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  • 116 La crisis de las identidad La crisis de las identidades profesionales 117

    escasos, se racionaliz y se hizo moderna por y en el cpital trol deliiempo, el de los relojes,6 con~tituye'~e1 reto principal de la poniendo la lgica del mercado y de la competencia. Pero: modernizacin. Ahora bien, eso implica un tercer gran actor en el tiempo,-la empresa, convertida en la unidad bsica decomp proceso, un actor capaz de ga~antizar las condiciones de la innova- el mercado, racionalizaba su organizacin ,para hacerla lo, cin y regular los intercambios, un actor cuya lgica no sea ?

  • 118 La crisis de las ident

    una lgicaade rentabilidad tantoecomo de dominacin~(pb1ick guerras mundiales, continuadas con la conquista del espaci guerra fra (y recientemente por las guerraside injerencia: Golfo, en Kosovo ...)J hampermitido a las 'grande~~empresas de mento (pblicas o privadas) y,a los complejosl militares indu avanzar en la innovacin gracias a la incorporacin cin cientfica a la" produccin. La cuestin de las po cas y de los objetivosbde la accin pblica est en modernizacin que tiene como primersobjetivo el '! , , , '2 ! >

    8: El resultado de la,negociacin que no.se~consum en Seatte, en diciembre,de gi 1999, y fue la ocasin de una inesperada movilizacin colectiva, es decisivo para el porvenir de la regulacin mundial y para demostrar la capacidad de la Unin Europea '' de influirJen las decisiones, constituyendo'un test e~encial deLsu poder efectivo.

  • 120 1 La crisis de las identldado

    1 Pero a mediados de los aos setentarcomenz otra fase a8i.a'qut$ todo el mundo designa con la palabra crisis sin darle nece~ariameri.~~ te el mismo sentido. El fin de los treinta gloriosos (1945-1975) fuk en principio el'frenazo del crecimiento por razones coyunturales (cua-* druplicacin del precio del petrleo en 1973), pero tambin estructu- rales (baja en la rentabilidad del capital invertido). Sigui despus el aumento continuo del paro, de la distancia entre la poblacin activa y los empleos disponibles: medio milln en 1974, un millmen 1978: dos millones en 1982 y tres millones en 1996, a pesar de la calma pa- sajera de los tres'gloriosos (1987-1989). Y es tambin la ascensin de lo que setllama la precariedad," la de las (nuevas formas deiem- pleoque afectan especialmente a los jvenes (en 1992; la mitad de , losijvenes activos de 24 aos son o bien parados o bien trabajadores en precario) y a las mujeres (las tres cuartas partes de los empleos1a tiempo parcialtson ocupados por'mujeres (que mayoritariamente de- searan estar a jornada completa). A finales de los aos noventa, 'el paisaje del empleo ha cambiado completamente: Francia sale herida a tras veinticinco aos en los que seiha pasado del pleno empleo al paro; : del universo radiante de los treinta gloriosos al de las desigualdades y ' la-e~clusin.'~ .El paso de laJsociedail industrial a otra$ que-nadie

    ',

    est seguro de saber cmo nombk13 est en crisis.

    I.,ti crisis de las identidades profesionales 121

    Lo cierto es que el trasvase no se,hace #o se ,hace muy mal en la sociedad francesa y, sin embargo,_la,terciarizacin est plenamente en marcha (aunque el trmino esconda varios procesos heterogneos). En 1968, el 44 por 100 de la mano de obra'frances estaba empleada en la industria y el porcentaje slo era del 28 por 800 en 1998. En 1968, el sector terciario, comerciante y no comerciaiite; inclua en Francialal 45 por $100 de los*activos y en 1998.e166.por 100. Los obreros, en el sentido del Instituto Nacional de Estadstica y *Estudios Econmicos, que representaban cerca del 40 por A00 de la poblacin activa (ms de la mitad de los hombres) en el censo de 1975 slo representaban algo ms del 20 por 100 en el censo de 1999,14 aunque una parte importan: te de la antigua'mano de obra obrera no se trasvasa'de 1os.antiguos~a los nuevos empleos, ciertamente por falta de empleo accesible, pero tambin por falta de ,movilidad y de-poltica de conversin eficaz. Todo lo cual multiplica, para ella y para una fraccin importante de hi- joside obreros que no tienen titulacin cotizable en el mercado de tra- bajo, las situaciones de paro, de una duracin media cada vez ms lar- ga,15 de precariedad (empleos de duracin limitada, empleos auxiliares no renovables: interinidad, etc.) y de jubilacinjanticipada (la pobla- cin activa de ms de cincuenta aos disminuye desde comienzostde los aos ochenta, ms rpidamente la de las mujeres que la de "los hombres). Francia est especialmente afectada por e1,no trasva~e,~que provoca formas diversas de lo que se ha denomiiado desde 1 segunL da mitad de los aos ochenta, la ex~lusin. '~ A t ... ,

    , , r , , ) ( i, r

    dicios flagrantes de crisis identitaria a la vez que de una crisis de la sociologa clsi- ca? Cf. Dans quelle socit vivons-nou?, Pars, Seuil, 1998. 1 4 En el momento de la redaccin de este libro no se haban publicado los datos del censo de 1999 concernientes a la estructura de la poblacin actka por CSP. Me he ate- nido a los resultados de la Encuesta sobre el empleo de 1998 que dan un 2 2 3 por 100 de obreros (39,9 por 100 en 1968), un 20,l 10Vde empfeados (14,5 por-lOO en 1968) y un 35,9 por 100 de profesiones intelectuales superiores e intermedias (un 13,l por 100 de cuadros medios y superiores en 1968) ... *Se pasara as de un 28 a un 56 por 100 de empleados y profesiones intermedias yisuperiores asalariados en treinta aos. Sealemos que las mujeres son casi tan numerosas como los hombres., 15. El paro de larga duracin (inscripcin durante ms de un ao) no hizo ms que crecer durante los aos ochenta. La antigedad media del paro se dobl entre 19T5 y 1989. En el curso de los aos noventa, y tras un ligero descenso, el paro de larga du- racin volvi a crecer hasta estabilizarse; cf. Didier Demazikre, Le chomage de lon; gue dure, Pars, PUF, col. Que sais-je, 1995. / I , L - 16. Cf. Serge Paugam, ed., L'exclusion, l'tat des savoirs, Pars, La Dcouverte, 1996. En la introduccin, Serge Paugam muestra que la nocin, convertida*en oficial

