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6 El conicto LEGAL con Chevron tiene 20 años 88 representantes de las comunida- des amazónicas presuntamente afec- tadas por el trabajo de la petrolera im- pulsan el juicio desde 1993. El Estado no intervino, pero Chevron buscó en Tribunales de Arbitraje que el Gobier- no también se involucre. DONALD MONCAYO muestra los estragos que se mantienen en la selva amazónica Ecuador frena el abuso de las transnacionales el ciudadano Ecuador, sábado I 20.04.2013

El con icto LEGAL con Chevron tiene 20 años · Texaco termina su operación 1992 y abandona el país Chevron gana el juicio en Nueva York y la demanda no puede continuar en Estados

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El con!ictoLEGAL con

Chevrontiene 20 años

88 representantes de las comunida-des amazónicas presuntamente afec-tadas por el trabajo de la petrolera im-pulsan el juicio desde 1993. El Estadono intervino, pero Chevron buscó en

Tribunales de Arbitraje que el Gobier-no también se involucre.

DONALD MONCAYO muestra los estragos que se mantienen en la selva amazónica

Ecuador frena el abuso de las transnacionalesel ciudadanoEcuador, sábado I 20.04.2013

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n el verano de 1972 la es-peranza para los ecua-torianos rebosaba.

El primer barril depetróleo fue recibidocomo un tesoro porlos quiteños que secolmaron en las calles

para ver al milagro que los sacaría dela pobreza. Los más arriesgados se ba-ñaban con su textura aceitosa.

Ese día se cumplió con un sueño.Por fin el oro negro salió de la Amazo-

nía, surcó la Cordillera y fue hasta laCosta. La empresa Texaco, que ya te-nía más de seis años en el país, recibióla concesión para perforar el petróleodesde la rica selva y sacarlo hasta lasplayas ecuatorianas.

Durante 18 años, Texaco estuvo enel Ecuador. En ese tiempo, segúncuentan los habitantes de la Amazo-nía, que vivían cerca del perímetro deoperaciones de la transnacional, laalegría se volvió una malaventura.

La riqueza prometida nunca llegó alas manos de la región oriental del pa-ís y la herencia dejada supuestamen-te por la petrolera estadounidensefue de «16,8 millones de galones de pe-tróleo regados en el ecosistema; 18,5mil millones de galones de aguas tóxi-cas (agua de formación) arrojadas alos suelos y vertientes, 235 mil millo-nes de pies cúbicos de gas quemadosal aire libre», como señalan los de-mandantes.

El litigio contra Texaco arrancó en1993, un año después de que la com-pañía dejó de operar en la Amazonía.Los habitantes de las zonas de in-

fluencia, ubicada especialmente enlo que ahora son las provincias de Su-cumbíos y Orellana, acudieron a lascortes de EE.UU. para demostrar losgraves perjuicios contra las personasy el medioambiente que dejó Texaco.

Elías Piguaje representó a la comu-nidad Secoya en la presentación de lademanda. Él recordó que ese día losmiembros de las comunidades afecta-das subieron hasta el undécimo pisode la Corte Federal de Nueva York. To-dos vestían los trajes ancestrales. Elías,

quien entonces tenía37 años, iba con una tú-nica propia de su pue-blo. Pintó su rostro y es-taba descalzo. Él fue es-cogido para presentarla demanda y hablarante los jueces.

Habló en español yen Secopai. Contó có-mo la selva se entriste-ció por el derrame decrudo y aguas de for-mación que se vertie-ron en riachuelos, yque posteriormentedesembocaron en losinmensos afluentes amazónicos.

El agua y la selva se contaminaron ysus pobladores enfermaron con do-lencias desconocidas por ellos.

En la demanda planteada en EE.UU.están representadas cinco comuni-dades indígenas. Este ha sido un juicioimpulsado por sus miembros y apo-yado por abogados privados, no haexistido una representación del Esta-do ecuatoriano, ni de su Gobierno.

La petrolera se defendió y argumen-tó que la justicia estadounidense nopodía conocer un caso que en dere-cho debía tratarse en las cortes ecuato-rianas. En esta parte de la historia apa-rece Chevron, que compró a Texaco yasí se convirtió en una de las 10 empre-sas más fuertes de los EE.UU. Chevronganó la batalla y el juicio pasó a cortesnacionales. La jurisdicción recayó enSucumbíos. Después de ocho años,(2001), de trámite, el juez Nicolás Zam-brano dictó una sentencia contra la

multinacional y dispusoun pago de 19 mil millo-nes de dólares.

