EL CONCEPTO DE LÍMITE EN LA OBRA DE SEI SHŌNAGON

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Artículo publicado en Monográfico N° 2 Revista Kokoro: "Japón: identidad, identidades (II)". ISSN: 2171-49-59.

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  • Japn: Identidad, identidades (II) Gonzalo Maire

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    EL CONCEPTO DE LMITE EN LA OBRA DE SEI SHNAGON.

    Gonzalo Maire

    Universidad de Chile

    Resumen: Este escrito es una exposicin acerca de los rendimientos literarios y

    poticos de la obra de Sei Shnagon a travs de las solidaridades reflexivas entre una

    Teora del Lmite y una interrogacin por el Sentido. La tesis que se conjetura aqu,

    propone que en la obra de Shnagon se enarbola una deslimitacin del lenguaje, y el

    texto mismo, que impulsan al lector hacia una sensacin a la ilimitacin: es decir, una

    relacin de experiencia esttica particular con lo trascendente (como una original

    concepcin de la Naturaleza).

    Palabras clave: Esttica, Literatura, Teora del Lmite, Sentido.

    Abstract: This paper is a presentation about the literary and poetics yields of Sei

    Shnagons work through the reflexive solidarities between a Theory of Limit and a

    question of the Sense. The thesis theorized here, proposes that in the artistic work of

    Shnagon there is a limitlessness of the language and the text itself, that pushes the

    reader towards a sense of boundlessness: in other words, a relationship of a specific

    aesthetic experience with the transcendent (as an original conception of Nature).

    Keywords: Aesthetics, Literature, Theory of Limit, Sense.

    INTRODUCCIN

    Las obras, en efecto, no tienen un sentido estable, universal, fijo. Estn investidas de

    significaciones plurales y mviles, construidas en el reencuentro entre una proposicin y una recepcin.

    Roger Chartier.

    La poca Heian (794-1185) se ha caracterizado, en toda su hechura, por una

    florescencia y pulcritud de una cultura cortesana, sostenida en una cavilosa produccin

    literaria, potica, y de las artes, en general. Desde un punto de vista esttico, se instalan

    horizontes empotrados en valores lricos, hedonistas, y afirmativos de una vida libre y

    ostentosa, bajo la concepcin de un sujeto social y esttico que encarna las actitudes y

    las cualidades del poeta chino Po Ch-i, perteneciente a la Dinasta Tang Media. Se

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    disemina el pensamiento del furyu, que hace referencia al ideal de belleza y elegancia

    elitista de la clase de los letrados (Aulln de Haro, 2004, p. 161), en tanto que una

    valoracin y una problematizacin sobre la ornamentacin, la idea de elegancia, lo

    distintivo (fuga), lo vistoso. Dos mujeres son sus mximas estandartes en el gnero de la

    novela: Murasaki Shibiku a travs del Genji Monogatari, un texto que relata las

    aventuras amorosas de un prncipe y sus cortesanas; y Sei Shnagon, con Makura no

    Sshi, que corresponde al compendio de un diario de vida. Esta ltima autora es el

    objeto de estudio de este ensayo, y de quien no se conoce mucho sobre su biografa. Sin

    ir ms lejos, inscribe su autora bajo un apodo: Sei, que es el primer ideograma de su

    apellido, Kiyohara, y Shnagon, la denominacin jerrquica cortesana de su puesto, esto

    es, la ayudante de menor rango de la Emperatriz Sadako (976-1001).

    En este brevsimo ensayo se intenta abrir una proposicin reflexiva sobre el proceso

    escritural de la obra de Sei Shnagon bajo una Teora del Lmite, vale decir, desde un

    modo de categorizacin de mundo desde una conciencia de las demarcaciones, y cuyos

    rendimientos heursticos eclosionan en ciertos efectos literarios. El ncleo interpretativo

    de este informe conjura que, sobre esta obra literaria japonesa, acontece un proceso de

    deslimitacin que se activa a un nivel de comportamiento del lenguaje, y que arrastra

    tambin al lector hacia un estado de sensacin de ilimitacin con lo transcendente,

    desde una concepcin singular de lo real (la figura de la Naturaleza).

