades presentan en dirrersogrado, cabe tan sólo objetar que la consideración de ciertasunidades fraseológicas como conectores sitúa el límite supe-rior de las unidades fraseológicas en el texto.

Podemos considerar el rasgo propio más caracteístico de lasunidades fraseológicas la idiomaticidad (entendida como irregu-laridad sintáctica y semántica), susceptible de aparecer en dife-rente grado, así como de dar lugar a la desautomatizacióncuando sequiere aplicarreglas gramaticales propias de lasintaxislibre. Dentro de las unidades fraseológicas ocupan lugarrelevantelas locuciones, unidades del sistema que funcionan como elemen-

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234 María Teresa Echenique y María José Martíne7

tos oracionales y son pofiadoras de fijación interna y unidad de

significado, con su variada tipología (locr-rciones nominales,adjetivales, adverbiales, verbales, prepositivas, clausales). Laslocuciones se caracterizan por constituir secuencias lexicalizadas,con grados de fijación variables, que se insertan en la sintaxiscomo constituyentes que corresponden a ciertos Êragmentos de laestructura configuracional, al tiempo qlle presentan ciertas posi-bilidades combinatorias susceptibles de ser analizadassintácticamente; se trata, en definitiva, de unid¿rdes léxicas quecumplen las correspondientes funciones sintácticas de losconstituyentes a los que sustituyen, como consecuencia deprocesos históricos de grarnaticalización mediante los cualestales elementos léxicos han pasado a formar parte de losrecursos gramaticales de la lengua. Las locttciones adverbiales

Qtor lo pronto, de irnproviso, de atriba abaio, con la bocaabierta... ) ofrecen combinaciones mr-ry heterogéneas, por Ioque tienen gran interés para el estudio de cornbinaciones fijas,pero el grllpo nuclear de la fraseología está formado por lasllamadas locuciones con palabras diacríticas o idiomáticasy/o co n anomalías (hac er s e al go añic o s, c reer algo a p ie ( s ) i unt illa s) .

A su r¡ez, los enunciados fraseológicos (actos de hablaindependientes con fijación interna y externa) se dividen en

fórmulas rutinarias Qtonerse a los pies de alguien) y paremias o

refranes (hecha la ley, hecha lcL trampa). No siempre es fácil de

establecer fronteras nítidas entre los diferentes tipos de unida-des Êraseológicas; así sucede, por ejemplo, entre fórmulasr-utinarias y locuciones, pues muchas locuciones se han origi-nado a partir de paremias. También son difusas las fronterasentre refrán y proverbio, paremia y frase proverbial (poderoso

caballero es don DirLero),lrase hecha y reÊrán. Y se puede decirque el acuerdo es escaso o nulo a la hora de clasificar y utilizarunos u otros términos. Quizá se pueda hacer la generalizaciónde que el refrán se diferencia de la frase hecha por tener unorigen desconocido, de ahí que sea reflejo de un estadio antiguode la lengua. Frente a todas ellas, se puede hacer un apartadodiferente con las fórmulas rutinarias, caracterizadas por su

Diacrcnía y grontática históricct de la lengua espctñoltt 235

condicionamiento pragmático, así como por la falta de autono-mía sintáctica. Por lo general, la tipología de las unidadesfraseológicas suele estar basada en la mezcla de criteriosfuncionales (que son los que permiten explicar mejor suspeculiaridades gramaticales) y de criterios que cabría calificarde culturales o antropológicos. Por otra parte, se ha señaladocerteramen[e la estrecha relación que hay entre locuciones yparemias o refranes, que no puede ni debe ser ignorada.

Lo cierto es que la fraseología tiene su origen en el habla yse consolida después en el sistema; las unidades fraseológicashan sido antes creación y más tarde evolución. La únicamanera de detectar la génesis y desarrollo de un buen númerode ellas es rastrear el entorno social o cultural en el cual seprodujo. Quizâ ello explique que se haya acudido en ocasionesal caudal Êraseológico del español para ejemplificar el conceptode etimología popular.

6.2. Fraseología y diacronía

Se conoce tradicionalmente con el nombre de fraseología elámbito grarnatical polivalente que durante largo tiempo haacogido el estudio de las combinaciones fijas de palabras y queencontramos insertos en las gramáticas tradicionales ya desdeépoca clásica. Recientemente se advierte Lrn auge de trabajosdedicados a la foaseología,la gran mayoría de los cuales se

caracteriza por un planteamiento sincrónico (que quizá fueramejor calificar de ahistórico), cuyo objetivo es aplicar losresultados de su estudio a campos varios: bien al de la traduc-ción, porlas posibilidades y dificultades que implica el trasvasede la fraseología de una lengua a otra, bien al de su aplicaciónlexicográfica, como consecuencia de los problemas derivadosde la inclusión en el diccionario de unidades superiores a lapalabra, o bien, finalmente, al de la enseñanza del españolcomo segunda lengua, dada la importancia que en el aprendi-zaje de toda lengua tiene el dominio de la fraseología. Por suparte, la teoría lingüística más reciente se ha afanado también

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236 Mcu'ía Teresa EclæniqtLe y María José Martíne7

en la búsqueda y establecimiento de los principios gramaticalesque intervienen en su funcionalidad, sin olvidar que el desarro-llo notable adquirido por el estudio del coloquio en los últimosaños ha convertido a las unidades fuaseológicas en elementorelevante de estudio, debido a su vinculación con el ámbito dela oralidad. De hecho, el estudio de las combinaciones fijas depalabras ha experimentado un incremento notable de trabajosteóricos en los últimos años, que ha hecho posible su aplicaciónpráctica en forma de diccionarios: tal es el caso de los reciénpublicados diccionarios de Seco, Andrés y Ramos, por unaparte, o Bosque, por otra, sin olvidar los diccionarios departículas discursivas para el español (como Santos Río o losemprendidos por Martín Zorraquino en la Universidad deZaragozao por Briz en la de Valencia). En cualquier caso, se haprescindido, por lo general, de la perspectiva histórica.

