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1 El “modelo productivo” argentino. Fortalezas y debilidades de un modelo económico con aristas heterodoxas Julio Eduardo Fabris José Villadeamigo INTRODUCCION La República Argentina, está atravesando una etapa de alto crecimiento, impulsado por una demanda agregada dinámica, en un contexto de expansión del empleo y por ende de la masa de salarios, con un fuerte impulso del valor de las exportaciones tradicionales (bienes primarios y MOA) y, en menor medida, de las MOI. También se experimentó un aumento de la producción manufacturera y creció en cierta proporción la sustitución de importaciones, dada la devaluación de la moneda nacional luego del default de 2001. Asimismo, se recuperó el nivel medio de inversión bruta interna muy disminuido luego de la recesión y crisis de fines de los ’90- y hubo una ampliación del gasto público, con una impronta en éste último del gasto social. Este proceso económico 1 ha sido denominado “modelo productivo” y plantea esencialmente la recuperación de la actividad de los sectores productores de bienes y entre ellos, los de la industria. La producción de este sector había sido reducida muy significativamente -afectando, en particular, a las ramas existentes de bienes de capital y varios bienes intermedios- durante la última década del siglo XX, en la cual la apertura de la economía, la liberalización financiera y la vigencia de un tipo de cambio real bajo, impulsaron la sustitución de la producción doméstica de bienes manufacturados por la importación. Los economistas ortodoxos 2 coinciden en señalar la correlación entre esta bonanza económica y el aumento del precio internacional de los “commodities”, enfatizando de tal modo las condiciones favorables de la demanda externa y quitándole la debida significación al comportamiento dinamizador de otras variables macroeconómicas domésticas. En cambio, señalan varios puntos débiles en la situación económica y en las políticas aplicadas, a saber: una inflación que ha venido creciendo desde un 10 % anual, en los primeros años del modelo, a un 23 % anual, en 2010, según las estimaciones privadas; una insuficiencia en la oferta energética que genera frecuentes racionamientos y cortes; la existencia de elevados subsidios que recargan el gasto y controles de precios que desestimularían la inversión, la persistencia de núcleos significativos de pobreza e indigencia y la escasa mejoría en la distribución del ingreso. Sin embargo, a pesar de las variadas críticas al modelo 3 , los resultados macroeconómicos obtenidos (crecimiento sostenido, reducción de la carga de la deuda y del desempleo, superávit fiscal y externo continuados, etc.) permitirían caracterizarlo como exitoso, aunque esto no justifica desestimar sus debilidades. En esta ponencia se realiza un análisis del “modelo productivo” a los efectos de identificar sus fortalezas y limitaciones. Se hace especial hincapié en el abordaje de la aceleración de la inflación, uno de los problemas que suscita fuertes críticas por parte de los detractores del modelo. Respecto de dicho problema, se considerará la hipótesis de una tasa media de inversión menos dinámica de lo necesario así como su composición. Este comportamiento incide en la perpetuación de cuellos de botella ya existentes y en la creación de otros, debido a una composición inadecuada de la inversión respecto de una demanda creciente. 1 Comenzó en 2003 con la llegada al poder de Néstor Kirchner y se continúa con la presidencia de su mujer Cristina Fernández de Kirchner. 2 Así como no pocos analistas alineados con la oposición política. 3 Una parte de las cuales es recogida por varios medios masivos de comunicación, configurando el concepto de “mala prensa” del modelo.

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El “modelo productivo” argentino. Fortalezas y debilidades de un modelo económico con aristas heterodoxas

Julio Eduardo Fabris

José Villadeamigo

INTRODUCCION

La República Argentina, está atravesando una etapa de alto crecimiento, impulsado por una demanda agregada dinámica, en un contexto de expansión del empleo y por ende de la masa de salarios, con un fuerte impulso del valor de las exportaciones tradicionales (bienes primarios y MOA) y, en menor medida, de las MOI. También se experimentó un aumento de la producción manufacturera y creció en cierta proporción la sustitución de importaciones, dada la devaluación de la moneda nacional luego del default de 2001. Asimismo, se recuperó el nivel medio de inversión bruta interna –muy disminuido luego de la recesión y crisis de fines de los ’90- y hubo una ampliación del gasto público, con una impronta en éste último del gasto social.

Este proceso económico1 ha sido denominado “modelo productivo” y plantea esencialmente la

recuperación de la actividad de los sectores productores de bienes y entre ellos, los de la industria. La producción de este sector había sido reducida muy significativamente -afectando, en particular, a las ramas existentes de bienes de capital y varios bienes intermedios- durante la última década del siglo XX, en la cual la apertura de la economía, la liberalización financiera y la vigencia de un tipo de cambio real bajo, impulsaron la sustitución de la producción doméstica de bienes manufacturados por la importación.

Los economistas ortodoxos2 coinciden en señalar la correlación entre esta bonanza económica

y el aumento del precio internacional de los “commodities”, enfatizando de tal modo las condiciones favorables de la demanda externa y quitándole la debida significación al comportamiento dinamizador de otras variables macroeconómicas domésticas. En cambio, señalan varios puntos débiles en la situación económica y en las políticas aplicadas, a saber: una inflación que ha venido creciendo desde un 10 % anual, en los primeros años del modelo, a un 23 % anual, en 2010, según las estimaciones privadas; una insuficiencia en la oferta energética que genera frecuentes racionamientos y cortes; la existencia de elevados subsidios que recargan el gasto y controles de precios que desestimularían la inversión, la persistencia de núcleos significativos de pobreza e indigencia y la escasa mejoría en la distribución del ingreso.

Sin embargo, a pesar de las variadas críticas al modelo3, los resultados macroeconómicos

obtenidos (crecimiento sostenido, reducción de la carga de la deuda y del desempleo, superávit fiscal y externo continuados, etc.) permitirían caracterizarlo como exitoso, aunque esto no justifica desestimar sus debilidades.

En esta ponencia se realiza un análisis del “modelo productivo” a los efectos de identificar sus fortalezas y limitaciones. Se hace especial hincapié en el abordaje de la aceleración de la inflación, uno de los problemas que suscita fuertes críticas por parte de los detractores del modelo.

Respecto de dicho problema, se considerará la hipótesis de una tasa media de inversión menos dinámica de lo necesario así como su composición. Este comportamiento incide en la perpetuación de cuellos de botella ya existentes y en la creación de otros, debido a una composición inadecuada de la inversión respecto de una demanda creciente.

1 Comenzó en 2003 con la llegada al poder de Néstor Kirchner y se continúa con la presidencia de su mujer Cristina

Fernández de Kirchner. 2 Así como no pocos analistas alineados con la oposición política.

3 Una parte de las cuales es recogida por varios medios masivos de comunicación, configurando el concepto de

“mala prensa” del modelo.

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También, se evaluará la incidencia de la hipótesis del conflicto distributivo en la aceleración de la inflación. Este conflicto estuvo ausente, hasta el año 2006, debido a las adversas consecuencias de las políticas adoptadas en los 90 y al retroceso reivindicativo de los sectores del trabajo, agudizado por las crisis que afectaron a la economía argentina hasta principios de este siglo.

Respecto de la aceleración del gasto público, se intentará demostrar la inconsistencia inter-temporal de las políticas de abaratamiento de la fuerza de trabajo vía los subsidios a algunos bienes y especialmente, al consumo de ciertos servicios. Esta política implica, por una parte, destinar para este fin una magnitud muy importante de recursos, lo cual podría resultar imposible de sostener debido a su dinámica creciente.

Por otra parte, la posibilidad de realizar una política de estímulo basada, en buena medida, en las retenciones al agro, no debería considerarse como sostenible en el tiempo. Teniendo en cuenta que las retenciones son tributos no necesariamente permanentes, deberían utilizarse, preferiblemente, para implementar una política de promoción de tipo focalizada. Y dirigida a aquellos sectores que permitan, en el futuro, ampliar la gama de las exportaciones. La recurrente restricción externa que en el pasado frustró varios procesos incipientes de crecimiento, podría reaparecer, probablemente, en el mediano plazo cuando el sistema económico mundial logre redirigir la masa de fondos destinada a la adquisición de “commodities”. Si así sucediera, volvería a plantearse, por ende, algún problema asociado a una modificación adversa de la demanda externa (manifestada, por ejemplo en términos de intercambio desfavorables).

Es en este contexto que se manifiesta una de las limitaciones más importantes del modelo y es la falta de un plan de promoción de la diversificación productiva, sectores industriales con capacidad exportadora, etc. Para poder diseñar e implementar estas políticas sería necesario poner en discusión el perfil productivo deseable y su viabilidad económica y política, temas que en la vorágine de la coyuntura no están siendo discutidos con la amplitud y la seriedad que el tema requiere.

Los temas planteados se abordarán a partir de un enfoque analítico e intentando aportar evidencias a partir de la presentación de datos empíricos que apoyen las conclusiones del análisis. Se realizará, también, una revisión de la bibliografía reciente referida a la temática abordada.

LA EVOLUCION RECIENTE DE LA ECONOMIA ARGENTINA

EL PRODUCTO

La evolución de la economía argentina desde la severa crisis económica de 2001-2002 presenta rasgos que nos interesa destacar.

La relativamente rápida recuperación de la producción, especialmente si se toma en cuenta la prolongada recesión que la precedió y la muy acentuada caída del nivel del producto una vez que estalló la crisis. Esta fue originada por la combinación de: i) una crisis de pagos - un factor muy conocido por la economía argentina-; ii) una crisis cambiaria que arrastró consigo al sector financiero –particularidad vinculada al régimen monetario-cambiario sostenido durante una década y de un modo artificial en los últimos tres años-; iii) una caída de la demanda efectiva asociada a una severa redistribución regresiva de la renta. Esto estuvo vinculado a la transformación productiva propiciada por las políticas económicas implementadas en el proceso aperturista de los años 90 del siglo pasado.

Dicha recuperación se basó, especialmente, en un fuerte dinamismo de la producción de bienes. Ello tuvo que ver con un aumento del uso de la capacidad instalada que fue seguido por una ampliación de la capacidad productiva (incremento de la inversión) en varias áreas de la producción de mercancías así como con la continuidad de la introducción de mejoras y tecnología, en otras (sector primario). Hubo un dinámico crecimiento de la demanda agregada y particularmente, de las exportaciones. Así, la demanda externa dirigida a la producción doméstica en la que la economía nacional tiene mayor capacidad competitiva (bienes primarios alimenticios y MOA) tuvo un comportamiento destacado.

El aumento de los precios internacionales de estas mercancías se aunó al notorio incremento de las cantidades producidas en Argentina de varios de estos productos (soja y derivados, por ejemplo).

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Este incremento tuvo que ver con la introducción de tecnologías avanzadas y capital en el agro, el consiguiente aumento de la productividad de la tierra y del trabajo y también, con una modificación de las áreas dedicadas a la producción de los diversos bienes agropecuarios. Estas modificaciones afectaron negativamente el abastecimiento de diversos bienes alimenticios de consumo difundido, como la carne

vacuna4.

GRAFICO 1

210,0

230,0

250,0

270,0

290,0

310,0

330,0

350,0

370,0

390,0

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430,0

450,0

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4

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0

III-

10

Miles de millones de $

Trimestre

Evolución del PIB en miles de millones de pesos de 1993

a precios constantes de 1993 serie desestacionalizada

Fuente: INDEC

Tal crecimiento de las cantidades producidas en el sector agropecuario fue acompañado por

dos características: una, la concentración de la producción en las grandes propiedades5

; la otra, la

sustitución de trabajo por capital-tecnología. Hubo, así, un fuerte incremento de los ingresos sectoriales que tendieron a concentrarse en una porción relativamente reducida de propietarios

6. Este

comportamiento contribuyó a la permanencia del patrón distributivo regresivo ya establecido a fines de siglo pasado.

El otro sector productor de bienes que mostró un nítido crecimiento de la producción fue la industria manufacturera. La salida de la crisis 2001-2002 fue rápida dado que la elevada capacidad ociosa sectorial permitió tasas de crecimiento muy altas (14,3% en promedio considerando cinco trimestres desde I-03 a I-04). En los trimestres siguientes se logró una tasa media de aumento menor que la anterior aunque igualmente elevada (8% entre IV-04 y IV- 07) En su conjunto, la industria manufacturera aumentó su producción en un 64% entre 2002 y 2007 y en 16 puntos porcentuales más entre 2007 y 2010 (totalizando un 90% en ocho años).

4 La oferta de carne vacuna se restringió debido, en no poca significación, al corrimiento de una parte de la

producción ganadera desde zonas destacadas de la pampa húmeda hacia los márgenes de ésta. Luego, el consumo de carne se redujo debido al alto precio alcanzado por el producto. 5 Estas resultaron “ampliadas” por la modalidad del arrendamiento y las nuevas formas de explotación (por ej. los

“pool” de siembra) asociadas en buena medida a los cambios tecnológicos (la siembra directa y la biotecnología en el caso de la soja) y la capitalización del sector. Así, se estima que alrededor de 2.500 unidades productivas son responsables del 60% de la producción de soja. Si se le suma el resto de los granos, puede concluirse que cerca del 80% de la producción de cereales se concentra en menos de 5.000 unidades productivas. 6 Aunque el arrendamiento favoreció a propietarios medianos y algunos pequeños, ello no alteró demasiado este

panorama.

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Con esto, el PBI Manufacturero per capita se ubicó algo por encima de la media registrada en

19757

Si se comparan el PBI manufacturero per capita de 1975 y 1997, dejando de lado los valores

afectados por la prolongada recesión de fines de la década del 90 y la aplastada cifra de la crisis de 2001-2002, se observa que tuvo lugar una caída del orden del 17,6%, lo cual refleja el efecto conocido como des-industrialización de los ‘90.

Cuadro: Variaciones del PBI y de la producción manufacturera En números índice. Año 1994 = 100

AÑO INDICES

PBI PBI Manuf. PBI PC PBI Manuf PC

1975 73 91 97 122

1994 100 100 100 100

1997 111 108 107 100

2002 94 80 86 74

2007 143 131 125 115

2010 169 152 141,6 127

Fuente: Elaboración propia sobre la base de BCRA, INDEC y O. J. Ferreres

Finalizado 2007, el avance del proceso de reindustrialización, medido según el aumento de su producción, enfrentó ciertas limitaciones del lado de la oferta de sectores abastecedores y en alguna

medida de personal especializado8, una desaceleración de la demanda global de la economía doméstica

y también una disminución del ritmo de inversión, en particular, en ciertas ramas de la producción del sector. A ello se sumó el impacto de la crisis internacional de 2007-2008 la que acentuó la tendencia descendente de la demanda y el debilitamiento de la inversión sectorial. El año 2010 trajo consigo una reactivación de la producción manufacturera (y de toda la economía).

