Distopías del siglo XXI: ¿La nueva literatura comprometida?
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Distopías del siglo XXI: ¿La nueva literatura comprometida? DIPLOMARBEIT zur Erlangung des akademischen Grades eines Magisters der Philosophie eingereicht bei Prof. Dr. Birgit Mertz-Baumgartner Institut für Romanistik Philologisch-kulturwissenschaftliche Fakultät der Leopold-Franzens-Universität Innsbruck von Sergio López Lozano 01216482 Innsbruck, Dezember 2018
Distopías del siglo XXI: ¿La nueva literatura comprometida?
literatura comprometida?
eines Magisters der Philosophie
Innsbruck, Dezember 2018
Cómo voy a creer... que el mundo se quedó sin utopías, cómo voy a
creer que la
esperanza es un olvido o que el placer una tristeza. Mario
Benedetti.
La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos
pasos y el horizonte
se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía?
Para eso, sirve para
caminar. Eduardo Galeano
2.1 Origen y desarrollo del concepto de ‘utopía’
......................................................................
4
2.2 La utopía desde Platón hasta Tomas Moro
.........................................................................
5
2.3 Las tres grandes distopías
..................................................................................................
11
2.3.1 Distopías y postmodernidad
.......................................................................................
18
2.3.2 Entre la modernidad y la posmodernidad
...................................................................
19
3. La literatura comprometida
.....................................................................................................
22
3.1 ‘Muerte’ y ‘renacimiento’ del compromiso social y de la
literatura comprometida ......... 25
4. Mañana todavía
......................................................................................................................
29
4.1 Contexto sociopolítico de Mañana todavía. De la crisis del 2007
al 15-M. ..................... 29
4.2 Los autores y sus
obras......................................................................................................
31
4.2.1 Cuando la tecnología se vuelve en nuestra contra: “WeKids”,
“La Inteligencia
Definitiva”, “Colapso” y “El error”
....................................................................................
33
4.2.2 La lucha por la supervivencia: “Al Garete”, “Camp Century”,
“En el ático” y
“Gracia”.
..............................................................................................................................
43
4.3 Distopías del siglo XXI vs. Siglo XX. Similitudes y
divergencias ................................... 53
Tabla 1. Las distopías del siglo XXI. Nóvum e ideas fuerza
...................................................... 57
Tabla 2. Amenazas como tema central de las distopías
..............................................................
59
4.4 Distopías del siglo XXI, ¿la nueva literatura comprometida?
Características de las
distopías entendidas como literatura de compromiso
..............................................................
60
4.4.1 Obras según su potencial como literatura comprometida.
.......................................... 61
Tabla 3. Potencial de las distopías como literatura de
compromiso............................................ 79
5. Conclusiones
...........................................................................................................................
80
6. Actividad didáctica
..................................................................................................................
83
6.1 Breve presentación del texto escogido. Cenital (2012) de Emilio
Bueso ......................... 83
6.2 Objetivos de la actividad didáctica
....................................................................................
84
6.2.1.Objetivos generales
....................................................................................................
84
6.3 Escalas MCER
..................................................................................................................
85
6.4.1 Planificación
...............................................................................................................
86
6.4.3 Durante la lectura
.......................................................................................................
89
6.4.4 Después de la lectura
..................................................................................................
91
6.4.5 Actividad “Follow – up”
............................................................................................
92
7. Anexo 1 (Hoja del alumno)
.....................................................................................................
93
8. Bibliografía
.............................................................................................................................
96
1. Introducción
El género de la ciencia ficción, concretamente el de las distopías,
está generando una
hornada de autores de éxito dentro de la literatura española. Son
autores, algunos de gran
prestigio y veteranos, como es el caso de Elia Barceló, Rosa
Montero o Javier Negrete
junto con autores jóvenes como Emilio Bueso o Laura Gallego, cuyas
ventas empiezan
por fin a hacer justicia a su calidad literaria. El fenómeno de las
distopías, con una amplia
y conocida representación dentro del mundo anglosajón, empieza a
hacerse sitio entre las
letras hispanas. Pero, ¿Por qué ahora? ¿Por qué las distopías
proliferan en momentos
determinados de la historia y sobre todo, en qué momentos la
sociedad demanda este tipo
de literatura?
El presente trabajo hará un repaso sobre el recorrido de la
literatura también llamada
prospectiva, desde la novela Nosotros de Zamiatin, escrita después
de la Revolución
rusa y que sirvió de referencia a 1984 de George Orwell quien a su
vez vivió una
experiencia traumática en la guerra civil española. Unos años antes
Huxley había vivido
el crack del 29 antes de escribir su archiconocida obra Un mundo
feliz. Estas obras
criticaban, entre otras cosas, tanto los totalitarismos propios de
la modernidad como la
homogeneización de la sociedad. Pero ¿hoy en día? Esos problemas
parecen estar
aparentemente superados o eso al menos parecía preconizar Fukuyama
con su ensayo El
fin de la historia1, una vez caído el muro de Berlín y desaparecido
a su vez la antítesis
del modelo capitalista.
La literatura es un instrumento indispensable para conocer las
sociedades en distintas
épocas y dentro del campo de la literatura, la ciencia ficción ha
demostrado ser una
interesante herramienta para ese fin. De esta forma, muchos autores
de diversa
procedencia han podido sumergirse en universos paralelos,
contrafactuales, así como
postapocalípticos o en proceso de destrucción de aquello que hoy
consideramos como
sociedad postmoderna. Como dice Rosa Montero, una de las autoras de
ciencia ficción
más celebradas en España: “A mí lo que más me gusta de la ciencia
ficción es que es
una herramienta metafórica poderosísima para representar la
realidad”2. Como ya
1 Francis Fukuyama escribió el Fin de la Historia y el último
Hombre en 1992, al entender que después de
la caída del Muro de Berlín, la Historia desde el punto de vista
hegeliano (lucha dialéctica de contrarios)
había llegado a su fin. 2 Entrevista a Rosa Montero publicada en…
en la página de El Cultural, donde asegura que sus obras de
Ciencia Ficción son las más realistas que ha escrito.
http://www.elcultural.com/revista/letras/Rosa-
Montero/35940 (última visita/consultado el 07.04.2018)
hemos dicho, las distopías son tanto un indicio (aparecen en
momentos de inestabilidad,
cuando existe una crisis de valores) así como una herramienta de
representación de la
realidad que está por venir, pero ¿pueden ser también un arma para
cambiar la realidad?
Literatura y compromiso forman un binomio que no siempre ha gustado
dentro del
mundo de las letras, pues al parecer, la necesidad de introducir un
mensaje político y/o
social podría comprometer, según algunos autores, la calidad del
texto. Jorge Luis
Borges expresa este concepto meridianamente: “un escritor
comprometido… es aquel
que prefiere la política a la literatura”3. Por tanto, el rol del
intelectual que pone su
talento y su trabajo a favor de una causa parece haber caído en
desgracia junto con las
grandes narrativas del siglo XX. Pero esa tendencia parece estar
cambiando una vez que
nos hemos ido adentrando en el siglo XXI.
En el presente trabajo analizaremos la obra Mañana todavía, una
recopilación de relatos
donde doce de los autores más aclamados del género proyectan
posibles futuros
distópicos y en algunos casos terroríficos. Esta obra constituye un
mensaje valioso tanto
para la generación presente como para las generaciones venideras,
como si de un
mensaje en una botella se tratase. Por otro lado, también
representa una muestra
tangencial de los miedos y preocupaciones de la sociedad del
presente en la que nos
hallamos hoy en día.
En la segunda parte del estudio de la obra, se analizará
específicamente el potencial de
cuatro distopías entendidas como literatura comprometida. Para ello
intentaremos
responder a las siguientes preguntas: ¿Porqué el subgénero de la
distopía prolifera en la
actualidad y cuando han aparecido este tipo de relatos en ciertos
momentos de la
historia? ¿Cuáles son los miedos actuales y en qué se parecen y se
diferencian a
aquellos mostrados por las distopías del siglo XX? ¿Para que se
trate de un texto
comprometido con los problemas de su tiempo, es preciso que el
texto distópico incite a
la acción o simplemente a la reflexión? ¿Es necesario tener una
orientación política
determinada para que un texto sea comprometido?
En el último apartado se utilizarán las distopías en español como
una actividad didáctica
dentro de la clase de español como lengua extranjera. Los alumnos
tendrán la
posibilidad de aprender vocabulario relacionado con la literatura,
la ciencia y la política
3 Borges & Fernández Ferrer 1988, p.163.
3
(muy importantes para comprender textos periodísticos), ejercitar
tiempos verbales
(haciendo hincapié en el uso del futuro y del condicional) y sobre
todo conocer obras
que sirvan para desarrollar el pensamiento crítico.
4
2.1. Origen y desarrollo del concepto de ‘utopía’
Antes de conocer en mayor profundidad el mundo de las distopías, se
impone la
necesidad de conceptualizar su antítesis, la utopía. Siguiendo la
Real Academia
Española, la utopía tiene diferentes acepciones, aunque todas hacen
hincapié en su
carácter imaginario y desiderativo: “plan, proyecto, doctrina o
sistema deseables que
parecen de muy difícil realización” o “representación imaginativa
de una sociedad
futura de características favorecedoras del bien humano”4. De lo
que no hay duda es que
proviene del griego, de la unión del prefijo ο ou 'no' y de τπος
tópos 'lugar' y el lat. -
ia'-ia'. El significado final debe entenderse tanto desde su
acepción espacial como
temporal: tanto ‘no lugar’ como ‘todavía no’.
