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EL ABOGADO CAMILO TORRES TENORIO Y SU RELACIÓN CON LA
SOCIEDAD NEOGRANADINA.
ASTRID SOFÍA ORTIZ TORO
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
CARRERA DE HISTORIA
Bogotá, 2007
2
EL ABOGADO CAMILO TORRES TENORIO Y SU RELACIÓN CON LA
SOCIEDAD NEOGRANADINA.
ASTRID SOFÍA ORTIZ TORO
Trabajo de grado presentado para optar el título de:
HISTORIADORA
Director
JORGE GONZÁLEZ JÁCOME
Abogado
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
CARRERA DE HISTORIA
Bogotá, 2007
3
AGRADECIMIENTOS
Este trabajo fruto del esfuerzo personal, no hubiera sido posible sin la
invaluable colaboración de mis compañeros de carrera, a quienes debo sus
oportunos consejos y apoyo en el recorrer tanto del estudio, como de esta
investigación, especialmente a Jairo Bayona S.J., gracias a quién llegué a este
tema.
A mi director, el abogado Jorge González, le agradezco infinitamente su
tiempo y su paciencia en este recorrido, a través del cual me transmitió sus
conocimientos de jurisprudente, lo cual considero que fue el complemento ideal
para el enfoque de este trabajo.
Finalmente pero no por eso menos importante, al personal administrativo de
la Pontificia Universidad Javeriana, especialmente a Rosita, Marcela, Mónica y
demás colaboradores de la biblioteca general, y a Almita, Asistente y Jefe de
Servicios al Público del Archivo Histórico Javeriano “Juan Manuel Pacheco”, pues
de su mano conocí los documentos que cimentan este trabajo.
4
TABLA DE CONTENIDOS
Pág.
INTRODUCCIÓN 5
1. LA REALIDAD SOCIAL DE CAMILO TORRES TENORIO 8
2. HISTORIOGRAFÍA TRADICIONAL E INFORMACIÓN DOCUMENTAL 31
2.1 Su vida pública y política
32
2.2 Su vida privada 38
3. EL CASO VARONA 42
4. A MODO DE CONCLUSIÓN 54
ANEXOS 56
REFERENCIAS 60
BIBLIOGRAFIA
5
INTRODUCCIÓN
El derecho es un producto social, que se constituye como una herramienta
reguladora de las conductas humanas, en un tiempo y en un espacio determinado.
El derecho encausa diversos procesos sociales, económicos, políticos y culturales,
que son el resultado de la evolución de las características de un contexto y, los
factores externos e internos que determinan su formación.
Es en el sistema jurídico donde se cimentan las leyes y normas, las cuales
tienen como objetivo mantener el orden entre los hombres. El derecho no es sólo
el auxiliar de un Estado basado en leyes, es el mecanismo donde en el se
encuentra implícita la interrelacion de los individuos. Es de esta manera como
encontramos la trascendencia que tiene el derecho en la vida social de una
colectividad.
Por lo tanto las leyes jurídicas constituyen el derecho; asimismo, la
costumbre y la moral social también logran ser denominadas fuentes de derecho,
ya que están legitimadas en el inconsciente de la sociedad. Son propias,
repetitivas y uniformes, siendo utilizadas como elementos auxiliares del derecho,
cuando el legislador no se pronuncia respecto de cualquier situación. Incluso
muchos sistemas jurídicos en el mundo como el de Inglaterra se basan en el
derecho consuetudinario.
Este fenómeno se da porque existe un vinculo entre la ley (vinculo jurídico),
la costumbre (vinculo social), y esas normas morales o religiosas (vinculo de
6
conciencia), que logran hacerse obligatorias; y para el caso del derecho, utilizan la
fuerza como medio de coerción para que se cumplan las diferentes disposiciones
legales, para premiar o castigar.
Este aparato legal necesita a su vez, personal capacitado para poner en
funcionamiento el compendio de normas, leyes y códigos; y son los abogados
quienes están capacitados y facultados para defender los derechos de los
asociados.
Desde épocas coloniales, los abogados se han desempeñado de manera
independiente; es decir como abogados privados al servicio de particulares, y\o
como abogados de oficio, al servicio de las personas que no cuentan con los
recursos para contratar a un abogado particular, y por lo tanto le son asignados
por el Estado. De esta manera, los abogados siempre se han constituido como un
elemento importante dentro del funcionamiento y cumplimiento adecuado del
aparato estatal.
Con base en lo anterior nace el objetivo de este trabajo, el cual consiste en
analizar de forma general, la relación laboral que se perpetro entre los abogados
coloniales con una población carente de formación profesional (universidad), pero
que se caracterizó por ser su principal clientela. Para tal empresa, me
fundamentare en el análisis de un estudio de caso; a saber, la vida profesional y
familiar del abogado neogranadino Camilo Torres Tenorio, y su correspondiente
relación profesional y personal con los señores Varona, de quienes fue apoderado
defensor en un caso contra el Gobernador del Chocó.
7
La hipótesis planteada para el desarrollo de este trabajo es que, teniendo en
cuenta que Camilo Torres Tenorio es considerado como uno de los mejores
abogados de la Nueva Granada, con un talento y un sentido social, tuvo que
procurarse la forma de mantener su prestigio y el de su familia con apariencias,
queriendo demostrar con esto que el prestigio, la opulencia, la riqueza, la clase y
la posición se sobreponen a realidades sociales y a la propia persona.
Los documentos consultados para el desarrollo de este trabajo, fueron
transcritos de los manuscritos que se encuentran en el Archivo Histórico Javeriano
“Juan Manuel Pacheco”, del fondo de Camilo Torres Tenorio, el cual fue
organizado y trabajado previamente por el historiador y filósofo Jairo Bayona
Zamora, S.J.
El interés por el análisis de estos documentos, surge de la necesidad de la
sociedad actual colombiana de tener una memoria histórica, que en lo posible sea
objetiva y no sesgada, replanteando la historiografía tradicional que, en su afán
por incubar en la sociedad un imaginario de identificación y apropiación, en la
figura de los próceres, se ha olvidado exponer la parte humana de estos, su vida
personal. De esta manera, dar a conocer, la naturaleza de sus necesidades,
intereses particulares, ambiciones y demás deseos que buscaba satisfacer; por lo
cual muy seguramente los motivos que lo llevaron a ser un ciudadano
sobresaliente, no estuvieron estrictamente enmarcados en lo patriótico.
8
Este trabajo se divide en tres capítulos. En el primero se establece un
contexto histórico, político y cultural, sobre el cual ubicar a su vez espacial y
temporalmente a Camilo Torres Tenorio.
El segundo capitulo trata sobre la vida profesional y familiar de Camilo Torres
Tenorio, exponiendo tanto los datos manejados usualmente, como los que casi no
se exponen; y conforme a ello adentrarme al tercero, el cual analiza el caso
concreto de los señores Varona. Finalmente se hallan las conclusiones, en las
cuales se extrae el resultado de lo ilustrado en los capítulos previos.
9
1. LA REALIDAD SOCIAL DE CAMILO TORRES TENORIO
En este capitulo se recrea el contexto histórico, social, político, económico, y
cultural en el que se desenvolvió Camilo Torres Tenorio, para entender las
circunstancias y las presiones existentes en una realidad social que, en nuestros
días se mantiene en muchos aspectos invariables.
Los colonos españoles pretendieron imponer en el Nuevo Continente una
organización social, política y cultural semejante a su realidad europea, dando
como resultado una serie de características que, con el tiempo produjeron en la
nueva colonia la necesidad de crear unas normas propias, una legislación
exclusiva para América, las Leyes de Indias1. Esta nueva legislación y la
imposición de una cultura ajena hizo que surgiera una nueva sociedad, con
dominantes y dominados, tema en el que se enfatizará más adelante.
La historiografía tradicional ha mostrado a la Nueva Granada como una
nación gobernada por una elite letrada dominante –los cuales eran los ciudadanos
que tenían la posibilidad de ingresar a la universidad en la Nueva Granada para
adelantar estudios de derecho o medicina, y así obtener el título de abogado o
médico respectivamente; generándose así por parte de está élite un control
hegemónico sobre los estamentos públicos como la educación y la política, entre
otros. Dicho control en épocas coloniales lo ostentarían los ilustrados, porque
1 Las Leyes de Indias es la legislación promulgada por los monarcas españoles para regular la vida social, política y económica entre los pobladores de las colonias españolas en América.
10
tenían una importante ventaja sobre el resto de la población: eran letrados, es
decir, educados en la universidad2.
Esta elite y su control se mantienen incluso en la actualidad, debido a que la
población nunca ha tenido un acceso representativo importante ante los entes
estatales, y de participación ciudadana ya sea directa o indirectamente. Este el
caso de la clase subalterna y de los no letrados.
Cabe aclarar que se entiende a la clase subalterna, como aquellos
marginados por el régimen burocrático legal de la colonia; es decir todos aquellos
individuos que por razones de sangre, linaje o riqueza, no pertenecían a la elite
blanca criolla. (Castro-Gómez y Mendieta. (edits.), 1998). Y los no letrados aquellos que
no pertenecían necesariamente a la clase subalterna, ya que era posible que
tuvieran sangre noble, linaje o riquezas, pero no una formación académica que les
proporcionara un título, por lo que generalmente precisaban de un letrado para
acceder al régimen legal colonial3.
Es así como se hace necesario analizar la formación académica de los
abogados, ya que esta fue la profesión desempeñada por Camilo Torres Tenorio.
También eran identificados como letrados, los abogados que tenían un acceso
directo al sistema burocrático español (aunque no de manera obligatoria y
sistemática).
2 Elite e ilustrados entendidos cono clase dominante, por lo que se utilizarán indistintamente a lo largo del texto. 3 En algunos casos, en regiones con un número reducido de población, eran directamente los implicados quienes presentaban sus alegatos, sin requerir abogado, pero por lo general para casos de personas adineradas y en la capital, si se recurría a los servicios de un ilustrado.
11
En la colonia, los abogados eran reconocidos por tener una profesión
prestigiosa e incluso elitista. Esta situación se daba porque, sin lugar a dudas la
sociedad neogranadina estaba carente de obreros calificados en las leyes, aunque
muchos clientes reconocían en los abogados ese medio para alcanzar sus fines;
ya que estos aun hoy continúan siendo, en su mayoría, pagados por personas
con la capacidad económica para costear honorarios de manera privada. (Uribe,
1992). Su papel ha sido hasta nuestros días el de articular la sociedad, los
individuos, las organizaciones y las relaciones entre estos. Esta situación refuerza
la idea de que los abogados eran muy importantes para comprender la
interrelación entre el Estado y los ciudadanos, o el sistema jurídico – lo político y
la sociedad. (Pérez, 2004, p.14).
Aunque la relación entre la clase alta letrada neogranadina y los no letrados
ha tenido algunas variaciones desde épocas coloniales, también ha presentado
bastantes permanencias. Para analizar dicha relación a finales del siglo XVIII y
comienzos del siglo XIX, se desarrollará en este capítulo el contexto social en el
cual se desempeñó Camilo Torres y su relación con sus clientes no letrados.
El sistema jurídico social Neogranadino, en la legislación de las colonias
americanas españolas estaba positivizado en las Leyes de Indias, decretadas por
la corona española desde el momento de la conquista y, levemente modificadas a
12
través de la colonia4; las cuales fueron realizadas en buena parte por juristas y
hombres de gobierno y en menor medida por teólogos. (Ots, 1950).
A continuación se explicarán brevemente cuáles fueron los organismos y los
cargos burocráticos más importantes a lo largo de la colonia, para entender el
estándar sobre el cual estaba apoyado el sistema legal.