  • 122 1 J ' La crisis de las identidado

    Se ve claramente la destruccin,,menos 1 creacin:Y, sin-e go, tambin ha,tenido lugar: Robert Castel recuerda regularmente a finalesdel siglo,xx; la poblacin francesa no ha contado nun tantos asalariados f 19,6 millones en, 1995), que, repres 1,OO de,la poblacin;activa, tanto'en 1995 como en 1975. Es cie no son los mismos'perfiles de, asalariados, ya que si las formas pleo se han diversificdo,muclo, tapbin el trabajo seth Podemos intentaran resumen:esqu'emtico: la antigu rial, industrial, imanual, conflictiva y negoclad nueva, terciarizada, informatizada, menos confli lada. Las categoqas integradas por asalariados ti mucho tanto en efectivos como en pes'o,relativo: c me$os>?~(nombres de antes del censo de 198E), profes lesfsuperiores >medios,(nombrestde despus): empleados/as p riarnente ,femeninos (en treinta qos la poblacip activa ha en cinco millones de mujeres frente a un milln de hombres ...) prcticai:, ,:' mente se han doblado en veinticinco p o s . Algunas activida nocido un progreso sin precedentes: *informtica, com trabajo social,,segu~idad ... Uno de los mayores problemasfes que los,, r empleos quese crean no son ocupados -salvo excepciones nes ocupaban los empleos que se destruyen (con frecuenci por sus hijos) y de ah la constatacin de dualizacin del me bajo y de la sociedad, de fractura social y de nueva pobreza que se : ,! mu1tiplican;a veces en muy altaslesferas, desde hace veinti especialmente desde mediados de los aos rioventa.

    < ' 1, . ,

    a principios de los aos noventa (especiaimente tras la ley sobie 1as;~nvestigaciones que acompaaron,a su puesta en marcha) no'tiene con la de los aos sesenta y setenta que designaba a grupos sociales poruna excl~sin~de hecho:>. ~hora,tla,nocin est unida a'una tom colectiva de una amenaza)que pesa sobre franjas cada vez ms nume tegidas de la poblacin* (pp. 14-15):

    ,

    17. La fpula se encuentra en Robert Castel, CenTaiit du,travail e le, en Jacques Kergoat et,al., eds., Le monde du travail, Pars, La D p. 53. Sintetiza una larga argumentacin,sostenida al final del libro Le de la'question sociale. Une chronique.du salariat, Pars, Fayard, 1995. largo anlisis histrico, Castel elabora la cqnclusin del desmoronarme

    ,asalariada a partir de1,hecho de una crisis del Estado social que es a la vez~una prdida de i :r eficacia (falta de medios suficientes, pero no solamente eso) y una crisis de,legitimidad ' (consecuencia de la prdida de eficacia, pero no solamente eso).

    ,en el captulo6 a propsito de las~polticas de ayuda a la inserci

    La crisis de las identidades profesionales 123

    Castel tiene .razn al hablar deu

  • 124 La crisis de las identidad

    1

    el trabajo-empleo est desapareciendo comotla sociedad salarial. que la desafeccin~respecto al trabajo progresa por todos los~lados que wamos hacia una sociedad del1 tiempo seleccionado y-de la mu tiactividad, la perspectiva es diferente." Que esto pueda constituir proyecto~poltico global a largo plazo, atpico en el mejor sentidd la palabra, es legtimo.%Que describa una tendencia observable, un' evolucin en curso o un8movimiento que conduzca al fin del trabajo. es mucho.ms discutibIe. En Francia, el debate sobre esteitema.ha"sid9) siempre una mezcla de,los dps registros: el de las tendencias obserGa4 bles y el del proyecto de~eable.?~Pr ahora, me atendr al primero. Afirmar, desde*setpunto de vista, que elltrabajo sigue siendo centrdl tanto en el funcionamiento econmico como en ala estructuracin so': cial y9en el desarrollo psquico es simplemente intentar una interprw- cin del sentido del.proces9 histrico en curs y no tomaauna posi; cin poltica ottica sobre las orientaciones que hay que intentarque triunfen. La confusin entre los dos registros amenaza con llevar a un , punto muerto: el consistente en separar radicalmente lo econmico de lo social y lo psquico y dejar a10 poltico muy poca cosa.23 ,

    La tesis que,desarrollar aqu es la siguiente: los cambios eneel trabajo, localizables a partir de los trabajos de los investigadores (ylde m!l

    I * - t i , , t : l 21. Cf. Andr Gorz, Le travail-fanthe~, en e monde du travarl, 1998, pp. 30-32. El texto recupera los argumentos ampliamente desarrollados en Miseres du present, g z richesse du posszble, Pars,,Galile, 1997. Lo que crea una desazn constante es+la ' ' yux~aposicin de afirmaciones,que versan sobre las tendencias objetivas de1,em- pleo y del trabajo asalariado (lo que Gorz llama trabajo~empleo), y sobre las acti- tudes subjetivas de los jvenes de numerosos pases industrializados que expresan

