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Centro de Pensamiento en Comunicación y Ciudadanía Universidad Nacional de Colombia Mesa de trabajo N. 3. Línea Comunicación, Paz y Memoria “El aporte de los medios de comunicación y el periodismo a los procesos de justicia transicional y reparación simbólica”. 4 de noviembre de 2015 - Centro Ático de la Pontificia Universidad Javeriana. A la mesa han sido invitados expertos en comunicación, abogados, periodistas, in- vestigadores y docentes universitarios en el tema de la comunicación, artistas y per- sonas en general interesadas por el tema del proceso de paz en Colombia y las res- ponsabilidades de los medios. Se invita a los participantes a reflexionar desde una pregunta clave: ¿Qué papel deben tener los medios de comunicación (públicos, privados, comunitarios e independientes) antes, durante y después de los procesos establecidos por la jurisdicción especial para la paz y la comisión para el esclareci- miento de la verdad? Antecedentes El 23 de septiembre de 2015 se anunció el acuerdo entre las Farc y el Estado colom- biano para una Jurisdicción Especial para la Paz. Ella ha sido diseñada para todos los actores del conflicto, combatientes y no combatientes, desde una perspectiva restaurativa orientada a satisfacer los de- rechos de las víctimas. Los temas de san- ción judicial, y sobre todo los de sanción moral y simbólica a los diferentes victima- rios, constituyen un reto sustancial a los medios de comunicación públicos, priva- dos, alternativos, comunitarios y ciudada- nos. Esta Jurisdicción Especial para la Paz hará parte del Sistema Integral de Verdad, Jus- ticia, Reparación y No repetición que se está acordando en la mesa de negociación de La Habana para terminar el conflicto y 1

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  • Centro de Pensamiento en Comunicacin y CiudadanaUniversidad Nacional de Colombia

    Mesa de trabajo N. 3. Lnea Comunicacin, Paz y MemoriaEl aporte de los medios de comunicacin y el periodismo a

    los procesos de justicia transicional y reparacin simblica.4 de noviembre de 2015 - Centro tico de la Pontificia Universidad Javeriana.

    A la mesa han sido invitados expertos en comunicacin, abogados, periodistas, in-vestigadores y docentes universitarios en el tema de la comunicacin, artistas y per-sonas en general interesadas por el tema del proceso de paz en Colombia y las res-ponsabilidades de los medios. Se invita a los participantes a reflexionar desde una pregunta clave: Qu papel deben tener los medios de comunicacin (pblicos, privados, comunitarios e independientes) antes, durante y despus de los procesos establecidos por la jurisdiccin especial para la paz y la comisin para el esclareci-miento de la verdad?

    Antecedentes

    El 23 de septiembre de 2015 se anunci el acuerdo entre las Farc y el Estado colom-biano para una Jurisdiccin Especial para la Paz. Ella ha sido diseada para todos los actores del conflicto, combatientes y no combatientes, desde una perspectiva

    restaurativa orientada a satisfacer los de-rechos de las vctimas. Los temas de san-cin judicial, y sobre todo los de sancin moral y simblica a los diferentes victima-rios, constituyen un reto sustancial a los medios de comunicacin pblicos, priva-dos, alternativos, comunitarios y ciudada-nos. Esta Jurisdiccin Especial para la Paz har parte del Sistema Integral de Verdad, Jus-ticia, Reparacin y No repeticin que se est acordando en la mesa de negociacin de La Habana para terminar el conflicto y

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  • alcanzar la paz, segn los comunicados desde la Mesa en La Habana. Se presen-tan cuestionamientos sobre los temas de: Justicia Penal, Verdad, Impunidad, Amnis-ta, Memoria y Reparacin. Dice por ejem-plo la FLIP en 2009: Los medios de co-municacin han tenido una participacin activa en los procesos de transicin expe-rimentados por otras sociedades. De una u otra forma, el periodismo se vuelve prota-gonista porque estas instancias atraviesan a la sociedad misma; se convierten en un tema central en la agenda y adquieren una dinmica propia. Los hechos que se de-baten tienen las caractersticas propias de un acontecimiento meditico: las confesio-nes de los perpetradores envuelven dolor, superioridad y sumisin; las verdades de las vctimas entraan una sensacin de in-justicia, incertidumbre, miedo. Todos ele-mentos connaturales del periodismo y los medios de comunicacin. Manual sobre Periodismo y Justicia Transicional FLIP 2009. Entonces, Cul es el reto para los medios y el periodismo ante esta etapa?

    Desarrollo de la mesa

    Fabio Lpez de la Roche (Director del IEPRI y el Centro de Pensamiento en Comunicacin y Ciu-dadana Universidad Nacional de Colombia):

    Como introduccin a esta discusin que nos convoca sobre los medios y sus res-ponsabilidades en el actual proceso de paz, debo comenzar con algunas exigen-cias. Deben existir ms espacios para la oposicin en los medios, donde haya con-sejos de redaccin pluralistas, avanzando tambin en reglas claras para el otorga-miento de la pauta y que podamos configu-rar un sentido del bien comn y del inters pblico a nivel general en las polticas de medios. Esto no es fcil, es casi un esfuer-zo contracultural contra el clientelismo, contra una serie de costumbres histricas que rigen an en polticos progresistas.

    Para el tema que nos convoca hoy es muy relevante pensar en lo pblico los medios, as tambin en los medios privados, los cuales producen una informacin muy su-perficial, especficamente sobre la paz; es decir ningn colombiano que vea priorita-

    riamente y solamente Noticias RCN o Ca-racol Noticias estar bien informado sobre el proceso de paz, porque es una informa-cin comercialista, muy superficial, que no va a lo pactado en La Habana, que no pro-fundiza. All pienso que los medios pbli-cos tienen que jugar un papel. Ahora bien, afirmo esto sin descalificar del todo a los medios privados, porque la esperanza es que ojal puedan contribuir de una manera ms decisiva a este proceso.

    Debemos garantizar de manera equitativa la visibilidad de las diferentes vctimas, no solamente las vctimas de las FARC como lo hicieron los ocho aos del uribismo. Es importante recordar que los grandes me-dios, con sus grandes campaas, nunca nos llamaron a una para frenar las masa-cres de los paramilitares en los noventas, ni nunca nos llamaron a frenar la masacre de policas por parte de Pablo Escobar en Medelln en su poca, por ejemplo.

    Hoy en da tambin veo con preocupacin que no existe un sentido claro del perio-dismo sobre lo que est en juego para el pas en este proceso como un proceso ci-vilizatorio. Estamos en este momento en el que el pas debate sobre la toma al Pa-lacio de Justicia y es increble cmo es-tas memorias ponen el acento en lo grave que fueron esos sucesos que ocurrieron hace treinta aos. Como lo dijo el doc-tor Betancourt, el presidente del Consejo de Estado, solucionamos esto a lo bes-tia, a lo colombiano. Este proceso de paz ayudar a civilizar el pas en muchos as-pectos. Ahora el papel de RCN por ejem-plo es dramtico. Sigue empeado en el agenciamiento de la guerra. El 23 de sep-tiembre de 2015, por ejemplo, el da de la divulgacin de los acuerdos sobre Justi-

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  • cia Transicional en la mesa de La Habana, con pantalla partida, pasaron imgenes de hace dieciocho aos, en la toma de Mit, con una mirada an anclada en el pasado, con ninguna capacidad de mirar y apostar por el presente.

    El sentido de la conversacin de hoy es ver qu podemos hacer hacia delante, te-niendo en cuenta que estamos en un pe-riodo de transicin entre los medios con-vencionales analgicos hacia unos medios que estarn muy marcados por los juegos de pantallas y por el consumo ms en el ordenador, teniendo presente que hay que apostar hacia los nuevos flujos de informa-cin, que ganan cada vez ms audiencia desde lo digital y las redes sociales. Sin embargo, eso sigue siendo un proceso len-to y la informacin de noticieros en televi-sin sigue siendo de gran relevancia, es el medio por excelencia para los grandes p-blicos. Y ser muy interesante para ver all las diferencias generacionales, regionales tambin, ver cules son los pblicos que estn ms cerca de estos nuevos medios.

    Y aprovechando la presencia de Nicols Montero, los invito tambin a discutir sobre un tema que nos ha inquietado y es que no bastan solamente los recursos argumen-tativos; es decir, tenemos que generar un entusiasmo por la paz. Y lo decimos desde la academia, que es el rgano que se ha encargado de trabajar desde la razn y la argumentacin, pero este tema debe en-trar por los sentidos y apelar a las emocio-nes tambin, a travs de una pedagoga de la paz desde el performance, el cine, las narrativas.

    Y en ese sentido, el tema de esta mesa es la pregunta sobre cmo se van a comuni-car los avances de la comisin de la ver-dad y los mecanismos de la justicia tran-sicional en el momento que se establezca. Es decir los medios estn preparados para esa tarea?, cmo sern comunica-dos de los 11.000 procesos que hay contra empresarios por relaciones con grupos ile-gales? Existe un reto muy grande para los medios y el periodismo. Incluso para RCN, quien debe pensar que la cultura poltica del pas est cambiando y que no pueden mantener esa lnea tan rgida, porque tal

    vez pueden salir ellos mismos damnifica-dos.

    Daniela Albn (Moderadora de la mesa - Aboga-da Candidata a Magster en Comunicacin y Medios Integrante del Centro de Pensamien-to en Comunicacin y Ciudadana Universidad Nacional de Colombia):

    Para el centro de pensamiento es muy importante revisar el tema jurdico para aportar a la reflexin sobre medios, comu-nicacin y posconflicto. Por ello, hemos invitado a dos abogados a este espacio interdisciplinario que convoca a artistas, comunicadores, periodistas y expertos en medios, ya que si vamos a hablar de la Jurisdiccin Especial para la Paz, es ne-cesario tener unos bsicos mnimos como puntos de partida. As mismo buscar un dilogo entre disciplinas que pueda per-mitir aunar esfuerzos desde el campo del derecho, el campo de la justicia, pensa-do desde la rama judicial y el campo de la comunicacin, para llegar a un objetivo dentro de la justicia restaurativa el cual es: verdad, justicia, reparacin y garantas de no repeticin.

    Es necesario poner en claro los trminos. A veces en el discurso hablamos de una verdad probatoria y hablamos de una ver-dad periodstica y muchas veces estas no se cruzan, retomando el ejemplo las me-morias de la Toma al Palacio de Justicia, que 30 aos despus, an se encuentra muy fragmentada.

    Le doy la palabra en este momento a nues-tros abogados, quienes expondrn breve-mente el tema y posteriormente abriremos el espacio para la discusin con todos los participantes.

