Upload
federico-asiss-gonzalez
View
220
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
1/18
ECONO M IA Y DIETA DE SALVACIÓNEN LA RIOJA MEDIEVAL
(Hacia un mo delo alimen tario a propósito de la obra de Berceo)
JAVIER PÉREZ ESCOHOTADO
Universidad Pompeu Fabra (Barcelona)
Para S am A bram s que sabe
saborear B erceo.
1. PLANTEAMIENTO DEL TEMA
Desgraciadamente... la historia de la alimentación medieval está toda ella por ha-
cer, y si expongo aquí algunos datos irrisorios, es sobre todo para estimular un estudio
a fondo de la cuestión
. Con estas palabras, el profesor Georges Duby, hace ahora
veinte años, comentaba en su clásica obra sobre economía rural en el occidente medie-
val, el que no dedicara al tema más que contadas líneas. Es evidente que se ha avanzado
mucho en historia económica, en historia de la vida material o de la vida cotidiana; algo
en historia de la alimentación y de la gastronomía , y muchísimo en la Medicina; pero, a
pesar del gran interés que suscitan actualmente las dietas, éstas no han interesado desde
un punto de vista histórico y, desde luego, nada o casi nada tienen que ver con el lado,
digamos, ético o moral, con la idea global de régimen de salud , que ha caracterizado
la Dieta desde que en los siglos V y IV a. C. los griegos descutieran y escribieran sobre
ella. Para aquellos —fisiólogos— griegos el régimen de salud era un auténtico arte de vi-
vir que se atenía al esquema canónico hipocrático de las sex res non naturales ; es de-
cir: 1
Luz y Aire. 2.° Alimentos y Bebidas. 3.° Trabajo y reposo. 4.° Sueño y Vigilia. 5.°
Excreciones y secreciones, y 6.° Efectos del alma. El mismo Platón dice en su diálogo
los
Rivales
que todo debe mantenerse en la justa medida y esta medida debe com-
prender tanto el orden corporal como el orden morar'. El problema para abordar con
fiabilidad la historia de la alimentación —y así lo manifiesta G. Duby— acaso sea irreso-
luble por la escasez de documentos que se conservan, anteriores al siglo
XIII, y porque los que conocemos se refieren en general a propiedades señoriales (lai-
cas o monásticas). Esta grave limitación no puede soslayarse impunemente y con-
1.
DUBY, Georges (1962),
Econom ía rural y v ida cam pesina en el occ idente medievaL
Ed. Península, Bar-
celona, 1968, p. 93. De la misma opinión es Una Riu, Juan, en
Las Peregr inac iones a Sant iago de Comp ostela
Pamplona, 1992, t. I, p.333: No tratamos en esta parte sino de ilustrar con algunos ejemplos la clase de ali-
mentación que a los peregrinos se suministraba en ciertos hospitales, pues un estudio completo sobre la ma-
teria sería imposible de realizar, dada la falta de documentación en que fundamentarlb .
2.
Citado así por FOUCAULT, Michel (1976).
His toria de la S exua l idad 2 . E l uso de los p laces
Siglo
XXI, Madrid, 1987, p. 97.
207
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
2/18
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
3/18
E C O N O M I Y D I E T D E S L V C I Ó N E N L R I O J M E D I E V L
Una segunda razón por la que hemos centrado nuestra atención en la obra de
Gonza lo de Berceo: estas Vidas y la producción del autor se sitúan cronológicamente
en el centro de interés de las peregrinaciones a Santiago de Com postela, una vez que el
rey Sancho III el Mayor decide promocionar el Cam ino de Santiago a su paso por La
Rioja; justamente desde la segunda mitad del siglo XI las peregrinaciones a Santiago in-
vaden esa ruta en detrime nto de la l lama da ruta alavesa , y generan la polít ica de
apoyo real al desarrollo de diversas ciudades riojanas situadas en ese C amino, por m e-
dio de la conce sión de Fuero s: Nájera (1020), Log roño (1095), C alahorra (1110) y
Santo D omingo de la Calzada (1187). La vida de Berce o transcurre aproximadame nte
entre 1196 y 1264, y las obras que a quí vamo s a com entar pueden considerarse dentro
de ese m ovimiento de auge cultural y de repoblación, que se inicia en toda Europa,
pero en La R ioja como consecu encia de la conquista de territorios a los mu sulmanes
(Calahorra es conq uistada en 1045). Así pues, cronológicam ente, nuestro estudio se en-
marca dentro de una euforia expansiva ' que se inicia lentamente en el siglo XI y un
proceso (al menos en La R ioja alta) de urbanización con sintomas de progreso de un a
sociedad urbana y secularizada'', desde fines del X II hasta las postrimerías del X III.
Berceo, cronológicam ente, está en el centro de una serie de fuerzas históricas y
culturales que lo hacen idóneo dentro de esos térm inos amplios de plena Edad M edia
de los siglos XI, X II y X III. Los datos que aquí se alegen se referirán básicame nte a es-
tos siglos.
Una tercera razón de carácter cultural me ha em pujado a analizar la obra de Ber-
ceo: su produc ción literaria no es sólo la del prim er poeta cono cido en lengua caste-
llana, sino que su obra y su vida coinciden con un gran m ovimiento de renacimiento,
iniciado en el siglo X II, según sostuvo H. Haskins
y han mantenido posteriores histo-
riadores, Curtius entre ellos, quien dice: sí vem os en el siglo XII una clara concienc ia
de estar viviendo una transición o más exactamente el comienzo de una nueva
época
. Berceo refleja m ejor que na die justo ese pu nto de transición entre una cultura
mon ástico-señorial y una nueva organización social, como se decía arriba, más urbana
y secularizada . El es todavía el representante de la divulgación cristiana m edieval y
está al servicio de los intereses del monasterio de S. Millán pero su aportación es
nueva, pues se perm ite creaciones personales y utiliza sus fuentes con bastante libertad.
Enseguida ve ndrán los Traductores de las Escuelas de Alfonso X '', que desterrarán,
sólo en parte, ese mé todo de refundición de fuentes, característica de los siglos X y X I.
Berc eo está en esa frontera entre el creador y el traductor; y fueron los traductores,
como dice Jacques Le Goff, los pioneros de ese renacimiento'.
6. GAR CÍA DE COR TÁZAR, J . A.
Historia de España fi La época medieval Alianza Ed., Madrid,
1973, p. 178.
7.
GA RC IA DE C ORTÁZA R, J.A., Introducción al estudio de la sociedad altorriojana en los siglos X
al XIV , Re
y
. Berceo, n.° 88 (1975), p.23.
8.HAS KINS, H.
The R enaissance of the twelfih century Cam bridge, Mass., 1928.
9.
CU RTIUS, E.R. (1948),
Literatura europea y Edad Media Latina
I y II, F.C.E., México, 1955, T. II,
p. 360.
10.