La definición de ‘utopía’ no ha sido lineal y ha sufrido
transformaciones a lo largo del
tiempo, siendo este término introducido en el diccionario de la
Real Academia Española
en su versión del año 1869. Lo más interesante de las definiciones
propuestas en el siglo
XIX es su carácter “halagüeño pero irrealizable” o “proyecto,
sistema o doctrina que
halaga en teoría pero cuya práctica es imposible”5. Parece ser que
estas definiciones no
sólo desean subrayar la imposibilidad de su realización sino
también su función
embaucadora para aquellos que sean capaces de creer en una promesa
agradable pero
falaz. Hoy en día, es significativo el cambio de “imposible” a “de
difícil realización” y
la desaparición del adjetivo “halagüeño” de la definición actual.
Sin embargo, hoy en
día, la utopía ha adquirido de nuevo ese carácter peyorativo,
además de un significado
todavía más concreto, siendo un término todavía de rabiosa
actualidad.
En las tertulias políticas se utiliza aún como arma arrojadiza para
descalificar al
contrario, adoptando distinto significado dependiendo de quien se
sirve de ella y en el
lado político en el que éste se sitúa. De esta forma, tal y como
señala Jameson:
lo « utópico » ha pasado a convertirse en una palabra en clave de
la izquierda para decir
socialismo o comunismo; mientras que, para la derecha, se ha vuelto
sinónimo de «
totalitarismo » o, en realidad, de estalinismo.6
4 Cf. http://dle.rae.es/?id=bCnqw2G (consultado 28.03.2018). 5 Lisi
Bereterbide 2006, p. 3. 6 Jameson 2004, p. 37.
5
Por ese motivo, ya nadie quiere ser tildado de ‘utópico’ pues nos
encontramos en la
actualidad en una época surgida tras el ocaso de los grandes
relatos mencionados en la
cita.
Pero empezando por las críticas al sistema utópico, encabeza la
lista su hipotética
imposibilidad, pues no concuerda con la naturaleza humana. Si el
ser humano es tan
imperfecto, crear una sociedad idealizada es una contradicción en
sí misma. Por tanto,
para crear una sociedad lo más perfecta posible, se debe obligar al
ciudadano a
renunciar a su naturaleza. Siguiendo de nuevo a Jameson, el teórico
norteamericano:
El sistema (ahora entendido como el libre mercado) forma parte de
la naturaleza humana;
que cualquier intento de cambio irá acompañado de violencia; y que
los esfuerzos por
mantener los cambios (contra la naturaleza humana) necesitarán de
una dictadura.7
Pero por otro lado ¿es necesario dejar de soñar con mundos mejores?
Porque es
evidente que todos los grandes cambios sociales parecieron utópicos
en sus comienzos y
que no hubiera habido una evolución en nuestras sociedades si no
hubiera habido
intelectuales capaces de imaginar y de plasmar en sus respectivas
obras, otros mundos
posibles.
2.2. La Utopía desde Platón hasta Tomas Moro
La utopía como género literario aporta una estructura que es
similar en muchas de las
obras; un viajante descubre un lugar que se rige por normas sino
perfectas, al menos sí
más deseables y se hace portavoz de estos descubrimientos una vez
de vuelta en la
sociedad real. Como Fátima Vieira explica en su artículo "Concepto
de Utopía", existen
diferentes características propias de este género literario:
“Another characteristic is that
it is human-centred, not relying on chance or on the intervention
of external, divine
forces in order to impose order on society”8. Como si de un libro
de aventuras se tratase,
Moro inaugura este género usando ”the conventions of travel
literature and [adapting]
them to his aims”9.
Pero antes de entrar en la obra de Moro, hablaremos de sus
antecedentes. Uno de estos
intelectuales utópicos avant le lettre fue Platón con su obra La
República, escrita en el
siglo IV antes de Cristo. Como se verá a lo largo del presente
trabajo, si el contexto es
7 Jameson 2004, p. 37. 8 Vieira 2010, p.7 9 Vieira 2010, p.7
6
fundamental para entender un texto en general, en un texto utópico
lo es todavía más.
En el caso de Platón, la derrota de Atenas en la guerra del
Peloponeso a manos de
Esparta significó el declive de la capital de la Liga de Delos y
Platón tuvo la necesidad
de criticar la decadencia tanto del sistema político como la de sus
élites.
En este sentido se expresa Lisa Bereterbide en su artículo sobre el
filósofo ateniense:
La República es la crítica más radical que hiciera Platón a la
práctica y a las concepciones
políticas de su época. En este aspecto, el diálogo inicia si una
actitud que ha de pervivir en
la historia del pensamiento utópico, su carácter fuertemente
crítico con la situación
imperante.10
Por tanto, el texto utópico nace del deseo de cambiar la realidad
presente y de criticarla
de una manera más o menos explícita.
En el libro segundo de la República, Platón ya habla de uno de los
aspectos más
controvertidos y a la vez universales dentro del mundo de las
utopías, la creación de un
estado protector que vele por el bien común de sus ciudadanos. En
su diálogo con
Adimanto deja clara esta intención:
Sócrates: - ¿Y no es el Estado más grande que un individuo?
Adimanto: -Por cierto que más grande.
Sócrates: -Quizás entonces en lo más grande haya más justicia y más
fácil de aprehender.
Si queréis, indagaremos primeramente cómo es ella en los Estados; y
después del mismo
modo inspeccionaremos también en cada individuo, prestando atención
a la similitud de lo
más grande en la figura de lo más pequeño [...] Pues bien - dije-,
según estimo, el Estado
nace cuando cada uno de nosotros no se autoabastece, sino que
necesita de muchas cosas.
¿O piensas que es otro el origen de la fundación del
Estado?11
Una vez creado este estado benefactor y clarificada la necesidad
del mismo, se debe
ordenar a las diferentes ‘castas’ según sus habilidades y su
temperamento: los
gobernantes, los guerreros y los artesanos. Existe una
diferenciación, como dice Eggers
Lan en su introducción a la obra del pensador griego, en este
caso:
la división es notoriamente psicologista; para poder hablar de
“clases”, en sentido moderno,
tendríamos que hallar, si no grupos socioeconómicos como
aristocracia, burguesía y
proletariado, al menos sectores de ricos y pobres, o al menos de
opresores y oprimidos.12
10 Lisi Bereterbide 2006, p. 7. 11 Platón 1988, p.121 12 Platón
1988, p.50 (prólogo de Eggers)
7
No siendo este el caso. Esta división estaría determinada por el
tipo de alma de cada
ciudadano, eso es: racional, irascible y concupiscible. Esta
división del alma humana en
particular también aparece plasmada en el Mito del Auriga escrito
también por el
escritor ateniense.
La sociedad utópica precisa, por otro lado, una educación acorde
con el sistema
imperante. Para Platón, la educación sería necesaria sobre todo
para la casta guerrera y
en último caso, para la casta gobernante. La artesana debería
especializarse en su trabajo
y de esta manera proveer a la sociedad de lo que ésta necesita. Una
casta guerrera capaz
de argumentar y no sólo de emplear la fuerza bruta, manso con sus
conciudadanos y
feroz contra sus enemigos. Para eso deberían dominar las artes, no
sólo de la gimnasia
sino también de la música y de la poesía. Un aspecto controvertido,
es la censura de
ciertos poetas, como el caso de Homero, ya que según Platón (dicho
por boca de
Sócrates en la obra) censuraba que los héroes se lamentaran de la
muerte o ensalzaran la
buena mesa (pues eran indicativos de debilidad u opulencia, valores
despreciados por el
filósofo). La censura también será un aspecto muy presente en las
distopías tanto del
siglo XX como del XXI, pero en sentido contrario.
La casta gobernante surgirá de la casta guerrera pero para eso
deberá pasar unas
pruebas. Estas pruebas serán sobre todo orientadas a comprobar la
honradez y las
convicciones de sus integrantes. En estas pruebas se medirá la
capacidad de trabajo y de
sufrimiento, así como su competencia para el puesto y por último su
valentía,
haciéndoles pasar por situaciones comprometidas, incluso
terroríficas. Una vez
superadas las pruebas, se les permitirá gobernar pues sabrán mejor
que nadie luchar y
sacrificarse por el Estado. Sócrates, el personaje, lo expresa de
la siguiente forma:
Y a aquel que, sometido a prueba tanto de niño como de adolescente
y de hombre maduro,
sale airoso, hay que erigirlo en gobernante y guardián del Estado,
y colmarlo de honores en
vida; y, una vez muerto, conferirle la gloria más grande en
funerales y otros ritos
recordatorios. Al que no salga airoso de tales pruebas, en cambio,
hay que rechazarlo. Tal
me parece, Glaucón, que debe ser la selección e institución de los
gobernantes y de los
guardianes, para dar las pautas generales sin entrar en
detalles.13
De esta forma, una vez determinadas las clases y el puesto que cada
uno debe
desempeñar a partir del tipo de alma que posea, el Estado entendido
como bien común,
funcionará siempre y cuando cada miembro de su casta se dedique a
hacer aquello para
13 Platón 1988, p.196
8
lo que ha sido elegido. El nacimiento dentro de una casta no
implica necesariamente
permanecer en ella, existiendo la posibilidad de medrar.