Es verdad que la Êraseología ha sido objeto en épocaspasadas de interés hoy centrado en el ámbito historiográfico,que ahora cabe mirar con perspectiva renovada; también es

verdad que en los últimos tiempos va habiendo estudios parcia-les en este terreno, al lado de otros que pueden llegar a tener unaincidencia general importante en el estudio histórico de laÊraseología. Pero este tipo de estudios deberá incrementarsesustancialmente en el futuro para llegar a consolidar unahistoria global de las unidades fraseológicas, además de lahistoria particular de cada una de ellas. Desde el punto de vistafilológico no sólo habría que efectuar sistemáticamente corlessincrónicos en la diacronía, además de esbozar historias parti-culares, sino, lo que es más importante, habría que describir lalínea o líneas de evolución del proceso general, paralelamenteal estudio de la historia de la Êraseología conforme está conte-nida y delineada en las gramáticas del español de las diferentesépocas, pues a la hora de analizar las unidades fraseológicasnos enfrentamos a ellas de la misma manera que a un textosalido del pasado de la propia lengua, en que la sintaxis se havuelto rígida, con el consiguiente bloqueo de los principios depercepción y reformulación en su sentido gramatical.

Diacronía y gramiÍticrL histórica de la lengttct espculokt 237

No hay que olvidar la existencia de universales fraseológicosen lenguas estrechamente emparentadas con el español, ya seagenéticamente (como es el caso del portugués, el catalán, endistinto grado el francés o el italiano), que históricamente handado lugar a obras de creación comparativa como los Refraneso Provet'bios en Rontance de Hernán Núñez o los Diálogosapacibles conlpvestos en castellano, y traducidos en italiano deLorenzo Franciosini, o bien por vínculos de orden cultural,como sucede entre castellano y lengua vasca, como puedeapreciarse a través del estudio de Refranes y sentencias de 1 596.Por poner un ejemplo: hacer de tripas corazón'esforzarse paradisimular el miedo, dominarse, sobreponerse a las adversida-des'tiene el equivalente portugu és exacto fàzer detripas coraçao ,

Io que no puede ser ignorado, pues con gran probabilidadcomparten un origen común y un mismo proceso de consolida-ción; en el caso de que la filiación estructural en amb¿rs lenguasquedase probada, como parece lógico, cabría aún abordar elestudio comparativo de la restricción combinatoria en ambaslenguas.

Tiene interés filológico relevante cuanto se refiere a lainserción de unidades fraseológicas en la lexicografía(fraseografía). Si pensamos en un ejemplo como agua debowajas, quedarse algo en agua de borcajas (o de cerrajas, segúnvariación testimoniada por Ia lexicografía) 'quedar reducido ala nada o disuelto', etc., vemos que la palabra borcaja estêtprovista de una fuerza ilocucionaria que se despega porcompleto del carácter léxico de borraia; interesa, entonces,recuperar los mecanismos que han conducido a su clasifica-ción e inclusión en los diccionarios de las diferentes etapashistóricas, así como a toda clase de precisiones que la hanacompañado, con el fin de alumbrar en la medida de lo posibletales ftierzas ilocucionarias (unidad léxica frente a unidadconceptual, espontaneidad frente a planificación, variaciónformal sin contornos determinados frente al factor de correc-ción, que origina vacilaciones manifiestas a la hora de serincluidas en el diccionario, tal como sucede con la unidad

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238 Maríct Tereso Echenique y Mtu'ícL José Martûte7,

fraseológic aporlo baiini, porlo bajinis, porlobaiines, con tripleposibilidad de inserción). En esl-e sentido es interesante desta-car que, en los úrltimos años, vamos empezando a saber algomás sobre el tratamiento lexicográlico de determinaclas unida-des fraseológicas, corrro sucede condesdeluego,lo que, aplica-do a otros muchos casos, nos permitirá irelaborando lahislori¿lplural de su inserción en la lexicografía.

El descubrimiento y, por lo tanto, el control de la fuerzailocucionaria constituye una parte importante de la historia de

la cultura escrita, pues cuando el hablante emplea un clichéirreflexivamente (cliché que brota en sr-l mente sin reflexióngramatical y es interpretada "en bloclue" por su irrterlocutor,puesto que el contenido serrántico del conjunto no es deduciblede la mera combinación de los elementos de ese conjunto), lacomunicación puede llegar a darse sin problemas de ningunaclase, pero el lexicógrafo, para dar entrada en el diccionario a

ese "molde" o"tro'zo de discurso ya hecho" "introducidos comotales en ntlevos discursos", para decirlo en términos sobrada-mente conocidos de Coseriu, tiene que haber superado uncomplicado proceso de elaboración y de toma de decisionesque el usuario, y más aún el filólogo, debe poder desentrañarcon el fin de rescatar al máximo los datos manejados y llegar a

una interpretación correcta del proceso histórico. Seguramen-te en ningún otro ámbito es tan cierto como en la fraseología laafirmación de que son los contenidos previamente codificadoslos que deciden en muy gran medida el funcionamientosintáctico de una lengua.

Los estudios sobre gramaticalización (conversión de ele-

mentos léxicos en reclrrsos gramaticales), se han centrado de

forma general en procesos que han terminado por consolidarseen el funcionamiento del sistema, pero, desde el punto de vistade la historia de la lengua, interesan también los cambios que,

habiendo existido en el pasado, no han triunfado finalmente yno han llegado, por Io tanto, hasta el momento actual. Losprocesos de gramaticalización aplicados al estudio de losmarcadores discursivos, de gran actualidad, parecen ajustarse

Diacrc¡nía y grantíLtica lùstórictt d.e lct lengtLa espariolcL 239

a las propiedades prototípicas en su paso de sintagmas libres aestructuras de mayor fijación.

6.3. Apunte historiográfico de fraseología y fraseo-grafía españolas

6.3.1. Las recopilcLciones paremiológicas desde el siglo XV

El gusto por lo popular en la literatura española del siglo XVy el interés hunanista por la recuperación de lenguas clásicasjunto a su defensa de la dignidad de las lenguas vulgares,tuvieron su reflejo en la atención prestada a la fraseología y, enespecial, a la paremiología. En el siglo XV, el Marqués deSantillana recogió, ordenados alfabéticamenle, los ureÊranesque dicen las viejas tras el fuego, (que tienen sin ducla sucomplemento en los Proverblos del propio Ínlgo de Mendoza).El título de la obra alude a la antigtiedad y al carácter popularde este tipo de estmcturas; pero, además de su propio conoci-miento como hablante, su autor utiljzó las fuentes bíblicas ylatinas que habían nutrido la literatura moral medieval y que,a su vez, continuaron utilizándose en las distintas recopilacio-nes de reÊranes castellanos aparecidas a lo largo del siglo XVLEntre ellas, están las de Dimas Capellán (1510), Pedro Vallés(1549), quien reúne más de cuatro mil refranes, y HernánNúñez (1555)