En su resolución, eljuez sostiene que enlos lugares supuesta-mente remediados porTexaco (Chevron) lasmuestras tomadas re-velaron «alarmantes»niveles de carcinóge-nos o de otro tipo desustancias altamentetóxicas. También, se es-cribió que «los resulta-dos de muestras toma-das debajo de los reser-vorios implicaban unriesgo real de contami-nación del agua subte-rránea, implicando unpeligro para la pobla-

ción como para la flora y fauna…».Pero la petrolera no cree en este fallo

y asegura que el trabajo de remedia-ción se cumplió y que hubo más dañoluego de que dejaron el país. Además,sostiene que la Corte se basó en laspruebas parciales y poco confiables yque para evaluar los supuestos dañosse violentaron las normas nacionales.

Su criterio no tuvo eco en las cortesy el año pasado, la Presidencia del Tri-

bunal de Sucumbíos ratificó el pagode los 19 mil millones. Chevron no sedio por vencido y pidió a la Corte Na-cional de Justicia que analizara el ca-so (ver recuadro).

Elías Piguaje cree que es tiempo quese termine con el juicio. Han sido 20años de trámite en EE.UU. y Ecuador.

Ahora ya tiene más de medio siglode vida y lo que desea es no dejar estemundo sin conocer el desenlace de lahistoria que él empezó.

El juicio aún está en trámite en el pa-ís, no obstante Chevron tomó un ca-minillo para impedir el pago de la in-demnización y vinculó al Estadoecuatoriano, en un litigio. Del mismomodo, ha tratado de vincular al Go-bierno de EE.UU. en este juicio entreparticulares, pidiendo su interven-ción directa a través de medidas co-merciales o retaliaciones en el Con-greso y Senado.

En este atajo usado, la compañíaacudió al Tribunal de Arbitraje Ad-hoc de ONU para denunciar que eneste país la corrupción es endémica.

Según la Procuraduría del Ecuador,este Tribunal ilegalmente ordenó alpaís que «tome todas las medidas pa-ra suspender o hacer que se suspen-da la ejecución o reconocimiento decualquier sentencia, tanto dentro co-mo fuera del Ecuador».

Esa fue una orden sin sustento. La res-

puesta del gobierno de Rafael Correa fuecontundente. El Tribunal benefició a lapetrolera, porque Chevron alude a unainversión protegida por el Tratado deProtección de Inversiones con EE.UU., vi-gente desde 1997; pero no cuenta queTexaco concluyó voluntariamente (en1992) todas sus operaciones en Ecuador,es decir, cinco años antes de que entraraen vigencia ese acuerdo. A todas luceses una decisión ilegal.

E

ELÍAS PIAGUAJE presentó el alegato contra Texaco en lascortes de EE.UU. en 1993

CCAROLINE BENNETT / Rainforest Action Network.

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Ecuador frena el abuso de las transnacionales

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Los jueces de la Sala Civil de la Corte Nacional deJusticia (CNJ) tienen en sus manos el juicio de losafectados por la explotación petrolera de Texaco-Chevron en la Amazonía.

La demanda tiene 20 años en trámite en lascortes de Estados Unidos y de Ecuador.

El juicio llegó a la CNJ, luego de que la petroleraestadounidense pidiera que se revisara el caso,en la etapa judicial llamada casación. Los juecesde la Sala pre!ieren mantener en reserva eltrámite del caso, pero aseguraron que la próx-ima semana se iniciará con la recopilación deinformación la las partes.

No existe un plazo para que los magistradosde la Corte Nacional de Justicia se pronun-cien. Pero, su decisión dejará en !irme o vari-ará la resolución de los jueces de Sucumbíosque ordenaron a la petrolera pagar 19 milmillones de dólares por indemnización alos habitantes de la Amazonía.

En la CNJ se resolverá el caso

EL COMITÉ DE DENUNCIANTES

1 Colonos de las provincias de Orellana y Sucumbíos.

2 La nacionalidad indígena Secoya, representada por la Organización Indíge-na Secoya del Ecuador.

3 La nacionalidad indígena Cofán, representada por la Federación Indígenade la Nacionalidad indígena Cofán.

4 La nacionalidad indígena Siona, representada por la Federación de la Na-cionalidad Siona del Ecuador.

5 La nacionalidad indígena Huaorani, representada por la Organización dela Nacionalidad Huaorani del Ecuador.

Texaco inicia sus operaciones en Ecuador.

Caduca la concesión de la Texaco yPetroecuador asume los campos.

Habitantes de Sucumbíos inician la pri-mera demanda contra la transnacio-nal en las cortes de los Estados Unidos.