En la República de Platón, como texto utópico avant le lettre, se
esbozan los primeros
rasgos sobre los que girará toda la literatura específica sobre el
tema: creación de un
estado benefactor debido a la imposibilidad del individuo a
sobrevivir en solitario,
división de los miembros de la sociedad para hacerlos más
productivos para la misma,
censura de elementos vistos como perniciosos para el “correcto
funcionamiento” en este
caso de la clase guerrera y elección mediante pruebas de una élite
gobernante capaces
de pensar más en el Estado como totalidad que en sí mismos como
individuos. El
comunismo propio de la clase de los guardianes así como su
desprecio a los bienes
materiales son aspectos también recurrentes en la literatura
posterior. La República no
fue el primer texto sobre la creación de una sociedad idílica
(siendo éstos los jonios
Faleas de Calcedón y Hipódamo de Mileto ya citados por Aristóteles
en el libro II de su
Politica como los precursores), pero sí fue sin duda el que tuvo
una mayor capacidad de
influencia para la posteridad.
Uno de los autores sin duda influenciados por Platón es Tomás Moro
y su obra Utopía
(1516). Es probablemente la obra de carácter utópico – y de quién
se toma el nombre –
más importante y reveladora de los textos utópicos. Fue Tomás Moro
quien inauguró
propiamente dicha la literatura utópica para intentar crear un
mundo mejor o al menos
para filosofar sobre esa posibilidad.
Como en el caso del pensador ateniense, Tomás Moro escribe también
en una época
turbulenta de profundos cambios, en la que la preponderancia de la
Iglesia católica
había llegado a su cenit y donde se aventuraba el fin de su poder
omnipresente y
omnipotente aquí en la tierra. Utopía fue escrita un año antes de
que Lutero clavara sus
noventa y cinco tesis en las puertas del palacio de la iglesia de
Wittenberg en 1516
cuando ya se hacían sentir en Europa vientos de cambio. Los ideales
de la utopía
cristiana no eran visibles en los monasterios, ni en las actitudes
de las jerarquías
eclesiásticas y la relajación de costumbres era percibida por
doquier. Pero a diferencia
de Lutero, Moro quería reformar la iglesia desde dentro para de
esta forma evitar
enfrentamientos sangrientos e inútiles. Su máximo anhelo por tanto,
aunque tuviera
ideas similares con las protestantes como por ejemplo luchar contra
la corrupción
eclesiástica o dar la posibilidad a los sacerdotes de contraer
matrimonio, sería
9
entendido, como explica Jameson, “as a return to that spirit of
primitive Christianity
which is also a discovery and a new intellectual
enthusiasm”14.
El personaje principal en Utopía es un navegante portugués llamado
Rafael Hitlodeo
quien representa los valores que Moro considera apreciables en un
caballero: es un
hombre desapegado de las posesiones materiales, “he divided his
estate among his
brothers, ran the same hazard as Americus Vesputius”15. Por otro
lado, este desarraigo
no sería solo respecto a lo material, sintiendo además cierto
desapego hacía su país,
siendo un modelo de hombre cosmopolita.
El gobierno de Utopía sigue el modelo platónico, a diferencia de la
figura del príncipe
moderno, en referencia al modelo representado por la obra de
Maquiavelo. Tal y como
dice Hopenhayn en su artículo sobre las utopías del
Renacimiento:
En contraste con la figura del Príncipe moderno, cuyo poder se
legitima en su capacidad de
dominación, en las utopías nos encontramos con el modelo platónico,
según el cual el
gobernante más idóneo es el gobernante más sabio.”16
Pero esa sabiduría no proviene del estudio de la gramática o la
lógica, pues el uso de la
memoria es suficiente para atesorar esos conocimientos. En la obra
de Moro, el Príncipe
es elegido por unos magistrados y éste debe ser quién más lo
merezca. El Príncipe podrá
gobernar de por vida pero bajo la atenta vigilancia de los
magistrados: “The Prince is
for life, unless he is removed upon suspicion of some design to
enslave the people.”17
Las utopías renacentistas de Moro y Campanella creían en el
igualitarismo y en un
comunismo donde la propiedad privada era fuente de todo mal y por
lo tanto debería ser
suprimida. Si un habitante de Utopía por ejemplo deseara viajar,
tendría que pagar con
el fruto de su trabajo su estancia en el lugar de acogida. De esta
forma, repartiéndose
bienes y tareas, se puede llegar a una abundancia posible para
todos:
so that all are obliged both to perform their ordinary task and to
employ themselves well in
their spare hours: and it is certain that a people thus ordered
must live in great abundance of
all things, and these being equally distributed among them, no man
can want or be obliged
to beg.18
14 Jameson 2005, p.24 15 More 2015, p.9 16 Hopenhayn 1990, p.316 17
More 2015, p.34 18 More 2015, p. 43
10
Sin embargo Jameson, el gran teórico tanto de la posmodernidad como
del pensamiento
utópico, nos invita a no sacar conclusiones precipitadas ni a
convertir a Moro y a Platón
en precursores del comunismo. Para el intelectual norteamericano
este ataque a la
propiedad privada lo que desea es “reprimir de algún modo a través
de leyes y
disposiciones verdaderamente utópicas la codicia (como mal
psicológico), a fin de
alcanzar una forma de vida mejor y más humana”19.
Por último, la educación reservada a la casta de los guardianes en
la República de
Platón precisamente para equilibrar su fogosidad, en la obra de
Moro ya adquiere un
carácter universal (sin distinguir clases sociales ni sexos). En
este caso se trataría de un
complemento al trabajo físico diario ya que pocas personas pueden
dedicarse
exclusivamente al estudio (solamente serían en este caso, los más
dotados):
their children and a great part of the nation, both men and women,
are taught to spend those
hours in which they are not obliged to work in reading; and this
they do through the whole
progress of life.20
Por tanto, la educación es un complemento indispensable pero no
obligado, el cual
tendrá lugar durante toda la vida y no sólo a una edad determinada.
El estudio de la
lengua y de las humanidades (a diferencia de las ciencias, que
serían estudiadas por los
alumnos más dotados, para el bien de la comunidad), sería aquellas
materias más
adecuadas para saberse expresar lo mejor posible en su lengua
autóctona.
Finalmente, en contra de lo que se pudiera pensar, la utopía no
consiste simplemente en
retornar al origen y al primitivismo (como diría siglos más tarde
Rousseau cuando
afirma que el hombre es bueno por naturaleza y es la sociedad la
que lo corrompe), sino
que como explica muy acertadamente Lisi Betererbide en su artículo
sobre la influencia
de Platón en las utopías posteriores: “Los estadios de inocencia
primigenia, negadores
de la cultura son contrarios a las formaciones utópicas que se
presentan como producto
de la ciencia política, sociedades con justicia”21. Precisamente es
un estado el cual a
través de sus leyes, promulgadas por sabios, el que posibilitaría
el gobierno de la razón
y de la justicia.
19 Jameson 2004, p.38 20 More 2015, p.47 21 Lisi Bereterbide 2006,
p.3
11
2.3. Las tres grandes distopías
Distopía es la unión en griego de dis-, prefijo negativo y topos,
lugar en griego. Por
tanto, lugar negativo, indeseable, el cuál es definido por la RAE
como: “representación
ficticia de una sociedad futura de características negativas
causantes de la alienación
humana ”22.
Las utopías eran descripciones de sociedades ideales surgidas en
muchos casos en
lugares remotos. Las distopías sin embargo, tienen apariencia de
utopía pero durante el
desarrollo de la obra van surgiendo imperfecciones y finalmente
disidencias. No se trata
de una casualidad que surgiera cuando la tan ansiada “utopía” tomó
el poder tras la
Revolución rusa y la consiguiente guerra civil finalizada en el año
1923. Fue
precisamente durante el transcurso de la misma cuando aparece la
obra de Yevgueni
Zamiatin, Nosotros (1921).
Zamiatin fue también un revolucionario (además de ingeniero,
profesión que quedará
reflejada en su obra), siendo arrestado por este motivo después de
la revolución fallida
de 1905. Considerado por la élite literaria y política bolchevique
primero como
excesivamente heterodoxo y finalmente como un disidente, el autor
conseguirá una
autorización para exiliarse gracias a la colaboración de Máximo
Gorki. Su obra maestra
Nosotros inaugurará la literatura distópica pero estará censurada
en su país hasta los
años 80, cuando Gorbachov, gracias a los procesos políticos
llamados Perestroika y
Glasnost, permite la publicación de la novela en el año 1988. En
Inglaterra sin embargo,
apareció en el año 1924 con el título We y fue de gran influencia
para futuros escritores
como Huxley y Orwell.
El título Nosotros ya habla de la pérdida de la individualidad,
donde cada miembro de la
sociedad aspira a unirse al todo que es representado por el Estado
y por su gran líder el
“Benefactor”. La intimidad por tanto, carece de valor y los
habitantes viven en
habitáculos de cristal donde sólo pueden correr la cortina si se
producen intercambios
amorosos. Otro aspecto relevante en este proceso de pérdida de
identidad es la
desaparición de los nombres de pila y apellidos. Los ciudadanos son
nombrados por
“números” (D-503 sería el “nombre del protagonista”). La lógica y
la matemática son
características racionales tenidas mucho más en cuenta que las
menospreciadas
22 Se puede consultar la definición online a través de la página:
http://dle.rae.es/?id=DyzvRef (última
12
emociones, identificadas con el pasado antes de la “revolución” (la
cronología de la
obra se sitúa en el futuro, en el año 2500 d.C.).