-conocido como el Comendador Griego-, así

como la Philosophia Vulgar de Juan de Mal-Lara (1568), sinolvidar los Refranes y Sentencias (¿1596?) con sus interesantescorrespondencias en la lengua vasca; por su parte, Juan deValdés anunció en su Diálogo de la lengua, donde utilizaabundantemente los refranes, una colección de proverbios que,al parecer, nunca llegó a elaborar. La recuperación y glosa delos refranes se encuentra, por tanto, entre los intereses de loshumanistas, influidos por el ejemplo de Erasmo de Rótterdam,quien en sus Adagiorum Collectanea (1500) exalta el valor deunas expresiones que contaban, por otra parte, con un apreciotradicional ligado a la figura bíblica de Salomón. En e1 XVII,

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=-

240 María I'erescL Echenique y María José Martíne7.

continúan las recopilaciones de reÊranes castellanos, en ocasio-nes anónimas, pero también realizadas por autores comoAmbrosio Salazar (1.61.4), Bartolomé Jiménez Patón, quienrecoge en slrs Proverbios cot'Lcordados (1615) los publicados en1608 por Alonso de Barros, o Gonzalo Correas en sttVocabula-rio de refianes y frases proverbiales (1627). Las colecciones dereÊranes se ven favorecidas, en el XVIII, por el interés eruditode autores como Gregorio Mayans, quien en st-rs Orígenes de lcL

lengua española (1737) recuperó los refranes del Marqués deSantillana y el DiíLlogo de la lengua de Valdés, y de quien se

conserva, en cuadernos manuscritos, una amplia recopilaciónfraseológica castellana y valenciana. En el XIX aparecen dic-cionarios fraseológicos como los de Antonio Redondo (18a1) yJosé María Sbarbi (1851). Este último es, sin duda, elmáximocompilador de la época, con sLl monumentalRefranero generalespaäol en diez volúmenes (1874-lB7B), en los cuales la laborantológica se une la reflexión en torno a la importancia lingüís-tica y literaria de las paremias.

En el interés histórico por la fraseología se encuentranrazones morales, pedagógicas y, de forma amplia, filológicas.Este tipo de unidades formaron parte durante siglos de lostratados destinados a la enseñanza de la lengua latina en todaEuropa y dieron lugar a obras en las que se buscaba la corres-pondencia de su estr-uctura y significado en castellano y el latín.En el siglo XVI, no es difícil encontrar recopilaciones en las quese contraponen los proverbios latinos y castellanos; así sucedeen las de autores como Fernando Arce de Benavente (1533) yJuan Ruiz de Bustamante (1551). En otros casos, como el deJuan Lorenzo Palmireno (1560), se añade, además, la corres-pondencia al valenciano. Esta actividad se prolongará en lossiglos XVII y XVIII, en los que el latín sigue siendo la lengua dela enseñanza y de la cultura; en 1774 se publicaron, porejemplo, los Refranes castellanos traducidos en verso latino deJuan de lriarle, que reunió más de dos mil paremias. En elmismo siglo, continúran las gramáticas latinas que incluyenrefranes castellanos con sus correspondencias en latín, como

Diacroníct y grantática histórica. d.e kt lengtLa española 241

sucede con los más de seiscientos recogidos enEl arte explicadoy gramático perJecto (I764) de Marcos Márquez de Medina.

6.3.2. Lafraseología enlas obras destinadas ala enseñan-za del espaäol

El interés porlo que hoy denominamosunidades fraseológicasy, de forma particular, por los refranes, contaba ya con unatradición cuando surgieron las primeras obras gramaticales ylexicográficas de las lenguas r,rrlgares y, concretamente, del caste-llano. Es indudable el peso de los modelos clásicos en estostratados; pero, en su interés describiry regularlos usos lingüísticos,se convierten en fuentes importantes para el conocimiento y lavaloración de estas consLrrrcciones en castellano. Junto al aprecioque se les concede como sentencias morales, inseparable, enmuchos casos, de su elección en los corpora gramaticales ylexicográficos, los refranes serán utilizados en estas obras comoejemplos de pureza y antigüedad de la lengua, a falta, en unprincipio, de modelos literarios castellanos de autoridad inequivoca. Aun sin tratarse propiamente de una gramática, el uso quede ellos hace Valdé s en su Diálogo de la Lengua puede ser-vir comoejemplo de esta actitud. Posteriormente, otros gramáticos aludentambién a este tipo de unidades. El algunos casos, como eldelArtede la lengua española castellana (ca. 1625) de Gonzalo Cot"reas,además de las locuciones que aparecen en varios apaftados de laobra, el refrán cuenta con un espacio propio entre las figuras ytropos. En otros, como en eI Arte del Romance Castellano (1769)de Benito de San Pedro, los refranes forman parte del corpus deejemplos gramaticales al mismo nivel que las citas de autoresliterarios que sirwen como ejemplo de uso e imitación. La fraseo-1ogía forma, además, parte impoftante de Retórica.ç castellanascomo la de Gregorio Mayans (1757), en la que se recogen casidoscientos refranes que alternan con las citas de los mejoresautores castellanos de los siglos XVI y X\il; o la Filosofía de laelocuencia (I7 7 7 ) de Antonio Capmany, qlre presenta un apéndicecon proverbios y apotegmas.

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242 A4ctría Teresa EclæniqtLe y Mttría José Martíne7

La terminología para referirse a las unid¿rdes fraseológicasen estas obras es variada y poco específica a la hora de clasificarsu variada tipología, lo que no resulta extraño si se consideraque la fraseología como clisciplina lingüística 1ìo se desarrollahasta una época reciente. Las unidades fraseológicas se carac-Ierizan durante siglos, y no sólo en las obras gramaticales, sinoen las lexicográficas, por rredio de términos diversos cornofrase, expresiórt, modo adverbial,locuciórt, tnodismo, modo de

hablar, tnodo particular de hablar, giro, expresión idiomíttica,idiotismo, proverbio, refríín, dicho, apotegma,proloquio, etc. Lareferencia a la idiomaticidad de estas construcciones, entendi-da sobre todo como uso peculiar de la lengua, aparece enalguna de estas denominaciones que siguen utilizándose conuna confusión teórica similar, en muchos casos, en obras delsiglo XX: a las denominaciones tradicionales como fìz se hechao fraseologismo, se añaden otras como expresión pluriverbal,unidad pluriverbal lexicaliz,ada y habitulizada, expresión fija,unidad fi'aseologica.

