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1 ECOTEC El Control de Gestión en las Organizaciones Autora: Janneth Vera Robalino

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ECOTEC

El Control de

Gestión en las

Organizaciones

Autora: Janneth Vera Robalino

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RESUMEN

Desde finales de los años setenta el entorno en que las organizaciones

desarrollan sus actividades, ha sufrido cambios que contrastan con las décadas

anteriores caracterizadas por una reducida presión competitiva, estructuras

centralizadas de dirección, producciones con un ciclo de vida largo y con un

alto componente de mano de obra y gastos de fabricación, entre otros

aspectos.

La globalización e internacionalización de los mercados, la creciente

incertidumbre del entorno, el aumento de la competencia, el mercado dominado

por una demanda cada vez más exigente y selectiva, la utilización de la calidad

como estrategia competitiva diferenciadora, así como el incremento en la

diversidad de productos ofrecidos al mercado, han provocado un cambio

bastante profundo en las actuaciones de las empresas, que para afrontar esta

situación han tenido que modificar sus estructuras y formas de actuación.

Toda empresa que pretenda alcanzar un nivel competitivo adecuado, deberá

flexibilizar los procesos productivos, rechazar la rigidez, adaptar sus productos,

mejorar la distribución de los bienes y servicios generados, así como agilizar

los mecanismos de comunicación del producto, teniendo además que ser

eficiente en la productividad, disminuir los costos de producción y producir con

calidad elevada, conjugada con precios consecuentes.

Puede afirmarse que se ha producido una “revolución” que tiene repercusión en

la estrategia, la organización, la cultura y la gestión empresariales, por lo tanto

una organización de éxito será aquella que desarrolle una estrategia adecuada

y esté dotada de sistemas efectivos de información, planeamiento, control e

incentivos, para cumplir con sus objetivos de trabajo, buscando vías que

permitan mejorar los sistemas de dirección y de control de la gestión

empresarial, tratando de lograr la mayor eficiencia en el funcionamiento

organizativo, para poder mantener y elevar la capacidad competitiva de las

organizaciones y adaptarse a las nuevas condiciones de manera permanente.

Para alcanzar estos propósitos es imprescindible contar con un sistema

informativo que emita los datos necesarios y permita conocer el resultado de la

empresa, de cada una de sus áreas y actividades, facilitando la toma de

decisiones en función de los objetivos estratégicos de la organización. Este

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sistema está conformado por un conjunto de mecanismos donde ocupa un

lugar preponderante el Sistema de Control de Gestión, encargado de la

realización de las acciones que permitan asegurar la puesta en práctica y el

cumplimiento de las estrategias trazadas para alcanzar los objetivos previstos

por la organización.

Todo este proceso de cambio también influye en las empresas cubanas como

parte del entorno a que se hacía referencia y por tanto tienen que adaptarse a

las nuevas condiciones y exigencias del entorno, fundamentalmente para

alcanzar el grado de eficiencia económica que se requiere para continuar el

necesario crecimiento de la economía cubana.

El Perfeccionamiento Empresarial constituye una muestra fehaciente de lo

planteado y en ese proceso el papel del control en la gestión empresarial

reviste una importancia fundamental.

El Control de Gestión en las Organizaciones

La Empresa y el Entorno.

La empresa como organización de medios productivos con autonomía para el

establecimiento y ejecución de planes económicos encaminados a la

producción de bienes y servicios (Sáez Torrecilla, 1995), constituye el eslabón

básico de toda economía, de ahí lo importante que resulta garantizar una

adecuada gestión que le permita obtener los objetivos trazados y ocupar un

lugar en el espacio en que se desenvuelven sus operaciones.

Como activo protagonista de la actividad económica, la empresa, es un sujeto

económico que tiene unos objetivos a cumplir y que está insertado en un

mercado, para lo que dispone de medios materiales, humanos y financieros,

que deben ser gestionados con eficacia y eficiencia, mediante una organización

adecuada.

La Empresa, es un sistema abierto compuesto por un conjunto de elementos

interdependientes, pero que se encuentran relacionados en función de un

objetivo general que se fijará según cual sea el sistema socioeconómico en el

que la empresa desarrolla sus actividades, y según sean las aspiraciones de

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sus miembros y ejecutivos, interactuando constantemente con el sistema

social, que forma parte del llamado entorno empresarial.

Los elementos a considerar en esta interrelación de la empresa y su entorno, y

que resultan de interés como factores estratégicos, serán (Perelló Cabrera,

1998):

De esta forma, según este autor, puede plantearse que “la Empresa constituye

el cuerpo organizativo y la imagen corporativa de la estrategia de marketing

que realiza, jugando un importante papel en el sistema socio-económico. La

naturaleza de la Empresa no es sólo de unidad técnico-económica, sino de una

unidad socio-política que necesita de la organización para actuar dentro de su

entorno”.

En las últimas décadas, los elementos que influyen en una gestión óptima de la

empresa han sufrido una serie de transformaciones con el objetivo fundamental

de adaptarse al nuevo contexto en que se desarrolla su actividad.

Los cambios ocurridos han dado lugar a una “revolución” que se refleja en el

marco estratégico, organizativo, cultural y en la gestión de las organizaciones;

obligando a los directivos a ser cada vez más flexibles, con el objetivo de poder

adaptarse mejor y más rápidamente a los cambios actuales, al ambiente

económico incierto en que se desenvuelve la empresa contemporánea.

La situación actual ha creado dificultades nuevas pero también ha abierto

nuevas oportunidades, por lo que es preciso diseñar estrategias adecuadas

que le permitan a la empresa aprovechar las ventajas del nuevo contexto en

que se desarrollan sus actividades y de esa forma poder mejorar su posición

competitiva.

Factores Estratégicos

Económicos Generales

Político - Legales

Sociológicos y Culturales

Tecnológicos

Económico - Competitivos

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Esta concepción incluye lo relacionado con los sistemas de información y

control internos, como instrumentos básicos para alcanzar una gestión

adecuada, siendo necesario elaborar sistemas informativos para empresas

competitivas, que permitan coordinar, gestionar y controlar el conjunto de

actividades económicas que desempeña una empresa que reúna estas

características.

