47
Democracia t e m a s d e l a P ERIÓDICO E LECTRÓNICO DEL D EPARTAMENTO DE E STADO DE E STADOS U NIDOS J U L I O D E 2 0 0 1 V OLUMEN 6 N ÚMERO 1 L A J USTICIA P ENAL EN E STADOS U NIDOS

E LECTRÓNICO DEL Democracia temas de la · borador David Pitts escribe sobre los Mucha-chos de Scottsboro, un caso legal muy impor-tante que comenzó hace 70 años. El caso,

  • Upload
    dinhthu

  • View
    221

  • Download
    1

Embed Size (px)

Citation preview

D e m o c r a c i at e m a s d e l a

P E R I Ó D I C O E L E C T R Ó N I C O D E L D E P A R T A M E N T O D E E S T A D O D E E S T A D O S U N I D O S

J U L I O D E 2 0 0 1

V O L U M E N 6 N Ú M E R O 1

L A J U S T I C I A

P E N A L E N

E S T A D O S U N I D O S

ESTE PERIÓDICO ELECTRÓNICOenfoca el tema de la justicia penal en EstadosUnidos. En todos los artículos se trata la ten-sión inherente que existe entre la necesidad deencausar a los delincuentes de una manera rá-pida y efectiva y la necesidad igualmenteimportante de proteger los derechos de todoslos ciudadanos. La presunción de inocencia esun elemento central del sistema esta-dounidense. Se presume que todo acusado esinocente hasta que se le halle culpable más alláde toda duda razonable — esta es la norma detodos los juicios penales en Estados Unidos.

Como lo confirma el catedrático James B.Jacobs en el primer artículo de este periódicoelectrónico, el sistema de derecho penal de lanación ha evolucionado significativamentedesde la fundación de la República. Jacobs, ti-tular de la Cátedra Warren E. Burger en la Uni-versidad de Nueva York y director del Centro deInvestigación del Delito y la Justicia de lamisma universidad, explica la demarcaciónentre el procedimiento federal y el estatal, y elsistema de sentencias y apelaciones. Explicatambién cómo, en el transcurso de los años yparticularmente durante el último siglo, se hanampliado los derechos de los norteamericanos

de conformidad con el sistema de justiciapenal.

Al sistema de justicia penal de Estados Unidosse lo percibe ahora como más justo y equitativoque en épocas anteriores, particularmente en loque concierne a las minorías y la mujer. Esto esde importancia en sí y por sí. Pero Tom Tyler,catedrático de psicología de la Universidad deNueva York, comprueba que el hecho de quelos norteamericanos perciben el sistema comomayormente justo y libre de prejuicios y acordecon sus propios valores, ayuda a generar unaconducta de obediencia a la ley. Tyler abordacuestiones tales como las motivaciones éticasen lo que concierne al cumplimiento de la ley,en comparación con la herramienta menos efec-tiva de la disuasión.

Especialmente en décadas recientes,numerosos estados han experimentado conreformas legales destinadas a hacer más eficazy efectivo el sistema de justicia penal. Una detales reformas es el surgimiento de la "justiciacomunitaria" — que consiste en varias manerasde mediación entre el delincuente y la víctima.Dennis Maloney, director de Justicia Comuni-

2

I n t r o d u c c i ó n

La Justicia Penal en Estados Unidos

De los Ed i tores

taria Juvenil, organización no gubernamentaldel Condado de Deschutes, Oregón, que hacehincapié en la prevención del crimen y lacolaboración, describe el sistema que existe enuna jurisdicción de ese estado del oeste delpaís. Maloney defiende la innovación a la vezque reconoce sus fallas.

En nuestro estudio de un caso real, preparadopara el periódico electrónico, el redactor cola-borador David Pitts escribe sobre los Mucha-chos de Scottsboro, un caso legal muy impor-tante que comenzó hace 70 años. El caso,definitivamente, es importante en lo querespecta a la

historia de los derechos civiles, pero es signi-ficativo también en la historia de la jurispru-dencia norteamericana, ya que dio origen a dos

dictámenes trascendentales del Tribunal Supre-mo de Estados Unidos que fortalecieron losderechos fundamentales de todos los norte-americanos. El caso de los Muchachos de

Scottsboro vs. el estado de Alabama ilustraespecta-cularmente que los derechos, de con-formidad con el sistema estadounidense,pueden ampliarse no sólo como resultado decambios en el derecho penal de EstadosUnidos, sino también debido a la revisión judi-cial y la supervisión constitucional.

El periódico electrónico concluye con una va-riedad de fuentes de consulta — libros, artícu-los y sitios de Internet — que ofrecen informa-ción adicional sobre la justicia penal en Esta-dos Unidos.

Temas de la Democracia, Volumen 6, Número 1, julio de 2001

3

Cuatro de los nueve Muchados de Scottsboro con el

abogado Samuel Leibowitze en 1937. Su caso cul-

minó en dos dictámenes transcendentales del Tri-

bunal Supremo de Estados Unidos que reforzaron

los derechos fundamentales de todos los esta-

dounidenses. AP Photo.

4

temas de la Democracia

Í n d i c e

Jul io de 2001

6

E V O L U C I Ó N D E L D E R E C H O P E N A L D E E S TA D O S U N I D O S

James B. Jacobs, titular de la Cátedra Warren E. Burger y director del Centro de Investigación

del Delito y la Justicia de la Escuela de Abogacía de la Universidad de Nueva York (NYU),

examina el sistema penal de la nación.

18

L A O B E D I E N C I A A L A L E Y E N E S TA D O S U N I D O S :

L A J U S T I C I A P R O C E S A L Y E L S E N T I D O D E I M PA R C I A L I D A D

Tom Tyler, catedrático de psicología de la Universidad de Nueva York (NYU),

analiza las percepciones y actitudes del pueblo estadounidense con respecto a su sistema

de justicia penal y la manera en que tales opiniones influencian la conducta respetuosa de la ley.

25

E L S U R G I M I E N TO D E L A J U S T I C I A C O M U N I TA R I A

Dennis Maloney, director de Justicia Comunitaria, organización de gobierno local que colabora

estrechamente con organizaciones no gubernamentales en el Condado de Deschutes,

en Oregón, describe el sistema de "justicia comunitaria" que usa la mediación como herramienta

para resolver diferencias entre el delincuente y la víctima.

33

L O S M U C H A C H O S D E S C OT T S B O R O

Y L O S D E R E C H O S F U N D A M E N TA L E S

Nuestro redactor colaborador David Pitts examina la historia de los Muchachos de Scottsboro,

un caso de derechos civiles de alta resonancia que comenzó hace 70 años y culminó

en dos dictámenes transcendentales del Tribunal Supremo que reforzaron los derechos

fundamentales de todos los estadounidenses.

5

41

B I B L I O G R A F I A ( E N I N G L É S )

Artículos y libros sobre la justicia penal de Estados Unidos.

45

D I R E C C I O N E S D E I N T E R N E T ( E N I N G L É S )

Direcciones de Internet que tratan de temas de la justicia penal de Estados Unidos.

Las opiniones expresadas en otros sitios de Internet que aquí se indican

no representan necesariamente las opiniones del gobierno de Estados Unidos.

DIRECTORA Judith Siegel

ED ITOR Anthony W. Sariti

ED ITOR CONSULTOR Wayne Hall

EDITORA DE INTERNET Y TEXTOS Deborah M.S. Brown

EDITORES COLABORADORES Estelle Baird

Mona Esquetini

Stuart Gorin

Charla Hatton

John Jasik

David Pitts

ESPEC IAL I STAS DE CONSULTA Anita Green

Andrea McGlinchey

DIRECTORA DE ARTE Diane Woolverton

AYUDANTE DE GRÁF IC AS Sylvia Scott

JUNTA EDITOR IAL Howard Cincotta

Judith Siegel

Leonardo Williams

La Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos ofrece productos y servicios que explican las políticas estadounidenses al público extranjero. La

oficina publica cinco periódicos electrónicos que analizan los principales temas que encaran Estados Unidos y la comunidad internacional. Los periódicos — Perspectivas económicas, Cuestiones mundi-

ales,Temas de la democracia, Agenda de la Política exterior de Estados Unidos y Sociedad & valores estadounidenses — ofrecen declaraciones de política estadounidense junto con análisis, comentarios e

información de antecedentes en sus respectivas áreas temáticas. • Todos los periódicos aparecen en versiones en español, francés, inglés y portugués; algunos temas seleccionados aparecen también

en árabe y ruso. Los periódicos en inglés se publican aproximadamente cada mes. Las traducciones se publican generalmente de dos a cuatro semanas después de la versión original en inglés. • Las

opiniones expresadas en los periódicos no reflejan necesariamente los puntos de vista o políticas del gobierno de Estados Unidos. El Departamento de Estado de Estados Unidos no asume respon-

sabilidad por el contenido y acceso constante a los sitios en la Internet relacionados con los periódicos electrónicos; tal responsabilidad recae totalmente en los proveedores. Los artículos pueden

reproducirse y traducirse fuera de Estados Unidos, a menos que haya restricciones específicas de derechos de autor. El uso de fotografías debe ser autorizado por las fuentes correspondientes. • Los

números actuales o atrasados de los periódicos electrónicos, y la lista de los próximos periódicos puede encontrarse en la página de la Oficina de Programas de Información Internacional del Depar-

tamento de Estados Unidos en la World Wide Web: http://usinfo.state.gov/journals/jourspa.htm. • También están disponibles en varios formatos electrónicos para facilitar su lectura en la pantalla,

transferencia, descarga e impresión. Se agradece cualquier comentario en la oficina local de la Embajada de Estados Unidos o en las oficinas editoriales: Editor, Issues of Democracy, Democracy and

Human Rights — IIP/T/DHR, U.S. Department of State, 301 4th Street, S.W.,Washington, D.C. 20547, United States of America.. • Es posible también comunicarse vía email a: [email protected]

P E R I Ó D I C O E L E C T R Ó N I C O D E L D E P A R T A M E N T O D E E S T A D O D E E S T A D O S U N I D O S

T E M A S D E L A D E M O C R A C I A

L A J U S T I C I A P E N A L E N E S T A D O S U N I D O S

J U L I O D E 2 0 0 1

6

En este compendio del sistema de justicia penalde Estados Unidos de James B. Jacobs, titularde la Cátedra Warren E. Burger y director delCentro de Investigación del Delito y la Justiciade la Escuela de Abogacía de la Universidad deNueva York (NYU), explica la estructura y lajurisprudencia básica de los procedimientos delderecho penal estadounidense. La naturalezafundamental de éste, dice Jacobs, reside en laConstitución de Estados Unidos y en laDeclaración de Derechos. Es la Constitución laque inspira la organización judicial federal y delos estados y constituye la autoridad decisivasobre lo que es permisible.

LOS CIMIENTOS DEL procedimientopenal de Estados Unidos se encuentran en laConstitución del país, incluyendo sus diezprimeras enmiendas, que a su vez constituyenla Declaración de Derechos. La Constituciónreconoce los derechos, garantías y libertadesfundamentales de todos los habitantes de Esta-dos Unidos. El más importante de estos dere-chos, en lo que se refiere a la justicia penalestadounidense, le otorga al acusado la presun-ción de su inocencia. El acusado no tiene queprobar su inocencia. Corresponde al gobiernodemostrar la culpabilidad de éste, más allá deuna duda razonable. Derechos como éstos con-stituyen la armazón de la organización judicialfederal y de los estados que la Constitucióndispone. De importancia especial son lasenmiendas Quinta, Sexta y Octava.

La Quinta Enmienda garantiza al acusado laexcepción de cosa juzgada (protección contra elenjuiciamiento de una persona ya sometida ajuicio por los mismos hechos) e impide que sele exija atestiguar contra sí mismo en casos

L a J u s t i c i a P e n a l e n E s t a d o s U n i d o s

Evolución del Derecho Penal de Estados Unidos

Por J ames B . J acobs

penales. Lo que es más significativo, protegetambién el derecho del acusado al "debido pro-ceso legal", un concepto de gran trascendenciaexpresado en la Declaración de Derechos, queespecialmente en el siglo XX, fue interpretadopor los tribunales para conferirirles a los acusa-dos una amplia gama de protecciones y dere-chos.

La Sexta Enmienda garantiza al acusado elderecho a "ser juzgado rápidamente y en públi-co por un jurado imparcial del distrito y estadoen que se haya cometido el delito". Estaenmienda le otorga también el derecho a que sele caree con los testigos que depongan en sucontra (así como a repreguntar) y a tener el"asesoramiento de un abogado" que lo defienda.Con el transcurso de los años esta última pro-tección también se ha ampliado y de hechogarantiza a todo acusado el asesoramiento legalapropiado en juicios penales.

La Octava Enmienda impide exigir "fianzasexcesivas" a los acusados y prohíbe "las penascrueles y desusadas". Según la interpretaciónde los tribunales, esta última prohibición limitalos tipos de penas que pueden infligirse. En1972, las leyes que establecían la pena capitalen 38 estados fueron efectivamente invalidadascon fundamento en esta disposición constitu-cional. Algunas se redactaron nuevamente conel fin de adecuarlas a la Constitución. Actual-mente, 38 estados incluyen en sus leyes la penacapital. Sin embargo, este ejemplo sirve parailustrar que es la Constitución de EstadosUnidos la que rige suprema en el sistema esta-dounidense, no las leyes penales esta-dounidenses por si mismas. Ni el Congreso nilos estados pueden aprobar leyes que violen laConstitución.

Todo estado, así como el gobierno federal, tienesu propio "derecho penal substantivo" (queespecifica los delitos y las defensas) y su "pro-cedimiento penal" (que especifica las diferen-tes etapas del proceso penal: arresto, juicio,sentencia, apelación y puesta en libertad). Lalegislatura de cada estado promulga las leyespenales que rigen en ese estado, los fiscales delestado y sus condados las hacen cumplir, lostribunales estatales y locales resuelven loscasos a que den lugar y sus sentencias secumplen en prisiones de los estados o en cárce-les locales. El Congreso promulga las leyespenales federales, cuya aplicación, así como losprocesos a que den lugar, la solución de losmismos y las sentencias están a cargo de lasagencias encargadas de hacer cumplir la ley yde los fiscales, tribunales, prisiones y sistemasde libertad condicional y libertad vigilada delgobierno federal.