Como bien expresa el estudioso brasileño Leomir Cardoso, las
distopías pueden servir
como un instrumento para analizar la realidad siendo uno de sus
objetivos “analisar as
sombras produzidas pelas luzes utópicas, as quais iluminam
completamente o presente
na mesma medida em que ofuscam o futuro” 23.
Si nos fijamos en las obras utópicas ya analizadas previamente, nos
encontramos que
uno de los objetivos que proclamaban tanto Platón como Moro es la
creación de un
estado benefactor, ya que el individuo no puede conseguir
sobrevivir por sí mismo. Pero
en la obra Nosotros ese estado se convierte en una masa omnipotente
que lo abarca
todo, amenazando precisamente la individualidad y lo que nos
caracteriza y diferencia
como personas. En la obra, la necesidad de la existencia de la
diversidad humana viene
expresada de la siguiente manera:
¡Vaya!, uniformidad. Ahí lo tenemos: la virtud psicológica. ¿Es que
como naturalista no te
das cuenta de que solamente en la diferenciación... [en] las
diferencias temperamentales, en
los contrastes caloríficos... hay vida?24.
La uniformidad no sólo psicológica, sino también política es
personificada en la figura
del “Benefactor”. El Rey filósofo de la República o el príncipe
electo en Utopía (de
carácter vitalicio pero pudiendo ser remplazado siempre y cuando
actúe de forma
tiránica), tienen aspectos en común pero en este caso el problema
no es tanto estructural
o que el sistema político no sea el adecuado. El problema, tal y
como explica Jameson,
es “the traditional preoccupation with the older category of
tyranny, which presupposes
individual usurpation”25. Por tanto el “Benefactor” usurpa y
pervierte el sistema
político al que representa, y su culto a la personalidad (aspecto
que se repetirá hasta la
saciedad a lo largo de toda la historia de las dictaduras)
caricaturizará hasta lo grotesco
las figuras propuestas por las utopías tradicionales.
La abolición de la propiedad privada es otro de los aspectos en los
que hacen hincapié
tanto las utopías clásicas como las renacentistas. Como explica
Lisi Bereterbide:
23 Leomir Cardoso 2013, p.205 24 Zamiátin 2008, p. 227 25 Jameson
2005, p. 199
13
Rafael Hitlodeo, el personaje que había visitado Utopía, comparte
con Platón la idea de que
lo privado destruye lo común (104, 5-6), pero funda la salvación
del estado más en la
igualdad que en la justicia y en un tipo de igualdad que Platón
denomina aritmética, y pone
como condición de la existencia feliz de la comunidad la abolición
absoluta de la
propiedad 26.
En Nosotros esa felicidad, va ligada no sólo a la abolición de la
propiedad privada, sino
a la supresión de la privacidad y por lo tanto de la intimidad y la
identidad. Aspectos
que se irán repitiendo en las novelas distópicas que tomaron el
relevo del novelista ruso.
El hombre nuevo ha renunciado a la libertad para conseguir la
felicidad y se ha dado
cuenta que sin libertad, la felicidad no es posible. En ese
sentido, en la obra de
Zamiatin, el “periódico estatal” se refería a la felicidad en estos
términos:
Tenéis por delante la tarea de someter al benefactor yugo de la
razón a los ignotos seres que
habitan en otros planetas y que, tal vez, todavía se encuentran en
estado salvaje de libertad.
Si no comprenden que les llevamos la felicidad matemáticamente
infalible, nuestro deber es
obligarles a ser felices27.
Cabe señalar que esta “exportación del bienestar” y por tanto de la
felicidad, no es
exclusiva del régimen soviético. Por eso, no es casualidad que la
siguiente obra ponga
el acento en la felicidad, aunque sea de manera irónica. Un mundo
feliz (1931) es sin
duda alguna una de las dos obras distópicas más aclamadas a lo
largo del tiempo junto a
1984 de George Orwell. Su autor, el británico Aldous Huxley,
provenía de una familia
de intelectuales reconocidos y estudió,al igual que Orwell, en la
prestigiosa escuela
británica de Eton. Pero a diferencia de Orwell, a Huxley le tocó
sufrir el extremo por
parte de la derecha (por la cual sentía a priori cierta simpatía).
La evolución del
fascismo en un estado totalitario, supuso una decepción para el
escritor, sintiendo
incluso que su estancia en Italia podía hacer peligrar su
integridad:
Le iniziali simpatie dell’intellettuale conservatore per il regime
mussoliniano svanirono di
fronte alla decisa involuzione totalitaria e un’irruzione di
fascisti nella propria abitazione lo
convinse a lasciare definitivamente la penisola.28
El “mundo feliz” imaginado por Huxley es un sistema de castas
ideado para mantener a
la población “entretenida” y en eso no se diferencia del lema de
referencia romano
“panem et circenses” para mantener a la población alienada y a la
vez sometida. La
26 Lisi Bereterbide 2006, p. 13 27 Zamiátin 2008, p. 33 28 Breschi
2001, p.261
14
diferencia es la sutileza con la que emplea el uso de las drogas
(en este caso llamada
“soma”) y la manipulación mediática utilizada para
conseguirlo.
Los mecanismos de control son distintos. En su libro escrito
veintiséis años después,
Nueva visita a un mundo feliz, analiza la proyección tanto de su
libro como de la obra
de Orwell. En Orwell la represión es directamente perpetrada por el
estado a través del
Ministerio del Amor o Minimor. En el mundo ideado por Huxley, sin
embargo, se ha
comprendido que el ser humano, cuando ve amenazadas sus libertades,
puede
reaccionar de manera ambivalente o directamente contraria, tal y
como preconizan las
teorías sobre la reactancia psicológica29.
En el mundo de Huxley también existe un Estado aclaparador (llamado
“Estado
Mundial”), pero en este caso no solamente existe un “gran líder”,
sino diez
controladores mundiales. Uno de ellos es “Mustafá Mond” y una de
las figuras adoradas
es el famoso capitalista Henry Ford, hasta el punto en el que se
cuentan los años a partir
de su nacimiento (año 632 después de Ford). La sombra del fascismo
italiano también
planea sobre una sociedad dividida en clases sociales muy marcadas
(alfa, beta, gamma,
delta y epsilón), exaltando la ciencia y los avances tecnológicos,
convirtiéndose de esta
manera, tal y como explica Breschi, en una sociedad dominada por
“un’élite di tecnici
ed esperti che danno vita ad un’autentica dittatura totalitaria
basata sulla scienza”30.
Es esta ciencia la que ataca una de las instituciones más básicas
no sólo de nuestra
civilización sino también de nuestra naturaleza más primitiva al
ser animales mamíferos
-la institución familiar-. La procreación está mediatizada por
incubadoras y como
ocurría en el caso de los guardianes de Platón, la familia
desaparece (aunque en este
caso la procreación, lógicamente, se daba de manera natural).
El Estado vuelve a ser más importante que el individuo. Ese Estado
benefactor visto con
ojos utópicos se convierte en pesadilla en las distopías. La vida
en sociedad para
Huxley, a pesar de su defensa del individuo, tiene sentido siempre
y cuando
29 Reactancia psicológica: también llamada reactancia psicológica
de Brehm (en honor al psicológo que la
definió y estudió). Según esta teoría, siempre que una elección
libre es limitada o amenazada, la
necesidad de mantener nuestras libertades nos hace desearlas (así
como los bienes y servicios asociados a
ellas) mucho más que antes. Se puede consultar en la siguiente
página:
https://evolucionyneurociencias.blogspot.co.at/2013/10/teoria-de-la-reactancia-psicologica.html
(última
encontremos nuestra forma de sentirnos útil en ella, atacando
ferozmente a la búsqueda
del placer por el placer:
Las personas se relacionan entre sí, no como personalidades
notables, sino como
encarnaciones de funciones económicas o, cuando no están
trabajando, como irresponsables
buscadores de diversiones. Sometidos a esta clase de vida, los
individuos tienden a sentirse
solos e insignificantes. Su existencia deja de tener sentido o
significado31.
Huxley hablará al futuro o al futuro que él concibe y nos avisará
sobre este hedonismo
sin sentido, el cual podrá convertirse en nuestra cárcel futura.
Por este motivo hablará
de dictaduras sin una opresión aparente y que a través del consumo
y del
entretenimiento, podrán esclavizar al pueblo dándoles la sensación
de que son ellos
quienes eligen su propia esclavitud. Como Breschi afirma en su
estudio:
In tal modo, grazie alle pillole di “soma”, le emozioni più intense
e potenzialmente
incontrollabili vengono accuratamente neutralizzate.
Dall’insoddisfazione e dal desiderio
potrebbero sorgere sintomi di autonomia e irrequietezza, dunque di
instabilità32.
La pastillas “soma” como metáfora de todas las drogas que nos
mantendrán evadidos
en su futuro imaginado, más preocupados por la consecución del
placer que por luchar
por las injusticias o cambiar la realidad.