    .: su contento. No es el caso de la obra que presenta las actitudes de los jvenes alema- nes respecto al trabajo: Rainer Zoll, Nouvel individualisme et solidarits quotidien' i, nes, Pars, Kim, 1992. 22. Encontramos una ilustracin de la mezcla entre juicio de hecho sobre las evo- luciones del trabajo y juicio de valor sobre'el trabajo en la obra de Dominique Mda, Le travail, une valeur en voie de disparition, Phs, Aubier, 1995. La'autora tie- ne tendencia a asimilar el resultado de las investigaciones de los estudiosos que cita a tomas de posicin sobre el valor del trabajo, de manera que hasta se desliza regular- mente de un anlisis del concepto de trabajo en losgrandes sistemas filosficos a apreciaciones'sobre las actividades o relaciones de trabajo en-la sociedad actual. Este deslizamiento tambin ha sido sealado por Dominique Schnapper en Contre lafin du travall, Pars, Textuel, 1997.) r ,' + : 23: , La impotencia del poltico es una cuestin decisiva. Se deduce, por ejemplo, de los anlisis,de Jeremy Rifkin en Elfin del trabajo (13." ed., 1995), quien trata sobre la sociedad americana en la que, segn el autor, la dualizacin social ya se ha realizado y la exclusin de las minoras (negros de los ghetos, hispanos.. ) ya se ha produci-

    i,ii crisis de las identidades profesionales 125

    inis propias observaciones) son contradictorios; Algunas evoluciones, osbozadas durante un tiempo, sonbloqueadas ms tarde;.ciertas ten- clencias manifiestas en un contexto dado son muy vagas en otro; iransformaciones impresionantes en un sector son casi invisibles, y a vcces lo'son en sentido contrario,>en otro. Es la razn por la que la in- vencin de una'nueva forma identitaria, a la vez organizacin del No- sotros (societaria) y nueva configuracin del Yo (de relacin o biogr; rica), que, haya podido ser observada aqu o all no parece que se lleve a cabo. Su aparicin est hoy en crisis. 1ntentar;'para demostrarlo, apoyarme en'algunos trabajos que permiten observar las.tendencias predominhtes sobre el tema del trabajo ewel perodo,reciente. He ses leccionado tres, aun sabiendo quermi eleccin es arbitraria y explcita; mente-orientada: se trata de tendencias que tienen incidencias identita- riastimportantes,'que mezclan la racionalizacin y la innovacin, que tratan de relaciones en el trabajo y no derformas y categoras de em- pleo, y que conciernen a las exigencias que los empresarios y los diri- gentes polticos anteponen paracontratar, formar 0,administrar los re- cursos humanos y a la manera n que reaccionan los asalariados.24 '

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    / ' El trabajo como resolucin de problemas -

    La primera se basa en la propia definicin. de qu es lo que est en el corazn de la actividad laboral, gue se ha convertido, cadayez con

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    ms frecuencia y bajo formas & y variadas, en una actividad de redo- I <

    . I do con 'ampli~ud. La transposicin a Francia, esbozada por Michel Rocard en su pre- facio, me parece peligrosa en la medida en que acredita5la tesis Segn) la cual no hay nada que esperar de positivo o de aceptable en las actividades regidas por el merca- do, y que el nico objetivo vital es el paso de los destinos abocados al mero traba- jo productivo's destinos abocados-al uso solidario y creativo del tiempo libre* (~:XVII), lo que me parece muy digcutible. , . G 24. La localizacin de las tendencias,predominantes'ce ha beneficiado de dos sn- tesis muy ricas en cuanto a los resultados de su investigacin: J. Kergoat, J: Boutet, H. Jacot y D. Linhart: eds., Le monde du travail, Pars, La Dcouverte, 1998, y M. De Coster y F. Pichault: eds., Trait de socrologie du travail, Bruselas, De Boeck, 1994 (2." ed., 1997). Tambin f~e~facilitada por la celebracin del coloquio Le travail. Re- cherches et prospectives, Lyon, diciembre de 1992, del cual varias ponencias han sido'publicadas en nmeros especiales de revistas como Sociologie du travail, Futur antrieul; Projet, ,etc.' Tambn se ha inspirado en las tesis desarrolladas por J. De Bandt, C! Dejours, C. Dubar, C. Gdea y C. Teiger, La Frunce, malade du travail, Pa- rs, Bayard, 1995. S ' 1 , <

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    lucin-de problemas y no-de ejecucin mecn aplicacin de'procedimientos pre est evidentemente vinculada con las importan lizacim que han sido ,la automatizacin de los y la informatizacinsde" los dispositivos de tr cuenta y sesenta encontramos las primeras procdsamiento: cementeras,lpetroqumica por ejemplo,,duyo,problema es el sel encuentra en gestacin: desde principi primeros talleres ,automatizados, provist

    'sin de las fbricas Renault, estudiados "p pios de los aos sesenta, Pierre Maville, a mas de produccin a las que llamabai de c o m i e ~ h s de 19s

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    X 3 1 " " ' 1 ( " i 1 > 1 2 t /

    4 , > , ' i > > d i i , < ' l , ' : 28. Cf. F. Daniellou, A. Laville y C. Teiger: Fiction et realit du Jravail ouvrier, Les Cahiers francats, n." 209,1983, pp 39-45. El origen de la teorizacin dellasdife- rencias entreldrabajo prescrito y ,trabajo real fue una enc~esta.de.1969119~72 en una fbrica de montaJe de televisores en elloeste de Francia, entla que el anlisis er- gonmico,del trabajo puso de manifiesto formas, inditas de actividad,~de..resolucin de problemas y de inventiva' por,partelde obreras consideradas como,no cualifica- das y simples xejecutantes* . , *, . " < ,

  • 128 Lasrisis de las identidel

    aos setenta a los grupos semiautnomos de finales de, dcada conduce, pasando por los circuitos~de calidad proyecto, en'relacin con la automatizacin 3,la difusin la~microinformtica, a los dispositivos de gestin qu en todas las grandes empresas a la bsqueda de la competiti como'sea, el paisaje se ha modificado, y el, centro'de 1 boral ms+banalizada se ha desplazado: El acto product pla, se desplaza hacia arriba, tiende a convertirse 'enuna a gestin*global:deguncproceso, de flujos fsicos y de infor intelectualiza y gana en autonoma>>.30 t