Cuadro 2: Contribución de los sectores al crecimiento del PBI

Composición del PBI En millones de $ 1993

En % respecto a diferencias en PBI a precios de productor

Actividad 2002 2007 2008 2009 02-07 07-08 08-09

Bienes 71.486 116.198 119.603 115.422 40,63 16,39 -128,25

Agro ganad. Etc. 14370 19037 18523 15601 4,24 -2,47 -89,63

Pesca 433 465 484 427 0,03 0,09 -1,75

Minas y canteras 4916 5195 5250 5193 0,25 0,26 -1,75

Industria Manuf. 36176 59153 61842 61503 20,88 12,94 -10,40

EGA 7182 9542 9863 9954 2,14 1,55 2,79

Construcción 8410 22806 23641 22744 13,08 4,02 -27,52

Servicios 154.498 219.014 236.874 244.560 58,63 85,97 235,76

Comercio 27325 46219 49870,3 49751 17,17 17,57 -3,66 Hoteles y Restaurantes 6152 8745 9417 9486 2,36 3,23 2,12

TAC 20664 37568 42129 44860 15,36 21,95 83,77

Inst. Financieras 12755 17280 20279 20436 4,11 14,43 4,82

Act. Inmobiliarias 37238 46017,8 48902 50878 7,98 13,88 60,61

7 En este año tuvo lugar el movimiento tipo bisagra en la realidad económico-social argentina; desde entonces se

produciría un cambio que en varios aspectos fue sustancial, generando una degradación en las condiciones de bienestar de núcleos importantes de la población argentina. 8 En otras palabras, comenzó a colisionar con obstáculos por el lado de la oferta, vinculados a las deficiencias

estructurales que configuran la matriz productiva del país.

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Adm. Pub. 14004 16133,8 16.758,0 17609 1,94 3,00 26,10

Enseñanza 22.400 26.996 28.223,0 29.426 4,18 5,91 36,90

Otros servicios 13960 20054 21296,0 22114 5,54 5,98 25,09

PBI p.prod. 235.236 359.170 383.444 386.704 100,00 100,00 100,00

Fuente: Elaborado sobre la base de INDEC, Cuentas Nacionales.

El proceso de reindustrialización encierra varios aspectos a destacar. Por una parte, aparece su impacto sobre el producto total; por otra, está la composición de la producción manufacturera y su dinámica; y luego, el rendimiento medio del trabajo sectorial y su evolución.

En cuanto a su contribución al crecimiento nacional, fue el mayor entre los sectores productores de bienes (explicó casi el 21% del incremento del PBI entre 2002 y 2007 y el 13% en el 2008). Hubo un acrecentamiento de la producción de las actividades estrechamente vinculadas al sector primario (las MOA), también un aumento de las ramas de las MOI que habían logrado sobrevivir al proceso de “reformas estructurales” implementadas en los ’90 y por último, la reaparición de subsectores de la producción que no resistieron la apertura comercial de los 90 y que disminuyeron al mínimo su producción o bien, procedieron a cerrar sus establecimientos.

Si bien el ritmo de crecimiento de tales agrupamientos fue diverso9, lo cual no plantearía

peculiaridades significativas, debe destacarse la existencia de diferencias notorias respecto al grado de desarrollo de tales actividades y el agrandamiento de las brechas entre los valores medios de productividad de unos y otros respecto a la media sectorial.

Cuadro 3: Industria Manufacturera Indices : Productividad Horaria del Trabajo (IPHT) Indice de Obreros Ocupados en la Industria (IOO)

Fecha IPHT IPHT IOO IOO

Base 1er Tr. 1997=100

Var. Anual %

Base 1er Tr. 1997=100

Var. Anual %

1er Trimestre 1990 57 126

3er Trimestre 1997 102,0 100

1er Trimestre 2003 116,4 71

4to Trimestre 2007 139,1 97

1er Tr.1990/ 4to. Tr. 2007 5,15 -1,44

1er Tr.2003/ 4to. Tr. 2007 3,82 6,79

Fuente: CEP Ministerio de industria

El aumento de la producción de la industria manufacturera implicó tanto un acrecentamiento del empleo de mano de obra como una adición de capital y mejoras organizativas, lo cual fue más importante en una parte de las ramas que la integran. La variación de la productividad media del trabajo correspondiente a todo el sector, según lo muestra el cuadro 3, experimentó un crecimiento apreciable no sólo respecto al bajo nivel del primer trimestre del año 2003 sino también al guarismo alcanzado en 1997 (antes de la recesión iniciada en el tercer trimestre de 1998).

9 “En un principio, las ramas productivas que reaccionaron con mayor impulso fueron las que ya estaban claramente

orientadas al mercado exterior... se trató, en general, de ramas productoras de insumos intermedios de uso difundido, en algunos casos ayudadas además por buenos precios internacionales (aceites, metales básicos, combustibles, cueros). Dada la posibilidad de colocar sus saldos exportables en el exterior, estos rubros intensivos en el uso de capital no sólo fueron los que menos cayeron durante la recesión, sino también los que más rápido se recuperaron. En otro momento del mismo período, el mayor dinamismo lo tuvieron ciertas ramas orientadas al mercado interno que habían sufrido una intensa competencia de la importación durante los últimos años de la convertibilidad, destacándose entre otras la industria textil y la metalmecánica”. CEP, La industria argentina. Balance 2003-2007.

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Este incremento de la productividad se logró aún con el aumento del empleo del conjunto de las actividades manufactureras (Cuadro 3). Pero, la descomposición por grandes ramas revela diferencias muy marcadas del rendimiento del trabajo. Esto indica la existencia de heterogeneidad en las condiciones de la producción de las diversas ramas integrantes del sector. Esta característica no se circunscribe al sector industrial sino que se aprecia en el conjunto de las actividades productoras de la economía, constituyendo una de las condiciones estructurales típicas del menor grado de desarrollo económico.

Cuadro 4: Productividad por hora* Base 1993=100

Descripción 2006 2007 2008 2009

Nivel general 128,6 134,2 140,3 149,3

15 Alimentos y Bebidas 133,7 142,0 152,5 164,3

16 Productos de Tabaco 79,6 98,0 124,5 128,0

17 Productos Textiles 83,1 87,0 82,1 81,9

18 Confeccion de Prendas de Vestir; Terminacion y Teñido de Pieles 105,7 109,1 119,6 120,1

19 Curtido y Terminacion de Cueros, Fab. de Productos de Cuero 169,7 191,3 205,0 225,1

20 Produc. de Madera y Fab. de Productos de Madera y Corcho 130,6 131,2 129,6 130,7

21Papel y Productos de Papel 155,1 166,2 171,0 164,3

22 Edicion e Impresión; Reproducción de Grabaciones 136,5 148,7 169,8 161,6

23 Fab. de Coque, producto de la refinacion del Petroleo 113,6 112,9 106,5 96,9

24 Sustancias y Productos Quimicos 118,5 119,0 126,3 140,6

25 Productos de Caucho y Plastico 145,8 146,9 147,6 161,0

26 Productos Minerales No Metalicos 141,2 143,5 149,0 158,6

27 Metales Comunes 130,3 130,7 143,1 141,4

28 Metal, Excepto Maquinaria y Equipo 114,9 114,2 111,5 113,7

29 Maquinaria y Equipo NCP 121,6 133,1 137,7 140,5

31 Maquinaria y Aparatos Electricos NCP 101,3 110,2 116,3 119,5

32 Equipos y Aparatos de radio, Television y Comunicaciones 95,1 98,8 106,8 144,7

33 Instrumentos Medicos y de Precisión 111,1 139,5 144,4 146,7

34 Vehículos Automotores, Remolque y Semiremolques 131,8 135,1 125,1 127,3

35 Equipo de Transporte NCP 82,3 82,8 71,4 71,3

36 De Muebles y Colchones, Ind. Manufactureras NCP 81,7 83,1 79,5 74,3

Fuente: CEP Ministerio de industria

El otro sector grande, dentro de la producción de bienes, es la construcción (aportaba el 6,17% del PBI en 2008). Su crecimiento fue muy alto si se compara el valor agregado bruto del año 2002 con el del año 2008 (aumentó un 181%) y en 2007 fue el tercero, después de la industria y las actividades del sector ‘Transporte, almacenaje y comunicaciones’, por su contribución al incremento del PBI. En 2008 cedió el tercer lugar al Comercio, aunque sin distanciarse mucho de éste (Ver Cuadro 2).

Una parte importante del PBI del sector de la Construcción corresponde al rubro Vivienda. Debe señalarse que si bien hubo una cierta recuperación de la construcción de viviendas destinada a los sectores de menores ingresos, cuyas necesidades insatisfechas se acrecentaron significativamente en los últimos tres lustros del siglo pasado, el grueso de lo edificado son viviendas dedicadas a los sectores medios-altos y altos de la población.

En alguna medida más o menos significativa, estas unidades son adquiridas con ingresos excedentes generados en las actividades productivas de la economía, constituyendo una forma de desviación respecto de la inversión en otros rubros

10. Esta conducta reitera un comportamiento

tradicional de la economía argentina, la que ha destinado cifras acumuladas relativamente importantes a la construcción de las llamadas ciudades-dormitorio en el país y el exterior

11.

10 Debe tomarse en cuenta que el cómputo de la Inversión Bruta Interna incorpora a la construcción civil junto con

el título Equipo Durable (compuesto por Maquinaria y equipos y Material de Transporte). 11

Toda la costa bonaerense (Mar del Plata, Pinamar, etc.) y Punta del Este en Uruguay.

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LA EVOLUCIÓN DEL EMPLEO

La tasa de desempleo adquirió niveles altos (dos dígitos) a lo largo de los ’90; en 1994 la tasa de desempleo ascendía al 13,3%, elevándose al 19,8% como consecuencia de la retracción ocasionada por la crisis Tekila. Si bien hubo una recuperación en los dos años siguientes, en 2002 se alcanzó un nuevo récord, generándose una tasa de desempleo abierto cercana al 23%, lo cual significaba que, por lo menos, 3,8 millones de personas estuvieran buscando emplearse sin conseguirlo.

La recuperación del nivel de empleo constituye una característica distintiva de la macroeconomía posterior a la crisis. La tasa de desempleo se redujo en forma sustancial durante la primera década del siglo, de tal modo que en 2010 se estima que estuvo en el 7,6% de la PEA. Cabe destacar, entonces, la fuerte diferencia entre las dos últimas décadas respecto a la incorporación de trabajadores a la producción: en los ’90, a un crecimiento del PBI del orden del 49%, le correspondió un aumento del personal empleado del 19% mientras que en los ocho años de la primera década del siglo XXI, este guarismo fue del 48%, siendo el incremento del PBI del 77%.

Cuadro 5: Variación del PBI y de la PEA ocupada Entre los años extremos de los períodos indicados

Período Var % PBI Var % PEA

1990-1999a

48,81 18,78

2003-2010a

76,72 48,21

Fuente: elaboración propia sobre la base de cifras de INDEC

Los sectores de la economía que más contribuyeron a la generación de empleo registrado o formal son la industria manufacturera, el comercio, las actividades inmobiliarias y la construcción, siguiéndoles, aunque en proporciones mucho menores, el transporte, almacenaje y comunicaciones, hoteles y restaurantes y la actividad financiera.

El empleo informal o no registrado también se acrecentó en los ’90. Una parte importante de esa modalidad de trabajo se localiza en actividades de baja productividad aunque también existe en otras cuyo rendimiento es mayor. El fuerte incremento de la informalidad laboral fue, parcialmente, una consecuencia de las políticas de flexibilización del mercado de trabajo y además del proceso de retraimiento de la producción de bienes y la desocupación resultante.

Cuadro 6: Tasas de desempleo y de variación del PBI

Período Tasa de Variación

Desempleo del PBI

1991 6,7 10,5

1992 7,8 10,3

1993 10,0 5,5

1994 13,3 5,8

1995 19,5 -2,8

1996 19,8 5,5

1997 15,5 8,1

1998 13,8 3,9

1999 14,3 -3,4

2000 15,7 -0,79

2001 16,8 -4,41

2002 22,7 -10,9

2007 8,8 8,65

2008 7,8 6,76

2009 8,8 0,85

2010 7,6 7,5

Fuente: elaboración propia sobre la base de cifras de INDEC

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8

Desde 2003, si bien inicialmente hubo un aumento de la informalidad en números absolutos, luego comenzó a apreciarse un descenso de su proporción relativa dentro del total del empleo como consecuencia de la reactivación económica y del abandono paulatino de la llamada flexibilización laboral. A pesar de ello, todavía, existe un 33% de personal empleado informalmente. El subempleo, por su parte, presenta actualmente una magnitud reducida respecto a sus niveles de fines de los ’90.

Es posible atribuir el dinámico comportamiento del empleo a varios factores. Por un lado, está el ritmo de crecimiento de la economía y el tipo de actividades que componen la producción (con el mayor peso adquirido por las más intensivas en el uso de mano de obra). La reactivación de la industrialización manufacturera incidió positivamente en la generación de empleos así como, en los ’90, el proceso opuesto (la desindustrialización) incidió significativamente sobre el desempleo global generado en tal período

12.

Finalmente, debe tomarse en cuenta la activa política de empleo que encaró el Estado nacional desde el estallido de la crisis 2001/2002

13, lo que fue calificado como rol de “empleador de última

instancia”14

desempeñado por el Gobierno Nacional.

Es preciso señalar, sin embargo, que en los últimos ocho trimestres estarían apareciendo indicios de una desaceleración de la incorporación de empleos a la producción (una reducción de la elasticidad empleo-producto). Este comportamiento no marca, todavía, una tendencia nítida. Dado que ello se relaciona con diversos aspectos que influyen en la incorporación de trabajo a la producción, entre los cuales se cuenta el nivel de actividad, el efecto de la crisis internacional puede constituir un factor a considerar. Otro, es el comportamiento del nivel de la inversión y la conformación del rubro bienes de capital -comprados o producidos- en la economía. Un tercero, es la composición sectorial de la producción

15.

LA EVOLUCIÓN DE LA INVERSIÓN

Otro aspecto importante es la inversión. Una mirada al comportamiento de la tasa de inversión de la economía argentina en la segunda mitad del siglo pasado (Gráfico 2), permite distinguir dos subperíodos: el que se extiende desde 1950 hasta fines de los ’70 y el que abarca las dos últimas décadas de dicho siglo. En el primero, se detecta una tendencia resueltamente creciente del coeficiente medio de inversión mientras que en el segundo tiene lugar un marcado decrecimiento relativo de la inversión (a lo largo de los ’80) y luego, en los ’90, aparece una recuperación tímida.

