Discursos creativos e identidad social en colombia

7/18/2019 Discursos creativos e identidad social en colombia

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CAPÍTULO 15

Discursos creativos e identidad social encolombia1

Éder García-DussánUniversidad Distrital Francisco José de Caldas (Colombia)

1. Introducción

Mediante la Ley 908 del 8 de septiembre de 2004, el congreso colombiano asignóel sombrero vueltiao como símbolo nacional para Colombia. Se trata de una artesanía la cual,por mucho tiempo fue uno de los atuendos folclóricos típicos de la Costa Atlántica. Sinduda, esta ha sido una de las formas más inmediatas de canalizar caminos que lleven ahablar de una identidad social: se impone un símbolo y, desde all í, la sociedad es repre-sentada como unidad homogénea. Sin embargo, esto no deja de acarrear problemas. Por

ejemplo, es fácil cuestionarse sobre qué tanto de nuestro carácter y tradición puede estarsintetizando el sombrero. O mejor aún, ¿por qué ese objeto y no otro, como una pieza dearte precolombino o una imagen religiosa? Así las cosas, es urgente encontrar un caminodiferente para analizar los medios, las mediaciones y los recursos colectivos por medio delos cuales nuestra nación ha asentado una identidad a través de la materialización de unconjunto sígnico particular. Y, como parece claro que buscar un objeto real e investirlocomo símbolo de identidad es una decisión muy espinosa y delicada, nuestra apuestaconsiste acudir a una aproximación diferente para pensar cómo se establece la identidadsocial de una nación.

Así por caso, para los profesores de la Universidad Pompeu Fabra, Encarna Atien-za y Teun van Dijk (2010), la identidad social se conquista a través de varias formas deinteracción discursiva, y esos ‘retratos discursivos’ una vez adquiridos, denen un modode ser y unas actitudes frente a los otros, bien sea del endogrupo o del exogrupo. Estoes, la identidad de una nación se concreta gracias a unas prácticas diarias y frecuentes, loque equivale a decir que hay identidad social si hay acciones, cualidades y aspectos com-partidos cooperativamente entre las personas de una nación. En términos del intelectualcolombiano Melo:

“(…) la identidad es un discurso: sus unidades formativas son las imágenes,

los términos y las palabras que recibimos en la infancia, en la escuela, enlos periódicos, en todas las formas de comunicación. Los discursos sobre la



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identidad se conguran con símbolos, frases, mitos, estereotipos, nociones vagas, imágenes colectivas” (Melo, 1989: 27).

2. A-puesta por una concepción de identidad

Bajo este marco, es posible asegurar que la identidad social es un discurso o con-junto de experiencias discursivas generadas, ordenadas y circuladas por instancias depoder, las cuales pasan al pueblo en forma de ganchos cohesionadores. Así, alguien exponeun discurso y el pueblo lo reconoce hasta ser sedimentado por la costumbre. Por ejemplode cómo el Departamento colombiano de Antioquia se ha venido construyendo discur-sivamente como una comunidad folclórica, convencional y tradicionalista cuyas gentesson de ancestros hidalgos, bebedores de aguardiente, rezanderos, tumbadores, ladinos,

trabajadores, ingeniosos, y asimilables al imaginario conductual y esencial de los judíos.Siguiendo esta misma fórmula, los colombianos lo somos, en la medida en que hablamosuna misma lengua, tenemos el mismo color del pasaporte, leemos los mismos diarios,

vemos los mismos telenoticieros, apostamos por la victoria del mismo equipo nacionalde fútbol, ennoblecemos un paradigma musical local, etc.

Así las cosas, la identidad social es una creación semiótica: se hace usando la len-gua, se reeja en la lengua y (re)hace la lengua. Esto obliga a armar que la identidad dela que hablamos nace en el pueblo y vuelve a él de forma enriquecida. El uso social dela lengua termina siendo, entonces, creadora de Identidad social y, al tiempo, marca dis-

tintiva de la misma. Aquí se coincide, a su vez, con el teórico cultural y sociólogo StuartHall (2003), quien arma que la identidad de una nación no es una real idad trascendentey a-histórica, sino el resultado cambiante de un continuo proceso de producción y trans-formación de signicados fundados dentro de los discursos de la historia cultural y fundidos en el conjunto de representaciones del sujeto en una determinada coordenada histórica.

Y, por esta misma vía de comprensión, el teórico de origen indio Homi K. Bhabha (1994),arma que la nación es un espectro de narrativas sociales y estéticas que actúan comoelementos de cohesión en torno al poder político del Estado.

Esto, a la postre, abre la posibilidad de ver cómo, a través del uso, abuso y manejo

político de la lengua-idioma y sus efectos generativos, nuestra nación ha sedimentadouna identidad real pero reprimida colectivamente, basada en la exclusión y la xenofobia;y de cómo, también, con el uso de la misma lengua, pero desde una perspectiva de lacreación o composición creativa -o estética, si se quiere-, especialmente con la literaturaestelar colombiana (García-Márquez) y la música folclórica (la cumbia de Choperena), sedenuncia ese silenciamiento reprimido y se saca a la luz el conjunto de sujetos mestizos ycualidades que nos hacen sujetos de una nación ambigua y sinuosa socialmente.



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3. La lengua, elemento identitario

Ahora bien, dada la prioridad que se le atribuye a la lengua en esta apuesta, es

fundamental advertir que ésta, antes que nada, es entendida como el rasgo cultural iden-titario de cualquier sociedad humana:

“ (…) al igual que también ocurre con la adquisición de una determinadaideología, las identidades no son innatas, sino que se adquieren (…) Así,del mismo modo que adquirimos un idioma, adquirimos también quiénessomos. De hecho, la lengua materna puede ser una primera y poderosa di-mensión de nuestra identidad social” (Atienza & van Dijk, 2010: 70).

Esta idea no es una novedad. Ya, por caso, el lólogo bogotano Runo José Cuer- vo, raticaba que nada simboliza la patria mejor como la lengua, siguiendo así la idea del explo-

rador alemán Humboldt, quien testicaba que el espíritu de una nación es su lengua (Montes,1983). De hecho, la Academia Colombiana de la Lengua, la primera de las Academiasfundadas en América en 1871, se representa en el lema “La lengua es la patria”, inspiradaen la vehemente exclamación de los polacos, subyugados hace siglos. Y es justamenteMiguel Antonio Caro, uno de los fundadores de la Academia Colombiana quien, en elprimer tomo de la primera publicación de la Institución, “Anuario de la Academia Co-lombiana”, dos años después de su creación, raticaba sin reparos:

“¡LA LENGUA ES LA PATRIA! Si este grito de los polacos oprimidos,sentimiento de todo pueblo avasallado por armas extranjeras, puede pare-

cer una exageración, es indubitable que la lengua es a menos una segundapatria, una madre que nunca nos abandona, que nos acompaña en la des-gracia y en el destierro, alimentándonos siempre con sagrados recuerdos yhalagando nuestros oídos con acentos de inefable dulzura” (Caro, 1874, En: Valderrama, 1993: XV)

A pesar de las controversias respecto de la equivalencia entre la nación y la len-gua, parece claro que ésta, entendida como idioma ( idios = lo propio) y no tanto comosistema, es uno de los caracteres básicos de la identidad de un pueblo. Ser de una nación,entonces, dependería básicamente de una forma especíca de usar la lengua-idioma. Así

las cosas, el sujeto al hablar, evidencia unos rasgos propios que permiten identicarlocomo colombiano, por ejemplo, en cualquier ambiente global. Esto se evidencia a menu-do cuando se observan los Talk Show grabados por cadenas televisivas como Univisión,

Telemundo, Venevisión, etc., donde la animadora de turno hace intervenir las opinionesde su auditorio ‘latino’; entonces uno apunta inmediatamente: ¡he ahí un colombiano o un

mexicano, etc.!.

Por otra parte, a partir las posturas sociolingüísticas, es posible armar que lalengua reeja la cultura lo que, a la postre, signica que los fenómenos lingüísticos re-ejan aspectos de la identidad cultural (Morant, 2005). Esto signica que en cada nivel

de la lengua se revelan aspectos idiosincráticos de la personalidad colectiva. Un ejemplorepresentativo en Colombia es el hecho kinésico/palma de mano hacia arriba/ + /dedosjuntos/ + movimiento sincronizado de dedos fuera-dentro/ + apoyo del gesto ‘batuta’




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con la enunciación “se le hace así” (acompañada de una entonación instigadora); gestoque reeja la cultura del bravío, del machote o, también, algo típico de la cultura colom-biana, a nivel morfológico, es el uso excesivo del morfema sujo diminutivo, que reeja

nuestra tendencia al pensamiento y acción estrechas, manifestadas en muchos aspectosculturales, comenzando por las tendencias arquitectónicas.

De esta suerte, se puede sostener que hay una conexión entre lengua e identidad,y esto se corrobora claramente en los países multilingües y multiétnicos, en los cualescada grupo siente que la conservación y la defensa del idioma es el mejor camino paramantener su rostro cultural. En suma: “(…) la idea general es que determinados rasgoslingüísticos identican una serie de dimensiones como nación, liación étnica, estrati-cación social, grupo social, edad y sexo” (Patiño Roselli, 2004: 54).

Ahora, hay que ser conscientes que la idea del destino de la lengua equivalente al

destino de la cultura origina fuertes conictos. Así, por ejemplo, los que se registran enCanadá entre hablantes de inglés y/o francés, lo cual forja tensiones que encuentran susalida en represiones lingüísticas. Uno de los mejores ejemplos de esto es el caso de la Es-paña franquista (1936-1975), donde el dictador prohibía que se hablara la lengua del país

Vasco e, incluso, llegó a quemar públicamente los libros escritos en esa lengua. A pesarde esto, todavía el euskera es el factor de identicación para los vascos e, incluso, por sudistinta identidad, ha desarrollado una fuerza grandiosa que lucha por la autonomía de laregión. También sucedía hasta hace algún tiempo algo similar en los seminarios de Co-lombia, donde los misioneros prohibían que los niños emplearan sus idiomas aborígenes

(Patiño Roselli, 1991). Y, a pesar del reconocimiento de las lenguas indígenas para todasaquellas regiones que venían padeciendo el desconocimiento de sus derechos lingüísti-cos, la inmensa desigualdad entre la lengua nacional y las lenguas étnicas aún persiste,a tal punto que se deterioran rápidamente las lenguas nativas, especialmente porque loscríos ya no desean aprender la lengua nativa de su comunidad, sino la más hegemónica,el español que, por cierto, en Colombia aparece diferenciado en dos super-dialectos ycuatro dialectos y más de 12 sub-dialectos (Mora, Et. Al. 2004).

A propósito de esto último, en el IV Congreso Internacional de la Lengua realiza-do en Cartagena de Indias en el primer semestre de 2007, se mantuvo con excelsa euforia

la idea de la unidad en la diversidad lingüística, a pesar de los contra argumentos del dia-lectólogo Montes Giraldo y del escritor y periodista Juan Gossaín. El entonces secretariode las 22 Academias de Lengua española, el lósofo cubano Humberto López Morales,demostró con cifras y estadísticas que el español goza de una abrumadora unidad léxi-ca, y las desviaciones regionales son casi anecdóticas. Citando estudios recientes, señalócómo en los medios de comunicación colombianos el 92% de los términos forma partedel castellano general, aquel que el pueblo entiende de manera cabal aunque no en todoslos sitios se empleen todas las palabras. Así, por ejemplo, ningún colombiano ignora quées un biberón, pero lo llama tetero o mamila; todo español sabe qué es un auto, por más

que lo denomine coche o máquina. Aunque muchos dominicanos le llaman a la tienda debarrio, colmado, es fácil saberlo simplemente preguntando su referente o también por elcontexto. De 133.000 vocablos estudiados en Madrid en el año 2000, el 99 % resultaba



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comprensible en México. Y de 430.000 palabras que analizó, en México, Raúl Ávila en1994, el 98,4 procede del español general. De hecho, López mencionaba que por cada10.000 palabras comunes, solo había 25 regionalismos (Samper, 3 de abril de 2007).

La Real Academia Española (RAE), sostenía así, con estos inventarios su lema:unidad en la diversidad, evidenciando ante el público la acción prejada en su lema:“Limpia, brilla y da esplendor”. Es que la idea de suciedad o impureza nace de la con-cepción de peligro y se relaciona directamente con la vida social y, por tanto, con la deidentidad/unidad. Si se dice que hablamos diferente, esto reejaría que somos diferentes.De alguna manera, esto genera una conclusión políticamente incorrecta, ya que la globa-lización implica igualdad. Es así como la lingüística viene a proteger un tabú terrible. Entodo caso, el testimonio conclusivo de los académicos en benecio de la unidad es queun chileno, un mexicano o un puertorriqueño, nalmente se entienden.

4. Textos creativos e identidad social2

Bajo este panorama es legítimo aseverar que, en el caso colombiano, la identidadsocial está retratada y reconstruida constantemente a través de aquellos relatos que repre-sentan metafórico-metonímicamente rasgos culturales comunes que movilizan todas lasenergías de construcción inclusiva de este país. El profesor francés, Daniel Pécaut (2003),conocido por ayudar a comprender la compleja y dinámica real idad colombiana, se reerea la imposibilidad del pueblo colombiano de consolidar “un relato histórico anudador”.

Uno de los factores que dicultan la realización de este relato es lo que el autor denomi -na “vulgata histórica”, que resalta los episodios adversos de nuestra tradición histórica sinhilarlos a un contexto ni hacerlos visibles usando, por ejemplo, estrategias discursivascomo la elipsis de la identidad de autores de los crímenes, lo que, como se sabe, aseguraun carácter de involución-repetición y la impresión de no cerrar los duelos nacionales3.

Esto es lo que dispara la necesidad imperiosa de un relato que, desde lo simbólicode la exposición estética, provea una memoria no agenciada por voces postizas ni porelites letradas como ha sido la tradición (Rama, 1984), sino por un discurso capaz dearraigarla en una “temporalidad concreta” que permita re-conocer e instituir nuestros

rasgos caracteriológicos como sujetos culturales. Las consecuencias de este impedimentosimbólico son múltiples y, no obstante, identicatorias de nuestra cultura. Así es comolo ha permitido entender la visión de Martín-Barbero(2002), quien abrevia esos efectostraumáticos en seis cualidades, a saber:

(i) Una nación cuyos discursos excluyen las mujeres, los indios y los negros.(ii) La obsesión por “blanquear” los indios y los negros.(ii i)La imposibilidad de un espacio de inclusión al diferente, comenzando por el Otro

en la política.(iv)Un discurso vacío, ora en la opulencia retórica ( parler pour ), ora en el silencio de

supervivencia4.




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(v) Ensimismamiento y aislamiento, que devienen en conductas engreídas como ladiversión a espaldas de la realidad social común, pero también de la xenofobia y elracismo.

(vi)Espacio público nacional que debilita, fragmenta y des-ubica la nación: lo local noempata con lo global, porque ni siquiera puede equilibrar lo local.Este es un acercamiento a aquellas formas determinantes de hablar, de hacer, de

mostrar en nuestra nación (= identidad social), especialmente si se toma desde una pers-pectiva diacrónica. Ahora, ¿cómo se reeja esto en los textos representativos de nuestraproducción cultural? Pues bien, por lo apretado del espacio, aquí se desarrollará una pe-queña muestra a partir de tres textos creativos. Por una parte, algunos fragmentos de Cien

años de soledad y El general en su laberinto, de Gabriel García Márquez; y la cumbia La pollera

colorá , del recientemente fallecido compositor y cantante colombiano Wilson Choperena.

No obstante, antes de entrar al despliegue de este análisis, es necesario anotar algunoslineamientos de la forma como se avanzó tal lectura sobre los textos mencionados y deldiseño investigativo usado.

5. Notículas sobre el Modelo Estandarizado de AnálisisNarrativo (MEAN)

Para la manipulación de este tipo de corpus , y atendiendo claves multidisciplinariasy críticas, se asumieron principios generales del análisis discursivo (A.D.), y sus variopin-

tas modalidades de acción, siendo así una herramienta más bien conciliadora o ecléctica.Como se sabe, la décadas de 1970-1980 se inaugura una preocupación cardinal por eltexto, no sólo con la inmersión de la Narratología francesa de A. J. Greimas y R. Bar -thes, sino también con la aparición de la textolingüística de Janos Petö y Teun van Dijk(Bernal León, 1984), pero también con las empresas que apostaron por una concepciónde la cultura como texto, como Umberto Eco (1976) y la postura losóca de Paul Ri -coeur (1986), quien muestra un camino que subsidia el análisis estructural, de orientacióngreimasiana, y algunas premisas de la hermenéutica. Todo esto es lo que se ha dado enllamar la eclosión del “pensamiento textuario” (Azuela, 1995) que tiene el propósito de

acercase reexivamente a cualquier fenómeno de la cultura y sus rasgos identitarios, fun-damentalmente si la comprendemos como las diferentes formas de pensar y de decir deun colectivo social.

Ahora, si se recuerdan algunas premisas de la empresa del profesor estadouniden-se Clifford Geertz (1992), se puede avalar una concepción de la cultura como una enormey compleja red de sentidos que dirige la vida y normaliza las interacciones entre sus su-jetos, lo que se cristaliza en enunciaciones de diversa tipología y también en renovadasimágenes y símbolos. Acceder a los nodos de esa red es lo fundamental en el intento deaprehenderla, y esta acción tiene la nalidad de comprender los fenómenos sociales desde

la perspectiva de la interacción comunicativa de y con esos sujetos. Ahora, esta compren-sión endereza dos aspectos cardinales: (i) qué se dice (descripción/cualicación) y, (ii) porqué/para qué se dice (interpretación), pues el análisis de las estructuras de signicación



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consiste en un desentrañamiento del contexto en que se desarrollan las estructuras lin-güísticas, como reejo de la constitución nodal de la cultura. Este esfuerzo obedece a unacierta especulación elaborada que también llama Geertz descripción densa .

Pues bien, para encontrar los fundamentos de esta postura lo que se ve es unaalianza de Geertz con la pragmática, por un lado, ya que toda acción humana es simbó-lica pues signica algo dependiendo de su contexto de enunciación; y, por otro lado, conla teoría ricoeuriana de la acción como texto, ya que la explicación estructural es una fasede la comprensión . Así las cosas, quien está delante de cualquier producto simbólico quedesea interpretar, deben acercarse a él como si éste fuera, ante todo:

“(…) un manuscrito extranjero, borroso, plagado de elipsis, de incoheren-cias, de sospechosas enmiendas, de comentarios tendenciosos y ademásescrito, no en las grafías convencionales de representación sonora, sino en

ejemplos volátiles de conducta moderada” (Geertz, 1992, p. 24).Gracias a este marco teórico, la pregunta por los efectos de sentido que tiene

para un sujeto un discurso determinado se desliza hacia el examen de la vinculación decualquier texto al mundo del que es efecto en una dimensión de la realidad que superala referencia ordinaria de su exposición pública. De hecho, al evocar a Ricoeur, Geertzplantea que la conducta humana debe ser vista como acción que signica algo, siempreen el contexto ordinario de su enunciación.

Al entrar en el campo de indagación textural, el investigador no tiene acceso di-recto al hecho social, sino a una pequeña parte que los discursos en su aspecto patente

referirán exclusivamente con los aspectos fragmentados y relatados (cuestión nada l imi-tante, pues es claro que no es necesario saber todo para comprender algo) y, a partir delo dicho en el hablar es posible “(…) conjeturar signicaciones, estimar las conjeturas yllegar a conclusiones explicativas partiendo de las mejores conjeturas” (Ibíd. p. 32). Deallí la importancia que se da a la lectura del material indexical, pues éste permite hacerpredicciones, bajo la pericia de un saber venatorio o predictivo, consustancial a cualquieractividad analítica.

Es así como, a partir de la hermenéutica planteada por Ricoeur (2001), Geertzsugiere una forma de interpretar y comprender complejos culturales a partir de la des-

cripción densa de lo observado, lo que implica tomar la actitud de búsqueda frente a lolatente de la materialidad simbólica; sin embargo, es notorio cómo este autor no concreta

visiblemente el modo de lograr esa descripción densa en los discursos de las culturas. Enotros términos, se genera la duda de cómo lograr la esperada profundidad de la descrip-ción en el desarrollo de una investigación, cuyo corpus es un nodo cultural centrado enun actante, sus acciones y sus valores. Pues bien, esto se logra cuando el analista asumeuna actitud que le permite conocer y re-conocerse como parte de una identidad colectiva.

Si, nuevamente con Ricoeur, el discurso congura la experiencia que tiene el hom-bre del mundo, entonces la comprensión alcanzada está dada sobre el self , pues cada

discurso es un relato y cada relato es una narración que articula la experiencia del que laexpresa. Como se puede inferir buenamente, no se trataría de una reducción fenomeno-lógica husserliana traducida en una reexión que representa un modo de la actitud cientí-




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ca, sino la de un lector sociocultural que sitúa el discurrir del otro en las coordenadasdel mundo observado, lo que signica la no suspensión de sus juicios y verdades, sino elesfuerzo de vincular sus horizontes de sentido con los de los demás. Para ello, al decir de

Abril (2007), su labor de desciframiento textual-contextual o inmanentista-exoinmanen-tista5, implica partir de cuatro principios fundamentales a saber:

• Todo discurso, con lo que dice, quiere decir algo más• Nadie enuncia nada desde la nada, sino desde unas coordenadas contextuales:

físicas, socio-históricas, culturales y cognitivas (el análisis de esto implica abrir elmundo a sus cualidades del orbe sociocultural)

• Pese a lo anterior, el discurso no se limita a las determinaciones contextuales, sinoque es una obra abierta y atemporal que captura, incluso, al propio analista

• El investigador es co-autor del discurso narrativo (el investigador llena vacíos,

completa y/o actualiza los contenidos de la forma con sus propios ‘horizontes desentido’) En esto se juega gran parte del trabajo interpretativo.

Vistas así las cosas, al unir el momento de análisis con el de la interpretación, selogra la comprensión que se revela a través de una hipótesis de sentido sobre el quererdecir ( Mean ) del texto revisitado (García-Dussán, 2008). Ahora, el momento del análisises un trabajo con la lengua-sistema, esto es, El Decir o lo que es. Operativamente, es unalabor intra-textual donde, primero, se separan los diferentes componentes del texto y,posteriormente, se examinan sus propiedades y funciones en cada nivel. Siguiendo aquía van Dijk, es posible que todo lo intra-textual esté organizado en un esquema donde,

una vez reconocida la identidad básica y sus objetivos en unos espacios-tiempos clave, sesiga su construcción discursiva con las acciones y esto contenga ciertos valores y saberes,además de ciertas actitudes (van Dijk, 2003). Estos componentes son los representativosde cualquier modelo mental, a saber:

Actancial idad Yo Identidades

Básicas y objetivos Tú

Referencialidad Él Acciones características

Cronotopía Aquí y ahora

Arquitectura indicial Signicantes que permitenconjeturar signicaciones

Normas Valores

ActitudesSaberes

Posteriormente, se avanza el momento de la interpretación que es un trabajo conel habla, o lo que es igual, las coordenadas y horizontes colectivos de sentido del Decir.En el trabajo real con los textos, se trata de una labor extra-inter-textual donde el textose abre al mundo que re-describe y que rehace, en términos de Ricoeur, “se hace discur-

so” y esa ‘apertura’’ se logra, generalmente, con la arquitectura indicial, que permite elpaso al querer-decir ( To mean, en inglés). Con esto, se completa el modelo MEAN, que acontinuación se resume:



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1. Descripción densa: captura de redes de signicación en el contexto de su produc-ción y según las reglas de su práctica en cada ‘juego lingüístico’ (La cultura es unared de sentidos trans-literables)

2. Análisis estructural: Explicar la estructura (semántica supercial)3. Interpretación: El texto se abre al mundo, “se hace discurso” (semántica profunda)

donde se hace una valoración de la signicación del elemento simbólico tratado,tomando como especial material analítico, las metáforas y las metonimias (gurasretóricas de pensamiento, por excelencia)

4. El resultado es una comprensión del texto, del self y del otro, dando como resulta-do la recuperación del sentido o comprensión, teniendo en cuenta que el texto esun campo l imitado de construcciones posibles.

6. De: García-Márquez y Choperena Para: Colombia

Cuando García-Márquez era estudiante de Derecho en Bogotá, padeció la dis-criminación entre gente del interior, conocida como cachacos, y costeños. Aún en ladécada de los cuarenta del siglo pasado estaba tan arraigado el sentimiento de exclusiónque restaurantes y salones de té en la capital prohibían la entrada a costeños a través deavisos; ni hablar de los clubes sociales. Esta es la soledad de la que habla el Nobel y quesupo universalizar desde ‘Macondo’. No gratuitamente, el antropólogo argentino Néstor

García-Canclini arma que “(…) La operación que ha logrado más verosimilitud es elfundamentalismo macondista” (1995:94). Esto es, el macondismo se adapta camaleónica-mente como nacionalismo dejando ver que lo que cualica nuestra nación es la exaltacióndel irracionalismo, de la locura y del reinado del Principio del placer6.

Así, por ejemplo, lo deja ver aquel episodio indexical de Aureliano Segundo quien,con su desmandada voracidad y capacidad de derroche, compite a comer días enteroscon la glotona Camila Sagastume, La Elefanta, hasta vencerla en la contienda placentera,no sin antes quedar en la tribulación que lo hace, gracias a su desproporción, perder elconocimiento:

“(…) Al segundo amanecer, después de muchas horas sin dormir y habien-do despachado dos cerdos, un racimo de plátanos y cuatro cajas de cham-paña, La Elefanta sospechó que Aureliano Segundo, sin saberlo, habíadescubierto el mismo método que ella, pero por el camino absurdo de lairresponsabilidad total. Era, pues, más peligroso de lo que ella pensaba. Sinembargo, cuando Petra Cotes llevó a la mesa dos pavos asados, AurelianoSegundo estaba a un paso de la congestión.-Si no puede, no coma más -dijo La Elefanta-. Quedamos empatados.Lo dijo de corazón, comprendiendo que tampoco ella podía comer un bo-

cado más por el remordimiento de estar propiciando la muerte del adver-sario. Pero Aureliano Segundo lo interpretó como un nuevo desafío, y seatragantó de pavo hasta más allá de su increíble capacidad. Perdió el cono-




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cimiento. Cayó de bruces en el plato de huesos, echando espumarajos deperro por la boca, y ahogándose en ronquidos de agonía. Sintió, en mediode las tinieblas, que lo arrojaban desde lo más alto de una torre hacia un

precipicio sin fondo, y en un último fogonazo de lucidez se dio cuenta deque al término de aquella inacabable caída lo estaba esperando la muerte.-Llévenme con Fernanda -alcanzó a decir” (García-Márquez, 1970: 105)

Este es un personaje que se sale corrientemente de la cción literaria para ser reco-nocido en las jerigonzas del colombiano común, quien toma como prioridad de su vidasatisfacer sus deseos más elementales de forma casi autista, alejándose de la formaciónde ciudadanía solidaria y del proyecto de una racionalización (García-Dussán, 2012).Esto es, apurando acciones que le permitan satisfacer su Principio del placer y encaminarsus esfuerzos para vivir bajo el reinado del Principio de Realidad, justo lo contrario de

aquello que los freudomarxistas Adorno y Horkheimer (1997) resaltaban para identicaral hombre ilustrado-moderno. Estos lósofos, recurriendo a la gura literaria del astutoe inteligente Odiseo recuerdan cómo el hombre moderno, haciendo uso de la razón,logra llegar a dominar a los demás, a través de la paciencia y la renuncia de sus ceguerasinconscientes; pues Odioseo no se entrega libremente al encantamiento de las sirenas,sino que se manda atar al másti l, reconociendo el gran poder del canto de las sirenas, y deesa manera se sobrepone a ellas, que representan el orbe más profundo del deseo básico.