7

James B. Jacobs

El s i s tema feder a l

Existen más de 20 agencias federales espe-cializadas encargadas de la ejecución de laley, la mayoría de las cuales forman parte delos Departamentos de Justicia y de Hacien-da. De estas agencias las más prominentesson la Oficina Federal de Investigaciones(FBI) y la Agencia de Control de Drogas deEstados Unidos (del Departamento de Justi-cia) y la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armasde Fuego, el Servicio Secreto y el Servicio deAduanas (del Departamento de Hacienda).Estas agencias tienen su sede en Washingtony oficinas en todo el territorio de EstadosUnidos y, en algunos caso, en el exterior.

Los fiscales federales, denominados "fiscalesde Estados Unidos", son nombrados por elpresidente para cada uno de los 94 distritosjudiciales de Estados Unidos. Incumbe aéstos iniciar y continuar en los tribunalesfederales el encausamiento de delitos fede-rales, únicamente. Debido a su nombramien-to presidencial los fiscales federales tienenbastante independencia, pero también debenrendir cuentas al secretario de Justicia deEstados Unidos, quien dirige el Departamen-to de Justicia y por lo tanto es miembro delgabinete presidencial.

La división penal del Departamento de Jus-ticia en Washington suministra asesoramien-to, pericia técnica y alguna orientación ysupervisión a los fiscales federales. La ofici-na central del Departamento de Justiciacomprende también las unidades especialesde fiscalía que tienen autoridad en todo elpaís en materia de crimen organizado,crímenes de guerra, antimonopolio y tráfico

internacional de drogas; generalmente estasunidades obran en cooperación con los fis-cales federales.

A los delincuentes que cometen delitos fede-rales y son sentenciados a prisión, se losrecluye en instituciones penales admi-nistradas por la oficina Federal de Prisiones,que es parte del Departamento de Justicia.Estos prisiones están dispersas por todo elterritorio de Estados Unidos; un acusado queha sido declarado culpable en un tribunalfederal puede ser encarcelado en cualquierprisión federal. Sin embargo, menos de 10por ciento de toda la población reclusa deEstados Unidos se encuentra en prisionesfederales.

La jus t i c i a pena l en e l ámbi to es ta ta l y loca l

La mayoría de las actividades de la justiciapenal se llevan a cabo con los auspicios de losgobiernos estatales y locales. La ejecución de laley en los estados está en gran parte descen-tralizada en los condados, las ciudades y lospueblos. La policía de cada estado tiene juris-dicción sobre las principales carreteras de suestado, así como de las zonas rurales carentesde personalidad jurídica. Con frecuencia tieneademás otras funciones limitadas, como el man-tenimiento de antecedentes penales. Los fis-cales generales de los estados, a diferencia delsecretario de Justicia de Estados Unidos, usual-mente tienen poca o ninguna autoridad paraenjuiciar, aunque pueden tener la responsabili-dad de argüir las apelaciones penales y defen-der las peticiones posteriores a las condenas. Elenjuiciamiento es una función que está dentrode la esfera del condado. La mayoría de los fis-

8

cales, llamados fiscales de distrito, son elegidosa sus cargos.

Cada condado tiene una cárcel donde serecluye a los acusados en espera de juicio, asícomo a los acusados sentenciados por delitosleves o "faltas" (delitos punibles con una penamáxima de un año de prisión). Los departa-mentos encargados de la libertad condicionalson generalmente regidos por el condado. Haymás de 20.000 departamentos de policía inde-pendientes que pertenecen a los gobiernoslocales. La mayoría de éstos prestan sus servi-cios en pequeñas poblaciones y tienen menosde 20 agentes. Los departamentos de policía delas grandes ciudades, por el contrario, sonenormes. Por ejemplo, el de la ciudad de NuevaYork, el más grande del país, tiene aproximada-mente 38.000 agentes de policía. A las per-sonas procesadas en los tribunales de los esta-dos por delitos graves y sentenciadas a prisiónse las recluye en el sistema carcelario del esta-do, generalmente denominado "departamentocorreccional".

Derecho pena l substant ivode los estados

Aunque tiene origen en "la ley común o derechoinglés" (ordenamiento jurídico de tradiciónanglosajona), el derecho substantivo penal deEstados Unidos es estatutario. En EstadosUnidos no hay delitos de "ley común". En otraspalabras, el derecho penal de cada estado lodetermina la legislatura de ese estado y el dere-cho penal federal lo establece el Congreso. Lamayoría de los estados, pero no el gobiernofederal, tienen un "código" amplio de derechopenal substantivo, compuesto de principiosgenerales de responsabilidad penal, leyes que

definen delitos penales específicos y leyes quedefinen las excusas y las justificaciones.

Dos tercios de los estados han adoptado, enforma total o parcial, el Código Penal Modelo(MCP) redactado en las décadas de 1950 y1960 por el Instituto Norteamericano de Dere-cho, prominente organización de reforma de lasleyes. El MCP es el documento de mayor influ-encia en el derecho penal substantivo esta-dounidense. Uno de los principios más arraiga-dos del derecho penal de Estados Unidos con-siste en que no puede haber responsabilidadpenal sin haber culpabilidad. En el MCP, la cul-pabilidad, que algunas veces se denomina"mens rea", se establece demostrando inten-ción, conocimiento, imprudencia temeraria onegligencia, todo lo cual se define cuidadosa-mente en el código. Salvo en el caso de delitosmenores y de algunas contravenciones, el MCPrequiere una culpabilidad especificada paracada uno de los elementos de una transgresión(conducta, circunstancias que rodean el hechoy consecuencias).

Los códigos penales establecen las prohibi-ciones que constituyen las leyes penales — losdelitos contra la persona (e.g. asesinato y vio-lación); los delitos contra la propiedad (e.g.hurto e incendio doloso); los delitos contra elorden público (e.g. perturbación del ordenpúblico y sedición); los delitos contra la fami-lia (e.g. bigamia e incesto) y los delitos contrala administración pública (e.g. soborno y perju-rio).

9

Derecho pena l substant ivo feder a l

¿Cuáles delitos se consideran federales ycuáles estatales? No hay una respuesta clara aesta pregunta. Ciertamente, la conducta sus-ceptible de configurar un delito no puededividirse en estas dos categorías. Cuando unacto único o línea de conducta viola tanto unaley federal como la ley de un estado, es posible,incluso, que ambos gobiernos entablen juicio,ya que según la doctrina de "soberanía dual", laprohibición de cosa juzgada (según la cual unapersona no puede ser enjuiciada dos veces porel mismo delito) no tiene aplicación en el casode procesos separados de soberanías separadas.

En teoría, el poder del Congreso está limitadopor los poderes expresamente enumerados en laSección 1ra. de la Constitución. Delitos como lafalsificación de la moneda estadounidense, elingreso ilegal a Estados Unidos, la traición y laviolación de los derechos constitucionales yestatutarios federales están obviamente dentrode la jurisdicción básica del gobierno federal.Sin embargo, mediante la utilización de suspoderes expansivos a que da pie la cláusula decomercio y otras disposiciones elásticas, elCongreso ha promulgado leyes penales federa-les que tienen que ver con el tráfico de drogas,armas de fuego, secuestro, fraude organizado,hurto de automóviles, fraude y demás delitos.

El Tribunal Supremo rara vez ha dictaminadoque el Congreso carece de potestad para pro-mulgar una ley penal federal. Ello explica, enparte, el crecimiento inexorable del alcance delderecho penal federal durante todo el siglo XX.Hoy en día, el derecho penal federal puede uti-lizarse para entablar acciones judiciales contra

muchos delitos que tradicionalmente se consi-deraban responsabilidad de los estados. Noobstante, en la práctica, la gran restricción delalcance del derecho penal federal está en losrecursos. El FBI y otras agencias federales deejecución de la ley, así como los fiscales fede-rales, tienen la posibilidad de investigar yprocesar solamente una pequeña fracción detodos los delitos potencialmente dentro de sucompetencia.

Procedimiento pena l

Todos los estados estado y el gobierno federaltienen sus propios reglamentos de proce-dimiento penal. El Reglamento Federal de Pro-cedimiento Penal lo redactan los comisionesjurídicas asesoras y lo promulga el TribunalSupremo, sujeto a enmienda por parte del Con-greso. Los reglamentos del procedimiento penalde los estados generalmente son instituidos porla legislatura de cada estado.

De los 23 derechos diferentes incluidos en lasprimeras ocho enmiendas de la Constitución 12tienen que ver con el procedimiento penal.Antes de la Segunda Guerra Mundial, estosderechos se hacían valer sólo para proteger alindividuo del gobierno federal. Desde la Segun-da Guerra Mundial prácticamente todos estosderechos han sido incorporados mediante lacláusula del debido proceso de la 14ta.Enmienda y también se han aplicado en la eje-cución de las leyes estatales. La Constituciónfederal fija un mínimo, no un tope a los dere-chos del ciudadano frente a la policía, los fis-cales, los tribunales y las autoridades peniten-ciarias. Los estados pueden otorgar más dere-chos a los acusados de delitos penales. Porejemplo, estados como el de Nueva York prote-

10

gen substancialmente más los derechos de lossospechosos de delitos y de los acusados dedelitos que el Tribunal Supremo de EstadosUnidos.

En el lenguaje legal estadounidense la expre-sión procedimiento penal se refiere a las limita-ciones constitucionales, estatutarias y adminis-trativas de las investigaciones policiales (re-gistro de personas, lugares y cosas; incautacióne interrogación) así como a los pasos formalesdel proceso penal. Tanto la Cuarta como laQuinta Enmienda protegen a la ciudadanía, nosólo a los delincuentes y sospechosos de delito,de una actividad policial extralimitada.

Derecho a l asesor amientolega l

El derecho al asesoramiento de abogadocomienza cuando el individuo sospechoso esacusado, o sea al iniciarse el proceso judicial.Si el acusado es pobre de solemnidad, el juez leasigna un abogado defensor en su primera com-parecencia ante el tribunal. De acuerdo conuna decisión de el Tribunal Supremo de Esta-dos Unidos (Gideon contra Wainwright, 1963)el gobierno debe designar abogados defensoresa los pobres de solemnidad acusados de delitosgraves. Casos posteriores ampliaron este fallopara incluir todos los casos en que haya la posi-bilidad de que el acusado sea enviado a unacárcel o prisión.

F ianza y pr i s ión prevent iva

Si el acusado se declara inocente, el juez debedecidir si se le libera en espera del juicio, encuyo caso, también decide si se le debe impo-

ner fianza u otras condiciones. Históricamente,los tribunales han decidido que debe ponerseen libertad al acusado a menos que haya peli-gro de que huya. Típicamente, a pesar de lasupuesta conexión entre la fianza y el asegurarla comparecencia a juicio, los jueces imponenfianzas elevadas a los individuos arrestados pordelitos graves, debido a su preocupación por laseguridad pública, es decir, la posibilidad deque el acusado cometa otros delitos si se lo li-bera. El derecho federal permite la detenciónpreventiva sin fianza en determinadas situa-ciones cuando el tribunal opina que el acusadopresenta una amenaza grave de peligro futuropara la comunidad y que ninguna combinaciónde condiciones de libertad garantizaría razo-nablemente la seguridad de la comunidad.

Acusac ión formal y jur ado indagator io

Los fiscales estadounidenses tienen amplia fa-cultad discrecional para decidir si se acusa alarrestado y el tipo y número de cargos en sucontra. Sin embargo, al principio del proceso, lamayoría de los fiscales declara sin lugar lasacusaciones contra un porcentaje considerablede arrestados por las siguientes razones:

❍ la conducta del arrestado no constituyódelito;

❍ aunque hubo un delito es demasiadoinsignificante para someterlo a juicio;

❍ aunque hubo delito, no es posible probar-lo en ese momento y con respecto a ese acusa-do; y

❍ aunque hubo delito, el fiscal opina quela remisión, antes del juicio, a un programade tratamiento o de otro tipo de programa esla solución más aconsejable.

11

El fiscal puede, hasta el momento en quecomience el juicio, declarar sin lugar volunta-riamente los cargos de que se imputa al acusa-do, sin que ello obre come obstáculo a nuevasacciones posteriores sobre la misma causa. LaSexta Enmienda dispone que no habrá acciónpenal a menos que medie acusación del juradoindagatorio. Este jurado de indagatorio es uncuerpo que investiga y determina si existensuficientes pruebas para procesar. Sin embargo,el Tribunal Supremo ha dictaminado que éstees uno de los pocos derechos establecidos porla Declaración de Derechos que no obliga a losestados. Por tanto, cada estado puede decidirpor si mismo si hace uso del jurado indagatoriopara iniciar el procedimiento penal.

Al acusado se le debe llevar ante el juez, den-tro de un período corto de tiempo, para infor-marle de los cargos que se le imputan. Duranteesta audiencia inicial el juez lee los cargos con-tra el acusado y le exige que se declare culpa-ble o inocente con respecto a cada uno de ellos,o inocente por razones de alteración de las fa-cultades mentales. En general los estados tam-bién permiten la declaración de "nolo con-tendere" (acto procesal mediante el cual el acu-sado no se opone a la acusación ni la acepta), loque en la práctica equivale a declararse culpa-ble. Una declaración de inocencia puede cam-biarse posteriormente a la admisión de culpa-bilidad. Sólo en circunstancias limitadas puederetractarse de una admisión de culpabilidad.