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  • Pedro Vaca Villarreal: (Director Ejecutivo de la Fundacin para la Libertad de Prensa -FLIP. Magster en Derecho, Especialista en Derecho Constitucional y Abogado de la Universidad Na-cional de Colombia):

    En principio quisiera agradecer al profesor Fabio Lpez, ya que desde hace algunos meses ha sido el motor que ha propiciado distintos encuentros para hablar de unos temas que son muy importantes para to-dos, pero que no con mucha frecuencia no los tomamos como espacios comunes. Recuerdo la charla con Guillermo Mastrini, quien nos recordaba que as como la so-ciedad se sienta a hablar del derecho a la educacin y el derecho a la salud, tambin debera sentarse a hablar sobre el dere-cho a la informacin.

    Quisiera, sobre la base de la introduccin del profesor Fabio, hablar desde el punto de vista legal y el punto de vista de la li-bertad de expresin sobre cules son los desafos y las tensiones que se plantean en el marco del posconflicto, y generar algunas preguntas que nos permitan la reflexin. La primera a seguir: cuando un pas est en conflicto, independientemente de que sea armado o no, lo ms importante para proteger la libertad de expresin es que pueda haber una deliberacin sobre esos conflictos. Y para que pueda existir esta deliberacin, es necesario incluir la controversia. Podra, entonces, hilar una primera hiptesis: el conflicto armado en Colombia parte de una exclusin a la li-bertad de expresin por parte de algunos sectores polticos. Y mal haramos en el marco de esas reformas o de los cambios de lenguajes que se pagar con la misma exclusin.

    Cuando me preguntan sobre el tema yo siempre lo digo: hay que pensar en la li-bertad de expresin de lvaro Uribe, y no es porque yo necesariamente est a fa-vor o en contra de sus argumentos, sino porque sin garantizar esa libertad de ex-presin de quien est en contra en este momento, estaramos provocando casi un nivel de aplastamiento similar o superior al que otros sectores que han estado margi-nados de los debates pblicos.

    Se ha hecho mencin al canal RCN y yo sugerira que ms que caracterizar a es-tos grandes medios, porque sabemos de sobra que es un medio concentrado y que tiene intereses en distintos sectores de la economa, la pregunta no es por qu son de esta manera, sino qu hacer con esos canales. Y si me lo preguntan a m qu hacer con RCN? Mi respuesta automtica es: nada, porque el problema no es tanto de lo que piense RCN, sino cmo se pro-mueven discursos alternos y distintos que puedan contrarrestar el mensaje y la ideo-loga puesta en este canal masivo. No se trata de domesticar discursos a favor de la paz, se trata de que todas las expresiones que quieran hablar de ese tema lo puedan hacer libremente, sin temor a represalias y en un marco de tolerancia a la crtica, que tanto le hace falta a esta sociedad.

    Hay que insistir en postulados bsicos de la libertad de expresin como la prohibi-cin de censura previa, la diferenciacin entre lo que es un discurso institucional y la libertad de prensa concretamente, lo que pueden ser discursos alternos como la comunicacin artstica y la libertad de prensa desde el punto de vista del dere-cho a la informacin, que en principio de-bera estar contrastada, debera tener al-gunos mrgenes de imparcialidad.

    Y con esto no estoy defendiendo a los me-dios actuales. A veces en la palabra co-municacin metemos muchas cosas que no necesariamente se miden jurdicamen-te con la misma vara. Es decir, cuando yo voy a hablar de una novela de ficcin o cuando yo a travs de distintas narrativas trato de presentar una problemtica, no le aplican las mismas reglas que cuando

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  • estoy transmitiendo una informacin des-de un noticiero, donde ms o menos tengo un contrato con mi audiencia y le digo: yo voy a procurar que esta informacin sea imparcial y veraz.

    Hace unos das me preguntaron si un cese bilateral al fuego dara mejores condicio-nes para los periodistas en Colombia, y yo empec la respuesta diciendo que s y des-pus termin diciendo que no. Y quisiera compartir por qu. En principio podramos pensar que a menor conflicto, mayores ga-rantas; es tal vez la ecuacin primaria que se podra plantear. En la FLIP documenta-mos casos contra la prensa todos los das, y traigo a la mesa un caso de este ao: el asesinato de un periodista en el norte del Caquet, en el municipio de El Doncello. Desde la FLIP conocemos ya cmo funcio-nan las fuentes en zonas de conflicto, y algo muy particular de este caso es que el asesinato ocurri en el marco de uno de los ceses unilaterales de las Farc. La gente de la regin estaba ms preocupa-da en hacernos ver que el crimen no era de las Farc, que en darnos informacin de las circunstancias en las que ocurri el cri-men. Entonces imaginemos la presin que puede existir sobre un periodista regional con un cese bilateral, en caso de encon-trar informacin de que alguno de los ac-tores afectados es de uno de los bandos. El nivel de autocensura creo que se dispa-ra, porque el periodista ahora tiene en sus manos no slo una noticia de un muerto ms o una accin militar ms, de cualquie-ra de los actores involucrados, sino tiene, con esa noticia, la posibilidad de deses-tabilizar uno de los procesos ms impor-tantes para la historia del pas. Entonces, no necesariamente menor conflicto implica mejores garantas para los periodistas en Colombia.

    Ahora, para finalizar mi intervencin qui-siera tocar algunos puntos sobre el tema de la Jurisdiccin Especial para la Paz. Cuando hablamos de estas instancias de Justicia Transicional, Colombia si debera aprender de procesos que ni siquiera han terminado como el proceso de Justicia y Paz. Yo recuerdo que la Comisin Colom-biana de Juristas promovi que las versio-nes libres de los paramilitares fueran p-

    blicas y pudieran ser transmitidas, y creo que esa fue una pelea que se perdi en la Corte Constitucional, y se perdi mal. Estamos hablando de una pelea del ao 2006 y lo que terminamos fue con pedazos de verdades contradictorias, adems con reservas procesales, con muy pocas con-denas pblicas y un margen de impunidad enorme.

    Entonces creo que para escenarios de ju-risdicciones transicionales que vengan a futuro, el nivel de acceso a la informacin debe darse casi desde que se matricula cualquier persona en este procedimiento. Podemos decir que la justicia transicional da unos premios y en contraprestacin uno debera recibir ms informacin. Fun-ciona con base en que existen reduccio-nes de penas y aceleracin de los proce-sos, en la medida que existe verdad en la informacin entregada. Y no como suce-di en el proceso de Justicia y Paz que fue: usted tiene unas condenas menores, cuntenos lo que a usted se le d la gana, informacin que se va a hacer pblica quin sabe cundo, y encima a cada pe-riodista que trate de seguir el proceso, va a ser acusado de infiltrar informacin y todo termina siendo muy opaco. La justicia en Colombia es opaca. Y entre otras co-sas se est cursando en el congreso una reforma al cdigo de procedimiento penal que impuls el fiscal Montealegre, donde se quiere opacar an ms el acceso de la prensa a las audiencias, y ello en la justi-cia ordinaria, imaginemos cmo puede ser en la justicia transicional.

    Otro tema que tiene que ver tambin con los medios de comunicacin, es la diferen-cia que existe entre la responsabilidad del medio, la voz del medio y la voz de la fuen-te. Cuando se le hace una entrevista a Ti-mochenko o a Uribe, no necesariamente lo que dicen es cierto. Son visiones de lo que est sucediendo. Yo recuerdo que cuan-do destituyeron a Petro, Felix de Bedout, que es un periodista que me parece muy sensato, mand un trino que deca: Cu-riosa edicin de la Revista Semana donde las pginas de opinin estn plagadas de informacin y las pginas de informacin estn plagadas de opinin.

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  • Uno de los desafos enormes que se tiene en todo este proceso es que la audiencia pueda identificar cundo alguien est pen-sando y cundo alguien est transmitiendo una informacin, y eso es muy difcil, salvo en prensa escrita donde de vez en cuando hay algunas diferenciaciones, pero a nivel de los discursos que ms recibe la gen-te, no es lo suficientemente claro. En radio sobre todo, que es uno de los medios de mayor penetracin, se transita de opinin a informacin en microsegundos. Y esto debera tener no tanto un nivel de regu-lacin de medios, sino de autorregulacin del ejercicio periodstico.

    Es importante hablar de la concentracin de los medios, de los discursos homog-neos, de los discursos oficialistas en mu-chos casos, pero creo que ms que con-centrarse en ellos es pensar en dnde estn los dficit de informacin. Cuando a m me dicen que en Colombia slo hay dos canales de televisin privada abierta, dos peridicos nacionales (que en realidad no son tan nacionales, porque si ustedes van a Arauca llegan slo 4 o 5 ejemplares de El Espectador y 3 de El Tiempo), en este momento se trata ms de promover nuevos medios de comunicacin, en vez de con-centrarse en lo bueno o lo malo que hacen los pocos medios que existen actualmente.

    En FLIP tenemos una categora de anli-sis en el marco de la transicin a la paz o posconflicto y es la informacin de cerca-nas. La gente en Colombia puede estar muy bien informada de los aspirantes a la alcalda de Bogot, pero puede no tener informacin de en qu punto se encuentra la construccin del puente que est a 10 Km de San Jos del Guaviare, y que es vital para su comunidad, por ejemplo. La gente no tiene informacin cercana a su territorio y ese es un dficit que no se est supliendo. All el tema de los medios p-blicos tiene mucho sentido, porque, entre otras cosas, promover medios en la Gua-jira o en el Guaviare, con una economa tan precaria, es una tarea titnica, nadie se le mide al negocio de fundar un medio en esas regiones. Ello debera tener algn tipo de subsidio estatal que pueda garan-tizar que esas poblaciones estn mediana-mente bien informadas.

    Un dato que ltimamente estoy trabajan-do mucho es la diferenciacin entre la ra-dio civil pblica y la radio militar pblica. Mientras Seal Colombia tiene 54 frecuen-cias asignadas en todo el territorio, el Ejr-cito tiene 110 emisoras en toda la nacin, y eso, obviamente, tiene un impacto en la informacin. Hay lugares donde la nica emisora que llega ntida es la emisora del Ejrcito. Uno va y habla con la Agencia Nacional del Espectro, que es la que ad-ministra, y dice que el problema no es dar-le licencia a las comunitarias, sino que el Ejrcito permita que se usen frecuencias, porque muchas de ellas las tienen copa-das. Uno podra decir que en un pas que est en conflicto que el Ejrcito tenga emi-soras puede ser algo legtimo -no quiero decir que est de acuerdo con ello-, pero en un pas que est haciendo el trnsito hacia la paz, es algo impresentable que el Ejrcito tenga tan cooptado el espectro.

