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Leer mejorTercer ciclo
Había una vez un campesino que era muy bueno, pero muy protestón. Lo llamaban Juan Regaña.
Tenía una carreta, con ella iba a todas partes, pero un día de tantos mientras viajaba al pueblo, al pasar al lado de un gran roble se le atascó la carreta. Juan Regaña gritó demasiadas maldiciones, sin embargo recordó a Atlas, un dios muy forzudo y grandote que hace muchísimos millones de años dicen que llevó un mundo entero sobre sus hombros.
-¡ATLAS!- gritaba Juan Regaña-. Tú, que tienes tanta
fuerza puedes ayudarme a salir de este atolladero!
-¿Qué te ocurre?- preguntó Atlas.
-¡Se me atascó la carreta!-contestó Juan.
-¿Has probado otra cosa que no sea gritar y maldecir?- preguntó Atlas. Pero Juan no lo oía porque solo saltaba y gritaba.
-¡Tú, Atlas, puedes ayudarme!
-¡Mira!-dijo Atlas-La rueda está llena de barro, límpiala, luego busca una piedra grande y pícala, con ella cubre el pozo donde cayó tu carreta y jálala con el látigo. Juan hizo todo lo que Atlas le indicó y cuando tomó el látigo, la carreta partió ligerito.
-¡Gracias, Atlas! ¡Cómo me has ayudado!-decía Juan, que ni cuenta se daba de que todo el trabajo lo había hecho él, sin quejarse y con la cabeza serena. ¡Te llamaré todas las veces que te necesite! –dijo Juan.
-¿Qué?- dijo Atlas-. ¿Hacerme venir volando por estas simplezas? Cuando se te ocurran esas cosas, mejor te llamas a ti mismo a la calma.
-¿La calma? ¡No la conozco! –dijo Juan.
-Te vendría bien conocerla, porque gritas y maldices como si fueras JUAN REGAÑA.
-¿Juan Regaña? ¡Ese soy yo! –dijo boquiabierto Juan. Pero Atlas volaba tan alto, que no lo oyó y nunca supo que en verdad Juan era el verdadero Juan Regaña. Desde aquel día Juan recurrió a la calma, y entonces protestó cada vez menos. Hasta que ya no fue Juan Regana, sino Juan… ¡Juan a secas!
(317 palabras)
BEARNES, Beatriz. Fábulas. Para leer en voz alta. México, Salvat: SEP, 1993. (Libros del Rincón)
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GUÍA PARA EL APLICADOR:
Título sugerido por el autor: EL CARRETERO Y ATLAS
TEXTO PALABRAS
Había una vez un campesino que era muy bueno, pero 10
muy protestón. Lo llamaban Juan Regaña. Tenía una carreta, con 20
ella iba a todas partes, pero un día de tantos 30
mientras viajaba al pueblo, al pasar al lado de un 40
gran roble se le atascó la carreta. Juan Regaña gritó 50
demasiadas maldiciones, sin embargo recordó a Atlas, un dios muy 60
forzudo y grandote que hace muchísimos millones de años dicen 70
que llevó un mundo entero sobre sus hombros. -¡ATLAS!- gritaba 80
Juan Regaña-. Tú, que tienes tanta fuerza puedes ayudarme a 90
salir de este atolladero! -¿Qué te ocurre?- preguntó Atlas. -¡Se 100
me atascó la carreta!-contestó Juan. -¿Has probado otra cosa 110
que no sea gritar y maldecir?- preguntó Atlas. Pero Juan 120
no lo oía porque solo saltaba y gritaba. -¡Tú, Atlas, 130
puedes ayudarme! -¡Mira!-dijo Atlas-La rueda está llena de 140
barro, límpiala, luego busca una piedra grande y pícala, con 150
ella cubre el pozo donde cayó tu carreta y jálala 160
con el látigo. Juan hizo todo lo que Atlas le 170
indicó y cuando tomó el látigo, la carreta partió ligerito. 180
-¡Gracias, Atlas! ¡Cómo me has ayudado!-decía Juan, que ni 190
cuenta se daba de que todo el trabajo lo había 200
hecho él, sin quejarse y con la cabeza serena. ¡Te 210
llamaré todas las veces que te necesite! –dijo Juan. -¿Qué? 220
dijo Atlas-. ¿Hacerme venir volando por estas simplezas? Cuando se 230
te ocurran esas cosas, mejor te llamas a ti mismo 240
a la calma. -¿La calma? ¡No la conozco! –dijo Juan. 250
-Te vendría bien conocerla, porque gritas y maldices como si 260
fueras JUAN REGAÑA. -¿Juan Regaña? ¡Ese soy yo! –dijo boquiabierto 270
Juan. Pero Atlas volaba tan alto, que no lo oyó 280
y nunca supo que en verdad Juan era el verdadero 290
Regaña. Desde aquel día Juan recurrió a la calma, y 300
entonces protestó cada vez menos. Hasta que ya no fue 310
Juan Regana, sino Juan… ¡Juan a secas! 317
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ACTIVIDAD:
Lea al alumno las siguientes preguntas y permita que conteste libremente:
1. ¿Qué fue lo que Atlas le quiso decir a Juan con la frase “Cuando se te ocurran esas cosas,
mejor te llamas a ti mismo a la calma”?
Respuesta libre
2. ¿Qué crees que sintió Juan, cuando Atlas le dijo que se parecía a “Juan Regaña”?
Respuesta libre
3. ¿Qué título pondrías a la lectura?
Respuesta libre
OBSERVACIONES:
Con esta actividad el alumno desarrolla su capacidad creativa al ponerse en lugar del personaje, en este caso
Juan Regaña, de esta forma la lectura hace una invitación hacia la reflexión de actitudes que mostramos ante
los demás y finalmente al sugerir el título que considera más apropiado para la lectura.