Dr. Enrique Condes Lara (BUAP) Orígenes y contexto de la Liga 23 de Septiembre. Ponencia

8/20/2019 Dr. Enrique Condes Lara (BUAP) Orígenes y contexto de la Liga 23 de Septiembre. Ponencia

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Coloquio: La Liga Comunista 23 de Septiembre como problema histórico: El

método y la memoria histórica, 24 y 25 de junio 2013. Universidad Autónoma

Metropolitana – Iztapalapa

LUNES 24 DE JUNIO/ Mesa 1/ Orígenes y escenarios/

Dr. Enrique Condes Lara (BUAP)

Orígenes y contexto de la Liga 23 de Septiembre

En primer lugar hay que señalar que en marco de la Guerra Fría la aparición de

grupos guerrilleros en México fue consecuencia de una situación en la que los

resultados económicos y sociales de las políticas de los llamados gobiernos de la

Revolución Mexicana, reforma agraria, industrialización, transportación de

personas y mercancías, educación pública general laica y gratuita, extendidos

sistemas de seguridad social, conversión de país rural a urbano, etc. No fueron

acompañados de reformas o de modernización del sistema o de la vida política

mexicana, de esta manera nuevas clases medias urbanas educadas, junto con

nuevos segmentos de trabajadores, técnicos, de servicios y manufactures se

encontraron al lado de obreros de ramas más antiguos de la producción:

petroleros, electricistas, y de grupos campesinos con viejos agravios y añejas

demandas sin resolver. De manera igual de contradictoria y en distintos tiempos y

lugares, con estructuras rígidas de poder, con atmosferas políticas asfixiantes,

derechos y libertades limitados y en ocasiones con represiones generalizadas que

fueron abonando el terreno en favor de una idea que tomó forma en muchos

grupos y personas a lo largo de los años 60 y 70 mexicanos. Los caminos legales

están cerrados, no hay otra posibilidad de cambiar las cosas que la vía armada,

hay cinco hechos clave a lo largo de esas décadas que fueron apuntalando tal

convicción: 1) la represión a las huelgas ferrocarrileras de 1959, que llevo a la

cárcel por diez años a sus dirigentes principales, metió en prisión por días, y hasta

semanas a miles de trabajadores, arrojó a la calle a cerca de 3000, 2) Las

violentas represiones contra los maestros del D.F, por la democratización de su


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sindicato en 1958 y 1960, 3) las agresiones y humillaciones en contra de los

médicos residentes e internos que demandaban salario y prestaciones justas en

1964-1965, 4) La represión del movimiento estudiantil del 68 que desemboco en la

masacre del 2 de octubre en Tlatelolco y el encarcelamiento de decenas de

dirigentes estudiantiles, intelectuales y a maestros universitarios y 5) La masacre

del 10 de julio de 1971, en la que una organización paramilitar creada por el

gobierno federal, sostenida con fodos públicosy preparaday encabezada por

oficiales del ejercito mexicano, conocía como los Alcones atacó la que fuera la

primera demostración estudiantil en la Ciudad de México, tras el dos de octubre de

1968, también en esos años se presentaron varios acontecimientos que

impactaron estados y regiones en el país, y fueron decisivos en el posterior

comportamiento de algunos de sus líderes y participantes, fueron los casos de las

masacres den Chilpancingo en 1960 y en Iguala en 1963, de obreros en 1967,

todas estas poblaciones del estado de Guerrero, las ocupaciones militares en

1963 y 1966 de la Universidad Nicolaita en el Estado de Michoacán, la

intervención del ejército en el estado de Sonora en 1967. Las represiones contra

las movilizaciones cívico electorales en San Luis Potosí, en septiembre de 1961

que incluyeron la ocupación militar de la capital de esa entidad y el apresamiento

de los principales dirigentes ciudadanos, las represiones y asesinatos de

campesinos y ejidatarios en distintos lugares del país como Chihuahua, Móreles,

Guerrera, etc.