El sistema jurídico - político estaba encabezado por el Rey de España, que
en el siglo XVI creó el Real y Supremo Consejo de Indias, el cual no contaba con
sede fija. Teniendo en cuenta que ningún monarca español visitó alguna colonia
americana, este organismo era el encargado de los asuntos del nuevo mundo.
Según José María Ots (1950, p. 26), el Real y Supremo Consejo de Indias se
destacó por su desempeño durante el siglo en que fue creado, pero en el siglo
XVII entró en decadencia, lo que condujo a las reformas borbónicas del siglo XVIII,
las cuales serán trabajadas más adelante.
Este Consejo de Indias estaba dividido en dos partes, la primera parte se
encargaba del gobierno temporal, cuya función era la de planificar y proponer al
Rey las políticas relativas al Nuevo Mundo, organizar administrativamente las
Indias occidentales en aspectos como población, comercio y las relaciones entre
las distintas clases sociales. Esto se hacía con la creación de nuevos Virreinatos y
4 No mucho después del descubrimiento de América, la Corona española mandó que se observen las llamadas Leyes de Burgos, sancionadas el 27 de diciembre de 1512, que surgen por la preocupación de la Corona por el constante maltrato a los indígenas, de acuerdo a los informes de los padres dominicos. El obispo dominico Bartolomé de las Casas, levantó un debate en torno al mal trato a los indígenas con el sistema de las encomiendas, por lo que el Emperador Carlos V convocó a una junta de juristas a fin de resolver la controversia. De esta junta surgieron las llamadas Leyes Nuevas, en 1542, que ponían a los indígenas bajo la protección de la Corona. Después de muchas controversias jurídicas entre España, Nueva España y Perú, durante el reinado de Carlos II de España (1665-1700), se publicó en 1680 una obra conocida como Recopilación de Leyes de las Indias.
13
gobernaciones, todo ello para lograr la autonomía de la metrópoli. Proponían al
Rey los nombres de las personas más adecuadas para los cargos de grandes
autoridades americanas (virreyes, gobernadores, oidores, etc.); personas que
velaban por el correcto funcionamiento de las autoridades, dictando medidas de
probidad administrativa y nombrando a un juez de Residencia, para que fuese
posible realizar el respectivo juicio de residencia. (Ots, 1950, p. 26). Debían revisar a
diario la correspondencia que venía de América, tanto la oficial como la del pueblo;
autorizaban la aplicación de la legislación castellana en las Indias (desde 1614);
examinaban la legislación originaria de América, y daban su aprobación o rechazo,
elaboraban las normas que regirían en Indias y que eran dictadas por el rey como
Reales Cédulas o Reales Provisiones5.
La segunda parte era la encargada del Gobierno espiritual, que se ocupaba
de asuntos como el análisis de los derechos otorgados por la Santa Sede, así por
ejemplo, ejercer el derecho de presentación, dividir los Obispados y revisar las
Bulas Papales, y examinar las disposiciones de la Iglesia en América.
En materia de justicia el Consejo de Indias era el más alto tribunal en
América y para administrarla, se reunía el consejo en una sala de justicia que
estaba integrada por ministros letrados. El Consejo era absolutamente
independiente, incluso del Rey. En general la corona procuraba que el consejo
conociera pocos asuntos de carácter judicial, porque eran asuntos particulares que
5 Las Reales Provisiones eran similares a las Reales Cédulas, pero más solemnes.
14
recargaban de mucho trabajo a los consejeros, lo cual le restaba tiempo para
dedicarse a los asuntos de gobierno (de mayor relevancia).
El consejo en sala de justicia tenia por funciones conocer de ciertos asuntos
criminales (delitos cometidos en la carrera de indias, evasión tributaria, delitos de
comiso por contrabando); estar al tanto de las apelaciones en lo civil, de que
habría conocido la Casa de Contratación cuando la suma disputada fuera superior
a 40.000 maravedíes; saber de las apelaciones de los juicios de residencia; saber
del recurso de segunda suplicación excepcionalmente en sala de gobierno, y del
recurso de injusticia notoria. (Ots, 1950, pp. 27-48).
Otra entidad creada para controlar las colonias en materia política y
administrativa, fueron las Audiencias. Este órgano estaba integrado por oidores,
haciendo uno de ellos las veces de presidente de la Audiencia. Y a su vez,
también se desempeñaba como tribunal superior en asuntos civiles y criminales.
(Real Academia Española [RAE], 1969).
A raíz de la preocupación que surgió en la corona, por la carencia de un
representante directo de la monarquía, en las Ameritas, creó el cargo de Virrey.
Los poderes y facultades de este fueron muy amplios. En él se depositó toda la
acción gubernamental y administrativa de la colonia, que se había concedido a la
Audiencia, y ésta quedó a ese respecto como un órgano auxiliar del Virrey, puesto
que éste era el presidente titular de la Audiencia. (RAE, 1969).
Sólo en los casos en que faltaba el Virrey por muerte u otra circunstancia; la
Audiencia recobraba provisionalmente su poder mientras el nuevo Virrey tomaba
15
las riendas del gobierno. El poder de la Audiencia como tribunal de justicia quedó
intacto, porque en esos asuntos el Virrey no tenía facultades. Este, además
ostentaba el cargo de capitán general y era el jefe supremo en asuntos militares.
En una palabra, quien poseía este cargo era la autoridad local suprema, y su
poder subsistió desde su creación, hasta el final del periodo colonial. Del Virrey
dependían una multitud de empleados y autoridades subalternas, por medio de las
cuales gobernaba el enorme territorio bajo su mando.
De esas autoridades las más importantes fueron los alcaldes mayores y los
corregidores, que residían en las principales ciudades de provincia. En la época
final de la colonia, las extensas regiones del norte del virreinato fueron sujetas a
gobiernos especiales llamados Comandancias de las Provincias Internas; además
todo el territorio de la colonia fue dividido en porciones que se conocían con el
nombre de Intendencias. Los funcionarios que gobernaban las nuevas entidades
le restaron poder a los virreyes, aunque éste fuera de todos modos el jefe
supremo. (Ots, 1950, Cap. IV).
Otro cargo importante fue el de Visitador. Este era investido de gran
autoridad y su labor era la de inspeccionar y revisar la conducta de las
autoridades, -incluido el Virrey-, y de imponer suspensiones y penas. (RAE, 1969).
Generalmente los visitadores eran enviados cuando ocurrían disturbios graves que
alteraban la tranquilidad y el orden público, cuando había sospecha de malos
manejos financieros, o cuando estaba en peligro la fidelidad de la colonia al rey.
16
El Cabildo era una institución castellana de gobierno urbano (la ciudad y sus
términos), trasladada a comienzos de la colonización. Lo integraban varios oficios
como los alcaldes (ordinario y mayor), regidores y otros oficiales menores
(escribano, alguacil, fiel ejecutor, portero, etc.). El más importante era el alcalde
ordinario, que poseía facultades judiciales en primera instancia, y que gobernaba
con ayuda de los regidores o concejales.
Los cargos eran cubiertos anualmente por elección de los vecinos (cabezas
de familia), hasta que la compra de los mismos terminó con este carácter de
representación popular, surgiendo algunos vitalicios y hasta heredables. Los
criollos se apoderaron de casi todos los oficios municipales, por elección o por
compra, enfrentando los Cabildos a la administración peninsular.
Otros cargos administrativos complementarios fueron los de Teniente de
Gobernador, Alcalde Mayor y Corregidor. El primero auxiliaba al Gobernador y le
sustituía en caso de ausencia, pudiendo además gobernar ciudades subalternas.
El Alcalde Mayor era juez de un distrito menor, generalmente excluido de la
demarcación urbana, y podía tener atribuciones gubernativas si lo decidía así el
Virrey que le nombraba. (Basadre, 1994, pp. 351-377).
En las Leyes de Indias, anteriormente mencionadas, estaba plasmada la
principal preocupación de la corona que se refería a la evangelización de los
nativos, la enseñanza del español y de oficios no manuales; por lo que con la
llegada de comunidades religiosas como dominicos y jesuitas, se dio comienzo a
17
la corporación universitaria6, que más tarde se vio materializada en la fundación
de los primeros colegios mayores, como por ejemplo: la Universidad Pública de
Estudios Generales en Nueva España y Virreinato del Perú; y en Nueva Granada,
los Colegios Mayores de San Bartolomé (Jesuita) y Mayor del Rosario. (Silva, 2002,
pp. 33–34).
El reclutamiento de estudiantes en el siglo XVII, estaba dirigido
principalmente a los “hijos y descendientes de los conquistadores y primeros
pobladores de este reino” (Silva, 1992, p. 169), pero para el siglo XVIII, la comunidad
educativa varió, porque ya no eran los primeros pobladores sino sus
descendientes, es decir, los hijos de los que sirvieron en algún momento al Rey
con algún tipo de cargo burocrático o militar, los llamados criollos. Con ellos surgió
una nueva figura, los ilustrados. Estos ilustrados eran quienes influían
directamente en las decisiones que se tomaran en el cabildo, pues por lo general
pertenecían a las familias más prestantes, y estudiaban para acceder a cargos
burocráticos, objetivo que por lo general alcanzaban. Asimismo estudiaban
también para lograr ciertos aumentos, tanto en sus arcas como en su prestigio.
(Uribe, 1992, p.)
El papel de estos ilustrados criollos en la vida pública de las colonias en el
aspecto político, sobresalió especialmente con el ascenso de los Borbones a la
corona española, ya que surgió en España hacia el siglo XVIII la necesidad de
crear una identidad nacional, pero incorporando a las colonias, principalmente a
6 Término utilizado por Renán Silva para referirse a las universidades en la colonia, ya que en ese momento no se manejaba esa connotación, sin embargo, en este trabajo se utilizarán ambos términos indistintamente.
18
las americanas para lograr su explotación efectiva a favor de la península. Está
identidad nacional es llevada a cabo a través de las reformas que llevan su
nombre, pues según los ilustrados españoles, surgió la necesidad de legitimar el
absolutismo Borbón desde el derecho divino, y no como se venía viendo, es decir,
como un pacto entre la corona y el pueblo. Según Hans König (1988, segunda parte),
es a partir de este momento que las posesiones americanas empiezan a ser vistas
como “colonias” abastecedoras de materias primas, y compradoras de productos
manufacturados en España. A fin de aumentar los ingresos de España a través
de la explotación económica de América, y obligar el nuevo continente a comprar
los productos fabricados en España, controlando para ello el comercio y el
contrabando en las fronteras marítimas y terrestres.
Se plantea que es muy importante que los americanos tengan acceso a
cargos burocráticos tanto en España como en América, así fuese a través de la
compraventa de estos. Es de esta manera que en 1768 los fiscales Campomanes
y Moñino trazaron lineamientos para la política a futuro, para que los criollos
americanos se sintieran identificados con el nacionalismo español: los americanos
debían poder desempeñan cargos en América y en España, y los funcionarios
españoles en el nuevo mundo debían crear lazos de fraternidad para que surgiera
un Estado nacional. Sin embargo desde 1750 se suspendió la venta de los cargos
y los peninsulares son nombrados funcionarios de la corona, pretendiendo con
esto la unificación y control de la organización interna del imperio español, y
19
aumentando a su vez la discriminación de los criollos para el acceso a cargos
públicos.
Es evidente que la política integracionista no funcionó, pues en la Nueva
Granada, por ejemplo, surgieron semillas de patriotismo granadino, los cuales
fueron los que finalmente llevaron a la independencia de España. Pero el camino a
la independencia fue un proceso que se dio a lo largo del siglo XVIII, gracias a al
desarrollo de la ilustración tanto en España, como en el resto de Europa. A pesar
de que este desarrollo no se dio por medios académicos, sino por medio de
periódicos y círculos literarios; le permitió a los criollos americanos tener
fundamentos intelectuales para criticar al gobierno y su política. Lo cual evidencia
que el patriotismo neogranadino surgió desde la esfera cultural.