Diversos factores están influyendo actualmente en la actuación de las

empresas, son factores externos e internos que tenidos en cuenta

adecuadamente pueden ser decisivos en el éxito de las organizaciones,

considerándose que las variables que dependen de la empresa van a constituir

sus fortalezas y sus debilidades, mientras que las variables que dependen del

entorno actuarán sobre la Empresa como amenazas y oportunidades.

Lo imprevisto de las necesidades y gustos de los clientes, el dinamismo con

que se mueven las legislaciones, los avances científicos, la competencia, los

proveedores, la hostilidad y complejidad del mercado, la necesidad de una

continua negociación para determinar el precio de los recursos productivos, los

cambios políticos y sociales ocurridos en los últimos años, entre otros

aspectos, constituyen ejemplos de factores externos que influyen de una forma

importante en la incertidumbre en que actualmente se desenvuelven las

empresas.

También es necesario señalar que en la actualidad, económicamente, la

sociedad se caracteriza por una gran rapidez en la evolución tecnológica,

capacidad de transferencia a cualquier país, movilidad de sus capitales, todo lo

cual ha traído como consecuencia la internacionalización de los mercados y el

incremento de la competencia a nivel mundial.

En respuesta a estos aspectos, se han desarrollado nuevas tendencias, tales

como, el crecimiento del volumen de Investigación y Desarrollo (I+D)

trasladado por empresas extranjeras a países diferentes al de origen, el

aumento de las relaciones entre empresas extranjeras y las instituciones

nacionales de investigación, el incremento de la colaboración internacional

entre empresas fundamentalmente en I+D y en el intercambio de tecnologías.

Además el diseño de centros de producción más flexibles y versátiles, con

tendencia a reducir los tiempos de preparación, que permitan la introducción

continua de nuevas tecnologías, más automatizadas y de mayor precisión, la

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subcontratación de servicios y operaciones a empresas auxiliares; representan

nuevas posibilidades para la competitividad de la empresa.

Todos los factores mencionados anteriormente contribuyen al éxito empresarial

si son aprovechados adecuadamente y si se tiene en cuenta además, un

diseño organizativo adaptado a ese entorno competitivo.

La competencia es un factor fundamental en la dinámica empresarial, ya que

solamente la existencia de consumidores exigentes y competidores eficientes,

hace posible el desarrollo sostenido de una organización.

En la actualidad la empresa debe adelantarse a sus competidores o

mantenerse como mínimo al mismo nivel, respondiendo a los cambios

constantes del entorno, para lo cual debe trabajar con una estrategia dirigida a

lograr la competencia y la excelencia operativa en cada uno de los diferentes

niveles de la organización.

“La noción de ventaja competitiva requiere que una empresa se contemple con

relación a sus competidores, y un éxito sostenido necesita que la ventaja

competitiva (en calidad del producto, en costes más bajos o en canales de

distribución más eficientes) se alcance y mantenga” (Mallo y Merlo, 1995).

En el mundo competitivo moderno, la satisfacción del cliente es el principal

objetivo; como expone Theodore Levitt de la Harvard Business School: “el

término beneficios, cuando se emplea para indicar el objetivo de una compañía,

carece de sentido. Si realmente no es posible confiar en un número de clientes

estables, no hay compañía, ni existen beneficios”.

“El desarrollo del paradigma competitivo de la empresa que enfoca la atención

de la organización empresarial en maximizar la cadena de valor para el cliente,

ha generado una intensificación en la carrera competitiva que exige ofrecer

productos de calidad total al menor coste posible, y en el menor plazo de

cobertura de las necesidades de la clientela” (Mallo, 1995).

Al hacerse el entorno más complejo, la organización debe ajustar tanto su

estructura interna como sus procesos, para mantenerse e incrementar su

eficiencia (Osborn, R.N., Hunt J.G., 1974). Una de las vías para alcanzar este

objetivo consiste en elaborar estrategias de precio y de calidad, basadas en

tecnologías más productivas y organizaciones empresariales más eficaces y

eficientes.

En la eficacia de la organización influyen fundamentalmente los cambios en el

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entorno, mientras los cambios internos lo hacen en su eficiencia, por lo que son

aspectos que las organizaciones deben tener en cuenta para planificar e

implementar transformaciones en su carácter y estructura fundamental y para

cambiar en definitiva su manera de competir.

“La empresa es competitiva cuando es capaz de mantenerse de forma

duradera y voluntarista, en un mercado competitivo y evolutivo, obteniendo un

margen de autofinanciación suficiente para asegurar su independencia

financiera y los medios de su adaptación” (Lesca,H, 1992, pág. 14).

Según Ripoll y Balada (1995), “la batalla de la competitividad se gana con la

mejora de los procesos productivos, aumentando la calidad de los productos y

servicios dirigidos a nuestros clientes, realizando una buena gestión de costes,

prestando un especial interés en los recursos humanos e introduciendo nuevas

técnicas de gestión empresarial”.

Es indiscutible que en las condiciones actuales, donde la competencia juega

un papel preponderante, para lograr el éxito empresarial, no es suficiente

conocer exclusivamente el propio mercado y las fuentes de aprovisionamiento

de la empresa, debido a que se compite en un mercado cada vez más

internacional, interviniendo empresas de distintos países que tienen economías

y estrategias competitivas diferentes.

Es necesario buscar ventajas competitivas a partir de la tecnología y de

aquellos aspectos intangibles unidos a la capacidad de organizar, integrar y

motivar a todo el personal y no sólo a la dirección en el desarrollo de la

creatividad y el apoyo a los objetivos propuestos.

Por este motivo toda estrategia empresarial actualmente tiene que construirse

considerando como elementos básicos, los potenciales de la competencia, del

mercado y de la propia empresa, lo que le garantizará la calidad del proceso de

toma de decisiones.