MENÉ NDEZ PIDA L, Gonzalo, en su artículo Cóm o trabajaron las Escuelas Alfonsíes , N.R.F.H.,
año V, pp. 363 -380, distingue dos períodos de producción: el 1.
entre 1250 y 1260, y el 2.° entre 1260-1284.
El primero , dice, se caracteriza por una traducción más fiel y literal y el segundo, en cam bio, por una más
libre y literalizada .
11.
LE G OFF, Jacques (1985),
Lo s intelectuales en la Edad Me dia
Gedisa, Barcelona, 1986, p. 32.
209
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
4/18
J VIER PÉREZ ESCOHOT DO
Habrá que abandonar la idea de la ingenuidad de Berceo y resituarlo, aunque de
forma conflictiva, en ese renacimiento del siglo XII, que si todavía añora un tiempo
agra rio y señorial que se deb ilita 2
, también refleja esa tensión histórica de ca mb io,
como tendremos oportunidad de comprobar.
2 . SAN M ILLÁN D E LA CO GOLLA,
C B LLERO EREMIT
Y
S N DOR
San M illán de la C ogolla, a partir de las fuentes que poseem os de su vida y de la
obra de B erceo, aparece como un santo, caballero eremita y sanador. Vivió entre el 474
y 574, o sea, un siglo completo. La obra de B erceo responde al esquem a hagiográfico
convencional en ese mome nto: 1: relato de la infacia e inicios en la vida religiosa. 2: mi-
lagros en vida y tránsito a la otra, y 3: colección de m ilagros póstumos.
Las fuentes que manejó Berceo, quien compuso su obra entre 1230 y 1236, según
la edición crítica de B. D utton fueron la
Vita Beati Emiliani del obispo de Z aragoza,
San B raulio, que vivió inmediatamente después del Santo (590-651) y que — dato impor-
tante para nuestro estudio— ordenó y corrigió las
Etimologías de su amigo y contempo-
ráneo San Isidoro de S evilla (556-636 ). De esta obra, probablemen te, extrajera Berceo
su idea de paraíso hipocrático. La otra fuente, para los Votos de San M illán conteni-
dos en esta Vida
es casi con seguridad una falsificación del monje Ferna ndus, que coin-
cidió en San M illán con B erceo. Las falsificaciones, y ésta de los Votos supuestam ente
establecidos por Ferná n Gonz ález en el 934 , tienen su justificación en que el mon aste-
rio (desde la fundación de Y uso en 1067) sigue prosperando hasta fines del XII. Enton-
ces, las donaciones empiezan a m enguar, como resultado del gran número de nue vos
centros de peregrinación que entraban en competencia con San M illán . Au nque la
falsificación de Ferna ndus y la versión de Berceo trataran d e reproducir el medio men -
tal y material del siglo X, hay que pensa r que am bos hicieron alguna ada ptación, por
ejemplo, de los alimentos qu e las villas y casas dependientes del M onasterio deb ían pa-
gar a San M illán por haberles librado del famoso tributo de las doncellas .
Pero vayamos al análisis de alguno de los milagros. Básicamente San Milán
como santo médico o sanado r, está especializado en end emoniados, ciegos, y paralíti-
cos o c ontrahechos. Los ben eficiarios de su actuación son mon jes o clérigos, mujeres,
criados, niños, casados y edificios. Pero entre los milagros que realiza, destacan tres,
dos de cuales el propio Berceo denomina ermanos (259b) por su contenido, que po-
dríamos denominar alimentario .
En ellos aparece recurrentemente el mismo personaje, el senador Ono rio . En el
primero (c. 181 y ss), es la casa de Onorio la que está endem oniada:
12.
GA RC iA DE CO RTÁ ZAR , J.A., Introducción al estudio de la sociedad altorriojana en los siglos
X al XIV , Re
y
. Berceo, n.° 88 (1975), p. 27.
13.
DUT TON , Brian.
La V ida de San M illán de la Cogolla de Gonzalo de Berceo,
Tamesis Books, Lon-
don, 1967.
14.
DUTTO N, B. ,
Vida...
cit., p. XII.
210
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
5/18
ECONOM ÍA Y DIETA DE SALVACIÓN EN LA RIOJA MEDIEVAL
«Qua ndo qerié Onorio tajar sue assadura,
o comer sos conducho s de qualquiera natura,
la bestia maleíta, plena de travessura,
echáv ali en ello estiércor e orrura.
Quando qerié bever la agua o el vino,
vertiégelo delante el traidor vezino;
fazié pudir las casa peor qe ma l venino
mayor p remia lis dava que sayón nin merino.»
(c. 183 y 184)
El senador O norio recurre a San M illán, peregrina hasta su oratorio, le cuenta el
problema y el San to emprende e l camino a la casa. Nada m ás llegar, improvisa un ser-
món a todos los de la casa y les impone un a yuno de tres días, en áspero vestido, a base
de pan y agua. Esta receta ya responde al principio hipocrático según el cual contraria
contrariis curantur ; en un casa en la que hay abund ancia de alime nto, la cura consis-
tirá en recom endar no p rocedimientos hom eopáticos, sino exactame nte lo contrario:
ayuno . El demon io, con este tratamiento, no se atreve a actuar a yantar nin a cena
(192b). San M illán, revestido para la ocasión y acab ado el ayuno, bendice la casa con
agua y sal, y logra expulsar a demonio tan particular.
El primero de los dos milagros ermanos trata de
una m ultiplicación de vino, de
evidentes referencias evangélicas, que Berceo amplifica con respecto al escueto relato
de San Braulio
. Un día, le l legan al oratorio muc hos peregrinos y S an M illán, cum-
pliendo las reglas de la hospitalidad, pretende ofrecerles vino, pues ha cía mucho ca lor;
pero descubre que tiene muy poco ; aun así hace que se sienten en el prado — siempre
hay un prado en Berceo— y manda que el architriclino (247c) sirva el vino. M ilagrosa-
me nte, tras la bendición del Sa nto, todos, ricos y pob res, logran b eber y calm ar la sed.
La justificación religiosa (c. 250) y la que ob ra el milagro es la suma de las virtudes fe y
caridad. Y concluye Berceo:
«éssas fazién el vino crecer de tal manera,
do éstas se juntaron nunqa meng uó cevera»
(c. 250 c/d)
C omo la fama del mi lagro y del Santo vuelan, ot ro día llegan muchos pob res y
tamp oco tiene qué da rles; así se lo confirma el despense ro. El Santo, con santa ira, le
achaca su poca fe y al poco rato:
—
«vínoli grand conucho al precioso varón;
so amigo O norio gelo dava en don».
(c. 256 c/d)
15. DUTTON , B.,
Obra comp leta de Gonzalo de Berceo
Espasa-Calpe/Gobierno de la Rioja, p. 188.