Dentro del ámbito propedeútico, el papel de la fraseología es

especialmente importante en los tratados destinados a la ense-iranzadel español a extranjeros a partir del siglo XVI, en los quees frecuente que se dedique un apartado o, incluso, un tratadocomplementario a las unidades fraseológicas, fundamental-mente refranes con su traducción, agrupados en series que,más o menos modificadas, pasan, con frecuencia, de una obraa otra. Así sucede, por poner sólo algunos ejemplos de una listanumerosísima, en las Osservationi della lengua castigliana deJuan Miranda (156é) , enThe Spanish Schoolmaster deWilliamStepney (1591), enla Grammaire et observations de la langueespagnolle de César Oudin (1597), en la lista de locuciones ofrases hechas que cierra Ia Méthode pour entendre facilement lespl'Lrases et difficulté.s de la langtLe espagnole de Jerónimo deTexeda (1629), o en la Gramática y pronunciación alemdn-español y español-alemán de A. de Zumarân (1634). En otroscasos, los nadagios), (proverbiosr, ,,frasesn o omodos de ha-blar, forman parte de los Diálogos elaborados con fines peda-

DiacronícL y granui.tica histórica de kt lengutt espcníolct 243

gógicos complerlentarios a los de las gramáticas, al intentaraproximar al estr-rdiante a la realidad cultural de la lengua, asícomo a su realización oral y al aprendizaje deI léxico y lasintaxis del español, que en casos como el de la GramíLticaanónima de Lovaina de 1559, se dejaba a la práctica delaprendiz (utras esto dense a leer, escribir y hablarlao). EstosDió.logos, que tienen entre sus precedentes los Colloqula esco-lares medievales utilizados para la enseñanza del latín y losescritos por figuras como Erasmo y Juan Luis Vives, frreronmuy abundantes en Europa como manuales para la enseñanzade lenguas hasta el siglo XVIII, y también, en muchos casos, setradujeron de unas lenguas a otras. Entre ellos, están lospublicados por John Minsheu (Pleasant and delightfull dicLlo-gues in Spanish and English, 1599), César Oudin (Dialogosapazibles contpuestos en castellano y traduzidos en francés,I 608) o Lorenzo F'ranciosini (Dialogos apaz.ibles compuestos encastellano y traduzidos al toscano, 1626). Junto al uso deexpresiones fraseológicas en los tratados gramaticales o en losDió,logos, se recopilaban colecciones de refranes castellanoscon sus correspondientes traducciones a distintas lenguasmodernas, también como complemento de la tarea didáctica.Entre éstas se encuentran las presentadas por gramáticos ylexicógrafos como G. Meurier, quien publicó en 1568 suRecueilde sentences notables, dicts et dictions comuns, y César Oudin(Refranes o prouerbios castellanos traduzidos en kt lengua fran-cesa,7609), entre otros, en obras que conocieron sucesivasediciones.

6.3.3. La fraseología castellana en los diccionarios

Desde el siglo XV, es posible encontrar locuciones, coloca-ciones y enunciados fraseológicos castellanos en los dicciona-rios bilingùes y multilingües. Así sucede en Nebrija o, de formamás evidente, en el diccionario castellano-latino de AlonsoSánchez de la Ballesta (1587), en el que, tal como se anunciadesde su título, use declara gran copia de reÊranes vulgares,

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-Y

244 María Teresa Echenique y María losé Martínez

reducidos a latinos y muchas frases castellanas". Junto a estos,no hay que olvidar los que se publicaban de forma complemen-laria aios tratados para la enseñanza deI español como lenguaextranjera por parle de autores como Cristóbal de las Casas(1507), para el toscano, o Jacques Ledel (1565), Jean Pallet(1ó04) y César Oudin (1.607), para el francés. Pero, como es

sabido, hay que esperar a 1611 para encontrar el primerdiccionario monolingüe del castellano , el Tesoro de Sebastiánde Covarmbias, en el que la fraseologíaenlraa formarpafte deunos artículos que incluyen noticias de muy distinto carâcter.Las unidades Êraseológicas aparecen en muchos de los artícu-los del Tesoro, en los que pueden encontrarse tanto colocacio-nes como locuciones y enunciados fraseológicos; pero, comosucede con otras informaciones incluidas en la microestructuradel Tesoro, aparecen de manera irregular y en gran medidaimprevisible, a parlir de los propios conocimientos del autor yde su consulta de recopilaciones paremiológicas como las deHernán Nuñez, a qujen cita en algunos artículos, y Erasmo,para los adagios latinos. Más de un siglo después, la RealAcademia Española se refiere a las unidades fraseológicas conla terminología de la época en el título de su obra fundacional,el Diccionario de la lengua castellana en que se explica eI verda-dero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las fraseso modos de hablar, los proverbios o refranes..., más conocidocomo Diccionario de Autoridades (1726-1739). La obra acadé-mica, con una técnica lexicográfica más sistemática que la deCovarmbias, incluye la fraseología en su microestructura,situándola de forma habitual al final del artículo correspon-diente, con subentradas específicas. En el caso del primerdiccionario académico, la inclusión de la fraseología parecíaindiscutible en una obra que pretendía recoger todo el vocabu-lario de la lengua; pero se le planteó a la Academia una cuestióntodavía debatida por la foaseografía actual que los lexicógrafosresuelven, en la prâctica, de forma diversa: la inserciónlexicográfica de unas construcciones complejas que aparecenrecogidas en el artículo correspondiente a alguna de las unida-des que las componen, sin que la elección de esa unidad sea, en

Diacronía y gramótica histórica de la lengua española 245

principio, inequívoca. Por otra parte, se aplicó un criterioselectivo que se hizo explícito en el caso de los refranes, ya quelos académicos prefirieron aquellos ,,más morales,' y prescin-dieron de los que eran (sumamente sencillos y de literalsignificación>. Este mismo criterio fue aplicado por Esteban deTerreros y Pando en su Diccionario Castellano (1786-1793), enel que también puede encontrarse abundante materialfraseológico, en muchos casos distinto del recogido por laAcademia y con traducciones no sólo al latín, como sucedía enel Diccionario de Autoridade.s, sino también al francés y alitaliano. Aunque la conversión no se realice de forma sistemá-tica en todos los casos, la obra continúa, así, tanto la tradiciónde los diccionarios monolingües como la de los multilingües.

