Diseño, responsabilidad social y desarrollo · PDF file1 Yaffa Nahir I. Gómez Barrera: Diseño, responsabilidad social y desarrollo local. Creatividad y diseño gráfico. Creatividad

Yaffa Nahir I. Gómez Barrera:

Diseño, responsabilidad social y desarrollo local.

Creatividad y diseño gráfico.

Creatividad y Sociedad, número 22, agosto de 2014. nº XXII

nº22 1 Revista Creatividad y Sociedad

C/ Salud, 15 5º dcha 28013 – Madrid - www.creatividadysociedad.com

Diseño, responsabilidad social

y desarrollo local

Yaffa Nahir I. Gómez Barrera Diseñadora Industrial de la Universidad Nacional de Colombia.

Magister en Diseño Suma Cum Laude de la Universidad de

Palermo, Buenos Aires y Especialista en Gestión Estratégica de

Diseño y Gerenciamiento de Proyecto de la Universidad de

Buenos Aires. Especialista en Pedagogía y Desarrollo Humano

de la Universidad Católica de Pereira. ([email protected],

Profesora Asociada del Programa de Diseño Industrial de la

Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Católica de

Pereira, Miembro del Grupo de Investigación Diseño, Tecnología

y Cultura, Pereira, Colombia)

Resumen

La responsabilidad del diseño es un tema vigente en cuanto que el diseño se

circunscribe en la dinámica del mercado y de consumo, en esa medida se genera una

tensión frente a los impactos que en la sociedad tengan las actividades derivadas de los

diseñadores. El artículo recoge las reflexiones teóricas y algunas experiencias recientes en

los temas referidos a la responsabilidad social y el diseño, encontrando que se relaciona

nº22 Revista Creatividad y Sociedad


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Yaffa Nahir I. Gómez Barrera: Diseño, responsabilidad social y desarrollo local

profundamente con metodologías de diseño orientadas al bienestar humano, al

mejoramiento de emprendimientos productivos tanto desde el plano económico como

desde lo social y a iniciativas de diseño respetuoso con el medio ambiente. A la vez, se

establece la relación de la responsabilidad del diseño dentro del marco del desarrollo local.

Palabras clave

Diseño - Responsabilidad social - Bienestar humano - Desarrollo local - Innovación social

Abstract

The responsibility of the designing is a current issue to the extent that design

confines itself into the consumer and market dynamics; and in such manner, a tension is

generated towards the impact activities from the designers have in the society. The article

contains some recent theoretical reflections and experiences on issues related to social

responsibility and design, where it has been found it is deeply related to design

methodologies focused on human welfare, the improvement of both economically and

social productive enterprises, and environmental friendly initiatives design. At the same

time, the ratio of design responsibility within the framework of local development is

established.

Key Words

Design - Social responsibility - Human welfare - Local development - Social innovation



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Acerca del diseñador frente a los problemas sociales

Las crisis económicas, los cambios en el mercado laboral, los altos índices de

desempleo, la inseguridad, la pobreza, la falta de inclusión productiva de algunas regiones,

el envejecimiento de la población, incluso las consecuencias derivadas del cambio

climático, redundan en problemáticas sociales que generan tensión frente a la imponente

realidad de mercado, en muchos casos excluyente; de modo que se hace necesario

revisar el rol del diseñador frente a estas situaciones que cada vez están generando una

demanda de soluciones con alto valor social y cultural.

En esa medida, la responsabilidad social del diseñador “supera la crítica y debe

encaminarse al actuar, un actuar consciente, tanto de sus realizaciones como de las

implicaciones de todo tipo que de ellas se desprenden” (Ospina, 2006: 64), ese actuar

consciente requiere un compromiso con el desarrollo del contexto en el cual se enmarque

el ejercicio o la actividad del diseño.

Es así como el diseño se encuentra en la intersección, como bien lo menciona

Bonsiepe (2011), entre la vida cotidiana, la tecnología y la economía, y ha sido

precisamente el asumir estas problemáticas del “mundo de la vida cotidiana como

proyecto”, lo que ha permitido indiscutiblemente en Latinoamérica, alcanzar logros

importantes para comunidades y pequeños emprendimientos en experiencias de diseño

socialmente responsable, como una actitud de no resignación frente al individualismo, la

indiferencia y la pobreza.