21 1
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
6/18
JAVIER PÉREZ ESCOHOTADO
Sabemos por la historia de la Retórica que
un escritor medieval puede recurrir, se-
gún su convenencia, a la abreviatio o a la amplificatio . En el milagro de la casa de
Onorio, Berceo ha convertido el largo milagro de San Braulio (cap. XVII) en ocho co-
plas. En el segundo, el del vino, la escueta versión de San Braulio (cap. )XI), la con-
vierte Berceo en otras ocho coplas, y el tercero (c. 252-259) es una traducción del
capítulo XXII de la
V ita
de San Braulio.
Cualquier comparación entre las versiones de Berceo y las fuentes que utiliza,
lleva a la conclusión de que Berceo posee una gran capacidad narrativa y su método de
trabajo recurre a la traducción o a cualquiera de las citadas figuras retóricas. En la tra-
ducción puede decirse, de forma general, que Berceo se mantiene fiel al sentido, al espí-
ritu de la letra, y adapta, aproxima los términos latinos a situaciones próximas a su
entorno cotidiano o al de quienes vayan a escucharle. Así, hay que ver aquí y en otras
ocasiones un intento constante de adaptación al medio y, por tanto, puede servirnos
como fuente válida de información16
Estos tres milagros confirman para nuestra zona de estudio una primera evidencia
conocida: que los pobres no tienen más que lo elemental y que algunos, probablemente,
se ponen en camino para ser socorridos alimentariamente; que con pan y con vino no
sólo se anda el camino , sino que son dos alimentos básicos.
Onorio, el noble senador , sufre los ataques del maligno, no en él — como sucede
habitualmente en estas Vidas— sino en su casa y en su comida. En su mesa no sólo hay
vino, sino alimentos de otra natura , lo que está indicando que la dieta podía ser va-
riada, y, sobre todo, hay assadura , es decir carne asada. La carne, que aquí es también
signo de riqueza, muy probablemente era un alimento que se incluía con frecuencia en
la dieta, al menos para reponer las fuerzas cuando se realizaba un trabajo duro o por
cuenta ajena. Así en el fuero de Cuevacardiel, dado el 12 de Diciembre de 1052, se im-
pone un menú de pan, vino y carne para los labradores del pueblo que trabajaran en las
tierras del señor'.
No intentamos decir que la carne fuera un lujo, sino que en esta situación Onorio
reproduce las convenciones del hombre rico al que se le atribuye una dieta variada.
Acaso, sutilmente, lo que Berceo trata de decir a su auditorio es que lo importante no
es la comida, por eso el milagro lo realiza el Santo imponiendo un severo ayuno de pan
y agua a los habitantes de la casa de Onorio.
En el milagro de la multiplicación del vino para los peregrinos —ricos y pobres—
acaso podamos ver —al margen de la escasez en la despensa del Santo— lo que confir-
man recientes investigaciones sobre la producción de vino en La Rioja del siglo XI: que
el viñedo se convierte cuantitativamente en el cultivo más importante de La Rioja du-
rante ese siglo y que el vino se utiliza de forma cotidiana en todo tipo de esfera socia118.
16. En las 111 Jornadas Internacionales de Historia de la Traducción, celebradas los días 27 al 29 de
Mayo de 1993 en León, tuve la oportunidad de demostrar estos extremos en la visión de Santo Domingo de
, Silos: Livius , Revista de Estudios de Traducción, León, N.' 3 (1993), pp. 217-229: Berceo como traduc-
tor: fidelidad y contexto en la V ida de Santo Dotningo de Silos :
• 17. MERINO SÁNCHEZ, Agustín. Fueros y Ordenanzas municipales en el valle del Alto Oja (Oja-
castro y Ezcaray) , Rey . Berceo, 114-115(1988), p. 129.
18. FERNÁNDEZ DE LA PRADILLA MAYORAL, M.C., El viñedo en la Rioja durante el siglo XI ,
Re
y
. Berceo, 122(1992), pp. 61-77.
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
7/18
E C O N O M Í Y D I E T D E S L V C I Ó N E N L R I O J M E D I E V L
Un dato más que podría pasar desapercibido, pero que va a tener su importancia
en Berceo: los olores. El diablo hace que la casa de Onorio huela peor que mal ve-
cino ; ataca el maligno no sólo la comida, sino el ambiente, y sabido es cómo los bue-
nos olores han entrado siempre en las consideraciones de una dieta completa e integral,
entendida como régimen de vida, y así están recomendados en los tratados clásicos,
tanto para enfermos como para sanos. En su
ecomendación de la salud
el médico ju-
deo-árabe Maimónides, a mediados del siglo XII, sostiene que si los alimentos sirven
para mantener las fuerzas naturales, los olores alimentan las fuerzas espirituales; y dice
textualmente: Sirven también al incremento de la fuerza animal los instrumentos musi-
cales, y el entretenimiento del paciente con narraciones alegres 19.
Pero, acaso, los datos más contundentes sobre la dieta medieval en La Rioja, ven-
gan recogidos en la versificación que Berceo hace de los famosos Votos de San Mi-
llán . No perdamos de vista que se trata de una falsificación y tanto el monje Fernandus
como Berceo tratan de mejorar la situación del monasterio de San Millán. Por tanto,
ambos debieron atribuir a cada casa aquellos alimentos que abundaran en la zona. Ex-
presamente lo dice Berceo: «De lo que en la tierra avié más complimento» (c. 465c). Te-
niendo esto en cuenta, reproduzco, siguiendo el estudio de A. Ubieto sobre los Votos ,
los productos que las poblaciones de la provincia de Logroño tenían que pagar a San
Millán según dichos Votos 20:
Pan o trigo
23 poblaciones
Vino
22 poblaciones
Quesos
poblaciones
Cera
poblaciones
Hierro
poblaciones
Gallinas
población
Dinero población
Berceo, al versificar estos Votos , abrevia nombres de pueblos, pero la estrofa
466 parece que, en su concisión, lanzara un grito de petición:
«Unas tierras dan vino, en otras dan dineros,
en algunas cevera, en alguantas carneros;
fierro traen de Alaba e cuños de aceros,
qesos dan en ofrenda por todos los Camberos».
Acaso sean necesidades de pura rima para que Berceo recuerde cuatro cosas fun-
damentales (vino, dinero,grano y carneros) y dos zonas, Álava y los Cameros, de donde
provenían los arados de hierro y los famosos quesos, que eran habituales en la dieta de
la zona. La petición por parte de Berceo (que, les recuerdo, escribió su obra entre 1230
19.
SCH IPERG ES, Heinrich, La medicina en el medioevo árabe , en Historia Univ ersal de/a M edicina
Director, P. Laín Entralgo, Salvat, Barcelona, 1972, p. 85.
20.
UB IETO A RTE TA , Antonio. Los «Votos de San Millán» , en
Hom enaje a d V icens V ives
Barce-
lona, 1965, T. I, pp. 309-324 .
