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Ushuaia, capital de la Provincia de Tierra del Fuego, A. e Is. del A. S. República Argentina Ekele EDICIÓN 61 “El zorro antiguamente era doméstico como el guanaco, la foca, todos los peces y los pájaros, y cantaban al unísono ekelé, ekelé, ekelé.” Ekele PIONEROS FUEGUINOS, TIRA 6B, PISO 1º, DPTO C, BARRIO MIRADOR DE LOS ANDES, TEL.54-02901-435954. USHUAIA, TIERRA DEL FUEGO, ARGENTINA WWW.MANEKENK.ORG.AR • [email protected] 5 de junio de 2015 Día Mundial del Medio Ambiente Humano Siete mil millones de sueños. Un solo planeta. Consume con moderación

Ekele 61

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Ushuaia, capital de la Provincia de Tierra del Fuego, A. e Is. del A. S.República Argentina

EkeleEDICIÓN 61

“El zorro antiguamente era doméstico como

el guanaco, la foca, todos los peces y los pájaros,

y cantaban al unísono ekelé, ekelé, ekelé.”

EkelePIONEROS FUEGUINOS, TIRA 6B, PISO 1º, DPTO C, BARRIO MIRADOR DE LOS ANDES, TEL.54-02901-435954.

USHUAIA, TIERRA DEL FUEGO, ARGENTINA WWW.MANEKENK.ORG.AR • [email protected]

5 de junio de 2015

Día Mundial del MedioAmbiente Humano

Siete mil millones de sueños. Un solo planeta. Consume con moderación

Ekele

Principio 19Es indispensable una labor de educación en cuestiones ambientales, dirigida tanto a las ge-

neraciones jóvenes como a los adultos y que preste la debida atención al sector de la población menos privilegiado, para ensanchar las bases de una opinión pública bien informada y de una conducta de los individuos, de las empresas y de las colectividades inspirada en el sentido de su responsabilidad en cuanto a la protección y mejoramiento del medio en toda su dimensión huma-na. Es también esencial que los medios de comunicación de masas eviten contribuir al deterioro del medio humano y difundan, por el contrario, información de carácter educativo sobre la nece-sidad de protegerlo y mejorarlo, a fin de que el hombre pueda desarrollarse en todos los aspectos.

¿Qué es la carta de la tierra?

La Carta de la Tierra es una declaración de principios éticos fundamentales para la cons-trucción de una sociedad global justa, sostenible y pacífica en el Siglo XXI. La Carta busca inspirar en todos las personas un nuevo sentido de interdependencia global y de responsabi-lidad compartida para el bienestar de toda la familia humana, de la gran comunidad de vida y de las futuras generaciones. La Carta es una visión de esperanza y un llamado a la acción.

La Carta de la Tierra se preocupa especialmente por la transición hacia estilos de vida sostenibles y el desarrollo humano sostenible. La integridad ecológica es uno de sus temas principales. Sin embargo, la Carta reconoce que los objetivos de la protección ecológica, la erradicación de la pobreza, el desarrollo económico equitativo, el respecto a los derechos humanos, la democracia y la paz son interdependientes e indivisibles. Por consiguiente, el documento ofrece un nuevo marco ético integral inclusivo para guiar la transición hacia un futuro sostenible.

La Carta es el producto de un diálogo intercultural que se llevó a cabo durante una década a nivel mundial en torno a diversos objetivos en común y valores compartidos. El proyecto de la Carta de la Tierra comenzó como una iniciativa de las Naciones Unidas, pero se desarrolló y finalizó como una iniciativa de la sociedad civil. En el año 2000, se concluyó el documento y la Comisión de la Carta de la Tierra, una entidad internacional independiente, la dio a conocer públicamente como una carta de los pueblos, durante una ceremonia el 29 de junio en el Palacio de Paz, en la Haya, Holanda.

La redacción de la Carta de la Tierra abarcó el proceso más inclusivo y participativo que se haya efectuado jamás en torno a la creación de una declaración internacional. Este pro-ceso es precisamente la fuente de su legitimidad como marco ético rector. La legitimidad del documento se ha fortalecido aún más mediante el respaldo obtenido de más de 6,000 organizaciones, lo que incluye a diversos organismos gubernamentales e internacionales.