Lo que se conocía como el milagro mexicano estuvo salpicado de represiones y

abusos gubernamentales, hubo entonces una correlación entre represión y

rebelión en ese orden, la cerrazón oficial, la cancelación de caminos democráticos,

la intolerancia y finalmente el reiterado uso de la fuerza por parte del gobierno

llevaron a muchos jóvenes de la protesta legal y abierta y el reclamo de justicia, al

rechazo de las instituciones y a la insurgencia armada, una constante fue la

aparición de organismos clandestino cuando las movilizaciones abiertas y de

masas no hallaron solución de continuidad política, los movimientos que fueron

acallados por la fuerza arrojaron a muchos de sus líderes y seguidores a la


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clandestinidad y las armas, sucedió en Michoacán que fue la cuna del MAR,

donde fueron aplastados por el ejercito los estudiantes en 1963 y en 1966, en

Sinaloa, donde el Movimiento Reforma Universitaria generó el grupo de lo

“enfermos” y nutrió el grupo de la liga 23 de septiembre. En Jalisco, donde la

ausencia de mínimas posibilidades d actuación y expresión independiente en la

universidad condujeron a los opositores a la creación del FER, de las FRAP, en

Nuevo León, cantera de guerrilleros para las Fuerzas de Liberación Nacional, la

Liga de los Comunistas Armados y la Liga Comunista 23 de septiembre. Luego de

que un amplio movimiento democrático que permeo a lo largo de los 60, al

Tecnológico, a la Normal a la sección local del Sindicato Ferrocarrilero y al

Fundidora, fuera aplastado entre 1969 y 1971. Médicos y enfermeras, algunos con

gran reconocimiento profesional, fueron el contingente principal del Movimiento

Revolucionario del Pueblo que animaron el periodista Víctor Rico Galán y el

abogado Raúl Ugalde, se sumaron a este proyecto con el recuerdo fresco de las

humillaciones que sufrieron a manos de ampones contratados por las autoridades

del Departamento del Distrito Federal y la sucia campaña que los medios de

comunicación lanzaron en su contra, antes de que su movimiento fuera

definitivamente aplastado por la fuerza pública en agosto de 1965. La represión

sangrienta, a una concentración pacífica de padres de familia de una escuela

primaria de la población de Atoyac de Alba el 18 de mayo de 1967 dio lugar en el

estado de Guerrero, tierra de caciques y de violencia a la creación del Partido de

los pobres de Lucio Cabañas. Con la matanza del 68 y la represión de 71

estudiantes de muchas escuelas y facultades, no solo del Distrito Federal, de

distintas corrientes: comunistas, trotskistas, espartaquistas, cristianos, maoístas, o

sin filiación política previa, llegaron a una conclusión central, no hay ninguna otra

forma para modificar el Status quo que hacer una revolución urbana. Ultrajados y

dolidos por las ofensas y la sinrazón de las autoridades, desesperados y furiosos

por la impotencia en la que se encontraron y por la soledad e incomprensión que

vivían decidieron romper con sus familias, dejar escuelas y trabajos, ocultar su

verdadera identidad y soportar toda clase de privaciones, incluidas la de su vida,

para consumar un proyecto revolucionario que consideraban liberador y justiciero.


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Se dieron a la tarea de conforman organizaciones verdaderamente

revolucionarias, establecer vínculos con los que se identificaban con ellos en todo

el país, allegarse recursos como podían y prepararse sin experiencias, asesorías,

conocimientos previos para la inclemente vida clandestina y guerrillera. Sin

embargo no fueron únicamente estudiantes y profesionistas, los que al sufrir

vejaciones fueron a las armas, casi todos los integrantes del núcleo guerrillero de

la asociación cívica guerrerense, y una buena parte de los componentes del

Partido de los pobres eran maestros que gozaban de muchas simpatías en los

campesinos de sus regiones. Maestros normalistas fueron también los que

protagonizaron el asalto al Cuartel militar de Ciudad Juárez el 23 de septiembre de

1965. El sistema de normales rurales fue una verdadera fuente de luchadores

sociales, de extracción humilde conocieron desde chicos en tanto hijos de

campesinos limitaciones e injusticias, ya como estudiantes participaron en

variadas luchas al lado de obreros, comerciantes en pequeño, campesinos y otros

estudiantes en las que dieron curso a inquietudes y consolidaron vocación de

entrega y servicio desinteresado. En la federación de estudiantes campesinos

sociales de México, forzaron una mística en favor del pueblo que databan del

cardenismo, en la secuencia 1) protesta social, 2) cerrazón gubernamental y

represión,

3) radicalización y clandestinidad, 4) persecución y aniquilamiento, se estructuro

un discurso político oficial y justificatorio, según el cual el único camino era trazado

por el titular del Ejecutivo Federal, todo sello de organización independiente era