Las reformas borbónicas se pueden definir como una exploración de los
cambios políticos que se presentaron en la América colonial a lo largo del siglo
XVIII, a raíz del ascenso de la casa Borbón a la corona española. A través del
estudio de dichas reformas, se puede definir que clase de sociedad de gobierno y
de política era aplicada en la América colonial del siglo XVIII.
Historiográficamente, las reformas Borbónicas han tenido variadas
interpretaciones. Renée Soulodre-La France plantea una de esas interpretaciones,
según la cual,
John Lynch sostiene que las Reformas Borbónicas fueron tan exitosas que revitalizaron las instituciones coloniales, ofreciendo a los colonos un foro político donde expresar sus reclamos económicos, y permitiéndoles declarar su independencia de la metrópoli a inicios del siglo XIX. Así, el mismo éxito de las reforma minó la disposición de los colonos a mantener su tradicional relación de sumisión a la madre patria. El antagonismo resultante se manifestó en rivalidad creciente y disgusto
20
entre criollos y peninsulares, lo que desató, finalmente las revoluciones hispanoamericanas por la independencia (2004, introducción.)
Este argumento que Lynch plantea acerca de la rivalidad implacable entre
criollos y peninsulares como el desencadenante de las revoluciones
hispanoamericanas, es motivo de discusión entre algunos historiadores, ya que se
discuten fenómenos más relevantes como problemas económicos, sociales y
políticos; claro que sin restarle importancia a los múltiples estudios realizados por
Lynch acerca del periodo colonial. Se considera por tanto, que Lynch da por
irrelevantes las rivalidades locales tradicionales que no les permitieron a los
criollos crear medios de unificación para defender sus intereses comunes cuando
estos eran vulnerados. (Soulodre-La France, 2004, p. 15)
Aunque el libro Región e Imperio de Renée Soulodre-La France, trabaja
concretamente la región del Tolima durante el siglo XVIII, plantea dos preguntas
pertinentes para el análisis y estas se examinaran de acuerdo al texto. Las
preguntas a solventar son: ¿Qué era exactamente el estado y cómo se
relacionaba con la sociedad civil? y ¿Cuándo y cómo coincidieron o divergieron los
intereses del imperio y de la región? (Soulodre-La France, 2004, p. 16)
La autora se remite a la teoría formulada por Theda Skocpol, que se refiere
al Estado como un agente autónomo con su agenda y objetivos propios. Por
supuesto que en el caso de España, durante el siglo XVIII, el estado se
identificaba con la monarquía.
21
En States and Social Revolutions, Skocpol define el estado autónomo como
algo mas que una “mera arena en la cual se despliegan las luchas
socioeconómicas, siendo más bien un conjunto de organizaciones administrativas,
reguladoras y militares encabezadas y más o menos coordinadas por una
autoridad ejecutiva” (Skocpol, citado en Soulodre-La France, 2004.)
Skocpol (citado en Soulodre-La France, 2004.) reconoció que el estado
normalmente funciona para preservar “las estructuras económicas y de clase
existentes”, aunque es de resaltar que el punto crucial en su formulación es que el
estado puede a veces actuar en forma autónoma.
Este fue un marco conceptual particularmente atractivo para describir un
Estado imperial que tenía sus propios intereses fundamentales, manifestados en
problemas de diplomacia internacional y preocupaciones metropolitanas. Sin
embargo, la definición de Skocpol (citado en Soulodre-La France, 2004.) no explica
directamente cómo fue el Estado capaz de imponer sus intereses en la
ambivalente situación colonial, donde la explotación y el dominio por la metrópoli
era esencialmente el objetivo del sistema, pero donde esas organizaciones,
militares, de vigilancia, etc., eran relativamente débiles.
En consecuencia, la clase dominante o los colonos Europeos y el Estado
necesitaban de esa relación que les permitiera existir, y mantener bilateralmente
los intereses protegidos. Siendo relevante el hecho en el que la situación colonial
era una relación relativamente directa, y que el aparato legal era débil y no
22
contaba con suficiente fuerza, ya que apremiaba mantener dicho poder sobre el
resto de la sociedad civil. (Soulodre-La France, 2004, p. 17).
El enigma de la posición de la elite colonial, en la relación entre criollos y
peninsulares como parte de una sociedad (la elite) pero con intereses distintos, se
dio porque se generalizaba y categorizaba de una manera fácil. Ejemplo de ello,
es que los criollos eran parte de la clase dominante, pero solo en las colonias
americanas, aunque de igual manera estaban supeditados a Madrid.
Según la teoría de Skocpol, los intereses del Estado, es decir los objetivos de
la corona, podían ser completamente distintos a los intereses que los grupos
coloniales, como la elite, podían ambicionar. Gramsci plantea la noción de Estado,
como aquel que representaba los intereses de la elite sobre la sociedad civil
colonial de la Nueva Granada. Lo que resulta paradójico es el hecho de que la
clase dominante estaba relacionada con la sociedad civil de varias maneras, por
ejemplo la relación vertical del padrinazgo. (Soulodre-La France, 2004, p. 17.)
Una de las herramientas con las que contaba la clase dominante para ejercer
un dominio sobre los no ilustrados, era precisamente la ventaja de acceso a la
universidad con la que contaban, por lo cual se hace necesario para efectos de
este trabajo, exponer algunas características de esta institución. La corporación
universitaria, garantizaba a la mayoría de sus miembros con posteridad a sus
estudios, una posición socialmente elevada en el campo de la administración civil
o eclesiástica, y en el aparato de hegemonía cultural, aunque resulte arbitrario
separar lo uno de lo otro. Por tanto,
23
Desde el inicio del proceso educativo superior, en los propios estatutos y constituciones que reglamentaban sus instituciones, quedó consignado en forma explícita que ellas se fundaban para asegurar a sus miembros el acceso a posiciones de poder y prestigio que para otros estarían puntualmente vedadas en parte por la carencia de tales estudios superiores, y en particular por el título que entregaban con la terminación del ciclo escolar y el éxito en las pruebas finales. (Silva, 1992, p. 277.)
La educación era una cuestión de exclusividad, análoga a honestidad y
prestigio. Así mismo el derecho era una carrera de reconocimiento social, y por
ello se esperaba de los juristas una “conducta virtuosa”, ya que saber y conducta
iban unidos de la mano con el pensamiento de la época colonial. (Pérez, 2004, p. 60).
El haber cursado estudios de derecho, era demostrar que se estaba en la parte
superior de la escala social, y ello significaba poseer conocimientos poco
comunes, como hablar en latín y argumentar elocuentemente. Es decir, tener un
privilegio que sólo era posible para el ilustrado universitario de la sociedad
colonial, pues:
…los graduados en derecho pertenecían a los estratos más altos de la sociedad, tenían un saber libresco y memorístico, con capacidad de citar grandes textos en latín, un idioma incomprensible para la mayor parte de la población. Tenían capacidad para argumentar con elocuencia frente a casos específicos. Su pertenencia al mundo del saber se exhibía periódicamente en desfiles suntuosos o actos públicos. En una sociedad claramente estratificada y largamente analfabeta, estos signos exteriores de saber y respeto daban un lugar privilegiado a los graduados universitarios. Los exámenes y ceremonias de graduación tenían una enorme importancia ritual: era la manera de señalar quienes tenían ese saber superior, arcano y a la vez tan importante para la vida social (Pérez, 2004, p. 61)
Es notorio el hecho que definitivamente la educación superior era casi
exclusivamente privilegio de la clase alta Neogranadina. Esta era la manera de
garantizar el acceso al poder burocrático colonial. Pero aunque la mayoría ejercía
24
estos cargos, no era su ocupación exclusiva, también era frecuente que
aprovechando el prestigio y la credibilidad que les daba su título, se dedicaran a
actividades como la ganadería o la agricultura, el comercio, el sacerdocio y la
enseñanza. (Uribe, 1992, p. 72.)
A lo largo de la colonia y hasta principios del siglo XIX, existieron unos
requerimientos específicos para acceder a la educación superior, con el fin de que
esta se garantizara solo a la clase alta reconocida socialmente, ya fuera por
blancura, o por riqueza económica. Estos requisitos se dividían en genealogía
familiar y características académicas del aspirante. A continuación se analizarán
cada uno de estos aspectos.
En 1820 la legislación escolar decretó que todos los individuos son libres e
iguales ante la educación. (Silva, 2002, p. 38). Antes de esta fecha, se exigían
requisitos que eran evaluados por las autoridades de los colegios mayores,
mediante un proceso legal denominado procesillo. (Uribe, 1992, p. 80). Desde el inicio
de la corporación universitaria, este procedimiento investigaba mínimo a las tres
generaciones anteriores del aspirante, pero hacia mediados del siglo XVIII, ya se
había restringido a los padres del solicitante.
En esta indagación se exigía que el pretendiente demostrara la limpieza de
sangre, es decir, que acreditara que dentro de sus ancestros había únicamente
católicos profesos, lo cual se denominaba sangre limpia, y que no tuvieran
ancestros de raza negra o indígena, lo cual era denominado sangre de la tierra.
25
También se exigía que ostentaran un origen familiar legítimo, y finalmente
que demostraran que entre sus antepasados, ninguno hubiera ejercido trabajos
manuales u oficios viles. (Uribe, 1992, p. 81).
Esto lo explica Renán Silva:
… el pretendiente debía probar su legitimidad y “aún la de sus padres”; el hecho de que su familia no hubiera tenido “oficios bajos y mucho menos infames”; y menos él “hubieran tenido sangre de la tierra”, y “si la hubieran tenido haya salido, de manera que puedan tener un hábito de nobleza”; que no hubieran tenido líos con las “justicias”, ni hubieran sido “penitenciados por la inquisición”; que fueran patrimoniales o por lo menos españoles que gocen de sus privilegios; y que fueran personas “de grandes esperanzas para el bien público. (1992, p. 54).
En cuanto a los conocimientos académicos que debían ostentar los
aspirantes se encontraban: gramática latina y retórica, estudios generales que
incluían matemáticas y filosofía, para obtener el título de bachiller en artes, el cual
era requisito indispensable para ingresar a los estudios mayores.
Luego de ingresar, los estudiantes pasaban cinco años recibiendo cátedras
jurídicas para obtener el título de bachiller en derecho. (Pérez, 2004, p. 56). Este título
era diferente al de abogado, que obtenía luego de cumplir otros requisitos que se
explicarán mas adelante.
Conexo a todos los requisitos para entrar a la educación superior, se tenían
normas que prohibían el acceso a las universidades de comunidades como: las
mujeres, los ciegos, los sordos entre otros7 (Pérez, 2004, p. 61), dando esto como
resultado una discriminación a la sociedad civil de la Nueva Granada y la
7 Pérez Perdomo aclara que estas prohibiciones venían de las Siete Partidas, pero los Reyes católicos implementaron también sus restricciones, como por ejemplo, que no podían ejercer quienes hubieran sido herejes y sus descendientes.
26
supremacía de la clase dominante, donde es notoria la estrecha relación de la elite
y el Estado para mantener la hegemonía.
A pesar de querer garantizar la educación superior a la clase alta blanca,
debido a la movilidad social propiciada por las reformas borbónicas hacia finales
del siglo XVIII8 (Castro, 2005, p. 141), varios integrantes de las denominadas castas
(mestizos), lograron acceder a los colegios mayores y graduarse como médicos o
abogados.