213
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
8/18
J VIER PÉREZ ESCOHOT DO
y 123 6) de hierro para arados, debe hacernos reflexionar, puesto que, además, estamos
hablan do de la versificación d e una falsificación. En estos arios, y según el brillante es-
tudio del profesor García de C ortázar, el Mon asterio de S an M illán se encuentra en una
época de defensa a ul tranza del patrimon io más que en un mom ento de expansión.
Habría, por tanto, que resituar el dato en una etapa inme diatamente anterior, la que va
de 1167 a 1226, caracterizada por las necesidades de reorganización del dominio , en
la que sí hay todavía un intento de repoblación y explotación de nuevas zonas, aunque
el Mo naserio sigue orientando su p olítica económ ica por el sendero de la defensa de su
riqueza ganadera y piscícola 21.
No e stoy tratando de revisar las fechas en las que pudo realizarse la falsificación
de los «Votos»; simplem ente apunto que Berceo y Fernandus se remiten a un mo mento
anterior, al último tercio del siglo XII y los prime ros años de l XIII, lo que c orrobo ra
aún m ás el hecho de que B erceo está hablando de lo que él ha conocido a lo largo de su
vida.
Podríam os, pues, extrapolando estos datos, decir que la alime ntación, la dieta, al
men os en La Rioja Alta entre 1150 y 1250 pudo tener com o alimentos básicos el vino,
el cereal, la carne y el queso. No son todos los alimentos posibles — y ya iremos d eta-
llando otros. No debem os considerar que con estos alimen tos se mantenía el Monaste-
r io, s ino que m uy probablem ente consti tuían los ejes básicos de la dieta de quienes
trabajaban para él y de quienes enviaban sus productos en cum plimiento de los citados
Votos .
El oratorio de San M illán se había conv ertido ya en vida del Santo en u n auténtico
lugar de peregrinación; a la vez en un santuario y en un sanatorio, al que se dirigían los
enfem os y tullidos con esperanzas de salud y com o consecuen cia de que en la estima-
ción popular se valoraba a los santos por sus m ilagros . En la mayo ría de los milagros
de San M illán, los conceptos de salud física y espiritual están com pletame nte unidos.
La contrahecha de Am aya, Bárbara, es curada por el Santo una Cuaresma m ientras él
hacía el ayuno y perma necía empa redado. El Santo le tiende su báculo y la enferma...
«disso: Agora veo de plan la med ezina,
la qual me dará sana co n la gracia divina»
(c. 149 c/d)
Y cuando ya se iba, Berceo narra:
«Desend' la mancebiella alegre e pagada,
despidióse del menge qe la avié sanada»
(c. 153 a/b)
Esta identificación en las palabras de Berceo (santo=m édico, salud= med icina) nos
l leva a v arias considerac iones teóricas. En prim er lugar, a la idea de fusión total que
2
GAR CIA DE CORTÁZ AR, J.A.
El Dom inio de San M illón de la Cogolla s,X a XIII). Introducción a
la Historia rural de a Castilla AltomedievaL
Universidad de Salamanca, 1969, pp. 324 y ss.
22
DU TTON, Brian,
V ida...,
p
174.
214
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
9/18
E C O N O M I Y D I E T D E S L V C I Ó N E N L R I O J M E D I E V L
existe en ese mom ento entre salud espiritual y física, entre enferm edad y pecad o; y en
segundo lugar, el que todos los santos resuelvan problemas médicos o enfermedades de
forma sistemá tica, nos debería llevar a pensar en la desatención médica de la población
en la Edad M edia.
La piedad popular enjuicia y entiende el milagro desde una base de percepción
esencialmente emotiva, adaptable, de manera funcional, a un vasto conjunto de ne cesi-
dades de toda índole. El santo hace m ilagros porque es santo, así se resume la explica-
ción popular
. No es, en este m om ento, la idea de la Iglesia, que entre el siglo
X I
y
XIII
está tratando d e controlar el culto a los santos.
Esta m entalidad popular aproxima el milagro curativo al concepto que Laín E n-
tralgo describe como me dicina creenciar, en la que quien allí curaba hacíalo en vir-
tud del «poder» que los dioses le habían concedido para obrar sobre la naturaleza
4 . No
actuab a ni pensaba a sí la me dicina oficial de la Grecia de los siglos V y IV a de C .; en-
tonces estaba vigente el hipocratismo, basado en el conocimiento de la naturaleza y en
la búsqueda de rem edios precisos para cada enfermedad. Será posteriormente Ga leno
quien reclame para si, en tanto que fisiólogo y mé dico, todo cuanto se relaciona con la
vida moral del hombre: sus costumbres, el orden de sus pasiones y hasta sus pecados.
Para G aleno, toda la vida moral es de la incumbenc ia del médico, y el pecado es un de-
sorden del alma h umana 5
. Será Greg orio de Nisa, en el siglo IV d. de C., el que recoja
estas teorías y al que su condición de cristiano entero e ilustrado le impide ver en el
pecado una enfermedad física , como ha hecho Galeno; pero su situación de hombre
helenizado le lleva a ver y a tratar al pecador como si fuese un enfermo 26.
Respecto a la seg unda co nsideración (la desatención sanitaria de la población),
hay que decir que, a pesar de que el Concilio de Reims en 11 31
7
, prohibió a los monjes
ejercer la medicina fuera d el mona sterio, siguieron ofreciend o a la población, no sólo a
través de sus santos, ese servicio. Entre los siglos VI y X II, la medicina se refugia en los
monasterios; es la llamada por
H
Schipperge s época de med icina mon acal , lo que no
debe inducirnos a pensar q ue no hubiera otros médicos. No obstante, como detalle sig-
nificativo, los judíos que ejercen la med icina en La Rioja com ienzan a apa recer en los
docume ntos sólo a partir de 130 0, según los estudios de Cantera Montenegro2 8.
Esta m edicina mo nacal realiza una integración cristiana de las m aterias y for-
ma s del saber mé dico de la An tiguedad, sobre todo a través de los grandes enciclope-
distas Casiodoro, Isidoro de Sevilla, Beda el Venerable, Rabano M auro o W. Strabo.
Bastaría con demostrar que Be rceo hubiera conocido las
Etimologías
para comprobar
que b uena parte de sus ideas sanitarias provienen de esa síntesis del saber clásico pa-
sado por la fe, digam os, cristianizado. Y no podem os dudarlo, pues entre los códices
antiquísimos que se conservan de San Millán, aparece, precisamente relacionado bajo
3
MU ÑOZ FE RNÁND EZ, Angela, El milagro como testimonio histórico ,
en
Religiosidad Popular
antropología e Histor ia
Anthropos, Barcelona, 1989 , T.I, p. 169.
4
LAN ENTRALGO, Pedro,
Enfermedad y Pecado
Ed. Toray, Barcelona, 1961, p. 4 3.
25 .
Enfermedad y Pecado
p.47.
26 .
Enfermedad y Pecado
p
60 .
