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49 RESUMEN: Este trabajo se relaciona con la necesidad que el mexicano tiene de la figura de “padre” y la forma en que se comporta en cuanto a la satisfacción de esta carencia. Partiendo del análisis histórico de la palabra padre, se dimensiona el concepto y se le sitúa en su justa medida tomando en cuenta las implicaciones y los significados que puede obtener dependien- do del nivel en que se maneja y de la convicción social en un momento dado. Con base en lo anterior y observando la cultura mexicana, siempre plena de religiosidad y ávida de protección, se asimila al padre ausente en un contexto divino de donde vendrá la solución a los problemas. Se propone una reflexión sobre la búsqueda interna del padre, puesto que la búsqueda externa corre el riesgo de toparse con la pseudomasculinidad del machismo. El padre ausente Eduardo de la Fuente Rocha EXISTE UNA VINCULACIÓN entre la movilización de las masas y las expectativas que tienen éstas de alcanzar un objetivo. Desde 1954, León Festinger ya señalaba en su teoría de la locomoción de grupos, cómo un objetivo común puede hacer que un grupo adopte una conducta para garantizar su consecución. Festinger (1954:118), con su hipótesis de la locomoción de grupo, nos dice que en la medida en que cada elemento del grupo desee que el propio equipo alcance su objetivo, y crea que el conformarse facilitará tal logro, se propiciará el que internamente se sienta movido a conformarse. Así, la presión hacia la conformidad se fundamenta en la hipótesis de la locomoción de grupo. Este autor sostiene que uno de los factores que producen presión a la uniformidad es la facilitación del movimiento de grupo hacia un objetivo. La disidencia, entonces, es un elemento desorganizador que impide que el grupo complete su tarea. León Festinger intentó explicar por qué existe la tendencia hacia la uniformidad en los grupos y encontró que ésta depende de dos factores: 1. La necesidad de locomoción en el grupo; para que una organización tenga movilidad eficaz hacia sus metas debe hacer un común acuerdo entre sus miembros con respecto a determinados principios básicos y en ciertas actitudes, valores y opiniones compartidas. 2. Un factor denominado pertenencia de la opinión al funcionamiento del grupo, que nos dice que mientras más propia es la opinión del grupo mayores serán las posibilidades de que haya presión hacia la uniformidad. ANUARIO 2001 • UAM-X • MÉXICO • 2002 • PP. 49-60

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RESUMEN: Este trabajo se relaciona con la necesidad que el mexicano tiene de la figura de“padre” y la forma en que se comporta en cuanto a la satisfacción de esta carencia. Partiendodel análisis histórico de la palabra padre, se dimensiona el concepto y se le sitúa en su justamedida tomando en cuenta las implicaciones y los significados que puede obtener dependien-do del nivel en que se maneja y de la convicción social en un momento dado. Con base en loanterior y observando la cultura mexicana, siempre plena de religiosidad y ávida de protección,se asimila al padre ausente en un contexto divino de donde vendrá la solución a los problemas.Se propone una reflexión sobre la búsqueda interna del padre, puesto que la búsqueda externacorre el riesgo de toparse con la pseudomasculinidad del machismo.

El padre ausente

Eduardo de la Fuente Rocha

EXISTE UNA VINCULACIÓN entre la movilización de las masas y las expectativas quetienen éstas de alcanzar un objetivo. Desde 1954, León Festinger ya señalaba en suteoría de la locomoción de grupos, cómo un objetivo común puede hacer que ungrupo adopte una conducta para garantizar su consecución.

Festinger (1954:118), con su hipótesis de la locomoción de grupo, nos dice que enla medida en que cada elemento del grupo desee que el propio equipo alcance suobjetivo, y crea que el conformarse facilitará tal logro, se propiciará el que internamentese sienta movido a conformarse. Así, la presión hacia la conformidad se fundamenta enla hipótesis de la locomoción de grupo. Este autor sostiene que uno de los factores queproducen presión a la uniformidad es la facilitación del movimiento de grupo hacia unobjetivo. La disidencia, entonces, es un elemento desorganizador que impide que elgrupo complete su tarea. León Festinger intentó explicar por qué existe la tendenciahacia la uniformidad en los grupos y encontró que ésta depende de dos factores:

1. La necesidad de locomoción en el grupo; para que una organización tenga movilidadeficaz hacia sus metas debe hacer un común acuerdo entre sus miembros conrespecto a determinados principios básicos y en ciertas actitudes, valores y opinionescompartidas.