A la luz de esta legitimidad, una creciente cantidad de juristas internacionales reco-noce que la Carta de la Tierra está adquiriendo un estatus de documento de ley blanda. Se considera que este tipo de documentos, tal como la Declaración Universal de Dere-chos Humanos, son moralmente vinculantes, aunque no en el plano jurídico, para los gobiernos estatales que aceptan avalarlos y adoptarlos. Por lo general, estos documentos establecen la base para el desarrollo de una ley vinculante.

En un momento en que se necesita con urgencia cambios importantes en la forma en que pensamos y vivimos, la Carta de la Tierra nos desafía a examinar nuestros valores y a escoger un rumbo mejor. En un momento en que la educación para el desarrollo sostenible se ha trans-formado en un elemento esencial, la Carta de la Tierra ofrece un instrumento educativo muy va-lioso. En un momento en que se necesitan cada vez más las alianzas internacionales de trabajo, la Carta de la Tierra nos exhorta a buscar aspectos en común en medio de nuestra diversidad y a adoptar una ética global que comparte una creciente cantidad de personas en todo el mundo.

Para verla completa, ingresa a: http://www.earthcharterinaction.org/contenido/pa-ges/La-Carta-de-la-Tierra.html n

¿Por qué el 5 de Junio es el día del Medio Ambiente Humano?

En diciembre de 1972, la Asamblea General designó el 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente, para sensibilizar a la opinión pública respecto de la necesidad de preservar y mejorar el medio ambiente. La fecha elegida fue en recuerdo al día en que inauguró, en Estocolmo en 1972, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano, que llevó a la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). La Asamblea General de la ONU también aprobó la creación del Programa de las Naciones Uni-das para el Medio Ambiente (PNUMA).

El día Mundial del Medio Ambiente es un vínculo por medio del cual la Organización de Naciones Unidas (ONU) sensibiliza a la población mundial en relación a temas ambientales, intensifi-cando la atención y la acción política. Los objetivos principales son brindar un contexto humano, motivar a las personas para que se conviertan en agentes activos del desarrollo sustentable y equitativo; promover el papel fundamental de las comunida-des en el cambio de actitud hacia temas ambientales, y fomentar la cooperación para que el medio ambiente sea sostenible, pues ésta garantizará que todas las naciones y personas disfruten de un futuro más próspero y seguro.

Es un evento en el que se realizan múltiples actividades: concentraciones en calles, conciertos ecológicos, ensayos y competencias de afiches en escuelas y colegios, plantaciones de árboles, campañas de reciclaje y de limpieza, entre otras. Es además, un suceso multimedial que lleva a periodistas a es-cribir y hacer reportajes críticos acerca del ambiente, así como documentales televisivos, exhibiciones fotográficas, eventos intelectuales como seminarios, mesas redondas, conferencias, sólo por nombrar algunos.

En muchos países esta celebración es una oportunidad de firmar o ratificar convenios internacionales y, algunas veces, establece estructuras gubernamentales permanentes relaciona-das con el manejo ambiental y la planificación económica.

2015 “Siete mil millones de sueños. Un solo planeta. Con-sume con moderación”.

El tema del Día Mundial del Medio Ambiente este año es “Siete mil millones de sueños. Un solo planeta. Consume con moderación”.

La humanidad sigue consumiendo muchos más recursos na-turales de los que el planeta puede proporcionar de modo soste-nible. Muchos de los ecosistemas de la Tierra están llegando a un punto de inflexión crítico. Es hora de que cambiemos.

El objetivo del desarrollo sostenible es aumentar la calidad de vida de todas las personas sin agravar la degradación ambiental, y sin comprometer las necesidades de recursos de las generacio-nes futuras. Podemos lograrlo modificando nuestros hábitos a fin de consumir bienes que requieran la utilización de menos ener-gía, agua y otros recursos, y desperdiciando menos alimentos.

En este año de transformaciones, en que esperamos ver gran-des avances en lo que respecta al desarrollo sostenible y el cambio climático, celebremos el Día Mundial del Medio Ambiente siendo más conscientes de nuestro impacto ecológico. Pensemos en las consecuencias que tienen para el medio ambiente las elecciones que hacemos. Seamos mejores custodios de nuestro planeta. n

De Estocolmo a RíoDurante los años siguientes a la

reunión de Estocolmo de 1972 los pro-blemas ambientales se acentuaron, así como también, la brecha económica entre países pobres y ricos. A pesar de las numerosas reuniones internaciona-les realizadas y de los programas de las Naciones Unidas implementados, ta-les como el PNUMA y el Programa “El Hombre y la Biosfera” – MAB-10, la con-taminación y la sobreexplotación de los recursos naturales se habían constitui-do en hechos instalados.