Este proceso conlleva necesariamente a mirar a la empresa desde otro punto

de vista, debe analizarse desde la perspectiva de fuera, del entorno, con

mayores exigencias de cálculo económico, más flexible y eficiente, orientado al

futuro, tomando en consideración tanto la dimensión estratégica de la empresa

como la específica de cada una de las funciones que en ella se desarrollan

para garantizar sus objetivos.

Estrategia no significa lo mismo que un plan a largo plazo, consiste en el

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intento de la empresa por alcanzar unas condiciones futuras, para adaptar su

posición competitiva según varíen las circunstancias.

De esa forma Mallo y Merlo (1995) definen la estrategia como “un conjunto

integrado de acciones destinadas a alcanzar una ventaja competitiva

sostenible”, lo cual implica que la empresa debe contemplarse con relación a

sus competidores y que la esa ventaja que se alcance, debe mantenerse.

La actitud adaptativa al entorno constituye la base de la actitud estratégica, y

debe señalarse que adaptarse al entorno con fines de desarrollo y

supervivencia consiste en protegerse de las amenazas que suponen los

cambios que ocurren en el entorno, pero también supone aprovechar las

oportunidades que estos cambios ofrecen. Esto implica mantener una actitud

no solamente reactiva, sino activa y voluntarista, basada en el convencimiento

de que el futuro de la empresa se puede moldear con una acción adecuada, y

en el rechazo a la pasividad y a la neutralidad.

Para buscar las verdaderas fuentes sostenidas de ventajas competitivas, es

fundamental dentro de la empresa del diseño de otras estructuras de dirección,

de nuevas formas de organización y de comportamiento financiero. El directivo

actual precisa de una información orientada al futuro y al mercado como punto

de referencia y conocer las potencialidades de su organización para poder

analizar las posibilidades de adaptación a las condiciones imperantes del

medio en que se desenvuelve.

Actualmente es necesario tener en cuenta que “una empresa tiene éxito en la

medida que es eficaz y eficiente” (Fauvet, Fourtou, 1985), para lo cual debe

considerar no sólo los factores externos a los que se hizo referencia

anteriormente, sino también al conjunto de factores internos que lo posibiliten,

entre los que se pueden mencionar los siguientes:

- El espíritu innovador y la actitud estratégica, o lo que es lo mismo, la

capacidad de adaptación al entorno.

- Tener un estilo de dirección flexible, creativo y profesionalizado, que

responda a la actitud estratégica asumida por la organización.

- La calidad de los productos y de la gestión, aspectos en los que se apoya

fundamentalmente la competitividad empresarial.

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- Orientación al mercado, al cliente.

- Solvencia y autonomía financiera, lo que permite determinada libertad

estratégica.

- Elevada productividad y costes competitivos.

- Importancia y calidad de la información.

En este sentido juega un importante papel la información, que es la encargada

de dar a conocer el resultado de la empresa, de cada una de sus áreas, de sus

actividades, facilitando y orientando el proceso de toma de decisiones en

función de los objetivos estratégicos de la organización.

Un sistema informativo que evolucione acorde con el resto de los factores

expuestos y que tenga la suficiente flexibilidad para adaptarse y continuar

suministrando información útil, se convierte en un factor clave para mantener la

competitividad, dado el papel que juega en todo el proceso de toma de

decisiones.

La toma de decisiones es un proceso mental mediante el cual el directivo

recopila información y la utiliza. Los directivos, individualmente o en equipos,

gestionan y controlan la información y el entorno de su empresa, lográndolo

preguntando a los demás, entresacando de sus respuestas la información

relevante.

Para ello es imprescindible contar con un conjunto de sistemas e instrumentos

que promueva que la actuación de las diferentes personas y unidades

organizativas esté en coordinación y sea coherente con los objetivos previstos

globalmente para la organización, garantizando la calidad y utilidad de los

datos que facilitan.

Dentro de estos mecanismos reviste una importancia particular, aquel que está

encargado de asegurar la puesta en práctica y el cumplimiento de las

estrategias trazadas por la organización para alcanzar sus objetivos

eficientemente, papel que desempeña el Control de Gestión, como soporte

estratégico para proveer información oportuna y relevante a la gerencia para

planificar, controlar y tomar decisiones.

El Control de Gestión

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Un sistema informativo tiene básicamente como objetivo procesar los datos y

transformarlos para dar el conocimiento más amplio y preciso, que le permita

contribuir mejor al proceso de toma de decisiones.

En dependencia del destino que tenga esa información, serán las

características que deba reunir ese sistema y deberá incluir los datos

relevantes que completen la información lo más posible, según los

requerimientos del destinatario.

En la actualidad la calidad de la información destinada a la dirección de la

empresa, es uno de los aspectos fundamentales, que determina que la

organización consiga sus objetivos de corto y largo plazo, al garantizar una

selección adecuada entre las posibles opciones de un determinado curso de

acción.

Dentro de los sistemas útiles para la dirección empresarial, tradicionalmente se

ha destacado el referido al Control de la Gestión, que le aporta a la dirección

información interna y externa fundamental para todo el proceso de toma de

decisiones.

Al estudiar el término Control de Gestión, hay dos situaciones que llaman la

atención; en primer lugar, la diversidad de criterios que existen para definirlo y

por otra parte, que los aspectos que lo integran han estado determinados por

las características y necesidades de la organización en cada momento de su

desarrollo.

Es interesante conocer en primer lugar, el origen de las palabras que

componen el término, porque de esa forma puede realizarse un estudio más

preciso de las diferentes definiciones que pueden encontrarse.

Controlar en el sentido más general, es un término anglosajón, que significa,

dominar o conducir en la dirección deseada, asociándose a los vocablos

regular, dirigir y verificar.

El industrial francés Henri Fayol (1841-1925), pionero en el estudio de la

administración, sitúa al Control en la quinta posición dentro de las funciones

administrativas de la dirección, resaltando dos aspectos importantes.

En primer lugar plantea la necesidad de que previo a cualquier control se

establezca un plan, contándose con una estructura informativa capaz de

presentar datos seguros acerca de la marcha del negocio.