desestabilizador, detrás de los movimientos y luchas había siempre una

conspiración que los deslegitimaba: ceder, compartir y negociar, era sinónimo de

debilidad y, finalmente, el empleo de la fuerza pública, aunque no se ajustara a

los términos marcados por la ley, era indispensable por el bien de México, se

crearon y tomaron fuerza conforme a las exigencias represivas cuerpos policiacos,

muchos de ellos francamente anticonstitucionales, como el Servicio Secreto, la

Dirección de Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia y la Brigada

Blanca. Se hicieron costumbre la prohibición arbitraria de concentraciones y

marchas, limitaciones al derecho de libre expresión, el empleo constante del


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ejército en tareas policíacas, la violenta ruptura de huelgas, la utilización de

torturas contra los detenidos hasta llegar a las desapariciones y ejecuciones extra

judiciales en los años 70. El abuso del poder, la complicidad entre jefes políticos y

policiacos y subordinados, el desprecio por la ley se instalarán a lo largo de todos

los años como componente s dela mentalidad de granaderos, agentes del servicio

secreto, judiciales, madrinas, dantes, policías de caminos, federales, etc. En

segundo lugar, hay que decir que en el casi de México a diferencia del resto de

América latina, tanto los Estados Unidos como la Unión Soviética y Cuba y China,

por distintas razones y motivaciones coincidieron en oponerse o desinteresarse

de cualquier cambio de la situación política del país, a partir de la represión de las

huelgas ferrocarrileras en marzo de 1959, se hizo constante la acusación a los

opositores de izquierda de estar patrocinadas por Moscú, o Pekín, o de ser parte

de una conspiración internacional en contra de México. La Guerra Fría

proporcionaba el ambiente adecuado para lanzar tal imputación que, de hecho

desde años antes se había empleado ya para deslegitimar diversas protestas, el

mundo vivía una confrontación escala universal que modelaba políticas internas y

externas, alianzas militares, relaciones internaciones, economías y comercio y

México, paso frontera con una de las dos potencias enfrentadas, no estaba por

encima de ella. Para los Estados Unidos, México ha sido un asunto de seguridad

nacional desde el momento mismo en que es su frontera sur, durante la Guerra

Fría, no digamos la implementación de un gobierno hostil, sino la desestabilización

del gobierno mexicano era algo que no podía permitirse, dejando de lado sus

diferencias con los gobiernos priistas se erigió el aval y protector del estado de

cosas en el país, en el otro extremo del espectro político estatal, también se

impusieron las consideraciones geopolíticas a las ideológicas, para la Unión

Soviética, la no intervención en los asuntos internos de las naciones y el libre

derecho de los pueblos a decidir sus formas de gobierno, que constituyeron los

principios sobre los cuales descanso la política exterior mexicana, fueron

fundamentales en su actitud hacia el priato y las fuerzas políticas de país. EN el

marco de la confrontación con los Estados Unidos y la OTAN, la necesidad de

cuidar las distancias, a veces pequeñas, a veces de peso, entre las estrategias


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mundiales norteamericanas y las posiciones mexicanas hicieron conveniente

para el gobierno soviético el estatus político existente en México, con otras

motivaciones los comunistas chinos llegaron a conclusiones similares a las de los

soviéticos en el marco de su recién inaugurada alianza estratégica con Estados

Unidos en contra de la URSS, respondieron favorablemente la postura mexicana

en favor de su ingreso en la ONU en 1971, y establecieron relaciones diplomáticas

en febrero de 1972, a partir de ese momento cancelaron todo contacto con grupos,

a partir de ese momento cancelaron todo contacto con grupos opositores

mexicanos, cuando recibieron en Pekín con todos los honores al presidente Luis

Echeverría en abril de 1973, suscribieron un comunicado oficial que no pudo ser

más claro: “Las dos partes estiman inadmisibles toda agresión, intervención,

control o subversión extranjera y se oponen firmemente a la tentativa de cualquier

país o grupo de países de establecer su hegemonía o crear fronteras de influencia

en cualquier parte del mundo”. En Cuba prevaleció frente a México la razón de

Estado, llamada en la isla, interés de la revolución. Ello se consumó en definitiva

en noviembre de 1971, cuando el gobierno cubano acepto recibir a un grupo de

nueve prisioneros políticos que debían ser excarcelados y enviados fuera del país,

a cambio de la vida del acaudalado empresario rector de la universidad de

Guerrero Jaime Castrejón Díaz, secuestrado por la Asociación cívica y

revolucionario de Genaro Vázquez Rojas. Luis Echeverría respondió al gesto de

Fidel Castro que le resolvió tan grave problema, activando relaciones comerciales