    DIARIO DE VIDA Y LMITE

    El concepto de Lmite, aqu proferido, se sucede desde dos dimensiones

    entrelazadas: una Teora del Lmite y la nocin de Lmite aplicada a la Esttica. La idea

    de Lmite se traza desde el eje indagatorio de un modo de relacin con lo real aplicado a

    las posibilidades del lenguaje. En la obra de Cristbal Holzapfel De cara al Lmite

    (2012), y cuya pertinencia e importancia es cardinal, el problema del Lmite se

    estructura a partir de una orientacin metafsica. Siguiendo el pensamiento de

    Heidegger, el autor abre el escenario inaugural de la investigacin en la tesis del salto

    del ente hacia el Ser (que es definido como un salto hacia la ilimitacin). En el

    intersticio de ambos estados, ente y Ser, se despliega la caracterizacin de la experiencia

    del mundo y la conciencia del Lmite. Esta ondulacin va desde el sentimiento de

    delimitacin (conciencia subjetiva) hasta el salto a la ilimitacin (experiencia del Ser

    como absoluto). De pronto, el hombre se encuentra recluido dentro de Lmites que son

    determinaciones de su propia existencia y de las cosas. Para Bataille, su razn se debe a

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    que somos seres discontinuos, individuos que mueren aisladamente en una aventura

    ininteligible; pero nos queda la nostalgia de la continuidad perdida (1992, p. 11). Por

    ello, y no gratuitamente, en Holzapfel el Lmite guarda una relacin con la muerte y con

    la experiencia que tenemos del mundo: delimitacin, extralimitacin, desmarcacin,

    translimitacin, sensacin de ilimitacin y salto a la ilimitacin. Cada uno de ellos

    conlleva un momento de exploracin, descripcin y referencialidad hacia lo real, en

    cuyo ncleo persiste una actitud deslimitadora del hombre como determinacin primera,

    que lo conecta con una interrogacin por el sentido y una pretensin de ilimitacin (es

    decir, de proximidad hacia el Ser). Dice Holzapfel en el ttulo Conciencia y Mundo

    (1993):

    Se nos descubre aqu el nico sentido "ltimo" posible para el hombre, que es justamente existir

    en una conciencia radical de la sin-razn de ser universal y de la insuperable ausencia de sentido ltimo

    para s mismo. Esa toma de conciencia es la que mejor permite el despliegue de la proyeccin ilimitable y

    que el hombre pueda existir de acuerdo a ella, como la condicin esencial de su ser. (Holzapfel, 1993, p.

    43)

    Injertado a la obra que nos versa, la primera cuestin es atender el estatuto del diario de

    vida como expresin formal, y en ello problemtica, de una experiencia del Lmite. El

    Makura no sshi puede considerarse un libro de anotaciones, si bien no tiene una

    organizacin argumental lineal y ntida, y son un conjunto de temas miscelneos,

    escritos desde un lenguaje personal, de fuero ensaystico. Etimolgicamente, makura

    es almohada y sshi libro, no obstante, sus usos no estn esclarecidas producto de las

    modificaciones y ediciones de los copistas. As, el nombre podra surgir de un copista

    aludiendo el eplogo del libro: anochece y apenas puedo seguir escribiendo. Sin

    embargo, me gustara dejar terminadas mis notas por completo (Shnagon, 2006, 318),

    de una ancdota de la autora: debis usarlo como makura (Ibd., p. 21), es decir, como

    un objeto donde reposar la cabeza al dormir, una almohada, o bien puede hacer alusin

    a algn hecho histrico extrado del Hakushi Bunshu (Coleccin de escritos de Po Ch-

    i), entre otras interpretaciones. De cualquier manera, el contenido del libro consigna

    siempre sobre las experiencias recogidas de la autora en su vida de dama de la corte, ya

    sea en el campo de lo social, religioso, poltico e ntimo. As, el diario de vida se vuelve

    un registro testimonial, fragmentario, que hace compadecer la existencia recortada de la

    autora, por fuera de la continuidad de la vida (como un puro devenir). El diario de vida

    posee su voto de intimidad, en la medida que expresa el tiempo como la temporalidad

    propia de quien escribe, como narratividad de la condicin de su ser finito, porque,