Pet ic iones antes de l ju ic io

El reglamento de procedimientos penalesdispone que el acusado y su abogado tienen undeterminado número de días para interponerpeticiones antes del juicio que impugnen la

suficiencia legal de la acusación o informacióno para solicitar la eliminación de las pruebas.Además, el acusado puede pedir la exhibiciónlimitada de determinadas pruebas en posesióndel fiscal. Según la mayoría de los reglamentosde los estados, la defensa, si así lo solicita,tiene derecho a la copia de cualquierdeclaración hecha por el acusado, copias depruebas científicas y la lista de los testigos decargo. En algunas jurisdicciones el acusadodebe notificar por adelantado a la parte acu-sadora de su intención de atenerse a una deter-minada defensa, tal como una coartada oalteración de las facultades mentales.

Convenio dec lar ator io

A menudo la práctica estadounidense de "con-venio declaratorio" se mal entiende. Esta prác-tica podría llamarse con mayor exactitud sis-tema de "descuentos" de admisión de culpabi-lidad. Más del 90 por ciento de los fallos con-denatorios son el resultado de admisión de cul-pabilidad. Para la mayoría de quienes admitenculpabilidad no ha habido "convenio"; más bienel acusado ha aceptado la oferta del fiscal dedejar sin efecto algunos cargos a cambio de queel acusado se declare culpable de uno o más delos cargos restantes.

En el ámbito federal, existe la tradición del"convenio de cargo", esto significa que antes deque comience el juicio el fiscal deja sin efectolas cargos más graves y el acusado admite cul-pabilidad de un cargo menor. En algunos con-dados y ciudades el juez ofrece explícitamenteel descuento de la pena aplicable. Por ejemplo,le promete al acusado un término mínimo dereclusión de tres años y un máximo de cinco siadmite culpabilidad antes del juicio; no

12

13

obstante, el acusado puede arrostrar un mínimode 5 a 10 años de prisión y un máximo de 15 sien el juicio se le declara culpable.

Derecho a ju ic io

El acusado tiene derecho a un juicio público.Por consiguiente, las salas de los tribunalesestán abiertas al público, incluyendo a perio-distas. En realidad, según fallo de el TribunalSupremo, el acusado no puede renunciar alderecho a juicio público, puesto que la ciu-dadanía comparte ese derecho; tampoco puedeun juez prohibir que la prensa informe sobre losprocesos penales. Esto no quiere decir, sinembargo, que se deban admitir en las salas delos tribunales las cámaras (de fotografía, decine o de televisión). Algunos estados, comoCalifornia, permiten la cobertura en vivo portelevisión de los procesos penales. Sus par-tidarios afirman que esta cobertura ofrece edu-cación legal a una enorme cantidad de públicoque de otro manera no presenciaría nunca unjuicio penal. Sus críticos arguyen que lascámaras de televisión en las salas de los tri-bunales influyen en la conducta de los aboga-dos, del juez y de los jurados y alteran la atmós-fera de estas salas. En los tribunales federalesno se admiten cámaras.

En virtud de la Sexta Enmienda, el acusado dedelito penal tiene el derecho constitucional deser juzgado rápidamente. La ley que fija los tér-minos de prescripción, no el derecho a ser juz-gado rápidamente, gobierna la demora quepuede haber entre la ejecución del delito y lapresentación de cargos. La Constitución pre-scribe que no deberá haber demora indebidaentre la acusación y el juicio. Sin embargo, elTribunal Supremo no ha especificado nunca un

período definido de tiempo que de excederseviolaría ese derecho. Cada caso tiene que serevaluado individualmente. Todos los estadostienen leyes de juicios rápidos que establecenlimitaciones de tiempo dentro del cual el fiscaly los tribunales deben someter a juicio al acu-sado.

La Sexta Enmienda garantiza también al acusa-do de un delito penal el derecho a juicio porjurado. Sin embargo, como sucede con la mayo-ría de los derechos, puede renunciarse a él. Elacusado puede elegir un juicio sin jurado anteun solo juez o declararse culpable. General-mente los acusados tienen una mayor probabi-lidad de absolución en juicios con jurado. Entreun cuarto y un tercio de los juicios por juradoterminan en absolución. Con todo, algunos acu-sados prefieren el juez al jurado porque creenque es más probable que el juez perciba laslagunas en la causa de la parte acusadora; queel juez sentenciaría en forma más indulgentedespués de un juicio "sin jurado" o que la natu-raleza del delito podría enfurecer al jurado encontra del acusado.

Aunque la Constitución no lo requiere, en elsistema federal y prácticamente en todos losestados, el jurado debe llegar a un veredictounánime; el jurado que no puede hacerlo es un"jurado en desacuerdo". En ese caso se declarael juicio nulo y el fiscal o la parte que promuevela acción debe decidir sobre un nuevo juicio.No hay límite en cuanto al número de veces quese puede enjuiciar a un acusado, pero pocosacusados son enjuiciados más de tres veces.

14

E l ju ic io

Solamente el 10 por ciento o menos de los casospenales en Estados Unidos se resuelven me-diante juicio. El juicio penal tiene su base en elprocedimiento contencioso. El abogado de ladefensa representa vigorosamente a su cliente,bien sea que crea o no en su culpabilidad. Elfiscal representa al estado y al pueblo, perotambién tiene la responsabilidad ética de actu-ar como un ministro de la justicia.

La Constitución requiere que, para poderdeclarar culpable al acusado, sea quien sea elque determine los hechos relativos a una causa,el jurado o el juez, debe concluir que el fiscalha demostrado la validez de cada uno de loselementos del delito más allá de una dudarazonable. Este es el significado de la máxima,tantas veces citada, "al acusado se le presumeinocente". Ambas partes tienen el derecho aofrecer sus propios testigos y a citar a los testi-gos que no quieran comparecer voluntaria-mente. Los abogados someten a interrogatorio asus propios testigos y a contrainterrogatorio alos testigos de la otra parte. El juez, pero no losmiembros del jurado, puede formular preguntasa los testigos, sin embargo, de acuerdo con elprocedimiento contencioso estadounidense, losabogados hacen prácticamente todas las pre-guntas y el juez actúa de árbitro imparcial.Acogiéndose a la Quinta Enmienda, el testigopuede rehusarse a declarar si cree, con funda-mento, que el testimonio podría incriminarlo.El fiscal tiene la potestad de otorgar inmunidadal testigo y luego exigirle que conteste a todaslas preguntas. (La defensa no tiene tal facul-tad). La inmunidad abarca cualquier delitoadmitido por el testigo, así como cualquier otrodelito que los investigadores descubran comoresultado del testimonio motivo de inmunidad.

Sentenc ia

Las legislaturas, los tribunales, los departa-mentos de libertad condicional, las juntas delibertad vigilada y, en algunas jurisdicciones,las comisiones que determinan la pena aplica-ble, tienen, todos, una función en el proceso deimposición de la sentencia. En lo que se refierea la primera de estas agencias, la sanciónpenal, o por lo menos la pena máxima permisi-ble por cada delito, la prescriben los legis-ladores. Las leyes de los estados sobre laimposición de las penas varían considerable-mente y algunas veces en un mismo estadoéstas difieren según el delito. La sanción laimpone el juez, luego de una audiencia especialpara imponer la pena durante la cual el fiscal yel abogado de la defensa presentan sus argu-mentos en favor de la sentencia que cada cualconsidere apropiada. Generalmente, al acusadose le da la oportunidad de dirigirse al tribunalantes de la sentencia. En algunas jurisdic-ciones, la víctima o un representante de ésta,puede dirigirse al tribunal también. El abogadodefensor muy posiblemente hará hincapié en elremordimiento del acusado, sus responsabili-dades familiares, las buenas perspectivas detrabajo y su receptibilidad a tratamiento deconsulta externa (si es necesario) dentro de lacomunidad; el fiscal, por su parte, probable-mente destacará antecedentes penales previos,el perjuicio causado a la víctima y a su familiay la necesidad de disuadir a otros posiblesdelincuentes.

Al juez lo asesora le entidad encargada de lalibertad condicional que investiga indepen-dientemente los antecedentes del acusado, losantecedentes penales previos, las circunstan-cias del delito y demás factores. El juez no tieneque hacer una determinación formal de los

15

hechos, ni necesita redactar una opinión paraexplicar o fundamentar la sentencia. La senten-cia no puede ser apelada siempre y cuando seencuentre dentro de los límites estatutarios.

Sanc iones

La libertad condicional es la sentencia que máscomúnmente dictan los jueces de los tribunalespenales estadounidenses. De hecho, el acusadopuede evitar ser recluido si observa buena con-ducta y se adhiere al reglamento, normas y re-quisitos de comparecencia de la entidad encar-gada de la libertad a prueba. El juez decide laduración del período de libertad vigilada; no esinusual que éste sea de varios años. El jueztiene también la facultad de imponer condi-ciones especiales, tales como la participaciónen un programa de tratamiento de la toxico-manía, mantenimiento del empleo o asistenciaa la escuela, si se trata de un menor.

La reclusión carcelaria es un tipo de sentenciaque se utiliza ampliamente; en 2001, en un díacualquiera, la población reclusa en EstadosUnidos llega a aproximadamente 2 millones.Cada uno de los estados, así como el gobiernofederal, tienen su propio sistema penitenciario.Las administraciones penitenciarias clasificana los transgresores (de acuerdo con el riesgo depeligro, riesgo de fuga, edad, etc.) para asignar-los a una institución penal de seguridad máxi-ma, mediana o mínima.

En años recientes, la confiscación de lapropiedad ha aumentado en forma espectacularcomo sanción penal, especialmente en los casosrelacionados con las drogas y el crimen organi-zado. Típicamente las leyes de confiscación de

la propiedad disponen que, como parte de lasanción penal, el juez puede ordenar que elacusado pierda toda propiedad empleada paracometer el delito (automóviles, barcos, avionese incluso casas) y/o el producto de la actividaddelictiva (empresas, cuentas bancarias, valores,etc.).

Los tribunales de Estados Unidos imponenmultas con menor frecuencia. Cuando lo hacen,usualmente esto es además de otras sanciones.Tradicionalmente el monto de las fianzas hasido bajo, ciertamente mucho más bajo que elhonorario de un abogado penalista privado.Recientemente, sin embargo, las multas máxi-mas han aumentado espectacularmente. El Tri-bunal Supremo ha dictaminado que cuando seimponen multas, no se puede recluir al acusadopor falta de pago de las mismas, a menos que lafalta de pago sea deliberada.

Apelac ión y recur sos después de la condena

La Constitución no le garantiza el derecho deapelar a quien ha sido declarado culpable, perotodas las jurisdicciones permiten por lo menosuna apelación como derecho y muchos estadostienen dos niveles de tribunales de apelación ydos niveles de apelación. En el segundo nivelde apelación, en algunas jurisdicciones, el tri-bunal tiene discreción para conocer única-mente las causas que escoja. Debido a la garan-tía de excepción de cosa juzgada, el fiscal nopuede apelar un veredicto de inocencia. Portanto, la sentencia absolutoria se mantieneaunque esté basada en un error insigne del juezal interpretar la ley o en una determinaciónincomprensible de los hechos por parte del juezo el jurado.

16

Una vez que el transgresor ha agotado sus apela-ciones ante el tribunal de un estado, puede pre-sentar una petición de "habeas corpus" ante eltribunal del distrito federal (de primera instan-cia) en la que alegue que el estado, al mantener-lo recluido, viola sus derechos legislados o cons-titucionales garantizados por el gobierno federal.(Los reclusos federales también pueden presen-tar ante los tribunales federales peticiones dereparación posteriores a la condena, por ejemplo,en casos en que nuevas pruebas, que no habríanpodido ser descubiertas antes del juicio, demues-tran su inocencia). El derecho de habeas corpusestá garantizado por la Constitución y su cumpli-miento por una ley federal. En algunas circuns-tancias limitadas, el transgresor que no tuvo éxitoen su primer intento de habeas corpus puede pre-sentar peticiones adicionales de habeas corpus alargumentar que han ocurrido otras violacionesconstitucionales.

L iber tad v ig i l ada , abso luc ión y conmutac ión

Tradicionalmente las juntas que deciden la liber-tad vigilada han tenido una función importante enque se libera a los prisioneros. Todos los estadostienen sus juntas de libertad vigilada cuyosmiembros son nombrados por el gobernador. Estasjuntas usualmente son componentes de una agen-cia principal de libertad vigilada que supervisa alos transgresores cuando salen de la cárcel. La leyde cada estado establece cuando un prisionerollena los requisitos de libertad vigilada, de talmanera que existe una variación considerableentre los estados.

En un sistema penal en el que el juez sólo especi-fica una sentencia máxima, el prisionero podríallenar los requisitos de libertad vigilada, porejemplo, después de cumplir una tercera parte dela sentencia. Los miembros de la junta de libertadbajo palabra usualmente realizan entrevistasbreves en la prisión con el posible candidato. Engeneral la junta está interesada en la adaptacióndel recluso en la prisión, pero, invariablementeconsiderará los hechos relativos al delito así comolos antecedentes penales previos de éste.

Por último, los gobernadores de los estados estánfacultados para perdonar o conmutar las senten-cias dictadas en sus respectivos estados. El presi-dente de Estados Unidos tiene una potestad simi-lar con respecto a transgresores dentro del ámbitofederal. A menudo las leyes contemplan el nom-bramiento de una junta de perdón, que estudia laspeticiones, realiza las investigaciones y formularecomendaciones positivas al jefe ejecutivo. Confrecuencia se insta a los gobernadores, especial-mente de los estados donde abunda la pena capi-tal, a que conmuten las sentencias de muerte. Adiferencia de muchos otros países, la amnistíageneral no forma parte del Derecho o de la tradi-ción estadounidenses.

Temas de la Democracia, Volumen 6, Número 1, julio de 2001

17

El sistema judicial de menores consta de leyes y

procesos penales totalmente separados. En teoría,

este sistema de leyes e instituciones, creado por

reformistas progresistas de principios del siglo XX,

funciona en interés del transgresor menor edad. La

justicia de menores se imparte en los tribunales de

menores o en los tribunales de relaciones familiares,

no en los tribunales penales. El objetivo no es la ret-

ribución o la disuasión, sino la rehabilitación. Los

casos que se llevan a los tribunales de menores

incluyen a niños víctimas de abuso y niños a quienes

los padres y las autoridades escolares consideran

incorregibles.