y económicas entre ambos países, suspendidas desde 1960. Tenía muchas otras

motivaciones importantes para hacerlo, mejorando y consolidando las relaciones

con Cuba, cancelaria la posibilidad de que los guerrilleros mexicanos consiguieran

preparación, respaldo logístico, recursos materiales o apoyo propagandístico en la

isla. El gobierno cubano tenía también razones de peso para aceptar con

beneplácito la oferta, tras los continuos descalabros sufridos por las guerrillas de

distintos países latinoamericanos, luego de la muerte del Che Guevara en Bolivia,

le era prioritario mantener y ahora consolidar su embajada en México. Así, los

grupos insurgentes mexicanos se encontraban aislados internacionalmente, con el

rechazo, o cuando menos la indiferencia de los gobiernos ideológicamente afines


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y en choque con el imperialismo yanqui, los cuales desde posturas variadas

aceptaron la situación interna mexicana. La cereza de este pastel de real politike

nacional, la proporcionó, el presidente socialista de Chile Salvador Allende, quien

con todo y su inmenso prestigio, durante su visita oficial a México, en un acto

solemne, realizada en el aula magna de la Universidad de Guadalajara, descalifico

a los grupos revolucionarios y avala plenamente al presidente Echeverría “Y yo

comparto el pensamiento que aquí se ha expresado y el presidente Echeverría lo

ha señalado muchas veces, que yo también lo he dicho en mi patria, allá luchamos

por los cambios dentro de los marcos de la democracia burguesa, yo tengo una

experiencia que val mucho, yo soy amigo de Cuba, soy amigo hace diez años de

Fidel Castro, fui amigo del comandante Ernesto Che Guevara, me regalo el

segundo ejemplar de su libro ‘Guerra de guerrillas’, el primero se lo dio a Fidel, yo

estaba en Cuba cuando salió y en la dedicatoria que me puso dice lo siguiente: a

Salvador Allende que por otros medios trata de obtener lo mismo, si el

comandante Guevara firmaba una dedicatoria de esa manera era porque era un

hombre de espíritu amplio que comprendía que cada pueblo tiene su propia

realidad, que no hay receta para hacer revoluciones”. Lo que más se ha quedado

en todos es que la revolución no pasa por las universidades, los obreros, los

campesinos… tenía una dedicatoria directísima al conflicto que se vivía ahí con el

grupo mafioso de la FER y así lo dijo, los grupos guerrilleros mexicanos por

consecuencia carecieron de respaldo internacional, no tuvieron preparación militar

calificada y amplia como la que tuvieron en su oportunidad muchas organizaciones

latinoamericanas, tampoco lograron apoyo logístico y abastecimientos, ni ayudas

económicas extranjeras, sin una retaguardia estratégica, o santuario donde

adiestrarse, refugiarse, recuperarse, a sus heridas, tuvieron ellos solos a hacer las

cosas a muy altos costos de vidas naturalmente, pero no solo vivieron sin

respaldo exterior, peor aún sin que nadie quisiera saber u oír de ellos, son

conmovedores los relatos de grupos de presos que llegaron a Cuba, donde en vez

de adiestramiento y apoyo que románticamente solicitaban “para ser la

experiencia del Gran ma, pero al revés, recibieron confinamiento y prohibiciones

para abandonar la isla”. Siempre que un presidente o altos funcionarios mexicanos


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visitaban a Cuba, eran detenidos y llevados al interior, es que, “éramos un estorbo

para las buenas relaciones entre los dos estados”. Lo anterior explica el

aislamiento y el desconocimiento que son un tercer aspecto del problema y que

prevalece sobre los movimientos guerrilleros mexicanos, a diferencia de los casos

de Chile, Guatemala, Argentina, Uruguay, Brasil y otros países, el gobierno

mexicano pudo ocultar durante mucho tiempo, prácticamente toda la Guerra sucia

interna, el éxito de la desinformación fue posible debido como hemos dicho, los

grandes mundiales y regionales estuvieron del lado del gobierno mexicano, en su

lucha contra la insurgencia armada de los 60, pero también y en primer lugar por

las facilidades que le brindaron las estructuras del poder político establecido sobre

una amplia base social, el presidente de la República en la cúspide de una

pirámide en cuya amplia base estaban las organizaciones corporativas priistas, no