    Que se me comprenda bien: no es porque los dirigentes de e presa comprendan todo el, partido que podran obtener de1 mientos incorporados ,y antesnegados, ni porque ample lariados el poder de reflexionar sobre lasiformas de organizacini$4 los modos operativos o les inciten a elaborar diagnsticos y proponer transformaciones,3' por lo que las relaciones sociales de trabajo va?. yan a cambiar completamente, e1,reconocimiento de los asalariados de ejecucin sea algo conseguido o el pode^ jerrquico deje de exisl tir. Lo que quiero decir es que el trabajo, incluso el ms ordinario, se ha convertido en un desafo para el reconocimiento de uno rnismo,'un espacio de voz en el que invertir (o no); un wcampo de problemas , a gestionar e intentar,resolver (o no) y un,universo"de obligaciones ': implcitas y ya no dei'obligaciones explcitas.de ob Quien dice desafo dice a la vez incertidumbre y fuerte i

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    30. Cf. Gilbert de ~erssac, Autonomie dans le trav9i1, Pars, PUF, 1992. Esta obra tiene el mrito de'mostrar concetamente *cmo la regulacin conjunta, desvelada' por Jean-Daniel Reynaud en Les rgles du jeu (A. Colin, 1989), se expa presas a la vez que se difunde la automatizacin de la produccin y cin de los dispositivos de trabajo. Concentradas al principio en las industrias de pro- cesamiento, estas formas de regulacin en la base se extienden a transforman los dispositivos anteriores 'de control y la relacin con operarios. % 8 , 3 1. Cf. Gilbert de Terssac, op. cit., p. 126. 1 32. Cf. JosainetBoutet, Quand le travail rationalise31e,langagea, Le mo vail, pp. 153-164. La autora muestra los dispositivos de gestin recurren, de manera

    '! creciente, a la palabra y a los escritostde los asalariados: Pero stos se basan con fre- cuencia en una concepcin decnicista y mecnica de la comunicacin distinta.de una concepcin comprensiva*e intersubjetiva. Si3bien el saber comunicar se con- % vierte en una competencia profesional en su dimensin cognitiva, no es productor de i identidad ms que en su dimensin social, que supone*una~reapropiacin personal, y colectiva de los mecanismos de gestin. Para ejemplos de reapropiaciones en contex-

    Igli crisis de las identidades profesionales 129

    111 trabajo, incluso el asalariado, se c0nvertir5,~ para cadaivez :ms lisalariados, en una opcin decreatividad? personal y colectiva, 'reco- ~iscida y valorada o, por el contrario, enluna necesidad de superviven> citi para el cumplimiento.de~tareas cada vez ms insignificantes? Nada ost verdaderamente decidido. El llamamiento a-la c r e a t i ~ i d a d ~ ~ de los asalariados para resolver, problemas y rentabiliza~ las inversiones #e acompaa con racionalizaciones que dividen las actividades y, a la vez a los colectivos que las ejercen. La competencia y la competicin horadan las empresas y dividen a los asalariados tanto;ms cuanto que ellas se acompaan de reducciones de empleos y de racionaliza- cin de los recursos humanos, lo que permite'comprender el esta- llido, tanto,en las empresas.como ewel conjunto de la sociedad, ,del ((modelo de la' competencia durante los aos ochenta y noventa:

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    El trabajo como establecimiento de competencias1 I I 1 S , 2

    Nos referimos ahora a una segunda tendencia predominante que ha prolongado y modificado la anterior. La lgica competenciaG'se ha desarrollado en Francia casi,simultneamente en,las organizaciones de trabajo y en algunos segmentos del sistema educativo'a partir de mediados'de los a ~ s ~ o c h e n t a . ~ ~ En principio,iconsista en cuestionar una concepcin frecuentemente tildada de burocrtica de la cualifi- cacin, quemestaba previamente adquirida y sancionada.por un,ttulo que daba derecho a un contrato en un 'nivel de clasificacin (y de

    r f 1 , , - , a i

    tos muy diferentes dentro de la gran empresa burocrtica, cf. Delphine Mercier, Fr- dric Schaud y Pierre Tripier, Management tools in the process of Globalization, en ,C. Mako y C. Warhust, eds., The Management and Organisation of Firm in the Global Context, University of Godollo Press, 1999, pp. 127-136. : 33. Recordemos,que el trabajo no es slo pena y4 labor, sino tam-n obra y creacin. En,alemn, como en ingls, se emplean dos palabras: laborby work: arbeit y werk. Cf., sobre este punto,lHannah Arendt, Condition de l'homme, moderne, trad. Pars, Galli- mard, 1973. La cuestin de la creatividad como produccin de obras para uno est en el centro del proceso de identidad personal. Cf. cap: 5. a 1 ' 34. Lucie Tanguy y Francoise Rop, Savoirs et comptences d l'cole et dans l'en- treprise. El anlisis comparativo'de dispositivos tales como~los. referenciales de competencia en la enseanza tcnica (o la formacin continua),y los acuerdos de em- presa* como el de la siderurgia (Gap 2000) demuestra la lgica comn que une indi- vidualizacin de saberes, organizacin de las competencias en' situacin y apuesta

    8 > , < < , : 1 e - r por la evaluacin 'social.

  • 132 La crisis de las identid -;[,,{l .iisis de las identidades profesionales 133

    de h formacin durante toda la vida @$e-long learning),de 19 [(o1 cliente, un elemento esencial del xito de la empresa y del reco- dio a esta ltima evolucin su milrchamo europe0.4~ , ;,L. llocimiento de uno mismo. Acompaa a un movimiento de transfor-

    S Al final del trayecto, la lgica.de la competencia~sale sensib (iiiicin de la organizacin burocrtica, annima y compartimentada; mente modificada. No son ni 1a.escuela ni,la empresa (ni siquie el1 una empresa-red, que3une pequeas unidades directamente en el coordinadas) las que producen las competencias ,que los in 111ercado. + , I necesitan .para acceder al mer~ado~de trabajo, obtener unos ingreso En las grandes empresas, el movimiento se inici,al mismo hacerse reconocer: son los propios individuos. Son respon llcmpo que se difundanlos~imperativosl de,calidad