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    justamente, persevera en cercenar, desmenuzar, encuadrar, el mundo. El diario de vida

    pone en escena la sensacin de delimitacin del ser-humano. Sin embargo, en su

    espacio de reducto de la intimidad temporal, hace germinar permetros, delinea y

    condensa la experiencia del autor, tal si fuese una biografa y una fbula, forzando al

    texto a configurar modos de representar lo real en intermitencia, y de ordenar, elaborar

    formas y repertorios de esa percepcin. En el siguiente prrafo de la obra se deja

    entrever este problema en su doble sentido: las particularidades de percepcin del

    tiempo histrico en el sujeto que escribe un diario de vida, y, paralelamente, el estatuto

    del lenguaje que delimita la continuidad temporal y la encuadra sobre un presente que

    compadece como relato, testimonio y registro:

    Escrib en mi habitacin estos apuntes sobre todo lo que viv y sent., pensando que ni iban a ser

    conocidos por nadie. Aunque mis anotaciones son triviales y sin importancia, podran parecer

    malintencionadas e incluso peligrosas a otros, por eso he tenido cuidado en no divulgarlas. Pero ahora me

    doy cuenta de que, as como invariablemente brotan las lgrimas, segn dice el poema, del mismo modo

    estas notas dejarn de pertenecerme. (Shnagon, 2006, p. 318)

    Resistivamente, hay una segunda persecucin problemtica, no menor, que es la

    demarcacin socio-histrica de la obra. El libro Makura no sshi, en su versin original,

    est perdido y slo se conservan las versiones realizadas por copistas, las que se dividen

    en cuatro ramas segn las variaciones y modificaciones: Sankanbon, Denn in Shjibun

    (Nibon), Maedakebon y Saikabon. Se sabe que las dos ltimas fueron alteradas a lo

    largo de la historia por personas externas a la vida de la autora hasta su publicacin

    posterior, en el periodo Edo (1603-1868). Empero, esta informacin posee su profunda

    relevancia en la medida que, hasta cierto punto, la divergencia existente entre las

    versiones se constituye por la prohibicin y la demarcacin (que no es otra cosa que la

    expresin del Poder) que tena el lenguaje escrito en Japn. En efecto, en la poca Heian

    se hace una sistematizacin del lenguaje japons y se elabora una escritura fontica para

    el uso propio de las mujeres: el hiragana. A diferencia de la escritura en kanjis sistema

    pictogrfico chino utilizado por los hombres, las mujeres deben especificar su propio

    mundo lingstico, ejercido en un lmite sistmico de relacionarse con las cosas. Pero de

    otro modo, esta demarcacin deviene, a su vez, en el impulso germinal para transgredir

    esa prohibicin, como una urgencia y una resistencia. Este panorama se refleja en la

    diferenciacin de los modos de enarbolar discursos poticos y retricos, donde las

    mujeres asuman un espacio hermtico:

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    Cmo he de hacerlo?, pregunt a Korechika, quien segua fuera de la galera.

    Escribid vuestro poema prestamente, sugiri, y mostrdselo a su Majestad. Nosotros los hombres no

    debemos interferir en esto. (Shnagon, 2006, p. 37)

    Distintos modos de hablar: el de los hombres. La charla de las mujeres. (Ibd., p. 24)

    La actitud limitadora conciencia y experiencia de Lmites que sobrellevaban las

    mujeres en sus representaciones de mundo desde el lenguaje masculino-oficial, llev a

    que se principiara prontamente un ncleo literario femenino, diversificado en las formas

    poticas y de prosa, denominado Nyobo bungaku. Este nuevo silabario de ocupacin

    desde los lmites de la condicin de la mujer, tena por funcin ser una simplificacin

    del lenguaje escrito masculino y aportar un nuevo mtodo paralelo a la tradicin oral de

    la lengua. En su fondo, constituye una nueva heurstica del lenguaje. Para ilustrar estas

    divergencias entre los sistemas escriturales, pondr, a modo de ejemplo, el kanji de

    lago : ste est compuesto por tres partes, agua, antiguo y luna, lo que debe

    interpretarse como un agua que desde hace mucho tiempo est tranquila y donde la

    luna se refleja (Garca Gutirrez, 1967, p. 18); mientras que en hiragana se escribe a

    travs de una traduccin a la pronunciacin auditiva: (mizuumi). Hubo, en

    consecuencia, incluso una diferenciacin inequvoca de las obras literarias respecto al

    sexo del autor, atendiendo exclusivamente al tipo de sistema escritural, e influyendo en

    la caracterizacin propia de las lecturas semnticas de su trabajo. El discurso poltico,

    hegemnico masculino, demarcaba el espacio propio de las mujeres en la relacin

    objeto-palabra, y la configuracin de la palabra-estilo. Se lleg a caracterizar los tipos