    Otro tema, la FLIP ha constatado que exis-ten dos causas principales de la auto cen-sura. Una tiene que ver con la violencia. Cuando se ejerce violencia contra la pren-sa se manda un mensaje de miedo que impide que otras personas retomen est-ticas, narrativas, discursos. Y el otro com-ponente de autocensura fuerte es el de la publicidad oficial. Con economas tan precarias, la mayor cantidad de medios subsiste a nivel nacional de los programas que tienen las alcaldas, la Unidad de Vc-timas, la Unidad de Tierras, el Centro de Memoria, etctera; todos los presupuestos que hay de publicidad oficial en este mo-mento. Y esto, en la prctica, se convier-te en una moneda de chantaje, donde se castiga la crtica y se premia el silencio o los aplausos.

    En este momento estamos haciendo una in-vestigacin sobre el tema y hemos encon-trado que existen medios y periodistas que ofertan y cancelan espacios de propagan-da: el periodista ofrece entrevistas y cuas a secretaras y a funcionarios pblicos, a cambio de seis millones de pesos semana-les. Por ejemplo en Crdoba, ni siquiera lo podemos rastrear a travs del sistema de contratos que se encuentra en contratos.gov, sino que para las transacciones usan plata en efectivo. Esas cosas pasan. Yo he

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  • encontrado contratos de construccin de andenes para medios de comunicacin. Y en materia de pauta publicitaria, creo que hay una resistencia dentro de los mismos periodistas y el gremio de la comunicacin, porque todo este desorden, toda esta falta de transparencia, lo que fomenta son unos nichos de enriquecimiento que son noci-vos, y en los cuales hay periodistas y hay medios que no estn interesados en que la situacin cambie.

    Para cerrar, pensemos en una pecera y unos peces: los medios de comunicacin son los peces, lo importante es que exis-ta diversidad y pluralidad, pero por enci-ma de ella, hay que pensar que el agua no est contaminada. No slo se trata de pensar en si los medios estn preparados para comunicar algo, porque lo ms segu-ro es que no estn preparados, sino cu-les son las condiciones que impiden que los periodistas ejerzan su labor con inde-pendencia. Yo creo que frente al cubri-miento del proceso de paz podemos tener muchas opiniones, pero buena parte de la dosificacin de la informacin, la ha mar-cado el gobierno. Cuando todo es ultra se-creto no diga nada porque puede afec-tar el proceso-, ya llevamos dos aos sin nada de informacin. As mismo, cuando en las regiones el gobierno se encarga de llevar su squito de comunicadores, des-conociendo a los locales, est enviando el mensaje de que la paz le compete slo a Bogot y a La Habana y a los grandes no-ticieros como Caracol o CMI. Hay mucho por interpretar y analizar an.

    David Rodrguez (Abogado y Magster en Dere-cho, Filosofa e Historia de la Universidad Nacio-nal de Colombia):

    Quisiera empezar por una distincin que vale la pena mencionar, la diferencia que existe entre dos palabras que a veces se utilizan de manera sinnima: historia y me-moria. La historia, podramos decir, es lo que se hace desde estudios cannicos, en trminos generales y macro, de bs-queda de fuentes. Y la memoria sera el relato particular, que viene desde la histo-ria ntima, de lo inefable que cada perso-na quiere contar, adems es una voz que viene desde los subalternos, usando esta

    categora. Los medios de comunicacin les corresponde trabajar ms en la cons-truccin de la memoria, que de la historia, y tratar de exponer esta idea a lo largo de la presentacin.

    En Colombia persisten memorias muy fuer-tes, como las de las vctimas de las Farc, y existen otras memorias dbiles, como las de las vctimas del paramilitarismo y del Estado. Cuando uno encuentra pugnas entre memorias fuertes y memorias dbi-les, tiene que existir una historia que le de peso a cada una de esas memorias. A los medios de comunicacin les corresponde darle la voz a las vctimas, al relato subal-terno, subjetivo y tambin le correspon-de hacer pedagoga con la historia. Pero ambas cosas tienen que estar diferencia-das, porque entonces puede ocurrir que la memoria se convierta en la historia del conflicto, por ejemplo y no exista diferen-ciacin.

    Colombia siempre llega tarde a los de-bates. Aqu estamos debatiendo sobre la Justicia Transicional y la Ley de Vctimas, pero ya tenemos una tradicin en el cono sur, en frica y Europa. Y me refiero a esto porque el contar la historia de un conflicto y el hacer la historia de lo reciente, muchas veces no es una tarea que le corresponde a los historiadores, sino que corresponde a los periodistas, teniendo en cuenta que las fuentes an estn vivas y se pueden entrevistar, que son ellos quienes van a las regiones y conocen a las personas; es una labor muy importante.

    Hablemos del holocausto judo, porque en un primer momento, despus de la des-masificacin de Alemania, a la gente no le crean lo que haba ocurrido. Eso est

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  • documentado. Durante los primeros vein-te aos nadie hablaba del holocausto. Y esto ocurra no porque existiera una polti-ca de silencio, sino porque las vctimas no estaban en condiciones de comunicar lo ms incomunicable: un trauma. Sobre los campos de concentracin era muy difcil hablar. Las primeras formas para contar el dolor de un trauma y el conflicto no fueron acadmicas, ni las historiogrficas, sino fueron las formas del performance, la no-vela, las biografas. De nuevo, creo que a los periodistas y comunicadores tienen la tarea ms difcil de hacer y es la del tiem-po presente y traumtico. Hacer la historia de un conflicto toma generaciones. An hoy, despus de setenta aos se est es-cribiendo sobre la historia del holocausto. Pretender la verdad inmediatamente, que las fuentes se revelan ya, cientficamente no es posible. Verbalizar el trauma toma tiempo.

    Yo trabaj con los medios en defensa de la libertad de expresin, con Fecolper y otras instituciones. Ahora en mi papel de empleado pblico de la rama judicial pien-so que podemos hacer una crtica cons-tructiva a los medios colombianos y es la siguiente: Colombia tiene una larga expe-riencia en pacificacin de conflictos, por ejemplo durante el Frente Nacional se hi-cieron ocho amnistas frente a grupos ar-mados ilegales y eso pareca que ya era la paz. Despus de la reforma a la cons-titucin est la Ley 104 del ao 1993, de la corriente de renovacin socialista, y ha habido muchas otras tantas leyes que han aprobado medidas de terminacin de pro-cesos e indultos. Entre ellas fue clebre la Ley 417, que despus se convirti en Ley 546, despus la Ley 782, la Ley 975, la 1424 y as seguimos con leyes de transi-ciones, las de pasar del conflicto a la paz. Entonces los colombianos tenemos lo que algn filsofo llamara el terrorismo de la voluntad, en el que coinciden en el tiem-po la voluntad y la accin; estamos espe-rando siempre lo inmediato. Pero la verdad es que eso es mucho ms difcil; la paz es algo muy complejo.

    Si me preguntan qu es la justicia transi-cional, es una justicia para un momento excepcional nico, que se utiliza para pa-

    cificar las sociedades en algn contexto previo de conflicto armado o autoritaris-mo. Y eso ha ocurrido en el mundo, dira yo, desde la cada de los treinta tiranos en Grecia. De esas muchas veces se ha aprendido mucho, y ese es tal vez la idea principal que quisiera compartir: a los me-dios les corresponde hacer la historia del trauma, de lo ms cercano en el tiempo y no siento que pueden ser inmediatistas, porque lo que nos ha enseado la historia del siglo XX es que se debe hacer un pro-ceso para poder verbalizar el trauma.

    Continuando, la justicia transicional es una suerte de instituciones que estn encami-nadas a juzgar, tomando la decisin de priorizar casos; no se puede juzgar todo, eso es imposible. Se juzgan a los ms altos responsables, los ms graves, los casos ms representativos jurdicamente: Los crmenes de guerra, los crmenes de lesa humanidad, de genocidio y de agresin. Ni el Estado con la Fiscala ms avanzada po-dra lograr impartir justicia absoluta. Y no es esto un llamado a la impunidad, simple-mente les narro lo que ha sucedido des-de la posguerra fra hacia el presente. En ninguna administracin de justicia, ni en Alemania despus de la desmasificacin o la unificacin, se pudieron judicializar a ms de 20 criminales; la de ex Yugoesla-via no ha proferido ms de 14 sentencias contra los criminales de guerra; algo simi-lar pas en Ruanda. Sobre ello Colombia tiene mucho que aprender. Les cuento una ancdota: justo cuando se aprob la Ley de Justicia y Paz, la fiscala tena que im-putarle cargos a los primeros paramilitares y era muy difcil porque, como estaba he-cha la Ley 975, se requera que el parami-litar contara primero todo en versin libre, para despus imputarle. Si le escuchamos todo a Mancuso, todo lo que tiene que de-cir, para despus si imputarle, como dijo l de manera cnica, pues pasan 200 aos. Entonces qu decidi la fiscala? Es me-jor hacer una imputacin parcial. Pero slo pasados 4 aos aprendi eso. Desde el ao 2005 al ao 2010 no se pudieron ha-cer imputaciones, porque supuestamente haba que imputarle todo, y eso es una in-genuidad. Eso es no conocer la historia de las justicias transicionales en el mundo.

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  • Entonces en Colombia, el primero que acab con la versin fue Wilson Carrascal, alias El Loro, y a l solo le imputaron los delitos menos importantes de este conflic-to: porte ilegal de armas, uso de insignias y concierto para delinquir; y sobra decir que este paramilitar era alguien sin ningn rango, era slo un patrullero. Entonces la experiencia en la ley colombiana de Justi-cia y Paz es que juzg a un personaje, sin ninguna gran responsabilidad, por delitos que no son representativos del conflicto. El caso lleg a la Corte, y sta fall la nu-lidad, porque era ridculo pretender que el primer fallo de Justicia y Paz fuera este crimen de bagatela. Ahora, despus de eso, Colombia aprendi y luego aprob la Ley 1592 que establece la priorizacin y seleccin de los casos.

    Ahora, pienso que la narracin del con-flicto le corresponde a los medios, no le corresponde a los politlogos, ni a soci-logos, porque es del tiempo presente. Hay que hacer la narracin de las vctimas. Aqu es importante que hacer el pasado sea salvfico. Los medios no deberan te-ner posiciones; la justicia toma tiempo y nunca podr ser completa. Hacer pedago-ga con ello es fundamental, que finalmen-te el caso que se logr fallar se difunda.

    A m no me interesa defender a la Ley de Justicia y Paz, aunque trabaj en esos ca-sos, pero siempre que me preguntan yo resalto lo siguiente: Justicia y Paz es un Frankenstein a la colombiana. Tenamos que embarrarla, para luego aprender. En 6 aos de Justicia y Paz se han proferido al-rededor de 26 condenas para unos 46 pa-ramilitares. Recordemos que los tribunales de ex Yugoslavia, Ruanda y Sierra Leona ha sacado 12 sentencias en 20 aos. Se-alo esto para recordar que el tema es muy complejo y que debe haber entendimiento entre medios y administracin de justicia.