  • 11 ~i'ihis de las identidades profesionales 135

    en las empresas que queran acercarse*a sus clientes,,ceirse vyi~dadero modelo de referencia, no slo'en la empresa pri'vadtiin- demandas, convertirse en reactivos. De /iuiuxdora, sino1 tambin en el mundo del servicio pblico. 'Se trataba transformase: se descentraliz, se desburoc [Jo ~ransformar a los furicionarios en profesionales, es decir, en proi interconectadas y se convirti, a fin de cu vsodores de .servicios a los,tusuarios con quientes.estn unidos y a rnundiali~ada.~~ Gracias a la informatizac (111ienes buscan satisfacer las necesidades de1'la mejorfmanera posible. nizacin centralizada y burocrtica en una red de unidades coris (4s una pequea revolucin cultural que se peda desde el mundo de la das~como PYME quelcompetan entre ellas: a partir de proye{t iirlininistracin, donde todava reinaban con frecuencia la cultura bu- indicad~res~de resultados: La relacin entre el centro y (las rocrtica del control, de la proteccin jerrquica y de la cerrazn res- des lleg a ser anloga a la que une a un ~)ccto a los adrnini~trados.~~ Est en juego una verdadera conversin tistas. ,, * Idcntit~ria~en un mundo en el que se encuentran a menudo identida-

    La empresa-red-que emergi del mo lcs categoriales producidas p,or una larga historia. , t i mente productos, sino que tambin yende i . r t , > ' r * I nicamente, servicios, que no represent del empleo en 19,775 frente.al6

  • La crisis de las ideiiti i,ii crisis de las identidades profesionales

    La crisis de las identidades de oficio afect primero y sobre todo se Y de definirse a partir de l, de organizar toda la vida, paree (i los obreros que haban entrado en las minas, las fbricas o los asti- berse hundido para dejar paso a otro mundo.' Ilcros durante los aos cincuenta y sesenta. Entre ellos haba4muchos

    La identidad de oficio es el tipo evidente de identidad co& iiiitiguos campesinos y especialmente trabajadores inmigrados. Se ha- taria que supone la existencia de una comunidad en el seno, d lj(t~n integrado ms o menos bien en las comunidades de oficio, en'el

    lindicalismo obrero y en las formas de regulacin caractersticas del Ijstado-providencia: Durante los aos ochenta y,noventa se encontra-, IlLin en el paro, prejubilados o en situaciones de precariedad. Ya no po- d(an transmitir su oficio a sus hijos y sufran muy hondamente el ((c~m~ronarniento de su mundo anterior. Sin duda, es el. aspecto ms

    con el patrn (a veces el mismo padre) en la faena. Se,basa en ~[ramtico de la crisis identitaria? la imposibilidad de transmitir a los munidades pertinentes de la accin colectiva,s2 que permiten a la llijos los saberes y los valores de un oficio reconocido y valorado. a la defensa de los intereses de los trabajadores, identificados con Pero la cnsis no salv a otras categoras de asalariados. Las iden- lderes sindicales, aunque tambin el reconocimiento de comuni [idades de oficio constituyen un caso particular, es cierto'que histri- des de intereses que unen a trabajadores y patronos alrededorlde o" camente muy antiguo, de una forma identitaria ms general que he lla- jetivos comunes, de ~uper-reglas,~~ que garantizan en especial lilado forma categorial* y que supone la preeminencia de lo colectivo supervivencia y el desarrollo de la firma. sobre los individuos que lo componen, al mismo tiempo que la inte-

    Las identidades de oficio exigen para reproducirse una relati iiorizacin de normas muy aceptadas en materia de cualificacin, de progresin salarial o d.e derechos, adquiridos. Esas normas, unidas a

    dades que las soportan. Se encuentran con frecuencia all donde esi los modos de regulacin en vigor (ley, reglamentos, convenciones o ten

  • 138 i,ii crisis de las identidades profesionales 139

    profesional. Tambin estaban enfrentados a comportamientos fie , . j' , e incorporado en una actividad convertida e Identidades en el Irabajo, conflictos sociales + > . da y problemtica, constituye el tipo evidente y relaciones de clase ' , , segn la sociologa interac~ionista.~~ Desde* ' + 1 1 , ~ 4 S q Chicago y'otros lugares, los sociologos~han hecho de la socializaci Una de las caractersticas ms importantes de los treinta ltimos aos profesional, de las construcciones p crisis i cn Francia parece, ser la desaparicin de los conflictos de,~lase.~O cin de servicio y sus,paradojas uno de los o Todo ocurre como si la ascensin del tema de las identidades anlisis. Al cuestionar, ms o menos rdica acompaara al decliveidel de la,lucha de clases:Por otra parte, es nnica de los funcionalistas,entre profesio lo que reconocapRanaud Sainsaulieu cuando explicaba por qu desde intentado comprender cmo toda vidahpro finaleside los aos sesenta el temade la identidad apareca en el con- cambios permanentes y ide+giros de texto de un cuestionamiento de la lucha de'clases'como nico princi- una trayectoria (career) atravesada p pio de6identidad.'j1 De hecho, treinta,aos ms tarde se.constata que, por. incertidumbres, cambios decisivos (t a largo.plazo, la tendencia es la del retroceso de los conflictos sala- enfrentada a * problemas de ,definicin d riales.,Al menos, conflictos visibles, contabilizados, por ejemplo, a cimiento por parte de los dems. , * patir de las, jornadas ,de huelga (de alrededor de 4 millones entre

    Es entonces muy tentador interp~e < , d i : " I , fo~macin, del trabajo en actividade + , 1 organizacin de competencias y pue 60. cf. Brhard ~ f ~ u l t y ' ~ i d i e r ~ a ~ e i r o n n i e , Conflits et identit, en La noove-

    1 lle socit francaise, A! Colin, 1998, pp. 181-212. Creo que,la frmula utilizada por ' / ( ( '

    los autores no es completamente justa: en Francia, muchos conflictos desde hace treinta aos mantienen, a la vez que otras, una dimensin de lucha de clases. La di-'