La edad máxima para encausar a un transgresor

como menor varía entre 16 y 21 años, según la

jurisdicción y dentro de una misma jurisdicción y

según el tipo de delito de que se acuse al menor.

De tal manera que hay leyes que permiten (y en

algunos casos exigen) que a los menores se los

trate como adultos si el delito es homicidio u otros

tipos de delitos violentos. En general, en el sistema

judicial para menores, se trata más benignamente al

acusado que en el sistema para adultos, aunque el

primero ofrece menos derechos procesales.

En los casos de delincuencia que llegan al punto de

una decisión judicial, el juez debe determinar los

hechos según normas que se semejan mucho a las

que aplican en los procesos penales. Al menor que

ha sido arrestado se lo lleva a un centro de deten-

ción de menores, separado de la cárcel para adul-

tos y administrado generalmente por una agencia

especializada del gobierno local o del condado. El

menor no tiene derecho a fianza. Su situación, pre-

via al proceso, depende únicamente de que el juez

determine si el menor debe permanecer en deten-

ción preventiva para impedir su fuga o para prote-

ger a la comunidad del riesgo de que éste cometa

otros delitos.

Al menor no se lo acusa de delitos según la ley, sino

de delincuencia. Sin embargo, el menor tiene dere-

cho a asesoramiento legal y a que se le presuma

inocente. Los menores no tienen derecho a juicio

por jurado, pero aproximadamente un cuarto de

los estados ha promulgado leyes que establecen la

opción de juicio por jurado en casos de menores. El

jurado o el juez deben decidir si el menor acusado

es culpable más allá de una duda razonable. En la

mayoría de los estados, el transgresor menor que es

hallado culpable debe ser liberado del "reformato-

rio" o institución correccional al cumplir los 21 años

de edad. Durante la mayor parte del siglo XX, los

antecedentes penales de los menores per-

manecieron sellados; ahora, usualmente están a dis-

posición de la policía, los fiscales y los jueces en los

tribunales para adultos. En la actualidad, se llevan a

cabo una gran cantidad de reformas en la leyes que

gobiernan el sistema judicial de menores, especial-

mente se tiende a establecer un trato más severo y

más parecido al que rige para los transgresores

adultos.

E l s i s t e m a j u d i c i a l d e m e n o re s e n E s t a d o s U n i d o s

1818

L a J u s t i c i a P e n a l e n E s t a d o s U n i d o s

La Obediencia a la Ley en Estados Unidos: La Justicia Procesal y el Sentido de Imparcialidad

Por Tom Ty ler

¿Cómo se estimula en una sociedad la obser-vancia de la ley? ¿Depende esto únicamentedel temor de ser castigado? ¿O es que el sen-tido público de justicia e imparcialidad su-giere otras estrategias más efectivas? En susestudios de este tema, Tom Tyler, catedráticode sicología de la Universidad de NuevaYork, y otros expertos, han descubierto que losnorteamericanos, y por extensión el públicoen general, esencialmente obedece la leyporque percibe que el proceso es justo e impar-cial y conforme con sus propios valores.

EN ESTADOS UNIDOS, el públicocree que los funcionarios de policía y los juecesson autoridades legales que tienen poderes con-siderables que pueden emplear para hacercumplir la ley. Se los considera autoridadescuyas decisiones están respaldadas por el usopotencial de la fuerza disuasiva mediante casti-go, y a quienes mayormente se los obedece.

Sin embargo, la realidad, en lo que respecta ala autoridad jurídica estadounidense, difieregrandemente en dos maneras. Primero, si bienes cierto que los norteamericanos generalmenterespetan la ley, y que muchas veces están dis-puestos a someterse a las decisiones de lapolicía y de los jueces, su cumplimiento de laley no puede darse por sentado. Las autori-dades jurídicas estadounidenses siempre hantratado de fomentar en el público el acatamien-to de la ley, y existen muchas indicaciones deque esta lucha se hace más difícil. Los agentesde policía norteamericanos, en su trato con losciudadanos, señalan que cada vez les es más

1919

difícil lograr acatamiento por parte del público,y los jueces informan que es más difícil ejecu-tar las decisiones judiciales y lograr que elcomportamiento de los ciudadanos correspondacon las órdenes de los tribunales. En términosde la influencia que la ley tiene en la vidadiaria de las personas, hay indicaciones de que,en una amplia gama de comportamientos -desde pagar el impuesto sobre la renta hastaparar frente a las luces rojas del tránsito - losnorteamericanos prestan menos atención a laley. No se debe exagerar la magnitud de estosproblemas de acatamiento de la ley, pero lasautoridades jurídicas cada vez más dirigen suatención a la necesidad de comprender mejorpor qué la gente obedece la ley.

La mot ivac ión ét ica en e lacatamiento de la ley

Es interesante notar que los estudios realizadosrevelan que la motivación que sustenta elacatamiento diario de la ley no es, típicamente,

el temor a ser castigado por ignorar o resistir laley, lo que constituye la base de los modelos dedisuasión. En cambio, lo que motiva principal-mente a las personas a obedecer la ley es algode carácter ético. Hay dos motivaciones de na-turaleza ética que anteceden al acatamiento: lalegitimidad y la moralidad. La legitimidad serefiere a la creencia de que a la autoridad hayque obedecerla. Los norteamericanos general-mente expresan estar muy inclinados a obede-cer a la policía y a los tribunales. Por ejemplo,casi todos los norteamericanos convienen enque deberían "obedecer la ley, aun cuandopiensen que está equivocada". Cuando las per-sonas consideran que las autoridades jurídicasson legítimas, acatan en forma voluntaria susórdenes, aun cuando no crean que serán apre-hendidas y castigadas por ignorarlas.

En su libro titulado, Justice, Liability andBlame: Community Views and the CriminalLaw (Justicia, responsabilidad y culpabilidad:Opiniones de la comunidad y el derecho penal),Paul Robinson y John Darley explican que lamoralidad personal implica el grado en que laspersonas creen que la ley concuerda con suspropias ideas sobre lo que está bien o mal. Enalgunos casos, la moralidad del público es alta-mente compatible con la ley. El asesinato es ile-gal, y la mayoría de la gente cree que tambiénes moralmente incorrecto. Sin embargo, enotros casos esto quizás no sea así. En lo querespecta a beber, consumir drogas, copiar pro-gramas de computadora y hasta cumplir con losreglamentos sobre el estacionamiento deautomóviles, algunos segmentos de la poblaciónestadounidense no consideran su conductamoralmente equivocada, aun cuando esos com-portamientos sean contrarios a la ley.

Tom Tyler

20

En un estudio realizado en 1990 sobre por quéel público obedece la ley, yo comparé directa-mente la influencia que ejercen sobre las per-sonas los criterios sobre riesgos, las opinionesacerca de la legitimidad de las autoridadesjurídicas y los criterios sobre la moralidad de laley, en lo que respecta al acatamiento diario dela ley. Encontré que tanto la legitimidad comola moralidad influyen en el acatamiento de laley, independientes de los criterios sobre elriesgo de ser aprehendido y castigado por lafechoría. La mayor influencia fue la moralidad,seguida de la legitimidad. Las consideracionessobre riesgos influyeron también en elacatamiento, pero de las tres influenciasdescritas, éstas fueron la más débil. En otraspalabras, los criterios de naturaleza éticatuvieron la mayor influencia sobre elacatamiento de la ley, y las consideraciones delos riesgos fueron las menos influyentes.

El problema de la disuasiónpara asegurar el acatamiento

Otros estudios sugieren que la amenaza o el usode sanciones, que da cuerpo a las considera-ciones de los riesgos, influyen también en cier-ta medida en el comportamiento relacionadocon la ley. Sin embargo, de igual manera que enmi estudio, generalmente se determina que lamagnitud de esa influencia es pequeña. Porejemplo, en una reseña de la literatura sobre elconsumo de drogas en Estados Unidos, RobertMacCoun encontró, en un artículo sobre drogasy la ley, aparecido en Psychological Bulletin,que aproximadamente cinco por ciento de lasvariaciones en el consumo de drogas por partede los ciudadanos se debe al criterio que ellostienen sobre las probabilidades de ser aprehen-

didos y castigados por la policía y los tri-bunales. Esta conclusión es típica de los hal-lazgos realizados en los estudios sobre elacatamiento de la ley: se ha encontrado que ladisuasión ejerce, en el mejor de los casos, unapequeña influencia sobre el comportamiento delas personas.

La consecuencia práctica de esta conclusión esque la policía y los tribunales tienen dificul-tades en aplicar eficazmente la ley cuando úni-camente pueden depender de su poder de cas-tigar a las personas. Sin una amplia legitimi-dad, y/o cuando aplican leyes que no son com-patibles con la moralidad del público, lasautoridades no pueden realizar bien su trabajo.Este es el caso tanto en el derecho penal comoen derecho civil de Estados Unidos, es decir,los esfuerzos de las autoridades jurídicas demantener el orden público y resolver disputasentre los ciudadanos.

Las consecuencias de una escasa legitimidadse observan cuando se examina el efecto que lafalta de confianza en la policía y los tribunalestiene entre los ciudadanos de grupos minorita-rios. Esta falta de legitimidad no sólo lleva auna mayor conducta ilegal entre los ciudadanosde grupos minoritarios, sino que a una renuen-cia general entre los miembros de la comunidadminoritaria a colaborar con la policía para abor-dar problemas de delincuencia. Entre los ejem-plos famosos de problemas que surgen cuandola ley se aparta de la moralidad pública, saca-dos de la historia de Estados Unidos, figura laley que hacía ilegal el consumo de alcohol (laProhibición) y las continuas gestiones paraaplicar las leyes contra la prostitución y los jue-

21

gos de azar. Cuando quiera que la policíaprocura aplicar las leyes contra un compor-tamiento que algunos segmentos del público noconsideran moralmente incorrecto, la tarea dela policía es más difícil.

¿Cómo se puede abordar este asunto? Unplanteamiento posible podría ser el aumentodrástico del número de las fuerzas policiales yel otorgamiento de más poder para que seentremetan en la vida diaria de la gente, lo cualaumentaría las probabilidades de que los quequebrantan las leyes fuesen aprehendidos ycastigados por sus infracciones. Esto, a su vez,aumentaría las consideraciones sobre el riesgode ser aprehendidos, y por lo tanto disuadiría elcomportamiento delictivo. Por ejemplo, algunospaíses, en su afán de impedir que alguien con-duzca automóvil en estado de embriaguez, per-miten que la policía coloque barreras paradetener a los automovilistas, mientras que otrospaíses permiten que la policía pare e interroguea cualquier ciudadano en la calle o en elautomóvil, y hasta lo encarcele sin habérseleacusado de nada. No se sabe con certeza quéefecto tendría realmente en el comportamientodel público el dar a las autoridades jurídicastales poderes mayores, pero es posible imaginarlas estrategias que se podrían usar para que ladisuasión fuese más efectiva.

Hay varias dificultades asociadas con procuraracrecentar el mandato de la ley mediante la dis-uasión. Una de las cuestiones es que fortalecerel poder del gobierno en Norteamérica es con-trario a la importancia que siempre se ha dadoa la libertad y los derechos personales firme-mente arraigados en la Declaración de Inde-pendencia, la Constitución y la Declaración de

Derechos de Estados Unidos. Esta tradicióndemocrática ha sido asociada con la disposi-ción general de los norteamericanos a acatar elgobierno y la ley, pero el acatamiento no esautomático, y sospechar del gobierno y desafiarlas leyes que se consideran innecesariamenteintrusas son otros elementos de larga data de lacultura política y jurídica norteamericanas. Porlo tanto, aumentar el poder del gobierno podríatener el efecto de socavar la legitimidad yreducir el acatamiento de la ley. Otra cuestiónes si es realista pensar que las estrategias paracambiar las consideraciones sobre el riesgoalterarían efectivamente el comportamiento delpúblico. Como se ha indicado, los cambios en elcriterio acerca de los riesgos, ejercen en elmejor de los casos, una influencia menor en talcomportamiento.

La imparc ia l idad procesa l ene l acatamiento de la ley

¿Existe un planteamiento alternativo para creary sostener un sistema jurídico viable? Estudiosrecientes en lo que respecta a la base en que elpúblico reacciona a las leyes norteamericanas ylas decisiones de las autoridades jurídicas,apuntan a un planteamiento posiblementeimportante. Debido a que la policía y los tri-bunales son autoridades reguladoras de lasociedad, con frecuencia se ven obligados atomar decisiones en cuanto a resultados que elpúblico considera indeseables y hasta injustos.La policía, por ejemplo, les dice a las personasque no hagan lo que esas personas quierenhacer, y refuerza esas órdenes con amenazas,arrestos y hasta fuerza física. Los juecesmuchas veces deben ejecutar la ley e imponermultas o condenas de prisión. Muchas veces sesupone que tales resultados indeseables se

22

aceptan únicamente cuando las autoridadesjurídicas están respaldadas por la amenaza o eluso de fuerza.

Los estudios de las reacciones del público aexperiencias personales con la policía y los tri-bunales sugieren una imagen diferente y muchomás positiva de cómo los ciudadanos reaccio-nan a las decisiones tomadas de las autoridadesjurídicas. Estos estudios demuestran que losindividuos aplican criterios éticos al evaluarsus experiencias personales. En particular,evalúan sus experiencias con las autoridadesjurídicas a través de un filtro de justicia proce-sal. Los estudios revelan constantemente que labase principal de que el público acepte orechace las decisiones de los funcionarios poli-ciales y los jueces es su evaluación de la impar-cialidad de los procedimientos utilizados porlas autoridades al tomar esas decisiones.