2. Un factor denominado pertenencia de la opinión al funcionamiento del grupo,que nos dice que mientras más propia es la opinión del grupo mayores serán lasposibilidades de que haya presión hacia la uniformidad.

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Stock y Lieberman (1958) afirman que los miembros de un grupo pueden versepresionados a persuadirse o conformarse con la solución específica de éste, para algúnasunto determinado de grupo. Cuando surge un problema, surge la reacción del grupopara resolverlo, y es en esta etapa, cuando puede observarse el nivel de cohesión delgrupo mediante la cooperación (De la Fuente, 1991).

En el caso de México pueden observarse en forma reciente y remota, diversosfenómenos en los que las masas se han movilizado tratando de obtener una meta oun ideal. Una de la metas que busca el mexicano es la de contar con una figura fuertey protectora que le permita sentirse resguardado; una figura similar a la de un padre.En este trabajo, partiendo de la concepción de “padre”, se plantea la búsqueda delmismo como objetivo para lograr la locomoción de las masas, relacionando el mo-vimiento de los grupos con la necesidad que el mexicano tiene de esta figura, dadassus carencias. Asimismo, el trabajo se ejemplifica con los hechos que pueden observarsea través de su historia.

Comenzaremos entonces por señalar que el diccionario etimológico mencionaque la palabra “padre” viene del latín pater, patris, que significa padre, y que senombra así al hombre que ha tenido uno o más hijos (Corripio, 1973:338).

La palabra padre tiene por radical la sílaba pa, que en los idiomas primitivossignifica protector. Es así también como se les distingue a algunas dignidadeseclesiásticas. Los latinos llamaban a Júpiter Magnus Pater y enseguida le dieron eltítulo de Divum Pater, es decir, padre de todos los dioses.

El padre alcanza grandeza cultural en los mitos de los orígenes; su simbólica seconfunde entonces con la del cielo y refleja el sentimiento de una ausencia, una falta,una pérdida, un vacío que sólo el autor de los días podrá colmar (Chevelier y Alain,1995:793).

Paul Ricoeur (De l’interprètation) atribuye la riqueza del símbolo del padre, enparticular, a su potencial de trascendencia. “El padre figura, en la simbólica, comogenitor o dador de leyes”. Es manantial del que brota toda institución; como el señordel cielo, es una imagen de la trascendencia ordenada, sabia y justa (ibid.:793).

Siguiendo una inversión habitual simbólica, el padre de los orígenes se muda en “eldios que viene”. Ricoeur señala que es a la vez arcaico y prospectivo; la generación queél aporta se convierte en regeneración: el nacimiento, en un renacimiento, siguiendotodas las acepciones analógicas del término. Su influencia puede entonces emparentarsecon la atracción del héroe o del ideal. El padre no sólo es el ser que queremos poseer otener, también lo que queremos llegar a ser. Paradógicamente, este progreso pasa por lavía de la supresión del padre “otro” hacia el acceso al padre, “yo mismo”. Tal identificacióncon el padre entraña el doble movimiento de muerte, para él, y de renacimiento parael hijo. El padre subsiste como una imagen permanente de trascendencia que sólopuede aceptarse sin problema con un amor recíproco de adulto (ibid.:793 y s.).

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El padre de una raza corresponde al hombre primordial; es el primer dios y el serabsoluto, el padre de los vivos y el amo de los muertos. Detentador de dos aspectos,uno sombrío y otro luminoso y divino. No procrea por sí mismo, pero es responsablede la procreación. Representa un poder único en su esencia y doble en sumanifestación.

Al papel paternal se le asignan diversas funciones. Una de ellas lo concibe como elrol que desalienta los esfuerzos anticipados de emancipación de los hijos y ejerceinfluencia sobre ellos que los priva, limita, molesta, esteriliza y mantiene en dependencia.Otra función es la de mantener atenta la conciencia frente a las pulsiones instintivas,los arrebatos o lo inconsciente; asimismo, “el padre” es el mundo de la autoridadtradicional frente a las nuevas fuerzas de cambio (ibid.:793).

El concepto padre representa, en forma extensiva, múltiples figuras de autoridad:patrón, protector, maestro, deidad, etcétera. Se sabe que aquel a quien tanto se teme,contiene a su vez los aspectos positivos del padre al que, por otra parte, se le anhela.Este aspecto dual en el manejo de la figura del padre puede ser observado en el trato,usos y costumbres que la familia mexicana da a tal figura.

