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La Salada en el ojo de la tormenta y la crisis financiera Diego Sztulwark & Veronica Gago Las imágenes de las topadoras casi de madrugada levantando los fierros flacos que eran el armazón de los casi 7 mil puestos que bordeaban el Riachuelo y que constituían la parte más precaria de la feria La Salada, conocida como feria La Ribera, no son sólo un episodio ordenado por la justicia. Además de la campaña electoral en marcha, que siempre tiene en la ya famosa feria un lugar de disputa ineludible, hay una interpretación más que debe yuxtaponerse. En La Salada se juega otra escena de la disputa financiera, estrechamente vinculada a las especulaciones sobre el dólar, la capacidad de intervención del Banco Central y la disputa sobre el consumo popular y las reiteradas amenazas del ajuste que, desde muchos sectores, se pide a gritos. Informalidad y consumo popular No es casual que la campaña mediática contra la feria de La Salada ha escalado estas últimas semanas. A las habituales denuncias de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), como representante de empresas que se creen desfavorecidas por una competencia que evade impuestos, se suma ahora, en un año electoral, una ofensiva de mayor significación política. Para comprender esta combinación de intereses es necesario situar a La Salada como la saliente más notable de un fenómeno más general: el hecho que haya sido la informalidad el territorio más apto para la extensión del consumo popular. Primero, como modo de atravesar y salir de la crisis; luego, como componente dinámico del posterior crecimiento de la economía. Críticos de inspiración muy distinta (que argumentan en base a la ley o según una cierta idea de la moral) convergen en el cuestionamiento de este ensamblaje entre economía informal y generalización del consumo. Esa convergencia tiene un efecto simplificador. Se apunta a denunciar el carácter ilegal de la feria sin reparar en la enorme eficacia que ha adquirido para mantener el consumo popular por debajo de los índices de inflación y las superganancias que se juega en la economía legal. Cuando se repara en la serie de denuncias publicadas durante las últimas semanas se puede observar, además, cómo los informes que se difunden desde agencias gubernamentales de los EE.UU se basan exclusivamente en artículos periodísticos de los medios que luego amplifican la importancia de tales informes. Prensa sobre prensa El informe del Departamento de Comercio norteamericano (The Office of the United States Trade Representative “USTR”, con fecha 5 de marzo de 2015), que incluyó a La Salada en el reporte de los “mercados notables” (Review of Notorious Markets), está hecho a partir de información pública y elabora una lista que “resalta una selección de mercados online y físicos que, según consta, están comprometidos y facilitan piratería sustancial de derechos

Diego Veronica Gago - La Salda en El Ojo de La Tormenta

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La salada, finanzas, neoliberalismo dede abajo, Gago, Sztulwark, 2001 crisis, Argentina.

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  • La Salada en el ojo de la tormenta y la crisis financiera Diego Sztulwark & Veronica Gago Las imgenes de las topadoras casi de madrugada levantando los fierros flacos que eran el armazn de los casi 7 mil puestos que bordeaban el Riachuelo y que constituan la parte ms precaria de la feria La Salada, conocida como feria La Ribera, no son slo un episodio ordenado por la justicia. Adems de la campaa electoral en marcha, que siempre tiene en la ya famosa feria un lugar de disputa ineludible, hay una interpretacin ms que debe yuxtaponerse. En La Salada se juega otra escena de la disputa financiera, estrechamente vinculada a las especulaciones sobre el dlar, la capacidad de intervencin del Banco Central y la disputa sobre el consumo popular y las reiteradas amenazas del ajuste que, desde muchos sectores, se pide a gritos. Informalidad y consumo popular No es casual que la campaa meditica contra la feria de La Salada ha escalado estas ltimas semanas. A las habituales denuncias de la Confederacin Argentina de la Mediana Empresa (CAME), como representante de empresas que se creen desfavorecidas por una competencia que evade impuestos, se suma ahora, en un ao electoral, una ofensiva de mayor significacin poltica. Para comprender esta combinacin de intereses es necesario situar a La Salada como la saliente ms notable de un fenmeno ms general: el hecho que haya sido la informalidad el territorio ms apto para la extensin del consumo popular. Primero, como modo de atravesar y salir de la crisis; luego, como componente dinmico del posterior crecimiento de la economa. Crticos de inspiracin muy distinta (que argumentan en base a la ley o segn una cierta idea de la moral) convergen en el cuestionamiento de este ensamblaje entre economa informal y generalizacin del consumo. Esa convergencia tiene un efecto simplificador. Se apunta a denunciar el carcter ilegal de la feria sin reparar en la enorme eficacia que ha adquirido para mantener el consumo popular por debajo de los ndices de inflacin y las super-ganancias que se juega en la economa legal. Cuando se repara en la serie de denuncias publicadas durante las ltimas semanas se puede observar, adems, cmo los informes que se difunden desde agencias gubernamentales de los EE.UU se basan exclusivamente en artculos periodsticos de los medios que luego amplifican la importancia de tales informes. Prensa sobre prensa El informe del Departamento de Comercio norteamericano (The Office of the United States Trade Representative USTR, con fecha 5 de marzo de 2015), que incluy a La Salada en el reporte de los mercados notables (Review of Notorious Markets), est hecho a partir de informacin pblica y elabora una lista que resalta una seleccin de mercados online y fsicos que, segn consta, estn comprometidos y facilitan piratera sustancial de derechos