    de personalidad y cualidades estilsticas y estticas que posean las mujeres: ellas

    escriban desde el sentimiento, la delicadeza, la simpleza, la gracia y el movimiento

    porque las grciles curvas de sus trazos favorecan una escritura elegante y libre, ms

    personal y apropiada tal vez para insinuar, tanto en prosa como en verso, las emociones

    de las damas de la corte (Rubio, 2011 p. 17). Desde luego, este acto restrictivo es una

    delimitacin y determinacin desde la dimensin visual del proceso de la escritura, sus

    formas de trazo y significaciones como una fijacin de control, y las operaciones de

    concatenacin de ideas y estructuras de pensamiento (el aspecto morfosintctico del

    lenguaje de las mujeres).

    SENTIDO E INDELIMITACIN

    Ante la bipartita cuestin del lenguaje japons en este ensayo, por una parte

    inscrito en la configuracin retrica de un diario de vida, en su propia continuidad

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    formal y experiencial dentro de la discontinuidad, y como lmite y prohibicin desde la

    singularidad de un sistema de escritura, cabe hacerse una pregunta inmediata: pues,

    desde dnde y hacia dnde es posible proponer una actitud, o un proceso deslimitador

    dentro de la obra de Shnagon? Y, por otro lado, qu rendimientos poseera esa ruta de

    exploracin? Yo conjeturo, a primeras aguas, que el problema se anuda en el modo de

    caracterizar lo real bajo la figura de la naturaleza desde un horizonte de integracin

    momentneo entre el fragmento experiencial del diario de vida, esto desde el lenguaje y

    el propio estatuto del ser-autor, y lo transcendente como una conciencia del Sentido.

    Primero, aclarar que la nocin de Sentido no est referida simplemente a lo que

    significa la obra, vale decir, a lo que quiso decir o lo que pens la autora, sino, ms

    bien, a una bsqueda del mundo. Por tanto, tiene una dimensin heurstica, como

    tambin referencial y sinttica de lo real. La pregunta por el Sentido, un campo

    especfico donde se articulan los rendimientos del lenguaje, es, ante todo, una

    interrogacin por la relacin Hombre-Mundo: una forma de respuesta provisoria a esta

    inquietud. Ms bien, es el espacio donde se sita una pregunta por ambos trminos y su

    vinculacin trascendental. Con esta pregunta se interroga la posibilidad de todos los

    modos posibles de Mundo. La forma del Lmite, o la cifra en que se manufactura el

    lenguaje de Shnagon, consiguientemente, puede ser reflexionada bajo un modo de

    poder-ser, esto es, desde la cifra antropolgica mirada desde una proyeccin hacia el Ser,

    no slo de s mismo, sino de las cosas; el diario de vida, como un objeto testimonial

    ntimo, abre el mundo en una interrogacin desde s. En su libro Conciencia y Mundo,

    Holzapfel seala: la intencionalidad propia de la proyeccin es el mundo, puesto que es

    aquel "algo" a lo que ella tiende y en l que se realiza. Su tarea es hacer el mundo a

    partir de lo csmico en que nos encontramos (1993, p. 23). La pregunta por el Sentido

    se manifiesta sobre tres aristas co-participativas: una semntica (lo que se significa

    desde el lenguaje), una existencial (autoconciencia y decisin de los actos) y una

    metafsica (sobre el trasfondo). Es de sugerir, por ende, que una investigacin en torno a

    la posibilidad fundada del lenguaje literario descansa en la satisfaccin de estas tres

    dimensiones. Solvencia que, por lo dems, segn el trabajo de Jean Grondn: El

    sentido de la Vida (2004), implica ya una actualizacin de los modos de cumplimiento

    de esa interrogacin, o lo que es lo mismo, la nocin de sentido implica una direccin,

    una extensin: no hay tal cosa como un sentido nico, sino un movimiento. Lo que aqu

    se enmarca en posicionar esta actitud con el Ser como una forma cardinal de superacin

    de los lmites histricos y materiales del lenguaje.