El universo que Orwell sin embargo nos dibuja en su sórdida novela
1984, utiliza la
manipulación (sobre todo lingüística con la neolengua y a través de
la tergiversación de
la historia), pero en este caso los mecanismos de control por parte
del poder se hacen
más evidentes. El ministerio del Amor o Minimor, será el encargado
de doblegar las
conciencias y conseguir que los disidentes acaben adorando al “Gran
Hermano”. La
violencia empleada con quien osa disentir, enfrentándolos a sus
fobias más terroríficas,
es el modus operandi de la élite descrita del Partido Interior,
partido que gobierna
Oceanía, una de las tres grandes naciones del mundo.
En esta obra aparece de nuevo el 'culto al líder' y algo que
impresionó a Orwell en su
etapa española cuando escribió Homenaje a Cataluña: la
tergiversación de la historia y
la creación de un enemigo a quien odiar (Goldstein, quien guarda
claras similitudes con
Trotski). Se cambia el enemigo y se utiliza la guerra para mantener
a la gente común en
estado de alerta y de esta forma, dirigir sus frustraciones al
enemigo y no al partido del
31 Huxley 1989, p.33 32 Breschi 2001, p.263
16
gobierno, el Ingsoc. El autor inglés luchó en el frente de Aragón
durante la guerra civil
española por el lado republicano, concretamente dentro de las
Brigadas Internacionales.
Una vez herido, tuvo unos días de descanso en Barcelona y fue
precisamente en esa
ciudad donde acaecieron los hechos de Mayo. Anarquistas y Poumistas
(comunistas no
totalitarios) lucharon contra el gobierno gobernado por comunistas
de corte estalinista.
A Orwell le tocó militar, casi por casualidad, en una guerrilla
comandada por militantes
de ese partido, y eso lo convirtió en sospechoso de traición. De
esta forma, observó
incrédulo la lucha armada entre obreros de izquierdas en Barcelona,
disparándose entre
ellos y la posterior represión por parte del aparato comunista para
acabar con todos
aquellos que pusieran en duda la legitimidad del poder tomado por
los estalinistas.
La gran obra por la que es recordado Orwell (además de Rebelión en
la granja con una
temática de fondo muy similar; la “revolución traicionada” aunque
en este caso se trata
de una fábula y no de una distopía) es 1984, escrita diez años
después de su
participación en la contienda española. En el libro resultan
evidentes dos aspectos: la
influencia que el autor recibió por parte sobre todo de la obra de
Zamiátin Nosotros y su
denuncia del aparato estalinista, con la figura del Gran Hermano,
donde se puede
reconocer sin ambajes la figura de Jósef Stalin (además de la ya
comentada figura de
Trostki en la de Goldstein).
El influjo de la obra de Zamiatin es algo que el propio autor no
esconde. En una reseña
escrita sobre Nosotros para el diario Tribune en el año 1946, el
escritor inglés se
pregunta por la escasa recepción que tuvo la obra del ingeniero
ruso en Inglaterra (de
hecho Orwell leyó la edición francesa): “So far as I can judge it
is not a book of the first
order, but it is certainly an unusual one, and it is astonishing
that no English publisher
has been enterprising enough to reissue it"33. De hecho, ya ve
muchos paralelismos
entre la obra de Huxley, la cual tuvo un éxito casi inmediato, a
diferencia de la obra del
escritor ruso, que corrió distinta suerte:
The first thing anyone would notice about We is the fact--never
pointed out, I believe--that
Aldous Huxley's Brave New World must be partly derived from it.
Both books deal with
the rebellion of the primitive human spirit against a rationalised,
mechanised, painless
world, and both stories are supposed to take place about six
hundred years hence. The
atmosphere of the two books is similar, and it is roughly speaking
the same kind of society
33 Orwell 1946, p.1
17
that is being described though Huxley's book shows less political
awareness and is more
influenced by recent biological and psychological theories34.
Los paralelismos entre los personajes de la propia obra de Orwell,
aunque divergentes
en algunos sentidos, no son difíciles de apreciar.
El protagonista de 1984 es Winston Smith un empleado del Partido
Exterior que trabaja
dentro del aparato de censura del partido. A diferencia de D-531
(el cual forma parte de
la élite científica al ser el ingeniero y matemático encargado del
lanzamiento de El
Integral, un cohete con la misión de ‘civilizar’ otros planetas),
Winston Smith forma
parte de la “clase media” pues el Partido Exterior se sitúa entre
el Partido Interior y el
proletariado. Sin embargo, la interacción de ambos con sus
respectivos estados siguen
una trayectoria similar; los dos forman parte del apparátchik del
estado, aunque la
historia de Winston empieza con sus propias dudas y su deseo de
hacer algo
“subversivo” como es escribir un diario a mano. En el caso de
D-351, su transformación
empieza tras conocer a I-330 (quien a su vez guarda parecido con
Julia de 1984).
En Nosotros apenas tiene dificultad vigilar a sus números, debido a
la transparencia de
las habitaciones. Eso se traduce en 1984 con la vigilancia de los
miembros del partido
exterior, instalando cámaras (“telepantallas”) en sus habitaciones.
Los miembros del
partido interior también son vigilados, pero Winston descubre que
pueden apagar la
telepantalla a voluntad (siempre y cuando no excedan los 30
minutos). Pero será otro
mecanismo de control del que se ocupará la novela con mayor
profundidad y
entusiasmo -la censura-.
El propio Winston Smith trabaja para el ministerio de la Verdad
(miniver en neolengua)
donde debe reescribir el pasado a conveniencia de las necesidades
del Partido Único.
La experiencia en España convenció a Orwell que en caso de guerra
la información se
transforma en propaganda y en el mundo ideado por Orwell, las tres
grandes potencias
mundiales (eso es Eurasia, Asia Oriental y Oceanía) están en guerra
permanente. Eso las
legitima para manipular la historia a su antojo. Por otro lado, tan
importante era el
enemigo externo (la guerra contra las otras superpotencias) como el
enemigo interno
para mantener la cohesión en la sociedad. Este era el caso de los
trotskistas o “quinta
columnistas”, como se les llamaba en España. La crítica de la
censura, que ocupa un
papel importante en la obra Orwell, será el leit motiv de una
distopía escrita cinco años
34 Orwell 1946, p.1
18
después (1953) -Fahrenheit 451 de Ray Bradbury-. Estas tres obras
Un mundo feliz,
1984 y Fahrenheit 45, serán consideradas como las tres grandes
distopías del siglo XX.
2.3.1. Distopías y postmodernidad
No cabe duda de que tanto Huxley como Orwell fueron autores
influyentes en su tiempo
y que lo siguen siendo hoy en día. Según Moreno, la calidad de una
obra de ciencia
ficción (y hasta hace bien poco se ha incluido a las distopías
dentro del universo de la
ciencia ficción) no reside en su capacidad anticipatoria: “[la]
función de la ciencia en la
literatura de ciencia ficción es poética, entendamos lo poético
como lo entendamos pero
nunca como ‘profecía científica’”35. Sin embargo, el hecho de que
sigamos
considerando estas obras todavía tan poderosamente influyentes es
precisamente por su
capacidad ‘visionaria’. ¿Entonces, de qué tipo de literatura
estamos hablando?
Siguiendo precisamente a Moreno y concretamente a su obra Teoría de
la ciencia
ficción, las distopías entrarían dentro de otra categoría, llamada
literatura prospectiva.
En la ciencia ficción clásica, sobretodo en el género Hard, tal y
como afirma el autor en
su conferencia junto a López Pellisa, la novela gira en torno a
adelantos tecnológicos.
En el caso de la literatura prospectiva, sin embargo, el motor de
la novela tiene que ver
más con la poética que con la ciencia, de ahí su influencia en el
tiempo:
tenemos el rasgo dominante de la ciencia (...) Pero si nos
preguntamos por 1984, ¿qué
concluimos? Bueno, hay quien afirmaría que describe adelantos
científicos; aparatos de
vigilancia, por ejemplo. Sin embargo, ¿es el motor de la novela el
aparato científico? ¿Es su
nóvum ?36 37
Es evidente que lo que hace grande a la novela es la creación de un
mundo no sólo
posible, sino probable, dejando para la eternidad conceptos con el
del “Gran Hermano”,
como símbolo del culto al líder, el cual fue puesto en práctica por
las dictaduras
comunistas a lo largo del siglo XX. El aparataje científico, como
dicen López y
Moreno, aunque de cierta importancia en algunos casos (como las
telepantallas que
vigilan a los ciudadanos) tiene un carácter más accesorio y no es
sin duda, el eje
alrededor del cual gira toda la novela.
35 Moreno 2012, p.18 36 Según la propia definición de Moreno en su
Teoría de la Ciencia Ficción: “Novum: termino de Suvin
referido al motivo que constituye la base de desarrollo de
cualquier obra de ficción prospectiva o de
ciencia ficción y que debiera ser proyectivo, pero no
sobrenatural”. Moreno 2010, p.459. 37 López-Pellisa y Moreno 2009,
p.70
19
Hay que decir que este tipo de novela (entiéndase la prospectiva),
tuvo un seguimiento
muy importante de la década de los 30 a principios de los 50, pero
poco a poco fue
cayendo en desgracia, probablemente debido a las novelas de escasa
calidad que
florecieron alrededor de las más representativas.
