EL CISNE Y LA GRULLA

FOTOGRAFÍA : DE AUTORES VARIOS

Hay una fábula antigua, acerca de un cisne y una grulla. El maravilloso cisne, aterrizó a orillas del agua, donde estaba la grulla

buscando caracoles. Por unos momentos, la grulla miraba al cisne con asombro y luego le

preguntó: “¿Oye, de dónde vienes?”

“Vengo del cielo”, contesta el cisne. “¿Y dónde está el cielo?”, pregunta la grulla. “¡El cielo!”, exclama el cisne. “¿Nunca … has oído del cielo?”

Y el ave empieza a describir la grandeza de la eterna ciudad de Dios. Le contó acerca de las calles de oro, de las puertas y muros hechos de piedras preciosas, del río de la vida que es puro como cristal, del árbol de la vida cuyas hojas dan sanidad para las naciones.

El cisne, en términos elocuentes, intentó describir la multitud de personas, los hijos de Dios, viviendo en Su Reino. Pero nada de lo descrito tuvo el menor efecto sobre la grulla.

Al final la grulla pregunta, “¿Y

habrán caracoles en el cielo?”

“¿Caracoles …?”-repite sorprendido el

cisne-“¡Por supuesto que

no!”

“Entonces-dice la grulla

mientras continuaba

buscando sus caracoles cerca de la orilla del

agua- puedes quedarte

con tu cielo.¡Lo que yo quiero son

caracoles!”.

Así somos muchos de nosotros. No queremos perder tiempo ni siquiera en pensar en lo espiritual, porque estamos involucrados en el materialismo, y únicamente nos preocupa los caracoles de nuestra vida.

Jesús contó la siguiente historia: “La propiedad y las tierras de un hombre rico habían producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué hago, porque no tengo dónde guardar tantas ganancias?”

“Y pensó: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, y sé feliz.” (Evangelio de Lucas 12:16-19)

“Pero Dios le dijo: Insensato, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has ganado ¿de quién será? Así ocurre con quién hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.” (Lucas 12: 20-21)

Dios no te obliga, sino que te invita a reconciliarte con Él, por medio de la muerte en la cruz de Su Hijo Jesús, por nuestros pecados.

Si deseas hacer tesoros en el cielo eleva esta oración:

“Padre Celestial, desde que nacemos la sociedad nos

enseña a ser materialistas. Yo he pasado mi vida sin

pensar en lo espiritual. Hoy me arrepiento de ello,

porque me doy cuenta que te he dejado fuera de mi

vida. Reconozco que Jesús murió en la cruz por mis

pecados, y lo acepto como mi Salvador y Señor.

Ayúdame a crecer espiritualmente y a hacer tu

voluntad. Amén”

Para sostenerte de la mano del Señor, continúa orando, hablando cada día con Dios, y lee Su Palabra, la Biblia, te va a sorprender por su riqueza. Para no decaer, asiste a una iglesia donde se predique a Jesucristo resucitado.

Muchos de tus amigos, quizá no conozcan su descuido espiritual, entonces envíales por favor este mensaje. Muchísimas gracias.

¡¡QUE LA LUZ DE JESUCRISTO RESPLANDEZCA EN TI, CADA

DÍA!!