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    Este proceso, constituyente en la subjetividad, es ya transgresor en la medida que pone a

    examen los propios lmites de la finitud del sujeto, atravesando el pensamiento hacia

    aquello que lo despunta, pero que no acude a su aprehensin (o no se hace manifiesto

    sobre la escritura). Por el contrario, es pura intencionalidad acerca del Ser bajo ciertas

    condiciones ontolgicas del sujeto la inquietud por lo ms all, que no es otra cosa

    que la actitud deslimitadora del ser-humano. En los siguientes dos pasajes del libro se

    expresa el enfrentamiento con el Lmite mximo, la muerte, desde donde el lenguaje

    subvierte las formas comunes de aproximacin a lo real, la referencialidad cotidiana,

    para dar cabida a un nuevo armazn de sentido, a una extralimitacin del lenguaje:

    Un ao despus de la muerte del Emperador Eny, ces el luto. Era un momento de mucha emocin.

    Todos, desde Su Majestad El Emperador hasta los criados del Emperador Anterior, recordaron cmo eran

    las cosas cuando el poeta escribi sobre las ropas floridas. (p. 189)

    Aqu tomamos nuestras oscuras ropas, color roble,

    en memoria de aquel que muri.

    Pero en la capital sin duda

    las ropas han pasado a luminosos colores.(p. 190)

    La figuracin de la naturaleza, en este caso en el sitio de las flores, se transgrede a su

    significacin ms literal, usual y contigua a lo meramente nominal, para encarnar la

    reverberacin de la tristeza. En efecto, a la metfora ropas floridas, se da cuenta que,

    habindose llorado tanto al difundo, y de un largo luto, de las mangas de la vestimenta

    han germinado flores por la humedad prolongada de las lgrimas. Consiguientemente,

    desde el escenario existencial de la manifestacin de la muerte, el lenguaje da cuenta de

    esta experiencia a travs de la extralimitacin de sus recursos representacionales la

    conceptualizacin de los objetos a los que remite, macerando sus dimensin semntica

    convenida por lo social, y configurando una nueva imagen-potica-literaria de la tristeza.

    La exclusividad de esta imagen es el desdoble de la donacin y dotacin de Sentido

    desde lo semntico a de lo real y de lo existencial a una suerte de introduccin a una

    metafsica: una traslimitacin del lenguaje.

    La caracterizacin de lo real, la Naturaleza, como el lugar de la trasgresin del lenguaje

    lo que viene despus de l, proyecta un tipo especfico de efecto en el lector, y cuyo

    procedimiento funda solidaridades entre el comportamiento del lenguaje y concepciones

    trascendentales de Mundo: estas son, por un lado, una sensacin de ilimitacin y una

    heurstica de la Indelimitacin. Comenzar por lo ltimo: es el esteta japons Tsudzumi

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    Tsuneyoshi quien, en las primeras dcadas del siglo XX, cavila en torno al concepto de

    Indelimitacin. Para dicho autor, la obra sera una cuestin semejante a un contenedor

    de aquello que es puro desborde; la continuidad del cosmos se deja caer en un permetro

    estable, expositivo, que se recoge y gravita en el lenguaje en virtud a la conciencia de un

    Sentido ltimo (trascendente) a travs de un acto ritualizante y abierto que es la

    creacin artstica, en tanto que proceso corporal e intelectual y lo presenta

    materialmente a escala reducida, a la medida oportuna de la finitud del ser-humano. As,

    seala: la idea fundamental de la indelimitacin que consiste en ver lo infinitamente

    grande, o sea el universo, en algo que en comparacin con l es infinitamente pequeo

    (1932, p. 19). Se extrae una dimensin heurstica trascendental: si bien, toda obra, todo

    lenguaje, est demarcado y delimitado por sus condiciones formales e histricas, hay

    siempre una provocacin de hacer compadecer lo ilimitado en una imagen de mundo. El

    lenguaje, en el horizonte de ser un soporte artstico, es un dominio que posibilita la

    autoconciencia de la finitud humana y la evocacin de lo trascendente desde un

    horizonte translimitador (un nuevo espacio) de las condiciones naturales, biolgicas, de

    percepcin del sujeto a travs de la diversificacin de las formas lingsticas-poticas,

    conducidas hacia la sensacin de ilimitacin. El lenguaje es un mtodo, una opcin de

    densificar lo que no guarda mrgenes:

    () y al cruzar el ro observ los lirios, avenas de agua, y otras plantas que crecan sobre el

    agua. Se vean muy pequeas, pero cuando les pedimos a nuestros servidores que recogieran algunas,

    descubr que tenan races muy profundas. (p. 247)

    En este pasaje de Shnagon, la indelimitacin es el proceso de concatenacin de

    categoras histricas-culturales sobre el Mundo, aplicadas al motivo del relato: los lirios,

    las avenas de agua que, siendo plantas de un menor tamao, y posibilitadas por la

    construccin de la narracin, dan un sentido de evocacin de una inmensidad, una

    vastedad que no se enuncia explcitamente, sino que es sugerida por el mismo lenguaje,

    desmantelado de la mera descripcin objetual. Asimismo, la escena es relatada a travs

    de la ancdota, una anotacin efmera, propia de la naturaleza de un diario de vida.