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En este marco, la actuación del diseñador debe llevar a otros a movilizar sus

capacidades en la búsqueda de su desarrollo y bienestar “debe siempre considerar que su

trabajo puede incidir incluso sobre la forma de pensar o de ser de las personas; de allí su

responsabilidad” (Huidobro, 2005:33).

Ese modo de pensar diferente se hace posible mediante la labor del diseñador

como un actor integrador del conocimiento y las capacidades de los participantes de un

determinado proyecto, para ayudar a visualizar y materializar una mejor noción de futuro.

Reflexiones de la responsabilidad social del diseño

Oosterlaken (2009) señala que el asunto del diseño con la ética y las cuestiones de

justicia global se discute a veces bajo el epígrafe de "diseño para el desarrollo",

"tecnología apropiada" o "diseño en un contexto de pobreza o para el alivio de la pobreza".

En esta discusión, Margolin y Margolin (2002) reclamaban desde antes, la falta de trabajos

de investigación acerca la contribución de los diseñadores al bienestar humano, con

cuestionamientos como:

¿Qué papel puede desempeñar un diseñador en un proceso intervención

social?, ¿Cómo podría cambiarse la percepción del público acerca de los

diseñadores con el fin de presentar una imagen de un diseñador

socialmente responsable?, ¿Cómo pueden las agencias que financian los

proyectos de bienestar social y la investigación tener una percepción más

fuerte del diseño como una actividad socialmente responsable?, ¿Qué tipos



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de productos satisfacen las necesidades de las poblaciones vulnerables?

(2002:28).

De modo tal, que establecen esta orientación del diseño como diseño socialmente

responsable el cual abarca desde las necesidades de los países en desarrollo, a las

necesidades especiales de los ancianos, los pobres y las personas con discapacidad. Y

plantean la urgencia de un modelo de práctica del diseño social en donde se reconocen las

necesidades de las poblaciones marginadas o poblaciones que no constituyen una clase

de consumidores en el sentido del mercado y sus interacciones con el entorno físico-

espacial, con la intervención de múltiples disciplinas (como profesionales de la salud, la

educación y el trabajo social) fundamentándose en la investigación basada en técnicas de

observación participante y de estudios etnográficos.

Estado de la cuestión

Las investigaciones para dar respuesta a dichos interrogantes y atender el llamado

de Papanek (1977) a diseñar para el mundo real, ya se han venido produciendo desde la

academia, desde entidades promotoras de diseño y por parte de algunos diseñadores

quienes se han preocupado por desarrollar programas y proyectos para atender a la

responsabilidad social.

Es así como Barrera y Quiñones (2008), desde la experiencia académica,

establecen el diseño socialmente responsable como:

La capacidad para abordar problemas fundamentales y prioritarios de la

sociedad a nivel integral, no solamente los derivados de las exigencias



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marcadas por las dinámicas del mercado, a partir de lo cual se plantean

formulaciones de proyectos de diseño que consideran los intereses de todas

las personas involucradas en las problemáticas planteadas, que sumen un

compromiso con la sociedad y la naturaleza, que se responsabilizan por las

consecuencias de las decisiones, acciones y resultados a nivel social,

económico y ambiental y que concretan estrategias de transformación social

en la búsqueda de bienestar integral” (2008: 89).

Sin duda, en el contexto de América Latina, el diseño socialmente responsable se

hace presente el concepto de desarrollo local el cual es un paradigma complejo y

multidimensional como lo sostiene Cuoto (2006) “que actúa a nivel político, psico-

sociocultural, económico y ambiental en un territorio, buscando potenciar las condiciones

endógenas a partir de sus actores sociales, para lograr mayor sostenibilidad, productividad

y equidad en su desarrollo” (2006:1).

En esta mirada, los actores sociales son indispensables para promover los procesos

de desarrollo, y cada uno de ellos tanto de carácter público como privado, deben ser

movilizados para participar en dichos procesos, dentro de un determinado espacio

geográfico. En esa medida, es necesario trabajar por mejorar el perfil de la población,

como fundamento del capital social, para alcanzar productividad, progreso tecnológico y

competitividad en los escenarios económicos.