tenían necesidad de rendir cuentas a nadie ni enfrentaba los equilibrios ni

contrapesos que hablan los teóricos de las democracias representativas, con un

marcada sentido patrimonialista, elevaba al rango de política de estado, durante

los seis años de su mandato, sus fobias personales, sus gustos particulares, sus

ambiciones; subordinados al Ejecutivo Federal, los empresarios, la iglesias y los

medios informativos, participaban de los beneficios del poder, pero sujetos a

reglas y condiciones muy definidas, una de ellas, quizás la más importante era la

de no protestar ni disentir. En cuarto lugar, también en contraste con lo sucedido

con los demás países de América latina en México existieron alrededor de una

treintena de grupos armados. Hubo agrupaciones efímeras y organismos que

duraron más de diez años que es el caso de Fuerzas de Liberación Nacional

surgidas en 1969 y que ahora se denominan EZLN, existieron organizaciones

regionales y de alcance nacional, algunas centraron su actividad en los medios

urbanos, en tanto que otras fueron eminentemente campesinas, unos, quizá los

más, se inspiraron por las predicas foquistas, otras se proclamaron seguidores de

la maoísta guerra popular prolongada , otros incluso reivindicaron los postulados

Min-il Sung, dirigente de Corea del norte, ese panorama indica entre otras cosas,

la falta de un liderazgo o liderazgos fuertes, capaces de unificar a todos o a los

más, no obstante se presentaron intentos de unión, y el principal desemboco en la


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Liga 23 de septiembre en marzo de 1973, a partir de la unificación de varias

organizaciones, pero no fue posible superar el cuadro de dispersión y

fragmentación, tal panorama indica también la ausencia de un proyecto nacional

consistente, solido, lo suficientemente atractivo como para convencer y articular en

un solo torrente multitud de voluntades, el cuadro deja ver asimismo la

espontaneidad, improvisación, impericia e idealismo prevaleciente en los jóvenes

mexicanos que decidieron tomar las armas para cambiar las cosas en su país.

En los años 60 se moldearon los lineamientos empleados por el gobierno

mexicano frente a las disidencias: sindical, ciudadana y política que

desembocarían en la represión del movimiento estudiantil de 1968, y que

llevarían, a su vez el conflicto político con los años siguientes, a causas y

modalidades no previstas, las estructuras policiales, los recursos y métodos, las

mentalidades de personajes políticos policiacos y militares que protagonizaron el

combate antisubversivo se forjaron en aquel decenio, la propensión a resolver por

la violencias las protestas populares, y a meter en un mismo costal el del

comunismo y todos los disidentes por moderados que fueran, arraigo a los

encargados de la conducción del país y se manifestó reforzándose una y otra vez

a lo largo de los años 60, pero el 68 fue el punto de inflexión, en el movimiento

estudiantil de la segunda mitad de ese año, se pusieron a prueba tanto los criterios

de evaluación y análisis gubernamental como los métodos empleados con éxito

durante los años previos, para suprimir las luchas y las protestas independientes.

Sin embargo los resultados no fueron los deseados por el gobierno, el malestar no

pudo contenerse, la represión abierta y brutal contuvo las amplias movilizaciones

pero el comportamiento de los sujetos sociales afectados, difirió de los que

guardaron los anteriores grupos sociales, obreros, campesinos, maestros, en vez

de doblegar, como había sido la constante, emprendieron un vasto y complejo

movimiento de ruptura cultural con el sistema priista, con las viejas formas de

hacer política y de gobernar, de tratar los reclamos ciudadanos, de concebir el

llamado principio de autoridad. Tal ruptura tuvo características que se esparcieron

por los organismos de la lucha armada, y surgieron en el contexto que he


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dibujado, todos estuvieron convencidos, diría yo ocupados en mayor o menor

medida, con distintas modalidad que no pueden dejarse de lado si en serio se

quieren entender dinámicas, y determinaciones de cada uno de ellos, que una vez

empuñadas las armas, no había marcha atrás. Tal idea fue formulada por Fidel

Castro, en su polémica contra el partida comunista de Venezuela, en el marco de

la OLAS, y fue muy claro y tajante el comandante, dijo: cualquiera sabe que en

una guerrilla no hay repliegue táctico, porque una guerrilla que se repliega, es

como un avión que para las hélices en el aire, o para los motores, va al suelo, la

