Anticristo gurada con la pasin y exaltacin de Cristo. A partir de entonces, la oposicin a Dios y a su pueblo se convierte en oposicin a Cristo y a su Iglesia. El adversario que, segn la tradicin bblica o postbblica, se piensa que simboliza o encarna dicha oposicin aparece en consecuencia como figura de antikhristos: por una parte, recapitula los rasgos de la impostura sacrlega, mientras que, por otra, su epifana y accin se presentan en funcin de los conflictos (persecuciones o cismas) que conoce la comunidad eclesial. Segn el apocalipsis sinptico, la abominacin de la desolacin, que evoca la profanacin del templo en la lnea de Dan 9,27, ser preparada por la actividad engaosa de los falsos profetas y pretendidos mesas (Mc 13,5.22; Mt 24,4.24). En Un 2,18b.22 y 2Jn 7, la manifestacin escatolgica del anticristo se actualiza en las contestaciones herticas de la doctrina cristolgica. En Ap 13, las dos bestias, secuaces del antiguo dragn, representan las reivindicaciones y la propaganda persecutoria del culto imperial, falsificaciones blasfemas del misterio pascual y del anuncio evanglico (que hay que relacionar con Ascensin de Isaas 4,25). En 2Tes 2,3-8, el adversario se caracteriza tambin por sus pretensiones sacrlegas