La figura del padre, en la familia, se proyecta posteriormente en el trabajo, en lafigura del jefe al que se le rinden cuentas y al que se le tiene miedo por ser el encargadodel poder sobre nuestra economía; asimismo en la escuela, el profesor representa laimagen del padre culto, o en su defecto más experimentado que el alumno-hijo, al cualpuede hundir con la crítica.

Los protectores sociales son figuras paternales que a la vez favorecen la dependenciadel protegido. Muchas veces se trata del representante de una figura ausente y, por lotanto, anhelada frecuentemente. Tal es el caso del padre ausente en la vida de muchosmexicanos, pues si bien no siempre está físicamente ausente, lo puede estar moralmente.

Otra forma de representar al padre es por medio de la imagen de un dios, mismaque corresponde a la de un padre supremo, que es temido, venerado y suplicado, yal que se pretende llegar, según algunas religiones, por medio de los buenos actos.

El padre representa entonces la conciencia social de lo instituido. En la antesmencionada forma de dios, el peor castigo que se puede esperar es el de ser destruidopor él. El ser castigado por el gran padre es quedar fuera de su misericordia y de sucompañía eterna. En forma equivalente es quedar proscrito socialmente.

El concepto de padre en la familia mexicana está influido por los aspectos religiosos.De allí que la imagen del padre sea la de un gran todopoderoso ausente al cual se quierellegar, y las diferentes formas de buscarlo van desde el tratar de hallarlo en situacionesparadisiacas o míticas, como es el caso del compadrazgo, o del alcoholismo, hasta lamimetización con él, como una forma de tenerlo junto. El padre mexicano es un granapoyo no presente que se desea tener a un lado para ser sostenido en la vida. Estacarencia es una piedra angular en el proceso del conocimiento hacia la propia persona.

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Volviendo la mirada en forma retrospectiva a la historia de México, puede observarseque han existido diversos líderes que representan al padre defensor de los valores popularesy satisfactores de sus necesidades. Ellos van precedidos de la figura mítica de Quetzalcóatl,gran protector del hombre, inventor de las artes y oficios que al ser deshonrado se arrojaa una hoguera convirtiéndose en el planeta Venus. La llegada a México de los españoleshizo creer a Moctezuma que Cortés era el propio Quetzalcóatl que regresaba pararecuperar su trono.

La diferencia entre las etapas en las que ha habido un líder y en las que no, consisteen que, en las primeras, el pueblo reacciona, sabe lo que es valioso para él y lo defiende,en tanto que en las segundas, el pueblo espera encontrar a un padre sobreprotector quevenga a consolarle en su abatimiento, lo cual disminuye la asertividad y la autoestimade la gente. Lo anterior se da debido a que el propio pueblo ha renunciado a sus valoresy a las posibilidades que tiene de defenderlos y proyecta su esperanza en un agenteexterno que no llegará, y que si llega será para cobrar con fuertes intereses su “ayuda”,pues toda ayuda que nace de la dependencia lleva en sí la semilla de un mayorsometimiento.

Entre otros ejemplos de protectores se encuentran el padre Hidalgo —obsérvesecómo ha pasado a la historia con el nombre de “padre”— y Vasco de Quiroga, “TataVasco”, quien en 1535 envió a Carlos V su célebre “Información en derecho”, en laque condena enérgicamente a los encomenderos, hombres perversos, a quienes conveníaque a los nativos no los tuvieran por hombres sino por bestias. Así, defendió apasionada-mente a los indios y a su libertad.*

Otro ejemplo lo constituye Toribio de Paredes, nacido en Benavente, llamado“Motolinia”. Fue protector de los indios contra los abusos y crueldades a que eransometidos por los conquistadores españoles. Cabe observar que en los antecedenteshistóricos del mexicano se encuentra la dominación de un grupo de poderososrepresentados por la corona española en contra de indígenas sometidos, que se acogíana la protección de estos “padrecitos“, lo cual llama la atención por la similitud de estasconductas con la que se ha comportado el pueblo mexicano ante la figura del Papa,durante sus visitas a México.

En la historia de nuestro país, a los líderes-padres les sucedieron los militares,inteligentes y ambiciosos como Agustín de Iturbide, salido de las filas del ejército deCalleja. Fue sanguinario y no dio cuartel a los insurgentes. Después de recibir variosreveses de Guerrero, pensó en la posibilidad de ser el líder del movimiento deIndependencia; se atrajo entonces al caudillo revolucionario y proclamó el famosoPlan de Iguala, al que se unieron también Bravo y otros jefes prestigiosos. Posterior-mente llegó a ser coronado emperador de México. Su reinado se vio plagado dedificultades y tuvo que luchar con la fuerte oposición republicana acaudillada por

* Calos V había dispuesto en 1535 que “prohibía a sus súbditos que esclavizaran a los indios”.