Considérese un ejemplo. Entrevisté a personasque tuvieron que comparecer ante el juez en untribunal de tránsito en Chicago, Illinois. En eseentonces era común declarar sin lugar los casoscuando las personas comparecían ante el tri-bunal, basándose en la suposición de que com-parecer en el tribunal era castigo suficiente porinfracciones menores. Por lo tanto, no se losmultaba y no tenían antecedente alguno.Habríamos esperado que estuvieran contentos.Sin embargo, constantemente observé que esta-ban enojados. ¿Por qué? Porque no considera-ban justa esta manera de disponer de los casos.Deseaban tener un juicio en el que pudieranpresentar sus pruebas y oír una decisión legalacerca de los méritos de su multa. Un resultadofavorable era para ellos menos importante que

poder presentar su caso en el tribunal.

En The Social Psychology of Procedural Jus-tice (La Sicología Social de la Justicia Proce-sal), E. Allan Lind y yo entrevistamos a variaspersonas que tenían tratos personales tanto confuncionarios policiales como con jueces. Vimosrepetidamente que los individuos reaccionanfuertemente a sus evaluaciones de la imparcia-lidad de estas autoridades jurídicas. Los quecreen que se los trata imparcialmente tienenmás propensión a aceptar las decisiones, auncuando éstas sean desfavorables, sin tomar enconsideración si creen que serán aprehendidasy castigadas si no las aceptan. ¿Por qué es estoasí? La experiencia de procedimientos justosdespierta en las personas el sentimiento de laobligación de obedecer. Conduce también a queconsideren que las decisiones son más compa-tibles con sus propios valores morales. Por estasrazones, están más dispuestos a aceptar estasdecisiones. Este hallazgo es importante porqueimplica que las personas, cuando reaccionan asus experiencias con la policía y los tribunales,se concentran en temas éticos y no en sus bene-ficios y pérdidas personales.

Estos hallazgos sugieren que las autoridadesjurídicas pueden lograr que sus decisiones seacepten si prestan atención a cómo se tomanesas decisiones. Un estudio realizado en 1997por Paternoster et al., indica que, con el tiempo,la aceptación de estas decisiones aumenta,puesto que la gente siente una mayor responsa-bilidad de aceptarlas y obedecer leyes simi-lares en el futuro. El estudio de 1997 muestraque las personas que creyeron que la policía lashabía tratado en forma justa son más propensas

23

a cumplir con la ley durante un período de seismeses después de su experiencia. Puesto que lapolicía no estaba presente durante todo esetiempo o la mayor parte del mismo, los indivi-duos mismos asumieron la responsabilidad decumplir con la ley.

La experiencia de haber sido tratadas en formajusta impulsó a esas personas a consentir a laregulación social y se sintieron personalmenteobligadas a cumplir la ley.

¿Qué elementos del procedimiento dan forma alos juicios que la gente hace acerca de laimparcialidad de tales juicios? Los estudiossugieren que el público tiene modelos comple-jos de justicia procesal y muchas veces consi-dera ocho o más temas distintos de justiciacuando decide cuán imparcial es un proce-dimiento jurídico. Generalmente se encuentraque cuatro son las cuestiones de importancia.

❍ Primero, las personas aprecian la oportu-nidad de participar y dar sus opiniones cuan-do se toman las decisiones.

❍ Segundo, desean que los procedimientossean neutrales, imparciales, basados en criteriosconcretos y en una aplicación uniforme de lasreglas.

❍ Tercero, desean ser tratadas con dignidady respeto, y ver que se reconozcan sus dere-chos.

❍ Cuarto, desean sentir que las autoridadeshan considerado sus necesidades e inquie-tudes, y han sido honestos al comunicarse conellas.

En las discusiones sobre si una orden de algu-na autoridad jurídica se debe o no se debeaceptar, estos temas generalmente son másimportantes que la evaluación de la imparciali-dad de la decisión misma.

Impl icac iones de la jus t ic iaprocesa l en e l establec imiento de la autor idad jur íd ica

Los ciudadanos, según sea la naturaleza de lacuestión o problema, atribuyen diferente impor-tancia a estos elementos. Así, por ejemplo, lasoportunidades de proveer información sonespecialmente importantes cuando las autori-dades tratan de arreglar una disputa entrevarias personas. Por otro lado, la etnicidad de lapersona, su sexo y situación social, no influyenen sus opiniones sobre lo que hace que un pro-cedimiento sea justo. Esto sugiere que laimparcialidad procesal puede ser un mecanis-mo especialmente valioso para encontrar solu-ciones a disputas que cruzan los límitessociales. Los estudios encontraron que per-sonas de diferentes grupos económicos,sociales o ideológicos, tienen con frecuenciaideas opuestas acerca de qué tipo de resultadoles es favorable a ellas o a su grupo. Estas mis-mas personas, sin embargo, tienen mucho másen común cuando se les pregunta acerca de losatributos de un proceso imparcial de toma dedecisiones. Puesto que se ha notado que lahabilidad que un procedimiento imparcial tienepara facilitar la aceptación de las decisiones, esalentador que las personas parecen estar am-pliamente de acuerdo en lo que constituye unprocedimiento justo.

24

Hallazgos similares sobre la justicia procesal sur-gen cuando examinamos el cumplimiento diariode ley por parte de las personas. Es más probableque obedezcan la ley cuando tienen confianza enla imparcialidad de los procedimientos usadospor las autoridades y las instituciones jurídicas.Por lo tanto, al adoptar con imparcialidad susdecisiones, las autoridades jurídicas crean unacultura legal en la que el individuo siente la res-ponsabilidad personal de atenerse a la ley. Talsociedad autorreguladora se basa en los sen-timientos de responsabilidad y obligación de losciudadanos hacia la ley, y en su disposición deseguir los dictados de sus propios valoresmorales. La clave para crear y sostener talsociedad es el uso de procedimientos imparcialespor parte de las autoridades jurídicas.

Temas de la Democracia, Volumen 6, Número 1, julio de 2001

25

¿Qué pasaría si, en lugar de seguir el métodoprobado y cierto para ocuparse de un delin-cuente, hubiera un enfoque más efectivo, de basemás popular? En lugar de pasar por un largoproceso de enjuiciamiento, en el cual el delin-cuente puede o no ser declarado culpable, lacomunidad podría trabajar con y a través deuna agencia especial organizada para mediarentre el delincuente y la víctima. Dennis Ma-loney, director de "Juvenile Community Justice"(Justicia Comunitaria Juvenil), una organi-zación de gobierno local que colaboraestrechamente con organizaciones no guberna-mentales para poner de relieve la prevención deldelito y la colaboración, describe el sistema de"justicia comunitaria" que funciona en el Con-dado de Deschutes, en Oregón.

CONSIDERE LAS SIGUIENTES cir-cunstancias. Una noche, luego de trabajar hastatarde, usted alcanza a tomar el último autobús.Luego de bajar del autobús en la parada acos-tumbrada, usted comienza a caminar hacia sucasa. Al acercarse a su casa, observa unasituación perturbadora. Oye a un grupo deniños que lloran. Están de pie junto a una mujerque yace sobre la acera. Cuando usted correhasta allí, nota lo que parece ser una figuramasculina que se escurre entre las sombrashacia el callejón. ¿Qué haría usted?

Les he planteado esta pregunta a millares deciudadanos en docenas de estados norteameri-canos. La respuesta es constante. Primero,usted atiende a la mujer, verifica sus signosvitales y determina la naturaleza de suslesiones. Segundo, observa los niños paraaveriguar si ellos también han sido agredidos.Tercero, recurre a un vecino para que llame alnúmero telefónico de ayuda de emergencia

L a J u s t i c i a P e n a l e n E s t a d o s U n i d o s

El Surgimiento de la Justicia Comunitaria

Por Denn i s Ma loney

26

apropiado y despache a la policía para queubique y arreste al delincuente. Esta secuencia,atender a la víctima del crimen, tomarle elpulso a la comunidad circundante y, luego, ocu-parse del delincuente, parece ser un protocolonorteamericano en respuesta a un delito.

Fa l las de l s i s tema

Si ésta es, en realidad, la serie de acciones quese emprenden en el momento en que ocurre elcrimen, ¿por qué la justicia penal esta-dounidense parece adherirse a un protocolo quees virtualmente opuesto? En Estados Unidosestablecemos servicios legales, financiados porel gobierno, en beneficio del delincuente, leproporcionamos consejo e intervenciones tera-péuticas y, aun después de encarcelarlo, leproveemos amplios servicios educativos y voca-cionales. Entre tanto, las víctimas del crimenlanguidecen mientras se las entienden por símismas con sus traumas. En consecuencia, elpúblico norteamericano ha llegado a la con-

clusión de que el sistema de justicia penal seha vuelto tan concentrado en el delincuenteque, en esencia, nos hemos convertido defen-sores del delincuente. Muchos hasta nosperciben como defensores del delincuente aexpensas de la víctima y de las necesidades dela comunidad. Esta paradoja no debería acep-tarse nunca, y nunca lo será.

El sistema estadounidense ha dependido delencarcelamiento como el medio preferido y, enmuchos casos, el único de hacer que los delin-cuentes sean responsables de su compor-tamiento. Hay pruebas crecientes de quepodemos imprimir más profundamente en eldelincuente los efectos personalizados de sucomportamiento si involucramos a la víctima entodo el procedimiento. Esto, a su vez, puededespertar en el delincuente un sentido muchomás profundo de responsabilidad.

Reconozcamos en primer lugar que las cárcelesocupan un lugar indiscutible para controlar alos delincuentes peligrosos durante las deli-beraciones antes del juicio y, subsecuente-mente, para castigar a esos delincuentes porsus actos perversos. Estos criminales requierenque se los coloque en prisiones seguras durantelargos períodos. Pero es necesario recordar tam-bién que una gran cantidad de víctimas sufrenpérdidas materiales a manos de delincuentesque no presentan una tendencia demostradahacia la violencia. Estos delitos incluyen actostales como el robo, el allanamiento de morada,el vandalismo y el giro de cheques sin fondos.Estos delitos representan el 90 por ciento detodos los que se cometen en Estados Unidos.En estos casos puede ser más satisfactorio y,

Dennis Maloney

27

por cierto, menos costoso, hacer que el delin-cuente sea directamente responsable ante lavíctima y la comunidad.

Esto puede lograrse permitiéndole a la víctimadeterminar un nivel apropiado de restitución,identificar una cantidad significativa de servi-cio de trabajo comunitario y, con la ayuda de unmediador entrenado, hacer arreglos para que lavíctima le exprese al delincuente, cara a cara,el trauma que sufrió como resultado del delito.

De hecho, si el sistema de justicia penal reser-vara el espacio que hay en las prisiones para losdelincuentes peligrosos que causan daños per-sonales a otros y para aquellos delincuentescrónicos e imparables que cometen delitos con-tra la propiedad, podríamos tomar lo que ahor-raríamos y proveerles a las víctimas amplios ymuy necesarios servicios de tratamiento.Podríamos también financiar enfoques viablesde prevención del delito, por mucho la mejormanera de impedir que haya víctimas.

Esto nos lleva a un tercer elemento del sistemade justicia penal estadounidense: la prevencióndel delito. Tenemos un sistema con la informa-ción más abarcadora que haya disponible en loque respecta a lugares, ocasiones, frecuencia ypatrones de la actividad delictiva. Pero si exam-inamos los recursos dedicados a prevenir eldelito, encontramos que hay amplia oportu-nidad de mejorar. Así como el sistema, en sumayor parte, le presta tradicionalmente pocaatención a la víctima, también le ha prestadodemasiado poca atención a una verdadera dis-cusión en torno a la prevención del delito. Elsistema se ocupa primordialmente del

movimiento de los delincuentes, dependiendo amenudo de respuestas muy costosas. Esteenfoque, opinan algunos, es miope.

Jus t ic ia comuni tar ia

En el Condado de Deschutes, en Oregón, y enun puñado de otras jurisdicciones en EstadosUnidos, un grupo de funcionarios judiciales haformado equipo con funcionarios locales elegi-dos, representantes legislativos y ciudadanosparticulares para identificar las deficienciasdel sistema y, lo que es más importante, paraconstruir un sistema de justicia penal mejor, unsistema que hemos llegado a reconocer como la"justicia comunitaria".

Dentro de la estructura judicial de una comu-nidad, a la víctima se la considera el principal"cliente" del sistema de justicia, a los delin-cuentes se los hace responsables de modos con-structivos y significativos, y a la prevención deldelito se le asigna una prioridad elevada. Laparticipación del ciudadano en la atención delas necesidades de las víctimas, la determi-nación de prioridades, la mediación en losrequerimientos de restitución y la supervisiónde los proyectos de servicio de trabajo comuni-tario son de primera importancia en la estrate-gia de justicia de una comunidad. Los funcio-narios del sistema judicial recalcan con muchocuidado que este cambio es posible mientraspermanecen invariables los requisitos deldebido proceso de ley.

El Condado de Deschutes ha tomado variasmedidas para demostrar que procede conseriedad respecto de su nueva visión del sis-

28

tema judicial. Luego de una serie de reunionesconvocadas por el juez presidente del Tribunalde Circuito, Stephen Tiktin, en relación con lanecesidad de que el sistema de justicia localrealzara los servicios a las víctimas y la preven-ción del delito, el condado aprobó una "resolu-ción oficial" para responder al liderato delgrupo. Esta resolución, a su vez, acicateó unaserie de acciones que han hecho avanzar rápi-damente el sistema hacia un modelo de justiciacomunitaria.