En 1982, con motivo de conmemo-rarse el décimo aniversario de Estocol-mo ’72, la ONU produjo la denominada “Declaración de Nairobi”. Esta declara-ción reconocía expresamente que los logros alcanzados habían sido insufi-cientes para responder a los objetivos enunciados en 1972, y recalcaba la ur-gente necesidad de intensificar los es-fuerzos en el ámbito mundial, regional y nacional, para proteger y mejorar el ambiente. A fines de la década de los ’80, los problemas ya habían superado las predicciones más pesimistas, reali-dad que quedó reflejada en los infor-mes producidos por el Club de Roma.

El primero de los mencionados que fuera publicado en 1972 se denominó “Los límites del Crecimiento”, en tanto que el segundo dado a conocer en 1991 llevaba el sugestivo título de “Más allá de los Límites del Crecimiento”, que-riendo señalar el fenómeno de la “ex-tralimitación” o sobreexplotación de los recursos, que estaba excediendo la capacidad de la naturaleza para sopor-tar presiones sin sufrir consecuencias sin retorno. Este documento dejó cla-ramente explicitado que el crecimiento económico no sólo estaba constreñido por la provisión requerida de materias primas y energía, sino que enfrentaba una nueva restricción relacionada con el agotamiento de las funciones am-bientales.

Este nuevo concepto de recursos brindados por la naturaleza se refiere a la capacidad que posee el ecosistema planetario para funcionar como sumi-dero o depósito de elementos o sus-tancias contaminantes, absorbiendo, diluyendo y dispersando a los mismos, sin por ello cambiar irreversiblemente su comportamiento. Es el comienzo de una nueva etapa caracterizada por pro-blemas ambientales que toman dimen-

sión planetaria, como el agotamiento de la capa de ozono y el cambio climá-tico global.

Este último fenómeno puede tomar-se como un ejemplo emblemático, sien-do el resultado del exceso de gases con-taminantes termoactivos emitidos a la atmósfera que superaron su capacidad de sumidero. La pérdida de ésta capa-cidad o función está produciendo un cambio irreversible que se traduce en un incremento del efecto invernadero y, consecuentemente, de la temperatu-ra promedio del planeta. En este nuevo escenario las crecientes consecuencias de la contaminación pusieron en evi-dencia que la manifestación de los pro-blemas ambientales había alcanzado la escala planetaria. Los procesos como la deforestación de grandes extensio-nes de selvas tropicales con su consi-guiente pérdida de la biodiversidad y erosión de los recursos genéticos; las inundaciones y sequías de magnitu-des catastróficas; la desertificación y la pérdida de suelos fértiles, con sus se-cuelas socio-económicas reflejadas en el aumento de la pobreza y el hambre en los países del Sur; la contaminación de las aguas continentales y maríti-mas; el excesivo consumo de energía provenientes de fuentes fósiles y sus consecuencias en el clima, comenzaron a instalar la idea de que el planeta era una unidad.

Este concepto implicaba reconocer que los procesos con impactos negati-

vos, sin importar dónde se producían, terminaban comprometiendo a la tota-lidad de la Tierra. Los avances científi-cos y los hechos llevaron a la compren-sión de que las acciones antrópicas que se llevaban a cabo en diversos y distan-tes lugares del globo no podían ser con-sideradas situaciones aisladas, sino que mostraban un sinergismo tal que sus consecuencias se traducían en fenóme-nos de grandes magnitudes. Frente a la incontrastable realidad de un Planeta Tierra cada vez más deteriorado, cuya capacidad de soportar la vida humana y sus actividades estaba siendo sobrepa-sada, surge una nueva concepción que trata de conciliar la calidad ambiental y el modelo de crecimiento económico, superadora de la antinomia que había caracterizado las décadas pasadas y que se plasmó en el nuevo paradigma del Desarrollo Sustentable o Desarrollo Sostenido.

Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo – Río ’92

Establecido el nuevo paradigma de la sustentabilidad, en el entendimiento de que ambiente y crecimiento econó-mico debían ser términos complemen-tarios, se comenzaron las reuniones preparatorias para concretar la Con-ferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo –CNUMAD-. La conferencia denominada

«Cumbre de la Tierra”, también conoci-da como “Río’92” o “La Eco’92”, se llevó a cabo en la ciudad de Río de Janeiro (Brasil) del 3 al 14 de Junio de 1992. El cargo de Secretario General fue ocupa-do por Maurice Strong, al igual que en la Reunión de Estocolmo de 1972.

La Cumbre tuvo un poder de convo-catoria inédito y proyectó el tema am-biental hacia el conjunto de los grandes debates mundiales, constituyéndose en el evento político internacional ca-lificado como el más significativo de la historia, en ese ámbito habría de discu-tirse el modelo de desarrollo mundial a ser impulsado, que implicaba la defini-ción de los roles e intereses en juego de los estados representados. Es necesario destacar que el escenario mundial en el cual tuvo lugar esta Conferencia había sufrido, poco tiempo antes, un cambio radical como resultado del derrumbe de la Unión Soviética en 1991. El mapa político mundial se había modificado al desaparecer el enfrentamiento Este – Oeste, dejando a los Estados Unidos de Norteamérica como única potencia mundial. Este escenario permitió la conformación de grupos de países que llevaron a un fuerte retorno de los plan-teos en términos de conflictos Norte-Sur, países no desarrollados o en vías de desarrollo – países desarrollados, con posturas muy disímiles y encontra-das.

La relevancia de este evento se manifestó en la participación de 172 gobiernos de los cuales 108 fueron re-presentados por sus respectivos Jefes de Estado, reunidos con el fin de iniciar un proceso que sentara las bases de un nuevo modelo de crecimiento y desa-rrollo mundial que permitieran articu-lar equilibradamente las dimensiones ambientales, sociales y económicas.

Los representantes de los gobiernos reunidos en Río de Janeiro, acordaron, en un complejo panorama de intereses económicos y políticos y tras arduas jornadas, los principios sobre los cua-les se llevarían a cabo las negociaciones que quedaron plasmadas en “La De-claración de Río sobre Medio Ambien-te y desarrollo”. La Carta de la Tierra contiene 27 principios en los cuales, desde una manifiesta postura antro-pocéntrica, se explicita la integración del ambiente y su protección como una dimensión central del desarrollo. Ex-

Ekelepone al Desarrollo Sustentable como el concepto marco para la articulación ambiente-desarrollo, y a lo largo de su redacción detalla una serie de cuestio-nes sociales, económicas, comerciales, políticas, jurídicas y éticas que deberán ser tenidas en cuenta para lograrlo. Es-tablece conceptos claves, tales como la soberanía de los estados sobre sus re-cursos naturales15, las responsabilida-des compartidas pero diferenciadas16, el principio precautorio17, el respeto y promoción de los conocimientos tradi-cionales de las comunidades indígenas y locales18 con participación justa y equitativa en los beneficios que se deri-ven de ellos. Estos dos últimos puntos, entre otros, siguen constituyendo ma-teria de debate y desencuentros en las negociaciones de los tratados y conve-nios ambientales internacionales.

El panorama mundial, en la última década del siglo XX, mostraba descar-nadamente que la brecha entre países pobres y ricos se había acrecentado produciendo realidades muy diferen-tes. Los países agrupados en los blo-ques conocidos como G-719 y G-77/China20 defendían intereses mayor-mente contrapuestos, debido a que el origen de los problemas ambientales, sus consecuencias socio-económicas y, también, sus soluciones se presentaban muy diferentes de acuerdo a los grados de industrialización y crecimiento.

Al interior del G-77/China, los inte-reses, posturas y características de sus integrantes eran muy variados: países productores de petróleo; países en vías de desarrollo con acelerados procesos de industrialización, de crecimiento económico y con población numerosa, hasta países subdesarrollados sumergi-dos en la máxima pobreza cuyos habi-tantes están muy lejos de lograr satis-facer sus necesidades básicas.