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Santa Anna. Juzgando su causa perdida abdicó el 20 de marzo de 1823 y salió paraEuropa. El Congreso en su ausencia lo declaró traidor y lo condenó a muerte, sentenciaque se hizo efectiva en Padilla, el 19 de julio de 1824, cuando Iturbide, ignoranteaparentemente de la sanción que pesaba sobre él, regresó a México.

Por su parte, Vicente Guerrero fue electo presidente de la República en 1829 ya fines del mismo año una sublevación en Jalapa acaudillada por Bustamante loarrojó del poder. Refugiado en el sur, mantuvo una rebelión durante todo el año de1830, hasta que una celada que le tendió el ministro Facio, valiéndose de los serviciosdel genovés Francisco Picaluga, lo hizo caer prisionero; conducido a Oaxaca fuejuzgado y fusilado el 14 de febrero de 1831.

Más tarde aparece Doroteo Arango, “Pancho Villa”, audaz y temerario, con talentonatural y sin cultura, amigo de los humildes, liberal, con grandes ambiciones y sinescrúpulos legales. Devoto de Madero, organizó guerrillas contra Porfirio Díaz.Disgustado con Carranza por entender que se apartaba del derrotero lógico de laRevolución, entró en la ciudad de México con Zapata, ante la contraofensiva deCarranza, abandonó la capital; Villa fue derrotado en Celaya por Obregón y serefugió en el norte del país. Organizó una incursión contra el pueblo norteamericanode Columbus y esto motivó la expedición de castigo de Pershing, quien no pudocapturar al guerrillero. Muerto Carranza, el presidente Adolfo de la Huerta le concedióla propiedad de la Hacienda de Canutillo. Algún tiempo después fue asesinado porsus enemigos políticos.

A partir de la Revolución se observa que los diferentes líderes oficiales van siendoeliminados y asesinados poco a poco. Lázaro Cárdenas se distinguió por la defensade Guadalajara en 1923; se caracterizó esencialmente por la afirmación de los perfilesnacionales con la expropiación de los bienes de las compañías petroleras extranjerasy por la profunda transformación de la economía agraria que significó la naciona-lización de las grandes propiedades rurales. Dedicó gran atención del poder públicoa los problemas económicos y sociales. Es interesante hacer notar que la población ledio el sobrenombre de “Tata Lázaro”, lo que nos permite reflexionar y recordaracerca de la búsqueda padre-líder perdido que ha tenido a través de la historia elpueblo mexicano.

Después de la Revolución Mexicana, y en especial en la segunda mitad del SigloXX, nace el concepto de “Papá Gobierno”, en el que muchos ponen sus esperanzas,deseando “que la revolución les haga justicia”. Padre, para las personas y países depen-dientes, significa “proveedor”, abastecedor, auxilio permanente, sujeto o país que daapoyos económicos sin considerar las consecuencias futuras del endeudamiento y delfomento a la dependencia. El costo de esta creencia puede ser el que un país, en sóloseis años, se vea privado de sus empresas, que se encuentre descapitalizado y empo-brecido, inundado por los nuevos comerciantes de la amoralidad, por el crimen

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organizado, por el narcotráfico, aplastado por la inseguridad pública y la impunidadde los crímenes y, lo que es peor, desesperanzado.

Al observar el pueblo cómo muchos de sus gobernantes se corrompieron, seenriquecieron en forma ilícita, participaron en asesinatos, en el narcotráfico y favo-recieron la inseguridad pública, reaccionaron en dos formas: unos decidieron imitarestos ejemplos incorporándose a las filas de delincuentes, y otros se replegaron asus-tados y desesperanzados de las posibilidades de tener una solución proveniente delGobierno. Ello acabó con la tradicional figura del “papá Gobierno”.

La pregunta consiste en determinar en qué momento se perdió al padre-líder.Buscarlo por fuera es un error, pues podremos confundirnos en un mar de fechasnombres y lugares. Es en realidad una pérdida interior que se ha dado a través dediversos medios corruptos que aparecen socialmente no sólo como negativos sino comodeseables; es decir, a los medios masivos que promueven el machismo. Esa formula depseudo-masculinidad enseña a agredir, a golpear, y tratar con desprecio y prepotencia;la violencia de ninguna manera enseña a la lucha interna para vencer los miedos perso-nales y para defender nuestros valores y derechos. La verdadera masculinidad, consisteen contar con una figura simbólica, estable, de un padre internalizado.