Ese capital social se construye desde la confianza entre los actores sociales, las

prácticas de comportamiento colectivas y su nivel de asociatividad.

A la vez, en esta perspectiva la cultura juega un papel muy importante porque

permite la cohesión social, rescata los valores comunes, favorece el desarrollo de la

autoestima y el crecimiento conjunto.



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De manera particular, lo anterior se refleja en la experiencia del INTI en la cadena

de valor de la lana en Argentina “el diseño aparece en los proyectos de intervención

sistémica en procesos productivos sociocomunitarios como eje de un proceso de gestión e

inclusión” (Melaragno, 2011:92) de modo que a partir del trabajo en dos ejes: lo

organizativo y lo tecnológico, se favorece “el autoabastecimiento de las comunidades y la

recuperación como bien de cambio de los recursos locales transformados en productos,

promoviendo la agregación in situ eficiente de valor y la distribución justa de la renta

derivada” (Melaragno, 2011:92).

Valores como la solidaridad, la palabra empeñada, la ayuda mutua se activan a

través de un pacto social que permite el cumplimiento de los compromisos productivos,

comerciales y financieros por parte de los miembros de una comunidad o localidad

involucrados en el proyecto, además se fortalecen los vínculos familiares y entre vecinos,

se mejora la autoestima, la contención social, el involucramiento del entorno familiar y la

participación. En este contexto, “el diseño se integra al sistema de emprendimientos,

comunidades, etc., en situación de subsistencia; mejorando sus condiciones materiales, de

producción y simbólicas para dar lugar a una rentabilidad más justa y equitativa; y una

mayor competitividad” (Melaragno, 2011: 93).

De manera concreta, el proceso de gestión de diseño hacia la innovación, en esta

experiencia abarcó la articulación entre innovación tecnológica y organizativa:

• “La gestión de conocimientos permitió la introducción de nuevas materias primas.

• La mejora en los procesos productivos de cada eslabón (como el uso de telares

más eficientes de los tradicionales) y de la cadena en su conjunto (como la

optimización de las técnicas, la organización del trabajo y la consolidación de



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rutinas, nuevos aprendizajes que redundan en el nivel identitario) que impactó en la

rentabilidad.

• La regulación de los precios a través de mecanismos de fijación consensuados y

validados colectivamente constituyó una estrategia para incrementar la rentabilidad

general del sistema y contribuir a una distribución justa de beneficios entre los

segmentos productivos y comerciales” (Melaragno, 2011:96).

Además se aportó conocimiento desde la investigación-acción participativa.

Incorporando al sistema conocimiento en las actividades productivas y simbólicas que

aportan mayor valor a la producción local, de modo que los productos lograron su propia

identidad (básico y premium) en la medida en que se comprendió que estaban en un

mercado y que los mismos debían tener consecuentemente un nivel de calidad.

De otra parte, Oosterlaken (2009), sugiere una aproximación al diseño para la

sociedad y en particular para el mundo de la pobreza desde las capacidades retomando

los planteamientos de Amartya Sen acerca de las verdaderas oportunidades que tienen las

personas para vivir las vidas que ellos valoran. A la vez las capacidades tiene que ver con

lo que la gente efectivamente es capaz de hacer y ser o con la libertad que la gente tiene

"para disfrutar" de una manera valiosa lo que es y lo que hace. Desde Sen también, señala

que la lista adecuada de capacidades dependerá de propósito y el contexto, y que debe

ser un resultado del razonamiento público y la democracia; no es algo que un teórico debe

convenir.

En relación con el diseño, Oosterlaken (2009), sostiene que las características del

diseño y de las tecnologías son relevantes para su efecto en las capacidades humanas,

porque los detalles de diseño son moralmente significativos, porque los artefactos o los



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productos no son instrumentos neutrales y que pueden ser usados para el bien (permitir la

realización de la justicia, la seguridad, la sostenibilidad) o para el mal (injusticia,

inseguridad o contaminación) y durante el desarrollo de producto o de una nueva

tecnología son múltiples las opciones, de modo que las características de ese diseño

incorporará nuestros valores morales. Afirma que este tipo de pensamiento ha emergido

como un campo de investigación denominado “diseño sensible al valor”.