Pero García Márquez no se queda resaltando esa cualidad de la personalidad iden-titaria del colombiano, sino que la completa con otro rasgo propio: el ensimismamiento,

producto de las conductas de exclusión clasista, de las hostilidades sin sentido y del re-chazo al diferente, no sólo por su color de piel, sino por su ideología o su estética. Así,la cristalización de la antipatía de los bogotanos frente su prójimo, simpatizantes delnazismo y del buen hablar, que no demoraban en encontrar excusas para arrojar piedrasa los comerciantes judíos asentados en el centro urbano y que despectivamente llama-ban polacos o quincalleros (Bibliowicz, 1995). Esto se expone con la existencia de la actanteFernanda del Carpio en Cien años de Soledad , justamente la esposa de Aureliano Segundo,renada señorita, educada para ser reina:

“(…) una mujer perdida para el mundo, que (…) desde que tuvo uso de ra-

zón, recordaba haber hecho sus necesidades en una bacinilla de oro con elescudo de armas de la familia. Salió de la casa por primera vez a los 12 años,en un coche de caballos que sólo tuvo que recorrer dos cuadras para llevarlaal convento. Sus compañeras de clase se sorprendieron de que la tuvieranapartada en una silla de espaldar muy alto y que ni siquiera se mezclaracon ellas durante el recreo. ‘Ella es distinta’, -explicaban las monjas- ‘Va aser reina’. Sus compañeras lo creyeron, porque ya entonces era la doncellamás hermosa, distinguida y discreta que habían visto jamás… Su padre,don Fernando,… pasaba la mayor parte del día encerrado en el despacho,

y en las pocas ocasiones en que salía a la calle regresaba antes de las seis,para acompañarla a rezar el rosario. Nunca llevó amistad íntima con nadie.



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Nunca oyó hablar de las guerras que desangraban el país. Nunca dejó de oírlos ejercicios de piano a las tres de la tarde” (García-Márquez, 1970: 177).

Así las cosas, esa Bogotá, transliterada con aquella dama que fantaseó con ser reina

mientras fue educada con lujos y con delirios de grandeza ilustre en un ambiente ence-rrado y presumido permitió que, a la postre, le permitiría a la ciudad-letrada céntrica deBogotá alucinar por mucho tiempo con una ‘Atenas Suramericana’, con delirante fantasíalocalista y fervor cívico, justo en una villa provinciana que apenas sobrevivía creyendoser una réplica europea entre cerros llenos de frutas americanas (Uchuvas) y que dividíaricos y pobres de forma tajante:“(…) En Cien años de soledad , Fernanda del Carpio represen-tará la cultura letrada bogotana como un mundo ajeno, incomprensible y olvidable paralos miembros de la familia Buendía, que constituyen un espacio cultural enteramentedistinto” (van der Walde, 1998: 15).

Y que no se piense que estas conductas mezquinas de ‘aires de grandeza y exclu-sividad’ en un contexto timorato se ha superado. No gratuitamente, aún se sigue cuali-cando la nación como una “estirpe olvidada”, caracterizada por padecer del “complejo debastardía”, gracias al cual nos es inadmisible fraguar una identidad frente a la misceláneamestiza que somos, gracias a lo cual algunos sujetos de clases sociales aristocráticas, parasalvar algo de su dignidad frente al vulgo, recurren al imaginario de sus antepasados:

“Esta tendencia devela, justamente, que no nos consideramos bastardos,sino que sufrimos de la dolencia opuesta, de un reconocimiento enfermode nuestros predecesores (…) A partir de un interrogatorio inicial (nombre,

apellidos, colegio, universidad, barrio), las tribus urbanas ltran el accesode una estirpe contaminada de plebeyos o desfavorecida por orígenes ilus-tres venidos a menos. Todos somos partícipes de este juego intrínseco ymovemos las chas con la mayor naturalidad. Pero debemos aceptar quepocos comportamientos sociales igualan a este en cursilería. Los hijos de lanobleza criolla se doblegan frente a apellidos impronunciables, sin impor-tar que provengan de la clase obrera de sus países de origen. Basta con quesuenen foráneos…” (García de la Torre, 9 de julio de 2007).

A lo que se debería sumar, además del ‘complejo de Edipo’, el ‘complejo de hijue-

puta’, del que habló el viejo lósofo Fernando González Ochoa, para referirse al odioentre nosotros mismos, simplemente porque no somos iguales o no actuamos y pensa-mos igual7. Y todo este panorama de nuestra caracteriología identitaria es completadocon esa pulsión a poner a los pobres y a los ricos en espacios diferentes, bajo la lógica delos estratos socioeconómicos, esto es, de las castas, que perpetúan las discriminacionesy los desprecios:

“Casi todos llevamos más de cuatro siglos ocupando este territorio; peroaquí hay quienes piensan que los demás no tienen la misma dignidad, losmismos derechos, que pertenecemos a categorías distintas. Colombia se ha

convertido en un país que no solamente ha sido dividido en estratos, encastas, como la India de la antigüedad, sino que la mayor parte de la genteha interiorizado tanto esa arbitrariedad, que cuando se les pregunta respon-




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den con toda tranquilidad que son del estrato X o Y. En lo que llamabanel Antiguo Régimen en Francia era así: el imperio de las aristocracias y delas servidumbres, pero no hay que olvidar que después vino la Revolución

Francesa, y se dedicó a igualar a la sociedad por el procedimiento extremode cortar cabezas…” (Ospina, 24 de julio de 2011).

No sólo las castas excluyen y estereotipan, sino que también el destino racial y,aunque en nuestra nación somos mestizos, zambos, negros e indios, hay sujetos que aúnse creen de raza pura. Es por eso, que García Márquez publica El General en su Laberinto,donde caben nuevas posibilidades de interpretación histórica, centradas en una identidadreferencial plural, inclusiva, pues la novela encarna la crítica a una imagen de un solorostro:

“La (re)escritura del pasado desde las márgenes y desde abajo, en relación (y

en oposición) con la Historia escrita desde el centro y desde arriba, le da a lanovela histórica latinoamericana contemporánea una dimensión reexiva yun carácter político, y no meramente losóco” (Pons, 1996: 268).

De esta manera, García Márquez subraya la posibilidad de la reunión de distintasinstancias culturales que entran a formar parte en la (re)construcción del tejido social.

Al respecto, Linda Hutcheon (1989) plantea que la forma auto-referencial y el conteni-do crítico del arte posmoderno hacen posible el ingreso de distintas críticas culturales(feminista, homosexual, negra, poscolonial), causando un cambio que enriquece la basehistórica. Uno de los mejores ejemplos de integración racial y social propuesta por la no-

vela se encuentra en la siguiente cita:“Uno era distinto: José laurencio Silva, hijo de la comadrona del pueblo deEl Tinaco, en los Llanos, y de un pescador del río. (...) La única contrariedadque le causó su condición de pardo fue el ser rechazado por una dama de laaristocracia local en un bai le de gala. El general pidió entonces que repitie-ran el valse, y lo bailó con él” (García Márquez, 1989: 167).

Es por eso que García-Márquez pudo revelar los males de nuestra personalidadcultural a través de la presencia gurativa de José Silva, Aureliano Segundo o Fernandadel Carpio, sino que es complementada con la de un personaje que encarna el deseo de

lo que le falta a Colombia, alguien que reconozca visionariamente los males para poderexorcizarlos. Y esta ambición se representa en José Arcadio Segundo, amante de la justi-cia y la reivindicación de los derechos humanos, y quien:

“(…) estaba preparado para asustarse de todo lo que encontrara en la vida:las mujeres de la calle, que echaban a perder la sangre; las mujeres de la casa,que parían hijos con cola de puerco; los gallos de pelea, que provocabanmuertes de hombres y remordimientos de conciencia para el resto de la vida; las armas de fuego, que con sólo tocarlas condenaban a veinte años deguerra; las empresas desacertadas, que sólo conducían al desencanto y la lo-

cura, y todo, en n, todo cuanto Dios había creado con su innita bondad,y que el diablo había pervertido” (García-M., 1970: 153).



C APÍTULO 15

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No obstante, no sólo nos registramos y reconocemos por el Macondo y lo macon-diano de García- Márquez, sino también por ciertos géneros de música, especialmentela cumbia. Para nadie es un secreto que dentro de este género sobresale el aclamado

‘segundo himno nacional de Colombia’, La pollera colorá ; de hecho, la pieza colombianamás grabada en el mundo. Inmediatamente llama la atención el contenido de su texto ysu contexto, letra compuesta por el músico costero Wilson Darío Choperena y donde laactante principal es una mujer negra; la negra Soledá.

El primer aspecto digno de resaltar al respecto es que esta cumbia nació en elcontexto histórico y físico de un grill llamado Hawái8, quizá vociferado así por la sinto-nía con el ambiente tropical cálido y la cantidad de visitas foráneas, ubicado alnororientede Barrancabermeja, hacia 1960. Este lugar era armonizado por la orquesta de PedroSalcedo, y en la que fulguraban, entre otros, Wilson Choperena, su voz cantante, y el

clarinetista Juan Madera.En efecto, los norteamericanos que trabajaban en la petrolera iban a bailar y beber

al grill, mientras los obreros locales danzaban con las gringas y prostitutas francesascircunscritas lúdicamente en el tejido social, y que llegaron a la ciudad atraídas por la bo-nanza del petróleo. Era, sin más, un puerto donde las actividades liberales, no dominadaspor beatos ni curas, permitían que los marinos mezclaran petróleo con wiski, guarapo,champaña y los placeres de las mujeres de la calle (Miño Rueda, 8 de abril de 2001).

En ese ambiente de progreso, de violencias soterradas que recordaban las revueltasde obreros y de los rezagos del Bogotazo (Buenahora, 2001),pero sobre todo de concu-

piscencia, la cumbia en cuestión se escuchaba, originalmente, en su versión instrumental;fue posteriormente Choperena (natural del pueblo Plato, Magdalena), quien le trazó los

versos. Así lo atestigua el propio Juan Madera, tras la muerte de Choperena a nales de2011:

“ (…) Oye, Juancho, yo noto que aquí en el grill Hawái la orquesta nossuena anada y muy sabrosa para parrandear; pero cuando estamos en losclubes de la petrolera, donde nos pagan bien, la orquesta suena muy fría”.“Maestro ‘Chope’, hablemos claro... Eso es gracias a las pu...”, le respondióa Wilson Choperena el clarinetista Juan Madera, al tiempo que soltaban una

carcajada” (Navarro, 7 de diciembre de 2001) Tiempo después, la pegajosa cumbia cobra voz y cuenta la historia de una mujer

con pollera o falda amplia. He aquí el fundamento actancial y temático de este ‘himno’,que hace referencia ala ancha y adornada falda rojiza de una voluptuosa bailarina negraque apasionó a Wilson un domingo cualquiera a nales de 1959 y cuyo nombre real élnunca conoció, lo cual le obliga a bautizarla con el nombre de Soledad. A propósito,esto no deja de ser una coincidencia si se compara con el título de la magna obra deGarcía- Márquez:

“(…) Un día en pleno ensayo entró “una morena simpática”, como la re-

cordaba el maestro Choperena hace algún tiempo, y empezó a mover suscaderas sin mayores presentaciones. El desparpajo y el encanto de la mujerle dieron al vocalista de la orquesta de Pedro Salcedo para componerle a la




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muchacha unos versos, así de la nada, y para vivir con ella seis meses duran-te los cuales nunca le preguntó su verdadero nombre. En su canto la habíabautizado “La Negra Soledá”, pues bailaba sola en medio de las mesas y

fue así como él siempre la llamó. Luego, de ella sólo quedaron los versosque han hecho menear con sensualidad a todo el continente y al mundo”(Araújo, 7 de diciembre de 2011).

Gracias al progreso urbano del puerto, y su orientación política liberal, es claroque Choperena no concibió una pollera o falda azul9, por las connotaciones políticasevidentes. Luego la canción se salió del Hawái y la gente empezó a tararearla por todaBarranca y, años después, por toda Colombia. Bastó sólo un poco más para que la corearahasta el famoso personaje Bart Simpson.

Como se nota, la canción nace en un lugar popular, pero ubicado en una zona

fuertemente politizada y dominada por todo tipo de fanatismos heredados por “La Vio-lencia” (décadas de 1940 y 1950), producto de la inmersión socio-económica de compa-ñías foráneas, como el caso de la Tropical Oil Company (Troco), que se dedicó a la explo-tación del oro negro desde 1916, lo cual le dio progresivamente a la ciudad portuaria ypetrolera de Colombia ese aspecto moderno de enorme empresa, auge y gran aventura, aorillas del río Magdalena; pero en contextos laborales reprimidos e injustos.

Todo esto parece ser un contexto de enunciación muy similar a la aparición de laempresa estética del primer ejemplo de texto estético revisitado pues, como es sabidoGarcía Márquez nació en Aracataca (Magdalena), a pocos kilómetros de Ciénaga, un

pueblo dominado por la inmersión de la Unit Fruit Company (Ufco), llamado por el propioautor como una “marabunta y hojarasca”10, y que produjo uno de los hechos históricosmás lamentables de nuestra historia, a saber: la masacre bananera de 1928 en Ciénaga,donde fueron asesinados entre 800 y 3000 manifestantes de una huelga, momento em-blemático de su máxima obra.

Ahora, un segundo aspecto a interpretar es el hecho de que el ‘segundo himno deColombia’ al tiempo que la cumbia más emblemática del último siglo, reera la historiade una negra de la vida alegre, mujer de la cal le sin y que recuerda uno de los males quetiene en jaque a Macondo según José Arcadio Segundo, y de la cual -por cierto- ni siquie-

ra el nombre podemos conocer; esto es, un sujeto sin identidad concreta, como resaltaPécaut cuando reere ese relato y memoria imposibles de Colombia, y sólo hecho historiabajo unas cualidades semánticas inscrita, nuevamente, en el campo de la satisfacción dealgunas actividades propias del Principio del placer, aquello que resalta el perl del co -lombiano según la presencia de Aureliano Segundo en la obra de García-Márquez; estoes, aquel símbolo perentorio de la exageración festiva, de la cumbiamba, del derroche yde lo grotesco. Atiéndase, pues, un momento en la lírica de la cumbia en cuestión:

“¡Ay!, al son de los tambores, esa negra se amaña, y al sonar de la caña, va brindando sus amores.

Es la negra soledad, la que goza mi cumbia.Esa negra cala mucho que ¡caramba!, con su pollera colorá.

De allá pacá, de aquí pal lá, oye, negrita, ¡con su pollera colorá!



C APÍTULO 15

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Cómo goza esa negra, con su pollera colorá, mamá,¡con su pollera colorá! Esa negrita sí baila, de aquí pallá, de allá pacá,

¡con su pollera colorá!”

Es interesante cómo, tras una lectura más detenida de la letra de esta cumbia, lacualicación actancial del agente central de las acciones, revela las siguientes característi-cas esenciales y unos valores connotados indudables:

• “Cómo goza esa negra” y “Qué buena está”, que remite a la excitación, a lo festivo;una adulación a la lujuria

• “Cómo está de contenta”, que reere a la vitalidad, a la fuerza y la impulsividad delánimo

• “Con su pollera colorá”, que remite a la orientación liberal, en el campo de lospolítico, pero a la pasión sexual, en ámbitos más sociales.

En efecto, en el caso de la negra Soledá, tenemos características propias del este-reotipo dionisíaco, enganchado al campo de lo chispeante y de lo libidinoso, alimentandode paso los imaginarios conformistas y reglados que recaen en Colombia sobre la comple-ja relación raza-género-sexualidad , estudiados por Mara Viveros Vigoya (2000), y que reduceal negro a la miticación constante de concupiscencia y al erotismo excesivo, y que rayaen su satanización corporal. No gratuitamente, cuando se habla del negro, se resalta sutendencia a la desaplicación que alimenta con carnestolendas frecuentes, pero también ala comodidad vital; pero, sobretodo, a la potencia sexual, y que en zonas costeras colom-bianas se resumen en el adjetivo de “quebrador” (Viveros, 2002).

Sin embargo, frente a esto, cabe la cuestión, más de corte discursivo (relacióntexto-contexto) que sociolingüístico (variación lingüística de hechos sociales), de cómo ypor qué “la pollera colorá ”, producto popular y cuya actante es una mujer negra y de la calle,se convierte en el ‘segundo himno nacional de Colombia’, en un país caracterizado porgenerar históricamente unos discursos que excluyen los indios y los negros, y también desu obsesión por “blanquearlos”11.

Pues bien, para algunos intelectuales es claro que, pese a que las naciones buscanromper con las identicaciones raciales locales y así pretenden circunscribir la diversidad,también es cierto que el Estado se apropia y re-signica lo local típico y/o traumático,

generando así mecanismos de identicación que, por cierto, se toleran fácilmente si estáncoexistiendo en el marco del discurso lúdico. Por eso no resulta extraño que, a los pocosaños de publicada Cien años de Soledad , apareciera Los cien años de Macondo, una cumbia com-puesta por peruanos y que reza en uno de sus apartados: “Eres, epopeya de un puebloolvidado, forjado en cien años de amores e historia”. Como tampoco es insólito que selleve al cine y a la televisión la violencia partidista del siglo XX, la arremetida histórica delnarcotráco o del paramilitarismo o el devenir de los trabajadores negros de los cañave-rales del Cauca, como en la serie televisiva Azúcar (1989) o las conductas indígenas de losguajiros (Wayús) en la serie Guajira en (1996), coordinadas por el canal televisivo RCN.

Es gracias a esta estratagema que el profesor Peter Wade (2002), arma contun-dentemente que un discurso de construcción nacional que busca la unidad, re-descubre y re-crea la

heterogeneidad . Sin embargo, para lograr esto, los símbolos de identidad elegidos, en este




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último caso una mujer negra, asocian los discursos de raza desde dos circunstancias nomuy evidentes, pero sí muy efectivas a la hora de discutir sobre la nación:

1. La tradición cultural se hace selectiva y, de alguna manera, nuevamente excluyente

2. La Modernidad se apropia de lo diferente/marginal para concebir una imagen deunidad donde cabemos todos.De esta manera, es posible comprender cómo para todo discurso de fundación de

nación es posible encontrar la idea de mestizaje , pues actúa como un referente de avenenciaque convoca a la mayor parte de la población, al tiempo que sintetiza los rasgos propiosde una nueva identidad diferenciada de la europea lo cual, dicho sea de paso, acude a unrasgo discursivo muy estudiado por van Dijk, a saber: discursos de identidades socialescontrolados por ideologías subyacentes y polarizadas por la dicotomía Ellos-Nosotros.

No obstante, como lo demuestran esos procesos, esto sólo ocurre parcialmente,

dejando que las élites mantengan sus privilegios. Así las cosas, el mestizaje resulta ser lafórmula para conducir al pueblo al blanqueamiento de la sociedad, cuya clave procesualse reeja en algunos símbolos; entre ellos, los que reposan en la música popular; y estoporque, un género concreto, ya hecho emblema, cristaliza el ideal de identidad social. Así,pues, mientras la cumbia, impuesta como música nacional, comprime elementos negrosa estereotipos e imaginarios dis-puestos a todo el colectivo, la literatura nacional revelalas trapisondas que ello conlleva, haciendo que se fusionen y uctúen para dar clavesidentitarias.

7. A manera de conclusión

Bien, se ha partido de la idea de que la identidad de una nación comienza, circula ytermina en la lengua. Luego se ha probado esa tesis en casos concretos para luego cotejarcómo, también la lengua ha sido, en nuestro medio sociocultural, el vehículo para excluiry generar barreras en los lazos social y comunicativo. Esto se ha conrmado con losejercicios comunicativos de corte estético, especialmente la literatura garciamarquiana yla cumbia, los que reejan ingeniosamente algunos rasgos de nuestra identidad social. Ensu conjunto esto arroja la pulsión histórica del colombiano, a saber: dejarse guiar por el

Principio del placer y por mecanismos de exclusión social. Un macondismo camaleónico,arma García-Canclini, rasgo identitario, por cierto, extensible a nuestros vecinos.

Es así como podemos atestiguar que existe una lógica especular (ausencia del otro)y primaria (dominancia de lo deleitoso, de espaldas a la realidad misma) que mueve nues-tras conductas públicas y pervive en nuestro tejido social: unos esteros lejanos de laOdisea de Ulises con las sirenas, denidas por su atractiva voz musical. Quizá esto sea elantecedente inmediato para constatar los elementos caracteriológicos de nuestra nación,entre ellos la presencia continua de la violencia simbólica y real frente al otro, que sirvede eje para la proyección de una cultura del sujeto aguantador, machote y bravío quien,

obsesionado por las empresas desacertadas, y con auxilio de las armas de fuego, mantieneuna cultura sin hilos históricos anudadores.



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Entonces, se viene a la cabeza la sentencia de José Arcadio Segundo y de cómosu intuición se maniesta en personajes, tan queridos por muchos, como el del exfutbo-lista negro Faustino Asprilla, a quien se le evoca siempre dando tiros sobre un caballo

de paso, el político y narcotracante Pablo Escobar Gaviria, enviando sus subalternos aasesinar policías y bombardear edicios para que no lo extraditaran, o el mismo expresi-dente Álvaro Uribe, promotor de rencillas y resentimientos sociales.

NOTAS

1 Este trabajo es resultado de la investigación Textos estéticos e identidad social en Colombia , ads-crita a la Maestría en Pedagogía de la Lengua Materna, de la Universidad Distrital, FJC.

2 En adelante, para avanzar en nuestro propósito, comprenderemos por texto creativo un

tipo de estructura signicativa cuya nalidad es satisfacer la necesidad de inventar paraexpresar sensaciones y opiniones privadas (Sebranek, 1989).

3 Arma Pécaut: “(…) las narrativas en las que se expresa la memoria de la violencia estánbasadas en la convicción de que la historia es repetitiva… Prevalece la convicción de quesiempre está presente la misma violencia que no está relacionada con actores especícos,sino que toma el aspecto de una fuerza bárbara que escapa al control de todo el mundo.Durante la Violencia de los años cincuenta, muchos campesinos decían: ‘llegó la violencia’,como si se tratase de un ente concreto. En el momento actual, como ya lo mencionamos,no siempre se nombra a los actores, como si fueran fenómenos que van más allá de lo que

éstos hacen” (2003: 121).4 Como se sabe, el recurso colectivo del silencio, también ha sido la trampa para que se

anide la violencia nacional donde desde otrora: “(...) los vivos enterraban a sus muertos yse quedaban callados, para así intentar sobrevivir... Casi toda esa gente, aún más que losque mataron y los que murieron, era entonces anónima, y hoy es desconocida y olvidada.El 31 de diciembre de 1956, la revista Time se rerió a la violencia colombiana como “thesilent war” (Braun, 2002:73).

5 El investigador español Gonzalo Abril alerta sobre la pertinencia de armonizar dos pos-turas de investigación hasta hace poco irreconciliables, la de los contextos sociales, con

sus situaciones espacio-temporales concretas, también llamada postura exo-inmanentista,con las de la que presta atención a las formas simbólicas, al universo de los signicados opostura in-manentista.

6 Para Freud, el Principio del Placer es un mecanismo mental del ser humano que evita eldisplacer y está emparentado con los procesos primarios del régimen inconsciente y lasalucinaciones. Lo contrario es el Principio de Realidad, cuyas funciones básicas son : (i) Imponerun aplazamiento de la satisfacción, (i i) Permitir aceptar la satisfacción con un objeto susti-tuto, (iii) Imponer una corrección frente a la alucinación. ( Identidad de pensamiento ), pero nose opone al Principio de Placer y (iv) Representar el mundo exterior (el sujeto busca el placer

a través de la acción sobre lo empírico).7 Recuérdese cómo, el mismo González Ochoa padeció de esa exclusión y odio. Desde la

década de 1940 su vida entra en una etapa de receso como escritor y vive una mayor in-




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trospección, gracias a lo cual en sus últimos años impresiona con nuevas obras, por lo cualno es gratuito que hubiera sido considerado como potencial candidato al premio Nóbel deLiteratura. No obstante, tras el requerimiento de la Real Academia sueca a la Academia

Colombiana de la Lengua presidida por el padre Félix Restrepo para que avalara a Gon-zález como candidato, el jesuita declara que González no tiene méritos sucientes paraaspirar al premio, y propone a su colega Menéndez Pidal. No le queda a González “másremedio que dormir en el silencio en un país donde –según sus palabras- se vive bajo elcomplejo de hijueputa ”.

8 Gril l, en portugués, es restaurante; pero, como colombianismo-arcaísmo, es un bar ocantina situado en un lugar popular y donde no sólo se ofrece café, licor y música, sinocoreografías con bailarinas sensuales y mujeres de compañía que incitan a la esta y la las-civia. El Gril l Hawái, quizá fue llamado así por la sintonía con el ambiente tropical cálido

y la cantidad de visitas foráneas.9 Habrá que advertir, no obstante, que luego Choperena, para mostrarse neutro, compuso

“La pollera azul”, recreada recientemente en la voz de la cantante y actriz colombianaCarolina Sabino.

10 Marabunta es una población masiva de ciertas hormigas migratorias, que devoran a supaso todo lo comestible que encuentran; mientras el concepto de hojarasca, por cierto eltítulo de la primera novela de García-M., hace referencia a un fenómeno natural: tormenta,

ventisquero, tempestad, avalancha . Esto lo reconoce el propio autor en su novela auto-biogra-ada (Cfr. 2002: 440)

11 Recuérdese, por ejemplo, cómo el sabio antioqueño Luis López de Mesa, armaba hacia1924 que la mezcla de indígenas y negros generaba productos inadaptables, y cómo hacia1949 sus tesis racistas lo llevaron a prohibir la visita de judíos al país, mientras rmabaque el mestizaje trastocaba los valores supremos. Asimismo, el político bogotano Laurea-no Eleuterio Gómez, armaba en su obra intitulada “Interrogantes sobre el progreso enColombia” (1928): “(…) Nuestra raza proviene de la mezcla de españoles, de indios y denegros. Los dos últimos, caudales de herencia, son estigma de completa inferioridad”.

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343

CAPÍTULO 16

Por uma epistemologia crítica para entender

o jogo da diferença: identidade e discurso.

Vânia Maria Lescano GuerraUniversidade Federal de Mato Grosso do Sul (Brasil)

1. Considerações preliminares

A linguagem é a casa do ser. Nessa habitação do ser mora o homem. Ospensadores e os poetas são guardas desta habitação. A guarda que exercemé o consumar a manifestação do ser, na medida em que o levam à lingua-gem e nela conservam (HEIDEGGER, 1998, p.31)

Como já sinaliza o título, este trabalho procura apresentar uma reexão sobre

os discursos periféricos, tratando dos sujeitos subalternos e seus locais epistemológicosnuma visada fundamentada nos referenciais teóricos que contemplem a diferença, as re-lações de subalternidade, as culturas locais; enm, pretende-se mostrar a necessidade dese empreender a análise da relação indeslindável estabelecida entre o sujeito e o discurso.