Ha sido la promesa de la vida holgada que por años se promovió mediante lafigura del mexicano indígena sentado y tapado por un gran sombrero que lo cobijaba.Así se difundió primero la idea de que el mexicano es flojo e indolente. La figura dela masculinidad se denigró mediante los medios masivos de diversión, sustituyéndolapor la del machismo, acabando con ello la capacidad de lucha en hombres y mujeres,vendiéndole a muchos grupos feministas el mismo modelo del machismo, paraprocurar su defensa, modelo que se exaltó por medio de nuestros galanes y divas,machos y machas, del cine nacional, con formas de conducta y actitudes ante la vidaque fomentan la idea de que encarnan valores nacionales.

Resulta interesante pensar que el mestizaje tan sólo fue un mito, y que en realidadlas diferencias socio-económicas se han conservado, estableciendo los nuevos tipos deencomenderos y los nuevos tipos de indigenismo representados en las clases popularesmarginadas. Tal vez nunca se ha dado el mestizaje psicológico. Siempre ha habido eltirano y el sometido: ricos y pobres; modelo que se repite y se imita a su vez entre cadaestrato económico y sus niveles inferiores. Aún hoy perdura el deseo en muchos gruposde tener no sólo poder sobre los otros, sino tener un origen distinto, una ascendenciaextranjera, un apellido exclusivo y la pertenencia a una sociedad selecta.

Esta sociedad selecta tiene accesos especiales para ver a sus líderes y para recibir subendición, recordándonos a los emperadores que recibían la aprobación de Dios asus acciones mediante la bendición.

El mexicano es un pueblo que sale a las calles a festejar cuando otro como él alcanzaalgún logro. Pero ese mexicano conserva un aspecto infantil, porque no es capaz dereconocer o de apoyar sus propios logros cuando lucha por ellos o los alcanza.

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Por otra parte, el mexicano patriarca es el prepotente que aplasta esposa, hijos,empleados, que no acata controles; el que dice “usted no sabe quién soy yo”, cuandoen realidad ni él mismo lo sabe.

También existen ejemplos recientes en los que el pueblo deposita su esperanza enlos líderes, gobernantes y personajes que han sido de gran influencia para el pueblomexicano. Tal es el caso del expresidente de la República Carlos Salinas de Gortari,quien en su momento fue aplaudido y reconocido como un gran dirigente político.Al concluir su ejercicio sexenal, el pueblo se desilusionó de él, ya que dejó a Méxicoen una situación económica difícil que, si ya antes lo era, después de él, quedó másdeteriorada. De este periodo surgió una figura del México actual: el subcomandanteMarcos. Este líder logró movilizar un contingente hacia la capital con el propósitode apoyar a las clases marginadas y desprotegidas, proponiendo el reconocimientode su autonomía y empleó diversos recursos y estrategias para representar a ese sectorabandonado y minado por el sistema, dándole una esperanza y algo en qué creer.

Otro hecho significativo lo han proporcionado las visitas del Papa, personaje queha movido masas. En febrero de 1999 México presenció en los medios masivos decomunicación la reacción del pueblo mexicano, cuando se volcó a las calles con laesperanza de ver pasar por un momento la figura del Papa y recibir su bendición.Muchas personas permanecieron por horas en el lugar por donde tendrían opor-tunidad de verlo por un momento. El pueblo y los comunicadores se conmovieronante la presencia de este personaje. No podemos dejar de preguntarnos, no desde elpunto de vista religioso sino desde el de la psicología de masas, ¿qué es lo queocurrió? Las expresiones de las personas eran tales como “ya no nos sentiremos solos”,“verdaderamente es un hombre carismático”, “su presencia nos conmueve”, “que nose vaya”, etcétera.

¿A qué necesidad popular estaba dando respuesta el Papa con su presencia? Esindudable que se trató de un fenómeno que logró la movilización espontánea degrandes masas sin acarreamientos, sin premios materiales, sólo con expresiones verbalesy actitudes que promovieron una forma de valores y un acercamiento a una figura deun alto simbolismo psicológico.

La población, como se observó en este suceso, está ansiosa de un líder carismático,que hable de valores, que hable en contra de la corrupción, en contra del narcotráfico,en contra de las diferencias económicas aplastantes, en contra de la marginación delas ideologías de los pueblos indígenas, etcétera.