He aquí algunos ejemplos de ideas que se hanpuesto en práctica desde la aprobación de laresolución:

Mejor atenc ión a las v íc t imas

La Oficina del Fiscal de Distrito del Condadode Deschutes ha desarrollado un complementocompleto de servicios a las víctimas. El depar-tamento atiende las necesidades de las víctimasdesde el momento en que se informa sobre elcrimen hasta el momento en que se hace el últi-mo pago de restitución. Este programa de ayudaa las víctimas sigue el patrón del "código" esta-dounidense de emergencias hospitalarias. Losdelitos en que una persona es víctima de actosde violencia se clasifican en el código azul, y elprograma asegurará que la víctima tenga a sulado un voluntario de apoyo a los pocos minutosde recibida una llamada. A los delitos de menosgravedad se les da una respuesta en cuestión dehoras, y en un par de días, luego de recibido elinforme, se entra en contacto con las víctimasde delitos menores. Las víctimas reciben tam-bién otros servicios, tales como consejo encasos de trauma, alojamiento temporal de sernecesario, información y ayuda legal en regis-

trar las pérdidas. Las víctimas del crimenreciben un mensaje claro: "Usted es un miem-bro honesto de nuestra comunidad; usted hasido agraviado, y es nuestra tarea hacer todo lopodamos para asegurar que se le restaure en lamayor medida posible. Estaremos de su ladohasta que recupere una sensación de seguri-dad".

El Tribunal de Circuito de Deschutes ha impul-sado una gama completa de oportunidades paraque las víctimas se involucren directamente enel proceso judicial. El tribunal le ha dado unaprioridad particularmente alta a los servicios demediación entre víctima y delincuente. Deacuerdo con este enfoque, las víctimas puedenoptar por enfrentarse cara a cara con los delin-cuentes para explicarles las consecuenciashumanas de sus pérdidas, manifestar su necesi-dad de recuperar pérdidas financieras y deter-minar los requerimientos apropiados de servi-cios comunitarios. Voluntarios sumamenteentrenados hacen más fácil la sesión. El Depar-tamento de Justicia Comunitaria, formadorecientemente, coordina el programa para el tri-bunal. Los primeros resultados de esta estrate-gia son muy alentadores. Las víctimas dancuenta de un nivel de satisfacción mucho másalto con la mediación que con los procesos judi-ciales tradicionales. Y los acuerdos a que sellega son mucho más durables que las órdenescorrientes de libertad condicional. Los delin-cuentes pagan restitución a una tasa muchomás elevada, que se acerca al 90 por ciento, encomparación con el promedio nacional de liber-tad condicional de apenas el 33 por ciento.

29

El Departamento de Justicia Comunitaria con-vierte posturas que en una ocasión se concen-traban en ofrecerles consejo a los delincuentes,en otras que recalcan el apoyo y el consejo a lasvíctimas. El viejo sistema preguntaba en cadacaso de aplicación de la ley: "¿En qué condi-ciones está el delincuente? ¿Cuáles son susnecesidades? ¿Qué servicios se requieren paracambiar su comportamiento?". El nuevo sis-tema pregunta: "¿Cuál es la situación de la víc-tima? ¿De qué grado son sus padecimientos?¿Qué tiene que hacer el delincuente para com-pensar a la víctima?"

El departamento sigue administrando y super-visando el comportamiento del delincuente.Pero el contexto primordial de la supervisióntiene que ver con la responsabilidad del delin-cuente de restituir a la víctima y pagar la resti-tución. La responsabilidad, y no el consejo, esla prioridad máxima de la supervisión deldelincuente.

Una manera más creat iva deabordar los de l i tos contr a lapropiedad

La comunidad empresarial del Condado deDeschutes ha unido fuerzas con el Departamen-to de Justicia Comunitaria para formar lo queha llegado a conocerse como la Junta de Rendi-ción de Cuentas al Comerciante. La junta se haformado por varias razones:

❍ El hurto en las tiendas, el robo al pormenor y los cheques sin fondos le imponen uncosto terrible a los comerciantes de la zona,costo que en algunos casos amenaza la viabili-dad de algunas empresas pequeñas.

❍ La Oficina del Fiscal de Distrito llegaba a

un punto donde apenas podía permitirse llevarante la justicia el gran número de casos, ya quecada encausamiento le costaba al presupuestodel departamento de 600 a 900 dólares en ho-norarios de abogados y otros costos de personal.El costo era el mismo si la cantidad de dinerorobado era grande o pequeña.

❍ Los comerciantes, aun cuando apoyabanel Programa de Mediación entre Víctima yDelincuente, no disponían de tiempo para pasarpor el proceso de mediación en todos los casos.

Como resultado de estas circunstancias, loscomerciantes organizaron un programa en elque uno de ellos actuaría como víctima sustitu-ta en una docena de casos y determinaría elnivel de restitución apropiado. De esta manera,se maneja el caso sin necesidad de un enjuici-amiento costoso, el comerciante víctima tieneuna oportunidad de hacerles sentir a los raterosde tienda y a los ladronzuelos la gravedad de loque le hacen a la familia de las pequeñasempresas, y los comerciantes reciben su resti-tución con más rapidez, y a una tasa más eleva-da, que a través de los procedimientos judi-ciales tradicionales.

Constr ucc ión de comunidades más v iables

Uno de los cambios destacados que han ocurri-do debido al compromiso del departamento conla justicia comunitaria es que ahora se conside-ra a la sentencia de servicio a la comunidadcomo un recurso para construir comunidadesmás viables. El servicio a la comunidad se hausado tradicionalmente como medida punitiva.En el Condado de Deschutes, de acuerdo con lafilosofía general de la justicia comunitaria, el

30

servicio de trabajo se considera un medio derestituirles a las víctimas y la comunidad.

Dentro de este contexto, el departamento hacolaborado diligentemente con agencias comu-nitarias sin fines de lucro para abordar unagama de proyectos innovadores. Estosincluyen:

❍ entrar en sociedad con un Club Rotariolocal para ayudar a construir un centro paraniños víctimas de abuso;

❍ unir fuerzas con una agencia local contrala pobreza para ayudar a recaudar dinero desti-nado a un alojamiento de transición consistenteen 70 unidades;

❍ trabajar para construir un parque comuni-tario en honor de un ex educador comunitario;y

❍ desarrollar una relación formal con Habi-tat for Humanity (organización que construyeviviendas para personas de escasos recursos),en la que los delincuentes han construidoviviendas con los auspicios de esa organi-zación.

Con este enfoque, la comunidad del departa-mento recibe beneficios tangibles y los delin-cuentes comienzan a forjar un vínculo con lacomunidad, reduciendo en consecuencia laprobabilidad de que cometan actos de vandalis-mo. La comunidad ha demostrado apoyo abru-mador a este enfoque.

Estr ateg ias de prevenc ión

Esta cuestión puede muy bien haber inspiradoel modo de pensar más creativo del condado. Alanalizar el sistema de corrección juvenil delestado, el condado determinó que Oregón, por

inadvertencia, creó un incentivo para que loscondados usen las instalaciones de correcciónestatales. En Oregón los condados no pagannada por usar las instituciones estatales, demodo que, en esencia, los condados puedenoptar por colocar a los delincuentes juveniles,molestos pero no necesariamente peligrosos, enlas instalaciones de corrección estatales. No essorprendente que haya y, probablemente, siem-pre habrá presión a favor de ampliar las institu-ciones juveniles para alojar a los delincuentesjuveniles de los condados. Si bien aparente-mente esto parece ser financieramente benefi-cioso para los gobiernos de los condados, sólosirve para empujar hacia arriba la población ylos costos de las prisiones, con lo que amenazaotros servicios estatales esenciales, tales comola educación.

El Condado de Deschutes y la Administraciónde Asuntos Juveniles de Oregón elaboraron unamanera de revertir esta tendencia. El condadoofreció cambiar a una base de subsidios enbloque según la cual podía administrar suspropias instalaciones para delincuentes juve-niles no peligrosos que, de otro modo, habríansido colocados en instituciones estatales. Losprogramas locales se pagan con fondos proce-dentes de los subsidios en bloque, con el acuer-do de que cualquier ahorro puede reinvertirseen estrategias de prevención del delito. Y elahorro puede ser significativo, tanto como va-rios centenares de miles de dólares al año. UnaComisión de ciudadanos para Niños y Familiasadministra el dinero. Estos ciudadanos aportanal programa una fuerte perspectiva empresarial,y hacen diferencias claras entre gastos e inver-siones. Este enfoque innovador ganó el apoyode la legislatura estatal y del gobernador JohnA. Kitzhaber.

31

Si este programa da resultados y se extiende aotros condados, Oregón saldrá ganando de dosmaneras. La actual población carcelaria puede,por lo menos, disminuir, y los dólares que una vezse destinaron a costosas operaciones carcelariaspueden reinvertirse en estrategias comunitariasde prevención del delito.

Estos son apenas unos pocos ejemplos de losesfuerzos emprendidos desde que se inició la ini-ciativa de justicia comunitaria. Al involucrarsemás los ciudadanos y las víctimas, hay disponibleuna inagotable energía creativa para transformarel sistema de justicia penal en un sistema de jus-ticia comunitaria.

Es evidente que la justicia comunitaria respondeen primer término a las necesidades de las vícti-mas, ofrece soluciones creativas para responsabi-lizar a los delincuentes no violentos y destaca laprevención del delito como un aspecto impor-

tante de las actividades diarias del sistema dejusticia penal. La participación activa de los ciu-dadanos en todos los aspectos del sistema judi-cial es un elemento central de esta filosofía. Estaparticipación ciudadana sirve para expandir elsentido de responsabilidad con miras a conseguircomunidades más seguras, mucho más allá de losprofesionales del sistema de justicia. Con estenuevo sentido de pertenencia y responsabilidad,los ciudadanos aportarán gustosos energía yrecursos que nunca han estado disponibles através medios financiados con el dinero de loscontribuyentes. Armados de una nueva filosofía yequipados con liderazgo y recursos provistos porlos mismos ciudadanos, el futuro aparece másbrillante y seguro para aquellos lugares que vanen procura de la justicia comunitaria.

Temas de la Democracia, Volumen 6, Número 1, julio de 2001

32

R E S O L U C I Ó N N O 9 6 – 1 2 2

POR CUANTO los ciudadanos del Condado de

Deschutes deben tener derecho al más alto nivel

de seguridad pública, ;

POR CUANTO las crecientes tasas de delincuencia

juvenil y adulta plantean una amenaza a la condición

y sensación de seguridad de nuestros ciudadanos, y

POR CUANTO una estrategia general de reducción

del delito requiere hacer hincapié, de manera equi-

librada, en la prevención del delito, la intervención

temprana y los esfuerzos de corrección efectivos, y

POR CUANTO la Justicia Comunitaria encarna una

filosofía que involucra a la comunidad para liderar

todas las estrategias de prevención y reducción del

delito;

Por tanto, la Junta de Comisionados del Condado

de Deschutes adopta la Justicia Comunitaria como

la misión y propósito centrales de los esfuerzos de

corrección comunitarios del condado. Además, el

condado crea por la presente un Departamento de

Justicia Comunitaria para reemplazar el Departa-

mento de Corrección Comunitaria.

SE RESUELVE que el Departamento de Justicia

Comunitaria trabajará en asociación con la ciu-

dadanía del condado para llevar a cabo iniciativas

efectivas de prevención del delito, control del deli-

to y reducción del delito.

SE RESUELVE , ADEMÁS , que el condado construirá

un Centro de Justicia Comunitaria para proveer ser-

vicios y programas para que se restituya a las vícti-

mas del delito, para que los delincuentes se respon-

sabilicen y ganen las competencias para convertirse

en ciudadanos responsables y productivos, y para

que la comunidad tenga acceso un centro organiza-

tivo de la amplia gama de esfuerzos de lucha contra

el crimen.

DADO EN ESTE 25to. día de septiembre de 1996

por la Junta de Comisionados del Condado de

Deschutes (Oregón, Estados Unidos de América).

R e s o l u c i ó n s o b re J u s t i c i a C o m u n i t a r i a

33

L a J u s t i c i a P e n a l e n E s t a d o s U n i d o s

Este año se cumplen 70 años del juicio que man-tuvo absorto al país durante casi cuatro lustros.El caso los Muchachos de Scottsboro contra elEstado de Alabama se convirtió en una causacélebre, fue uno de los principales precursores delmovimiento de los derechos civiles de EstadosUnidos y culminó en dos dictámenes transcen-dentales del Tribunal Supremo que reforzaron losderechos fundamentales de todos los esta-dounidenses. El caso sirvió también para recor-dar una vez más que los derechos consagradosen constituciones escritas rara vez se traducen enrealidades inmediatas, sino que evolucionan alo largo del tiempo con arreglo a la inter-pretación y el examen judiciales. Nuestro cola-borador David Pitts analiza el significado de losdictámenes del Tribunal Supremo en el artículosiguiente. También ha visitado Scottsboro parahablar con el alcalde y preguntarle qué cambiosse han producido en la ciudad desde la cele-bración de los primeros juicios en 1931.

EN MARZO DE 1931, nueve jóvenesnegros, de 13 a 21 años, que viajaban en unvagón de mercancías descubierto por los cam-pos de Alabama, fueron encarcelados y juzga-dos, acusados de haber violado a dos mujeresblancas: Ruby Bates y Victoria Price, que tam-bién viajaban en el mismo tren El lugar eraScottsboro, pequeña y hasta entonces pococonocida ciudad, que iba a dar nombre a una delas más famosas causas de derechos civiles de lahistoria de Estados Unidos, en la que se mez-claban racismo, estereotipos y tabúes sexualesen el marco de un Sur estrictamente segregado.Ocho de los nueve jóvenes fueron rápidamentedeclarados culpables y sentenciados a muerte.Roy Wright, que no tenía más que 13 años, selibró de la pena capital.

El juzgado donde se celebraron los primerosjuicios todavía está en pie en el centro de laciudad, aunque un residente se apresuró arecordar a un visitante que los juicios si-guientes se trasladaron a otros lugares deAlabama. La mayoría de las personas entrevis-

Los Muchachos de Scottsboro y los Derechos Fundamentales

Por Dav id P i t t s

34

tadas apenas tienen una idea vaga de lo quesucedió aquí hace setenta años. Un ancianoexplicó "Yo era un muchacho cuandoempezaron los juicios. Recuerdo vagamente oíra mis padres hablar de ello. Fue más tardecuando me di cuenta que un acontecimientoimportante había sucedido en esta misma ciu-dad. Pero no me di cuenta de ello hasta que losderechos civiles se convirtieron en una causasensacional".