7LE G OFF, Jacques (1985),
Los intelectuales en la Edad
Media,Gedisa, Barcelona, 1986, p. 3 8.
8
CANTERA M ONTENEGRO, E . ,
Las juderías de la Diocésis de Calahorra eh la Baja Edad
Media .
I .E .R.
Logroño, 1986.
215
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
10/18
J V IE R P É R E Z E S C O H O T D O
el n.°
2
en el inventario de
1821,
un manuscrito en folio mayor de letra del siglo X, que
contiene las Etimologías de San Isidoro... 29
San Isidoro es importante no sólo por esta obra, sino porque dictó una Regla que,
al igual que la benedictina, reunía los conceptos de oración y trabajo. La Regla de San
Benito se consideró en toda Europa el libro fundamental de la convivencia medieval
desde que en el
529
se fundó el monasterio de Montecassino. Según esta Regla —y re-
sumo la exposición de H. Shipperges —, el Abad de cada monasterio deberá actuar
como maestro, padre, pastor y médico. Recomienda la Regla que el monje se ocupe in-
distintamente de ricos y pobres, de sanos y enfermos; tendrá en cuenta, pues, tanto el
alma como el cuerpo. La atención a los enfermos (sigue Schipperges) requiere un lugar
aislado y adecuado, un servicio médico organizado y, por fin, el instrumental necesa-
rio . El enfermo, además, debe tener una dieta rica en carne, así como medicamentos
necesarios, que procedían de la farmacia y la huerta que poseía el monasterio . Me ex-
cusarán de no entrar con más detalle en el tema de la farmacia y la medicina monacal,
pero les haré referencia a la obra de uno de éstos enciclopedistas , W. Strabo (m.
849);
este autor escribió un libro de
25
poemas titulado
Hortulus
en el que describe las carac-
terísticas terapeúticas de diversas plantas cuya simple enumeración es ya indicio de una
Materia médica elemental: lirios, rosas, salvia y ruda, iris y menta, hinojo, poleo, be-
rro y comino, raíz de genciana y alholva, alubia, junto a la melisa, la calabaza, el ajenjo
y la gayuba, la betonia y la grimonia, la artemisa y el mero y, finalmente, el rábano rusti-
cano 31.
Pero volvamos al milagro y reparemos en la curación del monje Armentero tal
como la cuenta Berceo (cc.
126 y ss.).
«Avié de los umores el vientre tan inchado,
qe tenién qe aína podrié seer passado»
c. 126 c/d)
Y añade que de nada le servían físicos o médicos. Los amigos lo llevan ante San
Millán y éste, rezando y haciéndole una cruz sobre la hinchazón, lo cura de inmediato.
Es un milagro rápido, pero revela una cierta sofisticación, porque alude a la teoría
hipocrática de los humores, que estuvo vigente hasta el siglo XVIII . En esta Vida de
San Millán, otros enfermos (criados, mujeres, niños) tienen dolencias más convenciona-
les: o están endemoniados— lo que suele esconder una gran variedad de enfermedades
desconocidas o difíciles de diagnosticar en aquel momento— o están tullidos, ciegos, pa-
ralíticos... El protagonista de este milagro curativo es un monje y, en consecuencia, el
diagnóstico es, digamos, más ilustrado: tenía el vientre hinchado por efecto de un des-
arreglo de los humores. La teoría a la que remite este milagro es la que se hizo más popu
29. DÍAZ DÍAZ , Manuel C. (1979),
Libros y l ibrerías en la Rioja altomed ieval I.E.R.
Logroño, 1991
(2. edición), p. 322.
30.
SCH IPP ERG ES, Heinrich, La medicina en la edad media latina , en
Historia Universal de la Medicina
Director P. Laín, Salvat Ed., Barcelona, 1972, T. III, pp. 181- 241. Sobre la medicina monacal , pp. 211-222.
31.
SCH IPP ER GES, H., La medicina en la edad media latina cita..., p. 218 .
32.LAN ENTRAL GO, Pedro,
La medicina hipocrática
Alianza Univ., Madrid, 1970, p. 150.
2 6
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
11/18
ECONOMÍA Y DIETA DE SALVACIÓN EN LA RIOJA MEDIEVAL
lar y que "más tarde pasa a la posteridad a través de Galeno...Según él, los humores en
el sentido más riguroso y técnico del término.., serían cuatro: la sangre, la pituita o
flema, la bilis amarilla y la bilis negra"
. El desequilibrio o la prevalencia de uno de
ellos, determina la enfermedad.
En este milagro del monje, nuevamente Berceo noveliza el relato de San Braulio,
que consta de dos frases
. Berceo nos hurta los detalles por los que pudiéramos inferir
algo más sobre el tipo de enfermedad que tuviera este monje, pero al menos podemos
concluir que Berceo conocía esa teoría, casi con seguridad a través de las
Etimologías
y
se la atribuye justamente a un monje, que debiera conocer también la teoría y acaso el
remedio. Así San Millán resuelve, sin tratamiento, lo que era en el monje Armentero y
en sus compañeros pura ignorancia. Quizás —y es pura conjetura— la enfermedad que
Armentero padeciera es una de las descritas por San Isidoro dentro de las "agudas" y
denominada "Flemón", que es "calor del estómago con dilatación y dolor, o congestión
de la sangre en una parte del cuerpo, que se manifiesta por enrojecimiento, dolor, hin-
chazón y dureza"".
3
SANTO DOMINGO DE SILOS
Y L A
MEDICINA CR
EENCIAL
Santo Domingo de Silos nace en Cañas hacia el año 1000 y muere en 1073. La
fuente que utilizó Berceo para componer su obra es la
Vita Dominici Silensis
de Gri-
maldo, casi contemporáneo del Santo, quien escribió su
Vita
según el editor moderno
de este texto, no antes de 1088-1091 y no después de 1109
6
. Berceo compone su ver-
sión en 1236
'. Estamos, pues, dentro de los siglos que nos hemos impuesto como refe-
rencia.
El poema de Berceo está organizado bajo el mismo esquema en tres partes, que es
el habitual del género hagiográfico. Se observa, no obstante, una abundancia mayor de
milagros póstumos, lo que corroboraría la idea de que "a fines del siglo XII los cronis-
tas empiezan a copiar milagros de nuevos santos con la forma de expedientes legales
destinados a ser usados en los procesos de canonización"
8
. En estos nuevos santos o
nuevos milagros "existe cierta unanimidad en que sus contenidos están mediatizados
por la pluma de escribano.., al servicio de argumentos doctrinales 39.
Santo Domingo de Silos es un santo mucho más milagrero que San Millán. Su es-
pecialidad como "médico" son, en primerísimo lugar, los ciegos; los paralíticos y con-
trahechos, en segundo, y finalmente los endemoniados. Los beneficiarios de su
actuación son, en general, hombres y mujeres sin otra condición, criados, niños, un edi-
ficio, un conde, varios cautivos, y ¡cómo no un par de milagros "alimentarios", que co-
mentaremos.