lucha armada es entonces para tomar el poder, no medio de presión o elemento

de trueque para alcanzar reformas, aperturas democráticas u otra clase de

politiquerías. La Guerra de guerrillas es un método para lograr un fin, ese fin

indispensable, ineludible para todo revolucionario es la conquista del poder

político, quedaban así descartadas las opciones eleccionarias, democráticas,

pacificas, apostasía es, dijo Castro: mandar los hombres a la muerte para

después presentarse en las boletas electorales en el nombre de los muertos

traicionados, ésta idea arraigo las organizaciones armadas mexicanas, incluso en

el Partido de los pobres, que se constituyó inicialmente como un grupo de

autodefensa, con objetivos muy delimitados que no trascendían el estado de

Guerrero, en esta lógica quedarían fuera todas las negociaciones en Guatemala

en los 90, etc.

Era una idea que permeo a todos. Esa idea arraigo en todas las organizaciones

armadas, otro elemento que fue común a todos los organismos de los que

hablamos, fueron las expropiaciones, hay una salvedad con las Fuerzas de

Liberación Nacional, pero todos los demás tenían una obsesión por las

expropiaciones, de un recurso para obtener fondos, paso a ser algo así como una

táctica, se tenían que hacer expropiaciones de guerrilleros, o para anunciar la

existencia de una organización armada revolucionaria. No hay que pensar que

todos eran iguales, cada organización mantuvo perfiles que la hicieron distinta de

los demás, y no es posible medir a todos con el mismo rasero o creer que todos

eran lo mismo, y me refiero a rasgos que van más allá de las aseveraciones


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simplistas que unos eran urbanos y otros guerrilla rural. Los separaban programa

y visión de la sociedad, métodos y estructuras organizativas, raíces y orígenes

específicos, una buena parte de ellos tuvieron una aspiración unitaria, de que no

debían proclamarse como la vanguardia revolucionaria, sino que con otros

organismos revolucionarios unificarse y conquistar tal condición, fuero los casos

que dieron vida a la Liga comunista 23 de septiembre, aunque no fueron los

únicos. Desde distintas experiencias y procedencias ideológicas y políticas,

buscaron a partir de los sesentas, entablar comunicación y acercarse a grupos

similares, con la finalidad de unificarse, fueron primero organización de matriz

espartaquista, básicamente Lacandones, dos, grupos escindidos de la juventud

comunista, destacadamente los proceso, tres, organizaciones estudiantiles

procedentes de movimientos sin continuidad política, destacadamente los

enfermos y el FER, cuatro, jóvenes cristianos inscritos en un vertiente radical de la

Teología dela Liberación, incubada en el movimiento estudiantil profesional, cinco,

una la del Movimiento de Acción Revolucionario, seis, restos de grupos

guerrilleros golpeados previamente, como los Guajiros. En marzo del 73, fundaron

la Liga comunista, resultado de una larga discusión clandestina entre sus

representantes de todos grupos, sufragada por Lacandones. Fue la más

importante organización de lucha armada urbana, aunque mantuvo también

guerrilla rural, la única con presencia en más de una quincena de estados, en

algunos lugares con vinculación de movimientos de masas, particularmente en

Sinaloa y en menor medida en Jalisco, tan convencida estaba que la revolución

proclamada tenía que ser de carácter sociales, que dedico esfuerzos para atraer

a sus filas, y se confronto con Lucio Cabañas, quien a su manera de ver, como

representante del movimiento campesino, debía plegarse a su estrategia y

designios. Ya sea ha comentado mucho, que Lucio Cabañas les dijo, media vuelta

y se me van corriendo a su casa. Fue más, tuvo mucho más elementos este

debate, pero en síntesis era ero: la revolución es socialista la dirige su vanguardia,

por lo tanto la clase obrera, el proletariado, estos son campesinos pequeño

burgueses, por lo tanto Lucio, tienes que subordinarte a lo que nosotros decimos.