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En el segundo aspecto hace referencia a la acción que hay que emprender

según la información obtenida, para mantener el progreso del negocio hacia el

resultado deseado y en el tiempo proyectado.

Fayol señaló además, que el Control “consiste en verificar si todo marcha de

acuerdo con el plan adoptado, las instrucciones dadas y los principios

establecidos. Tiene por objeto subrayar las debilidades y los errores para que

puedan rectificarse y evitar que se repitan”.

En otras palabras señala, que el Control es la medición y la corrección de las

actividades de los subordinados para asegurar que los hechos se ajusten a los

planes, para lo cual se compara el desempeño con las metas y los planes, se

muestran las desviaciones, emprendiéndose medidas para corregir las

desviaciones negativas que aseguren el cumplimiento de los planes. Es una

función administrativa esencial en todo nivel.

Por tanto, la función de Control surge como un requisito obligado para evaluar

el resultado de las decisiones delegadas, así como la necesidad y conveniencia

de cada una de las actividades que se desarrollan en la empresa.

Constituye también un importante mecanismo que contribuye a perfilar una

cultura y un entorno de gestión caracterizados por estimular y aunar los

esfuerzos individuales, dada la responsabilidad de los dirigentes de la empresa

de imponer su autoridad y exigir responsabilidad al colectivo que integra la

organización.

Es necesario señalar que entre las funciones de la administración;

Planificación, Organización, Ejecución y Control, existe integración, dado que

se desarrollan en una misma unidad económica, son ejecutadas por los

mismos gestores y todas tienen como objetivo fundamental contribuir a la toma

de decisiones para ser operativas.

ORGANIZAR

EJECUTAR

PLANIFICAR

CONTROLAR

Fig. No. 1. Dinámica de la Gestión. (Pérez Carballo J., 1990, pág. 5)

DECISIONES

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Como puede observarse, en el esquema anterior (Fig. No.1), se resume la

relación que existe entre las funciones administrativas fundamentales,

poniéndose de manifiesto, como se señalaba anteriormente, el papel del

control en el proceso de gestión y la razón de ser de las cuatro funciones, o

sea, la toma de decisiones.

Existe una relación muy directa entre la planificación y el control, dado que el

sistema de planificación precisa necesariamente de un sistema de control con

el fin de poder realizar un seguimiento que le permita a la organización valorar

el grado de consecución de los objetivos obtenidos y por tanto la eficacia del

plan.

El control contribuye al aseguramiento de la puesta en práctica de las

estrategias, es la función que permite la realización de los planes que sean

necesarios para asegurar que se cumplan las estrategias como están previstas.

Robert N. Anthony (1984) plantea las siguientes etapas para el proceso de

control:

1. Especificar un estándar de actuación deseada.

2. Utilizar un medio capaz de detectar lo que ocurre en la organización y de

comunicarlo a una unidad de control.

3. La unidad de control compara tal información con el estándar.

4. Si lo que realmente ocurre no concuerda con el estándar, la unidad de

control indica que se deben tomar medidas correctoras y esta indicación

retorna, como información, a la entidad.

En su libro “Elementos de Administración”, Koontz y Weihrich (1985) plantean

que “todos los administradores desean tener un sistema de control adecuado y

eficiente para que les ayude a asegurarse de que los procesos corresponden a

los planes. Para que los controles funcionen, deben ser elaborados a la medida

de los planes y puestos, de los administradores individuales y sus

personalidades y de las necesidades de eficiencia y personalidad”.

En el “Manual de Control de Gestión”(1992), Yves Dupuy y Gerard Rolland,

señalan que a la palabra Control pueden asociarse dos significados principales:

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- El primero responde a la idea de supervisión. En este sentido controlar

significa verificar que las cosas se desarrollan de acuerdo con lo que se

desea. Por otra parte, dicho deseo puede haberse formulado, con una

mayor o menor precisión, en forma de objetivos.

- Un segundo y más amplio significado está asociado a la idea de poder, de

dominio. Controlar es, pues, dominar y tal dominio debe ejercerse antes (o

mejor, al mismo tiempo) que la supervisión.

Basado en lo antes señalado, estos autores plantean que “el control se

convierte en el conjunto de los procesos de recogida y utilización de

información que tiene por objeto supervisar y dominar la evolución de la

organización en todos los niveles”.

Jesús Felipe Gallego (1996) lo define como “la última fase o función del

esquema general del proceso de dirección y gestión”. Lo cual implica medir el

grado de cumplimiento de los objetivos previstos y establecer el nivel de

desviación, así como poner en marcha adecuados mecanismos de corrección,

para subsanar las posibles diferencias y posibilitar su entrada como parte del

flujo de información para el futuro.

Por su parte John Skar (1997), señala que “el control es una parte integral de

toda la conducta social. Incertidumbre y dinamismo son posiblemente los

principales factores detonantes detrás de esfuerzos de control”, siendo una

parte central de este concepto la verificación y rectificación de la actividad que

se desarrolla, mientras que la comparación y la evaluación, siendo partes de

este concepto, sólo se hacen significativas cuando hay incertidumbre.

Tomando en consideración lo antes expuesto sobre los objetivos de esta

función en la organización, puede asegurarse que el proceso de Control

básicamente, implica tres etapas (H. Koontz, H. Weihrich, 1985):

- Determinación de metas o criterios de desempeño.

- Medición del desempeño.

- Corrección de las variaciones de normas y planes.

Puede por tanto afirmarse que el Control es la función administrativa que se

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encarga de medir y corregir el desempeño para asegurar que los objetivos y los

planes de la empresa, diseñados para lograrlos, estén siendo alcanzados.

El proceso de control se puede realizar con diferentes grados de formalización

que conviven y se complementan en cualquier organización. Existe el control

que se lleva a cabo sistemática y organizadamente y que se apoya en

procedimientos predefinidos, así como el que se produce sin método, sin

aplicar ningún instrumento, sino que se basa en la experiencia, en la

discrecionalidad y en la espontaneidad, de modo natural y gradual.

También debe distinguirse entre el control que exige decisiones a la medida

para cada circunstancia concreta y aquel que se produce automáticamente, al

identificar una anomalía y corregirla mediante mecanismos adecuados o reglas

de decisión preestablecidas.