33.
LAN ENTRALGO P.
L a m edicina hipocrática
cit. p. 149.
34.DUTTON B. Obra Completa
cit. p. 158 n.° 126b.
35.
ISIDORUS HISPALENSIS
Ethimologiarum Liber
II de M edic ina
Barcelona 1945.
36.VALCÁRCEL Vitalino.
La «Vita Dominici Si lensis» de Grima/do
Estudio Edición critica y Traduc-
ción I.E.R. Logroño 1982.
37.
D U T I D N
B. L a Vida
de
anto
Domingo de Silos
Obras Completas de Gonzalo de Berceo t. IV Tá-
mesis Books London 1978 p. 17.
38.MUÑOZ Angela ob. ct. p. 173.
39.MUÑOZ Angela ob. ct. p. 174.
2 1 7
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
12/18
VIER PÉREZ ESCOHOT DO
Com o en la anterior
ida
de San M ilán, en ésta, Berceo utiliza las fuentes con pa-
recida libertad; unas veces traduce literalmente y aproxima terminológicam ente el texto
latino, otras abrevia y otras amplifica, no p erdiendo nunca de v ista dos principios: ser
fiel al espíritu de la letra y aproximar la doctrina a un púb lico ingenuo.
Vam os a pasar por encima el conocido favor de los pu erros, que los monjes culti-
vaban en su huerto; no se trata aquí, a pesar de las propiedades del puerro, del Hortus
medicinal que p oseía todo monas terio, sino de la huerta en la que los monjes cultivaban
las verduras y frutas que p recisaban para su inmediato y fresco consum o. Por cierto que
éste es un m ilagro que falta en la colección de G rimaldo, lo que induc e a pensar que es
de tradición local y qu e evidentemente el puerro estaba y a en la dieta med ieval riojana,
como espero lo siga estando por muchos siglos má s.
El primer milagro que este Santo obra en vida, lo realiza sobre M aría, una mujer
(c. 290 y ss.) que es un cúm ulo de desgracias. Enferma misteriosamente un día en que, a
caballo, se dirige al mercado; desde entonces, queda inutilizada de pies y manos, pierde
la vista, tiene problemas c on el habla y p arece demenc iada. Sus am igos y p arientes la
condu cen ante el Santo y tras rezar en la iglesia:
«M andó el sancto padre que trasquiessen del vino,
mandó que c alentassen dello en un catino:
bendíxolo él mismo puesto en un copino,
diógelo a bev er en el nomne divino.
As sí como lo ovo de la boca pasado,
la dueña fo guarida, el dolor amansado»
(cc. 307 y 308 a/b)
El vino, como se sab e, hasta el siglo XV I, se tomab a siempre caliente introdu-
ciendo en él un hierro rosiente. Era una costumbre dietética recomendada de forma ge-
neral. A los enfermos, con m oderación, se les preparaba un v ino caliente con especias.
El
poss t
francés — que acaso introdujeron en España los cluniacenses en esta época— se
componía de leche cu ajada y vino caliente muy especiado, y h acía las veces de licor di-
gestivo
, especialidad en la qu e, con otra composición, tan expertos se han mostrado
siempre los benedictinos.
Ac aso el Santo, que conocía el remedio, más que c urar a esta mujer, le indicó la
'medicina' con la que en adelante podría lograr mantener su salud. Es ev idente, desde
luego, en el relato de B erceo, el simbolismo religioso y la alusión al vino como s angre
de Cristo, pero aquí no estoy tratando d e analizar ese nivel de significado.
M ás significativo para nu estro tema de la economía y la dieta, es el milagro que el
Santo realiza sobre otra mujer, de Palencia, que «cayó por sus pecados en fiera pestilen-
cia» (c. 557 b). La pestilencia consitía en sordera, mud ez y pérdida del sentido. La causa,
muy elocuente, de su enfermedad fue no qu erer ir a oír las vísp eras a la iglesia.
40. TOUSSANT-SAMAT, Maguelonne (1987), Historia natural y moral de los alimentos
Alianza Ed.,
Madrid, 1991, T. 2, p. 54.
218
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
13/18
ECONOM IA Y DIETA DE SALVACIÓN EN LA RIOJA MEDIEVAL
«mas qu iso fer su ma ssa, delgacar e prem ir,
ir con ella al l 'orno, su volun tad cum plir»
(c. 559 c/d)
Co m o es habitual , amigos y parientes la l levan a l sepulcro del Santo; tras una se-
ma na, en la misa, la enferma com ienza a hablar y desde entonces, dice Berceo, «las viés-
peras del sábado no las quiso perder / non tovo a ta l ora su ma ssa por cocer» (c . 570
b/c) . En es te m i lagro , a l menos en la causa d e la enfermed ad, coinciden Grim aldo y
B erceo. Pero destaca en él la fusión que real izan, tanto uno com o otro, entre pecado y
enferm edad. En este y otros mom entos s imilares , am bos autores se dis tancian tanto del
hipocratismo, com o de la opinión oficial de la Iglesia, para aproxim arse nuevam ente a
la denom inada me dicina creencial y cierto galenismo. Para Hipócrates y sus seguido-
res, toda en fermed ad t iene un o rigen natural . Para la Iglesia , s iguiendo las enseñanzas
de C risto en e l Nuevo T estamento , no hay re lac ión en t re enfermed ad y pecado. Peroentre fariseos, escribas y sus mismo s discípulos, persiste la concepción arcaica de la
enfermeda d hum ana. Más aún: una consecuencia hereditaria transmisible , en palabras ,
otra vez, de Laín Entralgo
. Y sigue Laín: M ayor es la explicitud de Santo Tom ás en la
Sum m a contra entes
cuando es t im a que las enfermedades human as somát icas y psí-
quicas pueden ser consideradas, desde un pun to de vista me ram ente f is iológico, como
indicios probables del pecado original',42.
En la Iglesia, se da la dis t inción esencial entre la enfermedad y el pecado, pero no
puede excluir su mutua relación: una y otro son desórdenes de la exis tencia human a 43.
Hasta tal punto que en B erceo se da un c ierto desprecio por la medicina que no e s rel i-
giosa o creencial e incluso defiende a su santo com o el m ejor de los m édicos .
«Yendo de sant en sancto, faciendo romerías,
contendiendo con meng es, com prando las me ngías ,
avié mucho espeso en vanas m aestr ías,
tanto que serié pobre ante de pocos días»
(c.389)
Otra m ujer de las atareadas y de quien no sabemos el nom bre, enferma porque
«... sábado a v iésperas facié un o e ál,
lavava su cabec a e varrié su corral,
cadió por essa culpa e n peligro atal»
(677 b, c, d)
Así pues, la primera o bl igación es cum plir con los deberes rel igiosos y, después,
con los terrenos: amasar el pan o asea rse; la salvación depende d e estas obligaciones y
su incumplimiento, además de ser pecado, genera enfermedad.