Entendemos que os discursos periféricos produzem discursividades que se rela-cionam com a marginalidade associada ao território, daí a importância da compreen-são do conceito de sujeito subalterno, dissociando-o de outros conceitos como pobreza,aprofundando a sua dimensão territorial. O sujeito subalterno na denição de Spivak(2010, p. 12) é aquele pertencente “às camadas mais baixas da sociedade constituídas

pelos modos especícos de exclusão dos mercados, da representação política e legal, e dapossibilidade de se tornarem membros plenos no estrato social dominante”. Prosseguin-do na temática, e tendo como ponto nodal a história de uma viúva, duplamente impedidade se autorrepresentar, inicialmente por ser mulher e depois por sua condição de viuvez,a autora sustenta que esta situação de marginalidade do subalterno é mais arduamenteimposta ao gênero feminino, posto que a “mulher como subalterna, não pode falar equando tenta fazê-lo não encontra os meios para se fazer ouvir” (p.15). Desse modo,reetindo a situação da subalternidade feminina, Spivak (2010) ressalta que a margina-lização da mulher no cenário da produção colonial dominado pelo gênero masculino,

não obstante seu visível desconforto quanto à posição subalterna que a mulher ocupa,a autora não aponta caminhos para que a mulher liberte-se do estigma de subordinada.



V ÂNIA M ARIA LESCANO GUERRA

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Nossa proposta de estudar o sujeito subalterno encontra-se ancorada em Derrida(2008), na esteira da crítica heideggeriana ao ser como presença, como realidade últimae fundamental, cuja existência independeria de qualquer observador e/ou da história, a

partir da ideia de que a linguagem opera por binarismos. Tais pares binários carregamuma distribuição desigual de poder entre seus termos, de tal forma que um dos termosé sempre mais prestigiado do que o outro: um é a norma e o outro é o “outro”, vistocomo “anormal”. Essa instigante visão da obra derridiana acarretará importante caráterdialógico para a discussão de práticas discursivas e culturais que escapam ao discursohegemônico.

Consideramos que no entremeio da crítica derridiana à “metafísica da presença” edo olhar foucaultiano, sobre a intrínseca relação entre o binômio poder/ conhecimento,é que podemos pensar as críticas pós-estruturalistas a respeito das clássicas concepções

de identidade, de verdade, de sujeito que perpassam as práticas sociais no mundo con-temporâneo. Entendemos linguagem como o espaço de produção das relações que acultura estabelece entre corpo, sujeito e poder, uma vez que a presença do homem nomundo não é imediata, mas construída pela linguagem, cuja força constitui nossa perce-pção de realidade.

Segundo Foucault (2008), não há um campo de saber que não constitua relaçõesde poder, nenhum saber é neutro. Não há exercício do poder sem uma produção, acu-mulação, circulação e um funcionamento discursivo. Isto é, não há exercício de podersem certa economia dos discursos de verdade que funcione dentro e a part ir de tal dupla

exigência. Dito de outra forma, o sentido que damos a nós mesmo e aos outros é um pro-cesso construído por meio de “aparatos discursivos”. Esse jogo de marcação simbólica,processo recortado por relações de poder, perla hierarquias que fomentam um sistemade inclusão e exclusão, engendrando identidades individuais e coletivas.

A condição de existência do eu é o outro. Na cidade os atores desempenhamseus papéis em relação a outros sujeitos que lhes conferem alteridade. Tais papéis sãodeterminados pelas mais diversas relações que constituem o tecido social e determinamas identidades que transitam pela cidade. As identidades demarcam fronteiras na cida-de. Os espaços se conguram pelas relações econômicas, sociais e também identitárias.

Estas se rmam, também, em relação às diferenças. Essas diferenças se estabelecem deacordo com relações de classe, de sexo, de consumo e de poder. Uma das formas de senegar o espaço do outro é negando sua existência, anulando sua identidade e, portanto,tornando-o invisível frente ao outro. A anulação da identidade ocorre de diversas ma-neiras na cidade, seja pelo preconceito econômico, de classe, pela discriminação do usodos espaços.

A condição de invisibilidade e a supremacia de determinadas identidades acontecepor diversos mecanismos. Assim também ocorre a busca de um novo padrão identitá-rio, que faça com que alguns grupos sociais saiam de sua condição de invisibilidade. Ao

associar-se a um determinado modo de vida, usando roupas, expressões e frequentandolugares comuns, os participantes desse grupo social podem ter a sensação de inserçãonuma sociedade que os discrimina a todo tempo - seja pela cor da pele, pela renda ou



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pelo nível de escolaridade. Ao se encontrar com seus “iguais” a sensação de invisibilidadetende a desaparecer - ainda que temporariamente, proporcionando a esses grupos umanova forma de se inserirem na cidade, por intermédio dessa identidade comum.

A quebra das barreiras entre os padrões culturais e a assimilação de comporta-mentos difundidos pelas diversas mídias reetem-se nas culturas locais e nos padrõesde identidade dos povos. Se por um lado vemos surgir a todo o momento conitos que

visam à demarcação de identidades, como os conitos étnicos e religiosos, por outro lado vemos surgir uma grande crise dos padrões identitários. Nos anos 70 e 80, tínhamos aluta política descrita e teorizada em termos de ideologias em conito; atualmente, ela secaracteriza pela competição e pelo conito entre as diferentes identidades, o que vemreforçar a tese de muitos estudiosos de que existe uma crise de identidade no mundocontemporâneo. No entanto, vale dizer que o poder cria regras de conduta que acabam

abafando a multiplicidade de pontos de vista, responsáveis pelas contradições e conitos,capazes de provocarem as mudanças internas e externa necessárias (CORACINI, 1995).

Diante disso, consideramos que o olhar discursivo-desconstrutivista e transdis-ciplinar, advindo das teorias foucaultianas e derridianas, aliado às noções de identidadee discurso, instigam-nos a pensar o sujeito contemporâneo, a partir da desnatural izaçãodos estereótipos, da irrupção da polissemia, da alteridade, privilegiando a mobilidade daestruturalidade da estrutura.

2. Entre o movimento identitário e o sujeito, as relações de

poder

Uma identidade nunca é dada, recebida ou alcançada, não, apenas existeo processo interminável, indenidamente fantasmático, da identicação.Qualquer que seja a história de um retorno a si ou a sua casa [...] imaginamos sempre que aquele ou aquela que escreve deve já saber dizer eu . Em todocaso, a modalidade identicatória deve já estar ou passar a estar assegurada: as-segurada da l íngua e na l íngua. (DERRIDA, 2001, p. 43) (Grifos do autor)

Para nós, a denição do conceito de identidade hoje nos parece, cada vez mais,tarefa imprecisa. Stuart Hall (1997) argumenta que poderiam se estabelecer três distintasconcepções de identidade: o sujeito do Iluminismo, o sujeito sociológico e o sujeito pós-moderno. A primeira, concebida a partir do homem do Iluminismo, entende que este jánasceria dotado das capacidades de razão, consciência e de ação. O centro essencial do“eu” era a identidade da pessoa, que nascia e permanecia com ela durante toda sua exis-tência. No nal do século XX, porém, surge outro sujeito, denominado por Stuart Hallcomo o sujeito pós-moderno, que transita entre as diversas escalas espaço-temporais.

Diante disso, o sujeito concebido anteriormente como uma só identidade está se

fragmentando, composto não de uma, mas de várias identidades, por vezes contraditó-rias. A identidade torna-se uma “celebração móvel”, formada e transformada continua-mente em relação aos sistemas culturais que nos rodeiam, possibilitando que o sujeito




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assuma formas diferentes, em diferentes momentos. Não existe mais um “eu” único. A identidade conforma-se a part ir dos vários papéis sociais que cabem ao indivíduorepresentar: na família, no trabalho, com o grupo de amigos, associações. A identidade

plenamente unicada, completa, segura e coerente é uma fantasia. Ao invés disso, àmedida que os sistemas de signicação e representação cultural se multiplicam, “somosconfrontados por uma multiplicidade desconcertante e cambiante de identidades possí-

veis, com cada uma das quais poderíamos nos identicar - ao menos temporariamente”.(HALL, 1997, p. 13).

Para Canclini (1999), as identidades são permeadas por uma hibridização de sig-nicados, que possibilitam a convivência de tradições iconográcas nacionais e daquelascriadas pela cultura de massa. Para o autor, a discussão acerca das identidades e da cida-dania deve levar em consideração os modos diversos com que estas se recompõem e nos

desiguais circuitos de produção, comunicação e apropriação da cultura. As identidadestransitam por fronteiras, nem sempre demarcadas de maneira clara, pois os limites seconfundem e as referências se misturam. Coracini (2003, p.13-22) nos diz que:

Vivemos, pois, um período que muitos acreditam se caracterizar como decrise da identidade provocada, em grande parte, pela ideologia da globali-zação, que, ainda que o neguem seus defensores, pretende a centralizaçãoe a homogeneização de tudo e de todos: as diferenças só são respeitadasna medida em que elas garantem a manutenção ou a criação de um novomercado de consumo.

Em contrapartida, como que por um efeito de resistência, as línguas mino-ritárias, ou os dialetos em vias de desaparecimento, os grupos marginali-zados se rebelam, acirrando as diferenças, lutando por sua sobrevivência epor um espaço na sociedade.

Há uma “tensão” entre a identidade que o indivíduo assume e seu papel na socie-dade, pois nem sempre uma identidade está relacionada à outra; enquanto a identidadeestá centrada no signicado, os papéis estão relacionados à função que o indivíduo exer-ce na sociedade. A identidade está ligada à signicação do ator social por si mesmo, eos papéis são denidos por instituições e organizações da própria sociedade – e só vão

interferir no comportamento das pessoas mediante acordo entre o indivíduo e a orga-nização –, o que nos faz pensar nas “técnicas de si” abordadas por Foucault: o sujeitoadapta-se de acordo com uma força organizacional ou institucional.

Embora haja a possibilidade de escolha de identidade para adaptação a determi-nadas comunidades, Bauman (2005, p. 18) arma que estar fora de seu local ou culturade origem faz que o indivíduo seja considerado “deslocado” e cita, como exemplo, suaprópria condição: polonês refugiado na Grã-Bretanha e, perfeitamente ambientado nessecenário, considerava-se um “estranho” dentro dele, embora também já não pudesse serconsiderado polonês por ter sido privado de sua cidadania original. Sobre esse dilema,

arma: “As pessoas em busca de identidade se veem invariavelmente diante de uma tare-fa intimidadora de ‘alcançar o impossível’” (BAUMAN, 2005, p. 16). Essa condição ree-te a já citada condição do índio na atualidade: não pode ser considerado completamente



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indígena, pois já não traz apenas sua cultura de origem, nem pode ser considerado com-pletamente branco, pois ainda há em si marcas de sua cultura e etnia que não permitemessa completude. Cabe trazer, como exemplo desse “deslocamento”, o caso especico

dos Kinikinau que além da cultura da sociedade envolvente (branco), traz sua culturade origem e de outras etnias como a Kadiweu e Terena. Como no exemplo de Bauman,os Kinikinau habitando território Kadiwéu e registrados, pela FUNAI, como Terena eambientado nessas condições sentem-se “estranhos” e, desde o inicio de 2000 vem bus-cando “a identidade original”. Tarefa impossível. (SOUZA; ROSA; SILVA, 2010, p. 7-8).

Na esteira de Coracini (2003), armamos que ao nomearmos um objeto o estamostornando real; da mesma forma, ao representarmos uma etnia (como é o caso dos índiosGuarani) de acordo com uma determinada imagem, frequentemente ocorre de grandeparte dela passe a assumir tal representação como uma identidade. Não se trata de algo

consciente. Segundo Coracini (2007, p. 59), “o que somos e o que pensamos ver estãocarregados do dizer alheio”, e herdamos isso “de nossos antepassados ou daqueles queparecem não deixar rastros”. No caso dos índios, cou reservado a eles na sociedade umlugar à margem da sociedade, após intensa exploração de sua mão de obra. A partir daconsolidação de sua imagem como abandonado e miserável (GUERRA, 2010), o índio –apesar dos focos de resistência que por vezes empreende – tem tal imagem inserida emseu imaginário, uma vez que, de acordo com Coracini (2007, p. 61), o sujeito “se constróinos e pelos discursos imbricados que o vão constituindo” - dentre eles, os discursos do“colonizado” e da “mídia”: as representações construídas em seu próprio imaginário e

na mídia possuem força suciente para fazer o indígena guarani acreditar (e não ques-tionar) que a condição em que se encontram é constitutiva de sua identidade, e não umarepresentação forjada em identidade. O que ocorre também entre os Terena e Kinikinau(SOUZA; ROSA; SILVA, 2010).

3. O jogo interpretativo e o trabalho fronteiriço

O trabalho fronteiriço da cultura exige um encontro com o “novo” quenão seja parte do continuum de passado e presente [...] Essa arte não apenas

retoma o passado como causa social ou precedente estético; ela renova opassado, recongurando-o como um entre-lugar contingente que inova einterrompe a atuação do presente. O “passado-presente” torna-se parte danecessidade, e não da nostalgia, de viver (BHABHA, 1998, p. 27).

Reetindo sobre essas questões identiárias e seus problemas de interpretação, pro-curamos determinar o lugar que ocupa a temática do sujeito, bem como a sua impor-tância frente às noções de relações de poder e relações de forças . Para isso, partimos do livro

A ordem do discurso (2008), em que Foucault discorre sobre as relações entre as práticas

discursivas e os poderes que as atravessam, suas regras de funcionamento e leis internas,numa tentativa de entender os discursos. O método foucaultiano constitui-se na análisedas diversas redes de discurso, poderes, práticas e estratégias aos quais os acontecimentos




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pertencem. Percorre, assim, os procedimentos que controlam a produção dos discursosna sociedade. É necessário mencionar que o trabalho de Foucault implica alguns princí-pios: princípio de inversão, em que se reconhecem o jogo negativo de um recorte e uma

rarefação do discurso; princípio de descontinuidade, que trata os discursos como práticasdescontínuas; princípio de especicidade, prática em que os acontecimentos encontramsua regularidade, e, nalmente, o princípio de exterioridade , que considera as condiçõesexternas de possibilidade do discurso.

Esses princípios regem as análises que Foucault se propõe a fazer e que se divi-dem em dois conjuntos: o crítico e o genealógico. O conjunto crítico coloca em prática oprincípio de inversão e dene os sistemas de exclusão do discurso como, por exemplo,a separação entre loucura e razão na época clássica. O conjunto genealógico, por sua vez,concerne à formação dos discursos, tanto no interior quanto no exterior dos limites do

controle, e põe em prática os outros três princípios: a relação entre os sistemas de coerçãoe a formação dos discursos, as normas especícas e as condições de aparição, de cresci -mento e de variação dessas séries regulares e descontínuas. As descrições críticas e as des-crições genealógicas devem, segundo Foucault (2008), alternar-se e se completar. A partecrítica da análise refere-se aos sistemas de recobrimento do discurso: procura destacar osprincípios de ordenamento, de exclusão e de rarefação do discurso. A parte genealógica , porsua vez, concerne à formação efetiva das séries discursivas: procura apreender o “poderde constituir domínios de objetos” (FOUCAULT, 2008, p. 69-70).

Em A ordem do discurso, a noção de genealogia surge como uma forma de análise

dos procedimentos de controle e de delimitação dos discursos. O conjunto genealógico introduzido por Foucault refere-se à formação efetiva dos discursos, focalizando sua des-continuidade e regularidade, numa denição da relação dos discursos com seus sistemasde coerção, suas normas e condições de possibilidade. Convém explicar que esse métodofoi formulado com base na Genealogia da moral , de Nietzsche, que explorava a “históriado presente” no desenvolvimento das disciplinas, dos saberes. Seu enfoque concentra-seno discurso de cada conhecimento, em sua “vontade de verdade”. Para Foucault (2008),

poder e saber estão intrinsecamente ligados; são indissociáveis. Todo saber tem uma -nalidade, um uso poderoso; qualquer conhecimento caracteriza-se por um impulso de

dominação. O conjunto genealógico, portanto, analisa as relações entre saber e poder emque as mudanças e as negociações de poder criam os espaços onde os discursos podemsurgir. Esses saberes, e na verdade todas as teorias, são contingentes – assim como o é aconguração de verdade e falsidade contida nesses saberes. Isso evolui, cresce, passa pormudanças repentinas – tem sua própria genealogia (FOUCAULT, 2008, p. 52-3).

A genealogia traça, portanto, a história da vontade de poder. As relações de força,como Foucault as entende, não concernem apenas aos homens, mas aos elementos, àsletras do alfabeto em seu sorteio ou acaso, ou mesmo em suas atrações, em suas frequên-cias de agrupamento em cada língua. Assim, parece que a tarefa do arquivista moderno é

primeiramente descobrir uma verdadeira forma da expressão que não possa ser confun-dida com nenhuma das unidades linguísticas, sejam quais forem, signicante, palavra,



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frase, proposição, ato de linguagem. Foucault ataca particularmente o Signicante, “odiscurso se anula em sua realidade colocando-se na ordem do signicante” (2008, p. 51).

No âmbito dessa perspectiva genealógica, Foucault (2005) propõe a análise das

interdições da linguagem que atingem o discurso da sexualidade. Baseado no método ge-nealógico seria considerado a pluralidade de todos os outros discursos que tratam destetema e que interferem em seus interditos, como o discurso literário, biológico, médico,entre outros. Dessa forma, poder-se-ia identicar sua regularidade e os limites denidospor seus sistemas de coerção. Este estudo seria realizado por ele posteriormente na obraHistória da sexualidade.

Assim, em todas as sociedades a produção de discursos é regulada, selecionada,organizada e redistribuída conjugando poderes e saberes . Um dos aspectos mais importantesdo pensamento foucaultiano é quando ele direciona seu trabalho para a visão de outras

formas de constituição de sujeito que não as da atualidade. A losoa encontra liberdadepara livrar-se das amarras da noção tradicional de um sujeito como princípio de unidade.Coube a Foucault, diante da ausência do sujeito, pensar sobre o indivíduo do seu tempoque se vê imerso na ausência. Desse prisma, os discursos são denidos por Foucaultcomo “conjuntos de acontecimentos discursivos” (FOUCAULT, 2008, p. 57), séries re-gulares, mas descontínuas umas em relação às outras. Para encontrar as regularidadesdas séries discursivas é preciso relacionar a linguagem à sua exterioridade, representadapelas condições sócio-históricas que se inscrevem na materialidade linguística. O fatorsócio-histórico é, portanto, o exterior constitutivo do linguístico.

Diante disso, o exterior é situado por Foucault no centro da “ordem do discurso”:a oposição não mais será entre o “dentro” e o “fora”, o “sujeito” e o “murmúrio anô-nimo”, mas “entre a linguagem objetivada e a palavra de resistência, entre o sujeito e asubjetividade” (2008, p. 51). A exterioridade, assim, inscreve-se no próprio discurso enão como algo de fora que se reete nele. Um dos princípios para a análise da rarefaçãodo discurso que regem o método genealógico é o de exterioridade . A “experiência do ex-terior” é a dissociação do “eu penso” e do “eu falo” com o desaparecimento do sujeitoe a inserção da linguagem em seu “lugar” vazio, como fonte de sua própria expansãoindenida. A passagem ao exterior, desta forma, constitui-se na fragmentação da expe-

riência da interioridade e no descentramento da linguagem em direção ao seu própriolimite. Segundo Foucault (2008), não se deve buscar no discurso seu “núcleo interior eescondido”, o “âmago de um pensamento” ou um sentido expresso nele; deve-se “partirdo próprio discurso, de sua aparição e sua regularidade, para as suas condições externasde possibilidade, àquilo que dá lugar à série aleatória desses acontecimentos e xa suasfronteiras” (FOUCAULT, 2009, p. 53).

Para o historiador do presente, os três grandes sistemas de exclusão que atingemo discurso se exercem, de certa forma, do exterior. A palavra proibida, a segregação da loucura

e a vontade de verdade concernem à parte do discurso que põe em jogo o poder e o desejo.

Essas separações, determinadas historicamente, são sustentadas por redes de instituiçõesque detêm o poder e que as reforçam por um conjunto de práticas pedagógicas e asreconduzem pela forma como o saber é instituído nas sociedades. Desta maneira, exer-




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cem sua pressão e seu poder de coerção na produção dos discursos. “O discurso não ésimplesmente aquilo que traduz as lutas ou os sistemas de dominação, mas aquilo porque, pelo que se luta, o poder do qual nos queremos apoderar” (FOUCAULT, 2008, p.

10). Em A ordem do discurso, Foucault aponta um medo do exterior, do que há de singulare de terrível no exterior do discurso. Há, nas pessoas, um temor de entrar na “ordem dodiscurso”. A esse temor, a instituição responde impondo formas ritualizadas da palavra.

Foucault (2008) reete sobre um uxo de fala determinado historicamente e nãoindividualizado, que dita as condições de sua própria fala. As separações analisadas – aoposição entre verdadeiro e falso, a segregação da loucura e a palavra proibida – sãotambém determinadas historicamente. Seu trabalho histórico busca reencontrar a des-continuidade dos acontecimentos e permite, assim, uma análise do presente. Foucault(2008), ao explicitar as leis internas das séries discursivas, articula conceitos importantes

que serão desenvolvidos em toda a sua obra, tais como atualidade, exterioridade, históriae genealogia. Seus estudos pretendem atingir a singularidade dos acontecimentos para,desta forma, atingir a diversidade histórica. Derruba-se, assim, a denição de históriacontínua, linear, provida de uma origem. A história não é o registro de fatos do passado,mas retrata a imagem mais nítida do presente. A noção foucaultiana de história, portan-to, focaliza a genealogia dos acontecimentos e relaciona-se diretamente ao conceito deatualidade. As técnicas de interpretação, segundo o lósofo, buscam desvendar as regu-laridades e descontinuidades dos acontecimentos.

Para compreender a ordem do discurso, o historiador procura descrever e revelar as

instâncias de controle e delimitação das práticas discursivas, em que o discurso tem suaregularidade, sua própria ordem de funcionamento, que pode ser apreendida na articu-lação do linguístico com o sócio-histórico. Dos aspectos referentes ao novo modo deconceber a interpretação, um dos mais signicativos em Nietzsche, Freud e Marx dizrespeito à crítica da profundidade do discurso. A profundidade, segundo eles, já nãoé mais o lugar para o qual se deve caminhar em busca da verdade, mesmo porque essa

verdade é uma suposição rejeitada. É isso o que o pensamento de Marx revela, por exem-plo, ao caracterizar como platitude os estudos profundos sobre as questões da moeda,do valor, do capital. A negação dessa profundidade também se faz valer, quando Marx,

ao se interessar pelo modo como se davam das relações de produção, entende-as comojá se oferecendo em forma de interpretação. O texto de Foucault apresenta uma discus-são centrada em Diferença e repetição e A lógica do sentido (Gilles Deleuze). De acordo comFoucault (2005), Deleuze, para além das aparências e das essências platônicas, discute aquestão do acontecimento numa empreitada que objetiva a subversão do próprio platonis-mo, fazendo-o “inclinar-se para o real, para o mundo e para o tempo”. A discussão põeem relevo os fantasmas do interior na sua permanente ação sobre os corpos. Por outrolado, há as observações sobre o pensamento estóico, com sua excessiva preocupação coma austeridade. Assim, Foucault observa que tanto epicuristas como estóicos são lados do

platonismo: a ascese e o prazer. A losoa de Deleuze, acessada por Foucault nos textos citados, apresenta-se

como uma forma de repensar a metafísica; não no sentido de colocá-la lado a lado com



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as questões tradicionais da lógica, do sentido; mas como uma maneira de pensar quesubverte o que está dado desde Platão e Aristóteles. Nesse sentido, Deleuze rompe coma ideia de essência, da lógica circular e da história enquanto retorno ou causa e efeito. Sua

losoa requer o acontecimento que se dá como sentido-acontecimento e deslocado de todanoção originária e essencial.

Foucault (2005) observa que as tentativas que se propuseram a pensar o aconteci-mento falharam: o neopositivismo (ancorado nas questões da lógica) confundiu o aconte-cimento com o estado das coisas; a fenomenologia deslocou o acontecimento na direçãodo sentido e também fazia suposições prévias em torno do eu; e a losoa da história porter connado o acontecimento no ciclo do tempo. Assim, Deleuze destaca a necessidadede se articular o acontecimento com o fantasma; este como encenação e repetição doacontecimento em que o pensamento tem a função de produzir teatralmente o fantasma.

Nessa sua forma de pensar, já que se dá como deslocamento, ou como algo que não estáde acordo com as tradições do pensamento losóco, Deleuze não quer pensar em co-mum com os outros, como se estivesse sob o domínio do modelo pedagógico.

Em se tratando da diferença , ela não deve ser pensada como se fosse situada emalguma coisa, ou como diz Foucault – no domínio orgânico do conceito aristotélico –,mas enquanto deslocamento, como repetição, no qual o pensamento ou pensamentodo conceito deva estar fora do “quadro ordenado das semelhanças”, fora da losoa darepresentação. Para se pensar a diferença é preciso também despojar-se da dialética hege-liana, visto que esta sempre recaptura o contrário, a negação. Deleuze defende um pensamento

que diga sim à divergência, instrumento de dispersão e de disjunção, fora do espaço doverdadeiro e do falso, fora das categorizações.

O movimento interpretante por excelência é feito pelo próprio aparato e se faza partir do modelo indicado pelo funcionamento psíquico. No entanto, ele pressupõe acena analítica e o laço transferencial. É esse último que, ao se instalar na cena analítica,permite à interpretação feita pelo aparato se presenticar. A interpretação, nesse ponto,não é algo a ser dado pelo analista ao analisando. Ela toma seu lugar entre a escuta e aassociação livre (GUERRA, 2011).

Ao longo da história dos estudos da linguagem, via losoa, inúmeras vozes se

levantaram na tentativa de explicar a dimensão da subjetividade e do ser humano. ComRené Descartes, que sustentou que sendo o mundo, os objetos e o próprio “eu” umailusão, haveria uma única coisa da qual não se poderia duvidar: sou “eu” porque tenhouma mente pensante. A isso, Descartes chamou Cogito. O mero fato de que se esteja sen-do iludido, ou de que se esteja duvidando do seu próprio pensamento, vai levar à impli-cação de que se esteja pensando. Para Nietzsche, tal tese cartesiana considera: se penso,logo sou alguém que existe.

Descartes, sendo um dos mais proeminentes lósofos iluministas do século dezoi-to, ajudou a formular o projeto humanista. Sua noção de sujeito, mesmo concebendo

corpo e mente como uma unidade (o homem), considerava-os separados. Sabemos quetal tese teve muita força, uma vez que, durante todo esse período, o Ocidente viveu soba égide do sujeito cartesiano governando o corpo e o mundo, tratados como simples ob-




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jetos assujeitados aos desejos desse sujeito. Para repensarmos sobre esse sujeito origem,fonte dos sentidos, trazemos a noção de desconstrução, no sentido como foi criada porDerrida, quando estudou os fundamentos sobre os quais está alicerçada a compreensão

ocidental de racionalidade. Nesse estudo, Derrida vem propor a de-sedimentação, a des-construção da signicação da razão (da palavra de Deus, da fala, do discurso), especial-mente o sentido de verdade. Tal argumento remete a um outro que é o de deslocamento,do questionar tudo, do que decorre uma espécie de relativização da verdade, do cogito.

Esse movimento de desconstrução desenvolvido por Derrida volta-se a um des-mascaramento quase obsessivo dos momentos de aporia, em especial dos pontos cegose das contradições subjacentes que se inscrevem nas bases de qualquer dicotomia (uni-

versalidade) a partir das quais desenvolvemos nossos métodos cientícos, nossas teori-zações e nossas perspectivas de mundo. Com isso, a missão do leitor/desconstrutor não

se reduz à academia e aos estudos de linguagem, uma vez que, ao balançar os alicercesde nossos mais famosos e tradicionais edifícios teóricos, a desconstrução de qualquertexto contempla irremediavelmente multifacetados níveis: institucionais e pedagógicas,teóricos e losócos, públicos e privados, políticos e jurídicos, teológicos e cientícos,sexuais e morais.