La fraseología forma par1e, también, de los principalesdiccionarios del XIX, como el de Vicente Salvá (1846) o lapersonalísima obra de Ramón Joaquín Domínguez (1,846-1847) , y se ha venido incluyendo en los diccionarios castellanosgenerales hasta la actualidad. Los problemas que estas unida-des plantean a lalexico grafíateórica ypráctica forman parte delas cuestiones tratadas por la fraseología desde su creacióncomo disciplina lingüística y alcanzan también a los estudiosque, en los últimos tiempos, se han planteado desde unaperspectiva diacrónica. Además de los problemas de inserciónya citados, el análisis todavía en ciernes del tratamientolexicográfico de las unidades fraseológicas a lo largo de lahistoria permite delimitar peculiaridades que llegan hasta laactualidad. Se observa, por ejemplo, cómo las definiciones deeste tipo de construcciones, por sus propias característicassintáctico-semánticas, se realizan frecuentemente enmetalengua de signo y no de contenido; es decir, se indica susignificado señalando qué es la expresión, cómo y para qué seutiliza. Se altera, así, la ley de Ia sinonimia de las definicioneslexicográficas, convertidas en estos casos en explicacionessobre las circunstancias de la enunciación, lo que convierte aalgunos artículos de los antiguos diccionarios en valiosasfuentes de datos para la Pragmática histórica.

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-246 María Teresa Eclænique y María José Martûte7 Diacronía y granttitica históriccL de lct lengtLa españ.ola 247

6.3.4. ComentcLrio de unfragmento del nPrólogo> al Dic-cionario Castellano conlas voces de ciencias y artesy sus correspondientes en las tres lenguas francesa,latina e italiana de Esteban de Terreros y Pando,publicado en Madrid entre 1786 y 1793

Texto

Todavía se halla nténos erL los otros idiontas la equivalenciasimple á nuestras alusiones y adaiios, y así observo en la obra el

mismo método , dejando ó. quien traduzca ó construya la libertadde buscar en ntuchas voces el valor de sola una ó de pocas ntas,

advirtiendo que el equiualente material suele ser en este puntoinfinitcLmente diverso: v. g. dices en castellano.' echar á alguno el

gato á las barbas, p or exp o nerle ó dei arle en cLlgún rie s go ó trab aj o,

y el adajio ó frase correspondiente Francesa no es arroiar ó echarel gato á las barbas, sino á las piernas, jetter aux jambes, y decira las barbas sería error. Dícese tambien en castellat?o.' mas venquatro oj os que dos, y en Francia: mas ven dos que un o ; p ero aunen estas frases hay alguna especie de equivalencia cuando en

otras se ve que dista sumamente el sentido de las voces de lo que

ellas suenan en sí, y es preciso no estar íL lo material de las

palabras, sino entender el sentido para darle el equiualente' [...]Lo queyo pienso pues en setneiantes frases y adaiios es que se debe

omitir la versión literal de ellos siempre que no haya en el otroIdioma, que sercí bien pocas veces, un adaiio o frase identica' yponer solo lo que el tal adaiio quiere decir en el idioma en que estít;

v. g. hállase en Fr.Il n'a pas desserré les dents, no se debe traducirde modo alguno en castellano diciendo, que no ha aflojado losdientes, que sería un desvarío y nadie lo entenderó: débese pues

substituir una de estas dos frases que tenemos bien hermosas en

castellano: no ha despegado los labios,'ó no ha dicho esta bocaes mía.' y si no hubiera estas frases equivalentes, decir ó traducirsolamente que estuvo callando, ó que no habló la menor pala-bra: pues ó"nadiele obligaró"ningunapersonaprudente á que áunadaiio en una lengua vaya a buscar otro en la otra aunque le

hubiera; basta que diga y acierte con el sentido (p. IX-X).

Comentario

Fl Diccio,ario derjesuita Esteban de Terreros puede consi_derarse el segundo diccionario generar "rp.oáìã"iJ*i. "vr,t,después del Dicciorario de Auloriirarles ãe ra n"uiã.u¿"-iu

Española (1726-1739). Terreros quiso elaborar, "r,

pìlr.ipio,r'rn diccionario con ras voces då ciencias y art"si f"ro ,.,proyecto fue ampliándose, de manera que fiiatm"ìt"-." a".i-dió a abordar la eraboración de una obra uabsorutamenteuniversal, con las voces comunes a cuatro lenguas (español,latín, francés e italiano). En esta obra decidió incluir elementosfraseológicos, como ya había hecho la Acaderniu EÇãä"ru

""su primer Diccionario y, anteriormente, Covarrubias en sllTesoro, el primer diccionario monoringüe caste'ano. como rosAcadémicos, Terreros se plantea el probrema de la irr.ño'd"este a lexicográfica que pretenderî.: la lengua. y como sucede enet u el uprólogoo de su obra haceexplícito su criterio serectivo, sobre todã en ro r"f"riãã u lo,refranes, de los que Terreros decide excluir -".rrÀ. pãr.or.ri-derarlos obvios o umui faciles de entender, (un argumento queutiTizó también la Academia) o por ser (mui frios"y ridiculosu.

Además de los probremas de incrusión rexicográfica, Terrerosse enfrenta, por las características de su obra, u ra. difi.rttua".que plantea la traducción de ras unicrad"r tturåotàgì.^,iäru ru,

uequivalencia simple, ens propios de la época, una

endo fundamental en el estudiosu idiomaticidad. El carácteridiomático aparece, además, en la doble perspectiva consideradapor la frase o idiomático entendido comopeculiarida otra, como característica deorden sintá

tmcción no puede deducirse d" r";ii.lå'tr#:li: ff,ff:t:los elementos que la componen, independientemente de su carác-ter peculiar en cada lengua. En pdatras de Terreror, "r" u" qr"dista sumamente el sentido de ras voces de ro que

"ttu. ,.rárrìr,

"r,

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-Y

248 María Teresa Echenique y María José Martínez

sí>. En todo caso, se trata de un problema que afecta a latraducción de estas estructuras, que debe (no estar á lo materialde las palabras, sino entender el sentido para darle el equivalente, '

Terreros viene a proponer, así, un procedimiento que, con mati-ces, sigue estando hoy vigente: la equivalencia de orden funda-mentalmente semántico, que, como señala el jesuita, es lo adecua-

do frente a la variedad del nequivalente material, o, como indicaen otro momento, ,rla corteza de las palabras". Al hilo de estas

consideraciones en torno a la traducción, señala que se debe

omitir la versión literal de ellos ,,siempre que no haya en el otroIdioma, que será bien pocas veces>. Puede apreciarse, en esta

última observación, una alusión implícita a otra cuestión que

afecta a los estudios de fraseología desde un punto de vistahistórico e historiográfico: la posible existencia de universalesfraseológicos históricamente reconocibles que pueden rastrearseno sólo en diccionarios multilingües como el de Terreros, sino enlas recopilaciones de paremias latinas traducidas a lenguas mo-dernas o en el uso de estas unidades en obras gramaticalesdestinadas a la enseñanza de lenguas clásicas y modernas.