La impor tanc ia de l caso

La historia de los Muchachos de Scottsboro esimportante no sólo en la historia de los dere-chos civiles, sino también en la evolución delderecho constitucional, ya que fue el caso quedio lugar a una interpretación mucho más

amplia de la garantía de la 14ta. enmienda de"igualdad de protección ante la ley" y de las"debidas garantías procesales". El caso tambiénamplió el alcance de la garantía de la sextaenmienda del derecho de un acusado a "asis-tencia de abogado". Concretamente, el caso diopor resultado una garantía de derecho a tenerasistencia de un abogado para todos los esta-dounidenses en todos los casos penales,estatales o federales, y la prohibición de excluirde los jurados a ningún grupo racial o étnico.

La sexta enmienda de la Constitución de Esta-dos Unidos incluye varios derechos para asegu-rar un juicio imparcial a los acusados en causas

El juzgado de Scottsboro hoy.

Foto courtesía del autor.

35

penales. Una de las principales disposicioneses el derecho a estar representado por un abo-gado. No obstante, a lo largo de casi toda la his-toria de la República, el derecho a abogadohabía estado limitado a quienes podían per-mitírselo económicamente y también a los deli-tos sobre los que tenía jurisdicción el gobiernofederal. Esto cambió con el caso de los Mucha-chos de Scottsboro, que estaban acusados deinfringir el derecho estatal, no federal, y erantan pobres que apenas podían subvenir a susnecesidades básicas, mucho menos pagar unabogado que los representase. Finalmente seles asignaron dos abogados, pero eran total-mente inadecuados. Uno de ellos era un aboga-do especializado en bienes raíces en Tennessee,que estuvo ebrio durante todas las actuaciones.El otro, un abogado local que no había llevadoun caso en décadas.

El pr imer d ic tamen tr anscendenta l de l Tr ibuna lSupremo

En un dictamen transcendental, emitido en elcaso de Scottsboro, Powell contra Alabama(1932), del nombre de uno de los acusados, elTribunal Supremo de Estados Unidos declaróque a los inculpados indigentes acusados dedelitos capitales se les tenía que asignar unabogado apropiado. El Tribunal basaba sudecisión principalmente en la cláusula sobregarantías procesales de la 14ta. enmienda de laConstitución de Estados Unidos. Al revocar lassentencias de muerte, el Tribunal determinó,por mayoría, que la defensa de los Muchachos

Cuatro de los nueve Muchachos de Scottsboro con

Samuel Leibowitz, uno de los abogados del caso.

De izquierda a derecha, Willie Robertson, Eugene

Williams, Leibowitz, Roy Wright y Olen Mont-

gomery. AP Photo.

36

de Scottsboro había sido, en el mejor de loscasos, inadecuada. El dictamen del TribunalSupremo establecía que la asistencia de aboga-do era "fundamental" para las garantías proce-sales en casos de esta gravedad, en tribunalesestatales o federales.

"Al revocar las condenas", afirma Donald Live-ly en su obra Landmark Supreme Court Deci-sions (Dictámenes Transcendentales del Tri-bunal Supremo), "el Tribunal Supremo estable-ció que la complejidad de un juicio penalimpone el derecho a la presencia de un aboga-do". Aunque Powell contra Alabama fue unadecisión limitada, por cuanto que se aplicabasólo a los casos capitales, los especialistas enderecho constitucional aseguran que ha tenidoun efecto considerable en la jurisprudenciaestadounidense, ya que por primera vez seestableció el derecho a la asistencia de aboga-do, no sólo en los tribunales federales, sinotambién en los estatales.

Además, como se indica en el Diccionario deDerecho Constitucional de Estados Unidos,"ligó la cláusula sobre asistencia de abogado dela sexta enmienda a los estados a través de lacláusula sobre garantías procesales de la 14ta.enmienda, aunque (hasta entonces) sólo enrelación con los casos capitales en la etapa deljuicio oral". El significado del dictamen tam-bién lo han subrayado Maureen Harrison ySteve Gilbert en su libro Landmark Decisionsof the United States Supreme Court (Dic-támenes Transcendentales del Tribunal Supre-mo de Estados Unidos). "Desde el principio",escriben, "nuestras constituciones y leyesestatales y nacionales han concedido especialimportancia a las salvaguardias procesales y

substantivas destinadas a garantizar juicios jus-tos ante tribunales imparciales, en los que cadainculpado reciba igualdad de trato ante la ley".

El segundo d ictamen tr anscendenta l de l Tr ibuna lSupremo

Alabama, no obstante, se negó a ceder y abrióde nuevo el caso Scottsboro, incluso después deque los médicos que habían examinado a lasmujeres certificaron que no había habido vio-lación, e incluso cuando Ruby Bates se retrac-tó, un mes antes del comienzo de los nuevosjuicios. Una vez más se dictaron sentencias demuerte en el caso de dos de los inculpados:Heywood Patterson y Clarence Norris. Unsegundo dictamen transcendental del TribunalSupremo de Estados Unidos: Norris contraAlabama (1935), revocó de nuevo las senten-cias de muerte, esta vez porque Alabama habíaprohibido la participación de afronorteameri-canos en los jurados. La decisión unánimemencionó "la exclusión invariable y general delos negros" de los jurados y calificó de "violen-ta osadía" la idea apuntada por algunos de quelos afronorteamericanos no reunían las condi-ciones necesarias para formar parte de los jura-dos.

En un comentario sobre la importancia del falloen el caso de Norris, The Oxford Guide to U.S.Supreme Court Decisions (Guía Oxford de losdictámenes del Tribunal Supremo de EstadosUnidos) dice que el Tribunal Supremo mantuvo"que la exclusión sistemática de afronorteamer-icanos del gran jurado y del jurado del juicio,negaba a los acusados afronorteamericanos enlos tribunales estatales (de Alabama) la protec-

37

ción igual de la ley garantizada por la 14ta.enmienda". De hecho, se les negaba un juiciojusto por un jurado imparcial, según alega JamesGoodman en su celebrado libro Stories of Scotts-boro (Historias de Scottsboro). En una decisiónunánime, el Tribunal Supremo de Estados Unidossostuvo el argumento de la defensa, de que losnegros habían sido excluidos de manera arbi-traria y sistemática de las listas de jurados deAlabama en violación de la cláusula de protec-ción igual de la 14ta. enmienda".

Pese a los dos dictámenes del Tribunal Supremode Estados Unidos contra la parte acusadora, elestado de Alabama insistió en celebrar nuevosjuicios. Finalmente, cinco de los jóvenes fuerondeclarados culpables y cumplieron largas conde-nas de prisión; el último de ellos fue excarceladoen 1950. Los otros cuatro fueron puestos en liber-tad. Aunque el Tribunal Supremo de EstadosUnidos no pudo librar de la cárcel a cinco de losMuchachos de Scottsboro, sí impidió que fueranejecutados. Desde el punto de vista constitu-cional, la importancia del caso es que el TribunalSupremo de Estados Unidos se había compro-metido al derecho a la asistencia de abogado, almenos en los casos punibles con la pena capital.También había advertido que no se toleraría laexclusión de ciudadanos de los jurados pormotivos de raza. La decisión Norris contra Alaba-ma de 1935 dio por resultado la abolición de losjurados integrados exclusivamente por blancos entodo el Sur, aunque para ello tuvo que pasar algúntiempo.

Otras dec i s iones poster ioresde l t r ibuna l

Con respecto a la decisión emitida en el casoPowell contra Alabama, dictámenes ulteriores del

Tribunal Supremo reforzaron la garantía del dere-

cho a abogado. En el caso de Johnson contraZerbst (1936), el Tribunal Supremo del paísdeclaró que todos los inculpados de delitosgraves en tribunales federales tenían que contarcon asistencia de abogado. Anteriormente (desde1790), sólo los reos de delitos punibles con lapena capital ante un tribunal federal tenían quecontar con abogado. En los años cuarenta, el Tri-bunal extendió este derecho a los encausados entribunales estatales por delitos menos graves quelos que se habían imputado a los Muchachos deScottsboro. Muchos tribunales supremosestatales también exigieron la asistencia de abo-gado, en particular en casos de delitos penalesgraves.

No obstante, en 1963 todavía quedaban sieteestados donde no era obligatorio asignar abogadoa todos los inculpados de delitos estatales graves.El Tribunal Supremo uniformó la legislación detodo el país con su decisión en el caso de Gideoncontra Wainwright (1963), por la que se aplicabael derecho a abogado enunciado en la sextaenmienda a todos los tribunales federales yestatales en casos de delitos graves. "El derechode un acusado de un crimen a disponer de abo-gado puede que no se considere fundamental yesencial para un juicio imparcial en algunos paí-ses", declaraba el magistrado Hugo Black, "peroen el nuestro lo es".

Esta decisión puso término a una de las historiasmás espectaculares del derecho constitucional deEstados Unidos — de la que se da cuenta detal-ladamente en el libro Gideon"s Trumpet, (LaTrompeta de Gideon) publicado en 1964."Gideon es una decisión de extraordinaria impor-tancia", afirman Lee Epstein y Thomas Walker ensu obra frecuentemente citada Constitutional Law

for a Changing America (Derecho constitucional

38

para una Norteamérica en cambio). Llevó la "re-presentación legal a una clase de acusados quehasta entonces no habían disfrutado de los servi-cios de abogado".

Decisiones posteriores emitidas por el TribunalSupremo a finales de los años sesenta, y sobretodo a principios de los años setenta, ampliaronel derecho universal a abogado establecido en1963. En 1972, el Tribunal estableció que estederecho se aplicaba no sólo a los acusados dedelitos graves con arreglo al derecho estatal yfederal, sino también a todos los acusados dedelitos punibles con pena de prisión. El paíshabía recorrido un largo camino desde que nuevejóvenes afronorteamericanos comparecieronllenos de temor en un caluroso y polvoriento juz-gado de Alabama en la primavera de 1931, dondese iba a decidir su destino.

Sin embargo, la intervención del Tribunal Supre-mo en el caso de los Muchachos de Scottsboro diolugar a una serie de importantes decisiones quereafirmaron los derechos fundamentales de todoslos estadounidenses y garantizaron que este tipode drama racial pasara a la leyenda, no sólo en lahistoria de los derechos civiles sino también en lalarga evolución de la jurisprudencia del país. Esun caso que desató fuertes pasiones y acaloradosdebates en los años treinta y que todavía tienerepercusiones en nuestra propia época al afirmarel principio de igualdad de protección ante la ley.

Temas de la Democracia, Volumen 6, Número 1, julio de 2001

39

El 31 de marzo de 1931, nueve jóvenes

afronorteamericanos fueron condenados en

Scottsboro, Alabama, acusados de haber violado a

dos jóvenes blancas en un vagón de ferrocarril de

mercancías. Los médicos que examinaron a las

jóvenes después del supuesto delito, declararon

que no había habido violación. Pese a este testimo-

nio, ocho de los nueve Muchachos fueron conde-

nados y sentenciados a muerte por el tribunal del

estado. El Tribunal Supremo de Estados Unidos, en

sus decisiones Powell contra Alabama (1932) y

Norris contra Alabama (1935) revocó las condenas

y penas de muerte dictadas en los tribunales locales

— en el primer caso, porque los acusados no

habían recibido asistencia adecuada y en el segun-

do, porque se había excluido a los negros de los

jurados.

No obstante, entre 1935 y 1937 continuaron los

enjuiciamientos en el caso. Cuatro de los inculpados

fueron condenados de nuevo y sentenciados a

largas penas de cárcel. Los cargos que pesaban

sobre los cuatro restantes fueron retirados. Andy

Wright fue el último en salir de la cárcel, en 1950;

19 años, dos meses y 15 días después de haber

pasado su primera noche en la cárcel. El presunto

cabecilla del grupo, Heywood Patterson, se fugó de

la cárcel en 1948 y se refugió en el estado de Michi-

gan, donde no existía la segregación obligatoria. El

gobernador de Michigan se negó a entregar a Pat-

terson a Alabama. Patterson publicó su libro Scotts-

boro Boy (Muchacho de Scottsboro), cuando era

fugitivo. Murió de cáncer en 1952, a la edad de 39

años.

Ozzie Powell y Clarence Norris, cuyos nombres fi-

guraban en las dos decisiones transcendentales del

Tribunal Supremo de Estados Unidos, obtuvieron la

libertad condicional en 1946.Treinta años después,

Norris pidió y consiguió el indulto incondicional,

que le concedió el entonces gobernador de Alaba-

ma George C. Wallace. En principio, Wallace había

sido partidario de las leyes de segregación del esta-

do, pero para el decenio de 1970, la segregación

obligatoria había sido rechazada en Alabama y el

gobernador estaba tratando de corregir antiguos

L o s d a t o s d e l c a s o

40

yerros. En 1979, Norris publicó un libro sobre la

dura prueba a la que se vio sometido, titulado The

Last of the Scottsboro Boys (El último de los

muchachos de Scottsboro). Ultimo superviviente

del grupo, falleció en 1989.

Durante los años treinta, grupos muy diversos se

erigieron en campeones de la causa de los Mucha-

chos de Scottsboro, incluso el Partido Comunista

Norteamericano y la Asociación Nacional pro

Avance del Pueblo de Color (NAACP), la organi-

zación de derechos civiles más antigua del país. Pero

la mayoría de los acusados consiguió finalmente la

libertad gracias a la labor del Comité de Defensa de

Scottsboro, en el que estaban representados esta-

dounidenses de todos colores. Los historiadores

han visto en las manifestaciones y concentraciones

que se organizaron en apoyo de los Muchachos de

Scottsboro un precursor importante del moderno

movimiento en pro de los derechos civiles, que se

inició a comienzos de los años cincuenta. Las deci-

siones emitidas por el Tribunal Supremo como

resultado del caso están consideradas hitos que

ampliaron considerablemente los derechos funda-

mentales de la población afronorteamericana; y, en

realidad, de todos los estadounidenses.