Para nós, o jogo de desconstrução não representa um método ou técnica, ou aindaum modelo de crítica aplicado, signica, pois, destruição e reconstrução de sentidos:des-construção e deslocamento. Isso implica dizer que os sentidos não são sempre osmesmos e que há uma utuação, um movimento que caracteriza o vir-a-ser-sempre da

linguagem: efeito de sentido.Diante do exposto, consideramos o projeto de desconstrução de Derrida a partir

dos seguintes fundamentos: a) desconstrução do sentido clássico de literalidade, de umsignicado depositado na palavra, na letra, anteriormente e imune à interpretação de umsujeito; b) desconstrução do sujeito cartesiano/consciente no que se refere à sua ilusãode presença (atualiza e rearticula o desmascaramento de autonomia do sujeito origem daracionalidade); c) põe em contradição a construção de signo de Saussure ao trazer que aconcepção de signicado inaugural, anterior à própria linguagem, não passa de ilusão:não há signo linguístico antes da escritura e que, portanto, não existe um signicado

primordial/original. Entretanto, para tornar viável a própria comunicação humana pormeio da linguagem, a ilusão da construção do signo precisa acontecer.

A noção de ausência de signicado, em posição de primazia sobre o signicante,e de multiplicidade de signicantes, tem de ser esquecida momentaneamente, para darlugar à ilusão de se ter atingido um signicado único (naquele momento), o que tornapossível a construção de um texto. Isso conduz à necessidade de se negar a ideia de sig-nicado inscrito, xo e imutável, determinado pelo autor em seu texto e que o leitor vaibuscar. Ler é inscrever uma escritura que é única a cada novo ato, pois que se recorta apartir da polissemia de múltiplos signicantes, dos quais um é eleito e se instaura como

signicado. Assim, diante da polissemia, da disseminação incontida de signicantes, acompreensão da linguagem entre sujeitos é possível, já que a interação ocorre a partir deum discurso determinado social e historicamente, legitimado e institucionalizado.



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A desconstrução pretende, assim, problematizar a relação entre o sujeito e o objetoque a integram. Essa ilusão de que se detém a verdade, referindo-se ao homem ocidentale a sua suposta autonomia consciente (que não passa de uma instância derivada do incons-

ciente), é advinda da questão de que ele acredita poder separar-se do “real” e olhar o ou-tro com olhos neutros, acredita, enm, poder revelar verdades que não sejam construídaspor ele mesmo ou contaminadas por sua vontade.

Levando nossas reexões para as visadas discursivas, podemos armar que, a par-tir de Pêcheux, recusa-se um sentido da expressão “vinculado à sua literalidade”, ao sig-nicante. Pêcheux (2009) diz que literal é o signicante. Tem-se desenvolvido a ideia, emligação com a noção de formação discursiva , de que o “sentido literal” é um efeito de sentidoentre outros, uma vez que o sentido dos enunciados só aparece e se determina no interiordas formações discursivas. Conclui-se, então, que a ilusão da transparência dos sentidos

(a existência de uma signicação primeira, óbvia) se dá pela possibilidade de repetição deenunciados na própria formação discursiva (que é instância de formação/repetição/trans-formação de elementos do saber), na formulação discursiva (sempre um reinvestimento,mesmo no processo de criação de neologismos, estruturas oracionais, metáforas). Issoé que criaria a ilusão do literal como algo que aparece dado, pronto, estabilizado, único.

A linguagem, nessa perspectiva, não é concebida como algo transparente, massim como algo que é opaco, lugar do equívoco, da cultura e da ideologia, logo, da hete-rogeneidade. Em decorrência disso, o sujeito revela-se como uma arena de conitos, umsujeito cindido, heterogêneo, instável, incapaz de controlar os efeitos de sentido de seu

dizer e de encontrar a verdade, pois é constituído pela linguagem, ou seja, pelos fragmen-tos de outros discursos e de outros sujeitos que o circundam no meio em que ele integra.Exemplo disso é a tradução (interlingual e intralingual), que vem se inscrever sempre em

várias línguas, uma vez que muitas outras atravessam o dizer; assim ela é sempre escritura

e inscritura de si e do outro que, anal, se constituem no mesmo e no diferente. SegundoCoracini (1995), “O autor deixa marcas no texto, determinantes para os sentidos e comas quais o leitor poderá interagir logo, é a autoridade, é o responsável pelos sentidos dotexto. Nesse sentido, as leituras dependem do texto e do autor, que podem autorizarou não certas leituras”. Esses níveis de leitura variam não só em relação ao contexto

imediato, mas também de acordo com o contexto sócio/histórico/ideológico, em que seapoiam. “Ler, compreender, interpretar ou produzir sentido é uma questão de ângulo, depercepção, ou de posição enunciativa”, arma Coracini (1995, p.25).

Na linguagem losóca de Derrida, poderíamos dizer que o signo não é uma pre-sença, ou seja, a coisa ou o conceito não estão presentes no signo. A natureza da lingua-gem é tal que não podemos deixar de ter a ilusão de ver o signo como uma presença, istoé, de ver no signo a presença do referente (a “coisa”) ou do conceito. É a isso que Derridachama de “metafísica da presença”. Essa “ilusão” é necessária para que o signo funcionecomo tal: anal, o signo está no lugar de alguma outra coisa. Embora nunca plenamente

realizada, a promessa da presença é parte integrante da ideia de signo. Em outras pa-lavras, podemos dizer, com Derrida, que a plena presença (da “coisa”, do conceito) nosigno é indenidamente adiada. É também a impossibilidade dessa presença que obriga




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o signo a depender de um processo de diferenciação, de diferença. Derrida acrescenta aisso, entretanto, a ideia de traço: o signo carrega sempre não apenas o traço daquilo queele substitui, mas também o traço daquilo que ele não é, ou seja, precisamente da dife-

rença. Isso signica que nenhum signo pode ser simplesmente reduzido a si mesmo, ouseja, à identidade. Se quisermos retomar o exemplo da identidade e da diferença cultural,a declaração de identidade “sou indígena”, ou seja, a identidade de um povo indígena,carrega, contém em si mesma, o traço do outro, da diferença - “não sou branco”, “nãosou chinês”, ou “sou Kinikinau” – “não sou Terena”, “não sou Guarani”, “não sou Ka-diwéu”, ou seja, a identidade porta sempre o traço da diferença (GUERRA, 2010; 2012).

O adiamento indenido do signicado e sua dependência de uma operação dediferença signica que o processo de signicação é fundamentalmente indeterminado,sempre incerto e vacilante. Ansiamos pela presença - do signicado, do referente (a coisa

à qual a linguagem se refere). Mas na medida em que não pode, nunca, nos fornecer essadesejada presença, a linguagem é caracterizada pela indeterminação e pela instabilidade.Essa característica da linguagem tem consequências importantes para a questão da dife-rença e da identidade culturais. Na medida em que são denidas, em parte, por meio dalinguagem, a identidade e a diferença não podem deixar de ser marcadas, também, pelaindeterminação e pela instabilidade. Assim, questionar a identidade e a diferença comorelações de poder signica problematizar os binarismos, as dicotomias, em torno dosquais elas se organizam.

Suely Rolnik (1989), interessada nas transformações do desejo na cultura contem-

porânea marcada pela crise da subjetividade, faz uma importante observação acerca dosentido da cartograa. Ela argumenta que, diferentemente do mapa, a cartograa, paraos geógrafos, é um movimento que acompanha as transformações da paisagem, ou seja,não apresenta o elemento estático que compõe o mapa. O cartógrafo desenvolve umdesejo de apropriação da paisagem por meio de um impulso que aponta não para a reve-lação dos sentidos, mas para a criação desses sentidos. O cartógrafo surge assim, comouma espécie de antropófago, pois “vive de expropriar, se apropriar, devorar e desovar,transvalorado” (ROLNIK, 1989, p. 67). É por meio dos olhos do cartógrafo que a paisa-gem ganha discursividade.

Neste sentido, pensar o Brasil, a América Latina, em suas especicidades, é pensaros movimentos que problematizam as porosas fronteiras deste país, deste continente ereetir sobre aquilo que nos caracteriza como uxo, não como denominação. Conceitoem aberto, a América Latina atende a determinados projetos históricos de acordo comas agendas políticas que denem, pelas políticas de representação, as imagens nas quaisas múltiplas identidades se reconhecem. Temos convicção de que a regulação de novasfronteiras pode produzir sentido não mais seguindo o tracejamento dos discursos o-ciais, mas ressaltando outras conexões e processos de adesão que passem por novas pers-pectivas discursivas sobre fronteira, como o sentimento de exclusão, o pertencimento ao

espaço da periferia, ou mesmo a suspeita aos códigos totalitários do nacional. Assim, asmídias se apresentam como um espaço privilegiado de articulação dos embates em tornodos novos processos cartográcos de delimitação de fronteiras.



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Esta cartograa que redene fronteiras e atualiza o discurso da diferença a partirda mudança de paradigmas, desautoriza a simetria estabelecida pela dicotomia centro/periferia, colocando sob suspeitas as narrativas do nacional e do local. Este movimento,

marcado pelas diásporas e migrações que corromperam a coesão de um poder tradicional,também desvelou a frágil estabilidade destes mapas, indicando novos itinerários culturaisdisseminadores de outras cartograas do poder. Seguindo os passos de Bhabha (1998), asignicação mais ampla da condição (pós)moderna reside na consciência de que os “li-mites” epistemológicos das ideias etnocêntricas são também as fronteiras enunciativas deum rol de outras vozes e histórias dissonantes, até dissidentes – mulheres, colonizados,grupos minoritários, portadores de sexualidades policiadas. Estas culturas representati-

vas de uma suspeita da modernidade pós-colonial apresentam-se como uma contingênciada própria modernidade, deslocadas de sua lógica, e oferecem resistência aos processos

culturais hegemônicos, onde o hibridismo e as manifestações fronteiriças acabam por“traduzir” o imaginário social referente ao modelo metropolitano e à modernidade.

Stuart Hall, em seus trabalhos, faz questão de enfatizar a centralidade da culturana reexão política contemporânea, descartando abordagens tradicionais em função doque ele chama de “reexão cultural”. Novos modelos de relação com a terra a partir domistério, do sagrado, do sensitivo, desautorizam as autoritárias práticas capitalistas tradi-cionais e impõem um novo olhar sobre aquele local, sua paisagem e a relação com o tra-balho. Esse novo olhar constrói novas cartograas, refazendo mapas e limites. A questãoda identidade e da fronteira é permeada, segundo Achugar, pela discussão entre posição

e localização de quem pronuncia o discurso. A memória, a posicionalidade e a local izaçãoestariam diretamente ligadas à construção da identidade individual, pois é a partir dolugar de onde se lê e de onde se profere o discurso que constituímos uma identidade. Nocaso es¬pecíco da América Latina, há uma profusão considerável de projetos sociais,culturais de classe, gênero e etnia. Ou seja, a América Latina representaria um campode batalhas em que os diversos sujeitos disputam pelo poder de estender seu projeto emfunção de suas memórias individuais.

Cabe ao sujeito, à medida do possível, orientar-se criticamente. Na verdade, o dis-curso dicotômico entre universal/local, centro/periferia, colonizado/colonizador deve

ser avançado de maneira consciente e crítica, trazendo para o centro da discussão nãoapenas o porquê e também o como. Para Achugar, (2006), o sujeito periférico e marginali-zado, que pouco fala ou “balbucia”, é, para o crítico, uma minoria subjugada e subvertida.No entanto, é necessário compreender o lugar a partir de onde se fala, de onde se cons-troem as experi¬ências.




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4. Por uma epistemologia crítica para se pensar a diferençae a (ex)(in)clusão

Sou visível – vejam esse rosto índio – no entanto, sou invisível. Tanto lhesdeixo cegos com meu nariz adunco como sou seu ponto cego. Mas existo,nós existimos. Gostariam de acreditar que eu fui derretida no caldeirão.Mas não fui, nós não fomos. (ANZALDÚA, 2006, p. 713)

Bauman (1998), ao analisar as relações de poder na modernidade (cujo pano defundo é a exclusão social), fala sobre as características do comportamento disruptivo àsnormas estabelecidas pelas autoridades. Arma que os desfavorecidos sociais lançammão dos poucos recursos de que dispõem, como a (in)disciplina, a força física, a crimi-

nalidade e a violência, para resistir às imposições e aos desmandos do aparelho de poderdominante e mostrar sua insatisfação com as injustiças cometidas. De acordo com Bau-man (1998), em análise dos conitos sociais, esse movimento de resistência pode gerarnos subordinados um comportamento de negação às autoridades vigentes que em vez deaceitarem docilmente a sua rejeição e converter a rejeição ocial em autorrejeição, elespreferem rejeitar os que os rejeitam.

Freud, em “O mal-estar na civilização” (1996), faz uma análise psicanalítica dosmal-estares na cultura e arma que conitos, frustrações e sofrimentos fazem parte docotidiano da humanidade e sempre estarão presentes nas relações que forem estabele-

cidas, pois o princípio do ato de civilizar é regular a sociedade, de modo a conter osinstintos agressivos e a busca insaciável de prazer que move as pessoas. Para ele, a pala-

vra “civilização” descreve a soma integral das relações e regulamentos que distinguemnossas vidas das de nossos antepassados animais, e que servem a dois intuitos, a saber: ode proteger os homens contra a natureza e o de ajustar os seus relacionamentos mútuos.

De Certeau (1994) arma que a autoexclusão social consiste em tomar o relato aopé da letra, tomá-lo como o princípio da existência física onde uma sociedade não maisoferece saídas simbólicas e expectativas de espaços a pessoas ou grupos, onde não háoutra alternativa a não ser o alinhamento disciplinar e o desvio ilegal, ou seja, uma forma

ou outra de prisão e a errância do lado de for. Adotar a narrativa testemunhal, é dar voz apersonagens periféricos que geralmente são analisados de maneira supercial e conduzi-dos pela voz de um narrador que, na maioria das vezes, ajuda a raticar preconceitos oucria performances distantes do universo marginal, como é o caso da literatura canônica.

É escasso projeto de lei sobre moradores de rua, esse grupo social não constituiprioridade dos governantes. Ainda que a organização da comunidade tenha ganhadoforça e expressão nos últimos anos, questiona-se muito a ação do poder legislativo eexecutivo, pois a representação compreende que o representante aja em acordo com seusrepresentados, atividade ainda rara na vida política brasileira. A persistir tal projeto po-

lítico, as consequências mais prováveis se situam no aumento da vulnerabilidade dasfamílias de baixa renda, sendo afetados, especialmente, os mais jovens.



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A subjetividade aparece, tal como aponta Santos (1997), como individual e aomesmo tempo abstrata: no polo da individualidade, apreende-se um sujeito como sen-do o mesmo de tantos outros, enquanto no polo da subjetividade abstrata o homem é

compreendido como universal e ao mesmo tempo indistinto. É essa indiferenciação quealimenta o descompromisso dos indivíduos com as questões sociais. A ideologia liberaldefende a existência do homem como um ser que se faz por si próprio, imputando-lhea responsabilidade pelos sucessos ou fracassos, uma vez que as oportunidades são asmesmas para todos. Os ideais de liberdade, igualdade e individualidade constituem amola propulsora do desenvolvimento social. A perversidade contida nesses ideais nãoreside na concepção que representam, mas no produto de tal processo, pois o homemse sente o único responsável pelos acontecimentos da sua vida, acrescentando à já tãoproblemática existência o sentimento de culpa e vergonha.

A imagem mais apropriada para compreender a força desses ideais é a do Barão de Munchäusen apresentada por Pêcheux (2009) quando retrata a história de um homem eseu cavalo mergulhado no pântano. Para sair dessa situação, o homem, usando de toda asua força, puxa a si e ao cavalo pelos seus próprios cabelos e ambos se desvencilham dasituação. Se de um lado se constrói a imagem de um homem competente para superar assituações do cotidiano, de outro se dissemina uma representação de que determinadassituações como a pobreza e as distintas formas de exclusão social são irreversíveis, po-dendo ser combatidas apenas com medidas paliativas, uma vez que essas desigualdadessão “naturais”.

Santos (1997) aponta sua valorização a partir de uma necessidade ctícia para asociedade, determinando-a como uma cção necessária ao sujeito – a identidade comoseminecessária e semictícia. Enquanto a pobreza for assistida e os miseráveis estiveremcontroláveis, não há o que possa abalar o sistema. O fato é que essas metamorfoses nomundo do trabalho alteram as exigências do mercado de trabalho e o perl de trabalha-dores que não mais possuem trabalho e que ocupam na sociedade o que os sociólogoschamam de “inúteis para o mundo”. O desemprego e o subemprego decorrentes desseprocesso expressam as dimensões na desestruturação do mercado de trabalho. Emer-gindo assim um problema social causador de instabilidade e insegurança com a redução

dos salários, a fragilização dos trabalhadores e as precarizações nas relações de trabalhoadvindas da exibilidade de seus direitos e das garantias sociais.

Assim, o conceito “exclusão” que gera a categoria “excluído” tornou-se, de certaforma, tão genérico e abrangente, que substituiu a discussão de “classes” (existência;dominação , luta de) por um “novo” protagonista das políticas sociais. Ele surge da in-suciência das categorias anteriores para explicar o fenômeno. No dicionário: Excluir: 1)por à margem; 2) afastar, eliminar, omitir; 3) ser incompatível com; 4) isentar-se, privar-se fora = excluído (adj.) 21. São os marginais, estão à margem, são “outsiders ”, estão fora.Resta a pergunta: fora de quê?

É preciso aprofundar o estudo da relação entre “público” e “privado” para a análi-se da situação de vida na rua: a transformação do indivíduo anônimo em indivíduo visa-do. Como se dá a inversão destas lógicas, nesta mudança de perspectiva da rua enquanto




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espaço público que se torna locus das relações mais íntimas e da sobrevivência cotidiana? A rua como o espaço “de fora” em contraposição ao espaço de dentro que é o da “casa”,faz quem vive na rua ser visto como quem está fora do lugar apropriado, e o que está

fora de lugar, por melhor que seja, é lixo. E a questão do lixo, enquanto reciclável, temsido pensada há pouco tempo pela sociedade moderna – que não sabe o que fazer comseus dejetos. O lixo, em geral, é afastado e eliminado. A metáfora do lixo humano, numasociedade de matriz assalariada, condiz com os discursos de representação social daschamadas populações marginalizadas para periferias distantes e de extermínio dos jo-

vens pobres, em especial. As categorias de morador de rua e de excluído acompanham a representação do

indivíduo em questão como um ser dotado apenas de uma possibilidade: estar fora dolugar. A maneira como eles são vistos pelos “outros” elabora uma construção de si. As-

sim, como a identidade do morador de rua, a identidade das etnias negra, indígena, é umaidentidade negativada, isto é, invisível e convenientemente ignorada pelas políticas públi-cas de atendimento, pois acrescenta uma diculdade ainda maior: além do nomadismoda cultura de rua, o nomadismo de uma cultura ancestral (GUERRA, 2012).

Para os jovens moradores de rua, o corpo é essencialmente seu território de ex-pressão e de prazer. Aceitar um envelhecimento, além de ser uma improbabilidade, vistoa cotidianidade de exposições à morte que eles se habituaram, é mais uma forma de re-tirar de si o único bem que ainda lhes resta: o corpo. Tentar denir uma identidade “derua”, por exemplo, é querer encaixar em um único molde algo que é múltiplo, não só pela

heterogeneidade dos tipos que habitam as ruas, mas pela multiplicidade humana em si. Talvez a única identidade que seja preciso entender é aquela de que fala a educadora emsua bela e essencial redundância: são “pessoas humanas” expondo nas ruas todo o sapiens e todo o demens que está em cada um de nós.

A exemplo de Foucault, Heidegger mostra um pensamento que rompe com aslosoas tradicionais do sujeito — o marxismo, o existencialismo, o positivismo —,empenha-se na reconstituição histórico-social. O resultado é que o silêncio dos sujeita-dos, silêncio que é o primeiro e mais forte componente da situação de exclusão, a marcamais forte da impossibilidade de se considerar sujeito àquele a quem a fala é de ante-

mão desgurada ou negada. Uma das possibilidades de aproximação entre Heidegger eFoucault consiste na compreensão da ética enquanto morada e habitação. Nota-se queem seus trabalhos, uma renovação do pensamento da ética por meio de uma nítida se-paração entre ética e moral e mediante uma análise da ética enquanto procedimentos etécnicas de subjetivação - as tecnologias de si - são então contemplados por este ângulo.Recusando-se a dar voz ao silêncio dos sujeitos, ambos colocam a questão da represen-tação, convidando-nos a uma nova reexão sobre o papel especíco do intelectual e dopolítico em geral.

Para Deleuze, as instituições são práticas, mecanismos operatórios que não ex-

plicam o poder, pois que supõem os seus relacionamentos e contentam-se em xá-los,segundo uma função reprodutora e não produtora (1988, p. 105-6). O intelectual univer-sal, herdeiro de uma longa tradição jurídica que o legitima como porta-voz dos direitos



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359

dos subalternos de toda espécie, seria o depositário da verdade, em sua forma clara eracional, que outros possuiriam de forma obscura e parcial. Para eles, o próprio textoescrito é composto por silêncios que funcionam como brechas de onde podem escorrer

novas produções. A instituição do silêncio, seja no diálogo face a face da oralidade, seja na interdis-

cursividade dos textos escritos, opera uma transferência de sentidos que faz com que seanulem os sujeitos e a interpretação se faça com os sentidos de outro lugar. Dessa for-ma, desaparece o dizer dos sujeitos mesmo no diálogo simétrico, assim como se perdea tirania do sujeito autor nos textos escritos, o sentido vai estar sempre em outro lugar:lembranças, rastros, restos, nos textos falados, e a constituição de outro texto, por meioda leitura, na escrita.

Enfocar a cultura no âmbito do poder e do conito pode ser um meio para que se

perceba a pluralidade e a diferença dos povos. Daí o híbrido não representar simplesmen-te a combinação tradutória de dois originais - um terceiro elemento que resolveria a ten-são entre duas culturas. Híbrido aqui é um processo agonístico e antagonístico em estadoconstante de negociação inconclusiva, sem trégua, sem assimilação nem incorporação.Nesse sentido, a crítica feita por Derrida (1995) ao modo estrutural ista de interpretaçãoreside no fato de aí se ter reverenciado o signicado, em detrimento da própria força dosignicante; de se ter valorizado a profundidade em prejuízo da superfície; de se teremprivilegiado apenas as oposições; de se ter se descartado, portanto, a diferença - do sig-no que não encontrava seu lugar nos paradigmas semânticos exclusivamente opositivos

e binários; de não ter permitido falar o próprio signicante; enm, de não ter deixadoaorar a interpretação indecidível - a interpretação da interpretação. Essa interpretaçãofundamentada na différance é a mola propulsora desse pharmakon , que é a escrita. A metá-fora do pharmakon , com que trabalha Derrida, em A farmácia de Platão, (2005), permite ailustração da atividade interpretativa que não se decide por um único signicado do sig -no, uma vez que, contrariamente, impulsiona a força do signicante. Remédio e veneno,o pharmakon é essa différance , esse instante em que os diferentes signicados se encontrampresentes.

Segundo Derrida (2005), a interpretação não apaga nenhum dos signicados; pelo

contrário, permite que as forças do remédio e do veneno, do bem e do mal, do claro e doescuro aorem. Enm, de todas as oposições, de todas as distinções, de todas as différences passíveis de vericação, tendo em mente o princípio de que a escrita é escritura, de que aescrita é différance . Logo, na interpretação pensada segundo as bases do desconstrutivismoderridiano, o que se tem a fazer é acionar a indecidibilidade, permitir a irrupção da polis-semia, fazer emergirem os signicados, dar voz à alteridade, disseminar os signicantes,agenciar o jogo desses signicantes, enm, mobilizar a força do texto.

Diante disso, podemos dizer que o ato de ler possui suas implicações em múlti-plas estâncias do saber, de que derivam relações tensionais. É na tensão que se formam

os sentidos. Imbricada nessas vozes, não podemos deixar de ouvir a voz do colonizado,daquele que, para sobreviver, precisa aceitar o lugar que lhe é concedido, ainda que esselugar o transforme em objeto de exclusão para o outro: anal, esse também é um modo




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de garantir sua existência. Ou então o estrangeiro, o índio, permanece no imaginário dobrasileiro, como o indesejável, aquele que se gostaria de esquecer, de banir, porque per-turba, exibe a própria fragil idade indesejada, mas que está aí, no inconsciente, na memó-

ria, reminiscências de um passado esquecido, mas que se faz presente o tempo todo noinconsciente, que pode manifestar-se em “ressentimento” ou numa certa implicância queo leva a ressaltar os defeitos do outro, suas falhas e sofrimentos, na busca de um consolopara o seu próprio sentimento de inferioridade; e esse ressentimento ou essa implicânciao fazem viver, dão sentido à sua existência e lhe imprimem um sentimento de identidade.

Entender as práticas identitárias, a partir do jogo de representações, é entenderquais os discursos que constituem e conferem existência histórica ao sujeito; o olhar dis-cursivo-desconstrutivista l igado às noções de discurso e identidade, com foco nas ques-tões culturais, surgem como princípios teórico-metodológicos direcionadores do trajeto

da pesquisa, que dialogam entre si de forma instigante e produtiva. Outra perspectivametodológica relevante diz respeito à genealogia de Foucault, em que a problematizaçãodas relações de poder que se instauram nos interdiscursos, resultando nas possíveis re-presentações, denunciam a existência de um discurso estereotipado que rotula e nega ojogo da diferença, o hibridismo, a alteridade que está na base da identidade.

A possibilidade de “cruzar fronteiras” e de “estar na fronteira”, de ter uma identi-dade ambígua, indenida, é uma denominação do caráter “articialmente” imposto dasidentidades xas. O “cruzamento de fronteiras” e o cultivo propositado de identidadesambíguas é, entretanto, ao mesmo tempo uma poderosa estratégia política de questiona-

mento das operações de xação da identidade. Esse olhar sobre a fronteira propõe uma virada teórica al icerçada na interseção entre os estudos culturais, o multiculturalismo e aantropologia contemporânea para repensar questões em torno da transdisciplinaridade,das identidades contemporâneas, das políticas culturais e dos circuitos das mídias de for-ma mais abrangente. A preocupação em se repensar a cartograa do Brasil, da AméricaLatina, que passe por outros modelos de representação, vem colocar em xeque as tradi-cionais relações de poder que marcaram o percurso destes povos, deste subcontinente.Para isso, as discussões acerca das fronteiras, em suas mais diversas acepções, tornam-seimprescindíveis e mobilizadoras de um debate que é recorrente na nossa produção cul-

tural, na convicção de que é impossível atuar nos lugares periféricos e continuar com asmesmas certezas, com os mesmos valores...

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363

CAPÍTULO 17

“Usted tenía que cumplimentar

y cincuenta”: negociaciones,

desacuerdo y conicto en la interacción

piloto-controlador aéreo

Lorena M. A. de- MatteisUniversidad Nacional del Sur – Buenos Aires (Argentina)

1. Introducción

El propósito del sistema de control de tráco aéreo (ATC) consiste en propor-cionar una separación suciente entre aeronaves, tanto en ruta como en la proximidad

de los aeropuertos, mientras que los pilotos deben atender –con esa asistencia– a unpilotaje seguro y también eciente en términos económicos, en particular, en la aviacióncomercial. Esta tarea conjunta es realizada mediante la interacción oral a través del canalradial entre pilotos y controladores aéreos (díada P/C). Las funciones, responsabilidadesy atribuciones de estos profesionales se orientan a la construcción interaccional de uncontexto operativo seguro y sientan las bases de su contrato comunicativo, un acuerdoconvencional que permite reconocer a los interlocutores, sus derechos y sus deberes co-municativos (Calsamiglia y Blancafort 2007, 148).