Uno de estos ejemplos analizado por Castro Gómez (2005, p. 133 y siguientes),
es el caso del Doctor Eugenio. Eugenio de Santa Cruz y Espejo era un mulato
quiteño, hijo de un indio quechua y de una mulata hija de un esclavo liberto. Al
parecer, la abuela materna de Eugenio era de ascendencia vasca, pero por la
sangre india de su padre, no pudo demostrar limpieza de sangre, por lo que
recurrió a obtener un certificado de vita et moribus. Este era un certificado de
buenas costumbres, con lo cual al parecer le fue suficiente para acceder a la
educación como médico y posteriormente como abogado.
Uribe Urán cita los casos de José Ponceno Ayarza y Cristóbal Polo, quienes
al parecer “ganaron el derecho a lograr sus títulos, no sin antes requerir
prolongados litigios, gracias a los servicios militares prestados por sus padres a
favor de la corona” (Uribe, 1992, p. 82).
8 Santiago Castro aclara que “el discurso ilustrado de los Borbones fue percibido por un sector de la elite criolla como una amenaza contra ese imaginario de blancura, a pesar de que la intención de la Corona nunca fue deshacer las jerarquías sociales”
27
Dentro de los colegios mayores, existía una clasificación para los
estudiantes, de acuerdo a si pagaban o no por sus estudios. Esta categorización
influía directamente en su participación en el gobierno de la institución a la cual
pertenecían.
En primer lugar estaban los colegiales, los cuales eran los estudiantes
becados que participaban del gobierno de la institución. A continuación se
encontraban los convictores o porcionistas, quienes pagaban cierta cantidad de
dinero por sus estudios, pero se mantienen al margen de las decisiones de la
institución y de ciertas consideraciones sociales.
Luego venían los manteos, que para finales del siglo XVIII eran un grupo
social en crecimiento, gracias a la reforma universitaria de 1770. Estos eran los
estudiantes de pago, estimados de menor consideración social, y excluidos de
toda participación del gobierno institucional. (Silva, 2002, pp. 40-41).
El lograr acceder a la universidad y obtener el grado en derecho, no era
suficiente para ostentar el título de abogado. Para lograr este título, el graduado
debía comprobar una pasantía de unos cuatro años con un abogado de trayectoria
reconocida, y participar en un juicio que se les asignara ante la Real Audiencia.
No todos los graduados en derecho, ya fuera en leyes o en cánones, se
tomaban la molestia de obtener este título. En algunas ocasiones las restricciones
legales como los clérigos porque ellos no podían litigar o no les interesaba ya que
tenían otros negocios. Algunas otras situaciones se presentaban por falta de
influencias para realizar la pasantía. En ese orden de ideas, se hacía evidente que
28
la corporación universitaria estaba en manos de monopolios familiares, que las
controlaban junto a órdenes religiosas como los dominicos y los jesuitas9, antes
mencionados. Los linajes familiares criollos ejercían bastante poder en la
burocracia neogranadina antes de la independencia, y por lo tanto controlaban e
influían en las esferas de poder más importantes en la colonia: la educación y el
gobierno (Garrido, 1993, p. 31).
“La sabiduría política de la Corona mostró mucha de su ineficacia al ser llevada a la práctica en los lejanos territorios ultramarinos, pues por lo menos en este campo de la política educativa las realidades locales de poder siempre terminaron imponiéndose, cuando menos hasta los años 70 del siglo XVIII, en que los reformadores ilustrados de Carlos III iniciaron el proceso de reconquista de la universidad colonial” (Silva, 1992, p. 282).
Es así como la educación dotó de herramientas a las familias dominantes, ya
que les permitió acceder y escalar en el sistema burocrático de la colonia,
permitiendo así la hegemonización del poder, puesto que los otros grupos que se
les brindaba de una manera aparente la posibilidad de participar, no concretaban
esa posibilidad pues no existían mecanismos para que se diera una oportunidad
real que permitiera un trato igualitario. Esto se hace visible en el mismo momento
en que los estudiantes de las universidades se encontraban subdivididos como se
explico anteriormente.
Los abogados criollos eran de familias notables, que ingresaban a la
academia para ser parte del gobierno y gozar de una posición reconocida, que les
9 El control de los jesuitas sobre la educación en la colonia se mantuvo hasta 1767, fecha de su expulsión de las colonias españolas.
29
permitiera multiplicar su riqueza y asegurar la pureza de sangre a sus
descendientes.
Para la sociedad de la Nueva Granada, todos los abogados no tenían una
“conducta virtuosa”, ya que estos tenían detractores que se quejaban por la
cantidad de abogados que, según algunos funcionarios de la corona, sólo
provocaban discordias entre vecinos y formaban un pleito de partes para
conseguir dinero (Uribe, 1992, p. 74).
Esta posición de algunos funcionarios de la corona, era contraria a la de las
personas que estimaban la necesidad de una mayor cantidad de abogados, pues
requerían de estos para sus diversas peticiones, porque los que había no eran
suficientes para litigar todos los pleitos existentes. (Silva, 2002, pp. 63-64).
Así como la sociedad tenía su opinión, los abogados una posición al
respecto, entre ellos Camilo Torres Tenorio y su hermano, el abogado Jerónimo
Torres. Su queja se fundaba en la falta de éxito económico debido a la ausencia
de trabajo remunerado, como signo para ellos de que el ejercicio de su profesión
no estaba realizado a satisfacción.
Esto tiene su fundamento en las obligaciones morales de los abogados, de la
atención gratuita a los pobres, situación que no era del agrado de todos los
juristas. (Pérez, 2004, p. 77). Debido a esas situaciones el hecho de que un abogado
tuviese una cantidad considerable de casos, no significaba que la remuneración
obtenida fuera lo suficiente para tener una economía fluida.
30
En el caso concreto de Camilo Torres Tenorio, aunque tenía la capacidad de
prestar dinero se quejaba de que su profesión se viera reducida al “oficio estéril de
defender goteras” (Uribe, 1992, p. 75). Sin embargo en una carta fechada el 10 de
marzo de 1799 José Antonio Cortes le contesta a Camilo Torres Tenorio:
Veo la razón que Usted tiene, en cuanto me dice sobre los disgustos que trae la profesión de Abogado, pero á pesar de todo delira y suspira por ser Abogado.(…) Por otra parte, aunque me es tan disgustante, como a Usted, la lectura de nuestros insípidos prácticos y tratadista, hallo el mayor recreo en el estudio de la legislación, y comparo hasta donde me lo permiten mis cortas luces y talentos los aciertos y los errores que en esta parte han tenido todas las naciones. (…) Confieso, no obstante, que nuestros pleitos de goteras hasían estéril al mismo Cicerón; y en esta parte, me es preciso compadecer a Usted, que debía hacer brillar su genio y extensos conocimientos en Madrid ó en Londres… (Archivo Histórico Javeriano. A.H.J] Fondo Camilo Torres Tenorio. CTT], Carpeta c] 52. Folio fol] 32v.)
En la búsqueda de combatir la ausencia de trabajo rentable, los abogados
encontraban en los cargos burocráticos una opción para mantener su estilo de
vida, y utilizar el título que ostentaban, teniendo a su favor el hecho de que los
requisitos para acceder a cargos públicos era el de haber cursado estudios
superiores, linaje, y obviamente las presiones sociales y económicas que en
algunos casos se convertían en favoritismos. (Silva, 1992, pp. 283-284).
Otro recurso era aprovechar el prestigio y el respeto que daba el ser letrado,
y pertenecer a la sociedad demandante, dedicándose al comercio u otras labores
afines. Esta situación será profundizada en el tercer capitulo en el análisis de las
relaciones entre Camilo Torres Tenorio y los señores Varona.
Para cerrar este capitulo, es evidente que como resultado del descubrimiento
del nuevo continente, se dio un choque entre varias culturas que, en la actualidad
31
se percibe en el conglomerado social de América Latina, y concretamente en
Colombia, con su riqueza y variedad étnica. Sin olvidar que es el lugar de donde
es originario Camilo Torres Tenorio. Desde la época de la colonia por parte de los
españoles se han presentado múltiples fenómenos sociales, políticos,
sociológicos, y culturales que se han mantenido en el tiempo.
Pero no sólo es importante entender el contexto histórico, sino también sus
instituciones, las maneras de organización de la colonia, las costumbres del
conglomerado social, y por supuesto la funcionalidad de este, así como la fluencia
ejercida sobre la comunidad. Y por ende en Camilo Torres Tenorio, que es el
objeto concreto de este análisis.
En ese orden de ideas, es importante conocer la estructura y el
funcionamiento del aparato social de la Nueva Granada, para lograr entender las
circunstancias en las que se desenvolvió Camilo Torres Tenorio, tema que será
desarrollado en el siguiente capitulo desde dos perspectivas, lo que dice respecto
a Camilo Torres Tenorio en los libros; y lo que este trabajo permite percibir desde
un punto de vista mucho mas objetivo, teniendo como fuente manuscritos propios
del abogado neogranadino.
32
2. HISTORIOGRAFÍA TRADICIONAL E INFORMACIÓN
DOCUMENTAL
Este capitulo pretende dar al lector una noción sobre la vida de Camilo
Torres Tenorio, su historia familiar, sus estudios, su profesión, su actuar; las
circunstancias que lo rodearon en los diferentes momentos de su vida; cómo llego
a consolidarse como uno de los mejores y más destacados abogados de la Nueva
Granada; y como ganó posición como uno de los próceres de la independencia de
Colombia.
Para que este capítulo sea claro, lo dividiremos en dos partes, la primera
será la vida pública de Camilo Torres Tenorio; y la segunda parte buscara analizar
de una manera concreta y objetiva los intereses particulares de este, evidenciados
en su actuar, a través de su correspondencia privada y documentos poco
trabajados.
Partiendo de lo anterior, no se abordará la vida de Camilo Torres Tenorio
tan solo en el aspecto profesional, sino que también se analizará el ser humano,
los diferentes roles sociales que desempeñó (hijo, hermano, abogado,
independentista), y la incidencia de las diferentes situaciones en su actividad de
jurista.
2.1 Su vida pública y política
Antes de iniciar a recopilar datos acerca de la vida de Camilo Torres Tenorio,
33
es prudente conocer sus antecedentes familiares. Dichos antecedentes tienen su
origen en la conquista y colonia de América Latina, concretamente Colombia, o
34
como se denominaba en ese entonces la Nueva Granada.
En ese momento el Nuevo Continente era para algunos un ideal maravilloso,
debido a que aseguraba fortuna, prestigio, prosperidad, abundancia y clase. Se
tenía la convicción de que los habitantes del territorio Americano eran bárbaros,
carentes de alma y por ende sin gracia divina. Así mismo, ellos como gente culta y
en guerra con los moros, debían dominar y aprovechar estas tierras, sus riquezas
y por ende sus habitantes.
España poseía tanto el criterio como las posibilidades para explotar en su
beneficio las riquezas que el nuevo mundo otorgaba, la Nueva Granada tenía una
posición geográfica favorable, y grandes afluencias de agua, gran cantidad de
minerales, lo que en principio significaba para España seguridad, abundancia y
prosperidad nacional; pero sobre todo, el poder que sobre el resto de Europa,
empezaría a catapultar, ya que era la oportunidad para abrir y expandir mercados,
que hasta ese momento habían sido motivadores de grandes conflictos.
Los españoles que decidieron emprender el viaje a América, lo hacían
principalmente por dos motivos: o bien porque el nuevo continente era sinónimo
de fortuna, riqueza y prestigio; o porque el rey les había encargado alguna tarea y
por ende venían al nuevo continente a desempeñar algún cargo burocrático.