Así, es predominante el número de años en los que el coeficiente se ubica por debajo de la media en la última década del siglo, cuando se implementaron las reformas. En el nuevo siglo, la culminación en la profunda crisis de 2001-2002 de la recesión iniciada en el tercer trimestre de 1998, provoca caídas muy acentuadas de la tasa media de inversión (11,3% en 2002). Frente a este antecedente, se ubica el pronunciado ascenso de la inversión desde 2003, haciendo que rápidamente aparezcan coeficientes superiores a la media de largo plazo.

Es interesante realizar una comparación con A. Latina y con Brasil y Chile (Cuadro 7). Puede apreciarse que en la segunda mitad de los ’70 había una aproximación entre los coeficientes de Argentina y los otros países latinoamericanos, siendo Chile el caso de una economía con una tasa de inversión bastante menor. En cambio, en los ’80 tiene lugar una igualación de los coeficientes medios de la región, ubicándose Argentina por debajo de ellos. La crisis que afectó en general a AL en esa década, se tradujo en un descenso de la inversión media (salvo en Chile en donde tuvo lugar un aumento); sin embargo, la reacción favorable acaecida durante los ’90 no logró que se restablecieran los niveles de inversión media de los ’70, a excepción del caso chileno. Argentina fue la economía que experimento el

12 Se ha estimado que la caída del empleo completo industrial representó 3,88 puntos de los 5,86 correspondientes

al total pertinente observado en la RMBA entre 1990 y 2001 (Damill y Frenkel, 2006). 13

Nos referimos aquí a los planes de empleo: Trabajar, Jefes y jefas de hogar, etc. 14

Según la denominación de Randall Ray,2005 Levy Institute : 15

No le atribuimos significación al efecto ocasionado por la modificación del precio relativo del trabajo pues el efecto sustitución no constituye un factor trascendente en el corto plazo.

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9

peor desempeño inversor desde 1982 apareciendo la reacción sólo después de la variación del contexto macroeconómico doméstico e internacional desde 2003.

La explicación de tal comportamiento debe buscarse, por un lado, en las condiciones del contexto internacional (la estanflación de los ’70 y las medidas de ajuste adoptadas en las principales economías industriales avanzadas

16 con la consiguiente reducción de los precios de los bienes primarios

y el alza de las tasas de interés, el estallido de la crisis de la deuda que afectó particularmente a las economías en desarrollo) y por otro, en el comportamiento de las variables domésticas. Para enfrentar la crisis de la deuda externa, en Argentina, también se adoptaron políticas económicas de ajuste aunque a ellas se sumaron otras cuestiones particulares.

GRÁFICO 2

0,00

5,00

10,00

15,00

20,00

25,00

30,00

Po

rce

nta

jes

Años

Coeficientes de Inversión 1950-2010 A precios constantes En %

IBIF/pbi Mediana

Fuente: Elaboración propia sobre la base de datos de INDEC

Cuadro 7: Comparación internacional: Coeficiente de INVERSIÓN (Inversión/PBI)

PERIODO ARGENTINA BRASIL CHILE AL

1974-82 23,80

(21,92) 24,18 16,90 23,85

1983-91 17,38 20,50 20,10 20,00

1992-01 18,91 21,25 24,90 21,40

2003-10 20,30

Fuente: Plan Fénix, Argentina

Entre estas cabe señalar las políticas monetario-cambiarias que implicaron revalorizaciones excesivas de la moneda nacional (la famosa “tablita” de Martinez de Hoz entre 1978 y 1982 y el Patrón dólar vigente en los ’90) aunadas a una significativa reducción de aranceles (apertura comercial), la

16 Los EE.UU. , la OCDE y el Japón.

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10

introducción de reformas financieras que terminaron acentuando las dificultades para el financiamiento interno de las actividades productivas (la ley de entidades financieras de fines de los ’70, el apartamiento del Estado y el cierre de la banca de desarrollo) y la fuerte fluctuación de las principales variables macroeconómicas (generando una situación de gran volatilidad).

Sin embargo, este último aspecto encierra, en cierta medida, el problema de la mutua influencia entre las variables inversión y renta; es decir, sobreviene la necesidad de establecer el orden de causalidad existente entre una y otra para rastrear el origen de la fluctuación de la producción. Entonces, la volatilidad de la inversión puede constituir, si no una causa única y eficiente, al menos un factor al que cabría analizar, en sí mismo, cuando se alude a la variación de la renta.

Si bien el enfoque del acelerador plantea la influencia del crecimiento de la renta sobre la inversión, cuando se encuadra el punto dentro del fenómeno del ciclo económico puede distinguirse mejor la necesidad de entender a la inversión como una variable causante de aquél. En tal caso, el énfasis sobre el comportamiento empresarial en relación a la inversión procuraría incursionar en las razones de la existencia o no de innovadores en una magnitud suficiente para encausar la inversión y de ello, conseguir el crecimiento o desarrollo económico

17.

Es posible, de todos modos, considerar que ciertas políticas y contextos macroeconómicos confluyen en una suerte de acentuación de la incertidumbre, la que afectaría más intensamente a las decisiones de inversión de una economía en desarrollo aunque capitalista como la argentina.

Asimismo, es preciso tomar especialmente en cuenta otros aspectos de importancia cuando se trata de encontrar explicaciones a un comportamiento, como el señalado, de la inversión: a) el proceso de fuerte redistribución regresiva de la renta nacional, experimentado desde mediados de los ‘70, b) la creación de condiciones para el desenvolvimiento de una acendrada especulación financiera

18 en varios

años a partir de dicha década; c) La compra de activos externos (y con menor significación el atesoramiento de divisas), característica típica en la economía argentina

19.

Asimismo, cabe señalar que la IED no muestra niveles importantes y su aparición tiende a inclinarse a la compra de activos existentes (el llamado cambio de mano en la propiedad de los activos no financieros)

Gráfico 3

17 La teoría schumpeteriana del ciclo económico trata a la inversión como estrechamente asociada a la innovación.

Por ello, la crítica de Schumpeter al enfoque keynesiano de la inversión enfatiza el carácter estático de ésta y plantea que este carácter torna totalmente imposible realizar un tratamiento convincente de la inversión. (King : 2009) 18

Se ha señalado por otra parte que varias medidas de promoción de las actividades productivas degeneraron, en el contexto de una fuerte inestabilidad macroeconómica, en la explotación de “oportunidades” generadoras de rentas extraordinarias y que además desalentaron las exportaciones y el entrelazamiento industrial (Aspiazu, ) 19

La fuga de capitales existe desde hace muchos lustros, fluctuando y agudizándose en ciertos períodos.

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11

Evolución de la Masa de Salarios y el Consumo

Privado Periodo 1950-2007

0,0

50000,0

100000,0

150000,0

200000,0

250000,0

1950

1954

1958

1962

1966

1970

1974

1978

1982

1986

1990

1994

1998

2002

2006

Años

Mill

on

es d

e $

93

Masa de salarios Consumo Priv

Correlación entre masa de salarios y consumo privado

Períodos Correlación

1950-07 0,91808

1950-74 0,93546

1975-88 0,59703

1988-02 0,66959

2002-07 0,94935

Fuente: Elaboración propia sobre la base de BCRA (1974, 1986) e INDEC Cuentas Nacionales

Tanto las políticas económicas del período 1976-82 como las del período de reformas de los 90 provocaron un descenso del salario real respecto a 1974, decreciendo también la masa de salarios, lo cual repercutió en la distribución funcional del ingreso, modificándola notoriamente de forma regresiva (Ver Gráficos 3 y 4). A su vez, durante los ’90, el alto desempleo se nutrió en una parte no despreciable por los despedidos de la industria manufacturera reestructurada y de los sectores rurales y poblaciones del interior del país, a lo cual se sumó la privatización de los monopolios estatales, con efectos depresores sobre el nivel de empleo y la política de “flexibilización” laboral o de desregulación del mercado de trabajo generadora de empequeñecimiento salarial. La pobreza y la indigencia se hicieron, así, presentes como un problema de significación cuantitativa, el cual había estado ausente, prácticamente, en el modelo ISI. Todo ello provocó la declinación del factor que otrora sustentara el consumo y que ahora reconocería, en su raíz, elementos de carácter estructural.

Debe señalarse que la expansión del consumo, en los ’90, si bien se apoyó en la demanda de los grupos de alta renta también recibió, en buena medida, el efecto de la ampliación del crédito personal cuya fuente eran los préstamos bancarios

20. Así, cuando se resquebrajaron las columnas que sostenían

al esquema monetario-financiero de la convertibilidad, la repercusión de la reducción del crédito sobre el consumo fue nítida y puso en evidencia la base debilitada de aquél.

Figure 4: Proporción de Salarios en el PBI

20 La parte principal de este crédito fue usufructuado por los sectores de ingresos medios.

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12

Salarios en PBIcf Período 1950-2005

0

0,1

0,2

0,3

0,4

0,5

0,6

1950

1954

1958

1962

1966

1970

1974

1978

1982

1986

1990

1994

1998

2002

Años

Part

icip

ació

n

Salarios en PBIcf

Fuente : Elaboración propia con datos de BCRA(1974; 1986) INDEC, Cuentas Nacionales y CEPED-FCE-UBA.

Por otro lado, el fomento del endeudamiento externo entre 1978 y 1982 y luego, en la segunda mitad de los ’90, chocaron con la generalizada crisis de la deuda de principios de los ’80 y con el cierre de las fuentes de financiamiento, después. En ambos casos se desembocó, finalmente, en políticas de restricción del gasto público a fin de sostener el pago de los servicios de la deuda.

Todo ello había generado estancamiento cuando no empequeñecimiento y fragilidad de la demanda agregada, la que no pudo ser neutralizada por el crecimiento de las exportaciones (Gráfico 5). Esto tuvo una repercusión desfavorable sobre las expectativas de inversión al introducir un factor de achicamiento de la economía doméstica.

A partir de la salida de la convertibilidad, la imperiosa necesidad de enfrentar la crisis de 2001-2002 obligó a implementar políticas para revertir la situación de desempleo, reinstaurar las condiciones para modificar las pautas salariales, reducir el nivel del gasto dedicado a los servicios de la deuda pública

21, ampliar el gasto social de emergencia y acrecentar la muy reducida inversión pública. Esto se

sumó a la mencionada modificación del sistema monetario-cambiario con la consiguiente suba del tipo de cambio nominal. Todo ello, como se dijo más arriba, apuntó a un fortalecimiento de la demanda agregada doméstica que confluyó con el dinamismo de la demanda externa dirigido hacia los bienes de producción tradicional de Argentina. La tasa de inversión comenzó a recuperarse, ascendiendo con bastante rapidez y alcanzando, en promedio, un 20,3% del PBI entre 2003 y 2010.

Gráfico 5

21 Merced al default y la reestructuración de la deuda externa, lo cual coincidió con un descenso de las tasas de

interés vigentes en los centros financieros internacionales .

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13

Demanda Agregada e IBIF EN ÍNDICES 1950=100

0,0

100,0

200,0

300,0

400,0

500,0

600,0

700,0

800,0

900,0

1950

1953

1956

1959

1962

1965

1968

1971

1974

1977

1980

1983

1986

1989

1992

1995

1998

2001

2004

2007

2010

Años

Ind

ices

Demanda Agregada IBIF

Fuente: Elaboración propia sobre la base de BCRA (1974, 1986) e INDEC Cuentas Nacionales.

Finalmente, es necesario enfocar la cuestión de la composición de la inversión en bienes de capital. Tal como puede apreciarse en los cuadros 8 y 9, la inversión en construcción ha constituido la porción predominante del rubro mientras el equipo durable es el complemento dentro del total (en los 90, la participación de la construcción osciló entre el 56% y el 66%). Las variaciones en la participación del equipo durable aparecen asociadas al nivel de la inversión, de tal modo que cuando esta crece tiende a ser mayor la parte dedicada a este rubro. La proporción de Construcción pasó del 61% en el trienio 1993-95 a 57% en 2008-2010 (tocando el 54% en este último año).

El equipo durable tuvo un comportamiento opuesto. El coeficiente de inversión en maquinaria y equipo fue en 1990-99, el 5,36% del PBI y en 2007-2008, el 6,42%. El aumento alcanza a poco más de un punto porcentual, lo cual señala la necesidad de acrecentar este nivel, dado que es el modo predominante de incorporar avance productivo en los diversos sectores de la producción nacional y en la industria manufacturera, en particular.

Cuadro 8: INVERSIÓN BRUTA INTERNA FIJA: CONSTRUCCIÓN Y EQUIPO DURABLE

Construc- Equipo Construc- Equipo

YEAR TOTAL ción durable ción durable

Millones de

$ 93 Millones de $ 93

Millones de $ 93

%

%

1993 45.069 27786,5 17283,0 61,7 38,3

1994 51.231 30529,6 20701,9 59,6 40,4

1995 44.528 27510,9 17017,3 61,8 38,2

1996 48.484 29222,5 19261,4 60,3 39,7

1997 57.047 33338,3 23709,2 58,4 41,6

1998 60.781 35270,4 25510,3 58,0 42,0

1999 53.116 31444,2 21672,1 59,2 40,8

2000 49.502 29772,7 19729,5 60,1 39,9

2001 41.750 26961,7 14787,9 64,6 35,4

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14

2002 26.533 18283,0 8249,9 68,9 31,1

2003 36.659 24674,7 11984,8 67,3 32,7

2004 49.280 31037,2 18242,3 63,0 37,0

2005 60.458 37385,7 23072,8 61,8 38,2

2006 71.438 44288,6 27149,6 62,0 38,0

2007 81.187 47899,0 33288,0 59,0 41,0

2008 88.553 49853,0 38700,0 56,30 43,7

2009 79200,0 48081,0 31446,0 60,46 39,54

2010 96409,0 51000,0 44380,0 53,97 46,03

Fuente: Elaboración propia sobre la base de INDEC Cuentas Nacionales.

La otra característica destacada es el aprovisionamiento externo del equipo durable y de la maquinaria y equipo. El ascenso de la tasa de inversión, significativamente correlacionada con el incremento de las erogaciones en equipo durable (el coeficiente de correlación es 0,8995), entraña un aumento de las importaciones de bienes de capital. Es decir que la producción doméstica de tales bienes presenta un menor nivel y abarca una gama más reducida que la demanda respectiva

22.

Otro aspecto importante es el destino sectorial de la inversión. Las cifras disponibles23

indican que ha existido, además de un aumento en la utilización de la capacidad instalada, un incremento de la inversión en varios sectores de la producción. Si bien las actividades manufactureras han generado una parte importante de los bienes de capital importados, entre un 23% y un 28% en el período 2003-2009, parece que se hubiera alcanzado un cierto “techo” en este concepto. Sin embargo, debe remarcarse que la cifra absoluta de importaciones de bienes de producción por parte de la industria manufacturera ha superado ampliamente los valores del año 1998. En la medida en que este rubro incide en la acumulación de capital e incorpora tecnología a los procesos de producción, está favoreciendo el avance productivo. Pero, también, denota que el ritmo de sustitución de las importaciones en este tipo de bienes –un factor de significación respecto al avance hacia la transformación industrial - no muestra el progreso deseable hacia la diversificación productiva sectorial.