La interdependencia de ambos grupos, con sus diferentes perspectivas y priorida-des operativas, ha sido destacada desde los estudios discursivos, al sostener que

pilots and controllers need each other to know what information should be

shared, and when, to allow the other to do their part in the working of the

system (Nevile 2004: 149).

Nevile no solo destacala relevancia operacional de la dinámica interaccional P/C,sino que introduce la noción de sistema . El ámbito aeronáutico ha sido concebido comoun sistema crítico en términos de la seguridad de sus operaciones, que se “procedimen-talizan”, y se ha distinguido entre sus agentes de comportamiento “programable” –porejemplo, la computadora de vuelo, los controles de una aeronave, los radares, etc.– y las

personas. En otras palabras, el aeronáutico es un “sistema socio-técnico” en el que la interac-ción entre los distintos agentes, y en especial, entre pilotos y controladores es clave paralograr seguridad operacional. Para ello se han establecido políticas lingüísticas denidas,



LORENA M. A. DE- M ATTEIS

364

con procedimientos comunicativos reglamentados en todo el mundo (de- Matteis 2004).Esta protocolización (Ladkin 2012: 403) signica que los sujetos siguen para comunicar-se una serie de modelos fraseológicos que atienden a mantener comunicaciones radiales

claras y breves. Tomada como objeto de estudio, la comunicación P/C ha sido analizadaen los siguientes aspectos:

a. la descripción del registro restringido que la caracteriza como un lenguaje parapropósitos especícos (Ragan 1993, 1994, entre otros).

b. el papel de las fallas en la comunicación o del error comunicativo en incidentes y acciden-tes de aviación (Goguen y Linde 1983, Shuy 1993 o Mathews 2012, entre otros);

c. las desviaciones respecto de la fraseología y las medidas compensatorias (Cushing1994);

d. la sintaxis de los modelos fraseológicos (Philps 1992) y de la interacción real

P/C(de- Matteis 2012b);e. el contacto lingüístico en la aviación internacional y las políticas lingüísticas implementadas

para subsanarlas (Borins 1993, Mathews 2001, 2004a, 2004b, entre otros).En nuestros trabajos, en cambio, nos venimos concentrando en la interacción P/C

en idioma español, atendiendo a su realidad cotidiana (de- Matteis 2009). En esta coti-dianeidad, nos ocupamos de las estrategias discursivas –en todos los niveles de análisis yde manera integrada– que los hablantes movil izan para realizar sus tareas con eciencia,intentando construir contextos comunicativos y operacionales seguros y, al mismo tiem-po, sus respectivas identidades institucionales.

Ahora bien, si la seguridad operacional puede denirse como la ausencia de unriesgo inaceptable, cabe preguntarse si el conicto P/C puede inuir negativamente sobreesta aspiración y, mucho más interesante todavía, cómo se gestiona –cuando aparece–en un contexto socio-técnico en el que cualquier desviación de los comportamientoslingüísticos endo-institucionalmente aceptados y esperados impacta de inmediato sobrela imagen e identidad institucional de los participantes y, a veces y por extensión, de lasorganizaciones a las que pertenecen.1

En tal sentido, la posibilidad de tensiones interaccionales P/C ha sido analizadabajo distintas ópticas, desde la psicológica hasta la legal. Esta proyección de la problemá-tica en otras disciplinas destaca su interés social y, en ocasiones, como ocurre con la psi-cología, proporciona categorías conceptuales que pueden articularse con las empleadasen el estudio l ingüístico de la díada P/C.

Si bien hasta la fecha nos hemos centrado en las características que denen lainteracción P/C en situaciones normales, en línea con estas observaciones preliminares,este trabajo intenta constatar la ocurrencia de instancias de negociación, desacuerdo yconicto interaccional para identicar, en primer lugar, algunos de los rasgos lingüísticosque las ponen en evidencia y, en segundo término, algunas estrategias discursivas con lascuales se gestionan y resuelven.



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1.1. Horizonte epistemológico y metodológico

Además de los estudios sobre el discurso institucional (Wodak 1987, Drew y Heri-tage 1998, Drew y Sorjonen 2000, Koester 2006, Heritage y Clayman 2010, Candlin y Sa-rangi 2011), que fundamentan nuestra investigación, apelamos también a los aportes teó-ricos y metodológicos de la sociolingüística interaccional. En particular, nos apoyamosen trabajos insoslayables como los de Gumperz (1982a y 1982b) y otros más recientes, queretoman y vinculan esta perspectiva con la del análisis del discurso por su interés sobre larelación entre discurso e identidad (Benwell y Stokoe 2006). También consideramos losaportes de los estudios de la cortesía, desde los estudios clásicos (Brown y Gilman 1960,Brown y Levinson 1978) hasta los aportes más recientes sobre autonomía y aliación y laconcepción de las relaciones entre cortesía normativa y estratégica (Bravo 2003). Para delimi-tar unidades de análisis y secuencias interaccionales, el análisis se apoya, asimismo, en losaportes de Briz Gómez (2000) y Gallardo Paúls (1993).

Los datos provienen de un corpus de interacciones P/C recogido mediante obser- vación-participante (Hernández Campoy y Almeida 2005, Crowley 2007) en aeropuertosy aeródromos de la región lingüística del español bonaerense, destacándose por su repre-sentación cuantitativa los que provienen del Aeroparque Jorge Newbery (Buenos Aires),tanto en forma presencial entre los años 2000-2005, como a través de Internet entre2009-2012 (Buchanan 2004)2.

Las grabaciones fueron transcriptas siguiendo las convenciones de Sacks y Jeffer-son (2000)3 y volcadas en una base de datos de diseño propio. Los ejemplos se reprodu-cen aquí mediante un código que impide identicar las compañías y números de vuelo,aunque mantienen las referencias a las estaciones terrestres para una ubicación general dela procedencia del fragmento. En una sola ocasión, y por el interés que ofrece, se empleauna interacción reproducida por la prensa argentina en línea (sitio del diario La Nación ).

El análisis constituye una exploración de distintas estrategias lingüísticas que, has-ta el momento, hemos podido identicar en instancias de negociaciones, desacuerdos yconictos comunicativos, sin que esto excluya, claro está, la existencia de otras o la posi-bilidad de clasicarlas en el futuro de manera más sistemática.

De forma complementaria, tenemos en cuenta algunas observaciones recogidas enentrevistas semiestructuradas (Moreno Fernández 1990) y mediante encuestas electróni-cas con preguntas abiertas y cerradas que buscan evaluar las actitudes lingüísticas de lossujetos frente a las prácticas interaccionales P/C que los vinculan.4

A modo de marco de referencia tomamos también los reglamentos que regulanel progreso de las comunicaciones aéreas en Argentina (Dirección de Comunicaciones2006), no para detectar “desviaciones” respecto de los modelos fraseológicos sugeridos,sino para ayudarnos a identicar instancias interaccionales que alteranlas rutinas comu-nicativas esperadas.




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1.2. Precisiones conceptuales: negociación, desacuerdo y conicto

Por su centralidad para nuestros objetivos, es necesario revisar los conceptos dene-

gociación, desacuerdo y conicto interaccional , para establecer cómo aplicarlos en la toma de deci-siones en el ámbito aeronáutico y también diferenciarlos de otras nociones relacionadas.

En este sentido, Koester (2006) observa que el conicto en el ámbito laboral tien-de a ser evitado para mantener buenas relaciones ya que constituye una instancia interac-cional en la que las identidades e imágenes personales y profesionales se ponen en granriesgo. Para ello, los hablantes intentan minimizarlo apelando a distintos recursos, comoexpresiones idiomáticas, metáforas, etc., que destacan la pertenencia a un mismo grupo uorganización en el proceso de alcanzar consensos. Sin embargo, en ocasiones, la tensiónno puede evitarse y se maniesta en distintos grados. Koester sugiere una progresión

entre el desacuerdo, instancia cooperativa en la que se intenta lograr/restaurar un acuerdo,y el franco conicto, de más difícil resolución y en el que las posiciones subjetivas se hacenevidentes a través de las elecciones lingüísticas.

En el presente trabajo creemos que una instancia previa al desacuerdo en esta grada-ción es la de negociación , de carácter netamente cooperativo y que no presupone de maneranecesaria tensión interaccional. Y, siguiendo a Koester, entenderemos por desacuerdo entrepilotos y controladores aquellas situaciones en las que la tensión vinculada con la tomade decisiones se caracteriza todavía por un comportamiento colaborativo, mientras queen el conicto interaccional el desacuerdo ha escalado hasta la expresión evidente de la con-frontación de subjetividades en un estilo personalizado.

En cuanto a los indicadores, además de una tendencia general a mayor explicituden el discurso que se expresa en performativos explícitos y el metalenguaje, Koesteridentica diversos marcadores de énfasis para las posiciones subjetivas en instancias deconicto:

a. modalización deóntica para expresar la obligación y la necesidad;b. modalización epistémica para expresar el compromiso fuerte con lo armado;c. intensicadores, exclamaciones y expletivos;d. léxico evaluativo e idiomatismos (Koester 2006: 129-130).

La mayoría de las selecciones léxicas y gramaticales asociadas a estos rasgos entraen conicto con el estilo despersonalizado que describiremos a continuación, de ahí queresulte de interés analizar cómo se expresan y resuelven las tensiones en la díada P/C.

2. La dinámica interaccional P/C

Las estrategias desplegadas por pilotos y controladores al momento de gestionarcon éxito sus responsabilidades mutuas se vinculan con el contexto comunicativo ge-neral. Por ello, la caracterización de la dinámica de rutina es necesaria como instancia

previa para considerar los emergentes de la tensión interaccional.



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2.1. Contexto comunicativo

La comunicación P/C transcurremediante frecuencias de radio, canal cuyas ca-racterísticas técnicas determinan la forma secuencial de las interacciones. Es decir, lasuperposición inteligible de turnos es imposible, rasgo que distingue estas interaccionestanto de la comunicación institucional cara a cara como de la conversación cotidiana, yjustica la existencia de una “disciplina” radial para evitar transmisiones incomprensiblesy no acaparar el uso de las frecuencias.

Por otro lado, la interacción está relacionada en forma directa con su propósito demantener la seguridad operativa, constante contextual que unica las distintas fases ope-racionales del vuelo. En estas distintas etapas, sin embargo, la comunicación P/C no escontinua sino que ocurre de manera fragmentaria, con intervalos de hasta varios minutos

entre los distintos intercambios. Además, por su relación con las diversas fases del vuelo y la organización del siste-

ma ATC, la interacción supone unaserie de interlocutores sucesivos. Es decir, un mismopiloto va a comunicarse con un controlador distinto en cada etapa: un controlador detierra o de rodaje, otro para los despegues y las aproximaciones, otro(s) en ruta. Alter-nativamente, desde la perspectiva del control terrestre, un controlador determinado secomunicará con un conjunto de pilotos que renueva sus integrantes a lo largo del tiempo,en la medida que a cada posición de control –con su respectiva frecuencia de radio– in-gresan nuevos pilotos y otros son transferidos a un control diferente.

Por otra parte, el contenido de las interacciones es predecible, ya que las secuenciasde apertura, centrales y de cierre (Gallardo Paúls 1993, Briz 2000) desarrollarán tópicosespecícos en cada fase operacional.

Además de la diferente ubicación espacial de los hablantes, cabe destacar que losespacios físicos –la cabina de un avión y los centros de control– son entornos tecnoló-gicos organizados de forma sistemática en los que coexiste un número relativamentepequeño de hablantes (que también mantiene comunicaciones entre sí). En la cabina deun avión puede haber de forma constante hasta tres personas miembros de la tripulación(piloto, copiloto e ingeniero), mientras que en una torre de control el número de hablan-tes puede ser mayor y es más dinámico puesto que pueden superponerse los controla-dores de dos turnos diferentes, pueden estar presentes supervisores, el jefe de torre, etc. Asimismo, los participantes que operan en una frecuencia pueden escuchar la totalidadde las transmisiones que ocurren en ella (las que son registradas de forma continua pormotivos de seguridad).

Estas distintas circunstancias suponen un importante grado de exposición de laidentidad institucional de los hablantes en cada transmisión. En otras palabras, los ha-blantes saben que en una frecuencia hay destinatarios indirectos –otros pilotos y con-troladores– y que puede haber oyentes no previstos –supervisores, observadores, etc.– o

receptores adicionales (Kerbrat Orecchioni 1986). Este rasgo “público” de la interacciónP/C inuye en cómo se negocian las instancias de potencial conicto, ya que los par-ticipantes intentan proyectar en su manera de comunicarse una imagen de “profesio-




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nalismo”, según lo sugieren tanto las observaciones como las entrevistas y encuestasrealizadas5.

Sin la pretensión de profundizar sobre este punto y solo a título de ejemplo, pode-

mos considerar el grado de acuerdo detectado en una de nuestras encuestas respecto de laarmación “La manera en que un piloto se comunica por radio es una de las maneras enque se muestra su profesionalismo”: en todos los casos, las respuestas se acercaron al polode máximo acuerdo, indicado por el valor 10, sin que se registraran valores inferiores a 8.

Por último, otro factor contextual está dado por el conjunto de disposiciones queregulan el progreso de las interacciones P/C. La planicación lingüística internacional ynacional establece procedimientos comunicativos con características denidas en todoslos niveles lingüísticos (véase 2.2). Estos rasgos caracterizan el estilo comunicativo P/Cy los hablantes consideran su adhesión a ellos como importante marca de competencia

profesional.

2.2. Estilo comunicativo

El estilo comunicativo P/C se caracteriza por el predominio de rasgos de desper-sonalización (de-Matteis 2012a) que aquí resumimos, la mayoría de ellos promovidos porla reglamentación de las propias organizaciones aeronáuticas:

A. En el nivel pragmático-discursivo:

a. formas de tratamiento que desdibujan la identidad individual y resaltan la

institucional al orientarse a la identicación precisa de las entidades relevantes (matrículas, números de vuelo, estaciones de control, etc.) por en-cima de las personas y que, sin embargo, coexisten con diversas fórmulas

de tratamiento y expresiones de cortesía que focalizan a los sujetos ( señor,

señorita );

b. distribución diferencial de los actos de habla: asimétrica para los direct ivos

(predominantes de manera absoluta entre los controladores) e interrogati- vos (más frecuentes entre los pi lotos) y más equilibrada para los informati- vos;

c. marcadores discursivos impersonales que indican recepción ( recibido ),(in)

corrección y (des)acuerdo con la información transmitida en los mensajes

( correcto, arma 6 , negativo );

d. restricción a las contribuciones no vinculadas con la operación aérea (ex-presiones personales, relatos, chistes, etc. resultan “poco profesionales”);

B. En el nivel sintáctico:

a. modelos de esquemas fraseológicos estandarizados (Ruiz Guril lo 1997)

que tornan el discurso objetivo, predecible y breve, al tiempo que críptico



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para los no profesionales por su extenso empleo de la elipsis –en cantidad

y tipo de elementos afectados–, escasez de estructuras subordinadas explí-citas, etc.;

b. nominal izaciones que introducen en el discurso las acciones institucional-mente relevantes y construyen una representación casi “experimental” de

las actividades de vuelo, desvinculándolas de las personas que las concre-tan.

C. En el nivel léxico-semántico:

a. terminología precisa, con ocasional presencia de préstamos del inglés, si-glas y expresiones del Código Q7.

D. En el nivel fonético-fonológico:

a. prosodia pausada y monocorde, con escasos rasgos entonacionales de afec-tividad o énfasis;

b. alargamientos vocálicos, empleados en el canal radial para no ceder el tur-no de habla.

Los recursos de despersonalización expresan en el discurso de los part icipantes lapertenencia a una institución conformada por distintas organizaciones interrelacionadas,

en las que la concentración en la actividad y su procedimentalización se consideran con-diciones esenciales de la seguridad aeronáutica. Por ello, la objetivación de los agentes yde su accionar construye discursivamente un entorno laboral que pretende minimizar laexpresión de la subjetividad.

Sin embargo, este estilo coexiste con la emergencia de ocasionales formas perso-nalizadas, propias de la conversación cotidiana de la comunidad, y actos de habla comoagradecimientos o expresión de deseos , que introducen un elemento afectivo. Se evidencia asíuna tensión subyacente que demuestra la complejidad que entraña la negociación de lasidentidades institucionales, aun en contextos socio-técnicos como el aeronáutico. La ten-sión entre las prácticas comunicativas reguladas y las cotidianas también aora en lasinstancias que aborda este trabajo, para las que no existen previsiones porque se esperaque no ocurran, en particular, las de conicto. Si están previstos modelos fraseológicospara negociar situaciones de normalidad, alguna de emergencia y algunas instancias me-tacomunicativas como la gestión de problemas de comunicación (cómo conrmar unainformación, cómo solicitar su repetición, etc.), no hay, en cambio, modelos para realizarun reclamo, objetar una decisión o un comportamiento, etc. En estos casos, los sujetosdeben apelar a las estrategias l ingüísticas que juzguen más consistentes con las prácticascomunicativas estandarizadas, atendiendo a los principios de claridad y brevedad que las

denen y a su entrenamiento en habilidades “no-técnicas” o de gestión de los “factoreshumanos”.




370

Es interesante advertir que, pese a la aparición de rasgos cotidianos que puedenintroducir algún elemento de personalización y una dimensión afectiva, la gestión de latensión interpersonal P/C resulta muchas veces difícil de distinguir y graduar. En nues-tro corpus, el desacuerdo y el conicto resultan bastante escasos y de acotado desarrolloy, a veces, son tan atenuados en comparación con otras interacciones institucionales ycotidianas que resultan difíciles de identicar. Si los modalizadores epistémicos y deón-ticos enfáticos, las exclamaciones, los expletivos, el léxico axiológico, las expresionesidiomáticas, el metalenguaje y los verbos performativos, son las marcas de un discurso deconicto, muchos de ellos no deberían aparecer en la interacción P/C porque contradicenel estilo despersonalizado predominante.

2.3. Relaciones conceptuales: conicto – error comunicativo –

asertividad

Atendiendo a una proyección aplicada de nuestros resultados, es necesario distin-guir el concepto de conicto de otros relacionados pero con los que no debe establecerseequivalencia. En primer lugar, no la hay entre conicto interaccional y error comunicativo – categoría muy util izada en los estudios psico-sociológicos sobre la actividad aeronáutica(de-Matteis, en prensa). Si bien el conicto puede conducir a un error comunicativo, yser así una condición objetiva para un contexto operacional inseguro lingüísticamente(de- Matteis 2010), su gestión y resolución puede prevenirlo. Es decir, entre las distintas

causales de un error comunicativo puede incluirse un conicto interaccional irresuelto ono resuelto exitosamente, pero no es una condición necesaria ni mucho menos sucientepara que ocurra un error comunicativo. El criterio más operativo para distinguir ambasnociones es que el error es siempre una categoría aplicada a posteriori , es decir, se “diag -nostica” tras apreciar sus resultados (Dekker 2005). En el momento de errarlos sujetosno son conscientes delfallo, en cambio, sí pueden serlo de la tensión interaccional y lasestrategias lingüísticas que nos interesanson, precisamente, emergentes de esta conscien-cia, pues se registran al gestionar dicha tensión.

Ahora bien, tampoco existe una relación directa entre las categorías lingüísticas

de conicto y agravamiento –contracara de la noción lingüística de atenuación –. Un conictointeraccional puede ser gestionado aplicando estrategias lingüísticas de agravamiento – como lo serían varias de las que enumera Koester– o de atenuación. Por ejemplo, atribuirla responsabilidad de una decisión a una tercera persona o entidad como justicaciónpara proteger la propia imagen y evitar posibles reclamos (una situación bastante habitualen el control de tráco aéreo) es una estrategia de atenuación ante un acto de habla deón-tico que permite neutralizar un desacuerdo para evitar o desactivar el (posible) conicto.

Por último, los conceptos lingüísticos de atenuación/agravamiento suelen vincularsecon la noción psicológica de asertividad , que designa un conjunto de comportamientos, no

solo verbales, valorado positivamente por los psicólogos aeronáuticos y fomentado en elentrenamiento no-técnico8. Si analizamos la relación conicto-asertividad , podemos consi-derar que un (posible) conicto puede ser gestionado de manera asertiva por una parte y



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no por la otra. De hecho, debido a la estructura jerárquica que caracteriza la aviación y,en ocasiones, debido a diferencias actitudinales que pueden estar asociadas con culturasmuy honorícas o también a la atribución de superioridad (profesional) a otras culturas

con las que se entra en contacto a través de la aviación internacional, evitar el conictoha probado ser una de las causas de que el proceso comunicativo falle en la aviación conconsecuencias trágicas9.

3. Análisis de los datos

Antes de iniciar el análisis de los casos que nos sirven como ejemplo de las estrate-gias para negociar consensos, gestionar desacuerdos y resolver o neutralizar los conic-tos interaccionales en la díada P/C, nos parece necesario destacar que, al estilo comuni-cativo despersonalizado que diculta identicar estas instancias interaccionales, se sumauna dicultad adicional. A diferencia de los ejemplos de Koester, los que analizaremosaquí no superan los doce turnos de habla. La brevedad de las interacciones, su desarrollofragmentario, así como los ruidos ocasionales en la frecuencia, exigen un pormenorizadoanálisis comparativo con otras transcripciones, al tiempo que acentúan el valor estratégi-co de los recursos elegidos.

Para el análisis hemos seleccionado interacciones que permiten identicar estrate-gias lingüísticas diferentes a las habituales en el esti lo despersonalizado P/C. Algunas deellas corresponden a aeronaves en vuelo y otras a las instancias previas al despegue o al

aterrizaje, momentos que favorecen las negociaciones sobre los turnos y tiempos de es-pera. Otras varias a la actividad en momentos de alto nivel de tráco nacional y regional,circunstancias que también contribuyen a la ocurrencia de desacuerdos y, en ocasiones,conictos.

Por último, organizamos la presentación de los ejemplos que ilustran las estrate-gias en un orden que va desde la negociación hasta el franco conicto. Consideramosque, sin pretender agotar los posibles recursos, podemos dar cuenta así de interaccionesque cubren el espectro desde lo más cercano a la rutina a lo excepcional, al tiempo quepodemos observar cómo se relacionan entre sí las diversas estrategias lingüísticas.

3.1. Negociación

Si bien en el ámbito aeronáutico los planes de vuelo y la autoridad del ATC reducenla necesidad y margen de negociación posible, determinadas situaciones pueden requerirmodicaciones a lo previsto y esto supone intercambios verbales sobre las posibilidadesque puede autorizar el control. Así, por ejemplo, en el siguiente fragmento pueden detec-tarse estrategias de negociación propias de la interacción cotidiana:

(1) C:dos cero cero seis, me conrma posición y nivel que cruza?

P: en este momento estamos por uno cuatro cero. solicitamos mantenerpor:: (2.0) diez millitas y # diecinueve millas fuera.

C: diecinueve millas, recibido. uno cuatro cero mantiene.




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P: uno cuatro cero. (#) y quedo atento al directo a Belgrano, señor, o Tan-dil-Belgrano (01/40-43)10

Tras el contacto iniciado por el controlador, la respuesta del piloto incluye una

solicitud en la que el diminutivo millitas atenúa el pedido de mantener el nivel de vuelopara obtener una respuesta positiva del controlador.

Similares usos estratégicos del recurso ocurren también en la dirección inversa,cuando un controlador requiere que una maniobra se realice en condiciones especícas:

(2) C: ((inaudible)) charli delta eco.

P: estamos a noventa de treinta y uno esperando el otro tránsito.C: eso, quería mmmh anticiparme. posterior al tránsito que va a estar ate-rrizando por uno tres, cómo anda para un (*despegue)rapidito?

P: de inmediato después del tránsito estaríamos listos.

C: li::sto, tengo un tránsito a un minuto de liberar San Fernando en la nal

de (la* pista ) uno tres, así que va a tener que ser rapidito, sí?

P:no hay problema , delta eco.C: gracias, ocupe y despeguen (charli) delta eco, rapidito y a la derecha, vamos. (06/26-32)

En este caso, la reiteración del diminutivo rapidito enfatiza la celeridad necesariapara que la secuencia de acciones de los demás participantes no sea afectada, al tiempoque atenúa el efecto amenazador del acto directivo concretado en el último turno. Laurgencia que transmite esta repetición es reforzada por la exhortación nal vamos , de muy

escasa aparición en el corpus analizado.Como en (1), el diminutivo indica una interferencia del habla cotidiana y evidencia

la tensión que subyace a la relación P/C: el controlador proporciona las instruccionespero depende de la ejecución del piloto y, viceversa, el piloto no puede –en condicionesnormales– actuar sin su conformidad. Así, en ambos casos, la modicación morfológicade diminutivo constituye un uso estratégico que previene el desarrollo de un desacuer-do y señala el carácter colaborativo de las interacciones. En otras oportunidades, como veremos, la modicación morfológica puede asociarse a otras estrategias atenuadoras oagravadoras ya en la gestión de los desacuerdos.

Es interesante señalar que en las entrevistas realizadas, los diminutivos han sidosiempre considerados como poco apropiados o profesionales y, cuando se señaló su rolen la negociación en la díada P/C, algunos pilotos privados negaron la existencia de estasnegociaciones, considerando que las instrucciones del control son inapelables.

Como observación adicional, los turnos de negociación (29-32) en (2) muestranuna sintaxis menos elíptica que los de(1), señalando así que los hablantes negocian ape-lando a estrategias lingüísticas no previstas por la institución: el empleo de verbos enmodo condicional(casi inexistentes en los modelos fraseológicos), las estructuras hipo-tácticas consecutivas y expresiones frecuentes en la conversación cotidiana como no hay

problema , que evidencian la actitud colaborativa de los hablantes.



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3.2. De la negociación al desacuerdo

En la interacción P/C, la expresión de la modalidad deóntica en las instrucciones

de los controladores no se considera amenazadora para la imagen positiva de los pilotospuesto que está implícito en el contrato comunicativo el rol ordenador de estos profesiona-les, en el doble sentido de la expresión de órdenes y la organización de la actividad . La precon-dición de racionalidad para el acto de habla directivo (Haverkate 1984) explica tambiénque casi nunca se registran justicaciones para la necesidad de realizar o posponer unaacción. Pese a ello, los entrevistados sugieren que, a veces, esta falta de explicacionespuede generar una tensión si se presupone una actitud negativa por parte del interlocutor:

Entrevistado: bah, por ahí, sí, te jode, qué se yo, que no hay viento y por

ahí te hacen hacer un procedimiento que vos decís para qué cornos me

hacen aparecer, qué sé yo, en la (*pista) cero nueve, si puedo aterrizar en la

dos siete. o, por ahí, sí, también, pero no es un error =

Investigador: mhm

E:= de comunicaciones, es un error de- es algo que te molesta en cuanto a

la actitud de la otra persona =

I: claro.

E:= o que te autorice un aterrizaje y por ahí no te lo autorizan y no se dan

cuenta que vos estás gastando un montonazo de combustible. qué se yo,

(…) (Entrevista con un copiloto de línea aérea, 28 años).

Esta situación puede ejemplicarse con el siguiente fragmento, en el que un pilotocontacta con una nueva posición de control y objeta de forma indirecta una instrucciónde navegación previa:

(3) PC:Aeroparque, muy buenas tardes, lima victor charli delta eco, mil qui-nientos, uno cinco uno seis proa vanar.