El propio Moreno explica el fenómeno:
Al principio, buenos escritores como apek, Wells, Huxley, Orwell,
Sklovski o Zamiatin
parecían estar inaugurando una forma de crear literatura que
debería extenderse y
revolucionar desde sus nuevas perspectivas. No fue así. Como
veremos, durante los años
‘40 y ‘50 apareció una saturación tan grande de obras de ínfima
calidad que el género jamás
llegó a recuperarse en cuanto a su prestigio social.38
De esta forma el género literario prospectivo cayó en desgracia,
dejando paso a novelas
que ni satisfacían a los seguidores de la corriente Hard (lectores
ávidos de disfrutar de
novelas con aportes científicos interesantes, como sería el caso de
las novelas de Isaac
Asimov) ni de la corriente Soft (más centrados en la calidad
poética de sus obras que en
los adelantos científicos), siendo en realidad, novelas de
aventuras con escenarios
planetarios o espaciales distintos (como sería el caso de los
“space opera”). A partir de
los años 70, la literatura prospectiva con figuras como Le Guin,
alcanzará nuevas cotas
de calidad literaria, aunque las distopías en particular no tendrán
de nuevo un repunte
hasta nuestros días.
2.3.2 Entre la modernidad y la posmodernidad
Como ya hemos comentado, uno de los objetivos de las distopías es
denunciar la
posible hiperbolización en un futuro de los problemas ya existentes
en el presente. En el
caso de Orwell el futuro fue más cercano (el de las dictaduras
comunistas), mientras que
el de Huxley ha ido tomando cuerpo a lo largo de las décadas dentro
del bloque
occidental. Pero sigue habiendo una semejanza esencial entre las
obras de estos dos
autores.
Orwell denunció la caída de los grandes relatos (eso es tanto del
nazismo como del
comunismo) y de los peligros que suponían el totalitarismo como
forma de gobierno por
muy deseable que fuera la idea que propulsara este gobierno. De
esta forma, Orwell
38 Moreno 2012, p. 25.
20
estaba preconizando la posmodernidad, tal y como la entendía
Lyotard cuando la
definió a finales de los años setenta:
Simplifying to the extreme, I define postmodern as incredulity
toward metarratives […]
The narrative function is losing its functions, its great hero, its
great dangers, its greats
voyages, its great goal. It is being dispersed in clouds of
narrative language elements –
narrative, but also denotative, prescriptive, descriptive, and so
on…39.
Para Huxley también se trata, aunque con mecanismos de control más
modernos, de la
caída de un gran relato, eso es, que la ausencia de problemas y de
dolor, mediatizada
por las drogas, podría resultar compatible con la felicidad.
Advierte tempranamente
sobre la homogeneización de la sociedad, mediante la manipulación
en este caso
publicitaria, pero sigue manteniendo la idea del Estado Mundial, el
Estado como
opresor del individuo. Como dice Moreno, el momento en el que
surgen estas distopías
es clave para entender hacía donde se dirige su crítica:
pues no da cuenta de su característica primordial, la de tratarse
de un fenómeno que surge
con la cumbre de la modernidad, pero que sufre fuertes influencias
posmodernas tanto en la
configuración de su naturaleza como en su desarrollo, sobre todo
durante la segunda mitad
del siglo XX 40.
Por tanto, hablaban de los peligros del Estado y de la
colectividad, pero todavía no
habían percibido los peligros que nos acechaban una vez llegados a
ese fin de la historia
preconizado por Fukuyama que no son otros que los peligros del
individualismo. Como
el propio Fukuyama expresa:
What we may be witnessing is not just the end of the Cold War, or
the passing of a
particular period of postwar history, but the end of history as
such: that is, the end point of
mankind's ideological evolution and the universalization of Western
liberal democracy as
the final form of human government 41.
Las distopías se han ocupado de desenmascarar las “bondades”
utópicas y nos han
enseñado a desconfiar de los grandes relatos que perseguían la
creación de un hombre
nuevo. Pero una vez abatido el enemigo comunista y una vez el muro
de Berlín ha sido
derribado ¿Cuál será el objetivo de las distopías del siglo XXI?
¿El ocaso de las
ideologías significará la ausencia de compromiso en la sociedad en
general y en la
39 Lyotard 1984,p. xxiv (introduction) 40 Moreno 2012, p.36 41
Fukuyama 1989, p.1
21
literatura en particular? Para ello, estudiaremos la evolución de
la literatura de
“compromiso o engagée” a lo largo de la historia y el rol que juega
en la actualidad.
22
3. La literatura comprometida
A finales del siglo XX, con la posmodernidad en pleno auge en las
sociedades
occidentales42, la literatura comprometida no gozaba de particular
buena salud, pues
siempre ha existido ese temor a que el compromiso o mensaje
político se inmiscuyera
en la calidad del relato o de la narración. Pero la primera
pregunta que cabe hacerse es,
¿es posible una literatura sin compromiso? Rosa Montero, una de las
escritoras de más
éxito en el panorama nacional actual arremete contra el posible
afán dogmático de un
texto:
Detesto la narrativa utilitaria y militante, las novelas
feministas, ecologistas, pacifistas o
cualquier otro ista que pensarse pueda, porque escribir para dar un
mensaje traiciona la
función primordial de la narrativa, su sentido esencial, que es el
de la búsqueda del sentido.
Se escribe, pues, para aprender, para saber; y una no puede
emprender ese viaje de
conocimiento llevando previamente las respuestas consigo. Mas, de
un buen autor se ha
echado a perder por su afán doctrinario; aunque a veces, en algunos
casos especiales, se da
la circunstancia de que el propio talento salva al escritor de la
ceguera de sus prejuicios 43.
De esta forma, según Montero, un buen escritor no debería ofrecer
‘verdades’ a sus
lectores, sino acompañarlos en su proceso de búsqueda. Para
Francisco Umbral, sin
embargo, el compromiso es inevitable, ya que la visión del mundo
del escritor supone
siempre un punto de partida subjetivo y por lo tanto conlleva
implícitamente una toma
de partido: “A uno este binomio literatura y compromiso siempre le
ha parecido
obsoleto, pues el solo hecho de ponerse a escribir ya supone por
parte de un profesional,
la elección de una actitud ante el mundo, ante sí mismo y ante el
idioma ”44.
Pero el compromiso, siempre se ha entendido en la literatura como
compromiso político
o al menos con una causa. En este sentido, el compromiso
existencial que todo autor
aporta a su obra por el mero hecho llevar consigo mismo su propio
mundo y sesgo
perceptivo, puede enriquecerse cuando éste se compromete
ideológicamente. El mismo
Umbral pone el caso de Alberti, el cuál maduró gracias a su
posicionamiento político:
42 Aunque la posmodernidad aparece como concepto en los años 70,
será en los años 90 tras la caída del
muro de Berlín y del ya citado artículo de Fukuyama El fin de la
Historia, cuando entramos de lleno en
este período. 43 Montero 2003, p.172 44 Umbral 2003, p.27
23
Así el comunista Rafael Alberti, recientemente desaparecido, era en
su juventud un poeta
fácil, ligero, volátil, pero muy pobre de contenidos. Su conversión
a una doctrina política es
lo que lastra gloriosamente su poesía posterior, y no de modo
necesario la panfletaria 45.
Si entendemos la literatura comprometida como instrumento para
cambiar la sociedad,
podíamos citar a la Ilustración como precursores avant la lettre46.
La crítica de los
vicios de la sociedad imperante en la época y de las clases
privilegiadas para intentar
poner en tela de juicio el orden establecido, fue uno de los
objetivos más perseguidos
por este movimiento filosófico, político y literario. Sin embargo,
no será hasta el caso
Dreyfuss a finales del siglo XIX donde se manifieste la figura del
intelectual
comprometido. Como dice Alfonso Guerra, ex-vicepresidente español:
“el término
intelectual comienza a circular en Francia a causa del manifiesto
de adhesión al
“J’accuse” de Emile Zola en defensa del capitán Dreyfus”47. El
propio Guerra afirma
que el compromiso de los intelectuales se manifiesta sobre todo en
situaciones límites,
como fue en el caso español, la crisis del 98 y la guerra civil
española. Según el político
sevillano, no se debe olvidar el potencial de la literatura como
arma política ya que
“donde a veces no puede llegar el discurso político debería hacerlo
el pensamiento, la
reflexión, la novela, la aportación de los intelectuales”48.
Hablando de situaciones
límite, el propio Lorca se expresó en ese sentido, en los albores
de la guerra civil, en su
última entrevista antes de ser fusilado por los sublevados:
Este concepto del arte por el arte es una cosa que sería cruel si
no fuera, afortunadamente,
cursi. Ningún hombre verdadero cree ya en esta zarandaja del arte
puro. En este momento
dramático del mundo, el artista debe llorar y reír con su pueblo.
Hay que dejar el ramo de
azucenas y meterse en el fango hasta la cintura para ayudar a los
que buscan las azucenas49.
Pero la figura que ha sobresalido en el siglo XX como intelectual
‘comprometido’ es el
escritor y filósofo francés Jean Paul Sartre. Para Bello, el
término ‘comprometido’
significa desde el punto de vista sartriano:
Ante todo, una relación singular con el hombre, con la persona
humana, por ello mismo,
una relación no menos singular con la sociedad y con la propia
época. La filosofía de la
45 Umbral 2003, p.28 46 Literatura comprometida entendida como un
movimiento más o menos sistemático para cambiar la
realidad. 47 Guerra 2003, p.17 48 Guerra 2003, p. 27 49 Última
entrevista concedida por Federico García Lorca al periódico El Sol
en Julio del 1936. Se puede
consultar íntegramente en la siguiente página:
https://zonalibreradio1.wordpress.com/2013/10/21/ultima-
entrevista-a-federico-garcia-lorca/ (última visita
05.04.2018)
libertad y de la praxis que subyace en este enunciado exige, en
consecuencia, tomar
posición en las luchas concretas de nuestro tiempo, luchas sociales
y políticas, pero también
lucha de ideas, de opciones ideológicas, de teorías50.