Este no era un asunto tan sencillo, implicaba múltiples gastos a un costo muy
elevado, incluso para aquellos que tuvieran un nivel económico considerable, por
lo que ello no permitía que cualquiera accediera a viajar al nuevo mundo. Es decir,
era necesario estar muy bien relacionado, tener alma de aventurero, o
35
definitivamente no tener nada que perder; razón por la cual muchos reos,
delincuentes y demás personas de dudoso buen comportamiento viajaron al nuevo
mundo.
Para alcanzar este destino muchos españoles se endeudaron en la madre
patria, con el ideal de iniciar esta travesía, convencidos de cancelar sus deudas
con la fortuna que habrían de hacer una vez instalados en el nuevo continente.
Otra alternativa era vender todos los bienes en España para pagar el viaje hasta
América, radicarse y posesionarse de un territorio las Indias occidentales, como
era conocido el territorio en ese momento.
Uno de estos españoles fue Don Francisco Jerónimo de Torres y Herreros,
padre de Camilo Torres Tenorio, egresado de la universidad de Salamanca, quién
se propuso que su moderada fortuna se multiplicase en el nuevo continente. De
esta manera emprendió su viaje, llegando a la Nueva Granada y asentándose en
Popayán. Una vez allí se casó con una señorita de descendencia criolla llamada
Doña María Teresa Tenorio. De este matrimonio hubo ocho hijos, entre ellos,
Camilo Torres Tenorio.
Debido a que Don Francisco Jerónimo de Torres tenía un patrimonio
reducido, no fue posible que sus hijos estudiaran en la universidad de Salamanca,
como era su deseo, por lo que estos realizaron sus estudios en la Nueva Granada.
Camilo Torres Tenorio realizó sus primeros estudios en el Seminario de San
Francisco de Asís en Popayán. Allí estudio lenguas latina, griega y retórica,
matemáticas, filosofía y teología. (Alvarez, 1905, marzo, p. ). Se graduó de Bachiller en
36
filosofía, licenciado y doctor en teología y cánones. (Silva, 2002, p. 411).
Posteriormente Camilo Torres Tenorio, y su hermano Jerónimo adelantaron
estudios en el colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, en Santa fe. En esta
misma institución, Camilo Torres Tenorio cursó estudios referentes a Derecho civil,
canónico, y público.
Para poder realizar estos estudios, se hizo necesario cumplir con todos los
requisitos institucionales (expuestos en el capitulo anterior), que eran
indispensables en la Nueva Granada para poder entrar en la academia, por lo que
tuvo que demostrar la pureza de sangre de ambas familias; prestigio que se
ratificó, entre otras cosas debido al parentesco con la familia de Francisco José de
Caldas.
Camilo Torres Tenorio nació el 22 de noviembre de 1766, y cuando llegó a la
sabana, estaba cercano a sus veintidós años. El estudiar en Santa fe no fue una
empresa fácil, debido a que con los múltiples gastos en la capital y las
necesidades económicas en Popayán, la vida de Camilo Torres Tenorio no era del
todo tranquila. Respecto a esto comenta Silva: “algún biógrafo de Camilo Torres
(Tenorio) asegura que su paso por la universidad de Santa fe lo hizo con el apoyo
de un clérigo - padrino, quien se hizo cargo de los gastos de quien estimaba como
un talento” (2002, p. 412).
Es así como se entiende que la Corte española, dio a Camilo Torres Tenorio
la facultad de ser litigante en todas y cada una de las audiencias de las Américas,
debido a las cualidades que resaltaban en su personalidad, como por ejemplo, la
37
elegancia y la distinción, que se denotaban desde su erguida cabeza, así como
sus gallardos modales, y sus locuaces discursos. Esto permite decir que Camilo
Torres Tenorio no solo llegó a ser reconocido por sus estudios de jurisprudencia,
sino que también fue un magnifico orador, y el estilo de su comportamiento que le
daban un aire de distinción. Por otra parte, ha sido considerado un héroe nacional.
En medio de su labor de litigante, Camilo Torres Tenorio, también fue
catedrático, con lo cual evidenció una clara preocupación por la universidad
santafereña, probablemente debido a los aprietos que tuvo el mismo para acceder
a la universidad, a pesar de ser parte de una familia prestigiosa.
Según Renán Silva,
por la fundación de nuevos establecimientos escolares, por intervenir en la formulación de nuevos planes y programas de estudio, expresando a su manera a esa figura cultural nueva, de diversos orígenes sociales, que podemos denominar como la de los entusiastas de la educación y de la escuela, y que fue bastante extendida en Nueva Granada en los finales del siglo XVIII y durante todo el siglo XIX” (2002, p. 45).
La muestra de interés que Camilo Torres Tenorio le profesaba a la academia,
se evidenció desde el momento que llegó a Bogotá, poco antes del traslado de las
labores de la expedición botánica desde Mariquita, hasta la casa de Mutis. Fue
este último, testigo de la llegada de todos aquellos que formaban parte de este
cálido núcleo de investigaciones sobre la geografía y la botánica nacional.
Situación a la que su primo Caldas, desde años atrás estaba comprometido, y en
la que Torres Tenorio de una manera u otra se vería inmerso. (Forero, 1960, p.15).
La vida de Camilo Torres está sujeta a una interdisciplinariedad de ciencias
humanas, que no sólo representaron el aprecio de la corona, el prestigio social, el
38
hombre ilustre, con una retórica fascinante, docente y estudioso, sino que también
le difundió fama de ser defensor de los derechos de los americanos, contra la
tiranía española que buscaba oprimir y dominar las colonias Neogranadinas.
Para demostrar lo anterior, se hace alusión al momento en que siendo
Fernando VII rey de España, muchos orgullosos deseaban someter por completo
el territorio Americano. Fue ese preciso momento en que Camilo Torres Tenorio
escribiera el memorial de Agravios, que se considera como su obra máxima,
publicado en 1809. En este texto se realiza una “exposición de motivos en que se
reclamase del Consejo de Regencia la igualdad de diputados de las colonias
americanas con las provincias españolas”. (Valencia et al., 1961, p. ). Es así, que,
“El Memorial de Agravios es en la historia de Colombia un documento que necesariamente debe figurar al lado de la profética Carta de Jamaica, del Manifiesto de Cartagena y del discurso ante el Congreso de Angostura. Es nada menos que la declaración de derechos de la América Española, el más formidable alegato de América diríase que no solo ante España sino ante la misma Europa.” (Delgado, 1975, pp. 20-21).
Esta obra fue creada desde su visión de jurisprudente, pero su participación
en la historia de Colombia no se limitó a este texto. Algunas otras acciones suyas
fueron relacionadas con la independencia del país. Desde 1810, los días de
Camilo Torres Tenorio fueron una continua lucha por difundir el sentimiento
patriótico. Los días más trascendentes al respecto, y sin tener como objetivo
profundizar en el contenido, fueron, en su orden cronológico:
El 20 de julio de 1810, cuando Camilo Torres Tenorio estuvo presente en la
sala del cabildo de Santa Fe, donde los independentistas estaban reunidos con
sus palabras entusiastas y prudentes, logró mantener la calma en medio del
39
ambiente tan agitado. Igualmente, redactó el acta de independencia en esta fecha.
El 27 de Noviembre de 1811, según consta en los anales de la república, se
reunieron diputados de varias provincias, y mediante un acta de independencia,
redactada por Camilo Torres Tenorio, rompían los vínculos con el gobierno de la
corona española.
En 1814, Bolívar se presentó frente al congreso, que se encontraba reunido
en Tunja, donde se discutió sobre el apoyo a la causa independentista, el
agradecimiento y compromiso mutuo.
La vida de Camilo Torres Tenorio, junto con sus diversos matices culminó,
como un activo partícipe de la independencia colombiana, cuando Don Pablo
Morillo dictó sentencia, condenándolo a la horca. Este no negó sus acciones
revolucionarias, y la sentencia se cumplió en la plaza mayor de Santa fe, el 5 de
octubre de 1816. Los detalles de la ejecución, se conocen por el posterior relato
de Don José Belver, quien fuera testigo presencial de la ejecución.
Por todo esto, en 1960 durante la celebración del sesquicentenario de la
independencia nacional, personajes como don Miguel Aguilera, quien para ese
momento actuó como representante de la Academia de Jurisprudencia, dijo entre
otras cosas en su discurso:
Porque la vida, las enseñanzas, los merecimientos y el martirio del jurisconsulto don Camilo Torres, se sintetizan en la existencia, desarrollo y proclamación del derecho en sus múltiples manifestaciones públicas y privadas. (…) Otros insignes abogados compartieron con Torres las contingencias de una suerte propicia a veces, aunque desgraciada al término de sus libérrimos servicios; pero es en él en quien se concentran, con óptima intensidad, los dones del jurisconsulto ejemplar: vocación para el estudio, ciencia sin preocupaciones de sistema, valor civil para enfrentarse al defraudador, ilustración, prudencia, honestidad, desinterés, diligencia y
40
sentido equilibrador. (Academia Colombiana de Historia, 1961, p. 222).
Don Miguel Aguilera hablando de Camilo Torres Tenorio, se refiere a él como
un jurisconsulto ejemplar, con “vocación para el estudio, ciencia sin
preocupaciones de sistema, valor civil para enfrentarse al defraudador, ilustración,
prudencia, honestidad, desinterés, diligencia y sentido equilibrado.” (Academia
Colombiana de Historia, 1961, p. 412).
Aquí culminan los datos de la vida publica de Camilo Torres Tenorio, y
abordamos los datos que no son tenidos en cuenta porque o no se conocen o
pueden llegar a considerarse irrelevantes. El objetivo de esta segunda parte es
evaluar las motivaciones que tenia Camilo Torres Tenorio, sus intereses
particulares, concretamente los económicos.
2.2 La vida privada de Camilo Torres Tenorio
Como se mencionó anteriormente, la situación económica de la familia de
Camilo Torres no era la mejor. Debido a ello, mientras Camilo Torres Tenorio
estudiaba en Santa fe, su hermano Jerónimo se hizo cargo de los negocios
familiares, pero sin obtener los resultados esperados, ya que de igual manera la
economía familiar se vino en declive, a tal punto que tenían “grandes dificultades
simplemente para subsistir” (Silva, 2002, p.412). Paralelo a esta situación, Camilo
Torres Tenorio se dedicó a ejercer como abogado, docente, funcionario del cabildo
en Santa fe.
Existían constantes quejas de los hermanos de Camilo Torres Tenorio,
41
acerca de la situación que debían soportar en Popayán, debido a que los pocos
bienes que poseían no eran rentables. Así es como por ejemplo, Silva cita una
carta de Jerónimo en la cual le envía a Camilo Torres Tenorio siete onzas de oro
para que consiga “cuatro sayas de terciopelo” para sus hermanas. (2002, p. 413).
En su práctica profesional Camilo Torres Tenorio, al igual que otros muchos
abogados Neogranadinos que ocuparon el cargo de defensor de pobres, (cargo
público que les imposibilitaba el cobro de su trabajo, ya que “Camilo Torres
ocasionalmente defendía acusados de escasos recursos, como abogado de los
pobres, cargo otorgado por el cabildo.” (Garrido, 1993, p. 71.)), se quejaban porque la
labor de jurista independientemente no era suficiente, es decir no lograban
obtener, una cantidad monetaria para considerarla ganancia. Esto significa que el
éxito económico no era directamente proporcional con los casos llevados. Esto se
debía a que las personas defendidas, no eran siempre personas acomodadas
para dar una bonificación lucrativa.