Por lo que respecta ala terminología para referirse a lasunidades fraseológicas responde a lavariedad que puede obser-varse en otras obras, tanto de esta época como de siglosanteriores. Alternan, así, denominaciones corno fras es, adaj io s

-con la ortografr,a de Terreros, que se ha respetado en Iatranscripción del texto-y alusiones. Cabe destacar, la peculia-ridad de este último término, que parece apuntar al carâcleridiomático de estas construcciones y que es menos Êrecuente enlas referencias a este tipo de unidades en las obras lexicográficasy gramaticales.

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8. Glosnnro

Aféresis: Pérdida de un sonido o sonidos iniciales de unapalabra.

Abreviatura paleográfica: rasgo gráfico que serwía para repre-sentar un sonido o conjunto de sonidos en lugar de loscorrespondientes grafetnas.

Adstrato: influencia de un sistema lingriístico sobre otro con elque está en contacto, qLre puede ser recíproca.

Alógrafo: variante gráfica de un grafema.

Alomorfo: variante formal correspondiente a un morfema.

Americanismo : patrimoni al: v oz castellana que ha adquiridoen América Llna acepción o uso propios; incorporado: vozprocedente de una lengua americana incorporada al léxicocastellano.

Analogía: relación de semejanza y asociación entre varioselementos lingüísticos que puede dar lugar a transformacio-nes con objeto de lograrLlnamayorintegración formal entre sí.

Anglicismo: préstamo tomado del inglés.

Apitxat (valenciano): modalidad valencian a caracterrzada, entreotros rasgos, por la pérdida de articulaciones sibilantessonoras.

Apócope vocálica: desaparición de la vocal átona final depalabra; propia o autóctona: la que se produce en castella-no en posición final absoluta tras las consonantes r, s, l, n, d,

z; extrema: la que se produce en castellano tras consonantesque no sean r, s, l, n, d, z.

Arabismo: préstamo tomado de la lengua árabe.

Aragonés: 1) modalidad románica derivada del latín asentadoen territorio actualmente aragonés;2) variedad dialectal delespañol hablado en Aragón.

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258 Glosario

Asibilación: introducción de un elemento sibilante (nsilban-teo) en un sonido que no lo tenía (v. sibilante).

Asimilación: proceso mediante el cualquierun segmento fónicoátono se asemeja a otro cercano tónico.

Aspiración: articulación aspirada procedente de la transfor-mación de otro sonido de la lengua, bien del resultado de laF- inicial latina, bien de una -s implosiva, etc.

Asterisco: signo con el que se denota una protofoima recons-tr-uida, que, porlo tanto, no está documentada; doble: signocon el que se denota un resultado que habría sido posible enIa lengua si hubieran confluido determinadas circunstan-cias, pero que no llegó a darse en realidad.

/b/: fonema labial oclusivo sonoro; [b]: sonido labial oclusivosordo; [b]: sonido labial fricativo sonoro.

Castellano, drecho o derecho: modelo de lengua procedentedel scriptorium alfonsí.

Castellano koiné: castellano medieval normalizado según elmodelo de otros romances que estuvieron en contacto con élen época medieval.

Ceceo: articulación de /s/ y /0/ como [0]./0/: fonema interdental fricativo sordo; [0]: sonido interdental

fricativo sordo.Cognado: término relacionado etimológicamente con otro,

bien del mismo sistema lingüístico, bien de otro u otros quepertenecen a la misma familia lingüística.

Colocación: combinación de dos elementos léxicos, el segundode los cuales especifica o delimita el significado del primercomponente o base en forma tal que la relación entre ambosqueda limitada exclusivamente a las dos palabras implica-das, porlo que su comportamiento está cercano al modismo.

Composición: palabra formada a base de dos palabraspreexistentes.

Contaminación: proceso histórico en el que se produce elinflujo formal de una palabra sobre otra como resultado de

Glo.sario 259

su relación semántica, sin que ello dé lugar a una soluciónhíbrida.

Crítica textual: disciplina filológica que se ocupa de la ediciónde textos.

Cronología absoluta: ordenación temporal que se correspon-de con el tiempo histórico; cronología relativa: ordenaciónsucesiva atemporal; cronología textual: ordenación tem-poral de los testimonios históricos de la lengua mediantecriterios filológicos.

Cruce de palabras: proceso histórico en el que se entremezclandos voces hasta llegar a originar un híbrido de ambas voces.

Cultismo: influjo de un modelo perleneciente a una lenguaculta, generalmente el latín; gráfico: influjo de una lenguaculta, generalmente el latín, en la escritura; léxico: voz quepresenta en su forma una estr-uctura general que no haevolucionado según las tendencias evolutivas del castellanoy que remite a una lengua culta, generalmente el latín;semántico: préstamo de la acepción latina a palabras yaincorporadas al idioma; semicultismo: voz que presentaalgún rasgo que no ha evolucionado totalmente, aunque síparcialmente, según las tendencias evolutivas de la lengua yque remite a una lengua culta, generalmente el latín.

¡! ¡: fonem apalatalafricado sordo; [ô]: sonido palatal africadosordo.

Degeminación: simplificación de una consonante geminada(doble) ; grâfica: simplificación de una grafi.a geminada(doble).

Derivación: formación de palabras mediante prefijos o sufijos.

Desautomatizaciónz reactivación del sentido literal de unaunidad fraseológica que produce efectos especiales.

Desfonologización: proceso mediante el cual se pierde unaoposición fonológica que existía en el sistema de la lengua.

Diccionario etimológico: diccionario que tiene como objetivoestablecer la procedencia del conjunto de las palabras de lalengua.

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260 Glosrtrio

Dígrafo: (v. grafía doble).Diptongo encubierto: diptongo fónico que no se refleja como

tal en la graha.Disimilación: proceso mediante el cual un segmento fónico

átono varía por alejamiento a otro cercano tónico.Doblete léxico: par de voces que proceden de un mismo étimo.Epéntesis: inserción de un elemento fónico que no tiene

justificación etimológica.Español atlántico: español conformado en el Sur peninsular

que, a través de las Islas Canarias, pasó al continente ame-ricano.

Español ceceante (v. ceceo): variedad del español en que sepronuncia como [0] lo que en la norma castellana se distin-gue como [e] o [s].

Español seseante (v. seseo): variedad del español en que sepronuncia como [s] lo que en la norma castellana correspon-dea[0]o[s].