E l Scottsboro de hoy

Siete decenios más tarde — las calles de Scotts-

boro, no se encuentran indicios de la segregación

inflexible que debe haber parecido inquebrantable

a principios de los años treinta. El alcalde, Ron Bai-

ley, quiere que los visitantes sepan que Scottsboro,

una comunidad de apenas unos 15.000 habitantes,

es hoy un lugar muy distinto de lo que era

entonces. "Ahora nuestra ciudad está totalmente

integrada; la mayor parte de nuestra población ni

siquiera había nacido cuando se celebraron aquí los

primeros juicios", nos explica. "Es preciso juzgar los

acontecimientos de 1931 a la luz de las costumbres

de aquel tiempo", añade. "En 1931, todavía vivían en

esta ciudad personas que recordaban la Guerra

Civil. Alabama se recuperó mucho más despacio

que otras zonas del Sur, en los aspectos económico

y de otro tipo".

"Es importante recordar lo que sucedió en esta ciu-

dad en 1931, pero podría haber sucedido en

muchos lugares en aquel tiempo", señala Bailey.

"Scottsboro ha cambiado desde entonces y tam-

bién ha cambiado el Sur. El Scottsboro de hoy es

progresista en cuestiones raciales. Probablemente

tenemos un mayor porcentaje de matrimonios y

relaciones interraciales que ningún otro lugar de

Alabama.Y hoy nuestra ciudad ya no es sólo negra

y blanca, sino multirracial. Por ejemplo, tenemos un

creciente porcentaje de asiáticos e hispanos. Las

relaciones raciales en Scottsboro son ahora como

las de cualquier otro lugar del país. La cosas aquí no

son perfectas, pero hemos recorrido un largo

camino".

41

B i b l i o g r a f i a

Barnes, Patricia G.CQ'S Desk Reference on American Criminal Justice: Over 500 Answers to Frequently Asked Questions from Law Enforcement to Corrections.Washington, D.C.: CQ Press, 2001.Features answers to over 500 frequently askedquestions about the U.S. legal system. Referencematerials include significant laws and court deci-sions, and a glossary of common legal terms.

Boyer, Peter J.“Annals of Justice: DNA on Trial,” New Yorker,January 17, 2000, pp.42–53.Makes the case that not all DNA laboratories and technicians are created equal, and emphasizesthe primary role played by human advocates inthe criminal justice process, even with the pres-ence of scientific data.

Champion, Dean J.Dictionary of American Criminal Justice: Key Termsand Major Supreme Court Cases. Chicago: FitzroyDearborn, 1998.An up-to-date dictionary of terms used in the cri-minal justice field and an annotated alphabeticcompilation of important U.S. Supreme Courtcases addressing criminal justice make up this volume, which includes a subject index of cases.

Cowan, Catherine“States Revisit the Death Penalty,” State Government News, vol. 44, no.5, May 2001,pp. 12–17.Legislators have proposed suspending or abol-ishing the death penalty in more than 20 states.Cowan details several cases where the systemfailed, and notes that while according to a public-opinion survey the majority of Americans supportcapital punishment, they are divided over whetherit is administered evenly.

Crump, David and George JacobsA Capital Case in America: How Today’s Justice System Handles Death Penalty Cases, from CrimeScene to Ultimate Execution of Sentence. Durham,NC: Carolina Academic Press, 2000.Describes what happens in a capital case from“the offense and the arrest” to “the aftermath,”examining the process from beginning to end and analyzing specific cases.

“DNA Testing and Capital Punishment:Technology from the Crime Scene to the Courtroom.” Congressional Digest, November2001, pp. 257 – 265.This issue is devoted to the growing phenomenonof DNA testing and its repercussions for prisonerson death row. Articles focus on technology, theU.S. prison population, state and federal deathpenalties, and legislative background.

Ar t í cu los y l i b ros sobre

l a ju s t i c i a pena l de Es tados Un idos

42

DeVore, Donald and Kevin Gentilcore“Balanced and Restorative Justice and Educational Programming for Youth At-Risk,”The Clearing House, vol. 73, no. 2, November 1999, p. 96.Discusses Montgomery County, Pennsylvania’s,implementation of the “Balanced and RestorativeJustice” (BAR J) educational model for youth at-risk.This model replaces more traditional punish-ment or treatment methods with emphasis on a balanced triangle of goals: community safety,accountability and competency development.

Edwards,Todd“Sentencing Reform in Southern States:A Review of Truth-in-Sentencing and Three-Strike Measures.” Spectrum:The Journal of State Government, September 22, 1999, vol. 72,no.4, page 8.Discusses and provides statistical data on theeffects of sentencing reform implemented by U.S.states within the Southern Legislative Conference.

Fagan, Jeffrey and Franklin E. Zimring, eds.The Changing Borders of Juvenile Justice:Transfer of Adolescents to the Criminal Court.University of Chicago Press, 2000.Contains a collection of essays that address thepolicy of trying and punishing American youths asadults, the boundaries of juvenile court, and thedevelopmental and psychological aspects of thecurrent policy.

Franklin, Carl J.Constitutional Law for the Criminal Justice Professional. Boca Raton, FL:CRC Press, 1999.Designed to be both an educational and reference tool for professionals at all levels, this is a study of the most dramatic and significantareas in U.S. constitutional law. Focuses on topicssuch as search and seizure, arrest and civil rights,due process and the judicial system.

Friedman, LawrenceCrime & Punishment in American History.New York: Basic Books, 1993.Written by an eminent Stanford University LawSchool professor, this panoramic history of theAmerican criminal justice system looks at crimeand punishment in America, from the Salem witchcraft trials in the 17th century to the trials of four Los Angeles police officers in the RodneyKing beating case in the early 1990s.

Henderson, HarryCapital Punishment. New York:Facts on File, 2000.An encyclopedic collection of information on capital punishment, covering many of the debatesfrom several perspectives.

Kadish, Sanford H., ed.Encyclopedia of Crime and Justice.New York: Free Press, 1983.One of the most significant criminal justice encyclopedias today, this volume contains articleswith accompanying bibliographies that provideinformation on concepts, theories, principles and research related to criminal behavior and cri-minal justice legal issues.

Kurki, Leena “Restorative and Community Justice in the United States,” Crime & Justice, vol. 27,Spring 2000, pp. 235–304.Distinguishes between “restorative justice,”which promotes healing and the rebuilding of relations among victims, offenders and their communities; and “community justice,” which views crime as a social problem requiring the involvement of criminal justice agencies.Provides background for each movement and evaluates the success of respective projects.

43

Leighton, PaulCriminal Justice Ethics. Upper Saddle River,NJ: Prentice Hall, 2001.A collection of essays that examines how personal and moral beliefs influence the relation-ship between criminal justice and social justice.Included topics are “what should be a crime?”lawyers’ ethics, treatment of inmates, the deathpenalty and the moral foundations of criminal guilt.

Lewis,AnthonyGideon’s Trumpet. New York:Vintage Books, 1989.A history of the 1963 landmark U.S. SupremeCourt case (Gideon v.Wainwright) follows JamesEarl Gideon’s fight for the right to legal counsel incriminal proceedings. Includes notes, table of casesleading up to the final verdict and an index.

Manfredi, Christopher P.The Supreme Court and Juvenile Justice.University Press of Kansas, 1998.Account of the U.S. Supreme Court’s role in shaping the history of American juvenile courts.

Palmer, Louis J., Jr.Encyclopedia of Capital Punishment in the United States. Jefferson, NC:McFarland, 2001.Comprehensive source of information on the legal, social and political history, and the presentstatus of capital punishment in the U.S.

Paternoster, Raymond, Robert Brame,Ronet Bachman and Lawrence W. Sherman“Do Fair Procedures Matter?” Law and SocietyReview, vol. 31, 1997, pp.163–204.Results from the Milwaukee,Wisconsin, DomesticViolence Experiment show that when police actedin a procedurally fair manner in the arrest ofassault suspects, the rate of subsequent domesticviolence was significantly lower than when they did not.

Ryan, George and Frank Keating“Is the Death Penalty Fair?” State GovernmentNews, vol. 44, no. 5, May 2001, pp. 10–11.The governor of Illinois (Ryan) tells how wrongfulconvictions made him reassess the death penalty,while the governor of Oklahoma (Keating) main-tains it can be fairly administered.

Schmalleger, Frank Criminal Justice Today: An Introductory Text for the 21st Century, 6th ed. Saddle River, NJ:Prentice Hall, 2000.Criminal Justice: A Brief Introduction, 4th ed.Saddle River, NJ: Prentice Hall, 2000.The two textbooks above by Schmalleger look at the U.S. criminal justice system, and present overviews and analyses of crime,criminal law, policing, adjudication and cor-rections, as well as focus on juvenile justice,drugs and the future of criminal justice in the United States.

Sherwin, Richard K.When Law Goes Pop:The Vanishing Line Between Law and Popular Culture. University of Chicago Press, 2000.A legal theorist’s and former prosecutor’s appraisal of the impact of popular culture on the criminal justice system in the United States.

Sudo, Phil“Five ‘little’ people who changed U.S. history;Supreme Court cases: Dred Scott v. Sandford,1857; Brown v. Board of Education, 1954;Gideon v.Wainwright, 1963; Miranda v. Arizona,1966; Roe v.Wade, 1973.” Scholastic Update,vol. 122, no. 10, January 26, 1990, p. 8.Profiles five U.S. Supreme Court cases in whichordinary people profoundly influenced the course of justice in the United States.

44

Tyler,Tom R., et alSocial Justice in a Diverse Society.Boulder, CO:Westview, 1997Analysis of the existence of cross–cultural conceptions of justice, concluding with an optimistic picture of the possibility of the realization of justice within a multicultural society.

Tyler,Tom R.“Social Justice: Outcome and Procedure,”International Journal of Psychology, vol. 35,2000, pp. 117–125.Recent psychological research on social justiceseems to indicate that people are more willing to accept procedural justice judgments when they feel that those judgments are made throughdecision-making procedures they view as fair.“Fairness” is evaluated by such criteria as neutralityand trustworthiness of authorities, and the degreeto which authorities treat subjects with dignity and respect during the process.

Umbreit, Mark S.“Restorative Justice Through Victim-OffenderMediation: A Multi-Site Assessment.” Western Criminology Review vol.1, no.1. 1998Report on studies in restorative justice, which concentrate on processes and results of severalvictim-offender mediation situations. Only availableonline at: http://wcr.sonoma.edu/v1n1/umbreit.html

Temas de la Democracia, Volumen 6, Número 1, julio de 2001

45

D i r e c c i o n e s d e I n t e r n e t

Criminal Justice Links

http://www.criminology.fsu.edu/cj.html

A comprehensive array of resources, includingorganizations, cases, reports and much more.

Criminal Justice on the Web

http://www.albany.edu/scj/links.htm

The University at Albany’s School of Criminal Justice in New York, sites links to many valuableinformation sources covering national and statelaws, restorative justice, police and correctionalinstitutions.

Criminal Justice, 2000 Volumes 1–4

http://www.ojp.usdoj.gov/nij/pubs-sum/cj2000.htm

The National Institute of Justice commissionedmore than 60 criminal justice professionals toreflect on criminal justice research accomplish-ments, and analyze current and emerging trends incrime and criminal justice practice in the UnitedStates.The website contains the full-text articles.

Journal of Criminal Justice and Popular Culture

http://www.albany.edu/scj/jcjpc/index.html

Published by the School of Criminal Justice,University at Albany (NY), this journal providesaccess to full-text articles, essays and reviews.

Federal Bureau of Investigation (FBI)

http://www.fbi.gov/

Provides access to the FBI’s Uniform CrimeReports, congressional testimony, “most wanted”posters and crime alerts, as well as an “FBI forKids” feature, among many other items.

National Criminal Justice Reference Service(NCJRS)

http://www.ncjrs.org/

NCJRS is a U.S. federally sponsored informationclearinghouse for people around the worldinvolved with research, policy and practice related to criminal and juvenile justice and drug control.

D i recc iones de In ter net que t r a tan de temas de l a

jus t i c i a pena l de Es tados Un idos

Las op in iones expresadas en otros s i t ios de Internet que aqu í se ind ican no representan necesar iamente l as op in iones de l gob ierno de Estados Unidos

46

National Institute of Justice (NIJ): SEARCH

http://www.ojp.usdoj.gov/nij/search.htm

NIJ is the research and development agency of the U.S. Department of Justice and is the onlyfederal agency solely dedicated to researchingcrime control and justice issues. NIJ providesobjective, independent, nonpartisan, evidence-based knowledge and tools to meet the chal-lenges of crime and justice, particularly at thestate and local levels.

Office of Justice Programs (OJP)

http://www.ojp.usdoj.gov/

Since 1984 the U.S. Office of Justice Programs has provided federal leadership in developing thenation’s capacity to prevent and control crime,improve the criminal and juvenile justice systems,increase knowledge about crime and relatedissues, and assist crime victims.

Public Agenda Online

http://www.publicagenda.org/issues/major_proposals_detail.cfm?issue_type=crime&list=1

Indepth survey and analysis of American attitudestoward crime, punishment, the death penalty and other issues from Public Agenda, a nonparti-san, nonprofit public opinion research and citizeneducation organization founded in 1975.

Sourcebook of Criminal Justice Statistics Online

http://www.albany.edu/sourcebook/

Continually updated compilation of data on theU.S. criminal justice system, public opinion polls,and offender and situation profiles.

United States Supreme Court

http://www.supremecourtus.gov/

Learn about the Court, and look at the lives of present and past justices, as well as read their arguments and opinions on Supreme Court cases.

Temas de la Democracia, Volumen 6, Número 1, julio de 2001

D e m o c r a c i at e m a s d e l a

P E R I Ó D I C O E L E C T R Ó N I C O D E L D E P A R T A M E N T O D E E S T A D O D E E S T A D O S U N I D O S

V O L U M E N 6 N Ú M E R O 1J U L I O D E 2 0 0 1

L A J U S T I C I A

P E N A L E N

E S T A D O S U N I D O S