Es en ese momento cuando la familia Torres y Tenorio, empieza a tener una
situación económica mucho mas preocupante que la que venían teniendo antes de
la muerte del padre, pues en vista de que Popayán es una ciudad pequeña, pero
con costumbres aristocráticas muy marcadas, para mantener el apellido de la
familia en alto se hizo necesario continuar con una vida llena de falsas opulencias,
y de esta manera evitar la vergüenza y la deshonra familiar.
En ese orden de ideas podemos afirmar que, para Camilo Torres Tenorio era
muy complicado ejercer de manera gratuita, mientras que su familia estaba
42
pasando por momentos tan difíciles económicamente. Sin embargo, ni el ni su
familia dejaron ver nunca sus falencias monetarias. Esta situación permite entrever
entre otras cosas, una clara manifestación de las prioridades de la época. Las
dificultades familiares no permitían conservar el prestigio familiar, y ponían en
riesgo la posición social de la familia. En este momento la familia de Camilo Torres
Tenorio, comienza a vivir en apariencias, a demostrar una abundancia, una
riqueza y una prosperidad inexistentes.
Cuando se dice que los patriotas son hombres dignos de enaltecer por sus
virtudes, generalmente se olvida que fueron seres humanos, victimas o victimarios
de las circunstancias, que por uno u otro motivo se entremezclaron con ideales de
libertad. En el caso concreto de Camilo Torres Tenorio, fue un hombre de una
familia prestigiosa, que siempre tuvo como objetivo el mantener las apariencias
sociales, trascendentales para ser aceptado en la época. Si bien es cierto que fue
un gran estudioso y poseedor de las cualidades ya mencionadas, también debe
darse alusión a que en todo el transcurso de su vida, su única causa fue el
fortalecimiento de la economía familiar, su interés era de lucro personal.
A lo largo de este capítulo se analizó la vida y obra de Camilo Torres Tenorio,
tanto la que se ha conocido gracias a la historiografía tradicional, como la que se
encuentra en fuentes no tan conocidas, que exponen una biografía del abogado
neogranadino, desde una visión un poco más objetiva y menos idealizada, sin
restarle crédito por su trabajo como profesional y como protagonista de la
independencia nacional.
43
A continuación se analizará un caso en particular de los múltiples que
defendió Camilo Torres Tenorio, mostrando la relación de este con personas no
educadas en la universidad, en los aspectos profesional, laboral y personal.
3. EL CASO VARONA
Este capitulo aborda de una manera concreta a los señores Varona, y cómo
llegan a requerir los servicios del abogado Camilo Torres Tenorio. Así mismo la
manera en como esta relación es tergiversada, por negocios de otra índole, dando
pie a múltiples puntos de análisis acerca del actuar de Camilo Torres Tenorio y
sus clientes.
44
Antes de entrar a exponer el caso y desarrollarlo; es importante comprender
que los seres humanos somos seres necesariamente sociales, y las relaciones
que establecen más que ser relaciones de derecho son relaciones de poder. Esta
situación es un factor común en todos los conglomerados sociales existentes.
Es de esta manera como algunos de los elementos que componen desde la
antigüedad la organización social, tienen el factor del poder, de esa fuerza que
crea un vínculo entre individuos o entre estos y las instituciones. Como por
ejemplo, el de un individuo o un grupo que domine y otro que sea dominado, como
es el caso de casi todas las estructuras sociales que muestran la necesidad de un
líder, jefe o padre, que sea el que se encargue de llevar las riendas de la familia, o
grupo social. En cualquier perspectiva, por pequeña que sea, se observa tal
comportamiento.
Es en la universalidad de una civilización donde se encuentran aquellos
elementos dominantes y aquellos elementos dominados. La sociedad
neogranadina no fue la excepción. El resultado del choque de diversas culturas
tuvo como producto una sociedad fraccionada en clases sociales, con requisitos
sobrepuestos para lograr aceptación dentro de la colectividad.
En la sociedad Neogranadina, la clase alta ilustrada se caracterizó por ser un
elemento dominante, y los no ilustrados por ser los elementos dominados. Camilo
Torres Tenorio era un hombre prestigioso y perteneciente a la clase alta
Neogranadina. La profesión de Camilo Torres Tenorio en efecto era una de las
más prestigiosas de la época, por la buena posición social que esta significaba;
45
pero para Camilo Torres Tenorio y para muchos otros abogados, el derecho no
era la única actividad a la cual podían dedicarse, debido a situaciones diversas
que no permitían obtener el lucro deseado.
Con base en lo anterior se puede mencionar que los abogados de la época
no estaban enriquecidos ni beneficiados económicamente, en gran medida por el
sólo hecho de haber obtenido el titulo de abogados, sino que por el contrario
utilizaban su prestigio en otras actividades que les permitieran solventar sus
necesidades económicas y mantener un lugar privilegiado en la sociedad.
De esta manera Camilo Torres Tenorio, alternaba la práctica del derecho y
su interés por la academia, con la posibilidad de fructificarse de ello y realizar
actividades como prestamista; lo que suponía utilizar de manera inescrupulosa la
influencia que tenía sobre la sociedad, por ser un hombre reconocido y
perteneciente a la clase alta ilustrada. Afirmación que es sustentada por un
documento en el cual Bernardo Gutiérrez le hace llegar a Don Melchor un recibo, y
el cual dice, que:
Don Camilo Torres me dio seiscientos pesos en plata fuerte, y le di recibo por duplicado. Yo he estado enfermo, y no pude escribir el correo anterior; le he cargado el 2 (20?)% de aumento que tiene el oro de esa. Si á vuestra merced le pareciere mucho los cien pesos que se agregaron á los quinientos, por esta razon rebaje lo que guste, por que todo es cosa de poca monta y yo no pude revisar papeles entonces, y le dixe, me diera los seiscientos pesos. Paselo bien y mande lo que guste á su afectísimo amigo G.S.M.B. Bernardo Gutierrez (AHJ, Fondo CTT, c51, fol 116v)
Basado en lo anterior, el autor Víctor Manuel Uribe Urán hace referencia a
que “Camilo (Torres)... ciertamente no era menesteroso y podía prestar a ricos
comerciantes locales, como el español José González Llorente, la suma de 8.485
46
pesos que era una significativa cantidad de dinero a comienzos del siglo XIX”.
(Uribe, 1992, p. 75).
De igual forma se puede inferir, que basados en el discurso de Camilo Torres
Tenorio y sus colegas de la época, en cuanto a la poca rentabilidad económica
que la profesión proporcionaba, hacían las veces de comerciantes y demás
actividades que estos pudiesen realizar.
El caso concreto de Camilo Torres Tenorio indica de manera precisa que
trabajaba como litigante y tenía múltiples intereses por las distintas maneras de
apoyar la academia, pero que para seguir con las apariencias sociales de una
estabilidad económica que mantuviera el apellido de la familia con un prestigio,
producto de una fachada, mantenía una relación con sus clientes fuera de los
estrados judiciales, implicando relaciones de diferente índole, como en el caso
anterior una relación netamente económica.
Camilo Torres Tenorio representante de la clase alta ilustrada y
perteneciente a la elite de abogados de la Nueva Granada, se convirtió en
apoderado de los señores Varona pertenecientes a la clase alta pero no ilustrados,
-hecho que se hace evidente al hacer estos uso de los escribanos de la época,
puesto que aunque los documentos fueran firmados por los varona, eran escritos
por los escribanos-. De esta forma ocupaban una posición privilegiada, dado que
eran propietarios de la hacienda y la mina, lo que les posibilitaba la obtención de
esclavos y por ende, la capacidad económica para mantenerlos.
47
En cuanto al asunto especial de los señores Varona, se tiene como
referencia que habitaron a finales del siglo XVIII y los principios de siglo XIX en el
Chocó, una provincia de la Nueva Granada. Don Melchor de Varona y Vetancur
fue un hombre de naturaleza criolla no ilustrado10, administrador de las
propiedades de su padre Don Francisco Xavier de Varona. El señor Melchor
Varona se vio involucrado en problemas judiciales, que aparentemente estaban
originados por asuntos económicos, situación que obligó al gobernador del lugar
Don Josef Micaeli a que encomendara a Don Francisco Conto la tarea de
embargar las minas y la hacienda de Don Francisco Xavier, propietario de los
bienes administrados por Don Melchor Varona y padre del mismo.
En vista de que la situación era algo compleja Don Melchor decidió solicitar
al señor Camilo Torres Tenorio los servicios como abogado, para que con su
orientación profesional se hiciera posible desembargar los bienes de la familia.
Razón por la cual el Señor Francisco Xavier decidió apoyar a su hijo en el proceso
judicial y contar con el apoyo de Camilo Torres Tenorio.
Las principales pretensiones que tuvieron los señores Varona al decidir
contratar un abogado eran: obtener el retorno de las propiedades, y la obtención
de una indemnización por los daños y perjuicios económicos ocasionados a lo
largo del proceso.
10 Recordemos que en el capítulo I del presente trabajo, se estableció la diferencia entre ilustrados y no ilustrados, entendiendo a los primeros como las personas que accedían a la universidad, y lograban su titulo profesional (para este caso el de abogado), y lo segundos eran los que no lograban este acceso. Lo que podían tener en común, es que poseían los recursos económicos, pero como ese no era el único requisito, no lograban todos ingresar a la educación superior.
48
Aunque las fuentes no permiten determinar exactamente como se dio inicio
al litigio, según los archivos, Camilo Torres Tenorio presentó algunos argumentos
a favor, entre los cuales cabe destacar el hecho de que don Melchor alegaba los
excesos utilizados en el embargo de las propiedades de los Varona, demostrado
en la instrucción que realiza Don Melchor: “instrucción para la instancia que
pretendo sobre los derechos excesivos que Don Francisco Conto llevo en el
embargo hecho en la mina de mi defendido padre quando lo mando el gobernador
difunto Don Josef Michaeli a Bebará” (A.H.J. Fondo CTT, c51, fol 87v), que según la
documentación consultada esta fechada en Quibdo, el 17 de agosto de 1801.
Siendo los Varona hacendados de la región del Chocó que se ven obligados
a contratar a Camilo Torres Tenorio, para defender y conservar sus bienes y
propiedades, utilizan argumentos como la protección de sus trabajadores,
anotando de la misma manera que dichos trabajadores eran esclavos, que para la
época no eran personas sino objetos de trabajo.
En cuanto a los supuestos atropellos del señor Conto, don Melchor dice: “No
me lleva otro fin, sino quitar y abolir los abusos con que sacrifican a los pobres, y
mineros quando hay alguna comisión abultando costas, cargando (ilegible) por
separado, y entreteniendo el tiempo en juegos y otras diverciones (...)” (A.H.J. Fondo
CTT, c51, fol 87v).
El objeto de este comentario no era el de insinuar el trato interpersonal de
estima hacia los esclavos, por ser considerados empleados útiles a la empresa
familiar ni mucho menos sugerir la libertad de los mismos, tampoco alterar el
49
orden general de las cosas propias de la mina. Simplemente era la manifestación
de los Varona en cuanto a que se sentían víctimas de un atropello, y de esta
manera demostrar que este proceso en contra suya no tenia un fin justo,
entendiéndose que el principal objetivo de los Varona era la protección de sus
propiedades.
Este argumento utilizado por los Varona pudo estar de alguna manera
influenciado, debido a que Camilo Torres y Tenorio hacia el año de 1790 se
consolidó como un protector de esclavos, prueba de ello se encuentra en los
alegatos elaborados en defensa de los mismos y en apariencia protegía los
intereses mínimos de manutención de un esclavo, dando la sensación de estar a
favor de ellos. (A.H.J. Fondo CTT, c 125, fol 13v-15v.)11.