De manera que este autor establece que la innovación responsable para beneficio

de los más pobres en los países en desarrollo es la “capacidad de diseño sensible”. Esta

orientación va mas allá del diseño centrado en el usuario o la usabilidad que se han

concentrado en aspectos de utilidad y de uso (ergonómicos, antropológicos, psicológicos,

sociológicos). Ofrece una comprensión más rica del bienestar que incluyen

consideraciones morales relativas a la autonomía, la privacidad, la sostenibilidad, la

rendición de cuentas, la responsabilidad, la felicidad, la satisfacción, el apoyo, la

inspiración, etc. Da cuenta de la existencia de una inmensa diversidad humana; no sólo

en términos de lo que las personas valoran sino también en términos de las características

ambientales personales y sociales que influyen en la conversión de recursos en

capacidades, lo cual, reconoce el autor también tiene gran similitud con el diseño

universal.



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Grafica 1. Contraste de planteamientos entre el diseño centrado en el usuario y el diseño sensible.

Otra de las metodologías como el diseño participativo ha sido trabajada para

procesos de diseño social con responsabilidad, no obstante este autor, critica que se ha

utilizado más para alcanzar unos objetivos preestablecidos que en realidad para

encaminar procesos de empoderamiento.

Desde esta perspectiva, el autor cuestiona acerca de cuáles son las capacidades

que deben ser expandidas por los nuevos productos y las nuevas tecnologías por parte del

diseño para el desarrollo.

Diseños asociados a la responsabilidad social: metodologías de estudio

Es claro que en esta reflexión acerca del diseño y su responsabilidad para con la

sociedad se han llevado a cabo varias metodologías, por ello es importante relacionar estas

múltiples visiones. En este orden, Ramírez, Lecuona y Cardozo (2012) señalan tres grupos

de metodologías para estudiar la relación del diseño y el bienestar humano, véase la tabla 1,

donde indiscutiblemente la responsabilidad social está presente, es su trasfondo:



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Tabla1. Metodologías de diseño para abordar la relación de diseño y bienestar humano. (Ramírez.

Lecuona y Cardozo, 2012) Fuente: Iconofacto1

Estos autores establecen que en:

1 Vale la pena aclarar los términos de Slow Design y de Design Thinking, el primero centra al diseño en el

bienestar de las personas y el medio ambiente, abarca conceptos como el Diseño para la Sostenibilidad, la

biodiversidad, el desarrollo sostenible, la huella ecológica, el control de la contaminación y la gestión de los

recursos y pretende ofrecer una alternativa a un consumo rápido e impulsar un diseño que vaya más allá de

la mera producción para el mercado. Esto supone no tener que ajustarse al tiempo de vida que éste asigna

actualmente a los objetos (Pelta, 2011). De otra parte, el Design Thinking, es una herramienta metodológica

basada justamente en la manera de pensar de los diseñadores, muy útil en las organizaciones para resolver

problemas e innovar, donde el eje de innovación está centrado en las personas, de manera tal que la