La función de control se ejerce sobre objetos, los controles se diseñan para

asuntos específicos, conviviendo en el área del control diferentes modalidades

que dan lugar a diferentes tipos de control. Los mismos serán definidos a partir

de los objetivos y necesidades para las que se requiere que sea aplicado,

siendo necesaria la integración que permita el control del desempeño general

de la empresa.

Por su parte, la Gestión se refiere al conjunto de actividades que se realizan

para alcanzar los fines de una organización. Desde ese punto de vista,

gestionar (Yves Dupuy, Gerard Rolland, 1992), “consiste en seleccionar ciertas

acciones, partiendo de diversas informaciones”, las cuales permiten tomar las

decisiones más adecuadas.

La Gestión es la encargada de garantizar la efectiva y eficiente utilización de

los recursos materiales, humanos y financieros, puestos a disposición de una

entidad para llevar a cabo el objetivo básico para el cual fue creada.

Para Fayol (1841-1925), una buena gestión se apoya en un conjunto de

principios fundamentales, entre los que deben destacarse principalmente:

La división del trabajo, como expresión de la especialización.

La disciplina, como comportamiento inmediato.

La unidad de mando, como estrategia centralizadora.

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La subordinación de los intereses particulares como actuación que impulsa

los intereses generales de la empresa.

La remuneración proporcional a los esfuerzos realizados, como principio de

equidad y de estímulo.

Para poder gestionar las actividades de una empresa correctamente, es

imprescindible conocer la misión de la organización y que la misma sea

asumida por todos sus miembros para garantizar la consecución de todos los

objetivos.

En otras palabras, la eficacia de una gestión depende, de forma decisiva, de

saber elegir los objetivos prioritarios sobre los cuales se han de concentrar la

atención y los esfuerzos, sin derrochar tiempo y recursos en cuestiones que no

tengan una influencia importante en los resultados de la organización.

El sistema de información de gestión (Blanco Dopico y otros, 1992), constituye

el centro del sistema informativo de la empresa y debe reposar sobre dos

principios fundamentales que son la coherencia y la integración, reflejando así

la imagen externa e interna de la organización y coordinando las actividades de

los diferentes órganos de la misma, para poder lograr en ella un funcionamiento

armonioso

En su libro “Control de Gestión y Control Presupuestario” Carlos Mallo y José

Merlo (1995), hacen referencia a que las características esenciales de la

información de gestión son:

- Calidad, medida por la intensidad del mensaje informativo.

- Prontitud, basada en que cuanto antes se avise de un funcionamiento no

adecuado, antes podrá corregirse por la gerencia.

- Relevancia, que limita la información a la que verdaderamente por su

importancia deba atender la dirección.

- Pertinencia, que demuestra claramente las causas que provocan el mal

funcionamiento gerencial, sus consecuencias y las propuestas para

remediar los problemas.

Por otra parte es necesario tomar en consideración las tareas fundamentales

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de la gestión, pudiéndose considerar como básicas, las siguientes (J.F.

Gallego, 1996):

- Observación de los hechos internos y externos de la empresa.

- Determinación de los fines u objetivos para su posterior cumplimiento.

- Organización de los recursos materiales y humanos con que se cuenta.

- Definición de las áreas de responsabilidad en función del diagrama

organizativo a implantar.

- Dirección eficaz de los recursos humanos.

- Creatividad e innovación.

- Toma de decisiones.

- Negociaciones.

Mediante el análisis de las causas que han originado las desviaciones

significativas, puede identificarse los puntos fuertes y débiles de la gestión

realizada y las medidas correctoras a implementar para alcanzar mejores

resultados.

Por lo tanto el papel que desempeña la gestión en una organización es

fundamental, dado que de ella depende la obtención de resultados

satisfactorios y alcanzar los objetivos previstos.

Una vez definidos los conceptos de Control y de Gestión, se está en

condiciones de hacer referencia al papel del Control dentro de la Gestión de las

Organizaciones, o sea, específicamente al Control de Gestión, término que

como se señalaba anteriormente ha recibido diferentes acepciones a lo largo

de su desarrollo evolutivo, siendo denominado por algunos autores como el

“pilotaje económico de la empresa”, debido al importante rol que desempeña

dentro de la misma.

J. Bourdin (1978) plantea que existen dos concepciones para definir al Control

de Gestión, una estática y otra dinámica.

En la concepción estática, el primer significado de la palabra Control es

verificación. Es una técnica de verificación que permite poner a punto un

determinado proceso de acumulación de datos con el fin de “establecer

responsabilidades”, basándose para ello en evaluación de costes y en la

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planificación de la actividad.

El significado de Control, referido por este autor, desde el punto de vista

dinámico es el de dominio, visto como dominio en sí, que lleva a una constante

adaptación en función de datos efectivos y de una continua aplicación de

“acciones correctivas”. De esta forma el Control de Gestión se concibe como un

sistema de alerta general y continuo.

Machin (1983) lo define como “el proceso por el cual el gerente asegura qué

recursos son obtenidos y usados efectivamente y eficientemente en la

ejecución de los objetivos de la organización”.

Anthony, Dearden y Bedford (1984), señalan que el “control de gestión es el

proceso por el cual la gerencia asegura que la organización lleve a cabo sus

estrategias”.

Robert N. Anthony en “Control de Gestión. Marco, Entorno y Proceso” (1984),

define al Control de Gestión como “un proceso, mediante el cual los directivos

influyen en otros miembros de la organización para poner en práctica las

estrategias de ésta, asegurando la obtención de recursos y su empleo efectivo

y eficiente en el logro de los objetivos de la organización”.

Anthony también señala, que la función de Control de Gestión consiste en la

realización de los planes que sean necesarios para asegurar que las

estrategias se cumplan como está previsto, constituyendo un sistema total, o

sea, que abarca a toda la estructura de la organización.