Dentro de los documentos consultados, se encontró un memorial en el cual
se evidencia como Camilo Torres y Tenorio siempre mostró una actitud de
servicio frente a la comunidad, independientemente de sus ambiciones
económicas12, específicamente en cuanto a lo concerniente a la protección de los
esclavos; aspecto en el cual era un poco más honesto que los mismos Varona,
cuyo fin era egoísta y mezquino puesto que solo buscaban su beneficio personal
de mantener a salvo sus propiedades y librarse del embargo de las mismas (ver
ANEXO 1).
11 Está por ejemplo el “Alegato de Camilo Torres Tenorio a favor de un esclavo”. 12 Aunque no hay que olvidar su deshonestidad, respecto a su situación real, por aparentar un bienestar económico inexistente.
50
Para lo cual, la actitud y tono utilizado por los Varona para hacer frente al
embargo, es de ‘victimización’, en relación a dichos trabajadores, en alegatos
como: “no me lleva otro fin, sino quitar y abolir los abusos con que sacrifican a los
pobres, y mineros” (A.H.J. Fondo CTT, c51, fol 87v); pero esa intención no proviene de
los mineros mismos, por lo cual se pone en duda la sinceridad del argumento, y
refuerza la teoría de que el fin último de los Varona era recuperar sus propiedades
y recuperar el dinero perdido durante el embargo. Porque en ningún momento los
señores Varona contemplaron la posibilidad de perder la mano de obra que les
pertenecía. Dado que, mientras que en España e Inglaterra se contemplaba la
posibilidad de terminar con la trata de esclavos (Lucena, 2005, Capitulo VI), los
señores Varona pidieron una indemnización por los días que sus mineros no
trabajaron para el. Como se expresa en la siguiente misiva, donde,
“(...) se pedira que se me bonifiquen los jornales de los negros que ocuparon en entrar y salir con sus equipajes y otros que ocuparon en (¿?), privándoles del exercicio de labores de minas, y que su jornal esta apreciado aqui a ocho reales por dia.” y mas adelante continúa: “La solicitud que pretendo es, que aunque sean dos reales se solicite la debida debolución de los derechos excesivos que ha llevado Conto” (A.H.J. Fondo CTT, c51, fol 87v).
En principio los alegatos están basados en la costumbre, entendiéndose ella
como un comportamiento generalizado, uniforme y que nace de la conciencia
social, que en determinados momentos, para el contexto de cada época llegan a
convertirse en ley, y por ende logran ser una legislación eficaz desde el punto de
vista que es algo inconsciente de la moral colectiva.
51
De esta manera el principal argumento que esbozó Camilo Torres Tenorio,
fue basado en la ley que se legitima por la costumbre: “(...) Se pedira la debolución
del costo que a mayor abundamiento cargan de siete cantinas quatro tomates,
debiendo costearse este del pre asignado como es costumbre y de Ley.” (A.H.J.
Fondo CTT, c51, fol 87v).
La costumbre al igual que el derecho es un producto social; lo cual permite
inferir que el derecho positivizado es el principal pilar de la ley, pero que para su
cumplimiento necesita de la coerción. La costumbre por el contrario esta implícita
en el inconsciente de cada individuo; este hecho es evidente y se ve reflejado en
que la costumbre esta en el proceder de la sociedad sin ninguna imposición, pero
no por ello pierde su obligatoriedad.
De esta manera se infiere que en determinadas ocasiones la costumbre
impera sobre la ley escrita, por ello era común que se manejaran de manera
simultanea el derecho positivo es decir la ley escrita y la el derecho
consuetudinario, es así como lo expone Fernando de Trazegnies (1995, cap. V) “En
el siglo XVIII encontramos un derecho bastante más abierto que el actual, menos
formalizado. (…) No hay una distinción clara entre derecho natural y derecho
positivo, ni entre leyes, principios morales y costumbres”. Entonces era cotidiano
que en el momento en que una ley fuera infringida, y por ende, fuera alterada la
costumbre del lugar, se tomara la determinación de apelar.
La costumbre no era necesariamente perteneciente al ámbito jurídico, por lo
que existían diversas manifestaciones de costumbres establecidas socialmente.
52
Tal era el caso que se presentaba cuando se deseaba terminar de una manera
rápida y favorable con un conflicto jurídico, se optaba por dar presentes materiales
al encargado de establecer dicha solución o por lo menos de contribuir en la
agilidad de la misma.
Palabras textuales de una carta del señor Varona a Camilo Torres Tenorio,
demuestran este hecho: “También hago yá en su poder la zortija de Diamantes
que deseo le haya acomodado, pues yo quisiera complacerle en cuanto sea de su
agrado” (A.H.J. Fondo CTT, c51, fol 48v). No queda claro si la sortija es un pago, o de
alguna manera un presente para que Camilo Torres Tenorio agilice el proceso, y
este sea a favor de los Varona, es decir que cumpla con las pretensiones de
estos.
Es posible que por este tipo de detalles, Melchor hubiere tenido la capacidad
de sugerir a su abogado cual es el procedimiento a seguir con respecto al
proceso, indicando a quienes se debe interrogar: “(...) y por todo ya es preciso
hacer nuestra defensa, y para ello me parece conveniente se tome la declaración
de Zalamea, y Texada, recordándoles primero las circunstancias para que
refresquen la memoria por el dilatado tiempo que ha mediado” (A.H.J. Fondo CTT,
c51, fol 47r).
De igual manera sugiriendo que se les debía preguntar, aunque sin contar
con estudios en jurisprudencia que lo facultasen para ello:
“(...)con el velo de una supuesta calumnia que me ha figurado de hallarme mezclado en ciertos fraudes de rentas procedio al embargo de mi mina librando igual providencia para que aquí efectuasen lo mismo como lo acreditó el despacho en cuya virtud han procedido y siéndome hacia forzoso las gestiones devidas para alcanzar mi vendicacion ante dicho señor
53
excelentísimo por lo tanto suplica a vuestras mercedes se sirvan admitirme una información como que aquí existen algunos de los testigos de cuyos dichos he de aprovecharme para que depongan con arreglo al interrogatorio que sigue (...)”(A.H.J. Fondo CTT, c51, fol 100v)
(ver ANEXO 3) El objeto de los Varona al plantear el proceder y sugerir los interrogatorios no
era otra que convencer de su conducta intachable y del trato injusto al cual eran
sometidos, siendo personas inocentes y buenas. Esto a fin de obtener las
herramientas suficientes que les permitieran obtener el cumplimiento de sus
pretensiones.
Algunas de las personas que interrogaron fueron: Don Bartholome Polo,
Doctor Don Josef Joaquín Rodríguez y Christobal Jimenes y Arboleda. De los
interrogatorios los Varona obtuvieron su propósito, ya que las respuestas dadas
por los interrogados tuvieron un estilo de conformidad con la versión de estos,
hecho que hace pensar que eran amigos entre si, ya que responden cosas como
por ejemplo: tienen noticia de la causa que los asiste; les consta que la mina de
Sto. Domingo es de Don Melchor Varona; y los demás bienes embargados, son de
quien los reclama, y no de su hijo.
Este proceso judicial fue largo y lento y aunque no se obtuvo conocimiento
acerca de la fecha exacta de inicio del litigio si se determinó que en el transcurso
del mismo existió una relación de índole diferente a la profesional hecho
demostrado en el encuentro de correspondencia personal entre Camilo Torres
Tenorio y el señor Melchor Varona, situación expuesta en las siguientes cartas
(cabe aclarar que esta correspondencia inició con el litigio y se mantuvo
aproximadamente hasta 1809).
54
Para lograr aproximarnos a la relación existente entre Camilo Torres Tenorio
y los señores Varona, se han recopilado extractos de varias de las cartas que se
mantuvieron en el transcurso de tiempo antes mencionado, y cuyo objeto principal
debió ser el litigio en concreto.
Como es notorio la correspondencia es en un tono muy amistoso y de mucha
confianza; y además se hablan temas no concernientes al litigio, que es lo que
debió ocupar la relación abogado – cliente, entre Camilo Torres Tenorio y los
señores Varona.
Otra carta refiere a Tomas el sobrino del señor Varona, quién por petición del
señor Varona a Camilo Torres Tenorio vive con el en la capital, y con el cual se
han presentado algunos inconvenientes. El señor Varona le habla a Camilo Torres
tenorio como un amigo de la familia, al que se le cuenta con la mayor de las
libertades las intimidades de la familia (ver ANEXO 4).
Es decir que una vez más la correspondencia presta mérito como evidencia
en cuanto a que Camilo Torres tenorio establecía diferentes relaciones para lograr
acomodar sus actividades diferentes a su ejercicio como abogado.
Existen varios puntos para referir respecto de los anteriores extractos de la
correspondencia encontrada entre los señores Varona y su abogado. En primer
lugar, la correspondencia comenzó conjuntamente al inicio del proceso antes
mencionado; es decir como una comunicación estrictamente profesional de cliente
ha abogado para tratar asuntos referentes al litigio.
55
Posteriormente nacería una confianza que permitiría una conversación
mucho más abierta referente a temas diferentes al inicial, temas como los
negocios, los problemas de la mina de los señores Varona, las consecuencias
económicas que estaban sufriendo debido al embargo de sus bienes y las
pretensiones personales de continuar con el litigio.
De esta misma manera se llego a un punto tal de amistad, que dio paso a
tratar cuestiones relacionadas con la opulencia como diamantes, telas y demás
artículos que sirvieran para demostrar una presunta abundancia, que permitía dar
y recibir presentes bastante costosos. En este aspecto Camilo Torres Tenorio se
beneficio de este tipo de cosas para cultivar entre amigos y conocidos vínculos
económicos que le permitiera desempeñarse como prestamista.
Esta relación llegó a un grado de tal familiaridad que el señor Varona desde
el Choco le solicito a Camilo Torres Tenorio que le cuidase al hijo de su hermana,
su sobrino Tomás. Cartas posteriores demuestran que se presentaron situaciones
de dificultad con el joven y se hablan asuntos familiares con una intimidad que
solo demuestra el gran aprecio que se llego a consolidar.
La relación que en su inicio era simplemente profesional se llegó a consolidar
como una amistad, cuyos vínculos económicos favorecieron el ideal de Camilo
Torres Tenorio de lucrarse de su oficio y de obtener actividades auxiliares que
repercutieran en su estado económico y por ende el de su familia. Lo que tendría
como consecuencia la permanencia del apellido en una posición digna, reconocida
y prestigiosa.
56
No obstante la amistad que nació entre los señores Varona y Camilo Torres
Tenorio, la demarcación entre “castas” (Jaramillo, 1994, p. 172) era bastante
diferenciada (en teoría) (Silva, 1992, pp. 165 – 166.), y cada uno tenía conciencia a
cual pertenecía (Jaramillo, 1994, p. 188), esto no resta que las estrategias utilizadas
por los Varona con el aval de su abogado, eran de alguna manera a favor de
ambas partes, ya que esa defensa (aparentemente buena) que hacen a los
esclavos de la mina embargada, demuestra que tanto los primeros como los
segundos están de acuerdo con lo establecido socialmente. Podemos hablar
entonces de la creación de causas comunes13.
Al mismo tiempo que transcurría el proceso, Camilo Torres se sentía
identificado con los Varona en la medida en que sus intereses eran relativamente
uniformes, económica y socialmente. Es decir si unos querían recuperar sus
bienes y pagar un prestigioso abogado de Santa fe, Camilo Torres Tenorio por su
lado obtenía beneficio económico, el cual era su principal interés.