G1. METODOLOGÍAS PARA MEJORAR LAS CONDICIONES DE LAS PERSONAS G2. METODOLOGÍAS DE PARTICIPACIÓN DE UN EQUIPO

DE PERSONAS

G3. METODOLOGÍAS PARA EL CAMBIO DE SITUACIONES

Diseño para todos

Diseño Universal

Diseño Inclusivo Diseño Centrado en el Usuario

Slow Design Diseño participativo

Diseño colaborativo

Design thinking Innovación social

Con

cept

o

Igualdad de oportunidades y participación

Uso generalizado, independiente y natural

Uso de tantas personas como sea posible

Centrado en las necesidades e intereses del usuario

Impactar positivamente en los seres humanos y en la naturaleza

Colaboración entre productores, diseñadores y usuarios

Actividades dentro de los equipos de diseño

Más que diseño, contempla solución de problemas

Más que diseño, contempla cambios de comportamiento social

Esce

nario

• Entorno • Objetos • Servicios • Cultura • Información

• Entornos • Productos • Tecnologías • Servicios • Información • Comunicación

• Productos convencionales y/o servicios

Productos • Productos Entornos

• Sistemas

• Productos • Servicios • Espacios • Sistemas

Productos Resolución de problemas

Sociedad

Car

acte

rístic

as • Accesible

• Útil • Accesible • Comprensible • Fácil de usar,

sin adaptaciones soluciones

especializadas

• Utilizables • Comprensibles

• Local • Diversidad

cultural • Redes • Intercambio

de ideas • Innovación

• Local • Diversidad

cultural • Redes • Intercambio

de ideas • Innovación

• Desarrollo de sesiones de

colaboración • Creación de

modelos en conjunto

• Investigación contextual

Trabajo en equipo apoyado en TIC

• Conocimiento del contexto del problema

• Generación de ideas

• Ajuste de soluciones al contexto

• Trabajo en equipo

interdisciplinario • Trabajo con

diferentes actores de la sociedad

Prin

cipi

os o

filo

sofía

• Respetuoso • Seguro • Saludable • Funcional • Estético

• Uso equitativo

• Flexibilidad de uso

• Uso sencillo e intuitivo

• Información perceptible

• Tolerancia con el error

• Esfuerzo físico limitado

• Tamaño y • Espacio

• Funcional • Útil • Deseable • Viable

• Utilizar el conocimiento • Simplificar

las tareas • Cosas

visibles • Realizar

bien las topografías

• Explotar las limitaciones

• Diseñar dejando margen al error

• Cuando todo lo demás falla, normalizar

• Reducir uso humano,

económico • Reposicionar

el diseño • Diseñar para

la diversidad y el pluralismo

• Diseñar para una visión a largo plazo

• Diseño para el presente continuo

• Diseño, contrapeso

a la velocidad

• Ideas en grupo • Comunicación • Colaboración

Comunicación clara, cortés y fluida

• Investigar • Idear • Modelar • Elegir • Implementar • Aprender

• Cambios sociales para mejorar la

satisfacción de necesidades • Mejorar las

relaciones Interpersonales y

de empoderamiento

• Promover el desarrollo y /o el cuidado por el medio ambiente



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El grupo 1, los resultados de la aplicación de las metodologías que

pretenden mejorar las condiciones de las personas estarán enfocados en la

materialización de objetos y lugares, mientras que en el grupo 2, las

metodologías de diseño con la participación de un equipo de personas que,

aunque también pretenden llegar a la concreción de objetos y lugares, se

centran en la forma cómo se debe llevar a cabo el trabajo; por último, el

grupo 3, metodologías asociadas al diseño como motor para incidir en el

cambio de situaciones, supera las fronteras del diseño para abordar los

problemas de comunidades o de organizaciones en general (2012:112).

De otra parte, Puentes, García y Lange (2012) asocian la responsabilidad social en

el diseño con el factor humano donde identifican unas tendencias de diseño y desarrollo de

producto y su relación con los principios de la RS establecidos en la ISO 26.000

(Rendición de cuentas, comportamiento ético, respeto a las partes interesadas, respeto a

la legalidad, respeto a la normatividad de comportamiento, respeto a los derechos

humanos), de la siguiente manera (Tabla 2):



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Tabla 2. Relaciones entre los principios de la RS y las tendencias. (Puentes, García y Lange,2012)

Fuente: Iconofacto.

De acuerdo con el estudio de Puentes, García y Lange (2012):

El diseño universal, el diseño centrado en el usuario, la usabilidad y el

diseño transcultural tienen implícitos los principios de la RS: lo que impulsa

a implementar estas tendencias es la intención de mejorar las relaciones

entre los usuarios, los productos y los mercados, basándose en la inclusión

y la comprensión de las personas que interactúan con los productos.

A la vez en:

El diseño colaborativo, el diseño centrado en el cliente y el diseño basado

en la experiencia, la relación con los principios de la RS está condicionada



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por la gestión y la ética de los equipos que las emplean, ya que lo que

motiva la implementación de estas tendencias es expandir los mercados y

mejorar el diseño y desarrollo de productos con base en la comprensión

emocional de las personas, lo cual puede ir en contra de la RS. (2012: 94).

En este sentido, los investigadores proponen dos estrategias; una es alinear cada

tendencia para cumplir con varios principios de la RS, y la otra es utilizar varias tendencias

para cumplir con todos los principios de la RS, siempre teniendo de presente se debe

hacer explícita la postura ética de la empresa y de los equipos de diseño.