    Nicols Montero (Actor y antroplogo vincula-do a procesos de reparacin de vctimas con el Centro Nacional de Memoria Histrica):

    Quisiera decir tres elementos claves del tema. Hay que tener en cuenta que los no-ticieros son los programas que menos ra-ting marcan en la televisin nacional en la

    actualidad. Es muy difcil entender la ca-pacidad que tienen la televisin para ge-nerar opinin desde el punto de vista de sus programas periodsticos. El que po-dramos llamar programa periodstico ms independiente en la televisin nacional era el programa de Pirry, que justamente era de RCN, y siendo l un periodista muy particular, marcaba muy bajo rating. Lo que ms marca puntos son las telenove-las, que a su vez estn perdiendo audien-cia, porque los pblicos estn migrando a otros contenidos que les son ms pertinen-tes a su vida cotidiana.

    Podra decir que es una lstima, porque la televisin, en ltimas, es tambin un patri-monio de los colombianos. La ineficiencia de los medios de comunicacin al conec-tarse con las audiencias est provocando un detrimento patrimonial y cultural, y no quisiera meterme en la discusin de si la televisin ha sido o no cultura hasta el mo-mento, ese es otro debate. Entonces dn-de est generando opinin? Aparentemen-te donde hay ms rating, es decir en los reality y este tipo de programas ligeros. Definitivamente s debemos hacer algo.

    Hace poco estaba en un debate en el cual me preguntaban si a la televisin colom-biana le importaba la memoria. Yo en prin-cipio no creo. Si la televisin considerara que tienen rating haciendo memoria, a lo mejor le interesara. Pero esa discusin no va a trascender, porque se hacen las cosas tan mal en la televisin, que ningn ejercicio sin condiciones dignas para ha-cer un trabajo, -y al hablar de unas con-diciones dignas me refiero no slo a las condiciones de los actores, sino tambin a que se hagan unos buenos libretos, una buena direccin, etctera-, si no hay un

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  • nivel de calidad, cualquier otra discusin se vuelve casi panfletaria y no tiene mayor sentido.

    Hoy asistimos a un fenmeno, ms gente ve menos televisin colombiana. A RCN ya se le volvi un problema, por ejemplo, que los formatos al estilo de la cadena gringa FOX se le agotaron. Yo hice parte de un ejercicio muy triste, del cual me arrepien-to, aunque en principio pens que era una buena idea; fue un programa llamado El gran colombiano. Fue un formato desas-troso, pero que comenz bien, con deba-tes en las universidades, donde discutimos qu significa ser un buen colombiano. En ninguno de esos ms de quince debates en las universidades, jams lvaro Uribe sali como ganador. Y lo que sucedi es que lvaro Uribe gan, y luego supe que era todo un arreglo, que Uribe era accio-nista de FOX. Y todo estuvo rozando en lo ridculo, porque ese pobre canal RCN, que es un canal de garaje, estaba ms asusta-do que todos los dems. Los columnistas que participaron en el programa, que eran todos anti uribistas, prefirieron solamente denunciar que las votaciones estuvieron amaadas. Pero estos columnistas nunca han reflexionado en el por qu no llegan a las audiencias, porque sus columnas no obtienen el impacto deseado. Esos si-lencios son cmplices de incapacidades. El enorme menosprecio por la educacin emocional va ntimamente ligado a que no hemos sido capaces en democratizar un alto nivel de informacin en trminos de comprensin.

    La tercera cosa que quera decir que tiene que ver con las emociones y la percepcin de historia. Una vez fui invitado por Gon-zalo Snchez a Trujillo Valle del Cauca-, cuando en el Centro Nacional de Memoria Histrica estaban a punto de sacar el in-forme final. Me pidi que yo trabajara con las vctimas, y yo le dije: no entiendo que pueda hacer yo por las vctimas, porque no estoy capacitado para ello, pero yo con mucho gusto voy, adems porque yo haba hecho una obra sobre la masacre llamada El deber de Fenster. Entonces en el taxi de camino del aeropuerto yo iba hablando normal, pero not que todos estaban ha-blando bajo; hasta que Gonzalo me dijo, muy prudente, que era mejor que no ha-

    blara delante de los empleados o conduc-tores, ni en el hotel, ni el monumento de las vctimas, porque no estaban seguros de quin era quin en la zona. Y en el proceso de reconstruccin de la masacre para la obra, militares y poblado-res me decan: eso que usted est contan-do all se sabe, pero siempre en voz baja terminaban, pero si yo le contara lo que s, eso s sera un escndalo. Yo les ex-plicaba que mi funcin no era la denuncia, sino que yo estaba trabajando en un ni-vel de comprensin diferente. Pero, lo que s llama la atencin, es que la historia de nuestro pas se cuenta as, en voz bajita y que todos sabemos lo que pasa, todos tenemos un enorme orgullo por decir: yo si se interpretar, pero al final no queda nada. Nuestros medios de comunicacin tambin hablan en voz bajita. Es mi re-flexin.

    Juan Pablo Morris (Productor y Director de Con-trava Tv y de la Fundacin Contrava):

    Quiero recalcar la importancia de estas discusiones a las cuales yo le he dedica-do gran parte de mi trabajo. Quiero hacer el siguiente anlisis y no quiero entrar a ser juez de los medios. No s por qu en Colombia nos gusta analizar lo analizado, diagnosticar lo diagnosticado. La UNESCO ha dicho ya que Colombia, al igual que los pases de Suramrica, sufre una enferme-dad terrible a nivel de medios, el cncer de los medios, se llama el monopolio y la concentracin de medios.

    Ahora, recogiendo las palabras del maes-tro Mastrini, la propiedad de los medios no tiene nada que ver con la libertad de ex-presin. Aqu no se trata de aconductar a RCN, o a Caracol. Se trata de diversidad, de la democratizacin, del pluralismo.

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  • Y eso en economa es tan sencillo como hablar de la libertad de competencia, la bandera del neoliberalismo: la libertad del precio. Cosa curiosa lo que estamos vien-do hoy con el tema del azcar en Colom-bia, y es que la gente que ms abandera la libertad de competencia, es la primera en hacer carteles, una de las infracciones a las reglas econmicas. No s si en algn momento vendr una intervencin al car-tel de los medios. Pero, el debate aqu es econmico y estructural, no un tema de li-bertad de expresin.

    Yo personalmente he aprendido que los derechos de cada uno terminan donde comienzan los de los dems, y creo que los medios informativos no deben ser los canales para insultar gente, como lo que hacen ac en Colombia a nivel radial, que es pura y clara instigacin al odio. Cuan-do escucho y veo ese tipo de irrespeto y esa carga de odio en los medios, no se me hace extrao que seamos un pas en el que se asesine con motosierras y donde existen hornos crematorios para desapare-cer cuerpos.

    Entonces quisiera dejar eso muy claro; aqu no se trata de coartar la libertad de expresin, si un canal quiere defender la lnea de la ultraderecha o de la ultraiz-quierda, que lo haga; lo que no podemos es coger un ponqu (la torta de medios) y drselo a una o dos personas, y esperar que esos nicos proponentes nos digan cmo es que debemos pensar. El tema es muy claro, la democratizacin en la pro-piedad de los medios, lo deca el propio Mastrini, si el estndar de libertad de ex-presin es Estados Unidos o de la Unin Europea, revisemos cules son las restric-ciones, Colombia no pasara un examen de ese estilo en materia de medios y libertad de expresin. Debemos salir de ese juego, que adems ha sido la estrategia de los grandes medios: cada vez que se habla de democratizacin automticamente es como si hablara de Ley Mordaza.

    Debemos enfocarnos en lo estructural y ese es el tema de la desconcentracin. Y lo digo porque todas las dems discusio-nes alrededor, diversidad, pluralidad, con-tenidos, llegarn por aadidura y segura-mente fluirn. Evidentemente, pensar en

    las soluciones es mucho ms difcil, pero aprovechando la presencia de los aboga-dos, es un tema jurdico que debe plan-tearse.

    Ahora los medios nos han hecho creer que estn en un negocio que produce prdi-das, y que estn en un trabajo de caridad ante la sociedad. Si fuera as es mucho ms fcil pluralizarlo. Pero en la actuali-dad, en la convergencia de los medios, yo pienso que los canales que tenemos ac, dejaron de ser canales al servicio del p-blico, para ser canales temticos. RCN y Caracol estn ms en la lnea de un cable operador, dedicado a novelas, que como un canal que est prestando un servicio pblico. Ellos mismos lo presentan as, su producto ms exitoso son las novelas, las exportan a gran cantidad de pases. Po-dran entonces vender sus productos a un cable operador y as liberar ese espectro que nos funcionara a todos los dems para trabajar en torno a la construccin de opinin pblica y fomentar la paz, que es la gran demanda de la mesa.

    Para finalizar, hablando de los conteni-dos de la televisin, que es otro debate, entrevistando a Javier Osuna sobre su in-vestigacin de los hornos crematorios del libro Me hablars del fuego, l mismo me cuestionaba, qu clase de sociedad hemos construido para que las personas ms pobres en este pas terminen en un horno crematorio? La mayora de nosotros tiene accesos a otros contenidos cultura-les (History Channel, Discovery, etctera), pero somos una minora. En este pas la mayor penetracin en televisin est dada por los dos canales privados, muy poca poblacin tiene acceso a otros conteni-dos de la televisin por cable. Entonces, cules son los referentes culturales que estamos brindando? All entramos en otro debate, que para m es un debate que en gran medida se puede transitar si tenemos claro el tema estructural de la concentra-cin de medios.

    Fabio Lpez:

    Yo quisiera re orientar un poco la discu-sin, porque estoy de acuerdo en que este tema es central, pero es parte de los de-bates de la otra mesa de trabajo del centro

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  • de pensamiento, la de polticas pblicas de medios. Nosotros estamos haciendo un esfuerzo por una convocatoria amplia a estas mesas, para hablar no slo entre comuniclogos; por ello estamos tratando de vincular abogados, politlogos y dems investigadores sociales, para abrir el es-pectro de la comprensin.

    Un tema obvio no es slo la psima comu-nicacin del proceso de paz, sino alrede-dor del acuerdo del 23 de septiembre de 2015, contarle a la sociedad que la justicia transicional es una justicia de excepcin, contrselo a la gente, decrselo a los me-dios, pero los periodistas dicen: esa peda-goga no nos corresponde, nuestro deber es informar. Todos los modelos del ejerci-cio del periodismo que hay, entonces nie-gan el factor pedaggico, aunque algunos lo hacen hay que decirlo, y lo hacen bien, pero no son la mayora.