Étimo: forma de la que procede históricamente urra voz;próximo: forma de la que procede históricamente una vozdirectamente de otra lengua; remoto: forma última a la queremite una voz que ha podido llegar a través de varias lenguas.

Etimología: 1) disciplina filológica que trata del origen de laspalabras; 2) una de las divisiones tradicionales de los trata-dos gramaticales clásicos (la que se llamó también Analogíay, después, en parte, Morfología), junto con la Prosodia, laOrtografía y la Sintaxis; etimología: étimo de una voz (v.étimo); popular: fenómeno que induce al hablante a enla-zar consciente o inconscientemente una forma determinadacon otra, basándose en alguna semejanza formal, sin queentre ambas medie relación etimológica alguna, de forma talque los términos sometidos a esta abstracción terminan poraproximarse en el plano semántico y no sólo en el formal.

Extensión analógica: proceso mediante el cual determinadosmodelos flexivos influyen sobre otros menos regulares en Ialengua.

Glosario 26r

Euskera: denominación autóctona de la lengua vasca a partirdelaraíz eusk-.

Familia léxica: conjunto de palabras emparentadas por remi-tir originariamente al mismo étimo o a étimos a su vezrelacionados.

Fijación o estabilidad formal: propiedad que tienen ciertasexpresiones de serreproducidas en el hablar como combina-ciones previamente hechas y que conllevan la suspensiónarbitraria de alguna regla de combinación de los elementosdel discurso.

Fonética sintáctica: actuación de las tendencias fonéticas enun marco superior al de la palabra, que incluye un contextosintáctico.

Fonologización: proceso mediante el cual se crea una oposi-ción fonológica nueva que no existía antes en el sistema dela lengua.

Forma interior: arrnazón tipológica en la que se inserta lamanera de concebir el universo por los hablantes de lalengua.

Formación de palabras: (v. derivación).Forte: emisión producida con una fuerte tensión articulatoria.Fraseografía: tratamiento lexicográfi co de la fraseología.Fricatización: transformación en fricativo de un sonido oclu-

sivo.

tål: sonido prepalatal africado sonoro rehilante.Fuerza ilocucionaria: comunicación originada en un plano

distinto al estrictamente gramatical.Galicismo: préstamo tomado del francés.

Grafema: unidad mínima de la lengua escrita que puedediferenciar el significado, o, en otras palabras, grafía quecorresponde a un fonema del sistema.

Grafemática: disciplina lingüística que estudia el sistemagráfico de una lengua.

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262 Glosario

Grafémica: disciplina lingüística que estudia las grafías de unalengua.

Grafía doble o dígrafo: grafi,a compuesta por dos grafos;grafia múltiple o complejaz gralía compuesta por más dedos grafos.

Grafía: representación gráfica de un fonoGrafo: grafíasimple.Gramaticalización: 1) el proceso mediante el cual un elemen-

to léxico pierde su contenido enciclopédico y se especializacomo marcador de una relación gramatical; 2) proceso porel que determinado elemento léxico de una lengua pasa aengrosar el inventario de recursos gramaticales de la misma;3) proceso por el que se desgasta un significado referencialy se crean o recrean significados más abstractos o másgramaticales.

Guanche: Antigua lengua de las Islas Canarias.

[h]: sonido aspirado.

Hebreo: lengua religiosa de la comunidad judía.

Hipercorrección: resultado de restituir un modelopretendidamente correcto, pero falso en realidad , aLlrfavoz.

Hispanoárabe o romandalusí: modalidad de la lenguaârabehablado en la Península ibérica.

Homonimia: coincidencia formal a la que llegan dos vocablosprocedentes de étimos distintos como consecuencia de suevolución fonética.

Idiomaticidad: ausencia de contenido semántico de los com-ponentes de una unidad fraseológica, que tiene como conse-cuencia que el significado global de dicha unidad no seadeducible del significado aislado de cadauno de sus elemen-tos constitutivos.

[!] : semivocal palatal.

[j] : semiconsonante palatal.

Italianismo: préstamo tomado del italiano.Koiné: (v. koiné castellana)

Glosario 263

Koiné castellana: castellano normalizado en época alfonsí,que constituye la base del castellano ejemplar codificado porla Academia.

/U: fonema palatal lateral sonoro;[!]: sonido palatal lateralsonoro.

Laísmo: uso del pronombre personal átono la, procedente delacusativo latino, en función de objeto indirecto cuando serefiere al género femenino.

Latín r.ulgar: latín hablado en las diferentes épocas de existen-cia de la lengua latina, caracterizado por su carácter inco-rrecto, agramatical o iliterario, que tuvo una progresiónparticularmente rápida en los últimos tiempos del imperioromano y está en la base de las lenguas neolatinas; colo-quial: se usa como sinónimo de latín vulgar; familiar: se usacomo sinónimo de latín vulgar; tardío: se usa como sinóni-mo de latín vulgar; medieval: latín culto empleado en laEdad Media por la capa letrada de la sociedad.

Latinismo: gráfico: grafía que muestra la influencia del latínen la lengua escrita; fonético: forma que muestra la influen-cia del latín en el aspecto fonético; sintáctico: estrrrcturaque muestra la influencia de la lengua latina en la sintaxis;léxico: voz que muestra la influencia formal del latín;semántico: préstamo de la acepción latina a palabras yaincorporadas al idioma.

Leísmo: uso del pronombre personal átono le, procedente deldativo latino, en función de objeto directo cuando se refiereal género masculino; leísmo de persona: leísmo referido aun objeto directo de persona; leísmo de cosa: referido a unobjeto directo de cosa.

Lene: articulación debilitada.Lenición: proceso de debilitamiento o aflojamiento articulatorio

que da lugar a procesos de degeminación, sonorización yfricatización.

Letra: se suele usar como sinónimo de grafía; sin embargo, enla tradición clásica incluía elnomen (nombre), lafigura (Io

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-264 Glosario

que hoy se identificaría con la grafi.a) y la potestas (valorfónico representado).

Léxico nuclear: el conjunto de voces castellanas heredadas dellatín o relacionadas en una u otra medida con la lengualatina; patrimonial: conjunto de voces heredadas del latínpor transmisión histórica; forjado: contingente léxico am-pliado mediante mecanismos de derivación y composicióna partir del léxico patrimonial; incorporado: palabras queel español ha ido incorporando a su léxico a través de lospréstamos tomados, por vía oral o escrita, de todas laslenguas con las que ha estado en contacto (a excepción dellatín).

Loísmo: uso del pronombre personal átono lo, procedente delacusativo latino, en función de objeto indirecto cuando serefiere al género masculino.