El registro hecho por Pagani (2012) evidencia que frente a los temas de

responsabilidad social las prácticas más comunes (en el contexto argentino) se relacionan

con la sustentabilidad concretamente desde el ecodiseño2 y la inclusión social, como

puede ser el caso del reuso de materiales descartados, la incorporación de materiales

autóctonos en los productos, el mayor uso de energías alternativas y el desarrollo de

programas sociales aunado a prácticas de comercio justo.

2 “La aplicación del ecodiseño debe incluir además el diseño del sistema en el que será producido,

consumido y eliminado, y así conseguir un ciclo de vida sostenible, a la vez que se mantiene o mejora su

calidad” (INBCE, 2013:2). A las muy conocidas 3R (Reducir, Reciclar, Reutilizar) como estrategias de

ecodiseño, ahora se integran otras 2R muy orientadas a la responsabilidad con la sociedad, como son:

Respetar es decir, “ser consciente de cómo un artículo repercute en las economías, sociedades y

ecosistemas de origen, búsqueda del “todos ganan”” (ICBE,2013:5) y Repensar “el uso de materiales que

ayudan a invertir el daño eco-social, o añaden valor al capital natural (uso de materiales sostenibles),

además, descubrir formas para reutilizar, renovar y reciclar los productos” (ICBE, 2013:5).



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En relación con la sustentabilidad, los problemas que requieren soluciones de

diseño se encuentran en la agricultura, la energía, la salud, el agua y el saneamiento, y la

educación. Especialmente el desarrollo de diseños en colaboración con las comunidades

locales y en la vinculación de las tecnologías a los modelos económicamente sostenibles.

Encontrando como oportunidades el ahorro energético, de materiales y de agua, que

conlleva un ahorro económico; el añadir valor competitivo a los productos y servicios

ofrecidos por la empresa; el responder a intereses comunes de la empresa y de la

sociedad así como el aumento del conocimiento del ciclo de vida de un producto o servicio

que posibilita mejoras en la gestión.

Como reto para la implantación del diseño para la sustentabilidad, está el conseguir

involucrar a todo el personal que participa en actividades relacionadas con el ciclo de vida del

producto (proveedores, fabricantes, distribuidores, clientes…), a la vez, el diseño en esta

orientación, debe ser capaz de cambiar el comportamiento del usuario (Tromp, Hekkert y

Verbeek: 2011)

En cuanto al diseño para la sostenibilidad (Crul y Diehl: 2007) argumentan que:

Una definición amplia del diseño para la sostenibilidad sería que las

industrias toman preocupaciones ambientales y sociales como un elemento

clave en su estrategia de innovación de productos a largo plazo. Eso implica

que las compañías incorporen factores ambientales y sociales en el

desarrollo de productos durante el ciclo de vida del producto, durante la

cadena de suministro y con respecto a sus entornos socio-económicos

(desde la comunidad local para una empresa pequeña hasta un mercado

global para una empresa transnacional) (2007: 16).



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Estos aspectos sociales se refieren a la protección del derecho humano básico de los

empleados, tales como el derecho de llevar una vida digna, la libertad de expresión de

creencias independientes, la ausencia de discriminación racial, étnica y de sexo, la

minimización del trabajo infantil, la salud y seguridad en el lugar de trabajo/ la administración

de recursos humanos con calidad y oportunidades de educación profesional, el

establecimiento de sistemas y procesos bajo la responsabilidad de accionistas y el gobierno;

la transparencia para implementar con los socios la estrategia de sostenibilidad de la

empresa, la abolición de corrupción y soborno, el crecimiento económico local, el desarrollo

comunitario y el involucramiento de públicos interesados.

Gráfica 2. Aspectos sociales de la responsabilidad del diseño en las organizaciones

comprometidas con la sustentabilidad.

En síntesis a través de este recorrido se evidencia que el curso tanto de las

metodologías como de las prácticas de diseño en su relación con la responsabilidad social

se vinculan con los pilares de la sustentabilidad, lo económico, lo ecológico y lo social.