41 .
Enfermedad y Pecado
ob. ct p.52.
4 LAN
Enfermedad y Pecado cit. , p. 72.
43 Ob. ci t . , p . 82.
219
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
14/18
JAVIER PÉREZ ESCOHOTADO
No pu edo resistirme a recordarles al menos el m ilagro obrado sobre el cautivo de
los moros Serván , de Cuzcurrita. Serván, que ha salido a una razzia contra los moros, es
hecho cautivo y encarcelado en M edinacelli. Allí, cubierto de grillos y muerto de ham-
bre, se le aparece Santo D omingo de S ilos, y el cautivo le pide ayuda con estas palabras:
«Si tú tal menge eres que me vienes guarir
tú deves pora esto consejo adoz ir»
(c.658 c/d)
El santo le indica cóm o puede deshacerse de sus grillos y le entrega «un m ajadero
de fuste», y con tal instrumento, narra Berceo (6 59 c/d):
«m olió todos los fierros con essi dulz madero,
non moldrié má s aína ajos en el mortero»
Co nvendrán conm igo en que el remed io, la receta es absolutamente m aravillosa;
la referencia al «dulz m adero» es claramen te una referencia a la cruz de C risto por la
que nos redimió a todos del pecado y redime a Serván de sus «cad enas». Pero las con-
notaciones alimentarias no se resuelven con la explicación vaga a u n naturalismo ber-
ceano. Tras la narración de este milagro, Berceo aprovecha para entonar un panegírico
del Santo, y, además de llamarle «buen serrano», dice (c.675 c/d):
«ond nació tal milgrana feliz fo el milgrano,
e feliz la milgrana que dio tanto buen grano»
Ni el detalle del almirez ni el de la m ilgrana o granada están en e l relato de G ri-
maldo — que dice textualmente fragile lignum — , por lo que debemos atribuirlo a la in-
vención del propio Berceo. No m e atrevería a asegurar que La Rioja cultivaba granados
en este mom ento, pues este árbol necesita de mucho ab ono y frecuente riego. Las cuali-
dades m edicinales de sus flores y de su raíz sí que se co nocen desde antiguo, pero me
inclino a pen sar que la referencia aquí está utilizada com o simple juego v erbal, pues
algo má s adelante (c. 689 ) identifica milagro con grano de la m ilgrana. O acaso hay a
que pen sar en una cierta obsesión o p reocupación por el bajo rendimiento del grano y
de las sem illas que es ca racterístico de estos siglos. Por otra parte, hay que pensar que
el estiércol necesario para el abono se em pleara en otros cultivos, el trigo por ejemplo.
Re specto al uso del ajo, no creo que sea necesario insistir en que en la dieta med i-
terránea, descen diente de la greco-rom ana, el ajo y el aceite han sido dos elem entos de-
finitorios mientras que la otra gran rama de dieta que coexiste con ésta la
germá nico-continental, desprecia el ajo y usa la manteca en ab undancia. Para Georges
D uby, de estos dos mo delos dietéticos, el mediterráneo y el germ ánico continental, sur-
gió el modelo agro-silvo-pastoril , que tuvo vigencia general en Europa durante toda la
Edad Media. Su programa alimentario — sostiene el antropólogo Juan Cruz Cruz— une
de m anera equilibrada los productos de origen animal (carnes y pescados) a los de ori-
gen vegetal. Se caza, se pesca (privilegiándose el pez de agua dulce), se pastorea, se cul-
tive . Este es el marco o mo delo alimen tario en el que hay que situar la may oría de
referencias alimentarias de las obras de Berceo.
44. CRUZ Juan Cruz
Alimentación y Cultura. Antropología de la cultura alimentaria
Eunsa Pamplona
1991 p. 190.
220
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
15/18
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
16/18
J A V I E R PÉ R E Z E S C O H O T A D O
Milagros de Ntra. Señora
D e la colección de M ilagros ya se tiene casi total seguridad;
proceden del l lamado manuscrito Thott 128 de la Biblioteca Real de Copenhage, edi-
tado por R ichard Becker en 1910 y que se da como la copia más próxima a la supuesta
fuente. Berceo escribió su obra, según la copla 325, antes de 1246, y según la 869 des-
pués de 1252
4 8
. Pero la Introducción sigue resistiéndo los asedios. Hay que seguir bus-
cándola porque existe, y si se com paran algunas versiones de Berceo con sus fuentes
respectivas, se observa que traduce literalmente aq uellos textos que en el latín son vi-
siones o alegorías. Esto es así porque Berceo, sólo en estos casos, respeta escrupulosa-
mente aquel criterio que impuso San Jerónimo con respecto a la Biblia Decía San
Jerónim o que, en este caso, el traductor debía ser literal, incluso en el orden de las pala-
bras, porque traen misterio'.
E l P araíso cristiano, el cielo, hay que c oncebirlo como ,e1 resultado final de un pro-
ceso en el que, tanto por la acción de D ios como por obra del hom bre, éste queda rein-
tegrado a su perfecc ión y alcanza la salvación definitiva. H abitualmen te se ha venido
considerando esta Introducción com o una variante, muy brillante por cierto, del tópico
del locus amoenus ° clásico.
S i como dice el profesor D utton los milagros parecen ser destinados al entreteni-
miento e instrucción de los peregrinos ya llegados al santuario y no, com o en San Mi-
llán
destinados a atraerlos 8
, tiene aún más sentido el que Berceo introduzca los
Milagros con el relato de un P araíso. E n su descripción — y repito que no recurro a do-
cumentar la simbología cristiana ni la retórica del locus amoenus — , Berceo se identi-
fica con los romero s que van de camino, «yendo en romería», y llega a un prado verde
e bien sencido, de flores bien poblado/ logar cobdiciaduero para omne cansado (c. 2
c/d). En su relato, ese prado paradisíaco va a ser la Virgen María, pero sus condiciones
pueden v alorarse como un auténtico oasis de tranquilidad, armon ía y perfección; la
apoteosis del alma sensible y veg etativa, ocupada en el disfrute de los diez sentidos, los
cinco externos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) y los cinco internos (mem oria, aprecia-
ción, imaginación, fantasía y sentido com ún). No se puede pedir más. Los cinco senti-
dos están abiertos y dispuestos a ser plenam ente llenados, esos mismos cinco sentidos
por los que el m édico hipocrático llega al conocimiento de la realidad
8
; esos cinco «se-
sos del cuerpo que nos facen pecar» (c.121), según dice Berceo.