Este autor considera que el Control de Gestión es el proceso que une o enlaza

la planificación estratégica y el control operacional y que asegura que día a día

las tareas ejecutadas por todos los participantes en la organización, vayan

unidas en una serie de acciones coordinadas con dirección al conjunto de

metas específicas y su consecución.

Goold y Quinn (1990) describen un Sistema de Control como “el proceso el

cual permite al gerente determinar si un negocio se está ejecutando

satisfactoriamente”, siendo su principal propósito ser el soporte estratégico

para proveer de información a la gerencia para planificar, controlar y tomar

decisiones.

Pérez-Carballo (1990) apunta que, “el Control de Gestión es un concepto muy

amplio que, en su ejecución, permite definir un estilo de dirección basado en la

gestión activa de la empresa en su entorno, en definición y asignación de

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objetivos, así como en la participación y responsabilización coordinadas del

conjunto de la organización”.

El Control de Gestión (H. Teall, 1992), asegura que los subordinados, eficiente

y efectivamente, se esfuercen por conseguir la estrategia de la compañía. Este

autor señala que el control de gestión se estructura en cuatro partes, estrategia

corporativa, estructura corporativa, centros de responsabilidad y sistemas

informativos, todo lo cual puede verse como un sistema integral.

En su Manual de Control de Gestión, Dupuy y Rolland (1992), plantean que “

toda información puede integrarse en el Control de Gestión y que éste puede

ejercerse en todos los niveles de la organización”.

En su libro “El Control de Gestión: una perspectiva de dirección”, Joan Amat

(1993), al referirse a este concepto, lo separa en una perspectiva formalizada y

una perspectiva amplia, ambas encargadas de asegurar que todas y cada una

de las actividades que se realicen en la empresa se desarrollen de la forma

más adecuada posible y contribuyan a la obtención de los objetivos generales

concebidos en la organización.

Por su parte Jaime Rigol Gasset, en su artículo “La Gestión y el Control”

(1994), define al Control de Gestión como “el conjunto de estudios y trabajos

basados en el examen metódico, parcial o total de los documentos de una

empresa con el fin de”:

- Tener seguridad que las cifras registradas son exactas.

- Tener la seguridad que en las cuentas en ellas figuradas está representada

la naturaleza de los asientos registrados y que reflejan fielmente la situación

de la empresa.

- Recoger de los documentos examinados toda clase de informes posibles, a

fin de formular una crítica del pasado y proponer modificaciones futuras.

En ese mismo artículo, el autor señala cómo el Control de Gestión reemplaza la

apreciación cualitativa y empírica por un análisis cuantitativo y global de la

empresa, poniendo a disposición de la dirección información contable y

estadística, permanentemente, para facilitar la gestión y la toma de decisiones.

Rigol Gasset completa su definición como sigue: “El control que pueda

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determinar si los hechos o las operaciones son conformes a los intereses de la

empresa, si la organización y los métodos son buenos o deben ser

modificados, si las decisiones tomadas lo han sido con pleno conocimiento de

todos los elementos de un problema dado, o si, por el contrario hubieran podido

ser tomadas iniciativas más favorables. En fin, si la gestión está concebida y

mantenida de forma correcta, vigilante y constructiva.”

“Este control que da la voz de alerta, que analiza, critica, aconseja, que en todo

momento y para toda clase de operaciones da a los dirigentes el fiel reflejo de

la vida de su empresa es el Control de Gestión”.

Simeone-Amat (1997) destacan que “el Control de Gestión se refiere al proceso

que resulta de la interrelación de un conjunto de elementos internos (formales e

informales) y externos a la organización que influyen en el comportamiento de

los individuos que forman parte de la misma".

Todas las definiciones referenciadas anteriormente permiten asegurar que un

Sistema de Control de Gestión es el soporte estratégico para proveer de

información a la gerencia para planificar, controlar, evaluar y tomar decisiones,

por lo que es indispensable que todos los responsables del mismo tengan una

visión clara de los trabajos que deben realizar, del subsistema que deben dirigir

y de los elementos a partir de los cuales deberán evaluar el funcionamiento de

ese subsistema y de los objetivos previstos.

En “El Controlling Moderno: base del Management” (1994), García Echevarría,

hace una interpretación moderna de este término, señalando que el “control es

futuro, globalidad frente a singularidad, es estrategia frente a operatividad, es

siempre actuación, sobre todo implica una fuerte incidencia en el

comportamiento económico de los sujetos de la empresa”.

El Control de Gestión es “el proceso de guiar la organización a través de

estándares viables de actividades en un medio ambiente de cambios” (Berry,

1995)

Carlos Mallo y José Merlo (1995) consideran que “en el mundo competitivo

moderno, el Control de Gestión constituye el conjunto de procedimientos que

orientan la gestión empresarial a la consecución del máximo valor de la

empresa para el cliente, que es la premisa necesaria para maximizar el valor

de la empresa para el accionista”.

Estos autores al hacer referencia al Control de Gestión como Sistema,

20

consideran que colabora en el funcionamiento adecuado de la gestión

empresarial, realizándolo mediante diferentes etapas:

“Establecimiento de objetivos jerarquizados de corto y largo plazo de la

empresa en relación con el análisis de la situación propia y del entorno

competitivo.

Establecimiento de planes, programas y presupuestos que cuantifiquen los

objetivos previsionales de las variables.

Establecimiento de la estructura organizativa, con las formas concretas de

ejecución y control de las tareas, así como la asignación de atribuciones y

responsabilidades.

Medición, registro y control de los resultados reales obtenidos.

Cálculo de las desviaciones mediante comparación entre los valores de los

objetivos previsionales y de los valores reales.

Proceso de explicación de los orígenes y causas de las desviaciones, que

den lugar a su correcta interpretación y, en su caso, a la adscripción de

responsabilidades.

Toma de las decisiones correctas de la situación, consistente tanto en

adoptar las mismas y en estimular a la organización a conseguir los

resultados. Esta última etapa implica el seguimiento de la implantación y

posterior valoración de las decisiones adoptadas”.