Y es cierto que el autor francés tomó partido y participó en las
“luchas concretas de su
tiempo”, y en este sentido se puede decir que el autor fue
plenamente consecuente con
sus ideas. Pero será su activismo político a favor del comunismo
soviético (aunque no
militara dentro del partido comunista) y la legitimización de la
violencia para conseguir
los objetivos de la ‘revolución’, los que le valieron numerosas
críticas (aunque también
apoyos). Es probable que la adhesión del intelectual que enarboló
la bandera del
compromiso a una ideología que ha resultado ser con el paso del
tiempo claramente
derrotada por su antagonista occidental, haya contribuido para que
la literatura
comprometida cayera en desgracia.
En su ensayo, ¿Qué es la literatura? (1948), el autor francés habla
de lo que implica el
acto de escribir y crítica a sus predecesores en la literatura
francesa, los cuales tienen
“por cuidado principal hacer obras que no sirvan para nada, si son
obras arbitrarias,
carentes por completo de raíces, no está lejos de parecerles
buenas”51. Para el filósofo
existencialista el “arte por el arte” no es más que
irresponsabilidad de la clase burguesa.
Por tanto, la buena literatura no tiene tanto que convencer sino
invitar a la acción, tal y
como señala el propio autor en una entrevista concedida a Jorge
Semprún:
Siempre he pensado que si la literatura no lo era todo, no era
nada. Y cuando digo todo,
entiendo que la literatura debía darnos no sólo una representación
total del mundo –como
pienso que Kafka la ha dado de su mundo– sino también que debía de
ser un estímulo de la
acción, al menos por sus aspectos críticos. Por tanto, el
compromiso, del que tanto se ha
hablado, no constituye de ninguna manera, para mí, una especie de
rechazo, o de
disminución, de los poderes propios de la literatura. Al contrario,
los aumenta al máximo 52.
De esta forma, la relación entre autor y lector no debe de ser
activa y pasiva
respectivamente, sino que se produzca una interacción entre ambos y
el objetivo del
autor es proporcionar un horizonte al lector. Será el lector, sin
embargo, quién decidirá a
partir de su propia libertad qué hacer con ese horizonte
proporcionado con el autor. Por
tanto, para Sartre escribir es:
50 Bello 1992, p.178 51 Sartre 1967, p.8 52 Entrevista a Sartre
publicada en la revista Cuadernos de Ruedo Ibérico, número 3.
Octubre –
Noviembre 1965. Pág 78 - 86
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a la vez, revelar el mundo y proponerlo como una tarea a la
generosidad del lector […] si el
escritor acepta ser creador de injusticias es en camino hacia la
abolición de las mismas. En
cuanto a mí, que leo, si creo y mantengo en existencia un mundo
injusto, me hago
responsable de cuanto haga al respecto. Y todo el arte del autor es
para obligarme a crear lo
que él revela, y por tanto, para comprometerme 53.
La literatura comprometida es, entendida a la manera sartriana, una
herramienta en la
que tanto autor como lector están ‘condenados’ a comprometerse. De
hecho, cualquier
otra literatura, entendida como “arte por el arte” o como dice el
propio autor, “escribir
por escribir”54, cae fuera de la literatura, como sería el caso
(según opinión del propio
autor expresada en la ya mencionada entrevista con Semprún) de la
“Nouveau Roman”
francesa.
No es necesario señalar que a pesar de las críticas que recibió por
su posicionamiento
ideológico, ha sido uno de los intelectuales activos más
influyentes en el siglo XX. No
fue un comunista ortodoxo (fue abiertamente crítico con Stalin) y
sus luchas estaban allí
donde se perpetraban abusos de poder arbitrarios contra poblaciones
o naciones
indefensas. Un ejemplo fue su lucha contra el colonialismo francés
en Argelia. Su
influencia intelectual se alargó hasta la revolución del 68, donde
la imaginación no llegó
al poder, pero hizo temblar sin duda, los cimientos de la sociedad
occidental en general
y el gobierno de De Gaulle en particular. Pero con sus aciertos y
errores, lo que es
innegable es que Jean Paul Sartre fue un intelectual comprometido
con su tiempo.
3.1. ‘Muerte’ y ‘renacimiento’ del compromiso social y de la
literatura comprometida
Sartre murió en el año 1980, así que no pudo presenciar la
Perestroika, ni tampoco la
caída del Muro de Berlín o la desintegración de la Unión Soviética.
La metamorfosis
que sufrió Europa Oriental fue debida a una victoria que el
Occidente capitalista celebró
sin apenas disimulo, dejando el concepto de ideología como algo
obsoleto. De hecho, la
desclasificación de archivos de la RDA y la apertura de países
hasta entonces
herméticos al exterior dejaron entrever en lo que se había
convertido el “socialismo
real”. La izquierda comunista dejó paulatinamente de ser referencia
para los
intelectuales progresistas. Una vez pasada la década de los noventa
y ya en el siglo XXI,
53 Sartre 1967, p.81 54 Sartre 1965, p. 79. Cuadernos de Ruedo
Ibérico, número 3. Octubre – Noviembre 1965.
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Almudena Grandes habla sobre esta huerfandad intelectual y clama a
favor de un nuevo
compromiso en la literatura:
Lo que me gustaría defender aquí es la necesidad de escribir una
literatura comprometida
en este momento concreto, precisamente cuando parece que ha
triunfado definitivamente el
concepto del fin de la historia, cuando se celebra el entierro de
las ideologías55.
Parece que el gran rival, la gran amenaza, ya no está presente, lo
que ha motivado,
según algunos autores, que el capitalismo muestre paulatinamente su
rostro menos
humano. En este sentido se expresa Terry Eagleton, criticando
también la inoperancia
de la intelectualidad izquierdista, dando por hecho la supremacía
capitalista, sin
atreverse a alzar la voz contra su omnipotencia:
El poder del capital es ahora tan terriblemente familiar, tan
sublimemente omnipotente y
omnipresente que incluso vastos sectores de la izquierda han
logrado naturalizarlo,
tomándolo por garantizado como una estructura tan inmovible que
apenas tuvieran coraje
para hablar de él. […] Con la conformidad de Darwin, gran parte de
la izquierda cultural ha
tomado el tono de su contexto histórico: si vivimos una época en la
cual el capitalismo no
puede ser exitosamente desafiado, se puede decir que no existe para
todos los intentos y
propósitos56.
Por tanto, para la izquierda “cultural”, la dificultad consiste
primero en saber qué
denunciar, para luego saber adaptarlo apropiadamente, de manera
simbólica, a un texto.
El objetivo es que esta narración sea capaz de mover no sólo
intelectualmente a los
lectores, sino también emotivamente. En la sociedad actual, la
imagen que teníamos con
anterioridad del obrero explotado por desalmados capitalistas ha
caído en desuso,
básicamente porque ya no se dan este tipo de ejemplos dentro de las
sociedades actuales
(los obreros occidentales disfrutan, en mayor o menor medida, de
derechos y protección
social). El realismo social, con sus escabrosas imágenes
descriptivas, no es capaz de
reflejar fielmente la Entzauberung que sufren las sociedades
posmodernas. Almudena
Grandes comenta las diferencias entre las novelas escritas a
mediados del siglo XX y las
de principios de siglo XX:
Los mismos truculentos fragmentos de novelas como La mina (Armando
López Salinas),
yo creo que esas obras, y los autores que las escribieron, forman
parte de un mundo y de
55 Grandes 2003, p.62 56 Eagleton 1998, p.47
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unas condiciones históricas determinadas que no tienen nada que ver
con la situación en la
que vivimos y escribimos los novelistas de mi generación 57.
El cambio fundamental al que se refiere Grandes en su cita es que
las condiciones
sociales y económicas han cambiado dentro de occidente, (no puede
decirse lo mismo
de los paises en vías de desarrollo), y a su vez ha quedado
destruida la antítesis (ya no
existe una alternativa fiable después de la caída del comunismo).
Todo esto unido a la
recuperación de la libertad de expresión (en España, la censura
dejó de aplicarse en la
década de los setenta), la posición del intelectual ha quedado
confusa y en cierto
sentido, indefensa58. ¿Significa eso que se ha perdido esa
capacidad de movilizar, de
mover al lector a la acción? Se puede hacer, siempre y cuando el
escritor sea capaz de
conmover. Grandes lo expresa magistralmente en su ponencia sobre
compromiso social
realizada en Madrid:
una anécdota determinada de un personaje determinado, la captura de
un instante, de una
imagen, de un sentimiento de ese personaje, puede ser mucho más
eficaz, incluso desde un
punto de vista ideológico, que una consigna59.