    Tambin tendramos que haberle dicho a la ciudadana que el proceso de paz se negociaba en medio de la guerra, para que la gente entendiera por qu se seguan matando. Son cosas obvias de comunica-cin institucional del proceso de paz y de la justicia transicional. Mi preocupacin es cunto vamos a tener de sancin judicial? Como lo ha planteado David, se va a juz-gar a los principales responsables, de los hechos ms graves, pero el papel de los medios en la imparticin de sancin sim-blica a la diversidad de victimarios, y no solamente a las Farc.

    Debo volver al tema de las hegemonas en el sistema meditico. En mi libro sobre el uribismo demuestro que hubo una hege-mona meditica durante el periodo; en el fondo es lo que quisiera Uribe, irse a la justicia de vencedores para que haya un nico culpable y cargarle toda la respon-sabilidad a las Farc, y que otros sectores, que son de sus afectos, salgan menos afectados. Es necesario hacer un anlisis de las campaas a las que los medios nos convocaron. Existi una marcha por No ms Farc en 2008, pero jams una cam-paa para detener las masacres paramili-tares.

    Entonces cul va a ser el papel de los

    medios en impartir sancin simblica? Si no hay sancin judicial o si la sancin judi-cial es poca, pienso que es deseable que los medios ejerzan una sancin simblica a todos. Ms preguntas: Vamos a asumir un proceso como el de Sudfrica donde los medios van a estar abiertos a que 2000 vctimas cuenten sus historias en las es-taciones de radio y televisin? podemos hacer eso sin medios pblicos, slo con los privados? esos 11.000 procesos con-tra empresarios con relaciones con grupos ilegales van a ser divulgadas en los me-dios privados? Entonces hay que pensar all en el papel de los medios pblicos con un alto grado de condenacin y del equi-librio.

    Sobre el papel de RCN, en junio ante las decisiones judiciales ante las chuzadas y la condena a Sabas Pretelt y a Diego Pa-lacios por la yidispoltica, la actitud de RCN es decir que la justicia est politi-zada. El sistema de medios socavando el sistema judicial y la legitimidad de las de-cisiones del poder judicial, porque se con-firma la compra del voto de Yidis Medina y de Teodolindo. De una cosa juzgada resul-ta que el medio invalida simblicamente la decisin ante la sociedad. Y entonces en-trevistan a Uribe, quien sale diciendo que sus funcionarios eran unos patriotas y que l va a ir a la corte a defender su honor.

    Es complejo, porque esta justicia no slo viene maltrecha por sus propias incapaci-dades, sino tambin por el comportamien-to parcializado del fiscal por un lado y del procurador por el otro, sino que adems los medios terminan devaluando la signifi-cacin judicial. Pienso que es uno de los poderes que debemos defender en este pas, porque all estn muchas de las cla-

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  • ves sobre los equilibrios de la jurispruden-cia de la comunicacin, en derechos hu-manos y en muchos asuntos.

    Ahora sin exagerar el poder de los medios, siempre pongo como ejemplo una tesis maravillosa de IEPRI que muestra cmo los desplazados de Soacha se apropiaron de la jurisprudencia de la corte constitu-cional para defender sus derechos. En-tonces puede ser que los desplazados no estuvieran en la televisin, pero en la apro-piacin de la jurisprudencia por parte de las comunidades, incluso en una especie de constitucionalismo popular llev a ser visible esos derechos. Esa tesis me sirvi para relativizar ese poder absoluto que le damos a la televisin, que lo que no pasa por ella, no existe.

    Edwin Guzmn (Centro de Pensamiento en Co-municacin y Ciudadana Universidad Nacio-nal de Colombia):

    Si la justicia transicional en el proceso co-lombiano es un proceso de aprendizaje y errores, ms preocupante es que los me-dios de comunicacin con un nfasis en opinin y poco en la informacin, con poco tratamiento de fuentes, en un tema que en el que debe existir pedagoga, deben es-tablecer una relacin con el campo de las ciencias sociales.

    No es un caso exclusivo de los periodis-tas, existen otros campos de saber que tienen que entrar a tratar estos temas, sino a nutrir el periodismo que necesita de esas herramientas metodolgicas, porque de lo contrario vamos a seguir cayendo en esas opiniones que confunden a las audiencias frente a un tema tan delicado como la jus-ticia transicional y en la lgica del trauma,

    en los trminos que seala Ricardo Pea-randa.

    Dbora Prez (Direccin de Comunicaciones Mi-nisterio de Cultura):

    Quisiera hablar de una preocupacin que tengo hace tiempo en estos espacios de discusin y en las mesas en las que he par-ticipado, y es que hablamos del rol de los medios, se ha diagnosticado la deficiencia en la forma como se genera y transmite la informacin, pero nunca estn los medios en los debates. Es decir cmo podemos invitar a los medios pblicos y privados a que se sienten en la mesa para conversar con ellos?. Hay que pensar cul sera la estrategia vinculante, porque por un lado se habla en contra de ellos, pero por el otro ellos siguen con sus agendas. Este tipo de escenarios deberan llevar a pensar cmo hacer para vincular varios actores.

    Los periodistas y los medios no estn en el centro de las audiencias, ya no son tan protagnicos, hay otros mecanismos de informacin y otros mediadores sociales que son fuentes de informacin pblica, que pueden ser comunicadores del de-bate y de informacin clara y pedaggica sobre el posconflicto, la justicia transicio-nal, todos los temas que arroja el proceso de paz. Esto debe ser un tema de agenda: cules son esos otros mediadores, cmo vincularlos y generar otras agendas ciu-dadanas de dilogo diverso para posicio-narlo en estos medios que ya estn en la calle, a travs de las nuevas tecnologas u otras estrategias. Es decir, los otros es-pacios de debate que no pasan por estos grandes medios, ni por los mismos perio-distas a los que siempre acudimos en el debate.

    Victoria Gonzlez Mantilla (Docente investigado-ra de la Facultad de Comunicacin Social de la Universidad Externado):

    A veces me preocupa que podemos llegar a sortear el gran obstculo de no tener es-pacios democrticos para hacer pedago-ga de la paz, logramos tener esos espa-cios, pero ellos no funcionan de acuerdo a la misin de lo que deberan ser. Estuve en

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  • un encuentro sobre restitucin de tierras, y all se parta de unos preceptos muy com-plejos. No se le pregunta a la gente, sino que siempre los resultados llegan a travs de las comisiones de expertos; y esa es la realidad de muchos de los programas que se dicen democrticos.

    En esa reunin se asuma que todas las vctimas all reunidas queran volver a su tierra, y se utilizaba un discurso muy ro-mntico alrededor del campo y lo que sig-nificaba el terruo. Pero, desde la Univer-sidad Externado acabbamos de terminar una investigacin sobre restitucin de tie-rras, con gente que haba estado en esa situacin y nadie quera volver. Se desco-noce el presente, el recorrido y la memoria de las vctimas en algunos de estos proce-sos. Creo que si estamos hablando de una pedagoga para la paz es importante tener en cuenta que sea plural, que se escuchen muchas voces.

    Marta Fierro (Docente de la Universidad Militar):

    Quisiera volver sobre el tema de la justicia transicional. Yo trabajo con estudiantes de medicina de la Universidad Militar, es de-cir, estoy muy cerca de la derecha de este pas. Y cuando yo les cuento lo que se est negociando en este momento con las Farc y que van a tener penas de entre 5 y 8 aos, ellos lo discuten. Pero en mi ma-teria trabajamos sobre conflicto interno en Colombia y les muestro tambin todas las barbaries perpetradas por los grupos pa-ramilitares, y que ellos tambin obtuvieron penas de la misma duracin. All mis estu-diantes ya tiene un panorama comparativo y cambian un poco la perspectiva frente a la actual negociacin.

    Siento que desafortunadamente tuvimos un periodo en el que el malo del paseo eran las Farc, pero la poblacin colombiana no sabe lo que pas realmente en el conflic-to armado; cmo el 82% de las vctimas fueron civiles desarmados, cmo llegamos a unos niveles de crueldad inimaginables. Yo trabajo con mis estudiantes sobre ello, los pongo a leer y a reflexionar.

    Ahora, eso que yo hago con un pequeo grupo, hay que hacerlo con toda la po-blacin colombiana, porque mucha gente ni siquiera ve la paz como superacin de este terrible tiempo, sino como la paz fue-ra un proceso ventajoso para las Farc. Es absurdo, pero cierto. En este momento en el pas hay mucha gente que no le quiere apostar al proceso de paz. El trabajo por hacer a travs de los medios alternativos, y todo el sistema de medios, es una labor inmensa, dar a conocer las historias de lo que sucedi en el conflicto armado y es-cuchar la voz de las vctimas y los victima-rios. Lo emocional juega all un papel fun-damental. Falta tener una mirada de futuro para el pas. Ahora existe mucho material, existen las experiencias de reinsercin, pero lo que hace falta es trabajar a nivel de la cultura poltica en este pas.

    Juan Camilo Jaramillo (Docente investigador Universidad Jorge Tadeo Lozano):

    Quera discutir sobre uno de los puntos. Cuando se menciona el tema de los me-dios, se convoca tambin el papel de los medios pblicos y el planteamiento de la mesa es general, a los todos medios. Creo que hay que establecer claramente las di-ferencias, porque evidentemente hay roles, hay relaciones que se juegan de manera diferente. Entonces la pregunta sera qu esperamos de los medios masivos del es-tablecimiento? Y cul creeramos sera un rol que se le podra demandar como res-ponsabilidad a los medios pblicos?

    Por otro lado, hace mucho tiempo tengo una gran preocupacin frente al tema de la desinformacin, que no hay informacin o que la informacin no se est entregando por los canales adecuados. Hasta el mo-mento tengo dos aproximaciones que me han servido para dilucidar. La primera,

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  • fue la experiencia para la reconstruccin del eje cafetero despus del terremoto, cuando nos estrellamos con todos los es-fuerzos que hacamos para comunicarles a los damnificados en los cambuches, el proyecto del Fonep y los subsidios, etc. Y fracasbamos, hasta que nos dimos cuenta que el problema no era que no les llegaba la informacin, sino que los contra infor-madores eran ms legtimos, ms fuertes. Cuando decamos algo, ellos lograban re-vertir y tergiversar.

    Y otro factor que he encontrado en mi tra-bajo en la universidad, es que definitiva-mente el caos y la especulacin de la in-formacin se convierte en desinformacin. Hay tal cantidad de informacin circulan-do, que la capacidad de lectura y asimi-lacin de la gente se reduce significativa-mente. Yo hablo hoy de lo que podramos llamar un spam natural. T le entregas a la gente la informacin, el titular, la nota y automticamente entra en una bandeja de basura, no lo ven, no lo quieren ver.

    Eso me ha llevado a hablar de lo que con-sidero, no habamos tenido en cuenta, y es la factor inters: le interesa a la gen-te conocer las historias de las vctimas? hemos logrado abrir la puerta para que nos escuchen? No lo s. Estoy poniendo preocupaciones y preguntas en la mesa. Y me lleva a la siguiente: cmo construir el inters? cmo lograr que la gente se interese en los temas pblicos? Nosotros no hemos hecho ese ejercicio de positiva o sana politizacin y pretendemos que la gente de entrada se interese en lo que co-tidianamente no est vinculada.