  • de autor (copyright) y falsificacin de marcas registradas. El argumento de esta pesquisa se centra en que estas prcticas causan prdidas financieras significativas para propietarios de derechos y negocios legtimos, socavando ventajas comparativas cruciales de EEUU en la innovacin y la creatividad y en detrimento de los trabajadores Americanos, y pueden plantear riesgos significativos para la salud y la seguridad de los consumidores. Sin embargo, plantea explcitamente que la lista no pretende reflejar hallazgos de violaciones legales, ni refleja el anlisis del gobierno de EEUU de la proteccin de derechos intelectuales (IPR- Intellectual Property Rights) y del clima de aplicacin en los pases involucrados. El informe, entonces, no produce ninguna informacin novedosa que no se hallara ya publicada, no tiene precisiones legales y slo subraya la escala de los mercados tomando como parmetro las ventajas unilaterales de Estados Unidos. La acusacin al gobierno argentino cuando se habla de La Salada dice: Los vendedores de mercadera falsificada o robada operan abiertamente, sin restricciones, ya que se sabe que los controles son pocos y, en el mejor de los casos, solo intermitentes. A pesar de los reclamos del gobierno de los Estados Unidos y de la Comisin Europea para abordar la falsificacin y la piratera en La Salada, el gobierno de Argentina tolera la venta de contrabando en el mercado. Los informes de prensa indican que el dueo del mercado ahora opera un doble mercado online, LaSalada.com. (disponible ac ) Espiral meditico Este informe una vez ms: que slo se basa en informacin publicada pero que se replica nuevamente sobre los medios- motiv una nota del diario La Nacin titulada EE.UU. apunta a Cristina por La Salada (6.3.2015), donde adems se hace hincapi en que la delegacin oficial de visita comercial a Angola incluy a representantes de la feria en su comitiva. Una semana despus, Clarn reprodujo una nota publicada en el diario El Pas de Espaa, con el ttulo La Salada, el gran mercado negro de Latinoamrica (14.3.15). Ya el 26 de enero La Nacin le habra dedicado un editorial cuando La Salada amenazaba con reproducirse, como saladita, en la mismsima avenida Santa F (La Salada, un mal que se multiplica). En los ltimos das, se puede ver en La Nacin la destruccin captada desde un drone, al ritmo de una guitarra acstica (ver nota) Si la impugnacin legal apunta a la evasin de impuestos, la crtica moral, desarrollada no pocas veces bajo el amparo del denuncialismo de lderes como Gustavo Vera, apunta a las condiciones bautizadas, tambin mediticamente, como esclavas al interior de los talleres textiles; situacin que no es para nada exclusiva de La Salada, sino que compromete a importantes marcas textiles comerciales de alta gama que sumergen parte de su produccin en estos mismos talleres. Pero que quedan generalmente a salvo en los medios cuando se criminaliza a los trabajadores migrantes. La campaa de descrdito sobre La Salada ilumina el carcter precario de los dispositivos