Sin embargo, y con matices, los países del G-77/China lograron con-senso en un punto conceptualmente fundamental, la “Deuda Ecología”21, que traslada a los desarrollados de su eterna condición de acreedores en la de deudores. Sobre la base de este concep-to, se centró la responsabilidad de los países desarrollados -G-7- por el daño inflingido al ambiente mundial, y se les reclamó una compensación por haber menguado las posibilidades de desarro-llo futuro de aquellos países que aún no habían alcanzado tal condición22.

Río’92 fue un hito en materia de negociación global sobre el desarrollo sustentable, dado que se adoptaron

importantes instrumentos interna-cionales con fuerza jurídica obligato-ria, como la Convención Marco sobre Diversidad Biológica y la Convención Marco sobre Cambio Climático. Otros acuerdos ambientales internacionales fueron acordados con posterioridad, como el relativo a la Desertificación y el de Contaminantes Orgánicos Persis-tentes; también se produjeron otros instrumentos sin fuerza jurídica obli-gatoria, como las Declaraciones de Principios para un consenso Mundial respecto de la ordenación, la conser-vación y el desarrollo sostenible de los bosques y de las pesquerías. En la Conferencia se crea el Fondo Mundial para el Ambiente Mundial –FMAM- o –GEF23-, con el sentido de comenzar a plasmar la responsabilidad de los paí-ses desarrollados enunciada en el Prin-cipio 7. La finalidad de este organismo

es el financiamiento de proyectos en-caminados hacia el Desarrollo Susten-table en países en vías de desarrollo, con tal objetivo los países del G-7 se comprometieron a realizar un aporte de fondos equivalentes al 0.7% de su producto bruto interno –PBI-. Un im-portante logro fue la elaboración de la Agenda 21, considerado el documento más relevante y ambicioso en el tema ambiental elaborado hasta el presen-te, dado su carácter de plan de acción mundial para promover el desarrollo sustentable.

La Agenda contempla las acciones a impulsar en las dimensiones sociales y económicas, en la conservación y ges-tión de los recursos para el desarrollo, en el fortalecimiento del papel de los grupos principales, y en los medios para su ejecución. Reconoce la existen-cia e importancia de los problemas que

se verifican en las escalas mundial, re-gional y local, al tiempo que plantea la necesidad de promover procesos parti-cipativos que involucrando a todos los actores representativos establezcan agendas que respondan a los proble-mas que se presentan en cada una de las escalas y situaciones Sin duda, tanto la Carta de la Tierra como la Agenda 21, que marca una nueva forma de encarar los problemas a fin de encontrar solu-ciones consensuadas, representaron cambios sustanciales e innovadores en el abordaje del tema ambiental abar-cando todas sus dimensiones y com-plejas interrelaciones. Sin embargo, no fueron pocas las críticas de la socie-dad civil, representada por numerosas organizaciones no gubernamentales -ONG’s- ambientalistas reunidas simul-táneamente en un foro paralelo, para las cuales los resultados declamatorios carecían del suficiente sustento para ser llevados a la práctica con los meca-nismos propuestos. Esta visión “cuasi” premonitoria, que marcaba fuertemen-te la falta de correlato entre los ambi-ciosos objetivos enunciados y las he-rramientas diseñadas para lograrlos, se confirmó en los años posteriores. Otras críticas se centraron en el hecho de que el Banco Mundial se constituyera en el organismo financiero encargado de ma-nejar los fondos del GEF, dada la falta de credibilidad de este organismo para tal fin, menguada por la responsabili-dad que le cabía por el financiamiento otorgado para la realización de grandes obras de infraestructura en países en desarrollo, que resultaron en desastres ambientales de gran magnitud y en deudas descomunales.

La postura adoptada por el gobier-no de los Estados Unidos también fue objeto de duras críticas, debido al con-dicionamiento que impuso para parti-cipar de la Cumbre presionando duran-te las negociaciones de la Convención Marco de Cambio Climático, que con-cluyeron con el debilitamiento de la misma, y la negativa de adherir como Estado signatario al Convenio Marco sobre Biodiversidad. n

Tomado de:Jankilevich, Silvia (2003). Las cum-

bres mundiales sobre el ambiente. Es-tocolmo, Río y Johannesburgo. 30 años de Historia Ambiental. Documento de Trabajo N° 106, Universidad de Belgra-no. Disponible en la red: http://www.ub.edu.ar/investigaciones/dt_nue-vos/106_jankilevich.pdf