    Hace muchos aos hice con ngel Bec-cassino un trabajo para la OEA, y tratando

    de hablar de lo pblico encontramos que la nocin que se plantea es la contraria a lo misional de lo pblico. Es decir, para nosotros lo pblico es sinnimo de: lo que no es de nadie, lo que no tiene due-o y a lo que todos le metemos la mano. Entonces, cmo lograr ese nivel de inters de la gente. Eso me lleva a recordar que en los setentas y ochentas hablbamos de medios y de modos de comunicacin. Entonces hay que apelar a la sociedad, despertando el inters en los temas que nos convocan, a travs de los diferentes medios, pero tambin de distintos modos.

    Julio Csar Casas (Director del programa radial Historias del Conflicto Armado - UN Radio):

    Me parece que es muy importante que a estos espacios se convoquen, que entren en la conversacin, los medios que se lla-man masivos para tratar de reducir esa franja que existe entre la academia y los medios. Ahora es muy importante lo que Juan Camilo acaba de mencionar, a quin le pueden interesar ese tipo de memorias del conflicto? Lo importante es escuchar a las vctimas, tal vez desde mi experiencia me atrevo a decir que hay que escuchar a las vctimas sin los mediadores, por la pasin con la que la que cuentan sus pro-pias historias. Pienso que el reto es cmo se van a contar esas historias para que lo-gremos despertar el inters y el alto rating necesario.

    Daniela Albn:

    En este punto le damos de nuevo la pala-bra a los abogados para que puedan res-ponder o aclarar los argumentos que se han presentado hasta el momento.

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  • Pedro Vaca:

    En primer lugar, es importante decir que el tema de la concentracin de medios en Colom-bia no est tan bien diagnosticado como lo manifestaba anteriormente Juan Pablo Morris. Lo que creo es que se ha diagnos-ticado desde el sesgo ideolgico que la desaprueba. Y tambin creo que s es un tema que tiene que ver con la libertad de expresin.

    Rodrigo Uprimny deca: la libertad de ex-presin est en crisis porque llevamos 200 aos construyndola desde una perspec-tiva liberal, donde lo que se dice que el Estado no interviene, las leyes mordaza no deberan existir, y entonces todo fluye en un mercado raro de las ideas y ah deben depositarse todas las expresiones. Esa teora liberal, como ya se ha demostrado tiene problemas de concentracin, de dis-cursos homogneos, de falta de plurali-dad, de financiacin y de cooptacin. Hoy en da es un gran problema la financiacin de los medios, portales como la Silla Vaca o Verdad Abierta son muy difciles de sos-tener financieramente. Y por ello hay que apelar a la creatividad, crear un conteni-do que sea atractivo. El simple hecho de ver la esttica de los programas en Canal Uno y en los privados es radical. Y no hay que olvidar que eso tambin engancha a la gente.

    Y del otro lado, est la lista en la cual en Latinoamrica se habla de las agendas democratizantes, que ya no tienen de ene-migo al Estado, sino tiene como enemigos a los grandes medios de comunicacin y que sita al Estado como un actor que va a compensar esa situacin. Existen ejem-plos positivos como la leyes en Argenti-

    na o Uruguay, y hay un ejemplo bastante malo, como la ley de medios en Ecuador. El problema no est suficientemente bien diagnosticado.

    Yo pensara que hay que hablar de dis-cursos hegemnicos vinculados hacia la tica periodstica, como reflexiones sobre lecciones negativas aprendidas, ms que como algo que fomenta una regulacin para el cmo debe ser la narrativa futura.

    Cuando a m me dicen cul va a ser el papel de los medios de comunicacin en el posconflicto? Yo slo pongo un signo de interrogacin; yo no tengo ni idea qu deben hacer los medios, pero lo que s creo, es que se debe garantizar que todas las versiones sobre lo que va a suceder se puedan expresar. No creo que se trate de as como en algn momento nos invi-taron a: Todos contra las Farc, este sea el momento de: Todos por la paz. Habr quienes no quieran eso, y como bien lo mencionaba la profesora, no se trata de una porcin marginal de la poblacin co-lombiana, estamos hablando de un sector relevante. As mismo tampoco pensemos que la verdad es una lnea que se constru-ye cronolgicamente. Es una red incluso que se construye desde las contradiccio-nes.

    Creo que muchas veces se subvalora la capacidad intelectual de la gente. Hace poco hicimos una encuesta y la credibili-dad de los medios no es muy alta, as que no hay que sobre valorarlos tampoco. Y por ltimo, existen en Colombia mecanis-mos de rectificacin de las informaciones y muchas veces nos quedamos en el plano de los anlisis de contenidos y no en el plano de la controversia de los medios de comunicacin. Han existido medios a los cuales les ha tocado regularse en los plan-teamientos que han hecho, por retransmi-tir informacin de manera parcializada. Habra que hacer un empoderamiento de las audiencias. Soy defensor de que las audiencias se organicen y exijan. Resal-tara la labor de una organizacin llama-da Medios al tablero, de las defensoras de los televidentes, entre otras instancias. Eso debera provocar en el nivel de con-troversia, que fcilmente podra funcionar

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  • a travs de una red social como Twitter, pero tambin se puede formalizar a travs de un mecanismo judicial.

    David Rodrguez:

    La Ley de Vctimas es clara: no existen ver-dades oficiales. No hay formas de narrar la verdad de manera oficial, no hay jerarqua entre las verdades. Esto para sealar que no hay una mejor forma de contar el dra-ma que otra, todas son legtimas. Es ti-camente imposible establecer jerarquas para categorizar a los actores de un con-flicto. Toda violacin contra los derechos humanos es una agresin contra la huma-nidad y todos los relatos son vlidos.

    En esa medida los medios deben tratar cada una de las historias como un relato, como un fragmento del relato. Y no se trata de que en el pas no seamos capaces de hacer Historia. Se trata de que la construc-cin es as: intersubjetiva, confrontada, es ticamente hilvanada y cientficamente respaldada. Recordemos que en el holo-causto los relatos aparecieron primero a travs de puestas en escena, relatos de ficcin, obras de teatro; estas otras formas de comunicacin no tan acadmicas son fundamentales.

    Ahora, a propsito de la observacin del profesor Fabio sobre la sancin judicial y la sancin simblica, mi opinin poltica es que a los medios no les corresponde san-cionar a nadie, los que deben sancionar son los jueces. Es muy grave que una per-sona sancione a los medios. Y mi opinin jurdica es la siguiente: cuando una perso-na es condenada, se tiene que difundir la condena. Esta se puede criticar libremen-te, pero se tiene que cumplir estrictamen-te. Un ejemplo: Alias El Alemn cumpli su pena y sali. Qu hicieron los medios? Ir a entrevistar a El Alemn, torpemente, en lugar de ir a entrevistar a las vctimas. Quin en los medios se ha ledo la senten-cia a El Alemn? Ninguno, y estoy muy seguro porque le hacen preguntas que es-tn resueltas en la sentencia. Y con ello quiero decir que me parece problemtico y peligroso que se diga que los medios tie-nen una obligacin de sancin social.

    Y para responder al cuestionamiento sobre los campos de las ciencias humanas y el periodismo, creo que se requiere de pe-riodistas cualificados, no slo en el tema que debe cubrir (conflicto armado, dere-chos humanos y conflicto), sino adems debe tener herramientas para abordar a las fuentes, para permitir que el relato de las vctimas fluya, saber hablar con las personas. Creo que a nadie interpela ms las historias del presente y pasado recien-te que al periodismo, ms que a los otros campos de las ciencias sociales. Son ellos los primeros llamados a hacer los relatos, a salvar una fuente, que adems puede servir para reconstruir la historia ms ade-lante. Mi respuesta final sobre ese tema, siguiendo a Benjamin, es que hay que ha-cer la historia a contrapelo y hay que darle la voz a la vctimas.

    Freddy Pinilla (Docente investigador de la Facul-tad de Comunicacin en la Universidad Sergio Arboleda):

    Retomando una frase de Kapuciski, po-dra decir que la primera vctima del con-flicto es la verdad, y efectivamente me parece que los periodistas antes que in-formar deberan decir por honestidad de qu partido poltico son.

    Colombia es uno de los pases donde la informacin ms fcil se consigue, porque la agenda est basada en el tema del con-flicto; los periodistas se forman para ello. Se forman casi como reporteros de guerra, donde los mismos militares llevan a los pe-riodistas a las zonas, - recordemos el caso de Romeo Langlois en 2012-. La pregunta es estamos preparados para otro tipo de cubrimiento que no sea el del conflicto?

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  • Y en esa formacin, en las academias, debe resaltarse la relacin que existe entre comunicacin y conflicto. Surge la pregun-ta: la solucin del conflicto es el silencio de los fusiles? La comunicacin nos sirve para poner en comn y solucionar a travs de la va del dilogo. Con los estudiantes se plantean estos temas. La sociedad co-lombiana est en el dilogo de un tipo de conflicto, pero existen otras formas de la violencia que tambin permean y deben tratarse.

    Esperamos una sociedad factible, en don-de por lo menos se respete el derecho a la vida, a travs de la comunicacin, del dilogo, del respeto al otro aunque pien-se diferente, esa es la solucin. Y en ese proceso s me parece muy importante que estn actores, como por ejemplo Nico-ls Montero u otras personas, porque nos aportan la parte creativa y el contar de otras maneras.

    Me parece magnifico el trabajo que hace el Centro Nacional de Memoria Histrica, y as mismo debera existir el centro de me-moria de las fuerzas militares, los centros de investigacin popular y dems, que permitan que cada uno pueda contar su historia. Pero, definitivamente, en la par-te creativa esto no puede ser solamente acadmico. Aqu en la Universidad Jave-riana sacaron una propuesta creativa muy valiosa llamada Yo saludo; una cosa tan cotidiana de la vida comn, es saludar al otro y eso se ha perdido.

    Entonces el llamado es a que se propon-ga una accin creativa, comunicativa para solucionar el tema del conflicto y no slo el conflicto de la agencia de los medios de comunicacin. Finalmente, una responsa-

    bilidad para todos los que estamos en la academia; hablamos a diario del registro calificado, de CVlacs, de crditos y de-ms, pero como dira el maestro De Zubi-ra: no podemos hablar de universidades exitosas en sociedades fracasadas.