El pueblo manifestó al Papa que lo consideraba como a un hermano y que se lereconocía como mexicano; se trata de un pueblo que está buscando al hermano mayoren quien se encuentran depositados los valores que intuitivamente el pueblo sabe, sonla base de su liberación. Sin embargo, la propia dependencia del pueblo lo llevanuevamente a proyectar en un extranjero la posibilidad de la satisfacción de tal necesidad.

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A comienzos del siglo XXI aparece dentro del ámbito político, una figura queparecía desafiar al gobierno instaurado durante más de setenta años: Vicente FoxQuezada, quien ganó las votaciones y con su triunfo logró que el viejo partido políticodejara el poder y permitió que el pueblo gozara la sensación de vivir en una democracia,rescatando en la figura del presidente, el recuerdo, o mejor dicho, la nostalgia delpueblo, de un nuevo padre que prometía fuerza, inteligencia y capacidad parasolucionar los problemas que aquejan al país. Una vez más la esperanza fue colocadaen un personaje exterior y no en las capacidades del propio pueblo.

Los aspectos históricos anteriores plantean la necesidad de revisar algunasconsideraciones que permitan adentrarnos un poco más en el concepto de “padre”.La primera se refiere a una concepción social de esta figura en México; la segunda serefiere a aquellos aspectos del psicoanálisis relacionados con la imagen del padre y enla última, la relación entre las figuras del macho y el padre.

En México, la psicología del padre se ha caracterizado como un símbolo deposesión, dominio y valor. ¿Qué significa esto en una sociedad como la nuestra?¿Qué se espera del padre como figura de masculinidad? Si bien es cierto que enMéxico la implantación del machismo como modelo a seguir ha reemplazado al dela masculinidad, debiéramos preguntar en nivel de lo simbólico, lo que representatener a un padre autoritario en todo sentido, carente o con un deficiente aspectoafectivo. Existe, por tanto, la necesidad de fomentar y desarrollar los afectos en elpadre. Aspectos que han sido reprimidos, favoreciendo la gestación del fenómenodel padre machista.

El padre ha fungido como un ícono de posesión, por lo que podemos entoncesentenderlo como un agente activo en los intercambios de la sociedad, lo que implicaque sólo él puede poseer las cosas y ser el dueño de ellas. Por lo tanto, todo sujetoajeno al padre que desea obtener algo de lo que éste es dueño se deberá someter a él;es así como todo el rol femenino queda descartado de la posibilidad de ser partícipede algo. La propiedad privada se ve reducida únicamente a ser adquirida por elhombre. La posesión es un acto meramente ligado a las relaciones de poder en todosentido. Por lo tanto el hecho mismo de ser el padre, concepto fundamental en elinconsciente, se entrelaza con la imposibilidad de compartir los objetos de los que seha adueñado, siendo éste, un comportamiento aprendido y difundido a partir de lacultura con todo aquello que implica.

Si el campo de la adquisición es propio del varón, debemos reflexionar en lo queéste tiene como particularidad y lo acredita como capaz de obtener lo que desea.Especificar lo que es un hombre en la sociedad mexicana, implica una cargapermanente a la investigación; estudios que permiten acercarse a una definición delo que es, lo cual resulta un camino difícil, pues la concepción se define en uncontexto y en una construcción social dinámica. Sin embargo, el poder de la posesión

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y la esencia del varón, se expresan constantemente en la representación inequívocadel padre. El padre en México, varón, representa la ley y no el afecto. Sin embargo,aunque los seres humanos, los individuos, nos distinguimos por tener una parteracional activa superior a la de los demás animales, también tenemos sentimientosque pueden ser expresados en diversas formas. Las personas, cualquiera que sea nuestrogénero, tenemos sentimientos tanto de amor como de odio, celos, tristeza, miedoetcétera. La sociedad orienta a los varones acerca de los sentimientos que puedenexpresar y los que deben reprimir y hasta rechazar. Todo ello es relevante en laconformación de la figura del padre, pues los sentimientos son importantes porqueson accesos innegables hacia la esencia de la persona, por lo que su represión fomentala manifestación de los aspectos inaccesibles en la figura paterna.

Al hombre en general y al padre en consecuencia, se le ha negado la posibilidadde expresar sus sentimientos porque así lo ha estipulado la sociedad, lo que genera lafragmentación de la figura del padre, manteniéndolo en un estado de incompletudconstante. Tal escisión se manifiesta en los diversos campos de la persona, ya sea en loafectivo, en lo cognitivo, en lo corporal, etcétera, y el varón la acepta con la finalidadde lograr un acuerdo con el sistema. La ruptura perdura en su proyecto de vida y setransfiere en sus relaciones humanas; prueba de ello es el distanciamiento afectivocon los hijos, al no haber pasado por un proceso de cercanía-separación con el padre.