La vista, en este paraíso de Berceo, está saciada con el verde y la variedad de colo-
res de las flores. El olfato disfruta del olor «tan sabroso» (86b) de las abundantes flores
que hay en el prado, hasta el punto de que «podrié vevir el omne con aquellos olores»
(5d). E l gusto queda satisfecho con la variedad de frutas: manzanas, peras, granadas, hi-
gos y todas están en su perfección, «non avié ningunas podridas ni azedas» (4d). E l oído
se deleita con « sonos de ave s, dulces e modu lados» (c. 7b). Nadie, sigue Berceo, oyó
48 G A R C I A T U R Z A , C l audio , Not a i nt roduct ori a a
Los Milagros de Nuestra Señora. O b ra Co m -
pleta de Gonzalo de Berceo, Espasa-Calpe/Gobierno de la Rioja, Madrid, 1992.
49
Recientemente he tratado de demostrar este método de trabajo en las III Jornadas Internacionales
de H istoria de la Traducción a las que se alude en nota 16.
50 E l profesor D UT T O N, en su edición
L os M ilagros de Nue stra Señora de
la editorial T ámesis Books,
London, 1971 rastrea con eficacia estos rastros retóricos y su presencia en las artes poéticas del siglo XII,
pp. 38 y ss.
51
D U T T O N , B .,
Lo s M ilagros de Nuestra Señora
T ámesis Books, London, 1971, p. 12.
52 L A N E N T R A L G O , P .
L a M edicina hipocrática cit., p. 66 --
22 2
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
17/18
ECONOM IA Y DIETA DE SALVACIÓN EN LA RIOJA MEDIEVAL
«órganos m ás temprados» n i «sones más ac ordados» (c. 7c/d). El tacto recibe satisfac-
ción a través de las flores «que refrescavan en om ne las caras e las mientes» (3b). En el
Paraíso no podía faltar una fuente cuyas aguas manaban «en verano bien frías en
ivierno calientes» (3d). Ni la som bra de los árboles «de tem prados savores» (c5b), que
es un auténtico lujo en este prado. Finalmen te, ante tan comp leto deleite de los senti-
dos, el romero n ecesariamente, como Berceo, puede decir: «yaziendo a la somb ra perdí
todos cuidados» (7a); y entonces ya es m ás fácil y lógico entender: «descargué m i ropie-
lla por yace r más v icioso» (c. 6c).
Seño res: el Paraíso está servido. Y n o está tan lejos del paraíso musulmán, cuand o,
por ejemplo, en la azora 13,35 se d ice:
«D escripción del Paraíso que se ha prom etido
a los piadosos: los ríos corren p or él, sus frutos
y su som bra son perman entes. Esta es la
postrimería de quienes son piadosos. L a postrimería
de los incrédulos es el fuego.»53
Solo faltan en el paraíso cristiano esas «mu jeres ubérrimas, de su mism a edad, y
copas repletas»
. Pero excusen el entusiasmo.
Para m í, la clave de este Paraíso de B erceo está en el oído y en el tacto, o m ás
exactam ente en la música y en la somb ra como sus placeres correspondientes. Habría
que ser un e xperto en historia de la m úsica para interpretar correctamente las coplas
ocho y nueve de esta Introducción. En ellas, Berceo desde luego que dem uestra sus co-
nocimientos musicales, pero lo que subyace en ese derroche de saber es la exa l tación
del canto gregoriano y de la arm onía. Permítanme una cita final extraída de
El pequeño
m undo de l hombre
del profesor Francisco Rico
, que a su vez ci ta a Sánchez de Aré-
valo, que a su vez cita a San Isidoro: D ize Sant Isidoro que este mu ndo es com puesto
de una fermosa harm onía . C a as í como la m úsica e harm onía es fecha de d iversas e
contrarias bozes reduzidas por arte e ingenio en una suave e delectable consonancia, así
el m undo es compu esto de diversos elementos. E el hom e, que es l lam ado pequeñ o
mu ndo , es compuesto de cuatro diversos o diversas cualidades de las cuales resulta un
fermoso compuesto .
Traducidos estos datos al plano de la dieta y del régimen ideal de salud: el equili-
brio y la armonía de las llamadas potencias en el sistema hipocrático (lo húm edo y lo
seco, lo frío y lo cálido, lo am argo y lo dulce), determinan el estado de salud perfecta,
diría yo, que de p araíso en la tierra.
En otro orden de cosas, este Paraíso que aqu í relata Berceo pe rmite alguna otra
elucubración. Parece que B erceo quisiera emular y proponer otra alternativa a ese P a-
raíso que, por ejem plo, describe el autor de la citada
Gu ía del Peregrina
D etrás de la
fuente está, según dijimos, el paraíso (atrio) pavime ntado de p iedra, en el que, entre los
53 El C orán
ed. de luan Verne t, ed. Planeta, 1991 , p. 211
54.
0. cit, p. 544.
55.
RICO , Francisco.
El pequeño mundo del hombre
Alianza Universidad, Madrid, 1986, p. 114. Repro-
duce el profesor Rico las palabras de Rodrigo Sánchez de Arév alo en
Suma de a poli t ica
223
8/16/2019 DietaDeSalvacionEnLaRiojaMedieval Berceo
18/18
JAVIER PÉREZ ESCOHOTADO
emb lemas de San tiago, se venden conch as a los peregrinos. Se venden allí tamb ién bo-
tas de vino, zapatos, mo chilas de piel de ciervo, bolsas, correas, cinturones y hierbas
m edicinales de todo tipo y dem ás especias, así com o otros m uchos productos . En el
prado-paraíso de B erceo hay tam bién «fuentes claras, corrientes/en verano b ien frías, en
ivierno bien calientes» (3 c/d); en el relato de la Guía del Peregrino
tamb ién en el espa-
cio del Paraíso , hay una fuente perfectam ente descrita, y su agua es dulce, nutritiva,
sana, clara, ma gnífica, templada en invierno y fresca en veran o
. Esta identidad de ca-
lidades nos remite indudablemen te a unos conocimientos universales en ese mom ento.
Pero m e permitiría preguntarme si, usando B erceo de un sano deseo d e emulación, ¿no
pretendería distanciarse de ese paraíso-mercadillo de Santiago y proponer a los pere-
grinos que visitaban San M illán un mo delo alternativo? No hay tiempo ya para detener-
nos en este análisis, ni ¡lástima en la consideración de lo que puede llamarse
instituciones cotidianas com o el horno , el m olino, la bodeg a, el me rcado, la pesquería
y las salinas. Será en otra ocasión.
En todo caso — y termino— , esté donde esté el paraíso, deberá tener, no sólo armo-
nía, sino, sobre todo, sombra; pero no una sombra con un grado de hum edad elevado,
sino aquella que también disfrutó Berceo y podem os disfrutar hoy en L a Rioja, en Ná-
jera: una fresca som bra seca de sde la que, bajo una higuera en el paraíso cristiano o
bajo una palmera en el oasis mahom etano, veamos ca er un sol de justicia sin inmutar-
nos, o sea, sin pedir una cocacola. Eso e s el paraíso en la tierra... todavía.
Muchas gracias y buena sombra.
56. Guía de Peregrino
cit., p.
72.
57. Guía de/Peregrino
cit., p.
72.