    59. Una parte de los escritos de Everett Hu mensin de oposicin de clases de los asalariados respecto a los dirigentes es a la una perspectiva sociolgica interaccionista s vez ms defensiva y ms estrictamente limitada $0 econmico. Es, como,lo analiza- conceptos de socializacin profesional y de c ba Paul Bouffartigue, a la,vez el fin 'de la excepcin francesa y la confusin de las (career) y especialmente's las vueltas de la e apuestas polticas. Cf. Le brouillage des classesn, en'^. P. Durand~y F.-X. Merrien, el esquemaase plica tanto a las ocupaciones eds., Sortie de siecle. La Frunce en mutatiori, Pars, Vigot, 11990, pp. 96-130: Le regard sociologigue, Ed. de la MSH, 199 61. Cf. la entrevjsta de Ranaud~Sainsaulieu con Guy-Jobert, Cidentit et les rela- de vista interaccionista sobre los grupos pr tions,de travail,,Education pehm:manente,i nmero especial Formation et dynamiques ciologie desprofessions, 1998, cap. 5 # / identitaries, 128, 1996-3, p. 189. ' S S t i ,

  • 140 La crisis de las identid

    1971 y 1976 a 352.840 en 1997), ya que los pequeos conflictos han faltado, frecuentemente considerados como conflictos'cada ms numerosos, frecuentemente derivados de reivindicacione "reconocimiento" y de dignidad y, finalmente, de identidad^.^^ i, identidad? Qurelacin hay entre los conflictos particulares'yd antiguos conflictos de clase o entre las reivindicaciones de ide tidad y las clsicas reivindicaciones salariales? ,

    Siise recorre la lista de los conflictos desde Mayo del-68, ltim gran conflicto que se presentaba a s mismo como'conflicto de cla se encuentran varios tipos. En primer lugar, conflictos eprofesion les, que movilizan en la calle a categoras enteras que se oponenu las medidas pblicas que les afectan, reivindicando la creacin d puestos de trabajo, protestando contra la degradacin de sus cond ciones laborales y defendiendo o reivindicando un estatuto: los ens antes (finales de 1987, principios de 1989, marzo de 1998..:), lo asistentes sociales (nueve semanas en el otoo de 1991), los mdico (1983, 1996, 1996 ...), los camioneros (1984, 1995, 1997 ...), laved fermeras (siete meses en 1988-1989 ...J, etc. En algunos casos se pue de hablar de reconocimiento de identidades colectivas, de la inven cin de nuevas formas de accin y de representacin. Es el caso de la coordinaciones aparecidas en varios de, esos conflictos y especialb mente en el emblemtico de las enfermera^.^^ El Estadoles el destina: tario principal, pero no el exclusivo, de tales conflictos, que cierta+ mente' no se presentan como lucha de clase: pero afirman 1 existencia colectiva de un grupo profesional, de un colectivo de asa; lariados, incluida su dimensin sexuada,*de una profesin en lucha contra un sistema administrativo, burocrtico y poltico que ignora sus verdaderos problemas y sus reivindicaciones salariales, pero tam- bin ignora su verdadero papel econmico y social. Las eferrneras no queran solamente inscribirse en el sistema salarial, tambin que- ran inventar formas nuevas de expresin colectiva.

    ,

    62. , Cf. Hrault y Lapeyronnie, op. cit., p. 182. 63. Cf. Daniele Kergoat, Fran~oise Imbert, Hlene Le Doar y Daniele Snotier, Les Nlfirmikres et leur coordination, Lamarre, 1989.1 Las autoras intentan construir en , este libro la figura de la enfermera coordinada como nueva forma de identidad colec- , tiva en construccin, diferente de la del militante tradicional a la vez por la consi- l r deracin de la dimensin sexuada y por la exigencia de democracia directa unida a la accin. < a

    I,ii crisis de las identidades profesionales 141

    Por otro kdo,(el perodo est marcado por varias huelgas estu- cliantiles (universitarios y de.enseanza media),rconflictos educati- vos que ya no tenan,.el carcter revolucionario>> e incluso insu-A rrecional* de Mayo del 68, aunque pueden incluir aspectos inditos cle protesta moral (finales de 1986 contrale1 proyecto Devaquet tras cl asesinatodde*Malik Oussekine). Pero sus objetivos.esenciales son oponerse a la selectividad y reclamar medios; incluso para luchq contra el fracaso escolar (cf. la larga huelga de los nseantes de Sei- ne-Saint-Denis en marzo-abriltde 1998 o de los estudiantes de bachi- llerato en 1999). Estos conflictos muestrarrhasta qu punto el sistema educativo ha llegado a ser estratgico y la apuesta por el xito escolar decisiva (las demandas versa% cada verms, sohre'falta de profeso: res, de locales,'de ayudas al xito:..) no slo pararla integracin so- cial, sino para la construckin identitaria individual. ' ~ r i < , 1 I

    El perodo est tambin pleno de conflictos orientados hacia la defensa de los empleos, la movilizacin contra una oleada de despi- dos, contra un cierre de fbricas, de sedes (mineros, siderrgicos; asalariados de Vilvoorde 02de Michelin..:). Hay que reconocerlo: muy pocos de estos movimientos han conseguido sus fines. ~n la inmensa mayora de los casos, la supresin de los empleos o el cie- rre de las sedes han tenido lugar y, 'a veces, gracias a un plan social -al nivel incluso de una rama enteca (cf: la Convencin General de Proteccin Social de la Siderurgia)-, una parte de los~asalariatlos se ha reconvertido, mientras 'que otra. acceda a la prejubilacin y una terceraese encontraba en el paro. Todos esos movimientos han demostrado hast qu punto se hac&nial la conversin en una so- ciedad como la francesa en la que las regulaciones estn'debilitadas y en la que las estructuras preventivas de formacin, reconversin y movilidad son o bien con demasiada)frecuencia inexistentes o bien ineficaces. ' 9 , I

    Por ltimo, dos recientes conflictos escapan a las categoras pre- cedentes. La granfhuelga ae diciembre de 1995, se'desencaden a par- tir del cuestionamiento de los regmenes especiales de jubilacin, es- pecialmente el 'de los ferroviarios. Se extendi a partir de temores exacerbados por el replanteamiento de los 'servicios pblicos, del es- tatuto d i las empresas nacionales, de los meaios que se les atribuan y de la perennidad de los regmenes.de jubilacion; Lo que seplantea- ba no era en primer lugar ni solamente un reflejo corporativista de de-

  • 142 J La crisis de las'iden

    fensa, era tambin, y sobre todo; la afirmacinde la legitimida nocin misma de, sergicio pblico,'de su reconocimiento. U pacte del pblico que) apoyaba a los huelg vocando.64~El~~movimiento de los parados de diciembre de 1 totalmente indito, ya que era histricamente" improbable: e~istan~precedentes, represent una movil por parte de quienes *haban, sido demasia excluidos,,un trnsito,de da resignacinla constatar hasta qu punto lhs formaslde acci la crisis y sefrenuevan,constantemente.