Por otra parte, desde un punto de vista analítico, una de las consecuencias de la faltade un proceso de separación ente el hijo y el padre es la dificultad para alcanzar laindividuación de la psique. El padre, en este caso, no intervine en la prohibición y enel aliento de actitudes, hábitos y conductas, ni proporciona modelos que permitan alhijo identificarse sanamente con él. De esta manera no se alcanza una construcción delYo, misma que apoya la integración de la parte consciente e inconsciente del sujeto.Cuando el Yo no se desarrolla, se presentan conflictos en la identificación psicosexualdel hombre, llevándolo entre otras situaciones a la repetición del modelo machista, enel que permanecen escindidas distintas formas de afecto, negándole el derecho demanifestarse como también el de ser. El macho, es un hombre que ha perdido porcompleto su parte femenina ante la represión aceptada impuesta por la sociedad.

El gran representante del machismo es el varón, por tanto el protagonista. Sinembargo, el machismo no puede ser perpetuado, ni transmitido y de hecho noexistiría, de no ser por su gran reproductora y contradictoria antagonista: la mujer.Ella promueve el machismo porque se encarga casi de la totalidad de la educación delos hijos. Los tiempos sociales que la mujer dedica a los hijos en México, son por logeneral siempre mayores que los que le dedica el padre, por lo que es posible afirmarque si ella es quien los atiende prioritariamente, también ella es quien más influyeen su educación y concepción de la vida y del género.

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En la construcción de la masculinidad, el sujeto varón requiere de la figura de unpadre, a quien el niño imitará, lo que le conducirá a una identificación. Así se gestael vínculo anaclítico, en la búsqueda del apoyo. En esta relación se origina laidentificación con el padre.

El machismo sustituye la masculinidad por la agresión. Su conflicto básico sesustenta en la gran carencia del afecto; lo mismo ocurre con la identidad, pues éstapuede tener como fondo una falta de afecto.

Siguiendo esta línea del fenómeno machista, encontramos que el papel de la mujercomo madre es fuertemente valorado, ya que se le asignan significantes de valía ycorrección. Algunas mujeres, por vivir una relación demasiado estrecha con el hijo,llegan a suplir la ausencia del padre. En estos casos, las madres hacen la función padre.En este tipo de hijos hay una gran falta de seguridad en su hombría que se manifiestaen un constante miedo a fallar, a sentir tristeza, a rendirse, a perder y a morir. Podríaincluso darse el caso de sentir vergüenza por no lograr, ante los demás, todo lo que seespera de él. Por lo anterior, se deduce que no está activo un arquetipo masculino fuerteen este tipo de varones. “Tales hombres necesitan tiempo para superar esta situación.La separación de la madre puede prolongarse diez, quince, veinte años, y entonces, caside forma natural, el hombre se vuelve hacia su padre. Eventualmente, cuando el varónempieza a considerar las cosas con detenimiento, el punto de vista de la madre sobre elpadre ya no puede mantenerse” (Bly, 1991:253).

El padre, cuya función de acuerdo con el psicoanálisis es prohibir la posesión dela madre, queda relegado en los casos en los que la madre suple al padre, ya quemadre e hijo entablan una relación de orden simbiótico, que resulta en dolorosasrupturas cuando el padre no brinda protección y apoyo, ni da elementos para hacerfrente, al mismo tiempo, a la separación con la madre. Ejemplo de un caso particularde separación viene a ser el nacimiento de un nuevo hijo. La madre se aleja pero el hijoqueda con la envidia hacia su nuevo hermano.

Debido a que el padre es incapaz de satisfacer las necesidades de contacto y acom-pañar al hijo en su caminar hacia la identificación, no atiende la angustia de separaciónque se adueña del hijo por el alejamiento con la madre. Más tarde esta angustia setransforma en sentimiento de dominio sobre la mujer.

Cuando el padre, en forma opuesta, es una figura inhibidora y castradora, el hijoqueda entonces sujeto a una situación doble: por un lado es el producto de un padresuperior al que ha tenido que rendirle cuentas y ante quien se ha sometido, y por otro,le queda la esperanza de lograr ser algún día igual a él. Todo esto se convierte en uncírculo interminable de identificaciones en las que los hijos tratan de retener al padremediante la repetición de su imagen, pero sin tenerlo nunca en la realidad. A su vez, loshijos de este hijo aprenderán este mismo modelo y lo aplicarán en su vida futura.