A manera de conclusión de este tercer capitulo se puede afirmar que el
poder es ejercido por un determinado grupo de personas, en este caso los
ilustrados, sobre los no ilustrados; sin embargo, al analizar el caso de los señores
Varona resulta paradójico el hecho de que los señores Varona no son ilustrados
porque utilizan escribanos para su correspondencia, pero tienen dinero para pagar
uno de los mas prestigiosos abogados de la Nueva Granada; mientras que
Camilo Torres Tenorio, ilustrado perteneciente a la elite Neogranadina vive de
13 Se entenderá por causas comunes, la alianza interesada de dos o mas personas de la sociedad colonial, por lo general de diferentes clases sociales, en defensa de intereses que beneficien a dichas partes.
57
apariencias dado que su situación económica y por ende la de su familia, son un
verdadero caos.
Por otra parte la relación comienza porque los señores Varona necesitan
solucionar un litigio, a costa de lo que sea y proteger sus bienes e intereses
económicos al igual que Camilo Torres Tenorio; pero en el transcurso del proceso
la relación toma otros rumbos y se torna familiar y de confianza, lo que da lugar a
otro tipo de relación, más afectiva, una muy diferente de la inicial.
A MODO DE CONCLUSIÓN
En primer lugar se debe comprender que los procesos sociales, económicos,
políticos y culturales son producto del choque entre dos culturas, supremamente
58
diferentes, donde una colonizo a la otra, y quiso imprimir su cultura, en un contexto
histórico completamente diferente.
El nuevo continente, se convirtió para los españoles en la posibilidad de ser
superior respecto de las demás naciones, y en la posibilidad de ampliar su dominio
global, así mismo América latina fue territorio sinónimo de fortuna y por ello
muchos españoles se aventuraron, entre ellos el padre de Camilo Torres Tenorio.
Camilo Torres Tenorio es uno de los mejores y mas destacados abogados de
la Nueva Granada, realizo sus primeros estudios en el Seminario de San
Francisco de Asís en Popayán, graduándose de Bachiller en filosofía, licenciado y
doctor en teología y cánones. Posteriormente Camilo Torres Tenorio, y su
hermano Jerónimo adelantaron estudios en el colegio Mayor de Nuestra Señora
del Rosario, en Santa Fe. En esta misma institución, Camilo Torres Tenorio cursó
estudios referentes a Derecho civil, canónico, y público.
Para ingresar a la universidad Camilo Torres Tenorio, debió cumplir con
todos los requisitos que se establecieron, analizaron y estudiaron en el primer
capitulo. Así mismo, su estadía en Bogotá fue complicada porque los problemas
económicos de su familia se acrecentaron.
59
De igual manera Camilo Torres Tenorio llegó a ser un defensor de pobres,
reconocido por su humanidad para con los esclavos y se preocupó por la
academia, sus cualidades de orador, elegancia y perfil de hombre fino iban de la
mano con los requerimientos de la sociedad virreinal. Por otra parte Camilo Torres
tenorio desempeñaba actividades diferentes a las de la abogacía, ejercía como
comerciante en búsqueda de lucro económico.
Es así como aparecen en la vida de Camilo Torres Tenorio los señores
Varona mineros de la región del Chocó, personas no ilustradas pero con dinero,
que contratan a Camilo Torres Tenorio para que los represente en el litigio y
salvara sus propiedades. En la correspondencia encontrada se evidencia que la
relación dejó de ser profesional, para convertirse en filial, al grado en que se
pedían grandes favores, se contaban intimidades y se daban costosos detalles.
Por otra parte, Camilo Torres Tenorio llegó a ser uno de los próceres de la
independencia de Colombia y murió por esta causa, lo que nunca se ha dicho es
que Camilo Torres vivió de las apariencias, siempre tuvo una fijación económica
para salvar el apellido familiar de la deshonor, en ocasiones se pone en un
pedestal a los que se consideran héroes olvidando que son seres humanos con
virtudes y defectos.
ANEXOS
ANEXO 1
Folio 110v. Alegato de Camilo Torres sobre libertad de esclavos.
Año de 1790
(...) como Protector de Esclavos(...) No es agravio, ciertamente, condenar á un amo cruel á que venda un esclavo á quien trata con la mas horrorosa tiranía. La justicia, la humanidad, la razón, inspiran, aun á los mismos privados, prestar su socorro y protección al infeliz que ven oprimido de la fuerza de un poderoso á quien no puede resistir; y vuestras piadosas leyes, fundadas en la equidad natural, obligan expresamente á los depositarios de la justicia, á interponer su autoridad contra las violencias del opresor.
(...) Yo hablo de los esclavos, que privados del mas precioso don de la naturaleza, viven bajo el yugo de la servidumbre, regularmente la más cruel. Nuestras Leyes, ya que no pudieron restituirles á aquella antigua y primitiva libertad de que los privó -contrta todos los derechos de la Naturaleza, una constitución de Gentes- quisieron suavizarles, por lo menos, cuanto fué posible, este estado desgraciado. Ellas ordenan que los amos, no solamente crueles, pero aún los que tratan ásperamente á sus esclavos, sean compelidos por la justicia á venderlos. ANEXO 2
Señor D. D. José Camilo de Torres.
Quibdó y Mayo 2 de 1808 Amado Amigo mio:
(...) También hago yá en su poder la zortija de Diamantes que deseo le haya acomodado, pues yo quisiera complaserle en cuanto sea de su agrado. (...) deseandole la mas perfecta salud mande a su afectuoso amigo. G.S.M.B. (…)
Melchor de Varona y Vetancur (A.H.J. Fondo CTT, c 51, fol 47v-48r)
ANEXO 3
61
“Primeramente digan sobre el conocimiento que les asiste, noticia de la causa que se trata y generales de la ley”; a quien era el real propietario de la mina embargada: 2.Si saben y les consta que la mina de Sto. Domingo que ha embargado el governador es mia sin que mi citado hijo tenga derecho alguno y si este tan solamente se ha mantenido el tiempo que la ha manejado como administrador por orden mia sin ser arbitro para haber dispuesto de sus productos.”; y a la honradez del señor Francisco Varona: 3. Si igualmente saben que la casa en que actualmente vivo con mis bienes sobre que ha recaido el embargo assí mismo es mia, y no del referido mi hijo. 4. Si les consta que el dicho don Melchor mi citado hijo no tiene bienes raízes. 5. Si saben u oyeron decir que habiendo subido de mi mina de Bebará a Quibdo a visitar en amistad a Don Antonio de Basquez con motivo de su proximo biage a la Carolina en calidad de Capitán Comandante de la tropa que conducía de la provincia de Novita, y el Sitara y halli prestele mil pesos para gastos de su transporte y franqueandole un Bongo (sic) sin interes alguno, y solo por servir al Rey, para el mismo efecto con noticia que tube de el inesperado arribo de mi hijo a la bigia de Atrato y de hallarse alli gravemente enfermo (ilegible) bajar con el citado Basquez, y en efecto lo berifiqué, y si esto lo hise en una canoa pequeña junto con dicho Basqez, y con Don Agustin Lemos. 6. Si vieron decir que en dicho tiempo bajo Don Manuel Junguito con otros sujetos a la misma bigia, y que yo habiendo encontrado efectivamente a mi hijo enfermo, y teniendo además la desgracia de una caida que me di de una escalera me subi solo con el para ir en busca de medicina 7. Si asimismo por ciencia o de oídas les consta que haviendolos encontrado y estando ya desocupado el Bongo en que bajó la tropa me lo pidio el señor para conducir los Negros que traía, y si yo como que habia de volver de retorno de vacio se lo dí. 8. Si saben que haviendo seguido para mi mina separado subió el con su gente el Bongo hasta el Sitará a donde no nos vimos sino a pocos dias después. 9. Si supieron que yo tube alguna intervención en lo que condujeron, y si antes bien fue publico y notorio de que el dueño único era el citado Froes. 10. Declaren el tiempo que ha que me conocen, y si siempre he procedido con legalidad sin vicio de fraude en lo que to(c)a á rentas usando de las negociaciones, y tratos permitidos por las leyes satisfaciendo los derechos de Nuestro Soberano”14
ANEXO 4
Fol. 5v S.D.D. Josef Camilo Torrez
14 A.H.J. Fondo CTT c51 fol: 100v - 101v
62
Bebará 2 de febrero de 1809.
Mi amad(isi)mo Dueño, y Amigo de mi aprecio: Desp(ue)s de haber escrito a Ud., recibí su Estimada fecha del p(roximo) p(asado), y en lugar de sorprenderme, me há llenado de satisfacc(io)n al ver que todo aquel sup(ues)to contra Tomás, es falzo: bien conozco lo mal que hice en haber hecho saberdor á mi cuñado, y no á mi hermana, pero puede dispensarme en tan ligera determinac(i)on, hasiendose el cargo, de que viniendo esta noti(ci)a poor un sugeto como un Gob(ernador), y por las circunstanc(ia)s del tiempo, no teniendo mayor conocimiento de mi sobrino, por no haberlo criado, ni tratado, mas que el corto tiempo que estube en Caly, que es hombre, y que muchos de talento desbarran; me llené de confucion, ya que por el honor, y yá por el afecto que le profeso, que no sé lo que me hice Ud. no debe tener quexa de que yo no le huviese consultado primero, pues como digo, salí fuera de mí, y me pareció, que aun de Ud. se ocultaría todo, en grado de ser verdad lo dicho. Ya habrá visto la segunda que le incluí por copia, cuyo original mantengo, y verá los sugetos de donde esta tan grande quimera. Yo he procurado satisfacer al Gobern(ad)or en términos que le hagan ver la buena conducta de mi sobríno, y assi le hé mandado algunas cartas de las que él me há escrito, para que se haga el concepto que debe, y haga ver á los delatores lo contrario, y me escribe, que lo hará, y que nunca se persuadió fuere cierto. A mi cuñado le hé escrito despues en term(ino)s, que se aquiete, y con esta que recibo de Ud. lo hago mejor.
Dicho mi sobrino me escribe con mucho desahogo, como si yo estubiera entro su coraz(o)n, haciendome cargo, que como hé creído; con otras cosas,que por no decir disparates, tengo por conven(ien)te no contestarle. Si acaso está todavía aí, sirvase decirle, que tengo puesto Cartas en Cartagena en lo de D. Tomas Torrez, D. Joaq(ui)n Franco, D. Josef Ramos, que siguió con D. Agust(i)n Romero por Antioquia, para que se venga con el ultimo, trayendo seis, ú ocho mil pesos, para ahorrar el viage, para lo cual que se me abice, (...)
Fol 5r Todo esto lo hago por ser hijo de mi hermana, y qque le crie cariño, pero su carta me há incomodado lo bastante, pues él debia tener otros miramientos, y que quasi poor ellos me hé embejesido en estos decierrtos, sin hacer caso de muchas cosas que omito. En fin, Dios ha sido servido llenarme de quietud por medio de su bondad, y verdadera amistad.
Le acompaño essa para Torrez, para si aun está Tomás, que le sirva de guía para el conocimiento: Ramos y Romero llebaron carta, para si lo encontraban viniendo para Antioquia se fuese con ellos para Cartagena.
En mi anter(i)or encargué dos córtes de muger de murcelína superior: estos pueden devenir por el correo, y aunque no traigan el tafetán de fondo, que venga solo la murcelina.
63
No está esto como antes, por que han abundado los Rescatantes. Lo que dexa regularmente este oro libre de costos, y mermas, es un 16 un 19, y hasta un 18%. En esta virtud, si Ud. quisiere mandar algunos pesos creame que haré quanto esté de mi parte por servirlo pues lo deseo vivam(en)te.
El oro de Novita no pasa de un 10 , ó un 12% que comprado a 17 no corre, no tiene cuenta.
Supongo que Ud. quedará satisfecho en todo, reflexionando mi cituac(io)n, y _sorpresa en que me ví, y assi no hay mas que mandar á su
64
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