C: arma ((inaudible)), buenas tardes.

PC: no, nosotros vamos para el lado de egepa, no sé por qué me sacaron por

vanar.

C: por el paracaidismo en Campo de Mayo, correcto, no- vía vanar está

bien, dos mil pies de altitud, por favor.

PC: dos mil, con mucho gusto, ahora sí sé por qué salíamos por acá.

C: este: sí, no le informaron pero sí. (08/133-138)

El piloto está disconforme con el cambio de la salida prevista ( nosotros vamos para ellado deegepa ) a la designada por la posición vanar y lo maniesta en la pregunta indirectano sé por qué me sacaron por vanar. La vacilación entre el uso de la primera persona del plural( nosotros ) y la del singular ( me ) muestra la subjetividad del hablante. También aparece unellos tácito, emisor de la instrucción inicial y que se contrapone a la estación de control conla que el piloto está comunicándose. Ante la explicación, el piloto textualiza la clausura

del incipiente desacuerdo con la expresión con mucho gusto y maniesta su aceptación conel comentario ahora sí sé por qué salíamos por acá , la primera muy propia de la interaccióncotidiana y el segundo con sintaxis explícita y estilo personalizado.




374

En otras circunstancias, la justicación opera como neutralizadora del desacuerdoante expectativas interaccionales insatisfechas. Así, el piloto de (4) reclama por la falta derespuesta en la frecuencia de control de supercie, con la que intenta comunicarse para

solicitar su permiso de tránsito a la ciudad de Córdoba y esto motiva la justicación delcontrol:

(4) Ca:dos cero uno dos, prosiga.

P: eh, señorita, estamos en la nueve, no nos atiende nadie en Supercie , para

pedir a Córdoba (*con nivel) tres cuatro cero.

Ca: sí, porque:: estamos saliendo aquí el servicio de control de rodaje, autorizaciones

y aproximación. a Córdoba- buE::no. hora de despegue cero uno dos cero.

P: cero uno dos cero el despegue, gracias, y mantenemos entonces esta

frecuencia.

Ca: correcto. (Grabación AEP: 03.07.2012)

El piloto introduce su reclamo asertivamente mediante una constatación en apa-riencia no conictiva: no nos atiende nadie en (*la frecuencia de) Supercie . Sin embargo, elempleo del pronombre nadie , tiene valor enfático, como en la interacción cotidiana, yseñala su frustración al no recibir respuesta en la frecuencia habitual. Una alternativa másneutral de constatar el hecho podría haber sido *no atiende Supercie . La falta de una curvatonal enfática, por otro lado, diculta identicar esta expresión como una de descontentoy hace dudar de la presencia o no de tensión.

Sin embargo, la respuesta de la controladoraevidencia que ha interpretado como

tal el reclamo pues comienza con una explicación que justica la falta de respuestase-ñalando que las tres posiciones de control están operando en la misma frecuencia deradio. Enseguida, sin dar lugar a que la situación progrese a un desacuerdo, conrma elpermiso e informa la hora de despegue asignada al piloto. Este acepta la explicación yconcluye que deberá mantenerse en esa frecuencia, lo que es corroborado, a su vez, porla controladora.

Las explicaciones también pueden registrarse entre los pilotos, por ejemplo, cuan-do su (in)acción es cuestionada por el control:

(5) Ca:compañía cero uno dos, Parque.

P: adelante.Ca:usted tenía que cumplimentar y cinCUENta , son y cuarenta y cinco al mo-mento, señores .P: sí, (lo tengo) presente. bajaron un par de pasajeros a último momento, estamos

tratando de- # el equipaje , la llamo en 30 segundos.

Ca: está bien, haga lo que pueda, si no:: tendrá que ir # al ((inaudible)) no

sé hasta qué hora.

P: copiado, lo tenemos presente. (Grabación AEP: 03.07.2012)

El reclamo de la controladora se realiza con una prosodia que destaca la hora prevista de la acción y la confrontación con la hora actual, pero incluyendo un tratamientocortés, característico en la díada, dirigido a ambos tripulantes ( señores ) para distribuir asíla responsabilidad. La respuesta del piloto consiste en un reconocimiento de esa infor-



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mación y una justicación, con algunas interrupciones y el compromiso de comunicarsepara conrmar.

Las explicaciones en (3), (4) y (5), siempre de sintaxis explícita, intentan, en de-nitiva, claricar las circunstancias mutuas, evidenciando así el intento de colaborar y noperjudicar la tarea conjunta.

3.3. Desacuerdo

El desacuerdo puede surgir de una negociación fal lida y puede, también, ser acep-tado sin que suponga un desarrollo ulterior. En (6), podemos ver cómo, además de lasexplicaciones ante la imposibilidad de otorgar permisos adelantados, se conjugan variosmecanismos para armonizar los intereses en pugna: el deseo de despegar en horario del

piloto y la necesidad del control de mantener el orden asignado.(6) P: sí, (Parque) uno cero uno cuatro.

Ca: (adelante).

P: una consultita , eh: si estuviésemos completamente listos , habría alguna chan-ce de adelantar?

Ca: lamentablemente no, caballero, porque tengo todos los horarios ocupadísi-

mos (y) están todos en horario.

P: pE:ro, llamo, pido un taxi y v iajo parado, bueno, gracias.

Ca: vio? (Grabación: 13.01.2012)

La interacción comienza con una toma de contacto habitual, pero en su segundoturno, el piloto inicia su negociación con el conocimiento previo de las escasas posi-bilidades de obtener un horario de despegue anticipado. Esta información contextualcompartida justica la selección de una estructura nominal con diminutivo para anunciarsu acto de habla ( una consultita ). La expresión metal ingüística señala el esfuerzo por noimponerse sobre su destinataria y, como señala Koester, es una de las estrategias colabo-rativas para alcanzar consensos.

Además, el piloto prepara su pedido mediante una subordinación condicional ex-plícita –recordemos que la elipsis en la comunicación P/C rutinaria alcanza incluso ele-mentos de las estructuras hipotácticas– y un adverbio que refuerza la idea de estar listos( completamente ), ofrecida como garantía frente a una posible objeción.

La controladora, por su parte, no solo maniesta una modalización afectiva ex-presada a través del adverbio lamentablemente, con la que se coloca en una posiciónsubjetiva de empatía con el piloto, sino que también apela a modicaciones morfológicas(el superlativo ocupadísimos ) para enfatizar la imposibil idad de satisfacer el requerimiento.

El último intercambio evidencia ya la frustración de las expectativas del pilotoaunque apela al sentido del humor para aceptar el fracaso de la negociación, que terminaen un desacuerdo sin solución pero sin desarrollo ulterior. El hablante usa el conector

adversativo con énfasis tonal en la primera sílaba como respuesta ( pE:ro ), e introduce sucomentario humorístico con expresiones habituales del español bonaerense como pedirun taxi y viajar parado, referida a las condiciones habituales del transporte en autobuses




376

urbanos. La analogía de hacer un pedido (el taxi) y obtener otra cosa (el autobús) le per-mite al hablante tomar distancia y no comprometerse tanto con su propia queja. Comoforma de concluir el desacuerdo, la controladora acepta esa manifestación humorística

con la pregunta vio?, también habitual en la región bonaerense para expresar acuerdo sincomprometerse más en el desarrollo de una idea. Ambos hablantes, entonces, usan ex-presiones de uso cotidiano para establecer una relación solidaria a pesar de pertenecer ados grupos profesionales con necesidades divergentes en ese momento.

Es interesante observar que, ya sea como manera de clausurar un desacuerdo (6) oen una negociación (7), el recurso del humor, cuyo valor en entornos institucionales hasido estudiado por Holmes (1998), resulta bastante frecuente:

(7) C: eh: chicos, ustedes presentaron dieciséis diez en el plan # para: el cierre

de puertas.P: sí, pero si podría adelantarlo: podría ser?

C:sí,º todo es posible en la dimensión desconocidaº. para qué hora tienen?

P: doce hora local ((inaudible))

C: eso volando o cierran?

P: cerrando. (Grabación: 13.01.2012)

El primer turno del controlador en esta breve negociación comienza de maneraatípica, mediante el vocativo chicos , que no constituye ni una fórmula estandarizada en elámbito aeronáutico ni un trato de respeto de los que caracterizan a esta díada. Este tra-tamiento establece cercanía y construye una relación aliativa que repercute en el intento

inmediato del piloto por aprovechar la oportunidad para solicitar adelantar su despegue.En su segundo turno, la tendencia del controlador hacia la personalización se refuerzacon el comentario humorístico todo es posible en la dimensión desconocida , expresado en untono bajo que intenta simular misterio al aludir al programa televisivo de dicho nombre. Así crea una relación de complicidad con el destinatario y, si bien el piloto no maniestaninguna reacción y la negociación sigue de la manera elíptica habitual en este tipo de in-teracciones, la presencia del humor sugiere que, inesperado en un discurso dominado porel estilo despersonalizado, es un recurso válido para disminuir tensiones interaccionales.

3.4. Del desacuerdo al conicto

El siguiente caso corresponde al mismo día de elevado nivel de tráco que losúltimos ejemplos. En el lapso de una hora, la controladora intervino en numerosas in-teracciones para (re)negociar tiempos de despegue para cada uno de los vuelos. En elsiguiente fragmento, un desacuerdo originado en intercambios anteriores se mantienepor la insistencia del piloto para conservar el horario previsto de despegue. Esto obligaa la controladora a apelar a la evidencia que le ofrece su perspectiva visual de que, pese alas expectativas de los pilotos, no van a poder cumplir su horario:

(8) P: Aeroparque , compañía dos cero cero seis.

Ca: prosiga.



C APÍTULO 17

377

P: estamos en condiciones de iniciar retroceso en diez minutos, estamos a

tiempo?

Ca: y:, sabe qué pasa? son y cuarenta y cinco, en cinco minutos (todavía si no ha puesto

en marcha) no va a llegar, caballero. déjeme ver si Baires lo:: # a ver # si lo aguanta

pero:: está con su colega, el cero cero tres catorce cero cero y tendr ía que retrasar al resto.

P: en diez minutos cerramos la puerta, la llamo.

Ca:son y cuarenta y seis, señor,y todavía veo que está: con la bodega- equipaje afuera, no

van a llegar.

P:okey, bueno, eh:, quedamos atentos ((entrecortado)), gracias. (Grabación:

13.01.2012)

Ante la pregunta del piloto, el segundo turno de la controladora comienza conla pregunta retórica sabe qué pasa, con la que intenta hacer partícipe al piloto de su

interpretación de la situación. Es de una estrategia lingüística excepcional en la díada yalerta sobre la existencia de un desacuerdo. Enseguida, la hablante plantea la imposibi-lidad práctica del piloto para cumplimentar el tiempo de despegue previsto mediante laaserción negativa no va a llegar , conclusión de la cláusula condicional precedente ( todavía sino ha puesto en marcha ). El tratamiento vocativo caballero, al nal de ese enunciado, es ex-tremadamente cortés. De empleo muy marcado en la interacción cotidiana bonaerense,constituye con frecuencia una estrategia de atenuación para no vulnerar la imagen del pi-loto al imponer una prohibición o al dar una instrucción en la dirección C→P de la díada(de- Matteis 2009), por lo que resulta útil en esta interacción con potencial conictivo.

El piloto insiste en su intento de mantener abierta la posibilidad del despegueasignado pero cambia su estrategia y reconoce que no están a diez minutos de retrocederde la posición sino a diez minutos de cerrar las puertas ( en diez minutos cerramos la puerta, lallamo ). Ante esto, la controladora sigue usando un tratamiento cortés ( señor ) al apelar a lahora y a la evidencialidad de lo que puede observar desde la torre de control ( todavía veoque está: con la bodega- equipaje afuera ) para concluir nuevamente que no van a llegar .

El verbo ver tiene el efecto de una modalización epistémica fuerte, ya que sugiereal piloto que no hay posibilidad de contradicción. Esta evidencialidad impide que la po-sición de la controladora sea discutida y personaliza su discurso al introducir un procesode percepción sólo experimentable por un sujeto: en ese momento la controladora dejade ser Aeroparque –la entidad relevante en tierra– para ser también en el discurso el sujetoindividual que la representa.

3.5. Conicto

La interacción P/C se caracteriza por la distancia del trato, expresada en el usocasi exclusivo de las denominaciones institucionales para los servicios de control (porejemplo, (Aero)parque)o compañía + número de vuelo, acompañadas de los pronombres de se-gunda persona de respeto (plurales o singulares) y las formas verbales correspondientes.Es muy extraña la autorreferencia mediante el pronombre de primera persona, muchomás si es singular, ya que en el estilo despersonalizado P/C la autorreferencia se maneja




378

con fórmulas estandarizadas dentro de la institución aeronáutica, en general, las mismasdesignaciones empleadas en vocativo. Por este motivo, su aparición puede sugerir unainstancia ya claramente conictiva. Así, por ejemplo, en (9) el piloto de un vuelo regional

reclama por la demora para aterrizar a la hora prevista. Ante las dos alternativas ofreci-das, Aeroparque o el aeropuerto internacional de Ezeiza, ambas con demora, la interac-ción progresaconictivamente:

(9) P: muy bien, estamos iguales (entonces). de modicarse: le ruego nos infor-me porque estamos arriba de un avión ( y) en el aire y no podemos depender del capricho

de las personas.

Ca:dos cero uno dos conrme que está en condiciones (de ejecutar) las

instrucciones del control ((inaudible)) me informa, okey? (Por el momento)

((inaudible)).

P: no, no, usted no entiende. el que está arriba del avión soy yo y yo tengo que

determinar- si me tienen aquí haciendo espera y no me informan a qué hora

voy a aproximar ((inaudible)) (Grabación AEP: 03.07.2012)

Tras recibir las alternativas posibles, el piloto utiliza con ironía el verbo performa-tivo rogar para solicitar información, acto de habla que no se corresponde con el entornoinstitucional. La posición subjetiva que asume y su esfuerzo retórico son evidentes alseleccionar como argumento central el hecho evidente de su ubicación espacial en el ini-cio de la subordinación causal que sigue ( porque estamos arriba de un avión ( y) en el aire ), conlo que revela su nivel de irritación. Además, la selección léxica para cal icar la situación

como un capricho de las personas tiene un claro valor axiológico negativo que repercute demanera directa sobre la imagen del interlocutor, aunque sin el mismo impacto que unexpletivo o un insulto.

Frente a la respuesta de la controladora –lamentablemente poco inteligible–, seobserva también en la segunda intervención del piloto una interesante oposición entrelos pronombres usted y yo, este último repetido enfáticamente casi de inmediato, y unaoscilación entre nosotros y yo. El grado de personalización que estos pronombres intro-ducen en el discurso contradice las prácticas esperadas dentro de la comunidad y por eso visibiliza con claridad el conicto interaccional.

También se emplean pronombres de primera persona en (10), interacción reprodu-cida por la prensa argentina. Aunque no corresponde a la región bonaerense, pues ocurresobre el espacio controlado por el centro Córdoba, es un interesante ejemplo adicionalpor ser consecuencia de una circunstancia percibida como riesgo operacional y derivaren la necesidad de elaborar un informe posterior:

(10)P: eh, Córdoba, compañía, uno cero- uno cuatro uno cero, tuvimos un

ticas /re-so-lú-šion/ recién.

Ca:compañía, uno cuatro uno cero, córdoba, recibido, señor. tiene autori-zado continuar el ascenso para (1.5) cuatro uno cero \# (le) informo tiene

tránsito detrás suyo unas # eh treinta y siete millas con nivel tres noventa

que estima (porca) uno tres cero seis con tres noventa de nivel. voy a quedar

atento al cruce tres nueve cero de nivel.



C APÍTULO 17

379

P: bueno, copiado, entonces, ascenso para tres- cuatro uno cero, le voy a

noticar cruzando el tres nueve cero # eh::: le voy a pedir que si- la próxima

vez que nos pasen (una aeronave) tan cercaque nos avisen, por favor, porque tuvimos una

resolución ticas, yo tengo que hacer un informe ahora.

Ca: sí, era tránsito que estaba con tres ochenta de nivel, señor, usted iba por

debajo, con tres setenta. fue aprobado para el tres siete cero por el tránsito.

((Editado el audio por el medio, se deduce que minutos después.))

P:Córdoba, compañía, uno cuatro uno cero.

Ca: prosiga para Córdoba.P: sí, el uno cuatro uno cero nivelados a cuatro uno cero de nivel, eh: le

podría pedir el # número de vuelo de: la otra aeronave que nos pasó: por

arriba con tres ocho cero de nivel?

Ca: sí, es el compañía dos cero cero seis con tres ochenta y es::tá activado

en cero tres dos cero.P: dos cero cero seis?

Ca: correcto, señor.

P: recibido, gracias. (Diario La Nación en l ínea, 17 de agosto de 2012.)

La interacción muestra una importante tensión interaccional surgida del conictoentre las expectativas de la tripulación –recibir del control instrucciones para manteneruna separación suciente– y el aviso que reciben de un instrumento a bordo (TICAS).11 La posterioridad entre el intercambio y la situación que lo causa, permite una gestión del

conicto de manera más estandarizada. Sin embargo, podemos apreciar en el segundoturno del piloto, el empleo irónico de la fórmula de cortesía por favor para solicitar algoque debería ser informado sin necesidad de requerirlo –la información sobre un tránsitocercano– así como del pronombre de primera persona: yo tengo que hacer un informe ahora .La justicación, fundada en un procedimiento obligatorio que excede su voluntad, estambién interesante porque introduce un cambio de un nosotros , ya una forma persona-lizada para el discurso institucional P/C, a la forma singular, máximo exponente de lasubjetividad del hablante, al igual que lo constatado en (9). Esto sugiere que el conictoemerge en forma clara hacia el nal del turno.

La respuesta de la controladora, por otro lado, se limita a constatar hechos queintentan minimizar la razón del reclamo al precisar la separación que mantuvieron las ae-ronaves y al señalar que el nivel asignado al vuelo en cuestión estaba justicado justamente por la presencia del otro tráco, es decir, que había conciencia situacional por parte de lacontroladora (v. nota 5). Sin embargo, esto no signica que esa conciencia situacional fueracompartida por la tripulación, que necesitó del instrumento para notar la cercanía de laotra aeronave y a esta circunstancia se orienta el cuestionamiento del piloto.

4. Conclusiones y proyección futura12

Desde el punto de vista de las tres instancias interaccionales, los casos analizadosmuestran que la gradación entre negociación, desacuerdo y conicto puede ser operativa y que




380

los recursos son similares a los de otras interacciones, si bien su expresión discursiva esmás sutil. La negociación está atenuada por el hecho de que, por lo general, las instruc-ciones del control son aceptadas sin cuestionamientos, y algunos hablantes consideran,

incluso, que es una instancia inexistente en la interacción P/C. Sin embargo, la coexis-tencia de una sintaxis más explícita (o menos elíptica), de actos de habla interrogativosseñalados por expresiones metalingüísticas o por verbos performativos, de formas ver-bales condicionales y de estrategias como la modicación morfológica de diminutivo,textualiza la búsqueda de un consenso en el curso de acción.

El desacuerdo, por su parte, ocurre cuando los intereses operativos de ambos gru-pos profesionales entran en contradicción más directa que lo habitual (recordemos que elpiloto se preocupa de la eciencia de su vuelo y compañía mientras el sistema ATC debehacer lo propio con todos los vuelos en progreso). En esta instancia, se mantiene la sinta-xis explícita y aumenta la frecuencia de algunos pronombres (por ejemplo, el indenidonadie o la vacilación entre el pronombre plural y el singular en sus distintas formas), queintroducen un nivel de personalización mayor y distinguen a estas interacciones de lasde rutina. Asimismo, es más frecuente la justicación de las decisiones del ATC, lo queevidencia que el rol comunicativo de los controladores resulta insuciente para sostenerpor sí mismo los actos de habla directivos.

En estas instancias, los superlativos pueden emplearse como elementos agrava-dores para mantener una posición y, pese a resultar inesperado por ser un tipo de in-tervención no permitida por las instancias reglamentarias, el humor aparece como una

estrategia privilegiada de resolución. Cabe destacar que, en este trabajo, la mayoría de losdesacuerdos ocurrieron en circunstancias operativas similares, vinculadas con la asigna-ción de turnos de despegue/aterrizaje o la asignación de niveles y rutas, circunstanciasfavorecedoras de conictos de intereses entre ambos grupos profesionales.

Los escasos ejemplos en nuestro corpus sugieren, por último, que el conictoabierto se expresa a través de un uso enfático y frecuente de los pronombres personalesy, en ocasiones muy excepcionales (9), con elementos léxicos axiológicos de valor nega-tivo. Ambas estrategias personalizan el discurso al introducir una dimensión de fuertesubjetividad. El conicto parece más factible cuando el contrato comunicativo no se ha

cumplido porque una de las partes no ha satisfecho las expectativas operacionales de laotra (9) o se ha percibido un compromiso para la seguridad (10) que produce una alertaen el sistema socio-técnico.

Las estrategias identicadas, por último, pueden clasicarse en dos grandes gru-pos. En primer lugar, aquellas que sirven a los participantes para señalar y reconocerla necesidad de gestionar –en cualquier medida que se maniesten– las diferencias quela labor cotidiana supone. Entre ellas se cuentan la aparición de recursos atenuadores/agravadores como la modicación morfológica; los modos verbales seleccionados; lapersonalización del discurso mediante el empleo de pronombres personales de primera

persona, la modalización epistémica y, excepcionalmente, elementos léxicos axiológicos.En otro grupo incluimos aquellos recursos que permiten a los hablantes controlar

o neutralizar los efectos interaccionales del desacuerdo y el conicto. Aquí podemos



C APÍTULO 17

381

mencionar los tratamientos corteses personalizados ( señor o caballero, frente a los regla-mentarios) u otros de uso cotidiano que indican cercanía y aliación ( chicos ); la mayor fre-cuencia de actos de habla considerados prescindibles en la interacción P/C (la justicación

o explicación ); las expresiones del habla cotidiana como no hay problema o con mucho gusto paraproyectar una actitud colaborativa y reforzar lazos aliativos y la apelación al humor, quecontradice la brevedad y contenido esperados enlas transmisiones.

Para nalizar, si en la comparación del discurso institucional con la interaccióncotidiana se aprecian sus respectivas particularidades (Drew y Heritage 1998), la contras-tación de interacciones institucionales rutinarias con otras conictivas en diverso gra-do también puede destacarlas especicidades de tal discurso institucional. En el ámbitoaeronáutico, la adhesión a los procedimientos comunicativos estandarizados constituye.uno de los indicadores de profesionalismo más valorados por los profesionales aeronáu-ticos y en ella radica, en gran medida, el éxito de los objetivos operativos. Sin embargo,no siempre las interacciones transcurren por la vía planicada y las instancias de negocia- ción, desacuerdo y conicto analizadas movilizan estrategias cotidianas que iluminan nuevosaspectos de las identidades institucionales.

En otro sentido, además de profundizar el estudio lingüístico de las estrategiasrelevadas, su frecuencia y distribución por grupo profesional, otras de las proyeccionesfuturas de este trabajo consisten en considerar en mayor detalle de qué manera la gestiónde estas instancias se traduce en una valoración profesional por parte de los colegas yconfrontar nuestra concepción de la gradación negociación, desacuerdo y conicto con la eva-luación que de las mismas interacciones hacen los profesionales involucrados.

Desde el punto de vista práctico, en un ámbito donde cada vez es más reconocidala importancia de la capacitación en competencias denominadas como “no-técnicas” (en-tre el las las comunicativas e interpersonales), no existen sucientes estudios que abordenlas especicidades de estas interacciones en lengua española ni que traduzcan estos re-sultados en recomendaciones prácticas. Por lo tanto, desde un posicionamiento ético deempoderamiento (Rice 2006) e involucrando a los sujetos observados en la investigación,el relevamiento de estas estrategias lingüísticas puede contribuir al mejor conocimientode las dinámicas de intercambio de información y toma conjunta de decisiones entre am-bos grupos profesionales, partícipes imprescindibles para la construcción de la seguridadaérea a través de su labor técnica en el pilotaje y el control aéreo pero también de su laborhumana en la gestión de sus relaciones.

NOTAS

1 Las entrevistas realizadas indican que determinados comportamientos, por ejemplo, dis-cutir o cuestionar instrucciones, negar autorizaciones, etc., pueden generalizarse como

componentes de estereotipos que caracterizan una compañía o un centro de control aéreo.

2 En de-Matteis (2012a) se abordan las problemáticas éticas del acceso en línea a interaccio-nes P/C.




382

3 Atendiendo a la claridad de los ejemplos, añadimos el subrayado simple para los trata-mientos vocativas, el doble para los autorreferenciales y el punteado para los referenciales.

Cuando resulta aclaratorio, reponemos entre paréntesis y precedidos por un asterisco al-

gunos de los ítems elididos.4 Las encuestas pueden visitarse en www.lorenadematteis.com.ar.

5 La frecuencia compartida es clave para la conciencia situacional , concepto de psicología aero-náutica referido al conocimiento del espacio aéreo circundante y a su proyección futura.

6 El par no es armativo/negativo pues pruebas acústicas demostraron la posibilidad de con-fusión entre ambas formas.

7 Un código radiotelefónico cuyos mensajes se encuentran codicados en expresiones que

comienzan con “Q”, por ejemplo, QNH :‘presión atmosférica’.

8 Sobre la relación asertividad-atenuación/agravamiento, Goguen y Linde (1983:30) señalan: “It

should be noted that mitigation and aggravation are linguistic categories, not psychologi-cal ones. (…) Mitigation/aggravation as a linguistic phenomenon is related to the psycho-logical notion of assertiveness, but is not identical to it. Use of few mitigation strategies,

or of many aggravation strategies is one way of behaving assertively; there are, of course,

many others”.

9 No contradecir a un superior para evitar conictos es un comportamiento no asertivoque

ha motivado, en gran medida, la investigación sobre prácticas comunicativas aeronáuticas.

10 Las observaciones realizadas entre 2000-2005 se indican por número de observación y

turno de habla transcripto. Las observaciones en línea de fecha reciente, todavía no com-pletamente procesadas, por lo que se indica solo fecha. P: piloto de línea aérea, PC: piloto

comercial, C: controlador, Ca: controladora.

11 El TICAS identica aeronaves en la zona inmediata a un avión y sugiere una acción eva-siva a la tripulación.

12 Trabajo realizado en el proyecto “Estilo(s) comunicativo(s) en la interacción verbal en

español bonaerense: construcción de identidades, valores y creencias”, dirigido por la Dra.

Elizabeth M. Rigatuso (Centro de Estudios Lingüísticos “Dra. M. B. Fontanella de Wein-berg”. Departamento de Humanidades. Universidad Nacional del Sur. Subsidio SGCyT-

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385

CAPÍTULO 18

Evasão de alunas em EJA:

hipermodernidade e efeitos da

macroestrutura nas microestruturas

Elzira Yoko Uyeno

Universidade de Taubaté (Brasil)

1. Introdução

Erradicar o analfabetismo no Brasil é um item tradicionalmente arrolado comopromessa de campanha de plataformas de candidatos por todos os partidos. Apontadocomo responsável pelo desemprego e pela má qualidade prossional, indicado comodeterminante da miséria, erradicá-lo ainda é o desao de um Brasil que tem ganhado

projeção internacional por estar passando relativamente sem grandes ressonâncias dascrises econômicas que assolam os países sobretudo desenvolvidos, mas tem se mantidoem colocação muito a desejar quanto ao desempenho em letramento de seus cidadãos.Segundo o censo de 2010, o Brasil contabiliza 13,9 milhões de jovens, adultos e idososque não sabem ler nem escrever – ou 9,6% da população de 15 anos ou mais. Diante daredução de 2,3 milhões entre 2009 e 2010e da projeção do IBGE de que a populaçãonessa faixa etária será de 154,9 milhões, devendo chegar a 2015 com 10,4 milhões deanalfabetos, o Brasil terá de dobrar o ritmo de queda do analfabetismo para cumprir ameta assumida perante a ONU de chegar à taxa de 6,7% em 2015. Eis a mais recentesombria análise do status quo do analfabetismo que foi reportada pelos grandes jornais emcirculação. Ainda que o questionamento quanto à submissão dos programas de reduçãodos índices de analfabetismo a critérios externos internacionais seja pertinente, essesdados nos compelem a assumir a parcela da responsabilidade que nos cabe enquantopesquisadores da área de Linguística Aplicada.