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El diseño y la responsabilidad social

en el ámbito de las empresas

En el ámbito empresarial, la RSE se trata de la inversión que realiza la empresa en

la gente para ser agentes de cambio por medio de la integración de la comunidad. Una

empresa comprometida con los valores de la comunidad tendrá mayor confianza por parte

de los ciudadanos, lo cual repercute de manera positiva en su imagen pública, en la mayor

aceptación de sus productos y servicios, lo que indiscutiblemente se constituye en parte de

su diferenciación.

Las empresas ya no solo deben rendir cuentas a sus inversionistas sino a los

llamados steakholders (usuarios o consumidores, proveedores, fabricantes, distribuidores,

gobierno, competidores, ONG,s, etc) y ello se traduce en indicadores de reducción de

impacto ambiental, en mejoramiento de condiciones de calidad de vida, de generación de

empleo, de inclusión social, entre otros.

En este sentido, el compromiso de actuar bajo un programa de responsabilidad

social empresaria implica que “toda la organización acepta responsabilidades y asume los

impactos de sus actividades y decisiones en la sociedad y el medio ambiente” (Ramírez y

Ariza: 2012: 142). Lo anterior debe hacer parte de su cultura y no convertirse solamente en

una estrategia de marketing, sino que la organización debe demostrar con suficiente

transparencia, evidencias comprobables de su comportamiento ético, del cumplimiento de

la legislación aplicable y de contribución al desarrollo sostenible que además de las

cuestiones ambientales también incluye la salud y el bienestar de la sociedad.

En este contexto, se deben considerar las acciones de todo proceso de diseño y

desarrollo como la búsqueda “de aspectos legales, reglamentarios, normativos y de



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responsabilidad asociados al producto, tanto de carácter obligatorio como voluntario, en el

país o región donde se comercializa, como así también en el ámbito internacional”

(Ramírez y Ariza: 2012: 142). Y a partir de su análisis decidir avanzar tanto “en la

adecuación a regulaciones que se deban cumplir, como en la incorporación de aspectos

ligados al producto que no se encuentran regulados y que aportarían a la percepción de

valor por parte de los usuarios”. (Ramírez y Ariza: 2012: 142).

Esto, con el ánimo de conseguir atender también a criterios de calidad social pues

como lo establece Morelli (2007) el “criterio de calidad en el que se basan las iniciativas del

mercado, no siempre se ajusta a los criterios de relacionados con la calidad social” y como

se explicaba anteriormente, implica otros enfoques frente a los detalles de diseño

relacionados con las capacidades sociales e individuales.

Conclusiones

Se evidencia que en los estudios recientes acerca del diseño y la responsabilidad

social, los investigadores analizan las diversas metodologías, tendencias u orientaciones

del diseño a favor del bienestar de las personas, encontrando que este compromiso

abarca además de los factores referidos a la relación de los objetos con el ser humano; los

aspectos referidos a la sustentabilidad y a los aspectos éticos y morales del diseño.

De igual forma, el desarrollo tecnológico y de productos es motivo de reflexión en

tanto que ese avance realmente contribuya a mejorar, por una parte las condiciones de

desarrollo de una localidad y por otra, sea la síntesis de valores importantes dentro de la

sociedad.



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Además, las teorías económicas basadas en la movilización de las capacidades

para generar desarrollo se vinculan a los planteamientos teóricos del diseño, haciendo que

la aproximación de los diseñadores dentro de los proyectos interdisciplinarios, vaya más

allá de lo técnico y promuevan nuevas maneras de pensar entre la gente para posibilitar la

inclusión social mediante el mejoramiento de las iniciativas productivas.

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Anexo

Autores / Fuentes Fecha de publicación Papanek 1997

Margolin y Margolin 2002

Huidobro 2005

Cuoto 2006

Ospina 2006

Crul y Diehl 2007

Morelli 2007

Barrera y Quiñones 2008

Oosterlaken 2009

Bonsiepe 2011

Melaragno 2011

Tromp, Hekkert y Verbeek 2011

Pagani 2012

Puentes, García y Lange 2012

Ramírez y Ariza 2012

Ramírez, Lecuona y Cardozo 2012



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Diseño, responsabilidad social y desarrollo · PDF file1 Yaffa Nahir I. Gómez Barrera: Diseño, responsabilidad social y desarrollo local. Creatividad y diseño gráfico. Creatividad