Grandes explica cómo le emocionaron en su día las “muñecas de la
Tanaya”, un
personaje de la obra Los hijos muertos de Ana María Matute. En esta
obra de la
escritora barcelonesa, aparece la “Tanaya”, un personaje que va
perdiendo a sus hijos
debido a las penosas condiciones de vida que sufre la población
española en los años
posteriores a la guerra civil. La escena que conmueve a Grandes es
cuando “la Tanaya”
se empeña en hacer una muñeca con dos palos en forma de cruz y con
un trozo de trapo
a su hija enfermiza. La hija llora desconsoladamente y su madre le
ofrece esa “muñeca”
que simboliza la miseria y la desesperación, unida a sus palabras:
“Mira, mira qué
muñeca te ha hecho madre”60. Hoy en día, afortunadamente en el
primer mundo,
apenas existen casos como él de “la Tanaya”, es algo que forma
parte de una sociedad
que ya no existe. Y la pregunta que nos ocupa, ¿Qué símbolos son
capaces de
emocionarnos hoy en día? Esa es la tarea del escritor
contemporáneo, aunque todo
escritor, sin importar de qué época estemos hablando, está obligado
a conmover, si
quiere hacer llegar su mensaje de manera más certera y más
indeleble.
57 Grandes 2003, p.66 58 Al menos desde el punto de vista del
intelectual de izquierdas. 59 Grandes 2003, p.67 60 Grandes 2003,
p.69
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Pero, ¿qué es aquello que puede hacer emocionar hoy en día, cuando
expuestos a todo
tipo de informaciones, películas, se ha desensibilizado
progresivamente a la población?
Una de las consecuencias naturales, es la apatía. El gran escritor
portugués José
Saramago se expresa claramente al respecto:
Vivimos en un tiempo y en una sociedad que exhibe una
característica dominante, que es la
apatía […]. Curiosamente, parece que no queremos darnos cuenta de
que una sociedad que
no se compromete no puede generar escritores comprometidos, eso
sería casi absurdo61.
Estas palabras fueron pronunciadas a principios del presente siglo,
y es muy probable
que tuviera razón en el momento que fueron expresadas. Pero algo
cambió en el
contexto de nuestras sociedades a principios de la segunda década
del siglo XXI, sobre
todo en el contexto mediterráneo. Mientras en el sur y este del
mediterráneo se
fraguaban las primaveras árabes, en el contexto español aparece un
movimiento llamado
15-M, el cual llenó por momentos de razones a una sociedad que
había permanecido
apática y escéptica tras el desmoronamiento de las dictaduras
comunistas de la Europa
oriental.
Fue precisamente Saramago, el autor de Ensayo sobre la ceguera,
quien habló sobre las
posibilidades de la literatura para cambiar el mundo: “la
literatura no puede cambiar el
mundo. Si la literatura tuviera ese poder, el mundo sería otro”62.
En la década siguiente
a estas palabras, de nuevo una hornada de autores se dispuso a
utilizar esa poderosa
herramienta cargada de futuro.
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4. Mañana todavía
En el capítulo dedicado a las distopías, hemos visto que éstas no
son sólo una
advertencia, sino también una poderosa herramienta de análisis de
la sociedad. Mañana
todavía es una antología y en esta obra, escrita en 2014, los
autores más importantes del
género distópico nos hablan de lo que para ellos son las grandes
amenazas que pueden
aguardarnos en un futuro. Se trata de doce relatos, doce
cosmovisiones no siempre
terroríficas, aunque siempre preocupantes, que nos invitan a pensar
en lo que pueden
resultar nuestras acciones si no recapacitamos a su debido
tiempo.
Mañana todavía fue escrita tres años después del primer 15-M y el
mismo año de la
manifestación más multitudinaria vivida en la capital española.
Pero no toda la sociedad
española era el 15-M, políticamente hablando. A continuación,
analizaremos los
diferentes puntos de vista de los autores ante la sociedad que les
tocó vivir, no sólo
desde un punto de vista político, sino también cultural y
relacionado con el cambio de
costumbres acaecidas en estas primeras décadas del siglo XXI, como
por ejemplo la
irrupción de Internet en nuestra sociedad y las posibles
consecuencias que pudiera tener
en nuestras vidas.
Por eso las distopías del siglo XXI no intentarán atacar
directamente los grandes relatos
como sí hicieron aquellas que le precedieron en el siglo pasado,
sino intentan
proporcionar una visión a veces filosófica, a veces moralizante, de
todo aquello que está
sucediendo en el presente y que nos puede afectar en un
futuro.
4.1 Contexto sociopolítico de Mañana todavía. De la crisis del 2007
al 15-M.
Contradiciendo a Saramago, en la segunda década del siglo XXI sí
que hubo un grupo
de personas que se comprometieron, al menos en España. Se trató del
movimiento 15-M
y fue un cúmulo de protestas espontáneas que ocurrieron a lo largo
de todo el territorio
español, principalmente en sus ciudades más importantes. La crisis
de la burbuja
inmobiliaria en España63 supuso un gran revés no sólo para la
economía, sino para el
nivel de vida del que habían disfrutado una gran parte de los
españoles hasta ese
momento. El endeudamiento de las familias alrededor de viviendas
sobrevaloradas, con
63 La crisis hipotecaria del 2007 o también llamada Crisis de las
hipotecas subprime, con origen en
Estados Unidos, afectó seriamente a la economía española, haciendo
crecer desmesuradamente el valor de
las viviendas. El efecto en España fue todavía mayor pues se había
invertido masivamente en el ladrillo y
supuso una grave recesión con la consecuente pérdida de puestos de
trabajo.
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bancos que prestaban dinero sin apenas condiciones, dando por hecho
que el precio de
la vivienda nunca iba a bajar, hizo que la economía se precipitara
hacia el desastre.
Entre la crecida del desempleo, la pérdida de las viviendas de los
ciudadanos en manos
de sus acreedores, junto a las medidas mencionadas hicieron que el
núcleo de
descontentos fuera cada vez mayor, desde la juventud (probablemente
las más activa
políticamente) hasta jubilados y pequeños empresarios. Estos
ciudadanos se fueron
involucrando en pequeños movimientos de protesta como por ejemplo
la Plataforma de
“Afectados de la Hipoteca” o la ya mencionada “Juventud Sin
Futuro”.
Finalmente, una semana antes de las elecciones del 22-M,
concretamente el domingo 15
de mayo de 2011, la plataforma aglutinadora de todos estos pequeños
movimientos
Democracia Real Ya, convocó una manifestación cuya masiva
participación fue un
éxito inesperado incluso para sus organizadores. Aun así, podría
haber quedado como
una manifestación más (aunque llamativa) sino fuera por la
iniciativa que tuvieron
algunos manifestantes de acampar en la Plaza del Sol, en el centro
de Madrid. Su
violenta expulsión por parte de la policía, así como su difusión
por los medios sociales
hizo estallar definitivamente la indignación en el resto del
Estado, tal y como explican
Minguijón y Pac Salas en un estudio sobre el 15-M de la Universidad
de Zaragoza:
La expulsión se convirtió en una verdadera explosión de contactos y
comunicaciones por la
red, que se tradujo en un llamamiento masivo a extender los
campamentos en todas las
capitales de provincia españolas64.
Las acampadas continuaron tres meses aproximadamente, como por
ejemplo la de la
capital española. Ésta se prolongó hasta el 12 de junio en Madrid
bajo el lema “no nos
vamos, nos expandimos”. En el caso de Barcelona hubo un
levantamiento pactado el 30
de junio. Pero las manifestaciones continuaron de manera más
intermitente, por causas
como el derecho a la vivienda o contra el abuso de poder de los
mercados. El 22 de
marzo de 2014, tres años después del primer 15-M, se produjo la
manifestación más
masiva en la historia de España, formada por seis columnas venidas
de diferentes
puntos de la geografía española. Estas columnas caminaron bajo el
nombre de las
“marchas de la dignidad” y fue, según sus manifestantes, “un éxito
sin precedentes”65.
64 Minguijón § Pac Salas 2013, p.362 65 Se puede consultar el
artículo de la revista autodenominada “social” 20 minutos:
https://www.20minutos.es/noticia/2092322/0/marchas-dignidad/22-marzo/madrid/
(última visita
03.02.2017)
https://www.20minutos.es/noticia/2092322/0/marchas-dignidad/22-marzo/madrid/
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Finalmente, una parte importante de este movimiento desembocó (a
pesar de su inicial
apartidismo) en la creación de un partido político llamado
“Podemos”, el cual en sus
primeras elecciones (elecciones europeas del 2014), consiguió más
de un millón de
votos (1.245.948 para ser exactos, representando el 8% de los
votos).
El movimiento 15-M sigue estando todavía presente en las
plataformas de agraviados
que aún hoy en día existen, y en el partido “Podemos”. No significó
una revolución al
uso, pero tampoco sus organizadores pretendían acabar con el
sistema de raíz. Sí que
significó, sin embargo, otra forma de hacer política y transformar
la endémica
desconfianza en las élites políticas por parte de los ciudadanos en
acción directa a través
de iniciativas sociales. En ese sentido, la “Spanish Revolution” o
“Movimiento de los
indignados” sí que pudo conseguir los objetivos propuestos:
Aunque los nuevos movimientos sociales no persiguen la conquista
del poder, sí pretenden
influir en él, interviniendo en el proceso de toma de decisiones
políticas. Estos
movimientos (...) se atribuyen el derecho a influir en la
configuración de la arquitectura
institucional que representa el Estado,