    La comparacin mecparece interesante, ya que permit guir las ,formas, tradicionales de las,nuevas formass.de confl ciales. En el conflict~~~de los trabajadores de los servicios p trataba antetodo de defender una identidad estatutaria con tado-patrn quetla,cuestionaba, material y simblicamente. vimiento de los parados, se trataba de,defender colectiva dignidadihumana (las mnimas prestaciones tan para preservarla) y de luchar? unidos infamante. Ambos'ejemplos manifiestan: d carcter, simblico de los conflictos sociales y-la import taria,de lo que Segrestin haba llamado, las comunidade de la,accin colectiva. Rero,en un caso se trataba de re dad de ,grupos profesionales,antiguos (frente a los ri cacin, deswalorizacin o n y de exclpsin social. E el individualismo, las conductas de suspensin d,e rables de las cuestiones de la jubilacin) o la carga miento constituan,los riesgos futuros contra los que en el segundo,c~so,~contra lo que haba que reaccio cias pasadas entrando en relaciones afinitarias y tivo nuevo. , S 1 ,

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  • 144 La crisis de las identidl bii crisis de las identidades profesionales 145

    de un conflicto perdido, de una separacin mortal del grupo de p I j 1 , , ' 8 ? tenencia. La segunda, la identidad de red, es la que resulta tura, que i~mplica una identificacin nueva (para< s mismo), Con las experiencias de los ltimos treinta aosaen materia de einpleo viesa la prueba de la individualizacin 'a menudo forzada, qu afro y paro, de actividades y relaciones de trabajo y de movimientos so- e1:problema de la reconstruccin de una forma societaria, a 'lagy ciiiles, los modelos culturales sealados por Renaud Sainsaulieu en voluntaria e incierta. La identidad colectiva en el trabajo-es una infl 111s organizaciones laborales de los aos sesenta han sufrido evolu- vacin, una creacin institucional ~(Sainsaulieu)' que ciones signifi~ativas.~~.He'sealado algunas de estas dinmicas en la proceso de .elaboracin, de' negociacin de reglas, y norm encuesta colectiva de 1986-1989, que versaba sobre los ,asalariados ferencias -comunes. Este proceso es necesariamente confl sle las grandes empresas privadas frente a las formaciones innova- parte: pero tambin incluye la cooperacin, los avances y los~retroc

    lor ras.'^ Nuevas investigaciones en los aos noventa han aportado sos, los compromisos y los riesgos. : .. iiuevos elementos que permiten,.sobre la base de las sntesis prece-

    Estamos en la encrucijada de dos paradigmas, de dos modos dentes, defender la tesis de la crisis de formas identitarias heredadas pensar los vnculds entre construccin de la individualidad ,y co de los treinta gloriosos (1 945- 1975). " , & , truccin social. En el primero, eslprioritario lo social com Logque Sainsaulieu haba llamadorla identidad de suspensin de clase, de explotacin salarial, de dominacin: los asa1 que caracterizaba a finales de los aos ochenta los discursos de los pueden construir su identidad de dominados resistentes uni asalariados que se consideraban marginados perifricos en la em- conflicto -como Conflicto de clase- es un enfrentamiento que no presa o el servicio y se reconocan amenazados de exclusin ha evo- puede ms que, bien reforzar las identidades establecidas de los pro,+ lucionado hacia nue+vas modalidades, siempre marcadas por la exclu- tagonistas, bien+hacer estallar la identidad colectiva del perdedoi sin del trabajo y el sufrimiento del paro total7' o la-prejubilacin. en individuos abandonados a las angustias de la desafiliacin. E,] Esa forma, identitaria estaba construida a base de actos de atribu- conflicto como momento y prueba de una construccin de-actor co- ' cin y de etiquetacin en el trabajo situndola fuera del modelo de lectivo es una confrontacin que puede permitir una superacin del la competencia Cmo han vivido los asalariados1 afectados la tre- aislamiento inicial y constituir una experiencia decisiva en el acceso menda prueba identitaria que consiste en la exclusin del empleo? a una nueva identidad, a la vez personal y societaria. Lo que el exai Esa primera forma de crisis identitaria es,la ms terrible sin lugar,a men retrospectivo parece'mostrar con claridad es el declive de los: dudas. Combina una.relacin de ,exterioridad en lo que respecta al conflictos del primer tipo (que habra que relacionar con elfdeclive de empleo y una relacin instrumental en el trabajo,que hace espinosa la la adhesin sindical, especialmente a los esindicatos de clase) y un' ' reconversin a otros papeles, en particular familiares, sobre todo ascensin lenta, incierta y a veces poco visible, de los conflictos del para los hombres. Lo que a veces"se llama repliegue sobre s no segundb tipo.@ ES un elemento crucial de lo que llamo la crisis de,

    l ,

    las identidades , 69. El ltimo libro cotectivo de R..Francfort, F. Osty, R.iSainsaulieu y P. Uhalde, , m Les mondes sociaux de 1 'entreprzse, Pars, Descle de Brouwer, 1997, ,seala e l desa-

    t1 ' t . > + , rrollo durante los aos noventa de una h l tu ra de servicio pblico que es ms bien , * analizada como defensiva, especialmente frente a la ~rivatizaciOn y al desarrollo de