    Carolina Garzn Daz (Comunicadora Social y Candidata a Magister en Educacin Universidad Nacional de Colombia- Columnista en El diario Bogotano en temas de comunicacin, conflicto y memoria):

    Cuando recib la invitacin a esta mesa precisamente pensaba el rol de los perio-distas y de los medios, con base en lo que ya tenemos, es decir con los acuerdos de la mesa de conversaciones y especialmen-te dos que tienen un llamado a los medios de comunicacin. El primero de ellos es el de la Comisin del esclarecimiento de la verdad, la convivencia y las garantas de no repeticin, que como su nombre es tan largo le decimos Comisin de la Verdad; y el segundo es el acuerdo de la Jurisdic-cin especial para la paz, y cmo parti-ciparn los medios en estas instancias?. Tratar de presentar mis reflexiones al res-pecto.

    Mencionaba el profesor Fabio lo que pas en Sudfrica, que los testimonios de las vctimas y los participantes del conflicto se divulgaban a travs de la radio. Si la apuesta de la academia, de quienes traba-jan en organizaciones, de quienes traba-jan en el Estado, es precisamente incidir para que dentro de los mandatos en la Co-misin de la Verdad y se incluya la difusin de este proceso, deben tener en cuenta la importancia de los medios como la radio.

    Es muy fcil sentir desde las ciudades que ahora los medios digitales nos traen toda la informacin, que si hacemos una info-grafa todo es mucho ms atractivo. Pero Pedro Vaca mencionaba una cifra que no conoca y me parece muy diciente, el nmero de emisoras del Ejrcito o de las otras frecuencias radiales que son las que finalmente terminan llegando a las comuni-dades. Es un medio para pensar seriamen-te, sin dejar de lado los otros medios.

    Tambin debemos pensar en cmo pode-

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  • mos incidir para que todo el trabajo que se haga desde la comisin sea de carcter nacional ms que gubernamental, porque es lo que pasa con los cambios de gobier-no, cada uno hace lo que quiere.

    Debemos trabajar en cmo se puede inci-dir para que el cubrimiento y el desarrollo de esta comisin de la verdad y lo que su-cede con el tribunal especial para la paz, pueda contar desde los medios de comu-nicacin con una buena esttica, pero tam-bin para que comencemos a desarmar esto de la diferenciacin de las vctimas, que ha sido muy complicado. Esa pugna por decidir y hacer protagnicos ms a las vctimas de un actor armado que de otro. Entre ellas mismas incluso se les pone en disputa por ver quien ha sufrido ms, cu-les han sido ms importantes. Y por ello el llamado para que desde la academia, los observatorios, las instituciones se trabaje sobre ese concepto de la vctima, sin im-portar quien sea su victimario.

    La comisin de la verdad dar las reco-mendaciones al final de sus estudios, las cuales estarn recogidas en un informe, pero esas recomendaciones no obligan, no son vinculantes y seguramente todas estarn enfocadas al Estado. All tambin se podra incidir para que las recomenda-ciones se dirijan as mismo a los medios de comunicacin, para que recomienden, buscando que no se vuelvan a cometer las vulneraciones, para que sean ms demo-crticos, ms incluyentes, para que respe-ten ms los derechos de las vctimas.

    Finalmente, es clave que va a existir una comisin de seguimiento de las recomen-daciones y all los medios de comunicacin y los periodistas tienen un reto importante,

    cuando ya deje de ser noticia, que igual no deje de ser importante y se permita la difusin de los temas relacionados.

    scar Bustos (Director del programa Hagamos Memoria de Canal Capital de 2012 a 2015):

    Yo quera hablarles de la experiencia en Canal Capital, que frente al tema de lo pblico ha sido ha sido novedosa en los tiempos contemporneos. Hemos visto una poca de florecimiento, cuando el canal se ha comprometido con los temas de dere-chos humanos, de paz, en darles la voz a las mujeres, a las comunidades LGBTI, a tantas diversidades e incluso a los oposi-tores polticos a que debatan el tema de lo pblico con sus contradictores. El tema del debate, la opinin y del anlisis fue muy amplio.

    Yo hago parte de la franja memoria. Cuan-do Hollman Morris me propuso trabajar en este programa Hagamos Memoria, me dijo: vamos a darle las voces a las vcti-mas y a contar esas historias silenciadas. Yo trabaj en la administracin de Samuel Moreno primero haciendo un programa de crnicas, y creo que hice un programa muy esttico, una crnica urbana muy bien trabajada visualmente; sin embargo slo tenamos el 0.01 % de la audiencia, no nos vea casi nadie. Cuando hemos entra-do en esta parrilla comprometida con los derechos humanos, la memoria y la paz, realmente la audiencia se ha multiplicado poderosamente. Hemos tenido audiencias importantes, en los temas de alto impacto, por ejemplo en la investigacin del crimen de Jaime Garzn nos dio casi 40.000 tele-visores encendidos; eso es una cifra muy grande para el Canal Capital.

    Otros temas de alto impacto fueron: el crimen de Galn, la toma del Palacio de Justicia, siempre marcan alto. Y en estos 3 aos hemos hecho 120 documentales que varan de audiencia entre 7.000 y 30.000 televidentes. Pero hemos conquistado una nueva audiencia activa, dinmica, que se est pensando, que se est comunicando con los periodistas y que propone temas. En Bogot hay gente muy conectada con su televisor a travs de este canal. qu va a pasar con ellos y con nosotros ahora con

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  • el cambio de administracin? Es una gran lstima y un misterio.

    Pero hemos contado las historias dndole la voz a las vctimas y a veces a los victi-marios, cuando conseguimos los testimo-nios que han presentado ante la justicia, para confrontar esas voces. Y si hemos visto un cambio de actitud cuando pode-mos confrontar a la vctima con su victima-rio, el resultado humano del reportaje es tremendamente efectivo para hablar de la vida y de la injusticia que se cometi.

    Les digo que la preocupacin ms grande es que he trabajado con practicantes de todas las universidades; con ellos he teni-do relaciones muy contradictorias. Llegan con ambiciones, tal vez porque se forma-ron en los medios privados o vindolos, buscando figurar ellos, de salir, de pro-tagonizar y ejercen bastante presin. No entienden ese proceso que hay que hacer para escuchar a las vctimas, para organi-zar el relato; es algo de bastante respeto y de cuidado. Pero eso no lo entienden los jvenes periodistas que estn saliendo de las universidades.

    A veces hay problemas graves con ellos, porque chocan con lo que aspira a tener el Canal Capital, que es un compromiso con lo pblico y el respeto con las histo-rias. Incluso el staff de los periodistas del noticiero cambia mucho, porque no hay un compromiso con lo pblico, hasta que no se encuentra el periodista que est en sintona con esta labor. Ha existido mucha inestabilidad. Yo creo que por el noticie-ro de Canal Capital han pasado como 120 periodistas durante los ltimos 4 aos, porque no se acomodaron, chocaron, no se entiende qu es lo que se busca. Eso me parece grave.

    Por ejemplo, para contar el crimen de Glo-ria Lara, le ped a una de las practicantes, confiando en lo que pudiera hacer, que entrevistara a una de las hijas de Gloria y luego lleg con el cerebro lavado, a cues-tionar el supuesto montaje que yo estaba haciendo para la darle la palabra y la ver-dad a los exiliados que estn en Europa, acusados por este crimen; me acusaron, que yo les estaba cuidando, deca el tes-timonio de las hijas de Gloria Lara. Enton-ces, estos nuevos periodistas, tienen la fa-cilidad de acomodarse a las versiones de los poderosos y desconocen este esfuerzo que se hace por darle la palabra a las vc-timas del conflicto en Colombia. La preo-cupacin, insisto, es ahora dnde vamos a contar las historias, cuando tenemos in-vestigaciones completas para el ao en-trante y no sabemos dnde publicarlas.

    Edwin Cubillos (Centro Nacional de Memoria Histrica - Integrante del Centro de Pensamien-to en Comunicacin y Ciudadana Universidad Nacional de Colombia):

    Yo creo que Canal Capital, durante esta administracin, debe convertirse en una experiencia para el pas en la construc-cin de un referente de lo que podra ser una comunicacin para la paz. La diversi-dad y la pluralidad de las historias que se contaron y de las memorias que propici, es la oportunidad para capitalizar desde la sociedad civil esas memorias plurales del conflicto armado en un canal pblico. Creo que lo que debe venir ahora es un proce-so de sistematizacin muy sesudo de los aprendizajes, de lo que esta experiencia gener, para empezar a construir espacios de incidencia en continuidad y mucho ms all. Esto no puede quedarse slo como una propuesta en el marco de un gobierno de izquierda que abri el espacio de la te-levisin pblica para enfatizar el acceso, por lo menos durante los cuatro aos. Me niego rotundamente a pensar que eso sea lo nico que va a quedar del Canal Ca-pital, y creo que esta experiencia servir para seguir proyectando la comunicacin en Colombia.

    Creo que la memoria es fundamentalmente de las vctimas, nace de all y debe consti-tuirse en el marco de un proceso de paz y

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  • de garantas de no repeticin, en una me-moria colectiva. La memoria histrica, en ese sentido, nace de esos grupos que han sido afectados directamente por el con-flicto armado y debe constituirse en parte de la memoria colectiva. Creo que en ese vnculo de las victimizaciones individuales o grupales, al vnculo de la memoria co-lectiva, es uno de los caminos que puede permitir avanzar en un proceso de garanta de no repeticin y en este marco de la co-municacin para la paz es importante.

    No estoy del todo convencido que se deba hacer una labor eminentemente periodsti-ca y solamente de periodistas. Volviendo a la experiencia del Canal Capital, el cual ha permitido un trabajo interdisciplinario, que permiti aprender desde diferentes saberes, incluso desde la historia, sin con-fundir la memoria con la verdad histrica como lo planteaba David hace un rato. Eso nos pone en un debate muy importante so-bre lo que este proceso le va a generar a las disciplinas, a las ciencias sociales y a las disciplinas del saber en general, para construir la paz. Si histricamente, este pas, y el mundo entero, se ha construido a partir de unos nichos del saber discipli-nar, que de alguna manera ven el mundo de una manera parcializada, que inclusive han sido legitimadores de la segregacin y que han ayudado a perpetuar las memo-rias de violencia, la construccin de un proceso de paz, desde la sociedad en ge-neral, debe permitir romper esas fronteras disciplinares de todo tipo.

    Es una oportunidad enorme de potenciar los saberes que se han construido, de re-conocer que las memorias de las vctimas han sido recopiladas y han nacido mucho antes que la Ley de Vctimas. Trabajando

    en el Centro Nacional de Memoria Histri-ca me doy cuenta de la gran cantidad de iniciativas que existen a lo largo y ancho del pas en temas investigativos, archivsti-cos, de pedagoga, de prcticas artsticas en torno a la memoria, y efectivamente no es la nica manera de visibilizar los proce-sos desde la investigacin escrita, que ha sido la historia de esta entidad. Hemos es-tado trabajando desde otras reas, hemos potenciado el proceso cultural y artstico como un potente movilizador de memoria, con un gran impacto y adems que debe llegar a esos medios de difusin masiva.