Cuadro 9: INVERSION BRUTA INTERNA FIJA: Equipo durable y Maquinaria y Equipo, nacional e importado

YEAR Equipo Durable Maquinaria y Equipo

Total Nacional Importado Total Nacional Importado

1993 100,0 64,33 35,67 100,0 60,89 39,11

1994 100,0 57,23 42,77 100,0 53,27 46,73

1995 100,0 58,92 41,08 100,0 57,20 42,80

1996 100,0 54,56 45,44 100,0 54,50 45,50

1997 100,0 47,99 52,01 100,0 47,01 52,99

1998 100,0 45,60 54,40 100,0 45,16 54,84

1999 100,0 47,60 52,40 100,0 44,84 55,16

2000 100,0 46,77 53,23 100,0 43,06 56,94

22 “La existencia de capacidad de producción doméstica de medios de producción es fundamental para aliviar la

restricción externa al crecimiento en la medida en que permite el control de la propensión marginal a importar, al igual que con el crecimiento de la tasa de inversión. Así, cuanto mayor es la proporción de los medios de producción que ya se producen internamente, menor es la propensión marginal a importar asociada a una dada tasa de inversión, lo que genera una considerable holgura en la situación de la balanza de pagos. ” Serrano & Medeiros (2000) 23

Las Cuentas Nacionales no proporcionan información acerca de la distribución sectorial de la IBIF, razón por la cual es necesario realizar estimaciones indirectas de este concepto.

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15

2001 100,0 48,59 51,41 100,0 48,10 51,90

2002 100,0 71,79 28,21 100,0 75,84 24,16

2003 100,0 60,67 39,33 100,0 62,90 37,10

2004 100,0 48,92 51,08 100,0 52,64 47,36

2005 100,0 45,27 54,73 100,0 48,46 51,54

2006 100,0 43,14 56,86 100,0 45,14 54,86

2007 100,0 39,70 60,30 100,0 41,24 58,76

2008 100,0 36,04 63,96 100,0 38,41 61,59

2009 100,0 41,36 58,64 100,0 43,89 56,11

2010 100,0 35,29 64,71 s. d.

Fuente: Elaborado sobre la base de INDEC, Cuentas Nacionales.

Cuadro 10: IMPORTACIONES DE BIENES DE CAPITAL totales y por la industria En millones de u$s y porcentajes

YEAR

Importaciones de la industria

Total de Importaciones de bienes de

capital

Importaciones de la

industria/ Total de M

Millones u$s Millones u$s %

2003 712 2495 28,54

2004 1.240 5331 23,26

2005 1.591 7011 22,69

2006 1.889 8201 23,03

2007 2.583 10396 24,85

2008 3.103 12668 24,49

2009 2.016 8652 23,30

2010 2.820 11999 23,50

Fuente: CEP Ministerio de Industria de la Nación e INDEC

Otro aspecto relacionado con dicho progreso, imprescindible para reducir las brechas de productividad existentes entre las diversas ramas de la producción nacional, es el gasto agregado en I+D (Cuadro 11). Su magnitud relativa es reducida y la reactivación experimentada en la economía argentina desde 2003 no ha conseguido todavía acrecentarlo lo suficiente como para esperar que asuma las proporciones adecuadas.

Cuadro 11: Argentina: Gasto en R&D

Año % del PBI

2003 0,39

2004 0,41

2005 0,44

2006 0,46

2007 0,49

Fuente: CEP Ministerio de Industria de la Nación

Cuadro 12

Gasto en R&D en la industria

Año Indice 1998=100

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16

1998 100

2001 121

2002 171

2003 210

2004 311

Fuente: CEP Ministerio de Industria de la Nación

LA HETEROGENEIDAD ESTRUCTURAL DE LA ECONOMÍA ARGENTINA

El pensamiento estructuralista latinoamericano elaboró el concepto de heterogeneidad estructural aplicado a la caracterización de las economías subdesarrolladas. La definición del término refiere a la estructura productiva de la economía, enfatizando las diferencias existentes entre las economías del Centro y las de la Periferia.

También, se puede definir atendiendo a la estructura ocupacional. La estructura productiva se dice heterogénea cuando coexisten en ella sectores, ramas o actividades en los cuales el rendimiento del trabajo alcanza los niveles propios de una producción con tecnologías avanzadas y que, en general, incorpora elevadas dosis de capital, con otras en que la productividad es mucho más baja. Se señalaba, también, que esa diferencia es mucho mayor en la periferia que en los centros (Aníbal Pinto, 1976).

Asimismo, a la estructura productiva le corresponde cierto tipo de estructura ocupacional, de tal modo que una se refleja en la otra. Resulta, así, que en las economías subdesarrolladas (de la Periferia) la fuerza de trabajo empleada se divide entre la que obtiene rendimientos elevados y la que sólo logra magros resultados de su esfuerzo. Entonces, puede diferenciarse al empleo según su rendimiento y determinar las magnitudes de mano de obra ocupada en condiciones de productividad alta o normal y la que trabaja obteniendo productividades muy reducidas (la masa de subempleados).

La otra característica propia de dichas economías es la elevada magnitud del subempleo, mucho mayor que el observado en las desarrolladas (el Centro). Y esta característica atraviesa a amplias franjas de la producción, determinando que el rendimiento medio del trabajo, en su conjunto, sea relativamente bajo. Es decir, la conformación estructural típica de la economía en desarrollo (o periférica) explica su baja productividad, contrastando con la de las economías avanzadas (o centrales).

Así, se identifican las actividades como propias de un capitalismo desarrollado, de un capitalismo en vías de desarrollo y las de productividad baja, y por ello muy alejadas de los guarismos correspondientes a los otros dos rubros (Coatz et al : 2010). Se ha estimado que en Argentina, hacia el año 2006, un poco menos de la mitad de las personas en condiciones de trabajar y que decidieron hacerlo (PEA) estaba empleada en ocupaciones de productividad muy baja o bien, no tenía empleo. Y que, tomando en consideración a las actividades que ostentaban un rendimiento del trabajo similar o aproximado al de las economías desarrolladas, un cuarto de la PEA estaba empleada en las actividades más productivas. Si se adicionara a este último grupo la PEA ocupada en el sector público, dicha proporción alcanzaría a alrededor de un 39%-40% del total de la población económicamente activa

24

Cuadro 13 : Población económicamente activa por estratos de producción

24 Este total, denominado PEA ampliada, comprende a los desocupados que han dejado de buscar empleo, debido al

desaliento u otras razones próximas a esto, sin que tal conducta indique que hayan decidido permanecer ociosos.

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17

TOTAL ECONOMÍA Personas %

Capitalismo Desarrollado 1.548.541 10,1%

Asalariados ENGE (>500) 445.980 2,9%

Asalariados Grandes - Medianas (200-500) 545.087 3,6%

Profesionales Independientes 557.475 3,6%

Capitalismo en vías del desarrollo 6.461.786 42,3%

Productividad Media Superior 2.934.115 19,2%

Productividad Media Inferior 3.527.671 23,1%

Sector Informal 5.520.246 36,1%

Productividad Baja - Marginal 1.932.086 12,6%

Subsistencia 2.539.313 16,6%

SS Doméstico 1.048.847 6,9%

IV Núcleo duro de Desempleo 1.763.507 11,5%

V Actividades Ilicitas -- --

PEA Ampliada sin sector público 15.294.080 100,0%

PEA Ampliada Total 18.493.065

II

I

III

Fuente : Coatz et al : 2010

LA REINSTAURACIÓN DE LA INFLACIÓN

La tasa de inflación de la economía argentina entre 2002 y 2010, de acuerdo a los índices elaborados oficialmente, es de 9,33% anual. A partir del año 2007, se produjo una modificación de la metodología de recolección y elaboración de datos relevados por el organismo oficial que dio lugar a serias dudas respecto a la verosimilitud y validez de los índices informados. Por esta causa aparecen estimaciones alternativas realizadas por entidades privadas. De acuerdo a éstas la tasa de inflación es mayor que la medida por el INDEC.

Ambas estimaciones se muestran en los Cuadros 14 y 14 Bis. Así, la tasa media de alza de precios al consumidor en el período 2007-2010 pasa a ser de 15,3% anual. Lo que está indicando esa diferencia en las estimaciones es una aceleración más pronunciada del crecimiento medio de los precios de la economía desde el año 2007. Luego, el impacto de la crisis económico-financiera internacional y los efectos de una sequía bastante severa, aunado al conflicto por los impuestos al agro, determinaron una fuerte desaceleración del crecimiento económico y también, una reducción del alza media de los precios domésticos (2009). En 2010 se recuperó el crecimiento de la economía y tuvo lugar una nueva aceleración del alza de precios, arrojando un índice más alto (tanto en la estimación oficial como en las privadas).

El examen de la situación integrando en el análisis otros indicadores (producción agregada, salarios nominales, precios al nivel minorista y mayorista, con y sin productos primarios, tipo de cambio y nivel de empleo y desempleo) permite apreciar mejor las razones que conducen a una explicación consistente y coherente con los hechos.

Cuadro 14: EVOLUCIÓN ANUAL DE INDICADORES SELECCIONADOS

INDICES Base 2002=100

Año IPC PBIpm Tipo de cambio

IPM NoAgropecuario

Salario nominal

Salario real Desempleo

2002 100 100 100 100 100 100 24,3

2003 116,22 108,84 93,35 119,1 121,42 104,47 22,4

2004 121,1 118,67 93,35 127,91 136,67 112,86 18,1

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18

2005 132,17 129,56 92,7 139,3 161,15 121,92 11,58

(13,18)

2006 146,58 140,52 97,28 151 194,57 132,74 10,18 (12,0)

2007 159,48

(176,63) 152,68 98,6 167,31 231,07

144,89 (130,8)

8,5 (9,7)

2008 170,96

(218,14) 163,0 108,1 192,53 280.18

163 (128,44)

7,9

2009 184,13

(250,86) 164,39 119,14 207,31 326,94

177,56 (130,32)

8,7

2010 204,196 (312,39)

179,45 125,06 237,8 413,05 202,28

(132,22) 7,5

Fuente: Elaboración propia sobre datos de INDEC y estimaciones privadas de precios al consumidor.

El tipo de cambio se calculó comparando el último día de diciembre de cada año. El salario nominal desde 2008 corresponde al nivel general (registrado, no registrado) Los valores entre paréntesis corresponden, para precios, a las estimaciones privadas y para desempleo, a los valores que incluyen los planes públicos de empleo.

Cuadro 14 bis: VARIACIÓN ANUAL DE LOS DISTINTOS INDICADORES. PORCENTAJES.

Año IPC (1)

IPC (2)

PBIpm

Tipo de cambio

IPM NA

Salario

Salario real (3)

Salario real (4)

Desempleo

2002 24,3

2003 16,22 - 8,84 -6,65 19,10 21,42 4,47 4,47 22,4

2004 4,20 - 9,03 0,0 7,40 12,56 8,03 8,03 18,1

2005 9,14 - 9,18 -0,70 8,90 17,91 8,03 8,04 11,58

(13,18)

2006 10,90 - 8,46 4,94 8,40 20,74 8,87 8,87 10,18 (12,0)

2007 8,80 20,50 8,65 1,36 10,80 18,76 9,15 -1,46 8,5 (9,7)

2008 7,20 23,50 6,76 9,63 15,07 21,25 12,50 -1,80 7,9

2009 7,70 15,00 0,85 10,21 7,68 16,69 8,93 1,464 8,7

2010 10,90 24,53 9,16 4,97 14,71 26,34 13,92 1,458 7,5

Fuente: Idem cuadro inmediatamente anterior

La explicación del proceso inflacionario argentino toma en cuenta los siguientes aspectos:

1.- Aumento de los precios internacionales de los bienes primarios (alimentos y del petróleo). Existencia de restricciones de oferta en algunos puntos estratégicos de la economía y establecimiento de subsidios a los usuarios de servicios clave.

El ascenso de los precios internacionales de la producción primaria nacional provocó una presión alcista del precio de los alimentos. La crisis internacional produjo una baja de precios de los ‘commodities’, pero desde la segunda mitad de 2009 éstos se recuperaron y, en varios casos, llegaron a los niveles existentes hacia 2007. Si bien las retenciones a la exportación vigentes aminoraron el alza doméstica, subsisten otros efectos importantes que inciden sobre los bienes-salario.

Uno, es el resultante de la reasignación espacial de la producción ganadera y de la modificación de la rentabilidad relativa entre esta actividad y la agricultura. Otro, es el proceso de concentración de la propiedad de la tierra, las alteraciones en el número de establecimientos y los rendimientos relativos de la ganadería en el contexto de diversos tipos de establecimiento dedicados a tales actividades.

Estos hechos, que no se circunscriben a la primera década de este siglo, desembocaron en la caída del stock ganadero y la consiguiente disminución de la oferta de carne vacuna. Hay así una presión alcista sobre los precios de la carne vacuna que repercute rápidamente sobre los sustitutos más próximos (carne porcina y aviar y pescado) y luego en diversos puntos de la cadena del consumo alimentario (lácteos y derivados, harinas, etc.)

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Además, debe tomarse en cuenta la relativa estrechez de la capacidad productora de rubros de utilización bastante generalizada como los insumos energéticos –derivados del petróleo, gas y electricidad- y la prestación de servicios directos a la producción y las familias (transporte). Este hecho constituye un aspecto que pesa sobre los costos de las empresas incidiendo más fuertemente en el caso de las que los demandan con mayor intensidad relativa

25.

Cabe recordar que una de las medidas adoptadas para enfrentar la crisis 2001-2002 fue la instauración de subsidios que abarcaron a dichos servicios (dado que la devaluación del cambio habría tenido una incidencia importante sobre sus precios, lo cual, asociado al empobrecimiento sufrido por grandes grupos de población, significaba un peso adicional al que ya estaban soportando).

Una parte de estos subsidios fue disminuida, lo que supuso acrecentar costos (al excluir a grandes usuarios dedicados a la producción, en el caso del servicio eléctrico y del gas así como a ciertos grupos de consumidores cuyo consumo excede determinadas pautas); sin embargo, todavía, representan una magnitud importante, sobre todo si se tiene en cuenta su peso sobre las cuentas publicas y el gasto de las familias. El efecto en este último caso consiste en acrecentar su ingreso, después del pago de los servicios subsidiados, respecto del que recibirían si estos se abolieran.

Un ejemplo a tener en cuenta es el de aquellas personas cuya localización espacial les obliga a incurrir en traslados onerosos frente a sus ingresos (en general, son familias pertenecientes a los grupos de más baja renta, habitantes del segundo y tercer cordón del conurbano bonaerense).