Metafonía: cierre de una vocal que se produce por la influenciade una vocal final cerrada.

Metátesis: desplazamiento o cambio de orden de un elementofónico en el interior de una palabra.

Mozárabe: modalidad románica derivada directamente dellatín en territorio peninsular de asentamiento árabe.

/il: fonema nasal palatal; [gl : sonido nasal palatal.

Navarro: (v. romance navarro).Neologismo. voz de formación reciente en la lengua.

Nivelación: proceso que provoca la eliminación de alternanciasmorfológicas, de manera que tienden a desaparecer aquellasmenos rentables o transparentes por el carâcter no unívocode la relación entre significante y significado.

Occitano: modalidad derivada del latín en territorio galomeridional a lo largo de los Pirineos.

Occitanismoz voz perteneciente al occitano.

Orígenes del español: período inicial de la lengua española apartir de latransformación dellatín de Hispania en dialectosromances, en que los testimonios muestran gran número de

Glosario 265

procesos compartidos con los demás sistemas romanceshispánicos en formación; orígenes remotos: parte másantigua del período de orígenes, en que la diferenciaciónentre latín y romance no tiene aún fronteras claramentedelimitadas en los textos conser-vados y ofrece, por lo tanto,problemas en su reconstrucción; orígenes próximos: etapade orígenes más cercana a la formación definitiva de lalengua castellana, en la que ya es posible identificar en lostextos los rasgos propiamente castellanos, por lo que permi-te Ia reconstrucción de los hechos lingüísticos con mayorfacilidad.

Ortografía fonémica: sistema ortográfico en el que existe unaadecuación biunívoca entre graha y fonema.

Palabra diacrítica o idiomática: componente de unidadescon significado idiomático que aparece exclusivamente enuna combinación fraseológica o en un escaso número decombinaciones.

Palatalización: proceso por el cual se convierte en palatal unsonido que no lo era.

Polarización léxica: influencia formal ejercida por una pala-bra sobre su antónimo o correlato semántico como manifes-tación de la analogía ejercida entre elementos léxicos queestán relacionados por razones semánticas

Polimorfismo: variación formal de un elemento lingùístico.Prerromance: etapa final del latín tardío documentada en los

textos, çlue es, a su vez, el primer período de formaciónrománica en general o de una lengua romance concreta enparticular.

Protorromance: reconstrucción teórica retrospectiva de loshechos que anticipan la formación románica, que, por lotanto, no está documentada en testimonios escritos; talreconstrucción puede variar con el cambio de la base teóricaque la hace posible.

Reanálisis: proceso en el que se produce una interpretacióninadecuada de una forma o estructura poco transparente

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266 Glosario

tomando como modelo una forma o estnrctura similar, peromás reconocible o transparente.

Regresión: restitución de una palabra a una supuesta baseléxica que nunca existió.

Resto formal y resto sintáctico (de los casos latinos): restoformal: forma castellana que procede directamente de uncaso concreto latino y no del caso oblicuo o confluencia decasos varios latinos; resto sintáctico: constr-ucción sintácticadel español en que no hay preposición por ser continuacióndirecta de otra latina y que, por lo tanto, no ha sido sustituidapor preposición alguna.

(Romance) navarro: modalidad romance que fue continua-ción directa del latín asentado en Navarra vinculado alromance aragonés (aunque diferenciado de éÌ), y sustituidotempranamente por el castellano.

Romandalusí (v. hispanoárabe).Romania: conjunto de territorios en los que se habla una

lengua romance derivada directamente de la latinizaciónque se originó como consecuencia de la romanización histó-rica; Romania perdida o submersa: conjunto de territoriosen los que la romanización histórica, pese a haber existido,no dejó descendencia románica; Romania nueva: conjuntode territorios en los que se habla una lengua románica queno deriva directamente del proceso histórico deromanización, sino que es producto de la coionización apar-tir de una lengua romance formada con anterioridad.

/$/: fonema prepalatal fricativo sordo; [5] : sonido prepalatalfricativo sordo.

/S / : fonema predorsodentoalveolar africado sordo; [S] : sonidopredorsodentoalveolar africado sordo.

Scripta: agrupación de textos escritos correspondientes a laépoca en que la lengua escrita oficial era el latín; scriptacastellana: conjunto de textos escritos en ámbito castellanoen época anterior alautllización oficial del castellano parala lengua escrita.

Glosario 267

Scriptorium: lugar en el que se escribían los manuscritos en elperíodo medieval, que constituía un centro de cultura en IaEdad Media.

Semicultismo: (véase cultismo).Seseo: articulación como [s] de lo que corresponde en la norma

castellana tanto a [s] como a [0]; seseo americano : elmismo fenómeno en tierras americanas, cuyo origen está enel español atlántico ; seseo valenciano : el mismo fenóme-no en zona valenciana, procedente del fenómeno de igualnombre registrado en la lengua catalana.

Sitrilante (fonema o sonido): elemento articulado que tieneun elemento similar a un silbido (silbante).

Sonorización: proceso por el que una consonante sorda, encontacto con cierlos elementos sonoros, se convierte ensonora.

Superestrato: acción que una lengua superpuesta a otra yluego desaparecida ejerce sobre la lengua anterior sobrevi-viente.

Sustrato: acción que ejerce una lengua que desaparece sobrela lengua que se superpone a ella.

Transfonologización: proceso en el que no se elimina unaoposición fonológica existente ni se crea otra nueva, sinoque se traslada a un plano diferente en el conjunto deoposiciones del sistema.

Universales fraseológicos: universales lingüísticos en el ám-bito de la fraseología.

Ultracorrección: (v. hipercorrección).Vascoiberismo: tesis que sostiene la existencia de relaciones

genéticas de filiación entre la lengua ibérica y el vasco'

Yod: elemento palatal semivocálico o semiconsonático muycerrado(v. til V [i1) ;verbal, desinencial, flexional : la queaparece en la desinencia de ciertas formas verbales por elcontacto entre lavocal temâticayunavocal de la desinenciade persona y número.

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268 Glosario

Vasquismo: préstamo procedente de la lengua vasca.

[q]: semivocal velar.

[w] : semiconsonante velar.Wau: elemento velar semivocálico o semiconsonántico (v. [w]

v tql ).[1]: fonema velar fricativo sordo;: sonido velar fricativo sordo.12 l: fonerna predorsodentoalveolar africado sonoro; l2 I : so-

nido predorsodentoalveolar africado sonoro.lL.l : fonerna prepalatal fricativo sordo; [å]: sonido prepalatal

fricativo sordo.