Las etapas anteriormente definidas, sustentan la amplitud concedida

actualmente al concepto de Control de Gestión, que va más allá de la

verificación de las actividades desarrolladas para alcanzar un fin determinado,

considerando además aspectos cualitativos y cuantitativos de la gestión de la

organización y no sólo los aspectos contables, financieros.

La evolución que ha tenido el Control de Gestión en estrecha relación con el

desarrollo de las organizaciones y sus relaciones con el entorno, ha permitido

asegurar que “las empresas deben reexaminar sus estrategias de negocios y

determinar los factores claves del éxito en orden de competir

satisfactoriamente” (Mallo y Merlo, 1995), más que ocuparse solamente de los

aspectos que tradicionalmente ha considerado el Sistema de Control.

21

Todos los autores señalados, coinciden en destacar el papel del Control de

Gestión como base fundamental para el proceso de toma de decisiones y en

que actualmente es más amplio su nivel de actuación, lo que está

indisolublemente ligado a las características y exigencias del entorno en que se

desarrolla la organización, así como a su estructura, siendo más o menos

descentralizado en dependencia del tamaño, tipo y características de cada

empresa concreta.

Es necesario diferenciar el Control de Gestión del Control Operativo. El

primero, como se ha señalado, es la función mediante la cual la dirección se

asegura que los recursos obtenidos han sido utilizados eficaz y eficientemente

para alcanzar los objetivos de la organización, mientras el segundo pretende

que se desarrollen según lo previsto, tareas específicas, como por ejemplo

ocurre al ejercer el control de una línea de producción o de un equipo dentro de

ella.

Se reitera que actualmente cuando se hace referencia al Control de Gestión, se

está hablando de un ámbito de actuación mayor porque contempla a toda la

empresa, asegurando la marcha adecuada de la organización en su conjunto,

ofreciendo una visión global de la calidad de la gestión, tiene un carácter

estratégico.

Este Sistema tiene una gran influencia en el alcance de la identificación

subjetiva con la organización y necesariamente comunica determinados

valores, contribuyendo inclusive a sustentar o cambiar la cultura de la misma.

Su objetivo, como ya se ha planteado, es asegurar la marcha adecuada del

conjunto de la organización, efectuando una síntesis que permite ofrecer una

visión global de la calidad de la gestión realizada.

Todos los aspectos planteados sobre el referido concepto indican, que para

que se realice un Control de Gestión que lleve a resultados satisfactorios y que

corresponda a las necesidades de las organizaciones competitivas de hoy, el

controlador debe tener un conocimiento amplio de todas las actividades

internas de la empresa y del contexto externo, de la organización y sus

componentes, todo lo cual le permitirá tener una representación adecuada de

las condiciones reales en que se desempeña determinada actividad.

Para que los controles funcionen adecuadamente, deben ser hechos a la

medida de planes y puestos, de cada administrador y de su personalidad y de

22

las necesidades de eficiencia y eficacia de la empresa, debiendo estar

diseñados de forma tal que señalen las desviaciones en los puntos críticos,

para que así sean objetivos, flexibles y se adecuen al clima de la organización.

El Sistema de Control para que sea operativo tiene que interrelacionar su

estructura, el proceso que utiliza y la información que necesita, de forma tal que

estos aspectos se apoyen mutuamente para incrementar la eficacia del

sistema.

Aunque ese sistema debe ser estructurado atendiendo a las características

particulares de cada organización, es adecuado el planteamiento de Pérez-

Carballo Veiga (1990), que consideran que hay aspectos que de forma general

deben tenerse en cuenta para diseñar una estructura de control efectiva:

Naturaleza de las actividades: la empresa debe organizarse en torno a sus

factores claves de gestión, estableciéndolos como elementos prioritarios de

control.

Características del entorno: las particularidades del entorno en que se

desenvuelve la organización, la incertidumbre que el medio externo provoca y a

la que la empresa debe enfrentarse, son aspectos que influyen en el sistema

de control.

Estrategia de la empresa: la opción estratégica de posicionamiento

competitivo condiciona la estructura de control de una empresa para una

actividad determinada, ya que “la organización debe responder a las exigencias

de la estrategia porque es una opción que ordena los recursos para aplicar

planes formulados”.

Estructura de la organización: debe existir congruencia, homogeneidad entre

la estructura de control y la de la empresa.

Estilo de Dirección: “los rasgos personales del máximo directivo de la

empresa ejercerán una influencia decisiva sobre el funcionamiento del sistema

de control”, ya que del estilo de dirección dependerá la mayor o menor

centralización de las decisiones, lo que por supuesto influirá en la

estructuración que se defina para el modelo de control.

El conjunto de actividades que conforman el proceso de control, se desarrolla

en diferentes fases y teniendo en cuenta los aspectos que constituyen la

23

estructura de ese control, así como la información que generan las diferentes

áreas estructurales de la organización.

Para que la función de control cumpla su propósito, o sea, “motivar al conjunto

de la organización para que la compañía actúe hacia sus objetivos” (Pérez-

Carballo Veiga, 1990), este autor propone acertadamente, una serie de

requisitos generales:

1. Debe contar con el respaldo activo de la dirección de modo que sea

considerado por toda la organización como un instrumento sustancial del

proceso de gestión.

2. Es necesario que el sistema responda a la naturaleza y exigencias de las

actividades, incorporando cada responsable y la empresa en su conjunto,

los controles adecuados a los factores clave de su gestión.

3. Los controles deben orientarse a la acción, contemplando más el futuro que

el pasado, lo que significa que las desviaciones deben ser útiles para tomar

decisiones e inclusive que se puedan prever desviaciones.

4. La base del control debe apoyarse en los centros de responsabilidad,

evaluando el grado de cumplimiento de los objetivos por cada responsable.

5. Los objetivos deben estar claramente definidos y asignados, deben ser

relevantes, realistas y congruentes. Cada responsable debe participar en la

formulación y en el control del cumplimiento de los objetivos.

6. El sistema debe identificar las desviaciones rápidamente y prestar

preferente atención a las que tienen mayor relevancia, aunque sin dejar

totalmente de lado aquellas desviaciones menores o a las favorables.