2.- Incremento de la producción (y pari-passu del empleo) sin que se introdujeran suficientes mejoras organizativas, adecuación tecnológica y dotación adicional de capital en varias ramas de la producción.

Tal como se dice más arriba, la fuerte recuperación de la producción industrial y la restauración de actividades abandonadas, así como el cuadro de heterogeneidad productiva, implicaron el aumento de los costos. A medida que los salarios fueron recuperándose, el incremento de costos unitarios se hizo sentir, especialmente en varias ramas de actividad cuya característica es su menor utilización de capital y el uso de tecnologías menos eficientes. Ello implicó que el incremento de los costos marginales se manifestara en precios en ascenso al aumentar la demanda agregada.

3.- Estructura oligopólica de la producción

La concentración tanto en la producción de bienes como en diversos servicios, fenómeno que se fue intensificando desde la segunda mitad de los años 70 del siglo pasado y se perfiló muy nítidamente en los años 90, facilita la fijación de precios por parte de las empresas con mayor dominio de los mercados. Una tendencia de incremento de los costos (como el aumento de los salarios o el precio de insumos importados) será trasladada, toda vez que la estrategia empresarial adoptada sea compatible con ello. En general, la conducta empresaria es transferir a precios las alzas de los costos variables, dado el generalizado mecanismo de “mark up”.

4.- Aumento de la demanda de bienes de consumo y de inmuebles suntuarios

Este aumento se financia con beneficios y rentas excedentarias que, por ende, no se destinan a la ampliación del stock de capital productivo de la economía y finalmente, repercuten presionando sobre los precios de los bienes respectivos, al menos, en el corto plazo.

5.- Acentuación de la puja distributiva en un contexto de alza de precios creciente.

La visión de la inflación como un conflicto distributivo26

aparece como una interpretación que se adapta al comportamiento de la aceleración inflacionaria indicada más arriba. Como lo señalara Keynes las fuentes de la inflación pueden asociarse con el comportamiento no-cooperativo de los

25 En el caso del transporte, la generalización del uso del automotor para las cargas implica un encarecimiento dado

el creciente costo del petróleo. Asimismo, el modelo de transporte de pasajeros, con una significativa incidencia del automóvil particular, plantea costos crecientes, potencialmente mayores. 26

A pesar del olvido en que cayeron los trabajos que intentaron explicar la inflación durante los ’50 y 60 como un resultado del choque de sectores sociales, hoy en día ha renacido el interés por este enfoque.

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grupos sociales cuando se encuentran en medio de condiciones de la realidad que amenazan sus posiciones en la distribución del ingreso

27.

El análisis de los hechos en los que la visión de la disputa por la renta se muestra como una interpretación válida o si se quiere, más aceptable aparece, especialmente, cuando una interpretación rigurosa rechaza otros planteamientos (por ejemplo, los muy frecuentes de raíz monetarista o las versiones más o menos vinculadas a esta teoría). Las versiones relativamente recientes de este enfoque han desembocado en una formalización más acabada y con ello, se ha facilitado el tratamiento económico del problema (dado que el cariz sociológico de los trabajos anteriores constituía para algunos una limitante de la teoría).

En el caso argentino, la cuestión de la espiral precios-salarios (asociada a los “efectos difusores” ligada a ciertos factores generadores del alza de precios (“presiones básicas”), tiene una tradición conocida. El enfoque estructuralista de la inflación fue frecuentemente aplicado para explicar la naturaleza de la inflación argentina. Sin embargo, el tratamiento del alza de precios surgido de tal interpretación teórica chocó con diversas limitaciones, varias de naturaleza no estrictamente económicas, por lo que las estrategias anti-inflacionarias pertinentes no lograron su objetivo. Tal limitación fue trasladada, entonces, a la propia teoría, considerando como una inefectividad de ésta lo que cabía atribuir a la instrumentación adoptada

28.

El proceso inflacionario argentino actual puede ser bien entendido de acuerdo con el enfoque del conflicto distributivo. La espiral precio-salario aparece como un elemento central de la inflación a partir de 2007. La aceleración del alza de los precios tiene lugar en un contexto macroeconómico en el que se cumple lo siguiente:

a) la cuenta corriente del balance de pagos arroja superávit “legítimo” de tal modo que el déficit del rubro Rentas se enjuga dejando un excedente neto de divisas. El BCRA compra este excedente para constituir reservas. Existe exportación de capitales del orden del 3.1%-3.6% del PBI por año. El tipo de cambio refleja una abundancia relativa de divisas enfrentando una acelerada alza de precios, lo cual tiende a generar una cierta revaluación de la moneda argentina;

b) el presupuesto nacional muestra superávit primario y el resultado financiero es positivo29

;

c) aumento del PBI a un ritmo alto y sostenido, sólo interrumpido en 2009, por las circunstancias señaladas más arriba. El aumento de las exportaciones, muy asociado en términos físicos a la modificación de la estructura de la producción de bienes primarios

30, mantiene una influencia

negativa sobre la oferta de carnes y de allí sobre el precio de la canasta de los bienes-salario;

d) el alza de precios se inició, a partir de 2002, en condiciones de una muy elevada tasa de desempleo. La recuperación del empleo tuvo lugar en el plazo de ocho años, de tal modo que en 2010 la tasa de desempleo fue del 7,5%. Los salarios nominales aumentaron y hubo una recuperación del salario real medio;

e) luego de la declaración del default y la reestructuración de la deuda externa, no se experimentó un ascenso de los servicios y tuvo lugar un desendeudamiento. Las importaciones crecieron y aumentó la presión tributaria;

27 Keynes : 1940. Los trabajos de Holzman, Aujac y Smitihies avanzaron en la dirección sugerida por la interpretación

de J. M. K. , planteando con bastante detalle las características de una situación en la que la disputa por la renta y las circunstancias de poder relativo de los grupos sociales pertinentes, confluyen en un proceso de alza de precios generalizada. 28

Se afirmado que las políticas anti-inflacionarias aplicadas durante el período boyante de las concepciones estructuralistas fueron de naturaleza similar a las propugnadas por la ortodoxia. 29

Se ha señalado por los inclinados al enfoque de raíz monetarista que la compra de divisas que alimentan las reservas, no son financiadas, en su totalidad, con el superávit presupuestario y que, en su lugar, el BCRA las adquiere con emisión monetaria. Pero, el banco central esteriliza gran parte de esa liquidez incrementada colocando bonos en la plaza (LEBAC y NOBAC). Aparte de esto, está la objeción fundamental a la concepción monetarista de la inflación (J. Robinson, N. Kaldor, Harcourt, entre varios otros) 30

El mencionado fenómeno de la “sojización” y sus repercusiones sobre la oferta de carne vacuna.

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f) aumentó la masa de crédito otorgada por el sistema financiero.

Los hechos citados pueden encuadrarse dentro de un modelo de puja distributiva en el cual el alza de precios (tasa de inflación) es función del salario real al que aspiran los trabajadores, el margen bruto deseado por los empresarios y la productividad del trabajo

31:

π = (β ω/ a)-1 (1)

Donde π = (pt-pt-1)/pt: es la tasa de aumento de los precios; βd = 1+m : el margen bruto

deseado por los empresarios; ω: el salario real que procuran alcanzar los trabajadores; a: la productividad del trabajo. Si en (1) se hace (a/ β

d) = z, entonces:

π = (ω/ z) – 1 (2)

La expresión (1) es la conocida como brecha de aspiraciones (Rowthorn, 1977) en tanto la (2) indica que z es equivalente al salario real que los empresarios ofrecen en función del margen bruto que desean. Y ω es el salario objetivo pretendido por los trabajadores. La distancia entre uno y otro se plasma en alza de precios pues π = (pt - pt-1)/ pt-1

Si se toma en cuenta el producto bruto de la economía después de impuestos y de los pagos al resto del mundo, y se lo representa como la suma de las proporciones que reciben los trabajadores y los empresarios, se obtiene la expresión que señala la identidad entre el ingreso bruto nominal y la adición de la parte correspondiente a beneficios y a salarios (masa de salarios).

pY = B + WL (3)

pY = rpK + WL (4)

Siendo r = tasa de beneficio; K = stock de capital

Dividiendo (4) por pY:

1 = (rK/y) + (W/p)(1/a) (5)

Se deduce que la participación de los beneficios se iguala a la unidad menos la proporción del pago a los trabajadores:

1 = b + w (5 bis)

b = 1- w

Y que la tasa de beneficios es como sigue:

r = (pY – WL) pK (6)

Ahora, si se considera que en la economía las empresas tienen capacidad de fijar precios, es decir no ejecutan sólo políticas de cantidades como en competencia perfecta, se cumple que:

p = βd (L/ Y) Wt = β

d (Wt /a) (7)

Se puede reemplazar p por su igual según (7), con lo cual se obtiene lo siguiente:

r = Y/K – Y/βK = Y(β -1)/ βK (8)

Razón por la cual se puede afirmar que, para una cierta magnitud del producto real, la tasa de beneficios depende del margen bruto empresarial. Si el producto se encuentra en las proximidades del que corresponde al pleno empleo, entonces, queda más claro que la brecha de aspiraciones puede provocar un acelerado aumento de los precios, si es que se planteara un “empate” en el poder relativo de ambos grupos sociales.

Si el grupo empresarial tuviera un poder de mercado tal que impidiera la existencia de una diferencia entre el margen deseado y el efectivamente logrado, entonces, la participación de los asalariados en la renta quedaría establecida por el nivel del salario real efectivo dada la productividad

31 La formalización del modelo de puja distributiva que aquí se presenta sigue a Vera :1997

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del trabajo existente en la economía. Y si en cambio, fuera mayor el poder relativo de los asalariados, sucedería lo contrario.

En caso que rd = r o bien, β

d = β se deduce lo siguiente:

(βd – 1)/ β

d = 1- (W/p) (1/a) (9)

Cuando se impone el poder de mercado del empresariado (o el Estado interviene en este sentido).

Si existiera un poder sindical suficiente como para organizar acciones tendientes a defender el nivel del salario real y así la participación de los ingresos del trabajo en la renta, sucedería lo siguiente:

((βd – 1)/ β

d )+ ω/a = 1 (10)

Cuando los asalariados pueden lograr que se tome en cuenta el salario real objetivo.

La evolución de la distribución del ingreso en el caso de la puja distributiva depende de la posibilidad de introducir una indexación plena del salario nominal, que tal indexación se efectúe en períodos regulares de duración preestablecida y que el salario real ω mantenga su nivel. Entonces, según se comporte el salario ofrecido por el empresariado (z) será el efecto distributivo existente (ya que z = a/β = W/p ).

Puede considerarse así que cuando existe inflación, es fundamental que haya la posibilidad de indexación completa en períodos regulares, a fin de sostener una cierta participación en el ingreso.

Una cuestión adicional es la posibilidad de establecer la determinación de las variables objetivo (el salario ω y el margen bruto β

d). Es interesante establecer la vinculación entre éstas últimas y el

comportamiento de las variables reales de la economía, específicamente, los niveles de actividad y de empleo.

Se sabe que la situación del mercado de trabajo y la tasa de desempleo son claves para el nivel del salario real. Así, el poder de negociación de los trabajadores está en estrecha relación con la magnitud del desempleo, amén de la existencia de una organización sindical suficientemente enjundiosa. Además, las condiciones del mercado de bienes inciden, también. En circunstancias de auge, las empresas estarán más inclinadas a pactar salarios más altos frente a los reclamos de los trabajadores y viceversa en condiciones más bien restrictivas. Entonces, se puede plantear una vinculación entre la situación en el mercado de bienes y en el de trabajo cuando se realiza una negociación salarial.

Ello conduce a vincular nivel de empleo, salario real efectivo y salario objetivo con la tasa de inflación. Se consigue de tal modo establecer una relación entre esta última y la tasa de empleo, deduciéndose el concepto de tasa de equilibrio inflacionario: la igualdad entre salario objetivo y salario real efectivo ante una cierta magnitud del empleo.

Ante esto, aparece, seguidamente, la búsqueda de cuál es la razón de establecer un cierto margen bruto y de modificarlo. Un camino para ello es indagar en el origen del grado de poder de mercado; ciertamente, la concentración económica es un factor que ejerce una influencia innegable (aunque no necesariamente es el único importante). Otra razón causal es la vinculación entre el nivel de empleo y el margen bruto. Si se escoge este factor como el principal determinante del margen deseado por los empresarios, β

d = β

d(L/ Pea), y se supone que hay en el corto plazo un relación constante entre

PBI y empleo, el salario real efectivo será igual a la inversa del margen bruto:

W/p = 1/ βd (e) donde e = L/PEA

Una representación gráfica, en el plano cartesiano, donde en el eje de ordenadas se indica W/p y en el de abscisas e, permite visualizar las funciones de salario real objetivo, del salario real efectivo y el punto de intersección de ambas. Ante un aumento del nivel de empleo e, habrá un salario real efectivo menor, un salario real deseado u objetivo más alto, con lo cual se agranda la brecha entre ambos. La cuestión central entonces es cómo cerrar tal brecha.

Ahora que el margen bruto queda determinado endógenamente, las políticas redistributivas tienen efectos más intensos (así, desplazar la función del salario real objetivo hacia abajo y la derecha exige una disminución mayor de éste y una redistribución consecuente con ello). En cambio, si se optara

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por desplazar la función del salario real efectivo, la redistribución jugaría en contra de las empresas. Una solución intermedia aparecería como una transacción aceptable, a fin de no incurrir en un ajuste recesivo para detener el proceso en curso.

Por último, cabe señalar que existe la posibilidad que el nivel de actividad no se corresponda estrictamente con el de empleo. En este caso, el margen bruto se movería en forma independiente de la demanda de trabajo, pero estaría vinculado a la modificación del grado de utilización de la capacidad instalada. O bien, aparecieran aumentos en los ingresos del gobierno (tributación) o del resto del mundo (incremento de los pagos al exterior). Entonces, la brecha de aspiraciones y la tasa de inflación dejarían de relacionarse principalmente con el aumento de la demanda y en lugar éste, estarían los denominados choques reales.

32

Este enfoque de la inflación por puja distributiva, se corresponde bien con los hechos destacados para el caso de Argentina en estos últimos años. El importante aumento del nivel de empleo y el crecimiento del PBI, el crecimiento del salario nominal y el restablecimiento de las discusiones salariales por vía de los convenios colectivos de trabajo, el alto grado de concentración del lado de las empresas y el fortalecimiento sindical, una situación de auge económico sostenido y la ampliación del crédito asociado a ello

33, son elementos propios de la explicación de la inflación cuya base es el

conflicto. A ello debe agregarse el efecto del aumento de la presión tributaria y el impacto de la compra de activos extranjeros por parte de los grandes tenedores de dinero de la economía. Además, es preciso tener en cuenta el comportamiento de la inversión, detallado antes, y las peculiaridades de la economía argentina en tanto “economía en desarrollo”.