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Retomando los conceptos anteriores y relacionándolos con los antecedenteshistóricos expuestos, en este trabajo se propone la hipótesis de que la necesidad delmexicano está dada por la carencia del padre y que su expectativa permanente es lade conseguir un protector que le resuelva su problemática económica y social. Estanecesidad es una de las bases para el movimiento de las masas.

Con las esperanzas perpetuas del pueblo se enlazan las iniciativas del mismo parasolucionar sus problemas. Éstos se ven representados en hechos tales como la migraciónde parte de la población hacia Estados Unidos, en busca de una mejor calidad devida brindada por un gobierno extranjero, o sea, un padre foráneo.

En el presente se inician metafóricamente nuevas evangelizaciones de los pueblosde América. La historia se muestra cíclica. Un pueblo que no ha superado una etapa,la volverá a vivir. La compulsión a la repetición también se da en la sociedad. Nuevospadres-líderes, nuevos Tata Vasco se manifiestan en favor de los pueblos sometidos.

El mexicano maduro, que pudiera ser un verdadero líder, no corresponde por supuestoal prototipo actual promovido en las películas de acción, mexicanas y extranjeras, quecorre mil y un peligros con riesgos exagerados, pero que no ha logrado un control de símismo. No es afuera, en lugares fantásticos imaginados, donde los mexicanos debemosactuar con decisión y defender lo nuestro, sino en nuestro espacio, en nuestro medio,en nuestra gente, en nosotros mismos, en nuestros ideales.

La esperanza de que alguien cumpla con las tareas y responsabilidades de otro, deuno, termina cuando se llega sin apoyo a las orillas de la desesperación y la muerte.Por ejemplo, durante el sismo de septiembre de 1985, ante los derrumbes y lamuerte, muchos grupos de rescate, junto con hombres y mujeres de todas edadesy clases sociales, tuvieron que romper los acordonamientos del ejército que en suplan DNIII se había abocado a defender las instalaciones y proteger los espaciosgubernamentales y sus contenidos materiales, tratando de evitar la rapiña, desaten-diendo, en un principio, la vida de los que habían quedado atrapados. Esta necesidad,insatisfecha por el gobierno en un principio, favoreció la formación inmediata demanera espontánea de una ayuda civil. Ahí se pudo observar la emergencia de losideales populares y su capacidad de lucha para sobrevivir.

Ahora tenemos una nueva manifestación espontánea. La expresión de una nece-sidad de recuperación de los verdaderos ideales del pueblo, no de los ideales delgastado discurso político, sino de los que subyacen en nuestra sociedad como son laseguridad, la honestidad y el respeto.

Los líderes paternales son como una pantalla blanca sobre la que el pueblo haproyectado su necesidad y el deseo de ver regresar a su padre Quetzalcóatl. El podervisualizar y enfrentar dicha necesidad produce un impacto que renueva la fe y laconfianza y lleva a encontrar valores que parecían perdidos en nosotros mismos. Estaexperiencia conmociona al espectador en forma duradera, y nos alecciona acerca de

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IMAGINARIO, REPRESENTACIÓN E INSTITUCIONES

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nosotros, de nuestras esperanzas dormidas, de nuestra responsabilidad en lamanifestación de nuestros ideales y valores y en la defensa de ellos. Volver a buscar porfuera al padre-líder solamente favorecerá la repetición de la historia. Es en elfortalecimiento de una masculinidad madura popular propia, en donde se abre unaposibilidad de liberación. Dicha masculinidad es la capacidad y responsabilidad detomar nuestras propias decisiones y permitir la libre autodeterminación de los otros.Ser masculino es dejar de esperar que llegue Quetzalcóatl o Tata Vasco para que nosdefienda de los nuevos sometedores; es ser capaces de tomar la responsabilidad dehacernos respetar por nosotros mismos. Ser masculino es respetar y hacer respetarnuestros derechos como pueblo, respetando los derechos de los demás y actuar pornuestra cuenta, sin depender de un Padre.

Una de las funciones más importantes que corresponden a la paternidad y al líder,es la orientación y defensa de los valores en el grupo. Cuando una sociedad carece deellos o de una forma auténtica de defenderlos, cae en el sentimiento de estar indefensay de ser inferior y se favorece la dependencia.

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