7. Para garantizar que las actuaciones que se deriven del análisis de las

desviaciones sean eficaces, el período de control dependerá de las

características de cada área.

8. El sistema debe ser simple, económico y flexible, ya que no es la existencia

de muchos controles la que garantiza su eficacia, sino que sea

comprensible, útil, manejable y satisfaga las necesidades de control de la

organización

La gestión y el control empresarial (Blanco Dopico, Gago Rodríguez, 1995)

deben realizarse a todos los niveles con la finalidad de mantener la adaptación

24

a un entorno de cambios rápidos, utilizando para ello distintos componentes:

sistemas de ayuda a la toma de decisiones, sistemas de previsión y de

seguimiento a través de un esquema en el que la retroalimentación mejora la

toma de decisiones y completa el ciclo de control.

Debe señalarse además que el Sistema de Control de Gestión va a depender

del sector económico donde se desarrolle la actividad de la empresa y de su

posicionamiento estratégico.

Las empresas tienden a ser altamente individualizadas, cada una tiene sus

propias características, su cultura e idiosincrasia, inclusive su historia particular,

lo que dificulta la aplicación de soluciones generales a las particularidades de

una empresa en concreto, por lo que cada una debe diseñar sus sistemas de

gestión y de control, a la medida de sus necesidades.

El Control de Gestión utiliza diferentes procedimientos, instrumentos, que de

forma integrada conforman un sistema que reúne los controles más relevantes

de la organización y que permite influir de forma satisfactoria sobre los

distintos “rangos de responsabilidad de la empresa” (Pérez- Carballo Veiga,

1990).

Los instrumentos de control.

Existe una aparente heterogeneidad en lo referido a métodos e instrumentos de

control. Unos se refieren a procedimientos de actuación, otros evalúan la

calidad de la gestión, unos son a priori, otros a posteriori, pero tienen un

aspecto que es común a todos y es que persiguen actuar sobre las conductas

de las personas, de forma tal que su actuación permita alcanzar los objetivos

de la organización.

De hecho el control en la empresa se ejerce sobre las personas y no sobre las

cosas y es por esa razón que la función de control debe incorporar también los

aspectos de comportamiento de la organización.

Los procesos implican reacciones y actitudes de las personas que son las que

posibilitan la realización de los mismos, por lo que debe existir una motivación

adecuada que genere la necesaria disposición y creatividad para garantizar

que los objetivos sean de interés de todo el colectivo empresarial y como tal

cumplimentados con la responsabilidad y calidad requeridas.

25

Son diversos los mecanismos utilizados para ejercer el control en las

organizaciones y generalmente están relacionados, contribuyendo entre todos

a garantizar la calidad de ese proceso y en algunos casos inclusive induciendo

al autocontrol.

En cualquier caso, estos mecanismos deben garantizar que se cumplan las

características para que el sistema de control de la organización, sea efectivo,

o sea, (Benítez, Miranda, 1997):

Ser preciso y objetivo.

Estar concentrado en los puntos estratégicos.

Ser económico.

Estar integrado al flujo de trabajo

Ser flexible

Ser operativo.

Kaplan (1984) al analizar el desarrollo histórico del Control de Gestión, destaca

cómo la DuPont y la General Motors ya en 1925, habían desarrollado muchas

de las prácticas del Control de Gestión, destacando como tales, “la

descentralización empresarial, el ROI (Retorno sobre la Inversión) como

medida de rendimiento, los procedimientos formales de asignación de capital,

los ciclos presupuestarios y la planificación, los presupuestos flexibles, la

fijación de los precios según el ROI y el volumen estándar, los planes

incentivos y de participación en beneficios y una política de precios de

transferencia basada en los precios de mercado”.

Los instrumentos más conocidos son los cuantitativos, aunque como se ha

mencionado anteriormente, en la actualidad revisten una significativa

importancia las medidas cualitativas de control debido al entorno en que se

desarrolla la actividad empresarial y al decisivo papel de la competencia en el

mismo, así como a los diferentes sistemas de gestión que han surgido para dar

respuesta a las nuevas condiciones en que las empresas desarrollan sus

actividades.

Juan Pérez - Carballo Veiga (1990), en su libro “Control de Gestión

Empresarial”, hace referencia a que “el control de gestión utiliza una serie de

26

procesos, técnicas y procedimientos entre los que se incluye la información que

pueden y deben dar los sistemas contables” y además plantea entre los

principales instrumentos de control los siguientes:

- Manuales organizativos y de procedimientos.

- Intervención.

- Control Interno.

- Auditoría Interna.

- Auditoría Externa.

- Auditoría Operativa.

- Contabilidad Análitica.

- Control Presupuestario.

- Análisis de Ratios.

- Cuadro de Mando Integral

Amat (1993) considera que “en el proceso de control se pueden utilizar

mecanismos formales (planificación estratégica, formalización de la estructura

organizativa, sistema de control financiero) y no formales (ligados a los

aspectos psicosociales, culturales y sociales)”.

Es importante señalar que la utilización de indicadores no financieros para el

control de las operaciones no elimina la información financiera sobre costos en

las empresas, que es utilizada para las decisiones de planificación,

coordinación y asignación por parte de la alta dirección.

Puede afirmarse que una política de gestión de costos sistemática, proporciona

una alternativa de dirección que brinda fortaleza, más estabilidad y un potencial

crecimiento del negocio, porque facilita regularmente a la dirección, información

orientada a centrar su atención en los puntos en los que la eficiencia puede ser

mejorada, controlando el impacto global del negocio en la adquisición y el

consumo de recursos.

De manera general los aspectos abordados señalan la importancia que reviste

la utilización de un Sistema de Control de la Gestión adecuado, que responda a

las características y necesidades de cada empresa y esté en función de su

estrategia, contribuyendo a su eficiente desarrollo económico y al proceso de

27

toma de decisiones.

El mejoramiento de estos mecanismos, constituye uno de los objetivos

fundamentales del Perfeccionamiento Empresarial, tarea en que se encuentran

inmersas las empresas cubanas.

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Bibliografía

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