Ante ello, una política anti-inflacionaria debería tomar debida nota de la naturaleza de la inflación en curso y de la necesidad de adecuarla a un proceso de crecimiento y desarrollo que requiere de acciones de intervención estatal.

EL PROBLEMA DE LOS SUBSIDIOS

Como ya se explicó más arriba la política de subsidios a la energía, al transporte y a la producción de bienes alimentarios, tiene su racionalidad en la idea de un subsidio generalizado a la industria mediante la disminución (en un contexto inflacionario, disminución relativa, con respecto al nivel de precios general de la economía) del salario real. Esta política, que aparece como un congelamiento de determinadas tarifas en un contexto inflacionario, y cuya magnitud puede verificarse comparando los índices de precios mayoristas vis a vis con los minoristas, resulta en una disminución de los costos relativos de la mano de obra que fomenta el empleo y abarata los costos de producción de la industria

34. Es una política que podría muy bien caracterizarse como de conciliación entre los intereses

de las patronales nacionales y las reivindicaciones de los sindicatos.

Como ha sido señalado repetidamente 35

desde variados enfoques, estas políticas son posibles, a contramano de las visiones más extremas que plantean una contradicción irreductible entre los intereses del capital y el trabajo

36, pero también son de naturaleza transitoria. En general, este tipo de

medidas permite el redespliegue de la industria en el caso en que la misma se encuentre trabajando con bajos coeficientes de utilización, y en un contexto de desempleo. A medida que la actividad económica se reanima y se incorporan trabajadores a la producción, el gasto en los bienes subsidiados crece también, aumentando el monto de los subsidios establecidos. Asimismo, la existencia de la inflación redunda en que el congelamiento o retraso de las tarifas, se convierta, en los hechos, en un aumento del subsidio, dado que los precios congelados o retrasados se alejan cada vez más de los precios de mercado que resultarían de su liberación.

32 En períodos de estancamiento podrían, así, producirse aumentos de la brecha de aspiraciones e inflación

33 Debe tomarse muy en cuenta que los modelos de inflación por conflicto consideran al dinero como endógeno, lo

que implica que éste se adecua a las variaciones del ingreso nominal. (P. Davidson) 34

Ver Basualdo : 2008 35

Ver See Canitrot : 1975, Bhaduri and Marglin : 1990 36

Ver Katz : 2010

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EVOLUCION DE LOS PRECIOS MAYORISTAS Y MINORISTAS EN LA POSCONVERTIBILIDAD

Base 100 : Enero 2001

Fuente : Elaboración propia con base en datos de INDEC

Como ha sido señalado repetidamente 37

desde variados enfoques, estas políticas son posibles, a Por otra parte, podría pensarse que al establecerse estos congelamientos de precios, hicieron las veces de un ancla para la inflación. Sin embargo, su influencia actual como contención del alza de los precios es claramente poco efectiva. La situación es aún peor si pensamos que la liberación de los precios subsidiados, ahora sí, tendría un efecto importante en el nivel de precios y también en el poder de compra de los salarios, con los consiguientes efectos disruptivos, a saber, la desaceleración de la demanda, la acentuación de la puja distributiva y probablemente el debilitamiento del apoyo de los sindicatos hacia el plan económico.

Es por eso que la política de subsidios, de ser un arma anti-recesiva, ha pasado a convertirse en una de las espadas de Damocles del modelo y probablemente, deba reemplazarse. Para estudiar alternativas a la misma vamos a separar los efectos de esta medida ya que, posiblemente, se deban implementar no una sino varias políticas para reemplazar a la política de subsidios.

Por una parte, los subsidios conllevan un aumento del poder de compra de los trabajadores ya que al mantenerse congelados los precios de varios importantes consumos, el poder adquisitivo del salario crece o, alternativamente, se mantiene, aunque los aumentos salariales no vayan al ritmo de la suba del resto de los precios. Por otra, los subsidios tienen un efecto de estímulo a la industria vía el abaratamiento relativo de la mano de obra respecto del resto de los costos de la economía.

En cuanto al primer efecto de los subsidios, su desaparición implicaría un fuerte golpe para el poder de compra del salario por lo que, si se los anulara, la medida debería implementarse de una manera gradual. Además, surge el interrogante de qué política podría contrapesar la pérdida del poder adquisitivo que sobrevendría a partir de su anulación.

Probablemente, la única respuesta fuera un aumento salarial compensatorio. Estamos hablando de un incremento del salario por encima de la inflación, de modo de restablecer el poder de compra anterior, ahora con los precios sin subsidios. Sin embargo, es muy difícil lograr que los empresarios no trasladen ese mayor costo a los precios, por lo que la idea de un aumento salarial que

37 Ver See Canitrot : 1975, Bhaduri and Marglin : 1990

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sobrepase a la inflación, lleva a temer el establecimiento de una espiral inflacionaria que expresaría esa puja distributiva.

En el mediano plazo, la única salida viable consistiría en un incremento de la productividad general de la economía que permitiera una elevación sostenida del poder adquisitivo del salario. En el corto plazo, la sintonía fina de las políticas económicas y sociales y la puesta en juego del ascendiente político del gobierno son los únicos instrumentos que pueden permitir el mantenimiento de un equilibrio que permita el tránsito hacia los nuevos escenarios.

Respecto del segundo efecto, la anulación de los subsidios eliminaría uno de los factores de estímulo a la industria. Dado el tradicional problema argentino de una estructura productiva desequilibrada y los estrangulamientos debidos a los problemas de escasez de divisas, parece poco adecuado desaprovechar la oportunidad que brinda un contexto externo favorable para poner las bases de un cambio en el perfil productivo. Este tema ya ha sido planteado por varios economistas adversos a la política económica vigente

38, mientras que los más afines al gobierno, ahogados por la coyuntura, no

lo han tenido en cuenta hasta ahora39

.

Desde un punto de vista académico, existen en Argentina estudios centrados en la problemática del desarrollo económico que expresan diferentes visiones frente al problema del desarrollo productivo y más específicamente, industrial. Nos interesa referirnos al tema porque en nuestra visión la puesta en marcha de un plan de desarrollo forma parte de la solución de varios de los problemas del modelo económico vigente y plantea, además, una alternativa a la dependencia presente respecto de la demanda externa de commodities, con su actual peculiaridad de altos precios internacionales.

LAS PROPUESTAS DE DESARROLLO PARA LA ARGENTINA POST-CRISIS

Comenzaremos haciendo referencia a algunas de las disyuntivas que se plantean y a la respuesta que proporcionan los especialistas en desarrollo económico. Esto nos permitirá hacer referencia a los viejos debates, cuyas problemáticas reviven en el momento actual y a la vez, plantear nuestra visión sobre el tema.

Para abordar el problema desde el inicio, cabe señalar que las características geográficas, demográficas y de tenencia y propiedad de la tierra, en Argentina, hacen posible pensar en una economía basada principalmente en la producción agricolo-ganadera

40 , fuertemente exportadora de

productos primarios e importadora de bienes industriales. En principio, desde el punto de vista de los equilibrios macroeconómicos, esa estructura productiva, altamente especializada, sería sustentable

41,

excepción hecha de la importante cuestión de que una buena parte de la población quedaría sobrante (especialmente, la dedicada a no pocas ramas de la producción industrial).

38 En realidad el reproche es retórico, ya que ninguna de las facciones opositoras ha tenido una política pro

industrial a la hora de su llegada al poder. Se lo utiliza como un señalamiento (correcto) de las limitaciones de la política del gobierno, pero no ha resultado en aportes constructivos. 39

Luego de la renuncia del ministro de economía Enrique Lavagna, el ideólogo de la renegociación de la deuda argentina, lo sucedió en el cargo Felisa Miceli. Ella anunció en mayo de 2007 el lanzamiento de un “Plan Productivo Nacional” (Ver notas en los diarios) . Al poco tiempo (16 de julio de 2007) Miceli debió renunciar por un episodio de supuesta corrupción, lo cual derivó en una sucesión de ministros de economía con funciones más bien protocolares, mientras que el manejo de la economía se concentró en las manos de Nestor Kirchner hasta su muerte en octubre de 2010. No hubo en hasta la actualidad ninguna explicitación oficial de un plan de desarrollo industrial, aunque muchos indicios sobre las ideas que guían la acción económica pueden deducirse de las políticas implementadas. 40

Ultimamente ha comenzado a desarrollarse también la industria minera, con las mismas características, es decir en este caso extractiva y exportadora de mineral casi sin elaboración. 41

Nos referimos aquí a una sustentabilidad de las variables macroeconómicas, ya que posiblemente la reacción social frente a un intento de establecer este tipo de modelo sería incompatible con el sistema político (democrático), como se insinuó durante los últimos años del siglo con el surgimiento de combativos movimientos sociales

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En el año 1910, Argentina era un país con 7 millones de habitantes 42

, con una muy importante producción agrícola para la exportación y el consumo interno, especialmente carne y cereales, una industria casi inexistente, y una gran concentración de la riqueza por parte de los grandes propietarios (clases poseedoras). El problema de la escasez inicial de población que realizara el trabajo agrícola y de servicios fue, en parte, compensado por la gran afluencia de inmigrantes (sobre todo italianos y españoles) que entre 1890 y 1910 dejaron un saldo inmigratorio positivo de más de 1 millón y medio de habitantes.

La primera guerra mundial, con sus efectos adversos sobre el comercio mundial y el declive de Inglaterra, principal socio comercial de Argentina quebraron este esquema y Argentina emergió en la posguerra como un país semi-industrializado. Sendos períodos de desindustrialización en 1976-1983 y 1992-2001 generaron un cambio en la estructura productiva argentina que evocaba aquel modelo.

Este perfil productivo alternativo permanece, aparentemente, en la memoria de algunos sectores de las clases dirigentes argentinas y recientemente, tuvo ocasión de manifestarse cuando se celebró el 2do. centenario de la independencia nacional en mayo de 2010. En ocasión del festejo los sectores ligados a la producción agraria y otros sectores de la oposición expresaron, en una serie de notas periodísticas y en otros medios de comunicación, su marcada nostalgia por el primer centenario.

A partir de la experiencia de la década del 90 del siglo pasado, el conjunto de la población tuvo la vivencia de que un desarrollo de este tipo estaría acompañado de exclusión y desempleo, por lo cual una propuesta de reprimarización exportadora carecería de sustento político. Esta experiencia traumática hizo que el empleo haya pasado a ser en Argentina uno de los “fundamentals”, por lo menos en el terreno de la economía política. Es por eso que, en general, los teóricos del desarrollo económico se inclinan por un perfil industrial que acompañe a las industrias agrarias y extractivas.

Los economistas Porta y Bianco plantearon en un trabajo 43

denominado “Las visiones sobre el desarrollo argentino. Consensos y disensos” el “mapa” de acuerdos y desacuerdos entre los dedicados a la especialidad. Utilizaremos su análisis para organizar nuestra exposición y apuntar nuestros puntos de vista.

Según estos autores existe acuerdo en que los principales problemas del desarrollo económico argentino se expresan en:

Desequilibrios internos.

Desequilibrios externos

Crecimiento no sustentable

En el primer rubro figuran las desigualdades del ingreso, que se profundizaron durante los períodos de desindustrialización (1976-1983 y 1992-2001) y que privan al sistema económico de una demanda robusta; las desigualdades de acceso a los bienes públicos como salud y educación, agravadas luego del período de liberalización de los 90, debido a la progresiva privatización de esos servicios; la ya mencionada insuficiencia del empleo y la poca sustentabilidad de las economías regionales.

En el segundo rubro se listan las restricciones comerciales, que aluden a la incapacidad relativa de la economía para generar, por la vía de exportaciones, las divisas necesarias para financiar los requerimientos de la producción; la restricción financiera, que se presenta cuando, como consecuencia de las perspectivas de una crisis de balanza de pagos en los momentos de la exacerbación de la restricción comercial, el país encuentra dificultades para acceder a una refinanciación y la espiral de endeudamiento externo generado por los dos problemas anteriores.

42 Hoy son 40 millones según el reciente Censo Nacional.

43 Porta y Bianco : 2004

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Finalmente, el crecimiento no sustentable hace referencia a que los problemas de escasez de divisas se agravaron, históricamente, por la emergencia de un período de crecimiento, que tornaba a la industria crecientemente demandante de importaciones. Así, la solución temporal del desequilibrio interno provocaba el desequilibrio externo, mientras que la resolución de este último, generalmente a través de una devaluación que comprimía la capacidad de absorción doméstica, impulsaba impactos recesivos y regresivos y, por lo tanto, reinstalaba los problemas de falta de equidad distributiva. Como resultado de estos procesos, la economía asumió históricamente una dinámica de crecimiento de tipo “stop and go”.

Las causas estructurales de estos problemas mencionados suelen atribuirse a: una estructura productiva desequilibrada (la heterogeneidad estructural), en la que los elementos más dinámicos aparecen como enclaves con escasa capacidad de derrame; serios déficit de competitividad, a nivel de firmas y sectores, pero también como una resultante del tipo de inserción internacional de la economía; y finalmente, una macroeconomía frágil, muy vulnerable frente a shocks externos. Esta última sería la responsable de una elevada incertidumbre, de raíz estructural, que alienta la vocación cortoplacista y conservadora de los agentes económicos

44.

Porta y Bianco analizan en este contexto quince propuestas de desarrollo y las agrupan en función de los siguientes cuatro ejes:

Fuentes del crecimiento

Tipo de especialización productiva

Forma de regulación y coordinación

Agentes del proceso de acumulación

En función de los mismos identifican cuatro enfoques, el primero, que los autores denominan AUTÁRQUICO, aparece enunciado por la CTA (Central de Trabajadores Argentinos), una central sindical disidente de la central tradicional y que agrupa a gremios combativos y el grupo EDI (Economistas de Izquierda), un grupo académico de orientación marxista. El segundo, nominado NEODESARROLLISTA DE BASE INDUSTRIAL, es sostenido, con diversos matices, por la Unión Industrial Argentina (UIA)

45, por los

integrantes del denominado Plan Fénix, un grupo de académicos de la Universidad de Buenos Aires con una visión económica ligada al estructuralismo latinoamericano, por la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE), y por los autores Hugo Nochteff (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales -FLACSO), Rubén Lo Vuolo (Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas -CIEPP) y Andrés López (Centro de Investigaciones para la Transformación -CENIT).

El tercer enfoque es denominado NEODESARROLLISTA DE BASE AGRARIA y se expresa en las propuestas del Grupo Consultores en Economía y Organización (CEO), la Fundación OKITA y los autores Jorge Forteza (Booz, Allen & Hamilton) y Martín Redrado (Fundación Capital).