Y bueno, tan apegada al discurso cubano de la lucha armada de los años 60, la


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Liga, que hizo de otras organizaciones de izquierda demo-marxistas, como el

PSM, el PRT, el SUTEM. Enemigos a los que había que desenmascarar y

combatir, llegan incluso al homicidio como fue el caso de Alfonso Peralta, militante

troskista del PRT el 12 de mayo de 1977, haciendo eco de los postulados de

Lenin, hizo de su publicación Madera un instrumento guía de propaganda,

organización y divulgación de tesis, casi al punto de erigirlo en dogma de fe, eran

necesarias la preparación ideológica, y la organización independiente del

proletarias y de sus aliados para que fuera posible la nueva revolución, tales eran

los cometidos que debía cumplir, o cuando menos facilitar la publicación. Por eso,

la 23 de septiembre desaparece al momento en que deja de editarse Madera, en

el curso de la desigual y sangrienta confrontación de la Liga comunista 23 de

septiembre con el gobierno mexicano, reaparecieron ideas y enfoques diferentes y

contrapuestos, sin procedentes a las experiencias y planteamientos originales de

los grupos constitutivos, que con las rígidas estructuras adoptadas, por la 23 de

septiembre, se impidieron procesar adecuadamente, sin llegar a una declarada y

publica división la Liga se partió internamente, no fue esta sin embargo la

principal, ni la única causa de su fracaso, el entorno nuevo que paradójicamente

con su actividad ayudó a crear fue determinante para su desaparición, en efecto,

el gobierno de Luis Echeverría fue sorprendido inicialmente por un tipo de

confrontación que no tenía antecedentes en el país, aunque estaba en boga en

otras naciones en del continente, pero con el tiempo aprendió a manejarla, monto

un discurso de simulación que asimilado posteriormente por José López Portillo

se impondría durante más de 10 años, presentar una cara de legalidad,

progresismo y apertura, hacia la opinión pública nacional e internacional, y

simultáneamente aplastar sin miramientos toda expresión de rebelión armada,

negando su causalidad política y social, minimizando sus dimensiones, ocultando

arbitrariedad, violación de derechos y abusos ocurridos, a Fidela diferencia del

sexenio de Díaz Ordaz emprendió esfuerzos sistemáticos por atraer intelectuales y

pensadores inconformes y por neutralizar espacios, específicamente a las

universidades, que se habían vuelto centro de crítica al régimen, en el plano

internacional empleo múltiples recursos diplomáticos y políticos para remontar la


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pésima imagen heredada y aislada a las emergentes guerrillas, salvo algunos

episodios de alta resonancia propagandística, que fue posible esconder,

bombazos, secuestros de personajes públicos y su intercambio por prisioneros

políticos, Luis Echeverría y López Portillo, solo permitieron que ocasionalmente en

páginas interiores de los diarios en la secciones de nota roja, se publicasen

algunas informaciones y ante la radio y la televisión ejercieron una censura más.

Los presidentes de la República armaron sus directrices al calor y en función de la

contienda en un proceso alimentado por la espiral de violencia que involucro a

ambas partes, la radicalidad de los alzados, fue respondida con radicalidad de la

fuerza pública, a la temeridad y arrojo de primeros, siguió la reestructuración de

cuerpos policiacos y libertades para operar extralegalmente y terminar con el

problema por vías expeditas, a la desesperación. A la desesperación y

acorralamiento de unos, la crueldad y el sadismo de cuerpos especializados, sin

embargo a pesar de enfrentar en condiciones absolutamente desventajosas todo

el poder el estado, sin contar con estructuras consolidadas y experimentadas

padeciendo torturas, atropellos sin límite en las cárceles y ejecuciones sumarias,

avanzada la segunda mitad de los setenta, la 23, y algunos otros organismos

guerrilleros resistían, no concluía el trabajo de aniquilamiento de un grupo, cuando

estaban ya en acción otros más. José López Portillo escribió en enero de 1978

Las policías han golpeado muy fuerte a la Liga 23 de septiembre, me impresiona

el espíritu de sacrificio y de disciplina de estos jóvenes dispuestos a matar o morir,

que todo lo arriesgan, que de todo prescinden y que hemos perdido para nuestra

causa, tienen una mística. El ambiente político del país era lo que estaba en la

base de la rebelión y era lo que había que cambiar. Comenzó finalmente en el

segundo tramo de esa década una gran operación política preventiva para alejar la

tentación guerrillera tanto a fuerzas políticas opositoras en crecimiento, léase

Partido Comunista Mexicano, Partido Revolucionario de los Trabajadores, como a

movimientos sociales activos entiéndase sindicatos universitarios, comités de

lucha, organizaciones campesinas independientes, grupos cristianos progresistas

y seguidores de la teología de la liberación, durante su campaña presidencial

López Portillo la bautizo como institucionalizar la lucha de los contrarios, a toda


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esa gran operación política preventiva. De esa forma, tanto con las reformas del