    68. Es verdad que desde hace tiempo, al presentarse los conflictos como enfrenta- , formas de precarizacin. No se sabe bien si se trata de un modelo nuevo o de la re- mientos de clase en el discurso de sus lderes, constituan, de hecho, confrontaciones, activacin de un modelo antiguo. juegos delsuma no nulas, en el seno de los cuales, los retos de re 70. Cf."a ltima parte de La socialisation, pp. 201-252, y ei ~ l t i m o ( c ~ ~ t u 1 0 de So- titario eran importantes y cuyos resultados podan satisfacer a la ciologie des professions, pp. 225-259. " rencial de xito econmico y a las lgicas salariales de reconocimiento identitarion. ' ' 71. Cf. Dominique Schnapper, L'preuve du chbrnage, P,ars, Gallimard, 1994 (1." ed., Pascale Trompette da un ejemplo en La ngociation dans I'entreprise: symbolique de i 1981). En esta nueva edicin, la autora hace balance de los trabajos recientes sobre el l'honneur et.recompositions identitaires~, Revue francaise de sociologie, XXXVIII- , : paro y los parados y3encuentra una confirmacin a la tesis que mantiene la centralidad 4, 1997, pp. 79 1-822. , g del trabajo en la sociedad francesa de los aos ochenta y noventa.

  • clicc nada de los procesos sociales y psquicos de la desocialiikcit6 1 ; \ ( ! que implica para todos las esferas de la existencia, incluidalla doj]

    ciudadana. Volveremos sobre ello en elltimo captulo. >' ~:,~$'/[i Lo que Sainsaulieu designaba con lahexpresin modelo@$

    nal, basndose en sus observaciones directas de conflictos socild en los que1 la identificacin de los obreros con su lder,implicaba,uJ

    i r , i forma de nosotros que .prevaleca absolutamente sobre el' yo,)';l habamos rebautizado identidad ccitegbrial, para $designar l;;*k~!gt rnentacin de .quienes, aldesconfiar de la gestin *articipativa $',d

    8 ' ''( las innovacines de forma~in,~ adoptaban formas de participaeil$ dependiente, nostlgicas de las protecciones ,de la identidad le1ofi6i@ La crisis de las identidades de oficio ante las embestidas de lairacie nalizacin no ha dejado de producirse en la historia del capitalis&! desde hace' ms de dos siglos 6ajo:formas~especficas~cada vez;',,^^ mos vistos en qu difiere'de las crisis precedentes y cmo tomall?foC

    , ; l ma'de un sentimiento de bloqueo. Si bien )no desembocalnecesarid mente en la exclusin dellempleo, con frecuencia supone alternt dolorosas entre una incierta reconversin y. la reclsificacin en'e pleos a menudo devaluados'. La crisis' identi'taria plantea'tambi cuestin de la transmisin intergeneracional en el seno de!laslc populares o del asalariado medio. 1> , ' 1 ,

    L a que Sainsaulieu llamaba

  • 148 La crisis de las idedtiatt

    nes colectivas y modos de socializacin del yo a partir gracin definitiva en dichos colectivos son sospechosos valuados y desestructurados. El ltimo grito del modelo de'la com tencia supone un individuo racional y autnomo que administra formaciones y sus perodos de trabajo segn, una lgica empresah de maximizacin de s.74

    Esa forma muy individualista, pero tambin muy inc identidad de red muy vinculada a la sociedad en red75 que seso truye a travs de,la mundializacin, primero en el trabajo y en todoslos dems mbitos. Esa forma, dirigida hacia la re de s y la plenitud personal en un contexto de gran compet loca a los individuos en la obligacin de afrontar la incertid cada vez con ms frecuencia, la precariedad, a la que inten sentido. Pero tal forma, no est ella misma en crisis perm

    Si el resultado de treinta aos de crisis de empleo, de transfoq maciones del trabajo en el sentido de la responsabilidad individual: de la~valoracin de la competencia y de la empleabilidad de cada uno ha sido el hacer de esa forma identitaria la nica deseable en el porvenir, la nica susceptible'de reconocimiento temporal, la nica a proponer a las nuevas generaciones, entonces es que hemos entrado , en una crisis identitaria ~errnanente .~~ En el futuro deber cada uno' venderse durante un tiempo a un empresario o buscar su opoqu- nidad en una incierta creacin de empresa? El estatuto de la funcin pblica, ltima defensa de la estabilidad de por vida, acabar pofi,

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    74. Sobre el modelo ultraliberal llamado de empresa de s mismo, cf. Bob Aubrey, , Le travail apr2s la crise. Ce que chacun doit savoirpour gagner sa vie au xxp sikcle, " Pars, InterEditions, 1994. 75. En La soczt en rseau, Manuel Castells afirma: Nunca el trabajo ha sido ms esencial en el proceso de creacin, pero nunca los trabajadores han sido ms vulnera- bles frente a 1; organizacin, individuos aislados en el seno de una red flexible siquiera sabe dnde se encuentra exactamente (p. 322). No se puede decir mejor la forma identitaria as planteada, la identidad de red producida por -y producto de- la sociedad en red est basada en el trabajo, pero tambin resulta tan inciert

    - -

    movediza como la misma evolucin del trabajo. 76. Una hiptesis ms congruente con la del captulo precedente consistira en pen- sar que la diferencia entre el cuestionamiento dd los papeles profesionales (y de las ' categoras de empleo) a partir de la extensin del modelo de la competencia y la apa- ricin de nuevos proyectos de carreras convertidos en muy difciles por las incerti-

    r:

    dumbres de los mercados tendera a reducirse y que las identidades de redes se desa- ' rrollaran gracias a la anticipacin de nuevas carreras vinculadas a nuevas tendencias ' de empleo. ..

    Lii crisis de las identidades profesionales 149

    ceder ante las embestidas de la necesaria competencia de la empre- sa de servicios, de la equiparacin de lascondiciones de empleo, de las nuevas normas europeas y, por ltimo, del proceso de racio- i~alizacin capitalista? Deber cada uno cambiar regularmente de ac- tividad, de empleo, de competencia, de red? ,Qu ocurrir entonces con su identidad profesional, parte ms o menos central de su identi- dad personal? Se convertir para la mayora en una historia impre- visible, incierta, siempre vuelta a empezar? Ser para ellos una serie indefinida de crisis a superar y gestionar? Una identidad de crisis ms que una identidad en crisis?