En los dos últimos enfoques mencionados, la denominación neo-desarrollista remite, como antecedente, a la concepción y experiencia de desarrollo liderada en Argentina por el presidente Arturo Frondizi, a fines de la década del cincuenta y principios de la década del sesenta del siglo pasado. Esta experiencia se basó en el desarrollo de las industrias básicas de la mano de la inversión extranjera sobre todo en la producción de automotores, petróleo y siderurgia. Si bien hubo algunos logros importantes, el desarrollo buscado no se materializó, en parte porque la instalación de filiales de empresas transnacionales concentró la actividad industrial en beneficio del capital extranjero y esto generó descapitalización debido al giro de ganancias a los países de origen. Por otra parte los inversores extranjeros exigieron al gobierno "seguridad" para sus inversiones, reclamando la subordinación de la

44 En otros análisis esta escasa vocación de liderazgo y la mencionada visión cortoplacista del empresariado ha sido

explicada por razones históricas (Sabato: 1991) o políticas (Peña, 1973) 45

La mayor cámara industrial empresarial

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fuerza laboral y el control de las tendencias combativas del sindicalismo. Esto llevó a enfrentamientos del gobierno con los sindicatos que debilitaron al gobierno de Frondisi, el cual fue derrocado mediante un golpe de estado militar antes de cumplir su mandato.

Sus diferencias con las ideas originales del desarrollismo, residen en la incorporación de criterios de economía abierta y en la priorización del desarrollo de cadenas de valor en torno a los bienes finales y los servicios. En tanto, la diferencia básica entre las dos versiones “neo-desarrollistas” consiste en el sector elegido para liderar el proceso de crecimiento y desarrollo. En el caso de la primera de ellas la industria debería ser la fuerza motriz del crecimiento económico. En el caso de la segunda, el desarrollo estaría basado en los sectores en los que el país presenta ventajas naturales, especialmente en el sector agropecuario, a través de un mayor grado de industrialización de los productos primarios.

Finalmente se menciona la visión llamada NEOLIBERAL, expresada en los trabajos de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), el Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana de la Fundación Mediterránea (IEERAL), y del economista Ricardo Arriazu. Este enfoque comparte en líneas generales los postulados del llamado “Consenso de Washington” y propone la apertura franca a la economía mundial, la reducción de la esfera económica pública, la desregulación de los mercados de productos y factores y la profundización de las funciones de asignación por parte del mercado como el camino adecuado para inducir el crecimiento y el desarrollo. Este es el enfoque que inspiró las reformas de los noventa del siglo pasado en Argentina, que tuvieron un claro resultado negativo.

Cuadro 5: Visiones, propuestas y ejes del debate – Porta y Bianco (2004)

LOS MERCADOS PARA EL DESARROLLO

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La utilidad del análisis de Porta y Bianco es que brinda una radiografía de las respuestas de distintos sectores a las preguntas que surgen apenas se pone en discusión el problema del desarrollo en el país. Por una parte aparece el interrogante del espacio de despliegue de las industrias que se proponen, claramente resaltado por una de las limitaciones de los procesos latinoamericanos de sustitución de importaciones de mitad del siglo XX, que fue la insuficiencia de escala de las industrias que en ese momento se crearon.

Aquí las respuestas son variadas, la visión neoliberal propone la reinserción del país en el esquema de división internacional del trabajo con base en las ventajas comparativas estáticas; el enfoque neo-desarrollista con base agraria propone desarrollar la exportación al mercado mundial de las manufacturas de origen agropecuario y minero y el neo-desarrollista con base industrial refuerza la apuesta por el MERCOSUR

46 como ámbito de despliegue de las industrias que se crearían.

Para el enfoque neo-desarrollista con base industrial, el desarrollo debe estar basado en el mercado interno, es decir que la industria no sería puramente exportadora, lo cual lo diferencia de los dos enfoques antes mencionados, sino que debería tener un claro basamento en el mercado interno y a partir de este anclaje proyectarse al ámbito del MERCOSUR. Esta disyuntiva expresa dos estilos de desarrollo distintos que suelen ejemplificarse oponiendo los casos de los países desarrollados de occidente (Europa, EEUU, Canadá, Australia) con los países orientales (Japón, Corea, los llamados tigres asiáticos y actualmente China). Si bien los ejemplos de Corea, Japón y ahora China parecerían señalar que este es el camino de desarrollo actualmente viable, no es menos cierto que la imposibilidad de Japón por dinamizar su consumo interno parece estar en la base del prolongado estancamiento que sufre. Por otra parte China, según varios análisis de su economía, enfrentará en el futuro próximo este desafío, con final por ahora incierto.

Es que en las condiciones velozmente cambiantes de la economía globalizada, un desarrollo liderado por exportaciones puede quedar frustrado por la creciente volatilidad de los mercados. De hecho las recientes experiencias de Irlanda y Portugal con la exportación de servicios son una muestra de la fragilidad de esta vía.

Recientemente ha habido una revalorización de los desarrollos basados en la creación de un fuerte mercado interno, el cual permitiría sobrellevar las oscilaciones de la demanda mundial. Un desarrollo basado en la producción agropecuaria y en las manufacturas de origen agropecuario (y obviamente importadora de bienes industriales debido a su especialización y a los equilibrios predominantes del tipo de cambio) probablemente no estaría en condiciones de sobrellevar un retorno del precio de los commodities a los niveles del siglo pasado.

Finalmente, el enfoque denominado autárquico también propone la construcción de un vigoroso mercado interno mediante el impulso de procesos de distribución del ingreso y propone además la ampliación del espacio de despliegue a una suerte de Mercado Común Latinoamericano. Esta última cuestión se relaciona con una crítica al MERCOSUR que es visto como un diseño a la medida de la división del trabajo de las empresas multinacionales localizadas en la región (el caso paradigmático es el de la industria automotriz) y también cuestionado como una imposición de la poderosa industria brasilera para asegurar mercados semi-cautivos. La discusión incluye también el fracasado intento de Estados Unidos por establecer ALCA

47 y la propuesta del gobierno venezolano de Hugo Chávez para la

46 El Mercosur (Mercado común del Sur), es una unión regional integrada por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay

e incluye a Venezuela en proceso de incorporación. Tiene como países asociados a Bolivia, Chile, Colombia, Perú, Ecuador y México. Fue creado el 26 de marzo de 1991 con la firma del Tratado de Asunción, estableciendo la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre países, el establecimiento de un arancel externo común y la adopción de una política comercial común, la coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados partes y la armonización de las legislaciones para lograr el fortalecimiento del proceso de integración. Estos ambiciosos objetivos se cumplen sólo parcialmente. 47

Área de Libre Comercio de las Américas, una iniciativa de Estados Unidos para expandir el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Estados Unidos, México y Canadá) al resto de los estados del continente americano excluyendo a Cuba. A partir de la cumbre de 2005 en Mar del Plata el ALCA entró en crisis, al punto que muchos ya lo consideran como un proyecto muerto.

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expansión del ALBA48

. Los tres ámbitos coinciden en proponer una unificación de mercados pero sus implicancias geopolíticas son claramente distintas.

El MERCOSUR es un mercado común creado y gestionado por los gobiernos de Brasil y Argentina, con fuerte influencia de las grandes empresas industriales; tiene un funcionamiento efectivo y ha sido clave para el crecimiento de la industria automotriz en Argentina y para la protección de la región durante la crisis económica mundial en curso. El ALCA fue un intento de Estados Unidos de poner a la región bajo su tutela comercial, mientras que el ALBA, creado en contraposición al anterior es una herramienta de unificación regional de los nuevos gobiernos nacionalistas surgidos al calor del rechazo al neoliberalismo. El enfoque autárquico cuestiona al MERCOSUR por sus limitaciones y por su dependencia de las presiones de la gran industria transnacional y apuesta a una reformulación del mercado regional que refleje una alianza económica de los nuevos gobiernos latinoamericanos

49.

LA ESPECIALIZACIÓN PRODUCTIVA

Pasando al segundo gran tema de análisis, la especialización productiva, debemos considerar varios aspectos. Por una parte y como reflejo de gran desocupación que generaron las experiencias neoliberales y que no ha terminado de reabsorberse, se ha incorporado como un valor en los análisis económicos el hecho de que las actividades deban ser intensivas en mano de obra.

Es así como se cuestiona a la producción agrícola que en Argentina se encuentra muy tecnificada, con utilización de siembra directa, desmalezantes y semillas genéticamente modificada, a pesar de ser altamente rentable, debido a que no absorbe mano de obra. Así los resultados económicos se distribuyen entre los propietarios de la tierra y las empresas proveedoras de los agroquímicos y la maquinaria agrícola, generalmente empresas multinacionales, especialmente las primeras.

Este esquema de remuneraciones de la actividad productiva genera exclusión y un patrón de consumo suntuario que en general dirige su demanda a los bienes importados, habida cuenta de la disponibilidad de divisas como resultado de la exportación. Esta particular configuración generaría un tipo de “enfermedad holandesa” , al retirar los recursos y la demanda de la actividad industrial. Actualmente, como ya se explicó, se morigeran estas consecuencias mediante las retenciones y el sostenimiento de un tipo de cambio alto.

Estas razones cuestionan la especialización productiva propuesta por los enfoques neo-desarrollista con base agraria y también el neoliberal, toda vez que el mercado seleccionaría la inserción de Argentina como productor de materias primas.

El planteo opuesto, sostenido por el enfoque autárquico, al poner el acento en las actividades mano de obra intensivas, conlleva el peligro de reeditar el sostenimiento y la promoción de industrias con baja eficiencia productiva, otro de los problemas de la sustitución de importaciones que se implementó en el país a mediados del siglo pasado. Este problema, que se vivió tanto en las empresas públicas como en las empresas privadas protegidas, resultó en un proceso de atraso productivo del país, especialmente a partir de los años setenta del siglo XX, y resultó ser una de las bases del consentimiento con que la población receptó las propuestas de apertura económica que tan dañosas resultarían. Además la baja productividad de la industria sería incompatible con un objetivo de incremento del poder adquisitivo de los salarios.

Sin embargo, la experiencia de los años 50 y 60 del siglo XX mostraba una realidad diferente, con empresas públicas y privadas en crecimiento, aunque con disparidades, por lo que cabría sostener que el resultado negativo posterior observado no constituía un fatalismo. Es posible que una gestión diferente tanto de los instrumentos de promoción como del manejo de las empresas estatales hubiera desembocado en un resultado más favorable.

48 La Alianza Bolivariana para las Américas, ALBA, es una organización regional promovida por Cuba y Venezuela

como contrapartida del ALCA. Actualmente incluye como estados miembros a Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, y los pequeños estados caribeños de Antigua y Barbuda, Dominica y San Vicente y las Granadinas, 49

Katz : 2008

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Esencialmente se trata de evitar la claudicación de los gobiernos a las presiones de las empresas

50 y también la utilización de las empresas públicas como arma del clientelismo político. Sin la

confianza en que puedan revertirse estos comportamientos no valdría siquiera la pena el debate sobre el estilo de desarrollo deseable. Lo que resulta necesario es no subestimar estos peligros, lo cual parece ser una de las carencias del enfoque autárquico.

En este sentido, la propuesta del neo-desarrollismo con base industrial de de cadenas de valor industriales, sistemas locales de innovación y producción de bienes diferenciados se distancia de la anterior en el sentido de considerar el incremento de la productividad por la vía de la innovación, apuntando mediante esta puntualización un camino de reversión a uno de los problemas experimentados en anteriores experiencias industrializadores.

Otra disyuntiva que se presenta al momento de identificar los productos y sectores sobre los que se apoyaría un proceso de industrialización es si el esfuerzo de la promoción debe volcarse sobre los sectores que actualmente tienen un buen desempeño ó si se debe definir un conjunto de sectores a promocionar con base en consideraciones más generales (encadenamientos productivos, absorción de mano de obra, externalidades positivas y sinergias, etc.). En las propuestas analizadas en el trabajo de Porta y Bianco este tema no aparece, debido a que la mayoría de ellas fue escrita luego de la crisis de 2001, cuando todavía no se visualizaban sectores industriales dinámicos y con capacidad exportadora.

En la actualidad estos existen (actividad vitivinícola, producción de maquinaria agrícola, aceiteras, servicios empresariales, etc.) y algunos analistas opinan que un plan de desarrollo realista debería basarse en ellos por varias razones. Por una parte porque ya existen, es decir no hace falta crearlos; por otra han probado ser competitivos y generadores de divisas; por lo tanto la apuesta debería ser al desarrollo de los mismos

51. Otros analistas consideran que el progreso de estos sectores

se debe a la particular coyuntura económica, por lo que, de variar la misma, la actual eficiencia y capacidad exportadora se vería dañada. Por otra parte señalan que dejar al funcionamiento actual del mercado el diseño del perfil productivo equivaldría a renunciar a un desarrollo planificado. En las actuales circunstancias eso llevaría seguramente a un desarrollo con sesgo ricardiano (es decir basado en ventajas comparativas estáticas), en lugar de los sesgos keynesiano (ampliación del mercado interno) o schumpeteriano (basado en la innovación), considerados más deseables

52 .

Posiblemente una industrialización con base en manufacturas derivadas de los productos primarios sería más rápida que cualquier otra, pero no robusta ante el cambio en las condiciones internacionales que determinan el alto precio de los commodities. Al bajar el precio de los mismos, descendería también el de las manufacturas asociadas. Sería también una industrialización orientada al mercado externo, con la ya señalada vulnerabilidad a las oscilaciones de la demanda mundial, que parecen ser la norma en la economía global actual.

Si, en cambio, desde el estado se llevara adelante una planificación del desarrollo, sería posible identificar los productos y las cadenas productivas que, siendo viables o existentes, pudieran contribuir mejor a los objetivos macroeconómicos y sociales de un mediano plazo. Un ejemplo en este sentido es un reciente trabajo elaborado por los economistas del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (CEU-UIA)

53.

En un trabajo inspirado en la teoría de los encadenamientos productivos de Hirschman, Rasmussen y otros el CEU realiza un análisis basado en una matriz de insumo producto actualizada por ese equipo

54. El método, tomado de Rasmussen, consiste en comparar para cada sector la intensidad de

sus vínculos directos e indirectos contra el promedio de la economía. La terminología utilizada describe

50 El popularizado concepto de “rent seeking” utilizado por los economistas neoliberales para justificar sus

propuestas privatizadoras y liberalizadoras del comercio internacional y de los mercados laborales. Ver Ann Krueger….. 51

Kosakof : 2009 52

Yoguel : 2009 y Dosi : 1988 53

Coatz et al : 2010 54

La matriz de insumo producto disponible se publicó en 2001 y contiene datos de la economía argentina fechados en 1997. Tal atraso estadístico señala a las claras la escasa voluntad planificadora de la actual administración.