196419671990

Chevron compra la Texaco y entra en escena.2001

Los indígenas presentan una nue-va demanda en los tribunales deSucumbíos.2003

La Corte de Sucumbíos rati!ica el fa-llo. El caso pasa a la Corte Nacional.2012

El Gobierno ecuatoriano contestaque se defenderá de la decisión ile-gal del Tribunal de Arbitraje.2013

1993Ecuador y Estados Unidos !irman su tratado de Protección Recíproca de inversiones1997

Texaco termina su operación y abandona el país1992

Chevron gana el juicio en NuevaYork y la demanda no puedecontinuar en Estados Unidos.

2002

Se dicta la condena a Chevron y la !ir-ma debe pagar 19 mil millones de dó-lares. Pero la empresa apela el fallo.2011

El Tribunal de Arbitaje de la ONU or-dena al Estado ecuatoriano impediren el país y en el exterior la vigenciade la sentencia contra Chevron.

2012

CRONOLOGÍA «Estamos muy de acuerdo con laposición del presidente Rafael Correa.Las transnacionales se han burladode los estados. Apoyamos el pedidodel Presidente para que los países deSudamérica se unan contra estosabusos. Nosotros estamos buscandoel pago por los daños y vamos aseguir luchando en cualquier partedel mundo. No hay un paso atrás ennuestra demanda contra Chevron»

HUMBERTO PIAGUAJE, coordinador de la unión de afectados de Chevron

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l mundo conoce el jui-cio que comunidadesde la Amazonía siguencontra la poderosa pe-trolera Chveron-Texa-co y la multimillonariaindemnización que

busca convertirse en un ejemplo sobre laprotección de los pueblos ancestrales yde la naturaleza.

La Corte de Justicia de Sucumbíos or-denó pagar a la petrolera una reparaciónde 19 mil millones de dólares por los da-

ños causados durante la explotación delcrudo en el noreste amazónico. Afecta-ciones que perjudicaron, dice la senten-cia, a personas y al sensible ecosistemade unas de las zonas más biodiversas delmundo.

Pero, el cobro de esta reparación no sepuede ejecutar en Ecuador, porque latransnacional no opera en el país. Poreso, los abogados de los demandanteshan surcado el mundo en busca de los lu-gares donde la petrolera tiene patrimo-

nio y dinero. Así se iniciaron demandasparticulares en Canadá, Brasil y Argenti-na. No se descartan que se presenten enotros Estados, pero esa es una estrategiaque se mantiene en reserva.

Así lo ratifica, Pablo Fajardo, abogadode los demandantes y quien ha encabe-zado este litigio legal.

Del avance del caso en Canadá se co-noce poco. Solamente se menciona queen ese país, la transnacional tiene impor-tantes negocios.

En Argentina, con base en la sentencia

ecuatoriana, se ordenó el embargo de losactivos de Chevron. El abogado de los de-mandantes en ese país, Enrique Bru-chou, informó que el embargo es por19.000 millones de dólares y alcanza, en-tre otros activos, el ciento por ciento delas acciones de Chevron Argentina. «Eneste momento hay en la calle oficialesauxiliares de la Justicia notificando múl-tiples embargos sobre Chevron Argenti-na», indicó el abogado a la prensa del paíssudamericano.

El diario público ecuatoriano El Telé-grafo también reprodujo las palabras deBruchou. Según el jurista, el embargo al-canza casi el ciento por ciento de las ac-ciones de Chevron Argentina, el cientopor ciento de sus dividendos y a su parti-cipación en la firma Oleoductos del Valle(14%). También el 40% de todas las ventasde petróleo de la compañía a las refinerí-as y el 40% de los fondos de la empresadepositados en bancos de Argentina.

«La Justicia argentina hace punta en lapreservación del medio ambiente», dijo

el abogado argentino.En Brasil hay la cruzada similar. En el

gigante sudamericano también se pidióla retención de los bienes de Chevron.

En esa nación, el proceso jurídico si-gue en trámite, pero de concretarse la as-piración de los demandantes será un du-ro golpe a la transnacional.

En respuesta, Chevron atacó al siste-ma judicial ecuatoriano. Los abogadosde la empresa estadounidense declara-ron en Argentina y Brasil que la senten-

cia que busca una reparación «es inacep-table en cualquier estado de Derecho»,pues sostienen que fue resultado del so-borno y pago a los jueces.

En su página web «juiciocrudo» repro-ducen cada uno de los comunicadosque han enviado a las autoridades de lasdos naciones, para denunciar las su-puestas irregularidades en su contra. Pe-ro la cereza del pastel de esta cruzada in-ternacional de Chevron fue el apoyo delTribunal de Arbitraje de la ONU, que lue-go de la sentencia de la justicia argentina

pidió al Ecuador que busque todas lasformas para que en el país y en cualquierparte del mundo no se ejecute la resolu-ción contra la petrolera.