    Finalmente, quiero plantear que existe una gran oportunidad para pensar que la paz en este pas, como lo dijeron los exposito-res, no se restringe nicamente a una fir-ma de los acuerdos, y que va a implicar sobre todo la agencia y la construccin de un pacto social, que permita volver asible lo que surja de los acuerdos, pero sobreto-do, generar la sostenibilidad de la paz. En ese sentido es muy importante recuperar las bases ticas del periodismo, que an-cladas en este pacto social y en la lgica de la libertad de prensa y la libertad de expresin, garanticen que esto sea soste-nible en el tiempo.

    Porque tambin preocupa, que en aras de la libertad de expresin, se sigan po-tenciando los marcos mentales que han propiciado la guerra. Una de las apuestas de la comunicacin debe ser efectivamen-te lo contrario, potenciar las maneras en las que se descolocan los marcos menta-les que legitiman la violencia, que desna-turalizan. Se debe des-estereotipar esos entramados que han permitido entender desde los lenguajes de la violencia y los conceptos sociales que sustentan esos marcos de violencia. En ese sentido debe-mos apostarle a construir marcos sociales donde la comunicacin sea un eje muy im-portante y para que sepamos cmo vamos a comunicar y cmo le abrimos los canales de comunicacin a las vctimas mismas de manera autnoma, sin necesidad de la me-diacin periodstica.

    Dbora Prez:

    A propsito de unos foros que estuvimos

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  • organizando en el Ministerio de Cultura en torno a Comunicacin, cultura e Innova-cin en el posconflicto, -hicimos tres en Cartagena, Manizales y Bogot-, se ven unas tendencias y hemos sacado algunas conclusiones.

    En uno de los foros presentamos experien-cias de personas de colectivos de comuni-cacin que han trabajado durante muchos aos en los territorios, en torno a los temas de comunicacin, cultura y paz, y eso ge-ner una novedad: los asistentes pedan que los dejramos hablar ms, que no sa-ban que existan estas propuestas, que muy chveres los aprendizajes. Por ello es muy importante ver que hay muchos colec-tivos que salen desde los medios comuni-tarios o desde otros procesos de comuni-cacin, que estn agenciando estos temas claves en los territorios, con unos saberes ya capitalizados de cmo hablar de paz.

    El mensaje es, por qu no llevar esas ex-periencias a las ciudades, a las universi-dades. Esto ocurri cuando por ejemplo, Soraya Bayuelo de los Montes de Mara, se puso a hablar con un grupo de 40 estu-diantes y ellos afirmaban no conocer nada de estas iniciativas. La universidad qued maravillada, porque reconocen que los es-tudiantes estn desconectados de lo que pasa, el conflicto no est llegando a mu-cha gente.

    Existe una ruptura entre campo y ciudad y las periferias. Hay dos visiones muy dife-rentes de lo que est pasando en el pas, y hay que articular de alguna manera. La gran preocupacin es cmo generamos esos vnculos. Cul es adems la respon-sabilidad de las universidades, de los edu-cadores, cmo generar ctedras de paz. Es importante discutir esta responsabili-dad de los medios, pero tambin recono-cer que hay unos espacios muy trascen-dentales de comunicacin, que son como oportunidades. Vuelvo a las mediaciones, para generar estas conversaciones y estas versiones sobre el conflicto. Cmo gene-rar el vnculo campo ciudad? Porque hay dos versiones completamente diferentes de pas. Fue una de las grandes conclu-siones de las mesas: Hay que trabajar ms all de los mismos medios y es importante

    generar esas conversaciones multinivel en el pas sobre el tema.

    Ahora, volviendo al tema que plante Juan Camilo Jaramillo, debemos recuperar una discusin sobre lo pblico, qu es lo p-blico en este pas? cules son las com-prensiones sobre lo pblico?. El pas tiene que volver a conversar sobre eso. Hablan-do con Germn Rey en estos das, recor-dbamos que hubo un gran momento con la constituyente del 91, que dio paso a la creacin a muchas entidades, entre ellas el Ministerio de Cultura; haba una espe-ranza y se habl de un pas pluritnico, multicultural, se hicieron programas de te-levisin sobre la constituyente. Yo estaba en la universidad y deca: qu bueno, por fin llega una comprensin de lo pblico al pas.

    Pero eso se ha perdido y hay que promover una movilizacin de la discusin en este momento, sobre qu es lo pblico ahora, cul es la tica de lo pblico. Pensemos, desde qu tica se est moviendo la con-versacin en este pas para comprender el tema de violencia, de diversidad de en-contrarse con el otro diferente. Pienso que esas son las conversaciones mucho ms trascendentales, que conectan con las emocionalidades de las que hemos habla-do, y por donde debe pasar el tema de las comunicaciones en el posconflicto, que va ms all y significa un relacionamiento en-tre comunicacin y cultura.

    Daniela Albn:

    Nos encontramos ya en el cierre, y quera resaltar que, aunque si bien aqu no estn sentados los productores de los grandes medios de comunicacin en el pas, si he-

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  • mos hecho el esfuerzo por hacer conver-saciones interdisciplinarias, invitando a expertos desde diferentes campos. Ade-ms teniendo en cuenta que la comunica-cin siempre ha tenido un papel marginal en las reas del conocimiento, pero que desde estas mesas podamos sentarnos abogados, periodistas, artistas, investiga-dores, ya es un gran logro.

    Fabio Lpez:

    Yo quera precisar, cuando hablo de san-cin simblica no me refiero a estas prcti-cas de filtrar expedientes desde la fiscala para que impartan justicia desde los titu-lares; no me refiero a eso, a pesar de que eso lo han venido haciendo medios duran-te el uribismo contra las Farc. Y quiero ser claro tambin en que no quiero descargar a las Farc de todas sus responsabilidades. Pero es importante ver que aqu se volvi licita la propaganda anti Farc, y uno de los problemas ms graves de la sociedad en este momento es que estamos manejados por la propaganda. Sociedades en guerra terminan siendo manejadas por la propa-ganda como lo han mostrado los estudios sobre Vietnam. Aqu eso es brutal. Lo del discurso de los hroes, que ha sido asimi-lado a muchos niveles dentro de las Fuer-zas Militares, es un discurso propagands-tico.

    Con lo de las vctimas, a qu vctimas se les da la palabra. Hay 18 categoras de vctimas, en este momento, categorizadas por el grupo del Centro de Pensamiento y Seguimiento a los Dilogos de Paz, de Ale-jo Vargas y su equipo.

    Tambin es importante tener en cuenta los gneros, una cosa es crtica, otra es re-portaje, otra es opinin, otra es crnica. En crnica se le puede dar la palabra a una diversidad de vctimas y habra que hacerlo. Entonces ante todo la bsqueda de equilibrios.

    En los medios colombianos la izquierda est excluida, si no es por la experiencia de Canal Capital, - entre otras cosas com-parto con scar Bustos su apreciacin-, el trabajo con derechos humanos y visibi-lizacin de vctimas fue pionero. Y en in-

    formacin, -y ah s discrepo con lo que deca Nicols Montero de que la televisin no cuenta-, los estudios demuestran que la televisin es el principal medio a travs el cual los colombianos se informan, se pue-de corroborar en los principales estudios de medios del pas, despus viene la radio e internet crece cada da ms. El boom de la televisin fue los noventas, pero las li-gas de televidentes nunca despegaron en este pas.

    Y finalmente quera decirle a Pedro Vaca, y a otros colegas, que hay que tener mucho cuidado, que los veo muy optimistas con las redes sociales, pero no podemos ser ingenuos frente al poder de los medios del broadcasting, con los medios de emisin abierta, que siguen jugando un papel muy importante.

    Pedro Vaca:

    Pero, un parntesis, en Colombia el 75% de las personas que tienen televisor estn conectadas a algn cable, es decir noso-tros estamos defendiendo un espectro que en realidad no usa mucho el pblico, o cuntos de los que estamos aqu vemos en casa una seal que estamos cogien-do el aire? Entonces, cuando yo hablo del tema tecnolgico es que uno est hablan-do de Caracol y RCN que concentran una parte considerable, pero los gigantes del asunto son Telmex y Telefnica, esa es la realidad con la convergencia tecnolgica. Es decir es tanto una oportunidad, como un peligro.

    Fabio Lpez:

    Bueno, pero para informarnos Caracol y RCN son los lderes de audiencia.

    Pedro Vaca:

    Y Da Tv de Claro -Telmex est en la mitad de estos dos y produce un noticiero, que no es nada malo, que es Red + Noticias.

    Fabio Lpez:

    Si, es cierto, pero tambin estamos viendo los canales nacionales a travs de DIREC-TV Tv.

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  • Dbora Prez:

    Yo estoy de acuerdo con Nicols Montero, Caracol y RCN si estn preocupados por-que se ven en va de extincin, o si no, no estaran moviendo proyectos en la Cmara de Representantes y en el Congreso o no habra pasado que se tumbaron el proyec-to del Tercer Canal.

    Juan Camilo Jaramillo:

    Estn perdiendo mercado, pero no estn en la crisis total. Creo que lo que estamos discutiendo ms es la influencia en trmi-nos de construccin de sentido. Es que creo que caemos en el error de pensar que conectividad es igual a comunicacin y no es as.

    Dbora Prez:

    Siguen teniendo gran influencia, pero hay que tener en cuenta que ya no estn en el centro de la sala de muchos hogares. Hay otros discursos dentro de la nueva ge-neracin. Qu estn viendo los jvenes? Es decir, los grandes medios son influen-ciadores, pero de qu generacin? Estn las dos caras de la moneda y eso hay que tenerlo muy presente.

    Fabio Lpez:

    El universo de lecturas por parte de las audien-cias no es infinito, est cortado por lo que se llama en la teora de la comunicacin los mensajes preferentes, los que estn en el mercado, por la oferta. Y a la oferta co-lombiana no estn entrando los discursos diversos y pluralistas. Me preocupa que hoy en da no existe ese clima progresista

    que nos record Dbora hace un momento para el momento de la constituyente. Es-tamos en una sociedad polarizada. Yo le reconozco a Santos que ha ayudado a ai-rear y a recuperar cierto pluralismo y tono liberal frente a la herencia el uribismo que fue positiva.

    Ahora, para discutir la idea de que las narraciones del presente deben hacerlas slo los periodistas, creo que no. Estoy convencido que desde la academia tiene que entrar con sus voces, lo que pasa es que est muy mal preparada, con la rigi-dez conceptual y que tiene una gran difi-cultad para conectar los saberes expertos con la sociedad que los necesita. No es una tarea slo del periodismo, es algo en lo que los acadmicos debemos trabajar tambin.

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