78, se formalizaba la creación de nuevos aunque mínimos canales de expresión y

participación, la represión a las diezmadas organizaciones guerrilleras alcanzaba

niveles no vistos, en junio del 76 se creó la especial, y comúnmente conocida

como Brigada Blanca, la cual al reunir en un solo cuerpo personal más calificado

de la Dirección de Seguridad, Federal, la Policía militar, la División de

Investigaciones para la Prevención de Delincuencia, la Policía del D. F., y la

Policía Judicial del Estado de México. Fue superada la descoordinación,

improvisación y contradicciones al disponer de un instrumento eficaz, centralizado

y articulador de todo el combate antisubversivo, y poco después, el 11 de agosto

del 76, tras el fallido intento de secuestro de Margarita López Portillo, hermana del

recién electo presidente de la república, se tomó la drástica determinación de

aniquilar a los levantados, nunca fue antes. Desde ese momento las cifras de

detenidos que llegan a prisión disminuyen drásticamente, en tanto que las de

desaparecidos se elevan en la misma proporción, ya habían muerto por tortura o

asesinados, bastantes guerrilleros, particularmente los responsables de actos muy

graves como fue el asesinato del industrial regiomontano: Eugenio Garza el 17 de

diciembre del 73. La ejecución del empresario Fernando Arangunen, el doce de

octubre del 73 o el secuestro del senador, candidato a gobernador de Guerrero en

junio del 74, se trataba ahora de conductas sistemáticas y no ocasionales o

fortuitas concentradas a los jefes y a los reincidentes, esto es, los que después de

permanecer en prisión, al recobrar su libertad volvieron a la lucha armada; los

involucrados en graves hechos de sangre, que provocaron la muerte de

funcionarios, policías o soldados. Aun así, el desgaste institucional, ocasionado

por el conjunto de detenciones políticas y sociales que vivió el país a partir de

finales de los 60, sugería un nuevo paso reformista, abrir una oportunidad para la

reconciliación. Se planteó entonces una Ley de Amnistía en favor de quienes

formando parte de grupos de disidencia radical y con inherentes móviles políticos

han incurrido en conductas sancionadas por la ley penal, nuevos aires empezaron

a soplar en el país, agrupaciones de izquierda, anteriormente perseguidas

contaban ya con representaciones parlamentarias, la intolerancias contra las


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demostraciones públicas callejeras había menguado relativamente, una prensa

nueva representada por la revista “Proceso” y el “Diario uno más uno” ganaba

espacios y credibilidad en la opinión pública, aun así tardo tiempo desmontarse

política y socialmente la insurrección, en abril de 1979 se produjo el último

enfrentamiento del MAR con la policía, poco más de dos años después en julio

del 81 lo que quedaba de la 23 de septiembre público el último número de su

periódico Madera , número 58, finalmente, en septiembre del 83 la policía asesto

un golpe definitivo a las FRAP, la Brigada Blanca desapareció en el sexenio

mismo de López Portillo y la reestructuración de los cuerpos de seguridad

emprendida durante el gobierno de Miguel de la Madrid que inesperadamente

desemboco en la disolución de la Dirección Federal de Seguridad y la Dirección

General de Investigaciones Políticas y Sociales en noviembre del 85, cierra la

etapa. Todos los levantamientos armados de los 60 y 70 del siglo XX mexicano

fueron derrotados, los guerrilleros atrapados en la lógica y reglas que se

autoimpusieron no pudieron esquivar los golpes ni colocarse por encima o

modificar los términos tan desiguales y desproporcionados en que quedó

establecido el enfrentamiento con el gobierno mexicano, asumieron a plenitud y a

su vez fueron víctimas de las proclamas formuladas por los revolucionarios, a lo

largo de casi toda la década de los 60, descartando, la posibilidad de alcanzar

algún tipo de reformas o de cambios, dentro del sistema, mantuvieron el choque

directo y frontal, sin embargo, su persistente lucha desemboco en reformas que

habían ellos decretado, en un cuadro de inconformidades sociales y políticas de

distinta índole, incrementó de tomas de tierras, auge del movimiento urbano

popular, asenso del movimiento obrero independiente con la tendencia

democrática del SUTER en el centro, el gobierno mexicano se vio obligado a

ceder y abrir cauces de participación política, ciertamente insuficientes a cuenta

gotas en su implementación, iniciaron un camino por el cual con dificultades,

zigzagueos e incoherencias ha transitado el país en las últimas décadas.


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Dr. Enrique Condes Lara (BUAP) Orígenes y contexto de la Liga 23 de Septiembre. Ponencia