El Tribunal no reconoce la indepen-dencia de funciones en el Estado. El Eje-cutivo no puede intervenir en las deci-siones del Poder Judicial. Tampoco espotestad del Gobierno interceder en unjuicio iniciado por particulares y por esorechazó la decisión del organismo y losabusos de poder que muestra Chevron.

E

Los demandantes iniciaron acciones en el mundo para que la petrole-ra pague los 19 mil millones de dólares de reparación por los daños oca-

sionados en los habitantes y en la selva amazónica.

se sienteen el

mundo

El eco deljuicio a lapetrolera

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Ecuador frena el abuso de las transnacionales

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milio Lusitande tiene ensu piel incrustada la mi-lenaria sabiduría de lospueblos amazónicos.

Camina descalzo yda pasos lentos por laselva. Lo hace como si

conociera cada sendero.Desde niño, su padre le contó todos

los favores de las plantas y sus manosson diestras para extraer su sumo, sumedicina.

Sentado en la orilla del río Aguarico,dice que sus ojos han visto 80 años dehistoria de su pueblo Secoya, en la pro-vincia de Sucumbíos, y como su con-vivencia con la naturaleza cambió. Nohabla español, pero sin la necesidadde una traducción seis palabras reve-lan el origen de esa transformación.

En su lengua Secopai aparecen pala-bras como: helicóptero, pistas, la com-pañía, Texaco, petróleo y cáncer.

E

Los demandantes de la transnacional estadounidense aseguran que aún sepuede encontrar los tóxicos dejados por la empresa en el Oriente. Eso ha causado

la destrucción del ecosistema y enfermedades en indígenas y colonos.

FOTO: Lou DematteisEMILIO LUSITANDE shaman amazónica recuerdael pasó de Texaco en su comunidad

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En la década de los sesenta, la pode-rosa petrolera estadounidense Texacoempezó sus operaciones en la Amazo-nía ecuatoriana. Cinco millones dehectáreas del nororiente amazónico,de lo que hoy es Sucumbíos y Orellana,fueron su centro de operaciones.

En esos años, no había carreteras ylos primeros pozos se hicieron graciasa los helicópteros que llevaban a los pe-troleros. Emilio Lusitande dice que elsonido era como de un zancudo, no sa-bían qué pasaba, pero que su pueblohuyó selva adentro. En febrero de 1967,por primera vez el crudo se disparó enel Oriente, en lo que hoy se conoce co-mo Lago Agrio. El nombre de la ciudadno viene de la tradición ancestral, sinode la estadounidense: Sour Lake, la ca-sa de Texaco en Texas.

Cinco años después, una serpientede metal recorría con vaivenes los re-cónditos de la selva. Era el oleoducto,construido por la compañía y el Estado

ecuatoriano, con el cual se empezó laexplotación masiva y constante de lospozos en la Amazonía. La transnacio-nal estadounidense perforó 387 pozosen Sucumbíos y Orellana desde 1967hasta 1990, año en el cual dejó de ope-rar en Ecuador.

Ahora, el pueblo de Emilio Lusitandevive en San Pablo, un antiguo campa-mento de la petrolera, ubicado a doshoras y media de Lago Agrio. A orillasdel Aguarico, el sabio anciano, con ayu-da de un compañero de la comunidadque traduce su relato, cuenta que conla explotación del crudo empezaron aver como por el río venía un líquido es-peso que no sabían qué era, pero quecada día aparecía más.

Marcelo Piaguaje, presidente de lacomunidad, evoca esos días y terminael relato del shamán Lusitande. Él eraun niño y con ese aceite se pintaba sucuerpo y lo llevaba a las chozas para re-cubrir los árboles.

Hicieron lo mismo que los quiteños,quienes en 1972, como se ve un docu-mental de los hermanos Cuesta Ordó-ñez, se untaban petróleo el día que seterminó el oleoducto y llegó el primerbarril de crudo desde la Amazonia.

Hoy el Aguarico es un río triste. Elanciano y el líder comunitario dicenque antes en sus aguas jugaban losdelfines y que en la tarde podían atra-par un bagre del tamaño de la mitadde un hombre.

Actualmente, aunque usted no locrea deben esperar horas para agarraralgún pez. Los animales de la selva po-co a poco escasearon, lo que les ha obli-gado a convertirse en agricultores y ga-naderos, igual que los colonos que trajoel boom petrolero.