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las características de los encadenamientos 55

. Un sector es de “altos encadenamientos hacia delante” (AED) o “altos encadenamientos hacia atrás” (AEA) si su grado de articulación en estas direcciones es mayor que la del promedio de la economía, de “alta integración nacional” (AIN) si se cumplen ambas condiciones, y de “baja integración nacional” (BIN) si no se cumple ninguna. En el gráfico, que reproducimos, se incorpora la importancia en la generación de valor agregado, reflejada en el tamaño del globo. El círculo central indica el VAB total de la economía

56.

La estructura de la industria manufacturera Encadenamientos Productivos en relación al promedio de la economía

Fuente: CEU-UIA: 2011

La planificación de la economía ha sido menospreciada debido a los fracasos de los procesos de desarrollo del siglo pasado y aún más por la debacle del bloque socialista. Sin embargo, no debe olvidarse que ha sido su antítesis, la guía del mercado, la causante de las más recientes frustraciones de intentos de desarrollo. Nos referimos a las experiencias de las propias economías latinoamericanas durante la apertura de los años noventa del siglo XX y a la reciente experiencia de los países periféricos europeos.

Posiblemente la planificación económica del siglo XXI deba ser mucho más flexible que la del siglo anterior, tenga que incluir varios aspectos que no se tenían del todo en cuenta en forma explícita, como ser la inducción de actividades focalizadas, la influencia de las variables geopolíticas, las posibles reformulaciones a la luz de los cambiantes escenarios mundiales, etc.

55 El concepto de encadenamiento o enlace hace referencia a las relaciones productivas que un determinado sector

tiene con el resto. Los encadenamientos hacia atrás comprenden a las relaciones que establece determinado sector como demandante de insumos, en tanto los encadenamientos hacia delante abarcan los vínculos que el sector establece como proveedor de bienes o servicios intermedios. 56

El promedio de la economía se ubica en el origen de los ejes, normalizados sobre el punto (1,1). A la derecha (izquierda) del eje de las abscisas se encuentran los sectores con encadenamientos hacia atrás mayores a 1, es decir, mayores (menores) al promedio de la economía. Por sobre (debajo) el eje de las ordenadas se encuentran los sectores con mayores (menores) encadenamientos hacia delante que el promedio.

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Por otra parte, llevar adelante políticas de desarrollo sin una formulación explícita de los objetivos puede resultar exitoso en un inicio, cuando el plan se basa en medidas sencillas que deben sostenerse con firmeza

57, pero cuando el caso es que deben llevarse adelante una serie de medidas

complejas para las que se requiere soporte político, ya sea de la población o de otros partidos, porque atacan privilegios establecidos, parece más prudente elaborar un plan de mediano plazo sobre el que basar los apoyos y las coincidencias.

Por otra parte, no hay que olvidar que debe reclutarse personal idóneo y claramente consustanciado con los objetivos explicitados en el plan para que lleve adelante las medidas con firmeza, sobre todo cuando estas consisten en exigir determinados comportamientos del sector privado (compromisos de inversión, formalización del empleo, cumplimientos impositivos, etc.). De lo contrario se estaría confiando el éxito y la coordinación de las medidas a las lealtades políticas y a la hiperactividad de los líderes

58.

EL ROL DEL ESTADO

El siguiente eje clasificatorio del trabajo de Porta y Bianco apunta al rol que debería tener el estado en el desarrollo, según los distintos autores analizados. Las visiones van desde la prescindencia propugnada por el enfoque neoliberal hasta la postura fuertemente intervencionista pregonada por la visión autárquica. Es de destacar que ambas visiones tienen historia en la economía argentina. La visión prescindente, que en realidad es un eufemismo para aludir a una importante intervención del estado pero en un sentido pro empresarial, se implementó durante las reformas de los 90 del siglo pasado. El razonamiento justificador de este rol del estado se encuentra en una visión apologética del mercado como mecanismo asignador eficiente. La regresión de la industria durante dichos años y la posterior quiebra del estado lo cuestionan como un mecanismo adecuado para el desarrollo.

Con el intervencionismo estatal la situación es más compleja. Es que el proceso de industrialización argentino de mediados del siglo pasado fue liderado por el estado, mediante la creación de grandes empresas estatales de energía, siderúrgicas, etc. Si bien luego de la etapa peronista también se fomentó la radicación de filiales de empresas extranjeras, la inversión en infraestructura siguió estando a cargo del estado. Esto generó la existencia de poderosas empresas estatales que en un principio lideraron el desarrollo

59.

Sin embargo a partir de los años setenta la desinversión generó una gran pérdida de eficiencia de estas empresas. Los manejos políticos y la burocratización sindical terminaron por desprestigiar completamente a las empresas públicas hasta el punto de que su privatización fue aceptada por la población como la única vía para el mejoramiento de los servicios.

Los procesos privatizadores tuvieron suerte diversa. En el caso de la telefonía el servicio mejoró aunque a costa de un enorme aumento de las tarifas. En el resto de los casos el balance es aún más negativo. Algunas empresas quebraron y fueron re-estatizadas, como es el caso de Aerolíneas Argentinas y los servicios de Correos y Obras Sanitarias. En otros casos, la regulación de tarifas y la renegociación de los contratos luego de la crisis de 2001 llevó a procesos de desinversión que generaron fuertes deterioros. Los casos más graves son los ferrocarriles y el servicio eléctrico de provisión y distribución.

57 Posiblemente este sea el caso de la primera parte del crecimiento argentino durante la posconvertibilidad, donde

el rol central era jugado por la política de tipo de cambio real alto. Las limitaciones que surgen del éxito de esa política, ya hemos señalado en este trabajo, requieren de un explicitación y análisis superior. 58

Esta descripción no es imaginaria, sino que se corresponde con el funcionamiento de la economía argentina, que tuvo a partir de 2005, con el despido del ministro Lavagna y aún más luego de la renuncia de la ministra Miceli en 2007, una implementación directamente dependiente de la llamada “mesa chica” de funcionarios que rodeaban al presidente Kirchner y a su esposa y luego presidenta Cristina Kirchner. 59

Entre ellas: Ferrocarriles Argentinos, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Gas del Estado, Obras Sanitarias de la Nación, Aerolíneas Argentinas, Empresa Nacional de Telecomunicaciones, Empresa Nacional de Correos y Telégrafos, Vialidad Nacional, Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires, Empresa Líneas Marítimas Argentinas, Administración General de Puertos, Agua y Energía, etc.

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De todas maneras, el deterioro de las empresas públicas anterior a su privatización fue muy profundo y el gobierno privatizador utilizó en forma extrema esta situación con fines propagandísticos para justificar la venta de las empresas. Por lo tanto en el imaginario ideológico colectivo todavía existe cierto rechazo a la idea de la existencia de empresas estatales. Es por eso que el actual gobierno se cuida de ir en contra de este prejuicio y promueve la progresiva estatización y nacionalización de las empresas de un modo vacilante, generando aún así enormes críticas de los sectores opositores. Últimamente el clima político ha ido cambiando y el gobierno ha podido incluso comenzar a hablar de un Banco de Desarrollo cuya función venía en parte cumpliendo calladamente el ANSeS

60, con los fondos

estatizados de las jubilaciones privadas.

Desde el enfoque autárquico se propone profundizar este enfoque estatista, excediendo incluso el ámbito de los servicios públicos, planteando un esquema productivo en el que las grandes empresas sean estatales o, en el caso de las empresas privadas, que tengan un fuerte control estatal, más aún en el caso de las empresas extranjeras.

En este esquema, la acción estatal promovería la existencia de pequeñas empresas y cooperativas autogestionadas que actuarían como proveedoras de las mismas o utilizarían como insumo los productos elaborados por las grandes empresas para producir en pequeña escala bienes diferenciados, con elaboración adicional o con pequeños mercados de demanda. El control estatal no se extendería a estas PyMEs sino que ellas serían objeto de promoción y creación de condiciones favorables a su desarrollo. En este esquema aparecen implícitos dos conceptos importantes desde el punto de la economía política.

Por un lado el estado no estaría interesado en promover la existencia de grandes empresas mientras no tenga la capacidad de controlarlas o influir en sus decisiones. Esto tiene su origen en la experiencia reciente de la industria argentina, crecientemente desnacionalizada, donde las decisiones tomadas en las casas matrices (generalmente en el extranjero) resultan en ocasiones desfavorables para las necesidades del país. Traslados de producciones a otros países, utilización de insumos importados en lugar del desarrollo de proveedores locales, utilización de los dividendos para financiar inversiones localizadas en el extranjero, etc. han producido conflictos entre las grandes empresas y el gobierno, quien vacila entre inmiscuirse en estas decisiones

61 o tolerarlas.

Por otra parte, especialmente para el EDI, subyace la idea de que el poder político de la clase empresarial podría reducirse en la medida en que las grandes empresas privadas de la economía estén fuertemente controladas, y el resto del aparato productivo esté constituido por un enjambre de PyMEs cuya influencia se encuentre atomizada. Esta racionalidad política de la propuesta económica es entendible a la luz de las experiencias anteriores de industrialización (primer peronismo, desarrollismo y peronismo de los años 70) que invariablemente se frustraron por medio de golpes de estado que fueron apoyados por los sectores empresariales más concentrados.

La visión de las PyMEs en este enfoque es en parte idílica, se trataría de empresas con gran absorción de mano de obra, con escaso poder político debido a su dispersión y que funcionarían como flexibles sujetos de la promoción estatal. La realidad de las PyMEs en Argentina es un poco más matizada. En general hay una gran polarización entre empresas que operan con trabajo formal calificado, incorporación de tecnología y adopción de estándares internacionales de calidad y otras que operan con baja eficiencia, trabajo informal en ocasiones semiesclavizado y producción de baja calidad. Es dudoso que la mejora en las condiciones económicas produzca una transformación virtuosa de unas en otras, en ausencia de una acción estatal dirigida, ya que se trata de problemas constitutivos de estas empresas.

Una posibilidad interesante sería una acción estatal por la formalización del empleo, dado que el incremento de costos laborales producido por esta formalización impulsaría seguramente el cambio

60 Administración Nacional de la Seguridad Social

61 Recientemente se produjo un conflict por la decision gubernamental de nombrar directores en las empresas en

las que el estado tiene participación accionaria. Siderar, una de las grandes compañías del holding Tenaris, rechazó la decisión y apeló a la justicia contra la misma.

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tecnológico y al incremento de la productividad. Razonablemente esto debería implementarse luego de que se complete la reabsorción de los desocupados producto de la crisis.

Por otra parte es posible mencionar, aunque su tratamiento requiere de un trabajo separado, que cada propuesta económica se asocia implícitamente con una alianza política de sectores que la implementarían. Es así como la apertura de los 90 fue impulsada por el capital internacional presionando a través de los organismos internacionales y encontró en el empresariado argentino un apoyo decisivo

62, mientras que el primer peronismo impulsó la masificación de los pequeños sindicatos

socialistas existentes y la creación de otros nuevos en ramas que no estaban sindicalizadas para darle apoyo obrero a la acción de gobierno.

Entre los extremos del estatismo, propuesto por el enfoque autárquico, y el predominio del mercado propugnado por el enfoque neoliberal, se ubican las visiones neo-desarrollistas. El rol del estado en estas últimas visiones no es el del estado empresario sino el del estado promotor.

EL SUJETO DE LAS POLITICAS

Finalmente en el trabajo de Porta y Bianco aparece el análisis del sujeto de las visiones propuestas, es decir cuál es el sector que lideraría el desarrollo propugnado. En el caso de la propuesta autárquica los protagonistas serán, según el EDI, los trabajadores agrupados en las empresas estatales, en las PyMEs y en las cooperativas, mientras que la CTA identifica a los sectores privados, especialmente las pequeñas empresas. Para el enfoque neoliberal debe ser el mercado el que elija los sujetos que impulsarán el proceso.

Los neodesarrollistas apuestan a las redes productivas integradas por grandes y pequeñas empresas, con el liderazgo de las empresas grandes o enfoques más igualitarios dependiendo de los autores.

CONCLUSIONES : LA NECESIDAD DE UN PLAN DE DESARROLLO

En resumen y retomando las consideraciones que nos llevaron a acompañar el análisis de Porta y Bianco con nuestros propios conceptos, las limitaciones del actual modelo en cuanto a la imposibilidad de sostener una masa de subsidios creciente, nos lleva al análisis del siguiente estadio del proceso de desarrollo. Esto surge de considerar que solo un incremento en la productividad sistémica de la economía puede hacer sustentable un incremento del poder adquisitivo del salario. Este objetivo podrá lograrse en la medida en que el tejido productivo se consolide y densifique, generando las cadenas de valor necesarias para lograr sinergias positivas.

El logro de este objetivo no puede esperarse de la acción asignadora del mercado, antes bien, es necesario evitar que el mismo estimule la consolidación de un patrón de crecimiento basado en exportaciones primarias y sus manufacturas asociadas. Es por eso que existe un espacio para la acción del estado como guía de un desarrollo basado en el mercado interno y desplegado en el espacio comercial latinoamericano. En este desarrollo las empresas estatales y mixtas deberían tener un rol fundamental, tal como lo han tenido en el pasado, convirtiéndose en impulsoras del crecimiento. Otros organismos estatales como las universidades y las agencias científicas y tecnológicas serían las promotoras del aprovechamiento y la difusión de la tecnología disponible, así como del impulso a la investigación y el desarrollo.

En nuestra visión esta etapa debe ser guiada por un plan de desarrollo explícito, surgido de un debate amplio promovido desde el estado y con la participación de todos los sectores de la sociedad (trabajadores, empresarios, académicos, etc. ). Es necesaria también la recuperación del sistema de

62 A pesar de que la propuesta implicó el cierre de numerosas empresas. Antes del lanzamiento del plan, el ministro

Cavallo destinó varias semanas a recorrer las cámaras empresariales para buscar apoyo. Las empresas que aparecían como las destinadas a ser perjudicadas por la apertura se reconvirteron en gran parte en importadoras de los productos que antes fabricaban.

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estadísticas, ya que no puede pensarse un plan que excluya el uso de las mismas. En ese sentido habrá que desandar un camino transitado durante la apertura económica, cuando se perdieron muchos centros de estudios estatales debido a las privatizaciones. Pero también habrá que cambiar el fallido enfoque actual de manipulación de las estadísticas como arma de la política.

Finalmente deberá trabajarse en la recuperación crítica de las experiencias de desarrollo de la segunda mitad del siglo XX, tanto de Argentina como de América Latina, rechazando la visión condenatoria que impuso el liberalismo pero sin cerrar los ojos a sus evidentes problemas. También habrá que enriquecer este acervo con las experiencias exitosas más recientes de los BRIC y con los fracasos de los tigres europeos.

Por una vez en muchos años podemos decir en Argentina que estamos frente a una oportunidad. Esperemos estar a la altura del desafío.

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