Resultados do mencionado censo revelam que uma das principais diculdadespara a redução das taxas de analfabetismo está no fato de os piores índices entre os adul -tos estarem concentrados na população idosa, de 60 anos ou mais, que têm, de acordocom a pesquisa, mais diculdade de aprendizagem. Outro fator que contribui para os

altos índices de analfabetismo, ainda segundo o censo, é o desânimo muito grande dapopulação adulta que mora no campo em voltar à escola para aprender a ler e a escrever.



ELZIRA Y OKO U YENO

386

Tendo apresentado o contexto em que se insere a pesquisa a se relatar, apresenta-se a sua delimitação: a subjetivação de alunas de Escola de Jovens e Adultos – EJA sobefeitos do uso dos bens de consumo tecnológicos, mais precisamente, de aparelhos de

comunicação móveis.Sob o ponto de vista teórico, baliza esta pesquisa uma perspectiva interdisciplinar

que contempla a Análise do Discurso de perspectiva francesa, conceitos da Sociologiaacerca da Pós-modernidade e da psicanálise lacaniana. Sob esse arcabouço interdisci-plinar, analisaram-se os processos de subjetivação e as identicações, responsáveis pelaconstrução de suas identidades de alunas da Escola de Jovens e Adultos - EJA que semanifestaram discursivamente em textos nos quais enunciaram acerca das relações queestabeleciam com os bens tecnológicos, com o objetivo de compreender se o uso das tec-nologias móveis exercia algum efeito sobre as subjetividades dessas alunas e, se o exercia,

quais eram esses efeitos.Os processos de subjetivações dizem respeito aos mecanismos macroestruturais

da globalização (Bauman, 1999,2005; Hall, 2000), das tecnologias e da sociedade de con-sumo (Lipovetsky, 2004, 2007, 2009; Zizek, 2003), que afetam os processos microestru-turais do ensino de línguas e engendram os sujeitos. As identicações dizem respeitoa uma busca, sempre por se realizar, do eu, uma vez que constitui uma nova instânciapsíquica que se forma nas identicações imaginárias sucessivas, a partir da identicaçãoinaugural especular (LACAN, 1998 [1969]).

Visar a contribuir para a construção do saber cientíco sobre a identidade e sobre

a subjetividade na contemporaneidade e para seus efeitos no ensino e aprendizagem delínguas materna constituem os horizontes das pesquisas nas quais se insere esta a que sepassa a relatar.

A relevância desta pesquisa, assim, está em contribuir para as pesquisas em Edu-cação no que diz respeito à evasão do ensino formal por estratos sociais que se benecia-riam da conclusão da educação formal.

2. (Pós)-modernidade, hipermodernidade e identidade

O termo identidade que intitula este item é um substantivo abstrato e derivado doante positivo latino identìcus , cujo signicado originário é “semelhante”, formado sobreo outro termo latino idem que signica “o mesmo”, e tem sido tomado para designar oconjunto de características e circunstâncias que distinguem uma pessoa ou uma coisa egraças às quais é possível individualizá-la. Objeto de estudo de várias áreas do conheci-mento, a identidade tem sido estudada pela Sociologia, Antropologia, Filosoa, Direito eMedicina Legal, e sua denição delimita cada uma dessas áreas.

Para a perspectiva adotada pelo presente estudo, o termo identidade remete ao ter-mo subjetividade, em virtude de, sob uma perspectiva discursiva, entender aquela como

afetada por processos – uma vez que contínuos – de subjetivação de natureza sócio-histórica do exercício de poder sobre o sujeito que o engendra e simultaneamente afetadapor identicações de natureza psicanalítica e, como tais, subsequentes que ocorrem no



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sujeito, a partir da primeira que se faz na sua entrada no mundo simbólico (UYENO,2013).

Este estudo integra as pesquisas do Grupo de pesquisa “Subjetividade e identi-

cações: efeitos de (d) enunciação”, sob minha coordenação, as quais têm como objetivoestudar as emergências de subjetividades e identicações como efeitos de (d)enunciaçãona Pós-Modernidade. Entende-se por Pós-Modernidade o momento contemporâneodentro do qual ocorrem processos de subjetivação e identicações. Postula-se, assim,que o indivíduo se submete a “regimes de verdade” (FOUCAULT, 1995 [1969]) queinstauram “novas” subjetividades as quais funcionam como efeitos que (d)enunciam osmecanismos discursivos que perpassam a contemporaneidade. Postula-se, ainda, que oindivíduo se constitui como efeito na cultura e não da cultura, já que só pode ser enten-dido a partir de fatos de estruturas que lhes conferem inteligibilidade e que, como efeito

na cultura, esse indivíduo se constitui sujeito, a partir de processos de identicação, en-tendidos como manifestações do inconsciente (LACAN, 1998[1969]).

O termo “hipermodernidade” que intitula o artigo e este item evoca seu termocognato pós-modernidade, instituído por Lyotard (1994), depois adotado por Hall (2000),para colocar em questão todas as certezas que o Iluminismo nos legou, sobretudo acercada ciência, no sentido de que nem todas as descobertas cientícas eram acessíveis a todosindiscriminadamente: mediada pelo discurso ideológico, o legado iluminista que conferiacertezas e, assim, conformava a identidade moderna, atribuindo ao sujeito o centro daciência, da verdade, do controle, perdia sua consistência, descentrando-o, (con)formando

o sujeito pós-moderno.Lipovetsky (2004, 2007), assumindo o sentido de pós não como ultrapassado, mas

como subsequência, nomeia de hipermodernidade, refutando pós-modernidade, sob aargumentação de que a modernidade já passou apenas em algum sentido, porque o seuprincípio organizacional, a tecnociência, o mercado e a democracia são cada vez maisconstitutivos das sociedades contemporâneas: pensar um futuro em que os imperativosda Economia e a Ecologia venham a se concil iar não seria pós-moderno, mas outra facedo moderno.

Tendo se dedicado ao estudo do consumo, Lipovetsky (2007) arma constituir

um hábito inevitável do capitalismo, uma vez que é constitutivo de sua evolução, tendoduas de suas fases consolidadas e tendo passado, em sua terceira fase, para o hipercon-sumo: na primeira, houve a democratização de bens de consumo duráveis; na segunda,produtos emblemáticos como automóvel, televisão e aparelhos eletrodomésticos foramcolocados à disposição de todos; na terceira, não se tratava mais de consumir um pro-duto, mas de comprar emoção, com vistas a experiências subjetivas; daí ser desregula-da, emocional e hiperindividualizada (LIPOVETSKY, 2007, p. 32).Além disso, à suaanálise, não seria constituído, como a maioria de seus críticos acusa, apenas de aspectosnegativos: não há apenas consumo de lmes, músicas viagens, há também o consumo da

medicina. A questão, coloca Lipovetsky (2007, p.33), é que “há algo mais na sociedadede consumo além da rápida elevação do nível de vida médio: a ambivalência de estimu-lação dos desejos, a euforia publicitária, a imagem luxuriante das férias, a sexualização



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dos sentidos e dos corpos”. A sociedade de consumo, postula o autor, consolida-se como“sociedade do desejo” em sentido lato, “achando-se toda a cotidianidade impregnada deimaginário de felicidade consumidora, de sonhos de praia, de ludismo erótico, de modas

ostensivamente jovens”. A questão ainda maior é a transformação do Homo consumericus no hipermoderno: a Hipermodernidade, conclui o autor, é uma modernidade excessivadotada de uma lógica de sobrecarga e de excesso.

Lipovetsky (2007) observa e nomeia a nova sociedade do consumo de “hipercon-sumista”, no sentido de que consome de uma maneira “hiperindividualizada”, isto é,baseada nos indivíduos e não mais na família, citando o caso da telefonia: cada membroda família tem um telefone atualmente, até mesmo as crianças. A telefonia é o bem dehiperconsumo que mais de imediato se evidencia, mas a máquina fotográca (aliás, hoje,já componente do aparelho de telefonia móvel), os computadores, os veículo automo-

tores privados são as evidências de que, pelo “hiperconsumismo”, cada individuo podeconstruir sua vida de uma maneira autônoma e livre, porque é menos tributário do pontode vista coletivo.

Se, sob a égide da liberdade, todos almejam a construção da vida autônoma e paratanto adquirem os bens de consumo pessoais, sob um efeito ideológico elementar, o“hiperconsumismo” exerce seus efeitos sobre os sujeitos, e estes, num movimento auto-fágico, alimentam aquele que deles se alimenta.

A ideologia hipermoderna, diria Foucault (1992),“materializa-se em discurso”e“em práticas discursivas”, tendo na publicidade e na televisão seus enunciadores. A publi-

cidade e a televisão tornam as marcas de luxo conhecidas por todas as classes econômicase fazem com que mesmo as classes menos favorecidas acompanhem a moda, queiramconsumir grifes e queiram viajar de férias.

O culto à marca é tão evidente e tão disseminado, atingindo indistintamente todasas classes, que proliferam as falsicações que correm a escala desde as imitações maispróximas da original às mais grosseiras, para o acesso de consumidores de todos osestratossócio-econômicos. Assim, embora as classes sociais existam, todos têm o mesmoponto de referência. Nesse cenário, embora a publicidade contemple um determinadopúblico consumidor, não pode evitar que as classes não tomadas por ela como alvo sejam

atingidas e nelas incite a necessidade de adquirirem o objeto em campanha. O “hiper-consumismo”, assim, torna-se responsável pelo desaparecimento da cultura de classes.

Além disso, a televisão enquanto meio de comunicação de massa que ainda maisatinge a população brasileira, revelando a contradição própria do caráter ideológico detodo objeto do mundo simbólico, ao se colocar a serviço do capitalismo cultural no quediz respeito ao bem de consumo cultural, produz e oferece programas, músicas e lmes

variados, alimentando o gosto individualizado. Nada mais hiperconsumista. Bauman(2010, p. 33) bem o arma que, “em sua fase líquido-moderna, a cultura é feita na medidada liberdade de escolha individual ”; “é destinada a servir às exigências dessa liberdade”; “acultura de hoje é feita de ofertas , não de normas ”. Vivendo numa sociedade de consumido-res, continua Bauman (2010, p.34),



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a cultura também se transforma num armazém de produtos destinados aoconsumo, cada qual concorrendo com os outros para conquistar a atençãoinconstante/errante dos potenciais consumidores, na esperança de atraí-la

e conservá-la por pouco mais de um breve segundo.Embora os bens tecnológicos constituam objetos de consumo como todos os de -

mais, consumo esse que se revela como o eixo catalisador do atual estágio do capitalismo,e, embora a publicidade constitua o meio pelo qual esse capitalismo move, seus efeitossobre o sujeito não se resumem em fazer dele consumidor: a publicidade e o bem tecno-lógico (con)formam o consumidor.

As peças publicitárias do século XXI, diametralmente opostas às primeiras dahistória da publicidade que eram marcadamente discursivas e com imagens apenas ilus-trativas, não apresentam letras, exceto as relativas à logomarca, e, no que diz respeito ao

objeto à venda, chega, por vezes, a estar apenas aludido. O bem de consumo objeto dapropaganda deve capturar o seu consumidor potencial pelo atendimento de suas deman-das, fazendo-se desejar: o objeto que se quer de consumo precisa ter sua imagem muitorapidamente “capturável”. Daí a propaganda contemporânea obedecer ao imperativo daredução da imagem. O efeito do objeto de consumo rapidamente capturável sobre oconsumidor potencial é o de eximi-lo de desejar, incitando-o a gozar. Parecendo, comoarma Rozitchner (1995), usar da estrutura faltante do sujeito, o capitalismo se especia-lizou em, tão logo tiver oferecido a satisfação da posse do objeto, colocar outro objeto,para produzir, novamente, a falta, tão rapidamente que não lhe permite desejar, mas

apenas gozar. “A sociedade de consumo prospera enquanto consegue tornar perpétua anão-satisfação de seus membros”, e o método explícito para se atingir tal efeito é “depre-ciar e desvalorizar os produtos de consumo logo depois de terem sido promovidos nouniverso dos desejos dos consumidores”; o outro método imperceptível para a grandemaioria é satisfazer “cada necessidade/desejo/vontade de tal maneira que eles só podemdar origem a necessidades/desejos/vontades ainda mais novos”: o que começa comosatisfação de uma necessidade deve se transformar em compulsão e vício (BAUMAN,2008 [2007], p. 64).

Nesse modus operandi , a propaganda acaba por se congurar como uma mãe toda,que não falta ao consumidor enfant , não dividindo esse sujeito consumidor vir-a-ser e,por conseguinte, impedindo-o de realimentar sua estrutura desejante. Birman (2005),analisando a subjetividade contemporânea, postula a pobreza do desejo e da fantasia nomundo pós-moderno. É dado esse modus operandi que se pode armar que o atual estágiodo capitalismo não apenas incita o indivíduo a consumir, mas submete-o a injunções quelhe ordenam a “gozar de todas as maneiras” (ZIZEK, 2003). Essas injunções revelamfavorecer um sujeito que se distingue do postulado por Lacan da primeira cl ínica, que seabstém de gozar por internalizar proibições sociais em decorrência da autoridade paterna(FORBES, 2005): incitando-o a gozar pelo consumo, contribuem para o deslocamento

do conceito de inconsciente, de um inconsciente enquanto linguagem para o de um in-consciente enquanto Real, o inconsciente de Lacan (1985 [1972-1973]) da segunda clínica.



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Acerca do efeito da publicidade e da televisão de incitar indiscriminadamente atodas as classes sociais, ainda que não negue os efeitos de frustração das classes que nãotêm o poder de compra de determinados bens de consumo, Lipovetsky (2007) atribui o

acesso ao que denomina luxo uma conquista democrática. Apoiando-se em Shakespearepara quem, se acabarmos com os objetos de consumo, não teremos nada além da ani-malidade, busca também em Bataille a argumentação de que o homem não se satisfazcom o que tem, querendo sempre mais. É à exacerbação dessa natureza do excesso queLipovetsky (2004, 2007) denomina de Hipermodernidade, uma modernidade excessiva,isto é, uma modernidade calcada na lógica de sobrecarga, de excesso.

Assumindo uma perspectiva com visíveis ressonâncias desconstrutivistas (DE-RRIDA, 1973, 1975), Lipovetsky se abstém de assumir posições polarizantes que, paraaquele nunca são meramente polarizantes, mas logocêntricas pela priorização de um dos

polos em detrimento do outro. O aspecto positivo da hipermodernidade, para o pensa-dor, é a liberdade irrestrita dos acessos: não há consumo apenas de produtos, lmes, mú-sicas, mas de informação, cultura, medicina; o aspecto negativo está em, apesar de essasociedade pregar bem-estar, lazer, sexualidade, implica também perturbações e depres-são. O poder de consumo cresce cada vez mais, mas a felicidade não cresce, arma Lipo-

vetsky (2007), para quem, mesmo que se ganhe mais dinheiro, que se consuma mais, nãose é mais feliz. Sua conclusão é que se compra satisfação, prazer, mas não a felicidade.

O lósofo Franklin Leopoldo e Silva (2007), reetindo acerca da felicidade noséculo XX, chega a conclusões que se aproximam à qual Lipovetsky chega: alerta para

o fato de que as pessoas julgam se estão satisfeitas a partir de uma idéia de felicidadeapresentada por um modelo político e psicossocial; em outras palavras, o homem nutrea necessidade de ser feliz não porque tem um desejo subjetivo, mas porque sofre umamanipulação externa. A vontade de satisfação como uma questão ética e não como umaidéia abstrata, por ele proposta, longe de ser realizada é causadora de imensas angústias.

Neste item, apresentaram-se as condições macroestruturais que engendram ossujeitos, isto é, que são responsáveis pelos modos de objetivação dos processos de sub-jetivação postulados por Foucault (REVEL, 2005), que dizem respeito ao atual estágiodo capitalismo e ao consumo. Mostrou-se também que esses modos de objetivação fa-

vorecem um sujeito não mais modulado pelo inconsciente enquanto linguagem, mas osão pelo real.

Resta apresentar as condições microestruturais de subjetivação da presentepesquisa que dizem respeito à Escola de Jovens e Adultos – EJA, cujos alunos tambémsofrem os efeitos da hipermodernidade.

3. Escola de Jovens e Adultos - EJA

A UNESCO dene analfabeto funcional como aquele que sabe escrever o próprio

nome, lê e escreve frases simples e faz cálculos básicos, mas é incapaz de interpretar oque lê e de usar a leitura e a escrita em atividades cotidianas. Em 2009, eram 20,3 %, isto



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é, um em cada cinco brasileiros é analfabeto funcional: tem compreensão limitada do queobserva ou produz e o desenvolvimento pessoal e prossional comprometido.

À Escola de Jovens e Adultos – EJA (BRASIL, 2002) cabe retirar esse contingente

de brasileiros dessa condição de exclusão que, sob uma lógica perversa, não os mantémna exclusão cultural, mas os conduz a uma exclusão social e econômica. É certamentepor essa razão que a EJA vive uma ”dicotomia historicamente estabelecida no que serefere à formação para o mercado de trabalho e à formação de caráter mais geral que éinerente ao processo educativo escolar” (BARCELLOS, 2010, p. 25).

Soares (2005) alerta para o fato de que pensar a EJA tomando como referência eobjetivo apenas a dimensão relativa à inserção desses educandos no mercado de trabalhoé assumir uma visão reducionista e pragmática da Educação. Embora já na década de 70,ao pensar a educação para jovens e adultos, Freire alertasse para o perigo de uma visão

meramente tecnicista (1997) em adoção no regime de força do Brasil de então, essa visãocontinua muito presente. Sua conseqüência, segundo Soares (2005), é a forte inuênciaque exerce sobre os fundamentos que orientam a elaboração e o planejamento das polí-ticas públicas na EJA.

No que diz respeito à adoção do outro polo da dicotomia, “à formação de carátermais geral que é inerente ao processo educativo escolar” que cabe à EJA, dicotomia his-toricamente constituída (BARCELLOS, 2010, p. 25), corre-se o risco de, desconsidera-das as especicidades de seus alunos, esse tipo de formação ser responsável pelo aumentodo índice de evasão, cuja redução constitui o maior desao para a retração dos índices de

analfabetismo funcional.Mollica e Leal (2009), a partir da assunção como pressuposto da diversidade de

níveis de letramento social e escolar encontrada nas classes de alfabetização de jovens eadultos, tratada como obstáculo para o planejamento das atividades pedagógicas, pro-põem não só respeitar e conhecer essa diversidade, mas levá-la em alta conta nas salasde aula das EJA. Propõem que o desenho do currículo deve partir do conhecimento dasexperiências de alunos como indivíduos “não crianças”, quase sempre excluídos da escolae provenientes de diferentes grupos culturais e sociais; levando essa especicidade emconsideração, o educador poderia construir um o condutor que interligasse as vivênciascomuns às práticas pedagógicas.

Quando se focaliza a EJA, os termos letramento e alfabetização aparecem, não ra-ras vezes, utilizados de forma indiscriminada. O termo letramento, um anglicismo da pa-lavra literacy , ganhou algumas especicidades em português. Sua forma adjetiva e a maisconhecida, determinante de pessoa, signica pessoa culta, ilustrada; contemporaneamen-te, refere-se à pessoa que sabe ler e escrever; em seu sentido mais amplo, todos os indi-

víduos, mesmo os não alfabetizados, podem ser considerados letrados (SOARES, 2003),por estarem inseridos em uma determinada cultura e, como tais, serem detentores deconhecimentos prévios que lhe permitem decifrar letras e palavras, para entender o que

necessitam, ainda que não tivessem se submetido ao ensino formal. Diante da introduçãodo conceito de letramento, “a alfabetização constitui a apropriação de uma tecnologia,a aprendizagem de um código, que difere do letramento social ou escolar” (MOLLICA



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e LEAL, 2009, p.11). O letramento social diz respeito ao conhecimento de mundo nosentido de que “a leitura do mundo precede a leitura da palavra” (FREIRE, 2001, p.11),assim, aos saberes adquiridos pela experiência; o letramento escolar diz respeito às ha-

bilidades especícas adquiridas por aprendizagem (KATO, 1992; KLEIMAN, 1995).Mollica e Leal (2009) propõem um planejamento que, tendo identicado os vários

níveis de letramento, ofereça àqueles para os quais a sobrevivência é imperiosa o letra-mento social e outro para aqueles que necessitam do letramento escolar.

Argumentando por uma EJA que objetive não apenas permitir aos alunos quebusquem por trabalho, mas que realizem seus sonhos, Barcelos (2010, p. 26) propõe umcurrículo que, pautando-se pela busca de uma formação aberta à diversidade, contemplea “afetividade, o conhecimento geral sobre os processos culturais, o acesso aos bens e

valores sociais e ecológicos do mundo em que vive”. Postulando a impossibilidade de se

manter imune às mudanças provocadas pela globalização, Barcelos (2010, p.134) propõea tomada do currículo como texto, não em seu sentido de “algo a ser interpretado emseus conteúdos e discursos explícitos, mas também como um texto gerador de sentidos , designicados e de emoções” (itálicos do autor).Para o autor, um currículo assim concebidopermitiria a “construção de uma convivência corporativa, solidária, fraterna, cuidadosado outro e não competitiva, excludente, discriminatória”.

Considerando como Barcelos (2010) a impossibilidade de os alunos da EJA semanterem imunes aos efeitos da globalização, esta pesquisa visa a contribuir para a com-preensão dos efeitos da hipermodernidade sobre esses alunos, ainda que limitada a sua

abrangência a unidades de EJA de uma cidade do interior do estado de São Paulo.O relato por Bauman (2010 [2009], p. 66) do depoimento de uma professora de

Nova Iorque de que “os adolescentes perdem alguns importantes sinais sociais porqueestão muito concentrados em iPODs, celulares ou videogames” e de que percebe na salade aula alunos que “não conseguem cumprimentar nem estabelecer contato visual”, re-

vela o caráter universal do tema.

4. Sujeito e discurso

A Análise de Discurso de perspectiva francesa (AD) surgiu na década de sessentacomo um movimento que se deslocou do paradigma marcadamente estruturalista o qualmarcou as perspectivas linguísticas da época que se fundamentavam na relação biuní-

voca entre signicante e signicado, portanto, uma língua transparente, e no deliberadoalijamento do sujeito.

Questionando a língua como evidência, o signicado como já estabelecido e osujeito como controlador de sua elocução, a AD privilegia o entremeio formado pelo ma-terialismo histórico, pela linguística e pela psicanálise e instaura uma leitura que permitenovos gestos de interpretação (ORLANDI, 2005).

Embora parta do texto – tomado como materialidade, como unidade empírica –,a AD, visando ao acesso ao discurso, propõe-se a atravessar a opacidade da língua, nãopara descobrir o que se lhe esconde, mas para compreender o seu funcionamento discur-



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sivo; desloca, portanto, a tradição dos estudos linguísticos do foco na função e privilegiao funcionamento do discurso.

Embora negue que o sentido seja detido pelo texto, mas pelo sujeito que o atribui,

Pêcheux (2010, [1975]) postula que esse sentido é sócio-histórica, portanto, ideologica-mente determinado; o dizer, pois, está ligado a condições de produção. São essas con-dições de produção do discurso que explicam a homogeneização com que se apresentamas elocuções de um determinado grupo e em determinado momento sócio-histórico edenunciam o funcionamento da ideologia. Dessa observação, Pêcheux formulou o dispo-sitivo metodológico central da AD que consta da análise da superfície do texto, da ma-terialidade linguística, e nela perceber a repetição. O sujeito, assim, enuncia sob a ilusãointerdiscursiva e a intradiscursiva. Aquela é de natureza ideológica e, como tal de ordeminconsciente, sob a qual, o sujeito enuncia julgando constituir a origem de seu dizer,

quando, na verdade, repete dizeres já existentes, daí seu dizer sersócio-historicamentedeterminado. Esta é de natureza discursiva e, como tal de ordem semiconsciente, sob aqual, enuncia julgando que a formulação que emite constituiu a única possível e igual-mente entendida por todos. Refuta, assim, o absoluto domínio do sujeito e o domínioabsoluto do texto, isto é, nem um sujeito onipotente nem uma língua autônoma.

Assim, a AD trabalha na (des)construção do seu objeto, isto é, o discurso, assu-mindo-o como efeito de sentido entre interlocutores, um objeto sócio-histórico no qualo linguístico está pressuposto. Como lembra sua colega e contemporânea, Denise Maldi-dier (2003), em A Inquietação do Discurso: (re)ler Michel Pêcheux hoje , para Michel Pêcheux, o

formulador da AD, o discurso fora sempre um objeto de busca innita que lhe escapavaincessantemente o que o levou a armar que seu estudo constituía uma aventura teóricapor caminhos ainda não trilhados em que os passos em falso não estavam excluídos(PÊCHEUX,2010 [1975]).

Nessa aventura a que se impôs, Pêcheux (1993[1969]), em sua obstinada busca peladenição de discurso, abandonara o projeto da construção de uma máquina que analisa-ria o discurso, ao observar que um discurso não era fechado em si como concebera a par-tir da noção de “formação discursiva” tomada de empréstimo de Foucault (1995[1969]).O discurso, observa Pêcheux, é recortado por outros discursos; essa observação o leva,

acolhendo as contribuições da colega Authier-Revuz (1990; 2004), a postular a hete-rogeneidade do discurso o que remete à heterogeneidade constitutiva do sujeito que oenuncia. Se o sujeito da AD não é o empírico, enuncia sob ilusões e ainda repete váriosdiscursos, a contradição é constitutiva de todo discurso. (Des)construir a contradiçãoconstitui uma das tarefas que cabe ao analista do discurso, para que a dogmatização dedeterminados discursos não constituam entraves para o deslocamento de discursos quese reproduzem sob rituais cristalizados que se fazem crer naturais notadamente os dis-cursos institucionais como o pedagógico (UYENO, 2012).

Pêcheux postula o caráter interpretativo da história, a partir da noção de discurso

que pressupõe as condições de sua produção: não considera a história como exteriorida-de do texto, mas reconhece a historicidade no texto. Para a AD, o acontecimento nãoconstitui um fato exterior ao discurso, mas constitutivo do discurso, uma vez que o fato



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é derivado de uma interpretação historicamente determinada. Como os fatos são, con-tudo, acompanhados por sentidos ordinários da vida cotidiana, muitas vezes, são essessentidos que conferem aos fatos a dimensão de acontecimento. Um acontecimento é pre-

cedido de um “imenso trabalho de formulações, tendendo a pregurar discursivamenteo acontecimento, dar-lhe forma e gura” (PÊCHEUX, 2006 [1983], p.20).