Para el frente de afectados de Texa-co, como se llaman los demandantesde la petrolera, sostiene que las opera-ciones de Texaco derramaron un coc-tel tóxico en afluentes, vertientes y ríos

y en el suelo de la Amazonía. DonaldMoncayo, quien llegó con sus padrespara vivir en Sucumbíos, explica queTexaco construyó 22 piscinas de sepa-ración de aguas de formación (líquidoque se encuentra en el subsuelo antesdel crudo y de alta toxicidad) y 880 pis-cinas de mantención del crudo. Pero loque hicieron fue derramar sin controlmás de 16,8 millones de galones de pe-tróleo en el ecosistema; 18,5 mil millo-nes de galones de aguas tóxicas (aguade formación) arrojadas a los suelos yaguas y 235 mil millones de pies cúbi-cos de gas quemados al aire libre.

La petrolera estadounidense descar-ta esa versión. Esta sostiene que reme-dió las piscinas donde se depositaba elcrudo, que hubo un manejo de lasaguas de formación y que la demandapresentada por los amazónicos es unaestrategia que busca una multimillona-ria indemnización. Esa reparación, se-gún dos instancias judiciales ecuato-

EL LÍDER DE LA COMUNIDAD DE SAN CARLOS, MARCELO PIAGUAJE,dice que aún sufren los efectos de la explotación de la transnacional

y la naturalezaamazónica

LosVestigiosde Texacoaún estánen la mente

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rianas, es de 19 mil millones de dólares.Donald Moncayo sostiene que el per-

juicio al sensible ecosistema amazóni-co no tiene precedentes, ni compara-ción, como tampoco la afectación a lascomunidades indígenas y colonos dela zona.

Luis Soto también migró con sus pa-dres hacia la Amazonía. Ellos vivían enuna pequeña casa de madera junto aun pozo petrolero. Él recuerda que pa-ra beber agua, que la obtenían de pozosy una pequeña vertiente, su padre se-paraba el líquido aceitoso con la manoy la tomaban. Su hermano y su padremurieron con cáncer.

La casa de los Soto aún se encuentraa pocos metros de una piscina de cru-do que supuestamente fue reparadapor la petrolera. Él dice lo contrario, pa-ra demostrarlo hunde una pala unos30 cm, retira un poco de tierra y apare-ce crudo.

Su olor es intenso, como si se perma-neciera por horas detrás de un tubo deescape de un antiguo vehículo.

Él no cree en Texaco y dice que la au-sencia de sus seres queridos es por elderrame sin conciencia de los des-

echos petroleros. En otros sectoresdonde operó la transnacional sucedelo mismo, dicen los denunciantes.

Moncayo asegura que puede cami-nar sobre algo que parece un reservo-rio de agua. Al paso de sus 200 librasesa piscina se mueve como un flan, pe-ro no se hunde, a pocos centímetros deesa agua hay petróleo. Para verificarlo

mete su mano, cubierta por un guantequirúrgico, y saca una contextura pega-josa con aroma a combustible.

Los afectados dicen que toda estasopa de material contaminante trajoel cáncer a la Amazonía. El shamán re-lata que antes no veían enfermeda-des tan raras, que en tiempo de sus pa-dres lo más grave, la dolencia más gra-

ve que padecía era una llaga que da-ñaba la piel; pero eso se curaba conplantas ancestrales.

En el centro de salud de San Carlosacuden muchos de los colonos e indí-genas a revisar sus dolencias. MarcoCaballero, es un novel médico quecumple su rural en la zona, él dice queno puede confirmar con certeza que la

explotación de crudo sea el detonantede enfermedades letales. Sin embargo,él ha sido testigo de que las personasque viven cerca de los pozos deben cu-rarse constantemente de enfermeda-des alérgicas y estomacales. Que suscuadros de atención superan a la me-dia nacional en dos a uno. Y que si esasafecciones no son tratadas a tiempopueden acarrear más problemas. Perono se atreve a decir que el cáncer vinocon el petróleo.

El shamán de los Secoyas no sabe loque es cáncer; pero dice que una enfer-medad extraña se está llevando a lossuyos y que no hay cura; que el reme-dio saldrá de la propia selva, pero quese necesita más sabiduría y sus ances-tros aún no le han hablado para encon-trar la medicina.

FOTO: Foto extraída de Crude Reflections/Cruda Realidad.Oil, Ruin and Resistance in the Amazon Rainforest.

DONALD MONCAYO camina sobre una de las piscinas de crudo, supuestamente dejadas por Texaco

FOTO: Paul Navarrete.

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