  • de inclusin popular en el consumo, que se extiende a otros rubros y se ramifica por todas las ciudades del pas. Pero no lo hace en funcin de situar a estos sectores sociales como la base para nuevos diseos institucionales, capaces de reorientar esta vitalidad hacia el corazn de la economa nacional, combatiendo los procesos de mafializacin, racismo e ilegalizacin de contingentes enormes de trabajadores, sino que emplea el argumento moral y el legalista a favor de una restriccin del consumo de quienes sern ms perjudicados por la inflacin. La Salada, China y el dlar blue Mientras tanto, una nota en el diario El Cronista Comercial del da despus del desalojo en Lomas de Zamora traza un vnculo entre el comercio de La Salada y el aumento del dlar blue (ver nota) El argumento es el siguiente: uno de los mayores demandantes de dlares proviene de la venta informal. Especulando sobre la brecha entre dlar oficial y blue, el artculo sostiene que para disminuirla, el gobierno entr en guerra con uno de los principales demandantes: la venta de mercadera ilegal, al desalojar ayer 10.000 puestos de La Salada con topadoras. La explicacin involucra a China, ya que segn los datos de la Fundacin ProTejer dedicada al anlisis del sector textil, el 35% de los containers que llegan de China se pagan de manera ilegal en puerto, tanto de Buenos Aires como del interior. De esto se deriva que un tercio del monto total de las importaciones de productos textiles chinos (u$s 500 millones) se pagaran con dlar blue. Para este anlisis, el logro de las medidas de Alejandro Vanoli en el BCRA al disminuir la brecha entre los distintos tipos de cotizaciones tiene un efecto: la bicicleta financiera dej de ser negocio, ahora gran parte est yendo directamente al Colchon Bank. Pero los operadores de mesas de dinero que antes compraban lo que en la jerga llaman pur (el ahorro que se compra para revender), dejan de hacerlo porque, de nuevo, ya no es negocio especulativo. Eso redunda en que, segn esta lgica, habr menos billetes pur en oferta para bajar el blue. Bajo esta secuencia, se seala a la economa informal como la principal perjudicada y sobre la que ahora el gobierno dirigira sus caones. Este modelo de intervencin estatal que se intenta fundar en el combate a la ilegalizacin financiera anuncia una nueva inflexin en el juego entre consumo y democracia que viene de los aos 90, de neoliberalismo duro. Desde la masificacin de la tarjeta de crdito, el consumo a cuota y el endeudamiento a la elevacin a rango constitucional del derecho del consumidor, se profundiz el proceso de capilarizacin financiera de lo social. Durante la ltima dcada, la expansin financiera y de dinmica de bancarizacin fue orientada a la extensin del consumo y a las polticas de inclusin. Como parte de este giro, y de las diputas de poder en el mundo de las finanzas, una eficaz coordinacin de agencias estatales intensific la persecucin a la evasin de grandes actores financieros. La actual campaa contra la feria de La Salada esboza la elaboracin de un nuevo tiempo poltico de cara al ao electoral: una nueva inflexin sobre el mundo de las finanzas orientadas a reducir los ilegalismos del mundo popular a favor exclusivo de ilegalismos de la economa concentrada, es decir, de una regulacin restrictiva del consumo.

  • La disputa por los billetes El economista Federico Sturzenegger (ex director del Banco Ciudad y actual economista en campaa por el PRO) escribi una columna de opinin esta misma semana en la que propone que ms que debatir si hay que emitir o no billetes de 500 pesos por la celeridad con que se consumen los de 100, lo que habra que hacer es directamente eliminar los de 100. El argumento es, de nuevo, contra la economa informal: el efectivo facilita enormemente las transacciones de la economa informal. Obviamente, muchas operaciones formales se hacen con efectivo, pero las informales slo pueden hacerse con efectivo. Entonces, cual sera el motivo por el cual querramos mejorarle la eficiencia a la informalidad? Es claro que los billetes de mayor denominacin haran justamente eso. (ver nota) La mala forma de la economa argentina de la que habl la semana pasada Roberta Jacobson, subsecretaria de Estado para Amrica Latina, seguramente ser parte de la discusin de este fin de semana en la VII Cumbre de las Amricas de este fin de semana en Panam. Su planteo fue efectivamente en una reunin preparatoria a este evento y con datos que extrajo del segundo informe norteamericano que se cit en estos das, titulado "Proyeccin nacional de comercio exterior", proveniente de la misma oficina (USTR) que condena a La Salada. Lo que est en juego, de modo inmediato, es la intencin de implementar un ajuste econmico va restriccin del consumo. Las denuncias de las condiciones delictivas de la articulacin entre informalidad y consumo popular revelan la precariedad en la que se sustenta el crecimiento del mercado interno de los ltimos aos, desafiando algunos puntos oscuros de la retrica oficial y relanzando la pregunta sobre la entronizacin de principios alternativos de economa popular contra el ajuste.