Na sua formulação ulterior e interrompida em 1983, Pêcheux (2006 [1983]) admitea impossibilidade de se conceber uma teoria de interpretação sem que se considere, apartir da leitura de Lacan por Milner (1987), o real da língua. Disso decorreu a sua pro-posição da impossibilidade de se descrever em submissão à lógica de tradição aristotélicada não contradição para abordar o equívoco, o lapso, o chiste e compreender que a con-tradição, o equívoco é constitutivo do discurso, dada a “heterogeneidade constitutiva”da língua (AUTHIER-REVUZ, 1990; 2004).

Dessa admissão do real da língua decorre que a descrição de um objeto ou de umacontecimento

está intrinsecamente exposta ao equívoco da língua: todo enunciado éintrinsecamente suscetível de tornar-se outro, diferente de si mesmo, sedeslocar discursivamente de seu sentido para derivar para um outro. Todoenunciado, toda sequência de enunciados é, pois, linguisticamente descri-tível como uma série (léxico-sintaticamente determinada) de pontos de de-riva possíveis, oferecendo lugar à interpretação (PÊCHEUX, 2006 [1983],p.53).

Em síntese, esta pesquisa se fundamenta na inextrincabilidade entre o sujeito e seudizer pela postulação de um sujeito decentrado que enuncia sob a ilusão de que é foyer doque profere, quando é determinado pelo inconsciente e pela ideologia.

5. Procedimentos metodológicos e análise do corpus de pesquisa

O corpus de pesquisa já começar a se constituir a partir do direcionamento do ol-har do analista na escolha do escopo de pesquisa constitui um dos fundamentos metodo-

lógicos da perspectiva francesa da Análise do Discurso pela qual se baliza esta pesquisa.Como anunciado na introdução, esse olhar se dirigiu aos textos das alunas de EJA quefaziam uso excessivo de aparelhos de telefonia móvel a ponto de esse uso comprometerseu aprendizado.

O índice de evasão das EJA por estudantes do sexo feminino ser maior em re-lação ao dos alunos do sexo masculino– vericada por Castro-Claro (2011) cuja pesquisaintegra as do grupo de pesquisa e apontou a necessidade da condução desta em relato –constituiu a motivação primeira para a focalização nos textos daquelas. O segundo com-ponente que determinou a constituição do corpus de pesquisa foi signicativa menção à

dependência do aparelho celular pelas alunas cujas ocupações eram predominantementeas de faxineiras – de casas ou de escritórios ou de outros espaços de trabalho – ou as deempregadas domésticas. Essa predominância certamente se deve à condição imediata de



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produção do discurso que diz respeito às localizações das EJA loci de pesquisa, a saber,uma próxima de condomínios residenciais e outra perto do centro da cidade.

Diante dos registros de pesquisa, o procedimento metodológico básico do ana-

lista de discurso sob a perspectiva francesa que fundamenta esta pesquisa é proceder à“desupercialização” (ORLANDI, 2005), isto é, a uma análise da superfície linguísticados textos e nela perceber os efeitos de sentido que predominam, por essas regularidadesdiscursivas remeterem a uma formação discursiva, indiciando uma determinação sócio-histórica, portanto, ideológica. Perceber, em seguida, as dissonâncias, confrontos, en-frentamentos de discursos pelo atravessamento da opacidade do discurso, descontruin-do-o, constitui o procedimento a se seguir, para que o desvelamento da ideologia permitaa compreensão do funcionamento do discurso em análise. Assim, consideraram-se asregularidades discursivas ou os enunciados que se repetiram, e, dessas regularidades que

denunciam a ideologia que as determina, elegeram-se algumas para efeito de apresen-tação da análise conduzida.

Para efeito de compreensão dos registros e da composição do corpus de pesquisaa partir da regularidade discursiva levantada desses registros, cumpre informar que osregistros de pesquisa foram coletados em EJA de uma cidade do interior do estado deSão Paulo.

Os registros de pesquisa foram constituídos de uma produção textual cujo temafora a razão que os levara a se inscreverem nas EJA. Cumpre acrescentar que, a despeitoda heterogeneidade nas habilidades de leitura e de escrita própria dos alunos de EJA,

todos escreveram sobre o tema, denotando pelo menos aparentemente que não sentiamnenhum mal-estar para o cumprimento da tarefa.

Elucida-se que, dos 45 estudantes das EJA loci de pesquisa, 28 eram do sexo fe-minino e, raticando os dados obtidos pelo censo, eram adultos e idosos que interrom-peram os estudos na primeira infância. Ratica, em alguma medida, outro dado de queo número de mulheres inscritas em cursos de ensino formal é superior ao de homens.

Dessas 28 mulheres, 4 eram idosas e aposentadas; 24 exerciam a função de faxi-neiras, empregadas domésticas ou babás. Dos 24 textos das 24 depoentes que exerciamfunções semelhantes, apenas 3não apresentaram menções a aparelhos móveis de comu-

nicação e 21 apresentaram menções a esses aparelhos. Desses 21 textos, elegeram-sealguns que, não se limitando a mencionarem as posses dos aparelhos de telefonia móvel,revelaram dependências dessas tecnologias, para efeito de demonstração da análise em-preendida e apresentada a seguir.

Analise-se o recorte discursivo do texto (doravante RD) de uma aluna (doravante A) 1 de EJA do período noturno. A1, como deixa perceber em seu texto, migrou para acidade de São José dos Campos, vinda do estado do Paraná, o que explica a referência ater colhido café e ter costurado para ajudar o marido. Como muitas mulheres, A1 trabal-hara como boia-fria, um trabalho informal e sazonal, isto é, sem reconhecimento como

categoria prossional e que era demandado em determinados períodos do ano como o dacolheita do café o que era feita manualmente. Com o declínio da cultura de café substi-tuída pela de soja, esses trabalhadores perderam suas ocupações e muitos deles migraram



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para cidades nas quais algum famil iar se adaptara. Como era de se pressupor, esses tra-balhadores migravam e continuavam o trabalho informal e, muitas vezes, em condiçõesde exclusão, uma vez que fora das proteções jurídico-políticas às quais têm direito.

No caso de A1, ela se dedicou também à costura, atividade introduzida na regiãonoroeste do estado do Paraná a qual acolhe costureiras, muitas vezes em condição in-formal, para a execução dos trabalhos em suas próprias casas em caráter de prestação de“serviços”. Tendo se desempregado, o marido passara a beber, o que levara A1 a aceitar oconvite de um irmão para se transferir com a família para a cidade de São José dos Cam-pos. Na cidade, o marido passou a trabalhar como carregador de caminhão, e ela, comoempregada doméstica. Sob incentivo de sua empregadora cuja argumentação se pautavana importância da conclusão da educação formal ena isenção de custo de transporte, A1inscrevera-se na EJA que cava próximo do local de seu de trabalho:

RD1. A1: trabalho pra eu ter minha coiza (nunca) pedir de marido pra nada grassa a Deus toda vida trabalhei pra ajudar meu maridotrabalhei em orta catei café costurei pra ajuda em caza ajudei economizando tudo isso pra nada o celular agora é só meu

Embora não constitua o foco deste artigo, é oportuna a análise do RD1 de A1quanto ao aspecto formal relativo à pontuação, por constituir também uma materiali-zação do efeito da subjetivação pela escrita (UYENO, 2011a): levando-se em conside-

ração o seu texto inteiro e outros textos de sua autoria, observa-se que A1 não se utilizade nenhum diacrítico, que entende o ponto nal como mudança de linha, e essa mudançaparece se fazer, quando se remete a épocas diferentes de sua vida ou a conclusões a quechega.

Essa pontuação marcada pela disposição emocional de alunos de EJA, a despeitode ter-lhes sido apresentado o seu funcionamento normativo, também se revelou a duasoutras pesquisas: à análise de textos redigidos por um “chapa de estrada”, expressão quenomeia carregadores informais de caminhão (UYENO, sd) e à de textos redigidos porum aluno de EJA, trabalhador de zona rural na infância (UYENO, 2011a).Esses resul-

tados parecem comprovar a existência de uma relação entre a escrita e o inconscientepostulado por Lacan (2007[1975-1976]).

Colocado sob uma análise discursiva de perspectiva discursiva, o RD1 de A1 revela que a aluna enuncia sob esquecimento, sob um efeito ideológico elementar, isto é,enuncia sob a ilusão de que o dizer lhe pertence, quando, na verdade, enuncia um in-terdiscurso –repete um discurso que lhe pré-existe–e é da ordem do discurso feministaque é recortado pelo discurso hiperconsumista, sem que se consiga distingui-los. Noenunciado trabalho pra eu ter minha coiza (nunca) pedir de marido pra nada grassa a Deus, as suasargumentações se misturam:1) trabalha para poder comprar bens de consumo sem terque pedir ao marido o que remete à vida de mulheres que dependem economicamen -te dos maridos e 2) trabalha para adquirir bens de consumo individualizado, o que arevela afetada pelo hiperconsumismo. O efeito de sentido de trabalho é o de trabalho



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assalariado, ainda que o trabalho de empregada doméstica ainda não esteja equiparadojuridicamente aos outros.

No enunciado trabalhei em orta catei café costurei pra ajuda em caza/ ajudei economizando

tudo isso pra nada , A1 revela um discurso recorrente no corpus de pesquisa que diz respeitoa o que ocorre com a maioria de mulheres migrantes: trabalhava para ajudar a prover afamília. No enunciado toda vida trabalhei pra ajudar meu marido, revela um efeito de sentidopresente em textos de muitas alunas de EJA que são migrantes de que, embora coubesseao marido prover a família, ela sempre o ajudara. A desconsideração dessa natureza detrabalho que se depreende da expressão trabalhar para ajudar constitui uma das formas deexclusão pelo trabalho não contemplado pelos critérios tradicionais que não o reconhe-cem como social e juridicamente legitimadoe é (d)enunciado por A1.

Quando enuncia ajudei economizando tudo isso pra nada parece se referir ao fato de que,

até então, seu marido nunca lhe concedera a posse de nenhum bem de consumo que fosseapenas dela. Ao enunciar, logo em seguida, o celular agora é só meu, ainda que traga umdiscurso feminista de resistência a um discurso histórico de exclusão feminina, apresentauma característica hipermoderna, no sentido de que não buscava por um aparelho decomunicação que poderia ser compartilhado, mas individualizado: agora (quando exerceum trabalho reconhecido) remete a antes (quando trabalhara e não era reconhecida).Oenunciado [ o celular agora ] é só meu , para além de produzir o efeito de sentido de que o con-sumo de um bem que se tornou acessível a classes às quais a posse desse bem era interdi-tada, característica da segunda fase do capitalismo consumista postulado por Lipovetsky

(2007), produz o outro efeito de sentido de que lhe confere o sentimento de inclusão.Não se pode deixar de perceber o efeito da injunção ao gozo promovido pelo

atual estágio do capitalismo de que fala Zizek (2003): o acesso ao bem hiperconsumistaa impede de desejar.

Mostra-se, nesse RD, a heterogeneidade discursiva que remete à heterogeneidadeconstitutiva do enunciador, postulada por Authier-Revuz (2004),de que A1 é constituída:há traços do discurso de submissão ao machismo misturado a traços de discurso feminis-ta e traços do discurso hipermoderno.

Em RD2, A2também menciona a vida precedente à de faxineira:RD2. A2: Trabalhei muito escasquei muita mandioca pra fazer farinhacatei muita fava pracomer fava amargenta poisso tinha isso pra comer e catei muito andu muito coco catolé atemudar pro Goiás e depois vim para SP, Aqui a minha vida no começo foi dura como muitos nordestino mais depois foi melhoran- do ta boa a vista o que eu já passei. A depois comecei trabalhar em caza de familhia comprei o celular todo prossional precisa de celular.Com o celular eu falo com as faxineiras minhas colegas vou até comprar outro com tampa

porque este liga sozinho na bolsa.Como se pode perceber, A2, rememorando sua vida precedente (apresentando

uma representação de pontuação semelhante ao de A1, não como unidades de sentido,



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mas de memória), menciona as migrações e as diculdades encontradas desde sua saídado nordeste (evidenciada por sua referência a lugar onde descascou mandioca para fazerfarinha, colheu fava e andu , dois tipos de feijões nativos, e coco) até sua ida a Goiás e sua

chegada ao estado de São Paulo. Trata-se de um percurso muito recorrente nos registrosde pesquisa: saídas sazonais do marido para cortar cana de açúcar no sul, para cuidar degado no centro-oeste e permanência da família nos seus estados de origem – e não exclu-sivamente dos do nordeste– até que ele consiga se xar e então ir buscá-la.

Analisado sob o ponto de vista apenas de uma produção textual, essa passagemse congura como texto memorialista, uma cção de si (CORACINI, 2007); sob o pon-to de vista discursivo, entretanto, trata-se de um interdiscurso pelo qual (d)enunciaotrabalho de natureza não alienada, isto é, constitutivo da vida das pessoas. Esse tipo detrabalho feminino que nunca foi valorizado é resgatado por A2, certamente sem que ela

o perceba, como natural, dado o velamento produzido pela ideologia que se materializano cotidiano.

Observe-se como o enunciado a seguir a depois comecei trabalhar em caza de familhiacomprei o celular se assemelha ao de A1: a aquisição do celular sugere ter sido se não o pri-meiro bem de consumo adquirido, o mais signicativo. Note-se, ainda, como, a palavratrabalhar ganhou o sentido de trabalho assalariado que lhe permitiu a aquisição de umbem de consumo.

Quando enuncia todo prossional precisa de celular , A2 traz traços do discurso pros-sional, produzindo um efeito de sentido que denuncia, em alguma medida, uma distor-

ção que se naturalizou: embora certamente todo prossional precise dispor de um tele-fone de contato, o aparelho móvel, como tal, privado, não seria necessário. Trata-se dadiluição do limite entre a esfera pública e a privada que se revela naturalizada. Observe-se, paralelamente, que, ainda que se trate de um trabalho informal, uma vez que, comofaxineira, seu serviço é exercido periodicamente, A2 enuncia considerar uma prossãoformalizada: daí, como todo prossional, ela precisar de celular . Não se trata, assim, apenas deatender a uma injunção ao consumo, mas da enunciação de um interdiscurso do mundoprossional, permitindo a inferência de que A2 quer ser incluída no mundo do trabalho.

Perceba-se, ainda, outra contradição: embora tivesse enunciado que todo pros-

sional precisava de um celular, o aparelho móvel tem outra função: para falar com as faxineiras colegas . A função utilitária prossional do celular não se sustenta, porque A2 residena zona rural sem torres de retransmissão: ela só se utiliza do celular quando se deslocapara a cidade.

A injunção ao gozo também se revela nesse RD: não se satisfazendo com o valorutilitário do celular,A2 se vê compelida a comprar um outro aparelho que atenda a outrademanda. Não lhe basta que funcione, é preciso que o faça segundo critérios que criapara si: com tampa . Amenção do que julga “disfunção” do bem do aparelho como determi-nante da necessidade da aquisição de um novo, revela A2 como subjetivada pelo discurso

da descartabilidade, própria de um “império do efêmero” de que fala Lipovetisky (2009): A2 não apenas individualiza o consumo como o torna rapidamente obsoleto e elase vêdemandada a substituí-lo. A2 se revela como a consumidora objetivada pelomodus operan-



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di do capitalismo em sua fase atual: mostra-se atingida pela síndrome do atraso, de nuncaestarmos alinhados com as demandas.

Analise-se, o RD3 de A3, em que a injunção à aquisição do bem hiperconsumista

mostra sua operação como modo de subjetivação que contribui para a taxa de evasão daEJA, foco desta pesquisa:

RD3. A3: Essa é a segunda veis que eu matriculei no EJA. O ano passado eu matriculei, maiseu tive que sai porque pedi pra faze serão [hora extra] porque queria compra um celular. No meu modo de ve cada um tem que te seu celular. Não tem como usa celular dosotro.

Sob o ponto de vista do aspecto estrutural, diferindo de A1 e de A2, A3 revela tera representação da pontuação como unidade de signicação; por outro lado, apresentamuitos traços da oralidade perceptíveis na supressão dos “r” nais da desinência modo

temporal innitiva das formas verbais. Essa supressão é característica de migrantes doestado de Minas Gerais, embora também seja um registro próprio dos nativos do Vale doParaíba onde a cidade locus da pesquisa está localizada.

A relação de A3 com o aparelho celular revela o efeito do hiperconsumismo nainstituição escolar: a aquisição do bem tecnológico justica o abandono do curso. Eis quea hipermodernidade e a modernidade líquida se mesclam: se, determinado por aquela,subjuga-se à injunção de ter de consumir um bem individualizante, determinado poresta, prioriza a aquisição do objeto cujos efeitos são imediatos em detrimento da frequên-cia na EJA cujos efeitos não os são.

Quando escreve No meu modo de ve cada um tem que te seu celular. Não tem como usa celulardosotro, enuncia um interdiscurso da hipermodernidade. A dimensão do gozo também serevela em seu discurso, na medida em que não lhe ocorreu que poderia adiar a comprado aparelho de telefonia móvel.

Eis que se explicita o dado a ser considerado como possível componente para o índice de evasão das EJA: a demanda pela aquisição de um bem de hiperconsumo temmais força do que a conclusão da educação formal, cujos efeitos não são apenas imediatoscomo os oferecidos por aquele, como ou, sobretudo, confere a seu detentor uma identi-dade pela inclusão. Assim, para além da mera contribuição da terceira fase do capitalismo

consumista que se faz pelo desregramento e pelo excesso, há que se considerar a dimen-são da identidade que o hiperconsumo possa conferir a algumas classes sociais.

Analise-se, o RD4 de A4 em que a subjetivação das alunas de EJA sob o uso doscelulares mais se evidencia:

RD4. A4: Fico tam nervosa quando o celular toca. Sei que não devia mas eu preciso quero vêquem é sabe quem é.Sei que não é a minha patroa causa qui ela sabe que nessa ora eu to na escola e ela incentiva muito ela fala que eu preciso termina meus estudo. É ela e os meus lios que incentiva

meu marido não ele fala que eu não tenho cabeça. Ele não incentiva igual a meus pais. Eu parei porque não tinha incentivo.



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Sob o ponto de vista do aspecto estrutural, RD4 tal como os RD anteriores com-prova os diferentes níveis de letramento na EJA de que falam Mollica e Leal (2009).Se parece dominar a pontuação, segmentando as unidades de sentido, comete muitas

transgressões às regras da norma culta com relação à ortograa e à concordância verbale nominal.

Sob o ponto de vista discursivo, o RD4, em agrante digressão, traz um dizerrecorrente entre alunos de EJA e, como tal, um interdiscurso não só presente em discur-sos de alunos da EJA, mas de outros cursos e de outros níveis de escolarização formal,segundo o qual é preciso que haja incentivo para que se estude.

A dependência dos celulares revelada por A4 e suas colegas ratica as encontradaspor Pereira (2011) e por Azevedo (2013) que participam do grupo de pesquisa da qual fazparte a pesquisa em relato e inspiraram esta pesquisa.

Pereira (2011) encontrou entre seus alunos do nível de ensino fundamental aquelesque especialistas denominam de pós-humanos (SANTAELLA, 2003) ou pós-orgânicos(SIBILIA, 2002),por relatarem estranhar a escrita manuscrita e sentir como “natural” aescrita digitada.

Azevedo (2013) encontrou essa mesma menção entre seus alunos do nível de ensi-no médio de uma escola localizada perto da zona rural, dos quais se apresentam algunsdepoimentos. Mais precisamente, transcrevem-se respostas de alunos do nível de ensinomédio (doravante AEM) à pergunta do questionário quanto aos tipos de comunicadoresque usavam e quanto ao tempo que conseguiam car sem utilizá-los.

RD5. AEM 1:Twitter,MSN,Facebook,Orkut, jogos e etc...uso aproximadamente 2 horas.Uns dois dias sem utilizar.

AEM 1, no RD5,enumera a variedade de modalidades de comunicadores de quese utiliza e avalia que não caria mais de dois dias sem deles se utilizar. Como se podeperceber, AEM 1enunciautilizá-los durante duas horas diárias e só conseguir car semutilizá-los dois dias.

RD6 AEM 2: Eu utilizo mais o MSN e o facebook ao mesmo tempo, co no máximo 5 horas

por dia e co sem utilizar no máximo 2 dias .Se AEM 2 relata se utilizar de menos tipos de comunicador em relação a AEM

1, menciona utilizar-se desses comunicadores durante cinco horas diárias. A expressãoadverbial no máximo permite a inferência de que considera que esse tempo não é excessivoe tê-lo natural izado ou de que há pessoas que se utilizam desses meios por mais tempo.

RD7 AEM 3: Faço muitas coisas ao mesmo tempo, Orkut, Facebook, Msn e Twiter candoaproximadamente 6:oohs e não co sem um dia a entrar na Internet.

AEM 3 relata não só se utilizar dos vários comunicadores tal qual AEM 1 como

dedicar seis horas diárias e, alémdisso, não car sem se utilizar da internet um dia, emrelação à “abstinência” de dois dias pelos colegas, revelando sua dependência das TICmais acentuada. AEM 3 apresenta um nível de dependência que o colocaria entre os no-



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mofóbicos, termo que passou a ser util izado a partir de uma pesquisa conduzida na Ingla-terra em 2008. O termo constitui uma redução da expressão “no mobile phonephobia”e nomeia o temor de se car sem o celular ou sem possiblidade de dele poder se utilizar.

RD8 AEM 4: Eu utilizo mais o Orkut e Msn , eu passo 1 hora no máximo utilizando ocomputador e eu consigo car no máximo 2 horas sem.

Embora o tempo de utilização do Orkut e do MSN mencionado pareça, à primeira vista, fazer de AEM 4 menos dependente do celular que os colegas, seu grau de depen-dência é maior e, conforme a pesquisadora, de fato, às escondidas, ela se comunicava comos colegas durante as aulas. Se AEM 3 já se enquadraria nos usuários denominados de“nomofóbicos”, AEM 4 não apenas se enquadra entre eles como seu grau de dependênciaa coloca entre aqueles que apresentam sintomas físicos da abstinência como impaciência

e variação de humor relatados por ela. Tendo apresentado casos semelhantes aos encontrados nas EJA loci de pesquisa,

retorne-seà análise do RD de outra de suas alunas.RD9. A5: Comprei meu celular com o meu primeiro emprego. Minhas colegas disseram que éimportante eu te um porque as pessoas interessada nas nossa fachina querem. Hoji nãoconsigo ca sem ele. Quando acaba a carga, não tenho dinhero pra mo de carrega codesesperada

A5 traz visíveis traços do nhengatu ou fala caipira, típica da região onde se lo-

calizam as EJA da pesquisa. Mais precisamente, há misturas de passagens que revelamtraços de letramento escolar perceptíveis na concordância verbal no estabelecimento dadesinência número pessoal do plural o que não ocorre no nhengatu, também observadoem Uyeno (2011a). Por outro lado, suprime o “i” em dinhero e não consegue perceber otraço de oral idade na expressão para mo de carrega .

Raticando a importância que as alunas das EJA cujos textos foram analisadosconferem à aquisição do aparelho celular, A5 explicita tê-lo adquirido com o primeiroemprego.

A5 revela enunciar um interdiscurso de natureza do trabalho juridicamente le-

gitimado quando arma que o celular é necessário para que possa ser contatada pelas pessoas interessadas , para efeito de trabalho. Se, por um lado, deixa indícios de que se colocacomo produto de consumo de que fala Bauman (2007), deixa, por outro lado, o discursodo mundo prossional, permitindo a inferência de que quer ser incluída no mundo dotrabalho, ainda que informal.

A menção de que as amigas lhe disseram que era importante revela-se como um dizercorrente entre as faxineiras, empregadas domésticas e babás. O aparelho celular revela-seno dizer de A5 como objeto que permite a sua inclusão na sociedade, reforçando a con-cepção de que a pobreza não pode ser analisada apenas pelo ponto de vista de supressão

da diculdade/impossibilidade de subsistência, mas deve ser ampliada, assumindo a con-cepção de qualidade de vida que na sociedade capitalista abrange a supressão da falta dedinheiro de que fala Pardo Abril (2008).



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Embora não chegue ao extremo dos usuários de tecnologia que são chamados depós-humanos, pós-orgânicos, por sentirem no corpo a ausência de um objeto a ele alheio,

A5 revela a sua dependência do aparelho móvel. Esse desespero a que se refere, quando não

consegue ter o aparelho carregado, faz pressupor que essa sensação a leva a consumir oserviço da telefonia móvel em detrimento de outras necessidades certamente mais pre-mentes. O RD5 revela o gozo a que a sociedade hipermoderna incita pela demanda dasatisfação imediata do desejo.

O hiperconsumo postulado por Lipovetsky (2007) na aquisição do aparelho co-municador móvel revela sua especicidade no corpus analisado, em razão de os sujeitosanalisados, embora determinados pelo momento sócio-histórico hipermoderno, “hiper-consomem” em busca de uma identidade que, dada a exclusão social que suas ocupaçõessofrem, não lhes é conferida.

6. Conclusões

A análise de um corpus de pesquisa constituído de recortes de textos redigidos poralunas de EJA que faziam menção a aparelhos de comunicação móveis revelou que suasdependências desses aparelhos as conguram como hipermodernas pela necessidade deportarem objetos de consumo individualizantes.

Os resultados da pesquisa que permitiram a conclusão de que o contexto sócio-históri comacroestrutural do atual o estágio do capitalismo que não só incita o sujeito a

consumir como também o transforma em mercadoria a ser consumida e, ainda, incita-oa hiperconsumir, para que essa injunção ao consumo estenda a sua abrangência a cadaconsumidor potencial, atinge algumas alunas da EJA, na microestrutura da sala de aula.

As dependências de algumas depoentes revelaram-se tais que, embora não as con-gurem como pós-humanas ou como pós-orgânicas, no sentido de chegarem a sentir afalta de eletroeletrônicos em seus corpos, conguraram-nas como “nomofóbicas”, efeitocolateral da hipermodernidade que se ancora na tecnologia, na individualidade e na eco-nomia de que fala Lipovetsky (2007).

As dependências mencionadas, entretanto, revelaram transcender a mera deman-da do atual estágio do capitalismo: os textos das alunas das EJA analisados revelaram quea aquisição desses bens tecnológicos é determinada pela crença das alunas de que essesbens lhes conferem uma identidade de que são alijadas pelas atividades marginalizadasque exercem como faxineiras e empregadas domésticas.

Revelam ainda que, com o desenvolvimento de expressões distintas do capita-lismo, a pobreza supera os condicionamentos que se ligam apenas à subsistência; sobperspectivas mais recentes, o sentido se amplia e se associa à qualidade de vida, entendidana sociedade capitalista como falta de dinheiro, de poder aquisitivo e de poder de endi-

vidamento de que fala Pardo Abril (2008, p. 60).

Resultados da pesquisa conduzida permitiram postular que as alunas de EJA aquianalisadas sofrem os efeitos do atual estágio do capitalismo que incita o indivíduo aconsumir, submetendo-as a injunções que lhes ordenam a “gozar de todas as maneiras”



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(ZIZEK, 2003). Essas injunções revelam favorecer um sujeito que se distingue do pos-tulado por Freud e por Lacan da primeira clínica, sujeito esse que se abstém de gozar porinternalizar proibições sociais em decorrência da autoridade paterna: as injunções capi-

talistas incitando-o a gozar pelo consumo contribuem para o deslocamento do conceitode inconsciente.

Esse deslocamento, por sua vez, convoca a psicanálise para a sua responsabilidadeética da elucidação de que existe uma diferença entre viver uma vida programada e levaruma vida com savoir-faire com o inconsciente (FORBES, 2010): à psicanálise cabe nãoensinar “como se deve gozar”, mas que “não se é obrigado a gozar” (ZIZEK, 2003).Discutir esses aspectos com os sujeitos da educação parece constituir a nossa responsabi-lidade ética como formadores de professores.

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