    Guarda un emparejamiento, distante tal vez, con ciertas apreciaciones de Roland

    Barthes sobre el verso japons como despunte del lenguaje en general, y a contribucin

    de un enfoque sobre la realidad. Comenta el autor: el haiku jams describe; su arte es

    contra-descriptivo, en la medida en que cualquier estado de las cosas se convierte

    inmediatamente () en una esencia de frgil aparicin (1991, p. 103), es decir, que la

    escritura no se constituye autoritariamente bajo una cartografa descriptiva de lo real, un

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    catlogo o un registro objetivo de la relacin entre la palabra y los objetos del lenguaje,

    sino que, a travs del privilegio en que es partcipe la idea del fragmento, el Lmite, es

    desde donde el cosmos se suscribe a la constancia de la escritura.

    Hacia el final, sealo las ltimas observaciones: la articulacin del lenguaje con el lugar

    del lector en el Makura no Sshi, esto es, la provocacin predominante de una sensacin

    de ilimitacin. Considero que esta cuestin se visibiliza ms como una experiencia y

    una esttica desde el pensamiento de Kitar Nishida (por supuesto, muy posterior), que

    de una interpretacin que haga lectura de algo parecido a una hierofana. La sensacin

    de ilimitacin, movida por una heurstica de la Indelimitacin, o sea, un efecto esttico

    solvente en la obra, no es la determinacin de una fisionoma rgida en que lo

    trascendente se concibe en un pronunciamiento desde los Lmites, sino que el lenguaje

    hala la experiencia del lector a la posibilidad de pensar el Ser. El lector realiza una

    mudanza de su condicin limitada, fronteriza con las cosas, hacia la experiencia

    narrativa, al abrirse paso a travs del lenguaje al propio abismo del lenguaje. En Nishida,

    la sensacin de ilimitacin es parangn a una dialctica de la Historia que apunta a un

    momento resolutorio: el s mismo se ha de entender como existiendo en aquella

    dimensin dinmica en la que cada acto de la conciencia [] refleja simultneamente la

    autoexpresin del mundo dentro de s mismo (2006, p. 42), por cuanto ente y Ser se

    realizan en plenitud a partir de la conciencia de su contradiccin. Consiguientemente, la

    sensacin de ilimitacin es un extravo de coordenadas, ms que el empaquetamiento

    del Ser en lo objetual, a la manera de la hierofana que no es otra cosa que un objeto,

    ante todo, definido por sus lmites, demarcaciones y, sin embargo, que puede reverberar

    una trascendencia.

    A ocasin de cerrar este ensayo, en el siguiente pasaje de la obra de Shnagon, el

    observador recibe la invitacin extensiva de enarbolar su propia experiencia esttica de

    lo real, como un sentimiento, una conciencia o una traduccin sobre la continuidad,

    donde el lenguaje deja carta abierta a la insinuacin de lo inconmensurable en una

    comunin con su rol de lector. Este transcurso no opera meramente a travs de la

    utilizacin de metforas, sino que es la puesta en relieve de impresiones intrnsecas,

    desprendidas de una concepcin no descriptiva o testimonial de la realidad. Y es, en el

    fondo del asunto, tambin la aspiracin mxima del arte para Nishida: la consumacin

    de la dualidad entre objeto y sujeto o, lo que es lo mismo, a fin de cuentas, la revocacin

    de la limitacin del espacio vital subjetivo contra la inamovilidad y permeabilidad del

    Ser. Para las siguientes lneas de Shnagon, el filsofo japons tiene un trmino eficaz y

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    comprometido: muga, que es un salirse de s, y que en este texto se ha desarrollado

    compactamente bajo el prisma de una superacin de los lmites:

    Y por un momento en mi corazn

    sent que la primavera haba llegado.(p. 161)

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